ensayo la fe católica romana siempre presente en la formación del estado salvadoreño
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Una visión eclesial de la ingerencia de la Iglesia en la Formación del Estado SalvadoreñoTRANSCRIPT
UNIVERSIDAD DON BOSCO
CENTRO DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
DOCTORADO EN TEOLOGÍA
SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN I
CATEDRÁTICO: DR. CARLOS GREGORIO LÓPEZ BERNAL
ENSAYO: LA FE CATÓLICA ROMANA: SIEMPRE PRESENTE EN LA
FORMACIÓN DEL ESTADO SALVADOREÑO
Elaborado por: David Jacob Romero García
ENERO, 2013
INDICE
Contenido Página
INTRODUCCIÓN 3
1. ¿Qué debemos entender por la Fe Católica Romana? 4
2. La Fe Católica Romana: parte integrante del estado salvadoreño 6
3. Hacia una nueva vivencia de la fe católica 10
CONCLUSIÓN 14
BIBLIOGRAFÍA 15
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INTRODUCCIÓN
El cometido fundamental del presente ensayo es afirmar que la Iglesia Católica
Apostólica y Romana ha estado siempre presente antes, durante y posterior a la
formación del estado salvadoreño, a pesar de las ideologías liberales y los actuales
movimientos post modernos. Y dicha permanencia ha estado en la elaboración
sistemática de los Catecismos, aparecido en forma obligatoria a partir del Concilio
de Trento.
Además la Iglesia Católica, no sólo ha estado presente desde la formación del
estado salvadoreño, sino que ha impregnado un parámetro de evaluación moral al
designar los criterios de la moral ciudadana, bajo los conceptos de bondad y
salvación individual. Estos conceptos están presentes en la conciencia moral de los
salvadoreños. Así lo afirma la encuesta del IUDOP en 2009 de la UCA.
Metodológicamente me fundamento en los artículos de las Constituciones Políticas
de El Salvador desde 1823 hasta la de 1886 para designar el cambio oficial del
gobierno de asumir una política liberal; pero en sentido práctico a pesar de la
prohibición del Gobierno de Rafael Zaldívar, las instituciones educativas han
seguido la enseñanza de la instrucción católica en la niñez y juventud salvadoreña
(fundamento de la tesis de Julián González Torres) y lo evidenciamos en la vida
social religiosa actual de los salvadoreños. Y para ir dando orden al objetivo del
ensayo tenemos que entender en qué consiste la Fe Católica, y ésta, sistematizada
a partir del Concilio de Trento (1566), y que prácticamente hay poco cambio en el
actual Catecismo (1992). Luego, brindar criterios que aluden a la continuidad de la
enseñanza moral católica en todo el proceso de la conformación del estado
salvadoreño hasta nuestros días, aunque tengan un sesgo ideológico político de
conveniencia. Pero, en honor a la verdad y la justicia, es necesario colocar un
apartado crítico para evaluar si la enseñanza tradicional católica oficial ha
contribuido a una transformación social en pro de las mayorías explotadas y
marginadas.
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1. ¿Qué debemos entender por la Fe Católica Romana?
La fe es un vocablo que proviene del latín fides, que significa “lealtad o
confiabilidad”. Aunque para los cristianos, a tenor en 1ª Corintios 13, es una
forma de creer dando testimonio hasta el final de la vida.
En el cristianismo primitivo, la fe era el testimonio de vivir el Evangelio de
Jesucristo, predicado por los Apóstoles y fortalecido con el testimonio de los
mártires y santos y santas de la Iglesia1. Conforme pasó el tiempo, la fe se va
organizando a través de un compendio de datos, llamado Catecismo.
El término catecismo proviene del latín catechismus, emparentado con el verbo
latino catechizare –catequizar– que, a su vez, tiene sus raíces etimológicas en el
verbo griego Katejeo. En sentido profano original, viene del efecto de voz
producido por las máscaras que los actores griegos y romanos se ponían ante el
rostro en el teatro para hacer eco, resonar, de modo que la audición llegara
nítida a los espectadores. Por ende, se trata de que el aspirante repita las
fórmulas de fe transmitidas oralmente. En el Nuevo Testamento, usado en
diversas formas verbales, adquiere el significado en su sentido estricto de dar
una instrucción cristiana2.
