el viento susurrante

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    L VI NTO

    SUSURR NT

    JUANMANUELOCHOATORRES

    SOCIEDAD MEXICANADEGEOGRAFAY ESTADSTICA, A. C.

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    ACERCA DEL AUTOR

    JUAN MANUEL OCHOA TORRES es miembrode la SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFA YESTADSTICA, A.C., que es la sociedad cientfi-ca y cultural ms antigua del continente Ameri-cano, al haber sido fundada en el ao 1833 porel entonces Presidente de Mxico Don ValentnGmez Faras.

    El autor forma parte del Consejo Acadmico Na-cional de dicha institucin, al fungir como Presi-dente de una de sus Academias, y ha escrito unagran cantidad de libros sociales, econmicos,cvicos, ecolgicos, demogrficos, histricos y deanlisis diversos; algunos de los cuales han sidotraducidos al idioma ingls.

    www.juanmanuelochoat.blogspot.com

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    EL VIENTO

    SUSURRANTE

    JUAN MANUEL OCHOA TORRES

    SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFA Y ESTADSTICA, A. C.

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    Ttu lo or igi nal en espaol :El viento susurrante

    PRIMERAEDICIN:OCTUBREDE2015

    ISBN: 978-607-7944-12-6

    Nmeroderegistro: 03-2015-070913523600-01

    Copyri ght Ju an M anuel Ochoa Torres

    Correspondencia con el autor:

    Juan Manuel Ochoa Torres: [email protected]

    SOCIEDAD MEXICANADE GEOGRAFAY ESTADSTICA,A.C.Justo Sierra 19 Centro Histrico

    Telfonos(52)(55)[email protected]

    http://smge-mexico.blogspot.com

    Mxico 06020,D.F.MEXICO

    Impreso en los talleres deCACTUS DISPLAYS, S.A. de C. V.

    [email protected]

    Tipografa y formacin:Lu is Tovar Carri llo

    [email protected]

    Portada:An a Sofa Ochoa Ri coux

    Prohibida la reproduccin total o parcial de este librosin autorizacin del autor.

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    NDICE

    PGINA

    CAPTULO I .............................................................. 5EXTR S COINCIDENCI S

    CAPTULO II ............................................................. 13C

    M IOS INESPER DOS

    CAPTULO III............................................................. 25E

    N C MINO

    CAPTULO IV ............................................................ 47EL R NCHO

    CAPTULOV ............................................................. 71O

    TRO SUNTO

    CAPTULOVI ............................................................ 85REUNIN COMPLET

    CAPTULOVII............................................................ 105D

    IVERGENCI S

    CAPTULOVIII ........................................................... 147C

    OINCIDENCI S

    CAPTULO IX ............................................................ 175VOCES R R S

    CAPTULOX ............................................................. 209

    E

    L REGRESO

    CAPTULOXI ............................................................ 227EXTR OS CONTR PESOS

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    JUANMANUEL OCHOATORRES

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    EL VIENTO SUSURRANTE

    CAPTULO IEXTR S COINCIDENCI S

    Cuando observamos toda esa curiosa interrelacin hu-mana que cada da se lleva a cabo en nuestro mundo,donde se entremezclan a veces de forma capricho-sa diferentes tiempos, proyectos e intereses de tan-tas personas, no podemos dejar de cuestionarnos sobrela validez de aquella frase del poeta: Nada es casual

    en el planeta, todo tiene una cita con el destino.

    Efectivamente interviene una especie de acomodomisterioso, mismo que de alguna forma hilvana todoslos acontecimientos diarios, y los entremezcla exacta-mente as, de una forma precisa y deliberada?

    Porque hay elementos y opiniones que podran hacer-nos pensar en una direccin diferente, y la razn queanteponen es la siguiente:

    Como en ese incesante devenir de hechos, plticas ypensamientos de tantsimas personas, interviene talvariedad de circunstancias y metas particulares, si efecti-vamente existiese ese misterioso y supuesto acomodo delactuar humano, que con un plan maestro acomodase lascosas en una direccin determinada, estaramos frente aun reto de dimensiones colosales, ya que para coordinarsemejante interaccin de elementos que entran en jue-go, se requerira la intervencin de alguien con una ca-

    pacidad totalmente fuera de la imaginacin humana.

    Y es ah donde simple y llanamente, muchos conclu-yen a menudo que no slo el actuar humano, sino todaesa maravillosa interrelacin de fuerzas del Universo,

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    es producto ms bien de una especie de casualidad, lacual, por esa misma razn, a menudo conduce a resul-tados inesperados.

    Y si bien este cuestionamiento, a un observador acucioso leresultar por dems intrigante, a la inmensa mayora quizle tendr completamente sin cuidado.

    Por si fuera poco, si esa interesante forma de interactuarentre los humanos, desde un punto de vista sociolgicoes por dems desafiante, en un conglomerado gigan-

    tesco como la ciudad de Mxico, podra convertirse enalgo an ms complejo. Por qu?

    En una ciudad como sa, confluye tal cantidad de per-sonas con objetivos y propsitos tan diferentes entres, que aunque pareciendo todos moverse obedientesbajo los influjos de unos invisibles hilos, producirnresultados impredecibles.

    Para percibir mejor la magnitud de semejante reto,quizs un somero vistazo, al menos a unas pocas per-

    sonas de esta gran urbe, nos darn una idea de la di-versidad de metas de cada uno, lo cual nos har darnoscuenta en la complejidad resultante de semejante actuarcombinado.

    Entre los millones de personas que, a semejanza de unmonumental hormiguero, se mueven en el devenir dia-rio, veremos por ah a una seora de nombre Magalique lleva apresuradamente a sus dos pequeas hijas ala escuela, no sin antes hacerles infinidad de recomen-daciones.

    Y si volteamos a ver a su propio esposo, el ingenieroJorge, nos daremos cuenta que l a su vez es dcilmen-te conducido por el destino en otra direccin diferente, y

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    fue por ello que sali an ms temprano de su casa, yaque buscaba determinar la viabilidad en la instalacinde una antena en un cierto sitio, buscando mejorar laseal en esa rea especfica para la compaa de tel-fonos mviles donde labora.

    El mecnico don Refugio por su parte, est muy con-centrado en su taller, afinando un auto que le acabande encargar mucho, ya que al parecer tuvo problemas

    para poder obtener el visto bueno de la verificacinvehicular, y su dueo lo contempla como su ltima op-

    cin, para as poder circular ms das por semana.

    El plomero Toms busca denodadamente en diferen-tes tiendas una refaccin para arreglar un bao, y le

    preocupa que hasta el momento no la ha conseguido.

    Y ante sas y toda una verdadera catarata de formasde actuar de millones de seres humanos, como deca-mos, con objetivos y motivaciones tan diferentes, es don-de con toda razn, aparecern en muchos esas intrigantesdudas: Podrn esas acciones combinadas ser de algunaforma planeadas, medidas o al menos monitoreadas poralgn ente muy por encima de la capacidad humana?

    Pero como ya advertamos, para la inmensa mayora,slo bastar seguir de forma rutinaria y obediente, unaespecie de directriz invisible del imperceptible hilo quelos mueve.

    No obstante, si escoger pudiramos a uno solo, a seme-janza de aquel curioso trabajador de un gran molino

    de trigo, quien caminando con mucha precaucin porencima de un enorme depsito de miles de toneladasde esa materia prima, de pronto detiene su andar paraanalizar con cuidado un solo grano, de esa misma for-

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    ma, quizs esa misteriosa fuerza que mueve callada-mente las nubes en lo alto y los astros en los cielos, nospermita analizar un poco ms, al menos desde la limi-tada capacidad humana, las imperceptibles fuerzas ymotivaciones que ahora mismo actan sobre uno solode nuestros semejantes dentro de esa gran ciudad.

    Y para poder analizar mejor este intrigante procederhumano, escojamos de manera deliberada a alguienque no slo se limite a reaccionar ante las circunstan-cias sino que, adems, se cuestione sobre las fuerzasque parecen moverlos.

    Siendo as que entre todas esas personas que hoylunes se dirigen apresuradamente a sus actividades,veamos slo a se que va hacia su trabajo, ya que haymuchas preguntas de este tipo que fluyen en su mentemientras va sentado en el interior de una gran camio-neta, manejada por Juan su chofer.

    Entre sus mltiples ocupaciones y llamadas telefni-cas, como producto de las dudas que ahora mismo nosocupan, veremos cmo este seor observa desde suasiento el dilogo de dos personas en una esquina, altiempo que se hace una reflexin parecida a la que

    planteamos sobre el interactuar humano:

    Quin o cmo se deca interviene en ese misterio-so dedo del destino, para que sean acomodados tantoseventos en nuestro conflictivo mundo?

    Ser esto producto de un cierto proyecto, del azar, otal vez, slo deriva de una casualidad simple y llana?

    Qu capacidad debera tener quien controlase todo, yadems, pudiese de alguna forma prever los resulta-dos de la interrelacin de tantos miles de millones de

    personas?

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    Lo que resulta ms sorprendente en los pensamientosde este licenciado de nombre Gustavo Mora, es que locupaba un puesto importante en una de las Secreta-ras clave de su pas, y este tipo de dudas surgan pre-cisamente entre los breves espacios de tiempo que te-na, mientras en una forma casi automtica, respondaa sus llamadas telefnicas.

    Y cosa curiosa, mientras el trfico se detiene una vezms por razones desconocidas, recibe una llamada quele sorprende

    Esa llamada entrante proceda de un colega amigo suyo,tambin licenciado en Derecho, mismo que colabora-ba en otra dependencia de la administracin pblica,aunque dentro de la rama hacendaria, pero su nombrelo tena muy presente: Jorge Snchez, y lo que ms lellama la atencin a Gustavo, es que tenan como sieteaos de no ponerse en contacto.

    Hola Gustavo! Cmo ests?

    Y ese milagrazo Jorge? Yo crea que ya te habasolvidado de mi existencia

    Ah! Lo que pasa es que t sabes cmo es esto delservicio pblico, nos traen de arriba para abajo Aver si un da tenemos tiempo de reunirnos con mscalma.

    Pero oye Gustavo complementa Jorge, aparte desaludarte, fjate que se me encarg la realizacin de unforo de consulta relativo a la Reforma Fiscal, y pens

    invitarte para que nos des tu punto de vista

    Vlgame Dios! se dice a s mismo Gustavo, comosi no tuviera bastante con todas mis ocupaciones Pero

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    en ese mismo instante, reflexiona que tal vez si intervi-niera en ese profano tema, podra aportar algo, y aparte,conocer de primera mano otros puntos de vista.

    T sabes Jorge le contesta con mucha prudencia,cmo andamos ac en nuestra oficina, y ms que senos ha pedido realizar tambin una serie de cambios.

