el regreso de las momias robadas

3
86 9 de junio de 2011 Delitos arqueológicos El regreso de las La AFIP desbarató un contrabando de piezas preincaicas que un traficante intentaba sacar del país por medio del correo. El robo a las culturas antiguas es un comercio que encuentra compradores ávidos entre particulares y museos. V ivió entre los siglos VIII a.C. y III d.C., dentro de la cultura Nazca o de la Paraca (dos pueblos del anti- guo Perú que hacía rato habían entrado en decadencia para el momento en que Colón puso un pie en el continente) y participó de una época preincaica de cerámicas policromadas y de artes textiles, donde la agricultura era intensiva y el maíz, el frijol, la calabaza y la yuca formaban parte del menú. Cuando murió, su cuerpo fue tras- ladado a una cueva, a una torre de piedra, a un pozo, a una necrópolis al aire libre o a cualquier otro sitio seco donde se momifi- có de modo natural y en posición fetal. Allí pasó los tiempos de buena parte de la eter- nidad hasta que, en algún momento más o menos cercano al presente, un saqueador lo retiró. Ese saqueador moderno –un huaquero, como se conoce a los profanadores de la arqueología– envolvió su cuerpo milena- rio con piezas de yeso en un paquete y lo recubrió con papel de aluminio, para de- clararlo como réplica de cerámicas perua- nas y enviarlo desde Bolivia hasta Buenos Aires. Creía que el aluminio iba a reflejar los rayos X del escáner de la aduana, pero estaba equivocado. El 26 de mayo pasado, unos 2.500 años después de la muerte del cuerpo momifi- cado, los sabuesos de la sucursal del correo en Retiro lo descubrieron en un paquete que también contenía tres cráneos antiquí- simos. Luego de la sorpresa y del llamado a la Justicia –dando intervención al Juzgado Penal y Económico Nº 5–, el destinatario del envío, un argentino con domicilio en Recoleta, fue detenido. Ahora, el cuerpo momificado de aquella persona que vivió en las culturas Nazca o Paraca del antiguo Perú se encuentra en el Instituto Nacional de Antropología y Pen- samiento Latinoamericano, donde perma- necerá hasta que el proceso judicial termi- ne y sea devuelto al gobierno de Perú. Es que el envío se encuadra dentro del tráfico ilícito de bienes culturales y está penado por la Ley de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico. “La momia está entera, pero fue muy maltratada y los restos de textiles que tiene fueron cortados. Los cráneos, que no están golpeados, son calaveras, salvo uno, que tiene pelo y restos de piel”, dice la arqueóloga Malena Vázquez, del Ins- tituto. La momia no va a ser estudiada en la Argentina, porque no es un bien nacional. Será, en cambio, resguardada y devuelta, como ocurrió dos años atrás con un conjunto de cerámicas, piezas textiles y esculturas de metal. Si en Perú quisieran Escribe Javier Sinay momias robadas Desde que en 2004 entró en vigencia la Ley de Patrimonio Arqueológico, esta es la primera vez que se detecta contrabando de restos humanos. >> Al cuidado. La arqueóloga Malena Vázquez, responsable de resguardar las momias incautadas del tráfico. [ Cultura ] LEANDRO SÁNCHEZ

Upload: javier-sinay

Post on 05-Jul-2015

54 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Una momia preincaica fue enviada como contrabando y recuperada por autoridades argentinas. Publicada en la edición de El Guardián del 9 de junio de 2011.

TRANSCRIPT

Page 1: El regreso de las momias robadas

86 9 de junio de 2011

Delitos arqueológicos

El regreso de las

La AFIP desbarató un contrabando de piezas preincaicas que un traficante intentaba sacar del país por medio del correo. El robo a las culturas antiguas es un comercio que encuentra compradores ávidos entre particulares y museos.

