en qué consiste la terapia de pareja

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EN QUÉ CONSISTE LA TERAPIA DE PAREJA Cuando la relación de pareja adquiere las características descritas en el apartado anterior es el momento de plantearse acudir a una terapia de pareja. De todos los problemas que pueden acontecer en una relación de pareja, por el que más frecuentemente se solicita la terapia es por tener problemas de comunicación ; bien porque estas personas sean incapaces de comunicarse de un modo no destructivo, o bien porque ni siquiera se comuniquen, convirtiéndose así en verdaderos extraños. El objetivo de la terapia de pareja es ayudar a ambos a adquirir habilidades para la resolución de sus conflictos, o para tomar decisiones acerca de su futuro cuando la relación no es sostenible. A pesar de que suele ser uno de los miembros de la pareja el que toma la iniciativa de acudir a un especialista, es importante que a la terapia acudan los dos. Cuando uno de ellos se niega a hacerlo, también puede acudir uno por separado, pero el margen de acción sobre la pareja por parte del terapeuta será menor. No obstante, el cambio producido tras la intervención con uno de sus miembros puede provocar cambios importantes en el funcionamiento de la relación. A este respecto, los datos indican que son las mujeres quienes más acuden a la terapia de pareja; la mayor facilidad para reconocer y expresar sus emociones es la explicación más plausible a este hecho. Cómo se lleva a cabo la terapia de pareja

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EN QUÉ CONSISTE LA TERAPIA DE PAREJA

Cuando la relación de pareja adquiere las características descritas en el apartado anterior es el momento de plantearse acudir a una terapia de pareja. De todos los problemas que pueden acontecer en una relación de pareja, por el que más frecuentemente se solicita la terapia es por tener problemas de comunicación; bien porque estas personas sean incapaces de comunicarse de un modo no destructivo, o bien porque ni siquiera se comuniquen, convirtiéndose así en verdaderos extraños.

El objetivo de la terapia de pareja es ayudar a ambos a adquirir habilidades para la resolución de sus conflictos, o para tomar decisiones acerca de su futuro cuando la relación no es sostenible. A pesar de que suele ser uno de los miembros de la pareja el que toma la iniciativa de acudir a un especialista, es importante que a la terapia acudan los dos. Cuando uno de ellos se niega a hacerlo, también puede acudir uno por separado, pero el margen de acción sobre la pareja por parte del terapeuta será menor.

No obstante, el cambio producido tras la intervención con uno de sus miembros puede provocar cambios importantes en el funcionamiento de la relación. A este respecto, los datos indican que son las mujeres quienes más acuden a la terapia de pareja; la mayor facilidad para reconocer y expresar sus emociones es la explicación más plausible a este hecho.

Cómo se lleva a cabo la terapia de pareja

Como hemos explicado, lo más adecuado es que los dos acudan a la terapia. Generalmente se alternan sesiones individuales con sesiones conjuntas. En las individuales se aborda la incapacidad o el malestar propio de cada uno de los miembros de la pareja que puedan estar implicados en el problema que tienen (por ejemplo, dificultad para serasertivo, enseñarle a expresar una queja, etcétera), mientras que en las conjuntas se abordan los problemas de relación. El principio básico de la terapia será asumir que cada uno debe comprometerse a hacer cambios sobre aquellos aspectos individuales que influyen en su relación de pareja y en la forma de interaccionar con ésta.

A lo largo del proceso, un terapeuta especializado (o dos, dependiendo del enfoque terapéutico) enseñará a la parejanuevos métodos de comunicación entre ellos, formas de resolver conflictos, estrategias para encontrar lo positivo del otro en lugar de insistir en cambiarlo, etcétera. Las

sesiones suelen durar aproximadamente una hora, al igual que en el caso de las terapias individuales, y la duración del tratamiento variará en función del problema que presente la pareja, el grado de deterioro, y la evolución del tratamiento.

En cuanto a la eficacia, un 75-80% de las parejas que acuden a terapia manifiestan una mayor satisfacción en su relación tras la misma. Estos datos se reducen notablemente cuando la pareja llega con un nivel de deterioro tal que valoran si acudir a una terapia o a un abogado. Por ello, cuánto antes se solicite el tratamiento, más probabilidades existen de obtener resultados exitosos. 

Las crisis de pareja son un hecho normal, e incluso deseable, a lo largo del ciclo vital de la pareja. Los distintos puntos de vista, las dificultades de la convivencia, la educación de los hijos, etcétera, son problemas comunes que pueden hacer saltar chispas en la relación. Y también es posible que éstos u otros factores causen un malestar demasiado intenso y prolongado en uno o ambos miembros de la pareja, amenazando la integridad de la unión. Cuando las personas desconocen cómo resolver estos problemas es importante buscar ayuda para evitar que se hagan mas grandes y causen un daño mayor que, en algunos casos, puede resultar irreparable; es en estos casos cuando hay que recurrir a una terapia de pareja.

Como hemos dicho, las crisis de pareja son situaciones que forman parte del ciclo vital normal de una relación. Las crisis sanas son periodos de malestar que atraviesan los miembros de la pareja y que pueden resolver por sí mismos sin la ayuda de terceros. Este tipo de crisis suelen aparecer cuando hay cambios importantes en la vida de pareja (por ejemplo, irse a vivir juntos, el nacimiento de un hijo, un despido, exámenes, etcétera) y no afectan al amor o apego que sienten sus miembros.

Por el contrario, los problemas de pareja se pueden considerar como crisis patológicas cuando el intenso malestar que producen es duradero y casi permanente. Este tipo de circunstancias pueden surgir como algo ocasional o ser la consecuencia del devenir de una crisis sana mal resuelta que, poco a poco, se ha ido complicando hasta el punto de que la pareja ya no es capaz de resolverla o ni siquiera se siente motivada para hacerlo. Estas crisis suelen estar ocasionados por factores que siempre han estado presentes en la relación (mala

relación con la familia del otro, falta de implicación en la pareja, objetivos de vida distintos, problemas de comunicación…).

Lo más significativo de los problemas de pareja que se enquistan, y que también les diferencia en mayor medida de las crisis pasajeras, es el daño que producen a la afectividad, que pone en peligro el apego de los miembros y su deseo de mantener la relación. Esta circunstancia es realmente peligrosa, puesto que sin apego (amor) no hay pareja ni familia, ya que nuestro hogar está allá donde estén los que amamos.