el minero de los andes heraclio bonilla

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    El minero de los Andes

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    COLECCION MINIMA / 4

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    El minerode los

    AndesUna aproximacin a su estudio

    HERACLIO BONILLA

    INSTITUTO DE ESTUDIOS PERUANOS

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    IEP edicionesHorado Urteaga 694, Lima 11

    Telfs 32-3070/24-4856Impreso en el Per1 edicin noviembre 1974

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    mi padre, cuya vida en

    las minas fue mi mayor

    uente de aprendizaje.

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    CONTENIDO

    Introduccin 11El nacimiento del proletariado minero. El contextoy los problemas 17

    Los comienzos de la proletarizacin de la sierracentral 32El reclutamiento de la mano de obra 40

    El impacto de las minas en las reas rurales 46La Cerro de Pasco y el campamento minero deMorococha 50La migracin de los trabajadores. Las fuentes 52El flujo migratorio de los trabajadores 60Algunas caractersticas de la poblacin migrante.

    Procedencia 63Periodos de migracin 67Edad de los trabajadores migrantes 68Estado civil 69La clasificacin de los trabajadores 69

    A pndice 73

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    De mineral en mineral

    la suerte me va llevando

    y con este andar errante

    mi triste vida terminar

    ("Desdenes", huayno deM. Gutirrez, 1930)

    Introduccin

    El inters de los cientficos sociales por las cla-ses populares en el Per aumenta en grado crecien-te desde hace poco ms de una dcada. Esta aten-cin no es fortuita. Al comienzo, la violenta irrup-cin de campesinado peruano a los primeros pla-

    El presente trabajo es el primer informe de una investigacinsobre los mineros de los Andes peruanos. Esta investigacinempez en 1971 y por diversas razones debi interrumpirse hastala fecha. Realizada en el Instituto de Estudios Peruanos, cont conel apoyo de la Wenner Gren Foundation. Las vivencias, los re-cuerdos, es decir la experiencia que sustentan estos razonamientos

    primeros me fueron trasmitidos por mi padre a lo largo de muchosaos. Gran parte de la hiptesis e ideas iniciales fueron discutidascon diferentes amigos y han sido tambin expuestas enmis seminarios de la Universidad Catlica de Lima. KarenSpalding, Eric J. Hobsbawm, Juan Martinez Alier y John V.

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    nos de la escena histrica, a travs de sus luchas casi

    cotidianas por quebrar el imperante sistema agrario,atrajo hacia ellos el inters de socilogos e historia-dores. Sus esfuerzos estuvieron dirigidos a investigar lacomposicin y la naturaleza de las movilizacionescampesinas, al mismo tiempo que intentaban explorarsus lneas posibles de desarrollo. Los estudios histricos

    sobre este tema, por otra parte, intentaron buscar en lahistoria reciente y lejana del Per, los antecedentes y lasdiferencias significativas de las movilizacionescampesinas contemporneas. Todos estos trabajos hanservido para una mejor y mayor comprensin delcampesinado peruano y de su peso como fuerza social.

    Ellos, al mismo tiempo, han levantado una serie deinterrogantes hasta ahora no resueltas.

    Murra alentaron con entusiasmo las primeras etapas de estainvestigacin. Pero es al esfuerzo de Alberto Flores Galindo y deWilfredo Loayza que debo el ordenamiento y reproduccin de lasfichas de los mineros de Morococha. El acceso a ellas fue posible

    gracias a la amabilidad 'del seor Norman King, antiguo jefe deRelaciones Industriales de la Cerro de Pasco Corporation y delingeniero Adn Martnez, superintendente de Morococha. Sin laeficiente ayuda de Dennis, Chvez de Paz, del Instituto de EstudiosPeruanos, en el procesamiento de la informacin parte de este trabajono hubiera sido posible. El Woodrow Wilson International Center forScholars, finalmente, al invitarme como Fellow de la Institucin en

    Washington, hizo posible la revisin y redaccin definitiva de esteprimer documento. A todas estas personas e instituciones expresoaqu mi sincero agradecimiento. Los resultados fundamentales fueron

    presentados en el III Simposio de Historia Econmica de AmricaLatina, Mxico, en la primera semana de setiembre de 1914.

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    Introduccin 13

    El inters por el proletariado industrial es mucho

    ms reciente. No es ste el lugar ms adecuado paratrazar las diversas vicisitudes de los estudios sobre estesector del proletariado peruano. Se tratar solamente desealar algunos de sus grandes hitos1.

    El estudio del proletariado peruano, por su na-

    turaleza misma, no poda sino ser la preocupacin de laizquierda en sus mltiples variantes. Era, a su manera ycon sus limitaciones, una respuesta a los historiadoresde oficio, quienes deliberadamente volvieron lasespaldas a las clases populares para dedicarse, sobretodo, a la apologa de las clases dominantes. Hasta un

    cierto punto, entonces, los problemas de lahistoriografa del proletariado peruano se confunden conlas peripecias tericas y prcticas de la izquierda

    peruana.

    Desde la primera dcada del presente siglo, el carc-

    ter fragmentario y vulnerable del proletariado peruano,por una parte, y, por otra, la fragilidad terica y analticade la izquierda peruana determinaron la virtual ausenciade anlisis sobre la naturaleza de la sociedad peruana. Elmismo Maritegui no fue ms all de algunas considera-ciones generales y de la constatacin del carcter embrio-

    1. Cf. Para una bibliografa de los estudios existentes, consltese

    Flores Galindo, Alberto, Bibliografa preliminar sobre la historia delmovimiento obrero peruano, Lima, 1971, (ms.).

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    nario de este proletariado. Son bien conocidas las

    conclusiones prcticas que l extrajo de este diagnsticosumario. De esta manera, las relaciones entre elproletariado y sus idelogos fueron relacionesesencialmente pragmticas. Se limitaron a la orga-nizacin y a una conduccin sumaria de sus luchas.

    La posterior hegemona ideolgica ejercida por la IIIInternacional no hizo sino consolidar esta situacin. Esdecir que se reconoca explcitamente la importancia del

    proletariado peruano, su rol director en la lucha declases, pero se trataba de' un reconocimiento impuesto,casi automtico. Este "vaco" terico en la izquierda

    desde sus comienzos marcar con un signo negativo elposterior desarrollo de la izquierda peruana. Seranecesario, sin embargo, una investigacin ms cuidado-sa que examine las races histricas de este problema.

    En las dcadas de los aos 50 y 60 del presente siglo

    es que se producen las primeras fisuras serias en elmovimiento comunista internacional. Las revolucioneschina, vietnamita y cubana en el exterior, las masivasmovilizaciones campesinas en los Andes peruanos, en elcontexto interno, socavaron duramente las bases mis-mas sobre las cuales se levantaba la hegemona ideol-

    gica anterior. Las luchas del campesinado, en concreto,obligaban a reconsiderar el carcter de la sociedad pe-ruana y, sobre todo, a reevaluar las principales fuerzas de su

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    Introduccin 15

    cambio. Pero esta experiencia fue grandiosa y efmera al

    mismo tiempo.

    Sin embargo, la acentuacin del desarrollo industrialdel Per, las nuevas modalidades que reviste la domi-nacin imperialista, el relativo ocaso de las luchas en elcampo, nutrieron un renovado inters por el proletariado

    industrial. Las manifestaciones ms visibles de los pro-cesos que acabamos de sealar son, entre otras, elincremento numrico de las masas proletarias y eldesplazamiento, de los conflictos sociales hacia estesector. Pero, ms especficamente, es el proletariadominero del centro y del sur del Per el que empieza a

    atraer una mayor atencin.

    Ms all de las justificaciones acadmicas de estetipo de trabajos, existen otras razones por las que elestudio del proletariado minero es crucial para el enten-dimiento adecuado de la actual "coyuntura" de la situa-

    cin peruana. Se trata, para comenzar, de la fraccintradicionalmente ms combativa del proletariado

    peruano, la cual, conjuntamente con el proletariadotextil, estuvo directamente asociada y confundida con el

    proletariado peruano. De una manera implcita, en ladcada de los aos 20 y 30, hablar del proletariado en el

    Per era hablar de los mineros. En segundo lugar, estaatencin nace tambin de la constatacin de la posicinestratgica que ellos ocupan dentro de la estructura

    productiva del pas. La minera no es solamente

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    uno de los principales sectores de la actividad eco-

    nmica, es tambin el nexo ms visible a travs del cualse ejerce el control imperialista de los recursosproductivos del Per. En tercer lugar, este inters nacetambin de la percepcin de la naturaleza tan peculiarde este proletariado minero: su estructural transicio-nalidad. Con esta expresin oscura deseo sealar la

    peculiar situacin de este proletario quien, pese aconservar tercamente sus lazos con el mundocampesino, no es ms un campesino, pero no estampoco un "proletario" part entire. Esta posicinseala sus lmites como clase, pero tambin susconsiderables potencialidades de movilizacin y de

    articulacin con otras fuerzas sociales.

    Las razones aludidas en el prrafo anterior estn enla base misma del renovado inters por el estudio del

    proletariado minero. Este inters, reitero, es muyreciente, razn por la cual no existe todava ningn

    estudio serio sobre el problema. Pero esta carencia vienede muy lejos. Una rpida ojeada a la literatura existentesobre minas y mineros revela la total inexistencia deestudios analticos sobre este tema. Lo que existe sondescripciones sobre el sistema de trabajo en las minas,sobre la situacin de los trabajadores o, en el mejor de

    los casos, compilaciones de documentos sobre las tem-pranas formas de organizacin y de lucha del pro-

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    Contexto y problemas 17

    letariado minero2. La excepcin ms notable es el

    anlisis de Bourricaud sobre los conflictos mineros y lareciente tesis de Flores Galindo3. Mencin apartemerecen los trabajos de acadmicos extranjeros, quienesltimamente tambin han volcado su inters hacia elestudio del sector minero. Existen, evidentemente,diversos artculos de circunstancias, escritos general-

    mente con la intencin de esclarecer los problemaspolticos provocados por la movilizacin de los mineros.Pero ellos, aparte de su propio valor, no constituyen unreal aporte a nuestro conocimiento. Estas referencias oson demasiado conocidas o se fundan en fuentes

    bastante dudosas. Partimos pues, a nivel bibliogrfico,

    de premisas muy dbiles.

