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El qanat de La Venta: sistemas hidráulicos de la época colonial en el centro de Jalisco1 Christopher S. Beekman Vanderbilt University Phil C. Weigand El Colegio de Michoacán John J. Pint Grupo Espeleológico Zotz Introducción Un qanat es un sistema subterráneo de conducción diseñado para extra- er el agua del manto freático y conducirla a tierras más bajas para su irrigación, por lo cual funciona como un tipo de acueducto subterráneo. Aunque se originó en las tierras áridas del Oriente Medio, este tipo de irrigación se difundió posteriormente al norte de África, y eventual- mente a España. Con la conquista española de América, esta tecnología fue adoptada en el Nuevo Mundo, significando una importante inver- sión para la intensificación agrícola. La apreciación de éste y otros ras- gos de irrigación colonial ha llegado lentamente, pero trabajos recien- tes demuestran un creciente interés en el tema (cfr . Barnes y Flemming 1991; cehopu 1993). Este artículo documenta un sistema temprano de qanat en Guadala- jara, Jalisco, una región cuya economía en el período colonial es pobre- mente comprendida. Dada la importancia de este material, se hace ne- cesaria la descripción detallada del qanat mejor conservado, a la cual seguirá una exposición que lo relaciona con lo que conocemos de la historia regional. El descubrimiento de un sistema de irrigación tan ex-

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El qanat de La Venta: sistemas hidráulicos de la época colonial en el centro de Jalisco1

Christopher S. Beekman Vanderbilt University

Phil C. Weigand El Colegio de Michoacán

John J. Pint Grupo Espeleológico Zotz

Introducción

Un qanat es un sistema subterráneo de conducción diseñado para extra­er el agua del manto freático y conducirla a tierras más bajas para su irrigación, por lo cual funciona como un tipo de acueducto subterráneo. Aunque se originó en las tierras áridas del Oriente Medio, este tipo de irrigación se difundió posteriormente al norte de África, y eventual­mente a España. Con la conquista española de América, esta tecnología fue adoptada en el Nuevo Mundo, significando una importante inver­sión para la intensificación agrícola. La apreciación de éste y otros ras­gos de irrigación colonial ha llegado lentamente, pero trabajos recien­tes demuestran un creciente interés en el tema (cfr. Barnes y Flemming 1991; c e h o p u 1993).

Este artículo documenta un sistema temprano de qanat en Guadala­jara, Jalisco, una región cuya economía en el período colonial es pobre­mente comprendida. Dada la importancia de este material, se hace ne­cesaria la descripción detallada del qanat mejor conservado, a la cual seguirá una exposición que lo relaciona con lo que conocemos de la historia regional. El descubrimiento de un sistema de irrigación tan ex­

tenso, que aparentemente no cuenta con documentación escrita, subra­ya la necesidad de estudios de campo si los historiadores han de tener un entendimiento realista de la economía local o incluso regional.

El qanat en el Viejo y Nuevo Mundo

El término “qanat” (llamado kariz en Persia,fuqara en Algeria, hatta- ra en Marruecos, galería filtrón en España, galería filtrante y pozería en México, puquio en Perú, underground aqueduct (acueducto subte­rráneo) y chain well (pozo de cadena) en Inglaterra y Estados Unidos), significa literalmente “lanza” o “conducto” en el árabe original (En- glish, 1968:170). El sistema hidráulico de tipo qanat se define como una bocamina horizontal o canal excavado dentro de un abanico aluvial hasta penetrar el manto acuífero o llegar a un manantial. Una vez cons­truido, “el agua del suelo se filtra al canal, corre por su gradiente mode­rado, y emerge como arroyo” (English, 1968: 170). Además, se exca­van pozos de acceso a intervalos regulares y frecuentes para facilitar la construcción original del conducto y para permitir la ventilación, y el acceso para la limpieza y mantenimiento (ver también English, 1966; Forbes, 1956; Drower, 1954; Wulff, 1967, 1968; Cressy, 1958; Glick, 1970). La figura 1 ilustra un dibujo hipotético de un sistema de qanat. La construcción del qanat usualmente se limita a las tierras áridas don­de el agua para irrigación no existe o es escasa en extremo.

Se ha postulado que el punto de origen de este sistema de riego es Armenia, donde la construcción de túneles para la minería es muy anti­gua; se sugiere una relación funcional entre la minería y la ingeniería de qanat (Forbes, 1956: 666; English, 1968: 175). El desarrollo del qanat alcanzó su presente nivel en la Persia aqueménida. Durante los períodos romano y árabe, el qanat se difundió a través del Oriente cer­cano y la cuenca del Mediterráneo, siendo introducido en España des­pués de la invasión árabe-berebere del siglo vm (González Tascón y Vázquez de la Cueva, 1993). Los españoles introdujeron el qanat a las islas Canarias y, durante el siglo xvi, al Nuevo Mundo. El qanat se en­cuentra en varias regiones de Perú, Chile (Bames y Flemming, 1991) y México (Troll, 1963, citado en Glick, 1970: 352; Heano, 1980; Kjell y Whiteford, 1989; Wilken, 1990), y otros han sido localizados re­

cientemente en Zacatecas (Andrew Darling, comunicación personal, 1995) y San Luis Potosí (Patricio Dávila y Diana Zaragoza, comuni­cación personal, 1995). Aunque se han presentado argumentos sobre el origen prehispánico de algunos de los qanats sudamericanos (Clark- son y Dorn, 1995), los de México son coloniales o de fechas más re­cientes.

Algunos de los sistemas de qanats del cercano Oriente son muy extensos, tanto en su tamaño y complejidad, como en el territorio que era (y sigue siendo) irrigado por ellos. Los sistemas de qanat persas son los mejor estudiados {cfr. Wulff 1967, 1968; English, 1966), y nos per­miten elaborar una base de datos comparativos para nuestro trabajo en el occidente de México. La longitud de los qanats de Irán en su con­junto se ha calculado en más de 160 000 km (y posiblemente llegan hasta 270 000). Existía un total de alrededor de 37 500 sistemas de qanat en uso activo durante los años cincuenta y sesenta, aunque esta­ban siendo reemplazados por pozos verticales con bombas mecánicas. Mientras que el sistema más grande mencionado por English (1966: 35) tiene una longitud de casi 40 km, el ejemplo promedio es de cerca de 4.3-7.2 km, utilizándose las cifras acumuladas mencionadas anterior­mente. La descarga total estimada es de alrededor de 20 000 m3 por segundo, lo que irriga aproximadamente 15 000 000 de acres, o sea en­tre un tercio y medio del área irrigada de Irán.3 Esta tecnología aporta el equivalente del 75% de la descarga anual del río Éufrates sobre la superficie de una de las planicies más áridas de la tierra (precipitación pluvial promedio: 200 mm al año). Ningún otro sistema de qanat en el mundo se acerca a la escala del persa.

Dejando de lado las consideraciones de escala, la tecnología apli­cada al diseño y construcción del qanat ha cambiado poco a través de los milenios y del espacio. Esto resulta evidente al comparar los siste­mas del Viejo Mundo con los del Nuevo.4 Puesto que no existen regis­tros históricos sobre los sistemas de qanat en el occidente de México, resulta apropiado presentar un breve resumen de su diseño y construc­ción en otras partes del mundo. Aunque la construcción del qanat es costosa,5 no es tan intensiva en mano de obra como uno se podría ima­ginar. Debido a la construcción física del túnel-pozo, los equipos de construcción raramente tienen más de seis a diez miembros, la mitad de los cuales está en la superficie y la otra bajo tierra. En el caso de

Persia, los excavadores del qanat forman una clase hereditaria de pro­fesionales altamente respetados (English, 1966: 136-137).

