epístola xiv de san jerónimo «ad heliodorum monachum»

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  • 7/30/2019 Epstola XIV de san Jernimo Ad Heliodorum Monachum

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    Epstola XIVAd Heliodorum Monachum

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    Introduccin. Antecedentes.

    Al final de la peregrinacin.

    Estancia en el desierto. Heliodoro.

    Separacin de los amigos.

    El valor de la amistad.

    Estructura de la carta.

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    Siendo yo todava un joven, casi un nio, y cuando mededicaba a frenar con la austeridad del desierto losprimeros mpetus de mi edad desenfrenada, escrib a tuto, el santo Heliodoro, una carta exhortatoria, llena delgrimas y lamentos, en la que quise darle a entender lossentimientos del amigo abandonado. En aquella obra medeje llevar de las florituras propias de la edad y, comoan estaban frescos en m los estudios y reglas de laretrica, pint algunas cosas con el colorido tpico delescolar.

    SAN JERNIMO, Ad Nepotianum, De vita clericorum et monachorum, 1

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    1. Despus de haber recibido el bautismo y de estar untiempo en Italia, San Jernimo se retira a Aquilea enel ao 374 D.C

    2.De esta ciudad, probablemente con el mismo grupode amigos que fund la comunidad monacal en

    Aquilea, San Jernimo se dirige a Orienteatravesando las ciudades de Dacia, Ponto, Galacia,Capadocia, Silicia hasta llegar enfermo y exhausto aSiria

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    1. En Siria, una vez repuesto San Jernimo decide irse al

    desierto de Calcis donde vivir unos dos aos 375-

    377 D.C Inmensa soledad que, abrasada por losardores del sol, ofrece horrible asilo a los monjes (cfrCartas, 22,7 : I, 163)

    2. Es en este punto ao 375 D.C donde en Siria, el

    doctor de la Iglesia y San Heliodoro se separan.

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    1. San Jernimo tuvo en este lugar, contrario a lo que sepudiera pensar, una vida bastante intensa

    a)Trabajo epistolar: Carta a la virgen Eustoquia y la cartaXIV a Heliodoro

    b) Inicia estudio del hebreo y al mismo tiempo, empiezasus primeras traducciones de la Sagrada Escritura

    c) San Jernimo se ve implicado en la difcil situacin delcisma de Antioqua

    d) Es ordenado sacerdoteLa formacin del doctor, del apstol y del santo

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    Obispo y confesor de la antigua Altinum ciudad deItalia, clebre en la antigedaddestruida en partepor los hunos y despus arrasada por los Lombardos en568 D.C famosa por la belleza de su plazas, edificios yactividad econmica, ah muri el emperador Lucio

    Vero.

    Nace en Dalmacia

    Completa su formacin en Roma donde conoce a SanJernimo, regresa con l a Aquilea, ciudad en la queprobablemente fundaron una comunidad religiosa.

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    Heliodoro acompaa al Jernimo en su peregrinacin aOriente, que termina en Siria, donde ste terminamoribundo

    Heliodoro recibe un llamamiento por parte de su

    hermana para regresar a la ciudad de Aquilea y atendery educar al hijo de sta, llamado Nepociano, ms tardepresbtero

    Heliodoro regresa a Aquilea, atiende la formacin de

    Nepociano y es en este lugar donde recibe la carta XIV,donde Jernimo invita de varios formas a Heliodoro adejarlo todo

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    La amistad entre el estos dos santos es muy estrecha

    a) La formacin en Romab) el viaje a Siriac) el amor a Nepocianod) la expansin del Reino

    San Jernimo le dedicara a Heliodoro la traduccinque hizo aqul de los libros de Salomn al Latn. El dade la fiesta de San Heliodoro es el 6 de mayo.

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    1. Dolor del amigo en el desierto. Invitacin por escrito.2. Cesan las splicas y empiezan las recriminaciones: invitacin de

    Cristo (milicia).3. Trabas que retienen a Heliodoro: afecto a familiares y conocidos.4. El cristiano siempre sufre persecucin: diablo, lujuria, avaricia,

    vientre y pasin.5. La esclavitud de la idolatra (los pecados no son menos graves queella).

