el manuscrito encontrado en ciempozuelos rendueles

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II Guillermo Rendueles EL MANUSCRITO ENCONTRADO EN CIEMPOZUELOS Amilisis de la historia clinica de Aurora Rodriguez

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Estudio analítico de la historia clínica de Aurora Rodríguez, madre de Hildegart

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Page 1: El Manuscrito Encontrado en Ciempozuelos Rendueles

II

Guillermo Rendueles

EL MANUSCRITO ENCONTRADO

EN CIEMPOZUELOS Amilisis de la historia clinic a

de Aurora Rodriguez

Page 2: El Manuscrito Encontrado en Ciempozuelos Rendueles

«Genealogia del poden> coleccion dirigida por

Julia Varela y Fernando Alvarez-Urfa Disefio cubierta:

Roberto Turegano Dibujo de la portada:

Cesar Bobis

© Guillermo Rendueles © Las Ediciones de la Piqueta

© Ediciones Endymion Cruz Verde, 22 - 28014 Madrid

I.S.B.N.: 84-7731-023-8 Deposito Legal: M-363-1989

Marfa del Carmen, 30 - 28011 Madrid

INDICE

INTRODUCCION ............................. 7

EL MANUSCRITO ............................ 11

CAPITULO I: LA FORJA DE UNA LOCA ...... 49 CAPITULO II: YEN EL FERROL NACIO UN NI-

NO ........ ...... ....... ......... .......... 67 CAPITULO III: FRENTE A FAMILIA, F ALANSTE-

RIO........................................ 79 CAPITULO IV: LA INMACULADA CONCEPCION

DE HILDEGART ........................... 89 CAPITULO V: LA VIDA PUBLICA DE HILDE-

GART ...................................... 105 CAPITULO VI: UN CRIMEN POR RAZON ..... 129 CAPITULO VII: LA DISPUTA ENTRE LA CARCEL

Y EL MANICOMIO: l,ESTA LOCA AURORA? 147 CAPITULO VIII: LA MORTIFICACION DEL AL-

MA EN LA CARCEL ........................ 157 CAPITULO IX: LA SEGUNDA VIDA DE AURORA:

DE LA UTOPIA MANICOMIAL A FRANKENS-TEIN ....................................... 165

ANEXO ...................................... 197

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INTRODUCCION

La vida y la muerte de Aurora Rodriguez y su hija Hilde-gart se cierran no solo con el mas rotunda olvido, sino con las tergiversaciones tambien mas rotundas. En el unico libro edi-tado sobre ella -Aurora de sangre-, el excelente periodis-ta Eduardo de Guzman escribe: «Rec1uida en la carcel de mu-jeres para el cumplimiento de su condena, Aurora Rodriguez permanece en ella durante tres afios. Segun parece, en 1936 y en los dias confusos y caoticos del comienzo de la guerra civil, sale 0 escapa de su prision. l.Que es de ella despues? Lo igno-ro, porque nadie me habla con posterioridad de la madre de Hildegart, ni se que se haya publicado nada acerca de su des-tino 0 paradero. Es posible que haya muerto ... No cabe des-cartar, sin embargo, la posibilidad de que haya sobrevivido a los treinta y nueve afios transcurridos desde que mato a su hija.»

Las razones de ese olvido son tanto mas extrafias cuanto que Hildegart es una de las po cas teoricas importantes e in-novadoras del feminismo espafiol de los afios treinta, la uni-ca, ejemplo, citada Havelock-Ellis, tanto en los as-pectos mas ideologico-criticos relativos a la familia patriarcal y al machismo como en las tecnicas sexuales, 0 en la aplica-cion de la vasectomia al control de la natalidad, tecnica que, todavia en 1943, parecia un signo de locura al psiquiatra que entrevista a Aurora. La produccion teorica de Hildegart su-pera la cincuentena de opusculos y algunos de elIos como «V e-nus ante el Derecho», «Sexologia» 0 «La rebeldia sexual de la juventud» constituyen un material casi unico del moder-no feminismo espanol.

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El olvido, pariente cercano de la represion, puede tener otra fuente importante. Hildegart y Aurora militaron en el PSOE desde 1928. La primera publico articulos durante la dictadura -quince afios de edad- de forma asidua en El Socialista y pertenecio a la izquierda juvenil de ese partido junto a Santiago Carrillo, Poncela, Sendin, llegando a estar procesada y posteriormente amnistiada por la Republica. Como tendremos ocasion de ver, en 1932, con la publicacion dellibro ;,Se equivoc6 Marx?, en una de las primeras criti-cas del abandono de la teoria revolucionaria por parte del partido socialista, aporta su testimonio contra to do el arri-bismo y la trepa que se dispara en este partido con posibili-dades de gobierno y que, por encima de la razon concreta que asiste a Hildegart de no apoyar a Azorin en la candida-tura a diputado por el PSOE, la llevo a ser expulsada del par-tido; y revela, al mismo tiempo, su perspicacia para el anali-sis concreto de una situacion muy similar a nuestro presente.

La salida de Hildegart hacia la ideologia libertaria y al partido liberal priva a nuestra historia de otro de los sopor-tes teoricos posibles en el area del comunismo.

El arco del olvido parece cerrarse con la etiqueta de locu-ra que los psiquiatras atribuyen a Aurora, y con la reduc-cion del problema de la relacion entre madre e hija, y sus mul-tiples mediaciones, a un problema de clasificacion psico-patologica y peritacion forense, donde de nuevo la paradoja debe hacer pensar a ese mundo psicopatologico la convenien-cia del olvido: mientras los peritos de la defensa, que consti-tuyen los maximos representantes de la izquierda psiquiatri-ca de la epoca, desde Lafora 0 Sacristan, mantienen la locura paranoica pura de Aurora, la peritacion de la acusacion, Va-llejo, Piga -la psiquiatria tradicional- afirma su respon-sabilidad, uniendo su voz a la de la propia Aurora que siem-pre quiso ser considerada sujeto intencional de su crimen: se nego, incluso con violencia, al intento de ser descalificada y reducida a la consideracion sintomatica de sus acciones por 10 que gritara una y otra vez su lucidez, su triunfo en el crimen.

Se pone de relieve de este modo uno de los asertos criti-cos de Horkheimer: en el mundo administrado totalitaria-

Introducci6n 9

mente por el capital industrial no existen escondrijos. Si el piensa que Verlaine seria objeto en nuestro mundo de la asis-tencia social, Aurora, lejos de ser aceptada y castigada como alguien que rompe los limites, debe ser clasificada como loca.

Esta cancelacion psiquiatrica de la vida de Aurora sume en la sospecha toda la obra de Hildegart, quitandole reali-dad, patologizandola y confundiendo los «delirios reivindi-cativo-paranoides» de la madre con la produccion teorico-critica de la hija en un to do homogeneo, don de el suefio re-volucionario conduce a la locura y, al final, reduciendo todo el interes de los psiquiatras no a los contenidos de ese pensa-miento, sino a las clasificaciones de la patologia formal del mismo.

Este trabajo va a intentar justamente dar la vuelta a esa reduccion en el sentido en que Basaglia trataba de invertir el metoda psicopatologico de Jaspers, cuando este proponia poner entre parentesis la realidad y analizar formas y conte-nidos de pensamiento. De esta manera, a partir de los pro-ductos literales de esa practica reduct ora que el anonimo psi-quiatra del manicomio de Ciempozuelos realiza con Aurora, en ese dialogo singular que transcurre en los primeros afios de su encierro en el que se constituye como «enferma intere-sante», hasta esos largos afios en los que la institucion total logra destruir 10 que de humano habia en Aurora, intentare-mos ver como, en una segunda vida manicomial, sobrevie-nen las ideas directrices, la utopia que guio su vida y, haciendo de derrota victoria, tratara de reformar el manicomio, la psi-quiatria y la higiene mental; y como, de nuevo, 10 realla des-truye y la destina a terminar su vida, en 1956, tras reducirse a hacer mufiecos de trapo del tamafio de un hombre a los que intenta dar vida.

Lo que une esas dos vidas, la extramanicomial en la que Aurora trata de cambiar el mundo y esa segunda vida en la que intenta cambiar el manicomio, es un deseo que continuamente pugna por imponerse a la realidad historica, transformando a la Aurora real en una persona a quien los fantasmas y la ley del deseo, sin llegar a realizarse, «insistieron», y domi-naron toda su existencia.

Es esa reconstruccion del polo subjetivo de su historia 10

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que intentaremos en este trabajo: las autoimagenes, la nove-Ia familiar, las atribuciones de una realidad persecutoria con independencia de su pertenencia a la historia 0 la fantasia. Esa perspectiva en que Freud escribia a Fliess «si mis enfer-mos me engafian, si los traumas sexuales no existieron, su deseo es real». Asi, menos que la familia real que da lugar ados nifios prodigio guiadospor Aurora, nos interesa la no-vela familiar que ella transmite a su sobrino y a su hija, los mUos que al ser elaborados por Aurora resuelven y determi-nan conductas que sin esos relatos serian inexplicables.

En esa busqueda del texto que subyace bajo 10 historico, nuestras fuentes, junto a Ia produccion publica firmada por Hildegart, las constituyen ese material psicopatologico ya nombrado del informe pericial, la historia psicopatologica, una especie de manuscrito encontrado en Ciempozuelos, que ofrecemos integro y literal junto a un trabajo de campo en esa sociedad fria que todo manicomio constituye, conside-rado con actitud antropologica: entrevistas con locas que con-vivieron con Aurora -y que aun continuaban encerradas en Ciempozuelos-, monjas que la cuidaron, un psiquiatra que la conocio. Intentaremos, finalmente, encontrar tambien atri-buciones fantasticas que giraban en torno a un estereotipo -«la sefiora que mate a su hija»- y que rodearon a Auro-ra en esos veintiun afios de segunda vida manicomial.

EL MANUSCRITO

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Copia de la historia n.O 6.966.

ENFERMA: AURORA RODRIGUEZ CARBALLEL NATURAL: de El Ferrol del Caudillo (Coruna) INGRESO: el 24 de Diciembre de 1935. A peticion del Tutor y en virtud de orden de la Audiencia. DIAGNOSTICO: ;,Paranoia? ;,Esquizofrenia paranoica? 30-IV-42.

28-XII-35.-Desde que ingres6 muy amable y correct a con todos. Por complacer a las Hermanas ha estado el otro dia en el Manifiesto. S6lo 10 hizo por condeseender y de-mostrar asi su agradecimiento a elIas. No tiene el menor interes por los aetos que en la Iglesia puedan efectuarse, el dia que las Hermanas se 10 indiquen ini a Misa pero s6lo complacer y observar. Nos pide que s6lo figure su nombre en los asuntos oficiales, en todos los demas desea que se la llama Ara-Saiz ... Ara quiere decir «pie-dra de altar» -de sacrificio- y Saiz, la verdad, por ser esta la diosa de la verdad. Esta manana ha estado por el jardin tomando el aire, ha charlado con una Hermana. Al decirle esta que no tenian vacaciones que se pasan todo el ano en eontaeto con las enfermas, ha experimentado un dolor en el alma: «Soli-cito para ellas un descanso de dos meses por 10 menos». No 10 hace por euestiones sociales, no se parece en nada ala cuesti6n de los socialistas, es exc1usivamente por hu-manitarismo. Es un desgaste nervioso grandisimo. Su trato

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con enfermas mentales les hace adquirir un ha-bltO de tutela para el trato y del que luego no pueden des-prenderse, y tratan con igual tutela al enfermo que al cuer-do. (<<Desde luego teniendo en cuenta que 10 de normal y anormal es una cosa relativa»). «Con esto se las coloca en un plano de inferioridad en relacion al resto de la hu-

alg?,par.ecido creo les ocurre a los psiquiatras». La ahmentacIOn bene que ser aqui especial, para unos y otros, hay que tener en cuenta el desgaste de los nervios, etc. A ellas les falta orientacion artistica. «Si ellas no pue-den ser madres, pueden serlo de espiritu, modelando, pin-tando, etc».

Pide guantes antisepticos; «son necesarios para todo por la higiene sobre todo». ' . Todas observaciones que nos hace son por sus Ideas reformistas, que ya sintio desde nina. Tendria unos 6 6 7 anos, vio golpear a un caballo, se solto de las ma-

,de. s';l padre, se cogio a los pantalones del hombre y gnto pidiendo que el alcalde Ie devolviese los palos a este. Antes de tomar una determinacion lucha consigo misma de una ,atroz, despues de esta lucha, cuando llega a conclUSIOn no vacila ni repara en nada, va a la eje-CUCIOn de su plan.

Refiere en forma parecida y ya conocida, los hechos de la noche que mato a su hija y que no transcribimos por de «Cuando la mate dije: Quereis su cuer-po: alh 10 tenels, su alma es mia y no hay quien me la qUite».

30-X!I-35.-Cuando ingreso en la carcel intento a los pocos dIas. hacer Ya anos antes hablo con su hija de pedir un permlSO del Director de la Carcel para ingresar como reclus as voluntarias, para poder observar mejor los defectos de esta. Queria que su hija reformase to do esto. Uno de los principales la abolicion de los pe-nales y convertlflos en Sanatonos. Hace una distincion

y alienistas.-El primero es seguidor del y el segundo terapeuta; al frente de estos Sanato-

nos estarian los psiquiatras y dependientes de estos el

El manuscrito 15

Cuerpo de Prisiones masculino, pero llevando gentes es-cogidas y religiosas, que hoy que conoce a las Hospitala-rias comprende que serian las mejores. No llegaron a so-licitarlo. Despues de estar en la prision, vio que las comi-das iban muy condimentadas, eran demasiado saladas. Estas comidas en gentes internadas las excitarian, debian de ser mas bien sosas.

Las camas estaban llenas de miseria, las sabanas man-chadas de sangre y flujo y escondidos entre las ropas de la cama unos aparatos para masturbarse con ellos y que pasaban de unas a otras con los peligros para la higiene.

Las senoritas encargadas autorizaban 0 por 10 menos consentian la homosexualidad. El dinero destinado ala enfermeria no llegaba, porque era repartido entre unas y otras.

Todas estas cosas Ie hacian estar protestando conti-nuamente. Acusa de homosexuales a algunas senoritas, despues dice que casi todas. Otra de las cosas que Ie ha-cian protestar era cuando se daba cuenta de la propagan-da socialista y comunista que se hacia en la prision. Sien-te estar C!-qui (en el manicomio) porque si no procesaria a la mayoria de las senoritas de dicho Cuerpo de prisio-nes.

