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GünterGrass

Eltambordehojalata

ePUBv1.0lázaro11.10.11

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Títulooriginal:DieBlechtrommelAñodepublicación:1959

Traducción:CarlosGerhard

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Obra magna de la narrativa moderna alemana, El tambor de hojalataparticipa tanto de la tradición realista como de la corriente fabuladora ypoética de la más destacada literatura contemporánea. Centrada en ladescripción y recreación de la vida en la ciudad libre deDanzig, destruidadurante la guerra, y de sus habitantes —alemanes, polacos, judíos ykachubianos—, ahonda en los orígenes del nazismo y en el auge de lasfuerzassocialesquelosustentaron.

ÓscarMatzerath,elenanodeformequetomaladecisióndenocrecerydecomunicarse pormedio de los redobles de su tambor, será el relator. Y eljuez implacable y sarcástico de la historia pública y privada de Alemania.Comounpícarodelsigloveinte,Óscariráhistoriandoelpasadoyelpresentedesupuebloparasometerloaundespiadadoexorcismocolectivo.Elpesode lo heredado, los sagrados valores germánicos y el horror delmomentoque les toca vivir, son diseccionados con la burla, la furia y la lucidez quesólopuedeproporcionarundestinodedesoladoraimpotencia.

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PRÓLOGO

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Redobledetambor

LeíporprimeravezEltambordehojalataeninglés,enlosañossesenta,enunbarriode laperiferiadeLondresdondevivía rodeadodeapacibles tenderosqueapagabanlaslucesdesuscasasalasdiezdelanoche.EnesatranquilidaddelimbolanoveladeGrassfueunaaventuraexaltantecuyaspáginasmerecordaban,apenasmezambullíaenellas,quelavidaera,también,eso:desorden,estruendo,carcajada,absurdo.

La he releído ahora en condiciones muy distintas, mientras, de una maneraimpremeditada, accidental, me veía arrastrado en un torbellino de actividadespolíticas,enunmomentoparticularmentedifícildemipaís.Entreunadiscusiónyunmitin callejero, después de reuniones desmoralizadoras, donde se cambiabaverbalmenteelmundoynoocurríanadaoluegodejornadaspeligrosas,conpiedrasydisparos.TambiénenestecasolarabelesianaodiseadeÓscarMatzerath,sutamborysu voz vitricida fueron una compensación y un refugio.La vida era, también, eso:fantasía,verbo,sueñoanimado,literatura.

CuandoEltambordehojalata salióenAlemania,en1959,suéxito instantáneofueatribuidoadiversasrazones.GeorgeSteinerescribióque,porprimeravezluegode la experiencia letal del nazismo, un escritor alemán se atrevía a encararresueltamente,contotallucidez,esepasadosiniestrodesupaísyasometerloaunadisección crítica implacable. Se dijo, también, que esta novela, con su verbadesenfadada y frenética, chisporroteante de invenciones, injertos dialectales,barbarismos, resucitaba una vitalidad y una libertad que la lengua alemana habíaperdidoluegodeveinteañosdecontaminacióntotalitaria.

Probablementeambasexplicacionesseanciertas.Pero,conlaperspectivaactual,cuando lanovela seacercaa la edadenque, figuradamente, sugenialprotagonistacomienzaaescribir—lostreintaaños—otrarazónaparececomoprimordial,paraelimpactoqueellibrohaseguidocausandoenloslectores:sudesmesuradaambición,esavoracidadconquepretendetragarseelmundo,lahistoriapresenteypasada,lasmásdisímilesexperienciasdelcircohumano,ytrasmutarlosenliteratura.Eseapetitodescomunaldecontarlo todo,deabrazar lavidaenteraenuna ficción,queestá tanpresente en todas las cumbres del género y que, sobre todo, preside el quehacernarrativo en el siglo de la novela—elXIX— es infrecuente en nuestra época, denovelistas parcos y tímidos a los que la idea de competir con el código civil o depasearunespejoporuncamino,comopretendíanBalzacyStendhal,pareceingenuo:¿nohaceneso,muchomejor,laspelículas?

No, no lo hacen mejor (sino distinto). También en el siglo de las grandesnarraciones cinematográficas la novela puede ser un deicidio, proponer unareconstruccióntanminuciosaytanvastadelarealidadqueparezcacompetirconelCreador,desmenuzandoyrehaciendo—rectificado—aquelloquecreó.Grass,enun

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emotivoensayo,hareivindicadocomosumaestroymodeloaAlfredDóblin,aquien,conalgoderetraso,secomienzaahoraahacerjusticiacomoelgranescritorquefue.Y,sinduda,enBerlínAlexanderplatzhayalgodelaefervescenciaprotoplasmáticaymultitudinaria que da aEl tambor de hojalata su carácter de amplio fresco de lahistoria humana. Pero en este caso no hay duda de que la ambición creadora deldiscípulosuperóaladelmaestroyque,paraencontrarleunafiliación,tenemosqueremontarnosalosmomentosmásaltosdelgénero,aquellosenqueelnovelista,presadeunfrenesítanexageradocomoingenuo,novacilabaenoponeralmundorealunmundoimaginarioenelqueaquélparecíacapturadoynegado,resumidoyabjuradocomoenunexorcismo.

La poesía es intensa; la novela, extensa. El número, la cantidad, forman parteconstitutivadesucualidad,porquetodaficciónsedespliegayrealizaeneltiempo,estiempo haciéndose y rehaciéndose bajo la mirada del lector. En todas las obrasmaestras del género ese factor cuantitativo—ser abundante,múltiple, durar—estásiempre presente: por lo general la gran novela es, también, grande. A esa ilustregenealogía pertenece El tambor de hojalata, donde todo un mundo complejo ynumeroso,pletóricodediversidadydecontrastes,sevaerigiendoantenosotros,loslectores,agolpesdetambor.Pero,apesardesuabigarramientoyvastedad,lanovelanuncapareceunmundocaótico,unadispersiónanimada,sincentro(comoocurre,encambio,conBerlínAlexanderplatzoconlatrilogíadeDosPassos,U.S.A.),pues laperspectivadesde la cual estávistoy representado elmundo ficticioda trabazónycoherenciaasubarrocodesorden.Estaperspectivaesladelprotagonistaynarrador,Óscar Matzerath, una de las invenciones más fértiles de la narrativa moderna. Élsuministra un punto de vista original, que baña de originalidad y de ironía todoaquello que describe —independizando, así, la realidad ficticia de su modelohistórico— al mismo tiempo que encarna, en su imposible naturaleza, en sucondicióndecriaturaanómala,acaballoentrelafantasíayloreal—unametáforadelo que es, en sí misma, toda novela: un mundo aparte, soberano, en el que, sinembargo,serefractaesencialmenteelmundoconcreto;unamentiraencuyosplieguessetransparentaunaprofundaverdad.

Pero las verdades que una novela hace visibles son rara vez simples comoaquellas que formulan las matemáticas o tan unilaterales como las de ciertasideologías. Por lo general, adolecen, igual que la mayoría de las experienciashumanas, de relativismo, configuran una imprecisa entidad en la que la regla y suexcepción, o la tesis y la antítesis, son inseparables o tienen valencias moralessemejantes. Si hay un mensaje simbólico encarnado en la peripecia histórica querelata Óscar Matzerath, ¿cuál es? Que, a los tres años, por un movimiento de lavoluntad,decidadejardecrecer,significaunrechazodelmundoalque tendríaqueintegrarse de ser una persona normal y esta decisión, a juzgar por los horrores y

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absurdos de esemundo, delata indiscutible sabiduría. Su pequeñez le confiere unaespeciedeextraterritorialidad,lominimizacontralosexcesosylasresponsabilidadesde los demás ciudadanos.Desde esemargen en el que su estatura insignificante locoloca,Óscargozadeunaperspectivaprivilegiadaparaveryjuzgarloquesucedeasu alrededor: la del inocente. Esta condición moral se transmuta en la novela enatributofísico:Óscar,quenoescómplicedeaquelloqueocurreentornosuyo,estárevestido de una invisible coraza que le permite atravesar indemne los lugares ysituacionesdemásriesgo,comosehacepatente,sobre todo,enunodeloscráteresdel libro: la defensa del correo polaco deDanzig. Allí, enmedio del fragor de lametrallaylacarnicería,elpequeñonarradorobserva,ironizaycuentaconlatranquilaseguridaddelquesesabeasalvo.

EsaperspectivaúnicaimpregnaaltestimoniodeÓscarsuoriginalísimotono,enelquesemezclan,comoenunabebidaexóticademisteriosasfragancias,loinsólitoylo tierno, la irreverencia cívica y una trémula delicadeza, las extravagancias, laferocidad y las burlas. Igual que la imposible combinación de los dos tótemsintelectualesdeÓscar—GoetheyRasputín—,suvozesunaanomalía,unartificioque imprime al mundo que describe —mejor dicho, que inventa— un selloabsolutamentepersonal.

Y,sinembargo,pesealaevidenteartificialidaddesunaturaleza,asucondicióndemetáfora, el enanito que redobla su tambor y nos relata el Apocalipsis de unaEuropadesangradaydescuartizadaporlaestupideztotalitariayporlaguerra,nonoscomunica una animadversión nihilista hacia la vida. Todo lo contrario. Losorprendente es que, al mismo tiempo que su relato es una despiadada acusacióncontrasuscontemporáneos,rezumaunacálidasolidaridadhaciaestemundo,elúnicoque obviamente le importa. Desde su pequeñez monstruosa e indefensa, ÓscarMatzerath se las arregla, aun en los peoresmomentos, para transmitirnos un amornatural y sin complejos por las buenas y divertidas cosas que también tiene estemundo:eljuego,elamor,laamistad,lacomida,laaventura,lamúsica.Porrazonestal vez de tamaño, Óscar siente con sensibilidad mucho mayor aquello quecorresponde a lo más elemental y lo que está más cerca de la tierra y del barrohumano. Desde allí abajo, donde está confinado, descubre—como aquella noche,cuando, agazapado bajo la mesa familiar, sorprendió los nerviosos movimientosadúlterosdelaspiernasylospiesdesusparientes—queensusformasmásdirectasysimples, lasmás terrestresyplebeyas, lavida contieneposibilidades formidablesyestá cuajada de poesía. En esta novela metafórica, esto se halla maravillosamenterepresentado en una imagen recurrente en la memoria de Óscar: el cálido yacampanado recinto que conforman las cuatro faldas que usa su abuela, AnaKoljaiczek,cuandoéstaseagacha,yqueofreceaquienesbuscanallíhospitalidadunsentimientocasimágicodesalvaguardaydecontento.Elmássimpleyrudimentario

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delosactos,alpasarporlavozrabelesianadeÓscar,puedetransubstanciarseenunplacer.

¿Voz rabelesiana? Sí. Por su jocundia y su vulgaridad, su desparpajo y suilimitadalibertad.También,poreldesordenylaexageracióndesufantasíayporelintelectualismoquesubyacealcarácterpopulacherodequesereviste.Aunqueleídaenunatraducción,porbuenaqueéstasea(eselcasodelaquepresento)siempresepierdealgodelatexturaylossaboresdeloriginal,enEltambordehojalatalafuerzapocomenosqueconvulsivadelhabla,delvozarróntorrencialdelnarrador,rompelabarreradel idiomayllegahastanosotrosconfuerzademoledora.Tieneelvitalismodelopopularpero,comoenelBuscón,hayenellacasitantasideascomoimágenesyunacomplejaestructuraorganizaesemonólogoaparentementetancaótico.Aunqueelpunto de vista es tercamente individual, lo colectivo está siempre presente, locotidiano y lo histórico, menudos episodios intrascendentes del trabajo o la vidahogareñao losacontecimientoscapitales—laguerra, las invasiones, lospillajes, lareconstrucción de Alemania—, si bienmetabolizada por el prisma deformante delnarrador. Todos los valores en mayúscula, como el patriotismo, el heroísmo, laabnegaciónanteunsentimientoounacausa,alpasarporÓscar,sequiebranyastillancomo los cristales al impacto de su voz, y aparecen, entonces, como insensatasveleidades de una sociedad abocada a su destrucción. Pero, curiosamente, elcatastrofismoqueellectordeEltambordehojalatapercibeinscritoenlaevoluciónde la sociedad,no impidequeésta,mientras sedeslizahacia su ruina, sea siemprevivible,humana,conseresycosas—paisajes,sobretodo—capacesdedespertarlasolidaridad y la emoción. Ésta es, sin duda, la mayor hazaña del libro: hacernossentir, desde la perspectiva de las gentes humildes entre las que casi siempre semueve,quelavida,aunenmediodelhorrorylaenajenación,mereceservivida.

A diferencia de su gran versatilidad estilística, llena de brío inventivo, laestructura de la novela es muy sencilla. Óscar, recluido en un sanatorio, narraepisodiosqueseremontanaunpasadomediatooinmediato,conalgunasfugashacialo remoto (como la risueña síntesis de las diversas invasiones y asentamientosdinásticos en la historia deDanzig). El relatomuda continuamente del presente alpasadoyviceversa,segúnÓscarrecuerdayfantasea,yeseesquemaresultaavecesun tantomecánico.Perohayotramudanza, también,denaturalezamenosobvia:elnarradorhablaavecesenprimerapersonayotrasentercera,comosielenanitodeltambor fuera otro. ¿Cuál es la razón de este desdoblamiento esquizofrénico delnarradoraquienvemos,aveces,enelcursodeunasolafrase,acercarseanosotrosconlaintimidadabiertadelquehabladesdeunyoyalejarseenlasiluetadealguienqueesdichoonarradoporotro?Enlacasade lasalegoríasy lasmetáforasqueesestanovelaharíamosmal enver en esta identidadcambiantedelnarradorunmeroalarde estilístico. Se trata, sin duda, de otro símbolo más, que representa aquella

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doblezoduplicación inevitablequepadeceÓscar (¿quepadece todonovelista?), alser,simultáneamente,elnarradorylonarrado,quienescribeoinventayelsujetodesupropiainvención.LacondicióndeÓscar,desdoblándoseasí,siendoynosiendoelqueesenloquecuenta,resultaunaperfectarepresentacióndelanovela:géneroqueesynoeslavida,queexpresaelmundoreal transfigurándoloenalgodistinto,quedicelaverdadmintiendo.

Barroca, expresionista, comprometida, ambiciosa, El tambor de hojalata es,también, la novela de una ciudad. Danzig rivaliza con Óscar Matzerath comoprotagonista del libro. Este escenario se corporiza con rasgos a la vez nítidos yescurridizos, pues, comoun ser vivo, está continuamente cambiando, haciéndose yrehaciéndose en el espacio y en el tiempo. La presencia casi tangible de Danzig,donde ocurre la mayor parte de la historia, contribuye a imprimir a la novela sumaterialidad, ese sabor de lo vivido y lo palpado que tiene su mundo, pese a loextravaganteeinclusodelirantedemuchosepisodios.

¿De qué ciudad se trata? ¿Es la Danzig de la novela una ciudad verídicatraspuestaporGrassalamaneradeundocumentohistóricooesotroproductodesuimaginación desalada, algo tan original y arbitrario como el hombrecito cuya vozpulveriza las vidrieras? La respuesta no es simple porque, en las novelas—en lasbuenas novelas—, como en la vida, las cosas suelen ser casi siempre ambiguas ycontradictorias.LaDanzigdeGrassesunaciudad—centauro,conlaspatashundidasenelbarrodelahistoriayeltorsoflotandoentrelasbrumasdelapoesía.

Unmisteriosovínculounelanovelaconlaurbe,unparentescoquenoexisteenloscasosdel teatroyde lapoesía.Adiferenciadeéstos,que florecenen todas lasculturasycivilizacionesagrarias,antesdelapreeminenciadelasciudades,lanovelaes una planta urbana a la que parecen serle imprescindibles para germinar ypropagarse las calles y los barrios, el comercio y los oficios y esa muchedumbreapiñada,variopinta,diversadelaciudad.LukácsyGoldmannatribuyenestevínculoalaburguesía,clasesocialenlaquelanovelahabríaencontradonosólosuaudiencianatural,sino,también,sufuentedeinspiración,sumateriaprima,sumitologíaysusvalores:¿noeselsigloburguésporexcelencia,elsiglode lanovela?Sinembargo,estainterpretaciónclasistadelgéneronotieneencuentalosilustresprecedentesdelanovelísticamedievalyrenacentista—losromancesdecaballerías,lanovelapastoril,la novela picaresca— donde el género tiene una audiencia popular (el «vulgo»analfabeto escucha, hipnotizado, las gestas deAmadises yPalmerines, contadas enlos mercados y en las plazas) y, en algunas de sus ramas, también palaciega yaristocrática.Enverdad,lanovelaesurbanaenunsentidocomprensivo,totalizador:abrazayexpresaporigualaeseconglomeradopoliclasistaqueeslasociedadurbana.La palabra clave es, tal vez, «sociedad». El universo de la novela no es el delindividuosinoeldelindividuoinmersoenuntejidohumanoderelacionesmúltiples,

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el de un hombre cuya soberanía y cuyas aventuras están condicionadas por las deotros como él. El personaje de una novela, por solitario e introvertido que sea,necesitasiempredeltelóndefondodeunacolectividadparasercreíbleypersuasivo;siesapresenciamúltiplenoseinsinúayoperadealgúnmodolanovelaadquiereunaire abstracto e irreal (lo cual no es sinónimo de «fantástica»: las pesadillasimaginadasporKafka,aunquebastantedespobladas,estánfirmementeasentadasenlosocial).Ynohaynadaquesimboliceyencarnemejorlaideadesociedadquelaurbe, espaciodemuchos,mundocompartido, realidadgregariapordefinición.Queella sea, pues, la tierra de elección de la novela parece coherente con supredisposiciónmásíntima:representarlavidadelhombreenmediodeloshombres,fingirlacondicióndelindividuoensucontextosocial.

Ahorabien,hayqueentenderaquellosverbos—representar,fingir—ensumásestricta acepción teatral. La ciudad novelesca es, como el espectáculo quecontemplamos en el escenario, no lo real sino su espejismo, una proyección de loexistentea laqueelproyeccionistaha impregnadounacargasubjetiva tanpersonalque lo ha hecho mudar de naturaleza, emancipándolo de su modelo. Pero, esarealidad vuelta ficción por las artesmágicas del creador—la palabra y el orden—conserva,sinembargo,uncordónumbilicalconaquellodelocualsehaemancipado(o, en todo caso, debería conservarlo para ser una ficción lograda): cierto tipo deexperienciasofenómenoshumanosqueestatransfiguraciónnovelescadelavidasacaalaluzyhacecomprensibles.

LaciudaddeDanzig,enEltambordehojalata,tienelaconsistenciainmaterialdelossueñosy,aratos,lasolidezdelartefactoodelageografía;esunentemóvilcuyopasado se incrusta en el presente y un híbrido de historia y fantasía en el que lasfronterasentreambosórdenessoninciertasytraslaticias.Ciudadenlaquediversasrazas,lenguas,nacioneshanpasadoocoexistido,dejandoásperossedimentos;quehacambiadodebanderaydepobladoresalcompásdelosvendavalesbélicosdenuestrotiempo; que, al comenzar a evocar sus recuerdos el narrador de la historia, ya noexiste de ella prácticamente nadade aquello que esmateria de su evocación—eraalemanaysellamabaDanzig;ahoraespolacaysunombreesGdansk;eraantiguaysus viejas piedras testimoniaban una larga historia; ahora, reconstruida de ladevastación,parecehaber renegadode todopasado—,el escenariode lanovelanopuedeser,ensuimprecisiónyensusmudanzas,másnovelesco.Sediríaobradelaimaginaciónpuraynounproducto caprichosamente esculpidoporunahistoria sinbrújula.

Acaballoentre la realidady la fantasía, laciudaddeDanzig,en lanovela, lateconunasoterradaternuraylacirculalamelancolíacomounalevenieblainvernal.Estalvezelsecretodesuencanto.Antesuscallesysupuertodemuellesinhóspitosygrandesbarcazas,suoperáticoTeatroMunicipalosuMuseode laMarina—donde

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HeribertoTruczinskimueretratandodehacerelamorconunmascaróndeproa—lasironíasylabeligeranciadeÓscarMatzerathsederritencomoelhieloantelallamaybrota en su prosa un sentimiento delicado, una solidaridad nostálgica. Susdescripcionesmatizadasymorosasdeloslugaresylascosashumanizanlaciudadyledan,enciertosepisodios,unacarnalidadteatral.Almismotiempoespoesíapura:undédalodecalles,odescampados ruinosos,oestaciones sórdidasque se sucedensinilación,enelvaivéndelosrecuerdos,metamorfoseadosporlosestadosdeánimodelnarrador.Flexibleyvoluble,laciudaddelanovela,comosupersonajecentralysusaventuras,es, también,unhechizoquea fuerzadeverboydelirio,nos iluminaunacaraocultadelahistoriareal.

MarioVargasLlosaBarranco,28desetiembrede1987

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ParaAnnaGrass

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Lospersonajesylatramadeestanovelasonimaginarios.Cualquiersemejanzaconpersonasvivasomuertasespuramentecasual.

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LIBROPRIMERO

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Lascuatrofaldas

Puessí:soyhuéspeddeunsanatorio.Mienfermeromeobserva,casinomequitalavistadeencima;porqueenlapuertahayunamirilla;yelojodemienfermeroesdeesecolorcastañoquenopuedepenetrarenmí,deojosazules.

Por esomi enfermeronopuede sermi enemigo.Lehe cobrado afecto; cuandoentraenmicuarto, lecuentoalmiróndedetrásde lapuertaanécdotasdemivida,paraqueapesardelamirillamevayaconociendo.Elbuenhombrepareceapreciarmis relatos,puesapenas acabode soltarle algúnembuste, él, paradarse a suvezaconocer,memuestrasuúltimacreacióndecordelanudado.Queseaonounartista,esoesaparte.Peropiensoqueunaexposicióndesusobrasencontraríabuenaacogidaen laprensa,yhasta leatraeríaalgúncomprador.Anuda loscordelesque recogeydesenreda después de las horas de visita en los cuartos de sus pacientes; hace conellosunasfigurashorripilantesycartilaginosas,lassumergeluegoenyeso,dejaquesesolidifiquenylasatraviesaconagujasdetejerqueclavaaunaspeanasdemadera.

Confrecuencialetientalaideadecolorearsusobras.Peroyotratodedisuadirlo:le muestro mi cama metálica esmaltada en blanco y lo invito a imaginárselapintarrajeada en varios colores.Horrorizado, se lleva susmanos de enfermero a lacabeza, trata de imprimir a su rostro algo rígido la expresión de todos los pavoresreunidos,yabandonasusproyectoscolorísticos.

Mi camametálica esmaltada enblanco sirve así de términode comparación.Yparamíestodavíamás:micamaeslametafinalmentealcanzada,esmiconsuelo,yhasta podría sermi credo si la direccióndel establecimiento consintiera enhacerlealgunos cambios: quisiera que le subieran un poco más la barandilla, para evitardefinitivamentequenadiesemeacerquedemasiado.

Unavezporsemana,eldíadevisitavieneainterrumpirelsilencioquetejoentrelosbarrotesdemetalblanco.Vienenentonces losqueseempeñanensalvarme, losque encuentran divertido quererme, los que en mí quisieran apreciarse, restarse yconocerseasímismos.Tanciegos,nerviososymaleducadosqueson.Consustijerasdeuñasraspan losbarrotesesmaltadosenblancodemicama,consusbolígrafosocon sus lapiceros azules garrapatean en el esmalte unos indecentes monigotesalargados.Cadavezque con su ¡hola! atronador irrumpe en el cuarto,mi abogadoplanta invariablemente su sombrero de nylon en el poste izquierdo del pie de micama.Mientrasdurasuvisita—ylosabogadostienensiempremuchoquecontar—esteactodeviolenciameprivademiequilibrioymiserenidad.

Luegodehaberdepositadosusregalossobrelamesitadenochetapizadadetelablanca encerada, debajo de la acuarela de las anémonas, luego de haber logradoexponermeendetallesusproyectosdesalvación,presentesofuturos,ydehabermeconvencidoamí,alqueinfatigablementeseempeñanensalvar,delelevadonivelde

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su amor al prójimo,mis visitantes acaban por contentarse de nuevo con su propiaexistenciaysevan.Entoncesentramienfermeroparaairearelcuartoyrecogerloscordeles con que venían atados los paquetes. Amenudo, después de ventilar, aúnhalla lamanera, sentado junto ami cama y desenredando cordeles, de quedarse yderramarunsilenciotanprolongado,queacaboporconfundiraBrunoconelsilencioyalsilencioconBruno.

Bruno Münsterberg —éste es, hablando ahora en serio, el nombre de mienfermero—compróparamíquinientashojasdepapeldeescribir.Siestaprovisiónresultarainsuficiente,Bruno,queessoltero,sinhijosynaturaldeSauerland,volveráa ir a la pequeña papelería, en la que también venden juguetes, yme procurará elpapelsinrayasnecesarioparaeldespliegueexacto,asíloespero,demicapacidadderecuerdo.Semejanteservicionuncahabríapodidosolicitarlodemisvisitantes,demiabogado o de Klepp, por ejemplo. Sin la menor duda, el afecto solícito hacia mipersonahabríaimpedidoamisamigostraermealgotanpeligrosocomoeselpapelenblancoyponerloadisposicióndelassílabasqueincesantementesegregamiespíritu.

CuandoledijeaBruno:—Oye,Bruno,¿noquerríascomprarmequinientashojasdepapelvirgen?—Bruno,mirandoaltechoyapuntandoconelíndiceenlamismadirecciónenbuscadeuntérminodereferencia,merespondió:—Querráusteddecirpapelenblanco,señorÓscar.

Yo insistía en lapalabreja«virgen»y le roguéaBrunoqueasí lopidieraen latienda.Cuandoregresóalanochecerconelpaquete,meparecióqueveníaagitadoporno sé qué pensamientos. Miró varias veces fijamente hacia el techo, de dondeacostumbra derivar todas sus inspiraciones, y algo más tarde manifestó: —Meaconsejó usted la palabra correcta. Pedí papel virgen y la dependienta se pusocoloradaantesdetraérmelo.

Temiendo una conversación prolongada a propósito de las dependientas de laspapelerías,mearrepentídehaber llamadovirgenalpapel,guardésilencio,esperéaqueBrunosalieradelcuarto,ysóloentoncesabríelpaqueteconlasquinientashojas.

Duranteunrato,peronomucho,estuvelevantandoysopesandoelpaquetepocoflexible. Luego conté diez hojas y guardé el resto en la mesita de noche; laestilográfica la encontré en el cajón, al lado del álbumde fotos.Está llena, nomefaltarátinta:¿cómoempiezo?

Uno puede empezar una historia por la mitad y luego avanzar y retrocederaudazmentehastaembarullarlotodo.Puedetambiéndárselasunodemoderno,borrarlas épocasy las distanciasy acabarproclamando, ohaciendoproclamar, que seharesueltoporfinaúltimahoraelproblemadel tiempoydelespacio.Puede tambiénsostenersedesdeelprincipioquehoyendíaes imposibleescribirunanovela,paraluego,ycomoquiendicedisimuladamente,salirseconunsólidomamotretoyquedarcomoelúltimodelosnovelistasposibles.Semehaaseguradoasimismoqueresulta

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buenoyconvenienteempezaraseverando:Hoyendíayanosedanhéroesdenovela,porqueyanohay individualistas,porque la individualidadsehaperdido,porqueelhombreesunsolitarioytodosloshombressonigualmentesolitarios,sinderechoalasoledadindividual,yformanunamasasolitaria,sinhombresysinhéroes.Esposiblequeentodoesohayaalgodeverdad.Peroencuantoamí,Óscar,yencuantoamienfermoBruno,quierohacerloconstarclaramente:losdossomoshéroes,héroesmuydistintossinduda,éldetrásdelamirillayyodelante;ycuandoélabrelapuerta,peseatodalaamistadyatodalasoledad,noporesonosconvertimos,niélniyo,enmasaanónimaysinhéroes.

Comienzomucho antes demí; porque nadie debería escribir su vida sin habertenidolapaciencia,antesdefecharsupropiaexistencia,derecordarporlomenosalamitad de sus abuelos. A todos ustedes, que fuera de mi clínica llevan una vidaagitada,avosotros,amigosyvisitantessemanalesquenadasospecháisdemireservadepapel,aquíospresentoalaabuelamaternadeÓscar.

MiabuelaAnaBronskisehallabasentadaensusfaldas,alcaerlatardedeundíadeoctubre,a laorilladeuncampodepatatas.Por lamañanasehabríapodidovertodavía conquédestrezami abuela se las arreglabapara juntar conun rastrillo lashojassecasenmontoncitosregulares.Amediodíacomióunarebanadadepanuntadacon manteca y endulzada con melaza, dio al campo una última escarbada con elazadón,yfinalmentesesentóensusfaldasentredoscestoscasillenos.Delantedelassuelasverticalesdesusbotas,quecasisetocabanporlaspuntas,ardíasinllamaunfuegodehojarascaquedevezencuandoseavivaba,comoenespasmosasmáticos,yesparcíaarasdelsueloligeramenteinclinadounahumaredabajayperezosa.Eraelañonoventaynueve.Estabasentadaenplena tierracachuba,cercadeBissau,peromáscercatodavíadelladrillar;allíestaba,delantedeRamkauydetrásdeViereck,endirección de la carretera de Brenntau, entre Dirschau y Karthaus, teniendo a laespaldaelnegrobosquedeGoldkrug;yallí sentada, ibaempujandopatatasbajoelrescoldoconunavaritadeavellanocarbonizadaporlapunta.

Si acabo de mencionar expresamente las faldas de mi abuela y si dije consuficienteclaridad,comoespero,queestabasentadaensusfaldas;másaún,sipongoportítuloaestecapítulo«lascuatrofaldas»,esporqueséperfectamentetodoloquedebo a esta prenda. Mi abuela, en efecto, llevaba no una falda, sino cuatro, unaencimadelaotra.Ynoesquellevaraunafaldaytresenaguas,no,sinoquellevabacuatroverdaderasfaldas:unafaldallevabaalaotra,peroellallevabalascuatrojuntasconformeaunsistemaquecadadíalasibaalternandopororden.Laqueayerquedaraarriba,veníaaquedarhoyinmediatamentedebajo;laqueayerfuerasegundaerahoytercera falda,y la terceradeayerquedabahoy juntoa lapiel.La faldaqueayer lequedabapegada al cuerpo exhibíahoypúblicamente sumuestra, es decir, ninguna;porque las faldas de mi abuela optaban todas por el mismo color patata. Es de

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suponerqueestecolorlequedababien.Ademásdeestecoloruniformedistinguíaalasfaldasdemiabuelalaprofusión

extravagante de tela que en la confección de cada una de ellas entraba.Redondeábanseampliamenteysehinchabancuandosoplabaelviento,languidecíancuandoésteaflojaba,rechinabanasupaso,ylascuatrojuntasflotabandelantedemiabuela cuando tenía el viento en popa.Cuando se sentaba, recogía sus faldas a sualrededor.

Además de las cuatro faldas constantemente hinchadas o colgantes o haciendopliegues,obienquietas, rígidasyvacías,al ladodesucama,miabuelaposeíaunaquintafalda.Estaprendanodiferíaennadadelasotrascuatrocolorpatata.Niestaquinta falda era siempre la quinta. Lo mismo que sus hermanas—puesto que lasfaldassondelgénerofemenino—hallábasesometidaalarotación,formabapartedelascuatrofaldaspuestasy,lomismoquelasotras,habíadepasarcuandollegabasuturno,oseacadaquintoviernes,albarreñodelavar,elsábadoalacuerdadetenderdelantedelaventanadelacocinay,unavezseca,alatabladeplanchar.

Cuando, después de uno de estos sábados de mucho asear, guisar, lavar yplanchar,despuésdehaberordeñadoa lavacayhaberledadosu ración,miabuelaentraba toda ella en labañera, comunicaba algode sí al agua jabonosay ladejabaluegoescurriendoparasentarse,envueltaenuntrapofloreado,alaorilladelacama,trasdealinearenelsuelo,anteella,lascuatrofaldasenusoylaquintareciénlavada.Seapoyabaenelíndicederechoelpárpadoinferiordesuojoderechoy,sindejarseaconsejar por nadie, ni siquiera por su hermano Vicente, tomaba rápidamente sudecisión. Se levantaba y apartaba con los pies descalzos aquella de las faldas quehabíaperdidomássubrillocolorpatata.Ylaprendalimpiapasabaaocuparellugarvacante.

EnhonordeJesús,delqueteníaunasideasmuyprecisas,elordenrenovadodelasfaldaserainauguradolasiguientemañanadeldomingo,enocasióndeiramisaaRamkau. ¿Dónde llevabami abuela la falda lavada? Como era no sólo unamujerlimpia, sino ademásun tanto vanidosa, claro está que llevaba lamejor prenda a lavistay,sieltiempoerabueno,alsol.

Erapuesunlunesporlatardeeldíaenquemiabuelaestabasentadadetrásdelfuegodehojarasca.Lafaldadeldomingohabíaavanzadoellunesunlugar,entantoquelaquesupielhabíacaldeadoeldomingocolgabaahoramelancólicamentedesuscaderas, por encima de las otras, en una disposición de ánimomuy propia de loslunes.Silbaba,sinsilbarprecisamentemelodíaalguna,yconlavaritadeavellanoibasacando fueradel rescoldo laprimerapatataapunto.Empujóel tubérculobastantelejosdelmontónhumeanteparaqueelvientolorozarayloenfriara.Luego,conunaramapuntiagudapicó lapatataennegrecida,costrosayhendida,y se laacercóa laboca que ya no silbaba, sino que, con los labios resecos y agrietados, soplaba la

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cascaraparaquitarlelacenizaylatierra.Mientrassoplaba,miabuelacerró losojos.Cuandocreyóqueyahabíasoplado

bastante,losvolvióaabrir,primeroelunoydespuéselotro;diounmordiscoconsusincisivos un tanto separados pero por lo demás impecables y volvió a liberar susdientesenseguida;manteníalamediapatata,demasiadocalientetodavía,harinosayhumeante,enlacavidadabiertadesuboca,entantoquesusojosredondosmirabanpor encima de las aletas dilatadas de su nariz, que aspiraban el humo y el aire deoctubre,alolargodelcampo;lalíneadelhorizontequedabadivididaporlospostesdeltelégrafo,deentreloscualessobresalíaapenaselterciosuperiordelachimeneadelladrillar.

Algosemovíaentrelospostesdeltelégrafo.Miabuelacerrólaboca,fruncióloslabios,entornólosojosyempezóamascarlapatata.Algosemovíaentrelospostesdel telégrafo.Algo saltaba.Tres hombres corrían entre los postes, los tres hacia lachimenea, luego la rebasaban y uno de ellos, dando una media vuelta, emprendíanueva carrera.Parecía bajito y fornido, rebasaba el ladrillar, en tanto que los otrosdos,másdelgadosyaltos,rebasabantambiénapenaselladrillar,yahorasedejabanverotravezentrelospostes,peroelbajitoyfornidocorríaenzigzagyparecíatenermásprisaquelosotrosdoscorredoresaltosydelgados,loscualesteníanquevolveral ladrillar, porque el otro ya se había lanzado otra vez como una bola hacia allácuandoellos,apenasadospasos,tomabannuevoimpulsoy,derepente,desaparecían,abandonandoalparecereljuego,ytambiénelbajitocaía,enmediodesusaltodesdelachimenea,detrásdelhorizonte.

Yallísequedabandescansando,omudándosederopa,ohaciendoladrillos,yporellolespagaban.

Pero cuandomi abuela, aprovechando la pausa, quiso picar su segunda patata,picóenelvacío.Porqueheaquíqueaquelqueparecíabajitoyfornidoseencaramabapor encima del horizonte como por una empalizada, con la misma ropa de antes,como si hubiera dejado plantados a sus perseguidores detrás de la cerca, entre losladrillos o sobre la carretera de Brenntau; pero seguía teniendo prisa, queríaadelantarsealospostesdeltelégrafo,dabaunossaltoslargosylentosporelcampo,desussuelassaltabaelbarro,seesforzabaporsalirdelfangal;pero,pormuchoquesaltara,detodosmodossearrastrabatenazmenteporelbarro.Yunasvecesparecíaquedarpegadoabajo,mientrasqueotraspermanecía suspendido tanto tiempoenelaire, que hallaba manera de enjugarse la frente, bajito y fornido, antes de que supierna libre volviera a posarse en el campo recién arado que, al lado de las cincoyugadasdepatatas,tendíasussurcoshacialacañada.

Ylogróllegarhastaésta;peroapenaselbajitoyfornidohabíadesaparecidoenlacañada,cuandoyalosotrosdosaltosydelgadosqueentretantohabíanvisitadotalvezelladrillar,seencaramabanasuvezporencimadelhorizonteysemetíanconsus

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botasdetalmaneraenelbarro,altosydelgadosperosinllegaraflacos,queunavezmásmiabuelanologróensartarsupatata;porquenoeracosaéstaquesevieratodoslosdías,quetresadultos,sibiendetalladiversamenteadulta,saltaranalrededordelos postes del telégrafo, llegaran casi a tumbar la chimenea del ladrillar y luego aintervalos, primero el bajito y fornido y luego los altos y delgados, pero con igualfatiga los tres, arrastrando tenazmente cada vez más barro bajo sus suelas fueranbrincando alegremente a través del campo labrado la antevíspera porVicente, paraluegodesaparecerenlacañada.

Yahoralostressehabíanido,ymiabuelapudodedicarsedenuevoapicarunapatata medio fría. Sopló superficialmente la ceniza y la tierra de la cascara, se lametióenseguidaenteraenlabocaypensó,siesquepensaba:esosdebendeserdelladrillar;yestabaenplenamasticación,cuandodepronto surgióunode lacañada,miróconairefieroporencimadeunnegrobigote,yseplantóenunpardebrincosjunto al fuego; estaba a unmismo tiempo delante, detrás y al lado de éste, y aquíjurabay allí temblaba, yno sabíaparadónde tirar: atrásnopodía, porquede atrásveníanlosdelgadosyaltosporlacañada;dabamanotazos,segolpeabaenlasrodillasy teníaojosen lacabezaquequerían salírseledeella,yel sudor leescurríapor lafrente. Y jadeante, con tembloroso bigote, se fue acercando hasta la abuela, hastamuy cerquita, hasta sus suelas, y miraba a mi abuela como un animalito bajito yfornido,loquelahizosuspirar;yyanopodíaellamasticarlaspatatas,ydejóquesesepararan las suelas de sus botas, y ya no pensaba ni en el ladrillar, ni en losladrillerosnienlosladrillos,sinoqueselevantólafalda,quédigo,lascuatrofaldasselevantóalavez,tanalto,queaquelquenoeradelladrillar,perosíbajitoyfornido,pudometerseporcompletodebajo,ydesaparecióconsubigote,yyanoparecíaunanimalitonierayadeRamkauodeViereck,sinoquesehallabaconsumiedobajolasfaldasyyanosegolpeabaenlasrodillas,yyanoeranibajitonifornido,sinoqueocupabasulugar,olvidandoeljadeo,eltemblordelosmanotazosenlasrodillas;ysehizounsilenciocomoenelprimerdía,oenelúltimo;sólounabrisaligeraacariciabael fuegodehojarasca, lospostesdel telégrafo secontabanen silencio, lachimeneadel ladrillar se mantenía erecta y ella, mi abuela, se alisaba debidamente la faldasuperiorsobrelasegundayapenaslosentíaaélbajosucuartafaldaniacababadecomprender,consutercerafalda,quéeraaquelloqueasupielseleantojabanuevoysorprendente.Yporqueeraenrealidadsorprendente,aunquelafaldasuperiorseveíalisa y bien compuesta, en tanto que la segunda y la tercera no acababan decomprenderdequésetrataba,sacódelrescoldodos;otrespatatas,cogióotrascuatrocrudas del cesto que quedaba bajo su codo derecho, las metió una tras otra en elrescoldo, las cubrió de ceniza y hurgó hasta reavivar la humareda. ¿Qué otra cosapodíahacer?

Apenas las cuatro faldas demi abuela se habían sosegado, apenas la humareda

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espesa de la hojarasca, que a causa de los manotazos en las rodillas, de lasevoluciones y del hurgar perdiera su dirección, volvió a fluir amarillenta a ras delsuelo, tomando, con el viento, hacia el sureste, he aquí que cual una apariciónsurgieron los dos altos y delgados que iban tras el bajito pero fornido, el cual seencontrabaahorabajo las faldas;emergieronde lacañada,ypudoapreciarseahoraque los dos altos y delgados llevaban, por razón de su oficio, el uniforme de laguardiarural.Casihabríanpasadodisparadosjuntoamiabuela.¿Nobrincóinclusounodeellosporsobreelfuego?Peroderepentesintieronsustacones,yenéstossuscerebros; frenaron, dieron vuelta, se acercaron con sus botas, se hallaron con susuniformes provistos de botas en la humareda, sustrajeron tosiendo sus uniformes aésta,yarrastrandoalgodeellay tosiendotodavíapreguntaronamiabuelasihabíavistoaKoljaiczek,porqueteníaquehaberlovisto,puestoqueestabasentadajuntoalacañadayqueKoljaiczeksehabíaescapadoporlacañada.

PeromiabuelanohabíavistoaningúnKoljaiczek,porquenoconocíaaninguno.Sinoseríadel ladrillar,preguntó,porqueellasóloconocíaa losdel ladrillar.Y losuniformes le describieron a Koljaiczek cual uno que nada tenía que ver con elladrillar, sino que más bien era bajito y fornido. Mi abuela recordó en esto queefectivamentehabíavistocorreraunoquerespondíaaesasseñasy,conunapatatahumeantealextremodelaramapuntiaguda,mostróendirecciónaBissau,haciaunpunto que, conforme a la patata, quedaba entre el sexto y el séptimo poste deltelégrafo, empezando a contar desde la chimenea hacia la derecha. Pero que dichocorredorfueraunKoljaiczekmiabuelaloignoraba,ydisculpabasuignoranciaconelfuego que tenía junto a las suelas: éste le daba ya bastante quehacer, porque ardíamuymal, demodoqueno tenía tiempopara preocuparse por la gente quepor allíandaba corriendo o permanecía en la humareda, y además, ella tampoco sepreocupabanuncaporlagentequenoconocía,ysólosabíaquiéneshabíaenBissau,enRamkau,enViereckyenelladrillar.

Dicho esto,mi abuela emitióunpequeño suspiro, suficiente, sin embargo, paraquelosuniformesquisieransaberquéeraloquehabíaallíquehicierasuspirar.Ellainclinólacabezahaciaelfuego,loquequeríadaraentenderquehabíasuspiradoacausa del fuego y también un poco por lamucha gente que permanecía allí en lahumareda;acontinuación,mordióde lapatata lamitad,seentregóporcompletoalactodeenglutirlayentornólosojoshaciaarribaalaizquierda.

Losdelosuniformesdelaguardiaruralnopudieronsacardelamiradaausentedemiabuela indicaciónalguna;nosabíansihabíandebuscarBissaudetrásde lospostes del telégrafo y, por consiguiente, empezaron entretanto a hurgar con susmachetesen losmontonesdehojarascavecinos,quenoardían todavía.Derepente,obedeciendoaunasúbita inspiración,volcaroncasi simultáneamente losdoscestosdepatatasbajo loscodosdemiabuelay tardaronmuchoencomprendercómoera

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quede loscestossólosalieranrodandopatatasantesusbotasy,encambio,ningúnKoljaiczek.Recelosos, empezaron a dar vueltas de puntillas alrededor del hoyo enquehabíancaídolaspatatas,comosientanpocotiempoKoljaiczekhubierapodidoenterrarseenél;pincharontambiénconsusmachetesdeliberadamenteelmontónyseextrañarondenooírelgritodeningúnherido.Sussospechasnoperdonaronmatorralalguno,por raquíticoque fuera,ni ratoneraalguna,niuna toperaqueallíhabía,entanto quemi abuela, que seguía sentada como si estuviera enraizada, iba lanzandosuspiros y entornando los ojos, dejando de todos modos visible el blanco de losmismos,yevocabaencachubalosnombresdetodoslossantos,todolocual,segúnlodabaaentenderenvozaltay tonoplañidero,sereferíaexclusivamenteal fuegodehojarascaquenoqueríaarderbienyalosdoscestosdepatatasvolcados.

Losuniformespermanecieronallíduranteunabuenamediahora.Sealejabandelfuego y volvían a acercarse, se orientaban tomando como punto de referencia lachimeneadelladrillaryhablabandeocuparBissau,peroluegopospusieronelataqueytendieronsobreelfuegounasmanosrojasyamoratadas,hastarecibircadaunodeellos demi abuela, que nopor ello interrumpía sus suspiros, unapatata reventada.Pero amedio comérsela, los uniformes se acordaron de sus uniformes y corrieroncosa como de una pedrada a lo largo de la retama de la orilla de la cañada,ahuyentando a una liebre que de todosmodos nada tenía que ver conKoljaiczek.Juntoal fuegovolvieronahallar los tubérculosharinososqueolíana rescoldoysedecidieron pacíficamente, aunque también algo cansados de guerrear, a volver ajuntar las patatas crudas en aquellos cestos que poco antes su deber les mandaravolcar.

Ysólocuandoelanochecerexprimiódelcielodeoctubreunalloviznaoblicuayuncrepúsculocolordetintalaemprendieronunavezmás,deprisaysingana,contraunmojón lejano que se anegaba en la oscuridad y, liquidado éste, abandonaron lapartida. Un rato más de desentumecerse las piernas y de extender unas manosbendicientessobreel fuegomedioapagadopor la lluvia,quedesprendíaabundantehumareda;unpocomásdetoserenelhumoverdoso,losojoslacrimososenelhumoamarillento,y luegounalejarsede lasbotasentre tosesy lágrimasendireccióndeBissau.Porque,puestoqueKoljaiczeknoestabaallí,habíadeestarenBissau.Paralosguardiasrurales,enefecto,nosedannuncamásdedosposibilidades.

Lahumaredadelfuegoqueseibaextinguiendolentamenteenvolvíaamiabuelacomoenunaquintafalda,tanespaciosa,queconsuscuatrofaldas,sussuspirosysussantosellaseencontraba,lomismoqueKoljaiczek,bajolafalda.Ynofuesinohastaquelosuniformesyanoeranmásquedospuntososcilantesquese ibanhundiendolentamenteen lanocheentre lospostesdel telégrafo,cuandomiabuela se levantó,con tanta fatiga como si hubiera echado raíces e interrumpiera ahora, arrancandofibrasytierra,elcrecimientoapenasiniciado.

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Alencontrarseasíderepentesincofiabajolalluvia,bajitoyfornido,Koljaiczeksintiófrío.Congestorápidosecerrólabraguetaque,bajolasfaldas,elmiedoyundeseoinfinitoderefugiolehabíanhechodesabrocharse.Susdedosmanipularonconpresteza losbotones, temiendounenfriamientodemasiado rápidodesuémbolo,yaqueeltiempoestaballenodepeligrosotoñalesdecatarro.

Fuemiabuela laqueencontró todavíabajoel rescoldocuatropatatascalientes.Tres de ellas se las dio aKoljaiczek, y la cuarta se la dio a símisma, y antes demorderla lepreguntó todavía si eradel ladrillar, aunqueaaquellasalturashabíadesaberperfectamentequeKoljaiczekveníadecualquierparte,exceptodelosladrillos.Porloquetampocohizocasodesurespuesta,sinoque,cargándoleaélconelcestomáslivianoydoblándoseellabajoelmáspesado,conunamanolibretodavíaparaelrastrilloyelazadón,sehizoalavelaconsuscuatrofaldas,sucesto,suspatatas,surastrilloysuazadónconrumboaBissau-Abbau.

Esto no era el propio Bissau, sino que quedaba un poco más hacia Ramkau.Dejandopuesel ladrillara la izquierda,avanzaronhaciaelnegrobosque,enelquequedaGoldkrugy,másatrás,Brenntau.Ypasandoelbosque,enunahondonada,allíquedaBissau-Abbau.Allísiguióamiabuela,bajitoyfornido,Koljaiczek,queyanolograbadespegárseledelasfaldas.

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Bajolabalsa

Noesnada fácil paramí, desde la camametálica relucientede la clínicaybajo ladoblevigilanciadelamirillaydelojodeBruno,reconstruirlahumaredaperezosadelosfuegosdehojarascacachubasylosrayosoblicuosdeunalluviadeoctubre.Sinotuvieramitambor,que, tratadoconpacienciayhabilidad,mevadictandotodoslospormenoresnecesariosparaverteralpapelloesencial,ysinocontaraademásconlaautorizacióndelestablecimientopara tocarlode tresacuatrohorasdiarias,seríayoahoraunpobrehombresinabuelosconocidos.

Entodocasodicemitambor:Aquellatardedeoctubredelañonoventaynueve,mientrasenelÁfricadelSureltíoKrugerselimpiabalashirsutascejasanglófobas,ocurrióqueentreDirschauyKarthaus,juntoalladrillardeBissau,bajocuatrofaldasdecoloruniforme,enmediodelahumareda,deangustiasysuspiros,bajounalluviaoblicuaacompañadadelosnombresinvocadosentonoplañiderodelossantosybajolas preguntas insulsas y lasmiradas lacrimosas de dos guardias rurales,mimadreAgnésfueengendradaporelbajitoperofornidoJoséKoljaiczek.

Ana Bronski,mi abuela, cambió de nombre en la oscuridad de aquellamismanoche: dejóse así convertir, con el auxilio de un sacerdote liberal en materia desacramentos,enAnaKoljaiczek,y siguióa José, sinoaEgipto,por lomenosa lacapitaldelaprovincia,enlasmárgenesdelMottlau,endondeJoséencontrótrabajocomobalseroy,porelmomento,lapazenloqueserefierealosgendarmes.

Es sólo para avivar un poco la curiosidad por lo que no indico aquí todavía elnombredeaquellaciudaddeladesembocaduradelMottlau,aunquesiendoel lugarnataldemamá,bienmerecíaqueselanombraradesdeahora.Afinesdejuliodelañocerocero—justocuandoelKaiseracababadedecidir laduplicacióndesuflotadeguerra—viomamá la luzdeldíabajoel signodelLeón.Confianzaensímismoyexaltación,generosidadyvanidad.Laprimeracasa, llamada tambiénDomusVitae,enelsignodelAscendente:losPeces,propensosasufririnfluencias.LaconstelacióndelSolenoposiciónaNeptuno,séptimacasaoDomusMatrimoniiUxoris,habíadeacarrearcomplicaciones.VenusenoposiciónaSaturno,que,comoessabido,traelaenfermedaddelbazoydelhígadoyalquesellamaelplanetaácido,quereinaenelCapricornioycelebrasuaniquilamientoenelLeón,queofreceanguilasaNeptunoyrecibeencambioeltopo,quegustadelabelladona,lascebollasylaremolacha,toselava y agria el vino; compartía con Venus la octava casa, la mortal, y augurabaaccidentes,entantoquelaconcepciónenelcampodepatatasprometíaunafelicidadhartoprecariabajolaproteccióndeMercurioencasadelosparientes.

He de hacer constar aquí la protesta de mamá, pues siempre ha negado quehubierasidoconcebidaenuncampodepatatas.Sindudasupadrelohabíaintentadoallímismo—estoloadmitía—perosuposición,lomismoqueladeAnaBronski,no

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parecíalamásacertadaparaproporcionaraKoljaiczeklossupuestosnecesariosdelafecundación.

—Hubodeocurrirporlanoche,durantelahuida,oenlacarretadeltíoVicente,opuedequeinclusoenelTroyl,cuandolosbalserosnosdierontechoyalbergue.

Consemejantespalabras solíamamáfechar la fundacióndesuexistencia,ymiabuela, que bien debía saberlo, inclinaba con paciencia la cabeza y daba luego aentendera lospresentes:—Claroquesí,mihijita,quetuvoqueserenlacarreta,oinclusopuedequeenelTroyl;¡cómoibaaserenelcampo,conaquelventarrón,yademásquellovíaacántaros!

Vicenteeraelnombredelhermanodemiabuela.Despuésdelamuerteprematurade su esposa, había emprendido la peregrinación aTschenstochau, donde laMatkaBoska Czestochowska le había ordenado ver en ella a la futura reina de Polonia.Desde entonces, se pasaba los días leyendo libros raros, hallaba en cada frase laconfirmacióndelaspretensionesdelaMadredeDiosaltronodePoloniaydejabaasuhermanaalcuidadodelacasaydelosdospedazosdetierra.Jan,suhijo,quealasazóncontabacuatroañosyeraunniñoendeble,siempreapuntodellorar,cuidabalasocas,coleccionabaestampitasy—¡precocidadfatal!—sellosdecorreo.

AaquellagranjaconsagradaalareinacelestialdePoloniallevópuesmiabuelalos cestos de patatas y a Koljaiczek, y cuando Vicente se enteró de lo que habíasucedidocorrióaRamkauydespertóalcuraparaque,provistodelossacramentos,loacompañarayvinieraacasaraAnayJosé.Apenaselmediodormidoreverendohuboimpartidosubendiciónentrecortadaporbostezosyvueltosueclesiásticaespaldaparairse,provistodeunabuenatajadadetocino,Vicenteenganchóelcaballoalacarreta,cargóalosnoviosenlapartetraseradelamisma,preparólesconpajaysacosvacíosunacama,sentójuntoasíenelpescanteasuhijoJanquetiritabaysoltabaalgunaslágrimasydioaentenderalcaballoqueahorasetratabadeandarderechoyligeroenplenaoscuridad,pueslosdesposadosteníanprisa.

La noche era negra todavía, pero estaba ya a punto de desmayar, cuando elvehículo llegó al puertomaderero de la capital de la provincia.Unos amigos que,como Koljaiczek, ejercían el oficio de balseros, acogieron a la pareja fugitiva.VicentepudopuesdarvueltayenderezarotravezelcaballejohaciaBissau:unavaca,lacabra,lamarranaconsuslechones,lasochoocasyelperroguardiánesperabanenefecto su pitanza y, además, había demeter en cama al pequeño Jan, que tenía unpocodecalentura.

JoséKoljaiczekpermanecióoculto por espaciode tres semanas; acostumbró supeloaunnuevopeinadoconraya,seafeitóelbigote,seprocurópapelessintacha,yencontró trabajo de balsero bajo el nombre de JoséWranka.Ahora bien, ¿por quépara visitar a los negociantes de madera y los aserraderos necesitaba KoljaiczekllevarenelbolsillolospapelesdelbalseroWranka,quesehabíaahogadoaresultas

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de una riña en el Bug, más arriba de Modlin, sin que de ello se enteraran lasautoridades? Pues porque, abandonando en una ocasión el oficio de balsero, habíatrabajadoporalgúntiempoenunaserraderocercadeSchwetz,ysehabíapeleadoconel amo. La cosa sucedió debido a que la mano provocadora de Koljaiczek habíapintado una empalizada con los colores rojo y blanco, y el amo, para mostrarprobablemente que a él no se la pintaba nadie, arrancó dos de aquellos maderospolacos,unorojoyunoblanco,y loshizoastillasblanquirrojassobre laespaldadeKoljaiczek:motivosobradoparaqueelapaleadoesperaraalasiguientenoche,másomenos estrellada y, en altas llamaradas rojas, hiciera subir al cielo el blancoaserradero,nuevoyreciénenjalbegado:férvidohomenajeaunaPoloniadividida,sinduda,peronoporellomenosunida.

O sea queKoljaiczek era un incendiario, y un incendiario recurrente. Porque acontinuación y por espacio de algún tiempo, en toda la Prusia Occidental losaserraderos y los parques de madera fueron proporcionando uno tras otro pastofrecuente a la explosión flagrante de los sentimientos patrióticos polacos.Y, comosiemprequesetratadelfuturodePolonia,tambiénlaVirgenMaríaandabametidaenaquel juego de incendios, no faltando testigos oculares —tal vez algunos vivíantodavía—queafirmaranhabervistoenlostejadosdemásdeunaserraderoapuntodehundirsealaMadredeDios,ceñidalacabezaconlacoronadePolonia.Cuentanqueelpueblo,quenuncafaltaenlosincendiosespectaculares,entonabaentonceselhimno de la Bogurodzica, la Madre de Dios, por donde se echa de ver que losincendios de Koljaiczek hubieron de ser algo solemne, y aun eran ocasión dejuramentos.

Mientras el incendiario Koljaiczek iba así acumulando cargos en su contra, elbalsero Wranka, en cambio, había sido siempre un individuo honrado, huérfano,inofensivo,inclusivealgolimitadodefacultades,alquenadiebuscabaynadieapenasconocía:unindividuoquemascabatabacoylorepartíaenracionesdiarias,hastaeldíaenqueelBugloacogióensuseno;dejótrassí,enlosbolsillosdesucazadora,suspapeles,améndetresracionesdetabaco.YcomoquieraqueelahogadoWrankaya no podía presentarse y que nadie hubiera formulado a su propósito preguntasindiscretas, he aquí queKoljaiczek, que eramás omenos de su estatura y tenía elcráneo redondocomoél, semetióprimero en su cazadora, luegoen suspapelesy,finalmente,ensupielcarentedeantecedentespenales;dejólapipa,sepusoamascartabacoyadoptóaunlomáspersonaldeWranka,sutartamudez.Demodoque,enlosañosquesiguieron,fueunhonradobalsero,ahorradoryligeramentetartamudo,quecondujobosquesenterosporelNiemen,elBobr,elBugyelVístula.HayqueañadirqueenloshúsaresdelKronprinzyalasórdenesdeMackensenllegóasargentoconelnombredeWranka,porqueéstenohabíahechotodavíasuserviciomilitar,entantoqueKoljaiczek,queeracuatroañosmayorqueel ahogado,había servidoyacomo

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artilleroenThorn,dondefueconocidoporsumalaconducta.Pormuchoqueroben,matene incendien, losmáspeligrososentre los ladrones,

asesinose incendiariosnodejangeneralmentedeestaralacechodealgunaocasiónquelespermitaabrazarunoficiomásseguro.Aalgunosdeellos,buscadaocasual,estaoportunidadllegaapresentárseles.YasíKoljaiczek,convertidoenWranka,fueun excelente esposo, tan curado de su inflamado vicio que la simple vista de unacerilla le daba escalofríos. En su presencia, ni las inocentes cajas de cerillasabandonadaspordescuidosobrelamesadelacocinasesentíanseguras—yesoqueélhabríapodidosersuinventor.Porlaventanaarrojabadesílatentación.Miabuela,lapobre,pasabatodaclasedeapurosparatenerlacomidalistaalmediodíayllevarlacalientealamesa.Yamenudo,durantelasveladas,lafamiliapermanecíasentadaenlaoscuridad,porquealalámparadepetróleolefaltabasullamita.

NoquieredecirestoqueWrankafueseuntirano.LosdomingosacompañabaasuAnaWrankaalaiglesiadelapartebajadelaciudady,comoantañoenelcampodepatatas,lepermitía,aellaqueerasulegítimaesposa,quellevarapuestassuscuatrofaldas.Duranteelinvierno,cuandolosríosestabanheladosylosbalserosnoteníantrabajo, se quedaba tranquilamente en el Troyl, donde sólo vivían balseros,estibadoresyobrerosdelosastilleros,ycuidabadesuhijaAgnés,que,porlovisto,salía al padre, porque cuando no se deslizaba debajo de la cama se metía en elarmarioropero,ycuandohabíavisita,permanecíasentadaconsusmuñecasbajo lamesa.

GustábalepuesalaniñaAgnésesconderseysaborearensuretirounaseguridaddelmismo tipo, aunque de placer distinto, del que en su día hallara José bajo lasfaldas de Ana. Koljaiczek el incendiario estaba lo bastante chamuscado él mismopara comprender la necesidad de protección que sentía su hijita, y de ahí que enocasión de construir en el saliente en forma de balcón de su pisito de un cuarto ymedio una conejera, le añadiera a ésta un pequeño compartimiento hechoexactamentealamedidadelaniña.Allíjugabamamáconsusmuñecas,yallícreció.Más adelante, cuando ya iba a la escuela, parece que abandonó las muñecas parajugarconbolasdevidrioyplumasdecolores,mostrandoasísuprecozsentidodelabellezaperecedera.

Engraciaaqueardoendeseosdeanunciarel iniciodemipropiaexistencia,semepermitiráquesinmáscomentariosdejedeslizarsetranquilamentelabalsafamiliardelosWrankahastaelañotrece,aquelenquefuebotadoelColumbusenSchichau.Fue entonces cuando la policía, que nada olvida, dio con la pista del supuestoWranka.

LacosaempezóconqueKoljaiczek,comotodoslosañosalfinalizarelverano,habíadeconducirenagostodelañotrecelagranarmadíadesdeKievporelPripet,através del canal, luego por el Bug hasta Modlin y de aquí Vístula abajo. En el

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remolcadorRadaune,quetrabajabaporcuentadelaserradero,partieronentotaldocebalseros, desde Neufahr-Oeste por el remanso del Vístula hasta Einlage; luegoremontaron el Vístula, pasando frente a Kásemark, Letzkau, Czattkau, Dirschau yPieckel,yal anocheceranclaronenThorn.Aquí subióabordoelnuevodueñodelaserradero,quehabíadevigilarenKievlacompradelamadera.AllevaranclaselRadaune a las cuatro de la mañana, corrió la voz de que se hallaba a bordo.Koljaiczeklovioporvezprimeraababor,alahoradeldesayuno.Estabansentadostodos, unos frente a otros, mascando y sorbiendo café de cebada. Koljaiczek loreconoció en seguida. El hombre, fornido y con el pelo empezándole a clarear lacoronilla,hizotraervodkayservirloenlastazasvacíasdecafé.Enplenadegluciónymientrasen laotrapuntaseguíansirviendovodka,sepresentó:—Para informaciónde ustedes, soy el nuevo dueño del aserradero, me llamo Dückerhoff y exijodisciplina.

Apeticiónsuya,porelordenenqueestabansentadosyunodespuésdeotro,losbalseros fueron diciendo sus nombres y vaciando a continuación sus respectivastazas, con la correspondiente sacudida, cada vez, de la nuez de la garganta.Koljaiczekvaciósu tazaydijo luego,mirándolea losojos:«Wranka».Dückerhoffinclinóligeramentelacabeza,comolohabíahechoconlosotros,yrepitióelnombreWranka, lo mismo que lo había hecho antes con los de los demás balseros. Sinembargo, Koljaiczek tuvo la impresión de que había pronunciado el nombre delbalsero ahogado con una entonación algo especial: no conmayor fuerza, sinomásbienenformauntantopensativa.

Con el concurso de pilotos que se iban relevando, y sorteando hábilmente losbancosdearena,elRadaunecabeceabacontralacorrientearcillosadefluirconstante.Aderecha e izquierda,más alláde losdiques, el paisaje era siempre elmismo:unpaisaje acá llano, allá ondulado, de campos ya cosechados. Setos, cañadas,depresiones invadidas por la retama, entre granjas aisladas: un paisaje hecho paracargas de caballería, para una división de ulanos operando una conversión a laizquierdaenladepresiónarenosa,parahúsaressaltandoporencimadelossetos,paralossueñosdejóvenescapitanesdecaballería,paralabatallaqueyafueunavezyquesiemprevuelvedenuevo,pidiendoelcuadrohistórico:tártarosbocaabajo,dragonesencabritados,caballeros teutónicosquecaen,elMaestrede laOrdenmanchandoelmantoconsusangre,sinquefalteundetallealacoraza,hastaeseotroalquederribacon su sable el duque deMasovia; caballos como no se ven en ningún circo, tanblancos y nerviosos, llenos de borlas, los tendones reproducidos conminuciosidadextrema, los ollares hinchados, color carmesí, de los que salen unas nubéculasatravesadasporlanzasconbanderolas,apuntandohaciaabajo,y,partiendoelcieloylos arrebolesde la tarde, los sables; y allí, al fondo—porque todocuadro tiene sufondo—,pegadaalhorizonte,unaaldehuelaquehumeaapaciblementeentrelaspatas

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traseras del caballo azabache, una aldehuela con sus chozas de techos demusgo ypaja y, detrás de las chozas, provisionalmente en reserva, los lindos tanques quesueñanenelmañana,eneldíaenque tambiénellospuedan figurarenelcuadroydesembocarenlallanura,másalládelosdiquesdelVístula,cualpotrosjuguetonesentrelacaballeríapesada.

CercadeWloclawek,DückerhofftocóconundedolachaquetadeKoljaiczek:—Oiga,Wranka, ¿por casualidad no trabajó usted, hace tantos y cuantos años, en elaserraderodeSchwetz,aquelqueluegoardió,eh?—Koljaiczeksacudiópesadamentela cabeza, como si le costara trabajo moverla, y logró imprimir a su mirada unaexpresión tan triste y cansada, queDückerhoff, expuesto a ella, se abstuvodemáspreguntas.

CuandoalllegaraModlin,enlaconfluenciadelBugconelVístula,Koljaiczek,como lohacen todos losbalseros,escupió tresvecespor laborda,Dückerhoff,queestabaconunpurojuntoaél,lepidiófuego.Aloírestapalabrejayladecerillaquesiguió,Koljaiczekcambiódecolor.—¿Quélepasa,hombre?Nohayqueruborizarseporquelepidafuego.¿Esustedunamuchacha,oqué?

YnofuehastaquehubierondejadoatrásModlincuandoselequitóaKoljaiczekaquelrubor,quenoeraenmodoalgunodevergüenza,porsupuesto,sinomásbienunreflejotardíodelosaserraderosqueélhabíaentregadoalasllamas.EntreModlinyKiev,osearemontandoelBug,atravésdelcanalqueuneaésteconelPripet,yhastaqueelRadaune,siguiendoelPripet,llegóalDniéper,noseprodujoentreKoljaiczek-Wranka y Dückerhoff coloquio alguno digno de mención. Cierto que en elremolcador, entre los balseros, entre éstos y los maquinistas, entre el timonel, losmaquinistas y el capitán, y entre éste y los pilotos en relevo constante, pasaríannaturalmente muchas cosas, como las que dicen que pasan, y seguramente pasan,entreloshombres.Pormiparte,puedoimaginarmefácilmenteunadisputaentrelosbalseroscachubasyeltimonel,naturaldeStettin,oaununconatodemotín:reuniónapopa,seechansuertes,sedanconsignas,seafilanlasnavajas.

Perodejemosesto.Nohubonidisputaspolíticas,nipuñaladasgermano-polacas,niotraacciónprincipalalgunaenformademotínprovocadoporlainjusticiasocial.Devorandotranquilamentesucarbón,elRadauneseguíasucurso;enunaocasión—creoquefueunpocomásalládePlock—encallóenunbancodearena,perologródesprenderseporsuspropiosmedios.UnbrevecambiodepalabrasentreelcapitánBarbuschyelpilotoucraniano,fuetodalaconsecuencia:eldiariodeabordoapenastendríamásqueconsignar.

Si yo debiera o quisiera llevar un diario de a bordo de los pensamientos deKoljaiczek, o aun un diario de la vida interior de un dueño de aserradero comoDückerhoff, tendría sin duda incidentes y aventuras bastantes que consignar:sospechas, confirmación, recelo y, casi al propio tiempo, disimulo presuroso del

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recelo.Loqueesmiedo, loteníanlosdos.MásDückerhoffqueKoljaiczek,porquenoshallábamos enRusia.Dückerhoff hubiera podido caer fácilmente por la borda,como en su día el pobre Wranka; hubiera podido encontrarse —porque ahoraestábamos ya en Kiev—, en alguno de aquellos grandes parques madereros, tanvastos,queunopuedefácilmenteperderensemejantelaberintodemaderaasuángelde laguarda,bajounapilade troncosque sedesmoronade repenteyqueyanadapuede contener.O también hubiera podido ser salvado. Salvado por unKoljaiczekqueprimeropescaraaldueñodelaserraderodelasaguasdelPripetodelBug,oqueluego, en el supremo instante, tirándolo hacia atrás, sustrajera aDückerhoff, en elparquemadererosinlugarparaelángeldelaguarda,alaavalanchadelostroncos.¡Qué bello sería poder narrar ahora que Dückerhoff, medio ahogado o medioaplastado,respirandoaúncondificultadyconlasombradelamuertetodavíaenlamirada,lehabíadichoalsupuestoWrankaaloído:—Gracias,Koljaiczek,gracias—y luego, después de la pausa indispensable—:Ahora estamos enpaz: ¡no se hablemásdeello!

Y, con ruda amistad, se habrían mirado sonriendo algo confusos, los ojosvaroniles enturbiadospor las lágrimas, cambiando luegounapretóndemanos algotímidoperocalloso.

Yahemosvistoestaescenaenpelículasdeperfectatécnicafotográfica,cuandoaldirector se le ocurre convertir a dos hermanos de actuación, pero enemigos, encompinches unidos en adelante en la fortuna y la adversidad y destinados a correrjuntosmilaventurastodavía.

PeroKoljaiczeknohallóoportunidadnidedejarqueDückerhoffseahogaranidearrancarlodelasgarrasdelamuerteenformadetroncosquerodandoselevinieranencima.Atento y velando por los intereses de su empresa, Dückerhoff compró enKievlamadera,vigilótodavíalacomposicióndelasnuevebalsas,repartióentrelosbalseros,conformealacostumbre,unbuenpuñadodedineroenmonedarusaparaelviaje de retorno, y se sentó luego en el tren que, pasando por Varsovia, Modlin,Deusch-Eylau, Marienburg y Dirschau lo llevó donde estaba su negocio; elaserraderoseencontrabaenelpuertomaderero,entrelosastillerosdeKlawitterydeSchichau.

AntesdedejarquedesdeKievlosbalserosdesciendandurantevariassemanasdearduo trabajo río abajo, pasen luego el canal y lleguen finalmente al Vístula, mepreguntosiDückerhoffestabasegurodehaberreconocidoenWrankaalincendiarioKoljaiczek.Diríapormiparteque,mientrassehallabaabordodeunmismobarcoconelinofensivoyservicialWranka,alquetodosqueríanapesardesuslimitaciones,eldueñodelaserraderoconfiabaennotenerdecompañerodeviajeaunKoljaiczekdispuesto a todo. Esta esperanza no lo abandonó hasta que se vio sentado en elacojinadocompartimientodelferrocarril.Yalllegareltrenalaterminalyhacersu

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entrada en la estación central de Danzig —ahora sí lo digo—, Dückerhoff habíatomadosusdecisionesalaDückerhoff:hizocargarsuequipajeenuncochequeselollevara a la casa, se dirigió con paso ligero, puesto que no llevaba maleta, a ladelegacióndepolicíadelWiebenwall,quequedaallícerca,subiódedosendoslasescalerashastalapuertaprincipal,y,despuésdeunabrevebúsquedapresurosa,hallóaquel cuarto que estaba amueblado con la sobriedad necesaria para sacarle aDückerhoffuninformesucintoylimitadoexclusivamentealoshechos.Noes,pues,queeldueñodelaserraderopresentaraningunadenuncia,sinoquepidiósimplementeque se investigara el caso Koljaiczek-Wranka, del que la policía le prometióocuparse.

Durante las semanassiguientes,mientras lamaderacon lascaobanasdecañaylosbalserossedeslizabaríoabajo,fueronllenándoseenmúltiplesoficinasnumerosashojas de papel. Había aquí, en primer lugar, el acta del servicio militar de JoséKoljaiczek, soldado de segunda del regimiento número tantos de la artillería decampañadelaPrusiaOccidental.Dosvecestresdíasdearrestohabíadebidocumplirel mal artillero por haber gritado a voz en cuello consignas anarquistas, mitad enalemán y mitad en polaco, en estado de embriaguez. Tales manchas en vano sehabríanbuscadoenlospapelesdelsargentoWranka,quehabíacumplidosu»servicioenelsegundoregimientodeloshúsaresdelaguardia,enLangfurk.Antesbien,eltalWranka se había distinguido gloriosamente en calidad de enlace de su batallón yhabíacausadoalKronprinz, enocasiónde lasmaniobras,unaexcelente impresión,habiendo recibido de éste, que llevaba siempre táleros en el bolsillo, un táleroKronprinz de regalo. Claro que este tálero no figuraba en la hoja de servicios delsargento Wranka, sino que fue mi abuela Ana la que lo confesó, entre grandeslamentos,alsersometidaainterrogatoriojuntoconsuhermanoVicente.

Y no fue sólo dicho tálero lo que invocó para combatir el calificativo deincendiario.Podíaexhibirpapelesen losque resultaba reiteradamentequeyaenelañocerocuatroJoséWrankahabíaingresadoenelcuerpodebomberosvoluntariosdelamunicipalidaddeDanzig,ydurantelosmesesdeinvierno,enlosquetodoslosbalserosestabancesantes,habíacombatidomásdeun incendio.Existía tambiénunactaoficialatestiguandoque,cuandoelgranincendiodeldepósitodelferrocarrildelTroyl,elañoceronueve,elbomberoWrankanosólohabíaapagadoel fuego,sinoquehabíasalvadoadosaprendicescerrajeros.YentérminosanálogosseexpresóelcapitánHecht, de los bomberos, citado como testigo. Éste declaró lo siguiente:—¿Cómopuedeserincendiarioaquelquevemosqueapaga?¿AcasonoloveotodavíaenloaltodelaescaleracuandoardiólaiglesiadeHeubude?Cualfénixsurgiendodeentre las cenizas y las llamas, apagaba no sólo el fuego, sino el incendio de estemundoylaseddeNuestroSeñorJesucristo.Enverdadosdigo:Elqueaestehombreconelcascodebombero,quetieneprioridaddepasoenlascalles,alquequierenlas

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compañíasdeseguros,yquesiemprellevaunpocodecenizaenelbolsillo,seaellocomosímbolooporrazóndesuoficio;elqueaestefénixmagníficoquierallamarlogallorojo,ésemereceenverdadqueconunaruedademolinoatadaalcuello...

Ustedes se habrán dado cuenta de que el capitán Hecht, de los bomberosvoluntarios,eraunpastorelocuente,quesubíadomingotrasdomingoalpúlpitodesuparroquia, la de Santa Bárbara de Langgarten, y que mientras duraron lasinvestigacionescontraKoljaiczek-Wrankanodesdeñóinculcarensusfeligreses,conpalabrasporeseestilo,parábolasdelcelestebomberoyelincendiarioinfernal.

Sinembargo,comoquieraquelosfuncionariosdelapolicíanoibanalaiglesiadeSantaBárbarayque,porotraparte,lapalabrejafénixlessonaramásaofensacontraSu Majestad que a justificación de Wranka, la actividad de éste como bomberovoluntarioseconvirtiómásbienencargoadicional.

Se mandaron recoger testimonios de varios aserraderos y apreciaciones de losmunicipios de origen: Wranka había visto la luz del día en Tuchel, en tanto queKoljaiczek era natural de Thorn. Pequeñas contradicciones en las declaraciones dealgunos balserosmás viejos y de parientes lejanos. El cántaro volvía siempre a lafuente,yalfinnolequedabamásremedioqueromperse.Alllegarlosinterrogatoriosaestepunto,lagranarmadíaentrabaprecisamenteenterritoriodelReich,yapartirde Thorn se la vigiló discretamente, apostándose observadores en los puertos deescala.

Mi abuelo sólo se dio cuenta de la vigilancia pasadoDirschau.Se lo esperaba.Puede que esa pereza rayana en melancolía que lo invadía de vez en cuando leimpidieraintentarenLetzkau,otalvezenKásemark,unafugaqueallí,enunaregiónque le era tan familiar, y con la ayuda de algunos balseros abnegados, habríaresultado todavía posible. A partir de Einlage, al entrar las balsas lentamente ychocando unas contra otras en el remanso del Vístula, un bote pescador con mástripulación de lo necesario empezó a seguirlas, disimuladamente y no tandisimuladamente.PocodespuésdePlehnenhof,lasdoslanchasmotorasdelapolicíaportuariasalieronderepentedeentreloscañaveralesdelaorilla,yzigzagueandosincesar, empezaron a agitar con sus surcos las aguas cada vez más salobres queanunciaban ya el puerto. Pasado el puente deHeubude empezaba el cordón de los«azules».EnlosparquesmadererosfrentealastillerodeKlawitter,en losastillerosmás chicos, en el puertomaderero que se iba ensanchando cada vezmás hacia elMottlau, en los pontones de los distintos aserraderos, en el puente de su propiaempresa,enelqueloesperabasufamilia:portodaspartesseveíanazules.Portodaspartes, excepto del lado de Schichau, en donde todo estaba empavesado: aquí sepreparabaotracosa,seiba,sinduda,abotaralgo;habíaungrangentíoyunrevuelodegaviotas;todoestabadefiesta—¿seríaenhonordemiabuelo?

Sólo cuando mi abuelo vio el puerto maderero repleto de uniformes azules y

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cuando las lanchas empezaran amarcar un curso cada vezmás ominoso, haciendopasarlasolasporencimadelasbalsas,fuecuandocomprendióqueellujodeaqueldespliegue de fuerzas le estaba dedicado a él, y cuando despertó en él su antiguocorazón de Koljaiczek incendiario: entonces, escupiendo lejos de sí al mansoWranka,escabullándosedelapieldelbomberovoluntarioWrankaydesprendiéndoseenaltavozysinatascarsedelWrankatartamudo,huyósobrelasbalsas,descalzoporlas vastas superficies fluctuantes, descalzo por un entarimado sin cepillar, de untroncoaotro,endirecciónaSchichau,dondelasbanderasondeabanalegrementealviento,siempreadelante,haciadondeestabanapuntodebotaralgosinmenoscabodelaabundanciadetroncosenelagua.Nidelosbellosdiscursos,enquenadiellamabaaWranka y menos aún a Koljaiczek, sino en que se decía: Yo te bautizo con elnombre de barco de S.M.Columbus, América,más de cuarentamil toneladas dedesplazamiento,treintamilHP,barcodeSuMajestad,salóndefumadoresdeprimeraclase, cocina de segunda clase a babor, sala de gimnasia de mármol, biblioteca,América, barco de SuMajestad, cubierta de paseo. Salud a Ti oh vencedor entrelaureles, labanderoladelpuertodematrícula,elPríncipeEnrique juntoal timón;ymiabueloKoljaiczek,descalzo,rozandoapenaslostroncosconlapuntadelospies,hacia la charanga sonora,unpuebloque tiene talesPríncipes,debalsa enbalsa, elpueblolanzagritosdejúbilo,SaludaTiohvencedorentrelaureles,ylassirenasdetodoslosastillerosydetodoslosbarcosyremolcadoresancladosenelpuerto,ylasdelosyates,Columbus,América,libertad;ydoslanchasquelopersiguenconferozalegríadebalsaenbalsa,lasbalsasdeSuMajestad,yquelecortanelpaso,yobliganalaguafiestasadetenerse,ahoraque iba tan lanzado.Yheleahísolitariosobreunabalsa,abandonadoasímismo,cuandoyacreíavislumbrarAmérica;perolaslanchasse le llegan y no tienemás remedio que despegar—y allí pudo verse nadar amiabuelo: nadaba hacia una balsa que se adentraba en el Mottlau. Pero hubo desumergirseacausadelaslanchasyacausadeellashubodepermanecerbajoelagua,y la balsa flotaba por encima de él, interminable, sin acabar nunca de pasar, cadabalsaengendrandootrabalsa,hastaque:balsadetubalsa,portodaslasbalsasdelossiglos,amén.

Las lanchas pararon susmotores.Ojos inexorables escrutaban la superficie delagua.PeroyaKoljaiczeksehabíadespedidodefinitivamenteysehabíasustraídoalabanda de música, a las sirenas, a las campanas de los barcos y al barco de SuMajestad,aldiscursobautismaldelPríncipeEnriqueyalasgaviotasalocadasdeSuMajestad; se había sustraído definitivamente al «Salud a Ti oh vencedor entrelaureles»yalasadulacionesaSuMajestadenocasióndelabotaduradelbarcodeSuMajestad; se había sustraído definitivamente a América y al Columbus, a lasinvestigacionesdelapolicíayalamaderainfinita.

Jamásselogróencontrarelcadáverdemiabuelo.Yyo,convencidofirmemente

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pormipartedequehallólamuertebajolabalsa,hedeatenermedetodosmodos,engracia a la verosimilitud, a dar aquí todas las versiones de posibles salvamentosmilagrosos.

Sedijoquebajolabalsahabíahalladounhuecoentrelosmaderossuficienteparapermitirle mantener sus órganos respiratorios sobre la superficie del agua. Haciaarribaelhuecosehacíatanangostoqueescapóalavistadelospolicías,que,hastamuyentradalanoche,fueronregistrandolasbalsasyaunlascabanasdecañasobrelasmismas.Luego(sesiguecontando)sehabríadejadollevarporlacorrientebajoelmanto de la oscuridad y habría alcanzado, extenuado sin duda pero con buenafortuna,laotraorilladelMottlauyelterrenodelastillerodeSchichau;aquísehabríaescondidoeneldepósitodechatarra,ymásadelante,conelauxilioprobablementedeunos marinos griegos, habría logrado subir a bordo de uno de aquellos buquespetrolerosgrasientosqueyaenmásdeunaocasiónhanbrindadoprotecciónaotrosfugitivos.

Otros han sostenido que Koljaiczek, que era un buen nadador y contaba conmejores pulmones todavía, habría logrado atravesar bajo el agua no sólo la balsainterminable, sino también el ancho restante, considerable todavía, del Mottlau,habría alcanzado felizmente la orilla del lado del astillero de Shichau, se habríamezclado aquí disimuladamente entre los obreros del astillero, y finalmente,confundido con lamultitud entusiasta, habría entonado con ella el «Salud a Ti ohvencedor entre laureles» y habría escuchado y aplaudido ruidosamente el discursoinauguraldelPríncipeEnriqueapropósitodelColumbus;despuésdelocual,unavezterminadafelizmentelabotadurayconsuropaamediosecar,sehabríaescabullidosigilosamente, para colocarse al día siguiente como polizón —y aquí la segundaversióncoincideconlaprimera—enalgunodeaquellospetrolerosgriegosdemalafama.

Para completar, vaya aquí todavía una tercera fábula absurda, según la cualmiabuelo,lomismoqueunleñoflotante,habríasidollevadoporlacorrientehastaaltamar,dondeunospescadoresdeBolhnsacklohabríanrecogidoyentregado,fueradelas tresmillas jurisdiccionales,aunabalandrasueca.Yallí, enSuecia, la fábula lodejarecuperarselentaymilagrosamente,llegaraMalmó,etcétera,etcétera.

Todoestonosonmásquebobadasyhabladuríasdepescadores.Yo,pormiparte,tampoco daría un solo centavo por las afirmaciones de aquellos testigos oculares,charlatanesdetodoslospuertos,quepretendíanhabervistoamiabueloenBuffalo,EE.UU.,pocodespuésdelaprimeraGuerraMundial.JoeColchicsehabríallamadoaquí, achacándosele el comercio de madera con el Canadá. Lo describían comoaccionista demanufacturas cerilleras, fundador de compañías de segurosyhombreinmensamente rico, y lo pintaban sentado en un rascacielos detrás de un escritorioenorme,conlosdedoscargadosdebrillantesdeslumbrantes,adiestrandoasuescolta

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personal,quellevabaeluniformedelosbomberos,cantabaenpolacoysellamabalaGuardiadelFénix.

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Lamariposaylabombilla

Un hombre abandonó todo lo que poseía, cruzó el charco, llegó aAmérica e hizofortuna. Basta por lo que toca a mi abuelo, llamárase éste Goljaczek en polaco,KoljaiczekencachubaoJoeColchicenamericano.

Resultadifícilextraerdeunsimpletambordehojalata,quepuedeconseguirseenlas tiendas de juguetes y en los bazares, balsas demadera que corren sobre el ríohastacasielhorizonte.Ysinembargo,helogradosacarleelpuertomaderero,todalamadera flotante que se balancea en los recodos de los ríos o se enreda en loscañaverales,y,conmenorfatiga,lasgradasdelastillerodeSchichau,delastillerodeKlawitter, de los numerosos astilleros menores —en parte dedicados sólo areparaciones—, el depósito de chatarra de la fábrica de vagones de ferrocarril, losrancios depósitos de coco de la fábrica de margarina y todos los escondrijos delmuellededepósitoquemesontanfamiliares.Yahoraestámuerto,nodarespuestanimuestra interésalgunopor lasbotaduras imperiales,por ladecadenciadeunbarco,queseiniciaconlabotadurayseprolongaamenudoporespaciodealgunasdécadas;enestecasose llamabaColumbusyse ledesignaba tambiéncomoelorgullode laflota,y,comoesnatural,hacíaelserviciodeAmérica,hastaqueundíafuehundido,o se fue a pique él mismo, o tal vez fue llevado a reparar y transformado yrebautizado o, finalmente, se convirtió en chatarra. Es posible también que elColumbus sólo se sumergiera, imitando a mi abuelo, y que siga hoy a la deriva,digamosaseismilmetrosdeprofundidad,porlafosamarítimadelasFilipinasodeEmden,consuscuarentamiltoneladas,susalónparafumadores,susaladegimnasiade mármol, su piscina, sus cabinas de masaje y todo lo demás, lo que puedeverificarse en elWeyer o en los anales de la flota. Tengo entendido que el primerColumbus, o tal vez el segundo, optó por irse a pique porque el capitán no quisosobreviviraalgunadeshonrarelacionadaconlaguerra.

LeíaBrunounapartedemirelatodelabalsay,rogándolequefueraobjetivo,leformulémipregunta.

—¡Hermosa muerte! —dijo Bruno entusiasmado, y acto seguido empezó,sirviéndosedesuscordeles,aplasmaramiabueloahogadoenunodesusmuñecosde nudos. Debería darme por satisfecho con su respuesta y no permitir que mispensamientostemerariosemigrenaAméricaenposdeunaherencia.

MisamigosKleppyVittlarvinieronaverme.KleppmetrajoundiscodejazzconKingOliverenlasdoscaras;Vittlarmeofrecióconmuchaafectaciónuncorazóndechocolate suspendido de una cinta color de rosa. Hicieron toda clase de bromas,parodiaron algunas escenas de mi proceso, y yo, por mi parte, para ponerloscontentos,memostrédebuenhumoryme reí auncon sus chanzasmásestúpidas.Pero como sin querer, y antes de queKlepp pudiera dar comienzo a su inevitable

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conferencia didáctica sobre las conexiones entre el jazz y el marxismo, conté lahistoriadeunhombrequeelañotrece,oseaantesdequetodoellíoempezara,fueaparar bajo una balsa interminable y no volvió a aparecer, sin que nunca llegara ahallarsesucadáver.

Antemipregunta—hechacondesenfadoyenuntonodeaburrimientomanifiesto—,Kleppmoviómalhumorado la cabeza sobre sucuello adiposo, sedesabrochóyvolvióaabrocharlosbotonesdelachaqueta,efectuóunosmovimientosdenatación,hizocomosiseencontraraélmismobajolabalsay,finalmente,rehuyólarespuesta,dandocomopretextolahoratempranadelatarde.

Vittlar,porsuparte,semantuvotieso,cruzóunapiernasobrelaotra,cuidandodeno alterar los pliegues de su pantalón, mostró aquel orgullo estrafalario, de rayasfinas,queyasólodebeestilarseentrelosángelesenelcielo,ydijo:—Meencuentrosobrelabalsa.Seestábiensobrelabalsa.Mepicanlosmosquitos:esmolesto.—Meencuentrobajolabalsa.Seestábienbajolabalsa.Yanomepicanlosmosquitos:esagradable.Podríavivirsebajolabalsa,creoyo,sinosetuvieraalpropiotiempolaintencióndehacersepicarporlosmosquitosviviendosobrelabalsa.

Vittlarhizoaquísuinevitablepausa,meobservó,arqueóluegosuscejas,yaaltasdeporsí,comolohacesiemprequequiereparecerseaunalechuza,yadoptandountonoteatral,añadió:—Supongoqueelhombredebajodelabalsaeratutíoabueloo,inclusive, talvez tuabuelo.Comoquiera,pues,queencuanto tíoabuelo tuyo,ynodigamos ya en cuanto abuelo tuyo mismo, se sentía obligado hacia ti, escogió lamuerte, porque nada te resultaría más molesto que tener un abuelo vivo. Porconsiguiente,túeresnosóloelasesinodetutíoabuelo,sino,además,elasesinodetuabuelo.Ahorabien,comoélqueríacastigarteunpoco, igualquetodoslosabuelos,notedejóesasatisfaccióndelnietoquemostrandouncadáverhinchadodeahogado,pudieradecirconorgullo:Mirad,ésteesmiabuelomuerto.¡Fueunhéroe!Seechóalaguaalverseperseguido.—Tuabuelosustrajoalmundoyasunietosucadáver,afindequeelmundoysunietopuedanseguirocupándosedeélpormuchotiempo.

Yenseguida,cambiandodeentonación—unVittlarastuto,ligeramenteinclinadohacia adelante, fingiendo con mímica de prestidigitador una reconciliación: —América,¡albricias,ohÓscar!Tienesunobjetivo,unamisión.Ahíteabsolverán,tepondrán en libertad. ¿Y a dónde irás, sino a América, en donde todo se vuelve aencontrar,inclusiveunabuelodesaparecido?

Pormuyburlonayhastaofensivaquefuera larespuestadeVittlar,meinfundiómás seguridad que los aspavientos de mi amigo Klepp, en los que apenas podríadistinguirse entre vida y muerte, o la respuesta del enfermero Bruno, que sóloencontraba bella la muerte de mi abuelo porque a continuación de ella el barcoColumbusdeS.M.habíaentradoalagualevantandoolas.Despuésdetodo,prefierolaAméricadeVittlar,laconservadoradeabuelos,elobjetivoaceptado,elmodeloque

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meserviráparalevantarmecuando,cansadodeEuropa,quieradeponerlasdoscosas,el tambory lapluma:«¡Sigueescribiendo,Óscar;hazlopor tuabuelitoKoljaiczek,inmensamentericoperoyacansado,queenBuffalo,EE.UU.,sededicaalcomerciodemaderayjuegaensurascacielosconcerillas!»

CuandoKlepp yVittlar, luego de despedirse, semarcharon,Bruno expulsó delcuarto,aireándolovigorosamente,todoelmolestoolordemisamigos.Actoseguidovolví a mi tambor, pero no ya para evocar los troncos de balsas encubridoras demuerte, sinoquemepusea tocar al ritmo rápidoyagitadoalque, apartirdel añocatorce, todosloshombreshubierondeobedecer.Yasí tampocopodráevitarsequehasta la hora de mi nacimiento, mi texto despache con unas cuantas alusiones elcaminodeaquellacomunidadafligidaquemiabuelodejaraenEuropa.

LadesaparicióndeKoljaiczekbajolabalsallenódeangustiaentrelosparientesde los balseros que se hallaban en la pasarela del aserradero ami abuela y suhijaAgnés,aVicenteBronskiyasuhijoJan,queandabaentoncesporlosdiecisieteaños.UnpocoaparteseencontrabaGregorioKoljaiczek,elhermanomayordeJosé,alqueenocasióndelosinterrogatorioshabíanllamadoalaciudad.DichoGregorioselashabía arreglado para dar siempre a la policía la misma respuesta: —Apenas loconozco,amihermano.Enelfondo,loúnicoqueséesquesellamabaJosé,yquecuandoloviporúltimaveztendríaunosdiezo,digamosdoceaños.Solíalimpiarmelasbotasytraernoscerveza,cuandomimadreyyoqueríamoscerveza.

Demodoque,aunquedeelloresultaraquemibisabuelahabíasidounabebedorade cerveza, la respuesta deGregorioKoljaiczek de poco le sirvió a la policía. Encambio, de tanto mayor provecho había de ser la existencia del mayor de losKoljaiczekparamiabuelaAna.Gregorio,quehabíapasadoalgunosañosdesuvidaenStettin, enBerlín y finalmente enSchneidemühl, se quedó enDanzig, encontrótrabajoenlafábricadepólvoradel«BastióndelosConejos»y,transcurridounaño,una vez que todas las complicaciones como la del matrimonio con el supuestoWrankaquedaronaclaradasyarchivadas,secasóconmiabuela,alaqueporlovistolehabíadadopor losKoljaiczek,yquenuncasehabríacasadoconGregorio,oentodocasonotanrápidamente,sinohubierasidounKoljaiczek.

SutrabajoenlafábricadepólvoralibróaGregoriodeluniformedecoloresquepocodespuéshabíadeconvertirseengrisverdoso.Vivíanlostresenelmismopisode una alcoba y media que durante tantos años brindara refugio al incendiario.RevelósesinembargoqueunKoljaiczeknoresultanecesariamenteigualalsiguiente,porque, apenas transcurrido un año de matrimonio, mi abuela se vio precisada atomarenalquilerlatiendadelosbajosdeledificiodelTroyldondeteníanelpisoyque precisamente se hallaba desocupada y, vendiendo cachivaches, desde alfilereshastarepollos,hubodeganarelsustentoparalafamilia,yaqueGregorio,peseaqueenlafábricaganababuendinero,nollevabaalacasaniparalomáselemental,pues

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selobebíatodo.OseaqueGregorio,quehabíasalidoprobablementeamiabuela,eraun bebedor, en tanto quemi abuelo Koljaiczek sólo de vez en cuando tomaba sucopita.YnoesqueGregoriobebieraporqueestuvieratriste.Aunestandocontento,loque le ocurría raramente, ya que tenía propensión a la melancolía, no bebía paraalegrarse. Bebía porque le gustaba en todo ir hasta el fondo de las cosas, y asítambiénenmateriadealcohol.NadievionuncaqueGregorioKoljaiczek,en todoslosdíasdesuvida,dejaraunacopitaamediovaciar.

Mamá, que era entonces una moza regordeta de quince años, aportaba suconcurso: ayudaba en la tienda, pegaba los cuponesdel racionamiento, repartía lossábados lamercancía y escribía unos recordatorios de pago desmañados, sin duda,peronoporellomenosdefantasía,destinadosaactivarelcobrodelasdeudasdelosclientesquecomprabanacrédito.Eslástimaquenotengayoahoraningunadeestascartas. ¡Sería magnífico, en efecto, si pudiera yo citar en este punto alguno deaquellosgritosdeangustia,mitadinfantilesymitadvirginales,delasepístolasdeunasemihuérfana! Porque lo que es Gregorio Koljaiczek, nunca fue un padrastrocompleto.Antesbien,miabuelaysuhijaseveíansiempreenapurosparasalvarsucaja,conmuchomásdecobrequedeplata,yqueconsistíaendosplatosdepeltresuperpuestos,delamiradamelancólica,muyalamaneradeKoljaiczek,delsedientopolvorero.Así que sólo hacia el añodiecisiete, almorirGregorioKoljaiczekde lagripe,fuecuandoelmargendebeneficiodelatiendamisceláneaempezóaaumentar,aunquenomucho,porque¿quéesloquepodíavenderseelañodiecisiete?

Laalcobadelpisodeuncuartoymedio,quesehallabavacíadesdelamuertedelpolvoreroporquemamá,temiendoelinfierno,noqueríadormirenella,fueocupadapor JanBronski, el primodemamá,quea la sazón teníaunosveinte añosyhabíadejadoBissauyasupadreVicenteparainiciarahora,provistodeunbuencertificadode la escuela secundaria de Karthaus y habiendo concluido su aprendizaje en laoficinadecorreosdelacapitaldeldistrito,sucarreraadministrativaenlacentraldecorreos de Danzig I. Además de su baúl, Jan llevó a la habitación de su tío suvoluminosacoleccióndesellos.Habíaempezadoacoleccionarlosdesdemuyniño,demodoquesurelaciónconelserviciodecorreoseranosóloprofesional,sinoademáspersonal y circunspecta. Elmozo, que era delgado y andaba algo encorvado, teníaunabellacaraovalada,unpocodemasiadodulcetalvez,yunosojossuficientementeazules como para que mamá, que contaba entonces diecisiete años, pudieraenamorarsedeél.Habíapasadoyatresveceslarevista,perootrastantashabíasidodadopor inútil, a causade suestado lamentable.Esto, enaquella época, en laquecualquier cosa, por poco que se mantuviera derecha, se mandaba a Verdun paraponerlaenelsuelodeFranciaenlahorizontalperpetua,esmuysignificativoporloquehacealaconstituciónfísicadeJanBronski.

Dehecho,elamoríohabríadebidodeempezaryaalmirarjuntoslosálbumesde

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sellos, o al examinar, cabeza con cabeza, el dentellado de los ejemplaresparticularmenteraros.Sinembargo,sóloseinició,oporlomenossólosedeclaróalpasarJansucuartarevista.Mamáloacompañóenestaocasiónalacomandanciadedistrito,puestoquedetodosmodosteníaqueiralaciudad,yloesperóallícercadelagaritaocupadaporunodelareserva,convencida, lomismoquejan,queestavezéste tendría que ir a Francia para curarse allí, en aquel aire saturado de hierro yplomo,sutóraxdeficiente.

Es posible que mamá se haya puesto a contar repetidamente, con resultadoscontradictorios, los botones del reservista. Puedo imaginarme pormi parte que losbotonesde todos losuniformes estándispuestosde talmaneraque, al contarlos, elúltimosignificasiempreVerdun,unadelasnumerosascolinasdelHartmannsweileroalgúnriachuelo:elSomaoelMarne.

Cuando,transcurridaapenasunahora,elmozorevisadoporcuartavezsaliódelportaldelacomandancia,bajóatropellándoselaescalinatay,echándolelosbrazosalcuello, le murmuró a mamá al oído aquella sentencia tan dulce de escuchar enaquellos tiempos: «¡Ni ríñones, ni cogote: pospuesto hasta el año próximo!»,entoncesmamáapretóaJanporvezprimeracontrasupecho,ynosésienalgunaotraocasiónpudovolveraapretarloconmayorfelicidad.

Losdetallesdeaquel tiernoamoríodeguerramesondesconocidos. Janvendióuna parte de su colección de sellos para poder satisfacer los deseos demamá, queteníaungustomuypronunciadoporlobello,loeleganteylocaro,yaunparecequellevabaenaquellaépocaundiarioíntimoquemástarde,pordesgracia,seperdió.Miabuela,porlovisto,semostrótoleranteconlaafinidaddelapareja—delaquecabesuponer que iría más allá del mero parentesco—, porque Jan siguió ocupando suhabitacióneneldiminutopisodelTroylhastapocodespuésdelaguerra.Sóloladejócuando la existencia de un tal señor Matzerath se hizo manifiesta y ya no podíanegarse pormás tiempo.Adicho señor hubo de conocerlomamá en el verano deldieciocho, al servir ella en calidad de enfermera auxiliar en el hospital deSilberhammer,cercadeOliva.AlfredoMatzerath,naturaldeRenania,yacíaallíconunmuslo atravesado de parte a parte, y no tardó, con su jovialmanera renana, enconvertirseenelfavoritodetodaslasenfermeras,incluidalaseñoritaAgnés.Cuandoestuvomediocurado,empezóacojearporelcorredor,apoyadooraenunaoraenotrade las enfermeras, y ayudaba a la señoritaAgnés en la cocina, en parte porque lacofialequedababienalacaritaredondadeellay,enparte,porqueélmismoerauncocineroapasionado,quesabíatransformarlossentimientosensopas.

Una vez curado del todo,Matzerath permaneció en Danzig, donde en seguidahalló trabajo en calidad de representante de su empresa renana, un negocioimportante en el ramo del papel. La guerra ya se había agotado. Se estabanimprovisandotratadosdepaz,cuidandodequepudieranprocurarmotivosdenuevas

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guerras: la región alrededor de la desembocadura del Vístula,más omenos desdeVogelsang hasta Pieckel, y de aquí, siguiendo el curso delVístula, hastaCzattkau,donde formaba un ángulo recto hasta Schónfliess y luego una bolsa alrededor delbosquedeSaskoschhastael lagoOtomín,dejandoaunladoMattern,RamkauyelBissau de mi abuela y alcanzando el Báltico junto a Klein-Katz, se convirtió enEstadolibreyquedóbajolatuteladelaSociedaddeNaciones.Enelterritoriomismode la ciudad, Polonia obtuvo un puerto libre, la Westerplatte con el depósito demuniciones,laadministracióndelosferrocarrilesyunserviciopropiodecorreosenlaplazaHevelius.

EntantoquelossellosdelEstadolibredabanalacorrespondenciapostalunfastohanseáticodenavesyescudosdearmasenoroyrojo, lospolacosfranqueabansuscartasconescenasmacabrasencolormoradoqueilustrabanlashistoriasdeCasimiroyBatory.

JanBronskisepasóalCorreopolaco.Estepasofueespontáneo,lomismoquesuopciónenfavordePolonia.Muchosquisieronverenlaactituddemamáhaciaéllarazón de su preferencia por la nacionalidad polaca.El año veinte, en efecto, o seaaquelenqueelmariscalPilsudskibatióalejércitorojoenVarsovia,siendoatribuidoelMilagrodelVístulaporgentecomoVicenteBronskialaVirgenMaría,yporlosexpertosmilitares al general Sikorski o al generalWeygand, en dicho año polaco,pues,prometiósemamáconelalemánMatzerath.CasiestoyporcreerquemiabuelaAna, lomismoqueJan,desaprobabaestosesponsales.En todocaso,dejó la tiendadelTroyl,quehabíallegadoaprosperarbastante,asuhija,setrasladóalcortijodesuhermanoVicenteenBissau,oseaenterritoriopolaco,sehizocargonuevamentedelmanejo de la casa y de los campos de remolachas y de patatas, como en los añosanterioresaKoljaiczek,dejandoasíenmayorlibertaddecomercioycoloquioconlavirginalreinadePoloniaasuhermano,alquelagraciase le ibasubiendocadadíamásalacabeza,ysecontentóconacurrucarseensuscuatrofaldasdetrásdefuegosotoñalesdehojarascayconmiraraalhorizontequelospostesdeltelégrafoseguíandividiendo.

Las relaciones dejan Bronski con mamá no volvieron a mejorar hasta que élencontró aEduvigis, unamuchacha cachubade la ciudad,peroqueposeía algunastierrasenRamkau,ysecasóconella.EnocasióndeunbaileenelcaféWoyke,enelque se encontraron casualmente, parece ser quemamápresentó a Jan aMatzerath.Los dos señores tan distintos entre sí pero unánimes a propósito de mamá,simpatizaron, aunque Matzerath con una franqueza muy renana, calificara laconversiónde Jan alCorreopolacode idea inspiradapor el alcohol. Janbailó conmamá, y Matzerath con la huesuda e imponente Eduvigis, que tenía la miradaindefinibledeunavaca,loquedabalugaraqueselapusieraenperpetuoestadodegravidez. Siguieron bailando y cambiándose las parejas; cada baile era como un

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anticipo del siguiente, y así pasaron del titubeo del tango a la oscilación del valsinglés,hastaque,recobradalaconfianzaconelcharleston,sevolcaronenelslowfoxconunasensualidadcasimística.

AlcasarsemamáconMatzerathenelañoveintitrés,oseaaquelañoenqueporelvalor de una cerilla podía tapizarse una habitación adornándola con ceros, Jan fueuno de los testigos, y un talMühlen, negociante de ultramarinos, el otro. De esteMühlennotengomuchoquecontar.SólolomencionoporquemamáyMatzerathlecompraronlatiendadeultramarinosdelsuburbiodeLangfuhr,queibamalyestabamedioarruinadaporlaventaacrédito,enelmomentoenqueseintrodujoelmarcoconsolidado.Ymamá,queenlosbajosdelTroylhabíaaprendidoatratarhábilmenteconlosclientesquecompranacréditoyposeíaademáselsentidodelosnegociosyunaréplicasiempreapunto,notardóenenderezarlacosaatalgradoqueMatzerathhubodeabandonarsurepresentacióndelramodelpapel,enelquedetodosmodoshabíamuchacompetencia,parapoderayudarenlatienda.

Losdossecompletabanadmirablemente.Loquemamáconseguíadelosclientesdetrásdelmostrador,loobteníaigualmenteelrenanoensutratoconlosagentesypormediodesuscomprasdemayoreo.AestoseañadíaelgustodeMatzerathporelarteculinario,queseextendíaasimismoallavadodelosplatos,conloquedescargabaamamá,que,porsuparte,preferíalosguisossumarios.

Laviviendacontiguaalatienda,contodoyserangostaymaldistribuida,eralobastantepequeñoburguesa,comparadaconelpisodelTroylqueyosóloconozcodeoídas,paraquemamásesintieraallíagusto,porlomenosdurantelosprimerosañosdesumatrimonio.

Además del corredor largo ligeramente acodado, en el que por lo regular seamontonabanlospaquetesdePersil,habíalacocinaespaciosa,aunquellenatambiénenunabuenamitaddemercancíasdeavena.Elsalón,cuyasdosventanasdabanaljardíndelfrente—adornadoduranteelveranoconconchasdelBáltico—yalacalle,constituía el núcleo central del piso bajo. Si en el empapelado de las paredesdominabaaquíelcolorvinoso,elcanapé,encambio,eracasidecolorpúrpura.Unamesa extensible, redondeada de las esquinas, cuatro sillas de cuero negro y unamesita de fumar redonda, que había de cambiar constantemente de lugar, sesustentaban con sus pies negros sobre una alfombra azul. Entre las dos ventanas,doradoy negro, el reloj de pared.Negro, contiguo al canapé, el piano, primero dealquiler,pero luegopagadopocoapocoenabonos,consu taburetegiratorio sobreunapieldepelolargoamarillenta.Enfrente,elaparador.Elaparadornegro,consuspuertascorrederasdevidriobiseladoenmarcadasporóvalosyadornadaslasdeabajo,queencerrabanlavajillaylosmanteles,confrutasesculpidasenunnegroopaco;consuspiesenformadegarra,negros,suremateperfiladonegro—yentreelplatóndecristalconfrutasdeadornoylacopaganadaenunalotería,aquelvacíoquehabíade

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llenarsemás adelante, gracias a la actividadcomercialdemamá, conel aparatoderadiocolorcaféclaro.

En el dormitorio, que daba al patio del edificio de cuatro pisos, dominaba elamarillo.Créanmelo:elbaldaquíndelaanchacamaconyugaleraazulclaro,yenlacabecera, en una luz azul clara, se veía tendida en una cueva a la Magdalenaarrepentida,enmarcadaconsucristal,encolordecarnenatural,suspirandohaciaelbordesuperiorderechoytapándoseelpechocontantosdedos,quesiemprehabíaquecontarlos de nuevo para cerciorarse de que no eran más de diez. Frente al lechoconyugal, el ropero laqueado en blanco con sus puertas provistas de espejos; a laizquierda, un tocadorcito, y a la derecha una cómoda con cubierta de mármol;colgandodel techo,peronoconpantallacomoladelsalón,sinocondosbrazosdelatónalosquebajosendascopasdeporcelanaligeramenterosadaestabanfijadaslasbombillas, de modo que permanecían visibles esparciendo su luz, la lámpara deldormitorio.

Hoymehepasadolamañanatocandoeltambor,haciéndolepreguntas,queriendosabersilasbombillasdenuestrodormitorioerandecuarentaodesesentavatios.Noeséstalaprimeravezquemepreguntoamímismoylepreguntoaltamborestoqueesparamítanimportante.Amenudosepasanhorasantesdequelogreremontarmehasta dichas bombillas. Porque, ¿no necesito acaso olvidar los mil manantialesluminosos que al entrar o salir de alguna habitación he animado o extinguidorespectivamente,encendiéndolosoapagándolos,afindepoderremontarme,atravésdeunbosquedecuerposluminososnormalizadosytocandoel tamborsinelmenorfloreo,hastaaquellaslucesdenuestrodormitorioenelLabesweg?

Mamádioaluzenlacasa.Alempezarlosdolores,hallábasetodavíaenlatiendallenandodeazúcarunoscucuruchosazulesdelibraymedialibra.Finalmentenodiotiempoparallevarlaalamaternidad;huboquellamardelaHertastrasse,quequedabaallícerca,aunaantiguacomadronaqueyasólotomabasumaletíndevezencuando.Eneldormitorio,pues,nosayudóamamáyamíasepararnos.

Vipueslaluzdelmundoenformadedosbombillasdesesentavatios.Deahíque,aunhoyendía,esetextobíblicoquedice:«Quelaluzsea,ylaluzfue»,semeantojecomoel lemapublicitariomásacertadode la casaOsram.Exceptopor elobligadodesgarramientodelperineo,minacimientoestuvomuybien.Sinfatigaespecialmeliberédelaposicióndecabezatanapreciadaalavezporlasmadres,losfetosylascomadronas.

Paradecirlodeunavez,fuideesosniñosdeoídofinocuyaformaciónintelectualsehallayaterminadaenelmomentodelnacimientoyalosquedespuéssólolesfaltaconfirmarla.Ysiencuantoembriónsólomehabíaescuchadoimperturbablementeamí mismo y había contemplado mi imagen reflejada en las aguas maternas, conespíritutantomáscríticoatendíaahoraalasprimerasmanifestacionesespontáneasde

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mispadresbajo la luzde lasbombillas.Mioídoerasumamentesensible,yaunquemis orejas fueran pequeñas, algo plegadas, y pegadas, pero no por ello menosgraciosas, es el caso que conservo todas y cada una de aquellas palabras tanimportantesahoraparamí,porqueconstituyenmisprimerasimpresiones.Esmás,loque captaba con el oído lo ponderaba al propio tiempo con ingenio agudísimo, ydespués de haber reflexionado debidamente sobre todo lo que había escuchado,decidíhacerestoyaquelloynohacer,enningúncaso,esoylootro.

—Es un niño —dijo aquel señor Matzerath que creía ser mi padre—. Másadelante podrá hacerse cargo del negocio. Ahora sabemos por fin para quiéntrabajamos.

Mamápensabamenosenelnegocioymásenlaropitadesubebé:—Yasabíayoqueibaaserunniño,aunquealgunavezdijeraqueseríaunanena.

Asítuveocasióndefamiliarizarmetempranamenteconlalógicafemenina,yenseguida dijo: —Cuando el pequeño Óscar cumpla tres años, le compraremos untambor.

Por un buen rato estuve reflexionando y comparando la promesamaterna y lapaterna. Mientras, observaba y escuchaba una mariposa nocturna que se habíaextraviado en el cuarto. De talla mediana y cuerpo hirsuto, cortejaba a las dosbombillasdesesentavatios,proyectandounassombrasquedesproporcionadamentegrandesen relacióncon laenvergaduraverdaderadesusalasdesplegadas,cubrían,llenabanyagrandabanasacudidaslahabitaciónysusmuebles.Pero,másqueaqueljuegodeluzysombras,loqueretuvefueelruidoqueseproducíaentrelamariposaylasbombillas.Lamariposaparloteabasincesar,comosituvieraprisaporvaciarsedesu saber, como si no debiera tener ya más ocasión de futuros coloquios con lasbombillas,comosieldiálogoentabladoconellashubieradesersuúltimaconfesióny, una vez obtenido el género de absolución que suelen dar las bombillas, ya nohubieramáslugarparaelpecadoylailusión.

YhoyÓscar dice simplemente: lamariposa tocaba el tambor.Heoído tocar eltamboraconejos,azorrosymarmotas.Tocandoeltambor,lasranaspuedenconcitaruna tempestad.Dicendelpájarocarpinteroque, tocandoel tambor,hace salir a losgusanos de sus escondites. Y finalmente, el hombre toca el bombo, los platillos,atabales y tambores. Habla de revólveres de tambor, de fuego de tambor; con eltamborsesacaalagentedesuscasas,alsondeltamborselascongregayalsondeltamborselamandaalatumba.Estolohacen,tocandoeltambor,niñosymuchachos.Perohay también compositoresque escriben conciertospara cuerdasybatería.MepermitorecordarlaGrandeylaPequeñaRetretayseñalarasimismolosintentosdeÓscar hasta el presente: pues bien, todo esto es nada comparado con la orgíatamborísticaqueenocasióndeminacimientoejecutó lamariposanocturnacon lasdossencillasbombillasdesesentavatios.Talvezhayanegrosenlomásoscurodel

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África,oalgunosenAméricaquenohanolvidadoalÁfricatodavía;talvezlesseadado a esas gentes rítmicamente organizadas poder tocar el tambor en formadisciplinadaydesencadenadaalavez,igualodemodoparecidoaldemimariposa,oimitandoamariposasafricanas, lascuales,comoessabido,sonmásgrandesymáshermosasquelasmariposasdelaEuropaoriental:pormipartedeboatenermeamiscánones europeos-orientales y contentarme con aquella mariposa no muy grande,empolvada y parduzca de la hora demi nacimiento, a la que llamo elmaestro deÓscar.

Fueen losprimerosdíasde septiembre.El sol estaba en el signode laVirgen.Desdelejosavanzabaenlanoche,moviendocajasyarmariosdeunladoparaotro,unatormentadefinesdeverano.Mercuriomehizocrítico,Uranofantasioso,Venusmedeparóunaescasafelicidad;Martemehizocreerenmiambición.EnlacasadelAscendente subía laBalanza, lo quemehizo sensible yme llevó a exageraciones.Neptuno entraba en la décima casa, la de la mitad de la vida, andándomedefinitivamenteentreelmilagroylasimulación.FueSaturno,enoposiciónaJúpiterenlaterceracasa,quienpusomifiliaciónenduda.Pero,¿quiénenviólamariposaylespermitió,aellayalestrépitodeunatormentadefinesdeverano,parecidoalquearma un maestro de escuela, aumentar en mí el gusto por el tambor de hojalataprometido por mi madre y hacerme el instrumento cada vez más manejable ydeseable?

Gritandopuesporfueraydandoexteriormentelaimpresióndeunreciénnacidoamoratado,toméladecisiónderechazarrotundamentelaproposicióndemipadreytodolorelativoalnegociodeultramarinos,ydeexaminarencambioconsimpatíaensumomento,oseaenocasióndemiterceraniversario,eldeseodemamá.

Al ladodeestasespeculaciones relativasami futuro,meconfirméamímismoquemamáyaquelpadreMatzerathcarecíandelsentidonecesarioparacomprendermisobjecionesydecisionesyrespetarlasensucaso.Solitario,pues,eincomprendidoyacíaÓscarbajolasbombillas,habiendollegadoalaconclusióndequeaquelloibaaserasíhastaqueundía,sesentaosetentaañosmásadelante,vinierauncortocircuitodefinitivo a interrumpir la corriente de todos los manantiales luminosos; perdí enconsecuenciaelgustodelavidaaunantesdequeéstaempezarabajolasbombillas,ysólolaperspectivadeltambordehojalatameretuvoenaquellaocasióndedaramideseodevolveralaposiciónembrionariaenpresentacióncefálicaunaexpresiónmáscategórica.

Paraentoncesya lacomadronahabíacortadoelcordónumbilical,demodoquetampocosepodíahacerotracosa.

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Elálbumdefotos

Guardo un tesoro.Durante todos estosmalos años, compuestos únicamente de losdíasdelcalendario,loheguardado,loheescondidoylohevueltoasacar;duranteelviajeenaquelvagóndemercancíasloapretabacodiciosamentecontramipecho,ysimedormía,dormíaÓscarsobresutesoro:elálbumdefotos.

¿Quéharíayosinestesepulcrofamiliaraldescubierto,quetodoloaclara?Cuentaciento veinte páginas.En cada una de ellas hay pegadas, al lado o debajo unas deotras, en ángulo recto, cuidadosamente repartidas, respetando aquí la simetría ydescuidándolaallá,cuatrooseisfotos,oavecessólodos.Estáencuadernadoenpiel,y cuantomás viejo se hace, tantomás va oliendo a ella. Hubo tiempos en que elvientoylaintemperieloafectaban.Lasfotossedespegaban,obligándomesuestadodesamparado a buscar tranquilidad y ocasión para asegurar a las imágenes ya casiperdidas,pormediodealgúnpegamento,sulugarhereditario.

¿Quéotracosa,cuálnovelapodríatenerenestemundoelvolumenépicodeunálbum de fotos? Pido a Dios—que cual aficionado diligente nos fotografía cadadomingodesdearriba,oseaenvisiónterriblementeescorzadayconunaexposiciónmásomenosfavorable,parapegarnosensuálbum—quemeguíeatravésdelmío,impidiendo toda demora indebidamente prolongada, por agradable que sea, y nodando pábulo a la afición de Óscar por lo laberíntico. ¡Cuánto me gustaría poderservirlosoriginalesjuntoconlasfotos!

Dichoseadepaso,hayenéllosuniformesmásvariados;cambianlasmodasylospeinados,mamáengordayJansehacemásflaco,yhaygentealaqueniconozco;enalgunoscasospuedeadivinarsequien tomaría la foto;y luego, finalmente,viene ladecadencia:delafotoartísticadeprincipiosdesiglosevadegenerandohastalafotoutilitaria de nuestros días. Tomemos por ejemplo aquel monumento de mi abueloKoljaiczekyestafotodepasaportedemiamigoKlepp.Lasimplecomparacióndelretrato parduzcodel abuelo y la foto brillante deKlepp, que parece clamar por unsellooficial,bastaparadarmeaentenderadóndenoshaconducidoelprogresoenmateria de fotografía. Sin hablar del ambiente de estas fotos al minuto. A esterespecto,sinembargo, tengomásmotivosdereprochequemiamigo,yaqueenmicondición de propietario del álbum estaba yo obligado a cuidar de su calidad. Sialgúndíavamosalinfierno,unodelostormentosmásrefinadosconsistirásindudaenencerrarjuntosenunamismapiezaalhombretalcualylasfotosenmarcadasdesutiempo.Yaquíciertodramatismo:¡Oh,tú,hombreentreinstantáneas,entrefotossorpresa y fotos al minuto! ¡Hombre a la luz del magnesio, erecto ante la torreinclinadadePisa;hombredelfotomatón,quehasdedejariluminartuorejaderechaparaquelafotoseadignadelpasaporte!Dramasaparte,talvezdichoinfiernoresultede todosmodossoportable,porque las impresionespeoressonaquellasquesólose

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sueñan,peronosehacen,ysisehacen,noserevelan.Ennuestrosprimerostiempos,Kleppyyomandábamoshacernuestrasfotosenla

Jülicherstrasse,enlaquecomiendoespaguetiscontrajimosnuestraamistad.Enaqueltiempoyoandabaavueltasconplanesdeviaje.Esdecir:estabatantriste,quequeríaemprender un viaje, y necesitaba para ello un pasaporte. Pero comoquiera que nodisponía de dinero bastante para pagarme un viaje completo, o sea un viaje quecomprendiera Roma, Nápoles o por lomenos París,me alegré de aquella falta demetálico, porque nada hubiera sido más triste que tener que partir en estado dedepresión.Y como sí teníamos los dos dinero bastante para ir al cine,Klepp y yofrecuentábamosenaquellaépocalassalasenlasque,conformeasugusto,pasabanpelículasdelFarWest,yconformealmíocintasenlasqueMaríaSchelllloraba,deenfermera, yBorsche, de cirujano en jefe, tocaba, inmediatamente después de unaoperación de las más difíciles y con las puertas del balcón abiertas, sonatas deBeethoven,patentizandoalpropiotiemposugransentidoderesponsabilidad.

Loquemásnoshacíasufrireraquelasfuncionessóloduraranunpardehoras.Algunosdelosprogramasloshubiéramosvueltoaverdebuenagana.Ynoerararoque después de alguna sesión nos levantáramos con el propósito de pasar por lataquillaparaadquirirlosbilletesdelasesiónsiguiente.Peroapenashabíamossalidodelaoscuridad,lavistadelacolamásomenoslargafrentealataquillanosquitabaelvalor.Ynoerasólo la taquillera laquenoshacíasentirvergüenza,sino tambiéntodosaquellos individuosdesconocidosqueescrutabannuestrascarascon lamayordesfachatez,intimidándonoshastaelpuntodequeyanonosatrevíamosaalargarlacolafrentealataquilla.

Yasííbamosentonces,despuésdecadasesióndecine,aungabinetefotográficoquequedabajuntoalaPlazaGrafAdolf,parahacernossacarunasfotosdepasaporte.Allíyanosconocíanysonreíanalvernosentrar,peronosinvitabandetodosmodosamablemente a tomar asiento. Eramos clientes y como a tal se nos respetaba. Encuanto se desocupaba la cabina, una señorita, de la que sólo recuerdo que erasimpática, nos introducía a uno después de otro, nos daba unos ligeros retoques,primero amíy luego aKlepp, ynosmandabamirar a unpunto fijo, hasta queunrelámpago y un timbre sincronizado con él nos advertían que habíamos quedadograbados,seisvecesconsecutivas,sobrelaplaca.

Apenasfotografiados,tensosaúnloslabios,laseñorita—simpática,nadamás,ytambiénbienvestida—nossentabaensendassillascómodasdemimbreynosrogabaamablementeque tuviéramoscincominutosdepaciencia.Al fin teníamosalgoporqué esperar. Transcurridos apenas siete minutos, la señorita, que seguía siendosimpáticaperoqueporlodemásnoaciertoadescribir,nosentregabadosbolsitas,ypagábamos.

¡QuéairedetriunfoenlosojosligeramentesaltonesdeKlepp!Tanprontocomo

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teníamos las bolsitas, teníamos también un pretexto para dirigirnos a la próximacervecería; porque a nadie le gusta contemplar su propia imagen en plena callepolvorienta,enmediodelruido,convertidoenobstáculoparalosdemástranseúntes.La misma fidelidad que teníamos a la galería fotográfica, se la teníamos a lacervecería de la Friedrichstrasse. Después de haber pedido cerveza, morcilla concebollasypannegro,yaunantesdequenossirvieran,extendíamos todoalrededordeltablerodelamesalasfotostodavíahúmedasynossumíamos,entrelacervezaylamorcillaquemientras tantonoshabían servido, en la contemplacióndenuestraspropiasexpresionesfaciales.

Además,llevábamossiempreconnosotrosalgunadelasfotostomadasenocasiónde nuestra sesión de cine anterior, lo que permitía establecer comparaciones; y,habiendooportunidadparacomparación,lahabíatambiénparaunterceroyuncuartovasodecerveza,afindecrearalegríao,comosediceenelRin,ambiente.

Sinembargo,noquisieraenmodoalgunoqueseentendieraaquíqueleesposiblea un hombre triste desobjetivar su tristeza mirando su foto de pasaporte; pues latristezaesya inobjetivadeporsí,por lomenos lamía,y ladeKleppnosedejabaderivar de algo concreto y revelaba, precisamente en su falta casi jovial deobjetividad, una fuerza que nada era capaz de atenuar. Si existía algún modo defamiliarizarnos con nuestra tristeza, ello sólo resultaba posible contemplando lasfotos,porqueenaquellasinstantáneasenserienosveíamosanosotrosmismos,sinodistintos, sípor lomenospasivosyneutralizados,yesoera lo importante.Porellopodíamos comportarnos con nosotrosmismos como nos viniera en gana, bebiendocerveza,ensañándonosconlamorcilla,creandoambienteyjugando.Plegábamoslaspequeñasfotos,lasdoblábamosylasrecortábamosconunastijeritasqueexprofesollevábamos siempre encima. Combinábamos retratos más antiguos con los másrecientes,nosrepresentábamostuertosocontresojos,pegábamosnaricesanuestrasorejas,hablábamosocallábamosconlaorejaderecha,yjuntábamoslafrenteconlabarbilla.Yestolohacíamosnosólocadaunoconsuspropiasfotos,sinoqueKleppescogíaalgunosdetallesdelasmíasyyotomabaamivezalgocaracterísticodelassuyas,lograndopormediodeestosmontajescrearnuevosindividuosquefueran,asílodeseábamos,másfelices.Devezencuandoregalábamosunafoto.

Habíamos tomado la costumbre—me refiero exclusivamente a Klepp y a midejando a un lado a los personajes montados— de regalar al camarero de lacervecería,alquellamábamosRudi,unafotoencadavisita, loquesignificapor lomenosunapor semana.Rudi,queeraun tipoquemerecía tenerdocehijosyochomásentutela,sabíadenuestrapenayposeíayadocenasdefotosnuestrasdeperfilyotrastantasdefrente,apesardelocualponíasiempreunacarallenadesimpatíaynosdabalasgraciascadavezque,despuésdelargadeliberaciónydeunaselecciónmeticulosa,leentregábamoslasfotos.

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AlaseñoritadelabarrayalamuchachapelirrojaquellevabalatabaqueríasobrelabarrigaÓscarnuncalesregalóunafoto,porquealasmujeresnohabríanuncaqueregalarlesfotos,yaquesólohacenmalusodeellas.EncambioKlepp,queapesardesugorduranoperdíaocasióndelucirsefrentealasmujeresy,comunicativohastalatemeridad,sehabríamudadolacamisaantecualquieradeellas,esseguroquehubodedarenunaocasión,sinqueyomeenterara,unafotosuyaa lamuchachade loscigarros,yaqueacabóprometiéndosecondichamocosadesdeñosaycasándoseunbuendíaconella,paraasírecuperarsufoto.

Meheanticipadoalgoyhededicadodemasiadaspalabrasalasúltimashojasdelálbumdefotos.Estasinstantáneasestúpidasquenoselomereceno,ensucaso,sóloa título de comparación destinada a hacer ver la fuerte e inaccesible impresión, laimpresiónartísticaquemeproducetodavíahoylafotodemiabueloKoljaiczekdelaprimerapáginadelálbum.

Bajoyfornido,selevedepiealladodeunamesitatorneada.Pordesgracianosedejótomarlafotocomoincendiario,sinocomobomberovoluntarioWranka.Lefalta,por consiguiente, el bigote. Pero el uniforme bien ceñido, con la medalla desalvamento,yelcascoqueconviertealamesitaenaltaralcanzancasiacompensarelbigotedel incendiario. ¡Quémirada seria, la suya, conscientede toda lamiseriadeprincipios de siglo! Esa mirada, en que el orgullo no oculta la inmensa tragedia,parecehaberestadodemodaduranteelSegundoImperio,yaquelamuestratambiénGregorioKoljaiczek,elpolvoreroborracho,queenlasfotosdamásbienlaimpresiónde estar sobrio. Más mística, por estar tomada en Tschenstochau, la foto quereproduceaVicenteBronskiconunciriobenditoenlamano.UnafotodejuventuddelendebleJanBronskiconstituyeun testimoniodevirilidadmelancólicaobtenidoconlosmediosdelafotografíaprimitiva.

En las mujeres de aquella época esa mirada de superioridad era más rara.InclusivemiabuelaAna,quebiensabeDiosqueeratodounpersonaje,seadornaenlas fotosanterioresa laprimeraguerraconuna insulsa sonrisa insistenteynodejasospechar absolutamente nada de la capacidad de asilo de sus cuatro faldassuperpuestas,ejemplodediscreción.

Y aun durante los años de la guerra siguen sonriéndole al fotógrafo que, conmovimientos de bailarina, disparaba con un clic-clic bajo su trapo negro. Tengo,montadassobrecartón,entamañodobledeldeunatarjetapostal,nadamenosqueaveintitrés enfermeras del hospital de Silberhammer, entre ellas mamá, agrupadastímidamente alrededor de un médico mayor que sirve de pivote. Algo másdesenvueltaspreséntanseestasdamasdelhospitalenlaescenafiguradadeunafiestade disfraces, en la que participan también soldados convalecientes de sus heridas.Mamáseatrevehastaaguiñarunojoyhacecomoquetiraunbesitoensubocaque,a pesar de sus alas de ángel y sus cabellos de estopa, parece decir: También los

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ángeles tienensexo.Matzerath,arrodilladoanteella,haescogidoundisfrazquedebuena gana habría llevado todos los días de su vida: se le ve de jefe cocinero,blandiendouncucharón,conungorroblancoalmidonado.Deuniforme,encambio,condecoradoconlaCruzdeHierrodesegundaclase,tambiénmiradefrente,comolosKoljaiczekylosBronski,conlamismamiradatrágicamenteconsciente,yseleveentodaslasfotossuperioralasmujeres.

Después de la guerra la cosa cambia. Los hombres tienen todos un aire dereclutas, y ahora son lasmujeres las que saben adaptarse almarco, las que tienenmotivoparamirar seriamenteyque, auncuando sonríen,nopretendenesconder elempaste del dolor que han aprendido. ¿No logran acaso, ya sea sentadas, de pie osemitendidas, con medias lunas de pelo negro pegadas a las sienes, establecer unnexoconciliadorentrelaMadonaylavenalidad?

Lafotodemamáalosveintitrésaños—hubodehabersidotomadapocoantesdesu embarazo— muestra a una señora joven, la cabeza redonda y bien hecha,ligeramenteinclinadasobreuncuellocarnosobientorneado,quemiradirectamentealosojosdelquecontemplalaimagenytransfiguraloscontornospuramentesensualesmediantelaaludidasonrisamelancólicayunpardeojosqueparecenacostumbradosaconsiderar lasalmasdesus semejantes,yaun la suyapropia,másengrisqueenazulyalamaneradeunobjetosólido,digamoscomounatazadecaféounaboquilla.Sin embargo, lamirada demamáno encajaría con la palabra «espiritual» si semeantojaadjuntárselaaguisadeadjetivocalificativo.

Nomás interesantes, sinduda,pero símás fácilesde juzgaryporconsiguientemásilustrativasresultanlasfotosdegruposdeaquellaépoca.SorprendevercuántomásbellosynupcialeseranlosvestidosdenoviaaltiempodefirmarseeltratadodeRapallo.En su foto de casamiento,Matzerath lleva todavía cuello duro.Está bien,elegante, casi intelectual. Con el pie derecho un poco adelantado trata tal vez deparecerseaalgúnactordecinedeaquellosdías, talvezaHarryLiedtke.Endichotiempo las faldas se llevaban cortas. El vestido de novia de la novia, mamá, unvestidoblancoplisadoenmilpliegues,apenaslellegadebajodelarodillaypermiteapreciar sus piernas bien torneadas y sus lindos piececitos bailadores en zapatosblancosconhebilla.Entre losconcurrentesvestidosa lamanerade la ciudady losquesededicanaposarsiguensiempredestacando,porsurigidezprovincianayporesa falta de aplomo que inspira confianza, mi abuela Ana y su bienaventuradohermanoVicente.JanBronski,quedesciendealigualquemamádelmismocampodepatatas que su tía Ana y que su devoto padre, logra disimular tras la eleganciadomingueradeunsecretariodelCorreopolacosuorigenruralcachuba.Porpequeñoyprecario que pueda parecer entre los que rebosan saludy los que ocupanmucholugar, sus ojos poco comunes y la regularidad casi femenina de sus faccionesconstituyen,auncuandoestéaunlado,elcentrodetodalafoto.

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Hace ya un rato que estoy contemplando un grupo tomado poco después delcasamiento.Necesitorecurriramitamborparatratardeevocarconmispalillos,anteelrectángulomateydescolorido,eltríoidentificablesobreelcartón.

LaocasióndeestafotohubodeofrecerseenlaesquinadelacalledeMagdeburgconelHeeresanger,juntoalHogardelosEstudiantesPolacos,oseaenlacasadelosBronski,porquemuestrael fondodeunbalcónenplenosol,medioemparradoporuna trepadora, tal como sólo los solían ostentar las casas del barrio polaco.Mamáestá sentada, en tanto queMatzerath y JanBronski están de pie. Pero, ¿cómo estásentada,ycómoestánlosotrosdepie?Poralgúntiempofuilobastantetontocomoparaquerermedir,conlaayudadeuncompásescolarqueBrunohubodecomprarme,yconreglayescuadra,laconstelacióndedichotriunvirato:yaquemamábienvalíapor un hombre.Ángulo de inclinación del cuello, un triángulo escaleno; procedí atranslaciones paralelas, a equivalencias forzadas, a curvas que se cortabansignificativamentemás allá, o sea en el follaje de la trepadora, y daban un punto;porque yo buscaba un punto, creía en un punto y necesitaba un punto: punto dereferencia,puntodepartida,suponiendoquenosetrataradeunpuntodevista.

De estas mediciones de aficionado sólo resultaron unos agujeritos minúsculospero no menos molestos que hice con la punta de mi compás en los lugares másimportantesde lavaliosa foto. ¿Qué tenía,pues,departicular la copia?¿Quées loquemehacíabuscaryaunencontrarenesterectángulorelacionesmatemáticasy,loqueesmásridículo,cósmicas?Tresseres:unamujersentadaydoshombresdepie.Ella,morena, con su permanente al agua; el pelo deMatzerath, rubio crespo, y eldejan,pegado,peinadohaciaatrás,castaño.Lostressonríen:MatzerathmásqueJanBronski,mostrandoambossusdientessuperiores,entrelosdoscincovecesmásquemamá,quesóloostentauntrazodesonrisaenlacomisuradeloslabiosyningunaenabsolutoenlosojos.Matzerathposasumanoizquierdasobreelhombroderechodemamá, en tanto que Jan se limita a apoyar ligeramente su mano derecha en elrespaldo. Ella, con las rodillas inclinadas hacia su derecha, pero por lo demás defrente, de las caderas para arriba, tiene en sus manos un cuaderno que por algúntiempotoméporunode losálbumesdesellosdeBronski, luegoporunarevistademodasy,finalmente,porunacoleccióndecromitosdelascajetillasdecigarrillosconlasfotosdelosactoresdecine.Lasmanosdemamáhacencomosisedispusieranahojearelcuadernotanprontocomosehayaimpresionadolaplacaytomadolafoto.Los tres parecen felices y como tolerantes el uno respecto del otro enmateria deaquella clase de sorpresas que sólo se producen cuando uno de los miembros delpacto tripartido anda con secretos o los oculta desde el principio. Con la cuartapersona,oseaconlaesposadejan,EduvigisBronski,antesLemke,queposiblementeen aquella época estaba ya encinta del futuro Esteban, sólo guardan relación encuantoéstatienepormisiónenfocarelaparatofotográficohacialosotrostresyhacia

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lafelicidaddeestosotrostresseres,afindequeestatriplefelicidadsedejepreservarporlomenosmediantelatécnicadelafotografía.

Hedespegadoasimismootrosrectángulosdelálbumparacompararlosconéste.Vistas en las que se puede identificar a mamá con Matzerath o con Bronski. Enningunadeellasresultaloirrevocable,laúltimasoluciónposible,tanclaracomoenlafotodelbalcón.Janymamáenunamismaplaca:estohueleatragedia,aaventuray a extravagancia que lleva a la saciedad, saciedad que lleva consigo laextravagancia.Matzerathal ladodemamá:aquídestilaunamorde finde semana;aquí campean las chuletas a la vienesa, las riñas antes de la cena y los bostezosdespués;aquí,paradaralmatrimoniounfondoespiritual,hayquecontarsechistesoevocarladeclaracióndeimpuestosantesdeirsealacama.Detodosmodos,prefieroesteaburrimiento fotografiadoa laominosa instantáneadealgunosañosmás tarde,quemuestraamamásobre lasrodillasdejanBronskienelescenariodelbosquedeOliva,cercadeFreudental.Porqueestaobscenidad—Janintroducesumanobajoelvestidodemamá—nohacemásquecaptarlaciegapasiónfuriosadeladesgraciadapareja,adúlteradesdeelprimerdíadelmatrimonioMatzerath,a laqueaquí,segúnsupongo,elpropioMatzerathsirvedefotógrafocomplaciente.Nadasepercibeyadeaquella serenidad del balcón, de aquellas actitudes cautelosamente cómplices, queprobablementesólosedabancuandolosdoshombresseponíanal ladoodetrásdemamá,oestabantendidosasuspies,comoenlaplayadelestablecimientodebañosdeHeubude:véaselafoto.

Hay aquí otro rectángulo que muestra, formando un triángulo, a los trespersonajesmásimportantesdemisprimerosaños.Aunquenotanconcentradocomola imagendel balcón, irradia de todosmodos aquella paz tensaqueprobablementesólopuedeestablecerseyposiblementefirmarseentretrespersonas.Pormuchoquesepuedacriticar la técnica triangular tanapreciadaenel teatro, ¿quépuedenhacerdos personas solas en el escenario sino discutir hasta el hastío o bien pensarsecretamenteeneltercero?Enmipequeñafotoestánlostres.Estánjugandoalskat.Estoquieredecirque tienen losnaipescualabanicosbiendispuestosen lasmanos,peronomiranasustriunfoscomosiestuvieranjugando,sinoalaparatofotográfico.La mano dejan, excepto por el índice algo levantado, reposa plana al lado de unmontóndemonedas;Matzerathclavalasuñasenelpaño,ymamásepermite,segúnmeparece,unabromita:enefecto,hasacadounacartaylapresentaalobjetivodelaparato,perosinmostrarlaalosotrosdosjugadores.

¡Conquéfacilidad,medianteunsimplegesto,mediantelameraexhibicióndeladamadecorazones,puedeevocarseun símbolodiscreto!Porque, ¿quiénno juraríaporladamadecorazones?

Elskat—que,comoessabido,sólosepuedejugarentretres—eraparamamáylosdosseñoresnosóloeljuegomásadecuado,sinotambiénsurefugio,elpuertoal

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quevolvían siempreque lavidaquería llevarlos, enestaoaquellacombinacióndedos,ajugarajuegosinsulsoscomoelsesentayseisoeltresenraya.

Basteyadelostresquemetrajeronalmundo,aunquenolesfaltaranada.Antesdellegaramipersona,unapalabraapropósitodeGretaScheffler,laamigademamá,y de su esposo el panadero Alejandro Scheffler. Calvo él, ella riendo con unadentaduradecaballocompuestaporunabuenamitaddedientesdeoro.Él,cortodepiernas, sin alcanzar la alfombra cuando estaba sentado; ella, en vestidos de puntotejidos por ellamisma con infinidad demotivos ornamentales.Más adelante, otrasfotos de los dos Scheffler, en sillas extensibles o ante los botes de salvamento deltransatlánticoWilhelm Gustloff o sobre la cubierta de paseo del Tannenberg, delservicio marítimo prusiano-oriental. Año tras año hacían viajes y traían recuerdosintactos de Pillau, de Noruega, de las Azores, de Italia, a su casa delKleinhammerweg, donde él cocía panecillos y ella adornaba fundas de cojín conpuntos de diente de ratón. Cuando no hablaba, Alejandro Scheffler se humedecíainfatigablemente el labio superior con la lengua, lo que el amigo deMatzerath, elverduleroGreff,quevivíadelotroladodelacallecasifrenteanosotros,lecriticabacomounafaltaindecentedegusto.

AunqueGrefffueracasado,erasinembargomásjefedeexploradoresqueesposo.Una foto lomuestra fornido, seco y sano, en uniforme de pantalón corto, con loscordoncillos de jefe y el sombrero de los exploradores.A su lado se encuentra unmuchachorubiodeunostreceaños,deojostalvezdemasiadograndes,alqueGreffponelamanosobrelaespaldaapretándolocontrasíenseñaldeafecto.Aljovennoloconocía,peroaGrefflohabíadeconocerycomprendermásadelanteatravésdesuesposaLina.

MepierdoaquíentreinstantáneasdeviajerosdelaorganizaciónLaFuerzaporlaAlegríaytestimoniosdeundelicadoerotismoexplorador.Saltorápidamentealgunashojasparallegaramiprimerareproducciónfotográfica.

Era yo un bello bebé. La foto fue tomada la Pascua de Pentecostés del añoveintiocho. Contaba entonces ocho meses, dos menos que Esteban Bronski, quefigura en el mismo tamaño en la página siguiente e irradia una vulgaridadindescriptible. La tarjeta postal, impresa probablemente en cierto número deejemplaresparausodelafamilia,presentaunbordeondulado,recortadoconarte,ytienerayasenlaparteposterior.Elmedallónfotográficomuestrasobreelrectánguloapaisadounhuevoexcesivamentesimétrico.Desnudoy representando layema,meencuentrotendidobocaabajosobreunapielblancaquealgúnosopolarhubodelegaraunfotógrafoeuropeo-orientalespecializadoenfotosdeniños.Lomismoqueparatantasotrasfotosdelaépoca, tambiénseescogióparamiprimerretratoaquel tonopardo cálido inconfundible, que pormi parte llamaría humano, en oposición a lascopiasenblancoynegroinhumanamentebrillantesdenuestrosdías.Unafrondamate

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borrosa,probablementepintada, formael fondoquesóloaclarancontadasmanchasluminosas.Entantoquemicuerpoliso,sano,reposaenposiciónplanayligeramentediagonalsobrelapielydejaquesereflejeenéllapatriapolardeloso,levantomuyalto,congranesfuerzo,unacabezapreferentementeredonda,ymiroalcontempladoreventualdemidesnudezconojosbrillantes.

Sedirá:unafotocomotodaslasfotosdeniños.Pero,háganmeustedeselfavordemirar lasmanos,y tendránqueconvenirenquemi retratomásprecozsedistinguemarcadamentedelasinnúmerasobrasdeartedemuchosotrosálbumesquemuestransiemprelamismamonada.Amísemeveconlospuñoscerrados.Nadadededosensalchicha jugando olvidados, con un impulso todavía vagamente prensor, con losmechonesdelapiel.Mispequeñospuños,porelcontrario,seconcentranseriamenteaambosladosdemicabeza,apuntosiemprededejarsecaerydedareltono.¿Quétono?¡Eldeltambor!

Todavía no está, puesto que sólome lo prometieron, bajo la lámpara, paramiterceraniversario;peronolehabíaderesultarnadadifícilaunmontadorexpertodefotos introducirelclichécorrespondiente,oseaelcliché reducidodeun tambordeniño,sinnecesidaddehacerelmenorretoquealaposicióndemicuerpo.Nohabríamásquequitar,esosí, laabsurdapieldelanimal,delaquenohagoelmenorcaso.Constituyeenefectouncuerpoextrañoenestacomposiciónporlodemásfeliz,alaquesepusoportemaaquellaedadsagaz,vidente,enlaquequierensalirlosprimerosdientesdeleche.

Mástardeyanovolvieronaponermesobrepielesdeoso.Tendríaunañoymediocuando, enuncochecitode ruedas altas,meempujaronanteunaempalizadacuyaspuntasytravesañosdestacanatalgradosobreelfondodeunacapadenieve,quehede suponer que la foto fue hecha en enero del veintiséis. La manera tosca de laempalizada,queparecedesprenderunolordemaderaalquitranada,seasociaenmí,si me detengo a contemplarla, al suburbio Hochstriess, cuyos vastos cuartelesalbergaran primero a los húsares de Mackensen y, en mi tiempo, a la policía delEstadolibre.Comoquiera,sinembargo,quenorecuerdoanadiequevivieraendichosuburbio,esprobablequelafoto la tomaríanenocasióndeunavisitaúnicademispadresagentequeluegoyanovolveríamosavermásosólomuyraramente.

A pesar del frío,mamá yMatzerath, que tienen el cochecito entre los dos, nollevanabrigo.Antesbien,mamáexhibeunablusarusacuyosornamentosbordadosseadaptanalpaisajeinvernaldandolaimpresióndequeenelcorazóndeRusiaseestátomandounafotodelafamiliadelzar;Rasputínestáacargodelaparato,yosoyelzarevich, y tras la empalizada se agazapan mencheviques y bolcheviques que seentretienen haciendo bombas de mano con el propósito de acabar con la familiaautocrática. El aire pequeño-burgués, muy centroeuropeo, de Matzerath, grávido(segúnoportunamente severá)de futuro,quiebra laasperezaviolentadelambiente

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lóbrego que dormita en dicha foto. Estábamos probablemente en el apacibleHochstriess,dejamosporunmomentolacasadenuestroanfitrión,sinponernoslosabrigos,nosdejamos tomaruna fotoporel señorde lacasa,conelpequeñoÓscarhechounamonadaenmedio,paraluegovolveralinteriorcaldeadoypasar,concafé,pastelynatabatida,unratoagradable.

HaytodavíaunabuenadocenamásdeinstantáneasdelpequeñoÓscar:deunaño,dedosaños,dedosañosymedio; tendido,sentado,gateandoyandando.Lasfotossontodasellasmásomenosbuenasyformanenconjuntolospreliminaresdeaquelretratodecuerpoenteroquesemehabíadehacereldíademiterceraniversario.

Aquísí lotengoya,el tambor.Nuevecito,consustriángulospintadosenrojoyblanco, pegado a la barriga. Yo, plenamente consciente y con expresión decidida,cruzolospalillosdemaderasobrelasuperficiedehojalata.Llevounsuéterrayadoyzapatosdecharol.Elpelotieso,comouncepilloávidodedarlustre;encadaunodemisojosazulessereflejaunavoluntaddepoderqueselassabíaarreglarsola.Logréentonces una actitud que no teníamotivo alguno de abandonar; dije, resolví ymedecidí a no ser político en ningún caso y, mucho menos todavía, negociante enultramarinos,sinoaponerunpuntoyaquedarmetalcualera:asímequedé,conlamismatallayelmismoequipodurantemuchosaños.

Gentemenudaygentegrande,elpequeñoyelgranBelt,elpequeñoyelgrandeABC,PipinoelBreveyCarlomagno,DavidyGoliat,GulliverylosEnanos;yomeplantéenmis tresaños,en la talladeGnomoydePulgarcito,negándomeacrecermás,paravermelibrededistincionescomolasdelpequeñoyelgrancatecismo,paranovermeentregadoal llegaraunmetrosetentaydos,encalidadde loque llamanadulto, a un hombre que al afeitarse ante el espejo se decíami padre y tener quededicarme a un negocio que, conforme al deseo deMatzerath, le había de abrir aÓscar, al cumplir veintiún años, el mundo de los adultos. Para no tener quehabérmelasconningúngénerodecajaregistradoraruidosa,meaferréamitambory,apartirdemi terceraniversario,yanocrecíniundedomás;mequedéen los tresaños,perotambiénconunatriplesabiduría;superadoenlatallaportodoslosadultos,perotansuperioraellos;sinquerermedirmisombraconladeellos,perointerioryexteriormenteyacabal,entantoqueellos,aunenlaedadavanzada,vanchocheandoapropósitode sudesarrollo; comprendiendoya loque losotros sólo lograncon laexperiencia y amenudo con sobradas penas; sin necesitar cambiar año tras añodezapatosypantalónparademostrarquealgocrecía.

Con todo —y aquí Óscar ha de confesar algún desarrollo—, algo crecía, nosiemprepormibien,yacabóporadquirirproporcionesmesiánicas.Pero¿quéadulto,entonces,poseíalamiradayeloídoalaalturadeÓscar,eltocadordetambor,quesemanteníaaperpetuidadensustresaños?

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Vidrio,vidrio,vidrioroto

Sihaceunmomentodescribíauna fotoquemuestraaÓscardecuerpoentero,contamborypalillos,yanunciabaalpropiotiempolasdecisionescuyaadopciónvinoaculminardurantelaescenadelafotografía,enpresenciadelacompañíareunidaconmotivodemi cumpleañosen tornoalpastel con las tresvelas, ahoraqueel álbumcallacerradoamiladohededejarhablaraaquellascosasque,sibiennoexplicanlaperennidaddemistresaños,sucedierondetodosmodos,yfueronprovocadaspormí.

Desdeelprincipiolovicontodaclaridad:losadultosnotevanacomprender,ysino teven crecerdemodoperceptible te llamarán retrasado; te llevarán, a ti y a sudinero, a cienmédicos, para buscar, si no consiguen tu curación, por lomenos laexplicacióndetuenfermedad.Porconsiguiente,conobjetodelimitarlasconsultasaunamedidasoportable,habíadeproporcionaryomismo,aunantesdequeelmédicodierasuexplicación,elmotivomásplausibledemifaltadecrecimiento.

Estamosenundomingoresplandecientedesoldelmesdeseptiembre,enlafechademiterceraniversario.Atmósferadelicadaytransparentedefinesdeverano:hastalas risotadas deGreta Scheffler suenan como en sordina.Mamá pulsa al piano losacentosdelBarónGitano;Janestádetrásdeellaydeltaburete,letocaligeramentelaespaldayhacecomoquesiguelasnotas.Matzerathyaestápreparandolacenaenlacocina.Mi abuelaAna se ha ido con EduvigisBronski yAlejandro Scheffler a latienda del verduleroGreff, enfrente, porque éste siempre tiene alguna historia quecontar, historias de exploradores en que siempre se exaltan el valor y la lealtad.Además, un reloj vertical quenoomitíaningunode los cuartosdehorade aquellafina tarde de septiembre. Y comoquiera que, al igual que el reloj, todos estabansumamenteocupados,yquesehabíaestablecidounaespeciedelíneaque,desdelaHungríadelBarónGitano,pasabajuntoalosexploradoresdeGreffenlosVosgosyfrentealacocinadeMatzerath,enlaqueunascantarelascachubasseestabanfriendoen la sarténconunoshuevos revueltosycarnedepanza,yconducíaa lo largodelcorredorhastalatienda,laseguí,tocandosuavementemitambor.Yhemeyaaquíenla tienda y detrás del mostrador: lejos quedaban ya el piano, las cantarelas y losVosgos, y observé que la trampa de la bodega estaba abierta; probablementeMatzerath,quehabía idoabuscaruna latadeensaladadefrutapara lospostres,sehabríaolvidadodecerrarla.

Necesitédetodosmodosunbuenminutoparacomprenderloquelatrampadelabodega exigía de mí. Nada de suicidio, ¡por Dios! Eso hubiera sido realmentedemasiadosencillo.Lootro,encambio,eradifícil,dolorosoyexigíaunsacrificiodemiparte,loque,comosiemprequesemepideunsacrificio,hizoquemevolvieraelsudoralafrente.Antetodo,mitambornohabíadesufrirdañoalguno;eracuestiónpuesdebajarlo indemnelosdieciséispeldañosdesgastadosydecolocarloentre los

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sacosdeharina,detalmodoquesubuenestadonoofrecierasospechas.Yluegootravezarribahastaeloctavopeldaño;no,unomenos,oquizábastaríadesdeelquinto.Perono,desdeahínoparecíanconciliarselaseguridadyundañoverosímil.Asíquearriba otra vez, hasta el décimo peldaño, demasiado alto, para precipitarmefinalmentedesdeelnoveno,decabezasobreelpisodecementodenuestrabodega,arrastrandoenmicaídaunestantedebotellasllenasdejarabedeframbuesa.

Aun antes de que mi conciencia corriera la cortina, me fue dado confirmar eléxitodelexperimento:lasbotellasdejarabedeframbuesaarrastradasadredehicieronunestrépitosuficienteparaarrancaraMatzerathdelacocina,amamádelpiano,alrestode la compañíade losVosgosy atraerlos a todos a la trampade la bodegayescaleraabajo.

Antes de que llegaran dejé actuar sobre mí el olor del jarabe de frambuesaderramado,observéasimismoquemicabezasangrabaymepregunté,cuandoellosbajabanyaporlaescalera,siseríasangredeÓscarolasframbuesasloqueesparcíaaquel perfume tan dulce y embriagador; pero estaba contento de que todo hubierasalido tan bien y de quemi tambor, gracias ami previsión, no hubiera sufrido elmenordaño.

CreoquefueGreffelquemesubióensusbrazos.YnofuehastaqueestuveenelsalóncuandoÓscarvolvióaemergerdeaquellanube,hechasindudapormitadesdejarabedeframbuesaydesujovensangre.Elmédiconohabíallegadotodavía.Mamágritaba y le pegaba aMatzerath, que trataba de calmarla, repetidamente; y ello nosólo con lapalmade lamano, sino tambiénconeldorso,y en la cara, llamándoleasesino.

Asípues—ylosmédicoslohanconfirmadounayotravez—,conunasolacaída,no del todo inofensiva, sin duda, pero bien dosificada pormi parte, no sólo habíaproporcionadoalosadultoslarazóndemifaltadecrecimiento,sinoque,atítulodepropina y sin habérmelo propuesto en realidad, había convertido al bueno einofensivo deMatzerath en unMatzerath culpable. Él era, en efecto, el que habíadejado la trampa abierta, y a él le echómamá toda la culpa; cargo que le repitiódespués inexorablemente, si bienno con frecuencia, y que él hubode soportar pormuchosaños.

Lacaídamevaliócuatrosemanasdepermanenciaenlaclínica,dejándomeluego,con excepción de las ulteriores visitas de los miércoles al doctor Hollatz,relativamente tranquilo por lo que hace a losmédicos.Ya desdemi primer día detambor había logradoproporcionar almundoun signo, y el caso quedaba aclaradoantesdeque losadultospudierancomprenderloconformealverdaderosentidoqueyomismolehabíadado.Deahíenadelantehabíapuesdedecirse:eldíadesuterceraniversarionuestropequeñoÓscarrodóporlaescaleradelabodegay,aunquenoserompiónada,desdeentoncesdejódecrecer.

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Yyo,pormiparte,empecéatocareltambor.Vivíamosenunpisoalquiladodeunacasadecuatro.Desdeelportalsubíatocandohastalabuhardillayvolvíaabajar.IbaaLabeswegalaPlazaMaxHalbe,ydeahíseguíaporlaNuevaEscocia,elpaseoAntónMóller,lacalledelaVirgenMaría,elParquedeKleinhammer,laFábricadeCerveza,SociedadAnónima,elestanque,elPradoFróbel,laEscuelaPestalozziyelMercadoNuevo,hastavolveralLabesweg.Mitamborloresistíatodo,peronoasílosadultosquequeríaninterrumpirlo,cortarleelpaso,echarlelazancadillaatodacosta.Afortunadamente,lanaturalezameprotegía.

Enefecto,lafacultaddeponerentremíylosadultos,pormediodemitambordejuguete,ladistancianecesaria,revelósepocodespuésdemicaídaporlaescaleradelabodega,casisimultáneamenteconeldesarrollodeunavozquemepermitíacantar,gritarogritarcantandoenformatansostenidayvibranteyauntonotanagudo,quenadieseatrevía,pormuchoqueleestropearalosoídos,aquitarmemitambor;porquecuando lo intentaban,me ponía a chillar, y cada vez que chillaba algo costoso serompía.Teníalacondicióndepoderromperelvidriocantando:conungritomatabalosfloreros;micantorompíaloscristalesdelasventanasyprovocabaenseguidaunacorriente; cual un diamante casto, y por lo mismo implacable, mi voz cortaba lascortinas,y sinperder su inocencia, sedesahogabaen su interior con losvasitosdelicor armoniosos, de noble porte y ligeramente polvorientos, regalo de una manoquerida.

Nohabíadetranscurrirmuchotiemposinquemisfacultadesfueranconocidasdetoda nuestra calle, desde el camino de Brösen hasta la urbanización contigua alaeropuerto,osea,entodoelbarrio.Yalvermelosotrosniños,cuyosjuegoscomoel«un,dos,tres,alesconditeinglés»oel«quéquiereusted»oel«veo,veo,¿quéves?»nomeinteresaban,saltabaenseguidaelcorodesafinadoygangoso:

Vidrio,vidrio,vidrioroto,Cervezasingrano,LabrujaabrelaventanaYtocaelpiano.

Por supuesto, una cancioncilla infantil estúpida y sin sentido. Yo seguíaavanzandodetrásdemitambor,marcabaelpasoporentreelvidrioylabrujay,lejosdesentirmemolesto, adoptabael ritmo,quenocarecedeencanto,yal compásdelvidrio,vidrio,vidrioroto,mellevabaatodoslosniñosdetrás,sinserelcazadorderatasdeHamelin.

Todavía hoy, cuando, por ejemplo, limpia Bruno los cristales de mi cuarto,reservoenmitamborunlugarcitoaestamusiquilla.

Más molesto que esta copla de los niños del vecindario, sobre todo para mispadres,resultabaelhechodequefueranpuestosamicargo,omejordichoaldemi

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voz, todos los cristales de ventana rotos en nuestro barrio por alguna pedrada demuchachosmalcriados.Alprincipiomamápagaba religiosamente todos losvidriosdecocina,rotosensumayoríaportirachinas,perofinalmenteacabótambiénellaporcomprender mi fenómeno vocal y exigió que en los casos de demanda deindemnización lepresentaran laspruebas, adoptandoen talesocasionesunamiradafríaygrismuyobjetiva.Losvecinoseranrealmenteinjustosconmigo,porquenadaera más erróneo en aquel tiempo que suponerme poseído de un furor infantil dedestrucción o achacarme un odio hacia el vidrio que exhiben efectivamente, endesenfrenadas carreras extenuantes, sus vagas y oscuras antipatías. Sólo el jugadordestruyeporgusto.Pormiparte,yonuncajugaba,sinoquetrabajabaconmitambor,yencuantoamivoz,respondíaporelmomentoaunaestrictanecesidaddedefensa.Noerasinolapreocupaciónporlacontinuidaddemitrabajoconeltamborlaquemehacíaservirmedemiscuerdasvocalesenformatanconscientedemimisión.Siconlosmismos tonos y procedimientosme hubiera sido posible desgarrar los tediososmanteles bordados en punto de cruz, hijos de la fantasía ornamental de GretaScheffler,odestruirelbrillosombríodelpiano,debuenaganahabríadejadotodolovítreo en su sonora integridad. Pero, por desgracia, los manteles y el lustrepermanecíanindiferentesamivoz.Nilogrababorrarmedianteungritosostenidolosmotivos del papel tapiz, ni engendrar por medio de dos tonos alargados,alternativamente ascendentes y descendentes y frotados pacientemente, como en laedaddepiedra,elunocontraelotro,elcalorsuficienteparahacersaltarlachispaqueconvirtiera en llamas decorativas las cortinas resecas, impregnadas de humo detabaco,delasdosventanasdenuestrosalón.NologréconmivozquebrarniunapatadesillaenquepudieranhaberestadosentadosMatzerathoAlejandroScheffler.Debuenaganamehubieradefendidoenformamásinofensivaymenosmilagrosa,peronadainofensivomeservía:sóloelvidriomeoíayporoírmepagaba.

Laprimeraexhibicióndeestaclaselaofrecípocodespuésdehabercumplidolostres años. Por entonces tenía yamás de cuatro semanas con el tambor y, dadamiactividad, ya lo había roto. Sin duda, el cilindro llameante rojo y blancomanteníatodavíaunidoslasuperficieyelfondo,peroelagujeroenelcentrodelladoenquesetocayanosedejabaignorarpormástiempoy,comoyodespreciabaelfondo,seibaagrandandocadavezmás:susbordesserompían,haciéndosecadavezmásdentadosy cortantes: algunas partículas de hojalata hechas astillas por el golpear incesantehabíancaídodentrodelacajay,acadagolpe,resonabandesagradablemente,entantoqueporotraparterelucíanesparcidosporlaalfombradelsalónyporelentarimadorojo pardo del dormitorio minúsculos pedacitos blancos de esmalte que ya nolograbanaguantarmássobrelahojalatamartirizadademitambor.

Temíase que pudiera lastimarme con los filos peligrosamente cortantes de lahojalata.EnparticularMatzerath,quedesdemicaídaporlaescaleradelabodegano

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sabía qué precauciones adoptar, me recomendaba prudencia al tocar el tambor. Ycomo efectivamente las arterias de mis muñecas rozaban continuamente enmovimientoviolento aquellos filospuntiagudos,hede confesarque los temoresdeMatzerath, aunque exagerados, no carecían absolutamentede fundamento.Es claroqueconunnuevotambortodosaquellospeligroshubieranquedadoautomáticamenteeliminados. Pero la idea de comprarme un nuevo tambor ni se les pasaba por lacabeza,yloúnicoqueseproponíaneraquitarmemiviejotambor,aqueltamborquehabíacaídoconmigo,quemehabíaacompañadoalaclínicayquehabíasidodadodealtajuntoconmigo;aqueltamborquesubíaybajabaconmigoyquemeacompañabaporlacalle,yasobreelempedrado,yasobrelaacera,yquepasabaconmigoporentreel «un, dos, tres, al escondite inglés», el «qué quiere usted» y el «veo, veo, ¿quéves?», pensaban quitármelo, sin ofrecerme en cambio sustitución alguna. Conmiserable chocolate creían poder engañarme. Mamá me lo ofrecía, haciendomohincitoscomoparadarmeunbeso.PerofueMatzerathelque,sacandofuerzasdeflaqueza, asiómi instrumento inválido.Yome aferré a la chatarra. Él tiró.Yamisfuerzas,quesóloalcanzabanatocareltambor,empezabanaflaquear.Unatrasotrasemeibanescapandodelasmanoslasllamasrojas,yyaestabaapuntodeescurrírsemeelmarcocilíndrico,cuandolesalióaÓscar,quehastaaqueldíahabíapasadoporunniñotranquiloyhastademasiadodócil,aquelprimerchillidodestructoryeficaz;yheaquí que el disco de vidrio biselado que protegía del polvo y de las moscasagonizantes la esfera amarillenta de nuestro reloj se partió y cayó, volviendo aquebrarse,sobreelentarimadorojopardo—porquehedeprecisarquelaalfombranollegabahasta labasedel reloj.Sinembargo,el interiordeaquelpreciosoobjetonosufriódañoalguno,sinoquesupéndulosiguiócaminandotranquilamente—siesquepuededecirse estodeunpéndulo—, lomismoque lasmanecillas.Yni siquiera elcarrillón,queenotrasocasionessolíareaccionarenformapordemássensibleycasihistérica al menor golpe o al pasar rodando por la calle los carros de cerveza,mostróseafectadopormichillidoenlomásmínimo.Sóloelvidrioserompióperoesosí,deveras.

—¡Seha rotoel reloj!—gritóMatzerathsoltandoel tambor.Unaojeada rápidameconvenciódequemigritonolehabíaocasionadoalrelojdañoalguno,yquesóloelvidriohabíasufrido.AMatzerath,sinembargo,ylomismoamamáyamitíoJanBronski,queaqueldomingoporlatardeestabadevisita,parecíalesquesehabíarotoalgo más que el vidrio que protegía la esfera. Pálidos y con los ojos asustados ydesamparadossemirabanunosaotros;alargabanlasmanoscomobuscandoapoyoenlachimeneadeazulejos,semanteníanjuntoalpianoyalaparador,yJanBronski,conlosojosentornados,movíaunoslabiossecosenunesfuerzoqueaunhoyendíamehace pensar que se cifraba en formular una plegaria pidiendo a Dios socorro ycompasión,porelestilodel:AgnusDei,quitollispeccatamundi,misererenobis.Ya

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esto,repetidotresveces,lode:¡Oh,Señor!NosoydignodequeTúentresbajomitecho;perodiunasolapalabra...

Naturalmente,elSeñornopronunciópalabraalguna.Ademástampocoeraelrelojloqueestabaestropeado,sinoquesólosehabíarotoelvidrio.Perolarelaciónentrelosadultosysusrelojesessumamentesingulary,además,infantilenunsentidoenelque yo nunca lo he sido. Tal vez el reloj sea, en efecto, la realización másextraordinariadelosadultos.Peroseaellocomoquiera,eslociertoquelosadultos,en lamismamedida en que pueden ser creadores—y con aplicación, ambición ysuerte lo son sin duda—, se convierten inmediatamente después de la creación encriaturasdesuspropiasinvencionessensacionales.

Por otra parte, el reloj no es nada sin el adulto. Él es, en efecto, quien le dacuerda,loadelantaoloatrasa,lollevaalrelojeroparaquelolimpieyensucasolorepare.Yesque,lomismoqueenelcantodelcuclillocuandoparecedurarmenosdelodebido,yqueenelsaleroquesevuelca,enlasarañasporlamañana,enelgatonegroquenossalealencuentroporlaizquierda,enelretratoalóleodel tíoquesecaedelaparedporqueelclavoseaflojóalhacerlalimpieza,losadultosventambiénen el espejo, en el reloj ydetrás del relojmuchomásde loque éste representa enrealidad.

Fuemamá, que a pesar de algunos rasgos de entusiasmo fantasioso poseía unamiradamuysensatayensufrivolidadsabíainterpretarfavorablementetodasupuestaseñal,laqueenaquellaocasiónhallótambiénlapalabraliberadora.

—¡Losvidriosrotos traensuerte!—gritóhaciendochasquear losdedos,yfueabuscarlapaladelabasurayelcepillopararecogerlosvidriosrotosolasuerte.

Sihedeatenermealaspalabrasdemamá,bienpuedodecirquehetraídosuerteamispadres,amisparientesyamuchasotraspersonasconocidasodesconocidas,yaqueacualquieraque intentaraquitarmeel tambor lerompí,quebréehiceañicos,agritosychillidos, cristalesdeventana,vasosdecerveza llenos,botellasdecervezavacías,frascosdeperfumequellenabanelairedeprimavera,platonesconfrutasdeadorno y, en una palabra, toda clase de objetos de vidrio manufacturados por elvidriero y puestos a la venta, en parte como simple vidrio y en parte como vidrioartístico.

Con objeto de no ocasionar estragos excesivos, porque me gustaban y siguengustando los vasos de formas bellas, cuando por la noche me querían quitar eltambor,queyoguardabaconmigoenmicuna,hacíapolvounaovariasbombillasdelas cuatro que soportaba la lámpara colgante de nuestro salón.Así por ejemplo, alcumplirse mi cuarto aniversario a principios de septiembre del año veintiocho,sumergíenunaoscuridadcomolaquereinabaantesdelacreacióndelmundo,deunsolo chillido que aniquiló las cuatro bombillas a la vez, a todos los que se habíanreunidoparafestejarme:mispadres,losBronski,miabuelaKoljaiczek,losScheffler

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ylosGreff,quemehabíantraídotodoslosregalosimaginables:soldaditosdeplomo,unbarcodevela,unautodebomberos, todo,menosun tambor; a todosellos,quequeríanquemeentretuvieraconsoldaditosdeplomoyjugaraconaquelestúpidoautode bomberos, sólo por la envidia que les dabami viejo y fiel tambor, que queríanarrebatarmede lasmanosycambiármeloporaquelmiserablebarquitocuyasvelas,por lodemás,estabanaparejadasenformainapropiada;a todaaquellacoleccióndeciegosconojosquenomeveíanamíniamisdeseos.

Yheaquícómosonlosadultos:despuésdelosprimerosgritosdeterrorydeunanhelocasifervientedequevolvieralaluzseacostumbraronalaoscuridad,demodoquecuandomiabuelaKoljaiczek,laúnicaque,conelpequeñoEstebanBronski,nopodíasacardelaoscuridadprovechoalguno,regresódelatiendaadondehabíaidoabuscarunasvelasyentróconéstasencendidas,iluminandoasílahabitación,conelpequeñoEstebanlloriqueandoyagarradoasusfaldas,elrestodelacompañía,medioborracha,seofrecióasuvistaenunacuriosadistribuciónporparejas.

Como era de esperar,mamá estaba sentada con su blusa en desorden sobre lasrodillas de JanBronski.Almaestro panaderoScheffler, con sus piernas cortas, erarepelenteverlopocomenosquedentroyadelaGreff,entantoqueMatzerathlamíalosdientesáureosyequinosdeGretaScheffler.SóloEduvigisBronskiestabasentadaa la luzde lasvelas,consusmansosojosvacunos, lasmanossobre la falda,cercaperonodemasiadodelverduleroGreff,quenohabíabebidoysinembargocantabadulcemente, melancólicamente, arrastrando nostalgia y tratando de que EduvigisBronskilehicierasegunda.Cantabaunacancióndeexploradoresadosvoces,enlaque se decía que un cierto Cuentanabos había de vivir confinado en calidad defantasmaenelMontedelosGigantes.

Demísehabíanolvidadoporcompleto.DebajodelamesaestabaÓscarsentadocon lo que le quedabadel tambor, sacándole todavía algún ritmo a la lámina, y esmuyposiblequelossonidosparcosperoacompasadosdeltamborsonarangratamentea los que allí yacían o permanecían sentados en la habitación, trastocados yextasiados. Porque, cual un barniz, el tamboreo recubría los ruidos chasqueantes osuccionantesqueescapabandeaquellademostraciónfebrilyesforzada,productodetantoceloreunido.

Nisiquieramemovídedebajodelamesacuandollegómiabuelaconlasvelasy,comounarcángelencolerizado,contemplóSodomaalaluzdelasvelasyreconocióaGomorra, y con las velas temblándole en las manos soltó un juramento, dijo queaquello era una porquería y, colocando las velas sobre sendos platitos, puso fin lomismo a los idilios que a las apariciones de Cuentanabos en el Monte de losGigantes;tomóluegodelaparadorunosnaipesdeskat,losechósobrelasmesay,sindejardeconsolaraEstebanqueseguíalloriqueando,anunciólasegundapartedelafiesta del cumpleaños. Acto seguido enroscó Matzerath nuevas bombillas en los

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portalámparas, se acercaron las sillas a la mesa, se destaparon con loscorrespondientes chasquidos otras tantas botellas de cerveza y se armó sobre micabezaunapartidadeskatdeadécimodepfennig.Deentradahabíapropuestomamáque se jugara de a cuatro de pfennig, lo que a mi tío Jan le pareció demasiadoarriesgado,demodoquesidevezencuandoalgúnpasegeneralounsintriunfonohubieran engrosado considerablemente las puestas, las partida se habríamantenidoefectivamenteenaquellachapuceríadeadécimodepfennig.

Yo estabamuy a gusto debajo de lamesa, resguardado por elmantel colgante.Conel ritmoapagadodemi tamboracompañaba lospuñosquesobre lamesa ibansoltando las cartas, logré seguir el curso del juego y, al cabo demedia hora, pudeverificar:JanBronskiestáperdido.Teníabuenascartas,peroperdíadetodosmodos.Locualnoeraextraño,yaquenoprestabaatención.

Pensaba en efecto en cosasmuydistintasde susdiamantes sindoses.Desde elprincipiomismodeljuego,mientrashablabaconsutíaylequitabaimportanciaalapequeñaorgíaqueseorganizaramomentosantes,habíadejadodeslizarseelzapatonegrode supie izquierdoyconéste,provistodeuncalcetíngris,habíabuscadoyencontrado,pordelantedemicabeza,larodillademamá.Apenassintióelcontacto,mamá acercó más su silla a la mesa, de tal modo quejan, al que precisamenteMatzerathdisputabaunabazayhabíapasadocontreintaytres,levantandoelbordede la faldademamápudo introducirprimero lapuntay luegoelpieentero,conelcalcetínqueafortunadamenteeradelmismodíaycasilimpio,entresusmuslos.Mimássinceraadmiraciónparamamá,lacual,apesardeaquellamolestialanudabajolamesa,ibaganandoarriba,sobreeltensotapete,congranaplomoyacompañamientode los propósitos más chistosos, los juegos más osados, entre ellos un trébol sincuatros;entantoqueJan,cadavezmásaudazpordebajo,perdíaarribaunosjuegosqueelmismoÓscarhabríaganadoconlaseguridaddeunsonámbulo.

Más tarde el pequeño Esteban, cansado, vino también bajo la mesa, pero sedurmióenseguida,sincomprendernadadeloquelapiernadelpantalóndesupapáandababuscandoallíbajolafaldademamá.

Sereno a nublado. Llovizna aislada por la tarde. Al día siguiente vino JanBronski, se llevó el barco de vela queme había regalado parami cumpleaños, locambió en la tienda deSegismundoMarkus del pasaje delArsenal por un tambor,volvióalanochecer,ligeramentemojado,conaqueltambordellamasrojasyblancasque me era tan familiar y, entregándomelo, me quitó al propio tiempo mi viejoadoradodesechodehojalata,alqueyasóloquedabancontadosfragmentosdebarnizblanquirrojo.Ymientras Jan cogía el tambor viejo y yo el nuevo, sus ojos, los demamá y los de Matzerath no perdían de vista a Óscar —me entraron ganas deecharmeareír:¿pensaríanqueerayountradicionalista,queibaaaferrarmeaquiénsabequésagradosprincipios?

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Sin soltar el chillido que todos esperaban, sin exteriorizar el canto vitricida,entregué tranquilamente el tambor viejo para dedicarme acto seguido con ambasmanosalnuevoinstrumento.Despuésdedoshorasdeejercicioatentoyamelohabíaadaptadoporcompleto.

Sinembargo,notodoslosadultosquemerodeabansemostrarontanperspicacescomo Jan Bronski. En efecto, poco después de mi quinto aniversario en elveintinueve—se hablaba entonces mucho de un derrumbe de la Bolsa de NuevaYork, y yome preguntaba si acaso tambiénmi abueloKoljaiczek, comerciante enmaderasmás allá en la lejana ciudad de Buffalo, habría perdido dinero— empezómamá,alaquemifaltadecrecimientopreocupaba,conlasvisitasdelosmiércolesalconsultoriodeldoctorHollatzdelBrunshóferweg,alasquemellevabatomándomede la mano. Soporté sin rebelarme aquellos exámenes prolongados y sumamentemolestos porque el uniforme de enfermera de la señorita Inge, auxiliar deHollatz,que era de un blanco que descansaba la vista,me gustaba ya entonces, porquemerecordaba laépocadeenfermerademamáqueyoconocíapor la fotoyademás,alreclamarme toda la atención con sus pliegues incesantemente cambiantes, mepermitía ignorar el ruido sordo, deliberadamente enérgico a veces y gruñón otras,comodealgúntíoantipático,delaverborreadeldoctor.

Reflejandoenlosvidriosdesusanteojoselinventariodelconsultorio—habíaallímuchocromo,níquely esmaltepulido,y ademásestantesyvitrinas en lasque, enunos frascos de vidrio pulcramente etiquetados, se veían serpientes, salamandras,sapos,embrionesdepuerco,dehombreydemono—ycazandoenelloslaimagendeestosmonstruosenalcohol,despuésdelosexámenesHollatzsolíamoverlacabezacon aire preocupado, repasaba siempre de nuevo la historia clínica demi caso, sehacía contar una vez más por mamá mi caída por la escalera de la bodega, y latranquilizabacuandocomenzabaa insultardesaforadamenteaMatzerath,quehabíadejadolatrampaabiertayera,pues,elúnicoculpable.

Cuando, después de algunos meses, durante una de aquellas visitas de losmiércoles,quisoquitarmeel tambor,probablementeparademostrarsea símismoytalveztambiénalaseñoritaIngeeléxitodesutratamiento,ledestruílamayorpartedesucoleccióndesaposyserpientesydetodoloqueenmateriadefetosdedistintasprocedenciashabíareunido.

Exceptuandolosvasosdecerveza,llenos,perosintapa,ylosfrascosdeperfumedemamá,eraéstalaprimeravezqueÓscarprobabasusfacultadesconunacantidaddebotesdevidriollenosycuidadosamentetapados.Eléxitofueúnico,yparatodoslos asistentes, inclusive mamá, que conocía mi relación con el vidrio, aplastante,inenarrable.Yaconelprimersonido,algocontenidotodavía, rajéa loanchoya loaltolavitrinaenlaqueHollatzguardabatodasaquellascuriosidadesrepelentes,hicecaerluegodelapartepordondesemirahaciaadelante,ysobreellinóleo,unaplaca

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devidriocasicuadradaque,conservandodichaforma,serompióenmilpedazos,diacontinuaciónalchillidoalgomásdeperfilyunaurgenciadecididamentepródigay,conaquelregistrotanricamentematizado,meaboquéaladestruccióndelosfrascos.

Serompieronconunestallido.Elalcoholverdoso,parcialmenteviscoso,saltóachorros, se derramó arrastrando consigo sobre el linóleo rojo del consultorio susmacilentoscontenidosqueparecíancomoacongojados,y llenóelcuartodeunolortantangible,podríadecirse,queamamálediounvahídoylaseñoritaIngehubodecorreralaventanaquedabaalBrunshóferwegparaabrirla.

El doctor Hollatz supo arreglárselas para convertir en éxito la pérdida de sucolección.En efecto, pocas semanas después demi atentado aparecía en la revistacientíficaElMédico y elMundo, de su mano, un artículo sobre mí, ÓscarM., elfenómenovocalvitricida.YpareceserquelatesissustentadaporeldoctorHollatzenmás de veinte páginas causó sensación en los círculos competentes nacionales yextranjeros, provocando objeciones pero también adhesiones por parte de bocasautorizadas.Mamá,querecibióvariosejemplaresdelarevista,sesentíaorgullosadeaquelartículoenunaformaqueamímedabaquepensar,yacadaratoleíayreleíaalgúnpasajealosGreff,alosScheffler,asuJany,siempredespuésdelascomidas,asu esposoMatzerath. Hasta los clientes de la tienda de ultramarinos tuvieron quesoplarselaslecturasyconelloocasióndeadmiraramamá,que,aunquepronunciaralas expresiones técnicas incorrectamente, lo hacía de todos modos con muchafantasía.Encuantoamí,elhechodequeminombredepilafiguraraporvezprimeraen una revista no me causó prácticamente la menor impresión. Mi escepticismo,despiertoyaenaquellaépoca,mehacíaapreciarelopúsculodeldoctorHollatzenloquerealmentevalía,estoes,cualdigresiónmarginal,noexentade todosmodosdehabilidad,delmédicoqueaspiraaunacátedra.

Ensuclínicapsiquiátrica,hoyquesuvozyanoalcanzasiquieraamoversuvasodedientes;hoy,queentranysalendesucuartomédicosparecidosaaquelHollatzypractican con él experimentosde los llamadosdeRorschach, de asociaciónyotraspruebasmásconobjetodedarasuinternaciónforzosaunnombrerimbombante;hoypiensaÓscarconcomplacenciaenlostiemposprotoarcaicosdesuvoz.Ysiendichaépoca primera sólo destruía con ella productos de cuarzo en caso de necesidad,aunqueafondo,esosí,mástarde,encambio,enelperíododegrandezaydecadenciade su arte, se sirvió de sus facultades sin que le obligara a ello coacción externaalguna. Por mero pasatiempo, siguiendo el manierismo de una época decadente yentregadoporcompletoalarteporelarte:asíescomomástardeadaptóÓscarsuvozalvidrio,yfueenvejeciendo.

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Elhorario

Aveces,Klepp se dedica amatar las horas proyectandohorarios.El hechodequedurantelaelaboraciónnoparedetragarmorcillaylentejasrecalentadas,confirmamitesis, según lacual, sindistinción, todos lossoñadoresson tragones.YelhechodequeKleppnoescatimeelesfuerzoparallenarsustablasvieneadarrazónamiotrateoría: sólo los auténticos perezosos son capaces de hacer inventos para ahorrartrabajo.

TambiénesteañosehaesforzadoKleppdurantequincedíasporplanificarsudíaen horas. Al visitarme ayer, después de estarse un rato haciéndose el interesante,pescódelbolsillointeriordesuchaquetaelpapeldobladoennuevepliegues,ymelotendióradianteyhastasatisfecho:unavezmáshabíalogradouninventoparaahorrartrabajo.

Echéunvistazoalpapelitoycomprobéquenoconteníanadanuevo:alasdiez,desayuno; hastamediodía,meditación; después de la comida, una horita de siesta;luego café—de ser posible en la cama—; luego, sentado en la cama, una hora deflauta; luego, levantado,unahoradegaitadandovueltaspor lahabitaciónymediahoradegaitaalairelibre,enelpatio;yundíasíyotrono,odoshorasdemorcillaycervezaodoshorasdecine:encualquiercaso,sinembargo,ybienantesdelcineobiendurantelacerveza,mediahoradediscretapropagandaenfavordelPC—mediahora, ¡no hay que exagerar! Por las noches, tres días a la semana tocar en el«Unicornio»; los sábados, la cerveza de la tarde y la propaganda favor del PC serelegaban a la noche, porque la tarde está reservada al baño con masaje en laGrünstrasse, y luego al «U 9», tres cuartos de hora de higiene con muchacha; acontinuación, con lamismamuchachay su amiga, café conpastelesy, en su caso,cortarseelpelo,hacerse tomarunafotoenel fotomatón,y luegocerveza,morcilla,propagandaPCy¡adormir!

AlabélaobrapulcramentetrazadaalamedidaporKlepp,lepedíunacopiadelamisma y le pregunté en qué forma superaba los puntos muertos que pudieranpresentarse.Despuésdebrevereflexiónmecontestó:—DormiropensarenelPC.

¿Y si yo le contara en qué forma entabló Óscar conocimiento con su primerhorario?

Empezó sin mayor trascendencia en el kindergarten de la señorita Kauer.Eduvigis Bronski venía a buscarme todas las mañanas y me llevaba junto con suEstebanalacasadelaseñoritaKauerdelPosadowskiweg,endondeconotrosseisadiez rapaces —algunos estaban siempre enfermos— nos hacían jugar hastaprovocarnosnáuseas.Porfortuna,mitamboreraconsideradocomojuguete,demodoque no se me imponían cubitos de madera y sólo se memontaba en un caballitomecedorcuandosenecesitabauncaballerocontamborygorrodepapel.Enlugarde

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papel de música me servía para mis ejecuciones del vestido de seda negra de laseñoritaKauer, abrochadoconmilbotones.Puedodecirlo con satisfacción: conmihojalatallegabaavestirydesvestirvariasvecesaldíaalaflacaseñorita,hechatodade arruguitas, abrochando y desabrochando los botones al son de mi tambor, sinpensarpropiamenteensucuerpo.

Los paseos de la tarde, siguiendo las avenidas de castaños hasta el bosque deJeschkentalparasubiralErbsbergpasandofrentealmonumentodeGutenberg,erantan agradablemente aburridos y tan deliciosamente insípidos, que aún hoy en díasiento nostalgia de aquellos paseos de libro de estampas, agarrado de la mano depergaminodelaseñoritaKauer.

Aunque sólo fuéramos ocho o doce mocosos, habíamos de someternos a losarneses.Éstosconsistíanenun ronzal azul celeste,hechodepuntodemedida,quequeríaserunpértigo.Aderechaeizquierdadeestepértigodelanasalíanseisarreos,también de lana, para un total de doce rapaces. Cada diez centímetros había uncascabel.DelantedelaseñoritaKauer,quellevabalasriendas,trotábamoshaciendoclinclinclingy parloteando—yyo tocandodensamentemi tambor—por las callessuburbanasyotoñales.Devezencuando, la señoritaKauerentonaba«Jesúspor tivivo,Jesúsportimuero»,otambiénla«Estrellitamarinera»,loqueconmovíaalostranseúntes, al lanzar nosotros al aire transparente de octubre un «¡Oh, María,socórreme!» o un «Madre deDios, du-u-u-ulcemadre».Así que atravesábamos lacalleprincipalhabíaquedetenereltránsito.Lostranvías,losautosyloscarruajesdecaballosseacumulabanmientrasnosotrosdesfilábamosporelempedradoentonandola estrellitamarinerahacia el otro ladode la calzada.Ycadavez, con sumanodepapelapergaminado,laseñoritaKauerdabalasgraciasalpolicíadetránsitoquenoscuidabaelpaso.

—NuestroSeñorJesucristoselopagará—leprometía,conuncrujirdesuvestidodeseda.

DeveraslosentícuandoÓscar,enlaprimaverasiguienteasusextocumpleaños,hubo de abandonar por causa de Esteban y junto con éste a la abrochable ydesabrochableseñoritaKauer.Comosiemprequesetratadepolítica,huboviolencia.EstábamosenelErbsberg.LaseñoritaKauernosquitólosarnesesdelana,elbosqueprimaveral brillaba, en las ramas empezaba la muda. La señorita Kauer estabasentadaenunmojónquebajounmusgoabundanteindicabadiversasdireccionesparapaseosdeunaodoshoras.Cualunadoncellaquenosabeloquelepasaenprimaveratarareaba un airecillo con ligeras sacudidas de cabeza como las que sólo suelenobservarseenlasperdices,ynostejíaunosnuevosarnesesqueestavezhabíandeserendiabladamenterojos,peroqueyo,pordesgracia,yanohabíadellevar.Porquederepenteseoyeronunoschillidosenlamaleza;laseñoritaKaueraleteóysedirigióazancadas,consu tejidoyarrastrando tras sí la lanacolorada,hacia lamalezay los

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chillidos.Yolaseguíaellayalalana,ynotardéenvermásrojotodavía:lanarizdeEsteban sangraba abundantemente, y uno que se llamaba Lotario, que era de pelorizado y tenía unas venitas azules en las sienes, estaba sentado sobre el pecho deaquel ser tan raquítico y llorón que se comportaba como si quisiera hundirle aEstebanlanarizhaciaadentro.

—¡Polaco!—restallaba entre golpe y golpe—: ¡Polaco!—. Cuando la señoritaKauernostuvonuevamenteenganchadoscincominutosmástardealosarnesesazulceleste—yo era el único que andaba suelto, enmadejando la lana colorada—, nosrecitó a todos una plegaria que normalmente se recita entre la consagración y [acomunión:«Confuso,llenodearrepentimientoydedolor...»

Yluego,bajadadeErbsbergyparadaanteelmonumentoaGutenberg.SeñalandoconsulargoíndicetendidoaEsteban,quelloriqueandoseapretabaunpañuelocontralanariz,externósuavemente:—Elpobrecitonotienelaculpadeserpolaco.

Por consejo de la señorita Kauer, Esteban no debía seguir yendo al jardín deniños. Y Óscar, aunque no era polaco ni apreciaba especialmente a Esteban, sedeclaró de todos modos solidario de éste. Y luego vino Pascua, y decidieronintentarlo. El doctor Hollatz opinó detrás de sus anteojos de gruesa montura decuerno que aquello no podía causar ningún daño, y formuló acto seguido sudiagnósticoenvozalta:—EsonopuedehacerlealpequeñoÓscarningúndaño.

Jan Bronski, que pasada la Pascua quería también mandar a su Esteban a laescuela pública polaca, no se dejó disuadir, y a cada rato les decía a mamá y aMatzerathqueélerafuncionariopolacoyqueporsutrabajocorrectoenelserviciodelCorreopolacoelEstadopolaco lepagabaaélcorrectamente.Despuésde todo,decía, él era polaco, y Eduvigis lo sería también tan pronto como se aprobara suinstancia.Porotraparte,unniñodespejadoymásquemedianamentedotadocomoloeraEstebanaprenderíasindudaalgunaelalemánenlacasa,yencuantoaÓscar—siempre que pronunciabami nombre, Jan dejaba escapar un ligero suspiro—, éstecontaba seis años, exactamente comoEsteban, y aunque no hablara bien todavía yestuvieraentérminosgeneralesbastanteatrasadoparasuedad,yparticularmenteensucrecimiento,detodosmodoshabíaqueprobarlo,segúnél,yaque,afindecuentas,la obligación escolar era la obligación escolar; a condición, por supuesto, que laautoridadescolarnoseopusiera.

La autoridad escolar puso algún reparo y exigió un certificadomédico.Hollatzdijodemíqueeraunniñosano,queencuantoalcrecimientoparecíadetresaños,pero que en cuanto al desarrollo intelectual, aunque no hablara bien, no les iba ennadaalazagaalosdecincooseis.Dijoalgotambiéndemitiroides.

En el curso de todos los exámenes y pruebas, a los que ya me habíaacostumbrado,memantuvetranquilo,indiferenteyauncondescendiente,sobretodoporque nadie trataba de quitarme mi tambor. La destrucción de la colección de

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serpientesyembrionesdeHollatzestabatodavíapresenteenlamemoriadetodoslosquemeexaminabanylesinfundíarespeto.

Sóloencasa,yelloelprimerdíadeescuela,meviobligadoahaceractuar losdiamantesdemivoz,yaqueMatzerath,fueraderazón,pretendíaquehicierasinmitamborelcaminohastalaEscuelaPestalozzi,frentealPradoFróbel,yquetampocomelodejaranmeterdentrodelaescuela.

Cuando recurrióa laviolenciay tratódequitarme loqueno lepertenecíaynosabíausar, pues le faltaba fibrapara ello, rompípor lamitadun florerodelque sedecíaqueeraauténtico.Viendoelfloreroauténticorotoenauténticospedazossobreel suelo,Matzerath, que lo estimabamucho, quiso soltarme un bofetón. Pero aquísaltómamá,yJan,queconEstebanysuclásicocucuruchodepapelacertabaapasarporallí,deprisaycomocasualmente,seinterpuso.

—Por favor, Alfredo —dijo con su manera tranquila y untuosa, y Matzerath,acosadoporlamiradaazuldeJanylagrisdemamá,bajólamanoyselametióenelbolsillodelpantalón.

LaEscuelaPestalozzieraunaespeciedecajanueva,decolorrojoladrillo,detrespisos, rectangularyde techoplanodecoradaa lamodernaconesgrafitosy frescos,que había sido construida por el Senado para aquel suburbio de población escolarnumerosa bajo presión de los socialdemócratas, que en aquella época desplegabantodavía una gran actividad. Salvo por el olor y los muchachos estilo juventudmodernaqueenlosesgrafitosyfrescosaparecíanpracticandodeportes,amílacajanomedesagradaba.

Delagravillafrentealportalsurgíanunosarbolitosdesmesuradamentepequeños,queademásempezabanaverdear,protegidosporunasvarillasdehierroenformadebáculos. Por todos los lados avanzaban madres llevando cucuruchos de diversoscoloresyarrastrandotrassíaniñoschillonesodebuencomportamiento.NuncahastaentonceshabíavistoÓscaratantasmadresavanzandoenlamismadirección.Parecíacomosisedirigieranenperegrinaciónaunmercadoparaofrecerallíenventaasusprimogénitosyasusbenjamines.

Ya en el vestíbulo dominaba ese olor escolar que ha sido descrito con tantafrecuencia y sobrepasa en intimidad a cualquier perfume conocido de estemundo.Sobre las losas del vestíbulo se levantaban, sin orden ni concierto, cuatro o cincotazasdegranitodecuyascavidadessaltabaelaguaenunsurtidordevarioschorros.Rodeadasdeniños,inclusivedealgunosdemiedad,merecordabanlamarranademitío Vicente, en Bissau, que a veces, tumbada sobre un costado, toleraba un brutalapretujamientoparecidoporpartedesusansiososlechones.

Losmuchachosseinclinabansobrelastazasylastorrecillasverticalesdeaguaendesplomeconstantey,conelpelocolgándolespordelante,dejabanqueloschorrosselesmetieranporlaboca,amaneradeotrostantosdedos.Ignorosibebíanojugaban.

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Avecesdosdeellosechabanlacabezaparaatráscasiaunmismotiempoy,conloscarrilloshinchados,seescupíanalacara,enemisiónsimultáneaderuidosindecentes,elaguatodavíatibiadesusrespectivasbocas,mezcladasindudaconsalivaymigajasdepan.Yyo,quealentrarenelvestíbulohabíacometido la imprudenciadeecharunaojeadaalasaladegimnasiaqueseveíaallíjuntoyqueestabaabierta,sentíalavistadelcaballodecuero,delasbarrasydelascuerdasdetreparydelabarrafija,quepareceexigirsiempreunavueltacompleta,unasedtanirresistiblequedebuenaganamehubiera tomado, al igual que los otrosmuchachos,mi sorbode agua.Sinembargo, semehacía imposiblepedirle amamá,queme tenía cogidode lamano,que levantara a Óscar el pequeñín a la altura de una de aquellas tazas. Ni aunsubiéndomesobremitamborhubieraalcanzadoyoelsurtidor.Peroademás,habiendopodidover,deunbrinco,cómounadeaquellastazasestaballenadedesperdiciosyrestos de pan que obstruían considerablemente el desagüe, y que también el aguaestabahechauncaldoinmundo,semepasóaquellasedquesemehabíaacumuladodepensamiento,sinduda,aunquenoporellofueramenosreal,alextraviarmeentretodosaquellosaparatosgimnásticos.

Poruna escalinatamonumental, hecha a lamedidadegigantes, y a lo largodecorredoresresonantes,mellevómamáhastaunasalaeneldinteldecuyapuertahabíaun letreritoquedecía: Ia.La sala estaba llenadeniñosdemi edad.Susmamas seamontonaban contra la pared opuesta a la de las ventanas, apretujando entre losbrazoscruzadosloscucuruchosmulticolores,másaltosqueyoycerradosporarribaconpapeldeseda,queseñalalatradiciónparaelprimerdíadeclases.Tambiénmamállevabaunodeesoscucuruchos.

Alentraryo,cogidodesumano,huborisasentreelpuebloyentrelasmamasdelpueblo.Aunmuchachogordito,quequeríadarleami tambor, tuvequepropinarle,paranotenerquerompervidrios,variaspatadasenlaespinilla,loquelehizocaerydarsedecabeza,contodoysupeinado,contraunodelosbancos,ymevalióamíunmanotazo demamá en el cogote. El pobre rompió a chillar: yo no, por supuesto,porqueyo sólo chillaba cuandomequerían quitarmi tambor.Mamá, a la que estaescenaenpresenciadelasdemásmadresllenabadevergüenza,meempujóhaciaelprimer banco de la sección del lado de las ventanas. Naturalmente, el banco erademasiado alto. Pero hacia atrás, donde el pueblo se iba haciendo cada vez másgroseroymáspecoso,losbancoseranmásaltostodavía.

Mediporsatisfechoymequedésentadoyquietecitoenmisitio,porquenoteníamotivo de inquietud alguno. Mamá, que parecía estar algo confusa todavía, seescabulló entre las otras mamas. Se avergonzaba probablemente, frente a suscongéneres,demisupuestoatraso.Ylasotrashacíancomosi tuvieranmotivoparaestarorgullosasdesushijosque,enmisentir,habíancrecidoconindebidarapidez.

No alcanzaba a mirar por la ventana el Prado Fróbel, porque la altura del

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antepechoera tanpocoadecuadaami talla como lade losbancos.Ybienquemehubiera gustado poder echar una mirada al Prado Fróbel, pues sabía que bajo ladireccióndelverduleroGrefflosexploradoresarmabanallí sus tiendasdecampaña,jugabana los lansquenetesy,comocorrespondea losexploradores, realizaban todaclase de acciones meritorias. No es que me interesara particularmente por estaglorificaciónexageradade lavidadecampamento,no: loúnicoqueme llamaba laatención era ver a Greff de pantalón corto. Tal era su amor por los muchachosdelgados y, hasta donde cupiera, de ojos grandes, aunque pálidos, que le habíaconsagradoeluniformedelinventordelosexploradoresBaden-Powell.

Privadoporunaarquitecturainfamedeunespectáculodignodeverse,sólopodíamirar al cielo, y acabé por hallarle gusto.Nubes siempre nuevas iban pasando sincesar de noroeste a sureste, como si esta dirección tuviera para las nubes algúnatractivoespecial.Apretémitambor,quehastaentoncesnuncahabíasoñadounsoloinstante en nada relacionado con la emigración, entre mis rodillas y el cajón delpupitre,cuyorespaldo,previstoparalaespalda,protegíalanucadeÓscar.Detrásdemí graznaban, vociferaban, reían, lloraban y armaban escándalo mis llamadoscondiscípulos.Metirabanbolitasdepapel,peroyonivolvíalacabeza,considerandomuchomás estético el espectáculode lasnubesque seguían su curso sindesviarseque la vista de aquella horda democososmal educados que no paraban de hacermuecas.

CalmósealgolaclaselaalentrarunaseñoraqueresultóluegollamarseseñoritaSpollenhauer.Yononecesitécalmarme,porqueyaantesmehabíanmantenidoquietoenesperadelosacontecimientos.Parasertotalmentesincero,laverdadesqueÓscarnisehabíatomadolamolestiadeesperarlosacontecimientos,yaquenonecesitabadistracción alguna y, por consiguiente, no la esperaba, sino que sólo se manteníaquietoensubanco,cerciorándosedelapresenciadesutamborydivirtiéndoseconeldesfiledelasnubesdetráso,mejordicho,delantedeloscristalesdelaventana,quehabíansidolavadosenocasióndelaPascua.