    Pero Gustavo, slo van a participar ocho personas dediferentes especialidades, unos de la iniciativa privada

    y otros de organismos diversos. Cada intervencin dura-

    r slo 15 minutos; y podrs escuchar planteamientosinteresantes, ya que participarn personas muy desta-cadas, cmo ves?

    Para cundo?

    Ser el viernes en nuestra oficina. A las nueve y me-dia de la maana comenzamos.

    Te llamo antes de dos horas y te digo, te parece?

    Tan pronto se despiden como los buenos amigos y cole-gas que eran, rpidamente Gustavo llama a su oficinacon su asistente para verificar su agenda, y una vez quele indican que ciertos compromisos pueden ser cambia-dos, le pide que localice determinado estudio sobre lamateria que le pareci interesante, mismo que puedeaprovechar, exponiendo los puntos ms relevantes.

    Por tanto, en pocos minutos ya le est confirmando asu buen amigo Jorge su asistencia al evento.

    Al ir subiendo por el ascensor a su oficina, de algunaforma reflexiona Gustavo de nuevo sobre la gran can-tidad de compromisos sin sentido que a veces acep-tamos

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    En realidad piensa, por qu tengo yo que andaraceptando participar en foros sobre temas que no sonde mi especialidad? Qu no habr muchos otros per-sonajes que puedan aportar mejores ideas?

    Me parece contina meditando mientras saludaba,que a Jorge le fall alguien y quiere reemplazar el si-tio, pero bueno, ni modo, ya me compromet.

    Una vez que se sienta en su oficina y su secretariaMary le presenta la agenda del da, aunque todava un

    poco contrariado por esa inesperada participacin delviernes, al ver la fecha de ese lunes, no puede evitarrecordar a un pariente muy cercano y querido que fa-lleci justo ese da.

    Esa curiosa coincidencia, pareca decirle de forma pordems discreta o al menos as lo interpreta l, lasorprendente fragilidad de la vida, y cmo debemosaprovechar al mximo toda oportunidad de participaren nuestro medio.

    ste mi familiar, se deca a s mismo de forma me-lanclica, era una persona mucho muy brillante,

    pero De qu le sirve ahora?

    En la dimensin donde ahora se encuentra, cuntascosas quisiera hacer o decir y ya no puede? Quiz mu-chas de ellas me las hubiera querido decir o advertir am mismo, y No puede!

    No podra ni siquiera tocar o mirar una de las hojas de

    esa pequea planta que est ah en esa esquina

    Habr terminado todos sus proyectos? No creo quealguien pueda sentirse satisfecho en eso.

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    CAPTULOIICM IOS INESPER DOS

    En la vida de toda persona, podemos estar seguros quehabr infinidad de circunstancias que podran o nohacer acto de presencia, pero una de las cosas que sinlugar a dudas no detendr su curso, es ese lento aun-que incesante avanzar del tiempo.

    Por ello, de la misma forma como el mundo gira, el Sol

    sale y en su momento se oculta en ese preciso sitio quesabe le corresponde; y la bveda celeste, por su parte, sinhacer el ms insignificante ruido, se desliza sigilosa-mente noche tras noche desde un extremo del cielo alotro.

    As el tiempo sigue su curso, aunque tambin, es justoreconocerlo, se su avance lo realiza de una maneratan discreta, que ms de alguno podra pensar que ac-ta as, para que parezca como que no se da cuenta dequin lo utiliza en forma sabia, y quin slo se limita averlo pasar, como aqul que contempla impvido el

    paso de un ro.

    Y como consecuencia de este sigiloso aunque inexora-ble avance del tiempo, el compromiso que el licencia-do Gustavo adquiri apenas el lunes pasado, una vezque l y los dems habitantes de esta gran metrpolihaban sido prcticamente absorbidos a lo largo de lasemana por sus mltiples ocupaciones, casi sin darsecuenta, ya estaban enfrentndose todos a lo que el vier-nes les pusiera sobre su mesa.

    Aunque tambin es conveniente sealar, que en el casoparticular de Gustavo, por una serie de reuniones muycomplicadas que haba tenido, los das previos habansido especialmente conflictivos, ya que en ellos se ha-

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    ban enfrentado en su oficina muchos intereses contra-puestos, donde cada persona o grupo trataba de lle-var agua a su molino, como de forma coloquial y entono de cierta queja les haba confiado a sus allegados.

    Fue tal el volumen de situaciones conflictivas que gra-vitaban sobre su oficina, que casi se vio obligado acancelar su participacin en el foro, pero al final pudoms el compromiso que haba adquirido. Y por otrolado tambin consider, quizs sa sera una for-ma de cambiar un poco el ritmo de tan complicada

    semana.

    Siendo as que al ingresar Gustavo en el recinto dondese celebrara el citado foro, una vez que haba dejado susdos telfonos mviles con su asistente, ya se encuentrasaludando a infinidad de personas que se hallaban pre-sentes, algunas de ellas muy conocidas por l.

    De manera todava informal, en los momentos previosa la exposicin de cada una de las tesis, flotaba en elambiente un dilogo cordial, pero en la pltica percibeGustavo que cada participante estaba seguro que su

    particular postura, era ni ms ni menos que la mism-sima solucin para ese controversial tema.

    Y mientras escuchaba a sus compaeros y amigos, deforma muy discreta y callada, tal y como haba aprendi-do a proceder en el a veces truculento ambiente poltico,se preguntaba a s mismo:

    Quin podra conjuntar de forma sabia toda esa di-

    versidad de posiciones que seguro se expondrn aquy en otros lugares parecidos? Porque incluso temamuchas posturas hasta resultarn contradictorias

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    Para empeorar las cosas continuaba en su callada re-flexin, mientras aparentaba estar muy atento a susinterlocutores, es que falta lo ms complicado, ya queuna vez que despus de meses de deliberaciones y derecibir una diversidad de propuestas, al surgir una su-

    puesta solucin, o casi ms bien una especie de consensoo combinacin de las diferentes corrientes, pasar a lasCmaras, donde cada partido le aadir ms elementos,

    producto de su enfoque o filosofa particular. Qu resul-tar de semejante amalgama?

    Y mientras trata de encontrar entre los participantes aalguna otra persona conocida que no hubiera saluda-do, contempla a su amigo Jorge haciendo malabares

    para darles la bienvenida y atenciones a cada uno delos participantes, y por la confianza que se tenan en-tre ellos, su intercambio de saludos fue de los ms bre-ves, sabedor Gustavo que su amigo, en su calidad deanfitrin, deba atender bien a los dems asistentes.

    En pocos minutos da inicio la exposicin de cada unode los diferentes puntos de vista, y despus de cada par-

    ticipacin, se escuchaban fuertes aplausos de los de-ms asistentes.

    As en su momento, le toca el turno a Gustavo, quiende forma clara y concisa expone su postura, mismaque haba sido preparada por un despacho especiali-zado, y en ella se hacia hincapi en la necesidad delograr una simplicidad verdadera, con el objeto de con-seguir que quedara perfectamente al alcance de toda

    persona, y as obtener una mayor participacin social.

    Una vez que termina y se van escuchando otras opi-niones, no puede dejar de apreciar tambin que ellascontenan algunas ideas que, pretendiendo cerrar cual-quier posibilidad de evasin segn lo interpretaba

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    Gustavo, convertiran el sistema impositivo en algoextremadamente complicado.

    Al trmino del evento, mientras Jorge agradece su asis-tencia y promete analizar cuidadosamente cada una delas participaciones, a manera de una pequea aten-cin a los invitados y de extensin informal del dilo-go, los invita a una pequea reunin donde se ofrecenalgunos bocadillos. Gustavo, mientras camina junto conlos dems hacia ese saln adjunto, reflexiona un tantoescptico sobre el reto a que se enfrentaran los encar-

    gados de la realizacin de tal Reforma.

    Primero se volva a decir a s mismo, cada vez msescptico, tendrn que confrontarse las posturas delgrupo burocrtico que ha diseado los cambios, con losespecialistas que los asesoran, luego, no s hasta que pun-to tomen en cuenta la infinidad de puntos de vista queles llegarn de todos lados, y lo peor, para completar elcuadro, en las Cmaras cada grupo pretender aadir-le lo suyo, mismo proceso donde hasta podran apare-cer chantajes polticos y presiones de todo tipo.

    La verdad concluye mientras toma un bocadillo,no s que cosa resultar de todo eso.

    De pronto se acerca a l otro de los participantes, quienlo felicita por su intervencin, calificndola de intere-sante, por lo que Gustavo hace lo mismo respecto a laexposicin de esa otra persona.

    Por la experiencia en ese tipo de eventos, ni por un

    momento Gustavo pierde de vista que muchas de lasexpresiones posteriores son meros formalismos, que nonecesariamente reflejan una verdadera concordanciaen los puntos de vista expuestos.

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    En momentos como se, recuerda bien Gustavo aquellafrase que le confi su amigo Gabriel: Ten cuidado enpoltica, porque tus amigos son falsos, y tus enemigos verda-deros, por lo cual, no slo l, sino la mayora de los ah

    presentes, no disentan de otras posturas de forma abierta,sino siempre trataban de manejar las cosas de formaaccesible al menos en la superficie sin crear conflic-tos innecesarios.

    De pronto Gustavo recapacita sobre sus asuntos pen-dientes y se retira discretamente al saln contiguo, para

    preguntarle a Valentn su asistente sobre llamadas ur-gentes.

    Me parece que Mary le contesta Valentn muy con-fiado, como ya saba en lo que andaba, ya programhasta el lunes los dems asuntos que surgieron, slo haydos llamadas personales, una es de su esposa Alejandra,

    y otra de un tal lvaro que insiste mucho en hablarle.

    lvaro? responde extraado Gustavo. De qudependencia o de dnde es?

    Ni idea, me dijo que ya lo conoca a usted, le pregun-t sobre el asunto, y slo me contest que era su ami-go

    Djame llamarle a Alejandra, y ahorita me reportascon esa otra persona, que no me acuerdo quin sea,

    pero por algo tiene mi nmero y datos.

    El telfono de su esposa marca ocupado, por lo queaprovecha y mientras le dice a su asistente que trate

    de comunicarse con esa otra persona

    lvaro? Dice con prudencia Gustavo, tratando deno poner en evidencia que no recuerda quin es

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    Hola licenciado! Vengo de Europa, de la Feria Mun-dial de la Alimentacin, y quise saludarlo porque mevoy a Tingindn al rato

    Cuando escucha esa palabra, de inmediato se acuerdade aquellos das inolvidables donde estuvo en ese ran-cho de aguacates.

    lvaro! Qu milagrazo! Cmo ests? Cmo estdon Alonso?

    Est bien, como siempre, pero me encarg que losaludara y lo invitara otra vez, dice que quiere comen-tarle algunas otras cosas

    Inmediatamente vienen a la mente de Gustavo aquellosextraordinarios lugares que conoci, y sobre todo, sequed gratamente impresionado con las plticas quetuvieron all, y pocas cosas le agradaran ms que po-der regresar a ese lugar

    Dnde ests ahora?

