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SENDEROS CAPILARIDADES El origen de la ética humana Primera parte Emst Mayr· La publicación de El origen de las es- pteitsen 1859 significó el fin de la acep- taCi6n automática de la naturaleza de .". moralidad humana dada por Dios. Los fil6sofos antes de ese tiempo se hablan cuestionado acerca de la fuente de la moralidad huunana, pero su obje- civo era encontrar cómo se podían de- [mninar las mejores o más correctas normas éticas. En este ensayo no me concentraré en esa cuestión. Yo no rra- m/ de establecet la norma de lo que "bueno y de lo que es malo, de lo que ,,/rico. Tomo pOt hecho que nuestra cultura así como cualquier individuo que pertenece a ella tiene una idea defi- nida de lo que es moral, de lo que es bueno y malo. En lugar de eso, intenta- n! discutir el origen de la ética humana durante la evolución del horno sapiros desde sus ancestros primates, y comen- zan! con el problema del altruismo. Una conducta es altruista cuando beneficia a Otro organismo. no ctrcanarn.ente relacionado. a pesar de que actúa en detrimento del organis- OJo que lleva a cabo esa conducra. Ge- neralmente se acepta que la presencia de una conducta verdadetamente al- truista, distingue a los seres humanos del resto de los animales. Esta distin- ci6n que patece tan drástica y discontinua, a menudo fue usada en la !omado con permiso de: Erost Mayhr The Origins of Human Ethics", en Toward a new Philosophy far 8iol09Y. Harvard University Press, 1988. Traducido por Juan Pedro Ladette. Primera dd dtl tnsa e. os entregas; la segunda parte dIs las yo el tema: ¿son adecua- normas étIcas Occidentales? argumentación temprana en contra del darwinismo como evidencia de un ori- gen especial de la humanidad. Darwin se dio cuenta cabal de la diferencia en- tte el hombre y los animales, cuando afirmó, "Yo suscribo totalmente el jui- cio de esos escritores que mantienen que de todas las diferencias entre el hombte y los animales infetiotes el sen- tido moral o conciencia es, con mucho, el más importante" (1871). A pesar de ello, como veremos mas adelante, él pre- sentÓ una teorla totalmente elaborada de cómo esto pudo habet evolucionado gradualmente. En los úlrimos cincuenta años se ha reconocido que una forma particular de altruismo está muy disrribuida en los animales, primariamente en las es- pecies en que los padtes cuidan a las crías o en las que forman grupos socia- les que consisten sobte todo de f.unilias extendidas. Ahí uno encuentra defensas altruisras de la progenie pOt la madre y en algunos casos por el padte, una disposición a defendet o alertar a los familiares cercanos, así como a compartir comida y otras clases de conducta que, es evidente, benefician al teceptor, pero que son dafiinas, al menos en potencia, para el actor. Como ha sido apuntado por Haldane, Hamilton y por numerosos sociobió- logos, tal conducta puede set favoreci- da por la selección natural puesto aumenta la adaptación del genotipo altruista. En tanto que la conducta te- sulta en un beneficio para el genoripo del altruista, si se examina críticamente, es una conducta egoísta mas que al- truista. La literatura de la sociobiología literalmente contiene cientos de ejem- plos de conductas en apariencia altruistas que en realidad esllln di.rígi. das a la adaptación incluyente (inelusi. Vt fitnus) . El altruismo adaptativo incluyente es uno de los principales marcos con""p- ruales de la lireratura evolutiva aaual. Algunos autores piensan que toda la érica huunana es, deralles más Odeta- lles menos, alttuismo adaptativo inclu- yente. Otros autores piensan que cuando la genuina ética humana se de- sarrolló, remplazó al altruismo adaptativo incluyente. Mi propia po- sición es intermedia en algún punto. Yo distingo muchos remanenles del alttuismo adaptativo incluyente en la especie humana, tales como el amor instintivo de una madre por sus hijos y la diferente actitud moral que adoptamos en el tratO con atraños o exreanjeros comparada con las de nuestro propio grupo. Las norm... morales vertidas en el Antiguo Tesra- mento son características de esa hcrr.n- cia. Pero yo no creo que el altruismo adaprarivo incluyente es todo lo que hay en la ética humana. Es interesante ver que Darwin era ca- balmente consciente de la exi tencia de la adaptación incluyente. Hablando de la presencia de un hombre con f.acul- tacles superiores en una tribu humana, él afirmó, "Si rales hombres dejaban ni· fios que heredaran su superioridad mental, las oportunidades de que na- cieran miembros rodavía más ingenio- sos eran un poco mejores, y en una rribu pequefia, Aún si ellos no dejaban hiJOS, la tnbu trararía de incluir su relación de san· gre" (1871:161), a quiene, como Darwin explica, tienen una dote genética similar. La ",I=ión del al- UNIVERSIDAD DE M!XICO • Ab<a 200'/ 77 I

