envejecimiento y sistema inmune

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ENVEJECIMIENTO Y SISTEMA INMUNe. Consideraciones generales. El sistema inmunitario ayuda a proteger el cuerpo contra sustancias extrañas o dañinas. Los ejemplos son bacterias, virus, toxinas, células cancerígenas y la sangre o tejidos de otra persona. El sistema inmunitario produce células y algo llamado anticuerpos que destruyen estas sustancias nocivas. La inmunosenescencia es un proceso complejo que involucra múltiples cambios en las poblaciones linfocitarias. Estos cambios en el adulto mayor incrementan la incidencia y severidad de las enfermedades infecciosas y algunos cánceres. Estos eventos se han asociado con una disminución gradual de las funciones del sistema inmunitario. Algunos de ellos son: Cambios con la edad y sus efectos sobre el sistema inmunitario. A medida que se envejece, el sistema inmunitario cambia y no trabaja tan bien: Es más lento para responder. Esto aumenta el riesgo enfermarse. Es posible que las vacunas antigripales u otras vacunas no funcionen tan bien ni lo protejan durante el tiempo que se esperaba.

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Page 1: Envejecimiento y Sistema Inmune

ENVEJECIMIENTO Y SISTEMA INMUNe.

Consideraciones generales.

El sistema inmunitario ayuda a proteger el cuerpo contra sustancias extrañas o dañinas. Los

ejemplos son bacterias, virus, toxinas, células cancerígenas y la sangre o tejidos de otra

persona. El sistema inmunitario produce células y algo llamado anticuerpos que destruyen

estas sustancias nocivas.

La inmunosenescencia es un proceso complejo que involucra múltiples cambios en las

poblaciones linfocitarias. Estos cambios en el adulto mayor incrementan la incidencia y

severidad de las enfermedades infecciosas y algunos cánceres. Estos eventos se han

asociado con una disminución gradual de las funciones del sistema inmunitario. Algunos de

ellos son:

Cambios con la edad y sus efectos sobre el sistema inmunitario.

A medida que se envejece, el sistema inmunitario cambia y no trabaja tan bien: 

Es más lento para responder. Esto aumenta el riesgo enfermarse. Es posible que las

vacunas antigripales u otras vacunas no funcionen tan bien ni lo protejan durante el

tiempo que se esperaba.

Se puede presentar una enfermedad autoinmunitaria. Se trata de una enfermedad en

la cual el sistema inmunitario ataca por error y destruye los tejidos sanos del cuerpo.

La curación también es lenta en las personas mayores. Hay menor número de

células inmunitarias en el cuerpo para lograr la curación.

La capacidad del sistema inmunitario para detectar y corregir defectos celulares

también declina. Esto puede ocasionar un aumento del riesgo de cáncer. 

Prevención. 

Para disminuir los riesgos relacionados con el envejecimiento y el sistema inmunitario: 

Page 2: Envejecimiento y Sistema Inmune

Aplicar las vacunas contra la gripe y la neumonía y otras vacunas recomendadas por

el médico.

Hacer ejercicio. El ejercicio ayuda a reforzar su sistema inmunitario.

Comer alimentos saludables. Una buena nutrición mantiene el sistema inmunitario

fuerte.

No fumar. Fumar debilita el sistema inmunitario.

Reducir el consumo de alcohol. Preguntar al médico cuál es el nivel seguro de

alcohol.

Utilizar medidas de seguridad para evitar caídas y lesiones. Un sistema inmunitario

débil puede demorar la recuperación de caídas y lesiones.

A medida que se envejece, se experimenta otros cambios, entre ellos:  

En la producción de hormonas: El hipotálamo se encuentra ubicado en el cerebro y

produce hormonas que controlan las demás estructuras en el sistema endocrino. La

cantidad de estas hormonas reguladoras permanece casi igual, pero la respuesta por

parte de los órganos endocrinos puede cambiar a medida que envejecemos.

Efecto de los cambios.

En términos generales, algunas hormonas disminuyen, algunas aumentan y otras

permanecen invariables con la edad. Entre las que usualmente disminuyen están:

Aldosterona

Calcitonina

Hormona del crecimiento

Renina

En las mujeres, los niveles de estrógeno y prolactina generalmente disminuyen de manera

considerable.