Da el nombre de Sanatorios Sociales a los que ella con-sidera como ideales. Los internados que tuviesen cura de-berian entregarselos a la sociedad y con el resto hacer co-lonias penales, al frente de estas estarian psiquiatras que serian los que las orientarian.

Otra de las cosas que entran en sus proyectos es con-seguir, 0 mejor dicho, obligar a que la sociedad espanola toda pasase por estas instituciones penales, en donde ex-perimentarian un proceso de depuracion; de alli saldria cada uno para el sitio que debe ocupar en la sociedad.

Quisiera con su dinero hacer una escuela de psiquia-tras. Su capital 10 destinaria todo y procuraria que se in-gresase dinero por otros medios, quizas su acto sirviera de ejemplo y alguien la seguiria. Esta Institucion se dedi-caria unica y exclusivarnente a hacer psiquiatras, crear una clase especial tan escogida y selecta que ellos habrian de

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ser los que dirigieran los establecimientos a que antes se referia. Los psiquiatras serian solteros; al que quisiera ca-sarse tendria que ayudarsele y ver que clase de compafie-ra escogia y despues de casado pas aria a la clase de alie-nista. Esta Escuela queda totalmente cerrada para la mu-jer, hasta el cargo de Directora «honoris causa» queda abolido. '

La mujer, en general, carece de alma, tiene alma mo-tora y una psiquis rudimentaria. Hay animales con un alma mucho mas exquisita que la mujer. Por esto la con-sider a perjudicial y prohibe su entrada en ella. «El hom-bre puede ser sensible, puede sentimo La mujer es «sensi-blera», pero no sensible. Los psiquiatras que saliesen de esta Escuela, que es completamente aut6noma, tendrian una autoridad absoluta, ellos serian los que harian la dis-tribuci6n de la poblaci6n donde fueran destinados y sus 6rdenes no podrian rechazarse, ni siquiera discutirse.-Serian tambien los directores de colonias penitenciarias. Cuando se refiere a que el psiquiatra ha de ser soltero no quiere decir que se abstenga sexualmente, pero han de ser exquisitos en el terreno sexual. Han de cohabitar con mu-jeres que no sean viciosas, y sino con sacerdotisas del pla-cer. Hay que copiar en este sentido de los arabes, que en sus harenes tienen a las mujeres mas exquisitas, a las sa-cerdotisas del placer.

Estos tendrian vacaciones especiales, 10 mismo que la alimentaci6n y habria intercambio con el extranjero, pero un intercambio real, no ficticio como ocurre ahora.

3-X-36.-Siempre he dormido bien, ya 10 sabe usted, despues de 10 que pas6. A mi me parece tan 16gico, tan preciso, que no se. Soy un poco mas celeste que 10 corriente. No hay excentricidad en 10 que he hecho, ni psicosis de cul-tura. Creanrrie, los psiquiatras normales no pueden ana-lizar el caso de la madre de la estatua humana (T.15, 5/9.5, Peso 66).

Desde que tuve a mi hija, ya no pense en mi. Lo que me interesaba era la creaci6n de aquel ser humano, dina-mizando gota a gota mi creencia en el. Asi es que consegui-

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ria por eso la «Homo estatua humana». Esta labor ani-mosa fue desconocida. Los hombres distraidos no vieron que yo era un planeta de luz propia. Yo he amado y odiado con terminos extremos. Mi termino medio es la ... huma-na, mecanica, automatica. Por eso los hombres se diri-gieron al faro, a la luz ... Me dijeron: l.Hemos sido muy dignos? Yo no estaba en condiciones de dejar 10 mio. l.Que hara el escultor humano? 0 pier de la raz6n 0 una onza de oro es 10 que prefiere. No sospecha el diciendome. No comprendieron que la obra no era para un lugar, sino para un museo. No se dieron cuenta de la altura de uni6n del escultor.

3-XI-36.-Madre muri6 a los 51 afios, aproximadamente en la epoca del climaterio. «Tenia mas sexo que seso». Sen-tia adoraci6n y un carifio exagerado por la herman a ma-yor de la paciente. Ella era como un quiste de la madre. Se servfan para tapadillo una de la otra. Llegaron hast a enamorarse las dos del mismo hombre. (El padre de Pe-pito Arriola que, por conseguir a la hija, enamor6 a la madre.) Cuando se convenci6 de que este individuo tenia relaciones con su hija sufri6 un desequilibrio grandisimo como madre y como hembra que Ie produjo la muerte. A los tres afios de enterarse de esto, sorprendi6 a su hija con este Sr. y en el momenta Ie di6 una hemorragia cere-bral. Estuvo paralitica dellado derecho. Estuvo asi unos dos afios antes de morir.

Esta era alta, bien proporcionada, guapa. No era dis-tinguida. «Era hermosa, pero no bella». No tenia canic-ter propio. Se dejaba deslumbrar por cualquier cosa. «Era capaz de querer, de encapricharse, pero no era capaz de amar». Carifiosa, mimosa, zalamera. «Creo que sin sen-tir los gran des carifios, era mimosa». Era egoista para las cosas materiales. Se cas6 con un viudo, el de 38 afios y ella de unos 20. De estos matrimonios que se hac en «en-tre amigas». Fue un contrato de los muchos que hay. «Siendo egoista, era por otra parte generosa. Si alguien necesitaba algo de ella, 10 daba, pero de momento, no era capaz de un sacrificio. Como madre, dejaba mucho que

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desear. No se sacrificaba por los hijos, era una mujer como tantas. Dejaba la educaci6n a cargo de criadas, no cono-da la responsabilidad maternal, no sabia los deberes que lleva consigo el traer un hijo a la vida. Como esposa no era modelo ni mucho menos. La paciente sorprendi6 a la madre besando a un individuo cuando tenia tres alios. «Esta ha tenido sus escarceos» pero no fueron muy fre-cuentes en el sentido material; en el de deseos no satisfe-chos tiene la seguridad de que fueron mucho mas frecuen-tes. No era aficionada a las labores de la casa.

Era mas supersticiosa que religiosa, practicaba la re-ligi6n de una manera desordenada, un as veces comulga-ba todas las semanas, otras todos los meses y otras se Ie pasaban los alios sin comulgar. Era frivola, voluble; a la paciente Ie peg6 mucho porque esta Ie pedia cuentas de su conducta y lleg6 hasta a maltratarla. Era celosa, y cuan-do el marido recibia visitas, sobre todo femeninas, escu-chaba tras la puerta.

Padre muri6 a los 83 alios, de hemorragia cerebral. Era alto, fornido, de figura distinguida, guapo, moreno. Re-servado, habituado a sufrir, muy trabajador, nada volu-ble, serio, de pocas palabras, generoso. Sentia debilidad por la mujer, pero no debilidad grosera, sino para prote-gerla. No negaba nunca a nadie un favor, comprensivo. Han sido cinco herman os y cree que algun aborto.

Joseja muri6 a los 63 alios. Muy mala hermana. Ren-cillosa, liosa, «Mala madre y mala esposa.» Con sus lios deshada matrimonios y noviazgos. Homosexual; esto 10 sabe porque en una ocasi6n hubo un gran disgusto en casa de sus padres, porque la madre de la paciente sorprendi6 a esta con el ama de su hija. Por otra parte, los hombres; con ellos «era un pingo». La paciente se dedic6 ala educa-ci6n artistica del hijo de su hermana. Era la directora espi-ritual de este, y cuando la paciente 10 dej6, muri6 como ar-tista. Cuando fue presentado al profesor de musica para que dijera que condiciones tenia, dijo, tiene condiciones, pero hay alguien que vale mucho mas, y selia16 a la paciente.

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Hice de e1 algo de 10 que despues he hecho con mi hija, fue 10 primero que yo he formado, que he dirigido, en-tonces tenia yo 14 alios. Le cantaba, tocaba el piano en-frente de el para formarlo. «Cuando apenas tenia un alio, ya tarareaba las canciones conmigo, fue prodigio musi-cal, porque yo, cuando era un mulieco, cuando todavia s6lo era un mulieco, 10 empece a forman>. «8entfa como mi alma iba al nino y como se modelaba el alma de iste».

10sefa era desordenada, sucia, de una suciedad mor-bosa, en los retretes de su casa se veian las huellas de sus dedos con excrementos. No se cambiaba de ropa interior hasta que esta estaba rota. Gozaba haciendo sufrir a los demas. Arm6 tallio en un matrimonio que consigui6 que el marido pegase a su mujer en mi presencia y la paciente tenia seguridad que su hermana con estas escenas sentia placer.

De estatura mas baja que la paciente y bien propor-cionada padeci6 paralisis infantil de la que Ie qued6 un defecto en una pierna, mas delgada que la otra. «Tiene un tic, el de arrancarse las pestalias. Fomenta los odios entre los hijos. Fue Ia que di6 origen a la muerte de la madre, pues, sabiendo 10 que habia entre este y su ma-dre, ya que era su confidente, hizo vida marital con e1. Tiene la seguridad absoluta de que en las relaciones se-xuaies era una depravada, una viciosa. Esto 10 sabe por algo que ha oido y por deducci6n de su depravaci6n en todo.

«Nos pide que con todo cuidado tomemos nota cuando lleguemos a su vida; asp ira a que se publique y a que se traduzca a varios idiomas».

La Paciente: 56 alios.

Francisca: muri6 a los 6 alios, no sabe de que.

Dolores: muri6 a los pocos dias de nacer, por falta de cierre de orificios fetales de coraz6n.

7-X-55.-Francisco: 51 alios. Mala persona. Vicioso. Mal es-

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tudiante. Quiso hacerse militar y fracas6. Vendia los li-bros, empefiaba y vendia cuanto cogia en la casa. Desa-parecia de su casa y no volvia en varios dias mientras Ie quedaba dinero. Tenia 15 afios cuando hacia to do esto. Desde muy joven se embriagaba, los compafieros de aca-demia Ie llamaban «El Copita». Conforme fue haciendose mayor, fue haciendose mas amoral. Estuvo en Alemania con unos parientes a los que robaba para sus vicios. Es-tuvo unos dos afios, cuando regres6 no sabia ni saludar en aleman. Cuando volvi6 tenia 20 afios, fue a vivir con Ia paciente a la que pedia mucho dinero.

A los pocos meses la familia 10 envi6 a La Habana y se qued6 en Canarias, donde Ie obligaron a sentar pla-za. Cuando cumpli6 el servicio militar vino otra vez con la familia y volvieron a mandarle a La Habana. AlIi rob6 dinero a un ingeniero a quien iba recomendado y unos pIanos de un trabajo que dicho Sr. estaba haciendo y que a el para nada servian. «Robaba no ya por lucro solamen-te, sino mas bien por perversidad.» Ha estado muchos a?os sin de el. Despues de nacer la hija de la pa-Clente reclblO una carta de este en la que Ie reprocha-ba su conducta y Ie decia que el padre de su hija era el amante de su hermana, que hacia tiempo que estaba en-

por su hermana de que se entendian. Despues ha sabldo que estaba empleado en una cas a de juego; es-tas son las ultimas noticias que ha tenido de el. No era torpe.

Una prima carnal de la paciente: Hija de un hermano de su madre; padeci6 de los nervios. Lo que 10 atribuye a un disgusto que tuvo con la mujer de su amante. «Su-fri6 un trauma psiquico.» Estuvo una temporada sin que-rer comer; gritaba. Cuando iba a tener el periodo se po-nia peor. Cuando se ponia peor no conocia a las perso-nas que estaban a su alrededor. No sabe cuanto tiempo estuvo asi. Se cas6 con otro individuo y mientras estuvo casada no estuvo nerviosa. «AI contrario, era muy bue-na persona, la engafiaban todos.» Despues ha sabido que ha estado .recluida en el Hospital General (J oaquina Car-balleira).

El manuscrito 21

El padre de esta: Era muy vago, muy aficionado ala caza.

Abuela paterna: Mujer de una sensibilidad exquisita. El marido era marino mercante. Cuando el estaba de viaje Ie guardaba las ausencias de una manera exagerada. Se pasaba los dias cuidando el jardin. Poco aficionada a sa-lir, no hacia mas visitas que las de rigor (4 6 5 al afio). Cuando muri6 una hija se recluy6 mas, pues entonces no hacia ni estas visitas. Muy caritativa y muy austera. Muy inteligente; muri6 de una afecci6n cardiaca a los 70 y tan-tos afios. Alta y fuerte.

Abuelo paterno: Dej6la carrera de marino por com-placer ala mujer; muy alto y fuerte. Muri6 de accidente, no sabe a que edad. La muerte fue por un golpe que reci-bi6 de una madera estando viendo trabajar a unos alba-fiiles. Despues se ha dicho que no fue casual, que quiza fuera que alguien Ie preparara este accidente. Habia sido perseguido porque se opuso siempre a la trata de negros. Estuvo una temporada en presidio, no sabe por que, cree que por cuestiones politicas. Reservado; muy honrado. De ideas politicas extremistas, pero honradas.

Abuela materna: Nada culta. De una honradez y de una bondad extraordinarias. Muy inteiigente. No sabia leer ni escribir. Muy am ante de su marido y de su casa. Muy prudente. Muri6 a los 72 afios, no sabe de que.

Abuelo materna: Mujeriego; aficionado a la vida po-litica. Sabe que tuvo intervenci6n directa en una revolu-ci6n. Escondi6 en su casa a algunos sublevados, muri6 a los 50 y tantos de reblandecimiento cerebral.

La paciente: Naci6 el dia 23 de abril de 1879. Fue cria-da por una nodriza, se cri6 muy bien, muy gruesa. No ha tenido enfermedad alguna. No fue al colegio; no sabe 10 que es jugar con los demas nifios, ni conocia el trato con estos. Asegura que nadie la ensefi6 a leer ni a escri-

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su iJ?-fancia la ha con el padre en el despacho de este; Jugaba, pero Slempre sola. No tenia trato alguno con sus hermanos. «Yo era el ratoncito de mi padre.» No

nada revoltosa. «Lo que si recuerdo es que siendo muy estaba atent.a a las conversaciones que mi padre sos-

tema con los amigos.» La mayor parte de los amigos de su eran senores de edad, hombres serios, casi to-dos mannos de guerra. «No tengo mas recuerdo que el

de mi padre; es el unico escenario de mi vida Los amigos del padre la querian y acariciaban.