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SENDEROS CAPILARIDADES

El origen de la ética humanaPrimera parteEmst Mayr·

La publicación de El origen de las es­pteitsen 1859 significó el fin de la acep­taCi6n automática de la naturaleza de.". moralidad humana dada por Dios.Los fil6sofos antes de ese tiempo sehablan cuestionado acerca de la fuentede la moralidad huunana, pero su obje­civo era encontrar cómo se podían de­[mninar las mejores o más correctasnormas éticas. En este ensayo no meconcentraré en esa cuestión. Yo no rra­m/ de establecet la norma de lo que"bueno yde lo que es malo, de lo que,,/rico. Tomo pOt hecho que nuestracultura así como cualquier individuoque pertenece aella tiene una idea defi­nida de lo que es moral, de lo que esbueno ymalo. En lugar de eso, intenta­n! discutir el origen de la ética humanadurante la evolución del horno sapirosdesde sus ancestros primates, y comen­zan! con el problema del altruismo.

Una conducta es altruista cuandobeneficia a Otro organismo. noctrcanarn.ente relacionado. a pesar deque actúa en detrimento del organis­OJo que lleva a cabo esa conducra. Ge­neralmente se acepta que la presenciade una conducta verdadetamente al­truista, distingue a los seres humanosdel resto de los animales. Esta distin­ci6n que patece tan drástica ydiscontinua, a menudo fue usada en la

!omado con permiso de: Erost MayhrThe Origins of Human Ethics", en

Toward a new Philosophy far 8iol09Y.Harvard University Press, 1988.

Traducido por Juan Pedro Ladette.

Primera d ddtl tnsa e. os entregas; la segunda partedIs las yo Incluy~ el tema: ¿son adecua-

normas étIcas Occidentales?

argumentación temprana en contra deldarwinismo como evidencia de un ori­gen especial de la humanidad. Darwinse dio cuenta cabal de la diferencia en­tte el hombre y los animales, cuandoafirmó, "Yo suscribo totalmente el jui­cio de esos escritores que mantienenque de todas las diferencias entre elhombte ylos animales infetiotes el sen­tido moral o conciencia es, con mucho,el más importante" (1871). A pesar deello, como veremos mas adelante, él pre­sentÓ una teorla totalmente elaboradade cómo esto pudo habet evolucionadogradualmente.

En los úlrimos cincuenta años se hareconocido que una forma particularde altruismo está muy disrribuida enlos animales, primariamente en las es­pecies en que los padtes cuidan a lascrías o en las que forman grupos socia­les que consisten sobte todo de f.uniliasextendidas. Ahí uno encuentra defensasaltruisras de la progenie pOt la madre yen algunos casos por el padte, unadisposición a defendet o alertar a losfamiliares cercanos, así como acompartir comida y otras clases deconducta que, es evidente, beneficianal teceptor, pero que son dafiinas, almenos en potencia, para el actor. Comoha sido apuntado por Haldane,Hamilton y por numerosos sociobió­logos, tal conducta puede set favoreci­da por la selección natural puesto ~ue

aumenta la adaptación del genotipoaltruista. En tanto que la conducta te­sulta en un beneficio para el genoripodel altruista, si se examina críticamente,es una conducta egoísta mas que al­truista. La literatura de la sociobiologíaliteralmente contiene cientos de ejem­plos de conductas en apariencia

altruistas que en realidad esllln di.rígi.das a la adaptación incluyente (inelusi.Vt fitnus) .

