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El voluntariado: prÆcticas sociales e impactos económicos VICENTE MARB`N GALLEGO * GREGORIO RODR˝GUEZ CABRERO * 1. EL VOLUNTARIADO EN EL ESTADO DE BIENESTAR: FUNDAMENTOS SOCIALES Y MODELOS INSTITUCIONALES 1.1. La naturaleza del voluntariado T al como seæala Joaquín García Roca (García Roca, 2001, pÆg. 17) el volun- tariado es una institución que se materializa en prÆcticas individuales de do- nación canalizadas, en general, a travØs de organizaciones solidarias y movimientos so- ciales. Obviamente, el redescubrimiento del voluntariado una de las dimensiones del Tercer Sector debe ser matizada a la luz de la historia (Casado, 2000, pÆgs.46 y ss.) y con- textualizada en el proceso histórico de rees- tructuración del Estado de Bienestar. En este sentido no cabe olvidar las profundas raices históricas del fenómeno cuando asistimos, en el caso de Espaæa, a su eclosión social. Para explicar esta eclosión es preciso ponerla en relación con complejos cambios sociales e ins- titucionales de los que trataremos dar cuenta a continuación de manera tentativa. El voluntariado forma parte, en su actual dinÆmica, de tres procesos coincidentes rela- tivamente en el tiempo: la reconstitución de la sociedad civil, la reestructuración del Esta- do de Bienestar y la remercantilización de la actividad económica. Es decir, el voluntariado es una manifestación ambivalente y compleja de nuevas formas de participación cívica, del retroceso y/o contención del Estado de Bie- nestar y de cambios en el mercado de trabajo y en la estructura de los tiempos sociales. Esto quiere decir que la valoración económica del voluntariado no puede explicarse por si misma sin estos procesos sociales ya que ello supondría adoptar un enfoque reduccionista de la acción voluntaria y de legitimación de- fensiva de la misma al basar su justificación en su simple dimensión económica. Los tres procesos mencionados, de Æmbito general, estÆn reconfigurando los contenidos de la acción civil, la materialización de los de- rechos sociales y las vías de inserción sociolabo- ral. Veamos cada uno de estos procesos en conexión con el objeto de nuestra preocupación. 1. El voluntariado no puede comprender- se, en primer lugar, si no se le relaciona con los cambios que han tenido lugar en el merca- do de trabajo y con el proceso general de re- mercantilización de la actividad económica. El voluntariado tiene como fundamento ma- terial la disponibilidad de un excedente de tiempo individual que es , finalmente, social. La jornada de trabajo se ha reducido (intensi- ficando el tiempo de trabajo) y el acceso al mercado de trabajo se bloquea por abajo y cercena por arriba la pirÆmide laboral. La re- 49 * Universidad de AlcalÆ. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES

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El voluntariado: prácticassociales e impactos económicos

VICENTE MARBÁN GALLEGO *

GREGORIO RODRÍGUEZ CABRERO *

1. EL VOLUNTARIADO EN EL ESTADO DE BIENESTAR: FUNDAMENTOS SOCIALES Y MODELOS INSTITUCIONALES

1.1. La naturaleza del voluntariado

Tal como señala Joaquín García Roca(García Roca, 2001, pág. 17) el volun-tariado es una institución que se

materializa en prácticas individuales de do-nación canalizadas, en general, a través deorganizaciones solidarias y movimientos so-ciales. Obviamente, el redescubrimiento delvoluntariado �una de las dimensiones delTercer Sector� debe ser matizada a la luz dela historia (Casado, 2000, págs.46 y ss.) y con-textualizada en el proceso histórico de rees-tructuración del Estado de Bienestar. En estesentido no cabe olvidar las profundas raiceshistóricas del fenómeno cuando asistimos, enel caso de España, a su eclosión social. Paraexplicar esta eclosión es preciso ponerla enrelación con complejos cambios sociales e ins-titucionales de los que trataremos dar cuentaa continuación de manera tentativa.

El voluntariado forma parte, en su actualdinámica, de tres procesos coincidentes rela-tivamente en el tiempo: la reconstitución dela sociedad civil, la reestructuración del Esta-

do de Bienestar y la remercantilización de laactividad económica. Es decir, el voluntariadoes una manifestación ambivalente y complejade nuevas formas de participación cívica, delretroceso y/o contención del Estado de Bie-nestar y de cambios en el mercado de trabajoy en la estructura de los tiempos sociales.Esto quiere decir que la valoración económicadel voluntariado no puede explicarse por simisma sin estos procesos sociales ya que ellosupondría adoptar un enfoque reduccionistade la acción voluntaria y de legitimación de-fensiva de la misma al basar su justificaciónen su simple dimensión económica.

Los tres procesos mencionados, de ámbitogeneral, están reconfigurando los contenidosde la acción civil, la materialización de los de-rechos sociales y las vías de inserción sociolabo-ral. Veamos cada uno de estos procesos enconexión con el objeto de nuestra preocupación.

1. El voluntariado no puede comprender-se, en primer lugar, si no se le relaciona conlos cambios que han tenido lugar en el merca-

do de trabajo y con el proceso general de re-

mercantilización de la actividad económica.El voluntariado tiene como fundamento ma-terial la disponibilidad de un excedente detiempo individual que es , finalmente, social.La jornada de trabajo se ha reducido (intensi-ficando el tiempo de trabajo) y el acceso almercado de trabajo se bloquea por abajo ycercena por arriba la pirámide laboral. La re-

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* Universidad de Alcalá.

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ducción de la jornada y la reducción del em-pleo liberan tiempo disponible para los con-sumos individuales y, tambien, para lasolidaridad. Ambos son tiempo social repro-ductivo, de orden económico y de cohesión so-cial.

Por la parte superior de la pirámide socio-laboral el tiempo disponible se ha ampliadodebido a la jubilación anticipada de personasmayores-jovenes que, con una esperanza devida a los 55 años de 25 años, disponen detiempos de participación social muy variados,parte de los cuales son tiempos asociativos:mutualistas o altruistas. Por la parte inferiorde la pirámide sociolaboral se libera tambientiempo de trabajo posible en tiempo de forma-ción, ocio-consumo, prácticas de progresivainserción sociolaboral y de aprendizaje indi-vidual de la disciplina de entrada en el mer-cado de trabajo. Es decir, en términoslaborales el voluntariado es en muchos senti-dos y; casi siempre al mismo tiempo, una es-pera disciplinada a la entrada en trabajosestables, una escuela de aprendizaje sociola-boral y un tiempo de solidaridad tan altruistacomo pragmático.

2. El voluntariado es, tambien, una ma-nifestación histórica del llamado TercerSector o, en un sentido más amplio, de la re-

constitución de la sociedad civil. El auge de lasociedad civil (Rodríguez Cabrero, 1993) pue-de explicarse en base a dos procesos de carác-ter político-cultural y económico que tienenlugar a finales de la década de los sesenta yprimeros setenta. Por una parte, la emergen-cia de los nuevos movimientos sociales en prode nuevas demandas sociales, formas de par-ticipación política y expresión colectiva. Sufragmentación y declive en los primeros añosochenta (Castells, 2001) no implica su fín,sino la aparición de nuevas formas de am-pliación de la política y de la ciudadanía(Alonso Benito, 1999, pág. 9 y ss.): de la polí-tica como desarrollo tentativo de la democra-cia participativa, como enriquecimiento de lademocracia representativa. Tambien expan-sión de la ciudadanía social como intento de

desarrollo de una nueva generación de dere-chos sociales en relación con la igualdad degénero, la defensa del medio ambiente y eldesarrollo de los derechos humanos.

La crisis de los movimientos sociales de-viene en los primeros años ochenta en rutini-zación asociativa canalizando las energíassociales en favor de un voluntariado politica-mente contenido (integrador de energías) ysocialmente cooperativo con el Estado (susti-tuto y, a veces, extensión asistencial del Esta-do). El voluntariado se expresa ahora comoindividualización de la participación social ycomo nexo en muchos casos entre el Estadode Bienestar y los segmentos de riesgo o enexclusión de la sociedad.