DIce que el padre de la paciente hizo la observacion de que esta, cuando alguno de sus amigos Ie llevaban cara-melos, e! primer dia se soprendia y en los siguientes no se a ellos por temor a que creyeran que iba

de la insurreccion de Cuba y de FIhpmas, de esta ultima hablaban de logias, del Dr. Ri-gol.

Cuando tenia 3 anos soprendio a su madre dando un beso a un amigo de su casa. «Lo tengo tan grabado que recuerdo la escena I?erfectamente, cierro los ojos y todo 10 yeo exactamente Igual, hasta el vestido que llevaba mi madre. Note un vacio, algo especial como de ahogo y des-pues rompi en llanto.»

tenia 4 recibio unos regalos de Filipinas, un as munecas. Descnbe la forma y color de los vestidos y hasta de los detalles mas insignificantes de atavio de es-tos. «Los zapatos tenian el tacon de color rojo y termi-

en punta Fueron varios los juguetes que reciblO y ella los deJo todos por la muneca. Al padre Ie trataba con gran confianza y familiaridad. «Cuando 10 de los regalos, yo Ie pedia una muneca de carne.» Este al hablar a la paciente procuraba hablarle con claridad sin ocultaciones y sin mentiras, como suele hacerse los demas Por otra parte, como en las conversa-ciones con sus amigos hablaban como si ella no existiese se fue enterando poco a poco de todos los problemas xuales antes que los ninos suelen hacerlo. Siendo una nina el padre Ie dijo que tendria una muneca de carne se casara y dice que se horrorizo. «Yo todavia no sabia

El manuscrito 23

10 que era matrimonio, pero el solo nombre me horro-rizo.»

Con la madre no tuvo trato alguno, solo se veian a las horas de las comidas. Si la paciente se aproximaba a ella, esta Ie golpeaba, por 10 que la paciente Ie tomo anti-patia y asco. «Me trataba como sin darme importancia, como si nada significase.» Al padre Ie hablaba de usted y a la madre de tu. Su madre tenia predileccion por la hermana mayor. «A mi me baldaba a golpes. Asi apren-di a odiar a la mujer, de una parte por el trato de mi pa-dre, por otra el trato de mi madre y por ultimo porque de las conversaciones entre mi padre y sus amigos sacaba deducciones poco favorables para estas.»

Desde muy pequena aficionada a la lectura, leia de una manera desordenada, leyo todos los libros que el padre tenia en la biblioteca. Leyo libros de viajes, de higiene, de matrimonio, libros de derecho, de autores clasicos y latinos.

A los 6 anos empezo apadecer de los ojos, y con al-ternativas ha estado siempre padeciendo.

Menarquia a los 15 anos. Siempre ha tenido bien el periodo. Menopausia a los 52 anos sin molestia alguna.

Aficionadisima a la musica y a to do 10 que fuese arte. No recuerda a que edad empezo a tocar el piano, cree que de siempre sabe de musica, que fue algo que surgio en ella espontaneamente. No ha tenido profesor; aprendio sola solfeo. Sabe to car el piano, la guitarra y el acordeon.

Cuando ella tenia 15 anos nacio el sobrino; hasta en-tonces estuvo haciendo la misma vida, siempre encerra-da en el despacho del padre. «Cuando este nado vi el de-10 abierto, ya encontre 10 que tanto deseaba; la munequi-ta de carne por una parte y por otra el hijo de la mujer soltera.» A este 10 formo a su gusto, Ie moldeo el espiri-tu; Ie contaba cuentos fantasticos de cosas lindas, de bos-ques muy floridos, de animales, etc. Le enseno a adorar a las plantas y a las flores. «En el sembraba 10 que habia en mi corazon.» En la formaci on de este reconoce que no llevaba plan alguno preconcebido. Lo educaba como se Ie ocurria, 10 fundamental era verter en su espiritu 10

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que yo llevaba en el mio. Cuando el nino resulto ser un prodigio la paciente fue la primera sorprendida. Ha sido despues cuando se dio cuenta, cuando comprendio clara-mente que todo 10 que este era se 10 debia a ella, que era obra suya. Empezo a recordar la infancia de su sobrino y la educacion que ella Ie habia dado; recordaba que para dormirlo empleaba trozos de music a selecta, que era muy pequenito y ella Ie llevaba las manecitas a las teclas del piano. Tambien observo que el dia que la paciente no Ie

el concierto «este no resultaba tan bien» y, por ultImo, cuando la hermana envidiosa 10 aparto de su lado y se encargo ella de su educacion, el nino fracaso, siendo en la actualidad una vulgaridad.

Este caso, como el de mi hija, son casos que estan den-tro de la psiquiatria. l,Quien asegura que el alma de ellos no era un extracto de la mia? Extracto es un destello que se plasma y despues se extiende.

EI cuerpo humano en vida consta de tres partes: 1. a materia plasmada, estuche 0 caja. 2. a elemento motor que radica en el sistema nervioso (El impulso motor puede tam-bien darse en ellaboratorio, que consigue en la actuali-dad dar movimiento a un cadaver y hacer latir a un cora-zon fuera del cuerpo). 3. a de soplo, psiquis, mariposas o como se Ie qui era llamar. La PSIQUIS (nos pi de 10 es-crib amos con mayusculas) es la mas importante. l,Donde radica y cual es su manifestacion? Radica en la inteligen-cia y se manifiesta en esta. l,En que momento se incorpo-ra el cuerpo al alma? En el momento de la fecundacion en el momento en que el espermatozoo penetra en 10. Cada elemento que constituye el ser lleva en si una can-tidad de potencial psiquico. Si llevan mucha potencia los dos, resulta una persona muy inteligente. Si llevan poca, resulta una persona mediana. Alguna vez puede que uno de los dos elementos carezca de esta potencialidad, pero 10 suple el otro, si es muy potente, pero siempre de una manera deficiente. Al preguntarle en que condiciones de esa potencialidad estan dichos elementos, segun su teo-ria, como ella reiteradamente la llama, en el caso en que engendre un imbecil. .. queda call ada un momento, des-

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pues dice que la imbecilidad puede ser congenita y adqui-rida -divaga al hablar de la segunda y respecto ala pri-mer a que dice es la mas importante, queda nuevamente callada y dice que este punto no se Ie habia ocurrido pen-sar en el, pero que pensara detenidamente y que ya resol-vera-.

Lo que ha presenciado, prueba de una manera termi-nante cosas que ocurre con la psiquis despues de muertas las personas; en su hija 10 vio perfectamente, ha sido algo que no ha contado a nadie, ni contara. A pesar de que, insistimos, no podemos conseguir que nos 10 explique.

La paciente no ha sonado nunca y esto 10 atribuye a que es mujer de gran vida interior que no fantasea nun-ca, piensa siempre sobre realidades, sobre cosas factibles. «Algunas veces cierro los ojos y veo el final de la obra que voy a realizar.» Lo general es que las gentes al des-pertar que den un rato como adormiladas, en ella el paso del sueno a la vigilia es brusco. «Como poniendo en co-municacion dos habitaciones, abriendo una puerta, "es como la salida 0 puesta del sol sin crepusculo".» El SUe-no es la serie de trocitos de recuerdos del dia y de la fan-tasia, es como el traje que hace la gitana con trozos de trapos. Durante el sueno los trozos se desunen.

No ha tenido nunca ideas religiosas, ni nadie en su in-fancia intento inculcarselas. Cuando tenia 18 020 anos tuvo una temporada en que iba a misa con gran frecuen-cia. Por entonces confeso y comulgo por vez primera. Esta temporada duro unos dos anos y durante estos confeso y comulgo unas 6 0 7 veces. Primero dice que 10 hizo por complacer a una amiga y despues por espiritu de obser-vacion, pero no crda 10 mas minimo en 10 que hacia y alguna vez se 10 indico as! al confesor, al decirle este que era un sacrilegio 10 que hacia, Ie contesto: que de ningu-na manera, puesto que ella 10 hacia sin intento de burla, con el mayor respeto y hasta alguna vez con devocion. «La profanacion es otra cosa muy distinta.» Cuando te-nia cerca de 30 anos y tambien por complacer a otra ami-ga, confeso y comulgo otras tantas veces, est a epoca duro algo menos que la anterior. Desde entonces dice que no

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ha vuelto a misa hasta que ha venido aqui, pero ensegui-da rectifica y dice -agrega- que cuando su hija tenia unos 10 afios Ie dijo esta que sus compafieros hablaban de misa y que ella no sabia 10 que era esto,para que 10 supiera estuvieron todos los domingos en misa por espa-cio de un afio. Le explic6 que esto era un freno para los que no saben ir solos por la vida, una muleta para los co-jos. No consinti6 nunc a que su hija se arrodillase ni ella 10 hizo tampoco. En el momento de alzar, se ponian las dos en pie.

La paciente se expresa siempre en el mismo tono pe-dantesco y como de ser superior. Queda algunos momen-tos callada con los dedos puestos en los ojos como refle-xionando. En otras ocasiones habla con la car a tap ada y el tronco flexionado, hablando entonces con una gran lentitud. Suele tener un criterio poco fijo 0 por 10 menos bastante acomodatic1o. Cuando se Ie contradice 0 se Ie hace alguna observaci6n, rectifica, pero no de una ma-nera terminante, sino divagando y adormindolo todo en forma tal, que parezca que es 10 mismo que 10 que noso-tros pensamos, que estamos completamente de acuerdo sobre ese punto. Si a pesar de ello se insiste, llega hasta rectificar, pero s610 en pequefios puntos, no 10 hace en 10 que ella llama ideas fundamentales, entonces dice «que buen humor tiene usted hoy, usted sabe que esto es asi».

Hacia el sexo masculino no ha sentido nunca una atrac-ci6n franca de hembra, siente una verdadera atracci6n pero en otro sentido distinto que en el que 10 hacen las hembras, es algo filial y maternal a la vez. «A mt no me ha hecho gozar ningun hombre de la cintura para aba-jo.» Espontaneamente nos dice que no ha sido nunca mas-turbadora de sf misma y que hacia el mismo sexo no s6lo no sinti6 atracci6n, sino mas bien repugnancia. La ho-mosexualidad Ie parece algo repugnante, vicio inexplica-ble.

11-1-36.-Pide para algunas Hermanas del Sanatorio la Cruz de Beneficencia. Culpa a las familias pudientes y a la Di-recci6n del Sanatorio que no se les haya concedido. Nos

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hace historia de los politicos socialistas y del socialismo, a los que ataca con dureza y a los que llama socialeros. Ataca duramente a comunistas y anarquistas a los que lla-ma anarqueses y comuneros. Ataca de una manera vio-lenta a las derechas a los que llama derecheros. Al pre-tender que nos describa cuales son sus ideas politicas nos pide que 10 dejemos para otro dia, pues en el momento actual no se encuentra en condiciones. Solamente nos apunta que 10 fundamental de su programa es que para que pueda ponerse un plan hace falta destruir para que entonces puedan construirse las bases de su programa po-litico, en el cual entra un punto muy importante, el del programa religioso, en el persiste la religi6n porque la mu-jer en Espafia no se mueve, como no sea por el temor re-ligioso.

Intentamos continuar la historia siguiendo el plan que a la paciente Ie pareci6 bien, pero hoy se niega, dice que se ha cansado y que tiene que descansar; no conseguimos que nos explique los motivos. «Primero quiero hablarle de mi infancia, pubertad, juventud y edad madura.» Este fue el plan trazado por la paciente.

17-1-36.-Muy suspicaz, cualquier duda la considera como algo que se Ie hace para probarla. Ve doblez en todo 10 que se Ie pregunta.

28-1-36.-Asegura que el Dr. Vallejo Ie remiti6 una tarjeta de adhesi6n a la Liga de Reforma Sexual. Esta tarjeta cree que la tiene en su casa y, desde luego, esta su nombre en un fichero que la paciente y su hija formaban de todas las cartas que recibian. EI fiscal que intervino en la cau-sa, tambien Ie envi6 otra tarjeta en terminos Recuerda de esta ultima que puso una s, donde deb16 po-ner una c, cosa que se explica porque dicho sefior es de Canarias.

Tendrfa unos 20 afios cuando abandon6 la direcci6n de su sobrino. «Entonces permiti6 que terminase el espi-ritu reflejado en el.»

Econ6micamente no estaba muy bien por entonces, y

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se dedic6 a dirigir y a administrar el capital de su fami-lia. Todas las fincas estaban hipotecadas, en unos tres afios salv6 esta situaci6n; en esta epoca toda su actividad la de-dic6 por entero a estos asuntos econ6micos.

Algunas veces se pregunt6 para que queria tener di-nero, cuales serian sus aspiraciones y sus deseos en 10 fu-turo. Veia como sus amigas adoraban y deseaban las de-claraciones de los hombres; ella no pensaba casarse. Un dia se Ie ocurri6 (a los veintitres anos) que de aquella fin-ca podria hacer una colonia. Primero pens6 reunir unas familias para casa de labor. Desisti6 de hacerlo en Gali-cia, porque no Ie gustaba ni el clima ni el canicter galle-go. Lo que mas Ie disgustaba de estos era el egoismo y la afici6n a los pleitos; cosa que siempre Ie ha molestado. Despues pens6 hacerlo en Alcala de Henares; vio el anun-cio de una finca que reunia buenas condiciones en la pren-sa. Pensaba buscar criados escogidos, de buenas condi-ciones morales y fisicas. Casarlos 10 antes posible; pen-saba pagarles bien «pagaba la sanidad de cuerpo yalma». De todos ellos escogeria los que mejor se portasen, a es-tos los educaria y una vez formados los distribuiria por toda Espana. Tendria hombres y mujeres modelos, que formarian familias modelos. Cree que estos debian de te-ner religi6n a ejemplo de otros sitios (los mulatos, etc., etc.). No serian bautizados hasta que fueran mayores, has-ta los siete afios, ya que el nombre tendria que ser de acuer-do con el temperamento de estos, hasta entonces se les llamaria una palabra carinosa. De entre las mujeres for-maria maestras que educasen a los ninos a los que, al ser mayores, se les entregarian libros para que se terminasen de formar. Queria que estas familias fuesen extendiendose y aumentando para formar un linaje especial, distingui-do, distinto al resto de los espanoles. Tendria un especial cui dado en evitar la contaminaci6n de los de fuera y el que elIos se mofasen del resto de los individuos. Los ma-trimonios no deberian tener mas de dos hijos, hijo e hija. Ya sabia ella por entonces las medidas a seguir para que el feto fuese hembra 0 macho. Al preguntarle cuales son, nos sonrie y dice que los comunes, los corrientes, los que

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yo conozco. «E1 B., bi...» (No nos atrevimos a insistir por hoy en esta explicaci6n por temor a contrariarla y a que se niegue a continuar. Nos hace la impresi6n de que se trata de algo fantastico que no sabria explicar.) Los hijos que no se parecen a sus padres son porque durante la fecundaci6n la madre recibe impresi6n de un hombre distinto; hay un recuerdo de sus facciones que influye en el parecido del hijo. Por eso durante la fecundaci6n es necesario que la madre este en un lugar rodeada de obje-tos artisticos agradables para evitar que vengan a ella re-cuerdos que puedan influir sobre los hijos. Por la muerte de su padre y por los rumores de guerra mundial, que por entonces ya habia, tuvo que desistir de la realizaci6n de este proyecto, mejor dicho, tuvo que aplazarlo, no que desistir; no 10 ha hecho todavia.

