el poblamiento de la patagonia

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El poblamiento marítimo de los canales occidentales de la Patagonia: desde Chiloé hasta el Cabo de Hornos Carlos Ocampo Ercilla y Pilar Rivas Hurtado Arqueólogos Fundación Wulaia El extremo sur del continente americano, presenta, a grandes rasgos, dos zonas ecológicas longitudinales de marcado contraste entre el mundo montañoso y marítimo de los archipiélagos —la vertiente Pacífica— y la zona pampeana, plana y continental, de la vertiente Atlántica. Separados por barreras geográficas infranqueables como los grandes campos de hielos, los Andes Patagónicos, y una muralla boscosa desde la Cordillera a la Costa, sólo el Estrecho de Magallanes y más al Sur, el Canal Beagle y archi-piélago Cabo de Hornos, rompen este panorama aparentemente dicotómico, comunicando ambos extremos, el Pacífico y el Atlán-tico. Consistente con este paisaje, entre las poblaciones que habitaron Patagonia, es posible distinguir dos grandes grupos, los cazadores terrestres continentales y los grupos de nómadas marinos, cuyas diferencias, en ciertos casos, se esfuman en aquellos sectores litorales-insulares de transición entre pampas y mares interiores, donde encontramos una suerte de síntesis entre poblaciones terrestres y marítimas; culturas costeras de origen terrestre que desarrollarían un modo de subsistencia mixto. 1 Los canales occidentales de la Patagonia o vertiente Pacífica, desde Chiloé hasta el Cabo de Hornos y desde la cordillera al Océano Pacífico, constituyen, desde fines de la retirada de los hielos del último avance glacial del Pleistoceno, 2 aproximadamente hace diez mil años a.p., 3 uno de los paisajes socioculturales de mayor interés en la historia sudamericana, hábitat de las poblaciones más australes del planeta. Allí deambularon durante milenios grupos humanos altamente adaptados al ambiente marítimo,

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Page 1: el poblamiento de la patagonia

El poblamiento marítimo

de los canales occidentales de la Patagonia:

desde Chiloé hasta el Cabo de Hornos

Carlos Ocampo Ercilla y Pilar Rivas Hurtado

Arqueólogos

Fundación Wulaia

El extremo sur del continente americano, presenta, a grandes rasgos, dos zonas

ecológicas longitudinales de marcado contraste entre el mundo montañoso y marítimo de

los archipiélagos —la vertiente Pacífica— y la zona pampeana, plana y continental, de la

vertiente Atlántica. Separados por barreras geográficas infranqueables como los grandes

campos de hielos, los Andes Patagónicos, y una muralla boscosa desde la Cordillera a la

Costa, sólo el Estrecho de Magallanes y más al Sur, el Canal Beagle y archi-piélago Cabo

de Hornos, rompen este panorama aparentemente dicotómico, comunicando ambos

extremos, el Pacífico y el Atlán-tico. Consistente con este paisaje, entre las poblaciones

que habitaron Patagonia, es posible distinguir dos grandes grupos, los cazadores

terrestres continentales y los grupos de nómadas marinos, cuyas diferencias, en ciertos

casos, se esfuman en aquellos sectores litorales-insulares de transición entre pampas y

mares interiores, donde encontramos una suerte de síntesis entre poblaciones terrestres y

marítimas; culturas costeras de origen terrestre que desarrollarían un modo de

subsistencia mixto.1

Los canales occidentales de la Patagonia o vertiente Pacífica, desde Chiloé hasta el Cabo

de Hornos y desde la cordillera al Océano Pacífico, constituyen, desde fines de la retirada

de los hielos del último avance glacial del Pleistoceno,2 aproximadamente hace diez mil

años a.p.,3 uno de los paisajes socioculturales de mayor interés en la historia

sudamericana, hábitat de las poblaciones más australes del planeta. Allí deambularon

durante milenios grupos humanos altamente adaptados al ambiente marítimo,

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contrastando fuertemente con la estepa patagónica, hábitat propio de los cazadores

recolectores pedestres, cuyos circuitos de carácter móvil incluían también los parajes

litorales como espacios de dependencia más bien complementarios.

Geográficamente, su vigoroso relieve modelado por los hielos glaciales, presenta una

costa laberíntica recortada en un sinnúmero de fiordos y archipiélagos que se extienden

desde los 41 a los 55 grados de latitud sur; si a vuelo de pájaro comprende

aproximadamente 1.500 kilómetros, su verdadera extensión se multiplica varias veces al

recorrer las costas de cada una de las islas e islotes que lo conforman.

En este recorrido, el hábitat litoral occidental abarca una amplia gama de ambientes

ecotonales,4 es decir, zonas de transición donde interactúan organismos diversos que

provienen de distintos ecosistemas; desde los mares interiores por el este hasta el

Pacífico por el oeste, entrando además en contacto con las aguas del Atlántico en la costa

nororiental del Estrecho de Magallanes, Canal Beagle y archipiélago Cabo de Hornos. Los

patrones de vegetación, temperatura y precipitaciones, altamente correlacionados entre

sí, presentan, en líneas generales, una marcada gradiente este-oeste y norte-sur, con una

pluviosidad anual de 7.000 mm en la costa septentrional occidental, decreciendo hacia la

vertiente atlántica hasta los 200 mm y hacia el Canal Beagle, donde el promedio anual de

precipitaciones es de 500 mm.5

La gran biodiversidad de estos ambientes marítimos una vez retirados los hielos del último

avance glacial, atrajo diversos tipos de poblaciones a estas costas, no sólo a grupos que

posteriormente se especializarían en la subsistencia marítima, sino también a cazadores

recolectores terrestres cuya estrategia de subsistencia estuvo basada fundamentalmente

en los recursos de interior (por ejemplo guanaco) y a grupos de economía mixta, la

mayoría de los cuales, en sus andanzas por la costa patagónica occidental, fueron

dejando testimonios milenarios de su paisaje social,6 reconocibles principalmente en

aquellos depósitos culturales, conocidos como conchales.7

Según los antecedentes hasta ahora disponibles, la historia del poblamiento marítimo de