En la época patrística, en que florece la institución catecumenal previa al
bautismo (siglos II al V), el vocablo catechizare se hace más preciso en su
contenido y señala la instrucción fundamental cristiana dada de palabra a
los catecúmenos o candidatos al bautismo (catequesis prebautismal) durante
todo el catecumenado hasta su culminación en los sacramentos de iniciación,
incluida la instrucción oral cristiana ofrecida a los neófitos o recién bautizados
(catequesis mistagógica)3.
Hacia el siglo VII, la práctica del bautismo en adultos se dejó, y se inició el
bautismo a infantes. Esto provocó la urgencia de escribir un compendio de los
1 Cfr. Aquino, Tomás. Summa. Theologica. III q. 71, ad 1 et 42 http://mercaba.org/DicTEO/catequesis.htm3 Ídem.
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datos de fe del Cristianismo. Hasta el siglo XVI, el Catecismo cobra carácter
oficial y obligatorio, explicando y exigiendo los siguientes elementos al iniciado:
el credo tridentino – conocido popularmente como el credo largo - , el
padrenuestro, el símbolo de los apóstoles, las virtudes y vicios más frecuentes,
la doctrina de los sacramentos, el modo de confesar los pecados y otras
fórmulas cristianas doctrinales4. Y este Catecismo Romano utilizaron los
misioneros en las nuevas tierras conquistadas en América. Por tanto, la
enseñanza y la práctica de lo normado en el catecismo no sólo aseguran una
vida santa y buena, sino la salvación individual para toda la eternidad. Y estos
conceptos: bondad y salvación son los elementos claves que quiero desarrollar
brevemente en el presente ensayo. Por consiguiente, a partir de este Catecismo
Romano, la Iglesia Católica institucionaliza las verdades de fe que un cristiano
debe conocer y practicar para ser parte de los elegidos por la Trinidad a la
salvación eterna, y además ser reconocido socialmente como persona buena.
El Catecismo Romano formulado en el Concilio de Trento asume el símbolo de
la fe sobre la Iglesia, que es una santa católica, apostólica (contra la reforma
protestante) y romana; la cual fue creada por Dios, en comunión con la trinidad;
y en este mundo representa un iglesia visible - “militante” (los que luchan en este
mundo contra las fuerzas del maligno) y otra invisible – “triunfante” (comprende a
los ángeles y a los hombres que ya disfrutan de las alegrías del cielo). Aparece
la Iglesia jerárquica, unida por la autoridad de Pedro. Y al final, el argumento que
la Iglesia es universal (abierta al diálogo con otros cristianos de otras
confesiones)5.
El catecismo de la Iglesia Católica, aprobado por Juan Pablo II el 11 de octubre
de 1992, mantiene los conceptos del Concilio de Trento:
En la lectura del “Catecismo de la Iglesia Católica” se puede percibir la admirable unidad del misterio de Dios, de su designio de salvación… Muerto y resucitado, está siempre presente en su Iglesia, particularmente en los
4 Cfr. Concilio de Trento: Decreto Chatechismus Romanus, promulgado por Pio V en 1566.5 Anton, Angel. El Misterio de la Iglesia. Evolución histórica de las ideas eclesiológicas. Tomo I. Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid, 1968. Pág. 772 – 784.
5
sacramentos; es la fuente de la fe, el modelo del obrar cristiano y el Maestro de nuestra oración6.
Por tanto, de forma doctrinal a la Iglesia Católica Apostólica y Romana le
interesa la formación de cristianos buenos según las costumbres evangélicas y
prepararlos para la salvación. Y permanecen los concepto del buen obrar
cristiano y la salvación individual.
Todos estos elementos doctrinales desde Trento serán enseñados y exigidos en
los años venideros, desde el siglo XVI hasta nuestros días; y aunque
contradictoriamente en el siglo XIX los gobiernos salvadoreños asumieron la
filosofía política liberal con respecto a la religión, nunca desapareció la
instrucción religiosa en El Salvador. Basta analizar que los mejores colegios
actuales pertenecen a Congregaciones Religiosas y se brinda instrucción
católica sacramental y moral.