De manera concreta, de lo que se trata esde que el momento reinstituyente del volun-tariado como reconstrucción de una culturasolidaria en las sociedades con Estado de Bie-nestar cristaliza al mismo tiempo, para supropia supervivencia y desarrollo, en asocia-ciones cívicas reguladas y en organizacioneseconómicas dependientes en muchos casosdel Estado.

3. Finalmente, las entidades voluntariasforman parte del proceso no concluido dereestructuración del Estado de Bienestar delque son, en parte, efecto (en sus nuevas mo-dalidades de acción) y, en parte, causa (porcuanto están contribuyendo a la creación decomplejos sistemas mixtos de generación debienestar). El proceso de reestructuración delEstado de Bienestar es consecuencia, como esya sabido, de cambios profundos en sus funda-mentos materiales, organizativos e ideológicosque han conducido a formas institucionales conun mayor peso de lo asistencial y de la acciónprivada tanto solidaria como mercantil.

El acceso tradicional a las prestaciones yservicios del Estado de Bienestar se justifica-ba en base al trabajo estable; tambien, nocabe olvidarlo, en base a una dinámica de po-líticas nacionales centralizadas de cohesiónsocial y de naturaleza, al mismo tiempo, re-

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productiva (sistemas educativo y sanitario).Pues bien, la crísis del empleo ha fragmenta-do el acceso al Estado de Bienestar y ha deve-nido parcialmente en extensión asistencialpara ciudadanos precarios (Moreno Fernán-dez, 2000). A una parte pequeña apenas si lle-ga ya que su diseño institucional no suelecomprender las situaciones de máxima exclu-sión. Tambien el Estado se ha privatizado enparte no solo por la importancia creciente delas empresas privadas en la gestión de servi-cios públicos, sino tambien por el recurso enascenso de los estratos de alta renta a servi-cios privados mercantiles.

El Estado se contiene, a veces incluso se«adelgaza», justificado en base a las dificulta-des financieras �a veces reales y otras sobredi-mensionadas� y a la necesidad de trasladarparte de los costes a la familia y a las entida-des voluntarias, en este último caso parte dela propia gestión estatal de servicios sociales.El traslado de una parte de los costes de lacrísis del empleo o de la creciente depen-dencia a la familia no precisa aquí de mayorargumentación ya que su solidaridad (feme-nina sobre todo ) por arriba y por debajo de lapirámide sociodemográfica es harto conocida.Las entidades voluntarias realizan no solo suviejo papel histórico de solidaridad sino nue-vos cometidos en el ámbito de la gestión deservicios sociales. Esto las conduce a ser enti-dades colaboradoras del Estado, bien comoextensión del mismo, bien como entidades de-pendientes financieramente de los recursospúblicos. Ello supone situaciones nuevascomo competir con otras ONGs por los recur-sos públicos (Rodríguez Cabrero y MonserratCodorniu, 1996) o adoptar modos cuasi-mer-cantiles para hacer frente a la presión delpropio mercado.

En suma, la consideración que hemos he-cho de manera esquemática de los tres proce-sos sociales e institucionales que subyacen aldesarrollo de las entidades voluntarias podríaresumirse del modo siguiente: las entidadessociales, con profundas raíces históricas, sonfruto de la transformación de los nuevos mo-

vimientos sociales en asociaciones y organi-zaciones de servicios; tienen su base social dereclutamiento en segmentos sociales muy va-riados, en los que predomina la nueva clasemedia urbana, con dificultades de acceso almercado de trabajo o excluidos del mismoprematuramente, si bien no en exclusiva, quede manera pragmática tratan de conciliar in-tereses individuales y conductas solidariasen el contexto de remercantilización de la ac-tividad económica y de reestructuración delEstado de Bienestar. No podemos olvidar queel voluntariado no solo es fruto de la transfor-mación de movimientos sociales «políticos» enorganizaciones «solidarias» sino tambien dela energía excedente solidaria de la sociedadfrente a la creciente remercantilización de lasociedad y a la contención del Estado de Bie-nestar. Su naturaleza es, por ello, ambivalen-te lo cual obliga a evitar tanto su idealización�como panacea de democracia participativay de producción de bienestar� como su des-valorización debido a su fragmentación y de-bilidad financiera.

1.2. Estados de Bienestar y voluntariado

Habiendo acotado antes de manera sucin-ta la relación entre las entidades voluntariasy el Estado de Bienestar es preciso profundi-zar en la naturaleza de dicha relación ya queesta varía según los distintos Estados de Bie-nestar. Entre nosotros (García Roca, 2001,pág. 9 y ss.) se ha sostenido que la naturalezay papel del voluntariado depende en muchossentidos del modelo de Estado de Bienestar ode reforma social de cada país. Es evidenteque el voluntariado, en su versión actual,está intimamente relacionado con el Estadode Bienestar y con los modos de intervenciónpública en la vida social.

Entre nosotros Sarasa (1995, págs. 157-183) ha diferenciado cuatro modelos de rela-ción entre Estado y asociaciones altruistas amodo de tipos «ideales» ya que, efectivamen-te, se trata de aproximaciones a la realidad através de ciertos artificios conceptuales. Se-

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gún este autor, podríamos distinguir cuatromodelos básicos siguiendo una modelizacióngeográfico-institucional: a) Modelo renano,característico de paises como Alemania, Bél-gica, Paises Bajos, Suiza y Austria, en los quelas entidades voluntarias forman una especiede oligopolio social, de naturaleza ideológicay religiosa, y que son una extensión estataldada su elevada dependencia financiera de losfondos públicos. Su influencia política es eleva-da dado que la filosofía que subyace a la acciónvoluntaria es el principio de subsidiariedad.b) En el modelo escandinavo las entidades so-ciales son casi públicas y se financian inte-gramente con fondos estatales. Aunque elEstado tiene un papel central en la provisiónde servicios y en la oferta de bienestar las or-ganizaciones sociales son una herramientade la política estatal. c) En el modelo nortea-mericano las entidades se organizan en basea filiaciones de orden religioso o étnico, tie-nen un nivel elevado de independencia de laacción pública si bien la financiación tambienes, en buena medida, pública. d) Por último,el modelo mediterraneo (Italia, Francia y Es-paña) se caracterizaría por lo que el autor lla-ma acomodación distante entre Estado yongs, elevada fragmentación, fuerte depen-dencia financiera y recelos en las relacionesentre el sector público y las entidades socia-les.

Esta misma modelización puede estable-cerse en el orden ideológico tal como haceGarcía Roca y que, en parte, coincide con laanterior. Es decir, cabría diferenciar entrecuatro modelos: uno de tipo conservador, otroliberal, un tercero denominado socialdemó-crata y, finalmente, otro de orden alternativo.Según esta clasificación, interpretamos queestaríamos ante cuatro filosofías diferencia-das según las cuales el sector voluntario seconcebiría como defensivo (conservador) re-gresivo (liberal) receloso (socialdemocrata) eintegrador (alternativo) en relación con el Es-tado de Bienestar.

Cualquier modelización que establezca-mos nos permite definir, en todo caso, algu-

nas convergencias y algunas divergencias en-tre los diferentes modelos. En el orden de lasconvergencias, por ejemplo, cabe destacar lassiguientes: la creciente presencia del sectorvoluntario en la producción de bienestar jun-to al Estado si bien el mercado tiene un papeligualmente creciente; es lo que podría deno-minarse pluralismo del bienestar en el senti-do de nuevas configuraciones de actores einstituciones. En segundo lugar, las entida-des voluntarias, en general, en todos los mo-delos tienen una elevada dependencia de losrecursos públicos; en este sentido no dejan deser una extensión de la acción estatal en mayoro menor grado. Tercero, las entidades volunta-rias están sometidas, sobre todo recientemente,a la presión del mercado en sociedades donde laactividad económica tiende a reducirse al im-perativo mercantil; ello supone no escasaspresiones en el orden organizativo, en el eco-nómico y en el de los valores subyacentes a lanaturaleza de la acción voluntaria.