    El nacimiento del proletariado minero. El contexto y los

    roblemas

    Todo estudio sobre el proletariado, en una di-

    mensin histrica, debe dar cuenta de las bases ma-teriales y sociales de su nacimiento. Esto significaexaminar los mecanismos, que condujeron a la for-

    2. Martnez de la Torre, Ricardo,Apuntes para una interpretacinmarxista de la historia social del Per, Lima, 1947-49, 4 vols.

    3. Bourricaud, Franois, "Sindicalismo y Poltica" en Cuadernos,Mxico, 1962, N, 57, pgs. 32-42 y Poder y sociedad en el Percontemporneo, Buenos Aires, 1964. Flores Galindo, Alberto, Losmineros de la Cerro de Pasco, Lima, 1972, tesis de la UniversidadCatlica (ms.).

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    macin de un mercado libre de la mano de obra y el

    proceso, cotidiano y sesgado, pero irreversible, quellev a la transformacin de los campesinos de ayer enlos mineros andinos de hoy. El enunciado de ambos

    problemas exige su, ubicacin previa tanto en la teoracomo en el contexto histrico y social del Per.

    El estudio de la fuerza de trabajo constituye por smismo, uno de los captulos ms fascinantes de lahistoria peruana moderna y contempornea. Al mismotiempo, hasta ahora es el rea menos estudiada. Lasescasas alusiones provienen de los economistas. Ellos,al tratar de explicar el subdesarrollo de la economa

    peruana, dentro de una perspectiva histrica, hansealado que fueron bsicamente dos los factores quefrenaron su crecimiento: la falta de capitales y laescasez de mano de obra. Conviene, indicar, por otra

    parte, que la escasez, de mano de obra parece ser unproblema que afect conjunto, de economas latinoame-

    ricanas del siglo XIX y comienzos del XX.

    Se conoce ahora bastante bien como la invasinespaola, a comienzos del siglo XVI, desorganiz ydiezm la poblacin de los Andes. Hasta entoncesel Estado Inca haba tenido un control absoluto so-

    bre ella, al exigir que la tributacin de la poblacinandina consistiese bsicamente en la alienacin tem-

    poral de su fuerza de trabajo. La estructura y laorientacin de esta fuerza de trabajo fue brutalmen-

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    Contexto y problemas 19

    te quebrada por la Conquista. La desorganizacin

    empez desde el comienzo mismo con la estrepitosacada de la poblacin nativa. Desde los inicios de lacolonizacin, los espaoles hicieron uso de dosinstituciones muy eficaces para el control de la

    poblacin india que logr sobrevivir a las tempranascrisis demogrficas del XVI: la encomienda y la mita.

    Esta ltima era de inspiracin precolombina.

    De todo el proceso colonial es necesario retener,para los fines del presente estudio, dos hechosesenciales. Ellos se refieren a los cambios introducidosen la orientacin de la fuerza de trabajo y a su

    composicin. Por razones hasta ahora poco conocidas,la poblacin nativa durante casi toda la Colonia estuvobsicamente concentrada en la serrana de los Andes.Fue en esta rea donde instituciones como la encomien-da y la mita pudieron funcionar con cierta eficacia. Lasgrandes haciendas del litoral, en cambio, bsicamente

    fueron trabajadas por esclavos negros trados desdefrica 4. Por otra parte, la orientacin colonial que losespaoles impusieron en la economa peruana determinuna nueva utilizacin de la fuerza de trabajo por elloscontrolada. Fundamentalmente los indios fueron em-

    pleados, primero, en el trabajo de las minas y, lue-

    4. Para un excelente estudio sobre este problema, consltese el

    libro reciente de Bowser, Frederick, The African slave in colonialPeru 1524-1650, Stanford, 1974.

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    go obligados a trabajar las emergentes haciendas de los

    Andes. La forma de reclutamiento de esta mano de obra,los mecanismos de su retencin en el interior de estosdominios agrcolas, con la excepcin de algunosindicios, constituye hasta hoy problemas no esclarecidossuficientemente.

    La crisis colonial, s como las numerosas revueltasque se desarrollaron durante las llamadas guerras de laIndependencia fueron dos de las principales causas que

    provocaron una nueva desorganizacin de la mano deobra. Esta vez, sin embargo, esta desorganizacin va a

    perdurar durante todo el siglo XIX y las primerasdcadas del XX. Cuando algunos estudiosos indican la"escasez" de mano de obra se refieren explcitamente aeste problema y a este perodo. Permtanme indicaralgunos de sus rasgos principales.

    Es sin duda en los grandes dominios del litoralperuano donde el problema de la escasez de mano deobra fue ms agudo. El enrolamiento forzoso de la po-

    blacin esclava dentro de las filas de las diversas frac-ciones en armas gener el decaimiento de la produccinde estas unidades agrcolas. El decreto de San Martndeclarando la libertad de los hijos de esclavos y la dis-minucin del trfico negrero contribuyeron a acentuar la

    crisis, pese a que estos hechos fueron anulados en laprctica poco tiempo despus. La manumisin de losesclavos, decretada por Castilla en 1854, consolid estacrisis. La mayora de los negros libertos migraron

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    Contexto y problemas 21

    rpidamente a los centros urbanos aledaos, o incremen-

    taron el bandolerismo rural que asol continuamente loscaminos interiores de los valles costeos5. Los procesosque aqu rpidamente se sealan no han sido estudiadoscon la atencin que merecen. El hecho es que la claseterrateniente de la costa se vio as enfrentada a lanecesidad de encontrar una pronta solucin a la crisis de

    mano de obra.

    De la manumisin, 1854 a los comienzos de laguerra con Chile, 1879, emigraron al Per alrededor de100 mil coolies chinos, bajo sistemas de contratos queen la prctica camuflaban una nueva forma de

    esclavitud. Los chinos fueron empleados en laextraccin del guano en las islas del litoral, en laconstruccin de los ferrocarriles del interior y comomano de obra en las haciendas de la costa. Fue sta lafuerza laboral que permiti a los grandes propietarios dela costa hacer frente, con xito, a los requerimientos de

    la demanda internacional a travs del equipamiento desus haciendas para la produccin del algodn y delazcar. Pero la presin externa en contra de este trficocreci en intensidad" llegndose, poco despus, a sucancelacin definitiva. Muchos de los coolies chinosquedaron en las haciendas como jornaleros o yanaconas,

    mientras que otros migraron hacia las ciudades. La anu-lacin de este trfico impuso un nuevo cambio en

    5. Cf. Martinet, J. B. H.L'Agriculture au Prou, Pars, 1878.

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    la composicin de la mano de obra: la japonesa. Ellos

    vinieron como trabajadores agrcolas en sucesivas olasmigratorias hasta la primera guerra mundial. Finalmen-te, solamente en las dcadas de los aos 30 y 40 de estesiglo que empiezan a manifestarse los significativos in-dicios de una tendencia que desde entonces ser irrever-sible: la migracin hacia la costa del campesinado andino.

    El desarrollo extremadamente esquemtico que seacaba de presentar revela un problema crucial: la casisecular inmovilidad de la mano de obra de los cam-

    pesinos de la sierra andina. En efecto, como se hasealado, es slo desde la dcada de los 40 que se hace

    significativamente perceptible la presencia del cam-pesino indio en las haciendas y en las ciudades dellitoral. Es probable que este movimiento y su cons-titucin como mano de obra libre para estas empresasagrcolas hayan, a la vez, estado determinados por elincremento en el desarrollo demogrfico de la poblacin

    andina y por la intensificacin del desarrollo de laeconoma mercantil en estas reas. Pero, por qu estatarda descomposicin del campesinado andino?Cules fueron los mecanismos que posibilitaron laeficaz resistencia de los campesinos indios a su

    proletarizacin? En un pequeo pero sugestivo trabajo

    reciente, Juan Martnez Alier6seala el hecho que los

    6. Martnez Alier, Juan, Los huacchilleros del Per. EdicionesIEP-Ruedo Ibrico, Lima-Pars, 1973.

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    Contexto y problemas 23

    campesinos de las haciendas de la sierra central tuvieron

    libertad de movimiento. Se trata de un hecho peculiar alas haciendas ganaderas, o su enunciado puede tambinaplicarse a otras reas de los Andes? De confirmarseesta posibilidad, es decir la existencia de frenos institu-cionales a la movilidad de la mano de obra, entonces talvez el examen de la estructura ideolgica pueda dar

    respuesta al porqu de la resistencia campesina a suproletarizacin.

    En el contexto especifico de la sierra central del Pery alrededor de la primera dcada del presente siglo, el

    problema de la formacin del mercado de la mano de

    obra reviste otra caracterstica. Ella estuvo ligada a laaparicin de la Cerro de Pasco Copper Corporation, laempresa norteamericana que control hegemnicamen-te la explotacin minera en esta rea.

    La aparicin de la Cerro de Pasco Copper Cor-

    poration en el alba de este siglo abri el caminopara la emergencia del capitalismo en la sierra cen-tral. Este hecho, asociado a la experiencia de lasgrandes plantaciones azucareras en la costa norte,muestra con la suficiente claridad que el nacimien-to del capitalismo en el Per fue un proceso liga-

    do orgnicamente a la expansin imperialista. Enambos casos, dada la naturaleza de las empresasagrcolas y mineras y dado tambin el tipo de ex-

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    plotacin por ellas impuesto, el capitalismo naciente fue

    un capitalismo de "enclave", es decir no slodependiente de las exigencias externas de acumulacinsino, y sobre todo, internamente fragmentado. Porconsiguiente, el proletariado que aqu empieza aemerger no slo es incipiente, es decir minoritario frentea las otras fracciones de las clases populares, sino que es

    tambin un proletariado asociado a las fases msprimitivas del desarrollo econmico. En suma, unproletariado no industrial y no urbano. Por otra parte,este proletariado, por definicin y por situacin, estuvosometido a la explotacin de la burguesa imperialista

    pero, polticamente, estuvo subordinado tanto a esta

    burguesa como a los diferentes grupos oligrquicos depoder no necesariamente capitalistas7. Este proletariado,finalmente, fue un proletariado detransicin, es decir, adiferencia notable del proceso o en las reas centrales dedesarrollo capitalista, fue un proletariado que no quebr,y no quiebra todava, definitiva e irreversiblemente, sus

    lazos con el campo. Pero ste es un problema que serdiscutido ms adelante.

    El estudio de la modificacin de la condicincampesina, de su transicin y conversin en el pro-

    7. Quijano, Anbal, "Imperialism and International Relations", enLatin America and the United States. The changing political realities.