2. La Fe Católica Romana: parte integrante de la moral salvadoreña
La historiografía ha concluido que los acontecimientos monárquicos en España y
los eventos emancipadores de América son parte de un mismo proceso, leyendo
los eventos que surgieron en 18087.
En febrero de 1808 las tropas napoleónicas invaden España y obligan abdicar
Rey Fernando VII. Napoleón transmitió la corona española a su hermano José;
pero los nobles españoles no asumieron ni respetaron la autoridad del nuevo
Rey, estableciendo las Juntas Supremas para gobernar en nombre del Rey
(1809)8. En marzo de 1812 se promulga la Constitución de Cádiz y comienza un
nuevo símbolo para España. Dos años más tarde regresa el Rey Fernando VII y 6 Juan Pablo II. Constitución Apostólica Fidei Depositum. Numeral 3, párrafo 5. Editorial Salesiana, San Salvador, 1992. Pág. 12.7 François- Xavier Guerra, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, Madrid, Mapfre, 19928 Giraudo, Laura. Ensayo: Del Rey a la Constitución y viceversa. Ceremonias públicas y conflictos políticos en Nueva España de 1808 a 1814.
6
anula la Constitución de Cádiz. En este breve periodo, entonces, la autoridad y
la población de la Nueva España en América juraron fidelidad a un rey que no
estaba gobernando (1808), a una Junta Central (1809), a un Consejo de
Regencia (1810), a una constitución liberal (1812) y nuevamente a un rey que
abolió la constitución (1814); pero en 1820 se da el levantamiento de Riego y se
vuelve a la Constitución de Cádiz9.
Todos estos acontecimientos permitieron iniciar procesos de emancipación
contra la Corona española, que culminaron en movimientos independentistas en
toda América; y El Salvador no es la excepción. Y en todos estos procesos
históricos, la Iglesia Católica jugó un papel protagónico evidente.
Volviendo a la temática que nos urge, en el Acta de Independencia de
Centroamérica se lee:
Que la religión católica que hemos profesado en los siglos anteriores, y profesaremos en los siglos sucesivos, se conserve pura e inalterable, manteniendo siempre el espíritu de religiosidad que ha distinguido siempre a Guatemala, respetando a los Ministros eclesiásticos, seculares y regulares, protegiéndoles en sus personas y propiedades10.
Desde el inició de la independencia, la fe en la Iglesia Católica es aceptada y
proclamada como la religión oficial. Y esto debido, en parte, por la actitud del
clero en los procesos de independencia. Al inicio los clérigos en Centroamérica
como en el resto del continente estarían divididos, pues los sacerdotes seculares
y regulares se mostraban más favorables e inclinados por la independencia;
mientras que los Obispos, debido a su compromiso por el rey, y en virtud del
patronato, mostraban una actitud más tímida, y a veces contraria a la
independencia, por lo menos en los primeros años a la revolución. Todo cambió
con la emancipación e independencia de los pueblos11.
9 Ibídem.10 Acta de Independencia de Centroamérica. Palacio Nacional de Guatemala. Septiembre 15 de 1821. Acuerdo Décimo.11 Ayala Benítez, Luis Ernesto. La Iglesia y la Independencia política de Centroamérica. El caso del Estado salvadoreño (1808 – 1832). Colección Investigación. Serie Bicentenario Editorial Universidad Don Bosco. San Salvador, 2011. Pág. 51.
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No es una coincidencia que las nuevas autoridades asuman a la Iglesia católica
como su religión oficial. Y se puede intuir por varias razones fundamentales: es
la religión que han heredado por tradición de sus padres (son hijos de
españoles), buena parte del clero apoyó los procesos independentistas, la
Iglesia Católica es parte de la identidad cultural y social del pueblo, y por
conveniencia política, ideológica y social, para generar un proceso pacífico en
donde el pueblo sólo sea espectador del proceso de independencia.
Especialmente en el caso salvadoreño12.