Page 3: Envejecimiento y Sistema Inmune

Las hormonas que permanecen invariables o que sólo disminuyen ligeramente abarcan:

Cortisol

Epinefrina

Insulina

Hormonas tiroideas T3 y T4

Los niveles de testosterona generalmente disminuyen un poco a medida que los hombres

envejecen.

Entre las hormonas que se pueden incrementar están:

Hormona foliculoestimulante (FSH)

Hormona luteinizante (LH)

Norepinefrina

Hormona paratiroidea.

En órganos, tejidos y células.

Las células conforman los pilares fundamentales de los tejidos. Todas las células

experimentan cambios a raíz del envejecimiento, se hacen más grandes y poco a poco

pierden la capacidad de dividirse y multiplicarse. Entre otros cambios están el incremento

en los pigmentos y las sustancias grasas dentro de la célula (lípidos) y muchas células

pierden su capacidad funcional o comienzan a funcionar de manera anormal.

A medida que continúa el envejecimiento, los productos de desecho se acumulan en el

tejido. En muchos tejidos, se acumula un pigmento graso pardo denominado lipofucsina

(La lipofucsina es un pigmento marrón que queda de la descomposición y absorción de los

glóbulos sanguíneos dañados.) como lo hacen otras sustancias grasas.

El tejido conectivo cambia volviéndose más inflexible, lo cual hace a los órganos, vasos

sanguíneos y vías respiratorias más rígidas. Las membranas celulares cambian, razón por la

cual muchos tejidos tienen más dificultad para recibir el oxígeno y los nutrientes y eliminar

el dióxido de carbono y los desechos.

Page 4: Envejecimiento y Sistema Inmune

Muchos tejidos pierden masa, proceso que se denomina atrofia. Algunos tejidos se vuelven

tumorales (nodulares) o más rígidos.

Los órganos también cambian a medida que uno envejece debido a las alteraciones en las

células y los tejidos. Los órganos que envejecen pierden su función de manera lenta. La

mayoría de las personas no nota esta pérdida, debido a que uno rara vez necesita utilizar los

órganos a su máxima capacidad.

Los órganos poseen una capacidad de reserva para funcionar más allá de las necesidades

comunes. Por ejemplo, el corazón de una persona de 20 años es capaz de bombear

aproximadamente 10 veces la cantidad que realmente se necesita para mantener el cuerpo

vivo. Después de los 30 años de edad, se pierde en promedio el 1% de esta reserva cada

año.

Los cambios más significativos en la reserva orgánica se dan en el corazón, los pulmones y

los riñones. La cantidad de reserva perdida varía entre personas y entre diferentes órganos

de la misma persona.

CAMBIOS EN LA PRODUCCIÓN DE CÉLULAS.

Médula ósea.

Las diferentes células del sistema inmunitario se renuevan constantemente a partir de las

denominadas "células madre hematopoyéticas o pluripotenciales", que tienen la capacidad

de diferenciarse y producir todos los tipos celulares encontrados en la sangre, además de

mantener una actividad de autorrenovación. Las células madre representan

aproximadamente el 0.01% de la celularidad que encontramos en la médula ósea. Conforme

aumenta la edad, se ha observado una disminución en la capacidad de autorrenovación de

estas células madre hematopoyéticas; sin embargo, esto no se traduce en un cambio en los

parámetros hematológicos basales encontrados en adultos mayores. La actividad

hematopoyética de la médula ósea, cuando es evaluada a través de la expresión de

marcadores de proliferación celular (como la molécula Ki-67), muestra su nivel máximo en

Page 5: Envejecimiento y Sistema Inmune

la edad adulta para, posteriormente, disminuir de manera gradual y es posible encontrar una

disminución en la celularidad medular en edades muy avanzadas. Estos cambios

observados en la celularidad pueden ser en parte secundarios a modificaciones en el

microambiente, de modo que se deben considerar las citocinas producidas por las células

del estroma medular. Un ejemplo de esto es la menor producción de IL-7 por las células

estromales de la médula ósea que puede modificar directamente la producción de linfocitos

B.

Linfocitos t.

El timo es un órgano esencial para el adecuado abastecimiento de linfocitos T, tanto en

animales como en humanos.; sin embargo, el timo no contiene células madre, por lo que

estas células deben ser proveídas periódicamente a partir de precursores derivados de la

médula ósea. En la edad adulta, gran parte del parénquima tímico ha sido reemplazado por

grasa  Este fenómeno tiene implicaciones en el mantenimiento del repertorio de linfocitos T

que no han tenido contacto con el antígeno (vírgenes) por lo tanto, se ha observado que en

la edad avanzada hay una importante reducción en la concentración de linfocitos T con

fenotipo de vírgenes.