Ahora bien las divergencias «nacionales»siguen siendo importantes. Así en los mode-los socialdemócratas y continentales se dauna elevada concentración del poder de lasorganizaciones voluntarias. Unas pocas orga-nizaciones son las que canalizan el grueso dela actividad asociativa. Por el contrario, en lospaises del sur de Europa se da una elevadafragmentación asociativa que favorece la com-petencia o, mejor, pugna por los recursos esta-tales. Por otra parte, la debilidad de lassociedades civiles de los paises del sur, princi-palmente España y en menor medida Italia,rasgo típico de procesos de modernización tar-díos y conflictivos, han pasado por largos perío-dos de modernización conflictiva y desigual yuna parte de dicha sociedad civil organizada hatenido una naturaleza clientelar y colusivacon la acción estatal. Finalmente, mientras lasentidades sociales del norte y centro de Europatienen un elevado grado de concentración y au-tonomía frente al mercado, en los paises del surse está produciendo una creciente competen-cia del sector mercantil cuando aún el sectorasociativo no se ha consolidado en términosorganizativos y económicos.

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1.3. Sobre el patrón latino de entidades voluntarias

En otros escritos (Rodríguez Cabrero,1996) hemos señalado que la naturaleza delsector voluntario español, compartiría muchode los rasgos del sector voluntario italiano.Es decir, entre Estado y entidades volunta-rias habría una cooperación financiera y fun-cional basada en una desconfianza mutuacon profundas raíces históricas y un entra-mado asociativo con un bajo nivel de coordi-nación. Todo ello sigue siendo cierto si bienhan tenido lugar importantes cambios duran-te los últimos años que han favorecido unacierta reinstitucionalización de la acción vo-luntaria, un proceso de descentralización dela misma y una clara dignificación de la ima-gen de las asociaciones y fundaciones.

Por reinstitucionalización entendemos losesfuerzos de ordenación del sector no lucrati-vo a través de la legislación en el orden gene-ral (leyes de voluntariado, sobre fundacionesy fiscalidad, entre otras) así como en el ordenoperativo (sustitución de la técnica de la sub-vención por la del convenio, mejora de los ins-trumentos de información como son lacontabilidad aplicada a entidades sin fín delucro, creación de plataformas u órganos deencuentro y de debate entre el sector público yel voluntario, por mencionar algunas). Por des-

centralización, a su vez, entendemos no solo latransferencia de competencias en la regula-ción de estas materias desde el Estado a lasCCAA, sino tambien la importancia recienteque el sector está adquiriendo en el ámbito lo-cal tanto en la provisión de servicios como enla reivindicación de derechos y promociónde la participación ciudadana. Finalmente,por dignificación del sector entendemos lamejora de la imagen social de las entidadesvoluntarias, su mayor relevancia social yvaloración de la acción de estas entidadesque empiezan a formar parte de la acción pú-blica.

Tales cambios positivos no pueden hacer-nos olvidar, como señala criticamente Joan

Subirats (2001, pág 41 y ss.) que nuestro paíssigue siendo anómalo en relación a otros pai-ses europeos ya que Estado y sociedad sondos caras de la misma realidad, es decir, queconviven al mismo tiempo una concepción po-bre de lo público, como ámbito de responsabi-lidad colectiva, y una sociedad civil debil ypoco estructurada, junto a un mercado toda-vía hoy altamente protegido, todo lo cual haconducido a una vertebración desigual y dis-tante entre los diferentes niveles de activi-dad. De manera concreta nuestra sociedadcivil tiene una de sus manifestaciones deter-minantes en el sector asociativo y este siguesiendo escaso en términos comparativos ymuy fragmentado. Ello, obviamente se reflejaen la generación de voluntariado en cuantorealidad específica y dinámica de la acciónasociativa ya que su composición, dedicacióne impactos reflejan en gran medida la ampliafragmentación de las entidades sociales y lanaturaleza de una acción pública en fase dedesarrollo y consolidación y que se ve limita-da en parte a la política de subvenciones yconvenios que, siendo necesaria, dificulta lasuperación de una relación histórica predo-minante de carácter financiero entre el Esta-do y las entidades sociales.

Antes de entrar, en el epígrafe siguiente,en el análisis microsocial de las tipologías ydinámica de la acción voluntaria en el casoespañol nos resta por señalar, de modo cierta-mente esquemático, que la institucionaliza-ción del movimiento asociativo en España hasupuesto un reforzamiento de las entidadesde servicios frente a las de tipo reivindicativocomo consecuencia de los cambios antes men-cionados; igualmente, un papel creciente delos profesionales en asociaciones que soncada vez más organizaciones de reclutamientoy gestión del voluntariado ; y finalmente la cre-ciente concentración de las entidades másgrandes en plataformas de representación/pre-sión. Se trata de un modelo organizacional denuevo tipo dirigido en buena medida a la ges-tión de recursos escasos. La pregunta que senos plantea es si el modelo emergente de en-tidades voluntarias supone un desarrollo real

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de la sociedad civil de manera que fomente almismo tiempo la participación y la responsa-bilidad social o si se trata, por el contrario, deun desarrollo organizativo de cara a la ges-tión de recursos públicos de la que formaríaparte el actual proceso de reclutamiento ygestión de la acción voluntaria. La respuestano es simple ya que posiblemente estén te-niendo lugar al mismo tiempo los dos proce-sos; pero no cabe duda que el sobreénfasis en lagestión del voluntariado, la importancia de losnuevos yacimientos de empleo y la valoracióneconómica del voluntariado parecen indicaruna superior importancia de lo organizativo-económico sobre lo institucional-participati-vo.

2. TIPOLOGÍAS Y AMBIVALENCIAS DE LA ACCIÓN VOLUNTARIA EN LA EXPERIENCIA ESPAÑOLA

Conceptualmente, el voluntario como suje-to y el voluntariado como versión colectivadel anterior, se han definido bajo parámetrosmuy similares. La Ley 6/1996 de voluntaria-do, del 15 de enero, define al voluntariado ensu artículo 3 como «el conjunto de actividadesde interés general, desarrolladas por perso-nas físicas, siempre que las mismas no se rea-licen en virtud de una relación laboral, fun-cionarial, mercantil o cualquier otra retribui-da y que reúna los siguientes requisitos»:realización libre, carácter altruista y solida-rio, sin contraprestación económica, y reali-zada a través de organizaciones privadas opúblicas con programas y proyectos concre-tos.

Autores como Gil Calvo (1995) conciben elvoluntariado como «la prestación gratuita y

libremente asumida de trabajo o servicios en

el seno de alguna clase más o menos organiza-

da de asociación» (Gil Calvo, 1995, pág. 45), oel «Centre d�etudes et d�information sur le vo-luntariat», que considera al voluntariado como«aquella persona que se compromete (noción

de compromiso) por iniciativa propia (noción

de libertad), de manera desinteresada (noción

de acto sin finalidad lucrativa) en una acción

organizada (noción de pertenencia a un gru-

po, a una estructura) al servicio de la comuni-

dad» (noción de interés común) (Ariño et al,

1999, pág. 53).

Definiciones todas ellas, con unos rasgoscomunes sustentados en cuatro pilares comoson el libre ejercicio, la organización, la au-sencia de remuneración y la solidaridad. Ellibre ejercicio y la organización se concretanrespectivamente, tanto en la ausencia decualquier indicio de obligación personal o ju-rídica como en la de actos improvisados. Eneste sentido podríamos concebir el volunta-riado como un grupo estructurado y legal-mente constituido compuesto por unosmiembros con un objetivo o propósito socialcomún, que carece de ánimo de lucro y desa-rrolla programas de interés general.

En lo que respecta a la ausencia de remu-

neración, ésta se configura como uno de losrasgos distintivos del voluntario con respectoa las actividades realizadas por otros agentesde la misma organización como son los direc-tivos, los socios y los profesionales. Sucede,empero, que sobre todo en las organizacionesde pequeña dimensión, la figura del volunta-rio puede llegar a resultar trivalente, pudién-donos encontrar fácilmente al voluntariodirectivo, voluntario socio, o al voluntario quedesarrolla tareas que corresponderían a losprofesionales. Mientras que los dos primerospueden surgir de una voluntad más o menosmanifiesta por parte del voluntario, el últimopuede suscitar mayor controversia: son mu-chos los voluntarios que ven desvirtuados susprimeros propósitos solidarios para terminarrealizando labores no deseadas, que poco tie-nen que ver con el altruismo, por las queotros semejantes son remunerados. En estoscasos, el factor no retributivo se cumple peroquizá no tanto el factor solidaridad. Aunqueen ambos casos se trata de prestar servicios ala organización, la diferencia no radica tantoen el requisito de ajenidad propio del trabajoremunerado frente a la gratuidad de la pres-tación voluntaria, sino en el compromiso com-

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partido y libre de esta ultima, que no siemprese produce, frente a la dependencia y subordi-nación del primero (García Campá, 1999).