En el acta de independencia de 1823 se oficializa la Iglesia como religión del
estado: “La Religión del Estado es la misma que la de la República, a saber: la
C. A. R., con exclusión del ejercicio público de cualquiera otra”13.
También en la Constitución de 1841 se establece en el Título I, artículo 3 que la
Religión Católica es la que profesan los salvadoreños:
La Relijión Católica, Apostólica Romana, única verdadera, profesa el Salvador, y el Gobierno la protejerá con leyes sabias, justas y benéficas; pero se declara que todo hombre es libre para adorar a Dios según su conciencia, sin que ningún poder o autoridad pueda, con leyes, órdenes y mandatos, de cualquier naturaleza que sean, perturbar o violentar las creencias privadas.
En la Constitución de 1864 se mantiene la visión de aprobar y proteger a la
Iglesia: “La Religión Católica, Apostólica y Romana, única verdadera, profesa El
Salvador, y el Gobierno le dará toda protección14”.
Hay un cambio de redacción constitucional con respecto a la Religión Católica
cuando inicia la influencia más fuerte de las ideologías políticas de los gobiernos
liberales, concretamente bajo los mandatos de Rafael Zaldívar (prohibiendo la
enseñanza de la doctrina católica en 188015) y Francisco Menéndez:
12 Ídem, pág. 52.13 Constitución Política de 1823. Título I, artículo 5.14 Constitución Política de 1864. Título II, artículo 5.15 Torres, Julián González. Tesis doctoral: Del «ciudadano católico» al «ciudadano laico». La escuela pública primaria y la formación de los futuros ciudadanos. El salvador 1824-1890.
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Se garantiza el libre ejercicio de todas las religiones sin más límite que el trazado por la moral y el orden público. Ningún acto religioso servirá para establecer el estado civil de las personas16.
Pero, aunque pareciese contradictorio, que la Iglesia está perdiendo privilegios
enviada a la esfera de lo privado, la tesis doctoral de Julián González Torres nos
ilustra cómo la enseñanza católica que en un principio eran obligatorias, y en
poco tiempo fueron censuradas, las escuelas privadas mantenían estas
enseñanzas en sus instituciones17. Con esto se demuestra que la enseñanza de
la doctrina católica, y máxime la práctica católica cristiana nunca dejó de existir
en la vida y en la conciencia de los salvadoreños. Y por tanto, el parámetro
cultural social para evaluar la bondad o maldad de un ciudadano será conforme
a las enseñanzas doctrinales de la Iglesia católica romana; y por ello, es de
suma importancia mantener a la Iglesia en la esfera de la orientación de la
conciencia moral de los ciudadanos (especialmente su jerarquía) como una
aliada para legitimar los gobiernos republicanos posteriores, o por lo menos que
no contradiga sus injusticias sociales (casos emblemáticos de Mons. Luis
Chávez y González y la férrea postura de Mons. Romero)18.
No está de más designar cómo la Iglesia Católica (su religiosidad) está presente
en la idiosincrasia popular: fiestas patronales, misas conmemorativas en eventos
políticos especiales (elección de un presidente, la fiesta del Divino Salvador,
Misa después de una catástrofe, etc.), orientación moral de los ciudadanos
(entrevista dominical al Arzobispo), en las celebraciones privadas (sacramentos,
quince años, matrimonios, agradecimientos, celebraciones de diversa índole,
etc.) y en la búsqueda de soluciones a los conflictos (figuras tales como:
Monseñor Romero, Mons. Rivera y Damas, etc.). Hasta de forma paradigmática,
en los Estatutos de fundación del partido político ARENA se lee: “El Partido
reconoce como su Patrono y Guía Espiritual al Divino Salvador del Mundo”19.
Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, UCA, San Salvador, octubre, 2012. Pág.76.16 Constitución Política de 1886. Título II, artículo 12.17 Torres, Julián González. Tesis doctoral. Págs. 72 – 118.18 Ibídem.19 Estatutos de Fundación del Partido Alianza Republicana Nacionalista. Título I, Capítulo I, Art. 2.
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En la encuesta por el Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la
UCA en 2009, afirma que el 50.4% de la población sigue profesando la religión
católica, y aunque la religión evangélica posee un 38.2%, los criterios iniciales
por los cuales la persona humana busca la religión son los mismos desde la
época independentista. Esto lo confirma la misma encuesta del IUDOP:
“Efectivamente, más del 97.3 por ciento de todos los consultados cree en la
salvación; el 94.7 por ciento cree en los milagros y el 92.8 por ciento en el cielo o
paraíso”20.