Se han descrito diversos cambios asociados con la involución tímica, entre los más

estudiados tenemos la reducción en el número total de linfocitos T vírgenes, secundario con

la disminución en la timopoyesis, y el incremento en el número de linfocitos T que ya

tuvieron contacto con el antígeno y se transformaron en células de memoria.

Linfocitos T vírgenes.

Existe evidencia que indica que la timopoyesis continúa a lo largo de la vida, esto a pesar

del progresivo reemplazamiento que sufren los diferentes espacios anatómicos tímicos por

grasa. Aunque la timopoyesis provee continuamente de linfocitos T con fenotipo de

vírgenes al sistema inmunitario, la frecuencia de linfocitos T vírgenes es reducida conforme

Page 6: Envejecimiento y Sistema Inmune

se incrementa la edad. El efecto de una reducción de linfocitos T vírgenes en sangre

periférica, es el empobrecimiento en el Repertorio total de linfocitos T, lo cual puede llevar

a una limitada respuesta hacia los nuevos antígenos.

Linfocitos T de memoria.

El envejecimiento del sistema inmunitario genera cambios en el repertorio de los linfocitos

T.

Diferentes subpoblaciones de linfocitos T modifican su fenotipo durante el envejecimiento,

incrementando la proporción de linfocitos T de memoria, esto como una consecuencia de la

experiencia inmunológica que se adquiere conforme se incrementa la edad. Aunque los

linfocitos T con fenotipo de memoria se incrementan con la edad, existe poca evidencia que

sugiera que su función es alterada. Sin embargo, uno de los cambios cualitativos más

relevantes que se han descrito en la población de linfocitos T de memoria es la aparición de

múltiples expansiones clonales dentro de los linfocitos T CD8+. Asimismo, de manera

interesante se ha observado que estas células pierden moléculas co-estimuladoras como

CD40L y CD28. La disminución en la expresión de CD28 refleja una respuesta

compensatoria que establece el sistema inmunitario durante el envejecimiento para

enfrentar la continua estimulación antigénica. El acortamiento en la longitud de los

telómeros, así como la pobre respuesta proliferativa, son otras de las características que

podemos observar en los linfocitos T CD8+ que han perdido moléculas co-estimuladoras.

Linfocitos B.

Los cambios inmunológicos en el repertorio y desarrollo de los linfocitos B que se han

asociado al proceso del envejecimiento incluyen cambios en las especificidades de los

anticuerpos, de antígenos extraños hacia autoantígenos, cambios en los isotipos de los

anticuerpos, por ejemplo, de inmunoglobulina G (IgG) a inmunoglobulina M (IgM), y

cambios en las afinidades de los anticuerpos, de alta a baja afinidad.

Page 7: Envejecimiento y Sistema Inmune

Nuevas evidencias que demuestran que la generación de anticuerpos específicos en

respuesta con prácticamente todas las vacunas, disminuye con la edad.

El hecho de que la producción de anticuerpos dirigidos contra antígenos extraños o

exógenos es menor en el adulto mayor que en los individuos jóvenes, llevó a generar la idea

de que en la vejez se desarrolla un estado de inmunodeficiencia. Sin embargo, esta

inmunodeficiencia no es secundaria a una menor producción de anticuerpos, sino a que los

anticuerpos producidos contra antígenos exógenos se encuentran disminuidos, mientras que

la producción de anticuerpos dirigidos contra antígenos propios está incrementada. A pesar

de la presencia de estos defectos en la inmunidad humoral hacia antígenos exógenos, no se

han encontrado alteraciones en la concentración sérica de las inmunoglobulinas

La mayor parte de los anticuerpos encontrados en grandes concentraciones en adultos

mayores fueron específicos para DNA, inmunoglobulinas y tiroglobulina. Con estas

observaciones fue poco claro poder diferenciar entre dos circunstancias particulares: la gran

producción de autoanticuerpos, Incremento en la concentración de IgM de tipo monoclonal.

Una gran proporción de esta IgM tiene especificidad por autoantígenos.

Células citotóxicas naturales.