Entonces pens6 en formar una mujer modelo «fijese bien, una mujer no un hijo» (por el ano 14) que seria des-pues una continuadora, seria despues esta madre modelo porque tendria hijos modelo, y as! sucesivamente. Los hombres que habrian de engendrar a estas mujeres mo-delo, serian hombres extranjeros que pediria a distin-tas naciones. «l.No se piden caballos, porque no se ha-brian de pedir hombres?» Para que Ie engendrasen esa hija perfecta empez6 a escoger entre las personas que la rodeaban, a unos los desechaba por una cosa y a otros por otra distinta. Eligi6 a un hombre que fisicamente, era perfecto, de edad madura, en plenitud viril, inteligente, «tirando a astuto». Como defectos Ie encontraba: vago, mal amigo, incapaz de tender una mano. Egoista. Domi-nante, 'pero con astucia hip6crita. Le importaba mucho el que diran. Prefiere callar la profesi6n de este indivi-duo. Fue la paciente la que se insinu6 a el. Era una per-sona de una cultura extensa, pero poco profunda. S610 tres veces tuvo relaciones sexuales con el, entre elIas ha-bia un intervalo de unos dos 0 tres dias. En el mismo acto sexual not6 que estaba embarazada. Desde entonces cor-t61as relaciones con este. La amistad no, porque Ie con-cedi6 un derecho a ella. Hoy lamenta que no hubiese roto del todo con el. Estando embarazada tuvo un gran disgus-

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to con este individuo. Desde que se considero embaraza-da se puso a plan de alimentacion especial, continuamente pensaba en la forma que habia de tener el cuerpo de su hija, que despues fue como ella se 10 imaginaba. Se des-pertaba cada hora y cambiaba de postura para que el feto no sufriera con la misma postura y evitaba el estar boca-arriba. La paciente hacia gimnasia y procuraba el evitar lecturas y sucesos que pudieran impresionarla. Exagero las pnicticas higienicas de uso corriente. En vez de banarse en agua fria como era su costumbre, 10 hacia con agua caliente y en vez de banarse una vez 10 hacia dos veces al dia. EI dia 9 de diciembre del ano 14 a las 9,25 de la noche dio a luz.

1-2-36 . ..,-Nos refiere las maniobras que los distintos partidos politicos hicieron para captarse a su hija. Le llegaron a hacer proposiciones «de un Carmen en Granada, de 15 a 20 mil duros». Desde el momento que dio a luz se dedi-co por entero a su hija. Despues dice que ya antes de na-cer procur6 formar el alma de su hija. Pensaba 10 que seria necesario para que esto se inculcase y sirviera de for-macion psicologica. «No solo me preocupe que el cuerpo fuera sano, sino que el alma no se perjudicara, que tuvie-ra una excelente salud psiquica.» Nacio la hija en exce-lentes condiciones fisicas y psiquicas. Cuando nacio y en los primeros dias la comadrona miraba los patios con cier-to recelo, y ella Ie indico que no fuese recelosa que su hija sexualmente era sana y perfecta. «La comadrona no sa-bia que loprimero que hay que ver en un recien nacido son los ojos y despues si sexualmente es perfecto.» Fue criada por ella hasta que tenia veintidos meses. «Mi hija cuando mamaba 10 hacfa con naturalidad, no con el de-leite degenerado de los nifios.» Mi hija no sabia llorar por-que estaba sana, bien aliment ada y distraida. Hasta los nueve anos estuvo completamente sana; a est a edad tuvo una bronconeumonia cree que por contagio de otros ni-nos del colegio; como complicacion durante esta tuvo reac-cion meningea. Quedo completamente bien. A los once anos tuvo por vez primera el periodo. A los siete meses

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empezo a sentarla en el cochecito y en la cama, por en-tonces Ie empezo a ensenar letras que consiguio que se-nalara bien. A los ocho meses la empezo a ensenar a ha-blar, a los 11 meses hablaba bastante bien. Procuraba que los juguetes fuesen variados, pero prefiriendo los que fi-guraban animales. A los once meses anduvo. A los vein-tidos meses leia y escribia. «Cuando cumplio los tres anos escribio una carta al padre, el muy bruto creia que no era de ella. A los tres anos tocaba el piano conmigo a cuatro manos y a esta edad la lleve a aprender a escribir a ma-quina. Como tenia conocimiento del teclado del piano, Ie fue mas facil el aprendizaje. A los cuatro anos era una gran mecanografa, escribia con bastante ortografia.»

De nina no fue docil nunca, era rebelde, pero la ma-dre siempre consiguio captarla. Reservada. «Era herme-tica y gozaba con hacer sufrir, hubo un cierto odio hacia mi, nunca me quiso. EI primero que sembrola semilla en contra mia fue su propio padre.» Un dia sorprendio al padre hablandole mal de ella, en el acto cogio un revol-ver y amenazo a este con matarle a el Y.., a la nina si no se marchaba. Tendria esta entonces cuatro atios. «La nina se revolvio en contra mia.» Cuando su hija tenia siete atios se entero la paciente de que alguien habia dicho a su hija que no era su madre. No pudo conseguir de esta que Ie dijera quien se 10 habia dicho. Aunque confirmo que 10 habian dicho. «La hija por ley biologica se parece mas al padre que a la madre, mi hija no era buena, tenia el alma mala.» Ya de nina era dominante para la madre, quiso tenerla a esta dominada. La paciente fue muy docil para su hija, hacia de ella 10 que queria. Transigia por no darle una desazon. «En esa epoca es cuando yo creo que estaba loca.» «En 10 que no transigi nunca fue en las cosas de trabajo.» No era carinosa para nadie. Era inte-ligente pero no tanto como parecia, si parecia ser mas in-teligente era porque en ella se reflejaba la inteligencia de la paciente. Rencorosa. «Para mi era mala, para mi, mas que nada era envidiosa, me envidiaba, sabia 10 que valia eso para m£.» No podia tolerar que nadie brillase a su lado. Pronto me convencio, al poco de nacer llegue al conven-

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cimiento de que engendre to do 10 contrario de 10 que pre-tendia. «Cuando tenia meses vi que era completamente refractaria a mi.» «No fui escultora de carne, 10 fui de piedra, por eso no la llegue a cincelar.»

3-3-26.-Nos pregunta si Ie han hecho una exploracion geni-tal a una enferma del sanatorio. En las mujeres hay una gran relacion entre los genitales y la psiquis. «;,No enfer-rna esta mas frecuentemente en Ia epoca de la menopau-sia?»

Nos indica que el otro dia nos dejo sin terminar la opi-nion que tiene formada de Botella. Dias antes del suceso estuvo hablando con ella y quiso captarsela para ingre-sarla en el partido -Radical Socialista-; despues del su-ceso la trato muy mal, Ie hizo alguna insinuacion que Ie sento muy mal. Habla en terminos violentos y agresivos respecto a dicho senor. «Llevo a sus hijos ala Institucion Libre de Ensenanza para lograr la proteccion que se dan unos a otros.» Esto me 10 dijo e1 a mi. «Le reprocha el que este Ie hizo insinuaciones deshonestas.» «Estando ha-blando conmigo, se aproximaba a mi para ver si yo res-pondia.» Tanto se aproximaba a la paciente que esta tuvo que interponer entre ellos la reja. Tiene la seguridad de no equivocarse y cree que fue mandado por alquien, tal vez por algun psiquiatra. «Un caballero no hace eso.» Tal vez fue la actitud de dignidad de la paciente, que este ter-mino diciendo: «Es usted muy buena, dona Aurora.» Esto 10 dijo cuando vio que habia fracasado. Es posible que fuera mandado por psiquiatras para ver si su equilibrio era 0 no perfecto. «Tengo la desgracia de conocer las prac-ticas psiquiatricas.» La unica explicacion es que sea un tanteo psiquiatrico. No sabe por que Botella dejo de en-cargarse del asunto.

Nos hace de scrip cion minuciosa de la vida del penal y de las mejoras que se han verificado alIi durante su es-tancia en el; cree que han sido motivadas por sus protes-tas 0 indicaciones. Algunas de estas mejoras se las ha atri-buido la senorita Trigo, pero a ella no Ie importa porque 10 unico que Ie interesa es que dichas mejoras se han he-

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cho. Se considera martir de sus ideales y todo cuanto ha sufrido 10 da por bien empleado. «Soy martir del anar-quismo bien entendido.»

4-2-36.-Cuando estaba embarazada fue pensando en el nom-bre que habia de poner a su hija. Estudio varios de ellos. Explica en identica forma. Hasta los dieciseis meses de edad no la inscribio en el registro, se resistio porque su hija queria que tuviera un nombre adquirido y no el de la inscripcion; a esa edad la bautizo. La explicacion de este hecho fue porque se puso enferma y temia que se Ie muriese y se viera con aprieto si la nina fallecia. Durante la crianza de su hija hizo una vida bastante retraida. Por entonces la hermana de la paciente iba diciendo que era una demente peligrosa y que la Hamada hija no era tal. No sabe que explicacion darle a este hecho porque to do 10 hacia y decia a espaldas de ella. Hoy dice que cuando estaba embarazada se entero de una mala accion del pa-dre de la nina y que ya desde entonces se dio cuenta de que 10 que habia engendrado no era «Entonces por autosugestion quiso hacer por cambtarle de sexo.» Comprendio que esto no podia ser y fue cuando me vol-que sobre ella para contrarrestar 10 del padre. «Cuando nacio todos mis pensamientos los decia en voz alta para que se fueran esculpiendo en ella.» En vez de desalentar-se tome con mas brios la modelacion de su hija, vio que el engendro no habia respondido a sus deseos, pero qui-so modificarlo.

Una noche dio a luz una vecina, llamaron a su puerta y la entraron en una habitacion donde se encontro una senora que terminaba de dar a luz. La rogaron se encar-gara de cuidarla. Se nego rotundamente, porque en ello vio una maniobra de sus enemigos para meterla en un lfo gordo. «Son varios ya en los que me han querido meter.»

Su hija recibio Ia visita de esa misma senora en la que les indico que Ie dijeran algo para no quedar da. La paciente ha hablado siempre claro de las socleda-des ginecologicas y de las comadronas. «Yo estorbaba y tenian que quitarme de en medio.» Fue una sociedad del

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doctor Crespo la que Ie preparo dicho 110 para meterla en la carcel.

Repite 10 de la vasectomia, cree que puede hacerse una ligadura que esterilice temporalmente al hombre. , En otra visita que recibio su hija de un individuo que fue a hacerle proposiciones matrimoniales dijo: «Tu ve al despacho y habla con el, que yo desde aqui sigo tu pen-samiento.» De todo cuanto se hablo en el despacho me entere porque fui con mi pensamiento siguiendo el de mi hija. Cuando terminaron de hablar, Ie dije, has hecho muy bien, has contestado 10 que tenias que contestar. Mi hija quedo completamente extranada sin comprender que yo sin oir la conversacion de ellos, supiera to do cuanto se hablo en el despacho. «Para ella tuve que colocar una pier-na sobre la otra, la izquierda sobre la derecha.»

Nos muestra el brazo y el antebrazo y dice que estos, el cuello, cabeza y las piernas son de constitucion mascu-lina. La clavicula es viril. El cerebro tambien es de cons-titucion viril. El corazon es de mujer, cadera, pechos y nalgas, femeninas.

La postura antes mencionada de una pierna sobre otra, es la que tiene que tomar para que su cerebro se coloque en mejores condiciones para defenderse y atacar. Por ella toma dicha postma cuando tiene que discutir. «Siempre que tengo una polemica esa es mi postura.» «Por ello la adopte cuando mi hija fue a hablar con aquel individuo al despacho.»

Nos dice que miremos su cabeza y nos llama la aten-cion sobre una defeccion en la parte superior y posterior. «Ello indica, 0 un temperamento pervertido, no vicioso, o un temperamento perfectamente conformado.» «Si en mi, en vez de dominar la anatomia descrita fuese a la in-versa, si la pierna fuese marcadamente femenina de tobi-110 redondo, indicaria la perversion. Entonces vendrian la inversion y la perversion.» «Estos chispazos masculi-nos son chispazos cerebrales, de cerebro viril.» No tiene inconveniente alguno en que el dia que fallezca se estudie su cerebro y se vera que es cerebro viril que responde en todo a 10 anatomico descrito que marca su temperamen-

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to. Si se hubiese examinado el cerebro de su hija, se ha-bria visto que este era totalmente femenino, pero no per-vertido.

Su fisonomia ha experimentado en el penal grandes variaciones que nada tienen que ver con la edad. Sus fac-ciones se han enfriado, su voz se desgarro y perdiola me-lodia tan suave y agradable. El dia que Ie anunciaron que iba a'ser trasladada a este sanatorio, Ie indicaron que se vistiese, pero que no era seguro. «Me y si en aquel momenta no aparecen los senores que habnan de .acom-panarme, hago una que hubiera sido nadle 10 que en aquellos momentos paso por m! cerebro, m en el peligro que estuvieron. Fue algo amilogo 10 que me ocu-rrio el dia que di una bofetada a una empleada.»

