el sabotaje como una de las más bellas artes
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Revista: Camisa de Fuerza.Nº: 14TRANSCRIPT
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tiempo, allí donde dejamos granparte de nuestras mejores aptitudes se convierte -como entidadhistórica- en el sujeto del odio detodo trabajador y trabajadora. Eltrabajo, más que un derecho, esuna obligación.
La insatisfacción en el trabajo. enlo que supone de expropiación denuestras vidas, ilusiones y deseos,es una constante social, un comúnemotivo que cualquiera puedereconocer en el rostro madrugadorde sus congéneres en el metro o elautobús de las primeras horas de lamañana. En nuestras caras se inscribe el absurdo de un mundo quea cambio de unas monedas extermina toda una vida, deteniendo adiario nuestro tiempo, suspendiendo las horas que nos pertenecen
y de este odio, nace un sueño,que es la muestra irrefutable de quesomos entes maravillosos, capacesde sacar de este odio, una de lasexpresiones humanas más sorprendentes. El sabotaje, como una delas más bellas artes inventadas porla humanidad es la revuelta contrala brutal imposición del trabajo. Trabajadores y trabajadoras de todoslos tiempos han sabido concretaren actos de extremada originalidadtodos los saberes que comprendeel tejido productivo. Si el buen trabajo es aquel que produce exacta-
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obligación de los viajeros llevar elimporte exacto de los billetes, con locual el taquillero obligaba a la mayoría de los viajeros a volverse a buscar cambio. En 15 minutos la estación de trenes se había convertidoen un caos en el que casi nadiehabía conseguido billete con decenas de pasajeros buscando cambio,y diez minutos después, la taquillaquedaba cerrada, el tren vacío ymuchos viajeros en tierra. En cualquier caso, para aquellos que subiesen al tren, la pesadilla no habíahecho más que empezar, un amplioabanico de inspecciones detalladasen cada estación y esperas reglamentarias a otros trenes retrasabanel viaje hasta hacerlo desesperante.
La conclusión era rotunda. Lo propiodel trabajo humano, que es la aportación de sentido común, experiencia ypercepciones subjetivas a la lógica normativa y maquinista del capital, quebraba. El trabajo, sin su eje valorizador, lavida, está condenado a morir de viejo,engullido en su propia lógica, incapazde progresar
Trabajando el sabotajeEn los tiempos de la guerra, los circuitos de la producción han campado pornuestras vidas con un objetivo muy ciara, exprimimos en forma de beneficio.El trabajo, como lugar privilegiado en elque agoniza nuestra vida y nuestro
Por Pablo Panzer
1: I'alge', E.:"EI Sallola¡e". Madrid.P~OOad Cbe!a, 2001.
110 urante el lercer congreso de la CGTfrancesa, que se celebró en 1897 en laciudad de Toulouse, se presentó un
breve pero contundente informe sobre el sabotaje'. Esta práctica obrera, destinada a cortocircuitar las lógicas de producción, provocó unenorme debate en las filas del aún por entoncessindicato anarquista francés. La realidad eraaplastante, a pesar de la ponencia, de los debates y casos concretos que allí se discutían, elsabotaje como forma de lucha anónima, comoexpresión del descontento y del rechazo a lascondiciones de trabajo era un hecho ligado amultitud de formas de lucha.
Valencia, fábrica de Ford España, 1978.Durante las negociaciones que manteníanrepresentantes obreros y la patronal, en unmomento de máxima tensión, se produce unhecho ya habitual en la producción fordista:durante tres dias, el número de coches fabricados por la planta valenciana se reduce de 1.104coches al día a 700. y de éstos más del 50%están abollados, con las piezas cambiadas y elmotor o la tapicería dañados2
• La mayoría de laproduccíón había sido saboteada en su propiafabricación. La mano de obra -en rebeldíahabía construido una mano negra, invisible almando de la patronal, que ponía en crisis laesencia de la cadena de montaje. la disciplina.
Disciplina, obediencia y cumplimiento escrupuloso de las normas son condiciones imprescindibles para hacer un buen trabajo, pero nosólo. La flexibilidad o la capacidad de modularsubjetivamente las normas de trabajo tambiénson un lactor determinante para que la producción salga adelante. Conocer este detalle permite un sabotaje que Pouget denominaba obstruccionismo, el cumplimiento escrupuloso delas normas de trabajo para que el proceso deproducción quede ralentizado e incluso paralizado. Así ocurría en las huelgas de celo de losferroviarios que, observando de manera impecable todas las normas de seguridad, horarios ycondiciones laborales conseguían saboteartoda la red ferroviaria.
