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El Reggáe: Profecía del presente* Bogotá. Mayo-Junio 1989 UL YSSES SANTAMARlA p araíso turístico, de una belleza salvaje y gene- rosa, a menudo se olvida que Jamaica es una nación en la que dos millones de almas buscan la salvación. Hasta 1970, las únicas voces que se alzaban a despecho del or- den establecido eran los de los rastafaris, profetas de los nuevos días de Jamaica. 1920 y 1930 fue- ron los buenos años de los movi- mientos nacionalistas afrícanos en Norteaméríca y en las Antillas. El movimiento del retomo a Afrí- ca, del jamaicano Marcus Garvey, galvanizó a los negros de Estados Unidos y el Caribe. Llamó la aten- ción de muchos, especiahnente hacia Etiopía (único país afrícano no sometido entonces por los eu- ropeos), considerada como guía espiritual y cultural. Poco después de la coronación del Emperador Haile Selassie, en 1930, se inauguró en Jamaica un movimiento que le proclamaba el Mesías vuelto a la tierra, rechaza- ba la legitimidad del sistema bri- tánico y predícaba ese regreso masivo del pueblo negro a Africa. Durante muchos años, el movi- miento de los rastafaris se desa- rrolló de manera clandestina y quedó en gestación en las colo- nias rurales aisladas. Alrededor de 1950, las autori- dades intentaron destruir una im- portante implantación rasta en las afueras de Kingston, pero no 19oraron más que empujar a la Tomado del extra No. 14 del "Viejo Topo". 71

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El Reggáe:Profecía del presente*

Bogotá. Mayo-Junio 1989

UL YSSES SANTAMARlA

p araíso turístico, de unabelleza salvaje y gene-rosa, a menudo se olvida

que Jamaica es una nación en laque dos millones de almas buscanla salvación.

Hasta 1970, las únicas vocesque se alzaban a despecho del or-den establecido eran los de losrastafaris, profetas de los nuevosdías de Jamaica. 1920 y 1930 fue-ron los buenos años de los movi-mientos nacionalistas afrícanosen Norteaméríca y en las Antillas.El movimiento del retomo a Afrí-ca, del jamaicano Marcus Garvey,galvanizó a los negros de EstadosUnidos y el Caribe. Llamó la aten-ción de muchos, especiahnentehacia Etiopía (único país afrícanono sometido entonces por los eu-ropeos), considerada como guíaespiritual y cultural.

Poco después de la coronacióndel Emperador Haile Selassie, en1930, se inauguró en Jamaica unmovimiento que le proclamaba elMesías vuelto a la tierra, rechaza-ba la legitimidad del sistema bri-tánico y predícaba ese regresomasivo del pueblo negro a Africa.

Durante muchos años, el movi-miento de los rastafaris se desa-rrolló de manera clandestina yquedó en gestación en las colo-nias rurales aisladas.

Alrededor de 1950, las autori-dades intentaron destruir una im-portante implantación rasta enlas afueras de Kingston, pero no19oraron más que empujar a la

• Tomado del extra No. 14 del "ViejoTopo".

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MONOGRAFIA__________ -..Jímayoria hacia los barrios bajos dela capital. Alli,en las calles pobresy superpobladas, su cultura y sufe encontraron un terreno fértil yse arraigaron profundamente en-tre los más desfavorecidos.

Aunque en 1938 surgió en Ja-maica un nacionalismo vigoroso,el movimiento se esforzó por fun-cionar en el interior del sistemapolíticoy económico impuesto porla colonización. Excepto algunosindividuos aislados, ninguna or-ganización queria impugnar la le-gitimidad de un sistema que ha-bía mantenido a los jamaicanosen la miseria.

La ascensión de los rastafaris ysu emergencia en la escena públi-ca, hacia los años 1950, cambia-ron esta situación. Ningún aspec-to del Antiguo Orden escapó a suscriticas.