V ivió entre los siglos VIII a.C. y III d.C., dentro de la cultura Nazca o de la Paraca (dos pueblos del anti-

guo Perú que hacía rato habían entrado en decadencia para el momento en que Colón puso un pie en el continente) y participó de una época preincaica de cerámicas policromadas y de artes textiles, donde la agricultura era intensiva y el maíz, el frijol, la calabaza y la yuca formaban parte del menú. Cuando murió, su cuerpo fue tras-ladado a una cueva, a una torre de piedra, a un pozo, a una necrópolis al aire libre o a cualquier otro sitio seco donde se momifi-có de modo natural y en posición fetal. Allí pasó los tiempos de buena parte de la eter-nidad hasta que, en algún momento más o menos cercano al presente, un saqueador lo retiró. Ese saqueador moderno –un huaquero, como se conoce a los profanadores de la arqueología– envolvió su cuerpo milena-rio con piezas de yeso en un paquete y lo recubrió con papel de aluminio, para de-clararlo como réplica de cerámicas perua-nas y enviarlo desde Bolivia hasta Buenos Aires. Creía que el aluminio iba a reflejar los rayos X del escáner de la aduana, pero estaba equivocado. El 26 de mayo pasado, unos 2.500 años después de la muerte del cuerpo momifi-cado, los sabuesos de la sucursal del correo en Retiro lo descubrieron en un paquete que también contenía tres cráneos antiquí-simos. Luego de la sorpresa y del llamado a la Justicia –dando intervención al Juzgado

Penal y Económico Nº 5–, el destinatario del envío, un argentino con domicilio en Recoleta, fue detenido.Ahora, el cuerpo momificado de aquella

persona que vivió en las culturas Nazca o Paraca del antiguo Perú se encuentra en el Instituto Nacional de Antropología y Pen-samiento Latinoamericano, donde perma-necerá hasta que el proceso judicial termi-

ne y sea devuelto al gobierno de Perú. Es que el envío se encuadra dentro del tráfico ilícito de bienes culturales y está penado por la Ley de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico. “La momia está entera, pero fue muy maltratada y los restos de textiles que tiene fueron cortados. Los cráneos, que no están golpeados, son calaveras, salvo uno, que tiene pelo y restos de piel”, dice la arqueóloga Malena Vázquez, del Ins-tituto. La momia no va a ser estudiada en la Argentina, porque no es un bien nacional. Será, en cambio, resguardada y devuelta, como ocurrió dos años atrás con un conjunto de cerámicas, piezas textiles y esculturas de metal. Si en Perú quisieran

Escribe Javier Sinay

momiasrobadas

Desde que en 2004 entró en vigencia la Ley de Patrimonio Arqueológico, esta es la primera vez que se detecta contrabando de restos humanos.

>> Al cuidado. La arqueóloga Malena Vázquez, responsable de resguardar las momias incautadas del tráfico.

[ Cultura ]

LEA

ND

RO

NC

HE

Z

Page 2: El regreso de las momias robadas

879 de junio de 2011

ponerle fecha exacta, podrían analizar la iconografía de sus textiles o realizar la prueba de carbono 14, aunque es costosa y necesita de muestras puras que tal vez esta momia ya no tenga. “Determinar la antigüedad exacta es importante, pero es más importante descubrir qué nos cuen-tan las cosas de la gente que las utilizó”, considera Vázquez. Desde que en el año 2004 entró en vigen-cia la Ley 25.743, de Patrimonio Arqueo-lógico y Paleontológico –que pone énfasis en el control del tráfico ilícito–, ésta es la primera vez que se detecta contrabando de restos humanos. Lo que se ve con mayor frecuencia es el tráfico de restos paleontológicos (huesos

Los entendidos dicen que en el sur del continente americano la rique-za paleontológica es notable. El 26 de abril pasado –en otro operativo llevado a cabo por la Aduana– fueron detectados 310 dientes de tiburón fosilizados, con los que un chileno intentaba entrar a la Argentina por el puesto aduanero del Resguardo El Rincón, que controla el Paso Internacional Cardenal Samoré, en Neuquén. Las piezas pertenecían a ciertas especies extinguidas hace más de cuatro mil años y se valúan en el mercado negro en más de cien mil dólares. Según la AFIP (que desbarató este contrabando con personal de la