    Aqu en el aeropuerto de Mxico, lo que pas es que seretras un poquito mi vuelo de Europa, por lo que perdmi conexin a Morelia, y el siguiente vuelo sale hasta alrato Pero qu cree, eso me dio tiempo de llamarle. Ysobre todo porque don Alonso insiste mucho que ustedvaya para all.

    Dime lvaro, cunto tiempo haramos en auto al ran-cho por la autopista de va corta a Guadalajara?

    Hasta el rancho por esa carretera, llegamos en poco

    ms de cuatro horas, no me diga que se anima a ve-nir? Porque si va, creo que preferira irme con usted,ya que trasladndome en avin a Morelia, todava ten-dra que hacer muchas maniobras para llegar.

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    La verdad medita Gustavo de forma rpida eranmuchos los pendientes que tena en su oficina, peroprcticamente todos haban sido ya trasladados al lu-nes, y una pausa en su ajetreada agenda le vendra demaravillas, ms a ese lugar y con esa compaa, por loque le dice a lvaro:

    Te llamo antes de 30 minutos, no te me vayas a ir aMorelia

    De acuerdo, lo espero, pero si no va, me avisa tan

    pronto pueda, porque tengo que arreglar mi conexinUna vez que se despiden, logra establecer comunica-cin con su esposa Alejandra

    Hola Ale! Cmo va todo?

    Medio mal, acabo de perder a uno de mis mejoresclientes, y no me lo vas a creer, te acuerdas de laamiga aquella que me pidi como favor que le dieratrabajo a su hija en mi despacho, porque era pasante de

    abogada? Te parecer increble, pero se pas de lista yse llev a uno de mis ms importantes clientes. La ver-dad me siento muy decepcionada por su actitud.

    Al final complementa, yo s que me llegarn otrosclientes y quizs hasta mejores, pero me sac total-mente de onda la confianza que les otorgu a esas perso-nas.

    Gustavo ya estaba acostumbrado a ese tipo de cosas yhasta a otras mucho peores, pero al ver la decepcin

    que tena su esposa, trata de confortarla

    Como bien dices enfatiza muy convencido, ven-drn otros clientes y mejores, esas cosas suceden. Y

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    aparte, si ese cliente se fue as de fcil y con alguien casisin experiencia, toma en cuenta que quiz ni era tanbueno.

    Pues s contesta Alejandra, pero como que no loacabo de asimilar.

    Te propongo algo se le ocurre a Gustavo, venconmigo a Tingindn al rancho de don Alonso Aqulque te he platicado, y nos venimos el domingo, que tuhermana Elisa recoja a Dieguito de la escuela con sus

    primos y nos lo traemos de vuelta el domingo, l sequedar feliz ah con ellos, ya ves qu bien se llevan.

    Mejor nos lo llevamos contesta su esposa, con loque nos platicaste, capaz que hasta le gusta

    rale, a las 2 de la tarde lo recogemos de la escuelay de ah nos vamos, si puedes, vete a la casa y de ah terecojo. Ah!, un favor, ponme en un pequeo maletnalgunas pocas cosas para el viaje.

    Si Alejandra nunca se hubiera imaginado realizar seme-jante viaje, y slo la necesidad de un cambio moment-neo de aires y el nimo de su esposo la convencieron, enel caso de Gustavo, ni por un momento dudara de hacer-lo, ya que estaba convencido que podan surgir de ahideas interesantes, y lo ms importante, en el pasado via-

    je, se haba sentido como trasladado a otro mundo, expe-riencia que le encantara repetir.

    Mientras tanto, su amigo Jorge en el saln contiguo des-

    peda con toda la cortesa que poda a sus invitados, ybusca con insistencia a Gustavo, porque sabe que no sehubiera ido sin despedirse, y de pronto lo observa a lolejos haciendo llamadas en el saln contiguo.

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    Qu pas Gustavo? Por qu te veniste para ac?Qu te pareci el evento?

    Pues mira contesta Gustavo, tena unas llamadaspendientes, y respecto al foro, la verdad no s como tevaya a ir para encuadrar esa diversidad de opinionesque surgirn de todos lados: cada quien querr ser to-mado en cuenta en la Reforma. Son tantas las ideas y

    propuestas, que si ponen un poquito de cada una, ter-minarn por no darle gusto a nadie, y quedando malcon todos. No quisiera estar en sus zapatos.

    Afortunadamente contesta Jorge a manera de jus-tificacin la responsabilidad y decisin final no sernmas, yo slo estoy encuadrando las diferentes tesis eideas.

    Hasta con esa medita Gustavo cada vez ms escpti-co, cada quien se justificar diciendo que la decisin

    y responsabilidad final, no fueron suyas.

    Pues s que la tienes difcil le confiesa Gustavo,te doy un consejo? Date una pausita, es ms, al rato

    me voy a Michoacn, a un rancho con un amigo quetengo all, si quieres venir, te invito, te aseguro que cono-cers un ngulo o punto de vista mucho muy diferente,te lo apuesto

    Se me hace que ya te me volviste loco contestaJorge en son de broma. Qu diablos vas a hacerall? No que tenas tantas broncas aqu en tu trabajo?

    Mira puntualiza Gustavo, ya me cambiaron to-dos mis pendientes hasta el lunes, pero aparte, no creas

    que se pierde el tiempo ah, vamos a estar con unapersona sumamente preparada, incluso vivi aqu enMxico muchos aos, estuvo en contacto con una can-tidad de investigadores y polticos que ni te imaginas,

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    pero en cierto momento como que se decepcion de lapoltica, y se fue para all.

    Antes de ir yo mismo a ese lugar complementa Gus-tavo, pensaba exactamente lo mismo que t, perounas plticas que tuvimos ah, me hicieron ver las co-sas de una forma muy diferente

    Si t lo dices, no lo dudo, pero como que se me hacemedio raro eso, si alguien est interesado en la bsquedade soluciones, tiene que estar justo aqu

    Tal vez s responde Gustavo, no te lo niego, perol decidi irse para all, qu quieres que haga? Lo que ste aseguro es que te vas a llevar una grata sorpresa, y sivienes, seguro te dir cosas que ni te imaginas.

    Aparte de todo aade Gustavo, aunque no fueraas, date una pausa, hay veces que como que se abru-ma uno con tanto asunto, y si no miras las cosas con laclaridad debida, cometers errores. Es ms, invita aLil tu esposa, ya ves que se lleva muy bien con Alejan-

    dra que va a venir tambin, cabramos perfectamenteen mi camioneta, ya que con el chofer y una personaque vendr con nosotros, seramos seis, ms mi hijo.

    Se queda incrdulo Jorge mirando a su buen amigoGustavo

    Cuando Gustavo aprecia en Jorge esa mirada de duda,aade:

    Qu puedes perder? En el peor de los casos dos das,

    pero te apuesto que no ser as.

    Si no hubiera sido por todo el tiempo de conocer aGustavo, Jorge jams hubiera aceptado semejante in-

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    vitacin, pero la confianza que tena en su amigo puedems que su duda, y en breves momentos ya esta realizan-do llamadas para poder hacer ese pequeo viaje.

    Gustavo por su parte, ya se ha comunicado con lvaroal aeropuerto, quedando de acuerdo en la puerta es-

    pecfica donde su chofer Juan lo recoger en breve.

    Sabiendo Jorge que Gustavo requiere un lugar tran-quilo para realizar diferentes llamadas, le facilita unasalita para tal efecto, mientras l a su vez se dirige a ter-

    minar de despedir a los participantes y preparar detalles.

    No esperaba Jorge que su esposa Lil fuera a aceptar ira ese viaje, pero tal como se lo ha planteado, y la com-

    paa de su amiga Alejandra, han terminado por con-vencerla.

    Desde la salita donde el licenciado Gustavo terminade realizar llamadas, mientras su chofer Juan recoga alvaro del aeropuerto, tiene un breve espacio de tiem-

    po para meditar.

    Qu curioso como se acomodaron las cosas de repen-te. Pero la verdad, me caer de perlas otra vez esteviaje a ese rancho.

    Aunque estoy muy intrigado contina reflexionan-do. Qu me querr decir don Alonso? Bueno, ya loveremos

    No haban pasado ms que pocas horas, cuando esas

    seis personas se haban convertido en siete al recogera Diego, perfectamente acomodados en esa camionetade tres asientos, dirigindose muy animados todos a laautopista por va corta a Guadalajara.

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    CAPTULO IIIEN C MINO

    En unos cuantos minutos, ya haban dejado atrs laciudad de Mxico y van disfrutando del paisaje de esaautopista que tomaron.

    Desde el interior de la camioneta, la vista de alrede-dor, llena de una gran cantidad de pinos enmarcados

    en un esplendoroso cielo azul ya desconocido en lasgrandes urbes, pareca slo deslizarse suavemente al-rededor de ellos, no obstante, tambin se pona de re-lieve un singular contraste en este cuadro:

    Ese exterior lleno de silencio, contrastaba con el ambien-te que flotaba en el interior de ese vehculo, donde pre-valeca el dilogo y una inesperada camaradera.

    En el primer asiento iban colocados Juan el chofer ylvaro, en el intermedio el licenciado Gustavo y su cole-ga y gran amigo Jorge, y el de atrs haba sido delibera-damente escogido por las seoras Alejandra y Lil, quie-nes como tenan tiempo de no verse, tenan muchascosas que compartir. En medio de ellas dos, estaba muyconcentrado el pequeo Diego, completamente absor-to con un artefacto electrnico.

    En eso, Gustavo, recordando unas reuniones que ha-ba tenido a lo largo de la semana con ciertos extranje-ros e importadores de productos alemanes, le dice con

    mucho inters a lvaro:

    Y a todo esto lvaro, cmo te fue en Alemania en laFeria de la Alimentacin?

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    Conseguiste lo que queras?S licenciado responde de inmediato con satisfac-cin, como hemos cuidado mucho la calidad, tiem-

    pos de entrega, y contamos con precios razonables, cadada tenemos ms clientela.

    No les voy a decir algo que no sepan aade lvaromuy convencido, pero cuando se exporta como sedebe, no solamente traemos divisas y generamos em-

    pleos en nuestro pas, sino que ponemos en alto lo que

    aqu somos capaces de hacer. Me pude dar cuenta deprimera mano que cada da se valora ms nuestra mer-canca

    Y aprovechando el tiempo disponible del viaje y conalgo de curiosidad, Jorge a su vez aade:

    De qu pases tienen competencia?

    De muchos lados, de Israel, varios sitios de frica y

    otros lugares, pero en aguacate, el nmero uno del mun-do somos nosotros, y dentro del pas, la mayora dicelvaro sin ocultar cierto orgullo proviene de Michoacn.