El maestro excavador decide dónde se deberá localizar el pozo ma­dre (mal llamado asi, pues en realidad no se emplea como pozo). Este tiro vertical se excava sobre el abanico aluvial o cerca de él, y su pro­pósito es determinar la profundidad del depósito permanente y confia­ble de agua subterránea. Una vez alcanzada esta profundidad, puede hacerse un cálculo sobre dónde localizar la boca del canal, y con ello cuánta tierra podrá ser irrigada con el qanat proyectado. Si se estima apropiado, puede iniciarse la excavación del canal; el maestro excava­dor puede perforar otros pozos en el extremo superior del abanico alu­vial, planeando el establecimiento de un sistema de túneles menores, derivados del canal principal y que conducirán el agua a éste. Los pozos entre el origen y la boca del sistema pueden comenzarse ya sea antes de0 durante la excavación del túnel. Utilizando picos, palas, canastas y lámparas pequeñas, los excavadores empiezan a unir pozos o a exten­der el túnel desde la boca hasta el pozo madre.

Puesto que el canal es pequeño, el maestro excavador realiza la ma­yor parte de la excavación real, ayudado por unos cuantos trabajadores que detrás de él retiran el desecho al pozo más cercano; otros trabajado­res en la superficie suben el desecho desde el fondo de la excavación, depositando el material en un círculo o media luna alrededor de la en­trada del pozo, lo que impide que el agua de la superficie caiga dentro de él. Los tiros frecuentemente se construyen adelantándose al curso del canal, facilitándose de esa forma tanto el acceso como el flujo de aire dentro del túnel al seguir éste hacia el pozo madre. Los tiros se mantie­nen espaciados entre sí a una distancia de 15-150 m (siempre a interva­los bastante regulares); frecuentemente son de un diámetro inferior a1 m, y los más profundos alcanzan hasta más de 100 m de longitud.

La mayoría de los maestros ingenieros excavadores solamente ne­cesitan alineaciones de cuerda y niveles para mantener al canal en el ángulo de inclinación apropiado, con un gradiente máximo de alrede­dor de 1:1 000 o 1:1 500 m, o sea casi horizontal. Los canales se man­tienen tan derechos como sea posible, para facilitar tanto la construc­ción como el flujo del agua una vez que se haya construido el qanat. Los túneles raramente tienen más de 1 m de ancho y 1.5 m de alto, y su techo está en forma de arco para prevenir derrumbes. Aparte de de­

rrumbes y sofocación, el momento más peligroso para los excavadores se presenta cuando se entra al nivel del agua, pues entonces la inunda­ción se suma a la lista de peligros.

Los proyectos de qanats han sido patrocinados por gobiernos, indi­viduos y corporaciones dentro de las aldeas a lo largo de la historia. Algunos de los sistemas más monumentales han sido construidos y mantenidos en un nivel enteramente local. Sin documentación históri­ca o etnográfica, basándose solamente en la evidencia del qanat per se, no es posible asegurar el tipo de patrocinio.

Historia de la investigación del qanat de La Venta

El sistema de qanat y sus rasgos asociados que se describirán aquí se localizan directamente al norte y este del pueblo de La Venta del Astillero, a alrededor de 15 km de distancia de Guadalajara, en las tie­rras altas de Jalisco. El qanat de La Venta fue primeramente examina­do por nosotros a mediados de los años setenta, cuando Phil Weigand y Celia García de Weigand estaban investigando el sitio prehispánico cer­cano de Mesa La Venta. Weigand se introdujo al canal horizontal sin linterna, limitando su investigación a los primeros 100 m aproximada­mente. La forma del túnel le llevó a considerar que se trataba de un rasgo artificial, y su anterior experiencia con minas le sugirió que posi­blemente se trataba de una de ellas. Sin embargo, sus otras investiga­ciones le impidieron regresar a realizar un estudio más a fondo.

El espeleólogo John Pint encontró primeramente el qanat a princi­pios de los años ochenta, como parte de sus exploraciones de cuevas en el occidente de México. En 1986 se unió a Pint el geólogo francés Henri de St. Pierre, en un intento por determinar si el rasgo era de ori­gen natural o artificial. En esa ocasión elaboraron un mapa aproxima­do de más de cuarenta tiros espaciados ordenadamente, que habían sido excavados en la superficie de la planicie para conectarse con el túnel de abajo, y además observaron la existencia de veinte tiros más. Este mapa registra varios tiros que ya no existen, por lo cual es un documento útil. Algunos aspectos del túnel llevaron al geólogo a sugerir en ese momen­to un origen natural, aunque solamente recorrió el túnel una corta dis­tancia. Otras evidencias internas, sin embargo, sugirieron a Pint que el

túnel había sido utilizado por seres humanos como algún tipo de fuen­te de agua. Una entrevista con el hijo del dueño del rancho El Resumi­dero registró el relato de que el túnel había sido construido por la com­pañía ferroviaria alrededor de 1911 para traer agua para las máquinas de vapor. A lo largo de los siguientes años, Pint utilizó el tiro A7, que es muy grande, para que los espeleólogos principiantes practicaran la exploración, y continuó preguntando a los geólogos que visitaban el área sobre cómo pudo haberse formado el túnel.

Chris Beekman se encontró con el citado túnel en 1993, durante su investigación arqueológica de la región. Mientras hacía el reconoci­miento dentro del rancho El Resumidero, observó dos líneas de pozos bien claras, cada una de ellas marcada por mayor vegetación, que se unían bajo los edificios de! rancho y continuaban hacia el sur hasta salir en la escarpa por encima y detrás del pueblo de La Venta. El agua acu­mulada (a fines de febrero) le impidió entrar al canal subterráneo más allá del punto ahora marcado por el pozo A7, pero había hablado con la misma persona que Pint, y la historia de cómo el ferrocarril había cons­truido el túnel hizo que disminuyera el entusiasmo de Beekman para realizar más investigaciones. La presencia de una presa de ladrillo y concreto en la entrada también indicaba su uso en este siglo.

Beekman buscó a Pint en La Venta en 1993 como parte de sus otras investigaciones, y los dos terminaron discutiendo el túnel de La Venta. Durante conversaciones el siguiente año, Beekman le comentó a Weigand sobre el fenómeno de la regularidad en el espaciamiento de los pozos. En este momento, Weigand sugirió que la enigmática estruc­tura podría ser un qanat, y se acordó que los tres responsables del pre­sente estudio realizarían otra visita el 10 de abril de 1994. En esta oca­sión estábamos mejor preparados y con más entusiasmo, y pudimos lle­gar hasta el punto hoy conocido como pozo A28, aunque en este momento el agua de casi un metro de profundidad y los cerros de basu­ra tirados a los pozos desde el rancho de arriba nos obligaron a detener la exploración, y posteriormente la realización del mapa subterráneo. Resultaba claro, sin embargo, que habíamos identificado una construc­ción artificial que se asemejaba en muchos aspectos a la descripción de los qanats del Oriente cercano.

Después de esta visita, decidimos hacer el mapa y descripción de la mayor parte posible del qanat antes de que fuera más dañado. Pint,

Beekman, Susana Pint y Luis Rojas obtuvieron la información sobre el segmento A, mientras que Beekman y Alejandro Macias hicieron el mapa de todos los pozos visibles desde la superficie, y además realiza­ron las entrevistas y corroboración de las fotos aéreas en la superficie. Posteriormente Pint y Beekman entraron a otros aspectos menores del mismo conjunto general ubicado al oriente de La Venta; este trabajo de campo se realizó esporádicamente entre abril y junio de 1994. Weigand realizó más corroboraciones en el campo en junio de 1994, y además proporcionó la mayor parte del material histórico y comparativo. Los reportes preliminares del trabajo de campo pueden encontrarse en Pint (1994) y en Weigand y Beekman (1994), pero la descripción e inter­pretaciones presentadas en estas páginas están más actualizadas. Los datos obtenidos en estas investigaciones nos han convencido de que el qanat La Venta es anterior al siglo xx, pudiendo probablemente perte­necer a la época colonial, aunque debe enfatizarse el hecho de que no se han encontrado hasta ahora documentos históricos que traten del qanat; ciertamente no hay nada parecido a los textos que ocasionalmente se encuentran en Perú (Bames y Fleming, 1991). Weigand ha comentado sobre el qanat de La Venta con varios historiadores de la región, pero no ha aparecido documento alguno, ya sea publicado o inédito.

