el suicidio (durkheim)

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El Suicidio Emilio Durkheim Capítulo I: Método para determinarlos En este texto, Durkheim introduce el trabajo hecho en base a los suicidios de Europa. Se estableció que para cada grupo social existe una tendencia específica al suicidio que no está explicada ni por la constitución orgánico-psíquica de los individuos ni por la naturaleza del medio físico. En este sentido, plantea que todo es dado por causas sociales, siendo, de esta manera, un fenómeno colectivo. I Durkheim plantea que una buena manera de investigar es por medio de los suicidios individuales. En este sentido, su metodología se centra en la observación del mayor número posible de ellos, dejando aparte, los que dependen de la alienación. Por tantos tipos distintos como se reconociesen, se admitiría otras tantas corrientes suicidógenas. Se considera que se pueden diferenciar distintas capas de suicidios en tanto sean diferentes las causas de que dependen. Para que cada uno de ellos tenga naturaleza propia, es menester que las condiciones de su existencia le sean peculiares. Durkheim postula que averiguará cuales son las condiciones sociales que de que dependen, después se agrupará estas condiciones según semejanzas y sus diferencias en cierto número de clases separadas, y se podrá estar seguro de que a cada clase le corresponderá un tipo determinado de suicidio. En este sentido, la clasificación en vez de ser morfológica, será etiológica. La investigación de las causas será por medio de intento de deducir la naturaleza de los efectos. II Para encontrar las causas que se están buscando no es un buen método el remontarse en primer término a sus causas más cercanas, salvo que luego se ascienda más en la serie de

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Page 1: El Suicidio (Durkheim)

El SuicidioEmilio Durkheim

Capítulo I: Método para determinarlos

En este texto, Durkheim introduce el trabajo hecho en base a los suicidios de Europa. Se estableció que para cada grupo social existe una tendencia específica al suicidio que no está explicada ni por la constitución orgánico-psíquica de los individuos ni por la naturaleza del medio físico. En este sentido, plantea que todo es dado por causas sociales, siendo, de esta manera, un fenómeno colectivo.

I

Durkheim plantea que una buena manera de investigar es por medio de los suicidios individuales. En este sentido, su metodología se centra en la observación del mayor número posible de ellos, dejando aparte, los que dependen de la alienación. Por tantos tipos distintos como se reconociesen, se admitiría otras tantas corrientes suicidógenas.

Se considera que se pueden diferenciar distintas capas de suicidios en tanto sean diferentes las causas de que dependen. Para que cada uno de ellos tenga naturaleza propia, es menester que las condiciones de su existencia le sean peculiares. Durkheim postula que averiguará cuales son las condiciones sociales que de que dependen, después se agrupará estas condiciones según semejanzas y sus diferencias en cierto número de clases separadas, y se podrá estar seguro de que a cada clase le corresponderá un tipo determinado de suicidio. En este sentido, la clasificación en vez de ser morfológica, será etiológica.

La investigación de las causas será por medio de intento de deducir la naturaleza de los efectos.

II

Para encontrar las causas que se están buscando no es un buen método el remontarse en primer término a sus causas más cercanas, salvo que luego se ascienda más en la serie de fenómenos. En este sentido, se habla de que los móviles del suicidio no constituyen las verdaderas causas, puesto que en diferentes cifras, las causas son prácticamente iguales.

Lo que se preguntará Durkheim es cuáles son los estados de los diferentes medios sociales en función de los cuales varía el suicidio.

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El Suicidio egoísta

El suicidio varía en razón inversa del grado de desintegración de la sociedad religiosa.El suicidio varía en razón inversa del grado de desintegración de la sociedad doméstica.El suicidio varía en razón inversa del grado de desintegración de la sociedad política.