Patagonia occidental se remonta entre catorce y diez mil años antes del presente, cuando

una elevación de la temperatura ambiental tuvo como consecuencia el derretimiento y la

progresiva retirada, de norte a sur, de las masas de hielos que cubrían el sector occidental

de los Andes patagónicos, desde el Seno de Reloncaví al sur. Sólo una excepción a este

panorama la encontramos en la mitad noroeste de la Isla Grande de Chiloé, hasta donde

nunca alcanzaron los hielos del último avance glacial. Esta situación de recogida de las

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masas de hielo hacia los Andes, de ocurrencia más temprana en el área septentrional

(Chiloé), va primero generando importantes lagos glaciales en el mar interior de Chiloé, en

los mares interiores de Seno Otway y Skyring, en el Estrecho de Magallanes y Canal

Beagle, no obstante, durante el Holoceno Temprano (hace diez mil años atrás), en el

sector meridional de los canales patagónicos, el nivel del mar era incluso más bajo que el

actual, y las aguas de estos lagos todavía se mantenían sin conexión con los océanos,

rodeadas hacia el este por hielos y por la estepa patagónica, la que tampoco fue cubierta

por hielos. El cambio de vegetación abierta a vegetación boscosa (cerca de 12.500 años

a.p.) probablemente representa el cambio climático más destacado del que se tiene

registro en la zona y puede ser interpretado como la transición glacial – post-glacial.8

Justamente de esta época final del Pleistoceno datan las primeras evidencias

arqueológicas de ocupación humana en Patagonia. Grupos humanos de adaptación

terrestre, tanto en el sector septentrional (Monte Verde), como en el sector pampeano

continental de Magallanes (zona de Fell, Última Esperanza y Tierra del Fuego), hace trece

mil años antes del presente coexistían y aprovechaban no sólo fauna moderna, sino

también animales extintos tales como mastodontes, milodones, paleolamas y caballos

fósiles, entre otros.

Luego, cerca de ocho a siete mil años antes del presente, comenzando el Holoceno

Medio, se registra un abrupto ascenso de la temperatura de más de siete grados,9

ascendiendo el nivel de las aguas hasta una cota promedio de diez metros sobre el nivel

del mar actual, provocando la conexión de los ambientes oceánicos con los antiguos

lagos glaciales. Para esta época se registran las primeras ocupaciones humanas en

ámbitos marítimos.

Sólo durante el Holoceno Tardío, aproximadamente hace cinco mil años atrás, una nueva

baja en las temperaturas estabiliza la línea del mar en la cota actual, adoptando desde

entonces la costa patagónica una fisonomía similar a la de hoy; para esta época se

evidencia una colonización humana efectiva10 con un significativo aumento de las

ocupaciones humanas que se extendió a una gran diversidad de ambientes,

especialmente en el extremo meridional de los canales patagónicos (Canal Beagle) donde

se ha registrado una presencia promedio de dos sitios arqueológicos por kilómetro lineal

de costa, alcanzando en la costa norte de la isla Navarino más de tres sitios por

kilómetro.11 Es de destacar que tal densidad de sitios significa que prácticamente la

mayor parte de los espacios aptos para el asentamiento fueron ocupados, presentándose

Page 4: el poblamiento de la patagonia

los depósitos arqueológicos como un continuum en la franja costera. Si a ello se suma la

gran visibilidad de los conchales del sector meridional, la mayoría constituidos por

grandes montículos de conchas con una depresión al centro donde instalaban la choza

(montículos anulares), que fluctúan entre uno a cuatro metros de altura y que constituyen

el estilo constructivo distintivo de la región meridional de los canales, nos atrevemos a

decir que parece difícil documentar en otras zonas —no sólo de la Patagonia—, tan alta

concentración de sitios como aquella de las costas del Beagle, lo que hace suponer una

alta densidad poblacional para la época tardía en esta zona (desde hace cinco mil años

a.p.), donde, al contrario de lo que podría imaginarse, se presenta uno de los paisajes

más favorables para el asentamiento humano de la región.12

La expedición de Hernando de Magallanes da cuenta, por primera vez, el año 1520, de la

presencia indígena en las costas de Tierra del Fuego y península de Brunswick,

estableciendo contacto directo con los tehuelche (cazadores pampeanos) en San Julián,

ubicado en la costa Atlántica, al norte de la boca oriental del Estrecho de Magallanes. A

partir de entonces, se inauguran los primeros contactos entre indígenas y el mundo

europeo, cuyo registro documental etnohistórico comienza a proporcionar numerosos

relatos sobre sus habitantes, surgidos de navegantes y científicos de las diversas

expediciones que se propusieron explorar con fines diversos el último confín del mundo,

contacto que acarreará en un plazo breve, las más funestas consecuencias, tales como el

progresivo exterminio de estas poblaciones originarias de América.

Pero, ¿cuáles son los orígenes y cómo tuvo lugar este proceso de adaptación marítima

especializada?