El altruismo adaptativo incluyente esuno de los principales marcos con""p­ruales de la lireratura evolutiva aaual.Algunos autores piensan que toda laérica huunana es, deralles más Odeta­lles menos, alttuismo adaptativo inclu­yente. Otros autores piensan quecuando la genuina ética humana se de­sarrolló, remplazó al altruismoadaptativo incluyente. Mi propia po­sición es intermedia en algún punto.Yo distingo muchos remanenles delalttuismo adaptativo incluyente en laespecie humana, tales como el amorinstintivo de una madre por sus hijos yla diferente actitud moral queadoptamos en el tratO con atraños oexreanjeros comparada con las denuestro propio grupo. Las norm...morales vertidas en el Antiguo Tesra­mento son características de esa hcrr.n­cia. Pero yo no creo que el altruismoadaprarivo incluyente es todo lo quehay en la ética humana.

Es interesante ver que Darwin era ca­balmente consciente de la exi tencia dela adaptación incluyente. Hablando dela presencia de un hombre con f.acul­tacles superiores en una tribu humana,él afirmó, "Si rales hombres dejaban ni·fios que heredaran su superioridadmental, las oportunidades de que na­cieran miembros rodavía más ingenio­sos eran un poco mejores, y en unarribu pequefia, decididame.~te mejo~Aún si ellos no dejaban hiJOS, la tnbutrararía de incluir su relación de san·gre" (1871:161), a quiene, comoDarwin explica, tienen una dotegenética similar. La ",I=ión del al-

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SENDEROS

rruismo adaprativo incluyente ocurrió.de manera narucaL no s610 en loshombres primitivos sino en codos losanimales sociales en los cuales las fa­milias extendidas son el núcleo de losgtUpos sociales. La notable habilidadde los animales sociales para reconocerasus parientes fue enfatizada una yotravez por Darwin: "Los instintos socia­les nunca se extienden a rodos los in­dividuos de la misma especie"(1871:85). Que tan bien desarrolladoestá el sentido de relación en ciertosanimales ha sido muy biendocumentado de forma experimentalen años recientes por Par Bareson y sugrupo en la Universidad de Cambridge.

Los animales solitarios no tienenoportunidad de adquirir estecomportamiento. Ellos no tienen unaconducta que la selección naturalpueda convertir en altruismo. Encontraste, las tendencias altruistas delos organismos que viven en grupossociales son una base excelente para eldesarrollo de la moralidad humana.

El surgimiento de la ética genuinaComo veremos. la ética humana

genuina surgió del altruismo adaptativoincluyente en nuestros ancestrosprimates. Aunque no es posible estable­cer en cada caso una línea de demarca­ción enrre la verdadera érica y elaltruismo adaptativo incluyente. en ge­neral se puede afirmar que la conductaética se basa en el pensamiento cons­ciente que conduce a realizar deccionesdeliberadas. La conducta altruista de unamadre ave no está basada en la elección;es instintiva, no ética.

Simpson caracterizó la situación muybien: "El concepto de ética carece designificado a menos que existan las si­guientes condiciones:

a) Hay modos alternativos de acción.b) El ser humano es capaz de juzgar las

alternativas en términos éticos.c) El ser humano es libre de escoger lo

que juzgue éticamente bueno."

78 Abril 2002· UNIVERSIDAD DE MÉXICO

Por ello, claramente depende de lacapacidad humana prever los resulta­dos de sus acciones e incluye la acepta­ción de la responsabilidad individualpor sus resultados. Esta es la base parael origen y la función del sentido ético.

Ayala (1987) expresó más o menosel mismo pensamiento cuando dijo quelos humanos exhiben conducta éticaporque su constitución biológica de-

termina la presencia en ellos de trescondiciones necesarias y suficientes:(1) la capacidad de anticipar las conse-

cuencias de sus propias acciones;(2) la capacidad de hacer juicios de va­

lor, y

(3) la capacidad de escoger entre rutasalternativas de acción.

La capacidad para la conducta ética,está pues, cercanamente correlacionadacon la evolución de Otras capacidadeshumanas en esencia. La diferencia entreun animal. que actúa por instinto, yun ser humano, que tiene la capacidadde elegir, es la línea de demarcación dela ética. Yo acepto totalmente que unapersona puede tomar la decisión de ro-

bar o no a alguien, o de disparar unabala a su cabeza. Puesto que unapersona es. capaz de predecit laconsecuencia de sus actos, es enabsoluto responsable de la evaluaciónética de ese resultado. Los humanos tie­nen la capacidad de hacer tales juiciospor su poder de razonamientoproducto de la evolución del cerebrohumano. El cambio de un alttuismoinstintivo basado en la adaptación in­cluyente a una ética basada en la tomade decisiones fue quizá el paso másimportante en la humanización. Na­turalmente, el desarrollo del cetebrocoincidió con varios cambios evoluuvosmás en el ser humano, tales como la granprolongación del petiodo de infancia yjuventud, o como el cuidado paternal,lo que hace imposible determinar enesos eventos correlacionados cuál fuelacausa y el efecto. Otros factores asocia­dos fueron el ctecimiento de las tropasde homínidos más allá de la familia ex­tendida y el desarrollo de las ttadicio­nes tribales y de la cultura.

