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REVISTA TEMÁTICA

CENTRO DE ALTOS ESTUDIOS NACIONALES

2016, No.2 , pp.17-45

Enrique ObandoCentro de Altos Estudios Nacionales

[email protected]

El tráfico ilícito de drogas en el Perú, cuarenta años después

Drug trafficking in Peru: forty years later

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EL TRÁFICO ILÍCITO DE DROGAS EN EL PERÚ CUARENTA AÑOS DESPUÉS

Resumen

El presente artículo hace un recuento del poder de las mafias de la droga a nivel mundial, de la lucha antinarcóticos en el Perú desde la década del 80 del siglo pasado y de la actual situación de dicha lucha después de casi cuarenta años. Finalmente, plantea también políticas antidroga para el futuro cercano.

Palabras clave: Tráfico ilícito de drogas. narcotráfico, cocaína, coca, Perú, Hua-llaga, VRAEM, TID, antinarcóticos

Abstract

This article approaches the global power of the drug cartels, the antinarcotic efforts in Peru since the 1980´s, the situation of that struggle today after almost forty years and suggests antidrug policies for the near future.

Keywords: Drug trafficking, drugs, narcotic trafficking, cocaine, coca leaves, Peru, Huallaga, VRAEM, counternarcotics

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ENRIQUE OBANDO

Introducción

Hace cuarentaicinco años, el presidente norteamericano Richard Nixon utilizó por primera vez el término “guerra contra las drogas”. Fue un 17 de junio de 1971. “El abuso de drogas es el enemigo número uno de los Estados Unidos”, puntualizó. Dicha “guerra” terminaría llegando al Perú a fines de los años 70 y primeros 80 en razón del crecimiento exponencial que había tenido en esos años en el país el cultivo de coca, de la cual se extrae una de las drogas de gran consumo en los Estados Unidos, la cocaína.

Tal vez la mejor manera de ingresar al tema del tráfico ilícito de drogas sea la de preguntarse por las causas, tanto del consumo como de la producción de drogas. El problema parece no ser la droga en sí. De hecho, la cocaína era ven-dida en las farmacias y sin receta en el mundo occidental como remedio para la fatiga a comienzos del siglo XX. En 1909 existían en los Estados Unidos más de 70 bebidas registradas con componentes de cocaína (RMF 2009). El problema parece estar más bien en el abuso de su consumo. Dicho abuso comenzó desde inicios del siglo XX, de allí que se prohibiera la venta de cocaína en EEUU desde 1914. Pero el abuso estalló de manera incontrolada en la década del 60 de ese mismo siglo, generando una adicción cada vez mayor entre la población, llegan-do a constituir, para los norteamericanos, un problema de seguridad nacional, lo que dio lugar a la Ley de Sustancias Controladas. (Controlled Substances Act) en 1970 y a la política de guerra contra las drogas de Nixon en 1971.

La primera pregunta que cabría hacerse, sin embargo, es ¿por qué un alto porcentaje de la población de ciertos países entre los que se encuentra clara-mente Estados Unidos consume drogas? Puede haber muchas respuestas, pero hay una que resalta entre todas. Parece haber un sector de la población que por diferentes razones quiere evadirse de una realidad que siente como opre-siva, que le es adversa, que no le genera oportunidades ni un futuro en la vida, que siente como vacía y que no puede controlar ni soportar. Abram Kardiner (Kardiner 1945) escribía en 1945 que toda sociedad somete a un determinado nivel de stress a sus miembros. Consideraba él, sin embargo, que la sociedad industrial del siglo XX era la sociedad que sometía a un mayor nivel de stress a sus miembros. Podríamos decir ahora, que la sociedad post industrial del si-glo XXI, que Kardiner no conoció, somete a un nivel de stress aún mayor a sus miembros. En el 2011 22.5 millones de norteamericanos utilizaron alguna droga ilícita, lo que significa un 8.7% de la población, lo cual es un incremento

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respecto al año 2002 en que el porcentaje era de 8.3%. (NIH 2013) En 2013 los consumidores llegaron a 24.6 millones de personas o sea el 9.4%, superando a su vez el nivel de 2011. (NIH 2015) Queda claro, entonces, que hay algo en el siste-ma social industrial y post industrial que está generando que un porcentaje de la población busque evadir su realidad. Podríamos llegar a la conclusión que la solución sería cambiar el sistema, pero como ello no es posible lo que hacemos es prohibir la comercialización de determinadas sustancias. En esto andamos desde hace cuarentaicinco años con no muy buenos resultados.

Si tenemos una idea de por qué un sector de la población consume drogas habría que preguntarse por qué los campesinos de determinados países en vías de desarrollo producen los cultivos que son la materia prima para la elaboración de estas drogas. La respuesta no es muy difícil de encontrar. Precisamente por-que está prohibido. La prohibición, existiendo una alta demanda, genera precios considerablemente altos y por lo tanto da lugar a la creación de mafias que se dedican a comercializar las sustancias prohibidas. En la medida en que algunas de estas drogas tienen una procedencia natural, es decir provienen de plantas y no de químicos, se necesita que campesinos o colonos se dediquen a producir cultivos prohibidos, como la coca. La razón por la cual estos producen tiene que ver con la pobreza agraria. Este tipo de cultivos le da al campesino o colono un ingreso que ningún cultivo lícito le daría. ¿Por qué es ello? En el caso peruano porque los gobiernos en las últimas décadas no han tenido una política agraria debido a que el país se ha urbanizado. Hoy viven más personas en las ciudades que en el campo. Para un político no es tan atrayente desde el punto de vista de votos invertir en el campo. Prefiere invertir en las zonas urbanas en donde está la mayoría de los votantes. De hecho en el Perú, para el 2015, el 76.7% de la población del país era urbana. (INEI 2015). En Lima, ciudad de casi 10 millones de habitantes, sólo el distrito de San Juan de Lurigancho tiene una población de más de un millón de personas, mientras que toda la región de Huancavelica tiene menos de medio millón. Invertir en Lima tiene más rédito político que en las zonas rurales de Huancavelica. Por ello la zona agraria se caracteriza por ser la más pobre del país. Un campesino que quiera dedicarse a cultivos lícitos se encontrará que no recibe crédito de ningún banco, que no tiene vías de comu-nicación para sacar sus productos al mercado y que si los sacara los precios a los que los puede colocar son mínimos. Un problema adicional es el hecho de que los países desarrollados subvencionan su agricultura y el Perú no, por lo cual nuestros productos agrícolas no pueden competir a nivel internacional. Dentro


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de la Unión Europea la agricultura está subvencionada o subsidiada, como lo está en Japón y Corea del Sur. Estados Unidos gasta 20 billones de dólares en subsidios agrícolas a través del “Farm Income Stabilization”.