La situación se convertía en surreal, segúnrelata Pouget. El reglamento ferroviario preveía que las taquillas habían de abrirsemedia hora antes de la partida del tren ycerrarse cinco minutos antes de su salida,esto es, 25 minutos para despachar los billetes. El reglamento también advertía que era
Sabotear es actualizarnuestra imaginación,pensar la paralizaciónsubterránea, el corte
invisible de los canales
mente lo que se manda, el buen sabotaje esaquel que desde esos mismos canales consigue arruinar ese mandato y desbaratar su lógica, una pelea subterránea y cotidiana, un des~
arreglo metabólico en el aparato capitalista
Guerras que devoran vidasAhora, nos surge un problema El capital, alnutrirse de vidas, aprende de ellas, asimila suvalor y -en muchos casos- lo reproduce,como subjetividad humana para su propiobeneficio. Así le ocurre a cualquier trabajadoren el sistema !ayalista, produciendo cochesde manera planificadacon grupos de discusiónentre los trabajadoresque -en asambleasdiscuten sobre el funcionamiento de la fábrica yproponen mejoras Omás radicalmente lesocurre a los trabajadoresy trabajadoras del tele-marketing de la India, encargados de atenderal público de EE.UU. y Gran Bretaña, razónpor la cual aprenden el inglés con el acentocorrespondiente, conociendo el argot, y estánobligados a ver la te le y leer los periódicosyanquis y británicos, para poder relacionarse,hablar de política o del tiempo con la clientela3 iAlucinante! Aquellas capacidades humanas despreciadas por el capitalismo histórico,empeñado en que se cumpliesen las normassin dar mayor valor a las vidas implicadas enel proceso, transforma ahora esas capacidades indispensables para la producción en
esencia del beneficio. Ser un buen trabajadorsignifica hoy en día tener la capacidad dedesempeñar todo tipo de trabajo y por ello,ser capaz de vivir en el trabajo, comprender lasituación, modularla y adaptarse. La incertidumbre y la imprevisibilidad son la esencia deesta nueva precariedad, una nueva situaciónen la que debemos resituar y reorientar el concepto de sabotaje. Usando una expresión clásica diríamos que, cuando el sabotaje proporcionó algunas respuestas, nos cambiaron laspreguntas.
En la actualidad, sabotear y cortocircuitarla lógica de producción se traduce enintervenir de modoexpeditivo en la vidaentera sobre la que elcapital, en forma deguerra global y permanente, ha impuesto sulógica. La fábrica y lagran empresa, lugares
privilegiados de la producción tradicional,han estallado, toda la esencia concentradade la producción se ha disuelto en los tejidossociales y ha recompuesto su protagonismo,así sucede con los migrantes y las mujeres,por citar algunos ejemplos, pero también hadisuelto su extracción de riqueza, antes concentrada en la valorización matematizada ysimplificada de las capacidades humanas, yhoy centrada en valorizar toda su complejidad vital, desde los call centers de Marruecos y la India hasta la infinidad de trabajosde carácter relacional donde la disponibili-
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dad, la diligencia y la amabilidad, junto aotras muchas capacidades adscritas al desarrollo del lenguaje, son fundamentales
Sabotajes que desbaratan guerrasEn consecuencia, cortocircuitar la lógica del trabajo y el capital es, ante todo, sabotear su esencia, la vida con la que produce, las subjetividadhumana de la que se alimenta. Sabotear significa actualizar nuestra imaginación, pensar laparalización subterránea, el corte invisible delos canales. Hay que sabotear la guerra, elchantaje del despido, la presión insoportable deunas condiciones extremas de trabajo, sin ape~
nas derechos, y que no nos dejan pensar.Éste es el primer paso, pensar, imaginar la
posibilidad, investigar de manera seria y sistemática las posibilidades, como lo hicieron losobreros del siglo pasado, conociendo a la perfección el engranaje, para hacer un acto de protesta como trabajadores, sin necesidad dearriesgar en exceso, pero sabiendo trastocar loesencial del proceso productivo en el que estaban inmersos.
Se trata de experimentar, como han hechoalgunas personas del telemarketing en el sabotaje denominado sin el mute atendiendo a losclientes sin cerrar nunca el canal de conversación, para que se escuchen, no sólo las buenaspalabras, sino también las quejas, las protestasy las frustraciones que se producen en cadaplataforma de telemarketing, para que se observe que el amable teleoperador o teleoperadoraque le atiende es una persona que trabaja encondiciones penosas, en grandes plataformashechas a la medida de los contratos basura, enun empleo monótono y despótico.
Aunque hoy, en el momento que nos encontramos, en el que el capitalismo --en su dinámica de guerra contra la vida- el sabotaje a laproducción, a su lógica es, en esencia, la desobediencia a sus dinámicas globales y cotidianas. Con toda la contundencia, como sabotajey como obra de arte presentó un insumiso deCastellón su declaración antimilitarista en laque se negaba a producir beneficio para elcapitalismo-guerra. Negándose a colaborarcon el ejército, como una obra poética, la de lainsumisión, en la que más de 10.000 jóvenesparticiparon, destruyendo la materia prima dela que se nutre la guerra y la producción, lasvidas de sus soldados, de sus trabajadores ytrabajadoras
Igual de artistico y antimilitarista fue el denominado War Stopping, el bloqueo desobedientede los trenes europeos que transportabanarmas a Iraq, que incidiendo en el desbaratamiento, el desmontaje del sistema de producción en el que la fábrica se ha impuesto a lo largo y ancho de nuestras vidas. Una guerra quecome vidas, lo vemos cada día en la televisión,como también vimos, o mejor, escuchamos, unode los sabotajes más cortos, pero a la vez mássimbólicos de los últimos tiempos. Fue al iniciode la guerra de Iraq, en el informativo de máxima audiencia de Telemadrid, cuando una vozen off clara y rotunda irrumpió en un cambio denoticias diciendo: ihay que salir a la calle l O
2: Per~l Colado, A.: "Queridos camaradas, veinticinco ooosde luchas y derrotas en Foro Espafla". Va~encia, Ed. Al Margen, 2001. pp.32. - 3: Roy, A.: El álge~ra de la justicia ilfin:ta, Barce~ooa, Anagrama, 2002, págs. 168-169.