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El péndulo argentino: una aproximación desde el modelo de Downsiano 1 The argentinian pendulum: an aproximation from the Downsian model Autor Lic. Luciano Russo 2 Email [email protected] Eje temático Economía Palabras Claves Elección pública / péndulo argentino / estructura productiva desequilibrada Resumen En Política Económica Moderna, uno de los modelos básicos de elección social es el de Downs. Del mismo se deriva la importancia del denominado votante mediano en elecciones por mayoría. Asimismo, complejizaciones y versiones modernas del modelo, contemplan cuestiones como: la dinámica de juego cuando existen más de dos candidatos, la polarización entre votantes y su clasificación, o la existencia de múltiples dimensiones sobre las cuales los votantes determinan sus preferencias (entre otros factores que determinan el resultado final de una elección). Dado que la literatura político-económica de Argentina ha dado cuenta de un movimiento pendular en la política interna del país y de los denominados ciclos stop and go; el presente trabajo, tiene por objetivo explicar la denominada 1 Trabajo presentado en el marco de la materia de Doctorado (FCE-UNC) “Tópicos de Política Económica Moderna” a cargo del Dr. Freille, Sebastian. 2 Lic. en Economía (FCE-UNL). JTP Microeconomía (FCE-UNL). Becario doctoral de CONICET e Integrante del IECAL-FCE-UNL.

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El péndulo argentino: una aproximación desde el modelo de Downsiano1

The argentinian pendulum: an aproximation from the Downsian model

Autor Lic. Luciano Russo2 Email [email protected] Eje temático Economía Palabras Claves Elección pública / péndulo argentino / estructura productiva desequilibrada Resumen

En Política Económica Moderna, uno de los modelos básicos de elección social es el de Downs. Del mismo se deriva la importancia del denominado votante mediano en elecciones por mayoría. Asimismo, complejizaciones y versiones modernas del modelo, contemplan cuestiones como: la dinámica de juego cuando existen más de dos candidatos, la polarización entre votantes y su clasificación, o la existencia de múltiples dimensiones sobre las cuales los votantes determinan sus preferencias (entre otros factores que determinan el resultado final de una elección). Dado que la literatura político-económica de Argentina ha dado cuenta de un movimiento pendular en la política interna del país y de los denominados ciclos stop and go; el presente trabajo, tiene por objetivo explicar la denominada

1 Trabajo presentado en el marco de la materia de Doctorado (FCE-UNC) “Tópicos de Política Económica Moderna” a cargo del Dr. Freille, Sebastian. 2 Lic. en Economía (FCE-UNL). JTP Microeconomía (FCE-UNL). Becario doctoral de CONICET e Integrante del IECAL-FCE-UNL.

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teoría del péndulo argentino por medio de la utilización del modelo downsiano. Para esto, en primer lugar, se pretende caracterizar la dimensión ideológica sobre la cual se mueve la política-económica argentina y describir el comportamiento cíclico existente entre las dos corrientes ideológicas. Y, en segundo lugar, se busca identificar los principales actores existentes que actúan en el segmento ideológico determinando su papel dentro del mismo. Para cumplir estos objetivos, se realiza una revisión bibliográfica, en la que se busca ensamblar dentro del modelo teórico de Downs, el análisis político, social y económico de Argentina realizado por diferentes autores a lo largo de la historia reciente.

ABSTRACT

Downs’s model of social choice is one of the basics models in Modern economic policy., from which derives the relevance of the median voter in candidates/political parties elections. Different versions of the model take account features like: dynamics when in the election participates more than two candidates, voters polarization and classification, or voters’ preferences and its dimensions. Given that the Argentine political-economic literature has reported a pendulum movement in internal politics and the stop and go cycles, the work's aim is to explain the Argentine pendulum theory through Downsian model. An ideological dimension characterization of the Argentine political-economic movement is made at first, describing the cyclical behavior between the two ideological currents existing; and secondly, the main actors and their role identification in each ideological party, using a bibliographic review to achieve those objectives. Key words: public choice / argentinian pendulum / unbalanced productive structure 1. INTRODUCCIÓN Dentro de la denominada Política Económica Moderna, uno de los tópicos principales de estudio es el análisis de los procesos de elección social. Los distintos modelos en esta temática - así como los diferentes sistemas de votación sobre los que se basan - han puesto su interés sobre la problemática de cómo generar un sistema de agregación individual de preferencias, que pueda generar resultados consistentes, a nivel social, en el marco de una elección democrática