    Cotler, Julio y Fagen, Richard (eds.), Stanford, 1974, pp. 67:91.

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    letariado minero es la fase siguiente en un estudio de

    este tipo. Su anlisis requiere el recurso, dentro de unaperspectiva esencialmente histrica, a los aportes de laantropologa, de la sociologa, de la psicologa. Laliteratura existente sobre este problema permite,adems, establecer las comparaciones necesarias con

    procesos idnticos ocurridos en otras reas del mundo y

    en otras pocas histricas, a fin de sealar laespecificidad del proceso andino. Es necesario noolvidar, en efecto, que en el caso de los Andes estamosen presencia de un campesino que no es solamente"campesino" sino que es un campesino-indio. Es posibleque la intensificacin, de la homogenizacin cultural

    haya, hasta cierto punto, atenuado esta distincin perono fue tal el caso durante el perodo de formacin de lasprimeras capas mineras. Qu peso real tiene en laposterior emergencia de una "cultura" obrera el hechode que sus protagonistas participen del mundo social ycultural de los Andes? Cules son sus implicaciones

    concretas? Por otra parte, se ha sealado ya la perma-nente situacin intermedia del minero andino, su inter-mitente vinculacin con su antiguo mundo, su terco re-chazo a consolidar una ruptura. La experiencia europeaseala que esta situacin corresponde solamente a lasfases iniciales de la industrializacin, pero cuya inten-

    sificacin lleva necesariamente a la proletarizacin defi-nitiva e irreversible del campesinado. Claramente, al me-nos en el rea de nuestro estudio, ste no fue el caso. Pe-

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    ro es cierto tambin que en este sector la proletarizacin

    definitiva de una fraccin del campesinado lleg a pro-ducirse. Quines fueron ellos y qu razones explicanque unos campesinos fuesen ms permeables que otros ala proletarizacin?

    Gran parte de los estudios sociolgicos e histricosque tratan sobre la proletarizacin de los campesinosexaminan fundamentalmente las condiciones estructura-les subyacentes a este proceso. Este tipo de enfoque pre-senta grandes ventajas en la medida en que revela la razdel problema. Pero tiene, al mismo tiempo, sus propiaslimitaciones. En efecto, este tipo de anlisis se convierteen una suerte de aproximacin "externa" del problema,

    es decir que presta muy poca o ninguna atencin a lapercepcin que el propio campesino tiene de su cambio,de su nueva situacin. Esto es explicable, hasta cierto

    punto, por el hecho de que este tipo de estudios, esen-cialmente histricos, no cuentan con los materiales sufi-cientes para rescatar y trasmitir la voz de las masas

    proletarias.

    El estudio que se propone, en cambio, tiene laambicin de desplazar el punto de observacin y

    presentar la modificacin del campesino desde "den-tro", es decir, reconstruir, el proceso y la experien-

    cia tal y como fueron vividos y sentidos por los mis-mos mineros. En una palabra, se trata de contestara esta pregunta: qu significa para ellos su situa-cin de campesino o su situacin de minero? C-

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    Contexto y problemas 27

    mo perciben su cambio? A travs de las mediaciones y

    de los filtros necesarios tal vez ste sea el camino msadecuado que nos lleve a dar respuesta a esta cuestincapital: qu es el campesinado y qu es el proletariadoen el contexto cultural y social de los Andes?

    Una serie de circunstancias favorables permite

    esperar con optimismo que este trabajo puede abordarsedesde la ptica anteriormente propuesta. El desarrollorelativamente reciente de la industria minera en la sierracentral del Per hace que gran parte de los hombres queiniciaron esta actividad estn vivos todava. Parte de lahistoria personal de ellos se confunde en realidad con la

    historia de los centros mineros. Un registro sistemticode sus biografas podra permitir una reconstruccinbastante exacta de los principales mecanismos demodificacin y de cambio. Por otra parte, un trabajointensivo en el terreno permitira corregir y completarestos materiales iniciales, a travs, de la observacin

    continua y cotidiana de sus condiciones de vida y detrabajo, del registro de sus frustraciones y de susesperanzas. Es a este nivel, tan menudo y tan concreto,que la investigacin debe desarrollarse.

    De manera paralela, es tambin necesario exa-

    minar la resistencia del campesinado a su proleta-rizacin. Este anlisis puede permitir la mejorcomprensin del porqu de la proletarizacin, cuan-do ella ocurre. La lucha y la tenaz resistencia de

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    los campesinos al despojo de sus medios de produccin

    es uno de los rasgos que est en el corazn de todoproceso de proletarizacin de las masas campesinas.

    La enorme transformacin que significa para uncampesino su conversin en minero slo puede sermedida y explicada a travs de un anlisis detallado de

    este proceso. El campesino que ingresa a las minas, enefecto, est enfrentado a una modificacin radical de susexpediciones de vida y de existencia. Las condiciones yel ritmo de trabajo, la disciplina industrial, la aparicinde la mquina, el ordenamiento jerrquico del trabajo,su descenso a las profundidades de la, tierra, etc., son

    aspectos totalmente inditos en su nueva vida. Elresultado tangible que todo ello produce no es slo unanueva manera de vivir sino, y tal vez es esto lofundamental, que emerge al comps de este proceso enel nuevo minero una concepcin radicalmente nueva dela vida, del mundo y de su propio destino. Sus sueos,

    sus ambiciones, sus canciones, sus mitos y sus leyendas,las formas y el contenido de sus combates, registran ydan testimonio de su nueva condicin.

    Minero, triste minerito

    alegra tu corazoncito

    alivia tus tormentosentonando tus lamentos

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    Contexto y problemas 29

    dice la letra del estribillo de un huayno cantado en el

    campamento minero de Morococha en 1933

    8

    . Sucontenido traduce un sentimiento e indica la forma de suexpresin. Cada una de las ambivalencias de su nuevacondicin, de sus derrotas y de sus alegras fuerontraducidos en innumerables canciones. He aqu algunosejemplos. La soledad, la tristeza, el dolor y la miseria de

    los mineros de Morococha:

    Morococha, tierra fra

    de nevada cordillera

    cuntas penas ay! escondes

    en las winchas y tajeos

    La amargura de mi vida

    refleja mi lamparita

    en rincones de los cuadros

    y en frontones ya dejados

    Si supiera mi jaujinita

    la suerte de los mineros

    murallas de amor hara

    al contorno de mi Jauja

    Estribillo

    Penas y suspirosson mis alimentos

    8."Los Payadores", huayno dedicado a los obreros de Morococha.

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    me vas consumiendo

    Morococha helada

    9

    La precariedad de la condicin material:

    Con el valor de mi "pago"

    Pan de Miln comeremos

    donde Villaorduna, luego,

    "Copa de Oro" tomaremos

    Aunque despus sin remedio

    slo mirar mi "ficha"

    cuando no tenga ni "medio"

    para un vasito de chicha. . .

    Ao tras ao, ay, china

    mi vida as voy pasando

    padeciendo en la mina

    en la calle "lagarteando" 10

    La frustracin y la fatalidad del destino del minero:

    Muro, muro, lagunita que fue

    sabedora de mis penares

    donde depositaba con fe

    mismsntimos pesares.

    9. ''Tristezas", muliza dedicada al pueblo de Morococha.10. "Chilindrina", cachaspari, cantado por el Club Juventud Apolo

    en la noche del 31 de diciembre de 1937.

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    Contexto y problemas 31

    Con tus aguas te llevaste

    mis ms dulces esperanzasy en el pecho me dejaste,

    las ms negras esperanzas

    As,cuando yo me muera,de la mina en susentraas

    mi alma, que te venerate contar mis hazaas. . . 11

    La percepcin de la naturaleza de su explotacin:

    Cerro, porque eres ingrato

    para los hijos de tusenovas regalando tus riquezas

    de tu profundo cario

    Hoy el triste obrerito

    trabaja lleno de martirio;

    agotado mucho en la minacon ese polvo venenoso

    El oro y la plata corren

    sin esperanza ninguna,

    as son mis paisanitos

    trabajan al son del pito

    11. "Mis lamentos", huayno, Morococha 1931.

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    32 Bonilla

    Estribillo

    Por fin tierra donde nac

    eres protector del extranjero

    tu dinero vas regalando

    ni las gracias tu recibes 12

    Testimonios como los aqu citados a ttulo de ejem-plo evidencian elocuentemente la percepcin que tuvie-ron los mineros de los aspectos ms dramticos de su cambio.

    Los comienzos de la proletarizacin

    enla sierra central

    Seal en la seccin anterior que uno de los as-pectos caractersticos de gran parte del proletariadoemergente de la sierra central fue su condicin de

    permanente transicionalidad 13. La persistencia delos lazos establecidos entre el minero y su pueblo

    de origen, as como el mantenimiento del controlsobre su parcela de cultivo, son indicios de que losenclaves capitalistas introducidos por la explotacinminera no llegaron a disolver de manera significa-

    12. "Huraa tierra", huayno.13. Las minas de Cerro de Pasco, en la provincia de Pasco,

    constituyen una excepcin a esta caracterizacin. La explotacin deestos yacimientos, como es bien sabido, empieza en la poca colonial,habindose creado y desarrollado desde entonces una poblacin y unacultura genuinamente obreras.

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    Comienzos de la proletarizacin 33

    tiva la estructura de las relaciones precapitalistas de

    produccin de las reas rurales. Esta situacin permitia los mineros una cierta impermeabilidad frente a lascrisis de la explotacin minera, al mismo tiempo queatenuaba su dependencia respecto a la explotacinimpuesta por la empresa. Seguramente que estasituacin tan peculiar tuvo tambin un impacto en la

    estructura de la conciencia de clase del minero, aunqueno existe todava ningn estudio que examineadecuadamente este fenmeno. Recprocamente, paralas empresas mineras, y particularmente para la Cerrode Pasco Copper Corporation, esta articulacin decapitalismo de enclave con pre-capitalismo rural, lejos

    de afectar la racionalidad econmica de la explotacinofreca una particular ventaja. En efecto, a travs de unmecanismo de este tipo los beneficios de la empresaderivaban no slo de la apropiacin de la plusvala delos mineros que trabajaban en los enclaves, sinotambin de la extorsin de los excedentes generados en

    las reas rurales. Estos excedentes fueron particular-mente importantes para mantener a bajo costo el soste-nimiento y la reproduccin de la mano de obra. Es sloen las tres ltimas dcadas que este mecanismo de ex-

    plotacin deviene insuficiente. A partir de este momen-to, las nuevas formas que revisti la explotacin impe-

    rialista hicieron necesario que el mercado peruano noestuviera destinado solamente a la realizacin de la plus-vala generada en el exterior, sino que fuera la base de una acu-

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    34 Bonilla

    mulacin y realizacin internas ms acentuadas de

    capital. Esta nueva funcin del mercado peruano exigala destruccin irreversible de los sistemas precapitalistasde produccin14.