Para un agricultor el cultivo de coca le soluciona el problema del crédito, el que corre por parte del traficante de drogas, le soluciona el problema de llevar la producción a los mercados, ya que el narcotraficante llega hasta él para com-prarle su producción y le paga por su producto varias veces más que por un cultivo legal. Un kilo de papa cuesta en chacra S/. 0.75 (SIEA 2015) y un kilo de hoja de coca cuesta US$ 3.50 o sea más de 11 soles (La República 2015). Ante estos hechos resulta claro porqué se siembra coca.

La dimensión del problema a nivel internacional

El problema de las drogas tiene un alcance global. Para entender la dimensión del problema de las drogas una buena forma es ver la cantidad de dinero que las drogas generan. El mercado de drogas tiene una dimensión de US$ 321,600 millones en venta minorista y US$ 94,000 millones en venta mayorista. Si esto lo descomponemos de acuerdo a las diferentes drogas tendríamos la siguiente situación (ONU-IMD 2005):

Opiáceos

• US$64,800millonesenpreciominorista• US$20,600millonesenpreciomayorista

Cocaínicos


Hachís


Éxtasis


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Si tomamos en cuenta los cocaínicos, que es lo que a nosotros nos interesa, se desliza la pregunta de ¿cómo es posible enfrentar una mafia de esta enverga-dura, que al año mueve más de 70 mil millones de dólares con la cooperación internacional que, en el caso del Perú, con suerte llega a los 100 millones de dólares?

El mundo de las drogas, sin embargo, es un mundo cambiante. Es importan-te saber que en los últimos años ha habido un cambio en la preferencia de las drogas. Los estimulantes sintéticos han superado el consumo de drogas natura-les. El resultado es que en los Estados Unidos el consumo de metanfetaminas ha alcanzado el 38.8% del consumo de drogas, mientras que el de cocaína es ahora menor llegando al 36.5%, y el de heroína llega a 8.5%. En el siguiente cuadro podemos ver el estimado global de usuarios de drogas.

Cuadro 1. Usuarios de Drogas

Estimado Global de Usuarios de Drogas 2012

Número de usuarios en millonesCannabis 177.63Opioides* 33.04Opiáceos** 16.37Cocaína 17.24ATS*** 34.40Éxtasis 18.75

*Opioides: sintéticos o semi-sintéticos

**Opiáceos: Naturales

***ATS: Estimulantes del tipo anfetamínico

Fuente: Estimados basados en el reporte anual de UNDOC (2012)

Si no tomamos en cuenta la cannabis, que es la droga de mayor uso y la menos fuerte, la suma de consumidores de opioides, los estimulantes del tipo anfetamina y el éxtasis, todos sintéticos, es de 86.19 millones de personas contra los 33.61 millones que consumen opiáceos y cocaína, es decir droga de base natural. (UNODC/DEVI-DA 2015). Por otro lado, el número de nuevas sustancias psicoactivas reportadas al Sistema de Alerta Temprana de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el


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Delito se incrementó de 117 en el 2009 a 450 el 2014 (UNODC 2015). Esto quiere decir que los sintéticos están desplazando al consumo de las drogas naturales. Si la tendencia continúa las drogas naturales serán desplazadas del mercado por una sen-cilla razón. La producción de estos últimos se da en países alejados de los principales centros consumidores (la selva sudamericana en nuestro caso), lo que significa una logística complicada y riesgosa para llevar la droga hasta el mercado, cruzando fron-teras de manera ilegal y teniendo que burlar una serie de vigilancias en el camino, lo que implica además una merma por las capturas de la policía y un costo de soborno de autoridades en todo el camino. En el caso de las drogas sintéticas, sin embargo, estas se pueden producir en el mismo país de consumo de manera que la produc-ción, la comercialización y el consumo se dan dentro de una misma frontera. Es un negocio mucho más sencillo. Si la tendencia se inclina, como lo está haciendo, por la mayor producción de drogas sintéticas en los mismos países de consumo, en el largo plazo el problema de las drogas en el Perú podría reducirse de manera considerable, siguiendo una constante de nuestras exportaciones. El guano y el salitre fueron des-plazados por fertilizantes sintéticos, el caucho fue desplazado por caucho sintético, ahora podría haberle llegado el turno a la coca, reemplazada por estimulantes sintéti-cos. Sin embargo ese podría ser el largo plazo, hoy vivimos en el corto, con todos los graves problemas que ocasionan las mafias del narcotráfico.

Cuadro 2. Número de nuevas sustancias psicoactivas notificadas al sistema de alerta temprana de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, 2009-2014

Fuente: UNODC, sistema de alerta temprana sobre nuevas sustancias psicoactivas, 2009-2014.

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En lo que a centros de producción de drogas a nivel mundial se refiere, los prin-cipales son el Triángulo Dorado en el Lejano Oriente conformado por Myanmar (la antigua Birmania), que tiene los mayores cultivos de amapola del mundo en manos de subversivos étnicos y que sacan la droga por la frontera China hacia los puertos del sur de ese país. Luego están Laos, Tailandia y la propia China. En este último país encontramos la Triada, mafia que saca drogas hacia los Estados Unidos, el Asia y Oceanía. En Medio Oriente tenemos la Media Luna Dorada conformada por Afga-nistán, Irán, Pakistán y Kirguistán. Afganistán tiene la industria del opio más grande del mundo y Kirguistán el porcentaje de tierras cultivables dedicada a drogas más alto del planeta. Interesante dato el de Afganistán, porque el boom de las drogas se dio bajo ocupación norteamericana. En el cuadro siguiente se puede ver cómo bajo la ocupación soviética la producción fue de 200 toneladas en 1980 y llegó a 1,200 toneladas en para 1989. Durante la época de los señores de la guerra la producción se disparó de 1,600 toneladas en 1990 a 3,400 en 1994. En el periodo Talibán, sin em-bargo, estos bajaron la producción a sólo 200 toneladas para el 2001. La pena por el tráfico era la decapitación y la posibilidad de ser atrapado alta. Pero fue, curiosamen-te, en el tiempo de la ocupación norteamericana, que la producción llegó a sus límites más altos. 4,200 toneladas el 2004 y 8,000 toneladas en el 2007. ¿Por qué? Cuando los norteamericanos entraron a Afganistán necesitaban aliados y muchas de las tribus afganas pusieron como condición para apoyar a los norteamericanos que les dejaran hacer su “negocio”. Este era obviamente el narcotráfico y por razones tácticas del mo-mento Washington terminó aceptando.