LaseñoritaSpollenhauerllevabauntrajesastredecorterectilíneoqueleconferíaunadustoaspectomasculino,aspectoquereforzabanademásunapecheraplisadayuncuellosemiduro,cerradoalagargantay,segúnmepareció,postizo.Apenashuboentrado en la clase con sus zapatos planos de campo, quiso congraciarseinmediatamente con los niños: —A ver, hijitos, ¿no me vais a cantar algunacancioncita?

Amanera de respuesta se oyó un rugido colectivo, que ella interpretó sinmáscomounaafirmación,porqueactoseguidoentonóconvozafectadamenteimpostadala canción primaveral «Ha llegado el mes de mayo», aunque sólo estábamos a lamitaddeabril.Anunciarellamayoydesencadenarseelinfiernofuetodouno,porquesinesperar laseñaldeentrada,sinsaberse la letraysinelmenorsentidodel ritmo

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elemental de la cancioncita en cuestión, la banda que tenía tras de mí se puso abramar más que a cantar, en espantosa confusión y como para provocar eldesprendimientodelrevoquedelasparedes.

Apesarde su tez amarillenta, de sumelena recortadaydel corbatínmasculinoqueleasomababajoelcuello,laSpollenhauermediolástima.Arrancándomedelasnubes, quemanifiestamente estaban de vacaciones,me concentré, saqué con gestodecidido lospalillosdeentremis tirantesy,enformasonorae insistente,empecéamarcarconmitamborelcompásdelacanción.Perolabandaqueestabatrasdemínoteníaparaellonisentidonioído.SólolaseñoritaSpollenhauermeanimabaconsusmovimientosdecabeza,dirigióunasonrisaalgrupodemadrespegadoalaparedy le guiñó especialmente el ojo amamá, loqueyo interpreté comouna señal paraseguir tocando, primero tranquilamente y luego en forma más complicada, hastaacabarenunaexhibicióncompletademisfacultadestamborísticas.Hacíayaratoquela banda tras de mí había dejado de mezclar sus voces bárbaras a mi tamboreo.Imaginábame ya que mi tambor daba la clase, enseñaba y convertía a miscondiscípulosenmisdiscípulos;laseñoritaSpollenhauervinofrenteamibanco,sepuso a observar mis manos y mi tambor, atentamente y aun como entendida, y,olvidándosedesímisma,tratósonriendodemarcarelcompásconmigo;porespaciodeunminutosedejóvercomounaseñoritadeciertaedad,noexentadesimpatía,lacual, olvidando su carrera de maestra y desembarazándose de la caricatura deexistencia que le estaba prescrita, se humaniza, es decir: se hace niña, curiosa,intuitiva,inmoral.

Sinembargo,comoquieraquenologrócaptarenseguidaelritmodemitamboren forma correcta, volvió a caer en su papel anterior, rectilíneo, insulso y porañadidura mal pagado, se sacudió como las maestras han de sacudirse de vez encuando,ydijo:—TúeressindudaelpequeñoÓscar,¿verdad?Detihemosoídoyahablarmucho.¡Québien tocas!¿Noescierto,niños,quenuestroÓscaresunbuentambor?

Los niños bramaron, las mamas se apretujaron más: ya la Spollenhauer habíarecobrado el dominio de sí misma. —Pero ahora—dijo con su voz de falsete—vamos a guardar el tambor en el armario, pues debe estar cansadoy tendrá sueño.Después,alterminarlaclase,telopodrásllevar.

Ymientrasibadesovillandoestospropósitoshipócritas,mostrómesuslargasuñasrecortadasdemaestraeintentóacercarsusmanos,diezvecesrecortadas,amitamborque,Diosmevalga,niestabacansadoniteníasueño.Primeroaguantéfirmeypusemisbrazosconlasmangasdelsuéteralrededordelcilindrollameanterojoyblanco;lamiré,yluego,viendoqueconservabaimpertérritasurutinariamiradainmemorialdemaestradeescuelapública,latraspaséconlosojosyencontréenelinteriordelaseñoritaSpollenhauermateriasuficientecomoparallenartrescapítulosdeescándalo;

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pero,comodeloquesetratabaeradedefendermitambor,mearranquédesuvidainterior, y anoté, al pasar mi mirada por entre sus omóplatos, sobre una pielrelativamentebienconservada,unapecadeltamañodeunflorínrecubiertadelargospelos.

Seaquesesintierapenetradaensusintencionespormimiradaoacausatalvezdemivoz,conlaqueaguisadeadvertenciaysincausarledañorascabayoellentederechodesusanteojos,eselcasoquerenuncióalapuraviolenciaquelepintabayadeblancolasmuñecas—talveznosoportarasinescalofríoselrascadodelvidrio—,retiró con un respingo lasmanos demi tambor y dijo:—Eres unÓscarmalo—ylanzandoamamá,queyanosabíadóndeesconderse,unamiradallenadereproche,me dejó mi tambor, que no dormía en absoluto, dio media vuelta, y con el pasomarcialdesustaconesplanossefuehastasupupitre.Aquí,hurgandoensucartera,extrajodeellaotropardeanteojos,probablementelosdeleer,quitósedelanarizconademánresueltoaquelloscuyocristalmivozhabíarascado—comoserascanconlasuñas los vidrios de las ventanas—, hizo como si yo hubiera violado sus anteojos,asentósesobrelanariz,alzandoelmeñique,lasegundamontura,seirguióhaciendocrujirsushuesosy,volviendoahurgarensucartera,indicó:—Ahoravoyaleeroselhorario.

Extrajodelacarteradepieldecerdounmanojodehojitasdepapel,guardóseunaparasí,repartiólasdemásentrelasmadres,dándoletambiénunaamamá,yrevelófinalmentealosniñosdeseisaños,queempezabanyaaagitarse:«Lunes:Religión,Escritura, Cálculo, Juegos; Martes: Cálculo, Caligrafía, Canto, Historia natural;Miércoles: Cálculo, Escritura, Dibujo, Dibujo; Jueves: Historia patria, Cálculo,Escritura,Religión;Viernes:Cálculo,Escritura,Juegos,Caligrafía;Sábado:Cálculo,Canto,Juegos,Juegos».

Todo eso lo anunciaba la señorita Spollenhauer como un destino irrevocable,prestando a aquel productodeun comitépedagógico suvoz severa, sinomitir unasola letra; luego, recordando sus tiempos de normalista, se fue dulcificandoprogresivamenteparaprorrumpirfinalmenteenuntonodejovialidadpedagógica:—Yahora,hijitosmíos,vamosarepetirlotodosjuntos.Aver:¿Lunes?

Lahordabramó:¡Lunes!Y ella, a continuación: —¿Religión?—. Los paganos bautizados bramaron la

palabrejareligión:Yomeabstuve,perohicesonarencambiolassílabasreligiosasenlahojalata.

Detrásdemígritaban,alentadosporlaSpollenhauer:«¡Eri-tu-ra!»Cuatrogolpesdemitambor.«¡Cál-cu-lo!»Tresgolpesmás.

Yasífueronsiguiendo,detrásdemí,losbramidos,ydelante,lasinvitacionesdela Spollenhauer; y yo, poniendo a juego necio buen semblante, seguía marcandomoderadamente las sílabas conmi tambor, hasta que la Spollenhauer—no sé por

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indicacióndequién—se levantóde repente,manifiestamenteenojada,peronoconlosenergúmenosdeatrás,sinoconmigo.Erayoquienleponíaaquelruborhécticoenlasmejillas:elinocentetambordeÓscareraparaellamotivodeescándalosuficiente.

—Óscar, ahora me vas a escuchar a mí. Jueves: ¿Historia patria?—.Prescindiendode lode jueves, di cincogolpesparaHistoria patria: paraCálculoyEscritura,respectivamente,tresycuatrogolpes,yparaReligión,comocorresponde,nocuatro,sinotresgolpestrinitariosdetambor,únicosyverdaderos.

Pero la Spollenhauer no notaba las diferencias. Para ella todo tamboreo eraigualmente insoportable.Multiplicando por diez lamuestra de sus uñas recortadas,comoantes,tratódeecharmemanoconelmismonúmero.

Peroantesdeque tocaramihojalata soltéelgritovitricidaquedejósinvidriossuperiores las tres desmesuradas ventanas de la clase. Los de en medio cayeronvíctimasdeotrogrito.Eltibioaireprimaveralinvadiósinobstáculolaclase.Quedeuntercerchillidoeliminaralosvidriosinferioresresultabasuperfluoyhastapetulantedemiparte,porqueyaalcederloscristalessuperioresydeenmediolaSpollenhauercontrajosusgarras.Enlugardeatentarpormerocapricho,artísticamentediscutiblepor lo demás, contra los últimos vidrios, Óscar habría sin duda hecho mejor noperdiendodevistaalaSpollenhauerquereculabatambaleándose.

Diossabededónde,comoporartedeencantamiento,sacólacaña.Entodocaso,es lo cierto que de repente estaba allí, tremolando en aquel aire primaveral que semezclabaconelairedelaclase.Yatravésdeesteairemixtolahizosilbar,alentandosu flexibilidad, alentando su hambre y sed de abatirse sobre la piel que revienta,alentándolaaobsesionarseenelssst,enlainnúmerascortinasqueunacañaescapazdesugerir,enlasatisfaccióndeambaspartes.Yladejócaercomountruenosobrelatapademipupitre,de talmodoque la tintadel tinteropegóunsaltovioláceo,yalnegarmeyoasometermimanoalosgolpes,ledioungolpeamitambor.¿Cómoseatrevía ella a pegar?Y si quería hacerlo, ¿por qué había de ser ami tambor? ¿Nohabíadetrásdemípicarosdespabiladosencantidadsuficiente?Entonces,¿porqué,precisamente, a mi tambor? ¿Cómo era posible que una señorita que no entendíanada,peroabsolutamentenadadelartedeltamboreo,seatrevieraaatentarcontramitambor?¿Quélebrillabaenlamirada?¿Cómosellamabalabestiaquequeríapegar?¿Decuálparquezoológicosehabíaescapado,quéclasedealimentobuscaba,dequéandaba en celo? Óscar se creció: algo penetró en él subiendo de no sé cuálesprofundidadesatravésdelassuelasdesuszapatos,atravésdelasplantasdesuspies;seabriópasohaciaarriba,ocupósuscuerdasvocalesylehizoemitirunrugidoquehabría bastado para dejar sin vidrios una magnífica catedral gótica de bellosventanalesluminososyrefringentes.

Produje, enotros términos,undoblechillidoquepulverizó literalmente losdoslentesdelosanteojosdelaSpollenhauer.Conlascejasligeramenteensangrentadasy

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haciendoguiñosatravésdelosarosvacíosdelamontura,fuereculandoatientasysepuso a lloriquear de un modo horrible y con una falta de dominio absolutamenteimpropia de una maestra de escuela pública, en tanto que la banda tras de míenmudecíadeterror,quiénesdesapareciendobajolosbancos,quiénescastañeteandolosdientes.Algunossefuerondeslizandodebancoenbancohaciasusmadres.Peroéstas, al advertir lamagnitudde losdaños, buscaban al culpableyquerían echarsesobremamá,loquesindudahabríanacabadoporhacersiyo,tomandomitambor,nomehubierasalidodelbanco.

Pasando frente a la Spollenhauer, que estaba medio ciega, me abrí paso hastamamáporentreaquellasfurias,latomédelamanoylasaquédelaclaseIa,expuestaya a todas las corrientes de aire. Corredores resonantes y escalinata para niñosgigantes.Restosdepanen tazaschorreantesdegranito.Gimnasioabiertoconunosmuchachostemblandobajolabarrafija.Mamáseguíatodavíaconlahojitadepapelenlamano.AnteelportaldelaEscuelaPestalozziselatoméyconvertíelhorarioenunainocuabolitadepapel.

Peroesosí:alfotógrafo,queentrelascolumnasdelportalacechabaalosalumnosdelprimerañoconlasmamasyloscucuruchos,Óscarlepermitióqueletomaraunafotodeélydelsuyo,quehabíasalido indemnede todaaquellaconfusión.Salióelsol;arribaseoíaelzumbidodelasclases.ElfotógrafocolocóaÓscaranteuntelóncomopizarraenlaqueseleía:Miprimerdíadeescuela.

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RasputínyelABC

Contándoles el primer encuentro deÓscar con un horario, acabo de decirles amiamigoKlepp y al enfermeroBruno, que sólome escucha amedias: Sobre aquellapizarra,quebrindabaalfotógrafoelfondoparasusfotostamañotarjetapostaldelosniñosdeseisañosconsusmochilasycucuruchos,seleía:Miprimerdíadeescuela.

Claroestáquelafrasecitasólopodíanleerlalasmamas,queseagrupabandetrásdel fotógrafo y estabanmás excitadas que los niños. En cuanto a éstos, colocadosdelantedelapizarra,sólopodríanleerlainscripciónalañosiguiente,enocasióndelingresodelosnuevosalumnosdeprimeraño,despuésdelaPascua,obiendescifrar,enlasfotosmismasqueguardaban,queaquellashermosasinstantáneashabíansidotomadasensuprimerdíadeescuela.

EscritaencaligrafíaSütterlin,aquellainscripciónquemarcabacontizaeliniciodeunanuevaetapade lavida,extendíaseconsuspuntasagresivas, falseadaen lascurvas por el relleno, a lo ancho de la pizarra. De hecho, la escritura Sütterlin sepresta para lo notable, las frases breves, para las consignas, por ejemplo. Tambiénparaalgunosdocumentos,quenuncahevisto,adecirverdad,peroquemerepresentodetodosmodosescritosenletraSütterlin:cosascomoloscertificadosdevacuna,losdiplomasdeportivosy la sentenciasdepena capital escritas amano.Ya en aquellaépoca, en la que sin duda no podía leer todavía la escritura Sütterlin sino sólopenetrarla, el doble lazo de laM sutterliniana con que empezaba la inscripción demarras—traicionerayoliendoacáñamo—,mehacíapensarenelpatíbulo.Y,contodo, me hubiera gustado poder leerla letra por letra en vez de presentirla sólooscuramente. No vaya a pensarse que yo diera a mi encuentro con la señoritaSpollenhauer un giro tan excelsamente vitricida y el carácter de una rebelión deprotesta tamborística porque ya me supiera el ABC. ¡De ningún modo! Sabíaperfectamente bien, por el contrario, que no bastaba enmodo alguno con adivinarvagamente la escritura Sütterlin, y que carecía del saber escolar más elemental.Desgraciadamente,loqueaÓscarnopodíagustarleeraelmétodomedianteelcuallaseñoritaSpollenhauerseproponíainstruirlo.

DeahíquealabandonarlaEscuelaPestalozzinodecidieraenmodoalgunoquemi primer día de escuela fuera también el último. Se acabó la escuela, vivan lasvacaciones.Nadadeeso.Yaaltiempoqueelfotógrafomeconfinabaparasiempreenla imagen pensaba para mí: Hete aquí ahora delante de una pizarra, y bajo unainscripción probablemente y posiblemente fatídica; puedes sin duda interpretar lainscripciónporelcarácterdelaescriturayrepresentarteasociacionesdeideastalescomo la de la incomunicación, arresto preventivo, residencia vigilada y todos a lamismacuerda;peroloquenopuedeshaceresdescifrarla.Porotraparte,ypeseatuignoranciaqueclamaalcieloseminublado,tieneselpropósitodenovolveraponer

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los pies en esta escuela con horario. Y entonces, Óscar, ¿dónde vas a aprender elpequeñoABC,yelgrande?

Que existían un ABC pequeño y uno grande lo había colegido yo, entre otrascosas,delaexistenciainnumerableeineludibledepersonasmayoresquesellamabanasímismosadultos.Claroqueamíseguramenteconelpequeñomebastara.Pero,enefecto, nadie cesa de justificar a cada paso la existencia de unABCgrande y unopequeñoconladeuncatecismograndeyunopequeñoodeunatablademultiplicargrandeyunapequeña,yenocasióndelasvisitasoficialessuelehablarseasimismo,segúnlaconcurrenciadediplomáticosydignatarioscondecorados,deunarecepcióngrandeounapequeña.

Durantelosmesessiguientes,nimamániMatzerathsepreocuparonmáspormiinstrucción ulterior. Les bastaba con el único intento, por lo demás tan duro yhumillanteparamamá,quehabíanhechoparallevarmealaescuela.Aligualqueeltío Bronski, cuandome contemplaban desde arriba suspiraban y sacaban a relucirviejashistorias,comoporejemplolademiterceraniversario:—¡Latrampaabierta!Fuistetúquienladejasteabierta,¿noescierto?Túestabasenlacocinayhabíasidopreviamentealabodega,¿noescierto?Fuisteabuscarunalatadeensaladadefruta,¿noescierto?Dejastelatrampaabierta,¿noescierto?

TodoloquemamáleechabaencaraaMatzeratheraciertoy,sinembargo,segúnsabemos,noloera.Peroélllevabaelpesodelaculpa,yaveceshastalloraba,porqueera capaz de enternecerse. Entonces mamá y Jan tenían que consolarlo, y mellamaban amí,Óscar, una cruzque era necesario llevar, undestinoprobablementeinmutable,unapruebaquenosesabíacómohabíapodidomerecerse.

Ningún auxilio era pues de esperar por parte de estos portadores de cruz tanduramentecastigadosporeldestino.TambiénlatíaEduvigis,queamenudoveníaabuscarmeparallevarmeajugarconsupequeñaMargadedosañosenelcuadrodearenadelParqueSteffen,quedóeliminadacomomaestraparamí:teníabuencorazón,sin duda, pero era de una simplicidad de espíritu como la del cielo azul. HubeasimismodeapartardemimentealaseñoritaInge,ladeldoctorHollatz,ynoporquenofueraazulcelestenidecorazónmanso;porelcontrario,erainteligente,ynounasimplerecepcionistadeconsultorio,sinounaasistenteinsustituible,demodoquenodisponíadetiempoparamí.

Variasvecesaldíasubíaybajabayoloscientoytantospeldañosdelaescaleradeledificiodecuatropisos,tocabaeltambor,enbuscadeconsejo,acadadescansillo,yolíaloquehabíadecomerenlosdepartamentosdelosdiecinueveinquilinos,perosinllamarapuertaalguna,porquenienelviejoHeilandtnienelrelojeroLaubschad,y no digamos ya en la gorda señora Kater o, pese a toda mi simpatía, en mamáTruczinski,alcanzabayoaveramifuturomagister.

ArribaenlabuhardillavivíaelmúsicoytrompetistaMeyn.ElseñorMeyntenía

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cuatrogatosyestabasiempreborracho.Tocabamúsicadebaileenellocal«ZinglersHohe», y la nochedeNavidad ibapesadamentepor las calles y la nieve conotroscuatroocincoborrachinesdesucalaña,luchando,afuerzadecorales,contraelfríoriguroso.Undíameloencontréensudesván,tendidobocaarribasobreelsuelo,depantalónnegroycamisablancadeetiqueta,haciendorodarentresuspiessinzapatosunabotellavacíadeginebraytocandoalmismotiempolatrompetacomolospropiosángeles. Sin quitarse el instrumento de la boca, me echó una mirada de reojo yalcanzando a verme plantando detrás de él, me aceptó tácitamente como tamboracompañante.Paraélsulatónnovalíamásqueelmío.Nuestrodúoahuyentóasuscuatrogatoshaciaeltejadoehizovibrarligeramenteloscanalones.

Cuandoterminamoslamúsicaydejamoslosinstrumentos,yosaquédedebajodemijerseyunviejoejemplardelasÚltimasNoticias,loalisé,meacurruquéalladodeltrompetistaMeyn,letendílalecturaylepedíquemeenseñaraelgrandeyelpequeñoABC.

Peroapenashubodejadosutrompeta,elseñorMeynsequedódormido.Paraélsólohabíatresverdaderasocupaciones:labotelladeginebra,latrompetayelsueño.HastaqueingresócomomúsicoenelcuerpomontadodelaSeccióndeAsaltoydejólabebidapor algunosaños, ejecutamos todavía con frecuenciay sin ensayoprevioalgunosotrosdúoseneldesván,paralaschimeneas,loscanalones,laspalomasylosgatos;peroparamaestronoservía.

Probé entonces con el verdulero Greff. Sin mi tambor, porque a Greff no legustaba el sonido del metal, visité en varias ocasiones la tienda de los bajos casienfrentedenuestracasa.Allíparecíandarsetodaslaspremisasdeunestudioafondo,yaquepor todaspartes, en laviviendadedospiezas, en lamisma tienda, arribaydetrásdelmostradoryaunenelalmacénrelativamentesecopara laspatatas,habíalibros:librosdeaventuras,librosdecanciones,elQuerubínvagabundo,lasobrasdeWalter Flex, laVida sencilla deWiechert,Dafnis y Cloe, monografías de artistas,pilas de revistas de deportes, inclusive volúmenes ilustrados, con grabados demuchachosmediodesnudoscorriendosiempre,nosesabeporqué razón,detrásdebalones,lamayoríadelasvecesenlaplaya,ymostrandounosmúsculostanlustrososqueparecíanaceitados.

YaenaquellaépocateníaGreffmuchosdisgustosconsunegocio.Alcontrolarsubalanzaysuspesasunosinspectoresdepesasymedidashabíancomprobadoalgunasdeficiencias. Sonó la palabrita fraude. Greff hubo de pagar una multa y comprarnuevaspesas.Llenodepreocupacionescomoandaba,yasólolograbandistraerlosuslibrosylasveladasylasexcursionesdefindesemanaconsusexploradores.

Apenas si se dio cuenta de que yo entraba en la tienda; siguió marcando susetiquetas con los precios, y yo aproveché la oportunidad para tomar tres o cuatrocartonesblancosyun lápiz rojoy,conmuchaaplicacióne imitando laescriturade

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Sütterlin,sirviéndomecomomodeloparaellodelasetiquetasyamarcadas,tratédeatraerlaatencióndelverdulero.

Pero probablemente Óscar era demasiado pequeño para él, y sus ojos no erantampocolobastantegrandesnisutezlobastantepálida.Envistadeeso,soltéellápizrojo,escogíunlibrotellenodedesnudecessusceptiblesdellamarlaatenciónaGreffy, colocándome ostensiblemente de lado, en forma que también él pudiera verlos,empecéacontemplargrabadosdemuchachosquese inclinabanhaciaadelanteosetendíanhaciaatrás,yqueyosospechabapodríandecirlealgo.

Comoquieraquecuandonoteníaenlatiendaclientesquelepidieranzanahoriaselverduleroseabsorbíaporcompletoenlaconfeccióndesusetiquetas,necesitabayoabrirycerrarellibroruidosamente,ovolverrápidamentelaspáginasconuncrujido,conobjetodesacarlodesusetiquetasyhacerquesefijaraenmíyenmiavidezdelectura.

Más vale decirlo de una vez: Greff no me comprendió. Cuando habíaexploradoresenlatienda—yporlastardesandabansiempreporallídosotresdesuslugartenientes—,nosedabacuentaparanadadelapresenciadeÓscar.Ycuandonohabíanadie, lo irritabana talpuntomis interrupcionesquese levantabayordenabaseveramente:—¡Dejaellibroenpaz,Óscar!¡Noesparati!Eresdemasiadotontoypequeñotodavía,ysólomelovasaestropearyvalemásdeseisflorines.Siquieresjugar,¡aquíhaypatatasyrepollossuficientesparaello!—.Yquitándomeellibrotedelasmanos y hojeándolo sin lamenor contracción de su cara,me dejaba allí entreberzas,colesdeBruselas,coles lombardas, repollos,nabosy tubérculos, solitarioyabandonadoporqueÓscarnoteníaconsigoasutambor.

ClaroquequedabatodavíalaseñoraGreff,yasí,despuésdelasreprimendasdelverdulero, solía con frecuencia deslizarme hacia el dormitorio delmatrimonio. Enaquella época, la señora Lina Greff estaba en cama desde hacía varias semanas,andabaenferma,olíaacamisadedormirputrefactaytomabatodoloqueseleponíapordelante,conexcepcióndealgúnlibroquehubierapodidoinstruirme.

ConciertaenvidiamirabaÓscarenaquellaépocalascarterasdelosmuchachosdesuedad,acuyoladocolgabancolumpiándoseydándoseimportancialasesponjasy los trapitos de las pizarras. Y sin embargo, no recuerda haber tenido nuncapensamientos por el estilo de: tú mismo te lo buscaste, Óscar; hubieras debidoponerlebuenacaraaljuegoescolar;nohubierasdebidorompertanparasiempreconla Spollenhauer; ahora estos rapaces te van a adelantar; seguramente ellos ya hanpasado el ABC grande y el pequeño en tanto que tú no sabes siquiera tenercorrectamentelasÚltimasNoticias.

Conciertaenvidia,acabodedecir,ynoibamásallá,enefecto.Unasolapruebaolfatoria superficial me había bastado para apartar la nariz definitivamente de laescuela. ¿No han olfateado ustedes alguna vez las esponjitas y los trapitos mal

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lavados y medio carcomidos de esas pizarras de marco amarillo que se vandesgastando y retienen en el cuero barato de las carteras las emanaciones de lacaligrafía,delapequeñaylagrandetablademultiplicaryelsudordelospizarrineschirriantes,humedecidosconsaliva,quealternativamenteseatascanyresbalan?Devezencuando,cuandoalgunosmuchachos,al salirde laescuela,acertabanadejarcercademísuscarterasparajugaralapelota,yomeinclinabahastalasesponjasquese tostaban al sol, y me decía para mí que emanaciones tan acres sólo podíanexhalarlaslossobacosdeSatanás,siesqueexistía.

Así, pues, la escuela de las pizarras difícilmente podía gustarme.Pero con ellotampocopretendedaraentenderÓscarqueaquellaGretaSchefflerquedeallíapocohabíadehacersecargodesuinstrucciónfueralaencarnaciónperfectadesugusto.

Todo el inventario de la habitación de panaderos de los Scheffler en elKleinhammerwegme ofendía. Aquellas carpetitas de adorno, los cojines bordadosconescudosdearmas,lasmuñecasalaKäthe-Krusealacechoenlosángulosdelossofás, animales de trapo por todas partes, porcelana que clamaba por un elefante,recuerdosdeviajesentodasdirecciones,laboresencursodeejecución:deganchillo,detejido,debordado,detrenzado,deanudado,debolilloyorlasdepuntilla.Aesteinteriortanempalagosamentemono,tandeliciosamentehogareño,minúsculohastalaasfixia,sobrecalentadoeninviernoyenvenenadoconfloresenverano,sóloalcanzoaencontrarle una explicación, a saber: Greta Scheffler no tenía hijos; ella, a la quetantolehubieragustadotenerlosparatejerlescositasdepunto,quesemoría¡ay!—¿seríaculpadeScheffleroculpadeella?—portenerunhijitoalquehacerleropitadeganchillo, con cuentecitas, con volantitos, y al que cubrir con besitos de punto decruz.YaquífuedondevineyoapararparaaprenderelpequeñoyelgrandeABC.Meesforcéporque la porcelanay los recuerdosdeviaje no sufrierandaño alguno.Dejabacomoquiendicemivozvitricidaencasay,cuandoaGretaleparecíaqueyase había tamboreado bastante, y, enseñándome en una sonrisa sus dientes de orocaballunos,mequitabaeltambordelasrodillasyloponíaentrelosositosTeddy,yocerrabaunojo.

HiceamistadcondosdelasmuñecasKäthe-Kruse,lasapretabacontramipechoy flirteaba como un enamorado con las pestañas de estas dos damiselas que memiraban con perpetuo asombro; y así, por medio de esta amistad fingida con lasmuñecas—queporserfingidaparecíasermásreal—ibatejiendounaredalrededordelcorazóndeGretaScheffler,tejidatambiéndosvueltasalderecho,dosalrevés.

Miplannoeramalo.YaalasegundavisitameabrióGretasucorazóno,mejordicho, deshizo sus mallas, como se deshacen las mallas de una media, y puso aldescubierto su larga hebra, deshilachada ya en algunos sitios y anudada en otros,abriendodelantedemí todos los armarios, todas las cajitas, exponiendo amivistatodasaquellasmonadasadornadasconcuentecitas—pilasdechaquetitasdepunto,de

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baberosydepantaloncitoscomoparaniñosdecincoaños—,tendiéndolashaciamí,probándomelasyvolviéndomelasaquitar.

Mostróme luego lasmedallas de tiro ganadas porScheffler en la asociación decombatientes,consuscorrespondientesfotosqueenpartecoincidíanconlasnuestras,ynofuehastaelfinal,alrecogertodalaropitaybuscartodavíaalgunaotramonada,cuandohicieronsuapariciónalgunoslibros.Óscarhabíacontadofirmementeconquedetrásdelaropitateníaquehaberalgúnlibro,yaquehabíaoídoaGretahablarconmamádelibrosysabíaconquéafánlasdos,desolterastodavíayluegodecasadasjóvenes las dos, casi a la misma edad, habían cambiado libros entre sí y solíantomarlosprestadosdelabibliotecacirculantejuntoalPalaciodelFilmpara,saturadasdelectura,poderconferiralosmatrimoniosultramarinoypanaderomásmundo,másamplitudymásbrillo.

Sinduda, loqueGretapodíaofrecermenoeramucho.Probablementeella,quedesdequetejíayanoleía,lomismoquemamá,queacausadejanBronskiyanoteníatiempodeleer,habríaregaladolosbellosvolúmenesdelaCooperativadelLibro,delaqueambashabíansidosuscritoras,agentesqueleíantodavía,porquenitejíanniteníananingúnJanBronski.

Pero también losmalos libros son libros y, por lo tanto, sagrados. Lo que allíencontré era unamezcolanza y provenía en buena parte del cajón de libros de suhermano Theo, que había perecido de marino en el Doggerbank. Siete u ochovolúmenesdelCalendario de laFlota deKöhler, llenos de barcos hundidos desdehacíamucho,losGradosdeServiciode laMarinaImperial,PaulBeneke,elhéroemarino, todo lo cual apenas podía constituir el alimento por el que suspiraba elcorazóndeGreta.También laHistoriade laciudaddeDanzig, deErichKeyser, yaquellaLuchaporRoma,quehubodeefectuarunindividuollamadoFélixDahnconlaayudadeTotilayTeya,deNarsesyBelisario,yquehabíaperdidoentrelasmanosdel hermano marino mucho de su brillo y consistencia. Pensé, en cambio, queprocedíadelaestanteríadelapropiaGretaunlibroquetratabadelDebeyelHaber,algosobreAfinidadeselectivas deGoethey el gruesovolumen ricamente ilustradoqueteníaportítuloRasputínylasmujeres.

Después de mucho titubeo —habiendo poco que elegir no era fácil decidirserápidamente—,escogí,sinsaber loqueescogía,porpuraobedienciaamiconocidavocecitainterior,primeroaRasputínyluegoaGoethe.

Estadobleelecciónestaballamadaafijareinfluirmivida,porlomenoslavidaquepretendíallevaralmargendemitambor.Hastalafecha—enqueÓscar,ávidodeinstrucción, va atrayendo a su cuarto uno tras otro los libros de la biblioteca delsanatorio— oscilo, riéndome de Schiller y sus adláteres, entre Goethe y Rasputín,entreelcuranderoyelomnisciente,entreelindividuotenebroso,quefascinabaalasmujeres,yelpríncipe luminosode lospoetas,alque tantogustabadejarse fascinar

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porellas.YsitemporalmentemeinclinabamásporRasputínytemíalaintoleranciadeGoethe,ello sedebíaexclusivamentea lavagasospechaquemehacíadecirme:Goethe,Óscar,sitúhubierastocadoeltamborensutiempo,sólohabríavistoentiloanormal, tehabría condenadocomoencarnaciónmaterialde la antinaturaleza,y sunaturaleza—queafindecuentastúsiemprehasadmiradotantoyalaquesiemprehasaspirado,pormuchoquesepavonearaenformapoconatural—,sunatural,digo,lohabríaatiborradodeconfitesempalagosos,entantoqueati,pobrediablo,tehabríapulverizado,sinoagolpesdelFausto,síporlomenosconungruesovolumendesuTeoríadeloscolores.

Pero volvamos a Rasputín. Éste, con el concurso de Greta Scheffler, me haenseñado en efecto el pequeño ABC y el grande, me ha enseñado a trataramablementealasmujeres,y,cuandoGoethemeofendía,hasabidoconsolarme.

Nofuenadafácilaprenderaleerhaciéndomealpropiotiempoelignorante.Estohabíaderesultarmemásdifícilquelasimulación,prolongadadurantemuchosaños,demojar la cama. Pues en este último caso se trataba simplemente de poner cadamañanademanifiestounadeficienciadelaqueenelfondohabríapodidoprescindir.Encambio,hacermeelignorantesignificabaparamíocultarmisrápidosprogresosysosteneruna luchaconstanteconmi incipientevanidad intelectual.Que losadultosvieranenmíaunniñoquemojabalacamameteníaperfectamentesincuidado,perotenerquepasarundíasíyotrotambiénporboboerabastantemolestoparaÓscaryparasumaestra.

Tan pronto como hube salvado los libros de entre la ropita para bebé, Gretacomprendióinmediatamenteyllenadejúbilosuvocaciónpedagógica.Logréarrancaraesamujersinhijosdelalanaquelateníaaprisionada,ycasilleguéahacerlafeliz.Enrealidad,ellahubierapreferidoqueescogieracomolibroescolaraqueldeDebeyHaber,peroyoinsistíenRasputín,mequedéconRasputíncuando,paralasegundalección,ellahabíayacompradounauténticoABCparaprincipiantesy,alverquemevolvía siempre con novelitas inocentes y cuentos como el delEnano narigón y elPulgarcito,me decidí a hablar. «¡Rasputín!», gritaba, o también «¡Rachuchín!».Avecesmehacíaelperfecto idiota:«¡Rachu,Rachu!»,se leoíaparlotearalpequeñoÓscar, con objeto de queGreta comprendiera por una parte cuál lectura prefería ypermanecieraporotraaoscurasacercadelosprogresosdesugeniodeletreante.

Aprendíarápidayregularmente,sinponerenelloexcesivaatención.Alcabodeun año sentíame en SanPetersburgo, en las habitaciones privadas del autócrata detodas las Rusias, en el cuarto infantil del zarévich siempre enfermizo, entreconspiradores y popes, así como cual testigo ocular de las orgías rasputinianas,completamentecomoenmicasa.Aquelloteníauncoloridoquemegustaba:todosemovía alrededor de una figura central, lo que confirmaban asimismo los grabadoscontemporáneosesparcidosporellibro,quemostrabanalbarbudoRasputínconsus

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ojos de carbón enmedio de damas que llevabanmedias negras, pero desnudas encuantoalodemás.LamuertedeRasputínmeimpresionó:loenvenenaronconpastelenvenenado,convinoenvenenado,y,comopidieramáspastel,loacribillaronatirosderevólver,ycomoquieraqueelplomoenelpecholedieraganasdebailar,loataronylohundieronenelNevaporunagujerohechoenelhielo.Todoesolohicieronunosoficiales masculinos, porque las damas de San Petersburgo nunca hubieran dadopastelenvenenadoalpadrecitoRasputínaunquesí,encambio,todolodemásqueleshubierapedido.Yesquelasmujerescreíanenél,entantoquelosoficialeshubierondeeliminarloparapodercreerdenuevoensímismos.

¿Tiene nada de particular, en estas condiciones, que no fuera yo solo el quehallaraplacerenlavidayelfindelatléticocurandero?Gretavolvióahallaratientaselcaminodelaslecturasdesusprimerosañosdecasada.Aveces,alleerenvozalta,disolvíase literalmente, temblaba al caer sobre la palabrita orgía, pronunciaba lapalabramágicaorgíaconunaentonaciónespecial, sedisponíapara laorgíacuandodecíaorgíay, sinembargo,noeracapazde representarse,bajoelnombredeorgía,ningunaorgíaverdadera.

LomaloeracuandomamámeacompañabaalKleinhammerwegyasistía,enelcuartodearribadelapanadería,amislecciones.Entonceslacosadegenerabaavecesenorgía,seconvertíaenfinpropioynoyaenclaseparaelpequeñoÓscar.Acadasegundaotercerafrasebrotabanunasrisassofocadas,loslabiosseponíansecosyapuntodeagrietarse;lasdosmujerescasadas,alsimplecaprichodeRasputín,seibanjuntandomás ymás, se ponían inquietas sobre los cojines del sofá, se les ocurríaapretarselosmuslos,ylasrisassofocadasdelcomienzoacababanporconvertirseensuspiros.LalecturadeunasdocepáginasdeRasputíndabalugaraloquetalveznosehabíaqueridoyapenasesperado,peroquedetodosmodosseaceptabadebuenagana,aunquefueraenplenatarde;ycontraelloRasputínnohabría tenidoobjeciónalguna sino que, por el contrario, lo distribuía gratuitamente y lo seguirádistribuyendoportodalaeternidad.

Finalmente,mientraslasdosmujeres,despuésdehaberdichodiosmíodiosmío,secomponíanalgoconfusaselpeinado,asaltábaleamamáladuda:—¿SeráciertoqueOscarcitonoentiendenadadeesto?—¡Quéva!—decíaGretatranquilizándola—coneltrabajoquemedanologrohacerleaprendernada,yloqueesleer,dudoquenuncaloconsiga.

Yparadar testimoniodemi ignorancia a todaprueba, añadía:—Fíjate,Agnés,quearrancalaspáginasdenuestroRasputín,lasarrugayluegoyanoestán.Avecesquierodarmeporvencida,perocuandoveolofelizqueesconellibro,ledejoquelorompaylodeshaga.Porlodemás,yaletengodichoaAlexqueparalaNavidadnosregaleunnuevoRasputín.

Enelcurso,pues,detresocuatroaños—tantosfueron,yaunmás,losqueGreta

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me instruyó— conseguí, como ustedes habrán observado, hacerme con más de lamitad de las hojas de Rasputín; con prudencia, eso sí, haciendo ver que era portravesura y arrugándolas, para luego, una vez en casa, sacarlas en mi rincón detocadordetambordedebajodemijersey,alisarlasyguardarlasconvistasaulterioreslecturasclandestinas,sinquemeestorbaranlasdosmujeres.YlopropiohacíaconelGoethe, que cada cuarta lecciónpedía aGreta, gritando: «¡Doethe!»Noquería, enefecto,confiarmesóloaRasputín,porquenohabíatardadoendarmecuentadeque,enestemundo,cadaRasputíntieneenfrenteaunGoethe,queRasputínllevatrassíaunGoethe,oGoetheaunRasputíny,loqueesmástodavía,locreaensucaso,paradespuéspodercondenarlo.

CuandoÓscar, acurrucado con sus hojas sin encuadernar en el desván o en elcobertizo del viejo señor Heilandt, entre las bicicletas destartaladas, mezclaba laspáginassueltasdelasAfinidadeselectivasconotrasdeRasputín,alamaneracomosebarajanlosnaipes,leíaellibrodenuevacreaciónconsorpresacreciente,peronoporellomenosdivertida:veíaaOtiliapasearserecatadadelbrazodeRasputínporentrejardines centroalemanes, y aGoethe, sentado con una nobleOlga licenciosa en untrineo,deslizarsedeorgíaenorgíaatravésdeSanPetersburgoinvernal.

PerovolvamosunavezmásamisaladeclasedelKleinhammerweg.Aunqueyono pareciera hacer progreso alguno, Greta disfrutaba conmigo como si fuera unaadolescente. Florecía junto a mí poderosamente bajo la mano abrasadora delcuranderoruso,invisibleporsupuestoperonoporellomenoshirsuta,arrastrandoensuflorecersustilosysuscactosdesalón.¡SisolamenteSchefflerhubierasacadounaqueotra vez los dedos de la harina y cambiado los panes de la panadería por otraclasedepanes!NocabedudaqueGretasehabríadejadoamasar,abatanar,bañaryhasta cocer. ¿Quién sabe lo quehabría salidodel horno?Tal vez unbebé.Valía lapenaqueseleconcedieraaGretaesaalegría.

YencambiopermanecíasentadadespuésdelalecturaexcitantedeRasputín,conlamiradaencendidayelpeloligeramenteendesorden,moviendosusdientesáureosy equinos, pero sin tener qué morder, y decía diosmíodiosmío pensando en lalevaduraeterna.Ycomomamá,que teníaa su Jan,nopodíaayudarlaennada, losminutosqueseguíanaestapartedemienseñanzafácilmentehubieranpodidoacabarmal,sinofueraporqueGretateníauncorazóncomounasPascuas.

Corría rápidamente a la cocina, volvía de ella con el molinillo del café, loagarraba como se agarra a un amante y, mientras el café se convertía en polvo,cantabaacompañadademamáyconmelancolíaapasionadalosOjosnegrosoElrojosarafán,sellevabalosojosnegrosalacocina,poníaaguaacalentary,mientraséstasecalentabaen la llamitadelgas,bajabacorriendoa lapanaderíay traíadeallí, amenudocontralasobjecionesdeScheffler,pastelesfrescosyotrosrancios,llenabalamesita con tacitas floreadas, la jarrita para la crema, el azucarerito, tenedores para

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pastel, esparcía unos pensamientos en los huecos libres, servía el café, entonabamelodías del «Zarévich», ofrecía brazo de gitano, pocillos de amor, «Estaba unsoldado de guardia a orillas del Volga», y coronitas de Francfort salpicadas conpedacitos de almendra, «¿Cuántos angelitos tienes allá arriba contigo?», así comomerenguesdelosllamadosbesos,connata,tandulces¡ay!tandulces;yentrebocadoybocadosalíadenuevoarelucirRasputín,peroahorasímanteniéndoseladistancia,para escandalizarse ellas, saturadasyadepasteles, a propósitode aquellos tiempostanabominablesytanprofundamentecorrompidosdelzarismo.

En aquellos años me atracaba decididamente de pasteles. Como puedecomprobarse por las fotos, Óscar no crecía por ello, pero sí engordaba y se hacíadeforme. En ocasiones, después de las clases excesivamente empalagosas delKleinhammerweg,apenasllegabaalLabeswegnoteníamásremedioqueirmedetrásdelmostrador,yencuantoMatzerathdesaparecía,bajarunpedazodepansecoatadoauncordelhastaelpequeño tonelnoruegoenelqueseguardaban losarenquesenconserva, sumergirlo en él y subirlodenuevo cuandoya estababien empapadodesalmuera. Ustedes no pueden imaginarse hasta qué punto, después del consumoexageradodepasteles,dichobocadilloactuabacomovomitivo.Noerararoque,paraadelgazar, Óscar devolviera en el retrete por más de un florín de pasteles de lapanaderíaScheffler,loqueenaquellaépocaeramuchodinero.

Pero además había de pagar las lecciones de Greta todavía en otra forma. Enefecto, ella, a laque tantogustabacosery tejer cositasparaniños, se servíademícomo maniquí. Y yo no tenía más remedio que probarme toda clase de blusitas,gorritos,pantaloncitos,abriguitosconysincapuchita,ysometermeaellos.

Norecuerdosi fueellaomamá laqueenocasióndemioctavoaniversariomeconvirtió en un pequeño zarévich digno de ser fusilado. En aquella época el cultorasputinianodelasdosmujereshabíallegadoalparoxismo.Unafotodeaqueldíamemuestrajuntoalpasteldeaniversario,cercadoporochovelitasquenoescurren,conuna blusa rusa bordada, bajo un gorro cosaco audazmente ladeado, tras lascartucherascruzadasyconpantalónbombachoblancoybotascortas.

Porsuertemitamborfueadmitidoaformarpartedelafoto.Yporsuertetambién,GretaScheffler,posiblementeainstanciasmías,mecortó,mecosióyfinalmentemeprobóuntrajelobastanteweimarianoyelectivamenteafínparaevocarenmiálbum,hoytodavía,elespíritudeGoethe; trajequeatestiguamisdosalmasy,conunsolotambor,mepermitedescenderhasta lasMadres,enSanPetersburgoyWeimara lavez,ycelebrarorgíasconlasdamas.

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Cantodeacciónadistanciadesdelatorredelaciudad

LadoctoraseñoritaHornstetter,quevienecasi todos losdíasamicuartoel tiempoprecisoparafumarseuncigarrilloydeberíatratarmecomomédico,peroque,tratadapormí,abandonalahabitaciónmenosexcitada;ella, tantímidaqueapenasdebedetener más trato íntimo que con su cigarrillo, se empeña en sostener que en mijuventud hube de carecer de contactos: que he jugado demasiado poco con otrosniños.

Por lo que se refiere a los niños, es posible que no esté del todo equivocada.HallándometanabsorbidoporlaactividadpedagógicadeGretaSchefflerysolicitadoa tal punto entreGoethe yRasputín, aun con lamayor buena voluntad no hubieratenido tiempo para jugar al corro o al escondite. Pero además, cada vez que, porimitaralossabios,abandonabaloslibrosyaunmaldecíadeelloscomosepulcrosdeletrasparabuscarcontactoconelpueblo,veníaatoparmeconlosgranujasdenuestracasa de pisos, y podía considerarme feliz si después de algún comercio con talescaníbaleslograbavolversanoysalvoamislibros.

Óscarpodíadejar lacasadesuspadresyafuesea travésde la tienda, loqueleponía en el Labesweg, o bien por la puerta de la casa, que daba a la caja de laescalera,desdedonde,a la izquierda,podíasalirdirectamentealacalle,osubir loscuatrotramoshastaeldesván,dondeelmúsicoMeyntocabasutrompeta;elpatiodeledificio le ofrecía una última posibilidad. La calle estaba adoquinada. En la tierraapisonada del patio multiplicábanse los conejos y se sacudían las alfombras. Eldesvánofrecía,ademásdelosdúosocasionalesconelborrachoseñorMeyn,unbuenpanorama, una perspectiva y ese agradable aunque ilusorio sentimiento de libertadque buscan los que se suben a las torres y que hace de todos los inquilinos debuhardillasunossoñadores.

MientrasqueelpatioestaballenodepeligrosparaÓscar,eldesvánlebrindabalaseguridad, hastaqueAxelMischkey supandilla acabaronporperseguirlo tambiénallí. El patio tenía el ancho del edificio, pero sólo siete pasos de profundidad, ycolindaba,separadodeellosporunaempalizadadepostesalquitranadosprovistosenlo alto de alambre de púas, con tres patios más. Ese laberinto se dominabaperfectamente bien desde el desván: las casas del Labesweg, de las dos callestransversalesHertastrasseyLuisenstrasseylacalledelaVirgenMaríaquequedabaenfrenteymásalejada,delimitabanunrectánguloconsiderableformadoporpatiosenelqueseencontrabantambiénunafábricadepastillasparalatosyvariostalleresdereparaciones.Aquíyallálevantábaseenlospatiosalgúnárboloarbustoqueindicabalaestacióndelaño.Encuantoalosconejosylasalfombras,todoslospatios,aunque

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diferíanentamaño,eranporelestilo.Ysibienlosconejosseveíantodoelaño,encambio lasalfombras, conarregloal reglamentoanterior, sólopodían sacudirse losmartesy losviernes.En talesdías el complejodelpatio semanifestabaen toda sugrandeza.Óscar podía contemplarlo y oírlo desde lo alto del desván:más de cienalfombras de habitación, de corredor y de cama eran frotadas con col fermentada,cepilladas,golpeadasyobligadasfinalmentearevelarlosdibujostejidos.Cienamasdecasasacabanarrastrandootrostantoscadáveresdealfombras,exhibíanlosbrazoscarnososydesnudos,protegíanseelpeloylospeinadosconpañuelosbienanudados,colgaban las alfombras de las barras, echabanmano a los sacudidores de mimbretrenzadoyafuerzadegolpestrascendíanlaestrechezdelospatios.

Óscarodiabaestehimnounánimealalimpieza.Tratabadelucharconsutamborcontraelfenomenalestruendo,peroauneneldesván,quequedabadistante,teníaqueconfesarsuimpotenciafrentealasamasdecasa.Cienmujeressacudiendoalfombrassoncapacesdetomarelcieloporasaltoyembotarlasalasdelasjóvenesgolondrinas;conunoscuantosgolpes,hundíaneltempletequeeltambordeÓscarseconstruíaenelaireabrileño.

Losdíasenquenosesacudíanalfombras, lachiquilleríadeledificiopracticabaejercicios en la barra de madera del sacudidor. Rara vez iba yo al patio. Sólo elcobertizodelviejoseñorHeilandtmebrindabaallíciertaseguridad,yaqueelviejome admitía únicamente amí en su trastero y apenas dejaba a los otrosmuchachosechar una mirada a sus máquinas de coser descompuestas, a sus bicicletasincompletas, sus tornos, suspoleasy los clavos torcidosyvueltos a enderezar queguardabaenviejascajasdecigarros.Habíahechodeesounaocupación:cuandonoarrancabaprecisamentelosclavosdelastablasdealgunacaja,enderezabasobreunyunquelosclavosarrancadoslavíspera.Apartedenodejarqueseperdieraunsoloclavo,eratambiénelqueayudabaenlasmudanzas,elquelasvísperasdelasfiestasmatabalosconejos,yescupíaportodaspartes,enelpatio,enlacajadelaescalerayeneldesván,eljugodesutabacodemascar.

Undíaenque,comosuelenhacerlolosniños,losrapacescocíanunasopajuntoasu cobertizo, Nuchi Eyke rogó al viejo Heilandt que escupiera tres veces en elpuchero.El viejo lohizodesde lejos, ydesapareció luego en su antro, y estabayagolpeando otra vez sus clavos cuando Axel Mischke añadió a la sopa otroingrediente: un ladrillo triturado. Óscar contemplaba estos ensayos culinarios concuriosidad, pero se mantenía a cierta distancia. Con colchas y cobertores, AxelMischkeyHarrySchlagerhabíanarmadounaespeciedetiendadecampaña,paraqueningún adulto lesmirara su sopa.Cuando la harina de ladrillo empezó a hervir, elpequeñoHansKollin vació sus bolsillos y donó para la sopa dos ranas vivas quehabíacogidoenelestanquedelacervecería.SusiKater, laúnicamuchachabajolatienda,hizounmohíndedecepciónydisgustoalverquelasranassesumergíanenla

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sopa sin el menor aspaviento y sin intentar siquiera un salto lateral. Primero fueNuchiEykeelque sedesabrochóel pantalóny, sin consideraciónalgunaporSusi,orinóenelpuchero.Axel,HarryyelpequeñoHansKollinsiguieronsuejemplo.Perocuando el Quesito quiso mostrarse a la altura de los muchachos de diez años, elasuntonofuncionó.EntoncestodossevolvieronhaciaSusi,yAxelMischkeletendióuna cazuela esmaltada azul persil, abollada en los bordes.En este punto,Óscar yahubieraquerido irse,peroesperó todavíaaqueSusi,queabuensegurono llevababragas bajo su falda, se agachara agarrándose las rodillas, habiéndose previamentedeslizadolacazueladebajo,paraquedarsemirandoalvacíoyarrugarlanarizenelmomentoenqueunsonidometálicodelacazuelavinoarevelarqueSusisíteníaconquécontribuiralasopa.

Entoncesmeechéacorrer.Nodebíhabercorrido,sinoquehubieradebidoirmetranquilamente.Perocomomeoyeroncorrer, todos losojosqueunmomentoantespescaban todavíaen la sopase fijaronenmí.Oí lavozdeSusiKater:—Éstevaadelatarnos. Si no, ¿por qué corre?—. Lo queme hizo subir tropezando los cuatrotramosdelaescaleraparanorecobrarmialientohastallegaraldesván.

Yo tenía entonces siete años y medio. Susi tal vez nueve. El Quesito apenasllegaríaalosocho,entantoqueAxel,Nuchi,elpequeñoHansyHarryandaríanporlosdiezuonce.YestabatambiénMaríaTruczinski,queeraalgomayorqueyo,peroque no jugaba nunca en el patio, sino con sus muñecas en la cocina de mamáTruczinskioconsuhermanamayor,Gusta,queestabadeauxiliarenunkindergartenprotestante.

¿Qué tienedeparticularquehoy todavíamecrispe losnerviosoír aunamujerorinarenunorinal?CuandoenaquellaocasiónÓscarapenashabíacalmadosuoídotocandoeltamborysesentíaensudesvánalabrigodelasopaqueburbujeabaabajo,viovenirderepentea todos losquehabíancontribuidoahacerla,descalzosunosyotrosconsuszapatosdelazos,yNuchicargandoelpuchero.SecolocaronalrededordeÓscar,entantoqueelQuesitoprotegíalasalida.Sedabanunoaotroconelcodo,cuchicheando: ¡Anda, dásela tú!, hasta que Axel cogió a Óscar por detrás, loinmovilizó,ySusi,riendoconlalenguaentresusdienteshúmedosyregulares,dijoque no tenía reparo en hacerlo. Cogió a Nuchi la cuchara, la limpió hasta sacarlebrillo en sus muslos, la sumergió en el puchero hirviente, removió lentamenteprobando la resistencia del caldo, como lo hacen las buenas amas de casa, soplóluego sobre la cuchara llena para enfriarla un poco, y, finalmente, le hizo tragar aÓscarlasopa,melahizotragaramí:enmividahevueltoacomeralgoparecido,niesfácilquelleguenuncaaolvidaraquelgusto.

Sólocuandoporfintodaaquellafamiliatanexcesivamentesolícitaporelbiendemicuerpomedejó,porqueNuchihubodevomitarenelpuchero, logréarrastrarmehastaeltendedero,enelqueenaquellaocasiónnohabíamásqueunpardesábanas,

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ydevolvíelpardecucharadasdeaquelcaldorojizo,perosinpoderdescubrirenladevoluciónlamenortrazadelasranas.Meencaramésobreunacajabajoeltragaluzabiertodeldesván,miréhacialospatioslejanos,ehicecrujirrestosdeladrilloentremisdientes,sintiendolanecesidaddealgunahazaña;examinélasventanasdistantesde la calle de la Virgen María, de vidrio reluciente; grité, chillé hacia allá conproyección a distancia, pero no pude observar resultado alguno. Y sin embargo,estabayotanconvencidodelasposibilidadesdelaaccióndistantedemicanto,queenadelanteelpatioy lospatios semehicierondemasiadoestrechosy, sedientodelejanía,dedistanciaydeperspectiva,aprovechéenlosucesivotodaoportunidadque,solo o de la mano demamá, me llevara lejos del Labesweg y del suburbio ymesustrajeraalasemboscadasdetodosloscocinerosdesopasdenuestroestrechopatio.

Los jueves de cada semana mamá solía hacer sus compras en la ciudad. Lamayoría de las vecesme llevaba con ella, yme llevaba siempre que se trataba decomprarenlatiendadeSegismundoMarkusdelpasajedelArsenal,juntoalMercadodelCarbón,unnuevotambor.Enaqueltiempo,oseaentremissieteymisdiezaños,meacababaun tamborcadaquincedías.De losdieza loscatorcenonecesitabaniuna semana para romperlo tocando. Más adelante había de llegar a convertir untamborenchatarradetamborenunsolodíadetamboreomientrasque,porotraparte,encasodeestadoecuánimedeespíritu,podíatocarlodurantetresocuatromeses,concuidadoperonoporellomenosfuerte,sinqueconexcepcióndealgunagrietaenelesmalteseapreciaraenmitambordañoalguno.

Peroquisierahablar ahoradeaquella épocaenquedejabanuestropatiocon subarradesacudir,conelviejoenderezadordeclavosHeilandtylosrapacesinventoresdesopasy,encompañíademamá, ibacadaquincedíasa la tiendadeSegismundoMarkus para escoger de entre su provisión de tambores de juguete, un tambor. Avecesmamámellevabatambiénconellaaunquemitamborestuvieratodavíaenbuenuso, y aquellas tardes en el pintoresco barrio viejo de la ciudad, con su perpetuoaspectodemuseoyelrepicarconstantedeestasolasotrascampanas,saboreábalasyocondelicia.

Porlogenerallasvisitastranscurríanconunaregularidadagradable.UnaqueotracampanaenLeiser,SternfeldoMachwitz,yluegonosllegábamoshastalatiendadeMarkus, que había tomado la costumbre de decirle amamá toda clase de piroposselectosyhalagadores.Nocabedudaquelacortejaba,pero,queyosepa,nuncafuemásalládeunbesosilenciososobrelamanodemamá,delaqueseapoderabaconardor y decía que valía su peso en oro—con excepción, sin embargo, de la vezaquellaenqueselepusoderodillas,comoluegosedirá.

Mamá,quehabíaheredadodelaabuelaKoljaiczeklafiguraarrogante,macizayderecha, así como una amable vanidad asociada a un carácter bonachón, aceptabaaquellasatencionestantomásgustosamentecuantoqueSegismundoMarkus,devez

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encuando,másbienleregalabaquelevendía,apreciosirrisorios,surtidosdesedapara coser y medias adquiridas en ocasión de gangas pero no por ello menosimpecables. Sin hablar de mis tambores, sacados de detrás del mostrador y a unprecioridículocadadossemanas.

Encadavisita,exactamentealascuatroymedia,mamárogabaaSegismundoquele permitiera confiarme, a mí, Óscar, a su custodia allí en la tienda, so pretextotodavía de algunos encargos rápidos e importantes. Con una sonrisita maliciosainclinábase Markus respetuosamente y prometía a mamá que me guardaría, a mí,Óscar, comoa la niña de sus ojos,mientras ella se dedicaba a sus tan importantesocupaciones.Untonoligeramenteburlón,perosinllegaramolesto,dabaasusfrasesuncarácterespecialyhacíaeventualmentequemamásesonrojaraysospecharaqueMarkusestabaalcorriente.

Perotambiényoconocíalaíndoledeaquellaclasedeasuntosquemamállamabaimportantes y a los que se dedicaba con excesivo celo. Durante un tiempo habíatenidoque acompañarla a unapensiónbaratade la calle de losCarpinteros, dondeelladesaparecíapor lacajade laescalerapara reaparecerunos trescuartosdehoradespués,entantoqueyohabíadeesperarjuntoalapatrona,queporloregularsorbíasu«mampe»,detrásdeunalimonadaquemeservíansindecirpalabrayerasiempreigualmente detestable, hasta quemamávolvía, apenas cambiada, se despedía de lapatrona,quenisiquieralevantabalavista,ymetomabadelamano,sindarsecuentadequelatemperaturadelasuyaladelataba.ConlasmanoscalientesunaenlaotranosíbamosluegoalCaféWeitzke,delacalledelosTejedores,endondemamápedíaunmokayÓscarunheladode limónyesperábamoshastaque,nomuchodespuéscomo por casualidad, pasara por allí JanBronski, se sentara junto a nosotros y sehicieraasimismoservirunmokasobreelmármolrefrescantedelamesa.

Hablabandelantedemícondesenfado,ysuspalabrasmeconfirmabanloqueyoya sabía hacía tiempo; quemamá y tío Jan se encontraban casi cada jueves en uncuartodelapensióndelacalledelosCarpinterosalquiladoporél,parapasarjuntosunostrescuartosdehora.ProbablementefueJanquienmanifestaríaeldeseodequenosemellevaramásalapensiónyacontinuaciónalCaféWeitzke.Enocasioneseramuypudoroso,másquemamá,quenoveíaningúnmalenqueyo fuera testigodeaquellahoradeamorenvíasdeextinción,decuyalegitimidad,porlodemás,inclusodespuésdeloshechos,parecíaestarperfectamenteconvencida.

Asípues,porindicacióndejan,permanecíayotodoslosjuevesporlatardedesdelascuatroymediahastapocoantesdelasseisenlatiendadeSegismundoMarkus,donde podía contemplar y utilizar todo el surtido de tambores y aun podía tocarvarios tambores a la vez—¿en dónde más hubiera podido hacer lo mismo?— altiempoqueveíalacaradeperrotristequeponíaMarkus.Porqueaunqueyoignorarade dónde procedían sus pensamientos, sabía bien a dónde iban a parar, y que se

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deteníanenlacalledelosCarpinterosyraspabanallílaspuertasnumeradasoque,aligualqueelpobreLázaro,seacurrucabanbajolamesademármoldelCaféWeitzke,esperando¿qué?¿Migajas,talvez?

PeromamáyBronskinodejabanmigajaalguna.Selocomíantodoellosmismos.Tenían ese enorme apetito que no se sacia nunca y se muerde su propia cola. Yestaban tanocupadosque, a lo sumo,habrían tomado lospensamientosdeMarkusbajolamesaporlacariciamolestadeunacorrientedeaire.

Unadeaquellastardes—hubodeserenseptiembre,porquemamádejólatiendade Markus en su traje sastre color rojo otoño—, sabiendo a Markus sumergido,enterradoyaunprobablementeperdidodetrásdelmostrador,meaniméasalirconmitambornuevo,acabadodecomprar,alpasajedelArsenal,aqueltúnelfrescoyoscuroacuyosladossealineaban,unescaparate trasotro, loscomerciosmásdistinguidos,talescomojoyerías,tiendasdecomestiblesfinosylibrerías.Nomeentretuveviendolosobjetosexpuestos,valiosossindudaperoenteramentefuerademisposibilidades,sinoqueseguíporeltúnelylleguéhastaelMercadodelCarbón.Allímeplanté,enmediodeunaluzpolvorienta,frentealafachadadelArsenal,cuyogrisbasaltoestabatachonado de balas de cañón de distintos tamaños, procedentes de los diversosperíodosdesitio,afindequedichasjorobasdehierrorecordaranatodotranseúntelahistoriadelaciudad.Amílasbalasnomedecíannada,sobretodoporquesabíaquenohabíanidoaincrustarseallíporsímismas,sinoquehabíaenlaciudadunalbañilalqueelServiciodeEdificacionesocupabaypagaba, juntoconelServiciopara laConservación de Monumentos, para que empotrara en las fachadas de diversasiglesias y ayuntamientos, lo mismo que por delante y por detrás del Arsenal, lasmunicionesdelossiglospasados.

QueríaentrarenelTeatroMunicipal, cuyoportaldecolumnasse levantabaallícerca,amanoderecha,separadosólodelArsenalporunacallejuelaangostayoscura.Perocomoestabacerrado,loqueyamesuponía—lataquillanoabríahastalassietedelanoche—,mefuitocandoeltamborhacialaizquierda,indecisoypensandoyaenla retirada,hastaqueÓscarseencontróde repenteentre laTorrede laCiudady laPuertadelacalleMayor.NomeatrevíaatravesarlaPuerta,tomarporlacalleMayory, doblando a la izquierda, entrar a la calle de los Tejedores, porque allí estabansentados mi madre y Jan Bronski o, de no estar allí, entonces es que estabanterminando en la calle de los Carpinteros o estaban ya tal vez camino del caféreparadorenlamesitademármol.

No sé cómo llegué a atravesar la calzada del Mercado del Carbón, entre lostranvíasquepasabanconstantementeenfilandohacia laPuertaoque salíandeéstatocando la campanilla y chirriando al tomar la curva para meterse luego por elMercadodelCarbónyelMercadodelaMaderaendireccióndelaEstaciónCentral.Posiblementealgúnadulto,talvezunpolicíametomaríadelamanoymeconduciría

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sanoysalvoatravésdelospeligrosdeltránsito.Y ahora me hallaba al pie de la Torre de la Ciudad, cuya mole de ladrillo se

levantaba escarpada hacia el cielo, y en realidad sólo casualmente y de puroaburrimiento introduje los palillos de mi tambor entre la obra de albañilería y elbatienteguarnecidodehierrodelapuertadelaTorre.Alcélosojosparamiraraloalto, perome resultaba difícil abarcar con la vista toda la fachada, porque a cadamomento las palomas se echaban a volar desde algún nicho delmuro o desde lasventanasdelaTorre,paraposarseactoseguidoenalgunagárgolaoenalgúnsalientey, después de descansar en él breves instantes, lo más que aguanta una paloma,volvíanalevantarelvuelollevándoseprendidamimirada.

El juego de las palomas me resultaba molesto. Me dolía que mi mirada seextraviaraenaquellaforma,asíquelaapartéymeconcentréseriamente,ytambiénpara quitarme el enojo, en usar los palillos comopalanca.Yhe aquí que la puertacedió,yantesdequeseabrieraporcompleto,yaÓscarsehallabaenelinteriordelaTorre, en la escalera de caracol, y subía ya, levantando siempre primero la piernaderechayhaciendoseguirluegolaizquierda,hastallegaralasprimerasmazmorrasenrejadas,yseenroscabacadavezmáshaciaarriba,dejandoyatrassílacámaradelas torturas con sus instrumentos cuidadosamente conservados e instructivamenteetiquetados,ysubíamás—ahoraechandopordelantelapiernaizquierdayhaciendoseguir la derecha—, y lanzaba unamirada por una ventana estrecha con barrotes,apreciabalaaltura,calculabaelespesordelmuro,ahuyentabalaspalomas,volvíaaencontrarlasunavueltamásarribadelaescaleradecaracol,empezabadenuevoconladerechayhacíaseguirlaizquierday,alllegardespuésdeotrocambiodepiernasaloalto,Óscarhubierapodidoseguirsubiendoysubiendotodavíapormuchotiempo,aunque tanto la pierna derecha como la izquierda se le hacían de plomo. Pero laescalera se había dado por vencida prematuramente. Óscar comprendió la falta desentidoylaimpotenciaquecaracterizanlaconstruccióndetorres.

IgnorocuáleralaalturadelaTorreycuálsiguesiendo,pueshasobrevividoalaguerra.TampocotengoganadepedirleamienfermeroBrunoquemetraigaalgunaobra de consulta sobre la arquitectura gótica en ladrillo de la Alemania Oriental.ConsideroquehastalapuntadelaTorrehabrámásomenossusbuenoscuarentaycincometros.

En cuanto amí, y la culpa es de la escalera de caracol que se cansó antes detiempo,tuvequedetenermeenlagaleríaquecircundalaflecha.Mesenté,colémispiernasentrelascolumnitasdelabalaustrada,meinclinéhaciaadelantey,abrazadocon el brazo derecho a una de las columnas y asegurándome con el izquierdo eltamborquehabíahechotodalaascensiónconmigo,miréhaciaabajo,alMercadodelCarbón.

Novoyaaburrirahoraaustedesconladescripcióndeunpanoramapobladode

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torres,sonorodecampanas,derespetableantigüedad,atravesadotodavíasegúndicenporelsoplodelaEdadMediayreproducidoenmilbuenosgrabados:unadescripcióndelaciudaddeDanzigavistadepájaro.Tampocomevoyaocupardelaspalomas,aunque se haya dicho tantas veces que de ellas puede escribirsemucho.Amí unapalomanomediceprácticamentenada;prefierounagaviota.Laexpresiónpalomadelapaznoesmásqueunaparadoja,amijuicio:antesconfiaríayounmensajedepazaunazorounbuitrequealapaloma,lamáspendencieradelasavesbajoelcielo.Enfin:enlaTorredelaCiudadhabíapalomas,perodespuésdetodolashaytambiénentodatorredignadeestenombreyqueconayudadesucorrespondienteconservadorserespeteasímisma.

Mi vista se posaba en algomuy distinto; el edificio del TeatroMunicipal quehabía encontrado cerrado al salir del pasaje del Arsenal. Con su cúpula, el viejoedificio exhibía una semejanza diabólica con un molinillo clásico de cafédescomunalmenteaumentado,aunquelefaltabaenlacimalamanivelaquehubierasidonecesariaparareduciraunapapillahorripilante,enuntemplodelasMusasydelaCultura llenocadanochearebosar,undramaencincoactosconsusactores, losbastidores, el apuntador, los accesorios, los telonesy todo lodemás.Me irritaba laconstruccióny lasventanas flanqueadasdecolumnasdel foyerqueel solponiente,cadavezmásrojo,seresistíaaabandonar.

Enaquellahora,aunostreintametrosporencimadelMercadodelCarbón,delostranvíasydelosempleadosquesalíandelasoficinas,muyporencimadelbaratillodeMarkusconsuolorempalagoso,delasfríasmesitasdemármoldelCaféWeitzke,de dos tazas de moka y de mamá y Jan Bronski, y dejando asimismomuy abajonuestracasadepisos,elpatio,lospatios,losclavostorcidosoenderezados,losniñosdel vecindario y sus sopas de ladrillo, yo, que hasta entonces nunca había gritadocomonofuerapormotivoscoercitivos,meconvertíengritónsinmotivonicoerción.YsihastaelmomentodemiascensiónalaTorredelaCiudadsólohabíalanzadomissonidos penetrantes contra la estructura de un vaso, contra las bombillas o contraalguna botella vacía de cerveza cuando querían quitarme mi tambor, ahora, encambio,gritédesde loaltode laTorresinquemi tambor tuvieranadaqueverconello.

NadiequeríaquitarleaÓscareltambor,ysinembargoÓscargritó.Ynoesquealgunapalomadejaracaeruna inmundiciasobreel tamborparaarrancarleungrito.Porallícercahabíacardenilloenlasláminasdecobre,peronovidrio,ysinembargoÓscargritó.Laspalomasteníanojosbrillantesconreflejosrojizos,peroningúnojode vidrio lo miraba, y sin embargo gritó. ¿Y hacia dónde gritó, qué distancia loatraía?¿Tratábaseacasodedemostraraquídeliberadamenteloquedesdeeldesvánsehabíaintentadosinpropósitofijo,porencimadelospatios,despuésdeladeliciadeaquellasopadeharinadeladrillo?¿CuálvidrioteníaÓscarenlamente?¿Concuál

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vidrio—ynopuedetratarsesinodevidrio—queríaÓscarefectuarexperimentos?EraelTeatroMunicipal,eraaqueldramáticomolinillodecaféloqueatraíamis

sonidosdenuevocuño,ensayadosporprimeravezeneldesványcasimanieristas,diríayo,haciasusventanasiluminadasporelsolponiente.Trasalgunosminutosdechillarconmayoromenorintensidadaunquesinresultado,logréproducirunsonidocasiinaudibley,consatisfacciónymaldisimuladoorgullo,pudoÓscarhaceractodepresencia: dos de los cristales centrales de la ventana izquierda del foyer habíandebido renunciar al sol y se veían cual dos rectángulos negros que exigían nuevoscristalesenformaimperiosa.

Eraprecisoconfirmareléxito.Meprodujecomounodeesospintoresmodernosque,unavezquedanconelestiloquehanbuscadoporespaciodemuchosaños,loilustranregalandoalmundoestupefactounaseriecompletadeejerciciosmanualesdesumanera,igualmentemagníficos,igualmenteatrevidos,deigualvaloryamenudodeidénticoformatotodosellos.

Enmenosdeuncuartodehoralogrédejarsinvidriostodaslasventanasdelfoyery parte de las puertas. Frente al Teatro se juntó una multitud que, según podíaapreciarse desde arriba, parecía excitada. Nunca faltan los curiosos. A mí losadmiradoresdemi artenome impresionabanmayormente.A lo sumo, indujeron aÓscaratrabajarenformamásestrictaymásformaltodavía.Yyamedisponía,pormedio de un experimento aúnmás audaz, a poner al descubierto el interior de lascosas,esdecir,aenviaralinteriordelTeatro,oscuroaaquellahoratodavía,atravésdelfoyerabiertoypasandoporelojodelacerraduradeunpalco,ungritoespecialquehabíadeatacarsea loqueconstituíaelorgullode todos losabonados: laarañacentral con todos sus colgajos de vidrio pulido, reluciente y cortado en facetasrefringentes,cuandodeprontopercibíentrelamultitudcongregadaanteelTeatrounatela de color rojo otoño: mamá había acabado ya lo del Café Weitzke, habíasaboreadosumokaydejadoyaaJanBronski.

Hayqueconfesarsinembargoque,detodosmodos,Óscaremitiótodavíaungritodirigido contra la araña. Pero parece que no hubo de tener éxito, porque losperiódicosdeldíasiguientesólohablarondeloscristalesdelfoyerydelaspuertas,rotosenformaenigmática.Yporespaciodevariassemanasmás,laprensadiaria,ensu sección editorial, dio acogida a investigaciones seudocientíficas y científicas enquesedijeronsandecesincreíblesavariascolumnas.LasÚltimasNoticiassacaronarelucir los rayos cósmicos. Elementos del Observatorio, esto es, investigadoresintelectualesaltamentecalificados,hablarondelasmanchassolares.

Bajéentoncesporlaescaleradecaracolcontodalaprisaquemiscortaspiernasme permitían y llegué echando el bofe ante el portal del Teatro donde lamultitudseguíacongregada.Peroeltrajesastrecolorrojootoñodemamáyanoestaba:debíadehallarseyaen la tiendadeMarkus,explicandotalvezallí losdañosquemivoz

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acababa de causar. Y el tal Markus, que tomaba mi supuesto retraso y mi vozdiamantinacomolacosamásnaturaldelmundo,debíadeestarchasqueandolapuntadesulengua,pensabaÓscar,yfrotándoselasmanosblanquiamarillas.

Alentrarenlatienda,ofreciósemeuncuadroquemehizoolvidarenelactotodosloséxitosdemicantodestructordevidriosadistancia.SegismundoMarkusestabaarrodillado ante mamá, y con él parecían querer arrodillarse también todos losanimalesdetrapo,lososos,monos,perrosyaunlasmuñecasdepárpadosmovedizos,asícomolosautosdebomberos,loscaballosmecedoresytodoslosdemástíteresqueguarnecían su tienda. Tenía prendidas con ambas manos las dos de mamá y,exhibiendo sobre el dorso de las suyas unasmanchas parduzcas recubiertas de unvelloclaro,lloraba.

Tambiénmamáparecíaseriayafectada,comocorrespondíaaaquellasituación.—No,Markus,porfavor—decía—,noaquíenlatienda.

Pero Markus seguía alegando, y su discurso tenía una entonación a la vezsuplicanteyexagerada,difícildeolvidar:—NosigaustedconeseBronski,yaqueestáenelCorreo,queespolaco,yestoandamal,digo,porqueestáconlospolacos.No juegueusteden favorde lospolacos; juegue, siquiere jugar,con losalemanes,porqueéstossuben,sinohoy,mañana,porqueyaestánsubiendo,ylaseñoraAgnéssiguejugandoenfavordeBronski.SiporlomenosjugaraenfavordeMatzerath,alqueya tiene, entoncesbien.Obien, si quisiera ¡ojalá! jugar en favordeMarkusyvenir con Markus, ya que se acaba de hacer bautizar. Vamos a Londres, señoraAgnés,dondetengogenteytodoslospapelesquehacenfalta:¡ay,siquisieraustedvenir!PerosinoquiereustedvenirconMarkus,porquelodesprecia,entoncesestábien,desprécielo.Peroélleruegadetodocorazónquenojueguemásenfavordeeseloco de Bronski, que sigue en el Correo polaco, y a los polacos pronto los van aliquidar,cuandolleguenellos,losalemanes.

Yprecisamenteenelmomentoenquemamá,confusaantetantasposibilidadeseimposibilidades, estaba también a punto de echarse a llorar, viome Markus a laentradade la tienda, con lo cual, soltandounade lasmanosdemamáy señalandohacia mí con cinco dedos que parecían hablar, dijo:—Pues bien, sí señor, a éstetambiénnos lo llevaremosaLondres,y lo trataremoscomounprincipito, sí señor,comotodounprincipito.

Ahoravolviósetambiénmamáhaciamí,yensuslabiossedibujóunasonrisa.Talvez pensaba en las ventanas huérfanas de cristales del TeatroMunicipal, o bien laperspectiva de la metrópoli londinense le infundía buen humor. Pero, con gransorpresademiparte,sacudiólacabezaydijo,conlamismasencillezquesirehusaraunbaile:—Gracias,Markus,peronopuedeser;es realmente imposibleacausadeBronski.

Como si el nombre de mi tío hubiera constituido un santo y seña,Markus se

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levantóautomáticamente,hizounainclinaciónrígidacomodecuchillodemuellesydijo:—PerdóneleustedaMarkus;yametemíaquenopodríaseracausadeéste.

Al dejar la tienda del pasaje del Arsenal, aunque fuera todavía temprano, eltenderoechólacortinaynosacompañóhastalaparadadelalínea5.FrentealTeatroMunicipal seguían todavía congregándose los transeúntes y había algunos policías.Pero yo no sentíamiedo alguno y apenasme acordaba ya demis éxitos contra elvidrio.Markus se inclinó haciamí yme susurró al oído:—¡Qué cosas sabe hacerÓscar,tocaeltamboryarmaescándalodelantedelTeatro!

Calmócongestosdesumanolaintranquilidadqueseapoderódemamáalavistade losvidrios rotos,y al llegar el tranvía,despuésquenosotroshubimos subidoalremolque,imploróunavezmás,envozbaja,temiendoseroídodeotros:—Siesasí,quédeseustedporfavorconMatzerath,alqueyatiene,ynoestéconlospolacos.

Alrememorarhoy,tendidoosentadoensucamametálicaperotocandosutamboren cualquier posición, el pasaje del Arsenal, los garabatos de las paredes de loscalabozosdelaTorredelaCiudad,laTorremismaysusinstrumentosaceitadosdetortura, los tres ventanalesdel foyer delTeatroMunicipal con sus columnasyotravezelpasajedelArsenalylatiendadeMarkusparapoderreconstruirlosdetallesdeuna jornadadeseptiembre,Óscarevocaalpropio tiempoaPolonia.¿Laevocaconqué?Con lospalillosdesu tambor.¿Laevoca tambiénconsualma?Laevocacontodossusórganos,peroelalmanoesningúnórgano.

YevocolatierradePolonia,queestáperdidaperonoestáperdida.Otrosdicen:pronto perdida, ya perdida, vuelta a perder. Aquí donde me encuentro buscan aPoloniaconcréditos,conlaLeica,conelcompás,conradar,convaritasmágicasydelegados,conhumanismo,jefesdeoposiciónyasociacionesqueguardanlostrajesregionalesennaftalina.MientrasaquíbuscanaPoloniaconelalma—enparteconChopinyenpartecondeseosderevanchaenelcorazón—,mientrasaquíserechazanlasparticionesdePoloniadelaprimeraalacuartayseplaneayalaquinta,mientrasde aquí se vuela a Polonia por la Air France y se deposita compasivamente unapequeñacoronaallídondeenuntiempose levantabaelghetto,mientrasdeaquísebuscará a Polonia con cohetes, yo la busco enmi tambor y toco: perdida, aún noperdida, vuelta a perder, ¿perdida enmanos de quién?, perdida pronto, ya perdida,Poloniaperdida,todoperdido,Polonianoestáperdidatodavía.

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Latribuna

Alromperconmicanto losvidriosde lasventanasdel foyerdelTeatroMunicipal,buscabayoyestablecíporvezprimeracontactoconelarteescénico.Apesardelosapremiantes requerimientosdelvendedorde juguetesMarkus,mamáhubosindudadedarsecuentaaquellatardedelarelacióndirectaquemeuníaalteatro,porqueeselcasoque,alaproximarselaNavidadsiguiente,comprócuatroentradas,paraella,paraEstebanyMargaBronskiytambiénparaÓscar,yelúltimodomingodeAdvientonosllevóalostresalafuncióninfantil.Estábamosenprimerafiladelasegundagalería.Lasoberbiaaraña,colgandosobrelaplatea,dabalomejordesí.CelebrénohaberlahechopolvoconmicantodesdelaTorredelaCiudad.

Yaentonceshabíamuchosmásniñosde losdebidos.En lasgaleríashabíamásniñosquemamas,entantoqueenlaplatea,dondeestabanlosricos,menospropensosaprocrear, la relaciónentreniñosymamasseveíaprácticamenteequilibrada. ¡Losniños! ¿Por qué no podrán estarse quietos? Marga Bronski, sentada entre mí yEsteban,queseestabaportandorelativamentebien,sedejóresbalardesuasientodesubeybaja,quisovolveraencaramarse,peroencontróenseguidaqueeramásbonitohacer ejercicios allí junto al pretil de la galería, por poco se coge los dedos en elmecanismo del asiento y empezó a chillar, aunque, en comparación con todos losdemásqueberreabananuestroalrededor,enformarelativamentesoportableybreve,porque mamá le llenó de bombones su tonta boca de niña. Chupeteando yprematuramentecansadadesusejerciciosdetobogánconelasiento,lahermanitadeEsteban se durmió apenas empezaba la representación, y había que despertarla alfinaldecadaactoparaqueaplaudiera,loquehacíaefectivamentemuyaconciencia.

RepresentabanelcuentodePulgarcito,loquemecautivódesdelaprimeraescenay,comosecomprenderá,meafectópersonalmente.Lohacíanbien:aPulgarcitonoseleveíaparanada,sinoquesóloseoíasuvoz,ylosadultosibandeunladoparaotrobuscando al héroe titular, invisible peromuy atractivo. Se escondía en la oreja delcaballo,dejábasevenderabuenprecioporsupadreadosvagabundos,paseábaseporelbordedelsombrerodeunodeellos,hablabadesdeallí,deslizábasemás tardeenunaratonera,luegoenunaconchadecaracol,hacíacausacomúnconunosladrones,iba a parar al heno y, con éste, a la panza de la vaca. Pero a la vaca lamataban,porque hablaba con la voz de Pulgarcito, y la panza de la vaca, con su diminutoprisionero dentro, iba a dar al estiércol, donde se la tragaba un lobo. EntoncesPulgarcitoselasarreglabaconmuchahabilidadparairguiandoallobohastalacasayladespensadesupadre,y,enelprecisomomentoenqueellobosedisponíaarobar,armabaungranescándalo.Elfinaleratalcomosucedeenelcuento:elpadrematabaallobo,lamadreabríaconunastijeraselcuerpoylapanzadelglotón,ydeallísalíaPulgarcito;esdecir,sóloseleoíagritar:—¡Ay,padre,estuveenunaratonera,enel

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vientre de una vaca y en la panza de un lobo, pero, en adelante, me quedo convosotros!

Este finalme conmovióy, al levantar los ojos haciamamá, vi que escondía sunariz en el pañuelo, porque, lo mismo que yo, había visto la acción que sedesarrollaba en el escenario en forma íntimamente personal. Mamá se enternecíafácilmente,yenlassemanassiguientes,sobretododurantelasfiestasdeNavidad,meapretabaconfrecuenciacontrasupecho,mebesaba,yunasvecesenbromayotrasconmelancolíallamabaaÓscar:Pulgarcito.O:mipequeñoPulgarcito.O:mipobre,pobrePulgarcito.

Nofuehastaelveranodeltreintaytrescuandosemehabíadevolverabrindarlaocasióndeiralteatro.Ciertoque,debidoaunaequivocacióndemipadre,lacosafuemal,peroamímedejóunaimpresiónperdurable.Hastaelpuntoqueaúnhoyresuenayseagitaenmí,porquesucedióenlaÓperadelBosquedeZoppot,endondeveranotrasverano,bajoelcieloabierto,confiábasealanaturalezamúsicawagneriana.

Sólomamámostraba algún entusiasmo por las óperas. ParaMatzerath aun lasoperetassobraban.EncuantoaJan,ésteseguiabapormamáyseentusiasmabaporlasarias,aunqueapesardesuaspectodefilarmónicofueraabsolutamentesordoparala bella música. En cambio, conocía a los hermanos Formella, que habían sidocondiscípulossuyosenlaescuelasecundariadeKarthausyvivíanenZoppot,dondetenían a su cargo la iluminación delmuelle, del surtidor frente al casino y de éstemismoyactuabantambiéncomoencargadosdelailuminaciónenlosfestivalesdelaÓperadelBosque.

El camino de Zoppot pasaba por oliva. Unamañana en el parque del castillo:peces de colores, cisnes,mamáy JanBronski en la célebreGruta de los Secretos.Luego, otra vez peces de colores y cisnes que trabajaban mano a mano con unfotógrafo.Mientrastomabanlafoto,Matzerathmesubióacaballosobreloshombros.Yo apoyé mi tambor sobre su cabeza, lo que provocaba la risa general, aun másadelante,cuandoelretratoestabayapegadoenelálbum.Despedidadelospecesdecolores,deloscisnesydelaGrutadelosSecretos.Noerasólodomingoenelparquedelcastillo,sinotambiénafueradelaverja,eneltranvíadeGlettkauyenelcasinodeGlettkau,dondecomimos,entantoqueelBáltico,comosinotuvieraotracosaquehacer, invitaba insistentemente al baño: era domingo en todas partes. Cuando,siguiendoelpaseoquebordealacosta,fuimosapieaZoppot,eldomingonossalióalencuentro,yMatzerathhubodepagarlasentradasdetodos.

NosbañamosenlosBañosdelsur,porqueparecequehabíaallímenosgentequeen losdelnorte.Loshombres secambiaronen la secciónparacaballeros, en tantoquemamámellevóaunacasetadelasecciónparadamasyseempeñóenqueyomeexhibiera desnudo en el compartimiento para familias, mientras ella, que ya enaquellaépocadesbordabaexhuberancia,vistiósuscarnesenuntrajedebañoamarillo

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paja.Paranopresentarmedemasiadoaldescubiertoante losmilojosdelbañoparafamilias,metapélacosaconeltamboryluegometendíenlaarenabocaabajo;niquise tampocometerme en las incitadoras aguas delBáltico, sino que escondímispartes en la arena, practicando la políticadel avestruz.Matzerathy JanBronski seveíantanridículosconsusbarrigasincipientes,quecasidabanpena,demodoquemealegré cuando al caer la tarde volvimos a las casetas, en donde cada uno untó decrema su piel quemada por el sol y, oliendo a Nivea, volvió a meterse en surespectivotrajedominguero.

CaféypastelesenlaEstrelladeMar.Mamáqueríaunaterceraporcióndepasteldecincopisos.Matzerathestabaencontra,Janafavoryencontraalavez,mamálapidió, lediounbocadoaMatzerath,atiborróaJany,habiendosatisfechoasíasusdoshombres,sepusoaengullir,cucharaditaacucharadita,lapuntaarchiempalagosadelpastel.

¡Oh santa crema de mantequilla, tú, tarde dominguera, de serena a nublada,espolvoreadaconazúcar!Juntoanosotrosestabansentadosunosaristócrataspolacostras sus gafas protectoras azules y unas limonadas intensivas de las que no hacíancaso.Lasdamas jugaban con sus uñas color violeta, dejando llegar hasta nosotros,con la brisamarina, el olor a polvos de naftalina de sus estolas de piel alquiladasocasionalmente para la temporada. AMatzerath esto le parecía afectado. Amamátambiénlehabríagustadoalquilarseunaestolasemejante,aunquesólofueraporunatarde. Jan afirmaba que el aburrimiento de la nobleza polaca estaba en aquelmomentotanflorecienteque,pesealasdeudascadavezmayores,yanosehablabaentreellamásfrancés,sino,porpuroesnobismo,polacodelmásvulgar.

NopodíamospermanecerindefinidamentesentadosenlaEstrelladeMarmirandoinsistentemente los anteojos oscuros y las uñas color violeta de unos aristócrataspolacos.Mamá,saturadadepastel,necesitabamovimiento.Estonosllevóalparquedelcasino,dondemesubieronaunburroy tuvequevolveraposarparauna foto.Pecesdecolores,cisnes—¡quénose leocurriráa lanaturaleza!—,ymáscisnesypecesdecolores,adornodelosestanquesdeaguadulce.

Entre unos tejos peinados, pero que no susurraban como suele pretenderse,encontramosaloshermanosFormella,losFormella,iluminadoresdelcasinoydelaÓperadelBosque.Elmenorde losFormellahabíade soltar siempre cuanto chistehubieranpodidorecogersusoídosdeiluminador.Elmayor,queyaselossabíatodos,noporesodejabade reír en formacontagiosaenelmomentoapropiado,poramorfraternal,mostrandoenestasocasionesundientedeoromásquesuhermanomenor,quesóloteníatres.FuimosalSpringeratomarunacopitadeginebra.MamáhubierapreferidoiralPríncipeElector.Luego,sincesardeobsequiarnosconmáschistesdesu cosecha, el dadivoso Formella menor nos invitó a cenar al Papagayo. AllíencontramosaTuschel,yTuschelerapropietariodeunabuenamitaddeZoppoty,

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además,deunapartedelaÓperadelBosqueydecincocines.Eraasimismoelpatrónde los hermanos Formella y se alegró, como nosotros nos alegramos, de habernosconocido y de haberlo conocido. Tuschel no paraba de dar vueltas a un aro quellevabaenunodesusdedos,peroquenodebíaserenmodoalgunounanillomágico,ya que no pasaba nada en absoluto, como no sea que Tuschel empezó a su vez acontarchistes,porciertolosmismosdeFormella,sóloquemuchomáscomplicados,porque teníamenosdientesdeoro.Pesea locual, toda lamesareía,porqueelquecontabaloschisteseraTuschel.Yoeraelúnicoquememanteníaserio,tratandoconmirada glacial de aguarle los chistes a Tuschel. ¡Y cómo disfrutaban todos conaquellas explosiones de risa, por más que fuesen fingidas, y tan semejantes a loscristalitosabombadosdecoloresdelaventanadelasalaenqueestábamoscomiendo!Tuschel, agradecido, seguía contando chistes sin parar,mandó traer aguardiente, yahogándoseenlarisayelaguardiente,dioderepentevueltaasuanilloenelsentidoopuesto,yahorasípasóalgo:TuschelnosinvitóatodosalaÓpera,yaqueunapartede ésta le pertenecía: que por desgracia él no podía, compromiso previo, etcétera,pero que de todos modos nos sirviéramos aceptar sus puestos, era un palco concojines,elnenepodríadormirsiestabacansado;yconunlapicerodeplataescribiópalabras tuschelianasenuna tarjetitadevisita tuscheliana,quenosabriría todas laspuertas—dijo—,yasífueefectivamente.

Loquesucediósedejacontarenpocaspalabras:eraunanochetibiadeverano,laÓperadelBosqueareventar,todogentedefuera.Yadesdemuchoantesdeempezarse habían posesionado de aquello los mosquitos. Pero no fue hasta que el últimomosquito, que llega siempre un poco tarde porque eso viste mucho, anunciarazumbanteysedientodesangresullegada,cuandolacosaempezódeverdadyenesemismo momento. Daban El buque fantasma. Un barco, más cazador furtivo quepirata marino, salía de aquel bosque que daba nombre al teatro. Unos marineroscantabanalosárboles.Yomedormí,sobreloscojinesdeTuschel,yaldespertarmelos marineros seguían cantando o volvían a cantar: Timonel alerta... pero Óscarvolvióadormirse,contentodevercómosumamáseapasionabatantoporelholandésqueparecíaestarmeciéndosesobrelasolasycómoinflabaydesinflabasusenounsoplo wagneriano. No se daba cuenta de que Matzerath y su Jan, detrás de susrespectivasmanosencubridoras,estabanaserrandoambossendostroncosdedistintogrueso, y que yo mismo me escurría de Wagner, hasta que Óscar despertódefinitivamente,porque,enmediodelbosque,unamujer solitariaestabachillando.Teníaelpeloamarilloygritaba,porquealgúniluminador,probablementeelmenordelosFormella,lacegabaconsufocoylamolestaba.—¡No!—gritaba—¡desventuradademí!¿quiénmehacetal?—.PeroFormella,queeraquienselohacía,noporesoapagabael reflector,y elgritodeunamujer solitaria,quemamáhabíadedesignarluegocomosolista,seconvertíaenungimoteoquedevezencuandoseencrespaba

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argentinoy,sibienmarchitabaprematuramentelashojasdelosárbolesdelbosquedeZoppot, no afectaba en cambio en lo más mínimo ni eliminaba el proyector deFormella.Suvoz,aunquedotada,seibaapagando.EraprecisoqueÓscarintervinieray,descubriendolaluminariamaleducada,conungritoadistanciamásimperceptibleaúnqueelligerozumbidodelosmosquitos,mataraaquelreflector.

Que se produjera un corto circuito, oscuridad, salto de chispas y un incendioforestal que pudo ser dominado pero que no por ello dejó de sembrar pánico, noestaba enmis propósitos, ya que en el tumulto perdí amamáy a los dos hombresarrancadosrudamentedesusueño.Tambiénmitamborseperdióenlaconfusión.

Estemitercerencuentroconelteatrodecidióamamá,quedespuésdelanochedelaÓperadelBosqueaclimatabaaWagner,enpartitura reducida,anuestropiano,adarmeaprobar,enlaprimaveradeltreintaycuatro,elairedelcirco.

Óscarnoseproponehablaraquínidelasdamasplateadasdeltrapecio,nidelostigresdelcircoBuschnidelashábilesfocas.Nadiecayódesdeloaltodelacúpuladelcirco.Aningúndomadorselocomieron,yendefinitivalasfocassólohicieronloquehabíanaprendido:unaseriedejuegosmalabaresconpelotas,enpagodelocualles echaban arenques vivos.Mi deuda con el circo es por el gusto con que vi lasrepresentacionesinfantilesyporelencuentro,paramítanimportante,conBebra,elpayaso filarmónicoque tocabaJimmy theTiger con botellas y dirigía un grupo deliliputienses.

Nos encontramos en la casa de fieras.Mamáy sus dos señores aceptaban todaclase de afrentas ante la jaula de losmonos. EduvigisBronski, que por excepciónformabapartedelgrupo,mostrabaasushijos losponeys.Despuésqueun leónmehubo bostezado en las narices, me enfrenté sin mayor reflexión con una lechuza.Tratédemirarlafijamente,perofueellaquienmemiróamícontalfijezaqueÓscar,confuso, con las orejas ardientes y herido en lomás íntimo, escurrió el bulto y sedesmigajóentre loscarros-viviendablancosyazules,donde, fueradeunascabritasenanasatadas,nohabíamásanimales.

Pasó junto a mí con sus tirantes y sus zapatillas, llevando un cubo de agua.Nuestrasmiradassólosecruzaronsuperficialmente,ysinembargonosreconocimosen seguida.Dejó el cubo en el suelo, ladeó su enorme cabeza, seme acercó, y yoapreciéquemerebasabaenunosnuevecentímetros.

—Fíjate—rechinó,envidioso,desdearriba—,hoyendía losniñosde tresañosyanoquierenseguircreciendo—ycomoyonorespondiera,añadió—:MinombreesBebra;desciendoenlíneadirectadelPríncipeEugenio,cuyopadrefueLuisCatorce,y no, como se pretende, un saboyano cualquiera—y como yo siguiera callado, sesoltódenuevo—:Cesédecreerenmidécimoaniversario.Algotarde,porsupuesto,pero¡enfin!

Alverquehablabacontantafranqueza,mepresentéamivez,perosinalardear

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de árboles genealógicos, sino nombrándome sencillamente Óscar. —Decidme,estimadoÓscar, debéis contar ahora unos catorce o quince, acaso dieciséis añitos.¡Imposible!,¿quémedecís,tansólonueveymedio?

Ahorame tocaba amí calcularle la edad, y apunté deliberadamente demasiadobajo.

—Sois un adulador, amiguito. ¿Treinta y cinco? ¡Eso fue en su día!En agostopróximocelebrarémiquincuagésimoterceraniversario.Podríaservuestroabuelo.

Óscarledijoalgunasfinezasacercadesusrealizacionesacrobáticasdepayaso,localificó de músico excelente y, movido de ligera ambición, le dio una pequeñamuestra de su habilidad. Tres bombillas de la iluminación del circo saltaron enañicos; el señor Bebra exclamó bravo, bravísimo, y quería contratar a Óscarinmediatamente.

Avecessientohoytodavíahabermenegado.Tratédeescabullirmeyledije:—Sabe usted, señor Bebra, prefiero contarme entre los espectadores, y dejo que mimodesto arte florezca a oscuras, lejos de todo aplauso, pero soy el último en noaplaudirlasexhibicionesdeusted—.ElseñorBebralevantósudedoarrugadoymeamonestó:—ExcelenteÓscar, haced caso a un colega experimentado.Nosotros nodebemosestarnuncaentrelosespectadores.Nuestrolugarestáenelescenariooenlaarena.Nosotrossomoslosquehemosdellevareljuegoydeterminarlaacción,puesenotrocasosonelloslosquenosmanejan,ysuelentratarnosmuymal.

Einclinándosecasihastamiorejamesusurróaloído,altiempoqueponíaunosojosinmemoriales:—¡Yaseacercan!¡ocuparánloslugaresdelafiesta!¡organizarándesfiles con antorchas! ¡Construirán tribunas, llenarán las tribunas y predicaránnuestra perdición desde lo alto de las tribunas! ¡Estad atento, amiguito, a lo quepasaráen las tribunas!¡Tratadsiempredeestarsentadoen la tribuna,ydenoestarjamásdepieantelatribuna!

Conesto,comomellamaranporminombre,elseñorBebracogiósucubo,—osestán buscando,mi estimado amigo. Pero volveremos a vernos. Somos demasiadopequeñosparaperdernos.Porlodemás,Bebradicesiemprequeparalospequeñinescomonosotroshaysiempreunlugarcito,aunenlastribunasmásabarrotadas.Ysinoenla tribuna,entoncesdebajode la tribuna,peronuncadelantede la tribuna.Es loquediceBebra,quedesciendeenlíneadirectadelPríncipeEugenio.

Mamá,quesalíaenaquelmomentodedetrásdeunodeloscarros,llamándome,alcanzóavertodavíacómoelseñorBebramebesabaenlafrentecogíasucuboyseiba,moviendoloshombros,haciaunodeloscarros.

—¡Imaginaos!—indignábasealgomástardemamáenpresenciadeMatzerathydeBronski—.¡Estabaconlosliliputienses!¡Yungnomolehabesadoenlafrente!¡Contalqueestonotraigamalasuerte!

Ysinembargo,elbesodeBebrahabíadesignificarmuchotodavíaparamí.Los

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acontecimientospolíticosde los años siguientes le dieron la razón: la épocade losdesfilesconantorchasydelasmultitudesantelastribunashabíacomenzado.

AsícomoyoseguílosconsejosdelseñorBebra,asítambiéntomómamáabuenacuentaunapartedelasadvertenciasqueSegismundoMarkuslehicieraenelpasajedelArsenalyleseguíanaciendoenocasióndesusvisitasdelosjueves.YsibiennosefueaLondresconMarkus—contralocualnohubieratenidoyonadaqueobjetar—, quedóse de todos modos con Matzerath y sólo veía a Jan Bronski conmoderación, es decir, en la calle de los Carpinteros, a expensas de Jan, y en laspartidas familiares de skat, que a Jan le fueron resultando cada vezmás onerosas,porquesiempreperdía.EncuantoaMatzerath,encuyofavormamáhabíaapostadoyen quien, siguiendo los consejos de Markus, dejó su apuesta, pero sin doblarla,Matzerath, digo, ingresó el año treinta y cuatro —o sea, pues, reconociendorelativamentetempranolasfuerzasdelorden—enelPartido,apesardelocualsólohabía de llegar a jefe de cédula. En ocasión de este ascenso, que como todo loextraordinariobrindabaoportunidadparaunapartidadeskatfamiliar,dioMatzerathpor vez primera sus advertencias a Jan Bronski a propósito de su actividadburocráticaenelCorreopolaco,queporlodemásnuncahabíadejadodehacerle,untonomássevero,aunquetambiénmáspreocupado.

En cuanto a lo demás, las cosas no cambiaron mucho. De encima del pianodescolgósedelclavolaimagensombríadeBeethoven,regalodeGreff,yenelmismoclavofuecolgadalaimagennomenossombríadeHitler.Matzerath,pocoafectoalamúsica seria, deseaba desterrar al músico sordo por completo. Pero mamá, queapreciabalasfraseslentasdelassonatasbeethovenianas,quehabíaaprendidodosotresdeellasennuestropianoydevezencuando,máslentamentetodavíadeloqueestabaindicado,dejabagoteardeélsusnotas,insistióenque,sinoencimadeldiván,Beethoven fuera por lomenos a dar encima del aparador.Y así se llegó a lamássombría de las confrontaciones: Hitler y el Genio, colgados frente a frente semiraban,seadivinabany,sinembargo,nolograbanhallarseagustoelunofrentealotro.

PocoapocoMatzerathfuecomprándoseelconjuntodeluniforme.Sinorecuerdomal,empezóconlagorradelPartido,quelegustaballevar,aunquehicierasol,conelbarbuquejo rozándole la barbilla. Durante algún tiempo se puso, junto con dichagorra, camisa blanca con corbata negra, o bien un chaquetón impermeable con unbrazalete. Cuando se hubo comprado la primera camisa parda, quería tambiénadquirir, la semanasiguiente, lospantalonescaquidemontary lasbotas.Mamáseoponía, y así transcurrieron nuevamente varias semanas más hasta que Matzerathlogró,porfin,reunirelequipocompleto.

Habíavariasoportunidadesporsemanaparaponerseeluniforme,peroMatzerathselimitóaparticiparenlasmanifestacionesdominicalesdelCampodeMayo,junto

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al Salón de losDeportes. En esto, eso sí, semostraba inexorable, por pésimo quefuera el tiempo, negándose asimismo a llevar un paraguas con el uniforme, y notardamosenoírunamuletillaquehabíadeconvertirseenlocuciónpermanente.«Elservicioeselservicio»,decíaMatzerath,«yelaguardiente,elaguardiente».Ytodoslos domingos por la mañana, después de haber preparado el asado de mediodía,dejaba a mamá, poniéndome a mí en situación violenta, porque Jan Bronski, queentendió en seguida la nueva situación política dominical, visitaba con sus hábitosinequívocamentecivilesamiabandonadamamá,entantoqueMatzerathandabaenlaformaciónmarcandoelpaso.

¿Quéotracosapodíahaceryosinoescurrirelbulto?Nosentíavocaciónniparaestorbarlos en el diván ni para observarlos. Así pues, tan pronto como mi padreuniformadoseperdíadevistayseaproximabalavisitadelcivil,alqueyaentoncesllamaba yo mi padre putativo, salía de la casa tocando el tambor y me dirigía alCampodeMayo.

Diránustedes, ¿yporquénecesariamentealCampodeMayo?Puesporque losdomingos no había en el puerto absolutamente nada que hacer: yo no acababa dedecidirmeporlospaseosenelbosquey,enaquellaépoca,elinteriordelaiglesiadelSagrado Corazón de Jesús no me decía nada todavía. Cierto que quedaban losexploradoresdelseñorGreff,pero,frenteaaquelerotismodevíaestrecha,confiesosinambagesquepreferíaeljaleodelCampodeMayo,aunariesgodequeustedesmellamenahoracompañerodeviaje.

Los que hablaban allí eran Greiser y Löbsack, el jefe de adiestramiento deldistrito. Gresier nunca me llamó particularmente la atención. Era demasiadomoderadoyfuesustituidomásadelanteporelbávaroForster,queeramásenérgicoyfue designado jefe del distrito. Löbsack, en cambio, hubiera sido el hombresusceptibledesustituiraltalForster.Esmás,siLöbsacknohubieratenidosujoroba,difícilmentehubierapodidoelhombredeFürthponernuncaelpieenelempedradodelaciudadportuaria.ApreciandoaLöbsackdebidamenteyviendoensujorobaunsignodegraninteligencia,elPartidolodesignójefedeadiestramientodeldistrito.Elhombreconocíasuoficio.EntantoqueForster,consupésimapronunciaciónbávara,sólo repetía conmachacona insistencia«Vuelta alReich»,Löbsackentrabamásendetalle, hablaba todas las variantes del dialecto de Danzig, contaba chistes deBollermann y Wullsutzki y sabía cómo había que hablarles a los trabajadoresportuariosdeSchichau,alpueblodeOhrayalosciudadanosdeEmmaus,Schidlitz,BürgerwiesenyPraust.Ycuando teníaquehabérselasconcomunistasdeverdadocortar las interrupciones vergonzantes de algún socialista, daba gusto oír hablar aaquelhombrecito,cuyajorobaresaltabatodavíamásconelpardodeluniforme.

Löbsack era ingenioso, extraía su ingeniode su jorobay llamaba a ésta por sunombre,porqueesosiemprelegustaalagente.Antesperderíaélsujoroba,afirmaba

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Löbsack,quellegaranloscomunistasalpoder.Erafácildepreverqueélnoperderíasu joroba, que su joroba no había quién lameneara y, por consiguiente, la jorobaestabaenlociertoy,conella,elPartido—dedondepuedesacarselaconclusióndequeunajorobaconstituyelabaseidealparaunaidea.

Cuando Greiser, Löbsack y más adelante Forster hablaban, lo hacían desde latribuna.TratábasedeaquellatribunaqueensudíaelseñorBebrameelogiara.DeahíqueporalgúntiempoyotomaraaltribunoLöbsack,jorobadoeingeniosocualseleveíaenlatribuna,porundelegadodeBebra,elcual,bajoeldisfrazpardo,defendíadesdelatribunasucausay,enelfondo,tambiénlamía.

¿Qué cosa es una tribuna? Da enteramente igual para quién y ante quién selevante una tribuna, el caso es que ha de ser simétrica.Así, también la tribuna denuestroCampodeMayo juntoalSalóndeDeporteserauna tribunamarcadamentesimétrica. De arriba abajo: seis cruces gamadas, una al lado de la otra. Luego,banderas, banderolas y estandartes. Luego, una hilera de negros SS con losbarbuquejos bajo la barbilla. Luego, dos hileras de SA que,mientras se cantaba ydiscursaba, permanecían con las manos puestas en la hebilla del cinturón. Luego,sentados, varias hileras de camaradas del Partido en uniforme; detrás del atril delorador,máscamaradas, jefasde lasorganizaciones femeninasconcarasdemamas,representantesdelSenado,depaisano,invitadosdelReichyelprefectodelapolicíaosudelegado.

Elpedestalde la tribuna seveía rejuvenecidopor la Juventudhitlerianao,másexactamente,por la charanga regionalde losMuchachosy labandade tamboresycornetas de la JH. En algunas manifestaciones, se encomendaba a un coro mixto,asimismodispuestosiempresimétricamenteaderechaeizquierda,latareaderecitarconsignasobiendecantarelVientodelEste,tanpopular,yque,avozencuello,eselmásaptodetodoslosvientosparaeldesplieguedelostraposdelasbanderas.

Bebra, que me había besado en la frente, había dicho también: «Óscar, no tepongas nunca delante de una tribuna. ¡A nosotros nos corresponde estar en latribuna!»

Lamayoríade lasveces lograbayohallarsitioentrealgunasde las jefasde lasorganizaciones femeninas. Por desgracia, durante lamanifestación, aquellas damasno dejaban, por motivos de propaganda, de acariciarme. Con los bombos, lascharangasylostamboresalpiedelatribunanopodíayomezclarmeacausademitambor,yaqueaéstelerepugnabaelestilomercenariodelosbombos.PordesgraciafallótambiénunintentodeljefedeadiestramientodeldistritoLöbsack.Estehombremedecepcionógravemente.Niera,comoyolohabíasupuesto,delegadodeBebra,nisupoapreciar,apesardesujorobatanprometedora,miverdaderagrandeza.

Cuandounodelosdomingosdetribunameleacerquéhastacasielatril,lehiceelsaludo del Partido, lomiré, primero sinmirarlo, pero luego guiñando un ojo, y le

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susurré: —¡Bebra es nuestro Führer!—, no experimentó Löbsack la menorrevelación,sinoquemeacaricióexactamentelomismoquelaorganizaciónfemeninaNS,parafinalmentedisponer—puestoquehabíadepronunciarsudiscurso—quesellevaran aÓscar de la tribuna; entonces dos jefas de la Federación deMuchachasAlemanas me tomaron entre ellas y no cesaron, durante todo el resto de lamanifestación,depreguntarmepormi«papi»ymi«mami».

Nadatienedesorprendente,pues,queyaenelveranodel treintaycuatroysinque el putsch de Röhm tuviera nada que ver con ello, el Partido empezara adecepcionarme.Cuantomáscontemplabalatribuna,plantadofrenteaella,tantomásseme iba haciendo sospechosa aquella simetría, que la joroba de Löbsack apenaslograba atenuar. Es obvio que mi crítica había de dirigirse ante todo contra lostambores y losmúsicos de la charanga, y así, en el verano del treinta y cinco, undomingobochornosomelashubecontratodosellos.

Matzerathsaliódecasaalasnueve.Lehabíaayudadoalimpiar laspolainasdecueropardoparaquepudierasalirmás temprano.Yaaesahoraprecozelcalorerainsoportable,yaunantesde llegara lacalleelsudormarcabaenlossobacosdesucamisa del Partido unasmanchas oscuras que se iban extendiendo. A las nueve ymedia en punto hizo su aparición Jan Bronski en un ligero traje claro de verano,zapatogris elegante llenodeagujeritosy sombrerodepaja. Jugóun ratoconmigo,perosinquitarlelosojosdeencimaamamá,quelavísperasehabíalavadoelpelo.Notardéenapercibirmedequemipresenciacohibíalaconversacióndelpar,poníaen sus actos cierta rigidez y daba a los movimientos de Jan un algo de forzado.Manifiestamente,su ligeropantalónveraniegonodabamásdesí,demodoquemelarguésiguiendolashuellasdeMatzerath,sinporelloproponérmelocomomodelo.Evitandocautelosamente lascalles llenasdeuniformesqueconducíanalCampodeMayo,meacerquéporvezprimeraal lugarde lamanifestacióndesde laspistasdetenis, contiguas al Salón de los Deportes. A este rodeo debo la visión de la parteposteriordelastribunas.

¿Hanvistoustedesalgunavezunatribunapordetrás?Antesdecongregarlaanteunatribuna—lodigosóloatítulodeproposición—,habríaquefamiliarizaratodalagente con la vista posterior de la misma. Él que una vez haya contemplado unatribuna por detrás estará en adelante inmunizado, si la contempló bien, contracualquier brujería de las que, enuna formauotra, tienen lugar en las tribunas.Lopropioseaplicaalavisiónposteriordelosaltaresdelasiglesias:peroestoiráenotrocapítulo.

Óscar, sinembargo,que siemprehabía sidopropensoa irhasta el fondode lascosas, no se detuvo en la contemplación del andamiaje desnudo y, en su fealdad,poderosamente real, sino que, acordándose de las palabras de sumentorBebra, seacercópordetrásalatarimadestinadaaservistadefrente,colóseconsutambor,sin

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el que no salía nunca, entre los palos, se dio con la cabeza en una lata de filo, sedesgarró la rodillaconunclavoquesalíaalevosamentede lamadera,oyóescarbarsobre él las botas de los camaradas del Partido y luego los zapatos de lasorganizaciones femeninas, llegando finalmente hasta el lugarmás sofocante ymáspropio de aquelmes de agosto: bajo la tribuna, por dentro, detrás de una placa demadera,encontrólugaryabrigosuficienteparapodersaborearcontodatranquilidadelencantoacústicodeunamanifestaciónpolítica,sinquelodistrajeranlasbanderasnilosuniformesleofendieranlavista.

Me acurruqué bajo el atril de los oradores. Por encima de mí, a derecha eizquierda,semanteníandepie,segúnyalosabía,conlaspiernasseparadas,cerrandolosojos cegadospor la luzdel sol, los jóvenes tamboresde labanda juvenil y susmayoresdelaJuventudHitleriana.Yluegolamuchedumbre,olíalayoatravésdelasgrietasdelrevestimientodelatribuna.Allíestaba,depie,apretujándoseloscodosylostrajesdomingueros;habíavenidoapieoentranvía;habíaasistidoenparteamisatemprana,sinhallarenellasatisfacción;habíavenidollevandoalanoviadelbrazo,paraofrecerleaéstaunespectáculo;queríaestarpresentecuandosehacelahistoria,aunqueenelloperdieralamañana.

No,sedijoÓscar,nohabránhechoelcaminoenvano.Aplicóunojoalagujerode un nudo del revestimiento y observó la agitación procedente de la AvenidaHindenburg. ¡Ahívenían!Sobresucabezaseoyeronvocesdemando,el jefede labanda de tambores agitó su bastón, los de la charanga empezaron a soplar comoprobando sus instrumentos, se los aplicaron definitivamente a la boca y ¡allá va!:comounahorriblecoleccióndelansquenetesatacaronsumetaldeslumbrantedesidolhasta hacer a Óscar sentir náuseas y decirse: —¡Pobre SA Brandt, pobre jovenhitlerianoQuex,caísteisenvano!

Ycomoparaconfirmarestaevocaciónpóstumadelosmártiresdelmovimiento,mezclóseactoseguidoalatrompeteríaunredoblesordodetamboreshechosdepieltensadeternero.Aquelcallejónqueentrelamuchedumbreconducíahastalatribunahizopresentirde lejos laproximidadde losuniformes,yÓscaranunció:—¡Ahora,pueblomío,atención,pueblomío!

El tambor ya lo tenía yo en posición. Con celestial soltura hice moverse lospalillosenmismanose,irradiandoternuradesdelasmuñecas,imprimíalaláminaunalegreycadenciosoritmodevals,cadavezmásfuerte,evocandoVienayelDanubio,hastaque,elprimeroyelsegundotamborlansquenetesseentusiasmaronconmivals,ytambiénlostamboresplanosdelosmuchachosmayoresempezaroncomoDioslesdioaentenderaadoptarmipreludio.Claroqueentreellosnodejabadehaberunoscuantos brutos, carentes de oído musical, que seguían haciendo bumbum,bumbumbum,cuandoloqueyoqueríaeraelcompásdetresporcuatro,quetantolegustaalpueblo.YacasiestabaÓscarapuntodedesesperar,cuandoderepentecayó

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sobrelacharangalainspiración,ylospífanosempezaron,¡ohDanubio!,asilbarazul.Sóloeljefedelacharangayeldelabandadetamboresseguíansincreerenelreydelvalsyconsusinoportunasvocesdemando;peroyaloshabíayodestituido;nohabíayamás quemimúsica.Y el pueblome lo agradecía. Empezaron a oírse risotadasdelante de la tribuna, y ya algunosme acompañaban entonando elDanubio, y portodalaplaza,hastalaAvenidaHindenburg,azul,yhastaelParqueSteffen,azul,ibaextendiéndosemiritmoretozón,reforzadoporelmicrófonopuestoa todovolumensobremicabeza.Yalespiarporelagujerodelnudohaciaafuera,sinporellodejardetocarmi tambor con entusiasmo, pude apreciar que el pueblo gozaba conmi vals,brincabaalegremente,selesubíaporlaspiernas:habíayanueveparejas,yunamás,bailando,aparejadasporelreydelvals.SóloLöbsack,que,rodeadodealtosjefesyjefesdeseccionesdeasalto,deForster,GreiseryRauschning,yconunalargacolaparda de elementos del estado mayor, hervía entre la multitud, y ante el cual lacallejuela frente a la tribunaamenazabaconcerrarse, sólo a él parecíanogustarle,inexplicablemente, mi ritmo de vals. Estaba acostumbrado, en efecto, a que se lepromovierahacialatribunaalsondealgunamarcharectilínea,yheteaquíqueahoraunos sonidos insinuantesvenían aquitarle su fe en el pueblo.A travésdel agujeroveía yo sus cuitas.Entraba el aire a través del agujero, y a pesar de que por pocohubierayopilladounaconjuntivitis,mediolástima,ypaséaunchárleston,aJimmytheTiger,aquelritmoqueelpayasoBebratocabaenelcircoconbotellasvacíasdeagua de seltz. Pero los jóvenes que estaban frente a la tribuna no entraban alchárleston, y es que se trataba de otra generación; no tenían, naturalmente, nociónalgunadel chárlestonni deJimmytheTiger.No tocaban—¡oh amigoBebra!—niJimmynielTiger,sinoquegolpeabancomolocos,soplabanenlacharangaSodomayGomorra.Yenestosedijeronlospífanos:esigualbrincarquesaltar.Yeldirectordelacharangaechabapestescontrafulanoymengano,pesealocuallosjóvenesdela charanga y de la banda seguían redoblando, silbando y trompeteando con unentusiasmodetodoslosdiablos,yJimmyextasiábaseenplenodíatigre-caniculardeagosto,hastaque,porfin,losmilesymilesdecamaradasqueseapretujabanantelatribuna comprendieron y exclamaron: ¡es Jimmy the Tiger, que llama al pueblo alchárleston!

Y el que en el Campo de Mayo hasta ahí no bailara, echó ahora manorápidamente,antesdequefuerademasiadotarde,de lasúltimasdamasdisponibles.SóloalpobreLöbsack le tocóbailarconsu joroba,porque todo loqueallí llevabafaldasestabayatomado,ylasdamasdelasorganizacionesfemeninas,quehubieranpodido ayudarlo, escabullíanse lejos del Löbsack solitario por los bancos de latribuna.Perodetodosmodostambiénélbailaba,sacandotalvezlainspiracióndesujoroba,decididoaponerlebuenacaraalaalevosamúsicadeJimmyyasalvarloquepudierasalvarse.

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Pero ya no quedaba nada por salvar. El pueblo se fue bailando del Campo deMayo, después de dejarlo bien pisoteado aunque verde aún y, desde luego,completamentevacío.Elpueblo,conJimmytheTiger,sefueperdiendoporlosvastosjardinesdelParqueSteffen.PorqueallíseofrecíalajunglaprometidaporJimmy,allílostigresandabansobrepatasdeterciopelo:unsustitutodeselvavirgenparaaquelpueblo que poco antes se agolpaba en el prado. La ley y el sentido del ordendesaparecieronconlasflautas.Yencuantoalosquepreferíanlacivilización,podíangozar de mi música en los anchurosos y bien cuidados paseos de la AvenidaHindenburg,plantadaporvezprimeraenelsigloXVIII,taladaduranteelsitioporlastropasdeNapoleónenmilochocientossieteyvueltaareplantarenmilochocientosdiezenhonordeNapoleón;estoes,enterrenohistórico,porquesobremínohabíandesconectadoelmicrófonoyseoíahasta laPuertadeOliva,yporqueyonoaflojéhastaque,conelconcursodelosbravosmuchachosdelpiedelatribunaydeltigresueltodeJimmy,logramosvaciarelCampodeMayo,enelquenoquedaronni lasmargaritas.

Yaundespuésquehubeconcedidoamitamborsubienmerecidodescanso, losmuchachos de los tambores se negaron a poner fin a la fiesta: se requería algúntiempoantesdequemiinfluenciamusicaldejaradeactuar.

Hay que añadir, por otra parte, queÓscar no pudo abandonar el interior de latribunainmediatamente,porque,porespaciodemásdeunahora,delegacionesdelosSAydelosSSgolpearonconsusbotaslastablas,buscandoalpareceralgoentrelospalos que sostenían la tribuna—algún socialista, acaso, o algún grupo de agentesprovocadores comunistas— y desgarrándose la indumentaria parda y negra. Sinentrar a enumerar aquí las fintas y las estratagemas de Óscar, baste decirescuetamentequeaÓscarnoloencontraron,porquenoestabanalaalturadeÓscar.

Alfinsehizolacalmaenaquellaberintodemaderaquetendríamásomenoslacapacidaddeaquellaballenaen laqueJonáspermaneció, impregnándoseenaceite.Perono,Óscarnoeraprofeta,yademásteníahambre.NohabíaallíSeñoralgunoquedijera:—¡Levántate,vealaciudaddeNíniveypredicacontraella!Paramítampocohabía necesidad alguna de que ningún Señor hiciera crecer un ricino queposteriormente,pormandatodelmismoSeñor,ungusanovinieraadestruir.NiteníaporquélamentarmeapropósitodetalricinobíbliconiapropósitodeNínive,aunqueéstatuvierapornombreDanzig.Metímemitambor,quenadateníadebíblico,bajoeljersey, pues bastante quehacer tenía conmigo mismo y, sin tropezar contra cosaalgunaniestropearmelaropaenningúnclavo,hallélasalidadelasentrañasdeunatribuna para manifestaciones de toda clase, que sólo por casualidad tenía lasproporcionesdelaballenaengullidoradeprofetas.

¿QuiénprestaríalamenoratenciónaaquelchiquitínquesilbandoyalpasolentodesustresañoscaminabaporlaorilladelCampodeMayoendirecciónalSalónde

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losDeportes?Másalláde laspistasde tenisseguíanbrincandomismuchachosdelpiedelatribunaconsustamboreslansquenetes,sustamboresplanos,suspífanosysuscharangas.Ejércitospunitivos,verifiqué,sinsentirmásqueunaligeracompasiónalverlosbrincarobedeciendoalossilbatazosdesujefe.Aunladodesuamontonadoestadomayor,Löbsacksepaseabaconsujorobasolitaria.Enlosextremosdelapistaquesehabíahecho,dondedabamediavuelta sobre los taconesdesusbotas,habíaconseguidoarrancartodalahierbaytodaslasmargaritas.

Al llegarÓscarasucasa, lacomidaestabayaservida:habíaestofadode liebrecon patatas al vapor, col morada y, de postre, budín de chocolate con crema devainilla.Matzerath ni chistó. Durante la comida, los pensamientos de lamamá deÓscarvagabanporalgunaotraparte.Porlatarde,encambio,huboescándalofamiliarpor cosasde los celosydelCorreopolaco.Al atardecer, una tormenta refrescante,conaguaceroysoberbioredobledegranizo,brindóunafunciónbastanteprolongada.ElmetalagotadodeÓscarpudoalfinencontrarreposoyescuchar.

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Escaparates

Porespaciodealgúntiempoo,másexactamente,hastanoviembredeltreintayocho,con ayudademi tambor, acurrucadobajo las tribunasy conmayoromenor éxito,disolví manifestaciones, hice atascarse a más de un orador y convertí marchasmilitaresyorfeonesenvalsesyenfoxtrots.

Hoy, que todo esto pertenece ya a la Historia —aunque se siga machacandoactivamente,sinduda,peroenfrío—,poseo,enmicalidaddepacienteparticulardeunsanatorio,laperspectivaadecuadaparaapreciardebidamentemitamboreodebajode las tribunas.Nadamás lejosdemispensamientosqueelpresentarmeahora,porseisosietemanifestacionesdispersadasytresocuatromarchasodesfilesdislocadosconmitambor,cualunluchadordelaresistencia.Estapalabrasehapuestomuydemoda.Sehabladelespíritudelaresistencia,ydelosgruposdelaresistencia.Yaunparece que la resistencia puede también interiorizarse, lo que trae a cuento laemigracióninterior.Sinhablardetantosrespetableseíntegrosseñoresquedurantelaguerra,porhaberdescuidadoenalgunaocasióneloscurecimientodelasventanasdesus dormitorios, se vieron condenados a pagar una multa, con la correspondientereprimendadeladefensaantiaérea,engraciaalocualsedesignanhoyasímismoscomoluchadoresdelaresistencia,hombresdelaresistencia.

EchemosunavezmásunaojeadadebajodelastribunasdeÓscar.¿DioÓscarunaverdaderaexhibicióndetamboreoalosqueallásereunían?¿Tomólaacciónensusmanos, siguiendo los consejos de su maestro Bebra, y consiguió hacer bailar alpueblo delante de las tribunas? ¿Logró desconcertar alguna vez al jefe deadiestramientodeldistritoLöbsack,aaquelLöbsackderéplicatanvivazyqueensuvidahabíahechoyadetodo?¿Disolvióporvezprimera,undomingodeplatoúnicodelmes de agosto del treinta y cinco, y luego algunas vecesmás,manifestacionespardasgraciasasutambor,quepornoserrojoyblancoeraprecisamentepolaco?

Todo eso hice, y ustedes habrán de convenirlo conmigo. Ahora bien, ¿puedededucirse de ello que yo, huésped de un sanatorio, haya sido un luchador de laresistencia? Pormi parte he de contestar la pregunta negativamente, y he de rogartambiénaustedes,quenosonhuéspedesdesanatorioalguno,quenoveanenmímásque a un individuo algo solitario que, por razones personales y evidentementeestéticas,ytomandoapecholasleccionesdesumaestroBebra,rechazabaelcoloryelcortedelosuniformesyelritmoyelvolumendelamúsicausualenlastribunas,yquepor ello tratabade exteriorizar suprotesta sirviéndosedeun simple tambordejuguete.

Enaquel tiempoera todavíaposibleestablecercontacto,medianteunmiserabletambordehojalata,conlagentequeestabaenlastribunasylaqueestabadelantedeellas,yhedeconfesarque,lomismoquemicantovitricidaadistancia,llevémitruco

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escenográficohastalaperfección.Ynomelimitéenmodoalgunoatocareltamborcontra lasmanifestaciones pardas.Óscar se coló asimismobajo las tribunas de losrojosylosnegros,delosexploradoresydelascamisasverdeespinacadelosPX,delosTestigosdeJehováydelaLigaNacionalista,delosvegetarianosydelosJóvenesPolacosdelMovimientodelaZonaOriental.Pormásquecantaran,soplaran,oraranopredicaran,mitamborsabíaalgomejor.

Miobraera,pues,dedestrucción.Yloquenolograbadestruirconmitambor,lodeshacía conmi voz. Así vine a iniciar, al lado demis empresas de día contra lasimetríadelastribunas,miactividadnocturna:duranteelinviernodeltreintayseisaltreintaysiete juguéal tentador.Lasprimerasenseñanzasenelartede tentaramissemejantes me vinieron de mi abuela Koljaiczek, la cual, en aquel rudo invierno,abrióunpuestoenelmercadosemanaldeLangfuhro,enotrostérminos,acurrucadaen sus cuatro faldas detrás de un banco del mercado, ofrecía con voz plañidera«¡huevos frescos,mantequilla dorada y oquitas, nimuy gordas nimuy flaquitas!»,para los días de fiesta. El mercado se celebraba todos los martes. Venía ella deViereck en el corto, quitábase, poco antes de llegar a Langfuhr, las zapatillas defieltro previstas para el viaje en el tren, bajaba de éste en unos zuecos deformes,colgábasedelosbrazoslasasasdelosdoscanastosysedirigíaasupuestodelacalledelaEstación,enelqueunaplacarezaba:AnaKoljaiczek,Bissau.¡Québaratoseranloshuevos en aquel tiempo!Losquincevalíanun florín, y lamantequilla cachubacostabamenosque lamargarina.Miabuelaseacurrucabaentredospescaderasquegritaban «¡platija y bacalao! ¿a quién le servimos?». El frío ponía la mantequillacomo piedra, mantenía los huevos frescos, afilaba las escamas del pescado comohojasdeafeitarextrafinasyproporcionabaocupaciónysalarioaunbuenhombrequese llamabaSchwerdtfeger y era tuerto, el cual calentaba ladrillos en un brasero decarbóndeleñaylosalquilaba,envueltosenpapeldeperiódico,alasvendedorasdelmercado.

Apuntodecadahora,miabueladejabaqueSchwerdtfeger ledeslizarabajo lascuatro faldas un ladrillo caliente.Esto lo hacía el tal Schwerdtfeger sirviéndose deunapaladehierro.Deslizababajolatelaapenaslevantadaunpaquetehumeante;unmovimientodedescarga,otrodecarga,ylapaladehierrodeSchwerdtfegersalíaconunladrillocasifríodedebajodelasfaldasdemiabuela.

¡Cuánto envidiabayo a aquellos ladrillosque, envueltos enpapel deperiódico,conservabanelcalorylodifundían!Aunhoyendíamegustaríapoderresguardarmecomounodeaquellos ladrillos,cambiándomecontinuamenteconmigomismo,bajolasfaldasdemiabuela.Diránustedes:¿QuéesloquebuscaÓscarbajolasfaldas?¿ImitaracasoasuabueloKoljaiczek,abusandodelaanciana?¿Otalvezelolvido,unapatria,elnirvanafinal?

Óscarcontesta:BajolasfaldasbuscabayoalÁfricay,eventualmente,aNápoles

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que, comoesnotorio,hayquehabervisto.Allí, enefecto, concurrían los ríosy sedividíanlasaguas;allísoplabanvientosespeciales,peropodíatambiénreinarlamásperfecta calma; allí se oía la lluvia, pero se estaba al abrigo; allí los barcoshacíanescalao levabanelancla;allíestabasentadoal ladodeÓscarelbuenDios,alquesiemprelehagustadoestarcalentito;allíeldiablolimpiabasucatalejoylosangelitosjugabanalagallinaciega.Bajolasfaldasdemiabuelasiempreeraverano,aunquelasvelasardieranenelárboldeNavidad,aunqueestuvieranporsalirloshuevosdePascua o se celebrara la fiesta deTodos los Santos. En ningún otro sitio podía yovivirmejorconformealcalendarioquebajolasfaldasdemiabuela.

Peroella,enelmercado,nomedejababuscaralberguebajosusfaldasy,fueradeél,sóloraramente.Meestabaacurrucadoasuladosobrelacajita,disfrutandoensusbrazos de un sustituto de calor, contemplaba cómo los ladrillos iban y venían, ydejábameentretantoaleccionarpormiabuelaeneltrucodelatentación.Atadoauncordel,lanzabaelviejoportamonedasdeVicenteBronskisobrelanieveapisonadadelaacera,quelosesparcidoresdearenahabíanensuciadohastaelpuntoquesóloyoymiabuelapodíamosverelhilo.

Lasamasdecasaibanyveníanynocomprabannada,peseaquetodoerabarato;probablementeloqueríanderegalo,conalgodepropinaademás,porqueyaunadamase inclinaba hacia el portamonedas allí tirado deVicente, ya sus dedos tocaban elcuero, cuando de repente mi abuela tiraba hacia sí del anzuelo junto con ladistinguidaseñora,quesemostrabaalgoconfusa,atraíahaciasucajaaaquelpezbienvestidoysemostrabamuyamable:—¿Enquépuedoservirle,señorita?¿algodeestamantequilladorada,ounoshuevitos,aflorínlosquince?

En esta forma vendíaAnaKoljaiczek sus productos naturales. Pero yome ibapercatandoconellode lamagiade la tentación;node la tentaciónqueatraíaa losmuchachosdecatorceaños,conSusiKater,alossótanosparaallíjugaralmédicoyalenfermo.Esoamínometentaba;antesbien,despuésquelosrapacesdenuestracasa,AxelMischkeyNuchiEykeencalidaddedonadoresdesuero,ySusiKaterdemédico,me hubieron convertido en paciente que había de tragarmedicinas no tanarenosassindudacomo lasopade ladrilloperode todosmodosconun regustodepescado descompuesto, lo rehuía.Mi tentación, por el contrario, se presentaba enformacasiincorpóreaymanteníaadistanciaalasvíctimasdemijuego.

Bastantedespuésdelanochecer,unaodoshorasdespuésdelcierredelastiendas,escapábame de mi mamá y de Matzerath. Salía a la noche invernal. En callessilenciosasycasidesiertas,contemplabadesdeelnichoabrigadodealgúnzaguánlosescaparates de enfrente: tiendas de comestibles finos,mercerías y, en una palabra,todasaquellasqueexhibíanzapatos,relojes,joyas,cosasdeseablesyfácilesdellevar.Notodoslosescaparatesestabaniluminados.Yyoinclusivepreferíaaquellastiendasque,lejosdelosfarolescallejeros,manteníansuofertaenlasemioscuridad;porquela

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luz atrae a todos, aun al más vulgar, en tanto que la semioscuridad sólo hacedetenersealoselegidos.

Nomeinteresabanlasgentesque,callejeando,echabandepasounvistazoalosescaparates deslumbrantes, más a las etiquetas con los precios que a los objetosmismos, o que se aseguraban, en el reflejo de los cristales, de que llevaban elsombrerobienpuesto.Losclientesalosqueyoesperabaenmediodelfríosecoysinviento, detrás de una tormenta de nieve de grandes copos, dentro de una espesanevada silenciosa o bajo una luna que aumentaba con la helada, eran los que sedeteníanantelosescaparatescomoobedeciendoaunallamadaynobuscabanmuchotiempoenlosanaqueles,sinoque,alpocoratooenseguida,posabansumiradaenunosolodelosobjetosallíexpuestos.

Mipropósitoeraeldelcazador.Requeríapaciencia,sangrefríayunavistalibreysegura.Sólocuandosedabantodasestascondicionescorrespondíaleamivozmatarlacazaenformaincruentayanalgésica:correspondíaletentar.Pero,¿tentaraqué?

Alrobo.Porque,conungritoabsolutamenteinaudible,cortabayoenelcristaldelescaparate,exactamentealaalturadelplanoinferiory,deserposible,delantemismodel objeto deseado, unos agujeros perfectamente circulares y, con una últimaelevaciónde lavoz, empujabael recortedel cristalhaciael interiordel escaparate,dondeseproducíauntintineoprontamentesofocado,peroquenoeraeltintineodelvidrioalromperse,aunqueyonopudieraoírlo,porqueÓscarestabademasiadolejos.Peroaquellajovenseñoradelapieldeconejoenelcuellodelabrigopardo,vueltoyaseguramenteunavezalrevés,ellasíoíaeltintineoyseestremecíahastasupieldeconejo; quería irse a través de la nieve, pero no obstante se quedaba, tal vezprecisamente porque estaba nevando, o bien porque cuando está nevando, siempreque la nieve sea suficientemente espesa, todo está permitido. ¿Y que sin embargomiraraasualrededor,comosospechandodeloscoposdenieve,comosidetrásdeloscoposnohubierasiempremáscopos;quesiguieramirandoasualrededorcuandoyasumanoderechasalíadelmanguito,recubiertoasimismodepieldeconejo?Yluego,sinpreocuparsemásdesualrededor,metíalamanoporelrecortecircular,empujabaprimeroaunladoelredondeldevidrio,quesehabíavolcadoprecisamentesobreelobjeto ansiado, y sacaba primero uno de los zapatitos de ante negro, y luego elizquierdo,sinestropearlostaconesysinlastimarselamanoenloscantosvivosdelagujero. A derecha e izquierda desaparecían los zapatos, en los correspondientesbolsillos del abrigo.Por espacio de un instante, por espacio de cinco copos,Óscarveía un lindo perfil, por lo demás insulso; y cuando empezaba ya a pensar que setrataba tal vez de uno de los maniquíes de los almacenes Sternfeld salidomilagrosamente de paseo, he aquí que se disolvía entre la nieve que caía, volvía ahacerse ver bajo la luz amarillenta del siguiente farol y, abandonando el conoluminoso,lajovenreciéncasadaoelmaniquíemancipadodesaparecía.

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Una vez realizadomi trabajo—y todo aquel esperar, espiar, no poder tocar eltambory, finalmente, encantar yderretir el vidriohelado era, enverdad, una laborardua—,nomequedabaotracosaquehacerqueirmeparacasaigualquelaladrona,perosinbotín;conelcorazónardienteyfríoalavez.

No siempre conseguía, por supuesto, llevarmi arte tentador hasta un éxito tancategórico como en el caso típico que acabo de describir. Así, por ejemplo, miambición era hacer de una parejita de enamorados una pareja de ladrones. Pero, obiennoqueríannielunonilaotra,obienélyametíalamanoperoellaselaretiraba,o era ella la que se atrevía y él, suplicante, la hacía desistir y, en adelante,despreciarlo. En una ocasión, durante una nevada copiosa, seduje delante de unatiendade perfumería a unaparejita de aspecto particularmente joven.Él se hizo elvaliente y robó un agua de Colonia. Ella rompió a llorar, afirmando que preferíarenunciar a todos los perfumes. Pero él quería darle la loción, y logró imponer suvoluntadhastaelfarolsiguiente.Aquí,sinembargo,enformaostensibleycomosisehubierapropuestovejarme, laniña lobesó,poniéndoseparaellodepuntillas,hastaqueélvolviósobresuspasosydevolvióelaguadeColoniaalescaparate.

Lomismomeocurrióenvariasocasionesconseñoresdeciertaedad,delosqueesperabaloquesupasodecididoenlanocheinvernalparecíaprometer.Sedeteníanfrente al escaparate de una tabaquería,miraban adentro con devoción, dejaban sindudavagarsuspensamientosporlaHabana,elBrasilolasislasBrisago,perocuandomivozpracticabasuagujeroamedidaydejabafinalmentecaerelvidriodelrecortesobre una caja de «Prudencia negra», los señores seme cerraban comonavajas deresorte. Daban media vuelta, atravesaban la calle como si remaran con el bastón,pasabanatodaprisaysinvermejuntoamíymizaguán,ydabanlugaraqueÓscar,viendosuscarasdeviejitosdescompuestasyagitadascomoporeldiablo,sesonriera;conunasonrisa,sinembargo,enlaquesemezclabaalgodepreocupación,porquelesentraban a aquellos señores —todos ellos, por lo regular, fumadores de puro deavanzada edad— unos sudores alternativamente fríos y calientes, que los dejabanexpuestos,sobretodosicambiabaeltiempo,apillarunresfriado.

Enaquel invierno, lascompañíasdeseguroshubierondepagara las tiendasdenuestro barrio, aseguradas en su mayoría contra robo, cantidades considerables.Aunqueyonuncatolerararobosalpormayorycortaradeliberadamentelosvidriosdetalmaneraquesólopudieransacarseunoodosobjetos,loscasosdesignadoscomodeefracciónseacumularona talpuntoque lapolicíacriminalnosedabapuntodereposo, loquenoeraobstáculoparaque laprensa lacalificaradespectivamentedeincapaz.Desdenoviembredeltreintayseishastamarzodeltreintaysiete,momentoenqueelcoronelKocformóenVarsoviaungobiernodefrentenacional,contáronsesesentaycuatrotentativasdeefracciónyveintiochoefraccionesefectivasdelmismotipo.Ciertoesquelosfuncionariosdelapolicíacriminalpudieronrecuperarpartedel

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botíndealgunasdeaquellasseñorasdeciertaedad,deaquellosjóvenesinexpertos,delasmuchachasdeservicioodealgunosmaestrosretirados,quenoeranenmodoalguno ladrones apasionados; o bien ocurríaseles a aquellos rateros aficionadospresentarse a la policía, después de una noche de insomnio, y decir:—Disculpenustedes,nolovolveréarepetir,peroeselcasoquederepenteviquehabíaunagujeroenelvidrio,ycuandologréreponermeamediasdelsusto,ylejosyadelescaparate,pudeobservarquealbergabaenelbolsilloizquierdodemiabrigo,enformailegal,unpar de soberbios guantes para caballero, depiel fina, sin duda algunamuy caros oinclusiveprohibitivos.

Perocomolapolicíanocreeenmilagros,lomismolosquefuerondescubiertoscon los objetos robados que los que se presentaron espontáneamente hubieron decumplirpenasdeprisiónqueibandecuatrosemanasadosmeses.

Yo mismo quedé más de una vez bajo arresto domiciliario, porque mamásospechaba, naturalmente, aunque fuera suficientemente inteligente como para noconfesárseloasímismaymenosalapolicía,quemivozvitricidaandabametidaenaqueljuegodelictivo.

Frente a Matzerath, en cambio, que presumía afectadamente de honradez yprocedióauninterrogatorioentodaforma,meneguéahacerlamenordeclaraciónyme refugié, con habilidad cada vez mayor, detrás de mi tambor y de mi tallapermanentedeniñoatrasadode tresaños.Despuésdeestaclasede interrogatorios,mamá, volvía siempre a repetir:—La culpa de todo la tiene aquel liliputiense quebesó aOscarcito en la frente. En el actome di cuenta de que aquello tenía algúnsignificado,porqueÓscareraantesmuydistinto.

AdmitoqueelseñorBebrainfluyósobremíenformaligerayduradera,puesnilos arrestos domiciliarios lograron impedir que, en un rato de suerte y sin pedirpermiso, naturalmente, consiguiera eclipsarme por una hora, lo bastante parapracticarconmicanto,enelvidriodelescaparatedealgunamercería,elsospechosoagujerocircularyconvertiraunjovenadmiradordelamerceríaenfelizposeedordeunacorbatadesedapuracolorrojovino.

Si ustedes me preguntan: ¿Era el Mal lo que impelía a Óscar a aumentar latentación,yagrandedeporsí,queejerceunvidriobrillantedeescaparate,medianteunaccesopracticadoalamedidadelamano?Tengoqueresponder:EraelMal,enefecto.YeraelMal,entreotrasrazones,porelsimplehechodequemeocultaraenzaguanesoscuros.Porqueelzaguán,comodeberíasaberse,eslaguaridafavoritadelMal.Porotraparte,ysintratarporellodedesvirtuarlomalodemistentaciones,hededecirmeamímismoyhededecirleamienfermeroBruno,hoyquenotengoyaocasiónparalatentaciónnisientoporellainclinaciónalguna:Óscar,túnosólohassatisfecho los pequeños y grandes deseos de todos aquellos paseantes invernalessilenciososenamoradosdealgúnobjetodesussueños,sinoquehasayudadoademás

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alasgentesquesedetienenantelosescaparatesaconocerseasímismas.Másdeunade aquellas damas elegantes, más de algún excelente tío, más de una de aquellasseñoritas de edad ya avanzada pero frescas todavía en materia de religión jamáshabríansospechadoquesunaturalezafuerapropensaalrobosituvoznoloshubierainducidoaél,transformandoasíporañadiduraamásdeunodeaquellosciudadanosqueanteriormenteveíanencualquierpobrerateroinexpertoaunbribónpeligrosoycondenable.

Despuésdehaberloestadoacechandonochetrasnocheantesdeque,alacuartavez, sedecidieraapicaryaconvertirseen ladrónalque lapolicíanuncahabíadedescubrir, el doctor Erwin Scholtis, temido fiscal y acusador de laCorte Penal, setransformóenunjuristabenigno,indulgenteycasihumanoporque,ofreciéndomeunsacrificio, a mí, el semidiós de los ladrones, se robó una brocha de afeitar deauténticopelodetejón.

Enenerodeltreintaysieteestuveapostadopormuchotiempo,tiritandodefrío,frente a una joyería, la cual, a pesar de su situación tranquila en una avenida delsuburbioplantadadearces,gozabadebuennombreyreputación.Presentóseanteelescaparateadornadoconjoyasyrelojestodaclasedecazaque,dehabersetratadodeotrasexhibiciones,demediasparadama,desombrerosdeterciopeloodebotellasdelicor,yohabríaabatidoinmediatamenteysinelmenorreparo.

Lo que tienen las joyas: con ellas uno se vuelve caprichoso, circunspecto, seadaptaunoalcursodecadenasinterminables,mideeltiemponoyaporminutossinoporañosdeperlas,partedelpuntodevistadequelaperlasobreviviráalcuello,dequeeslamuñecaynoelbrazaleteloqueenflaquece,dequesehanencontradoenlastumbas anillos a los que el dedo no resistió; en una palabra, se considera a unadmirador del escaparate demasiado jactancioso para adornarlo con joyas; a otro,demasiadomezquino.

El escaparate del joyero Bansemer no estaba demasiado recargado. Algunosrelojesselectos,manufacturasuizadecalidad,unsurtidodeanillosdecompromisosobreterciopeloazulcelestey,enelcentro,seis,omejordicho,sietepiezasdelomásescogido:unaserpientequeseenroscabatresvecessobresímisma,forjadaenorodecoloresdiversos, cuya cabezade talla fina adornaban,dándole realce, un topacioydosdiamantes,entantoquelosojoserandoszafiros.Porloregularnosoyaficionadoal terciopelo negro, pero debo admitir que a la serpiente del joyero Bansemer esefondolequedabamuybien,lomismoqueelterciopelogrisque,bajoaquellaspiezasdeplatadeformastanencantadoramentesencillasyderegularidadtanpococomún,difundíaun reposo cosquilleante.Unaro engastado conunagema tanbella que seveíaqueestaballamadoairdesgastandolasmanosdemujeresigualmentebellas,alpaso que él se iría haciendo cada vez más bello hasta alcanzar ese grado deinmortalidadqueprobablementesóloestáreservadoalasjoyas.Cadenitasquenadie

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podríaponersesinhacersemerecedordeuncastigo,cadenaslánguidas;y,finalmente,sobreuncojíndeterciopeloblancoamarillentoqueimitabaconsencillezlaformadeunescote,uncollardelomáselegante:ladistribuciónfina,elengarceunsueño,latramaunbordado.¿Quéarañapodíahabersegregadosuoroenformaquequedaranpresos en su red seis rubíes pequeños y uno mayor? ¿Dónde se escondía? ¿Quéacechaba?Noestaba,sinduda,alacechodemásrubíes,sinomásbiendealguienaquien los rubíes aprisionados en la red le parecieran brillar cual gotas de sangremoldeada,cautivandosumirada.Enotraspalabras:¿Aquiéndebíaregalarleyoamiantojo,oalantojodelaarañatejedoradeoro,aquelcollar?

El dieciocho de enero del treinta y siete, sobre una nieve apisonada que crujíabajoelpaso,unanochequeolíaamásnieve,atantanieve,atantanievecomopuedadesearunoquetodoquisieraconfiarloalanieve,viaJanBronskiatravesarlacalle,aladerechademiescondite,ypasarfrentealajoyeríasinlevantarlavista,paraluegovacilaro,másbien,pararsecomoobedeciendoaunmandato:diomediavuelta,oseladieron,yheahíaJandelantedelescaparate,entrearcessilenciososcargadosdenieve.

El refinado JanBronski, algoenfermizo siempre,humilde en suprofesiónperoambiciosoenamor,tantontocomoenamoradodelabelleza;Jan,elquevivíadelacarnedemamá;elque,segúnlocreoylodudohoytodavía,meengendróennombrede Matzerath, estaba allí parado, con su elegante abrigo de invierno que parecíacortadoporunsastredeVarsovia,convertidoenestatuadesímismo,tanpetrificadoquecasisemeantojabaverloanteelcristalcualunsímbolo,conlamiradafijaentrelosrubíesdelcollardeoro,alamaneradeParsifal,queestabatambiéndepieenlanieveyveíasangreenella.

Hubiera podido llamarlo, hubiera podido advertirle con el tambor, que llevabaconmigo.Losentíabajomiabrigo.Bastábameabrirunbotónyporsímismohabríaemergido al aire glacial. Con llevarme lasmanos a los bolsillos del abrigo habríatenidoenellaslospalillos.Huberto,elcazador,nodisparócuandoyateníaatiroalciervosingular.Saulo,seconvirtióenPablo.Atila,allevantarelpapaLeóneldedocon el anillo, dio media vuelta. Pero yo sí disparé, y ni me convertí ni di mediavuelta,sinoquememantuvecazador,memantuveÓscar,tratandodeirhastaelfinal:nomedesabroché,nodejéquemitamborsalieraalaireglacial,nocrucémispalillossobre lablanca lámina invernal, nipermití que lanochedeenero se convirtiera ennochedetamboreo,sinoquegritéensilencio,gritécomogritantalvezlasestrellas,olospecesenlomásprofundo;gritéprimeroalaestructuradelhielo,paraquedejaracaernievefresca,yluegoalvidrio:alvidrioespeso,alvidriocaro,alvidriobarato,alvidrio transparente, al vidrio que dividía en dos los mundos, al vidrio místico yvirginal; practiqué conmi grito en el vidrio del escaparate, entre JanBronski y elcollar,unagujeroalamedidadelamanodeJan,queyaconocía,ydejéqueelrecorte

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circular del vidrio resbalara como si fuera una trampa: como si fuera la puerta delcieloydel infierno.Y Janno se estremeció, sinoquedejóque sumano finamenteenguantada emergiera del bolsillo del abrigo y penetrara en el cielo, y el guanteabandonóel infiernoy tomódelcieloodel infiernouncollarcuyos rubíesestabanhechosalamedidadetodoslosángeles,inclusivedeloscaídos,ydejóquelamanollenaderubíesydeorovolvieraalbolsillo;yseguíaallí,anteelescaparateabierto,aunque eso fuera peligroso y no sangraran allí yamás rubíes que impusieran a sumiradaoladeParsifalunadireccióninmutable.

¡Oh,Padre,HijoyEspírituSanto!Eraprecisorecurriralespíritu,paraqueaJan,el padre, no le sucediera nada. Óscar, el hijo, se desabrochó el abrigo, cogiórápidamentelospalillosy,sobrelalámina,gritó:¡papá,papá!,hastaquejanBronskise volvió lentamente, atravesó lenta, lentamente la calle, y encontró aÓscar en elzaguán.

¡QuébienqueenelmomentoenqueJanseguíacontemplándomesinexpresión,pero a punto ya del deshielo, empezara a nevar! Alargóme una mano, pero no elguantequehabía tocado los rubíes.,ymecondujoensilencioperosinsobresaltoacasa,endondeyamamáestabainquietapormíyMatzerath,ensuestilo,amenazabaconseveridadafectadaperomuypocoenseriocondarpartealapolicía.Jannodioninguna explicación, ni quiso tampoco jugar al skat al que Matzerath, poniendobotellasdecervezasobrelamesa,loinvitaba.Aldespedirse,acaricióaÓscar,yéstenosuposiloquedeseabaeraunsilencioencubridorosuamistad.

Alpocotiempo,JanBronskiregalóelcollaramamá.Ésta,enteradasindudadelaprocedenciadeaquellajoya,sóloseloponíaaratos,cuandoMatzerathnoestaba,yafueraparasímisma,paraJanBronskio,acaso,tambiénparamí.

PocodespuésdelaguerralocambiéenelmercadonegrodeDüsseldorfpordocecartonesdecigarrillosamericanosLuckyStrikeyunacarteradepiel.

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Fallaelmilagro

Hoy,enlacamademisanatorio,echoamenudodemenosaquellafuerzaqueteníaentonces amidisposición inmediatay con laquederretía floresde escarcha, abríaescaparatesyllevabaalladróncomodelamano.

¡Cuánto me gustaría, por ejemplo, eliminar el vidrio de la mirilla del terciosuperiordelapuertademicuartoparaqueBruno,mienfermero,pudieraobservarmemejor!

¡Cuántosufrí,elañoqueprecedióami internamientoforzosoenelsanatorio,acausade la impotenciademivoz!Cuandopor lascallesnocturnasemitíamigrito,exigiéndole éxito sin obtenerlo, llegaba a darse el caso de que yo, que detesto laviolencia, recurriera a una piedra y apuntara a alguna ventana de cocina en aquelmiserable suburbio de Düsseldorf. Me hubiera gustado, sobre todo, poder haceralguna exhibición ante Vittlar, el decorador. Cuando, pasada la media noche, loreconocía,protegidoensumitadsuperiorporunacortinaymetidos lospiesensuscalcetines de lana rojos y verdes, tras el vidrio del escaparate de alguna tienda demodasmasculinasdelPaseodelReyodeunaperfumeríapróximaalaantiguasaladeconciertos,debuenaganalehabríarotoelvidrioaesehombrequeesmiapóstol,sinduda,oquepodríaserlo,porqueaestasalturassigosinsabersihedellamarloJudasoJuan.

VittlaresnobleysunombredepilaesGodofredo.Cuando,despuésdeunfracasohumillante de mi canto, llamaba la atención del decorador por medio de untamborileodiscretoenelcristalilesodelescaparate,cuandoélsalíaporuncuartodehoraa lacalle,charlabaconmigoyhacíamofadesusartesdedecorador, teníaquellamarlo Godofredo, porque mi voz no producía aquel milagro que me hubierapermitidollamarloJuanoJudas.

Elcantofrentea la joyería,quehicieradeJanBronskiun ladrónydemamálaposeedora de un collar de rubíes, había de poner un paréntesis a mi cantar anteescaparatesconobjetoscodiciables.Mamásehizopiadosa.¿Quélehizoserlo?FuesurelaciónconJanBronski,elcollarrobadoyladulcefatigadeunavidademujeradúlteraloquelahizopiadosayávidadesacramentos.¡Québiensedejaorganizarelpecado! Los jueves se encontraban en la ciudad, dejaban aOscarcito conMarkus,esforzábanse por lo regular hasta darse gusto en la calle de los Carpinteros,refrescábanse luego conmoka y pasteles en elCaféWeitzke,mamá iba después abuscarasuhijitoalatiendadeljudío,dejábaseproveerporéstedealgunospiroposyalgún paquetito casi regalado de seda de coser, tomaba su tranvía número 5,saboreaba sonriendo y con los pensamientosmuy lejos de allí el trayecto entre laPuertadeOlivaylaAvenidaHindenburg,mirabaapenasaquelCampodeMayojuntoal Salón de los Deportes en el que Matzerath pasaba sus mañanas dominicales,

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aceptaba sin disgusto el rodeo por el Salónmencionado—¡qué horrible resultabadicha construcción cuando se acababa de gozar de algo bello!—, otra curva a laizquierda,y allí estabaya,detrásdeunosárbolespolvorientos, elConradinumconsusestudiantesdegorrasrojas—¡ay,siOscarcitollevaratambiénunadeesasgorrasrojasconlaCdorada!:acababadecumplirdoceañosymedioypodríaestaryaencuarto año, empezaría con el latín y se comportaría como todo un pequeñoConradino,aplicado,perotambiénalgoinsolenteyarrogante.

Despuésdelpasosubterráneo,endirecciónalaColoniadelReichyalaEscuelaHelenaLange,perdíanselospensamientosdelaseñoraAgnésMatzerathyolvidabaelConradinumylasposibilidadesfallidasdesuhijoÓscar.Otracurvamás,frentealaiglesiadeJesús,consucampanarioenbulbo,parabajarseenlaPlazaMaxHalbe,delante de la tienda del café Kaiser. Un último vistazo a los escaparates de loscompetidores,yluego,fatigosamente,cualunviacrucis,aremontaralLabesweg:elmalhumorincipiente,elniñoanormaldelamano,losremordimientosyeldeseoderepetición. Insatisfecha y saciada a la vez, dividida entre la aversión y el afectobonachón hacia Matzerath, mamá cubría fatigosamente el trayecto del Labeswegconmigo,mitamboryelpaquetitodeseda,hastalatienda,hastalascajasdeavena,elpetróleoalladodelosbarrilesdearenques,laspasasdeCorintoylasdeMálaga,lasalmendrasylasespecias,hastalospolvosdelevaduradelDr.Oetker,hastaPersilesPersil,hastael«yolotengo»deUrbín,hastaelMaggiyelKnorr,elKathereineryel caféHag,Villo y Palmín, el vinagreKühne y lamermelada de cuatro frutos, vhasta aquellos dosmosqueros untados demiel que, colgados arriba delmostrador,zumbabanendostonosdistintosyhabíandecambiarseenveranocadatercerdía;ycada sábado, con un alma igualmente endulzada, que lomismo en verano que eninvierno atraía todo el año pecados que zumbaban alto y bajo, mamá se iba a laiglesiadelSagradoCorazónaconfesarseconelreverendoWiehnke.

Lomismo quemamáme llevaba con ella los jueves yme convertía en ciertomodoen sucómplice, tambiénme llevaba los sábadosa travésdelportalhasta lasfrescas baldosas de la iglesia católica, metiéndome primero el tambor debajo deljerseyodelabriguito,yaquesintambornohabíanadaquehacerconmigo,ysinelmetal sobre la barriganuncamehubierayo santiguado a la católica, tocándome lafrente, el pecho y los hombros, nime hubiera arrodillado como para ponerme loszapatos, ni me hubiera mantenido quietecito, dejando que se me fuera secandolentamenteelaguabenditaenlabasedelanariz,sobreelbancopulidodelaiglesia.

Recuerdo todavía la iglesia del Sagrado Corazón del día de mi bautizo: habíahabidoalgunadificultadacausademinombrepagano,peromamáinsistióenlodeÓscar,yJan,queeraelpadrino,hizolomismobajoelportal.EntonceselreverendoWiehnkemesoplótresvecesalacara,loquedebíaexpulsardemíaSatanás,hizoelsignode lacruz,mepuso lamanoencima,esparcióalgodesalydijounaseriede

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cosas, siempre contra Satanás. En la iglesia volvimos a pararnos ante la capillabautismalpropiamentedicha.MemantuvequietomientrassemeofrecíanelCredoyelPadrenuestro.Luegoparecióle indicadoal reverendoWiehnkedecirunavezmásVaderetro,Satanás,yseimaginóquetocándoleaÓscarlanarizylasorejasleabríalos sentidos, amí, que desde siempre los tuve abiertos.Luegoquiso oírlo una vezmásenaltavozyenformaclara,ypreguntó:—¿RenunciasaSatanás,asuspompasyvanidades?

Antes de que yo pudiera sacudir la cabeza—porque no pensaba para nada enrenunciar—,dijoJantresvecespormicuenta:—Renuncio.

Y sin que yome hubiera puesto amal con Satanás, el reverendoWiehnkemeungió pecho y espalda. Ante la pila bautismal, una vez más el Credo, y luego,finalmente, tres veces agua, unción de la piel de la cabeza con ungüento de SanCresmo,unvestidoblancoparahacerlemanchas,uncirioparalosdíasoscuros,yladespedida —Matzerath pagó—; y al sacarme Jan ante el portal de la iglesia delSagrado Corazón, donde el taxi nos esperaba por tiempo de sereno a nublado,preguntéalSatanásquellevabadentro:—¿Todohaidobien?

Satanás brincó y susurró:—¿Te fijaste en los ventanales de la iglesia, Óscar?¡Vidrio,todovidrio!

LaiglesiadelSagradoCorazónfueedificadadurantelosañosdelafundación:deahíqueencuantoalestilofueraneogótica.Comoquieraqueseempleóparalosmurosunladrilloqueennegrecerápidamenteyqueelcobrequerecubreelcampanarionotardóenadoptarelverdíntradicional,lasdiferenciasentrelasiglesiasdeladrillodelgóticoantiguoylasdelnuevogóticosóloresultaronapreciablesymolestasparalosexpertos. En cuanto a la confesión, la práctica era la misma en los dos tipos deiglesias. Lo mismo que el reverendoWiehnke, otros cien reverendos sentados enconfesonariosaplicabanlossábados,despuésdelcierredelasoficinasylas tiendasotrastantashirsutasorejassacerdotalesalpulidoenrejadonegruzco,entantoquelosfeligresestratabandeenhebrarenaquellasorejas,atravésdelascelosías,elhiloenelqueseensartaba,cuentaacuenta,unadornopecaminosamentebarato.

Mientras mamá, siguiendo la Guía del Confesor, comunicaba a las instanciassupremasdelaiglesiacatólica,únicaverdadera,porconductodelcanalauditivodelreverendoWiehnke,todoloquehabíahechoydejadodehacer,loquehabíasucedidodepensamiento,palabrayobra,abandonabayo,queno teníanadaqueconfesar, lamaderademasiadolisadelaiglesiaymequedabadepiesobrelasbaldosas.

Reconozco que las baldosas de las iglesias católicas, el olor de las iglesiascatólicas y todo el catolicismo me sigue todavía cautivando hoy en formainexplicable, a lamanera de, ¿de qué diré?, de unamuchacha pelirroja, aunque elpelopelirrojoquisierahacerloteñir,yelcatolicismomeinspiraunasblasfemiasquevuelven siempre a delatar que, aunque en vano, sigo estando bautizado

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irrevocablementesegúnelritocatólico.Amenudo,enocasióndelosquehaceresmástriviales, comoal lavarme losdientese inclusoenel excusado,mesorprendoamímismoensartandocomentariosapropósitodelamisaporelestilode:enlasagradamisaserenuevaelderramamientodelasangredeJesucristoafindequefluyaparatupurificación,ésteeselcálizdesusangre,elvinoseconvierterealyverdaderamenteen la sangredeCristoy sederrama, la sangredeCristo está presente,mediante lacontemplación de la sagrada sangre, el alma es rociada con la sangre deCristo, lapreciosa sangre, es lavada con sangre, en la transubstanciación fluye la sangre, locorpóreomanchado de sangre, la voz de la sangre de Cristo penetra en todos loscielos,lasangredeCristodifundeunperfumeantelafazdeDios.

Ustedes habrán de convenir conmigo en que he conservado cierta entonacióncatólica. Antes no podía estarme esperando un tranvía sin que inmediatamentehubieradeacordarmedelaVirgenMaría.Lallamaballenadegracia,bienaventurada,bendita,virgendevírgenes,madredemisericordia.Túalabanda,Túveneranda,quealfrutodetuvientre,dulcemadre,madrevirginal,virgengloriosa,déjamesaborearla dulzura del nombre de Jesús cual Tú la saboreaste en tu corazón materno, esverdaderamentedignoypropio,convenienteysaludable,reina,bendita,bendita...

Estode«bendita»,alvisitarmamáyyotodoslossábadoslaiglesiadelSagradoCorazón,mehabíaendulzadoyenvenenadoatalpunto,másquecualquierotracosa,que daba gracias a Satanás por haber sobrevivido en mí al bautizo y habermeproporcionado un contraveneno que, aunque blasfemando, me permitiera de todosmodosandarderechosobrelasbaldosasdelaiglesiadelSagradoCorazóndeJesús.

Además de en los sacramentos, Jesús, de cuyo corazón la iglesia llevaba elnombre, mostrábase reiteradamente en los cuadritos coloreados del viacrucis enformapictórica,y,además, tresvecesenformaplástica,aunquetambiéncoloreada,endistintasposiciones.

Habíaprimerounodeyesopintado.Conelpelolargo,estabadepieensutúnicaazul de Prusia sobre una peana dorada y llevaba sandalias. Se abría la túnica a laalturadelpechoy,contrariamenteatodaleynatural,mostrabaenelcentromismodeltóraxuncorazónsangrandodecolortomate,glorificadoyestilizado,afindequelaiglesiapudieraostentarelnombrededichoórgano.

YaenocasióndelaprimeracontemplaciónatentadeesteJesúsdecorazónabiertohube de comprobar que el Salvador se parecía con perfección ami padrino, tío ypadreputativoJanBronski.¡Aquellosojosazulesdesoñador,infantilmentesegurosdesímismos!¡Aquellabocaflorida,hechaparalosbesosysiempreapuntodellorar!¡Aquel dolor varonil que subrayaba las cejas! Mejillas plenas, sonrosadas, queinvitaban al castigo. Los dos tenían esamisma cara hecha para los bofetones queinduce a lasmujeres a acariciarla. Y además lasmanos lánguidamente femeninas,mostrando,cuidadaseineptasparaeltrabajo,losestigmas,comoobrasmaestrasde

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unorfebreasueldodealgunacorteprincipesca.AmímetorturabanaquellosojosalaBronski, trazados al pincel en la cara de Jesús, con su incomprensión paternal.Exactamente aquellamismamirada azul que teníayo, que sólopuede entusiasmar,peronoconvencer.

Óscar se apartó del corazón de Jesús de la nave lateral derecha y pasó sindetenersedelaprimeraestacióndelviacrucis,enlaqueJesúscargaconlacruz,hastalaséptima,en laquebajoelpesode lacruzcaeporsegundavez,ydeallíalaltarmayor, arriba del cual el otro Jesús, totalmente esculpido asimismo, se hallabasuspendido.Sóloqueéste,seaquelostuvieracansadosoconelfindeconcentrarsemejor, tenía losojos cerrados.Pero, en cambio, ¡quémúsculos!Este atleta, con sufiguradeluchadordedecatlón,mehizoolvidarinmediatamentealCorazóndeJesúsa la Bronski y, cada vez que mamá se confesaba con el reverendoWiehnke, meconcentrabayodevotamentecontemplandoalgimnastaanteelaltarmayor.¡Yvayasi rezaba! Mi dulce monitor, lo llamaba, deportista entre todos los deportistas,vencedorenlasuspensióndelacruzconauxiliodeclavosdeapulgada.¡Ynuncaseestremecía!La luzeternaseestremecía,peroencuantoaél,ejecutaba ladisciplinacon la mejor puntuación posible. Los cronómetros hacían tic tac. Le tomaban eltiempo. Ya en la sacristía unos monaguillos de dedos sucios estaban bruñendo lamedallaquelecorrespondía.PeroJesúsnopracticabaeldeporteporelplacerdeloshonores.Lafemeinvadía.Mearrodillaba,porpocoquemirodillamelopermitiera,hacía el signo de la cruz sobre mi tambor y trataba de relacionar palabras comobenditoodolorosoconJesúsOwenyRudolfHarbig,conlaolimpiadaberlinesadelañoanterior;loquesinembargonosiempreconseguía,porqueJesúsnohabíajugadolimpioconlosmercaderes.Demodoquelodescalifiquéy,volviendolacabezaalaizquierda, cobrénuevasesperanzasalpercibir allí la tercera representaciónplásticadelcelestegimnastaenelinteriordelaiglesiadelSagradoCorazóndeJesús.

—Nomehagasrezarhastaquetehayavistotresveces.—tartamudeando,volvíaa encontrar las baldosas con mis suelas, servíame de su tablero de ajedrez paradirigirmealaltar lateral izquierdoymedecíaacadapaso:Teestásiguiendoconlavista, los santos te siguen con la vista; Pedro, al que crucificaron cabeza abajo, yAndrés,alqueclavaronenunacruzdeaspa—quedeélsacóelnombre.Ademáshaytambiénunacruzgriega,alladodelacruzlatinaocruzdelaPasión.Enlostapicesyloslibrossereproducencrucescruzadas,crucesconmuletasycrucesgraduadas.Veíayocruzadasplásticamentelacruzengarra,lacruzenanclaylacruzentrébol.BellaeslacruzdeGleven,codiciadaladeMaltayprohibidalacruzgamada,lacruzdeDeGaulle,lacruzdeLorena;enlosdesastresnavalesinvócaselacruzdeSanAntonio:crossingtheT.Enlacadenitalacruzpendiente,fealacruzdelosladrones,pontificalla cruz del Papa, y esa cruz rusa que se designa también como cruz de Lázaro.TambiénhaylaCruzRoja.YlaCruzAzul.Loscrucerossehunden,laCruzadame

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convirtió, lasarañascrucerassedevoranentresí,noscruzamosenlasencrucijadas,pruebacrucial,elcrucigramadice:resuélveme.Cansadodelacruz,mevolví,dejélacruztrasdemí,ytambiénalgimnastadelacruz,exponiéndomeaquemedieraconlacruz,porquemeacercabaalaVirgenMaría,queteníaalNiñoJesússentadosobresumusloderecho.

Óscarestabaanteelaltarizquierdodelanavelateralizquierda.LaVirgenteníalamisma expresión que tendría seguramente lamamá deÓscar a los diecisiete años,cuando,devendedoraenlatiendadelTroyl,noteníadineroparairalciney,comosustituto,seextasiabacontemplandocartelesdepelículasdeAstaNielsen.

PeronosededicabaaJesús,sinoqueobservabaalotroniñoqueestabasobresurodilla derecha, al cual, para evitar equívocos, designo en seguida como Juan elBautista.Losdosniños teníanmi talla.Para serexacto,a Jesús lehabríadadodoscentímetros más, aunque según los textos era más joven que el niño bautista. Elescultor se había complacido en representar al Salvador a los tres años, desnudoysonrosado.Juan,encambio,comomástardehabíadeiraldesierto,llevabaunapielcon mechones color de chocolate, que le cubría medio pecho, el vientre y suregaderita.

Óscarhabríahechomejorquedándoseanteelaltarmayoro,sincompromiso,allado del confesonario, que cerca de aquellos dos muchachos precoces que se leparecíanterriblemente.Porsupuesto,teníanlosojosazulesysumismopelocastaño.Y no habría faltado sino que el escultor peluquero les hubiera dado a los dos elpeinadoencepillodeÓscarcortándolesaquellosinsulsostirabuzoncitos.

Noquierodetenermedemasiadoenelniñobautista,queconel índiceizquierdoseñalabaalniñoJesús,comosiempezaraadecirle:a,e,i,o,u,borriquitocomotú.Dejando aparte los juegos de niños, llamo a Jesús por su nombre y compruebo:¡uniovular!Habríapodido sermihermanitogemelo.Teníamimismaestaturaymimismaregaderita,queentoncessóloservíaderegaderita.Abríaalmundounosojosazul cobalto absolutamenteBronski y, para fastidiarmemás, adoptabamis propiosgestos.

Mireproducciónlevantabaambosbrazosycerrabalospuñosdetalmaneraquesinlamenordificultadhubierapodidometérselealgoenellos,porejemplo,misdospalillos;ysielescultorlohubiesehechoylehubierapuestoenyesosobrelarodillasonrosadamitamborrojoyblanco,habríasidoyo,elÓscarmásperfecto,elquesesentara sobre la rodillade laVirgeny llamara a los feligreses conel tambor. ¡Haycosasenestemundoque,pormuysagradasquesean,nopuedendejarsetalcualson!

Tres gradas cubiertas con una alfombra llevaban a la Virgen, vestida de verdeplateado, a la piel conmechones color de chocolate de Juany hasta elNiño Jesúscolordejamóncocido.HabíaaquíunaltardeMaríaconciriosanémicosyfloresdedistintoprecio.LaVirgenverde,elpardoJuanyelJesússonrosadollevabanpegadas

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alaparteposteriordelacabezaunasaureolasdeltamañodeplatos.Eldoradodelahojaacrecentabasuvalor.

Si no hubiese habido las tres gradas ante el altar, yo nunca hubiera subido.Gradas,picaportesyescaparateshan tentadoaÓscardesde siempre,yaúnhoy,enque sucamade sanatoriodeberíabastarle,no lodejandel todo indiferente.Dejósepues tentar de una grada a la otra, sin por ello salirse de la alfombra.Ya junto alpequeñoaltardeMaría,lasfigurasquedabanalalcancedelamanodeÓscar,asíqueéstepudopermitirse respectode los trespersonajesun ligero toquedenudillos, enpartedespectivoyenparterespetuoso.Susuñasestabanencondicionesdepracticareseraspadoquebajolacapadepinturaponeelyesoaldesnudo.LosplieguesdelatúnicadelaVirgencontinuabandandovueltas,hastaelbancodenubesasuspies.Laespinilla apenas entrevista permitía suponer que el escultor había modeladopreviamente las carnes, para luego inundarlas con el ropaje. Almanosear Óscar afondolaregaderitadelNiñoJesús,acariciándolayapretándolaconcuidadocomositratara de moverla —por error no estaba circuncisa—, sintió, de modo en parteagradableyenpartedesconcertanteporsunovedad,supropiaregaderita,envistadelo cual se apresuró a dejar la del Jesucristo en paz, para que éste dejara en paz lasuya.

Circuncisoono,nomepreocupémásporello,mesaquéeltambordedebajodeljersey,me lo descolguédel cuello y, sin estropear la aureola, se lo colgué a Jesús.Habidacuentademiestatura,sobradecircuántotrabajomecostó.ParapoderproveeraJesúsdelinstrumentohubedeencaramarmealaescultura,sobreelbancodenubesquereemplazabalapeana.

EstonolohizoÓscarenocasióndesuprimeravisitaalaiglesiadespuésdesubautizo, en enero del treinta y seis, sino en el curso de la Semana Santa de aquelmismoaño.Durante todoel invierno,sumamásehabíavistoenapurosparahacerconciliableslaconfesiónysuasuntoconJanBronski.DemodoqueÓscardispusodetiempo y de sábados suficientes para concebir su plan, condenarlo, justificarlo,examinarlo bajo todos los aspectos y, finalmente, abandonando todos su planesanteriores,ejecutarlosencillaydirectamente,conayudadelaoracióndelasgradas,ellunesdelaSemanaSanta.

Comoquiera quemamá sintiera la necesidad de confesarse antes de los días degranactividadenlatiendaqueprecedenalafiestadePascua,metomódelamanoalanochecerdelLunesSantoyme llevóporelLabesweghastaelMercadoNuevoyluegoporlaElsenstrasseylacalledelaVirgenMaría,pasandofrentealacarniceríadeWohlgemuth,hastaelParquedeKleinhammer;luegodoblamosalaizquierdaparacruzar el paso subterráneo bajo el ferrocarril a la iglesia del Sagrado Corazón deJesús,frentealterrapléndeltren.

Era ya tarde. Sólo esperaban ante el confesonario dos viejecitas y un joven

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acomplejado.Entantoquemamáprocedíaasuexamendeconciencia—hojeabalaGuíadelConfesorcomosisetrataradesuslibrosdecontabilidad,humedeciéndoseparaelloelpulgar,ycomosiestuvieracalculandounadeclaracióndeimpuestos—,medeslicéfueradelbancodeencinoy,eludiendolasmiradasdelSagradoCorazónydelJesúsgimnastadelacruz,mefuidirectamentealaltarlateraldelaizquierda.

Aunquehabíaqueprocederaprisa,noquisesaltarmeelcorrespondienteIntroito.Tresgradas:IntroiboadaltareDei.AnteDiosquealegramijuventud.Descolgarmeeltambordelcuello,alargandoelKyrie,haciaelbancodenubes,sindetenermeenlaregaderita, antes bien, justo antes del Gloria, colgárselo a Jesús ¡cuidado con laaureola! bajar otra vez de las nubes, remisión, perdón y absolución, pero antestodavíaponerleaJesúslospalillosenlospuñosqueestabancomopidiéndolos;una,dos,tresgradas;levantomimiradahacialamole,aúnquedaalgodealfombray,porfin,lasbaldosasyunpequeñoreclinatorioparaÓscar,quesearrodillasobreelcojín,juntasusmanosdetamborantesucara—GloriainexcelsisDeo—yespíaporentrelosdedosdeJesúsysutambor,esperandoelmilagro:¿tocará,oacasonosabetocar,o no se atreve a tocar? O toca o no es Jesús verdadero, y si no toca, entonces elverdaderoJesúsesmásbienÓscar.

Cuando se desea unmilagro, hay que saber esperar. Pues bien, yo esperé, y alprincipiolohiceinclusiveconpaciencia,perotalveznoconlapacienciasuficiente,pues a medida que me iba repitiendo el texto «Oh, Señor, todas las miradas teesperan»,sinmásvariante,deacuerdoconlascircunstancias,queladedecirorejasen lugardemiradas,másdecepcionado sentíaseÓscar en su reclinatorio.De todosmodos,brindótodavíaalSeñortodaclasedeoportunidadesycerrólosojos,paraversiÉl,nosintiéndoseobservado,sedecidíamásfácilmente,aunquefueratalvezconpoca habilidad, a empezar; pero finalmente, después del tercerCredo, después delPadre,Criador,visibleeinvisible,delúnicoHijo,engendradoporelPadre,verdaderodeverdadero,engendrado,nocreado,unoconél,porél,pornosotrosyparanuestrasalvación descendió de, se hizo, fue muerto y enterrado, resucitó, ascendió, a ladiestra de, ha de venir, sobre los muertos, no tendrá fin, creo en, será al propiotiempo,hablópor,creoenlasantaIglesia,una,católica...

Yaestababien.Aúnlotengoenlasnarices,elcatolicismo.Peroencuantoacreer,ni hablar. Y aun el olor nome interesaba, quería otra cosa: quería oírmi tambor,queríaque Jesúsme tocara algo, aunqueno fueramásqueunpequeñomilagrito amediavoz.Nopretendíayoenmodoalgunoque fueraun redoble retumbante,queatrajeraalvicarioRasczeiayalreverendoWiehnke,arrastrandoéstepenosamentesusadiposidadesallugardelmilagro,conprotocolosalasedeepiscopaldeolivayvistobuenodelobispadoaRoma.No,yonoteníaningunaambición;Óscarnoaspirabaaserbeatificado.Loquepedíaeraunsimplemilagritoparausopersonal,paraveryoír,paradecidirdeunavezportodassiÓscarhabíadetocareltamborenfavoroen

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contra: para que se supiera con toda claridad cuál de los dos uniovulares de ojosazulespodríaenadelantellamarseJesús.

Esperaba, pues, sentado. Entretanto, pensaba yo inquieto, mamá debe estar yaconfesándoseyhabrápasadoyadelsextomandamiento.Elviejitoesequesiempresueleirtambaleándoseporlasiglesiashabíaseyatambaleadofrentealaltarmayory,finalmente, ante el altar lateral, saludó a la Virgen con el Niño, y vio tal vez eltambor, pero no comprendió nada. Siguió su camino, arrastrando sus zapatos yenvejeciendo.

LoquequierodeciresqueeltiempopasabayJesúsnotocabaeltambor.Oívocesenelcoro.¡PorDios,pensabayoconsobresalto,quenoseleocurraanadietocarelórgano!Sonmuycapaces,mientrasseentrenanparaeldíadePascua,deanegarconsubramidoelredobletalvezincipiente,tenuecomoelaliento,delNiñoJesús.

Peronadietocóelórgano,niJesúseltambor.Noseprodujomilagroalguno.Yyomelevantédelcojín,hicecrujirmisrodillasymedirigíapasitos,aburridoydemalhumor,sobrelaalfombrahastalasgradas; lassubíunadespuésdeotra,dejandodeladotodaslasoracionesdeintroitoquesabía,meencaraméalanubedeyeso,hicecaersinquereralgunasfloresdepreciomódicoymedispuseaquitarleeltamboraltontoaqueldesnudo.

Lo digo hoy todavía y me lo vuelvo a repetir siempre: fue un error quererinstruirlo.Noséquéfueloquemeimpulsóacogerleprimerolospalillos,dejándoleaélel tambor,para luegoempezara tocarlealgo,primerobajitoperoluegocadavezmás fuerte, a lamanera de unmaestro que se va impacientando, y volver luego aponerlospalillosenlasmanos,paraquemostraraloqueconÓscarhabíaaprendido.

Antesdeque,sinpreocuparmeyaporlaaureola,pudieraquitarlealmásineptodelosdiscípuloslospalillosyeltambor,yaelreverendoWiehnkeestabadetrásdemí—mitamboreohabíaretumbadoporlaiglesiaentodasdirecciones—,estabadetrásdemíelvicarioRasczeia,estabamamá,estabaelviejito,yelvicariomelevantóenvilo, el reverendome soltó unmanotazo, mamá rompió a llorar, el reverendomereprendióenvozbaja,yelvicario,hincandopreviamentelarodilla,subióarribaylequitóaJesúslospalillos,y,conlospalillosenlamano,volvióahincarlarodillayvolvióasubirporeltambor,seloquitó,ledoblólaaureola,ledioenlaregaderita,rompióalgodelanubeybajólasgradas,volvióahincarlarodilla,lahincóotravez,y no quería devolverme el tambor, lo queme puso todavíamás furioso yme hizodarleunaspatadasalreverendoyvergüenzaamamá,queseavergonzabadequelediera patadas al reverendo, lomordiera y lo arañara, hasta que logré soltarme delreverendo,delvicarioydelviejito,yhemeaquíyafrentealaltarmayor,dondesentía Satanás brincarme dentro y decirme, como cuando el bautizo:—Mira todo eso,Óscar,¡ventanasyventanas,vidrio,todovidrio!

Yporencimadelgimnastadelacruz,quenosemovió,dirigímicantoalostres

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grandesventanalesdelábside,quesobrefondoazulrepresentabanenrojo,amarilloyverdealosdoceapóstoles.PeronopuseelojoenMarcosnienMateo,sinoque,porencima de ellos, apunté a aquella paloma que se mantenía colgada boca abajocelebrandolaPentecostés;apuntéalEspírituSanto, lohicevibrar, luchandoconmidiamantecontraelpájaro.¿Fueculpamía?¿Ofuequeelgimnasta,sinmoverse,noloquiso?¿otalvezfueelmilagro,quenadiecomprendió?Elcasoesquemevierontemblary lanzarmudosgritoshacia el ábsidey, conexcepcióndemamá,creyeronquerezaba,cuandoloqueyoqueríaeranvidriosrotos.PeroÓscarfalló:sutiemponohabía llegado todavía. Me dejé pues caer sobre las baldosas y rompí a lloraramargamente,porqueJesúshabíafallado,porqueÓscarfallabayporqueelreverendoyRasczeia,interpretándolotodoalrevés,empezaronadecirunasartadesandecesapropósitodemiarrepentimiento.Laúnicaquenofallófuemamá.Ellainterpretómislágrimascorrectamente,aunquedebióalegrarsedequenohubieraroturadevidrios.

Entoncesmamámecogióenbrazos,rogóalvicarioqueledevolvieraeltamborylos palillos y prometió pagar los daños, a continuación de lo cual recibió laabsoluciónaposteriori,yaqueyohabía interrumpido laconfesión.TambiénÓscarentróenlabendición,peroesonomeimportaba.

Mientrasmamáme sacaba de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, yo ibacontando con los dedos: hoy lunes, mañana martes, miércoles, Jueves Santo, yViernesSanto,acabadconél,quenisiquierasabetocareltambor,quenomeconcederomperlosvidriosquesemepareceysinembargoesfalso,quebajaráalatumba,entantoqueyopuedoseguirtocandoytocandomitamborperosinquevuelvajamásaocurrírsemedesearunmilagro.

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ComidadeViernesSanto

Contradictorios:éstaseríalapalabraparaexpresarmissentimientosentreelLunesyelViernesSanto.PorunapartemeirritabacontraaquelNiñoJesúsdeyesoquenoquería tocarel tambor,pero,porotraparte,conellomeasegurabael tamborcomoobjetodeusoexclusivo.Ysiporun ladomivozfallófrentea losventanalesde laiglesia,Óscarconservóporelotro,enpresenciadelvidriocoloreadoe ileso,aquelresto de fe católica que le había de inspirar todavía muchas otras blasfemiasdesesperadas.

Otra contradicción: si bienpor unaparte logré, en el caminode regreso a casadesde la iglesia del Sagrado Corazón, romper con mi voz, a título de prueba, laventanadeunabuhardilla,porotrapartemiéxitofrentealoprofanohabíadehacermásnotorioenadelantemifracasoenelsectorsagrado.Contradicción,digo.Yestarupturasubsistióynollegóasuperarse,ysiguevigentehoytodavía,queyanoestoynienelsectorprofanonienelsagrado,sinomásbienarrinconadoenunsanatorio.

Mamápagólosdañosdelaltarlateralizquierdo.ElnegociodePascuafuebueno,peseaquepordeseodeMatzerath,queera,abuenseguro,protestante,latiendahubodepermanecercerradaeldíadeViernesSanto.Mamá,queporlodemássolíasalirsesiempre con la suya, cedía los Viernes Santos, pero exigía en compensación, porrazonesdeordencatólico,elderechodecerrarlatiendaeldíadelCorpuscatólico,decambiar en el escaparate los paquetes de Persil y de café Hag por una pequeñaimagendelaVirgen,coloreadaeiluminadaconfocos,ydeiralaprocesióndeOliva.

Teníamosunatapadecartónqueporunladodecía:«CerradoporViernesSanto»,en tanto que en el otro podía leerse: «Cerrado por Corpus». Aquel Viernes SantosiguientealLunesSantosintamborysinconsecuenciasvocales,Matzerathcolgóenel escaparate el cartelito que decía «Cerrado por Viernes Santo» y, en seguidadespuésdeldesayuno,nosfuimosaBröseneneltranvía.Volviendoalodeantes,elLabeswegsecomportabacontradictoriamente.Losprotestantes ibana la iglesia,entantoqueloscatólicoslimpiabanlosvidriosdelasventanasysacudíanenlospatiosinteriorestodoaquelloquetuvieralamásremotaaparienciadealfombra,ylohacíancon energía y resonancia tales que hubiérase en verdad creído que unos esbirrosbíblicosclavabanentodoslospatiosdelacasasdepisosaunSalvadormúltipleenmúltiplescruces.

Pornuestraparte,dejandoatrásaquelsacudirdealfombrasgrávidodepasión,nossentamosenlaformaciónacostumbrada,asaber:mamáyMatzerath,JanBronskiyÓscar, en el tranvía de la línea número 9, que atravesando el camino deBrösen ypasandojuntoalaeropuertoyloscamposdeinstrucción,elantiguoyelnuevo,nosllevó a la parada de trasbordo junto al cementerio de Saspe, donde esperamos eltranvía descendente de Neufahrwasser-Brösen. A mamá la espera le brindó

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oportunidad para hacer, sonriente, algunas consideraciones melancólicas. Delpequeñocementerioabandonadoenelque seconservabanunas lápidas sepulcralesdelsiglopasado,inclinadasyrecubiertasdemusgo,dijoqueerabonito,románticoyencantador.

—Aquímegustaríareposarundía,sitodavíaestuvieraenservicio—dijomamácon aire soñador. En cambioMatzerath encontraba el suelo demasiado arenoso, yempezó a echar pestes contra la invasión de cardos y de avena loca que allíproliferaban.JanBronskihizoobservarqueelruidodelaeropuertoydelostranvíasque salían y llegaban podría tal vez perturbar la paz de aquel lugar, por lo demásidílico.

Llegó el tranvía descendente, nos subimos, el conductor tocó dos veces lacampanilla y nos pusimos en marcha, dejando Saspe y su cementerio atrás, haciaBrösen,unbalnearioqueenaquellaépocadelaño—probablementefinesdeabril—teníaunaspecto tristeydesolado.Lasbarracasde refrescoscerradascon tablas, elcasino ciego, la pasarela sin banderas: en el establecimiento de baños alineábanseunasjuntoaotrasdoscientascincuentacasetasvacías.Enlapizarradondeseindicabaelestadodeltiemposepercibíantodavíatrazasdetizadelañopasado:Aire,veinte;Agua,diecisiete;Viento,nordeste;tiempoprobable,deserenoanublado.

Primero todos queríamos ir a pie a Glettkau, pero luego, sin consultarnos,temamos el camino opuesto, el camino del muelle. El Báltico, ancho y perezoso,lamíalaarenadelaplaya.Hastalaentradadelpuerto,entreelblancofaroyelmuellecon su semáforo, no encontramos ningún alma viviente. Una lluvia caída el díaanterior había impreso en la arena su tramado uniforme, que resultaba divertidodesbaratar dejando encima las huellas de nuestros pies descalzos.Matzerath hacíabrincar sobre el agua verdosa pedazos afilados de ladrillo del tamaño de un florínponiendoenellomuchoamorpropio,entantoqueBronski,menoshábil,entreunoyotro ensayo se dedicaba a buscar ámbar, del que efectivamente encontró algunasastillas,asícomounpedazodeltamañodeunhuesodecereza,queregalóamamá,lacualcorríadescalza igualqueyo,yacadaratosevolvíaymostrabaencantadasuspropiashuellas.Elsolbrillabaconprudencia.Eltiempoerafresco,claroysinviento;alolejospodíareconocerselafranjaqueformabalapenínsuladeHela,asícomodosotrespenachosevanescentesdehumoy,subiendoasacudidasporencimadelalíneadelhorizonte,lassuperestructurasdeunbarcomercante.

Uno después de otro y a intervalos diversos fuimos llegando a los primerosbloques de granito de la base anchurosa de la escollera. Mamá y yo volvimos aponernoslasmediasyloszapatos.Meayudóaanudarlos,entantoqueyaMatzerathyJanibanbrincandodepiedraenpiedrasobrelacrestadesigualdelaescollerahaciamarabierto.Barbastupidasdealgascolgabanendesordendelasjuntasdecemento.AÓscarlehubieragustadopeinarlas.Peromamámetomódelamanoyseguimosa

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losdoshombres,quesaltabanydisfrutabancomochicosdeescuela.Acadapasoeltambormepegabaenlarodilla;peroniaquímeloqueríadejarquitar.Mamállevabaun abrigo de primavera azul claro, con cuello y bocamangas color frambuesa.Losbloquesdegranitoerandesastrososparasuszapatosde tacónalto.Como todos losdomingosydíasfestivos,yoibaconmitrajedemarinero,debotonesdoradosconunanclaenrelieve.Unaviejacinta,procedentedelacolecciónderecuerdosdeviajedeGretaScheffler,conlainscripción«S.M.S.Seydlitz»,ceñíamigorrademarineroyhabríaondeadosihubierasopladoelviento.Matzerathsedesabrochóelgabánpardo,entantoqueJan,elegantecomosiempre,nosedesprendíadesuúlsterconsolapasdeterciopelo.

Fuimos brincando hasta el semáforo, en la punta de la escollera. Al pie delsemáforo estaba sentado un hombre de cierta edad, con una gorra de estibador ychaqueta acolchada.A su lado había un costal de patatas que daba sacudidas y nocesaba de moverse. El hombre, que era probablemente de Brösen o deNeufahrwasser, sujetaba el extremo de una cuerda de tender la ropa. Enredada dealgas,lacuerdadesaparecíaenelaguasalobredelMottlauque,noclarificadatodavíaysinelconcursodelmar,batíacontralosbloquesdelaescollera.

Nos entró curiosidadpor saber por qué el hombrede la gorra pescaba conunacuerdaordinariadetenderlaropay,obviamente,sinflotador.Mamáselopreguntóen tono amistoso, llamándole tío. El tío se rió irónicamente, nos mostró unosmuñonesdedientes tostadosporel tabacoy,sinmásexplicación,echóunsalivazofenomenalquediounavolteretaenelaireantesdecaerenelcaldoentrelasjorobasinferiores de granito untadas de alquitrán y de aceite. Allí estuvo la secreciónbalanceándose,hastaquevinounagaviota,selallevóalvueloevitandohábilmentelaspiedras,yatrajotrassíotrasgaviotaschillonas.

Nosdisponíamosyaamarcharnos,porquehacíafrescoenlaescollerayelsolnoerademuchoauxilio,cuandodeprontoelhombrede lagorraempezóa tirarde lacuerda,brazatrasbraza.Mamáqueríairsedetodosmodos,peroaMatzerathnohabíaquienlomovieradeallí.TampocoJan,queporloregularnolenegabanadaamamá,quisoenestaocasiónponersedesu lado.EncuantoaÓscar, leera indiferentequenos quedáramos o que nos fuéramos. Pero, ya que nos quedamos, miré también.Mientras el hombre, a brazas regulares y separando las algas a cada tirón, ibarecogiendo la cuerdaentre suspiernasmecerciorédequeelmercante,queapenasmediahoraantesempezabaamostrarsussuperestructurassobreelhorizonte,habíacambiadoahoraelcursoy,muyhundidoyaenelagua,seacercabaalpuerto.Sisesumergetanto,calculóÓscar,debeserunsuecocargadodemineral.

Allevantarseelhombredandotraspiésmedesentendídelsueco.—Bien,vamosaverquétrae—dijodirigiéndoseaMatzerathque,sincomprendernada,hizodetodosmodosungestodeaquiescencia.—Vamosaver...vamosaver—repetíaelhombre

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mientrasibahalandolacuerda,peroyaconmayoresfuerzo,ybajandoporlaspiedrasal encuentro de la cuerda—mamá no se volvió a tiempo—, tendió ambos brazoshacialacalaqueregurgitabaentreelgranito,buscóalgo,agarróalgo,loagarróconambasmanos,tiródeelloy,pidiendositioavoces,arrojóentrenosotrosalgopesadoque chorreaba agua, un bulto chisporroteante de vida: una cabeza de caballo, unacabeza de caballo fresca como envida la cabeza de un caballo negro, o sea de uncaballo de crines negras, que ayer todavía, en todo caso anteayer, pudo haberrelinchado;porqueeselcasoque lacabezanoestabadescompuestaniolíaanada,comonofueraaaguadeMottlau,aloqueallíenlaescolleraolíatodo.

Yyaeldelagorra—lateníaahoraechabahaciaatrás,sobrelanuca—,conlaspiernas separadas, estaba sobre el pedazo de rocín, del que salían con precipitadafuriapequeñasanguilasverdeclaro.Lecostabatrabajoagarrarlas,yaque,sobrelaspiedraslisasyademásmojadas,lasanguilassemuevenmuyaprisayhábilmente.Porotraparte,enseguidanoscayeronencima lasgaviotasy susgritos.Precipitábanse,apoderábansejugandoentretresocuatrodeunaanguilapequeñaomediana,ynosedejabanahuyentar,porquelaescolleralespertenecía.Apesardelocualelestibador,golpeando y metiendo mano entre las gaviotas, logró echar unas dos docenas deanguilas pequeñas en el saco queMatzerath, servicial como siempre, le manteníaabierto.LoqueleimpidióverquemamáseponíablancacomoelquesoyapoyabaprimerolamanoyluegolacabezasobreelhombroylasolapadeterciopelodeJan.

Pero cuando las anguilas pequeñas y medianas estuvieron en el saco y elestibador,alqueentretantolagorraselehabíacaídodelacabeza,empezóaextraerdelcadáveranguilasmásgruesasyoscuras,entoncesmamátuvoquesentarse,yJanquiso que volviera la cabeza hacia otro lado; pero ella, sin hacerle caso, siguiómirando fijamente, abriendounosojoscomodevaca, laextraccióndegusanosporpartedelestibador.

—¡Vamos a ver!—resollaba el otro, y seguía resollando—.A ver...—y de untirón,ayudándoseconunadesusbotasdeagua,abrióalcaballolabocayleintrodujounpaloentrelasmandíbulas,demodoquediolaimpresióndequetodaladentaduraamarillenta del animal se echaba a reír de repente. Y cuando el estibador—hastaahoranosevioqueeracalvoy tenía lacabezaenformadehuevo—metió lasdosmanos en las fauces del caballo y extrajode ellas dos anguilas a la vez, gruesas ylargas por lo menos como un brazo, entonces también a mamá se le abrió ladentadura, y devolvió sobre las piedras de la escollera todo el desayuno: albúminagrumosa y yema de huevos, que ponía unos hilos amarillos entre Pellas de panbañadasdecaféconleche;yseguíatodavíahaciendoesfuerzos,peroyanovinonadamás;porquenohabíatomadomásdesayunoqueeso,yaqueteníaexcesodepesoyquería adelgazar a toda costa, para lo cual probaba toda clase de dietas que sinembargo,sóloraravezobservaba—comíaaescondidas—,siendolagimnasiadelos

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martesenlaOrganizaciónFemeninaloúnicodeloquenosedejabadisuadir,apesardequejaneinclusoMatzerathserierandeella,alverqueibaconsusacodedeportea la saladeaquellas tipasgrotescas,practicabavestidade saténazulejerciciosconpesas,ycontodonolograbaadelgazar.

Ahora, mamá había devuelto a las piedras, media libra a lo sumo y, por másesfuerzos que hizo, no logró quitarse nada. No conseguía dar de sí más que unamucosidad verdosa —y vinieron las gaviotas. Vinieron ya cuando ella empezó avomitar, revolotearon más abajo; se dejaban caer, lisas y gordas, disputándose eldesayuno de mamá, sin miedo a engordar, y sin que nadie —¿quién?— pudieraahuyentarlas:JanBronskilesteníamiedoysetapabaconlasmanossusbellosojosazules.

Pero tampoco obedecieron a Óscar, al recurrir éste a su tambor y ponerse aredoblar con sus palillos sobre la blanca lámina contra toda aquella otra blancura.Estonosurtíaefectoalguno;alosumo,hacíaalasgaviotasmásblancastodavía.EncuantoaMatzerath,nosepreocupabapormamáenlomásmínimo.Reíayremedabaal estibador, presumiendo de un temple a prueba. Pero cuando el otro se fueacercandoaltérminodelafaenayacabóextrayendoalcaballounagruesaanguiladela oreja, con la que salió babeando toda la blanca sémola del cerebro del animal,entonces también Matzerath se puso blanco como el queso, aunque no por ellorenuncióadarseimportancia,sinoquelecompróalestibador,aunprecioirrisorio,dosanguilasmedianasydosgruesas,tratandoinclusivedesacarletodavíaunarebaja.

AquíhubeyodeelogiaraJanBronski.Parecíaapuntodeecharseallorary,sinembargo,ayudóamamáalevantarse,lepasóunbrazopordetrás,lecogióelotropordelante y se la llevó del lugar, lo que daba risa, porquemamá iba taconeando depiedraenpiedrahacialaplaya,sedoblabaacasapasoy,sinembargo,noserompiólostobillos.

ÓscarsequedóconMatzerathyelestibador,porqueéste,quesehabíavueltoaponer lagorra,nosmostrabayexplicabaporquéelsacodepatatasestabaamediollenarconsalgruesa.Lasaldelsacoeraparaquelasanguilassemataranalcorreryparaquitarlesalpropiotiempolasmucosidadesdefueraydedentro.Porquevezquelasanguilasestánenlasal,yanoparandecorrer,ysiguencorriendohastaquecaenmuertasydejanen la sal todas susmucosidades.Esto sehacecuando luego se lasquiereahumar.ClaroqueestáprohibidoporlapolicíayporlaSociedadProtectoradeAnimales;perohayquedejarlascorrerdetodosmodos.Sino¿enquéotraformaseles podría quitar toda lamucosidad exterior y purgarlas de la interior? Luego queestánmuertassefrotaalasanguilascuidadosamenteconturbayselascuelga,paraahumarlas,sobreunfuegolentodeleñadehaya.