Por último, en lo referente a la solidari-

dad, las denominaciones expuestas no se re-fieren a tipos ideales de solidaridad como laOrgánica (Durkheim) procedente de la divi-sión del trabajo y en cierta manera de carác-ter involuntario, la solidaridad pública, decarácter institucional, redistributiva y coerci-tiva, o la solidaridad proxémica también nolucrativa pero revestida de una combinaciónde obligación o desinterés hacia los indivi-duos más próximos, sino a la solidaridad al-

truista puramente voluntaria y universal,que no distingue entre sujetos próximos y aje-nos.

Esto es lo que lo teóricos pueden entenderpor voluntariado, pero ¿qué entienden ellosmismos, los voluntarios?. De los resultadosde 56 entrevistas en profundidad realizadasa colectivos de responsables y voluntarios deCruz Roja Valladolid, se desprenden tresimágenes de la acción voluntaria. En primerlugar, que la acción voluntaria, aunque al-truista, no debe ser improvisada sino profe-

sional y eficaz, de ahí que gran parte de losvoluntarios proclives a esta opinión concibana los receptores de su ayuda como «pacientes»con problemas específicos que deben ser re-sueltos por profesionales. En segundo lugar,los que entienden su actividad como «heroi-ca», requiriéndose no sólo buenos conocimien-tos sino determinados valores y actitudes, yque consideran a los beneficiarios de su ac-ción más como «usuarios» que solicitan de

ellos un servicio que como «clientes». Por últi-mo, los que estiman que sus acciones son fru-to de la espontaneidad, con pretensiones deayudar a «personas necesitadas» cuyo apoyono requiere una especial cualificación.

Paralelamente a esta velada tipología devoluntariado obtenida con los propios prota-gonistas entre voluntarios «eficaces», volun-tarios «héroes» y voluntarios «espontáneos»,surgen otras como la propuesta por GarcíaRoca (1994) entre el voluntario «guía» o vo-luntariado de la rehabilitación, el voluntario«vigía» o voluntariado de la prevención, el vo-luntario «mediador» o voluntariado de la in-tegración y el voluntario «acompañante» ovoluntariado de la asistencia. O la diferencia-ción planteada por Mora y Aranguren (1999)entre el voluntariado de «mínimos» y el vo-luntariado de «máximos». Para éstos últimosautores, el voluntariado de mínimos estaríaincentivado por necesidades instrumentales(adquirir experiencia y formación, mejorar sucurriculum vitae) e intereses expresivos (des-plazar su soledad y aislamiento, distraerse),mientras que el voluntariado de máximos severía más comprometido socialmente sin es-perar nada a cambio. En definitiva, dos tiposde voluntariado que, por una parte, ofrece sutiempo y esfuerzo a cambio de realizarse per-sonalmente y cuyas acciones están proyecta-das hacia ellos mismos, a los que podríamosdenominar como voluntariado de ayuda mu-

tua y, por otra, un voluntariado altruista másdesprendido en su acción voluntaria y que ac-túa fundamentalmente por compromiso so-cial y moral (Cuadro 1).

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CUADRO 1. ALGUNAS TIPOLOGÍAS REPRESENTATIVAS DEL VOLUNTARIADO

Fuentebibliográfica

Cruz RojaValladolid

García Roca(1994)

Mora yAranguren (1999)

Propuestaalternativa

Tipologías devoluntariado

Voluntario eficazVoluntario heroicoVoluntario espontáneo

V. guíaV. vigíaV. mediadorV. acompañante

� V. máximos

� V. mínimos

� V. Altruista

� V. Ayuda mutua

Fuente: Elaboración propia

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A pesar del intento de definición y clasifi-cación del voluntariado, éste puede llegar amostrarse tan impreciso y ambivalente comoaquellos órdenes de mayor magnitud, dígaseTercer Sector y sociedad civil, con los quetiende a identificarse. Pero no sólo la vague-dad y flexibilidad conceptual son rasgos quecaracterizan al voluntariado actual. Comoacertadamente apunta García Inda (1999,p 132-133), además puede estar asistiendo aun proceso de «desideologización y tecnifica-ción», donde la acción ideológica se ha vistodesplazada por la acción asistencial a travésde la delegación de sus responsabilidades a laorganización en la que actúan, y que bien po-dría traducirse en una participación sin vin-culación personal donde los voluntarios, amodo de «francotiradores» 1 altruistas, incu-rren en lo que García Inda (García Inda,1999, pág. 135) define como «militancia sinpertenencia. En definitiva, un voluntariadoque se preocupa por remediar el problema enel efecto en vez de en la causa, y que prefiereactuar colaborando en la oferta de serviciosmás que reivindicando derechos (RodríguezCabrero y Ortí, 1996) como demuestra queuna de cada dos ONGs españolas desarrolleprincipalmente tareas de tipo asistencial(VV. AA., 1997, Plataforma para la promo-ción del voluntariado).

Cabría preguntarse porqué entre tantosvoluntarios, especialmente los más jóvenes,el factor reivindicativo ha perdido empuje afavor de la actuación en campos concretosde la realidad social. Sería respuesta fácil yposiblemente equivocada, alegar falta decompromiso o de sacrificio de la juventudespañola, o que ésta no se enfrente en la ac-tualidad a cuestiones susceptibles de de-mandar un alto componente reivindicativo, aexcepción de aspectos que les atañe muy di-rectamente.

Probablemente una de las respuestas po-damos encontrarla en que el voluntariado noreivindicativo y desideologizado es el que me-jor sirve a «intereses claramente funcionales,

compatibles con los objetivos culturales y polí-

ticos actualmente dominantes» (Zubero, 1999,pág. 95).

Interesa que un sistema capitalista no seatodo competitividad, individualismo o propie-dad privada máxime cuando la actividad eco-nómica es crecientemente mercantil. Al igualque éste intentó humanizarse cediendo inte-resadamente ciertas parcelas al Estado deBienestar en materia de protección de dere-chos del trabajador, en especial por la amena-za y triunfo de la clase obrera en la antiguaURSS, en los últimos años estamos asistien-do a otro proceso de humanización de unaciudadanía descontenta con la frialdad con laque el mercado trata a sus «perdedores» através de la creación de estructuras de volun-tariado por medio de las cuales se pretendeconseguir un «tres por el precio de uno». Poruna parte, porque humaniza el mercado sua-vizando las fricciones del sistema capitalistainculcando, a través de las asociaciones devoluntariado, el hábito de trabajo necesariopara desarrollar productivas labores de equi-po (Zubero,1999) 2. Por otra parte, porque in-teresa un voluntariado asistencial y noreivindicativo que «descongestione» al sectorpúblico de su supuesta ineficacia, y así justi-ficar una subsidiariedad que finalmente po-dría traducirse en el surgimiento de «nuevosyacimientos de empleo» a través de entidades«privadas» no lucrativas y «no gubernamen-tales». En tercer lugar, porque bajo estas de-

56

ESTUDIOS

2 Incluso podríamos estar asistiendo a una «laborali-zación», en vez de una diferenciación, de las actividadesde los voluntarios con respecto a los profesionales comodemuestran tanto determinados derechos del voluntarioregulados en la Ley 6/96 (el derecho a un seguro, la aper-tura de resolución de conflictos entre las organizacionesy los voluntarios a la vía jurisdiccional, o el registro de al-tas y bajas del personal voluntario), como determinadosdeberes (el compromiso de adhesión, confidencialidad yparticipación en actividades voluntarias).