Cuadro 3. Cultivo mortal de Afganistán


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De otro lado, en el Norte de África tenemos el caso de Marruecos que pro-duce Hachís, y en Europa tenemos a Holanda y Polonia que producen drogas sintéticas. Sobre Holanda vale la pena citar al jefe del Departamento de Nar-cóticos de la policía turca Cem Cehdioglu, quien sostiene: “Holanda es como el Afganistán de Europa, 80% de las drogas sintéticas viene de allí”. (Gokoluc 2006) En América del Norte tenemos a México y en la zona andina a Colom-bia, Perú y Bolivia. México es un espejo en el que debiéramos vernos. Durante el gobierno de Felipe Calderón entre el 2006 y el 2012 los mexicanos tuvieron más de 71,000 muertos (Bastidas 2012) debido a la lucha del gobierno contra el narcotráfico utilizando las fuerzas armadas y por el enfrentamiento entre las mismas mafias por el control de determinados territorios. En lo que va del go-bierno de Peña Nieto llevan ya 57,710 muertos, lo que nos da un total de más de 128 mil muertes para un periodo de diez años. En la guerra de Vietnam los norteamericanos tuvieron 58,159 bajas. Esto quiere decir que los mexicanos en “paz” han tenido más del doble de muertes que los norteamericanos en guerra; una idea muy clara de lo que las mafias pueden hacer con un país cuando se asientan en él y una idea de que podría pasarnos en un futuro si no tomamos las medidas correctivas pertinentes.

Colombia es un productor de amapola y el principal abastecedor de heroí-na de los Estados Unidos. Colombia, en los últimos años había desplazado al Perú como el principal productor de cocaína del mundo. Sin embargo desde el 2010 el Perú superó a Colombia en la producción potencial de cocaína. Esto se debió a que el Plan Colombia redujo notablemente las hectáreas sembradas de coca en este país debido principalmente a la fumigación con glifosato de las zonas de producción. Sin embargo, dicha fumigación se ha detenido debido a las conversaciones de paz que están llevando a cabo las autoridades colombia-nas con las FARC. (Corcuera 2015) La interrupción de la fumigación fue una de las condiciones de las FARC para llevar a cabo las negociaciones, debido a razones de conservación del medio ambiente. Como resultado, la producción colombiana se incrementó inmediatamente. En el 2014 el área cultivada de coca se incrementó en un 44%. Pasó de 48 mil hectáreas a 69 mil. La producción potencial de cocaína se incrementó en 52%. Aumentó de 290 a 442 toneladas entre el 2013 y el 2014 (UNODC 2015). Es claro que la razón del éxito en la erradicación en Colombia se debió a la fumigación. Para mayor abundancia podemos ver el cuadro siguiente, que nos muestra que entre el 2000 y el 2010 la erradicación por fumigación es largamente superior a la erradicación manual.

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En el año 2000 la fumigación erradicó 58,073 Ha. y la manual sólo 3,495 Ha. El 2005 la fumigación erradicó 138,775 Ha. y la manual 31,980 Ha. El 2000 la fumigación erradicó 101,936 Ha. y la manual 43,792 Ha. No es de extrañar, en-tonces, que al interrumpirse la fumigación los cultivos de coca se hayan incre-mentado notablemente. Para el 2014 Colombia desplazaba al Perú del primer puesto medido en cantidad de hectáreas dedicadas al cultivo de coca. Colombia estaba en 69,100 Ha., mientras el Perú en 42,900. (Ver cuadro sub siguiente) (UNODC 2015)

Cuadro 4. Hectareas de coca cultivadas y erradicadas

2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010

Cultivos 163,300 144,800 102,000 86,000 80,000 86,000 78,000 99,000 81,000 73,000 62,000

Manual* 3,495 1,745 2,762 4,219 6,234 31,980 43,051 66,805 95,634 60,544 43,792

Fumigación* 58,073 94,153 130,364 132,817 136,552 138,775 172,026 153,134 133,496 104,771 101,939

*Tipo de erradicación

Fuente: ONU (2015)

Cuadro 5. Producción de coca del 2007 al 2014

Primeros esfuerzos antinarcóticos en el Perú

A fines de los años 70 había en el Perú una división internacional del trabajo en relación al tema del tráfico ilícito de drogas. Los peruanos producían la hoja de coca, la que transformaban en pasta básica de cocaína, mientras los colombia-nos compraban dicha pasta y la transformaban en cocaína, comercializándola a través de dos cárteles, el de Cali y el de Medellín.