Descripción física

Existen importantes diferencias entre el marco ambiental y contexto del sistema de qanat de La Venta y los de otras partes del mundo. En pri­mer lugar, el área de La Venta no es árida, ni siquiera semiárida, pues se encuentra cerca de la bastante húmeda Sierra de la Primavera, reci­biendo alrededor de 900-1 000 mm de lluvia al año, misma que se con­centra entre los meses de junio y octubre, cayendo en otras épocas del año en cantidades menores. En segundo lugar, este sistema de qanat no penetra a un abanico aluvial, sino a un depósito muy plano semiconso- lidado de ceniza volcánica, conocida localmente como jal. Este depósi­to se encuentra estriado con bandas de diferente grosor, y obviamente fue creado durante una larga serie de episodios volcánicos. El pueblo se asienta sobre la parte baja (al sur) de una falla anular hundida (Mahood, 1980), y el qanat se excavó dentro de la escarpa de 15-25 m de altura

que acompaña a esta falla. Actualmente la planicie al norte de esta falla se encuentra dedicada a la agricultura intensiva.

La siguiente descripción del interior del canal del qanat se basa principalmente en nuestra investigación del segmento A (fig. 2), la única sección que sigue siendo accesible sin riesgo. Existen razones para suponer, con base en los datos de campo, que otros segmentos pudieron haber seguido un patrón distinto.

Los tiros se excavaron desde arriba en el depósito de jal descrito anteriormente, y sirvieron para proporcionar luz, aire y acceso a los constructores del qanat, y a quienes le darían mantenimiento posterior­mente (foto 1). Los tiros se excavaron en intervalos muy regulares (11.8-13.3 m) en el segmento A, pero se hacen más distantes entre sí y más variables en el segmento B (12.3-15.0 m). En el segmento B oca­sionalmente ocurre una desviación de la línea recta (p.ej., tiro B16), presumiblemente debido a que el túnel tuvo que evadir algún obstácu­lo en el subsuelo. Esto es interesante, puesto que sugiere fuertemente que los pozos se excavaron después de que se había determinado la tra­yectoria del canal. Sin embargo, la evidencia del segmento B sugiere lo contrario, o sea que los tiros fueron los puntos de inicio de la excava­ción del canal.

Los tiros mejor conservados tienden a ser bastante circulares, mi­diendo entre 60 y 80 cm de diámetro (aunque hay más variación que esto), y ocasionalmente conservan un pulido fino en la pared interior. Frecuentemente no siguen con exactitud una línea vertical. Los tiros se excavaron hacia abajo dentro del ja l, hasta llegar a un estrato geológi­co relativamente horizontal, presumiblemente más suave, que está en promedio a 7.2- 7.5 m debajo de la superficie. Esto se refleja claramen­te en el cuadro 1, por la regular profundidad de los tiros, que solamente muestra un incremento con la topografía ascendente alrededor de la boca del qanat. El único tiro que mide más de 9 m es el B26, conside­rablemente mayor que los demás, y probablemente debido a la topo­grafía ascendente o a cambios en los estratos geológicos. Después de excavarse el tiro, creemos que algún pobre peón tuvo que bajar al fondo para hacer un espacio más amplio que permitiera el descenso a otro ex­cavador. Sin duda éste fue uno de los aspectos más penosos de todo el proceso de excavación: bajar por un tiro de 60-80 cm de diámetro hasta 7 m debajo de la superficie, y tener que excavar en esa posición.

Después de algún trabajo inicial, sin embargo, más individuos podrían bajar y empezar la excavación hacia el siguiente tiro de la secuencia.

Existe evidencia de que los tiros fueron los puntos de inicio de las excavaciones, lo cual sugiere que se siguieron ciertas estrategias en la utilización de la mano de obra. Las excavaciones que unen a cada tiro dejaron amplias acanaladuras visibles en el techo por todo el segmento A, y sus patrones son bastante informativos. Los túneles se excavaron primeramente de manera separada de cada tiro, uniéndose en el centro de manera poco uniforme, aunque en casi cada ejemplo de los que pudi­mos examinar del segmento A, los dos túneles se encuentran en un punto fuera de la línea directa entre los tiros (foto 2). Algunas de estas desviaciones podrían explicarse por confusión de los excavadores, pero en otros casos parece claro que se vieron obligados a excavar alrededor de algún obstáculo duro dentro del estrato relativamente suave en que se encontraban trabajando. La excavación de los tiros antes del canal fue el patrón que se usó también en el valle de Tehuacán, aunque siem­pre dentro de un programa que iba de la boca del canal hacia el pozo madre (Wilken, 1990: 288). La presencia de abundante mano de obra no calificada o las limitaciones de tiempo pudieron haber afectado la decisión de excavar a partir de cada tiro, puesto que esto hubiera per­mitido trabajar simultáneamente a un mayor número de trabajadores. La excavación del qanat según la manera más tradicional en el Medio Oriente de perforar el canal del punto “a” al “b” es más lenta, pero fun­ciona bien con sólo unos pocos excavadores profesionales y no requie­re de una organización o dirección general.

Las huellas de la construcción están visibles desde los tiros hasta el canal; se observaron líneas verticales de puntos de sostén para trepar (usualmente en el lado oriental y occidental) en casi todos los tiros donde pudimos hacer esta determinación. Estos escalones excavados en la roca usualmente se encontraron también en ambas paredes del canal, aunque estaban menos bien conservados (foto 4). La distancia vertical entre los escalones, cuando pudo ser medida, oscila entre 30 y 60 cm, y éstos tienden a ser de aproximadamente 15 cm de ancho y 10 cm de profundidad. Los excavadores y posteriormente los trabajadores de mantenimiento probablemente utilizaron los escalones en ambas ca­ras para subir o bajar como si estuviesen trepando por el tiro de una chi­menea. Otras hendiduras o cavidades aisladas de forma cóncava que

notamos en las paredes sin duda se relacionan con la construcción del qanat, pero su distribución tiende a ser esporádica y difícil de interpre­tar; pudieron haber servido para sujetar andamios.

Se encuentran huellas diagonales dejadas por las herramientas a lo largo de las paredes en todo el sector A, usualmente agrupadas en ban­das horizontales, y típicamente cambian su orientación de un sentido derecha-izquierda a otro izquierda-derecha más o menos cada 40 cm verticales, en las áreas más organizadas y mejor conservadas. Las hue­llas de herramientas miden en promedio entre 2 y 3 cm de ancho, tal vez 20-25 cm de largo, y sugieren un uso diestro del pico (foto 5). No se observaron huellas de herramientas ni escalones por debajo de apro­ximadamente 1.7 m sobre el actual piso del canal, muy probablemente debido a la erosión por la corriente de agua.

El canal tiene una altura que va de 12.9 m a 5.9 m en el segmento A, decreciendo notablemente al alejarse de su boca. La topografía de la superficie tiene un declive de aproximadamente 1 m entre los tiros A9 y A29, y utilizando las medidas de la superficie al piso del canal, este último realmente sube sólo 3.8 m sobre los 256 m entre los puntos men­cionados (cuadro 1). Esto daría a esta sección un declive de drenaje de 1.48%, o sea bastante erosivo, sugiriendo que el presente nivel del suelo debe haber sufrido algunos cambios a través del tiempo.