Al entrar en el sanatorio experimento una sensacion muy agradable y sus facciones recuperaron tranquilidad. Al poco de llegar estando todavia en el recibimiento, se apagaron las luces y un empleado de prisiones que Ie acom-panaba, se aproximo mucho a ella como para hablarle, llego casi a juntar los labios ala mejill.a de ella.». co el procedimiento psiquiatrico, fue ml contestaclOn: Tle-ne la seguridad de que la luz se apago misteriosamente y sup one que nosotros 10 sabemos. «Para demostrarselo Ie dire que al poco tiempo fui al pabel10n y la luz estaba encendida en los pasillos, habia una vela que la Hermana tenia preparada y que encendio enseguida. Todo 10 tenian preparado.» Tiene la seguridad de que aquello fue un tan-teo psiquiatrico.

Peso 67,200: Durante el tiempo que ha estado en el pe-nal dormia desde las siete hasta las cuatro de la madruga-da estabaen cama despierta hast a las seis en que se volvia a dormida. La senorita Trigo la despertaba asus-tandola esta y la mayoria de las companeras penales la te-nian con la paciente desde que ingreso, hacian todo 10 posible por molestarla. En una ocasion dicha se-norita la encerro a hora antirreglamentaria en una celda, empezo a golpear en la puerta hasta que consiguio ql!e la abriesen, fue al patio y al encontrarse con ella Ie dlO

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una bofetada. Esta salio corriendo e inmediatamente se presento el administrador de la carcel. Cree que todo es-taba preparado y que incluso sabian en la prision como ella iba a reaccionar. Cada dia Ie preparaban por 10 me-nos una escena de violencia con sus correspondientes chis-pazos. Todas estas escenas preparadas tenian sus espec-tadores y siempre los mismos. «Los chivatos de la carcel. Estos individuos fueron puestos por los anarquistas y co-muneros.» Estando en el penal fueron los coros gallegos a dar un concierto a dicho establecimiento, dice que fue-ron porque ella estaba en el, porque es de Galicia. Tiene la seguridad de que esto es as}, porque es la primera vez que fueron y porque es logico que unos caballeros galle-gos vayan a hacer un homenaje a una paisana que sufre.

Hasta el ano 1932 no se dio cuenta de que los marxis-tas la espiaban y hasta en la carcel siguieron espiandola. Compraron a la criada, sorprendio cuchicheos entre esta y su hija que la hicieron comprender que la perseguian. Su hija estaba de parte de ellos. «Eran muchos los hilos que tenian tendidos, estaban dispuestos para eliminarla.» Lo primero que procuraron hacer, fue captarse a su hija, cosa que consiguieron por la poca experiencia de esta. La que los estorbaba era la madre y era a la que habia que eliminar. Se dio cuenta que su hija Ie habia traicionado: su hija era una inteligencia corriente y no tenia espiritu de observacion, tenia much a envidia a la madre, a la que no obstante alababa y procuraba piropear. «Que madre mas inteligente, etc., etc.» Los cuchicheos con la criada prueban que estaba vendida a sus enemigos politicos. En una votacion secreta de la que su hija fue la secretaria fue donde se juramentaron con mi hija (fue en abril del 33), des de entonces mi hija dejaba cartas escondidas. Habia tambien un telegram a falso hecho por su hija 0 por sus amigos, pidiendo la correspondencia, aquellos documentos aparentaron que estaban escondidos con el fin de que los encontrara la paciente y hacerse ella la sorprendida. Es-tos documentos los traia la criada. Pidio una explicacion ala hija de estos Hos y ella Ie contesto: «Mama no 10 sa-bras nunca». Despues de esta entrevista su hija comio

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tranquilamente, ella se nego a comer. quiso dormir en la misma habitacion que la hiJa. «MI hlJa se acosto tan tranquila.»

Se convencio de que su hija estaba dispuesta a aban-donarla a marchar a Inglaterra con sus aliados politicos. Esto se io dijo ella misma. Los politicos no dan nada mas que cumplir ordenes del extranJero, su hlJa estaba destinada a ser «el faro de la politica internacio-nal, 0 mejor dicho, mundial». La huida de su hija estaba preparada con el fin de que la paciente, no pudlendo so-portar la traicion de su hija, se suicidara. no, espe-raban que esta reaccionase en la forma que reaCCI?no,. smo todo 10 contrario, matandose ella; con ello se velan hbres de 10 que les estorbaba: dona Una muerta esta, su hija seria una mten;aclOnal estu-penda. «La Aurora rOJa», se llamana matandose la ma-dre. Aparte de 10 conocida que esta era en todos l?s cen-tros politicos internacionales. La mato para verla hb:e de la captacion de sus enemigos politicos y la hbra-ba de la prostitucion poHtica y de la

Ha intentado varias veces llevarse a la hlJa a Amen-ca, y ella siempre se nego: alIi la :paciente es muy conocida y ella solo quena bnllar sola, .que el men, or reflejo fuese hacia la madre, que era la Ulllca que valla. Se propuso entonces que solo ella ,que a la hija la dejaria con unos amigos, a esta Ie parecI.o .de per-las. La paciente no pense nunca en hacer el VlaJe soJa, se 10 deda para tantearla. Trato de convencerla dole la infancia todo 10 pasado, hablandole de 10 tnste que es para madre el separarse de su }1ija, .nada convenda, deda: «vete sola», con ello, quena deCIr: «ma-tate.» Le preguntaba: l,Que hago con los animales? l,Los mando matar?

La noche del suceso y la tarde antes trato de conven-cerla y hubo momentos en los que pareda que iba a ce-der. La misma tarde se presento en su cas a don Anselmo Sanz, profesor del Colegio de con este se-nor no tenia amistad, solo Ie conOCla de verlo en las con-ferencias. Este senor iba a venderle una docena de hue-

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vos. Que cosas mas raras. No 10 recibieron. No ha podi-do despues explicarse cual era la misi6n que este senor llevaba a su casa. La criada Ie compr6 la docena de hue-vos, ella se neg6 a recibirlo por temor a que conociera el ambiente tan raro que habia en su cas a ya que las fac-ciones de ella y de la hija estaban descompuestas. Por en-tonces Ie ocurrieron cosas muy raras. Visitas y cartas ines-

. peradas. Despues, en la carcel, Ie han hablado varias ve-ces de esta docena de huevos. En su casa habia mas huevos y s610 Ie hablaban despues de est a docena de huevos. l.Quien sabe si los mejores arnigos estaban tambien ven-didos?

2-2-36.-Nos trae La Tierra, y nos muestra un articulo y un comentario de ella: «Cain y Abel; Injusticias.» En este articulo se refleja 10 que ya habia de ocurrir. Abel es su hija y ella es Cain. Todas las palabras del texto tienen su significado si se sabe comprender e interpretar. Nos pro-mete traernos un comentario de su articulo hecho por ella y en el que nos explicara parrafo por parrafo y palabra por palabra. Hoy nos explica algunas partes de este. Su hija no ha hecho mas que firmar articulos y recoger los aplausos y recoger los laureles. «Mi lema ha sido trabaja siempre y noblemente encontraras tu triunfo.» «El de mi hija, audacia ayuda a la fortuna.»

Comprende que los demas la tomen por loca, aunque no 10 esta. Todos en sus acciones miran su beneficio pro-pio, marchan por la vida limpiando de abrojos el cami-no, pero en todos hay beneficio, la persona de ideas reli-giosas mira siempre en beneficio para la otra vida, los que no tienen tales ideas religiosas con el beneficio futuro mas o menos lejano, fama, dinero, etc. Ella ha marchado siempre al solo servicio de su conciencia y sin pensar mas beneficios que los que a la humanidad habia de re-portar.

Intenta hablarnos de la educaci6n que dio a su hija, pero al poco queda callada y dice que prefiere dejarlo para otra ocasi6n y que desde luego, prefiere hacerlo el dia que este en libertad.

El manuscrito 39

18-3-36.-Escritos que nos deja despues de asegurarle que s610 nosotros los leeremos. Para Sor Albertina con toda su admiraci6n.

AMOR VIOLETA

Dulce Jesus de mi alma te amo con tan tierno amor que pongo todo el primor, ternura, paciencia y calma en mi penoso trabajo, porque se que de esta suerte me acerco a ti y al verte mi alma espera tu abrazo. Para mi, no hay nada duro porque siempre pienso en Ti, y si algun dolor senti te 10 ofrezco, Jesus puro. Yo se que todas te aman las Esposas del Senor, pero es tan grande mi amor que siente celos mi alma. Tarnbien se, que esto no es bueno ... Pero es que te arno tanto ... que te digo mi quebranto ocultandome en tu seno.

SANATORIO DE SENORAS. CASA DE SALUD DE CIEMPOZUELOS

Si una espina me hiere Si una espina me hiere, me aparto de la espina, pero no la

[aborrezco Cuando la mezquindad envidiosa, en mi clava los dardos de una inquina, esquivase en silencio mi planta y se encarnina hacia mas puro arnbiente de arnor y caridad

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«Rencores» «De quien vivem> «Que logran los rencores» Ni restafian heridas, ni cur an el mal. Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores, y no prodiga sarcias en pinchos punzodores si para mi enemigo cere a de mi rosal, se llevani las rosas de mas sutil esencia, y si notara en ell as algun rojo vivaz, sera el de aquella sangre que malevolencia de ayer, verti6 al herirme con encono y violencia y que el rosal devuelve trocada en flor de paz.

Aunque la copie de un tal Amado Nervo, cual viene en una hojita de calendario contiene muchas erratas de imprenta.

Para la Rvda. Madre Priora de las hospitalarias de Ciempozuelos, con todo respeto y agradeciminto.

UN DETERMINADO DIA DE UN AMENO P ARAJE

En bello peregrinaje y en amorosa porfia una linda mariposa de blancas y sedosas alas quietecitas en un as calas tenian una charla hermosa con un bello ruisefior, a quien con tierno carifio preguntaba sin alifio: Dime tu ... i,Que es el amor? y el, as! preguntado, dijole con dulce acento, voy a decirte al momenta 10 que debe ser amado. Una sublime potencia, no nos importa su nombre, cre6 la Vida, hizo al Hombre, forj6 un Mundo y di6le Ciencia. Y como siempre ha existido, existe y existira en toda la «dualidad»

El manuscrito

esta Potencia ha tenido otra Fuerza Omnipotente que hace perversa la gente y todo 10 ha diluido, y ante tamafia hecatombe naciste tu ... caridad derramando la bondad en beneficio del hombre. caridad no dije bien debiera decir amar en donde encuentran dolor alli derramas tu bien, y 10 que te impulsa a ello despreciando al hombre duro en un sentimiento puro destello de un amor bello. Amas al sol, a la luna, al agua, y al fuego de la golondrina el vuelo que marcha a tierra moruna. Amas el arbol, la flor, toda la naturaleza am as en fin: ... la belleza y en to do pones amor. Todo debe ser amado, por ser obra de Potencia, que es la primera Esencia que to do el mundo ha creado. La Tierra es un valle hermoso que s610 pudo crear un artista prodigioso a quien se debe admirar ... •••••••••••••••••••••••• 0 •••••••••••••••••••••••••• ••••

Asi dijo un ruisefior un determinado dia en deliciosa porfia cantando 10 que es amor.

ARA SAIZ Sanatorio de Senoras. Casa de Salud.

Ciempozuelos

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9-8-37.-Su estado psiquico continua igual. «Si mala es la poblacion civil, mala es la poblacion

penal.» Ella siempre ha funcionado en izquierda «ambi-dextra». En la prision no funcionaban las izquierdas, sino las zurdas. No hay dignidades ni honores que puedan com-prar su conciencia. Ella no se rebajaba en la prision ante nadie. «Yo conoda bien a cada uno y Ie daba su trato.»

Esta completamente satisfecha de «las tocas blancas» en las que encuentra una gran abnegacion, claro es den-tro de su crasa ignorancia. «No siendo igual con la po-blacion manicomial que se pas a en plena arcada uterina.»

No puede soportar esta lucha grande de la hipocresia con la verdad. Se Ie enciende la sangre solo pensar que estara el resto de su vida oyendo de esta poblacion la gran mentira del «Tu reinaras ... etc.» y vi en do toda su gran prostitucion en potencia. «Entonces me meta en mi cuarto y blasfemo.»

«Su estado actual psiquico es la lucha entre ... la voz "que me parece decir que siga y la razon que siempre fa-talmente se impone. Esta es mi situacion: esperar". Ella es masona por serlo su padre, abuelo y resto de la fami-lia, pero cuando 10 ha necesitado no encontro ningun ca-ballero y si unicamente ca ... y albafiiles de mandil.»

Muy correcta y amable, contest a a todas nuestras pre-guntas. AI entrar en el despacho nos mega «mas luz», para que podamos vernos bien las caras.

Expresion amanerada y pedante. Con dificultad cede en sus ideas y conceptos ante nuestras observaciones y ra-zonamientos. Ruega Ie facilitemos dos libros de Peman cuyos titulos da.

Cuando alguna de las hermanas enfermeras lleva de-masiado tiempo con ella, no Ie resulta agradable ni la pue-de ver. No se relaciona con ninguna enferma. Permanece todo el dia ocupada en algo, arregla las cosas de su cuar-to y personales.

Desde muy temprano se levanta a cuidar y regar el jar-din, cosa que hace con gran satisfaccion.

Peso: 65,800

El manuscrito 43

27-7-38.-Correcta y amable. Muy activa y siempre ocupa-da en sus quehaceres y cuidados a las plantas del jardin y animales. Ultimamente menos retraida. Se relaciona bas-tante con las enfermas.

Durante el curso de la exploracion se Ie saltan las 1:1-grim as « ... no tengo ya ninguna ilusion ... hago el balan-ce de mi vida ... "Me gustaria, si pudiera ser, hacer una vida social retraida, en completo incognito ... solo pedi-ria respeto para mi" ... en un plano puro, completamen-te neutral" ... y mi tumba con la de mi hija" .,. ante todo mi sinceridad, pues nada finjo ... » (Le habfamos pregun-tado sobre las esperanzas que tenIa respecto a su situ a-cion actual).

Peso: 61,500

30-7-38.-Firma sus ultimos escritos con el nombre de Aurora Rodriguez. Esta ultima temporada ligeramente deprimi-da. Dos 0 tres dias con depresion mas acentuada, los paso completamente retraida en su habitacion sin ocuparse ni tener ganas para nada.