1 DEMETRIO CASADO los denomina así en referencia alos voluntarios autónomos desvinculados de una organi-zación concreta y difícilmente cuantificables (CASADO

1999, p. 94).

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nominaciones se vincularían dichas fuentesde empleo al triunfo de la lógica de lo «priva-do» y no a una razonable apuesta hacia lacomplementariedad por parte del sector pú-blico. En definitiva, un voluntariado de gran«utilidad» para el capitalismo por humanizarel mercado, justificar la subsidiariedad delsector público, y generar mayor empleo «nopúblico», la cual podría acentuarse si moneti-zamos la propia actividad voluntaria tradu-ciéndola a empleo remunerado 3.

Ciertamente, no todo es fruto de los objeti-vos culturales y políticos dominantes. El vo-luntariado tiene su parte de responsabilidadpero también su parte de mérito. Responsabi-lidad, porque por sí mismo puede cambiar lascosas y no lo hace debido a la excesiva ideali-zación y descoordinación de sus acciones.Mérito, porque es mejor un voluntariadoimpuro y a dedicación parcial que ningúnvoluntariado, porque facilita la emancipacióndel individuo frente a la tiranía tecnológica ymediática, y fomenta la cercanía y la respon-sabilidad hacia los más desfavorecidos, sen-tando las bases de un altruismo transversalque contagia todos los órdenes de la esfera so-cial. Igualmente, el voluntariado podría su-poner una rampa de lanzamiento de un buennúmero de «ciudadanos precarios» (Moreno,2000) (emigrantes, gitanos, drogadictos, re-clusos, etc) que inicialmente son los benefi-ciarios de sus acciones altruistas y queposteriormente se integran en la organiza-ción como voluntarios, paralelamente con elvoluntariado convencional, con resultadoshacia su posterior integración laboral. Así,esta «internalización» de la experiencia de

aquellos que inicialmente fueron receptoresde ayuda y su integración dentro de una es-tructura de voluntariado podría permitirlesdesarrollarse profesionalmente en un contex-to participativo y organizativo que no les esajeno, adquiriendo algo que se ha criticadoanteriormente pero que podría ser útil en es-tos casos como es la adquisición del hábito detrabajo necesario para desarrollar labores deequipo.

Este proceso únicamente sería posible silas ONGs disfrutan de una estructura for-mativa y gerencial autónoma, eficiente yágil capaz de facilitar el tránsito beneficia-rio-voluntario-empleado hacia dentro o fue-ra de la propia ONG. A este respecto, sirva deejemplo nuestro análisis de la entidades deacción social en España confirmando el inte-rés de la labor formativa de las ONGs si tene-mos en cuenta que aproximadamente un 32%de los voluntarios de la organización son for-mados dentro de la propia entidad.

3. LA APORTACIÓN DEL VOLUNTARIADO A LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y A LA ECONOMÍA

El voluntariado se convierte en una piezaclave dentro de las entidades que integran elTercer Sector así como en un signo de revita-lización de la misma sociedad civil. Tal revi-talización viene respaldada por numerosasinvestigaciones centradas en el análisis delvoluntariado en sus vertientes cualitativas ycuantitativas que no hacen sino constatarque es un fenómeno en crecimiento. En ade-lante se presentará un síntesis de tales inves-tigaciones a la que añadimos una propiacentrada en el subsector de la acción social,constatable como uno de los más significati-vos en cuestión de voluntariado. Repre-sentando a este subsector se han analizadolas entidades subvencionadas del 0,52 delIRPF 1997 a través de los expedientes de so-licitud concedidos, complementando los re-sultados con una encuesta postal enviada a

57

3 A este respecto puede parecer excesivo poner unprecio a una actividad voluntaria pero no menos me loparece aprovechar una actividad altruista para desempe-ñar funciones que deberían ser remuneradas. Así, en pá-ginas posteriores se ha procedido a tal equivalencia, nocon la intención de racionalizar la actividad voluntariasino con el objetivo de estimar cuánto empleo se podríaestar generando si el trabajo del voluntario fuese aprove-chado indebidamente por aquellas ONGs que, de al-truistas, sólo tienen el nombre.

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aquellas que fueron subvencionadas en laconvocatoria de 1998 4.

3.1. El voluntario y la participación ciudadana

En una primera aproximación al volunta-riado, suele ser frecuente compararlo con elvolumen de personas asociadas o afiliadas aalguna organización no lucrativa. En tal com-paración, los porcentajes de afiliación, en tor-no al 30% de la población española, tienden aser superiores a los de voluntariado. Con res-pecto a estos últimos, tanto las referenciasofrecidas en 1990 por Dekker y Van der Broek 5,que sitúan a España como unos de los paísesdesarrollados con menores porcentajes de vo-luntariado 6, como los resultados del Institu-

to de la Juventud para 1995 (AA.VV,1996),coinciden en cifrar la dedicación de los espa-ñoles a algún tipo de actividad voluntaria so-lidaria en torno al 12% 7. En cuanto alvoluntariado de servicios sociales nuestrotrabajo apunta a que éste vendría a repre-sentar aproximadamente el 4% la poblaciónespañola 8; una cifra razonable comparadacon el 12% anterior para todo el Tercer Sec-tor si tenemos en cuenta que las entidadesde servicios sociales se configuran como unode los principales núcleos de la acción volun-taria. No obstante, a pesar de la preeminen-cia cuantitativa de la afiliación sobre elvoluntariado, éste parece disfrutar de unmayor reconocimiento social por razonescomo su novedad, ser considerados la expre-sión «más pura e inteligible de la solidaridadaltruista» y la mayor publicidad otorgada aéstos para «halagarlos y motivarlos» (Casado,1999, pp. 93-94).

El perfil sociológico del voluntario es otrode los factores que más interés ha suscitadoen la literatura al analizar el fenómeno delvoluntariado. Según los estudios revisados secaracterizaría por su juventud, con una edadmedia comprendida entre 36 y 37 años (Gon-zález Blasco y Gutiérrez Resa, 1997), sólidaformación (sólo un 4% carece de estudios y lamayoría posee estudios secundarios y univer-sitarios), una dedicación media entre 14 (Ro-dríguez Cabrero y Montserrat, 1996) y 20horas al mes (González Blasco y GutiérrezResa, 1997, González Blasco, 1999, VV.AA.,1997.) y cuyas principales motivaciones esta-rían fundamentalmente relacionadas con eldeber, la obligación moral y la satisfacciónpersonal (Dekker y Van der Broek, 1998). Por

58

ESTUDIOS

4 Sirva reseñar que el número de organizaciones so-ciales analizadas únicamente en la convocatoria IRPF 97ascendió a 6049, que suponen algo más del 30% de las19498 registradas en 1997 (Ministerio de Interior, 1997;CABRA DE LUNA, 1998, 2000) sobre un total de entidadesdel Tercer Sector de 214.000 aproximadamente segúnnuestras estimaciones. Asimismo, añadir que las entida-des subvencionadas en esta convocatoria, aunque sólofueron 273, muchas de ellas son confederaciones y fede-raciones de asociaciones, con lo que la cifra real aproxi-mada de asociaciones sobre las que disponemos deinformación sería la ya citada de 6049. Esta cifra se haconseguido realizando una encuesta telefónica entre las53 Federaciones y Confederaciones subvencionadas enla convocatoria IRPF 1997 a través de un listado telefóni-co suministrado por el Ministerio de Asuntos Sociales.Con respecto a la fiabilidad de esta cifra, podríamos aña-dir que se presenta muy próxima a la extraída por el pro-pio Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales que estimó6799 asociaciones para la convocatoria siguiente (DE LA

FUENTE, C.; MONTRAVETA, I. y VALLS, R. (1999). Ministeriode Trabajo y Asuntos Sociales).

5 Estos autores clasificaban a la sociedad civil espa-ñola dentro de la que denominaban sociedad civil «parro-quial», caracterizada por tener bajos índices de afiliados(23%) con muchos voluntarios entre ellos (el 53% aprox.),especialmente en cuestiones relacionadas con el medioambiente, el tercer mundo, la política y la religión.