A diferencia del extremo superior, la sección baja del canal es rela­tivamente derecha, lo cual sugiere que las irregularidades causadas por la perforación de túneles alrededor de las obstrucciones en el jal fueron suavizadas al hacerse más profundo el canal (foto 6). Su actual anchu­ra varía grandemente, de .6 a 16 m, pero es muy significativo que el ancho varía solamente entre .6 y 1.0 m en las áreas donde las huellas de herramientas se han conservado, tanto en las paredes orientales como en las occidentales. Estas localidades se encuentran alrededor de los tiros A l4, 15, 18-23, 26 y 27, y numerosos escalones se han conserva­do en ambos lados entre los pozos A14 y 22. Estos son, desde luego, los únicos segmentos que se puede decir con seguridad representan el an­cho del canal en el tiempo de su construcción. La figura 2 muestra claramente las áreas que se han ensanchado a causa de la erosión. La sección más cercana a la boca del canal es considerablemente más an­cha, pero ha sido muy afectada por las actividades humanas en el pasa­do reciente. El tiro A7 ha sido descrito por un informante local como

bastante pequeño en los años setenta, más parecido a los otros, pero empezó a ensancharse cuando comenzaron a pasar grandes camiones sobre el camino de terracerfa que cruza al qanat junto al tiro. En este pun­to el techo del canal que va por debajo tiene forma de arco pronunciado, arqueándose ampliamente hasta el suelo (foto 7). Las paredes aquí no tienen huellas de herramientas ni escalones, y algunas secciones obvia­mente se están desgajando, dejando caer grandes lajas de 10-20 cm de grosor. Las formas tan semejantes al arco que se hallan en esta sección se acercan mucho a lo que se esperaría que fuera la forma normal del ca­nal, al alcanzar una mayor estabilidad natural después de los desprendi­mientos laterales progresivos. Siguiendo el patrón de los qanats de otros lugares, se esperaría que el área más cercana a la boca fuera más am­plia para formar un depósito, pero el evidente deterioro de esta sección deja este punto algo ambiguo, sin indicios de las paredes originales.

Dos presas de control de ladrillo, o elementos para regular el flujo, se han construido dentro del canal, con muestras de que pertenecen a un período posterior. La presa 1 se localiza directamente debajo del tiro Aló, mientras que la presa 2 está un poco más allá del tiro A24 (foto 8). Cada una está construida de ladrillos y mortero, y un solo tubo largo de cerámica (de alrededor de 10 cm de diámetro) pasa a través de cada una de ellas. Se han encontrado huellas de tales tubos entre estas cajas, adjuntas a la pared occidental del canal a una altura de alrededor de 1.4 m (foto 9). Debido a que estos elementos están actualmente habi­tados por ratas bastante grandes y agresivas, solamente la presa 1 fue medida; consta de 1 m de alto y .9 de ancho, por lo que interrumpiría el flujo del canal inferior, pero la corriente de agua ha erosionado las paredes del canal en este punto. Estos elementos parecen haber funcio­nado para crear tinajas pequeñas dentro del canal. Probablemente son de una fecha dentro de este siglo o del pasado, a juzgar por su conservación y la similitud de los ladrillos a otros materiales de La Venta. Este tipo de ladrillo se encuentra en el piso del qanat, y varios informantes loca­les indicaron que antes había tubos de este tipo que iban de la boca del qanat al edificio de la hacienda de La Venta a principios de este siglo.

Las condiciones generales del qanat se han deteriorado en las últi­mas dos décadas, y Pint ha notado cambios en el nivel del piso desde el inicio de los ochenta; durante sus primeras visitas el piso se encontra­ba 1.5 m por debajo del actual nivel. Después de que los habitantes

locales empezaron a arrojar basura dentro de algunos de los tiros, par­ticularmente A27 y A28, y el techo alrededor del tiro A7 empezó a derrumbarse, el flujo de agua se obstruyó y se depositó sedimento hasta que el piso llegó a su actual posición, o sea a .25 m por debajo de la base de la presa 1, y .5 m debajo de la presa 2. Lo anterior parece indi­car que al cubrirse de sedimento el piso, ha regresado a solamente un poco menos que la posición que tenía al momento de la construcción de las presas, y que el descenso del nivel del piso para principio de los años ochenta fue ocasionado por la excesiva erosión mencionada ante­riormente. También parece ser que el declive general no ha sido altera­do radicalmente, al menos no en el siglo pasado.

Los tiros muy probablemente fueron cubiertos en algún momento después de su construcción inicial, tal vez por razones de seguridad. Se han encontrado grandes piedras redondas y planas, adyacentes a los varios tiros en las áreas que se encuentran sin cultivar, y los residentes del rancho El Resumidero informan que en el pasado había muchas otras, que se quitaron al irse barbechando el terreno. Algunos tiros, como A8, parecen haberse enterrado en algún punto, y ahora son visi­bles solamente desde abajo. Algunos otros tiros en el segmento B toda­vía conservan in situ las piedras que los cubrían, mientras que otros -particularmente en el segmento B - retienen los vestigios de cubiertas de ladrillo con mortero alrededor de la boca y por espacio de 1 m den­tro del tiro (foto 10). Los ladrillos por lo general son de color anaranja­do, toscamente cocidos, y miden aproximadamente 25 x 13 x 6 cm. Es particularmente interesante el tiro F3, de la rama noroccidental, pues fue sellado con una capa horizontal de ladrillo y mortero a una profun­didad de .9 m, y se encuentra expuesto solamente donde la erosión moderna ha cortado parte del tiro. Las cubiertas muy probablemente fueron añadidas para evitar que los extremos superiores del tiro se des­moronaran, y el que se encuentra sellado sugiere algún tipo de mante­nimiento, en el que se reforzaron algunos tiros y se cerraron otros. La similitud en materiales y técnica de construcción entre las cubiertas y las presas de ladrillo dentro del canal es clara, y sugiere fuertemente que estas modificaciones son contemporáneas. Debe señalarse que no existen huellas de cubiertas de ladrillo en los tiros bien conservados cerca de la boca del segmento A, lo cual sugiere que no todos los tiros las tuvieron, o bien que solamente se añadieron a algunos de ellos.

Una comparación de nuestro dibujo en sección (fig. 3) con el publi­cado por English (1966: fig. 1), muestra que nuestro qanat difiere en proporciones de los del Medio Oriente. Los tiros en nuestro ejemplo son más cortos, y el canal más alto. Algunas leves huellas de rebordes frecuentemente aparecen en la parte alta de las paredes del canal, y si el piso hubiera estado a ese nivel, el tamaño del canal hubiera sido casi idéntico al de los ejemplos del Oriente cercano. Apoyándonos en esta evidencia (que solamente se podría confirmar examinando las paredes para ver si hay alguna otra explicación a este punto), así como en los elementos usados para el control del flujo, y en las modificaciones he­chas a los tiros, pensamos que el qanat se hizo más profundo y en gene­ral se restauró en algún momento dentro de este siglo o del anterior. Esto concuerda con la información que obtuvimos de los informantes locales, y con las tendencias históricas de uso de qanats en México, como se verá más delante.

El trazo del qanat de La Venta

A fin de poder hacer una presentación clara del relativamente compli­cado patrón del qanat de La Venta, describiremos su trazo de sur a nor­te, aunque el agua en realidad fluía en dirección opuesta, y la construc­ción del sistema pudo haber sido también de norte a sur. La descripción puede seguirse consultando en el mapa de los tiros visibles en la super­ficie (fig. 4) y la interpretación de las fotos aéreas (fig. 5, foto 11).

Justo abajo de la entrada, existe un acueducto abierto, cubierto de concreto, excavado en el talud y que corre desde la boca del qanat hacia el sur, hasta una represa grande de ladrillo y concreto, actualmente de­teriorada. Los restos de tubería sugieren que existió en algún momento un método de conducción de agua hacia el pueblo y la vía del tren, aun­que ahora no quedan restos de ello, y de cualquier forma la represa es obviamente más reciente que el mismo qanat. Uno de los campos de cultivo entre la represa y el pueblo se llama La Fila, un término utiliza­do localmente para referirse a los elementos de irrigación. No sabemos si esto se pueda interpretar como una alusión a la anterior explotación del qanat, pero vale la pena mencionarlo aquí. Cualquier otra construc­ción que pudiera haber estado asociada con el qanat ha sido destruida,

ya sea por la expansión de La Venta o por las prácticas modernas de agricultura con arado.