Declararon que la moral era hi-pócrita, idolátrica la religión, de-cadente la cultura, ilegítimo e in-justo el sistema clases.

Aunque no aceptaban la violen-cia, los rastas fueron considera-dos por las autoridades comopeli-grosos subversivos. Sus cabelle-ras provocativas y su precarioatuendo fueron los fáciles blancosde la brutalidad policíaca. Peropor cada rasta abatido por las ba-las de la policía, surgía un cente-nar de nuevos adherentes.

Entre las múltiples voces queintentaron captar a las míserasmasas jamaicanas, la critica radi-cal y la nueva salvación que predi-caban los rastafaris tuvieron unimpacto particularmente fuerte.Elmovimiento empezó a atraer in-dividuos cada vez más numero-sos, entre los más alienados:hombres jóvenes sin trabajo y sinesperanza.

Aunque la fe de los rastas nocontiene una ideología en el senti-do estricto del término, es capazde producir una toma de concien-cia entre los pobres tan radicalcomo las que se producen en Oc-cidente.

A causa de sus imágenes pode-rosamente evodadoras de los ele-gidos que sufrieron las implaca-bles luchas contra la autoridadimperial de Roma, el Libro de lasRevelaciones es uno de sus textos

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favoritos. Los rastafaris se identi-fican fuertemente con esa prime-ra generación de cristianos quedeseó intensamente el regresodel Mesías y que resistió con vigora las exigencias envilecedoras delos señores imperiales.

Inspirados en los profetas he-breos y en las primeras generacio-nes cristinas, los rastas constitu-yeron, a partir de su propia expe-riencia del sufrimiento y de su po-deroso deseo de liberación, unafuerza social cuyas raices son pro-piamente jamaicanas. Con ello,

ofrecen un mensaje radicalmentediferente del de la mayoria de lasiglesias locales, que ponen el én-fasis en la aceptación del sufri-miento, la obediencia al poder es-tablecido y la esperanza en elmásallá.

Según afirmauno de los grupos,la religión cristiana era un "hechocolonia.1que elhombre blanco tra-jo para reducir a la esclavitud alhombre negro. Cuando oimos so-nar la campana en la mañana deldomingo para ir a la iglesia, pen-samos en la campana que sonabapara los esclavos. Juntamos nues-tras cadenas en tomo a nuestrospies y vamos a sentamos ya escu-char a Jesús".

Para los rastafaris, la línea dedivisión entre lo divinoy lo huma-no no está tan claramente defini-da como para los cristianos.

Así, proclaman al mundo que"Dios es elhombre y el hombre esDios". Ninguna revelación de lanaturaleza y de la existencia deDios se produce fuera de la reali-dad camal humana. Losrastas re-chazan de una vez por todas el"Dios en el cielo" adorado por loscristianos. Según ellos, esa con-cepción tiene por objeto desalen-tar al pobre y mantenerlo pasivo ycomplaciente en vez de inducirloa alzarse y tomar posesión de loque en pleno derecho le pertene-ce. Eldios de los rastas, JAH,paraquienes lo reconocen, se revela así mismo a través del desarrollode la historia humana y no porvertiginosas ascensiones celes-tiales.

Así como las rastas rechazanlos aspectos alienantes del DiosEspiritual de las iglesias, recha-zan igualmente la enseñanza so-bre el Cielo y el Más Allá comootra estratagema para confundira la gente. ¿Quémejormanera, .ar-gumentan, de reprimir y contenerlos instintos de rebelión de losafricanos deportados que adoctri-narlos con las glorias de otra vidaque compensará las miserias deésta? Para los rastas, no hay másque una sola vida yun solomundopara vivirla.

Da acuerdo con ese rechazo deaspectos relativos al "Más Allá"en la religión europea, los rastas

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manifiestan un respeto particularhacia el universo natural, al queconsideran la auténtica manifes-tación de lo divino. La tierra ha deser considerada una madre, ycomo tal protegida y preservada,no profanada y destruida.