Es preciso indicar lo siguiente: la Iglesia Católica es por hoy una parte
fundamental de la construcción de la nación salvadoreña, y al mismo tiempo
sigue siendo un criterio moral importante para evaluar las acciones del
ciudadano; y aunque no es parte legal del poder económico o político del país,
es un criterio de evaluación de la conciencia ciudadana. Lo que la Iglesia
censura o aprueba, sigue repercutiendo en la conciencia moral de los
ciudadanos. Y si la Iglesia jerárquica asumiera un papel más protagónico en lo
político civil, también podría ser forjadora de una transformación más justa y
equitativa para la mayoría del pueblo salvadoreño.
Es por ello que me mueve extenderme al apartado siguiente, pues todos los
críticos conservadores y revolucionarios de la Iglesia Católica fijan su atención
en una relectura y exigida vivencia del Concilio Vaticano II, el cual ha sido
relegado por la Iglesia Jerárquica a un escrito histórico que no ha tenido
prevalencia en los cambios que debió forjar para el bien de los católicos y de la
humanidad.
3. Hacia una nueva vivencia de la fe católica
Como ya he dicho, la Iglesia Católica al ser parte de la conciencia moral de los
ciudadanos podría gestar cambios revolucionarios adecuados en el país. Todo
está en que la jerarquía eclesiástica comience a dejar los conceptos de Iglesia
20 Encuesta del IUDOP, 2009. Cfr. http://www.uca.edu.sv/publica/iudop/Web/2009/informe122.pdf
10
de Trento (Una comunidad que es convocada por Dios y administrada por el
Papa, Obispos y sacerdotes; y los fieles sólo son recibidores de las gracias de
Dios - los sacramentos y los ritos católicos -, administradas por los clérigos).
El Concilio Vaticano II (clausurado en diciembre de 1965) asume el concepto de
Pueblo de Dios, donde nadie es más ni menos; todos pertenecemos a un mismo
pueblo (ricos y pobres, católicos o no, Obispo o laico, de diferentes culturas,
etc.), donde el cristiano busca la transformación terrenal para vivir como hijos de
Dios21.
Este concepto de Pueblo de Dios motiva a teólogos críticos a buscar una nueva
vivencia de la fe católica. Y me siento obligado a compartir algunas ideas de
Leonardo Boff22 y Hans Kung23 que pueden ayudarnos a buscar luces para
seguir viviendo la fe como la pensó y vivió Jesús de Nazareth.
Para Boff, el problema es que la Iglesia se aferra a su dimensión de origen
espiritual para no ser criticada, y se reafirma en su jerarquía. Sostiene que el
proyecto de Iglesia Popular, fundada en el Concilio Vaticano II, es la alternativa
para mejorar la vivencia real del cristianismo primitivo, lo más cercano a las
enseñanzas de Jesús de Nazareth. La utopía de Jesús de una comunidad
fraternal donde todos sean hermanos y hermanas, sin divisiones ni títulos (cf. Mt,
23, 8 y ss.) es sustituida por la mecánica del poder centralizado del clero que
garantiza hasta el fin de los tiempos, y así piensan los clérigos, la reproducción
21 Concilio Vaticano II. Constitución Dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia. Capítulo II. 9ª reimpresión. Editorial San Pablo, Colombia, 2006.22 Leonardo Boff (n. en Concórdia, Brasil, 14 de diciembre de 1938) es un teólogo, filósofo, escritor, profesor y ecologista brasileño. Su nombre de pila es Genésio Darci Boff, pero como religioso franciscano adoptó el nombre de Leonardo. Es parte del movimiento de la Teología de la Liberación, y esto le causó controversias con Juan Pablo II y el actual Papa. A la edad de 54 años deja el sacerdocio. Desde 1993 es profesor de ética, filosofía y religión en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro. Es autor de más de 60 libros.23 Hans Küng (Nació en 1928), es un sacerdote católico, teólogo controvertido y prolífico autor. Participó en el Vaticano II como teólogo católico alemán, junto al Cardenal Ratzinger. Desde 1995 es Presidente de la Fundación por una Ética Mundial (Stiftung Weltethos). Küng es "un sacerdote católico en activo", pero el Vaticano ha anulado su autoridad para enseñar teología católica. A pesar de ello permanece en la Universidad de Tübingen como profesor de Teología Ecuménica, donde imparte clases como profesor emérito desde 1996.