    6. Recomendaciones de quien ha sufrido. Tu caso no es el de los dems.7. El monje no puede ser perfecto en su patria.8. Uno es el caso del monje y otro el de los clrigos. Cualidades del

    sacerdocio.9. La dignidad eclesistica no hace al cristiano.10. Conclusin: Ningn atleta es coronado sin sudores.11. Dichoso el siervo a quien el Seor encuentre velando.

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    1. Como escritor, Jernimo destaca entre suscontemporneos y es, con sus luces y sombras, uno de losoccidentales que ms han influido en la literatura cristianaposterior. Las mentes ms claras de su poca, incluso elmismo S. Agustn, llegaron, finalmente a valorar en toda su

    importancia la obra impresionante emprendida porJernimo.2. En su correspondencia epistolar muestra dos facetasdiferentes. Adolece muchas veces de un cierto retoricismo,probablemente influencia de su formacin acadmica.

    Cuando escribe bajo la presin de situaciones que le afectanpersonalmente, encontramos un Jernimo espontneo y, entantas ocasiones, apasionado. En sus cartas a los amigos

    ntimos redacta pginas inolvidables por su ternura.

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    Deba yo callar? Pero no hubiera podido disimularframente lo que ardientemente deseaba. Deba rogartecon ms insistencia? Pero t no queras escuchar, porquet no amabas como yo. La amistad despreciada hace lonico que puede hacer: buscar ausente a quien no pudoretener cuando estaba presente.

    SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 1, pp. 14.

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    T que desdeaste a quien te rogaba, quiz escuches a quiente recrimina..

    SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 2, pp. 15.

    Cundo vas a salir t de tu alcoba al campo de batalla, de lasombra al sol? El cuerpo acostumbrado a la tnica no soportael peso de la coraza; la cabeza cubierta con el gorro de linorechaza el casco; y la mano delicada de tanto ocio se escuece

    con la tosca empuadura de la espada. Oye el llamamiento detu rey: El que no est conmigo, est contra m, y el que norecoge conmigo, desparrama.

    SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 2, pp. 15.

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    El afecto familiar, esa especie de ariete que combatecontra la fe, ha de ser repelido por el muro del Evangelio:Mi madre y mis hermanos son quienes hacen la voluntadde mi Padre, que est en los cielos Si creen en Cristo, queme ayuden a m, que voy a pelear por su nombre; si nocreen, que los muertos entierren a sus muertos.

    SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 3, pp. 16.

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    Nuestro adversario merodea como len rugiente quebusca a quien devorar, y t piensas en la paz? Con losricos se sienta al acecho, para matar a escondidas alinocente; sus ojos espan al pobre; acecha en suescondrijo como len en su madriguera; acecha al pobrepara robarle. Y t, futura presa de sus garras, te entregasal blando sueo a la sombra de rbol frondoso?. .SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 4, pp. 17.

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    La esclavitud de la idolatra no consiste nicamente enque uno tome incienso con la punta de sus dedos y loarroje al brasero, o haga libaciones de vino tomndolo dela ptera. nicamente negar que la avaricia es idolatraquien sea capaz de llamar justicia a la venta del Seorpor treinta monedas de plata; negar que hay sacrilegioen la deshonestidad quien profan los miembros deCristo, hostia viva y agradable a Dios, unindose en

    sacrlega promiscuidad a las vctimas de la inmoralidadpblica.

    SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 5, pp. 17-8.

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    Digo todo esto no como navegante experto que hasabido mantener intactas su nave y sus mercancas, ypreviene a quienes no saben de olas; sino que, comoquien acaba de ser arrojado a la orilla por un naufragio,

    con voz humilde (

    ). En aquel oleaje la Caribdis de lalujuria devora la salud; all la Escila sonriente de lasensualidad, con rostro de virgen, ofrece sus halagos parahacer naufragar el pudor. Aqu surge un litoral salvaje,donde el diablo como un pirata, con su cuadrilla, tienepreparadas las cadenas para los que va a capturar. No osfiis, no os consideris seguros.

    SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 6, pp. 18.

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    Un profeta no goza de estima en su patria. Me dirs:no busco el honor; me basta con mi conciencia.Tampoco el Seor buscaba, pues huy para no serproclamado rey por la multitud. Pero cuando no hay

    honor, hay desprecio; cuando hay desprecio es frecuentela injuria; cuando hay injuria hay tambin indignacin;cuando hay indignacin no hay paz; cuando no hay paz,el alma se desva a menudo de su propsito; y cuando,debido a la intranquilidad, se afloja en el fervor, ste irdisminuyendo en la misma medida, y una vez que hadisminuido, ya no puede ser considerado perfecto.

    SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 7, pp. 19.

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    Los clrigos apacientan las ovejas, yo soy apacentado;ellos viven del altar; a m, como a un rbol infructuoso,se me pone el hacha a la raz si no llevo mi ofrenda alaltar. Y no puedo alegar mi pobreza, viendo en el

    Evangelio a una anciana que echa en el cepillo del templolas dos nicas monedas que le quedaban. A m no me eslcito juzgar a nadie habiendo un presbtero delante; y si

    yo peco, l puede entregarme a Satans para perdicin

    de mi carne, de modo que mi espritu se salve.SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 8, pp. 20.

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    El centurin Cornelio, siendo an pagano, es inundadopor el don del Espritu Santo; Daniel, nio an, juzga alos ancianos; Ams estaba recogiendo zarzamoras, y derepente es constituido profeta; David, siendo pastor, es

    elegido rey; al menor de sus discpulos Jess lo amabams que a ningn otro. Hermano, sintate ms abajopara que, si viene otro inferior a ti, seas invitado a subirms alto. Sobre quin descansa el Seor sino sobre elhumilde y el pacfico, y sobre quien teme por sus propiaspalabras? A quin se da ms, se le exige ms. Lospoderosos sern poderosamente atormentados.

    SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 9, pp. 21-2.

  • 7/30/2019 Epstola XIV de san Jernimo Ad Heliodorum Monachum

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    Es posible dejar la carga del cuerpo y volar al puro fulgor delcielo. Temes la pobreza? Cristo llama bienaventurados a lospobres. Te asusta el trabajo? Ningn atleta es coronado sinsudores. Te preocupa la comida? La fe no siente el hambre!Tienes miedo de dejar caer sobre la dura tierra tus miembrosextenuados por el ayuno? A tu lado yace el Seor. Tehorroriza la descuidada cabellera de una cabeza sucia? Tucabeza es Cristo. Te aterra la inmensidad infinita deldesierto? Pasate en espritu por el paraso. Siempre quesubas all con el pensamiento, dejars de estar en el desierto.Que la piel se pone spera por falta de baos? El que se halavado una vez en Cristo no necesita volverse a baar! .

    SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 10, pp. 22-3.

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    Cuando llegue el Seor a juzgar, el mundo dar gemidos dedolor; (). Se presentar Jpiter con su prole, y entonces sque ser verdaderamente de fuego; tambin ser trado elnecio Platn con sus discpulos; a Aristteles no le valdrn denada sus argumentos. Entonces t, rstico y pobre, saltars

    de gozo, reirs y dirs: He aqu a mi Dios, el que fuecrucificado; he aqu el juez, el que, envuelto en paales, lloren un pesebre. Este es el hijo del artesano y de la jornalera;ste, el Dios que, llevado en el regazo de su madre, huy deun hombre a Egipto(). Contemplad el cuerpo, a ver si es elmismo que decais que se llevaron sus discpulos en el secretode la noche. Hermano, si deseas poder decir tales cosas yestar presente a este espectculo, qu esfuerzo puedeparecerte duro ahora?.

    SAN JERNIMO, Ad Heliodorum Monachum, 11, pp. 23.