Las células citotóxicas naturales (NK) (natural killer, por sus siglas en inglés) humanas

representan una población de linfocitos que son el componente fundamental en la respuesta

inmunitaria innata contra una gran variedad de microorganismos patogénicos y células

tumorales. Originalmente, las células NK fueron descritas como un grupo de linfocitos

grandes granulares capaces de lisar ciertas líneas de células tumorales sin una

sensibilización antigénica previa. Los mecanismos que pueden mediar esta lisis celular son

diversos, entre los más importantes se encuentra la vía de citotoxicidad dependiente de

gránulos como perforinas y granzimas que dañan al DNA o la vía de CD95/CD95L. Estas

células NK no son sólo citotóxicas, sino que tienen la capacidad de secretar citocinas como

IFN-γ, TNF-α y GM-CSF, así como las quimiocinas MIP-1β y RANTES. Las células NK

expresan receptores de activación (FcεR1γ, DAP10 y 12) o inhibición (CD94, NKG2A, B)

Page 8: Envejecimiento y Sistema Inmune

sobre la superficie. Estos receptores generan señales intracelulares que pueden llevar a

ejercer o no su función citotóxica.

El estudio de la respuesta inmunitaria en el adulto mayor ha mostrado que el proceso de

envejecimiento no sólo afecta la respuesta de los linfocitos T y B, sino que involucra varios

aspectos de la inmunidad innata. Diferentes autores han demostrado modificaciones en el

número, fenotipo y función de las células NK en el adulto mayor. El porcentaje de células

que expresan marcadores característicos de células NK se incrementa de manera importante

con la edad cuando se compara con individuos jóvenes. La capacidad citotóxica de las

células NK ha sido ampliamente analizada y diferentes autores han encontrado que esta

citotoxicidad no se afecta de una manera significativa en el envejecimiento Sin embargo,

cuando se analiza la producción de citocinas como IFN-γ se ha observado disminución en

su producción. Por lo anterior, se ha propuesto que esta producción disminuida de IFN-γ

puede deberse a una pérdida parcial de la afinidad del receptor de IL-2 en la célula NK,

como consecuencia de la disminución en la concentración de IL-12 durante el proceso de

envejecimiento.

INMUNOSENESCENCIA Y ENFERMEDAD.

Infecciones.

El deterioro en la función inmunitaria asociado con el proceso de envejecimiento se

denomina inmunosenescencia. Se ha descrito que ésta contribuye de manera importante a la

mayor morbimortalidad observada en los adultos mayores, con mayor incidencia de

infecciones del tracto respiratorio y urinario, endocarditis, septicemia y tuberculosis. La

tuberculosis y el herpes zoster son patologías cuya incidencia se incrementa en el adulto

mayor debido a la reactivación de infecciones previamente controladas. Lo anterior puede

ser consecuencia de la disminución en la producción del factor de necrosis tumoral alfa

(TNF-α). Dado que los linfocitos T CD8+ desarrollan un papel fundamental ante las

Page 9: Envejecimiento y Sistema Inmune

infecciones por patógenos que viven dentro de las células, podríamos considerar que los

adultos de edad avanzada tienen una protección menor contra estos microorganismos,

especialmente contra virus.

La función fagocítica es el principal mecanismo a través del cual el sistema inmunitario

elimina a la mayoría de los microorganismos patogénicos extracelulares y las principales

células que median esta función son los macrófagos y los granulocitos polimorfonucleares.

La función de los macrófagos y granulocitos se modifica conforme incrementa la edad.

Cáncer.

La incidencia de cáncer aumenta de manera exponencial conforme se incrementa la edad,

siendo así la segunda causa de muerte en Estados Unidos. El 60% de todos los casos de

cáncer que se observan en un año se presentan en adultos de más de 65 años de edad. El

deterioro en la función inmunitaria, junto con la pérdida de genes supresores de tumores, se

ha propuesto como una de las principales causas asociadas con este fenómeno. No obstante,

existe poca evidencia que demuestre una relación causa-efecto entre la inmunosenescencia

y la presencia de malignidad. Como parte del sistema inmunitario innato, las células NK

juegan un papel importante inhibiendo el crecimiento tumoral y metastásico. Se ha

demostrado que la reducción en la actividad citotóxica de las células NK de pacientes con

cáncer gástrico correlaciona con el volumen tumoral, la actividad metastásica y el pobre

pronóstico a corto plazo.

Autoinmunidad.