Hasta la fecha no existen certezas sobre el origen y proceso de poblamiento de los

canales patagónicos, sin embargo, las evidencias del registro arqueológico regional junto

a datos paleoambientales, han permitido la generación de diversas hipótesis sobre los

inicios del modo de vida canoero.13

Se reconoce así la presencia de tres núcleos donde se agrupan las evidencias de

ocupaciones marítimas especializadas de mayor antigüedad; uno en el sector

septentrional (Seno de Reloncaví – Golfo de Quetalmahue), el segundo en el sector

central (Estrecho de Magallanes – Mar de Otway) y un tercero, en el sector meridional del

Canal Beagle – Isla Navarino, cuyas diferencias culturales y afiliaciones sugieren un

poblamiento probablemente diverso y bastante más complejo que el que se pensaba

Page 5: el poblamiento de la patagonia

hasta hace pocos años.

Sobre esta base, es que varias hipótesis y modelos de poblamiento surgen al respecto,

los que en ningún caso parecieran ser excluyentes, sino más bien proveen una conjunción

de interpretaciones alternativas que esclarecen la diversidad temprana detectada en los

grupos culturales conocidos. No obstante, las características de sus emplazamientos, en

torno a antiguos lagos glaciales en los tres casos y con depósitos asociados —directa e

indirectamente— de cazadores recolectores terrestres, han jugado un rol significativo en

el predominio de hipótesis que adhieren a lo que se ha llamado el “modelo transicional”,

es decir, grupos continentales que evolucionaron en poblaciones con mayor énfasis en las

estrategias de subsistencia marítima, una vez que los ambientes continentales entraron

en contacto con los océanos.

¿Dónde, en Chiloé y/o en la zona magallánica?

¿Dónde tuvo lugar dicho proceso? La creencia de que la región septentrional de los

canales (región de Chiloé) sea uno de los probables núcleos más tempranos de

poblamiento marítimo se fundamenta en la más temprana deglaciación o retirada de los

hielos en este sector, el que ya durante la transición Finipleistoceno – Holo-ceno

Temprano, estuvo disponible para el poblamiento marítimo, por lo menos dos milenios

antes que el sector central —(Estrecho de Magallanes/ Mares Interiores de Otway y

Skyring) y meridional (Canal Beagle)— entrara en contacto con los ambientes oceánicos.

Como dato anexo, como se señaló, el extremo noroeste de la Isla Grande de Chiloé, hacia

el Océano Pacífico, quedó fuera de los límites del área de cobertura de la última

glaciación.14

Junto a lo anterior, las fechas para las ocupaciones marítimas a que se pueda aspirar en

los canales del sector meridional, no debieran superar en mucho las ya obtenidas como

más tempranas, dado el conocido confinamiento de los glaciales en zonas de más alta

latitud. Arqueológicamente, para esta zona, hasta hace un par de años, el conocimiento

acumulado se remitía a unos pocos hallazgos fortuitos con sólo dos de ellos trabajados

según los estándares metodológicos actuales, sin que hayan existido estudios que

permitieran una caracterización sistemática del registro arqueológico regional ni menos

una aproximación al problema del poblamiento. No obstante, los únicos sitios fechados,

Puente Quilo 6.166 – 6.150 cal. a.p.15 y Piedra Azul 6.430 – 6.290 cal. a.p.16 con fechas

entre el sexto y séptimo milenio antes del presente, dieron una primera base empírica a

Page 6: el poblamiento de la patagonia

las hipótesis paleoambientales recién mencionadas.

Por otra parte, prospecciones arqueológicas17 junto con identificar una serie de áreas que

cultural y paleoambientalmente representan los atributos potenciales de depósitos

finipleistocénicos, destacan el hallazgo de un depósito antrópico en el sector noroeste de

la Isla Grande de Chiloé, Golfo de Ancud, correspondiente a una estructura de cocción

con piedras termofracturadas, carbón y conchas con una data de 11.525 ± 90 a.p.18

Por otra parte, están las evidencias hacia el sur donde de hecho se presentan los sitios de

adaptación marítima con fechas más antiguas como aquellos en el sector de Otway

(Englefield 1, Bahía Colorada); los del sector del Estrecho al sur de Punta Arenas (Punta

Santa Ana y Bahía Buena) y en el sector más meridional Canal Beagle/ Isla Navarino:

Túnel I (segundo componente); Imiwaia, 136 Áridos de Guerrico, 169-B Caleta Segura,

Seno Grandi,19 todos con fechas que datan desde inicios del Holoceno Medio, a partir de

los 7.500 a.p., los que no registran el proceso de transición a la adaptación y tecnología

marítima requerida por el nuevo medio, sino que surgen estratigráficamente como culturas

especializadas. Esta mayor antigüedad detectada en el sector meridional y central ha

llevado a plantear “(...) que los cazadores adaptados a un modo de vida

fundamentalmente marítimo aparecieron originariamente en el sur, entre la zona de los

mares interiores y parte occidental del Estrecho de Magallanes y el Canal Beagle, y desde

allí parecen expandirse hacia el norte”.20

Sin embargo, planteamientos como el citado no consideran la diversidad cultural

detectada y su correlación cronológica en los diferentes registros arqueológicos de los

canales marítimos de Patagonia, ni los escasos estudios desarrollados en el sector

septentrional, lo que por lo demás no constituye evidencia negativa. En este sentido, si

bien es altamente probable que ciertos grupos se originaran en el sur, la situación parece

ser bastante más compleja que una simple expansión sur-norte y norte-sur.