6 Apoyados en las encuestas sobre Valores de los Eu-ropeos (HALMAN y VLOET,1994) y Valores mundiales (IN-

GLEHART, 1990). Ambas obras: HALMAN, L. y VLOET, A.(1994). Measuring and Comparing Values in 16 Countries

of the Western World, Tilburg University (WORC), TIL-

BURG y INGLEHART, R. (1990). Culture Shift in Advanced In-

dustrial Society, Princeton University Press, Princeton,New Yersey, citadas en DEKKER y VAN DER BrOEK (1998).

7 Por su parte, RUIZ OLABUÉNAGA (2000), tras revisaruna serie de investigaciones y sondeos entre 1995 y1998, concluye que estos porcentajes de voluntariadoen España no bajan del 9,5% ni exceden el 15%.

8 Obviamente, entre éstos no figuran los que CASA-

DO (1999, p. 94) denomina como «francotiradores», enreferencia a los voluntarios autónomos desvinculados deuna organización concreta y difícilmente cuantificables.

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clase social, mientras que las clases medias-altas tienden a participar en asociaciones re-creativas (fundamentalmente deportivas yculturales), a medida que se desciende en laescala adquisitiva aumenta la propensión aasociarse en asociaciones religiosas y cívico-sociales (FOESSA,1994).

El perfil del voluntario de servicios socia-les se corresponde en las entidades socialesdel 0,52 con una persona próxima a los 34

años, con predominio de las mujeres (57%)sobre los varones (43%), titulado medio ycomprometido continua y regularmente conla ONG. A este respecto, conviene resaltarque el 55,5 % de las entidades encuestadasafirmaron contar con voluntarios cuya per-manencia fue continuada y superior al año,con un promedio de 4,3 y 4,8 horas semanalesde dedicación en los meses de marzo y no-viembre respectivamente (Tabla I).

59

TABLA I. PERFIL SOCIOLÓGICO DEL VOLUNTARIADO EN LAS ENTIDADESDE SERVICIOS SOCIALES

Edad media del voluntario 33.8 AÑOS

Voluntarios en intervalos de edad: Porcentaje

* De 18 a 30 años* De 31 a 45 años* De 46 a 65 años* Más de 65 añosTOTAL

27,0% 45,5% 20,0% 7,5%

100,0%

Género Porcentaje

* Varones* Mujeres

43,0% 57,0%

Estudios Porcentaje

* Primarios* Secundarios* Superiores* Sin estudios

24,0% 43,0% 23,0% 10,0%

Permanencia Porcentaje

* Continuada superior al año* Continuada inferior al año* Esporádica* Sin clasificarTOTAL

55,5% 6,5% 1,9%

36,0% 100,0%

Dedicación Media

* Promedio de horas semanales en marzo* Promedio de horas semanales en noviembre* Promedio de horas semanales marzo-noviembre

4,3% 4,8% 4,5%

Fuente: Encuesta 0,52, 1998

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Adicionalmente cabría señalar que el pre-dominio de las mujeres voluntarias sobre losvarones se produce en la mayor parte de lasentidades salvo en aquellas que cuentan conmenos de 10 voluntarios. Por lo que respectaa la edad, no parece existir una vinculaciónclara entre el número de voluntarios de la or-ganización y la edad media de los mismos,siendo mayor en las entidades que cuentanentre 11 y 20 voluntarios y las que superanlos 250 (Tabla II).

No obstante, la edad si parece guardarcierta relación con el número de personas em-pleadas en las entidades de servicios socialesya que, como puede observarse en la tabla III,el voluntariado más joven tiende a concen-trarse en las entidades más intensivas enpersonal remunerado. Si bien por una parte,esto podría deberse a las mayores posibilida-des que tienen los voluntarios más jóvenes deadquirir más experiencia y formación laboralen aquellas entidades más profesionalizadas,por otra, estaríamos tratando de una edadpróxima a los 30 años en la cual el voluntarioya suele estar integrado en el mercado labo-ral y por lo tanto no necesitaría satisfaceresas carencias a través de una ONG.

Enlazando con el contrapeso que la activi-dad voluntaria ejerce en las entidades conmenores recursos, hemos comprobado ennuestro trabajo que la proporción de volunta-rios por empleado es especialmente alta enlos tramos de entidades que cuentan con pocopersonal remunerado. También observamosque el voluntariado de gestión dedica un ma-yor número de horas en las entidades con me-nores ingresos, sin embargo, los resultados dela Tabla III no confirman que los voluntariosdediquen más horas en las entidades que cuen-tan con menor número de empleados, con lo quepodría apuntarse que las carencias del personalremunerado en las entidades menos intensivasen mano de obra tienden a complementarse conuna mayor proporción de voluntarios por em-pleado más que con un mayor número de horasde dedicación altruista.

El perfil sociológico del voluntariado de ser-vicios sociales podría completarse atendiendo asu estructura motivacional. Según la encuestarealizada, éste asigna su preferencia de donartiempo libre a necesidades expresivas como lasatisfacción personal (38%), o el deber u obliga-ción moral (33%), por encima de intereses ins-trumentales como la adquisición de experienciay formación en la ONG (28%) (Tabla IV).

60

ESTUDIOS

TABLA II. GÉNERO Y EDAD MEDIA DEL VOLUNTARIADO POR NÚMERODE VOLUNTARIOS

Voluntarios enintervalos

Género Edad media delvoluntariado

% Varones % Mujeres

< 10 50,3 49,7 33,4

11-20 46,5 53,5 35,4

21-50 44,7 55,3 33,6

51-100 31,4 68,5 29,7

100-250 43 57 34,5

> 250 39 61 34,9

TOTAL 43 57 33,8

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Igualmente importante resulta el recluta-

miento y la formación del voluntario dentrode la propia organización. Respecto a la for-ma de reclutamiento, son las propias entida-des sociales las que captan a sus voluntarios(61%), relegando a las entidades especializa-das y a las campañas publicitarias a valoresmeramente testimoniales (2,2% respectiva-mente) (tabla V). Por su parte, el 65% de losvoluntarios conoció la organización a travésde amigos y familiares, y tan solo un 6,7 % lohizo a través de medios de comunicación demasas. Así mismo, las entidades de serviciossociales también son una fuente importante

de formación de voluntarios orientada a lagestión eficiente y coordinada de sus accio-nes. Esta formación se concreta en un 32 %de voluntarios formados dentro de la propiaorganización con una media de 38 volunta-rios formados por curso.

La vertiente voluntaria de las labores di-rectivas completa el análisis de este trabajoen cuanto al perfil de la cúpula organizativa.Los directivos en su mayoría son titulados su-periores (68,5%), con una estabilidad laboralrelativamente alta, tanto por permanecer enel cargo una media de 8 años y por disfrutar

61

TABLA III. DEDICACIÓN Y EDAD MEDIA DEL VOLUNTARIADO POR NÚMERODE EMPLEADOS

Empleados enintervalos

Promedio de horassemanales de los

Voluntarios en marzo

Promedio de horassemanales de los

voluntarios ennoviembre

Edad media delvoluntariado

< 10 4,2 4,8 36,4

11-20 4,1 4,2 34,5

21-50 4,8 5,5 31,8

51-100 4,7 4,6 29.5

> 100 4 5 29,9

TOTAL 4,3 4,8 33,8

Fuente: Encuesta 0,52, 1998

TABLA IV. MOTIVACIÓN PRINCIPAL PARA PARTICIPAR COMOVOLUNTARIOS

Tipo de motivación Porcentaje

* Experiencia y formación 28 %

* Deber u obligación moral 33 %

* Compasión 1 %

* Satisfacción personal 38 %

TOTAL 100 %

Fuente: Encuesta 0,52, 1998

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de un contrato fijo en el 40% de los casos,como por contar con bajos porcentajes de con-tratos temporales (12%). El carácter altruistade estos cargos se vería representado por algomás del 21% de directivos que desempeñan

funciones gerenciales de forma voluntaria, ycuya actitud es más frecuente cuanto mayores su nivel educativo (Tabla VI, gráfico I) ymenor el número de empleados remuneradosen la entidad (Tabla VII).