    Me siento aade como si estuviramos mostran-do al exterior una partecita de nuestro pas. Espere-mos complementa lvaro un poco pensativo, quela situacin un poquito conflictiva que ahora pasamos,sea pasajera y no vaya a perjudicar la productividad.

    En eso comenta Juan, el chofer:

    Cortamos camino por ese libramiento para no pasarpor Toluca?

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    Por supuesto Juan contesta rpido Gustavo, siem-pre que podamos, hay que aprovechar esas nuevas ca-rreteras.

    En eso aade Jorge:

    Y en qu ciudad alemana se realiz esa feria?

    En Colonia responde lvaro, cerca de Bonn, peroyo llegu a Frankfurt, y de ah tom un tren rapidsi-mo de esos que tienen all. Y qu creen prosigue,

    como esa feria era de alimentos, ah en el stand de Mxi-co, me encontr con muchos colegas de nuestro pas, seofrecan infinidad de cosas: fresas de Zamora, caf deVeracruz y Chiapas, mangos e infinidad de hortalizas delBajo y del Norte, pastas de tomate y no se imaginan lagran variedad de cosas.

    Mucha gente aqu no lo sabe prosigue, pero el es-pacio de exhibicin de Mxico fue de los ms visitados,nuestro pas y los productos de aqu son muy apreciadosall, por eso tenemos que ser mucho muy cuidadosos

    para conservar e incluso ir mejorando an ms losestndares de calidad.

    Obviamente aade Jorge el mercado internacio-nal es como una especie de olimpiada, donde compi-ten slo los mejores productos del mundo en cuanto a

    precio, calidad, empaque, higiene y tiempos de entre-ga, cualquiera que se meta en comercio exterior, tieneque estar consciente de ello

    Pues qu cree licenciado dice con prudencia lva-

    ro, perdneme que lo contradiga, pero no siemprefue as, fjese que me cuentan otros exportadores dems edad, que en los aos setentas, con un criteriomedio demaggico, quisieron hacer de cada productor

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    mexicano un exportador, cuando muchas veces no con-taban con la calidad y profesionalismo indispensablespara el mercado internacional, y eso nos perjudic pormuchos aos lo que no se imagina, perdimos credibili-dad, pero con base en mucho esfuerzo, poco a poco lahemos ido recuperando.

    Y al ir pasando por Apeo les dice lvaro a manera dedato curioso:

    Vamos pasando por la tierra de don Melchor Ocampo,

    cmo andan de hambre?Yo ya tengo hambre dice Diego desde atrs con lavelocidad de un rayo, se me perdi mi bastimento enla escuela

    Por qu no me dijiste? aade su mam Alejandracon una rapidez an ms sorprendente.

    En poquito rato les tranquiliza lvaro llegamos aun restaurante que conozco, pero si gustan nos mete-

    mos a Maravato, como prefieranDespus de deliberar un poco, acuerdan acudir mejoral restaurante que recomienda lvaro.

    Por lo que ms pronto de lo que se imaginaron, ya estnsentados los siete alrededor de una gran mesa.

    Estoy un poco intrigado le confiesa el licenciadoGustavo a lvaro, de qu me querr hablar donAlonso?

    La verdad no lo s responde, un poco antes desalir a este viaje, como saba que iba a pasar por laciudad de Mxico, me pidi que lo contactara invitn-

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    dolo a venir, y como eso no es muy usual en l, lepregunt si haba alguna razn especial para ello, yslo me dijo que haba cosas que quisiera comentarlesobre lo que ahora nos pasa.

    Intuyo complementa despus de meditar un pocoque ha de ser por el tema que nos preocupa ms en elestado y en todo el pas: La inseguridad. Porque en otraocasin me dijo que eso puede perjudicar todo lo dems.

    Comparto por completo eso responde rpido Gus-

    tavo, por eso estuve de acuerdo con los planteamien-tos que nos hizo en mi pasada visita.

    Pues qu les dijo? dice Jorge con una mal disimu-lada curiosidad, aunque con cierta dosis de escepticis-mo, ya que no acababa de convencerse de que de unsitio tan alejado pudiera provenir algo realmente valio-so.

    Nos habl de varios temas interesantes afirma Gus-tavo con aplomo, al percibir el escepticismo de su ami-

    go, nos coment entre otras cosas que era imprescin-dible elevar bastante y de forma ms consistente losniveles de valores cvicos y ticos, y que todava tene-mos una tasa alta de crecimiento demogrfico, lo quehizo que se doblara la poblacin como en 36 aos, loque signific que en ese mismo lapso debimos habersido capaces de duplicar absolutamente todo, empleos,capacidad educativa, dotacin de agua potable y dre-naje, produccin agrcola y forestal, reas de vialidadurbana y fornea y absolutamente todo.

    Como te habrs dado cuenta Jorge enfatiza, ysobre todo nosotros que estamos en la administracinpblica, slo refirindome a este tema especfico, nopudimos haber hecho en slo 36 aos otra vez lo que

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    ni siquiera conseguimos en toda nuestra historia, y nosexplic de manera clara y con ejemplos, que ese des-fasamiento se reflej de inmediato en infinidad de ca-rencias en casi todos los rdenes, lo que se convirtijunto con otras cosas en uno de los factores ms rele-vantes que influyeron en la situacin que hoy vivimos.

    Y ante la mirada atnita de Jorge, contina Gustavo:

    Eso y lo dems que nos coment, tiene toda la lgicadel mundo, porque qu crees, nada ms en lo relativo

    al tema poblacional, cuando regres a la ciudad deMxico despus de mi pasada visita con don Alonso,acud a un analista muy bueno que trabajaba conmigo, yle ped que investigara la posible interrelacin entrealta tasa de crecimiento poblacional y elevado gradode marginacin social en ms de 180 pases

    Y luego? dice Jorge ya intrigado, casi sin hacercaso cuando les piden ordenar sus platillos

    La seora Alejandra, que aunque junto con la seora

    Lil tambin escuchaban muy atentas la explicacin deGustavo, propone hacer una breve pausa para ordenarla comida

    Y una vez que lo han hecho, prosigue Gustavo:

    Y qu creen, la conclusin de mi analista result taly como nos dijo don Alonso, sin excepcin alguna, amayor tasa de crecimiento poblacional, el nivel de mar-ginacin sube de forma proporcional, paralelamente aun bajo ndice de desarrollo humano.

    Como consecuencia de este elemento concluye,no slo aumentan lastimosamente las carencias, sinose elevan para colmo tambin los ndices de violencia,

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    aunque te confieso, vimos que en este rengln espec-fico s hubo algunas excepciones, ya que hay lugarescomo la India y otros, donde como que se habitan acarecer de infinidad de cosas, y no repercute tanto enviolencia, pero en la mayora no ocurre as, y s seinterrelaciona bastante con la inseguridad.

    No creo Gustavo que sea as de simple insiste Jorge.

    Lo que pasa Jorge contesta Gustavo, es que stees un elemento que acta de forma imperceptible, casi

    invisible, pero impacta de forma contundente.Mira prosigue Gustavo, una alta tasa de creci-miento poblacional hace que la demanda de satisfacto-res humanos como educacin, o econmicos como em-

    pleos, servicios, infraestructura, etctera, crezcan muchoms rpido que la posibilidad real de irlos proveyen-do, o sea, las necesidades van ms aprisa que las capa-cidades, tan sencillo como eso.

    lvaro, sin decir palabra mientras comienza a comer, es-

    cucha muy complacido que lo que le expuso don Alonso,le qued perfectamente claro, pero en eso replica Jorge:

    No s como estar eso dice casi sin hacer caso alplatillo que colocaron frente a l, porque cada ratoescucho en los medios que la tasa de crecimiento de-mogrfico est disminuyendo, o sea, como que eso yano es problema

    Yo fui el primer sorprendido la vez pasada puntua-liza Gustavo, pero como te comento, despus de ana-

    lizar ms a fondo eso, hasta se me hizo raro que no sele hubiera dado la atencin debida a ese tema pormuchos organismos internacionales, claro est, con susdebidas excepciones, por supuesto.

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    En eso interviene lvaro para pedirles que inicien sucomida para que no se les enfre y puedan llegar tem-prano al rancho; pero l tambin a su vez, as como sinpoder resistir aportar otro dato, aade:

    Hablando de eso que dice el licenciado Jorge, sobrela supuesta disminucin en la tasa de crecimiento de-mogrfico, la razn de esa percepcin actual tan co-mn, les comento, como algo mencion don Alonsola vez pasada, no es que est mal sacado el dato, pero lametodologa utilizada quiz no sea la ms apropiada, ya

    que esa medicin, si bien est perfecta para evaluar elcrecimiento econmico y otros parmetros, en la cues-tin demogrfica se debe asociar tambin con diversoselementos fijos o limitados como la disponibilidad deagua, tierra y otros, o sea al ecosistema

    lvaro perdn dice la seora Alejandra, le co-mento, escogi bien el restaurante, con razn queravenir aqu, y a propsito de lo que dicen, nunca lohaba visto de esa manera, de verdad

    Pero a ver lvaro interviene nuevamente Jorge in-trigado, explcame un poco ms, porque no me que-da claro, si medimos la poblacin como actualmente lohacemos, qu dices que pasa?

    Se da una impresin errnea, fundamentalmente parael gran pblico, mire, se la pongo ms fcil con un

    poco de cifras muy sencillas afirma lvaro con ciertaseguridad, como economista que era, en los ltimoscien aos, considerando nacimientos menos defuncio-nes, la poblacin aadida por ao al planeta, no ha

    hecho sino ir aumentando

    Y por qu te has metido tanto en eso? preguntaGustavo con curiosidad.

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    Bueno, lo que pasa es que a don Alonso le interesa eltema, porque dice que est muy asociado con el desa-rrollo socioeconmico, por lo que le gusta estar cons-tantemente investigando sobre eso, y le ayudo a obte-ner datos de muchos lados a travs de Internet, y luegolos comentamos

    Pero volviendo a lo que les deca prosigue, a prin-cipios del siglo XX crecamos como en 12 millones porao en todo el planeta, enfatiza, un poquito des-

    pus de la mitad de siglo, por decir en el ao de 1960,

    en cerca de 50 millones, unas dcadas ms tarde, en 70millones, y ahora en alrededor de 83, pero qu creen,si lo medimos en trminos de porcentajes, y sobre todo,empleando la metodologa actual, pareciera que vabajando

    Ah caramba! Ahora s que entiendo menos diceJorge, Y por qu?

    Eso sucede contina lvaro por una razn muysimple: Asocian la cifra total de nuevos habitantes del

    planeta, con una poblacin mundial que cada vez es msgrande. Como les ofreca, se los planteo mejor con ejem-

    plos:

    Cuando la poblacin mundial en los aos sesentas cre-ca en alrededor de 50 millones anuales, ese crecimientolo relacionaron con los poco ms de 3,000 millones deesos aos, y ahora, los 83 millones nuevos de cada ao,los interrelacionan con una cifra de ms de 7,000 mi-llones, y visto as y sobre todo para el gran pblico,

    puntualiza, en trminos de porcentaje, pareciera queel crecimiento va disminuyendo, pero ese efecto es prin-cipalmente derivado de esa singular forma de calcu-larlo.