    Todos los informes de los tcnicos acerca de lascondiciones de trabajo en los campamentos mineros

    concuerdan en sealar la profunda inestabilidad de lamano de obra. As, refirindose a Morococha en uninforme de 1905 se escribe:

    "Morococha no ha tenido ni tiene poblacinpropia. Los operarios que trabajan en sus minas

    son oriundos de Jauja, y no vienen librementesino contratados; generalmente por dos meses otres; raras veces por cinco o seis meses... lamayor parte de los que se enganchan son los quetienen alguna propiedad que cultivar parte delao y de cuyas cosechas viven, de modo que el

    jornal que ganan en las minas les sirve para losextraordinarios, las fiestas de los pueblos a lasque los incitan los curas y que les son tancostosas y algunas veces tambin para ayudarse a

    pagar el importe de algn pedacito de tierra conel que ensanchan su propiedad"15.

    14. Quijano, Anbal,Ibid.pgs. 67-76.15."El estado actual de la industria. minera de Morococha", en

    Boletn del Cuerpo de Ingenieros de Minas, Lima, 1905, N 25, pgs.25, 65.

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    Contexto y problemas 35

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    El ao siguiente, 1906, otro informe reitera la misma

    situacin:"La poblacin obrera ocupada en las minas, noes en el Per estable, porque el indio slo ocurrea los centras mineros en busca de trabaja paracomplementar sus entradas en perodos de

    tiempo determinados, pero no para dedicarseexclusivamente a la minera pues su naturalindolencia, sus chacaritas y sus pequeos baosle permiten vivir ms o menos miserablemente,sin sujetarse a la dura necesidad de trabajardiariamente para otros? por horas fijas, por

    salarios generalmente mezquinos".16

    Estos informes claramente indican que la dife-

    renciacin campesina en la sierra central no era todava,en las dos primeras dcadas de este siglo, bastanteacentuada. El control que todava tena el campesina de

    sus propios recursos "sus chacaritas y sus pequeosrebaos" explican su rechazo, o en todo caso elcarcter transitorio de su enrolamiento en las minas.

    El control de los recursos agrcolas, la estrechadependencia del campesino respecto a la rotacin

    de los ciclos de cultivo explican tambin el carc-16. Boletn del Cuerpo de Ingenieros de Minas, Lima, 1906, N

    41, p. 27.

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    Comienzos de la proletarizacin 37

    ter que tuvo la migracin a las minas cuando ella se

    produjo:

    "El personal obrero ocupado por la industriaminera en el Per es muy variable, sobre todo enlas regiones de la sierra donde se ubican las

    principales minas a causa de que gran parte de

    ellos atienden a pequeos cultivos propios en losvalles inmediatos y en las pocas de cosecha ysembro se retiran de las minas, producindose aveces verdaderas crisis de mano de obra" 17.

    Pero la resistencia de los campesinos a migrar a las

    minas, si bien se explica en ltima instancia por ladisponibilidad de los recursos, particularmente la tierra,sin embargo el mecanismo que fren este movimientofue mucho ms complejo. En las reas adyacentes a lasminas las dos formas bsicas de asentamiento rural sonlas comunidades campesinas y las haciendas. En el caso

    de las primeras, el campesino en posesin de la tierraest inmerso dentro de una red de lazos recprocos desolidaridad comunal. Su partida a las minas, tal comoAdrin de Wind en un estudio reciente lo sugiere18,no slo impide el cumplimiento de sus obligacio-

    17. Boletn del Cuerpo de Ingenieros de Minas, Lima, 1917, N83, p. 137.

    18. De Wind, Adrian, From peasants to miners,New York, 1973(ms.).

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    nes con los otros, sino que implica el grave riesgo de

    perder la necesaria ayuda de los dems comuneros. Enlas haciendas, e independientemente de si hubo o norestricciones a la movilidad de la mano de, obra, elcampesino usufructuaba parcelas de tierra a cambio dela entrega de su trabajo en los terrenos controlados porel hacendado. Su salida, una vez ms, comprometa esta

    posibilidad de continuar en la posesin de parcelas decultiva dentrode la hacienda.

    Pese a esta incipiente diferenciacin, como losBoletines del Cuerpo de Ingenieros de Minas la sealan,las minas atrajeron a pequeos grupos de la poblacin

    campesina. No se conoce con precisin suficiente suscaractersticas. Pero es posible inferir que la dife-renciacin existente, por dbil y limitada que fuese,actu como mecanismo de expulsin. Esta tempranamigracin profundiz la brecha interna de dife-renciacin entre los campesinos. Migraron los grupos

    que estuvieron situados en los dos extremos de lapirmide interna de organizacin de la comunidad. Losms pobres, impulsados por la prdida o por la dis-minucin de sus recursos. Los ms ricos, porque

    percibieron que las minas les ofrecan una nueva eindita oportunidad de acumulacin monetaria y porque

    podan permitirse o bien introducir nuevas formas deexplotacin en sus tierras a travs de los contratos demediana o aparcera o contratar peones para la-

    borar estas tierras en su ausencia. La remuneracin

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    Comienzos de la proletarizacin 39

    monetaria de estos trabajadores fue posible gracias al

    stock acumulado por los campesinos migrantes o con eldinero obtenido con su trabajo en los nuevos centrosmineros. Las recientes investigaciones realizadas porJulien Laite en el valle del Mantaro19, permiten sealar ala comunidad de Ataura como un ejemplo del primer

    proceso, mientras que en el caso de la comunidad de

    Matahuasi muchas de sus familias se desplazaron a lasminas atradas por la posibilidad de obtener mayoresrecursos de inversin.

    A partir de la dcada del 40, en cambio, un conjuntode factores ligados al incremento de la diferenciacin

    campesina, a la expansin y profundizacin delcapitalismo en el campo, al aumento demogrfico y aldeterioro de sus recursos, desataron de manerairreversible la marcha de los campesinos a las minas.Este es un problema que escapa a los lmites del

    presente trabajo, pero es necesario sealar que incluso

    un proceso de este tipo no termin por desarraigartotalmente al campesino de su tierra y de su comunidadde origen. Por el contrario. Ciertamente se trat de unamigracin forzada por el agotamiento de las

    posibilidades internas, pero era tambin una migracinpercibida como un sacrificio necesario para la

    reconquista posterior de la tierra.

    19. Laite, A. J.;Industrialization and land tenure in the Peruvianndes, Manchester, 1972 (ms.).

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    El reclutamiento de la mano de obra

    La resistencia del campesino a migrar a las minasplante desde el comienzo serios problemas a la Cerrode Pasco Corporation, que se vio obligada a recurrir alsistema del "enganche" como una forma de satisfacer lanecesidad de mano de obra de la Empresa. Pero, amedida que la explotacin de los yacimientos minerosse intensificaba y como consecuencia de la irracionali-dad misma de la explotacin, se desarroll un curiosomecanismo de proletarizacin de los campesinos de lasierra central. Los humos de la fundicin, as como losdesperdicios de la extraccin de los minerales, contami-naron las aguas y anularon la capacidad productiva de

    las tierras de cultivo, determinando la desaparicin desembros y pastizales para el ganado de los campesinos.En las tres primeras dcadas del presente siglo elenganche y la migracin forzosa de aquellos campesi-nos afectados por la prdida de sus recursos fueron lasvas ms significativas para el enrolamiento de la mano

    de obra para las minas.

    Sobre el funcionamiento del enganche no existehasta ahora un estudio definitivo, pese a la abun-dancia de testimonios descriptivos. En el caso delas minas, el enganche fue un contrato entre cua-

    tro actores: la empresa, el enganchador, el campe-sino enganchado y el fiador. El enganchador podaser un antiguo minero, un opulento terrateniente oun rico comerciante, depositario de la confianza de

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    Reclutamiento de mano de obra 41

    la empresa y al mismo tiempo con el poder e influencia

    suficientes para persuadir y movilizar a los campesinos.A comienzos de siglo operaban en Jauja, con filiales enHuancayo y Tarma, tres casas encargadas del "engan-che" de los campesinos para las diferentes minas de laCerro de Pasco Corporation: la de Arstides Castro, lade Pedro Aizcorbe y la de los hermanos Grellaud 20.

    El enrolamiento de los trabajadores por el engan-chador se efectuaba por medio de adelantos en dinero oen mercancas. El dinero para estos adelantos era entre-gado a los enganchadores por la propia empresa. De estamanera el trabajador quedaba obligado a laborar en las

    minas por lo menos durante todo el tiempo necesariopara cubrir estos adelantos. Se trat, en suma, de un me-canismo tpicamente colonial de fijacin de la mano deobra. El enganchador reciba como beneficio el pago deuna comisin que era proporcional al tiempo de trabajoque el obrero se comprometa a desplegar en las minas.

    Si los adelantos consistan en mercancas, el engancha-dor poda ampliar estos beneficios a travs de la mani-pulacin de los precios de los bienes entregados en adelanto.

    El fiador, por otra parte, era el garante del cum-plimiento del compromiso contrado por el trabaja-

    dor frente al enganchador. Si los trabajadores aban-donaban las minas antes de la cancelacin de los

    20. Flores Galindo, Alberto, Op. cit.,p. 51.

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    adelantos, el enganchador, con la complicidad de las

    autoridades locales, poda tomar las propiedades de loscampesinos y, eventualmente, de sus fiadores comoreembolso del dinero suministrado 21.