En este sentido, la Tabla VII refleja como amedida que la entidad aumenta su tamaño,el cargo ejecutivo va perdiendo su naturalezavoluntaria en favor de una mayor estabilidadlaboral. Esta afirmación estaría en consonan-

cia con la importancia que las tareas volunta-rias tienen para la supervivencia de las pe-queñas entidades, en las cuales la labor delpersonal remunerado puede acabar siendosuplantada por personal voluntario.

62

TABLA V. FORMA DE RECLUTAMIENTO DEL VOLUNTARIADO

Forma de reclutamiento Porcentaje

* Directamente por la entidad 60,7%

* Por una entidad de voluntariado 2,2%

* Por campañas publicitarias 2,2%

* Directamente y por campañas 9,0%

* Directamente y por una entidad de voluntariado 9,0%

* Directamente , por otra entidad y por campañas 6,7%

* No contesta 10,1%

TOTAL 100,0 %

Fuente: Encuesta 0,52, 1998.

TABLA VI. TIPO DE CONTRATO DEL CARGO EJECUTIVO POR NIVEL DEESTUDIOS, 1998

Nivel de estudios delCargo Ejecutivo

Tipo de contrato del Cargo EjecutivoTOTAL Porcentaje

Fijo Temporal Voluntario No contesta

Primarios 0 1 2 1 4 4,5%

Medios 4 2 4 2 12 13,5%

Superiores 31 6 11 13 61 68,5%

No contesta 1 2 2 7 12 13,5%

TOTAL 36 11 19 23 89 100,0%

Porcentaje 40,5% 12,4% 21,3% 25,8% 100% �

Fuente: Encuesta 0,52, 1998.

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3.2. Aportación del voluntariado a la economía

El análisis de la aportación del voluntaria-do a la economía tiende a enfrentarse a no po-cas reticencias al entenderse que el altruismono puede equipararse con cuestiones más re-lacionadas con el lucro o la remuneración deactividades cuando estas no son su principalfin. No es este el objetivo de estas páginas

sino plantear su aportación con cifras, susci-tando una cuestión de fondo latente sobre siel voluntario acaba desempeñando tareasque no pretendía y que podrían ser remune-radas. Así mismo se pretende reforzar el va-lor del voluntariado reseñando que la acciónaltruista, aunque voluntaria, también generaun valor añadido a la economía que no se re-gistra en la contabilidad nacional y que nodebe menospreciarse.

63

GRÁFICO I. TIPO DE CONTRATO Y NIVEL DE ESTUDIOS DEL CARGOEJECUTIVO, 1998

Estudios del cargo ejecutivo

superioresmediosprimarios

40

30

20

10

0

Contrato c.ejecutiv

fijo

temporal

voluntario

4

11

42 2

6

31

Fuente: Encuesta 0,52, 1998.

TABLA VII. TIPO DE CONTRATO DEL CARGO EJECUTIVO POR INTERVALOSDE PERSONAL, 1998

Tipo de contrato del cargo ejecutivo

Intervalos de empleados Fijo Eventual Voluntario No contesta Total

< 10 5 2 13 8 28

11-20 5 6 2 3 16

21-50 8 1 2 6 17

51-100 6 2 1 3 12

> 100 12 0 1 3 16

TOTAL 36 11 19 23 89

Fuente: Encuesta 0,52, 1998.

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Anteriormente se apuntó que el volunta-riado de servicios sociales suele complementarlas carencias de personal remunerado en las en-tidades sociales de menor dimensión. Este tipode conclusiones más o menos contrastadas,pero siempre latentes, han promovido traba-jos como la investigación coordinada por RuizOlabuénaga (2000) a través de la FundaciónBBV e integrada en un estudio comparativoconjunto con la Universidad Johns Hopkins(Salamon, Anheier y asociados, 1998), del quese desprende que en 1995 existían alrededorde 250.000 entidades no lucrativas que apor-taban cerca de 475.000 asalariados a jornadacompleta (4,5% del empleo total no agrícolaespañol), un millón de voluntarios aproxima-

damente (253.000 empleos voluntarios equi-

valentes), y una contribución al PIB entorno al 4,6%. Así mismo, se confirma eneste estudio que, del conjunto de dichas en-tidades, las orientadas a los servicios socia-les se configuran como las más intensivasen factor trabajo ya que a pesar de repre-sentar tan solo el 3,1% (7.922 entidades), ab-sorben el 32% de los empleos totales delsector (151.000).

Otra buena muestra es la investigaciónrealizada por Rodríguez Cabrero y Montse-rrat (1996), para quienes las entidades volun-tarias de servicios sociales representaron en1992, el 0,59% del PIB y el 1,41% del empleodel sector servicios (100.000 empleos remu-nerados y 25.000 empleos voluntarios a jor-nada completa), movilizando a su vez a cercade 300.000 voluntarios cuya dedicación me-dia rondaría las 14 horas de trabajo al mes.En línea con este estudio, el Ministerio deTrabajo y Asuntos Sociales presentó a finalesde 1999 (De la Fuente, C.; Montraveta, I. yValls, R., 1999) una breve referencia al núme-ro de voluntarios y empleos derivados de lasentidades del 0,52, situándolos en 552.824 y15.213 respectivamente.

La Fundación Tomillo (VV.AA, 2000), porsu parte, como resultado de una muestra de201 entrevistas personales basada en un Di-rectorio propio con más de 11.000 entidades deacción social, confirma la alta temporalidad, de-pendencia financiera (53% de subvenciones pú-blicas, 11% de donaciones) y significación delempleo generado en éstas. En este sentido,

64

CUADRO II. SÍNTESIS DE ANÁLISIS EMPÍRICOS SOBRE LA DIMENSIÓNDEL VOLUNTARIADO ESPAÑOL

Fuente bibliográficaNº / tipo de

organizaciones%/PIB % empleo Voluntarios/socios

� Ruiz-Olabuénaga (2000)

� 253.507 Entidades (1995)

4,60%4,5 %(475.179 remunerados) *

1.000.000 voluntarios

� Rodríguez Cabrero y Montserrat (1996)

Aprox 1.000 Entidadessociales (0,52%, ONCE,Cajas de Ahorro) (1992)

0,59%1,41 % **

(100.000 remunerados)286.000 voluntariosdedicación media:12-14 h/mes

� De la Fuente, C.; Montraveta, I. y Valls, R. (1999)

Entidades 0,52 (6799asociaciones sociales)

15.213 empleos 552.821 voluntarios

� Fundación Tomillo (VV.AA, 2000)

� 11.043 Entidades sociales

450.000(215.000 remunerados)

1.070.000 voluntarios

Fuente: Elaboración propia.* Porcentaje calculado sobre el total del empleo no agrícola. Los 475.179 empleos son remunerados y a tiempo completo,sin incluir a los voluntarios. Si se incluyera a éstos últimos la cifra ascendería a 700.000 empleos.** Calculado sobre el empleo del sector servicios.

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han estimado en torno a 450.000 empleos ajornada completa, de los cuales algo menos dela mitad serían asalariados (215.000) y el res-to voluntarios, cuya cifra total de éstos últi-mos sin equivalencias a tiempo completoascendería a 1.070.000. Así mismo, son rele-vantes las estimaciones de creación de em-pleos para un futuro cuyas previsionessuperarían los 170.000 trabajadores en losdos próximos años.

En una línea similar, en nuestro trabajohemos traducido a jornada completa la activi-dad de los 497.926 voluntarios cuantificadosde la convocatoria del IRPF 1997, tomandocomo referencia de horas de trabajo a la se-mana las 4,5 horas reseñadas en la encuestarealizada. Los resultados se han extrapoladoal conjunto de entidades sociales registradasen 1997 cuyos resultados se han presentadoen la siguiente tabla VIII (Tabla VIII).

De este análisis puede desprenderse quelos voluntarios inmersos en las entidades so-ciales del 0,52 representan algo más del 1%de la población española, con una actividadequivalente a la jornada completa que podríasobrepasar los 50.000 empleos hasta generar0,7 empleos de cada 100 en el sector servicios.Adicionalmente, la actividad desarrolladapor el personal voluntario en el conjunto delas entidades sociales españolas equivaldríaal 2,3% del empleo del sector servicios conalgo más 180.000 puestos de trabajo a jorna-da completa. Si lo comparásemos con el nú-mero de empleos remunerados a tiempocompleto en las entidades sociales estimadoen nuestra investigación (en torno a 77.795)podríamos añadir que la proporción de profe-sionales con respecto al personal voluntarioequivalente es de 2,3 voluntarios por cadaprofesional.