¿Quiénes? Estrategias adaptativas

de los grupos originarios

Esto introduce la problemática sobre quiénes eran estos primeros hombres que poblaron

estas zonas marítimas, de acuerdo a sus particulares estrategias adaptativas.

¿Fueron poblaciones de adaptación marítima precedente?, es decir, que llegaron vía

marítima ya adaptados a dicho medio y en algún lugar desarrollaron el modo particular

Page 7: el poblamiento de la patagonia

cultural que caracteriza a las poblaciones de los canales del extremo sur marítimo, o bien

se trata de una transición regional de cazadores recolectores terrestres que se fueron

adaptando paulatinamente al nuevo medio marítimo motivados por la abundante

diversidad y biomasa del medio costero, luego de que estos espacios quedaran aislados

del continente (efecto insularidad) durante el inicio del Holoceno Medio. ¿O se trata de los

cazadores recolectores finipleistocénicos que comenzaron a experimentar prácticas de

navegación en los antiguos lagos glaciales, y que ya se manejaban con mayor dominio en

el sector, aun pese a los cambios que experimentara a fines de la era glacial? Lo que

parece más probable, sobre la base de la diversidad detectada, como veremos más

adelante, es que se hayan presentado ambas posibilidades de poblamiento.

Las investigaciones de la biología actual establecen, a través del estudio de los linajes

mitocondriales, que los fueguinos en general, tanto pedestres como canoeros e históricos

como tempranos, corresponden a linajes fundadores en el extremo sur, correspondientes

probablemente a una primera oleada migratoria, donde las diferencias entre las

poblaciones fueguinas son atribuibles a factores ambientales.21 Es decir, formaban un

conglomerado bastante compacto, con mayores similitudes entre sí que las que es posible

señalar con otros grupos más lejanos, lo que apoya la posibilidad de que los pueblos

patagónicos fuesen resultado, no de migración u oleadas distintas, sino de la

diferenciación de una población antes homogénea en un momento no muy remoto y en

alguna región relativamente próxima. No obstante, las configuraciones fenotípicas y

genotípicas pueden asimismo converger con el tiempo; en cuanto a las primeras, esto

puede ocurrir por interacción con el ambiente; y por su parte, el genoma de las

poblaciones puede variar en el tiempo por deriva genética, mestizaje o selección. Es decir,

si el origen de los canoeros litorales patagónicos fue independiente de los cazadores

terrestres (llegando ya adaptados al medio marítimo —cultural y o biológicamente—), o

común, habiéndose diversificado biológica y culturalmente en la región como una

respuesta a la transición desde un modo de vida terrestre al medio marítimo, no encuentra

a la fecha respuestas concluyentes en el material bioantropológico.

El problema con estos modelos genéticos es que el patrón genético puede no ser el

resultado de ancestros comunes sino una consecuencia del contacto de poblaciones en el

período Arcaico o en época reciente. Algunas semejanzas pueden deberse a los

contactos a partir de la colonización europea. Para solucionar esto se necesita conocer el

pool genético de los primeros inmigrantes o de los fundadores, sus tierras de origen en el

Viejo Mundo y las rutas de migración hacia América.22

Page 8: el poblamiento de la patagonia

Frente a este problema, para el que la bioantropología no tendrá solución certera mientras

no cuente con restos esqueletarios de las poblaciones iniciales, las únicas herramientas

que parecen promisorias son del dominio cultural y paleoambiental, mediante la

generación de modelos que podrán ser contrastados en la medida que avancen las

investigaciones.

El modelo transicional

Para el modelo transicional —de grupos terrestres a marítimos— encontramos diversas

probabilidades tanto en el sector septentrional como central y meridional. Por una parte,

como se vio, los sitios de adaptación marítima más temprana se encuentran nucleados en

torno a antiguos lagos glaciales, todos ellos precedidos por ocupaciones de cazadores

terrestres del período Finipleistocénico-Holoceno Temprano. En el área septentrional, se

encuentra el sitio Monte Verde; en el área central, el grupo de sitios de la zona Fell, Última

Esperanza y Tierra del Fuego, y en la zona meridional, la ocupación más temprana del

sitio Túnel I atribuida a cazadores terrestres.

Si bien la distribución espacial y antecedentes cronológicos se prestan para la

generación de hipótesis sobre el origen transicional de los grupos marítimos, los

contextos arqueológicos, tan diferentes entre estos, no permiten, por ahora, sostener

tales supuestos. Por otra parte, las industrias líticas23 de los grupos marítimos más

tempranos de la zona del Beagle (Túnel I, segundo componente, Imiwaia I) y zona de los

Mares Interiores (Cultura Englefield), parecen distanciarse de aquellas de Patagonia

meridional continental. Estas últimas muestran mayor proximidad a aquellas ocupaciones

más tardías registradas en los sitios Ponsomby B y C, Lancha Packewaia, y aquellas de

los canales septentrionales, lo que complica el planteamiento de una transición de un

modo de vida cazador recolector terrestre a uno marítimo originado en la región media y

meridional de los canales, para las ocupaciones marítimas más tempranas de Englefield

y Túnel I (segundo componente).

En cuanto al sitio Ponsomby, actualmente se descarta su afiliación y carácter de

antecedente a sus vecinos marítimos inmediatos —La Cultura Englefield—, de la zona

de los mares interiores,24 dada su significativa distancia cultural evidenciada a través de

los contextos artefactuales como en la estrategia de subsis-tencia.