    Pero muy pronto el funcionamiento del enganchealcanz sus lmites. En efecto, la apertura de otrasoportunidades de empleo en el mismo valle delMantaro, los bajos salarios y, sobre todo, la dureza delas condiciones de trabajo dentro de los socavonesmineros reforzaron la resistencia de los campesinos a lamigracin. Ya no fue ms posible anterior bajo la

    promesa de adelantos, vivienda, luz y lea gratis. Nimucho menos a travs de la irnica oferta de "pasaje deida" y de "hospital" gratuitos 22. He aqu el testimoniode un enganchador respecto a las dificultades queencontraba para enviar los campesinos a las minas:

    Informe sobre los pueblos donde fui para buscar gente y

    los motivos que me manifestaron tenan para no venir:

    Da 31 de octubre en Julcn y Masma

    No vienen por encontrarse muchos termi-nando de sembrar, otros porque les parece

    21. Una excelente descripcin del enganche para las minas de

    Morococha puede encontrarse en "El estado actual de la industriaminera de Morococha", en Boletn del Cuerpo de Ingenieros deMinas, Lima, 1905, N 25, pgs. 62-66.

    22. Este es el texto de un volante que la Cerro de Pasco distribuyen las comunidades del valle del Mantaro:

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    Reclutamiento de mano de obra 43

    que es poco el salario de S/. 4.20 y aunque yo

    les dije que ese salario era para los que notuvieran ningn oficio y que a los capataces seles daa en sta el salario correspondiente

    probndolos en el trabajo, esto no les pareciconveniente y quieren que se les fije salarioscomo ayudantes o maestros.

    Repart los volantes hacindoles ver lasfacilidades que da la Compaa para susobreros y tomando nota de stas, muchosquedaron en venir durante estos meses.

    SE NECESITA 1,000 HOMBRESPARA LA CERRO DE PASCO COPPER CORPORATION

    SEC. MOROCOCHA

    Hospital, Cuarto, Luz y Lea gratis. Mercantil a precio bajo

    SALARIOS DIARIOS

    M I N A S U P E R F I C I E

    S/. S/. S/. S/.Capataz 7.80 a 18.25 Capataz 7.15 a 9.10Enmaderador 7.15 Carpintero 1 cl 8.15Ayd. Enmader. 5.40 Carpintero 2 cl 6.50Leynarista 7.15 Pintor 1 cl. 7.55Ayd. Leynarista 5.40 Pintor 2 cl. 6.50Maquinista 6.30 Albail 1 cl. 7.55Carpinteros 6.50 Aydte. carpintero,Ayd. Carpinte. 5.40 pintor, albail 5.05

    Albail 6.50 Lamperos y lab. 4.20Ayd. albail 5.40

    Alcanzar el mayor salario depende de la capacidad del operario,pudiendo alcanzar hasta el de Capataz.Pasaje de ida gratis.

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    Da 1 de noviembre en el antaro

    Muchos no vienen por las mismas causas quelos de Masma y Julcn; otros me dijeron queno queran trabajar porque esos salanenfermos, como lo haban comprobado pormuchos de sus paisanos que se encontrabanenfermos. Yo les dije que se les poda dartrabajo slo en la superficie y con esteofrecimiento quedaron conformes y prome-tieron venir dentro de poco.

    Sobre el salario dicen que ellos prefierentrabajar en su pueblo o los otros pueblosvecinos, porque les pagan de tres a cuatro solesy les dan alimentacin, coca, cigarrillos ychacta y que estos trabajos no son en las minasdonde pueden enfermarse con la neumoco-niosis. Yo les dije que ese peligro ya no haba

    porque la Compaa les da aparatos de

    seguridad y mucha ventilacin. Varios de ellosofrecieron venir despus de algn tiempo. Alleer los volantes parece que les gust lasfacilidades que se les da, al venir a trabajar.

    Da 2 denoviembre en arco

    En ese pueblo me manifestaron para novenir a las minas cosas ms o menos queen los pueblos anteriores y me dijeron que

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    Reclutamiento de mano de obra 45

    preferan trabajar en la irrigacin de la margen

    izquierda del ro Mantaro donde necesitan 500hombres con jornales de S/. 3.00 a S/. 5.00.Tambin estn esperando que se principie laconstruccin de una carretera por el margenderecho del ro Mantaro. Repart tambin losvolantes y al igual que en los otros pueblos,

    parece que las facilidades que se les da gust.Algunos quedaron en venirse junto conmigopero no quisieron ir ese mismo da a Jauja,comprometindose a ir a la librera Sanguinettiel da domingo. Los esper ese da pero nollegaron. Le encargu a Sanguinetti que si iban

    l se entendiera con ellos.

    En todos estos pueblos y otros de la provinciahay muchas personas encargadas de jugar paratrabajar en Pachacayo, Huarn, Castrovirreina,Ro Pallanga y minas del sur, segn me dijeron.

    Morococha, noviembre 5 de 1946.

    El reclutamiento coercitivo de la mano de obra,con la complicidad directa o indirecta de las auto-ridades polticas, era el nico y ltimo recurso que

    quedaba a la empresa para solucionar su necesidadde mano de obra. Pero la violencia que este hecho

    pudo adquirir se vio atenuada porque en el seno

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    mismo de las comunidades los se fueron consolidando a

    mecanismos que llevaron una expulsin paralela de loscampesinos.

    El impacto de las minas en las reas rurales

    Las minas para los campesinos representan al mismo

    tiempo centros de explotacin y, bajo ciertas circunstan-cias, tambin centros de ingresos suplementarios. Comose seal anteriormente, en los inicios de la explotacinminera la presencia de los campesinos en las minas fuetemporal, generalmente trabajaban, en ellas los mesesque en sus terrenos de cultivo separaban la siembra de la

    cosecha. Es decir que se trataba fundamentalmente deuna actividad complementaria, que les permita por lomismo un incremento relativo de sus niveles de ingreso.Era obvio que una mano de obra fundamentalmenteestacional afectaba los rendimientos de la empresa.

    Para obtener una mayor estabilidad de la fuerzade trabajo la empresa se vio obligada a concedermayores recompensas a sus trabajadores: Estas b-sicamente consistieron en una elevacin sensible delos salarios en comparacin a los jornales existentesen la regin. De esta manera fue surgiendo un des-

    nivel entre los salarios de los obreros mineros y losornales agrcolas del rea. En 1970 esta relacin

    era de 1 a 5, a favor de las minas. Ciertamente

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    Impacto en reas rurales 47

    que existieron diversos mecanismos que permitieron a

    la empresa recuperar parte de la masa salarialadelantada. Uno de ellos fue la monopolizacin de lacomercializacin de ciertos bienes necesarios a lasubsistencia de los trabajadores. El hecho concreto es,sin embargo, que estos ingresos, asociados a lanaturaleza complementaria que tuvo durante mucho

    tiempo la actividad minera; abran la posibilidad de unaacumulacin monetaria adicional por parte de loscampesinos.

    Los estudios realizados en la sierra central, por otraparte, han sealado la extraordinaria vitalidad de esta

    rea. Se ha sugerido que su desarrollo en gran parte fuefinanciado por las remisiones monetarias de los minerosa sus pueblos de origen23. En cada centro minero de lasierra central existen, en efecto, diversas "sociedades" o"asociaciones" constituidas por los migrantes de unamisma comunidad y cuyos nexos con sus lugares de

    origen son bastante fuertes y estrechos. En algunoscasos individuales, adems, el ingreso monetario obte-nido en las minas profundiz la incipiente diferen-ciacin social y econmica interna de las comunidades.A travs del canal de las minas algunos campesinostenan la posibilidad de modificar sustancialmente su

    posicin. Pero esto no es todo.

    23. Cf. Adams, Richard, A Community in the Andes. Problemsand progress in Muquiyauyo, Chicago, 1959, p. 92 y ss.

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    El anlisis de las movilizaciones campesinas ocu-

    rridas en la dcada del 60 en esta misma rea, as, comoen la sierra sur del Per, ha revelado el rol desplegadopor los centros mineros en la toma de conciencia de loscampesinos como fuerza social. Las "invasiones" dehaciendas, por ejemplo, fueron conducidas por campesi-nos quienes antes de regresar a sus comunidades

    pasaron algn tiempo en los centros mineros. Hastaantes de las dos ltimas dcadas, los centros mineros ysus sindicatos fueron prcticamente los nicos canalesde socializacin poltica del campesinado del centro.Fue aqu donde el campesino y el minero tomaronconciencia de su fuerza. La transicionalidad permanente

    del obrero mismo, en efecto, lo convirti en unaextraordinaria fuerza de movilizacin de los grupos desu propia clase como de los campesinos.

    Las afirmaciones anteriores slo describen uncontexto. Es indispensable realizar investigaciones ms

    profundas a fin de medir el alcance y el significadoconcreto de cada uno de los procesos que se acaban demencionar. En relacin al problema que aqu se discutedebe aislarse slo un hecho: el impacto de los enclavesmineros en la tradicional estructura econmica de lasreas rurales. En este sentido es necesario reiterar que

    las minas no desligan totalmente al campesino ni de latierra ni de la comunidad. En otras palabras, todo indicaque hasta dcadas muy recientes las relaciones de pro-duccin capitalistas establecidas en los centros mi-

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    Impacto en reas rurales 49

    neros, en lugar de dislocar y disolver las relaciones pre-

    capitalistas de produccin existentes en las reas ruralesadyacentes, contribuyeron ms bien a reforzarlas. En laregin de Huancavelica 24, en las alturas de Cerro dePasco 25, en la sierra sur del Per 26, estudios recienteshan constatado una experiencia similar. Esto no quieredecir, evidentemente, que la posicin del campesino

    migrante al interior de su comunidad no se modifique.Lo que se sugiere, ms bien, es que la comunidad cam-pesina como entidad corporativa fue capaz hasta hacepoco de procesar estos cambios y de utilizarlos comomecanismos para reforzar su solidaridad interna. Porotra parte, el campesino migrante invent diversos me-

    dios para mantener los lazos con su comunidad de ori-gen y, en muchos casos, concibi su trabajo en las mi-nas como una lamentable necesidad para conservar,expandir o recuperar sus tierras de cultivo. Hasta quescala pueden aplicarse estas generalizaciones? Culesson las razones profundas que explican esta tenaz resis-

    tencia de los campesinos a su proletarizacin? No se pue-de dar respuesta a estas preguntas con argumentacionesvacas y con nuevas especulaciones. Slo la recons-

    24. Cf. Favre, Henri, La crise de la socit paysanne et lamigration vers les plantations cotires dans le Prou Central, Pars,

    1972.25. Cf. Aranguren, Anglica, Huaychao, una comunidadtradicional y la reforma agraria, Lima, 1972, tesis UNMSM.

    26. Cf. Bonilla, Heraclio, ''Islay y la economa del sur peruano",enApuntes, Lima, 1974, N 2, pgs. 31-47.

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    truccin cuidadosa de la historia de las regiones mineras

    y de sus hombres puede permitir iluminar mejor estosproblemas. Es con el deseo de contribuir a su esclare-cimiento que presento aqu los primeros resultados deuna exploracin sobre los flujos de la migracincampesina a las minas de Morococha, provincia deYauli, departamento de Junn, indicando las

    caractersticas ms importantes de este desplazamiento.