Muchos hábitos exteriores quecaracterizan a los rastas se expli-can en buena medida por esa de-voción a la naturaleza. Las largasmechas emolladas (dreads) queadornan sus cabezas se conside-ran la "manera natural" en quedeben crecer los cabellos. Peinar-se o rasurarse es para ellos la ver-dadera barbarie. Fumar ganja(marihuana o hierba santa) es unacto sagrado.

Los rastas consumen los ali-mentos a la manera "I-Tal": sinsal, carne, conservantes u otrosingredientes que consideran da-ñinos para el cuerpo humano.

La fe de los rastafaris es apoca-liptica de una manera muy seme-jante a la fe cristiana del NuevoTestamento. Para los rastas, eljuicio final ya ha comenzado.

Las grandes lineas están dadaspor la batalla de Annagedón y hayuna división clara entre los opre-sores privilegiados y poderososde la humanidad y las humildesfuerzas que combaten por la justi-cia. Los rastas desafían a los pre-tendidos cristianos de Jamaica y

de las Antillas a tomar partido rá-pidamente, a dejar su exístencia"babilónica" y volver a Sión, enAfrica. Babilonia para ellos simbo-liza toda la civilización occidentalque ha subrayado durante siglosa la gente del Tercer Mundo peroque ahora está a punto de hundir-se.

El movimiento rastafari tieneuna gran resonancia en todas lasAntillas y no sólo en las de lenguainglesa -este mismo movimientoha desencadenado ya conflictospoliticos; así en Dominique, en1975, donde los cabellos trenza-dos (dreads) han sido prohibidosbajo el pretexto de que asustan alos turistas- yen la isla de Grana-da donde la participación de losrastas favoreció el establecimien-to de un régimen progresista.

Los rastafaris envían sus men-sajes a los miembros más despo-seídos y más desesperados de lasociedad caribeña. Están conven-cidos de que sólo los pobres de latierra tienen la sabiduría necesa-ria para descubrir la solución. Losrastas tienen un amplio públicoentre los adolescentes y los hom-bres jóvenes excluidos de todaparticipación en una sociedadmás vasta, que hierve de cólera yde frustración.

Su estilo profético toca particu-larmente a los pobres de los ghet-

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tos; su lengua es criolla y colorida,emplea una imaginería vívida to-mada de las Escrituras y de la vidacotidiana. Y se espera que cadarastafari sea capaz de sostener unrazonamiento a propósito del sig-nificado de la fe porque CEda ras-tafari es un profeta. Se ha desarro-llado también una contraculturaque ofrece a los jóvenes un mediode rebelarse contra las condicio-nes babilónicas y les proporcionala libertad que necesitan para ex-presarse y expresar su cultura. Lamúsica reggae que interpretan ja-maicanos como Bob Marley, PeterTosh y Jimmy Cliff se ha converti-do en el medio de transmisión porexcelencia de la nueva cultura yha conquistado hoy día un públicointernacional.

Si en ocasiones se ha rechazadoa los rastas como "reaccionarios"debido al carácter religioso de sumovimiento, durante muchotiempo, antes de ninguna toma deposición politica organizada, fue-ron gentes sensibilizadas a lasrealidades de la opresión. Actual-mente, el poder simbólico y lin-guístico de los rastafaris ofrece uncontraste radícal con las concep-ciones poco familiares y el lengua-je árido de los politicos occidenta-les. A semejanza de aquellos queaspiran a un cambio social, losrastafaris son también, desde Ja-maica a Fort de France, revolucio-narios.

Cultura reggae

"Do you remember the days 01slavery?" Winston Rodney, másallá de la escena, a través de innu-merables transistores, interpela alos dos millones de jamaicanos. Adecir verdad, salmodia, martilleacada silaba de la palabra slavery.Ligero tiempo muerto. Luegotodo el orgulloso pasado negro seyergue en el aire húmedo: "Yeah,Yeah Mon" (si, si, tío), enviando egolpeteo de los bajos al rescate.