11
de los instrumentos de salvación (sacramentos). Según Boff, el Concilio Vaticano
II quiso romper el esquema jerárquico de Iglesia por el de Pueblo de Dios, donde
todos los fieles somos administradores de las gracias divinas, especialmente
cuando hay injusticias y desigualdades sociales; unos creyentes que asuman
que sólo desde los pobres se construye un proyecto global y regional de justicia
y paz real24. Para sintetizar mejor el argumento de Boff, cito:
La Iglesia clerical está haciendo muchas víctimas y provocando un sufrimiento injusto. Centralizada en sí misma y en su propio poder es una expresión de lo que Pablo llama la carne. La carne trae la muerte (Rom, 8,6; Gál, 6,8). La carne no entiende las cosas del Espíritu (Rom, 8,5). Las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base) significan la Iglesia que nace de la fe del pueblo por el Espíritu de Dios y no por el poder de dominación ni por imposición imperial o clerical. Para entender ese evento del Espíritu, la Iglesia clerical necesita ser espiritual. Pero solamente lo será a condición de dejar de ser clerical, para ser comunional, participativa y pericorética (inter-retro-relacionada), como el misterio de la Trinidad santa, prototipo último de convivencia en la diferencia y la unidad25.
El teólogo Han Kung en su famosa Carta a los Obispos del Mundo (el 15 de abril
de 2010) acusa al Papa Benedicto XVI de desperdiciar oportunidades valiosas
de transformar la Iglesia (entendimiento con los judíos, confianza con los
musulmanes, reconciliación con los pueblos nativos, reconciliarse con la ciencia,
malinterpreta el Concilio Vaticano II, ha reforzado la jerarquía clerical y se ha
alejado del pueblo pobre de la Iglesia). Kung incita a los Obispos a que hagan
reformas en sus Iglesias, apelando a la prevalencia de la comunidad por encima
de la autoridad de Pedro. Crear una comunidad donde la obediencia ilimitada
sólo debe ser a Dios. Exigir un Concilio Ecuménico real, donde el pueblo forme
parte de las decisiones para solucionar los problemas de nuestra época. Y para
Kung estas exigencias humildes las contempla con urgencia, pues el mundo
está perdiendo la confianza en la Iglesia Católica, al no responder a los
problemas globales con un tino apropiado26.
24 Cfr. Leonardo Boff. Artículo: ¿Qué Iglesia queremos? El Proyecto popular de Iglesia. Buscar en: http://www.servicioskoinonia.org/relat/291.htm 25 Ibídem.26 Kung, Hans. Carta abierta a los obispos católicos de todo el mundo. Cfr. http://elpais.com/diario/2010/04/15/sociedad/1271282403_850215.html
12
Permítanme citar una frase de Kung dirigida a los pastores de las iglesias: “Dad
a vuestros fieles signos de esperanza y aliento, y a nuestra iglesia una
perspectiva”27.
Creo que la Iglesia Católica debe darnos muestras de transformación social, o
por lo menos acompañar los cambios de forma comprometida, como en tiempos
de la independencia, para que la vivencia de la fe no sea una apariencia social
para justificar maliciosamente nuestra falsa identidad moral. Pues, como en
todos los tiempos, la justicia social para todos nunca será un mal universal.
Para finalizar considero que el punto crítico a seguir por los cristianos actuales
es repensar el fundamento y la práctica de nuestra vida, y emprender
críticamente una serie de propuestas políticas, desde la visión cristiana, en
función de mejorar las condiciones oportunas y óptimas de desarrollo para las
mayorías populares de este país, como referente equitativo humano.
CONCLUSIÓN
El darnos cuenta de que la Iglesia Católica Apostólica y Romana ha sido parte
de nuestra identidad cultural en nuestra nación - como lo atestiguan nuestros
27 Ibídem.
13
documentos oficiales, la práctica social y los criterios de juicio moral sobre
nuestros actos cotidianos - es prioritario que revisemos si los criterios que busca
la instrucción católica han generado ciudadanos críticos y transformadores.