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Los ingresos dependían del nivel en el que cada quien estaba en la cadena del narcotráfico. A comienzos de la década de los 90 los cultivadores peruanos recibían unos 300 millones de dólares anuales por producir hoja de coca, los recopiladores y fabricantes de pasta recibían unos 1,600 millones de dólares, los exportadores colombianos unos 7 mil millones de dólares y la micro comercia-lización en los Estados Unidos producía unos 79 mil millones de dólares al año. (Gonzáles del Río 1992)

A inicios de los años 80 se llevaron a cabo los primeros esfuerzos antinar-cóticos en el país. En 1981 se creó el CORAH (Proyecto Especial de Control y Reducción del Cultivo de la Coca en el Alto Huallaga). La función de esta ins-titución era la erradicación de la coca. En 1982 se creó el PEAH (Proyecto Es-pecial del Alto Huallaga) cuya función era la implementación de nuevos culti-vos para reemplazar los erradicados. El CORAH erradicaba en forma manual pero siempre tuvo el problema de no contar con el personal necesario. Treinta hombres erradicaban una hectárea y media por día en promedio. Entre 1983 y 1985 se logró erradicar 8,666 hectáreas con 450 jornaleros, de una meta de 15,000 Ha. A ese ritmo, para erradicar las 200 mil hectáreas existentes en la época, se hubieran necesitado 69 años. (Barsallo 1988) Por su lado el PEAH, cuya función era identificar nuevos cultivos, no funcionó por dos razones: en primer lugar porque nunca tuvo los fondos que necesitaba y en segundo lugar porque se concentró en la identificación de cultivos alternativos sin preocu-parse si había mercado para tales productos, cuáles eran los precios, ni como haría el cultivador para sacar su producción al mercado (carreteras). De otro lado, el CORAH marchaba más rápido en la erradicación que el PEAH en la sustitución. El resultado fue que los cultivadores percibieron que el Estado erradicaba a la fuerza sin sustitución, ayuda o compensación. Esto ocasionó que el Estado se enajenara a los campesinos, lo cual no era una buena política en una época en la que Sendero Luminoso se expandía por el país. (Obando 1993)

Ante la lentitud del avance en la erradicación Estados Unidos propuso la fumigación aérea con químicos para acelerarla. Se planteó la utilización del her-bicida Tebuthiuron, Spike 20 p. El Gobierno peruano se opuso a su uso en de-fensa de la ecología amazónica y finalmente la propia compañía que proveía el producto, The Lilly & Co., informó al Departamento de Estado (20 de marzo de 1988) su decisión de no abastecer el herbicida. (Obando 1993)

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En 1984 Sendero Luminoso ingresó al valle del Huallaga y esto complicó aún más las cosas. Sendero encontró que los colonos identificaban a la policía y a los funcionarios del Estado como sus enemigos. La política de erradicación de cocales estaba echando en brazos de Sendero a miles de colonos en la ceja de selva. A consecuencia de ello, el Ejército ingresó al Huallaga. Con la finalidad de romper la alianza entre subversivos y cocaleros el Ejército planteó la política de “Sendero Primero”, vale decir no participar en la erradicación de cocales para no enajenarse a la población y concentrar sus esfuerzos contra la subversión. Esto dio sus resultados y Sendero fue erradicado del Valle. Pero trajo problemas con Washington. (Obando 1993)

Los problemas con Washington

Agentes de la DEA informaron a los Estados Unidos lo que ellos consideraban una permisividad del Ejército con el narcotráfico. En 1989 el general Alberto Arciniega, Jefe Político Militar del Huallaga, fue acusado por un senador nor-teamericano de colusión con los narcotraficantes. Esto generó problemas con Washington y se llegó a plantear la posibilidad de votar contra el Perú en las centrales internacionales de crédito. El Departamento de Estado manifestó, sin embargo, que no era pertinente enfrentarse al Perú, ya que se necesitaba del apoyo del Estado peruano para llevar a cabo una lucha efectiva contra el narco-tráfico. Es entonces que Washington plantea una propuesta de convenio militar ofreciendo al Perú US$ 35’945,000 para el equipamiento de seis batallones an-tinarcóticos. El apoyo era solamente para la lucha contra las drogas, no contra la subversión. El Gobierno de Alberto Fujimori, sin embargo, asesorado por la Fuerza Armada rechazó el convenio y presentó una contra propuesta. Señaló que el problema de los cultivadores no era de criminalidad sino de pobreza y planteó como solución no una militarización de la lucha antinarcóticos, sino el desarrollo alternativo.

El planteamiento peruano señalaba que era imposible erradicar la coca sin la colaboración del productor. Si el productor era hostilizado todo lo que tenía que hacer era mudarse de lugar y seguir sembrando coca. El Gobierno peruano planteó, entonces, que para erradicar la coca tenían que seguirse tres pasos: 1) Conseguir el apoyo del cultivador, 2) Identificar cultivos alternativos y 3) Crear condiciones de mercado para que dichos cultivos sean rentables. (Gonzáles del Río 1992) La diferencia entre lo que venía haciendo el PEAH que era los cul-


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tivos alternativos y el desarrollo alternativo es precisamente este tercer punto. Preocuparse de que el cultivo alternativo tenga un mercado rentable y una in-fraestructura de vías de comunicación que permitan sacar la producción a los mercados.

En 1991 se firmó un convenio con los Estados Unidos que incluía el desarrollo alternativo. Esto despertó entusiasmo en el Perú, ya que Washington había acep-tado el planteamiento peruano sobre cómo enfrentar el problema. No obstante, dicho convenio tenía también una parte militar. En el largo plazo la mayoría del apoyo norteamericano vendría para la parte militar y no tanto al desarrollo alter-nativo. La parte militar se denominó operación “Bridge Denial” (Obando 1993)

La operación “Bridge Denial”

La operación “Bridge Denial” consistía en la interceptación aérea de las avio-netas del narcotráfico que iban a sacar la droga de los centros de producción del país. Para ello los norteamericanos trajeron al Perú radares terrestres que permitían detectar el ingreso de las mencionadas avionetas, y desde Panamá llegaban al espacio aéreo peruano aviones AWACS que constituían radares aé-reos para complementar esta misión. De otro lado aviones vectoreadores C-26 localizaban las avionetas en vuelo guiados por los radares terrestres y el radar aéreo y finalmente aviones A-37B y Tucano de las Fuerza Aérea peruana lleva-ban a cabo la interdicción, ordenando a las avionetas que habían ingresado al espacio aéreo sin permiso a que aterrizaran, haciendo disparos de advertencia y finalmente, en la eventualidad de que no obedecieran, derribándolos.

El Gobierno peruano hubiera preferido que la estrategia antinarcóticos se centrara en el Desarrollo Alternativo, pero vio en la operación “Bridge Denial” una herramienta que le permitía evadir el enfrentamiento con los cocaleros, que a la sazón estaban armados y organizados. Interceptando a las avionetas no era necesario poner tanto peso en la erradicación forzosa que echaba a miles de cocaleros en brazos de Sendero Luminoso.