AMatzerathlepareciócorrectoquesehicieracorreralasanguilasenlasal.Bienque semeten en la cabeza del caballo, dijo.Y también en los cadáveres humanos,

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añadió el estibador. Parece ser que las anguilas eran excepcionalmente gruesasdespués de la batalla de Skagerrak. Y no hace muchome contaba un médico delsanatorio de unamujer casada que buscó satisfacción con una anguila viva; se leagarró de talmodo que hubo que internar a lamujer y después ya no pudo tenerniños.

Cerrandoelsacoconlasanguilasylasal,elestibadorseloechóalaespalda,sinimportarlequesesiguieraagitando.Secolgóalcuellolacuerdadetender,quehacíaunmomentoacababaderecoger,y,altiempoqueelmercantehacíasuentradaenelpuerto,sealejóalpasodesusbotasendireccióndeNeufahrwasser.Elbarcoaqueldesplazabaunasmilochocientastoneladasynoerasueco,sinofinlandés,nillevabamineral,sinomadera.Elestibadordebíaconoceraalguiendelatripulación,porquehacía señales con la mano al casco herrumbroso y gritó algo. Los del finlandésrespondieronalaseñaytambiéngritaronalgo.PeroqueMatzerathhicieraseñasasuvezygritaraunanecedadcomo«¡Ohé,elbarco!»siguesiendounenigmaparamí.Porque,siendodelRin,noentendíaabsolutamentenadademarina,yfinlandeses,noconocíaniunosolo.Peroasíerajustamente:siemprehacíaseñascuandolosdemáshacían señas, y siempre gritaba, reía y aplaudía cuando los otros gritaban, reían oaplaudían. De ahí también que ingresara en el Partido relativamente temprano,cuandotodavíanoeranecesario,noreportabanadaysóloleocupabasusmañanasdedomingo.

ÓscarcaminabalentamentedetrásdeMatzerath,delhombredeNeufahrwasserydel finlandéssobrecargado.Devezencuandomevolvía,porqueelestibadorhabíadejado lacabezadecaballobajoel semáforo.Peroyanopodíaversenadadeella,porquelasgaviotaslahabíanempolvado.Unagujeroblanco,tenueenelmarverdebotella.Unanubereciénlavada,queacadamomentopodíaelevarselimpiamenteenelaire,ocultandoagritosunacabezadecaballoquenorelinchaba,sinoquechillaba.

Cuando me harté, eché a correr dejando atrás a las gaviotas y aMatzerath, ysaltandoygolpeandoeltambormeadelantéalestibador,queahorafumabaunapipacorta, y alcancé a Jan Bronski y a mamá a la entrada de la escollera. Jan seguíasosteniendoamamá lomismoqueantes,peroahoraunadesusmanosdesaparecíabajo la solapa del abrigo de ella.Esto, como tampocoquemamá teníametida unamanoenelbolsillodelpantalóndeJan,Matzerathnopodíaverlo,porquesehabíaquedadomuy atrás y estaba atareado envolviendo en papel de periódico que habíarecogidoentrelosbloquesdelaescolleralascuatroanguilasqueelestibadorlehabíadejadoaturdidasconunapiedra.

CuandoMatzerathnosalcanzó,parecíavenirremandoconsupaquetedeanguilasydijo:—Unocincuentaqueríaporellas,peroyosólolediunflorín,ybasta.

Mamáteníayamejorcaraylasmanosotravezjuntas,ydijo:—Noteimaginesquevoyacomerdeesaanguila.Nuncamásvolveréacomerpescado,yanguilas,ni

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hablar.Matzerath se echó a reír:—¡Ah, quémuchachita ésta!Como si no supieras ya

cómosecogenlasanguilas,ysinembargobienquelashascomidosiempre,inclusocrudas.Peroespérateaqueestehumildeservidorlashayapreparadodeprimera,contodoloquehagafaltayunpoquitíndeverdura.

JanBronski,quehabía sacadooportunamentesumanodelabrigodemamá,nodijonada.Yyomepuseatocareltambor,paraquenovolvieranaempezarconlasanguilashastaqueestuviéramosenBrösen.Tampocoenlaparadadeltranvíayenelremolquedejéhablar a los tres adultos.Las anguilas, por suparte, semantuvieronrelativamentequietas.EnSaspeno tuvimosquepararnos,porqueyaestaba listo eltranvíadevuelta.Pocodespuésdel aeropuerto, apesardemi tamboreo,Matzerathempezó a hablar de su enorme apetito.Mamá no reaccionó y siguiómirando a lolejos,hastaqueJanleofrecióunodesus«Regatta».Aldarlefuegoyadaptarseellalaboquilladoradaaloslabios,mirósonriendoaMatzerath,porquesabíaqueaéstenolegustabaquefumaraenpúblico.

BajamosenlaPlazaMaxHalbe,ymamá,contrariamentealoqueyoesperaba,seagarró del brazodeMatzerath y nodel de Jan.Este iba ami lado,me tomóde lamanoysiguiófumandohastaacabarelcigarrillodemamá.

En el Labesweg, las amas de casa católicas seguían sacudiendo todavía susalfombras.MientrasMatzerathabríanuestrapuertavialaseñoraKater,quevivíaenelcuartopiso,juntoaltrompetaMeyn.Conpoderososbrazosamoratadosmanteníaseen equilibrio sobre el hombro derecho una alfombra parda enrollada. En ambossobacosbrillábanleunospelosrubiosqueelsudorsalabayenredaba.Laalfombrasedoblaba hacia adelante y hacia atrás. Con la misma facilidad hubiera cargado alhombro un borracho; pero sumarido ya habíamuerto.Al pasar junto amí con sumasaadiposaenvueltaentafetanegra,alcanzómeunefluviodeamoniaco,pepinoycarburo:debíadetenerlaregla.

Alpocoratooí,viniendodelpatio,aqueltableteouniformedelaalfombraquenome dejaba punto de reposo en el piso, me perseguía, y me llevó finalmente arefugiarme en el armario ropero de nuestro dormitorio, porque allí los abrigos deinvierno que estaban colgados absorbían por lo menos la peor parte de aquellosruidosprepascuales.

Pero no fue sólo la señora Kater con su sacudir la alfombra lo que me hizorefugiarmeenelarmario.Mamá,JanyMatzerathnosehabíandespojadotodavíadesus respectivos abrigos, y ya empezaba la pelotera a propósito de la comida deViernesSanto.Lacosanoselimitóalasanguilas,yhastayomismosalíaotravezarelucir conmi célebre caídade la escalera de la bodega:Tú tienes la culpa, no, latienestú,ahoramismopreparolasopadeanguilas,notepongastandelicada,hazloquequieras,contalquenoseananguilas,hayconservasbastantesenlabodega,toma

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unascantarelas,perocierralatrampa,quenovuelvaasuceder,acabadeunavezcontusbobadas,habráanguilasybasta,conleche,mostaza,perejilypatatasalvaporyunahojadelaurelademás,yunclavo,perono,Alfredo,noinsistassiellanoquiere,tú no te entrometas, o crees que compré las anguilas por nada, las voy a lavar ylimpiar bien, no, no, ya veremos, esperad a que estén sobre lamesay ya veremosquiéncomeyquiénno.

Matzerath cerró violentamente la puerta del salón y desapareció en la cocina,donde leoímosmaniobrarenformaparticularmenteruidosa.Mató lasanguilasconlos cortes en cruz a la base de la cabeza, y mamá, que tenía una imaginaciónexcesivamenteviva,hubodetendersesobreeldiván,enloqueJanBronskilaimitóenseguida;yhételosahíasidosyadelasmanosysusurrandoencachuba.

Cuandolostresadultossehubierondistribuidoporelpisoenlaformaindicada,noestabayosentadotodavíaenelarmario,sinotambiénenelsalón.Habíaallí,juntoalachimeneadeazulejos,unasilladeniño.Allíestabayosentado,bamboleandolaspiernas, cuando vi que Janmemiraba fijamente y sentí que estorbaba a la pareja,aunquenopudieranhacergrancosa,yaqueMatzerath,sibieninvisible,nodejabadeamenazarlos desde el otro lado del tabique en forma suficientemente clara conanguilasmediomuertas,agitándolasamanerade látigos.Asíquesecambiaban lasmanos,apretabanytirabanconveintededosalavez,hacíancrujirsusarticulacionesymedaban,conestosruidos,lapuntilla.¿Nobastabaconelsacudirdelaalfombrade la Kater en el patio? ¿No atravesaba ya éste todas las paredes y parecía iracercándose,aunquenoaumentaraenvolumen?

Óscarsedeslizódesusillita,seacurrucóunmomentoalladodelachimeneadeazulejos,paranodarasusalidauncarácterdemasiadomanifiesto,yacontinuaciónseescurriódefinitivamente,absorbidoporcompletoensutambor,fueradelsalónyhaciaeldormitorio.

Para evitar cualquier ruido, dejé la puerta del dormitorio entreabierta, y vi consatisfacciónquenadiemellamaba.ConsiderétodavíasiÓscardebíametersedebajodelacamaoenelarmarioropero,ymedecidíporesteúltimo,yaquedebajodelacamahubieraensuciadomitrajeazuldemarinerito,quenoeramuysufrido.Llegabajustohastalallavedelarmario;lediunavuelta,abrílaspuertasprovistasdeespejosy, sirviéndomeparaellode lospalillos, corrí aun ladode labarra lasperchasquecolgaban de ella con los abrigos y los vestidos de invierno. Para alcanzar y podermoverlaspesadastelastuvequeencaramarmesobremitambor.Finalmente,elhuecologradoenelcentrodelarmarioera,sinogrande,almenossuficienteparaadmitiraÓscar,quesubióyseacurrucóenél.Nosintrabajosconseguíinclusivecogerdesdedentrolaspuertasconespejosyfijarlas,pormediodeunaestolaqueencontréenelsuelodelarmario,detalmaneraque,encasodenecesidad,unarendijadelanchodeundedomeproporcionaravistayventilación.Mepuseeltamborsobrelasrodillas,

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pero no lo toqué, ni siquiera bajito, sino que me dejé invadir y penetrarlánguidamenteporlosefluviosdelosabrigosdeinvierno.

¡Quésuertequehubieraelarmarioy telaspesadasqueapenasdejaban respirar,parapermitirmeconcentrarmispensamientos,reunirlosenunmanojoydedicárselosa un ensueño, lo bastante rico para aceptar el regalo con una alegría moderada yapenasperceptible!

Como siempre que me concentraba y quedaba atenido a mi propia capacidad,trasladábamedepensamientoalconsultoriodeldoctorHollatz,delBrunshöferweg,ysaboreabaaquellapartedelasvisitasdelosmiércolesdecadasemanaqueamímeinteresaba.Así,pues,dejabavolarmispensamientosno tantoalrededordelmédicoquemeexaminabaenformacadavezmásminuciosacuantodelaseñoritaInge,suayudante.Aellaleconsentíayoquemedesvistieraymevistiera,yeraellalaúnicaquepodíamedirme,pesarmeyexaminarme;enresumen,todoslosexperimentosqueel doctor Hollatz efectuaba conmigo los ejecutaba ella con una corrección que noexcluía la reserva, para luego anunciar, no sin mofa, los fracasos que el doctorHollatzcalificabadeéxitosparciales.Raravezlamirabayoalacara.Eraelblancolimpioyalmidonadodesuuniformedeenfermera,laingrávidaarmazóndesucofia,elbrochesencilloadornadoconlaCruzRojaloquedabanreposoamimiradayamicorazón,devezencuandoagitado,detambor.¡Cómomegustabapoderobservarlacaída siempre renovada de los pliegues de su uniforme de enfermera! ¿Tendría uncuerpobajolatela?Sucara,queibaenvejeciendo,ysusmanos,huesudasapesardetodosloscuidados,ladescubríansinembargocomomujer.Perooloresquerevelaranuna consistencia corpórea como la de mamá, por ejemplo, cuando Jan o aunMatzerathladescubríanantemí,deésosnolosdesprendíalaseñoritaInge.Olíamásbienajabónyamedicamentossoporíferos.¡Cuántasvecesnomesentíinvadirporelsueño, mientras ella auscultaba mi cuerpecito que se suponía enfermo! Un sueñoligero,unsueñosurgidode losplieguesde telablanca,unsueñoenvueltoenácidofénico,unsueñosinsueño,amenosque,quéséyo,quea lo lejos,porejemplo,subrochefueraagrandándosehastaconvertirseenunmardebanderas,enunapuestadesolenlosAlpes,enuncampodeamapolas,maduroparalarevuelta,¿contraquién?,quéséyo:pielesrojas,cerezas,sangredelanariz;contralascrestasdelosgallos,olosglóbulosrojosapuntodeconcentración,hastaqueunrojoacaparadordelavistaentera se convertía en fondo de una pasión que, entonces como hoy, es tancomprensible como imposible de definir, porque con la palabreja rojo nada se hadichotodavía,ylasangredelanariznoladefine,yelpañodelabanderacambiadecolor,ysiapesardetodosólodigorojo,elrojonomequiere,vuelvesumantodelrevés:negro,vienelaBrujaNegra,elamarillomeasusta,azulmeengaña,azulnolocreo, nomemiente, nome hace verde: verde es el ataúd en el queme apaciento,verdeme cubre, verde soy yo y, si sol verde, blanco: el blancome hace negro, el

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negromeasustaamarillo,elamarillomeengañaazul,elazulnoloquieroverde,elverde florece en rojo, rojo era el broche de la señorita; llevaba una cruz roja y lallevaba,exactamente,enelcuellopostizodesuuniformedeenfermera.Peroerararoque yome atuviera a ésta, lamásmonocroma de todas las representaciones; y asítambiénenelarmario.

Un ruido tornasolado, procedente de la estancia, golpeaba las puertas de miarmario,despertándomedemiduermevelaincipientededicadaalaseñoritaInge.Enayunas y con la lengua espesa estaba yo sentado, con el tambor sobre las rodillas,entre abrigos de invierno de diversa traza, y olía el uniforme del Partido deMatzerath, que tenía cinturón y bandolera de cuero, y ya no quedaba nada de losplieguesblancosdeluniformedeenfermera:caíalalana,elestambrecolgaba,lapanarozaba la franela, y sobre mí cuatro años de sombreros, y a mis pies zapatos,zapatitos,botasypolainas ilustradas, tacones,conysinherraje,queunrayodeluzvenidodefuerapermitíadistinguir;Óscarlamentabahaberdejadounarendijaabiertaentrelosdosbatientes.

¿Quépodíanofrecermeyalosdelsalón?TalvezMatzerathhabíasorprendidoalaparejasobreelsofá,loqueapenaspodíacreerse,yaqueJanconservabasiempre,ynosóloenelskat,unrestodeprudencia.Talvez,yasíeraenefecto,Matzerathhabíacolocadosobrelamesadelcomedor,enlasoperayapuntodeservirse,lasanguilasmuertas, lavadas,cocidas,condimentadasydesabridas,yhabíaosado,yaquenadiequeríatomarasiento,elogiarlasopaenumerandotodoslosingredientesqueentrabanensureceta.Mamásepusoagritar.Gritabaencachuba,loqueMatzerathnientendíani podía sufrir y, sin embargo, tenía que aguantarla, comprendiendo bien, por lodemás, lo que ella quería, ya que no podía tratarse más que de anguilas y, comosiempre que mamá se ponía a gritar, de mi caída por la escalera de la bodega.Matzerathcontestó.Ambossesabíanbiensuspapeles.Janformulabaobjeciones.Sinélnohabíateatro.Enseguida,elsegundoacto:abríasedegolpelatapadelpianoy,sinnotas,dememoria,conlospiessobrelospedales,resonabaenterribleconfusiónelcorodecazadoresdelCazadorfurtivo:¿Quées loqueen la tierra...?Yenplenoalaláotrogolpazo, lospedalesquesesueltan,el taburetequesevuelca,ymamáseacerca,estáyaeneldormitorio:echótodavíaunamiradarápidaalespejo,setumbó,según pude observar por la rendija, atravesada sobre el lecho conyugal bajo elbaldaquínazul,yrompióalloraryaretorcerselasmanoscontantosdedoscomolosquecontabalaMagdalenaarrepentidadelalitografíaconmarcodoradoqueestabaenlacabeceradelafortalezaconyugal.

Poralgúntiemponooímásquelossollozosdemamá,unligerocrujirdelacamayunmurmulloatenuadodevocesprocedentedelsalón.ElmurmullosefueapagandoyJanentróeneldormitorio.Terceracto:estabaahí frentea lacama,considerandoalternativamente a mamá y a la Magdalena arrepentida, luego se sentaba

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cautelosamente en la orilla de la cama y le acariciaba amamá, que estaba tendidabocaabajo,laespaldayeltrasero,hablándoleencachuba,hastaque,viendoquelaspalabras no surtían efecto, le introducía la mano bajo la falda, con lo que mamácesaba de gemir y Jan podía apartar la vista de laMagdalena de dedosmúltiples.Había que ver cómo, una vez cumplida su misión, Jan se levantaba, se frotabaligeramentelaspuntasdelosdedosconelpañueloysedirigíaamamáenvozalta,noya en cachuba, sino pronunciando distintamente palabra por palabra, para queMatzerath pudiera oírlo desde el salón:—Ven ya,Agnés, vamos a olvidarlo todo.Hace ratoyaqueAlfredo seha llevado las anguilasy lashaechadopor el retrete.Vamosajugarahoraunapartiditadeskat,siqueréisinclusivedeacuartodepfennig,ycuando todoestohayapasadoynos sintamosotravezagusto,Alfredonosharáunoshongosrevueltosconhuevoypatatasfritas.

Mamánocontestó,sediolavueltasobrelacama,selevantó,pusolacolchaenorden, se arregló el peinado ante los espejos de las puertas del armario y salió deldormitorio en pos de Jan.Apartémi ojo de la rendija y, al poco tiempo, oí cómobarajaban losnaipes.Unasrisitascautelosas,Matzerathcortó,Jandio,yempezó lasubasta.CreoqueJanenvidiabaaMatzerath.Éstepasóconveintitrés.AcontinuaciónmamáhizosubirhastatreintayseisaJan,quetuvoqueabandonaraquí,ymamájugóunsin triunfoqueperdiópormuypoco.El juegosiguiente,undiamantesimple, loganó Jan sin la menor dificultad, en tanto quemamá se anotó el tercer juego, uncazadorsindamas,porpoco,perodetodosmodos.

Seguro de que este skat familiar, interrumpido brevemente por unos huevosrevueltos,hongosypatatasfritas,habíadedurarhastamuyentradalanoche,dejédeprestar atención a las jugadas y traté de volver a la señorita Inge y a su vestidoprofesionalblancoyadormecedor.PerolapermanenciaenelconsultoriodeldoctorHollatzmehabíaderesultarenturbiada.Porquenosóloelverde,elazul,elamarilloyelnegrovolvíansiempreainterrumpireltextodelbrocheconlaCruzRoja,sinoqueademásveníanahoraaentremezclarsetambiénatodoellolosacontecimientosdelamañana:cadavezqueseabríalapuertadelconsultorioydelaseñoritaInge,nosemeofrecíalavisiónpuraylevedeluniformedelaenfermera,sinoque,enella,bajoel semáforo de la escollera de Neufahrwasser, el estibador extraía anguilas de lacabezachorreanteyefervescentedelcaballo,y loque teníayoporblancoyqueríaatribuiralaseñoritaIngeeranlasalasdelasgaviotasque,demomento,ocultabanenformaengañosalacarroñaysusanguilas,hastaquelaheridavolvíaaabrirse,perosin sangrar ni difundir rojo, sino que el caballo era negro, elmar verde botella, elfinlandés ponía en el cuadro algo de herrumbre y las gaviotas—queno vuelvan ahablarmedepalomas—formabanunanubealrededordelavíctima,yentrecruzabanlaspuntasdesusalasyacababan lanzando laanguilaamiseñorita Inge, lacual lacogía,lehacíafiestasyseconvertíaengaviota,adoptandoforma,nodepaloma,sino

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deEspírituSanto,yendichaforma,quesellamaaquígaviota,bajaenformadenubesobrelacarneycelebralafiestadePentecostés.

Renunciandoamásesfuerzosdejéel armario, abrímalhumorado laspuertasdeespejos,bajédemiescondite,meencontréinalteradoantelosespejos,perocontento,sin embargo, de que la señora Kater ya no siguiera sacudiendo alfombras. HabíaterminadoparaÓscarelViernesSanto:lapasiónhabíadeiniciarseparaéldespuésdePascua.

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Afinadohaciaelpie

PerotambiénparamamáhabíadeempezarsólodespuésdeaquelViernesSantodelacabezadecaballorebosantedeanguilas,sólodespuésdeldíadePascua,quepasamosconlosBronskienBissau,encasadelaabuelaydeltíoVicente,uncalvarioquenieltiemporisueñodemayopudoatenuar.

No es cierto que Matzerath obligara a mamá a volver a comer pescado.Espontáneamenteycomoposeídadeunavoluntadenigmática, transcurridasapenasdossemanasdesdelaPascua,empezóadevorarpescadoentalescantidadesysinlamenorconsideraciónporsufigura,queMatzerathhubodedecirle:—Nocomastantopescado;cualquieracreeríaqueseteestáobligando.

Empezabapordesayunarseconsardinasenaceite;alasdoshoras,aprovechandoquenohubieraclientesenlatienda,caíasobrelasanchoasahumadasdeBohnsackdelacajitademaderacontrachapeada,pedíaamediodíaplatijafritaobacalaoconsalsademostazay,porlatarde,yaandabaotravezconelabrelatasenlamano:anguilaengelatina,ruedadeatún,arenquefritoy,siMatzerathsenegabaavolverafreírococerpescadopara lacena,se levantaba tranquilamentede lamesa,sindecirpalabra,sinrenegar,yvolvíadelatiendaconunpedazodeanguilaahumada,loquenosquitabaelapetito,porqueconelcuchilloraspabalapieldelaanguilahastaquitarleelúltimovestigio de grasa y, por lo demás, ya sólo comía el pescado con el cuchillo.En elcurso del día vomitaba varias veces. Matzerath, desconcertado y preocupado, ledecía:—¿Seráqueestásencinta,oqué?

—No digas bobadas —contestaba mamá, si es que lo hacía. Y cuando undomingo, al aparecer sobre la mesa anguila en salsa verde con pequeñas patatastempranasanegadasenmantequilla, laabuelaKoljaiczekdiounmanotazoentrelosplatos y dijo:—¡Pues bien,Agnés, dinos ya de una vez lo que te pasa! ¿Por quécomespescado,sinotesientabien,ynodaslarazón,ytecomportascomoloca?—Mamánohizomásquesacudirlacabeza,apartólaspatatas,sumergiólaanguilaenlamantequilla derretida, y siguió comiendo deliberadamente, como si estuvieraempeñadaenalgunatareadeaplicación.JanBronskinodijonada.Perocuandomástardelossorprendíalosdoseneldiván,cogidosdelasmanoscomodecostumbre,ysusropasendesorden,llamáronmelaatenciónlosojosllorososdeJanylaapatíademamá,querepentinamentecambiódehumor.Selevantódeunsalto,meagarró,melevantóenvilo,meapretócontrasupechoymedejóentreverunabismoque,abuenseguro,nopodríacolmarseniconenormescantidadesdepescadofritooenaceite,ensalmueraoahumado.

Unosdíasmástardelavienlacocinanosóloavueltasconsusmalditassardinasenaceite, sinoquevertíaenunapequeñasarténelaceitedevarias latasviejasquehabíaconservado,yloponíaacalentarsobrelallamadelgas,paraluegobebérselo,

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entantoqueamí,quepresenciabalaescenadesdelapuertadelacocina,lasmanossemecaíandeltambor.

AquellamismanochehubodetrasladaramamáalHospitalMunicipal.Antesdequellegaralaambulancia,Matzerathllorabaygemía:—¿Peroporquénoquieresaese niño? ¡No importa de quién sea! ¿O es por culpa todavía de aquella malditacabezadecaballo? ¡Ojalánohubiéramos ido!Olvídateyadeello,Agnés,nohubointenciónalgunapormiparte.

Llególaambulancia.Sacaronamamá.Niñosyadultosseagolparonenlacalle.Se la llevaron, y eramanifiesto quemamá no había olvidado ni la escollera ni lacabezadecaballoyquesellevóelrecuerdodelcaballo—llamáraseésteFritzoHans— consigo. Sus órganos se acordaban en forma dolorosa y harto notoria de aquelpaseo deViernes Santo y, temiendo una repetición delmismo, dejaron quemamá,queestabadeacuerdoconsusórganos,semuriera.

El doctor Hollatz habló de ictericia y de intoxicación por el pescado. En elhospitalcomprobaronquemamásehallabaeneltercermesdesuembarazo,ledieronun cuarto aparte y, por espacio de cuatro días, nos mostró a quienes teníamosautorizaciónparavisitarla,sucaradeshechaydescompuestaporlosespasmos,yque,enmediodesunáusea,avecesmesonreía.

Aunqueellaseesforzabaenprocurarpequeñosplaceresasusvisitantes,lomismoquehoyme esfuerzoyopor aparecer feliz en los días devisita demis amigos, nopodíacontodoimpedirqueunanáuseaperiódicavinieraaretorceraquelcuerpoqueseibaagotandolentamenteyqueyanoteníanadamásporrestituir,comonofuerafinalmente,alcuartodíadetandolorosaagonía,esepocodealientoquecadaunohadeacabarporsoltarparahacersemerecedordeunactadedefunción.

Alcesarenmamáelmotivodeaquellanáuseaquetantodesfigurabasubelleza,todosrespiramosaliviados.Ytanprontocomoestuvolavadaensusudario,volvióamostrarnossucara familiar redonda,mezclade ingenuidadyastucia.Laenfermerajefelecerrólospárpados,entantoqueMatzerathyJanllorabancomociegos.

Yo no podía llorar, ya que todos los demás, los hombres y la abuela, EduvigisBronskiyEstebanBronski,queibayaparaloscatorceaños,lloraban.Comotampocomesorprendió,apenas,lamuertedemamá.Enefecto,Óscar,quelaacompañabalosjuevesalbarrioviejoy los sábadosa la iglesiadelSagradoCorazónde Jesús, ¿nohabía tenido ya la impresión de que ella andaba buscando desde hacía ya algunosaños la oportunidad de disolver aquella relación triangular de tal manera queMatzerath,alqueposiblementeodiaba,cargaracontodalaculpadesumuerteyqueJan Bronski, su Jan, pudiera continuar sirviendo en el Correo polaco conpensamientosporelestilode:Hamuertopormí,noqueríaserunobstáculoenmicarrera,sehasacrificado?

Toda la premeditación de que los dos, mamá y Jan, eran capaces cuando se

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trataba de proporcionar a su amor una cama que nadie perturbara, infundíales aúnmayor capacidad para el romance: puede verse en ellos, si se quiere, a Romeo yJulieta, o a aquellos niñoy niña de reyes, que, según cuentan, no pudieron unirse,porqueelaguaerademasiadoprofunda.

Mientrasmamá,quehabíarecibidooportunamentelossacramentos,yacíafríayya para siempre imperturbable bajo las plegarias del cura, encontré tiempo y ociopara observar a las enfermeras, que en su mayoría pertenecían a la confesiónprotestante. Unían sus manos de otro modo que las católicas, en forma másconsciente,diríayo,recitabanelPadrenuestroconpalabrasqueseapartabandeltextocatólicooriginalynosesantiguabancomolohacíamiabuelaKoljaiczek,pongamospor caso, o los Bronski o yo mismo. Mi padre Matzerath —lo designoocasionalmenteasí,aunquesólofueramipresuntoprogenitor—queeraprotestante,distinguíaseenlaplegariadelosdemásprotestantes,porquenomanteníalasmanosfijassobreelpecho,sinoquemásabajo,comoalaalturadelaspartes,repartíasusdedosconvulsosentreunayotrareligiónyseavergonzaba,obviamente,desurezo.Miabuela,derodillasalladodesuhermanoVicentejuntoallechomortuorio,rezabaen voz alta y desenfrenadamente en cachuba, en tanto queVicente sólomovía loslabios,probablemente enpolaco, abriendoencambiounosojos enormes, llenosdeacontecerespiritual.Medabanganasde tocarel tambor.Despuésde todo,eraamipobremamáaquiendebíalosnumerososinstrumentosblanquirrojos.Eraellaquien,encontrapesode losdeseosdeMatzerath,habíadepositadoenmicuna lapromesamaterna de un tambor de hojalata, y era asimismo la belleza demamá, sobre todocuandoestabatodavíamásesbeltaynonecesitabahacergimnasia,laquedevezencuando me había servido de inspiración en mis conciertos. Por fin no pudecontenerme,evoquésobreeltambor,enelcuartomortuoriodemamá,laimagenidealdesusojosgrises,lediforma,ymesorprendióquefueraMatzerathquienacallaralaprotestainmediatadelaenfermerajefeysepusierademipartediciendo:—Déjelo,hermana,¡estabantanunidos!

Mamásabíaseralegre.Mamásabíasertemerosa.Mamásabíaolvidarfácilmente.Ysinembargo,teníabuenamemoria.Mamámedabaconlapuertaenlasnaricesy,sinembargo,meadmitíaensubaño.Avecesmamásemeperdía,perosuinstintomeencontraba.Cuandoyorompíavidrios,mamáponíalamasilla.Avecesseinstalabaenelerror,aunqueasualrededorhubierasillassuficientes.Auncuandoseencerrabaen sí misma, para mí siempre estaba abierta. Temía las corrientes de aire y, sinembargo,noparabadelevantarviento.Gastaba,ynolegustabapagarlosimpuestos.Yoeraelrevésdesumedalla.Cuandomamájugabacorazones,ganabasiempre.Almorirmamá,lasllamasrojasdelcilindrodemitamborpalidecieronligeramente;encambio, el esmalteblanco sehizomásblanco,y tandetonante,queavecesÓscar,deslumbrado,habíadecerrarlosojos.

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NofueenelcementeriodeSaspe,comolohabíadeseadoalgunavez,sinoenelpequeñoyapaciblecementeriodeBrenntaudondelaenterraron.Allíyacíatambiénsupadrastro,elpolvoreroGregorioKoljaiczek,fallecidoelañodiecisietedelagripe.Elduelo,comoesnaturalenelentierrodeunatenderatanapreciadacomoella,fuenumeroso,y en él seveíanno sólo las carasde la clientela fiel, sino además a losrepresentantesdediversosmayoristase inclusoapersonasde lacompetencia, talescomo el negociante en ultramarinosWeinreich y la señora Probst, de la tienda decomestibles de la Hertastrasse. La capilla del cementerio de Brenntau resultóinsuficiente para tanta gente. Olía a flores y a vestidos negros guardados connaftalina.Enelataúdabierto,mipobremamámostrabaunacaraamarillayalteradapor el sufrimiento. Durante las complicadas ceremonias, yo no podía librarme depensar: ahora va a levantar la cabeza, va a tener que vomitar una vez más, tienetodavíaenelcuerpoalgoquepugnaporsalir;nosóloeseembrióndetresmesesque,lomismoqueyo,nohade saber a cuálpadredar lasgracias;noes él sólo elquequieresalirypedir,comoÓscar,untambor;allídentrohaypescadotodavíaperonosonsardinasenaceite,porsupuesto,niplatija;merefieroaunpedacitodeanguila,aalgunas fibras blanco-verdosas de carne de anguila: anguila de la batalla naval deSkagerrak,anguiladelaescolleradeNeufahrwasser,anguilasalidadelacabezadelcaballoy,acaso,anguiladesupadreJoséKoljaiczek,quefueapararbajolabalsayseconvirtióenpastodelasanguilas:anguiladetuanguila,porqueanguilaeresyalaanguilahasdevolver...

Peronoseprodujoningunaconvulsión.Retuvolaanguila,selallevóconsigo,sepropusoenterrarlabajoelsueloparaque,finalmente,hubierapaz.

Cuandounoshombreslevantaronlatapadelataúdysedisponíanacubrirlacara,tandecididacomohastiada,demipobremamá,AnaKoljaiczek losatajó,searrojósinmiramientopor las flores sobresuhijay,desgarrandohistéricamenteelvaliosovestidomortuorioblanco,lloróygritómuyaltoencachuba.

AlgunosdijeronmástardequehabíamaldecidoamipresuntopadreMatzerathylehabíallamadoasesinodesuhija.Parecequefuecuestióntambiéndemicaídadelaescalera de la bodega, pues había adoptado la fábula demamá y no permitía queMatzerath olvidara su supuesta culpa en mi supuesta desgracia. Nunca dejó deacusarlo,peseaqueMatzerath,almargendetodapolítica,lavenerabaenformacasiservilylaproveyó,durantetodoslosañosdelaguerra,deazúcarydemielartificial,decaféydepetróleo.

ElverduleroGreffyJanBronski,quellorabanagritosycomomujer,sellevaronamiabueladelataúd.Loshombrespudieronasícerrarlatapayponerporfinlacaraque suelen poner los empleados de pompas fúnebres cuando se colocan sobre elféretro.

EnelcementeriosemirruraldeBrenntau,consusdosseccionesaunoyotrolado

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de la avenida de los olmos, con su capillita que parecía recortada como para unNacimiento,consupozoysuspájarosanimados;allí,sobrelaavenidadelcementeriocuidadosamente rastrillada, abriendo el cortejo inmediatamente después deMatzerath,gustómeporvezprimera la formadel ataúd.Despuéshe tenidomásdeunaocasióndedejardeslizarmimiradasobrelaladeranegraopardaqueseempleaen los trances supremos. El ataúd de mamá era negro. Reducíase en formamaravillosamente armoniosa hacia el pie. ¿Hay alguna otra forma, en estemundo,quecorrespondamásadecuadamentealasproporcionesdelcuerpohumano?

¡Si también lascamas tuvieranesteafinamientohaciaelpie! ¡Si todasnuestrasyacijasusualesuocasionalessefueranreduciendodeestaformahastaelpie!Porque,pormuchoqueloseparemos,endefinitivanuestrospiesnodisponendemásbasequeesa estrecha, que, partiendo del ancho requerido por la cabeza, los hombros y eltronco,vaadelgazandohaciaelpie.

Matzerathibainmediatamentedetrásdelataúd.Llevabasusombrerodecopaenlamanoy,alavanzarconpasolento,hacíaesfuerzos,noobstantesudolor,portenderlarodilla.Cadavezquemirabasunucamedabalástimaverelcogotedesbordanteylasdoscuerdasdelmiedoque,saliéndoledelcuello,lesubíanhastaelnacimientodelpelo.

¿PorquéhubodetomarmedelamanomamáTruczinskiynoGretaScheffleroEduvigisBronski?Vivíaenelsegundopisodenuestracasaycarecíaprobablementedenombredepila:noeramásquemamáTruczinskientodaspartes.

Delantedelataúd,elreverendoWiehnke,conmonaguilloseincienso.Mimiradaiba de la nuca de Matzerath a las nucas arrugadas en todos los sentidos de losportadores del féretro. Necesitaba reprimir un deseo salvaje: Óscar queríaencaramarsesobreelataúd.Queríasentarseencimadeélytocareltambor.Peronoenlahojalata,sinoenlatapadelataúd.Mientrasquelosqueibandetrásdeélseguíanal reverendoen susoraciones, él hubieraqueridoguiarlos con su tambor.Mientrasdepositaban el ataúd sobre planchas y cuerdas, encima de la fosa, Óscar hubieraqueridomantenerse firme sobre él.Mientras duraba el sermón, las campanillas, elincienso y el agua bendita, él hubiera querido imprimir su latín en la madera,esperandoaquelebajaranconlacajasirviéndosedelascuerdas.Óscarqueríabajaralafosaconsumamáyelembrión.Yquedarseabajomientraslosfamiliaresechabansu puñado de tierra, y no subir, sino permanecer sentado sobre el pie de la caja,tocandoeltambor,tocándolosifueraposiblebajotierra,hastaquelospalillosselecayerandelasmanosylamaderacedieraalospalillos,hastaqueélsepudrieraporamordesumamáysumamáporamordeélyentregaranambossucarnealatierrayasushabitantes;tambiénconlosnudilloslehubieragustadoaÓscartocareltamborparalostiernoscartílagosdelembrión,siesqueestoeraposibleyestabapermitido.

Nadie se sentó sobre el ataúd. Huérfano de compañía, oscilabaÓscar bajo los

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olmosylossauceslloronesdelcementeriodeBrenntau.Entrelastumbas,lasgallinasmulticoloresdelsacristánpicoteabanbuscandogusanos,cosechabansinsembrar.Yluegoentre losabedules.YodetrásdeMatzerath,de lamanodemamáTruczinski;inmediatamentedetrásdemí,miabuela—alaquesosteníanGreffyJan—,VicenteBronskidelbrazodeEduvigis,lanenaMargayEsteban,dándoselasmanos,delantede losScheffler;el relojeroLaubschad,elviejoseñorHeilandt,Meyn,el trompeta,perosininstrumentoysobriohastaciertopunto.

No fue hasta que todo hubo terminado y empezaron los pésames cuando vi aSegismundoMarkus.Denegro,pegándosetímidamentealosquequeríanestrecharlamanoymurmurarlesalgoaMatzerath,amí,amiabuelayalosBronski.Primeronocomprendí loqueAlejandroScheffler leestabapidiendo.Apenasseconocían,siesque a eso llegaban, y luego también el músico Meyn se puso a discutir con elvendedordejuguetes.Sehallabandetrásdeunsetomedianodeesaplantaverdeque,cuando se frota entre los dedos, pierde el color y sabe amarga. En ese momentojustamente la señoraKater y su hija Susi, espigada ésta y sonriendo irónicamentedetrás de su pañuelo, estaban dando el pésame a Matzerath y se empeñaban enacariciarmelacabezaconlamano.Detrásdelsetolasvocessubierondetono,perosinquepudieraentendersenada.EltrompetaMeyntocabaconelíndiceeltrajenegrodeMarkus y lo iba empujando en esta forma ante sí, agarrándole luego el brazoizquierdo,entantoqueSchefflerselecolgabadelderecho.LosdoscuidabandequeMarkus,queibareculando,notropezaraconlosbordesdelassepulturas,y,alllegarala avenida principal, le señalaron dónde quedaba la puerta. Segismundo pareciódarleslasgraciasporlainformación,sedirigióalasalida,seencasquetóelsombrerodecopayyanosevolvióaver,peseaqueMeynyelpanaderolosiguieronconlamirada.

NiMatzerath nimamáTruczinski se dieron cuenta que yome les escabullía aellosyalpésame.Simulandounanecesidad,Óscarseescurrióhaciaatrás,pasandojuntoalenterradorysuayudante,corrió,sinpararmientesenlahiedra,yalcanzólosolmosyaMarkusantesdellegaralasalida.

—¡Oscarcito!—exclamó sorprendidoMarkus—, dime, ¿qué tienen ésos contraMarkus?¿QuéleshahechoMarkus,paraquelehaganesto?

Yono sabía lo queMarkus hubiera hecho, pero lo toméde lamano, que teníabañadaen sudor, locondujea travésde laverja forjadadelcementerio,queestabaabierta,ynostopamos,elguardiándemistamboresyyo,eltambor,acasosutambor,conLeoSchugger,que,lomismoquenosotros,creíaenelparaíso.

MarkusconocióaLeo,porqueLeoeraunpersonajebienconocidoenlaciudad.YohabíaoídohablardeLeoysabíaque,mientrasestabatodavíaenelseminario,selehabíanalteradodetalformalossacramentos,lasconfesiones,elcieloyelinfiernoylavidaylamuerteunhermosodíadesol,queeluniversodeLeopermanecióya

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parasiemprealterado,sinduda,peronoporellomenosbrillante.El oficio de Leo consistía en esperar después de cada entierro —y estaba al

corrientedetodos—,consutrajenegrobrillantequelequedabaanchoysusguantesblancos, a los familiares del difunto. Markus y yo comprendimos, pues, que seencontrabaahoraaquí,antelaverjaforjadadelcementeriodeBrenntau,porrazóndeoficio,paratenderalosafligidosparientesunguanteávidodepésamepordelantedesusacuososojosextraviadosydesubocasiemprebabeante.

Mediadosdemayo:undíaclaroysoleado.Setosyárbolespobladosdepájaros.Gallinas cacareantes que con sus huevos y por medio de ellos simbolizan lainmortalidad.Unzumbidoenelaire.Verdefrescosintrazadepolvo.LeoSchuggerllevabasuraídosombrerodecopaenlaenguantadamanoizquierday,conpasoligeroy bailarín, por cuanto era realmente bienaventurado, venía a nuestro encuentroalargándonos cinco dedos raídos de guante. Paróse luego ante nosotros, como sihiciera viento, aunque ni un soplo se movía, ladeó la cabeza y, al poner Markusprimeroenformavacilanteyluegocondecisiónsumanodesnudaenelguanteávidodeapretones,balbuceóentrebabas:—¡Quédíatanbonito!Ahorayaestáallídondees tan barato. ¿Habéis visto al señor?Habemus ad Dominum. Pasó y tenía prisa.Amén.

Dijimos amén, yMarkus confirmó que el día era bello, pretendiendo tambiénhabervistoalSeñor.

Detrás nuestro oímos acercarse el rumor de los familiares que salían delcementerio.MarkusretirósumanodelguantedeLeo,hallómaneratodavíadedarleunapropina,melanzóunamiradaalaMarkusysedirigióprecipitadamentehaciaeltaxiqueloesperabafrentealaoficinapostaldeBrenntau.

Seguíayotodavíaconlamiradalanubedepolvoqueenvolvíaalfugitivo,cuandoyamamáTruczinskime agarraba nuevamente lamano. Iban viniendo en grupos ygrupitos.LeoSchugger repartía suspésames, llamaba laatenciónde todossobreelesplendor del día, preguntaba a cada uno si había visto al señor y, como decostumbre, recibía propinas, chicas, grandes o ningunas. Matzerath y Jan Bronskipagaron a los empleados de pompas fúnebres, al enterrador, al sacristán y alreverendoWiehnkeque,suspirando,sedejóbesarlamanoporLeoSchuggery,conlamanobesada,ibaechandobendicionesalcortejoquesedispersabalentamente.

Encuantoanosotros,miabuela,suhermanoVicente,losBronskiconlosniños,Greff sin señora y Greta Scheffler, tomamos asiento en dos carruajes tirados porsendos caballos. Pasando frente a Goldkrug, a través del bosque y cruzando lacercanafronterapolaca,nosllevaronaBissau-Abbauparaelbanquetemortuorio.

ElcortijodeVicenteBronskiestabaenunahondonada.Teníaplantadosdelanteunos álamos destinados a alejar los rayos. Sacaron de sus goznes la puerta delgranero,laatravesaronsobreunoscaballetesdemaderaylacubrieronconmanteles.

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Vinomás gente del vecindario. Nos sentamos a la mesa a la entrada del granero.Greta Schefflerme tenía sobre sus rodillas. La comida fue grasosa, luego dulce yluegootravezgrasosa:aguardientedepatata,cerveza,unaoca,unlechón,pastelconsalchicha,calabazaenvinagreyazúcar,sémolarojaconcremaagria;alacaídadelatardeempezóasoplaratravésdelgraneroabiertoalgodeviento;oíanseloscrujidosde las ratasyel ruidode losniñosBronskique, con los rapacesdelvecindario, sehabíanadueñadodellugar.

Juntamenteconlaslámparasdepetróleoaparecieronsobrelamesalosnaipesdelskat. Hubo también rompope de elaboración doméstica. Esto puso alegría en elambiente.YGreff,quenobebía,cantabacanciones.Tambiénloscachubascantaban,yMatzerathfueelprimeroendarlosnaipes.Janhacíadesegundoyelcapatazdelaladrillería de tercero. No fue hasta entonces cuando me di cuenta de que faltabamamá. Se jugó hastamuy avanzada la noche, pero ninguno de los hombres logróganar una mano de corazones. Al perder Jan una sin cuatros en formaincomprensible, le oí decirle bajito a Matzerath: —Sin la menor duda, Agnés lahabríaganado.

En estome deslicé de la falda deGreta Scheffler yme encontré, afuera, amiabuelayasuhermanoVicente.Estabansentadossobreeltimóndeunodeloscarros.EnvozbajahablabaVicentealasestrellas,enpolaco.Miabuelayanopodíallorarmás,peropermitióquememetierabajosusfaldas.

¿Quiénmetomahoyyabajosusfaldas?¿Quiénmeapagalaluzdeldíayladelas lámparas? ¿Quién me da el olor de aquella mantequilla amarilla y blanda,ligeramenterancia,quemiabuelaapilaba,albergabaydepositababajosusfaldasparaalimentarme,laquemedabaparaabrirmeelapetitoeirmehaciendoelgusto?

Me dormí bajo las cuatro faldas; allí, muy cerca de los orígenes de mi pobremamá,conmayoresfacilidadespararespirar,perotanalabrigocomoella,ensucajaqueseafinabahaciaelpie.

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LaespaldadeHeribertoTruczinski

Nadapuedereemplazaraunamadre,dicen.Bienprontodespuésdesuentierrohabíayo de empezar a echar demenos ami pobremamá.Las visitas de los jueves a latienda de SegismundoMarkus quedaron suprimidas; nadieme llevaba ya a ver elblancouniformedeenfermeradelaseñoritaInge.Peroeransobretodolossábadoslos queme hacían dolorosamente presente lamuerte demamá:mamá ya no iba aconfesar.

Elbarrioviejo,elconsultoriodeldoctorHollatzylaiglesiadelSagradoCorazónse habían ya cerrado paramí. Había perdido el gusto por lasmanifestaciones. ¿Ycómopodíaseguir tentandoa los transeúntesante losescaparates,sihastaeloficiodeltentadorselehabíahechoaÓscarinsípidoysinatractivo?YanohabíaallíunamamáquemellevaraalTeatroMunicipalparalasfuncionesnavideñas,oaloscircosKreneoBusch.Puntualmente,perosoloysinganasdenada,proseguíamisestudios;íbame solitario por las calles rectilíneas y aburridas hasta el Kleinhammerweg yvisitabaaGretaSchefflerquemecontabasusviajesconlaorganizacióndeLaFuerzaporlaAlegríaalpaísdelsoldemedianoche,entantoqueyoseguíacomparandosincesaraGoetheconRasputín,nolehallabasalidaadichacomparaciónymesustraíapor lo regular a este siniestro círculo deslumbrante dedicándome a los estudioshistóricos.UnaLuchaporlaposesióndeRoma,laHistoriadelaciudaddeDanzig,deKeyser, y elCalendario de laFlota deKöhler,mis antiguas obrasmodelo,meproporcionaronunmedianosaberenciclopédico.Yasí,porejemplo,a la fechaaúnestoy en condiciones de informar a ustedes exactamente acerca del blindaje, delnúmerodecañones,delabotadura,terminaciónytripulacióndetodoslosnavíosqueparticiparonenlabatallanavaldeSkagerrakydelosquefueronhundidososufrierondañosenella.

Ibayapara loscatorceaños,gustabadelasoledadysalíamuchodepaseo.Meacompañaba mi tambor, pero lo usaba con moderación, porque con el deceso demamámi reaprovisionamiento regular de tambores se había hecho problemático ysiguiósiéndolo.

¿Fueelloenelotoñodeltreintaysieteoenlaprimaveradeltreintayocho?EntodocasoibayopianopianitoAvenidaHindenburgarriba,endireccióndelaciudad,ymehallabaaproximadamentealaalturadelCafédelasCuatroEstaciones;caíanlashojasoseabrían lasyemas:en todocasoalgoocurríaen lanaturaleza;enestomeencontréconmiamigoymentorBebra,quedescendíaen líneadirectadelpríncipeEugenioy,porconsiguiente,deLuisXIV.

Hacía tres años que no nos veíamos, y sin embargo, nos reconocimos a veintepasosdedistancia.Noibasolo,sinoquellevabadelbrazoaunabelleza,eleganteydeairemeridional,unosdoscentímetrosmásbajaqueBebray tresdedosmásalta

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que yo, a la queme presentó comoRosvitaRaguna, la sonámbulamás célebre deItalia.

Bebra me invitó a una taza de café en el Café de las Cuatro Estaciones. Nossentamos en el Acuario, y las señoras del café cuchichearon: —Fíjate en losliliputienses, Lisbeth, ¿los has visto? Deben ser del Krone; habrá que ir a verlostrabajar.

Bebra me dirigió una sonrisa que puso de manifiesto mil arruguitas, apenasperceptibles.

Elcamareroquenossirvióelcaféeramuyalto.AlpedirlelaseñoraRosvitaunpastel,sumiradahubodesubiralolargodelfraccomosisetrataradeunatorre.

Bebracomentó:—Noparecequelascosaslevayanmuybienanuestrovitricida.¿Quéospasa,amigomío?¿Eselvidrioelqueyanoquiere,uosfallalavoz?

Joveneimpetuosocomoera,Óscartratódesuministrarunapruebainmediatadesu arte en pleno florecimiento. Miré a mi alrededor, buscando, y me estabaconcentrandoyaenlagransuperficiedevidriodelacuario,delantedelospecesdeadornoyde lasplantasacuáticas, cuando,antesdeque lanzaramigrito,Bebramedijo:—¡No,amigomío!Nosbastavuestrapalabra.Nadadedestrucciones,porfavor,nadadeinundacionesnidematarpeces.

Avergonzado, presenté ante todo mis excusas a la Signora Rosvita, que habíasacadounabanicominiaturaysedabaaireagitadamente.

—Mimamámurió—traté de explicar—.No hubiera debido hacerlo. Le estoyresentidoporello.Lagenteandasiemprediciendo:Unamadrelovetodo,losientetodo,loperdonatodo.¡Esonoesmásqueblablabláparaeldíadelasmadres!Ellaveíaenmíaungnomoy,sihubierapodido,habríaeliminadoalgnomo.Peronopudoeliminarme,porqueloshijos,aunqueseangnomos,estánregistradosenlospapelesynoesposiblesuprimirlosasísinmásnimás.Yademás,porqueyoerasugnomo,ysimehubierasuprimido,sehabríasuprimidoyfastidiadoasímisma.Yooelgnomo,debiódecirse,ysedecidióporella,yyanocomiómásquepescado,quenisiquieraerafresco,ydespidióasusamantes,yahoraqueyaceenBrenntau,dicentodos,losamantes y los parroquianos de la tienda:—Es el gnomo quien la ha enterrado atamborazos.NoqueríaseguirviviendoacausadeOscarcito;¡élesquienlamató!

Exagerabamanifiestamente,puesqueríaimpresionarlomásposiblealaSignoraRosvita. Porque, después de todo, la mayoría de la gente atribuía la culpa de lamuertedemamáaMatzerathy, sobre todo,a JanBronski.PeroBebraadivinómispensamientos.

—Exageráis, mi estimado. Ese rencor hacia vuestra difunta mamá son puroscelos.Porquenohabiendoella idoa la tumbaporcausavuestra,sinopor ladesusamantes que la fatigaban, os sentís postergado. Sois malo y vanidoso, cualcorrespondeaungenio.

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Yluego,despuésdeunsuspiroydeunamiradadesoslayoalaSignoraRosvita:—No resulta fácilmantenerse ecuánimeconnuestra talla.Conservarsehumano sincrecimientoexterior,¡quéempresa,quéoficio!

RosvitaRaguna,lasonámbulanapolitanaqueteníalapieltanlisacomoarrugada,a laquedabayodieciochoprimaverasparaadmirarlaactoseguidocualancianadeochentaytalveznoventaaños,laSignoraRosvitaacaricióeltrajeelegante,decorteinglés a lamedida,del señorBebra, volvió luegohaciamí susojosmediterráneos,negros como cerezas, y, con una voz oscura y llena de promesas frutales quemeconmovióymedejópetrificado,dijo:—CarissimoOscarnello;¡cómocomprendosudolor!Andiamo,véngaseconnosotros,¡Milano,Parigi,Toledo,Guatemala!

Sentíunaespeciedevértigo.Lamanofrescayviejísimaa lavezde laRagunacogiólamía.SentíbatirenmicostaelmarMediterráneo;unosolivosmesusurrabanaloído:—Rosvitaserácomotumamá,Rosvitacomprenderá.Ella,lagransonámbulaque lopenetray loconoce todo, todomenosasímisma, ¡mammamia!,menosasímisma,¡Dio!

Enformaextraña,Ragunaretiróderepenteycomohorrorizadasumano,cuandoapenashabíaempezadoapenetrarmeyaradiografiarmeconsumiradadesonámbula.¿Acasomihambrientocorazóndecatorceaños lahabíaasustado?¿Habíase talvezpercatadodequeparamíRosvita,doncellaoanciana,significabaRosvita?Susurrabaennapolitano,temblaba,sepersignabaconfrecuencia,comosiloshorroresqueleíaen mí no tuvieran fin, para acabar desapareciendo sin decir palabra detrás de suabanico.

Confuso, pedí una aclaración, rogué al señor Bebra que dijera algo. Pero éltambién, a pesar de su descendencia directa del príncipe Eugenio, estabadesconcertado, balbuceaba, hasta que finalmente se dio a comprender: —Vuestrogenio,mijovenamigo,lodivinoperotambiénlodemoníacodeesegeniovuestro,haturbadounpocoamibuenaRosvita,yyomismohedeconfesarqueesadesmesurapeculiar que os arrebata de repente, me es extraña, aunque no totalmenteincomprensible. Pero de todos modos, lo mismo da —Bebra iba recobrando sudominio—,seacual seavuestrocarácter,venidconnosotros, trabajadconnosotrosen el Espectáculo de los Milagros, de Bebra. Con un poco de disciplina y demoderación,podríaistalvez,aunenlascondicionespolíticasactuales,encontrarunpúblico.

Comprendíinmediatamente.Bebra,quemehabíaaconsejadoestarsiempreenlastribunas y nunca delante de ellas, había pasado a formar parte él mismo de lospeatones,aunquesiguierapresentándoseanteelpúblicoenelcirco.Demodoque,aldeclinaryocortésmenteysintiéndolomuchosuproposición,tampocosedecepcionó.YlaSignoraRosvitarespiróostensiblementealiviadadetrásdesuabanicoyvolvióamostrarmesusojosmediterráneos.

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Seguimos charlando como cosa de una hora, pedí al camarero un vaso vacío,canté en el vidrio un recorte en forma de corazón, canté alrededor, en grabadocaligráfico,unainscripción:«ÓscaraRosvita»,leregaléelvaso,lahicefelizconelloy,despuésqueBebrahubopagadodandounabuenapropina,partimos.

LosdosmeacompañaronhastaelSalóndelosDeportes.MostréconelpalillodeltamborlatribunadesiertaalotroextremodelCampodeMayoy—ahoralorecuerdo:fue en la primavera del treinta y ocho— le conté a Bebramis proezas de tambordebajodelastribunas.

Bebra sonrió,no sin embarazo,y laRagunapusocara seria.Peroal alejarse laSignoraalgunospasos,mesusurróBebraaloído,al tiempoquesedespedía:—Hefracasado,mibuenamigo,¿cómopodría,pues,seguirsiendovuestromaestro?¡Ah!¡Quéascodepolítica!

Luegomebesóenlafrente,comolohicieraunosañosantesalencontrarmeentrelas carretas del circo, la dama me tendió una mano como de porcelana, y yo meinclinécondonaire,enformatalvezdemasiadoexpertaparamiscatorceaños,sobrelosdedosdelasonámbula.

—¡Volveremosavernos,hijomío!—dijoBebramoviendosumanoenseñaldedespedida—.Cualesquieraqueseanlostiempos,gentescomonosotrosnosepierden.

—¡Perdonadavuestrospapás!—aconsejólaSignora—.¡Acostumbraosavuestrapropiaexistencia,paraqueelcorazónencuentrelapazySatanásdisgusto!

Sentí como si la Signora me hubiera vuelto a bautizar, aunque tambiéninútilmente.Vaderetro, Satanás—peroSatanás no se retiró.Los seguí conmiradatristeyelcorazónvacíoylesdijeadiósconlamanocuandoyasubíanauntaxienelquedesaparecieronporcompleto,puessetratabadeunFordhechoparaadultos,demodoque,alarrancarconmisamigos,parecíavacíoycomosibuscaraclientes.

Bien traté de convencer aMatzerath de queme llevara al circoKrone, pero aMatzerathnohabíaquienloconvenciera,entregadocomosehallabaporcompletoalduelo por la pérdida de mamá, a la que, sin embargo, nunca había poseído porcompleto. Pero, ¿quién era el que la había poseído por completo? Tampoco JanBronski;dehaberalguno,habríasidoyoentodocaso,queeraelquemássufríadesuausenciayalquedichaausenciaalterabatodalavidacotidiana,poniéndolainclusiveenpeligro.Mamámehabíajugadounamalapartida,ydemisdospapasnopodíayoesperar nada. El maestro Bebra había encontrado a su maestro en Goebbels, elministro de la Propaganda.Greta Scheffler absorbíase por completo en la obra delSocorrodeInvierno:nadiehadepasarhambre,nadiehadepasarfrío,decían.Yomeatuve a mi tambor y me fui aislando totalmente en la hojalata, que antaño fuerablanca y ahora iba adelgazando con el uso. Por las noches, Matzerath y yo nossentábamosfrenteafrente.Élhojeabasuslibrosdecocinayyomelamentabaconmitambor. Algunas veces Matzerath lloraba y escondía su cabeza en los libros. Las

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visitas de JanBronski se fueron haciendo cada vezmás raras. En el terreno de lapolítica,losdoshombresopinabanquehabíaqueserprudentes,yaquenosesabíaadóndeiríaaquelloaparar.Así,pues,laspartidasdeskatconalgúnterceroocasionalfueron espaciándose cadavezmásy si acaso tenían lugaryabien entrada la tarde,evitandotodaalusiónpolítica,ennuestrosalón,bajolalámparacolgante.MiabuelaparecíahaberseolvidadodelcaminodeBissauhastaelLabesweg.GuardabarencoraMatzerathytalveztambiénamí,pueslehabíaoídodecir:—MipobreAgnésmurióporqueyanopodíaaguantarmástantotambor.

Yaunquetalveztuvierayolaculpadelamuertedemipobremamá,noporellome aferraba con menos ahínco al tambor difamado, porque éste no moría, comomuere una madre, y podía comprarse uno nuevo o hacer reparar el viejo por elanciano Heilandt o por el relojero Laubschad; porque me comprendía, me dabasiemprelarespuestacorrectaymeerafiel,lomismoqueyoaél.Cuandoenaquellaépocaelpisosemehacíaestrechoy lascallessemeantojabandemasiadocortasodemasiado largas para mis catorce años, cuando durante el día no se presentabaocasiónparajugaraltentadorfrentealosescaparatesyporlanochelatentaciónnoeralosuficientementeintensacomoparallevarmeatentarporloszaguanesoscuros,subíayomarcandoelpasoyelcompásloscuatrotramosdelaescalera,contandoloscientodieciséispeldaños,ydeteniéndomeencadadescansilloparatomarnotadelosolores que se escapaban por cada una de las cinco puertas, porque los olores, lomismo que yo, huían de la excesiva estrechez de los departamentos de doshabitaciones.

Al principio tuve todavía suerte de vez en cuando con el trompeta Meyn.Borracho y tendido entre las sábanas, podía tocar su trompeta en formaextraordinariamentemusical y dar gusto ami tambor. Pero, enmayo del treinta yocho,abandonólaginebrayanuncióalafazdelmundo:«¡Ahoraempiezaunanuevavida!»SehizomúsicodelcuerpomontadodelaSA.Consusbotasysusasentaderasde cuero, absolutamente sobrio, veíale en adelante subir la escalera saltando lospeldañosdecincoencinco.Suscuatrogatos,unodeloscualessellamabaBismarck,losguardó,porqueeralícitosuponerquedevezencuandolaginebravencíadetodosmodosyloponíamusical.

Era raro que yo llamara a la puerta del relojero Laubschad, hombre viejo ysilencioso entre un barullo de doscientos relojes. Semejante despilfarro de tiempopodíaalosumopermitírmelounavezalmes.

ElviejoHeilandtseguíateniendosucobertizoenelpatiodeledificio.Nohabíadejadodeenderezarclavostorcidos.Tambiénseguíahabiendoallíconejosyconejosdeconejoscomoenlosviejostiempos.Perolosrapacesdelpatioeranotros.Ahorallevaban uniformes y corbatines negros y ya no cocían sopas de ladrillos. Apenasconocíalosnombresdeloqueallácrecíaymeibaganandoentalla.Tratábasedeotra

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generación; la mía había dejado ya la escuela. Hallábase ahora en el aprendizaje:NuchiEykesehizopeluquero,AxelMischkequeríasersoldadorenSchichau,SusiKaterseentrenabaparavendedoraenlosgrandesalmacenesSternfeldyteníayaunamigo titular. ¡Aquépuntopuedencambiar en treso cuatro años las cosas!Ciertoque subsistía la barra para las alfombras y que en el reglamento interior seguíaprescribiéndose:Sacudidadelasalfombras,martesyviernes;peroendichosdosdíasesoyasóloseoíaensordinaycomocontimidez.DesdelatomadelpoderporHitlerhabíacadavezmásaspiradorasenlospisos,ylasbarrasdesacudirseibanquedandosolasynoeranútilesmásquealosgorriones.

Así, pues, sólo me quedaba la caja de la escalera y el desván. Bajo las tejasdedicábameamiconsabidalectura,ycuandoañorabaamissemejantes,bajabaporlaescalera y llamaba a la primera puerta a la izquierda, en el segundo piso. MamáTruczinskimeabríasiempre.DesdequeenelcementeriodeBrenntaumetomaradelamanoymellevarahastalatumbademipobremamá,abríasiemprequeÓscarsepresentabaconsuspalillosenelentrepañodelapuerta.

—Pero no toques demasiado fuerte, Oscarcito, porque Heriberto sigue todavíadurmiendo:havueltoatenerunanochemuypesadaytuvieronquetraerloenauto.—Mepasaba luego al salón,me servíamalta con leche yme daba también un trozopardodeazúcarcandealextremodeunhilo,paraquelopudierasumergirylamer.Yyobebía,chupabaelazúcar,ydejabaeltamborenpaz.

MamáTruczinskiteníaunacabezapequeñayredonda,cubiertaporunpelocolorgriscenizamuyfinoenformatanprecariaqueseletransparentabaelcolorrosadodelapieldelacabeza.Losescasospelostendíantodoshaciaelpuntomássobresalientedelaparteposteriordelacabezayformabanallíunmoñoque,apesardesureducidovolumen—eramáspequeñoqueunaboladebillar—,seveíadesdetodosloslados,cualquiera que fuera la posición que ella adoptara. Unas agujas de hacer puntoaseguraban su cohesión. Todas lasmañanas,mamáTruczinski frotaba susmejillasredondas, que cuando reía parecían postizas, con el papel de los paquetes deachicoria,queera rojoydesteñía.Tenía lamiradadeun ratón.Suscuatrohijos sellamaban:Heriberto,Gusta,FritzyMaría.

María tenía mi edad, acababa de terminar la escuela pública y vivía con unafamilia de funcionarios en Schidlitz, donde hacía su aprendizaje de administracióndoméstica.AFritz,quetrabajabaenlafábricadevagones,seleveíararamente.TeníaenrotacióndosotresmuchachasquelepreparabanlacamayconlasqueibaabailaraOhra, en el «Hipódromo».Criaba en el patio del edificio unos conejos, vienesesazules, pero se los tenía que cuidarmamáTruczinski, porque Fritz estaba siempresumamente ocupado con sus amiguitas. Gusta, temperamento reposado de unostreinta años, servía en el Hotel Edén, junto a la Estación Central. Soltera todavía,vivía, como todo el personal, en el piso superior del rascacielos de aquel hotel de

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primera clase. Y finalmente Heriberto, el mayor, que, descontando las nocheseventualesdelmecánicoFritz,eraelúnicoquehabitabaconsumadre,trabajabadecamarero en el suburbio portuario de Neufahrwasser. De él es de quien ahoramepropongo hablar. Porque, después de la muerte de mi pobre mamá, Heribertoconstituyóduranteunabreveépocafeliz lametadetodosmisesfuerzos,yaúnhoysigollamándolemiamigo.

HeribertoservíaconStarbusch.Ésteeraelnombredelpatróndela taberna«AlSueco»,situadafrentealaiglesiaprotestantedelosmarineros,cuyosclienteseranensu mayoría, como puede deducirse fácilmente de la inscripción «Al Sueco»,escandinavos. Pero la frecuentaban también rusos, polacos del Puerto Libre,estibadoresdelHolmymarinosdelosnavíosdeguerradelReichalemánqueveníandevisita.Sólolasexperienciasacumuladasenel«Hipódromo»deOhra—puesantesdepasaraFahrwasserHeribertohabíaservidoenaquellocaldebailedetercerorden—permitíanledominarconsubajoalemándesuburbioentremezcladodemodismosinglesesypolacoslaconfusiónlingüísticaqueimperabaenelSueco.Pesealocual,la ambulancia lo llevaba una o dos veces almes, contra su voluntad pero, eso sí,gratis,alacasa.

EnestasocasionesHeribertoteníaquepermanecertendidobocaabajorespirandodifícilmente,porquepesabacasidosquintales,yguardarcamaporunosdías.MamáTruczinskinocesabaentalesdíasderenegar,mientrasatendíainfatigablementeasucuidado,ycadavez,despuésderenovarleelvendaje,sesacabadelmoñounadelasagujasdehacerpuntoyapuntabaconellaaunretratoencristaladoquecolgabafrentealacamayrepresentabaaunhombrebigotudo,demiradaseríayfija,fotografiadoyretocado,muyparecidoalacoleccióndebigotesquefiguranenlasprimeraspáginasdemiálbumdefotos.

AquelseñorquelaagujadehacerpuntodemamáTruczinskiseñalabanoerasinembargounmiembrodemifamilia,sinoelpapádeHeriberto,deGusta,deFritzydeMaría.

—Acabarás igualque tupadre—zaheríaleeneloídoaldolienteHeriberto,querespiraba con dificultad. Pero nunca decía en forma clara cómo y dónde aquelhombredelmarconegrohabíaencontradootalvezbuscadosufin.

—¿Quiénes fueron esta vez? —inquiría el ratón de pelo gris con los brazoscruzados.

—Suecosynoruegos,comosiempre—contestabaHeribertorevolviéndoseenlacamayhaciéndolacrujir.

—¡Como siempre, como siempre! ¡Nome vengas con que siempre fueron losmismos! La última vez fueron los del buque escuela, cómo se llamaba, a ver,ayúdame, ah sí, del Schlageter ¿cómo decía? a sí, ¡y luegome vienes con que sisuecosynoruegos!

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La oreja de Heriberto—yo no podía ver su cara— se ponía colorada hasta elmismoborde:—¡Estosmalditos,siemprefanfarroneandoyhaciéndoselosvalientes!

—Pues déjalos en paz. ¿A ti qué te importan? En la ciudad, cuando andan depermiso,siempresecomportancorrectamente.Sindudaleshasvueltoacalentarloscascoscon tus ideasycon tuLenin,o tehasmetidootravezen lode laguerradeEspaña.

Heriberto ya no contestaba ymamáTruczinski se iba arrastrando los pies a lacocina,haciasutazademalta.

UnavezcuradalaespaldadeHeriberto,podíayocontemplarla.Sesentabaenlasilladelacocina,dejabacaerlostirantessobresusmuslosmetidosenlatelaazulyseiba quitando lentamente la camisa de lana, como si graves pensamientos se lodificultaran.

Era una espalda redonda, móvil. Los músculos se movían incesantemente. Unpaisajerosadosembradodepecas.Abajodelosomóplatoscrecíaenabundanciaunvellorubiofuerte,aambosladosdelacolumnavertebralrecubiertadegrasa.Haciaabajoseibarizando,hastadesaparecerenloscalzoncillosqueHeribertollevabaaunenverano.Hacíaarriba,delbordedeloscalzoncilloshastalosmúsculosdelcuello,cubríanlaespaldaunascicatricesabultadasqueinterrumpíanelcrecimientodelvello,eliminabanlaspecas,formabanarrugas,escocíanalcambiarel tiempoyostentabandiversos colores que iban desde el azul oscuro hasta el blanco verdoso. Esascicatricesmeestabapermitidotocarlas.

AhoraqueestoytendidoenmicamaviendoporlaventanalospabellonesanexosdemisanatorioconelbosquedeOberrathdetrás,quecontemplodesdehacemesesysinembargonoacabodever jamás,mepregunto:¿quémásmehasidodado tocarque fuera igualmente duro, igualmente sensible e igualmente turbador que lascicatricesdelaespaldadeHeribertoTruczinski?Laspartesdealgunasmuchachasymujeres,mipropiomiembro,laregaderitadeyesodelNiñoJesúsyaqueldedoanularque, hace apenas dos años, el perro me trajo del campo de centeno y podía yoconservar,haceunañotodavía,enuntarrodemermelada,sintocarlo,sinduda,perode todosmodos tanclaroycompletoqueaúnhoyendía, si recurroamispalillos,puedosentirycontartodassusarticulaciones.Siemprequemeproponíarecordarlascicatrices de la espalda deHeribertoTruczinski, sentábame a tocar el tambor, paraayudar a la memoria, ante el tarro que contenía el dedo. Siempre que queríaimaginarme el cuerpode unamujer, lo que sólo ocurría raramente, reinventábame,faltodesuficienteconvicciónrespectoalaspartesdelamujerqueparecencicatrices,lascicatricesdeHeribertoTruczinski.Pero lomismopodríadecirque losprimeroscontactosconaquellashinchazonessobrelavastaespaldademiamigoprometíanmeyaentoncesquehabríadeconoceryposeertemporalmenteesosendurecimientosquelasmujerespresentanpasajeramentecuandosedisponenalamor.Ylascicatricesde

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laespaldadeHeribertomeprometíanasimismo,yaenépocatantemprana,eldedo,yaunantesdequelascicatricesmeprometierannada,fueronlospalillosdeltamborlosque,apartirdemiterceraniversario,meprometieroncicatrices,órganosgenitalesy,finalmente,eldedo.Perohederemontarmetodavíamásatrás:yaenembrión,cuandoÓscar no se llamabaÓscar todavía, prometíame el juego conmi cordónumbilical,sucesivamente, los palillos, las cicatrices deHeriberto, los cráteres ocasionalmenteabiertosdemujeresmásomenosjóvenesy,finalmente,eldedoanular,lomismoque,a partir de la regaderita del Niño Jesús, mi propio sexo que, cual monumentopermanente de mi impotencia y de mis posibilidades limitadas, llevo siempreconmigo.

Yhemeaquídevueltaa lospalillosdel tambor.De lascicatrices,de laspartesblandasydemipropioequipo,queyasóloseendurecedevezencuando,sólomeacuerdo,entodocaso,atravésdelrodeoquemedictaeltambor.Hedecumplirlostreinta para poder volver a celebrar mi tercer aniversario. Ustedes ya lo habránadivinado: el objetivo de Óscar consiste en el retorno al cordón umbilical; a esoobedece el lujo de comentarios y el tiempo dedicado a las cicatrices deHeribertoTruczinski.

Antesdeseguiradelanteenladescripciónylainterpretacióndelaespaldademiamigo, quiero anticipar que, con excepción de una mordida en la tibia izquierda,herencia de una prostituta de Ohra, la parte anterior de su cuerpo poderoso, quepresentaba un blanco amplio y por consiguiente difícil de proteger, no ostentabacicatrices de ninguna clase. No podían con él sino por la espalda: los cuchillosfinlandeses y polacos, las navajas de los estibadores del muelle de depósito y losespadinesdeloscadetesdelosbuquesescuelasólolograbanmarcarsuespalda.

CuandoHeribertoterminabasucomida—tresvecesporsemanahabíacroquetasdepatataquenadiesabíahacertansutiles,tanfaltasdegrasay,contodo,tandoradascomomamáTruczinski—,oseacuandoapartabaaunladoelplato,alargábaleyolasÚltimasNoticias.Yéldejabacaersustirantes,sebajabalacamisaalamaneracomosemondaunfrutoy,mientras leía,medejabaconsultarsuespalda.TambiénmamáTruczinski permanecía durante estas consultas sentada por lo regular a la mesareovillando la lana de los calcetines usados, formulando comentarios favorables oadversosy—comoesdesuponer—sindejardealudirdevezencuandoalamuerteterrible de aquel hombre que, fotografiado y retocado, colgaba de la pared, tras elvidrio,frentealacamadeHeriberto.

Elinterrogatorioempezabatocandoyoconeldedounadelascicatrices.Algunasveceslatocabatambiénconunodemispalillos.

—Vuelveaapretarmuchacho.Nosécuáles.Ésaparecehoyestardormida.Yyovolvíaaapretarconmayorfuerza.—¡Ah,ésa!Fueunucraniano.SeenzarzóconunodeGdingen.Primeroestaban

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sentadosjuntosalamesacomosifueranhermanos.LuegoeldeGdingenledijoalotro:ruski,loquesentócomountiroalucraniano,dispuestoapasarportodomenospor ruski.HabíadescendidoconmaderaVístulaabajoy, antes todavía,otroparderíosmás,demodoquetraíaenlabotasubuenacantidaddedinerodelque,pagandorondas,habíasoltadoyalamitadconStarbusch,cuandoeldeGdingenledijoruskiyyo,actoseguido,hubedesepararlos,buenamente,porsupuesto,comosuelohacerlo.Y Heriberto hallábase todavía con ambas manos ocupadas, cuando de pronto elucranianomediceamípolacodeaguadulce,yelpolaco,quetrabajabadedíaenladragasacandobarro,mediceunapalabritaquesonabacomonazi.Bueno,Oscarcito,túyaconocesaHeriberto;enunabrirycerrardeojoseldeladraga,untipopálidodemaquinista, yacía algo maltrecho delante del guardarropa. Y ya me disponíajustamente a explicarle al ucraniano cuál era la diferencia entre unpolacode aguadulce y un muchacho de Danzig, cuando va y me pincha por detrás: y ésa es lacicatriz.

CadavezqueHeribertodecía«yésaeslacicatriz»,dabasiemprelavueltaalashojas del periódico, como para reforzar sus palabras, y bebía uno o dos sorbos demalta,antesdequemefuerapermitidoapretarlasiguientecicatriz.

—¡Ah, ésa! Ésa esmuy pequeñita. Éso fue hace dos años, cuando hizo escalaaquílaflotilladetorpederosdePillauylosmarinoshacíandelassuyas,selasdabandeseñoritosytraíanatodaslasmuchachasdecabeza.Loquenomeexplicotodavíaescómoaquelborrachollegóalamarina.Imagínate,Oscarcito,queveníadeDresde,¡deDresde!ClaroquetúnopuedescomprenderloquesignificaqueunmarinovengadeDresde.

ParaapartardeDresdelospensamientosdeHeriberto,quesecomplacíanmásdelacuentaenlabellaciudaddelElba,yhacerlovolveraNeufahrwasser,tocabayounavezmáslacicatrizquesegúnélerapequeñita.

—Ah, sí, ¿qué decía? Era segundo timonel de un torpedero. Gritaba mucho yqueríameterseconunpacíficoescocésqueteníasubarquitoeneldiqueflotante.Fuea causa de Chamberlain, del paraguas y de todo lo demás. Yo le aconsejébuenamente,comosuelohacerlo,quesedejaradecuentos,máximequeelescocésnoentendíapalabraynohacíamásquedibujar sobre lamesacon sudedobañadoenaguardiente.Y cuando yo le digo: déjalo estar,muchacho, que no estás aquí en tucasa sino en la Sociedad de Naciones, el del torpedero me dice a mí «alemánestúpido»,en sajón,por supuesto,con loque lediunparquebastóparacalmarlo.Pero como a lamedia hora, cuando yome inclinaba para buscar un florín que sehabíaidorodandobajolamesaynopodíaverlo,porquebajolamesaestabaoscuro,elsajónsacósunavajitay¡zas!

Riéndose pasaba Heriberto a otra página de las Últimas Noticias, y añadíatodavía: «Y ésa es la cicatriz.»Dejaba luego el periódico amamáTruczinski, que

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estaba refunfuñando, y se disponía a levantarse.Aprisa, antes de queHeriberto sefueraal retrete—yoleveíaen lacaraadóndequería ir—ycuandoseapoyabayasobreelbordedelamesaparaincorporarse,letocabarápidamenteunacicatriznegraviolácea,suturadaydelanchoquetienedelargounnaipedeskat.

—Heriberto ha de ir al retrete, muchacho. Luego te digo —pero yo volvía aapretarypataleabacomosituvieratresaños,loquesiempredabaresultado.

—Bueno, para que no des guerra. Pero sólo muy rápido—Heriberto volvía asentarse—. Ésa fue en Navidad del año treinta. El puerto estaba muerto. Losestibadoresholgazaneabanporlascallesyescupíanaverquiénmás.Despuésdelamisadelgallo—acabábamosdeprepararelponche—vinieron,bienpeinadosydeazulycharol,lossuecosylosfinlandesesdelaiglesiadeenfrente.Amílacosayanome gustó; me planto en el umbral de la puerta, veo sus caras como estampas dedevoción ymedigo; ¿qué quieren ésos con sus botones de ancla?Yde pronto, searma:loscuchillossonlargosylanochebreve.Bueno,lossuecosylosfinlandesesnuncasehanqueridomuchoquedigamos.PeroloqueHeribertoTruczinskituvieraqueverconellos,sóloeldiablolosabe.Loquepasaesqueéseesmisinoy,cuandohay pelea, Heriberto no puede permanecer inactivo. No hago más que salir a lapuerta, y el viejo Starbusch me grita todavía: —¡Ten cuidado, Heriberto!— PeroHeriberto tiene una misión, se propone salvar al pastor protestante, que es unjovencito inexperto, acabado de llegar de Malmö y del seminario, que nunca hacelebrado todavía unaNavidad con suecos y finlandeses en unamisma iglesia; seproponesalvarlo,agarrándolodelosbrazos,paraquellegueasucasasanoysalvo;peroapenasletocolaropaalsantovarón,yyalahojabrillantemeentrapordetrás,yyopiensotodavía«¡FelizAñoNuevo!»,yesoquesóloestábamosenNochebuena.Yalvolverenmí,hemeahítendidosobreelmostradordelataberna,ymijovensangrellenandogratislosvasosdecerveza,yelviejoStarbuschacercándoseconsucajitadeparchesdelaCruzRojayqueriendohacermeelllamadovendajedeemergencia.

—Pero,¿porquéteníastúquemeterte?—regañabamamáTruczinski,sacándoseunaagujadehacerpuntodelmoño—.Yesoquetúnuncavasamisa.Alcontrario.

Heriberto hizo un gesto de rechazo y, arrastrando su camisa y con los tirantescolgando,sedirigióal retrete. Ibademalhumorydijo también,malhumorado:«¡Yésaeslacicatriz!»Yechóaandarcomosideunavezportodasquisieradistanciarsedelaiglesiaydelascuchilladasquellevaaparejadas,comosielretretefueraellugardondeunosehaceopuedeseguirsiendolibrepensador.

Pocassemanasdespués,encontréaHeribertocalladoyhostilatodaconsulta.Loveíaacongojadoy,sinembargo,nollevabaelvendajeacostumbrado,antesbien,meloencontrétendidoenformacompletamentenormal,sobrelaespalda,enelsofádelsalón.Noestabapuesguardandocamaencalidaddeherido,ysinembargoparecíaharto maltrecho. No hacía más que suspirar, invocar a Dios, Marx y Engels y

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maldecirlos a un tiempo.De vez en cuando agitaba el puño en el aire, para luegodejarlocaersobresupechoy,ayudándoseconelotro,golpeárselo,comouncatólicoqueexclamameaculpa,meaculpa,meamáximaculpa.

Heribertohabíamatadoauncapitánletón.Ciertoqueel tribunal loabsolvió—había obrado, como ocurre con frecuencia en su profesión, en defensa propia. Sinembargo,apesardelasentenciaabsolutoria,elletónseguíasiendounletónmuerto,ypesaba terriblemente sobre la conciencia del camarero, por más que se dijera delcapitánqueeraunhombrecillodelicadoy,porañadidura,enfermodelestómago.

Heribertonovolvióaltrabajo.Habíarenunciadoalpuesto.EltaberneroStarbuschveníaaverloamenudo;sesentaba juntoaHeribertoal ladodelsofá,oconmamáTruczinski a la mesa de la cocina, sacaba de su portafolio una botella de ginebraStobbes cero-cero para Heriberto o media libra de café sin tostar procedente delPuerto Libre para mamá Truczinski. Trataba alternativamente de convencer aHeriberto y a mamá Truczinski para que ésta convenciera a su vez a aquél. PeroHeribertosemantuvoduro,oblando—comosequierallamarlo—,ynoqueríaseguirsiendocamarero,ymenosaúnenNeufahrwasser frentea la iglesiade losmarinos.Noqueríanivolveraoírhablardesercamarero,porquealcamarerolopinchan,yelpinchado acabamatando un buen día a un pequeño capitán letón, aunque sólo seaparaquitárselodeencima,yporquenoestádispuestoaqueuncuchilloletónañadaen la espalda de Heriberto Truczinski una cicatriz más a las muchas cicatricesfinlandesas,suecas,polacas,hanseáticasyalemanasqueyaselatienenmarcadaentodoslossentidos.

—Antes me iría a trabajar a la aduana que volver a servir de camarero enFahrwasser—decíaHeriberto.Perotampocohabíadeingresarenlaaduana.

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Níobe

ElañotreintayochoaumentaronlosderechosaduanalesylafronteraentrePoloniayelEstadoLibrepermaneciótemporalmentecerrada.Miabuelayanopodíavenireneltren corto al mercado semanal de Langfuhr; tuvo que cerrar su puesto. Se quedósentadasobresushuevos,comoquiendice,perosinquesintieraverdaderasganasdeempollar.Enelpuertolosarenquesapestaban,lasmercancíasseibanamontonando,ylos estadistas se reuníany llegaronpor fin a un acuerdo.Sólomi amigoHeribertoseguía tendido sobre el sofá, indeciso y sin trabajo, y seguía cavilando como unespíriturealmentecavilador.

Y, sin embargo, la aduanabrindaba salarioypan.Brindabauniformesverdesyunafronteraverde,dignadeservigilada.Heribertonoingresóenlaaduana,niqueríatrabajar más de camarero: sólo quería quedarse tumbado sobre el sofá y seguircavilando.

Peroelhombretienequetrabajar.YnoeramamáTruczinskilaúnicaquepensaraasí.Pues,aunquesenegaraaconvencerasuhijoHeriberto,ainstanciasdeltaberneroStarbusch,dequevolvieraaservirdecamareroenFahrwasser,noporellodejabadequereralejarlodelsofá.Tambiénélseaburrióprontodelpisodedoshabitacionesysus cavilaciones fueron perdiendo fondo, hasta que un día empezó a escrutar lasofertas de empleo de las Últimas Noticias y, aunque de mala gana, también delCentinela,enbuscadealgúntrabajo.

De buena gana lo habría yo ayudado. ¿Necesitaba un hombre comoHeribertoprocurarse, además de su ocupación adecuada en el suburbio portuario, gananciassuplementarias? ¿Descarga, trabajos ocasionales, enterrar arenques podridos? Nopodía imaginarme a Heriberto sobre los puentes del Mottlau, escupiendo a lasgaviotas y entregado al tabaco demascar.Me vino la idea de que, conHeriberto,podría crear una sociedad: dos horas de trabajo concentrado a la semana, o aun almes,ynosharíamosricos.Ayudadoporsulargaexperienciaenestedominio,Óscarhabría abierto con su voz, que seguía siendo diamantina, los escaparates bienprovistos,sindejardeecharunojoalpropiotiempo,yHeriberto,comosueledecirse,nohabríatenidomásquemetermano.Nonecesitábamossopletes,ganzúasniotrosutensilios. Podíamos arreglárnoslas sin llave americana y sin tiros. Los «verdes» ynosotros constituíamos dos mundos que no necesitaban entrar en contacto. YMercurio, el dios de los ladrones y de los comerciantes, nos bendecía, porque yo,nacidobajoelsignodelaVirgen,poseíasuselloyloimprimíaocasionalmentesobreobjetossólidos.

Voy pues a relatarlo brevemente, aunque no deba verse en ello una confesiónformal.Durante el tiempoenque estuvo sin trabajo,Heribertoyyonosofrecimosdosefraccionesmedianasensendastiendasdecomestiblesfinosyotra,másjugosa,

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enunapeletería.Treszorrosplateados,unafoca,unmanguitodeastracányunabrigode piel de potro, no muy valioso, pero que mi pobre mamá hubiera llevadoseguramentedebuenagana:ése fueelbotín.No teníasentidoalgunoprescindirdeesteepisodio.

Loquenosdecidióaabandonarel robofueno tantoelsentimientodesplazado,aunquepesadoaveces,deculpabilidadcomolasdificultadescrecientesendarsalidaalamercancía.Paracolocarlosventajosamente,Heribertohabíadellevarlosobjetosde Neufahrwasser, ya que sólo en el suburbio portuario había dos intermediariosadecuados. Pero, comoquiera que el lugar volvía siempre a recordarle al dichosocapitánletón,raquíticoygastrálgico,tratabadedeshacersedelosgénerosalolargodelaSchichaugasse,delHakelwerkoenlaBürgerwiese,encualquierparte,contalque no fuera en Fahrwasser, en donde sin embargo las pieles se habrían vendidocomopancaliente.Enestaforma,pues,lasalidadelbotínseibaalargandohastaelpuntoque,finalmente, losgénerosdelas tiendasdecomestiblesfinosacabaronporseguirelcaminodelacocinademamáTruczinski,alaqueHeribertoregalótambiéno,mejordicho,tratóderegalarleelmanguitodeastracán.

Al vermamáTruczinski elmanguito, se puso seria. Los comestibles los habíaaceptadotácitamente,pensandotalvezquesetratabadeunroboalimenticiotoleradopor la ley;peroelmanguitosignificabaun lujo,yel lujofrivolidad,y la frivolidadcárcel.TaleralamanerasencillaycorrectaderazonardemamáTruczinski,lacual,poniendoojosde ratónydesenvainandode sumoño laagujadehacerpunto,dijo,apuntando con ella: —¡Acabarás algún día igual que tu padre! —y le puso aHeribertoenlasmanoslasÚltimasNoticiasoelCentinela,comodiciéndole:Ahoratebuscasunempleodecente,ynounodeesosintríngulis,otequedassincocinera.

Todavía permaneció Heriberto una semana más tumbado sobre el sofá de suscavilaciones, de un humor insoportable y sin que se le pudiera hablar ni de lascicatricesnidelosescaparates.Yomemostrébastantecomprensivohaciaelamigo,ledejéapurarhastalasheceselrestodesutormentoymeentretuveporunosdíasenelpisodelrelojeroLaubschad,consusrelojesdevoradoresdetiempo.TambiénvolvíaprobarfortunaconelmúsicoMeyn,peroésteyanoseofrecíaniunacopa,nohacíamás que recorrer con su trompeta las notas de la banda de caballería de la SA yadoptaba un aire correcto y bizarro, en tanto que sus cuatro gatos, reliquias de untiempoalcohólico,sinduda,peroaltamentemusical,ibanenflaqueciendolentamentepor falta de nutrición. En cambio, no era raro que, bien entrada la noche, meencontrara aMatzerath, que en los tiempos demamá sólo bebía en compañía, conmiradavidriosadetrásdelacopita.Hojeabaelálbumdefotosytrataba,comoyolohago ahora, de hacer revivir ami pobremamá en los pequeños rectángulosmás omenos bien iluminados, para luego, hacia media noche, hallar en las lágrimas elestado de ánimo adecuado para encararse con Hitler o Beethoven, que seguían

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sombríamente frente a frente, sirviéndosepara ello del «tú» familiar.Y aúnparecequeelGenio,noobstantequeerasordo, le respondía,en tantoqueelabstemiodelFührer callaba, porque Matzerath, el borrachín jefe de célula, era indigno de laProvidencia.

Unmartes—taleslaprecisiónaquemitambormepermitellegar—,lasituaciónestabayaensuclimax:Heribertosepusodeveintiúnbotones,loquesignificaquesehizo cepillar pormamáTruczinski con café frío el pantalón azul, estrecho arribayancho por abajo, metió los pies en sus zapatos flexibles, se ajustó la chaqueta debotonesconancla,rocióseelpañuelodesedablanca,obtenidodelPuertoLibre,conaguadeColonia,procedente tambiéndelestercoleroexentodederechosdelPuertoLibre,yseplantó,cuadradoyrígido,bajosugorraazuldeplatoconviseradecharol.

—Voyadarmeunavuelta,averquésale—dijoHeriberto.Imprimióasugorraala príncipe Enrique una inclinación a la izquierda, para darse ánimos, y mamáTruczinskiarrióelperiódico.

AldíasiguienteteníaHeribertoelempleoyeluniforme.Vestíagrisoscuro,ynoverdeaduana:eraconserjedelMuseodelaMarina.

Como todas las cosas dignas de conservación de esta ciudad, tan digna deconservaciónellamismaensuconjunto,lostesorosdelMuseodelaMarinallenabanunaviejacasapatricia,museableellatambién,queconservabaalexteriorelandéndepiedra y una ornamentación juguetona aunque desbordante de la fachada, y estabatallada, al interior, en roble oscuro, con escaleras de caracol. Exhibíanse allí lahistoria cuidadosamente catalogada de la ciudad portuaria, cuya gloria había sidosiempre la de hacerse y mantenerse indecentemente rica entre vecinos poderosospero,por loregular,pobres. ¡Aquellosprivilegioscompradosa losCaballerosde laOrden y a los reyes de Polonia y consignados en detalle! ¡Aquellos grabados encolores de los diversos sitios padecidos por la ciudadela marítima de ladesembocaduradelVístula!Aquíseacogealaproteccióndelaciudad,huyendodelantirrey sajón, el malhadado Estanislao Leszczinski. En el cuadro al óleo puedepercibirseclaramentesutemor.LomismoqueeldelprimadoPotockiyelembajadorfrancés de Monti, porque los rusos al mando del general Lascy tienen sitiada laciudad. Todo está inscrito con precisión, y del mismo modo, pueden leerse losnombresdelosbarcosfrancesesancladosenlaradabajoelestandartedelaflordelis. Una flecha indica: en este barco huyó el rey Estanislao Leszczinski a Lorena,cuandolaciudadhubodeentregarseeltresdeagosto.Sinembargo,lamayorpartedelascuriosidadesexpuestaslaconstituíanlaspiezasdelbotíndelasguerrasganadas,yaquelasguerrasperdidasnuncaosóloraramentesuelenproporcionaralosmuseospiezadebotín.

Así,porejemplo,elorgullodelacolecciónconsistíaenelmascaróndeproadeunagrangalera florentina, lacual,aunque llevaramatrículadeBrujas,pertenecíaa

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los mercaderes Portinari y Tani, oriundos de Florencia. Los piratas y capitanesmunicipalesPaulBenekeyMartinBardewiek,cruzandofrentealacostadeZelandiaalaalturadelpuertodeSluys,lograroncapturarlaenabrilde1473.Inmediatamentedespuésdelacaptura,mandaronpasaracuchilloalanumerosatripulaciónaméndelosoficialesyelcapitán.ElbarcoysucontenidofueronllevadosaDanzig.UnJuicioFinal en dos batientes, obra del pintor Memling, y una pila bautismal de oro—ejecutados ambos por cuenta del florentino Tani para una iglesia de Florencia—fueronexpuestosenlaiglesiadeNuestraSeñora;hastadondelleganmisnoticias,elJuicioFinalalegrahoytodavíalosojoscatólicosdePolonia.Encuantoaloquefueradelmascaróndeproadelagaleradespuésdelaguerra,nosesabe.EnmitiemposeconservabaenelMuseodelaMarina.

Representabaunaopulentamujerdemadera,desnudaypintadadeverde,que,pordebajodeunosbrazoslánguidamentelevantados,contodoslosdedoscruzados,yporencima de unos senos provocadores, miraba derecho con sus ojos de ámbarengastados en la madera. Esta mujer, el mascarón de proa, traía desgracia. ElcomerciantePortinariencargólafigura,retratodeunamuchachaflamencaenlaqueestaba interesado, a un escultor de imágenes que gozaba de fama en la talla demascarones de proa.Apenas fijada la figura verdebajo el bauprés, iniciáronle a lamuchacha en cuestión, conforme a los usos de la época, un proceso por brujería.Antesdearderenlahoguera,acusóenelcursodeuninterrogatoriominuciosoasuprotector,elmercaderdeFlorencia,yalescultorquetanbienletomaralasmedidas.Se dice que, temiendo el fuego, Portinari se ahorcó.Al escultor le cortaron ambasmanos,paraqueenadelantenovolvieraaconvertirabrujasenmascaronesdeproa.Yaúnseguíaencursoelproceso,queporserPortinarihombrericocausabaenBrujassensación,cuandocayóelbarcoconelmascaróndeproaenlasmanospiratasdePaulBeneke.El signorTani, el segundomercader, sucumbióbajo el hachade abordaje,tocándole luegoel turnoal propioBeneke:pocos añosdespués, en efecto, cayóendesgraciaantelospatriciosdesuciudad.Unosbarcosalosque,despuésdelamuertedeBeneke,seajustóelmascarón,ardieronyaenelpuerto,apocodehaberlessidoadaptada la figura, incendiando otros barcos, con excepción, por supuesto, delmascarónmismo,queera apruebade fuegoy, engracia a sus formasarmoniosas,volvía siempre a hallar nuevos pretendientes entre los propietarios de barcos. Peroapenas la mujer pasaba a ocupar su lugar tradicional, las tripulaciones que antesfueranpacíficasempezabanadiezmarseasuespalda,amotinándoseabiertamente.LaexpediciónfallidadelaflotadeDanzigcontraDinamarca,en1522,bajoladireccióndelmuyexpertoEberhardFerber,condujoalacaídadeésteyamotinessangrientosen la ciudad. Cierto que la historia habla de luchas religiosas—en el veintitrés elpastorprotestanteHeggellevóalamultitudaladestruccióndelasimágenesdelassiete iglesias parroquiales de la ciudad—, pero a nosotros se nos antoja atribuir la

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culpa de esta calamidad, cuyos efectos habían de hacerse sentir pormucho tiempotodavía,almascaróndeproa:ésteadornaba,enefecto,ladelbarcodeFerber.

CuandocincuentaañosmástardeEstebanBathorysitióenvanolaciudad,GasparJeschke,abaddelconventodeOliva,atribuyólaculpadeello,desdeelpúlpito,alamujerpecadora.ElreydePolonialahabíarecibidoencalidadderegalodelaciudadyselallevóasucampamento,dondeprestóoídosasusmalosconsejos.Hastaquépunto la dama lígnea influyera en las campañas suecas contra la ciudad y en elprolongado encarcelamiento del fanático religioso doctor Egidio Strauch, queconspirabaconlossuecosypedíaquesequemaraalamujerverdequehabíahalladonuevamenteelcaminode lavilla,no losabemos.UnanoticiaalgooscurapretendequeunpoetallamadoOpitz,fugitivodeSilesia,obtuvoacogidaenlaciudaddurantealgunosaños,peromurióprematuramente,porquehabíahalladoaquellatallafunestaenundepósitoyhabíaintentadocantarlaenverso.

No fue hasta fines del siglo XVIII, al tiempo de las particiones de Polonia,cuando los prusianos, que hubieron de apoderarse de la ciudad por la fuerza,decretaron contra la «figura lígnea Níobe» una prohibición real prusiana. Por vezprimeraselanombraaquíoficialmenteporsunombreyalpropiotiemposelaevacuao,mejordicho,selaencarcelaenaquellaTorredelaCiudad,encuyopatiohabíasidoahogado Paul Beneke y desde cuya galería yo había probado con éxito por vezprimeramicantoadistancia,afindeque,alavistadelosproductosmásrefinadosdela fantasíahumanay frente a los instrumentosde tortura, semantuvieraquietaportodoelsigloXIX.

CuandoelañotreintaydossubíalaTorredelaCiudadydevastéconmivozlasventanas del foyer del Teatro Municipal, Níobe —conocida vulgarmente por «laMarietaverde»—habíasidoyasacadahacíaañosdelacámaradetorturadelaTorre,afortunadamente, porque quién sabe si de no haber sido así mi atentado contra elclásicoedificiohabríatenidoéxito.

Hubodeserundirectordemuseosignoranteeimprovisadoelque,pocodespuésdelafundacióndelEstadoLibre,sacaraaNíobedelacámaradetorturadondeselamanteníaabuenrecaudoylainstalaraenelMuseodelaMarinadecreaciónreciente.Muriópocodespuésdeunenvenenamientodelasangreque,porexcesodecelo,elhombre había contraído al fijar un letrerito en el que se leía que, arriba de lainscripción,seexponíaunmascaróndeproaquerespondíaalnombredeNíobe.Susucesor, conocedor prudente de la historia de la ciudad, quería alejarla de nuevo.PensabaregalarlapeligrosadoncellademaderaalaciudaddeLübeck,ynoessinoporquesushabitantesnoaceptaronelregaloporloquelapequeñaciudaddelTravesalió relativamente indemne, con excepción de sus iglesias de ladrillo, de losbombardeosdelaguerra.

Níobe,pues,ola«Marietaverde»,permanecióenelMuseodelaMarina,yenel

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transcursodecatorceañosmalcontadosocasionó lamuertededosdirectores—nodelprudente,queenseguidahabíapedidosutraslado—,ladefunciónasuspiesdeuncuraanciano,eldecesoviolentodeunestudiantedelPolitécnicoydedosalumnosdeprimercursodelaUniversidaddeSanPedroqueacababanderevalidarconéxitoelbachillerato,yelfindecuatrohonradosconserjes,casadoslosmásdeellos.

Se les encontró a todos, comprendido el estudiante del Politécnico, con la caratransfiguraday atravesado el pecho conobjetos punzantes del tipode los que sólopodíanencontrarseenelMuseode laMarina:cuchillosdevelero,arpeos,arpones,puntasdelanzafinamentecinceladasdelaCostadeOro,agujasconlasquesecosenlas velas, etc., y sólo el último, el segundo alumno de primer curso, se las habíatenido que arreglar primero con su navaja y luego con su compás escolar, ya que,pocoantesde sumuerte, todos losobjetoscortantesdelMuseohabían sido fijadosconcadenasoguardadosenvitrinas.

Aunqueloscriminalistasdelascomisionesinvestigadorashablarandetodosestoscasosdesuicidiostrágicos,persistíaenlaciudadytambiénenlosperiódicoselrumorde que aquello lo habría hecho «la Marieta verde con sus propias manos».Sospechábase pues seriamente de Níobe, atribuyéndole la muerte de hombres ymuchachos. Se discutió el asunto en todos sus aspectos, e inclusive los periódicoscrearon para el caso Níobe una sección especial en la que los lectores pudieranexponer sus respectivas opiniones. Se habló de fatales coincidencias; laadministraciónmunicipalhablóa suvezde supersticiónanacrónica,afirmandoqueno se pensaba en lo más mínimo en tomar medidas precipitadas, antes de que seprodujera real y verdaderamente algo de lo que se había convenido en llamarinquietante.

Así, pues, la figura verde siguió constituyendo el objeto más conspicuo delMuseo de la Marina, ya que tanto el Museo Regional de Oliva como el MuseoMunicipal y la administraciónde laCasadeArturo senegaron a admitir a aquellamujerávidadehombres.

Escaseabanlosguardianesdelmuseo.Ynoeransóloéstoslosquesenegabanaadaptarsealavirgenlígnea.Tambiénlosvisitanteseludíanlasalaconlafiguradelosojosdeámbar.Porespaciodealgún tiemporeinóelsilenciodetrásde lasventanasRenacimiento que proporcionaban a la esculturamoldeada al vivo la indispensableiluminación lateral. El polvo se iba acumulando. Las mujeres encargadas de lalimpiezayanovenían.Ylosfotógrafos,antañotaninsistentes—unodeelloshabíamuertopocodespuésdelatomadeunafotodelmascaróndeproa,demuertenatural,sinduda,perodetodosmodoscuriosasiserelacionaconlafoto—,yanoproveíanalaprensadelEstadoLibre,dePolonia,delReichalemán,niaunaladeFrancia,coninstantáneasdelaesculturaasesina;destruyerontodaslasfotosdeNíobequeposeíanensusarchivosyselimitaron,enlosucesivo,afotografiarlasllegadasysalidasde

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losdistintospresidentes,jefesdeEstadoyreyesenexilio,yavivirbajoelsignoqueibanmarcandoenelprograma lasexposicionesavícolas, loscongresosdelPartido,lascarrerasdeautomóvilesylasinundacionesdeprimavera.

YasífuehastaeldíaenqueHeribertoTruczinski,queyanoqueríaseguirsiendocamareroynoqueríaentrarenningúncasoalserviciodelaaduana,ocupósusitio,coneluniformegris ratóndeconserjedelMuseo,en lasilladecueroal ladode lapuertadeaquellasalaqueelpueblodesignabacomo«elsalóndeMarieta».

Ya el primerdía de servicio seguí aHeribertohasta la paradadel tranvíade laPlazaMaxHalbe.Meteníamuypreocupado.

—Vete ya, Oscarcito; no puedes venir conmigo—mas yo me impuse con mitambory lospalillosenformatan insistentea lavistadeHeriberto,queésteacabódiciendo—: Bueno, pues, ven hasta la Puerta Alta; pero luego te portas bien y tevuelvesacasa.

LlegadosalaPuertaAltanoquiseregresarconel5,demodoqueHeribertomellevótodavíaconélhastalacalledelEspírituSanto,tratóunavezmásdedeshacersedemí, con el pie ya en la acera delMuseo, y se resignó finalmente, suspirando, apediren la taquillaunaentradaparaniño.Ciertoqueyocontabayacatorceañosyhubieradebidopagarlaentradaentera,pero¿quiénsefijaenesosdetalles?

Tuvimosundía agradabley tranquilo, sinvisitantes y sin controles.Devez encuando tocaba yomi tambor, cosa demedia hora, en tanto que, de vez en cuandotambién,Heribertoechabaun sueñecito comodeunahora.Níobemirabade frentecon sus ojos de ámbar y tendía sus dos senos provocadores que, sin embargo, anosotrosnonosprovocaban.Apenasnosfijábamosenella.—Detodosmodos,noesmitipo—dijoHeribertohaciendoungestodespectivo—.Fíjateenesosplieguesdecarneyenesapapadaquetiene.

Heribertoladeabalacabezayformulabaapreciaciones:—¡Ylagrupa!¡Comounarmariodedospuertas!—AHeribertolegustanmásfinas,putillascomomuñequitas.

Yo leoíadescribirendetallecuálerasu tipo,y leveíamoldearconsusmanosqueparecíanpalasloscontornosdeunagraciosapersonadelsexofemeninoquepormuchotiempo,yenrealidadaúnhoy,habíadeseguirsiendomiidealenmateriademujeres.

Yael tercerdíadenuestro servicio enelMuseonos atrevimosa separarnosdenuestrasillaalladodelapuerta.Sopretextodehacerlalimpieza—elaspectodelasala era verdaderamente desastroso—, levantando el polvo, barriendo elrevestimientodemadera las telarañasy suspresas, tratandodequeaquello, en fin,respondiera literalmentea lode«salóndeMarieta»,nosacercamosalverdecuerpodemaderaque,iluminadolateralmente,proyectabasombras.Enhonoralaverdad,noes queNíobe nos dejara totalmente fríos. Echaba por delante en forma demasiadotentadorasubelleza,exuberantesisequiere,perodeningúnmodoinforme.Sóloque

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nosaboreábamossuvistaconojosdeaspirantesalaposesión,sinomásbiencomoexpertosobjetivosqueapreciancadadetalleenloquevale.Cualdoscríticosdeartedesapasionados y fríamente entusiastas, Heriberto y yo verificábamos en ella,sirviéndonoscomomiradelpulgar,lasproporcionesfemeninas,yencontrábamosenlasochocabezasclásicasunamedidaa laqueNíobe,conexcepciónde losmuslosalgocortos,seadaptabaencuantoalaaltura,entantoquetodoloreferentealancho,lapelvis, loshombrosy la caja torácica reclamabaunamedidamásholandesaquegriega.

Heribertovolvíasupulgarhaciaabajo:—Paramí,éstasecomportaríaenformademasiado activa en la cama. La lucha libre ya la conoceHeriberto deOhra y deFahrwasser;ahísalensobrandolasmujeres—Heribertoeragatoescaldado—.Ahora,siselapudieratomarenlamano,comoesasquedetanfrágileshayqueandarconcuidadoparanoromperleseltalle,entoncesnoopondríaHeribertoobjeciónalguna.

Claro está que, llegado el caso, tampoco hubiéramos tenido nada que objetarcontra Níobe y su corpulencia atlética. Heriberto sabía perfectamente que lapasividad o la actividad que él deseaba o no deseaba de las mujeres desnudas osemivestidasnosoncualidadesexclusivasdelasesbeltasygraciosas,yquepuedentambién detentarlas las regordetas y las exuberantes; las hay tiernas que no sabenestarse quietas, y hombrunas, en cambio, que, lo mismo que un lago interioradormecido, apenas alcanzan a revelar corriente alguna. Pero nosotrossimplificábamos la cosa deliberadamente, lo reducíamos todo a dos comunesdenominadores, y ofendíamos a Níobe de propósito y en forma cada vez másimperdonable. Así, por ejemplo, Heriberto me levantó en vilo para que con mispalilloslegolpearaligeramentelossenos,hastaquesalieronunasridículasnubecitasdeaserríndesuscarcomasinyectadas,sinduda,yporconsiguienteinhabitadas,peronoporellomenosnumerosas.Mientrasyotamboreaba,mirábamosaquelámbarquesimulabalosojos.Peronadaenellossemovió,pestañeó,lloróosedesbordó.Nadase contrajo en forma amenazadora y fulminante. Las dos gotas pulidas, más bienamarillentas que rojizas, reflejaban íntegramente, aunque en distorsión convexa, elinventariodelasaladeexposiciónyunapartedelasventanasiluminadasporelsol.El ámbar engaña, ¿quién no lo sabe?También nosotros sabíamos de la perfidia deesteproductoresinosoelevadoalacategoríadealhaja.Ysinembargo,continuandoconnuestralimitaciónmasculinaelrepartoentreactivoypasivodetodolofemenino,interpretamos la indiferenciamanifiesta deNíobe en favor nuestro.Nos sentíamosseguros.Con una risita sarcástica,Heriberto le clavó un clavo en la rótula: a cadagolpedolíameamí la rodilla, pero ellani siquierapestañeó.Hicimos a lavistadeaquellamaderahinchadatodaclasedetonterías:Heribertoseechósobreloshombroslacapadeunalmiranteinglés,agarróuncatalejoysecubriólacabezaconelbicorniocorrespondiente. Y yo, con un chaleco rojo y una peluca queme bajaba hasta los

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hombros, me convertí en paje del almirante. Jugábamos a Trafalgar,bombardeábamos Copenhague, destruíamos la flota de Napoleón frente a Abukir,doblábamos talocual cabo,yadoptábamosposturashistóricaso, alternativamente,contemporáneas ante aquella figura de proa tallada de acuerdo con lasmedidas deunabrujaholandesa,quecreíamospropiciaototalmenteajenaanosotros.

Hoy ya sé que todo nos espía, que nada pasa inadvertido y que aun el papelpintadodelasparedestienemejormemoriaqueloshombres.YnoeselbuenDioselque lo ve todo.No, una silla de cocina, una percha, ceniceros amedio llenar o laimagen de una mujer llamada Níobe bastan para proporcionar de todo acto untestimonioimperecedero.

PorespaciodequincedíasoalgomásefectuamosnuestroservicioenelMuseode laMarina.Heribertome regaló un tambor y, por segunda vez, entregó amamáTruczinskisupagasemanal,aumentadaconunaprimaderiesgo.Unmartes,porqueelMuseopermanecíacerradoloslunes,menegaronenlataquillalamediaentradayelacceso.Heribertoquisosaberlarazóndeello.Elhombredelataquilla,fastidiadosin duda pero no exento de benevolencia, habló de que se había presentado unademandaydequeenadelantelosniñosyanopodríanentrarenelMuseo.Sielpapádelniñoseoponía,él,porsuparte,notenía inconvenienteenqueyopermanecieraabajo junto a la taquilla, porque él, como comerciante y viudo que era, no teníatiempoparavigilarme,peroloqueeraentraralasala,alsalóndeMarieta,esosímeestabaprohibido,porqueerairresponsable.

Heribertoestabayaapuntodeceder,peroyoloempujé,loaguijoneé.Él,porunaparte,ledabalarazónaltaquillero,peroporlaotramedesignabacomosutalismán,suángeldelaguarda,yhablabademiinocenciainfantilqueloprotegía.Enresumen:Heribertocasisehizoamigodeltaquilleroyobtuvoquemeadmitierantodavíaaqueldía,quesegúnélhabíadeserelúltimo,enelMuseodelaMarina.

Yasísubí,unavezmás,delamanodemigranamigo,porlaenroscadaescaleraquevolvíande continuo a encerar, al segundopiso, dondemorabaNíobe.Fueunamañana tranquilayuna tardemás tranquila todavía.Élestaba sentadocon losojosmedio entornados en la silla de cuero de clavos amarillos. Yo me manteníaacurrucado a sus pies.El tamborpermanecía callado.Mirábamos, pestañeando, losbarquitos,lasfragatas,lascorbetas,loscincomástiles,lasgalerasylaschalupas,losveleros de cabotaje y los clipers que, colgando del artesonado de roble, parecíanesperarunvientopropicio.Pasamosrevistaa laflotaenminiatura,aguardandoconellaquesealzaralabrisa,temiendolacalmachichadelsalón;ytodoparanotenerqueexaminarytemeraNíobe.¡Quénohubiéramosdadoporoíralgunacarcomaquenos hubiese revelado que el interior de la madera verde iba siendo penetrado yminado,lentamente,sinduda,peronoporellomenosirremisiblemente,yqueNíobeeraperecedera!Peroningúngusanohacíatictac.Elconservadorhabíainmunizadoel

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cuerpodemadera contra los gusanos y lo había hecho inmortal.Así, pues, no nosquedabamásquelaflotademaquetas,unavanaesperanzadevientofavorableyunjuego de presunción con elmiedo a Níobe, quemanteníamos en reserva, que nosesforzábamosporignoraryqueprobablementehubiéramosacabadoporolvidarsielsol de la tarde, dando de pleno en él, no hubiese encendido de repente su ojoizquierdodeámbar.

Esa iluminaciónrepentinanohubieradebidosorprendernos,yaqueconocíamoslas tardes de sol en el segundo piso delMuseo de laMarina y sabíamos qué horahabía dado o iba a dar cuando, cayendo de la cornisa, la luz tomaba la flota porasalto.Porotraparte,tambiénlasiglesiasdelaorilladerecha,delbarrioviejoydelbarrio nuevo del Pebre, contribuían lo suyo para proveer cada hora con sonidos elcursodela luzsolar,encuyoshacesflotabantorbellinosdepolvo,yparaponerunjuego histórico de campanas en nuestra colección de historias. ¿Qué tenía departicular que el sol adquiriese un relieve histórico, haciendo madurar los objetosexpuestosyconfabulándoseconlosojosambarinosdeNíobe?

Aquella tarde, sin embargo, que no estábamos de humor ni nos sentíamos conánimo para juegos ni estólidas provocaciones, el iluminarse de la mirada de lamadera, engeneral inerte, nos impresionódoblemente.Cohibidos esperamos a quetranscurrieralamediahoraquenosfaltabatodavía.AlascincoenpuntosecerrabaelMuseo.

Aldíasiguiente,Heribertohizosolosuservicio.YoloacompañéhastaelMuseo,noquise esperar junto a la taquillaymebusquéun lugar frente al caserón.Estabasentadoconmitamborsobreunaboladegranitoalaquelesalíapordetrásunacolade la que los adultos se servían de pasamano.Sobra decir que el otro flancode laescaleraestabaresguardadoporotrabolasemejanteconsucorrespondienterabodehierro colado. Sólo raramente tocaba el tambor, pero cuando lo hacía era con todaviolencia y protestando contra los transeúntes, femeninos las más de las veces, aquienes divertía pararse junto amí, preguntarmemi nombre y acariciarme con susmanos sudorosas el pelo que ya entonces tenía muy hermoso y algo ensortijado,aunquecorto.Pasólamañana.AlextremodelacalledelEspírituSanto,laiglesiadeSantaMaría,igualqueunagallinadeladrillorojaynegra,consustorrecillasverdesysugruesocampanarioventrudo,empollaba.Delosmurosagrietadosdelcampanariodesplegabansincesarpalomasqueveníanaposarsecercademí,diciendonecedadesy sin saber cuánto tiempo habría de durar todavía la empollada, qué era lo que seestaba empollando ni si, finalmente, aquella incubadora secular no acabaría porconvertirseenunafinalidadensímisma.

AmediodíasalióHeribertoalacalle.Sacódesufiambrera,quemamáTruczinskilellenabahastaquenopodíacerrarse,unemparedadodemantecadecerdoconunamorcilla del grueso de un dedo y me lo ofreció, animándome con la cabeza,

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mecánicamente,porqueyonoqueríacomer.Alfincomí,yHeriberto,quenocomiónada,sefumóuncigarrillo.AntesdequeelMuseolovolvieraarecobrardesaparecióenunatabernadelacalledelosPanaderosparatomarsedosotrescopitas.Mientrasselasechabadentro,observábaleyolanuezdelcuello.Nomegustabalaformaenqueselasibaempinando.Ycuandohacíayaratoqueélhabíasuperadolaescaleradecaracolyqueyohabíavueltoaencaramarmesobremiboladegranito,ÓscarseguíaviendotodavíalanuezdelcuellodesuamigoHeriberto.

LatardesearrastrabaporlafachadadescoloridadelMuseo.Alzábasederosquillaen rosquilla, cabalgaba sobre ninfas y cuernos de la abundancia, tragábase ángelesregordetesqueibanenposdeflores,dabaauvasdecolormadurouncolorpasado,denotaba enmediodeuna fiesta campestre, jugaba a la gallina ciega, izábase auncolumpio de rosas, ennoblecía a burgueses traficantes en pantalones bombachos,apoderábase de un ciervo al que perseguían unos perros, para alcanzar finalmenteaquellaventanadel segundopisoque lepermitía al sol iluminarbrevemente, y sinembargoparasiempre,unojodeámbar.

Me fui dejando resbalar lentamente de mi bola de granito. El tambor pegóviolentamentecontralapiedracaudada.Algodelesmaltedelcilindroblancoyunaspartículas de las llamas esmaltadas saltaron y yacían, rojas y blancas, al pie de laescaleradelaentrada.

Nosésidijealgunacosa,sirecéalgoocontéalgo:elcasoesque,unosinstantesdespués, la ambulancia estaba frente al Museo. Los transeúntes flanqueaban laentrada.Óscarlogróintroducirseconlosdelaambulanciaenelinteriordeledificio.Yaunque losaccidentesanterioreshubierandebidohacerlesconocer ladisposicióndelassalas,ganéantesqueelloselaltodelaescalera.

No me dio risa ver a Heriberto. Estaba prendido de Níobe por delante: habíaquerido asaltar la madera. Su cabeza tapaba la de ella. Sus brazos abrazaban losbrazos levantados de ella. No llevaba camisa. Se la encontró más tarde, limpia yplegada, sobre la silla de cuero al lado de la puerta. Su espalda exhibía todas lascicatrices.Contébienlasletras.Nofaltabaninguna.Perotampocopodíapercibirsenisiquieraelintentodeunnuevotrazo.

A los hombres de la ambulancia, que poco después de mí entraronprecipitadamenteenlasala,nolesfuefácilsepararaHeribertodeNíobe.Ensufurorerótico había arrancado de la cadena de seguridad un hacha doble de abordaje, lehabíaclavadoaNíobeunodelosfilosenlamadera,clavándoseelotro,alasaltaralamujer, en su propia carne. Si por arriba había logrado por completo el abrazo, encambio,dondeelpantalónseguíadesabrochadoydejabaasomartodavíaalgorígidoysinsentido,nohabíahalladofondoalgunoparasuancla.

CuandohubierontapadoaHeribertoconellienzosobreelqueseleía«ServicioMunicipaldeAccidentes»,Óscar,comosiemprequeperdíaalgo,volvióahallarel

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caminodesutambor.YseguíagolpeándoloconlospuñoscuandounoshombresdelMuseo lo sacaron del «salón de Marieta», se lo llevaron escaleras abajo y locondujeronfinalmenteasucasaenuncochedelapolicía.

Yaúnahora,alrecordarenlaclínicaesteintentodeunamorentrelamaderaylacarne,Óscarhadehacertrabajarsuspuñospararecorrerunavezmásellaberintodecicatrices,debultoyencolor,delaespaldadeHeribertoTruczinski,aquellaberintoduroysensible,quelopresagiabatodo,queeratansuperior,endurezaysensibilidad,atodo.Igualqueunciegoleeloquedecíaaquellaespalda.

Y sólo ahora que han desprendido aHeriberto de la escultura que no lo quisovienemienfermeroBrunocon sucabezaen formadepera.Conprecauciónapartamispuñosdel tambor,cuelgael instrumentodel lado izquierdodelpiedemicamametálicaymealisalacolcha.

—Por favor, señor Matzerath —me exhorta—, si sigue usted tocando así defuerte,porahíoiránquetocausteddemasiadofuerte.¿Porquénodescansaustedunpoco,otocamásbajito?

Sí,Bruno, voy a tratar de dictar a la hojalata un próximo capítulo en vozmásbaja,aunqueprecisamenteeltemapidaagritosunaorquestavorazyatronadora.

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FeEsperanzaAmor

Érase una vez un músico que se llamaba Meyn y tocaba maravillosamente latrompeta.Vivíaenelcuartopiso,bajoeltejadodeuninmuebledepisosdealquiler,manteníacuatrogatos,unodeloscualessellamabaBismarck,ybebíadelamañanaalanocheunabotelladeginebra.Estolosiguióhaciendohastaquelacalamidadvinoahacerlosobrio.

Hoy todavía, Óscar se resiste a creer por completo en los presagios. Y sinembargo, se dieron entonces bastantes signos precursores de una calamidad quecalzababotascadavezmásgrandes,dabaconbotascadavezmásgrandespasoscadavez más grandes y se proponía extender por todas partes la calamidad. Murióentoncesdeunaheridaenelpecho,que lehabíacausadounamujerdemadera,miamigo Heriberto Truczinski. La mujer no murió. Quedó sellada y, so pretexto dereparaciones,fueapararalabodegadelMuseo.Perolacalamidadnosedejaguardarenbodegaalguna.Hallapasoconlasaguasresidualeshacialacloaca,secomunicaalas tuberías del gas, penetra en todos los interiores, y nadie de los que ponen supucheroacalentarsobrelasazuladasllamitassospechaquesealacalamidadlaquecuecesubazofia.

CuandoHeribertofueenterradoenelcementeriodeLangfuhr,viporsegundaveza Leo Schugger, a quien ya había conocido en el cementerio de Brenntau. Todosnosotros,mamáTruczinski,Gusta,FritzyMaríaTruczinski,lagordaseñoraKater,elviejoHeilandt,queenlosdíasdefiestamatabaparamamáTruczinskilosconejosdeFritz,mipresuntopadreMatzerath,quedándoselasdeespléndidosufragóunabuenamitad de los gastos del entierro, inclusive Jan Bronski, que apenas conocía aHeribertoysolamentehabíavenidoparaveraMatzerathyposiblementeamíenelterreno neutral de un cementerio, todos recibimos de Leo Schugger babeante ytemblorosoytendiéndonossusraídosguantesblancos,unconfusopésameenelqueplacerydolornoalcanzabanbienadistinguirseunodeotro.

AlaletearlosguantesdeLeoSchuggerhaciaelmúsicoMeyn,quehabíavenidomitaddepaisanoymitadconeluniformedelosSA,seprodujounnuevosignodecalamidadinminente.

Asustado,elpálido tejidode losguantesdeLeocobróaltura,sefuevolando,yarrastróconél sobre las tumbasalpropioLeo.Siguiógritando,pero los jironesdepalabras que quedaban colgando de la vegetación del cementerio nada tenían depésame.

Nadie se apartó del músicoMeyn y, sin embargo, éste permanecía aislado enmediodelduelo,reconocidoymarcadoporLeoSchuggerymanoseandotorpementesutrompeta,quehabíallevadoexpresamenteyconlaquepocoantes,sobrelatumbade Heriberto, había tocado maravillosamente. Maravillosamente, porque Meyn, lo

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quenohacíayaquiénsabedesdecuando,habíabebidoginebra,porquelamuertedeHeriberto,queeradesumismaedad,loafectabadirectamente,entantoqueamíyamitambordichamuertenoshacíaenmudecer.

Érase una vez un músico que se llamabaMeyn y tocaba maravillosamente latrompeta.Vivíaenelcuartopiso,bajoeltejadodeuninmuebledepisosdealquiler,manteníacuatrogatos,unodeloscualessellamabanBismarck,ybebíadelamañanaalanochedeunabotelladeginebra,hastaqueafinesdeltreintayseisoaprincipiosdel treinta y siete, si nome equivoco, ingresó en la SAmontada y, en calidad detrompeta de su banda, empezó a tocar conmenos faltas, sin duda, pero ya no tanmaravillosamente,porquealencajarse loscalzonesdemontar reforzadosconcueroabandonólabotelladeginebrayyasólosoplabaensuinstrumentosobrioyfuerte.

AlmorírselealSAMeynsuamigodelainfanciaHeribertoTruczinski,conelqueallá por los años veinte había pertenecido primero a un grupo de la JuventudComunista y cotizado luego para los Halcones Rojos; cuando llegó la hora delentierro, Meyn tomó su trompeta y una botella de ginebra. Porque quería tocarmaravillosamenteynoenayunas,ycomo,apesardesucaballobayo,conservabasuoídomusical,todavíaenelcementerioseechóotrotragoysedejópuestoparatocarel abrigo de paisano sobre el uniforme, pese a que se había propuesto hacerlo allívestidodepardo,aunqueconlacabezadescubierta.

ÉraseunavezunSAque,altocarmaravillosamenteunatrompetailuminadaporlaginebrajuntoalatumbadesuamigodeinfancia,sedejópuestoelabrigosobresuuniforme de SA montado. Y cuando aquel Leo Schugger que está en todos loscementeriosquisodarsupésamealacomitivafúnebre,todosrecibieronelpésamedeLeo Schugger. Sólo el SA dejó de estrechar el guante blanco de Leo, porque Leoreconoció al SA, le tuvo miedo y, gritando le retiró el guante juntamente con elpésame.YelSAhubodeirsesinpésameyconlatrompetafríaasucasa,dondeensupisobajoeltejadohallóasuscuatrogatos.

Érase una vez un SA que se llamaba Meyn. De los tiempos en que bebieradiariamente ginebra y tocara maravillosamente la trompeta,Meyn guardaba en supisocuatrogatos,unodeloscualessellamabaBismarck.CuandoundíaelSAMeynvolvió del entierro de su amigo de la infancia y se sintió triste y sobrio otra vez,porquealguien lehabía rehusadoelpésame,hallósecompletamentesoloenelpisoconsuscuatrogatos.Losgatossefrotabancontrasusbotasdemontar,yMeynlesdiounpapeldeperiódicollenodecabezasdearenque,loquelosapartódesusbotas.Aqueldíaolíaparticularmentefuerteagatoenelpiso,porqueloscuatrogatoseranmachos,yunodeellossellamabaBismarckyeranegroconpatasblancas.Meynnoteníaginebraenelpiso.Deahíqueolieracadavezmásfuerteagatomacho.Talvezhubieracompradoalgunaennuestratiendadeultramarinos,sinohubieravividoenelcuartopisobajoeltejado.Perotemíalaescaleraytemíatambiénalosvecinos,ante

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loscualessehabíacansadode jurarqueniunagotamásdeginebrahabíadepasarporsuslabiosdemúsico,queahoraempezabaunanuevavidadeestrictasobriedadyqueenadelanteseentregaríaencuerpoyalmaalordenynomásalasborracherasdeunajuventudmalogradaydisoluta.

Éraseunavezunhombrequese llamabaMeyn.Alencontrarseundíasoloconsuscuatrosgatos,unodeloscualessellamabaBismarck,ensupisobajoel tejado,disgustóleparticularmenteelolordelosgatosmachos,porqueporlamañanalehabíasucedido algo desagradable, y también porque no había ginebra en casa. Ycomoquieraqueeldesagradoylasedfueranenaumento,lomismoqueeloloragatomacho,Meyn,queeramúsicodeprofesiónymiembrodelabandadeSAmontada,echómanoalatizadorqueestabajuntoalaestufafríadefuegocontinuoyatizóconél a los gatos, sin detenerse hasta que pensó que los cuatro, comprendido el gatollamadoBismarck,estabandefinitivamentemuertos,aunqueeloloragatonohubieraperdidoenelpisonadadesuvirulencia.

ÉraseunavezunrelojeroquesellamabaLaubschadyvivíaenelprimerpisodenuestro inmueble de pisos de alquiler, en una habitación de dos cuartos cuyasventanas daban al patio. El relojero Laubschad era solterón,miembro del SocorroPopularNacionalSocialistaydelaSociedadProtectoradeAnimales.Unhombredebuen corazón, Laubschad, que ayudaba a reponerse a los hombres fatigados, a losanimales enfermos y a los relojes descompuestos. Una tarde en que el relojero sehallabasentadoypensativojuntoalaventanameditandoenelentierrodeunvecinoquehabíatenidolugaresamañana,vioqueelmúsicoMeyn,quevivíaenelcuartopisodelmismoinmueble,llegabaalpatioymetíaenunodelosdosbotesdebasuraunsacodepatatasamediollenarqueparecíaestarhúmedoporelfondoygoteaba.Ycomoquiera que el bote de basura estuviera lleno de sus tres cuartas partes, condificultadpudoelmúsicocerrarlatapa.

Éraseunavezcuatrogatosmachos,unodeloscualessellamabaBismarck.EstosgatospertenecíanaunmúsicollamadoMeyn.Comolosgatosnoestabancastradosyesparcían un olor fuerte y predominante, un día en que por razones particulares elolor leresultabaparticularmentemolesto,elmúsicolosmatóconelatizador,metióloscadáveresenunsacodepatatas,cargóconelsacoloscuatrotramosdeescalerayse apresuró a meterlos en el cubo de la basura al lado de la barra de sacudir lasalfombras,porqueeltejidodelsacoerapermeabley,apartirdelsegundopiso,habíaempezadoagotear.Perocomoelbotedelabasuraestabayabastantelleno,elmúsicohubo de apretar la basura con el saco para poder cerrar la tapa. Apenas habríaacabadodesalirdeledificioporlapuertadelacalle—porquenoquisovolveralpisoconolor a gatopero singatos—, cuandohe aquí que la basura apretada empezó adistenderseotravez.

Éraseunavezunmúsicoquematósuscuatrogatos,losenterróenelbotedela

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basuraydejólacasaparabuscarasusamigos.Éraseunavezunrelojeroqueestabasentadoypensativojuntoalaventanayvio

queelmúsicoMeynapretujabaunsacoamedio llenarenelbotede labasuraysemarchaba,yquetambiénalospocosmomentosdelasalidadeMeynlatapadelbotedelabasuraempezabaalevantarseyseibalevantandocadavezunpocomás.

Érase una vez cuatro gatos, los cuales, porque un día determinado olieronparticularmentefuerte,fueronmuertos,metidosenunsacoyenterradosenelbotedela basura. Pero los gatos, uno de los cuales se llamaba Bismarck, no estabancompletamentemuertos,sinoque,comosuelenserlolosgatos,eranmuyresistentes.Asíqueempezaronamoversedentrodelsaco,hicieronmoverselatapadelbotedelabasurayplantearonalrelojeroLaubschad,queseguíasentadoypensativojuntoalaventana,estapregunta:¿aquenoadivinasloquehayenelsacoqueelmúsicoMeynhametidoenelbotedelabasura?

Éraseunavezunrelojeroquenopodíavercontranquilidadquealgosemovieraenelbotedelabasura.Saliópuesdesuhabitacióndelprimerpisodelinmuebledepisosdealquiler,bajóalpatiodeledificio,abrióelbotedelabasurayelsacoysellevóloscuatrogatosdestrozadosperoaúnvivos,conelpropósitodecurarlos.Peroselemurieronaquellamismanocheentresusdedosderelojero,ynolequedómásremedioquedenunciarelcasoa laSociedadProtectoradeAnimales,de laqueeramiembro,einformaralaJefaturalocaldelPartidodeaquelactodecrueldadconlosanimales,queperjudicabaelprestigiodelPartido.

ÉraseunavezunSAquematócuatrogatos,perofuetraicionadoporéstos,quenoestabanmuertostodavía,ydenunciadoporunrelojero.Selesiguióprocesojudicial,yelSAhubodepagarunamulta.PerotambiénenlaSAsediscutióelcaso,yelSAfue expulsado de la SA por causa de su comportamiento indigno. Y aunque en lanochedelochoalnuevedenoviembredeltreintayocho,quehabíandellamarmástarde laNochedeCristal, elSAsedistinguierapor suvalor,prendiera fuego juntoconotrosalasinagogadeLangfuhrdelacalledeSanMiguelycolaboraratambiénactivamente, lamañanasiguiente,en laevacuacióndealgunas tiendascerteramenteseñaladas de antemano, todo su celo no logró sin embargo, evitar que el SA fueraexpulsadodelaSAmontada.Seledegradóporcrueldadinhumanaconlosanimalesyseleborródelalistadelosmiembros.SólounañomástardeconsiguióingresarenlaMiliciaTerritorial,absorbidaposteriormenteporlaSS.

Éraseunavezunnegocianteenultramarinosqueundíadenoviembrecerrósutienda,porqueenlaciudadocurríaalgo,tomódelamanoasuhijoÓscarysefueconél,eneltranvíadelalíneanúmero5,hastalaPuertadelacalleMayor,porqueallí,lomismo que enZoppot y enLangfuhr, ardía la sinagoga.Había acabado ya casi dearder, y los bomberos vigilabanque el incendio no se extendiera a las otras casas.Frente a los escombros, gente de uniforme y de paisano iba amontonando libros,

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objetos del culto y telas raras. Se prendió fuego al montón, y el negociante enultramarinosaprovechólaoportunidadparacalentarselosdedosylossentimientosalcalor del fuego público. Pero su hijo Óscar, viendo a su padre tan ocupado yenardecido, se deslizó disimuladamente y corrió hacia el pasaje del Arsenal,intranquiloporsustamboresdehojalataesmaltadosenrojoyblanco.

Érase una vez un vendedor de juguetes que se llamaba SegismundoMarkus yvendía,entreotros,tamboresdehojalataesmaltadosenrojoyblanco.Óscar,alqueacabamosdemencionar,eraelprincipalcompradordedichostambores,porqueeratambordeprofesiónynopodíaniqueríavivirsintambor.Esoexplicaquesefueracorriendode la sinagogaen llamashaciaelpasajedelArsenal,porqueallívivíaelguardián de sus tambores; pero lo encontró en un estado que en lo sucesivo o almenosenestemundolehabíadeimposibilitarseguirvendiendotambores.

Ellos,losmismosartíficesdelfuego,queÓscarcreíahaberdejadoatrás,yaselehabían adelantado y visitado a Markus, habían mojado en color el pincel y, enescrituraSütterlin,habíanescritoatravésdelescaparatelaspalabras«puercojudío»,yluego,descontentostalvezdesupropiacaligrafía,habíanrotoconlostaconesdesus botas el vidrio del escaparate, de modo que el título que le habían colgado aMarkus ya sólo se dejaba adivinar.Despreciando la puerta, se habíanmetido en latienda por el escaparate desfondado y jugaban, sin el menor disimulo, con losjuguetesparaniños.

Todavíalosencontréjugandocuandoyomismoentréporelescaparate.Algunossehabíanbajadolospantalonesyhabíandepositadounossalchichonespardos,enlosquepodíandistinguirsetodavíaguisantesamediodigerir,sobrelosbarquitosdevela,los monos violinistas, sobre mis tambores. Todos se parecían al músico Meyn yllevaban uniformes de SA como Meyn, pero Meyn no estaba, así como los queestabanallítampocoestabanenotraparte.Unodeelloshabíasacadosupuñal.Abríacon él el vientre de las muñecas, y parecía sorprenderse cada vez de que de loscuerposymiembrosrepletossólosalieranvirutasdeaserrín.

Yoestabainquietopormistambores.Peromistamboresnoparecíangustarles.Miinstrumento no se atrevió a enfrentarse a su cólera: hubo de permanecer mudo ydoblarlarodilla.PeroMarkussísehabíasustraídoasucólera.Cuandoseproponíanhablarleensudespacho,noselesocurrióllamarconlosnudillos,sinoquehundieronlapuerta,apesardequenoestabacerrada.

Elvendedordejuguetesestabasentadodetrásdesuescritorio.Sobrelatelagrisoscura de su traje de diario llevabapuestos, comode costumbre, losmitones.Unapocacaspasobresushombrosrevelabalaenfermedaddesupelo.UnSA,quellevabaenlasmanosunostíteres,lediounmaderazoconlarejadelguiñol;peroaMarkusyanoselepodíahablar,niselepodíaofender.Sobreelescritorioveíaseunvaso,quelased le hubo de hacer vaciar en el preciso instante en que el chillido del vidrio del

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escaparate,alsaltarenastillas,vinoasecarlelagarganta.Érase una vez un tambor llamado Óscar. Cuando le quitaron al vendedor de

juguetes y saquearon la tiendadel vendedor de juguetes, tuvo el presentimientodequeparalostamboresenanosdesuespecieseanunciabantiemposcalamitosos.Así,pues, al salir echó mano a un tambor sano y a otros dos casi indemnes y,colgándoselosalhombro,dejóelpasajedelArsenalysefuealMercadodelCarbónabuscarasupadre,quetalvezloestuvierabuscandoaél.Afueracaíalatardedeundía de noviembre. Junto al TeatroMunicipal, cerca de la parada del tranvía, habíaunas religiosas y unas muchachas feas que tiritaban de frío y repartían unoscuadernospiadosos, recogíandinero en alcancíasde latay llevabanentre lospalosuna pancarta de tela cuya inscripción citaba la primera epístola a los Corintios,capítulo trece: «Fe—Esperanza—Amor», leyóÓscar, ypodía jugar con las trespalabritaslomismoqueunmalabaristaconsusbotellas:crédulo,gotasdeEsperanza,píldoras de Amor, fábrica de Buena Esperanza, leche de la Virgen del Amor,asambleadecreyentesodeacreedores.¿Creesquelloverámañana?Todounpueblocrédulo creía en San Nicolás. Pero San Nicolás era en realidad el hombre queencendía los farolesdegas.Creoquehuele anuecesyalmendras.Peroolía agas.Creo que estaremos pronto en el primer Adviento, oíase. Y el primero, segundo,terceroycuartoAdvientosseabríancomoseabrenlasespitasdelgas,paraqueolieraverosímilmenteanuecesyalmendras,paraquetodosloscascanuecespudierancreerconfiadamente:

¡Ya viene! ¡Ya viene! ¿Quién viene? ¿El Niño Jesús, el Salvador? ¿O era elcelestialhombredelgasconelgasómetro,quehacesiempretictac,bajoelbrazo?Ydijo:YosoyelSalvadordeestemundo,sinmínopodéiscocinar.Yaceptóeldiálogo,ofrecióunatarifafavorable,abriólasllavecitasreciénpulidasdelgasydejósaliralEspírituSanto,paraquepudieraasarse lapaloma.Ydistribuyónuecesyalmendrasmollares,quealpartirseallímismodesprendíantambiénemanaciones:espírituygas,afindequeloscrédulospudiesenversindificultad,entreelaireespesoyazulado,entodoslosempleadosdelacompañíayalapuertadelosgrandesalmacenes,SantosNicolases y Niños Jesuses de todos los precios y tamaños. Y así creyeron en lacompañíadegas,sin lacualnohaysalvaciónposible,y lacual,con lasubiday lacaída de los gasómetros, simbolizaba el Destino y organizaba a precios decompetenciaunAdvientoquehacíacreeramuchoscrédulosenlaposibleNavidad.Peronohabríandesobreviviralafatigadelasfiestassinoaquellosquenoalcanzaronunaprovisióndealmendrasydenuecessuficiente,aunquetodoshubierancreídoquehabíadesobra.

Pero luego que la fe en San Nicolás se reveló cual fe en el hombre del gas,recurrieron,sinrespetarelordendesecuenciadelaepístolaalosCorintios,alAmor.Está escrito: te amo, oh, sí, te amo. ¿Te amas tú también? Y dime, ¿me amas tú

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también,meamasverdaderamente?Yotambiénmeamo.Ydepuroamorllamábanserabanitoslosunosalosotros,amabanalosrabanitos,semordisqueabany,depuroamor,unrabanitolearrancabadeunmordiscoelrabanitoaotro.Yunosaotrossecontabanejemplosdemaravillososamorescelestiales,aunquetambiénterrenos,entrerabanitos, y poco antes de morder susurrábanse mutuamente, alegre, famélica ycategóricamente:Dime,rabanito,¿mequieres?Yotambiénmequiero.

PeroluegoqueporpuroamorsehubieronarrancadoamordiscoslosrabanitosyquelacreenciaenelhombredelgassehuboconvertidoenreligióndelEstado,yanoquedabaenalmacén,despuésde la feydelamoranticipado, sinoel tercerartículoinvenciblede laepístolaa losCorintios: laEsperanza.Ymientras seguían royendotodavíalosrabanitos,lasnuecesylasalmendras,esperabanyaqueaquelloterminarapronto,parapoderempezardenuevoaesperaroparaseguiresperando,despuésdelamúsica final o aun durante la música final, que pronto se acabara de acabar. Yseguíantodavíasinsaberquéeraloquehabíadeacabar.Esperandosóloqueprontoacabaría,quemañanaacabaríayqueojaláhoynoacabaratodavía,porque,¿quéseríadeellossiaquelloacabaraderepente?Ycuandoluegoaquelloseacabódeverdad,empezaron en seguida a hacer del final un nuevo principio lleno de esperanza,porque,entrenosotros,elfinalessiempreunprincipio,yhayesperanzaentodofinal,aunenelmásdefintivodelosfinales.Yasíestátambiénescrito.Mientraselhombreespere,volverásiempreaempezaraesperarelfinalllenodeesperanza.

Yo,sinembargo,nolosé.Nosé,porejemplo,quiénseescondehoyendíabajolasbarbasdeSanNicolás,noséloqueelDiablollevaensualforja,nosécómoseabrenycierranlasllavesdelgas;porquevuelveadifundirseunairedeAdviento,osigue difundiéndose todavía, no lo sé, tal vez a título de ensayo, no sé para quiénestarán ensayando, no sé si puedo creer, ojalá sí, que limpien con amor las llavescrestadas del gas para que cantenno sé cuálmañana, no sé cuál tarde, ni sé si lashoras del día tienen algo que ver con ello; porque el Amor no tiene horas, y laEsperanzanotienefin,ylaFenotienelímites;sólolacienciaylaignoranciaestánligadasalespacioyaltiempo,yterminanyalasmásdelasvecesprematuramenteenlasbarbas,lasalforjasylasalmendrasmollares,demodoquehedevolverarepetir:Yonosé,oh,nosé,porejemplo,conquéllenanlastripas,cuálestripassenecesitanparallenarlas,noséconqué,pormáslegiblesqueseanlospreciosdelrelleno,finoogrosero;noséloqueestácomprendidoenelprecio,nosédequédiccionariosacanlosnombresdelosrellenos,noséconquéllenanlosdiccionarios,lomismoquelastripas;nosédequiénsealacarnenidequiénellenguaje:laspalabrassignifican,loscarniceroscallan,yocortovidrios,túabresloslibros,yoleoloquemegusta,túnosabes lo que te gusta: cortes de embutido y citas de tripas y de libros—y nuncallegaremosasaberquiénhubodecallar,quiénhubodeenmudecerparaquelastripaspudieran llenarse y los libros pudieranhablar, libros embutidos, apretados, de letra

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menuda, no sé, pero sospecho: son los mismos carniceros los que llenan losdiccionarios y las tripas con lenguaje y con embutido; no hay ningún Pablo, elhombre se llamaba Saulo, y Saulo habló a los de Corintio de unos embutidosprodigiosos,quellamóFe,EsperanzayAmor,ylosalabócomodefácildigestión,ytodavía hoy, bajo algunas de las formas siempre cambiantes de Saulo, trata decolocarlos.

A mí, sin embargo, me quitaron al vendedor de juguetes y, con él, queríaneliminardelmundolosjuguetes.

Érase una vez un músico que se llamabaMeyn y tocaba maravillosamente latrompeta.

Érase una vez un vendedor de juguetes que se llamabaMarkus y vendía unostamboresdehojalataesmaltadosenrojoyblanco.

Éraseunavezunmúsicoquese llamabaMeyny teníacuatrogatos,unode loscualessellamabaBismarck.

Érase una vez un tambor que se llamaba Óscar y dependía del vendedor dejuguetes.

ÉraseunavezunmúsicoquesellamabaMeynymatóasuscuatrogatosconelatizador.

Érase una vez un relojero que se llamaba Laubschad y era miembro de laSociedadProtectoradeAnimales.

Érase unavezun tambor que se llamabaÓscar y le quitaron a su vendedor dejuguetes.

ÉraseunavezunvendedordejuguetesquesellamabaMarkusysellevóconsigotodoslosjuguetesdeestemundo.

Éraseunavezunmúsicoquese llamabaMeyny, sinohamuertohadeseguirviviendotodavíatocandodenuevomaravillosamentelatrompeta.

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LIBROSEGUNDO

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Chatarra

Día de visita:María me trajo un tambor nuevo. Cuando junto con el instrumentoquiso entregarme por encima de los barrotes demi cama el recibo de la tienda dejuguetes,declinéconlamanoyapretéeltimbredelacabeceradelacamahastaquevinoBruno,mienfermero,loquehacesiemprequeMaríametraeunnuevotamborenvueltoenpapelazul.Deshizoelcordeldelpaqueteydejódesplegarseelpapelparaluego, después de la exhibición casi solemne del tambor, volver a pegarlocuidadosamente. Sólo entonces se fue Bruno andando hacia el lavabo —¡y quémanera de andar!— con el tambor nuevo, dejó correr agua caliente y quitó conprecaución,sinrayarelesmalterojoyblanco,laetiquetaconelpreciodelbordedelinstrumento.

CuandoMaría,despuésdeunabrevevisitanodemasiadofatigosa,sedisponíaairse, tomó el tambor viejo que yo había estropeado durante la descripción de laespaldadeHeribertoTruczinski,delmascaróndeproayde la interpretaciónacasodemasiado personal de la primera epístola a los Corintios, para llevárselo ydepositarlo en nuestra bodega junto a los demás tambores usados, que me habíanservidoparafinesenparteprofesionalesyenparteprivados.

Antesdeirse,Maríadijo:—Bueno,yanohaymuchositioenlabodega.Sihastamepreguntodóndevoyaguardarlaspatatasdeinvierno.

Sonriendomehiceelsordoaestereprochedelamadecasaquehablabaporbocade María y le rogué que, con tinta negra, pusiera su correspondiente número altamborquecesabaenelservicio,yquetrasladaralosbrevesdatosanotadospormíenunpapelitoyrelativosalavidadelinstrumentoaldiarioquecuelgadesdehaceañosenlapartetraseradelapuertadelabodegaycontieneinformaciónsobretodosmistamboresdesdeelañocuarentaynueve.

Maríadijoresignadamentequesíconlacabezaysedespidióconunbesodemiparte.Siguesincomprendermisentidodelordenyaunseleantojaalgoinquietante.Óscar comprende perfectamente las reservas mentales de María, como que ni élmismo sabe qué clase de pedantería lo convierte en coleccionista de tambores dehojalatadestrozados.Yalpropiotiemposiguedeseando,igualqueantes,novolveraverjamástodoesemontóndechatarraqueseacumulaenlabodegaparapatatasdelacasadeBilk.Puessabeporexperienciaquelosniñosdesprecianlascoleccionesdesus padres y que, por consiguiente, su hijo Kurt, al heredar un día los míserostambores,enelmejordeloscasossereirádeellos.

¿Quées,pues,loquecadatressemanasmellevaaexpresaraMaríaunosdeseosque,decumplirseregularmente,acabaránporatiborrarnuestrabodegaynodejaránlugarparalaspatatas?

La rara idea fija, que cada vezme viene yamás raramente, de que unmuseo

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podría algún día interesarse pormis instrumentos inválidos, seme ocurrió por vezprimeracuandoyacíanyaenlabodegavariasdocenasdetamboresestropeados.Porlo tantonopuedeestarahíelorigendemipasióncoleccionista.Antesbien,cuantomáslopiensotantomásprobablemeparecequeelmotivodeestaacumulaciónhadetener por fundamento el simple complejo siguiente: algún día podrían escasear lostambores, hacerse raros o ser objeto de una prohibición o de total aniquilamiento.Algún día podría verse Óscar obligado a dar algunos tambores no demasiadomaltrechosaunhojalateroparaquelosrepararaymeayudaraasí,conlosveteranosreconstruidos,asuperarunaépocahorrorosasintambores.

Enformaparecidasepronuncian también losmédicosdelsanatorioapropósitodelacausademiafáncoleccionista.LadoctoraseñoritaHornstetterquisoinclusivesabereldíaenquehabíanacidomicomplejo.Contodaprecisiónpude indicarleelnuevedenoviembredeltreintayocho,aqueldíaenqueperdíaSegismundoMarkus,administradordemialmacénde tambores.Siyadespuésde lamuertedemipobremamásehabíahechodifícilqueyoentrarapuntualmenteenposesióndeuntambornuevo,porquelasvisitasdelosjuevesalpasajedelArsenalcesaronpornecesidad,yporqueMatzerathsólosepreocupabaenformanegligentepormisinstrumentosyJanBronskiveníacadavezmásraramenteporcasa,cuántomásdesesperadanohubodepresentársemelasituacióncuandoelsaqueodelatiendadelvendedordejuguetesyla vista de Markus sentado detrás de su escritorio me hicieron comprenderclaramente:Markus ya no te va a regalarmás tambores,Markus ya no vendemásjuguetes, Markus ha interrumpido para siempre sus relaciones comerciales con lacasaquehastaahorafabricabaylesuministrabalostamboresbellamenteesmaltadosenrojoyblanco.

Ysinembargo,todavíaentoncesmeresistíacreerqueconelfindelvendedordejuguetes hubiera llegado también a su término aquella época temprana de juegorelativamentefeliz;antesbien,saquédelatiendadeMarkusconvertidaenunmontónderuinasun tambor indemneyotrosdoscon ligerasabolladurasen losbordes,mellevéelbotínacasaycreíhabersidoprevisor.

Manejaba mis palillos con prudencia, tocaba raramente, sólo en caso denecesidad,me privaba de tardes enteras de tambor y,muy ami pesar, de aquellosdesayunosdetamborquemehacíaneldíasoportable.Óscarpracticabaelascetismo,enflaquecíayhubodeserllevadoaldoctorHollatzyasuayudante,laseñoritaInge,que cada vez se iba volviendomás huesuda.Me dieron medicinas dulces, ácidas,amargasoinsípidas,atribuyeronlaculpaamisglándulas,lascuales,segúnlaopinióndeldoctorHollatz,afectaríanalternativamentemibienestarporexcesoopordefectodefunción.

Para librarse del talHollatz,Óscar practicó su ascetismo conmásmoderación,volvióaengordary,enelveranodeltreintaynueve,volvióasercasielviejoÓscar

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detresaños,conlosbuenosmofletesrecuperadosgraciasaldesgastedefinitivodelúltimo de los tambores procedentes todavía de la tienda de Markus. La hojalataestabarajada,crujíaalmenormovimiento,desprendíaesmalterojoyblanco,se ibaenrobinandoymecolgabadisonantesobrelabarriga.

Hubiera sido inútil pedir auxilio a Matzerath, aunque éste fuera naturalmentesocorridoyhastabondadoso.Desdelamuertedemipobremamá,elhombreyanopensabamásqueenlascosasdelPartido,sedistraíaconlasconferenciasentrejefesdecélulaosepasabalanocheconversandofamiliarmenteyagritos,muytomadodealcohol,conlasefigiesdeHitlerydeBeethovendenuestrosalón,dejándoseexplicarporelGenioelDestinoylaProvidenciaporelFührer,entantoque,enestadosobrio,veíaenlascolectasenfavordelSocorrodeInviernosudestinoprovidencial.

Me disgusta recordar aquellos domingos de colecta. Como que fue en uno deelloscuandoefectuéelvanointentodeprocurarmeunnuevotambor.Matzerath,quedurantelamañanahabíaestadocolectandoenlacalleprincipaldelantedeloscines,asícomodelantedelosgrandesalmacenesSternfeld,vinoamediodíaacasaypusoacalentar,paraélyparamí,unasalbóndigasalaKönigsberg.Despuésdelacomida,sabrosa según la recuerdo hoy todavía —aun de viudo cocinaba Matzerath conentusiasmoyexcelentemente—,tendióseelcolectorsobreelsofáparaunasiestecita.Apenasempezóarespirarcomodurmiendo,tomédelpianolaalcancíamediollena,desaparecíconella,queteníaformadeunalatadeconservas,enlatienda,debajodelmostrador,yatentécontralamásridículadetodaslasalcancías.Noesquetrataradeenriquecermeconlamonedafraccionaria,sinoqueunaneciaocurrenciameimpelíaaprobaraquellacosaamanerade tambor.Pero,decualquiermaneraquegolpearaycombinaramispalillos,larespuestaerasiemprelamisma:¡unpequeñodonativoparaelSocorrodeInvierno!¡Paraquenadiepasehambre,paraquenadiepasefrío!¡UnpequeñodonativoparaelSocorrodeInvierno!

Alcabodemediahorameresigné,tomédelacajadelmostradorcincopfennigsdeflorín,losdestinéalSocorrodeInviernoyvolvíadejarlaalcancíaenriquecidaenestaformasobreelpiano,afindequeMatzerathpudieraencontrarlaymatarelrestodeldomingocarraqueandoenfavordelSocorrodeInvierno.

Este intento fallido me curó para siempre. Nunca más he vuelto a probarseriamente de servirme como tambor de una lata de conservas, de un balde vueltobocaabajoodelasuperficiedeunapalangana.Ysiapesardetodolohehecho,meesfuerzoporolvidaresosepisodiossingloriaynolesreservoespacioenestepapelo,por lomenos, elmenorposible.Porqueuna latadeconservasnoesun tambor,unbaldeesunbalde,yenunapalanganalávanseonoselavanlasmedias.Ylomismoque hoy no hay sustituto posible, tampoco lo había entonces: pues un tambor dehojalatadellamasrojasyblancashablaporsímismoynonecesita,porconsiguiente,deintercesores.

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Óscarestabasolo,traicionadoyvendido.¿Cómoibaapoderconservaralalargasu cara de tres años, si le faltabapara ello lomás indispensable, o sea su tambor?Todosmis intentosdesimulaciónprolongadosporespaciodevariosaños,comoelmojarocasionalmentelacama,elcuchicheoinfantiltodaslasnochesdelasplegariasvespertinas, el miedo a San Nicolás, que en realidad se llama Greff, aquellasincansablespreguntasdelostresaños,típicamenteabsurdas,como,porejemplo,¿porquélosautostienenruedas?,todoestolotendríaquehacersinmitambor.Estabayaapuntoderenunciar,yenmidesesperaciónmelancéabuscaraaquelquenoera,sinduda,mipadre,peroquereuníalasmayoresprobabilidadesdehabermeengendrado:ÓscaresperóaJanBronskienlaRingstrasse,cercadelbarriopolaco.

LamuertedemipobremamáhabíaentibiadolarelaciónavecescasideamistadquehabíaentreMatzerathymitío,promovidoentretantoasecretariodelCorreo,sino repentinamente y de golpe, sí de todosmodos poco a poco; y amedida que lasituaciónpolítica se agravaba, el alejamiento iba siendocadavezmásdefinitivo, apesar de tantos bellos recuerdos compartidos. Paralelamente con la disolución delalmaesbeltaydelcuerpoexuberantedemamádecayólaamistaddedoshombresquesehabíanmiradoambosenaquelespejoyambossehabíannutridodeaquellacarne,yque,faltosahoradedichonutrimentoydedichoespejoconvexo,nohallabanmásdistracciónqueensus respectivas reunionespolíticasopuestasdehombresque, sinembargo, fumaban todos del mismo tabaco. Pero un Correo polaco y unasconferenciasdejefesdecélulaenmangasdecamisanobastanparareemplazaraunamujer bonita y, aun en el adulterio, sensible. Dentro de la mayor prudencia —Matzerath había de tener en cuenta la clientela y el Partido, y Jan Bronski laadministracióndelCorreo—,enelbreveperíodocomprendidoentrelamuertedemipobremamáyelfindeSegismundoMarkus,nodejarondehallarocasióndereunirsemisdospresuntospadres.

Oíanseamedianoche,dosotresvecesalmes,losnudillosdeJanenloscristalesde la ventanadenuestro salón.Al correr entoncesMatzerath los visillos y abrir laventanaelanchodeunpalmo,elembarazodeunoyotroeragrande,hastaqueunodeellosencontrabalafórmulaliberadorayproponía,ahoratanavanzada,unapartidadeskat.IbanporGreffasutiendadeverduras,ysiestesenegaba,acausadeJan,ysenegabaporqueencuantoexguíadeexploradores—habíaentretantodisuelto sugrupo—teníaqueserprudentey,además,jugabamalynolegustabajugaralskat,entonceserapor lo regularelpanaderoAlejandroSchefflerquienproporcionabaeltercer hombre. Cierto que tampoco al maestro panadero le gustaba sentarse a unamisma mesa con Jan Bronski, pero, de todos modos, cierto afecto por mi pobremamá, que había traspasado en herencia aMatzerath, y el principio de Scheffler,segúnelcual losnegociantesdelcomercioaldetallehandeayudarsemutuamente,hacían que, llamado por Matzerath, el panadero de piernas cortas se apresurara a

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venir delKleinhammerweg, se sentara a nuestramesa, barajara los naipes con susdedospálidos,comocarcomidosporlaharina,ylosdistribuyeracualpanecillosentregentefamélica.

Comoquieraqueestosjuegosprohibidosempezabanporloregularamedianocheyseprolongabanhastalastresdelamañana,horaenqueSchefflerhabíadevolverasu horno, sólo raramente lograba yo, en camisón y evitando el menor ruido,abandonar mi camita y alcanzar sin ser visto, y también sin tambor, el ángulo desombrabajolamesa.

Comoustedeshabrántenidoyaocasióndeobservaranteriormente,laformamáscómodadeconsiderarlascosas,oseamiángulodecomparación,hallábalayodesdesiempredebajodelamesa.Pero,¡cómohabíacambiadotododesdeeldecesodemipobre mamá! Ahora ya ningún Jan Bronski, prudente arriba, donde sin embargoperdíalosjuegosunotrasotro,yatrevidoabajo, tratabadehacerconquistasconsucalcetínsinzapatoentrelosmuslosdemamá.Bajolamesadeskatdeaquellosañosya no había elmenor vestigio de erotismo, por no decir de amor. Seis piernas depantalón,demuestrasdiversasenespinadepez,cubríanseispiernasmasculinasmásomenos peludas, desnudas o protegidas por calzoncillos, que abajo se esforzabanotrastantasvecespornoentrarencontacto,nisiquieraporcasualidad,yseaplicabanarriba, simplificadasy ampliadas en troncos, cabezasybrazos, a un juegoqueporrazonespolíticas tendríaquehaberestadoprohibidoperoque,encadacasodeunapartidaperdidaoganada,siempreadmitíaunadisculpa,ountriunfo;laCiudadLibredeDanzig acababadeganar sin lamenor dificultadpara elGranReich alemánundiamantesimple.

Era de prever el día en que tales juegos demaniobras llegarían a su fin—delmismomodoquetodaslasmaniobrassuelenacabaralgúndíaydejanelcampoaloshechosreales,sobreunplanomásvasto,enalgunodeloscasosllamadosserios.

A principios del verano del treinta y nueve se hizo manifiesto que Matzerathhabíaencontradoen lasconferencias semanalesde los jefesdecélulascompañerosmenos comprometedores que los funcionarios delCorreo polaco o los ex guías deexploradores.JanBronskihuboderecordar,obligadoporlascircunstancias,elcampoalquepertenecía, y atenerse a la gentedelCorreo, entreotros al conserje inválidoKobyella, quien, desde sus días de servicio en la legendaria legión del mariscalPilsuldski, andaba con una pierna más corta que la otra. A pesar de su piernaclaudicante,Kobyellaeraunconserjeactivo,ademásdeunartesanohábil,decuyabuenavoluntadpodíayoesperarlaposiblereparacióndemitambormaltrecho.

Ysóloeraporqueel caminohastaKobyellapasabapor JanBronskipor loquecasi todas las tardesa lasseis,aunenplenocalorasfixiantedelmesdeagosto,meapostaba yo cerca del barrio polaco y esperaba a Jan, que, al terminar el servicio,solía por lo regular irse puntualmente a su casa. No venía. Sin preguntarme

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propiamente: ¿qué estará haciendo tu presunto padre después del servicio?, loaguardabaamenudohastalassieteolassieteymedia.Peronovenía.HubierapodidoircontíaEduvigis.TalvezJanestabaenfermo,oteníacalentura,oteníaalomejorunapiernarotaenyesada.ÓscarpermanecíaensusitioyselimitabaafijardevezencuandolamiradaenlasventanasyvisillosdelahabitacióndelsecretariodelCorreo.CiertapeculiartimidezimpedíaaÓscarvisitarasutíaEduvigis,cuyamiradabovinay cálidamente maternal lo entristecía. Por otra parte, tampoco los niños delmatrimonioBronski, susmediohermanospresuntos, legustabanespecialmente.Lotrataban como si fuera una muñeca. Querían jugar con él y servirse de él comojuguete.¿DedóndeleveníaaEstebanconsusquinceaños,oseaaproximadamentesumismaedad,elderechode tratarlopaternalmente,enplandemaestroyconairecondescendiente?YaquellapequeñaMargadediezaños,consustrenzasyunacaraenlaquelalunaseveíasiemprellenaygorda,¿teníaacasoaÓscarporunamuñecadevestir,sinvoluntad,alaquepodíapeinar,cepillar,arreglarycriardurantehorasymás horas? Claro está que los dos veían en mí al niño enano anormal, digno delástima,yseconsiderabanasímismossanosycontodalavidapordelante,siendoalpropiotiempolospreferidosdemiabuelaKoljaiczek,quedifícilmentepodríaverenmíasupreferido.Porqueyonoqueríanadadecuentosnidelibrosdeestampas.Loqueyoesperabademiabuela,loqueaúnhoymiimaginaciónsecomplaceenpintarliberal y voluptuosamente, era muy claro y, por consiguiente, sólo raramenteobtenible:asíquelapercibía,ÓscarqueríaimitarasuabueloKoljaiczek,sumergirsebajo las faldas de su abuela y, a ser posible, no respirar nuncamás fuera de aquelabrigadoreceso.

¡Quénohabréhechoyoparametermebajo las faldas demi abuela!NopuedodecirquenolegustaraqueÓscarselesentaradebajo.Perovacilabay,lasmásdelasveces,me rechazaba, y hubiera probablementeofrecido aquel refugio a cualquiera,porpocoqueseparecieraaKoljaiczek,antesqueamí,quenoposeíanilafiguranilacerillasiempreapuntodelincendiario,yquehabíaquerecurriratodosloscaballosdeTroyaimaginablesparapoderintroducirmedentrodelafortaleza.

Óscarsevetodavíaasímismocualunverdaderoniñodetresaños,jugandoconunapelotadegoma,yobservacómosedejarodarcasualmentelapelotadegoma,ysedeslizaluegotrasdichopretextoesférico,antesdequesuabuelasedécuentadesuestratagemayledevuelvalapelota.

Enpresenciadelosadultos,miabuelanuncametolerabapormuchotiempobajosusfaldas.Losadultossereíandeella,lerecordabanenformaavecesmuycaústicasu noviazgo en el campo otoñal de patatas y la hacían ruborizarse violenta ypersistentemente, a ella que ya de por sí no tenía nada de pálida, lo que, con sussesentaañosysupelocasiblanco,noibanadamal.

Encambio,cuandoestabasola–loqueocurríararamente,ymásdesdelamuerte

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demi pobremamá, hasta que dejé de verla casi en absoluto después que hubo deabandonarsupuestodelmercadosemanaldeLangfuhr–,metolerabamásfácilmente,conmayorfrecuenciaypormástiempobajosusfaldascolordepatata.Enestecasoni siquiera necesitaba yo recurrir al truco tonto de la pelota de goma para seradmitido.Deslizándomeconmitamborporelpiso,conunapiernaencogidaylaotraapoyada en losmuebles, iba arrastrándome hacia la montaña avuncular, levantabaconlospalillos,alllegarasupie,lacuádruplecubierta,y,yadebajo,dejabacaerloscuatro telones a la vez,memantenía quieto por espacio de un breveminuto ymeentregabaporcompleto,respirandoportodoslosporos,alfuerteolordemantequillaligeramente rancia que, independientemente de la estación del año, predominabasiemprebajo las cuatro faldas.Y sólo entonces empezabaÓscar a tocar el tambor.Como conocía bien los gustos de la abuela, tocaba ruidos de lluvias de octubre,análogos a aquellos que hubo de oír antaño detrás del fuego de hojarasca, cuandoKoljaiczek,consuolordeincendiarioperseguido,selemetiódebajo.Caíasobrelahojalata una llovizna oblicua, hasta que arriba se percibían suspiros y nombres desantos,ydejoaustedeselcuidadodereconoceraquellossuspirosyaquellosnombresesantosyaescuchadosenelnoventaynueve,cuandomiabuelapermanecíasentadamientrasllovía,conKoljaiczekacubierto.

Cuandoenagostodeltreintaynueveesperaba,apostadocercadelbarriopolaco,aJanBronski,pensabayoamenudoenmiabuela.TalvezestuvieradevisitaencasadetíaEduvigis.Peropormuytentadoraquefueralaperspectivadeaspirarelolordemantequillaranciasentadobajosusfaldas,nomedecidíaasubir losdostramosdeescaleraniatocaralapuertaconelletreritoquedecía:JanBronski.¿Quéhubierayapodido ofrecerleÓscar a su abuela? Su tambor estaba roto, su tambor ya no dabanada de sí, su tambor había olvidado cómo suena una llovizna que cae en octubreoblicuamentesobreunfuegodehojarasca.YcomoquieraquelaabueladeÓscarsóloera accesible con el trasfondo sonoro de lluvias otoñales, Óscar se quedaba en laRingstrasse, mirando llegar y partir los tranvías que subían y bajaban tocando lacampanillaporelHeeresangerycubríantodoseltrayectonúmero5.

¿Seguía escuchando a Jan? ¿No habría ya desistido y permanecido sólo en ellugarporque todavíano semehabíaocurrido formaalgunade renunciaaceptable?Una espera prolongada tiene efectos pedagógicos. Pero también puede ocurrir queunaesperaprolongadainduzcaalqueesperaarepresentarselaescenadelencuentroesperadocontaldetalle,quealapersonaesperadayanolequedeprobabilidadalgunadesorpresa.Poseídodelaambicióndepercibirprimeroyoprimeroalquenose loesperaba, de poder salirle al encuentro al son de lo que quedaba de mi tambor,permanecíaen tensiónycon lospalillosalertaenmi lugar.Sinnecesidadde largasexplicacionesprevias,proponíamehacerpatente,pormediodegrandesgolpessobrela hojalata y del clamor consiguiente, lo desesperado demi situación, yme decía:

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Cincotranvíasmás,otrostres,esteúltimo;ymeimaginaba,poniéndomeenlopeor,queainstanciadeJanlosBronskihabíansidotrasladadosaModlinoaVarsovia,yloveíayadesecretariomayordelCorreodeBrombergoenThorn,yesperaba,peseatodosmis juramentosanteriores,un tranvíamás,yyamevolvíaparaemprenderelcamino de regreso cuandoÓscar sintió que lo agarraban por detrás y un adulto letapabalosojos.

Sentí unasmanos suaves, varoniles, que olían a jabón de lujo, agradablementesecas:sentíaJanBronski.

Cuandomesoltóy,riendopordemásestrepitosamente,mediolavuelta,erayademasiadotardeparapoderefectuarconmitamborlademostracióndemisituaciónfatal.Memetípueslosdospalillossimultáneamentebajolostirantesdecordeldemispantalones cortos, que en aquel tiempo, como que nadie cuidaba de mí, estabansuciosyteníandeshilachadoslosbolsillos.Yconlasmanoslibres,levantéeltambor,quecolgabadelmíserocordel,enalto,muyalto,hastaunaltoacusador,hastaloaltodelosojos, tanaltocomodurantelamisaalzabalahostiaelreverendoWiehnke,yhubiera podido decir como él: éste es mi cuerpo y mi sangre; pero no pronunciépalabra, sinoquemecontentécon levantarmuyaltoelmaltrechometal, sindeseartampoco ninguna transformación fundamental, acaso milagrosa; no quería sino lareparacióndemitambor,esoeratodo.

Jan cortó en seco su risa desplazada y, por lo que pude adivinar, nerviosa yforzada.Vio lo que no podía pasar inadvertido,mi tambor, apartó sumirada de lahojalata ajada, buscómis ojos claros que seguíanmirando como si en verdad sólotuvieran tres años, y no vio primero más que dos veces el mismo iris azulinexpresivo, susmanchas luminosas, sus reflejos, todoaquelloquepoéticamenteseles atribuye a los ojos en materia de expresión; y finalmente, al verificar que mimirada no difería en nada del reflejo brillante de un charco cualquiera de la calle,juntó toda su buena voluntad, la que tenía disponible, y esforzó su memoria porvolveraencontrarenmipardeojosaquellamiradademamá,grissindudaperoporlodemásdelmismocorte, en laquedurante tantos años sehabía reflejadopara éldesdeelfavorhastalapasión.Perotalvezlodesconcertaratambiénunreflejodesímismo, lo cual no significaba tampoco quejan fuera mi padre o, mejor dicho, miprogenitor.Porquesusojos,aligualquelosdemamáylosmíos,sedistinguíanporaquellamismabellezainfantilmenteastutayderadianteestolidezqueexhibíancasitodoslosBronski,comotambiénEstebany,unpocomenos,MargaBronski,ytanto,encambio,miabuelaysuhermanoVicente.Amí,sinembargo,peseamispestañasnegras ymis ojos azules, no podía negárseme un injerto de sangre incendiaria deKoljaiczek—piénsesenadamásenmis impulsosvitricidas—,en tantoquehubieraresultadodifícilatribuirmerasgosrenanomatzerathianos.

El propio Jan, al que no le gustaba comprometerse, no hubiera tenido más

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remedio que confesar, si se le hubiese preguntado en aquel momento:—Me estámirando su madre Agnés. Y tal vez me esté mirando yo mismo. Su madre y yoteníamos, enefecto,muchascosasencomún.Pero tambiénesposiblequemeestémirandomitíoKoljaiczek,aquelqueestáenAméricaoenelfondodelmar.ElúnicoquenomeestámirandoesMatzerath,yestábienqueasísea.

Jantomómitambor,lovolvió,logolpeó.El,tandesmañado,quenisabíasiquierasacarle adecuadamente punta a un lápiz, hizo como si entendiera algo de lareparacióndeun tambor,y tomandomanifiestamenteunadecisión,cosa raraenél,mecogiódelamano—loquemellamólaatención,porqueelcasonoeraparatanto—atravesóconmigolaRingstrasse,llevándomesiempredelamano,hastaelandénde laparadadel tranvíadeHeeresangerysubió,al llegarésteysinsoltarme,enelremolqueparafumadoresdeltranvíadelalíneanúmero5.

Óscarlointuyó:íbamosalaciudadynosproponíamosiralaPlazaHevelius,alCorreopolaco,dondeestabaelconserjeKobyellaqueteníaelutensilioylahabilidadporlosqueeltambordeÓscarclamabandesdehacíayavariassemanas.

Esteviajeentranvíahubierapodidoconvertirseenunviajeinalteradodeamistad,sinohubierasidolavísperadelprimerodeseptiembredeltreintaynueve,enqueelcochemotor con el remolquede la línea número5, lleno a partir de laPlazaMaxHalbedebañistascansadosperonomenosescandalososdelbalneariodeBrösen,seiba abriendopaso a campanillazoshacia la ciudad. ¡Québello anochecerde findeveranonoshubieraesperado,despuésdelaentradadel tambor,enelCaféWeitzke,trasunalimonadafresca,sialaentradadelpuerto,frentealaWesterplatte, losdosnavíos de línea Schleswig y Schleswig-Holstein no hubieran echado el ancla y nomostraranalmurorojodeladrilloquecubríaeldepósitodemunicionessuscascosdeacero, con sus dobles torrecillas giratorias y sus cañones de casamata! ¡Qué bellohabría sido poder llamar a la portería del Correo polaco y confiarle al conserjeKobyella,parasureparación,uninocentetambordeniño,sidesdevariosmesesanteselinteriordeledificiodelCorreonohubierasidopuestomedianteplanchasblindadasenestadodedefensayelpersonalhastaentoncesinofensivo,funcionarios,carterosydemás,no sehubieraconvertido,gracias a los entrenamientosde finde semanaenGdingenyOxhöft,enunaguarnicióndefortaleza!

Nosacercábamosa laPuertadeOliva.JanBronskisudaba,mirabafijamenteelverdepolvorientodelosárbolesdelaAvenidaHindenburgyfumabamayorcantidaddesuscigarrillosconboquilladoradadeloquesuespírituahorradorhubieradebidopermitirle.Óscarnuncahabíavistoasupresuntopadresudardeaquellamanera,conexcepciónde lasdoso tresvecesenque lohabíaobservadoconsumamásobreelsofá.

Pero mi pobre mamá había fallecido hacía ya tiempo. ¿Por qué sudaba JanBronski?Despuésquehubeobservadoquepocoantesdecadaparadaledabanganas

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de bajar, que sólo en el preciso momento de ir a hacerlo se daba cuenta de mipresenciayqueéramosmitamboryyoloqueloobligabaasentarsedenuevo,semehizo claro que el sudor era por causa del Correo polaco, que Jan, en calidad defuncionario del mismo, tenía la misión de defender. Como que ya se habíaescabullidounavez,mehabíaencontradoluegoamíconmichatarradetamborenlaesquina de la Ringstrasse y el Heeresanger, había decidido volver a su deber defuncionario,me había llevado consigo, amí que ni era funcionario ni apto para ladefensadeledificiodelCorreo,yahorasudabayfumaba.¿Porquénosebajabadeunavez?Nohubierasidoyo,porcierto,quienseloimpidiera.Estabatodavíaenlaplenitud de la vida, llegando a los cuarenta y cinco. Sus ojos eran azules, su pelocastaño; temblaban, bien cuidadas, sus manos, y no hubiera debido sudar tanlamentablemente,oentodocasohubieradebidoseraguadeColonia,ynosudorfrío,loqueÓscar,sentadoalladodesupresuntopadre,hubieradebidooler.

EnelMercadodelaMaderanosbajamosydescendimosapietodoalolargodelPaseodelbarrioviejo.Eraunanochecertranquilodefinesdeverano.Comotodoslosdíashacialasocho,lascampanasdelbarrioviejodifundíannotasbroncíneasporelcielo.Conciertodecampanasquehacía levantarseenvuelonubesdepalomas:«Sésiemprefielyhonradohastalatumbafría.»Esosonababienydabaganasdellorar.Ysin embargo, todo el mundo reía. Mujeres con niños tostados por el sol, conalbornocesdefrisa,conpelotasdeplayamulticoloresybarquitosdevelabajabandelos tranvíasquetraíandelosbalnearioselGlettkauyHeubudeamilesdepersonasfrescas todavía del baño. Con lenguas volubles, las muchachitas lamían, en plenosopor,heladosdeframbuesa.Unaquinceañeradejócaersusorbete,ycuandoibayaabajarse para recogerlo, se arrepintió y abandonó al empedrado y a las suelas defuturostranseúnteselheladoqueseibaderritiendo:notardaríaenformarpartedelosadultos,yyanopodríaseguirlamiendosorbetesporlacalle.

LlegadosalacalledelosAfiladoresdoblamosalaizquierda.LaPlazaHevelius,en la que dicha calle desembocaba, estaba cerrada por hombres de la miliciaterritorialSSapostadosengrupos:eranmuchachosjóvenes,tambiénalgunospadresde familia, con brazaletes y carabinas de la policía. Hubiera sido fácil, dando unrodeo,eludirlabarrerayllegaralcorreoporelbarriodeRähm.JanBronskisefuederecho a ellos. La intención era clara: quería que le cerraran el paso, que lemandarandespejaralavistadesussuperiores,quesindudaalgunavigilabanlaPlazaHeveliusdesdeeledificiodelCorreo,parahacerunpapelmásomenosdecorosodehéroerechazadoypodervolverseacasaconelmismotranvíadelalíneanúmero5quelohabíallevado.

Loshombresdelamiliciaterritorialnosdejaronpasar,sinpensarniremotamente,tal vez, que aquel señor bien vestido, con un niño de tres años de la mano, sepropusiera ir al edificio del Correo. Nos recomendaron simplemente y con toda

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cortesía que fuéramos prudentes, y no nos dieron el alto hasta que ya habíamospasadolaverjaynosencontrábamosantelaentradaprincipal.Jansevolvió,indeciso.Peroyalapesadapuertasehabíaentreabiertoynostiraronhaciadentro:estábamosenlasaladetaquillas,semioscurayagradablementefresca,delCorreopolaco.

JanBronskinofuerecibidoporsugenteconmuchoentusiasmo.Desconfiabandeél, lo habían descartado, probablemente, y dieron claramente a entender quesospechabanqueelsecretariodelCorreo,JanBronski,tratabadeescabullirse.NoleresultófácilaJandesvirtuarlasacusaciones.Nisiquieraseleescuchó,sinoqueseleasignó un lugar en una hilera que tenía pormisión llevar sacos de arena desde labodegaalafachadaconventanasdelasaladetaquillas.Estossacosdearenaydemássandeces se amontonaron delante de las ventanas, y se corrían muebles pesados,como armarios archivadores, hasta la entrada principal, para poder, en caso denecesidad,obstruirlapuertaentodosuancho.

Alguienpreguntóquiénerayo,peroluegonotuvotiempodeesperaraqueJanrespondiera.Lagente estabanerviosa, y tanprontohablaban agritos comoenvozexageradamente prudente y baja. Mi tambor y la miseria de mi tambor parecíanolvidados.ElconserjeKobyella,conelqueyohabíaespeculadoparadevolvera lachatarraquemecolgabasobrelabarrigaunaspectodecoroso,permanecíainvisibleyestaría probablemente amontonando en el primero o segundo piso del edificio delCorreo, lomismoque loscarterosy taquillerasde laplantabaja, sacos repletosdearena,quesesuponíanapruebadebalas.LapresenciadeÓscarerapenosaparaJanBronski.Meescurrí,pues,enelprecisomomentoenqueunhombre,alquelosotrosllamaban doctorMichon, le daba algunas instrucciones. Después de haber andadobuscandoporalgúntiempoydehabereludidoprecavidamentemedianteunrodeoaaqueldoctorMichon,quellevabauncascodeaceropolacoyeramanifiestamenteeldirectordelCorreo,hallé laescaleradelprimerpiso,yarriba,al finaldelcorredor,encontréuncuartodetamañoregular,sinventanas,enelquenohabíahombresquearrastrarancajasdemunicionesoapilaransacosdearena.

Cestoscomoderopaconruedas,llenosdecartasfranqueadasconsellosdetodosloscolores,ocupabanelpiso,enhilerasapretadas.Elcuartoerabajoyelpapeldelasparedes tenía un color ocre. Olía ligeramente a goma. Del techo colgaba un focoencendido. Óscar estaba demasiado cansado para buscar el interruptor. A lo lejosadvertíanle las campanas de SantaMaría, SantaCatalina, San Juan, SantaBrígida,SantaBárbara,delaTrinidadydelDivinoCuerpo:¡Sonlasnueve,Óscar,eshorayadequeteacuestes!Envistadeesometendíenunodeloscestos,coloquéeltambor,igualmenteagotado,amilado,ymedormí.

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Elcorreopolaco

MedormíenuncestollenodecartasquequeríaniraLodz,Lublín,Lwow,Cracoviay Czestochowa, o venían de Lodz, Lublín, Lemberg, Thorn, Cracovia yTschenstochau.PeronosoñéniconlaMatkaBoscaCzestochowskaniconlaVirgenNegra,niroí,soñando,elcorazóndelmariscalPilsudski,conservadoenCracovia,niaquellosalfajoresquetantafamahandadoalaciudaddeThorn.Nisiquierasoñéenmitambornoreparadotodavía.Tendidosinsueñosenuncestoderopaconruedas,Óscar no percibió nada de ese cuchicheo, esemurmullo y esas charlas que, segúncuentan, se producen cuandomuchas cartas se hallan apiladas en unmontón. Lascartasnomedijeronniunasolapalabra:yonoesperabacorreoalgunoynadiepodíaverenmíaundestinatario,muchomenosaunremitente.Dormísoberanamente,conmiantenaretraída,sobreunamontañadecorrespondenciaque,grávidadenoticias,hubierapodidorepresentartodounmundo.

SecomprendeasíquenomedespertaraaquellacartaqueunPanLechMilewczykcualquiera de Varsovia escribía a su sobrina de Danzig-Schidlitz, una carta, porconsiguiente,lobastantealarmantecomoparadespertaraunatortugamilenaria;amínomedespertaronniel cercano tableteode lasametralladorasni las lejanas salvasretumbantesdelastorrecillasdoblesdeloscrucerosancladosenelPuertoLibre.

Esto se escribemuy fácilmente: ametralladoras, torrecillas dobles. ¿No hubierapodidosertambiénunaguacero,unagranizadaoelpreludiodeunatormentadefinesde verano, parecida a la que tuvo lugar en ocasión de mi nacimiento? Estaba yodemasiadosoñolientoparaentregarmeasemejantesespeculacionesy,conlosruidostodavíaenlaoreja,dedujecuáleralasituacióny,comotodoslosqueestándormidostodavía,ladesignéporsunombre:¡Estántirando!

Apenasdesencaramadodelcestoderopa,vacilanteaúnsobresussandalias,Óscarse preocupó por el bienestar de su delicado tambor. Con ambasmanos excavó enaquel cesto que había albergado su sueño un hueco entre las cartas, sueltas, desdeluego,peroquehacíanunaespeciedemasa,sinbrutalidad,sinrompernichafarnidesvalorizar nada, claro está: separé con precaución las cartas imbricadas unas enotras,tratéconcuidadoacadaunadeellasyaunalastarjetaspostalesprovistasdelsello«PocztaPolska»,ypuseatenciónaqueningunodelossobresseabriera,porque,aun en presencia de acontecimientos ineludibles y susceptibles de cambiarlo todo,habíaquepreservarsiemprelainviolabilidaddelacorrespondencia.

En la misma medida en que el tableteo de las ametralladoras aumentaba, ibaagrandándose el embudoen aquel cestode ropa llenode cartas.Finalmente estiméque ya era suficiente, coloqué mi tambor herido de muerte en el lecho reciénexcavadoylorecubrítupidamente,nocontres,condiez,conveintecapasdesobresimbricados unos con otros, a la manera como los albañiles colocan los ladrillos

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cuandosetratadeerigirunmurosólido.Apenashabíaterminadoconestasmedidasprecautorias,delasquepodíaesperar

algunaprotecciónparami tamborcontra lasbalasy loscascosdemetralla,cuandoestalló en la fachada del edificio del Correo que daba a la Plaza Hevelius,aproximadamentealaalturadelasaladetaquillas,laprimeragranadaantitanque.

ElCorreopolaco,edificiomacizodeladrillo,podíarecibirtranquilamenteciertonúmerodeaquellos impactossin temordequea lagentede lamilicia territorial leresultara fácil terminar la cosa rápidamente y abrir una brecha lo suficientementegrandeparaunataquefrontalcomolosquecontantafrecuenciahabíanpracticadoatítulodeejercicio.

Abandoné mi segundo depósito de cartas sin ventanas, protegido por tresdespachosyelcorredordelprimerpiso,parabuscaraJanBronski.Siyobuscabaamipresuntopadre,esobvioquebuscabaalpropiotiempoyconmayorafántodavíaal conserje inválido Kobyella. Como que la víspera había tomado el tranvía,renunciandoamicena,paraveniralaciudad,hastalaPlazaHeveliusyaqueledificiopostal,queporlodemásmeeraindiferente,conelpropósitodehacercomponermitambor.Porconsiguiente,sinolograbadarconelconserjeatiempo,oseaantesdelasalto final que cabía esperar con seguridad, mal podría pensar en la restauraciónadecuadademihojalata.

AsíqueÓscarbuscabaaJan,peropensandoenKobyella.Variasvecesrecorrió,con los brazos cruzados sobre el pecho, el largo corredor embaldosado, pero noencontrómás que el ruido de sus pasos. Cierto que podía distinguir algunos tirosaislados,disparadossindudadesdeeledificiodelCorreo,entreelderrochecontinuodemunicionesdelagentedelamiliciaterritorial,loqueledabaaentenderque,ensus despachos, los parcos tiradores debían de haber cambiado sus matasellos porinstrumentosqueigualmenteservíanparamatar.Enelcorredornohabíanadie,nidepie,ni tendido,ni listoparaunposiblecontraataque.Elúnicoque lopatrullabaeraÓscar, indefensoy sin tambor, expuesto al introitográvidodehistoria deunahoraexcesivamentematutina que sin embargo no llevaba nada de oro en la boca, sinoplomoalosumo.

Tampocoenlosdespachosquedabanalpatioencontréalmaviviente.Incuria,medije. Hubiera debido cubrirse la defensa también del lado de la calle de losAfiladores.Ladelegacióndepolicíaallíexistente,separadadelpatioydelandéndebultospostalesporunasimplecercadetablas,constituíaunaposicióndeataquetanventajosacomodifícilmentepodríaencontrarseenunlibrodeestampas.Hiceresonarmispasosporlosdespachos,laoficinadeenvíoscertificados,ladelosgirospostales,lade la cajapara el pagode salariosy lade recepciónde telegramas: allí estaban,tendidos detrás de planchas blindadas, de sacos de arena y demuebles de oficinavolcados,tirandoaintervalos,casiconavaricia.

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En lamayoría de las oficinas algunos cristales de las ventanas exhibían ya losefectos de las ametralladoras de la milicia territorial. Aprecié superficialmente losdañosyestablecícomparacionesconaquelloscristalesdeventanasque,entiemposdeprofundapaz,habíancedidobajoelimpactodemivozdiamantina.Puesbien,sisemepedíaamíunacontribuciónaladefensadePolonia,siaquelpequeñodirectorMichon semepresentaba, no comodirectorpostal sinomilitar, para tomarmebajojuramentoalserviciodePolonia,loqueesmivoznolesibaafallar:enbeneficiodePolonia y de la economía polaca, anárquica pero siempre dispuesta a un nuevoflorecer,debuenaganahubieraconvertidoenbrechasnegras,abiertasalascorrientesdeaire,todosloscristalesdelascasasdeenfrente,delaPlazaHevelius,lasvidrierasdel barrio del Ráhm, la serie continua de vidrios de la calle de los Afiladores,comprendidos los de la delegación de policía, y, con efecto amayor distancia quenuncaanteriormente,losvidriospulidosdelPaseodelbarrioviejoydelacalledelosCaballeros,todoelloencuestióndeminutos.Estohabríaprovocadoconfusiónentrela gente de la milicia territorial y también entre los simples mirones. Esto habríareemplazadoelefectodevariasametralladoraspesadasyhabríahechocreer,desdeelprincipio mismo de la guerra, en armas milagrosas, aunque no habría salvado alCorreopolaco.

PeronoserecurrióaÓscar.AqueldoctorMichondelcascodeaceropolacosobresucabezadedirectornometomójuramentoalguno,sinoque,albajaryocorriendolaescalera que conducía a la sala de taquillas ymetérmele impensadamente entre laspiernas,mediounbofetóndoloroso,paravolveradedicarseinmediatamentedespuésdelgolpe,jurandoenvozaltayenpolaco,asustareasdefensivas.Nomequedómásremedioqueencajarelgolpe.Lagente, incluidoeldoctorMichon,quedespuésdetodo era el que tenía la responsabilidad, estaba excitada y temerosa, y porconsiguienteselapodíadisculpar.

Elrelojdelasaladetaquillasmedijoqueeranlascuatroyveinte.Cuandomarcólas cuatro y veintiuno, hube de admitir que las primeras operaciones bélicas no lehabían causado almecanismodaño alguno.Andaba, y no supe si debía interpretaraquellaindiferenciadeltiempocualsignopropicioodesfavorable.

Seacomofuere,quédemedemomentoen lasalade taquillas,busquéaJanyaKobyella,noencontréni al tíoni al conserje, comprobédañosen losvidriosde lasala y unos feos agujeros en la pared al lado de la puerta principal, y fui testigocuandollevaronalosdosprimerosheridos.Unodeellos,unseñordeciertaedadconla raya cuidadosamente marcada todavía en su pelo gris, hablaba continua yexcitadamente mientras le vendaban el rasguño del brazo derecho. Apenas lehubieron envuelto de blanco la ligera herida, quiso levantarse, tomar su fusil yecharse nuevamente detrás de aquellos sacos de arena que por lo visto no eran apruebadebalas.¡Menosmalqueunligerovahídoprovocadoporlapérdidadesangre

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loobligaranuevamenteatumbarsesobreelsueloyleimpusieraeserepososinelcualunseñordeciertaedadnorecuperasusfuerzas,despuésdeunaherida!Pero,además,elpequeñoquincuagenarionervudoquellevabauncascodeaceroperodejabavereltriángulo de un pañuelo de caballero que le salía del bolsillo pectoral civil, aquelseñor que tenía los nobles gestos de un caballero funcionario, que era doctor y sellamabaMichon, que la víspera había sometido a Jan a un interrogatorio riguroso,conminóahora al señorheridodecierta edadaqueguardara reposoennombredePolonia.

El segundo herido yacía, respirando difícilmente, sobre un saco de paja y nomostrabaelmenordeseodesacosdearena.Aintervalosregularesgritabafuerteysinafectadopudor,porqueteníauntiroenelvientre.

Óscar se disponía precisamente a inspeccionar una vezmás a los hombres queestabandetrásde los sacosdearenapara encontrarpor fin a sugente, cuandocasisimultáneamente dos impactos de granada, arriba y al lado de la entrada principal,hicieronretemblarlasala.Losarmariosquesehabíancorridoparataparlapuertaseabrieronsoltandopaquetesdedocumentosengrapadosqueemprendieronliteralmenteel vuelo, se desprendieron unos de otros y, aterrizando y deslizándose sobre lasbaldosas, fueron a tocar y cubrir papeles que, conforme a los principios de unacontabilidadregular,nuncahubierandebidoencontrar.Inútildecirqueelrestodeloscristalesdelasventanassehizoañicosyquecayerondelasparedesydeltechounasplacasmásomenosgrandesdeestuco.Atravésdenubesdeyesoycalarrastraronaotroheridohastalamitaddelasala,peroluego,porordendelcascodeacerodoctorMichon,lollevaronporlaescaleraalprimerpiso.

Óscarsiguióaloshombresquellevabanalfuncionariopostallanzandogemidosacadapeldaño, sin quenadie lemandaravolver atrás, le pidiera cuentas o, como loacababa de hacer poco antes el doctorMichon con su groseramanomasculina, ledieraunbofetón.Hayqueañadir,sinembargo,queseesforzópornometerseentrelaspiernasdefensorasdelCorreodeningúnadulto.

Al llegar detrás de los hombres que iban subiendo lentamente la escalera alprimer piso vi confirmarsemi presentimiento: llevaban al herido a aquel local sinventanasyporconsiguienteseguroqueservíadedepósitopara lascartasyque,enrealidad,yomehabía reservadoparamí.Creyeron también,yaque escaseaban loscolchones,haberencontradoenaquelloscestosunasyacijas,cortas,sinduda,peroentodocasoblandas,paralosheridos.Dolíameyahaberenterradomitamborenunodeaquellos cestos de ropa con ruedas. ¿No permearía tal vez la sangre de aquelloscarteros y empleados de taquilla, abiertos y horadados, las veinte capas de papel,confiriendo a mi tambor un color que hasta allí sólo había conocido en forma deesmalte? ¿Qué tenía ya mi tambor de común con la sangre de Polonia? ¡Quecolorearanconaqueljugo,enbuenahora,susdocumentosysupapelsecante!¡Que

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vaciaran,sierapreciso,elazuldesustinterosylosvolvieranallenarderojo!¡Quetiñeransuspañuelosylamitaddesuscamisasblancasalmidonadas,sinohabíamásremedio,alamanerapolaca!¡Alfinyalcabo,deloquesetratabaeradePoloniaynodemitambor!Pero,siloqueseproponíaneraque,casodeperdersePolonia,éstase perdiera en blanquirrojo, ¿era indispensable que se perdiera tambiénmi tambor,haciéndolosospechosomedianteunacapadecolorfresco?

Pocoapocosefueapoderandodemíestaidea:nosetrataenabsolutodePolonia,sinodemimaltrechotambor.JanmehabíaatraídoalCorreoparaproporcionaralosfuncionarios,alosquePolonianobastabacomofanal,unainsigniaquelosinflamara.Durantelanoche,mientrasyodormíaenelcestodecartasconruedas,perosinrodarni soñar, los empleados postales de guardia se habían susurrado unos a otros, amaneradeconsigna:Un tambormoribundodeniñoseha refugiadoentrenosotros.Somospolacosytenemosquedefenderlo,sobretodoporqueInglaterrayFranciahancerradoconnosotrosunpactodegarantía.

Mientras ante la puerta entreabierta del depósito de cartas me entregaba asemejantes inútiles consideraciones abstractas que cohibían mi libertad de acción,oyóseporprimeravez en el patiodelCorreo el tableteode las ametralladoras.Talcomoyo lohabíapredicho, lamilicia territorial intentabasuprimerasaltodesde ladelegación de policía de la calle de los Afiladores. Poco después, los pies se nosdespegaronatodosdelsuelo:losdelamiliciahabíanconseguidovolarlapuertadeldepósitodebultossobreelandéndeloscamionespostales.Actoseguidopenetraroneneldepósitoyluegoenellocaldeadmisióndepaquetes;lapuertadelcorredorqueconducíaalasaladetaquillasestabayaabierta.

Loshombresquehabíansubidoalheridoylohabíandepositadoenaquelcestodecartas que ocultaba mi tambor, huyeron precipitadamente; otros los siguieron.Guiándome por el ruido llegué a la conclusión de que se estaba luchando en elcorredordelaplantabaja,yluegoenlarecepcióndepaquetes.Lamiliciaterritorialtuvoqueretirarse.

Vacilandoprimero,peroluegodeliberadamente,Óscarpenetróeneldepósitodelas cartas.El heridomostraba una cara gris amarillenta, enseñaba los dientes y losglobos de los ojos se le movían de un lado para otro tras sus párpados cerrados.Escupíahilillosdesangre.Pero,comoquieraquelacabezalesobresalíadelbordedelcesto, había poco peligro de que ensuciara la correspondencia. Óscar tuvo queponersedepuntillasparaalcanzarel interiordelcesto.Lasasentaderasdelhombredescansaban exactamente en el lugar donde se hallaba enterrado mi tambor.Procediendo primero con precaución, por respeto al hombre y a las cartas, perotirando luego conmás fuerza y, finalmente, arrancándolos y desgarrándolos, logrésacardedebajodeltipo,queseguíagimiendo,variasdocenasdesobres.

Hoypodríadecirquetocabayaelbordedemitambor,cuandounoshombresse

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precipitaronescalerasarribayalolargodelcorredor.Volvían;habíanrechazadoalamiliciadeldepósitodepaquetes,habíanconseguidounavictoriamomentánea;lesoíareír.

Escondido detrás de uno de los cestos, esperé cerca de la puerta a que loshombresllegaranjuntoalherido.Hablandoprimeroenvozaltayluegojurandoentredientes,sepusieronavendarlo.

Alaalturadelasaladetaquillasexplotarondosgranadasantitanque,luegootrasdos, y luego, silencio. Las salvas de los navíos de guerra fondeados en el PuertoLibre, frente a la Westerplatte, retumbaban a lo lejos, con un gruñido regular ybonachónalqueunoacababaporacostumbrarse.

Sin ser visto por los hombres que estaban junto al herido, me escabullí deldepósitodecartas,dejémitamborenlaestacadaymeechéotravezenbuscadeJan,mitíoypresuntopadre,ytambiéndelconserjeKobyella.

En el segundo piso hallábase la vivienda del primer secretario del Correo,Naczalnik,queoportunamentehubodemandarasufamiliaaBrombergoaVarsovia.Primeroinspeccionéunashabitacionesqueservíandealmacénydabanalpatio,yporfinencontréaJanyaKobyellaenelcuartodelosniños.

Una habitación agradable, de empapelado alegre pero estropeado en algunoslugaresporbalasperdidasdefusil.Entiemposdepaz,hubierasidoposiblehabersesentadoallítrasalgunadelasdosventanasydistraerseobservandolaPlazaHevelius.Un caballomecedor intacto todavía, varias pelotas, un fuerte lleno de soldados deplomo a pie y a caballo tumbados, una caja de cartón abierta, llena de rieles y devagonesdecargaenminiatura,variasmuñecasenmejoropeorcondición,casasdemuñecas en desorden; en resumen, un derroche de juguetes que revelaba que elprimer secretario del Correo Naczalnik había de ser padre de dos criaturas bienmimadas,unniñoyunaniña. ¡Quésuerteque losniñoshubieransidoevacuadosaVarsovia,evitándomeasíelencuentroconunpardehermanitosporelestilodelqueya conocía de losBronski!Con cierta satisfacciónmaliciosa representábame cómodebíadehaberledolidoalrapazdelprimersecretariohabertenidoquedespedirsedesuparaísoinfantilrepletodesoldaditosdeplomo.Talvezsehabríametidoalgunosulanosenelbolsillodelpantalón,paramásadelante,enocasióndelasluchasporelfuertedeModlin,poderreforzarlacaballeríapolaca.

