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EL PESEBRE EMMANUEL CHICO XAVIERTRANSCRIPT
EL PESEBRE Emmanuel. Psicografia de Francisco Cándido Xavier.
Libro: Colección del Más Allá
Las conmemoraciones de la Navidad nos conducen el
entendimiento a la Eterna Lección de Humildad de Jesús, en el
momento preciso en que su mensaje de amor lleno de felicidad el
corazón de las criaturas, haciéndonos sentir, aun, el sabor de
actualidad de sus divinas enseñanzas.
El Pesebre fue el Camino.
La ejemplificación era la Verdad.
El Calvario constituía la Vida.
Sin el Camino, el hombre terrestre no atenderá a los tesoros de la
Verdad y de la Vida.
Es por eso que, enredados en el lodazal de la ambición menos digna,
los pueblos modernos, perdiendo la guía de la sencillez cristiana, se
desgarran del camino que los conducirán a la evolución definitiva,
con el Evangelio del Señor.
Sin el, que constituye el tránsito de todas las ciencias espirituales,
se pierden las criaturas humanas, en los desfiladeros escabrosos
dela impiedad.
En balde, se invoca el prestigio de las numerosas religiones, que se
apartaron de la Religión Única, que es la Verdad o la
Ejemplificación con Cristo.
Con las Doctrinas de la India, aun mismo en el seno de sus filosofías
más avanzadas, vemos a los parias miserables muriendo de
hambre, en la puerta suntuosa de las pagodas de oro de las castas
privilegiadas.
Con el budismo y con el sintoísmo, tenemos a Japón y China
sumergidos en un océano de metralla y de sangre.
Con el Corán y con el judaísmo, tenemos las disputas nefastas de
Palestina.
Con el catolicismo, que más rigurosamente debería representar el
pensamiento evangélico, en la civilización occidental, vemos
suntuosas y frías basílicas, donde ya se extinguieran casi todas las
luces de la fe. Ahí dentro, con os requintes de la ciencia sin
conciencia y del raciocinio sin corazón, asistimos a las guerras
absurdas de conquista por la fuerza, identificamos el veneno de las
doctrinas extremistas y perversitas, verificamos la onda pesada de
sangre fratricida, en las revoluciones injustificables, y anotamos la
reviviscencia de las persecuciones inquisitorias de la Edad Media,
con las más sombrías perspectivas de destruición.
Un soplo de muerte azota al mundo actual supremo cartel de
desafió.
No obstante en el progreso material siente el alma humana que
siniestros vaticinios le pesan sobre la frente.
Es que la tempestad de amargura en la dolorosa transición del
momento significa que el hombre se mantiene muy distante de la
Verdad y de la Vida.
Los recuerdos de la Navidad, sin embargo, en su simplicidad,
indican a la Tierra el camino del Pesebre...
Sin Él, los pueblos del mundo no alcanzarán las fuentes
regeneradoras de la fraternidad y de la paz.
Sin ÉL, todo será perturbación y sufrimiento en las almas, presas
en el torbellino de las tinieblas angustiosas, porque ese camino
providencial para los corazones humanos es aún el Camino
Olvidado por la Humildad.