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(Shepsle, 2016). El modelo de Downs3, aunque simple a partir de sus supuestos, brinda una respuesta sobre la problemática definiendo la importancia del denominado votante mediano, a la vez que otorga una explicación sobre la dinámica electoralista desde el punto de vista de la teoría de juegos (Streb, 2013). El votante mediano, dentro del modelo, se convierte en una pieza clave, porque no solamente es quién determina la posición de los candidatos/partidos en términos del tipo de políticas públicas que ofrecen de cada a la sociedad, sino que también determina el resultado de una elección por mayoría (Shepsle, 2016 y Greene, 2007). Tal como argumenta Shepsle (2016), la ventaja del modelo de Downs radica en su simpleza, lo que permite jugar en una variedad de sentidos. Al complejizar el modelo, ya sea por adicionar elementos o levantar algunos supuestos, se pueden obtener resultados más acordes con la realidad. En el caso de Argentina, muchos autores han descripto la naturaleza pendular y cíclica de políticas económicas adoptadas por diferentes gobiernos debido a la suerte de un empate político entre dos facciones dentro del mapa electoral (O´Donnell, 1977 y Portantiero, 1977). A su vez, muchos otros autores destacan que los vaivenes en las políticas económicas adoptadas encuentran su raíz en la naturaleza de la estructura productiva del país, la cual se caracteriza por ser desequilibrada (Diamand, 1983 y 1972; Canitrot, 1983; Broun y Joy, 1968). Es por esto que, el presente trabajo, en primer lugar, pretende caracterizar la dimensión ideológica sobre la cual se mueve la política-económica argentina y describir el comportamiento cíclico existente entre dos corrientes ideológicas. Y, en segundo lugar, se busca identificar los principales actores existentes que actúan en el segmento ideológico determinando su papel dentro del mismo. Para cumplir estos objetivos, se realiza una revisión bibliográfica, en la que se busca ensamblar dentro del modelo teórico de Downs, el análisis político, social y económico de Argentina realizado por diferentes autores a lo largo de la historia reciente.

2. MARCO TEÓRICO-METODOLÓGICO: EL MODELO DE DOWNS 2.1. Aspectos teóricos introductorios

3 Basado en el modelo de ciudad lineal de Hotelling. Ver más en Streb (2013).

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Una de las problemáticas de los modelos de elección pública está en el hecho de cómo generar una solución de consensos (es decir, que sea capaz de satisfacer a todos o a la gran mayoría de los miembros de una comunidad) en la toma de decisiones de político-sociales. En términos técnicos, esta problemática se traduce en cómo generar un sistema que agregue y transforme aquellas preferencias individuales, en una preferencia social que brinde una solución coherente y consistente a un problema de elección de política pública. Este es un tema -entre otros- del cual se ocupa Shepsle (2016) a lo largo de su obra, en la cual evalúa diferentes sistemas electorales que sirven como modelos de agregación de preferencias para llegar a un resultado social satisfactorio. Sin embargo, los diferentes sistemas electorales recaen recurrentemente en inconsistencias4 a la hora de definir un ordenamiento social de preferencias cuando existen tres o más alternativas de elección (más allá de que a nivel individual se cumpla con la condición de transitividad). Es decir, aun cuando haya un ordenamiento jerárquico y coherente de las preferencias de los individuos, un sistema electoral de agregación de preferencias, puede generar resultados inconsistentes, entendido esto como un bucle en el ordenamiento social de preferencias. En otras palabras, la condición de transitividad puede no cumplirse en el agregado de preferencias sociales (Shepsle, 2016; Buchanan, 2005). El problema de inconsistencia y ciclos en los resultados electorales fue teorizado por Arrow, quien formuló cuatro condiciones deseables o, al menos, razonables, que debe cumplir cualquier sistema de agregación de preferencias: Dominio universal; 2- Óptimo de Pareto; 3- Independencia de alternativas irrelevantes; 4- No dictadura5. Sin embargo, la paradoja es que, cuando existen más de dos alternativas de elección, dichas condiciones no pueden cumplirse todas al mismo tiempo, de allí la imposibilidad de poder establecer un sistema electoral completamente satisfactorio. En otras palabras, un sistema de agregación de preferencias que tiende a cumplir con las condiciones 1,2 y 3 tiende a ser dictatorial, de otra manera podría no ser racional y recaer en inconsistencia (Shepsle, 2016; Dowding, 2006; Riker, 1982). Siguiendo a Shepsle (2016), el autor

4 La denominada inconsistencia se da cuando no se cumple con la condición de transitividad en preferencias en el agregado social, aunque cada individuo sea capaz de ordenar sus preferencias cumpliendo con la transitividad. Ver más en Shepsle (2016). 5 Ver más sobre las condiciones en: Shepsle (2016), Dowding (2006) y Riker (1982).