Óscarhablapordemásdelossoldadosdeplomoy,sinembargo,nopuedeeludirunaconfesión:sobrelatablasuperiordeunestanteparajuguetes,librosdeestampasy juegosde sociedad alineábanse instrumentosmusicales en tamaño reducido.Unatrompetadecolordemiellevantábasesilenciosaalladodeuncarrillónqueseguíalosincidentesdelalucha,oseaqueacadaimpactodegranadatintineaba.Enelextremodeladerechaextendíasealolargo,inclinadoymulticolor,unacordeón.Lospadreshabían sido lo bastante extravagantes para regalar a su descendencia un verdadero

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violincito con cuatro verdaderas cuerdas de violín. Al lado del violín, trabado porunaspiezasdeunjuegodeconstrucciónparaquenosefuerarodandoymostrandosublanca redondez indemne, hallábase, por muy inverosímil que parezca, un tamboresmaltadoenrojoyblanco.

Por el momento no hice nada por bajar el tambor del estante pormis propiosmedios. Óscar era perfectamente consciente de su alcance limitado y, en aquelloscasosenque su talladegnomo lehacíaver su impotencia,permitíase recurrir a lacomplacenciadelosadultos.

Jan Bronski y Kobyella estaban tendidos detrás de unos sacos de arena quecubrían el último tercio de las ventanas que llegaban hasta el piso. La ventanaizquierda le correspondía a Jan, en tanto que Kobyella ocupaba su lugar en laderecha. Comprendí instantáneamente que el conserje difícilmente tendría tiempo,ahora, de sacar y reparar mi tambor, que se hallaba debajo de aquel herido queescupía sangre y, sin duda alguna, habría de ir quedando cada vezmás aplastado.PorqueKobyellateníaahoratrabajodesobra:aintervalosregularesdisparabasufusilpor una aspillera dispuesta en el muro de los sacos de arena en dirección de laesquinadelacalledelosAfiladores,porencimadelaPlazaHevelius,endonde,pocoantesdelpuentedelRadaune,acababandeemplazaruncañónantitanque.

Jan estaba acurrucado, escondía la cabeza y temblaba. Sólo lo conocí por suelegante vestido gris oscuro, que ahora, sin embargo, se veía cubierto de polvo yarena.Ellazodesuzapatoderecho,gristambién,selehabíadesatado.Mebajéyselo até de nuevo. Al apretar yo el lazo, Jan se estremeció, deslizó un par de ojosdemasiado azules por encima de su manga izquierda y fijó en mí una miradaincomprensiblementeazulyacuosa.Auncuandonoestabaherido,segúnÓscarpudoapreciar a través de un examen superficial, lloraba en silencio. Jan Bronski teníamiedo. Sin prestar atención a sus lloriqueos señalé el tambor de hojalata del hijoevacuadodeNaczalnikeinvitéaJan,congestosinequívocos,aacercarsealestanteybajarmeeltambor,tomandoparaellotodaslasprecaucionesysirviéndosedelángulomuertodelcuartode losniños.Mi tíonomeentendió.Mipresuntopadre tampocomeentendió.El amantedemipobremamáestaba tanocupadoyabsorbidocon supropiomiedo,quemisgestosendemandadeauxilionopodíanalosumohacermásqueaumentárselo.Óscarhubierapodidogritarle,perotemíaquepudieradescubrirleKobyella,quesóloparecíaatentoalruidodesufusil.

Así,pues,metendíalaizquierdadeJandetrásdelossacosdearenaymeapretéa su lado, para comunicar ami desgraciado tío y padre presunto una parte demiecuanimidad habitual. Al rato me pareció que estaba efectivamente algo máscalmado. Mi respiración marcadamente regular logró imprimir a su pulso unaregularidadmásomenosnormal.Cuandollegó,demasiadoprontosinduda,volvíallamarlelaatenciónacercadeltambordeNaczalnikhijo,tratandoparaellodehacerle

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volver la cabeza lenta y suavemente al principio, y, por último, en forma decididahacia el estante sobrecargadode juguetes, Jannomeentendiópor segundavez.Elmiedo lo invadía de abajo arriba, refluía de arriba abajo y encontraba allí,probablementeacausade lassuelasde loszapatos,una resistencia tangrande,quetratabadeabrirsepaso,perorebotabay,atravésdelestómago,elbazoyelhígado,seleinstalabaenlacabezadetalmaneraquelosojosazulesselesaltabanydejabanveren su blanco unas venitas ramificadas que Óscar nunca había observadoanteriormente.

Hubodecostarmetrabajoytiempohacervolverlosglobosocularesdemitíoasulugarycomunicarasucorazónunmínimodecompostura.Perotodamiaplicaciónalserviciode la estética resultó inútil cuando,poniendoporvezprimeraenacciónelobúsmedianodecampaña,lagentedelamiliciaabatió,entirodirectoyapuntandoatravésdeltubo,laverjaforjadadedelantedeledificiodelCorreo,procediendoparaello, con una precisión admirable que revelaba un alto grado de entrenamiento, atumbarunodespuésdeotrolospilaresdeladrillo,hastaquetodalaverjaacabópordesplomarse.Mi pobre tío sintió el derrumbe de cada uno de los quince a veintepilaresenlomásvivodesualmaydesucorazón,yelloenformatanafectivamenteapasionada,comosi,envezdetumbarenelpolvolosmerospedestales,sehubieratumbadotambiénconellosaotrostantosídolosimaginariosquelefueranfamiliareseindispensablesparasumismaexistencia.

SóloasíseexplicaqueJanregistraracadablancodelobúsconunchillidoagudoque, de haber sidomás consciente y deliberadamente orientado, habría poseído, lomismoquemigritovitricida, lavirtuddeldiamantecortadordevidrios.CiertoqueJanchillabaconvehemencia,perodetodosmodossinplanalguno,conloquealcabosólo logró que Kobyella echara su cuerpo huesudo de conserje inválido hacianosotros, levantara su cabeza de pájaro sin pestañas y paseara por nuestra comúnmiseriaunaspupilasgrisesyacuosas.SacudióaJan.Estegimió.Abriólelacamisaylepalpóelcuerpoenbuscadealgunaherida—amímedabanganasdereír—y,alnoencontrartrazadelamenorlesión,lotumbódeespaldas,leagarrólamandíbula,selasacudiódeun ladoparaotro, lahizocrujir,obligóa laazulmiradabronsquianadeJan a aguantar el flamear gris aguado de los ojos kobyellanos, juró en polacosalpicándolelacaradesalivaylelanzófinalmentealasmanosaquelfusilquehastaentoncesJanhabíadejadoinactivosobreelpisojuntoalaaspilleraqueleestuvieraespecialmente asignada; porque ni siquiera le había quitado el seguro.La culata lepegó secamente en la tibia. Aquel dolor breve, el primero de carácter corporaldespués de todos los demás dolores morales, pareció hacerle bien, porque asió elfusil, estuvo a punto de horrorizarse al sentir el frío del metal en sus dedos y acontinuaciónenlasangre,pero,estimuladoenparteporlosjuramentosyenparteporlosargumentosdeKobyella,searrastróhaciasuaspillera.

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Mipresuntopadreteníadelaguerra,pesealablandaexuberanciadesufantasía,una idea tan realista, que le resultabaenverdaddifícil, pornodecir imposible, servaliente, debido a su falta de imaginación. Sin haber inspeccionado a través de laaspilleraquelehabíasidoasignadaelcampodetiroqueselebrindabaysinhaberbuscadoenelmismounblancoquevalieralapena,conelfusiloblicuoyapuntandolejos de sí por encima de los tejados de la Plaza Hevelius, vació su recámararápidamenteyaciegas,paravolveraacurrucarseactoseguido,conlasmanosvacías,traslossacosdearena.AquellamiradaimplorantequeJanlanzóalconserjedesdesuescondrijoleíasecuallaconfesióncontritayentrepucherosdeunescolarquenohahecho su tarea. Kobyella hizo crujir varias veces su mandíbula, rióse luegosonoramente y, como si no pudiera contenerse, interrumpió de repente su risa enformaalarmante,yledioaBronski,noobstanteserésteencalidaddesecretariodelCorreosusuperiorjerárquico,tresocuatropuntapiésenlatibia.Ytomabayanuevoimpulso,disponiéndoseaclavarleaJansuinformeborceguíenlascostillas,cuandoelfuegodeametralladora,alpasar lacuentade losvidriossuperioresdelcuartodelosniñosabriendosurcoseneltecho,lehizobajarelpieortopédico,acontinuaciónde lo cual se echó tras su fusil y disparó rápidamente y malhumorado, como siquisiera recuperar el tiempo perdido con Jan, tiro tras tiro —todo lo cual ha decomputarse a cuenta del desperdicio de municiones durante la segunda guerramundial.

¿Acasonomehabríavistoelconserje?Él,queporloregularpodíasertanseveroeinaccesiblecomosólosuelenserloesosinválidosdeguerraempeñadosenimponerciertadistanciarespetuosa,medejóenestabuhardillaexpuestaalvientoyenlaqueel aire estaba cargado de plomo. ¿Diríase acasoKobyella: éste es el cuarto de losniños y, por consiguiente, Óscar puede quedarse y jugar durante las pausas delcombate?

Noséporcuántotiempoestuvimostendidosenaquellaforma:yoentreJanylaparedizquierdadelcuarto,losdosdetrásdelossacosdearena,yKobyelladetrásdesufusilydisparandopordos.Hacialasdiez,elfuegoamainó.Elsilenciosehizotal,quepodíayopercibirelzumbidodelasmoscas,oírlasvocesdemandoprocedentesdelaPlazaHeveliusyprestarocasionalmenteatenciónalasordalaborretumbantedeloscrucerosenelpuerto.Undíadeseptiembredeserenoanublado.Elsolponíaentodas lascosasunafinapelículadeoroviejo; todoparecíasensibley,sinembargo,duro de oído. Uno de aquellos próximos días iba a cumplirse mi decimoquintoaniversario. Y yo tenía pedido, como todos los años en septiembre, un tambor dehojalata,nadamenosqueuntambordehojalata;renunciandoatodoslostesorosdelmundo,mis deseos se orientaban exclusiva e inalterablemente hacia un tambor dehojalataesmaltadoenblancoyrojo.

Jannosemovía.Kobyellaresollabaenformatanregular,queÓscarpensabaya

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que estaría durmiendo y aprovechaba la breve tregua para echar una siestecita, yaque, a fin de cuentas, todos los hombres, inclusive los héroes, necesitan de vez encuando una destecha reparadora. Yo era el único que tenía sus cinco sentidosdespiertos y, con la inexorabilidad de mi edad, estaba empeñado en conseguir mitambor.Noesquesóloahora,mientrasaumentabaelsilencioydisminuíaelzumbidode unamosca fatigada de verano,me hubiera vuelto al pensamiento el tambor deljovenNaczalnik.Deningúnmodo;niaunduranteelcombate,envueltoenelruidodela batalla, Óscar lo había perdido un solomomento de vista. Ahora, sin embargo,presentábasemeaquellaoportunidadque todosmispensamientosme incitabananodesperdiciar.

Óscar se levantó lentamente y, evitando los cascos de vidrio, se dirigiósigilosamenteperonoporelloenformamenosdeliberadahaciaelestantedondeseencontrabaeljuguete,yestabayaconstruyéndosedepensamientounatarimahechadeunasillitadeniñomásunacajadearquitectosuperpuesta,cuandomealcanzaronlavozy,acontinuación,lamanosecadelconserje.Desesperadoseñaléconlamanoeltamboryatancercano.Kobyellametiróhaciaatrás.Tendímisdosbrazoshaciaeltambor. El inválido vacilaba ya, disponíase ya a levantar los brazos para hacermefeliz, cuando de repente el fuego de ametralladora atacó el cuarto de los niños y,frentealapuertadelaentrada,estallaronnuevasgranadasantitanque;KobyellamelanzóalrincónjuntoaJanBronski,seechódenuevotrassufusil,ylocargabayaporsegundavez,cuandoyoseguíaconlamiradapegadatodavíaaltambor.

AllíyacíaÓscar,yJanBronski,midulcetíodeojosazules,nisiquieralevantólanarizcuandoelcabezadepájaroconelpiedeformeylamiradaaguadamebarriera,sinpestañear,haciaaquelrincón,detrásdelossacosdearena,cuandoyaestabatancerca del objetivo. No es que Óscar llorara. ¡De ningún modo! Antes se ibaacumulandoenmipecholacólera.Unosgusanosgrasos,blancoazulados,carentesdeojossemultiplicaban,buscabanuncadáverquevalieralapena:¡quémeimportabaamí Polonia! ¿Qué era eso, Polonia? ¿No tenían acaso su caballería? ¡Pues quecabalgaran!Besabanlamanoa lasdamasysólodemasiadotardesedabansiemprecuentadequenoeranlosdedoslánguidosdeunadama,sinolabocasincoloretedeunobúsdecampañaloquehabíanbesado.Yheaquíqueyaseestabadescargandoladoncella de la familia de los Krupp. Chasqueaba los labios, imitaba mal y sinembargo auténticamente los ruidos de batalla que se oyen en las actualidades delcine, lanzaba bombones fulminantes contra la entrada principal del Correo, queríaabrirunabrechaylaabrió,yatravésdelasaladetaquillasabiertaqueríaroerlacajadelaescalera,paraquenadiemáspudieranisubirnibajar.Ysuséquitodetrásdelasametralladoras, inclusive aquellas de los elegantes carros blindados dereconocimiento, que llevaban pintados al pincel preciosos nombres como el de«MarcadelEste»o«Paíssudete»,nolograbansaciarse,sinoquecorríandeunlado

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paraotro,frentealCorreo,blindadas,reconociendoyarmandoestrépito:dosdamitasávidas de cultura, que deseaban visitar un castillo, pero el castillo estaba cerradotodavía.Estoexcitabalaimpacienciadelasbellasmimadas,quequeríanentrar,ylasobligabaalanzaratodoslosaposentosvisiblesdelcastillounasmiradas,miradasgrisplomo,penetrantes,delmismocalibre,paraquealosdelcastillolesdieracaloryfríoyestremecimientos.

Precisamente uno de los carros blindados de reconocimiento —creo que el«Marca del Este»— se lanzaba otra vez contra el Correo desde la calle de losCaballeros,cuandoJan,mitío,quedesdehacíaratoparecíaestarsinvida,moviósupierna hacia la aspillera y la levantó, con la esperanza de que un carro dereconocimiento la reconociera y le tirara, o de que alguna bala perdida secompadecieradeély,rozándolelapantorrillaoel talón, le infligieraaquellaheridaquepermitealsoldadoemprenderunaretiradaexageradamentecojeante.

Alalarga,semejanteposicióndelapiernahabíalederesultarpesada.Devezencuandoseveíaprecisadoaabandonarla.Nofuehastaquesehubotendidosobre laespaldacuando,sosteniéndoselapiernaconambasmanosenlacorvadelarodilla,halló la fuerza suficiente para exponer la pantorrilla y el talón, en forma mássostenidayconmayorprobabilidaddeéxito,alasbalasperdidasoapuntadas.

Pormuchacomprensiónque tuvierayoentoncesparaJanBronskiyse la tengahoytodavía,nopuedomenosquecomprendertambiénlacóleradeKobyellaalveréste a su superior jerárquico, el secretario delCorreoBronski, en aquella posiciónlamentableydesesperada.Deunbrincosepusoenpieelconserje,conel segundoestabayajuntoanosotros,no,sobrenosotros,yyaestabaagarrando,agarrabalaropade Jan y con la ropa al propio Jan, y levantó el paquete, lo arrojó al piso conviolencia, lo agarróotra vez, hizo crujir la ropa, pegó con la izquierda aguantandoconladerecha,tomóimpulsoconladerecha,dejócaerlaizquierda,agarróletodavíaalvueloconladerechaysedisponíayaarematarconlaizquierdayladerechaalavezyafulminaraJanBronski,tíoypresuntopadredeÓscar,cuando,derepente,seoyóuntintineo,piensoquecomoeldelosángelescuandocantanenhonordeDios,yzumbó, como zumba el éter en la radio, y no le dio a Bronski, sino a Kobyella.¡Mayúscula broma la que se había permitido esagranada!Los ladrillos volaron enastillas y los vidrios se hicieron polvo, el revoque se volvió harina, la maderaencontrósuhacha,yelcuartodelosniñosenconjuntobrincabacómicamentesobreuna sola pierna; y ahí las muñecas a la Käthe-Kruse reventaron, ahí el caballomecedorsedesbocó,lamentandonotenerunjineteaquienarrojardelasilla,ahísepusierondemanifiestolosdefectosdeconstruccióndeljuegodearquitectoMärklinylosulanospolacosocuparonenunsolomovimientoloscuatroángulosdelcuarto,yahí,por fin, sevolcóelestantecon los juguetes:yelcarrillónanunciaba laPascuaconsuscampanas,elacordeónchillabadesesperado,latrompetalesoplótalvezalgo

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a alguien, todo dio el tono al mismo tiempo, como una orquesta preparándose aempezar: ahí se oyó chillar, explotar, relinchar, campanear, estrellarse, reventar,crujir,chirriar,cantar,todomuyalto,loquenoimpedíaquepordebajoseminaranlosfundamentos. A mí, sin embargo, a mí, que al explotar el obús me hallaba comocorrespondeaunnenedetresañosenelrincóndelángeldelaguardadelcuartodelosniños,amímevinoalasmanoslahojalata,mevinoalasmanoseltambor—yelnuevo tambordeÓscarno teníamásqueunaspocasgrietas en el esmalteperonopresentaba,encambio,elmenoragujero.

Allevantarlosojosdelobjetodemirecienteadquisiciónque,comoquiendice,habíavenidorodandodirectamentehastamispiescomoporartedeencantamiento,mevienlaobligacióndeayudaraJanBronski.Éstenolograbasacarsedeencimaelpesado cuerpo del conserje. Al principio supuse que también Jan estaba herido,porquegemíaenformapordemásnatural.Perofinalmente,cuandologramoshacerrodaraunladoaKobyella,quegemíaconlamismanaturalidad,exactamente,resultóque los daños en el cuerpo de Jan eran insignificantes. Tenía simplemente unosrasguñosenlamejillayeneldorsodeunadelasmanos,quelehabíanhechounasastillas de vidrio. Un vistazo rápido me permitió cerciorarme de que mi presuntopadre tenía la sangre más clara que el conserje, al que le coloreaba la pierna delpantalón,alaalturadelosmuslos,enformajugosayoscura.

EncuantoasaberquiénlehabíadesgarradoyvueltoaJanlaelegantechaquetadelrevés,nohabíayamaneradeaclararlo.¿HabíaqueachacárseloaKobyellaoalagranada?Colgábalehechajirones,teníaelforrodesprendido,losbotonessueltos,lascosturaspartidasylosbolsilloshaciaafuera.

PidoindulgenciaparamipobreJanBronski,quien,antesdearrastrarconmigoaKobyellafueradelcuartodelosniños,empezóarecogertodoloqueunfeotemporallehabíasacudidodelosbolsillos.Encontrósupeine,lasfotosdesusseresqueridos—entreellashabíaunadebustodemipobremamá—,ysumonederoquenisiquierase había abierto. Con grandes fatigas, y no sin peligro, ya que el temporal habíabarridoenpartelaproteccióndelossacosdearena,sepusoarecogerlosnaipesdelskatesparcidosporelcuarto;queríareunirlostreintaydosy,alnohallareltrigésimosegundo, sentíase desgraciado, pero cuandoÓscar lo halló entre dos desvencijadascasasdemuñecasyselotendió,locogióconunasonrisa,apesardequeeraelsietedeespadas.

CuandohubimosarrastradoaKobyellafueradelcuartodelosniñosyloteníamosya en el corredor, halló el conserje energía suficiente para decir unas palabrasinteligiblesparaJan:—¿Lotengotodotodavía?—preguntópreocupadoelinválido.Janmetió lamano en el pantalón, entre las piernas del viejo, comprobó que todoestabaensulugary,conlacabeza,lehizounsignoafirmativo.

Todoséramosfelices:Kobyellahabíalogradoconservarsuorgullo,JanBronski

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teníalostreintaydosnaipesdelskat,inclusiveelsietedeespadas,yÓscarllevabaunnuevo tambor de hojalata que a cada paso le pegaba en la rodilla, en tanto que elconserje,debilitadopor lapérdidadesangre,era transportadoporJanyunoalqueéstellamabaVíctorunpisomásabajo,aldepósitodelascartas.

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Elcastillodenaipes

VíctorWeluhnnosayudóatransportaralconserje,elcual,apesardelahemorragiacreciente, iba resultando cadavezmáspesado.Endichomomento,Víctor, que eramuymiope,llevabatodavíasusanteojosynotropezóenlospeldañosdelaescalera.De oficio, lo que tratándose de un miope puede parecer inverosímil, Víctor eracarterodegirospostales.Hoy, siempreque sehabladeél, llamoaVíctor elpobreVíctor. Lomismo quemimamá se convirtió por virtud de un paseo familiar a laescolleradel puerto enmipobremamá, así también convirtióse el carterodegirospostalesVíctor,porlapérdidadesusanteojos—enlaquesinembargointervinieronotrascircunstancias—,enelpobreVíctor.

—¿Hasvueltoaver alpobreVíctor?—preguntoamiamigoVitlar losdíasdevisita. Pero, desde aquel viaje en tranvía de Flingern a Gerresheim —del quehabremosdehablar todavía—,VíctorWeluhnsenoshaperdido.Cabesóloesperarque también sus esbirros lo busquen en vano, que haya encontrado sus anteojos ounosanteojosadecuadosyqueeventualmente,aunquenoyaal serviciodelCorreopolaco, sigade todosmodoshaciendo felicesa lasgentesconbilletesdecoloresymonedassonorasencalidaddecarterodegirospostalesdelCorreofederalalemán,miope,sinduda,peroconanteojos.

—¡Quédesastre!—decíaJan,quehabíaagarradoaKobyelladelladoizquierdo,jadeante.

—¿Ycómoacabaráesto,silosinglesesylosfrancesesnovienen?—preguntabapreocupadoVíctor,quecargabaconelconserjeporelladoderecho.

—Pero, ¡vendrán! Rydz-Smigly dijo ayer todavía por la radio: Tenemos lagarantía:¡sinosatacan,Franciaselevantarácomounsolohombre!—costóletrabajoa Jan conservar su aplomo hasta el final de la frase, porque la vista de su propiasangreenel rasguñodeldorsode lamanonoponíaendudael tratadodegarantíafranco-polaco,evidentemente,peropermitíatemerqueJanpudieradesangrarseantesdequeFranciaselevantaracomounsolohombrey,conformealagarantíaprestada,asaltaralalíneaSiegfried.

—Seguramenteestányaencamino.¡Yaestashoraslaflotainglesadebeestaryasurcando el Báltico! —a Víctor Weluhn le gustaban las expresiones fuertes,retumbantes. Se paró en la escalera, cargado del lado derecho con el cuerpo delconserje herido, y levantando a la izquierda, como en el teatro, una mano queconferíaelocuenciaasuscincodedos—:¡Venid,bravosbritánicos!

Mientras los dos iban transfiriendo lentamente y sin dejar de considerar lasrelacionespolaco-franco-británicasaKobyellahaciaellazaretodeemergencia,ÓscarhojeabamentalmenteloslibrosdeGretaSchefflerenbuscadepasajesadecuadosalasituación.Historia de la ciudad deDanzig, deKeyser: «Durante la guerra franco-

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alemanadelañosetentayuno,cuatronavíosdeguerrafrancesespenetraronlatardedelveintiunodeagostodemilochocientossetentaen labahíadeDanzig,cruzaronfrentea la radayapuntabanyasuscañoneshaciaelpuertoy laciudad,cuando,alanochecer, la corbeta de motor Nymphe bajo el mando del capitán de corbetaWeickhmannlogróobligaralaflotaancladaenelPutzigerWieckareplegarse.»

Pocoantesdellegaraldepósitodelascartas,lleguéalasiguienteconclusión,queloshechoshabíanluegodeconfirmar:mientraselCorreopolacoytodalallanuradePoloniasufríanelasalto,laHomeFleethallábaseestacionadamásomenosalabrigo,enalgunaríadelnortedeEscocia;elGranEjércitofrancésprolongabasucomidademediodía y creía haber cumplido el tratado de garantía franco-polaco mandandoalgunaspatrullasdereconocimientoadelantedelalíneaMaginot.

Frentealdepósito-ambulancianosalcanzóeldoctorMichon,queseguíallevandosucascoyexhibiendoenelbolsillodelpechosupañuelitodecaballero,juntamenteconeldelegadodeVarsovia,untalKonrad.Instantáneamentesepusoenjuego,conmilvariacionesysimulandotodaclasedeheridasgraves,elmiedodeJanBronski.EntantoqueVíctorWeluhn,quenoestabaheridoy,provistodesusanteojos,podíaproporcionaruntiradoraceptable,fuemandadoalasaladetaquillasdelaplantabaja,nosotrospudimospermanecerenellocalsinventanas,quesehallabaprecariamenteiluminadoporunasvelas,porquelaCompañíadeElectricidaddelaciudaddeDanzigyanoestabadispuestaasuministrarcorrientealCorreopolaco.

El doctorMichon, que no acababa de creer en las heridas de Jan pero que detodosmodos tampoco parecía apreciarlo sobremanera cual elemento activo para ladefensadeledificiodelCorreo,dioasusecretariopostallaordendeque,encalidaden cierto modo de enfermero, cuidara de los heridos y me vigilara a mí, al queacarició superficial y, segúnmepareció, desesperadamente, para que el niño no sevieramezcladoenlasoperacionesbélicas.

Impacto del obús de campaña a la altura de la sala de taquillas. Nos hizotambalear.ElcascodeaceroMichon,eldelegadodeVarsoviaKonradyelcarterodegirospostalesWeluhnseprecipitarontodoshaciasuspuestosdecombate.Encuantoa Jan y a mí, nos encontramos en compañía de siete u ocho heridos en un localcerrado que amortiguaba todo el ruido de la lucha.Ni siquiera las velas oscilabanespecialmente cuando afuera el cañón de campaña Se ponía serio. Reinaba allí elsilencio,pesealosgemidosdelosheridosotalvezacausadeellos.JanvendórápidaytorpementeelmuslodeKobyellacontirascortadasdeunasábana,ydisponíaseyaacurarseasímismo;perolamejillayeldorsodelamanodemitíoyanosangraban.Los rasguños, cubiertos de costra, callaban, pero podían seguir doliendo yalimentandoelmiedodeJan,queenaquellocalbajoyasfixiantenohallabasalida.Registróserápidamentelosbolsillosyencontróeljuegocompleto:¡skat!Jugamosalskathastaquesederrumbóladefensa.

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Bajáronse, cortáronse, distribuyéronse y jugáronse treinta y dos naipes.Comoquieraquetodosloscestosdecartasestabanyaocupadosporheridos,pusimosaKobyella contraunodeellosy, comoa cadamomentoamenazabaconcaersedeboca,loatamosfinalmenteconlostirantesdeotroherido,leordenamosmantenersefirme y le prohibimos que dejara caer sus naipes, pues lo necesitábamos. ¿Quéhubiéramospodidohacersineltercerhombreindispensableparaelskat?Encuantoalosdeloscestos,difícilmentehubieranalcanzadoadistinguirelcoloryyanoteníanganasdejugaralskat.Enrealidad,tampocoteníadeseoalgunodejugaralskat.Loquedeseabaeratenderse.Elconserjedeseabanopreocuparseydejarcorrerelcarro.Con susmanosde conserje inactivasporunavezy susojos sinpestañas cerrados,deseabacontemplar losúltimos trabajosdedemolición.Peronosotrosnopodíamospermitir semejante fatalismo, sino que lo atamos y lo forzamos a hacer de tercerhombre,entantoqueÓscarjugabadesegundo—yseextrañabadequeelchiquitínsupierajugaralskat.

Esmás,cuandoporvezprimerasoltémivozparaadultosydije«¡Dieciocho!»,miróme Jan, levantando la vista de los naipes, en forma breve ymaravillosamenteazul,peromehizoquesíconlacabeza,yyo,acontinuación:«¡Veinte!»,yJan,sinvacilar:«Sigo»,yyo«¿Dos?¿ytres?¡veinticuatro!»,yJan,sintiéndolo.«Paso.»¿YKobyella?Pesealostirantes,estabayaotravezapuntodecaerse.Perolovolvimosaenderezaryesperamosaqueseapagaraelruidodeunimpactodegranadaenalgúnlugar lejosdenuestro cuarto, para cuchichearle Jan, al restablecerse el silencio:—¡Dicenveinticuatro,Kobyella!¿Nooyesloquediceelniño?

No sé de dónde, de cuáles abismos emergió el conserje. Parecía que hubieranecesitadodeunaspalancaspara levantarse lospárpados.Finalmente,dejóerrarsumiradaacuosaporlosdieznaipesqueJan,discretamenteysintratardehacertrampa,lehabíapuestopreviamenteenlamano.

—Paso —dijo Kobyella o, mejor dicho, lo leímos en sus labios, demasiadoresecos,sinduda,parapoderhablar.

Jugué un trébol sencillo. Para poder hacer las primeras bazas, Jan, que contró,hubodegritarlealconserjeydedarlebonachonaperorudamenteenlascostillas,afin de que se concentrara y no dejara de asistir, porque empecé por destriunfar,sacrifiquéluegoelreydetrébolesqueJantomóconlasotadeespadas,perovolvíatomarlamano,puestoqueteníafallodediamantes,cortándoleaJanelasdedichopalo, le quité luego con la sota el diez de corazones—Kobyella jugó el nueve dediamantes—ymequedédueñoabsolutoconmiscorazonesfirmes:conun juegoaunosondos,contrado,tres,yunocuatro,cuatroydosseis,porochodelostréboles,soncuarentayocho,oseadocepfennigs.Peronofuesinoeneljuegosiguiente—arriesgabayouncontratomásquepeligrososindossotas—cuandolacosaseanimó,alcortarmeKobyella,que tenía lasotrasdosperohabíapasadoa treintayocho, la

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sota de diamantes con la de tréboles. El conserje, al que la jugada había en ciertomodoreanimado,saliódelasdediamantesyyotuvequeasistir,Jansedeshizodeldiez,Kobyellaganó labazay jugóel rey,queyohubieradebidocortarperono lohice, sino que puse el ocho de tréboles, en tanto quejan hacía lo que podía, tomóinclusivelamanoconeldiezdeespadas,yocortépero¡rayos!Kobyellamatóconlasotadeespadas,de laqueyomehabíaolvidadoocreíaque la tendríaJan,pero lateníaKobyella,elcualmatóy,naturalmente,jugóespadas,yohubededescartarme,Janhizoloquepudo,hastaquefinalmenteentraronloscorazones,peroyanohabíanadaquehacer:cincuentaydoshabíayocontadoaunladoyaotro:juegosinsotaspor tres veces del contrato pleno son sesenta o sea ciento veinte, es decir, treintapfennigs.Janmeprestódosflorinesenmonedachicaypagué,pero,apesardehaberganado,Kobyellayasehabíavueltoadesplomar,ynoqueríacobrar,ynisiquieralagranadaantitanquequeahoraexplotóporprimeravezenlacajadelaescaleralehizoefectoalguno,noobstantetratarsedesuescalera,laqueélhabíalavadoyaseadoporespaciodevariosañosininterrumpidamente.

A Jan volvió a entrarle elmiedo al sacudir una explosión la puerta de nuestrocuarto-buzón y no saber las llamitas de las velas qué les pasaba y hacia qué ladoinclinarse. E inclusive cuando en la escalera volvía a imperar una tranquilidadrelativa y que la siguiente granada antitanque explotó en la fachada exterior, másalejada, Jan Bronski se mostraba agitado al barajar, equivocándose dos veces alrepartir,peroyoyanodijenadamás.Mientrasellossiguierantirando,Janresultabainaccesible a toda observación, era un perpetuo sobresalto, se descartaba mal,olvidábase inclusode tapar las cartas, ynodejabade tender susorejaspequeñasybienformadas,sensualmentecarnosas,alosruidosdelexterior,entantoquenosotrosaguardábamosconimpacienciaaquesiguieraelcursodeljuego.AlpasoqueJanibaperdiendocadavezmássusposibilidadesdeconcentracióneneljuego,Kobyella,encambio,cuandonoestabaprecisamenteapuntodedesplomarseonecesitabaquesele diera en las costillas, no perdía un detalle. Y ni siquiera jugaba tan mal comoparecíaestarlo.Enefecto,sólosedesplomabacuandohabíaganadounjueguecitoobiencuando,contrando,dejabadecumplirconJanoconmigoungrancontrato.Yanoleinteresabaperderoganar:loúnicoqueleinteresabaeraeljuegoensí,ycuandocontábamos y volvíamos a contar, se quedaba colgando, ladeado, de los tirantesprestadosysólopermitíaque lanuezdesugarganta, subiendoybajandoen formatremebunda,dieraseñalesdevidadelconserjeKobyella.

Tampoco Óscar dejaba de sentir la tensión de este skat en tres hombres. NoporquelosruidosylassacudidasrelacionadasconelsitioyladefensadeledificiodelCorreoresultaranexcesivamentepesadosparamisnervios,sinosobretodoporaquelprimerabandonorepentino,yenmiopinióntemporalmentelimitado,detododisfraz.YaquesihastaallísólomehabíaexhibidosindisimuloantemimentorBebray la

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damasonámbulaRosvita,mostrábameahorafrenteamipresuntopadreyfrenteaunconserjeinválido,oseafrenteapersonasquemásadelantenopodríanenningúncasotomarseenconsideraciónencalidaddetestigos,cualunadolescentedequinceañosacredita su actadenacimientoyque juega al skat con alguna temeridad, sinduda,pero de todos modos no del todo mal. Estos esfuerzos, conformes sin duda a mivoluntad, pero tan en absoluto desacuerdo con mis medidas de gnomo, meprovocarona lamediahoraescasade juegoviolentosdoloresdemiembrosyde lacabeza.

Óscar tenía ganas de abandonar la partida, y sin duda no le hubiera faltadooportunidad, por ejemplo entre dos explosiones que casi seguidas una de otrasacudieron el edificio, de escabullirse, a no ser por un sentido de responsabilidaddesconocidohastaesemomentoqueleobligabaaaguantaryacontrarrestarelmiedodesupresuntopadremedianteelúnicoremedioeficaz:eljuegodeskat.

SeguimospuesjugandoyprohibimosaKobyellamorirse.Nopudo.Comoqueyoestabaatentoaquelosnaipescircularanconstantemente.Ycuando,acontinuacióndeuna nueva explosión en la caja de la escalera, cayeron las velas y las llamitas seapagaron, fui yo el que, con la presencia de ánimo indispensable, hice lo queobviamenteprocedíahacer:sacarleaJanlascerillasdelbolsillo;extrayendoalpropiotiemposuscigarrillosconboquilladorada,devolveralaluzalmundo,encenderleaJan uno de sus Regattas a título de calmante y restablecer en las tinieblas, unadespuésdeotra,lasllamitas,antesdequeKobyella,aprovechándosedelaoscuridad,senospudieraescabullir.

DosvelasasentóÓscarsobresunuevotamboryretuvoloscigarrillosalalcancedesumano,sinlamenorintencióndedisfrutarpersonalmentedeltabaco,sinoparaofrecérselos a Jan unodespués de otro; púsole también uno aKobyella en la bocacontorsionada,ylasituaciónmejoró:eljuegosereanimó,eltabacoconsoló,calmó,perono logróde todosmodos impedirque Janperdieraunayotravez.Sudaba,y,como siempre que se concentraba en algo, hacíase cosquillas con la punta de lalenguaenellabiosuperior.AtalpuntollegóaanimarsequeensuardormellamabaAlfredoyMatzerath,creyendotenerenKobyelladecompañerodejuegoamipobremamá.Ycuandoenelcorredoralguiengritó:—¡LehandadoaKonrad!—memiróconairedereprochediciendo:—Porfavor,Alfredo,apagalaradio.¡Noseentiendenada!

LaindignacióndelpobreJansubiódepuntocuandoseabriólapuertadenuestrodepósitoytrajeronaKonrad,alque,efectivamente,lehabíadadounabuena.

—¡Esapuerta!—protestó—. ¡Hay corriente!—y la había, en efecto.Las velasflamearondemodoinquietanteynovolvieronacalmarsehastaqueloshombresquehabíandejadoaKonradenunrincón,alamaneracomosedejaunbulto,volvieronacerrar lapuerta trasdeellos.Teníamos, los tres,unaireextravagante.Laluzde las

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velasnosdabadesdeabajoynosconferíaelaspectodebrujospoderosos.YcuandoKobyellaanunciósucorazónsinsotasydijoveintisiete,treinta—esdecir,lobarbotó,dejandoalpropiotiemporodarsusojosdeunladoaotro,yenelhombroizquierdoalgoqueríasalírseleybrincabayseagitabalocamente,hastaquealfincesóyenesosedesplomódebruces,arrastrandoconélsobresusruedaselcestoderopaconlascartasyelmuertosintirantes,yJan,deunsolocodazoycontodasufuerza,detuvoaKobyellayalcestodelaropa,yKobyella,impedidoasíunavezmásdeescabullirse,pudo finalmente articular su «corazón», y Jan cuchichear su «¡doblo!» yKobyellareplicar «¡redoblo!», entonces comprendióÓscar que la defensa delCorreo polacohabíasidoeficazyqueaquellosqueestabanatacandohabíanyaperdidolaguerraqueapenasacababadeiniciarse,aunqueenelcursodeellalograbanocuparAlaskayelTibet,laisladePascuayJerusalén.

LoúnicomalofuequeJannopudierajugarhastaelfinalsugrancontratodesintriunfoconcuatrosotas,que teníaganado.Empezóarrastrandode tréboles—ahorame llamabaAgnésyveíaenKobyellaasurivalMatzerath—, jugóacontinuación,con toda hipocresía, la sota de diamantes —por lo demás yo prefería que meconfundieraconmipobremamáqueconMatzerath—,despuéslasotadecorazones—conMatzerathnoqueríayoquesemeconfundieraenningúncaso—yesperabaconimpacienciaaqueaquelMatzerathqueenrealidaderainválidoyconserjeysellamabaKobyellajugarasucarta,loquenecesitóalgúntiempo,paraluegosoltarsuasdecorazones,sinacertaracomprender.Nuncahabíacomprendidobien;sóloteníaojosazulesyolíaaaguadeColonia,peronuncatuvoniideanipudocomprender;deahíqueahoratampococomprendieraporquéderepentehabíadejadoKobyellacaerlosnaipesyhabíahecho ladearseelcestoderopacon lascartasyelmuerto,hastaquesevolcaronprimeroelmuerto,luegounprimermontóndecartasyfinalmenteelcestoentero,definotrenzado,inundándoseconunagranoleadadecorrespondencia,como si fuéramos los destinatarios, como si ahora nos tocara a nosotros dejar losnaipesdeladoyponernosaleerepístolasoacoleccionarsellos.PeroaJannoledabanipor leerniporcoleccionar,pueshabíayacoleccionadodemasiadodeniño,y loquequeríaahoraerajugar,jugarsugrancontratohastaelfinalyganar;esoesloquequería:vencer.Asíque levantóaKobyellayasentóelcestosobresus ruedas,perodejandoalmuertofuera,ysinvolvertampocoacargarloconlascartas,demodoqueno tenía lastre suficiente; y sin embargo, se sorprendió cuandoKobyella, atado alcestomóvilysinpeso,mostróquecarecíadeunapoyosólidoysefueladeandomásymás, hasta quejan le gritó:—¡Vamos,Alfredo, por favor, nonosvengas ahora aaguar la fiesta! ¿Oyes? ¡Terminemos todavía este juego, y luego nos vamos paracasa!¡Anda!

Ya era demasiado. Óscar se levantó, se sobrepuso al dolor creciente de susmiembrosydesucabeza,colocósusmanitasdetambortenazsobreloshombrosde

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JanBronskiyseesforzópordecirleenvozbajaperoinsistente:—Déjaloya,papá.Estámuerto:yanopuede.Siquieres,podemosjugaralsesentayseis.

Jan, al que acababa yo de llamar papá, soltó lo que quedaba de los despojoscarnalesdel conserje,y clavóenmíunamiradacadavezmásazul,desbordante,yrompió a llorar: nonononono... Lo acaricié, pero él seguía negando. Lo beséexpresivamente,peroélpensabaensugrancontratoquenohabíapodidojugarhastaelfinal.

—Lo tenía ganado, Agnés, seguro que lo tenía ganado. —Así se lamentabaconmigocomosihubierasidoyomamá;yyo—suhijo—meadaptabaalpapelyledabalarazón,jurandoquesíhabríaganado,quedehechohabíaganadoyayqueloúnicoquehacíafaltaeraquelocreyeraasífirmementeyquelehicieracasoaAgnés.PeroJannonoshacíacasoniamíniamamá,sinoqueseguíalloraquellora,primeroberreando a todamáquina, para pasar luego a un lloriqueomás débil ymonótono,mientras extraía los naipes de debajo de la mole enfriada de Kobyella, entre laspiernasdeéste,entrelaavalanchadecartas;nosedioreposohastaquehubojuntadolos treinta y dos.Y los limpiaba ahora de aquel jugo pegajoso que le rezumaba aKobyellaatravésdelpantalón,puliéndolosunoporuno,yempezóabarajardenuevoyqueríavolveradar,hastaqueporfincomprendió,detrásdelapielbienconformadaynotanestrechaperosíunpocodemasiadolisaeimpermeabledesufrente,queenesemundoyanohabíaunterceroparaelskat.

Se hizo un gran silencio en el depósito de las cartas. También los de afueradedicaronunprolongadominutoalamemoriadelúltimocompañerodeskatytercerhombre. En eso,Óscar tuvo la impresión de que la puerta se abría sin ruido.Y almirar de soslayo por encima de su hombro, preparado para cualquier eventualidadsobrenatural, percibió la cara extrañamente ciega y vacía deVíctorWeluhn.—Heperdido mis anteojos, Jan. ¿Estás aquí? Tenemos que huir. Los franceses ya novienen,ollegarándemasiadotarde,venteconmigo,Jan.Guíame,queheperdidomisanteojos.

TalvezpensaraelpobreVíctorquesehabríaequivocadodecuarto.Porque,alnoobtenerrespuestaniencontrarsusanteojosnielbrazodeJandispuestoparalafuga,retirósucarasinanteojos,cerrólapuerta,y,porespaciodealgunospasos,pudooírcómo,atientasyhendiendolaniebla,sedabaVíctoralafuga.

¿QuépasaríadecómicoporlacabecitadeJan,queempezóareír,primerobajitoytodavíaentre lágrimas,peroluegosonorayalegremente,meneósulenguafresca,rosada,puntiaguda,hechaparatodaclasedeternuras,lanzóalaireelpaquetedelosnaipes, volvió a cazarlo al vuelo, y finalmente, enmedio de aquel cuarto con sushombres mudos y sus cartas, en medio de aquel silencio que reinaba con aire dedomingo, empezó a construir, con movimientos cautelosamente ponderados yconteniendoelaliento,uncastillodenaipessumamentesensible?Elsietedeespadas

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yladamadetrébolesformabanlabase.Sobreéstos,undiamante,elrey.Alladodeesteprimerpilarestable levantóotroconelnuevedecorazonesyelasdeespadassosteniendoelochodetréboles.Unióluegolasdosbasesconotrosdiecesysotasdecanto,condamasyasesatravesados,demodoqueeltodosesosteníaensuspartes.Acontinuacióndecidiósobreponeralsegundountercerpiso,loquehizoconaquellasmanos de mago encantador que mamá hubo de conocer en ocasión de otrasceremoniasanálogas.Yalcolocarladamadecorazonesjuntoalreydelcorazónrojo,el edificio no se hundió: semantenía airoso, sensible y respirando ligeramente, enaquelcuartollenodemuertosquenorespirabanydevivosqueconteníanelaliento,loquenospermitió juntar lasmanosehizoalescépticoÓscar,quecontemplabaelcastillocomomandanlasreglas,olvidarlaacrehumaredayelhedorquesefiltrabanlentamenteyenespiralporlasrendijasdelapuertadeldepósitodelascartasydabanla impresión de que aquel cuartito con su castillo de naipes dentro lindabadirectamenteconelinfierno.

Habían recurrido a los lanzallamas y, temerosos de un ataque frontal, habíandecidido fumigar a los últimos defensores, llevando la cosa al extremo de que eldoctorMichon depusiera su casco de acero, echaramano de una sábana y, por lasdudas,desupañuelodecaballeroy,agitandounoyotra,ofreciera la rendicióndelCorreopolaco.

Serían unos treinta, medio cegados, chamuscados y con los brazos en alto ycruzadostraslanuca,losqueabandonaroneledificiodelCorreoporlasalidalateralizquierda,sealinearonanteelmurodelpatioyesperaronalagentedelamiliciaqueavanzaba lentamente. Díjose más tarde que, en el lapso transcurrido mientras sealineaban en el patio y los atacantes se iban acercando sin llegar a acercárselestodavía,tresocuatroescaparon:atravésdelgarajedelCorreoydelgarajecontiguode lapolicíahacia lascasasvacías,quehabíansidoevacuadas,delRähm.Habríanencontrado allí prendas de vestir, algunas hasta con las insignias del Partido, sehabríanlavado,yarregladoparasalirysehabríanescabullidocadaunoporsulado.Y se dijo de uno que había ido a una óptica del Paseo del barrio viejo y se habíahecho arreglar unos anteojos, ya que había perdido los suyos durante las accionesbélicaseneledificiodelCorreo.Ypareceserque,provistodesusnuevosanteojos,VíctorWeluhn—puesdeél se trataba—se tomóunacervezaenelMercadode laMadera,yluegootramás,porqueteníasedacausadeloslanzallamas,dándoseluegocon sus nuevos anteojos, que si bien disipaban algo la niebla ante sus ojos no lohacíanlomismoquelosviejos,aaquellafugaqueperduratodavíahastaelpresentedía:¡atalpuntollegalatenacidaddesusperseguidores!

Encuantoalosdemás—yyadijequeeranunostreintalosquenosedieronalafuga—,sehallabanyajuntoalmuro,frentealasalidalateral,enelprecisomomentoenqueJanapoyabaladamadecorazonesenelreydecorazonesyretiraba,extasiado,

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susmanos.¿Qué más diré? Nos encontraron. Abrieron la puerta con violencia, gritaron

«¡Fuera!»,hicieronremolinosdeaire,viento,yelcastillodenaipessevinoabajo.Notenían sensibilidad para esta clase de arquitectura. Para ellos no habíamás que elcemento.Construíanparalaeternidad.Ynisiquierasefijaronenlacaraindignadayofendida del secretario postal Bronski. Y al sacarlo no se apercibieron de quejanrecogíalascartasysellevabaalgo,nidequeyo,Óscar,quitabaloscabosdevelademitambordenuevaadquisición,llevándomeeltamborydespreciandoloscabosdevela, porque las linternas que nos encaraban eranmuchasmás de las que hicieranfalta;comotampocosedieroncuentadequesuslucesnoscegabanyaduraspenasnospermitíanhallarlasalida.Ydetrásdesuslinternasydesuscarabinasapuntadasiban gritando: «¡Fuera!» Y seguían gritando «¡fuera!» cuando ya Jan y yo noshallábamosenelcorredor.Perosu«¡fuera!»sedirigíaahoraaKobyellayaKonrad,el deVarsovia, y también aBobek y al pequeñoWischnewski, que en vida estabasentadotraslataquilladelarecepcióndetelegramas.Yalverquenolesobedecían,lesentrabamiedo.YnofuehastaquelosdelaterritorialsedieroncuentadequeseponíanenridículoanteJanyantemí,porquecadavezqueellosgritaban«¡fuera!»yosoltabaunacarcajada,cuandocesaronconsugriteríoydijeron«¡Ah!»ynosllevaronjuntoalostreintadelpatio,queseguíanconlosbrazoslevantadosycruzadosdetrásdelanuca,teníansedyposabanparalasactualidadescinematográficas.

Noacababanaúndesacarnosporlapuertalateralcuandolosdelasactualidades,consucámarainstaladaenunautomóvilparticular,lavolvieronhacianosotrosynostomaronesapelículaqueluegohabíandeexhibirtodosloscines.

Amímesepararondelgrupoalineadojuntoalapared.YÓscarseacordódesuestatura de gnomo, de sus tres años que todo lo excusaban y, comoquiera que levolvieron losdoloresde losmiembrosyde lacabeza,dejósecaerconsu tamboryempezó a agitarse convulsivamente, sufriendo y simulando pormitades un ataque,perosinsoltarduranteelmismosutambor.Ycuandololevantaronylometieronenun auto de servicio de la milicia territorial SS, al arrancar el coche que había dellevarlo al hospital, pudo verÓscar quejan, el pobre Jan, sonreía sin ver, con unasonrisaestúpidadebienaventurado,teníaenlasmanoslevantadasalgunosnaipesdelskaty,comounodeellosenlamanoizquierda—creoqueeraladamadecorazones—decíaadiósasuhijoyaÓscarquesealejaban.

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YaceenSaspe

Hereleídohaceunmomentoelúltimocapítuloacabadodeescribir.Siamínomesatisfaceporcompleto,tantomásdebierasatisfacer,encambio,alaplumadeÓscar,yaqueéstahalogradoenél,sinomentirabiertamente,síalmenosexagerarconcisay brevemente y aun, en ocasiones, dar de los hechos un resumen deliberadamentebreveyconciso.

En honor a la verdad, quisiera ahora tomar desprevenida la pluma deÓscar yrectificar losiguiente:primero,queelúltimo juegodeJan,elquepordesgracianopudojugaryganarhastaelfinal,nofueungrancontrato,sinoundiamantesinsotas;y, segundo, que al abandonar el depósito de las cartas Óscar no se llevó sólo eltambornuevo,sinotambiénelrotoque, juntamenteconelmuertosin tirantesy lascartas,sehabíasalidodelcestodelaropa.Quedandoademásporaclararque,apenasJanyyohubimosabandonadoeldepósito,porqueasínosloexigíanlosdelamiliciacon su «¡fuera!» y sus linternas y sus fusiles, Óscar se colocó como buscandoprotección entre dos milicianos de aspecto particularmente bonachón y paternal,derramóunascuantaslágrimasdecocodriloyseñalócongestosacusadoresaJan,supadre,haciendodel infelizunmalvadoquehabríaarrastradoal edificiodelCorreopolacoaunacriaturainocente,paraservirsedeella,enformainhumanamentepolaca,comoescudocontralasbalas.

PrometíaseÓscar,graciasaestatretadeJudas,algunaventajaparasustamboressanoyroto,yloshechosnotardaronendarlelarazón:losdelamilicia,enefecto,ledieronaJanenlascostillasyloempujaronconlaculatadesuscarabinas,entantoqueamímedejaronmisdostambores;ymientrasuno,unmilicianodeciertaedadconarrugasdepreocupaciónalrededorde labocay lanarizyconairedepadredefamilia, me acarició las mejillas, el otro, un tipo blanco de tan rubio, de ojosperennementesonrientesy,por tanto,oblicuose invisibles,me tomóensusbrazos,conelconsiguientedesagradodeÓscar.

Hoy,enquedevezencuandomeavergüenzodeaquellaactitudindigna,vuelvosiempre a repetirme: Janno sedio cuentadenada; seguía absorto en losnaipes, ysiguió absorto en los naipes hasta el final sin que nada, ni las ocurrencias másgraciosas o endiabladas de lamilicia, pudieran ya distraerlo.Y en tanto quejan sehallabayaenelreinoeternodeloscastillosdenaipesymoraba,afortunado,enunade esas mansiones que el soplo de la fortuna gobierna, nos encontrábamos losmilicianosyyo—porqueÓscarseincluíayaentrelosmilicianos—entremurosdeladrillos, sobre pisos de corredores embaldosados, bajo techos con molduras deestucoa talpunto imbricadosentresíconparedesy tabiques,quepodía temerse lopeoreldíaenque,cediendoalazardetalesocualescircunstancias,todaesalabordepegamentoquedesignamoscomoarquitecturavinieraaperdersucohesión.

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Claro está que no basta esta comprensión tardía para justificarme, tantomenosque a mí —que en cuanto veo andamiajes he de pensar siempre en trabajos dedemolición— la creencia en los castillos de naipes cual única mansión digna delhombrenomeera totalmenteajena.AloqueperfectamenteconvencidodequeJanBronskinosóloeramitío,sinotambiénmipadre,ynoyaputativo,sinoverdadero.OseaunaventajaquelodistingueparasiempredeMatzerath,porqueMatzerath,ofuemipadre,onohasidonadaenabsoluto.

Datapuesdelprimerodeseptiembredel treintaynueve—porquesupongoquetambién ustedes habrán reconocido aquella tarde aciaga en el bienaventurado JanBronski que jugaba a los naipes ami padre—, de aquel día datami segunda granculpa.

Nunca,nicuandomáspropensomesientoalaindulgenciaparaconmigomismo,puedohaceraunladoestaidea:mitambor,¿quédigo?,yomismo,eltamborÓscar,llevóprimeroamipobremamá,yluegoaJanBronski,mitíoypadre,alatumba.

Pero, al igualque todoelmundo, losdías enqueun sentimiento importunodeculpabilidad,quenadalogradesalojardelcuarto,meaplastacontralasalmohadasdemicamadesanatorio,meescudoenmiignorancia,queentoncessepusodemodayaúnsiguenllevándolamuchos,cualsombreroelegantequelessientabien.

Óscar, el astuto ignorante, fue llevado en calidad de víctima inocente de labarbariepolaca,confiebreyexcitaciónnerviosa,alHospitalMunicipal.InformóseaMatzerath.Éste había denunciadomi pérdida desde la víspera, aunque no constaratodavíaqueyoleperteneciese.

Encuantoa los treintahombres, a losquehayqueañadir a Jan,que sehabíanalineado con los brazos en alto cruzados detrás de la nuca, después que lasactualidadeshubieron tomado lacorrespondientepelícula, los llevaronprimeroa laEscuelaVictoria, evacuada al efecto, los pusieron luego en capilla y, finalmente, aprincipiosdeoctubre, losacogió laarenamovedizadetrásdelmurodelcementeriodesafectadodeSaspe.

¿CómosabeestoÓscar?Lo sabeporLeoSchugger.Porqueoficialmenteno sedijo, por supuesto, sobre cuál arena y ante cuál muro se fusiló a los treinta y unhombresyenquéarenasehicierondesaparecerloscadáveres.

Eduvigis Bronski recibió primero una orden de evacuación del piso de laRingstrasse,quefueocupadoporlosfamiliaresdeunoficialsuperiordelaLufwaffe.MientrasconlaayudadeEstebanrecogíasuscosasypreparabaeltrasladoaRamkau—allí poseía ella unas hectáreas de tierra y bosque y, además, la casita delarrendatario—, llególe a la viuda una noticia que sus ojos, capaces sin duda dereflejar pero no de comprender la miseria de este mundo, sólo pudieron descifrarlentamenteyconelauxiliode suhijoEsteban,enel sentidoque lahacíaviudaennegrosobreblanco.Decíaseenella:

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JuzgadodelTribunaldelgrupoEberhardtSt.L.41/39.

Zoppot,6deoctubrede1939

SeñoraEduvigisBronski,Deorden superior se le comunicapor lapresentequeel llamadoBronski, Jan,hasidosentenciadoalapenacapitalporunConsejodeGuerrayejecutadoencalidaddeguerrillero.

Zelewski(InspectordeJusticiaenCampaña)

Comoveránustedes,deSaspenosediceunapalabra.Setuvoconsideraciónalosfamiliares; se les quiso ahorrar los gastos del cuidado de una tumba colectivaexcesivamente espaciosa y devoradora de flores, lo mismo que los de un posibletraslado, aplanando para ello el arenal de Saspe y recogiendo los casquillos de loscartuchosconexcepcióndeuno—porquesiempresesueledejaruno—,yaque loscasquillosabandonadosafeanelaspectodeuncementeriodecente,aunsiestáfueradeservicio.

Yesteúnicocasquillo,quesuelesiemprequedaryeselquecuenta,loencontróLeoSchugger,aquienporlodemásningúnentierro,porclandestinoquefuera,podíaocultársele.Leo,quemeconocíadelentierrodemipobremamáydeldemiamigoHeriberto Truczinski, rico en cicatrices, y que sabía seguramente también dóndeenterraronaSegismundoMarkus—aunquenuncaselopregunté—,estabaencantadoynopodíacontenersualegríacuando,afinesdenoviembre—meacababandedardealtadelhospital—,pudohacermeentregadelcasquilloacusador.

Peroantesdeconduciraustedescondichocasquilloligeramenteoxidado,quetalvez había contenido precisamente el plomo destinado a Jan, y siguiendo a LeoSchugger,alcementeriodeSaspe,hederogarlesquecomparenlacamametálicadelHospitalmunicipal delDanzig,Sección infantil, con lademi sanatorio actual.Lasdoscamasestánesmaltadasenblancoy,sinembargo,sondistintas.LadelaSeccióninfantil eramás reducida si se considera el largo, peromás alta, en cambio, si semidenlosbarrotes.Yaunqueyodoylapreferenciaallechomáscortoymásaltodebarrotes del año treinta y nueve, he encontrado, con todo, en mi cama actual detamañoestándarparaadultosunreposoquesehavenidoahacermenosexigente;asíque dejo al criterio de la dirección del establecimiento que resuelva favorable onegativamente la solicitud que tengo presentada desde hacemeses en demanda deunabarandillamásaltaperoigualmentemetálicayesmaltadaenblanco.

Entantoquehoyestoyexpuestocasisindefensaamisvisitantes,separábameenla Sección infantil del visitante Matzerath y de las parejas de visitantes Greff y

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Scheffler un cerco más alto, y, hacia el final de mi hospitalización, mis barrotesdividíanaquellamoleambulantedecuatrofaldassuperpuestasqueteníapornombreel de mi abuela Ana Koljaiczek en secciones angustiadas y de respiración difícil.Venía,suspiraba,levantabadevezencuantosusgrandesmanosarrugadas,mostrabalasgrietasdesuspalmasrosadasylasdejabacaercondesaliento,manosypalmas,sobre susmuslos, conun ruido sonoroque sigooyendohoy todavíaperoque sólologroimitaraproximadamenteconmitambor.

Ya en su primera visita llevó con ella a su hermano Vicente Bronski, el cual,aferradoalosbarrotes,hablababajito,peroinsistentementeysinparar,delareinadePolonia, de la Virgen María, o canturreaba a su propósito o hablaba de ellacanturreando.Óscarsealegrabacuandoconelloshabíaallí juntoalgunaenfermera.Como que me acusaban. Me miraban con sus serenos ojos bronsquinianos yesperabandemí,quemeesforzaraporsuperarlasconsecuenciasdeljuegodeskateneledificiodelCorreopolacoymifiebrenerviosa,unaindicación,algunapalabradepésameouninformeindulgenteacercadelasúltimashorasdejan,divididasentreelmiedoylosnaipes.Unaconfesióneraloquequerían,untestimoniodedescargoenfavordeJan,¡comosiyohubierapodidodescargarloocomosimitestimoniohubieratenidopesoyvalorprobatorioalguno!

¿Qué le hubiera dicho, por ejemplo, al tribunal del grupo Eberhardt, unadeclaración por el estilo de ésta:Yo,ÓscarMatzerath, confieso que la víspera delprimerodeseptiembreestuveesperandoaJanBronskicuandoseibaparasucasay,valiéndomedeuntambornecesitadodereparación,loindujeavolveraaqueledificiodelCorreopolacoqueélyahabíaabandonadoporquenoqueríadefenderlo?

Óscar no dio tal testimonio, ni descargó a su presunto padre: pero, cuando sedisponíaaconvertirseen testigoaudible, leacometieronunosataques tanviolentosque,apeticióndelaenfermerajefe,eltiempodevisitalefuelimitadoylasvisitasdesuabuelaAnaydesupresuntoabueloVicentequedaronsuprimidas.

Cuando losdosviejitos, quehabíanvenidodeBissau apieymehabían traídounas manzanas, abandonaron la sala de la Sección infantil con esa exageradaprudencia y esa desmaña propias de la gente del campo, agrandóse, conforme lasfaldasoscilantesdemiabuelayel trajenegrodedomingoconoloraboñigadesuhermanoseibanalejando,miculpa,migrandísimaculpa.

Ladecosasqueocurrenaunmismotiempo.MientraslosMatzerath,losGreffylos Scheffler se agrupaban en torno a mi cama con frutas y pasteles, mientras deBissau venían a verme a pie pasando por Goldkrug y Brenntau porque la vía deferrocarrildeKarthausaLangfuhrnoestabalibretodavía,mientrasunasenfermerasblancasydetonantescomadreabansuschismesdehospitalysustituíanenlaSeccióninfantilalosángeles,Polonianoestabaperdidatodavía,perolohabíadeestarprontoy,finalmente,despuésdelosfamososdieciochodías,yaloestaba,aunquenotardara

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en revelarse que no lo estaba aún; lo mismo que tampoco hoy, pese a losestablecimientos de colonos silesianos y prusiano-orientales, Polonia está perdidatodavía.

¡Oh insensata caballería—buscandoarándanosa caballo!Las lanzas adornadasconbanderolas blanquirrojas.Los escuadronesMelancolía yTradición.Ataques delibrosdeestampas.CampotraviesaaLodzyKutno.Modlinsustituyendoel fuerte.¡Ohexcelsogalopar,siempreenesperadelrojoincendiodelocaso!Lacaballeríanoatacasinocuandoelprimertérminoyelfondosonespléndidos,porquelabatallaespictóricay lamuerteunmodeloparapintores; firmesprimeroyalgalope luego,yluegocayendo,enbuscadearándanos;losescaramujoscrujenyrevientan,ydanelescozorsinelcuallacaballeríanogalopa.Losulanossientendenuevoelescozoryoperan una conversión con sus caballos allí por los almiares —lo que tambiénproporcionamateriaparauncuadro—ysereagrupandetrásdeunoqueenEspañasellamaDonQuijote,peroaquítienepornombrePanKiehot:unpolacodepuracepade noble y triste figura, que ha enseñado a todos sus ulanos a besar lamano a lajineta,demodoquesiempreestán listosparabesárseladevotamentea lamuerte—comosiéstafueraunadama—;peroprimeroseagrupan,conelincendiodelocasoalaespalda,porqueelefectismoessureserva; los tanquesalemanespordelante, lospotros de las yeguadas de los Krupp, los von Bohlen y los Halbach: brutos másnoblesnadieloshamontado.Peroesecaballeroextravagantehastalamuerte,mediopolacoymedioespañol—elarrojadoPanKiehot,másquearrojado,¡ay!—bajasulanza adornada con la banderola e invita, blanquirrojo, al besamanos, porque elincendioprendeelocaso,y lascigüeñascastañeteanblanquirrojasen los tejados,ylascerezasescupensushuesos;ygritaalacaballería:—¡Bravospolacosacaballo,ésosqueveisallínosontanquesdeacero,sinosólomolinosoborregos:osinvitoalbesamanos!

Yasílosescuadronescargaroncontraelflancogriscampañadelaceroydieronalocasounesplendoralgomásrojo.

Perdónense a Óscar esta figura final y el tono épico de esta descripción de labatallacampal.Seríatalvezmásindicadoqueconsignarayoaquíelnúmerodebajasde la caballería polaca y diera una estadística impresionantemente concisa de lallamadacampañadePolonia.Apetición,sinembargo,podríaponeraquíunasteriscoounanotaapiedepágina,dejandoenestaformasubsistirlopoemático.

Hastaalrededordelveintedeseptiembre,oídesdemicamadelhospitallassalvasde las baterías emplazadas en las alturas de los bosquesde Jeschkental yOliva.Yluego rindióseelúltimo focode resistencia, lapenínsuladeHela.LaCiudadLibrehanseáticadeDanzigpudocelebrarlaincorporacióndesugóticoenladrilloalGranReichalemánymirarentusiásticamenteen losojosalFühreryCancillerdelReichAdolf Hitler, de pie en su Mercedes negro y saludando casi infatigablemente en

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ángulorecto:enaquellosojosazulesqueteníanconlosojosazulesdejanBronskiunéxitoencomún,asaber,eléxitoconlasmujeres.

A mediados de octubre, Óscar fue dado de alta del Hospital municipal. Ladespedidadelasenfermerassemehizodifícil.Ycuandounadeellas—creoquefuela señoritaBernioErni—,cuando,pues, la señoritaErnioBernime restituyómisdos tambores: el roto, que me había hecho culpable, y el nuevo, que yo habíaconquistadodurante ladefensadeledificiodelCorreopolacoentoncespudedarmecuentadequeporespaciodevariassemanasnohabíavueltoapensarenmihojalatay que, aparte de los tambores demetal, había paramí en elmundo algomás: ¡lasenfermeras!

Instrumentado de nuevo y equipado con nuevo saber, abandoné de lamano deMatzerath elHospitalmunicipal, para confiarme en elLabesweg, inseguro todavíasobremispiesdeniñodetresaños,alavidacotidiana,alcotidianoaburrimientoyalosdomingos,másaburridostodavía,delprimerañodeguerra.

Unmartesdefinesdenoviembre—salíayoalacalleporprimeravez,despuésdevariassemanasdeconvalecencia—,encontróseÓscarenlaesquinadelaPlazaMaxHalbe con el camino de Brösen, mientras iba golpeando ante sí malhumorado eltamborsinprestaratenciónaltiempofríoyhúmedo,alexseminaristaLeoSchugger.

Poralgún tiemponosestuvimosmirandoconunasonrisaembarazada,ynofuehastaqueLeosacódelosbolsillosdesulevitalosguantesdeanteydeslizósobresusdedosypalmaslasvainasblancoamarillentascomopellejosdelosmismos,cuandocomprendíaquiénhabíaencontradoyloqueaquelencuentrometeníareservado—yentoncesÓscarsintiómiedo.

Miramos todavía los escaparates de los cafés Kaiser, seguimos con la vistaalgunos tranvías de las líneas 5 y 9, cuyos trayectos se cruzaban en la PlazaMaxHalbe,caminamosalolargodelascasasuniformesdelBrösenerWeg,dimosvariasvueltasaunacartelera,estudiamosunanuncioqueinformabaacercadelaconversióndelfloríndeDanzigenmarcosdelReich,raspamosunanunciodelPersil,hallamosdebajo del blanco y el azul algo de rojo, y, ya contentos, dábamos vuelta hacia laplaza,cuandoLeoSchuggerempujóconambosguantesaÓscarhastaelinteriordeunzaguán,sepasóprimerolosdedosenguantadosdelamanoizquierdadetrásdelalevita y luego bajo los faldones de ésta, exploró el bolsillo de su pantalón, loescudriñó, halló algo, examinó todavía el hallazgo en el bolsillo y, aprobándolo,extrajodelbolsilloelpuñocerrado,dejócaerdenuevoelfaldón,alargólentamenteelpuñoenguantado,lofuealargandocadavezmás,empujóaÓscarhacialapareddelzaguán—subrazoeralargoylaparednocedía—,ynoabriólapieldecincodedoshastaqueyoempezabayaapensar:ahoraselevaadesprenderelbrazodelhombro,selevaahacerindependiente,medaráenelpecho,loatravesará,hallarálasalidaporentre los omóplatos, penetrará en la paredde este zaguán enmohecido, yÓscar no

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sabránuncaloqueLeoteníaenlamanoperosehabráaprendidoentodocasoeltextodel reglamento interior de la casa Brösener Weg, que no se diferenciabaesencialmentedeeldelLabesweg.

Yajuntoamiabrigodemarinerito,ycuandomeapretabaunodelosbotonesdeancla,abrióLeoelguanteenformatanrápidaqueoícrujirlasarticulacionesdesusdedos:sobrelapielmohosayrelucientequecubríalapalmadesumanoaparecióelcasquillo.

AlcerrarLeonuevamenteelpuño,estabayodispuestoaseguirlo.Elpedazodemetalmehabíaafectadodirectamente.Unoalladodelotro,ÓscaralaizquierdadeLeo, bajamos el BösenerWeg sin detenernos esta vez ante escaparate o carteleraalguna, atravesamos la calle deMagdeburg, dejamos atrás las dos casas altas y enformadecajaqueestánalfinaldelBrösenerWegyenlasquedenochebrillabanlaslucesparalosavionesqueaterrizabanoemprendíanelvuelo,seguimosprimeroalolargo de la cerca del aeropuerto, llegamos luego a la carretera asfaltada ycontinuamos adelante siguiendo los rieles del tranvía de la línea 9 en dirección deBrösen.

Íbamos sin hablar ni una palabra, pero Leo seguía teniendo el casquillo en elguante.Cuandoyovacilabayqueríavolvermeatrásacausadelfríoydelahumedad,entoncesélabríaelpuño,hacíasaltarelpedacitodemetalsobrelapalmadelamanoy me arrastraba así cien pasos más, y luego otros cien, y recurriendo inclusive aefectos musicales cuando, al penetrar en territorio municipal de Saspe, me vio yadecidido a emprender seriamente la retirada. Girando sobre sus tacones, tomó elcasquilloconlaaberturahaciaarriba,apretóelorificioamaneradeflautacontrasubabeante y prominente labio inferior y lanzó enmedio de la lluvia, cada vezmásespesa,unsonido ronco,oraestridente,oracomoamortiguadopor laniebla.Óscartiritaba.Noerasólo lamúsicadelcasquillo laque lohacía tiritar;aquel tiempodeperros,queparecíahechoexprofesoparalascircunstancias,contribuíaaqueapenasmeesforzarayopordisimularelfríomiserablequesentía.

¿QuéeraloquemeatraíahaciaBrösen?Primero,porsupuesto,aquelcazadorderatas deLeo que silbaba en el casquillo. Pero también el silbar incesantemente demuchasotrascosas.ProcedentesdelaradaydeNeufahrwasser,quequedabandetrásdelaniebladenoviembre,parecidaalvapordeunlavadero,nosllegaban,atravésdeSchottland,SchellmühlylaColoniadelReich,lassirenasdelosbarcosyelaullidofamélicodeun torpederoqueentrabaosalía,demodoqueaLeo le resultabacosafácilhacerseguir,entrelabocinasdeniebla,lassirenasyelcasquillosilbante,aunÓscarquetiritabadefrío.

AproximadamentealaalturadelalambradoquetomabaladireccióndePelonkeny separabaal aeropuertodelnuevocampodemaniobrasydel fosodeZingel,LeoSchugger se detuvo y consideró por algún tiempo, con la cabeza ladeada y por

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encimade lababaquedesbordabadelcasquillo,micuerpoestremecidoporel frío.Fijóse el casquillo al labio inferior mediante un movimiento de succión y,obedeciendoaunainspiraciónymoviendoagitadamentelosbrazos,sequitólalevitaconfaldonesymepusoeltejidopesado,queolíaatierrahúmeda,sobrelacabezayloshombros.

Reemprendimosnuestrocamino.NosabríadecirsiÓscarsentíaahoramenosfrío.Devezencuando,Leoseadelantabaunoscincopasos,separabay,consucamisaajadaperoterriblementeblanca,presentabaunafiguraquepodíaantojarseescapadade algún calabozomedieval, de la Torre de la Ciudad, por ejemplo, vestida de lacamisadeslumbrantequelamodadelaépocaprescribíaparalosdementes.Cadavezque Leomiraba a Óscar, que iba tambaleándose bajo la levita, soltaba una nuevacarcajadaquerematabacadavezconunaletearparecidoaldeuncuervoalgraznar.Yo también debía parecer un pájaro raro, no un cuervo quizá, pero sí una corneja,tantomásquelosfaldonesdelalevitamecolgabanpordetrásy,cualunvestidodecola,barríanelasfalto;dejabatrasdemíunaestelaanchaymajestuosa,queyaalasegundamiradaqueleechóporencimadelhombrohizosentirseaÓscarorgullosoviendoenellaeltrasunto,pornodecirelsímbolo,deunsentimientotrágicolatenteenélyhastaentoncesaúnnodefinido.

Yaen laPlazaMaxHalbehabíapresentidoqueLeono seproponía llevarmeaBrösen o aNeufahrwasser.Desde el principio de esta caminata sólo pensaba en elcementeriodeSaspeoenelfosodeZingel,encuyavecindadinmediatasehallabaunmodernostanddetirodelaPolicía.

Definesdeseptiembreafinesdeabril,lostranvíasdelaslíneasdelosbalneariossólocirculabancadatreintaycincominutos.CuandodejamoslascasasdelsuburbiodeLangfuhr,nosvinoal encuentroun tranvía sin remolque.Un instantemás tardenospasóeltranvíaqueenlabifurcacióndelacalledeMagdeburghabíadeesperarelpasodel tranvíaascendente.PocoantesdelcementeriodeSaspe,nospasóprimero,tocando la campana, un vagón, y luego otro, al que hacía ya rato habíamos vistoesperarenlaniebla,porque,debidoalaescasavisibilidad,llevabaencendidodelanteunfocoamarillo-húmedo.

Fresca todavíaen la retina la imagende lacaraachatadayhoscadelconductordel tranvía ascendente, Óscar fue conducido por Leo Schugger, abandonando lacarreteraasfaltada,porunterrenoarenosoqueanunciabayalasdunasdelaplaya.Unmuro cuadrado cercaba el cementerio. Por el costado sur, una puertecita en que laherrumbreproducíamuchosarabescos, cerrada sóloaparentemente,nospermitió laentrada.Pordesgracia,Leonomedejótiempodecontemplarlaslápidasmortuoriasfueradesulugar,apuntodecaeroyatumbadas,degranitonegrosuecoodediabasa,en su mayoría simplemente talladas por detrás y a los lados, y pulidas sólo pordelante.Unoscincooseispinosraquíticos,crecidossinordenniconcierto,sustituían

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laarboledadelcementerio.Envidademamá,ellahabíamostradosupreferenciaporestelugarenruinasdesdeeltranvía,conrespectoaotrossitiosdereposo.PeroahorayacíaellaenBrenntau.Allíelsueloeramásrico;crecíanenélálamosyarces.

A través de una puertecita abierta, sin verja, del lado norte, Leo me sacó delcementerio antes de que yo pudiera tomar pie en aquellas ruinas nimbadas deensueño.Inmediatamentedetrásdelmuronosencontramossobreunterrenoarenosollano.Retama, abetos ymatas de escaramujo flotaban hacia la costa, destacándosefuertemente en la niebla movediza. Mirando atrás hacia el cementerio, noté enseguidaqueunaporcióndelmuronorteestabareciénencalada.

Leosemovíasolícitodeunladoparaotrofrentealmuro,deaspectonuevoytandolorosamente deslumbrante como su camisa hecha jirones. Daba unos pasosexageradamentelargos,parecíacontarlosyloscontóenvozaltay,aloquerecuerdahoytodavíaÓscar,enlatín.Cantabaasimismoeltexto,talcomodebiódeaprenderloenelseminario.AunosdiezmetrosdelmuromarcóLeounpunto,pusodelantedelrevoqueenjalbegado,yamiparecerreparado,unpedazodemadera,todoelloconlamanoizquierda,yaqueguardabaenladerechaelcasquilloy,finalmente,despuésdemuchobuscarymedir,colocójuntoalpedazolejanodemaderaaquelmetalalgomásestrechopordelantequehabíacontenidounánimadeplomohastaquealguien,conelíndiceencorvado,habíabuscadoelpuntodedisparo,sinapretar,habíadesahuciadoelplomoyordenadolamortíferamudanza.

Seguíamos allí parados, sin movernos. Leo Schugger dejaba que le fluyera lababay le formarahilos.Cruzaba losguantesuno sobreotro, canturreóalprincipiotodavíaalgunoslatinajos,pero,nohallandoquienpudieraseguirleelresponso,optóporcallarse.VolvíasetambiéndevezencuandoymirabaconfastidioeimpacienciaporencimadelmurohacialacarreteradeBrösencadavezquelostranvías,vacíosensu mayoría, paraban en la bifurcación, se esquivaban mutuamente tocando lacampanayse ibandistanciando.EsprobablequeLeoestuvieraesperandoalduelo.Peroniapienieneltranvíavioveniranadieaquienofrecerelpésamedesuguante.

Unmomentozumbaronporencimadenosotrosunosavionesquesedisponíanaaterrizar. No levantamos la vista y aguantamos el estrépito de los motores,negándonos a dejarnos convencer que eran tres máquinas del tipo Ju 52 que sedisponíanatomartierraconlaslucesguiñandoenlaspuntasdelasalas.

Pocodespuésquelosmotoresnoshubierondejado,enmediodeunsilenciotanpenosocomoblancoeraelmuroallíenfrente,Leo,echandomanoasucamisa,sacóalgo,plantóseactoseguidoamilado,arrancódeloshombrosdeÓscarsuvestidodecorneja,partiócorriendoendireccióndelaretama,losescaramujosylosabetoshaciala costa y, al alejarse, dejó caer algoostensiblemente, comoqueriendoque alguienfuesearecogerlo.

No fue sino hasta que Leo hubo desaparecido definitivamente—estuvo dando

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bandazos por algún tiempo cual un fantasma en la tierra de nadie, hasta que unosjironeslechososdenieblaadheridosalsueloselotragaron—,hastaquemeencontrécompletamentesoloconlalluvia,cuandorecogíelpedacitodecartónclavadoenlaarena:eraelsietedeespadasdelskat.

PocosdíasdespuésdelhallazgoenelcementeriodeSaspe,Óscarseencontróenel mercado semanal de Langfuhr a su abuela Ana Koljaiczek. Al desaparecer deBissaulaaduanaylafronteraterritorial,habíapodidoseguirllevandonuevamentealmercadosushuevos,sumantequilla,suscolesverdesysusmanzanasdeinvierno.Lagentecomprabadebuenaganaymucho,porqueseesperabadeunmomentoaotroelracionamiento de los víveres, lo que estimulaba la creación de reservas. En elmomentomismoenqueÓscarvioasuabuelaacurrucadadetrásdesupuesto,sintiódirectamentesobrelapiel,debajodelabrigo,deljerseyydelacamiseta,elnaipedelskat.Miprimer impulso,mientras regresabaenel tranvíadeSaspea laPlazaMaxHalbe,invitadoporunconductorcaritativo,habíasidoromperelsietedeespadas.

PeroÓscarnolorompió.Selodioasuabuela.CuandoéstavioaÓscarsellevóunbuensustodetrásdesuscolestiernas.TalvezpensaraqueÓscarnoletraíanadabueno.Peroluegohizoseñasalniñodetresaños,quesehabíamedioescondidotrasunoscestosdepescado,paraqueseacercara.Óscarsehizoel remolón;contemplóprimeroun atúnvivo, tendido sobreunas algashúmedasyquemedíaunmetrodelargo e hizo como que se paraba a mirar unos cangrejos provenientes del lagoOtomín, encerrados por docenas en un cestito en el que seguían practicando supeculiarmododeandar,para luego imitarlosyacercarse reculandoalpuestode suabuela echando por delante la espalda de su abrigo de marinerito y mostrándoleprimero los botones dorados con ancla, con lo que vino a dar contra uno de loscaballetesquesosteníaneltingladodesuabuelaehizosaltarrodandolasmanzanas.

Schwerdtfegervinoconlosladrilloscalientesenvueltosenpapeldeperiódico,losempujóbajolasfaldasdemiabuela,sacóconlapala,comoantaño,losladrillosfríos,hizounarayaenlapizarraquellevabacolgada,pasóalsiguientepuesto,ymiabuelametendióunamanzanalustrosa.

¿Qué podía Óscar darle en cambio, si ella le daba una manzana? Le entregóprimeroelnaipedelskatyluegoelcasquillo,quetampocohabíaqueridodejartiradoenSaspe.Durantemuchotiempo,sincomprender,permanecióAnaKoljaiczekconlamiradaclavadaenaquellosobjetos tandistintosentresí.Entoncesacercóse labocade Óscar a su apergaminada oreja de vieja tapada por el pañuelo y, sin másprecaución y pensando en la oreja pequeña de Jan, rosada pero carnosa, con suslóbuloslargosybienformados,lesusurróaloído:—YaceenSaspe—yvolcandouncuévanodecolestiernas,sefuecorriendo.

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María

En tanto que laHistoria, en una catarata de comunicados especiales, recorría cualvehículobienengrasadolascarreteras,lasvíasfluvialesylasrutasaéreasdeEuropaylasconquistabaalacarrera,anadooenvuelo,misnegocios,quesóloselimitabanal mero desgaste de tambores de juguete, iban mal, se estancaban y acabaronparándoseporcompleto.Entantoquelosdemásderrochabansintonnisonelcostosometal,amísemevolvióaagotar lahojalata.ClaroqueÓscarhabíalogradosalvardeledificiodelCorreopolacouninstrumentonuevo,apenasrayado,dandoconellociertosentidoaladefensadelCorreo,pero,¿quépodíayarepresentarparamí,queenmis buenos tiempos necesitaba apenas ocho semanas para convertir la lámina enchatarra,eltambordehojalatadelseñorNaczalnikhijo?

Tan pronto como hube sido dado de alta del Hospital municipal, empecé,lamentando la pérdida de mis enfermeras, a trabajar redoblando y, trabajando, aredoblar. La tarde lluviosa del cementerio de Saspe no me hizo desmayar en mioficio;antesporelcontrario,Óscarredoblóapartirdeentoncessusesfuerzosypusotodosuempeñoenlatareadeaniquilarelúltimotestigodesuignominiafrentealosmilicianos:eltambor.

Pero éste aguantaba, me respondía, y, cuando lo golpeaba, me devolvía losgolpes,acusándome.Yescuriosoque,mientrasmáslogolpeaba,sinotroobjetoenelfondoqueeldeborrarunaparte temporalmente limitadademipasado,mevinierasiempredenuevoalamemoriaelcarterodegirospostalesVíctorWeluhn,pormásqueéste,comobuenmiope,apenashubierapodidoatestiguarencontramía.Pero¿nohabía logradohuir,comobuenmiope?¿Nohabríaquepensarendefinitivaque losmiopesvenmejor,yqueWeluhn,alquegeneralmentedesignocomoelpobreVíctor,habría leídomisgestosensiluetanegrasobreel fondoblanco,habríacomprendidomi acto de Judas y llevaría ahora consigo por el mundo entero el secreto y ladeshonradeÓscar?

Fueapenashaciamediadosdediciembrecuandolasacusacionesdelaconcienciaesmaltadaenllamasrojasyblancasquellevabacolgandodemicuelloempezaronaperdersufuerzadeconvicción.Elesmaltemostrabagrietasdelgruesodeuncabelloyempezabaadeshojarse.Lahojalatasepusoblandaydelgada,yserompióantesdehacerse transparente.Como siempre que algo sufre y se aproxima a su término, eltestigo que asiste al sufrimiento quisiera reducirlo y acelerar el final. Durante lasúltimassemanasdeAdviento,ÓscarsedioprisaytrabajóenformaquelosvecinosyMatzerathnoencontrabanmanosque llevarsea lacabeza:quería liquidarelasuntopara la víspera de Navidad, porque por Navidad esperaba yo obtener un nuevotamborcarentedepasado.

Lologré.Lavísperadelveinticuatrodediciembrepudedesprenderme,delcuerpo

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y del alma, un algo ajado, bamboleante y sin consistencia, que recordaba un autochocado. Era, así lo esperaba, como si también para mí se hubiera ahoradesmoronadodefinitivamenteladefensadeledificiodelCorreopolaco.

Nunca ha experimentado hombre alguno —suponiendo que quieran ustedesconsiderarme como tal— fiesta navideña más decepcionante que la que vivióentoncesÓscar,porquebajoelárboldeNavidadencontróunmontónderegalosentrelosquenofaltabanada,exceptountambordehojalata.

Habíaallíunjuegodeconstrucciónquenuncahabíadeabrir.Uncisnemecedorpretendía ser un regalo muy especial y convertirme en Lohengrin. Para mayorberrinchesehabíanatrevidoaponersobrelamesitadelosregalostresocuatrolibrosde estampas.Lo único que de todo aquellome pareció utilizable fueron un par deguantes, unas botas de lazos y un jersey rojo que había tejido Greta Scheffler.Desconcertado, dejaba Óscar errar su mirada del juego de construcción al cisnemecedoryclavabalosojosenlosinstrumentosdetodaclasequelosositosTeddydelos librosdeestampas,quepretendían sergraciosos, teníanentre laspatas.Unadeaquellasalimañassupuestamentegraciosasostenía inclusiveun tambor,hacíacomosisupieratocar,comosifueraaempezarunnúmerodetambor,comosiyasehallaraenplenoredoble:¡yyoteníauncisne,peroningúntambor;teníaprobablementemásde mil maderos de construcción, pero ni un solo tambor; tenía manoplas para lasnoches de invierno más heladas, pero nada en ellas que pudiera sacar a la nocheinvernal, redondo, liso, esmaltado en frío glacial y de hojalata, para darle algo decaloralahelada!

Óscarechósuscuentas:Matzerathhadetenereltamborescondidotodavía,otalvezGretaScheffler,quehabíavenidoconsumaridoelpanaderoparadevorarnuestraocanavideña,debedeestarsentadaencima.Quierengozardemientusiasmoporelcisne, las construcciones y los libros de estampas antes de salir con el verdaderotesoro.Cedí,pues,hojeécomolocoloslibrosdeestampas,memontéenelcisney,conprofundodisgusto,memecíporlomenosdurantemediahora.Luego,apesardelatemperaturasobrecalentadadelsalón,medejétodavíaponereljersey,memetíconla ayuda de Greta Scheffler en las botas—entretanto habían llegado también losGreff, ya que la oca era para seis personas—y, unavezdevorada ésta, quepor lodemás Matzerath había preparado magistralmente rellenándola con frutas cocidas,durantelospostres—ciruelasamarillasyperas—,teniendodesesperadamenteenlasmanosunlibrodeestampasqueGreffhabíaañadidoalosdemás,despuésdesopa,oca,col lombarda,patatasalvapor,ciruelasamarillasyperas,bajoelhálitodeunachimeneadeazulejosquecalentabadelolindo,nospusimostodosacantar—yÓscarcon ellos— una canción navideña, y otra estrofa, Alégrate yOhverdeabetoohverdeabetocuánbellassontushojasdingdangdongclang, hasta que ya,finalmente—afueraempezabanyaarepicarlascampanas—,queríamitambor—el

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grupo de aliento borracho, del que antaño formara también parte elmúsicoMeyn,soplabaatalpuntoquedelosantepechosdelasventanaslascandelasdehielo...yoloquería,peroellosnomelodaban,nolosoltaban;Óscar:«¡Sí!»,ylosotros:«¡No!»;yentonces chillé; hacía mucho ya que no chillaba, de modo que, después de unainterrupciónprolongada,afilémivozparahacerdeellauninstrumentovitricida,peronodestruí florero,vasodecervezaobombillaalguna,noabríningúnescaparateniestropeélavisibilidaddeningunosanteojos,sinoquemivozseenfilódepreferenciacontratodasaquellasbolas,campanitas,objetosfrágilesdeespumadeplataypuntasdeárboldeNavidadquebrillabanenelohabetoverdeyesparcíanambientedefiestay todo el adorno del árbol, haciendo clingclang y clingclingcling, quedó hechoañicos. Desprendiéronse asimismo, innecesariamente, varias paletadas de hojas deabeto.Lasvelas,encambio,siguieronardiendocalladaysantamente,apesarde locualÓscarnoobtuvotamboralguno.

FaltábaleaMatzerathlacomprensiónmáselemental.Nosésiesqueseproponíaeducarmeoque,sencillayllanamente,nopensabaproveermedetamboresatiempoyconabundancia.Todo impelíahacia lacatástrofe,ysólo lacircunstanciadeque,almismo tiempo quemi ruina inminente, tampoco pudiera ocultarse en la tienda deultramarinosundesordencreciente,fuelaque—cualsueleocurrirsiempreencasosdenecesidad—vinoasocorrernosoportunamenteamíyalatienda.

Comoquiera que Óscar no poseía ni la talla ni la voluntad necesarias paraquedarse detrás del mostrador y vender pan negro margarina y miel artificial,Matzerath,alquepor razonesdeeconomíavuelvoa llamarmipadre, tomóparaelservicio de la tienda a María Truczinski, la hermana menor de mi pobre amigoHeriberto.

NosólosellamabaMaría,sinoqueloeradeverdad.Prescindiendodequeeneltranscurso de unas pocas semanas logró restablecer la buena reputación de nuestratienda, mostró asimismo, al lado de estas dotes de administración estricta peroamablealavez—alaqueMatzerathsesometíadebuengrado—,ciertaperspicaciaenlaapreciacióndemisituación.

Aunantesdeocuparsulugardetrásdelmostrador,Maríamehabíayaofrecidoendistintas ocasiones, cuando subía yo y bajaba los ciento y tantos peldaños de laescaleraconelmontóndechatarracolgándomedelantedelabarriga,unapalanganausadaamaneradesustituto.PeroÓscarnoqueríasustitutodeningunaclase.Conlamayorfirmezasenegóaservirsedeunapalanganacomotambor.PeroapenasMaríahubo tomadopie en la tienda, consiguió, contra lavoluntaddeMatzerath, quemisdeseosfuerantenidosencuenta.Pesealocual,nohubomaneradeconvenceraÓscarquelaacompañaraaalgunatiendadejuguetes,yaqueelinteriordeestosalmacenesrepletosdeobjetosvariadosmehubiera impuesto sin lugar a dudas comparacionesdolorosasconlatiendapisoteadadeSegismundoMarkus.María,pues,dulceydócil,

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dejábasequelaesperaraafuera,oefectuabalascomprasellasolay,deacuerdoconmisnecesidades,llevábamecadacuatroocincosemanasunnuevoinstrumento,pesea que en los últimos años de la guerra, en que inclusive los tambores de hojalataescaseabanyestabancontrolados,hubodeofreceraloscomerciantesazúcarounosgramos de café en grano para que, por debajo del mostrador, le entregaran miinstrumento.Ytodoestolohacíasinsuspirar,sinmovercríticamentelacabezaysinabrir tamaños ojos, por el contrario, con la seriedad más atenta y con la mismanaturalidad con que me ponía los pantalones, los calcetines y las blusas reciénlavadosycuidadosamenteremendados.YsienlosañossubsiguienteslasrelacionesentreMaría y yo estuvieron sometidas a una variación constante y ni siquiera hoyestán muy claras todavía su manera de entregarme los tambores sigue siendo lamisma,peseaquelospreciosdelostamboresdejuguetesonhoyconsiderablementemásaltosqueenelañodemilnovecientoscuarentaycuatro.

HoyMaría está suscrita a una revista demodas. Cada vez que viene estámáselegante.¿Yentonces?

¿ErabellaMaría?Mostrabaunacararedondareciénlavada,mirabaseriaperonofríamente con sus ojos grises algo salientes, de pestañas cortas pero espesas, bajounascejasnegrasbienmarcadasquesejuntabanenlabasedelanariz.Suspómulosacusados, cuya piel en tiempo de fuertes heladas se tendía azulada y se agrietabadolorosamente, conferían a su cara una regularidad de superficie reposada,interrumpidaapenaspor lanarizminúscula,peroenningúnmodofeaymenosaúncómica, antes por el contrario, bien conformada, pese a su finura. Su frente eraredonda,másbienbaja,ymostróyatempranamenteunasarrugasverticales,indiciode cavilación, en el entrecejo. Su cabello castaño y ligeramente rizado, que hoytodavía recuerda el brillo de los troncos mojados de los árboles, arrancaba de lassienespararecubrirluegoenredondoelcráneopequeño,esférico,quelomismoqueeldemamáTruczinskiapenasostentabacoronilla.CuandoMaríasepusoeldelantalysecolocódetrásdelmostradordenuestratienda,llevabatodavíatrenzasdetrásdesus orejas bien irrigadas, rudas y sanas, cuyos lóbulos no colgaban por desgracialibremente,sinoquesefijabandirectamente,sinporelloformarunplieguefeo,perosíenformasuficientementedegeneradaparapermitirsacarconclusionesacercadesucarácter, a la carnede lamandíbula inferior.Másadelante,Matzerath la convencióque se hiciera la permanente, con lo que las orejas le quedaban ocultas. Hoy, encambio,bajounpeinadoencortoconformealamoda,Maríasólomuestraloslóbulossoldados, aunque disimula el defecto por medio de grandes pendientes no muyelegantes.

Lomismoque la cabezadeMaría,quepodíaabarcarsecon lamano,ostentabamejillas plenas, pómulos salientes y ojos de corte generoso a ambos lados de unanarizhundidaquecasipasaba inadvertida,asíexhibía tambiénsucuerpo,másbien

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pequeñoquemediano,unoshombrosalgoanchos,unossenosfuertesquearrancabanyadedebajodelosbrazosyunaespléndidaasentadera,enconsonanciaconsupelvis,sustentadaasuvezporunaspiernasesbeltas,aunquerobustas,quedejabanunclaroabajodelpubis.

Tal vez María fuera entonces ligeramente patizamba. Y también sus manos,siempre coloradas, se me antojaban infantiles en relación con su figura adulta ydefinitivamenteproporcionada,en tantoquesusdedoserangruesos.Hasta la fechaesas manecitas siguen siendo las mismas. Sus pies, en cambio, que entonces seajetreaban en unos pesados zapatos de campo y, más adelante, en los zapatitoselegantes pero pasados demoda demi pobremamá, apenas a sumedida, han idoperdiendopocoapoco,apesardelcalzadoantihigiénicodesegundamano,elruboryla chusca gracia infantiles, para adaptarse a modelos modernos de procedenciagermanooccidentalyaunitaliana.

Maríanoeramuyhabladora,perogustábaleencambiocantarallavarlosplatos,asícomoalllenarconazúcarloscucuruchosdealibraydeamedialibra.Despuésdecerrarlatienda,cuandoMatzerathrepasabalascuentas,lomismoquelosdomingosy,engeneral,siemprequedisponíademediahoradedescanso,Maríaechabamanodesuarmónica,regalodesuhermanoFritzcuandofuellamadoafilasytransferidoaGross-Boschpol.

Maríatocabaprácticamentetodoconsuarmónica.Marchas,quehabíaaprendidoen las veladas de la Federación deMuchachas Alemanas, melodías de operetas ycancionesdemoda,queoíaenlaradioodesuhermanoFritz,quien,porlaPascuadel cuarenta,vinounosdías aDanzigencomisiónde servicio.Óscar recuerdaqueMaría tocaba las Gotas de lluvia, a golpes de lengua, y le sacaba también a suarmónicaElvientomehacantadounacanción,sinimitarporelloaZarahLeander.Sin embargo, María nunca sacó a Hohner durante las horas de trabajo. Inclusivecuandonohabía clientes, absteníase ella de lamúsica y escribía, en grandes letrasredondaseinfantiles,lasetiquetasconlospreciosylaslistasdemercancías.

Aun cuando se echara de ver que era ella la que presidía el negocio y la querecuperóyconvirtióenclientesadictosaunapartedelaclientelaquedespuésdelamuertedemipobremamásehabíapasadoaloscompetidores,Maríaconservaba,sinembargo, para con Matzerath un respeto rayano en servilismo, lo que a él, quesiemprehabíacreídoensímismo,leparecíahartonatural.

—Después de todo, soy yo quien ha traído a la muchacha a la tienda y la haenseñado—asírezabasuargumentocuandoelverdugodeGreffoGretaSchefflerleechaban alguna pulla. Tal era, en efecto, la simplicidad discursiva de este hombreque,enrealidad,sóloenlotocanteasuocupaciónfavorita,oseaelcocinar,sevolvíasutil y hasta sensible y, por consiguiente, estimable. Porque eso a Óscar no se lepuedenegar:suschuletasalaKasselconchucrut,susriñonesdepuercoensalsade

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mostaza,susescalopesalavienesay,sobretodo,suscarpasconnatayrábanoseranalgo que había que ver, oler y gustar.Y si aMaría no podía enseñarlemucho delnegocio, porque, primero, la muchacha poseía un sentido innato para el comercioreducidoapequeñascantidadesy,segundo,porqueMatzerathapenasentendíanadade las finezas de sobre el mostrador y sólo tenía disposición, a lo sumo, para lacompra al pormayor, es lo cierto, en cambio, que la enseñó a asar, freír y guisar;porquesibienesvedadqueporespaciodedosañoshabíaestadodesirvientaconlafamilia de un funcionario de Schidlitz, no lo es menos que, cuando empezó connosotros,nisiquierasabíahervirelagua.

AsíqueprontopudoMaríavolveraadoptareltrendevidaquehabíallevadoenvidademipobremamá: reinabaen la cocina, superábasedeunasadodominical aotro,podíademorarsebeatíficamenteporespaciodevariashorasenellavadodelosplatos,cuidaba,depaso,delascompras,lospedidosylasliquidaciones—cadavezmás difíciles durante los años de guerra— con los mayoristas y el Servicio deEconomía,cultivabanosinastucia lacorrespondenciaconlaOficinadeImpuestos,decoraba todas las quincenas el escaparate, demostrando en ello cierta fantasía ygusto, y cumplía a conciencia con las obligaciones del Partido, ya que Maríapermanecíaimpertérritadetrásdelmostrador,constanteytotalmenteatareada.

Ustedes se dirán: ¿a qué vienen todos estos preparativos, esta descripcióndetalladadelapelvis,lascejas,loslóbulosauriculares,lasmanosylospiesdeunajovenzuela?Lomismoexactamentequeustedes,yotambiéncondenoestaformadedescripciónhumana.ÓscarestáplenamenteconvencidodequealosumohalogradodeformarlaimagendeMaría,sinoesquelahadesdibujadoparatodalaeternidad.Deahí,pues,unaúltimafrase todavía, susceptible,así loespero,deaclararlo todo:María,siseprescindedetodaslasenfermerasanónimas,fueelprimeramordeÓscar.

Dichoestadosemehizopatenteundíaenqueescuchabamitambor,loquehacíarara vez, y hube de observar la forma insistente y sin embargo cautelosa con queÓscarcomunicabaalaláminasupasión.AMaríalegustabaoírme.Loqueamínomegustabaparticularmente,encambio,eraqueMaríaecharadevezencuandomanoa su armónica y, arrugando feamente la frente arriba del tambor de su hocico, secreyeraeneldeberdeacompañarme.Algunasveces, sin embargo, al remendar loscalcetinesoalllevarloscucuruchosdeazúcar,selecaíanlasmanos,mirábameseriay atentamente, con la cara perfectamente tranquila, entre los palillos y, antes devolver al calcetín, pasábame lamano, con unmovimiento suave y como dormida,sobremicabezadecepillo.

Óscar,queporloregularnotolerabaningúncontactocariñoso,soportabalamanodeMaría, yvino ahallarle tal gusto, que amenudoy en formayamás conscientearrancaba a su tambor, por espacio de horas, los ritmos provocadores de caricias,hastaquelamanodeMaríaacababaporobedecerylehacíabien.

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Añádase queMaría me metía todas las noches en la cama. Me desvestía, melavaba,meayudabaametermeenmipijama,merecordabaelvaciarlavejigaantesde acostarme, rezaba conmigo, aunque fuera protestante, un padrenuestro y tresavemarias,comotambiénalgunavezeljesúsportivivojesúsportimuero,ymetapaba,finalmente,sonriéndomeconunacaraamablequemellenabadesosiego.

Pormuybellosquefueranestosúltimosminutosantesdeapagarlaluz—pocoapoco fui cambiando el padrenuestro y el jesúsportivivo por el dulce y alusivotesaludoohestrellita y el poramordemaría—, estos preparativos de cada noche mellenabandevergüenzayhubieranacabadoporminarmiseguridadprovocándome,amíqueporloregularconservabasiempreeldominiodemímismo,eserubordelasmuchachasadolescentesydelosjóvenesatormentados.Óscarloconfiesa:cadavezqueMaríame desvestía con susmanos,me ponía en la bañera de zinc y, con unamanopla, con cepillo y jabón, o sea cuando tenía conciencia de que yo, con misdieciséis años por cumplir, me hallaba inequívocamente desnudo frente a unamuchacha que iba a cumplir los diecisiete, sonrojábame violentamente y en formaprolongada.

Sin embargo, María parecía no darse cuenta del cambio del color de mi piel.¿Pensaría tal vez que eran la manopla y el cepillo los que me caldeaban de talmanera? ¿Diríase a símisma:debe ser lahigiene, laque le comunica aÓscar esteardor? o bien, ¿sería María lo bastante pudorosa y delicada para penetrar dichosarrebolesvespertinosy,contodo,noverlos?

Y aun hoy sigo sujeto a esta coloración repentina, imposible de ocultar, que avecesseprolongaporespaciodecincominutosyaunmás.LomismoquemiabueloKoljaiczek,el incendiario,queseponía incandescentesólodeoír lapalabracerilla,asísemeenciendetambiénamílasangreenlasvenasapenasalguien,aunqueseaundesconocido, habla cerca demí de nenes a los que semete todas las noches en labañerayselesfrotaconmanoplaycepillo.IgualqueunpielrojasueleponerseÓscaren tales casos, para que los presentes se sonrían,me llamen raro y hasta anormal,porque,¿quétieneparaellosdeparticularqueseenjabonealosniños,selesraspeyselesmetaunamanoplahastaloslugaresmásrecónditos?

Pues bien: María, esa criatura en estado de naturaleza, se permitía en mipresencia,sinturbarseenlomásmínimo,lascosasmásatrevidas.Así,porejemplo,antesdefregarlastablasdenuestraestanciaydenuestrodormitorio,sequitaba,delmusloparaabajoyconobjetodenoestropearlas,lasmediasqueMatzerathlehabíaregalado. Un domingo, después de haber echado el cierre y mientras MatzerathandabahaciendoalgoenellocaldelPartido—estábamoslosdossolos—,Maríasequitó la falday lablusa,quedóseami lado juntoa lamesaensusenaguasbarataspero limpias, y empezóa limpiar conbencina algunasmanchasde la faldayde lablusadesedaartificial.

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¿A qué se debía que, tan pronto como se hubo quitado su ropa exterior y sedesvaneció el olor de la bencina,María oliera en forma agradable e ingenuamenteembriagadoraavainilla?¿Frotábaseacasoconalgunaraízdeesearoma?¿Existíatalvezalgúnperfumebaratoquedieradichoolor?¿Obienseríaaquélsuolorpropio,asícomo la señoraKaterolíaaamoníacoomiabuelaKoljaiczekamantequilla ranciadebajo de sus faldas?YÓscar, al que en todo le gustaba ir al fondo de las cosas,quiso seguirle también fe pista a la vainilla: María no se frotaba. María olía así.TodavíahoysigoconvencidodequeMaríanosedabacuentadeeseolorqueleerapropio,porquecuandoeldomingodespuésdelasadodeterneraconpurédepatatasycoliflor en mantequilla negra, se ponía sobre la mesa un budín de vainilla quetemblabaaldaryoconmizapatocontraunadelaspatasdelamesa,María,alaquesinembargoleencantabaelbudíndejaleademaicenaconzumodeframbuesa,sólocomíapocodeaquélyaundemalagana,en tantoqueÓscarsiguesiendohasta lafechaentusiastadedichobudín,elmássencilloyquizáelmástrivialdelosbudines.

Enjuliodelcuarenta,pocodespuésdequeloscomunicadosespecialeshubieronanunciado el curso rápido y victorioso de la campaña de Francia, empezó latemporadadebañosenelBálticoEntantoqueelhermanodeMaría,Fritz,enviabaensu calidad de sargento las primeras vistas postales de París, Matzerath y Maríadecidieron que había que llevar a Óscar al mar, ya que el aire de éste sólo podíahacerle bien. María me acompañaría a la playa de Brösen durante el cierre demediodía—la tiendapermanecíacerradade launaa las tresde la tarde—,ysinovolvíahasta lascuatro,decíaMatzerath, tampocoimportaba,yaqueaél legustabaquedarsedevezencuandodetrásdelmostradoryhacersepresentealaclientela.

SecompróparaÓscaruntrajedebañoazulconunanclacosidaenél.Maríayateníaunoverde,conribetesrojos,quesuhermanaGustalehabíaregaladoenocasiónde su confirmación. En un bolso de playa de los tiempos de mamá metieron unalbornoz de baño, dejado también por mamá, y además, en forma superflua, unpequeñobalde,unapautayvariosmoldecitosparalaarena.Maríallevabaelbolso.Mitamborlollevabayomismo.

ÓscarteníamiedoalviajeentranvíaporelcementeriodeSaspe.¿Nohabíaacasode temer que la vista de aquel lugar tan callado y sin embargo tan elocuente leestropeara por completo las ganas ya escasas que tenía de bañarse? ¿Cómo secomportará el espíritu de Bronski, preguntábaseÓscar, si el autor de su perdiciónpasabaalsondelacampanilladeltranvíayconuntrajeligerodeveranopordelantedesutumba?

El9paró.ElconductoranunciólaestacióndeSaspe.Yomirabafijamente,másalládeMaría,endireccióndeBrösen,desdedonde,agrandándosepaulatinamente,seacercabaeltranvíaascendente.Nohabíaquedejarerrarlamirada.¿Quéerayaloqueallípodíaverse?Unoscuantospinosraquíticos,unaverjaconarabescosdeorín,un

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desordendelápidasmortuoriasvacilantescuyasinscripcionesyasóloloscardosylaavena locapodían leer.Másvalíamirardecididamentepor laventana,haciaarriba:allí zumbaban ya los gruesos Ju 52, tal como suelen zumbar los trimotores o losmoscardonesenuncielodespejadodelmesdejulio.

A toques de campana arrancamos y, por espacio de un momento, el tranvíaopuestonostapólavista.Pero,inmediatamentedespuésdelremolque,semevolviólacabeza:videgolpeel cementerioenteroen ruinas,yunpedazodelmuronorte,cuyamanchallamativamenteblancaquedabasindudaalasombra,peroquenoporellomeresultabamenosdolorosa...

Y ya el lugar se había alejado; nos acercábamos a Brösen y yomiré aMaría.Llenaba un ligero vestido floreado de verano. Alrededor de su cuello redondo, debrillo mate, y sobre sus clavículas acolchadas alineábase un collar de cerezas demadera,decolorrojoviejo,queerantodasigualesysimulabanunamadurezapuntodereventar.¿Seríasóloproductodemiimaginaciónobienloolíadeverdad?Óscarseinclinabaligeramente—Maríahabíallevadoconsigoalmarsuolordevainilla—,respiróelperfumeprofundamenteyquedósuperadoinstantáneamenteelJanBronskique se pudría. La defensa del Correo polaco había ya pasado a la historia antesmismodequealosdefensoresselesdesprendieralacarnedeloshuesos.Óscar,elsuperviviente, tenía en la nariz olores totalmente distintos de aquellos que podíadesprender actualmente su presunto padre, otrora tan elegante y ahora en punto deputrefacción.

EnBrösencompróMaríaunalibradecerezas,mecogiódelamano—sabíaqueÓscarsóloaellaselopermitía—ynoscondujo,atravésdelbosquecillodeabetos,alestablecimiento. A pesar de mis dieciséis años —el bañero no entendía nada deaquello—semeadmitióenlasecciónparaseñoras.Agua:dieciocho;Aire:veintiséis;Viento:este—serenoestable,leíaseenlatabla,alladodelcarteldelaSociedaddeSalvavidas,queconteníaconsejosrelativosa larespiraciónartificialyunosdibujosdesmañadosypasadosdemoda.Todoslosahogadosllevabantrajesdebañorayados,en tanto que los salvavidas eran todos bigotudos; en el agua traicionera flotabansombrerosdepaja.

La muchacha del establecimiento, descalza, nos precedía. Semejante a unapenitente,llevabaunacuerdaalrededordelacintura,ydelacuerdacolgabaunallaveimponentequeabría todas lascasetas.Pasarelas,consucorrespondientebarandilla.Unaalfombrarasposadecococorríaalolargodetodaslascasetas.Anosotrosnostocólacaseta53.Lamaderadelacasetaestabacaliente,seca,yeradeuncolorazulblancuzconatural,queyodiríaciego.Alladodelventanucodelacaseta,unespejoqueyaniélmismosetomabaenserio.

Primero tuvoquedesvestirseÓscar.Lohicecon lacaravueltahacia laparedysólomedejéayudardemalagana.LuegoMaríaconunmovimientodecididodesu

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manopráctica,mediovueltametendióeltrajedebañoymeforzó,sinconsideraciónalguna,ametermeen la lanaapretada.Apenasmehuboabrochado los tirantes,mesentóenelbancodelfondodelacaseta,meencajóeltamborylospalillosyempezóadesnudarseconmovimientosrápidosydecididos.

Al principio toqué un poco el tambor, contando los nudos en las planchas delpiso. Luego dejé de contar y de tocar. Lo queme resultó incomprensible fue queMaría, con los labios cómicamente arremangados, se pudiera a silbar mientras sesalíadesuszapatos:dos tonosaltos, luegodosbajos, sequitó loscalcetinesde lospies,silbabacomouncarretero,sedesprendiódelvestidofloreado,colgó,silbando,lasenaguasencimadelvestido,dejócaerelsostén,yseguíasilbandoesforzadamente,sindarconmelodíaalguna,albajarselospantalones,queenrealidaderanpantalonesdegimnasta,hastalasrodillas,dejandoqueseledeslizaranporlospieshastadejarlaprendaenrolladaenelpisoymandarla,conelpieizquierdo,alrincón.

Consutriángulopeludo,MaríahizoestremecersedemiedoaÓscar.Sinduda,élyasabíaporsumamáquelasmujeresnosoncalvasdeabajo,pero,paraél,MaríanoeraunamujerenelsentidoenquesumamásehabíareveladocomomujerfrenteaunMatzerathoaJanBronski.

Yenelactolareconocícomotal.Rabia,vergüenza,indignación,decepciónyunendurecimiento incipientemitad cómico ymitad doloroso demi regaderita bajo eltrajedebañomehicieronolvidarmitamborylosdospalillos,poramordeaquelquemeacababadecrecer.

ÓscarselevantóyseechósobreMaría.Ellalorecibióconsuspelos.Éldejóqueéstoslecrecieranenlacara.Entreloslabioslecrecían.Maríareíayqueríaapartarlo.Peroyoseguíaabsorbiendocadavezmásdeellaenmí,siguiendolapistadelolordevainilla.Maríareíayreía.Medejóinclusiveensuvainilla,loqueparecíadivertirla,porquenocesabadereír.Ysólocuandomeresbalaronlaspiernasymiresbalónlehizodaño—porqueyonoabandonabalospelos,oellosnomeabandonabanamí—,cuando lavainillamehizovenir las lágrimasa losojos,cuandoyaempezabayoasentirelgustodecantarelasodeloquefuera,desaborfuerteperonoyadevainilla;cuandodichoolordetierra,queMaríaocultabadetrásdelavainilla,meclavóenlafrente al Jan Bronski putrescente y me infestó para siempre con el gusto de loperecedero,sóloentoncessolté.

Óscar se deslizó sobre las planchas color ciego de la caseta y seguía llorandotodavía cuandoMaría, que ya volvía a reír, lo levantó, lo tomó en sus brazos y loacarició,apretándolocontraaquelcollardecerezas,queeralaúnicaprendadevestirquehabíaconservadoencima.

Moviendo la cabeza me quitó de los labios aquellos de sus pelos que habíanquedadoadheridosaellos,ydecía,maravillada:—¡Túsíqueeresunpilluelo,tú!Temetesahí,nosabesloquees,yluegolloras.

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Polvoefervescente

¿Tienen ustedes alguna idea de lo que es este polvo? Antes se lo podía comprardurante todo el año en unas bolsitas planas. En nuestra tienda,mamá vendía unasbolsitas de Polvo EfervescenteWaldmeister, de un verde que daba náuseas. Otrasbolsitas, a las que naranjas nomaduras por completo les habían prestado el color,decían:Polvoefervescenteconsabordenaranja.Habíaademásunpolvoefervescenteconsabordeframbuesa,yotroque,cuandoseleechabaaguaclaradelgrifo,siseaba,burbujeaba, hervía y, si se bebía antes dequehubiera llegado a calmarse, tenía unsaborlejano,remoto,delimón,delquetambiénelaguadelvasotomabaelcolor,sóloqueconmáscelotodavía:unamarilloartificialconaspectodeveneno.

¿Qué se leía, además del modo de empleo, en las bolsitas? Se leía: Productonatural— Patentado— Protéjase de la humedad, y, abajo de una línea de puntosdecía:Rómpaseporaquí.

¿Dóndepodíaadquirirseademáselpolvoefervescente?Nosóloen la tiendademamá,sinoentodatiendadeultramarinos—conexcepcióndeloscafésKaiserydelascooperativasdeconsumo.Enestastiendasyentodoslospuestosderefrescos,lasboletasdepolvoefervescentecostabantrespfennigsdeflorín.

A María y a mí el polvo efervescente nos resultaba gratis. Sólo cuando nopodíamos esperar hasta llegar a casa habíamos de pagar en alguna tienda deultramarinosoenunpuestoderefrescoslostrespfennigsoinclusiveseis,porquenonosbastabaconunaypedíamosdosbolsitas.

¿Quién empezó con el polvo efervescente? Ésta es la eterna cuestión entreamantes.YodigoqueempezóMaría.María,encambio,nodijonuncaquehubieraempezadoÓscar.Dejabalacuestiónsincontestary,siselehubiesepreguntadoconinsistencia,entodocasohabríacontestado:—Fueelpolvoefervescente.

Porsupuesto,todoelmundoledarálarazónaMaría.Óscareraelúnicoquenopodíacontestarleconestasentenciacondenatoria.Nuncamehabríaconfesadoamímismo,enefecto,queunabolsitadepolvoefervescentedetrespfennigs—preciodemostrador—habíasidocapazdetentaraÓscar.Contabayoalasazóndieciséisañosyponíaempeñoenacusarmeamímismoo,entodocaso,aMaría,peronuncaaunpolvoefervescentequehabíaqueprotegerdelahumedad.

Empezó pocos días después de mi cumpleaños. Conforme al calendario, latemporada de baños tocaba a su fin. Pero el agua no quería todavía saber nada deseptiembre.Despuésdeunmesdeagostolluvioso,elsoldabadesícuantopodía;susmarcas tardías podían leerse en la tabla al lado del cartel de la Sociedad deSalvavidas, que habían clavado en la cabina del bañero: Aire, veintinueve; Agua,doscientos;Viento,sureste—predominantementesereno.

En tanto que Fritz Truczinski escribía en calidad de sargento tarjetas postales

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desde París, Copenhague, Oslo y Bruselas —andaba siempre en comisiones deservicio—,Maríayyonos tostábamos al sol.En juliohabíamos asentadonuestrosrealesdelantedelmurosoleadodelbañoparafamilias.ComoquieraqueMaríanosesentíaallíalabrigodelasbromasdelosalumnosdesegundoañodelConradinum,depantalón rojo, y de las complicadas y fastidiosas declaraciones amorosas de unestudiante de la Escuela Superior de San Pedro, abandonamos hacia mediados deagostoelbañopara familiasyencontramosen lasecciónparaseñorasun lugarcitomucho más tranquilo, cerca del agua, en donde unas damas gruesas y asmáticas,parecidasenestoalasbrevesolasdelBáltico,semetíanenelaguahastalasvaricesde sus corvas, y niños pequeños, desnudos y mal educados, luchaban contra eldestino,construyendocastillosdearenaquesiemprevolvíanaderrumbarse.

Elbañodeseñoras:cuandolasseñorasestánasolasynosesuponenobservadas,un joven, como el que Óscar ocultaba entonces debería cerrar los ojos para noconvertirseentestigoinvoluntariodelafeminidadsinafeite.

Estábamostendidosenlaarena.Maríaensutrajedebañoverdeconribetesrojos,y yo en el mío. La arena dormía, el mar dormía, las conchas, aplastadas, noescuchaban.El ámbar, que segúndicen sirve contra el sueño, estaría en algúnotrositio;elviento,queconformeala tablasoplabadelsureste,seibaadormeciendo,ytodoelvastocielo,fatigadosinduda,nocesabadebostezar;tambiénMaríayyonossentíamosalgocansados.Yanoshabíamosbañado,ydespués,enningúncasoantes,habíamos comido. Y las cerezas yacían ahora, en forma de huesos de cerezashúmedos todavía, en la arenamarina al lado de otros huesos de cereza blancos ysecos,másligeros,delañoanterior.

Alavistadetantacosaperecedera,Óscardejabacaerlaarena,conloshuesosdecerezadeunaño,demilañosorecientestodavía,sobresutambor,jugandoalrelojdearenaytratandodeinsinuarseenelpapeldelamuertequejuegaconloshuesos.BajolacarnecálidayamodorradadeMaría, representábansepartesdesuesqueletobiendespierto,sinduda,saboreabalavistalibreentreelcubitoyelradio,practicabaarribayabajodesucolumnavertebraljuegosdeaquiénempieza,introducíamismanosenlasdosfosasilíacasymedivertíaconelesternón.

Pese a la distracción queme procuraba yo jugando a lamuerte con el reloj dearena,Maríasemovió.Aciegasyconfiandosóloenlosdedos,metiólamanoenelbolso de playa buscando algo, en tanto que yo vertía el resto de la arena con loshuesosdecerezasobremitamboryaenterradoamedias.ComoquieraqueMaríanoencontraraloquebuscaba,probablementesuarmónica,vacióelbolso:deinmediatoapareció sobre el albornoz no la armónica, sino una bolsita de polvo efervescenteWaldmeister.

Maríahizocomoquesesorprendía.Talvezsesorprendieradeverdad.Peroyosíestabarealmentesorprendidoymepreguntaba—melosigopreguntandohoytodavía

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—:¿Cómoha logrado introducirse ennuestrobolsodeplaya estabolsita depolvoefervescente,esteartículobarato,quesólocompranlosniñosdelosestibadoresydelossintrabajoporquenotienendineroparaunalimonadaregular?

Y mientras Óscar reflexionaba todavía, a María le entró sed. También yo,interrumpiendomis reflexiones, hube de confesarme contrami voluntad que teníaunasedapremiante.Nollevábamosningúnvasoy,además,siqueríamosllegarhastaelaguapotable,teníamosqueandarporlomenostreintaycincopasossilaqueibaeraMaría,yunoscincuenta si ibayo.YparapedirleprestadounvasoalbañeroyabrirlallavedelatuberíaalladodelacasetadeéstehabíaquecaminarporlaarenaardienteentremolesdecarneuntadasdecremaNiveaytendidasbocaarribaobocaabajo.

Elcaminosenoshacíacuestaarriba,asíquedejamoslabolsitasobreelalbornoz.Yluego,antesdeque ledieraaMaríaporcogerla, lacogíyo.PeroÓscarvolvióadejarlasobreelalbornoz,porsiMaríaqueríacogerla.Maríanolacogió.Entonces,lacogí yoy se la di aMaría.María se la devolvió aÓscar.Ledi las gracias y se laregalé.PeroellanoqueríaaceptarlosregalosdeÓscar.Hubepuesdevolveradejarlasobreelalbornoz.Allíestuvoporalgúntiempo,sinmoverse.

ÓscarhaceconstarquefueMaríalaque,despuésdeunapausaopresiva,cogiólabolsita.Ynosóloesto, sinoquearrancóuna tiritadepapelexactamenteallídondedecía:Rómpaseaquí.Luegometendiólabolsitaabierta.EstavezfueÓscarelquerehusó,dando lasgracias.María logróofenderse.Enformadecididadejó labolsitaabiertasobreelalbornoz.¿QuépodíayohacermásquecogerlayofrecérselaaMaría,antesdequellegaraaentrarlearena?

Óscar hace constar que fueMaría la que metió un dedo por la apertura de labolsita y luego lo sacó, manteniéndolo vertical y a la vista: en la yema del dedoveíase algo blanco azulado —el polvo efervescente. Ella me ofreció el dedo.Naturalmente lo acepté. Y aunque se me subió a la nariz, mi cara logró reflejardeleite.FueMaríalaqueformóunhuecoconsumano.YÓscarnotuvomásremedioque verter algo de polvo en la cuenca sonrosada. Ella no sabía qué hacer con elmontoncito nuevo y sorprendente. Entonces me incliné, reuní toda mi saliva, ladepusesobreelpolvoefervescente,volvíahacerlo,ynomeincorporéhastaqueyanomequedabamássaliva.

SobrelamanodeMaríaempezóasisearyaformarseespuma.Yderepente,elWaldmeisterseconvirtióenvolcán.Aquelloempezóahervir,comolafuriaverdedenoséquépueblo.AquíocurríaalgoqueMaríanohabíavistonuncaaún.Sinduda,nihabíasentidonunca,porquesumanoseestremecía, temblabayqueríahuir,yaqueWaldmeisterlamordía,Waldmeisterleatravesabalapiel,Waldmeisterlaexcitabayledabaunasensación,unasensación,unasensación...

Conformeelverdeaumentaba,Maríaseibaponiendocolorada,sellevólamanoa

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laboca,selamiólapalmaconlalenguamuyafuera,loquerepitióvariasvecesyenformatandesesperada,queyaÓscarcreíaquelalenguanolograbaeliminaraquellasensacióndeWaldmeister,sinoque,porelcontrario, laaumentabahastaelpuntoyaúnmásalládelpuntoquenormalmenteleestáfijadoatodasensación.

Luegolasensaciónempezóaceder.Maríareíabajito,miróalrededorparaversinohabíatestigosdelWaldmeistery,alverificarquelasvacasmarinasquerespirabanensustrajesdebañoseguíantendidasindiferentesytostándoseconNiveaporallí,sedejó caer sobre el albornoz. Y sobre un fondo tan blanco se le fue extinguiendolentamenteelrubor.

Talvez la temperaturabalneariadeaquellahorameridianahubieraacabadoportentar a Óscar a una siesta, si, transcurrida apenas media hora, María no hubieravuelto a incorporarse y no se hubiera atrevido a alargar la mano hacia la bolsitamediollenatodavíadelpolvoefervescente.Nosésilucharíaconsigomismaantesdeverter el resto del polvo en el hueco de aquella mano a la que el efecto delWaldmeisteryano leeraextraño.Duranteel tiempoaproximadamentequealguienemplea en limpiarse los anteojos, mantuvo la bolsita a la izquierda y la cuencasonrosadaa laderecha, launa frentea laotra.Ynoesquedirigiera lamiradaa labolsitaoalamanohueca,quelahicierapasardelomediollenoalovacío,sinoquemirabaentrelaunaylaotrayponíaunosseverosojososcuros.Púsosedemanifiesto,sinembargo,cuántomásdébileralamiradaseveraquelabolsitamediollena.Ésta,enefecto,seacercóalamanohueca,ylamanoseacercóaaquélla,entantoquelamirada iba perdiendo severidad salpicada de melancolía para hacerse curiosa y,finalmente, ávida. Con una indiferencia difícilmente simulada,María amontonó elrestodelWaldmeisterensupalmamulliday,noobstanteelcalor,seca,dejócaerlabolsitaylaindiferencia,seapoyóconlamanoliberadalamanollena,fijótodavíaporalgúntiemposusojosgrisesenelpolvoymemiróluegoamí:memirabaconojosgrises,ymepedía,conojosgrises,algo:queríamisaliva.Pero¿porquénotomabalasuya?AÓscarapenaslequedaba;ellahabíadetenersindudamuchamás,yaquelasalivanoserenuevatanrápidamente;quetomarapues,enbuenahora,lasuya,queenfindecuentaseraigual,sinomejor;yentodocaso,ellahabíadetenermás,porqueyonopodíahacerlatanaprisay,además,ellaeramayorqueÓscar.

Maríaqueríamisaliva.Desdeelprincipioquedóclaroquesólopodíasercuestióndemisaliva.Nomequitódeencimasumiradaimperativa,yyoatribuílaculpadeestacruel inflexibilidadasus lóbulosauriculares,quenocolgaban libremente, sinoqueestabansoldadosasumandíbulainferior.AsíqueÓscarhubodetragar,hubodepensarencosasqueporloregularlehacíanagualaboca,pero,fueraellodebidoalaire de mar, al aire salino o al aire salino de mar, es el caso que mis glándulassalivaresfallarony,conminadoporlamiradadeMaría,tuvequelevantarmeycubrirel camino. Había que andar cincuenta pasos sinmirar ni a derecha ni a izquierda

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sobre la arena ardiente, subir los peldaños más calientes aún de la escalera queconducíaa lacasetadelbañero,abrirelgrifo,ponerdebajo lacabezavueltacon labocaabierta,beber,enjuagarseytragar,paraqueÓscarvolvieraatenersaliva.

Cuandohubesuperadoeltrayectoqueibadelacasetadelbañeroalalbornoz,pormás que el camino era interminable y la vista a todo su largo horripilante, hallé aMaría tendidabocaabajo.Lacabezala teníametidaentresusbrazoscruzados.Sustrenzasreposabanperezosamentesobresuespalda.

Leempujé,porqueahoradisponíaÓscardesaliva.PeroMaríanosemovió.Volvíaempujarla.Peroellanoquería.Conprecauciónleabrílamanoizquierda.Medejóhacerlo:lamanoestabavacía,comosijamáshubieravistotrazadeWaldmeister.Leenderecé losdedosde lamanoderecha: la palma sonrosada, húmeda en las líneas,calienteyvacía.

¿Habríarecurridoasupropiasaliva?¿Nohabríapodidoesperartanto?¿Otalvezhabríasopladoelpolvo,ahogandolasensaciónantesdesentirla,paraluegofrotarselamanoconelalbornoz,hastahacersurgirdenuevolamanecitafamiliardeMaría,consumontedelaLunaligeramentesupersticioso,suMercuriograsoyelcinturóndeVenusfirmementeacolchado?

Aquel día regresamos pronto a casa, yÓscar no sabrá nunca siMaría hizo yahervir entonces el polvo por segunda vez o bien si fue sólo unos días más tardecuandoaquellamezcladepolvoefervescenteysalivamíaseconvirtióporrepetición,paraellayparamí,envicio.

Elazar,ounazarobedienteanuestrosdeseos,quisoquelanochedeaqueldíadebaño que se acaba de describir—comimos sopa de arándanos y puré de patatas—MatzerathnoscomunicaraembarazosamenteaMaríayamíquesehabíahechosociodeunpequeñoclubdeskatdelgrupolocaldelPartidoyquetendríaquereunirsedosnochespor semanacon suscompañerosde juego, todosellos jefesdecélula, enelrestaurante Springer; y que como de vez en cuando también iría Selke, el jefe delgrupo local, no podría dejar de asistir, con lo cual, sintiéndolomucho, tendría quedejarnossolos.Lomejorsería,añadió,queÓscarsequedaraadormirlasnochesencuestiónconmamáTruczinski.

MamáTruczinskiestuvodeacuerdo,tantomásquepreferíaaquellasoluciónalaproposiciónqueMatzerathlehicieralavíspera,aescondidasdeMaría:estoes,queenvezdeque fueseyoelquesequedaraadormirenelpisodemamáTruczinski,fueseMaríalaquedosvecesporsemanapernoctaseconnosotros,durmiendoenelsofá.

Anteriormente,MaríahabíadormidoenaquellaenormecamaqueenotrotiempocobijaralaespaldallenadecicatricesdemiamigoHeriberto.Aquelmueblemacizoseguía en el pequeño cuarto de atrás.MamáTruczinski tenía su cama en el salón.Gusta Truczinski, que seguía sirviendo, lo mismo que antes, en el café del Hotel

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Edén,seguíaviviendoenéste,yaunqueveníaunaqueotravezensusdíaslibresalacasa,raravezsequedabaapasar lanochey,ensucaso,dormíaenelsofá.Perosiocurría que Fritz Truczinski venía con licencia y traía regalos de países lejanos,entonceselpermisionariodel frenteoelviajanteenserviciodormíaen lacamadeHeriberto,MaríaenlademamáTruczinski,yéstasehacíalasuyaenelsofá.

Tal ordenamiento vino a perturbarse por mi culpa. Primero quisieron que yodurmieraenelsofá.Esteplanlorechacécontérminosbrevesperocategóricos.LuegomamáTruczinskiquisocedermesucamadeviejita,contentándoseellaconelsofá.Pero a esto se opuso María, porque no quería que su anciana madre se sintieraincómoda, y, sin muchos ambages, se declaró dispuesta a compartir conmigo laantiguacamadecamarerodeHeriberto,loqueexpusoenlossiguientestérminos:—NoesproblemaOscarcitoenunacama.Cuandomuchoseráunoctavodeporción.

Así,pues,apartirdelasemanasiguiente,Maríallevómiropadecama,dosvecesporsemana,denuestropisodelaplantabajaalsegundopisoynoshizounlugaramíyamitambor,delladoizquierdodesucama.LaprimeranochedeskatdeMatzerathno ocurrió nada. La cama de Heriberto se me antojaba inmensa. Yo me acostéprimero;María vino luego. Se había lavado en la cocina y entró en el dormitoriovestidaconuncamisón,ridículodetanlargo,rectoypasadodemoda.Óscarhabíaesperadoverla desnudaypeluda, y al principio se sintió decepcionado, pero luegoestuvocontento,porqueaquellatelasacadadelcajóndelaabuelalerecordaba,ensuamplitudligerayagradable,lablancacaídadeplieguesdeluniformedeenfermera.

Depiedelantedelacómoda,Maríasedeshacíalastrenzasysilbaba.Siemprequese vestía o desvestía, cuando se hacía y se deshacía las trenzas, silbaba. Inclusivecuando se peinaba, soplaba incansablemente con sus labios fruncidos aquellas dosnotas,sinarticular,sinembargo,melodíaalguna.

TanprontocomoMaríadejóelpeine,seinterrumpiótambiénelsilbar.Sevolvió,sesacudióunavezmáslacabellera,pusoordenconunospocosmovimientossobrelacómoda,yelordenlapusodebuenhumor;mandóunbesoconlamanoasubigotudopapá,fotografiadoyretocadoensumarcodeébano,saltósobrelacamaconimpulsoexagerado, brincó varias veces sobre los muelles, agarró con el último brinco eledredón,desaparecióhastalabarbillabajolamontañasintocarmeparanada,aunqueyomehallababajolasmismasplumas,sacóunavezmásdedebajodeledredónunbrazo redondo por el que se deslizaba la manga del camisón, buscó arriba de sucabezaaquelcordónconelquesepodíaapagarlaluz,lohalló,tiródeél,ysóloenlaoscuridad me dijo, con voz muchomás alta de lo que hubiera sido necesario:—¡Buenasnoches!

LarespiracióndeMaríanotardóenhacerseregular.Esprobablequenosetrataradeunasimple simulación, sinoquehubodedormirsedeverdad,yaquea su laboractivadecadadíasólopodíaydebíaseguirunaintensidaddesueñoparecida.

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A Óscar ofreciéronsele todavía por espacio de algún tiempo imágenes quemantuvieron alejado de él el sueño. Por muy espeso que fuera el negro entre lasparedes y el papel del oscurecimiento de las ventanas, no por ello dejaban deinclinarse unas enfermeras rubias sobre las cicatrices de Heriberto, o salía de lablancacamisaajadadeLeoSchuggerunagaviotaqueandabaporallíyquevolabayvolaba,hastaqueseestrellabacontraelmurodeuncementerio,quedespuésdeunolorcrecientedevainillaquedabasoporhizoprimerotitilarlapelículaprecursoradelsueñopara romperla luegodefinitivamente,hallóÓscaruna respiración igualmenteregular,comolaqueMaríaveníapracticandodesdehacíarato.

TresdíasdespuésvolvióMaríaaofrecermelamismahonestarepresentacióndecómoseacuestaunamuchacha.Vinoconsucamisón,silbóaldeshacerselastrenzas,siguiósilbandoalpeinarse,pusoelpeineaunlado,dejódesilbar,pusoordenenlacómoda, lanzó a la foto un beso con la mano, efectuó el salto exagerado, brincó,agarró el edredón y percibió —yo contemplaba su espalda— una bolsita —yoadmiraba su espléndida cabellera—, descubrió sobre el edredón algo verde —yocerrélosojos,dispuestoaesperarhastaqueellasehubieraacostumbradoalavistadelabolsitadepolvoefervescente—,yentoncesrechinaronlosmuellesbajounaMaríaque se echabapara atrás, huboun ¡clic!y, cuandoa causadel clicÓscar abrió losojos, pudo confirmar lo que sabía: María había apagado la luz, respirabairregularmenteenlaoscuridadynohabíapodidoacostumbrarsealabolsitadepolvoefervescente. Podía dudarse, sin embargo, de si la oscuridad ordenada por ella nointensificaba tal vezmás la existencia del polvo efervescente, hacía desplegarse elWaldmeisteryprescribíaalanocheunbuenbicarbonatoburbujeante.

EstoypordecirquelaoscuridadsepusodelladodeÓscar.Porqueyaalospocosminutos—siesquepuedehablarsedeminutosenuncuartonegrocomolanoche—percibí unos movimientos a la cabecera de la cama: María buscaba a tientas elcordón,lopescóy,actoseguido,volvíayoaadmirarlaespléndidacabelleralargadeMaríaque se ledesparramabasobreel camisón. ¡Qué luz tan regularyamarillentadifundíalabombilla,traslatelaplisadadelapantalla,poreldormitorio!Tensamentehinchadoeintacto,eledredónseguíaamontonadoalpiedelacama.Enlaoscuridad,la bolsita no se había atrevido amoverse. El camisón deMaría crujió, una de susmangas,conlamanecitacorrespondiente,selevantó,yÓscarempezóareunirsalivaenelhuecodelaboca.

Enelcursodelassemanassiguientes,vaciamosenlamismaformamásdeunadocenadebolsitasdepolvoefervescente,lasmásdeellasconsabordeWaldmeisteryluego,alacabarseéste,de limónyframbuesa; lasvaciamos, lashicimoshervirconmisalivayprovocamosunasensaciónqueMaríaibaapreciandocadavezmás.Mehiceexpertoenlacoleccióndesaliva,echémanodetrucosquehacíanqueelaguasemevinierarápidamenteyenabundanciaalaboca,ynotardéenestarencondiciones

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deprocurarleaMaría,conelcontenidodeunasolabolsitadepolvoefervescente,tresvecesseguidaslasensacióndeseada.

MaríaestabacontentaconÓscar,loestrujabadevezencuandocontrasupecho,lo besaba inclusive después de la satisfacción del polvo dos o tres veces en algúnlugardelacaraysedormíaluegoporloregularrápidamente,nosinqueantesÓscarlahubieraoídoreírbajitoenlaoscuridad.

Amíeldormirmesemehacíacadavezmásdifícil.Contabayodieciséisaños,teníaunespírituinquietoysentíalanecesidad,quemequitabaelsueño,debrindarleamiamorporMaríaotrasposibilidades, insospechadasydistintasdeaquellasquedormitaban en el polvo efervescente y que, despertadas por mi saliva, producíansiemprelamismasensación.

LasmeditacionesdeÓscarnoseconfinabanaltiempoquesucedíaalapagadodela luz. También de día cavilaba yo detrás del tambor, hojeaba mis extractos deRasputín desgastados por la lectura, recordaba antiguas orgías pedagógicas entreGretaSchefflerymimamá,consultabatambiénaGoethe,delque,lomismoquedeRasputín,poseíanomalapartedelasAfinidadeselectivasy,comoconsecuenciadeello, adoptaba la fuerza elemental del curandero ruso, alisábala con el sentimientouniversaldelanaturalezadelpríncipedelospoetas,dabaaMaríaoraelaspectodelazarina ora los rasgos de la gran duquesa Anastasia, escogía damas del excéntricoséquitonobiliariodeRasputín,paravolveraverlaacontinuación,hastiadodetantasensualidad,enlatransparenciacelestialdeunaOtiliaotraslapasiónhonestamentecontenidadeCarlota.Encuantoasímismo,ÓscarseveíaalternativamentecomoelpropioRasputínocomosuasesino,otrasvecestambiéncomocapitán,másraramentecualmaridovacilantedeCarlota,yaunenunaocasión—deboconfesarlo—cualungenioque,enlafiguraconocidadeGoethe,flotabasobreelsueñodeMaría.

En forma curiosa, esperaba yo más estímulos de la literatura que de la vidadesnuda y real. Y así, por ejemplo, Jan Bronski, al que sin duda había visto consuficiente frecuencia trabajar la carne de mi pobre mamá, no podía enseñarmeprácticamentenada.Yaunquesabíaperfectamentequeeseamontonamientoformadoalternativamente por mamá y Jan y por mamá y Matzerath, ese amontonamientosuspirante, esforzado, que terminaba en un gemir desfalleciente y se deshacía enbaba, significaba amor, Óscar no quería creer que el amor fuera eso y, por amor,buscaba otra forma de amor. Pero siempre estaba por volver a aquel amoramontonado,yloodió—hastaque,alpracticarloélmismo,tuvoquedefenderloantesuspropiosojoscomoelúnicoamorverdaderoyposible.

María tomaba el polvo efervescente tendidaboca arriba.Ycomoquieraque tanpronto como aquél empezaba a hervir empezaba ella a agitarse y a pernear, confrecuencia el camisón se le subía, ya después de la primera sensación, hasta losmuslos.Alsegundohervor,elcamisónlograbaporloregular,encaramándoseleporel

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vientre,enrollárselebajolossenos.Unbuendía,despuésdehaberestadovertiéndoleelpolvoporespaciodevarias semanasen lamano izquierda, toméel restodeunabolsitadepolvoefervescenteconsabordeframbuesayespontáneamenteysinhabertenido laoportunidaddeconsultarlopreviamenteconGoetheoconRasputín, se lovertíenelhuecodelombligo,dejécaermisalivaencimaantesdequeellapudieraprotestary,alempezarahervirelcráter,habíayaperdidoellatodoslosargumentosindispensables a los efectos de una protesta, porque el ombligo efervescentepresentaba con respecto a lamanomuchasventajas.Elpolvo era evidentemente elmismo,misalivaseguíasiendomisaliva,ytampocolasensacióneradistinta,perosíen cambio más fuerte, mucho más fuerte. Tan fuerte era la sensación, queMaríapodíaapenas resistirla. Inclinábasehaciaadelantey, con la lengua, esforzábaseporapagar lasframbuesasefervescentesenelhuequecitodesuombligo, talcomosolíaamortiguarelWaldmeisterenelhuecodelamanounavezqueéstehabíacumplidosu cometido; pero la lengua no alcanzaba hasta allí: su ombligo le quedaba másremotoqueelÁfricaolaTierradelFuego.Amí,encambio,elombligodeMaríamequedabacerca,yasí,pues,sumíenélmilenguaenbuscadeframbuesas,delasquesiempreibaencontrandomás,demodoqueenmibúsquedameextravié,llegandoaregionesenlasqueyaningúnguardiaforestalsolicitabalaexhibicióndelpermisodebuscar,ymesentíaobligadoanodesperdiciarframbuesaalguna,ynoteníayaenlavista,enlossentidos,enelcorazónyeneloídootracosaqueframbuesas,quenofuesinodepasoqueÓscarpudoobservar:Maríaestácontentacontucelobuscador.Poreso ha apagado la luz. Por eso se abandona confiada al sueñoy deja que tú vayasbuscando:porqueMaríaeraricaenframbuesas.

Y cuando ya no encontré más, entonces y como por casualidad hallé en otroslugarescantarelas.Ycomoquieraqueéstascrecíanmásescondidasbajoelmusgo,milenguanoalcanzabaya,ydejéquemecrecieraunundécimodedo,porquelosotrosdieztampocoalcanzaban.YasífuecómoÓscarvinoahallarsutercerpalillo,paraelqueyasuedadloautorizaba.Yyanodisobrelalámina,sinoenelmusgo.Yyanosabía si era yo el que tocaba o si eraMaría, si era aquélmimusgo o era el suyo.¿Pertenecíanelmusgoyelundécimodedoaotroquizásysóloamílascantarelas?¿Tenía el señor de allí abajo su propia cabeza y su propia voluntad? ¿Quiénprocreaba:Óscar,éloyo?

Y María, que arriba dormía y velaba abajo, María, que olía inocentemente avainillay,bajoelmusgo,acantarelas;quealosumoqueríapolvoefervescente,peronoaaquelalquetampocoyoquería:alquesehabíahechoindependiente,yobrabaasuantojo,ydabadesíalgoqueyonolehabíasugerido,yselevantabacuandoyomeacostaba, y tenía sueños distintos de los míos, y ni sabía leer ni escribir y, sinembargo,firmabapormí;alquehoytodavíasiguesupropiocaminoyyaseseparódemídesdeelprimerdía,yesmienemigoyaliadoforzoso,ymetraicionaymedeja

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en la estacada; al que quisiera yo traicionar y vender, porque me da vergüenza,porqueséquelesobro;alqueyolavomientrasmeensucia,ynovenadaylohueletodo, y me es tan extraño que me da por tratarlo de usted, y tiene una memoriatotalmente distinta de la deÓscar: porque cuando hoyMaría entra enmi cuarto yBrunoseretiradiscretamentealcorredor,nolareconoce,ynoquiere,nopuede,semantiene groseramente impasible, en tanto que el corazón agitado de Óscar hacebalbucearamiboca:—Escucha,María,mistiernasproposiciones:podríacomprarmeun compás y trazar un círculo a nuestro alrededor, y con elmismo compás podríamedirlainclinacióndelángulodetucuellomientrastúleesocoseso,comoahora,estás buscando enmi radio portátil.Deja ya la radio, tiernas proposiciones: podríahacerme inyectar los ojos y volver a llorar.En la primera carnicería,Óscar dejaríaquepasaransucorazónporlamáquinadepicar,sitúestuvierasdispuestaahacerlomismocontualma.Podríamostambiéncomprarnosunanimalitodepelucheparaquepermanecieraquietoentrenosotrosdos.Siyomedecidieraporlosgusanosytúporla paciencia, podríamos ir a pescar y sermás felices.Obien el polvo efervescenteaquél,¿recuerdas?DimeWaldmeisterymepondréahervir;pídememásytedaréelresto—¡María,polvoefervescente,tiernasproposiciones!

¿Por qué sigues con la radioyoyes sólo la radio, como si te poseyeraun afánsalvajedecomunicadosespeciales?

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Comunicadosespeciales

El disco blanco de mi tambor no se presta mucho a experimentos. Esto hubieradebidoyosaberlo.Mihojalatarequieresiemprelamismamadera.Quierequese lepregunteagolpes,darrespuestaagolpesobien,bajoelredoble,dejarlibrementelapreguntaylarespuestaensuspenso.Porconsiguiente,mitambornoesniunasarténquecalentadaartificialmentehagacontraerselacarnecruda,niunapistadebaileparaparejasquenosabensisecorresponden.DeahíqueÓscarniaundurantelashorasmás solitarias haya esparcido sobre su tambor polvo efervescente alguno, ni hayamezcladoconélsusalivayorganizadounespectáculoquenohavueltoaverdesdehaceañosyque,porlodemás,echodemenos.CiertoqueÓscarnopudosustraersepor completo a una prueba con dicho polvo, pero procedió en ello en formamásdirecta, dejando de lado a su tambor; lo que equivale a decir que me puse aldescubierto,porque,sineltambor,estoysiemprealdescubierto.

Enprimerlugarresultódifícilprocurarseelpolvoefervescente.MandéaBrunoatodaslastiendasdeultramarinosdeGrafenberg,ylehiceirentranvíaaGerresheim.Le rogué tambiénquebuscara en la ciudad, peroni en los puestos de bebidas quesuelenencontrarseenlasterminalesdelaslíneasdetranvías,pudoBrunoconseguirel polvo efervescente. Las vendedoras más jóvenes ni siquiera lo conocían, y encuantoalostenderosmásviejoslorecordabanconlamayorlocuacidady,pasándoselas manos pensativas por la frente—según me informó Bruno—, decían:—Perohombre,¿quéquiereusted?¿Polvoefervescente?¡Esohacemuchotiempoyaquenolohay!En tiemposdeGuillermo,yaunmuyalprincipioen tiemposdeAdolfo, lohabíaenelcomercio.¡Aquéllossíqueerantiempos!¿Noquiereustedunalimonada,ounaCoca-Cola?

DemodoquemienfermerobebióseamisexpensasvariasbotellasdelimonadaydeCoca-Colaynologróprocurarmeloqueyodeseaba;contodo,sehallóalfinlamaneradesatisfaceraÓscar.Brunonosedioporvencidoyayermetrajounabolsitablanca sin inscripción: la practicante del laboratorio del sanatorio, una tal señoritaKlein,sehabíadeclaradodispuesta,enformamuycomprensiva,aabrirsuscajitas,suscajonesysuslibrosdeconsulta,atomarunosgramosdeestoyotroscuantosdelo otro y, finalmente, después de varios experimentos, a mezclar un polvoefervescente,delqueBrunomeasegurabaquehervía,cosquilleaba,seponíaverdeysabíadiscretamenteaWaldmeister.

Yhoyfuedíadevisita.VinoMaría.PeroprimerovinoKlepp.Nosreímosjuntosporespaciodeunostrescuartosdehoraapropósitodealgodignodeolvidarse.YotratédenoheriraKleppnisussentimientosleninistasynollevélaconversaciónatemasdeactualidadnimencioné,porconsiguiente,elcomunicadoqueatravésdemiradio portátil —María me lo regaló hace unas semanas— me había anunciado la

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muertedeStalin.Detodosmodos,Kleppparecíaestaralcorriente,porqueexhibíaenlamangadesuabrigopardodecuadros,cosidoporunamanoinexperta,unbrazaletedeluto.LuegoKleppselevantóyentróVittlar.Losdosamigosparecíanhaberreñidounavezmás,porqueVittlarsaludóaKleppriendoyhaciéndoleconlosdedosunoscuernos: —¡La muerte de Stalin me sorprendió esta mañana mientras me estabaafeitando!—dijosarcásticamente,mientrasayudabaaKleppaponerseelabrigo.Conuna expresión lustrosa de piedad en su ancha cara, levantó éste con el dedo elbrazaletenegrodelamangadesuabrigo.—Poresollevoluto—suspiró;imitandolatrompetadeArmstrong,entonólosprimeroscompasesfuneralesdelaNewOrleansFunction:tra-tradadá-tra-dadá-tra-dadadá,yseescurrióporlapuerta.

Vittlarsequedó,noquisosentarse,estuvobailoteandodelantedelespejoy,porespaciodeuncuartodehora,nossonreímosmaliciosamente,sinqueStalinsaliesearelucir.

NosésiqueríayohaceraVittlarmiconfidenteosi teníaelpropósitodehacerque se fuera.Le hice señal de que se acercara ami cama, que acercara su oído, ycuchicheéensucucharadegrandeslóbulos:—Polvoefervescente.¿Tediceesoalgo,Godofredo?—unsaltodehorroralejóaVittlardemicamaconbarrotes;recurriendoasuénfasisyasuteatralismoordinario,meapuntóconsuíndicetensoysusurró:—¿Porquéquieres,Satanás,tentarmeconpolvoefervescente?¿Acasonosabestodavíaqueyosoyunángel?

Ya lamaneradeunángel,escabullóseVittlaraleteando,nosinantesconsultaruna vez más el espejo de encima del lavabo. Realmente los jóvenes de fuera delsanatoriosonrarosypropensosalmanierismo.

YluegovinoMaría.Sehamandadohacerunnuevovestidodeprimaverayllevacon él un elegante sombrero gris ratón, provisto de un discreto y refinado adornocolordepaja,quenosequitanienmicuarto.Mesaludósuperficialmente,metendiósumejillaypusoinmediatamentelaradioportátilquemeregaló,sinduda,peroqueparece reservar para su propio uso, porque el detestable aparato de plástico ha dereemplazar, los días de visita, una parte de nuestra conversación.—¿Has oído elcomunicado de esta mañana? Es fantástico, ¿no? —Sí, María —contestépacientemente—, tampoco amí han querido silenciarme lamuerte de Stalin, perodejalaradio,porfavor.

Maríaobedeciósinpronunciarpalabra,sentósesinquitarseelsombreroy,comodecostumbre,empezamosahablardelpequeñoKurt.

—Imagínate,Óscar, el chico ya no quiere llevarmedias largas, y eso que sóloestamosenmarzoyqueharámásfríotodavía,segúndicelaradio.

PrescindídelainformaciónradiofónicayadoptéelpartidodelpequeñoKurtenmateriademediaslargas:

—Elmuchachotieneyadoceaños,María,yseavergüenzadesusmediaslargas

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porsuscompañerosdeescuela.—Puesyoprefierosusalud,yllevarálasmediashastaPascua.El término fue fijado en forma tan categórica, que yo traté prudentemente de

contemporizar:—Enesecaso,deberíascomprarleunpantalóndeesquí,porque lasmediassonrealmentefeas.Acuérdatedecuandoteníassuedad.EnnuestropatiodeLabesweg. ¿Qué fue lo que le hicieron al Quesito, que también tenía que llevarsiempre susmedias hastaPascua?NuchyEyke, que cayó enCreta,AxelMischke,quelapalmóenHolandajustamenteantesdelfinal,yHarrySchlager,¿quéfueloquelehicieronalQuesito?Leuntaronlasmediasdelanaconalquitrán,demodoqueselepegaronyhuboquellevarloalhospital.

—¡EsofueSusiKater!¡Ellatuvolaculpaynolasmedias!—dijoMaría,rojadefuror.AunqueyadesdeelprincipiodelaguerraSusiKatersehubieraenroladoenelcuerpofemeninodetransmisionesyquemástardesehubieracasado,segúndecían,en Baviera,María seguía alimentando a propósito de Susi, que le llevaba algunosaños,unrencortantenazcomoelquesólolasmujeressoncapacesdeponerensusantipatíasdelainfanciaparaguardarlohastaqueyasonabuelas.Detodosmodos,laalusión a las medias alquitranadas del Quesito produjo su efecto. María prometiócomprarle alpequeñoKurtunpantalóndeesquí.Podíamos imprimirotrogiroa laconversación.Había informeselogiososapropósitodelpequeñoKurt.En laúltimareunión de padres de familia, el prefecto Könnemann se había referido a élfavorablemente.—Figúrate,eselsegundodesuclase.Ynosabes, también,cuántomeayudaenlatienda.

Me mostré contento y dejé que se me describieran todavía las últimasadquisicionesparalatiendadecomestiblesfinos.AniméaMaríaaqueabrieranunasucursalenOberkassel.Los tiemposeranfavorables,dije, lacoyunturapersistía—dichoseadepaso,esolohabíaoídoyoenlaradio—,yluegomeparecióqueyaerahoradellamaraBruno.Éstevinoymeentrególabolsitaconelpolvoefervescente.

ElplandeÓscarerapremeditado.Sinmásexplicaciones,pedíaMaríaquemedierasumano izquierda.Primero ibaa tenderme laderecha,pero luegorectificóy,moviendolacabezayriendo,metendióeldorsodelamanoizquierda,pensandotalvez que se la quería besar.Y sólo semostró sorprendida cuandovolví haciamí lapalmay,entremontonesdelaLunadeVenus,amontonéelpolvodelabolsita.Perosedejóhacer,y sólo seasustócuandoÓscar se inclinó sobre sumanoyempezóasegregarsobreelpolvosusalivaabundante.

—¡Déjatede tonterías,Óscar!—exclamóindignada;yponiéndoseenpiedeunsalto, se apartó y se quedó contemplando horrorizada el verde polvo hirviente yespumeante. De la frente hacia abajo fue sonrojándose progresivamente. Y yaempezabayoaconcebiresperanzascuandodetrespasossepusojuntoallavabo,dejócorreraguasobreelpolvo—unaguarepugnante,primerofríayluegocaliente—ya

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continuaciónselavólasmanosconjabón.—A veces eres realmente insoportable, Óscar. ¿Qué va a pensar el señor

Münsterbergdenosotros?—comopidiéndoleindulgenciaparamí,miróaBruno,quedurantemiexperimentohabíatomadoposiciónalpiedelacama.ParaqueMaríanotuvieraqueavergonzarsemás,despedíalenfermeroy,tanprontocomohubocerradola puerta, rogué aMaría que volviera a acercarse a la cama:—¿No te acuerdas?Acuérdate, por favor. ¡Si es polvo efervescente! ¡Tres pfennigs costaba la bolsita!Acuérdate: Waldmeister, frambuesas, ¡cómo hervía, cómo echaba espuma! ¡Y lasensación,María,lasensación!

María no se acordaba.Yo le inspiraba unmiedo estúpido. Tembló un poco, seescondió lamano izquierda y trató, convulsivamente, de cambiar de conversación,contándomedenuevo loséxitosescolaresdelpequeñoKurt, lamuertedeStalin,yhablándomedelnuevofrigoríficodelatiendadecomestiblesfinosMatzerathydelosproyectosdeuna sucursal enOberkassel.Yo,encambio,memantuve fiel alpolvoefervescenteydije:polvoefervescente;ellaselevantó;polvoefervescente,supliqué,yellamedijoadiósalacarrera,sellevólasmanosalsombrero,nosuposidebíairse,pusolaradio,éstaempezóatraquetear,yyogritémásfuerte:—¡Polvoefervescente,María,acuérdate!

Peroyaellaestabajuntoalapuerta,lloraba,movíalacabezay,cerrandolapuertaconlamismaprecauciónquesidejaraaunmoribundo,medejósoloconlaradioquetraqueteabaysilbaba.

AsíqueMaríayanopuedeacordarsedelpolvoefervescente.Paramí,encambio,mientrasvivaysigatocandoeltambor,elpolvoefervescentenocesarádeburbujear;porque fue mi saliva la que, a fines del verano del año cuarenta, animó elWaldmeisterylasframbuesas,laquedespertósensaciones,laquemandómicarneenbuscadealgo,laquemehizobuscadordecantarelas,morillasyotroshongos,paramidesconocidosperoigualmentesabrosos,laquemehizopadre,sí,señores,padre;padreaunaedadtemprana,de lasalivaapadre,despertadordesensaciones,padre,buscandoyengendrando:porqueaprincipiosdenoviembreyanocabíaduda:Maríaestabaencinta,Maríaestabaensusegundomes,yyo,Óscar,eraelpadre.

Esloquesigocreyendohoytodavía,porquelacosaconMatzerathsóloocurriómuchomástarde,unasdossemanas,no,diezdíasdespuésdequeenlacamadesuhermanoHeriberto el de las cicatrices, a la vista de las postales de campañade suhermano menor, el sargento, en el cuarto oscuro, entre las paredes y el papel deloscurecimiento,fecundarayoaMaríamientrasdormía,cuandomelaencontré,yanodormida, sino por el contrario activa y jadeante, sobre nuestro canapé; allí estabadebajodeMatzerath,yMatzerathencimadeella.

Desde el zaguán y viniendo del desván donde había estado meditando, Óscarpenetróconsutamborenelsalón.Ellosnosedieroncuenta.Teníanlascabezasen

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dirección de la chimenea de azulejos. Y ni siquiera se habían desvestido porcompleto.AMatzerathloscalzoncilloslecolgabanenlascorvas.Supantalónestabaamontonado sobre la alfombra. El vestido y las enaguas de María se le habíanarremangadoporencimadelsosténhastalasaxilas.Lasbragasselebamboleabanenelpieizquierdoque,juntamenteconlapiernayfeamentecontorsionado,colgabadeldiván.Lapierna izquierda, replegaday comoajena, reposaba sobre los cojines delrespaldo. Entre las piernas, Matzerath. Con la mano derecha le agarraba éste lacabeza,entantoqueconlaotraensanchabalaaperturadeellaytratabadeponersesobre la pista. Por entre los dedos abiertos deMatzerath,Maríamiraba de soslayohacia laalfombrayparecíaseguireldibujodeéstacon lavista,hastadebajode lamesa. Él había clavado los dientes en un cojín con la funda de terciopelo, y sólodejaba el terciopelo cuandohablaban.Porquepormomentoshablaban, sinpor ellointerrumpir el trabajo. No fue sino al dar el reloj los tres cuartos cuando ambospararon,hastaqueelcarrillónhubocumplidosucometido,ydijoluegoél,volviendoa la faena como antes:—Son menos cuarto— y luego quiso que ella le dijera siestababiencomoloestabahaciendo.Ellalecontestóvariasvecesafirmativamenteyle rogó que fuera prudente. Él le prometió que tendría mucho cuidado. Y ella leordenó o, mejor dicho, le encareció que esta vez tuviera particularmente cuidado.Luegoélseinformósiaellalefaltabamuchotodavía.Yelladijoqueno,queyaenseguida.Yluegoledioprobablementeuncalambreenaquelpiequelecolgabadeldiván,porquelolanzóalaire,perolasbragassiguierondetodosmodoscolgandodelmismo.Enestoélvolvióamorderelcojínyellagritó:«¡salte!»,yélsequeríasalirefectivamente,peroyanopudo,porqueÓscarestabayaencima,sobreambos,antesdequeélpudierasalirse;yoestabaencimayledabaaélconeltamborenlacruzyaltambor con los palillos, porque ya no podía resistir seguir oyendo aquel «salte» y«salte»,ymitamboreramásfuertequesu«salte»,yyonotolerabaqueélsesalieraalamaneracomoJanBronskisehabíasalidosiempredemamá,porquetambiénmamásolíadecirle«salte»aJany«salte»aMatzerath.Yentoncesseseparabanydejabanqueelmocodieraenalgunacosa,enalgúntrapodispuestodeantemanoalobjetoobien, si acaso no les daba tiempo de alcanzarlo, sobre el diván o, eventualmente,sobrelaalfombra.Peroesoyonopodíaverlo.Despuésdetodoyotampocomehabíasalido.Y yo fui el primero en no salirme, y de ahí que el padre sea yo, y no eseMatzerathquecreyósiempreyhastaelfinalqueeramipadre,cuandoenrealidadmipadre era Jan Bronski. Y esto lo he heredado yo de Jan, el no salirme antes queMatzerath,elquedarmeadentroydejarloadentro;yloqueaquísaliófuemihijo,yno el suyo. El no tenía ningún hijo. Eso no era un verdadero padre. Aunque sehubiera casadodiez veces conmamáy aunque ahora se casara también conMaríaporqueestabaencinta.Yélpensabaque lagentede lacasayde lacallepensaríanseguramente.¡Claroquepensaban!PensabanqueMatzerathhabíapreñadoaMaríay

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queahora se casaba conella, que contabadiecisiete añosymedio, en tantoque élandabayaporloscuarentaycinco.Peroellaesmuylistaparasuedad,yelpequeñoÓscar puede alegrarse de tenerla pormadrastra, porqueMaría no es unamadrastraparaelpobreniño,sinounaverdaderamadre,peseaqueOscarcitonoestédeltodobiendelacabezaymásbienlecorrespondieraestarenSilberhammeroenTapiau,enelasilo.

AinstanciasdeGretaScheffler,pues,Matzerathdecidiócasarseconmiamante.Por consiguiente, si le designo a él, mi presunto padre, como padre, he de hacerconstarlosiguiente:mipadresecasóconmifuturaesposa,llamóluegohijosuyoaKurt,queeramihijo,ymeexigióquevieraensunietoamimediohermanoyquetoleraraquemiamadaMaría,queolíaavainilla,compartieraencalidaddemadrastralacamadeél,queapestabaadesove.Perosimedigoque,enrealidad,eseMatzerathnoesnisiquieramipresuntopadre,sinounserabsolutamenteextraño,nisimpáticoni digno de mi simpatía, un individuo que cocina bien y que hasta el presente,cocinando,mehahechomásomenosbienlasvecesdepadre,porquemipobremamámelolegó;queahoramequitaalafazdelmundolamejordelasmujeresymehacetestigodeunaboday,cincomesesdespués,deunbautizo,esdecir,mehaceinvitadode dos fiestas de familia que en realidad es a mí a quien hubiera correspondidoorganizar, porque soy yo el que hubiera debido llevar a María al registro civil ydesignar luegolospadrinosdelniño;simeponía,pues,aconsiderar lospersonajesprincipalesdeestatragedia,ynopodíamenosdeobservarquelarepresentacióndelapieza adolecía de un falso reparto de los papeles más importantes, acababa pordesesperardel teatro:porqueaÓscar,elverdaderoprotagonista, lehabíanasignadounpapeldecomparsadelquebiensehubierapodidoprescindir.

AntesdedaramihijoelnombredeKurt,antesdellamarlocomonuncadebierahaberse llamado—porque yo le hubiera dado el nombre de su verdadero abueloVicenteBronski—,antes,pues,deconformarmeconKurt,Óscarnoquieredejardecontarenquéformasedefendió,duranteelembarazodeMaría,contraelnacimientoesperado.

Ya la misma noche de aquel día en que los sorprendí sobre el sofá e impedí,tocando el tambor y encaramándome sobre la espalda sudorosa de Matzerath, laprecauciónsolicitadaporMaría,yaaquellamismanochehiceunintentodesesperadoporrecuperaramiamante.

Matzerathsólologródesmontarmecuandoyaerademasiadotarde.Yporesomepegó.PeroMaría tomóladefensadeÓscaryreprochóaMatzerathquenohubieratenidocuidado.Matzerathsedefendiócomounpobreviejo.LaculpaeradeMaría,dijobuscandounpretexto,puesdeberíahabersecontentadoconunasolavez,ynoqueparecíaquenuncateníabastante.AloqueMaríasepusoallorar,diciendoqueconellalacosanoibatanrápidamenteconunsimplemeterysacaryya,yquesiello

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era así, mejor que se buscara otra, porque aunque ella no tuviera experiencia, suhermanaGusta,queestabaenelEdénydebíasaberlo,lehabíadichoqueaquellonoera tan sencillo y le había recomendadomucho que tuviese cuidado, porque habíahombresque loúnicoquequerían eradesprendersede sumocoy, por lovisto, él,Matzerath,eraunodeésos,ysiendoasí,ellayano jugabamás,porque loqueellaquería era que también a ella le sonara, como acababa de sonarle. Pero de todosmodos él debía haber puesto cuidado, porque bien se merecía ella esa pequeñaconsideración.Yluegoseechóa lloraryseguíasentadaenelsofá.YMatzerathsepusoagritar,encalzoncillos,ydijoquenopodíasoportaraquellloriqueo;peroluegose arrepintióde su arrebatoyvolvió ameter lapata conMaría, o seaque tratódeacariciarlebajolaropaloquenosehabíatapadotodavía,conloqueMaríasepusofuriosa.

Nunca la había vistoÓscar así. Subiéronle a la cara unasmanchas rojas, y susojosgrisesselevolvieroncasinegros.Calzonazosledijo;yMatzerath,rápidamente,agarrósuspantalones,selospusoyselosabrochó.Podíairsetranquilamente,legritóMaríaconsusjefesdecélula,queerantanmetisacascomoél.YMatzerathcogiósuchaquetayluegoelpicaporteyaseguró,alsalir,queenadelanteadoptaríaotrotono,queyaestabahastalacoronilladetodosesoscuentos,yquesiellateníatantasganas,quesepescaraalgúntrabajadorextranjero,aquelfrancés,porejemplo,quelestraíalacerveza,quesindudaésesíseloharíamejor.Encuantoaél,Matzerath,elamoreraparaélalgodistintoynosóloesasporquerías;peroahoraseibaajugarsupartidadeskat,yaqueaquísísabíaporlomenosaquéatenerse.

AsíquemequedésoloconMaríaenelsalón.Ahorayanolloraba,sinoque,enformapensativaysilbandoapenasparaadentro,seibaponiendolasbragas.Poralgúntiempoestuvoaisladosuvestido,quesobreelsofáselehabíaarrugado.LuegopusolaradioytratódeescucharmientrasdabanloscomunicadosrelativosalosnivelesdeaguadelVístulaydelNogaty,cuandodespuésdelaindicaciónfluviométricarelativaal curso inferior del Mottlau anunciaron aires de vals y empezaron éstos a oírseefectivamente, quitóse de nuevo repentina e inesperadamente las bragas, fuesecorriendoalacocina,oyóselamanipularunacacerolayabrirelagua,oíqueelgashacíapuf,ymedije:Maríaseestápreparandounbañodeasiento.

Conobjetodesustraerseaestarepresentacióndesagradable,Óscarseconcentróenlosairesdelvals.Silamemorianomefalla,golpeéalgunoscompasesdemúsicadeStrausssobremitamborylehallégusto.Luegointerrumpierondesdelaemisoralosairesdevalsyanunciaronuncomunicadoespecial.Óscarapostóaquesetratabade un comunicado del Atlántico, y no se equivocó. Al oeste de Irlanda variossubmarinoshabíanlogradohundirsieteuochobarcosdetantasocuantastoneladasderegistrobruto.Además,otrossubmarinoshabíanconseguidoasimismomandaralfondo del Atlántico casi exactamente las mismas toneladas de registro bruto,

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habiéndose distinguido especialmente un submarino bajo elmando del teniente denavíoSchepke—aunquetalvezpudierasereltenienteKretschmer;entodocasofueunodelosdosuotrotenientefamosoqueteníaelmayortonelajederegistrobrutoensuhaber,contodoyundestróyeringlésdelaclaseX-Y.

Mientrasyoacompañabaeneltambor,convariacionesydándolecasiunairedevals,lacanciónIremosaInglaterra,queseguíaalcomunicadoespecial,entróMaríaenel salón, llevandocolgadadelbrazouna toalla.Dijoamediavoz:—¿Hasoído,Oscarcito?¡Otrocomunicadoespecial!¡Cómoestosigaasí...!—sinrevelaraÓscarloquepasaríasiaquelloseguíaenesaforma,sesentóenunasillaencuyorespaldoMatzerathsolíacolgarsuchaquetaMaríaenrollólatoallaenformadesalchichaysepuso a silbar bastante fuerte, e incluso correctamente, las notas del Iremos aInglaterra.Repitiólosúltimoscompasescuandoyahabíanterminadolosdelaradioy, así que volvieron a oírse los aires imperecederos del vals apagó el aparato queestabasobreelaparador.Dejósobrelamesalatoallaenformadesalchicha,sesentóysepusolasmanossobrelosmuslos.

Hízoseentoncesungransilencioenlaestancia;sóloelrelojverticalhablabacadavezmásfuerte,yMaríaparecíareflexionarsinoseríamejorvolveraponerlaradio.Peroluegotomóotradecisión.Apoyólacabezaenlatoalla-salchichasobrelamesa,dejócolgarlosbrazosporentrelasrodillashacialaalfombraysepusoalloraraunritmosilenciosoyregular.

Óscar se preguntaba siMaría estaría tal vez avergonzada de que yo la hubierasorprendido en una situación tan desagradable. Decidí alegrarla; me escabullí delsalón y hallé en la tienda, a oscuras, al lado de los paquetes de budín y del papelgelatinado, una bolsita que en el corredor a media luz se reveló como de polvoefervescente con sabor a Waldmeister. Óscar celebró su hallazgo, porque porentoncescreíahaber tenido la impresióndequeelsabordeWaldmeistereraelquemáslegustabaaMaría.

Cuandovolvíalsalón,lamejilladerechadeMaríaseguíaapoyadasobrelatoallaenrolladaenformadesalchicha.Tambiénlosbrazoscolgábanlecomoanteriormente,bamboleándose, desamparados, entre los muslos. Óscar se le acercó por el ladoizquierdo y experimentó una decepción al ver que tenía los ojos cerrados y sinlágrimas. Esperé con paciencia a que levantara los párpados con las pestañas algopegadas y le tendí la bolsita; pero ella no vio el Waldmeister; su vista parecíatraspasaralabolsitayaÓscar.

La habrían cegado las lágrimas, me dije disculpándola y, después de brevedeliberación, decidí proceder en formamás directa. Óscar se deslizó debajo de lamesa,seacurrucóalospiesligeramenteinclinadoshaciaadentrodeMaría,lecogiólamanoquecon laspuntasde losdedos casi tocaba la alfombra, se lavolvíhaciaarriba hasta que pudiera verle la palma, abrí la bolsita con los dientes, vertí el

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contenidodelpapelenlacuencaquesemeabandonabasinresistencia, leañadímisaliva,contemplétodavíaelprimerhervoryrecibíacontinuaciónunpuntapiémuydoloroso en el pecho, con el queMaríamandó aÓscar sobre la alfombra hasta elcentrodelamesadelsalón.

A pesar del dolor, me incorporé inmediatamente y salí de debajo de la mesa.María se había levantado también. Nos encontramos jadeantes cara a cara. Maríacogió la toalla,se restregóbienconella lamano izquierda,me lanzóel trapoa lospiesymellamópuercocondenado,enanovenenoso,gnomolocoquehabíaquehacerpicadillo.Luegomeagarró,mediounosmanotazosenelcogote,insultóamipobremamáporhabertraídoalmundounmonstruocomoyoy,viéndomeapuntodegritarconintenciónderompertodoelvidriodelahabitaciónydelmundoentero,metiómeenlabocaaquellatoallaque,almorderla,resultabamásduraqueunpedazodecarne.

YnomesoltóhastaqueÓscarempezóaponersederojoamorado.Mehubierasido fácil hacer pedazos todos los vasos, los cristales de la ventanay, por segundavez, el vidrio de la esfera del reloj vertical. Y sin embargo no grité, sino que fuidejandoqueseapoderarademíunodiotanarraigado,queaunhoy,encuantoMaríaentraenmicuarto,losientoentrelosdientescomositodavíafueraaquellatoalla.

Veleta como siempre,Maríame soltó, se rió de buena gana, volvió a poner laradio de un zarpazo, y volvió a acercárseme, silbando el vals, para acariciarme elpelo,comoenrealidadyoloestabadeseando,enseñaldereconciliación.

Óscarladejóaproximarsehastamuycerquitaylagolpeóentonces,conlosdospuños a la vez, exactamente allí por donde ella había admitido aMatzerath. Y alcazarme ella los puños al vuelo antes del segundo golpe, la mordí en el mismomaldito lugar y, sin soltarmipresa, caí con ella sobre el sofá; oí, sinduda, que laradio anunciaba un nuevo comunicado especial, pero Óscar no quiso escucharlo:dispénseseleahoraquenocuenteloqueallísehundió,quiénlohundiónicuántosehundió,porqueunaccesoconvulsivodellantomehizoabrirlosdientes,ymequedétendidoinmóvilsobreMaría,quellorabadedolor,mientrasÓscarllorabadeodioydeamor,deunamorqueseconvertíaenimpotenciaplúmbeayque,sinembargo,nopodíacontenerse.

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OfrendadelaimpotenciaalaseñoraGreff

Aél,Greff,noloquería.Él,Greff,nomequeríaamí.Tampocoloquisemástarde,cuando me construyó la máquina-tambor. Y aun hoy, cuando Óscar apenas tienefuerzapara tan tenacesantipatías,no loquieroespecialmente,aunquehoyGreffyanoexista.

Grefferaverdulero.Perovamosporpartes.Nocreíanien laspatatasnien lasberzas y, sin embargo, poseía vastos conocimientos enmateria de horticultura y legustaba dárselas de jardinero, de amigo de la naturaleza y de vegetariano. Yprecisamente porque no comía carne, por eso mismo Greff no era tampoco unauténticoverdulero.Resultábaleimposiblehablardelosproductosdelcampocomose habla de los productos del campo. —Considere usted, por favor, estaextraordinaria patata —oíale a menudo decirle a un cliente—. Esta carne vegetaltumefacta,rebosante,quesiempreinventanuevasformasypermanece,contodo,tancasta. ¡Amo a la patata, porque ellame habla!—es evidente que un verdulero nodebehablarnuncaenestaforma,poniendoasusclientesensituaciónembarazosa.Ami abuela Ana Koljaiczek, por ejemplo, que había envejecido entre campos depatatas,nuncallegóasalirledeloslabios,niaunenlosmejoresañosdepatatas,másfrasecitaqueésta:—Puessí,parecequeesteañolaspatatassonunpocomayoresqueel año pasado— con todo y que Ana Koljaiczek y su hermano Vicente BronskidependíanenmuchomayorgradodelacosechadepatatasqueelverduleroGreff,alqueunbuenañodeciruelaslecompensabaconcrecesunmalañodepatatas.

EnGrefftodoeraexagerado.¿Era,porejemplo,absolutamenteindispensablequeenlatiendallevaraundelantalverde?Valientepretensión,daralatalprendaverdeespinaca, entre una sonrisita destinada al cliente y con aire sabihondo, el título de«verdedelantaldeljardinerodelSeñor».Aestoseañadíaquenopodíaprescindirdesusdichososexploradores.Claroqueenel treintayochosehabíavistoobligadoadisolver sugrupo—a losmuchachos leshabíanencajado sus camisaspardasy loselegantesuniformesdeinvierno—,pero,detodosmodos,losantiguosexploradoressolían venir regularmente, de paisano o en uniforme, a visitar al antiguo jefeexploradorparacantarconél,quedelantedeaqueldelantaldejardineroquelehabíaprestadoelSeñorpellizcabalaguitarra,cancionesmatutinas,cancionesvespertinas,cancionesdemarcha,cancionesdelansquenetes,cancionesdecosecha,cancionesalaVirgeny toda clase de cantos populares nacionales y extranjeros.Y comoquieraqueGreffsehabíahechomiembrooportunamentedelCuerpoMotorizadoNacionalSocialistayque,apartirdelcuarentayuno,podía llamarsenosóloverdulerosino,además,jefedegrupodeladefensapasiva,pudiendoasimismocitarensufavoradosantiguosexploradoresquehabíanhechocarreraentrelosMuchachosdelPartido—eranrespectivamentejefedeescuadrayjefedesección—,resultaque,porpartedela

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jefatura de distrito de la Juventud Hitleriana, podían considerarse autorizadas lasveladas corales en la bodegade patatas deGreff. Por otro lado,Greff fue tambiéninvitado por el jefe de adiestramiento del distrito, Löbsack, a organizar veladascorales durante los cursos de adiestramiento del distrito, en el castillo deadiestramiento del distrito en Jenkau. Juntamente con un maestro de primaria, aprincipiosdelcuarentarecibióGreffelencargodeconfeccionarparaelDistritodelReich que incluía a Danzig y a la Prusia Occidental un libro de canciones paramuchachosbajoel lemade«¡Cantaconnosotros!».El libro resultómuybueno.ElverdulerorecibiódeBerlínunescritofirmadoporelJefedelaJuventuddelReichyfueinvitadoaBerlín,auncongresodejefesdecoros.

Grefferapuesunhombrevalioso.Nosólosesabíatodaslasestrofasdetodaslascanciones, sinoqueademás, sabíamontar tiendasdecampañayencenderyapagarfuegosdevivacdemodoquenoseprodujeranincendiosforestales,podíairderechoasuobjetivoguiándoseconlabrújula,sabíalosnombresdepiladetodaslasestrellasvisibles, narraba cuentos jocosos o de aventuras, conocía las leyendas del país delVístula,organizabaveladaslocalesconeltítulode«DanzigylaHansa»,enumerabatodoslosgran-maestresdelaOrdenconsuscorrespondientesfechas,ynoselimitabasólo a esto, sino que sabía mucho también sobre la misión del germanismo en elterritoriodelaOrden,ysólomuyraramenteentretejíaensuscharlasalgúndichomásbiendeexplorador.

Greff amaba a la juventud. Prefería los muchachos a las muchachas. A decirverdad,noamabanadaalasmujeres,sinotansóloalosmuchachos.Avecesamabaalosmuchachosmásde loquepuedeexpresarsecantandocanciones.Esposiblequefuera sumujer, la deGreff,mujer desaseada con el sostén siempre grasiento y lasbragasagujereadas, laqueleobligaraabuscarunamedidamáspuradeamorentremuchachosnervudosysumamentelimpios.Perotambiénesposiblequeelárbolencuyas ramas florecíapermanentemente la ropasuciade laseñoraGreff tuvieraotraraíz.Quierodecir que tal vez laGreff se descuidabaporque el verduleroy jefedegrupo de la defensa pasiva no tenía el ojo que convenía a su exuberanciadespreocupadayunpocosimple.

AGreff le gustaba lo tenso, lomuscular, lo duro. Cuando él decía naturaleza,queríadeciralpropiotiempoascetismo.Ycuandodecíaascetismo,queríadecirunaclaseparticulardehigienecorporal.Greffteníaunanociónexactadesucuerpo.Locuidaba en forma minuciosa y lo exponía al calor y, de modo particularmenteingenioso, al frío. En tanto que, cantando, Óscar rompía el vidrio de cerca o adistancia, descongelaba en ocasiones las flores de escarcha de los escaparates oderretía y hacía tintinear las candelas de hielo, el verdulero, en cambio, era unhombrequerompíaelhieloconuninstrumentomanual.

Greffabríaagujerosenelhielo.Endiciembre,eneroyfebrero,abríaagujerosen

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el hielo con un pico. Muy temprano, de noche todavía, sacaba su bicicleta de labodega,envolvíaelpicahieloenunsacodecebollas,pedaleabadeSaspeaBrösen,deBrösen,por el paseomarítimocubiertodenieve, endirección aGlettkau, bajábaseentreBrösenyGlettkauy,mientrasibaclareandolentamente,empujabalabicicleta,el picahielo y el saco de cebollas a través de la playa helada hasta unos dos otrescientosmetros adentrodelBálticohelado.Aquí imperaba la niebla de la costa.Nadie hubiera podido ver, desde la costa, cómoGreff dejaba su bicicleta sobre elsuelo,desenvolvíaelpicahielodelsacodecebollas,permanecíasilenciosoyestáticopor unosmomentos, escuchaba las bocinas de niebla de los cargueros presos en elhielo de la rada, para luego quitarse la cazadora, practicar un poco de gimnasia yponerse finalmentea excavar,golpeando fuertey regularmente,unagujerocircularenelBáltico.

ParapracticarelagujeroGreffnecesitabasusbuenostrescuartosdehora.Nomepregunten,porfavor,dedóndelosé.Enaquel tiempoÓscarlosabíaprácticamentetodo.Asísabíatambién,porejemplo,paraquéqueríaGreffsuagujeroenlacapadehielo. Sudaba, y su sudor caía, salado, desde su alta frente abombada, en la nieve.Procedía muy hábilmente, trazando el contorno a fondo y en circunferencia hastahacerlovolveralpuntodeorigenylevantabaacontinuación,singuantes,eltémpano,de unos veinte centímetros de espesor, fuera de la ancha capa de hielo, de la quepuedepresumirsequeseextendíahastaHelaotalvez,inclusive,hastaSuecia.Enelagujero, el agua era elemental y gris, salpicada de una especie de sémola helada.Desprendíaunligerovapor,sinserporellounmanantialtermal.Elagujeroatraíaalospeces.Esdecir,parecequelosagujerosenelhieloatraenalospeces.Greffhabríapodidopescarlampreasounamerluzadeveintelibras.Peroélnopescaba,sinoqueempezabaadesvestirse,hastaquedarsedesnudo;porquecuandoGreff sedesvestía,sedesnudaba.

Óscar no se propone enmodo alguno transmitirles aquí escalofríos invernales.Bastepuescondecirquedurante losmesesde invierno,elverduleroGreff tomabados veces por semana un baño en el Báltico. Los miércoles se bañaba solo, muytemprano.Partíaalasseis,llegabaallugaralasseisymedia,picabahastalassieteycuarto,quitábasedelcuerpo,conmovimientosrápidosyexagerados,todalaropay,despuésdehaberse frotadopreviamenteconnieve, saltabaal agujero,gritabaenelagujero,yalgunasvecesleoíayocantaraquellode«Seoyeelrumordelosgansossalvajesenlanoche»,obien:«Venganlas tempestades»;bañábase,pues,ygritaba,porespaciodedosotresminutosalosumo,poníaseluegodeunsaltosobrelacapade hielo, de la que destacaba con espantosa precisión cual una forma de carnehumeante,másrojaqueuncangrejo,quecorríaalrededordelagujero,seguíagritandoyentrabaencalor,hastaquevolvíaahallarel caminode la ropayde labicicleta.PocoantesdelasochoestabaGreffderegresoenelLabeswegyabríalaverdulería

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conlamayorpuntualidad.El segundo baño lo tomaba los domingos, en compañía de varios muchachos.

Esto, Óscar no quiere haberlo visto, ni lo ha visto en verdad. Fueron habladuríasposteriores de la gente. El músico Meyn sabía historias acerca del verdulero, lasandabatrompeteandoportodoelbarrio,yunadeestashistoriasdecíaquetodoslosdomingos, durante los meses más rigurosos del invierno, Greff se bañaba encompañíadevariosmuchachos.PeronielmismoMeynpretendíaqueGreffhubieraforzadoabañarsealosMuchachos,desnudoscomoél,enelagujeropracticadoenelnielo.Parecequesecontentabaconverlosretozar,mediodesnudosocasidesnudos,nervudosyresistentes,sobreelhielo,yfrotarsemutuamenteconlanieve.Esmás,losmuchachos sobre la nieve le proporcionaban a Greff tanta alegría, que a veces,despuésdelbañooantesdeél,hacíatravesurasconellos,ayudabaafrotaraunooaotroypermitía asimismoque toda la horda le friccionara a él; y así, a pesar de laniebla costera, el músicoMeyn pretende haber visto, desde el paseo marítimo deGlettkau,aunGreffterriblementedesnudoquecantaba,gritaba,atraíaasíadosdesus discípulos desnudos, los levantaba y, desnudo y con cargamento desnudo,galopaba cual una troika gritona y desbocada sobre la espesa capa de hielo delBáltico.

Se colige fácilmente queGreff no era hijo de pescadores, pese a que había enBrösenyenNeufahrwassermuchospescadoresquellevabanelnombredeGreff.Él,elverdulero,eradeTiegenhof;peroLinaGreff,quedesolterasellamabaBartsch,lohabíaconocidoenPraust.AyudabaallíélaunvicarioemprendedorenelpupilajedelaOrganización de JóvenesCatólicos, a la queLinaGreff iba todos los sábados acausadelmismovicario.SegúnunafotoquehuboprobablementededarmelaGreff,porque figura todavía enmi álbum,Lina era, a los veinte años, robusta, regordeta,alegre,bonachona,atolondraday tonta.Supadre teníaunaexplotaciónhortícoladeciertaimportanciaenSankt-Albrecht.Alosveintidósañosy,segúnloasegurabamástarde a cada paso, totalmente desprovista de experiencia, se casó, por consejo delvicario, con Greff, y con el dinero de su padre abrió la tienda en Langfuhr.Comoquieraqueunabuenapartedelosgéneros,asíenparticularcasitodalafruta,larecibíaabuenpreciode lahuertadelpadre,elnegociomarchababien,casisolo,yGreffnopodíaestropearlomucho.

Esmás,sielverduleronohubieratenidoaquellaaficióninfantilporlostrabajosmanuales, no hubiera sido nada difícil convertir la tienda, que estaba muy biensituada, lejos de toda competencia en aquel suburbio populoso, en una verdaderaminadeoro.PerocuandoelfuncionariodePesasyMedidassepresentóporterceraycuarta vez, controló la balanza de las verduras, confiscó las pesas, selló la propiabalanzae impusoaGreffmultasdemayoromenorconsideración,unapartedelosparroquianoslodejóehizosuscomprasenelmercadosemanal,diciendo:Sinduda,

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lamercancíadeGreffessiempredeprimeracalidadynotancara,perodebedehaberallíalgoquenoandabien,yaquelosdePesasyMedidashanvueltoavisitarlo.

Y sin embargo, estoy seguro de queGreff no se proponía quitarles peso a losclientes.Tantoquelagranbásculadelaspatataspesabaensuperjuicio,despuésqueelverdulerolehubohechoalgunasmodificaciones.Así,porejemplo,adaptólepocoantesde laguerra,adichabásculaprecisamente,uncarrillónque,segúnelpesodelaspatatas,dejabaoírencadacasouncantodiferente.Porveintelibrasdepatatasloscompradorespodíanescuchar,atítulodepropinaenciertomodo,«EnlaclarariberadelSaale»;porcincuentalibras,«Sésiemprefielyhonrado»;unquintaldepatatasdeinviernolearrancabaalcarrillónlasnotasinfantilesyjocosasdelaAnitadeTharau.

Auncuandoyocomprendieraqueestasbromasmusicalesnopodíanserdelgustode la Oficina de Pesas y Medidas, Óscar apreciaba estas manías del verdulero.TambiénLinaGreff semostraba indulgente conestas extravaganciasde su esposo,porque... bueno, porque el matrimonio de los Greff consistía precisamente en quecadaunodelosesposossemostrabaindulgenteconlasextravaganciasdelotro.Yasí,bienpuededecirsequeelmatrimonioGrefferaunbuenmatrimonio.Elverduleronopegaba a su esposa, no la engañaba nunca con otras mujeres, no era jugador niparrandero,sinoqueera,porelcontrario,unhombrejovial,quecuidabasuexterioryeraquerido,acausadesunaturalsociableyservicial,nosólodelajuventud,sinodeaquellapartedelaclientelaquelecomprabadebuengradolamúsicaconlaspatatas.

Así,pues,Greffveíatambiénconecuanimidadeindulgenciaquedeañoenañosu Lina se fuera convirtiendo en unamujer desaseada y cada vezmásmaloliente.Veíale yo sonreír cuando personas que lo querían bien llamaban la cosa por sunombre.Soplándoseyfrotándoselasmanos,biencuidadasapesardelaspatatas,leoíayodecirdevezencuandoaMatzerath, alque laGreffno leera simpática:—Desdeluegoquetienesrazón,Alfredo,queesalgodescuidadalapobreLina.Pero,túyyo,¿esquenotenemostambiénnuestrosdefectos?—ysiMatzerathinsistía,Greffponíatérminoaladiscusiónenformacategóricaperonoporellomenosamistosa:—Puedequeenestoyaquellonovayasmuydescaminado,pero,apesardetodo,tienebuencorazón.¡SiconoceréyoamiLina!

Puedequelaconociera,pero,loqueesella,apenasloconocíaaél.Aligualquelos vecinos y clientes, nunca hubiera podido ver en aquellosmuchachos y jóvenesquevisitabanalverdulerocontantaasiduidad,otracosaqueelentusiasmodelagentejovenporunamigoyeducadordelajuventud,aficionadosinduda,peronoporellomenosapasionado.

Amí,Greffnopodíanientusiasmarmenieducarme.CiertoqueÓscar tampocoerasutipo.Simehubierapodidodecidirporelcrecimiento,talvezhabríallegadoasersu tipo,porquemihijoKurt,quecuentaahoraalrededorde treceaños,encarnapor completo, con su figura huesuda y desenvuelta, el tipo de Greff, aunque se

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parezcaentodoaMaría,nomuchoamíynadaenabsolutoaMatzerath.Junto con Fritz Truczinski, que había venido de permiso, fue Greff testigo de

aquellabodaquetuvolugarentreMaríaTruczinskiyAlfredoMatzerath.ComoquieraqueMaría,lomismoquesuesposo,eraprotestante,sólofuimosalregistrocivil.Estoocurríaamediadosdediciembre.MatzerathdiosusídentrodeluniformedelPartido.Maríaestabaensutercermes.

Cuandomásengordabamiamada,tantomásaumentabaelodiodeÓscar.Yesoquenotengonadacontraelembarazo.Perolaideadequeelfrutoengendradopormíhubiera de llevar un día el nombre de Matzerath, me quitaba toda la alegría quehubierapodidodarmeelanunciodeunheredero.Así,pues,cuandoMaríaestabaenel quintomes, y por consiguiente demasiado tarde, emprendí el primer intento deaborto. Estábamos en Carnaval. María quería fijar en la barra de latón que habíaarribadelmostradorydelaquecolgabansalchichasytocino,algunasserpentinasyunpardecaretasdepayasodenaricesdescomunales.Laescalera,quenormalmentese apoyaba firmemente en los estantes, apoyábase ahora, insegura, contra elmostrador.María estaba en lo alto, con lasmanos entre las serpentinas; Óscar, encambio, abajo, al pie de la escalera. Sirviéndome de mis palillos como palanca yayudando con el hombro y un propósito firme, levanté el pie de la escalera y laempujéhaciaunlado:entrelasserpentinasylascaretas,María,espantada,lanzóungritoapagado,laescaleraseinclinó,Óscarseapartódeunsalto,yasuladovinieronadarMaría,y,conella,elpapeldecolores,lascaretasyunascuantassalchichas.

Fuemáselruidoqueotracosa.Maríasehabíatorcidounpie;tuvoqueguardarcamaycuidarse,peronosufriómayorestrastornos,siguióhaciéndosecadavezmásdeforme,ynisiquieralecontóaMatzerathquiénlahabíaayudadoatorcerseelpie.

Y no fue hasta ya entrado mayo, cuando, unas tres semanas antes delalumbramientoesperado,emprendíelsegundoconatodeaborto,cuandosedecidióahablar,sindecirletodalaverdad,consuesposoMatzerath.Durantelacomida,yenmipresencia,dijo:—Oscarcitoseestáportandoúltimamentecomounsalvajeensusjuegos, y me pega mucho en el vientre. Tal vez sería mejor que hasta pasado elnacimientolodejáramosconmamá,quetienesitio.

EsofueloqueMatzerathoyóycreyó.Pero,enrealidad,miencuentroconMaríahabíaconsistidoenunataquecriminal.

Ellasehabía tendidoenelsofádespuésdecomer.Matzerath,despuésdehaberlavadolosplatosdelacomida,sehallabaenlatiendadecorandoelescaparate.Enelsalónreinabaelsilencio.Talvezunamosca,elrelojcomosiemprey,enlaradio,muybajo, un informe sobre los éxitos de los paracaidistas en Creta. Yo sólo prestéatención cuando hicieron hablar al gran boxeador Max Schmeling. Según pudeentender,alsaltaryaterrizarsobreelsuelorocosodeCreta,elcampeónmundialsehabíatorcidounpieydebíaahoraguardarcamaycuidarse,lomismoqueMaría,que

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tambiéntuvoqueguardarcamadespuésdelacaídadelaescalera.Schmelinghablócon calma, comedidamente; luego tomaron la palabra otros paracaidistas menosprominentes,yÓscaryanoescuchómás:silencio,talvezunamosca,elrelojcomosiempre,ylaradio,apenas.

Estabayosentadojuntoalaventana,sobremibanquito,yobservabaelcuerpodeMaría sobreel sofá.Respirabaprofundamentey tenía losojoscerrados.Devezencuandogolpeabayo, a contrapelo,mi tambor.Ellano semovía,peromeobligaba,contodo,arespirarconsuvientreenunamismahabitación.Porsupuestoqueestabantambién el reloj, la mosca entre los cristales y la cortina, y la radio con la islapedregosadeCretadetrasfondo.Perotodoestosesumergióenpocosinstantes,yyoyanoveíamásqueelvientre,yyanosabíaenquéhabitacióneltalvientreseinflaba,niaquiénpertenecía,niquiénlohabíapuestoasí,ynoteníamásqueundeseo:¡tienequedesaparecer,esevientre;esunerrorquetetapalavista,levántate,hazalgo!Así,pues,melevanté.Tienesquevercómoloarreglas.Ymefuiacercandoalvientre,yde paso cogí algo.Tendrías que hacer aquí un poco de aire, eso es una hinchazónmaligna.Levanté,pues,loquehabíatomadodepasoybusquéunlugarenelvientre,entrelasmanecitasdeMaría.Decídetedeunavez,Óscar,sinoMaríaabrirálosojos.Sentíameyaobservado,peroseguímirandolamanoizquierdadeMaríaquetemblabaligeramente; vi, de todos modos, que ella retiraba la mano derecha, que la manoderechaseproponíaalgo,demodoquenomesorprendiómuchoque,con lamanoderecha,María lequitaraaÓscar las tijerasde lamano.Talvezpermanecí todavíaporespaciodealgunossegundosconelpuñoenalto,perovacío,oíelreloj,lamosca,lavozdellocutorenlaradioqueanunciabaelfinaldelainformaciónrelativaaCreta,diluegomediavueltay,antesdequeempezaralaemisiónsiguiente—músicaalegrede dos a tres—, abandoné el salón que, en presencia de un vientre que ocupabamucholugar,semehabíahechodemasiadoestrecho.

Dos días después,Maríame proveyó con un nuevo tambor yme llevaron conmamáTruczinskiaaquellahabitacióndelsegundopisoqueolíaacafédemaltayapatatasasadas.Primerodormíenelsofá,porqueÓscarsenegóadormirenlaantiguacamadeHeribertoque,segúnteníamotivosparatemerlo,podríaseguirconservandoelperfumedevainilladeMaría.Pasadaunasemana,elviejoHeilandtsubiópor laescalerami camitademadera.Consentí enque lamontaranal ladodeaquel lechoque debajo de mí, María y nuestro común polvo efervescente, había guardadosilencio.

JuntoamamáTruczinski,Óscarsecalmóosevolvióindiferente.Comoqueyano seguía viendo el vientre, porqueMaría evitaba subir las escaleras. Pormi parteeludía la habitación de la planta baja, la tienda, la calle y aun el patio, en el que,debidoalasituaciónalimenticiacadavezmásdifícil,volvíanacriarseconejos.

Lamayor parte del tiempo permanecíaÓscar sentado ante las tarjetas postales

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queelsargentoFritzTruczinskihabíaenviadootraídodeParís.LaciudaddeParísmelarepresentabayodiversamentey,altendermemamáTruczinskiunavistadelaTorre Eiffel, empecé, inspirándome en la atrevida construcción de hierro, a tocarParísenmitambor,atocarunvalsmuseta,sinquenuncahubierayooídovalsmusetaalgunoanteriormente.

Eldocedejunio—segúnmiscálculoscondossemanasdeanticipación—,bajoelsignodelosGemelos,ynobajoeldelCáncercomoyolohabíacalculado,naciómihijo Kurt. El padre, en un año de Júpiter; el hijo, en un año de Venus. El padre,dominadoporMercurioenlaVirgen,quehaceaunoescépticoeingenioso;elhijo,provisto igualmente por Mercurio, pero en el signo de los Gemelos, con unainteligenciafríayambiciosa.LoqueenmiatenuabaVenusenelsignodelaBalanzayenlacasadelAscendente,agravábaloAriesenlamismacasademihijo:suMartehabríadetraermedificultadesmásadelante.

Excitadaymoviéndosecomounratón,mamáTruczinskimecomunicólanueva:—Imagínate, Óscar, la cigüeña te ha traído un hermanito. ¡Y yo que ya habíapensado,bueno,contalquenoseaunaMarieta,deésasqueluegodandisgustos!—Pormiparte,apenasinterrumpímitamboreofrentealaTorreEiffelyaunavistadelArcodeTriunfoqueacababadellegar.TampocomamáTruczinskiparecíaesperardemíuna felicitaciónahonrasde laabuelaTruczinski.Aunqueno fueradomingo, seanimóaponersealgorojo;echómanoasuacreditadopapeldeachicoria,frotóseconélaguisadecoloretelasmejillasyasíreciénpintadadejólahabitaciónparaayudarenlaplantabajaalpresuntopadreMatzerath.

Estábamos, comoquedó dicho, en junio.Unmes engañoso.Éxito en todos losfrentes—admitiendocomoéxitos los éxitos en losBalcanes—,yalpropio tiempoéxitos aúnmayores se cernían en el este.Aquí se estaba concentrando un ejércitoimponente.Elferrocarrilnoparabaunmomento.InclusoFritzTruczinski,quehastaentoncessehabíadivertidotantoenParís,hubodeemprenderunviajehaciaelestequetardaríaenllegarasutérminoyquenocabíaconfundirconunviajedepermiso.Con todo, Óscar seguía sentado tranquilamente ante las lustrosas tarjetas postales,pensaba en la dulceParís de principios de verano, tocaba ligeramenteTrois jeunestambours, no se sentía identificado con el ejército alemándeocupaciónyno teníaquetemer,portanto,quelosguerrillerosloprecipitarandesdealgúnpuentedelSena.No;subíadepaisanoconmitamboralaTorreEiffel,gozabadesdeloalto,comoesdebido,elvastopanorama,sentíamebienasíyajeno,apesardelaalturatentadora,atodaideaagridulcedesuicidio;atalpunto,quenofuehastadespuésdeldescenso,alencontrarmeconmisnoventaycuatrocentímetrosalpiedelaTorre,cuandovolvíacobrarconcienciadelnacimientodemihijo.