25-11-38.-«Estoy rota, completamente rota. No tengo ya ilusiones. De pronto ante mi vida, una muralla enorme, imposible de franquear, y ya ahora ... que mi vida termi-ne cuanto antes. Las tardes son las que paso peor y des-pues al acostarme: algo de alivio al pensar que ya paso un dia mas de mi vida ... Quiero cantar y no puedo ... me faltan fuerzas, quiero escribir y ... solo escribo en mi men-te. No puedo ni reir aunque tengo ganas. Tengo que con-fesarle que voy perdiendo los recursos ... no se si usted me comprende ... ahora estoy ya sin fuerzas ... no cans a-da, sino rota, completamente rota, sin ilusion alguna.» Al preguntarle como este cambio de actitud ante el me-dio, nos responde: «Creia en la posible reforma del me-dio manicomial. .. nunca crei que mi tumba pudiese ser un manicomio ... pero mi vida fue siempre sine era y recta y no me arrepiento de 10 que hice, aunque sl, probable-mente, de la forma. Si mi hija hubiese hecho 10 que yo pen-

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se, otros habrian sido los resultados. Muchas veces pien-so en algo superior y digo, si es que existe: "Por que me habeis dado la vida en esta epoca de engafios yegoismos? Ahora hay veces que me tiemblan las piernas y tengo mie-do.» Se encuentra mas demacrada que en la ultima ex-ploracion. El afecto fundamental es de ligera depresion. Correcta y amable como siempre. En ocasiones y con mo-tivo del discurso llora: «no soy valiente.» Esta ultima tem-porada ha continuado mas retraida y menos activa. Al animarla diciendole que todo se puede perder menos la esperanza recobra nuevos brios. «Yo solo quisiera vivir en un rincon del mundo, aislada ... y meramente como es-pectadora ... enterrar por completo mi nombre y vida terior. .. nacer de nuevo ... y ... al menos respeto para ml.»

«Sin haberlo sospechado (al marcharse) doctor ni fi-gurarmelo, salgo de aqui animada y como otra ... sera como los caramelos que se dan a los nifios para engafiar-les por compasion ... en todo caso yo me los trago, pues me hace bien ... y los necesito.»

No quiere pesarse. «Cuando mi espiritu se encuentre mas templado me pes are de nuevo, pues mi organismo estara mejor.» .

Su expresion es menos amanerada que en exploraclO-nes anteriores. Habla con satisfaccion de las hermanas.

16-3-39.-Esta ultima temporada, algo deprimida. Algunos dias al pasar visita, nos pi de tonicos para reponerse.

«El otro dia me pinche con una espina de un rosal... broto sangre y no roja ... signo cierto de mi debilidad: .. »

Al preguntarle su decaimiento nos informa (llorando) de la muerte de su gato ocurrida hace unos dias. «Perdi mi unico compafiero y amigo ... soy demasiado afectiva ... Esto me hace repasar mi vida anterior y asombrarme de como he vivido y de como pude vivir ... Ahora yeo las co-sas mas claras y perdidas todas mis ilusiones ... Todas me preguntan por su muerte conociendola ya de antemano ... me hacen sufrir. .. y ... yo ... sin valor nunca para hacer el menor dafio premeditadamente a mis enemigos (conti-nua llorando). Aqui muero lentamente ... no me hago

El manuscrito 45

ilusiones ... sufro terriblemente, como no puede figurar-se ... No puedo ya con esto ... Las mafianas son mejores, las tardes ... son todas de muerte y tiritando enormemen-te me meta en la cama pero con frio en el alma.»

(Habfando de fa muerte de su gato). «La muerte de mi hija fue otra cosa ... no fue inopinada ... bien pens a-da ... no me sorprendio ... habia que hacerlo ... y 10 mas importante entonces, tenia una ilusion que ahora no la tengo ... »

Se lamenta de los que conociendola bien la abando-naron a este triste destine sin luchar por ella.

«Le digo a usted una cosa ... cada dia que pasa creo mas en la predestinacion ... y yo soy una predestinada ... sin poderl0 remediar cada dia bajo mas y mas y me hun-do en mi sufrimiento ... "No tengo ya fuerzas" ... »

Continua su vida de relacion con las demas enfermas. Sigue tambien ocupandose del jardin y cuidando con todo carifio las flores. Nos ensefia una carta escrita para la viuda de su administrador, a la que da consuela y pide entre otras cosas telas y lanas para hacer punto.

Amable y correcta. Elogia las atenciones que todos tienen con ella y que agradece en el alma. Al marcharse, despues de despedirse dice a la hermana que sostiene la puerta: «No quiero morir.»

22-12-39.-Hace unos dias nos entrego un escrito -que ha desaparecido- en el que nos decia aproximadamente: nor don Juan Martfnez-Ciempozuelos. Muy sefior mlO. Ahora que se va a la revalorizacion de los valores fijos y verdaderos, espero que El Ferrol, mi tierra natal, pida la revalorizacion del mio. De no ser asi, espero que los jovenes paises americanos se encarguen de ello. .. cargar con la responsabilidad y la carga de la rehablhta-cion de dofia Aurora. Le saluda su Affma ... etc. etc.

Segun las Hermanas hace unos dias la paciente esta-ba como deprimida. No hablaba con nadie. Se pasaba el dia encerrada en su cuarto. Apenas si hacia 10 indispen-sable. Nos dicen asimismo que esta «fase de depresion» es la segunda que han observado en esta enferma. Noso-

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tros siempre la hemos visto activa y trabajadora, un as ve-ces barriendo el jardin, otras tendiendo ropa, etc.

Siempre nos saluda con agrado y correccion. Esta adaptada a la vida actual, pero no resignada, porque re-signacion es entrega y ella qui ere seguir siendo rebelde.

Hoy dice que cuando ingreso aquf estaba su herma-na, que la vio al entrar ese dfa y que penso: «Vibora, es-toy en tus manos.» Recientemente ha recibido una carta de esta a la que se ha neg ado a contestar. Ha visto que en el Consejo Nacional hay un tal Mendoza que ha sido yes protector de su hermana. i,Que puede esperar? In-crepa a las derechas y a las izquierdas.

Mi unico delito es el haber reconocido que fui la cau-sante de la muerte de mi hija. Unicamente causante ma-terial, moral no. Hace un juego pedantesco de palabras.

17-10-41.-No quiere venir al despacho.

19-12-42.-Nos pide que se Ie haga justicia. Espero que lle-gue mi hora y se me haga justicia sacandome de aquf.

Hace una temporada fabric6 un muneco de gran ta-mano al que cuida constantemente metiendole en la cama y arrullandole (dentro del pecho tiene un coraz6n rojo y, segun nos manifiesta ella, tambien tiene genitales mascu-linos, con ereccion y todo como puedo demostrarles).

Entra en el despacho con una munequita fabricada por ella, para regalarsela el dfa de Reyes a la nina del jardine-ro, a la que tambien puso genitales y vella en el pubis. Esto es tan natural como la cara y no hay para que ocul-tarlo y hacer de ella malicia.

Correcta como siempre. Se exalta algo en el curso del discurso, al hablar de sus concepciones religiosas y sociales.

14-12-43.-Interpreta el hecho de que Ie hayan rota las mu-necas como algo dirigido contra ella para hacerla sufrir. «Pues bien me han dado en el coraz6n.» Dice que esas ilusiones tenian para ella un valor simb6lico que se niega a decimos. Cree que pudiera ser para ver como reaccio-naba ante este hecho.

El manuscrito 47

12-7-44.-No quiere sentarse. No Ie hace efecto el estar de pie y nosotros sentados porque ya esta acostumbrada a las groserias de la casa. «Yo siempre estoy elevada y cuan-do tengo que descender es a la fuerza.»

Como supone que es visita de protocolo, «protoco-10», «protocoio» (esto dice la enferma con ironia).

19-12-44.-Insiste en que se Ie conceda una lectora pues ve muy poco. Muy amable y correcta. Nos habla de la mu-jer espanola. Al preguntarle cuales son sus ilusiones en la vida llora diciendo: «morir fuera de esta casa en algun lugar desconocido y oculto de America, alejada de afec-tos que ya no tengo y consagrada unicamente a los seres que se Haman inferiores, a los animales» (llora intensa-mente luchando para dominarse, sin conseguirlo). Hay que interrumpir fa expforaci6n.

23-11-45.-No hay modificaci6n.

10-12-46.-No hay modificacion. Como comprende que es visita protocolaria no desea hablar de cosas intimamen-teo Nos da queja de defectos. Un cristal roto es y no mas la manera de tratar a los enfermos.

20-5-47.-Se niega a venir al despacho.

17-12-48.-No qui ere venir al despacho. Cree ya cumplida su mision aqui. Mi condena es de veinte anos yaqui es-toy desde hace quince anos mas otros tres que pase en la carcel. Hoy me encuentro aqui ya anciana y casi sin vis-ta. Quiero aprovechar este ano del militar de oro y plata para mi indulto (Ano Santo). Que 10 pida esta casa. «Acu-di a la madre general y Madre Priora, sin resultado.»

«Sus religiones son necesarias para el pueblo, para la paz del espiritu, pero yo no la tengo. Solamente cree en el Dios de las dos particulas, en la esencia filos6fica. No cree mas que en la gran masoneria.»

19-4-50.-No quiere venir al despacho.

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22-1-,52.-No 9uiere venir para nosotros al despacho. Algun dm ha pedldo hablar con el doctor Pino.

17-1-53.-No quiere nada con nosotros.

22-4-54.-Ni en el despacho ni en el departamento quiere nada con nosotros. Tenia unas lesiones y se ha negado a ser atendida por nadie.

4-5-55:-No quiere tener relacion con los medicos. Estos solo qmeren molestarla ... Como amigos muy bien pero no como funcionarios. '

No hay modificacion. Salvo en su tendencia a la de-mencia.

CAPITULO I

La forja de una Ioea

Quien Jue Aurora

«Como el doctor Cooper ha expresado ... para obte-ner un nino psicotico se precisa, cuando menos, el tra-bajo de dos generaciones, apareciendo el jruto en la tercera.»

J. LACAN

Recherches - Diciembre, 1968

La pregunta de Sartre l,que podemos hoy saber acerca de un hombre? , plantea de alguna manera no solo la imposibi-lid ad de totalizar las in formaciones que poseemos sobre el, sino tambien e1 peligro de desembocar en capas de significa-ciones heterogeneas 0 irreductibles 0 en una imagen necesa-riamente preestablecida. Podriamos creer sin embargo que cuando se trata de una mujer sobre la que todas las informa-ciones que poseemos estan de acuerdo en que se trata de una loca y, por tanto, de alguien que, como el doctor Sacristan «demuestra» en su informe, carece de conductas 0 pensamien-tos intencionales Y cuya actividad toda es un sintoma de 10-cura paranoica, este peligro se atenua.

Si adem as de loca es asesina y se milita en el otro sexo, 10 que se pide saber sobre Aurora es bien poco. La mirada de los psiquiatras que «tratan» a Aurora no solo la reduci-ran, en el sentido c1asico en que la conciencia masculina 10 ha hecho, como al accidente 0 a 10 inesencial, sino que, cu-riosamente, la presentaran como la individualidad pura.

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La historia clinica que recogemos parece una brillante in-version de la propuesta sartriana de metodo. Si, para el, un hombre 0 una mujer nunc a es un individuo, sino un univer-sal singular «totalizado y por eso mismo universalizado por su epoca», para la psiquiatria de la epoca, por el contrario, Aurora va a ser un singular al margen del resto de las muje-res espafiolas, un caso aparte, 10 insolito, 10 unico.

l,Por donde inciar esa ampliacion del reduccionismo? Nuestro analisis se centrara fundamentalmente no solo en el manuscrito encontrado en Ciempozuelos, es decir, en la his-toria clinica, sino tambien en el material de campo recogido en el propio manicomio, reportajes y entrevistas publicadas en la prensa de la epoca, testimonios del hijo de Virgilio Bo-tella y, por ultimo, en las excelentes entrevistas publicadas por Guzman.

En un muerto (de nuevo Sartre) se puede entrar como Pe-dro por su casa. Seamos cautos. Empecemos por 10 que sa-bemos, unos datos. Por el principio. Parece existir consenso en que las determinaciones fundamentales de los locos estan en su familia.

En efecto, segun las tesis organicistas, presentes en Sa-cristan y Prados al escribir historias clinicas, la herencia bio-logica provoca un biotipo, un caracter y un trastorno del curso y contenido del pensamiento, que se traduce en «pensamien-tos al margen de 10 psicologico». Esta descalificacion biolo-gicista de Aurora convertira sus ideas no en falsas 0 ilogicas, sino en «monstruos psiquicos», al pensar que las produccio-nes delirantes no se construyen con los mismos materiales psi-cologicos que el resto de las ideas y que son, simplemente, la expresion de un fenomeno 0 biologico.

Aun asi, la insistencia y aceptacion de todos los rasgos negativos que aparecen en la parentela, nos puede iluminar sobre el metodo de la historia clinica, que consiste en la bus-queda de los fallos, los fracasos del sujeto, de las etapas en que esos falIos tienen lugar, y la falta de registro de los datos de normalidad que en toda vida aparecen y que, de hecho, transforman estas historias clinic as en verdaderos pasapor-tes a la locura, de tal forma que las observaciones de 10 que llaman «exploraciones» no pueden ser mas «objetivas». «La

La jorja de una loea 51

paciente se expresa siempre en el mismo t?no. y como de ser superior», «suele tener un cnteno poco flJO 0 acomodaticio y, cuando se Ie contradice, rectifica, pero no de forma terminante, sino divagando y adornandolo de for-ma tal que parezca que es 10 mismo que 10 que nosotros pen-samos estamos completamente de acuerdo sobre este pun-to», amanerada y pedante y con cede en sus ideas y conceptos ante nuestras observaclOnes y razo-namientos». Quisieramos resaltar en todos estos comentarios como el «portador de la razon» excluye el mencionar la si-tuacion de poder en la que el coloquio se realiza, 0 como e1 lugar manicomial crea una distancia que Aurora en su «pe-danteria» se atreve a discutir, aunque no tanto como para no saber dar marcha atras, para no ser engullida, como des-pues 10 fue, por los rasgos totales de la institucion.