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plantea que, en definitiva, el Teorema de Arrow es un trade-off entre equidad y consistencia. Es decir: en los sistemas en donde hay una participación equitativa entre votantes (esto es, no dictadura) son propensos a recaer en inconsistencias; sin embargo, aquellos sistemas donde hay concentración de poder (tendencia a dictadura) suelen ser consistentes. 2.2. El modelo de Downs y la relevancia del Votante Mediano Una alternativa para superar el posible surgimiento de bucles en el ordenamiento social de preferencias dentro de un sistema de votación por mayoría, tiene lugar si se aliviana la primera condición de Arrow (Dominio universal), puesto que dicha condición no es de equidad, con lo cual se puede optar por una condición de dominio restringido sin perder equidad entre votantes (Shepsle, 2016). De aquí se deriva la condición de Pico único, de la cual se derivan los modelos de votante mediano: el mismo plantea que si las alternativas a elegir pueden presentarse a lo largo de una única dimensión (un segmento), y las preferencias de los votantes tienen un máximo dentro de dicho segmento6, entonces podría alcanzarse un ordenamiento colectivo de las preferencias sin recaer en ciclos (Buchanan, 2005). El concepto de votante mediano fue aplicado por Downs en su modelo de elección de candidatos políticos. Siguiendo a Shepsle (2016), en la versión sencilla del modelo - con dos candidatos o partidos - cada uno de ellos intenta maximizar votos con el fin de triunfar en una elección por mayoría. Dado lo anterior, se supone un segmento ideológico que va de [0,100] - siendo 0 un extremo de izquierda ideológica, y 100 la extrema derecha -, sobre el cual cada votante se identifica con un único punto dentro del segmento ideológico (esto es el pico único). Hacia la izquierda y derecha de dicho punto, las preferencias del votante decrecen.

Figura 1. Segmento ideológico de modelo de Downs

6 Unimodalidad de las preferencias de los votantes en una sola dimensión. Ver más en Greene (2007).

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. Fuente: elaboración propia basado en Shepsle (2016).

Shepsle (2016, p. 134), señala que “la regla de Downs es que cada votante vota por el candidato cuya posición esté más cercana a su punto ideal”. Como se muestra en Figura 1, suponiendo que un individuo se posiciona en i1, entonces dado que el segmento que lo distancia de la posición que adopta un candidato A es menor que el segmento que lo distancia de la posición tomada por un candidato B, entonces i1 preferirá elegir electoralmente al candidato A. Sin embargo, esto cambiará si el candidato B readapta su posición, acortando la diferencia hacia i1 (como muestra la flecha). Al generalizar, si se denomina al votante mediano como aquel que posee la misma cantidad de votantes tanto a su izquierda como a su derecha7 , entonces éste individuo es quien termina inclinando la balanza y determinando el ganador de la elección (Congleton, 2002) ¿Por qué? Porque como puede deducirse de Figura 2, si un candidato debe adoptar una posición a lo largo del segmento ideológico con el fin de maximizar votos, encontrará que la solución será situarse en aquel punto que se identifica con el mediano.

Figura 2. Segmento ideológico de modelo de Downs y votante mediano

Fuente: elaboración propia basado en Shepsle (2016).

7 Suponiendo una distribución de votantes normal - o sea, unimodal - (Streb, 2013).

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En este juego dónde los candidatos deben posicionarse a lo largo del segmento - durante las campañas electorales, por ejemplo - , si un candidato elige una posición que no es la del mediano, dicha posición es vulnerable, ya que el contrincante puede responder con una mejor posición en términos electorales. La única posición que no puede ser vulnerada8 es aquella que se identifica con la del votante mediano; es por eso que dicha posición siempre es ganadora9 (Shepsle, 2016; Congleton, 2002). Así, en el modelo de Downs, se puede arribar a una conclusión relevante, tal como refleja Ratto (2017, p.45): “Cualquier sistema de votación desarrolla la tendencia al movimiento hacia el centro para lograr el consenso. En dicha ubicación se logran los equilibrios, que no se abandonarán mientras se mantengan las mismas preferencias. Sin embargo, esto representa una simplificación de una realidad mucho más compleja.

2.3. Algunas complejizaciones del modelo de Downs El modelo de Downs arriba a conclusiones relevantes, sin embargo, está sujeto a ciertas simplificaciones. Aquí se mencionan solo algunas que son centrales para que el modelo. En primer lugar, el modelo de Downs realiza el supuesto fuerte de que los candidatos/partidos tienen como único fin ganar elecciones, y para esto maximizan votos. Desde este punto de vista, los candidatos/políticos no tienen ideología (o al menos, no está presente, ya que no se manifiesta una preferencia clara del candidato por una posición política) y, por lo tanto, se mueven a lo largo de la escala ideológica hasta el punto en el cual pueden obtener la mayor cantidad de votos posibles. Pero, en la realidad, los candidatos/partidos poseen ideología y preferencias por políticas públicas. Y, lo que es aún más importante, los votantes conocen la postura política del partido (Shepsle, 2016).

8 En palabras de Shepsle (2016, p.135) “una posición es vulnerable si la del oponente se encuentra más cerca de la mediana de la distribución de votantes, puesto que, conforme a la regla de Downs, el oponente obtendrá entonces más de la mitad de los votos”. 9 Dicha posición es la ganadora, y a partir de esto hay un Teorema Débil y Fuerte de votante mediano. El Débil dice que tiende a ganar es la del mediano porque esta será la alternativa de mayoría. El Fuerte indica que si la alternativa del mediano no está en juego, sino que hay otras dos posiciones, igualmente ganará aquella opción que elija el mediano. Ver más en Congleton (2002).