¡Voilà,unhijo!,medecía.Cuandocumplatresañostendrásutambordehojalata.Yaveremosquiénesaquíelpadre,sieltalseñorMatzerathoyo,ÓscarBronski.

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En el caluroso mes de agosto —creo que precisamente cuando volvía aanunciarseelfelizéxitodeotrabatallaenvolvente,ladeSmolensk—,fuebautizadomihijo.¿QuiénhabríainvitadoalbautizoamiabuelaAnaKoljaiczekyasuhermanoVicenteBronski?SimedecidounavezmásporlaversiónquehacedejanBronskiamipadreydel taciturnoycadavezmásextravaganteVicenteamiabuelopaterno,entonces claro que había para la invitación motivos de sobra. En definitiva misabueloseranlosbisabuelosdemihijoKurt.

ClaroestáqueesterazonamientonuncapodíaocurrírseleaMatzerath,queeselque había hecho la invitación. Porque él veíase a sí mismo, inclusive en losmomentosmásdudosos,comoporejemplodespuésdelapérdidacatastróficadeunapartidadeskat,cualdobleprogenitor,cualpadreysostén.Óscarvolvíaademásaverasusabuelosporotrosmotivos.Habíanalemanizadoa losdosviejitos:yanoeranpolacos,ysóloseguíansoñandoencachuba.Alemanesnacionales,losllamaban,delgrupopopular tres.AñádaseaestoqueEduvigisBronski, laviudadeJan,sehabíacasadoconunalemándelBáltico,queerajefelocaldeloscampesinosdeRamkau.Habíanse ya presentado las solicitudes conforme a las cuales Esteban y MargaBronksi habíande adoptar el nombrede supadrastroEhlers.Esteban, que contabadiecisiete años, se había presentado como voluntario, se hallaba en el campo deentrenamientodeGross-Boschpolyteníaperspectivasdevisitartodoslosteatrosdebatallaeuropeos;entantoqueÓscar,alquetampocolefaltabamuchoparacumplirlaedaddelserviciomilitar,habíadeesperar,sentadodetrásdesu tambor,aqueenelejército, lamarina o eventualmente la aviación se produjera alguna posibilidad deempleoparauntambordetresaños.

El jefe local de campesinos Ehlers tomó la iniciativa. Quince días antes delbautizopresentóseenelLabesweg,conEduvigissentadaasuladoenelpescante,enuncarruajetiradopordoscaballos.TeníalaspiernasenO,padecíadelestómagoynosedejaba compararni de lejos con JanBronski.Deuna cabezamásbajoque ella,veíasele sentado al lado de Eduvigis, de mirada bovina, a la mesa del salón. SupresenciasorprendióalpropioMatzerath.Nohabíamaneradeligarlaconversación.Hablóse del tiempo, de que algoocurría en el este, de que aquí se avanzabade lolindo; mucho más rápidamente que en el quince, recordaba Matzerath, que en elquince había andado en ello.Todos poníanmucho empeño en nomencionar a JanBronski,hastaqueyodecidíjugarlesunapasaday,poniendounaboquitacómicadeniño, pregunté en voz alta y reiteradamente dónde estaba Jan, el tío de Óscar.Matzerath carraspeó, dijo algo amable y algo profundo a propósito de su antiguoamigo y rival. Ehlers asintió inmediata y prolijamente, pese a que no hubieraalcanzadoaconocerasupredecesor.Eduvigishallóinclusiveunaslágrimassincerasque se le deslizaron lentamente por las mejillas y, finalmente, dio al tema Jan suconclusión precisa: —Era un buen hombre, incapaz de hacer daño a una mosca.

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Quiénhubierapensadoqueacabaríaasí,él,tantímido,alquetodoleasustaba.Despuésdeestaspalabras,MatzerathpidióaMaría,queestabadepiedetrásde

él,quetrajeraunasbotellasdecerveza,ypreguntóaEhlerssijugabaalskat.Ehlersno jugaba, lo que sentía mucho, pero Matzerath fue lo bastante magnánimo paraperdonarle al jefe local de campesinos esta pequeña falla. Inclusive le dio unaspalmaditasenlaespalday,cuandolacervezaestabayaenlosvasos,leaseguróquenoteníaningunaimportanciaquenojugaraalskatyqueestonoeraóbiceparaquefueranbuenosamigos.

En esta forma, pues, Eduvigis Bronski volvió a hallar en calidad de EduvigisEhlerselcaminodenuestracasay,ademásdesu jefe localdecampesinos, llevóanuestrobautizoasuantiguosuegroVicenteBronskiyasuhermanaAnaKoljaiczek.Matzerath parecía estar al corriente, salió a la calle a dar a los dos viejitos unabienvenida sonora y cordial, debajo de las ventanas de los vecinos, y dijo en lahabitación,cuandomiabuelasacódedebajodesusfaldaselregalodebautizo,unaocamadura:—Esosíquenohubierasidonecesario,abuela. Igualmegustaríaquevinieses aunque no trajeses nada—cosa que no fue del gusto de mi abuela, quequeríasaberloquevalíasuoca.Conlamanoplanalediounaspalmaditasalavebiencebadayprotestó:—Nodigaseso,Alfredito.Estonoesunaocacachuba,sinounaocanacionalalemana,ysabeexactamentelomismoqueantesdelaguerra.

Conestoquedaronzanjadostodoslosproblemasrelativosalasnacionalidades,ysóloseprodujeronalgunasdificultadesantesdelbautizo,alnegarseÓscaraentrarenla iglesia protestante. Inclusive cuando sacaron mi tambor del taxi, tratando deatraermeconélyasegurándomereiteradamentequeenlasiglesiasprotestantespodíaentrarse con el tambor descubierto, mantúveme yo católico fanático, y antes mehubieradecididoporunaconfesiónbrevesucintaenlaorejasacerdotaldelreverendoWiehnke que a escuchar un sermón bautismal protestante. Matzerath cedió.Probablemente tenía miedo a mi voz y a las consiguientes demandas deindemnización.Así,pues,mientrasenlaiglesiabautizaban,yomequedéeneltaxi,contempléelcogotedelchófer,escrutéenelretrovisorlacaradeÓscaryrecordémipropio bautizo, que quedaba ya años atrás, y todos los intentos del reverendoWiehnkeparaapartaraSatanásdelcatecúmenoÓscar.

Traselbautizo,secomió.Habíanjuntadodosmesasyempezamosconlasopadetortuga.Cucharasybordesdelosplatos.Losdelcamposorbían.Grefflevantabasumeñique.GretaSchefflermordíalasopa.Gustasonreíaampliamenteporencimadesucuchara.Ehlershablabaporencimadelasuya.Vicentebuscabatemblorosoalladodelasuya.Sólolasdosviejas,miabuelaAnaymamáTruczinski,decicábanseporenteroalascucharas,entantoqueÓscarsecayó,comoquiendice,delacuchara,seescabulló,mientraslosotrosseguíandándolealacuchara,ysetrasladóaldormitoriojuntoalacunadesuhijo,porquequeríareflexionarapropósitodesuhijo,mientras

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losotros,detrásdesuscucharas,seibanvaciandodesuspensamientosamedidaqueibanvaciandoensímismoslascucharadasdesopa.

Uncielodetulazulclarosobreelcestoconruedas.Comoquieraqueelbordedelcestoerademasiadoalto,alprincipiosóloalcancéaverunmontoncitorojomorada.Luegomesubísobremitamborypudecontemplaramihijo,quedormíaydevezencuandoseestremecía.¡Oh,orgullopaterno,quebuscassiemprepalabrasaltisonantes!Mascomoquieraqueamí,enpresenciadellactante,nosemeocurriónada,exceptolafrasecita:cuandocumpla tresaños tendráun tambor;comoquieraquemihijonomerevelabaaminadadelmundodesuspensamientos,ycomoquiera,pues,quesólopodíaesperarquefuera,comoyo,unodelosreciénnacidosdeoídofino,volvíleaprometer una y otra vez un tambor de hojalata al cumplir su tercer aniversario, yregreséalcomedor,aprobarfortunaconlosadultos.

AquíacababanprecisamentedeterminarlasopadetortugaMaríatrajolossuavesguisantesverdes,delata,enmantequillaMatzerath,querespondíapersonalmentedelasadodepuerco,sirvióelplatoconsuspropiasmanos,sequitólachaqueta,sepusoacortarenmangasdecamisaunatajadatrasotrayponía,porencimadelacarnetiernayjugosa,unacaratandulcementesatisfecha,queyohubedemiraraotrolado.

Al verduleroGreff le sirvieron aparte. Para él había espárragos de lata, huevosfritos y nata con rábanos, ya que los vegetarianos no comen carne. Tomó sinembargo,comotodoslosdemás,algodepurédepatatas,quenorocióconeljugodelasado,sinoconmantequilladerretidaqueMaría,siempreatenta,letrajodelacocinaenunapequeñasarténchisporroteante.Entantoquelosdemásbebíancerveza,élseatenía al jugo de manzana. Hablábase allí de la batalla envolvente de Kiev y secontaba, sirviéndose de los dedos, el número de prisioneros. Ehlers, que era delBáltico, mostrábase particularmente ducho en el cómputo y, a cada cien mil,enderezabacomosilomovieraunresorteunodesusdedos,paraluego,cuandosusdos manos abiertas hubieron completado el millón, seguir contando mediante ladecapitación,unodespuésdeotro,delosdedostendidos.Cuandosehuboagotadoeltema de los prisioneros rusos, cuya suma creciente les quitaba valor e interés,SchefflerhablódelossubmarinosenGotenhafen,yMatzerathlesusurróaloídoamiabuela Ana que, en Schichau, se botaban dos submarinos por semana. Acontinuación,elverduleroGreffexplicóatodoslosinvitadosalbautizoporquélossubmarinoshabíandebotarsedecostadoynocon laproapordelante.Paraque loentendieranmejor,acompañábasedemovimientosde lasmanos,que lamayoríadelospresentes,fascinadosporlaconstruccióndelossubmarinos,imitabanatentamenteycontorpeza.Alquererreproducirconlamanoizquierdaunsubmarinoenelactodesumergirse,VicenteBronskivolcósuvasodecerveza,porloquemiabuelasepusoaregañarle.PeroMaría la calmó, diciendoqueno era nada, que elmantel tenía quelavarsedetodosmodosaldíasiguienteyque,porlodemás,eramuynaturalqueen

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unacomidadebautizoseprodujeranmanchas.EnestollegabayamamáTruczinskiconun trapoy esponjó el charcode cerveza, en tanto que, con lamano izquierda,sosteníalagranfuentedecristalllenadebudíndechocolatesalpicadodepuntasdealmendra.

¡Oh, si con el budín de chocolate hubieran servido otra salsa, o ninguna enabsoluto!Perohubodeserprecisamentesalsadevainilla.Espesa,amarilla:salsadevainilla.Nohayprobablementeenestemundonadamásalegre,perotampoconadamástristequeunasalsadevainilla.Dulcementeperfumabalavainillaelambienteyme iba envolviendo, cadavezmás, conMaría, que era la fuentede todavainillayestaba sentada ahora al lado deMatzerath, del que tenía lamano en sumano, demodoqueyoyanopodíaniverlanisoportarla.

Óscarsefueescurriendodesusillitadeniño,asiéndoseparaelloalafaldadelaGreff,acuyospiesseacurrucó,mientrasarribaellaseguíaoperandoactivamenteconlacuchara;yvinoagustarenestaformaporvezprimeraaquellaemanaciónpeculiardeLinaGreff,queanegaba,ahogabaymatabainstantáneamentetodalavainilla.

Poracreque fuera,mantúvemede todosmodosen lanuevadirecciónolfatoria,hastaque todosmisrecuerdosrelacionadosconlavainillaparecierondesvanecerse.Pocoapoco,silenciosamenteysinconvulsiones,mesentí invadidoporunanáusealiberadora.Ymientrasibadevolviendolasopadetortuga,elasadodepuercobocadoporbocado, losverdesguisantesde lata casi intactosyaquelpardecucharadasdebudín de chocolate con salsa de vainilla, comprendí mi impotencia, nadé en miimpotencia, desplegué a los pies de Lina Greff la impotencia de Óscar, y decidíofrecerenadelantealaseñoraGreffmiimpotenciadecadadía.

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Setentaycincokilos

Viasma y Briansk; luego vino el período del barro. También Óscar empezó amediadosdeoctubredelcuarentayunoarevolveractivamenteelbarro.Quesemeperdonesiconfrontoloséxitosenelfangodelgrupodeejércitosdelcentroconmiséxitos en el terreno escabroso e igualmente fangoso de la señora Lina Greff. Lomismo que se atascaron allí, poco antes en Moscú, los tanques y camiones, asítambiénmeatasquéyo; allí, sinduda, las ruedas seguían rodandoy revolviendoelbarro;yo,sinduda,tampococedí—lleguéliteralmenteaarrancarleespumaalbarrodelaGreff—,peronifrenteaMoscúnieneldormitoriodelahabitacióndelosGreffpodíahablarsepropiamentedeavances.

Ynoquiero abandonar todavía la comparación: así como los estrategas futurossacaríanentonces laenseñanzade lasoperacionesatascadasenelbarro,delmismomodo saqué yo también mis conclusiones de la lucha contra el fenómeno naturalgreffiano.Nodebensubestimarselosesfuerzosllevadosacabodurantelaguerraenelfrenteinterior.Óscarcontabaentoncesdiecisieteañosyadquiriósumadurezviril,apesardesujuventud,enelintrincadoypérfidoterrenodemaniobrasdeLinaGreff.Abandonandoahoralossímilesbélicos,midolosprogresosdeÓscarentérminosdearteparadecir:SiMaría,consufraganciaingenuayexcitantedevainilla,meenseñóel tono menor y me familiarizo con lirismos como el del polvo efervescente o larecoleccióndechampiñones,elambienteodoríferofuertementeagrioycompuestodeefluviosmúltiplesdelaGreffhabíadedepararmeencambioaquellavastainspiraciónépicaquemepermitehoyenunciarconjuntamente,enunamismafrase,loséxitosdelfrenteylosdelaalcoba.¡Música,pues!Delaarmónicainfantilmentesentimentaly,contodo, tandulcedeMaría,pasédirectamentealestradodeldirectordeorquesta;porqueeselcasoqueLinaGreffmebrindabaunaorquestatanricayvariadacomosólopodríaencontrárselaalosumoenBayreuthoenSalzburgo.Allímefamiliaricéyoconelviento,lapercusiónyelmetal,elpizzicatoyelstringendo;allíaprendíadistinguirsisetratabadelbajocontinuoodelcontrapunto,delsistemadodecafónicoodeldenuevetonos,elataquedelscherzo,eltiempodelandante:miestiloeraalavezdeunaestrictaprecisiónydeunasuavefluidez;ÓscarextraíadelaGreffhastaloúltimo, y permanecía de todos modos descontento, si no insatisfecho, cualcorrespondeaunverdaderoartista.

DenuestratiendadeultramarinosalaverduleríadelosGreffnohabíamásqueunosveintedemispasitos.Elcomerciodeellosquedabacasienfrentedelnuestro,osea que quedaba mejor, mucho mejor que la vivienda del panadero AlejandroScheffler en el Kleinhammerwerg. Posiblemente se deba a esta situación de lasrespectivas tiendas el que yo realizaramás progresos en el estudio de la anatomíafemeninaqueeneldemismaestrosGoetheyRasputín.Perotambiénesposibleque

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esta desigualdad de mi nivel cultural, patente hoy todavía, se deje explicar y aunjustificarensucasoporladiversidadentremisdosmaestras.PuesentantoqueLinaGreff no se proponía en modo alguno instruirme, sino que ponía sencilla ypasivamente su caudal a mi disposición cual material de contemplación yexperimentación, Greta Scheffler, en cambio, tomaba su vocación de institutrizmuchomásenseriode lodebido.Quería registraréxitospositivos,yoírme leerenvoz alta, yobservarmisdedosde tambor aplicados a la caligrafía, y congraciarmeconladulcegramática,sacandoalpropiotiempoalgunosbeneficiosparaelladetodaesaamistad.Pero,alrehusarleÓscartodosignovisibledeprogreso,GretaSchefflerperdiólapacienciay,pocodespuésdelamuertedemipobremamá,transcurridosdetodos modos siete años de enseñanza, volvió a sus labores y, comoquiera que elmatrimoniopanaderosiguierasintenerhijos,yasólomeregalabadevezencuando,sobretodoenocasióndelasgrandesfestividades,jerseys,mediasymanoplasdesupropiaconfección.TodoaquellodeGoetheyRasputínacabóentrenosotros,ysóloalosextractosdelosdosmaestrosqueguardabaoraenunlugaroraenotro,lasmásdelasveces,sinembargo,eneltendederodeldesvándenuestroinmueble,debeÓscareíque esta parte de sus estudios no se desecara por completo: cultivéme, pues, yomismoyalcancéaformarmeasíuncriteriopropio.

La enfermiza LinaGreff, en cambio, estaba atada a la cama, demodo que nopodíaescapársemeoabandonarme,porquesuenfermedaderasindudaprolongada,pero de todosmodos no lo suficientemente seria comopara que lamuerte hubierapodido arrebatármela prematuramente.Mas como en este planeta nada hay eterno,fueÓscarelqueabandonóalavaletudinariaenelmomentoenquepudoconsiderarsusestudioscomoterminados.

Ustedesdirán,sinduda:¡encuánlimitadouniversohubodeformarseestejoven!Tuvoquereunirelequipoyparasuvidaulterior,parasuvidaadulta,entreunatiendadeultramarinos,unapanaderíayunatiendadeverduras.Auncuandodebayoadmitirque Óscar reunió efectivamente sus primeras impresiones, tan importantes, en unambiente pequeñoburgués así de enmohecido, hubo de todos modos un tercermaestro.AélestabareservadoabriraÓscarelmundoyhacerdeélloqueeshoy,unapersona que, a falta de mejor título, designo con el nombre insuficiente decosmopolita.

Merefiero,comolosmásperspicacesentreustedeslohabrányaadivinado,amimaestroymentorBebra,aldescendientedirectodelpríncipeEugenio,alvástagodela estirpe de Luis Catorce, al liliputiense y payaso musical Bebra. Cuando digoBebra, pienso también, por supuesto, en la dama que lo acompañaba, en la gransonámbula Rosvita Raguna, la bella intemporal en la que durante aquellos añossombríos en los queMatzerathme quitó aMaría hube de pensar amenudo. ¿Quéedadpodrátenerlasignora?,preguntábameyo.¿Esunamuchachitaenflordeveinte

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años,sinodediecinueve?¿Oseráesagrácilanciananonagenariallamadaaencarnartodavíaincorruptiblementeporotroscienañoslajuventudeternaenminiatura?

Silorecuerdobien,miencuentroconestosdosseresquemesontanafinesfuepocodespuésdelamuertedemipobremamá.EnelCafédelasCuatroEstacionesbebimos juntos nuestromoka, y luego nuestros caminos se separaron.Había entrenosotrosligerasdivergenciaspolíticasquenodejabandetenerimportancia:Bebraeraallegado del Ministerio de Propaganda del Reich según pude deducirlo de susinsinuaciones, tenía acceso a las habitaciones privadas de los señores Goebbels yGoering,loquetratódeexplicarmeydejustificardelasmanerasmásdiversas.Mehabló de la posición influyente de los bufones en las cortes de la Edad Media;mostrómereproduccionesdecuadrosdepintoresespañoles,queexhibíanaunFelipeoaunCarloscualquierarodeadosdesuscortesanosy,enmediodeestassociedadesceremoniosas, veíanse algunos bufones rizados, vestidos con encajes y pantalonesbombachos, de proporcionesmás omenos como las deBebra y acaso también lasmías. Y es precisamente porque estas imágenes me gustaban —todavía puedoconfesarmecualunfervienteadmiradordelgenialpintorDiegoVelázquez—porloque no se lo quise poner a Bebra demasiado fácil. Dejó, pues, de comparar lainstitucióndelosbufonesenlacortedelcuartoFelipeespañolconsuposicióncercadeladvenedizorenanoJosephGoebbels,yempezóahablardelostiemposdifíciles,delosdébilesquetemporalmentehandecederelpaso,delaresistenciaquefloreceen la clandestinidad; total, que salió a relucir la expresionceja ésa de «emigracióninterior»,yporelloloscaminosdeÓscarydeBebrasesepararon.

Noesqueyo leguardara rencor almaestro.Antesbien, en todas las cartelerasbusqué en el curso de los años siguientes los anuncios de las variedades y de loscircos,esperandoencontrarenelloselnombredeBebray,efectivamente,loencontréun par de veces, juntamente con el de la signora Raguna, pese a lo cual nadaemprendíquepudieraconduciraunencuentroconestosdosamigos.

Dejabayolacosaalazar,peroelazarfalló,porque,siloscaminosdeBebrayelmíosehubierancruzadoyaenotoñodelcuarentaydosynohastaelañosiguiente,ÓscarnuncahabríasidoelalumnodeLinaGreff,sinoeldiscípulodeBebra.Así,encambio, atravesaba yo día tras día el Labesweg, a menudo desde muy temprano,penetraba en la verdulería, deteníame primero por razones de cortesía como unamediahoritajuntoalverduleroqueseibaconvirtiendocadavezmásenuntiporarode aficionado a los trabajos manuales, contemplábale construir sus máquinasextravagantes,repiqueteantes,ululantesychirriantesy,cuandoentrabaalgúncliente,se loadvertíadándoleconelcodo,yaque,enaquellaépoca,Greffapenas sedabacuentadeloqueocurríaasualrededor.¿Quéhabíasucedido?¿Quéesloquehabíahecho tan taciturno al jardinero y amigo de la juventud, antes tan espontáneo yjocoso? ¿Qué es lo que lo llevaba a aislarse en esa forma y a convertirse en un

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hombreyadeedadquedescuidabasuaspectoexterno?Lajuventudyanoveníaaverlo.Loqueestabacreciendonosabíaquiénera.La

guerra había diseminado por todos los frentes su cohorte de los buenos tiempos.Llegaban cartas de los diversos sectores militares, luego ya sólo fueron tarjetaspostales,yundía recibióGreff indirectamente lanoticiadeque supreferidoHorstDonath,primeroexploradoryluegojefedeescuadrónenlasjuventudesdelPartido,habíacaídocomotenienteenelDonetz.

Apartirdeaqueldía,Greffempezóaenvejecer,descuidósuaspectoexternoyseentregó por completo a sus trabajos manuales, a tal punto que se veían en laverdulería más máquinas repiqueteantes y mecanismos ululantes que patatas yrepollos.Claroestáquetambiénlasituacióngeneraldelaprovisionamientocontribuíaaello;lasentradasdemercancíassehacíanraraseirregulares,yGreffnoestabaencondiciones, como Matzerath, de convertirse en hábil comprador de mayoreovaliéndosedesusrelaciones.

La tienda tenía un aspecto triste, y en el fondo hubiera habido motivo paraalegrarsedequelosinútilesaparatossonorosdeGreffdecoraranyllenaranelespacioenformanoporcómicamenosdecorativa.Amímegustabanlosproductossurgidosdel cerebro cada vez más rizado del maniático de los trabajos manuales Greff.CuandohoycontemplolosengendrosdecordelesanudadosdemienfermeroBruno,meacuerdodelaexposicióndeGreff.YaligualqueBrunosaboreamiinterés,mitadsonrienteymitadserio,ensuspasatiemposartísticos,asígozabatambiénGreff,asumanera distraída, cuando observaba que una u otra de susmáquinasmusicalesmegustaba. Él, que por espacio de años no se había ocupado de mí, sentíase ahoradecepcionadocuando,despuésdemediahorita,abandonabayosutiendaconvertidaentaller,paravisitarasuesposaLinaGreff.

¿Quépuedocontarlesdeaquellasvisitasalamujerpermanentementeencamadaquelamayoríadelasvecesseprolongabandurantedosodoshorasymedia?EntrabaÓscaryhacíaleellaseñaldesdelacama:—Ah,erestú,Oscarcito.Venméteteaquíbajolasplumas,queenelcuartohacefrío,yeseGreffapenashaencendidolaestufa—así,pues,deslizábameyobajoeledredón,dejabamitamboryaquellospalillosqueacababadeemplearjuntoalacama,ysólopermitíaauntercerpalillo,algousadoyfibroso,visitarconmigoaLina.

Noquieredecirestoquemedesvistieraparametermeen lacamaconLina.Enlana,enterciopeloyconmiszapatosdepiel,subíayoy,despuésdeciertotiempoyapesardeunalaboresforzadaycaldeante,volvíaasalirdeentrelasrevueltasplumasconmisropasapenasendesorden.

CuandoacababadesalirdelacamadeLinaycargadotodavíadelasemanacionesdesuesposahubevisitadovariasvecesalverdulero,seestablecióunacostumbrealaque por mi parte me adapté de buena gana. En efecto, mientras yo permanecía

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todavía en la cama de laGreff y practicaba aúnmis últimos ejercicios, entraba elverdulero en el dormitorio con una palangana llena de agua caliente, depositábalasobre un escabel, dejaba una toalla y jabón a su lado, y abandonaba el cuarto, sindedicaralacamaunasolamirada.

Porloregular,Óscararrancábaseentoncesrápidamentealcalordelnidoqueselehabía brindado, dirigíase a la palangana y sometíase a sí mismo y al palillo queacababademostrarsueficaciaenellechoaunalimpiezaafondo;biencomprendíayo que aGreff le resultaba insoportable el olor de sumujer, aun cuando fuera desegundamano.

Así, en cambio, recién lavado, era bien acogido por el verdulero.Me hacía lademostracióndetodassusmáquinasydesusrespectivosruidos,yaúnmeextrañaalafechaque,apesardeestafamiliaridadtardía,noseestablecieraentreÓscaryGreffamistadalgunayqueGreffsiguierasiéndomeajenoysólolograradespertaracasomiinterés,perojamásmisimpatía.

Enseptiembredelcuarentaydos—acababayodedejaratrássinmayorgloriamidécimo octavo aniversario, en tanto que en la radio el sexto ejército conquistabaStalingrado—, construyó Greff su máquina-tambor. En un armazón de maderasuspendióenequilibriodosplatilloscargadosconpatatasyquitóacontinuación,delplatilloizquierdo,unapatata:labalanzaseinclinó,liberandountrinquetequedisparóelmecanismode tamboreo instaladosobre laarmazón;yaquello fueun redoblaryhacer¡pum!ytraquetearyrechinar,unpercutirdeplatillosyunretumbardelparcheparadesembocaralapostre,todojunto,enunberridofinaltrágicamentediscordante.

A mí la máquina me gustó. Una y otra vez le rogaba a Greff que la hicierafuncionar. Como que Óscar se imaginaba que el verdulero aficionado la habíainventadoyconstruidoacausadeélyparaél:error,sinembargo,quenohabíadetardarenhacersevivamentepatente.EsposiblequeGreffpensaraenmíalhacerla,perolamáquinaeraparaél,yelfinaldelamáquinafuetambiénelsuyo.

Fueunamañanamuy temprano,unadeesasmañanas lúcidasdeoctubre,comosólo el viento nordeste sirve gratis a domicilio.Había yo dejado a primera hora lahabitación de mamá Truczinski y salía a la calle en el preciso momento en queMatzerathsubíalacortinametálicadenuestratienda.Lleguéasuladocuandohacíasubirconuntraqueteoloslistonespintadosdeverde,acogíprimerolanubedeoloresdeultramarinosquesehabíaacumuladodurantelanocheenelinteriordelatiendayrecibí,acontinuación,elbesomatutinodeMatzerath.AntesdequeMaríahicierasuapariciónatraveséelLabesweg,proyectandohaciaeloesteunalargasombrasobreelempedrado,porquealaderecha,alesteysobrelaPlazaMaxHalbe,elsolsubíaporsuspropiosmedios,sirviéndoseprobablementedelmismotrucoquehubodeemplearelbaróndeMünchhausencuandosesacóasímismodelcharcotirandodesupropiacoleta.

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Cualquiera que conociese como yo al verdulero Greff habríase igualmentesorprendido al ver que a aquella hora el escaparate y la puerta de su tiendapermanecíanconlascortinasechadasycerrados.CiertoquelosúltimosañoshabíanidoconvirtiendoaGreffcadavezmásenunGreff raro,perohastaentoncesnuncahabíadejadodeobservarpuntualmentelashorasdeaperturaycierre.

Tal vez esté enfermo, pensó Óscar, para rechazar en el acto la idea. Porque,¿cómo podía enfermarse de un día para otro, a pesar de algunas manifestacionesrecientes de envejecimiento, aquel hombre elemental, aquel Greff que, el últimoinvierno todavía, aunque no con la misma frecuencia de antes, había practicadoagujerosenelhielodelBálticoparabañarseenellos?AllíelprivilegiodeguardarcamaejercíaloconasiduidadsuficientelaseñoraGreff,yademásyosabíaqueGreffdespreciabalascamasblandasydormíaconpreferenciaencamasdecampañaoenduros catres. No, no había enfermedad alguna capaz de retener al verdulero en lacama.

Situéme,pues,delantedelaverduleríacerrada,volvílavistahacianuestratiendayobservéqueMatzerathsehallabaocupadoenelinterior;ysóloentoncesprocedíaldiscreto redoble de unos compases sobre mi tambor, con la esperanza de quealcanzaran el oído sensible de la Greff. No hubo necesidad de mucho ruido; enseguidaseabriólasegundaventanadeladerecha,juntoalapuertadelatienda.LaGreff,encamisónyconlacabezallenaderizadoresyunaalmohadaapretadacontraelpecho,mostróseporencimadelcajóndelosgeranios:—¿Ah,erestú,Oscarcito?Méteteya,noesperesahíafueraconelfríoquehace.

Amaneradeexplicación,diconunodelospalillosunosgolpecitosenlacortinametálicadelescaparate.

—¡Alberto! —gritó—. ¡Alberto! ¿Dónde estás? ¿Qué haces? —sin dejar dellamarasumarido,abandonólaventana.Hubounbatirdepuertas,laoímoverseporlatienday,depronto,sepusoachillar.Chillabaenlabodega,peroyonopodíaverporquégritaba,porqueeltragaluzdelabodega,atravésdelcualsolíanverterselaspatataslosdíasdeentrega—cadavezmásrarosdurantelosañosdeguerra—,estabatambién atrancada.Al pegar yo un ojo a lasmaderas alquitranadas que tapaban eltragaluz, pude ver que en la bodega estaba encendida la luz eléctrica. Alcanzabaasimismoadistinguir lapartesuperiorde laescalerade labodega,en laquehabíatiradoalgoblanco,queprobablementeeralaalmohadadelaGreff.

Seguramente la había perdido en la escalera, porque ya no estaba ella en labodega,sinoquevolvíaahoraachillarenlatienday,actoseguido,eneldormitorio.Descolgó el teléfono, chillaba ymarcó un número y, luego gritaba en el teléfono;peroÓscarnopodíaentenderdequé se trataba, sino sólo lapalabraaccidentey ladirección,Labesweg24,que repitióvariasveceschillando,y luegocolgó;y luego,chillando, en camisón y sin almohada, pero con los rizadores, llenó la ventana,

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volcándoseconsuexuberanciapectoral,queyoconocíabien,sobreelcajónde losgeranios, al tiempo que con ambas manos se golpeaba las carnosas turgenciassonrosadasychillabaatalpunto,porencimadeellas,quelacallesehacíaestrechayÓscarcreíayaque,ahora, laGreff iba tambiénaempezararomper losvidriosconsus gritos; pero no se rompió ningún vidrio. Abriéronse precipitadamente lasventanas,aparecieronlosvecinos,lasmujerespreguntábanseunasaotrasagritos,loshombresvinieroncorriendo,elrelojeroLaubschad—alprincipioconsólolamitaddesusbrazosenlasmangasdesuchaqueta—,elviejoHeilandt,elseñorReissberg,elsastre Libischewski, el señor Esch, de los portalesmás inmediatos; vino inclusiveProbst—no el peluquero, sino el de la carbonería— con su hijo.Matzerath llegócorriendoconsuguardapolvodetenderoentantoqueMaría,conelpequeñoKurtenbrazos,permanecíadepieenelumbraldelatiendadeultramarinos.

Resultóme empresa fácil desaparecer en el concurso de los adultos y eludir aMatzerath,quemebuscaba.Ély el relojeroLaubschad fueron losprimerosque sedispusieron a actuar. Trataron de penetrar en la habitación por la ventana, pero laGreffnodejabasubiranadie,ymenosentrar.Entrearañazos,golpesymordiscosselasarreglabaparachillarcadavezmásaltoy,enparte,inclusiveenformainteligible.Primero,gritaba,habíaqueesperarlallegadadelaambulancia;hacíayaratoqueellalahabíallamadoporteléfono,ynoeranecesario,pues,quenadiemásllamara,yaqueellasabíamuybienquéeraloquehabíaquehacerenestoscasos.Queseocuparanellos de sus propias tiendas, que ella tenía ya más que suficiente con lo suyo.Curiosear,esoesloquequerían,curiosearynadamás;esoeranlosamigoscuandoauno le sobreviene una desgracia. Y en medio de sus lamentaciones hubo dedescubrirmeamíentrelaconcurrenciareunidafrenteasutienda,porquemellamó,ycomoquiera que entretanto se había desembarazado de los hombres,me alargó losbrazos, y alguien —Óscar cree hoy todavía que fue el relojero Laubschad— melevantóenviloy,contralavoluntaddeMatzerath,quisopasarmealinterior,ycasialaalturadelcajóndegeraniosmeestabaalcanzandoMatzerathcuandoyaLinaGreffmehabíaagarrado,meapretabacontrasutibiocamisónyyanogritaba,sinoquesólollorabaygemíaenvozaltay,gimiendoenvozalta,absorbíaelaireabocanadas.

En lamismamedida que los chillidos de la señoraGreff habían excitado a losvecinosconvirtiéndolosenunabandagesticulanteydesvergonzada,asílogrósudébilpero audible gemido hacer del concurso que se había reunido frente al cajón degeraniosunamasasilenciosa,quenosabíaquéhacerconlospiesyapenasseatrevíaamiraralalloronaalacara,poniendotodasuesperanza,sucuriosidadysusimpatíaenlaambulanciaqueestabaporllegar.

Tampoco a Óscar le resultaba agradable el gemir de la Greff. Traté, pues, dedeslizarme algo más abajo, para no quedar tan cerca de sus quejidos, y logréefectivamentedejarelsoportedesucuelloysentarmeamediassobreelcajóndelas

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flores.PeroaunallísentíaseÓscardemasiadoobservado,porqueMaría,conelneneenbrazos,permanecíaante lapuertade la tienda.Asíqueabandoné tambiéndichoasiento,sintiendolopenosodemisituaciónypensandosóloenMaría—losvecinosmeteníanenteramentesincuidado—,logrédesprendermedellitoraldelaGreff,quetemblabademasiadoymerecordabalacama.

LinaGreffsediocuentademihuida,oyanocontabaconfuerzassuficientespararetener aquel cuerpecito que, por espacio de tanto tiempo, le había brindadoasiduamente un sustituto. Tal vez Lina intuyera también queÓscar se le escapabaparasiempre,queconsuschillidoshabíaengendradounruidoque,mientrasporunaparteseconvertíaenmuroybastidorsonoroentre ladolienteyel tambor,porotrapartederrocabaunmuroquesealzabaentreMaríayyo.

Hallábame en el dormitorio de losGreff. El tamborme colgaba inseguro y enbandolera. Óscar conocía bien el cuarto y habría podido recitar de memoria, a loanchoyalolargo,laalfombradecolorverdejugoso.Aúnestabasobreelescabellapalanganaconelaguasuciayjabonosadeldíaanterior.Cadacosaocupabasulugary, sin embargo, losmuebles, usados, hundidos o rayados, antojábanseme nuevos oporlomenosrenovados,comositodoloqueallíentornosemanteníasobrecuatropiesocuatropatashubieranecesitadodelchillidoyluegodelgemidoagudodeLinaGreffparacobrarunnuevobrilloterriblementefrío.

Lapuertadelatiendaestabaabierta.Óscarnoquería;peroluegodejósedetodosmodosatraerhaciaaquellocalqueolíaatierrasecaycebollasyalquelaluzdelsol,quepenetrabaporlasrendijasdelascortinasdelescaparate,dividíaentrehacesenlosqueseveíaflotarelpolvo.LamayorpartedelasmáquinasderuidosodemúsicadeGreffpermanecíanbañadasenunasemioscuridad,ysóloenalgunosdetalles,enunacampanilla, en los travesaños demadera contrachapeada, en la parte inferior de lamáquina-tambor, se manifestaba la luz y me mostraba las patatas mantenidas enequilibrio.

La trampaque, lomismoque ennuestra tienda, tapabadetrás delmostrador laentradadelabodega,estabaabierta.NadasujetabalaplanchadetablasquelaGreffseguramente había levantado en su chillona precipitación, olvidando, sin embargo,fijarelganchoalsoportedelmostrador.ConunligeroempujónÓscarhabríapodidotumbarla,cerrandolabodega.

Manteníameinmóvilalgodetrásdelas tablasqueexhalabanunolordepolvoymoho, con la mirada fija en aquel cuadrilátero violentamente iluminando queenmarcabaunapartedelaescaleraydelpisodecementodelabodega.Arribayaladerechadel cuadrado seveíapartedeuna tarimacongradas,quedebíade serunanueva invencióndeGreff, yaqueenmisvisitasocasionales anteriores a labodeganunca había visto aquel armatoste. Pero no era la tarima la que retenía por tantotiempoycontantafascinaciónlamiradadeÓscarclavadaenelinteriordelabodega,

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sinolavistaque,enraroescorzo,ofrecíanenelrincónsuperiorderechodelcuadrodosmediasdelanametidasensendasbotasdelazos.Aunqueyonoalcanzaraaverlas suelas de las botas, pude reconocerlas en el acto como las botas demarcha deGreff.Esonohade serGreff,medije,queestéahíparadoyapuntodeecharseaandar, porque las botas no se apoyan, sino que flotan más bien por encima de latarima, a menos que, por estar inclinadas hacia abajo, alcancen a tocar las tablas,aunque sea de puntas. Y por espacio de un segundo se imaginó a un Greffmanteniéndosesobrelaspuntasdesusbotas,yaqueaungimnastaynaturalistacomoélbienpodíasuponérselecapazdeunejerciciotancómico,aunquenoporellomenosviolento.

Para cerciorarmede la exactitud demi suposición, así comopara poder reírmeluego a expensas del verdulero, bajé con precaución los empinados peldaños de laescalera,tocandoalpropiotiempoenmitambor,sinorecuerdomal,aquellacosaquemetemiedoylodisipa:«¿EstálaBrujaNegraahí?¡Sí,sí,sí!»

SóloalsentirsefirmesobreelpisodecementodejóÓscardeslizarsesumiradaentornosobrepaquetesamontonadosdesacosdecebollasvacíosysobrecajasdefrutaapiladas y vacías igualmente, hasta acercarse, entre todo aquel maderamen nuncavisto anteriormente, al lugar en que las botas demarcha deGreff colgaban o bienestabantocandolastablasconlaspuntas.

Supe, por descontado, que Greff colgaba. Las botas colgaban, y con ellascolgabantambiénlasgruesasmediasverdinegras.Rodillasdesnudasdehombreporencimadelavueltadelasmedias;muslospeludoshastaelbordedelpantalón:ahímeentróunescozorcosquilleanteque,partiéndomedelosórganossexualesysiguiendoel traseroy laespalda insensible, semesubíaa lo largode laespinadorsal, semefijabaenelcogote,mebañabadesudorfrío,semebajabaotravezhastametérsemeentrelaspiernas,encogíamelabolsitayadeporsípequeña,volvíaafijársemeenelcogote, saltando la espalda que ya se me encorvaba, y ahí se estrechaba —hoytodavíasienteÓscarelescozoryelpiquetecuandoalguienhablaensupresenciadecolgar, aunque no seamás que la ropa: no sólo colgaban las botas demarcha, lasmediasdelana,lasrodillasyelpantalóncorto,sinoqueeraGreffenteroelqueallícolgabadelpescuezoyponía,porencimadelacuerda,unacaraesforzadanoexentadeafectaciónteatral.

Elescozoryelpiquetecedieronenformasorprendentementerápida.LavistadeGreffmefuepareciendonormal,porque,despuésdetodo,laactituddeunahorcadoresultatannormalynaturalcomolavista,porejemplo,deunhombrequeandasobrelasmanos, que se sostiene en equilibrio sobre la cabezaoquepone realmenteunatristefiguraalmontarsobreunpencodecuatropatasparacabalgarlo.

Yluego,eldecorado.SóloentoncespudoÓscarapreciarel lujodepreparativosconqueGreffsehabíarodeadoasímismo.ElmarcoyelambienteenlosqueGreff

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colgaba erande lomás rebuscadoy extravagante.Elverdulerohabía escogidounaformademuertedignadeélyhabíahalladounamuerteexacta.Él,queenvidahabíatenidodificultadesyuncambiopenosodecorrespondenciacon los funcionariosdePesasyMedidas;él,quesehabíavistoconfiscarvariasveceslabalanzaylaspesas;él, que por el peso incorrecto de frutas y legumbres había debido pagar multas,pesóseasímismoalgramoconpesasdepatatas.

Lasoga,deunbrillomateyprobablementeenjabonada,corría,guiadaporpoleas,sobredosvigasqueélhabíafijadoexpresamenteparasuúltimodíaaunatarimaqueno tenía otro objeto que el de ser su última tarima. El derroche de madera deconstruccióndelamejorclasemehacíadeducirqueelverduleronohabíareparadoengastos.Su trabajo lehubodecostar, enaquellos tiemposdeguerra enque todoescaseaba,procurarselasvigasylastablas.Probablementehabíatenidoquerecurriraltrueque:éldaríafrutayrecibiríamaderaenpago.Deahíquetampocolefaltaraaltabladotornapuntasyornamentossuperfluossimplementedecorativos.Latarimaentrespartes—unodecuyosánguloshabíapercibidoÓscardesdelatienda—levantabaelconjuntodelaarmazónaunaalturacasisublime.

Lomismoqueenlamáquina-tambor,delaqueelverduleroaficionadosehabríaservidoprobablementecomomodelo,Greffysucontrapesoquedabansuspendidosenel interior de la armazón En vivo contraste con los cuatro montantes angularesencalados una elegante escalerita verde quedaba entre él y lo productos agrícolas,igualmente suspendidos. Los cestos de patatas los habían sujetado a la cuerdaprincipalpormediodeunnudolaborioso,comolosquesabenhacerlosexploradores.Comoquiera que el interior de la armazón estaba iluminado por cuatro bombillaspintadasdeblancoperodefuertevoltaje,Óscarpudoleer,sinnecesidaddesubiralatarimayprofanarla,unletreritosujetoconunalambrealnudoexploradorencimadeloscestosdepatatas,quedecía:Setentaycincokilos(menosciengramos).

Greffcolgabaenuniformedejefedeexploradores.Habíasacadoparasuúltimodíaeluniformedelosañosanterioresalaguerra.Leveníaestrecho.Nohabíapodidoabrocharselosdosbotonessuperioresnielcinturón,loqueconferíaasuatavío,tancorrecto siempre, una nota lamentable. Tenía cruzados dos dedos de la manoizquierda,conformealausanzadelosexploradores.Antesdeahorcarse,elcolgadosehabíasujetadoalamuñecaderechaelsombrerodeexplorador.Habíatenidoquerenunciaralpañuelodelcuelloy,comoquieraque, lomismoqueelpantalóncorto,tampocohabíapodidoabrocharselosdosbotonessuperioresdelcuellodelacamisa,desbordábaseleporéstaelcrespovellodelpecho.

Esparcidossobrelasgradasdelatarimaseveíanunospocosásteresy,sinveniracuento,unostallosdeperejil.Esposibleque,alesparcirlas,lasfloresselehubieranacabado,yaquehabíaempleadolamayoríadelosástereseinclusivealgunarosaparacoronar los cuatro cuadritos que colgaban de las cuatro vigas principales de la

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armazón. A la izquierda y en primer término, con su cristal, Sir Baden-Powell, elfundadordelosexploradores.Detrás,ysinmarco,sanJorge.Aladerecha,detrás,lacabeza del David de Miguel Ángel, sin cristal. Y con marco y cristal, sonreíafinalmente en elmontante anterior de la derecha la foto de un hermosomuchachollenodeexpresión,deunosdieciséisañosdeedad.UnaantiguafotodesupreferidoHorstDontah,quecayódetenienteenelfrentedelDonetz.

Talvezdebamencionartodavíaloscuatropedazosdepapelqueyacíansobrelasgradas de la tarima, entre los ásteres y el perejil. Estaban de tal manera que sedejabanjuntarsindificultad.EsloquehizoÓscar,ypudoleeruncitatoriojudicialenelquesehabíaimpresovariasveceselsellodelaPolicíadelaMoralPública.

Sólome queda por referir que fue la sirena estridente de la ambulancia la quevinoaarrancarmeamismeditacionessobrelamuertedeunverdulero.Actoseguidobajaron a trompicones la escalera, subieron a la tarima y echaron mano albamboleante Greff. Pero apenas lo hubieron levantado, los cestos de patatas quehacíandecontrapesocayeronysevolcaron: lomismoquecon lamáquina-tambor,empezóamoverseunmecanismodisparadoqueGreffhabíadisimuladohábilmenteconmaderaterciadaarribadelaarmazón.Ymientrasabajolaspatatascaíanrodandoruidosamente sobre la tarimayde ésta sobre el pisode cemento, arriba entraba enacciónunbateríademetal,bronce,maderayvidrio,yunaorquestadesencadenadamartilleabaelgrandiosofinaldeAlbertoGreff.

SiguesiendohastaahoraunadelastareasmásdifícilesdeÓscarelevocarensutambor los ruidosdeaquella avalanchadepatatas—beneficiosapor lodemásparaalgunos camilleros—y el estrépito organizadode lamáquina-tambor deGreff.Talvezporquemi tamborhubode influirdemododecisivosobre la formadelaparatoque rodeó lamuerte deGreff, consigo a veces reproducir en elmismo un redobleperfectamente acabado que la traduce y al que designo, cuando mis amigos y elenfermeromelopreguntan,coneltítulodeSetentayCincoKilos.

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ElteatrodecampañadeBebra

Amediadosdejuniodelcuarentaydos,mihijoKurtcumplióunaño.Óscar,elpadre,lo tomóconcalmaypensó:dosañitosmás todavía.Enoctubredelcuarentaydosahorcóse el verdulero Greff en una horca tan perfectamente acabada, que desdeentonascuentoyo,Óscar,elsuicidioentrelasformassublimesdemuerte.Enenerodel cuarenta y tres se hablaba mucho de Stalingrado. Pero como MatzerathpronunciabaelnombrededichaciudadlomismoqueantespronunciaralosdePearlHarbour,ToonakyDunkerque,noprestéalaciudadremotamásatenciónquelaquehabía concedido a otras ciudades que fui conociendo a través de los comunicadosespeciales.Porque,paraÓscar,loscomunicadosdelaWehrmachtyloscomunicadosespecialesconstituíanunaespeciedecursodegeografía.¿CómohubierayosabidoenotraformapordóndecorrenlosríosKubán,MíusyDon?¿QuiénmehubierapodidoexplicarlaposicióngeográficadelasIslasAleutianas,Atu,KiskayAdak,mejorquelasinformacionesdetalladasdelaradioacercadelosacontecimientosenelExtremoOriente?Asípues,enenerodelcuarentaytresaprendíqueStalingradoseencuentraaorillasdelVolga,perobienpocomepreocupabaporelSextoEjércitoymuchomás,encambio,porMaría,queenaquellaépocaandabaalgoagripada.

MientraslagripedeMaríaibadecreciendo,losdelaradioproseguíansucursodegeografía: Rzev y Demiansk son aún hoy para Óscar poblaciones que encuentrainmediatamenteyaciegassobrecualquiermapadelaRusiaSoviética.ApenasMaríasehabíarestablecido,dioleamihijoKurt la tosferina.YmientrasyomeesforzabaporretenerlosnombresdifícilesdealgunosoasismuydisputadosdeTúnez,hallaronsufinauntiempolatosferinadeKurtyelAfrikakorps.

¡Oh,dulcemesdemayo!María,MatzerathyGretaSchefflerestabanpreparandoelsegundoaniversariodelpequeñoKurt.TambiénÓscaratribuíasumaimportanciaala fiesta inminente, porque a partir del doce de junio del cuarenta y tres ya sólofaltabaunaño.Porconsiguiente,dehaberestadopresente,habríalepodidosusurrarami hijo al oído, en ocasión de su segundo aniversario:—Espera, que ya pronto tútambiéntocaráseltambor.—Sucedió,sinembargo,queeldocedejuniodelcuarentay tresÓscar no se hallaba enDanzig-Langfuhr, sino en la vieja ciudad romana deMetz.Esmás, suausenciahabíadeprolongarse tanto,que lecostó trabajo llegaratiempo a la ciudad natal, no dañada todavía por las bombas, para poder asistir alterceraniversariodelpequeñoKurt.

¿Qué asuntosme alejaron?Voy a contarlo aquí sin rodeos. Frente a laEscuelaPestalozzi,quehabíanconvertidoencuarteldelaLuftwaffe,encontréamimaestroBebra.ClaroqueBebrasolonohabríapodidoconvencermedequeemprendiera lamarcha. Del brazo de Bebra colgaba la Raguna, la Signora Rosvita, la gransonámbula.

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Óscar venía del Kleinhammerweg. Había hecho una visita a Greta Scheffler,habíahojeado laLuchaporRoma y había encontradoqueya en aquella época, entiempos de Belisario, se daban altibajos y que también entonces se celebraban olamentaban respectivamente victorias o derrotas geográficamente vastas junto apasajesderíosociudades.

AtraveséelPradoFröbel,queenaquellosúltimosañoshabían transformadoencampamentodelaOrganizaciónTodt,conlospensamientospuestosenTaginae—allífuedondeNarsesderrotóaTotilaelañoquinientoscincuentaydos—,peronoeralavictoria loquehacíavolarmispensamientoshacia el gran armenioNarses, sino lafigura de aquel gran capitán que me había impresionado. Narses, en efecto, eradeforme y jorobado, era pequeño; un enano, un gnomo, un liliputiense: eso eraNarses.Quizá le aventajara aÓscar en una cabeza de niño, reflexionaba yo, ymedetuvefrentealaEscuelaPestalozzi,echéatítulodecomparaciónunamiradaalascondecoracionesdealgunosoficialesdelaLuftwaffequehabíancrecidodemasiadorápidamente,ymedijequeNarsesnollevabaninguna,quenolasnecesitaba.Cuandoheaquíque,enelcentrodelapuertaprincipaldelaescuela,lovienpersona,aaquelgrancapitán:llevabadelbrazoaunadama—¿porquénohabíadetenerNarsesunadama?—; diminutos al lado de los gigantes de la Luftwaffe, avanzaban en midirección y eran el centro, con todo, un centro aureolado de historia; antiquísimosentresimpleshéroesaéreosderecienteconfección—¿quésignificabayaesecuartelllenodeTotilasyTeyas, llenodeostrogodoscomotorres,al ladodeunsoloenanoarmenio llamadoNarses?—; yNarses se fue acercando aÓscar a pasitos, le hacíaseñas a Óscar, y también la dama le hacía señas: Bebra y la Signora Rosvita mesaludaron—laLuftwaffe hízose respetuosamente a un lado—, y yo, acercandomibocaaloídodeBebra,lesusurré:—Queridomaestro,lohabíatomadoaustedporelgrancapitánNarses,alqueestimomuyporencimadeaquelhombróndeBelisario.

Bebradeclinómodestamente.PeroalaRagunamicomparaciónlegustó.¡Cuanbellamente sabíamover labocaalhablar!—Por favor,Bebra, ¿andanuestro jovenamigo tan desencaminado? ¿No fluye acaso por tus venas la sangre del PríncipeEugenio?YLodovicoquattordicesimo,¿noesacasotuantepasado?

Bebramecogiódelbrazoyme llevóaparte,porque laLuftwaffenosadmirabapersistentementeynonosquitabalavistadeencima,loquesenoshacíamolesto.Ycuando finalmente un teniente y a continuación dos suboficiales se cuadraron anteBebra—elmaestrollevabaensuuniformelasinsigniasdecapitány,enlamanga,unbrazalete con la inscripción de la Compañía de Propaganda—; cuando los mozoscondecoradospidieronalaRagunaautógrafosylosobtuvieron,entonceshizoBebraseñal a su coche oficial, subimos y hubimos todavía de pasar, al arrancar, entre elaplausoentusiastadelaLuftwaffe.

Tomamospor lacalledePestalozzi,por ladeMagdeburgyporelHeeresanger.

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Bebraestabasentadoalladodelconductor.YaenlacalledeMagdeburgencontrólaRagunapretextoenmitambor:—¿Seguísfielavuestrotambor,excelenteamigo?—susurrómeconsuvozmediterránea,queyonohabíaoídohacíaya tanto tiempo—.¿Yquéesdevuestrafidelidadporlodemás?—Óscarlequedóadeberlarespuesta,le hizo gracia de sus complicados amoríos, pero permitió sonriente que la gransonámbula acariciara primero su tambor y luego sus manos, crispadas sobre lahojalata,entantoquelascariciasdeellasehacíancadavezmásmeridionales.

CuandodesembocamosenelHeeresangeryseguimoslalíneadeltranvíanúmero5,medecidíacontestarle,esdecir,acaricióconmiizquierdasuizquierda,entantoque,consuderecha,ellasemostrabatiernaconmiderecha.HabíamosatravesadoyalaPlazaMaxHalbeyÓscarnopodíayabajarse,cuandopercibióenelretrovisordelcoche oficial los ojos inteligentes, pardos claros y antiquísimos de Bebra, queobservabannuestrascaricias.Sinembargo,laRagunanomesoltólasmanosqueyo,por consideración al amigo y al maestro, quería retirar. Bebra se sonrió en elretrovisor,apartólamiradayseenzarzóacontinuaciónenunaconversaciónconelconductor, en tanto que Rosvita, por su parte, apretándome y acariciándome lasmanos,inicióconsubocamediterráneaunacharladelaqueyoeraeltemadirecto,quemepenetrabasuavementeeneloído,parahacerse luegoobjetivayacabar,contantamayorsuavidad,contodosmisreparoseintentosdeevasión.SeguimosporlaColoniadelReich,endirecciónde laClínicadeMujeres,y laRaguna leconfesóaÓscarquedurantetodosaquellosañoshabíapensadoenél,queconservabatodavíaaquelvasodelCafédelasCuatroEstaciones,queyomarcaraentonces,conmivoz,conunadedicatoria;queBebraeraunexcelenteamigoyuncolaboradoreminente,peroquenadadematrimonio.Bebra, respondióellaaunapregunta incidentalmía,teníaqueestarsoloyladejabaenabsolutalibertad,einclusiveélmismo,aunquedenaturalceloso,habíacomprendidoconelcorrerdelosañosquealaRagunanoselapodíaligar;porotraparte,ensucalidaddedirectordelTeatrodeCampaña,elbuenBebra apenas hallaría tiempo para dar satisfacción a eventuales obligacionesconyugales, siendo en cambio dicho teatro de primera calidad; con el programaactual,enefecto,hubiérasepodidoactuarentiemposdepazenelJardíndeInviernoo en la Scala; ¿acaso a mí, Óscar, no me daban ganas, con mi don divino sinaprovechar?Por lodemás,estabaen lamejoredad;unañodeprueba,yellamelogarantizaba;aunque,claro,talvezÓscartuvieraotroscompromisos.¿No?,puestantomejor, hoy se iban, aquélla había sido suúltima representación en el sectormilitarDanzig-Prusia occidental; iban primero a Lorena y luego a Francia; no había quepensar por el momento en el sector del este, afortunadamente eso quedaba atrás;Óscarpodíaconsiderarsedichosodequeelestequedaraatrás,porqueahoralametaeraParís, sin lugar aduda; ¿había estadoÓscar algunavezenParís?Bueno,pues,amico,silaRagunanohapodidotentarvuestrocorazóndetambor,entonces,dejaos

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tentarporParís,¡andiamo!El coche paró al pronunciar la sonámbula esta última palabra. A intervalos

regulares,verdesyprusianos,losárbolesdelaAvenidaHindenburg.Bajamos,Bebrale dijo al chófer que esperara. Yo no quería ir al Café de las Cuatro Estaciones,porquemicabezaalgoconfusanecesitabaaire fresco.Asípues,nosmetimosenelParqueSteffen:Bebra amiderechayRosvita ami izquierda.BebrameexplicóelsentidoyelobjetodelaCompañíadePropaganda.Rosvitamecontabaanécdotasdela vida cotidiana de dicha compañía. Bebra hablaba de pintores de guerra, decorresponsales de guerra y de su teatro de guerra. Rosvita evocaba con su bocamediterránea los nombres de ciudades lejanas que yo había oído en la radio enocasióndeloscomunicadosespeciales.BebradecíaCopenhague.RosvitasusurrabaPalermo. Bebra cantaba Belgrado. Rosvita, cual una actriz trágica, lamentábase:Atenas.PerolosdosvolvíansiempreconentusiasmoaParísyasegurabanqueParísvalíaportodasaquellasotrasciudadesjuntasqueacababandenombrar.Finalmente,Bebra, en su calidaddedirectory capitándeun teatrodel frente,mehizo en todaformaunaproposiciónquemedapor llamaroficial:—Veníosconnosotros, joven,tocadeltambor,rompedconvuestravozbombillasyvasosdecerveza.ElejércitodeocupacióndelahermosaFrancia,delParíseternamentejoven,osloagradeceráyosaclamará.

SóloporconservarlasformaspidióÓscarunosinstantesdereflexión.Porespaciode media hora, a cierta distancia de la Raguna y a cierta distancia del amigo ymaestro Bebra, caminé por entre los arbustos en su follaje de mayo, cavilando yatormentándome,medigolpesenlafrente,escuché—loquenuncahicieraantes—alos pajaritos del bosque, hice como si esperara inspiración y consejo de algúnpetirrojo y dije, en el momento en que en la verdura se dejó oír un cantoparticularmente claro y llamativo: —La buena y sabia naturaleza me aconseja,querido maestro, aceptar vuestra proposición. En adelante podéis ver en mí a unmiembrodevuestroTeatrodeCampaña.

LuegoentramosporfinenelCafédelasCuatroEstaciones,bebimosunmokadeescasoaromaydiscutimoslosdetallesdemifuga,alaquesinembargo,nodábamoselnombredetal,sinodepartida.

Delantedelcafévolvimosarepasarlosdetallesdelaempresaenproyecto.LuegomedespedídelaRagunaydelcapitánBebradelaCompañíadePropaganda,yéstenosedejódisuadirdeponeramidisposiciónsucocheoficial.Mientras losdossedaban a pie un paseíto por la Avenida Hindenburg, en dirección de la ciudad, elchóferdelcapitán,unsargentodeciertaedad,merecondujoaLangfuhr,sólohastalaPlazaMax Halbe, porque no quise ni podía entrar en el Labesweg: la llegada deÓscarenuncocheoficialdelEjércitohubieraprovocadodemasiadaexpectación.

Nomequedabamuchotiempo.UnavisitadedespedidaaMatzerathyaMaría.

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Me entretuve por algún tiempo junto al corralillo de mi hijo Kurt, hallé, si bienrecuerdo, algunos pensamientos paternales y traté de acariciarle al rubio rapaz lacabeza, pero el pequeño Kurt no quiso; en cambio,María sí quiso, y aceptó algosorprendidalascariciasquedesdehacíaalgunosañoshabíadejadoyodeprodigarleyme las devolvió amablemente.En forma curiosa, la despedida deMatzerath semehizodifícil.Elhombresehallabaenlacocinapreparandounosriñonesconsalsademostaza, formaba cuerpo con su cucharón, era tal vez feliz, y no me atreví aestorbarle.NofuesinocuandoalargóelbrazotrasdesíbuscandoalgoaciegasconlamanocuandoÓscarseleanticipó,tomólatablaconelperejilpicadoyselatendió—ysigosuponiendohoytodavíaqueMatzerathhubodequedarsepormuchotiempo,inclusive cuando yo ya no estaba en la cocina, sorprendido y maravillado con latablita del perejil en lamano, porque anteriormenteÓscar nunca le había tendido,aguantadoorecogidonadaaMatzerath.

CenéencasademamáTruczinski,ladejéquemelavaraymemetieraenlacama,esperéaqueestuvieraellaenlasuyayempezaraaroncarsilbandoligeramente,halléluegoelcaminodemiszapatillas,cogímiropa,atraveséelcuartoenelqueelratóncanososilbaba,roncabayenvejecía,tuvealgunadificultadenelpasilloconlallave,perologrédetodosmodosabrirelcerrojoy,descalzotodavía,enmicamisoncitoyconmiropaalbrazo,subíporlaescalerahastaeltendederodeldesvándonde,enmiescondrijo,detrásdetelasapiladasydepapeldeperiódicoenpaquetes—queapesarde las prescripciones relativas a la defensa antiaérea seguíamosguardando allí—ytropezando con el montón de arena y el balde de dicha defensa, hallé un tamborflamante, que me había guardado a escondidas de María, y la lectura de Óscar:RasputínyGoetheenunvolumen.¿Debíayollevarmeamisautorespreferidos?

Mientras Óscar se metía en su ropa y sus zapatos, se colgaba el tambor y secolocaba los palillos entre los tirantes, negociaba al propio tiempo con sus diosesDionisos yApolo.En tanto que el dios del entusiasmo exaltadome aconsejabanollevarconmigo lecturaalgunao,a lo sumo,un legajodeRasputín,el astutoymássensatoApolotratabadedisuadirmeporcompletodemiviajeaFranciaeinsistió,alverqueÓscarestabadecididoaemprenderlo,enquemellevaraunequipajelomáscompleto posible. Hube pues de cargar con cuanto bostezo distinguido emitieraGoethe siglos atrás, pero, en son de protesta y también porque sabía que lasAfinidadeselectivasnoalcanzabanaresolver todos losproblemasde índolesexual,llévemeasimismoaRasputínysumundodemujeres,desnudasapesardelasmediasnegras.Asípues, siApolobuscaba la armoníayDionisos el entusiasmoyel caos,Óscar era un pequeño semidiós que armonizaba el caos y entusiasmaba la razón yteníafrenteatodoslosdiosescompletosestablecidosdesdeantiguoporlatradición,ademásdesunaturalezamortal,unaventajadecisiva,asaber:Óscarpodíaleertodoloquelevinieraengana,entantoquelosdiosessecensuranasímismos.

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¡Cómollegaunoaacostumbrarseauninmuebledepisosyalosoloresculinariosdediecinueveinquilinos!Medespedídecadapeldaño,decadapisoydecadapuertaprovistadeletreritoconelnombre:¡Oh,tú,músicoMeyn,alquehabíandespedidoporinútilyqueahoravolvíasatocarlatrompeta,volvíasabeberdevezencuandotuginebra y esperabas a que te volvieran a llamar! —y más tarde lo llamaronefectivamente, aunquenopudo llevarse su trompeta. ¡Oh, tú, informeseñoraKatercuyahijaSusisedecíaauxiliardetransmisiones!¡Oh,AxelMischke,porquécosashascambiadotulátigo!ElseñorylaseñoraWoiwuth,quesiemprecomíannabos.Elseñor Heinert padecía del estómago, y por ello estaba en Schichau y no en lainfantería.Yallíallado,lospadresdeHeinert,quesellamabantodavíaHeimowski.¡Oh, mamá Truczinski!: dulcemente dormía el ratón detrás de la puerta.Mi oído,pegadoalamadera,oíalasilbar.ElQuesito,queenrealidadsellamabaRetzel,habíallegadoa teniente, apesardequedeniño anduviera siempre conmedias largasdelana. El hijo de Schalager habíamuerto, el hijo de Eyke habíamuerto, el hijo deKollinhabíamuerto.PeroelrelojeroLaubschadvivíatodavíaydevolvíalavidaalosrelojes muertos. Y el viejo Heilandt vivía también y seguía enderezando clavostorcidos. Y la señora Schwerwinski estaba enferma, pero el señor Schwerwinskigozabadebuenasaludy,sinembargo,semurióantesqueella.Yallíenfrente,enlaplantabaja,¿quiénvivíaallí?AllívivíanAlfredoyMaríaMatzerathyun rapazdecasi dos años de edad llamadoKurt. ¿Y quién dejaba aquí, a la hora nocturna dedormir,elgraninmueblequerespirabapesadamente?EraÓscar,elpadredelpequeñoKurt. ¿Qué es lo que lo empujaba afuera, a la oscuridad de la calle? Llevaba sutamborysugranlibro,enelquesehabíainstruido.¿Porquésedetuvo,entretodaslas casas oscuras que creían en el oscurecimiento aéreo? Porque se acordaba delverduleroGreff,queteníaelpelocrespoylanarizaguileña,quesepesóyalpropiotiemposeahorcóy,deahorcado,seguíateniendoelpelocrespoylanarizaguileña,pero los ojos pardos, en cambio, que normalmente los tenía pensativos en suscuencas, salíanle luego desmesuradamente. ¿Por qué se puso Óscar su gorra demarineroconlacintaondulantey,cubiertalacabeza,sealejóalpasodesusbotas?PorqueteníaunacitaenlaestacióndemercancíasdeLangfuhr.¿Llegópuntualmenteallugardelacita?Sí,llegó.

Mejor dicho, llegué al terraplén del ferrocarril junto al paso a desnivel delBrunshóferweg en el últimomomento.Noporquemehubiera entretenido frente alconsultoriovecinodeldoctorHollatz.Claroquemedespedí,depensamiento,de laseñoritaInge,ydijeadiósalaviviendadelpanaderodelKleinhammerweg,perotodoesto lo hice de paso y sin detenerme, y sólo fue, pues, el portal de la iglesia delSagradoCorazóndeJesúselquemeobligóaaquellaparadaqueporpocomehacellegartarde.Élportalestabacerrado.Ellonoobstante,merepresentabayoenformademasiadovivaalNiñoJesúsdesnudo,sonrosado,sentadosobreelmusloizquierdo

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delaVirgenMaría.Allíestabaelladenuevo,mipobremamá.ArrodillábaseanteelconfesonarioyllenabaeloídodelreverendoWiehnkeconsuspecadosdetenderadeultramarinos, lomismo que solía llenar de azúcar aquellos cucuruchos azules de alibra y de a media libra. Óscar, por su parte, se arrodillaba ante el altar lateralizquierdo,queríaenseñarleatocareltamboralNiñoJesús,peroelrapaznotocabaymedejabasinmilagro.Óscar juróyaentoncesyvolvióa jurarahoraanteelportalcerrado:¡Yaharéyoquetoque,sinohoy,mañana!

Con la perspectiva del largo viaje dejé los juramentos para otro día y volví laespaldaalportal,segurodequeJesúsnosemeescaparía;subíporelladodelpasoadesnivel a lo alto del terraplén, perdí en el camino algo deGoethe y deRasputín,llevandodetodosmodoslamayorpartedemibagajeculturalconmigohastalavíadeltren,entrelosrieles;tropecétodavíaellargodeunapedradaconlostravesañosyelbalasto,ydicorriendoenlaspiernasdeBebra,alqueporpocohubieraderribado;atalpuntoestabalanocheoscura.

—¡Al fin llegó nuestro virtuoso del tambor! —exclamó el capitán y payasomusical. Y luego, recomendándonos mutuamente cuidado, hicimos a tientas elcaminosobre los rielesyagujas,nosextraviamosentre losvagonesdecargadeuntren en formación y encontramos, finalmente, el tren que traía del frente a lossoldadosconlicencia,yenelquesehabíareservadouncompartimientoespecialalTeatrodeCampañadeBebra.

Óscarteníayaensuhabervariosviajesentranvía,yahoraibaaviajareneltren.AlintroducirmeBebraenelcompartimiento,laRagunalevantólavistadeunalaborcualquieradeaguja,mesonrióymebesó,sonriendo,lamejilla.Ysindejardesonreírysinapartarporellolosdedosdesulabor,mepresentóalosmiembrosrestantesdelTeatrodeCampaña,losacróbatasFélixyKitty.LarubiaKitty,deunrubiocolordemielydepielalgogris,noestabadesprovistadeencantosytendríaaproximadamentelatalladelaSignora.Suacentoligeramentesajónaumentabatodavíasuencanto.ElacróbataFélixerasindudaalgunaelmásaltodelacompañía.Medíaporlomenossus buenos ciento treinta y ocho centímetros. El pobre acongojábase de su tallaexcesiva,ylaaparicióndemisnoventaycuatrocentímetrosnohizosinoaumentarsucomplejo.Porlodemás,elperfildelacróbatamostrabaciertaanalogíaconeldeuncaballodecarreras,ydeahíquelaRagunalollamara,ensondebroma,«Cavallo»o«FélixCavallo».LomismoqueBebra,elacróbatallevabaeluniformegriscampaña,aunquesóloconlasinsigniasdesargento.Lasdamasllevabantrajesdeviajehechostambiéndelamismatela,quenolesfavorecíamucho.YaquellalaborquelaRagunatenía entre sus dedos, revelóse asimismo como tela gris campaña, destinada aconvertirseenmiuniforme;FélixyBebralahabíanproporcionado,yRosvitayKittycosían ahora alternativamente en ella e iban quitando cada vezmás gris campaña,hasta que la guerrera, el pantalón y el gorro quedaron a mi medida. En cuanto a

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zapatosa lamedidadeÓscar,nohubiera sidoposiblehallarlosenningúndepósitodelEjército.Asípues,hubedecontentarmeconmiszapatosdelazosymequedésinlosdecubilete.

Mefalsificaron lospapeles.Enestedelicado trabajoelacróbataFélixse revelócomo particularmente hábil. Por pura cortesía no podía yo protestar, puesto que lagransonámbulamehizopasarporsuhermano—suhermanomayor,pordescontado—:OscarnelloRaguna, nacido el veintiunodeoctubredemil novecientos doce enÑapóles.Hellevadohastalapresentetodaclasedenombres;OscarnelloRagunafueunodeellosy,seguramente,noelmenosarmonioso.

Y luego, como suele decirse, partimos. Viajamos por Stolp, Stettin, Berlín,HannoveryColonia,hastaMetz.DeBerlínnoviprácticamentenada.Tuvimosallícincohorasdeparada.Naturalmente,habíaalarmaaérea.Hubimosderefugiarnosenlas bodegas subterráneas de la cervecería Thomas. Igual que sardinas estaban losmilitares tendidos bajo las bóvedas. Se produjo cierto revuelo cuando uno de losgendarmes trató de separarnos. Algunos soldados que venían del frente del esteconocían a Bebra y su compañía de representaciones anteriores; hubo aplausos,silbidos, y la Raguna echaba besos con las manos. Fuimos invitados a dar algúnnúmero,improvisándosealextremodelaantiguabóvedacerveceraalgoporelestilode un escenario. Bebra no podía negarse, sobre todo cuando un comandante de laLuftwaffe le rogó, conmucha cordialidad y en posición exagerada de firmes, queimprovisaracualquiercosaparadistraeralosmuchachos.

Por vez primera había de presentarseÓscar en un verdadero número de teatro.Aun cuando ello nome cogiera totalmente desprevenido—durante el viaje Bebrahabíaensayadovariasvecesminúmeroconmigo—,nodejabadesentirmenervioso,loquediolugaraquelaRagunavieselaoportunidaddeacariciarme.

Apenas hubieron traído nuestro equipaje artístico—los soldados se mostrabanmuy activos—, empezaron Félix y Kitty con sus números de acrobacia. Ambosparecíandegoma,yseanudabanyvolvíansiempreaescabullirseelunoatravésdelotro,elunofueradelotro,elunoalrededordelotro,desprendíanseelunodelotro,fundíanse el uno en el otro, permutaban entre sí esto o aquello y dejaban a losmironesapretujadosconviolentosdoloresarticularesytortícolisparavariosdías.Ymientras Félix y Kitty seguían todavía anudándose y desanudándose, presentóseBebraensupapeldepayasomusical.Enbotellasescalonadasdellenasavacías,tocólas canciones más en boga de aquellos años de guerra; tocó Erika y «Mamatchi,quierouncaballito»,hizosonaryrelucir,arrancándolodeloscuellosdelasbotellas,el«Patriamía, tusestrellas»y,alverqueestonopegababien,volvióa suantiguapieza de éxito, Jimmy the Tiger,multiplicándose entre las botellas, lo que no sólogustó al auditorio, sino también al oído delicado de Óscar; y cuando después dealgunos actos de prestidigitación vulgares pero de efecto seguro, Bebra anunció a

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RosvitaRaguna, la gran sonámbula, y aOscarnelloRaguna, el tamborvitricida, elpúblico estaba ya bien caldeado: el éxito de Rosvita y Oscarnello no podía fallar.Introducía yo nuestros actos con un ligero redoble, preparaba los momentosculminantespormediodeuncrescendoy,unavez terminadacadaejecución,hacíainvitación al aplauso mediante un gran golpe final de mucho efecto. La Ragunallamaba de entre el público a un soldado cualquiera, pero también podía ser algúnoficial. Escogía lo mismo sargentos veteranos ya curtidos que tímidos alférecesinsolentes, losinvitabaatomarasiento, lesescrutabaalunooalotroelcorazón—estosabíahacerlobien—yrevelabaalaconcurrencia,ademásdelosdatossiemprecorrectos de sus cartillas militares, algunas intimidades de la vida privada delrespectivoalférezosargento.Procedíacondiscreción,dandomuestrasdeingenioensusrevelaciones,y,paraterminar,regalabaalavíctimadeaquéllas—segúnlocreíaelpúblico—unabotelladecervezallena.Luegorogabaalbeneficiadoquelevantaralabotellamuyenalto,paraquelavieratodoelmundo,ymehacíaunaseña:redobledetamborencrescendoy—unjuegoinfantilparamivoz,queteníacapacidadparaotrasempresas—labotellatronabaysaltabaenpedazos:habíaquever,entonces,lacara,bañadadecerveza,queponíanelsargentocurtidooelalférezimberbe.Seguíanlosaplausos,unaovaciónprolongadaenlaquesemezclabanlosruidosdeunseveroataquesobrelacapitaldelReich.

Loqueasíofrecíamosnoera,pordescontado,degranclase,perodivertíaa losmuchachosyleshacíaolvidarelfrenteyelpermiso,provocandograndesrisas,unarisa interminable; porque, cuando bajaron sobre nosotros los torpedos aéreos,sacudiendo y sepultando la bodega y dejándonos sin iluminación y sin luz deemergencia, cuando todo era allí desorden y confusión, seguíanse oyendo todavíarisas en aquel ataúd oscuro ymaloliente.—¡Bebra!—gritaban— ¡queremos oír aBebra!—YelbuenodeBebra,eternamentejoven,hacíadepayasoenlaoscuridad,arrancabadelamasaenterradasalvasderisasy,cuandoreclamabanalaRagunayaOscarnello, anunció con voz de trompeta:—¡La Signora Raguna estámuerrrta decansancio,misqueridossoldaditosdeplomo,ytambiénelpequeñoOscarnellohadetomarse algún reposo, paramejorrr gloria del grrranReich alemány de la victoriafinal!

PeroRosvitaestabatendidajuntoamíyteníamiedo.Óscar,encambio,noteníamiedoy,sinembargo,estabatendidojuntoalaRaguna.Sumiedoymivalorjuntaronnuestrasmanos:Yo,buscandoa tientassumiedo;ella,buscandoa tientasmivalor.Finalmente yo me asusté un poco, pero ella, en cambio, cobró algo de valor. Ycuando le hube alejado una primera vez el miedo, ya mi valor viril volvía alevantarse.Entantoquemivalorcontabadieciochoañosesplendorosos,ellavolvióasucumbirnoséenquéañodesuvidaniporcualésimavez,aaquelmiedosapientequeme inspiraba valor. Porque, lomismoque su cara, tampoco su cuerpo, no por

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exiguo menos completo, mostraba las huellas del tiempo. Valiente intemporal ymiedosa intemporal, ofrecíaseme allí Rosvita. Y nadie sabrá jamás si aquellaliliputiense, que en la bodega soterrada de la cervecería perdió en el curso de unseveroataqueaéreosobrelacapitaldelReichsumiedobajomivalorhastaquelosdeladefensaantiaéreavinieronadesenterrarnos,contabadiecinueveonoventaynueveaños;yalpropioÓscarleresultatantomásfácilserdiscreto,cuantoqueélmismonosabe si aquel primer abrazo realmente adecuado a sus proporciones físicas le fueconcedidoporunaancianallenadevaloroporunadoncellaarrastradaporelmiedoalapasión.

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Inspeccióndelcemento,omístico,bárbaro,aburrido

Porespaciodetreslargassemanasestuvimosactuandoenlosvenerablescuartelesdela antigua guarnición y ciudad romana deMetz. Elmismo programa lo exhibimosdurantedossemanasenNancy.Châlons-sur-Marnenosacogióhospitalariamenteporuna semana más. En Reims podían admirarse todavía los estragos de la primeraguerramundial.Aquella pétrea casa de fieras que es la catedral de fama universalescupíaaguasincesar,hastiadadelahumanidad,sobrelosadoquinesdelempedrado,loquesignificaqueenReimslloviódíatrasdía,yaundenoche.EnParís,encambio,tuvimos en compensación un septiembre radiante. Del brazo de Rosvita pudepasearme a lo largo de los muelles y cumplir mi décimo aniversario. Aunque yoconociera ya la metrópoli por las tarjetas postales del suboficial Fritz Truczinski,París nome decepcionó en lomásmínimo.Cuando por primera vezRosvita y yomiramos desde el pie a lo alto de la Torre Eiffel—yo con mis noventa y cuatrocentímetros,yellaconsusnoventaynueve—,pudimosdarnoscuenta,unodelbrazodelotro,denuestrasingularidadydenuestragrandeza.Nosbesamosenplenacalle,loqueenParís,sinembargo,nadasignificaba.

¡Oh, señera frecuentación del Arte y la Historia! Cuando visité los Inválidos,llevandosiempredelbrazoaRosvita,yrecordéalgranemperador,aunquenograndeporlatallayporconsiguientetanafínanosotros,habléconpalabrasdeNapoleón,ylo mismo que él dijera ante la tumba del segundo Federico, que tampoco era ungigante:«Siéstevivieranoestaríamosaquí»,asílesusurréyoaloídoaRosvita:—Siel Corso viviera todavía, no estaríamos nosotros aquí, ni nos besaríamos bajo lospuentes,enlosmuellesosurlestrottoirsdeParís.

Enelmarcodeunprogramagigante,actuamosen laSalaPleyelyenelTeatroSarah Bernhardt. Óscar se acostumbró rápidamente a las características de losescenariosdelasgrandesciudades,afinósurepertorioyseadaptóalgustoexigentede las tropasparisiensesdeocupación:yano rompíayoahora conmivoz simplesbotellas de cerveza, vulgarmente alemanas, sino floreros y platones selectos,magníficamente torneados y delicados como un soplo, sacados de los castillosfranceses. La historia del arte daba un criterio a mi programa. Empezaba concristaleríadelaépocadeLuisXIVypulverizabaacontinuaciónproductosvítreosdeladeLuisXV.Convehemencia,recordandolostiemposdelaRevolución,escogíaacontinuacióncopasdelmalhadadoLuisXVIydesuacéfalaMaríaAntonieta,algodeLuisFelipey, finalmente, laemprendíacontra losproductosvítreosde fantasíadelestilofrancésmoderno.

Aun cuando la masa gris campaña del patio de butacas y de los palcos no

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estuviera en condiciones de seguir el curso histórico de mis ejecuciones y sóloaplaudiera los destrozos como tales destrozos, no faltaba de vez en cuando algúnoficial de estado mayor o algún periodista del Reich que, además del destrozo,aplaudieratambiénmisentidodelohistórico.Enunaocasión,despuésdeunasesióndegalaenlaComandancia,fuimospresentadosauntipouniformadoqueresultóserun erudito y me dijo cosas muy halagüeñas a propósito de mi arte. Particularagradecimiento guardaÓscar al corresponsal de uno de los grandes cotidianos delReichqueresidíaenlaciudaddelSenayserevelócomoespecialistaencuestionesfrancesas, el cualme llamó discretamente la atención sobre algunas fallas, por nollamarlasincoherenciasestilísticas,demiprograma.

PermanecimosenParístodoaquelinvierno.Nosalojabanenhotelesdeprimeraclase,ynoquieropasarporaltoque,amiladoyatodololargodelinvierno,Rosvitatuvo en todo momento ocasión de comprobar y confirmar las excelencias de lascamasfrancesas.¿EraÓscarfelizenParís?¿Habíaolvidadoasusseresqueridos,aMaría,aMatzerath,aGretayAlejandroScheffler?¿HabíaolvidadoÓscarasuhijoKurtyasuabuelaKoljaiczek?

Aun cuando no los hubiera olvidado, la verdad es que no echaba demenos aningunodemisfamiliares.Asíquetampocoenviéacasaningunatarjetapostalnilesdiseñalesdevida;penséqueeramejorbrindarleslaoportunidaddevivirsinmíporespaciodeunaño,yaqueelretornoloteníadecididodesdeelmomentomismodemipartida.Ademásmeinteresabaverenquéformaselashabíanarregladodurantemiausencia. En la calle y aun en el curso de las representaciones buscaba rasgosconocidosenlascarasdelossoldados.TalvezhayantrasladadoaFritzTruczinskioaAxelMischkedelfrentedelesteaParís,especulabaÓscar,einclusiveenunaodosocasionescreyóhaberreconocidoentreunahordadeinfantesalapuestohermanodeMaría;peronoeraél:¡elgriscampañaengaña!

Loúnico quemedaba nostalgia era laTorreEiffel.Noya que, escalándola, lavistadelalejaníadespertaraenmíunimpulsohaciaelpaísnatal.Óscarhabíasubidoen las tarjetas postales y de pensamiento tantas veces a la Torre Eiffel, que unaascensiónrealsólopodíaprovocarenélundescensodecepcionado.Peroeselcasoque, plantado o acurrucado al pie de la Torre Eiffel, y sin Rosvita, solo y bajo elosadoarranquedelaconstrucciónmetálica,aquellabóvedacerradaaunquecaladaseconvertíaparamíenlacofiatápalotododemiabuelaAna:acurrucadobajolaTorreEiffel,meacurrucababajosuscuatrofaldas,elCampodeMartesemeconvertíaencampodepatatascachuba;lalloviznaparisiensedeoctubrecaíaoblicuaeinfatigableentreBissauyRamkau; todoParís, inclusive elmetro, olíaparamí en talesdías amantequillaligeramenterancia,ymeponíataciturnoypensativo.Rosvitametratabacondelicadezayrespetabamidolor,porqueeramuysensible.

En abril del cuarenta y cuatro—en todos los frentes se anunciaban brillantes

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repliegues—,tuvimosqueliarnuestroequipajedeartistas,abandonarParísyllevarlaalegríaalMurodelAtlánticoconelTeatrodeCampañadeBebra.Empezamoslagiraen el Havre. Bebra se me antojaba taciturno y distraído. Aunque durante lasrepresentacionesnuncafallaraysiguieracomosiempreteniendodesuladoalosquereían,asíquecaíael telónpetrificábasesucaraantiquísimadeNarses.Alprincipiocreí que sería por celos o, peor aún, por sentirse impotente ante la fuerza de mijuventud.PeroRosvitameloaclaródiscretamente.Ella tampocosabíaexactamentede qué se trataba, pero hablaba de oficiales que, después de las representaciones,conferenciaban con Bebra a puerta cerrada. Parecía como si el maestro hubieseabandonadosuemigracióninterna,comosiplanearaalgunaaccióndirecta,comosidespertaraenél lasangredesuantepasado,elPríncipeEugenio.Susplanesnos lohabían distanciado tanto, lo habían colocado en relaciones tan vastas, que las deÓscarconsuRosvitadeantañolograbanalosumoponerunasonrisafatigadaensucarallenadearrugas.CuandoenTrouville—nosalojábamosenelHotelKursaal—nossorprendióabrazadossobre laalfombradenuestrocamerinocomún,alverquenos disponíamos a descalzarnos, nos atajó con un ademán y dijo,mirándose en elfondodelespejo:—¡Amaos,niños,besaos;mañanainspeccionaremoselcemento,yyapasadomañanalosentiréisenvuestroslabiosyosquitaráelplacerdelosbesos!

Esto ocurría en junio del cuarenta y cuatro. Entretanto habíamos recorrido elMurodelAtlánticodesdeelgolfodeVizcayahastaHolanda,peromanteniéndonospor lo regular en la retaguardia, así quenohabíamosvistonadade las legendariascasamatas, y sólo en Trouville actuamos por primera vez en la misma costa. NosofrecieronunavisitaalMurodelAtlántico.Bebraaceptó.ÚltimarepresentaciónenTrouville. Por la noche nos trasladaron a la aldea deBavent, poco antes deCaen,cuatro kilómetros atrás de las dunas de la playa. Nos alojaron en casas decampesinos. Mucho césped, setos vivos y manzanos. Allí es donde se destila elaguardiente de fruta Calvados. Nos echamos unos tragos y dormimos bien. Por laventanaentrabaunairevivo;uncharcoderanascroóhastalamadrugada.Hayranasquesabentocarel tambor.Oíalasenmisueñoyreprendíamedeestasuerte:¡Yaestiempodequevuelvas,Óscar,puesprontocumplirátuhijoKurtlostresañosytienesqueentregarleeltamborqueleprometiste!Cadavezque,asíreprendido,despertabaÓscardehoraenhoracualpadreatormentado,palpabaasulado,asegurábasedesuRosvitayaspirabasuperfume:laRagunaolíaligeramenteacanela,aclavomolidoya nuezmoscada; olía a especias prenavideñas y conservaba dicho aroma inclusiveduranteelverano.

Alamanecer sepresentóante lagranjauncamiónblindado.Enelportón todostiritábamosmásomenos.Eratemprano,eltiempoestabafrescoyelvientodelmarnos venía de cara. Subimos:Bebra, laRaguna, Félix yKitty,Óscar y aquel joventenienteHerzogquenoscondujoasubateríaaloestedeCabourg.

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CuandodigoqueNormandíaesverde,pasoporaltoaquelganadomanchadoenblancoypardodedicado,aderechae izquierdade lacarretera rectilínea,enpradoshúmedosderocíoyligeramentebrumosos,asuocupaciónderumiante,queopusoanuestrovehículoblindadounaindiferenciatalqueelblindajesehubierapuestorojode vergüenza si previamente no lo hubieran provisto de una capa de camuflaje.Álamos,setosvivos,matorralarasdetierra,yluegolosprimerosenormeshotelesdeplaya, vacíos, con los postigos golpeando; tomamos por la avenida, bajamos yseguimos al teniente, que mostraba hacia nuestro capitán Bebra un respeto algoarrogantepero,contodo,estricto,atravésdelasdunasycontraunvientocargadodearenayderuidodeoleaje.

NoeraelBáltico,consucolorverdebotellaysussollozosvirginales,elqueaquíme esperaba. Aquí, en efecto, el Atlántico ensayaba su antiquísima maniobra:asaltabaconlamareayseretirabaalreflujo.

Y allí estaba el cemento. Podíamos admirarlo y acariciarlo; no se movía. —¡Atención!—gritóalguienenelcemento,y,altocomouna torre, surgiódeaquellacasamata que tenía la forma de una tortuga, achatada entre dos dunas y, con elnombre de «Dora siete», apuntaba con sus troneras, sus mirillas y sus piezasmetálicas de pequeño calibre a la marea y al reflujo. Era el cabo Lankes, que secuadróanteeltenienteHerzogyantenuestrocapitánBebra.

LANKES(saludando):Dorasiete,uncabo,cuatrohombres.¡Sinnovedad!HERZOG: ¡Gracias! Está bien, cabo Lankes. Ya lo oye usted, mi capitán, sin

novedad.Asídesdehaceaños.BEBRA:¡Sólolapleamaryelreflujo!¡Loseternosnúmerosdelanaturaleza!HERZOG: Eso es precisamente lo que les da trabajo a nuestros hombres. Por ello

construimosunacasamatajuntoaotra.Nuestroscamposdetiroyasecruzan.Prontotendremosquevolarunpardecasamatas,parapoderecharmáscemento.

BEBRA(tocandoconlosnudilloselcemento;suscompañerosdeteatroloimitan):¿Yusted,teniente,creeenelcemento?

HERZOG:No precisamente.Aquí ya no creemos prácticamente en nada. ¿Verdad,Lankes?

LANKES:¡Sí,miteniente,ennada!BEBRA:Apesardelocual,siguenustedesmezclandoymachacando.HERZOG:Confidencialmente.Seadquiereexperiencia.Comoqueantesyonotenía

la menor idea de la construcción; había empezado a estudiar y, de repente, zas.Confío poder aprovechar después de la guerra mis conocimientos en esto delcemento.Llegando,habráque reconstruirlo todo.Mireustedelcemento,acérquese(Bebraysugenteacercanlasnaricesarasdelcemento).¿Quéveusted?¡Conchas!

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Las tenemos bien a la mano. Basta cogerlas y mezclar. Piedras, conchas, arena,cemento... ¡Quéquiereustedque lediga,micapitán!Usted,encalidaddeartistayactor, ya se hará cargo. ¡Lankes! Cuéntale al capitán lo que vertemos en lascasamatas.

LANKES: ¡A la orden, mi teniente! Contar a mi capitán lo que vertemos en lascasamatas.Vertemosperritos.Encadabasedecasamatahayunperritoenterrado.

LOSDEBEBRA:¡Unperrito!LANKES:Prontoyanoquedaráentodoelsector,deCaenalHavre,unsoloperrito.LOSDEBEBRA:¡Yanohabráperritos!LANKES:Trabajamosbien.LOSDEBEBRA:¡Ytanbien!LANKES:Prontotendremosquerecurriralosgatitos.LOSDEBEBRA:¡Miau!LANKES:Perolosgatosnovalenloquelosperros.Poresoesperamosqueaquíla

cosaempiecepronto.LOSDEBEBRA:¡Funcióndegala!(Aplauden.)LANKES:Loqueesensayar,yahemosensayadobastante.Ycuandolosperritosnos

venganafaltar...LOSDEBEBRA:¡Oh!LANKES: ...no podremos construir más casamatas, porque los gatos son de mal

agüero.LOSDEBEBRA:¡Miau,miau!LANKES:Perosimicapitándeseasaberporquélosperritos...LOSDEBEBRA:¡Losperritos!LANKES:Sólopuedodecirle:loqueesyo,nocreoeneso.LOSDEBEBRA:¡Fuiií!LANKES:Loquepasaesqueloscompañerosdeaquívienenensumayorpartedel

campo.Yallísesiguetodavíaesapráctica,quecuandoseconstruyenunacasaoungraneroounaiglesiahayqueponerdebajoalgovivientey...

HERZOG:Estábien,Lankes.Descansen.Comomicapitánacabadeoírlo,aquíenelMuro del Atlántico cultivamos en ciertomodo la superstición. Exactamente comoustedes en el teatro, en el que no se debe silbar antes del estreno y en el que losactores,antesdeempezarlafunción,escupenporencimadelhombro—.

LOSDEBEBRA:¡Lagarto,lagarto!(Seescupenmutuamenteporencimadelhombro.)HERZOG:Bueno,bromasaparte,hayquedejarqueloshombressediviertan.Asíse

tolera también, porordendel altomando, que loshombres, comohan empezado ahacerlo,decorenlasentradasdelascasamatasconmosaicosdeconchasyadornosde

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cemento.Lagentequiereestarocupada.Yasílerepitoyoconstantementeanuestrojefe, al que los arabescos de cemento le molestan: Más valen arabescos en elcemento, mi Comandante, que rosquillas en el cerebro. Nosotros, los alemanes,somosaficionadosalostrabajosmanuales.¡Quélevamosahacer!

BEBRA:TambiénnosotroscontribuimosadistraeralejércitoqueesperaalpiedelMurodelAtlántico.

LOS DE BEBRA: ¡El Teatro de Campaña de Bebra canta para vosotros, darepresentacionesparavosotrosyosayudaaobtenerlavictoriafinal!

HERZOG:Muyjusto,loqueustedysugentedicen.Peroelteatrosólonobasta.Lamayor parte del tiempo, en efecto, sólo podemos contar con nosotros mismos, yentoncescadaunohaceloquepuede.¿Verdad,Lankes?

LANKES:¡Sí,miteniente,loquepuede!HERZOG:¿Lovenustedes?Ysimicapitánmelopermite,tengoqueirahoraaDora

cuatroyaDoracinco.Veanustedesmientrastantocontodatranquilidadelcemento,valelapena.Lankeslesmostraráaustedestodo...

LANKES:¡Mostrarlotodo,miteniente!

(HerzogyBebrasehacenelsaludomilitar.Herzogsaleporladerecha.LaRaguna,Óscar, Félix y Kitty, que hasta ahora semantenían detrás de Bebra, pasan de unbrincoaprimertérmino.Óscarllevasutambor,laRagunauncestodeprovisiones,en tanto que Félix y Kitty se encaraman al techo de cemento de la casamata yempiezanaejecutarallíejerciciosacrobáticos.ÓscaryRosvitajueganenlaarena,alladodelacasamata,conuncubitoyunapauta;sedanmuestrasdeamor,lanzangrititosyechanpullasaFélixyKitty.)

BEBRA(flemático,despuésdehaberinspeccionadolacasamataportodoslados):Digausted,caboLankes,¿cuálesenrealidadsuoficio?

LANKES:Pintor,micapitán,perohaceyamucho.BEBRA:¿Debrochagorda?LANKES:También,micapitán,peroporlodemásmásbienartista.BEBRA: ¡Aja! ¿Eso quiere decir que es usted un émulo del gran Rembrandt, de

Velázquez,quizá?LANKES:Algoentrelosdos.BEBRA: ¡Hombre de Dios! Siendo así, ¿qué necesidad tiene usted de mezclar

cemento,demachacarcementoydeguardarcemento?DeberíaestarenlaCompañíadePropaganda.¡Pintoresdeguerra,esoesloquenecesitamos!

LANKES:Esonoesparamí,micapitán.Enrelaciónconlasideasactuales,yopintodemasiadooblicuo.Pero,¿notendríamicapitánuncigarrilloparaelcabo?(Bebralealargauncigarrillo.)

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BEBRA:¿Acasooblicuoquieredecirmoderno?LANKES:¿Moderno?Antesdequevinieranlosdelcemento,looblicuofuemoderno

poralgúntiempo.BEBRA:¡Hombre!¡Nomediga!LANKES:Sí,señor.BEBRA:¿Pintaustedalpastel,acasotambiénconlaespátula?LANKES:También.Ytambiénconelpulgar,automáticamente,ydevezencuando

pongo clavos y botones. Antes del treinta y tres tuve una época en la que poníaalambredepúassobrecinabrio.Teníabuenaprensa.AhoralostieneuncoleccionistaprivadodeSuiza,unfabricantedejabón.

BEBRA: ¡Esta guerra, estamaldita guerra! ¡Y ahora cuela usted cemento! ¡Prestaustedsugenioatrabajosdefortificación!Sinduda,lomismohicierontambiénensuépoca Leonardo y Miguel Ángel. Proyectaban máquinas de sables y, cuando noteníanelencargodealgunaMadona,construíanbaluartes.

LANKES:¡Veusted!Siemprefallaalgo.Peroelqueesartistadeverdad,tienequeexpresarse.Aquí,porejemplo,simicapitánquieretomarselamolestiadeecharunamiradaalosadornoseneldinteldelaentradadelacasamata,éstossonmíos.

BEBRA (después de un examen atento): ¡Sorprendente! ¡Qué riqueza de formas!¡Quéfuerzadeexpresión!

LANKES:Elestilopodríallamarsedeformacionesestructurales.BEBRA:¿Ytienesuobra,elrelieveocuadro,untítulo?LANKES:Yalodije:Formacionesy,sisequiere,formacionesoblicuas.Esunnuevo

estilo.Nadielohahechotodavía.BEBRA:Razóndemás,yaqueesusteduncreador,paradarle a laobraun título

inconfundible...LANKES: ¿Título? ¿Para qué sirven los títulos? Títulos sólo los hay porque hay

catálogosparalasexposiciones.BEBRA:Esusteddemasiadomodesto,Lankes.Veaenmíalaficionadoalarteyno

elcapitán.¿Uncigarrillo?(Lankeslocoge.)¿Decíausted?LANKES:Bueno, si se poneusted así... Pues bien,Lankes se ha dicho: cuando la

cosaéstaseacabe—ytienequeacabarseundíauotro—, lascasamatasquedarán,porquelascasamatasquedansiempre,inclusivesitodolodemássehunde.¡Yluegovieneeltiempo!Vienenlossiglos,quierodecir.(Tiraelúltimocigarrillo.)¿Notienemicapitánotrocigarrillo?¡Muchísimasgracias!Ylossiglosvienenypasancomosinada. Pero las casamatas permanecen, lomismo que han subsistido las Pirámides.Entoncesvieneunbuendíaunodeesosllamadosarqueólogosysedice:¡Quéépocatan falta de sentido artístico fue aquélla, entra la primera y la séptima guerramundiales!Mero cemento inexpresivo, gris; de vez en cuando, en el dintel de las

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casamatas,unasrosquillasdeaficionado,detipopopular;yluegodaconDoracuatro,Dora cincoy seis,Dora siete, vemis formaciones estructurales oblicuas y se dice:¡Caramba!¡Heaquíalgointeresante!Casidiríamágico,amenazadory,sinembargo,de una espiritualidad penetrante. Aquí se ha expresado un genio, tal vez el únicogenio del siglo veinte, de cara a la eternidad. ¿Si tendrá la obra un título? ¿Acasorevele la firma al artista? Y si mi capitán se toma la molestia de fijarse bien,manteniendo la cabeza inclinada, entonces verá aquí entre las rudas formacionesoblicuas...

BEBRA:Misanteojos.Ayúdeme,Lankes.LANKES:Puesaquídice:HerbertLankes,annomilnovecientoscuarentaycuatro.

Título:«Místico,bárbaro,aburrido».BEBRA:Talvezconestohayaustedcalificadoanuestrosiglo.LANKES:¡Veusted!BEBRA:Talvezenlostrabajosderestauración,dentrodequinientosoinclusivemil

años,encuentrenenelcementohuesecitosdeperro.LANKES:LOquenoharámásquesubrayarmitítulo.BEBRA (emocionado): ¡Qué es el tiempo y qué somos nosotros,mi buen amigo,

sinonuestrasobras!...Pero,veausted:FélixyKitty,misacróbatas,estánpracticandosobreelcemento.

KITTY(HaceyaratoqueentreRosvitayÓscar,entreFélixyKittysevanpasandode mano en mano un papel en el que escriben algo Kitty, con su pronunciaciónligeramentesajona):Veausted,señorBebra,loquepuedehacersesobreelcemento.(Seponecabezaabajoyandasobresusmanos.)

FÉLIX:Y el saltomortal tampoco sehapracticadonunca sobre el cemento. (Daunavoltereta.)

KITTY:Ésteeselescenarioquedeberíamostenerenrealidad.FÉLIX:Sóloquecorrealgodevientoaquíarriba.KITTY:Encambio,nohacetantocalornihueletanmalcomoenlasviejassalasde

cine.(Seanuda.)FÉLIX:Einclusivesenoshaocurridoaquíarribaunpoema.KITTY:¿Anosotros?No,esaOscarnelloyalaSignoraRosvitaalosqueselesha

ocurrido.FÉLIX:Bueno,perocuandonoqueríarimar,leshemosayudado.KITTY:Sólofaltaunapalabra,yyaestálisto.FÉLIX:Oscarnellonecesitasabercómosellamanesostallosdelaplaya.KITTY:Porquehandeentrarenelpoema.FÉLIX:Puesenotrocasofaltaríaalgoesencial.

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KITTY:Díganospues,señorsoldado,¿cómosellamanesostallos?FÉLIX:Talveznopueda,poraquellodequeelenemigonosescucha.KITTY:Prometemosnocontárseloanadie.FÉLIX:Aunquenoseamásqueporquelaobradeartenoquedeinconclusa.KITTY:Ysehaesforzadotanto,elpobreOscarnello.FÉLIX:Ylohaescritotanbellamente,enletrasSütterlin.KITTY:Megustaríasaberdóndelashaaprendido.FÉLIX:Loúnicoquelefaltasaberescómosellamanesostallos.LANKES:Simicapitánmelopermite...BEBRA:Siemprequenosetratedeunsecretodeguerraimportante.FÉLIX:¡PerosiOscarnellonecesitasaberlo!KITTY:¡Porqueenotrocasoelpoemanofunciona!ROSVITA:¡Yhabiendotantacuriosidad!BEBRA:¿Ysiseloordenoencalidaddesuperiorjerárquico?LANKES: Pues bien, esto lo hemos construido contra tanques y lanchas de

desembarcoquepuedenpresentarse, y lo llamamos,porque tal parecen, espárragosrommelones.

FÉLIX:¿Rommel...KITTY:...ones?¿Tesirve,Oscarnello?ÓSCAR:¡Perfecto!(EscribelapalabraenelpapelyselotiendeaKittyarribadela

casamata.Kittyseanudaaúnmásyrecita,comosisetrataradeunapoesíaescolar,elsiguientepoema.)

KITTY:JUNTOALMURODELATLÁNTICO

PormásqueentrecañonesytronerasPlantemoslosespárragosdeRommel,Pensamos¡ay!enépocasmásgratas,Losdomingoselguisodepatatas,Losvierneselpescadosuculento:NosacercamosalRefinamiento.

Aúnseguimosdurmiendoenalambradas,Yatascandodeminaslasletrinas,Peroloquesoñamossonjardines,Compañerosdebolos,querubines;Elfrigorífico¡quémonumento!NosacercamosalRefinamiento.

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Másdeunoacabarátragandoarena,Másdeunamadrellorarásupena,Lamuertevienedeparacaidista,SeadornaconvolantesdebatistaYplumasqueledanmásmovimiento:NosacercamosalRefinamiento.

(Todosaplauden,inclusiveLankes.)

LANKES:Yaestábajandolamarea.ROSVITA: ¡Entonces, a comer! (Agita el cesto de las provisiones, adornado con

cintasyfloresartificiales.)KITTY:¡Sí,sí!¡Comamosalairelibre!FÉLIX:Lanaturalezanosabreelapetito.ROSVITA:¡Ohactosantodecomer,queunesduranteelalmuerzoalospueblos!BEBRA: Comamos sobre el cemento. Tendremos en él una base firme. (Todos,

exceptoLankes,seencaramansobrelacasamata.Rosvitaextiendeunmantelalegre,floreado.Extraedel cesto inagotableunospequeñoscojincitosconborlasy flecos.Apareceunasombrilla,rosayverdeclaro,ysearmaunminúsculogramófonoconaltavoz.Sedistribuyenplatitos,cucharitas,cuchillitos,hueverasyservilletitas.)

FÉLIX:Quisieraunadeesasempanadasdehígado.KITTY:¿QuedatodavíaalgodelcaviarquesalvamosdeStalingrado?ÓSCAR:¡Nodeberíasponertetantamantequilladanesa,Rosvita!BEBRA:Hacesmuybien,hijomío,enpreocuparteporsulínea.ROSVITA:¡Perosimegustaynomehacedaño!¡Ay,cuandopiensoenelpastelde

nataquenossirvieronenlaLuftwaffedeCopenhague!BEBRA:Elchocolateholandéssehaconservadocalienteeneltermo.KITTY:¡Meencantanestaspastasamericanas!ROSVITA:Sí,perosólosiselesponealgodemermeladasurafricanadejengibre.ÓSCAR:¡Modérate,Rosvita,porfavor!ROSVITA: ¡Perosi tú también tomasunas rebanadasgruesascomoeldedodeese

detestablecornedbeefinglés!BEBRA: Y qué, señor soldado, ¿una rebanadita de panqué con mermelada de

ciruelas?LANKES:Sinoestuvieradeservicio,micapitán...ROSVITA:¡Ordénaselo,pues,encalidaddesuperiorjerárquico!KITTY:¡Sí,dejerárquico!

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BEBRA: Cabo Lankes; le ordeno tomar un panqué con mermelada francesa deciruelas, un huevo frito danés, caviar ruso y una tacita de chocolate holandésauténtico.

LANKES:¡Alaorden,micapitán!Comer.(Sesientatambiénsobrelaescalinata.)BEBRA:¿Noquedaningúncojínparaelseñorsoldado?ÓSCAR:Lecedoelmío.Yomesientosobremitambor.ROSVITA:¡Peroprocuranoresfriarte,mivida!Elcementoestraidor,ytúnoestás

acostumbrado.KITTY:Tambiényolecedomicojín.Yosólonecesitoanudarmeunpoco,conlo

queestatortademielmepasarámejor.FÉLIX:Peronovayasasalirtedelmantelyamancharelcementoconlamiel.Eso

equivaldríaaatentarcontralamoraldelasfuerzasarmadas.(Todosríen.)BEBRA:¡Ah,québuenoeselairedelmar!ROSVITA:Muybueno.BEBRA:Elpechosedilata.ROSVITA:Enefecto.BEBRA:Elcorazónmudalapiel.ROSVITA:Sí,lamuda.BEBRA:Elalmadejalacrisálida.ROSVITA:¡Cómonosembellece,mirarelmar!BEBRA:Lamiradasehacelibreylevantaelvuelo...ROSVITA:Aletea...BEBRA:Sealejavolando,sobreelmar,elmarinfinito...Dígame,caboLankes,veo

cincocosasnegrasalláenlaplaya.KITTY:Yotambién.¡Concincoparaguas!FÉLIX:No,seis.KITTY:¡No,cinco!Uno,dos,tres,cuatro,cinco.LANKES: Son lasmonjitas de Lisieux. Las evacuaron hacia acá con su jardín de

niños.KITTY:¡PeroKittynoveningúnniño!¡Sólocincoparaguas!LANKES:Alosrapaceslosdejansiempreenelpueblo,enBavent,yaveces,vienen

a la bajamar y recogen las conchas y cangrejos que se quedan pegados a losespárragosrommelones.

KITTY:¡Pobrecitas!ROSVITA:¿Nodeberíamosofrecerlesalgodecornedbeefyunaspastasamericanas?ÓSCAR:Óscarproponepanquéconmermeladadeciruelas,porquehoyesviernesy

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elcornedbeeflesestáprohibidoalasmonjas.KITTY:¡Ahoracorren!¡Parecenbarcosdevela,consusparaguas!LANKES: Es lo que hacen siempre, cuando ya han recogido bastante. Entonces

empiezana jugar.Ladedelantees lanovicia,Agneta,unamuchachitaqueni sabetodavía qué hay delante y qué detrás —pero, si mi capitán tuviera todavía uncigarrillo para el cabo... ¡Muchísimas gracias!Y la de atrás, la gorda, es lamadresuperiora, sorEscolástica.Noquiereque jueguenen laplaya,porquevacontra lasreglasdelaOrden.

(En el trasfondo corren unas monjas con paraguas. Rosvita pone el gramófono:suenalaTroikadeSanPetersburgo.Lasmonjitasseponenabailaryalanzargritosdejúbilo.)

AGNETA:¡Uhú!¡MadreEscolástica!ESCOLÁSTICA:¡Agneta,sorAgrieta!AGNETA:¡Ahá,madreEscolástica!ESCOLÁSTICA:¡Vuelve,hijamía!¡SorAgneta!AGNETA:¡Nopuedo!¡Semevanlospies!ESCOLÁSTICA:¡Entoncesreza,hermana,porunaconversión!AGNETA:¿Porunadolorosa?ESCOLÁSTICA:Llenadegracia.AGNETA:¿Porunaalegre?ESCOLÁSTICA:¡Reza,sorAgneta!AGNETA:Yarezo,sincesar,¡perosemesiguenyendo!ESCOLÁSTICA(bajito):¡Agneta,sorAgneta!AGNETA:¡Uhú,madreEscolástica!

(Desaparecen las monjas. Sólo de vez en cuando surgen en el trasfondo susparaguas.Eldiscoseacaba.Juntoalaentradadelacasamatasuenaelteléfonodecampaña. Lankes salta del techo de la casamata y descuelga. Los demás siguencomiendo.)

ROSVITA:¡Quehastaaquí,enplenocampo,debahaberunteléfono!LANKES:AquíDorasiete.CaboLankes.HERZOG(vienelentamenteporladerecha,llevandounteléfonoyelcable,separa

amenudo y habla por el aparato): ¿Está usted durmiendo, cabo Lankes?Algo semuevefrenteaDorasiete.¡Nocabelamenorduda!

LANKES:Sonlasmonjitas,miteniente.HERZOG:¿Quésignificaeso,monjasaquí?¿Ysinoloson?

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LANKES:Peroloson.Sedistinguenperfectamente.HERZOG: ¿Ynunca ha oído hablar de camuflaje, eh? ¿Quinta columna, eh?Hace

varios siglos que los ingleses practican ese truco. Se presentan con laBiblia y, derepente,¡bum!

LANKES:Peroellasestánrecogiendocangrejos,miteniente.HERZOG:¡Despéjemeinmediatamentelaplaya!¿Entendido?LANKES:Alaorden,miteniente.Peronohacenmásquerecogercangrejos.HERZOG: ¡Usted se me planta inmediatamente detrás de su ametralladora, cabo

Lankes!LANKES:Perosisólobuscancangrejos,porqueeslabajamarylosnecesitanparasu

jardíndeniños...HERZOG:¡Ordenessuperiores!LANKES: ¡Asusórdenes,mi teniente! (Lankesdesaparecedentrode lacasamata,

Herzogsaleconelteléfonoporladerecha.)ÓSCAR:Rosvita,tápateambosoídos,porquevanatirar,comoenlasactualidades.KITTY:¡Oh,quéterrible!Meanudarémástodavía.BEBRA:Yotambiénsospechoquevamosaoíralgo.FÉLIX:Habríaquevolveraponerelgramófono.¡Esoatenúamuchascosas!(Echa

aandarelgramófono.«LosPlatters»cantanTheGreatPretender.Adaptándosealritmo lento de la música que languidece trágicamente, la ametralladora tabletea.Rosvitase tapa losoídos.Félixhaceelpino.Enel trasfondo,cincomonjasvuelanconsusparaguashaciaelcielo.Eldiscosepara,serepite;luego,silencio.Félixponelospiesenelsuelo.Kittysedesanuda.Rosvitarecogerápidamenteelmantelconlosrestos de la comida y guarda todo en el cesto de provisiones. Óscar y Bebra laayudanenello.Bajantodosdeltechodelacasamata.ApareceLankesalaentrada.)

LANKES:¿Notendríamicapitánotrocigarrilloparaelcabo?BEBRA(Sugente,asustada,seagrupatrasél):Elseñorsoldadofumademasiado.LOSDEBEBRA:¡Fumademasiado!LANKES:Laculpaesdelcemento,micapitán.BEBRA:¿Ysialgúndíayanohaymáscemento?LOSDEBEBRA:Nohaymáscemento.LANKES:Elcementoesinmortal,micapitán.Sólonosotrosyloscigarrillos...BEBRA:Yasé,yasé,nosdesvanecemoscomoelhumo.LOSDEBEBRA(desapareciendolentamente):¡Conelhumo!BEBRA:Entantoqueelcementolocontemplarántodavíadentrodemilaños.LOSDEBEBRA:¡Milaños!BEBRA:Yencontraránhuesosdeperro.

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LOSDEBEBRA:Huesecitosdeperro.BEBRA:Ysusformacionesoblicuasenelcemento.LOS DE BEBRA: ¡MÍSTICO, BÁRBARO, ABURRIDO! (Sólo queda Lankes,

fumando.)

AunqueduranteeldesayunosobreelcementoÓscarapenasPronunciarapalabra,nopudo menos que retener esta conversación junto al Muro del Atlántico, ya quesemejantes propósitos eran corrientes en vísperas de la invasión; por lo demás,volveremostodavíaaencontraralcitadocaboypintordecementoLankes,cuando,enotrahoja,rindamostributoalaposguerrayanuestroactualrefinamientoburguésenplenoauge.

En el paseo de la playa nos esperaba todavía el camión blindado. A grandeszancadas se reunióel tenienteHerzogcon susprotegidos. Jadeante,disculpóseconBebraapropósitodelpequeñoincidente:—Zonaprohibidaeszonaprohibida—dijo,ayudó luegoa lasdamasa subir alvehículo,dio algunas instrucciones al chófer,yemprendimoselviajederetornoaBavent.Hubimosdedarnosprisayapenastuvimostiempo de comer, porque para las dos de la tarde teníamos anunciada unarepresentaciónenlasaladecaballerosdeaquelgraciosopequeñocastillonormando,situadodetrásdelosálamosalasalidadelpueblo.

Nos quedaba exactamente media hora para los ensayos de iluminación y, actoseguido, Óscar hubo de subir el telón tocando el tambor. Actuábamos parasuboficialesylatropa.Lasrisaseranrudasyfrecuentes.Forzamoslanota.Yrompíconmicantounorinaldevidrio, enelquehabíaunparde salchichasvienesasenmostaza.Con la cara embadurnada,Bebra lloraba con lágrimasdepayaso sobre elorinalroto,sacabalassalchichasdeentrelosvidriosrotos,poníalesalgodemostazay se las comía, lo queproporcionó a los degris campañaun estruendoso regocijo.KittyyFélixsepresentabandesdehacíayaalgúntiempoenpantalóncortodecueroycon sombreritos tiroleses, lo que confería a sus ejecuciones acrobáticas una notaespecial. Rosvita llevaba, con su vestido ajustado de lentejuelas de plata, unosguantes de mosquetero verde claro, y calzaba sus diminutos pies con sandaliastrenzadasenoro;manteníabajos lospárpados, ligeramenteazulados,y,consuvozmediterráneadesonámbula,exhibíaaquelpodersobrenaturalqueleerapropio.¿DijeyaqueÓscarnonecesitabadeningúndisfraz?Llevabayomiviejabuenagorrademarinerito,conlainscripción«S.M.S.Seydlitz»bordada,lablusaazuldemarineroy,encima, la chaqueta con los botones dorados de ancla, debajo de la cual se mealcanzabaaverelpantalóncortoy,además,unoscalcetinesenrolladosarribademiszapatos de lazos profusamente gastados.Y, por descontado,mi tambor de hojalataesmaltadoenblancoy rojo,delque teníaotroscincoejemplaresenmiequipajedeartista.

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Por la noche repetimos la representación para los oficiales y las muchachasauxiliaresdeunpuestodetransmisionesdeCabourg.Rosvitaestabaalgonerviosaycometióalgunasfaltas;pero,enmediodesunúmero,sepusounosanteojosdesol,dearmazón azul, cambió de tono y se hizomás directa en sus profecías. Entre otrascosas, a una muchacha auxiliar que su timidez hacía desdeñosa le dijo que teníaamores con su superior jerárquico. La revelaciónme resultó penosa, pero provocógran hilaridad en la sala, porque el superior jerárquico estaba sentado junto a lamuchacha.

Despuésde la representación, losoficialesdeestadomayordel regimiento,queteníansualojamientoenelcastillo,dierontodavíaunarecepción.EntantoqueBebra,FélixyKittysequedaron,laRagunayÓscarsedespidierondiscretamente,sefuerona la cama y no tardaron en dormirse después de aquel día agitado. No fuerondespertadoshastalascincodelamadrugadaporlainvasiónqueyasehabíainiciado.

¿Quémáspuedodecirles?Ennuestrosector,cercadeladesembocaduradelOrne,desembarcaron los canadienses. Había que evacuar Bavent. Habíamos cargado yanuestro equipaje.Debíamos replegarnos con el estadomayor del regimiento.En elpatio del castillo había una cocina de campaña humeante. Rosvitame rogó que letrajera una taza de café, pues no había desayunado todavía. Un poco nervioso ytemiendoquepodríamosperderlasalidadelcamión,meneguéyhastamepusealgogrosero.Asíqueellamismasaltódelcamión,corrióconsucazosobresus taconesaltos hacia la cocina, y llegó junto al café caliente al mismo tiempo que un obúsdisparadoporunodelosbarcosatacantes.

¡Oh, Rosvita, no sé qué edad tenías: sólo sé que medías noventa y nuevecentímetros, que por tu boca hablaba elMediterráneo, que olías a canela y a nuezmoscadayquesabíaspenetrarenelcorazóndetodosloshombres;sóloentupropiocorazón no penetraste, porque de otro modo te hubieras quedado conmigo y nohabríascorridoabuscaraquelcafétancaliente!

EnLisieux,BebralogróconseguirnosunaordendetrasladoaBerlín.CuandonosencontramosfrentealaComandancia,nosdirigióporvezprimeralapalabradesdeeldecesodeRosvita:—¡Nosotros, losenanosybufones,nodeberíamosdanzarsobreuncementovertidoyendurecidoparagigantes!¡OjaláDiosnonoshubieramovidodedebajodelastribunas,dondenadiesospechabanuestrapresencia!

En Berlín me separé de Bebra. —¿Qué vas a hacer en todos esos refugiossubterráneossintuRosvita?—medijo,conunasonrisatenuecomounatelaraña,y,besándome en la frente,me dio de escolta hasta la estación principal deDanzig aKittyyaFélixprovistosdesalvoconductosoficiales,ymeregalóloscincotamboresrestantesdenuestroequipo.Asídotadoyllevandosiempreconmigomilibro,eloncedejuniodelcuarentaycuatro,undíaantesdelterceraniversariodemihijo,lleguéami ciudad natal, la cual, indemne ymedieval todavía, seguía haciendo resonar de

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horaenhorasuscampanasdediversostamañosdesdesuscampanariosdiversamentealtos.

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LasucesióndeJesucristo

¿Y qué diremos del retorno al hogar? A las veinte horas cuatro minutos hacía suentradaenlaEstaciónCentraldeDanzigeltrendelossoldadosconpermiso.FélixyKittymeacompañaronhasta laPlazaMaxHalbe, sedespidieron, loque learrancóalgunaslágrimasaKitty,ysedirigieronluegoalacomandanciadelHochstriess.PeroantesdelasveintiunahorasentrabaenelLabesweg.

¡Elretorno!Unamalacostumbremuyextendidahacehoydetodojovenzueloquehayafalsificadounapequeñaletradecambio,sehayaidoacausadeelloalaLegiónExtranjerayvueltoalospocosañosalgomásviejoycontandohistorias,unUlises.Loshayquesemetenpordistracciónenun trenequivocado,vanaOberhausenenlugardeaFrancfort,tienenporelcaminounapequeñaaventura—¿quiénnolatiene?—y,encuantosevendenuevoenlacasa,nohacenmásqueverCirces,PenélopesyTelémacos.

PeroÓscarnoteníanadadeUlises,aunquesólofueseporelsimplehechodequeasuregresolohallótodotalcomolohabíadejado.SuamadaMaría,alaquedesdeelpuntodevistadeunUlisesdeberíallamarPenélope,noseveíaacosadaporningúnenjambredelúbricospretendientes:seguíaconsuMatzerath,porelqueyasehabíadecidido mucho antes de la partida de Óscar. Espero asimismo que las personascultivadasdeentreustedestampocoselesocurraverenmipobreRosvita,acausadesusactividadesprofesionalesdesonámbula,aunaCirceenloquecedoradehombres.Bueno,yencuantoamihijoKurt,nohabíamovidoporsupadrenielmeñique,demodoquenoeraenabsolutounTelémaco,aunquetampocoreconocieraaÓscar.

Perosisedeseaunparalelo—puesmehagocargodequeatodoelqueregresaalhogar han de buscársele paralelos—, entonces prefiero ser para ustedes el hijopródigo de la Biblia. PorqueMatzerathme abrió la puerta yme recibió como unpadre,ynocomounpresuntopadre.Esmás,logróalegrarsetantoporelretornodeÓscar,derramóensilenciounaslágrimastanauténticas,queapartirdeaqueldíayanomellamésóloÓscarBronski,sinotambiénÓscarMatzerath.

Maríameacogióenformamásreposada,aunquetampocoexentadeafabilidad.Se hallaba sentada a lamesa, pegaba cupones de racionamiento para la oficina deEconomía,y teníaapiladosyasobre lamesitachicaalgunosregalosdeaniversario,empaquetadostodavía,paraelpequeñoKurt.Consusentidoprácticohabitual,pensóante todoenmibienestar,medesnudó,mebañócomoen losbuenos tiempos,hizocasoomisodemirubor,mepusoelpijamaymesentóalamesa,enlaqueMatzerathmeestabayasirviendounoshuevosfritosconpatatas.Debebidamedieronunvasodeleche,ymientrascomíaybebíaempezóelinterrogatorio:—Perodóndetemetiste,teestuvimosbuscandoportodaspartes,ylaPolicíatambiénbuscaquebusca,yhuboquepresentarseanteelJuzgadoyjurarquenotehabíamoshechoningunatrastada.

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Bueno,hastaquealfinvolviste.Peronosabeslademolestiasquehemostenidoquepasary lasque tendremos todavíaprobablemente,porqueahoravamosa tenerqueinscribirtedenuevo.Contalquenotequieranmeterenalgúnestablecimiento.Bienempleadoteestaría:¿quéesesodelargarsesindecirnada?

Maríanoandabamuydescaminada.Hubodificultades.Vinoun funcionariodelMinisteriodelaSalud,hablóconfidencialmenteconMatzerath,peroéstegritabamuyfuerte,enformaquepodíaoírse:—¡Deningúnmodo,seloprometíamimujerensulechodemuerte,alcaboelpadresoyyoynolaPolicíaSanitaria!

Asíquenomeinternaronenningunaparte.PeroapartirdeaqueldíallegabacadadossemanasunacartitaoficialqueinvitabaaMatzerathaecharunafirmita, laqueéste,sinembargo,senegabaaestampar,aunqueacausadeelloselefueranformandoarrugasdepreocupaciónenlacara.

PeroÓscarestáanticipándose.Devolvamosporelmomentosutersuraa lacaradeMatzerath,yaquelanochedemiretornoéstesemostrabaradianteyteníamenosaprehensiones que María, preguntaba también menos que ella y se daba porsatisfecho con mi vuelta feliz al hogar, comportándose como un verdadero padreCuando me llevaron a la cama en casa de mamá Truczinski, que parecía algodesconcertada, dijo: —¡Cuánto se alegrará el pequeño Kurt de volver a tener unhermanito!Yademás,mañanacelebramoselterceraniversariodelpequeñoKurt.

Ademásdelpastelconlastresvelitas,mihijoKurtencontrósobresumesitaderegalosunsuétercolorvinotejidoporGretaScheffel,delquenohizoelmenorcaso.Habíatambiénunapelotadegomaabominablementeamarillasobrelaquesesentó,luegosemontóyquefinalmentecortóconuncuchillodecocina.Luegochupóporlaheridaesadetestableaguadulcequesueleformarseentodoslosbalonesdeaire.Encuanto vio la pelota con su hendidura irremediable, el pequeño Kurt empezó adesaparejar el barco de vela y a convertirlo en chatarra. Dejó intactos, peropeligrosamentealalcancedesumano,eltrompomusicalyellátigo.

Óscar,quehabíapensadoyaenelaniversariodesuhijoconmuchaanticipación,queenplenofrenesídeacontecimientoshistóricossehabíaapresuradoatrasladarseal esteparanoperderseel tercer aniversariode suheredero, semanteníaapartado;contemplabalaobradedestrucción,admirabalaresolucióndelrapaz,comparabasusdimensiones físicas con las de su hijo y hubo de confesarse, un tanto preocupado:durante su ausencia el pequeño Kurt te ha aventajado: aquellos noventa y cuatrocentímetros que tú has sabido mantener desde el día de tu tercer aniversario, quequedayacasidiecisieteañosatrás,elmuchachitolosrebasayaensusbuenosdosotres centímetros; es hora, pues, de convertirlo en tambor y de operar a tan rápidocrecimientounenérgico«¡basta!»

Demiequipajedeartista,queyohabíaguardadoconmigrantextodeenseñanzadetrásde las tejasdel tendederodeldesván,saquéuntamborflamante,salidodela

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fábrica, con ánimo de proporcionar ami hijo, ya que los adultos no lo hacían, lamismaoportunidadquemipobremamámehabíaofrecido,cumpliendosupromesa,enmiterceraniversario.

Tenía yo buenosmotivos para suponer queMatzerath, que en su díame habíadestinadoalnegocio,veíaahoraenelpequeñoKurt,despuésdemifracaso,alfuturonegociante en ultramarinos Y si ahora digo: ¡Había que impedirlo!, he de rogar austedesquenoveanenmíaunenemigosistemáticodelcomercioaldetalle,porquesisemehubieraofrecidolaposibilidaddeuntrustindustrialcontroladopormíopormi hijo o la herencia de un reino con las correspondientes colonias, me hubieracomportadoexactamenteenlamismaforma.Óscarnoqueríanadadesegundamanoyporconsiguiente,queríainducirasuhijoaobrardelmismomodoyhacerdeél—yenestoradicabamierrordelógica—untamborfijadopermanentementeensustresaños.¡Comosiparaunhombrejovenyllenodeambiciónlasucesióndeuntambornofueratanaborreciblecomoladeunnegociodeultramarinos!

AsíescomopiensahoyÓscar.Peroentoncesnohabíaparaélmásqueunasolavoluntad:tratábasedecolocarunhijotamboralladodeunpadretambor;tratábasedetocareltamboralosadultosdesdeabajoyporpartidadoble;tratábasedefundarunadinastíadetamboressusceptibledeperpetuarse,porquemiobrahabíaderesonardegeneraciónengeneraciónytransmitirseesmaltadaenrojoyblanco.

¡Quéfuturoseabríaantenosotros!Hubiéramospodidogolpearlahojalataunoallado del otro, pero también en cuartos distintos; los dos juntos, o bien él en elLabeswegyyo en laLuisenstrasse, él en labodegayyo en el desván, el pequeñoKurten lacocinayÓscarenelexcusado;y, enalgunaqueotraocasión favorable,hubiéramospodidodeslizamosjuntosbajolasfaldasdemiabuelaydesubisabuelaAna Koljaiczek y respirar allí, dándole al tambor, el olor de la mantequillaligeramente rancia.Acurrucadosanteaquellapuerta, lehabríadichoyoalpequeñoKurt:—Mira bien ahí dentro, hijomío, pues de ahí venimos. Y si te portas bien,podremosvolverunratotodavíayvisitaraquienesnosesperan.

YelpequeñoKurthabríametidolacabezabajolasfaldas,habríaaventuradounojoycontodacortesíamehabríapedidoamí,supadre,queleexplicara.

—Esahermosadama—habríasusurradoÓscar—quevessentadaahíenelcentrojugandoconsusmanos,conesacaritaredondatandulcequeledanaunoganasdellorar,esmipobremamá,tuabuelita,quemuriódeunasopadeanguilasoquizáporcausadesucorazónexcesivamentedulce.

—¿Yquémás,papá,quémás?—habríainsistidoelpequeñoKurt—.¿Quiénesaquelhombredelbigote?

Entoncesyohabríabajadolavozconairedemisterio:—ÉseestubisabueloJoséKoljaiczek. Fíjate en sus ojos llameantes de incendiario, en la divina obstinaciónpolacay en la astucia cachubayprácticade su ceño, en labasede lanariz.Fíjate

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tambiénenlasmembranasnatatoriasqueleliganlosdedosdelospies.Elañotrece,cuandobotaronelColumbus,quedóbajoeltrendebalsasyhubodenadarpormuchotiempo, hasta que llegó aAmérica y se hizomillonario.Perode vez en cuando seechanuevamentealagua,vuelvenadandohastalacasaysesumergeallídondeporvezprimerahallórefugiocomoincendiarioycontribuyóconsuparteadarmeamíunamadre.

—¿Y el señor tan guapo, que hasta ahora se mantenía escondido detrás de ladama que es mi abuela y ahora se sienta a su lado y acaricia las de ella con susmanos?¡Tieneexactamentetusmismosojosazules,papá!

Aquíhubieradebidoyohacermedetripascorazónparapoder,enmicondicióndemalhijotraidor,contestarleamihijo:—Esosquetemiran,mipequeñoKurt,sonlosmaravillososojosazulesdelosBronski.Lostuyossongrises,comolosdetumadre.Pero tú, lomismoqueeseJanque lebesaba lasmanosamipobremamáyquesupadreVicente,eresunBronskihechoyderecho,aunque realmentecachuba.Algúndía también nosotros volveremos allí, a la fuente que esparce ese suave olor demantequillarancia.¡Regocíjate!

SóloenelinteriordemiabuelaKoljaiczeko,comoyoledesignabaentoncesensondebroma,eneltoneldemantequillaavuncular,podíadarse,segúnmisteoríasdeentonces,unaauténticavidafamiliar.Ytodavíahoy,enquedeunsaltodePulgarcitoalcanzo e inclusive rebaso aDios Padre, y alHijo y, lo que esmás importante, alEspírituSantoenformaeminentementepersonal,ycumploconmisobligacionesdelasucesióndeJesucristoconlamismadesganaquetodaslasdemás,hoytodavía,yo,alquenadaesinaccesiblesinomiabuela,noalcanzoarepresentarmelasmásbellasescenasfamiliaresmásqueenelsenodemisantepasados.

Así,porejemplo,en losdíasde lluvia:miabuelamanda las invitacionesynosreunimostodosenella.AhíestáyaJanBronski,conflores, talvezclaveles,en losagujeroshechosporlasbalasensupechodedefensordeledificiodelCorreopolaco.María,alaquesehainvitadoainstanciamía,seacercaamamáy,paracongraciarsecon ella, le muestra los libros del negocio que ella ha seguido llevandoescrupulosamente,ymamásueltasugrancarcajadacachuba,laatraehaciasí,lebesalamejillay ledice,guiñándoleelojo:—¡PeroMariquilla!¿Aquétantosremilgos?¡Alcabo,lasdosnoshemoscasadoconunMatzerathyhemosnutridoaunBronski!

Pero debo abstenerme de otras representaciones como, por ejemplo, laespeculaciónrelativaaunhijoengendradoporJan,llevadopormamáalinteriordelaabuela Koljaiczek y nacido finalmente en aquel abril de mantequilla. Porque esoacarrearía obligadas consecuencias, y no sería remoto que inspirara a mi mediohermanoEsteban,queenfindecuentaspertenecetambiénalmismocírculo,laideabronsquianadeecharleprimerounojoamiMaría,yluegoalgomás.Asíqueprefierono llevar mi imaginación más allá de una inocente reunión familiar sin

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complicaciones.Renuncio,enconsecuencia,aunterceroyhastaaunposiblecuartotambor y me contento con Óscar y el pequeño Kurt; cuento con mi tambor a laconcurrenciaalgodeesaTorreEiffelqueentierrasextrañassustituíaamiabuela,ydisfruto cuando los invitados, incluyendo a la anfitriona Ana, gozan con nuestrotamboreoy,siguiendoelcompás,sedanpalmadasmutuamenteenlasrodillas.

Pormuy tentadorqueseadescubrirenel interiorde lapropiaabueladeunoelmundoylasrelacionesquelogobiernanyexplorantodaslasposibilidadesqueofreceun área tan reducida, Óscar ha de volver ahora—ya que él mismo, al igual queMatzerath, no esmás que un presunto padre— a los acontecimientos del doce dejuniodelcuarentaycuatro,díadelterceraniversariodelpequeñoKurt.

Veamos:elmuchachorecibióunjersey,unapelota,unbarcodevela,untrompomusical y un látigo para bailarlo, y había de recibir todavía de mí un tamboresmaltadoenrojoyblanco.Apenashuboacabadodedesmantelarelvelero,Óscarseleacercóescondiendotrasélelregalometálicoydejandobambolearsobresubarrigael tambor en uso. Nos separaba apenas un paso: Óscar, el Pulgarcito, y Kurt, elPulgarcitocondoscentímetrosdemás.Kurtponíaunacarafuriosayconcentrada—sindudacontinuabaobsesionadoconladestruccióndelvelero—y,enelmomentoenquesaquéeltamborylolevantéenalto,rompióelúltimomástildelPamir;taleraelnombredeaqueljuguetedelosvientos.

Kurtdejócaerlosrestosdelbarco,cogióeltambor,locontempló,lediovueltas,ysuexpresiónparecióserenarseaunqueseguíaigualmentetensa.Eraelmomentodetenderle los palillos. Por desgracia, interpretó mal mi doble movimiento, se sintióamenazado, dio con el borde del tambor a los palillos, que se me cayeron de losdedos y, al bajarme yo para recogerlos y ofrecérselos por segunda vez, agarró ellátigo del trompo y me pegó con su regalo de aniversario: me pegó a mí, no altrompo,queparaello teníasusestrías, sinoaÓscar,asupadre lequeríaenseñaragiraryazumbar,yseguíadándomeconellátigo,comopensando:espérateyverás,hermanito. Así hubo de pegarle Caín a Abel, hasta que éste empezara a girar, alprincipioconciertavacilación todavía,pero luegoen formacadavezmás rápidayprecisaparaalcanzar,partiendodelzumbidooscuroinicialyenformatambiéncadavezmássonora,elcantoarmoniosodeltrompo.YcadavezmásaltomeibaarreandoCaínconel látigo,yyo sentíaadelgazárseme lavoz,y la soltédeprontocomountenorquecantasuplegariamatutina:asíhandecantarlosángelesdevozargentina,losNiñosCantoresdeViena,loscaponesamaestrados;asíhubodecantarAbel,antesdecaerdeespaldas,lomismoquecaíyobajoellátigodelniñoKurt.

Cuandomeviotendidoyzumbandolastimosamente,hendiótodavíavariasvecesel aire del cuarto con el látigo, como si su brazo no hubiera quedado todavíasatisfecho.Y aundurante la inspecciónminuciosa del tambor a la que se dedicó acontinuación no me quitó un solo instante la mirada recelosa de encima. Primero

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golpeó el esmalte contra el respaldode una silla; luego el tambor se le cayó en elentarimado,yelpequeñoKurtlobuscóyhallóelcascomacizodelquefueravelero.Con el pedazo de madera golpeó el tambor no como quien lo toca, sinodestruyéndolo.Sumanonotratódeimprimirelmenorritmo,porsencilloquefuera;conlacararígidayesforzada,golpeabaconmonotoníaregularunahojalataquenoesperabasemejantetrato,quehubierarespondidosindudaalredoblededospalillosligeros,peroquenoaguantaba,encambio,losimpactosdeuntoscocascodemadera.El tambor cedió, quería sustraerse desprendiéndose en sus junturas, quería hacerseinvisibleabandonandoelesmalterojoyblancoydejandoquefueralasolahojalatagrisazullaquesolicitaracompasión.Peroelhijosemostróinexorableconelregalodeaniversariodelpadre.Ycuandoéstetratóunavezmásdeintercedery,apesardemúltiplesdoloressimultáneos,sefuearrastrandosobrelaalfombradelpisohaciaelhijo,volvióaentrarenacciónellátigo.Peroaésteeltrompofatigadoyaloconocía,demodoquedesistióde seguirgirandoyzumbandoy tambiénel tambor tuvoquerenunciar definitivamente a la posibilidad de encontrar un artista sensible quemanejaralospalillosenformajuguetonayhastaenérgica,peronobrutal.

Cuando acudióMaría, el tambor no era yamás que chatarra.Me tomó en susbrazos,besómisojoshinchadosymiorejaabiertaylamiómisangreyloscardenalesdemismanos.

¡Oh, si María no hubiera besado sólo al niño maltratado, arrastrado,lamentablementeanormal!¡Sihubierareconocidoalpadregolpeadoyhubieravistoencadaheridaalamante!¡Quéconsuelo,quémaridosecretoyverdaderohubierayopodidoserparaellaenelcursodelosmesessombríosqueyaseavecinaban!

Tocóle primero—aunque ello no afectara aMaría directamente— amimediohermanoEstebanBronski, a quien acababan de hacer teniente y que ya en aquellaépocallevabaelnombredeEhlersdesupadrastro.FueenelfrentedelÁrticodondese truncó definitivamente su carrera. En tanto que el día de su fusilamiento en elcementeriodeSaspecomodefensordeledificiodelCorreopolaco,Jan,elpadredeEsteban,llevababajosucamisaunnaipedeskat,laguerreradeltenienteEhlerslucíalaCruzdeHierrodesegundaclase,lasinsigniasdelCuerpodeInfanteríaylaordenllamadadelaCarneCongelada.

A fines de junio, mamá Truczinski sufrió un ligero ataque cerebral, porque elcorreoletrajomalasnoticias.ElsuboficialFritzTruczinskihabíacaídoportrescosasa la vez: por el Führer, por el Pueblo y por la Patria.La cosa ocurrió en el sectorcentral,ydeallí,uncapitán llamadoKanauermandódirectamenteaLangfuhryalLabesweg la cartera de Fritz con las fotos de lindas muchachas, casi todas ellassonrientes, de Heidelberg, Brest, París, el balneario de Kreuznach y Salónica, yademás de lasCruces deHierro de primera y segunda clase, no recuerdo qué otracondecoraciónporherida,elbrazaletedelCuerpodeAsaltoylasdoscharreterasde

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DestructordeTanques,améndealgunascartas.Matzerathayudóentodoloquepudo,ymamáTruczinskinotardóenreponerse,

aunqueyanuncavolvióaestarbien.Permanecíasentadajuntoalaventana,inmóvilensusilla,yqueríaqueyooMatzerath,quesubíadosotresvecesaldíaylellevabaalgo, le explicáramos dónde quedaba exactamente aquello del sector central, si eramuylejosysialgúndomingosepodríairallíentren.

Apesardesubuenavoluntad,MatzerathnopodíaaclarárseloYyo,quemehabíailustrado geográficamente con los comunicados especiales y los partes del frente,tomé a mi cargo el ofrecer en largas tardes de tambor a mamá Truczinski, quepermanecía inmóvil pero con la cabeza insegura, algunas versiones de un sectorcentralqueseibahaciendocadavezmáselástico.

María, en cambio, que quería mucho al apuesto hermano, se hizo devota. Alprincipio,durante todoelmesde julio,probó todavíacon la religiónque lehabíanenseñado:ibalosdomingosaveralPastorHechtdelTemplodeCristo,generalmenteacompañadadeMatzerath,aunquepreferíairsola.

Peroelserviciodivinoprotestanteleresultabainsuficiente.Unatarde,amitaddesemana—¿fue un jueves o un viernes?— antes de la hora de cerrar y dejando elcuidado de la tienda aMatzerath,me tomó de lamano, amí, que soy católico, yemprendió conmigo el camino del Mercado Nuevo; tomamos luego por laElsenstrasse y por la calle de laVirgenMaría, y, pasando frente a la carnicería deWohlgemuth,llegamosalParquedeKleinhammer—Óscarpensabayaqueíbamosala estación de Langfuhr y que teníamos un pequeño viaje en perspectiva,posiblemente a Bissau—; luego doblamos a la izquierda, esperamos en el paso adesnivel, por aquello de la superstición, a que pasara un tren de mercancías,atravesamos por el túnel, que rezumaba en forma desagradable, y no seguimosderecho hasta el Palacio del Film, sino que tomamos a la izquierda, a lo largo delterraplén.Yoestabaechandocuentas:omellevaalBrunshóferweg,alconsultoriodeldoctorHollatz,obienquiereconvertirseymellevaalaiglesiadelSagradoCorazón.

Elpórticode la iglesiamirabaal terraplén.Yentreel terraplényelpórticonosdetuvimos.Eraunatardecerdefinesdeagosto,llenodeairedezumbidosdeinsectos.Detrásdenosotros,arribadelterraplényentrelosrieles,unastrabajadorasdeleste,lascabezascubiertasconsendospañuelosblancos,trabajabanconelpicoylapala.Nosotros,parados,mirábamosalinteriordelaiglesia,cuyasombrairradiabafrescor;atrás,enelfondo,cualhábilinvitación,brillabaunojoinflamado:laeternalámparavotiva.Detrásdenosotros,sobreelterraplén,lasucranianassuspendieroneltrabajodesuspicosysuspalas.Sonóunabocina;seacercabaun tren,veníaya,yaestabaallí,seguíaallí,seguíapasando,yluegosealejaba;conotrobocinazolasucranianasvolvieron al trabajo. María estaba indecisa; probablemente no sabía con cuál piedebía entrar, y me dejó a mí, que desde mi nacimiento y mi bautismo tenía una

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relaciónmás directa con aquella iglesia fuera de la cual no hay salvación posible,todalaresponsabilidad:heahícómo,despuésdetantosaños,despuésdeaquellasdossemanas llenasdeamorypolvoefervescente,Maríavolvíaaabandonarseentre lasmanosdeÓscar.

Dejamospues afuera el terraplén y sus ruidos, elmes de agosto y sus insectoszumbadores.Algomelancólico, tocando ligeramente con la punta de los dedosmitambor debajo demi blusa pero conservando en la cara una expresión indiferente,acordábamedelasmisas,losoficiospontificales,lasvísperasylasconfesionesdelossábados al lado de mi pobre mamá, que poco antes de su muerte, ganada a ladevoción por culpa de su comercio demasiado vehemente con Jan Bronski,descargabacada sábado suconcienciapormediode la confesión, se fortificaba losdomingosconlacomunión,yasí,aligeradayfortificadaalavez,ibalosjuevesalacalledelosCarpinterosaencontrarseconJanBronski.¿Cómosellamabayaenaqueltiempoelreverendo?ElreverendosellamabaWiehnkeyseguíasiendopárrocodelaiglesiadelSagradoCorazóndeJesús,seguíapredicandoconvozsuaveeininteligibleycantabaunCredotantenueylacrimoso,quehastayohubieraincurridoenalgodeesoquellamanfe,anoserporaquelaltarlateralconlaVirgenyelNiño.

Ysin embargo, eraprecisamente aquel altar loqueme inducía aguiar aMaríadesde el sol a través del pórtico y luego, por las baldosas, al interior de la naveprincipal.

Óscarsetomabasutiempoypermanecíasentado,tranquiloycadavezmásfrescoalladodeMaría,enelbancodeencima.Habíanpasadovariosañosy,sinembargo,me parecía que eran las mismas gentes las que allí aguardaban, hojeandosistemáticamente laGuía delConfesor, el oído del reverendoWiehnke.Estábamossentadosaciertadistancia,máshacialanavecentral.QueríayodejarleyfacilitarleaMaría la elección.No estábamos tan cerca del confesonario comopara que ella sesintieraconturbada,oseaquepodíaconvertirsedemanerasilenciosae inoficial,nitan lejosquenopudieraver cómo seprocedía antesde la confesión,demodoqueestaba en condiciones de observar y de decidirse a buscar el oído del reverendodentrodeaquelarmario,ydediscutirconéllosdetallesdesuingresoalaiglesiaqueteníaelmonopoliodelasalvación.Compadecíameverlatanpequeñaarrodillándoseyhaciendoporvezprimeraycondedostorpestodavíaelsignodelacruzalrevés,bajo el olor, el polvo y el estuco, debajo de los ángeles enroscados, de una luzamortiguada y de santos convulsionados, delante, debajo y en medio de uncatolicismosuaveydoloroso.ÓscarlehacíaindicacionesaMaría,ávidadeaprender;leenseñabacómodebíahacerse,dóndehabitan,detrásdesufrente,enloprofundodesupechoyentresusclavículaselPadre,elHijoyelEspírituSanto,ycómohayqueplegarlasmanosparallegaralAmén.María,obediente,dejóreposarsusmanosenelAmény,partiendodelAmén,empezóarezar.

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AlprincipiotratóÓscarderecordarensusrezosaalgunosdesusmuertos,peroalimplorar al Señor en favor de su Rosvita con el propósito de obtener para ésta eleterno descanso y la entrada a los goces del Paraíso, enredóse de tal manera endetalles de naturaleza terrestre que acabó por identificar el eterno descanso y losgoces celestiales con un hotel de París. De modo que me refugié en el Prefacio,porqueéstenocomportaenciertomodocompromisoalguno,ydijeporlossiglosdelossiglos,sursumcorda,ydignumetjustumest—esdignoyjusto:conlocualmepuseaobservaraMaríadesoslayo.

El rezo católico le quedaba bien. Su devoción la hacía bonita y digna de uncuadro. El rezar alarga las pestañas, contrae las cejas, da color a las mejillas,gravedad a la frente, flexibilidad al cuello y hace vibrar las alas de la nariz. Laexpresión dolorosamente floreciente de María estuvo a punto de inducirme a unintentodeaproximación.Masnosedebeestorbaralosquerezan,nisedebetentarlosnidejarsetentarporellos,aunquelesresulteagradablealosquerezan,yfavorezcalaplegaria,saberqueresultangratosdeobservaraunobservador.

Así pues,me escurrí de la lisamadera eclesiástica, dejandomodosamentemismanossobreeltamborquemeabultabalablusa.ÓscarhuyódeMaría,hallósesobrelasbaldosas,sedeslizóconsutamboralolargodelasestacionesdelviacrucisdelanave lateral, no se detuvo ante San Antonio —ruega por nosotros—, porque nohabíamosperdidonielportamonedasnilallavedelacasa,nianteelSanAdalbertodePragadelaizquierda,alquemartirizaronlosantiguosboruscios,yfuebrincandosinparardebaldosaenbaldosa—aquelloparecíauntablerodeajedrez—,hastaqueunaalfombraanunciólasgradasdelaltarlateralizquierdo.

UstedeshabrándecreermesilesdigoqueenlaiglesianeogóticadeladrillodelSagradoCorazóndeJesúsy,dentrodeella,enelaltar lateral izquierdo,nadahabíacambiado.Allí estaba elNiño Jesús, desnudo y sonrosado, sentado sobre elmusloizquierdodelaVirgen,a laquenollamoMaríaparaquenoselaconfundaconmiMaríaen trancedeconversión.E igualmentesentadosobre la rodilladerechade laVirgen seguía al niño Bautista malamente cubierto con aquella piel de mechonescolor chocolate.Comoantes, ella seguía señalando, con el índicederecho, alNiñoJesús,entantoquemirabaaJuan.

Pero, después de algunos años de ausencia, Óscar se interesaba menos por elorgullo materno que por la constitución de los dos muchachos. Jesús teníaaproximadamentelatallademihijoKurtalcumplirsuterceraniversario.Juan,quesegún los testimonios aventajaba en edad al Nazareno, teníami talla. Pero ambosostentabanaquellamismaexpresióndecaraprecozmenteinteligentequeeratambiénlamía,conmistresañospermanentes.Nadahabíacambiado.Teníanexactamentelamismamirada socarrona de unos años antes, cuando yo iba conmamá al SagradoCorazóndeJesús.

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Siguiendo la alfombra subí las gradas, pero sin Introito. Examiné uno por unotodos los pliegues del ropaje, y fui palpando con mi palillo, que tenía mássensibilidad que todos los dedos juntos, el yeso pintado de los dos nudistas,lentamente y sin dejar nada: muslos, vientre, brazos; conté todos los pliegues degrasa, todos loshoyitos—eraexactamente lacomplexióndeÓscar,micarne sana,misrobustasrodillas,algogordas,misbrazoscortosperomusculososdetambor.Ylaactituddelrapazeratambiénlamisma.Allíestabasentado,enefecto,enelmuslodelaVirgen,ylevantabalosbrazosylospuñoscomosifueraadarlealtambor,comosiel tamborfueraJesúsynoÓscar,comosisóloaguardaramihojalata,comosiestavezsepropusieradeveras tocarnosa laVirgen,aJuanyamí,algodeliciosamenterítmico.

Hice lo queya había hechounos años antes:medescolgué el tambor y puse aJesúsaprueba.Contodaprecaución,paranoestropearelyeso,lecoloquélahojalatablanquirroja sobre los muslos sonrosados, pero lo hice sólo por darme gusto, sinespecular tontamente con milagro alguno, sólo por contemplar la impotencia enforma plástica; porque aunque estuviera sentado y levantara los puños, aunquetuvieramitallaymicomplexiónrobustaaunquerepresentaraenyesoysinelmenoresfuerzo aquel niño de tres años que a mí me costaba tanto trabajo y tantasprivaciones sostener, lo cierto era que no sabía tocar el tambor, y sólo sabía hacercomosisupiera.Talvezpensara:situviera,sabría;yyodecía:ahítienes,ynosabes:ydesternillándomederisaleintrodujelospalillosentreaquellosdedosqueparecíandiezsalchichas.¡Tocaahora,dulcísimoJesús,tocaeltambor,yesopintado!YÓscarse retira, las tresgradas, laalfombra—¡toca,NiñoJesús!—;yÓscar sealejamás,tomadistanciay se retuercede risa,porque Jesús, allí sentado,nopuede tocarauncuandotalvezquiera.Yelaburrimientoempezabaaroermecomoaunacortezadetocino,cuando...¡ledio,tocóeltambor!

Entantoquetodopermanecíainmóvil,ledabaélconelderecho,conelizquierdo,luegoconambospalillosalavez,luegoloscruzaba;noredoblabatanmal,lohacíaconmucha seriedad, le gustaban los cambios y era tan bueno en el ritmo sencillocomo en el complicado, pero desdeñando todo efecto barato, se ateníaexclusivamente al instrumento. Y ni una sola vez caía en lo religioso ni en laexageración mercenaria sino que era puramente musical; ni tampoco desdeñó losairesdemoda, tocandoloqueentoncescantabantodos,entreotros,elTodopasay,naturalmente también,LiliMarlén, y volviendo lentamente haciamí—tal vez conpequeñassacudidas—sucabecitarizadaysusojosalaBronski,mesonrióenformapor demás orgullosa y juntó ahora las piezas favoritas deÓscar en una especie depopurrí que empezaba con el «Vidrio, vidrio, vidrio roto», rozaba el «Horario»,enfrentaba,exactamentecomoyo,aRasputínyaGoethe,subíaconmigoalaTorredelaCiudad,seescondíaconmigobajolatribuna,pescabaanguilasenlaescolleradel

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puerto,caminabaamiladodetrásdelataúdafinadohaciaelpiedemipobremamáy,lo quemásme pasmó, volvía siempre por sus fueros bajo las cuatro faldas demiabuelaAnaKoljaiczek.

YÓscar se acercó. Se sentía atraído.No quería seguir sobre las baldosas, sinoestar sobre la alfombra.Unagrada lo llevaba a la otra.Subí, pues, aunquehubierapreferidoqueélbajara.—Jesús—ledije,reuniendoloquemequedabadevoz—,nohicimostalapuesta.Devuélvemeinmediatamentemitambor.¡Tútienesyatucruz,yesodebierabastarte!—sininterrumpirsedegolpe,terminódetocar,cruzólospalilloscon cuidado exagerado sobre la hojalata y devolvióme sin chistar lo queÓscar leprestaratanalaligera.

Disponíameya,sindarlasgraciasycomoperseguidoportodoslosdemonios,adescenderaquellasgradasyahuirdelcatolicismo,cuandounavozagradable,aunqueimperiosa,metocólaespalda:—¿Mequieres,Óscar?—Sinvolverme,contesté:—Noqueyosepa.—Yél,conlamismavoz,sinelevareltono:—¿Mequieres,Óscar?—Huraño, repliqué: —¡Lo siento, pero nada! —Entonces la voz me fastidió portercera vez: —¿Óscar, me quieres? —Jesús pudo ver ahora mi cara: —¡Te odio,rapaz,atiyatodoturepiqueteo!

Curiosamente,mienojopusoensuvozuntonodetriunfo.Levantóelíndice,alamaneradeunamaestra deprimaria, yme asignóunamisión:—¡Tú eresÓscar, laroca,ysobreestarocaedificarémiIglesia!¡Sígueme!

Yase imaginaránustedesmi indignación.Depurarabiasemepusolacarnedegallina.Lerompíunodelosdedosdelpie,peroélyanosemovió.—¡Repítelo—dijoÓscarentredientes—yteraspolapintura!

Yanohubomáspalabras;sólo,comosiempreydesdesiempre,eseviejoquevasiempre arrastrando los pies por todas las iglesias. Se hincó ante el altar lateralizquierdo,nomevio,siguió luegoarrastrando lospiesysehallabayafrenteaSanAdalbertodePragacuandoyobajé tropezando lasgradas, pasé sinvolvermede laalfombraalasbaldosasdeltableroymereuníconMaríaaltiempoqueésta,enformacorrectaysiguiendomisinstrucciones,sesantiguabaalacatólica.

Lacogídelamano,lallevéalapiladeaguabendita,dejéquesepersignaraunavezmásenelcentrodelaiglesiayyacercadelpórtico,mirandohaciaelaltarmayor,perosinimitarlay,cuandosedisponíaahincarsederodillas,melallevéafuera,haciaelsol.

Empezabaacaerlatarde.Lastrabajadorasdelestesehabíanidoyadelterraplén.Encambio,en laestacióndel suburbiodeLangfuhr seestaba formandoun trendemercancías.Enjambresdemosquitosflotabanenelaire.Dearribaveníaelsonidodelascampanas.Eltraqueteodelamaniobrasemezclabaalrodardelascampanas.Losmosquitos se mantenían en enjambres. María tenía lágrimas en los ojos. Óscarhubiera podido chillar. ¿Qué podía hacer yo con Jesús?Hubiera podido cargarmi

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voz.¿Quéteníaqueveryoconsucruz?Perosabíadesobraquemivoznopodíaconlos vidrios de sus iglesias.Que siguiera en buena hora edificando su Iglesia sobregenteque se llamaraPedro,oPetrus,o, enprusianooriental,Petrikeit.—Cuidado,Óscar—susurrabaSatanásdentrodemí—,dejaenpazlasvidrierasdelas iglesias,porque ése es capazde arruinarte la voz.—Yasí, sólo lancé a lo altounamirada,medícon losojosunodeaquellosventanalesneogóticosymearranquédeallí, sincantarysinseguirle,sinoqueseguíaaMaría,altrotedemispasitos,haciaelpasoadesnivel de la calle de la Estación, luego por el túnel goteante hasta el Parque deKleinhammer, a la derecha por la calle de la Virgen María frente al carniceroWohlgemuth, después a la izquierda por la Elsenstrasse, sobre el Striess hasta elMercadoNuevo, donde estaban construyendo una zanja para la defensa pasiva. ElLabesweg era largo, pero al fin llegamos: Óscar se separó de María y subió susnoventapeldañoshastaeldesván.Aquíestaban tendidasunassábanasy, traséstas,amontonábaselaarenadeladefensaantiaérea,ytrasésta,detrásdelosbaldesylospaquetes de periódicos y las pilas de tejas hallábanse mi libro y mi provisión detambores de la época del Teatro de Campaña. En una caja de zapatos había unasbombillasfundidasqueconservabantodavíasuformadepera.DeéstastomóÓscarla primera y la rompió con su canto, tomó la segunda y la pulverizó, dividiólimpiamenteendosalatercera,einscribióenlacuarta,consucantoyenletrasdecaligrafía,lapalabraJESÚS,pulverizandoacontinuacióneltodo;yyasedisponíaarepetir lahazañacuandovioqueno lequedabanmásbombillas.Agotado,medejécaersobre laarenadeladefensaantiaérea:Óscarseguíaconservandosuvoz.Jesúshabía encontrado un sucesor. Pero mis primeros discípulos habían de ser losCurtidores.

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Loscurtidores

PormásqueÓscarnosejuzgueindicadoparalasucesióndeJesucristo,siquieraporel simple hecho de que el reunir discípulos comporte para él dificultadesinsuperables,elllamadodeaqueldíaacabóporhallarecoenmí,aunqueatravésdevarios rodeos, v me convirtió en sucesor, pese a la poca fe que me inspiraba mipredecesor.Masconformealaregladequeelquedudacreeyelquenocreeeselmáscreyente,nologréenterrarbajolasdudasaquelpequeñomilagroprivadoquesehabíaofrecidoenlaiglesiadelSagradoCorazón,sinoquetraté,antesbien,deinduciraJesúsaunarepeticióndesuexhibicióntamborística.

Varias veces se trasladó Óscar sin María a la susodicha iglesia de ladrillo.FrecuentementevolvíaaescaparmedemamáTruczinski,lacual,clavadaensusilla,nopodíaimpedirlo.¿QuépodíaofrecermeamíJesús?¿Porquépermanecíayoporespacio de medias noches enteras en la nave lateral y me dejaba encerrar por elsacristán?¿PorquédejabaÓscarqueanteelaltar lateral izquierdoselehelaranlasorejasy todos losmiembrosse lepusierantiesosdefrío?Apesardeunahumildadcrujienteydeblasfemiasnomenoscrujientes,noconseguíoírnimitambornilavozdeJesús.

¡Míserodemí!Entodamividanoheoídocastañetearmisdientescomoentoncessobre lasbaldosasde la iglesiadelSagradoCorazónde Jesús amedianoche. ¿Québufónhabría encontradonunca sonajamejor queÓscar?Tanpronto imitabayounsectordelfrenterepletodepródigasametralladorascomotenía,entremismaxilaressuperior e inferior, la administración de una compañía de seguros con todas susdactilógrafasysusmáquinasdeescribir.Resonabalacosaaquíyallá,provocandoyaeleco,yaelaplauso.Ylascolumnastiritabanyalasbóvedasselesponíacarnedegallina;mitosibabrincandosobreunsolopiedeunaaotradelasbaldosasdeaqueltablerodeajedrez,siguiendoensentidoinversoalviacrucis,subiendohastaloaltodelanavecentral,remontándosealcoro,tosiendosesentaveces—unamasacoralJ.S.Bach que no cantaba, sino que sólo había aprendido a toser— y, cuando era deesperar que la tos deÓscar se hubiera escondido en los tubos del órgano y ya novolvería a anunciarse hasta el próximo cántico dominical, tosía en la sacristía y, acontinuación,desdeelpúlpito,hastaqueibaamorir,tosiendo,detrásdelaltarmayor,a espaldas del gimnasta de la cruz, y le hacía entregar, tosiendo, el alma.Consumatum est, tosía mi tos, por más que nada se hubiera consumado. El NiñoJesús,rígidoysininmutarse,teníaensusmanosmispalillos,teníamitamborsobreel yeso sonrosado, pero ni tocaba nime confirmaba su sucesión.YÓscar hubieraqueridotenerlaporescrito,aquellasucesióndeJesucristoquelehabíasidoimpuesta.

Me ha quedado de aquel tiempo, siempre que visito iglesias y aun catedralescélebres,lacostumbreoelviciodeque,asíquepongolospiesenlasbaldosas,aun

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encontrándome perfectamente bien, me entra una tos persistente, la cual, según elestilo,elaltoyelancho,sedespliegaengótico,románicoobarrocoymepermite,alcabodelosaños,evocarsobreeltambordeÓscarmitosdelabasílicadeUlmodelacatedraldeEspira.Peroenaquellaépoca,enqueenplenomesdeagostodejabayoqueactuarasobremíelcatolicismofríocomounalosasepulcral,sólopodíapensarenel turismo y en la visita de catedrales lejanas el que participara en calidad deuniformado en los repliegues previstos por el mando y alcanzara a anotar en suagendadeviaje:«EvacuadohoyOrvieto,catedralespléndida,sobretodoelpórtico;volverdespuésdelaguerraconMónicayverloconmáscalma.»

Resultábame fácil convertirme en un buen feligrés, ya que nadame retenía encasa.EstabaMaría,claro,peroMaría teníaasuMatzerath.Estaba tambiénmihijoKurt.Peroelrapazsehacíacadavezmásinsoportable,meechabaarenaalosojosymearañabahastaelpuntoquesusuñasserompíanenlacarnepaterna.Mostrábameademásmihijounpardepuñosconunosnudillostanblancos,quelasimplevistadeesosgemelosapuntodepegarhacíaquesangrarayodelanariz.

LosorprendenteeraMatzerath,que,dentrodesutorpeza,memostrabaelmayorafecto.Extrañado,consentíaÓscarqueaquelhombrequehastaentonceslehabíasidoindiferentelosentarasobresusrodillas,loapretaracontrasupecho,locontemplaraeinclusive,enunaocasión,lobesara,conlágrimasenlosojosydiciendo,másparasímismoqueaMaría:—No,noesposible.Elpropiohijonosepuede.Aunquelodigadiezvecesytodoslosmédicosdiganlomismo.Loescribentancontentos.Comosinotuvieranhijos.

María,queestabasentadaalamesay,comotodaslasveladas,pegabacuponesderacionamiento en hojas de periódico, alzó la vista:—Bueno, cálmate,Alfredo. Lodicescomosiamínomeimportase.Perosidicenqueahorasehaceasí,quiénsabesiseráloqueconvenga.

ConelíndiceseñalóMatzerathelpiano,quedesdelamuertedemipobremamánohabíavueltoaemitirmúsica:—¡Agnésnuncalohabríahechooconsentido!

Maríaechóunamiradaalpiano, seencogiódehombrosynovolvióabajarloshasta tomar de nuevo la palabra: —Se comprende, porque ella era la madre yconfiabaenquetodoacabaríaporarreglarse.Peroyaves:nosehaarregladonada,lorechazanentodaspartesynosabenivivirnimorirse.

¿Hallaría Matzerath la fuerza en la reproducción de Beethoven, que seguíacolgandoarribadelpianoymirabaconojostenebrososaltenebrosoHitler?—¡No!—gritó—¡nunca!—ydandounpuñetazosobrelamesa,sobrelashojashúmedasypegajosasdeloscupones,pidióaMaríalacartadeladireccióndelestablecimiento,laleyó,lareleyóylavolvióaleer,paraluegodesgarrarlaytirarlospedazosdepapelentreloscuponesdepan,losdegrasaylosdecomestibles,loscuponesdeviaje,detrabajospesadosysuperpesados,entreloscuponesparamujeresencintasymadresen

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ejercicio. Y aunque Óscar no cayera entonces, gracias a Matzerath, en manos deaquellosmédicos,apartirdeesemomentovioysigueviendohoy todavía,asíquepone los ojos en María, una espléndida clínica, situada en pleno aire puro demontaña,y,enestaclínica,unamodernayclarasaladeoperaciones;vecómo,antelapuertaaislantedelamisma,unaMaríatímidaperoconfiadaysonrientemeentregaaunosmédicosdelomejor,quesonríenasimismoyparecendelomásresponsables,entantoquedetrásdesusbatasesterilizadasescondenunasjeringasdelomejor,delomásresponsablesydeaccióninstantánea.

Asípues, todoelmundomehabía abandonado,yno fue sino la sombrademipobremamá,queleparalizabaaMatzerathlosdedoscadavezqueéstesedisponíaasuscribirunescritoredactadoporelMinisteriodelaSaluddelReich,laqueimpidiórepetidamentequeyo,elabandonado,abandonaraestemundo.

Óscar no quisiera pecar de desagradecido. Quedábame todavía mi tambor.Quedábame también mi voz, que a ustedes, que ya conocen mis éxitos frente alvidrio,apenaspuedeofrecerlesnadanuevoyaunseantojaráfastidiosaaaquellosdeentreustedesquegustendelavariedad;peroparamí,lavozdeÓscarconstituía,porencimadel tambor,unapruebasiemprerenovadademiexistencia,porquemientrasrompieraelvidrioconmicanto,existía,ymientrasmihálitodirigidolearrebataraelsuyoalvidrio,yoseguíaviviendo.

EnaquellaépocaÓscarcantabamucho.Desesperadamente.SiemprequeaaltashorasdelanochedejabalaiglesiadelSagradoCorazón,rompíaalgo.Devueltahaciacasanomeparabaabuscaralgoespecial, sinoqueatacabacualquierventanucodebuhardillanialoscurecidooacualquierfaroldevidriopintadodeazul,conformealas prescripciones de la defensa antiaérea. Cada vez escogía un camino distinto alsalirdelaiglesia.UndíatomabaÓscarelpaseoAntónMöllerhastallegaralacallede la Virgen María. O se iba Uphagenweg arriba, daba la vuelta al Conradinum,rompía allí el portal de vidrio de la escuela y llegaba a la Plaza Max Halbeatravesando laColoniadelReich.Cuandounode losúltimosdíasdeagostosemehizo demasiado tarde y me encontré cerrado el portal de la iglesia, decidí dar unrodeo mayor, con objeto de desahogar mejor mi cólera. Subí por la calle de laEstación, rompiendocada tercer farol,divueltaalPalaciodelFilmymemetí a laderecha por la calleAdolphHitler; dejé las ventanas de la fachada del Cuartel deInfantería,perovolquémirabiaenuntranvíacasivacíoquemeveníaalencuentrodel lado de Oliva y al que despojé de todos los cristales melancólicamenteoscurecidosdelladoizquierdo.

ApenasprestóÓscaratenciónasuéxito;dejóqueel tranvíachirriarayfrenara,quelagentebajara,jurarayvolvieraasubiry,enbuscadeunpostreparasufuror,enbuscadealgunagolosinaenaquellaépocatanpobreengolosinas,sólosedetuvoensuszapatosdelazoscuando,llegadoalextremodelsuburbiodeLangfuhr,vioalaluz

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de la luna, al lado de la carpintería Berendt y delante del vasto campamento dehangaresdelaeropuerto,eledificioprincipaldelafábricadechocolateBaltic.

Peroyamifurornoeratangrandecomoparacaersobrelafábricaenlaformayaconsagrada,sinoquelotoméconcalma;contélosvidriosqueibanumerandolalunaylleguéalamismacifraqueésta,demodoquehubierapodidoempezardeunavezla representación, pero quería saber antes qué buscaban aquellos adolescentes quedesdeelHochstriess,yprobablementeyabajoloscastañosdelacalledelaEstación,me venían siguiendo. Seis o siete de ellos estaban apostados junto al porche de laparada del tranvía del camino de Hohenf riedberg. Otros cinco alcanzaban adistinguirseentrelosárbolesdelacalzadadeZoppot.

Estabayapordejarparaotrodíalavisitadelafábricadechocolateyeludiralapandilla,loqueimplicabadarunrodeoporelpuentedelferrocarrilyalolargodelaeropuerto, y escabullirme a través de la colonia de Lauben hacia la fábrica decerveza del Kleinhammerweg, cuando Óscar oyó también del lado del puente sussilbidosacordadosenseñales.Yanohabíaduda:mebuscabanamí.

Ensituacionessemejantes,enelbreveespaciodetiempoquetranscurreentrelaidentificacióndelosperseguidoresyeliniciodelacacería,unosueleenumerarseendetalleyvoluptuosamentelasúltimasposibilidadesdesalvación.Asílascosas,Óscarhubierapodidogritaravozencuellollamandoapapáyamamá.Hubierapodidoconel tambor cuando menos atraer quizás algún policía. Dada mi estatura, hubieraobtenidosindudaelapoyodelosadultos.Pero,consecuentecomoÓscarpodíaserloen ocasiones, decliné el auxilio de los transeúntes adultos y la mediación de unpolicía,pues,porcuriosidadyconfianzaenmímismo,queríaverdequésetrataba,demodoquehicelomásestúpidoqueenaquellascircunstanciaspodíahacer:busquéenlavallaalquitranadadel terrenodelafábricadechocolateunagujeropordondemeterme,peronoloencontré.YviquelosjovenzuelosdejabanelabrigodelaparadadeltranvíaylosárbolesdelacalzadadeZoppot,yÓscarseguíabuscandoalolargode lavalla;yahora seacercaban tambiéndel ladodelpuente,y lavalla seguía sinofreceragujeroalguno.Veníansinprisa,másbiencomovagandoydistanciadosunosde otros, de modo que Óscar podía seguir buscando un rato más; me dejaron, dehecho,todoeltiempoquesenecesitaparahallarunagujero.Perocuandofinalmentevinoafaltarunodelostablonesylogré,haciéndomeundesgarrón,deslizarmeporlarendija,me di de narices con otrosmozalbetes vestidos de chamarra, cuyas garrasabultabanlosbolsillosdesuspantalonesdeesquí.

Comprendiendo lo inevitable de mi situación, empecé por buscar en miindumentariaeldesgarrónquemehabíahechoalpasarporlarendija.Resultóestaren la parte posterior derecha demi pantalón. Lomedí separando dos dedos ymepareció fastidiosamente grande, a pesar de lo cualme hice el indiferente y esperé,antesdelevantarlavista,aquetodoslosmuchachos,losdelaparadadeltranvía,los

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delacalzadaylosdelpuentehubieransaltadolavalla,yaquelarendijanoeraasumedida.

Estoocurríaenlosúltimosdíasdeagosto.Devezencuandolalunaseescondíatrasunanube.Contéaproximadamenteveintemuchachos.Losmásjóvenes,comodecatorce; losmayores, de dieciséis a diecisiete. En el cuarenta y cuatro tuvimos unveranosecoycálido.CuatrodelosmozalbetesllevabaneluniformedeauxiliaresdelaLuftwaffe.RodeabanaÓscarenpequeñosgruposyhablabanentreellosamediavoz en una jerga que nome esforcé lomásmínimo por comprender. Llamábanseasimismounosaotrosconnombresextravagantesdelosqueretuveunospocos.Así,porejemplo,auntipejodeunosquinceaños,deojosdecorzoligeramentevelados,lellamabanlaLiebreyavecestambiénlaTrilla.Alqueestabaasuladole llamabanAngelote. Elmás pequeño de entre ellos, pero sin duda no elmás joven, uno queteníaellabiosuperiormuyprominenteyquececeaba,erauntalCarboncillo.Aunode los auxiliares de la Luftwaffe le decían elMíster, a otro,muy atinadamente, elPollo,yhabíaademásnombreshistóricos,comoCorazóndeLeón,BarbaAzul(unodecaradequeso),nombresqueamímeeranfamiliares,comoTotilayTeya,yparamayorludibriopudedistinguirlosdeBelisarioyNarses.AStörtebeker,quellevabaun sombrero de fieltro abollado en forma de charco para patos y un impermeabledemasiadolargo,loexaminéconmásatención:peseasusdieciséisañoseraeljefedelabanda.

NohacíancasodeÓscar;probablementequeríanhacerleperdersuaplomo.Así,mitad divertido y mitad disgustado conmigo mismo por haberme metido en esaaventura tanobviamente impúber,mesentésobremi tambor,pues tenía laspiernascansadas,miréalaluna,prácticamentellena,ytratédedejarvagarunapartedemispensamientoshacialaiglesiadelSagradoCorazóndeJesús.

AlomejorelNiñohabíatocadohoyeltamboroaventuradoalgunapalabrita.Ymientras tantoyopermanecía sentadoenelpatiode la fábricadechocolateBaltic,participando en aquel juego de policías y ladrones. Tal vez el otro me estuvieraesperandoysepropusiera,despuésdeunabreveintroduccióntamborística,volveraabrir la boca para confirmarme la sucesión de Jesucristo, y estaría decepcionadoporque yo no llegaba, lo que probablemente le haría fruncir despectivamente elentrecejo. ¿Qué pensaría Jesús de esos mozalbetes? ¿Qué tenía que ver Óscar, suimagen, su sucesor y su lugarteniente, con semejante banda? ¿Podían dirigirse laspalabrasdeJesús«dejadquelosniñosseacerquenamí»aunosadolescentesquesellamabanAngelote,laTrilla,BarbaAzul,CarboncilloyStörtebeker?

Störtebekerseacercó.Enlínea,Carboncillo,sumanoderecha,Störtebeker:—¡Levántate!Óscarseguíaconlosojosenlalunaylospensamientosanteelaltarlateraldela

iglesiadelSagradoCorazóndeJesús,ynoselevantó,demodoque,aindicaciónde

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Störtebeker, Carboncillo me quitó de un puntapié el tambor de debajo de lasasentaderas.Allevantarme,cogíeltamborymeloescondíbajolablusa,paraevitarlemayoresdaños.

NoestámalesteStörtebeker,pensabaÓscar.Losojostalvezunpocodemasiadohendidosyjuntos,peroenlosrasgosdelaboca,astuciaymovimiento.

—¿Dedóndevienes?Empezaba,pues,elinterrogatorio,ycomoquieraquemedesagradabaesamanera

deabordarme,meconcentrédenuevoeneldiscolunar,imaginándomealaluna—quetodolotolera—cualtamboryriéndomeparamídeesedeliriodegrandezaqueanadamecomprometía.

—Fíjate,Störtebeker.Parecequeseríe.Carboncillonomequitabaojoypropusoasujefeuntrámitequedesignabacomo

darme un «curtido». Otros de los que estaban en segundo término, entre ellos elpecosoCorazóndeLeón,elMíster, laTrillayelAngeloteerantambiénpartidariosdelcurtido.

Todavía en la luna, deletreé: curtido. Bonito término, pero seguramente nadaagradable.

—¡Aquíelquedicecuándohayquecurtirsoyyo!—zanjóStörtebeker,poniendofinalosmurmullosdesubanda.Yluego,dirigiéndosedenuevoamí—:TehemosvistorondarporlacalledelaEstación.¿Quéhacesallí?¿Dedóndevienes?

Esoerandospreguntas.Parapermanecerdueñode la situación,Óscarhabíadecontestar por lo menos una de ellas. Así pues, aparté la cara de la luna, miré aStörtebekerconmisavasalladoresojosazulesydije tranquilamente:—Vengode laiglesia.

Murmullos tras el impermeable de Störtebeker. Se completó mi respuesta.CarboncilloentendióquedebíatratarsedelaiglesiadelSagradoCorazóndeJesús.

—¿Cómotellamas?La pregunta era inevitable. Tenía que venir. Esto es característico en la

conversaciónhumana,ydesurespuestavivenunaporcióndeobrasteatralesmásomenoslargaseinclusivealgunaópera:porejemplo,Lohengrin.

Yoaguardéaquereapareciera la lunaentredosnubes,dejéquesureflejoenelazuldemisojosactuarasobreStörtebekerporespaciodetrescucharadassoperas,y,especulando vanidosamente sobre el efecto de la palabra—ya que el nombre deÓscar lo hubiera acogido con risotadas— contesté: —Me llamo Jesús. —Estaconfesión produjo un silencio prolongado, hasta que Carboncillo, tragando saliva,dijo:—Detodosmodoshayquecurtirlo,jefe.

Carboncillonoeraelúnicopartidariodecurtirme.HaciendochasquearlosdedosStörtebeker autorizó a que se me curtiera con lo que Carboncillo me agarró, meincrustólosnudilloscontraelbrazoderechoylesimprimóunrápidomovimientode

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vaivénseco,cálidoydoloroso,hastaque,conunnuevochasquido,Störtebekerpusotérminoalaoperación.¡Conqueesoeraelcurtido!

—Bueno, ¿cómo te llamas?—el jefe del sombrero de fieltro empezaba a darmuestrasdeaburrimiento.Efectuóconsuderechaunmovimientodeboxeador,quehizo arremangarse lamanga demasiado larga de su impermeable,miró su reloj depulseraalaluzdelalunaysusurró,porelladoizquierdo—:Unminutodereflexión,yluegoStörtebekertemarcarálasalida.

Óscarpodíapuescontemplarlalunalibrementeporespaciodeunminuto,buscarescapatoriasensuscráteresyconsultarconsigomismolaconvenienciademantenerladecisiónrelativaalasucesióndeJesucristo.Pero,comoesodemarcarmelasalidanomehacíagraciay,además,tampocoqueríayodejarmeimponertérminosfijosporaquellabanda,alcabodeunostreintaycincosegundosdije:

—SoyJesús.Lo que ocurrió a continuación fue de un efecto sorprendente, aunque la

escenificaciónno fueramía.Apenashabía terminadode identificarmepor segundavezcomoelsucesordeJesucristo,yantesdequeStörtebekerpudierachasquearlosdedosyCarboncillocurtirme,seprodujounaalarmaantiaérea.

Óscardijo«Jesús», hizouna inspiracióny, una trasotra, las sirenasdel vecinoaeropuerto, la del edificio principal delCuartel de Infantería deHochstriess, la deltejadodelaEscuelaSuperiorHorstWessel,algoadelantedelbosquedeLangfuhr,ladelosgrandesalmacenesSternfeldy,alolejos,delladodelaAvenidaHindenburg,ladelPolitécnico,dieronconfirmaciónamirespuesta.

Pasó algún tiempo hasta que todas las sirenas del suburbio, cual otros tantosarcángeles, recogieran en forma sostenida y persistente la buena nueva que yoacababadeanunciar,hincharan lanochey ladejarancaer,hicieran tambalearse lossueños, penetraran en los oídos de los que dormían y dieran a la luna, que nadalograba perturbar, el significado terrible de un cuerpo celeste sustraído aloscurecimiento.

Óscar sabía que la alarma estaba de su parte, pero las sirenas pusieron aStörtebeker nervioso. Sobre una parte de su pandilla la alarma actuaba en formapersonal y disciplinaria. Tuvo que enviar a los cuatro auxiliares de la DefensaAntiaérea,porencimadelavalla,asusrespectivasbaterías,asusrespectivaspiezasde8,8,entreeldepósitodelostranvíasyelaeropuerto.Otrastresdesusgentes,entreellos Belisario, tenían guardia antiaérea en el Conradinum, de modo que tuvierontambiénquelargarseinmediatamente.Rodeadodelresto,unosquincemuchachos,y,viendoqueenelcielonoocurríanada, reanudóel interrogatorio.—Entonces, si tehemos entendido bien, tú eres Jesús. Como quieras. Otra pregunta: ¿cómo te lasarreglas con los faroles y con las ventanas? Nada de evasivas; ¡lo sabemosperfectamente!

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Bueno,loqueessaberlo,nolosabían.Alosumopodíanhaberobservadoalgúnqueotroéxitodemivoz.Óscarseimpusoasímismociertaindulgenciaensutratoconaquellosmozalbetesquehoydesignaríamos,enformabreveycategórica,comopandilleros. Traté de disculpar su tipo de actuación directa y en parte torpe, ymemostréobjetivoycondescendiente.DemodoqueésoseranlosfamososCurtidoresdelosquetodalaciudadhablabadesdehacíaalgunassemanas,oseaunabandajuvenilde la que la policía y varias patrullas de la JuventudHitleriana se esforzaban porhallar la pista. Eran, según había de comprobarse ulteriormente, estudiantes delConradinum,del liceodeSanPedroyde laEscuelaSuperiorHorstWessel.HabíatambiénotrogrupodelabandadeCurtidoresenNeufahrwasser,dirigidotambiénporestudiantes,peroformadoensusdosterceraspartesporaprendicesdelosastillerosdeSchichauydelafábricadevagonesdeferrocarril.Dehecho,losdosgruposraravez actuaban juntos, y prácticamente sólo cuando, partiendo de la Schichaugasse,recorríanelParqueSteffenylaAvenidaHindenburg,denoche,alacazadelasjefasde la Federación deMuchachasAlemanas que, después de las veladas educativas,volvíandelaCasadelaJuventuddelBischofsberg.Losdosgruposeludíanentrarenconflicto, delimitando estrictamente para ello sus respectivos sectores de operaron,Störtebekerveíaenel jefede losdeNeufahrwassermásbienaunamigoqueaunrival. La banda de los Curtidores luchaba contra todo. Vaciaban los locales deservicio de la JuventudHitleriana, la emprendían contra las condecoraciones y lasinsigniasdelospermisionariosdelfrentequehacíanelamorenlosparquesconsusamiguitas,robabanarmas,municionesypetróleoconlacomplicidaddelosauxiliaresdelaLuftwaffedeservicioenlasbateríasantiaéreas,ylametadetodossusdesveloseraunataquedecisivocontralaOficinadelRacionamiento.

Sin saber todavía nada de la organización ni de los planes de los Curtidores,Óscar, que entonces se sentía abandonado y desgraciado, experimentaba en aquelcírculodeadolescentesciertosentimientodefamiliaridad.Enmifuerointernohacíayo ya causa común con losmuchachos, prescindiendo de la objeción relativa a laedad —yo estaba por cumplir veinte años—, y me dije: ¿por qué no darles unamuestra de tu arte? La juventud está siempre ávida de saber. También tú tuvistealgunavezquinceydieciséisaños.Dalespuesunejemplo,hazlesunademostración.Te admirarán sin duda, y hasta puede que te obedezcan. Podrás ejercer así tuinfluencia,acrisoladaentantasexperiencias;obedeceyadesdeahoraatuvocación:reúnediscípulos,tomasobretilasucesióndeJesucristo.

Tal vez intuyera Störtebeker quemimeditación tenía su fundamento, puesmedejó tiempoyse loagradecí.Finesdeagosto.Nochede luna, ligeramentenublada.Alarmaantiaérea.Dosotresreflectoresdelladodelacosta.Probablementeunaviónde reconocimiento. En aquellos días se estaba evacuando París. Frente a mí, eledificio principal de la fábrica de chocolate Baltic con sus múltiples ventanas.

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Después de un prolongado repliegue, el grupo de ejércitos del centro se habíafinalmenteestabilizadosobreelVístula.Sinduda,laBalticyanoproducíachocolatepara los comercios de detalle, sino sólo para la Luftwaffe. Óscar tenía quefamiliarizarse con la idea de que los soldados del General Patton llevaban susuniformes americanos a pasear bajo la Torre Eiffel. Me dolía sólo de pensarlo, yÓscar levantó uno de sus palillos. Tantas horas en compañía de Rosvita. YStörtebeker observó mi gesto, siguió con la mirada la dirección de mi palillo ycontemplólafachadadelafábricadechocolate.MientrasenplenodíalimpiabandejaponesesunaislitaenelPacífico,aquílalunasereflejabasimultáneamenteentodaslasventanasdelafábrica.YÓscardijoatodoslosquequisieronoírle:—Jesúsrompeelvidrioconsuvoz.

Yaantesdeliquidarlostresprimeroscristalesllamómelaatenciónelzumbidodeuna mosca que volaba muy alto por encima de mí. Mientras otros dos cristalesrenunciaban a la luz de la luna, pensé: es unamoscamoribunda la que zumba tanfuerte.Luegopintédenegro,conmivoz,lasrestantesventanasdelpisosuperiordela fábricaypudepalpar laanemiadevarios reflectoresantesdeeliminardevariasventanasdelentresueloydelaplantabaja,elreflejodelaslucesquedebíanprocederdelabateríajuntoalCampamentodeNarvik.Abrieronelfuegolasbateríascosteras,yyoliquidéelentresuelo.Acontinuación,lasbateríasdeAltschottland,PelonkenySchellmühlrecibieronlaordendetiro.Ataquétresventanasdelaplantabaja,yahoraseelevabanloscazasnocturnosenelaeropuertoypasaroneltechodelafábrica.Aunantes de que yo hubiera terminado con la planta baja, las baterías antiaéreasinterrumpieron el fuego y dejaron a los cazas nocturnos la tarea de derribar untetramotorcortejadoarribadeOlivaportresreflectoresalavez.

Alprincipio temíaÓscar todavíaque la simultaneidadde suexhibicióncon losesfuerzos impresionantes de la defensa antiaérea pudiera dividir la atención de losmuchachosoinclusiveapartarlaporcompletodelafábrica,haciaelcielonocturno.

De ahí que tanto mayor fuera mi asombro al ver que, una vez terminado mitrabajo,labandaenteranoacertabaaarrancarsedelafábricadechocolatehuérfanadecristales.YauncuandodelladodelvecinocaminodelHohenfriedbergseoyeronbravos y aplausos como en el teatro, porque habían atinado al bombardero y éste,envueltoenllamas,caíamásqueaterrizabasobreelbosquedeJeschkentaldandounsoberbio espectáculo, aun entonces sólo unos miembros de la banda, entre ellosAngelote, se apartaron de la fábrica despojada de vidrios. Pero ni Störtebeker niCarboncillo,losqueamímásmeinteresaban,sepreocuparondelaparatoderribado.

Yluego,comoantes,yanoquedaronenelcielomásquelalunayunascuantasestrellasdesparramadas.EntoncesvolvióseStörtebeker,mostrómecomosiempre lacurvadespectivadesuboca,hizoaquelgestodeboxeadorqueponíaaldescubiertoelrelojdepulserabajolamangademasiadolargadesuimpermeable,ymelotendiósin

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decirpalabrapero respirando fuerte.Queríadecir algo,perohubodeesperaraqueacabaran las sirenas ocupadas en anunciar el final de la alarma, hasta que al cabopudohacerlo,diciendo,entrelosaplausosdelossuyos:—Estábien,Jesús.Siquieresquedasadmitidoypuedescolaborar.NosotrossomoslosCurtidores,siesqueesotedicealgo.

Óscarsopesóelrelojdepulseraconlamano,yconfióellujosoobjeto,queteníalascifrasfosforescentesymarcabalasdoceyveintitrésminutos,aCarboncillo.Esteconsultóconlamiradaasujefe.Störtebekerasintióconunmovimientodecabeza.YÓscar dijo, mientras se arreglaba el tambor para el regreso: —Jesús os precede.¡Seguidme!

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Elnacimiento

Hablábasemucho,alasazón,dearmasmilagrosasydevictoriafinal.Nosotros,losCurtidores, no hablábamos ni de una cosa ni de la otra, pero teníamos el armamilagrosa.

AlasumirÓscar la jefaturade labanda,quecontabadeunos treintaacuarentamiembros, me hice presentar primero por Störtebeker al jefe del grupo deNeufahrwasser.Moorkähne,muchachodeunosdiecisieteañosyquecojeaba,erahijode un alto funcionario de la oficina de Pilotos de Neufahrwasser y, debido a suimpedimento físico —su pierna derecha era dos centímetros más corta que laizquierda—nohabíasidoadmitidonicomoreclutanicomoauxiliarde laDefensaAntiaérea. Pese a que Moorkähne exhibiera su cojera en forma ostensible y sindisimulo, era tímido y hablaba bajito. Aquel adolescente que sonreía siempre enformasocarronapasabaporserelmejoralumnodelaclasesuperiordelConradinumy, caso de que el ejército ruso no viniera a ponerle algún reparo, tenía todas lasprobabilidades de terminar su bachillerato en forma ejemplar. Moorkähne queríaestudiarfilosofía.

LomismoqueStörtebekermerespetabaenformaincondicional,asíveíatambiénelcojoenmíaJesúsqueprecedíaalosCurtidores.DesdeelprimermomentohízosemostrarÓscar por ambos el depósito y la caja, porque los dos grupos reunían losbotinesdesushazañasenlamismabodega.Éstasehallaba,secayespaciosa,enunaresidenciadiscretayelegantedeLangfuhr, enel caminode Jeschkental.Habitabanestaresidencia,emparradademúltiplesenredaderasyseparadadelacarreteraporunpradoensuavedeclive, lospadresdeAngelote,quese llamaban«VonPuttkamer»;mejordicho,elseñorVonPuttkamersehallabaen lahermosaFranciaalmandodeuna división, era poseedor de la cruz de caballero y de linaje pomeranio-polaco-prusiano,entantoquelaseñoraElisabethvonPuttkamerdisfrutabadelacasasaludysehallabadesdehacíayavariosmesesen laAltaBabiera,dondehabíadecurarse.WolfgangvonPuttkamer,pues,alquelosCurtidoresllamabanAngelote,eradueñoyseñordelaresidencia,yaquealaviejasirvientamediosordaqueteníaasucargoenlashabitacionessuperioreselbienestardelseñoritonolavimosnunca:nosotrosnosintroducíamosenlabodegaporellavadero.

Eneldepósitoamontonábanselatasdeconservas,cajasdecigarrosyvariaspacasde seda de paracaídas. De un estante colgaban dos docenas de cronómetros dereglamento,delejército,queporordendeStörtebekerAngelote teníaquemantenerconstantementeandando,acordándolosunoconotro.Tenía tambiénque limpiar lasdos pistolas ametralladoras, el fusil de asalto y los revólveres. Me mostraronasimismo una granada antitanque, munición para las ametralladoras y veinticincobombas de mano. Todo esto, lo mismo que una hilera considerable de latas de

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petróleo, estaba destinado al asalto de la Oficina de Racionamiento. Así pues, laprimeraordendeÓscar,queyopronunciéenmicalidaddeJesúsfue:—Enterradlasarmasyelpetróleoeneljardín.EntregadlasmatracasaJesús.¡Nuestrasarmassondeotraclase!

Cuando los muchachos me mostraron una caja de cigarros llena decondecoracioneseinsigniasrobadas,lespermití,sonriendo,quetomaranposesióndelasmismas.Encambio,hubieradebidoquitarlesloscuchillosdeparacaidistas.Mástardehicieronusodeaquellashojasquetanbienseajustabanalamanoyclamabanpordarservicio.

Luegometrajeronlacaja.Óscardejóquecontaran,contóasuvezehizoanotarunefectivodedosmilcuatrocientosveintemarcosdelReich.Estoeraaprincipiosdeseptiembredelcuarentaycuatro.YcuandoamediadosdeenerodelcuarentaycincoKoniev y Zukov forzaron el paso del Vístula, nos vimos obligados a abandonarnuestra caja en el depósito de la bodega.Angelote confesó y, sobre lamesa de laAudiencia Territorial, amontonáronse, en paquetes y en pilas, treinta y seis milmarcos.

Conformeaminatural,durantelasoperacionesÓscarmanteníaseenlasombra.Durante el día buscaba yo, por lo regular solo o a lo sumo en compañía deStörtebeker, un objetivo que valiera la pena para la empresa nocturna, dejaba laorganizacióndelamismaaStörtebekeroaMoorkähne,yrompíaconmicanto—éstaera, en efecto, el armamilagrosa—, amayor distancia que nunca sin abandonar lahabitación de mamá Truczinski, a altas horas de la noche y desde la ventana deldormitorio, losvidriosde laplantabajadedistintasoficinasdelPartido, laventanadelpatiodeunaimprentaenlaqueseimprimíanlastarjetasderacionamientoy,enunaocasión,apeticióndelosmuchachosydemalgrado,laventanadelacocinadeldomicilioparticulardeunmaestrodelquequeríanvengarse.

Estábamos ya en noviembre. Los V1 y V2 volaban hacia Inglaterra, y yo,lanzandomicantoporencimadeLangfuhr,yhaciéndoleseguirporelarboladodelaAvenidaHindenburg,laEstaciónCentral,elbarrioviejoylaorilladerecha,busquélacalledelosCarnicerosyelMuseoehicequemishombrespenetraranenélenbuscadeNíobe,elmascaróndeproa.

Nolahallaron.Amilado,mamáTruczinskipermanecíaclavadaasusilla,movíala cabeza y tenía conmigo algo en común, porque siÓscar cantaba a distancia, lomismohacíaellaconsuspensamientos,buscandoenelcieloasuhijoHeribertoyenel sector del centro a su hijo Fritz. También a su hija Gusta, que a principios delcuarenta y cuatro se había casado en Renania, tenía que buscarla en la lejanaDüsseldorf, porque era allí donde el jefe de camareros Köster tenía su domicilio,aunque por el momento se encontrara en Curlandia. Gusta sólo pudo conocerlo yretenerlolasdossemanasqueestuvodepermiso.

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Eran unas veladas apacibles. Óscar se sentaba a los pies demamá Truczinski,fantaseaba un poco sobre su tambor, extraía del tubo de la estufa de azulejos unamanzanacocidaydesaparecía, llevándoseestafrutaarrugada,manjardeancianasydeniños, en el oscurodormitorio; subía aquí el papel del oscurecimiento, abría unpalmolaventana,dejabaqueentraraalgodelfríoydelanoche,ymandabaafuerasucantodecontrolremoto;peronolecantabaaestrellaalgunaniteníanadaquebuscarenlaVíaLáctea.LoquebuscabaneralaPlazadeWinterfeldy,enésta,noeledificiode la radio, sino aquel armatoste de enfrente en donde la dirección regional de laJuventudHitlerianaalineabapuertaconpuertasusdespachos.

Si el tiempo era claro,mi trabajo no requería ni unminuto.Mientras tanto, lamanzana cocida se había enfriado un poco en la ventana. De modo que volvíacomiéndomelaal ladodemamaTruczinskiydemi tambor,me ibaenseguidaa lacama,ypodíaestarsegurodeque,mientrasÓscardormía,losCurtidoresrobabanennombredeJesúslascajasdelPartido,tarjetasderacionamientoy,loqueeraaúnmásimportante, sellos oficiales, formularios impresos o alguna lista del Servicio dePatrullasdelaJuventudHitleriana.

Conánimotolerante,dejabayoqueStörtebekeryMoorkähnehicierantodaclasede tonterías con documentos falsificados. El enemigo principal de la banda era,decididamente, el Servicio de Patrullas. Lo que es por mí, podían cazar a suscontrincantes como les diera la gana, curtirlos y —según lo decía y lo hacíaCarboncillo—pulirleslostestículos.

Deestosactos,quesóloconstituíanunpreludioynorevelabannadatodavíademis verdaderos planes, siemprememantuve alejado, demodo que tampoco puedoatestiguarsifueronlosCurtidoreslosque,enseptiembredelcuarentaycuatro,atarona dos jefes superiores del Servicio de Patrullas, entre ellos al temido HelmutNeitberg,ylosahogaronenelMottlau,arribadelPuentedelasVacas.

TambiénllegóadecirseluegoquelosCurtidoreshabíantenidocontactosconlospiratas Edelweiss, de Colonia, y que guerrilleros polacos de la región de Tuchlerhabíanalentadonuestrasaccionesoinclusivelashabíandirigido.Yo,queenmidoblecarácterdeÓscarydeJesúspresidílabanda,desmientocategóricamentelaespecierelegándolaaldominiodelaleyenda.

Tambiénsenosacusó,enelcursodelproceso,dehabertenidorelaciónconlosautores del atentado del veinte de julio, porque el padre deAngelote, August vonPuttkamer, era allegado delmariscal Rommel y se había suicidado. Angelote, quedurantelaguerrasólohabíavistoasupadrecuatroocincoveces,envisitasrápidasysiempreconinsigniasdediferentegrado,noseenteródeaquellahistoriadeoficiales,que en el fondoanosotrosnosdejaba indiferentes, sino en el cursodelproceso, ylloróentoncesenformatanlamentableeincontrolada,queCarboncillo,queestabaasuladoenelbanquillo,hubodecurtirloenpresenciadelosjueces.

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Sóloenunaocasiónestablecieron losadultoscontactoconnosotrosen relaciónconnuestrasactividades.Fuecuandounostrabajadoresdelosastilleros—defiliacióncomunista, según yo lo intuí inmediatamente— trataron de ganar influencia sobrenuestros aprendices de Schichau para convertirnos en un movimiento clandestinorojo.Losaprendicesnoparecíanverlacosaconmalosojos.Perolosestudiantesseopusieron a toda tendencia política. El auxiliar de la Defensa Antiaérea quellamábamos Míster cínico y teorizante de la banda de los Curtidores, expresó suopinión, en el curso de una asamblea:—Nada tenemos que ver con los partidos;nosotrosluchamoscontranuestrospadresycontratodoslosdemásadultos,lomismosiestánafavoroencontradeloquesea.