Son los hijos de los guerreroscoromantis de Ghana. Han forza-do a las tropa!'! inglesas a tragarsesu orgullo en la célebre revueltade los cimarrones, en 1738. El ma-chete del esclavo ha quebrado elfusil e impuesto la independenciasobre un trozo de montaña. "1,Re-

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bel Music" (B. Marley), es todaesa memoria -osario negro y san-gre- fijada ante los ojos. Tambiénes solidaria de Atrica, aún bajo elyugo de Babilonia ("Un happy re-gime that now holds our brot-hers... in subhuman bondage ,.:Triste régimen que ahora mantie-nes a nuestros hermanos en servi-dumbre infrahumana, Bob Mar-ley) y de los primeros antillanoseliminados ("The Arawaks, theArawaks were here fist". Los ara-waks estuvieron antes aquí). Lapaz duradera entre las razas (thelasting peace) a la escala de la tie-rra: esta pequeña isla antillanasabe de qué habla, ¿noes acaso elmicrocosmos de una organizaciónsocial troceada por las diferenciasraciales?

El reggae toma su fuerza de laparticular insolencia jamaicana:provocación aberrante que pare-ce vencer bruscamente todos losobstáculos. El Lenin negro, Mar-cus Garvey, es su representantelegendario. Hizo volver en losafias 20 a millones de negros, conla frente alta, hacia las tierras deAtrica y el sur de Estados Unidos.Profeta y emperador circulante,sus fábricas de la "Negro Facto-ríes Corporation" humean toda-via en la imaginación nutrida deganja.

Independiente desde 1962, Ja-maica y Jah (Dios)conciben, en laviolencia terrible de Trenchtown,donde se enfrentan a muerte losGunmen (pistoleros), un sutil cóc-tel de Allende y de Castro: Mi-chael Manley.

Se convierte en Primer Ministroen 1972. Si el alfilerazo se clava afondo en el flanco del mamut ame-ricano, es también lo bastantepreciso y popular para bloquearlas tentativas de desestabiliza-ción. Ya se interpenetran el reg-gae y la historia: Bob Marley esherido en un atentado debido a suapoyo allider progresista.

La "Reggae Music" es el vectorde la identidad jamaicana: nace afines de los años sesenta, des-pués del" ska" .La estructura mu-sical realiza un sincretismo entrerack y soul y la tradición afro-anti-llana, ilustrada especialmente porlas ceremonias del "Pokomania".

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Por otro lado, también la ausenciade ciertos instrumentos es causade que los músicos de la islamodifiquen la música blanca. Sibien se encuentran estrofas y re-franes como en occidente, el tam-bor de Atrica que retumba en elbajo hace jaderar el fraseado: "elbajo, no, nada más que el bajo,todo está allí", explica FamilyMan, el bajista de los Wailers.

También la Reggae Culture: loque dice el reggae es cierto, en élse funda el saber corriente. En eserincón de las Antillas donde la in-formación satura y pasa, la marcade lo importante es reggae. A eserespecto, no hay que detenersesólo en las letras de las canciones,sino ampliar la atención a una delas más importantes prácticas delconcierto: el talk-over (charla). Enefecto, la representación musicalen el sentido en que nosotros laentendemos en Europa es rara,simplemente porque el materiales demasiado costoso. Tambiénse desplazan por el pais discote-cas ambulantes (SoundSystems),animadas por los disc-jockeys, losfamosos "DJ's". Estos ponen un"dub" (trozo instrumental) sobreel cual hablan, improvisan discur-sos y cantos entremezclados. Asíun dialecto de inglés procea sincesar nuevas palabras y se des-pliega una información maceradaen la imaginación. La música reg-gae no es una repetición destina-da a mantener el culto de los ído-los; es más bien un taller colectivode aprehensión de lo infinitamen-te grande y lo infinitamente pe-queño: U-Roy narra la interven-ción soviética en Checoslovaquia,un grupo desconocido denunciauna intoxicación alimentaria lo-cal, Dillenger... Nueva York y lacocaína.

