en busca de nosotros

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veces, aceptar lo que nos aportan los otros y simplemente los asumi- mos como propio, negando su pro- cedencia. Primero me parece que es necesario aceptar que los movimientos de población resultan procesos natura- les... y sanos, por lo demás. Es cosa que cada uno de nosotros analice su historia vital, muy especialmente si somos americanos. No nos costará encontrar un antepasado no muy lejano de ascendencia europea. Y, en un fenómeno planetario, no es necesario remontarse a más de 30 años atrás para darse cuenta cómo la ciudad ha crecido a costa del des- poblamiento de los sectores rurales. Por lo tanto, debemos concluir que básicamente somos nómades. Una especie que está en constante movi- miento, y que arrastra en su andar con la herencia cultural y genética de nuestro origen. Lo que implica un constante proceso de encuentro, o muchas veces de choque, físico y cultural. Encuentro y desencuentro, que a la larga van conformando una identidad, que no es estática, es esencialmente dinámica. Tenemos que aprender a asumir esta dinámica y a reconocer a los otros, a su validez, desde lo que somos, pero también, desde lo que nos aportan y desde lo que nosotros le aportamos a ellos. Es un encuentro, pero siempre desde nuestra perspec- tiva, desde nuestra identidad, sin negar la posibilidad de existir al otro. Es respetar nuestra tradición, lo que podemos y aportamos al otro, pero también lo que el otro está constantemente aportándonos. De esta comunión, finalmente, podemos llegar a construir un nosotros por medio del cual comen- zar a avanzar en conjunto. Por desgracia, y al amparo de un nacionalismo, regionalismo o etno- centrismo exacerbado, pareciera que asistimos a un proceso de retrai- miento, en el cual la exaltación de lo propio, en la forma de discursos chauvinistas obsoletos, se abre paso de forma preocupante, en una civili- zación que había logrado reivindi- car la bandera de la tolerancia. Y lo peor de todo, esgrimen una caricaturización de los otros, ape- lando a ciertas características nega- tivas, que se dan por generales para negarlos (musulmanes terroristas, latinos ladrones, blancos codiciosos, etc.). Si queremos construir un mundo con futuro, tenemos que aprender a observar y escuchar al otro: A abrir de verdad nuestro entendimiento, a darnos cuenta que el individuo que tenemos frente a nosotros, es tan humano como yo. ¿Cómo aprendemos a reconocer a los otros y nuestro aporte? En busca de un nosotros 6 - PIEDRA LIBRE | juLIo 2012 juLIo 2012 | PIEDRA LIBRE - 7 La identidad es un proceso muy complejo, que tiene tanto que ver con las propiedades de lo identifica- do, de la cosa u objeto que se va a definir, así como lo que no es. La mente humana funciona por oposi- ciones, y tiende a fijar la identidad por lo que no es. Claro, normal- mente el sentido común nos dice que somos por lo que somos, de acuerdo a ciertas características muy propias e indentificables, inde- pendiente del entorno. Nos atrevemos a enfrentar el pro- blema de la identidad porque consi- deramos que es un tema complejo y que será de los más importantes en los tiempos que vienen. Los com- plejos procesos migratorios que han marcado las últimas décadas, auna- dos a un desarrollo sin parangón de los medios de transportes y comuni- cación, configuran un fenómeno que se hace indispensable afrontar. Y no sólo hablamos de procesos migratorios internacionales, sino además migraciones internas dentro de cada país, en los cuáles las parti- cularidades regionales han signifi- cado tensiones, que cuesta saber hacia dónde van a evolucionar. Los últimos desarrollos en genética nos indican que la identidad celular no sólo está dada por el código genético propio, sino que hay una injerencia en los elementos externos o patógenos que permean la identi- dad celular. Tal es el caso de bacte- rias o virus, que de alguna manera transfieren parte de su código a las células, configurando una identidad nueva. Claro que en lo que respecta al tema de la identidad nacional, cultural o racial, existen prejuicios arraigados, así como muchos intere- ses, que en su expresión se mani- fiestan en ultranacionalismo y racismo. Resulta difícil, muchas vitrales por Mauricio Jaime Goio [email protected] Los complejos procesos migratorios que han marcado las últimas décadas, aunados a un desarrollo sin parangón de los medios de transporte y comunicación, configuran un fenómeno indispensable de afrontar. vItRALEs Primero parece que es necesario aceptar que los movimientos de población resultan procesos naturales

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Columna mensual de Mauricio Jaime Goio en Revista Piedra Libre. Julio de 2012.

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Page 1: En busca de nosotros

veces, aceptar lo que nos aportan

los otros y simplemente los asumi-

mos como propio, negando su pro-

cedencia.