La operación comenzó a rendir sus frutos ya que redujo artificialmente la de-manda de hoja de coca al impedirle a los compradores llegar a los productores. Como la compra se redujo el precio de la hoja de coca comenzó a caer y bajó de US$ 4.00 el kilo a US$ 0.40 el kilo. Entre julio de 1995 y mayo de 1998 el precio se mantuvo en menos de un dólar por kilo, debajo del índice de rentabilidad.

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Esto ocasionó la reducción del área cultivada de coca sin necesidad de erradica-ción, vale decir sin necesidad de enfrentarse a los cocaleros. En 1996 hubo una reducción del 18%. En 1997 la reducción fue de un 26% y en 1998 de un 27%. El área cultivada quedó reducida a 51,754 hectáreas.

Sin embargo, la operación “Bridge Denial” fue abandonada por los norteame-ricanos a raíz del derribo por error en el año 2001 de una avioneta de una iglesia Bautista en donde murió una religiosa y su hija. Fue el único error en diez años de actividad, pero bastó para acabar con la operación. La razón fue el Protocolo de Montreal. Dicho protocolo firmado por Estados Unidos, Perú y una serie de otros países criminaliza el derribo de aviones civiles, y eso era precisamente lo que se estaba haciendo con el “Bridge Denial”. La Iglesia Bautista enjuició a la CIA por 200 millones de dólares y esta finalmente se comprometió a pagar 50 millones, el Gobierno peruano tuvo que comprar una nueva avioneta para reemplazar la derribada y construir losas deportivas en las instalaciones que la Iglesia tenía en el Perú, y todo el personal que participó del derribo terminó enjuiciado.

A raíz del abandono del “Bridge Denial” Estados Unidos planteó que en rea-lidad la interceptación aérea no era necesaria porque ahora la droga no salía por aire sino por mar. No obstante, no se hizo ningún esfuerzo de dotar a la Marina peruana de medios para llevar a cabo dicha interceptación marítima. Por ese en-tonces los norteamericanos ya sabían que la mayor parte de la droga peruana no iba a los Estados Unidos, sino a Europa. La droga que sí iba a Estados Unidos era la colombiana. Por eso hubo un “Plan Colombia” y nunca hubo un “Plan Perú”.

Ya desde antes del abandono del Bridge Denial el precio de la hoja de coca venía subiendo, debido a que los norteamericanos habían retirado los radares varias veces por diferentes motivos; el conflicto con Ecuador fue uno, pero el Protocolo de Montreal fue el principal motivo. Los abogados en Washington te-nían temor a lo que pudiera pasar si se cometía un error y se derribaba un avión equivocado. La cosa se complicó cuando Estados Unidos tuvo que entregar la zona del Canal a Panamá. Los aviones AWACS tenían su base en la Zona del Canal. En el periodo desde que Estados Unidos se retira de Panamá hasta que se asienta en Manta (Ecuador) los vuelos se interrumpieron. Cuando ocurre el accidente de 2001 recién se habían reiniciado los vuelos desde Manta. Como resultado de todos estos altibajos el precio del kilo de hoja de coca que en 1996 estaba en US$ 0.80, para 1997 había subido a US$ 3.50 y para 1998 estaba ya en US$ 4.00. La interrupción del operativo el 2001 mantuvo esta situación.


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Como consecuencia, el área cultivada de coca comenzó a subir también. El balance entre hectáreas erradicadas y nuevas hectáreas sembradas comenzó a volcarse cada vez más hacia estas últimas. En 1999 el balance era de 12,300 hectáreas menos, en el 2000 eran de 4,500 hectáreas menos, el 2001 eran de sólo 200 hectáreas menos y para el 2002 el balance se tornó positivo dejando como consecuencia un incremento de 2,566 hectáreas de cultivos ilícitos.

Para el año 2006 en Ayacucho el 53% del valor de la producción agraria era coca. Ese 43% era conseguido en 9,000 hectáreas, versus 88,000 hectáreas de cultivos legales que sólo producían el 47% del valor de la producción agraria.

En Huánuco, en el mismo año, el 42% del valor de la producción agraria era coca conseguido en sólo 16,000 hectáreas. Las restantes 130,000 hectáreas de cultivos legales sólo producían el 58% del valor.

En Cuzco ocurría otro tanto. Con 17,000 hectáreas se conseguía el 42% del valor y eran necesarias 201,000 hectáreas de cultivos legales para conseguir el 58% del valor restante.

Esto nos deja algo en claro. La productividad de los cultivos de coca se había incrementado sustancialmente. La productividad había pasado de 800 kilogra-mos por hectárea a 4,000 kilogramos por hectárea.

Por último, para la DEA quedaba claro que el 88% de la cocaína consumida en los Estados Unidos provenía de Colombia, el 9% de los valles del Huallaga, el VRAE y La Convención y el 1% del Chapare boliviano, con un 2% de origen no determinado. La cocaína peruana estaba yendo principalmente a Europa. La colaboración norteamericana al esfuerzo anti drogas, que no era mucha, co-menzó a descender. Para los norteamericanos este era un problema europeo y la colaboración europea no se hizo visible.

La realidad actual

Según la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) entre el 2007 y el 2014 se detectó el movimiento de US$ 5,374 millones por tráfico ilícito de drogas en el Perú en 275 casos. En el 2015 hubo 21 casos más que arrojan un movimiento de US$ 249 millones adicionales. Esto es lo detectado. Cabe preguntarse ¿cuánto es lo no detectado? Lo no detectado puede verse en el siguiente cuadro que muestra la producción y decomiso de cocaína entre los años 2004 y 2014. El promedio de decomiso en el mejor de los casos (2014) es de 8.76%.

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No obstante ha habido un progreso notable en la erradicación en los últimos años. Si vemos la estadística al respecto entre el 2004 y el 2014 en el Huallaga las hectáreas cultivadas pasan desde 16,900 en el 2004 hasta 1,555 en el 2014. Una reducción notable. Interesante es notar que la mayor parte de la reducción se hizo entre el 2011 y el 2014.