Debido a que el concepto global dela ética descansa sobre la firme convic­ción de que una persona es capaz, has­ta cieno punto, de controlar sus ae(O~1

la ética depende de la existencia dd IJ­bre albedrío. Y muy apropiadamenteel problema del libre albedrío h~ ocu­pado un gran espacio en el análiSIS quelos filósofos han hecho de la ética. Esteno es e11ugar para defender la exiSlen­cia del libre albedrío; todo lo que yo

., noquiero decir es que su aceptaelon.niega la causalidad. En rettospectlvacada acción puede ser explicada poesus

causas, pero es, por decirlo de. algú~modo, una causalidad a postenofl.

dI · eunayo tengo la opción e e eglf entru otra, enrre dos respuestas en unasituación ética, no importa euaJ hayaescogido, ésta siempre resultará en unasecuencia estrictamente causaJ.

Uno de los más importantes proble.. d I é· humana"mas en el ongen e a (tca d

el crecimiento de los grupOSd.dee ·1· xten I ahomínidos de una raml la e

hasta una sociedad mayor y más abier­(2. Para que este crecimiento haya ocu-

'do el alrruismo que anres esrabarrt I •

""rvado a los inruviduos con relacIóncercana {Uvo que ser extendido a losno relacionados. Podemos observarrudimentos de esta conducta en~gunos pocos grupos de primates, enlos que ocurren intercambios conindividuos no relacionados. En el cursode la evolución humana, algunoshomínidos deben haber descubiertoque una tropa mayor tenía mejoresoportUnidades de resultar victoriosa enuna pelea con otra tropa que consistíasimplemente de una familia extenruda.Uno puede suponer que una tropa enposesión de una cueva deseable, de unmanandal o de un territorio de cazapodfa atraer aextraños que se quisieranbeneficiar de esas posesiones. Fue unaventaja adaptativa pata la tropa el serfortalecida pOt una fuerza humanamayor, aunque requiriera la extensióndel altruismo hacia los individuos norelacionados, esto es, más allá de laadaptación incluyente. En otrasp~abras, requería el desarrollo de laIticagenuina. La importancia del cam­bio de la moralidad entre parienreshacia la ética es un paso en la evolu­ción humana que no ha sido enfarizado10 suficienre.

Aunque hay una "diferencia de cia­se" entre la ética humana y el altruis­mo adaptativo incluyente de losanimales, seguramente no ocurrióc~mo un salto brusco sino que evolu­~Ionó de maneta gradual. El petiodoe4a8mlllones de años enrre el horno

sapitnsy nuestros ancestros antropoidesm~ cercanos es un tiempo más que su­fiCiente para los esraruos inretmediosque fuesen necesarios.

La relación mutuamente benéficaentre' d' 'd. In ¡VI uos no relacionados haSIdo des' dI'19na a en a literatura como~ismo recíproco (Ttivets 1971). LaImp1eza que llevan a cabo algunos pe­

C<s para libetat de sus parásitos a pecespredado' .res mas gtandes es un ejemplo

típico. En realidad, el término altruis­mo es aquí muy inapropiado puestoque el supuesto altruista siempre sebeneficia, ya sea en un plazo corto olargo. Tales interacciones recíprocas,particularmente entre primates, siem­pre implican un tipo de razonamien­ro: "si yo ayudo a este individuo ahoraque lo necesita, él me ayudatá cuando

yo lo necesite". En otras palabras, setrata de una conducta muy egoísta másque de una conducta altruista. Deacuetdo con algunos sociobiólogos, estetipo de razonamiento, es la taíz de lamayoda de las conductas humanasaltruisras. El beneficio esperado por elindividuo altruisra es la aprobación, elrespeto o aun la admiración de suscompañeros ciudadanos (Alexand~r1987:102). Los opositores de esta VI­sión apuntan muy certeramente que losactoS altruistas a menudo son llevadosa cabo sin que el altruista espere, o dehecho quiera, una recompensa de al­gún tipo (es el caso de las obrasbenéficas anónimas.