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En segundo lugar, una de las cuestiones a considerar es que, en la versión más simple del modelo, solo se elige entre dos candidatos/partidos. Shepsle (2016) destaca que el hecho de levantar este supuesto puede modificar la fuerza centrípeta subyacente que hace que los candidatos tiendan a ubicarse en la posición del mediano. De hecho, el autor expresa que, de haber un tercer candidato y suponiendo que el mismo se ubica en el mediano, lo mejor que pueden hacer los dos candidatos restantes es alejarse del centro. Otra cuestión a tener en cuenta es que el modelo funciona, tal como señala Streb (2013), bajo una distribución normal de votantes en la que, gracias a la misma, se deriva una fuerza centrípeta al votante mediano, dado que en los extremos se localiza la menor cantidad de votantes. Pero si la distribución de preferencias no es normal, sino más bien bimodal (polarizada, como el ejemplo que se muestra en Figura 3) o multimodal (muchos núcleos de votantes)10, entonces se pierde la capacidad centrípeta del modelo. Por tal motivo, en Downs, la determinación de políticas y su estabilidad depende de la distribución de las preferencias de los votantes. Cabe destacar que, al contemplar distintas distribuciones de preferencias (bimodal o multimodal), se estaría contemplando la existencia de distintos núcleos ideológicos de votantes. Adicionalmente, puede considerarse la existencia de grupos de interés (o lobbies). Esto hace referencia a grupos que de alguna manera persuaden a políticos a tomar determinadas posiciones en el segmento ideológico, como muestran Grossman y Helpman (2001) en los modelos desarrollados11.

Figura 3. Ejemplo de distribución bimodal de votantes, electorado polarizado sobre el segmento ideológico del modelo downsiano.

10 En relación a esto, si la distribución de preferencias de los votantes es bimodal o multimodal, quiere decir podría haber dos o más polos de votantes identificados con ciertas ideologías más afines a la izquierda o derecha del segmento. 11 Ver más en Grossman y Helpman (2001).

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Fuente: elaboración propia basada en Shepsle (2016).

Por último, cabe considerar que la dimensión sobre la cual se ubican los votantes en el modelo es una sola. Es decir, los votantes se mueven en un segmento de posiciones de izquierda a derecha (de cero a uno). Pero la realidad resultaría más compleja, puesto que un proceso de decisión grupal de índole político-social puede abarcar múltiples dimensiones. Contemplar la multidimensionalidad latente en un proceso de competencia política significa la necesidad de complejizar el modelo. Existen, de hecho, modelos que contemplan más de una dimensión. Tal es el caso del modelo utilizado por Greene (2007), quien toma el caso de las elecciones en México. Este autor señala que, en general, la mediana no existe cuando el modelo incorpora dos o más dimensiones. Siendo esto así, no existiría una propuesta clara que pueda ganarle a las demás. Lo que significa que cualquier alternativa puede ganar12. Sin embargo, en el caso de existir una mediana multidimensional (la cual, es una mediana en todas las direcciones), se podría alcanzar un resultado equivalente al caso del modelo clásico unidimensional.

2.4. Votante Core y Votante Swing Como se mencionó, si en el modelo se considerara otro tipo de distribución de preferencias (bimodal o multimodal), esto podría implicar la existencia de ciertos núcleos ideológicos de votantes (al menos dos o más). Los votantes ideológicos, son los que se conceptualizan en Cox (2009) como votantes core ¿Qué son? Lo conforma un núcleo de votantes que están dispuestos a votar a un partido por cuestión de afinidad a dicho partido y a sus políticas públicas. En este sentido, se consideran votantes ya persuadidos, por los que el partido no debe preocuparse