“(...) se puede afirmar ahora que no son cazadores terrestres antiguos que se adaptan al

mar (y por lo tanto el origen de la adaptación marítima en la zona de los mares interiores);

Page 9: el poblamiento de la patagonia

no se trata tampoco de cazadores terrestres aprovechando una oportunidad. Se trataría

más bien de grupos de origen terrestre, perdurando como en Tierra del Fuego, en un

territorio que se transformó en insular desarrollando allí una cultura costera mixta, inspirada

en unos y en otros”.25

Un origen del poblamiento puramente marítimo

Por otra parte, también se presenta la hipótesis de un origen del poblamiento puramente

marítimo, desde el norte, a partir de Chiloé. Pequeños grupos aleutianos de gran

movilidad podrían haber descendido desde el norte a lo largo de la costa Pacífica, y a-

par-tir de Chiloé, atravesar rápidamente las zonas más inhospitas de los archipiélagos

para colonizar las regiones más acogedoras del Estrecho de Magallanes y del Canal

Beagle hace seis o siete mil años.26

En este sentido, debe tenerse en cuenta que en el debate actual sobre el proceso de

poblamiento americano se ha retomado enérgicamente la hipótesis de poblamiento vía

marítima planteada a fines de la década de los setenta por Fladmark (1979). El desarrollo

de modelos para paleocostas de Norteamérica ha conducido al descubrimiento e

investigación de varios sitios arqueológicos del Holoceno Temprano, detectándose

paleocostas que durante el 13.000 a 9.500 a.p. estaban sumergidas profundamente,

mientras que aquellas que datan de 9.500 a 3.000 a.p. se encuentran en el bosque,

alcanzando hasta quince metros sobre el nivel moderno. Los perfiles costeros han

coincidido aproximadamente con la posición actual solamente en los últimos dos o tres

milenios y por un siglo o dos alrededor de 9.400.27

El área de poblamiento de los canales occidentales de la Patagonia se vuelve material

fundamental para verificar tales hipótesis, dada la coherencia temporal en todas las

ocupaciones tempranas del continente americano, con fechas muy similares entre las

primeras ocupaciones de Sudamérica (Monte Verde) o proto-arcaicas28 y aquellas pre-

clovis de Norteamérica, y dado el supuesto parentesco genético de las poblaciones

fueguinas con las originarias de América.

Diversidad temprana

Las similitudes entre los registros de algunos sitios tempranos han llevado a pensar en

orígenes similares para las poblaciones canoeras tempranas. Estas similitudes se

Page 10: el poblamiento de la patagonia

manifiestan en las industrias artefactuales óseas, principalmente, y líticas, de aquellos

sitios de la zona del mar de Otway y península de Brunswick (Complejo Englefield) con

aquellas de la zona norte del Canal Beagle, observándose también semejanzas entre las

industrias líticas de estas últimas con la zona de los canales septentrionales.

Así, en la mayor parte de los estudios recientes, en lugar de agrupar en una misma

unidad cultural todos estos componentes marítimos antiguos, se reconoce para las

ocupaciones litorales de los canales patagónicos la presencia de grupos diferentes, al

interior de los que se postula un parentesco significativo en sus contextos de cultura

material y estrategia de subsistencia no siempre asociados a su ubicación geográfica.

Entre estos se reconocen tres grupos principales de sitios u ocupaciones en lo que a

estrategias de subsistencia se refiere.

Grupos Terrestres que acceden ocasional o estacionalmente a la costa, y entre los que se

puede mencionar principalmente al sitio Ponsomby y al primer componente de Túnel I,

con un énfasis predominante en los recursos de interior complementados con los recursos

ecotonales del intermareal y que habrían dado origen a los grupos mixtos.

Grupos Mixtos, que representan una síntesis entre poblaciones terrestres y marítimas,

constituyéndose como una cultura costera, provista de embarcación y cuyo énfasis en la

subsistencia está dado en los recursos ecotonales tanto terrestres como marítimos; no

obstante para su susbsistencia excederían los límites ecotonales de la costa,

internándose hacia el interior del continente como hacia el mar.

Grupos Marítimos Especializados, cuyo énfasis para la subsistencia está puesto

fundamentalmente en los recursos marítimos, complementados con los recursos interiores

del ecotono litoral.

Entre estos últimos, nuevamente se observan tres conjuntos tempranos cuyas similitudes

y diferencias se expresan no sólo en la subsistencia, sino en el ámbito tecnológico y en el

sistema de asentamiento. Zona del Beagle/ Isla Navarino (Sector Meridional); Complejo o

Cultura Englefield (Sector Central Estrecho de Magallanes); y Conjunto Septentrional, con

fechas un milenio más tarde para los sitios Puente Quilo 1 (Ancud 031) y Piedra Azul; los

que muestran notables semejanzas con aquellas industrias líticas de las ocupaciones

Ponsomby B y Lancha Packewaia componente antiguo, ambas, a su vez, un milenio más

tarde que en la zona septentrional.

Estas diferencias ¿se fueron generando con el tiempo?, o por el contrario, ¿vienen de

orígenes y procesos diferentes que se fueron asimilando con el tiempo?

Page 11: el poblamiento de la patagonia

Características de los sitios

El tipo de sitio o las características de la formación de los sitios tempranos de la isla

Navarino y norte del Canal Beagle, consisten en conchales anulares de alta densidad,

generalmente con más de un montículo de conchas complejamente estratificados por

sucesivas y recurrentes ocupaciones que van formando estratos naturales-culturales

diferenciados, con antigüedades discrepantes en diferentes sectores de un mismo sitio,

los que se van traslapando a través del tiempo (efecto palimpsesto) marcando distintas

épocas.