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    Ya s lo que me van a decir juzga conveniente aa-dir, que por qu no se cambia esa metodologa, perono es posible hacerlo de forma unilateral, esa es unaforma de medicin internacional, y entre otras cosas,nuestro pas no puede cambiarlo solo, y estoy conven-cido que los expertos demgrafos ya han advertido eseefecto hacia el pblico, pero observen, si por decir semidiera el crecimiento actual, con base en una pobla-cin fija, digamos la que exista en el mundo en el aode 1960, la conclusin sera que estamos creciendo casial doble de lo de entonces

    Oiga lvaro dice la seora Lil, y en Mxico,cmo anda la cosa?

    Por el estilo contesta tomando como base esemismo ao de 1960, considerando nacimientos y de-funciones, tenamos como 1.2 millones de nuevos mexi-canos en ese ao, en cambio, en el ao pasado, creci-mos en casi 2 millones, y aqu se produce para el pblicoexactamente el mismo efecto que les deca

    Como en el ao de 1960, se le asociaba con los pocomenos de 35 millones de mexicanos de esa poca, yahora, se le interrelaciona con una cifra de ms deltriple, se habla a voz en cuello ante los medios de co-municacin que la tasa de crecimiento ha disminuidobastante. Algo similar sucede con todas las cifras de-mogrficas del mundo subdesarrollado, que es la ma-

    yor parte de la poblacin del planeta.

    Miren nada ms! dice la seora Lil. Pero qu

    las autoridades no se han dado cuenta de eso? Porquecon razn, si yo le pregunto a cualquier persona de lacalle sobre esta situacin, de inmediato me va a decirque ese problema ya no existe

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    Pues s les dice con cierto desnimo lvaro, perono debemos culparlos, es lo que escuchan a cada ratoen los medios.

    Pero observen aade lvaro, en lo que me dicesobre la aparente inaccin de algunas autoridades delmundo sobre el tema, bsicamente en el sector subde-sarrollado, cranme, estn demasiado ocupados apa-gando fuegos sociales que surgen por todos lados, que

    yo pienso que ni tiempo tienen de analizar bien acercade una de las causas de fondo que influye sobre la

    problemtica que enfrentan.Aparte prosigue, por si fuera poco, una accininformativa en este sentido, algunos piensan que noles beneficiara en el corto plazo de su gestin poltica.Porque por decir, las personas que en este momento es-tn demandando empleos, vivienda, agua, drenaje,educacin adecuada, energa, reas de vialidad apro-

    piadas e infinidad de servicios indispensables, no sonlas que nacieron el ao pasado, sino las de hace como2 dcadas, o ms, o sea, estas cosas no repercuten en el

    corto plazo.Y el problema sigue aumentando, porque como lesdeca, un crecimiento de esa magnitud, hace que las ne-cesidades vayan ms rpido que las capacidades de

    proveerlos.

    Les pongo un sencillo ejemplo les dice lvaro mien-tras estaban todos atentos, vean tan slo la necesi-dad agregada anual de agua potable en nuestro pas,basndonos en el crecimiento actual: Cada ao hay

    que agregar obligadamente nada menos que 124 milmillones de litros de agua potable a la ya de por s in-suficiente dotacin actual, misma que obviamente aho-ra mismo es insuficiente. Este clculo incluye slo la

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    dotacin de este lquido a las alrededor de 540 mil nue-vas viviendas que necesariamente debemos hacer cadaao, sin contar el agua agregada anual para uso agrcola,industrial o forestal.

    Pues es cierto contesta Gustavo, es obvio que noalcanzaremos a crecer tampoco en agua potable a eseritmo, ya que como decas, ni siquiera alcanzamos adotar de agua a toda la poblacin existente en estemomento, incluso ya comienza a haber conflictos ydisputas entre varias comunidades urbanas y agrcolas

    por esta causa.Pero en eso recapacita lvaro sobre el tiempo, y lesdice:

    Quieren alguna otra cosa ms, o pagamos y segui-mos comentando en el camino?

    Mientras suban a la camioneta, tanto Jorge como lasseoras Lil y Alejandra, comienzan a mirar las cosasdesde otra perspectiva, y aunque sin externarlo, com-

    prenden el gran inters que Gustavo tena en hacerese viaje.

    Conforme avanzan en su recorrido, el Sol poniente lle-gaba de frente a la camioneta, pero se sorprenden queno era para nada molesto, porque iban admirando elcampo verde de alrededor.

    El ms sorprendido de ese particular enfoque que pla-ticaron durante la comida era Jorge, a quien ya hasta lehaba entrado curiosidad por conocer a ese personaje que

    con tanto inters buscaba Gustavo.

    Por ello Jorge, despus de reflexionar por unos instantes,y mientras los dems comentaban de otras cosas, aade:

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    Pero acerca de lo que platicamos en la comida, hayotra cosa que no me queda clara: Se supone que se va aestabilizar el crecimiento poblacional, no?

    Es obvio contesta de inmediato lvaro, el nme-ro real de habitantes del planeta va a tender hacia unaestabilizacin efectiva en las siguientes dcadas, perola duda no radica tanto en si eso ocurre o no, sino msbien, si esa estabilizacin sobreviene cuando todava es-temos a tiempo de hacerlo, y no se haya daado elmedio ambiente de una forma an ms grave o incluso

    irreversible.

    Y otra cosa prosigue lvaro, para completar elcuadro, como les deca, dado que una alta tasa de cre-cimiento demogrfico, genera un perodo de duplica-cin poblacional relativamente corto, y en ese lapso nose alcanzan a doblar los satisfactores, se generan infi-nidad de carencias, lo que a su vez repercute, juntocon otras cosas enfatiza, en graves deficiencias, loque a su vez influye mucho en violencia e injusticiasde todo tipo.

    Y a propsito licenciado Gustavo complementa lva-ro, me imagino que esta problemtica se la pudo plan-tear a alguien de la administracin pblica, no?

    Como les comentaba hace rato responde Gusta-vo, terminamos el estudio, y se lo pasamos al orga-nismo apropiado, y no supe ms, porque no era mirea. Acurdate que yo en ese momento estaba en lacuestin forestal.

    Vlgame Dios recapacita por su parte lvaro, creoque tena razn don Alonso, eso se va a perder en elmundo de la burocracia

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    En eso reflexiona Gustavo, aunque ya sin mencionarlea nadie, que parece recordar que dicho funcionariodel rea poblacional ya haba sido removido.

    Oye lvaro, pero de todos modos interviene Jor-ge, como decamos hace rato, una estabilizacin

    poblacional, junto con otras medidas atinadas, podranayudar bastante, pero en el mediano o largo plazo, y labronca es ahorita, qu hacemos?

    Es cierto dice con un dejo de pesimismo lvaro,

    esto no se resuelve en el corto plazo, pero creo quean as, se podran sortear los problemas A condicinque se manejen bien las cosas, y se logre hacer respondera la ciudadana en una forma conjunta.

    Pero mejor platiquen eso con don Alonso les dicelvaro, tal vez l tenga mejores ideas

    Conforme avanzan ms en el viaje, y van contemplan-do diferentes tipos de escenarios, platican de infinidadde cosas de historia y hasta de costumbres de la re-

    gin, y el licenciado Jorge por su lado, se va convencien-do que quizs ese viaje podra resultar interesante y has-ta bonito.

    Tambin le da mucho gusto que su esposa Lil vaya tana gusto en la parte de atrs conversando sobre infini-dad de cosas.

    Mientras tanto, a medida que conversaban y avanzabanen su ruta, el Sol se manifestaba, como ya era su costum-bre, completamente indiferente a los eventos de abajo, y

    slo se limitaba a cumplir obediente con su ruta ya prefi-jada en el cielo, incluso sin darse cuenta que al irse ocul-tando en el poniente, iba dejando tras de s una estela decolores dignos de llamar la atencin.

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    Y cosa curiosa, como la ruta obligada de este vehculoera tambin hacia el poniente, parecan todos ser espec-tadores forzados de esa especie de ceremonia estelar conque la naturaleza acostumbraba cerrar calladamente elteln a la luminosidad de ese otro da.

    lvaro por su parte, reflexionaba que tal vez emplea-ron mucho tiempo en la comida, y la noche se les venaencima, pero juzg conveniente ya ni mencionar eso.

    En ese instante observa lvaro que cuando llegan a un

    pueblecito llamado Ecuandureo, Juan pretenda seguir-se de frente, por lo que de inmediato le indica:

    Juan, perdn, aqu nos salimos de la autopista y nosvamos rumbo a Zamora, la rodeamos por el libramien-to, y nos vamos hacia donde diga Los Reyes, y antes dellegar a Tingindn, estar la entrada del rancho, esta-mos como a 40 minutos.

    No se me han cansado? les pregunta lvaro.

    Para nada contesta rpido Jorge, la verdad la ca-rretera est impecable, y con toda la pltica, hasta senos ha hecho corto el viaje.

    Cuando iban bordeando Zamora, ya haba oscurecidopor completo y continan en la ruta indicada. AadeJuan el chofer:

    Este camino no lo conoca, es mucho ms directo.

    S Juan, es que la vez pasada llegaron por otro lado

    Conforme iban avanzando, y con la excelente luz de lacamioneta, podan ir apreciando que la vegetaciniba cambiando drsticamente, porque la carretera a am-

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    bos lados se iba llenando ms y ms de grandes rbo-les, e incluso, el aroma se iba transformando favora-blemente de forma increble.

    Pero como la carretera estaba muy sola, Jorge le pre-gunta a lvaro:

    Y con la inseguridad que ha surgido, no le da miedoa don Alonso que le pueda pasar algo ac, o inclusoque lo pudieran secuestrar?

    Don Alonso contesta es una persona muy singu-lar, ya lo conocern, por un lado es increblemente pa-cfico, pero al mismo tiempo, de forma paradjica, nole da miedo ni eso ni nada.

    Y eso? dice sorprendido Jorge.

    No me lo va a creer, pero dice que cada uno ya tene-mos perfectamente fijada la hora de nuestra muerte, yque seguramente no podremos adelantarla ni atrasar-la un solo segundo.

    Bueno, eso es cierto, pero a cualquiera le dara algode temor ser vctima de la delincuencia, no?

    A m tambin se me hizo raro responde lvaro,pero me consta que as piensa, porque uno de sus ami-gos notarios de Zamora, no me acuerdo si fue el li-cenciado Fidel o Luis Fernando, le hicieron una escrituracomo de voluntad anticipada o algo as, donde mani-fiesta que si fuera vctima de un ilcito, o algo como esoque dice, que no se pague nada, aunque vaya de por

    medio su vida.