Aunque, como luego veremos, las coincidencias entre Aurora y sus psiquiatras respecto al biologismo que la lle-van a afirmar «tengo la cabeza configurada como un hom-bre, pero las caderas y piernas como una mujer y de ahi caracter», son totales, la asimetria de la relacion, la ignorancIa de los psiquiatras se pone de manifiesto por ejemplo, cuan-do ridiculizan y califican de delirantes sus proyectos de con-trol de natalidad mediante una «extrafia maniobra» Hamada vasectomia, aunque sea uno de los metodos actualmente mas usados para el control de natalidad en los paises avanzados.

La narracion que sobre su familia realiza Aurora nos per-mite acercarnos a ella desde un doble enfoque que auna el analisis sistemico de sus alianzas y pautas comunicativas sin olvidar por otra parte sus fantasias proyectivas y sus recuer-dos encubridores que hubiesen confirmado las tesis de un Freud todavia desconocido en la practica asilar de Ciempo-zuelos.

El sistema familiar de Aurora

Si, como dice Wastlawick, es posible situar entre los po-los de la complementariedad 0 la simetria a todo sistema fa-miliar, se podria describir la familia de Aurora como una

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familia extraordinariamente simetrica: los dos grupos enfren-tados en un conflicto a muerte estan compuestos su ma-dre y su hermana un lado, ella y su padre otro. La creacion de esos dos subsistemas con alianzas transgene-racionales y transexuales, con limites rigidos entre los dos sub-sistemas y aglutinacion extrema en el interior de cada subsis-tema, enzarzados entre ellos en un clinch emocional profun-do, parece un resumen de violacion de las normas familiares de buen funcionamiento sistemico y necesariamente, tan-to, generador de patologia.

Aurora 10 describe asi: «Mi madre sentia un carino exa-gerado, una adoracion mi hermana mayor, que era como un quiste de fa madre ... A mi me pego mucho porque yo Ie pedia cuentas de su conducta», <dIego a maltratarme», «me llamaba rebefdfa». «Mi hermana 10sefa era un pingo.L1e-garon las dos a enamorarse del mismo hombre», «era la con-fidente sexual de mi madre». el contrario «yo era el ra-toncito de mi padre», «no tenia trato alguno con mis herma-nos y la infancia la pase en el despacho de mi padre que es el unico escenario de mi vida infantil». Al padre 10 trataba con gran confianza y familiaridad. Al tiempo hablan como si ella no existiera, y se fue enterando de todos los proble-mas sexuales mucho antes que los demas nifios; hablaban de politica y, en el despacho, devoraba libros de viajes, de hi-giene del matrimonio, libros de derecho, clasicos y latinos. «Yo era para el ilusi6n.»

Cada subgrupo tenia poca relacion con el otro «solo nos veiamos a la hora de la comida y me trataba mi madre como sin darme importancia, como si no significase nada». «Si tra-taba de acercarme a ella me baldaba a golpes.»

Aurora, a nivel cognitivo, se afilia al grupo de los hom-bres: «as! aprendi a odiar a la mujer, de una parte el tra-to de mi padre, por otra, el trato de mi madre y, ultimo, porque de las conversaciones entre mi padre y sus amigos sa-caba deducciones poco favorables a ellas».

Fuera de los dos subgrupos quedaba el tercer hermano vivo, Francisco, cinco afios menor que Aurora, que no en-contro lugar en esa guerra familiar y que, la descripcion de su hermana, fue incapaz de limitar su conducta: los rasgos

La jorja de una loea 53

psicopaticos, la bebida y la mania de robar o. empenar obje-tos para «sus vicios», junto al hecho de termmar de el!lplea-do en una cas a de juego, describe el resultado de un familiar que al excluirlo de las normas de ambos Subsiste: mas engarzados en su escalada simetrica, no energia de limitar esa conductas que Aurora descnbe aSI: «MI hermano Francisco es tambien muy mala persona. De peque-no era como un fantasma que vagaba sin rumbo. Con la cas a era muy destructivo y ya a los doce anos robaba libros de la biblioteca para venderlos 0 empenarlos.»

Si Aurora esta condicionada por este sistema horizontal que, parentificandola frente a su la determina por vida -debemos recordar que, a su mgreso en el comio de Ciempozuelos, cree ver a su hermana 10sefa nen-dose por su fracaso-, no todo en la familia es lucha el poder. . , .

En Aurora estan muy presentes los determmantes que, ella insistira, guian su comCI-diendo con algunos teoricos de la Terapia Famlliar, Fre-no cuando insist en en que la lealtad desproporclOnada de un'miembro al subgrupo, en cuanto actitud de lealtad des-proporcionada al objeto familiar, es una de las fuentes disfuncion del sistema familiar, puesto que genera deudas eXlS-tenciales que se transmiten de generacion en generacion, los individuos viven como coacciones y en la cual el cumph-miento leal exige una justicia sustitutiva hacia los otros to-rnados como reos. Ese argumento de familias persiguiendo-se con herencias de medio, es habitual en el medio so-, . cial espanol, en el que Aurora nace y Vive. .

Aurora se describe a si misma casi como un Libra de Jus-tida: distribuye meritos, obligaciones, faltas de leaItad entre dos generaciones por encima de ella. Si insiste que el sen-timiento de justicia es innate en ella (<<una vez VI un caballo y me enfureci tanto que exigi que el alcalde dl.e:e palos al hombre que al familiar es un verdadero JUlClO, una dlstnbuclOn de mentos y culpas en la que la linea paterna sale muy favorecida del balance.

Observemos como esta contabilidad, de meritos y

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familiares, esta casi explicita y como as oman los deseos de retribucion y reembolso por los actos justos e injustos que deben entenderse en el clima del final de siglo del Ferrol, en el !os dos abuelos de Aurora sufren persecucion politica y pns1On, el uno por su colaboracion con la Gloriosa y el otro por participar en actividades masonico-liberales contra el co-

de negros. Este clima de actividad politica, de enfren-tamlento al mundo extra familiar y la propia masoneria va a se: reivindicado siempre como herencia familiar por «Ml abuelo paterno era muy bueno, de honradez acrisola-da, muy alto y muy fuerte, de ideas polfticas extremistas; aun-que homado, estuvo en prision por oponerse a la trata de negros ... yo Ie queria mucho y murio en un accidente ... qui-zas Mi abuela paterna era un mujer de exquisita

alta, muy inteligente, muy buena y cari-tatlva ... » Una cuahdad que debe ponerse en relacion con la infidelidad de su madre y el «vicio sexual» de su hermana son las cualidades de observacion de las normas de esta la: «era de una moralidad absoluta, cuando su marido salia de cas a Ie la ausencia de forma exagerada, no salia de casa mas que para hacer las visitas imprescindibles (cua-tro 0 cinco al ano).»

En ellibro de cuentas familiar, los abuelos maternos no estan tan positivamente connotados, y ya aparecen rasgos que Aurora colocara en ellibro del debe: «EI abuelo tuvo inter-vencion en la Revolucion (se refiere a La Gloriosa) y su casa estuvo de conspiradores escondidos. Era bueno aunque muy y creo que de esto Ie vino la muerte por re-blandeclmlento cerebral. Mi abuela materna, aunque no era culta, no sabia leer ni escribir, era inteligente y sobre todo de una intensa homadez y bondad.» ' , . , La vida que lleva Aurora parece confirmar que ella sin-

t10 un mandato que cumplir, el de transformar la sociedad cambiar el mundo como 10 habia intentado toda la linea miliar masculina valor ada como positiva, los dos abuelos y el padre. Ella persevera. Niega los principios vitales de «los pingos», de sus parientes femeninas, a las que califica como veremos mas adelante con todos los adjetivos de la deprava-cion sexual. Se siente parentificada frente a ellas, elegida para

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hacer recobrar la justicia al sistema familiar desequilibrado por las traiciones de su madre y hermana, y como afiadido, se siente tambien responsable de hacer cambiar esa sociedad injusta -donde pegan a los animales y quiza mataron al abuelo- por otra donde reinara la «armonia».

La homeostasis de este grupo familiar va a consistir para Aurora en una jerarquia de mandatos, y su Ley Fundamen-tal, la sensacion de Deuda Existencial con esa transforma-cion del mundo, en el que la posibilidad de ruptura con el cumplimiento del mandato -el mundo sin reforma- des-truye a Aurora como individuo al no lograr cumplir el pro-yecto.

Esta transmision de obligaciones, mas que un argumen-to de vida con las caracteristicas de juego inconsciente como 10 des crib en los transaccionistas, se parece, en nuestro caso, a la estructura de un mito griego por sus aires de tragedia; y respecto a esa ley de herencia, parece coincidir con el ana-lisis hegeliano de la etica clasica.

Hegel y Antfgona

Hegel escoge Grecia para hablar de la escision etica en la sociedad burguesa entre 10 que llama la Ley de la Familia y la Ley del Estado que, a nivel individual, estaran encarna-das en la mujer (10 divino, la noche ... ) y el hombre (el dia, 10 humano), aunque en las personas concretas aparecera como conciencia escindida. Antigona y Creon ejemplifican para He-gel esta lucha: Antigona sigue su ley y entierra a su hermano traidor en la ciudad. La ley del Estado ejecuta a Antigona, cumpliendo cada uno con su derecho .

Lo que quisieramos resaltar es que esta concepcion dialec-tica ve al hombre y a 10 humano como portador de dos eticas: 10 femenino, que sigue la ley de conservar la familia y que se guia por norm as inmediatas de conservacion individual, y 10 masculino, que ve presente al Estado que destruira esta indivi-dualidad y que, demostrando su ley, promovera guerras para que se grave en fuego la norma «tu ser no es inviolable, no eres tu dueno, perteneces a la muerte y al Estado».

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Por decirlo de otra manera, la familia, en sentido es-tricto para Hegel, es la mujer, mientras que el Estado, en serio, es solo el hombre. Ambos, hombre y mujer, manten-dnin asi no solo una relacion asimetrica, sino una guerra a muerte.

La oposicion de sexos en Hegel marca dos destinos eti-cos en que cada individuo, al conocer su sexo, sabe 10 que tiene que hacer y la violacion de ese deber produce culpa y dolor en el sujeto concreto que no se funde con ese destino.

En Aurora vamos aver la rebelion contra este destino que Ie deberia llevar a la aceptacion del primado del Estado y de la virilidad. Aurora intentara 10 que Hegel llama la perver-sion de la juventud, en la que 10 femenino se enfrentara al joven sugiriendole la posibilidad de la dicha, de la felicidad, fuera de la logica del Estado que, finalmente, destruira al ado-lescente.

Durante la I Guerra Mundial, cuando Aurora esta em-barazada, se niega a leer prensa para no saber que existe gue-rra y piensa que su hija «debe estar contra la guerra siem-pre, porque eso es cosa de los barbaros».

En Aurora se personificara como en nadie esta apologia de la juventud; la negacion de que toda madurez debe aban-donar su deseo, su instalacion en utopia donde no debe exis-tir nunca una linea de sombra en que se abandone el suefio juvenil y se acepte la realidad. La vemos casi como a un nue-vo Sisifo: produce un concertista excepcional, Pepito Arrio-la, que, con su genialidad infantil vencera las normas esteti-cas, pero que Ie sera arrebatado. Luego, con su hija, rompe-ra la ley del Estado para imponer 10 femenino en un proyecto obscuro. Al final de su vida, fabrica mufiecos en el manico-mio e intenta que se transformen en monstruos del doctor Frankenstein. Aunque el Estado la venza siempre, y el artis-ta Ie sea robado, y la hija deba ser eliminada para que no caiga en manos del enemigo, y ella misma termine en la car-celo en el manicomio, «rebeldia» no reconocera la priori-dad del Estado, y de cada una de sus derrotas tratara de ha-cer victoria. Las presas, las locas, la poblacion manicomial, serlin sujetos a transformar en instancias revolucionarias con-tra la ley, contra el amo, contra el Estado.

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La novefa familiar de Aurora Rodrfguez

Aurora hubiera sido una enferma ideal para el Freud anterior a 1900, cuando la busqueda y el hallazgo de un trauma infantil generador de una defensa -que creaba una especie de campo de atraccion alrededor de 10 reprimido y constituia el inconsciente-, parecia el centro de su teo-ria.

Mas aun, la edad del trauma, a los tres afios 0 antes, la situan como un ejemplo de exactitud cronologica para los ma-pas de agresiones sexuales propuesto por Freud en su obra Neuropsicosis de Defensa. Aurora Ie habia contado asi a su psiquiatra, ignorantes ambos de las Teorias Freudianas, la escena primaria: «cuando tenia tres afios descubri a mi ma-dre besandose con un hombre en la alcoba ... » «10 recuerdo como si fuese ahora, mismo, creian que yo estaba dormida y en realidad 10 que estaba era aterrada».

El joven Freud seguramente hubiese aceptado como lite-ral el relato, y hubiera etiquetado la posterior historia de Aurora como una neuropsicosis paranoide, producida por un trauma acompafiado de temor, y en la que el perseguido reaparecia en forma de mujer -su hermana Josefa- como retorno de 10 forcluido.

El Freud maduro ya habia reformulado ante su amigo . Fliess «mis enfermas me engafian: no existe tal trauma». Pero haciendo de error acierto, hubiese replanteado la situacion: si el trauma es falso el des eo es real e insistente.

El «recuerdo» de Aurora si tiene todo el aire de 10 repeti-do en la clinic a analitica como organizador de la escena pri-maria en la que, de nifios, descubrimos las relaciones sexua-les de nuestros padres, y que resulta de hecho inadmisible. La elaboracion de mitos para explicar esa escena no admiti-da en la conciencia en la que 10 central para Aurora es la pro-posicion «mi padre no podia ser el hombre del beso», se ra-cionaliza asi: «era muy distinguido, alto, moreno ... y muy guapo. De caracter era reservado y estaba acostumbrado a sufrir ... En su trabajo de procurador era muy eficiente ... sen-(fa debilidad por fa mujer, pero no debilidad grosera, sino capacidad de proteger y asi no denegaba nunca un favor a

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una mujer.» Ni por un momento se Ie pasa por la cabeza a que el hombre de la alcoba pueda ser su padre.