Los conchales de Navarino presentan formas anulares cuyos fondos de habitación han

sido obtenidos mediante un leve rebaje de la superficie en profundidades variables que

promedian los treinta centímetros, y en torno a los que se depositan los montículos de

desechos conchíferos y basuras en general, que se elevan perimetralmente como muros

constituyendo un estilo arquitectónico, en donde el material constructivo está

representado principalmente por las conchas de moluscos. Asimismo, en el caso de los

sitios de Navarino, los fondos de habitación más antiguos corresponden generalmente a

los espacios interfondos de la topografía actual, al irse desplazando la ubicación de este

con el tiempo, y al irse ordenando el depósito de conchas en las distintas épocas

registradas.

En su lugar, los sitios del área central del Estrecho, y en especial aquellos identificados

como la Cultura Englefield,29 están formados por una sola concentración de conchal de

baja densidad y aparentemente depositado durante una única ocupación de duración

relativa, donde no se pueden distinguir fases diferenciales, sin ordenamiento monticular,

aspectos que han sido interpretados como indicadores de una menor importancia de los

recursos malacológicos en la dieta de estos grupos. Su extensión es igualmente limitada,

no excediendo una centena de metros y con sólo una habitación y una estructuración del

espacio muy simple: un fogón, basural, habitación y área de actividades de trabajo.30

Estos yacimientos no constituyen verdaderos conchales, sino más bien campamentos en

donde se observa la presencia de algunos restos de conchas. Las conchas no han sido

quemadas ni intencional ni accidentalmente.

En la zona de los canales septentrionales los sitios corresponden a depósitos

estratificados, de conchal en los niveles superiores y sin conchal con predominio de

matrices inorgánicas hacia los niveles inferiores, en los que se evidencia un continuum de

Page 12: el poblamiento de la patagonia

depósitos intervalares estratificados hasta el sexto milenio antes del presente. Esto ocurre

tanto en el sitio de Puente Quilo 1 como en Piedra Azul, 31 donde el conchal adquiere

forma de un enorme montículo único de grandes proporciones. En el primer caso se

detectan usos del espacio claramente diferenciados, por lo menos a partir del 5.500 a.p.;

adyacentes al montículo de conchal se presenta un sector de entierros y otro de

campamento taller lítico.

Como se aprecia, hay una marcada diferencia en el estilo de habitar entre los tres

grandes grupos referidos de los distintos sectores latitudinales de los canales de la

Patagonia, lo que sin duda hace referencia a patrones culturales y estrategias de

subsistencia diferenciados de estos grupos.

Características tecnológicas

En cuanto a la industria ósea, tenemos que los sitios de la Cultura Englefield comparten

con aquellos de la costa norte del Canal Beagle, los arpones monodentados de base

cruciforme decorados, las armas de hueso multibarbadas, los punzones sobre hueso de

ave y espátulas sobre ulnas de otaria; los retocadores en metapodio de mamíferos

terrestres.

Pero a la vez existen diferencias en los artefactos mencionados: en la decoración en

hueso, la zona del Beagle exhibe mayor riqueza y sofisticación, presentando motivos

animales incisos y esculpidos; entre los arpones encontramos aquellos vulpicéfalos y

otros que representan siluetas de cetáceos. En el complejo Englefield la decoración se

limita al grabado geométrico.

Por su parte, en la zona de los canales septentrionales, en el sitio Piedra Azul32 se han

registrado arpones o armas de hueso fusiformes multibarbados de características

similares a las registradas en Lancha Packewaia Componente Antiguo.33

En cuanto a la industria lítica, es aquí donde junto con encontrarse la mayor unidad en el

complejo Englefield, se encuentran las mayores diferencias con la zona del Beagle, y más

aún con cada sitio en particular. Lo más notorio de la Cultura Englefield es la industria

bifacial con retoque a presión sobre nódulos o lascas realizada en obsidiana verde, de

origen desconocido, la que sólo está mínimamente representada en las ocupaciones

marítimas tempranas del Canal Beagle (Túnel I, segundo componente). Es decir, difiere

en tecnología y en materias primas, esta última careciendo de una industria bifacial.

Page 13: el poblamiento de la patagonia

En Lancha Packewaia (5.564 – 3.892 a.p. cal. a.p.) Componente Antiguo,34 en la costa

norte del Beagle, casi dos milenios más tarde que Túnel I, segundo componente, se

registra una intensa reducción bifacial sobre preformas de núcleo, se intensifica la

presencia de guanaco y no se encuentra obsidiana. Esto mismo con fechas levemente

anteriores el sitio Ponsomby de la zona central del Estrecho, el que muestra marcadas

semejanzas culturales con Lancha Packewaia Componente Antiguo.

El primer componente del Túnel I, interpretado como de cazadores terrestres con

aprovechamiento de los recursos marítimos, también presenta abundante talla bifacial; se

encuentran seis concentraciones grandes de lascas y desechos de talla (más de 13.000

lascas). Retoque laminar profundo a presión; puntas de arma de forma losángica y

preformas de puntas; raederas bifaciales muy delgadas y foliáceas de finas

terminaciones.