    Ah caramba! dice sorprendido Gustavo. Y eso?Nunca haba odo de algo as.

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    Pues dice les comenta lvaro que ese delito ha cre-cido porque la mayora de la gente paga, lo que hacecrecer el problema. En una ocasin me coment: Huboalgunos aos en la ciudad de Mxico, donde se robaban

    piezas de los carros, y luego la ciudadana iba a comprar-los a una colonia donde se vendan esas mismas piezas.

    Y me platic les sigue diciendo que cuando lasagencias ofrecieron un muy importante descuento com-

    prndoles las piezas nuevas a ellos, tratando de acabarcon ese delito, dejaron de venderse las piezas robadas,

    y como por arte de magia se acabaron los robos.No estar procediendo as don Alonso ms bien paracuidar su patrimonio? Inquiere Jorge.

    No creo que lo haga por eso, lo hace porque dice quepagar sera un acto egosta, que pondra en riesgo lavida de muchos ms, porque cuando alguien paga, sevan sobre el siguiente, lo que pone en mayor riesgo ala ciudadana.

    Una vez me dijo que los pases donde sus gobiernosno negocian con delincuentes, aunque vayan de pormedio vidas, son los que tienen un ndice mucho msbajo de este tipo de problemas.

    Incluso prosigue lvaro, en una ocasin monito-reamos desde aqu un secuestro que hicieron en el nortedel pas, cuya vctima era un jovencito menonita de 17aos, y le pidieron a su padre no s que cantidad dedlares.

    El padre de este joven, alarmadsimo, fue con el l-der de ellos, y ste le indic que no era convenientepagar nada, porque se pondra en riesgo de forma irres-ponsable la vida de los dems.

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    El padre angustiadsimo le contest: Pero lo van amatar, y su lder le dijo: Tu vida, la ma, la de tu hijoy la de todos aqu, estn en las manos de Dios, nopodemos ceder ante eso, pondramos en riesgo la vidade muchos ms

    As se lo manifest resignado ese angustiado padre alos delincuentes, convencido que sin duda su hijo per-dera la vida y al final sigue describindoles lvaro,ante la negativa rotunda y decidida de la familia y detoda esa comunidad religiosa, soltaron al muchacho, y

    saben qu? No creo que haya muchos secuestrados deese grupo, por una razn muy simple: Con esa posturaque adoptaron, no sern considerados negocio paralos maleantes.

    Adems contina lvaro, creo que don Alonsotiene otra perspectiva diferente de la vida, dice quesomos como extranjeros aqu en la Tierra, y que si setiene que ir antes, no pasa absolutamente nada

    Se quedan todos en silencio, y Jorge aade:

    Bueno pero, qu providencias tom entonces?

    Ninguna contesta, Ah bueno! Ahora recuerdo,slo tom un seguro personal contra este tipo de cosas,

    para de alguna forma compensar a su familia por sufalta, y, por si fuera vctima de intentos de extorsincontra bienes del rancho, tambin adquiri otros segu-ros, dado que como se imaginarn, tampoco pagara, perodice que si hubiera daos, la compaa de seguros los re-embolsara.

    Yo me enter de eso porque me mostr esa escrituranotarial y me recomend mucho que no se cediera anteuna eventualidad de sas.

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    Se quedan Jorge y Gustavo meditando sobre eso, con-vencidos que en realidad esa persona tena una acti-tud medio especial. Pero Jorge aade:

    A qu se deber esa forma de pensar tan diferente?

    Al enfoque o sentido de la vida que tiene. l es unhombre de convicciones muy slidas, viene a mi men-te ahora que en una ocasin, un conocido le dijo quetena miedo de algo parecido.

    Recuerdo claramente lo que le coment a esa per-sona: En la Biblia dice: No tengan miedo a los queles quiten la vida, y despus de eso, ya nada puedenhacer

    Y sabe qu licenciado? dice lvaro volteando ha-cia l, no crea que es una simple pose, eso lo piensa,siente y vive, yo s lo que le digo.

    A Gustavo despus de haberlo conocido, esa forma depensar no le sorprenda tanto, pero en el caso de Jorge,

    su pensamiento era otro:Vaya, vaya reflexiona, pues s que este seor esmedio raro, ya hasta tengo curiosidad de conocerlo

    En eso interrumpe lvaro:

    Juan, vete despacito, despus de esa curva, est uncamino de terracera hacia la izquierda, vete por ahcon cuidado, ya llegamos

    Una vez que tomaron ese camino y despus de un bre-ve trecho de terracera, llegan a una puerta que deinmediato reconoce Juan el chofer, y a un costado de lamisma observan el letrero que indica: El Encinal.

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    Como la puerta estaba completamente cerrada y concandado, les pide lvaro a los dos seores si le puedenayudar a mover unas trancas de madera.

    Al descender contempla Gustavo al Oriente una granLuna llena que daba la impresin como si mirase concuriosidad a esos visitantes, pareciendo diseminar con msintensidad su luz blanquecina para poder apreciarlosmejor.

    Pero lo que ms impresion a Gustavo y Jorge, fue unaroma que era trado hacia ellos por una ligera brisaque sala de alguna parte, misma que slo se atreva atocarlos suavemente, as como pareciendo identificar-los, y para tambin darles una muy discreta e invisiblebienvenida.

    Ese cuadro hubiera quedado incompleto sin el cantode muchos grillos, quienes no se queran quedar atrs

    y tambin externaban sus opiniones, sin parecer im-portarles en lo ms mnimo que sus crpticos mensajesno pudieran ser comprendidos por los recin llegados.

    Mira nada ms qu Luna coinciden Alejandra yLil.

    Y miren alrededor expresa Gustavo ms entusias-mado que nadie lo que se alcanza a apreciar conella. Pero van a ver maana.

    Una vez que la camioneta ha traspasado la puerta,suben nuevamente a ella y se van acercando a la casadel rancho, y en eso aade Gustavo:

    Vamos a saludar a don Alonso ahora?

    No, por ahora no, l ya se debe haber retirado a sucuarto a leer. Maana lo saludan al desayunar.

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    Pues se retira temprano dice Lil.Lo que pasa es que l madruga mucho, en los aosque tengo aqu, nunca he visto que se pierda un ama-necer, a menos que tenga gripe o algo.

    Al entrar en el patio de la casa, estaban sentados plati-cando Benjamn el mayordomo, Chema su pap y Joa-qun su hermano alrededor de una fogata, y al verlos,acuden amablemente a ayudarles a colocar sus cosasen tres cuartos.

    Y de forma privada Benjamn le comenta a lvaro:

    Y esas visitas lvaro? Acurdate que a don Alonsono le gustan tanto

    No te preocupes le dice en voz baja, l mismome pidi que los trajera.

    Ah bueno! Y cmo te fue en tu viaje? Cre que ve-nas maana

    Me fue muy bien, luego les cuento, y llegu antesporque pude coordinar mi viaje con ellos, y me vinedirectito.

    Una vez que han consumido contentos unos panes demaz con atole de grano, sentados alrededor de esa foga-ta del patio, aunque sin hacer mucho ruido en atencin alos que ya descansan, este inesperado grupo no puederesistir salir de la casa a observar algo al campo.

    Qu te parece esto Jorge?

    Pero su silencio parece decir ms que sus palabras, por-que no saba si era el aroma a hierba fresca, ese suave

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    viento que apenas los tocaba, el canto de los grillos, oesa mirada curiosa y callada de la Luna, y ni siquierasabe qu contestarle a su amigo.

    Hasta el propio Diego expresa:

    Mam, qu bonito est esto, mira cunta estrella,Cmo que estn ms bajitas aqu, no?

    As parece le contesta su mam pero no, la dis-tancia es la misma

    En poco rato y muy a su pesar, se retiran a sus cuartos,esperando la llegada del da siguiente para poder apre-ciar mejor todo.

    Al despedirse lvaro, les comenta que se pueden verpara desayunar a las 9 a un costado del patio

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    CAPITULO IVEL R NCHO

    Algo digno de llamar la atencin esa noche en el ran-cho El Encinal, era que ninguno de esos inesperadosvisitantes, percibi a cabalidad que, conforme se fueranretirando a descansar, ello no significaba que el entornodeba tambin detener su marcha.

    Y quiz no tenan muy presente que otra de las reglas deoro no escritas en la naturaleza era: cada quien a lo suyo.

    Prueba de ello que mientras ellos dorman, las demscosas seguan su curso igual que siempre, aunque cadauna lo realizaba de acuerdo con sus caractersticas par-ticulares.

    Por ejemplo, uno de los elementos que jams detena suavance, era ese prodigioso tapete estelar que haba sidocuidadosamente extendido a todo lo largo y ancho del

    cielo, el cual, fiel seguidor a lo establecido, continudeslizndose de forma silenciosa y minuciosamenteordenada hacia el poniente.

    Pero ya que volteamos hacia el cielo, algo digno de lla-mar la atencin es que, aunque parezca increble, no to-dos los astros se mueven a la misma velocidad.

    Ya era sabido por todos los objetos estelares, que comosuceda con casi todas las reglas, haba sus excepcio-nes, y una de ellas era precisamente ese un poco ms

    lento avance de la Luna.

    Haca ya tanto tiempo que este enigmtico objeto blancotena esta costumbre de irse retrasando algo ms de cin-

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    cuenta minutos diarios, que a ninguno de los dems inte-grantes del cielo le causaba la ms mnima extraeza.

    O podra ser, nunca lo sabremos, que los dems obje-tos del cielo de alguna forma sentan que, como en esesu plateado caminar nocturno deba ir escudriandominuciosamente todos los rincones del planeta, y dadoque esa labor deba realizarse con el mayor de los cui-dados, se le deba tolerar su retraso diario.

    Siendo as que mientras los visitantes an dorman, y

    los dems astros haban avanzado un poco ms, la Lunaprosegua silenciosa su labor de escrutinio, pero ahoradesde el lado poniente del cielo.

    Y otra muestra de que todo en la naturaleza segua sucurso, era que en la superficie de la Tierra haba unos

    pequeos seres que no slo estaban al tanto de lo queaconteca en los cielos, sino de forma inexplicable, hastase anticipaban a los hechos.

    Ellos eran los pjaros. Ya que an antes de que la lumi-

    nosidad comenzase a modificar el azul profundo delcielo, estos pequeos seres alados juzgaron pertinenteanticiparse, y por qu no, celebrar con una sonora eimprovisada fiesta el inicio de un nuevo da.

    Como tambin ya era su costumbre, prefirieron igno-rar que el da anterior haban hecho lo mismo, y sinnecesidad de votacin alguna, coincidieron todos ellosen que la mejor forma de realizar su peculiar festejoera lanzando al viento sus cantos.