Conforme envejece el ser humano, los procesos inmunológicos que se encargan de

preservar la tolerancia inmunitaria pueden fallar, lo cual tiene como resultado el desarrollo

de autoinmunidad. Diferentes cambios en el sistema inmunitario innato pueden favorecer el

desarrollo de autoinmunidad. Ésta puede ser fisiológica en el estado de envejecimiento o la

manifestación de un proceso patológico de origen autoinmune. Es por este motivo que

Page 10: Envejecimiento y Sistema Inmune

resulta importante enfatizar que la autoinmunidad no es sinónimo de enfermedad

autoinmune. Generalmente, las enfermedades autoinmunes comienzan de manera más

temprana en la vida de los individuos.

 El sistema inmunitario es la protección endógena primaria contra una enorme

variabilidad de agresiones externas. Muchas de las funciones puntuales de este sistema

desaparecen con la edad por mecanismos que aún no se conocen por completo. Aunque

cada vez existe más evidencia de que el estado nutricional es crucial en la involución, en

este artículo los autores sólo analizan los mecanismos posiblemente involucrados en la

reducción de la reactividad inmune en el contexto del envejecimiento.

ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA INMUNE.

El sistema inmune está integrado por una variedad de poblaciones celulares circulantes o

residentes en tejidos, capaces de producir un gran número de citoquinas y mediadores. La

respuesta puede ser innata o inespecífica y específica o adquirida, esta última

habitualmente clasificada como celular o humoral. Los macrófagos y los monocitos son

células presentadoras de antígenos y también son capaces de fagocitar y, posiblemente,

destruir patógenos, opsonizados o no con anticuerpos. En las respuestas celulares

participan básicamente linfocitos que derivan del timo (T) y su función esencial es la de

destruir células infectadas por virus y algunas bacterias u hongos intracelulares. Además

son esenciales en la protección contra tumores, en la prevención de la autoinmunidad y en

el rechazo de injertos. En las respuestas humorales participan básicamente los linfocitos

derivados de médula ósea (B). Sin embargo, cabe destacar que los dos tipos de células

están involucrados en ambas respuestas. Por ejemplo, la producción de anticuerpos por

parte de linfocitos B requiere la colaboración de linfocitos T y los primeros pueden actuar

como células presentadoras de antígenos en las respuestas efectoras celulares. Asimismo,

los anticuerpos son importantes en algunas reacciones de citotoxicidad.

Page 11: Envejecimiento y Sistema Inmune

Modificaciones en los linfocitos T durante el envejecimiento.

En el hombre, las transformaciones se inician durante la adolescencia, con la involución

del timo y la pérdida de sus hormonas, como la timosina. A pesar de la atrofia tímica, la

influencia del timo sigue siendo crucial para optimizar la función inmunitaria, al menos

hasta la sexta década de la vida. Durante el envejecimiento hay pérdida de células

precursoras, potencialmente capaces de generar linfocitos T, fenómeno que se acompaña

de declinación en la cantidad de células nativas y de aumento de las células de memoria

que se acumulan en el compartimiento de linfocitos CD4+ y CD8+. Las células nativas en

animales envejecidos producen mayor cantidad de interleucina (IL) 2, pero este exceso

habitualmente no compensa la declinación funcional general.

Uno de los cambios primeramente descritos durante el envejecimiento es la disminución

de la capacidad de proliferación de los linfocitos a estímulos específicos e inespecíficos.

La respuesta proliferativa desciende considerablemente con la edad, aun en personas

sanas. El gen de la proteína p53 -un regulador importante de la apoptosis- se expresa

menos en las células T de donantes de edad avanzada.

Los linfocitos T colaboradores (T helper, Th) tienen menos capacidad de generar células

efectoras citotóxicas que participan en las reacciones de hipersensibilidad retardada. En el

hombre, estos cambios tienen consecuencias clínicas, esencialmente en términos de

infecciones.

Por ejemplo, los ancianos tienen menos células T con capacidad de responder al antígeno

del virus de influenza y la respuesta citotóxica a la vacuna es menor que en adultos

jóvenes.

Los ratones viejos son más susceptibles a presentar neumonía luego de la inhalación de

virus vivo de influenza, a pesar de la inmunización previa. En estos animales, la respuesta

citotóxica T está alterada y el anticuerpo que aparece luego de la vacunación no es eficaz.

La reactividad celular contra el virus herpes también declina con la edad y esto explica la

mayor frecuencia de reactivación viral en sujetos de más de 75 años.