    LaCerro de Pasco y el campamento minerode Morococha

    La empresa norteamericana Cerro de Paseo Copper

    Corporation empez a explotar los yacimientos minerosdel centro en 1902 y su establecimiento corresponde auna intensificacin de la expansin financiera norte-americana en la economa peruana. A travs de laadquisicin de denuncios y de pequeas minasexplotadas por empresas y familias peruanas, la Cerro

    de Paseo lleg muy rpidamente a constituir un granimperio en la sierra central 27. Parte de este imperio fueel campamento minero de Morococha.

    Los inicios de la explotacin minera en estecampamento remontan por lo menos hasta media-

    27. Cf. Sobre la emergencia de la Cerro de Pasco Corporationpuede consultarse la importante tesis de William Bollinger, The riseof U.S. influence in the peruvian economy1869-1921, Universidad deCalifornia, 1971, especialmente pgs. 152-214

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    Cerro de Pasco y Morococha 51

    dos del siglo XVIII 28, siendo su produccin fundamen-

    tal la plata y el cobre. La crisis de la Independencia des-truy estos trabajos iniciales. La recuperacin comenza producirse a mediados del siglo XIX 29. Esta explo-tacin Se intensific a fines del mismo siglo, bajo elestmulo del ascenso de los precios del cobre en elmercado internacional. En 1894 el precio de una tonela-da de cobre fino era de 40 libras esterlinas, mientras queen 1900 lleg a 78 30. En respuesta a esta coyunturafavorable, Octavio Valentine, David Stuart y LizandroProao, tres mineros locales, crearon en Morococha laCompaa San Miguel y, conjuntamente con los Pflucker,intensificaron la produccin del cobre. Adems de lasminas de San Miguel, los yacimientos ms importanteseran Natividad, Gertrudis y San Francisco 31.

    La Cerro de Pasco Mining Co., que ya tena elcontrol de otros yacimientos alrededor de Cerro dePasco, inici el control de Morococha en 1905. JamesH. Higgin, su representante, compr los yacimientos

    alrededor de Cerro de Pasco, inici el compr en eseao las minas San Francisco de los Pflucker y ob-tuvo el control del 50% de los intereses de las mi-nas de Natividad. El otro 50% fue adquirido por

    28. Cf. Garca y C., Mario,Breve resea de la historia minera de

    Morococha, foll., s.l., s.f.29. W. M. Lewis Herdon y Lardner Gibbon, Exploration of thevalley of the Amazon,Washnigton, 1854, p. 61.

    30. Bollinger, W., Op. cit., p. 158.31.Ibid, pgs. 207-209.

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    Backus y Johnston. Ms tarde adquiri las San Miguel,

    Gertrudis, Cecilia y en 1908, finalmente, estableci laMorococha Mining Co. como empresa subsidiaria de laCerro de Pasco y Investment Co.32 Esta situacin

    permaneci inalterada hasta 1973, fecha en que la Cerrode Pasco Corporation transfiri al Gobierno peruano latotalidad de sus pertenencias.

    La migracin de los trabajadores. Las fuentes

    Bien conocidas las dificultades que es necesariosuperar cuando se requiere reconstruir la historia de las

    masas populares, la historia de hombres oscuros, dehombres, es el caso del Per, que no dejaron de suexistencia virtualmente ninguna huella. El nico medio,muchas veces, es interrogar el sentido de sus luchascotidianas en la medida en que, basta ahora, las masas

    populares pudieron expresarse solamente por la accin.

    Pero, a veces circunstancias ms o menos fortuitasposibilitan el acceso a cierto tipo de documentos que sibien no transmiten directamente la voz de losoprimidos, permiten, en cambio, un conocimiento mscercano de sus caractersticas en cuanto grupo, de suidentificacin en cuanto individuos. Uno de ellos es la

    ficha laboral de los mineros de Morococha.

    32. Bollinger, W.., Op. cit.,p. 210.

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    La Cerro de Pasco Corporation ha logrado conservar

    las fichas de registro de sus trabajadores desde 1915hasta la fecha. Estas tarjetas eran completadas por elpersonal de la empresa en el momento en que el tra-bajador era aceptado por ella, constituyendo, al menosen sus comienzos, un virtual contrato de trabajo. De1915 a 1970 la Cerro de Pasco Corporation emple en

    cada uno de sus campamentos dos tipos de tarjetas. Laprimera, bastante sumaria e impresa en ingls, cubre elregistro de los trabajadores hasta aproximadamente1930. Inmediatamente despus comenz a utilizarse unanueva tarjeta conteniendo datos mucho ms completos.Las conclusiones que aqu se exponen reposan entera-

    mente sobre los datos contenidos en las tarjetas. El cua-dro siguiente presenta una descripcin completa de lasinformaciones contenidas en las tarjetas utilizadas hasta1930. (Se ofrece una traduccin del original ingls de la ficha).Lado A

    Nombre .. N . Edad Ocupacin Fecha en que comenz a trabajar en MorocochaTrabaj en la Compaa .. en . como .Tiempo . Razn por la que se fue ...Salarios percibidos .... Tasa aqu Relacin ms cercana .En el pueblo de ...Provincia . departamento Casado Hijos Habitacin N Estuvo aqu en la huelga de 1919 ...Lee Escribe ....... Contrato ..Firma Aprobado

    Observaciones

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    La utilizacin de las tarjetas plantea, sin embargo,algunos problemas. Las secciones correspondientes a las

    variaciones de la tasa de salarios (change of rate) y altratamiento hospitalario del trabajador no fueron com-

    pletadas de manera sistemtica. La historia clnica delminero, no obstante, puede ser seguida con cierto detalleen los mismos campamentos a travs de la documen-tacin hospitalaria. El problema ms serio es el anlisis

    de la fecha de ingreso del trabajador, al menos en losprimeros aos de actividad de la empresa. El rubrofecha de ingreso (date), en efecto, fue fechado anticipa-

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    Migracin 55

    damente, por paquetes de fichas. De esta manera puede

    ocurrir que una misma fecha de ingreso en realidadcorresponda a trabajadores que llegaron a Morococha enaos distintos. Esta discordancia, empero, se presenta

    bsicamente en los primeros aos de actividad de laempresa y su margen posible de error no va ms all deun ao.

    Los datos esenciales estn en el lado frontal de latarjeta. Aqu son dos las dificultades principales que

    presenta su utilizacin. La indicacin de si particip ono en la huelga de 1919 casi nunca se menciona. Es enla seccin consignada a observaciones (remarks) donde,

    en algunos casos, aparece una mencin concreta a laparticipacin de los trabajadores en esta huelga. Porejemplo, en algunas de las fichas de Morococha se

    pueden leer "observaciones" de este tipo:

    l. "En septiembre de 1920 fue despedido porhuelguista. No puede trabajar ms en laCompaa. Se present a buscar trabajo el 10 demarzo con el nombre de Alberto Jess".

    2. "En septiembre de 1920 fue despedido por huel-guista. No tiene ms trabajo en la Compaa".

    3. "Este individuo exaltaba a los trabajadores parareclamar ropa de agua, cuando la compaacareca de ella".

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    Otras veces las "observaciones" se refieren a algunas

    caractersticas fsicas del trabajador:1. "Deformed lefthand" (mano izquierda defor-

    mada).

    Estas indicaciones son demasiado fragmentariascomo para poder obtener algunas conclusiones gene-rales. Sin embargo ellas proporcionan algunos indicios

    para una primera aproximacin al estudio de lascaractersticas sociales de estos "precursores" de lasrebeliones mineras de los Andes.

    El anlisis del lugar de procedencia de los tra-bajadores plantea otro problema. Esta indicacin no

    aparece explcitamente sealada en la tarjeta. En sulugar aparece un rubro que se refiere al lugar deresidencia de la relacin ms cercana (nearestrelation. . . in town of. . .) del trabajador. Hasta qu

    punto es posible tomar esta referencia por el lugar deprocedencia del trabajador? Despus de un examen

    cuidadoso de las tarjetas de Morococha se opt por suidentificacin, es decir, por tomar el lugar de residenciade la relacin ms cercana como equivalente al lugar de

    procedencia del trabajador. Dos factores determinaronesta decisin: la estructura de la familia rural andina y larelacin de los apellidos de la relacin ms cercana con

    los apellidos del trabajador. Los casos claramente du-dosos fueron explcitamente sealados.

    Un problema final se refiere a lo que podramosdenominar la "calificacin" de la mano de obra.

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    Hasta 1930 las tarjetas de los trabajadores slo brindan

    a este respecto indicaciones demasiado gruesas. Bsica-mente se concretan a sealar si el trabajador sabe, o no,leer y escribir. Es bien conocida la fundamentalambigedad de tal informacin. Sin embargo, en lasfases iniciales de la explotacin minera la "calificacin"de la mano de obra careci totalmente de relevancia.

    A partir de la dcada del 30, en cambio, y en la medidaen que la explotacin minera adquiere una mayorcomplejidad, con el consiguiente desarrollo tecnolgico,la calificacin de la mano de obra constituir una de las

    preocupaciones fundamentales de la empresa. Lasnuevas fichas, que a partir de esta dcada se introducen,

    constituyen un fiel reflejo de las preocupaciones de laempresa respecto al reclutamiento y a la calificacin dela mano de obra.

    Todas estas observaciones y limitaciones, sin em-bargo, no disminuyen en nada la excepcional riqueza delos datos consignados en estas tarjetas. En una palabra,estas fichas nos proporcionan el punto de partida msfirme para examinar el proceso de formacin delmercado libre de la mano de obra. En efecto, el anlisisde los datos de procedencia y de fecha de llegada de lostrabajadores permite la elaboracin de un "mapa social"con los lugares ms permeables al impacto de las minas.Las fechas de llegada, adems, permiten la datacin deestos flujos migratorios a la vez que sealan sus ten-dencias ms importantes. En investigaciones poste-

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    riores los resultados de este anlisis sern tambin

    utilizados para el estudio de las modificaciones de estasreas como consecuencia del impacto minero. Esteanlisis, por s mismo, es importante. Pero es, al mismotiempo, slo un punto de partida para una investigacin

    posterior.