    Nadie entenda cmo, sin utilizar instrumento alguno, seanticipaban a la aparicin de ese astro dorado, y tambinse desconoca como intuan que la luz que el Sol proyec-tara, sera motivo suficiente para transformarlo todo.

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    Algo que contrastaba bastante en el terrenal ambien-te, era que los seres humanos se movan bajo una pers-pectiva diferente, ya que por un lado, daban por senta-do que todos y cada uno de los esplndidos espectculosque la naturaleza ofreca, siempre deberan estar ah

    presentes para ellos, y adems, ms que admirar lagrandeza de lo que les rodeaba, eran curiosamente atra-

    pados por una especie de aprehensin que vena apa-rejada a la actividad de cada nuevo da.

    Seguramente por eso, un observador extrao del deve-

    nir del mundo, hubiera notado que de forma contras-tante se permita la convivencia de una curiosa mezcla:

    Por una parte, actuaban de forma admirable y casi mgi-ca, infinidad de maravillas grandes y pequeas, y junto aellas, se desarrollaba el proceder unas veces profano yotras superficial de los humanos.

    Y la mayora de los dems elementos del entorno, pre-fera guardar silencio ante el hecho que, apenas pocossiglos antes, los seres humanos pretendan ubicarse en

    el centro mismo del Universo, y en se su delirio sen-tan que hasta los astros deberan girar alrededor deellos, aunque ahora, con sus acciones, parecan an nohaberse despabilado del todo, ya que de otra forma sucomportamiento hacia la naturaleza y sus semejanteshubiera sido otro.

    Pero hagamos un poco de lado este tipo de considera-ciones, e introduzcmonos algo ms en los en ocasio-nes desconcertantes mviles de las actuaciones perso-nales, tratando de entender mejor las cosas.

    Si en el exterior al sitio donde hoy estamos, esa espe-cie de involuntaria aprehensin pareca atrapar dema-siado a las personas, de forma similar a como la araa

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    con su red se apodera de los insectos, an en este apar-tado sitio, casi todos los que ah estaban, no conseguanescapar del todo de esa invisible trampa.

    As veremos que hasta lvaro y quienes lo acompa-aban, de forma inconsciente resultaban parcialmen-te atrapados en ese peculiar deseo de que las cosas sedesarrollasen de acuerdo con su propia y particular vi-sin.

    lvaro por decir, tena toda la intencin de ver a don

    Alonso desde la madrugada, pero el natural descontroldel cambio de horario derivado de su reciente viaje aEuropa, hizo que se levantara un poco ms tarde, cuan-do el cielo ya haba comenzado a aclararse.

    Rpidamente se despide de su esposa Esther, pidin-dole les indique a las dems personas encargadas de

    preparar alimentos, que tomen en cuenta que haba seispersonas ms en la casa, y que alrededor de las nuevebajaran a desayunar.

    Esther por su parte, reflexiona calladamente que re-sult oportuna la llegada de esas personas, ya que, comosaban que lvaro en sus viajes aoraba la comida tpi-ca de la regin, le tenan preparada una amplia varie-dad de platillos.

    Al ir saliendo lvaro de la casa ignorando por com-pleto los planes de su esposa en el patio se encuen-tra con Benjamn que desayunaba con otras personas,comentando sobre las posibles labores del da.

    Al irse lvaro retirando poco a poco de la casa, vaescudriando el horizonte tratando de ubicar a donAlonso, y afortunadamente logra verlo muy a lo lejos,mismo que al parecer, ya vena de regreso

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    No slo pudo identificarlo por su indumentaria, sinodebido a su inconfundible forma de caminar: Totalmen-te ensimismado en quin sabe que cosas, pareciendo estaren todas partes y en ninguna.

    Sin embargo, como ya lo conoca bastante, se va cami-nando hacia l, y puede apreciar que a una distanciacorta, l tambin ya lo haba reconocido.

    Hola lvaro! Qu bueno que ya andas por ac!Cmo te fue?

    Bien, don Alonso, cada da nos damos a conocer msall afuera, luego con detalle le platico ms sobre eso

    Oiga qu cree sigue diciendo lvaro. Se acuer-da que me pidi que invitara al licenciado Gustavo? Puesaqu est con nosotros, ya que como se qued muy bienimpresionado la vez pasada que vino, en cuanto le llaminvitndolo, la verdad no me lo esperaba, pero acept yaqu est en el rancho, incluso vino con su esposa y suhijo, tambin trajo a otro colega con su esposa.

    Ah, qu bueno! manifiesta complacido don Alonso,sabes, le quiero complementar algunas ideas sobre lo queme pregunt la vez pasada, aunque te anticipo aqu en-tre nos, creo que no debemos abrigar esperanzas quealgo se logre, pero una parte de m me impulsa a decrse-lo de todos modos.

    Siguen caminando hacia la casa, conversando sobre di-ferentes cosas del rancho y del viaje, en eso se encuen-tran con Benjamn y varios trabajadores, por lo que se

    quedan ah un momento con ellos

    Miren menciona don Alonso, aprovechando queahora tenemos tiempo, podemos sembrar unos rboles

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    en la parte poniente de la presita, es una de las pocaspartes que nos falta de reforestar.

    En aquellos sitios ms cercanos a la presita sea-la, no ser necesario colocar abastecimiento de aguacon riego por goteo en cada rbol, ya que por capilari-dad se humedecern las races por el subsuelo, y yavern cmo crecen.

    De acuerdo contesta Benjamn. Y de cules r-boles?

    Como ah la humedad y el tipo de suelo son diferen-tes, vamos a poner puros rboles maderables, ya losseleccionamos ayer del vivero con Chema tu pap.

    Y as se van los trabajadores junto con Benjamn paraorganizar todo, mientras que don Alonso y lvaro con-tinan aproximndose hacia la casa

    Al llegar se encuentran con que las seoras Esther,Ofelia y otras, ya tenan unas mesas bien dispuestas en

    el patio para desayunar todos.Pero lvaro se sorprende al ver que sobre las mesas ha-ba una gran variedad de viandas como uchepos, corundas,sopes e infinidad de cosas, por lo que intercambia unamirada de agradecimiento con su esposa.

    En eso van bajando los visitantes con Gustavo a la cabe-za, quien, como ya conoca a don Alonso, se dirige direc-tamente hacia l, presentndole a su esposa y demsacompaantes.

    Don Alonso les expresa su complacencia por haber acep-tado la invitacin a acompaarlos, y en eso doa Estherles dice a todos:

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    Pasen a la mesa, porque les tenemos un desayuno defruta, tamales, chilaquiles o huevos para quien guste. Lastortillas estn recin hechas, sintense.

    Este grupo de invitados se queda sorprendido de la varie-dad de cosas y lo sabroso de la comida mexicana, andentro de la sencillez de un lugar alejado como se.

    Al ir comenzando a probar las viandas, el licenciadoJorge es uno de los ms sorprendidos, y hace mencinque hasta las tortillas ah son diferentes, ya que sonblancas y estn exquisitas.

    lvaro por su parte, como haba pasado algunos dasfuera, ya estaba extraando ese tipo de alimentos, y lecomenta al licenciado Jorge:

    Nota diferentes las tortillas, porque son de maz blan-co criollo, y la mayora de las tortillas que consumenen la ciudad de Mxico, son de maz amarillo, y se pro-viene de Estados Unidos, contiene ms carbohidratos,razn por la cual lo utilizan all para engordar ganado, ysu sabor es otro.

    Qu brbaro est todo! Les dice Alejandra a Esthery Ofelia. Oigan, perdn, qu bonitas blusas borda-das traen, dnde las compraron?

    Aqu en Tingindn contesta Esther, hay una se-ora que se sienta en una de las esquinas de la plaza ylas vende

    Qu tan lejos est Tingindn?

    Como a cinco minutos contesta la seora Ofelia.

    Si no conocen les dice lvaro, conviene que va-yan. Miren, como la carretera pavimentada en esta zona

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    es relativamente reciente, tiene alrededor de 40 aos,eso hizo que aqu todava se conserven muchas de lascostumbres de antes.

    Por tanto, una vez que terminan y agradecen a todaspor ese excelente desayuno, ya se haban organizado paraque las seoras Alejandra, Lil y Diego fueran con Juan aese poblado cercano.

    lvaro le indica a Juan:

    Mira, sales a la carretera y te vas a la izquierda, ycomo en cinco minutos llegas, no hay manera que tepierdas. Ya ni le digo a alguien que te acompae.

    Las esperamos para comer, verdad? Les preguntalvaro.

    S, por supuesto.

    No s si fuera posible dice tmidamente Gustavoque estuviramos all en el lugar donde comimos la

    vez pasada a un lado de la presita aquella, no sabencmo me he acordado de ese lugar.

    Claro interviene don Alonso, incluso podramosestar ahora en el lado poniente, est hasta mejor

    Mejor que donde estuvimos? dice Gustavo.

    En cierta forma contesta, y como por ese lado sevan a sembrar unos rboles, si estn de acuerdo, me gus-tara estar por ah cerca, por si surgen dudas, aunque por

    ahora lo ms importante son ustedes, nuestros invitados.

    En eso se adelanta lvaro, previendo que como donAlonso tena inters en conversar cosas con ellos, arre-

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    gla que se lleven sillas de lona para all, para evitar lahumedad natural del suelo y puedan estar ms cmodos.

    Por tanto se divide el grupo en dos: Las seoras, Diegoy el chofer se van hacia el poblado, y los dems se vancaminando hacia la presita a paso lento, como era lacostumbre de don Alonso.

    Y dado que era la primera vez que Jorge estaba en unrancho as, va sorprendido haciendo multitud de pre-guntas, mismas que de forma muy explcita se las van

    contestando lvaro y don AlonsoQu bonito rancho! expresa Jorge complacido alirlo admirando y disfrutando del sol y una increble-mente agradable brisa que tambin pareca acompa-arlos.

    En Mxico, seores manifiesta don Alonso, bue-no, y en todo el planeta, podramos influir los humanosen forma mucho muy favorable en nuestro entorno, y nocomo lo hemos venido haciendo a lo largo de la historia.

    Estamos arruinando todo.Por eso quisimos contina, al menos en este es-

    pacio, combinar dos cosas, una, armona perfecta conla naturaleza, y a la vez, tener una unidad altamente

    productiva, y no me lo tomen a presuncin por favor,pero creo que lo estamos logrando

    Ya lo creo que s interviene Gustavo, por eso meatrev a invitar a mi amigo, para que vea el enorme

    potencial que hay en el campo.

    Esto que ven aqu, no crean que as estaba inter-viene lvaro, a base de mucho esfuerzo y dedicacinlo hemos ido mejorando todo.

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    Era tan agradable el camino, el ambiente y la plti-ca, que casi ni se dieron cuenta cuando llegaron a la pre-sita

    All es donde estuvimos! Identifica el sitio con gustoGustavo. No recuerdo haber estado en otro lugar msagradable que se.