SENOEROS

El grupo cultural humanoLa evolución de la érica espedfica­

mente humana estuvo muy rdacionadacon la evolución de los gruposculturales humanos. Estos grupos(extensiones de los grupos familiaresoriginales) se mantenían unidos por ellidetazgo, el dialecto, la geografra, losrituales y las tradiciones culrurales. L,pregunta crucial a enunciar es si tajesgrupos culturales podrían actuar comounidades de selección en la evoluciónde la ética humana. Esto es, ¡podla ungrupo cultural ser sujeto de selecciónnatural?

Los evolucionistas que creen en laselección de grupo en sus varias formashan respondido esta pregunta afirmati­vamente. Los que rechazan la selecciónde grupo han asentado que esta no seaplica al ser humano más que a cual­quier otro organismo. PersonaJmenteestoy en desacuerdo con ambasrespuestas. En mi opinión, uno debeevitar abultar el término seleccidn degrupo con fenómenos evolutivos porcompleto diferentes. Estoy de acuerdocon Williams, Saber y otrOS en que laselección de grupo entre animales (comolo propuso Wynne-Edwards yorros) noesti sustentada porevidencia alguna. Delas tres clases de la llamada selección degrupo en animales, lo que puedo dis­ringuir es que ninguna es soportable porla evidencia. En todos los grupos ani­males, el individuo es el sujeto de la se­lección natural.

Pero los grupos culturales humanosson algo muy diferente. Hay muchaevidencia de que los grupos culruraleshumanos, como conjuntos, pueden serel sujeto de la selección. Una selecciónsevera ha venido ocurriendo entre t2~

les grupos culturales a lo largo de lahistoria de los homínIdos. Darwm es­taba totalmente consciente de ello:"Todo lo que sabemos ... (muest"') quelas tribus exitosas han suplantado aotras tribus desde los tiempos más re­motos" (1871: J60). Esta forma de se­lección es de una importancia totO

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SENDEROS

especial porque, en contraste con la se­lección individual, la selección del gru­po cultural puede recompensar elaltruismo y algunas Otras virtudes quefortalezcan al grupo, aun a expensas delos individuos. Como la historia mues­era en repetidas ocasiones. esas conduc­[as serán preservadas y esas normastendrán una larga sobrevivencia paracontribuir principalmente al bienestarde un grupo cultural como entidad.

La capacidad de aplicar normas demanera apropiada está íntimamenteasociada con el desarrollo de lacapacidad de razonamiento del cerebrohumano. La evolución correlacionadade un cerebro más grande y un gruposocial mayor posibilitó dos aspectos dela conducta ética: (1) una recompensaselectiva para ciertos rasgos que bene­fician al grupo, y (2) la conducta éticapor elección deliberada, en lugar de lamera adaptación incluyente instintiva.

Sin embargo, estas conclusiones to­

davía dejan dos preguntas centrales sinresolver:

l. ¿Cómo desarrolla un grupo cul­tural una serie de normas éticas?

2. ¿Cómo adquiere el individuo elconocimienm de las normas quedebiera adoptat?

¿Cómo adquiere el grupo cultural unaserie de normas éticas?

Esta pregunta ha sido debatida porlos filósofos desde Aristóteles,Espinoza. Kant, hasta los tiempos mo­dernos. Las dos respuestas más amplia­mente adoptadas son que las normasmorales provienen de Dios o son elproducto de la razón humana. Peto sila razón fue el factor causal, uno debepreguntar de quién era la razón y so­bre qué criterios. No discutiré aquí lascalificaciones de las respuestas a esaspreguntas.

Después de la adopción de la teoríade la evolución, se hicieron numerososintemos para derivar normas moralesa panir de ella. Por ejemplo, se ha

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sugerido que lo "bueno" o lo "superior"es aquello que tiende a elevar al serhumano por encima de los animales.Pero no hay evidencia de que talacercamienro racional fue alguna vezutilizado conscientemente con el ob­jeto de desarrollar un sistema ético. Dehecho, la eugenesia fue concebida porsus fundadores como una manera delograr una mayor perfección en loshumanos. Es rristemente irónico que

este noble objetivo original en algúnmomento llevó hasta algunos de los crí­menes más abominables que la huma­nidad haya visto.