Un corto canal subterráneo lateral, de 11 m, ha sido excavado per­pendicularmente al acueducto (foto 12), y el extremo distal conserva huellas de un marco de ladrillo para sostener una puerta corrediza ver­tical, a fin de controlar el flujo de agua. Algo interesante es que este angosto canal lateral remeda en sus técnicas de excavación al propio canal principal, pues fue excavado desde dos direcciones, desde el acueducto abierto y del otro lado del talud. Los dos conjuntos de túne­les no coincidieron por casi 1 m, y un corto túnel conecta ambos seg­mentos. Se conservaron huellas de herramientas idénticas a las del qanat a todo lo largo de las paredes interiores, aunque no es claro si el marco de ladrillo es original o se añadió en una fecha posterior.

El segmento A inicia con la boca del canal, excavado en la ladera del cerro detrás del pueblo de La Venta del Astillero (foto 13). Después de un tramo inicial estrecho el canal se hace considerablemente más ancho, debido al menos en parte al derrumbe lateral, como ya se ha comentado. La linea de tiros continúa hacia el norte por unos 430 m, con tan sólo dos cambios notables de dirección en la superficie, proba­blemente correcciones hechas cuando se estaba trazando la linea origi­nal de tiros (fig. 4). Sin embargo, las filas bastante rectas de tiros con­trastan marcadamente con las pequeñas ondulaciones y desviaciones del canal subterráneo, otra evidencia de que aquéllos fueron trazados primero, como guía para la excavación.

Los restos en superficie de este segmento están en su mayoría bien conservados, ya que corren a través de campos sin cultivar o forman la división entre dos partes cultivadas de la misma propiedad. Varios tiros al final de este tramo que fueron registrados en 1986 ya no se pueden detectar, y actualmente pasa un camino sobre esa sección. El segmento A se divide en los B y F debajo del actual rancho El Resumidero, donde hay varios edificios y cimientos en ruinas, muchos de ellos con ladri­llos muy similares a los asociados con las modificaciones propuestas. Desgraciadamente, no pudimos llegar hasta este punto por debajo de la tierra, y no podemos describir la apariencia de la confluencia desde abajo. Sin embargo, el hijo del dueño y el cuidador de la propiedad en cuestión nos informaron haber encontrado un canal lateral más peque­ño con dirección exactamente hacia el este desde este punto o un poco

antes, y que abandonaron un breve intento de seguirlo cuando el túnel empezó a verse demasiado inestable. Este segmento no se ha incluido en las figuras 4 ó 5.

El segmento B muestra algunas variaciones con respecto al A, y se encuentra mucho menos bien conservado (fig. 4, foto 14). Solamente puede ser trazado su trayecto siguiendo por la superficie la línea de tiros, que sigue el mismo ángulo por otros 480 m, mientras que la topo­grafía de la superficie sube unos 5 m. Sobre la superficie, los recubri­mientos de ladrillo y los coronamientos son más frecuentes que en el segmento A, sugiriendo algún tipo de trato diferencial, más que una mejor conservación, puesto que el segmento B frecuentemente se en­cuentra afectado por el arado. Los primeros tiros también han sido mo­dificados por los residentes del rancho; por ejemplo, los tiros B2 y B3 actualmente se usan como pozos de agua. Notamos la presencia de agua hacia el norte tan sólo a la altura del tiro B15; más allá el canal debió haber sufrido derrumbes. El anterior tiro B 14 se tapó a una profundidad de 3.3 m, sugiriendo que el canal bajo B15 está aislado, pero todavía lo suficientemente intacto como para permitir la filtración del agua. Es interesante señalar que el cercano tiro B 16 es el que se desvía hacia un lado; tal vez se intentó un breve cambio en la dirección del canal como corrección de un ángulo de descenso demasiado empinado. Esto hubie­ra hecho más lento el flujo de agua por un tiempo, pero la resultante erosión del canal puede ligarse al derrumbe visible inmediatamente después de ese punto. Todavía más hacia el noroeste, el tiro B22 se dis­tingue de los demás por haber tenido otro tiro rectangular más grande, parcialmente sobrepuesto sobre el circular, aunque el propósito de esta adición se desconoce (cuadro 2). Finalmente, fue posible bajar por el tiro B26, pero a la inusual profundidad de 9 m se encontró bloqueado por tierra asolvada.

El segmento B desaparece tanto visto desde el suelo como en las fotografías aéreas después del tiro B27, y no se encontraron restos dis­persos de ladrillo ni coronamientos después de este punto. Un infor­mante nos comunicó que la línea de tiros marcada por el segmento B seguía antes por espacio de otro V2 km, pero el ayuntamiento llenó los tiros hace aproximadamente ocho años (1986). La incapacidad de en­contrar muestras de esos tiros en las fotografías aéreas de 1986 sugiere que esta fecha es demasiado tardía. Tres tiros parcialmente llenos se en­

contraron en lo que parecía ser un arroyo seco a unos 450 m del seg­mento B sobre la misma dirección, en un área que estaba comparati­vamente más verde por la vegetación. Esta pequeña sección, llamada segmento C por su diferencia con los materiales más antiguos, muy probablemente indica el asolve completo del canal subterráneo, y tiene una ligera curva hacia el noroeste antes de desaparecer de la superficie. Si uno sigue la dirección indicada por el segmento en ese punto, des­pués de 1.7 km. conduce directamente a un manantial en la ladera baja del cerro Tepopote. Un informante viejo de La Venta proporcionó la evidencia que corrobora que a principios de siglo el qanat había segui­do mucho más hacia el noroeste que su actual posición, finalmente lle­gando a uno o más manantiales cerca del cerro Tepopote (fíg. 5).

Existen menos buenas evidencias para el segmento D que para los anteriores. El mismo informante que reportó la linea de tiros que salía del segmento B, fue bastante específico al señalar que había continua­do hasta un punto al oriente del mal conservado segmento C. De esa manera, es posible que el canal se había dividido una vez más en los segmentos C y D. El pequeño segmento D confirmado sólo por este informante cubre solamente unos pocos cientos de metros, después de lo cual no existe evidencia de ningún tipo.

El segmento E se observó solamente en las fotografías aéreas, no pudiendo encontrarse evidencias del mismo en el campo. Sin embargo, este segmento excepcionalmente largo es bastante recto, exceptuando una desviación pequeña y a todas luces artificial más o menos en su punto medio. Este segmento se extiende por 1 km a partir de las lade­ras bajas del cerro Tepopote, empezando en un área donde convergen varios arroyos estacionales, siguiendo un rumbo que desaparece más o menos a 1 km de distancia del segmento B (fig. 5).

El segmento F es muy claramente visible en las fotografías aéreas, y desde la superficie se percibe por una línea de árboles, que se ali­mentan del aire húmedo que sale de los tiros (fíg. 4). Muchos de estos tiros han sido tapados, o se indican solamente por islas de vegetación, y uno de ellos ha sido sellado por ladrillo y mortero (cuadro 3). Podría­mos sugerir que el segmento F fue abandonado en algún momento en el pasado, y puede haber sido cerrado durante el supuesto remoza- miento del qanat a principios de siglo. Este segmento puede seguirse por unos 490 m, casi hasta llegar a los límites de la propiedad del ran­

cho El Resumidero, en donde puede observarse cómo se divide en dos ramas, una que sigue en la misma dirección hacia el noreste, y la otra hacia el noroeste. Aunque son fácilmente distinguibles en las fotografí­as aéreas tomadas en 1986, desde la superficie, cada uno de estos cana­les parece haberse asolvado y estar completamente cubierto de vegeta­ción densa, y la mayoría de los indicios sobre la superficie desaparecen después de unos 100 m, justo en el límite de la propiedad de El Resumidero (figs. 4 y 5).