AunqueelMístersehubieraexpresadoconlamayorexageración,lamayoríadelos estudiantes se pronunciaron a su favor. Hubo una escisión en la banda, y losaprendices de Schichau fundaron un nuevo grupo —lo que yo sentí, pues losmuchachoseranmuyactivos—aunque,noobstante lasobjecionesdeStörtebekeryMoorkähne,siguieronostentándosecomolabandade losCurtidores.Enelproceso—yaquesutiendasaltóalmismotiempoquelanuestra—selesatribuyóelincendiodelbuqueescueladesubmarinosenlosterrenosdelastillero.Másdecientripulantesyaspirantesamarinerosqueseguíanallísuinstrucciónperecieronentoncesenformaatroz.Elincendioestallósobrelacubiertaeimpidióquelatripulacióndelsubmarino,quedormíabajocubierta,pudieraabandonarsuscamarotes,ycuandolosaspirantes,que contaban apenas dieciocho años, trataron de saltar por las escotillas al aguasalvadoradelpuerto,quedaronatrapadosporlascaderas,entantoqueelfuego,queseextendíarápidamente,losalcanzabapordetrás,demodoquehuboquematarlosatiros desde las barcazas de motor, porque gritaban en forma demasiado fuerte ypersistente.

El incendio no lo provocamos nosotros. Tal vez fueron los aprendices deSchichau,oquizálosdelgrupodeWesterland.LosCurtidoresnoeranincendiarios,aunqueyo,sujefeespiritual,pudieratenerinclinacionesincendiariasporpartedemiabueloKoljaiczek.

Me acuerdo bien del mecánico que había sido trasladado de los astillerosalemanesdeKielaSchichauyvinoavernospocoantesdeladivisióndelabandadelos Curtidores. Erich y Horst Pietzger, hijos de un estibador de Fuchswall, locondujeron a la bodega de nuestra residencia. Examinó con atención nuestrodepósito,lamentólaausenciadearmasutilizables,pero,aunqueconreservé)noshizoalgunoselogios;ycuando,habiendopreguntadoporeljefedelabanda,StörtebekeryMoorkähnemeseñalaronamí,elprimeroespontáneamenteyelsegundoconciertavacilación, rompió enun ataquede risa tan insolenteyprolongado, que faltópocoparaque,aindicacióndeÓscar,seleentregaraalosCurtidoresparasercurtido.

—¿Qué clase de gnomo es éste?—le dijo a Moorkähne, señalándome con el

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pulgarporencimadelaespalda.Antes de que Moorkähne, que sonreía sin saber qué responder, pudiera decir

nada, Störtebeker le contestó, en forma impresionantemente reposada: —Este esnuestroJesús.

Elmecánico, que se llamabaWalter, no encajó bien la palabrita y se permitióexpresar su cólera en nuestros dominios: —Bueno, ¿sois políticos de veras, omonaguillospreparandoalgúnNacimientoparalaNavidad?

Störtebekerabriólapuertadelabodega,hizounaseñalaCarboncillo,dejósaltarde lamangade suchaqueta lahojadeuncuchillodeparacaidistaydijo,mása labandaquealmecánico:—SomosmonaguillosyestamospreparandounnacimientoparaNavidad.

De todosmodos, no se le hizo al señormecánico ningún daño, sino que se levendaronlosojosyselecondujofueradelaresidencia.Pocodespuésnosquedamossolos,porquelosaprendicesdelosastillerosdeSchichausesepararon,constituyeronungrupopropiobajo ladireccióndelmecánico,y tengo laplena seguridaddequefueronelloslosqueprendieronfuegoalbuqueescuela.

Enmiopinión,Störtebekerhabíadadolarespuestacorrecta.Nonosinteresabalapolítica y, después que las Patrullas de la Juventud Hitleriana, atemorizadas, yaapenas salían de sus locales de servicio o controlaban a lo sumo en la EstaciónCentrallospapelesdelasmuchachitasdevidaalegre,empezamosatrasladarnuestrocampo de acción a las iglesias y a ensayar, según las palabras del mecánico,Nacimientos.

Demomento, tratábasedecompensar lapérdidade losaprendicesdeSchichau,quehabíansidomuyactivos.Afinesdeoctubre,Störtebekertomójuramentoadosmonaguillos de la iglesia del Sagrado Corazón. Eran los hermanos Félix y PabloRennwand.Störtebekerloshabíaconocidoporlahermanadeellos,Lucía.Apesardemi protesta, lamuchacha, que contaba apenas diecisiete años, asistió a la toma dejuramento.LoshermanosRennwandtuvieronqueponerlamanoizquierdasobremitambor,enelquelosmuchachos,exaltadoscomoeran,veíanunaespeciedesímbolo,ypronunciarlafórmuladelosCurtidores:untextotanidiotayabracadabrante,quenoaciertoarecordarlo.

Duranteelactodelajura,ÓscarobservabaaLucía.Teníaloshombrossubidos,yen la mano izquierda un emparedado de salchicha que temblaba ligeramente, semordíael labio inferiormostrabaunacara rígiday triangular,de raposa; sumiradaardíaenlaespaldadeStörtebeker.YosentímiedoporelfuturodelosCurtidores.

Empezamos con la transformación de nuestra bodega. Desde la habitación demamáTruczinskidirigíayo,encolaboraciónconlosmonaguillos,laadquisicióndelmobiliario. De la iglesia de Santa Catalina adquirimos un San José de tamañomediano, que resultó ser auténtico, del siglo dieciséis, unos candelabros, algunos

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vasos sagrados y un pendón del Corpus. Una visita nocturna a la iglesia de laTrinidad nos proporcionó un ángel con trompeta, de madera, de ningún interésartístico,yuntapizdefigurasquepodíaservirnosdeadornomural.Eraunacopiadeunmodelomásantiguo,quemostrabaaunadamahaciéndolecarantoñasaunanimalfabulosoqueleestabasometidoysellamabaunicornio.AunqueStörtebekerhicieraobservar, no sin razón, que la sonrisa tejida de la muchacha del tapiz era tancruelmente juguetona como la cara de la raposa de Lucía, confiaba yo que milugarteniente no se dejara amansar como el unicornio fabuloso. Cuando el tapizestuvocolgadoalaparedfrontaldelabodega,enlaqueantessevieratodaclasedenecedades, como la «Mano Negra» y la «Calavera», y finalmente el tema delunicorniopresidió todasnuestrasdeliberaciones,medije: ¿Porqué,Óscar, porquéacogesaquí,dondeentraysaleLucíaparareírseatusespaldas,aestasegundaLucíatejida,queconvierteatussubordinadosenunicorniosyque,tejidaoenpersona,tebuscaati,porquesólotú,Óscar,eresrealmentefabuloso,ereselanimalsingulardecuernoexageradamenteenroscado?

¡Qué estupendo que llegara el Adviento y que, con figuras de Nacimiento detamañonatural,detallaingenua,queevacuábamosdelasiglesiasdelosalrededores,pudierayoprontotapareltapizatalpuntoquelafábulanoseprestaraalaimitaciónen forma tan inmediata! A mediados de diciembre desencadeno Rundstedt suofensivadelasArdenas,ytambiénnosotrosestábamoslistosparanuestrograngolpe.

Después que de lamano deMaría, que para consternación deMatzerath vivíaahoraporcompletoentregadaalcatolicismo,hubeidovariosdomingosconsecutivosa misa de diez y hube asimismo ordenado a la banda la asistencia a misa, nosintroducimos la noche del dieciocho al diecinueve de diciembre, familiarizados yaconloslugares,sinqueÓscarnecesitararompercristalalgunoyconlaayudadelosmonaguillosFélixyPabloRennwand,enlaiglesiadelSagradoCorazóndeJesús.

Nevaba,perolanieveseescurría.Lostrescarretonesdemanolosdejamosdetrásdelasacristía.ElmenordelosRennwandteníalallavedelportalprincipal.Óscaribadelante;llevóalosmuchachos,unodespuésdeotro,alapiladeaguabenditayleshizoarrodillarseenlanavecentral,mirandoalaltarmayor.LuegoordenélavelacióndelaestatuadelSagradoCorazónconunamantadelServiciodelTrabajo,paraquesu mirada azul no estorbara demasiado nuestros afanes. Los utensilios lostransportaron la Trilla y el Míster a la nave izquierda ante el altar lateral. Huboprimeroqueevacuarhacia lanavecentralelestablo llenodefigurasyderamasdepino. Pastores, ángeles, ovejas, burros y vacas teníamos de sobra. Nuestra bodegaestaba llena de comparsas, y sólo nos faltaban los actores principales. Belisariolimpió de flores el altar. Totila y Teya enrollaron la alfombra. Carboncillo fuesacando los utensilios. Óscar, arrodillado en un pequeño reclinatorio, vigilaba eldesmantelamiento.

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Primero aserramos al niñoBautista en supiel demechones color de chocolate.¡Quésuerteelllevarconnosotrosunasierrametálica!DentrodelyesounasbarrasdemetaldelgruesodeundedouníanalBautistaconlanube.AserrabaCarboncillo.Lohacía como un estudiante, es decir, torpemente. ¡Cómo echamos de menos a losaprendicesdelastillerodeSchichau!StörtebekerrelevóaCarboncillo.Lacosaibaasíalgo mejor y, después de media hora de ruido, pudimos tumbar al Bautista,envolverloenunamantadelanaysaborearelsilenciodelaiglesiaamedianoche.

ElaserradodelNiñoJesús,pegadocontodosuasientoalmusloizquierdodelaVirgen, nos llevó más tiempo. Sus buenos cuarenta minutos estuvieron en ello laTrilla,elmayorde losRennwandyCorazóndeLeón.Pero,¿porqué tardaba tantoMoorkähne? Se proponía venir directamente de Neufahrwasser con su gente yjuntársenosenlaiglesia,paranollamartantolaatención.Störtebekerestabademalhumorysemeantojabanervioso.Preguntóvariasvecesa loshermanosRennwandporMoorkähne. Y cuando finalmente cayó, como todos esperábamos, la palabritaLucíaStörtebekeryanohizomáspreguntas,arrancóaCorazóndeLeónlasierradelasmanos y, trabajando con encarnizamiento feroz acabó al poco rato con elNiñoJesús.

Al tumbar la figura se rompió la aureola. Störtebeker se disculpó conmigo. Aduraspenaslogrédominarlairritaciónquetambiénmeibainvadiendoyordenéquerecogieran en dos gorras los fragmentos de yeso dorado. Carboncillo creía queaquellosepodríaarreglarconpegamento.AcolchamosalJesúsaserradoconcojinesyloenvolvimosendosmantasdelana.

NuestraideaeraaserraralaVirgenporarribadelapelvisypracticarunsegundocorte entre lasplantasde lospiesy la nube.Éstaqueríamosdejarla en la iglesiayllevarnos sólo a nuestra bodega de los Puttkamer las dosmitades de laVirgen, elNiñoJesús,porsupuesto,y,deserposible,elniñoBautista.Contrariamentealoqueesperábamos, resultó que habíamos estimado demasiado alto el peso de losfragmentos de yeso. El grupo entero, en efecto, había sido colado en vacío, lasparedes tenían a lo sumo un grueso de dos dedos y sólo la armazón metálicapresentabadificultades.

Losmuchachos, sobre todo Carboncillo y Corazón de León, estaban agotados.Habíaqueconcederlesundescanso,porque losdemás,comprendidos loshermanosRennwand, no sabían aserrar. La banda estaba desparramada por los bancos de laiglesia, tiritandodefríoStörtebeker,depie,abollabasusombrerodefieltro,quesehabíaquitadoenelinteriordelaiglesia.Aquellaatmósferanomegustaba.Habíaquehacer algo. Los muchachos resentían el vacío y la nocturnidad de la arquitecturasagrada.La ausencia deMoorkähne contribuía también a aumentar la tensión.LoshermanosRennwandparecían tenermiedo aStörtebeker, semantenían apartadosycuchicheaban,hastaqueStörtebekerimpusosilencio.

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Lentamente,yauncreoquesuspirando,me levantédemi reclinatorioyme fuidirectamentehacialaVirgenremanente.Sumirada,queantessedirigieraaJuan,caíaahorasobrelasgradasllenasdepolvodelaltar.Suíndicederecho,queantesseñalaraa Jesús, apuntabaahora alvacíoo,másbien,hacia lanave lateraloscura.Subí lasgradas una por una, me volví, y busqué los ojos sumisos de Störtebeker; estabanausentes,hastaqueCarboncilloledioconelcodoylehizoaccesibleamidemanda.Me miró, inseguro cual nunca lo había visto antes y sin comprender, hasta quecomprendióalfinoenparte,seacercómuydespacio,despacísimo,peroluegobrincólasgradasdeunsolosaltoymesubiósobrelasuperficieblancairregular,reveladoradel manejo inhábil de la sierra, del muslo izquierdo de la Virgen, que dibujabaaproximadamenteeltraserodelNiñoJesús.

Störtebekerdioinmediatamentelavuelta,seplantódeunsaltosobrelasbaldosaseibayaasumirsenuevamenteensuensimismamientoperovolviólacabeza,achicósusojosya juntosdepor sí, alpuntoqueparecíandos lucesdecontrol,yhubodemostrarse impresionado, lo mismo que el resto de la banda desparramada por losbancos de la iglesia, al verme sentado en el lugar de Jesús en forma tan natural ydignadeadoración.

Nonecesitómuchotiempoparacomprendermiplan,yhastaconcreces.HizoquenosenfocarandirectamenteamíyalaVirgenlasdoslámparasdebolsilloqueNarsesyBarbaAzulhabíansostenidoduranteeldesmantelamiento;ordenó,alverquelaluzmemolestaba, que la pasaran al rojo, hizo seña a los hermanosRennwand que seacercaran, les dijo por lo bajo algo que ellos no querían, acercóse al grupoCarboncillo, sin que Störtebeker le hubiera hecho señal alguna, ymostraba ya susnudillos dispuestos a curtir cuando los hermanos cedieron y desaparecieron en lasacristía, seguidos de cerca por Carboncillo y el auxiliar de la DefensaAntiaérea,Míster.Óscaraguardabasinimpaciencia,poniéndoseeltamborenposición,ynosesorprendióenlomásmínimocuandoellargoMísterylosdoshermanosRennwandvolvieron, aquél con hábitos sacerdotales y éstos en el de monaguillos en rojo yblanco.Carboncillo,metidoamediasenlaropadelvicario,traíatodoloquerequierelamisa, lodispuso sobre lanubey se eclipsó.Elmayorde losRennwand tenía elincensario, y el otro la campanilla.A pesar de que los hábitos le vinieran bastantegrandes, elMíster no imitaba nadamal al reverendoWiehnke; al principio lo hizotodavía con un cinismo de estudiante, pero luego se dejó llevar por el texto y laacciónsagradaynosofrecióatodos,peroenparticularamí,nounaparodia,sinounamisa, que más adelante, ante el tribunal, siguió designándose como misa, aunquenegra.

Los tres muchachos empezaron con el Introito: la banda de los bancos y lasbaldosas hincó la rodilla, se persignó y el Míster empezó a celebrar la misa,dominandoeltextohastaciertopuntoysostenidoporlarutinadelosmonaguillos.Ya

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apartirdelIntroitoempecéyoamoverdiscretamentelospalillossobrelahojalata.ElKirie loacompañémásfuerte.GloriainexcelsisDeo,glorificabayoenmi tambor,exhortandoalaoración;enlugardelaepístoladeldía,introdujeunnúmerobastantelargodetambor.ElAleluyamesalióparticularmentebien.EnelCredopudeobservarquelosmuchachoscreíanenmí.AlllegaralOfertorioaflojéalgoconeltambor,dejéqueelMísterpresentaraelpanymezclaraelvinoconagua,dejéquenosincensaranalcálizyamí,ymirécómoelMístersecomportabaenellavamanos.Orate,frates,marqué con el tambor en la luz roja de las lámparas de bolsillo, pasando a laTransubstanciación:Esteesmicuerpo.Oremus,cantóelMíster.Exhortadoporunaadmonición celeste, los muchachos de los bancos me ofrecieron dos versionesdistintasdelPadrenuestro,peroelMístersupounir,enlaComunión,aloscatólicosya losprotestantes.Mientras ellos comulgaban todavía, anunciéyoconel tamborelConfiteor. La Virgen señalaba con el dedo a Óscar, el tambor. Accedía yo a lasucesióndeJesucristo.Lamisaibacomosobreruedas.LavozdelMístersehinchabaydisminuía.¡Cuanbellamenteprodujolabendición:indulgencia,remisiónyperdón!Ycuandoconfióalespaciode la iglesia laspalabras finales«vite,missaest»—id,estáis liberados—, entonces tuvo realmente lugar una liberación espiritual, y lainstancia secular ya sólo podía ejercerse sobre una comunidad de CurtidoresfortalecidaenlafeyfortificadaenelnombredeÓscarydeJesús.

Yadurantelamisahabíaoídoyolosautos.TambiénStörtebekervolviólacabeza.Asípuesélyyofuimoslosdosúnicosquenonossorprendimoscuandoenelportalprincipal,enlasacristíaeigualmenteenelportallateralpercibimoselruidodevocesydetaconesdebotassobrelasbaldosasdelaiglesia.

StörtebekerquisobajarmedelmuslodelaVirgen.Yolehiceseñaldequeno.ElcomprendióaÓscar,hizoungestodeaprobaciónconlacabezayobligóalabandaapermanecerderodillasyaesperar,derodillas,alapolicíajudicial.Ylosmuchachospermanecieron así, temblando sin duda, y aun alguno hincó las dos rodillas, peroesperaronde todosmodos sin chistar a que, a través de la nave lateral, de la navecentralydesdelasacristía,noshallaranynosrodearan.

Muchaslinternasdeslumbrantes,noamortiguadasenrojo.Störtebekerselevantó,sesantiguó,mostrósealaslinternas,entregósusombrerodefieltroaCarboncilloqueseguía arrodillado, dirigióse en su impermeablehaciauna sombrahinchadaquenollevabalinterna,haciaelreverendoWiehnke,sacódedetrásdelasombrahacialaluzalgoflacoqueseresistíaconlasmanosylospies—LucíaRennwand—,ylepegóalamuchachaen lacara, triangularyhurañabajo laboina,hastaqueelgolpedeunpolicíalomandóaélentrelosbancos.

—¡Québárbaros,Jeschke!—oíexclamaraunodelospolicíasalpiedelaVirgen—.¡Sieselhijodeljefe!

Así saboreó Óscar la ligera satisfacción de haber tenido entre sus activos

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subordinadosalhijodeljefedelaPolicíay,sinresistencia,afectandoelpapeldeunrapaz llorón de tres años del que los adolescentes habían abusado, dejé que meampararan:elreverendoWiehnkemetomóensusbrazos.

Sólo los policías gritaban.Se llevaron a losmuchachos.El reverendoWiehnkehubo de posarme sobre las baldosas, porque un mareo lo obligó a sentarse en elprimer banco a su alcance. Halléme al lado de nuestros utensilios y, entre laspalanquetasymartillos,descubríaquelcestodeprovisionesllenodeemparedadosdesalchichaquelaTrillahabíapreparadopocoantesdeempezarlaoperación.

Agarréelcesto,meacerquéa laflacaLucíaquetiritabadentrodesumiserableabrigoyleofrecílosemparedados.Ellametomóensusbrazos,colgósedelizquierdolospanecillosconsalchicha, teníayaunoentre losdedosy,actoseguido,entre losdientes,yyopudeobservarsucaraardida,golpeada,atiborrada:losojossinreposodetrásdesendashendidurasnegras,lapielcomoamartillada,untriángulomasticante,muñeca,BrujaNegra,quecomíalasalchichaconelpellejoy,alcomer,lacaraselehacíamásflaca,máshambrienta,mástriangular,másdemuñeca—unavisiónquesememarcó profundamente. ¿Quién podrá quitarme ya de la frente aquel triángulo?¿Por cuánto tiempo seguirá masticando en mí salchichas, pellejo y hombres, ysonriendo como sólo pueden sonreír un triángulo o las damas de los tapices quedomesticanunicornios?

Cuando se llevaron a Störtebeker y éste nos mostró a Lucía y a mí su caraensangrentada, lomiréyasin reconocerloy, rodeadoporcincooseispolicíasyenbrazos de Lucía, que seguía devorando emparedados, salí trasmi otrora banda deCurtidores.

¿Qué quedó de todo ello? Quedó el reverendo Wiehnke con Nuestras doslinternas, puestas todavía en rojo, entre los hábitos sacerdotales y los trajes de losmonaguillos desperdigados aquí y allá. El cáliz y la custodia quedaron sobre lasgradasdelaltar.ElSanJuanaserradoyelJesúsaserradoquedaronalladodeaquellaVirgen que, en nuestra bodega de la casa de los Puttkamer, estaba destinada aequilibrareltapizdeladamadelunicornio.

Óscar fue sometido a un proceso que hoy todavía sigo llamando el segundoprocesodeJesúsyqueterminóconmiabsolucióny,porconsiguiente,conladeéste.

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Elcaminodelashormigas

Háganmeustedeselfavordeimaginarseunapiscinadebaldosasazulcieloenlaquenadandostiposdeaspectodeportivotostadosporelsol.Albordedelapiscinaestánsentados, delante de las cabinas, hombres y mujeres de aspecto igualmentebronceado.Seoye,apenas,lamúsicaquedifundeunaltavoz.Untediosaludable,unligero erotismo que no compromete y que pone tensos los trajes de baño. Lasbaldosas son lustrosas y, sin embargo, nadie resbala. Aquí y allá, unos cuantoscartelitosconprohibicionesquesalensobrando,porque losbañistassólovienenunpar de horas y hacen las cosas prohibidas fuera del establecimiento. De vez encuando, alguien salta del trampolín de tres metros, pero sin lograr conquistar lasmiradas de los nadadores ni apartar de las revistas ilustradas las de los bañistastendidos.Ydepronto,sealzaunvientecillo.No,noesunvientecillo.Esmásbienunhombre joven que sube lentamente, deliberadamente, barrote tras barrote, altrampolíndelosdiezmetros.BájanseyalasrevistasconlosreportajesdeEuropayultramar;lasmiradassubenconél,loscuerpostendidossealargan,unamujerjovensepone lamanosobre losojos,alguienolvida loqueestabapensando,unapalabraquedasuspendidaenelaire,unflirtapenasiniciadoterminaprematuramenteamitaddelafrase:ahíestáél,apuestoyfuerte,eneltrampolín;daunossaltitos,seapoyaenla curva elegante de la barandilla de tubo, mira como aburrido hacia abajo, sedesprendede labarandillaconunelegantemovimientode lacadera, avanzapor lapartesobresalientedeltrampolínquesecimbreaacadaunodesuspasos,miraabajo,permiteasumiradaafinarseenunapiscinaazul,sorprendentementepequeña,enlaque rojos, amarillos, verdes, blancos, rojos, amarillos, verdes, blancos, rojos,amarillos,losgorrosdebañodelasnadadorasestánsiempremezclándose.Yallíhandeestarlasmuchachas,DorisyErikaSchüler,ytambiénJuttaDanielsconsuamigo,que no le hace ningún caso. Le hacen señas, Jutta le hace señas también. Sindescuidarsuequilibrio,él lesrespondeconlamano.Yahoragritan.¿Quéquerrán?¡Venga!, gritan, ¡salta!, grita Jutta. Pero él ni siquiera había pensado en ello; sóloqueríavercómosevedesdearriba,paraluegovolverabajartranquilamente,barrotetrasbarrote.Y luegogritan fuerte, en formaque todospuedanoírlo, gritan: ¡Salta!¡Saltaya!¡Salta!

Ustedeshabrándeconvenirenque,pormuycercadelcieloquesepuedaestarenloaltodel trampolín, la situaciónes terriblementeendemoniada.Esoes loquenossucedió,aunquenodurantelatemporadadebaño,alosmiembrosdelabandadelosCurtidoresyamíenenerodelcuarentaycinco.Noshabíamosatrevidoasubirmuyarriba,nosapretujábamosahorasobreeltrampolín,yabajo,formandounaherraduraalrededordelapiscinasinagua,estabansentadoslosjueces,losasesores,lostestigosylosujieres.

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Störtebekeravanzóporlapartesobresaliente,sinbarandilla,deltrampolín.—¡Salta!—clamabaelcorodelosjueces.PeroStörtebekernosaltaba.En esto se levantó abajo, en los bancos de los testigos, una figura delgada de

muchachaque llevabaunachaquetitaa laBerchtesgadenyuna faldagris tableada.Alzóunacarablanca,peronoborrosa—yosigoafirmandotodavíaqueformabauntriángulo—, amaneradeunblanco reluciente;LucíaRennwandnogritó, sinoquesusurró:—¡Salta,Störtebeker,salta!

Y Störtebeker saltó. Y Lucía volvió a sentarse en la madera del banco de lostestigosyseestirólasmangasdesuchaquetadepuntoalaBerchtesgadensobrelospuños.

Moorkähneavanzósaltandoporeltrampolín.Losjuecesloconminaronasaltar.PeroMoorkähnenoquería,sonreíaperplejomirándoselasuñasyesperóaqueLucíasesubieralasmangas,sacaralospuñosdelanaylemostraraeltriánguloenmarcadodenegroconlosojoscomountrazo.Entoncessaltóconfuriahaciaeltriángulo,perosindarenél.

CarboncilloyelAngelote,queyaduranteelascensosehabíanhechodepalabras,llegaronalasmanossobreeltrampolín.ElAngelotefuecurtido,ynisiquieraenelsaltosoltóleCarboncillo.

LaTrilla,queteníaunaspestañaslargasysedosas,cerróantesdelsaltosusojosdecorzovanamentetristes.

AntesdesaltarhubierondedespojarselosauxiliaresdelaDefensaAntiaéreadesusuniformes.

Tampoco los hermanos Rennwand pudieron saltar del trampolín vestidos demonaguillos:suhermanitaLucía,queestabasentadaconsuchaquetadepésimalanadeguerraenelbancodelostestigosypedíaelsalto,nuncalohubierapermitido.

En contraste con laHistoria, aquí saltaron primeroBelisario yNarses, y luegoTotilayTeya.

Saltó Barba Azul, saltó Corazón de León, saltó la infantería de la banda:Narigotas,elSalvaje,elPetrolero,elPito,Mostaza,YatagányelTonelero.

Y cuando hubo saltado Stuchel, un estudiante de tercer año, que era bizco alextremodemarearle a unoy en realidad sólopertenecía a la banda amedias y enformacasual,entoncesyanoquedabaeneltrampolínmásqueJesús,interpeladoporlosjuecesencorocomoÓscarMatzeratheinvitadoporellosalsalto,invitacióndelaque Jesús no hizo caso.Y cuando en el banco de los testigos se levantó la severaLucíaconsudelgadatrenzaalaMozartentrelosomóplatos,abriólasmangastejidasde susbrazosy, sinmover los labios apretados, susurró:—¡Salta,dulcísimo Jesús,salta! —entonces comprendí yo la naturaleza tentadora de un trampolín de diezmetros:sentíunosgatitosgrisesqueempezabanahacermecosquillasenlascorvas,

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unoserizosquesemeaparejabanbajolasplantasdelospies,unasgolondrinasquesemeechabanavolaren lossobacos,yviqueamispies teníaalmundoenteroynosóloaEuropa.AmericanosyjaponesesejecutabanunadanzadeantorchasenlaisladeLuzón,yunoyotros,losojioblicuosylosojirredondos,perdíantodossusbotones.Encambio,enEstocolmo,habíaunsastreque,enaquelmismomomento,cosíalosbotones a un pantalón rayado de etiqueta. Mountbatten nutría a los elefantes deBirmaniaconproyectilesdetodosloscalibres,mientrasenLimaunaviudaenseñabaasupapagayoadecir¡Caramba!Dosportaavionesadornadoscomosendascatedralesgóticas se embestían en medio del Pacífico, dejaban que sus respectivos avionesalzaranelvueloysehundíanmutuamente.Pero losavionesyanopodíanaterrizar,sino que flotaban desamparados en el aire, cual ángeles meramente simbólicos, yconsumían, zumbando vanamente, todo su combustible: cosa que no molestabamayormente a un conductor de tranvía de Haparanda que acababa de terminar sujornada de trabajo y rompía unos huevos en una sartén, dos para sí y dos para sunovia,alaqueesperabasonrienteycontodapremeditación.ClaroestáquetambiénhabríapodidopreversequelosejércitosdeKonievyZukovreanudaríansuavance;y,efectivamente,mientras en Irlanda llovía, rompieron el frente delVístula, tomaronVarsoviademasiado tardeyKönigsbergdemasiadopronto, sinqueello fueraóbiceparaqueunamujerdePanamá,queteníacincohijosyunsolomarido,dejaraqueselequemaralalechesobrelallamitadelgas.Yasíeratambiénfatalqueelhilodelosacontecimientos,quepordelantesemostrabahambrientotodavíayformabamallasyhacía historia, fuera dejando armado tras de sí el tejido del Acontecer. Llamómeasimismo la atención que actividades como hacer girar los pulgares, fruncir elentrecejo,cabecear,apretarselasmanos,hacerniños,imprimirmonedafalsa,apagarla luz, lavarse losdientes, fusilary cambiar lospañales sepracticaran, aunqueconhabilidad diversa, en todo el mundo. Estas múltiples acciones de propósitos tandistintos me desconcertaron. De ahí que volviese a prestar atención al procesoorganizadoenmihonoralpiedeltrampolín.—¡Salta,dulceJesús,salta!—susurrabala precoz testigoLucíaRennwand.Estaba sentada sobre las rodillas deSatanás, loquerealzabamástodavíasuvirginidad.Él laexcitaba,ofreciéndoleunemparedadodesalchicha.Yellamordíay,sinembargo,permanecíacasta.—¡Salta,dulceJesús,salta!—masticaba,ofreciéndomesutriángulointacto.

Peroyonosalténisaltaréjamásdeuntrampolín.AquelnohabíadeserelúltimoprocesodeÓscar.Endiversasotrasocasiones,yaúnnohacemucho,mehanqueridotentaralsalto.LomismoqueenelprocesodelosCurtidores,enocasióndelprocesodelAnular—quemejor designo como el tercer proceso de Jesús—había tambiénespectadores bastantes, alrededor de la piscina azul cielo sin agua. Estaban en losbancosdelostestigos,yseproponíanvivirdurantemiprocesoydespuésdelmismo.

Peroyomedivuelta,ahogué lasgolondrinasdemissobacos,aplasté loserizos

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que celebraban sus nupcias bajomis plantas y dejémorir de hambre a los gatitosgrises de mis corvas; rígido, despreciando la exaltación del salto, me dirigí a labarandilla, lleguéalaescaleraymehiceconfirmarporcadabarrotequenosólosepuede subir a los trampolines, sino que se puede también bajar de ellos sin habersaltado.

Abajome esperabanMaría yMatzerath. El reverendoWiehnkeme impartió labendición sin habérsela pedido. Greta Scheffler me había traído un abriguito deinviernoytambiénpasteles.ElpequeñoKurthabíacrecidoynoquisoreconocermenicomopadrenicomomediohermano.MiabuelaKoljaiczeksosteníaasuhermanoVicentedelbrazo.Ésteconocíaelmundoyhablabaconfusamente.

Cuando abandonábamos el edificio del juzgado, se acercó a Matzerath unfuncionario vestido de paisano, le remitió un escrito y le dijo: —Usted deberíarealmentereconsiderarlo,señorMatzerath.Elniñonodebeandarsoloporlascalles.Ya ve usted mismo, ahora, qué clase de elementos son capaces de abusar de unacriaturitatanindefensa.

María llorabaymecolgódelcuelloel tamborqueel reverendoWiehnkehabíaguardadoduranteelproceso.NosfuimosandandohacialaparadadeltranvíafrentealaEstaciónCentral.La últimaparte del trayecto fueMatzerath el queme llevó enbrazos. Por encima de su espalda buscaba yo entre la gente una cara triangular ydeseaba saber si también ella había debido subir al trampolín, si había saltadodespuésdeStörtebekeryMoorkähne,obiensihabíapercibido,comoyo,lasegundaposibilidaddeunaescalera,asaber:eldescenso.

Hastalafechanohelogradodesprendermetodavíadelacostumbredebuscarporlas calles y en las plazas a una adolescente flaca, ni bonita ni fea, pero capaz demandarfríamentealoshombresalamuerte.EinclusoenlacamademisanatoriomeasustocuandoBrunomeanunciaunavisitadesconocida.Mihorrormehacedecirmeentonces: ahívieneLucíaRennwand, es el cocoy laBrujaNegray te exhortaporúltimavezalsalto.

PorespaciodediezdíasestuvoMatzerathconsiderandosidebíafirmarelescritoymandarloalMinisteriodelaSalud.Cuandoeldíaquehacíaoncelosuscribióyloenvió,laciudadestabayabajoelfuegodelaartilleríayeradudoso,porconsiguiente,que el correo encontrara todavíamanera de dar con el papel. Puntas blindadas delejércitodelmariscalRokosovskiavanzaronhastaElbing.ElsegundoejércitodeVonWeistomóposiciónenlasalturasalrededordeDanzig.Empezólavidaenlabodega.

Comotodossabemos,nuestrabodegasehallababajola tienda.Podía llegarseaellaporlaentradadelzaguán,frentealretrete,bajandodieciochopeldaños,detrásdelas bodegas de Heilandt y de los Kater y delante de las de los Schlager. El viejoHeilandtseguíaallí.LaseñoraKater,encambio,ytambiénelrelojeroLaubschad,losEykeylosSchlager,sehabíanidoconloquehabíanpodidoarramblar.Detodosellos

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se dijo más tarde, lo mismo que de Greta y de Alejandro Scheffler, que habíanlogradohallar sitio,enelúltimominuto,enunbarcode laorganizaciónLaFuerzaporlaAlegríayhabríanpartidoendireccióndeStettinodeLübeck,comotambiénque habían topado con unamina y volado por el aire. Sea como fuere,más de lamitaddelashabitacionesydelasbodegasestabanvacías.

Nuestra bodega tenía la ventaja de una segunda entrada que, según sabemostambién,consistíaenunatrampasituadaenlatiendadetrásdelmostrador.Asípues,nadiepodíaverloqueMatzerathllevabaalabodegayloquedeéstasacaba;delocontrario,nadienoshabríapermitidoconstituirenépocadeguerra losdepósitosdevíveres que Matzerath logró acumular. El local, seco y cálido, estaba lleno decomestibles: legumbres, pastas, azúcar,miel artificial, harina de trigo ymargarina.Cajasdepandecentenoamontonadassobrecajasdevegetalina.LatasdeensaladadeLeipzig junto a latas de ciruelas y guisantes en los anaqueles queMatzerath, hábilcomo era, había confeccionado él mismo y clavado en la pared. Algunas vigasempotradashacialamitaddelaguerrayporindicacióndeGreffentreeltechoyelpiso de cemento de la bodega conferían a ésta la seguridad de un abrigo antiaéreoreglamentario.EnvariasocasionesestuvoMatzerathapuntodesuprimirlasvigas,yaque, con excepción de algunos ataques de desgaste, Danzig no sufrió bombardeosmayores. Pero cuando ya Greff no pudo seguir manteniéndose en su papel deencargadodeladefensapasiva,entoncesfueMaríalaquelerogóquenolastocara,puesqueríaseguridadparaelpequeñoKurty,avecestambién,paramí.

Durantelosprimerosbombardeosaéreosdefinesdeenero,MatzerathyelviejoHeilandt bajaban todavía, uniendo sus fuerzas, el sillón con mamá Truczinski anuestra bodega. Pero luego, a petición suya, o tal vez también para evitarse lamolestia, la dejaron en su habitación, junto a la ventana. Y después del granbombardeodelcentrodelaciudad,MaríayMatzerathencontraronalapobreancianaconlamandíbulainferiorcolgandoyunamiradatanconvulsacomosiunmosquitopegajososelehubierametidoenelojo.

Sacósepuesdesusgozneslapuertadeldormitorio.ElviejoHeilandtfueabuscaren su cobertizoutensiliosy algunas tablasde cajasy, fumandouncigarrillomarcaDerbyqueMatzerathleregalara,empezóatomarlasmedidas.Óscarleayudóensutrabajo.Losdemássefueronalabodega,porqueelcañoneovolvíaahacersesentirdesdelasalturas.

Elviejoqueríahacerlodeprisayconfeccionarunasimplecajasinafinarlahaciaelpie.PeroÓscarerapartidariodelaformatradicionaldelataúd,ylepusolastablasbajo la sierra en forma tan resuelta, que lo decidió finalmente por el afinamientohaciaelpie,alquetienederechotodocadáverhumano.

Unavezterminado,elataúdteníamuybuenaspecto.LaGrefflavóelcuerpodemamáTruczinski,tomódelarmariouncamisónlimpio,lerecortólasuñas,learregló

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elmoñosujetándoselocontresagujasdetejery,enunapalabra,hizotodoloposibleparaque, aunen lamuerte,mamáTruczinski siguierapareciéndoseaun ratóngrisque,envida,gustabadebebercafédemaltaycomerpurédepatatas.

Mascomoquieraqueduranteelataqueaéreoelratónsehabíapuestorígidoensusillaysólosedejabameterenelataúdconlaspiernasencogidasylasrodillasenalto,elviejoHeilandt,aprovechandounmomentoenqueMaríasaliódelahabitaciónconelpequeñoKurtensusbrazos,tuvoqueromperlelaspiernas,afindepoderclavarlatapa.

Por desgracia sólo teníamos pintura amarilla, pero no negra. Así que mamáTruczinskifuesacadadelahabitaciónyllevadaescalerasabajoenaquellastablassinpintar,peroquedetodosmodosseafinabanhaciaelpie.Óscarcerrabalamarchaconsu tambor y podía contemplar la tapa del ataúd en la que se leía, tres veces, aintervalosregulares:MargarinaVitello—MargarinaVitello—MargarinaVitello,loqueveníaaconfirmarenformapóstumaelgustodemamáTruczinski,queenvidasiemprehabíapreferidolamargarinavegetalVitelloalamejormantequillaporquelamargarinaessana,seconservafresca,alimentayalegraelcorazón.

ElviejoHeilandt tiróde lacarretillade laverduleríaGreffconelataúdencimaporlacalledelaVirgenMaríayelpaseoAntónMöller—aquíardíandoscasas—,endireccióndelaClínicadeMujeres.ElpequeñoKurtsehabíaquedadoconlaviudaGreff ennuestrabodega.MaríayMatzerath empujaban, en tantoqueÓscar estabasentado arriba y le daban ganas de encaramarse sobre el ataúd, cosa que no lepermitieron.LascallesestabanatestadasdefugitivosdelaPrusiaOrientalydeldelta.Por el paso a desnivel frente al Salón de los Deportes apenas se podía pasar.MatzerathpropusoabrirunhoyoeneljardíndelConradinum,peroMaríaseopuso.ElviejoHeilandt,queteníalamismaedadquemamáTruczinski,hizoconlamanounsignodedesaprobación.Tambiényoestabaencontradeljardínescolar.Detodosmodos,habíaquerenunciaraloscementeriosmunicipales,porque,apartirdelSalóndelosDeportes,laAvenidaHindenburgsóloestabaabiertaalostransportesmilitares.AsíquenopudimosenterraralratónalladodesuhijoHeriberto,peroleescogimosunrinconcitodetrásdelCampodeMayo,enelParqueSteffen,quequedabafrentealoscementeriosmunicipales.

Elsueloestabahelado.MientrasMatzerathyelviejoHeilandtseibanrelevandoconelpicoyMaría tratabadearrancaralgodeyedra juntoa losbancosdepiedra,Óscar se independizó y no tardó en encontrarse entre los troncos de la AvenidaHindenburg.¡Quémovimiento!Lostanquesreplegadosdelasalturasydeldeltaseremolcaban mutuamente. De los árboles —tilos, si no recuerdo mal— colgabanreservistas y soldados. Unos letreritos de cartón prendidos en sus capotes y hastaciertopuntolegiblesdecíanquelosqueallícolgabandelosárbolesolostiloserantraidores. Me fijé en la cara contraída de varios de los ahorcados y establecí

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comparacionesengeneraly,enparticular,conelverduleroGreff.Vitambiénracimosdemuchachos colgando enuniformesque les quedabangrandes ymás de unavezcreí reconocer aStörtebeker; pero todos losmuchachos ahorcados separecen.Contodo,medije:ahorahancolgadoaStörtebeker—¿lehabránechadotambiénlasogaaLucíaRennwand?

EstepensamientodioalasaÓscar.Escrutó losárbolesaderechae izquierdaenbuscadeunamuchachaflacaquecolgarayatrevióseapasaratravésdelostanquesalotro ladode laAvenida;pero tampocoaquíencontrómásqueviejos reservistas,soldados y muchachos parecidos a Störtebeker. Decepcionado, recorrí la Avenidahasta laalturadelCafédelasCuatroEstaciones,queestabamediodestruido,volvíatrásdemalaganay,mientrasesparcíaconMaríayedrayhojassecassobrelatumbademamáTruczinski,seguíarepresentándomecontodafirmezayprecisiónlaimagendeLucíaahorcada.

No devolvimos la carretilla a la verdulería. Matzerath y el viejo Heilandt ladesarmaron,colocaron lasdistintaspartesdelantedelmostrador,yelnegocianteenultramarinosmetióenelbolsillodelviejotrespaquetesdecigarrillosDerbyyledijo:—Talvezlanecesitemostodavía.Aquíestarásegura,enloquecabe.

ElviejoHeilandtnodijonada,perocogióde losanaquelescasivacíosalgunospaquetes de macarrones y dos cucuruchos de azúcar. Y luego, arrastrando laszapatillasdefieltroquehabíallevadotambiénduranteelentierro,saliódelatiendaydejóqueMatzerathtrasladaraalabodegaloscontadosartículosquequedabanaúnenlosanaqueles.

Ya casi no salíamos de aquel agujero. Decíase que los rusos estaban ya enZigankenberg, Pietzgendorf, en Schidlitz. En todo caso debían haber ocupado lasalturas,porquetirabanamansalvasobrelaciudad.Laorilladerecha,elbarrioviejo,elbarriodelPebre,lossuburbios,elbarriomoderno,elbarrionuevoylaciudadbaja,enlosquesehabíaedificadoporespaciodesetecientosaños,ardieronentresdías.Claroquenoeraésteelprimer incendiode laciudaddeDanzig.Yaanteriormente,haciendohistoria,lospomerelianos,losbrandeburgueses,loscaballerosdelaOrden,lospolacos,lossuecosyotravezlossuecos,losfranceses,losprusianosylosrusos,einclusivelossajones,habíanconsiderado,cadapardedecenios,alaciudaddignadelfuego.Yahoraeranlosrusos,lospolacos,losalemanesylosinglesesjuntoslosque cocían por centésima vez los ladrillos de la arquitectura gótica, sin por elloconvertirlos en bizcochos.Ardieron la calleMayor, la calleAncha, la calle de losTejedores y el callejón delmismo nombre, la calle de los Perros, la de Tobías, elPaseodelbarrioviejo,eldelsuburbio,lasmurallasyelPuenteLargo.LaPuertadelaGrúa erademadera, por loque ardióde formaparticularmente espectacular.En elcallejón de los Pantaloneros, el fuego se hizo tomar medidas para unos cuantospantalonesmás que deslumbrantes. La iglesia de Nuestra Señora ardió de adentro

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para fuera y, a través de sus ventanales góticos, mostró una iluminación de granfestividad. Las campanas que no habían sido evacuadas todavía, las de SantaCatalina, San Juan, Santa Brígida, Santa Bárbara, Santa Isabel, San Pedro y SanPablo,laTrinidadyelDivinoCuerpo,sefundieronensussoportesygotearonsintonni son. En elMolinoGrandemolieron trigo rojo. En la calle de losCarniceros sequemó el asado dominical. En el Teatro Municipal se representó Sueños deincendiario, pieza enun acto, perodedoble sentido.ElAyuntamiento, despuésdelincendio,acordóalosbomberosunaumentodesalariosconcarácterretroactivo.LacalledelEspírituSantoardióennombredeéste.Elconventodelosfranciscanoslohizo también alegremente en nombre de San Francisco, al que como es sabido legustabaelfuego.LacalledelasDamasinflamósealavezporelPadreyporelHijo.DemásestádecirqueardieronlosMercadosdelaMadera,delCarbónydelHeno.EnlacalledelosPanaderos, lospanecillosnosalierondelhorno.Enelcallejóndelos Cántaros de Leche, la leche hirviendo se derramó. El único que, por razonespuramente simbólicas, no quiso arder fue el edificio de la Compañía de SeguroscontraIncendiosdelaPrusiaOccidental.

AÓscarlosincendiosnuncalohanimpresionadomayormente.Asípues,cuandoMatzerathsubiócorriendolasescalerasparacontemplardesdeeldesvánlaciudadenllamas,yomehubieraquedadotranquilamenteenlabodega,anoserporelhechodeque, por ligereza, había yo depositado en dicho desván precisamente mis escasosbienescombustibles.HabíaquesalvarelúltimodelostamboresquemequedabadelTeatro de Campaña, así como mi Goethe y mi Rasputín. Además guardaba yotambiénentre lashojasdel librounabanico, tenuecomounhálitoydelicadamentepintado,quemiRosvita, laRaguna,habíaagitadograciosamenteenvida.María sequedóenlabodega.Encambio,elpequeñoKurtqueríasubirconMatzerathaltejadoparaverelincendio.Porunaparte,aquellacapacidadincontroladadeentusiasmodemi hijomemolestó, pero por la otrame dije: eso le viene de su bisabuelo, demiabueloKoljaiczek, el incendiario.PeroMaría lo retuvo abajoymedejó subir soloconMatzerath;recogímisbártulos,echéunamiradaporeltragaluzdeltendederodeldesván, y hube demaravillarmede la chisporroteante energía de que estaba dandomuestralaantiguayvenerableciudad.

Al caer unas granadas allí cerca, dejamos el desván.Más tarde quiso subir denuevoMatzerath, peroMaría se lo prohibió. Él no Asistió y, llorando, se puso adescribirpuntoporpuntoelincendioalaviudaGreff,quehabíapermanecidoenlabodega.Todavíasubióalpisoypusolaradio,peroyanoseoíanada.Nisiquieraelcrepitardelaemisoraenllamas;nosedigacomunicadosespeciales.

Temblando casi como un niño que no sabe si ha de seguir creyendo en SanNicolás,estabaMatzerathplantadoenmediodelabodega,agarrándoselostirantesyexteriorizando por vez primera dudas acerca de la victoria final; por consejo de la

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viudaGreff,sequitólainsigniadelPartido,peronosabíaquéhacerconella,porqueel piso de la bodega era de cemento y la Greff no la quería. María dijo que laenterrara entre las patatas, pero las patatas no le parecían a Matzerath bastantesegurasyyano seatrevíaa subir,porqueellosno tardaríanen llegar, si esquenoestabanyaallí,oencamino,puescuandosubimosaldesvánestabanyaluchandoenBrenntauyenOliva.Unayotravezselamentabadenohabertiradoaquelbombónarriba,enlaarenadeladefensapasiva;porquesielloslosencontrabanallíabajo,conelbombónenlamano...Enestoladejócaersobreelcemento,yquisoponerleelpieencimaydárselasdebruto;peroyaelpequeñoKurtyyonoshabíamosechadosobreella,yyolacogíprimeroymehicefuerte,aunqueelpequeñoKurtmepegara,comopegaba siempre que quería algo, y no quise darle la insignia ami hijo, porque noqueríacomprometerlo,yaqueconlosrusosnohayqueandarseconbromas.EstolosabíaÓscar por su lectura deRasputín, ymientras el pequeñomepegaba yMaríatratabadesepararnos,pensabayosiseríanrusosblancosorusosgrandes,cosacosogeorgianos, calmucos o inclusive tártaros de Crimea, rutenios o ucranianos, quiénsabesiquirguiseslosqueencontraríanlainsigniadelPartidodeMatzerathentrelasmanosdelpequeñoKurt,casodecederÓscaralosgolpesdesuhijo.

Cuando María, con el auxilio de la viuda Greff, logró separarnos, yo seguíateniendovictoriosamenteelbombónenmipuñoizquierdo.Matzerathestabafelizdehabersedesembarazadodesucondecoración.MaríatratabadehacercallealpequeñoKurt,queaullaba.Amí,elalfilerabiertomepicabaenlapalmadelamano.Seguía,como antes, sin poder hallarle gusto a aquella cosa. Pero, cuando me disponía aprendérselodenuevoaMatzerathporlaespalda—pues,endefinitiva,yoquéteníaqueverconelPartido—heaquíqueyaestabanarribadenosotrosenlatienday,ajuzgarporloschillidosdelasmujeres,muyprobablementetambiénenlasbodegasdelosvecinos.

Cuandolevantaronlatrampa,elalfilermeseguíapicando.¿Quépodíayohacermás que acurrucarme ante las rodillas temblorosas de María y contemplar lashormigas,cuyocaminoibadesdelaspatatas,cruzandoendiagonallabodega,hastaun saco de azúcar? Rusos completamente normales, ligeramente mezclados, pudeapreciarasíque,ennúmerodeseis,aparecieronenloaltodelaescaleramirándonospor encima de sus pistolas ametralladoras. En medio de aquel griterío resultabatranquilizador que las hormigas no se dejaran impresionar por la aparición delejércitoruso.Ellassólopensabanenlaspatatasyenelazúcar,entantoquelosdelaspistolasametralladorasponíanpordelanteotrasconquistas.Mepareciónormalquelos adultos levantaran las manos. Así lo habíamos visto en las actualidades, y asíhabíasido también,exactamente,cuando ladefensadelCorreopolaco.Peroqueelpequeño Kurt se pusiera a remedar a los adultos, me resultó incomprensible. Élhubieradebidoseguirmiejemplo,elejemplodesupadre;o,sinoeldesupadre,el

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delashormigas.ComoquieraquetresdelosuniformescuadradosseentusiasmaronrápidamentealavistadelaviudaGreff,seprodujociertomovimiento.LaGreff,quedespuésdeunaviudezyunayunotanprolongadosjamáshubierapodidoesperarunacoso de tal envergadura, gritó al principio por la pura sorpresa, pero no tardó enacomodarseaaquellasituaciónqueyacasihabíaolvidado.

Había yo leído ya en Rasputín que los rusos aman a los niños. Hube decomprobarlo en nuestra bodega. María temblaba sin motivo y no acertaba acomprender por qué los cuatro que no se habían metido con la Greff dejaban alpequeñoKurtsentadoensuregazo,envezdeocuparloellosmismosunodespuésdeotro,yloacariciaban,ledecíandadadáytambiénaellaleacariciabanlasmejillas.

Unosbrazosnoslevantaronenviloamíyamitambor,loquemeimpidióseguirobservandoalashormigasymedirlosacontecimientosatravésdesulaboriosidad.Eltambormecolgabasobrelabarriga,yaquelhombretóndeporosdilatadossepusoatamborilear con susdedazos,yni siquieramalparaunadulto, algunoscompasesacuyo son se habría podido bailar. De buena gana hubiera correspondido Óscar yhabríaejecutadosobrelahojalataalgunasdesuspiezasmásbrillantes,peronopodía,porquelainsigniadelPartidodeMatzerathseguíapicándoleenlapalmadelamanoizquierda.

Elambientesehizocasiapacibleyfamiliarennuestrabodega.LaGreff,cadavezmássilenciosa,soportabaalternativamenteatresdeaquellostipos,ycuandounodeellos sediopor satisfecho, elqueme tenía enbrazosy tocabael tamborcon tantapericia me pasó a otro, probablemente un calmuco, que sudaba y tenía los ojosligeramente oblicuos. Mientras me levantaba con la izquierda, abrochábase lospantalones con la derecha y no parecía objetar en absoluto que su predecesor, mitamborero, hiciera lo contrario. ParaMatzerath, en cambio, la situación no ofrecíavariedadalguna.Seguíaplantadodelantedel anaquelendondeestaban las latasdeensalada de Leipzig, con las manos en alto y mostrando todas las líneas de lasmismas; pero nadie quería leérselas. Resultaba sorprendente, por el contrario, lacapacidad de adaptación de las mujeres. María aprendía las primeras palabras enruso,yanoletemblabanlasrodillas,yhastasereía;hubieraestadoencondicionesdetocarsuarmónica,dehabertenidoamanosutambordeboca.

PeroÓscar,quenopodíacambiartansúbitamente,buscabaalgoconquésustituira sushormigas,y se concentró en laobservacióndeunos animalitos achatados, decolorgrispardusco,quesepaseabanporelbordedelcuellodemicalmuco.Debuenaganahubieraatrapadounodeaquellospiojosparaobservarlodetenidamente,yaquetambién eran objeto de mención en mis lecturas, no tanto en Goethe, pero sí enRasputín. Mas como me resultaba difícil agarrarlos con una sola mano, traté dedesembarazarmedelainsigniadelPartido.Porvíadeexplicación,Óscardice:comoelcalmucollevabayavariascondecoracionesenelpecho,tendílamanocerradacon

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elbombónquemepicabaymeimpedíacazarlospiojos,aMatzerath,quesehallabaaunladofrenteamí.

Podrá decirse ahora que no debía haberlo hecho. Pero también podría decirse:Matzerathnoteníaporquéhaberalargadolamano.

Elcasoesquelaalargó.Yyomedesembaracédelbombón.AlsentirMatzerathlainsigniadelPartidoentrelosdedos,elterrorfuesubiéndoledepunto.Encuantoamí,yaconlasmanoslibres,noquiseser testigodeloqueMatzerathhicieraconelbombón. Demasiado preocupado para dedicarse a la caza de los piojos, Óscar sedisponía a concentrarse de nuevo en las hormigas, cuando percibió un rápidomovimientodelamanodeMatzerath,loquelehacedecirahora,yaquenoalcanzaarecordar lo que pensó entonces: hubiera sido más sensato guardar tranquilamenteaquellacosaredondaydecoloresenlamanocerrada.

Peroélqueríadeshacersedeellay,apesardesuacreditadafantasíadecocineroydecoradordelescaparatedelatiendadeultramarinos,noseleocurriómásescondrijoqueeldesucavidadbucal.

¡Quéimportanciapuederevestiravecesunpequeñomovimientodelamano!Delamanoalaboca:esobastóparaasustaralosdosIvanessentadospacíficamenteaderechaeizquierdadeMaríayhacerleslevantarsedeunsalto.Depie,apuntabanconsus pistolas ametralladoras al vientre deMatzerath, y todo elmundopudover queéstetratabadetragaralgo.

¡Si por lo menos hubiera cerrado antes con tres dedos el prendedor! Pero elbombón rebelde se le atragantaba, y se ponía rojo, los ojos se le hinchaban, tosía,lloraba y reía a un tiempo y, con tantas excitaciones simultáneas, ya no podíamantenerlasmanosenalto.EsoeraloquelosIvanesnopodíantolerar.Gritabanyquerían verle nuevamente las palmas. Pero Matzerath sólo podía atender a susórganos respiratorios,yyani siquierapodía toserdebidamente, sinoqueempezóabailary amover losbrazos,ydepronto rodarondel anaquelunascuantas latasdeensalada de Leipzig, con lo que mi calmuco, que hasta entonces había asistidoimpasibleyentornandolosojosalespectáculo,medepositócontodocuidadosobreelpiso,sellevóunamanoatrás,pusoalgoenposiciónhorizontalydisparódesdelacadera,vaciandoelcargadorantesdequeMatzerathacabaradeahogarse.

¡LoquenosehacecuandoelDestinoapareceenescena!MientrasmipresuntopadresetragabaelPartidoymoría,yoaplasté,sinquererlonidarmecuenta,unpiojoquemomentosantesacababadeagarrarlealcalmuco.Matzerathsehabíadesplomadocuanlargoerasobreelcaminode lashormigas.LosIvanesabandonaronlabodegaporlaescaleradelatienda,llevándoseunospaquetesdemielartificial.Micalmucofueelúltimoenretirarse,perosin llevarsenadademielartificial,porque teníaquevolver a cargar su pistola ametralladora. La viuda Greff, desfondada y torcida,colgabaentrelascajasdemargarina.MaríaapretabaalpequeñoKurtcontrasupecho

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comosiquisieraahogarlo.AmímerondabaporelmagínunafraseleídaenGoethe.Lashormigas,afrentadasaunasituacióndeemergencia,nosedejaronarredrarPorelrodeoytrazaronsuvíaestratégicaentornoalencorvadoMatzerath,porqueelazúcarque se escurría del saco reventado nada había perdido de su dulzor durante laocupacióndelaciudaddeDanzigporelejércitodelmariscalRokosovski.

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¿Deboonodebo?

Primerovinieronlosrugios,luegolosgodosylosgépidos,yluegoloscachubas,delos que desciende Óscar en línea directa. Poco después, los polacos mandaron aAdalbertodePraga.Éstevinoconlacruz,yloscachubasolosboruscioslomataroncon el hacha. Esto tuvo lugar en una aldea de pescadores; la aldea se llamabaGyddanyzc.DeGyddanyzchicieronDanczik,DanczikseconvirtióenDantzig,quemásadelanteesescribióDanzig,yhoysellamaDanzigGdansk.

Sin embargo, antes de llegar a esta forma ortográfica, vinieron, después de loscachubas, los duques de Pomerelia. Estos ostentaban nombres como Subislao,Sambor,MestwinySwantopolk.Laaldeaseconvirtióenunapequeñaciudad.Luegovinieronlosfierosborusciosydestruyeronunpocolaciudad.Luegovinieron,desdemás lejos, los brandeburgueses y la destruyeron otro poco. También Boleslao dePolonia quiso destruir su poquito, y la Orden de los Caballeros puso igualmenteempeño en que los daños apenas reparados volvieran a hacerse patentes bajo lasespaldasteutónicas.

Enestejueguecitodedemoliciónyreconstrucciónfueronrelevándoseporespaciodevariossiglos losduquesdePomerelia, losgranmaestresde laOrden, losreyesyantirreyesdePolonia, loscondesdeBrandeburgoy losobisposdeWloclawek.Losarquitectos y los empresarios de la demolición se llamaban: Otto y Waldemar,Bogussa,EnriquedePlotzkeyDietrichvonAltenberg,queconstruyóelcastillodelos Caballeros allí donde en el siglo veinte tuvo lugar la defensa del edificio delCorreopolaco,enlaPlazaHevelius.

Vinieron los husitas, encendieron aquí y allá uno que otro fueguecito, y seretiraron. Luego fueron expulsados los Caballeros de laOrden y se desmanteló elcastillo,porquenosequeríancastillosenlaciudad.Éstasehizopolaca,ynolefuedeltodomal.ElreyquelogróestosellamabaCasimiro,fuellamadoelGrandeyerahijo del primer Ladislao. Luego vino Ludovico y, después de Ludovico, Eduvigis.ÉstasecasóconJagiellodeLituania,yempezólaeradelosJagellones.ALadislaosegundosiguióunLadislaotercero,yluego,otroCasimiro,nomuyentusiasta,pesealo cual derrochó durante trece años el buen dinero de los mercaderes de DanzighaciendolaguerracontralaOrden.JuanAlberto,encambio,hubodehabérselasconlosturcos.AAlejandrosiguióSegismundoelViejo,llamadotambiénZygmuntStary:AlcapítulorelativoaSegismundoAugustosigueeneltextoeldeEstebanBathory,dequiensuelentomarelnombrelostransatlánticospolacos.Éstesitióybombardeólaciudadporalgúntiempo—confróntenselostextos—peronologrótomarla.Luegovinieronlossuecosehicieronlomismo.Éstossedivirtierontantoconelsitiodelaciudadque lo repitieronvariasveces.Enaquellaépoca, labahíadeDanzigofrecíatantoatractivoalosholandeses,daneseseingleses,quevarioscapitanesextranjeros

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lograron,cruzandofrentealarada,convertirseenhéroesmarinos.LapazdeOliva.¡Québonitoypacíficosuenaesto!Porprimeravez,lasgrandes

potenciassedieroncuentaquelatierradelospolacosseprestaadmirablementealapartición.Suecos,suecosymássuecos:reductossuecos,bebidasueca,empujesueco.Luegovinieronlosrusosylossajones,porqueseescondíaenlaciudadelpobrereypolaco Estanislao Leszczinski. Por este solo rey fueron destruidasmil ochocientascasasy,cuandoelpobreLeszczinskihuyóaFrancia,porqueallívivíaLuis,suyerno,losburguesesdelaciudadtuvieronqueaflojarunmillón.

LuegoPolonia sufrió tres particiones.Vinieron los prusianos, sin quenadie loshubiera llamado, y en todos los portales de la ciudad pintaron su pájaro sobre eláguilarealpolaca.ApenaselmaestrodeescuelaJohannesFalkacababadecomponerlacanciónnavideña«Ohnochejubilosa...»,cuandoyaestabanaquílosfranceses.ElgeneraldeNapoleónsellamabaRapp,ydespuésdeunsitiolamentabletuvieronqueraparselosdeDanzigveintemillonesdefrancosensuobsequio.Quelaintervenciónfrancesafuealgoterribleescosaquenodebedudarsenecesariamente.Perosólodurósieteaños.Acontinuaciónvinieronlosrusosylosprusianosyprendieronfuegoalaisla delDepósito.Esto puso fin alEstadoLibre concebidoporNapoleón.Unavezmáshallaronlosprusianosocasióndepintarrajearsupájaroentodoslosportalesdela ciudad, lo que hicieron escrupulosamente, y, al estilo prusiano, acantonaronprimeroenlaciudadel4ºregimientodegranaderos,la1ªbrigadadeartillería,la1ªsección de zapadores y el 1er regimiento de húsares. Sólo pasajeramentemantuviéronseenDanzigel30ºregimientodeinfantería,el18ºdeinfantería,el3ºdela Guardia a pie, el 44º de infantería y el regimiento de fusileros número 33. Encambio,aquelfamosoregimientodeinfanteríanúmero128sólodejólaciudadenmilnovecientosveinte.Paranoomitirnada,digamostodavíaque,duranteladominaciónprusiana,la1ªbrigadadeartilleríasesubdividióensecciónprimeradesitioysecciónsegundaapie,formandoambasseccioneselregimientodeartilleríanúmero1delaPrusia Oriental. Añádase a esto el regimiento de artillería a pie número 1 dePomerania que posteriormente fue relevado por el regimiento de artillería a pienúmero16delaPrusiaOccidental.Al1erregimientodehúsaresdelaguardiasiguióel regimiento de húsares de la guardia número 2. En cambio, el 8° regimiento deulanos sólo permaneció poco tiempo entre los muros de la ciudad. Pero, encompensación,acuartelósefueradelosmuros,enelsuburbiodeLangfuhr,albatallóndetrennúmero17delaPrusiaOccidental.

En tiempos deBurckhardt, Rauschning yGreiser, no había en el Estado Libremásquelapolicíaverdedeseguridad.Peroestocambióenel treintaynueve,bajoForster. Entonces todos los cuarteles de ladrillo volvieron a llenarse de alegresmuchachos uniformados que reían y hacían juegos malabares con toda clase dearmas. Podrían ahora enumerarse los nombres de todas aquellas unidades que del

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treintaynuevealcuarentaycincoseestacionaronenDanzigysusalrededoresoseembarcaron aquí con destino al frente del Ártico. Pero Óscar se lo salta y dicesimplemente:luegovino,comoacabamosdever,elMariscalRokosovski.Alavistadelaciudadindemne,recordóasusgrandespredecesoresinternacionalesyempezópor incendiarlo todo,paraque losquevinierandespuésdeélpudierandesahogarsereconstruyendo.

Locuriosoesqueestaveznovinieron,despuésdelosrusos,nilosprusianos,nilossuecos,nilossajones,nilosfranceses:vinieronlospolacos.

Cargando sus bártulos llegaron los polacos de Vilna, Bialostok y Lemberg ybuscaron dóndemeterse. A nuestra casa vino un señor que se llamaba Fajngold yvivía solo, pero se comportaba siempre como si le rodeara una familia de variosmiembros a los que tuviera que dirigir. El señor Fajngold se hizo inmediatamentecargo del negocio de ultramarinos y mostró a su mujer, Luba, que con todopermanecía invisibleynosehacíaoír, labalanzadecimal,el tanquedepetróleo, labarradelatónparalassalchichas,lacajavacíay,congrancontento,lasprovisionesdelabodega.María,alaquehabíacontratadoinmediatamentecomodependientayalaquehabíapresentadocongranlocuacidadasuimaginariaesposa,mostróalseñorFajngoldanuestroMatzerath,queyacíadesdehacíaya tresdíasen labodegabajounalona,porque,debidoalosnumerososrusosqueenlascallesandabanprobandobicicletas,máquinasdecoserymujeres,nohabíamospodidoenterrarlo.

Al ver el señorFajngold el cadáver, quenosotros habíamosvuelto boca arriba,llevóselasmanosalacabezaenformaanálogaacomoañosanteslohabíaobservadoÓscarconSegismundoMarkus.LlamóalabodeganosóloalaseñoraLuba,sinoatodasufamilia,ynocabedudaquelosvioveniratodos,porquelosllamabaporsusnombres,ydecíaLuba,Lew,Jakub,Berek,León,MendelySonia,explicándolesatodosquiényacíaallíyestabamuerto;yacontinuaciónnosexplicóanosotrosquetodosaquellosalosqueacababadeinvocarhabíanyacidoenlamismaformaantesdepasaraloshornosdeTreblinka,asícomosucuñadoyelmaridodesucuñada,queteníacincocriaturas,ytodosyacían,conexcepcióndeélmismo,elseñorFajngold,porqueélteníaquederramarlalejía.

Luegonosayudóa transportar aMatzeratharriba, a la tienda,peroyavolvíaatenerasualrededoratodasufamiliayrogabaasuesposaLubaqueayudaraaMaríaalavarelcadáver.Peroellanoayudaba,loquealseñorFajngoldtampocolellamómayormente la atención, ocupado como estaba en transportar las provisiones de labodegaalatienda.TampoconosayudóenestaocasiónlaGreff,queensudíahabíalavadoamamáTruczinski,porqueteníalacasallenaderusos;losoíamoscantar.

ElviejoHeilandt,queyadesdelosprimerosdíasdelaocupaciónhabíahalladotrabajo y ponía suelas a botas rusas que se habían agujereado durante la ofensiva,negábasealprincipioaactuardecarpinterofunerario.PerocuandoelseñorFajngold

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vinoconélalatienday,acambiodeunmotoreléctricodesucobertizo,ofrecióalviejoHeilandtcigarrillosDerbydenuestratienda,dejóinmediatamentelasbotasdeladoyseproveyódeotrosutensiliosydesusúltimastablas.

Habitábamos entonces, antes de que también de allí nos expulsaran y el señorFajngoldnoscediera labodega, elpisodemamáTruczinski,que losvecinosy lospolacos inmigradoshabíandesvalijadoporcompleto.ElviejoHeilandt sacóde susgozneslapuertaqueseparabaelsalóndelacocina,yaqueladelsalónaldormitoriohabíaservidoparaelataúddemamáTruczinski,yabajo,enelpatio,armólacajaysefumóunoscigarrillosDerby.Nosotrosnosquedamosarriba,yyotomélaúnicasillaquenoshabíandejado,abrílaventanaqueteníalosvidriosrotos,ymeenfadéconelviejo, que clavaba la caja sin el menor cuidado y sin afinarla hacia el pie comoprescribenlasreglas.

Óscaryanovolvió aver aMatzerath, porque al ser colocadoel ataúd sobre lacarretilla de la viuda Greff las tapas de las cajas de margarina Vitello estaban yaclavadas,noobstanteque,envida,Matzerathnosólonuncalacomiera,sinoquelatuvieraproscritainclusiveparacocinar.

María rogó al señor Fajngold que la acompañara, porque tenía miedo de lossoldadosrusosqueandabansueltosporlacalle.Fajngold,queestabasentadoconlaspiernas encogidas sobre elmostrador comiendoa cucharaditasmiel artificialdeunbote de cartón, opuso algunos reparos al principio, porque temía despertar lasuspicaciadesuesposa,peroesdecreerqueéstaacabópordarlepermiso,porquesedeslizó del mostrador, me pasó el bote de miel artificial, yo lo pasé a mi vez alpequeñoKurt,éstelaliquidósindejarrastro,yelseñorFajngoldsemetió,ayudadoporMaría,enunlargoabrigonegroadornadoconunapielgrisdeconejo.Antesdecerrarlatiendaydeencarecerasuesposaquenoabrieraanadie,seencasquetóunsombrerodecopaqueleveníademasiadopequeño,pueseraelqueantessolíallevarMatzerath,enocasióndediversosentierrosybodas.

ElviejoHeilandtsenegóatirardelacarretillahastaloscementeriosmunicipales.Dijoquelequedabantodavíamuchassuelasqueechar,yqueeraurgente.EnlaPlazaMaxHalbe, cuyas ruinashumeaban todavía, dobló a la izquierdapor el caminodeBrösen, y yo intuí que íbamos en dirección de Saspe. Los rusos estaban sentadosdelantede lascasasenel tenuesolde febrero.Clasificabanrelojesdepulseraydebolsillo,limpiabanconarenacucharitasdeplatayusabansostenesdemujeraguisade orejeras. Otros practicaban ejercicios acrobáticos en bicicleta, a cuyo objeto sehabían construido con cuadros al óleo, relojes de pie, bañeras, aparatos de radio ypercherosunapistadeobstáculos,entrelosquepedaleabanhaciendoochos,caracolesy espirales, al tiempo que esquivaban impávidamente objetos por el estilo decochecitos de niño y lámparas colgantes, que les arrojaban de las ventanas; secelebrabamucho su habilidad.Al pasar nosotros, los juegos se interrumpieron por

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algunossegundos.Algunos,quellevabanropainteriordemujersobresusuniformes,nos ayudaron a empujar y quisieron tambiénmeterlemano aMaría, pero el señorFajngold,quehablabarusoyexhibíaunpase,losllamóalorden.Unsoldadocubiertoconunsombrerodeseñoranosregalóunajaulaconunacotorravivasobrelabarrita.ElpequeñoKurt,queibatrotandoalladodelacarretilla,tratóenseguidadeagarrarlelasplumasdecoloresyporsupuestodearrancárselas.PeroMaría,quenoseatrevióarechazarelregalo,pusolajaulasobrelacarretilla,fueradelalcancedeKurtydemilado.YÓscar, que veía en el pájaro demasiado color, lo puso, junto con la jaula,sobrelacajademargarina,agrandadaparaMatzerath.Yoestabasentadohastaatrás,conlaspiernasbamboleantes,yobservabalacaradelseñorFajngold,que,surcadadearrugasydepensamientos,ledabaunairedemalhumor,comosiestuvierahaciendomentalmenteuncálculocomplicadoquenoleacababadesalir.

Arranqué unos redobles ami tambor, para alegrar la cosa un poco y alejar losnegros pensamientos del señor Fajngold. Pero éste conservó sus arrugas, tenía sumiradanosédónde,talvezenlalejanaGalizia,yloúnicoquenoveíaeramitambor.Óscar abandonó la partida y ya no se oyeron sino el crujir de las ruedas de lacarretillaylossollozosdeMaría.

¡Quéinviernotanbenigno!,pensabayocuandodejamosatráslasúltimascasasdeLangfuhr,al tiempoqueobservabacómolacotorra,a lavistadeaquelsolde tardequecaíasobreelaeropuerto,sealisabalasplumas.

ElaeropuertoestabavigiladoyelcaminodeBrösencortado.UnoficialhablóconelseñorFajngold,quien,durantelaconversación,guardólachisteraentresusdedosseparados,dejandoverunpeloescasoyrojizoqueflotabaalviento.Eloficialgolpeóunpoco lacajacon losnudillos,comoparacerciorarse,hostigóa lacotorraconeldedo,ynosdejópasar,haciéndonosescoltarovigiarpordosjovenzuelosdedieciséisañosalosumo,congorrosdemasiadopequeñosypistolasametralladorasdemasiadograndes.

El viejo Heilandt tiraba de la carretilla sin volverse ni una sola vez.Arreglábaselastambién,sindisminuirelpaso,parairprendiendocigarrillosconunasolamano,mientrasseguíatirandoHabíaavionesenelaire.Losmotoresalcanzabana oírse claramente porque estábamos a fines de febrero, principios demarzo Sólojunto al sol había algunas nubecitas que se fueron coloreando poco a poco. LosaparatosdebombardeovolabanhaciaHelaoregresabandelapenínsula,porqueallíluchabantodavíarestosdelsegundoejército.

Eltiempoyelzumbardelosavionesmeponíantriste.Nohaynadamásaburridonimásdescorazonadorqueuncielodemarzosinnubes,llenodeavionesquezumbanoseapagan.Añádaseaelloquelosdosjóvenesrusosseesforzaronenvano,durantetodoeltrayecto,pormarcarelpaso.

Probablemente el viaje, primero sobre el empedrado y luego sobre el asfalto

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acribillado por los combates, había aflojado algunas de las tablas de la cajaimprovisada; y como además teníamos el viento en contra, el caso era que olía aMatzerathmuertoyÓscarsealegrócuandollegamosalcementeriodeSaspe.

Nopudimosacercarnosconlacarretillahastalaalturadelaverjaforjada,yaqueunT34quemadosehabíaquedadoatravesadosobrelacarreterapocoantesdellegaral cementerio. En su avance en dirección a Neufahrwasser, otros carros blindadoshabíandebidooperarunrodeo,dejandosushuellasen laarenaa la izquierdade lacarreterayarrancandounapartedelmurodelcementerio.ElseñorFajngoldrogóalviejoHeilandtquesepusieraatrás.Entrelosdoscargaronelataúd,quesecombabaunpocopor el centro, siguiendo lashuellasde los tanquesy luego, fatigosamente,sobrelosescombrosdelmurodelcementerio,paraavanzarunúltimotrecho,sacandofuerzasdeflaqueza,entrelápidascaídasoapuntodecaer.ElviejoHeilandtfumabasucigarrilloconavidezyechabaelhumohaciaelpiedelataúd.Yollevabalajaulacon la cotorra sobre la barra.María arrastraba tras sí dos palas. El pequeño Kurtllevabaunpicoo,mejordicho,loagitabaadiestroysiniestroygolpeabaelgranitogrisdelcementerio,poniéndoseenpeligroasímismo,hastaqueMaríaseloquitóyfuertecomoera,ayudóalosdoshombresacavar.

Menosmalqueelterrenoeraaquíarenosoynohelado:hechaestaconsideraciónbusquédetrásdelmuroellugardeJanBronski.Debíadehabersidoaquíounpocomásallá.Nopodíaseñalarseconprecisión,porqueelcambiodelasestacioneshabíapuestogrisyblando,lomismoquetodoelrestodelmuro,elenjalbegadoacusadordeantaño.

Regresé por la verja posterior,miré las puntas de los pinos raquíticos y pensé,paranocomplicarmeencosasmástrascendentales:ahoraestánenterrandotambiénaMatzerath.Busquétambiényhalléenparteunsentidoalacircunstanciadequeaquí,bajo unmismo arenal, y aunque sinmi pobremamá, hubieran de reposar los doscompañerosdeskat,BronskiyMatzerath.

¡Ay:losentierrosrecuerdansiempreotrosentierros!El terrenoarenosose resistíay requería, sinduda, sepulturerosmásentrenados.

Maríahizounapausa,seapoyójadeanteenelpicoyrompióotravezalloraralverque,desdelejos,elpequeñoKurtlelanzabapiedrasalacotorradelajaula.Ynoledaba, porque tiraba de demasiado lejos. María lloraba estrepitosamente y consinceridad,porquehabíaperdidoaMatzerath,porquehabíavistoenMatzerathalgoque,enmiopinión,apenastenía,peroquehabíadehacérseloverenadelantesiempreclaro y digno de su amor. Tratando de consolarla, el señor Fajngold aprovechó laoportunidad para hacer una pausa porque el cavar le fatigaba. El viejo Heilandtparecíaestarbuscandooro:a talpuntomanejaba lapalaconregularidad,echaba latierra para atrás y expedía al propio tiempo el humo del cigarrillo a intervalostambiénregulares.Aciertadistancia,losdosjóvenesrusosestabansentadossobreel

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murodelcementerioycharlabandecaraalviento.Arriba,losavionesyelsol,queibamadurando.

Habríanexcavadoyacosadeunmetrodeprofundidad:allíestabaÓscar,depie,ociosoydesorientado,entreelviejogranito,entrelospinosraquíticos,entrelaviudaMatzerathyunpequeñoKurtquenodejabaenpazalacotorra.

¿Deboonodebo?Tienesyaveintiúnaños,Óscar.¿Debesonodebes?Eresunhuérfano. Deberías, finalmente. Desde que se fue tu pobre mamá, eres mediohuérfano.Deberíashabertedecididoyaenaquelmomento.Luegodepositaronenlacostrade la tierra,directamentebajo lasuperficie,a tupresuntopadreJanBronski.Entonces eras ya un presunto huérfano completo, estabas aquí, sobre esta mismaarenaquesellamaSaspe;teníasenlamanouncasquilloligeramenteoxidado.Llovía,y un Ju 52 disponíase a aterrizar. ¿Acasono se te planteó ya entonces claramente,entreelMurmullode la lluvia,oal trepidardelaviónde transportequeaterrizaba,este«deboonodebo»?Tútedijistequeeralalluvia,queeraelruidodelosmotores:semejantemonotoníacabeencualquier texto.Perotú loqueríasmásclaro,ynoenformapuramentehipotética.

¿Debo o no debo? Ahora están cavando un hoyo para Matzerath, tu segundopresuntopadre.Quetúsepas,yanohaymáspadrespresuntos.¿Porqué,pues,sigueshaciendo juegosmalabares con dos botellas de vidrio verde: debo, o no debo? ¿Aquiénmásquierespreguntar?¿A lospinos raquíticos,que tantasdudas tienenellosmismos?

Enestohalléunapobrecruzdehierrocolado,conadornosenmohecidosyletrasmedio encostradas:MatildeKunkel—oRunkel.Yhallé en la arena—¿deboo nodebo?—entrecardosyavena loca—debo—tresocuatrocoronasde—nodebo—metalherrumbrosoydeleznable—debo—deltamañodeunplato,que—nodebo—hubieron de representar probablemente—debo— hojas de encino o de laurel. Nodebo. Las sopesé en lamano, apunté al extremo sobresaliente de la cruz, de unoscuatrocentímetrosdediámetro—debo—,meimpuseunadistanciadedosmetros—no— y las lancé sin atinarle. Debo. La cruz estaba muy torcida. Debo. MatildeKunkelsellamaba,oRunkel.NosésideboKunkelonoRunkel.Erayaelsextotiro,yyopenséqueensiete.Seistirosnoyalséptimodebía,yencajélacorona,ycoronéaMatilde.LaurelparalaseñoritaKunkel.¿Debo?preguntéalajovenseñoraRunkel.Sí, dijo Matilde. Había muerto prematuramente, a la edad de veintisiete años,habiendonacidoenelsesentayocho.Yyo,alacertaralséptimotiro,alconstreñiraquel «¿debo o no debo?» a un «¡debo!» comprobado, coronado, apuntado, listo,contabaveintiuno.

YcuandoÓscarsedirigía,conelnuevo«¡debo!»enlalenguay«¡debo!»enelcorazón, hacia los sepultureros, chilló la cotorra, porque el pequeñoKurt le habíadado,ysoltóunasplumasamarillasyazules.Yyomepreguntéquépreguntapodía

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haber movido a mi hijo a apedrear a una cotorra hasta que un blanco final lerespondiera.

Habíanempujadolacajahastaelbordedelhoyodeaproximadamenteunmetroveintedehondo.ElviejoHeilandt teníaprisa, perohubode esperar, porqueMaríarezabaalacatólica,entantoqueelseñorFajngoldseapretabaelsombrerodecopacontra el pecho y tenía los ojos en Galizia. El pequeño Kurt también se acercó.Probablementedespuésdesublancohabíatomadounadecisióny,porunosuotrosmotivos,perotandecididocomoyo,acercábasealasepultura.

Amí la incertidumbreme atormentaba.Comoque el que se había decidido enfavoro encontradealgoeramihijo. ¿Habríasedecididoavery amarenmía suúnico y verdadero padre? ¿O decidíase ahora, que ya era demasiado tarde, por eltambor?¿Oacasosudecisiónera:MueramipresuntopadreÓscar,quematóconunainsigniadelPartidoamipresuntopadreMatzerathsóloporqueestabayadepadreshasta la coronilla? ¿Acaso tampoco podía él expresar el cariño filial que deberíareinarentrepadresehijosenotraformaquematando?

MientraselviejoHeilandtmásbienprecipitabaquebajabaalafosalacajaconMatzerath, que tenía la insignia del Partido en la laringe y la carga de una pistolaametralladora rusa en el vientre, confesábase Óscar que lo había matadodeliberadamente porque, según todas las probabilidades,Matzerath no era sólo supresuntopadre sino supadreverdadero,y tambiénporqueyaestabahartode tenerquecargartodasuvidaconunpadre.

Y tampoco era cierto que el imperdible de la insignia del Partido estuviera yaabiertocuandoyoagarréelbombóndelpisodecemento.No,elqueloabriófuiyo,mientras lo tenía escondido en lamano.Y le di aMatzerath el bombón pegajoso,punzanteyatrancante,paraquelehallaranlainsigniaaél,paraqueélsepusieraelPartidosobrelalenguayseasfixiaraconél—porcausadelPartido,demíydesuhijo.Bueno,yporquehabíaqueacabardeunavezcontodoeso.

ElviejoHeilandtempezóaechar tierracon lapala.ElpequeñoKurt tratabadeayudarle, aunque no sabía. Nunca he querido a Matzerath. Algunas veces losoportaba.Cuidódemímáscomococineroquecomopadre.Eraunbuencocinero.Ysihoyloechoalgunavezdemenos,sonmásbiensusalbóndigasalaKönigsberg,susriñonesdepuercoácidosysuscarpasconrábanosynata,losquesientotodavíaenlalenguayentrelosdientes,platoscomolasopadeanguilaconverdura,suscostillitasa la Kassel con chucrut y los inolvidables asados dominicales. Habían olvidadoponerle en el ataúd, a él que transformaba los sentimientos en sopas, un cucharón.Habíanolvidadoponerleenelataúdunjuegodenaipesdeskat.Cocinabamejordeloquejugabaalskaty,sinembargo,jugabamejorquejanBronskiycasitanbiencomomipobremamá.Esofuesufuerzaysutragedia.Maríanoseloperdonónunca,peseaque le tratarabien,no lapegaranuncaycedieracasisiempreencasodedisputa.

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TampocomeentregóalMinisteriodelaSaluddelReichysólofirmólacartacuandoyanoserepartíacorreo.Enminacimiento,bajolasbombillas,medestinóalnegocio.Paranotenerqueversedetrásdelmostrador,Óscarseescondiópormásdediecisieteañosdetrásdeaproximadamentecientoveintetamboresesmaltadosenrojoyblanco.YahoraMatzerathyanopodíalevantarse.ElviejoHeilandtloenterrabafumandosuscigarrillosDerby.Ahora tendríaÓscar que haber asumido la sucesión del negocio.PeroquienlahabíatomadoeraelseñorFajngoldconsunumerosafamiliainvisible.Lo demás me correspondía a mí:María, el pequeño Kurt y la responsabilidad deambos.

María lloraba y seguía rezando, sincera y católicamente. El señor Fajngoldandaba por Galizia o tratando de resolver cálculos complicados. El pequeño Kurtdabamuestrasdefatiga,peroseguíapaleandoafanosamente.Sentadossobreelmurodel cementerio, los dos muchachos rusos charlaban. El viejo Heilandt, conregularidad y entre gruñidos, iba echando paletadas de la arena del cementerio deSaspesobrelastablasdelascajasdemargarina.ÓscaralcanzabatodavíaaleerletrasdelapalabraVitello,cuandosedescolgóeltambordelcuelloy,sindecirya«¿deboonodebo?»,sino«¡espreciso!»,echóel tamborallídondehabíayasuficientearenasobre el ataúd como para no hacerlo retumbar. Eché también los palillos, que sequedaronclavadosenlaarena.TratábasedemitambordeltiempodelosCurtidores.ProcedíadelareservadelTeatrodeCampaña.Bebramehabíaregaladotodaaquellahojalata.¿Quédiríaelmaestrodemiacto?AqueltamborlohabíantocadoJesúsyunrusodeporosdilatados,grandecomounarmario.Yanovalíagrancosa.Pero,cuandounapaletadadearenalecayóencima,sonó.Yalasegundapaletadavolvióasonartodavía.Peroalatercerayanorespondió,ysóloseguíamostrandoalgodesuesmalteblanco, hasta que la arena vino también a taparlo con arena: acumulábase la arenasobre el tambor, amontonábase, crecía—y también yo empecé a crecer, lo que sepusodemanifiestoporvíadeunafuertehemorragiadelanariz.

ElpequeñoKurt fueelprimeroenpercibir lasangre.—¡Lesalesangre, lesalesangre!—chilló,ysacóal señorFajngolddeGalizia,arrancóaMaríadesu rezoeincluso hizo que los dos muchachos rusos que seguían sentados sobre el murocharlandoendireccióndeBrösenlevantaranporunmomento,asustados,lavista.

ElviejoHeilandtdejólapalaenlaarena,tomóelpicoymeapoyóelhierronegroazuladocontralanuca.Elfrescoprodujosuefecto.Empecéasangrarmenos.ElviejoHeilandt volvió a su faena y ya no le quedaba mucha más arena junto a la fosacuandoceséporcompletodesangrar,peroelcrecimientosubsistíaysemanifestabaporuncrujir,unrumorearyunrechinarinteriores.

CuandoelviejoHeilandthuboterminadoconlatumba,tomódeotraunacruzdemaderamediopodridayaysin inscripciónalguna,plantóla sobreel túmulo fresco,aproximadamente entre la cabeza deMatzerath y mi tambor enterrado, y dijo:—

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¡Listos!—Luego tomó aÓscar, que no podía caminar, en sus brazos y se echó aandarconélacuestas.Losdemás,sinexcluiralosmuchachosrusosconsuspistolasametralladoras,losiguieronfueradelrecintodelcementerio,porentrelosescombrosdel muro y a lo largo de las huellas de los tanques, hasta la carretilla que habíaquedado sobre los rieles del tranvía, donde el tanque se había atravesado.Volví lacabezaymiréhaciaelcementeriodeSaspe.Maríallevabalajaulaconlacotorra,elseñorFajngold llevaba lasherramientas,elpequeñoKurtno llevabanaday losdosrusos llevaban unos gorros demasiado pequeños y unas pistolas ametralladorasdemasiadograndes;losabetosseguíanencorvados.

Delaarenaalasfalto.Sobrelosrestosdel tanqueestabasentadoLeoSchugger.Alláenloalto,avionesqueveníandeHelaoqueibanaHela.LeoSchuggertratabadenoensuciarselosguantesenelT34.Elsolbajaba,consusnubéculashinchadas,delladodelacolinadelaTorredeZoppot.

La vista de Leo Schugger provocó el regocijo del viejo Heilandt:—¡Habrásevisto—exclamó—, elmundo se hunde, y con el único que no pueden es conLeoSchugger!—dioleconlamanolibreunaspalmaditasamistosasenlaespalda,sobrela levita negra, y le explicó al señor Fajngold—: Este es nuestro Leo Schugger.Quieredarnoselpésameyestrecharnoslasmanos.

Yasíera,enefecto.Leohizoaletearsusguantes,diobabeando,asumanera,elpésamea todos los asistentesypreguntó:—¿Habéisvisto alSeñor, habéisvisto alSeñor?—peronadielohabíavisto.AMaríaseleocurrióregalarle,noséporqué,lajaulaconlacotorra.

CuandoLeoSchuggerseacercóaÓscar,alqueelviejoHeilandthabíasentadosobre la carretilla, su cara se descompuso y la levita se le hinchó al viento.Empezaronabailarlelaspiernasyagitandolacotorraenlajaula,sepusoaexclamar:—¡ElSeñor,elSeñor!¡VedahíalSeñor!¡Vedcómocrece!

Asídiciendosalióproyectadoporelaire juntocon la jaula,yechóacorreryavolaryadanzaryatambalearse,cayéndose,volatizándoseconelpájaroquechillaba,pájaroélmismoenplenovuelo,ysefuerevoloteandoacampotraviesaendirecciónde Reiselfeider. Y seguíasele oyendo gritar por entre las voces de las dos pistolasametralladoras:—¡Crece!¡crece!—yseguíagritandocuandolosdosrusos jóvenesvolvieron a cargar—: ¡Crece! ¡crece! —E inclusive cuando volvieron a oírse lasametralladoras, cuando ya Óscar caía por una escalera sin peldaños en undesvanecimiento creciente y acaparador, seguía yo oyendo el pájaro, la voz, elcuervo.Leoanunciaba—:¡Crece!¡Crece!¡Crece...!

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Desinfectantes

Lanochepasadahetenidounossueñosfugaces.Lacosaeracomocuandoenlosdíasdevisitavienenavermelosamigos.Lossueñossecedíanmutuamenteelpasoyseiban, después de haberme contado lo que los sueños consideran digno de contar:historias tontas llenas de repeticiones, monólogos a los que uno por desgracia nopuedesustraerse,porquesenosdeclamanenformahartoinsistente,conlamímicadepésimosactores.CuandoduranteeldesayunotratédeexplicarleaBrunolashistorias,nohallémaneradedeshacermedeellas,pueslohabíaolvidadotodo.Óscarcarecededotesdesoñador.

Cuando se llevó los restos del desayuno le pregunté: como de paso: —MiexcelenteBruno,¿cuántomidoexactamente?

Bruno,colocandoelplatitocon lamermeladasobre la tazadecafé,mostrábasepreocupado:—PeroseñorMatzerath,nohavueltoustedatocarlamermelada.

Este reprocheya lo conozco.Looigo siempredespuésdeldesayuno.Todas lasmañanas me trae Bruno esa mancha de mermelada de fresa para que yo la tapeinmediatamenteconalgúnpapel,doblandoelperiódicoenformadetejado.Porquelamermelada no puedo verla ni comerla. Así que rechacé el reproche de Bruno enformareposadaperocategórica:—Yasabes,Bruno,loquepiensoapropósitodelamermelada:mejordimecuántomido.

Brunotieneunosojosdepulpomuerto.Yencuantotienequepensaralgoenvíaal techo esa mirada prehistórica, y habla casi siempre en dicha dirección; así quetambiénestamañanadijodirigiéndosealtecho:—¡Perosiesmermeladadefresa!—ynofuesinodespuésdeunapausaprolongada,durantelacualmisilenciomantuvoenpielapreguntaacercadelatalladeÓscar,cuandoBruno,apartandolamiradadeltechoyfijándolaenlosbarrotesdemicama,merespondióquemedíayounmetroyveintecentímetros.

—¿Noquisieras,queridoBruno,porcuestióndemétodo,volveramedirme?Sindesviarlamirada,extrajoBrunodelbolsillotraserodesupantalónunmetro

plegable,apartóconfuerzacasibrutallamantademicama,mecubriólasvergüenzascon la camisa que se me había arremangado, desplegó el metro amarillento queestaba rotoa laalturadeunosetentayocho,me loextendióa lo largo,comprobó,procedióminuciosamenteconlasmanosentantoquesumiradaseguíaperdidaenlaépocadelossauriosy,finalmente,haciendocomoqueleíaelresultado,dejóelmetroenreposo:—¡Seguimosenunmetroyveintiúncentímetros!

¿Porquéhizotantoruidoalplegarelmetroyalrecogereldesayuno?¿Seráquemimedidanolegusta?

Luegoquehubosalidodelcuartoconlabandejadeldesayunoyelmetrocolordeyemaalladodelamermeladadefresadeuncolorescandalosamentenatural,Bruno

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aplicóunavezmás,desdeelcorredor,suojoa lamirillay,antesdedejarmeal finsoloconmimetroyveintiúncentímetros,sumiradamehizosentirmeantediluviano.

¡DemodoqueésaeslatalladeÓscar!Paraunenano,ungnomoounliliputiense,escasidemasiado.¿QuéalturaalcanzabamiRosvita,laRaguna,hastalacoronilla?¿Qué talla supo conservar para sí mi maestro Bebra, que descendía del PríncipeEugenio?InclusiveaKittyyaFélixpodríamirarloshoydesdearriba,siendoasíquetodoslosqueacabodenombrarpodíanenuntiempomirarhaciaabajoyconciertaenvidiaaÓscar,quehastasusveintiúnanosmidiónoventaycuatrocentímetros.

FueenelentierrodeMatzerath,enelcementeriodeSaspe,aldarmelapiedraenel cogote, cuando empecé a crecer. Óscar dice: la piedra. Me decido, porconsiguiente,acompletarelinformeacercadelosacontecimientosdelcementerio.

Después de que a resultas de un jueguecito vi que sólo un «¡debo, es preciso,quiero!»,medespojédeltambor,loechéconlospalillosenlatumbadeMatzerath,medecidíporelcrecimiento,experimentésimultáneamenteunzumbidoprogresivoen los oídos, y no fue sino entonces cuando un guijarro del tamaño de una nuez,lanzado con la fuerza de sus cuatro años y medio de mi hijo Kurt, me dio en elcogote. Aunque el golpe no me agarró de sorpresa—pues ya sospechaba yo lasintencionesdemihijo—noporesodejédecaermejuntoamitamborenlafosadeMatzerath. El viejo Heilandt me sacó del hoyo con sus secas manos de anciano,dejando adentro el tambor y los palillos y, al empezar yo a echar sangre por lasnarices,mepusoelcogotecontraelhierrodelpico.Comoyasabemos,lahemorragiacediórápidamente;elcrecimiento,encambio,empezóaprogresar,sibienenformatan imperceptible que sólo Leo Schugger pudo apreciarlo y anunciarlo, gritando yrevoloteandocualunpájaroalado.

Hastaaquíestecomplementodeinformación,porlodemássuperfluo.Porqueelcrecimiento había empezado ya antes de la pedrada y de mi caída en la fosa deMatzerath.ParaMaríayelseñorFajngold,sinembargo,nohubodesdeelprincipiootracausademicrecimiento,queellos llamabanenfermedad,que lapedradaen lanucaylacaídaenlafosa.MaríazurróalpequeñoKurtenelpropiocementerio.Amíel pequeño Kurt me daba lástima, porque bien podía ocurrir que él me hubieradestinado el guijarro para ayudarme a acelerarmi crecimiento. Puede que desearatenerunverdaderopadreadultoo,simplemente,unsustitutodeMatzerath,yaque,enmí,jamáshareconocidoyrespetadoalpadre.

Duranteaquelcrecimientoquedurócosadeunaño,hubomédicosbastantes,deunoyotrosexo,queconfirmaronlaculpadelapiedraydeladesdichadacaída,yquedijeron y escribieron en mi historia clínica que: Óscar Matzerath es un Óscardeforme,porquelediounapiedraenlanuca,etcétera,etcétera.

No estaría de más recordar mi tercer aniversario. ¿Qué decían en realidad losadultosacercadelorigendemipropiahistoria?AlaedaddetresañossecayóÓscar

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por la escalera de la bodega al piso de cemento. Esta caída interrumpió sucrecimiento,etc.,etc.

Puedeapreciarseenestasexplicacioneselcomprensibleafánhumanodeprocedera la demostración de todo milagro. Óscar ha de admitir que él también investigapreviamentetodomilagro,antesdedescartarlocualfantasíaindignadecrédito.

AlregresardelcementeriodeSaspenosencontramosenlahabitacióndemamáTruczinski con nuevos inquilinos. Una familia polaca de ocho cabezas poblaba lacocina y los dos cuartos. Eran gente amable que nos querían acoger hasta quehubiéramos encontrado otra cosa, pero el señorFajngold era contrario a semejantehacinamiento y quería cedernos nuevamente el dormitorio, quedándose élprovisionalmente con el salón. Pero a esto fue María la que se opuso, porqueconsiderabaquenoeraconvenienteque,siendotanrecientesuviudez,vivieraellaenforma tan íntima con un señor solo. El señor Fajngold, que ocasionalmente no sedabacuentadequenohubieraasualrededorniseñoraLubanifamiliaalguna,yquetanamenudopercibíatrasdesíalaesposaenérgica,teníamotivossuficientesparacomprender las razonesdeMaría.Enarasde ladecenciayde la señoraLubadejóestar la cosa, pero en cambio nos cedió la bodega. Nos ayudó inclusive en lainstalación de la bodega, pero no quiso tolerar que también yome alojara en ella.Considerando que estaba yo enfermo, lamentablemente enfermo, me instalaron enunacamadeemergenciaenelsalón,alladodelpianodemipobremamá.

Resultaba difícil hallar un médico. La mayoría de ellos habían abandonado laciudad a tiempo, junto con los transportes de tropas, porque ya en enero se habíaenviadoaloestelacajadelFondodeAtenciónMédicadePrusiaOccidental,conloqueparamuchosmédicoselconceptodepacientesehabíahechoirreal.Despuésdeuna larga búsqueda dio el señor Fajngold en la Escuela Helena Lange, en la queyacíanheridosalemanesjuntoalosdelEjércitoRojo,conunadoctoradeElbing,queallíamputaba.Prometiópasarypasó,efectivamente,despuésdecuatrodías,sentósea mi cabecera, fumó mientras me examinaba tres o cuatro cigarrillos y se quedódormidamientrasfumabaelcuarto.

El señor Fajngold no se atrevió a despertarla.María le dio tímidamente con elcodo.Peroladoctoranovolvióensíhastaqueelcigarrillo,queseibaquemando,lechamuscó el índice izquierdo. Incorporándose entonces inmediatamente, pisó lacolillasobrealalfombraydijo,enformabreveeirritada:—Perdonen.Nohepegadounojoenlastresúltimassemanas.EstuveenKäsemarkconuntransportedeniñosdelaPrusiaOriental.Peronopudimosutilizarlasbarcasdepasaje.Reservadasparalatropa. Eran unos cuatro mil. Todos palmaron —a continuación me acarició lacrecientemejilla infantil con lamismasuperficialidadconquehabíamencionadoalos niñosquehabíanpalmado, semetió otro cigarrillo en la boca, se arremangó lamanga izquierda,sacódesumaletínunaampolletay,mientrasseadministrabaasí

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mismauna inyecciónestimulante, ledijoaMaría—:No tengoni ideade loque lepasaaesteniño.Habríaque llevarloaunaclínica.Peronoaquí.Mirendesalirenalguna forma, de irse al oeste. Las articulaciones de la rodilla, de la mano y delhombro están hinchadas. Probablemente empieza también a hincharse la cabeza.Aplíquenleunascompresasfrías.Aquílesdejounpardetabletas,paraelcasodequetengadoloresynopuedadormir.

Esta doctora concisa, que no sabía lo que yo tenía y lo confesabaespontáneamente,megustó.Enelcursodelassemanassiguientes,MaríayelseñorFajngold me aplicaron varios centenares de compresas frías, que me consolaronbastante, aunque sin impedir que las articulaciones de la rodilla, de lamano y delhombro, así como la cabeza, siguieran hinchándose y me dolieran. Lo quehorrorizaba a María y al señor Fajngold era sobre todo mi cabeza, que se ibaensanchando. Ella me daba de aquellas tabletas, que se agotaron rápidamente. Élempezóatrazarcurvasdefiebreconlareglayellápiz,loquelollevóameterseenexperimentos:hacíaconmifiebre,quemetomabacincovecesaldíaconlaayudadeun termómetro adquirido en el mercado negro a cambio de miel artificial, unascomposicionesatrevidasquedabana los cuadrosdel señorFajngoldunaspectodemontañasterriblementeaccidentadas—amísemeantojabanlosAlpesolanevadacordilleradelosAndes.Ysinembargo,mifiebrenoeraparatanto.Porlasmañanastenía generalmente treinta y ocho, por las noches subía a treinta y nueve; treinta ynueve cuatro fue la mayor temperatura que registré durante el período de micrecimiento.Bajo losefectosde la fiebreveíayoíayo todaclasedecosas.Estabasubido en un tiovivo y quería bajar, pero no podía; iba sentado conmuchos otrosniñosenautosdebomberos,encisneshuecos,enperros,gatos,caballitosyciervos,ydabavueltas,vueltasymásvueltas,yqueríabajar,peronomedejaban.Ytodoslosniñosseponíanallorar,yqueríanbajarlomismoqueyodelosautosdebomberos,deloscisneshuecos,delosperros,gatos,caballitosyciervos,yyanoqueríanireneltiovivo, pero no les dejaban bajar. El Padre celestial estaba al lado del dueño deltiovivoynospagabasiempreotravuelta.Ynosotroslesuplicábamos:—¡Ay,Padrenuestro,yasabemosquetútienesmuchodinero,quetegustapagarnoseltiovivo,quetediviertedemostrarnos la redondezdeestemundo,peroguárdateya labolsa,porfavor,ydiyastop,dialto,bueno,basta,bajen,porqueyaestamosmareadosysomosunospobrecitosniños,yestamoscuatromilenKäsemark,aquíenelVístula,perononosdejanpasar,porquetutiovivo,tutiovivo...!

PeroelBuenDios,elPadrenuestroypropietariodeltiovivosonreía,comodicenloslibros,yhacíasaltarotramonedadesubolsa,paraqueloscuatromilniños,entreellosÓscar,siguierandandovueltasenautosdebomberos,encisneshuecos,perros,caballitosyciervos,ycadavezqueyopasabaconmiciervo—sigocreyendotodavíaqueibamontadoenunciervo—frentealPadrenuestroydueñodel tiovivo, loveía

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cambiar de cara: tan pronto era Rasputín que, riendo, tenía entre sus dientes decurandero la moneda de la próxima vuelta, como era Goethe, el príncipe de lospoetas, que iba sacando de una bolsita de fino bordado lasmonedas con su perfilacuñadodePadrenuestro;ynuevamenteel exaltadoRasputín,y luegoel comedidoseñor Goethe. Un poco de locura con Rasputín y luego, en homenaje a la razón,Goethe. Los extremistas en torno a Rasputín; las fuerzas del orden, alrededor deGoethe. La muchedumbre, alebrestada con Rasputín, se entregaba con Goethe aaforismosdealmanaque...Hastaque,finalmente—peronoporquelafiebrehubieracedido, sino porque siempre se inclina alguien caritativamente sobre quien tienefiebre—, el señor Fajngold se inclinaba sobre mí y paraba el tiovivo. Paraba losbomberos, los cisnes y los ciervos, devaluaba la moneda de Rasputín, mandaba aGoethe abajo con lasMadres, dejaba que cuatromil niñosmareados volaran haciaKäsemark, sobre elVístulayhacia el cielo, y levantaba aÓscarde su cama febrilparasentarloenunanubedelisol,loquequieredecirquemedesinfectaba.

Alprincipio,estoteníatodavíarelaciónconlospiojos,peroluegoseconvirtióencostumbre.LospiojoslosdescubrióprimeroenelpequeñoKurt,luegoenmí,luegoenMaría y en símismo.Es probable que nos los legara aquel calmuco que habíadejado a María sin su Matzerath. ¡Cómo gritó el señor Fajngold al descubrir lospiojos! Llamó a su mujer y a sus hijos, sospechaba que toda su familia estabainfestada,trocómielartificialycajasdeavenaporpaquetesdelosdesinfectantesmásdiversos y empezó a desinfectarse diariamente a sí mismo y a toda su familia, alpequeñoKurt,aMaríayamí,sinexcluirmicama.Nosfrotaba,nosrociabaynosempolvaba.Ymientrasrociaba,empolvabayfrotaba,mifiebreestabaenplenaflor,ysudiscursofluía.Yasítuvenoticiadevagonesenterosdeácidofénico,decloroydelisolqueélhabíarociado,esparcidoyregadocuando,estandotodavíaencargadodeladesinfeccióndelcampamentodeTreblinka,rociabacadadíaalasdosdelatardecon agua de lisol, en su carácter de desinfectadorMariusz Fajngold, las pistas delcampamento,lasbarracas,lasduchas,loshornoscrematoriosloshatosderopa,alosqueesperabanynosehabíanduchadotodavía,alosqueestabantendidosyyahabíanpasadoporladucha:todoloquesalíadeloshornoscrematoriosytodoloqueentrabaenellos.Ymeenumerabalosnombres,porqueselossabíatodos:contabadeuntalBilauer, que uno de los días más calurosos de agosto, le había aconsejado aldesinfectadorno rociar las pistasdeTreblinka con aguade lisol sino conpetróleo.Así lo hizoFajngold.Y el talBilauer tenía la cerilla.Y el viejoZewKurland, delZ.O.B., les tomóa todos juramento.Yel ingenieroGalewskiabrióelcuartode lasarmas. El propio Bilauer abatió a tiros al comandante Kutner. Sztulbach y un talWarynskiseprecipitaronsobreZisenis,ylosotrossobrelagentedeTrawniki,yotrosmás tocaron la cerca y allí quedaron. Pero el sargento Schópke, que al llevar a lagentealaduchasolíasiemprehacerchistes,separapetóalaentradadelcampamento

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y empezó a disparar, lo que no le sirvió demucho, porque los otros se le echaronencima:AdekKawe,untalMotelLewityHenochLerer,asícomoHerszRotblatyLetek Zagiel y Tosias Baran con su Debora. Y Lolek Begelmann gritaba:—Quevenga tambiénFajngold,antesdequevengan losaviones—peroelseñorFajngoldaguardabatodavíaasuesposaLuba,lacualyanoacudíaasusllamadas.Asíqueloagarraronporambosbrazos:alaizquierdaJakubGelernteryaladerechaMordechajSzwarcbard.DelantedeélcorríaelpequeñodoctorAtlas,queyaenelcampamentodeTreblinkaymástardeenlosbosquesdeWilnahabíaaconsejadoelrociadoactivocon lisol: el lisol esmás precioso que la vida.Así lo había de confirmar el señorFajngold,porqueconlisolhabíarociadomuertos,nounmuerto,sinomuertos,paraquedarunnúmero,muertosquehabíarociadoconlisol.Ysesabíatantosnombresqueacababaporaburrirme,yaqueparamí,quenadabaenlisol,lacuestiónacercadelavidaolamuertedecienmilnombresnoresultabatanimportantecomoladesabersi con los desinfectantes del señor Fajngold se había desinfectado a tiempo ydebidamentelaviday,sinolavida,lamuerte.

Luegocediólafiebreyentramosenelmesdeabril.Peroluegoarreciódenuevo,yeltiovivodabavueltasyelseñorFajngoldseguíarociandolisolsobrelosvivosylosmuertos. Luego volvió a ceder la fiebre, y ya elmes de abril había pasado.Aprincipiosdemayo,elcuellosemeacortóyeltóraxsemeensanchóymesubió,demodo que con la barbilla y sin necesidad de bajar la cabeza podía yo frotarme laclavícula. Volvió otro poco de fiebre y algo más de lisol. Y en el lisol flotabanpalabras de María: —¡Con tal que no se deforme! ¡Con tal que no le salga unajoroba!¡Contalquenoresultehidrocefalia!

Pero el señor Fajngold consolaba aMaría y le contaba de gentes a las que élconocíayque, apesarde la jorobay lahidrocefalia, sehabíanhecho importantes.ContabadeuntalRománFrydrich,quehabíaemigradoconsujorobaalaArgentinayhabíafundadounnegociodemáquinasdecoserqueconeltiempofuecreciendoysehizofamoso.

ElrelatodeloséxitosdeljorobadoFrydrichnofueningúnconsueloparaMaría,pero inspiró al narrador, o sea al propio señor Fajngold, tal entusiasmo, que sedecidió a dar a nuestro negocio de ultramarinos otro sesgo.Amediados demayo,poco después del final de la guerra, hicieron su aparición en la tienda nuevosartículos.Surgieronlasprimerasmáquinasdecoserylaspiezasderepuestoparalasmismas, aunque los comestibles subsistieron por algún tiempo y facilitaron eltraspaso.¡Tiemposparadisíacos!Apenassepagabanadacondinerocontante:todosetrocaba y se volvía a trocar, y lamiel artificial, la avena y los últimos saquitos delevaduradelDr.Oetker,asícomoelazúcar,laharinaylamargarinasetransformaronen bicicletas y piezas de repuesto, unas y otras en electromotores, éstos enherramientas,lasherramientasenartículosdepiel,ylaspieleslastransformóelseñor

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Fajngoldcomoporartedeencantamientoenmáquinasdecoser.Eneste jueguecitodel toma y daca el pequeñoKurt sabía hacerse útil: traía clientes,mediaba en losnegociosyseadaptóalanuevalíneamuchomásdeprisaqueMaría.Eracasicomoen tiempos deMatzerath.María permanecía detrás delmostrador, servía a aquellaparte de la antigua clientela que seguía en el país y hacía esfuerzos en polaco porenterarsedelosdeseosdelosclientesreciénvenidos.ElpequeñoKurtteníafacilidadparalosidiomas.Estabaentodaspartes.ElseñorFajngoldpodíacontarconél.Consusescasoscincoaños,Kurtsehabíahechotodounespecialista,yentrecosadecienmodelosmalos omediocres que se ofrecían en elmercado negro de la calle de laEstaciónescogióenseguidalasexcelentesmáquinasdecoserSingeryPfaff;elseñorFajngoldteníaenmuchosusconocimientos.CuandoafinesdemayomiabuelaAnaKoljaiczek vino a pie de Bissau a Langfuhr pasando por Brenntau y nos visitó,dejándose caer jadeante sobre el sofá, el señor Fajngold hizo grandes elogios delpequeñoKurt y tuvo también algunas palabras elogiosas paraMaría. Y cuando leexplicó ami abuela toda la historia demi enfermedad, volviendo siempre sobre lautilidaddesusdesinfectantes,hallótambiénaÓscardignodeelogio,porquedurantetodalaenfermedadsehabíaportadomuybienynuncahabíagritado.

Mi abuela quería petróleo, porque en Bissau no había alumbrado. Fajngoldcontóle las experiencias que había hecho en el campamento de Treblinka con elpetróleo,asícomosusmúltiplestareasencalidaddedesinfectador,dijoaMaríaquellenaradepetróleodosbotellasdealitro,añadióaéstasunpaquetedemielartificialyunsurtidodedesinfectantesy,cuandomiabuelasepusoacontartodoloquehabíasucedido en Bissau y en Bissau-Abbau durante las operaciones militares, sóloescuchóconlamenteausenteyhaciendoligerasinclinacionesdecabeza.MiabuelaestabatambiénalcorrientedelosdañosquehabíasufridoViereck,queahoravolvíana llamar Firoga, como antes. Y a Bissau lo llamaban también, como antes de laguerra,Bysewo.EncuantoaaquelEhlersquehabíasidojefelocaldeloscampesinosdeRamkauyhombremuyactivoyquesehabíacasadoconlaesposadelhijodesuhermana,osealaEduvigisdejaneldelCorreo,lostrabajadoresdelcampolohabíanahorcadofrenteasuoficina.YpocofaltóparaquecolgarantambiénaEduvigis,yaquehabiendo sidoesposadeunhéroepolaco sehabía casadoconun jefe localdecampesinos, y también porque Esteban había llegado a teniente y Marga habíaingresadoenlaFederacióndeMuchachasAlemanas.

Bueno—dijomiabuela—,conEstebanyanopodíannada,porqueéseyacayó,alláarriba,enelÁrtico.PeroaMargasíqueríanllevárselaymeterlaenuncampodeconcentración.PeroenestoabrióVicentelabocayhablócomonuncalohabíahecho.Así que laEduvigis yMarga están ahora con nosotros y nos ayudan en el campo.Pero aVicente el hablar lo ha afectado a tal punto, queposiblemente ya nopuedaaguantarpormuchotiempo.Yloqueeslaabuela,andamaladelcorazónydetodas

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partes y hasta de la cabeza, porque uno de aquellos condenados le dio en ella,creyendoquedebía.

Así se lamentó Ana Koljaiczek, se agarró la cabeza, y acariciando la mía eninstanciadecrecimiento,llegóalasiguienteinspiradaconclusión:—Ves,Oscarcito,conloscachubasessiemprelomismo.Lesdansiempreenlacabeza.Perovosotrososiréisallá,dondelacosaestámejor,yaquísequedarásólolaabuela.Porqueconloscachubasnohaymododemoverlos:elloshandequedarsesiempreyaguantarlacabeza,paraqueotroslespuedandarenella,porquenosotrosnosomosnipolacosdeverasnibastantealemanes,ysiseescachuba,nadiequedacontento,ni losunosnilosotros,porqueloquequierenesprecisión.

Soltó una carcajada y ocultó las botellas de petróleo, la miel artificial y losdesinfectantes bajo aquellas cuatro faldas que, pese a los más violentosacontecimientosmilitares,políticosehistóricos,nohabíanperdidonadadesucolorpatata.

Cuando se disponía amarcharse, el señor Fajngold le rogó que se esperara unmomento,puesqueríapresentarleasuesposaLubayalrestode lafamilia.Viendoque la señoraLubanoaparecía,dijoAnaKoljaiczek:—Mire,nosemolesteusted.Igualyogritosiempre:Agnés,hija,venyayudaatumadrearetorcerlaropa.Peronoviene, lomismoquesuLubadeusted.YmihermanoVicente,enfermocomoestá,saledenochecuandoestámuyoscurohasta lapuertaydespiertadesusueñoalosvecinos,porquellamaasuhijoJan,queestabaalserviciodelCorreopolacoyyasefue.

Estaba ya junto a la puerta, poniéndose su pañuelo, cuando yo grité desdemicama:—¡Babka,babka!—esdecir,abuela,abuela.Yellasevolvióyyaempezabaalevantarsuscuatrofaldas,comosiquisieraadmitirmebajoellasyllevarmeconsigo,cuando de pronto se acordó probablemente de las botellas de petróleo, de lamielartificialydelosdesinfectantes,queocupabanyaaquellugar,ysefue;sefuesinmí,sinÓscar.

Aprincipiosdejuniopartieronlosprimerostransportesendirecciónoeste.Maríano dijo nada, pero yo observé que también ella se despedía de losmuebles, de latienda, del edificio, de las tumbas a ambos lados de laAvenidaHindenburg y deltúmulodelcementeriodeSaspe.

Antes de bajar con el pequeñoKurt a la bodega, sentábase a veces durante lavelada al lado demi cama, junto al piano demi pobremamá, cogía con lamanoizquierdasuarmónica,tocabaunacanciónytratabadeacompañarmeenelpianoconundedodelamanoderecha.

AlseñorFajngoldlamúsicalehacíasufriryrogabaaMaríaquecallara,peroencuantoelladejaba suarmónicay sedisponíaacerrar la tapadelpiano, levolvíaarogarquesiguieratocandounpoco.

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Yluegosehizolaproposicióndematrimonio.Óscarlohabíavistovenir.ElseñorFajngoldllamabacadavezmenosasuesposaLubay,cuandounanochecerdeveranolleno demoscas y de zumbidos estuvo seguro de su ausencia, le hizo aMaría suproposición.Estabadispuesto a llevarse a ella y a los dosniños, inclusive aÓscarenfermo,leofreciólahabitaciónyunaparticipaciónenelnegocio.

María contaba a la sazón veintidós años. Su belleza inicial, en cierto modofortuita,habíaseafirmado,cuandonoendurecido.Losúltimosmesesdelaguerrayde la posguerra le habían despojado de aquella permanente que había llevado porcuentadeMatzerath.Yanollevabatrenzas,comoenmitiempo;lalargacabelleralebajabasobreloshombrosypermitíaverenellaaunamuchachaunpocoseria,talvezalgo amargada; y esta muchacha dijo que no y rechazó la proposición del señorFajngold.Depie sobrenuestra antiguaalfombra,María tenía alpequeñoKurt a suizquierdayseñalabaconelpulgarderechohacialachimeneadeazulejos,yelseñorFajngold y Óscar la oyeron decir:—No es posible. Esto de aquí está deshecho yperdido.NosvamosalRin,conmihermanaGusta.EstácasadaconuncamarerodelaindustriahotelerallamadoKöstery,demomento,nosacogeráalostres.

Ya al día siguiente se puso en movimiento. A los tres días ya teníamos lospapeles.El señorFajngoldnodijonadamás, sinoquecerróelnegocioy,mientrasMaríahacíalasmaletas,permanecíasentadoenlatiendaoscurasobreelmostrador,juntoa labalanza,ysinsiquiera tomarunacucharaditademielartificial.Yno fuesinoal irMaríaadespedirsedeélcuandosebajódesuasiento, se fueabuscar labicicletaconelremolqueynosofrecióacompañarnosalaestación.

Óscaryelequipaje—teníamosderechoacincuentalibrasporpersona—fueronenelremolquededosruedasprovistasdeneumáticos.ElseñorFajngoldempujabalabicicleta. María llevaba al pequeño Kurt de la mano y, en la esquina de laElsenstrasse,cuandodoblamosalaizquierda,volvióseunavezmás.YoyanopudevolvermeendireccióndelLabesweg,porqueelvolvermemeproducíadolores.Asípues, lacabezadeÓscarpermanecióquietaentresushombros,ysóloconlosojos,que conservaban su movilidad, me despedí de la calle de la Virgen María, elStriessbach, el Parque deKleinhammer, el paso a desnivel, que seguía rezumandodesagradablemente,lacalledelaEstación,miiglesiadelSagradoCorazóndeJesúsindemneylaestacióndelsuburbiodeLangfuhr,queahorasellamabaWrzeszcz,cosacasiimposibledepronunciar.

Tuvimosqueesperar.Alentrarel tren,resultóseruntrendemercancías.Habíamuchagenteymuchos,muchísimosniños.Elequipajefuecontroladoypesado.Unossoldadosecharonencadavagónunapacadepaja.Nohabíamúsicanillovía.Elcieloestabadeserenoanubladoysoplabaelvientodeleste.

Nostocóelcuartovagónapartirdelacola.ElseñorFajngoldestabadepiesobrelavía,consuescasopelorojizosueltoalviento,ycuandolalocomotoraanunciósu

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llegadamedianteunasacudida,seacercóypusoenmanosdeMaríatrespaquetitosde margarina y dos pequeños botes de miel artificial, añadiendo a nuestrasprovisionesdeviaje,enelmomentoenquevocesdemandoenpolaco,gritosyllorosanunciaronlapartida,unpaquetededesinfectantes—ellisolesmáspreciosoquelavida. Así partimos, dejando atrás al señor Fajngold que, tal como debe ser ycorrespondeenlassalidasdelostrenes,sefuehaciendocadavezmáspequeñoconsupelorojizosueltoalviento,yluegoyafuesólounamanodeadiós,yluegonada.

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Crecimientoenelvagóndemercancías

Todavíameduele.Todavíahacequemeechedecabezacontra la almohada, comoahora.Todavíahacequesemeacusenlasarticulacionesde lospiesy lasrodillasymetieneenunpurorechinar,loquequieredecirqueÓscarhaderechinarlosdientespara no oírse rechinar los huesos en las cótilas. Contemplo los diez dedos demismanosydeboconfesarmequeestánhinchados.Unaúltimapruebasobreel tambormeloconfirma:losdedosdeÓscarnosóloestánligeramentehinchados,sinoquenosirvendemomentoparaeloficio;lospalillosdeltamborselecaendelasmanos.

Tampoco la pluma quiere sometérseme. Tendré que pedirle a Bruno unascompresasfrías.Yluego,conlasmanos,lospiesylasrodillasenvueltosdefríoyconuntrapoenlafrente,tendréqueequiparamienfermeroBrunoconpapelyunlápiz,porque la pluma no me gusta prestársela. ¿Podrá Bruno escuchar bien? ¿Querráhacerlo? ¿Corresponderá su narración exactamente a aquel viaje en el vagón demercancíasqueempezóel12dejuniodelcuarentaycinco?Brunoestásentadoantelamesita,debajodelcuadrode lasanémonas.Ahoravuelve lacabeza,memuestraesoque llamamoscaray,con losojosdeunanimal fabuloso,mira sinvermeamiderecha y a mi izquierda. Y por la manera de atravesarse el lápiz sobre la bocadelgada y ácida, pretende simular que está esperando. Pero, aun admitiendo queespere efectivamente mi palabra, la señal para dar comienzo a su narración, suspensamientosandanvolandoentornoasusmonigotesdenudos.Élseguiráanudandocordeles, en tanto que la tarea de Óscar consiste en desenredar los intrincadosvericuetosdemiprehistoria.Aver,Bruno:

Yo,BrunoMünsterberg,oriundodeAltenaenelSauerland,solteroysinhijos,soyenfermerodelasecciónprivadadeestesanatorio.ElseñorMatzerath,internadoaquídesdehacemásdeunaño,esmipaciente.Tengotodavíaotrospacientes,delosqueaquí no tengo por qué hablar. El señorMatzerath es mi paciente más inofensivo.Nunca se exalta al punto que yo me vea precisado a llamar a otros enfermeros.Escribeconexcesoytocademasiadoeltambor.Conobjetodeconcederalgúnreposoasusdedosfatigados,meharogadohoyqueescribaporélynohagamonigotesdenudos.Sinembargo,mehemetidoalgunoscordelesenelbolsilloy,mientrasélmedicta, voy a empezar losmiembros inferiores de una figura a la que, siguiendo elrelatodelseñorMatzerath, llamaré«Elrefugiadodeleste».Noseráésta laprimerafiguraqueyosaquedelashistoriasdemipaciente.Hastaelpresenteheanudadoasuabuela,alaquellamo«Manzanaencuatrofaldas»;asuabueloelbalsero,alquemehe atrevido a llamar «Columbus»; a su pobre mamá convertida por obra de miscordeles en «La bella devoradora de pescado»; a sus dos padresMatzerath y Jan

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Bronski,dequienes tengouna figuraque llamo«Losdos jugadoresde skat»,yhepuesto asimismo en cordeles la espalda rica en cicatrices de su amigo HeribertoTruczinski,llamandoalrelieve«Trayectoirregular».Heformadotambién,nudotrasnudo,algunosedificios,talescomoelCorreopolaco,laTorredelaCiudad,elTeatroMunicipal, el pasajedelArsenal, elMuseode laMarina, laverduleríadeGreff, laEscuelaPestalozzi,elbalneariodeBrösen,laiglesiadelSagradoCorazón,elCafédelas Cuatro Estaciones, la fábrica de chocolate Baltic, unas cuantas casamatas delMuro del Atlántico, la Torre Eiffel de París, la Estación de Stettin en Berlín, lacatedral de Reims y, por descontado, el inmueble de pisos en el que el señorMatzerathvio la luzdeestemundo.Lasverjasy las lápidasde loscementeriosdeSaspeyBrenntauhanofrecidosusornamentosamiscordeles;hedejadocorrer,lazotraslazo,elVístulayelSenayrompersecontracostasdecordeleslasolasdelBálticoyelfragordelAtlántico;hetransformadocordelesencamposdepatatascachubasyen prados deNormandía, y he poblado los paisajes así formados, a los que llamosimplemente «Europa», con grupos de figuras por el estilo de: Los defensores delCorreo,Losnegociantesenultramarinos,Hombressobrelatribuna,Hombresantelatribuna, Escolares con cucuruchos, Conserjes de museo moribundo, Adolescentescriminales en preparativos navideños,Caballería polaca con arreboles a la espalda,Lashormigashacenhistoria,ElTeatrodeCampañaactúaparasuboficialesy tropa,HombresdepiedesinfectandoahombrestendidosenelcampamentodeTreblinka.Yahora empiezo con la figura del Refugiado del este, que hoy probablemente seconvertiráenunGrupoderefugiadosdeleste.

ElseñorMatzerathsaliódeDanzig,queentoncessellamabayaGdansk,eldocede junio del cuarenta y cinco, aproximadamente a las once de la mañana. LeacompañabanlaviudaMaríaMatzerath,alaquemipacientedesignacomosuotroraamante, y KurtMatzerath, hijo presunto de mi paciente. Además parecen habersehallado en el vagón otras treinta y dos personas, entre ellas cuatro monjasfranciscanasconsushábitosyunamuchachaconunpañueloenlacabeza,enlaqueelseñorÓscarMatzerathpretendehaber reconocidoauna talLucíaRennwand.Enrespuesta a algunas preguntas más, sin embargo, mi paciente admite que aquellamuchacha se llamabaReginaRaeck, pese a lo cual él sigue hablando de una caratriangularinnominadaderaposa,queluegovuelveallamarporsunombre,gritandoLucía;loque,contodonomeimpidequeyoinscribaaquíadichamuchachacomoseñoritaRegina.ReginaRaeckviajabaconsuspadres,susabuelosyuntíoenfermo,el cual, ademásde su familia, llevabaconsigohaciaeloesteuncáncermalignodeestómago,hablabaconprofusiónysepresentó,inmediatamentedespuésdelasalida,comoantiguosocialdemócrata.

Porloquemipacienterecuerda,hastaGdynia,queporespaciodecuatroañosymediosehabíallamadoGotenhafen,elviajetranscurriósinincidentes.Pareceserque

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dos mujeres de Oliva, algunos niños y un señor de cierta edad procedente deLangfuhr lloraron hasta poco después de Zoppot, en tanto que las monjas seentregabanasusrezos.

EnGdyniateníaeltrencincohorasdeparada.Seagregaronalvagóndosmujerescon seis niños. El socialdemócrata se puso a protestar, porque estaba enfermo yporque,comosocialdemócratadeantesdelaguerra,exigíauntratopreferente.Peroeloficialpolacoquedirigíaelconvoyloabofeteó,porqueseresistíaahacersitio,yledio a entender en perfecto alemán que no sabía lo que significaba eso desocialdemócrata.Durantelaguerra,dijo,habíatenidoqueservirendistintoslugaresde Alemania, sin que nunca hubiera llegado a sus oídos esa palabreja desocialdemócrata.El socialdemócrataenfermono tuvoocasióndeexplicar aloficialpolaco el sentido, la esencia y la historia del Partido Socialdemócrata, porque eloficialpolacodejóelvagón,corriólaspuertasylascerróporfuera.

Olvidédecirquetodalagenteestabasentadao tiradasobre lapaja.Alpartireltren,alanochecer,algunasmujeresgritaron:—VolvemosaDanzig—peroestoeraunerror.LoquepasóesqueeltrenmaniobróysalióluegohaciaeloesteendireccióndeStolp.PareceserqueelviajehastaStolpdurócuatrodías,porqueeltreneradetenidoconstantemente en pleno campo por antiguos guerrilleros y por bandas deadolescentes.Losjóvenesabríanlaspuertascorredizas,dejabanentraralgodeaireyfrescoy,conelaireviciado,sellevabandelosvagonesunapartedelequipaje.CadavezquelosadolescentesabríanlaspuertasdelvagóndelseñorMatzerath,lascuatromonjasseponíandepiey levantabanenalto loscrucifijosque lescolgabande loshábitos.Estoscrucifijoscausabangranimpresiónalosmuchachos.Antesdeecharalandénlasmochilasylasmaletasdelospasajeros,sesantiguaban—.

CuandoelsocialdemócratatendióalosmuchachosunpapelenelqueenDanzigoGdansk las autoridadespolacas atestiguabanquehabía sido cotizantedelPartidoSocialdemócratadesdeel treintayunohastael treintaysiete, losmuchachosnosesantiguaron,sinoquelearrancaronelpapeldelosdedosylequitaronsusdosmaletasylamochiladesumujer;lomismoaqueleleganteabrigodecuadrosgrandes,sobreelqueelsocialdemócrataseacostaba,yquedejóeltrenenbuscadelairefrescodePomerania.

Y sin embargo, el señorMatzerath afirmaque losmuchachos les causaronunaimpresión favorable de disciplina. Esto lo atribuye él a la influencia de su jefe, elcual,peseasujuventud—apenasdieciséisabriles—,acentuabayasupersonalidadylerecordóenseguida,enformadolorosayplacenteraalavez,aljefedelabandadelosCurtidores,elmentadoStörtebeker.

CuandoaqueljoventanparecidoaStörtebekerquisoarrebatarledelasmanosalaseñoraMaríaMatzerath lamochilayacabóefectivamentearrebatándosela,el señorMatzerath logrósustraerenelúltimomomentoelálbumde fotosde la familiaque

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afortunadamentequedabaarribadetodo.Alprincipioeljefedelabandaibaamontarencólera,perocuandomipacienteabrióelálbumylemostróunafotodesuabuelaKoljaiczek, el otro, pensando probablemente en su propia abuela, dejó caer lamochila de la señora María, se llevó dos dedos a su gorra cuadrada, saludó a lafamiliaMatzerathconun«¡Dowidzenia!»,y,tomandoenlugardelamochiladelosMatzerathlasmaletasdeotrosviajeros,dejóconsugenteelvagón.

EnlamochilaquegraciasalálbumdefotospermanecióenposesióndelafamiliaMatzerathhabía, apartedealgunaspiezasde ropa interior, los libros comercialesyloscomprobantesdelimpuestodeventasdelnegociodeultramarinos,laslibretasdeahorroyuncollarderubíesquehabíapertenecidoensutiempoalamamádelseñorMatzerath y que mi paciente había escondido en uno de los paquetes dedesinfectantes.Tambiénaqueltextodeenseñanza,formadopormitadesdeextractosdeRasputínydeescritosdeGoethe,ibacaminodeloeste.

Mi paciente asegura que durante todo el viaje tuvo la mayor parte del tiemposobre las rodillas el álbum de fotos y, de vez en cuando, el texto; que los ibahojeando,yquelosdoslibrosleproporcionaron,noobstantesusviolentosdoloresenlosmiembros,muchashorasdeplacerydemeditación.

Igualmente declara mi paciente que el continuo traqueteo y las continuassacudidas,elpasodeagujasycrucesdevíasyelestarmetidosobreelejedelanterodelvagóndemercancíasenvibraciónconstantehabíafomentadosucrecimiento.Queahoraésteyanoseproducíaenelsentidodeloancho,comoantes,sinoeneldelolargo. Las articulaciones hinchadas, pero no inflamadas, se fueron deshinchando.Inclusivesusorejas,sunarizysusórganosgenitales,segúnloentiendo,hubierondecrecer bajo el efecto de las sacudidas del vagón de mercancías. Mientras el trencorría, el señor Matzerath no sufría dolores. Y sólo cuando tenía que parar pararecibirnuevasvisitasdeguerrillerosybandasdeadolescentes,dicemipacientehaberexperimentado dolores punzantes o lacerantes que contrarrestaba, comoya se dijo,conellenitivodelálbumdefotos.

Parece ser que, además del Störtebeker polaco, se interesaron también por elálbumotrosvariosbandidosadolescentes,yhastaunguerrillerodeciertaedad.Ésteúltimoacabóinclusiveporsentarse,encendióuncigarrilloyhojeópensativamenteelálbumsinsaltarseunsolorectángulo.EmpezóconelretratodelabueloKoljaiczekyfue siguiendo el ascenso profusamente ilustrado de la familia, hasta aquellasinstantáneasquemuestranalaseñoraMatzerathconsuhijitoKurtdeuno,dos,tresycuatro años. Al contemplar algunos de los idilios familiares, mi paciente le vioinclusive sonreírse. Sólo le molestaron algunas insignias del Partido, fáciles deidentificarenlostrajesdeldifuntoseñorMatzerathyenlassolapasdelseñorEhlers,quehabíasidojefelocaldecampesinosenRamkauyhabíatomadoporesposaalaviudadeldefensordeledificiodelCorreoJanBronski.Mipacientepretendehaber

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raspadodelasfotosconlapuntadesucuchillo,alavistadeaquelindividuocríticoyparasusatisfacción,lasinsigniasdelPartido.

Esteguerrillero—comoacabadeenseñármeloelseñorMatzerath—hubodeserun verdadero guerrillero, en contraste conmuchos otros que no lo fueron. Porque,según se ve, los guerrilleros no son guerrilleros ocasionales, sino guerrillerosconstantesypermanentes,queayudana subir agobiernosderrocadosyderrocanagobiernos que han subido precisamente con la ayuda de los guerrilleros. Losguerrillerosincorregibles,losquetomanlasarmascontrasímismosson,entretodoslosfanáticosdedicadosa lapolítica,segúnla tesisdelseñorMatzerath—yaquíesdonde trataba justamente de ilustrarme—, los más dotados artísticamente, porqueabandonaninmediatamenteloqueacabandecrear.

Algo parecido podría yo decir demímismo, porque, ¿nome ocurre acaso confrecuenciadestruirdeunpuñetazomisfigurasdenudosapenasfijadasporelyeso?Pienso ahora especialmente en el encargo que me hizo hace algunos meses mipacientedequeanudaraconsimplescordelesalcuranderoRasputínyalpríncipedelospoetasGoetheenunasolapersonaque,apeticióndemipaciente,habíadetenerunextraordinarioparecidoconélmismo.Yaheperdidolacuentadeloskilómetrosdecordelquehabréanudadoparaacoplarenunsolonudoestasdosfigurasextremas.Pero, al igualqueaquelguerrillerodequienel señorMatzerathmehaceel elogio,permanezcoindecisoainsatisfecho:loqueanudoconladerechalodesanudoconlaizquierda,loquecreamiizquierdalodestruyedeunpuñetazomiderecha.

Pero tampoco el señorMatzerath logra llevar en línea recta su relato. Porque,prescindiendode lascuatromonjas, a lasque lomismodesignacomo franciscanasquecomovicentinas,estáesodelamuchachacondosnombresyunapresuntacaratriangularderaposa,quevienesiempreadesquiciarlacosa,yenrealidadtendríaqueobligarme, comonarrador, adardosomásversionesdeaquelviajehaciaeloeste.Mascomoestonoentraenmisatribuciones,habrédeatenermealsocialdemócrata,queentodoeltrayectonocambiódecarayquehastapocoantesdellegaraStolpnosecansóderepetirunayotravezatodossuscompañerosdeviaje,segúnaseveramipaciente, que él mismo había sido hasta el año treinta y siete una especie deguerrillero y, fijando pasquines, había puesto en juego su salud y sacrificado sutiempo libre, porque pretendía haber sido uno de los raros socialdemócratas quefijaronpasquinesaunentiempodelluvia.

Esofueporlovistoloquedijocuando,pocoantesdellegaraStolp,eltransportefuedetenidoporenésimavez,porqueunadelasbandasdeadolescentesanunciabasuvisita.Como apenas quedaba ya equipaje, losmuchachos empezaron a quitarles laropa a los viajeros. Afortunadamente tuvieron el buen sentido de limitarse a lasprendas exteriores de los caballeros. Pero el socialdemócrata no acertaba acomprender la razón de tal proceder y era de opinión que un sastre hábil podría

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confeccionar con los vastos hábitos de las monjas varios excelentes vestidos. Elsocialdemócrataeraateo,yloproclamabaconprofundaconvicción.Porelcontrario,los jóvenesbandidoscreían,sinproclamarloconlamismaconvicción,enla iglesiafueradelacualnohaysalvaciónposible,ynoqueríanlosabundantestejidosdelanade las monjas sino el traje recto y ligero del ateo. Y viendo que éste no quería'quitarselachaqueta,elchaleconilospantalones,sinoqueempezóarelatarunavezmás su breve pero brillante carrera de fijador de pasquines socialdemócrata, ycomoquiera, además, que no paraba de hablar y oponía resistencia a que lodesvistieran, una de las botas de la antigua Wehrmacht le dio una patada en elestómago.

Elsocialdemócratasepusoavomitarenformaviolentayprolongada,acabandoporechar sangre.Enestaocupacióndescuidó totalmente su traje,demodoque losmuchachos perdieron el interés por aquella tela sucia, sin duda, pero que un buenlavado químico podía aún regenerar. Renunciaron pues a la ropa exterior de loshombres, pero despojaron en cambio a la señoraMaríaMatzerath de una blusa deseda azul celeste, y a aquellamuchacha que no se llamaba Lucía Rennwand, sinoReginaRaeck,lequitaronasimismolachaquetadepuntoalaBerchtesgaden.Luegocorrieron la puerta del vagón, pero no por completo, y el tren partió, mientras elsocialdemócrataempezabaamorirse.

UnosdosotreskilómetrosantesdellegaraStolp,eltransportefuepasadoaunadesviaciónenlaquepermaneciótodalanoche.Lanocheeraestrelladayclara,pero,segúnparece,frescaparaelmesdejunio.

Aquellanoche—segúncuentaelseñorMatzerath—,blasfemandoenvozaltayen forma indecente, exhortando a la clase trabajadora a la lucha, dando vivas a lalibertad como los que se oyen en las películas y presa finalmente de un ataque devómitoquehorrorizóalvagón,murióaquelsocialdemócrata tanpagadodesu trajerecto.

No hubo ningún grito, dice mi paciente. En el vagón se hizo un silenciopersistente. Sólo a la señoraMaríaMatzerath le castañeteaban los dientes, porqueteníafríosinlablusayhabíacubierto,conlapocaropablancaquelesquedaba,asuhijoKurtyalseñorÓscar.Hacialamadrugada,dosmonjasanimosasaprovecharonlacircunstanciadeestarabiertalapuertadelvagónparalimpiarloyecharafueralapajamojada y los excrementos de los niños y los adultos, así como el vómito delsocialdemócrata.

EnStolpelvagónfueinspeccionadoporunosoficialespolacos.Alpropiotiemposedistribuyóunasopacalienteyunabebidaparecidaalcafédemalta.ElcadáverdelvagóndelseñorMatzerathfueconfiscadoparaevitarelpeligrodeepidemia,yunosenfermerosselollevaronsobreunatabladeandamio.Apeticióndelasmonjas,unoficial superior permitió que los familiares le dedicaran una breve oración.

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Permitierontambiénqueselequitaranalmuertoloszapatos,loscalcetinesylaropa.Duranteelactodeldesvestimiento—luegoelcadáverfuecubiertosobrelatablaconsacos de cemento vacíos—, mi paciente observó a la sobrina del desvestido.Nuevamente, con unamezcla de repulsión violenta y de fascinación, le recordó lamuchacha,aunquesellamaraRaeck,aaquellaLucíaRennwandqueyomodeléconcordeles anudados y a la que, en esa figura, llamo Comedora de emparedados desalchicha.Ciertoquelamuchachadelvagónnosepuso,alavistadeltíodespojado,adevorar ningún emparedado de salchicha con pellejo y todo, sino que más bienparticipóenelpillaje;heredóelchalecodesu tío,ensustituciónde lachaquetadepuntoquelehabíanquitado,ysacóunespejitoparacontemplarseensunuevoatavío,quenolequedabatanmal.Enestosefundajustamenteelpánicoquehastalafechasientemipaciente,porquepareceserqueconelespejolecaptóaélyasuyacija,losreflejóyloobservólisayfríamenteaélconaquellosojosqueerancomounarayaenuntriángulo.

ElviajedeStolpaStettinduródosdías.Claroquehubotodavíabastantesparadasinvoluntariasylasvisitasqueyaseibanhaciendohabitualesdeaquellosadolescentesequipadosconcuchillosdeparacaidistasypistolasametralladoras,perolasvisitassefueronhaciendocadavezmásbreves,porqueyaapenasquedabanadaquesacaralosviajeros.

MipacienteaseveraqueduranteelviajedeDanzig-GdanskaStettin,oseaenelcursodeunasemana,creciónuevecentímetros,siesquenofuerondiez.Parecequeselealargaronsobretodolosmuslosylaspiernas,mientrasqueeltóraxylacabezasemantuvieroncasi iguales.Encambio,apesardequeduranteelviajeelpacienteestuvieratendidosobrelaespalda,nofueposibleevitarelcrecimientodeunajorobadesplazadaligeramentehacialaizquierda.AdmiteasimismoelseñorMatzerathque,despuésdeStettin—estandoyaeltransporteacargodepersonaldelosferrocarrilesalemanes—, losdolores le aumentaronyqueyano le eraposiblecalmarloscon lasimplevistadelálbumfamiliar.Tuvoquechillarvariasvecesenformapersistente,pero sus chillidos no ocasionarondaño alguno en los cristales de ninguna estación[Matzerath:mivozhabíaperdidotodopodervitricida],deparándolesóloencambiolasolicituddelascuatromonjasquenocesabanderezar.

Unabuenamitaddeloscompañerosdeviaje,entreelloslosfamiliaresdeldifuntosocialdemócrata,conlaseñoritaRegina,dejaroneltransporteenSchwerin.ElseñorMatzerathlosintiómucho,porquelavistadeaquellamuchachaselehabíahechotanfamiliar y necesaria que, después que se hubo ido, le sobrevinieron unos violentosataquesconvulsivosacompañadosdemuchafiebre.ConformealasmanifestacionesdelaseñoraMaríaMatzerath,pareceserquemipacientellamabacondesesperacióna Lucía, se designaba a símismo cual animal fabuloso y unicornio ymanifestabamiedoydeseosalavezdesaltardesdeuntrampolíndediezmetros.

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En Lüneburg internaron al señorÓscarMatzerath en un hospital. Allí conociódurantelafiebreaalgunasenfermeras,perofuetrasladadopocodespuésalaClínicaUniversitaria de Hannover. Allí lograron reducir su fiebre. A la señora MaríaMatzerath y a su hijitoKurt el señorMatzerath sólo los veía poco, y no volvió averlosdiariamentehastaqueellaencontróunpuestodeauxiliarenelhospital.Perocomo no había alojamiento en la clínica o en las cercanías de ésta para la señoraMaríayelpequeñoKurt,ycomotambiénlavidaenelcampoderefugiadossehacíacadavezmásinsoportable—laseñoraMaríateníaqueecharsediariamentetreshorasdeviajeentrenesrepletos,avecesinclusoenelestribo:atalpuntodistabanunadeotrolaclínicayelcampo—,consintieronlosmédicos,apesardetodossusreparos,eneltrasladodelpacientealoshospitalesmunicipalesdeDüsseldorf,habidacuentasobre todo de que la señora María podía exhibir un permiso de inmigración. SuhermanaGusta,quedurantelaguerrasehabíacasadoconuncamareroqueteníaallísuresidencia,pusoadisposicióndelaseñoraMatzerathunodeloscuartosdesupisodedosymedio,yaqueelcamarerononecesitabalugaralguno,pueshabíasidohechoprisioneroenRusia.

Elalojamientoquedababiensituado.Desdeélpodíanalcanzarsecómodamenteysinnecesidaddehacertransbordos,contodoslostranvíasaueibandesdelaestacióndeBilkendireccióndeWerstenyBenrath,loshospitalesmunicipales.

El señorMatzerath estuvo hospitalizado allí desde agosto del cuarenta y cincohasta mayo del cuarenta y seis. Lleva ya más de una hora hablándome de variasenfermeras a la vez. Son ellas las señoritas Mónica, Helmtrud, Walburga, Use yGertrudis.Recuerdaunaenormidaddechismesdelhospitalyatribuyealosdetallesde las vidas de las enfermeras y a los uniformes de las mismas una importanciadesmesurada.Nodiceniunapalabradelaalimentación,quesegúnyorecuerdoeramiserableenaquellaépoca,nidelamalacalefaccióndelashabitaciones.Paraélnohay más que enfermeras, historias de enfermeras, ambiente, de un aburrimientomortal, de enfermeras.Que si se susurraba y se decía confidencialmente, que si laseñorita Use le había dicho a la enfermera jefe, que si la enfermera jefe se habíaatrevidoa registrarpocodespuésdeldescansodemediodía los alojamientosde lasalumnasenfermeras,quesihabíadesaparecidoalgoysesospechabainjustamentedeuna enfermera deDortmund—creo haberle oído decir que una señoritaGertrudis.Cuenta también, con todo lujo de detalles, historias de jóvenes médicos que sóloquerían obtener de las enfermeras cupones de cigarrillos. Encuentra digna demención la investigación hecha en torno a un aborto que una practicante delaboratorio,nounaenfermera,habíapracticadoconsigomismaoconlaayudadeunmédico asistente.Nome explico cómomi paciente puede derrochar su ingenio ensemejantesnecedades.

ElseñorMatzerathmeruegaahoraquelodescriba.Mepliegodebuenaganaa

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estedeseoyomitounaporcióndeesashistoriasque,por tratarsedeenfermeras,éldescribeprofusamenteyadornaconpalabraspomposas.

Mi paciente mide un metro y veintiún centímetros. Lleva su cabeza,excesivamente gruesa para personas de talla normal, entre sus hombros sobre uncuello francamente raquítico. El tórax y la espalda, que hay que designar comojoroba, sobresalen. Tiene unos ojos azules brillantes, inteligentes y móviles que avecesseledilatanconentusiasmo.Supelocastañooscuro,ligeramenteondulado,esespeso.Leagradamostrarsusbrazos,robustosenrelaciónconelrestodelcuerpo,ylasqueélmismollamasusbellasroanos.Enparticularcuandotocael tambor—loque ladireccióndelestablecimiento lepermitede tresacuatrohorasdiarias—,susdedosdanlaimpresióndeserindependientesydeperteneceraotrocuerpo.ElseñorMatzerathsehaenriquecidomuchocondiscosysigueganandodinero todavíaconellos. Los días de visita vienen a verlo personas interesantes.Aun antes de que seinstruyera su proceso y antes de que lo internaran con nosotros conocía yo ya sunombre,porqueelseñorÓscarMatzerathesunartistaprominente.Yopersonalmentecreoensuinocenciaynoestoyporconsiguientesegurodesisequedaráconnosotroso si lodejarán salir algúndía, demodoquepuedavolver a actuar conéxito comoantes.Ahoravoyamedirlo,aunqueyalohicehacedosdías...

Sinverificar el relatodemienfermeroBruno,vuelvoa tomar laplumayomismo,Óscar.

Brunoacabademedirmeconsumetroplegable.Hadejadoelmetrosobremíy,proclamandoenvozaltaelresultado,haabandonadomicuarto.Inclusivehadejadotirada su labor de nudos, en la que ha trabajadoocultamentemientras yo hacíamirelato.SupongoquevaallamaralaseñoritadoctoraHornstetter.

PeroantesdequevengaladoctoraymeconfirmeloqueBrunoacabademedir,Óscar dice a ustedes:En el curso de los tres días en que he estado contando amienfermero la historia de mi crecimiento he ganado —si a esto se puede llamarganancia—dosbuenoscentímetros.

Así pues,Óscarmidede hoy en adelante unmetro veintitrés centímetros.Va acontar ahora lo que le pasó después de la guerra, cuando le dieron de alta de loshospitales municipales de Düsseldorf como a un joven que sabía hablar, escribíalentamente,leíaconfluidezy,aunquedeforme,eraenconjuntounhombresano,afinde que —como suele siempre suponerse en las altas de los hospitales— pudieraempezarunavidanuevayyadeadulto.

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LIBROTERCERO

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Piedrasdeencendedorypiedrasfunerarias

Soñolienta, regordeta y bonachona, Gusta Truczinski no necesitó cambiar paraconvertirseenGustaKöster, tantomáscuantoquesólohabía tenidoquesoportaraKöster—generalmenteenloscatresdelosrefugiosantiaéreos—losquincedíasqueduró su noviazgo, poco antes de embarcarse él para el frente del Ártico, y luegocuando volvió él con licencia para casarse.Aunque después de la capitulación delejércitodeCurlandianohabíarecibidoGustanoticiaalgunaacercadelparaderodeKöster,alpreguntárseleporsuesposo,contestabaellaconseguridadyseñalandoconelpulgarhacialacocina:—Alláanda,encautiverioconIván.Cuandovuelva,todocambiará.

Los cambios reservados a Köster en el piso de Bilk se referían aMaría y, enúltimotérminotambién,a lacarreradelpequeñoKurt.Cuandofuidadodealtadelhospital y me hube despedido de las enfermeras, prometiéndoles algunas visitasocasionales,toméeltranvíaymefuiaBilk,acasadelasdoshermanasydemihijoKurt, donde, en el segundo piso de un inmueble que había ardido desde el tejadohastaeltercero,meencontréinstaladouncentrodemercadonegrodirigidoporMaríaymihijodeseisaños,quecontabaconlosdedos.

María, fiel y adicta todavía a Matzerath, inclusive en el mercado negro, sededicaba a la miel artificial. Vaciábala de unos baldes desprovistos de todainscripción,poníalasobrelabalanzay,apenaslleguéymehubefamiliarizadoconlasituación,measignólaconfeccióndelospaquetesdeacuartodelibra.

ElpequeñoKurtestabasentadodetrásdeunacajadePersilqueusabaamanerademostrador,ycontemplóasupadrequevolvíacuradoalhogar;perosumiradagrisysiemprealgoinvernalestabapuestaenalgoquedebíaversea travésdemíyqueseguramente era motivo de contemplación. Alineaba sobre un papel columnasimaginarias de números: seis semanas escasas de asistencia a la escuela en clasesrepletasymalcalentadasledabanairesdepensadorydepelotillero.

GustaKösterbebíacafé.Caféauténtico,comprobóÓscar,alofrecermeellaunataza.Mientras yome dedicaba a lamiel artificial, consideraba ellami joroba concuriosidadnoexentadecompasiónhaciasuhermanaMaría.Aduraspenasconseguíaestarse sentada y no acariciármela, porque para todas las mujeres el acariciar unajorobatraesuerte.ParaGustalasuertesignificabaenestecasoelretornodeKöster,quetodolohabíadecambiar.Perosecontenía,acariciabaamododecompensación,aunque sin suerte, su taza de café, y dejaba escapar aquellos suspiros que en losmeses que siguieron había yo de oír diariamente—: ¡Bueno, de eso podéis estarseguros:cuandoKöstervuelva,todocambiará,yenunabrirycerrardeojos!

Gustadesaprobabaelmercadonegro,loquesinembargonoleimpedíadeleitarsecon el café auténtico que obteníamos de lamiel artificial. Cuando venían clientes,

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abandonabalaestancia,semetíaenlacocinayempezabaatrastearestrepitosamenteyensondeprotesta.

Venían muchos clientes. A partir de las nueve de la mañana, inmediatamentedespués del desayuno, empezaba a sonar el timbre: breve — largo — breve. Yaentradalanoche,hacialasdiez,Gustadesconectabaeltimbre,pesealasprotestasdelpequeñoKurt,aquiensusobligacionesescolaresnolepermitíanatenderelnegociomásquelamitaddeltiempo.

Lagentedecía:—¿Mielartificial?Maríahacíaquesíconlacabezaypreguntaba:—¿Uncuarto,omedia?—Había

otrosquenoqueríanmielartificial.Estospreguntaban:—¿Piedrasdeencendedor?—A continuación de lo cual el pequeño Kurt, que atendía alternativamente por lasmañanasoporlastardes,emergíadesuscolumnasdenúmeros,sepalpabadebajodeljersey las bolsitas y, con su clara voz provocadora de niño, lanzaba cifras en elambiente del salón:—¿Desea usted tres o cuatro?Le aconsejo que se lleve cinco,porquevanasubirporlomenosaveinticuatro.Lasemanapasadaestabantodavíaadieciocho,estamañanatuvequeponerlasaveinte,ysiustedhubieravenidounpardehorasantes,alsaliryodelaescuela,hubierapodidodárselastodavíaaveintiuno.

En cuatro calles a lo largo y seis a lo ancho, el pequeño Kurt era el únicotraficante en piedras de encendedor. Las sacaba de alguna parte, pero nunca decíadóndeestabasumina,aunquerepetíaconstantemente, inclusoalacostarse,comosifueraunaoración:—¡Tengounamina!

Enmicalidaddepadre,creíayotenerderechoasabercuáleralaminademihijo.Asípues,aloírleproclamar,noyaconairedesecreto,sinosegurodesímismo:—¡Tengounamina!—lepreguntabayoenelacto:—¿Dedóndesacastúlaspiedras?¡Ahoramevasadecirinmediatamentededóndelassacas!

Aloqueinvariablemente,durantetodosaquellosmesesenqueyomeempeñabaenaveriguarlaprocedenciadelaspiedras,respondíaMaría:—Dejayaalniño,Óscar.Enprimerlugar,esonoteconcierney,segundo,sialguienhadepreguntar,ésasoyyo.Yen tercero,dejadecomportartecomosi fuerassupadre.Acuérdatequehaceapenasdosmesesnopodíasdecirnipío.

Y si yo no cedía yme empeñaba con demasiado encarnizamiento en averiguarcuáleralaminadelpequeñoKurt,Maríadabaunpalmetazoaunodelosbaldesdemielartificial,indignábasehastaloscodosy,atacándonossimultáneamenteamíyaGusta,queenocasionesmeapoyabaenmisdeseosdeinvestigación,exclamaba:—¡Esofaltaba!Queréisestropearlealniñoelnegocio,yesoquevivísdeloquesaca.CuandopiensoenelpardecaloríasqueledanaÓscarporenfermoyqueélsezampaendosdías,mepongomala,peromerío.

Óscarhadeconcederqueenaquellaépocagozabayodeunapetitoqueeraunabendición, y la mina del pequeño Kurt nos procuraba más provecho que la miel

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artificial,demodoquegraciasaesopuderecuperarmisfuerzas,despuésdelapobrealimentacióndelhospital.

Asípues,elpadrehabíadecallaravergonzadoy,provistodedineroparagastosmenudospor lagracia infantildelpequeñoKurt,veíaseconstreñidoaabandonarelpiso de Bilk lo más a menudo posible, para no tener que contemplar su propiavergüenza.

Hayqueoírahoraatodosesoscríticossapientesdelmilagroeconómicocuandodicen,contantomayorentusiasmocuantomenosseacuerdandeaquellasituación:—¡Quétiempoaquél,antesdelareformamonetaria!¡Quénegocios!Lagentenoteníanadaenelestómagoy,sinembargo,hacíancolaantelosteatros.Yhastalasfiestasimprovisadasabasedeaguardientedepatata eran simplementede fábulaymuchomásdivertidasquelasactualespesealchampañayalDujardin.

Asíhablan losrománticosde lasoportunidadesfallidas.Enrealidad,yodebieralamentarme en lamisma forma, porque es el casoque, en aquellos años enque laminadelaspiedrasdelpequeñoKurtproducíaconabundancia,pudeyofomentarmeunainstruccióncasisingastosenelcírculodelosentusiastasdelarecuperaciónydelacultura,asistíacursosde laUniversidadPopular,mehicecontertuliode lapeñadelBritishCenter llamada «El Puente», discutía la culpa colectiva con católicos yprotestantesymesentíaculpablecontodosaquellosquepensaban:liquidemostodoestoahora,paraacabardeunavezconelproblemaynotenercargosdeconcienciacuandovenganlostiemposdebonanza.

En todo caso, debo a laUniversidad Popularmi nivel cultural,modesto, claroestá, pero lleno demagníficas lagunas. En aquel tiempo leí yomucho. Ya nomeconformabaconaquellaslecturasqueantesdemicrecimientomerepartíanelmundoamedias entreRasputín yGoethe, ni conmis conocimientos delCalendariode laFlotadeKöhlerdecerocuatrohastadieciséis.Quéséyotodoloqueleí.Leíaenelexcusado;leíaenlasinterminablescolasantelosteatros,cogidoentremuchachascontrenzas a la Mozart que también leían; leía mientras el pequeño Kurt vendía suspiedrasdeencendedor; leíamientrashacía lospaquetesdemielartificial.Ycuandocortabanlacorriente,leíaentrevelas,puesgraciasalaspiedrasdeKurtnollegaronafaltarnos.

Meavergüenzaconfesarquelalecturadeaquellosañosnopenetrabaenmí,sinoquemeatravesaba.Heretenidoalgunosjironesdepalabrasyfragmentosdetextos.¿Yel teatro?Nombresdeactores:LaHoppe,PeterEsser, la rde laFlickenschildt,estudiantesdeartedramáticoqueaspirabanamejorartodavíalardeFlickenschildt,Gründgens,queenelpapeldeTasso,vestidotododenegro,sequitadelapelucalacoronadelaurelprescritaporGoetheporque,segúndice,elverdelequemalosrizos,y el propio Gründgens, igualmente de negro, en el papel de Hamlet. Y laFlickenschildt,quepretende:Hamletestágordo.YlacalaveradeYorick,lacualme

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impresionó mucho, porque Gründgens hacía a su propósito comentariosimpresionantes.Yluegodabananteunpúblicoemocionado,ensalasdesprovistasdecalefacción, Delante de la puerta; y yo me representaba a Beckmann, con susanteojosrotos,comoelmaridodeGusta,comoelKösterqueregresaalhogaryque,al decir de Gusta, ha de cambiarlo todo y ha de cegar la mina de las piedras deencendedordemihijoKurt.

Hoy,enquetodoestoquedaatrásyyaséqueunaembriaguezdeposguerranoesprecisamentemás que eso, una embriaguez a la que sigue el dolor de cabeza, queconvierteenhistoriatodoloqueayereraparanosotros,frescoaúnycruento,proezaocrimen,hoy,digo,apreciolasleccionesdeGretaSchefflerentresusrecuerdosdelaorganizaciónLaFuerzaporlaAlegríaysuslaboresdetejido:Rasputínsinexcesos,Goethe con moderación, laHistoria de la ciudad de Danzig de Keyser en frasesconcisas,laartilleríadeunnavíodelíneahundidotiempoha,lavelocidadennudosdetodoslostorpederosjaponesesqueparticiparonenlabatallanavaldeTsushimay,además,BelisarioyNarses,TotilayTeya;laLuchaporRomadeFélixDahn.

Ya en la primavera del cuarenta y siete renuncié a la Universidad Popular, alBritishCenteryalpastorNiemóller,ymedespedí,desdelasegundafila,deGustafGründgens,queseguíafigurandoenelprogramaconelpapeldeHamlet.

No hacía dos años todavía que yo me había decidido junto a la tumba deMatzerathporelcrecimiento,yyalavidadelosadultosmeteníasincuidado.Loqueañorabaeranlasproporcionesperdidasdelostresaños:deseabamedirnuevamente,inamoviblemente,misnoventaycuatrocentímetrosysermáspequeñoquemiamigoBebra y que la difunta Rosvita. Óscar echaba de menos su tambor. Unos paseosprolongados llevábanleaproximidadde loshospitales.Ycomoquieraquede todosmodosteníaqueirmesconmesaveralprofesorIrdell,queleconsiderabauncasointeresante,volvíasiempreavisitaralasenfermerasqueconocíay,aunqueéstasnodispusierandetiempoparaél,sentíaseagustoycasifelizjuntoaaquellosuniformesblancos,atareadosyprometedoresdecuraciónodemuerte.

Lasenfermerasmequerían,mehacíanbromasinfantilesysinmaliciarespectoami joroba, servíanme algo bueno de comer y me confiaban sus infinitos ycomplicados chismes de hospital, que pe producían una agradable languidez.Yyoescuchaba, aconsejaba ymediaba inclusive en pequeñas querellas, porque contabacon la simpatía de la enfermera jefe. Entre aquellas veinte o treinta muchachasescondidasensuuniformedeenfermeras,Óscareraelúnicohombrey—loquesonlascosas—sentíasedeseado.

Bruno ya lo ha dicho: Óscar tiene unas manos bellas y elocuentes, un peloligeramente ondulado y esos ojos azules a la Bronski que siguen fascinando. Esposible que mi joroba y el tórax que me empieza inmediatamente debajo de labarbilla,tanabultadocomoangosto,formenuncontrastesuficienteconlabellezade

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mismanosy lo agradabledemipelo; esonoquitaparaqueamenudocuandomesentabaen su saladeguardia, las enfermeras tomaranmismanos, jugaranconmisdedos,me acariciaran el peloy, al salir yo, dijéranseunas a otras:—Cuando se lemiraalosojos,podríaolvidarseunadetodolodemás.

Asíqueerayotansuperioramijorobaque,dehabertenidotodavíamitamboryhaberme sentido seguro de mi capacidad de tambor reiteradamente comprobada,hubiéramesindudaalgunadecididoahacerconquistasenelámbitodeloshospitales.Avergonzado, inseguro y desconfiado de las eventuales incitaciones demi cuerpo,abandonabaencambioloshospitalesdespuésdeaquellostiernospreludios,eludiendocualquieraccióndirecta,ymedesahogabapaseandoporel jardínoalrededorde laalambrada de malla estrecha y regular que circundaba los terrenos y me dejabaperfectamenteindiferente.PoníameacontemplarlostranvíasquesalíanendireccióndeWersternyBenrath,aburríameagradablementeenlospaseosalladodelaspistasreservadasalosciclistasysonreíaantelosesfuerzosdelanaturalezaquejugabaalaprimaveray,conformealprograma,hacíaestallarlasyemascomosifueranpetardos.

Enfrente, el pintor dominguero que llevamos todos iba poniendo cada díamásverde tierno, acabado de salir del tubo, en los árboles del cementerio deWerstern.Siempreme han atraído los cementerios. Están cuidados y son concretos, lógicos,varonilesyvivientes.Enellospuedeunoarmarsedevalorytomardecisiones;sóloenelloslavidaadquierecontornos—nomerefieroaquíalosmarcossepulcrales—y,sisequiere,unsentido.

Aquícorríaa lo largodelmuronortedelcementeriounacalzadaque llamabanBittweg. En ella se hacían mutuamente competencia siete talleres de lapidarios.Algunos eran empresas importantes, comoC. Schnoog o JuliusWöbel.Otros eranmásbienbarracas:Krauter,R.Haydenreich, J.Bois,Kühn&Müller yP.Korneff.Mezclasdebarracaytaller,consusmuestrasenlostejados,reciénpintadasoapuntoya de desaparecer, y en las que abajo del nombre de las empresas se leíaninscripciones por el estilo de: Lápidas sepulcrales — Monumentos funerarios ymarcos — Talleres de piedra natural y artificial — Arte funerario. Arriba de labarracadeP.Kornefflogrédeletrear:P.Korneff,lapidarioyescultorfunerario.

Entreeltallerylaalambradaquecercabaelterrenoadyacente,arringlerábanseenforma panorámica, sobre pedestales simples o dobles, los monumentos funerariospara tumbas de una a cuatro plazas, llamadas estas últimas panteones familiares.Inmediatamente detrás del cercado, soportando en tiempo de sol la sombracuadriculada de la cerca, veíanse las almohadas de caliza conchífera de pocaspretensiones, las losas pulidas de diabasa con ramos de palmamates y las típicaslápidas de ochenta centímetros de alto para las sepulturas de los niños, con loscontornos acanalados a cincel, en mármol silesiano ligeramente veteado y conrelievesenelterciosuperiorrepresentandoensumayoríarosastronchadas.Yluego

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unahileradelosascomunesdeareniscadelMeno,procedentesdelasfachadasdelosbancos y de los grandes almacenes destruidas por los bombardeos y que aquícelebraban su resurrección, si esque talpuededecirsedeuna losa funeraria.Enelcentrode laexposición, laobramaestra:unmonumentodemármolblancoazuladodel Tirol, compuesto de tres pedestales, dos piezas laterales y una lápida centralricamente perfilada, en la que destacábase majestuosamente lo que los lapidariosllaman un corpus. Era éste un corpus con la cabeza y las rodillas inclinadas a laizquierda, lacoronadeespinasy los tresclavos, imberbe,mostrando laspalmasdelasmanos y con la herida del pecho sangrando en forma estilizada; creo que erancincogotas.

AunquealolargodelBittwegabundaranloscorpusorientadoshacialaizquierda—antes de empezar la temporada de primavera solía haber lo menos diez por elestilo, con los brazos extendidos—, el Jesucristo de Korneff me había afectadoparticularmente, porque, bueno, porque era el que, mostrando los músculos ehinchando el pecho, más se parecía a mi atlético gimnasta del altar mayor de laiglesiadelSagradoCorazóndeJesús.Podíapasarmeyohorasjuntoaaquelcercado.Deseandoestoyaquello,pensandoentodoyennada,dejabaresbalarunpaloporelalambrado.Korneffsiguiótodavíasinaparecer.Deunadelasventanasdeltallersalíaun tubo de estufa, de lámina, varias veces acodado, que se elevaba finalmente porencima del tejado. La humareda amarillenta de un carbón pésimo salía en pocacantidad,caíasobreelcartóndeltejado,bajabarezumandoalolargodelasventanasydeloscanalonesyseperdíafinalmenteentrepiedrasnotrabajadasyplanchasrotasdemármoldelLahn.Frentealapuertacorrederadeltaller,cubiertoporunaporciónde lonas y como camuflándose contra los ataques aéreos, había un auto de tresruedas.Los ruidosquesalíandel taller—lamaderagolpeandoelhierroyelhierrohaciendosaltarlapiedra—revelabanallapidariodedicadoasutrabajo.

Enmayonoestabanyalaslonassobreelautodetresruedasylapuertacorrederadeltallerpermanecíaabierta.Enelinteriordeltaller,grissobregris,veíansebloquesdepiedrasobrelosbancosdelassierras,lahorcadelapulidora,estantesconmodelosdeyesoy,finalmente,aKorneff.Andabaencorvadoyconlasrodillasdobladas.Lacabezatiesayalgohaciaadelante.Unosemplastoscolorderosa,ennegrecidosporlagrasa, le cruzaban el cogote. Venía rastrillando entre las piedras sepulcralesexpuestas,puesestábamosenprimavera.Lohacíaconcuidado,dejandotrassíunashuellas cambiantes en la gravilla, y recogía asimismo hojarasca del año anteriorpegadaaalgunosde losmonumentos.Llegadojuntoalalambrado,mientraspasabacuidadosamente el rastrillo entre almohadas de caliza conchífera y planchas dediabasa,me sorprendió suvoz:—Dime,muchacho, ¿esqueyano tequierenen tucasa,oqué?

—Esporsuspiedrasfunerarias,quemegustanextraordinariamente—ledijepara

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halagarlo.—Esonohayquedecirloenvozalta—dijo—porquedelocontrarionosetarda

entenerunaencima.Sóloentonceshizounesfuerzoconsunucarígida,memiróo,mejordicho,vio

mijorobadesoslayo,ydijo:—¿Quéesloquehanhechocontigo?¿Noteestorbaesoaldormir?Ledejéqueserierayleexpliquéacontinuaciónqueunajorobanoesunestorbo

necesariamente, que en cierto modo yo dominaba la mía y que inclusive habíamujeres y muchachas a las que la joroba les gustaba, que se adaptaban a lascondiciones y posibilidades del jorobado y a las que, para decirlo de una vez, lajorobaleshacíagracia.

Korneffmeditabaconlabarbillaapoyadaenelrastrillo:—Sí,esmuyposible;yaheoídoyoalgodeeso.

LuegomecontódecuandohabíatrabajadoenelEifel,enlascanterasdebasalto,y había tenido relaciones con unamujer a la que se le podía quitar una pierna demadera,creoquelaizquierda,loquecomparabaconmijoroba,aunquemi«caja»nosedejaradesmontar.Elmarmolistaevocabasusrecuerdosalolargo,aloanchoycontodo detalle. Esperé con paciencia a que hubiera terminado y la mujer se hubieravueltoaponerlapierna,yleroguéquememostrarasutaller.

Korneffabriólapuertadeláminadelcentrodelacerca,señalóconelrastrilloamanerade invitaciónendirecciónde lapuerta corredera,yyohice crujirbajomisplantaslagravilla,hastaquemeenvolvióelolordeazufre,decalydehumedad.

Unospesadosbloquesdemadera,aplanadosporarribayenformadepera,consurcosquedejabanverlafibrayrevelabanungolpearconstanteenelmismosentido,reposabansobreunassuperficiesdesbastadas,deladosyaescuadrados.Cincelesparadesbastar,burilesconmangodemadera,hierrosdentadosreforjadosyazulestodavía,loslargosraspadoresconmuellesparaelmármol,pastadeesmerilsecándosesobreunos taburetes cuadrados demadera; sobre polines demadera, lista para salir, unalápidaverticaldemármoltravertinomate,yapulida:grasa,amarilla,porosa,paraunasepulturadedoscuerpos.

—Estoeselmazo,estoeslagubia,estolaescuadra,yesto—yKornefflevantabaun listón del ancho de la mano y de unos tres pasos de largo y lo verificabaponiéndose el canto junto al ojo—, esto es la regla. Con esto guío los punzonescuandonomuerden.

Mipreguntanofuedepuracortesía:—¿Tieneustedaprendices?Korneff se lamentó:—Aquí habría trabajo para cinco, pero no haymanera de

hallarlos.¡Ahoratodosaprendenelmercadonegro,losmuy...!—lomismoqueyo,elmarmolistaestabaencontradeaquellosnegociososcurosqueimpedíanamásdeunjovende talentoaprenderunoficioregular.MientrasKorneffmemostrabadiversas

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muelasdecarborundo,degranogroseroofino,ymedemostrabasuacciónpulidorasobreunalosadeSolnhofen,acariciabayounaidea.Piedrapómez,piedralacaparapulir,tierradetrípoliparadarbrilloaloqueantesfueramate;y,cadavezmásclara,miidea.Korneffmemostrabamodelosdeescriturayhablabadecaracteresenrelievey bajorrelieve, del dorado de las inscripciones, y de que el dorado no era tan carocomosesuponía,yaqueconunbuen tálerode losdeantesbienpodíandorarseelcaballo y el jinete, lo que en el actome hizo recordar elmonumento ecuestre delemperadorGuillermodeDanzig,enelMercadodelHeno,quecabalgabasiempreendirección de Sandgrube y que ahora los conservadores demonumentos polacos sepropusierantalvezdorar,perosinrenunciarporello,pesealcaballoyaljineteyaldoradodehoja,amiidea,quecadavezsemeibahaciendomásvaliosa,yqueseguíaacariciando y formulaba ya para mis adentros cuando Korneff me mostró elpantógrafodetrespatasparalostrabajosdeescultura,golpeandoconlosnudilloslosdiversos modelos en yeso del Crucificado, orientados ora a la izquierda ora a laderecha:—¿Conque,necesitaríaustedunaprendiz?—miideaseponíaenmarcha—.Entonces,sihecomprendidobien,¿ustedandabuscandounaprendiz?—Korneffsefrotó los emplastos de su nuca furunculosa—. Quiero decir, ¿me emplearía usted,llegado el caso, como aprendiz?—la cuestión estabamal planteada y la rectifiquéinmediatamente—: No subestime usted mis facultades, apreciable señor Korneff.Sólomispiernassonalgodebiluchas,perolosbrazos,aésossíquenolesfaltanada—entusiasmado antemi propia decisión y lanzándome ahora a fondo, descubrímibrazoizquierdoyofrecíaKorneff,paraquelopalpara,unmúsculopequeño,esosí,perotensocomoeldeunbuey;y,comoquieraqueélnohicieraademándepalparlo,tomédelacalizaconchíferauncinceldedesbastar,hicerebotarelmetalhexagonalatítulodepruebasobremimontículodeltamañodeunapelotadetenisynoceséenestademostraciónhastaqueKorneffpusoenmarchalapulidora,hizogirarchirriandoun disco azul grisáceo de carborundo sobre el pedestal de travertino de la lápidadobley,conlosojospuestosenlamáquina,gritófinalmente,superandoelruidodelamáquina:—Piénselo,joven.Estonoesunagolosina.Ysialfintedecides,entoncespuedesvenir,digamosatítulodepracticante.

Siguiendoelconsejodellapidario,loestuveconsultandoconlaalmohadadurantetodalasemana,entantoquededíacomparabalaspiedrasdeencendedordelpequeñoKurtconlaspiedrasfunerariasdelBittwegyoíalosreprochesdeMaría:—¡Eresunacargapara todos,Óscar! ¡Hazalgo: té,cacaoo lecheenpolvo!—peroyonohacíanada y dejaba queGusta tomarami partido contra elmercado negro e invocara elejemplo del ausente Köster. El que sí me hacía sufrir era mi hijo Kurt, el cual,inventando columnas de cifras y anotándolas en el papel, afectaba no verme,exactamente delmismomodo que yo había afectado no ver por espacio de tantosañosaMatzerath.

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Estábamos sentados a la mesa para la comida del mediodía. Gusta habíadesconectadoeltimbreafindequelaclientelanonossorprendieracomiendohuevosrevueltoscontocino.Maríadijo:—Ves,Óscar,estonoslopodemospermitirporquenos movemos —el pequeño Kurt emitió un suspiro. Las piedras de encendedorhabían bajado a dieciocho. Gusta comía abundantemente sin decir palabra. Yo laimitaba y aquello me gustaba; pero por lo mismo y probablemente a causa deaquelloshuevosenpolvo,sentíameinfelizy,almordereneltocinoalgocartilaginosoexperimentéde repente y hasta los bordesmismosde las orejas ungran anhelodefelicidad;contratodacienciaqueríayolafelicidad,contratodomiescepticismo,quenolograbaatemperarmiafándefelicidad.Queríaserinmensamentefeliz,ymientraslosotrosseguíancomiendoysedabanporsatisfechosconloshuevosenpolvo,melevantéymedirigíalarmario,comosiensuinteriorsehallaralafelicidad;hurguéenmicajónyhallé,nolafelicidad,porcierto,perosí,traselálbumdefotosymitexto,losdospaquetesdedesinfectantedelseñorFajngold,ydeunodeellosextraje,nolafelicidad,porsupuesto,perosíelcollarderubíesdemipobremamáperfectamentebiendesinfectado;aquelque,hacíaaños,JanBronskicogieraunanocheinvernalqueolíaanievedeunescaparateenelquepocoantesÓscar,queentonceseraaúnfelizycortabaelvidrioconsucanto,habíapracticadounagujero redondo.Ydejé lacasallevándome la alhaja, viendo en la alhaja el escalón, viendo el camino, y tomé eltranvíadelaEstaciónCentral,porque—pensabayo—siestomesalebien...bueno,estabaclaroque...peroelMancoyelSajón,alquelosotrosllamabanAsesor,sólosedieroncuentadelvalormaterial,sinquellegaranremotamenteasospecharcómomeestabaabriendolapuertadelafelicidadalofrecermeporelcollardemipobremamáunacarteradepielauténticayquincecartonesdecigarrillosLuckyStrike.

Por la tarde estaba yo de regreso enBilk con la familia.Abrí el bulto: quincecartones—unafortuna—deLuckyStrikeenpaquetesdeaveintecadauno;dejéquelosotrossepasmaran,empujéhaciaelloslamontañadetabacorubioydije:estoesparavosotros,peroenadelantedejadmeenpaz,yaqueloscigarrillosbienvalenmitranquilidady,además,unafiambreradiariadecomidaparaelmediodía,quedesdemañanapiensollevarmecadadíaenlacarteraamitrabajo.Disfrutadvosotrosconlamielartificialylaspiedrasdeencendedor,dijesinresentimientoniacusación,yaquemi arte es de otra clase y mi felicidad se inscribirá en adelante sobre piedrassepulcraleso,mejordicho,secincelaráenellas.

Korneffmecontratóa títulodepracticanteporcienmarcosmensuales.Esoeratantocomonaday,sinembargo,valiófinalmentelapena.Yaalcabodeunasemanahubo de revelarse que mis fuerzas no alcanzaban para las labores pesadas dedesbaste.Teníaquedesbastarunbloquedegranitobelgareciénllegadodelacanterapara un panteón de cuatro plazas, y ya apenas transcurrida una hora casi no podíasostener el cincel y, en cuanto al martillo, sólo lograba manejarlo pesadamente.

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TambiénelafinadobrutohubededejarloaKorneff;memostréducho,encambio,enelpulido,eldentellado,elescuadradodeunasuperficiecondosreglas,eltrazadodelos cuatro bordes y el biselado de los mismos. Un cepo cuadrado de madera, enposición vertical, con una plancha encima en forma de T, me servía de asiento;sosteníaelburilconladerecha,golpeabayhacíaresonarlosmazosdemaderaylosdiversosmartillosy,conlossesentaycuatrodientesdelmartillodeafinar,mordíalapiedraylaablandabaalavez.Felicidad:noeraeltambor,sinduda,sinotansólounsustituto;perolafelicidadbienpuedesertambiénunsustituto,yhastaesposiblequela felicidad sólo se dé como sustituto: la felicidad sustituye a la felicidad y se vasedimentando. Felicidad del mármol, felicidad de la arenisca—arenisca del Elba,arenisca del Meno, del más, de todos: felicidad de Kirchheim, felicidad deGrenzheim. Felicidad dura:mármol. Nebulosa, frágil felicidad: alabastro. El aceropenetracontodafelicidadladiabasa.Dolomita:felicidadenverde.Blandafelicidad:la toba. Felicidadmulticolor delLahn. Felicidad porosa: basalto. Felicidad fría delEifel.Cualunvolcánbrotabalafelicidad,ysesedimentabaenpolvo,ymerechinabaentrelosdientes.

Mi mano más feliz se revelaba en el grabado de las inscripciones. Incluso aKorneffloaventajabaenestoyejecutaba¡aparteornamentaldelaescultura:hojasdeacanto, rosas tronchadas para las lápidas infantiles, ramos de palma, símboloscristianos como el XP o el INRI, ranuras, listones, óvalos, cordones y cordonesdobles. Con toda clase de perfiles imaginables proporcionaba Óscar felicidad apiedrassepulcralesdetodoslosprecios.Ycuandodespuésdeochohorasdetrabajohabíalogradograbarenunalápidapulidadediabasa,quemialientovolvíasiempremate,unainscripciónporelestilode:AquídescansaenDiosmiqueridoesposo—otralínea—,nuestroexcelentepadre,hermanoytío—otralínea—JoséEsser—otralínea—, nacido el 3.4.1885 fallecido el 22.6.1946—otra línea— la Muerte es lapuerta de la Vida, entonces, al releer el texto, sentíame sustitutivamente ¡ay!agradablementefeliz,ydabagraciasunayotravezporesafelicidadaltalJoséEsser,fallecidoalossesentayunañosdeedad,yalasnubéculasverdesdediabasaqueseformabanantemicincel,poniendoporlodemásparticularesmeroenelgrabadodelasoesdelepitafioasseriano.PordondevinoaresultarquelaletraO,queaÓscarleproducía especial satisfacción, la sacara yo siempre felizmente regular e infinita,aunquetalvezunpocodemasiadogrande.

Mitrabajodepracticantelapidariohabíaempezadoafinesdemayo.Aprincipiosde octubre le salieron a Korneff dos nuevos furúnculos, y tuvimos que colocar lalápidademármoltravertinodeHermannWebknechtyElsaWebknecht(Freytag,desoltera) en el cementerio del Sur. Hasta aquel día el marmolista, que no se fiabatodavíademisfuerzas,nuncamehabíaqueridollevarconélaloscementerios.Porloregularleayudabaenlostrabajosdeinstalaciónunoperariocasisordo,peroporlo

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demásbastanteútil,delaempresaJuliusWöbel.Encompensación,Korneffsiempreestaba dispuesto a echar una mano cuando aWöbel, que normalmente ocupaba aochoobreros,lefaltabagente.Reiteradamentehabíaofrecidoyomicolaboraciónenesostrabajosdeinstalación,dadalaatracciónqueejercíansobremíloscementerios,aunqueentoncesnotuvieraningunadecisiónquetomarenellos;perohastaahítodohabíasidoenvano.Felizmente,aprincipiosdeoctubreinicióseeneltallerdeWöbelun período de gran actividad, de modo que hasta las primeras heladas no podíaprescindirdeunosolodesushombres.Kornefftuvoqueatenerseamí.

Entrelosdoscolocamoslalosadetravertinosobreunoscaballetesatrásdelauto,lapusimosluegosobreunospolinesdemaderaduraylahicimospasarrodandohastalaplataformadecarga; a continuacióncargamoselpedestal, protegimos los cantoscon sacos vacíos de papel, cargamos los utensilios, cemento, arena, gravilla y lospolinesyloscaballetesparaladescarga,yocerrélatapa,yyaKorneffestabasentadoal volante y ponía el motor en marcha, cuando sacó la cabeza y la nuca con susfurúnculosporlaportezuelalateralygritó:—¡Vamos,pues,muchacho,ven!¡Tomatufiambreraysúbete!

Lento rodeo de circunvalación por los hospitales municipales. Frente al portalprincipal, nubes blancas de enfermeras. Entre ellas, una conocida mía, la señoritaGertrudis. La saludo con la mano; me contesta. He ahí de nuevo o todavía lafelicidad,pienso.Tendríaqueinvitarla—aunqueyanolaveo,porquevamosyaendireccióndelRin—aalgunacosa—endireccióndeKappesHamm—,talvezalcineoalteatro,averaGründgens.Masyanoshaceseñaeledificiodeladrilloamarillo:invitarla,peroporquéalteatro—yelhumosubedelcrematorioporencimadeunosárbolesmediomuertos. ¿Qué tal, señoritaGertrudis, si fuéramos alguna vez a otraparte?Otrocementerio,otrostalleresdemarmolería.VueltaenhonordelaseñoritaGertrudis delante de la entrada principal: Beutz & Kanrich, Piedras naturales dePottgiesser,Bóhm,Pinturafuneraria,Gockeln,Floresparacementerio.Controlenlapuerta; no resulta tan fácil entrar en el cementerio. Conserje con gorra funeraria,travertinoparatumbadoble,númerosetentaynueve,secciónocho,manoalagorrafuneraria,lasfiambreraspuedencalentarseenelcrematorio;yfrentealanecrópolis,LeoSchugger.

LedijeaKorneff:—¿NoeséseuntalLeoSchugger,eldelosguantesblancos?Korneff, llevándose lamano a los furúnculos:—Ése esGuillermoBabas, y no

LeoSchugger;aquívive.¿Cómopodía darme yo por satisfecho con semejante información?Después de

todo, tambiényoestaba antes enDanzigy ahora estaba aquíy seguía llamándomeÓscar.Alláenmi tierrahabíaunoexactamente igualyse llamabaLeoSchugger,yantes,cuandosellamabaLeonadamás,estabaenelseminario.

Korneff,conlamanoizquierdaenlosfurúnculosydandovueltaconladerechaal

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coche frente al crematorio: —Puede que haya en ello algo de cierto. Porque yoconozcoavariosqueantesestabanenelseminarioyahoravivenenloscementeriosyllevanotrosnombres.PeroésteesGuillermoBabas.

PasamosjuntoaGuillermoBabas.NossaludóconsuguanteblancoyyomesentíenelcementeriodelSurcomoenmicasa.

Octubre. Avenidas de cementerio; al mundo se le caen el pelo y los dientes:continuamente van cayendo al suelo, meciéndose, las hojas amarillas. Silencio,gorriones,paseantes;el ruidodelmotorendirecciónde la secciónocho,algo lejostodavía. Y en medio, viejas con regaderas y nietos, sol sobre el negruzco granitosueco,obeliscos,columnassimbólicamentequebradasodestrozosrealesdelaguerra,unángelcubiertodemohodetrásdeuntejoodealgoporelestilo.Unamujerconlamano de mármol ante los ojos, deslumbrada por el propio mármol. Un Cristo enpétreas sandalias da la bendición a los álamos, y otroCristo, en la sección cuatro,bendice un abedul. Bellos pensamientos en la avenida entre la sección cuatro y lacinco:elmar.Yelmararroja,entreotrascosas,uncadáveralaplaya.Delladodelmalecón de Zoppot, música de violines y el tímido arranque de unos fuegosartificiales en beneficio de los ciegos de la guerra.Me inclino, cualÓscar de tresaños, sobre los restos de la playa, y espero que sea María, o tal vez la señoritaGertrudis,alaquedeberíainvitar.PeroeslabellaLucía,lapálidaLucía,segúnmelodiceyconfirmaaquelfuegoartificialqueahoraseaproximaasupuntoculminante.Llevaasimismo,comosiemprequetienemalasintenciones,suchaquetadepuntodeBerchtesgaden.La lana que le quitó estámojada.Mojada también la chaqueta quellevadebajodelachaquetadeBerchtesgaden.YvuelveaflorecermeunachaquetadepuntodeBerchtesgaden.Yal final, cuando tambiénel fuego seha apagadoy sóloquedan los violines, bajo la lana encuentro sobre la lana, en lana envuelto en unamalla de la Federación deMuchachasAlemanas, su corazón, el corazón deLucía,una minúscula lápida fría sobre la que está escrito: Aquí yace Óscar... Aquí yaceÓscar...AquíyaceÓscar...

—¡No te duermas, muchacho!—Korneff interrumpió mis bellos pensamientostraídosporelmareiluminadosporfuegosdeartificio.Doblamosalaizquierda,ylasección ocho, un campo nuevo sin arbolado y con pocas tumbas, abríase antenosotros, llanoyávido.Destacábanseclaramentedelamonotoníadelastumbasnocuidadas, por demasiado frescas todavía, los cinco últimos entierros: montañasputrescentesdecoronasconcintasdeslavadasporlalluvia.

Notardamosenhallarelnúmerosetentaynuevealprincipiodelacuartahilera,juntoalasecciónsiete,queostentabaalgunosárbolesjóvenesdecrecimientorápidoy buen número de lápidas comunes regularmente dispuestas, en su mayoría demármolde silesia.Nos acercamos al setentaynuevepordetrásydescargamos losbártulos,elcemento,lagravilla,laarena,elpedestalylalosadetravertino,debrillo

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ligeramente grasiento. Las tres ruedas brincaron al hacer rodar nosotros el bloquesobrelospolinesdesdelaplataformaaloscaballetes.Korneffquitódelacabeceradelassepulturaslacruzprovisionaldemadera,encuyotravesañoseleía:H.WebknechtyE.Webkencht,pidiómeelazadónyempezóacavarlosdoshoyosdeunosesentadeprofundidad,conformeal reglamentodelcementerio,para lossoportesdecemento,entantoqueyoibaabuscaraguaalasecciónsiete,preparabaluegolamezclaylateníalistacuandoél,alllegaraunocincuenta,dijo:listos,yyopudeempezarallenarlos hoyos. Ahora Korneff, jadeante, estaba sentado sobre la losa de travertino y,llevándoselamanoalanuca,sepalpabalosfurúnculos.—Yaestánapunto.Sémuybien cuándo están maduros y van a reventar. —Yo iba vertiendo el cemento sinpensar en nada en particular.Del lado de la sección siete avanzaba lentamente uncortejofúnebreprotestante,cruzandolasecciónocho,hacialanueve.Alpasaratreshilerasdedistanciadenosotros,Korneffseincorporódesuasientoy,conformealasdisposicionesdelcementerio,nosquitamoslasgorrasapartirdelpastoryhastaquehubierondesfiladolosallegadosmáspróximos.Ibadetrásdelataúd,completamentesola,unaviejitadenegrotodatorcida.Losqueseguíanerantodosmuchomásaltosyfornidos.

—¡No los llenes del todo! —gimió Korneff a mi lado—. Siento que van areventarantesdequeacabemosdefijarlalosa.

Entretantoelcortejohabíallegadoalasecciónnueve,cerrabafilasydejabaoírlavoz alternativamente ascendente y descendente de un pastor. Hubiéramos podidocolocarahoraelpedestalsobrelabase,yaquelamezclahabíacuajado.PeroKorneffseechódebrucessobrelalosadetravertino,pusolagorraentrelafrenteylapiedray,dejandosunucaaldescubiertoempezóasoltarseelcuellodelachaquetaydelacamisa,entantoqueibanllegandoalasecciónochodetallesdelavidadeldifuntodela nueve. No sólo tuve que encaramarme sobre la losa, sino que me sentédirectamentesobrelaespaldadeKorneffypudedarmecuentadelasunto:erandos,unoalladodelotro.Unrezagado,conunacoronademasiadograndeparaél,dirigíasea la sección nueve y al sermón que ya iba tocando a su fin. Después de haberseparado el emplasto de un solo tirón, aparté con una hoja de haya el ungüentoantisépticoypercibílosdosquistes,casiiguales,deunpardoalquitranadotirandoaamarillo. «Oremos», soplaba desde la sección nueve el viento. Lo interpreté comounaindicación,ladeélacabezay,poniéndomeunashojasdehayabajolospulgares,empecéaapretaryatirar.«PadreNuestro...»,rechinabaKorneff:—¡Noaprietes,tira!—Tiré:«...seaTunombre»,alcanzabaaseguiraKorneff,«vénganoselTureino».Enesto,viendoqueeltirarnoservíadenada,apreté.«HágaseTuvoluntad,asícomo».Fueunmilagroquenoexplotara.Ydenuevo«dánoslehoy».Korneffvolvíaaltexto:«deudoresynonosdejes caer...»Eramásde loqueyo esperaba. «Reino,PoderyGrandeza».Yo exprimía el resto colorado. «Eternidad,Amén».Y en tanto que yo

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seguíaexprimiendo,Korneff:«Amén»;yyovolvíaapretar:«Amén»,cuandolosdelasecciónnueveempezabanyaconelpésame,yKorneffotravez:«Amén»;yseguíatendido de bruces sobre el travertino, y libre ya, gemía: «Amén» y también: —¿Tienesmáscementoparaelpedestalinferior?—Sí,lotenía,yél:«Amén».

Lasúltimaspaletadaslasechéamaneradeuniónentrelosdossoportes.EnestodeslizóseKorneffdelasuperficiepulidadelainscripciónysehizomostrarporÓscarlashojasotoñalescoloradasconelcontenidoigualmentecoloradodelosfurúnculos.Nos pusimos nuevamente las gorras, echamos mano a la losa y levantamos elmonumento funerario de Hermann Webknecht y de Elsa Webknecht, de solteraFreytag,entantoqueelcortejofúnebredelasecciónnueveseibadesintegrando.

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FortunaNorte

Las piedras funerarias sólo podían permitírselas en aquella época los que dejabansobre la tierraalgodevalor.Noeraprecisoque fueranundiamanteounasartadeperlas del largo de una vara. Por cinco quintales de patatas obteníase ya una losapulidadecalizaconchíferadeGrenzheim.Unmonumentodegranitobelgasobretrespedestalesparadospersonasnos reportó telaparados trajesconchaleco.Laviudadel sastre, que es la que tenía la tela y que seguía empleando a un operario, nosofreciólahechuraporunabonitaorladedolomita.

Asíqueunatarde,alsalirdeltrabajo,Korneffyyotomamosel10endireccióndeStockum, visitamos a la viuda Lennert y nos hicimos tomar las medidas. Óscarllevaba entonces un ridículo uniforme de cazador de tanques, queMaría le habíaarregladoy,peseaquelehabíacorridolosbotones,nolograbayoabrochardebidoamisdimensionesparticulares.

El operario, al que la viudaLennert llamabaAntonio, hízome de una tela azuloscuroderayadofinountrajeamimedida:chaquetarecta,conforrogrisceniza,loshombros acolchados, pero sin aparentar más de la cuenta, la joroba sin disimulo,antes bien decorosamente subrayada, y el pantalón con vuelta, pero no demasiadoancha. El Maestro Bebra seguía siendo mi modelo en materia de indumentariaelegante. De ahí que el pantalón tampoco tuviera pasadores para el cinturón, sinobotonespara los tirantes,en tantoqueelchalecoera lustrosopordetrásymatepordelante,conelforrorosaañejo.Hubonecesidaddecincopruebas.

Yaúnmientraseloperario trabajabaenel trajecruzadodeKorneffyenelmíorecto, un traficante en zapatos andaba ya buscando para su esposa, fallecida en elcuarenta y tres a consecuencia de un bombardeo, una losa de ametro. El hombrequería al principio pagarnos con vales, pero nosotros queríamosmercancía. Por elmármoldeSilesiaconbordedepiedraartificialysucolocaciónobtuvoKorneffunparde zapatosbajosmarrónoscuroyunas zapatillas con suelade cuero.Amímetocóunpardezapatosdelazos,bastantepasadosdemodaperoextraordinariamenteflexibles. Tamaño treinta y cinco: conferían a mis débiles pies un apoyo firme yelegante.

DelascamisasseencargóMaría.Lepuseunfajodemarcossobrelabalanzadelamielartificial:—¿Podríascomprarmeunpardecamisasblancas,unaderayitas,ydoscorbatas,unagrisclaroyotramarrón?ElrestoesparaelpequeñoKurtoparati,miqueridaMaría,quenuncapiensasentimismaysiempresóloenlosdemás.

Puestoasentirmeespléndido,leregaléaGustaunparaguasconmangodecuernoauténticoyunjuegodenaipesdeskatdeAltenburgapenasusados,yaquelegustabaecharlosparasabercuándo ibaa regresarKöster,y lemolestaba tenerquepedirlosprestadosaalgúnvecino.

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María se apresuró a cumplir mi encargo y con lo que le sobró del dinero secompró un impermeable para ella y una mochila escolar de piel artificial para elpequeño Kurt, la cual, por horrorosa que fuera, no dejaría de cumplirprovisionalmente su cometido. A las camisas y corbatas añadió tres pares decalcetinesgrisesquesemehabíaolvidadoencargarle.

CuandoKorneffyÓscarfueronarecogersustrajes,nosmiramoscohibidosenelespejodelasastrería,impresionadísimoselunoconelotro.Korneffapenasseatrevíaamoversunucasurcadaporlascicatricesdelosfurúnculos.Losbrazoslecolgabandesmañadamenteytratabademantenerderechaslaspiernas.Amíeltrajenuevomedaba, sobre todo cuando cruzaba los brazos sobre el pecho y agrandaba así misproporciones horizontales superiores, apoyándome en la delgada pierna derecha einclinandonegligentementelaizquierda,unairedemoníacoeintelectual.SonriendoconsatisfacciónantelacaradeasombroqueponíaKorneff,meacerquéalespejo,yme planté tan cerca de aquella superficie dominada por mi imagen que hubierapodidobesarla;peronohicemásqueecharleelalientoydecir,ensondebroma:—¡Hola,Óscar!¡Yasólotefaltaunalfilerdecorbata!

Cuando a la semana siguiente visité un domingo por la tarde los hospitalesmunicipalesymemostréalasenfermerashechotodounpimpollo,satisfechoysinquemefaltaraelmenordetalle,erayoyaposeedordeunalfilerdecorbataconunaperla.

Al verme sentado en su sala deguardia, las excelentesmuchachas se quedaronpatidifusas. Esto sucedía a fines del verano del cuarenta y siete. Crucé en laconsabidaformamisbrazosanteelpechoyjugueteéconmisguantesdepiel.Hacíayaunañoqueerayopracticantedelapidarioymaestroenmateriadevaciadoconlagubia.Crucéunapiernadelpantalónsobrelaotra,sinporellodescuidarlosplieguesde las mismas. La buena de Gusta cuidaba del vestido como si hubiera sidoconfeccionado para aquel Köster que a su regreso había de cambiarlo todo. Laseñorita Helmtrud quería tocar la tela, y la tocó, en efecto. Para el pequeño Kurtcompré en la primavera del cuarenta y siete, cuando celebramos su séptimoaniversarioconrompopeytartasecadeconfeccióncasera—receta:¡tómese!—,unabrigogrisratóndepañosinbatanar.Ofrecíalasenfermeras,alasquehabíavenidoaañadirse laseñoritaGertrudis,unosbombonesquenoshabíareportado, juntoconveinte libras de azúcar cande, una losa de diabasa.Amimodo de ver, al pequeñoKurt le gustaba demasiado ir a la escuela. La maestra, fresca y sin comparaciónalgunaconlaSpollenhauer,loelogiabaydecíaqueerainteligenteaunquealgoserio.¡Cuan alegres pueden ser las enfermeras cuando se les ofrecen bombones! AlencontrarmeunosmomentosasolasconlaseñoritaGertrudisenlasaladeguardia,lepreguntéacercadesusdomingoslibres.

—Bueno,hoy,porejemplo,tengolibreapartirdelascinco.Perodetodosmodos

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tampocosepuedehacernadaenlaciudad—dijoconairederesignación.Miopiniónfuequeeracosadeprobarlo.Alprincipio,ellaeradelparecerqueno

valíalapenaintentarloyquepreferíarecuperarelsueñoatrasado.Entoncesmehicemásinsinuanteyformulémiinvitacióny,alverquenoacababadedecidirse,concluíentonodemisterio:—¡Anímeseusted,señoritaGertrudis!¡Lajuventudpasa,yloscupones para pasteles no nos faltan! —a título de acompañamiento me di unaspalmaditas ligeramente estilizadas en el pecho, sobre la teladel bolsillo interior, leofrecí otro bombón y no dejé de sentir, curiosamente, cierto escalofrío cuando larobustamuchachadeWestfalia,quenoeraenmodoalgunomitipo,dijo,mirandoalbotiquín: —Bueno, pues, si a usted le parece. Digamos a las seis; pero no aquí;digamosenlaPlazaCornelius.