12 Esto se conceptualiza como “Teoría del caos”. Ver más en Greene (2007).

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por intentar persuadirlos. Constituyen un núcleo sólido de votantes. De todas formas, Cox (2009) aclara que también existe otra concepción de votante core, siendo aquellos grupos de votantes que un partido puede identificar con precisión en cuanto a sus preferencias y direccionar las propuestas hacia dichos grupos. Por su parte, Lindberg, Minion y Morrison (2005), en su estudio (sobre elecciones en Ghana), establecen que los votantes core son aquellos que votan consistentemente a un partido según su afinidad ideológica. Por otra parte, en la literatura y en los modelos más complejos de elección pública, se considera otro tipo de votantes: los swing ¿Qué son? Mayer (2007) señala que en simples términos un votante swing es aquel votante indeciso y ambivalente que puede ir para cualquier lado al momento de votar. En este sentido, y en contraste al core, no están comprometidos con ningún candidato o partido. Sin embargo, puede ser persuadido para votar hacia uno u otro lado. Siguiendo al autor, e intentado ubicar al votante swing en el modelo de Downs, este tipo de votantes son los que quedan en el medio entre dos tipos de votantes13. Suponiendo que toman posiciones cercanas a 50, son aquellos votantes que no están convencidos de cuál es la mejor decisión, si votar a un político que se ubica a su derecha en la escala o a su izquierda (en elecciones polarizadas). Para Cox (2009), los swing, dada su indeterminación, son susceptibles de ser persuadidos. Y, en del mismo modo, Lindberg, Minion y Morrison (2005) señalan que los swing son aquellos quienes pueden cambiar la lealtad de una elección a otra; siendo así quienes, por la volatilidad de su voto, explican la ciclotimia de algunas democracias. En su estudio, sobre los votantes core y swing, Lindberg, Minion y Morrison (2005) arriban a una conclusión, la cual deja un precedente relevante. Ellos determinan que una polarización en elecciones (entre dos partidos o coaliciones) puede tener sus fuentes en factores culturales y socioeconómicos, tales como: proporción de población urbana versus rural, nivel de ingresos y desigualdad, o nivel de desocupación o nivel de educación. Sin embargo, estos mismos factores no servirían, a priori, para explicar si un votante es core o swing. Dicho de otra manera, la clasificación del votante no tiene que ver con los factores mencionados.

13 Es decir, los que tienden a preferir posiciones más cercanas a cero y los que tienden a preferir posiciones más cercanas a cien. Ver más en Mayer (2007).

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Figura 4. Ejemplo de distribución polarizada de votantes: introducción de segmento de votantes swing y votantes core.

Fuente: elaboración propia.

Esquemáticamente, como se muestra en Figura 4, pueden aproximarse cuáles serían los segmentos de votantes core para un partido A y de un para un partido B. Adicionalmente, en el entramado intermedio de votantes, se localizaría el segmento de votantes swing. Cabe destacar que, en esta esquematización, la distribución y el peso relativo de cada segmento sobre el total de votantes han sido arbitrarios. Puede visualizarse así que, mientras mayor peso relativo tengan los swing sobre la masa total de votantes más relevancia tendrán a la hora de definir una elección al momento de inclinarse hacia un lado o hacia el otro. En última instancia, la inclinación de los swing es lo que define el resultado electoral. Por otra parte, Cox (2009) señala la relevancia de evaluar si la estrategia de un partido/candidato debe estar focalizada hacia su núcleo core de votantes (a fin de afianzar dichos votos y ampliar la base de votantes), o bien, dirigida a convencer al votante a los swing. Pero, tal como plantea la problemática el autor, esto tiene que ver con el esquema electoral de EEUU, donde el voto no es obligatorio y es el sistema es bipartidista. Entonces, el dilema es si concentrar esfuerzos en lograr que el núcleo duro vaya a votar, o bien, convencer a los indecisos de votar por su partido (el Demócrata o el Republicano). Sin embargo, es posible razonar que en un sistema electoral como el de Argentina, en el cual el voto es obligatorio y, a su vez, al no ser un sistema bipartidista, hay una tendencia a la conformación de gobiernos de coaliciones, el trade-off esté puesto en: o bien concentrar esfuerzos en fidelizar el núcleo duro de votantes (a costas de perder indecisos que se posicionen cerca del centro), o bien intentar captar indecisos posicionándose más

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al centro (pero con el riesgo de perder ciertos núcleos duros de votantes dentro del frente electoral conformado). Mayer (2007), por su parte, considera que lo más probable es que una estrategia de campaña esté direccionada hacia los swing (si se da por sentado que se posee el voto core). De esta forma, y para este autor, los indecisos pasan a ser el campo de batalla de las elecciones. Más aun, afirma y reconoce que las campañas electorales no están diseñadas para todos; así expresa que existen votantes que:

…ya están muy bien informados, aquellos cuyas predisposiciones ideológicas y partidistas determinan efectivamente sus elecciones desde el momento en que se seleccionan los candidatos, los votantes de este tipo no necesitan campañas. Y por lo tanto, los beneficios distintivos de las campañas (…) también se distribuirán de manera desigual…(Mayer, 2007, p.362)

3. DESARROLLO 3.1. Dimensión ideológica latente en Argentina Uno de los problemas centrales en Argentina tiene que ver con los vaivenes y las fluctuaciones en términos de políticas públicas. Diamand (1983, p.1) ha especificado que Argentina: “se ha caracterizado por cambios muy bruscos y frecuentes de política económica que muestran una oscilación pendular entre dos corrientes antagónicas: la corriente expansionista o popular y la ortodoxia o liberalismo económico”. Pese a que su escrito alude a un período del país en el que los procesos democráticos fueron interrumpidos sistemáticamente por dictaduras cívico-militares; luego del último golpe de estado (dado entre 1976-1983) a la fecha, muchos autores sostienen que el denominado péndulo argentino persiste, de forma histórica y estructural. Algunos perciben la problemática y la identifican desde la perspectiva política, como una disputa entre la corriente populista o nacional-desarrollista versus conservadurismo liberal (Dikstein, 2019; Rhodes y Streb, 2018; Svampa, 2013; Coppedge, 1997; y anteriormente, O´Donnell, 1977; Portantiero, 1977). Otros, lo enmarcan desde el punto de vista económico, en el característico ciclo económico argentino14 en los que se pone en evidencia la restricción externa, las recurrentes crisis y un conflicto distributivo