Para Darwin la medida ética consis­tía en la telación del individuo con susociedad. Consideraba moral aquelloque se expresaba como obediencia a los"instintos sociales", como él los llamó.Esta solución resuelve lateralmente lacuestión puesto que sólo lleva a la si­guiente pregunta: ¿dónde se originaronlos instintos sociales? Bertrand Russellpromovió un principio similar.considerando como objetivamente co­necto... "(lo que) mejor sirve al interésdel grupo". Una compatación de lasnormas éticas a través del mundo mues­tra que los grupos más exitosos fueronaquellos en los cuales el interés indivi­dual fue subordinado, al menos hastacierto punto, al bienestar de la socie­dad. Pero la aseveración de Russellllevaa una respuesta más satisfactoria que lade Darwin, puesto que se refiere al éxitorelativo de los diferentes gruposculturales humanos. Algunos teníannormas que aumelllaban la ptobabili-

dad de éxito (la longevidad) del gru.po; mIentras que ros Otros tenían nor.mas morales que los llevaban a Unarápida extinción.

Es fácil imaginarse cómo un sistemade valores en particular llevaría a 1,prosperidad y al crecimiellto num/ri.co de un grupo, el cual podría, a su vezconducir a una guerra genocida COntra

sus vecinos. donde el grupo victoriosose apoderaría del terrilOtio del grupoderrotado. Cualquier tendencia,dividir el grupo lo debilitaría y a sudebido tiempo lo llevaría a su extin·ción. Entonces, el sistema ético de cadatribu o grupo social sería modificadocontinuamente por ensayo yerror, éxi­to y fracaso, así como por la ocasionalinfluencia modificadora de ciertos U·deres. El altruismo intragrupal y cual·quier Olra conducta que fortalezca algrupo sería preservado por la seleccióna lo largo del tiempo. Por lo tanto,lasnormas morales que dependen dequien en un grupo decide si un actoen panicular es correcto o equivocadono son el resultado de la evoluciónbiológica sino de la evolución cultural.

Cuando preguntamos si las normasmorales son un producto de la razón osólo resultan azarosamente de lasobrevivencia entre grupos competido­res, a partir de aquellos que tienen unaética más constructiva, encontramosrespuesras divetsas. La enorme variedaden las normas morales de las tribushumanas primitivas indicaría quemuchas de las diferencias se debensimplemente al azar. Pero cuando comoparamos las principales religion",: yfi·losofías, incluyendo las de Chilla eIndia, descubrimos códigos éticos queson notablemente similares, a pesar deque sus historias son independientes en

. e loslo fundamental. Esto sugiere qufilósofos los profetas o los responsablesde hace: leyes deben haber estudiadocon cuidado a sus sociedades y, usan~

do su capacidad de razonar sobre la base. d b haber de·de esas observacIOnes, e en

cidido cuáles reglas eran benéficas Y

cuáles no. Las normas anunciadas porMoisés O por Jesús en el Sermón de laMontaña seguramente fueron en lofundamenral producto de la razón. Unavez adoptadas, esas normas se vuelvenparte de la tradición culrural y son he­redadas culrutalmente de generación engtneración.

¿Cómo adquiere el individuo unasnormas morales?

La respuesta a esta cuestión ha sidocontrovertida durante generaciones yvaría entre dos extremos. AlgunoslOCiobiólogos. Alexander (1987) y Ruse(1986) creen que aun en el hombre haypoco de altruismo genuino, pues rodoel aparente altruismo es del tipoadaprativo incluyente. que a final decuentas resulta ventajoso para elsupuesro altruista. Ellos también creenque tales conductas son principalmen­te innatas, esto es, que tienen basesgenétioas. Los psicólogos que hanestudiado los rasgos éticos, por otrolado. dudan que tengan alguna base enel genotipo. Curiosamente, parecehaber más evidencia de la heredabilidadde características malas que de lasbuenas. Darwin citó la presencia de lacleptomanía en miembros de familiasacaudaladas a través de variasgeneraciones como evidencia de laheredabilidad estricta. Con cierta fre­cuencia se infiere una predisposicióngenética también en el caso de lospsicópatas. Pero como Danvin acerta­damente dijo, "si las malas tendenciasSOn transmitidas. es probable que lasbuenas t b' . . "am len se transmitan(1811:102).