Cuadro 6. Cultivos de coca en las principales cuencas cocaleras

Cuencas 2004 2005 2006 2007 2008 2011 2012 2013 2014

Alto Huallaga 16,900 16.039 17,080 17,217 17,848 12,421 9,509 4,302 1,555

Apurimac -Ene 14,700 15,530 15,813 16,019 16,719 19,925 19,965 19,167 18,845

Convención -Lares 12,700 12,502 12,747 12,894 13,072 13,090 12,558 10,843 10,342

Fuente: ONUDD

En el total de hectáreas cultivadas a nivel nacional vemos el mismo resulta-do. En el cuadro siguiente podemos ver que las hectáreas de coca crecen desde el 2005 en que había 48,200 hasta el 2011 en que había 62,500. A partir del 2012 hay una reducción constante y para el 2014 están en 42,900 Ha. (UNODC/DE-VIDA 2015)

Cuadro 7. Hectáreas cultivadas

Año Hectáreas

2005 48,200

2006 51,400

2007 53,700

2008 56,100

2009 59,900

2010 61,200

2011 62,500

2012 60,400

2013 49,800

2014 42,900

Fuente: UNODC/DEVIDA

Podemos ver también que el Estado peruano se ha vuelto más ambicioso en el número de hectáreas que se propone erradicar. Entre los años 2006 y 2007 la meta de erradicación fue de 10,000 hectáreas. En los años 2008 y 2009 esta


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bajó a 8,000, para volver a subir el 2010 y 2011 nuevamente a 10,000. Metas conservadoras podríamos decir. Con estas metas el área cultivada iba creciendo en vez de disminuir. Es a partir de 2012 que el Estado se fija una meta alta de erradicación; 14,000 hectáreas. El 2013 pasa a 22,000 hectáreas, más del doble que las metas anuales entre los años 2004 y 2011. Para el 2014 se plantea una meta aun mayor; 30,000 hectáreas y el 2015 la meta se fija en 35,000 hectáreas. En todos los casos la meta se sobrepasó. La meta a erradicar para el 2016 es de 30,000 hectáreas. (UNODC/DEVIDA 2015)

Cuadro 8 Cultivo de coca erradicados en Perú, 2006 - 2014 (ha)

Fuente: UNODC/DEVIDA (2015)

Todo esto se ha hecho en medio de una reducción de la cooperación para la lucha contra las drogas. Como puede apreciarse en el siguiente cuadro el punto más alto de la cooperación estuvo entre los años 2004 y 2005 en que llegó a US$ 127 millones. Esto significaba un incremento, ya que en el 2001 estaba sólo en US$ 61 millones. Sin embargo a partir de 2006 comienza a bajar. Ese año está en US$ 114 millones, el 2007 en US$ 112 millones, el 2008 en US$ 74 millones, el 2009 en US$ 67 millones, el 2010 sube ligeramente a US$ 75 millones, sólo para caer el 2011 a US$ 52 millones. (UNODC/DEVIDA 2015)

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Cuadro 9. Montos de cooperación para lucha contra las drogas 2001-2011 (millones US$)

Fuente: DEVIDA (2015)

El Estado peruano ha puesto el presupuesto que la cooperación internacio-nal ha ido reduciendo. En el periodo de gobierno 2002-2007 el Estado peruano puso sólo US$ 219.63 millones lo que equivale a US$ 43.92 millones anuales. En el periodo de gobierno 2007-2011 el Estado peruano puso un total de US$ 302.56 millones, lo que equivale a US$ 60.51 anuales. Es en el periodo de go-bierno 2012-2015 en que las cantidades más que se doblan llegando a un total de US$ 885.95 millones lo que equivale a US$ 221.48 millones anuales. (UNODC/DEVIDA 2015) Esto quiere decir que desde el 2012 el Estado peruano está más que doblando los fondos que la cooperación internacional brinda para la lucha antinarcóticos. ¿Cuál es la razón de este progreso hoy, que no se vio en todo el periodo anterior. La razón parece ser una sola; decisión política para enfrentar el problema. En resumen, si hay decisión comienzan a verse los frutos.


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Cuadro 10. Asignación de recursos para la lucha contra las drogas según periodos gubernamentales


La estrategia del Gobierno peruano en la lucha contra las drogas entre los años 2012-2016 se ha asentado en tres pilares. A.) El desarrollo alternativo in-tegral y sostenible, B.) La prevención y el tratamiento del consumo de drogas y C.) La interdicción y sanción. Dentro de este último rubro están la interdicción propiamente dicha y la erradicación de cultivos ilícitos. (Otárola 2014)

Cuadro 11. Gobierno del Perú: estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas 2012-2016


El Desarrollo Alternativo actualmente busca ser sostenible, vale decir que pueda mantenerse en el tiempo por sí mismo, una vez que se haya retirado la

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ayuda del Estado. El Desarrollo Alternativo brinda soporte técnico a la agricul-tura y facilita la articulación con los mercados, ayuda a mitigar los problemas de seguridad alimentaria, promueve el uso responsable de los recursos forestales y contribuye a mitigar los riesgos de la resiembra. Esto da como consecuencia la consolidación de la presencia del Estado en la zona cocalera, generando capital social a favor de este, como las juntas vecinales y los comités de productores. De este modo desincentiva la participación de la población en actividades ilícitas.

Mientras tanto, la interdicción y sanción reduce el espacio cocalero, controla los insumos químicos y los productos fiscalizados, desarticula las redes del trá-fico de drogas y detecta e investiga el lavado de activos.

Por último, la prevención y el tratamiento del consumo de drogas busca re-ducir el consumo ya que, a diferencia de lo que tradicionalmente se ha creído, el consumo no es sólo un problema de países desarrollados. Hoy en día es también un problema nuestro que debe ser abordado, ya que existen desde consumidores de cocaína en la clase media hasta consumidores de Terokal, un pegamento para muebles, que es aspirado por los denominados “niños de la calle”. La prevención y tratamiento del consumo de drogas desarrolla actividades de concientización ante conductas de riesgo, impulsa programas de prevención de forma articulada con los gobiernos regionales y locales, desarrolla programas de atención a po-tenciales consumidores y dependientes e interviene a nivel educativo y de salud pública. En base a la experiencia en la lucha antinarcóticos de los últimos cinco años el Estado peruano ha desarrollado un modelo para enfrentar el tráfico ilí-cito de drogas denominado Modelo San Martín.