14 Conocido como ciclo stop and go.

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como telón de fondo (Arceo, 2018; Abeles, 2018; Porta, 2018; Vernengo, 2018; Gerchunoff y Rapetti, 2015; Gaggero, Schorr y Wainer, 2014; Basualdo, 2006 y 2002, entre otros, y previamente, Diamand, 1983 y 1972; Canitrot, 1983; Broun y Joy, 1968; entre otros). Centrado el análisis desde el punto de vista económico, es posible realizar una descripción de las principales políticas impulsada desde cada polo ideológico. Siguiendo a Diamand (1983), determina que la corriente popular encuentra sus raíces en modelo keynesiano-estructuralista con sesgo industrial-nacional15, el Estado tiene un rol de partícipe necesario. Se pone el foco, entonces, en la demanda efectiva como motor impulsor de la economía y, por ende, en el fomento del mercado interno. De esta manera, los objetivos principales están sobre las variables: empleo y distribución del ingreso. Por su parte, a corriente ortodoxa, indica Diamand (1983), sienta sus bases en la teoría económica neoclásica. Tiene como objetivos centrales lograr determinada meta inflacionaria, equilibrar las cuentas fiscales (via reducción déficit fiscal) y mejorar el frente externo (esto es, la balanza de pagos, subiendo el tipo de cambio hasta niveles más competitivos). En términos más generales, otros aspectos a tener en cuenta son: lograr mayores niveles de ahorro-inversión, mejorar la eficiencia económica así como también la confianza, y lograr el equilibrio macroeconómico. Se podría diagramar, tomando el modelo downsiano como referencia (por Figura 5), la dimensión ideológica argentina en un segmento va desde el extremo de la corriente popular (en 0), hasta el otro extremo de la corriente conservadora (en 100).

Figura 5. Dimensión ideológica argentina: populismo vs conservadurismo

Fuente: elaboración propia.

3.2. Ciclo económico-pendular de Argentina y Estructura Productiva Desequilibrada

15 Por promover políticas de sustitución de importaciones.

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Diamand (1983) describe que cuando la corriente popular gobierna, se impulsa una etapa expansionista por las políticas económicas de demanda (mejora de salarios reales, crédito barato, políticas de transferencia, congelamiento de tarifas y controles de precios, aranceles de importación, tipo de cambio “retrasado”). Sin embargo, el shock de demanda que impulsa la economía inicialmente, encuentra su rigidez en la medida que se evidencia la restricción externa. Tal como señalan Arceo (2018), Porta (2018), Vernengo (2018), e incluso planteamientos teóricos como los formalizados por Canitrot (1983) o Broun y Joy (1968), la restricción hace alusión insuficiencia de divisas; y es que, al arrancar la fase de crecimiento, ésta va acompañada por el incremento de la demanda de divisas, esencialmente dada por dos fuentes: por mejora de ingresos/salarios personales, y por el auge industrialista16 que acrecienta la necesidad de importación de insumos y bienes de capital. Sin embargo, la oferta de divisas genuinas generada por exportaciones no acompaña el ritmo de crecimiento de las importaciones; lo que resulta en un desequilibrio externo. Este problema “estaría relacionado con la inelasticidad de la oferta agrícola (…) al mismo tiempo habría también una alta elasticidad de la demanda de importaciones respecto del nivel de actividad” (Vernengo, 2018, p.174). En simples palabras, mientras las importaciones (del sector industrial) son elásticas respecto del nivel de actividad interna, las exportaciones (del sector agropecuario) son relativamente más inelásticas; lo que genera el cuello de botella en el frente externo (O´Donnell, 1977). Esta restricción externa encuentra su fuente en la denominada estructura productiva desequilibrada. Esto es que la economía Argentina posee dos sectores heterogéneos. Por un lado, un sector agroindustrial, acoplado al mercado internacional en términos de productividad y que funciona en base a precios internacionales. Y, por otro lado, un sector industrial incipiente, cuya productividad no está acorde a los niveles internacionales, con lo cual carece de capacidad exportadora, y funciona a costos y precios considerablemente mayor a los internacionales (Abeles, 2018; Diamand, 1972; Broun y Joy, 1968). Es así como, “mientras el crecimiento de la economía - en particular el crecimiento industrial - requiere siempre cantidades crecientes de divisas (…) Su abastecimiento queda siempre a cargo del sector agropecuario” (Diamand, 1972, p.2). Pero como argumenta Vernengo (2018, p.174), dada “la dependencia tecnológica, 16 Propias de fases sustitutivas de importaciones.