Yo no creo que se haya demostradoJue genes específicos controlan rasgoshe carácter con alto valor ético. Las queere~an son más bien tendencias y~dades. La predisposición genética

CIa una alta calidad ética es dificil deptobareh •puesto que se mezcla con mu-.1 as adquisiciones culturales. Pero hay'Oundan . d'. tes 10 ICélciones de diferenciasInnaras d .

e personalidad que afecran la

conducta ética. Esto no niega que lastendencias de conductas que son cla­ramente egoístas sean preponderantesen el componente hereditario de nues­tra capacidad conducrual; la conductaegoísta fue favorecida fuertemente porla selección natural desde los díasprehumanos. Apesar de ello, la eviden­cia indica que el componente genéticode la ética humana es de importanciamenor, en rérminos generales. Conmucho la mayor parte de los valoresmorales de un ser humano son adqui­ridos individualmente a través deinteracciones con otros miembros desu grupo culrural. Hay evidencia abru­madora para la no-heredabilidad de labondad ética humana. La evidencia enesta dirección es muy diversa. pero harémención de algunas:

1. Las drásticas diferencias entre lasclases de moralidad en distintosgrupos étnicos y tribus.

2. La ruptura total de la moralidadbajo cierros regímenes políticos.

3. La conducta despiadada yamoralque frecuentemente aparece encontra de las minorías.

4. La conducra endurecida exhibidaen la guerta. por ejemplo, el bom­bardeo desinhibido sobre lapoblación civil.

5. Las modificaciones de carácter deun niño privado del contacto consu madre o con una madresustituta durante un periodo crí­tico de la infancia.

Tales observaciones han llevado apuntos de vista opuestos e igualmenteextremos. unos suponen que al nacersomos, por así decirlo. una tabula rasa,y que cada aspecro de nuestra con~uc­

ta es aprendido. Muchos conductlst~

y sus seguidores han adoptad~ esta VI­

sión. Ellos niegan la exIStenCia de uncomponente innato y creen que todaconducta moral es resultado del raro­namiento, basado en respuestas con­dicionadas.

Ambas concepeiones. en su unilate­ralidad. son comradichas por muchaevidencia. La mayor debilidad de am­bos enfoques es que se aproximan a lacuestión con una visión tipológica. Setiende a prestar poca arención a dosaspectos particulares. Primero, como seha establecido ames. est~ la gran varia.ción individual en propensionesmorales. Hay algunos individuos quedesde su infancia muestran conduetasofensivas, crueles. en absoluto egoLltas.profundamente deshonestas, entreotras. Hay orros que parecen peque·ños ángeles desde el principio -cálidos.desprendidos. siempre confiables y eo­opetadores. honestos hasta la midula.Estudios modernos de adopción degemelos documentan que existe uncomponente genético considerable enesas diferentes tendencias.

Segundo. y mucho más importante.es la falta de atención en muchas dis­cusiones modernas hacia la diferenciaentre establecer que unas normas mo·rales definidas son innatas y afirmarmeramente que la capacidad tÚ adop­tar una conducta ética es innara. Si unindividuo tiene tal capacidad. es capazde adoptar una segunda serie de nor­mas éticas que complememen y queremplacen en parte las normas hereda­das biológicamente basadas en adap.tación incluyente. Esta capacidadpermite que el individuo adopte lasnormas heredadas culruralmeme por lasociedad a la que pertenece. La granimportancia de las normas cuhuraleses que contrarrestan las tendenciasegoístas básicas del individuo y le so­breponen un altruismo que beneficiaal grupo como un todo; en úhima ins­tancia. el bienestar del individuo estlcercanamente conectildo con el bien·estar del grupo.

Los valores transmitidos eultural·mente se caracterizan por su considc·rabIe plasticidad. Esto. eSlicomprobado no sólo por las dlfe~n­cias entre las normas morales de d,k­rentes grupos humanos que en

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SENDEWS

ocasiones son sorprendentes sino tam­bién por los drásticos cambios de lasculturas humanas en tiempos históri­cos. Wilson (1975) recueroa los cam­bios en el sistema de valotes de losirlandeses durante la hambruna de pa­pas (1846-1848) Yde la culrura japo­nesa durante la ocupación americanadespués de la Segunda Guetra Mundial.