La rama que sigue hacia el noroeste ha sido designada segmento G, y puede verse en las fotografías aéreas solamente por espacio de 200 m antes de desvanecerse. El segmento H, que sigue hacia el noreste, es visible desde la superficie solamente como una división entre un cami­no y campos de cultivo más allá de los confines de la propiedad de El Resumidero, pero en las fotografías aéreas es claramente visible como una línea continua de marcas en los cultivos. Un informante a quien encontramos durante el análisis de estas marcas en el suelo, nos repor­tó que los tiros habían seguido a lo largo de esta misma dirección por otros 380 m, hasta que el ayuntamiento los tapó por lo menos diez años antes (1984). Según un informante de La Venta de edad avanzada, esta rama continuaba hasta el rancho La Soledad en las primeras décadas de este siglo, o sea una distancia de otros 1.15 km y tan sólo unos grados al oriente del último rumbo del segmento H (fig. 5). Solamente se loca­lizó un pozo en este rumbo, a unos pocos cientos de metros de distan­cia de la última posición corroborada del segmento H. El citado pozo era solamente un poco más ancho que uno de nuestros tiros, pero tenía idénticos escalones para descender. Este pozo era parte de un huerto, que aparentemente se encuentra abandonado.

A juzgar por la información recabada, parece ser que el qanat de La Venta utiliza más de una forma de recolección de agua. Las ramas occi­dentales parecen haber tenido como blanco puntos probablemente altos en el manto de agua, y la excavación de esos tiros y canales casi con seguridad comenzó en esos puntos. El segmento D está tan mal repre­sentado que es difícil interpretar su función, pero probablemente se extendió más hacia la montaña. El trazo de las ramas occidentales del qanat tiende a seguir la descripción clásica para el diseño del qanat en el Viejo Mundo, puesto que se alimentan de fuentes permanentes de agua en la orilla de un cerro que sube abruptamente, a mayor altura y a

alguna distancia de la boca. La información para el segmento B sugie­re que el túnel fue excavado primero, pero el método utilizado en la excavación de los otros segmentos occidentales ya no puede ser deter­minado por nosotros.

Los segmentos orientales, o sea los FG y FH, parecen penetrar sola­mente a los depósitos de jal planos o ligeramente hundidos, y por ende sirvieron como simples galerías filtrantes. Si bien el agua de los seg­mentos occidentales hubiera proporcionado un abasto continuo y regu­lar, el flujo desde los segmentos orientales hubiera fluctuado estacio­nalmente, proporcionando una cantidad de agua menos regular y con­fiable. Ha de notarse, sin embargo, que junto al probable término del segmento AFH cerca del Rancho La Soledad, existe una depresión que hoy recibe el nombre de La Lagunita, la cual no hemos investigado hasta la fecha y que pudo haber sido una fuente de agua buscada por los diseñadores del qanat.

Estos dos sistemas de control de agua con orientaciones distintas se juntan bajo el rancho El Resumidero; después de lo cual las lineas de tiros están ubicadas con mayor cuidado, con pequeños ajustes, para lle­gar al lugar apropiado detrás del pueblo de La Venta. Aparentemente las excavaciones comenzaron desde los tiros individuales en este seg­mento, lo cual pudo deberse a una mayor disponibilidad de mano de obra, al deseo de aumentar la velocidad de la construcción o a algún otro factor que no hemos considerado.

El qanat La Venta al terminar su construcción fue una obra monu­mental, y sus restos permiten realizar algunos cálculos preliminares sobre su funcionamiento. Los varios segmentos del qanat, como quiera que sean vistos, suman en su conjunto más de 8 km de túneles. Estimamos un volumen de aproximadamente 10 000 m3 para los pri­meros 130 m del qanat. Esto se ha calculado con base en la forma actual del qanat, y gran parte de ese volumen probablemente es producto de los derrumbres que han tenido lugar después de su construcción. Si uti­lizamos dimensiones del canal que sean más apropiadas a la primera etapa de construcción propuesta, los restantes 7.9 km del acueducto tendrían un volumen de aproximadamente 24 000 m3, o sea 12 000 ton de relleno. Los qanats persas de este tamaño son capaces de irrigar aproximadamente 150 ha, presumiblemente en el área general alrede­dor del actual pueblo de La Venta del Astillero.

Otros qanats en la región

Al este de La Venta, pero excavados en la misma escarpa, se encuen­tran dos qanats muy cortos, dentro del rancho La Gotera (fig. 5). No se ha elaborado el mapa de éstos, pero fueron explorados por Beekman y Pint. Sus proporciones son muy diferentes de la forma actual del qanat de La Venta, puesto que el canal tiene 1 m de ancho y 2 m de altura, mientras que los tiros tienen una profundidad probable de 4 m. Es im­portante señalar que el tamaño del canal es muy similar al propuesto para el qanat original de La Venta, antes de su supuesta renovación. Ambos canales se tuercen y tienen ondulaciones, más que seguir un trazo recto, de manera bastante parecida a los limites superiores del canal en el segmento A del qanat principal. Ambos canales conservan huellas de herramientas a lo largo de sus paredes y techo, generalmen­te bien conservadas. Los dos juntos probablemente se extienden por espacio de 100 m, antes de que las secciones donde hay derrumbes nos obligaran a interrumpir nuestras investigaciones, pero el más largo de los dos se divide en dos segmentos antes de estas interrupciones. El dueño de la propiedad nos dijo que en la década de los años sesenta una línea de tiros seguía al norte de la presente localización, pero que ya habían sido tapados. Ambos pequeños qanats funcionan en la actuali­dad (de ahí el nombre del rancho La Gotera), y el constante abasto de agua es tal que los dueños planean abrir un balneario.

A una distancia de 4 km hacia el este, o sea justo al norte y este del rancho La Ocotera, las fotografías aéreas muestran un elemento muy largo que sale de la orilla de la misma escarpa hacia el noroeste, donde se conecta con otro más corto, que va más en dirección norte-sur, y se extiende por una longitud total de 4 km (fig. 5). Parece ser muy similar a los segmentos conocidos de qanat, y a juzgar por las fotografías aé­reas parece asociarse con un mayor crecimiento de la vegetación. Un breve estudio de la superficie solamente localizó una larga mancha obs­cura donde el elemento cruza un campo de cultivo; se recomienda fuer­temente seguir con la investigación en este lugar.

Durante la construcción de la parte occidental de Guadalajara en 1995 se encontró otro canal, junto a la intersección de la Avenida Vallarta con el Periférico. Las autoridades pensaron que el túnel era una línea de falla geológica, y se impidió la entrada al mismo. Las dimen­

siones según fueron reportadas por informantes eran mayores que las calculadas originalmente para la primer fase del qanat La Venta, con 3 o 4 m de altura y 2 m de ancho. Este elemento es supuestamente inac­cesible en la actualidad. Su ubicación lo sitúa debajo de la misma escar­pa que pasa a través de la región de La Venta, pero aquí las montañas se localizan al oeste y sobre la parte baja de la escarpa, al lado opuesto de una gran depresión actualmente cultivada. Puede ser más probable que el canal se originó hacia el noreste, funcionando como galería fil­trante más parecida a la parte oriental del qanat La Venta. Otras galerí­as filtrantes de menor escala, sin fecha conocida, han sido observadas por Weigand en los municipios de Tala y Etzatlán, al oeste del área de estudio, pero no ha habido estudios consistentes de arqueología colo­nial en esa región.

¿Para qué construir un qanat?

¿Por qué fue construido el qanat en un área que no es ni siquiera semiá- rida? La variación estacional de la lluvia y la altamente porosa natura­leza de los suelos son las respuestas a esta interrogante:

1. Durante la época de secas (de noviembre a junio) no hay sufi­ciente agua para la agricultura de invierno, a menos que ésta sea pro­vista por medio de irrigación;

2. Los suelos son tan porosos que se requiere de lluvia sostenida, o de aplicación de agua, para humedecerlos y hacer posible la agricultu­ra; y

3. El manto de agua está bastante bajo, y fluctúa de manera bastan­te dramática a lo largo del año, poniendo las fuentes existentes de agua bajo gran demanda incluso durante la época de lluvias. Entonces, una fuente controlada de agua durante la época de secas contribuiría gran­demente a la estabilidad agrícola local.