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relacionada a la necesidad de importar bienes de capital e intermedios, y la financiera, resultado de la incapacidad de tomar prestado a largo plazo en moneda doméstica y la necesidad persistente de dólares” queda trunco y estancado el proceso de crecimiento. Llegado a este punto, Diamand (1983) indica que, ante los desequilibrios fiscales y comerciales, y las presiones inflacionistas y cambiarias que generan este tipo de etapas expansionistas, finalmente el proceso culmina en una crisis de balanza de pagos con agotamiento de reservas internacionales del BCRA17. Este es el momento del advenimiento de un gobierno conservador-liberal que inicie un plan de ajuste macroeconómico impulsando medidas como: brusca devaluación y ajuste del tipo de cambio (al sector exportador), ajuste tarifario, caída del salario real, programa de metas inflacionarias a partir de restricciones monetarias, y desregulación financiera con consecuente entrada de capitales externos18. Al igual que el anterior modelo económico, inicialmente el modelo ortodoxo puede generar resultados, a partir del restablecimiento del equilibrio externo. Pero posteriormente, el conflicto distributivo emergente de estos procesos, así como la inflación de costos19, el deterioro del tejido industrial y el aumento del desempleo y la creciente desconfianza que trae aparejado la huida de capitales externos, terminan por generar nuevamente caída de reservas y más presión cambiaria (Porta, 2018; Gerchunoff y Rapetti, 2015; Diamand, 1983). Esto conlleva a una crisis, la cual representa, a su vez, el comienzo de un nuevo ciclo. Es así como, la polarización del segmento ideológico encuentra su raíz en la naturaleza cíclica del sistema político económico argentino. Tal como han argumentado Lindberg, Minion y Morrison (2005), la polarización de un segmento ideológico puede tener causas estructurales. En este sentido, autores como Arceo (2018) argumentan que la polarización en dos facciones y los ciclos en Argentina tienen una lógica económica. Gerchunoff y Rapetti (2015, p.228) sostienen que la problemática deviene de “la inconsistencia entre las aspiraciones económicas arraigadas en la sociedad y las posibilidades productivas de la economía”, y que el problema tiene una raíz estructural. En sintonía, Porta (2018, p.138) 17 Banco central de la República Argentina. 18 La entrada de capitales externos, puede ser vía préstamos, lo cual aliviana la situación del BCRA. Sin

embargo, los mismos son para sustentar el modelo ortodoxo y no para desarrollo industrial, por ejemplo. En síntesis, la entrada de capitales externos no genera mayor inversión. Ver más en Diamand (19,83). 19 Fundamentalmente, de tipo cambiaria, sumada al ajuste de tarifas (Diamand, 1983).

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expresa que “los ciclos de corto plazo y la marcada volatilidad de la economía argentina se relacionan con la dinámica de la restricción externa que (…) encuentra en el insuficiente nivel de productividad del aparato productivo una de sus causas duras”. Por último, Diamand (1983) sentencia que ninguno de los dos modelos económicos sustentados por cada uno de los polos ideológicos son viables en el largo plazo, y su fracaso tienen como fuente económica la denominada estructura productiva desequilibrada, materializada en recurrentes crisis de balanza de pagos. 3.4. Los core y los swing en la política Argentina En términos políticos, la polarización ideológica y lo cambios bruscos de política económica a partir de la naturaleza cíclica del sistema (que sienta sus bases en la ya mencionada estructura productiva desequilibrada), ha sido calificado como un empate político por Portantiero (1977). Dikstein (2019, p.37), por su parte, define este empate como: “un escenario en la que dos fuerzas antagónicas tienen la suficiente energía como para bloquear los proyectos elaborados por la otra; pero ninguna logra reunir la fuerza necesaria para asumir por sí sola el liderazgo del proyecto societal”. En este sentido, este autor, está definiendo los dos polos ideológicos, es decir, el enfrentamiento entre la corriente popular-nacional versus la facción conservadora-liberal. Ahora bien ¿Quiénes son los partícipes de cada uno de los núcleos duros (core) de cada corriente? Entre 1930-1970, distintos autores - como Basualdo (2006), Diamand (1983), O´Donnell (1977) y Portantiero (1977) - han destacado que el núcleo duro de la corriente popular estaba integrado, mayoritariamente, por un sector de trabajadores urbanos asalariados, cuya principal ventaja (respecto de la clase obrera de otros países de Latinoamérica) es su nivel organización y sindicalización. En tanto que, el núcleo duro de la corriente conservadora, estaba integrado por la burguesía agropampeana, ligada a los mercados internacionales y proveedora de divisas internacionales; apoyado también por capital extranjero vinculado a los agrobusiness. Vale destacar que el foco está puesto en un conflicto distributivo entre ambas facciones, tal como expresan Porta (2018), Gerchunoff y Rapetti (2015), Diamand, (1983), O´Donnell (1977) o Broun y Joy (1968), entre otros. Siguiendo a los autores, los mismos expresan que la corriente popular logra mejorar los niveles de salarios y recuperar la actividad económica, pero la