En definitiva, aún a sabiendas de que lagratuidad de los voluntarios y la remunera-ción de los profesionales implican análisismuy diferentes, debemos ser conscientes deque también los primeros generan riqueza so-bre todo si tenemos en cuenta que puede lle-gar a ser algo más del doble de la que aportanlos segundos.

4. SOBRE EL FUTURO DE LA ACCIÓN VOLUNTARIA: ALGUNOS PROBLEMAS INMEDIATOS

La acción voluntaria es tan necesaria so-cialmente como funcionalmente eficaz en la ac-tual fase de cambio en el Estado de Bienestar yen la propia dinámica de la sociedad civil. El al-truismo societario, canalizado a través de enti-dades voluntarias o simplemente expresado

65

TABLA VIII. REPRESENTATIVIDAD DEL PERSONAL VOLUNTARIO DE LASENTIDADES SOCIALES EN 1997

Tipo de entidad Voluntarios% / poblaciónespañola 1997

Media horas semanales(encuesta0,52,1998)

PersonalVoluntario

equivalente ajornada completa

% personalvoluntario

equivalente sobre empleos sectorservicios 1997

� Entidades sociales 0,52 IRPF 97

497.926 1,25% 4,5 56.017 0,7 %

� Entidades sociales españolas en 1997

1.604.986 4% 4,5 180.560 2,3 %

Fuente: Expedientes 0,52 IRPF 1997.

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en prácticas individuales y grupales desarro-lla importantes funciones, como hemos visto,de solidaridad, cohesión social y de gestióndel conflicto pero, tambien, afrontan impor-tantes servidumbres, recordadas por diferen-tes autores (Giner y Sarasa, 1997, pág.217 yss.), que tienen que ver con su propia natura-leza de entidades dependientes economica-mente del Estado y con una posición social eideológica compleja al estar situadas entre laacción estatal y la actividad mercantil.

Cuatro son los problemas básicos queafrontan las entidades voluntarias, que noagotan el posible listado de los mismos, y queafectan directa o indirectamente a las prácti-cas del voluntariado que, insistimos, puedeestar canalizado a través de una entidad omovimiento social o puede desarrollarse demanera individual o grupal-informal. Talesproblemas son: la tensión mercantil, el dua-

lismo profesional/voluntario, la ordenación

del sector social y la revalorización de la na-

turaleza movilizadora.

a) En primer lugar, las entidades socialesafrontan una doble tensión de naturaleza

mercantil. Por una parte, en la medida enque gestionan servicios se ven obligadas aadoptar prácticas y técnicas propias del sec-tor mercantil que, siendo necesarias para de-sarrollar una gestión eficiente y efectiva,conducen a veces a la confusión entre lo queson los objetivos sociales y los de tipo mercan-til. Por otra parte, y creemos que es más im-portante, las entidades sociales asisten a uncierto y selectivo desplazamiento por parte delas empresas privadas en aquellas activida-des sociales de prestación de servicios queson o pueden ser rentables. Este desplaza-miento, justificado en nombre de la supuestasuperioridad gestora de la empresa privada,debe ser objeto de atención en la medida enque sería necesario evitar un reparto del«mercado» de los servicios sociales en funciónde criterios de estricta rentabilidad de mane-ra que las ONGs queden desplazadas haciaactividades o lugares en los que no existan

economías de escala o no se produzcan már-genes de rentabilidad económica.

b) La tensión entre profesionales y volun-

tarios ha sido destacada por diferentes auto-res (Cachón, 1999, pág. 41 y ss.). En muchossentidos es una falsa contradicción. Más biense trata de la tensión propia del crecimientode las entidades sociales y de la transforma-ción de muchas de ellas en organizacionesprestadoras de servicios. El paso de los movi-mientos sociales a asociaciones y de estas aorganizaciones de servicios genera cambiosen la división social y técnica del trabajo delas entidades sociales. Son dos prácticas so-ciales que, como señala el citado autor, nocabe contraponer ya que no solo son dos fe-nómenos complementarios sino dependien-tes. El trabajo profesional organiza elvoluntariado y su actividad solidaria y, a suvez, el voluntariado es directa o indirecta-mente �según el tipo de entidad� el que dasentido a la actividad profesional. Es más, lamayoría de los profesionales son al mismotiempo voluntarios como demuestran multi-ples estudios, del mismo modo que muchosvoluntarios se convertirán con el tiempo enprofesionales a través de un proceso de inser-ción laboral. Al final se trata de un campomotivacional que recorre un continuo en elque puede haber diferentes tipos de prácticasocial. Este dualismo, en todo caso, aparecehoy en el debate sobre la naturaleza de lasongs y debe ser abordado no como contradic-ción sino como tensión enriquecedora en eldesarrollo de la división social del trabajo so-lidario.

c) Un tercer problema que afrontan lasentidades sociales es el referente a la ordena-

ción del sector, es decir, a la necesaria supera-ción de la fragmentación del sector social. Lamejora de la coordinación interasociativa esun reto para las ONGs. En general las gran-des entidades han creado sus mecanismos decordinación y negociación, no así el universofragmentado que constituye el grueso de lasentidades sociales. Crear mecanismos deapoyo, aprendizaje y programas compartidos

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es una linea de racionalización de la activi-dad absolutamente necesaria con el fín demultiplicar los recursos de las entidades. Nose trata tanto de fomentar la creación de oli-gopolios sociales cuanto de vertebrar el sectormediante agrupamientos de entidades y ges-tión de actividades compartidas.

d) Finalmente, las entidades sociales tie-nen como doble objetivo, en su inmensa ma-yoría, la reivindicación y defensa de derechos

humanos y sociales y la prestación de servi-cios. El proceso de concertación de serviciospor parte del Estado ha supuesto, sin duda,un desarrollo de la faceta «empresarial» delas entidades sociales. Acercar los servicios alos ciudadanos, abaratar costes, descargarsede compromisos laborales, aprovechar la fle-xibilidad y capacidad innovadora de muchasongs, son algunas de las razones que estándetrás del papel creciente de las entidades so-ciales en la prestación de servicios. Este desa-rrollo supone, por otra parte, un freno a laactividad revindicativa de dichas entidadescuya naturaleza económica se ve reforzada endetrimento de la naturaleza de tipo social. Enla medida en que las entidades voluntarias seconsolidan como instrumentos o extensióndel Estado en la producción de servicios seproduce un desplazamiento de la actividadreivindicativa y movilizadora. En este senti-do cabe recordar que las entidades socialescanalizan demandas colectivas, amplian elcampo de la democracia y abren nuevos fren-tes de revindicación en favor de los derechossociales.

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RESUMEN: El creciente protagonismo del voluntariado en la revitalización de la sociedad civil aconsejaabordarlo como una cuestión prioritaria en las agendas de un gran parte de los investigado-res sociales. En este sentido, y sin prescindir del análisis de las ambivalencias que generatal protagonismo sirviendo tanto a intereses claramente instrumentales como a otros másexpresivos y altruistas, este trabajo persigue reflejar este fenómeno con datos y perfiles conel fin de aproximar en cuánto y cómo está actuando la acción voluntaria, así como analizarcuál es su aportación a nuestra riqueza y bienestar.Para ello el trabajo contextualiza la acción voluntaria en el marco de los cambios y transfor-maciones en el Estado de Bienestar así como en el marco específico del Estado de Bienestaren España en cuanto modelo o patrón latino de sociedad civil. Adoptando una perspectivainstitucional y sociohistórica se ha pretendido definir la naturaleza sociomaterial de la ac-ción voluntaria teniendo en cuenta los cambios en el mercado de trabajo, el uso de los tiem-pos sociales y la nueva dinámica de la acción pública. En base a este contexto se hananalizado los modelos prácticos de voluntariado y realizado una valoración económica de laacción voluntaria con diferentes trabajos ya realizados y propios.

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