Nuestros intentos de establecer la fecha de construcción del qanat no han sido muy exitosos; la falta de documentación histórica ha difi­cultado el estudio detallado del qanat de La Venta. Por otra parte, los qanats que han sido localizados recientemente en San Luis Potosí, que no se han registrado, parecen ser de fecha colonial (Patricio Dávila y Diana Zaragoza, comunicación personal, 1995). Los habitantes de La

Venta del Astillero usualmente atribuyen los túneles a los españoles. José Guadalupe, el joven propietario de La Gotera, nos dio información de segunda mano en el sentido de que el qanat de La Venta fue cons­truido alrededor de principios de siglo para traer agua para las miles de cabezas de ganado que se encontraban aquí en esa época, pero cuando tratamos de buscar a los residentes más viejos de quienes él había escu­chado esto, la historia que nos contaron fue diferente.

Uno de ellos (don Francisco Martínez) nunca pudo ser localizado, pero Pedro Covarruvias sí fue entrevistado, informando que tanto él como Martínez y otros habían trabajado para los propietarios de la ha­cienda La Venta para limpiar el canal en los años posteriores a la Revolución Mexicana, aunque el canal definitivamente había existido desde mucho antes que este siglo. En esa época (que él calculaba alre­dedor de los años veinte, pero su edad sugiere diez ó veinte años más tarde) el qanat todavía se extendía tan al norte como La Soledad y cerro Tepopote, como ya se ha mencionado. Según varios informantes, había tubos que conectaban la boca del canal con la hacienda, que fueron des­truidos durante la nivelación de la propiedad intermedia, según su guar­dián, Jesús Arvizu. El agua supuestamente fue utilizada para beber y para aprovisionar a las enormes cantidades de animales que se trans­portaban por este paso a través de la Sierra de La Primavera, llevando mercancías entre Guadalajara y los puntos más al oeste. El administra­dor de parte del edificio de la hacienda (foto 15), que ha sido dividida y vendida como negocios independientes, reportó que se rumoreaba ampliamente que la hacienda pertenecía a la década de 1830, aunque realmente nadie lo sabía con seguridad, y parte de la construcción per­tenece claramente a este siglo. Este mismo individuo dijo que los due­ños eran los mismos que los de la hacienda en el pueblo de Santa Cruz del Astillero, a tan sólo 11 km de distancia hacia el oeste. El Astillero se menciona como una de las cinco más grandes haciendas dentro del corregimiento de Tala (Gerhard, 1993: 134-135), de las cuales las otras cuatro se mencionan frecuentemente en los repartimientos de 1670- 1750 (González Navarro, 1953), pero Gerhard no da mayor informa­ción sobre la fecha en que estas haciendas se establecieron, ni tampoco proporciona alguna cita que mencione a esta hacienda.

Las relaciones de las haciendas coloniales (González Navarro, 1953; Van Young, 1981) no incluyen referencias de haciendas o labo­

res en esta área inmediata, ni de los grandes repartimientos que uno esperaría existieran si se estaban produciendo grandes cosechas alrede­dor de La Venta. La hacienda más cercana parece ser la de Santa Lucía, cerca de Tesistán (a 10 km de La Venta), mientras que la de Los Cuisi- llos hacia el sudoeste (cerca de 28 km) era mucho más grande en cuan­to a su demanda de mano de obra (c/r. González Navarro, 1953: 19). El más cercano asentamiento nativo reportado para este período es el de Ocotlán (a 10 km), que fue utilizado para los repartimientos, como fuente de mano de obra para haciendas más distantes (González Na­varro, 1953: 19). Lo que sí es claro es que el trigo fue un producto común a finales del siglo xvn y principios del xvm (González Navarro, 1953; Van Young, 1981), y que la mayor parte de la tierra en esta re­gión estaba ocupada por haciendas productoras de trigo y de ganado “desde una fecha temprana” (Gerhard, 1993: 134). Una descripción anónima de Guadalajara en el siglo xvi menciona el trigo como el prin­cipal producto cultivado en el área alrededor de la ciudad, y dice que se sembraba con irrigación ( p n e , 1948: 19-20), aunque no hay arroyos importantes en el valle de Atemajac, donde se ubica Guadalajara. Este pasaje apoya la existencia de algún tipo de sistema de irrigación ex­tensiva en el siglo xvi, aunque no sea específicamente el qanat de La Venta.

Aunque no hay evidencia histórica directa para la hacienda o los qanats en fechas tempranas, el patrón de uso del qanat en otras partes de México muestra tendencias que podrían reflejarse en nuestra área. Steele (1973, citado por Wilken, 1990: 281) encuentra varias etapas de uso de qanat en el Nuevo Mundo, la primera de las cuales representa el uso hipotético de pozos horizontales en tiempos prehispánicos. La se­gunda fase incluye la probable introducción del qanat al Nuevo Mundo en el siglo xvi por las primeras órdenes religiosas, como los francis­canos o los jesuítas (Cleek, 1973). La tercera fase, que corresponde a principios del siglo xix, representa el apogeo del qanat en México, cuando se construyó la mayor cantidad, incluyendo los ejemplos más grandes, asociados a las haciendas. En la región de Guadalajara, los finales del siglo xvm marcaron el cambio hacia una mayor producción de trigo, y una mayor intensificación de la actividad agrícola en gene­ral (Van Young, 1981: 207-224). La mayor parte de la evidencia del qanat original de La Venta parecería estar asociada a este período, pero

la citada referencia a agricultura de trigo con irrigación en el valle de Atemajac en el siglo xvi sugiere que algún tipo de elemento hidráulico similar existió en el área en esa época.

La cuarta fase, la última que expondremos aquí, tuvo lugar a co­mienzos del siglo xx. Ésta fue un resurgimiento en la construcción de nuevas galerías filtrantes, que posiblemente estuvo relacionado con cambios en el nivel del agua (Steele, 1973; en Wilken, 1990: 281). El aumento de la profundidad de los qanats antiguos para ajustarse a la baja en el nivel del agua fue algo relativamente común entre los que se conocen en Puebla y Tlaxcala (Steele, 1969: 3). Es muy probable que esto esté relacionado con la interrupción del mantenimiento en obras importantes de riego durante la Revolución Mexicana, y la renovación de estos elementos en los años inmediatamente posteriores. Nosotros proponemos que la renovación que suponemos del qanat de La Venta, para la cual contamos con evidencia de campo y de entrevistas, fue parte de un proceso general que ocurrió en el occidente de México.

Los estudios normativos de monumentos coloniales en la región de Guadalajara han enfatizado solamente las iglesias, los edificios de las haciendas, y algunas pocas estructuras públicas/administrativas. Los elementos agrarios rurales, como los acueductos superficiales, presas, terrazas y los sistemas de qanat, nunca han sido estudiados, ni siquiera en muchos casos ha sido notada su existencia por historiadores o ar­queólogos. A pesar de la monumentalidad del sistema de qanat de La Venta, éste parece ser completamente desconocido desde la perspectiva de la literatura histórica colonial, y nos obliga a reexaminar la base eco­nómica agraria del período colonial en la región de Guadalajara. A nosotros nos parece claro que los estudios históricos del período colo­nial deberían incluir la perspectiva de la arqueología de campo: los estudios históricos sin una base física firme en la evaluación del paisa­je pueden ser algo vacío. ¿Cuántos qanats más existieron en el occi­dente de México? ¿Dónde están las fuentes de archivo que seguramen­te existen sobre estos elementos agrícolas? ¿Qué otras sorpresas aguar­dan tanto a los historiadores como a los arqueólogos en el paisaje colo­nial de esta gran zona?

Agradecimientos

Desearíamos agradecer a nuestras respectivas instituciones, El Colegio de Michoacán y la Universidad de Vanderbilt, por el apoyo que han otorgado al presente estudio. Deseamos enfatizar la naturaleza colabo- rativa de este estudio, y agradecer a los miembros del Grupo Espeleo- lógico Zotz por su importante contribución en el mapeo del sistema de qanat de La Venta. La gente de la localidad de La Venta del Astillero nos brindó toda su ayuda y fue generosa en la información durante el desarrollo de la investigación; también quisiéramos agradecerles el per­mitimos entrar a sus tierras durante este y otros estudios. Los varios comentarios de Brigitte Boehm de Lameiras, William Doolittle, Acelia García de Weigand y Andrew Darling también fueron invaluables. Agradecemos a Eduardo Williams de El Colegio de Michoacán por la traducción del manuscrito.