Los sitios tempranos de los canales septentrionales poseen una industria unifacial y

bifacial muy variada, con bifaces de doble punta, puntas foliáceas, lanceoladas,

subtriangulares, entre otras, de obsidiana negra grisácea, riolita, madera petrificada,

calcedonias y andesitas sobre preformas derivadas de núcleo. La mayor parte de los

artefactos tallados presentan fractura transversal en ángulo recto, y se encuentran en

distintos estadios del proceso de reducción, lo que estaría denotando una alta tasa de

descarte durante la fabricación, predominando el porcentaje de preformas en relación a

artefactos que ya estaban casi terminados. 35

Este material muestra semejanzas significativas con el material de otros sitios de Chiloé y

áreas vecinas o de más al norte (Chepu,36 Conchal Gamboa,37 Piedra Azul,38 Chan

Chan,39 todos con fechas similares, y con las industrias bifaciales de Lancha Packewaia,

en la costa norte del Beagle, y Ponsomby B40 en el canal Fitz Roy, zona media del

Estrecho, ambos con fechas algo más tardías, pero dentro de rango similar, al mismo

tiempo que se aleja de aquellas de la zona patagónica continental meridional. No

obstante, la principal diferencia la constituye el uso, además de materias primas

andesíticas y riolíticas, de la obsidiana para la confección de sus armas en los canales

septentrionales, materia prima ausente en Ponsomby y Lancha Packewaia.

En suma, encontramos que los sitios marítimos más tempranos de los canales

meridionales carecen de una industria bifacial y de obsidiana verde, con presencia

excepcional de estas en sus contextos, a diferencia de aquellos de los canales de la parte

central del Estrecho y mares interiores, y los de los canales septentrionales. Dos mil años

Page 14: el poblamiento de la patagonia

más tarde se registra industria bifacial en Lancha Packewaia (área meridional),

contemporáneo a Ponsomby (Otway) y probablemente ambas tecnológicamente

emparentadas con las tradiciones artefactuales, algo anteriores, de los canales

septentrionales.

En este sentido, se distinguen dos grupos tecnológicos bien definidos y un tercero

representado por los sitios más tempranos del Canal Beagle. Entre los primeros, uno está

representado por la Cultura Englefield41 y otro representado por los contextos tempranos

del área septentrional (Quilo, Chepu, Gamboa, Piedra Azul, entre otros) junto a los sitios

Ponsomby y Lancha Packewaia, en la zona central y sur respectivamente. El parentesco

entre estos dos últimos se traduce en el plano tipológico: las piezas bifaciales de

Ponsomby son, en efecto, las únicas que sostienen la comparación con las de Lancha

Packewaia, tales como las raederas de retoque cubriente. Esta se traduce igualmente en

el plano de la gestión de los soportes y de los procedimientos. Y por fin, en el de las

materias primas explotadas. Una tercera red se extiende igualmente del norte al sur, en el

mundo marítimo, pero se distingue totalmente de la Cultura Englefield. Lo ilustran las

industrias de largas puntas foliáceas en lutita y vulcanita de Ponsomby y Lancha

Packewaia, yacimientos que evidentemente no se integran a las redes precedentes”.42

Respecto del tercero, los sitios más tempranos de adaptación marítima del Beagle (Túnel

I, segundo componente; Imiwaia I) hasta lo conocido, estaría ausente la reducción

bifacial,43 tratándose más bien de una industria de tipo expeditivo, artefactos de piedra

piqueteada sobre cantos rodados, con presencia excepcional de artefactos bifaciales e

instrumentos formatizados.

Conclusiones

El proceso de adaptación y poblamiento al mundo marítimo de los canales Patagónicos

en lugar de ser un proceso unilineal norte-sur y/o sur-norte, envuelve gran complejidad y

probablemente varias modalidades que podrían explicar la diversidad registrada y

potencial del registro arqueológico regional. Aún no hay certezas sobre quiénes fueron los

pobladores iniciales de la zona marítima patagónica: diversos grupos, cazadores

recolectores terrestres, grupos mixtos o poblaciones previamente adaptadas al ambiente

marino en otros lugares.

Se distinguen tradiciones tecnológicas y culturales diferentes, que pudieran indicar la

presencia de grupos de distinta procedencia ocupando la zona de los canales

Page 15: el poblamiento de la patagonia

occidentales, a la vez que modalidades disímiles de poblamiento marítimo. En este

sentido, la mayor relación entre todos los grupos identificados está dada por la industria

ósea de notables semejanzas entre las distintas ocupaciones detectadas, lo que imprime

un sello regional a todas las adaptaciones marítimas especializadas de Patagonia y cuyo

origen parece provenir de la zona norte del Canal Beagle, donde junto con presentar

fechas más tempranas, dicha industria alcanza los niveles de más alta sofisticación. Así,

es posible proponer para la industria ósea un origen local que fue adquirido en la región

por los diferentes grupos de adaptación marítima especializada.

No ocurre lo mismo con la industria lítica, que podría estar sugiriendo orígenes distintos

para los diferentes grupos identificados; por una parte, la Cultura Englefield, por otra los

grupos de la Zona del Beagle y finalmente los grupos de la Zona Septentrional, los que

podrían estar emparentados con Lancha Packewaia y Ponsomby B. En este último caso

podría tratarse de grupos marítimos diferentes que desarrollaron su modo particular en la

zona norte de los canales por el año 6.500 a.p. y que de allí habrían bajado, algo más

tarde, a la región austral y media, generando registros relacionados probablemente con

los de Lancha Packewaia y Ponsomby, con fechas entre uno y dos milenios más tardías

que aquellas tempranas del mar de Otway y del Beagle. No obstante el carácter terrestre

que se atribuye a todas las ocupaciones del sitio Ponsomby, se vuelve a enfrentar el

problema de la relación entre la ocupación B con sus anteriores C y D, con Lancha

Packewaia y las ocupaciones del área septentrional, a la vez que llaman la atención sobre

la complejidad del tema y las dificultades que resultan de un agrupamiento simplista de

estos contextos en una sola unidad cultural.