Las células T de personas ancianas colaboran en forma alterada con los linfocitos B en la

producción de anticuerpos y en las respuestas supresoras, de allí la mayor incidencia de

autoanticuerpos en sujetos de edad avanzada.

Page 12: Envejecimiento y Sistema Inmune

Modificaciones en los linfocitos B.

El número de células B no parece modificarse en forma sustancial con la edad pero hay

cambios en la relación entre la expresión de inmunoglobulina de superficie y de

moléculas de histocompatibilidad de clase II. Los estudios en ratones mostraron cambios

estructurales en las membranas de los linfocitos B y menor capacidad de los precursores

de médula ósea de generar células B. Asimismo, estas últimas responden menos a

mitógenos y a antígenos. En este último caso, el fenómeno depende en parte de la

colaboración alterada por parte de linfocitos T. También se produce una transformación

en la capacidad de reconocimiento de antígenos atribuible a las modificaciones en el

repertorio de células B durante el envejecimiento.

En esta etapa de la vida se compromete la respuesta de anticuerpos primaria y secundaria,

tal como lo demostraron experimentos con estimulación con hemocianina y con toxoide

tetánico. Aun un mes después de la inmunización con este último antígeno, las personas

de edad avanzada tienen un nivel significativamente más bajo de anticuerpos. Estas

alteraciones obedecen en parte a la declinación en la función de las células T pero también

a compromiso funcional intrínseco de los linfocitos B.

Cambios en la función de macrófagos.

Los macrófagos actúan primariamente como células presentadoras de antígenos que

procesan e inician la cascada de eventos característicos de las respuestas inmunes de

adaptación. Al igual que los estudios con precursores T y B, los trabajos en ratones

indican que las células precursoras son ineficaces para dar lugar a precursores de linaje

macrofágico y monocítico. Si bien los primeros estudios sugirieron que la capacidad de

producir citoquinas no estaba alterada en individuos de más edad, la evidencia más

reciente sugiere un descenso en la capacidad de producción de IL-1 ante la estimulación

con mitógenos. Las células T de individuos seniles responden en forma más vigorosa

cuando los macrófagos son reemplazados por otras fuentes de activación, como IL-2 u

otros activadores. Asimismo, el agregado de macrófagos de individuos jóvenes se

acompaña de una restauración casi completa de las respuestas T en la mayoría de los

casos. De esta forma es posible que el efecto se encuentre básicamente en la

Page 13: Envejecimiento y Sistema Inmune

comunicación entre macrófagos y células T. Los monocitos de individuos de edad

avanzada ejercen menos citotoxicidad contra diversas líneas celulares y muestran menor

producción de intermediarios reactivos de oxígeno y de IL-1.

Cambios en las células asesinas naturales (NK).

Los linfocitos NK difieren de las células T citotóxicas por su capacidad de lisar blancos

sin necesidad de sensibilización antigénica previa. Las células asesinas activadas por

citoquinas (LAK) son células NK altamente activadas capaces de destruir líneas celulares

resistentes a las NK. Los linfocitos NK de ratones muestran una declinación en la

habilidad de destruir células esplénicas a medida que envejecen. Aunque los resultados de

estudios en el hombre han sido discordantes, hay evidencia de que el número de células

NK aumenta con la edad mientras que la actividad desciende en forma paralela.

Asimismo, la necesidad de activación por interferón parece ser mayor.

Cambios en el ADN.

Los cromosomas de células T de adultos son más frágiles que los de sujetos jóvenes y

algunas regiones en el cromosoma X parecen ser más susceptibles a las agresiones

químicas. Los cambios explicarían en parte la mayor vulnerabilidad del sistema inmune a

la radiación por mayor fragilidad y por menor capacidad de reparación. Los estudios más

recientes sugieren que la metilación del ADN declina con la edad y esto podría asociarse

con mayor reactividad autoinmunitaria. Cada vez hay más evidencia del daño que ejercen

los radicales libres sobre el ADN y este fenómeno sería responsable, en parte, de la mayor

frecuencia de neoplasias en personas seniles.

Cambios en la activación celular y en la transducción de señales.

La respuesta proliferativa de las células T a varios estímulos es consecuencia de una

compleja red de interacciones entre macrófagos, linfocitos T y otras células accesorias.