Cuadro 1

Observaciones para los tiros del segmento A

Segmento Profundidad Diámetro Altura

-tiro del tiro del tiro del canal

Superficie

al piso

del canal

Medidas de los

coronamientos

¿Tiro

recubierto

de ladrillo?

Escalones

en el tiro

de oeste

a este

Escalones

en el canal

de oeste

a este

A- 1

2345

678910

11 121314151617181920 21 22232425262728

29

1.9m

5.05.4

6.0 7.2

7.4

8 . 11

7.17.2

7.57.47.27.4

7.57.27.3

7.37.37.3

7.57.4

7.4

7.5

7.0

7.5

8.2

.7m

.65

.6

.6

.6

.7

3 9.72 sellado

1.2

.6

.6

.9

.7

.65.6.8.7

.7.65

.85.7.6

.75

.65

.6.75

12.3m

12.0

12.3

12.9

12.2

12.3

11.5

11.911.6

10.9

10.6

10.8

10.8

10.5

10.3

10.1

9.99.79.4

9.0

8.68.5

7.8

7.

6.8 5.9

14.2m

17.0

17.7

18.9

19.4

19.7

19.6

19.0

18.818.418.0

18.0

18.2

18.0

17.517.4

17.2

17.0

16.716.516.0

15.9

15.3

14.5

14.3

14.1

.7 x l.Om

.7 diam.

.6 diam.

.6 diam.

Fragmentos

.6 x 1.0

Restos

?????????

0\2+7+Y7+

6+\5+

5+\4+2+\?3+\?

?6+\2+

3+\4+7+\4+

7+\6+5+\5+3+V3+

9 + \8 +

8+Y7+

7

8+Y7+7

7

?\3+

?\6??

?\17

7

??\1 + ?\?

5+\?

20\? l+V?

7+\?

2+\5+

ll+\6+ 5+\6+

5+\2+

2+\3+ 6+\9+

4+\4+

4+\7+

3+\3+

1+\1 + 7

9+\6+

I+\3+7

7?

Nótese el patrón muy regular de alturas descendientes para el propio canal, mientras que las medidas tanto de los

tiros como de las alturas totales inicialmente suben, debido a la topografía ascendente alrededor de la boca del

qanat. Las profundidades tan regulares de los tiros dejan claro que los excavadores empezaron a escarbar el canal

siguiendo una capa geológica particular. Esto, junto con el ascendente suelo del canal (con el propósito de man­

tener el flujo) probablemente puede explicar la mayoría de las medidas de altura.

Cuadro 2

Observaciones para los tiros del segmento B

Segmento Profundidad Diámetro

-tiro del tiro del tiro

Altura Superficie Medidas de los

del canal al piso coronamientos

del canal

¿Tiro

recubierto

de ladrillo?

Escalones Escalones

en el tiro

de oeste

a este

en el canal

de oeste

a este

B-l

23

4

5

67

89

10

11 12

13

14

15

16

17

18

19

20 21

2223

24

25

26

2T9.0+

.9

.75

Sellado

.6

.7

.6.7

.8

.6

.6Sellado

Sellado

.6

.6

.7

.6.65

.65

.8

.7

.6

.6.55

.7

.7

10.153

9.753

9.6’

. 8 x 1.0

10. l3

.8 x ?

.5 diam.

Restos

hasta 1.5m

hasta .9

Y

Y

Restos

Restos

hasta .9

hasta .75

Y

Y

Y

????????

9+\9+?????

8+\9+

7V4+?

l+\3+?

7U+?

6+\????

OSO?

Notas a los cuadros 1 y 2

1. Esta medida no fue tomada desde la superficie, sino desde lo alto de la acumulación de tierra alrededor de la

entrada al tiro, con una altura probable de .5 m. Este ajuste haría que la altura tanto del tiro como del canal

fuese más acorde con las demás.

2. Este tiro ha sido dramáticamente agrandado a causa del paso de camiones cargados sobre el camino de terra-

cería que pasa hacia el sur. El azolve ahora obstruye la mayor parte del canal. Los camiones probablemente

también son responsables del estado deteriorado en general de toda la sección Azud.

3. Fue imposible tomar la medida al nivel del suelo, y la cifra citada es desde la superficie hasta el nivel del agua

en el tiro.

4. Este no fue realmente un tiro, sino un árbol que probablemente creció dentro de un tiro tapado. Alrededor de

los tiros se encuentra todo tipo de vegetación, gracias a la humedad que hay debajo.

Cuadro 3

Observaciones para los tiros del segmento F

Segmento Profundidad Diámetro Altura Superficie Medidas de los ¿Tiro Escalones Escalones

-tiro del tiro del tiro del canal al piso coronamientos recubierto en el tiro en el canal

del canal de ladrillo? de oeste de oeste

a este a este

F-l - ? ?

2 _ _ _ _ _ _ ? ?

3 - .6 - - 2+Y7+ ?

4 .7? - Sellado ? ?

5 - .8 - - - - ? ?

6 - .8 - - ? ?7 - .8 - - - ‘ - ? ?

8 - . 8 ? - - - - ? ?9 - 7 _ _ _ _ ? ?

10 - .8 - ? ?11 - .9 - - ? ?

12 - ,8 - - - ? ?

Cuadro 4

Longitudes estimadas para los qanats de La Venta

Segmento Longitud Evidencia en Fotografías Informantes Conexiones Extensio

en metros la superficie aéreas necesarias propues

A 430 X X X X X

B 480 X X X X X

B-C 450 - - - X X

C 300 X X X X X

C-manantial 1700 - - - - X

D 300 - - X x X

B-E 1000 - - - X X

E 1000 - X - X X

F 490 X X X X X

G 300 X X - X X

H 480 X X X X X

H-Soledad 1150 - - X X X

Totales acumulados

para el qanat de

La Venta 2480 3480 3630 6380 8080

Ocotera 4000 - X _

Gotera 1 30 X - X

Gotera 2 70 X _ X

DIAGRAMA DE UN QANAT TIPICO

Arroyo superficial

O'

Figura 1. B

osquejo idealizado

de un

qanat (tom

ado de

English 1966:31).

R e l a c i o n e s 63/64

Figura 2. El qanat de La Venta, plano del segmento A.

Figura 3. El qanat de La Venta, corte del segmento A.

Figura 4. El qanat de La Venta, restos de tiros que se han conservado en la superficie.

Figura 5. La región de La Venta, segmentos conocidos de qanats.

Foto 1. Un tiro visto desde abajo. Pueden verse seis esca lones en el muro bajo el

tiro.

Foto 2. El techo entre dos tiros muestra cóm o la excavación del canal no sigu ió

una linea recta.

Foto 5. L eves huellas de herramientas a lo largo de la pared del canal.

Foto 6. El canal justo al norte del tiro A7.

Foto 7. Cerca de la entrada, donde el derrumbe lateral recientemente ha ensancha­

do al canal. Varios tiros pueden verse en el techo.

Foto 8. Weigand en la presa 1 (am bos pertenecen a este siglo).

Foto 10. Tiro con recubrimiento de ladrillo, que posiblem ente indica su m anteni­

miento en este siglo.

Foto 12. Pequeño canal lateral en el lado oeste del canal principal, después de salir

de la escarpa.

E l q a n a t d e L a V e n t a

Foto 14. El segm ento B, viendo hacia el Rancho El Resumidero.

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Notas

1. Traducción de Eduardo Williams.2. Tlaxcala, Puebla, Nuevo León, Coahuila y La Huasteca.3. Cifras tomadas de English, 1966, 1968; Cressey, 1958; Wulff 1967; véase

también Beadnell, 1933 para cálculos sobre el oasis de Kharga en el de­sierto de Libia.

4. Cfr. Wulff, 1967 y English, 1966 para el primero; Henao, 1980 y Kjell y Whiteford, 1989 para el último.

5. Ver la discusión de costos en Wulff, 1967, 1968; English, 1966, 1968.