Aduana), Argentina era sólo un lugar de paso: las piezas iban a ser vendidas luego en Brasil o en Europa del Este.En este caso, los dientes saltaron a la vista en el escáner que registra-ba el equipaje de mano del chileno y que evidenció la presencia de piedras graníticas de distintos tamaños. Cuando le abrieron el bolso, el traficante entró en pánico. Y eso le jugó en contra: los gendarmes le pidieron que vaciara sus bolsillos, donde también había piezas que, según se supo después, habían sido extraídas del yacimiento paleon-tológico de la ciudad de Caldera, ubicada al norte de Chile.

En el caso de los dientes de tiburón también se aplicó la Ley de Patri-monio Arqueológico y Paleontoló-gico, la Nº 25.743, que prohíbe no sólo el tráfico ilícito, sino también el traslado dentro del territorio na-cional de materiales arqueológicos o paleontológicos para cualquier fin, siempre que falte la autoriza-ción de un organismo oficial. Según Interpol, la venta de piezas prehistóricas genera un negocio de dos millones de dólares por año en la Argentina, desde donde se exporta de modo ilegal hacia Suiza, Alemania, Japón y Estados Unidos, entre otros destinos vip para esta clase de joyas paleon-tológicas.

El caso de Ulrico D. es paradig-mático: en enero de 2002 se llevó de la Patagonia tres mil piezas (contando huesos de dinosaurios con ágata y conos de araucaria petrificados únicos en el mundo) y las consideró propias hasta que le llegó un exhorto del Juzgado Fe-deral Nº 1, solicitando el secuestro de todo. Así, en los últimos tiempos se han decomisado en el país más de 50 mil restos fósiles escondidos en mochilas, containers y valijas. Pero no todo es éxito de los controles aduaneros. Lejos de la ley argen-tina, algunos de los que burlaron los controles aparecen en el sitio www.fossilplants.com.

Los 310 dientes de tiburón fosilizados que no pasaron la Aduana

de dinosaurios y maderas fosilizadas, por ejemplo) o de cerámicas y herramientas aborígenes. “En todo el territorio nacional hay yacimientos arqueológicos precolom-

binos: en el noroeste los sitios arqueológi-cos son evidentes y los huaqueros cavan y destruyen; y en la Patagonia, las puntas de flecha y las boleadoras están en el piso, y la gente las levanta sin pensar ni siquiera en

el tráfico o en la información sobre el pasa-do que está extrayendo”, explica Vázquez. Esa misma Ley 25.743 es la que creó el Registro Nacional de Yacimientos, Colec-ciones y Objetos Arqueológicos (Renycoa) y otro similar en el campo paleontológico, además de un Comité de Tráfico Ilícito for-mado por diferentes actores, entre los que se encuentra la Secretaría de Cultura de la Nación, la Aduana e Interpol. Sin embargo, los detractores dicen que, al legislar y prohibir el comercio del pa-trimonio cultural (algo que se hacía y que se sigue haciendo –aunque ahora de modo ilegal, lo que eleva los precios y atrae el in-terés extranjero–), la Ley 25.743 generó un mercado negro.

Lo que se ve con mayor frecuencia es el tráfico de restos paleontológicos (huesos de dinosaurios y maderas fosilizadas) o cerámicas aborígenes.

>>Traficante por correo. Así pensaba enviar fuera del país los restos de la momia preincaica. Los había envuelto con papel de aluminio.