    Pues ahora indica lvaro, vamos a estar del otrolado, por el momento tiene menos rboles, pero la vis-ta es mucho mejor. Si les parece, nos ponemos a la

    sombra de uno de esos rboles.Una vez que llegan al sitio sugerido, el primer sorprendi-do es Gustavo, quien se queda por unos instantes ob-servando todo y comenta:

    Qu barbaridad! Qu escenario, qu aroma, y la pazque se siente Es increble, no lo puedo creer

    En eso ven venir a un trabajador que traa en una ca-rretilla todas las sillas de lona, por lo que lvaro acude

    a ayudarle e indicarle dnde las colocarn.Una vez que las desdoblan y colocan a la sombra deuno de los rboles, se sientan confortablemente los cua-tro.

    Sin decir palabra, comprende Jorge el inters de su ami-go Gustavo por acudir a ese lugar, pero al mismo tiempoest ms y ms intrigado por conocer bien a ese curioso

    personaje que los acompaa. Se ve se deca a s mis-mo tan sencillo y comn como cualquiera.

    Porque no era suficiente reflexiona mientras tambinobserva los diferentes ngulos del escenario estar enun lugar como de fbula, lo importante era conocer su

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    pensamiento, y la verdad, este hombre meditaba noveo que tenga nada de diferente.

    No obstante se dice Jorge como corrigiendo su pri-mera impresin, vamos a hacerle caso a aquella fra-se de un sabio griego: Habla para que yo te vea. Talvez lo primordial sea escucharlo.

    Distraen su atencin otros comentarios de Gustavo so-bre la clase de rboles que se colocaran en esa zona yotros detalles ms.

    Don Alonso aade Gustavo, me dijo lvaro en laciudad de Mxico que haba algunas cosas que quisie-ra conversar conmigo, y le aseguro que hemos venidocon mucho gusto, ya que aparte de poder estar en unsitio como ste, la pltica que tuvimos me pareci muyinteresante.

    Antes que nada seores, agradezco de todo coraznel que hayan venido, y efectivamente, lo que pasa, esque a raz de las preguntas que me hizo la vez pasada,me qued reflexionando y me gustara aadirle algu-nas cuestiones ms, as como ampliarle otras que ya le

    platiqu, si me lo permiten

    Aunque por favor complementa don Alonso, nose esperen nada ms que la simple opinin de una perso-na mayor que, como cualquiera, su nico inters es quelas cosas funcionen mejor en beneficio de todos.

    Y algo que debemos tomar muy en cuenta prosigue

    es que esta situacin de cierto desajuste en diversos as-pectos, se fue generando poco a poco a lo largo de variosaos o dcadas, y tenemos que estar conscientes que no

    puede desaparecer como por arte de magia.

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    E incluso, antes de comenzar a platicarles sobre elaspecto medular que quera decirles, fjense que hayun elemento previo de orden sociolgico que, aunquese trate de algo intangible, podra ser una de las piezasangulares de toda relacin humana, y un obligado ini-cio de un cambio consecuente.

    Miren, por una serie de circunstancias muy particu-lares de nuestra historia, eso nos ha faltado en nuestro

    pas y otros lugares del mundo

    Aunque aade a manera de pequea correccin,creo que se me facilita ms expresarles mi punto devista mediante ejemplos, si me lo permiten

    Por supuesto contesta Gustavo.

    En una ocasin les dice ya con ms confianza,estaba en un viaje de negocios en Alemania, en Colo-nia concretamente, ah donde acaba de estar lvaro, ytuve una cita a las once de la maana y como la siguientela tena hasta las trece horas, justo a unos pasos dedonde est esa gran catedral, calcul que dispona comode 40 minutos, por lo que decid entrar rpidamente aun museo que estaba al lado, el cual describa lo quehaba sucedido en la Segunda Guerra Mundial, y cmoqued Alemania en 1945

    La verdad seores les dice muy impresionado, apesar que esa situacin la conoca a la perfeccin a tra-vs de una gran cantidad de libros de Historia, alcontemplar esas imgenes qued impactado, porque

    pareca que estaba viendo un paisaje lunar, no habanada, las ciudades completas quedaron en el suelo,bueno, a excepcin de esa catedral, que sorprendente-mente qued en pie.

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    Pero les sigue diciendo lo que me impresion msvivamente en ese momento, era que lo que qued intac-ta fue la determinacin que mostraron para volver alevantar al pas completo.

    Como ya saba subraya que la mayora de los ale-manes ni siquiera vot por Hitler, porque menos detres de cada diez crean en l, como qued demostra-do en una crucial votacin de principios de los aostreintas, y a pesar de eso lo apoyaron como su lder, y,lo ms importante, despus colaboraron activamente en

    la reconstruccin, me hice esta reflexin: Qu tiene departicular este pueblo que reacciona de esa forma tansolidaria?

    Un poco antes de las trece horas contina, medirig muy pensativo al despacho de mi cliente, y comotambin saba que l nunca estuvo de acuerdo con elliderazgo de la Segunda Guerra, y dado que nos tena-mos mucha confianza, le pregunt sobre su respaldo aese rgimen, y sin siquiera dudarlo, me contesta:

    Yo estoy con mi pas con razn o sin ella.A raz de esa experiencia aade, lo asocio con lamuy diferente respuesta de algunos en nuestro pas,donde circunstancialmente y creo que de forma pasa-

    jera, nos enfrentamos con problemas mucho menores.

    Bueno don Alonso objeta Gustavo, pero los ale-manes as son, muy diferentes a nuestra gente.

    Considero difiere don Alonso, que la situacin

    no es tanto tnica, nuestro pueblo puede reaccionaren forma tan solidaria como el que ms, e incluso encierto sentido hasta mejor, porque es muy noble, pero

    por siglos hemos carecido de un elemento invisible y

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    casi ignorado, pero que es crucial en todo, aunque comoles digo, la mayora de las veces no le hemos dado laimportancia debida.

    Y qu elemento es se? manifiesta Gustavo concierto escepticismo, temiendo que la posicin de donAlonso fuera demasiado idealista.

    Les anticipo complementa don Alonso, tan pron-to se los diga, hasta ustedes no creern que un factoras pudiera resultar tan relevante. Por ello les pido pre-

    viendo el natural escepticismo que surgira en ellosque no les vaya a parecer extrao, slo permtanme queles exponga mi idea completa

    Esta fundamental aunque ignorada pieza en la ac-tuacin social prosigue, ha sido una de las cosasque ancestralmente nos ha faltado, aunque como lesdeca, constituye uno de los pilares mismos de todarelacin humana, ese elemento es: La confianza.

    Sin ella, crame, no podra haber ningn tipo de rela-

    cin humana. No existiran matrimonios, asociaciones oproyectos econmicos, educacionales, laborales, polticos,religiosos, y en suma, nada podra llevarse a cabo sin ella.

    O sea interviene ahora Jorge un tanto incrdulo,nos falta confianza.

    En el fondo, y aclaro, entre otras cosas, adolecemosde eso. La relativa crisis que ahora tenemos, es nada,cranme, comparada con lo que han sorteado otros

    pueblos, pero an as, si adolecemos de ella, ni siquie-

    ra esos problemas menores podremos sacar adelante.

    Se quedan un tanto incrdulos, pensando que quizdon Alonso podra estar sobrevalorando este factor de

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    orden sociolgico, a lo que Gustavo, intuyendo que talvez le faltaba complementar algo a su idea, aade:

    A ver don Alonso, nos podra explicar algo ms so-bre por qu lo considera as?

    Como ya les adverta, de principio parece una sim-pleza, pero en el fondo y entre otras cosas que tam-bin son necesarias hacer, se puede convertir nada me-nos que en la diferencia.

    No obstante les prevengo insiste, la verdaderaclave no est tanto en descubrir el camino, sino en sercapaces de implementar o proyectar este elemento entodos los niveles y eso se logra con acciones ms quecon palabras.

    Miren seores, las sociedades ms avanzadas del pla-neta, no son, como consideran algunos, las que poseenms recursos naturales, sino aquellas donde existe cer-tidumbre en lo que se hace en todos los niveles socia-les. Perdn por ser reiterativo, pero la verdadera clave

    consiste en lograr que este factor se arraigue en nues-tra comunidad.

    Una falta de confianza prosigue aunque se tratede algo intangible, es capaz de hundir a cualquier pasdel mundo.

    En eso interviene lvaro, un tanto sorprendido por eseplanteamiento de don Alonso, aunque tambin con-vencido que sus alcances podan ir mucho ms all delo que pareca, y como saba que l era muy bueno

    empleando ejemplos, le sugiere:

    Don Alonso, por qu no nos lo explica un poco msa travs de ejemplos?

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    JUANMANUEL OCHOATORRES

    Tienes razn responde, aunque creo que me voya ir de lo ms simple a lo ms complejo

    Este rancho, no podra funcionar ni un solo da sinconfianza. Los trabajadores, por decir, confan que les

    pagaremos, los consumidores finales de aguacate tam-bin esperan que este producto sea bueno para su sa-lud, los supermercados nacionales y extranjeros noshacen pedidos esperando contar con nuestra mercan-ca a tiempo, con el precio y calidad pactados, nosotrosmismos confiamos que seremos capaces de producir

    mercanca suficiente y en los dimetros adecuados, yas, les podra enumerar decenas o cientos de pasosdonde interviene este invisible elemento.

    A menudo lo perdemos de vista, pero en un pas pa-sara exactamente lo mismo, y para ello se requiere

    proyectar este elemento desde la cpula hasta la base.

    No obstante, como les deca, un primer paso seraidentificar su importancia, para luego proyectarla me-diante acciones, y ah es donde est el reto.

    Miren les asegura don Alonso, continuando conlos ejemplos, piensen en el banco ms grande, slido yrespetable del mundo Ubicaron alguno?

    Asienten todos de forma callada.

    Ahora imagnense por un momento que, por algunasituacin imprevista, la mayora de sus clientes le pier-de la confianza a esa institucin, saben qu pasaracasi de inmediato? Simplemente quebrara, sin impor-

    tar lo slida que pudiera ser en realidad, por qu?

    La mayora de los cuentahabientes de su propio paso del extranjero, tratarn de sacar sus ahorros de ah

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    tan rpido como puedan, y dado que el dinero de losdepositantes no estar almacenado en las bvedas, sinoprestado a infinidad de clientes, esa institucin entra-ra de golpe en un estado de insolvencia.

    O sea sigue diciendo, vean cmo una simple prdi-da de este minimizado e invisible elemento, la confianza,quebrara, sin excepcin alguna, a cualquier institucinbancaria del planeta de la forma ms estrepitosa que se

    puedan imaginar, a menos de llegar al extremo que fue-ra rescatada por su propio gobierno.

    Y refirindome por decir a la conduccin poltica decua