Esta problemática alienta a profundizar y construir nuestras interpretaciones basados en

la integridad de los contextos de distinta escala y resolución en que se insertan estos

depósitos ocupacionales de larga data, cuyo estudio requiere de una profunda rigurosidad

observacional y metodológica que permita abrir caminos e ideas que aproximen hacia el

conocimiento del pasado, entendiendo sus múltiples dimensiones y la complejidad

implicada en miles de años de historias humanas de cientos de generaciones pasadas

que subyacen en el presente, no sólo formatizadas en la memoria o amemoria colectiva,

como un ente cuasi virtual, sino que materializadas físicamente en el sin cronos de

nuestra geomorfología (en la dimensión espacial, generalmente bajo el suelo, o bajo la

cubierta vegetal), desde donde podemos construir la dimensión temporal que permanece

con el tiempo sedimentándose en los futuros que se suceden a las formaciones

presentes.

Page 16: el poblamiento de la patagonia

notas

1 Legoupil 2003.

2 El Período Cuaternario se divide en Pleistoceno y Holoceno. El primero se corresponde

con la era glacial de dos millones de años de duración aproximada, culminando en la era

post-glacial u Holoceno (o Reciente) cuyo inicio relativo ha sido establecido de modo

operacional hace unos diez mil años atrás.

3 a.p. (antes del presente).

4 En ecología general el Ecotono es enunciado como el área de transición que une o

bordea a dos ecosistemas diferentes. En el Ecotono interactúan —compartiendo un

mismo espacio— organismos diversos, provenientes de zonas de vida diferentes. Con

frecuencia la diversidad y la densidad de las especies presentes en el Ecotono es mayor

que en las comunidades que lo bordean. Desde el punto de vista sistémico es en el

Ecotono donde se produce el mayor intercambio de energía. Así, el Ecotono representa

la zona de máxima interacción entre ecosistemas limítrofes (Lascoutx 2002).

5 Mc Culloch et al. 1997.

6 Por paisaje social se entiende un conjunto de relaciones entre la gente y los lugares

que provee el contexto para la conducta cotidiana. El espacio es transformado en un lugar

a través de una intervención humana (Thomas 2002).

7 Los conchales son sitios arqueológicos formados por acumulaciones de una alta

densidad de conchas de fauna marítima invertebrada mezclados con huesos animales,

fogones, cenizas, sedimentos, herramientas desechadas, entre otros, depositados por los

grupos humanos que habitan en ambientes litorales. Por su parte, los sitios arqueológicos

son lugares que presentan vestigios de actividades humanas que se desarrollaron en el

pasado, y, generalmente, son el resultado de un uso intensivo de un mismo sector del

espacio.

8 Villagrán 1998.

9 Incluso superior en más de tres grados sobre la media actual.

10 Borrero 2001.

11 Ocampo y Rivas 2000.

12 Ocampo y Rivas 2000; Orquera y Piana 1999.

Page 17: el poblamiento de la patagonia

13 Legoupil y Fontugne 1997; Ocampo y Rivas 2003; Orquera y Piana 1999; Rivas et al.

1999.

14 Dillehay y Pino 1997; McCulloch et al. 1997.

15 Ocampo y Rivas 2003.

16 Gaete et al. 2000.

17 Prospecciones realizadas en el marco de proyecto Fondecyt nº 1020616 Proceso y

Orígenes del Poblamiento Marítimo de los Canales Patagónicos: Chiloé y el Núcleo

Septentrional, en ejecución (Ocampo y Rivas 2003 Ms.).

18 Fecha convencional sin calibrar, y que será necesario corroborar mediante la

aplicación de nuevos fechados y excavaciones arqueológicas.

19 Legoupil y Fontugne 1997; Orquera y Piana 1999; Ocampo y Rivas 2000.

20 Borrero 2001: 113.

21 Aspillaga 1998; García-Bour et al. 1998.

22 Dillehay 2000.

23 Restos de lugares donde se trabajaron artefactos o instrumentos de piedra, y donde

fueron quedando depositados instrumentos incompletos, fragmentos, lascas o desechos

de talla, así como trozos de la materia prima usada.

24 Legoupil 2003.

25 Legoupil 2003: 377.

26 Legoupil y Fontugne 1997: 85.

27 Fedje y Christensen 1999.

28 Dillehay 2000.

29 Legoupil 1997.

30 Legoupil 1997.

31 Gaete et al. 2000.

32 Gaete et al. 2000.

33 Orquera et al. 1977.

34 Contemporáneo al tercer componente de Túnel I, aunque este último mantiene el

patrón del segundo componente.

Page 18: el poblamiento de la patagonia

35 Nami 1983.

36 Vásquez de Acuña 1963.

37 Díaz y Garretón 1972-73.

38 Gaete et al. 2000.

39 Navarro 1995.

40 Schidlowsky 2000.

41 Legoupil 1997.

42 Las redes precedentes hacen referencia a la red norte-sur de la explotación de la

obsidiana verde desde Skyring hasta Seno Grandi, y a la red de explotación continental

del basalto, calcedonia y ópalo, que se extiende del oeste al este y que relaciona a la

Cultura Englefield con Cueva Fell III (Schidlowsky 2000).

43 Orquera y Piana 2000.

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