El suicidio varía en razón inversa del grado de desintegración de los grupos sociales de que forma parte el individuo.Cuanto más debilitados son los grupos a que pertenece, menos depende de ellos, más se exalta a sí mismo para no reconocer otras reglas de conducta que las fundadas en sus intereses privados. Así, pues, si se conviene llamar egoísmo, a ese estado en que el “yo individual” se afirma con exceso al yo social y a expensas de este último, podremos dar el nombre de egoísta al tipo particular de suicidio que resulta de una individuación desintegrada. Este suicidio tiene origen cuando la sociedad está fuertemente integrada tiene a los individuos bajo su dependencia, considera que están a su servicio y, por consiguiente, no les permite disponer de sí mismos a su antojo. El lazo que les liga a la vida común les liga a la vida. El individualismo excesivo no tiene tan sólo por resultado favorecer la acción de las causas suicidógenas, es, por sí mismo, una causa de este género. No sólo desembaraza de un obstáculo útilmente molesto a la inclinación que impulsa a los hombres a matarse, sino que crea por completo esta inclinación.

Se dice que la vida no es tolerable, sino cuando se vislumbra en ella alguna razón de ser, cuando tiene un objeto que valga la pena. El individuo por si solo, no es un fin suficiente para su actividad. Es muy poca cosa. No solamente está limitado por el espacio, sino que lo está estrechamente en el tiempo. Así pues, cuando no tenemos más objetivo que nosotros mismos, no podemos escapar a la idea de que nuestros esfuerzos están destinados finalmente a perderse en la nada.Hay un orden de funciones que no interesan más que al individuo: son las que hacen falta para el sostenimiento de la vida física. Puesto que están hechas únicamente para este objeto, son todo lo que deben ser cuando éste es alcanzado. Por consiguiente, en cuanto concierne al hombre, puede obrar razonablemente sin tener que proponerse fines que le excedan. Por eso, en cuanto no hay otras necesidades, él se basta a sí mismo y puede vivir dichoso sin tener otro objetivo que el de vivir.Es la acción de la sociedad la que ha suscitado en nosotros unos sentimientos de simpatía y de solidaridad que nos inclinan hacia otro; ella es quien moldeándonos a su imagen, nos ha imbuido esas creencias religiosas, políticas que gobiernan nuestra conducta. Por lo mismo que esas formas superiores de la actividad humana tiene un origen colectivo, poseen un fin de la misma naturaleza. Como derivan de la sociedad, a ella también es a la que se refieren; o más bien son la sociedad misma, encarnada e individualizada en cada uno de nosotros.El egoísmo no es un factor auxiliar; es su causa generadora. Si, en este caso, el lazo que liga al hombre a la vida se afloja, es porque el nexo que le une a la sociedad, se ha relajado.

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Suicidio altruista

Un hombre se mata cuando está integrado con demasiada fuerza a la sociedad. Hay tres tipos de suicidio altruista en las tribus antiguas:

a) Suicidios de hombres llegados al dintel de la vejez o atacados de enfermedad.b) Suicidios de mujeres a la muerte de su marido.c) Suicidios de clientes o de servidores, a la muerte de sus jefes.

En estos casos, la sociedad hace presión sobre él para que se destruya. En estos casos, la sociedad individual debe contarse como poca cosa, debido a que es absorbido por el grupo y se halla integrado en él. En este sentido, faltan espacios para hacerse una fisionomía propia. En este tipo de suicidio, la individuación es demasiado rudimentaria, produciéndose un altruismo, donde el hombre se confunde con el grupo del que forma parte. El suicidio obligatorio altruista es aquel en que el hombre se mata sin estar obligado a ello en sí, pero si en función de virtudes que se confiere la sociedad. Por ejemplo, el desapego a la vida, el honor y el deber, y los sacrificios personales. El hombre no tiene mucho apego a la existencia. La tristeza del altruista se debe a que el hombre parece destituido de toda realidad. Tiene un fin situado, pero fuera de esta vida, la cual sólo es percibida como un obstáculo. El suicidio altruista facultativo es aquel que El suicidio altruista aguda es aquel que es llevado a cabo por medio del fervor religioso.