Reconocer que mucho de nuestrosistema de valores no es heredadobiológica sino cultutalmente nos per­mire que, por último. intentemos res­pondet la pregunta de cómo elindividuo adquiere esas normas. Nu­merosos esrudios han concluido que lasnormas éticas se adquieren durante lainfancia y la juventud. Decit que esosvalores son aprendidos no ayuda muchopuesto que existen muchas clases deaprendizaje. Yo estoy petsuadido de lavalidez de la tesis enunciada pOtWaddington (1960) de que se tequiereuna clase especial de aptendizaje,relacionado con la impronta de los ani­males tan bien desctita pOt los etólogos,ilustrada por el apego de los polluelosde ganso a su madre.

El hombte se distingue de los demásanimales por la apertura de suprogtama conductuaJ. Quiero decitque muchos de los objeros de la con­ducta y las reacciones a esos objetos noson instintivas, esto es, no son parte deun "programa cerrado", sino que sonadquiridos en el curso de la vida. Delmismo modo que en el caso de los po­lluelos de ganso el gestaL, de la madteganso queda grabado en el programaconductual del polluelo, las normaséticas y los valores definidos del serhumano Son depositados en el progra­ma conductual abieno del infante.Como ha propuesto Waddingron: "Elinfante humano probablemente nacecon ~~a cierra capacidad innata paraadqwnr creencias éticas, pero sin creen­cias especificas" (1960:126). Darwinestaba rotalmente consciente del podet~e la impronta en la edad temptana:Cabe hacer notar que una creencia

82 Abril 2002 • UNIVERSIDAD DE MÉXICO

inculcada constantemente durante losprimeros años de la vida, cuando elcetebro mantiene su capacidad de gra­bación, parece adquitir casi la natura­leza de un instinto" (1871:100). Estepoder de adoctrinamiento, diceDarwin, lleva no sólo a la adopción denormas éticas sino también a la adop­ción no cuestionada de costumbresobservadas, tales como la quema de lasviudas por los hindúes o la prohibicióna las mujeres musulmanes de exhibirsus caras y otras "absurdas normas deconducta", como las llamó Darwin(1871:99).

Todos los psicólogos infantiles cono­cen el ansia de los niños por recibirnueva infotmación, incluyendo reglasnormativas, y qué listos están poraceptarlas en general. Los hallazgos delos psicólogos infantiles, pOt ejemploKoWberg (1981; 1984), parecen apo­yar la tesis de Waddingron. El sistemade valores de una persona está contro­lado ptincipalmente pOt lo que ha in­cOtporado en su juventud dentro de suprograma conductual abierro. Es pte­cisameme la gtan capacidad de ese pro­gtama abietto lo que hace posible laética. Y los fundamentos depositadosdurante la infancia duran, bajo citcuns­tancias nOtmales, toda la vida. En quéparte del cerebro se almacena esta in­formación y cómo se recupera encircunstancias apropiadas es totalmentedesconocido.

La histotia de la adquisición de nor­mas éticas por el individuo no estácompleta a menos que se mencionendos aspecros adicionales.

l. Los psicólogos del aprendizaje handemostrado que ciertas cosas seaprenden más rápidameme queotras. Un animal olfativo aprendeolores con mayor facilidad que unanimal visual, y viceversa. Esclaramente posible que si cierrasnormas morales contribuyeron alpotencial de sobtevivencia de cier­tos gtupos durame la historia de

los homínidos, esto favortttrJ.¡ bselección de una esttuctura ddprograma abietto que f2cilitara dalmacenamiento de esas normasde conducta.

2. Si la tesis de Waddingron .. ca­erecta, entonces la educación éticaes de la mayot impottancia. H,.mos pasado reciememente unperiodo en que se dió exagttadaimponancia a la llamada Iibmaddel niño, permitién-dosele desa­rrollar su propia bondad. Nos h...mos burlado de los libros infantiksmoralizadores y hemos tendido aremover toda traza de educaciónmoral en las escuelas. Esto causapoco problema cuando los padresllevan a cabo sus funcion"adecuadamente. Peto puede '"desastroso cuando los ptogenitoresno hacen su ttabajo. En vista d,nuestra mejot comptensión ddorigen de la motalidad de) indivi·duo, ¿no sería tiempo de volver aponet mayot énfasis eQ la educa­

ción motal?+

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