    La identificacin de las reas ms afectadas por lamigracin hacia las minas, conjuntamente con ladatacin precisa de este proceso, permiten reconstruir yexplicar el mecanismo esencial de la descomposicindel campesinado andino y la formacin posterior delmercado de la mano de obra. Son ndices sintomticos

    para guiar las investigaciones en los archivos locales.Estas primeras referencias son tanto ms tiles ya quees posible agrupar los lugares de procedencia encaseros, comunidades, haciendas, pueblos, es decir lasunidades ms pequeas de poblamiento.

    Pero es evidente que los datos de las tarjetas

    permiten ir mucho ms lejos en el estudio de la mano deobra. Los datos concernientes a la edad, alfabetismo yestado civil, por ejemplo, permiten reconstruir losmodelos migratorios y la estructura familiar delmigrante. En este ltimo caso, y de manera retros-

    pectiva, estas indicaciones facilitan el estudio de los

    cambios en la familia y en la comunidad impuestos porla migracin y, ms adelante, el establecimiento de lascorrelaciones necesarias entre estructura familiar y

    proletarizacin.

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    Migracin 59

    Por otra parte, la pregunta referente a si el cam-

    pesino trabaj o no anteriormente para la Compaa(worked for Comp. at. . .), en que situacin (as. . .) y lasmodificaciones ulteriores a esta situacin (consignadasen el working record) constituyen los primeros indicios

    para un anlisis detallado de la modificacin de la si-tuacin campesina, las etapas de la misma, as como pa-

    ra la comprensin del mecanismo de movilidad ocupa-cional en el centro minero. En esta misma perspectivael rubro lenght of time y el que se refiere a las razones

    por las cuales el obrero dej el trabajo, permiten elestudio de la estabilidad de la mano de obra, de loslmites de la misma y de las razones que atentan contra

    ella. Todas estas referencias, obviamente, no cons-tituyen sino una muy gruesa matriz de referencia. Peroella permite una elaboracin ms fina de las hiptesisque conducirn la posterior investigacin de campo.

    Lo que aqu se presenta, en suma, es el resultado del

    anlisis de una parte de los datos consignados en estastarjetas. Fundamentalmente de aqullos que permitentener una idea de las caractersticas fundamentales de la

    poblacin migrante, es decir, su lugar de procedencia,su ocupacin anterior, su grado de alfabetizacin y suedad. El periodo escogido para el anlisis cubre los aos

    entre 1920 y 1970, es decir prcticamente todo el perio-do de operaciones de la Cerro de Paseo Corporation.El haber optado por el anlisis de un perodo sufi-

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    cientemente largo ofrece la ventaja de poder medir el

    cambio de las tendencias fundamentales. Una vez msreitero que no es sino una primera aproximacin a unestudio que est en sus comienzos. Mis comentarios,

    por lomismo, son bastante esquemticos. Cada afirma-cin, en realidad, levanta un gran nmero de interro-gantes a las que por elmomento no estoy en condicin

    de dar respuesta. El lector interesado en conocer losdetalles de cada situacin debe consultar las tablas esta-dsticas delApndice. Ah podr encontrar las variacio-nes anuales y mensuales de cada tendencia, as como la

    particularidad que ella adquiere en cada centro poblado.

    El flujo migratorio de los trabajadores

    El nmero de trabajadores mineros en el Per fuecalculado en 80,000 hacia 1970. Este volumen repre-senta aproximadamente el 2% de la poblacin econmi-camente activa, produce el 6% del producto nacional

    bruto y genera cerca del 50% del total de las divisas queentran al pas 33. En el mismo ao, 1970, el nmero totalde obreros que trabajaban en los diferentes campamen-tos de la empresa Cerro de Paseo fue calculado en 13,763,de los cuales 1,466 corresponden a los mineros deMorococha34. Cmo lleg a constituirse esta poblacin

    minera?33. Haak, Roelfien y Sulmont, Dennis, El movimiento minero

    eruano, Lima, 1971, Universidad Catlica (ms.).34.Cf. VerApndice, cuadro N 1.

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    Flujo Migratorio 61

    En reiteradas ocasiones se ha mencionado el carcter

    permanentemente fluctuante de la poblacin minera, elmantenimiento de sus lazos con la tierra y con suspequeos pueblos de origen. Este hecho, asociado al ca-rcter cclico de la produccin de la empresa, determinque la constitucin de esta poblacin haya atravesadodiferentes fases igualmente fluctuantes. A partir de las

    estadsticas elaboradas por la propia Cerro de PascoCorporation es posible reconstruir el movimiento deesta poblacin. As, entre 1920 y 1970, se puede detec-tar siete fases alternas, de expansin y de contraccin,en el movimiento del volumen de la poblacin obrera:

    1) 1920 a 1929: 7,840 a 12,858 obreros (+ )2) 1929 a 1932: 12,858 a 4,244 " ( )3) 1932 a 1940: 4,244 a 10,513 " (+ )4) 1940 a 1946: 10,513 a 8,296 " ( )5) 1946 a 1956: 8,296 a 13,176 " (+ )6) 1956 a 1958: 13,176 a 10,725 " ( )7) 1958 a 1970: 10,725 a 13,763 " (+ ) 35La poblacin anual promedio durante todo este

    perodo fue aproximadamente de 10 mil obrerosmineros.

    Las razones que explican estos diferentes mo-vimientos no son todava suficientemente conocidas;

    35. Cf. VerApndice, Cuadro N1.

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    sin embargo, se puede suponer que estos ciclosmigratorios de la poblacin estuvieron estrechamenteasociados a los ciclos de explotacin del mineral,

    particularmente del cobre, los cuales, a su vez, es-tuvieron ritmados por la coyuntura del mercado in-ternacional. No me ha sido posible todava reconstruirlas fases de la produccin minera de la Cerro de Pasco,

    pero las cifras correspondientes a la produccin delcobre de esta empresa entre 1905 y 1938 36 permitenconstatar, para este perodo, una estrecha correspon-dencia entre ambos movimientos.

    La poblacin minera de Morococha, por otra parte,si bien sigue el mismo proceso de formacin en cambio

    sus etapas fueron un poco diferentes. He aqu sus fases:

    (+ )1) 1920 a 1926: 1,224 a 3,146 obreros2) 1926 a 1930: 3,146 a 765 " ( )

    3) 1930 a 1937: 765 a 1,466 " (+ )

    4) 1937 a 1945: 1,466 a 685 " ( )5) 1945 a 1960: 685 a 1,412 " (+ )6) 1960 a 1970: 1,412 a 1,456 "

    Aunque con diferente intensidad, e incluso conalgunas pequeas fases contradictorias, el movimien-to de la poblacin de Morococha atraviesa aproxi-

    madamente las mismas fases que el movimientodel conjunto de la poblacin minera de la Cerro de

    36. Ver cuadro 2 delApndice.

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    Flujo migratorio 63

    Pasco. A partir de 1956, en cambio, y luego de un fuerte

    descenso, la poblacin total de la Cerro de Pasco tiendea expandirse mientras que, en el caso de Morococha,esta poblacin tiende a estancarse. Esta disparidad pro-

    bablemente se explica por el agotamiento de los recur-sos mineros o por la elevacin sensible de la produc-tividad de la poblacin minera de Morococha. Durante

    estas cinco dcadas el nmero anual promedio deobreros en Morococha fue de mil hombres. Si se tomanlos aos modales esta poblacin represent en 1925 el29% del total de mineros que trabajaban en la Cerro dePasco Corporation. Este porcentaje desciende al 16% en1935, al 8% en 1945 y 1955, y al 11% en 1965. Estos son,

    pues, los marcos numricos de nuestro razonamiento.

    lgunas caractersticas de la poblacin migrante 37

    Procedencia

    La naturaleza esencialmente migrante de la po-

    blacin minera de Morococha aparece claramenterevelada en el cuadro 3 del Apndice. La provin-

    37. Las caractersticas que aqu se discuten fueron detectadas a

    partir de una muestra al azar de las fichas de los trabajadoresconservadas en la oficina de Relaciones Industriales de Morococha.Razones de tiempo y las condiciones mismas de la investigacindeterminaron que el procedimiento para la obtencin de la muestraconsistiese en retirar 1 de cada 4 tarjetas existentes en los paquetesclasificados por ao. Se espera tener as una muestra del 25% sobre ellujo anual de los trabajadores mineros de Morococha.

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    cia de Yauli a la cual pertenece administrativamente el

    campamento de Morococba, aport como promedioentre 1920 y 1940 menos del 10% del total de supoblacin. A Partir de 1940 este aporte, tambin comopromedio, se eleva y llega a oscilar entre el 10 y el 15%Este aumento indica que la explotacin minera, despusde todo, lleg a fijar un segmento de la poblacin

    minera en las reas inmediatas a los yacimientos. Peroesta fijacin, en el caso que aqu se comenta, no es sloimputable al desarrollo de la minera de Morococha,sino, ms bien, al desarrollo de esta explotacin en todala sierra central.

    Son las Provincias de Jauja, Huancayo, Tarma yConcepcin, es decir el valle del Mantaro, las quesuministraron el contingente ms importante de manode obra para las minas de Morococha. En 1920 la

    poblacinprocedente de estas reas represent el 65%del total de lapoblacin de Morococha. Este porcentaje

    fue del 58% en 1930, del 63% en 1940, del 60% en1950, del 42% en 1960 y del53% en 1970. A medidaque se desarrolla la explotacin, en consecuencia, elaporte de estas reas tiende a relativamente a disminuir.

    El movimiento opuesto, en cambio, est repre-

    sentado por la migracin de Huancavelica las mi-nas de Morococha. El rea de Huancavelica es eco-nmica y socialmente distinta a la del valle delMantaro. Su poblacin es mucho ms india, mien-

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    Poblacin migrante 65

    tras que la presencia de los latifundiostiene aqu mayor

    relevancia que en el valle del Mantaro. Ahora bien,hasta 1950 la poblacin migrante de Huancavelica a lasminas de Morococha represent menos del 10% deltotal de la poblacin. Pero a partirde 1950 este aporte seeleva sensiblemente para llegar, entre 1950 y 1960, a un25% del total de la poblacin de Morococha. En la

    espera de investigaciones de campo que precisen elsignificado de estas cifras, slo es posible afirmar, porahora, que la intensificacin de la explotacin minera deMorococha irradi su impacto a regiones cada vez msy ms alejadas. Evidentemente que no se trata de unfenmeno unilateral. Habra que examinar en el interior

    de cada una de estas regiones las razones de esta dife-rente periodizacin en la dislocacin de sus estructuras.