Primero me parece que es necesario

aceptar que los movimientos de

población resultan procesos natura-

les... y sanos, por lo demás. Es cosa

que cada uno de nosotros analice su

historia vital, muy especialmente si

somos americanos. No nos costará

encontrar un antepasado no muy

lejano de ascendencia europea. Y,

en un fenómeno planetario, no es

necesario remontarse a más de 30

años atrás para darse cuenta cómo

la ciudad ha crecido a costa del des-

poblamiento de los sectores rurales.

Por lo tanto, debemos concluir que

básicamente somos nómades. Una

especie que está en constante movi-

miento, y que arrastra en su andar

con la herencia cultural y genética

de nuestro origen. Lo que implica

un constante proceso de encuentro,

o muchas veces de choque, físico y

cultural. Encuentro y desencuentro,

que a la larga van conformando una

identidad, que no es estática, es

esencialmente dinámica.

Tenemos que aprender a asumir esta

dinámica y a reconocer a los otros,

a su validez, desde lo que somos,

pero también, desde lo que nos

aportan y desde lo que nosotros le

aportamos a ellos. Es un encuentro,

pero siempre desde nuestra perspec-

tiva, desde nuestra identidad, sin

negar la posibilidad de existir al

otro. Es respetar nuestra tradición,

lo que podemos y aportamos al

otro, pero también lo que el otro

está constantemente aportándonos.

De esta comunión, finalmente,

podemos llegar a construir un

nosotros por medio del cual comen-

zar a avanzar en conjunto.

Por desgracia, y al amparo de un

nacionalismo, regionalismo o etno-

centrismo exacerbado, pareciera que

asistimos a un proceso de retrai-

miento, en el cual la exaltación de

lo propio, en la forma de discursos

chauvinistas obsoletos, se abre paso

de forma preocupante, en una civili-

zación que había logrado reivindi-

car la bandera de la tolerancia.

Y lo peor de todo, esgrimen una

caricaturización de los otros, ape-

lando a ciertas características nega-

tivas, que se dan por generales para

negarlos (musulmanes terroristas,

latinos ladrones, blancos codiciosos,

etc.). Si queremos construir un

mundo con futuro, tenemos que

aprender a observar y escuchar al

otro: A abrir de verdad nuestro

entendimiento, a darnos cuenta que

el individuo que tenemos frente a

nosotros, es tan humano como yo.

¿Cómo aprendemos a reconocer a los otros y nuestro aporte?

En busca de un nosotros

6 - PIEDRA LIBRE | juLIo 2012 juLIo 2012 | PIEDRA LIBRE - 7

La identidad es un proceso muy

complejo, que tiene tanto que ver

con las propiedades de lo identifica-

do, de la cosa u objeto que se va a

definir, así como lo que no es. La

mente humana funciona por oposi-

ciones, y tiende a fijar la identidad

por lo que no es. Claro, normal-

mente el sentido común nos dice

que somos por lo que somos, de

acuerdo a ciertas características

muy propias e indentificables, inde-

pendiente del entorno.

Nos atrevemos a enfrentar el pro-

blema de la identidad porque consi-

deramos que es un tema complejo y

que será de los más importantes en

los tiempos que vienen. Los com-

plejos procesos migratorios que han

marcado las últimas décadas, auna-

dos a un desarrollo sin parangón de

los medios de transportes y comuni-

cación, configuran un fenómeno

que se hace indispensable afrontar.

Y no sólo hablamos de procesos

migratorios internacionales, sino

además migraciones internas dentro

de cada país, en los cuáles las parti-

cularidades regionales han signifi-

cado tensiones, que cuesta saber

hacia dónde van a evolucionar.

Los últimos desarrollos en genética

nos indican que la identidad celular

no sólo está dada por el código

genético propio, sino que hay una

injerencia en los elementos externos

o patógenos que permean la identi-

dad celular. Tal es el caso de bacte-

rias o virus, que de alguna manera

transfieren parte de su código a las

células, configurando una identidad

nueva. Claro que en lo que respecta

al tema de la identidad nacional,

cultural o racial, existen prejuicios

arraigados, así como muchos intere-

ses, que en su expresión se mani-

fiestan en ultranacionalismo y

racismo. Resulta difícil, muchas

vitrales por Mauricio Jaime Goio [email protected]

Los complejos

procesos migratorios

que han marcado

las últimas décadas,

aunados a un

desarrollo sin

parangón de los

medios de

transporte y

comunicación,

configuran un

fenómeno

indispensable de

afrontar.

vItRALEs

Primero parece que es necesario aceptar que los movimientos de población resultan procesos naturales