Nuestra patria El Salvador, como todos los países que han tenido influencia por
el coloniaje español, han asumido el catolicismo (primero por imposición, luego
por tradición) en sus exigencias doctrinales sin considerar influir en las
transformaciones justas y reales para todos. Por ello, el decir que tenemos una
tradición católica no nos hace buenos ni tampoco nos selecciona para entrar en
el cielo, en el caso de asumir radicalmente el Evangelio. Esto debe motivar a
analizar críticamente nuestra fe católica, no desde la visión de la jerarquía de la
Iglesia, sino desde una vuelta a los orígenes del cristianismo. Y la mayoría de
críticos afirman que debemos asumir en la práctica el espíritu del Concilio
Vaticano II, el cual se ha quedado aletargado por el poder jerárquico de la
Iglesia.
Repensar la fe fuera del ámbito del poder y de los privilegios suena para algunos
ser simpatizante del comunismo; mas no se trata de ideología, sino de la
vivencia real del evangelio, donde la apariencia social sea sustituida por
prácticas solidarias y justas en beneficio de todas y todos, pero especialmente
en las mayorías populares.
Con este ensayo no pretendo generar controversia con la Jerarquía de la Iglesia,
sino motivar a un pensamiento libre y crítico sobre la verdadera búsqueda de la
vivencia cristiana evangélica (acercarse a la experiencia de fe de Jesús), que
está por encima de la exigencia doctrinal de la Iglesia Católica.
BIBLIOGRAFÍA
1. Acta de Independencia de Centroamérica. Palacio Nacional de Guatemala. Septiembre 15 de 1821. Acuerdo Décimo.
2. Anton, Angel. El Misterio de la Iglesia. Evolución histórica de las ideas eclesiológicas. Tomo I. Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), Madrid, 1968. Pág. 772 – 784
14
3. Aquino, Tomás. Summa. Theologica. III q. 71, ad 1 et 44. Ayala Benítez, Luis Ernesto. La Iglesia y la Independencia política de
Centroamérica. El caso del Estado salvadoreño (1808 – 1832). Colección Investigación. Serie Bicentenario Editorial Universidad Don Bosco. San Salvador, 2011. Pág. 51.
5. Cfr. http://elpais.com/diario/2010/04/15/sociedad/1271282403_850215.html 6. Concilio Vaticano II. Constitución Dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia.
Capítulo II. 9ª reimpresión. Editorial San Pablo, Colombia, 2006.7. Concilio de Trento: Decreto Chatechismus Romanus, promulgado por Pio V en
15668. Constitución Política de 1823. Título I, artículo 5.9. Constitución Política de 1864. Título II, artículo 5.10.Constitución Política de 1886. Título II, artículo 12.11.Encuesta del IUDOP (Instituto Universitario de Opinión Pública) UCA, 2009.
Cfr. http://www.uca.edu.sv/publica/iudop/Web/2009/informe122.pdf12.Estatutos de Fundación del Partido Alianza Republicana Nacionalista. Título I,
Capítulo I, Art. 2.13.François- Xavier Guerra, Modernidad e independencias. Ensayos sobre las
revoluciones hispánicas, Madrid, Mapfre, 199214.Giraudo, Laura. Ensayo: Del Rey a la Constitución y viceversa. Ceremonias
públicas y conflictos políticos en Nueva España de 1808 a 1814.15.Juan Pablo II. Constitución Apostólica Fidei Depositum. Numeral 3, párrafo 5.
Editorial Salesiana, San Salvador, 1992. Pág. 12.16.Kung, Hans. Carta abierta a los obispos católicos de todo el mundo. 17.Leonardo Boff. Artículo: ¿Qué Iglesia queremos? El Proyecto popular de
Iglesia. Buscar en: http://www.servicioskoinonia.org/relat/291.htm 18.Torres, Julián González. Tesis doctoral: Del «ciudadano católico» al
«ciudadano laico». La escuela pública primaria y la formación de los futuros ciudadanos. El salvador 1824-1890. Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, UCA, San Salvador, octubre, 2012. Pág.76.
19.Web: http://mercaba.org/DicTEO/catequesis.htm
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