    Pero el agrupamiento de la poblacin por provin-cias, si bien es importante en un primer momento, sinembargo oculta diferencias internas significativascomo,

    por ejemplo, las existentes entre ciudad ycampo, entre

    comunidad y hacienda. El cuadro 4 delApndice intentauna categorizacin ms precisa a fin de superar estadificultad. Su lectura, por una parte, permite constatar lanaturaleza fundamentalmente campesina de la poblacinmigrante. En efecto, los centros urbanos de la regin

    proporcionaron, entre 1920 y 1970, menos del 20% deltotal de la poblacin minera. Por otra parte, dentrode las zonas rurales es necesario diferenciar la po-

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    blacin procedente de pequeos pueblos y comunidades

    respecto a la poblacin de las haciendas. En un casocomo en otro los resortes internos para la expulsin dela mano de obra fueron distintos y con una periodicidadigualmente diferente. Esta distincin, en el rea deestudio, corresponde tambin a niveles ecolgicos dife-rentes. Bajo el rubroMantaro bajo se trata de agrupar a

    la poblacin migrante de los pequeos pueblos, mientrasque la denominacin Mantaro alto engloba fundamen-talmente a la poblacin de las haciendas agrcolas yganaderas de las alturas del valle y de Huancavelica. Lalectura de estos rubros y del cuadro 4 confirman eldeclive tendencial del aporte de las reas bajas del valle

    del Mantaro en favor de un incremento, igualmentetendencial, de las zonas altas de este valle.

    Pero estas categoras todava esconden diferenciasinternas bastante significativas entre cada pueblo, cadacentro urbano y cada hacienda. El conocimiento del por-

    qu de esta situacin diferente en cada caso particularrequiere una investigacin cuidadosa. A fin de orientarestas investigaciones futuras se transcriben aqu los cen-tros poblados que mostraron una diferente intensidadmigratoria. Por orden de importancia entre los centrosurbanos que aportaron un mayor nmero de mano de

    obra se encuentran los siguientes: Huancayo, Jauja,Tarma, Huancavelica, Cerro de Pasco, Junn, Oroya.Por otro lado, los establecimientos rurales ms sensiblesa la atraccin de las minas fueron: Pucar, Punta,

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    Poblacin migrante 67

    San Genimo, Sapallanga (Huancayo), Acolla, Apauta,

    Ataura, Huamal, Huaripampa, Huancani, Lloc-llapampa, Marco, Paca, Paccha, Parco, Sincos, Yauli(Jauja). En cambio, los establecimientos rurales re-lativamente ms impermeables al impacto de las minasfueron: Chupaca (Huancayo), Huertas, Muqui, Mata-chicho y Matagrande, Pachascucho, Pancan, San

    Lorenzo, Ullusca, Chunan, Tragadero (Jauja), Aco,Mito, Ocopa (Concepcin).

    Perodos de migracin

    Se sugiri anteriormente que el movimiento de la

    poblacin campesina hacia las minas estuvo fuertementecondicionado por los ciclos de expansin y decontraccin de la explotacin minera. Pero la respuestade los campesinos a las necesidades de la empresa nofue directa ni inmediata. No slo la solidaridadcomunal, no slo el control de la tierra, sino las

    exigencias del propio ciclo agrcola condicionaron uncierto patrn de la migracin. Los cuadros 5 y 11muestran, en efecto, que la migracin campesina hacialas minas, independientemente de la duracin, se

    produjo mayormente durante los meses de julio asetiembre, es decir en el perodo de menos trabajo

    agrcola. Este patrn migratorio, adems, fue muchoms significativo entre 1920 y 1930, es decir cuando elcontrol campesino sobre sus recursos era relativamentemucho ms importante.

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    Edad de los trabajadores migrantes

    Las novelas de Dickens o el persuasivo trabajo deloven Engels sobre la condicin de la clase trabajadora

    en Inglaterra dan testimonios de la ferocidad de la ex-plotacin que el capitalismo impuso sobre obreros, mu-

    eres, nios y adolescentes. La necesidad de conocer es-

    ta situacin en el caso de Morococha nos llev a exami-nar la estructura de la edad de la poblacin migrante.

    Los cuadros 6 y 12 sealan que la poblacin mi-grante entre 1920 y 1970 oscil bsicamente entre los15 y 29 aos de edad. Si se toman las medianas de estasdcadas se encuentra que en 1925 el 74% de la pobla-cin obrera de Morococha tena, en efecto, entre los 15y 29 aos de edad. En 1935 el porcentaje de la pobla-cin ubicada en estos mrgenes de edad fue el 72%, en1945 el 80%, en 1955 el 79% y en 1965 el 82%. Esdecir que el avance de la explotacin minera intensific

    el reclutamiento de hombres de esta edad. Sin dudaalguna que la salida de hombres en su mejor edad paraproducir tuvo efectos negativos en la economa de lasreas rurales circundantes.

    La presencia de nios y adolescentes fue insigni-ficante hasta 1960. A partir de ese ao, en cambio,

    cerca del 10% de los trabajadores mineros fueronmuy jvenes, con una edad que fluctuaba entre los10 y 14 aos de edad. Por otra parte, la inestabi-

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    Poblacin migrante 69

    lidad de la poblacin migrante, as como la dureza de la

    explotacin minera, explican la ausencia en Morocochade trabajadores con una edad mayor de 39 aos. Entre1960 y 1970 la juventud de los obreros mineros fuemucho ms perceptible (ver cuadros 6 y 12).

    Estado civil

    La misma juventud de los migrantes explica elhecho de que cerca de los dos tercios de la poblacinobrera de Morococha fuera de solteros. El mante-nimiento del equilibrio de la economa familiarcampesina, o su mejoramiento, fue logrado a travs de

    la remisin a las minas de los hijos ms capaces (vercuadros 7 y 13).

    Un tercio de los minero de Morococha, aproximada-mente, declar ser casado. En este caso el patrn migra-torio consisti generalmente en la sola salida del jefe defamilia. La esposa y los hijos o bien permanecieron enla comunidad o ms tarde migraron tambin a las minas.El conocimiento de los efectos de la migracin en laestructura familiar como comunal demanda la realiza-cin de investigaciones mucho ms precisas.

    Clasificacin de los trabajadores

    A partir de 1940 las fichas de los trabajadoresofrecen una informacin detallada sobre el grado

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    de instruccin de la poblacin migrante. Entre 1920 y

    1930 slo mencionan si el trabajador sabe o no leer yescribir. Entre 1930 y 1940, en cambio, no existeninguna informacin de este tipo. Pese a estas lagunases posible obtener una idea del grado de calificacinque tuvieron en el momento de su enrolamiento en lasminas.

    Es bien conocido que el valle del Mantaro tiene unnivel de modernizacin ms elevado en relacin aotras reas rurales del pas. Esta situacin se traduce,

    por ejemplo, en el mayor grado de alfabetismo yescolaridad de sus habitantes. Ello tuvo repercusionesdirectas en la calificacin de los trabajadores migrantes.

    Entre 1920 y 1930 (ver cuadro 8) el 80% de lostrabajadores mineros de Morococha declar saber leer yescribir. A partir de 1945 el nivel educativo es muchoms acentuado. En efecto, el cuadro 9 muestra unincremento sustantivo en el grado de escolarizacin de

    los trabajadores mineros de Morococha. Los nivelesalcanzan no slo los grados superiores de la instruccin

    primaria sino, tambin, a partir de 1960, los diferentesniveles de la educacin secundaria y superior. Laelevacin del grado de instruccin de la poblacinmigrante es sin duda el resultado de un doble proceso.

    Por una parte, un sensible incremento del grado demodernizacin del conjunto del valle del Mantaro y, porotra, la necesidad de la empresa de contar con tra-

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    bajadote ms calificados a medida que aumentaba la

    tecnificacin de la explotacin minera.

    En sntesis los campesinos que migraron a las minasde Morococha provinieron fundamentalmente de lasreas rurales del valle del Mantaro. Eran mayormentevenes, solos, con instruccin y con aspiraciones muy

    altas, pero con el terco deseo de volver a la tierra. Mstarde, con el avance de la explotacin minera, cam-pesinos semejantes a estos primeros migrantes, peroprocedentes de reas cada vez ms lejanas se incorpo-raron tambin a las minas. Este es, aproximadamente, el

    perfil externo del minero de Morococha entre 1920 y

    1970. Pero este retrato inerte, que confirma y precisa loque aproximadamente se saba, constituye el punto departida indispensable para toda investigacin que tratede reconstruir la frustracin y la miseria de los mineros,al mismo tiempo que revelar la fuerza que sustent, ysustenta, la nobleza de sus combates y de sus espe-

    ranzas.

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    Morococha en 1940 (Foto Sebastin Rodrguez)

    Palladoras (Foto Sebastin Rodrguez)

    Ceremonia religiosa (Sebastin Rodrguez)

    Huelga y muerte en Morococha (Foto Sebastin Rodrguez)

    Viviendas de los obreros (Foto Wilfredo Loayza)

    Minero de Morococha (Foto Wilfredo Loayza)

    Campesina en Morococha (Foto Wilfredo Loayza)

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    Apndice

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    82 Apndice

    Cuadro N 8

    Condicin de alfabetizacin de los trabajadores en el ao de suincorporacin al centro minero de Morococha

    Al f abet i zaci n % Ao de Muest r a

    i ngr eso ( 100%) Lee Escr i be

    1920 1, 447 65 69

    1921 335 70 711922 544 80 801923 302 81 81

    2831924 78 781925 222 79 79

    1926 482 79 791927 269 71 721928 116 52 531929- 40* - - -

    * No hay datos.

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    Apndice 86

    Cuadro N 11

    15.

    Porcentajes de trabajadores, segn zonas de procedencia, que seincorporan al centro minero de Morococha en el perodo de mayordescanso agrcola: meses: de julio a septiembre

    Zonas ms prximas al centro minero

    Zonas agrcolas

    MantaAos de Centros Mantaro Alto y zonas

    ingreso urbanos Bajo perifricas inmediatas"

    1920 14 1213