Sino se capta esa dimensión esimposible imaginarse el aconteci-miento que constituyó reciente-mente el gran concierto de recon-ciliación nacional que tuvo lugaren Kingston. En la escena se en-contraban los grandes músicosTosh y Marley, y los lideres de losdos partidos politicos rivales (PNPy JLPX6): se vio a los cantantes,árbitros por un dia, hacer la requi-sitoria pública del JLP. Imagen fu-

gaz de la politica palpable, quecalca casi nuestra Edad Media,cuando Carlos V de Francia, aúndelfín, arenga en un extremo deParis a una multitud hostil queEtienne Marcel mantiene en sus-penso en el otro extremo.

Pero el reggae posee también loque falta cruelmente en el univer-so rack y punk: lo espiritual. Eles-piritu reggae se apoya en un mo-vimiento religioso, el de los cienmil rastafaris. Estos, que afirmanque el sistema transpira muerte,militan por el "reconocimientodelfilósofo Marcus Garvey que hapredicado mucho por un pensa-miento universal de la paz" (J.Cliff). Nuevos "perfectos", pro-pulsan mitos cuyo eje es el retor-no a Sión,es decir a Atrica, nuevaJerusalén. Por lo demás se reivin-dican comodescendientes de unade las tribus de Israel dirigida porun Salomónnegro. Para volverdelexilio, han encontrado un nuevoMoisés siguiendo al pie de la letrauna de las predicaciones de Gar-vey: Halle Selassie, emperador deEtiopia, Rey de Reyes, León, con-quistador de Judea, 2550herede-ro de Salomón, Ras Tafari. Estavez es cierto y seguro: el vientodel Oeste triunfa sobre el delEste. Desde hace dos inviernos, lavieja Etiopía salta al son de unamúsica nueva, hasta entonces ob-jeto de la curiosidad perversa deunos cuantos tercermundistas re-trasados: el reggae y su bajo lan-cinante. Hoy dia, el reggae tienesus grupos: Thirld World (TercerMundo), Cimarons, BumingSpear (Lanza Ardiente); sus es-trellas: Bob Marley, Peter Tosh,Jimmy Cliff; sus peliculas (Tout,tout de suite. (Todo, enseguida),aparecida hace dos años en mediode la indiferencia general, se haproyectado de nuevo en Paris); suatuendo: trenzas y bonetes delana sobre cabezas negras. Unamúsica nueva menos emolienteque el disco, menos recalentadaque el viejo rack sucio de lospunks. Textos diferentes, queconcilianbien y mallos llamados ala revuelta ("Get up, stand up foryour ríghts". Alzaos, levantaospor vuestros derechos) y una vi-sión mistica desesperadamente

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simple (Where is Jah-Dios? Jah isthere: ¿Dónde está Jah? Jah estáallí).Apregunta idiota, respuestaidiota, estamos tentados a refun-fuñar: el carisma religioso vuelvea sembrar el desorden. En todocaso, nueva espiritualidad, políti-ca o no, el reggae funciona...

Ante todo, el bajo al que sigueel contoneo de los cuerpos, medi-da implacable de la violenciade laciudad. Music and words. Las pa-labras son siempre las mismas:revuelta, amor y Dios.Jah is eve-rywhere. Palabras para denunciarla corrupción de la moderna Babi-lonia (metafóricamente todo elmundo occidental, empezandopor Jamaica).

El derecho de ese revés es Atri-ca. "Meeting in Africa" abre el úl-timo álbum de JimmyCliff.ElAtri-ca de la negritud y elpanafricanis-mo.