NuncamehubierayoatrevidoadaralaseñoritaGertrudisunacitaenelvestíbulooantelaentradaprincipaldeloshospitalesmunicipales.Asípues,laesperébajoelreloj automático de la Plaza Cornelius. que, resentido todavía de los efectos de laguerra,aúnnomarcabalashoras.Vinopuntualmente,segúnpudecomprobarloenelrelojdebolsillo,nomuycaro,quehabíaadquiridoyounassemanasantes.Casinolahubierareconocido,porquedehaberlapercibidoatiempoalbajarseellaenlaparadadeltranvíadeenfrente,digamosaunoscincuentapasosdedistancia,mehubierayoescabullido decepcionado; porque la señorita Gertrudis no venía como la señoritaGertrudis,esdecirenblancoconelbrochede laCruzRoja, sinocualunaseñoritaGertrudisWilmscualquiera,deHammodeDortmundodecualquierotrolugarentreHammyDortmund,enunvestidocivildeconfecciónmediocre.

Nosediocuentademidesencantoymecontóquehabíaestadoenuntrisdenollegar, porque la enfermera jefe, sólopara fastidiarla, lehabía confiadoun encargopocoantesdelascinco.

—Pues bien, señorita Gertrudis, ¿puedo hacerle algunas proposiciones?Podríamosirprimerotranquilamenteaunsalóndeté,yluegoaloqueustedquiera:al cine tal vez, porque para el teatro ya no hay, desgraciadamente, manera deconseguirentradas;obien,¿quélepareceríaaustedundancing?

—¡Oh, sí, vamos a bailar!—exclamó entusiasmada, y sólo demasiado tarde sediocuenta,peroentoncesdisimulandoapenassuespanto,quecomoparejadebaileharíayounafigurabienvestida,sinduda,perodetodosmodosimposible.

Conciertamaliciosasatisfacción—¡Ah,sihubieravenidoconaqueluniformedeenfermeraqueyoapreciabatanto!—meaferréalproyectoquehabíaobtenidoyasuvistobueno,yella,quecarecíadeimaginación,notardóenolvidarsususto,comióconmigo —yo un pedacito y ella tres pedacitos— un pastel que debían haberconfeccionadoconcementoy,despuésquehubepagadoconcuponesycondinerosonante,cogióconmigo,juntoalalmacéndeKochdelWehrhahn,eltranvíaqueibaaGerresheim,porquemehabíadichoKorneffquealpiedelGrafenberghabíaunlocal

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debaile.Tuvimos que hacer a pie el último tramo del camino, ya que el tranvía paraba

antesdelasubida.Eraunatardecerdeseptiembre,talcomoseleeenloslibros.Lassandalias de la señorita Gertrudis, que eran de suela de madera y no requeríancuponesparasuadquisición,castañeteabancomoelmolinojuntoalarroyo.Esomeponíaalegre.Lagentequeveníacuestaabajosevolvíaparamirarnos.AlaseñoritaGertrudisesoleresultabapenoso.Yoyaestabaacostumbradoynomeimportaba:alcaboeranmis cupones losque lehabíanproporcionado trespedacitosdepastel decementoenelsalóndetédeKürten.

EldancingsellamabaWedig,yllevabaelsubtítulodeCastillodelLeón.Yaenlataquilla seprodujeron risas sofocadasy, cuandoentramos, las cabezas sevolvieronhacia nosotros. Vestida de civil, la señorita Gertrudis sentíase insegura y, si elcamareroyyonolahubiéramossostenido,habríatropezadoconunasillaplegable.Elcamareronosasignóunamesacercade lapistayyopedídosrefrescos,añadiendoporlobajo,enformaquesólolooyeraelcamarero:—Conpiquete,porfavor.

ElCastillodelLeónconstabaprincipalmentedeunasalaqueenotrotiempopudohaber servido de picadero. La parte superior de la misma, o sea el techoabundantemente dañado, hallábase adornado con serpentinas y guirnaldas de papelprocedentesdelúltimocarnaval.Unaslucesesmeriladasycoloreadasponíanreflejosenelpelopeinadofirmementehaciaatrásdejóvenestraficantesdelmercadonegro,elegantes en parte, y en las blusas de satén de unas muchachas que parecíanconocersetodasentresí.

Cuando nos hubieron servido los refrescos con piquete, le compré al camarerodiezcigarrillosamericanos,ofrecíunoalaseñoritaGertrudisyotroalcamarero,queselopusodetrásdelaorejay,unavezquelehubedadofuegoamidama,saquélaboquilladeámbardeÓscarymefuméhastalamitaduncigarrilloCamel.Lasmesasde al lado se calmaron. La señoritaGertrudis atrevíase ya a levantar lamirada.YcuandoapaguéenelcenicerolasoberbiamitaddelCamelyladejéallíabandonada,la señorita Gertrudis la cogió con mano experta y la guardó en uno de loscompartimientosinterioresdesubolsitodemanodeplástico.

—ParamiprometidoenDortmund—dijo—;fumacomoundesesperado.Mealegrédenotenerquesersuprometido,asícomodequeempezaralamúsica.Laorquesta,compuestadecincomúsicos,tocó:Don'tfencemein.Atravesandola

pista en diagonal y sin toparse unos con otros, los varones, que caminaban sobresuelasdecrepé,sepescabanmuchachas,lascuales,allevantarse,dejabansusbolsosaalgunaamigaparaqueselosguardara.

Había algunas parejas que bailaban con gran soltura, como si fueranprofesionales. Mascábase mucho chewing-gum. Algunos bailarines parábanse poralgunoscompasesysosteníandelbrazoalasmuchachasqueseguíanagitándosecon

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impacienciadesde supuntodeapoyo.Palabras sueltasen inglésconferían saboralvocabulario renano. Antes de que las parejas volvieran a unirse para el baile,pasábansepequeñosobjetosdemanoenmano:losverdaderostraficantesdemercadonegronoconoceneldescanso.

Dejamos pasar esa pieza, y también el fox siguiente. Óscar mirabaocasionalmente las piernas de los varones y, cuando la banda atacó Rosamunda,invitóabailaralaseñoritaGertrudis,quenosabíaloquelepasaba.

Recordando las habilidades de danzarín de Jan Bronski, me lancé a un tango;medía dos cabezasmenos que la señoritaGertrudis y no sólome daba cuenta delaspectogrotescodenuestroacoplamiento,sinoquemásbientendíaasubrayarlo.Ellase dejaba conducir con resignación, y yo, aguantándola por las posaderas con lapalmadelamanohaciafuera—sentítreintaporcientodelana—empujéalarobustaseñoritaGertrudis,conmimejillajuntoasublusa,haciaatrás,siguiendosuspasosysolicitandositioconnuestrosbrazostendidosporlaizquierda,deunextremoaotrodelapista.Lacosafuemejordeloqueyomehabíaatrevidoaesperar.Mepermitípracticar unas evoluciones y, sin perder arriba contacto con su blusa, aguantábameabajoyaaladerechayaalaizquierdadesucadera,quemeofrecíaapoyo,ygirabaasualrededor,sinperderenelloesaactitudclásicadeltanguista,quetieneporobjetodar la impresióndeque ladamasevaacaerhaciaatrásyelcaballeroque tratadetumbarlavaacaersesobreella,ysinembargoniélniellasecaen,porquelosdossonexcelentesbailarines.

Notardamosentenerespectadores.Yooíaexclamacionesporelestilode:—¿Note dije yo que ése era un Jimmy? ¡Mira qué bien baila el Jimmy! ¡Venga, Jimmy!Comeon,Jimmy!Let'sgo,Jimmy!

Desgraciadamenteyonoalcanzabaaver lacarade la señoritaGertrudisy sólomecabíaesperarqueellatomaraestasincitacionesconsatisfacciónycalma,cualunaovaciónde la juventud,yque seadaptaraal aplausocon lamismanaturalidadconque sabía adaptarse a menudo, en su trabajo de enfermera, a los piropos de lospacientes.

Cuando nos sentamos seguían aplaudiendo. La banda de los cinco marcó larúbrica,enlaqueeldelabateríasedistinguióespecialmente,yluegootrayotramás.—Jimmy! —gritaban, y—: ¿Ya viste la pareja? —En esto levantóse Gertrudis,balbuceóalgoacercadequeibaa la toilette,cogiósubolsoconelmediocigarrillopara el prometido de Dortmund y, toda colorada y dándose contra las sillas y lasmesas,seabriópasoendireccióndelatoilettealladodelataquilla.

Yanovolvió.Delhechodequeantesdeirsevaciaradeunsolotragosuvasoderefrescopudededucirqueelvaciarelvasosignificaadiós:laseñoritaGertrudismedejóplantado.

¿YÓscar?Conuncigarrilloamericanoenlaboquilladeámbar,pidióalcamarero

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queretiraradiscretamenteelvasovaciadohasta lashecespor laseñoritaGertrudis,unalcoholsinrefresco.Costaraloquecostara,Óscarsonreía.Sonreíadolorosamente,sinduda,perosonreíay,cruzandoarribalosbrazosyponiendoabajounapiernadelpantalón sobre la otra,mecíanegligentementeun elegante zapatode lazos, tamañotreintaycinco,ysaboreabalasuperioridaddelabandonado.

LosjóvenesasiduosalCastillodelLeónsemostraronsimpáticosy,alpasarjuntoa mí girando sobre la pista, me hacían señas amistosas: «Hallo!», gritaban losvarones;«Takeiteasy!»,decíanlasmuchachas.Yodabalasgraciasconmiboquillaaaquellosrepresentantesdelverdaderohumanitarismo,ymesonreísatisfechocuandoel de la batería empezó a redoblar profusamente y, ejecutando un solo de tambor,bombo,platillosytriángulo,quemerecordabamisbuenostiemposdedebajodelastribunas,anuncióqueahoratocabaalasdamasescogerasuscaballeros.

LabandaseprodigóconardorytocóJimmytheTiger.Estoerasindudaalgunaenmihonor,aunquenadiedelCastillodelLeónpudieratenerlamenornoticiademicarreradetambordebajodelastribunas.Entodocaso,aqueltembloríndemuchachadepelorevueltodecolorcaobaquemeeligióparaformarparejaconellamesusurróaloído,consuvozenronquecidaporeltabacoymascandochewing-gum:—JimmytheTiger.—Ymientrasevocandolajunglaysuspeligrosgirábamosvelozmente,loque duró aproximadamente unos diez minutos, el tigre rondaba por allí sobre suspatasde tigre.Ynuevamentehubo redoblede tambor, y aplauso,ynuevo redoble,porqueyollevabaunajorobabienvestida,eraágildepiernasy,cualJimmytheTiger,nohacíaenningúnmodomalafigura.Invitéamimesaaladamaquememostrabatalafecto,yHelma—talerasunombre—mepidiópermisoparallamarasuamigaHannelore.Estaerataciturna,sedentariaybebíamucho.AHelma,encambio,ledabamásporloscigarrillosamericanos,ytuvequepedirlemásalcamarero.

Una simpática velada. Yo bailé Hebaberiba, In the mood y Shoeshine boy,converséenlosintermediosyentretuveadosmuchachasfácilesdecontentar,quemecontaron que trabajaban las dos en la central telefónica de la Plaza Graf Adolf,seccióndelargadistancia,yquehabíaademásotrasmuchasdelamismacentralqueveníantodoslosdomingosalCastillodelLeón.Entodocaso,ellasveníantodoslosfines de semana, siemprequeno estabande servicio, y tambiényoprometí volvermás a menudo, porque Helma y Hannelore eran un encanto y porque con lasmuchachasdelargadistancia—aquíhiceunjuegodepalabrasquelasdoscaptaroninmediatamente—unopodíatambiénentenderseperfectamentemuydecerca.

Dejéde ira loshospitalesmunicipalesporalgún tiempo.Ycuando luegovolvíunaqueotravezporellos,laseñoritaGertrudishabíasidotransferidaalaseccióndeginecología,asíqueyanolavolvíaver;sóloenunaocasión,delejos,cambiamosunsaludo.DelCastillodelLeón,encambio,mehiceclienteasiduo.Lasmuchachasmetratabanbien,perosinexcederse.Porsumediaciónconocíaalgunosmiembrosdel

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ejército británico de ocupación, aprendí unas cien palabras en inglés y contrajeasimismoamistadconalgunosmúsicosdelaorquesta,conlosqueinclusivelleguéatutearme.Sinembargo,porloqueserefierealtambor,meabstuve,ynuncamesentédetrás de la batería; me daba por satisfecho con la pequeña felicidad que meprocurabalapercusióndelosepitafiosenlabarracademarmolistadeKorneff.

Durante el rudo invierno del cuarenta y siete al cuarenta y ocho mantuve elcontactoconlasdosmuchachasdelacentraltelefónicayhallétambiénalgúncalor,nodemasiadocostoso,conlacalladaysedentariaHannelore,enloquesinembargoguardamosciertadistancia,limitándonosalmanoseosincompromiso.

Elmarmolistasuelecuidarseduranteelinvierno.Hayquereforjarlosutensilios,sepreparalasuperficiedealgunosbloquesantiguospara las inscripcionesy,dondefaltan los cantos, se practican filetes o ranuras. Korneff y yo volvimos a llenar eldepósitode losas funerarias, aligeradodurante elotoño,y colamosalgunaspiedrasartificialesconrestosdecalizaconchífera.Pormiparteprobétambiénmihabilidadcon el pantógrafo en esculturas fáciles, ejecuté algunos relieves, cabezas de ángel,CristoscoronadosdeespinasylapalomadelEspírituSanto.Cuandonevaba,abríayopasoenlanieveconlapala,ycuandononevaba,deshelabalatuberíadeaguaconlapulidora.

A fines de febrero del cuarenta y ocho—el carnavalme había enflaquecido yposiblementehabía adquirido cierto aire intelectual, porque algunasmuchachasdelCastillodelLeónmellamaban«doctor»—,vinieron,pocodespuésdelmiércolesdeCeniza,losprimeroscampesinosdelaorillaizquierdadelRinyexaminaronnuestrodepósito de lápidas. Korneff estaba ausente. Se hallaba practicando su cura anualcontraelreumatismo,trabajabaenunosaltoshornosenDuisburgy,cuandodespuésde dos semanas volvió desecado y sin furúnculos, había ya logrado yo venderventajosamentetreslápidas,entreellasunaparaunpanteóndetresplazas.KorneffsearreglóporsuparteparadoslápidasdecalizaconchíferadeKichheimy,amediadosdemarzo,empezamosconlacolocación.UnmármoldeSilesiafueaGrevenbroich;las dos lápidas de Kirchheim se levantan en el cementerio de una aldea cerca deNeus,ylaareniscarojadelMenoconlascabezasdeángelesculpidaspormípuedeadmirarse hoy todavía en el cementerio de Stomml. La diabasa con el Cristocoronado de espinas para el panteón triple la cargamos a fines demarzo y fuimoslentamente,porqueelcochecitoestabasobrecargado,endireccióndeKappesHammydelpuentedeNeus.DeahífuimosaRommerskirchenpasandoporGrevenbroich,dejamosNiederaussematrásyllevamoslapiezaconelpedestal,sinroturadeleje,alcementeriodeOberaussem,situadosobreunacolinaquesetiendesuavementehacialaaldea.

¡Qué panorama! A nuestros pies la cuenca carbonífera del Erftland. Las ochochimeneasdelafábricaFortuna,queelevansuspenachosdehumohaciaelcielo.Se

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tratadelanuevacentraleléctricaFortunaNorte,siempresiseante,siempreapuntodeexplotar.Detrás,losescorialesconsusfunicularesysusvagonetasdevolquete.Cadatresminutos, un tren eléctrico, cargadode coqueo vacío.Viniendode la central oyendo hacia la central, pasando sobre el ángulo izquierdo del cementerio, primerocomodejuguetey,luego,comodejugueteparagigantes,lalíneadealtatensiónencolumnasdetresenfondo,zumbandoytensa,endireccióndeColonia.Otraslíneas,en el horizonte, hacia Bélgica y Holanda: un nudo, empalme del universo.Colocábamoselpanteóndediabasapara la familiaFlies: laelectricidadseproducecuando...El sepultureroysuayudante,queaquí sustituíaaLeoSchugger,vinieronconsusutensilioscercadedondeestábamos,enelcampode tensión,yempezaroncon una exhumación tres hileras más abajo de nosotros—tenían lugar aquí unostrabajos de reparación—, y hasta nosotros llegaban los olores típicos de unaexhumacióndemasiadoprecoz.Nadarepelente,no,estábamosenmarzo.Tierrasdelabranzaentremontañasdecoque.Elsepulturerollevabaunosanteojosdealambreydiscutía a media voz con su Leo Schugger, hasta que la sirena de Fortuna Norteemitió su aliento por espacio de un minuto, dejándonos a nosotros sin él —nohablemos ya de la mujer que se trataba de exhumar—; sólo la alta tensión semantenía,yluegolasirenasevolcó,cayóporelbordoyseahogó,entantoquedelosgrisestejadosdepizarradelaaldeaseelevabanenrizoslashumaredasdemediodíae, inmediatamentedespués, las campanasde la iglesia:ora et labora—industria yreligiónmanoamano.CambiodeturnoenFortunaNorte;nosotros,nuestropancontocino. Pero una exhumación no admite descanso, como tampoco la alta corriente,queveníasincesarya todavelocidadhacia laspotenciasvictoriosas, iluminandoaHolanda,entantoqueaquíseguíamosconloscortes;contodo,lamujervolvióalaluz.

Mientras Korneff excavaba los hoyos para las bases hasta uno cincuenta, lasacaron al fresco, y no hacía mucho que yacía abajo; estaba en la oscuridad sólodesdeelotoñoy,sinembargo,habíayaavanzadomucho;asícomotodohoyendíaadelantarápidamenteycomoavanzatambiéneldesmantelamientojuntoalRinyalRuhr,asíaquellamujer,duranteelinviernoqueyohabíadilapidadotontamenteenelCastillo del León, había combatido severamente consigo misma bajo la costra detierraheladadelacuencacarboníferayahoraeraprecisoconvencerla,entantoquenosotrosvertíamoselcementoycolocábamoselpedestal,dequesedejaraexhumarporpartes.Peroparaelloestabayalacajadezinc,paraquenada,absolutamentenadase perdiera —como pasaba con los niños que a la salida de los camionessobrecargadosdeFortunaNortelosseguíancorriendopararecogerelcarbónqueselescaía,porqueelcardenalFringshabíadichodesdeelpúlpito:Enverdadosdigo,robarcarbónnoespecado.Peroaellanadieteníaquecalentarla.Nocreoqueenelairedemarzoproverbialmentefrescotuvierafrío,mayormenteporcuantolequedaba

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todavía piel bastante, aunque permeable y deshilachada, pero en compensación, encambio, conservaba pedazos de tela y cabello, con permanente todavía —de ahíprobablementeelnombre—;yademáslosherrajesdelataúderanigualmentedignosdetraslado,einclusivelospedacitosdemaderaqueríandescansarenotrocementeriodondenohubieracampesinosniminerosdeFortuna.No;lamujerqueríavolveralaciudad,dondesiemprehaymuchomovimientoyfuncionandiecinuevecinesalavez,porquesetratabadeunaevacuada,segúnloexplicabaelsepulturero,ynodeunadeallí:—LaviejavinodeColoniayvaahoraaMüllheim,delotroladodelRin—dijo,yhubieradichomástodavía,anoserporlasirena,quevolvióaserloporespaciodeun minuto; y yo, aprovechando la sirena, me acerqué a la exhumación,sustrayéndomecon rodeos a launa, puesquería ser testigode laotra, y llevóalgoconmigo que luego, junto a la caja de zinc, resultó sermi pala, que yo tal vez nohabíallevadoparaayudar,sinosimplementeporquelateníaconmigo,yasítambiénlamovíyrecogíconellaalgo:lapalaeraunapalaprocedentedelantiguoServiciodeTrabajodelReich.Y loque recogí con lapaladelS.T.R. era loquehabían sidooseguían siendo los dedos medio y anular —según sigo creyendo— de la mujerevacuada, que no se habían desprendido solos, sino que más bien el que estabasacándolos,totalmentedesprovistodesentimientos,habíacortado.Yamímeparecíaque debían de haber sido bellos y hábiles, lo mismo que la cabeza de la mujer,depositada ya en la caja de zinc, había también conservado a lo largo de aquelinvierno de posguerra del cuarenta y siete, que como es sabido fue duro, ciertaregularidad, de modo que también aquí podía hablarse de belleza, aunque ya enruinas.Porlodemás,lacabezaylosdedosdelamujermeafectabanmásdecercayenformamáshumanaquelabellezadelacentralFortunaNorte.EsposiblequeyosaborearalaatmósferadelpaisajeindustrialalamaneracomohabíasaboreadoantesaGustafGründgensenelteatro,perofrenteaesasbellezasaprendidasmanteníame,con todo, escéptico, en tanto que la evacuada me afectaba en forma mucho másnatural. Admito que la alta tensión me inspiraba, lo mismo que Goethe, unsentimiento universal, pero los dedos de la mujer, en cambio, me hablaban alcorazón,aunqueyomelarepresentaramásbiencomohombre,porqueestoconveníamejor a las decisiones queme proponía adoptar y se adaptaba tambiénmejor a lacomparación que hacía demí a unYorick y de lamujer—mitad abajo todavía ymitad en la caja de zinc— a un Hamlet, o sea un hombre, si es que puedeconsiderarse hombre a Hamlet. Y yo, Yorick, acto quinto, el bufón: «Conocíle,Horacio»,primeraescena;yo,queentodoslosescenariosdelmundo—«¡Ay,pobreYorick!»— presto mi calavera a Hamlet, a fin de que un Gründgens o un SirLaurenceOliviercualquierapuedaemitirasupropósito,enelpapeldeHamlet,susreflexiones:«¿Dóndequedan tuschistes, tusocurrencias?»,yo teníaenmipaladelServiciodeTrabajodelReichlosdedosdeHamlet,yplantadoenelsuelofirmedela

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cuenca carbonífera delBajoRin, entre unas tumbas demineros, campesinos y susfamiliares,mirabaabajolostejadosdepizarradelaaldeadeOberaussem,tomabaelcementerioruralporcentrodeluniversoylacentralFortunaNorteporunaimponentesemi-divinidadquesemeenfrentaba;aquelloscampossemehacían loscamposdeDinamarca,elErfteramiBelt,y todaaquellapudriciónpudríaseenelreinodelosdaneses.Yo,Yorick,exaltado, tenso,crepitante,cantandoarribademímismo;peroeran los ángeles de la alta tensión los que cantaban en columnasde tres en fondo,haciaelhorizonte,dondequedabanColoniaysuEstaciónCentraljuntoalmonstruogótico,alqueproveíandecorriente,volandosobrecamposdenabos,entantoquelatierrasuministrabacarbónyelcadávernodeYorick,sinodeHamlet.Losdemás,encambio,quenadateníanqueverconelteatro,teníanquequedarseabajo—«Losquehabían llegadohastaallí.Lodemáses silencio»—yse lesponían losasencima, lomismo que nosotros imponíamos a la familia Flies la triple lápida de diabasa. Encuantoamí,sinembargo,encuantoaÓscarMatzerath,BronskiyYorick,empezabaparamíunanuevaépocay,conscienteapenasdeello,contemplabayorápidamente,antesdequepasara, losdedosmomificadosdelPríncipeHamlet enmipala:«Estádemasiadogordoy respira condificultad.»Dejaba, acto tercero, queGründgens sepreguntara en la primera escena a propósito del ser o no ser, y rechazaba esteplanteamiento estúpido por cosas mucho más concretas: mi hijo y las piedras deencendedordemihijo,mispresuntospadresterrenalesycelestiales,lascuatrofaldasdemiabuela,labellezaimperecederaenlasfotosdemipobremamá,ellaberintodecicatricesen laespaldadeHeribertoTruczinski, loscestosdecartaschupadoresdesangredeledificiodelCorreopolaco,América—pero,¿quéesAmérica,comparadaconlalíneadeltranvíanúmero9deBrösen?—,opuseelolordevainilladeMaría,perceptibletodavíaenocasiones,alalocuradelacaratriangulardeLucíaRennwand,rogué a aquel señor Fajngold que desinfectaba aun la muerte que buscara en latráqueadeMatzerathlainsigniadelPartidoimposibledehallar,yledijeaKorneffo,más bien, a los postes de la alta tensión—próximo ya a llegar a la decisión perosintiendo, con todo, la necesidad de encontrar una fórmula teatral que pusiera aHamlet en solfa e hiciera de mí, Yorick, un verdadero ciudadano— díjele pues aKorneff,cuandoéstemellamóporquehabíaqueafirmarlasjunturasdelpedestalconla lápida de diabasa—díjele, bajando más la voz y animado del deseo de poderconvertirme finalmente en ciudadano, e imitando superficialmente a Gründgens,aunqueéstenoeraparaelpapeldeYorick—díjeleporencimadelapala:—Casarmeonocasarme,ésaeslacuestión.

A partir de aquel cambio en el cementerio, frente a Fortuna Norte, dejé deconcurriraldancingdelCastillodelLeónllamadoWedigyrompítodarelaciónconlasmuchachasdelacentraldelargadistancia,cuyaventajaprincipalhabíaconsistidoprecisamenteenpoderestablecerrápidaysatisfactoriamentelaconexión.

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EnmayocompréparaMaríayparamíentradasparaelcine.Despuésdelasesiónfuimos a un restaurante, comimos relativamente bien y conversamos;María estabapreocupadaporquelaminadelaspiedrasdeencendedordelpequeñoKurtsehabíaagotado,porqueelnegociodelamielartificialaflojabayporqueyoconmispobresfuerzas—asílodijo—hacíayamesesquesosteníaatodalafamilia.Latranquilicé,ledijequeÓscarlohacíadebuenagana,quenadaleeratangratocomollevarunagran responsabilidad, le hice al propio tiempo unos cumplidos a propósito de suaspectoymeatrevífinalmenteahacerlemiproposicióndematrimonio.

Ellasolicitótiempoparapensarlo.MipreguntaalaYoricknofuecontestadaenabsoluto por espacio de varias semanas o sólo lo fue en forma evasiva, hasta quefinalmentevinoacontestarlalareformamonetaria.

Maríameenumeróunacantidadderazones,acariciándomeal tiempolamanga,me llamó «querido Óscar», dijo también que yo era demasiado bueno para estemundo, y me rogó que me hiciera cargo y que le conservara de todos modos miamistad;deseómetodaclasedesuerteenmioficiodemarmolistay,preguntadaunavezmásenformaapremiante,senegóacasarseconmigo.

Yasí,pues,Yoricknoseconvirtióenciudadano,sinoenHamlet,unloco.

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Madona49

La reforma monetaria vino demasiado pronto, hizo de mí un loco y me obligó areformar asimismo el sistema monetario de Óscar. En adelante, me vi obligado abuscarenmijoroba,yaquenouncapital,síalmenosmismediosdesubsistencia.

Ysinembargo,yohubierasidounexcelenteciudadano.Laépocaquesiguióalareforma, que —según estamos viendo— comportaba todas las premisas delrefinamientoburguésqueluegofloreció,hubieratambiénpodidofavorecerlosrasgosburgueses deÓscar. En cuanto esposo y hombre de bien, habría participado en lareconstrucción, poseería ahora una empresa mediana de marmolista, daría pan ytrabajo a treinta oficiales, aprendices y ayudantes, sería el encargado de conferircierto decoro a todos esos inmuebles comerciales y palacios de seguros de nuevaconstrucciónmediante los adornos tanpopularesde caliza conchíferaydemármoltravertino; en una palabra, sería un hombre de negocios, un buen burgués y unesposo.PeroMaríamediocalabazas.

Asípues,Óscar seacordóde su jorobay seconsagróal arte.Antesdequemedespidiera Korneff, cuya existencia fundada en las piedras sepulcrales quedabaasimismo en vilo por virtud de la reforma monetaria, despedíme yo mismo y meencontréenlacalle,cuandonopermanecíahaciendogirarlospulgaresenlacocinadelpisodeGustaKöster.Pocoapocoibagastandomielegantetrajealamedidayhaciéndomenegligente.NadadediscusionesconMaría,claroestá;pero,porsiacaso,lasmásdelasvecesdejabalahabitacióndeBilkapenasentradalamañana,visitabaprimeroaloscinesdelaPlazaGrafAdolfyluegoalosdelHofgartenymequedabasentado en el parque, pequeño y meditabundo, pero en ningún modo amargado,enfrente casi de la Oficina del Trabajo y de la Academia de Bellas Artes, que enDüsseldorfsonvecinas.

Cuandounosequedaasísentadohorasenterasenunodeesosbancosdelparque,acabaporsentirsecomodemaderaynecesitaalgunaformadeexpansión.Ancianossujetosalascondicionesatmosféricas,mujeresdeedadavanzadaquelentamentesevan convirtiendo de nuevo en muchachitas locuaces, la estación en curso, cisnesnegros,niñosque sepersiguenchillando,yparejas amorosasque auno legustaríaobservar hasta elmomento fácil de adivinar enquehande separarse.Loshayquetiranalgúnpapel.Flotaporunmomentoysearrastraluegoporelsuelohastaqueunhombrecongorra,pagadoporlaciudad,lopicaconsubastónenpunta.

Óscar sabía permanecer sentado, cuidando de que las rodilleras de su pantalónsiguieranunprocesoidéntico.Sinduda,losdosmuchachosflacosconlamuchachadeanteojosmehabíanllamadolaatenciónyaantesdequelagorda,quellevabaunabrigo de piel ceñido con un antiguo cinturón de la Wehrmacht, me dirigiera lapalabra.Laideadehablarmeproveníasindudadelosdosmuchachos,quevestíande

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negroyparecíananarquistas.Pero,pormuypeligrososqueparecieran,noseatrevíanahablarmedirectamenteysinrodeos,amí,unjorobado,enelqueseadivinabaciertagrandeza oculta.Convencieron pues a la gorda del abrigo: seme acercó, se quedóplantadasobrelascolumnasseparadasdesuspiernasyempezóatartamudear,hastaque yo la invité a tomar asiento. Se sentó, tenía los cristales de los anteojosempañados,porquehabíabrumaycasiniebladelladodelRin,yempezóahablaryhablar,hastaqueyolaroguéqueselimpiaraprimerolosanteojosyformularaluegosudemandaenformaquetambiényopudieracomprenderla.Actoseguidohizounaseña a los dos jóvenes tenebrosos, y éstos seme presentaron en seguida y sin yopedírselo como artistas, artistas pintores, dibujantes, escultores en busca de unmodelo.Finalmentemedieronaentender,nosinvehemencia,quecreíanverenmíaunmodeloy,comoquieraqueyohicieraconelpulgaryelíndiceunosmovimientosrápidos, sacaronenelactoa relucir lasposibilidadesdegananciadeunmodelodeacademia:ladeBellasArtespagabaunmarcoochentalahora,yparaundesnudo—aunqueenmicasonohabíaquepensareneso,dijolagorda—hastadosmarcos.

¿Por qué dijoÓscar que sí? ¿Atraíame el arte? ¿Atraíame la ganancia?Arte ygananciameatraíanalavezylepermitieronaÓscardecirquesí.Melevanté,dejétrasdemielbancodelparqueylasposibilidadesdeunaexistenciaenelbancodelparqueparasiempre,seguíalamuchachadeanteojos,queibamarcandoelpaso,yalosdosmuchachosqueandabanalgoencorvadoscomosillevaransugenioacuestas,pasamos junto a la Oficina del Trabajo, doblamos en la calle de Eiskellerberg yentramoseneledificioenpartedestruidodelaAcademiadeBellasArtes.

TambiénelprofesorKuchen—barbanegra,ojosdecarbón, sombreronegrodealaaudazybordesnegrosenlasuñas:merecordabaelaparadornegrodemiinfancia—vioenmíalmismoexcelentemodeloquesusdiscípuloshabíanvistoenelhombredelbancodelparque.

Me contempló por algún tiempo desde todos los lados, moviendo sus ojos decarbónencírculoydeunladoparaotro,resoplódemodoquelesalióunpolvonegrode las aletas de la nariz, y dijo, estrangulando con sus uñas negras a un enemigoinvisible:—¡Elarteesacusación,expresión,pasión!¡Elarteescomoelcarboncillonegroquesehacepolvosobreelpapelblanco!

Serví, pues, demodelo a este arte que se hace polvo. El profesor Kuchenmeintrodujo en el taller de sus alumnos, me subió con sus propias manos sobre laplataforma giratoria y la hizo girar, no para marearme, sino para exhibir lasproporcionesdeÓscardesde todos losángulos.Dieciséiscaballetesseacercaronalperfil de Óscar, otra pequeña conferencia del profesor, que resoplaba polvo decarboncillo.Expresión,era loquepedía: lapalabrejase lehabíapegadoyhablaba,por ejemplo, de expresión desesperadamente negra, y sostenía que yo, Óscar,expresaba la figura destrozada del hombre en forma acusadora, provocadora,

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intemporal y expresiva, con todo, de la locura de nuestro siglo, fulminandofinalmente por encima de los caballetes: —¡No lo dibujéis, ese engendro:sacrificadlo,crucificadlo,clavadloconcarboncilloenelpapel!

Estodebíaserlaseñaldelcomienzo,porquedieciséisvecescrujiódetrásdeloscaballeteselcarboncillo,chillóalhacersepolvo,seestrellóenmiexpresión—léaseenmijoroba—,lahizonegra,laennegrecióyladibujó;porquetodoslosalumnosdelprofesor Kuchen andaban tras mi expresión con tanta espesa negrura, queinevitablemente caían en la exageración, sobrestimando las dimensiones de mijoroba; habían de recurrir a hojas cada vez mayores y, con todo, no acertaban allevarlaalpapel.

EntonceselprofesorKuchendioalosdieciséisdespilfarradoresdecarboncilloelconsejoacertadodenoempezarconelperfildemi jorobademasiadoexpresiva—queporlovistorompíatodoslosformatos—,sinodeesbozarprimeromicabezaenelquintosuperiordelahoja,lomásalaizquierdaposible.

Tengounhermosopelocastañooscuroybrillante,perohicierondemíungitanoconmechones.AningunodelosdieciséisapóstolesdelartellamólelaatenciónqueÓscartuvieralosojosazules.Cuandoenelcursodeunapausa—porquetodomodelotiene derecho a un cuarto de hora de descanso después de tres cuartos de hora deposar— examiné los quintos superiores izquierdos de las dieciséis hojas,sorprendióme,sinduda,frenteacadacaballete,loquedeacusaciónsocialhabíaenmi cara acongojada; pero eché en falta, ligeramentemolesto, el brillo demis ojosazules: allí donde hubieran debido brillar claros y seductores, unos trazos delmásnegrodeloscarboncillosrodaban,sefruncían,sedesmenuzabanymeapuñalaban.

Teniendoenconsideraciónlalibertaddelarte,decíameamímismo:losjóveneshijosdelasmusasylasmuchachasenredadasenelartehanreconocidosindudaentiaRasputín,peroquiénsabesialgúndíasabrándescubrirydespertaraaquelGoethequedormitaen tiy llevarloalpapel,no tantoconexpresióncomoconunargénteolápizmesurado.Nilosdieciséisalumnos,pormuydotadosquefueran,nielprofesorKuchen, pormuy inconfundible que se dijera ser su trazo de carboncillo, lograronlegaralaPosteridadunretratodefinitivodeÓscar.Perodetodosmodosyoganababastante,semetratabaconrespeto,mepasabaseishorasdiariassobrelaplataformagiratoria,conlacaravueltayahaciaellavabopermanentementeobstruido,yahacialasventanasgrises,azulcelestesy ligeramentenubladasdel taller,yamirandoaunbiombo,eirradiandoexpresiónarazóndeunmarcoochentaporhora.

Después de algunas semanas, los alumnos lograron hacer dibujos bastanteaceptables. Lo que significa que se habían moderado algo en el esbozo de laexpresión,yanoexagerabanmisdimensioneshastalodesmesuradoymetrasladabanocasionalmentealpapeldelacabezaalospiesydesdelosbotonesdemichaquetahastaaquellugardondelatelademivestido,tendidaalmáximo,limitabamijoroba.

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Enmuchasde las hojasdedibujoquedaba inclusive sitio paraun fondo.Pese a lareformamonetaria,aquellosjóvenesseguíanmostrándoseimpresionadostodavíaporla guerra y construían detrás de mí ruinas con ventanas desmanteladasacusadoramentenegras,omecolocabancualunrefugiadodesnutridoydesesperadoentretroncosdeárbolessegadosporlosobuses,oextendíanamialrededor,consumaaplicacióndecarboncillo,alambradasdepúasexageradamentegrandes,haciéndomevigilardesdetorresqueamenazabanasimismodesdeelfondo;otrasvecesmeponíancon una escudilla de hojalata en la mano, delante o debajo de unas ventanas conbarrotesqueservíandealicientegráfico,ydentrodeunaindumentariadepresidiario,todoello,porsupuesto,ennombredelaexpresiónartística.

Comoquiera,sinembargo,quetodoesosemeaplicabacomoaunmorenoÓscargitano, y comoquiera que se me dejaba contemplar toda esa miseria no con ojosazules,sinonegros,manteníameyoquietoenmicalidaddemodelo,sabiendoquenosepuededibujarelalambredepúas;de todosmodosmesentícontentocuando losescultores, que comoes sabidohande arreglárselas sin escenario,me tomaronpormodelo,pormodeloparadesnudo.

Estaveznomebuscóningúnalumno,sinoelpropiomaestro.ElprofesorMaruhnera amigo demi profesor de carboncillo, el maestro Kuchen. Al posar yo en unaocasión en el taller particular de Kuchen, un local sombrío lleno de manchas decarboncillo enmarcadas, para que aquel barbudo locuaz me fijara con su trazoinconfundible en el papel, vino a verlo el profesor Maruhn, un quincuagenariofornidoy rechoncho,elcual,anoserpor laboinaqueatestiguabasucondicióndeartista, no se hubiera distinguido mucho, con su bata blanca de escultor, de uncirujano.

PudedarmecuentaenelactodequeMaruhn,amantedelasformasclásicas,memirabaconhostilidad, a causademisproporciones.Preguntóen sondemofaa suamigosinolebastabanaquellosmodelosgitanosalosquehabíaennegrecidohastaahíyalosquedebíaenloscírculosartísticossuapododeGitanazo.¿Queríaprobarahorasutalentoconlosdeformes?¿Seproponía,despuésdeaquelperíododeéxitoartístico y comercial de los gitanos, probar fortuna con un períodomás ventajosotodavía,artísticaycomercialmente,deenanos?

El profesor Kuchen convirtió la broma de su amigo en trazos de carboncillofurioso y negro como la noche: ése fue sin duda el retrato más negro que jamáshicieradeÓscar;enrealidaderatodonegro,conexcepcióndeunospocosclarosenmis pómulos, mi nariz, la frente y las manos, que Kuchen me hacía siempredemasiado grandes, exhibiéndolas provistas de nudosidades reumáticas, de muchafuerzaexpresiva,enelcentrodesusorgíasdecarboncillo.De todosmodos,enesedibujo, quemás adelante había de causar sensación en una exposición, tengo ojosazules, es decir: unos ojos claros, sin elmenor brillo siniestro.Óscar atribuye este

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hechoalainfluenciadelescultorMaruhn,quenoeraenmodoalgunounfuribundoadepto al carbón, sino un clásico para el que mis ojos brillaban con una claridadgoethiana.HubodesersindudalamiradadeÓscarlaqueindujoalescultorMaruhn,queenelfondonoamabasinolasproporcionesregulares,averenmíunmodelo,sumodelodeescultor.

EltallerdeMaruhneraclaroypolvoriento;estabacasivacíoynoexhibíaniunasolaobraterminada.Portodaspartesseveíanarmazonesdeesculturasenproyecto,lascualesestabantanperfectamenteconcebidasqueelalambre,elhierroylostuboscurvados anunciaban ya, aun sin la arcilla de modelar, futuras formas llenas dearmonía.

Posaba yo cinco horas diarias para el escultor como modelo de desnudo, ycobrabadosmarcosporhora.Élmarcabacontizaunpuntoenlaplataformagiratoriaindicándome en dónde había de enraizarse en adelante mi pierna derecha que meservíadeapoyo.Unavertical trazadadesdeel tobillo internodelapiernadeapoyohabía de tocar exactamente, arriba, mi cuello entre las dos clavículas. La piernaizquierdaeralapiernalibre,peroestaexpresiónesequívoca,porqueaunquehabíadeponerla ligeramentedobladay en formadescuidada aun lado, nopodía, con todo,desplazarla nimoverla ami antojo: también la pierna libre quedaba arraigada a laplataformapormediodeuntrazomarcadocontiza.

DurantelassemanasenqueestuvesirviendodemodeloalescultorMaruhn,ésteno logró hallar para mis brazos una postura equiparable a la de las piernas einconmovible.Tanprontomehacíadejarcolgadoelbrazoizquierdo,yformarconelderechounángulosobremicabeza,comomepedíaquecruzaraambosbrazossobreel pecho o bajo mi joroba, o que los apoyara en las caderas; dábanse milposibilidades, y el escultor las ensayó todas conmigoy con las armazones de tuboflexible.

Cuando finalmente, después de un mes de búsqueda activa de una actitudadecuada,sedecidióaconvertirmeenarcilla,yafueseconlasmanoscruzadasdetrásdelanucaoprescindiendoenabsolutodelosbrazos,comotorso,habíaseagotadoenla construcción y la reconstrucción de la armazón a tal punto que, apenas habíaechado mano a la arcilla de la caja, volvió a arrojar el material informe, con unchasquidoapagado,sesentómirándomeamíyalaarmazónyempezaronatemblarledesesperadamentelosdedos:¡laarmazónerademasiadoperfecta!

Suspirandoconresignaciónysimulandounajaqueca,perosinmostrarelmenorresentimientoparaconÓscar,renuncióalaempresaypusoenelrincón,juntoatodaslasdemásarmazonesprecozmenteterminadas,laarmazóngibosa,comprendidaslaspiernaslibresydeapoyo,conlosbrazosdetubolevantadosylosdedosdealambreque se cruzaban tras la nuca de hierro. Suavemente, sin sarcasmo, antes bienconscientes de su propia inutilidad, bamboleaban en mi vasta armazón gibosa los

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barrotes de madera, llamados también mariposas, que hubieran debido soportar lacargadearcilla.

Acontinuacióntomamostéycharlamoscomocosadeunahora,queelescultormepagódetodosmodoscomohoradetrabajo.Hablómedetiempospretéritosenlosque,cualjovenMiguelÁngel,colgabaéllaarcillaporquintalesysinreparoenlasarmazones y ejecutaba esculturas que, en su mayor parte, habían sido destruidasdurante la guerra. Y yo, por mi parte, le hablé de las actividades de Óscar comomarmolista y grabador de inscripciones. Conversamos un poco de los respectivosoficios, hasta que él me llevó a sus alumnos, para que vieran en mí el modeloesculturalyconstruyeranarmazonesadecuadasalasproporcionesdeÓscar.

Si el cabello largo ha de considerarse como indicativo del sexo, de los diezalumnosdelprofesorMaruhnseistendríanquedesignarsecomomuchachas.Cuatrode ellas eran feas y competentes. Las otras dos eran lindas, locuaces y verdaderasmuchachas.Nuncamehesentidocohibidoparaposardesnudo.YaundiríaqueÓscarsaboreó lasorpresade lasdos lindasy locuacesmuchachasesculturascuandoéstasmecontemplaronporvezprimera sobre laplataformagiratoriaycomprobaronconciertairritaciónque,pesealajorobaypeseasutallaexigua,Óscarostentabaunosórganosgenitalesque,dadoelcaso,hubieranpodidocompararseconcualquierotroatributovirildelosllamadosnormales.

ConlosalumnosdelmaestroMaruhnlacosaeradistintaqueconéste.Alosdosdíashabíanlevantadoyasusarmazones,secomportabancomogeniosy,poseídosdeunaurgenciagenial,empezaronahacerchasquearlaarcillaentrelostubosdeplomofijados con apresuramiento y poca ciencia: probablemente habían colocadodemasiadopocasmariposasenlaarmazóndemijoroba,porque,apenaselpesodelaarcilla húmeda trabajaba el soporte, confiriéndole a Óscar un aspecto ferozmentedesgarrado, ya el Óscar de formación reciente oscilaba multiplicado por diez, lacabezasemecaíaentrelospies,laarcillasedesprendíadelostubosylajorobasemedeslizaba hasta las corvas. Allí pude apreciar la pericia del maestro Maruhn,constructor tan excelente de armazones que ni siquiera necesitaba recubrir elesqueletoconmateriabarata.

Hasta las lágrimas se les saltaban a las escultoras feas pero competentes al verque el Óscar de arcilla se desprendía del Óscar-armazón. En cambio, las dosmuchachas lindas y locuaces se rieron de buena gana cuando, en forma casisimbólica,lacarnesemedesprendiódeloshuesos.Mascomoquieraquealcabodealgunas semanas losaprendicesdeescultor lograron sacar adelantealgunosbuenosmodelos,primeroenarcillayluegoenescayolapulidaparasuexposiciónsemestral,tuveyoreiteradamenteocasióndeestablecercomparacionesentrelasmuchachasfeasycompetentesylasbonitasylocuaces.Entantoquelasfeascopiabanconesmeromicabeza, mis miembros y mi joroba, y, movidas por un curioso sentido del pudor,

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omitían o estilizaban neciamente mis partes genitales, las dos bonitas, en cambio,cuyosgrandesojosybellosdedosno lesdabanningunahabilidad,dedicabanpocaatencióna lasproporcionesarticuladasdemicuerpoyponían todosu interésen lareproducción lomásexactaposibledemispartes respetables.Yparanoolvidarenesta conexión a los cuatro jóvenes adictos a la escultura, quede dicho que meabstraían,mereducíanasimplesplanosconsusplanchitasacanaladasy,consuáridacomprensión masculina, dejaban erigirse cual viga cuadrangular sobre dos cubosiguales, a lamanera del órgano fálico ávido de perpetuarse del rey de una caja deconstrucciones,aquellomismoquelasmuchachasfeasomitíanylasbonitasdejabanflorecerentodasucarnosanaturaleza.

Seaellodebidoamisojosazulesoalaslámparasdeluzcenitalquelosescultoresdisponían ami alrededor en torno al Óscar desnudo, es el caso que unos jóvenespintoresquevisitabanalasdoslindasesculturasdescubrieron,yafueseenelazuldemis ojos o en el rojo cangrejo de mi piel irradiada, un aliciente pictórico.Arrebatándomealtallerdeesculturayartesgráficasdelaplantabajamellevaronalospisossuperioresdeledificioyempezaronenseguidaamezclarloscoloresensuspaletasaimagendelosmíos.

Al principio los pintores semostrarondemasiado impresionadospormimiradaazul.A tal punto parecía yomirarlos con ojos azules, que el pincel del pintormepintabatodoendichocolor.LacarnerobustadeÓscar,supelocastañoonduladoysuboca frescaysanguíneamarchitábanseyseapagabanenunos tonosmacabramenteazules y, para acelerar todavíamás la putrefacción, introducíanse aquí y allá, entremiscarnesazules,algodeverdeagónicoydeamarillobilioso.

Óscarnopudolograrotroscoloreshastaque,llegadoelcarnaval,quesecelebróporespaciodeunasemanaenlossótanosdelaAcademia,descubrióaUllaylallevóencalidaddemusaalospintores.

¿Fue el lunes de carnaval? Sí, fue el lunes de carnaval cuando me decidí aparticiparen la fiesta,adisfrazarmeyamezclarentre lamuchedumbreaunÓscardisfrazado.

Alvermeanteelespejo,Maríadijo:—Quédateencasa,Óscar.Tevanapisotear.—Peroluegomeayudóadisfrazarme,recortóretazosdetela,ysuhermanaGustaloscosióinmediatamente,conagujalocuaz,paraproporcionarmeuntrajedebufón.AlprincipiopensabayoenalgoporelestilodeVelázquez.Mehubieratambiéngustadoverme de Narses, o tal vez de Príncipe Eugenio. Y cuando finalmente pudecontemplarmeenelespejogrande,alquelosincidentesdelaguerrahabíandeparadounagrietadiagonalquedeformabaligeramente la imagen;cuandotuvelavisióndeaquelmaterialcoloreado,hinchado,rasgadoentirasyadornadoconcascabeles,yviami hijoKurt presa de un ataque de risa y de tos,me dije paramis adentros, noprecisamente feliz: Ahora es Yorick el bufón. Pero, ¿dónde encontrarás un rey a

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quienentretener,Óscar?YaeneltranvíaquemellevabaalaPuertadeRating,juntoalaAcademia,pude

darmecuentadequenosólonoprovocabayorisaalgunaentrelagente,entretodosaquellosquedisfrazadosdecowboyodeandaluzatratabandeolvidarelescritorioyel mostrador, sino que más bien la asustaba. Se mantenían a distancia, y así, noobstante que el tranvía iba repleto, logré de todos modos un asiento. Frente a laAcademia,lospolicíasagitabansusporrasauténticas,quenadateníandedisfraz.El«CharcodelasMusas»—taleraelnombredelafiestadelosdiscípulosdelarte—estaballenoarebosar,pesealocuallagentequeríaasaltareledificioydiscutíaconlospolicíasentonomuysubidodecolor—léasesangre.

Cuando Óscar hizo sonar el cascabel que le pendía de la manga izquierda, lamultitudseapartó;unpolicía,queporrazóndesuoficioreconociómigrandeza,mesaludó desde arriba, me preguntó qué deseaba y, agitando su porra me acompañóhastalossótanosenquesecelebrabalafiesta.Allílacarnehervía,peronoestabaapuntotodavía.

Ahora,nadiedebe imaginarsequeunafiestadeartistasseaunafiestaen laquelos artistas celebran una fiesta. La mayoría de los estudiantes de la Academiapermanecía con caras serias y tensas, aunque pintadas, detrás de mostradoresingeniosos pero inestables, y vendían cerveza, champaña, salchichas vienesas ycopitas mal servidas, tratando de procurarse unos ingresos complementarios. Laverdaderafiestadeartistaslacelebrabanlosburgueses,queunavezalañoechanlacasaporlaventanayquierenviviryfestejarsecomoartistas.

Despuésdequedurante cosadeunahorahubeasustadopor la escalera, en losrinconesybajo lasmesasaunasparejitasque sedisponíana sacarprovechode laincomodidad,hiceamistadcondoschinitasquedebíandetenersangregriegaensusvenas,puespracticabanunamorporelestilodelquehacesiglos fuecantadoen laisla de Lesbos. Aunque ambas se atacaran con ardor y abundancia de dedos, nollegaronapropasarseenlosmomentosculminantes,ofreciéndomeunespectáculoenpartemuydivertido,y luegobebieronconmigounchampañademasiadocalientey,conmipermiso,probaron la resistenciadelpuntoextremodemi joroba, loquesindudalestraeríasuerteyconfirmóunavezmásmitesisdequeunajorobatraesuertealasmujeres.

Sinembargo,cuantomásseprolongaba,más tristemeponíaestecomercioconmujeres. Asaltábame una serie de pensamientos, la política me inspirabapreocupaciones;dibujéconchampañaenlabandejadelamesaelbloqueodeBerlín,esbozandoelpuenteaéreo,desesperé, enpresenciadeaquellasdoschinitasquenopodíanunirse,delareunificacióndeAlemania,ehiceloqueenotrascircunstanciasnohicenunca:Óscar-Yorickbuscóelsentidodelavida.

Cuandomisdosdamasnoencontraronyanadamásqueenseñarmeysepusieron

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a llorar, loqueponíaensuscaraspintadasunashuellasacusadoras,melevantéyo,rasgado,hinchadoyagitandoloscascabeles;misdosterciosmeempujabanacasa,yeltercerobuscabaotrapequeñaaventuracarnavalesca,cuandovi—no,fueélelquemedirigiólapalabra—alcaboLankes.

¿Seacuerdanustedes?NosencontramosenelmurodelAtlánticoelveranodelcuarenta y cuatro. Él vigilaba allí el cemento y se fumaba los cigarrillos de mimaestroBebra.

Quería yo subir por la escalera en la que estaba sentada unamultitud espesa yapretujada,ysacabayafuerzasparaello,cuandosentíquemetocabanyuncabodela última guerra me interpeló: —Oye, chiquitín, ¿no tienes un cigarrillo que meregales?

Noesextrañoque,graciasatalespalabrasydebidotambiénaquesudisfrazerade color gris campaña, lo reconociera en el acto. Y, sin embargo, no hubiera yorenovadoestarelación,anoserporqueelcaboypintordecementoteníasobresusrodillasgriscampañaalamusaenpersona.

Permítanme ustedes que hable primero con el pintor y que pase después adescribiralamusa.Nosóloleregaléelcigarrillo,sinoquehicefuncionarasimismomi encendedor y,mientras él empezaba a echar humo, le dije:—¿Nome recuerdausted,caboLankes?¿ElTeatrodeCampañadeBebra?¿Místico,Bárbaro,Aburrido?

Alhablarleyoenestaformaelpintorsellevóunsustomorrocotudoydejócaer,noelcigarrillo,perosíalamusaqueteníasobrelasrodillas.Yorecogíalaniña,queestabacompletamenteborrachay tenía laspiernas largas,y se ladevolví.Mientraslos dos, Lankes y Óscar, hablábamos acerca del teniente Herzog, al que Lankestrataba de loco, y recordábamos amimaestro Bebra y a lasmonjas que en aqueltiempo buscaban cangrejos entre los espárragos rommelones, admirábame yo delaspectodelamusa.Habíavenidodeángel,llevabaunsombrerodecartónprensado,porelestilodelqueseempleaparaembalarloshuevosdeexportacióny,apesardetoda su borrachera y de sus alas tristemente plegadas, reflejaba la gracia de unacriaturaceleste.

—Ésta esUlla—me explicó el pintor Lankes—. En realidad esmodista, peroahora lehadadoporelarte,cosaqueamínomeconvence,porquecon lacosturaganaalgo,yconelartenada.

Aesto,Óscar,queganabaconelartesubuendinero,seofrecióaintroduciralamodistaUllacualmodeloymusaentrelospintoresdelaAcademiadeBellasArtes.Lankessemostrótanentusiasmadoconmiproposición,quesacódemicajetillatrescigarrillosalavez,acambiodelocual,sinembargo,nosinvitóasutaller,siemprequeyo—dijo,dandoasuinvitaciónlasproporcionesjustas—pagaraeltaxi.

Nos fuimos inmediatamente, dejamos el carnaval atrás, yo pagué el taxi, yLankes,queteníasutallerenlaSittardstrasse,preparóconunalamparitadealcohol

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uncaféquereanimóalamusa.Ydespuésdeque,conayudademiíndicederecho,éstasehuboprovocadounvómito,suaspectoeracasisobrio.

No fuehastaentoncescuandopudedarmecuentadequesusojosazulclaro semovíanenperpetuoasombro;logréasimismooírsuvoz,unpocochillonaymetálica,escierto,peronosinencanto.CuandoelpintorLankeslesometiómiproposiciónyleordenómásquelepropusoactuardemodeloenlaAcademiadeBellasArtes,negóseella al principio y no quería ser nimodelo nimusa, sino sólo pertenecer al pintorLankes.

Mas éste, en forma seca y sin decir palabra, tal como les gusta hacerlo a lospintoresdetalento,leadministróconlapalmadelamanovariosbofetones,volvióapreguntarleyvolvióareírbonachonamentecuandoella,sollozandolomismoqueunángel, se declaró dispuesta a hacer de modelo y eventualmente de musa para lospintoresdelaAcademiadeBellasArtes.

Hay que tener en cuenta que Ulla mide aproximadamente un metro setenta yocho, es esbelta, graciosa y frágil y hace pensar a un tiempo en Botticelli y enCranach.Posamosparaeldobledesnudo.Lacarnedelangostarecuerdaalgoelcolordesucarnealargadaylisa,querecubreunvellodelicadamenteinfantil.Suscabellossonalgo ralos,pero largosydeun rubiopajizo.Elpelodelpubis, rojizoy rizado,sólocubreunpequeñotriángulo.Semanalmenteseafeitalasaxilas.

Como era de esperar, los alumnos corrientes de la Academia no supieron vertodas las posibilidades que nosotros les brindábamos; le hacían a ella unos brazosdemasiado largosyamíunacabezademasiadogrande,ycayeroneneldefectodetodoslosprincipiantes,oseaquenoacertabanadarnoslasproporcionesadecuadas.

ÚnicamentecuandonosdescubrieronZiegeyRaskolnikoffsurgieroncuadrosquehicieronjusticiaanuestrasrespectivasfigurasdemusaydeÓscar.

Elladurmiendoyyoasustándola:FaunoyNinfa.Yo acurrucado y ella, con unos senos pequeños siempre algo temblorosos,

inclinándosesobremíyacariciándomeelcabello:LaBellaylaBestia.Ella tendida y yo jugando con sus largas piernas con una máscara de caballo

cornudo:LaDamayelUnicornio.TodoestoenelestilodeZiegeodeRaskolnikoff,unasvecesencoloresyotrasen

tonosgrisesdistinguidos;yaendetallede finapincelada,yaa lamaneradeZiege,con el color simplemente echado sobre la tela con espátula genial; otras veces eraapenas la insinuación del hábito demisterio alrededor de Ulla y Óscar, luego fueRaskolnikoff el que connuestra ayudahalló el caminodel surrealismo.La caradeÓscarseconvertíaenuncuadrantecolordemiel,comoelqueenuntiempoostentaranuestro reloj de pie; en mi joroba florecían unas rosas que se emparrabanmecánicamenteyqueUllateníaquecoger;sentado,veíameyohojeandounlibrodeestampas,entreelbazoyelhígadoenelvientreabiertodeUlla,quearribasonreíay

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abajomostraba sus piernas largas. También le gustaba encajarnos en toda clase dedisfraces, y hacer de Ulla una colombina y de mí un triste mimo con la caraenharinada. Finalmente estábale reservado a Raskolnikoff —a quien llamaban asíporque hablaba siempre de crimen y castigo— pintar el cuadro verdaderamentegrande: Yo sentado —desnudo, un niño deforme— sobre el muslo ligeramentevellosodeUlla;ellaeralaMadonayyorepresentabaalniñoJesús.

EstecuadrocirculóluegopormuchasexposicionesconelnombredeMadona49,y surtió igualmente cierto efecto en forma de cartel, con lo que vino a ojos demibuena burguesita deMaría y provocó un escándalo doméstico, pese a lo cual fuecomprado en dinero sonante por un industrial de la región del Rin y sigueposiblementecolgadohoytodavíaenlasaladeconferenciasdealgunaoficinamatriz,ejerciendosuinfluenciasobrelosmiembrosdelconsejodeadministración.

Aquellastravesurasartísticasquecometíanconmijorobaymisproporcionesmedivertían.AñádaseaelloqueaUllayamí,queéramosmuysolicitados,nospagabandos marcos cincuenta por hora de doble desnudo. También Ulla sentíase bien demodelo.ElpintorLankes, elde lasgrandesmanospropensasalbofetón, la tratabamejordesdeque le llevaba regularmentedineroacasa,yyano lapegabamásquecuandosusabstraccionesgenialesexigíandeélunamanocolérica.Asíquetambiénparaestepintorqueópticamentenuncalautilizócomomodeloeraenciertosentidounamusa,yaquesóloaquellosbofetonesqueleadministrabaconferíanasumanoelpoderrealmentecreador.

Sinduda,tambiénamípodíaUllairritarmeconsufragilidadlacrimógena,queenel fondo no era más que la tenacidad de un ángel; sin embargo, siempre logrédominarmey,cuandosentíadesosderecurrirallátigo,invitábalaaunsalóndeté,o,con cierto esnobismo adquirido enmi contacto con los artistas, llevábala a pasear,cualunaplanta raray estiradaencontraste conmisproporciones,por elPaseodelRey,animadoyllenodemirones,ylecomprabamediascolorlilayguantesrosas.

LacosaeradistintaconelpintorRaskolnikoff,elcual,sinacercársele,manteníacon Ulla unas relaciones de las más íntimas. Hacíala posar sobre la plataformagiratoriaconlaspiernasbienabiertas,peronopintaba,sinoquesesentabaaalgunospasos de distancia en un taburete y, musitando insistentemente más palabrasrelacionadasconelcrimenyelcastigo,mirabafijamenteenaquelladirección,hastaqueelsexodelamusasehumedecíayseentreabría,conloquetambiénRaskolnikoffllegabamedianteelmerohablarymiraraunresultadosatisfactorio,selevantabadeunsaltodeltabureteyatacábasesobreelcaballeteycongrandiosaspinceladasalaMadona49.

TambiénamímemirabaavecesRaskolnikoffcon lamismafijeza,aunquepormotivosdiferentes.Decíaquemefaltabaalgo.Hablabadeunvacíoentremismanosymefueponiendosucesivamenteentre losdedos losmásdivertidosobjetosque le

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inspirabasuabundantefantasíasurrealista.Así,armóaÓscarconunapistola:JesúsapuntabaalaMadona.Tuvetambiénquesostenerfrenteaellaunrelojdearenayunespejo que la desfiguraba atrozmente, porque era convexo. Sostuve, con ambasmanos,tijerasespinasdepeces,auricularesdeteléfono,calaveras,avioncitos,tanquesde guerra, barcos transatlánticos, sin llegar con todo —Raskolnikoff lo veía enseguida—allenarelvacío.

Óscar tenía terroraldíaenqueelpintoracertaraconelobjetoqueeraelúnicodestinadoasersostenidopormí.Ycuandofinalmentevinoconeltambor,grité:—¡No!

Raskolnikoff:—¡Tomaeltambor,Óscar,tehereconocido!Yo,temblando:—¡Nuncamás!¡Esoyapasó!Él,tétrico:—¡Nadapasa,todovuelve;crimen,castigo,ynuevamentecrimen!Yo, con el último resto de mis fuerzas:—¡Óscar ya expió, hacedle gracia del

tambor,loaguantarétodo,peronoeltambor!YaestaballorandocuandolamusaUllaseinclinósobremíy,cegadocomome

hallaba por las lágrimas, no pude evitar que me besara, que la musa me besaraterriblemente.Todos aquellos deustedesquehayanprobado algunavez el besodeunamusacomprenderánsinmásqueÓscarvolvieraatomar,inmediatamentedespuésdelbeso,aqueltamborquehabíaapartadodesíhacíaañosenterrándoloenlaarenadelcementeriodeSaspe.

Pero no lo toqué. No hice más que posar y, por lamentable que parezca, fuipintadocualJesústocandoeltamborsobreelmusloizquierdodesnudodelaMadona49.

AsímevioMaríaenelcartelartísticoqueanunciabaunaexposicióndepinturas.Visitó sin yo saberlo dicha exposición y hubo de detenerse por largo rato yacumulandosucólerafrentealcuadro,porquealpedirmeexplicacionesmepegóconla regla escolar de mi hijo Kurt. Ella, que desde hacía algunos meses habíaencontradountrabajobienremuneradoenunnegociodecomestiblesfinosdeciertaimportancia,primerocomovendedoray luego,graciasasuactividad,comocajera,presentábase ahora cual una persona que se había adaptado perfectamente aloccidente,yanoeraunarefugiadaorientalquepracticaraelmercadonegroyestabaen condiciones, por consiguiente, de llamarme, con bastante autoridad, obsceno,prostitutoydegenerado,ygritóasimismoqueyanoqueríavernadadelsuciodineroqueyoganabaconaquellaporquería,niqueríavermemásamímismo.

AunqueMaríanotardaraenretirarestaúltimafraseyunosquincedíasdespuésvolvieraa añadir alpresupuestodomésticounapartenomezquinademidinerodemodelo, decidí renunciar a la comunidad de habitación con ella, con su hermanaGustayconmihijoKurt;enelfondoqueríairmemuylejos,talvezaHamburgoy,posiblemente, otra vez al mar; pero María, que se conformó sin tardanza con el

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cambioqueteníayoproyectado,meconvenció,secundadaporsuhermanaGusta,deque tomara un cuarto no lejos de ella y de Kurt, y en todo caso en el mismoDüsseldorf.

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ElErizo

Construido, talado, extirpado, admitido, borrado, comprendido: sólo en calidad desubarrendatarioaprendióÓscarelartedeevocarelpasadoconeltambor.Nofueronsóloelcuarto,elErizo,eldepósitodeataúdesdelpatioyelseñorMünzerlosquemeayudaronaello;laseñoritaDoroteasemeofrecióasimismocualestímulo.

¿ConocenustedeselParsifal?Tampocoyoloconozcomuybien.Loúnicoquedeélheretenidoeslahistoriadelastresgotasdesangreenlanieve.Yestahistoriaesverídica, porquepodría ser lamía.Esposiblequepudiera ser la de cualquieraquetengaunaidea.PeroÓscarescribeacercadesímismo;deahíqueyolalleveescritasobreelcuerpoenformacasisospechosa.

Seguíayosirviendoalarteydejándomepintarenazul,enverde,enamarilloyencolor de tierra;medejaba tambiéndibujar al carboncillo y poner ante los distintosfondos. Por espacio de un semestre de invierno fecundé, acompañado de la musaUlla, laAcademia deBellasArtes—dimos tambiénnuestra inspirada bendición alsemestresiguiente—;peroentonceshabíayacaídolanievequechuparaaquellastresgotasdesangrequefijaronmimirada,lomismoqueladellocoParsifal,dequienellocoÓscarsabetanpocoquepuedeidentificarseconélenformanatural.

Mitorpeimagenlesresultarásinembargolosuficientementeclara:lanieveeseluniforme de una enfermera; laCruzRoja, que lamayoría de las enfermeras—asítambiénlaseñoritaDorotea—llevanenelcentrodelbrochequecierraelcuellodesuscapas,brillabaamisojosenlugardelastresgotasdesangre.Yhemeahísentado,sinpoderapartarlamirada.

Pero antes de sentarme en el cuarto de bañode la antigua vivienda deZeidler,hubo que buscar dicho cuarto. El semestre de invierno tocaba a su fin, y losestudiantesdesalojabanenpartesuscuartos,seibanporPascuaasuscasasyluegovolvían,onovolvían.Micolega, lamusaUlla,meayudóabuscaruncuartoymeacompañóalaoficinadelservicioestudiantil.AllímefacilitaronvariasdireccionesymeproveyeronconunescritoderecomendacióndelaAcademiadeBellasArtes.

Antes de empezar a visitar los alojamientos, fui a ver de nuevo, después demuchotiempodenohacerlo,almarmolistaKorneffensutallerdeBittweg.Moviómea ello el afecto, y además el deseo de encontrar trabajo durante las vacaciones deverano, ya que las pocas horas que había de posar con y sin Ulla como modeloparticular apenas alcanzaban a mantenerme las seis semanas siguientes. Por otraparte,necesitabatambiénreunirelalquilerparaunahabitaciónamueblada.

Korneffnohabíacambiadoyloencontré,condosfurúnculoscasicuradosenlanucayotroaúnpormadurar,inclinadosobreunalosadegranitobelgaqueyahabíadesbastadoyqueahoraibacincelandogolpeagolpe.Hablamosunpoco,yojuguéenformaalusivaconalgunosburilesparainscripcionesyechéunaojeadaenbuscade

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losas ya dispuestas sobre caballetes y que, esmeriladas y pulidas, aguardaran losepitafios.Dos lápidasdeametrodecalizaconchíferayunmármoldeSilesiaparauna sepultura doble parecían estar vendidos y esperar sólo a un hábil grabador deinscripciones.Me alegré de ello por elmarmolista, el cual, después de la reformamonetaria, había atravesado una temporada difícil. Pero ya entonces hubimos deconsolarnos con la reflexión de que inclusive una reformamonetaria tan optimistacomoaquéllanopodía, con todo, impedirque lagente semurierayqueencargarapiedrasfunerarias.

Así había ocurrido, efectivamente. La gente seguía muriéndose y comprando.Ademáshabíaencargosquenosedabanantesdelareforma:lascarniceríasdejabanrevestirsusfachadase inclusivesu interiorconmármolcoloreadodeLahn,yenlaarenisca y la toba de varios bancos y grandes almacenes dañados por las bombashabíaquevaciaryvolverarellenarunoscuadradosmásomenosgrandes,paraquedichosbancosy almacenes recobraran sudecoroenobsequiode cuentahabientesycompradores.

YoalabélaactividaddeKorneffylepreguntésipodíaélsólocontantotrabajo.Alprincipiomecontestóevasivamente,peroconfesóluegoqueavecesdeseabatenercuatro manos, y acabó por proponerme que le grabara inscripciones por mediasjornadas;pagabacuarentaycincopfennigsporcada letrahuecaenpiedracalcárea,cincuentaycincopfennigsengranitoydiabasay,encuantoalasletrasenrelieve,laspagabaasetentaycincopfennigs.

Puseenelactomanosalaobraconunacalizaconchífera,notardéenrecobrarmihabilidadygrabéenletrahueca:AloysKüfer—nacidoel3—9—1887—fallecidoel10—6—1946.Terminé las letrasy las cifras en cuatrohoras escasasy recibí, alirme,conformealatarifa,trecemarcoscincuenta.

Estorepresentabaunterciodelalquilermensualqueyomehabíapropuesto.Noquería pagarmás de cuarentamarcos, porqueÓscar se había impuesto el deber deseguircontribuyendo,aunqueenformamodesta,alpresupuestodomésticodeMaría,elmuchachoyGustaKöster.

Delascuatrodireccionesquemehabíaproporcionadoamablementelagentedelaoficina estudiantil di preferencia a la de Zeidler, Jülicherstrasse número 7, porquequedabacercadelaAcademiadeBellasArtes.

Principiosdemayo.Eraundíacaluroso,brumosoyrenano;condinerosuficienteenelbolsillomepuseencamino.Maríamehabíaarregladoeltrajeymiaspectoeradecoroso. La casa en la que Zeidler ocupaba un alojamiento de tres cuartos en elsegundopisolevantábase,consurevoquequesedesconchaba,detrásdeuncastañopolvoriento.Comoquiera que lamitad de la Jülicherstrasse no eramás que ruinas,resultabadifícilhablardecasascontiguasodeenfrente.Alaizquierda,unamontañaerizadadehierrosenT,cubiertadeverduraydedientesdeleón,dejabaadivinarla

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existenciaanteriordeunedificiodecuatropisoscontiguoalacasadeZeidler.Aladerecha, habíase logrado restaurar hasta el segundopiso un inmueble parcialmentedestruido.Peroprobablementelosmediosnohabíanalcanzadoporcompleto,porquequedabapor reparar la fachadadegranito sueconegropulido, agrietaday llenadeagujeros.A la inscripción«PompasFúnebresSchoermann» faltábanlevarias letras,no recuerdo cuáles. Afortunadamente, las dos hojas de palmera excavadas queseguíanmostrandoelgranitoimpecablementepulidoestabanintactas,contribuyendoenestaformaaconferiralaempresadañadaunaspectohastaciertopuntopiadoso.

Eldepósitodeataúdesdeestaempresa,queexistíadesdehacíayasetentaycincoaños,sehallabaenelpatioyhabíadeproporcionarmemateriadecontemplaciónmásque suficiente desde la ventana de mi cuarto, que daba atrás. Veía yo a lostrabajadoresque,cuandoel tiempoerabueno,sacabanalgunosataúdes, rodándolossobrepolines,delcobertizo,losponíansobrecaballetesdemaderayseservíandemilprocedimientospararefrescarelpulidodeestascajas,lascuales,enlaformaquemeerafamiliar,seafinabantodashaciaelpie.

ElpropioZeidlervinoaabrirmedespuésquehubetocadoeltimbre.Allíestaba,pequeño, rechoncho, asmático, igualito a un erizo, con unos anteojos de gruesoscristales,ocultandolamitadinferiordelacarabajounacoposaespumadejabóny,conladerecha,aplicándoselabrochaalamejilla:parecíaalcohólicoy,ajuzgarporsuhabla,deWestfalia.

—Sielcuartono legusta,dígaloustedenseguida.Meestoyafeitandoy tengoquelavarmetodavíalospies.

Zeidler no era amigo de cumplidos. Examiné el cuarto. No podía gustarme,porque era un cuarto de baño fuera de servicio, revestido en una buena mitad delosetas verde turquesa y, en cuanto al resto, de un papel bastante chillón. Sinembargo,nodijequeel cuartonopodíagustarme.Sinpreocuparmepor laespumajabonosaqueseleibasecandoaZeidlerenlacara,niporsuspiessinlavar,golpeécon los nudillos la bañera y pregunté si no se podría prescindir de ella, ya que detodosmodostampocoteníatubodedesagüe.

Zeidler sacudió sonriendo su cabeza de erizo y trató inútilmente de sacarleespumaalabrocha.Ésafuetodasurespuesta.Envistadeello,medeclarédispuestoa alquilarle el cuarto, incluyendo la bañera, por la suma de cuarenta marcosmensuales.

Cuandoestábamosdenuevoenelcorredor,especiedetubomaliluminadoalquedaban varias habitaciones con sus puertas diversamente pintadas y en parte convidrios,preguntéquiénmásvivíaenelpiso.

—Mimujeryunosinquilinos.Toquéunapuertadevidrio esmeriladoenel centrodel corredor a laquepodía

accederse,desdeladelpiso,conunsolopaso.

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—Aquísealojalaenfermera.Peroparaustedesigual.Detodosmodosnollegaráustedaverla,porquesólovieneadormir,yesonosiempre.

Novoyadecirquealoírlapalabra«enfermera»Óscarseestremeciera.Asintióconlacabeza,noseatrevióapreguntarmásacercade losotros inquilinosysediopor enterado respecto a su cuarto con bañera; éste quedaba a la derecha y, con elanchodesupuerta,cerrabaelpasodelcorredor.

Zeidlermetocólasolapa:—Sidisponedeuninfiernillodealcohol,puedeustedcocinarensucuarto.Pormipartetampocotengoinconvenienteenquelohagaenlacocina,sielfogónnolequedademasiadoalto.

Era su primera insinuación a propósito de la talla de Óscar. El escrito derecomendación de la Academia de Bellas Artes, al que había echado un rápidovistazo,produjosuefecto,puesibafirmadoporeldirector,profesorReuser.Dijequesí y amén a todas sus recomendaciones, tomé nota de que la cocina quedaba a laizquierda,juntoamicuarto,yleprometíquedaríamiropaalavarafuera,porqueéltemía que el vapor pudiera estropear el empapelado del cuarto de baño; eso podíaprometérselo con alguna seguridad, pues María se había declarado dispuesta alavarmemiropa.

Aquí hubiera yo debido irme, llevar mi equipaje y llenar los formularios delcambiodedomicilio.PeroÓscarnohizonadadeeso.Nosedecidíaasepararsedelalojamiento.Sinmotivoalgunoparaello,rogóalfuturoarrendadorqueleindicaraelexcusado. Con el pulgar señaló éste una puerta de madera recién terciada querecordaba los años de guerra y los años inmediatamente posteriores.Al disponerseÓscaraservirsealinstantedellugar,Zeidler,alqueeljabónselesecabaenlacarayleescocía,leencendiólaluz.

Ya dentro, comencé a irritarme, porque Óscar no sentía ninguna necesidad.Esperéde todosmodosconobstinacióna soltaralgodeagua, loque,dada lapocapresión de la vejiga,me costó bastante trabajo, y además, como estaba demasiadocerca del asiento de madera, tuve que esforzarme por nomojarlo, ni tampoco lasbaldosas.Conelpañueloeliminélastrazasenelasientodesgastado,ylassuelasdeÓscar tuvieron que borrar unas gotas desafortunadas que habían caído en lasbaldosas.

Pesealjabónqueseleendurecíadesagradablementeenlacara,Zeidlernohabíarecurridodurantemiausenciaalespejonialaguacaliente,sinoquemeesperabaenelcorredory,habiendosindudaolfateadoenmíalbufón,dijo:—¡Quéhombremásraroesusted!¡Nisiquierahafirmadoelcontratoyyavaalexcusado!

Acercósemeconsubrochafríayencostrada,conánimosindudadesoltaralgúnchiste tonto, pero luego, sin molestarme, abrió la puerta del piso. Al escabullirseÓscarreculandojuntoalErizohacialacajadelaescalera,yenpartesinperderlodevista,observéquelapuertadelexcusadoquedabaentreladelacocinayaquellaotra

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de vidrio esmerilado, detrás de la cual tenía su cuartel nocturno ocasional, o seairregular,unaenfermera.

Cuando, al atardecer, provisto de su equipaje del que colgaba el nuevo tamborregalodeRaskolnikoff,ÓscarvolvióatocareltimbredelpisodeZeidlerexhibiendolos formulariosdelcambiodedomicilio,elErizo,yaafeitadoyprobablementeconlospieslavados,meintrodujoensusaladeestar.

Olía ésta a humo de cigarros enfriados, a cigarros varias veces encendidos.Añádanseaellolasemanacionesdeunaporcióndealfombras,posiblementevaliosas,enrolladasy apiladas en los rinconesdel cuarto.Olía también aviejos calendarios,pero no vi ninguno: lo que así olía eran las alfombras. En cambio, cosa rara, loscómodossillonesforradosdepielnoemitíanoloralguno.Esomedecepcionó,porqueÓscar,quenuncasehabíasentado todavíaenunsillóndepiel,poseíauna idea tanrealdelolordedichapiel,quesospechóinmediatamentedelosrecubrimientosdelossillonesylassillasdeZeidlerylostuvoporcueroartificial.

Enunodeestossilloneslisos,inodorosy,segúnhabíaderesultarmásadelante,de piel auténtica, hallábase sentada la señora Zeidler. Llevaba un traje sastre grissportque lesentabamásomenosbien.Lafaldase lehabíaarremangadosobre lasrodillas y dejaba ver unos tres dedos de ropa interior. Comoquiera que ella no sealargara lafalday—segúnÓscarcreyóobservarlo—tenía losojos llorosos,nomeatrevíainiciarunaconversacióndepresentaciónysaludo.Miinclinaciónfuemudayvolviósenuevamente,ensufasefinal,haciaZeidler,quienmehabíapresentadoasuesposaconunmovimientodelpulgarycarraspeando.

Lahabitacióneraespaciosaycuadrangular.Elcastañoqueselevantabafrentealacasa laoscurecía, laagrandabay la reducíaa lavez.Dejé lamaletayel tamborjuntoalapuertaymeacerquéconlosformulariosaZeidler,quesehallabasentadoentrelasventanas.Óscarnopercibióelruidodesuspropiospasos,porque—segúnhabíadeestablecersemásadelante—pisabasobrecuatroalfombras,dispuestasunasobre otra en dimensiones decrecientes, las cuales, con sus bordes desigualmentecoloreados,conflecoosinél,formabanunaescaleramulticolorcuyoúltimopeldaño,pardorojizo,arrancabajuntoalasparedes,entantoqueelsiguiente,decolorverde,desaparecíaengranpartedebajodelosmuebles,cualelpesadoaparador,lavitrina,llena de copitas para licor que se contaban por docenas, y la espaciosa cama dematrimonio.Elbordedelaterceraalfombra,queeraazulconundibujo,percibíaseyaporcompletodeunextremoaotro.Encuantoa lacuarta,queeradeun terciopelorojovinoso, teníapormisiónsoportar lamesa redonda,extensibleyprovistadeunhuleprotector,ycuatrosillas,deasientoyrespaldodepiel,conremachesmetálicosaintervalosregulares.

Como además colgaban de la pared otras alfombras que en realidad no erantapices,ylashabíatambiénenrolladasenlasesquinas,Óscarsupusoque,antesdela

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reforma monetaria, el Erizo se habría dedicado al negocio de alfombras y quedespuésdelareformasehabríaquedadoconalgunossaldos.

Portodocuadrocolgabadelapareddelasventanas,entresaltosdecamadeestilooriental,unretratoconcristaldelPríncipeBismarck.ElErizollenabaporcompletounsillóndebajodelCancilleryteníaconésteunparecidofamiliar.Altomarmedelamanoelformulariodelcambiodedomicilioyexaminarloconojodespierto,críticoeimpaciente, sumujer le preguntó en voz baja que si algo no estaba en orden, y lapreguntaleprodujounaccesodecóleraquelohizomásparecidotodavíaalCancillerde Hierro. Hizo erupción en el sillón. De pie sobre las cuatro alfombras, con elformulario en lamano, hincháronse él y su chaqueta de aire y arremetió contra suesposa,queentretantosehabía inclinadosobresu labor,conuna fraseporelestilode: ¡quienhablaaquícuandonoselepreguntaynadatienequedecirsoyyoyaysóloyo!¡Niunapalabramás!

ComoquieraquelaseñoraZeidlersemantuvoquietaynochistó,sinoquesiguiócosiendo en su labor, el problema para el Erizo, impotente sobre las alfombras,consistió en hacer resonar y dejar apagarse su cólera en forma plausible. De unazancadasepusofrentealavitrina,laabrióhaciéndolatintinear,tomóconprecauciónyconlosdedosseparadosochodelascopitasdelicor,retirólasmanossobrecargadasde la vitrina sin romper nada, avanzó conpasos contados, cual un anfitriónque sedispone a divertirse a sí mismo y a sus siete invitados con una demostración dehabilidad en dirección de la estufa de losetas verdes y, deponiendo allí todaprecaución,lanzóconviolencialafrágilcargacontralafríapuertadehierrocoladodelaestufa.

Lo sorprendente fue que durante esta escena, que requería sin duda ciertapuntería, elErizo conservóen el campovisualde sus anteojos a su esposa, que sehabíalevantadoytrataba,juntoalaventanadeladerecha,deenhebrarsuaguja,cosaque consiguió, revelando una mano segura, un segundo después del estropicio. Acontinuación, la señora Zeidler volvió a su sillón, caliente todavía, y se sentó enformaqueselearremangaranuevamentelafaldayvolvieraaenseñartresdedosdeenaguasrosadas.

ElErizohabíaobservadoeldesplazamientodesuesposahacialaventana,elactodeenhebraryelregresoalsillónconojomalévolo,aunquesumiso.Yapenasestuvoellasentadanuevamente,alargólamanopordetrásdelaestufa,hallóallílapalaparala basura y una escobilla, barrió los cascos y los recogió enunpapel de periódicomedio lleno ya de cascos de copitas y que hubiera resultado insuficiente para untercerdestrozovitricida.

SiahoraellectorimaginaqueÓscarsevioasímismoenelErizodestructordevidrioyreconocióenéstealÓscarqueporespaciodeañoslorompieraconsucanto,no puedo negar que el lector tiene algo de razón. También yo, en mis tiempos,

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complacíame en convertirmi cólera en cascos de vidrio; pero nadieme vio nuncaecharmanodelrecogedornidelaescobilla.

Cuando Zeidler hubo eliminado las huellas de su cólera, tornó a su sillón.NuevamentetendióleÓscarelformularioqueelErizohubodedejarcaeralmeterlasdosmanosenlavitrina.

Zeidlerfirmóelformularioymedioaentenderqueensucasahabíadeimperarelorden,deotromodo,dóndeiríamosaparar;despuésdetodo,hacíayaquinceañosqueéleravendedor,porsupuestoquedemaquinillasdecortarelpelo;¿sabíayoloqueeraunamaquinilladecortarelpelo?

Óscar lo sabía, y practicó unos movimientos descriptivos en el aire de lahabitación,porloqueZeidlerpudodeducirqueenmateriademaquinillasdecortarelpeloestabayoalcorriente.Supelobiencortadoestilocepillopermitíareconoceraunbuenvendedor.Despuésdeexplicarmesumétododetrabajo—viajabasiempreunasemanaypermanecíaluegodosdíasencasa—,perdiótodointerésenÓscar,empezóamecersealamaneradeunerizoenlapielpardoclaroquecrujía,lanzóunaseriederayosconlosvidriosdesusanteojosy,conosinmotivo,dijo:yayayayaya.—Yaerahoradequemefuera.

PrimerosedespidióÓscardelaseñoraZeidler.Laseñorateníaunamanofríayblanda,peroseca.ElErizomehizoungestodeadiósdesdesusillón,señalandoendirección de la puerta donde se hallaba el equipaje deÓscar. Tenía yo ya las dosmanos ocupadas, cuandome alcanzó su voz:—¿Qué es eso que cuelga ahí de sumaleta?

—Esmitambordehojalata.—¿Yustedseproponetocaraquíeltambor?—Nonecesariamente.Antessí,tocabamucho.—Loqueespormí,noveo inconveniente.De todosmodosnoestoynuncaen

casa.—Haypocasposibilidadesdequevuelvayoatocareltambor.—¿Ycómoesquesehaquedadoustedtanpequeño?—Unacaídadesgraciadafrenómicrecimiento.—¡Contalquenomecreeusteddificultades,conataquesycosasporelestilo!—Enestosúltimosaños,miestadodesaludhaidomejorandoprogresivamente.

Veausted,sino,cuanágilsoy—aquíÓscarejecutóparaelseñorylaseñoraZeidleralgunos saltos y unos ejercicios casi acrobáticos que había aprendido durante sutemporadadelTeatrodeCampaña,loquehizoquelaseñoraserieradiscretamenteyqueél,comounauténticoerizo,sedieratodavíapalmadasenlosmusloscuandoyoestaba ya en el corredor, y, pasando frente a la puerta de vidrio esmerilado de laenfermera,ladelexcusadoyladelacocina,lleguéconmiequipajeyeltamboramicuarto.

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Estoocurríaaprincipiosdemayo.Apartirdeaqueldíametentó,meinvadióyme conquistó el misterio de la enfermera. Las enfermeras me ponían enfermo,incurablemente enfermo, probablemente porque aún hoy, cuando todo esto quedaatrás, contradigo a mi enfermero Bruno, que sostiene categóricamente: Sólo loshombres pueden ser verdaderos enfermeros: la manía de los pacientes de hacersecuidarporenfermerasnoesmásqueunsíntomaadicionaldelaenfermedad,puesentantoqueelenfermerocuidaalpacientefatigosamenteyaveceslocura,laenfermerasigue el método femenino, es decir: a fuerza de seducción lleva al paciente a lacuraciónoalamuerte,alaqueimpregnadeunerotismofácilydaciertosabor.

Hasta aquími enfermeroBruno, al que nome gusta darle la razón.Aquel quecomo yo se ha hecho confirmar la vida cada dos o tres años por enfermeras, lesconserva gratitud, y no permite fácilmente que un enfermero gruñón, aunquesimpático,leenajeneasushermanassóloporcelosprofesionales.

Lacosaempezóconmicaídadelaescaleradelabodega,enocasióndemiterceraniversario. Creo que ella se llamaba señorita Lotte y era oriunda de Praust. A laseñoritaInge,ladeldoctorHollatz,laconservéporespaciodevariosaños.DespuésdeladefensadeledificiodelCorreopolaco,caíenmanosdevariasenfermerasalavez. De éstas sólo el nombre de una me ha quedado: se llamaba señorita Erni, oBerni. Enfermeras innominadas en Lüneburg, en la clínica de la Universidad deHannover.LuegolasenfermerasdeloshospitalesmunicipalesdeDüsseldorf,conlaseñoritaGertrudisenprimertérmino.Yluegovinoésta,sinquehubieranecesidaddeinternarse enningúnhospital.Enplena saluddioÓscar conuna enfermera que, lomismoque yo, era inquilina de losZeidler.A partir de aquel día elmundo estuvolleno de enfermeras paramí. Cuando salíamuy demañana ami trabajo, a gravarinscripcionesconKorneff,miparadadetranvíasellamabaHospitaldeSantaMaría.Antelaentradadeladrillo,enlaexplanadarecargadadefloresdelhospital,siemprehabía enfermeras que ibanovenían, esto es, enfermeras que teníanpor hacer o yahechosuagotadorservicio.Luegollegabaeltranvía.Amenudonoeraposibleevitarque yome topara con alguna de estas enfermeras, que tenían un aire de tremendafatiga, o de cansancio al menos, en el mismo remolque o en el mismo andén. Alprincipiomerepugnabasuolor,peroprontovineabuscarloymeponíaasuladoyaunentresusuniformes.

LuegoveníaelBittweg.Sieltiempoerabuenogrababayolainscripciónafuera,entrelaslápidasexpuestas,yveíacómovenían,dedosendos,decuatroencuatro,delbrazounadeotra,ensuhoralibre,charlandoyobligandoaÓscara levantar lamiradadesudiabasayadescuidarsutrabajo,porquecadamiradamecostabaveintepfennigs.

Carteleras de cine: en Alemania ha habido siempre muchas películas deenfermeras.LaatraccióndeMaríaSchellmellevabaalcine.Vestíaununiformede

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enfermera, reía, lloraba, cuidaba con espíritu de sacrificio, tocaba música seriasonriendoysinquitarselacofia,peroluegosedesesperaba,llegabacasiadesgarrarseel camisón, sacrificaba después de un conato de suicidio su amor —Borsche demédico—ysemanteníafielalaprofesión,fielalacofiayalbrochedelacruzroja.En tanto que el cerebro y el cerebelo de Óscar reían y decían toda una serie deindecenciasdelacinta,susojosllorabanlágrimas,yyovagabamediociegoporundesierto lleno de samaritanas anónimas vestidas de blanco, buscando a la señoritaDorotea, de la que sólo sabía que tenía alquilado el cuarto tras la puerta vidrieraesmeriladadelpisodelosZeidler.

Avecesoía suspasoscuando regresabade su servicionocturno.Oíala tambiénhacialasnuevedelanoche,cuandohabíaterminadosuserviciodiurnoyserecogíaen su cuarto. No siempre permanecía Óscar sentado en su silla cuando oía a laenfermeraenelcorredor.Nopocasvecesmanipulabaelpicaporte.Porque,¿quiénseaguanta?¿Quiénnolevantalamiradacuandopasaalgoqueposiblementepaseparaél?¿Quiénpermanecesentadoensusillacuandocualquierruidodelcuartocontiguoparecenotenermásobjetoqueeldehacerlesaltaraunodelasilla?

Yhayalgopeor:elsilencio.Yalohabíamosexperimentadoconaquelmascarónde proa, que sin embargo era una figura demadera, quieta y pasiva.Allí yacía elprimer conserje del museo en su sangre. Se dijo: Níobe lo ha matado. Luego, eldirectorbuscóotroconserje,porquenoeracosadecerrarelmuseo.Cuandomurióelsegundo, la gente exclamó:Níobe lo hamatado. El director se vio en apuros parahallar un tercer conserje—¿o andaba ya por el undécimo?—. Lo mismo daba elnúmero.Undía, el conserje hallado condificultad estabamuerto, igual demuerto.Todoelmundogritaba:Níobe,Níobeladeverde,ladelosojosdeámbar,Níobelademadera; desnuda, no se mueve, no tirita, no suda, no respira, ni siquiera teníacarcoma,porqueestabainyectadacontralacarcoma,porqueerahistóricaypreciosa.Porsuculpahuboquequemaraunabruja;alescultordelafiguralecortaronlamanoexperta;hundíanselosbarcosyellasesalvabaanado.Erademaderay,sinembargo,apruebadefuego:matabayseguíasiendopreciosa.Consusilencioredujoalsilencioabachilleres,estudiantes,aunviejopárrocoyauncorodeconserjesdemuseo.Miamigo Heriberto Truczinski la asaltó y pereció en la empresa; Níobe siguió seca,acrecentandosusilencio.

Cuando muy de mañana, a eso de las seis, la enfermera dejaba su cuarto, elcorredoryelpiso,todoerapresadelsilencio,aunqueella,presente,nohicieraningúnruido.Parapoderresistirlo,Óscarteníaquehacercrujirsucama,moveralgunasillaohacerrodarunamanzanahastalabañera.

Aesodelasochoproducíaseunruido.Eraelcarteroqueporlarendijadelbuzónde la puerta echaba las cartas y las tarjetas postales.Además deÓscar, también laseñoraZeidleresperabaesteruido.Ellasóloempezabaalasnueveconsutrabajode

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secretariaenlaempresaMannesmann,ydejabaqueyomeadelantara.AsíqueÓscareraelprimeroqueseguiabaporel ruidodelcartero.Yoprocurabahacerelmenorruidoposible, aun sabiendoque ellameoía; dejaba la puerta demi cuarto abierta,para no tener que encender luz, recogía todo el correo de una vez,metíame en elbolsillodelpijama,silahabía,lacartaenqueMaríameinformabapulcramenteunavez por semana acerca de símisma, deKurt y de su hermanaGusta, y revisaba acontinuaciónrápidamenteelrestodelacorrespondencia.Todoloqueveníadestinadoa Zeidler o a un tal señor Münzer, que ocupaba el cuarto del otro extremo delcorredor, dejábalo deslizarse nuevamente, antes de levantarme, sobre el piso; encuantoalacorrespondenciadelaenfermera,encambio,Óscarlaexaminaba,laolía,lapalpaba,especulandomuyprincipalmenterespectoalremitente.

La señoritaDorotea recibíamuypocascartas, aunquede todosmodosmásqueyo. Su nombre completo era Dorotea Köngetter, pero yo sólo la llamaba señoritaDorotea, olvidándome de vez en cuando de su apellido, el cual, por lo demás,tratándosedeunaenfermera,nohacealcaso.Recibíacorreodesumadre,quevivíaen Hildesheim. Le llegaban también cartas y tarjetas postales de losmás diversoshospitalesdelaAlemaniaoccidental.Escribíanleenfermerasconlasquehabíahechosus estudios. Mantenía estas relaciones con sus colegas en forma negligente yfastidiosa a base sólo de postales, y recibía contestaciones totalmente necias einsulsas,segúnpudoapreciarÓscarsuperficialmente.

Con todo, algo saqué de la vida anterior de la señoritaDorotea gracias a estastarjetaspostales, lascualesexhibíanensumayoría,en lacaraanterior, fachadasdehospitalesemparradasconyedra:habíatrabajadoporalgúntiempoenelHospitaldeSan Vicente, de Colonia, en una clínica particular en Aquisgrán y también enHildesheim, que era de donde le escribía su madre. Era pues oriunda de la BajaSajonia,obien,comoenelcasodeÓscar,unarefugiadadelestequehabíavenidopocodespuésdelaguerra.Averigüé,además,quelaseñoritaDoroteatrabajabacercadeallí,enelHospitaldeSantaMaríayquedebíadetenermuchaamistadconotratalseñorita Beata, pues muchas de las mencionadas tarjetas aludían a este hecho eincluíansaludosparadichaBeata.

La tal amigame tenía intranquilo.Óscar se hacía conjeturas a propósito de suexistencia.ComponíacartasdirigidasalaseñoritaBeata,pidiéndolesuintercesiónenunayomitiendoenlaotratodamenciónalaseñoritaDorotea,puesdeseabaganarmeprimerosuconfianzay tratarledespuéselotropunto.Redactécincooseisdeestascartas,yalgunashasta lasmetíen lossobresy las llevéalcorreo,perono lleguéaecharninguna.

Contodo,esmuyposiblequeenmilocurahubieraacabadopormandarunadeaquellas cartas a la señoritaBeata, de no haber encontrado un lunes—fue cuandoMaría empezó sus relaciones con su patrón, un tal Stenzel, cosa que me dejó

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curiosamente indiferente—, en el corredor, aquella carta que había de convertir encelosmipasión,enlaquenoeraamorloquefaltaba.

El membrete del remitente me revelaba que un tal doctor Erich Werner, delHospitaldeSantaMaría,habíaescritounacartaalaseñoritaDorotea.Elmartesllegóotracarta,y la terceravinoel jueves.¿Quépasóaquel jueves?Óscarse retiróasucuarto,sedejócaerenunadelassillasdecocinaqueformabanpartedelmobiliario,sacódelbolsillode supijamael informe semanaldeMaría—apesarde sunuevopretendiente,Maríaseguíaescribiendopuntualmente,esmeradamente,sinomitircosaalguna—,abrió inclusiveelsobre, leyó,perosin leer,oyóa laseñoraZeidlerenelcorredory,acontinuación,suvoz: llamabaalseñorMünzer,quenorespondía,pormásquedebíadeestarensucuarto,porquelaseñoraabriólapuertadelmismoyleentregósucorrespondencia,sinparardehablarunmomento.

Masyodejédeoírlaaunantesdequesehubieracallado.Meabandonéalalocuradelpapelpintadodelapared,aaquellalocuravertical,horizontalydiagonal,yasusinnúmeras curvas; me vi cual Matzerath, comiendo con él el pan sospechoso yconsentidorde todos losburladosynomeresultódifícildisfrazaraJanBronskideseductorbarato,conunmaquillajesatánico,yhacerloaparecerunasvecesmetidoensu abrigo tradicional con el cuellode terciopelo, otras en labatablancadel doctorHollatz y, finalmente, cual doctorWerner, para seducir, y corromper, y profanar, yultrajar,ypegar,yatormentar—parahacer,enunapalabratodoloqueaunseductorqueserespetecorresponde.

Hoypuedosonreírmealrecordaraquellaocurrenciaque,entonces,pusolívidoaÓscar y le contagió la locura del papel pintado: quería estudiar medicina lo másrápidamenteposible.Queríasermédico,delHospitaldeSantaMaría,porsupuesto.QueríadespediraaqueldoctorWerner,desenmascararloyacusarlodeincuriayhastadehomicidiopornegligenciaenelcursodeunaoperacióndelalaringe.Conellosehabría podido comprobar que aquel señorWerner nunca había estudiadomedicina.Durantelaguerrahabríatrabajadoenunhospitaldesangre,dondeadquiriríaalgunosconocimientosempíricos:¡fueraconelfalsario!YÓscareranombradomédicojefe,tan joven y, sin embargo, en un puesto de tanta responsabilidad. Era ya un nuevoSauerbruchqueacompañadodelaseñoritaDorotea,suasistentaenlasoperaciones,yrodeado de un enjambre de enfermeras vestidas de blanco, andaba por los sonoroscorredores,efectuandosusvisitasydecidiéndosesóloenelúltimomomentopor laoperación.¡Quésuertequenollegaraarodarseestapelícula!

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Enelarmario

Que nadie vaya a creer ahora que Óscar estaba sólo para hablar de enfermeras.Después de todo, yo teníami profesión.El semestre de veranode laAcademia deBellasArtes acababade empezar, y tuveque abandonar aquel trabajoocasionaldegrabadordeinscripcionespracticadodurantelasvacacionesporque,acambiodeunbuen salario, Óscar tenía que estarse quieto, sirviendo como base para laconfirmacióndelosviejosestilosy,juntoconlamusaUlla,paralaexperimentaciónde los nuevos. Suprimían nuestra objetividad, rechazábamos, calumniábamos,echaban sobre tela y papel líneas, cuadrados y espirales, cosas hechas dememoriaque hubieran servido en todo caso para el papel que usan los tapiceros, y daban aestosmodelos,en losquehabíade todomenosÓscaryUllay,por lomismo, todomenosmisterioytensión,títulossensacionalescomo:Trenzadovertical—Himnoaltiempo—Rojoenespaciosnuevos.

Eso era lo que hacían sobre todo los nuevos alumnos, que ni siquiera sabíandibujarbien todavía.Misviejosamigosde los talleresde losprofesoresWuchenyMaruhn,y losalumnos-maestrosZiegeyRaskolnikoffestabandemasiadosobradosdearabescosycurvasanémicas.

EncuantoalamusaUlla,quecuandobajabaatierrarevelabaungustomuyaldíaportodolorelacionadoconelarte,seentusiasmóatalpuntoconlasnuevasmuestrasde papel pintado que no tardó en olvidar al pintor Lankes, que la había dejado, yencontrababonitas, alegres, cómicas, fantásticas, colosalese inclusiveelegantes lasdecoraciones que, en diversos tamaños, ejecutaba un pintor de cierta edad ya, denombre Meitel. No hay que conceder demasiada importancia al hecho de que seprometiera en seguida con este artista, al que le gustaban las formas como las quetienen los empalagosos huevos de Pascua, ya que al correr del tiempo había deencontraramenudoocasióndeprometersedenuevo,yestáactualmente—asímeloreveló anteayer en ocasión de una visita en la que nos trajo amí y a Bruno unosbombones—envísperasdeunnoviazgoserio,talcomosueledecirsiempre.

Aprincipiosdelsemestre,Ullasóloqueríaservirdemusaalasnuevastendencias,tanciegas,¡ay!,yellasindarsecuenta.Estaideaselahabíainculcadosupintordehuevos pascuales, el tal Meitel, quien, a guisa de regalo de novios, le habíatransmitidounvocabularioqueellaensayabahablandodearteconmigo.Hablabaderelaciones,deconstelaciones,deacentos,deperspectivas,deestructuras fluidas,deprocesosdefusión,defenómenosdeerosión.Yella,quededíasólocomíaplátanosybebía jugo de tomate, me hablaba de células originarias, de átomos de color, loscuales, en rasante dinámica dentro de sus respectivos campos de energía, no sólohallaban su posición natural, sino que además... Así me hablaba Ulla durante losdescansos y también cuando ocasionalmente íbamos a tomarnos un café a

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Ratingerstrasse. E inclusive cuando su noviazgo con el dinámico pintor de huevoshabía llegado ya a su término y ella, después de un brevísimo episodio con unalesbiana,seentregónuevamenteaunalumnodeRucheny,porende,almundodelaobjetividad,entoncestodavíasiguióconservandoaquelléxicoquesometíasucaritaatales esfuerzos que se le formaron dos pequeños pliegues agudos, algo fanáticos,alrededordesuboquitademusa.

DigamosaquíquenofueideaexclusivadeRaskolnikoffelpintaralamusaUllade enfermera al lado de Óscar. En efecto, después de la Madona 49, volvió apintarnoscomoelRaptodeEuropa, endondeel toro erayo.Ya continuacióndelrapto,quefuealgodiscutido,violaluzelcuadro:Elbufóncuidandoalaenfermera.

Fue una idea mía la que encendió la fantasía de Raskolnikoff, Cavilaba éstesombríamente,pérfidoypelirrojo,lavandosuspincelesyhablando,mientrasmirabafijamenteaUlla,decrimenycastigo.Enestoyo lesugeríquemepusieraamídecrimenyaUlladecastigo:micrimeneramanifiesto;elcastigocabíaperfectamentebienenununiformedeenfermera.

La culpa de que aquel excelente cuadro recibiera otro título, un títulodesconcertante, fue exclusivamente de Raskolnikoff. Yo lo hubiera llamadoTentación, porquemimano derecha, pintada, aprieta en él un picaporte y abre uncuartoenelquelaenfermeraestádepie.TambiénhubierapodidollamarseelcuadrodeRaskolnikoffsencillamenteElpicaporte,porque,siyotuvierainterésendarotronombrealatentación,meatreveríaaproponereldepicaporte,yaquedichoapéndicetangible está pidiendoque lo agarren, y así lo hacíayo todos losdías con el de lapuertadecristalesmeriladocuandosabíaqueelErizoestabadeviaje, laenfermeradelhospitalylaseñoraZeidlerensuoficinadelaempresaMannesmann.

Óscardejabaentoncessucuartoconlabañerasindesagüe,salíaalcorredordelpisozeidleriano,deteníasefrentealcuartodelaenfermerayasíaelpicaporte.

Hastamediadosdejunio,comohabíatenidoocasióndecomprobarcasitodoslosdías, la puerta noquiso ceder.Disponíameya a ver en la enfermera a una criaturaacostumbrada de tal modo al orden como resultado de un trabajo lleno deresponsabilidad, que parecía prudente abandonar toda esperanza fundada en unapuerta dejada abierta por descuido. Eso explica también aquella reacción necia ymecánicaquemehizovolveracerrarinmediatamentelapuertaalencontrarlaundíaabierta.

EsevidentequeÓscar sintióque todoelpellejo se leencogíaenelcorredor,yque estuvo así por espacio de varios minutos, dejándose asaltar a un tiempo porpensamientostandiversos,quesucorazónnoatinabaa imprimiradichosimpulsosalgoparecidoaunplan.

Sólo hasta que logré encauzar mis pensamientos, y a mí mismo, por otrosvericuetos,pensandoenMaríayensupretendiente:María tieneunpretendiente,el

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pretendienteacabaderegalarleunacafeteraaMaría,elpretendienteyMaríavanlossábadosalApolo,Maríasólotuteaalpretendientefueradelestablecimiento,porquedentrolotratadeusted,porqueeseldueño—sólohastaquehubepensadoenMaríayensupretendientedesdeéstosyaquellosángulosconseguíestablecerenmialocadacabezaunprincipiodemétodo,yabrílapuertadecristales.

Yaanteriormentemehabíayorepresentadoelcuartocualuncuartosinventanas,porque la parte superior de la puerta, de un vidrio vagamente transparente, nuncahabíareveladounrayodeluzdiurna.Lomismoexactamentequeenmicuarto,halléel conmutador de la luz a mano derecha. Para iluminar esta cámara, demasiadopequeñaparaserdesignadacomocuarto,labombilladecuarentavatioseramásquesuficiente. Me resultó molesto encontrarme inmediatamente con mi media figuraplantadaalotroladodelespejo.PeroÓscarnosearredróantesuimagentrastocada,quetanpocasnovedadespodíasuministrarle,porquelosobjetosdeltocador,queeradel mismo ancho que el espejo, lo atrajeron con fuerza irresistible y le hicieronavanzardepuntillas.

Elesmalteblancode lapalanganaostentabaunasmarcasentreazulesynegras.Tambiénlaplanchademármoldeltocador,enlaquelapalanganasesumíahastasusbordessobresalientes,estabaalgodañada.Faltábaleelánguloizquierdo,delantedelespejo,alquemostrabasusvetas.Trazasdeunpegamentoqueseibadesconchandoen la fractura revelaban un intento poco hábil de reparación. Sentí que un escozorrecorríamisdedosdelapidario,ymeacordéenelactodelamasillaparamármolqueKorneffpreparabaélmismoyconlaquehastaelmármoldelLahnmásquebradizose convertía en aquellas placas resistentes que se pegaban a las fachadas de lascarnicerías.

Luegoquemifamiliaridadconlapiedracalcáreamehizoolvidaraquellaimagenmíamalreflejadaporelmíseroespejo,logréidentificartambiénaquelolorqueyaalentrarhabíallamadoespecialmentelaatencióndeÓscar.

Olíaavinagre.Másadelante,yhastahacesólounascuantassemanas,disculpabayoaquelolorinoportuno,suponiendoquelaenfermerasehabríalavadolacabezaeldíaanterior;eravinagrequemezclabaalaguaantesdeenjuagarseelcabello.Ciertoquesobreeltocadornohabíabotellaalgunadevinagre.Tampocoenotrosrecipientesconetiquetapudeidentificarelmenorrastrodevinagre,ynohacíamásquerepetirmeunayotravezque la señoritaDorotea,quepodíadisponerenelHospitaldeSantaMaríadeloscuartosdebañomásmodernos,noibaairacalentarseaguaenlacocinade los Zeidler, solicitando previamente permiso para ello, para luego lavarse lacabeza en su cuarto en forma asaz complicada. Pero cabía suponer que unaprohibición general, o de la enfermera jefe, impidiera a las enfermeras el uso dedeterminadasinstalacioneshigiénicasdelhospitalyque,porello,laseñoritaDoroteasevieraobligadaalavarselacabezaenaquellapalanganayanteunespejoimpreciso.

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Pero,sibiennohabíasobreel tocadorningunabotellitadevinagre,nofaltabanlos frascos y cajitas sobre el fríomármol.Un paquete de algodón hidrófilo y otromediovacíode toallashigiénicasquitáronleenaquellaocasiónaÓscarelvalordeexaminarelcontenidodelasdiversascajitas.Peroalafechasigoconvencidodequenohabíaenellasotracosaqueproductoscosméticoso,a losumo,algúnungüentoinofensivo.

Elpeinedelaenfermeraestabaplantadoenelcepillo.Tuvequehacermealgunaviolencia para extraerlo de las cerdas y examinarlo con detalle. Fue bueno que lohiciera,porqueenelmismomomentohizoÓscarsudescubrimientomásimportante:la enfermera tenía el pelo rubio, tal vez rubio ceniza, aunque resulta difícil extraerconclusionesdecisivasdeunpelomuertoarrancadoporelpeine.Permítaseme,pues,quesigasimplemente:laseñoritaDoroteateníaelpelorubio.

LacargasospechosamenteabundantedelpeinerevelabaademásquealaseñoritaDorotea se le caía el cabello. La culpa de esta enfermedad, penosa y amarga, sinduda,paraelalmadeunamujer,debíaatribuirseindudablementealascofias,pesealocualnolasacusé,porqueesevidentequenosepuedeprescindirdelascofiasenunhospitalqueserespete.

PorencimadelodesagradablequefueraparaÓscareloloravinagre,elhechodeque a la señoritaDorotea se le cayera el pelonohizo sino suscitar enmíun amorendulzadode compasión.Es característicodemi estadode ánimoquemevinieraninmediatamente a la mente varios remedios contra la calvicie, pregonados comoseguros,quemeproponíacomunicaralaenfermeraencuantoseofrecieralaocasión.Yyaconelpensamientoenesteencuentro—Óscarselorepresentababajouncielocalurosoytranquilodeverano,entretrigales—,quitédelpeineloscabellossueltos,forméconellosunpequeñohaz, losanudéunosconotros,sopléparaquitarlealgodelpolvoydelacaspaymelosmetíconprecauciónenunodeloscompartimientosdelacartera,quedesalojérápidamentealobjeto.

Cuandotuveelbotínabuenrecaudodentrodemicarteraymibolsillo,volvíacogerelpeine,que,afindepodermanipularmejorlacartera,habíadepositadosobrelaplanchademármol.Lomiréacontraluzdelabombilla,carentedetulipa,seguíconlamirada las dos series de púas de diverso grueso, comprobé que faltaban dos deellasentrelasmásdelgadas,ynopuderesistirlatentacióndehacerzumbarlauñademi índice izquierdo a lo largode las puntas de las púasmayores, con lo quepudoalegremente Óscar verificar durante esta pequeña diversión el brillo de algunoscabellosquehabíadejadoallíexprofeso,conobjetodenosuscitarsospechas.

Elpeinevolvióasumirsedefinitivamenteenelcepillo.Apártemedeltocador,quemeinformabademododemasiadounilateral.Aldirigirmealacamadelaenfermera,diconunasilladecocinadecuyorespaldocolgabaunsostén.

SóloconsuspuñospodíaÓscarllenarlasdosformasnegativasdeaquelsostén,

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debordesusadosydescoloridos;perolospuñosnolasllenabanporcompleto,sinoquesemovíanextraños,torpes,demasiadodurosydemasiadonerviosos,enaquellasdos copas que de buena gana habría vaciado yo diariamente a cucharaditas, aundesconociendo la calidad del alimento y admitiendo inclusive una náusea pasajera,porquetodocaldodaavecesganasdevomitar,perosehaceluegodulce,demasiadodulce,otandulce,quelanáusearesultasabrosayponeelverdaderoamoraprueba.

Meacordédel doctorWernery saqué losdospuñosdel sostén.Loolvidé actoseguido, y pude plantarme ante la cama de la señorita Dorotea. ¡La cama de laseñoritaDorotea!¡CuántasveceslahabíavistoÓscarconlosojosdesuimaginación!Y ahora resultaba ser aquellamisma horrenda armadura que ofrecía también amireposoyamiinsomnioocasionalsumarcopintadodeoscuro.Hubiéraleyodeseadounacamametálicaesmaltadaenblanco,conbolasdelatónyunalevebaranda,ynoese armatoste totalmente desprovisto de gracia. Inmóvil, con la cabeza pesada,incapazdepasiónyhastadecelos,permanecídepieporalgúntiempoanteesealtardel sueño, cuya colcha lo mismo hubiera podido ser de granito, y me volví,sustrayéndomeaestadeplorablevisión.NuncahubierapodidoÓscarrepresentarsealaseñoritaDoroteaysusueñoenesatumbadeaspectotanodioso.

Hallábameyadevueltacaminodeltocador,conintencióntalvezdeabrirporfinlas supuestas cajitas de ungüentos, cuando el armario me obligó a considerar susdimensiones, a designar su pintura como pardo negruzca, a seguir el perfil de susmoldurasy,finalmente,aabrirlo,porquetodoarmarioreclamaserabierto.

Dobléhaciaarribaelclavoqueenlugardecerraduramanteníajuntaslaspuertas:inmediatamente, y sin que yo hiciera nada para ello, separáronse las hojas con ungemidoymeofrecieronunavisióntal,quehubederetrocederunospasosparapodercontemplarla fríamente con los brazos cruzados.Óscar no quería ya extraviarse endetalles, como frente al tocador, ni quería tampoco, como frente a la cama,pronunciar unveredicto cargadodeprejuicios; quería enfrentarse al armario con laespontaneidad del primer día, así como el armario lo recibía a él con los brazosabiertos.

YsinembargoÓscar,elestetaempedernido,nopudosustraerseporcompletoalacrítica: algún bárbaro había cortado las patas al armario, sacándole con las prisasalgunasastillas,paraquedescansaradirectamentesobreelentarimado.

El orden interior del mueble era impecable. A la derecha apilábanse en tresprofundos compartimientos la ropa interior y las blusas. El blanco y el rosaalternabanconunazulclaro,apruebaindudablementedelavado.Dosbolsasdehule,decuadrosrojosyverdesyunidasentresí,colgabancercadeloscompartimientosdela ropa interior de la puerta posterior de la hoja derecha del armario, y guardabanarribalasmediaszurcidasy,abajo,lasqueestabanpendientesdezurcir.ComparadasconlasmediasqueMaríarecibíaregaladasdesujefeyadmiradoryseponía,éstasse

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me antojaban nomás groseras, pero sí más tupidas y resistentes. En la partemásespaciosadelarmariocolgabandesendasperchas,alaizquierda,unosuniformesdeenfermera, almidonados y de brillo mate. En el compartimiento de los sombrerosmostrabansudelicadezaysurepugnanciaalcontactodemanosinexpertaslascofiasensubellasimplicidad.Mebastóunaojeadaalosvestidosciviles,queestabanalaizquierdadeloscompartimientosdelaropainterior.Elsurtido,descuidadoybarato,vinoaconfirmarmiinterésmoderadoadichapartedesuajuar.Habíatambiéntresocuatrosombrerosenformademaceta,colocadosnegligentementeunoencimadeotroy apretándose mutuamente las respectivas y grotescas flores de imitación, en elcompartimiento de sombreros al lado de las cofias; presentaban en conjunto elaspecto de un pastel malogrado. Apoyábanse asimismo en el compartimiento desombreros una escasa docena de libros de lomos de colores contra una caja dezapatosllenasderestosdelana.

Óscaragachólacabezaytuvoqueacercarseparapoderleerlostítulos.Sonriendocon indulgencia volví a enderezar la cabeza: la buena de la señorita Dorotea leíanovelaspolicíacas.Perodejemosya lapartecivildelarmario,puesesel casoque,atraídopor los libros,conservé la favorableposiciónganada juntoaély, loqueesmás,measoméasuinterior,sinpoderresistirpormástiempoaldeseocadavezmásvehemente de pertenecerle, de formar parte de aquel armario al que la señoritaDoroteaconfiabaunapartenoescasadesuaspectoexterior.

Ni siquiera necesité empujar a un lado los prácticos zapatos deportivos que,alineados con sus tacones bajos sobre la tabla inferior y pulcramente limpios,parecían esperar la salida. Porque, casi intencionadamente, el orden del armarioestaba dispuesto de talmanera que, con las rodillas encogidas y sentado sobre sustacones, Óscar encontraba en su interior y en el centro mismo, lugar y cobijosuficientes,sinnecesidaddeapretarvestidoalguno.Memetí,pues,conlasmayoresesperanzas.

Sinembargo,nologréconcentrarmedeinmediato.Óscarsesentíaobservadoporelmobiliarioyporlabombilladelcuarto.Conobjetodeconferiramiestanciaenelinteriordelarmariomayorintimidad,tratédeatraerhaciamílaspuertas.Noresultótanfácil,porqueloscantosdelaspuertasestabangastadosylasdejabanentreabiertasporarriba;entrabapuesalgodeluz,peronotantacomoparaestorbarme.Encambio,elolorsehizomásfuerte,olíaaviejo,alimpio,noavinagre,sino,discretamente,aproductoscontralapolilla;eraunoloragradable.

¿QuéhizoÓscar,sentadoenelarmario?Apoyólafrentecontraelprimervestidoprofesional de la enfermera, un delantal conmangas que se cerraba a la altura delcuello, y en el acto vio abrirse las puertas de todas las salas de guardia de loshospitales.Enesto,mimanoderecha,enbuscatalvezdeunapoyo,setendióhaciaatrás, más allá de los vestidos civiles, se extravió, perdió el equilibrio, se agarró,

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cogióalgolisoquecedía,hallófinalmenteysinsoltarlacosalisaunpuntodeapoyoy se deslizó a lo largo de un listón de refuerzo clavado horizontalmente, que nosprestabasoportea lavezamíyalfondodelarmario.YyaÓscarvolvíaa tenersumanoderecha ante sí y hubiera podidodarse por satisfecho, cuando semeocurriómostrarmeloquehabíacogidoamisespaldas.

Viuncinturóndecharolnegro,perovialpropiotiempoalgomásqueelcinturónde charol, porque, en aquella semioscuridad del armario, un cinturón de charol notenía que ser sólo eso. Lo mismo hubiera podido ser también otra cosa, algoigualmente liso y alargado que había visto yo en la escollera de Neufahrwasser,cuando andaba conmi tambor y mis tres años: mi pobremamá con su abrigo deprimavera azulmarino con adornos color frambuesa,Matzerath con su gabán, JanBronski con su cuello de terciopelo, y la gorra de marinerito de Óscar, con lainscripción«S.M.S.Seydlitz»,formabanpartedelacompañía,yelgabányelcuellodeterciopelocorríandelantedemí,entantoquemamá,queporculpadesustaconesaltosnopodíasaltardepiedraenpiedra,seibatambaleandohastaelsemáforobajoelcualestabasentadoelpescadorconlacuerdadetenderyelsacodepatatasllenodesalydemovimiento.Ynosotros,alverelsacoylacuerda,quisimossaberporquéelindividuo del semáforo pescaba con una cuerda de tender, pero él, que era deNeufahrwasserodeBrösenodedondefuera,nohizomásquesoltarunacarcajadaylanzaralaguaunescupitajopardoqueestuvomeciéndoseporalgúntiempojuntoalaescollera,hastaquevinounagaviotayselollevó,porquelasgaviotassiempreselollevan todo y no tienen nada de las palomas delicadas, no digamos ya de lasenfermeras.Seríademasiadosencillositodoloquevadeblancopudieraclasificarsebajounamismaetiquetaymeterseenunmismoarmario,ylopropiopodríadecirsedelonegro;porqueenaqueltiemponotemíayotodavíaalaBrujaNegra,sinoquepermanecíasentado,sintemoralguno,enelarmario,queavecesyanoeraarmario,yestaba asimismo de pie, sin temor, en la escollera deNeufahrwasser, y tenía en lamanoalgoqueaquíeracinturóndecharolyallíeraalgonegroyescurridizotambién,peronocinturón;ybuscabaahora,sentadoenelarmario,untérminodecomparación,porque los armarios nos obligan a buscar términos de comparación.Y decíaBrujaNegra,peroesonomeponía todavíaenaquel tiempocarnedegallina,y resultabaqueerayomuchomásexpertoenmateriadeblanco,porquesibienapenasacertabaadistinguirentreunagaviotaylaseñoritaDorotea,rechazabaencambiolaspalomasyotrasnecedadespor el estilo, sobre todoporqueno estábamosenPentecostés, sinoque fue un Viernes Santo cuando fuimos a Brösen y luego a Neufahrwasser, ytampoco había palomas arriba del semáforo bajo el cual estaba sentado aquelindividuodeNeufahrwasserconlacuerdadetenderyqueescupíaalagua.YcuandoaquelindividuodeBrösentiródelacuerdahastaqueseacabó,revelandoporquélehabíacostadotantohalarladelaguasalobredelMottlau;cuandomipobremamápuso

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entonceslamanosobreelhombroyelcuellodeterciopelodeJanBronski,porqueselehabíavenidoelquesoalacarayqueríamarcharse,ysinembargotuvoquemirarcómoel individuohacía rebotar la cabezadel caballo sobre laspiedrasycómo lasanguilasverdesmáspequeñassalíanporentre lascrines,en tantoque lasmayores,más oscuras, las extraía el otro del cadáver como si se tratara de tornillos; cuandoalguiendesgarróunedredón,quierodecir, cuandovinieron lasgaviotasyatacaron,porque, cuando se juntan tres omás, fácilmente se llevanuna anguila pequeña, entanto que las mayores les dan más trabajo; en esto, pues, el individuo agarró alcaballoporlabocayleintrodujounmaderoentrelasquijadas,conloqueelcaballosoltó también lacarcajada,ymetiéndoleelotrosubrazohirsutodentro,agarróconunamanoyluegoconlaotra,lomismoqueagarrabayoconunayotramanoenelarmario.Asíhizoélysacóafuera,lomismoqueyo,elcinturóndecharol,sóloquedosalavez,ylasagitóenelaireylasgolpeócontralaspiedras,hastaquemipobremamásoltóeldesayunoporlaboca,yéstesecomponíadecaféconleche,claradehuevoyyema,asícomodealgodemermeladaydepellasdepanblanco,yeratanabundante,quelasgaviotassetendieronenelacto,bajaronunpisoyatacaronconlaspatasabiertas,sinhablardelchillidonidequelasgaviotastienenojosmalignos,cosaquetodoelmundosabe,ynosedejaronahuyentar.NoporJanBronski,claro,porqueéste les teníamiedoy se tapabacon lasmanos sus azulesojos asustados; tampocohicieron caso a mi tambor; no hacían más que tragar, en tanto que yo golpeabafuriosamentemitambor,einclusivealcanzabaasacarlealgunosnuevosritmos.Peroamipobremamátodoaquelloleeraindiferente,porqueellasóloqueríavomitar,ysólo vomitar; pero ya no salía nadamás, porque no había comidomucho, ya quequeríaadelgazar,yporelloibadosvecesporsemanaahacerejerciciosdegimnasiaen la Organización Femenina, lo cual apenas le servía de nada, porque comía aescondidas y siempre hallaba algún pretexto. Así también aquel individuo deNeufahrwasser,elcual,contrariamenteatodateoríaycuandoyatodoscreíanquenosaldría nada más, sacóle todavía al caballo una anguila de la oreja. Y ésta estabacubiertadeunasémolablanca,porquehabíahurgadoenelcerebrodelcaballo.Peroeltipolaagitóhastaqueselecayólasémolaypudomostrarsubarniz,quebrillabacomo un cinturón de charol; porque lo que quiero decir es esto: cuando salía concarácterprivadoynollevabaelbrochedelaCruzRoja,laseñoritaDoroteallevabauncinturónmuyparecido.

Peronosotrosnosfuimosacasa,peseaqueMatzerathqueríaquedarse todavía,porque estaba entrando y levantando olas un finlandés de unas mil ochocientastoneladas.Eltipodejólacabezadelcaballosobrelaescollera.Enelactoelcaballonegrosehizoblancoysepusoachillar.Peronochillabacomosuelenrelincharloscaballos, sino más bien como chilla una nube blanca, sonora y hambrienta, queenvuelveunacabezadecaballo.Loqueenelfondoresultóagradable,porqueasíya

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noseveíaalcaballoaunqueunopudieraimaginarsefácilmenteloquehabíadentrodeaqueltumulto.Perotambiénnosdistrajoelfinlandés,quellevabauncargamentodemaderayestabatodollenodeherrumbre,lomismoquelaverjadelcementeriodeSaspe.Mi pobremamá, en cambio, no se volvió ni hacia el finlandés ni hacia lasgaviotas.Teníabastante.Y aunque antesno sólo tocara ennuestropiano, sinoquecantara también aquello de «Gaviotita, vuela haciaHelgoland», ya nunca hubo devolverloacantar,niesoniningunaotracanción,comoalprincipiotampocoqueríacomermáspescado,ysinembargoempezóunbuendíaacomer tantoy tangraso,queluegoyanopudomáso,mejordicho,noquiso,porqueyaestabaharta,nosólode la anguila, sino también de la vida y, en particular, de los hombres y tal veztambién deÓscar, pues es el caso que ella, que antes no había sabido renunciar anada, sevolvióde repente frugaly abstinentey sehizoenterrar enBrenntau.Yesprobablequedeellamevengaestodenopoderporunaparterenunciaranadaydepoder,porotra,renunciaratodo:deloúnicoquenopuedoprescindir,porcarasquesean,esdelasanguilasahumadas.YestoseaplicatambiénalaseñoritaDorotea,alaquenohabíavistonuncaycuyocinturóndecharolsólomegustabaconmoderación,sinque,contodo,pudieralibrarmedeél,quenomedejabayseibamultiplicando.Con la mano libre me desabroché la bragueta, para poder pensar de nuevo en laenfermera,quecontodasaquellascharoladasyluegoconelfinlandéshabíaestadoapuntodeperdérseme.

Poco a poco, y con la ayuda de las gaviotas, Óscar, que se sentía arrastradosiempre hacia la escollera, logró volver al mundo de la señorita Dorotea, por lomenos en aquellamitad del armario que alojaba su ropa profesional, vacía y, contodo,atrayente.Cuandoporfinlleguéaverlaclaramenteycreíayopercibirdetallesdesucara,elpestillo resbalópor lamiserablecerradura: rechinaron laspuertasdelarmario, deslumbróme una claridad repentina, y Óscar se vio en aprietos para nomancillarlasmangasdeldelantaldelaseñoritaDorotea,queeranlasquelequedabanmáscerca.

Sóloconánimodecrearalgunatransiciónyparaterminarenformajuguetonalaestancia en el interior del armario, que se me había hecho más pesada de lo queesperaba,mepuseatamborilearconlosdedos—loquenohabíahechodesdehacíaya varios años— algunos compases más o menos notables en el fondo seco delarmario,delquesalíactocontinuo,examinandounavezmássuestadodelimpieza:realmente no tuve de qué reprocharme, ya que inclusive el cinturón de charolconservabaaúnsubrillo,conexcepcióndealgúnlugarquehubodefrotar,despuésdeecharleelaliento,paraquevolvieraaseraquelloquerecordabalasanguilasqueenlostiemposdemiprimerainfanciapodíanpescarseenlaescolleradeNeufahrwasser.

Yo,Óscar,abandonéelcuartodelaseñoritaDorotea,despuésdeapagaraquellabombilla de cuarenta vatios quemehabía observadodurante todo el tiempodemi

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visita.

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Klepp

Heme ahí, pues, en el corredor, llevando en la cartera un mechón de pelo rubiodescolorido.Porespaciodeunsegundomeesforcéporsentirloatravésdelapieldelacartera,atravésdelforrodelachaqueta,delchaleco,delacamisaydelacamiseta,peroestabademasiadocansadoy,dentrodemimalhumor,demasiadosatisfechoparaver en el botín robado de la alcoba algomás que un desecho como el que suelenrecogerlospeines.

Sólo en ese punto hubo de confesarse Óscar que, en realidad, había buscadotesorosdemuydistintaíndole.Loquehabíaestadotratandodeencontrardurantemipermanencia en la alcoba de la señorita Dorotea era algo que me permitieseidentificaraaqueldoctorWernerenalgúnlugardelcuarto,siquieraporunodeesossobresqueyoyaconocía.Peroeselcasoquenoencontrénadaporelestilo.Nisobreni,menosaún,unahojaescrita.Óscarconfiesaquesacódelcompartimientode lossombreroslasnovelaspolicíacasdelaseñoritaDoroteaunaporuna,quelasabrióylas examinóenbuscadealgunadedicatoriaodealguna señal, así como talvezdealgunafoto,puesÓscarconocíaatodoslosmédicosdelHospitaldeSantaMaría,sinodenombre,por lomenosdevista;pero todofueenvano,puesnoapareciófotoalgunadeldoctorWerner.

Este parecía no conocer el cuarto de la señoritaDorotea y, si lo había visitadoalguna vez, había conseguido no dejar tras de sí la menor traza. Así pues, Óscarhubiera debido tenermotivo de alegrarse. ¿No le llevaba yo al doctor una ventajaconsiderable? La ausencia de toda huella del médico, ¿no revelaba acaso que lasrelacionesentreélylaenfermerasóloexistíanenelhospitalyeran,porconsiguiente,decaráctermeramenteprofesionaly,sinoprofesional,porlomenosunilaterales?

Pero los celos de Óscar necesitaban de algún motivo. Por mucho que la másinsignificante huella del doctormehubiese afectado, no eramenos cierto, por otrolado,quemehubieraproporcionadounasatisfacciónquenosedejabacompararconladelminúsculoybreveresultadodelaestanciaenelarmario.

Nosécómovolvíamicuarto.Sólorecuerdoque,detrásdeaquellapuertadelotroextremodelcorredorquecerrabaelcuartodeuntalseñorMünzer,oíunatosfingidaquesolicitabaatención.¿QuémeimportabaamíaquelseñorMünzer?¿NoteníayoyabastanteconlainquilinadelErizo?¿NecesitabaimponermeunacargaacuentadeaquelMünzer,quevayaustedasaber loque trasesenombreocultaría?Óscarhizopuescasoomisodeaquellatosqueloinvitaba,o,mejordicho,sólocuandomehalléen mi cuarto comprendí que aquel señor Münzer, al que no conocía y me eraindiferente,habíatosidoparaatraermeamí,Óscar,asucuarto.

Poralgúntiemposentínohaberreaccionadoanteaquellatos,porqueelcuartosemehacíaalaveztanterriblementeestrechoytanvasto,queunaconversaciónconel

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señorMünzerquetosía,pormolestayforzadaquehubierasido,mehabríahechoelefectodeunsedante.Seacomofuere,elcasoesquenotuveelvalorderestablecertardíamente lacomunicación, talvez tosiendoamivezenelcorredor,conelseñorqueestaba tras lapuertadelotroextremodelmismo.Meabandonésinvoluntadalinexorableángulorectodelasilladecocinademicuarto,empecé,comosiemprequemesientoenalgunasilla,asentirsíntomasdeagitación,tomédeencimadelacamaunaobramédica de consulta, dejé caer el valioso libraco, que había adquirido condinero penosamente ganado haciendo de modelo, de modo que se le formaronplieguesycantos,cogídelamesaeltamborquemehabíaregaladoRaskolnikoff,ymelocoloqueenposición,perosinlogrardarleniconlospalillosniconlaslágrimasque, de haberlas conseguido, hubieran caído sobre el blanco esmalte circular yhubieranpodidoproporcionarmeundesahogorítmico.

Estopodríaserelpuntodepartidaparauntratadoacercadelainocenciaperdida;podríacolocarseaquíalÓscarcontambor,ensustresañospermanentes,alladodelÓscarjorobado,sinvoz,sinlágrimasysintambor.Peroellonocorresponderíaalarealidad, porque ya en sus días de tamborÓscar había perdido la inocencia variasveces,sibiendespuéshabíavueltoahallarlaolahabíadejadocrecerdenuevo,yquelainocenciasepareceaunamalahierbadecrecimientorápido—piensenustedesentodas esas inocentes abuelitas que fueron en su día unas miserables y rencorosascriaturitas. No, no fue el jueguecito de culpa e inocencia lo que hizo levantarse aÓscar de la silla, sino que fuemás bien el amor de la señoritaDorotea el quemeobligóadejareltambornotocado,aabandonarelcuarto,elcorredoryelpisodelosZeidler,yairmealaAcademiadeBellasArtes,pormásqueelprofesorKuchensólomehabíacitadoparaelatardecer.

AldejarÓscarelcuartoconpasoinseguro,alsaliralcorredoryabrirlapuertaenformaintencionadamentecomplicadayruidosa,tendíporespaciodeunosmomentosel oído hacia la puerta del señor Münzer. Pero éste no tosió, y yo, avergonzado,indignado, satisfecho y ávido, lleno de hastío y de anhelo de vida, tan prontosonriendocomoapuntodesaltársemelaslágrimas,abandonéelpisoy,finalmente,lacasadelaJülicherstrasse.

Pocos días después puse en ejecución un plan largamente premeditado, a cuyopropósito el hechode rechazarlo reiteradamentehabía de revelarse comoexcelentemétodo para prepararlo con todo detalle.Aquel día no tenía yo nada que hacer entodalamañana.SóloalastresdelatardeteníaqueposarconUllaparaelingeniosopintorRaskolnikoff: yo comoUlises, que a su regresoobsequia aPenélope con sujoroba.Fueenvanoqueyotrataradedisuadiralartistadeestaidea.Porentoncesélsaqueaba con éxito los dioses y semidioses griegos, y Ulla se encontraba en lamitologíacomoensucasa.AsíquecedíymedejépintardeVulcano,dePlutónconProserpinay,finalmente,aquellatarde,deUlisesjorobado.Peromeinteresamásla

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descripcióndeaquellamañana.ÓscarpasaporaltoelindicaraustedescómoestabaUlla de Penélope y les dice sencillamente: en el piso de los Zeidler reinaba elsilencio. El Erizo había salido con sus maquinillas de cortar el pelo en viaje denegocios, laseñoritaDorotea teníaserviciodedía,oseaquesehallaba fuerade lacasadesdelasseis,ylaseñoraZeidlerestabatodavíaenlacamacuando,alpocorato,llegóelcorreo.

Reviséinmediatamentelacorrespondenciaynoencontréenellanadaparamí—laúltimacartadeMaríalahabíarecibidodosdíasantes—,perodescubríencambio,a primera vista, un sobre depositado en el correo de la ciudad que llevaba,inconfundiblemente,laescrituradeldoctorWerner.

Primero puse dicha carta con la demás correspondencia destinada al señorMünzeryalosZeidler,mefuiamicuartoyesperéaquelaZeidlerhubierasalidoalcorredor y entregado al inquilino Münzer su carta, se fuera luego a la cocina, acontinuaciónasucuartoy,transcurridosunosdiezminutosescasos,dejaraelpisoylacasa,puesenlaoficinaMannesmanneltrabajoempezabaalasnueve.

Para mayor seguridad, Óscar esperó todavía un rato, vistióse en formaexageradamentelenta,selimpiólasuñasaparentementetranquilo,ysóloentoncessedecidióaactuar.Mefuialacocina,coloquéunacaceroladealuminioamediollenarconagua sobre lamayorde las tres llamasdelhornodegas,dejéprimeroarder lallamagrandehastaqueelaguaempezóadesprendervapores,bajéacontinuaciónlallave hasta dejar la llama más pequeña y, guardando luego mis pensamientos ymanteniéndoloslomáscercaposibledelaacción,salíendospasosalcorredor,frentea la alcoba de la señorita Dorotea, cogí la carta que la Zeidler había deslizado amediasbajolapuertadecristalesmerilada,volvíalacocinaymantuveelreversodelsobrecontodaprecauciónsobreelvapor,hastaquepudeabrirlosindañarlo.SobradecirqueÓscarhabíaapagadoyaelgasantesdeatreverseaponerlacartadeldoctorWernersobrelacaceroladealuminio.

No leí la comunicación del médico en la cocina, sino tendido sobremi cama.Primero me sentí decepcionado, porque ni la alocución inicial ni el floreo finalrevelaban nada acerca de las relaciones entre elmédico y la enfermera. «¡QueridaseñoritaDorotea!»,decía,y:«SudevotoÉrichWerner».

Tampoco en la lectura del escritomismo hallé una sola palabramarcadamentetierna.EldoctorWerner sentíanohaberlehablado lavísperaa la señoritaDorotea,peseaquelahabíavistofrentealapuertadelaSecciónprivadaparaHombres.Sinembargo,pormotivosqueeldoctorWernernoseexplicaba,laseñoritaDoroteahabíadadomediavueltaalsorprenderalmédicoenconversaciónconlaseñoritaBeata—estoes,conlaamigadeDorotea—.YeldoctorWernersólopedíaunaexplicación,yaquesuconversaciónconlaseñoritaBeatahabíatenidouncarácterexclusivamenteprofesional.ComolaseñoritaDoroteabiensabía—decía—,élseesforzabasiempre

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pormantenerciertadistanciafrenteadichaBeata,quenosiempresecontrolaba.Queestonohabíasiemprederesultarlefácil,ella,Dorotea,queconocíaaBeata,debíadecomprenderlo sin dificultad, ya que la señorita Beata solía manifestar sussentimientossinelmenor reparo, sentimientos, sinembargo,a losqueél,eldoctorWerner, nunca correspondía. La última frase del escrito afirmaba: «Créame, se loruego,quepuedeustedhablarmeencualquiermomento.»Peseal formalismo, a lafrialdad y aun a la presunción de dichas líneas, no había de resultarme difícildesenmascarar finalmente el estilo del doctorWerner y de ver en la carta lo queefectivamenteseproponíaser,esdecir:unaapasionadacartadeamor.

Mecánicamente deslicé el papel dentro del sobre, prescindiendo de todaprecaución,humedecíahoracon la lenguadeÓscarelengomadoqueposiblementehumedecieraanteseldoctorWernerconlasuya,meechéareír,medientrerisayrisaunaspalmadasenlafrenteylanuca,hastaque,enmediodeestejuego,logréllevarla mano de Óscar de su frente al picaporte de mi cuarto, abrir la puerta, salir alcorredorydeslizarlacartadeldoctorWerner,amedias,bajoaquellapuertaque,consumarco pintado de gris y su vidrio esmerilado, cerraba el dormitorio que yo yaconocíadelaseñoritaDorotea.

Permanecía yo todavía en cuclillas, con un dedo o posiblemente dos sobre lacarta, cuando desde el cuarto del otro extremo del corredor oí la voz del señorMünzer.Noperdípalabradelruegoquemedirigió,enformalentaycomosidictara:—Miqueridoseñor,¿nomeharíaustedelfavordetraermeunpocodeagua?

Meenderecéypenséqueelhombreestaríaenfermo,peroenelmismoinstantecomprendí que el individuodedetrás de la puerta no estaba enfermo, y queÓscarsólo tratabadepersuadirsedequepodíaestarlopara tenerunmotivode llevarleelagua,porqueunasimpledemanda,sinmotivaciónalguna,nuncamehubieraatraídoalcuartodeunsujetoalquenoconocíaenabsoluto.

Primeromeproponíallevarleelagua,tibiatodavía,delacazueladealuminioquemehabíaayudadoaabrirlacartadelmédico.Peroluegolopensémejor,vertíelaguausadaenelfregadero,ladejécorrerfrescaenlacazuelayllevééstaconelaguaanteaquella puerta tras la cual había de hallarse aquella voz del señorMünzer que nossolicitabaamíyalagua,otalvezsóloaestaúltima.

Óscarllamó,entróysetopóenseguidaconeseolorqueestancaracterísticodeKlepp.Sidesignolaemanacióncomoacidulada,pasoporaltosusustanciaalpropiotiempodulzona.ElairealrededordeKleppnada teníaquever,porejemplo,con laatmósfera acética de la señoritaDorotea.Sería asimismo inexactodesignarla comoagridulce. Aquel señor Münzer o Klepp, como le llamo hoy, era un flautista yclarinete de jazz, regordete y perezoso, pero no exento de movilidad, propensosiemprealsudor,supersticiosoysucio,perosinllegaraladegeneración,arrebatadoacadaratode losbrazosde lamuerteyqueexhalabayexhalaelolordeuncadáver

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quenocesaradefumarcigarrillos,dechuparbombonesdementaydeoleraajo.Asíolíayaentoncesyasísigueoliendohoycuandoseinclinasobremílosdíasdevisita,esparciendo a su alrededor la alegría de vivir y el gusto de la muerte, y obliga aBruno,inmediatamentedespuésdesusalidacomplicadayanunciadoradelretorno,aabrirlasventanasylaspuertasyaestablecerunacorrientedeairepurificadora.

HoyÓscaresquienguardacama.Peroentonces,enlahabitacióndelosZeidler,hallé a Klepp en los restos de una cama. Pudríase con el mejor de los humores,manteníaalalcancedelamanounmecherodegasmuypasadodemodaydeestilohartobarroco,unabuenadocenadepaquetesdeespaguetis, latasdesardinas, tubosdesalsadetomate,algodesalgruesaenunpapeldeperiódicoyunacajadebotellasde cerveza, la cual, como no había de tardar en comprobar, estaba tibia.Acostumbrabaorinaracostadoen lasbotellasvacías,cerraba luego, segúnhabíadeinformarme confidencialmente antes de que transcurriera una hora, los recipientesverdosos, llenos en sumayoría y adaptados a su capacidad, y los colocaba aparte,estrictamenteseparadosdelasbotellasdecervezapropiamentedicha,afindeevitarencasodeseddelencamadounaposibleconfusión.Aunqueteníaaguaenelcuartoy,con unmínimo de iniciativa, habría podido perfectamente orinar en el lavabo, erademasiadoperezosoo,mejordicho,sehallabademasiadoimpedidoporsímismodelevantarse,paradejarunacamaadaptadacon tanta fatigaa sucuerpoe ir abuscaraguaensucazueladeespaguetis.

Comoquiera que Klepp, en tanto que señor Münzer, cocía siempre con todaprecauciónsuspastasen lamismaagua,oseaqueguardabacomolapupiladesusojos aquella agua varias veces hervida que se iba haciendo cada vez más espesa,lograba,graciasaldepósitodebotellasvacías,conservaramenudohastacuatrodíasconsecutivossuposiciónadaptadaalacama.Laemergenciapresentábasecuandoelcaldodelosespaguetisquedabareducidoaunmeroresiduosaladoypegajoso.Ciertoque Klepp hubiera podido abandonarse en este caso al hambre, pero para ellofaltábanle entonces todavía las premisas ideológicas necesarias y, por lo demás, suascetismoparecíatambiénlimitarseaperíodosdecuatroocincodías,yaque,enotrocaso,bienlaseñoraZeidler,quelellevabaelcorreo,obienunacazuelamayoryundepósitodeaguamásadecuadoasureservadepastashubieranpodidohacerlemásindependientetodavíadelmedioexterior.

Cuando Óscar violó el secreto personal, hacía ya cinco días que Klepp yacíaindependienteensucama:con loque lequedabadesuaguadeespaguetishubierapodido pegar carteles en las carteleras. Pero en esto oyó en el corredormis pasosindecisos,dedicadosalaseñoritaDoroteayasuscartas.DespuésquelaexperiencialehuboreveladoqueÓscarnoreaccionabaalosaccesosdetosfingidaeinvitadora,decidióse, el día en que yo leía la carta fríamente apasionada del doctorWerner, aforzarunpocosuvozyapedir:—Miqueridoseñor,¿nomeharíaustedelfavorde

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traermeunpocodeagua?Yyocogílacazuela,vertíelaguatibia,abríelgrifo,ladejécorrerfrescahasta

llenar lamitad de la cazuela y aun otro pocomás, otro chorrito, y se la llevé: fui,pues,elqueridoseñorquehabíasupuestoenmíymepresentéaélcomoMatzerath,lapidarioygrabadordeinscripciones.

Él,con lamismacortesía, incorporósu torsoenalgunosgradosydijo llamarseEgonMünzer, músico de jazz, rogándome de todos modos que le llamara Klepp,puestoquesupadrese llamaba tambiénMünzer.Loqueyocomprendí tantomejorcuantoquepreferíatambiénllamarmeKoljaiczekosimplementeÓscar,nollevabaelapellidoMatzerathmásqueporhumildady sólo raramentemedecidía a llamarmeÓscarBronski.Asíqueno tuvedificultadalgunaen llamara aquel jovengruesoytendido—treinta años le calculaba yo, pero teníamenos—, sencilla y llanamente,Klepp. Él me llamó Óscar, porque el apellido Koljaiczek le resultaba demasiadodifícildepronunciar.

Empezamosacharlar,esforzándonos,sinembargo,alprincipioporsernaturales.Rozamos, charlando, los temasmás ligeros: yo le pregunté si consideraba nuestrodestinocomoinmutable,cosaqueélafirmó.PreguntóleÓscarsicreíaquetodosloshombreshabíandemorir.Tambiénlamuertefinaldetodoslosindividuosteníalaélporsegura,peronoestabasegurodequetodoshubierandebidonacer,yhablabadesímismocomodeunnacimientoequivocado,enloqueÓscarvolvióasentirlomuchoque tenía con él en común.Creíamos también los dos en el cielo.Mas él, al decircielo,dejóescaparuna risa ligeramente indecenteyse rascóbajo lacolcha:diríaseque ya en la vida el señorKlepp andaba planeando obscenidades que se proponíaejecutarluegoenelcielo.Alllegaralapolítica,casiseapasionóymecitómásdetrescientascasasprincipescasalemanasalasquequeríaconferirdignidad,lacorona,elpoder;laregióndeHannover,encambio,atribuíalaalImperioBritánico.CuandolepreguntéporlasuertedelaotroraCiudadLibredeDanzig,nosabíapordesgraciahaciadóndequedaba,loquenoleimpidióproponerparapríncipedeaquellapequeñaciudad, que lamentaba no saber dónde quedaba, a un conde del país deBerg que,segúnél,descendíaenlíneadirectadejanWellen.Finalmente—nosaprestábamosyaa definir el concepto de verdad, en lo que hacíamos buenos progresos— yo logréenterarme, por medio de algunas preguntas incidentales hábiles, que hacía ya tresaños que el señorKlepp venía pagando a Zeidler alquiler en calidad de inquilino.Lamentamosnohabernosconocidoantes.YoachaquélaculpadeelloalErizo,queno me había facilitado datos suficientes a propósito del encamado, lo mismo quetampoco se le había ocurrido confiarme más acerca de la enfermera que aquellamíseraindicación:ahí,detrásdeesapuertadevidrioesmerilado,viveunaenfermera.

Óscar no quisomolestar desde el principio al señorMünzer, oKlepp, con suspropiaspreocupaciones.Nolepedí,pues,informaciónalgunaacercadelaenfermera,

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sinoquemeintereséantetodoporsusalud:—Porloquehacealasalud—intercalé—,¿noseencuentraustedbien?

Klepp volvió a incorporar el torso algunos grados, pero, al ver que no lograbaponerseenángulorecto,sedejócaernuevamenteymeinformóque,enrealidad,élguardabacamaparasabersiseencontrababien,regularopeor.Esperabapoderllegardentrodealgunassemanasalaconclusióndequeibatirando.

Yluegoseprodujoloqueyohabíatemidoyestabatratandodeevitarpormediode una conversación prolongada y ramificada. —Mi querido señor, ¿le gustaríaacompañarmeaunaracióndeespaguetis?—Comimos,pues,unosespaguetiscocidosenelaguafrescaqueyolehabíallevado.Nomeatrevíapedirlelapegajosacazuelaparasometerlaenelfregaderoaunlavadoconcienzudo.Apoyadosobreuncostado,Kleppsepusoacocinarsindecirpalabrayconlaseguridaddemovimientosdeunsonámbulo.Vertióelaguaconprecauciónenunalatadeconservasalgomayor,metióluegolamanobajolacama,sinmodificarconellosensiblementesuposición,sacóunplatograsientoyencostradocon restosde salsade tomate,pareció indecisoporunafraccióndesegundo,perovolvióameterlamanobajolacama,sacóalaluzdeldía una bola de papel de periódico amarillento, restregó con ella el plato, volvió ameter el papel bajo la cama, echó el aliento sobre el disco embadurnado, como siquisieraquitarleelúltimogranodepolvoy,conademáncasimajestuoso,mealargóelmásabominabledelosplatos,rogándomequemesirvierasincumplidos.

Meresistíahacerloantesqueél,yleroguéqueempezara.Despuésquemehuboprovistoconunosmisérrimoscubiertosquesepegabanalosdedos,amontonósobremi plato, con una cuchara sopera y un tenedor, una buena parte de los espaguetis,apretó el tubo de salsa de tomate, conmovimientos elegantes y haciendo salir enarabescosunlargogusanosobreelmondongo,añadióleunbuenchorrodeaceitedela lata,hizo lomismoparasíen lacazuela,esparcióalgodepimientasobreambasraciones,removiósuparteymeinvitóconlosojosahacerlomismoconlamía.

—Perdone,miqueridoseñor,quenotengaparmesanoenpolvoenlacasa.Perodetodosmodos,deseoaustedunexcelenteprovecho.

Óscarsiguetodavíasincomprendercómopudoencontrarfuerzassuficientesparaservirsedelacucharayeltenedor.Perolomáscuriosoesqueelplatomegustó.Einclusiveestosespaguetisa laKlepphabíandeconvertirseparamíenunpuntodereferencia culinario con el que en adelante mediría yo todo menú que se mepresentara.

Durantelacomidatuvetiempodeexaminarendetalle,sinaparentarlo,elcuartodelencamado.Laatraccióndel lugarconsistíaenunagujerodechimenea,circular,abiertoarasmismodeltechoyquerespirabanegrura.Afuera,antelasdosventanas,hacíaviento.Entodocaso,parecíanserráfagasdevientolasquedevezencuandointroducíannubesdehollínenelcuartodeKleppporelagujerodelachimenea.Se

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iban depositando regularmente, en forma fúnebre, sobre los muebles. Comoquieraque todo elmobiliario consistía en la cama, colocada en el centrodel cuarto, y enalgunas alfombras enrolladas y envueltas en papel de embalaje de procedenciazeidleriana,podíaafirmarsesinlugaraerrorqueenaquelcuartonohabíacosaalgunamásennegrecidaquelasábanaantañoblanca,laalmohadabajoelcráneodeKleppyuna toalla que el encamado se echaba sobre la cara cada vez que alguna ráfagamandabaalinteriorunanubedehollín.

Lasdosventanasdelcuartodaban,lomismoquelasdelsalónydormitoriodelosZeidler,a laJülicherstrasseo,mejordicho,alverdefollajedeaquelcastañoqueseerguíafrentealafachadadelacasa.Portodocuadrocolgabaentrelasdosventanas,fijadoconchinches,elretrato,sacadoprobablementedealgunarevistailustrada,delareina Isabel de Inglaterra. Abajo del cuadro colgaba una gaita cuya procedenciaescocesallegabatodavíaapercibirsebajolacapadehollín.Mientrascontemplabayoaquellafotoencolores,pensandomenosenIsabelyensuFelipequeenlaseñoritaDorotea, que se hallaba entre Óscar y el doctor Werner y posiblemente sedesesperara, explicómeKleppqueél eraun fielyentusiastadevotode la casa realinglesa y que, por ello, había tomado clases de gaita entre los gaiteros de unregimiento escocés del ejército inglés de ocupación, sobre todo por cuanto dichoregimiento lomandaba la reina Isabelenpersona;él,Klepp, lahabíavistoenunasactualidades, vestida de cuadros de arriba abajo, pasando revista al regimiento encuestión.

Enformacuriosasentíquesemealborotabaelcatolicismo.ExpresédudasdequeIsabelentendieralomásmínimoenmateriademúsicadegaita,hicetambiénalgunasconsideracionesacercadelfinlamentabledeMaríaEstuardoy,enunapalabra,Óscardio a entender a Klepp que consideraba a Isabel como carente de todo sentidomusical.

Enrealidad,yomeesperabaunarrebatodecóleradelmonárquico.Peroésteselimitóasonreírconairedesuperioridadymerogóqueledieraunaexplicacióndelaqueélpudiesecolegirqueyo,elpequeñito—asíme llamóelgordo—, teníaalgúncriterioenmateriademúsica.

ÓscarsequedómirandoaKleppporalgúntiempo.Sinsaberlo,habíatocadoenmíuna fibra sensible.De la cabezamepasó fulminantemente a la joroba.Aquelloparecía elDía del Juicio de todosmis viejos tambores rotos y liquidados.LosmiltamboresquehabíaconvertidoyoenchatarrayaquelquehabíaenterradoenSaspeselevantaban, volvían a nacer y celebraban, enteros y nuevecitos, su resurrección:resonaban,meinvadían,mehacíanlevantardelladodelacama,meobligabanadejarel cuarto después de haberle pedido a Klepp un momento de paciencia, mearrastrabanpasandojuntoalapuertadecristalesmeriladadelaseñoritaDorotea—elrectángulodelacartaseguíaallí,visibleamedias,sobreelentarimado—,mehacían

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penetrar a latigazos en mi cuarto y me llevaron hasta el tambor que el pintorRaskolnikoffmehabíaregaladoalpintarlaMadona49.Yyoagarréeltamborylospalillos, me volví, o aquello me volvió, dejé el cuarto, pasé corriendo junto a lamaldita alcoba, entré cual un superviviente que regresa de una larga odisea en lacocina de espaguetis de Klepp, me senté sin cumplidos al borde de la cama, mecoloquéelinstrumentoesmaltadoenrojoyblancoenposición,jugueteéprimeroconlos palillos en el aire—estaba yo probablemente algo cohibido todavía y fijaba lamiradamásalládelKleppatónito—ydejéluegocaer,comocasualmente,unodelospalillossobrelalámina¡ay!ylaláminarespondió;yyaelsegundopalilloatacabaasuvez;yempecéatocarobservandoelorden:enelprincipiofueelprincipio.Ylamariposaentrelasbombillasanunciósobreeltamborminacimiento;toquéluegolaescaleradelabodegaconsusdiecinuevepeldañosymicaídadelamisma,mientraslosdemáscelebrabanmiterceraniversario;toqué,alderechoyalrevés,elhorariodela Escuela Pestalozzi; subí con el tambor a la Torre de la Ciudad, sentéme con éldebajodelastribunaspolíticas,toquéanguilasygaviotas,elsacudirdelasalfombrasen Viernes Santo; toqué sentado sobre el ataúd que se afinaba hacia el pie demipobremamá; tomé luego, en calidad de notas, la espalda surcada de cicatrices deHeriberto Truczinski y observé a distancia, cuando me hallaba en la defensa deledificio delCorreo polaco de la PlazaHevelius, unmovimiento en la cabecera deaquella casa sobre la que estaba sentado; vi con el rabo del ojo a Klepp, medioincorporado,quesacabadedebajodelaalmohadaunaflautaridícula,selaaplicabaalabocayleextraíaunossonidostandelicadoseinefables,quepudellevarloconmigoal cementerio de Saspe, con Leo Schugger, y luego, cuando Leo Schugger huboterminadosudanza,pudeevocar,anteél,paraélyconél, laespumadelospolvosefervescentesdemiprimeramor; inclusivea la selvade la señoraLinaGreffpudellevarlo,hicezumbarasimismolamáquinatambordelverduleroGreffmantenidaenequilibrio por un peso de setenta y cinco kilos, me llevé a Klepp al Teatro deCampañadeBebra,dejéqueJesústocaramitambor,evoquéaStörtebekeryatodoslosCurtidoressaltandodel trampolín—abajoestabaLucíasentada—,hastaquelashormigasylosrusosocuparonmitambor;peronolocondujeluegounavezmásalcementeriodeSaspe,endondedejéquemitamborsiguieraaMatzerath,sinoquemeataquéalgrandioso tema interminable: los camposdepatatas cachubas, la lloviznaoblicuadeoctubreylascuatrofaldasdemiabuela;ypocofaltóparaqueelcorazóndeÓscarquedaraallípetrificadoaloírquedelaflautadeKleppcaía,murmurando,lalluviadeoctubre;quelaflautadeKleppdescubríabajolalluviaylascuatrofaldasamiabuelo,elincendiarioKoljaiczek,yquelamismaflautacelebrabayconfirmabalaconcepcióndemipobremamá.

Estuvimos tocando por espacio de varias horas. Cuando hubimos ejecutadovariaciones suficientes sobre el tema de mi abuelo corriendo sobre las balsas,

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terminamoselconcierto,agotadosperoalpropiotiempofelices,conelhimnoalusivoalsalvamentoposibleymilagrosodelincendiariodesaparecido.

Conelúltimotonotemblandotodavíaenlaflauta,Kleppselevantódeunsaltodelacamamoldeadapor sucuerpo.Siguiéronleunosoloresdecadáver.Peroélabrióviolentamente lasventanas, tapóconpapeldeperiódicoel agujerode lachimenea,hizo pedazos el retrato en colores de la reina Isabel, proclamó el fin de la eramonárquica,dejócorrerelaguadelgrifoporellavabo,yempezóalavarse:selavó;Kleppempezóalavarse.Ysepusoalavarlotodo;aquelloyanoeraunlavado,erauna purificación.Y cuando el purificado dejó el agua y se planto antemí, grueso,goteante, desnudoy apuntode reventar, conel sexocolgándole feamentede lado,tendió losbrazosyme levantó, levantó aÓscar, yaque éste eray sigue siendodemuypocopeso;ycuandolarisareventóenélehizoirrupciónyrebotóeneltecho,entoncescomprendíqueno sóloacababade resucitar el tambordeÓscar, sinoquetambiénKlepperaunresucitado:ynosfelicitamosmutuamenteynosbesamosenlasmejillas.

Esemismodía—alatardecersalimos,bebimoscervezaycomimosmorcillaconcebolla—mepropusoKlepp fundarconélunaorquestade jazz.Claroque lepedíalgún tiempoparapensarlo, peroyaÓscar estabadecidido a abandonarno sólo suoficiodemarmolistaygrabadordeepitafiosconKorneff,sinotambiéneldemodeloconlamusaUlla,yaconvertirseenmúsicodebateríaenunabandadejazz.

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Sobrelaalfombradecoco

Enesta formaproporcionóÓscar a su amigoKleppmotivospara levantarse.Pero,por más que él diera muestras de un entusiasmo irrefrenable al dejar sus sábanasmugrosasysereconciliarainclusiveconelagua,convirtiéndoseporcompletoenesehombre que dice «¡adelante!» y «¡el mundo es mío!», ahora que el encamado esÓscar, me entran ganas de afirmar: Klepp quiere vengarse demí; quiere hacermeodiosalacamaconbarrotesdelsanatorio,porqueyolehiceaélodiosalacamadesucocinadeespaguetis.

Unavezporsemanahedesoportarsuvisita,suoptimistaverborreasobreeljazzysusmanifiestoscomunisto-musicales,porqueél,queensucamaeraunmonárquicofielydevotodelacasarealinglesa,convirtióse,apenaslehubeyoquitadosucamaysugaitaisabelina,enmiembrocotizantedelPartidoComunistaAlemán,loquesiguepracticando todavía cual pasatiempo ilegal, al tiempo que bebe cerveza, devoramorcillasypredicaaunosbonachonesinocentes,queseapoyanenlosmostradoresyestudianlasetiquetasdelasbotellas,lasfelicesanalogíasentreunabandadejazzquetrabajaaplenorendimientoyunkoljóssoviético.

Alsoñadordespabiladosólolequedanhoyendíamuypocasposibilidades.Unavez reñido con la cama modelada por su cuerpo, Klepp pudo convertirse encamarada,inclusiveilegal,loqueaumentabatodavíaelaliciente.Lasegundareligiónque se le ofrecía era la manía del jazz y, como tercera posibilidad, él, que eraprotestante,hubierapodidoconvertirseyhacersecatólico.

EnestohayquehacerjusticiaaKlepp:hasabidomantenerseabiertaslasvíasdetodaslasconfesiones.Laprudencia,suscarnespesadasylustrosasysuhumor,quevive del aplauso, le proporcionaron una receta según cuyas reglas socarronas lasenseñanzasdeMarxhandemezclarseconelmitodeljazz.Sialgúndíaseatravesaraen su camino un cura algo izquierdista, el tipo del cura proletario, que poseyeraademásunadiscotecaconmúsicaa laDixieland,veríaseapartirdedichodíaaunmarxista fanático del jazz recibir los domingos los sacramentos ymezclar su olorcorporalantesdescritoconlasemanacionesdeunacatedralneogótica.

¡Líbremeamídeellomicama,delaqueKleppquierearrancarmeconpromesascálidasdevida!Nocesadepresentaral tribunalescrito trasescrito, trabajamanoamano con mi abogado y solicita la revisión del proceso: lo que persigue es unasentencia absolutoria para Óscar, la libertad de Óscar —¡sáquenlo ya delestablecimiento!—;ytodoesosóloporqueKleppmeenvidiamicama.

Ysinembargo,nolamentohaberconvertido,encalidaddeinquilinodeZeidler,aunamigoyacenteenunamigoandante,yaun,enocasiones,enunamigoquecorre.Con excepción de aquellas horas pesadas que dedicaba, caviloso, a la señoritaDorotea, teníayoahoraunavidaprivadasinpreocupaciones.—¡Hola,Klepp!—le

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dije,dándoleunapalmaditaenlaespalda—,fundemosunabandadejazz!—yélmeacariciabalajoroba,alaquecasiqueríatantocomoasuvientre—.¡Óscaryyo!—anuncióKleppalmundo—creamosunabandadejazz!Sólonosfaltaunguitarristaquesepatambiéntocarelbanjo.

Efectivamente,eltamborylaflautarequierenademásotroinstrumentomelódico.Tampocouncontrabajo,siquieradesdeelpuntodevistameramenteóptico,hubieraestadomal,peroya loscontrabajosescaseabanenaquellaépoca,demodoquenospusimosactivamenteabuscarelguitarristaquenos faltaba. Íbamosmuchoalcine,noshacíamos fotografiar, segúnya lo indiquéalprincipio,dosvecespor semanayefectuábamos con las fotos de pasaporte, saboreando cerveza,morcilla y cebollas,toda clase de sandeces. Klepp conoció entonces a la pelirroja Use, le regalóimprecavidamenteunafoto,yesúnicamenteporelloporloquehubodehacerlasumujer;peroencuantoalguitarrista,seguíamossinhallarlo.

Aunque,porrazóndemiactuacióncomomodelo,elbarrioviejodeDüsseldorf,consusvidrierasdecristalesabombadosdecolores,sumostazasobrequeso,suolorde cervezay subambolla renaname fuera relativamente conocido, sólo conKleppllegué a conocerlo bien. Buscamos al guitarrista alrededor de la iglesia de SanLamberto, en todas las tabernas y, sobre todo, en la Ratingerstrasse, en el«Unicornio»,porqueallítocabaBobby,quiendevezencuandonosdejabacolaborarcon la flauta y el tambor y aplaudía mi actuación, pese a que él mismo era unexcelente músico de batería al que por desgracia le faltaba un dedo de la manoderecha.

Ysienel«Unicornio»noencontramosalguitarrista,detodosmodosadquiríallícierta rutina; contaba además con mi experiencia del Teatro de Campaña y mehubieraconvertidoenmuypocotiempoenunmúsicopasabledebatería,anoserporlaseñoritaDorotea,quedevezencuandomeestropeabalasentradas.

La mitad de mis pensamientos estaban siempre con ella, y esto hubiera sidosoportable, si la otramitad se hubieramantenido por completo y punto por puntocercademi tambor.Pero es el casoqueunpensamiento empezaba en el tamboryterminaba en el broche de la Cruz Roja de la señorita Dorotea. Klepp, que se lasarreglabaadmirablementeparataparconsuflautamisausencias,preocupábasecadavez que veía a Óscar medio sumido en cavilaciones. —¿Es que tienes apetito?¿Quieresquepidamorcilla?

DetrásdecadapenadeestemundoolfateabaKleppunapetitocanino,ycreíaporconsiguiente poder curar toda pena con una porción demorcilla.En aquel tiempo,Óscarcomíamuchamorcillafrescaconruedasdecebollaybebíalacorrespondientecerveza,parahacercreerasuamigoKleppquelapenadeÓscarproveníadelhambreynodelaseñoritaDorotea.

PorloregularsalíamosmuytempranodelpisodelosZeidlerenlaJülicherstrasse

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y desayunábamos en el barrio viejo. A la Academia ya sólo iba yo cuandonecesitábamos dinero para el cine. En cuanto a la musa Ulla, se había vuelto aprometerentretantopor terceraocuartavezconelpintorLankes,delquenohabíamanera de arrancarla, porque él consiguió en aquel entonces sus primeros grandesencargosindustriales.YelposarsinmusanolehacíaaÓscarningunagracia.Volvíanadibujarlo,aponerleterriblementenegro,yasíacabéporentregarmeporcompletoamiamigoKlepp,porquetampocojuntoaMaríayKurthallabayoreposoalguno:allíconcurríanoche trasnoche elStenzel demarras, que era supatróny su admiradorcasado.

CuandoundíadeprincipiosdeotoñodelcuarentaynueveKleppyyosalimosdenuestrosrespectivoscuartosynoshallábamosyaenelcorredoraproximadamenteala altura de la puerta de cristal esmerilada disponiéndonos a salir provistos denuestros instrumentos, Zeidler, que había dejado la puerta de su salón-dormitorioentreabierta,nosllamó.

Empujaba ante sí un rollo de alfombra, angosto pero grueso, en dirección denosotros, y nos pidió que le ayudáramos a colocarla y fijarla. Tratábase de unaalfombra de pasillo, de coco, que medía ocho metros y veinte centímetros. MascomoquieraqueelcorredordelpisodelosZeidlersólomediasietemetrosycuarentay cinco centímetros, Klepp y yo tuvimos que cortarle los otros setenta y cincocentímetros.Lohicimossentados,yaqueelcortedelasfibrasdecocosenoshacíapesado. La alfombra resultó dos centímetros demasiado corta. Como teníaexactamenteelanchodelcorredor,Zeidler,queporlovistonopodíaagacharse,nosrogó que la claváramos, juntando para ello nuestras fuerzas, al entarimado. FueocurrenciadeÓscarqueestiráramoslaalfombraalclavarla,conlocual llegamosarecuperar,exceptoenunainsignificancia,losdoscentímetrosfaltantes.Nosservimosenlaoperacióndeclavosdecabezaanchayplana,yaquelosdecabezaestrechanohubieranproporcionadoaguantesuficientealaalfombradecoco,queeradetrenzadoflojo. Ni Óscar ni Klepp se dieron en los pulgares, aunque sí torcieron algunosclavos; pero esto fue culpa de lamala calidad de losmismos, que procedían de lareservadeZeidler,oseadelaépocaanterioralareformamonetaria.Cuandotuvimosfijada lamitad de la alfombra sobre el entarimado, dejamos losmartillos sobre elpiso, en forma de cruz, y miramos al Erizo, que vigilaba nuestro trabajo, no coninsistencia, pero sí con ojos expectantes. En vista de lo cual él desapareció endirecciónde su salón-dormitorio y regresó al poco rato llevando tres copitas de sureservayunabotelladeaguardientedetrigo.Bebimosalasaluddelalongevidaddela alfombra de coco y volvimos a insinuar, sin insistencia, igualmente, pero,igualmente,conexpectación:lafibradecocodased.ProbablementelascopitasdelErizo se alegraron de que se las llenara varias veces consecutivas con aguardienteantesdequeunataquedecólerafamiliarlashicierapedazos.Cuandoporundescuido

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Kleppvolcóunadelascopitasvacíassobrelaalfombra,lacopitaniserompiónidejóoír el menor ruido. Todos alabamos la alfombra de coco. Pero cuando la señoraZeidler, que nos estaba contemplando desde el salón-dormitorio, loó a su vez laalfombradecoco,porqueéstahabíapreservadoalacopitaderomperse,entonceselErizoseenfureció.Pisoteólapartenoclavadatodavíadelaalfombradecoco,agarrólastrescopitasvacías,desaparecióconellasenelsalón-dormitorio,oímostintinearlavitrina—sacómáscopitas,yaquecontresnolebastaba—yactoseguidooyóÓscarunamúsicaqueyaleerafamiliar:antesuojointeriorsurgiólaestufazeidlerianadetipocontinuo,ochocopitasdelasdelicoryacíanhechaspolvoalpiedelamisma,yZeidler se inclinaba para alcanzar el recogedor y la escobilla y barrer, en cuantoZeidler,loquecomoErizohabíaroto.YlaseñoraZeidler,entantoquetrasdeellaelvidrioserompíaysaltabaenpedazos,nosemoviódelapuerta.Parecíainteresarsemucho en nuestro trabajo, sobre todo por cuanto al enfurecerse el Erizo nosotroshabíamos vuelto a nuestros martillos. Ya no regresó, pero había dejado junto anosotros la botella del aguardiente. Al principio, al llevarnos alternativamente labotellaalaboca,nossentíamostodavíaalgocohibidosacausadelaseñoraZeidler.Pero ésta nos hacía con la cabeza unos signos amistosos, pese a los cuales nologramos decidirnos a pasarle la botella y ofrecerle un trago. De todos modostrabajamospulcramenteyseguimosclavandolaalfombradecococlavotrasclavo.Alclavar Óscar la alfombra frente a la habitación de la enfermera, los vidriosesmeriladosvibraronacadamartillazo.Estoloafectódolorosamentey,porespaciode unosmomentos penosos, hubo de dar reposo almartillo.Mas tan pronto comohubo dejado atrás la puerta de cristal esmerilada de la señorita Dorotea, él y sumartillo volvieron a sentirsemejor.Y comoquiera que todo ha de terminar algunavez,asíterminótambiénelclavadodelaalfombradecoco.Decaboacaboibanlosclavosdecabezaancha,metidosenelentarimadohastaelcuello,peromanteniendolas cabezas a ras de las fibras de coco, ondulantes y alborotadas. Nos paseamossatisfechospor el corredor, saboreandoel largode la alfombray elogiandonuestralabor,tantomás,segúndiscretamentelohicimosnotar,quenoeranadafácilestirarenayunasunaalfombradecocoyclavarla;conloquefinalmentelogramostambiénque la señora Zeidler se aventurara a su vez sobre la alfombra nueva—casi diríavirgen— de coco, se dirigiera sobre lamisma a la cocina, nos sirviera café y nosfriera unpar dehuevos en la sartén.Comimos enmi cuarto, y laZeidler se largó,porque tenía que ir a la oficinadeMannesmann, en tantoquenosotros dejamos lapuertaabiertaycontemplábamos,mascandoyligeramenteagotados,nuestraobra:laalfombradecocosemejanteaunrío.

¿Porquédedicartantaabundanciadepalabrasaunaalfombradecocobarata,quealosumoposeeríaalgúnvalorantesdelareformamonetaria?Óscarsehacecargodeesta legítimapreguntay la contesta anticipando algo:Porque sobredicha alfombra

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meencontrélanochesiguiente,porvezprimera,conlaseñoritaDorotea.Muy tarde, hacia la medianoche, regresaba yo a casa lleno de cerveza y de

morcilla.AKlepplohabíadejadoenelbarrioviejo.Seguíabuscandoalguitarrista.Di, sinduda, con la cerraduradelpisozeidleriano,hallé la alfombradecocoenelcorredor,paséjuntoalvidrioesmeriladoenaquellahoraoscuro,halléelcaminodemicuartoydemicama,salíprimerodemiropa,peronoencontrémipijama—selohabíamandadoaMaríaparalavar—yencontré,encambio,aquelpedazodesetentaycincocentímetrosdelargoquehabíamoscortadodelaalfombradecoco.Lopuseaunladodelacamaymeacosté,sinconseguir,contodo,conciliarelsueño.

Nohaypor qué referir a ustedes lo queÓscar pensóobarajó en sumente, sinpensarlo,mientrastratabadeconciliarelsueño.Hoycreohaberdescubiertolacausademiinsomniodeentonces.Antesdesubiralacamahabíaestadounosmomentosdepie,descalzo,sobre laantecama,oseasobreaquelpedazodealfombradecoco.Lasfibrasdeéstesecomunicaronamispiesy,atravésdelapiel,mepenetraronenlasangre, de modo que, inclusive cuando ya llevaba un rato tendido, me seguíasintiendosobrelasfibrasdecoco,yesoeraloquemeimpedíadormir,yaquenohaynadatanexcitante,tancontrarioalsueñoytanfavorecedordepensamientoscomoelestardepieydescalzosobreunaalfombradecoco.

Muchodespuésdemedianoche,haciaesode las tres,Óscarseguíaechadoydepie aun tiempo,pero sin conciliar el sueño, sobre la camay en la estera a lavez,cuandooyóenelcorredorprimerounapuertay luegootra.SeráKlepp,pensé,quevuelve sin guitarrista pero bien saturado de morcilla, aunque ya sabía que no eraKleppelquemovíaprimerounapuertay luegootra. Igualmentepensé:denada tesirve quedarte aquí acostado en la cama, sintiendo las fibras de coco en los pies;mejorseráquedejesestacamay tepongasdecididamentedepie,ynosólocon laimaginación, sobre la antecama de coco. Eso hizo Óscar. Y tuvo consecuencias.Porque, apenasme sentídepie sobre la estera, elpedazodealfombrade setentaycinco centímetros me traspasó las plantas de los pies y me hizo recordar suprocedencia, a saber: la alfombra de sietemetros y cuarenta y tres centímetros delcorredor.Sea,pues,quesintieracompasiónporel trozocortadodelaalfombra,seaporquehubieraoídolaspuertasdelcorredorycreyera,sincreerlo,quesetratabadelretorno deKlepp, el caso es queÓscar se agachó y, comono había encontrado supijama almeterse en la cama, cogió con lasmanos dos puntas de la antecama decoco,separólaspiernashastaquesuspiesyanoquedaronsobrelafibrasinosobreelentarimado,tiródelaesteraentresuspiernas,lalevantóenaltoypusolossetentaycinco centímetros ante su cuerpo desnudo, que medía un metro y veintiúncentímetros, o sea tapando decorosamente su desnudez, con lo cual, sin embargo,veníaaquedarexpuestoalainfluenciadelasfibrasdecocodesdelasclavículashastalas rodillas. Influencia que se acrecentó al dejarÓscar su oscura habitación y salir

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detrásdesupantalladefibraaloscurocorredor,yporendealpisar laalfombradecoco.

¿Qué tienedeparticular,pues,quebajo la incitación fibrosade laalfombradelpasilloprocedierayo apasitos rápidosyquisiera sustraermeal influjoque actuababajomispies,trataradesalvarmeycorrierahaciadondenohabíafibrasdecoco,esdecir,haciaelexcusado?

Pero éste estaba tan oscuro como el corredor y como el cuarto deÓscar y, sinembargo,estabaocupado.Asímelorevelóuntenuegritofemenino.Tambiénmipieldefibradecocotopóconlarodilladeunapersonasentada.Comoquieraqueyonodabaseñalesdeabandonarelexcusado—porquealláafuerameesperabalaalfombradecoco—, laqueestaba sentadaallídelante tratódeecharme:—¿Quiénesusted?¿Qué quiere? ¡Váyase! —decía frente a mí una voz que en ningún caso podíaperteneceralaseñoraZeidler.Yconuntonocompungido:—¿Quiénesusted?

—¡Aver, señoritaDorotea, adivínelo usted!—arriesgué en sonde broma, paraatenuar un poco lo que nuestro encuentro tenía de penoso. Pero ella no trataba deadivinar,antesbienselevantó,alargólasmanoshaciamíytratódeempujarmefueradelexcusadoyhacialaalfombradelcorredor;peronocalculólaalturaydioconsusmanosenelvacío,porencimademicabeza,buscóacontinuaciónmásabajo,yaltoparsóloconmidelantalfibrosoyconmipieldecocovolvióagritar—esoesloquehacensiemprelasmujeres—confundiéndomeconalgunaotrapersona,porqueseechóatemblarysusurró:—¡Diosmío,eldiablo!—loquemehizosoltarunarisitaahogada,porsupuestoquesinmalaintención.Peroellalatomóporlarisasarcásticadeldiablo.Comoamíesapalabrejadediablonomehacíagracia,alpreguntarellaunavezmás,peroyamuyapocada:—¿Quiénesusted?—contestóleÓscar:—¡SoySatanás, que viene a ver a la señoritaDorotea!—Y ella:—¡Diosmío!, ¿pero porqué?

Y yo, adaptándome poco a poco al papel y sintiendo en mí a Satanás deapuntador:—PorqueSatanásamaalaseñoritaDorotea.—¡No,no,no,yonoquiero!—logró suspirar todavía, intentado escapar; mas topó nuevamente con las fibrassatánicas demi traje de coco—su camisón debía de sermuy ligero— y sus diezdedosseenredaronconlajunglatentadora,loquelahizodébilyvacilante.Fuesinduda una debilidad pasajera lo que la hizo abalanzarse a la señoritaDorotea haciaadelante.Conmipelliza,quelevantéapartándomeladelcuerpo,laretuvecuandoibaacaerylasostuvetodoeltiemponecesarioparaadoptarunadecisiónadecuadaamipapeldeSatanás;permití luego,cediendounpoco,quesepusieraderodillas,enloque tuve buen cuidado, sin embargo, de que éstas no entraran en contacto con lasfríasbaldosasdelexcusado,sinoconlaalfombradecocodelcorredor;déjelaluegoresbalarseentodosulargohaciaatrás,sobrelaalfombra,conlacabezaendirecciónoeste,oseahaciaelcuartodeKlepp,ylacubrípordelante,yaquelaparteposterior

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desucuerpotocabalafibradecocoporlomenosenunmetrosesenta,conelmismomaterial fibroso, aunque sólo disponía para ello de aquellos setenta y cincocentímetros;perocomo lepuseunode losbordescasipegadoa labarbilla,elotrobordelequedabaalgodemasiadoabajodelascaderas,demodoquetuvequecorrerlaesteraunosdiezcentímetrosmásarriba,hastasuboca,dejándolenoobstantelibrela nariz, a fin de que la señorita Dorotea pudiera respirar sin dificultad. Y,efectivamente, cuandoÓscar se tendió a su vez sobre su antecama, la oyó respiraractivamentebajoelefectodelasmilfibrasexcitantes.Demomento,Óscarnotratódeestableceruncontactodirecto,sinoqueesperóaquelafibradecocoprodujerasucabal efecto, iniciando a dicho fin con la señoritaDorotea, que seguía sintiéndosedébilymurmurando«Diosmío,Diosmío»ypreguntandoelnombreylaprocedenciadeÓscar,unaconversaciónquelahacíaestremecerse,entrealfombrayestera,cadavezqueyomedabacomoSatanás.Siseabayodichonombreenformamuysatánicaydescribíaconpalabras tajantesmidomicilio infernal; alpropio tiempoagitábameamás ymejor sobremi antecama,manteniéndola enmovimiento, porque, poquito apoco, las fibras de coco iban comunicando a la señorita Dorotea una sensaciónanálogaalaqueañosantesletransmitieraelpolvoefervescenteamiamadaMaría.Sóloqueéstemeproporcionabaantañounasatisfacciónplena,completaytriunfante,entantoquesobre laalfombradecocodebíadeexperimentaryoahoraunaderrotaominosa.Nologréecharelancla.Aquelloqueentiemposdelpolvoefervescenteyentantasotrasocasionesposterioressehabíareveladorígidoyagresivo,ahora,bajoelsigno de la fibra de coco, inclinaba lamentablemente la cabeza y se mostrabadesganado,mezquino,sintratardealcanzarelobjetivonihacerelmenorcasoalasdiversasexhortaciones,tantoamisartespersuasivaspuramenteintelectualescomoalos suspiros de la señorita Dorotea, que murmuraba, gemía, lloriqueaba: —¡Ven,Satanás, ven!—a lo que respondía yo, tratando de tranquilizarla y consolarla:—Satanás viene pronto, ya no le falta mucho. —Y mantenía al propio tiempo undiálogo con aquel Satanás que desdemi bautismo llevo dentro, increpándole: ¡Noseas aguafiestas, Satanás!, suplicándole: ¡Por favor, Satanás, ahórrame estahumillación!,halagándole:Perosi túnosuelesserasí;acuérdatedeMaríao,mejoraún,delaviudaGreff,odelosjuegosquehacíamoslosdosenParísconlaamableRosvita.Peroél,pocodispuestoacooperarysintemorarepetirse,sólomedabaunarespuesta:Notengoganas,Óscar.CuandoSatanásnolastiene, triunfalavirtud.Alcabo,algunaveztendríaSatanásderechoanotenerlas.

Negóme,pues,suapoyo,alegóéstayotrassentenciasdecalendarioporelestilo,entantoqueyo,desfalleciendolentamente,seguíamanteniendolaesteradecocoenmovimiento y torturaba y lastimaba la piel de la señorita Dorotea, hasta quefinalmente respondía a su sediento: ¡Ven, Satanás, ven de una vez! con un ataquedesesperadoynecio, sinningúnfundamento,debajode las fibrasdecoco:conuna

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pistoladescargadatratédedarenelblanco.EllasedispusoaayudaraSatanás,sacólosdosbrazosdedebajodelaestera,quisoabrazarseymeabrazó,encontróenesomijorobaymicálidapielhumana,quenadateníadelafibradecoco,nosetopóconsuanheladoSatanásycesódebalbucearaquel: ¡Ven,Satanás,ven!; carraspeómásbien,yvolvióaplantear,enotrotonodevoz, lapreguntainicial:—PorelamordeDios,¿quiénesusted,quéquiere?—Notuvemásremedioquerendirmeyconfesarque, según decían mis papeles, me llamaba Óscar Matzerath, era vecino suyo yamabaalaseñoritaDoroteaconunamorapasionadoyfervoroso.

Si ahora algún espíritumalévolo creeque la señoritaDoroteame lanzó conunjuramentoydeunpuñetazo sobre la alfombrade coco, puedeÓscar informar, conmelancolíapordescontado,pero tambiénconuna leve satisfacción,que la señoritaDorotea sólo apartó de mi joroba sus manos y sus brazos lentamente, casi diríapensativamente,loquemehizoelefectodeunacariciainfinitamentetriste.Tampocotuvieronnadadeviolentoellloroylossollozosenquerompióactoseguido.Apenasmedicuentadequesemeescurríadedebajodelaestera,semeescapaba,semeibasoltando,nidecómolaalfombraibaabsorbiendosuspasosporelcorredor.Oíabrirseuna puerta, moverse una llave en la cerradura y, al instante, los seis cuadradosesmeriladosdelaalcobadelaseñoritaDoroteaseiluminaronpordentroysehicieronreales.

Óscar permanecía tendido y cubriéndose con la estera, que conservaba todavíaalgúncalordeaqueljuegosatánico.Misojoscolgabandeloscuadradosiluminados.De vez en cuando deslizábase una sombra sobre el vidrio lechoso. Ahora va alarmario,me decía, ahora a la cómoda.Óscar emprendió un último intento de tipoperruno.Mearrastréconlaesteraporlaalfombrahastalapuerta,rasquélamaderaydeslicéunamanosuplicantesobrelosdosvidriosinferiores.PerolaseñoritaDoroteanoabrióysiguiómoviéndose,infatigable,entreelarmarioylacómodaconelespejo.Lo sabía, aunque no quería confesármelo: la señoritaDorotea estaba haciendo susmaletasyhuía,huíademí.

Inclusive tuve que renunciar a la leve esperanza de que al dejar su alcobamemostraríasucarailuminadaeléctricamente.Primeroseapagólaluzdetrásdelvidrioesmerilado,oíluegolallave,lapuertaseabrió,sonaronunospasossobrelaalfombradecoco.Yoalarguélosbrazos,metopéconunamaleta,conunapantorrilla,yenestodiomeenelpechoconunodeaquellosrudoszapatosdedeportequeyohabíavistoenelarmario,meechósobre laalfombray,cuandoÓscarse levantóysuplicóunavezmás:—SeñoritaDorotea—yalapuertadelpisosecerraba:unamujermehabíaabandonado.

Ustedesytodoslosquecomprendenmidolordiránahora:Vetealacama,Óscar.¿Quéandasbuscando todavíaporelcorredor,despuésdeesteepisodiohumillante?Son las cuatro de la madrugada. Estás desnudo sobre una alfombra de coco y te

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cubresprecariamenteconunaestera fibrosa.Tucorazónestá sangrando, tu sexo tehace daño, tu vergüenza clama al cielo. Has despertado al señor Zeidler. Éste hadespertado a su mujer. Van a venir, abrirán la puerta de su salón-dormitorio y teverán.¡Vetealacama,Óscar,yavanadarlascinco!

Éstoseranexactamentelosconsejosqueyomismomedabamientraspermanecíatirado allí sobre la alfombra. Estaba tiritando y sin embargo permanecía tendido.TratabadeevocarparamíelcuerpodelaseñoritaDorotea.Peronosentíamásquelasfibrasdecoco;lasteníainclusiveentrelosdientes.Luego,unafranjadeluzcayósobreÓscar:lapuertadelsalón-dormitoriodelosZeidlerseabriócosadeunpalmoyseasomóporellalacabezadeerizodeZeidlery,porencimadeésta,lacabezallenaderizadoresdelaZeidler.Memiraronestupefactos,éltosióyellaserióporlobajo,él me interpeló y yo no respondí, ella siguió riendo, él reclamó silencio, ella mepreguntabaloquemepasaba,éldijoqueestonopodíaser,elladijoqueaquellaeraunacasahonesta,élmeamenazócondespedirme,peroyocallé,porquemimedidanoestabacolmadatodavía.Enesto,losZeidlerabrierondeparenparlapuertayélprendiólaluzdelcorredor.Ysemefueronacercandoconunosojospequeñosllenosdemalquerencias,yélseproponíanodescargarestavezsufurorcontralascopitasdelicor,yÓscaraguardabaelfurordelErizo;peroéstenotuvoocasióndedescargarlo,porqueseoyóunruidoenlacajadelaescalera,porqueunallaveinseguraempezóabuscar y finalmente halló, y porque entró Klepp llevando consigo a alguien queestabaexactamentetanborrachocomoél:aScholle,elguitarristaconquealfinhabíadado.

Entre los dos tranquilizaron a Zeidler y consorte, se inclinaron sobreÓscar, lehicieronpreguntas,mecogieronymellevaron,juntamenteconaquelpedazosatánicodealfombradecoco,amicuarto.

Kleppmefrotóhastaquemehizoreaccionar.Elguitarrista trajomiropa.Entrelosdosmevistieronysecaronmislágrimas.Sollozos.Antelasventanasteníalugarlamañana.Gorriones.Kleppmecolgómitamborymemostrósupequeñaflautademadera.Sollozos.Elguitarristaseechóalhombrolaguitarra.Gorriones.Estabaentreamigos:mecogieronentrelosdosysellevaronaunÓscarsollozante,quenoofrecíaresistencia,fueradelpiso,fueradelacasadelaJülicherstrasse,hacialosgorriones.Me sustrajeron a la influencia de la fibra de coco yme condujeron por las callesmatinalesa travésdelparquedelHofgartenfrentealPlanetarioyhasta laorilladelRin,quecorríagrisáceohaciaHolandayllevababarcazassobrelasqueseveíaflotarropatendida.

Desde las seis de la mañana hasta las nueve estuvimos sentados, aquel díabrumosodeseptiembre,elflautistaKlepp,elguitarristaScholleyelbateristaÓscar,enlaorilladerechadelRin,haciendomúsica,ensayando,bebiendodeunabotellayguiñándolesa losálamosde laotraorilla;dimosaunosbarcoscargadosdecarbón

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quedesdeDuisburgoremontabanlacorrienteelacompañamientodeunamúsicadelMisisipi,orarápidayalegre,oralentaytriste,ybuscamosunnombreparalabandadejazzqueacababadeconstituirse.

Cuandoalgodesolcoloreó laneblinay lamúsica revelódeseosdeuncopiosodesayuno, levantóse Óscar, que había interpuesto entre sí y la pasada noche a sutambor, sacódinerodel bolsillo de su chaqueta—loque significabadesayuno—yanuncióasusamigoselnombredelaorquestaacabadadenacer:«TheRhineRiverThree»nosllamábamos,yfuimosenposdenuestrodesayuno.

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ElBodegóndelasCebollas

Así como nosotros amábamos los prados a orillas del Rin, así amaba el fondistaFerdinandSchmuhlaorilladerecha,entreDüsseldorfyKaiserswerth.Porloregular,nosotros ensayábamos nuestra música arriba de Stockum. Schmuh, en cambio,explorabaconsuescopetadecaza los setosy lasmatasdeldeclivede laorilla, enbusca de gorriones. Éste era su pasatiempo favorito; con él se reponía. CuandoSchmuh tenía contrariedades en el negocio, ordenaba a sumujer que se pusiera alvolante delMercedes, tomaban a lo largo de la orilla, dejaban el coche arriba deStockum, y él se echaba a caminar a pie campo traviesa con sus pies ligeramenteplanos y su escopeta apuntando hacia abajo, arrastrando a su esposa, que hubierapreferidoquedarseenelauto,lainstalabasobrealgunacómodapiedradelaorillaydesaparecía entre los setos. Nosotros tocábamos nuestro rag-time, en tanto que élhacía resonar los matorrales. Mientras nosotros cultivábamos la música, Schmuhcazabagorriones.

Scholle, que al igual de Klepp conocía a todos los fondistas del barrio viejo,decía,asíqueseoíanlosprimerosdisparosentrelaverdura:

—Schmuhandacazandogorriones.ComoquieraqueSchmuhyanovive,puedopronunciarmioraciónfúnebreaquí

mismo: Schmuh era un buen cazador y, posiblemente también, un buen hombre;porquecuandoSchmuhcazabagorriones,guardabasindudasumunicióndepequeñocalibreensubolsillo izquierdo,perosubolsilloderecho,encambio,estaba llenoareventar de alpiste que repartía con grandesmovimientos generosos, y no antes detirar,sinodespués,entrelosgorriones.PorlodemásSchmuhnomatabanuncamásdedocegorrionesenunatarde.

EstandoSchmuhenvida todavía,dirigiósenosunafrescamañanadenoviembredelañocuarentaynueve—hacíayasemanasqueestábamosensayandoalaorilladelRin—,y no en formadiscreta, sino alzando la voz:—¿Cómovoy a poder tirar, siustedesconsumúsicameasustanalospajaritos?

—¡Ah!—dijoKleppensondeexcusa,presentandosuflautaamododefusil—,ustedeselseñorqueandatirandopor lossetosenformatansumamentemusicalytanexactamenteadaptadaanuestrasmelodías;¡misrespetos,señorSchmuh!

ASchmuhlehalagóqueKlepploconocieraporsunombre,perolepreguntódetodosmodosquededóndeloconocía.Kleppsehizoelsorprendido:PerositodoelmundoconocealseñorSchmuh,ahívieneelseñorSchmuh,havistoustedalseñorSchmuh,dóndeestáhoyelseñorSchmuh,elseñorSchmuhestácazandogorriones.

Convertidopor lagraciadeKleppenunSchmuhdedominiopúblico,Schmuhnosofreciócigarrillos,nospreguntónuestrosnombresynosrogóque le tocáramosalgodenuestrorepertorio.LeofrecimosunTiger-rag,alfinaldelcualhizoseñasasu

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esposaqueestabasentadaconsuabrigodepielessobreunapiedraydejabavolarsuspensamientos con lasolasdelRin.Vinoella con su abrigo,y tuvimosnuevamenteque tocar. Le dedicamos High Society y, cuando terminamos, exclamó la de laspieles: —¡Pero Ferdy, si esto es precisamente lo que andabas buscando para elnegocio!—Élparecióserdelamismaopinión,ycreyóseguramentequenoshabríabuscado y encontrado, pero tomándose tiempo para hacer bien sus cuentas,posiblemente, hizo rebotar algunos guijarros planos, no sin habilidad, sobre lasuperficiedelasaguasdelRin,antesdehacernoslasiguienteproposición:MúsicaenelBodegóndelasCebollas,denuevedelanocheadosdelamadrugada,diezmarcospor cabeza; bueno, que sean doce.Klepp dijo diecisiete para que Schmuh pudieradecirquince,peroSchmuhdijocatorcecincuentaycerramoseltrato.

Vistodesdelacalle,elBodegóndelasCebollasparecíaseamuchosotrosdeesospequeños restaurantesmodernos que se distinguende losmás antiguos en que sonmás caros. La razón de los precios más altos podría buscarse en la extravagantedecoracióninteriordeloslocalesmodernos,llamadoslocalesdeartistas,asícomoenlos nombres que suelen ostentar, desde el discreto «Ravioli», pasando por elmisterioso o existencialista «Tabú», hasta el fuerte y fogoso «Paprika» —o elBodegóndelasCebollas,porejemplo.

ConmanodeliberadamenteinhábilhabíanpintadoelnombredeBodegóndelasCebollasylaimagenexpresivamenteingenuadeunacebollaenunescudodeesmalteque,alamaneraalemanaantigua,colgabafrentealafachadadeunahorcadehierrocolado con muchos recovecos. Vidrios abombados de un verde color botella decerveza vestían la única ventana.Ante la verja pintada alminio, que en losmalosaños pudo haber servido de puerta de un refugio antiaéreo, montaba guardia,revestido de una zamarra rústica, el portero.No todo elmundo podía entrar en elBodegón de lasCebollas. Sobre todo los viernes, en que los sueldos semanales seconvertíanencerveza,eracosadenegarlaadmisiónaloscofradesdelbarrioviejo,para losque,por lodemás,elBodegónde lasCebollashabría resultadodemasiadocaro. Pero el que podía entrar hallaba detrás de la verja deminio cinco gradas decemento,bajábalas,hallábaseenundescansillodeunmetroporunmetro—alqueelcarteldeunaexposicióndePicassoconferíamayorcategoríayoriginalidad—,bajabaotrasgradas,cuatroestavez,yseencontrabaanteelguardarropa.«¡Seruegapagardespués!»,rezabaunletrerodecartón,yeljovendedetrásdelguardarropa—porloregular un discípulo barbudo de laAcademia deBellasArtes—nunca aceptaba eldineropor adelantado, porque elBodegónde lasCebollas era caro, sin duda, peroserio,esosí.

El dueño recibíapersonalmente a cadaunode sushuéspedes, loquehacía concejas y gestos extremadamente móviles, como si se tratara de practicar con todonuevohuéspedunaceremoniadeiniciación.Comoyasabemos,eldueñosellamaba

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Schmuh, cazaba ocasionalmente gorriones y poseía el sentido de aquella sociedadque, después de la reforma monetaria, vino a formarse en Düsseldorf con ciertarapidez,yenotrossitiosconnotanta,perodetodosmodos.

El Bodegón de las Cebollas propiamente dicho era —y en eso se aprecia laseriedad del local acreditado— una bodega auténtica, inclusive algo húmeda.Comparémoslaconuntubolargodepieplano,deunoscuatrometrospordieciocho,que habían de caldear dos estufas de tubos asimismo originales. Claro que, enrealidad,labodeganoeratalbodega.Lehabíanquitadoeltecho,ampliándolaarribaconlaplantabaja.Yasí,laúnicaventanadelBodegóndelasCebollastampocoeraunaventanadebodega,sinolaantiguaventanadellocaldelaplantabaja,loquesinembargo sólo en forma insignificante afectaba a la seriedad del local acreditado.Comoquiera,sinembargo,quedenohaberestadoprovistadevidriosabombadossehubierapodidoverporlaventana,ycomoquieraquesehabíaconstruidoenlapartede la bodega ampliada hacia arriba una galería, a la que se podía subir por unaescalera de gallinero de lomás original, bien puede designarse al Bodegón de lasCebollas como local serio, aunque no fuera propiamente una bodega; después detodo,¿porquéhabíadeserlo?

Semeestabapasandoindicarquetampocolaescaleradegallinerodelagaleríaera en realidad una escalera de gallinero propiamente dicha, sino más bien unaespecie de escalerilla de barco, ya que, a derecha e izquierda de la escalerapeligrosamenteempinada,unopodíaagarrarseasendascuerdasdetenderdelomásoriginalestambién.Esteconjuntooscilabaunpoco,hacíapensarenunviajepormaryencarecíaenconsecuenciaelBodegóndelasCebollas.