El Modelo San Martín

Dicho modelo se denomina así ya que fue implementado en la Región San Mar-tín, que era una de las principales cuencas cocaleras del país. En dicha cuenca se ha llegado a reducir el área cultivada de coca desde 17,848 hectáreas el 2008 hasta 1,555 hectáreas el 2014.

En lo que a desarrollo alternativo en esta región se refiere el peso se ha puesto sobre la agricultura de cacao, café, palma y palmito. El área cosechada con cultivos legales ha pa-sado de 98,000 Ha. en 1996 a 279,000 Ha. el 2010. El área cosechada de palma aceitera se ha triplicado, la de café ha aumentado seis veces y la de cacao 26 veces. Lo más importan-te, el gobierno se ha preocupado de dar acceso a los mercados locales e internacionales.


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Se ha dado énfasis a la inversión en infraestructura. Por un lado infraestruc-tura vial imprescindible para sacar la producción a los mercados, por otra in-fraestructura energética y también infraestructura en salud, saneamiento, edu-cación y comunicaciones, que permite a la población sentirse incluida dentro del país.

Esto permite la gobernabilidad. Generar confianza en las autoridades, diálo-go y concertación, fortaleciendo las capacidades técnicas locales, lo cual a su vez permite evaluar y fiscalizar la gestión pública. Respecto a las organizaciones de pequeños productores se brinda asistencia técnica y crediticia a sus asociados para que logren posicionarse en los mercados.

Un tema muy importante es el de la sostenibilidad ambiental. En la región se había perdido, por acción del tráfico ilícito de drogas el 33% del bosque. Se tra-bajó entonces en la ocupación ordenada del territorio, la recuperación de áreas degradadas y evitar la agricultura migratoria. (Otárola 2014)

Además

En la lucha a nivel nacional contra el tráfico ilícito de drogas se ha contado con un sistema de interceptación de celulares manejado por la Policía Nacional del Perú y aportado por los Estados Unidos denominado Constelación. Dicho siste-ma puede interceptar 300 celulares pero en la actualidad trabaja sólo con 100 in-terceptaciones. La razón es que los norteamericanos han puesto protocolos muy altos para aquellos que van a trabajar en dicha interceptación con el objeto de asegurar que no haya casos de corrupción que echen a perder el trabajo. Pocos policías pueden pasar los protocolos. Sin embargo el sistema ha sido vital para facilitar capturas de narcotraficantes importantes. (DIRANDRO 2015)

Lo que queda por hacer

Si bien se ha avanzado mucho en los últimos cinco años queda todavía mucho por hacer a futuro. El país tiene el 2014 19,600 Ha. cultivadas con coca menos que en el 2011. Se ha hecho un esfuerzo realmente relevante incrementando el presupuesto para la lucha antidroga y poniendo metas altas de erradicación que en todos los casos se han superado. En el caso del Huallaga el avance es notabilí-simo. Se ha reducido las hectáreas cultivadas de coca de 17,848 hectáreas el 2008 a 1,555 el 2014, una reducción de 16,293 hectáreas. No obstante, lo que queda

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por hacer a nivel nacional es mucho todavía y no será fácil.

El esfuerzo del gobierno se ha centrado en el Huallaga, en la región San Mar-tín. Sin embargo la principal región cocalera del país es el valle de los ríos Apu-rímac, Ene y Mantaro (VRAEM). Allí la reducción ha sido mínima. El año 2012 había 19,965 Ha. cultivadas de coca. Para el 2014 hay 18,845. La reducción de cultivos del 2013 al 2014 es de sólo el 1.7% El VRAEM da cuenta del 43.9% del total de área cultivada de coca en el país. De otro lado están los valles de La Con-vención y Lares que en el 2010 tenía 13,330 ha. y que en el 2014 tiene 10,342 ha. y para ese año representa el 24.1% de la producción nacional. La reducción de cultivos del 2013 al 2014 es de 4.6%. A esto se suma Inambari-Tambopata que el 2012 tenía 3,664 Ha. y que el 2014 tiene 3,455 Ha. La reducción entre el 2013 y el 2014 es de sólo el 0.1% y representa al 2014 el 8.1% de la producción a nivel nacional. Entre las tres cuencas cocaleras mencionadas reúnen el 76.1% del área cultivada de coca. Existen además otras 13 cuencas cocaleras adicionales que dan razón del 23.9% de área cultivada restante. (UNODC/DEVIDA 2015)

Cuadro 12. Extensión del cultivo de coca en el VRAEM, 2010-2014 (ha)


El sitio más complicado para ingresar es el VRAEM. Es una zona montaño-sa y de bosque húmedo tropical en donde además están presentes los remanen-tes de Sendero Luminoso, que si bien actúan como protectores armados de los narcotraficantes mantienen su carácter ideológico, como lo prueba el ataque a soldados del Ejército que llevaban ánforas para la votación presidencial de 2016 con el fin de frustrar las elecciones en la zona, lo que produjo diez soldados muertos. Una semana antes pobladores de Santa Teresa habían tomado doce policías de rehenes. Los cocaleros de la zona están organizados y armados y todo el valle se dedica al cultivo de coca. Prácticamente no hay otra actividad económica. Carmen Masías, jefe de DEVIDA anunció en enero de 2014 que en octubre ingresaría al VRAEM, anunciándolo con ocho meses de anticipación.


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Tanto la Policía como el Ejército estaban de acuerdo en que dicho ingreso no era factible por el momento, ya que produciría un alto número de bajas entre los trabajadores del CORAH y entre la policía encargada de brindarles seguridad. Como consecuencia de ello Masías fue removida del cargo.

Tal vez sería una mejor estrategia centrarse en la interdicción más que en la erradicación. Regresamos al tema de que la interdicción nos evita enfrentarnos con los cultivadores, mientras que esta ataca directamente al narcotraficante cuando está tratando de introducir los precursores que permiten producir la droga o cuan-do está tratando de sacar la droga de las zonas de producción. Para el caso hay cua-tro tipos de interdicción que potenciar; la terrestre, la fluvial, la marítima y la aérea.

