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En la agonía roja de cada atardecer se entristece la fauna y la flora desmaya mientras por el poniente el sol se hace una raya y el beso de la noche la luz hace correr. EDUARDO MARCOS RUEDA Sin lugar a dudas, es uno de los más importantes creadores de música criolla, de todos los tiempos. Nació un 16 de marzo de 1931 en la Maternidad de Lima, hijo de don Alejandro Acosta y doña María Luisa Ojeda. “Mi padre era arequipeño, mi madre moqueguana”, dice. La magia poética de sus letras lo hicieron crear hermosas páginas musicales como En un atardecer, Rumor de manantiales, Cariño, Madre, Canción de fe, Si tu me quisieras, Puedes irte, Siempre, Chola linda, Promesa, Atrévete a olvidarme. Ya los bosques encienden sus luciérnagas tibias, canta el río más fuerte al permiso del ruido. los jardines ajenos liberan sus fluidos y los lagos afloran criaturas anfibias. En espejo se miran las fieras al beber la tímida gacela se incrusta entre la fronda y lagrimea el sauce cumpliendo su deber. La sirena se peina la cabellera blonda al pie de la cascada invitando a querer y en el océano el sol cada vez más se ahonda.

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Page 1: En la agonía roja de cada atardecer se entristece la fauna y la flora desmaya mientras por el poniente el sol se hace una raya y el beso de la noche la

En la agonía roja de cada atardecer

se entristece la fauna y la flora desmaya

mientras por el poniente el sol se hace una raya

y el beso de la noche la luz hace correr.

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Sin lugar a dudas, es uno de los más importantes creadores de música criolla, de todos los tiempos. Nació un 16 de marzo de 1931 en la Maternidad de Lima, hijo de don Alejandro Acosta y doña María Luisa Ojeda. “Mi padre era arequipeño, mi madre moqueguana”, dice.La magia poética de sus letras lo hicieron crear hermosas páginas musicales como En un atardecer, Rumor de manantiales, Cariño, Madre, Canción de fe, Si tu me quisieras, Puedes irte, Siempre, Chola linda, Promesa, Atrévete a olvidarme.

Ya los bosques encienden sus luciérnagas tibias,canta el río más fuerte al permiso del ruido.los jardines ajenos liberan sus fluidosy los lagos afloran criaturas anfibias.

En espejo se miran las fieras al beberla tímida gacela se incrusta entre la fronday lagrimea el sauce cumpliendo su deber.

La sirena se peina la cabellera blondaal pie de la cascada invitando a querery en el océano el solcada vez más se ahonda.

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Madre,cuando recojas con tu frente mi beso,todos los labios rojosque en mi boca pecaronhuirán como sombrascuando se hace la luz.

Manuel Acosta Ojeda estudió en el Centro Escolar Ricardo Palma, en el colegio Salesianos y en el José María Eguren de Barranco. Allí conoció a Carlos Hayre, en 1947, con quien se inició en la composición, con los valses Oro y virtud, Siempre, Odios y sombra.

Madre,esas arrugas se formaron pensando:¿donde estará mi hijo?¿porqué no llegará?y por más que las bese no las podré borrar.

La letra de su vals Madre la escribió en 1954 en una cajetilla de cigarrillos, en un bar de Surquillo, y en 1956 le puso música. Ese año se lo dio a Los Chamas pero “por razones del mercado”, que él no conocía, su estreno recién se produjo en mayo de 1957 en radio El Sol cuando la primera voz del trío (Oscar Ríos Bromley) lo interpretó entre lágrimas por haberle faltado el respeto a su señora madre antes de ir a la radio.

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Madre,

tus manos tristes

como aves moribundas

déjame que las bese,

tanto, tanto han rezado

por mis locos errores y mis vanas pasiones.

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Y, por último, madre,

deja que me arrodille

y sobre tu regazo

coloque mi cabeza

y dime: “¡hijo de mi alma!”

para llorar contigo.

Manuel es, además, un profundo estudioso de la música peruana:“Se puede hablar de tres valses criollos claros: el norteño, el limeño y el arequipeño. En Lima antes se podía distinguir, al menos yo he podido distinguir, cuatro o cinco”, señala.

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Madre,

tus manos tristes

como aves moribundas

déjame que las bese,

tanto, tanto han rezado

por mis locos errores y mis vanas pasiones.

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Y, por último, madre,

deja que me arrodille

y sobre tu regazo

coloque mi cabeza

y dime: “¡hijo de mi alma!”

para llorar contigo.

La grandeza de su pluma dice que el criollismo popular dio su primer grito en Malambo y que “el valse no se emparentaba con el vienés y el cortesano, sino con el contestatario, primario, lento, de arrabal que llegó caleta con los traficantes de esclavos, que se tocaba con tres músicos…” .

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Temas : En un atardecer; Madre (valses)Autor : Manuel Acosta OjedaIntérpretes : María Obregón; Manuel Acosta Ojeda

Manuel es, actualmente, uno de los más fervientes impulsores de la Sociedad de Autores y Compositores Populares, SAYCOPE, cuyo legendario local de la avenida Francisco Pizarro ha cobijado a un sinnúmero de verdaderos criollos de todas las épocas. Es casado con doña Rebeca Román y su hija, Celeste, es su más fiel colaboradora.

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