Unaslámparasdecarburo,comolasquesuelenusar losmineros, iluminabanelBodegón de lasCebollas, esparcían un olor a carburo—lo que daba ocasión a unnuevoaumentodelosprecios—ytransportabanalhuéspeddepagodelBodegóndelasCebollasalasgaleríasdeunamina,digamosdepotasio,anovecientoscincuentametrosbajotierra:minerosconlostorsosdesnudosquepicanenlarocayatacanunavena,elraspadorquerecogeelmineral,lasperforadorasquerugen,lasvagonetasquesellenan;alláalolejos,dondelagaleríadoblahacialasalaFriedrichDos,unaluzqueoscila:eseljefedeturno;seacerca,dice«¡buenasuerte!»ymueveunalámparadecarburoexactamenteigualqueaquellaslámparasdecarburoquecolgabandelasparedes sin revoque, someramente enjalbegadas, del Bodegón de las Cebollas,iluminando,oliendo,aumentandolospreciosyesparciendounaatmósferaoriginal.

Losasientosincómodos—unascajasvulgares—estabantapizadosconsacosdecebollas,pero lasmesasdemadera, encambio,brillabanbienpulidasy sacabanalparroquiano de la mina hacia unos apacibles comedores campestres, como suelenverseenelcine.

Eso era todo. ¿Y el mostrador? No había mostrador. ¡Camarero, la carta, por

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favor!Ni camarero, ni carta. Sólo falta nombrarnos a nosotros, «TheRhine RiverThree».Klepp,ScholleyÓscar sentábansebajo laescaleradegallineroqueeraenrealidad una escalera de barco, llegaban a las nueve, sacaban sus instrumentos yempezabana tocaraesode lasdiez.Perocomoahorasóloson lasnueveycuarto,dejemosparadespués loqueanosotrosse refiere.Por loprontopongamosnuestramiraenSchmuhtalcomoSchmuhapuntabaconsuescopetaalosgorriones.

UnavezqueelBodegóndelasCebollassehabíallenado—mediollenocontabacomolleno—,Schmuh,eldueño,seponíaelmandil.Elmandil,desedaazulcobalto,eraestampado,especialmenteestampado,ysemencionaporqueelactodeponérseloeldueñorevestíaimportancia.Elmotivoestampadopuededesignarsecomocebollasdoradas.YsólocuandoélseloponíapodíadecirsequeelBodegónestabaabierto.

Los parroquianos: comerciantes, médicos, abogados, artistas y actores,periodistas,gentedelcine,deportistasconocidos,altosfuncionariosdelEstadoodelMunicipioy,enresumen,todoscuantoshoyendíasedicenintelectualessentábanseallíconsusesposas,susamigas,sussecretarias,susdecoradoras,asícomotambiéncon amiguitasmasculinas, sobre las cajas tapizadas de arpillera y, hasta tanto queSchmuhnoseponíaelmandilconlascebollasdoradas,hablabanenvozbaja,entonodecansancioycomocohibidos.Esforzábanseporiniciarunaconversación,perosinconseguirlo; los mejores propósitos naufragaban sin llegar a tocar los verdaderosproblemas;debuenaganahabríansesoltado,diciendodeunavezportodaslaverdad,descargándoseelhígado, el corazón, lospulmones,dejandode lado toda reflexión,paraexponerlaverdadsintapujosymostrarsealdesnudo;peronoeraposible.Aquíy allá se apuntan los contornos de una carrera frustrada, de un matrimoniodesgraciado.Aquelseñordelacabezamacizaeinteligenteydemanosblandasycasidelicadasparecetenerdificultadesconsuhijo,quenoquiereaceptarelpasadodesupadre. Las dos damas de abrigo de visón, que a la luz del carburo no tienenmalaspecto,pretendenhaberperdidolafe.¿Enqué?Nosesabe.Tampocosehallegadoasabernadadelpasadodeaquelseñordelacabezamaciza,nidecuálespuedenserlasdificultadesquelecreaelhijoalpadreapropósitodesupasado;es,enconjunto—perdóneseleaÓscarlacomparación—,comoantesdeponerelhuevo:esfuerzos,másesfuerzos...

Esforzábase en vano el Bodegón de las Cebollas, hasta que el dueño Schmuhhacíaunabreveapariciónconelmandildemarras,agradecíael«¡Ah!»conqueseleacogía, desaparecía luego durante unos minutos detrás de un telón al final de labodega,dondequedabanlosexcusadosyundepósito,ysalíadenuevoaescena.

Pero,¿porquéacogealpatrón,alpresentarseéstedenuevoantesushuéspedes,otro «¡Ah!» más alegre todavía y casi de liberación? Veamos: el dueño de unacreditadolocalnocturnodesaparecetrasuntelón,tomaalgodeldepósito,regañaunpocoenvozbajaalamujerdeloslavabosqueestásentadaallíleyendounarevista

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ilustrada, sale de nuevo a escena y se le acoge como si fuera el Salvador o el tíomillonario.

Schmuh avanzaba entre sus huéspedes con un pequeño cesto colgándole delbrazo.Recubríaelcestitounpañodecuadrosazulesyamarillos.Sobreelpañohabíaunas tablitas demadera recortadas con figuras de puercos y de peces. El fondistaSchmuhrepartíaentresushuéspedesestastablitasdelicadamentepulidas.Hacíaunasreverencias y unos cumplidos reveladores de que había pasado su juventud enBudapest y en Viena. La sonrisa de Schmuh parecíase a la copia que se hubiesesacadodeunacopiadelapresuntaMonaLisaauténtica.

Los parroquianos tomaban las tablitas con la mayor ceremonia. Algunos lascambiabanentre sí.Auno legustabamás la figuradelpuerco,otro—uotra, si setrataba de una dama— prefería al puerco doméstico ordinario la figura másmisteriosadelpez.Husmeabanlastablitas,laspasabandeunladoaotro,yelpatrónSchmuh esperaba, después de haber servido asimismo a los clientes de la galería,hastaquetodaslastablitasquedaranenreposo.

Luego—todosloscorazonessemanteníanexpectantes—,luegoapartaba,conungestoparecido al deunmago, el pañoque cubría el cesto: aparecía, recubriendo aéste,unsegundopañosobreelquesehallaban,difícilesdeidentificaraprimeravista,loscuchillosdecocina.

Lomismoqueanteriormente,Schmuhdistribuíaahora loscuchillos.Peroahoraprocedíaasurondaconmayorrapidez,aumentandoaquellatensiónquelepermitíaaél aumentar losprecios, yyanohacía cumplidosni permitíaque se cambiaran loscuchillos de cocina, sino que imprimía a sus movimientos una premura biendosificadayanunciabaenvozalta:—¡Preparados!¡Listos!¡Ya!—y,arrancandodelcestolasegundacubierta,metíalamanoenélydistribuía,repartía,esparcíaentreelpueblo;eraeldispensadorbenévolo,elproveedordesusclientes;ylesdabacebollas,unas cebollas como las que, doradas y ligeramente estilizadas, ostentaba en sumandil: cebollas comunes y corrientes, bulbos, nada de bulbos de tulipanes, sinocebollas como las que compra el ama de casa, cebollas como las que vende laverdulera,cebollascomolasqueplantanycosechanelcampesinoolacampesinaolasirvienta,comolasque,másomenosbienreproducidas,puedenversepintadasenlosbodegonesdelospequeñosmaestrosholandeses.ÉstaseranlascebollasquerepartíaelfondistaSchmuhentresushuéspedes,hastaquetodosellos las teníanyyanoseoía más que el ronronear de las estufas de tubos y el sisear de las lámparas decarburo: tal era el silencio que se producía después de la gran distribución de lascebollas.YFerdinandSchmuhexclamaba:—¡Cuandogusten,damasycaballeros!—echábase uno de los extremos del mandil sobre el hombro izquierdo, tal como lohacenlosesquiadoresenelmomentodelanzarse,ydabaconellolaseñal.

Procedíase a mondar las cebollas. Dícese de éstas que tienen siete pieles. Las

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damasyloscaballerosmondabanlascebollasconloscuchillosdecocina.Lesibanquitandolaprimera,latercerapielrubia,dorada,pardorojizao,mejordicho,lapielcolordecebolla,eibanpelandohastaquelacebollasehacíavítrea,verde,blancuzca,húmeda,acuosa,pegajosa,yolía,olíaacebolla;yluegoprocedíanacortar,talcomosecortanlascebollas,ycortaban,conmayoromenorhabilidad,sobreunastablitasque tenían figuradepuercosydepeces,cortabanenésteyenelotrosentido,yeljugosaltabaenchorritosysecomunicabaalaatmósferaporencimadelascebollas.Losseñoresdeciertaedad,pocoexpertosenmateriadecuchillosdecocina, teníanqueponercuidadoennocortarselosdedos,loquedetodosmodoshacíanalgunossindarse cuenta; las damas, en cambio, eran mucho más hábiles, no todas, pero síaquellasqueenlacasaeranbuenasamasdecasaysabíancómodebencortarselascebollas para las patatas salteadas, digamos, o para el hígado frito con rizos decebolla; pese a lo cual, en elBodegónde lasCebollasdeSchmuhnada servíandecomer, y el que quería comer tenía que irse a algún otro sitio, al «Pescadito» porejemplo, y no al Bodegón de las Cebollas, porque aquí sólo se cortaban cebollas.¿Cómoasí?Porqueasísellamabajustamente,y,loqueesmás,porquelacebolla,lacebolla cortada, si bien semira adentro... no, los clientes de Schmuh ya no veíannada, o algunos ya no veían nada, porque les venían las lágrimas a los ojos. Noporqueselesdesbordaraelcorazón,porquenosehadichoquecuandoelcorazónsedesborda los ojos hayan necesariamente de llorar; los hay que no lo logran nunca,sobretododurantelosúltimosdeceniospasados,yporelloalgúndíasedesignaráanuestro siglo como el siglo sin lágrimas, pese a todos los sufrimientos, y por ellotambiénprecisamente,porrazóndeestafaltade lágrimas, lagentequedisponíadelosmediosparaelloibaalBodegóndelasCebollasdeSchmuhysehacíaservirporel dueño una tablita de picar —puerco o pescado— y un cuchillo de cocina porochenta pfennigs y, por docemarcos, una vulgar cebolla de cocina, de jardín o decampo,ylaibancortandoenpedacitoscadavezmáspequeños,hastaqueeljugololograba. ¿Qué lograba? Lograba eso que el mundo y el dolor de este mundo nolograbanproducir,asaber:lalágrimaesféricayhumana.Aquísíselloraba.Aquí,porfin, volvíase a llorar. Se lloraba discretamente, o sin reserva, abiertamente. Aquícorríanlaslágrimasylolavabantodo.Aquíllovía,aquícaíaelrocío.Óscarpiensaenesclusasqueseabren,endiquesqueserompenencasodeinundación.¿Cómoeselnombredeese ríoquese sale todos losañosdesucaucesinqueelgobiernohaganadaporevitarlo?Ydespuésdeaquelcataclismonaturalpordocemarcosochenta,lahumanidad, libreyade sus lágrimas,hablaba.Vacilantesaúny sorprendidospor lanovedaddesupropiolenguajeescueto,losparroquianosdelBodegóndelasCebollasabandonábansetraselbanquete,sentadosenincómodascajastapizadasdearpillera,los unos a los otros, y se dejaban preguntar y volver del revés como se vuelve unabrigo.Óscar, sin embargo, que estaba sentado conKlepp y Scholle, sin lágrimas,

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bajo aquella casi escalera de gallinero, quiere ser discreto, y de todas aquellasrevelaciones, autoacusaciones, confesiones y declaraciones no contará más que lahistoriadeaquellaseñoritaPiochquevolvíasiempreaperderasuseñorVollmer,loqueleendurecióelcorazónylesecólosojosyhacíaquetuvierasiemprequevolveralcostosoBodegóndelasCebollasdeSchmuh.

Nosencontramos,decíalaseñoritaPiochdespuésdehaberllorado,eneltranvía.Yo volvía del negocio—posee y dirige una excelente librería—, el coche estabarepleto,yWilly—éseeraelseñorVollmer—mepisóconrudezaelpiederecho.Yonopodíaaguantarmedepie;fueunamoraprimeravista.Mascomotampocopodíaandar,élmeofreciósubrazoymeacompañó,o,mejordicho,me llevóacasay,apartirdeaqueldía,cuidótiernamenteaquellauñadelpiequeconsupisotónsemehabía puesto azul negruzca. Pero también en lo demás se comportó con muchocariño,hastaquelauñasemedesprendiódeldedogordoderechoynadaseoponíayaalcrecimientodeunauñanueva.Apartirdeldíaenquesemecayólauñamala,sucariñoempezóaenfriarse.Sufríamoslosdosporefectodeaqueldecaimiento.YenestomehizoWilly,porqueseguíaqueriéndomey tambiénporque losdos teníamosmucho en común, aquella espantosa proposición: Deja que te pise el dedo gordoizquierdo,hastaquelauñasepongaazulrojizayluegoazulnegruzca.Yoaccedíyéllohizo.Instantáneamentevolvíaaentrarenposesióndesuamorypudesaborearlohasta que la uña del dedo gordo izquierdo seme cayó también cual hoja seca. Ynuevamente nuestro amor se hizo otoñal. Ahora queríaWilly volver a pisarme eldedogordoderecho,cuyauñahabíacrecidoentretanto,parapoderseguiramándomede nuevo. Pero yo no lo permití y le dije: si tu amor es verdaderamente grande ysincero,hadepodersobreviviraunauñadededogordo.Peroélnomecomprendióyme dejó. Después de varios meses, volvimos a encontrarnos en una sala deconciertos.Pasadoelintermedio,ycomoquieraqueamiladohabíaunlugarvacío,élsevinoasentarconmigosinqueyoselopidiera.CuandodurantelaNovenaSinfoníaempezóacantarelcoro,deslicéhacialossuyosmipiederecho,delquepreviamentemehabíaquitadoelzapato.Élpisóyyologrénoperturbarelconcierto.Despuésdesiete semanas, Willy me abandonó de nuevo. Dos veces más pudimos todavíapertenecemosmutuamenteporespaciodealgunassemanas,porqueendosocasionesle tendía una vez el dedo gordo izquierdo y luego el derecho. Hoy tengo los dosdedoshechosuna lástima.Lasuñasnoquierenya crecer.Devez en cuandoWillyvieneavisitarme, se sientaamispies sobre laalfombraycontemplaconmovidoyllenodecompasiónparaconmigoyparaconélmismo,perosinamorysinlágrimas,lasdosvíctimas,desuñadas,denuestroamor.Avecesledigo:Ven,Willy,vamosalBodegónde lasCebollasdeSchmuhy lloremos allí amoco tendido.Perohasta elpresente nunca ha querido acompañarme. El pobre no conoce el consuelo de laslágrimas.

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Más adelante —y esto Óscar sólo lo revela para satisfacer la curiosidad quepuedan haber sentido ustedes—vino también alBodegón de lasCebollas el señorVollmer,queporlodemásteníaunnegociodeaparatosderadio.Lloraronjuntosy,segúnmelodijoayerKleppdurantelahoradevisita,parecequesehancasadonohacemucho.

Aunque la tragedia de la existencia humana semanifestara así ampliamente delunes a sábado —los domingos el Bodegón permanecía cerrado— después delconsumodecebollas,quedabareservadoalosclientesdeloslunesproporcionarloslloronesnomás trágicos,pero símásviolentos.Los luneseramásbarato.Schmuhofrecía las cebollas a la juventud amitad de precio. Lasmás de las veces veníanestudiantesdemedicinadeambossexos,perotambiénlosdelaAcademiadeBellasArtes,sobretodolosquemásadelantequeríanserprofesoresdedibujo,gastabanencebollaspartedesusbecas.Pero,¿dedónde—mesigohoypreguntando—sacabanlosalumnosylasalumnasdebachilleratoeldineroparasuscebollas?

La juventud llora de otro modo que la vejez. También los problemas de lajuventudsonmuydistintosdelosdeésta.Nosiempresonproblemasdeexámenesode graduación. Sin duda que se discutían también en el Bodegón de las Cebollashistorias de padres e hijos y demadres e hijas, pero, por más que la juventud sesintieraincomprendida,dichaincomprensiónnolograbaarrancarlemuchaslágrimas.AlegrábaseÓscardequelajuventudsiguierallorandoporamor,lomismoqueantes,ynosóloporamorsexual.GerardoyGudrún:alprincipiosesentabansiempreabajoysóloluegollorabanjuntosenlagalería.

Ella,grande,fuerte,unapelotariqueestudiabaquímica.Seanudabalaabundantecabelleraenlanuca.Grisynoobstantematernal,talcomoantesdelfindelaguerrapudoverseporespaciodevariosañosenloscartelesdelaOrganizaciónFemenina,sumiradaeraabsolutamentelimpiay,lasmásdelasveces,directa.Pormuyblanca,lisaycombadaquefuerasufrente,surostrorevelabalastrazasdesudesgracia.Delanuezparaarriba, sobre la fuertebarbilla redondaycomprendiendoambasmejillas,una barba absolutamente masculina, que la infeliz trataba siempre de afeitarse,dejábaleunashuellashorrorosas.Esprobablequelapieldelicadanosoportarabienlahojadeafeitar.Gudrúnllorabasudesgracia:unacaraenrojecida,agrietada,llenadegranos,enlaquelabarbanuncasecansabadecrecer.GerardosólovinoalBodegóndelasCebollasalgomástarde.Seconocieronnoeneltranvía,comolaseñoritaPiochyelseñorVollmer,sinoeneltren.Estabansentadosfrenteafrenteyregresabandelas vacaciones semestrales. El la quiso en seguida, con barba y todo. Ella,acomplejadadesubarba,noseatrevíaaquererlo,peroadmiraba—justamenteloqueaéllohacíainfeliz—lapieldelabarbilladeGerardo,lisacomoladelasnalgasdeun bebé, porque al mozo no le crecía la barba, y por eso era tímido con lasmuchachas.Detodosmodos,GerardolehablóaGudrúny,cuandobajarondeltren

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enlaEstaciónCentraldeDüsseldorf,eranyaporlomenosamigos.Apartirdeaquelviaje, siguieron viéndose a diario. Hablaban de esto y de aquello, comunicábansetambiénunapartedesuspensamientosrespectivos,perosalvandosiempreaquellodela barba ausente y de la que no se cansaba de crecer. Además, Gerardo trataba aGudrúncondelicadezay, a causade supielmartirizada,no labesabanunca.Yenestaforma,ambossemantuvieroncastos,aunquenialunonialaotralesimportaramucholacastidad,yaque,alcabo,ellaestabaentregadaalaquímicayélaspirabaahacersemédico.CuandoenunaocasiónunamigocomúnlesaconsejóelBodegóndelas Cebollas, los dos, escépticos como suelen serlo los químicos y los médicos,sonrieron al principio despectivamente. Pero de todosmodos acabaron por ir, parapracticarallí,segúnse loasegurabanmutuamente,cierto tipodeestudios.Óscarhavistoraramentedospersonas jóvenesllorarcomollorabanellos.Volvíanunayotravez, ahorraban los seismarcos cuarenta de sus alimentos y lloraban a causa de labarbaausenteydeaquellaquedestrozabaladelicadapieldelamuchacha.AvecestratabandeevitarelBodegóndelasCebollasydejabanefectivamentedeacudirunlunes,peroalsiguientevolvíanyrevelabanllorando,desmenuzandoentrelosdedoslos pedacitos de cebolla, que habían querido ahorrarse los seis marcos cuarenta.Habíanprobadolacosaensucovachaconunacebollabarata,peronoeralomismoque en elBodegón de lasCebollas.Hacía falta un auditorio.Eramuchomás fácilllorarencompañía.Alsentimientoverdaderodecomunidadsólopodíallegarsesiaderechaeizquierdayarribaenlagaleríallorabantambiénloscondiscípulosdeestaoaquellafacultad,losdelaAcademiadeBellasArtesyhastaloscolegiales.

PeroenelcasodeGerardoyGudrúnfueproduciéndose,despuésdelaslágrimas,unacuraciónprogresiva.Esposiblequeellíquidolacrimalsellevarasusrespectivoscomplejos. Llegaron, como suele decirse, a mayor intimidad. Él besaba la pieldesolladade ella, y ella hallabaplacer en la piel fina de él, hasta queunbuendíadejarondevenir:yanolonecesitaban.Óscarselosencontrómesesmástardeycasino los hubiera reconocido: él, el Gerardo barbilampiño, ostentaba una magníficabarba pelirroja, y ella, laGudrún de pielmartirizada, ya sólo dejaba ver un ligerovello oscuro, que la favorecía mucho, arriba del labio superior. Su barbilla y susmejillas, en cambio, brillaban lisas y sin traza alguna de vegetación. Se casaronsiendoestudiantestodavía.Óscarpuedeoírloscincuentaañosmástarde,rodeadosdesusnietos.Ella,Gudrún:—Esoeracuandoelabuelitonoteníabarbatodavía—yél,Gerardo:—Esoeracuandoa laabuelita laatormentaba todavíasubarba,y losdosíbamosloslunesalBodegóndelasCebollas.

Pero, ¿por qué, preguntarán ustedes, siguen los tres músicos sentados bajo laescaleraquepodíaserdebarcoodegallinero?¿Esque,contodoaquelllorar,gemiryrechinar de dientes, aquella tienda de cebollas necesitaba además una orquestaauténticaypermanente?

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Unavezque los clientes habían agotado sus lágrimasyvaciado sus corazones,nosotrosechábamosmanodenuestrosinstrumentosyproporcionábamoslatransiciónalaconversaciónnormal,facilitandoaloshuéspedeslasalidadelBodegónparaquepudieranentrarotros.Klepp,ScholleyÓscarerancontrariosalascebollas.Además,había en nuestro contrato con Schmuh una cláusula que nos prohibía a nosotrossaborear las cebollas en la misma forma que los clientes. Pero tampoco lasnecesitábamos.Scholle,elguitarrista,noteníamotivoalgunodequeja,puessiempreseleveíafelizycontento,auncuandoenmediodeunrag-timeselerompierandoscuerdasdelbanjoalavez.PorloqueserefiereamiamigoKlepp, lasnocionesdellorar y reír siguen trabucándosele totalmente todavía. Encuentra el llorar alegre;nuncalohevistoreírtantocomoenocasióndelentierrodesutíaque,antesdequeélsecasara,lelavabalascamisasyloscalcetines.Pero,¿quépasabaconÓscar?Óscarsí hubiera tenidomotivo suficiente para llorar. ¿No tenía que lavarse, a fuerza delágrimas,laimagendelaseñoritaDoroteaydeaquellalarganocheinútilsobreunaalfombradecocomáslargatodavía?YmiMaría,¿nomedabayabastantemotivodequeja?¿NoentrabaysalíadelpisodeBilkcomoledabalaganasufamosojefe,eltalStenzel?¿Acasomihijo,elpequeñoKurt,nollamabaalnegociantedecomestiblesfinos y esporádicamente también de artículos de carnaval primero «tío Stenzel», yluego«papáStenzel»?YdetrásdeMaría,¿noyacíanallálejos,bajolaarenasueltadelcementeriodeSaspeybajolaarcilladeldeBrenntau,mipobremamá,elalocadodejanBronskiyelcocineroMatzerath,quesólosabíaexpresarsussentimientosensopas? A todos hubiera tenido que llorarlos. Pero Óscar pertenecía al númeroreducidodelosbienaventuradosqueparallorarnonecesitancebollas.Mitambormeayudabaenello.SólosenecesitabanunoscuantoscompasesdeterminadosparaqueaÓscar le fluyeran lágrimas ni mejores ni peores que las costosas lágrimas delBodegóndelasCebollas.

Tampoco el dueño Schmuh recurría nunca a las cebollas. Los gorriones quecazabaen setosyarboledasdurante sushoras libres leproporcionabanun sustitutoperfecto.¿NoocurríaconfrecuenciaqueSchmuh,despuésde los tiros,alineara losdocepajarilloscazadossobreunpapeldeperiódico,lloraraalágrimavivasobreloscuerpecitosemplumados,tibiostodavíay,sindejardellorar,esparcieraalpisteporlosprados delRin y sobre la grava de la orilla?Esto aparte, ofrecíasele además en elBodegóndelasCebollasotraposibilidaddedesahogarsudolor.Teníaporcostumbreincreparunavezpor semanaa lamujerde losexcusados, insultándolaavecesconpalabras anticuadas, comomanceba, ramera, coima, alevosa,meretriz.—¡Fuera deaquí—oíasele gritar—, apártate demi vista, infame!—y la despedía en el acto ycontratabaaotra.Perotopócondificultades,puesyanohabíamaneradeencontrarlasnuevas, demodo que tenía que volver a confiar el puesto amujeres que ya habíadespedidoalgunavez.Ellasvolvíandebuenagana,primeroporquenoentendíanla

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mayoríadelosinsultosquelesdirigíaSchmuh,yluegoporqueenelBodegóndelasCebollasganabanbuendinero.Elllorarhacíaqueloshuéspedestuvieranqueacudiralostoilettesconmayorfrecuenciaqueenotroslugaresy,además,elhombrequelloraes más generoso que el de ojo seco. En particular eran los caballeros que «seexcusabanunmomento» losque,concarasencendidas,húmedasycongestionadas,semetíanmásprofundamenteydebuenagana lamanoenelbolsillo.Además, lasencargadas de los toilettes vendían a los parroquianos los célebres pañuelos decebollas estampadas que llevaban atravesada la inscripción «Al Bodegón de lasCebollas».Dichospañueloseranbastantegraciososysepodíanutilizarnosóloparasecarse las lágrimas, sino también para ponérselos en la cabeza. Los clientesmasculinos del Bodegón se mandaban hacer unos banderines triangulares con loscuadradosdecoloresyloscolgabanenelcristaldeatrásdesusautos,demodoquedurante losmesesdevacaciones llevabanelBodegónde lasCebollasdeSchmuhaParís,alaCostaAzul,aRoma,Ravena,RiminieinclusivealaremotaEspaña.

Correspondíanosademás,alosmúsicosyanuestramúsica,otramisión.Devezencuando,sobretodocuandoalgunosclienteshabíancortadounaacontinuacióndeotra dos cebollas, producíanse en elBodegón explosiones que fácilmente hubierandegenerado en orgías. Por una parte, esta falta de continencia no le gustaba aSchmuh, de modo que, en cuanto algunos señores empezaban a desanudarse lascorbatasyalgunasdamasamanipularselasblusas,nosordenabahacermúsica,paracontrarrestar conmúsica la impudicia incipiente. Pero por otra parte era el propioSchmuh el que siempre volvía, hasta cierto punto, a abrir las puertas de la orgía,facilitando a los huéspedes más sensibles una segunda cebolla inmediatamentedespuésdelaprimera.

Hasta donde lleganmis noticias, la explosiónmás fuerte que se produjo en elBodegón de las Cebollas había de convertirse también paraÓscar, si no en puntocrítico de su existencia, sí por lomenos en acontecimiento decisivo. La esposa deSchmuh, lavivarachaBilly,no solía frecuentarmuchoelBodegón,perocuando lohacía,veníaencompañíadeunosamigosqueaSchmuhnolegustaban.UnanochesepresentóconelcríticomusicalWoodeyelarquitectofumadordepipaWackerlei.Losdosseñores formabanpartede losclienteshabitualesdelBodegón,peroelpesodesuscuitaseraabrumadoryfastidioso:Woodellorabapormotivosreligiosos—queríaconvertirse,osehabíayaconvertido,oestabaapuntodevolveraconvertirse—,entanto que el fumador de pipaWackerlei lloraba a cuenta de una cátedra que habíasacrificado,ensusveintes,porunadanesaextravagante,que luegosehabíacasadocon otro, un sudamericano con el que había tenido seis hijos; eso era lo que lemolestabaaWackerleiyhacíaquelapipaseleapagaraconstantemente.FueWoode,siempremalicioso,elqueconvencióalaseñoraSchmuhdequecortaraunacebolla.Asílohizoella,derramólágrimasyempezóadesembuchar,poniendoaldescubierto

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aSchmuh,eldueño,yrevelandocosasqueÓscar,pordiscreción,nolesdirá.Ysólocon el concurso de unos forzudos se pudo contener a Schmuh cuando éste seabalanzósobresuesposa,yaque,endefinitiva,loquesobrabaallíerancuchillosdecocina.Logróse,con todo,conteneralenfurecidohastaque la insensataBillypudosalirdelruedoconsusamigosWoodeyWackerlei.

Schmuhestabaalteradoyconfuso.Yoseloconocíenlasmanosagitadas,conlasque a cada rato trataba de componer el mandil. Desapareció varias veces tras lacortina, increpó a lamujer de los lavabos y volvió finalmente con un cesto lleno,anunciando a sus parroquianos, con voz entrecortada y un júbilo fuera de todaproporción,quesesentíadehumordadivosoeibaaprocederaunarondagratisdecebollas;actoseguidoempezóarepartirlas.

ElmismoKlepp,queencualquiersituación,porespinosaquefuera,veíasiempreexcelentemotivodebroma,púsoseenaquellaocasión,sinopensativo,síenguardiapor lo menos, manteniendo su flauta al alcance de la mano. Bien sabíamos lopeligroso que resultaba ofrecer a aquella sociedad sensible y refinada una segundaposibilidadinmediatadelágrimasliberadoras.

Schmuh,viéndonosconlosinstrumentosapunto,nosprohibióhacermúsica.Enlas mesas, los cuchillos comenzaron la labor de desmenuzamiento. Las primeraspieles, tan bellas en su color palo de rosa, quedaron descartadas sin ningúnmiramiento.Lacarnevítreadelacebolla,consusestríasverdepálido,cayóbajoloscuchillos.Enformacuriosa,losllantosnoempezaronestavezenlasdamas.Señoresenlaflordesuedad,comoelpropietariodeunaindustriamolinera,unfondistaqueestabaconsuamigoligeramenteempolvado,unrepresentantegeneraldeascendencianobiliaria,unamesaenteraconfabricantesdelramodelaconfección,quesehallabandepasoenlaciudadconmotivodeunaconvención,yaquelactorcalvoaquienentrenosotros llamábamos el Castañuelas, porque al llorar le castañeteaban siempre losdientes:ellosfueronlosqueempezaronallorar,antesdequelasdamascooperaran.Pero ni damas ni caballeros se abandonaron a ese llanto liberador que se producíadespués de la primera cebolla, sino que fueron presa de un llorar convulsivo. ElCastañuelascastañeteabaenformatanespantosaque,dehaberlohechoencualquierteatro, hubiera arrastrado al público a castañetear con él; elmolinero topabaunayotravezconlacabezacanosaybiencuidadacontralatabladelamesa;elfondistafundíasusconvulsioneslacrimalesconlasdesugrácilamigo;Schmuh,alpiedelaescalera,dejabacolgarsumandilycontemplabaconojosmaliciososynoexentodesatisfacciónalasociedadyamediodesencadenada.Yluego,unadamadeciertaedadsedesgarró lablusa ante losojosde suyerno.Yde repente el amigodel fondista,cuyocarácteralgoexóticohabíallamadoyaanteslaatención,seplantóconsutorsodesnudo, de un bronceado natural, sobre una de lasmesas y, a continuación sobreotra, y empezó a bailar como debe bailarse en el Oriente, anunciando con ello el

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principio de una orgía que, aunque había estallado con violencia, no merece, contodo,porfaltadeocurrencias—oporqueéstassólofueronnecias—loshonoresdeunadescripcióndetallada.

Schmuh no fue el único en mostrarse decepcionado; también Óscar arqueóhastiado las cejas. No faltaron algunas escenas graciosas de desvestimiento:caballeros que se ponían prendas íntimas de señora, amazonas que se lanzabanávidamente sobre corbatas y tirantes, parejas que desaparecían aquí y allá bajo lasmesas;enrigor,habríaquemencionaralCastañuelas,quedesgarróunossostenesconlosdientes,losmascóyenparteselostragóprobablemente.

Es de creer que ese espantoso barullo, esos «¡yuhú!» y «¡yuhá!» detrás de loscuales no había prácticamente nada, determinaran al decepcionado Schmuh, queposiblemente temía también a la policía, a abandonar su lugar junto a la escalera.Inclinóse hacia nosotros, que permanecíamos sentados allí abajo, le dio primero aKleppyluegoamí,ysusurró:—¡Música!¡Músicadigo,tocad!¡Música,paraacabarconestedesenfreno!

MasresultóqueaKlepp,quenoeramuydifícildecontentar,aquelloledivertía.Desternillábasederisaynohallabamaneradellevarselaflautaalaboca.EncuantoaScholle,queveíaenKleppasumaestro,loimitabaentodo,yasítambiénenlodelarisa.SóloquedabaÓscar;peroSchmuhpodíacontarconmigo.Saquéeltambordedebajodelbanco,encendítranquilamenteuncigarrilloyempecéatocar.

Noobstantenohabermetrazadoplanalguno,logréhacermecomprenderconmitambor.Me olvidé en aquellos momentos de todamúsica rutinaria de café. Óscartampoco tocó nada de jazz. Por otra parte, tampocome gustaba que la gente sóloviera en mí a un baterista desenfrenado, porque, aunque resultara un expertotamborista,noeranimuchomenosunincondicionaldeljazz.Claroquemegusta,lomismoquemegustaelvalsvienes.Podíatocarunayotracosa,perosentíquenoeraeso loquedebía tocar.AsíquecuandoSchmuhme rogóqueatacarael tambor,notoqué loque sabía, sino loque sentía salírsemedel corazón.Óscar logróponer lospalillos en lasmanosdelÓscarde tres años.Me fui, pues,por losviejos caminos,evoquéelmundodesdeelpuntodevistadelniñodetresaños,yempecépormeterencinturaaaquellasociedaddelaposguerraincapazdeverdaderasorgías,loquedebeentendersequelallevéalPosadowskiweg,alkindergartendelaseñoraKauer,hastaque la fui dejando boquiabierta, cogida de lasmanos y con las puntas de los piesvueltas hacia adentro, esperándome amí, su cazador de ratas. Y así abandonémilugar bajo la escalera de gallinero, me fui a lo alto, les di primero y a título demuestraalasdamasycaballeroslas«tortas,tortitas»y,unavezregistradaconéxitolaalegríainfantilgeneral,lescoloquésintransiciónunsustomayúsculoconlaBrujaNegra, lamismaqueyaanteriormentemeasustabadecuandoencuandoyhoymeespantacadavezmás,gigantesca,másnegraqueelcarbón,yagitándoseenfurecida

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porelBodegóndelasCebollas,conloquelogréaquelloqueelfondistaSchmuhsólolograba con cebollas: que las damas y caballeros empezaran a derramar gruesaslágrimas, tuvieran miedo y solicitaran temblorosos mi compasión. Y así, paratranquilizarlosalgoyparaayudarlostambiénameterseensusvestidosyensuropainterior, en sus sedas y terciopelos, toqué «Verdes, verdes, verdes son todos misvestidos», y luego «Azules, azules, azules...», «Amarillos, amarillos, amarillos...»;recorrí todos loscoloresymatices,hastaquevolvía tenerenfrenteauna sociedadelegantemente vestida; formé luego el kindergarten para el desfile yme lo llevé atravésdelBodegóndelasCebollas,comosiaquellofueraelcaminodeJeschkental,comosisubiéramosalErbsbergdandovueltaaldetestablemonumentoaGutenberg,comosiallíenelPradodeSanJuanflorecieranauténticasmargaritasquelasdamasyloscaballerospudieranrecogerenmediodesuregocijoinfantil.Yluego,afindequetodoslospresentesyelpropioSchmuhpudierandejarunrecuerdodeaquellatardeentre juegos de jardín de párvulos, les permití la satisfacción de una pequeñanecesidad,ydije conmi tambor, apuntoyadeentrar eneloscuroDesfiladerodelDiablo:—Ahora podéis, chiquitines—y todos se hicieron una pequeña necesidad:todos se lahicieron, lasdamasy los caballeros, y el propioSchmuhymis amigosKlepp y Scholle, y también la remota mujer de los lavabos; todos hicieronpispispispis,mojándose sus calzoncitos, agachándose para ello y escuchándose losunos a los otros. Y cuando se hubo apagado esta música —Óscar sólo habíaacompañadoalaorquestainfantilconundiscretoredoble—pasé,medianteungolpefuerteydirecto,alaalegríadesbordante.Conundesenvuelto:

Vidrio,vidrio,vidrioroto,Cervezasingrano,LabrujaabrelaventanaYtocaelpiano...

llevéaaquellasociedadexultante,gozosa,rienteyparlanchina,cualunabufandadeniños inocentes, primero al guardarropa, en donde un barbudo estudiantedesconcertadoproveíadeabrigosalosinfantilesparroquianosdeSchmuh,yluego,alsondelapopular«Quiénquierevera las lavanderitas»,por laescaleradecementoarriba,juntoalporteroconzamarra,yalacalle.Bajouncieloestrelladodecuentodehadas,queparecíahechoexprofeso,despedíaquellanochedeprimaveranoexentade frescor del año cincuenta a las damas y caballeros que, por algún rato todavía,siguieronejecutandotravesurasinfantilesporelbarrioviejo,sinhallarelcaminodesusrespectivoshogares,hastaquelavistadealgúnpolicíalosreintegróasusedades,asudecoroyalrecuerdodelosnúmerosdesusteléfonos.

EncuantoaÓscar,queseguíariendoporlobajoyacariciabasutambor,volvióalBodegón de las Cebollas, en donde Schmuh continuaba aplaudiendo, al pie de la

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escalera, con el compás abierto y la entrepierna húmeda, y parecía sentirse tancontentoenelkindergartende laseñoritaKauercomoen lospradosdelRinen losque,demayor,cazabagorriones.

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JuntoalmurodelAtlántico:lascasamatasseaferranalcemento

Con eso yo sólo había querido ayudar a Schmuh, el dueño del Bodegón de lasCebollas.Peroélnomeperdonónuncaaquelsolodetambor,quehabíaconvertidoasusparroquianosdebuenapagaenniñosbalbucientes,sincomplejos,queinclusivemojabansuspantalonesy,porello,lloraban:llorabansincebollas.

Óscar se esfuerza por comprenderlo. ¿No era un legítimo temor a micompetencia,yaqueacadaratolosclientesdabandeladolascebollastradicionalesysolicitabanavocesaÓscaryasutambor,mesolicitabanamí,quepodíaevocarconmiinstrumentolainfanciadetodosycadaunodeellos,pormuydeedadavanzadaquefueran?

Schmuh,quehasta entonces sehabía limitadoadespedir sinprevio aviso a lasmujeres de los lavabos, nos despidió a nosotros, sus músicos, y contrató a unviolinistaquetocaraentrelosclientes,alque,conbuenavoluntad,podíatomarseporgitano.

Mascomoquieraquedespuésdenuestrodespidoalgunosdelosparroquianos,yde los mejores, amenazaron con no volver, Schmuh hubo de avenirse, apenastranscurridasunascuantassemanas,auncompromiso:tresvecesporsemanatocabaelviolinista,ytresvecestocábamosnosotros,paraloquedetodosmodospedimosyobtuvimos unos honorariosmás elevados: veintemarcos por noche, y las propinasafluían cada vez con mayor abundancia. Óscar abrió una libreta de ahorros ydisfrutabaconlosintereses.

Estalibretadeahorrosnohabíadetardarensermedevaliosaayudaalponerselasituacióndifícil,porquedeprontoseapareció lamuerteysenos llevóaFerdinandSchmuh,privándonosdenuestrotrabajoydenuestrafuentedeingresos.

Ya dije anteriormente que Schmuh cazaba gorriones. A veces, cuando iba acazarlos, nos subía con él en su Mercedes y nos llevaba de espectadores. Pese aocasionales disputas a propósito de mi tambor, a las que no eran ajenos Klepp yScholle,mis fielescompañeros, las relacionesentreSchmuhysusmúsicosseguíansiendodeamistad,hastaque,segúnseacabadeindicar,vinolamuerte.

Subimos. La esposa de Schmuh, como siempre, al volante.Klepp a su lado, ySchmuhentreÓscaryScholle.Laescopetadecazaselaponíasobrelasrodillasy,devezencuando,laacariciaba.FuimoshastapocoantesdeKaiserswerth.BastidoresdeárbolesaambasorillasdelRin.LaesposadeSchmuhsequedóenelautoydesplegóunperiódico.Kleppsehabíacompradopocoantesunaspasasyselasibacomiendoregularmente. Scholle, que antes de nacerse guitarrista había estudiado algo, sabíarecitardememoriapoesíassobreelRin.Éstenosmostrabasuaspectopoético.Pesea

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laépocaestival,llevaba,ademásdelasacostumbradasbarcazas,unashojasotoñalesquesemetíanendirecciónaDuisburgo.YanoserporlaescopetadeSchmuh,quedevezencuandosehacíaaudible,aquellatardejuntoaKaiserswerthhubierapodidodesignarsecomoapacible.

CuandoKlepphuboterminadoconsuspasasysesecó losdedoscon lahierba,terminótambiénSchmuh.Alosoncecuerpecitosemplumadosyfríossobreelpapeldeperiódicojuntóalduodécimoque,segúnél,seestremecíaenconvulsionestodavía.Yaelcazadorestabaliandosubotín—yaque,porrazonesimpenetrables,Schmuhsellevabasiempreloquecazabaacasa—,cuandocercadenosotros,sobreunasraícestraídasallíporlacorriente,seposóungorrión,ylohizoenformatanostensible,eratangrisyunejemplartanbellodegorrión,queSchmuhnopudoresistirlo,yél,quenuncacazabamásdedocegorrionesenunamismatarde,letiró,tiróalgorriónquehacíatrece.Nohubieradebidohacerlo.

Cuando Schmuh hubo juntado el gorrión que hacía trece a los otros doce,emprendimoselregresoyhallamosalaesposadeSchmuhdormidaenelMercedesnegro. Primero subió Schmuh delante. Luego subieron Scholle y Klepp detrás.Tocábamemiturno,peroyonosubí,sinoquedijequequeríapasearunpocotodavía,quecogeríaluegoeltranvíayquenosemolestaranpormí.YasísefueronsinÓscar,quehabíaobradoprudentementealnosubirse,endireccióndeDüsseldorf.

Yolosfuisiguiendodesdelejos.Nonecesitéandarmucho.Unpocomásadelantehabía una desviación, a causa de unas reparaciones en la carretera; la desviaciónpasabajuntoaunacanteradegrava.Yenésta,unossietemetrospordebajodelniveldelacarretera,hallábaseelMercedesnegroconlasruedasparaarriba.

Unostrabajadoresdelacanterahabíanextraídodelcochealostresheridosyelcadáver de Schmuh. La ambulancia estaba ya en camino. Bajé por el talud a lacantera.Loszapatosnotardaronenllenársemedegravilla.Meocupéunpocodelosheridos, que pese a sus dolores me preguntaban, pero no les dije que Schmuhestuvieramuerto.Con losojos inmóvilesysorprendidosmirabaéstehaciaelcielo,encapotadoensustrescuartaspartes.Elperiódicoconsubotíndelatardehabíasidolanzadofueradelcoche.Contédocegorriones,peronologréhallaralquehacíatrece,yseguíabuscándolotodavíacuandoyalaambulanciabajabacondificultadhacialacantera.

La esposa de Schmuh, Klepp y Scholle habían sufrido heridas de pocaimportancia:contusionesyalgunascostillas rotas.Cuandomásadelante fuiaveraKlepp al hospital y le pregunté por la causa del accidente, me contó una historiaextraordinaria:cuandopasabanlentamentejuntoa lacantera,debidoaquelagravaestabamuysuelta,uncentenardegorriones, si esqueno fueronvarioscentenares,levantáronsede los setos, lasmatasy los árboles frutales, se arremolinaron ante elMercedes,chocaroncontraelparabrisas,asustaronalaesposadeSchmuhy,consu

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solafuerzadegorriones,causaronelaccidenteylamuertedelfondistaSchmuh.Tómese el relato deKlepp como se quiera;Óscar semantiene escéptico, tanto

máscuantoque,alserenterradoSchmuhenelcementeriodelSur,nohabíaallímásgorriones que los que hubiera unos años antes, cuando él trabajaba todavía demarmolista y grabador de inscripciones. En cambio, mientras caminaba entre elcortejofúnebreconunsombrerodecopaprestado,detrásdelataúd,vienlasecciónnueve al marmolista Korneff que, con un ayudante al que yo no conocía, estabacolocando allí una lápida de diabasa para una sepultura de dos plazas.Al pasar elataúdconelfondistaSchmuhjuntoalmarmolistaparaserllevadoalaseccióndiez,denuevainstalación,quitóseaquéllagorra,conformealreglamentodelcementerio,pero,posiblementeacausadelsombrerodecopa,nomereconoció,sinoqueselimitóa frotarse lanuca, loqueconstituíaun indiciode furúnculosmadurosoapuntodereventar.

¡Entierros!Hellevadoyaaustedesamuchoscementeriosyhedichotambién,enalgún otro lugar, que los entierros recuerdan siempre otros entierros; por ello noquierohablarahoradelentierrodeSchmuhnidelospensamientosretrospectivosdeÓscar durante el mismo. Schmuh volvió a la tierra en forma normal, sin que seprodujera nada extraordinario. No quiero sin embargo ocultarles que, después delentierro—nosdispersamoslibremente,puestoquelaviudaestabaenelhospital—,semeacercóunseñorquedijollamarsedoctorDösch.

EldoctorDöscheradirectordeunaagenciadeconciertos,lacual,sinembargo,nolepertenecía;pero,porotraparte,eldoctorDöschresultóserunantiguoclientedelBodegóndelasCebollas.Amínuncamehabíallamadolaatención.Pareceser,contodo,queélestabapresenteenaquellaocasiónenqueyohabíaconvertidoaloshuéspedesdeSchmuhenniñosbalbucientesyfelices.Esmás,segúnélmismomeloconfesó confidencialmente, el propio Dösch había vuelto a su más tierna infanciabajo la evocacióndemi tambor,y seproponía ahora lanzarnos, amíy ami«grantruco»—asílollamaba—engranescala.Estabaautorizado,medijo,parasometermeuncontrato,uncontrato fantástico; loúnicoque teníaquehaceryoera firmarlo.Yfrente al crematorio, en donde Leo Schugger, que en Düsseldorf se llamabaGuillermoBabas,esperabaconsusguantesblancosalcortejofúnebre,sacóunpapelque, a cambio de cantidades fabulosas de dinero, había de obligarme en cuanto«Óscar,elTambor»adarengrandessalasconciertosdesolistaantedoso tresmilpersonas.Alnofirmárseloenelacto,Döschsemostróinconsolable.Yomeexcusécon lamuerte de Schmuh y dije que, comoquiera que, en vida, él y yo habíamosestadomuyunidos,nomeparecíaapropiadobuscarme,allímismoenelcementerio,unnuevopatrón.Detodosmodos,prometípensarlo;talvezemprenderíademomentounpequeñoviaje,peroluegoiríaavisitarleyoaél,aldoctorDösch,yposiblementemedecidiríaafirmarloqueélllamabauncontratodetrabajo.

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Yaunqueenelcementerionofirmarayocontratoalguno,Óscarvioseobligado,acausadesusituaciónfinancierainsegura,aaceptaryembolsarunanticipoqueaqueldoctor Dösch me ofreció fuera del cementerio, a la entrada del mismo, donde leaguardabasucoche,yquemeentregódiscretamentedentrodeunsobre,juntamenteconsutarjeta.

Y efectué el viaje, encontrando inclusive un compañero para el mismo. Enrealidad,hubierapreferidohacerloconKlepp.Peroéstesehallabaenelhospitalynopodíareír,porquesehabíarotocuatrocostillas.TambiénmehubieragustadoirconMaría.Porotraparte,como lasvacacionesdeveranonohabían terminado todavía,tambiénhubierapodidollevarmealpequeñoKurt.Peroellaseguíaconsujefe,aquelStenzel,quesedejaballamar«papáStenzel»pormihijo.

Así pues, partí con el pintorLankes.Ustedes ya conocen aLankes como caboLankesytambiéncomoprometidotemporaldelamusaUlla.CuandoconelanticipoymilibretadeahorrosenelbolsillomefuiaveralpintorLankesenlaSittardstrasse,dondeélteníasutaller,esperabaencontrarmeallíamiantiguacolegaUlla,porqueyoqueríahacerelviajeconella.

Y allí estaba Ulla. Hace ya quince días, me reveló en el umbral mismo de lapuertaquenoshemosprometido.ConHánschenKrageslacosanomarchaba,yellahabíatenidoquedescomprometerse;mepreguntósiconocíayoaHánschenKrages.

ÓscarnoconocíaalúltimoprometidodeUlla,loquesentíamucho,yformulóacontinuaciónsugenerosoofrecimientodeviaje,perohubodesufrirque,antesdequeUllapudieraaceptar,elpintorLankes,juntándoselesenaquelmomento,senombraraasímismocompañerodeviajedeÓscarytrataraalamusa,alamusadelaspiernaslargas,abofetones,porqueellanoqueríaquedarseencasa,loquelahizollorar.

¿Porqué,pues,Óscarnosedefendió?¿Porqué,siqueríaviajarconlamusa,notomóelpartidodelamusa?Pormuybonitoquemerepresentarayoelviajealladodela Ulla esbelta y de vello delicado, no dejaba de experimentar cierto temor a unaconvivencia demasiado íntima con una musa. Con las musas, decíame, hay queconservar cierta distancia, pues en otro caso el beso de la musa se convierte encostumbre doméstica y cotidiana. Prefiero, por consiguiente, hacer el viaje con elpintorLankes,quelepegaalamusacuandoéstaquierebesarlo.

Encuantoalobjetivodenuestroviaje,nohubodiscusiónalguna.Nopodía serotroqueNormandía.QueríamosvisitarlascasamatasentreCaenyCabourg,yaqueallí nos habíamos conocido durante la guerra. La única dificultad consistía enprocurarse losvisados,peroaéstosnocreeÓscarquevalgalapenadedicarlesunasolapalabra.

Lankesesunavaro.Cuantomásderrochasobresustelasmalpreparadascolores,baratospordemásoinclusiveprestados,tantomássemuestratacañoenmateriadedinero,yaseaenpapeloamonedado.Jamáscompracigarrillos,loquenoleimpide

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fumarconstantemente.Paracomprendermejorelcaráctersistemáticodesuavaricia,sépaseque,cuandoalguienleofreceuncigarrillo,élsesacadelbolsilloizquierdodelpantalónunamonedadediezpfennigs,laexponeunosinstantesalaireyselapasaluegoalbolsilloderecho,donde,segúnlahoradeldía,sejuntaaunamenorcantidaddemonedas idénticas.Y como fuma horrores, en unmomento de buen humormerevelóque,díacondía,llegabaavecesaahorrarsehastadosmarcosdetabaco.

EseterrenoenruinasqueLankessecompróhaceunañoenWerstenloadquirióo,mejordicho,empezóporfumárseloconloscigarrillosdesusconocidos,próximosolejanos.

AsíqueconeseLankesmefuiaNormandía.Tomamosun trendirecto.Lankeshubierapreferidoelauto-stop,perocomoelquepagabaeinvitabaerayo,tuvoqueresignarse.DeCaenaCabourg tomamoselautobús.Pasamosentreálamos tras loscualesseextendíanpradoslimitadosporsetos.Lasvacasblancasconmanchaspardasdabanalpaisajeelaspectodeuncarteldepropagandadealgunamarcadechocolatecon leche.Acondición,esclaro,deeliminardelpapelbrillante losdestrozosde laguerra,visiblestodavía,quemarcabanyafeabantodaslasaldeas,comprendidaladeBavent,enlaqueperdierayoamiRosvita.

DeCabourgseguimosapiepor laplaya,hacia ladesembocaduradelOrne.Nollovía.AntesdellegaraLeHome,dijoLankes:—¡Yallegamos,muchacho!Dameuncigarrillo—ymientrassepasabalamonedadeunbolsilloaotro,superfildelobo,proyectadosiemprehaciaadelante,señalabaunadelascasamatasindemnesentrelasdunas.Pusoenacciónsuslargosbrazos,cogióelmorral,elcaballetedecampoyladocenadebastidoresconelizquierdo,cogiómeamíconelderechoymellevóhaciaelcemento.UnamaletitayeltamborerantodoelequipodeÓscar.

El tercer día de nuestra estancia en la costa del Atlántico—habíamos vaciadoentretanto el interior de la casamata Dora siete de la arena allí acumulada por elviento,eliminandolasodiosashuellasdelasparejasamorosasenbuscaderefugioyhechoellocalhabitablemedianteunacajaynuestrossacosdedormir—,Lankestrajode la playa un soberbio bacalao. Se lo habían dado unos pescadores. Él les habíapintadouncuadrodesubarca,yelloslehabíanendosadoelbacalao.

Comoquiera que seguíamos llamando a la casamata Dora siete, nada tiene departicular que, mientras limpiaba el pez, Óscar dedicara sus pensamientos a laseñoritaDorotea.Elhígadoyelbazodelpescadoseleescurrieronentrelasmanos.Le quité las escamas cara al sol, lo que proporcionó a Lankes ocasión para unaacuarelaimprovisada.Estábamossentados,protegidosdelviento,porlacasamata.Elsol de agosto caía a plomo sobre la cúpula de cemento. Empecé a condimentar elpescado con unos dientes de ajo. El hueco dejado por el bazo, el hígado y losintestinoslorellenéconcebollas,quesoytomillo,perosindesecharporelloelbazoyelhígado,sinoquecoloquéantesbienestasdosgolosinasenlabocadelanimal,que

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abrí sirviéndomedeun limón.Lankeshusmeaba la región.Conairedepropietariodesapareció en Dora cuatro, Dora tres y en otras casamatas más alejadas. Volviócargadodetablasyconlamaderaalimentóelfuego.

Durante todo el díamantuvimos el fuego sinmayores trabajos, porque toda laplaya estaba erizada de maderos de deriva, ligeros como una pluma y secos, queproyectaban sombras diversas. Puse un fragmento de barandilla, que Lankes habíaarrancado de una casa abandonada de la playa, sobre las brasas que ya estaban enplenamadurez. Froté el pescado con aceite de oliva y lo coloqué sobre la parrillacaliente, previamente aceitada asimismo. Coloqué unos limones sobre el crujientebacalaoyesperé—porquenohayqueforzarelpescado—aquellegaralentamenteasupunto.

Armamoslamesaconunosbaldesvacíos,sobrelosquepusimos,enformaquesobresalieranloslados,uncartónalquitranadoplegadovariasveces.Llevábamosconnosotrostenedoresyplatosdemetal.ParadistraeraLankes—puescualunagaviotahambrienta dabavueltas alrededor del pescadoque se iba cociendopoco a poco—saqué de la casamata mi tambor. Lo asenté en la arena y, de cara al viento ysuperandoelruidodeloleajeydelapleamar,lefuiarrancandoconlospalillostodoun temaconvariaciones:El teatrodeCampañadeBebravisitael frente.NostalgiacachubaenNormandía.FélixyKitty,losdosacróbatas,seanudabanydesanudabansobrelacasamatayrecitabancaraalviento—igualqueestabatocandoÓscar—unapoesíacuyoestribilloanunciabaenplenaguerralaproximidaddeunaépocafelizyburguesa: «...los viernes el pescado suculento: nos acercamos al Refinamiento»,declamabaKittycon suacento sajón;yBebra,miprudenteBebra, el capitánde laCompañíadePropaganda,asentíaconlacabeza;yRosvita,miRagunamediterránea,levantaba la cesta de las provisiones y tendía elmantel sobre el cemento deDorasiete; también el cabo.Lankes comía pan blanco, bebía chocolate y se fumaba loscigarrillosdelcapitánBebra...

—¡Caramba, Óscar!—gritóme el pintor Lankes, volviéndome a la realidad—,ojalá pudiera yo pintar como tú tocas el tambor; ¡dame un cigarrillo! —dejé eltambor, suministré un cigarrillo ami compañerodeviaje, examiné el pescadoyviqueestababien: losojos se le salían, tiernos, blancosydelicados.Lentamente, sinolvidarlugaralguno,exprimíunúltimolimónsobrelapielenpartedoradayenparteagrietadadelbacalao.

—¡Tengo hambre! —dijo Lankes. Mostró sus largos dientes, amarillos ypuntiagudos,ysegolpeóelpechoconambospuños,lomismoqueunmono,bajosucamisadecuadros.

—¿Cabezaocola?—dileareflexionar,mientraspasabaelpescadoaunpapeldepergaminoquerecubría,haciendolasvecesdemantel,elcartónalquitranado.

—¿Quémeaconsejas?—preguntóLankesapagandoelcigarrilloyguardándose

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lacolilla.—En plan de amigo, te diría: toma la cola; pero como cocinero sólo puedo

aconsejarte la cabeza. Mi mamá, que fue una comedora de pescado, diríaseguramente: Tome usted la cola, señor Lankes, pues con ella sabe usted por lomenosloquetiene.Amipadre,encambio,aconsejábaleelmédico...

—Delmédiconoquierosabernada—pronuncióseLankes,desconfiado.—EldoctorHollatzsolíaaconsejaramipadrequedelbacalao,odelamerluza,

comolallamamosencasa,sólocomieralacabeza.—Enesecaso,mequedoconlacola.Tútratasdeengañarme.¡Nofaltabamás!

—exclamóLankes,queseguíadesconfiando.—Mejorparamí.AÓscarlegustalacabeza.—Entonces,mejormequedoconlacabeza,sitúlaapreciasatalpunto.—Te complicas la cosa, Lankes—y para poner fin al diálogo—: Toma tú la

cabezayyomequedoconlacola.—¡Correcto,muchachito!Tegané,¿eh?ÓscaradmitióqueLankes lehabíaganado.Sabíade sobraqueelpescado sólo

podíagustarlesi,juntoconél,teníaalpropiotiempoentrelosdienteslaseguridaddehabermeganado.Ledijequeselassabíatodas,queeraunhombredesuerteyuntipoformidable,ylaemprendimosconelbacalao.

Elsesirviólacabezayyoexprimíelrestodellimónsobrelacarneblancayquesedeshacíadelacola,delaqueseibandesprendiendolospedacitosdeajo,tiernoscomomantequilla.

Lankes,conespinasentrelosdientes,nonosquitabaelojo,niamínialpedazode la cola:—A ver, déjame probar un poquito de tu cola—consentí, la probó, ysiguiósinsaberaquéatenerse,hastaqueÓscarprobóasuvezlacabezayleaseguróunavezmásque,comosiempre,sehabíallevadolomejor.

ConelpescadobebimosunBurdeostinto,loquelamenté,porquemásmehubieragustado tener un vino blanco en nuestras tazas de café. Pero Lankes me quitó elpesar, contándome que en sus tiempos de cabo, en Dora siete, siempre estababebiendovinotinto,hastaqueempezólainvasión:—¡Mimadre!¡Cómoestábamos,cuando empezó la cosa! Kowalski, Scherbach y el pequeño Leuthold, que ahorayacen atrás de Cabourg en el mismo cementerio, ni siquiera se dieron cuenta queempezaba.Allí,porArromanches,losingleses,yaquíennuestrosectormontonesymontonesdecanadienses.Noacabábamosdeponernoslostirantesyyaestabanaquí,diciendo:Howareyou?

Yluego,agitandoeltenedorenelaireyescupiendolasespinas:—FigúratequehoyhevistoenCabourgnadamenosqueaHerzog,aquellocoquetúyaconocesdevuestravisitadeinspección.Entonceseraprimerteniente.

Por supuesto que Óscar se acordaba perfectamente del teniente Herzog. Por

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encima del pescado, Lankes me contó que Herzog volvía cada año a Cabourg,llevandounaseriedemapaseinstrumentosdemedición,porquelascasamatasnoledejabanconciliar el sueño. Ibaapasar tambiénporallí, porDora siete,para tomarmedidas.

Mientrasestábamostodavíaenelpescado—queibamostrandopocoapocosusgruesasespinas—vinoelprimertenienteHerzog.Llevabaunoszapatosdetenisyunpantalóncortocolorcaqui,quedejabaversusrobustaspantorrillas;delacamisadelinodesabrochadalesalíaunvelloentregrisycastaño.Naturalmente,permanecimossentados.LankesmepresentócomosuamigoycompañeroÓscar,ydecíaHerzog:tenienteenreserva.

El teniente en reserva empezó en seguida a inspeccionar a Dora siete, peroempezópor lapartedefueradelcemento, loqueLankes lepermitió.Llenabaunoscuadros y llevaba también colgando unos prismáticos, con los que importunaba elpaisajeylapleamar.AcariciólasaspillerasdeDoraseis,juntoanosotros,contantaternura como si quisiera dar gusto a unamujer.Cuando se disponía ya a entrar enDorasiete,nuestracasitadevacaciones,Lankesseloprohibió:—¡Hombre,Herzog,noentiendoquéesloqueandaustedbuscandoaquíenelcemento!¡Loqueentoncesfueactualhaceyatiempoqueespassé!

PasséesunadelaspalabrasfavoritasdeLankes.Paraél,elmundosedivideenactual y passé. Pero el teniente en reserva consideraba que nada es passé, que lacuenta no estaba saldada todavía, que más adelante y siempre hay que volver aresponsabilizarse ante laHistoria, y que ahora él quería examinar aDora siete pordentro:—¿Enterados,Lankes?

YaproyectabaHerzogsusombrasobrenuestramesaynuestropescado.PretendíapasarnosporaltoeintroducirseenaquellacasamataencuyodintelunosadornosdecementoseguíanrevelandolamanocreadoradelcaboLankes.

Herzognollegóhasta lamesa.Desdeabajo,conel tenedorenelpuñoperosinservirsedeél,LankesagarróaltenienteenreservaHerzogylotumbóenlaarenadelaplaya.Sacudiendolacabezaylamentandolainterrupcióndenuestrobanquetedepescado,Lankesselevantó,agarróconlaizquierdalacamisadelinodeltenientealaalturadelpecho, loarrastróaun lado,dejandoen laarenaunahuella regular,y loarrojódeladuna,demodoqueyanopodíamosverlo,aunquelooyéramos.Herzogrecogiósusinstrumentosdemedición,queLankeslehabíaechadoencima,ysealejójurandoyconjurandoatodosaquellosespíritusdelaHistoriaqueLankesacababadedesignarcomopassé.

—Despuésdetodo,tampocoandatandesencaminadoeseHerzog,aunquelafalteuntornillo;porquesienaquellaocasiónnohubiéramosestadotanborrachos,cuandoempezólacosa,quiénsabeloquehabríasidodeaquelloscanadienses.

Nihicesinoasentirconlacabeza,porquenomáslejosqueeldíaanteriorhabía

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encontradoentrelasconchas,albajarlamarea,elbotóndeununiformecanadiense.Óscar se guardó dicho botón en la cartera, y estaba tan contento con él como sihubierahalladoalgunararamonedaetrusca.

LavisitadeltenienteHerzog,porbrevequehubiesesido,avivólosrecuerdos:—¿Te acuerdas todavía, Lankes, cuando con el Teatro de Campaña vinimos ainspeccionarvuestrocemento?Estábamosalmorzandosobrelacasamataycorríaunvientecillo como el de hoy y, de repente, salieron seis o siete monjas buscandocangrejos entre los espárragos rommelones, y tú, por orden deHerzog, tuviste quedespejarlaplaya,echandomanodeunamortíferaametralladora.

Lankesseacordaba,chupabalasespinasysesabíahastalosnombres;mencionóasorEscolásticayasorAgnetaymedescribióalanovicia:unacaritasonrosada,conmucho negro alrededor. Tan a lo vivo la pintó, que su imagen, si bien no llegó aeliminarporcompletoaquellademiDoroteaterrenalquetengosiemprepresenteenelespíritu,alcanzóa recubrirlaenparte.Yeste sentimientose reforzómás todavíacuandounosminutosdespuésdeladescripciónvimosflotarsobrelasdunasviniendode Cabourg a una monjita inconfundiblemente sonrosada, con mucho negroalrededor.Elhechoyanomesorprendiótantocomoparaatribuirloaunmilagro.

Llevabaabiertounparaguasnegro,comolosqueusanlosseñoresdeciertaedadpara protegerse del sol. Sobre sus ojos se combaba una visera de celuloide de unverde intenso, parecida a la protección ocular utilizada por la gente del cine enHollywood.Desdelasdunaslallamaban.Parecíahaberotrasmonjasenelparaje.—¡Agneta,sorAgneta!—llamaban—.¿Dóndeestás?

YsorAgneta,porencimadenuestrasespinasdebacalaocadavezmásvisibles,respondía—:¡Aquí,madreEscolástica!¡Aquí,alabrigodelviento!

Lankes sonreía irónicamente y movía complacido su cráneo de lobo, como siaquella movilización católica la hubiera encargado él de antemano, como si nadahubieraquepudiesesorprenderlo.

Lamonjitanospercibióysedetuvodelladoizquierdodelacasamata.Sucaritasonrosada,en laquehabíadosorificiosnasalesperfectamentecirculares,dijoentreunosdientesalgosaltones,peroporlodemásimpecables:—¡Oh!

Lankes volvió el cuello y la cabeza, pero sin mover el torso: —Conque, ¿depaseo,hermana?

Larespuestanosehizoesperar:—Todoslosañosvenimosunavezalmar.Peroéstaeslaprimeravezqueloveo.¡Quégrandees!

Estonohabíamaneradenegarlo.Yhastalafechaesadescripcióndelmarsiguepareciéndomelaúnicadescripciónadecuada.

Lankessesintióhospitalario,picóalgodemiporciónyseloofreció:—¿Quiereprobarunbocaditodepescado,hermana?Estácalientetodavía.

Lasolturadesufrancésmesorprendió,yÓscarseaventuróasimismoaservirse

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delidiomaextranjero:—Nosepreocupe,hermana.Hoyesviernes.Peroniestaalusiónalaseverareglamonásticalogródecidiralamuchacha,que

sedisimulabahábilmentebajoelhábito,aparticipardenuestracomida.—¿Viven ustedes siempre aquí? —le hizo preguntar su curiosidad. Encontró

nuestra casamata bonita y un tanto extravagante. Pero en esto introdujéronse pordesgraciaenelcuadro,arribadelasdunas,lamadresuperiorayotrascincomonjasconparaguasyviserasverdesde reporteros.Agneta se fue corriendoy, por loquepude comprobar de la verborrea rizada por el viento del Este, la reprendieronseveramenteylacolocaronenlafila.

Lankessoñaba.Estabamordiendoel tenedorporelmango,miraba fijamenteelgrupoqueflotabasobreladunaydecía:—Esonosonmonjas:sonveleros.

—Losvelerossonblancos—sugerí.—Éstos son negros—¡con Lankes no se podía discutir!—. La de la extrema

izquierda es el barco almirante. Y Agneta, la corbeta ligera. Viento favorable:formaciónencolumna,delfoquealcodaste,elpalodemesana,elmayor,elfoque,lasvelasa todo trapo,proaalhorizonte,hacia Inglaterra. Imagínate:demadrugadadespiertan los tommies,miranpor la ventanay, ¿quéven?: veinticincomilmonjasempavesadashastalosjuanetes,y¡zas!laprimeraandanada...

—¡Una nueva guerra de religión! —completé—. El barco almirante deberíallamarseMaríaEstuardo, oDeValera o,mejor aún,Donjuán.Una nuevaArmada,másmóvil,sevengadeTrafalgar.«¡Mueranlospuritanos!»,gritaríamos,yestavezlos ingleses no tendrían a un Nelson en reserva. La invasión podía empezar:¡Inglaterrahadejadodeserunaisla!

ALankeslaconversaciónselehizodemasiadopolítica.—Ahoraavanzanatodovaporlasmonjas—anunció.

—Atodavela—rectifiqué.Fuese a todo vapor o a toda vela, es el caso que se alejaban en dirección de

Cabourg. Protegíanse del sol con sus paraguas. Una sola se mantenía rezagada,agachábaseacadapaso,levantabaalgoyacontinuaciónlodejabacaer.Encuantoalresto de la flota—para no salimos de la imagen—, iba dando bandazos hacia lasruinasincendiadasdelHoteldelaPlaya.

—Ésa no ha logrado levar el ancla, o tiene averiado el timón— dijo Lankes,insistiendoenlostérminosnáuticos—.¿Noserálacorbetaligera,sorAgneta?

Fuesecorbetaofragata,eselcasoqueeraefectivamentelanoviciaAgnetalaquesenosacercabarecogiendoconchasodesechándolas.

—¿Qué anda usted recogiendo ahí, hermana?—preguntóLankes, pormás quepodíaverloperfectamente.

—¡Conchas!—dijolaotra,conmuchoretintín,yvolvióaagacharse.—¿Cómoladejan?Sonbienesterrenales.

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AcudíenapoyodelanoviciaAgneta:—Estásequivocado,Lankes.Lasconchasnosonnuncabienesterrenales.

—Entoncesseránbienesmostrencos,perobienes,detodosmodos,ylasmonjasnopuedentenernada.Pobreza,pobrezaymáspobreza.¿Verdad,hermana?

SorAgneta sonriómostrando sus dientes saltones:—Sólo recojo unas cuantas.Sonparanuestrojardíndeinfancia.¡Alosniñoslesgustatantojugarconellas!Lospobrestodavíanoconocenelmar.

Agneta se encontraba frente a la entradade la casamatay lanzó al interior unamiradademonja.

—¿Quéleparecelacasita?—preguntéyo,paraquesefuerafamiliarizandoconnosotros. Lankes fue más directo: —Entre usted a verla. ¡Mirar no cuesta nada,hermana!

La interpelada escarbaba con sus zapatos puntiagudos bajo la espesa tela.Levantaba inclusive algo de arena, con la que el viento salpicaba nuestro pescado.Algomás insegura, y ya con ojos visiblementemorenos, nos examinó a los dos ynuestra mesa. —Seguramente no es correcto —dijo, como para provocar nuestraréplica.

—¡Esofaltaba,hermana!—Lankesbarriócontodoslosobstáculosyse levantó—.Lacasamatatieneunavistamagnífica.Atravésdelasaspillerassevelaplayaentodasuextensión.

La otra seguía vacilando y tenía ya posiblemente los zapatos llenos de arena.Lankes tendió lamano en dirección de la entrada de la casamata. Sus adornos decementoproyectabanfuertessombrasornamentales.—Además,estámuylimpio.

Talvezfueraelgestodeinvitacióndelpintorelquellevóalamonjaalinteriordela casamata. —Pero un minuto nada más—dijo, tajante. Y se metió en seguida,precediendoaLankes.Estesefrotólasmanosenlospantalones—típicomovimientode pintor— y, antes de desaparecer, me conminó: —¡Cuidado con comerte mipescado!

Pero Óscar estaba ya harto de pescado. Me aparté de la mesa y me quedéexpuesto al viento removedor de arena y a los ruidos exagerados de la mareaincesante. Con el pie atraje hacia mí el tambor y me puse a tocarlo, buscandoliberarme de todo aquel paisaje de cemento, de aquel mundo de casamatas y deaquellaverdurarommelona.

Primero, y con poco éxito, probé con el amor.También yo había amado a unahermana de la caridad. No tanto monja como enfermera. Vivía en el piso de losZeidler tras una puerta de cristal esmerilado.Era bellísima, aunque no logré verla.Unaalfombradecocoseinterponíaentrenosotros.ElcorredordelosZeidlerestabademasiado oscuro. Así pues, sentía más las fibras de coco que el cuerpo de miDorotea.

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Al desembocar este tema tan bruscamente en la alfombra de coco, traté deresolverrítmicamentemiantiguoamorporMaríaydeplantarlocualunaenredaderacontra la pared de cemento. Pero la señoritaDorotea interponíase de nuevo enmicaminohaciaMaría:delmarllegabaunoloraácidofénico, lasgaviotasmehacíanseñasenuniformesdeenfermeras,elsolbrillabacomounbrochedelaCruzRoja.

Enrealidad,Óscarsealegródequeinterrumpieransutamboreo.SorEscolástica,la madre superiora, se presentó de nuevo con sus cinco monjas. El cansancio sereflejabaensusrostros;ladesesperación,ensusparaguas.—¿Nohavistoustedaunamonjitajoven,aunanovicia?¡Tanniñatodavía!Eslaprimeravezquevienealmar.Hadehaberseperdido.¡Agneta,sorAgneta!

Notuvemásremedioqueenviaratodalaflotillaahoraconelvientoenpopa,endireccióndeladesembocaduradelOrne,haciaArromanchesyPortWinston,dondealguna vez los ingleses habían ganado almar su puerto artificial. Todas juntas nohubierancabidoen lacasamata.Claroque,porespaciodeunos instantes,mesentítentadoaobsequiaralpintorLankesconlasorpresadeaquellavisita.Peroenelactolaamistad,elmismohastíoylamaliciameobligaronauntiempoatenderelpulgarendireccióndeladesembocaduradelOrne.Lasmonjassiguieronlaindicacióndemipulgarysefueronconvirtiendosobrelacrestadelasdunasenseisagujerosnegrosycada vez más diminutos. También el plañidero «¡Agneta, sor Agneta!» íbaseconvirtiendocadavezmásensoplo,hastaquefinalmenteseperdióenlaarena.

Lankes fueelprimeroensalirde lacasamata.Movimiento típicodelpintor: sefrotó lasmanos en las piernas de los pantalones, se repantigó al sol,me pidió uncigarrillo,selometióenelbolsillodelacamisayseprecipitósobreelpescadofrío.—Esto da apetito —explicó en forma alusiva, y saqueó la cola que me habíacorrespondido.

—Aestashorasdebesentirsedesgraciada—leechéencaraaLankes,recalcandoconfruiciónlapalabradesgraciada.

—¿Porqué?Notieneporquésentirsedesgraciada.Lankesnopodíaimaginarquesupeculiarmaneradecomportarsepudierahacer

desgraciadoanadie.—¿Yquéestáhaciendoahora?—pregunté,cuandoen realidadhubiesequerido

preguntarotracosa.—Está cosiendo —explicó Lankes, accionando con el tenedor—. Se le ha

estropeadounpocoelhábitoyleestádandounaspuntadas.La costurera salió de la casamata.Volvió a abrir inmediatamente el paraguas y

musitó apenas, denotando, segúnmeparecióobservar, cierto cansancio:—Lavistadesdedentroesrealmentepreciosa.Sevetodalaplaya,yelmar.

Sequedómirandolosrestosdenuestropescado.—¿Puedo?

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Asentimientogeneral.—Elairedelmarabreelapetito—añadí,estimulándola,yellaasintióasuvezy,

conmanosenrojecidas,agrietadas,quehacíansentir lasarduastareasdelconvento,cogiónuestropescado,sellevóunpedazoalabocaycomióconairegrave,esforzadoy pensativo, como si con el pescado estuviera mascando otra cosa que hubierasaboreadopreviamente.

Lamirébajolacofia.Habíaolvidadoenlacasamatalaviseraverdedereportero.Unasperlitasdesudor,todasiguales,selealineabanenlafrentelisaque,ensumarcoblancoalmidonado,teníaalgodemadona.Lankesmepidióotrocigarrillo,peseaqueno se había fumado todavía el anterior. Le lancé la cajetilla entera. Ymientras semetía tres pitillos en el bolsillo de la camisa y se ponía otro entre los labios, sorAgneta giró sobre sí misma, lanzó el paraguas a lo lejos y echó a correr —sóloentonces me di cuenta de que andaba descalza—, remontó la duna y desaparecióhaciaeloleaje.

—Déjala —pronunció Lankes como un oráculo—. Si vuelve, bien, y si no,también.

Sólopudeaguantarmeunosinstantescontemplandoelcigarrillodelpintor.Trepéalacasamatayexaminélaplayaquelamareanoshabíaidoacortando.

—¿Quéves?—mepreguntóLankes.—Seestádesnudando—noconsiguiósacarmemásdetalles—.Probablementese

vaadarunbañopararefrescarse.Lacosasemeantojabapeligrosa,acausadelamareaytambiénporquehacíatan

pocoquehabíacomido.Estabayametidahasta las rodillas, se ibahundiendocadavezmásyenseñabasuespaldaredonda.Elagua,queafinesdeagostonodebíadeestar seguramente demasiado caliente, no parecía asustarla: nadaba, nadabadiestramente,ensayabadiversosestilosdenataciónycortabalasolassumergiéndoseenellas.

—¡Déjalaquenadeybájatedeahí!—mevolvíyviaLankestendido,echandohumo.Lablancaespinadelbacalaobrillabaalsolyseenseñoreabadelamesa.

Cuandomedescolguédelacasamata,Lankesabriósusojosdepintorydijo:—Deaquívaasaliruncuadrofantástico:Mareademonjas,omonjasenpleamar.

—¡Monstruo!—grité—.¿Ysiseahoga?Lankescerrólosojosydijo:—Entonceselcuadrosellamará:Monjasahogadas.—¿Ysivuelveysetearrojaalospies?El pintor pronunció su sentencia con los ojos abiertos: —Entonces habrá que

llamarla,aellayalcuadro:Monjacaída.Paraélnoexistíanlostérminosmedios:cabezaocola,ahogadaocaída.Amíme

quitabaloscigarrillos,altenientelohabíaechadodeladuna,comíademipescadoyhabía enseñado el interior de nuestra casamata a una niña que en realidad estaba

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consagradaalcieloy,mientrasellaseguíanadandoenelmarabierto,él,consupiegroseroyabultado,dibujabaimágenesenelaireindicandohastalosformatosylostítulos: Marea de monjas. Monjas en pleamar. Monjas ahogadas. Monja caída.Veinticincomilmonjas.Apaisado:MonjasalaalturadeTrafalgar.Depie:Triunfodelas monjas sobre Nelson. Monjas viento en popa. Monjas a toda vela. Monjas alpairo.Negro,muchonegro,blancoexánimeyazulsobrehielo:LaInvasión,obien:Místico, Bárbaro, Aburrido—su antiguo título para el cemento de los tiempos deguerra.Ytodosestoscuadros,depieoapaisados,lospintóLankesalregreso;ejecutóseriescompletasdemonjas,hallóunmarchanteentusiastadeloscuadrosdemonjas,expuso cuarenta y tres de ellos, vendió diecisiete a coleccionistas, industriales ymuseos,inclusiveunoaunamericano,ydiolugaraquelacríticalocompararaaél,Lankes,conPicasso.Suéxitomedecidió tambiénamíabuscar la tarjetadeaquelempresariodoctorDösch,porquenoerasólosuarteelqueclamabaporelpan,sinotambiénelmío.HabíallegadoelmomentodecapitalizarlasexperienciasadquiridasporÓscar,plantadoensustresañosyensutambordurantelapreguerraylaguerramisma,ydecambiarlahojalataporeloropuroysonantedelaposguerra.

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Elanular

—Conque—decíaZeidler—ustedesyanoquierentrabajar—lesacabadequicioqueKleppyÓscarpermanecieransentados,yafueraenelcuartodeaquéloeneldeéste, y no hicieran prácticamente nada.Cierto que con el resto del anticipo que eldoctor Dösch me había dado en el cementerio del Sur en ocasión del entierro deSchmuhhabíayopagadolarentadeoctubredelosdoscuartos,peroyanoviembreseacercabay amenazaba con ser unmes igualmente sombrío desde el puntode vistafinanciero.

Y, sin embargo, no nos faltaban las ofertas. Hubiéramos podido tocar jazz enalgúndancingoenalgúnlocalnocturno.PeroÓscaryanoqueríavolveratocarjazz.Kleppyyoestábamosdeuñas.Élpretendíaqueminuevamaneradetocareltamborya nada tenía que ver con el jazz. Yo no le contradecía, y esto lo llevaba a él allamarletraidoralaideadeljazz.

Sólo cuando a principios de noviembre consiguióKlepp un nuevo baterista—Bobby,del«Unicornio»,unmuchachoentusiasta—y, juntamenteconél,unnuevocontratoenelbarrioviejo,volvimosaseramigos,peseaqueendichaépocaKleppempezaramásbienahablarqueapensarconformealalíneadelPartidoComunistaAlemán.

Amí sólome quedaba ya abierta la puertecita de la agencia de conciertos deldoctor Dösch. Con María no podía ni quería volver, sobre todo por cuanto suadmirador,aquelStenzel,queríadivorciarse,paraconvertirluegoamiMaríaenunaMaríaStenzel.DevezencuandogrababaconKorneffalgúnepitafioenelBittweg,ohacíaunaqueotraapariciónenlaAcademiadeBellasArtesymedejabaponernegroyabstraerporapóstolesaplicadosdelarte;visitabatambiénconfrecuencia,perosinintención alguna, a la musa Ulla, que poco después de nuestro viaje alMuro delAtlánticohuboderompersucompromisoconelpintorLankes,porqueésteyasóloqueríapintarcuadroscarosdemonjasynisiquieralavapuleaba.

Detodosmodos,latarjetadeldoctorDöschseguía,mudayapremiante,sobrelamesitademicuarto,alladodelabañera.Cuandoenunaocasiónlarompíytirélospedazos,porquenoqueríatenernadaqueverconaqueldoctorDösch,comprobéconhorror que me había aprendido el número de teléfono y la dirección completa dememoria,comosifueraunapoesía.Estuveasítresdías,ycomoquieraqueelnúmerode teléfono no me dejara dormir, al cuarto día me metí en una cabina telefónica,conseguíaDöschalaparato,yéstemerogóquepasaraporlaagenciaaquellamismatarde,puesqueríapresentarmealjefe:eljefeesperabaalseñorMatzerath.

Laagenciadeconciertos«Oeste»sehallabaeneloctavopisodeuninmuebledeoficinas.Antesdetomarelascensorpregúntemesidetrásdelnombredelaagencianoseesconderíaalgúntenebrosopropósitopolítico.Sihayunaagenciadeconciertos

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que se llama «Oeste», ha de haber también sin duda en algún otro inmueble unaagenciallamada«Este».Elnombrenoestabamalescogido,porqueinmediatamentediyomipreferencia a la agencia«Oeste»y, al abandonar el ascensor eneloctavopiso,teníayalaimpresióndehabermedecididoporlaeleccióncorrecta.Alfombras,mucholatón,iluminaciónindirecta,todoapruebaderuidos,armoniosadistribucióndepuertas,secretariasdepiernaslargasquetransportabanenuncrujirdesedaelolordeloscigarrosdesusjefes:estuveenuntrisdesalircorriendodelasoficinasdelaagencia«Oeste».

EldoctorDöschmerecibióconlosbrazosabiertos.Óscarsealegródequenoleapretaracontra supecho.Alentraryo, lamáquinadeescribirdeunamuchachadechalecoverdesecalló,pero recuperóenseguidael tiempoquemientrada lehabíahechoperder.Döschme anunció al jefe.Óscar tomó asiento en el borde izquierdoanteriordeungransillóntapizadoenrojoinglés.Abrióseunapuertadedosbatientes,lamáquinadeescribircontuvoelaliento,unacorrientemeaspiróenciertomododelasiento,laspuertassecerrarontrasdemí,yunaalfombraquecorríaatravésdeunasalailuminadamellevóhastaunmuebledeaceroquemedijo:Óscarestáyafrentealescritoriodeljefe.¿Cuántosquintalespesará?Levantémisojosazules,busquéaljefedetrásdelainmensaplacaderoblevacíadelamesayencontré,enunasilladeruedasquepodíasubirseybajarseyorientarselomismoqueunasilladedentista,paralíticoyconvidasóloenlosojosylaspuntasdelosdedos,amiamigoymentorBebra.

Y,porsupuesto,tambiénsuvoz.DelohondodeBebrallegóhastamí:—Unavezmásvolvemosaencontrarnos,señorMatzerath.¿Noosdijeyohaceyavariosaños,cuandopreferíaisenfrentarosalmundoconvuestrostresañosdeedad:lagentecomonosotros no se pierde? Compruebo únicamente, y me duelo de ello, que habéismodificado vuestras proporciones en forma exageradamente pronunciada ydesventajosa.¿Nomedíaisenaqueltiempoalosumonoventaycuatrocentímetros?

Asentí,casiapuntoderompera llorar.En lapared,detrásde lasilladeruedasaccionada por unmotor eléctrico de ronroneo regular, colgaba por todo cuadro laimagenenmarcada,detamañonaturalydebusto,demiRosvita,lagranRaguna.Sinseguirmimirada,peroconociendoperfectamentelametademisojos,dijoBebra:—Sí,¡lapobreRosvita!¿HabríalegustadoelnuevoÓscar?Lodudo.Eramuydiferenteal Óscar que ella amaba: un Óscar de tres años, mofletudo y, con todo, muyenamorado.Loadoraba,segúnmeloanunció,másqueconfesármelo.PeroeseÓscar,undía,noquisoirabuscarlecafé,yentoncesfueellamisma,ypasóamejorvida.Queyosepa,noesésteelúnicocrimencometidoporaquelÓscarmofletudo.¿Nofueél,enefecto,elqueconsutamborllevóasupobremamáalatumba?

Asentí,logréverter,graciasaDios,algunaslágrimasymantuvelosojosfijosenRosvita.PeroyaBebraseaprestabaaasestarmeotrogolpe:—¿Ycómofueaquellodel funcionariodelCorreo,JanBronski,alqueelÓscarde tresañosacostumbraba

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llamarsupresuntopadre?Loentregóalosesbirros.Éstosleatravesaronelpechoabalazos. ¿Podríais decirme acaso, señor Óscar Matzerath, que así os atrevéis apresentarosbajootrafigura,podríaisdecirmequéfueradelsegundopresuntopadredeltambordetresaños,deaquelnegocianteenultramarinosMatzerath?

Confesé el nuevo crimen, admití haberme librado de Matzerath, describí sumuerteporasfixiaprovocadapormíydejédeescondermedetrásdeaquellapistolaametralladora rusa, diciendo: —Fui yo, maestro Bebra. Hice eso y aquello, yprovoquéestamuerte,ytampocosoyinocentedelaotra.¡Piedad!—Bebraseechóareír.Nopodríadecirconquérió.Susilladeruedastemblaba,unsoplodeaireagitabasucanosopelodegnomosobreaquellasinfinitasarrugasquesurcabansucara.

Nuevamentevolvíaimplorarmisericordia.Diamivozunadulzuradelaqueyosabíaqueproducíasuefecto;mellevélasmanos,delasquesabíatambiénqueeranbellas e impresionaban, a la cara:—¡Compadeceos demí, queridomaestroBebra,tenedmecompasión!

Él, convertido en mi juez y representando admirablemente su papel, apretóentonces uno de los botones de aquella tablita de color marfil que tenía entre losdedosylasrodillas.

Laalfombratrajoalamuchachadelchalecoverde.Veníaconuncartapacioyloextendiósobreaquellatabladerobleque,apoyadaenunarmazóndetubosdeacero,quedabaaproximadamentealaalturademisclavículasynomepermitíaverloqueestaba dejando en ella la muchacha. Luego me tendió una pluma estilográfica:tratábasedeobtenerlacompasióndeBebraalpreciodemifirma.

Me atreví, sin embargo, a formular en dirección de la silla de ruedas unaspreguntas. Semehacía difícil estampar a ciegasmi firma en el lugar que una uñabarnizadameseñalaba.

—Es un contrato de trabajo —me informó Bebra—. Se requiere el nombrecompleto.EscribaustedÓscarMatzerath,paraquesepamosconquiéntratamos.

Inmediatamente después que hube firmado, el zumbido del motor eléctrico sequintuplicó;levantélamiradadelaestilográficayalcancétodavíaaverqueunasilladeruedas,quesedesplazabarápidamentehaciéndosemáspequeñaamedidaquesealejaba,seplegabay,siguiendoelentarimado,desaparecíaporunapuertalateral.

Nofaltaráquiencreaahoraqueaquelcontratoque firméendosejemplaresmecomprabaelalmaomeobligabaahechosabominables.¡Todolocontrario!Cuando,conlaayudadeldoctorDösch,leíenlaantesalaeltextodelcontrato,comprendímuyprontoysinmayordificultadque laobligacióndeÓscarconsistíaen tocarél solo,consutambor,anteelpúblico,yquehabíadetocartalcomolohabíahechoalostresañosdeedady,másadelante,unanocheenelBodegóndelasCebollasdeSchmuh.Laagenciadeconciertossecomprometíaporsuparteaprepararmisgirasy,antesdequeapareciera«Óscar,elTambor»,atocarellaeltambordelapropaganda.

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Mientras se procedía a ésta, viví de un segundo munífico anticipo que meconcedió la agencia de conciertos «Oeste». De vez en cuando iba al inmueble deoficinas, hablaba con los periodistas y dejaba que me hicieran fotos, y una vezinclusivemeextraviéenaqueledificioqueolía,seveíaytocabaportodaspartescualalgo sumamente indecente que hubieran recubierto con un preservativo aislante einfinitamenteextensible.EldoctorDöschylamuchachadelchalecometratabancontodaclasedeconsideraciones,peroalmaestroBebrayanovolvíaverlo.

En realidad, ya después de la primera gira me hubiera podido permitir unahabitaciónmejor. Pero, a causa deKlepp,me quedé con losZeidler y busqué unareconciliaciónconelamigoquemetomabatanamalmitratoconlosempresarios;peseaello,nocedí,nifuiyamásconélalbarrioviejo,nivolvíabebercervezaniacomer morcilla fresca con cebollas, sino que, preparándome ya para mis futurosviajes,comíaenlosexcelentesrestaurantesdelasestacionesdelferrocarril.

Óscarnoencuentraaquílugarparanarrarendetallesuséxitos.Unasemanaantesdeiniciarmigira,hicieronsuapariciónaquelloscartelesescandalosamenteeficacesquepreparabanmitriunfoyanunciabanmipresentacióncomoladeunmago,deuncurandero o de unMesías. Primero hube de causar estragos en las ciudades de laregióndelRuhr.Lassalasenlasquemeexhibíaeranparamilquinientasomásdedosmilpersonas.Yomesentabaanteun telónde terciopelonegro, completamentesolo.Unproyectorme señalaba con sudedo.Vestíade smoking.Aunque tocara eltambor,misadmiradoresnoeranlosfanáticosjuvenilesdel jazz.Eranmásbienlosadultosdecuarentaycincoañosparaarribalosqueveníanaoírmeyaaplaudirme.Parasermáspreciso,deberíadecirque losadultosentre loscuarentaycincoy loscincuentay cinco años constituían aproximadamente la cuartapartedemipúblico.Eran mis admiradores más jóvenes. Otra cuarta parte eran personas entre loscincuentaycincoylossetentaaños.Losancianosylasancianasconstituíanmásdelamitad,ydesdeluegolamásagradecidademisoyentes.Dirigíameagentedeedadprovecta,ycuandohacíahablaramitambordelostresaños,ellosmecontestaban,nopermanecíancalladosymanifestabansualegríanociertamenteenellenguajedelos ancianos, sino con un balbucear y un tartamudear infantiles, y así, tan prontocomo Óscar les tocaba algo de la vida maravillosa del maravilloso Rasputín,respondíaacoroconun«Rachu,Rachu,Rachu».Pero,másqueconRasputín,queala mayoría de los oyentes les resultaba ya demasiado complicado, alcanzaba mismejoreséxitosconaquellos temasque,sinacciónalgunaparticular,sólodescribíandeterminadosestadosalosqueyodabatítulosporelestilode:Losprimerosdientesdeleche—Laterribletosferina—Lasmediaslargasdelanapican—Quienjuegaconfuego,mojalacama.

Esoera loquemáslesgustabaa losviejitos;esolosentusiasmaba.Sufríanconlosprimerosdientes.Dosmilancianosseagitabanconvulsoscuandoyoesparcíala

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tosferina.¡Ay,cómoserascabanconlasmediaslargasdelana!¡Cuántadama,cuántoseñor ancianomojaban su ropa interior y los asientos, cuandoyodejaba jugar confuego a los niñitos!Ya no recuerdo si fue enWuppertal o enBochum; no, fue enRecklinghausen: tocaba yo ante un auditorio de viejos mineros; el sindicatosubvencionaba el concierto, yme dijo que aquellos viejos camaradas bien podríansoportar un pequeño susto negro, ya que por espacio de tantos años habíanmanipuladoelnegrocarbón.Óscarlestocó,pues,LaBrujaNegraypudocomprobarquemilquinientoscamaradasque teníanensuhaberexplosionesdegrisú,galeríasinundadas, huelgas y períodos de paro forzoso, prorrumpieron en un clamor tangrande—poreso lomenciono—acausade laperversaBrujaNegra,quedetrásdelostupidostelonesserompieronalgunosvidriosdelasala.Yasí,pormediodeesterodeo,volvíaahallarmivozvitricida,aunquesólohicedeellaunusomuydiscreto,porquenoqueríaestropearmeelnegocio.

Porqueeselcasoquemigiraeratodounnegocio.CuandoregreséehicecuentasconeldoctorDösch,resultóquemitambordehojalataeraunaminadeoro.

Sinhaberpreguntadopor elmaestroBebra—habíayaperdido la esperanzadevolveraverlo—eldoctorDöschmeanuncióqueBebrameesperaba.

Misegundavisitaalmaestrofuebastantedistintadelaprimera.Óscaryanotuvoqueestardepieanteelmuelledeacero,sinoqueencontróparasíunasilladeruedasaccionadaporunelectromotor,dirigible, colocada frentea la silladelmaestro.Pormucho tiempo estuvimos sentados, sin decir palabra, escuchando noticias ycomentariosdeprensaapropósitodelartetamborísticodeÓscar,queeldoctorDöschhabía tomado en cinta magnetofónica y ahora nos pasaba. Bebra parecía estarsatisfecho.Amí,encambio,laverborreadelosperiodistasmásbienmemolestaba.Meconvertíanenobjetodeculto, enun ídolo,ynosatribuíanamíyami tamborcurasmilagrosas.Decíanque lográbamos eliminar lapérdidade lamemoria, y allísonó por vez primera el término ése de «Oscarismo», que más tarde había deconvertirseenconsigna.

Acontinuaciónlamuchachadelchalecomesirvióunatazadeté.Elmaestrosepusodospíldorassobrelalengua.Charlamos.Estavezyanomeacusó.Eramásbiencomoantaño,cuandoestábamossentadosenelCafédelasCuatroEstaciones,conladiferencia, sin embargo, de que faltaba la signora, nuestra Rosvita. Cuando pudeobservarque,durantemisprofusasdescripcionesdelpasadodeÓscar,Bebrasehabíadormido,juguéprimerocomocosadeuncuartodehoratodavíaconmisillaeléctricaderuedas,lahiceronronearydispararsesobreelentarimado,ledivueltaaladerechayluegoalaizquierda,ladejécreceryencogerseymecostótrabajo,enunapalabra,separarme de aquel mueble universal que, con sus infinitas posibilidades, se meofrecíacualvicioinocente.

Mi segunda gira cayó en el Adviento. Combiné pues en consecuencia mi

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programa y pude registrar los elogios tanto de la prensa católica como de laprotestante. En efecto, logré convertir a unos viejos pecadores empedernidos enniñitosque,consusvocecitasdelgadasyconmovidas,cantabancancionesnavideñas.«Jesús,por tivivo, Jesús,por timuero»cantarondosmilquinientaspersonasa lascuales,enedadtanavanzada,nadiehabríacreídocapacesdeunfervorreligiosotaninfantil.

Enformaparecidaprocedíenmiterceragira,quecayóenlosdíasdelcarnaval.Enningunodelosllamadoscarnavalesinfantileshubierapodidodarseunespectáculotan alegre y espontáneo como enocasióndemis conciertos, que convertían a todaabuelita temblorosay todoabuelito tambaleanteenunacómicao ingenuanoviadebandidooenuncapitándebandoleroshaciendopeng-peng.

Despuésdelcarnavalfirméloscontratosconlascompañíasgrabadorasdediscos.Las impresiones las hice en unos estudios al alto vacío y experimenté al principioalgunadificultadacausadeaquellaatmósferaexcesivamenteesterilizada;peroluegomehicecolgardelasparedesdelestudiofotografíasgigantescasdeancianitoscomolosquesevenenlosasilosoenlosbancosdelosparques,conloquelogrétocareltamborlomismoquedurantelosconciertosenlassalascaldeadasporelpúblico.

Losdiscossevendieroncomopancaliente,yÓscarsehizorico.¿Dejéacasoporellomimísero cuarto de baño del piso de losZeidler?No, no lo dejé, porque allíseguía mi amigo Klepp y también la puerta vidriera esmerilada tras la cual habíavividoantaño laseñoritaDorotea.¿Quéhizo,pues,Óscarconeldinero?LehizoaMaría,asuMaría,unaproposición.

Ledije:mira,siledasaStenzelelpasaporteynosólonotecasasconél,sinoquelo pones sencillamente de patitas en la calle, te compro una moderna tienda decomestibles finos en el mejor centro comercial; a fin de cuentas, tú has nacido,queridaMaría,paraelnegocioynoparaelprimerseñorStenzelquesetepresente.

ConMaríanomehabía equivocado.DejóplantadoaStenzely, conmidinero,abrió una tienda de comestibles finos de primera en la Friedrichstrasse, de la que,segúnmelocomunicóayerMaríacontentaynosinagradecimiento,pudimosabrirlasemanapasada,atresañosdedistancia,unasucursalenOberkassel.

¿Volvíayodemi séptimaodemioctavagira?Eradurante el calurosomesdejulio.EnlaEstaciónCentral llaméuntaxiymehicellevardirectamentealedificiocomercial.Lomismoquejuntoalaestación,esperábanmetambiénallílosmolestoscazadoresdeautógrafos,ensumayoríahombrespensionadosyabuelasquehubieranhechomejorencuidardesusnietos.Pedíquemeanunciaraninmediatamentealjefeyhalléefectivamenteabiertoslosbatientesdelapuertaylaalfombraqueconducíaalmueble de acero, pero, detrás del escritorio no estaba sentado el maestro, ni meesperabaamímisilladeruedas,sinolasonrisadeldoctorDösch.

Bebrahabíamuerto.HacíayavariassemanasqueelmaestroBebrahabíadejado

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de existir.A petición suya no seme había informado amí de su deceso.Nada, nisiquiera su muerte, había de interrumpir mi gira. Poco después, al abrirse sutestamento,heredéuna fortunaapreciableyel retratodeRosvita,peroexperimentésensibles pérdidas financieras, porque suspendí sin aviso previo dos giras yacontratadasporelsurdeAlemaniayenSuizaytuvequehacerfrenteaunademandaporincumplimientodecontrato.

Descontando algunos miles de marcos, la muerte de Bebra me afectóprofundamenteyporalgúntiempo.Encerrémitamboryapenaslograbansacarmedemicuarto.Añadióseaestoque,poraquellosdías,secasómiamigoKlepp,haciendosu esposa a una vendedora pelirroja de cigarrillos, porque en una ocasión le habíaregaladounadesusfotos.Pocoantesdelcasamiento,alquenomeinvitaron,Kleppdejó su cuarto, se trasladó a Stockum, yÓscar se quedó como único inquilino deZeidler.

Mi relación con el Erizo había variado algo. Después de que casi todos losperiódicoshubieranpublicadominombreenletrasdemolde,tratábameconrespetoy,acambiodeciertacantidaddedinero,meentregótambiénlallavedelcuartovacíode la señorita Dorotea, que más tarde alquilé yo mismo, para que él no pudierarealquilarlo.

En esta forma,mi tristeza tenía un proyecto claramente definido. Abría yo laspuertas de los dos cuartos y me iba de la bañera del mío a la alcoba de Doroteasiguiendolaalfombradecoco,meextasiabaallíanteelarmariovacío,dejabaqueelespejodelacómodahicieramofademí,desesperábameantelapesadacamasinropa,huíaalcorredorydeésteamicuarto,quetambiénsemehacíainsoportable.

Contandoprobablemente como clientes con las personas solitarias, un prusianoorientalmuylistoparalosnegocios,quehabíaperdidounaheredadenMasuria,abriócerca de la Jülicherstrasse un negocio que, en forma sencilla y apropiada, sedesignabacomo«Institutodealquilerdeperros».

Allí alquilé yo aLux, un rottweiler negro de pelo brillante, fuerte y tal vez unpocodemasiadogordo.Salíaconéldepaseo,paranotenerquecorrerenelpisodelosZeidlerdemibañeraalarmariovacíodelaseñoritaDoroteayviceversa.

ElperroLuxmeconducíaamenudoaorillasdelRin.Allíladrabaalosbarcos.ElperroLuxmeconducíaamenudoaRath,albosquedeGrafenberg,dondeladrabaalasparejasdeenamorados.Afinesdejuliodelcincuentayuno,elperroLuxmellevóaGerresheim,unsuburbiodeDüsseldorf,quesóloaduraspenaslograbadisimularsuorigenaldeanoruralmedianteunaspocasindustriasyunafábricadevidriodeciertaimportancia.InmediatamentedespuésdeGerresheimhabíaunoshuertecillosy,entreellosyportodoslados,unospastosdelimitadosporcercosycamposenlosqueloscereales—creoquesetratabadecenteno—ondulabanalviento.

¿HedichoyaquefueundíacalurosocuandoelperroLuxmellevóaGerresheim

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ydesdeallí,porentreloshuertecillos,hacialoscamposdecereales?NosoltéaLuxhastaquehubimosdejadoatráslasúltimascasasdelsuburbio.Y,sinembargo,nosemoviódemilado,porqueeraunperrofiel,unperroparticularmentefiel,yaque,encuantoperrodeuninstitutodealquilerdeperros,habíadeserfielamuchosamos.

En otras palabras; el rottweiler Lux me obedecía, era todo lo contrario de unsalchicha.Estaobediencia canina semehacía exagerada,yhubierapreferidoverlocorrer,yhastalleguéadarlealgúnpuntapiéparaquelohiciera;peroélseagachaba,como si no tuviera limpia la conciencia, y no cesaba de volver haciamí su negrocuellolustrosoydemirarmeconojosproverbialmentecaninos.

—¡Corre,Lux!—legritaba—.¡Corre!Luxobedecióvariasveces,peroenformatanbreve,quehubodesorprenderme

agradablementealverque,unadeellas, tardabaalgomásydesaparecíaenel trigalqueaquíeracentenoysemecíaalviento.Bueno,mecerseno:elaireestabainmóvilyamenazabaunatormenta.

Estará persiguiendo un conejo, pensaba yo. O tal vez sólo experimenté lanecesidadde estar soloydepoder serperro, lomismoqueÓscar, antesdel perro,hubiesedeseadoserhombre.

No prestaba yo la menor atención a mis alrededores. Ni los huertecillos, niGerresheim,nilaciudadqueseextendíaatrásenvueltaenlaneblinaarasdelsueloatraíanmimirada.Mesentésobreunrodetedecablevacíoyherrumbroso,queahoranopuedomenosquedesignarcomotambordecable,porqueapenasÓscarsehubosentado sobre la herrumbre, empezó a tamborilear en ella con los nudillos. Hacíacalor, la ropame pesaba, no era lo suficientemente estival. Lux se había ido y novolvía.Porsupuesto,eltambordecablenoreemplazabamitambordehojalata,peroen fin, lentamenteme fuideslizandohaciaelpasadoy, cuandoyanopodía seguir,cuando volvían siempre a interponerse las imágenes de los últimos años llenas deambientedehospitales, cogídospalos secosymedije:Ahoraverás,Óscar.Ahoravamosaverloqueeresydedóndevienes.Yyalasdosbombillasdesesentavatiosdeminacimientoseencendían.Lamariposanocturnadabaalternativamentecontraunayotra.Alolejos,unatormentasedesplazabaconestrépitodecarrodemudanzas.YyooíahablaraMatzerathy,acontinuación,amamá.Élmeprometíaelnegocio,entanto quemamáme prometía el juguete: a los tres añosme darían el tambor. Asípues, esforzóse Óscar por pasar aquellos tres primeros años lo más rápidamenteposible: comía, bebía, devolvía, aumentaba,me dejaba pesar, envolver en pañales,bañar,cepillar,empolvar,vacunar,admirar,dejabaquemellamaranporminombre,echaba sonrisitas cuandome las pedían, me ponía contento para darles gusto, medormíaamihora,medespertabapuntualmenteyponíaduranteelsueñoesoquelosadultos llaman carita de ángel. Varias veces tuve diarrea, me resfrié a menudo,contraje la tos ferina, la retuve por algún tiempo y no la solté hasta que hube

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comprendido su ritmo y me lo hube fijado para siempre en las muñecas; porque,comoyasabemos,elnumerito«Tosferina»formabapartedemirepertorio,ycuandoÓscarevocabaconsutamborla tosferinaantedosmilpersonas,dosmilviejitosyviejitastosíanalunísono.

Juntoamí,Luxgimoteabaysemerestregabacontralasrodillas.¡Quéperroéstedelinstitutodealquilerdeperrosquemisoledadmehabíahechoadoptar!Ahíestaba,sobre sus cuatro patas ymoviendo la cola; un perro que tenía lamirada canina yexhibíaalgoensuhocicobabeante:unpalo,unapiedra,ocualquierotracosadelasquesuelenserpreciosasalosperros.

Pocoapocomiedadtemprana,tanimportante,semefueescabullendo.Cedióeldolordelasencíasquemeanunciabalosprimerosdientesdeleche,y,cansado,mereclinébuscandoapoyo:unadulto,un jorobadoelegantementevestido,aunqueconropademasiadocalurosa,consurelojdepulsera,sutarjetadeidentidadyunfajodebilletes en la cartera.Tenía ya un cigarrillo entre los labios, una cerilla lista, ymedisponíaadejarqueel tabacofueraeliminandodemibocaaquelgusto infantil tancaracterístico.

¿YLux?Luxsefrotabacontramispiernas.Lorechacé,leechéalhocicoelhumodel cigarrillo. Eso no le gustaba, pero se quedó de todos modos y siguiórestregándose contra mí. Me lamía con los ojos. Eché un vistazo a los alambrestendidosentrelosprimerospostestelegráficosenbuscadegolondrinas,puesqueríaservirmedeellascualmediocontraperrosmolestos.PeronohabíagolondrinasyLuxseguíaensus trece.Suhocicosememetióentre laspiernasdelpantalónyhallóellugar con tanta seguridad como si el alquilador de perros de la Prusia Oriental lohubieseamaestradoexpresamenteatalobjeto.

Ledidosvecesconeltacón.Apartósealgo,peroseguíaallí,temblandosobresuscuatropatas, tendiéndomesuhocicoconelpalo, lapiedrao loquefuera,enformataninsistente,comosienlugardeunpaloounapiedrameestuviesemostrandomicartera,quepalpabayoenmichaqueta,oelreloj,queseguíahaciéndometictacenlamuñeca.

¿Quées,pues,loquemetendía?¿Quéeraaquellotanimportanteytandignodemostrar?

Metí los dedos entre sus dientes cálidos, lo sentí inmediatamente en la mano,reconocíenelactoloqueteníay,sinembargo,hicecomosibuscaralapalabraquedesignaraaquelhallazgoqueLuxmehabíatraídodelcampodecenteno.

Haypartesdelcuerpohumanoque,unavezdesprendidasyseparadasdelcentro,sedejancontemplarmásfácilmenteyexaminarmejor.Aquelloeraundedo.Undedodemujer.Undedoanular.Undedoanularfemenino.Eldedosehabíadejadocortarentre elmetacarpoy la primera falange, unos dos centímetros abajo del anillo.Unsegmentolimpioyclaramentevisibleconservabaeltendóndelmúsculoextensor.

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Eraundedobelloymóvil.Lapiedradelanillo,sostenidaporseisgarrasdeoro,eraunaaguamarina,segúnmeparecióentoncesyhabíaderevelarsemásadelante.Elanillomismoseveíatanusadoenunlugar,delgadohastacasielpuntoderomperse,quelotuveporunaalhajadefamilia.Aunquebajolauñalabasurao,mejordicho,latierradibujaraunborde,comosieldedohubieratenidoquerasparoexcavartierra,elcorteylacomisuradelauñadabanlaimpresióndeundedobiencuidado.Encuantoalodemás,unavezextraídodelabocacálidadelperro,eldedosesentíafrío,loqueconfirmabaasimismosupalidezpeculiar.

Desdehacíayavariosmeses,Óscarllevabaenelbolsillopectoraldesuchaquetaunpañuelodecaballeroquelesalíaentriángulo.Sacóelpedazodeseda,loextendió,envolvióenélelanularyaprecióquelacarainteriordeldedoexhibíahastalaalturade la tercera falange unas líneas que indicaban aplicación, tenacidad y unaobstinaciónambiciosa.

Unavezquehubeguardado el dedo en el pañuelo,mepuse enpie, acaricié elcuellodelperroLuxymeechéaandarconelpañueloyeldedoenvueltoenésteenlamanoderecha.QueríaregresaraGerresheimyacasa,proponiéndomehacerconelhallazgo esto o aquello, y llegué inclusive hasta el primer cerco de un huertecito,cuandosentíquealguienmeinterpelabayviaVittlar,queestabaencaramadoenunadelasramasdelahorcaduradeunmanzanoynoshabíaobservadoamí,alperroyasudescubrimiento.

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Elúltimotranvía,oadoracióndeuntarro

Su solavoz: aquel tonogangoso, pretenciosamente amanerado.Estaba encaramadoenlahorcaduradelmanzano,ydijo:—¡Tieneustedunperromuyinteligente,señormío!

Yyo,unpocodesconcertado:—¿Quéestáustedhaciendoahí,enelmanzano?—adoptóun tono afectadoy estiró su largo torso:—No sonmásquemanzanasparacompota;notengamiedo,seloruego.

Locortéenseco:—¿Yamíquémeimportansusmanzanasysuscompotas?¿Ydequépodríayotenermiedo?

—Bueno—murmuró—,podríaustedtomarmeporlaserpientedelParaíso,porlodelasmanzanas.

Yo,furioso:—¡Verborreaalegórica!Él, sutil:—¿Creeusted, porventura, que sólo la frutademesavale lapenade

pecar?Medisponíayoamarcharme.Enaquellosmomentosnadamehubiera sido tan

insoportable como una discusión acerca de las clases de fruta del Paraíso. Pero élsaltó con agilidad de la horcadura y, alto y expuesto al viento junto al cerco, meespetóabocadejarro:—¿Quéfueloqueelperroletrajodelcenteno?

Noséporquéledije:—Metrajounapiedra.Aquelloseconvirtióenuninterrogatorio:—¿Yustedsehametidolapiedraenel

bolsillo?—Megustallevarpiedrasenelbolsillo.—Amí,loqueelperroletrajomepareciómásbienunpalito.—Mantengolodelapiedra,aunquefueraopudieraserdiezvecesunpalito.—¡Ah!¿Conqueeraunpalito?—Igualmeda,paloopiedra,manzanasdecompotaofrutademesa...—¿Unpalitomóvil?—Elperroquiereyavolveracasa.¡Buenastardes!—¿Unpalitodecolorcarne?—¡Haríaustedmejorencuidardesusmanzanas!¡Vamos,Lux!—¿Unpalitomóvil,decolorcarne,conunanillo?—¿Quépretendeusted?Yosoyunpaseantequehaalquiladounperro.—Puesmireusted,amítambiénmegustaríatomarprestadoalgo.¿Mepermitiría

ustedpasarmealmeñique,porunsegundo,elbelloanilloquebrillabaensupalitoyhacíadelpalitoundedoanular?MinombreesVittlar,GodofredoVittlar,elúltimodemilinaje.

AsífuecomovineaconoceraVittlar,yyaelmismodíahiceamistadconél,yaúnhoylesigodandoel títulodeamigo.Yporesomismoledecíahacesólounos

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días,cuandovinoavisitarme:—Mealegro,queridoVittlar,quefuerastú,miamigo,el que en aquella ocasión presentara la denuncia a la policía, y no otra personacualquiera.

Si hay ángeles, éstos han de parecerse a Vittlar: Largos, aéreos, vivaces,plegables,másdispuestosaabrazarelmásinfecundodelosfarolescallejerosqueaunamuchachatiernayefusiva.

A Vittlar no se le percibe en seguida. Mostrando alternativamente aspectosdiversosdesupersona,puede,segúnelambiente,convertirseenhilo,enespantajo,en perchero, en horcadura de árbol.De ahí que nome llamara la atención cuandoestabayosentadoenel tambordelcableyélestabaencaramadoenelmanzano.Ytampocoelperroleladró,porquelosperrosniolisqueanniladranalosángeles.

—Hazmeunfavor,queridoGodofredo—ledijeanteayer—,mándameunacopiadeladenunciaquepresentastehaceunosdosañosyqueiniciómiproceso.

Aquí la tengo, y le cedo ahora la palabra a él, que fue mi acusador ante eltribunal:

Yo,GodofredovonVittlar,mehallabaaqueldíaencaramadoen lahorcaduradeunmanzanoque,enelhuertodemimadre,daañotrasañotantasmanzanasdecompotacomo compota demanzana pueden contener los siete tarros que poseemos a dichoefecto.Me hallaba tendido en la horcadura, o sea de lado, con el ilíaco izquierdoapoyadoenelpuntomásprofundo,algomusgoso,deaquélla.MispiesapuntabanendireccióndelafábricadevidriodeGerresheim.Miraba—¿haciadónde?—,mirabafijamentehaciaadelante,esperandoquealgosurgieraenmicampovisual.

El acusado, que es hoy mi amigo, se introdujo en mi campo visual. Loacompañaba un perro, que describía vueltas a su alrededor, se comportaba comosuelencomportarselosperrosysellamaba,segúnseleescapóalacusado,Lux:eraunrottweilerquepodíaconseguirseenalquilerenuninstitutodealquilerdeperros,cercadelaiglesiadeSanRoque.

Elacusadosesentósobreeltamborvacíodecablequedesdefinesdelaguerraseencuentrajuntoalhuertodemimadre,AliciavonVittlar.ComoesdeldominiodelTribunal, la talla del acusadoha de designarse comopequeña e inclusive deforme.Esto me llamó la atención. Pero más me la llamó todavía el comportamiento delpequeñoseñorelegantementevestido.Enefecto,condosramassecassepusoatocarel tambor sobre la herrumbre del tambor del cable. Ahora, si se considera que elacusado es un profesional del tambor y que, según se ha demostrado, ejerce dichaprofesióndondequieraquevaya,asícomo,porotraparte,queeltambordelcable—noenvanoselellamaasí—puedeinduciratamborilearacualquiera,inclusiveaunprofano, habrá que convenir que el acusado Matzerath tomó asiento un díabochornosodeveranosobreaqueltambordecablequequedabafrentealhuertodela

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señoraAliciavonVittlaryentonó,condosramassecasdesaucedesiguales,ruidosrítmicamenteordenados.

DeclaroasimismoqueelperroLuxdesaparecióporalgúntiempoenuncampodecentenoapuntodecortar.Sisemepreguntaraqueporcuántotiempo,nosabríaquéresponder,porque,tanprontocomometiendoenlahorcaduradenuestromanzano,pierdo toda noción del tiempo. Si digo, sin embargo, que el perro desapareció poralgúntiempo,estoquieredecirqueloechabademenos,porquesupielnegraysusorejascaídasmegustaban.

Elacusado,encambio—asícreopoderafirmarlo—,noparecíaechardemenosalperro.

Cuandoésteregresódelcampodecentenomaduro,llevabaalgoenelhocico.Noquierodecirconesto,sinembargo,quelograraidentificarloquellevaba.Pensémásbienenunpalito,enunapiedra,menosenunalataymuchomenostodavíaenunacucharademetal.Pero sólo cuandoel acusado sacódelhocicodelperro el corpusdelictipudedarmecuentade loque se trataba.Sinembargo,desdeelmomentoenque el perro frotó su hocico, cargado todavía, contra la pierna del pantalón delacusado—creoque fue la izquierda—hasta aquel, desgraciadamente imposible deprecisar,enqueelacusadometiólamanoparaapoderarsedelobjeto,transcurrieron—conladebidareserva—variosminutos.

Pormuchoqueelperroseesforzaraenatraerlaatencióndesuamodealquiler,éste seguía tamborileando, sin interrupción, a la manera monótonamentecaracterística y, con todo, desconcertante en que suelen hacerlo los niños. No fuehasta que el perro recurrió a un procedimiento dudoso y metió su morro húmedoentrelaspiernasdelacusado,cuandoéstedejólasramasdesauceyledioaaquélconlapiernaderecha—lorecuerdoexactamente—unpuntapié.Elperrodescribióaquíunasemicircunferencia,volvióaacercárseletemblando,comolohacenlosperros,ylepresentónuevamenteelhocico.

Sinlevantarse,oseapues,sentado,elacusadolemetióalperro lamano—estavez fue la izquierda— entre los dientes. Liberado de su hallazgo, el perro reculóalgunosmetros.Elacusado,encambio,permaneciósentado; teníaelhallazgoenlamano,lacerró,lavolvióaabrir,lacerróunavezmásy,alabrirladenuevo,dejóquealgo reluciera.Cuandoel acusado sehuboacostumbradoa lavistadelhallazgo, lolevantó,conelíndiceyelpulgar,aproximadamentealaalturadelavista.

Sóloenesemomentodialhallazgoelnombredededoy,ampliandoelconceptoacausa de aquel brillo,me dije: dedo anular, con lo que, sin darme cuenta de ello,bauticé uno de los procesosmás interesantes de la posguerra.En efecto, ahoramellamanGodofredoVittlar,eltestigomásimportantedelprocesodelAnular.

Comoquieraqueelacusadosemantuvoquieto,permanecíquietoyotambién.Ycuandoélenvolviócuidadosamenteeldedoconelanilloenesepañuelitoquellevara

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antes,a lamaneradeuncaballero,enelbolsillodesuchaqueta,sentísimpatíaporaquel individuo del tambor del cable: he aquí un caballero pulcro, me dije: megustaríaconocerlo.

Así pues, cuando se disponía a marcharse con el perro en dirección deGerresheim, lo llamé. Pero, al principio, él reaccionó en forma irritada, casiarrogante.Aúnhoynoaciertoacomprenderporquéelinterpelado,porelsolohechodehallarmeyoencaramadoenunmanzano,persistieraenverenmíel símbolodeunaserpiente.Ysussospechassehicieronextensivasalasmanzanasdecompotademimadre,delasquedijoqueeransindudadenaturalezaparadisíaca.

Admito,pormiparte,queentrelascostumbresdelMalignofigureladeapostarsedepreferenciaenlashorcadurasdelasgrandesramas.Perodebohacerconstarqueloúnicoquememovíaabuscarvariasvecesporsemanaunasientoenelmanzanoeraunaburrimientofácilyenmíhabitual.Aunque,¿quiénsabesielaburrimientonoesyaensímismolomaligno?Detodosmodosyseaellocomofuere,¿quées loquellevaba el acusado a las afueras de la ciudad de Düsseldorf? A él, según me loconfesómásadelante,loempujabalasoledad.¿Esquelasoledadnoesporventurayaelnombredepiladelaburrimiento?Expongoestasconsideracionesconobjetodeexplicaralacusado,enmodoalgunoparainculparlo.ComoquefueprecisamentesumaneradejugarconelMaligno,sutamboreo,quedisolvíaalMaligno,loquemelohizosimpáticohastaelpuntodebuscarluegosuamistad.LomismoqueesadenunciaquenoscitaamícomotestigoyaélcomoacusadoanteelaltoTribunalnoesmásque un juego inventado por nosotros: un medio más para disipar y nutrir nuestroaburrimientoynuestrasoledad.

Cediendoamiruego,elacusadosacódespuésdealgunasvacilacioneselanillo,quesedejabasacarfácilmente,delanularymelopusoenelmeñique.Mequedabaalamedida,deloquemealegré.Porsupuesto,antesdelapruebadelanillo,yohabíayaabandonadolahorcadurademiárbol.Noshallábamosaunoyotroladodelcerco,nos presentamos con nuestros respectivos nombres, iniciamos la conversacióntocando de paso algunos temas políticos, y él me entregó el anillo. El dedo, encambio,loconservóylotratabaconcuidado.Estuvimosdeacuerdoenquesetratabadeundedodemujer.Mientrasyollevabaelanilloyloexponíaalaluz,empezóelacusado, con su mano izquierda libre, a arrancarle al cerco un ritmo de bailable,alegre y animado. Bien; el cerco de madera del huerto de mi madre es taninconsistente,querespondíaalosdeseostamborísticosdelacusadocastañeteandoyvibrando en forma lígnea. No recuerdo por cuánto tiempo estuvimos así; nosentendíamosconlamirada.Noshallábamossumidosenestejuegoanodino,cuandounaviónamediaalturadejóoírsusmotores.ProbablementeseproponíaaterrizarenLohhausen.Aunquealosdosnosinteresarasabersielaviónaterrizabacondosoconcuatromotores,noporesodejamosdemirarnos,nihicimosmayorcasodelavióny,

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másadelante,cuandodevezencuandohallamosocasióndepracticarlo,llamamosaeste juegoelAscetismodeLeoSchugger,yaqueel acusadopretendehaber tenidohace algunos años un amigo con el que solía practicarlo, de preferencia en loscementerios.

Despuésqueelaviónhuboaterrizado—nopuedorealmentedecirsisetratabadeunaparatobimotorodeuntetramotor—ledevolvíelanillo.Elacusadolopusoenelanular, sirvióse nuevamente de su pañuelo para envolverlo, y me invitó aacompañarlo.

Esto era el siete de julio demil novecientos cincuenta y uno. En Gerresheim,juntoalaterminaldeltranvía,notomamoséste,sinountaxi.Tambiénmásadelantehabía el acusado de tener múltiples ocasiones de mostrarse generoso conmigo.Fuimosalaciudad,dejamoseltaxifrentealinstitutoparaelalquilerdeperrosjuntoalaiglesiadeSanRoque,entregamoselperroLux,volvimosaltaxi,yéstenosllevóatravés de la ciudad, por Bilk y Oberbilk, al cementerio deWersten; aquí el señorMatzerathhubodepagarporencimadedocemarcos,yluegovisitamosel tallerdelápidasfunerariasdelmarmolistaKorneff.

Allítodoerasuciedad,asíquemealegrécuandoelmarmolistahuboejecutadoelencargodemiamigoenunahora.Mientrasmiamigome ibaexplicandoen formadetalladayamablelosutensiliosylasdistintascalidadesdepiedra,elseñorKorneff,sinmalgastarpalabraalgunaapropósitodeldedo,hizodeéste,sinanillo,unmodeloenyeso.Durantelaoperaciónsólomiréconelrabodelojo,yaqueeldedohabíaquetratarlopreviamente:lountaroncongrasa,pusieronunhiloalolargodesuperfil,ysólo después aplicaron el yeso; y antes de que éste se pusiera duro, separaron laformaconelhilo.Sinduda,porcuantosoydecoradordeoficio,lapreparacióndeunmolde de yeso no es nada nuevo para mí; de todos modos, tan pronto como elmarmolistalotomóensusmanos,eldedoadquirióunaspectofeo,quesólovolvióadesaparecercuandoelacusado,unavezvertidoelmoldeconéxito,lotomó,lolimpiódelagrasayloenvolviódenuevoensupañuelo.Miamigopagóalmarmolistaporsu trabajo.Alprincipio,elotronoqueríacobrarnada,yaqueconsiderabaal señorMatzerathcomocolega.DijotambiénqueelseñorMatzerathlehabíaexprimidoensutiempolosfurúnculossincobrarleporello.Cuandoelmoldesehuboendurecido,el marmolista separó la forma, entregó la reproducción conforme al original,prometió sacar en los próximos días nuevas reproducciones de la forma, y nosacompañóatravésdesuexposicióndelápidasfunerariashastaelBittweg.

Otracarreraen taxinos llevóa laEstaciónCentral.Allíelacusadomeinvitóauna abundante cena en el excelente restaurante de la estación. Hablaba él con elcamareroenplande familiaridad, loquemedioaentenderqueel señorMatzerathhabía de ser un cliente habitual del restaurante de la estación. Comimos pecho debueyconrábanosfrescos,salmóndelRiny,finalmente,queso,acontinuacióndelo

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cualnosbebimosunabotellitade champañaCuando la conversaciónvino a recaernuevamenteeneldedoyyoaconsejéalacusadoconsiderarlocomopropiedadajenayentregarlo,sobretodoporcuantoyaposeíaahoraunmodeloenyeso,medeclaróélen forma categórica y decidida que se consideraba como legítimo propietario delmismo,yaquelehabíasidoprometidoenocasióndesunacimiento,sibienenformaenigmáticayconelnombredepalillodetambor.PodíaalegartambiénlascicatricesdelaespaldadesuamigoHeribertoTruczinski, lascuales, largasdeundedo,selohabían profetizado asimismo. Y, a mayor abundamiento, aquel casquillo de balahalladoenelcementeriodeSaspe,igualmenteconlamedidayelsignificadodeunfuturoanular.

Aunquealprincipiolademostracióndeminuevoamigomehicierasonreír,hedeconfesar de todos modos que para un hombre inteligente no ha de ser difícilestablecerlaseriepalillodetambor—cicatriz—casquillo—anular.

Untercertaximellevódespuésdelacenaamicasa.Nosdimoscita,ycuandoconformea lamismavisitéa los tresdíasalacusado,éstemehabíapreparadounasorpresa.

Primeromemostrósuhabitación,esdecir,sucuarto,porqueelseñorMatzerathvivía allí en calidad de subarrendatario. Al principio sólo tenía un cuarto muymezquino,queeraunantiguocuartodebaño,peroluego,cuandosuartetamborísticolereportófamaydinero,pagabaademásunalquilersuplementarioporunaalcobasinventanasqueél llamabalacámarade laseñoritaDorotea; tampocorehuíapagarunprecio exagerado por un tercer cuarto, ocupado anteriormente por un tal señorMünzer,músicoycolegadelacusado,yaqueelseñorZeidler,inquilinoprincipaldelpiso, conociendo la buena situación financiera del señorMatzerath, aumentaba losalquileresenformadesvergonzada.

LasorpresamelateníapreparadaelacusadoenlacámarallamadadelaseñoritaDorotea. Allí, en efecto, sobre la plancha de mármol de una cómoda-tocador conespejo,habíauntarrocomolosquemimadre,AliciavonVittlar,utilizaparaelaborarla compota de manzana de nuestras manzanas de compota. En ése, sin embargo,flotaba en alcohol el anular.Con satisfacciónmemostró el acusadovarios gruesoslibros científicos que le habían guiado en la conservación del dedo. Pormi parte,hojeé los volúmenes superficialmente, deteniéndome apenas en los grabados, peroconfesé que el acusado había logrado preservar el aspecto del dedo y que, ante elespejo,eltarroconsucontenidoquedababonitoydecorativamenteinteresante,enloqueyo,enmicalidaddedecorador,noteníamásremedioqueconvenir.

Cuandoelacusadoobservóqueyamehabíafamiliarizadoconlavistadeltarro,me reveló que ocasionalmente él lo adoraba.Curioso e inclusive algo insolente, leroguéenseguidaquemeofrecieraunamuestradesuplegaria.Élmepidióasuvezotrofavor:meproveyóconpapelylápizymerogóqueescribierasuplegariayque,

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sisemeantojabaduranteéstaformularalgunapreguntaacercadeldedo,éltrataríadecontestarlaasumejorconocimiento.

Cito a continuación en testimonio palabras del acusado, mis preguntas y susrespuestas. La adoración de un tarro: Yo adoro. ¿Cuál yo? ¿Óscar o yo? Yo, confervor; Óscar, distraídamente. Yo, fervorosamente, sin temor a flaquezas nirepeticiones. Yo, vidente, porque carezco dememoria. Óscar, vidente, porque estálleno de recuerdos. Frío, ardiente, caliente, yo. Culpable a petición. Inocente sindemanda.Culpableporhabersucumbidoporque,mehiceculpableauncuando,medisculpéde,sacudíen,meabrípasoamordiscosatravésdeentre,memantuvelibrede,mereídesobre,lloréparaantessin,blasfemédepalabra,mecalléblasfemando,nohablo,nocallo,oro.Adoro.¿Qué?Elvidrio.¿Quévidrio?Eltarro.¿Quéconservaeltarro?Eltarroconservaeldedo.¿Quédedo?Elanular.¿Dequién?Deunarubia.¿Qué rubia? Estaturamediana. ¿Mide unmetro sesenta?Mide unmetro sesenta ytres. ¿Señas particulares? Una peca. ¿Dónde? Antebrazo interior. ¿Derecho,izquierdo? Derecho. ¿Cuál anular? Izquierdo. ¿Prometida? Sí, pero soltera.¿Confesión? Protestante. ¿Virgen? Virgen. ¿Nacimiento? No sé. ¿Cuándo? EnHannover. ¿Cuándo? En diciembre. ¿Sagitario o Capricornio? Sagitario. ¿Y elcarácter?Tímido.¿Voluntad?Aplicada,tambiéngárrula.¿Seria?Ahorradora,sobria,alegre. ¿Temerosa? Golosa, sincera y beata. Pálida, suele soñar en viajes.Menstruaciónirregular,perezosa,legustasufriryhablardeello,unpocosiningenio,pasiva,aloquevenga,escuchaatentamente,asienteconlacabeza,cruzalosbrazos,alhablarbajalospárpados,cuandoselehablaabrelosojosmuygrandes,grisclaroconpardocercadelapupila,anilloregaladoporsusuperior,casado,alprincipionoquiso,luegoaceptó,aventurahorripilante,fibrosa,Satanás,muchoblanco,sefue,semudó,volvió,nopuededejarde,celosinfundados,enfermedadperonoellamisma,muerteperonoellamisma,sí,no,nosé,noquiero,cogíaamapolas,enestovino,no,yalaacompañabaantes,nopuedomás...¿Amén?Amén.

Yo, Godofredo von Vittlar, sólo añado a mi declaración ante el Tribunal estaplegaria escrita, porque, pormuy confusa que parezca, contiene datos acerca de lapropietariadelanularquecoincidenensumayorparteconlosdatosjudicialesacercadelainterfecta,laenfermeraDoroteaKöngetter.Noesdemiincumbenciaponeraquíen duda la declaracióndel acusadode que ni ha asesinado a la enfermera ni la havistonuncacaraacara.

Esdignodenotarse,ymeparecehoytodavíaquehablaenfavordelacusado,elfervor con que mi amigo se arrodilló en aquella ocasión ante el tarro, que habíacolocadosobreunasilla,ytrabajósutambor,queteníaapretadoentrelasrodillas.

Enelcursodemásdeunañohevueltoamenudoatenerocasióndeoírrezarytocar el tambor al acusado, ya que, con un sueldo considerable, hizo de mí elcompañerodesusviajesymellevóconélensusgiras,quehabíainterrumpidopor

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algúntiempoperoreemprendiópocodespuésdelhallazgodelanular.Viajamosportoda la Alemania Occidental, recibimos ofertas asimismo de la zona oriental einclusivedelextranjero.PeroelseñorMatzerathnoqueríasalirdelasfronterasdelaFederaciónni,segúnsuspropiaspalabras,versearrastradoeneljaleodelosviajesdeconciertoshabituales.Nuncalovirezaryadorareltarroantesdesusconciertos.Sólodespuésdesussesionesydecenasmuyprolongadasnosreuníamosensucuartodelhotel: él tocaba el tambor y rezaba, y yo le hacía preguntas y anotaba, y luegocomparábamoslaoraciónconlasoracionesdelosdíasylassemanasanteriores.Hay,por supuesto, oraciones más largas y otras más cortas. Ocurre también que laspalabras salgan un día premiosas y fluyan al siguiente casi contemplativas y enperíodos largos.Con todo, todas las oraciones recogidas pormí, que remito por elpresente al Tribunal, no dicen más que aquella primera copia que adjunté a mideclaración.

Durante ese año de viajes tuve ocasión de conocer superficialmente a algunosconocidosyparientesdelseñorMatzerath.Asímepresentó,porejemplo,entreotros,a su madrastra, la señora María Matzerath, a la que el acusado venera, pero conrecato. Aquella tarde me saludó asimismo el medio hermano del acusado, KurtMatzerath,unestudiantede liceo,deonceañosdeedadybieneducado.Mecausótambién una excelente impresión la señora Augusta Köster, hermana de la señoraMaríaMatzerath.Segúnmeloconfesóelacusado,susrelacionesfamiliaressehabíanvistodurantelosprimerosañosdelaposguerramásqueenturbiadas.SólocuandoelseñorMatzerath instaló a sumadrastra un gran negocio de comestibles finos, quetiene también frutas delMediterráneo, volviendo a ayudar con susmedios siempreque el negocio atravesaba dificultades, se llegó entre madrastra y ahijado al lazorealmenteamistosoqueexisteenlaactualidad.

AsimismomepresentóelseñorMatzerathaalgunosdesusantiguoscolegas,ensu mayor parte músicos de jazz. Por jovial y correcto que me pareciera el señorMünzer,alqueelacusadollamafamiliarmenteKlepp,hastaelpresentenohehalladonielvalornilavoluntaddeseguircultivandodichoscontactos.

Aunque gracias a lamunificencia del acusado no haya tenido yo necesidad deseguirejerciendomioficiodedecorador,de todosmodos,asíqueregresábamosdealguna gira, me encargaba, por amor del oficio, de la decoración de algunosescaparates.Tambiénelacusadoseinteresabaamablementepormiprofesióny,confrecuencia, permanecía hasta muy avanzada la noche en la calle, en calidad deespectador de mi modesto arte. En ocasiones, una vez terminado el trabajo,deambulábamostodavíaporelDüsseldorfnocturno,peroevitandosiempreelbarrioviejo,yaqueelacusadonopuedesufrirni losvidriosabombadosdecoloresni losantiguos escudos alemanes de las fondas. Uno de estos paseos de después demedianoche—y llego así al final demi declaración—nos llevó en una ocasión a

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travésdelUnterrathnocturnoantelacocheradelostranvías.Estábamosallí,depieyperfectamenteconcordes,ycontemplábamoslallegada,

conformealhorario,delosúltimostranvías.Esunespectáculobonito.Alrededor,laciudad oscura. A lo lejos hace escándalo, porque estamos en viernes, un albañilborracho. Por lo demás, silencio, ya que los últimos tranvías que van llegando,aunque toquen sus campanillas y hagan rechinar los rieles en las curvas, no hacenruido.Lamayoríadelostranvíasibandirectamentealdepósito.Algunosdeellos,sinembargo, permanecían en las vías, un poco en todas direcciones, vacíos peroiluminadoscomoparaunafiesta.¿Dequiénfueidea?Nuestra,perofuiyoelquedije:—Bueno,queridoamigo,¿quéteparece?—elseñorMatzerathasintióconlacabeza,subimos sin prisa alguna, yo me metí en la cabina del conductor, y me sentí enseguidacomoencasa:arranquésuavemente,fuiganandovelocidadymerevelécualbuenconductordetranvía, loqueelseñorMatzerathmeconfirmóamablemente—habíamosdejadoyaatráslaclaridaddeldepósito—diciendo:—Sindudaalgunaeresuncatólicobautizado,Godofredo,porquedelocontrarionoconduciríastanbien.

Yefectivamente, dichopequeño trabajodeocasiónmeproporcionabaunagranalegría. En el depósito parecían no haberse dado cuenta de nuestra salida, ya quenadienosperseguíay,además,conquitarlacorrientehubieranpodidopararnuestrovehículo sin la menor dificultad. Conduje el coche en dirección de Flingern,atravesamosFlingern,yyoestabapensandosienHanieltomaríaalaizquierda,haciaRathyarribahastaRatingen,cuandoelseñorMatzerathmerogóquetomaralalíneadeGrafenberg-Gerresheim.PeseaquetemíayolasubidaalpiedeldancingllamadoCastillodelLeón,cedíaldeseodelacusado, logré lasubida,yyahabíamosdejadoatráseldancingcuandotuvequedarunfrenazo,porquehabíaallítreshombresenlavíaquemásbienmeobligaronquemeinvitaronaparar.

YapocodespuésdeHaniel,elseñorMatzerathsehabíametidoenelinteriordeltranvíaparafumaruncigarrillo.Asípues,enmicalidaddeconductorhubedegritar:—¡Suban,por favor!—Me llamó la atenciónqueel tercerhombre,queno llevabasombrero y al que los otros dos, provistos de sombreros verdes con cinta negra,teníanenmedio,fallaravariasveceselestriboalsubir,seaporfaltadehabilidadopor falta de vista. En forma bastante brutal sus acompañantes o guardianes losubieronamicabinay,acontinuación,selollevaronalinteriordeltranvía.

Habíayoarrancadoyadenuevocuandodetrásdemí,enelinteriordelcoche,oíprimero unos gemidos plañideros y, a continuación, un ruido, como si alguienestuviera repartiendo bofetones; pero luego, para mi tranquilidad, reconocí la vozfirmedelseñorMatzerath,quereprendíaalosnuevospasajerosylosexhortabaanopegaraunpobrehombreherido,mediociego,quehabíaperdidosusanteojos.

—¡Ustednosemetaenloquenoleimporta!—oígritaraunodelossombrerosverdes—.¡Ésteveráhoyloqueesbueno!¡Yaerahoradequelopescáramos!

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Miamigo,elseñorMatzerath,preguntó,mientrasyomedirigíalentamentehaciaGerresheim,dequécrimenseacusabaaaquelpobremiope.Laconversación tomóactoseguidoungiroextraño.Bastóunpardefrasespararemontarnosaplenaépocade guerra o, mejor dicho, al primero de septiembre del año treinta y nueve, aliniciarse aquélla, y al cegato se le motejaba de guerrillero que habría defendido,contrariamentealaley,eledificiodelCorreopolaco.LoformidableeraqueelseñorMatzerath, que a la sazón contaría a lo sumo quince años, estaba al corriente yreconocióinclusivealmiope,alquellamóVíctorWeluhn,unpobrecarterodegirospostalesquedurantelarefriegahabíaperdidosusanteojos,huyósinellosyescapódelosesbirros, loscuales, sinembargo,nocejaron, sinoque siguieronpersiguiéndolohastaelfinaldelaguerrayaundespuésdeésta,exhibiendounpapel,unaordendefusilamientoextendidaenelañotreintaynueve.¡Alfinlotenemos!,gritabaunodelossombrerosverdes,yelotroasegurabaquecelebrabaquelacosahubiesellegadofinalmente a término. Había tenido que sacrificar todo su tiempo libre, decía,inclusive sus vacaciones, para dar cumplimiento a una orden de fusilamiento quedataba del año treinta y nueve; al fin y al cabo, él tenía otro oficio, era viajante ytambiénsucompañerotenía losproblemastípicosdetodorefugiadodeleste;habíatenidoquevolveraempezardenuevo,entantoqueenelestehabíasidopropietariodeunbuennegociodesastrería;peroahora todohabía terminado,yaquellamismanoche, por fin, iba a ejecutarse la sentencia, con lo que el pasado quedabadefinitivamenteatrás—¡menosmalquehemosalcanzadotodavíaelúltimotranvía!

Así pues,me vi convertido contrami voluntad en un conductor de tranvía quellevaba a un condenado amuerte y a sus dos verdugos, provistos de una orden defusilamiento,aGerresheim.AlllegaralaPlazadelMercadodelsuburbio,desiertayligeramente inclinada, tomé a la derecha, proponiéndome llevar el coche hasta laterminal,juntoalafábricadevidrio,paradescargarallíalosdossombrerosverdesyalVíctormiopeyemprenderconmiamigoelviajederegreso.Tresparadasantesdela terminal, el señor Matzerath dejó el interior del coche y puso su cartera denegocios—enlaqueyosabíaquellevaba,enposiciónvertical,eltarro—allídondeaproximadamentelostranviariosprofesionalessuelenponersusfiambreras.

—Hemosdesalvarlo.¡EsVíctor,elpobreVíctor!—alseñorMatzerathseleveíamanifiestamenteagitado.

—¡Nohalogradotodavíaencontrarunosanteojosadecuados!¡Esmuymiope,lofusilarányélnisiquieramiraráenladireccióndebida!—yocreíaquelosverdugosno llevabanarmas.Pero al señorMatzerath las chaquetas rígidamente abultadasdelosdossombrerosverdeslehabíanllamadolaatención.

—Eracarterodegirospostales enelCorreopolacodeDanzig.Ahoraejerceelmismooficio en elCorreo federal. Pero después del cierre lo siguen persiguiendo,porqueexistetodavíalaordendefusilamiento.

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Aunque por mi parte no comprendiera yo enteramente los razonamientos delseñorMatzerath,leprometí,contodo,acompañarleenelfusilamientoy,deserelloposible,evitarlo.

Detrás de la fábrica de vidrio, poco antes de los primeros huertos—de haberhabidolunahubierapodidoverseel jardíndemimadreconelmanzano—,frenéeltranvía y grité a los de dentro: —¡Terminal! ¡Todos abajo! —y los otros sedispusieron en seguida a obedecerme, con sus sombrerosverdes de cinta negra.Elmiopevolvió a tenerdificultades conel estribo.Luegobajó el señorMatzerath, sesacóeltambordedebajodelachaquetaymerogó,albajar,quetomarasucarteradenegociosconeltarro.

Dejamosatráseltranvía,quenossiguióiluminandoporunbuentrecho,yfuimostraslospasosdelosverdugosylavíctima.

Seguíamos los cercos de los huertos, y eso me fatigaba. Cuando los tres sedetuvieron delante de nosotros, observé que habían escogido como lugar para laejecuciónelhuertodemimadre.ElseñorMatzerathnofueelúnicoenprotestar,sinoqueyotambiénlosecundé.Perononoshicieronelmenorcaso:derribaronelcerco,que por lo demás ya estaba carcomido, ataron almiope, al que el señorMatzerathllamaba el pobre Víctor, al manzano, debajo de mi horcadura, y, viendo queseguíamosprotestando,volvieronamostrarnosalaluzdesuslámparasdebolsillolaordentodaarrugadadefusilamientofirmadaporuninspectordejusticiaencampañallamadoZelewski.Lafechaindicaba,segúncreo,Zoppot,5deoctubredeltreintaynueve,ytambiénlossellosconcordaban,asíqueprácticamentenadapodíahacerse.Ellonoobstante,seguimoshablandodelasNacionesUnidas,delademocracia,delaculpabilidadcolectiva,deAdenauer,etcétera.Perounodelossombrerosverdeatajótodas nuestras objeciones diciendo que aquello no nos concernía, que no se habíafirmado todavía ningún tratado de paz, que él votaba lo mismo que nosotros porAdenauer,peroque,encuantoalaorden,seguíaconservandosuvalidez;queellossehabíandirigidoconelpapelalasinstanciassuperioresyhabíanpedidoconsejo,yquenohacían,enfindecuentas,másquecumplirconsumalditodeber;quelomejorquepodíamoshacereralargarnos.

Perononosfuimos.Antesbien,cuando lossombrerosverdessedesabrocharonsusgabardinasysacaronlaspistolasametralladoras,elseñorMatzerathseadaptóeltambor—enaquelmomento,unalunacasillena,sóloligeramenteabollada,partiólasnubesiluminandosuscontornoscomosifueranlosbordesangulososymetálicosdeunalatadeconservas—ysobreunaláminadehojalataparecida,aunqueindemne,elseñorMatzerathempezóamanejarlospalillosenformadesesperada.Aquellosonabaextrañoy,sinembargo,meparecíaconocerlo.SincesarvolvíaaredondearselaletraO: ¡todo perdido, aún no perdido, no está perdido todo todavía. Polonia no estáperdida todavía!Peroésta eraya lavozdelpobreVíctor,que se sabíael textodel

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ritmodelseñorMatzerath:Mientrasnosquedevida,Polonianoestáperdidatodavía.Ytambiénlossombrerosverdesparecíanconocerlo,porqueseestremecierondetrásdesuspartesmetálicas iluminadaspor la luna,yaqueaquellamarchaqueel señorMatzerathyelpobreVíctorentonaronenelhuertodemimadrehizoentrarenescenaa la caballeríapolaca.Esposibleque la lunacontribuyeraa ello,queel tambor, lalunay lavozquebradadelmiopeVíctorhicieransurgirdel suelo tantoscorcelesyjinetes: retumbaban los cascos, resoplaban los ollares, tintineaban las espuelas, lospotros relinchaban, ¡husa! ¡heisa!... mas no era nada: nada retumbaba, resoplaba,tintineaba,relinchaba,nigritaba¡husa!o¡heisa!,sinoquetodoseibadeslizandoensilenciosobreloscamposcosechadosdedetrásdeGerresheimyera,sinembargo,unescuadróndeulanospolacos,porquelasbanderolasdelaslanzasondeabanenrojoyblanco,comoeltamboresmaltadodelseñorMatzerath;peronoondeaban,sinoqueflotaban, lo mismo que el escuadrón entero, bajo la luna; venían posiblemente deésta,flotaban,operabanunaconversiónalaizquierda,hacianuestrohuerto,flotando;aquello no parecía ser carne ni sangre: flotaba, fantasmagórico, como de juguete,comparabletalvezaaquellosmonigotesqueelenfermerodelseñorMatzerathanudaconcordeles.Unacaballeríapolacaanudada, sin ruidoy, sinembargo, retumbante;sincarne,sinsangrey,noobstante,polacayagalopetendidohacianosotros,quenosechamos al suelo y dejamos pasar sobre nosotros la luna y el escuadrón polaco; ycayeron tambiénsobreelhuertodemimadreysobre todos losdemáshuertosbiencuidados,perosinarrasarnada,sinoquesólosellevaronalpobreVíctoryalosdosverdugos,yseperdieronacampoabiertobajola luna—perdidos,aúnnoperdidos,cabalgandohaciaeleste,haciaPolonia,traslaluna.

Esperamos,jadeantes,hastaquelanochesecalmara,hastaqueelcielosecerraraysuprimieraaquellaluz,solacapazdeconvencerparaunsupremoataqueaaquellacaballería desde hacía tanto putrefacta. Me levanté primero y felicité al señorMatzerath,aunquenosubestimaralainfluenciadelaluna,porsugranéxito.Peroélhizo con lamano, fatigado y deprimido, un ademán desdeñoso:—¿Éxito, queridoGodofredo?Yaestoysaturadodeéxito.Megustaríaporunaveznotenerlo.Peroesoesdifícilyrequiereuntremendoesfuerzo.

Amíestecomentarionomegustó,porquesoyhombrelaboriosoynuncatengoéxito. El señor Matzerath me pareció desagradecido, y así se lo dije: —¡Erespresuntuoso, Óscar!—me atreví a decirle, porque entonces ya nos tuteábamos—.Todos los periódicos están llenos de ti. Te has hecho un nombre. Y más vale nohablardeldinero.Pero,¿creestúacasoqueseafácilparamí,alqueningúnperiódiconombra,aguantaratulado,alladodelquetodoelmundocelebra?¡Cuántodaríaporrealizaralgunavez,unasolavezycompletamentesolo,unahazañaúnica,comoéstaque tú acabasde realizar ahorayque llevaraminombre, en letrasdemolde, a losperiódicos:ÉstolohahechoGodofredoVittlar!

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La carcajada del señor Matzerath me molestó. Estaba tendido boca arriba,escarbabaenlatierrasueltaunlechoparasujoroba,arrancabalahierbaconambasmanos,echabalospuñadosalaireysereíacualundiosinhumanoquetodolopuede:—¡Miqueridoamigo,nadamásfácil!¡Toma,aquítienesmicarteradenegocios!Fueunmilagroquenocayerabajoloscascosdelacaballeríapolaca.Telaregalo,yyasabesquecontieneeltarroconelanular.¡TómalotodoyvecorriendoaGerresheim,allíestáparadotodavíael tranvía iluminado,subeycondúcetea tiymiregaloa laJefaturadePolicía,endireccióndelFürstenwall,presenta ladenunciayyamañanaverástunombredeletreadoentodoslosperiódicos!

Alprincipiorechacélaproposición,alegandoquesindudaélnopodríavivirsinel dedo del tarro. Pero él me tranquilizó, diciendo que, en el fondo, toda aquellahistoriadeldedoyalecausabanáuseasyque,porlodemás,poseíavariosmodelosenyesoeinclusivehabíaencargadoquelehicieranunodeoro;quemedecidiera,pues,deunavezatomarlacartera,mefueraaltranvíaypresentaraladenunciaalapolicía.

Mefui,pues,ypormuchoratoseguíoyendoreíralseñormientrasyomedirigíahacialaciudadtocandolacampanilladeltranvía,élqueríasometersealainfluenciadelanoche,arrancarlahierbayseguirriendo.Amí,encambio,graciasalabondaddelseñorMatzerath,ladenuncia—nolapresentéhastalamañanasiguiente—mehallevadovariasvecesalosperiódicos.

Pormiparte,yo,elbondadososeñorMatzerath,estuvetendidotodalanoche,riendoacarcajadas,en lahierbaoscuradetrásdeGerresheim;merevolquémuertoderisabajolaspocasseverasestrellasvisibles,escarbéparamijorobaunlechotibioenlamadretierra,ymedecía:Duerme,Óscar,duermeunahorita,antesdequedespiertelapolicía.Yanuncamásvolverásaestartendidotanlibrementebajolaluna.

Ycuandodesperté,observé,antesdequepudieraobservarnada,queeradedíayquealgo,alguien,melamíalacara:eraalgotibio,rugoso,regularyhúmedo.

¿Seríayalapolicía,avisadaporVittlar,quehabíavenidoymeestabadespertandoalametones?Detodosmodos,noquiseabrirlosojosinmediatamente,sinoquedejéque aquella cosa tibia, rugosa, regular y húmeda me fuera lamiendo y dándomeplacer, siéndome por lo demás indiferente quién me lamiera: será la policía,conjeturabaÓscar,ounavaca.Yfuesóloentoncescuandoabrímisojosazules.

Eranegraconmanchasblancas,estabatendidaamiladoyrespirabaymelamíahastaqueabrílosojos.Yahabíaabiertoplenamenteeldía,denubladoasereno,ymedije:Óscar,notequedesaquíconestavaca,pormuycelestialqueseasumiradaypormuchoque,consulenguarugosa,tranquiliceyreduzcatumemoria.Yaesdedía,las moscas zumban y tú tienes que emprender la fuga. Vittlar te denuncia y, porconsiguiente, tienes que huir. Una denuncia auténtica necesita una fuga auténtica.Dejamugirlavacayhuye.Tealcanzaránaquíoallá,peroesonoteimporta.

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Emprendípueslafuga,lamido,lavadoypeinadoporunavaca.Alospocospasosmediounataquederisamatutinoytransparente.Dejémitamborjuntoalavaca,quepermaneciótendidaymugiendo,ymefuguésincontenerlarisa.

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Treinta

¡Ah, sí, la fuga! Es lo que me queda por contar. Huí para reforzar el valor de ladenuncia deVittlar.Nohay fuga sin objetivo fijo,medije. ¿Adóndepiensas huir,Óscar?, me pregunté. Las condiciones políticas, el llamado Telón de Acero, meimpedíanunafugahaciaeleste.Asípues,hubedeborrardelalistadeobjetivoslascuatro faldas de mi abuela Ana Koljaiczek, que aun hoy siguen hinchándoseprotectorasenloscamposdepatatascachubas,peseaquemedijeraquelaúnicafugaconprobabilidadesdeéxitoera—siesquedefugasetrataba—lafugaendireccióndelasfaldasdemiabuela.

Dicho seadepaso, celebrohoymi trigésimoaniversario.A los treinta estáunoobligadoahablardeltemafugacomounhombreynocomounmozalbete.María,altraermeelpastelconlastreintavelas,mehadicho:—Yatienestreintaaños,Óscar.Eshoradequevayasentrandoenrazón.

Klepp,miamigoKlepp,meharegalado,comosiempre,discosdemúsicadejazz,y ha necesitado cinco cerillas para encender las treinta velas de mi pastel decumpleaños: —¡La vida empieza a los treinta! —ha dicho. Él sólo cuentaveintinueve.

Vittlar,encambio,miamigoGodofredo,queeselquemequedamáscercadelcorazón,meharegaladodulcese,inclinándosesobrelabarandillademicama,mehadichoconsuvozgangosa:—CuandoJesúscumpliótreintaaños,sepusoenmarchayserodeódediscípulos.

AVittlar siempre le ha gustado confundirme.Tengo que abandonarmi cama ybuscar discípulos, sólo porque he cumplido treinta años. Luego ha venido miabogado,agitandounpapel,mehafelicitadoconsuvozdetrombón,hacolgadosusombrerodenylonalpiedelacamaynoshaanunciado,amíyatodosmisinvitados:—Esto es lo que llamo yo una feliz coincidencia.Mi cliente celebra su trigésimoaniversarioy,precisamente,eldíadesutrigésimoaniversariorecibolanoticiadequesevaarevisarelprocesodelanular,puessehaencontradounanuevapista,aquellaseñoritaBeata,sabenustedes...

Así,loquehevenidotemiendodesdehaceaños,loquetemodesdemihuida,seanunciahoy,enquecumplotreintaaños;sedaconelverdaderoculpable,seempiezadenuevoelproceso,semeabsuelve,semedadealtadelsanatorio,semearrebatamidulcecama,semeponeenlacalle,fríayexpuestaatodoslosvientos,yseobligaaunÓscardetreintaañosajuntardiscípulosentornoaélysutambor.

Así que fue la señorita Beata la que, amarilla de celos, hubo de asesinar amiseñoritaDorotea.

Talvezustedeslorecuerdentodavía.HabíaallíundoctorWerner,elcual,comosueleocurrirtanamenudoenelcineyenlavida,sehallabaentrelasdosenfermeras.

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Unafeahistoria:BeataestabaenamoradadeWerner,peroWernerestabaenamoradodeDorotea,entantoqueDorotea,porsuparte,noestabaenamoradadenadieo,alosumo, en secreto, del pequeño Óscar. En esto Werner cayó enfermo. Dorotea locuidaba, porque estaba en su sección. Pero como esto no podía contemplarlo nitolerarloBeata,habríainvitadoaDoroteaaunpaseoy,enuncampodecentenocercadeGerresheim, hubo dematarla o,mejor dicho, de eliminarla.AhoraBeata podíacuidarsinestorboaWerner.Pareceser,sinembargo,quelocuidódetalmodoquenosólonosecuró,sinoalcontrario.Esposiblequelaenfermeraenamoradasedijera:Mientras siga enfermo,me pertenece. ¿Diole acaso demasiadasmedicinas? ¿Diolemedicinas contraindicadas? El caso es que, fuesen muchas o impropias, el doctorWernerfalleció.PeroanteeltribunalBeatanoconfesóquehubiesensidodemasiadasniimpropias,nitampocoaquelpaseoalcampodecentenoquehabíadeserelúltimopaseo de la señorita Dorotea. En cuanto a Óscar, que tampoco confesó nada peroposeía un pequeño dedo acusador dentro de un tarro, lo condenaron a causa delcampo de centeno; sin embargo, considerando que no estaba en sus cabales, lointernaron, para su observación, en un sanatorio. No obstante, antes de que locondenaran e internaran, Óscar huyó, porque con mi fuga quería yo reforzarconsiderablementeelvalordeladenunciapresentadapormiamigoGodofredo.

Cuando huí contaba yo veintiocho años. Y hace sólo unas pocas horas ardíantodavíaentornodemipasteldecumpleañostreintavelasqueseibanderritiendogotaagota.Tambiénentonces,cuandohuí,estábamosenseptiembre.NacíbajoelsignodelaVirgen.Peronomepropongohablaraquídeminacimientobajolasbombillas,sinodemifuga.

Puestoque,comoyaquedadicho,elcaminodelesteydemiabuelameestabavedado,meviobligado,comoleocurreahoraa todoelmundo,ahuirendirecciónoeste.Siporcausadelaaltapolíticanopuedeshuirhaciatuabuela,Óscar,entonceshuye hacia tu abuelo, que vive en Buffalo, en los Estados Unidos: veamos hastadóndellegas.

Lo de mi abuelo Koljaiczek en América ocurrióseme ya mientras la vaca melamíaenaquelpradodetrásdeGerresheimyyonoabríalosojostodavía.Esodebiódeserhacialassietedelamañana,asíquemedije:alasochoabrenloscomercios.Mefuiriendo,dejéeltamborjuntoalavacaymedije:Godofredoestabacansado;esposiblequenopresenteladenunciahastalasochoolasochoymedia;aprovechaestaventajilla.NecesitédiezminutosparaencontrarunteléfonoyllamaruntaxidesdeelsuburbiosoñolientodeGerresheim.EltaximellevóalaEstaciónCentral.Duranteeltrayecto conté mi dinero, pero me equivoqué varias veces, porque siempre volvíasobremí la risamatutina y transparente. Luego hojeémi pasaporte y, gracias a laprevisióndelaagenciadeconciertos«Oeste»,encontréenélunvisadoválidoparaFranciayunopara losEstadosUnidos.Siemprehabía sido el deseopredilectodel

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doctorDöschregalaradichospaísesconunagiradeltamborÓscar.Voilà,medije,huyamosaParís:esoestábien,seoyebienypodríaocurrirenuna

películaconGabin,quemepersiguefumandobonachonamentelapipa.Pero,¿quiénrepresentaría mi papel? ¿Chaplin? ¿Picasso? Riendo y excitado por estospensamientos de fuga, seguía yo dándome con lamano en el pantalón ligeramenteajadocuandoeltaxistamepedíayasietemarcos.Paguéydesayunéenelrestaurantede la estación. Al lado del huevo pasado por agua tenía yo el horario de losFerrocarrilesFederales,encontréuntrenfavorable,tuvetiempotodavíadespuésdeldesayunodeproveermededivisas,mecompré asimismounamaletitadepiel fina,llenéla, pues temía el retorno a la Jülicherstrasse, con camisas caras pero maladaptadasamifigura,metíademásunpijamaverdepálido,uncepillodedientesyundentífricoy,comoquieraquenonecesitabaahorrar, toméunbilletedeprimera,yalpocotiempoinstalábamecómodamenteenunasientoacojinadojuntoalaventanilla.Huía,perosinprisas.Loscojinesfavorecíanmisreflexiones.Tanprontocomoeltrenpartió, salióde la estacióny comenzó la fuga,Óscar sepusoapensar en algoquepudieraasustarlo,yaquenohayfugasintemor.Pero,¿quépuedesyatemertú,Óscar,yquépuedeinducirteahuir,silapropiapolicíanoteprovocaotracosaqueunarisamatutinaytransparente?

Hoy tengo treinta años; la fuga y el proceso quedan atrás. Pero el miedo quedurantelafugayomismomeinculquésiguesubsistiendo.

¿Fue el zumbar de los rieles o fue la tonadilla del tren?La letra semepegabamonótona,hastaquemedicuentapocoantesde llegaraAquisgrán;seapoderódemí, quemehallaba sumido en los cojines deprimera clase, y subsistió despuésdeAquisgrán—pasamos la frontera aproximadamente a las diez ymedia—en formacada vez más clara y terrible, a tal punto que me alegré cuando los aduanerosvinieronadistraerme.Mostraronmásinteréspormijorobaqueporminombreopormipasaporte,yyomedije:¡eseVittlar,quédormilón!Soncasilasonceynohaidotodavíaconel tarroa lapolicía,en tantoque,porsucausa,yomeencuentrodesdemuytempranoenplandefugaymeestoyinculcandomiedo,paraquelafugatengatambién unmotor. ¡Quémiedome entró en Bélgica, cuando el tren iba cantando:¿EstálaBrujaNegraahí?¡Sí,sí,sí!¿EstálaBrujaNegraahí?¡Sí,sí,sí!

Hoy tengo treinta años, y ahora, por virtud de la revisión del proceso y de laprobable sentencia absolutoria, voy a tener que viajar y exponerme en trenes ytranvíasalaletra:¿EstálaBrujaNegraahí?¡sí,sí,sí!

Sin embargo, y prescindiendo de mi miedo a una Bruja Negra cuya terribleaparición esperaba yo en cada estación, el viaje fue bonito.Me quedé solo enmicompartimiento—talvezellaestabasentadaenelcontiguo—,conocíaaaduanerosbelgasyluegofranceses,medormíadevezencuandoporunosminutos,despertabaacontinuaciónconungrito,hojeaba—paranoestarsóloamerceddelaBrujaNegra—

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el último número delSpiegel, que había comprado todavía enDüsseldorf desde laventanilla;admirábameunavezmásdelosvastosconocimientosdelosperiodistas,halléinclusiveuncomentarioacercademiempresario,eldoctorDöschdelaagencia«Oeste»,yviconfirmadoallíloqueyasabía,osea:quelaagenciadeDöschcontabaconunsolopilar,elTamborÓscar—unaexcelentefotomía.Yasí,hastapocoantesde llegar a París, el pilar Óscar se representó el hundimiento de la agencia deconciertos«Oeste»,quemidetenciónylaapariciónterribledelaBrujaNegrahabíannecesariamentedeacarrear.

NuncaenmividahabíatemidoyoalaBrujaNegra.Nofuesinodurantelafuga,cuandoyomismoquisemetermemiedo,cuandosememetióbajolapielyallísemefijó, aunque durmiendo por lo regular, hasta el día de hoy, en que celebro mitrigésimo aniversario, y adopta figuras diversas. Así, por ejemplo, puede ser lapalabraGoethelaquemehagagritarymetermetemerosobajolacolcha.Pormuchoque ya de pequeño estudiara yo al príncipe de los poetas, su serenidad olímpicasiempreme inspiróciertomiedo.Ysihoy,disfrazadodenegroydebruja,ynoyaclaro y clásico, sino más tenebroso que Rasputín, se presenta ante mi cama debarrotes y en ocasión de mi trigésimo aniversario me pregunta: —¿Está la BrujaNegraahí?—meinvadeungranmiedo.

¡Sí, sí, sí!, iba cantando el tren que llevaba al fugitivo Óscar hacia París. Enrealidad,yoesperabayaencontrarmealosfuncionariosdelapolicíainternacionalenla Estación del Norte—en la Gare du Nord, como dicen los franceses—, pero elúnicoqueallímeinterpelófueunmozodecuerdaconunolortanfuerteavinotinto,queni con lamejor voluntadpudeyo tomarlopor laBrujaNegra.Le entreguémimaletita con toda confianza y dejé queme la llevara hasta cerca de la barrera decontrol. Pensaba: los funcionarios y la Bruja Negra se habrán querido ahorrar elbillete de andény te esperany te detendrán al otro ladode la barrera.Harás bien,pues,encargartúmismocontumaletitaantesdellegaralcontrol.Yenestaformahube de arrastrarla yo mismo hasta el metro, porque ni siquiera los funcionariosestabanallíparadescargarmedemiequipaje.

Novoyaextendermeencomentariosacercadelolor,mundialmenteconocido,delmetrodeParís.Esteperfume,segúnloheleídoúltimamente,estáa laventa,yunopuede rociarse con él. Lo queme llamó la atención fue, primero, que elmetro, lomismo que el tren, aunque con distinto ritmo, preguntara por la Bruja Negra y,segundo, que todos los pasajeros parecieran conocer y temer, como yo, a la bruja,porqueamialrededortodosellosrespirabanigualmentepánicoyangustia.MiplanerallegarenelmetrohastalaPuertadeItaliaytomarallíuntaxiquemellevaraalaeropuerto de Orly; la detención, ya que no había tenido lugar en la Estación delNorte,semeantojabaparticularmentegraciosayoriginalenelfamosoaeropuertodeOrly, con la bruja de stewardess. Tuve que hacer un trasbordo, me alegré quemi

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maleta fuera ligera. Luegome dejé llevar por elmetro en dirección del sur, e ibapensando:¿dóndevasabajarte,Óscar?¡Diosmío,cuántascosaspuedenocurrirenunsolodía!EstamañanaestabastodavíaalgoatrásdeGerresheim,unavacatelamía,túestabasalegreycontento,yheaquíqueahoraestásenParís.¿Dóndevasabajarte,dóndetevaasaliralencuentro,negrayterrible?¿EnlaPlazadeItaliaoenlaPuerta?

Mebajéunaestaciónantesde laPuerta, enMaisonBlanche,porquemedecía:ellos piensan, naturalmente, que tú piensas que ellos estarán en la Puerta. Pero labruja,encambio,sabeperfectamenteloqueyopiensoyloquepiensanellos.Porotraparteyaestabayoharto.Lafugayelfatigosomantenimientodelmiedomecansaban.YÓscaryanoquería iralaeropuertodeOrly, sinoqueMaisonBlanche leparecíamuchomásoriginal, lo que los hechoshabíande confirmar; porquedicha estacióncuentaconunaescaleramecánicaquehabíadeencendermeelánimoyrecordarme,consutraqueteo,lode:¿EstálaBrujaNegraahí?¡Sí,sí,sí!

Óscarexperimentaciertoembarazo.Suhuida seacercaa su términoyconellatermina también su relato: ¿será la escalera mecánica de la estación del metro deMaison Blanche lo bastante alta, empinada y simbólica para proporcionar unadecuadocuadrofinalasusdescripciones?

Recurroaquídenuevoalafechaquehoycelebro.Atítulodefinal,puedoofrecermi trigésimoaniversarioa todosaquellosa losque laescaleramecánica les resultademasiadoruidosaya losque laBrujaNegrano les inspiramiedoalguno.Porque,¿noesacasoel trigésimoaniversarioelmássignificativodetodoslosaniversarios?Contieneeltresypermiteadivinarlossesenta,aunqueloshacesuperfluos.Mientrasestamañana las treinta velas ardían alrededor demi pastel de aniversario, hubierapodido llorar de alegría y entusiasmo, pero me he contenido por causa deMaría:porquealostreintaañosyanosedebellorar.

Cuando me vi arrastrado por el primer peldaño de la escalera mecánica —suponiendo que en el caso de una escaleramecánica pueda hablarse de un primerpeldaño—, rompí a reír. A pesar del miedo, o quizá por el miedo. Iba subiendoempinada y lentamente; y ellos estaban arriba. Daba tiempo todavía para mediocigarrillo. Dos peldaños más arriba, una pareja desenvuelta se besuqueaba. Unpeldañomás abajo,una señora anciana,de laque al principio sospeché sinmotivoque podría ser la Bruja Negra. Llevaba un sombrero cuyos adornos representabanfrutos.Mientrasfumaba,semeibanocurriendo—esforzábameentalsentido—todaclase de pensamientos relacionados con la escalera mecánica: Primero, ÓscarrepresentaelpapeldeDantequeregresadelInfierno,yarriba,allídondeterminalaescalera, lo esperan los corresponsales permanentes delSpiegel y le preguntan:—Bueno, Dante, ¿y qué tal, allá abajo?—Elmismo juego lo repetí cual Goethe, elpríncipedelospoetas,ydejéquelagentedelSpiegelmepreguntaracómomehabíaido,alláabajo,conlasMadres.Finalmenteyateníabastantedepoetasymedije:allá

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arribanoestánloscorresponsalesdelSpiegelniaquellosseñoresconlaschapasdemetal en los bolsillos; quien está ahí es la Bruja Negra; la escalera mecánicatraquetea:¿EstálaBrujaNegraahí?,yÓscarrespondió:—¡Sí,sí,sí!

Alladodelaescaleramecánicahabíaademáslaescaleranormal.Éstallevabaalaestación del metro, hacia abajo, a los peatones de la calle. Afuera debía de estarlloviendo.Lagente ibamojada.Estomepreocupó,porqueenDüsseldorfyanomehabía dado tiempo de comprarme un impermeable. Sin embargo, con una miradahacia arribaÓscar vio que aquellos señores de las caras llamativas quenoqueríanllamar la atención llevaban todos paraguas de paisano—lo que, sin embargo, noponíaenmodoalgunoencuestiónlaexistenciadelaBrujaNegra.

¿Cómovoyadirigirmea ellos?,preocupábameyo,mientras saboreabael lentofumardeuncigarrillosobreunaescaleramecánicaqueibaelevandolentamentelossentimientosyenriqueciendolaexperiencia:sobreunaescaleramecánicaunosehacemás joven; sobreunaescaleramecánicaunoenvejecemás.Quedábame laelecciónentredejarlaescaleracomorapazdetresañosocualsexagenario,entrepresentarmealapolicíainternacionalcomoniñopequeñoocualanciano,entretemeralaBrujaNegraenaquéllaoenestaedad.

Debedeseryamuytarde.Micamametálicaparecemuyfatigada.YtambiénmienfermeroBruno ha aplicado ya dos veces su ojo castaño preocupado a lamirilla.Aquí,bajolaacuareladelasanémonas,quedaelpastelintactoconlastreintavelas.ProbablementeMaría está ya durmiendo. Alguien, creo que Gusta, la hermana deMaría,mehadeseadofelicidadenlospróximostreintaaños.Maríagozadeunsueñoenvidiable. Pero, ¿qué fue lo queme deseómi hijo Kurt, estudiante del Instituto,alumnomodelo y primero de su clase, enmi aniversario? CuandoMaría duerme,duermen también losmuebles a su alrededor. ¡Ah, ya sé!: el pequeñoKurtme hadeseadoquemealivie.Yyo,pormipartemedeseounarebanadadelsueñodeMaría,porqueestoycansadoyapenasencuentrolaspalabras.LajovenesposadeKlepphacompuestoa cuentademi jorobaunpequeñopoemanatalicio tan tontocomobienintencionado. También el Príncipe Eugenio era deforme, lo que no le impidióconquistar la ciudad y la fortaleza de Belgrado. María habría de comprenderfinalmentequeunajorobatraesuerte.TambiénelPríncipeEugenioteníadospadres.Ahora tengo treinta años, pero mi joroba es más joven. Luis XIV fue uno de lospresuntos padres del Príncipe Eugenio. Antes, ocurría con frecuencia que bellasmujeresmetocaranlajorobaenlacalle,porqueesotraesuerte.ElPríncipeEugenioera deforme y por ello murió de muerte natural. Si Jesús hubiera sido jorobado,difícilmentelohabríancrucificado.¿Deboahorarealmente,sóloporquetengotreintaaños,saliralmundoyrodearmedediscípulos?

Y sin embargo, todo aquello no era más que una ocurrencia inspirada por laescaleramecánica.Éstameiballevandocadavezmásarriba.Delanteyarribademí,

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laparejadesenfadada.Detrásymásabajo,laseñoraancianaconsusombrero.Afuerallovía,yarriba,muyarriba,estabanlosseñoresdelapolicíainternacional.Listonesdemaderarecubríanlospeldañosdelaescaleramecánica.Cuandoseestásobreunaescaleramecánica,hayquevolverapensarlotodo:¿Dedóndevienes?¿Adóndevas?¿Quiéneres?¿Cómotellamas?¿Quéquieres?Sentíameinvadirdeolores:lavainilladeMaríaensu juventud;elaceitede lassardinasquemipobremamácalentóysebebiócalientehastaqueellamismaseenfrióyfueadarconsucuerpobajotierra;JanBronski,quederrochabaaguadeColoniay,ellonoobstante,entodossustrajesexhalabasiempreunolordemuerteprecoz;labodegadelverduleroGreff,queolíaapatatasdeinvierno,y,nuevamente,elolordelasesponjassecasdelaspizarrasdelosalumnosdeprimeraño.YmiRosvita,queolíaacanelaynuezmoscada.CuandoelseñorFajngoldesparcíasobremifiebresusdesinfectantes,nadabayoenunanubedeácidofénico.¡Ah!,yelcatolicismodelaiglesiadelSagradoCorazóndeJesús,todosaquellos vestidos sin airear, el polvo frío, y yo, ante el altar lateral izquierdo,prestandomitambor,¿aquién?

Y sin embargo, todo aquello no era más que una ocurrencia inspirada por laescalera mecánica. Hoy quieren clavarme, y me dicen: Tienes treinta años. Porconsiguiente, has de buscar discípulos. Acuérdate de lo que dijiste cuando tedetuvieron.Cuentalasvelasalrededordetupasteldeaniversario,abandonatucamay reúne tusdiscípulos. ¡Por lodemás, los treinta añosofrecen tantasposibilidades!Así, por ejemplo, en caso de que realmenteme expulsen del sanatorio, podría yohacerle aMaría una nueva proposición dematrimonio. Hoy cuento decididamenteconmásprobabilidadesparaello.Óscarlehamontadoelnegocio,yasesabe,ysigueademás ganando buen dinero con sus discos; por otra parte, hamadurado y se hahechomáshombreenestetiempo.¡Treintaañosesunabuenaedadparacasarse!Obien puedo permanecer soltero, elijo uno de mis oficios, me compro una buenacanteradecalizaconchífera,contratomarmolistasysirvodirectamente,delacanteraaledificio.¡Treintaañosesunabuenaedadpara labrarseunporvenir!Obien—encasodequealalargalaspiezasprefabricadasparalasfachadaslleguenafastidiarme—,voyabuscaralamusaUllaysirvoconellayasuladodemodeloinspiradordelasbellasartes.Yaunesposiblequealgúndíamecaseconella,conlamusaquetana menudo y tan brevemente se promete. ¡Treinta años es una buena edad paracasarse! O bien, si me canso de Europa, emigro: América, Buffalo, mi sueño desiempre,ybuscoamiabuelo,elmillonarioyexincendiarioJoeColchic,antesJoséKoljaiczek.¡Treintaañosesunabuenaedadparahacersesedentario!Obiencedo,medejoclavar,me lanzoalmundo, sóloporque tengo treinta años, imitopara ellos alMesías que se empeñan en ver enmí y, contrami propia convicción, hago demitambor más de lo que representa: lo convierto en símbolo y fundo una secta, unpartidoocuandomenosunalogia.

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Pesea laparejaamorosadedelanteya laseñoraconsombrerodedetrás,estasideas seme ocurrieron en la escaleramecánica. ¿Dije ya que la pareja estaba dospeldaños, no uno, arriba de mí y que en el peldaño de en medio coloqué yo mimaletita?Lagente jovenesenFranciamuypeculiar.Así,porejemplo,mientras laescalera mecánica nos iba llevando a todos hacia arriba, ella le desabrochó lachaqueta de piel y luego la camisa y empezó a manosearle su piel masculina dedieciochoaños.Yprocedíaenello con tanta solicitudyconunosmovimientos tanprácticosy tan totalmentedesprovistosde todoerotismo,quehubodeasaltarme lasospecha de que aquella pareja estaba oficialmente subvencionada para exhibir enplena calle el ardor amoroso, a fin de que la metrópoli francesa no pierda sureputación. Pero cuando vi que, pese a todo, la pareja se besaba, entonces misospechasedesvaneció:élestuvoapuntodeasfixiarseconlalenguadelamuchachay, cuandoyo apaguémi cigarrillo para nopresentarme fumando a los funcionariosjudiciales, él seguía presa de un ataque convulsivo de tos. En cuanto a la señoraancianaabajodemíydesusombrero—quierodecirqueelsombreroquedabaamialtura,porquemitallacompensabaladiferenciadelosdospeldañosdelaescalera—,no hacía nada de particular, aunque murmurara un poco y refunfuñara, lo que,despuésdetodo,hacenmuchosviejosenParís.Elpasamanosdelaescaleramecánicaibasubiendoconnosotros.Podíaponerselamanoencimaydejarlasubirconuno.Esloquehabríahecho,sienocasióndelviajehubiera llevadounosguantesconmigo.Losazulejosdelacajadelaescalerareflejabancadaunounagotitadeluzeléctrica.Unostubosyunoshacesdecablesventrudosacompañaban,encolorcrema,nuestraascensión.Ynoporquelaescalerahicieraunruidodetodoslosdemonios;peseasucarácter mecánico, se comportaba más bien campechanamente. No obstante elrenqueante estribillo de la terrible Bruja Negra, la estación del metro de MaisonBlanche seme antojaba familiar y casi confortable.Me sentía en aquella escaleramecánicacomoenmipropiacasay,porencimadelmiedoydel terror infantil,mehubiera considerado feliz si la escalera hubiera llevado conmigo, hacia arriba, enlugar de toda aquella gente queme era totalmente ajena, amis amigosyparientesvivosymuertos:amipobremamáentreMatzerathyJanBronski,alratónconcanas,mamáTruczinski,consushijosHeriberto,Gusta,FritzyMaría,alverduleroGreffysuLinadesaseaday,naturalmentetambién,almaestroBebrayalagrácilRosvita:atodoslosqueenmarcabanmiexistenciadudosaohabíannaufragadoenella.Entantoquealláarriba,alládondealaescaleraseleacababaelaliento,hubierayopreferidoencontrar, en lugar de los agentes de la policía criminal, lo contrario de la terribleBrujaNegra,asaber:amiabuelaAnaKoljaiczekesperándomecomounamontañaenreposoytomándonos,amíyamiescolta,bajosusfaldas,yacogiéndonosenlamontañadespuésdeunafelizascensión.

Pero es el caso que lo que había allí eran dos señores que no llevaban faldas

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acampanadas, sino unos impermeables de corte americano. También hube deconfesarmehaciaelfinaldelaascensión,sonriendoconlosdiezdedosdelospiesenmis zapatos, que la pareja amorosa desenvuelta, arriba de mí, y la vieja señorarezongona,másabajo,noeransinosimplesagentesdelapolicía.

¿Quémásdiré?Nacíbajobombillas,interrumpídeliberadamenteelcrecimientoalos tres años, recibí un tambor, rompí vidrio con la voz, olfateé vainilla, tosí eniglesias, nutrí a Lucía, observé hormigas, decidí crecer, enterré el tambor, huí aOccidente, perdí el Oriente, aprendí el oficio de marmolista, posé como modelo,volvíaltamboreinspeccionécemento,ganédineroyguardéundedo,regaléeldedoy huí riendo; ascendí, fui detenido, condenado, internado, saldré absuelto; y hoycelebromitrigésimoaniversarioymesigueasustandolaBrujaNegra.—Amén.

Dejécaerelcigarrilloapagado.Fueapararalasplanchasdelaescaleraeléctrica.Despuésdehaberascendidoporalgúntiempoendireccióndelcieloenunángulodependiente de cuarenta y cinco grados, Óscar fue llevado todavía, en sentidohorizontal, cosa de unos tres pasitos más allá y, después de la desenvuelta parejaamorosa policíaca y antes de la abuela-policía, se dejó empujar de la parrilla demaderadelaescaleraascendenteaunaparrillafijadehierro,y,cuandolosagentesdepolicía criminal se hubieron identificado y le hubieron llamado Matzerath, dijo,siguiendo aquella ocurrencia de la escaleramecánica, primero en alemán: «IchbinJesús!».Luego,comosehallabaenpresenciadelapolicíainternacional,lorepitióenfrancésy,finalmente,eninglés:«IamJesús!»

A pesar de ello, me arrestaron en calidad de Óscar Matzerath. Sin oponerresistenciameconfiéalacustodiay,comoquieraqueafuera,enlaAvenidadeItalia,llovía,alosparaguasdelapolicíacriminal,sinporellodejardemirarintranquiloami alrededor, buscando a laBrujaNegra, a la que inclusivevi varias veces—estoentra en sus tácticas— entre la muchedumbre de la avenida y, con su miradaterriblementetranquila,enelapiñamientodelcochedelapolicía.

Ahorayanomequedanpalabrasy,sinembargo,hedereflexionartodavíaacercadeloqueÓscarpiensahacerunavezquelohayandadodealtadelsanatorio,loqueparece inevitable. ¿Casarse? ¿Seguir soltero? ¿Emigrar? ¿Comprar una cantera?¿Buscardiscípulos?¿Fundarunasecta?

Todas estasposibilidades,que son lasquehoyendía se leofrecenaunoa lostreinta años, merecen ser examinadas. Pero, ¿examinadas con qué, si no con mitambor? Así pues, voy a ejecutar con mi tambor esa cancioncilla que se me vahaciendo cada vez más viva y angustiosa y voy a invocar y consultar a la BrujaNegra, para poder anunciarlemañana ami enfermeroBruno la clase de existenciaqueÓscar piensa llevar en adelante, a la sombrade sumiedo infantil que se le vahaciendocadavezmásnegro.Porqueloqueantañomeasustabaenlasescaleras,loqueenlabodegaalirabuscarelcarbónhacía¡buh!—¡medabarisa!—,habíaestado

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siemprepresente:hablandoconlosdedos,tosiendoatravésdelojodelacerradura,suspirando en la estufa, chirriando con la puerta, saliendo en nubes por laschimeneas;cuandolosbarcoshacíansonarlasirenaenlanieblaocuandounamoscaseibamuriendoporespaciodevariashorasentrelosvidriosdoblesdelaventana,otambién cuando las anguilas tenían ganas de mi mamá y mi pobre mamá de lasanguilas,cuandoelsoldesaparecíatraselcerrodelatorreyvivíaparasí—¡ámbar!¿EnquiénpensabaHeribertocuandoasaltólamadera?Ytambiéntraselaltarmayor— ¿qué sería, en efecto, el catolicismo sin la bruja que ennegrece todos losconfesonarios?Ellaeslaqueproyectabasusombracuandoserompíael juguetedeSegismundoMarkus;ylosrapacesdelpatiodeledificiodealquiler,AxelMischkeyNuchyEyke,SusiKateryelpequeñoHansKollin,elloslodecíanylocontaban,alcocersusopadeladrillos:«¿EstálaBrujaNegraahí?¡Sí,sí,sí!»Laculpaestuyaynada más que tuya. ¿Está la Bruja Negra ahí?... Desde siempre había estado ahí,inclusiveenelpolvoefervescenteWaldmeister,pormuyinocentequefuerasuverdeespuma; en todos los armarios en que entonces me acurrucaba, acurrucábase ellatambién, y más adelante tomó prestada la cara triangular de raposa de LucíaRennwandydevorabaemparedadosdesalchichayllevóalosCurtidoresaltrampolín—noquedómásqueÓscar,quecontemplabalashormigasysabía:éstaessusombra,quesehamultiplicadoybuscaelazúcar.Ytodasaquellaspalabras:bendita,dolorosa,bienaventurada, virgen entre vírgenes... y todas aquellas piedras: basalto, toba,diabasa,nidosenlacalizaconchífera,alabastro,tanblando...ytodoelvidriorotoconlavoz,vidriotransparente,vidriofinocomoelaliento...yloscomestibles:harinayazúcarencucuruchosdealibraymedialibra.Másadelante,cuatrogatos,unodeloscualessellamabaBismarck,elmuroquehuboqueenjalbegardenuevo,lospolacosempeñadosenmorir,asícomoloscomunicadosespeciales,quiénhundíayqué, laspatatasquecaíanrodandodelabáscula,loqueseafinahaciaelpie,loscementeriosenlosqueestuve,lasbaldosassobrelasquemearrodillé,lasfibrasdecocosobrelasqueme tendí... todo lo vertido en el cemento, el jugo de las cebollas que arrancalágrimas,elanilloeneldedoylavacaquemelamió...¡NopreguntéisaÓscarquiénes!Yanolequedanpalabras.Porqueloqueantañosesentabaenmiespaldaybesómijoroba,ahorasemeaparecepordelanteyparasiempre:

Negra,laBrujaNegraestuvosiempredetrásdemí.Ahoratambiénsemeaparecepordelante¡negra!Vuelvealrevéselmantoylapalabra¡negra!Mepagacondineronegro¡negra!Mientraslosniñoscantanynocantan:¿EstálaBrujaNegraahí?¡Sí,sí,sí!

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RETROSPECTIVA

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Ojeadaretrospectivaa"Eltambordehojalata"oelautorcomotestigodudoso

En la primavera y el verano de 1952 hice un viaje en auto-stop por toda Francia.Vivía del aire, dibujaba en papel de envolver y escribía incesantemente:me habíaentradoladiarreadellenguaje.Ademásdeunoscantosbastanteimitativos—creo—sobre el difunto timonel Palinuro, surgió un poema largo y proliferante, en el queÓscarMatzerath,antesdequesellamaraasí,aparecíacomosantoestilita.

Un joven, existencialista, como imponía la moda de entonces. Albañil deprofesión. Vivía en nuestra época. Rebelde e instruido más bien al azar, noescatimabalascitas.Antesinclusodequeelbienestarllegara,estabahartodetantobienestar:totalmenteenamoradodesupropioasco.Poresolevantabaenmediodesupequeña ciudad (que quedaba innominada) una columna, sobre la que tomabaposiciones encadenado. Con una larga pértiga, su refunfuñona madre le daba decomerenunatartera.Susintentosdeseducirloparaquebajaraeranapoyadosporuncorodemuchachaspeinadasalestilomitológico.Alrededordelacolumnacirculabael tráfico de la pequeña ciudad, se reunían amigos y enemigos y, finalmente, unacongregación de papanatas. El, el estilita, apartado de todo, los miraba desde lasalturas,seapoyabatranquilayalternativamenteenunpieyenotro,habíaencontradosuperspectivayreaccionabacargadodemetáforas.

Aquellalargapoesíanoestabalograda,sequedóenalgúnladoyúnicamenteheconservado algunos fragmentos que muestran tan sólo lo influido que estaba yoentonces,simultáneamente,porTraklyApollinaire,RingelnatzyRilke,ydetestablestraducciones de Lorca.Únicamente era interesante la búsqueda de una perspectivadistante: el puntodevista elevadodel estilita resultabademasiadoestático.Sólo laaltura de los tres años de Óscar Matzerath ofrecería a un tiempo movilidad ydistancia.Sisequiere,ÓscarMatzerathesunestilitaalrevés.

Afinalesdelveranodeaquelmismoaño,cuando,viniendodelsurdeFrancia,medirigíaporSuizahaciaDüsseldorf,nosóloencontréporprimeravezaAnna,sinoquetambién, por contemplación pura, fue derrocado el estilita. En una ocasión sinimportancia,porlatarde,vientreadultosquetomabansucaféaunchicodetresañosque llevaba colgado un tambor de hojalata. Me llamó la atención y se me quedógrabado:elensimismamientoabsortodeaquelchicodetresañosconsuinstrumento,y también la forma en que, almismo tiempo, hacía caso omiso delmundo de losadultos(bebedoresdecaféqueconversabanenlatarde).

Durante sus buenos tres años, aquel «hallazgo» quedó sepultado.Memudé deDüsseldorfaBerlín,cambiédeprofesordeescultura,volvíaencontraraAnna,mecaséalañosiguiente;saquéamihermana,quesehabíaemperrado,deunconvento

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católico; dibujé y modelé figuras aviformes, saltamontes y gallinas afiligranadas;fracasé en un primer intento en prosa demás vuelo, que se llamabaLa barrera ytomabaprestadodeKafkaelmodeloyde losprimerosexpresionistaselaparatodemetáforas,ysóloentoncesescribí,porqueestabamenos tenso, lasprimeraspoesíasrelajadasdecircunstancias,imágenespuestasapruebaeneldibujoqueseapartabandesuautorycobrabanesaindependenciaquepermitelapublicación:Lasventajasdelasgallinasdeviento,miprimerlibro.

Conesebagajematerialacumulado,proyectosvagosyambicionesmásconcretas:yo quería escribir mi novela, Anna buscaba una disciplina de ballet más estricta;dejamosBerlínaprincipiosde1956,sinrecursosperodespreocupados,ynosfuimosaParís.EnlasproximidadesdelaPlacePigalle,AnnaencontróenmadameNoraunaseveranodrizaballetísticarusa;yo,mientraspulíaaúnmipiezateatralLosmalvadoscocineros,comencélaprimeraredaccióndeunanovela,quellevótítulosdetrabajocambiantes: «Óscar el tamborilero», «El tamborilero», «El tambor de hojalata». Yahí,precisamente,semeresistelamemoria.Sé,desdeluego,quetracégráficamentevarios planes, que condensaban todo el material narrativo, y los llené de palabrasclave,peroesosplanesseanularonasímismosy,alavanzareltrabajo,quedaronsinvalor.

Sin embargo, también los manuscritos de la primera y la segunda versión, yfinalmentedelatercera,alimentaronlaestufademicuartodetrabajo,delquetodavíatengoquehablaraquí.

Conlaprimerafrase:«Puessí:soyhuéspeddeunsanatorio»,cayólabarrera,seprecipitóellenguaje,corrieronasuantojolacapacidadderecuerdoylafantasía,elplacer lúdico y la obsesión por los detalles, brotaron capítulos de capítulos, saltécuando los agujeros estorbaban al río del relato, acudió ami encuentro la historiaofreciéndomeproductoslocales,seabrierondegolpecajitasliberandoolores,adquiríuna familia que creció desenfrenadamente, me peleé con Óscar Matzerath y suscompinches por los tranvías y su trazado, por acontecimientos simultáneos y laabsurda coacción de la cronología, por el derecho deÓscar a hablar en primera otercerapersona,porsupretensióndeengendrarunhijo,porsusdeudasauténticasysuculpafingida.

Así,miintentodedarleaél,elindividualista,unahermanitaperversa,fracasóporlaoposicióndeÓscar;esposiblequeesahermanafrustradainsistieraluegoentenerexistencialiterariacomoTullaPokriefke.

Muchomejorquedelprocesodelaescriturameacuerdodemicuartodetrabajo:un cuchitril húmedo en la planta baja, que me servía de taller para trabajos deescultura comenzados pero que, desde que empecé la redacción de El tambor dehojalata,seestabandesmoronando.Micuartodetrabajoeraalmismotiemposótanodecalefaccióndenuestrodiminutopisodedoshabitaciones,situadoencima.Conel

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procesodeescrituraengranabamiactividadcomocalefactor.Cuandomistrabajosenelmanuscrito se atascaban, iba con dos cubos a traer coque de un cobertizo de laparte delantera de la casa. Mi cuarto de trabajo olía a paredes mohosas y,nostálgicamente, a gas. Aquellas paredes chorreantes alimentaban el río de miimaginación.Esposibleque lahumedaddelcuarto favorecierael ingeniodeÓscarMatzerath.

Unavezalaño,durantelosmesesdeverano,podíaescribirunassemanasalairelibreenTesina,porqueAnnaessuiza.Allímesentabaenunamesadepiedrabajouna pérgola, contemplaba el centelleante paisaje de bambalinas de la regiónmeridionalydescribía,sudando,elBálticohelado.

Aveces,paracambiardeaires,emborronabaproyectosdecapítulosenlosbistrósdeParís, talcomosehanconservadoen laspelículas:entreparejasdeenamoradostrágicamente enlazadas, ancianas embutidas en sus abrigos, paredes de espejos yadornosartnouveau,algosobreafinidadeselectivas:GoetheyRasputín.

Y, sin embargo, durante esa época, debí de vivir vigorosamente, cocinar concariñoybailardealegríaporlasbailarinaspiernasdeAnnaentodaocasiónpropicia,porqueenseptiembrede1957—estabaenmitadde la segundaversión—nacieronnuestrosgemelosFranzyRaoul.Noeranunproblemadeescritura,sólofinanciero.Alfinyalcabo,vivíamoscontrescientosmarcosalmesexactamenteadministrados,queyoganabacomodepasada.Avecescreoqueelhechosimple,peroqueafligíaamipadreymimadre,denohaberhechoelbachilleratomeprotegió.Porqueconelbachillerato hubiera recibido sin dudaofertas de trabajo,mehubiera convertido enredactordelprogramadenoche,hubieraguardadomimanuscritocomenzadoenuncajóny,comoescritorfracasado,hubieraacumuladounrencorcrecientehaciatodoslosqueseexpresabanescribiendolibrementeasuaire,mientraselPadrecelestiallosalimentaba.

Eltrabajoenlaversiónfinaldelcapítulosobreladefensadeloscorreospolacosde Danzig hizo necesario, en la primavera de 1958, un viaje a Polonia. Hóllerermedió,AndrzejWirth escribió la invitación y fui aGdansk pasando porVarsovia.Sospechando que pudiera haber todavía antiguos defensores supervivientes de loscorreospolacos,meinforméenelMinisteriodel Interior,quemanteníaunaoficinaen laqueseacumulabanlosdocumentossobre loscrímenesdeguerraalemanesenPolonia.Medieronladireccióndetresexfuncionariosdecorreos(lasúltimasseñaseran del 49), pero me dijeron también que aquellos supuestos supervivientes nohabían sido reconocidos por el sindicato polaco de trabajadores de correos (nitampocodeotraformaoficial),porqueenelotoñode1939,segúnlaversiónalemanaypolaca,sedijopúblicamentequetodoshabíanmuerto:pasadosporlasarmas.Poresohabíangrabado todos losnombresen las lápidasconmemorativas,yquienestágrabadoenpiedranoviveya.

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EnGdanskbuscabaaDanzig,peroencontréadosdelosantiguosfuncionariosdecorreospolacos,queentretantohabíanencontrado trabajoen losastilleros,ganabanallí más que en correos y, en realidad, estaban contentos con su situación noreconocida. Sin embargo, los hijos querían que sus padres fueran héroes y seesforzaban (infructuosamente) para que los reconocieran: como luchadores de laresistencia. De los dos funcionarios (uno de ellos había sido distribuidor de girospostales) obtuve descripciones detalladas de lo que pasó en los correos polacosduranteladefensa.Nohubierasabidoinventarsushuidas.

EnGdansk recorrí los caminos demi colegio deDanzig, hablé en cementeriosconnostálgicaslosassepulcrales,mesenté(comomehabíasentadodecolegial)enlasaladelecturadelabibliotecapública,hojeandotomosdeElMensajerodeDanzig,yolíelMottlauyelRadaune.EnGdanskeraunextrañoy, sinembargo, loencontréotraveztodoenfragmentos:bañospúblicos,caminosdelbosque,góticodeladrilloyaquellagrancasadevecindaddelLabesweg,entrelaplazaMax-HalbeyelMercadoNuevo;tambiénvisitéotravez(porconsejodeÓscar)laiglesiadelSagradoCorazón:elviciadoairecatólicoseguíaenpie.

Y entoncesme encontré en la cocina-comedor demi tía abuela cachubaAnna.Hasta que no le enseñé mi pasaporte no me creyó: «Vaya, Guinterín, t'as hechogandote.»Allíme quedé algún tiempo escuchando. Su hijo Franz, en otro tiempoempleadodeloscorreospolacos,fuefusiladorealmentedespuésdelacapitulacióndelosdefensores.Grabadoenpiedra,encontré sunombreen laplacaconmemorativa,reconocido.

Cuando en la primavera de 1959 había terminado el manuscrito, corregido laspruebasdeimprentaydecididolacomposición,meconcedieronunabecadecuatromeses.Hóllererhabíamediadounavezmás.YoteníaqueiralosEstadosUnidosyresponderdevezencuandoapreguntasdelosestudiantes.Peronopude.Enaquellaépoca,paraobtenerunvisado,habíaquepasarunrigurosoexamenmédico.Lohiceyme enteré de que, en distintos puntos, mis pulmones mostraban tuberculomas,formacionesnodulosas:cuandolostuberculomasrevientan,hacenagujeros.

Poreso,ytambiénporque,entretanto,DeGaullehabíasubidoalpoderenFranciay,trasunanochededetenciónpolicíacafrancesasentífrancanostalgiadelapolicíadelaAlemaniafederal,dejamosParís,pocodespuésdehaberaparecidocomolibro(yhabermedejado)Eltambordehojalata,ynosfuimosotravezaBerlín.Allítuveque dormir la siesta, renunciar al alcohol, pasar periódicamente reconocimientosmédicos,bebernataytragartresvecesaldíaunaspastillitasblancasque,segúncreo,sellamabanNeoteben:conloquemepusegordoycolorado.

Sinembargo,todavíaenParísempecélosprimerostrabajosparalanovelaAñosdeperro,quealprincipiose llamó«Mondasdepatata»yfuemalplanteadaensuscomienzos. Sólo la novela cortaEl gato y el ratón quebró aquella concepción de

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cortoaliento.Noobstante,enaquellaépocaerayafamosoynoteníaquealimentarlacalefacción con coque mientras escribía. Desde entonces escribir me resulta másdifícil.

GünterGrass,1973

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