Los mitógenos o los antígenos procesados por células presentadoras de antígenos se unen

a receptores de linfocitos T. Dicha unión activa a la fosfolipasa C con fragmentación del

fosfatidilinositol de la membrana y liberación de inositol bifosfato, inositol trifosfato y

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diacilglicerol. Los fosfatos de inositol elevan el calcio intracelular, con lo cual se abren

los canales de calcio. El diacilglicerol se une y activa la proteinquinasa C. La activación

de proteinquinasas se asocia con la transcripción de genes que codifican citoquinas, como

IL-2.

Los estudios murinos revelaron menor metabolismo del calcio intracelular y proliferación

defectuosa. En conjunto, las modificaciones se traducen en una desviación con mayor

formación de células de memoria, más resistentes a los mitógenos y con menor capacidad

de producir y de responder a la IL-2. El nivel y la duración de la activación de la

proteinquinasa por mitógenos se reducen significativamente en humanos adultos. La

activación de la proteinquinasa C se reduce en linfocitos T y B de adultos seniles; la

transcripción de factores nucleares también disminuye, probablemente por alteración en

las señales de transducción.

Cambios en la producción y respuesta a macromoléculas.

La prostaglandina E2, un metabolito del ácido araquidónico, es un fuerte inhibidor de la

proliferación de células T en el hombre. El efecto parece ser mayor aun en personas de

más de 70 años. La eliminación de los monocitos que producen dicha prostaglandina o el

agregado de drogas que bloquean su síntesis restaura la respuesta linfocitaria en sujetos

adultos. Estas células también son menos sensibles a la inhibición por histamina e

hidrocortisona en comparación con linfocitos de individuos de menos edad.

Varios laboratorios mostraron menor producción de IL-2 luego de la estimulación con

mitógenos, menor expresión de receptores para IL-2 y reducción de la proliferación de

células T en respuesta a la IL-2. Sin embargo, la evidencia en animales hace suponer que

el escenario es bastante más complejo y los hallazgos de otros estudios no son

coincidentes.

Los autores recuerdan que la IL-1 y la IL-2 intervienen esencialmente en la activación,

reclutamiento y proliferación de linfocitos T. Una vez que estas células se activan

producen una variedad de factores de crecimiento y de diferenciación como IL-4, IL-6 e

interferón (IFN) GAMMA. La información global sugiere que la producción y la reacción

Page 15: Envejecimiento y Sistema Inmune

a varias citoquinas -como IL-1 y factor de necrosis tumoral ALFA- se alteran en personas

de edad avanzada. La producción de IL-4 también parece comprometerse.

La producción y sensibilidad de las células NK al IFN-GAMMA varía de un individuo a

otro. La mayor producción de esta citoquina, en algunos casos, podría ser consecuencia

del descenso de la afinidad por los receptores de IFN-GAMMA; por el contrario, las

células NK tienen mayor densidad de receptores para los otros dos tipos de interferón y

sufren apoptosis significativa. Sin embargo, se requiere mayor investigación para poder

integrar las múltiples observaciones experimentales. Por último, la producción de IL-8, un

fuerte factor quimiotáctico de neutrófilos, se reduce en linfocitos de personas de edad.

Deficiencia inmunitaria durante el envejecimiento y su relación con enfermedades.

La evidencia aún es escasa a pesar de que algunos estudios describieron asociación entre

algunas anormalidades inmunitarias y el estado de salud. El grupo de investigación del

Baltimore Longitudinal Aging observó que la declinación en el número absoluto de

linfocitos predecía mortalidad a los tres años en hombres ancianos. Por su parte, se ha

visto que los individuos ancianos con anergia (incapacidad de generar respuestas de

hipersensibilidad retardada) tienen mayor riesgo de mortalidad en comparación con los

sujetos que conservan la reactividad tardía a algunos antígenos. La incidencia de

neumonía también parece elevarse en estos individuos.

Las transformaciones inmunitarias que ocurren durante el envejecimiento normal podrían

permitir la aparición de ciertas neoplasias, pero la influencia parece ser más marcada aun

en términos de crecimiento y diseminación tumoral. Se constata arteriosclerosis y

enfermedad cardiovascular luego de muchos años de exposición a complejos inmunes

circulantes y a otras manifestaciones de autoinmunidad. La evidencia epidemiológica e

histopatológica también avala la teoría de que el sistema inmune participa en la

progresión de la arteriosclerosis. En todos estos casos, la influencia de la nutrición

también es crucial, señalan finalmente los expertos.