Page 3: El regreso de las momias robadas

[ Cultura ]

88 9 de junio de 2011

Extrañas sospechas Una pregunta que viene al caso es la del destino de la momia: ¿iba dirigida a algún coleccionista argentino o desde Buenos Ai-res sería enviada a un particular o a un mu-seo de Europa o de Estados Unidos? Que la Argentina tiene un tráfico de arqueología de bienes propios y ajenos es algo sabido en el ambiente local. Pero los coleccionistas y los comerciantes argentinos no son mu-chos más que veinte. “Desde hace muchos años, el nuestro es un país exportador de bienes arqueológicos”, dice el arqueólogo Daniel Schávelzon, director del Centro de Arqueología Urbana de la UBA y del Área de Arqueología Urbana del Gobierno porteño. “Durante mucho tiempo la legis-lación amparó esta situación, sin oponerse demasiado, y en la medida en que otros países se pusieron más estrictos con su patrimonio, la Argentina se transformó en un lugar de paso, que permite blanquear el comercio de objetos que provienen de otros países con condiciones más estrictas”. El tráfico local no se compara con el de na-ciones como Bolivia, Perú, Guatemala, Honduras o México; y en ninguna gran venta del mundo aparece más de una o dos piezas argentinas, que pueden ser textiles, cerámicas, objetos de hueso o de madera. Mientras la arqueología argentina no esté promocionada a nivel internacional, esto no cambiará. Entre los entendidos, el caso de la mo-mia detectada por la Aduana argentina llama la atención. El envío por correo de

una pieza tan particular no es una juga-da inteligente. Más sencillo sería meter el paquete en un cajón y enviarlo por micro para evitar los rayos X. “El tema podría ser más complicado de lo que parece”, sigue Schávelzon. El especialista habla desde el sentido común, sin ninguna participación en la investigación, pero sus palabras son, al menos, dignas de escuchar: “En los úl-timos tiempos se le han hecho trampas a varias personas del ambiente. A mí no me extrañaría que esta situación no fuera más

que una erogación de dinero para causarle daño a alguien. No hay que invertir dema-siado: yo creo que, para alguien que sabe cómo moverse en el Altiplano, ese envío no puede haber costado más de quinientos dólares. Además hay que tener en cuenta que casi no hay mercado para las momias porque lo que se comercia son objetos. En definitiva, en el negocio de la arqueología hay intereses muy fuertes y ésta podría ser una operación”.Uno de los responsables de llegar al final de la historia es el subcomisario Marce-lo El Haibe, jefe del Centro Nacional de Protección del Patrimonio Cultural, una sección de Interpol especializada en este

tipo de hechos y en robo de bienes artísti-cos, paleontológicos e históricos. El Haibe está al frente de doce agentes que recorren las webs de las grandes subastas mun-diales para detectar artículos argentinos robados, del mismo modo que visitan los negocios de compraventa de antigüedades en San Telmo. “Cuando el Juzgado Penal y Económico Nº 5 lo ordene, nosotros in-vestigaremos en detalle la ruta de ingreso y el remitente. Por ahora, el destinatario, que ya fue detenido, se despega del asunto y dice que a él lo mandaron a buscar eso, y es posible que sea cierto, pero hay que ver quién envió el paquete”, dice. El subcomisario El Haibe recuerda el caso una momia robada del Museo Histórico de La Boca. Se trataba de una pieza de novecientos años de antigüedad, perte-neciente a la cultura diaguita. Estuvo ex-puesta durante veinte años en una caja de vidrio en el Museo hasta que, en febrero de 2008, un joven al que vieron partir de noche con una bolsa roja se la llevó para siempre. “Es posible que la hayan llevado a Europa”, considera El Haibe. El fantasma de los coleccionistas o de los museos del primer mundo comprando de modo ilegal siempre ronda. Pero esta vez, la momia de la cultura Nazca o Paraca fue detectada a tiempo. Y quizá cuando la investigación termine pueda volver a dormir el sueño de los tiempos que los hombres modernos le han interrumpido. �

Otro caso fue una momia robada del Museo Histórico de La Boca. Una pieza de 900 años de antigüedad, perteneciente a la cultura diaguita.

[email protected]

>> En acción. El operativo de la AFIP que permitió rescatar los restos de la momia del envío que se había hecho por correo. Se desconoce quién iba a comprarla.