Respecto a la interdicción terrestre estamos hablando de escáneres móviles montados en vehículos especiales, los que tendrían que ser puestos en todas las carreteras de acceso a las cuencas cocaleras. Los escáneres detectarían los precursores al momento de ingresar a las cuencas y la droga al momento de sa-lir. Allí tendríamos a la tecnología de aliado. Los escáneres pueden detectar las diferentes sustancias por peso atómico y arrojan un color determinado cuando se trata de sustancias ilegales. En la computadora del escáner se pueden ingre-sar hasta 30 mil sustancias. Hay aproximadamente unas quince rutas en donde habría que colocar los escáneres. De otro lado están los escáneres en los puertos a fin de escanear los contenedores. Esto no tiene por qué ser una gran inversión. Hay compañías privadas que ofrecen el servicio de manera que el Estado no tiene que hacer una gran inversión en adquirir los escáneres. Al contrario, se le puede dar la concesión del escaneado de un puerto a una compañía, quien cobraría a las compañías privadas por el escaneado de sus contenedores y la ga-nancia se dividiría 50%-50% entre la compañía y el Estado peruano. Esto final-mente se va a volver una necesidad, ya que en Estados Unidos se está planteando que todo contenedor que llegue a puerto americano debe llegar escaneado por una compañía certificada en el puerto de origen. Caso contrario será escaneado allá y el costo será cargado a la compañía dueña del contenedor. Obviamente será más barato el escaneado en el puerto de origen que en los Estados Unidos.

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Cuadro 13. Camión escáner

La interdicción fluvial se deberá hacer en los ríos que permiten la salida del país. El más evidente es el Amazonas y la carga debiera ser sometida también a escáneres, pero en este caso manuales. Respecto a la interdicción marítima, esto se debe hacer por la Marina de Guerra. Para ello se están construyendo 24 patrulle-ras marítimas a fin de interceptar naves que ingresen sin permiso al mar peruano. Será necesario también dotar al país de radares costeros y de aviones de vigilancia.

Finalmente está la interdicción aérea. Esta no se realiza en el Perú desde el 2001, cuando ocurriera el derribo equivocado de la avioneta de la Iglesia Bau-tista. Sin embargo, en el último año y medio han estado saliendo hacia Bolivia por vía aérea cargamentos de cocaína por la frontera de Puno. Otro tanto ocurre hacia Brasil. En este sentido el congresista Carlos Tubino, almirante retirado, propuso un proyecto de ley de interceptación aérea el que fue aprobado por el Congreso de la República a inicios de 2016 y que se ha convertido en la Ley 30339 de interdicción aérea. Esto, sin embargo, ha ocasionado cierta reticencia del gobierno americano. Regresamos al tema del protocolo de Montreal. Esta-dos Unidos es firmante de dicho protocolo que criminaliza el derribo de aviones civiles. Pero la cosa va más allá. Debido a las leyes internas norteamericanas el gobierno norteamericano puede ser enjuiciado si un tercero utiliza armamento brindado por los Estados Unidos para quebrar la ley americana. En ese sentido, Estados Unidos no quiere que armamento de procedencia norteamericana sea utilizado en la interdicción aérea en la medida en que esta incluya, como in-cluirá, la interdicción con posibilidades letales, vale decir con posibilidades de


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derribo de un avión civil. Es así que se ha creado una comisión binacional en el Ministerio de Defensa para informar a los norteamericanos cómo se llevará a cabo la interdicción y los norteamericanos han hecho saber que no permitirán en la interdicción el uso de material de fabricación norteamericana o que ten-ga piezas norteamericanas, bajo pena de verse afectada la cooperación militar de Washington hacia el Perú. El problema es que el único radar en la zona de Madre de Dios es de procedencia norteamericana, los aviones vectoreadores C-26 son de procedencia norteamericana, los aviones interceptores A-37B son de fabricación norteamericana, se nos ha informado además que los aviones de procedencia coreana KT-1 tienen piezas norteamericanas y que hasta el Mirage 2000 también las tiene. Esta última información era innecesaria ya que es im-posible la utilización de un Mirage 2000 para interceptar una avioneta, debido a que este avión no puede volar a las bajas velocidades en que vuela una avioneta. Aparentemente, para superar los obstáculos que nos ponen los norteamericanos para implementar la ley de interdicción aérea habrá que comprar material ruso a fin de asegurarnos que no tenga ninguna pieza de fabricación estadounidense. Lo cual significa adquirir un avión AWACS, vectoreadores, interceptores y ra-dares rusos. En todo caso este material cumpliría múltiples misiones. No solo la lucha contra el narcotráfico en el aire y el mar, sino también la vigilancia contra la pesca ilegal y la tala ilegal con ayuda del satélite recientemente adquirido.

Por último, no hay que olvidar el sistema Pisco de interceptación de celulares adquirido durante el gobierno del presidente Humala. Si bien este sistema des-pertó una serie de problemas políticos por la forma como se adquirió, a través de la DINI y sin seguir ningún protocolo, el hecho es que contamos con el sis-tema. Este es capaz de interceptar 3,000 celulares, contra los 300 que puede in-terceptar el sistema americano Constelación. Asimismo permite la localización geográfica de los celulares interceptados con una aproximación notable (DINI 2015). Esta será una herramienta importante en la lucha antinarcóticos. El tema está en no rebajar los protocolos puestos en vigor por los norteamericanos para decidir qué personal hará uso de este sistema. Bajar los protocolos dará lugar al ingreso de la corrupción y si hay un arma que los narcotraficantes saben utilizar muy bien es la de corromper a aquellos que luchan contra ellos. Mantengamos los protocolos y garanticemos el éxito

En resumen, el Estado peruano después de décadas de un pobre desempeño en la lucha contra el tráfico ilícito de drogas ha tenido un avance considerable

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es este campo en los últimos cinco años. Sin embargo lo que queda por hacer es todavía bastante y no será fácil. Consideramos que a futuro será más apropiado poner el énfasis en la interdicción a fin de evitar el enfrentamiento directo con miles de cocaleros que, como hemos dicho, están armados y organizados. Una situación de violencia no beneficiará a nadie. En este sentido será de importan-cia tanto la interdicción por medio de escáneres, como la interdicción aérea y la marítima. Es hora de demostrar que con una organización adecuada se pueden alcanzar resultados.


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