El ejército es la institución en que el suicidio altruista está en estado crónico. Se podía presumir, que el suicidio en el ejército era causado por el celibato, el alcoholismo y el disgusto por el servicio (rigor, ausencia de libertad, no comodidad). Sin embargo, estas razones están equivocadas puesto que los sujetos se terminan acostumbrando, los suboficiales se suicidan más y porque se suicidan más aquellos que entraron por vocación. Entonces, los miembros del ejército a quienes más ataca el suicidio son los que tienen más vocación por esta carrera, esto quiere decir, que quienes participan en él están muy débilmente apegados a la individualidad. El suicidio militar se produce por situaciones distintas al suicidio civil. El primero es por poca individuación y el segundo es por mucha. Pero una vez que se han eliminado esos casos esparcidos (casos civiles), es un grupo compacto y homogéneo, que comprende la mayor parte de los suicidios, cuyo teatro es el ejército y que depende de este sentido de altruismo, sin el cual no hay espíritu militar. En el suicidio heroico, se produce un espíritu de renunciamiento y abnegación. Todos los tipos de suicidio son derivados del altruista obligatorio.

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El suicidio anómico.

Un ser vivo no puede ser feliz, y hasta no puede vivir más que si sus necesidades están suficientemente en relación con sus medios. De otro modo, si exigen más de lo que se les puede conceder, estarán contrariadas sin cesar y no podrán funcionar sin dolor. Las tendencias que no están satisfechas se atrofian, y como la tendencia a vivir no es más que el resultado de todas las otras, tiene que debilitarse si las otras se aflojan. Es preciso que un poder regulador desempeñe para las necesidades morales el mismo papel que el organismo para las necesidades físicas. Es decir, que este poder no puede ser más que moral. Los hombres no consentirían en limitar sus deseos su se creyeran aptos para sobrepasar el límite que les está asignado. Sólo que esta ley de justicia no sabrían dictársela a sí mismos, por las razones que hemos dicho. Deben, pues, recibirla de una autoridad que respeten y delante de la cual se inclinen espontáneamente. Naturalmente, el orden social se reconoce como equitativo por la gran generalidad de los sujetos. Cuando decimos, pues, que es necesaria una autoridad para imponerlo a los particulares, de ningún modo entendemos que la violencia sea el solo medio de establecerlo. Porque esta reglamentación está destinada a contener las pasiones individuales, es preciso que emane de un poder que domine a los individuos, pero igualmente es preciso que se obedezca a este poder por respeto y no por temor. Solamente cuando la sociedad está perturbada, ya sea por crisis dolorosas o felices, por demasiado súbitas transformaciones, es transitoriamente incapaz de ejercer esta acción; y he aquí de dónde vienen estas bruscas ascensiones de la curva de los suicidios.Hay una esfera social donde el suicidio anómico está en estado crónico; en el comercio y en la industria. Antes, estas esferas eran reguladas por la religión, sin embargo, con el tiempo no tuvieron regulación puesto que siempre se aspiró a llegar más allá. Es que el estado de crisis es constante, y, para así decirlo, normal. De arriba debajo de la escala, las concupiscencias se han elevado sin saber donde posarse definitivamente. Nada podrá calmarlas puesto que el objetivo a donde se dirigen está definitivamente más allá de lo que pueden alcanzar. El prudente, el que sabe gozar de los resultados adquiridos sin experimentar perpetuamente la necesidad de reemplazarlos por otros, encuentra en ello un asidero a la vida, cuando suena la hora de las contrariedades. Pero el hombre que siempre lo ha esperado todo del porvenir, que ha vivido con los ojos fijos en el futuro, no tiene nada en su pasado que le consuele contra las amarguras del presente, porque el pasado no contiene más que una serie de etapas atravesadas con impaciencia. Es por todo lo que obliga a la subordinación atenúa los efectos de este estado. Las clases inferiores tienen al menos su horizonte limitado por aquellas que les están superpuestas, y, por eso mismo, sus deseos son más definidos. Pero los que no tienen más que el vacío sobre ellos, están casi forzados a perderse en él, si no hay una fuerza que las impulse hacia atrás. La anomia es, pues, en nuestras sociedades modernas, un factor regular y específico de suicidios. Difiere de los otros tipos de suicidios en que depende, no de la manera de estar ligados los individuos a la sociedad, sino del modo como ella los reglamenta. El suicidio egoísta es a la actividad propiamente colectiva a quien hace falta, dejándola así desprovista de freno y de significación. En el suicidio anómico son las pasiones propiamente individuales las que la necesitan y quedan sin norma que les regule.