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restricción externa le pone un freno al proceso. En tanto que las políticas que apuntan a mejorar el frente externo, transfieren y deterioraran ingresos (vía devaluación) y terminan generando recesión. Quien se posicionaba en el medio entre ambas corrientes, es un sector de la burguesía urbana, local e industrial, dependiente del mercado interno, que forja una alianza estratégica (tal como señala O´Donnell, 1977) con uno u otro núcleo core dependiendo de la fase del ciclo económico, y determinando hacia qué lado va el denominado péndulo (dicho otros términos, determinando el ganador del juego). El entramado social ligado a esta pequeña burguesía nacional podría ser considerado, entonces, el swing. Diamand (1983) y O´Donnell (1977) argumentan que la alianza entre trabajadores y burguesía local es meramente defensiva, dado sirve para poner un freno a la caída de la actividad y a la recesión que afecta, fundamentalmente, al mercado interno. Pero una vez que los planes económicos impulsados desde la corriente popular comenzaban a mostrar sus limitaciones (en términos de restricción externa), dicha burguesía local industrial fluctuaba hacia posiciones cercanas a la burguesía pampeana, apoyando planes de estabilización que generen el alivio del frente externo. Respecto de la burguesía local, O´Donnell (1977, p.539) refleja que su acción pendular tiene que ver con que dicho sector es quien “mejor percibe los costos y más teme la posibilidad de una cesación internacional de pagos. Además, esa fracción es la más directamente interesada en que se alivie la crisis de balanza de pagos”. Una representación del segmento ideológico y las fuerzas políticas categorizadas como core y swing, pueden verse por Figura 6. Figura 6. Segmento ideológico argentino con identificación de posiciones: núcleos

core y sector swing

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Fuente: elaboración propia.

Este esquema social ha servido para explicar las tensiones sociales y el carácter pendular de la política incluso más allá del período comprendido entre 1930-1970. Sin embargo, desde el retorno a la democracia a la actualidad, la configuración del entramado social-económico y las correlaciones de fuerzas han cambiado. Esto ha sido consecuencia de: en primer lugar, por los efectos sociales de la última dictadura, que deterioró la capacidad combativa de la clase obrera, a la vez que abrió la puerta al capital financiero internacional, bajo el modelo de valorización financiera; y, en segundo lugar, por las consecuencias de la profundización de políticas neoliberales y de extranjerización de la economía20 en la década del ´90, que culminaron con la crisis de 2001, en la que se dio el surgimiento de un nuevo actor: un sector de marginados y excluidos21, que a diferencia de las clase obrera-asalariada, representan sectores ubicados en las capas inferiores como resultado de la persistente pobreza estructural (Dikstein, 2019; Gaggero, Schorr y Wainer, 2014; Svampa, 2013; Delfino, 2012; Basualdo, 2006 y 2002). 4. NOTAS FINALES El presente trabajo primero ha realizado una explicación teórica del modelo básico downsiano, exponiendo los supuestos principales y los factores críticos del mismo.

20 Con las políticas derivadas del denominado Consenso de Washington. 21 Determinada por informalidad, subempleo, trabajo precario y desempleo abierto. Ver más en Delfino (2012).

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Teniendo en cuenta, entonces, la relevancia de lo que es el segmento ideológico como elemento dentro del modelo, e incorporando la clasificación entre tipos de votantes: el core (aquel votante ya fidelizado por un partido político) y el swing (aquel votante que puede votar para cualquier fuerza, dependiendo la persuasión que ejerza cada una de ellas), se pretendió realizar una caracterización del escenario político argentino. Es así como, a partir de literatura político-económica, se identificaron dos fuerzas principales en puja permanente y en conflictos distributivos. Por un lado, una corriente popular cuyo core estaría en una fuerza trabajadora-asalariada ligada a la industria nacional incipiente. Y, por otro lado, la facción conservadora, cuyo core está ligado al sector exportador agropampeano y las actividades derivadas del mismo. Sin embargo, en el medio, se encuentra un sector que se ha clasificado como el swing: una burguesía local dependiente del mercado interno. Dado que este último sector fluctúa al ritmo de los ciclos económicos (stop and go), establecen alianzas con una u otra facción dependiendo la fase del ciclo. Es así como determinan la fuerza ganadora. A su vez, la restricción externa derivada de la denominada estructura productiva desequilibrada que padece el país, funciona como factor estructural subyacente para este del ciclo pendular. 5. BIBLIOGRAFÍA Abeles, M. (2018). Crisis de balanza de pagos y vacancia hegemónica. Revista

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