¿Por qué Europa, que no tieneque ver en la geografiaimaginariadel reggae, es sin embargo sensi-ble a él? Reminiscencia del pasa-do: de América a Atrica, no hay lí-nea recta para el regreso. Unavezque habían descargado su conte-nido humano, los barcos se apre-suraban hacia Europa. El viejotriángulo de los negreros sigueexistiendo, y los inmigrantes ja-maicanos se encuentran en grannúmero en Gran Bretaña. La inmi-gración antillana: tal es el primer

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relevo. El carnaval de Notting HillGate, que se sitúa al final del vera-no en Londres, se desarrolla alcompás del reggae. Signo de laadaptación de esta música exóti-ca, los grupos se forman en GranBretaña: Reggae Regular, As-wad, Cimarons. Hoy día, las for-maciones surgidas en la metrópo-lis son casi tan numerosas comolas "nativas" (de Jamaica). Músi-ca de los ghettos y, con ello, casiuniversal, "cuando te golpea, note hace daño" (BobMwley).Músi-ca de los transplantados que entodas partes, de Trenchtown (unghetto de Kingston, en Jamai-ca a Hansworth (el suburbioantillano de Bimlingham), de lasBabilonias tropicales a las Metró-polis negras y frías de Europa, re-componen una nueva cultura.Handsworth Revo1ution es el tí-tulo de uno de los últimos grupos,Street Pulse, de los jamaicanos deBirmingham que anuncian la in-minente daida de Babilonia. ¿Ulti-ma advertencia de los Bárbarosya venidos?

En todo caso, para nosotros, enEuropa, el reggae excede su ori-gen exótico. Es la música del mo-mento: los más astutos de losmúsicos europeos lo, han com-prendido. LosRolling Stones, quetienen su estudio en Orange (islaantillana), se reunen con peterTosh y producen su último disco

(Bush Doctor), Gainsbourg grabacon los músicos de este últimouna versiónu inédita de la Marse-llesa, en Jamaica ...

Música sin verdadero exotismo,porque es ante todo música urba-na, y probablemente por ello nosgusta. No es realmente una músi-ca de la ciudad, cierto, sino de lasaglomeraciones de individuosdispersos, transterrados de todasclases. El reggae rompe el grilletedel folklore.Construye una nuevaimaginación, promete tal vez unacultura nueva cimentada por laimposibilidad misma del retomo aAtrica. Peter Tosh delira: "sinceyou 're a B1ackman, you 're a B1ackman, you 're an African..... (Sieresnegro eres africano...) Claudel lodice tan bien: •.Je suis la promes-se qui ne peut etre tenue pas magrace consiste en ce1á meme"(Soyla promesa que no se puedecumplir y en ello consiste mi gra-cia).

y africa comienza a ser sensiblea esa nueva imaginación. De unmodo extraño, el unanimismo reli-gioso de los cantantes de reggaeno gusta mucho. Loque despiertael interés es el llamado a la revuel-ta, a defender derechos funda-mentales. Alfinal del viaje, el reg-gae encuentra sus orígenes: laviolencia y los posters de Marleycoexisten con los de Bruce Lee.No es sorprendente ver un gruposudafricano con el evocador nom-bre de los Warriors (Guerreros)grabar un reggae combativo enun estudio de Johannesburg.

El propio Jimmy Cliffse ha ins-talado en el Senegal para producirsu último disco. Pero, hecho mu-cho más significativo, se ha con-vertido al Islam y más precisa-mente a una secta muy poderosaentre los intelectuales de Dakar:el muridismo, dirigido por el granMarabout de Touba. Cómono verla alianza afro-antillana definidapor su vitalidad demográfica bajola vara de un Islam también enplena expansión en Atrica. ElArca nueva y. poderosa de su ju-ventud parece mofarse y fascinara la vieja dama etuopea, un pocorack y tan arrugada.

(Traducción: Paloma Villegas).

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