/., Como un hombre as! eligi6 una madre tan mala para Escuchemos su relata: «Lo de mis padres fue un ma-de conveniencias de esos tan frecuentes ... En ellos

habIa de am.or. Mi padre era viudo con treinta y ocho y ml madre vemte ... Ambas familias se conocfan y en

reahdad el fue un contrato entre amigos.» Si las Vlenen desde antes del nacimiento -Aurora siem-

pre se VIO como un elemento del bien en su lucha eterna con-tra el ella las situa en su familia ya en el momento de su «como .n:adre dejaba mucho que desear, no

por .los hl]OS, era una mujer como tantas, me-dlCho una pandora y no una madre ... Dejaba la educa-

CIOn .manos de criadas, olvidando la responsabilidad de traer hl]OS al mundo ... »

Existe una el no recibir el pecho ma-terno y su por una lactancia mercenaria que se prolongara dos anos largos. «Mi madre no fue capaz de dar-me p,echo estaba orgullosa de sf misma y el sacnflclopor los hl]OS Ie era aJeno ... » La ausencia de leche se un sentimiento de falta de amor: «conmi-go, al p,r!nClpIO, era zalamera y mimosa, pero sin sentir gran-des cannos, pues en el fondo no era capaz de amar ... cuan-do no lograba conmigo 10 que queria, me daba grandes pali-zas ... »

Los de Aurora son absolutamente dispares res-recto a 10 en otros aspectos mas generales, pero ese mtercambIO entre una demanda de afecto absorbente y receI?cIOn e,scasa marcara to do el proyecto de Aurora,

conslderara que las madres deb en estar siempre dispo-mbles.

«La cas a la tenia bastante abandonada, y en 10 intelec-estaba abandonada, siendo de una enorme supers-

hClOn; 10 a diario que se pasaba afios sin pasar por la IglesIa ... » Esta descripci6n choca evidentemen-te con otras mas objetivas que nos describen a la madre de Aurora como, un culto y refi-nado para la epoca: habIa estudlado brillantemente magiste-

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rio, tocaba el piano e intervenia en discusiones politicas; pero, de todas formas, en una lectura cuidadosa de la novela fa-miliar de Aurora, nos encontramos con que 10 negativo de la misma esta siempre provocado por una esperanza defrau-dada: los mimos no reflejan carifio, la educaci6n intelectual se abandona, la maternidad no significa sacrificio. Todo esto unido a la muy consciente fijaci6n del padre, que mas tarde comentaremos, nos conduce al convencimiento de una pri-mitiva y muy intensa fijaci6n materna (el propio Freud esta-blece para la prehistoria del Edipo femenino una ley de pro-porcionalidad entre ambas fijaciones).

Las interpretaciones freudianas de estos fen6menos de frustraci6n oral por un mal objeto, junto ala prolongaci6n de la lactancia mercenaria que ocupa mas de dos afios y me-dio, explicarian el fen6meno de «adhesividad de la libido», a una tendencia a la fijaci6n del impulso en un objeto que si se pierde se reproducira en otro identico, y as!, Aurora con su sobrino, en la busqueda del falansterio, en la creaci6n de la nueva mujer con Hildegart 0 en el manicomio perfecto, estuvo perseverando en su objetivo casi hasta el ultimo dia de su vida en que fabrica grandes mufiecos.

Otro correlato freudiano de estos primeros afios sera la oralidad: hablar, teorizar, incorporar el saber de los demas sera otro de los rasgos que acompafian a Aurora mientras viva.

La separaci6n del mundo en dos bloques: ella con sus po-cos aliados y la gran masa de perseguidores, sera otro pro-ducto de esa fase disociativa de su mundo.

Pero la mas import ante frustraci6n aun no ha sido co-mentada: M. a Jose, su hermana mayor, cobra un aspecto dia-b6lico en Ia novela familiar de Aurora, ya que si en su ma-dre encuentra matices (<<era hermosa pero no bella ... , supers-ticiosa no religiosa, daba cosas pero no era generosa»), la descripci6n de Josefa no deja lugar a dudas y Ie son atribui-dos todos los vicios posibles: «era muy mala hermana», «ren-cillosa, liosa y con unos manejos que lograba deshacer ma-trimonios: yo vi como lograba que un caballero pegase a su esposa en su presencia ... »; «era anormal en todo, de una su-ciedad terrible, dejaba huellas de sus manos manchadas con

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excrementos en el retrete, de ropa interior jamas se cambia-ba hast a que no se Ie caia de sucia». Para que nada falte en ese retrato de Perversa Polimorfa la atribuci6n de homose-xualidad, que contrastara con la de «pingo» en otra descrip-cion, la aporta Aurora con pruebas: «era homosexual, yo 10 se, porque teniendo yo pocos afios hubo un gran disgusto en casa cuando mis padres la descubrieron con una criada.» Para llevar el satanismo en 10sefa hasta el finall,que mejor que el afiadido de unas gotas de sado-masoquismo?: «desde pe-quefia gozaba haciendo sufrir a los demas y a si misma; te-nia la mania (el tic) de arrancarse las pestafias y, cuando yo tenia cinco afios, arm6 tallio en un matrimonio que consi-guio que el marido pegase a la mujer en nuestra presencia y yo estoy segura de que con estas escenas, sentla placer.»

Este retrato 10 termina Aurora as!: «a pesar de todo era la confidente de mi madre.» Y en otra ocasion dira que «era como un quiste de su madre».

Cuando Aurora con su mito familiar esta tratando de en-contrar su lugar en esas relaciones, esta a la vez adquiriendo los esquemas que luego empleara en la genesis de Hildegart y de ahi la importancia de los mismos. En un principio sien-te Aurora que el amor de su madre no Ie ha sido transfundi-do con la intensidad que ella precisa, y ve a su madre presa de un intenso narcisismo que Ie imp ide imprimir su espfritu en la hija. Ella dira que a la muerte de Hildegart «sintio como su alma volvi6 a ella» 0 afirmara visualizar el paso de su es-piritu al de su sobrino prodigio.

Ese paso se dara hacia su odiada hermana, pero a condi-cion de que la fusion no se rompa nunca y de que se confun-dan los objetos amorosos. Hubo un hombre que conquisto a la madre para llegar a Josefa, y ese «compartir los novios» llevani a la muerte a su madre: «la hemorragia cerebral de la que murio fue a consecuencia del descubrimiento del lio de mi hermana con su amante.»

Aurora acusa tambien ala relacion de su madre y her-mana de negar cualquier aportacion paterna: «eran igua1es de cuerpo y espiritu», «tenian mas sexo que seso». Esa for-elusion del nombre del padre, esa ausencia de metcifora pa-terna que Aurora sefiala en ellas, va a ser otro de los rasgos

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de su creaci6n de Hildegart quien va a ser concebida, sim-plemente, con procedimientos cercanos ala inseminacion ar-tificial, como testigo 0 prueba de la omnipotencia materna, como Jalo de la madre que jamas aceptara la Ley, ni el nom-bre del padre. Otro de los fallos en la relacion de fratria que encontramos en Aurora, es la ausencia de la funcion del ter-cero como testigo: una verdad, una atribucion de realidad que 1.0 para ml, seria por definicion falsa y solo la en el enunciado con otro Ie da un primer cri-teno de verdad; pero, para ello, tiene que aceptarse a ese otro en el elima que Lacan llama de Instrusion por plantear una separaci6n min mas tajante con los padres que nos situa frente ala alternativa: 0 aceptamos al hermano, al otro, como hu-mano competidor que suscita sentimientos sociales-celos envidias-amor, 0 bien rechazamos parte de 10 real, con 10 la verdad 0 falsedad tomaria un aire narcisista y sobre-abstracto en el que la pura afirmacion del sujeto sirve de ga-randa. Y si en algunos filosofos ese rechazo del otro les con-dujo a geniales innovaciones en las relaciones entre las prue-bas matematicas y la realidad 0 la logica mas abstracta (Ru-sell, Witgenstein ... ), en otros casos conduce a la locura.

Aurora descalifica a su herman a mayor como fiador de la verdad, pero su hermano menor no sale mejor librado. «Mi

Francisco es tambien muy mala persona ... De pe-queno era como un fantasma que vagaba sin rumbo ... Con la casa era muy destructor y ya a los doce afios robaba libros de la biblioteca y los vendia 0 empefiaba ... », «Ie llamaron el cop ita por 10 borracho que era». Al final, a pesar de 10

que Francisco se encontraba en aquella jungla fami-bar y a pesar de que el relato de sus relaciones se encuentra jalonado por huidas -Cuba, Alemania, Canarias-, Auro-ra Ie un anonimo con un reproche terrible: «el pa-dre de tu hIJO es amante de Josefa ... » Dicho anonimo hizo considerar a Aurora seriamente la posibilidad de matar a su hermano.

Para situar el «recuerdo» de la escena primordial ya men-cionada del beso de su madre al amante, Y""J"'lJ.>V" '

este relato en que todo 10 femenino de la familia y 10 sexual, es situado en el campo del mal. '

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previamente debio intentar identificarse alIi del rechazo sa-lio tan resentida, que to do el campo de realidad tocado por esos elementos fue escindido, y asi ella afirmani de mayor «yo soy asexual: ningun hombre ni ninguna mujer me han hecho gozar de la cintura para abajo ... »

Otras capacidades se fueron con la escision: «yo jamas sueno: me despierto como de golpe y no hay nada de esos trozos de retales que son los ensuenos, yo 10 que tengo son ideales a realizar.» Parece como si entre 10 real y 10 imagina-rio no existiese esa fantasia que, segun Lacan, se forja en una fase del espejo en la que el nino, cuando se reconoce como imagen reflejada, se vuelve a su madre en busqueda de apro-bacion; como si Aurora, carente de su imagen, tuviese con-tinuamente que vivir como estatua monumental. Ella escri-bira respecto a Hildegart que fue casi la «estatua perfecta».

Con esos presupuestos, el recuerdo del trauma toma el caracter que Freud habfa descrito como «a posteriori», se-gun el cual el nino pequeno es un testigo incomprensivo de una escena sexual cuyo significado real no puede percibir. El acontecimiento no adquirira importancia traumatizante sino tardiamente, cuando una vez a1canzada la madurez se-xual el sujeto tenga ocasion de observar escenas analogas a la primera y que Ie permitan reelaborar est a e insertarla en su autentico registro con todas las consecuencias que ello tenga para e1. .. Si el descubrimiento que hace Aurora es el de las relaciones sexuales de sus padres, ;,que finalidad y que ven-tajas obtiene su registro excluyendo al padre de la relacion sexual e incluyendol0 en una fantasia tan destructora para ambos como la del enganado y la enganadora? Creemos que ello permite a Aurora escindir y separar claramente dos Edi-pos, uno positivo hacia su madre, que queda enterrado para siempre, pero que reaparecera en el papel vital que ella eligi-ra -la madre pluscuamperjecta- como algo real (10 forclui-do de 10 real reaparecera como real en la psicosis); y un Edi-po negativo, hacia su padre, que Ie permitira «elegir» ser el «ratoncito sabio de mi padre», «la Ilusion», para el y la «Re-beldia» para ella.

La existencia de este Edipo doble como fuente de la bise-xualidad humana es una de las insistencias del Freud de 1923

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cuando escribe: «el estudio mas detenido hace aparecer ge-neralmente un complejo de Edipo mas completo y que existe en una do?le positiva y negativa a la vez, y que se

a la que originalmente esta presente en los nmos: esto qmere decir que un nino pequeno no se confor-rna con tener una ante su padre y elegir a su .madre c?mo obJeto smo que mantiene una posicion fe-memna coexistente, y manifiesta una actitud afectiva feme-nina hacia su padre y una correspondiente actitud de hostili-dad y de celos hacia su madre ... » En otros textos senalara

!a dificultad de ese doble trayecto para la mujer que todas las critic as del pensamiento feminista, a mi jui-

acertadas, sobre las dificultades sublimatorias de la mu-Jer y la posicion femenina de la pasividad madura frente a la envidia del pene como posicion neurotica. '

En Aurora parece como si esa fase que dada la fuerza d.e, su denegacion ser muy intensa'de amor y fija-CIOn a madre, h.ublese sldo arras ada y solo permaneciesen formacIOnes reactIvas que van posteriormente a ser engarza-das con otro de sus mitos fundamentales, la de ser su propia madre con su padre como partenaire.

Una vez que Aurora se identifica en la segunda fase edi-pal como la nina de su padre, y acota el despacho del mismo

su territorio, las energias libidinales que han quedado hbres pueden ser empleadas en la lectura, la musica autodi-dacta, en la discusion con los amigos de su padre y en el cui-dado de flores. «Yo soy algo mas celeste que los demas seres

Esta «alma bella», en el senti do hegeliano del ter-mmo, a la la ley del corazon y, por tan-to, el delmo de persecuclon, recibe en cierta ocasion como regalo una muneca filipina.

Treinta anos despues, todavia la describe con todo deta-Ue, en sus ultimos anos la tendra como modelo cuando se dedlca a hacer grandes munecos de trapo: «yo tenia cuatro

y, cuando mi padre me la enseno, quede deslumbrada: tema unos zapatos de tacon de color rojo que terminaban en punta aguda, los vestidos eran de nativa filipina y su tac-to muy agradable.» «Deje todos los juguetes y umcamente ]ugaba con la muneca: yo ya conoda el cuerpo

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y la sexualidad, pues los amigos de mi padre hablaban ante m! sin tapujos, sin ocultaciones, no como se hace con otros ninos y ademas yo me habia enter ado de la sexualidad por los libros» (de la «mania de la lectura» cuenta Aurora que desde esa edad padece de la vista y al final de su vida apenas conserv.aba «Y aunque nunca pedia regalos, sino al contrano, S1 me traian dulces yo me apartaba por miedo a que pensasen que mi afecto era interesado.» Un deseo emer-ge a partir del regalo de la muneca: «Pedi a mi padre que me regalase una muneca de carne.» Demanda que fue con-testada en un coloquio singular en el que Aurora recuerda o atribuye a su padre una funcion de limitar 10 incestuoso: «tendras una muneca de carne cuando te cases.» «Y yo no se por que, pero me horrorizo ... yo no sabia nada todavia de 10 que era matrimonio, pero su solo nombre me horrori-zo.»

Poca distancia interpretativa requiere este dialogo en el que el padre parece reconocer la demanda edipal y cumplir en cambio su funcion de portador de la ley: acepto tu deseo de tener un hijo, pero unicamente con cualquiera que no sea tu padre. EI horror de Aurora parece acentuar su negacion a aceptar esa ley que la situe en su generacion y en su sexo y en cambi?: una deuda que solo podra cumplir en la slgmente generaClOn. Ella acepta esta «servidumbre» de forma atipica, pues ya veremos como intentara que en Hil-degart -testigo de su omnipotencia materna- deban ser bo-rra?as, negadas hasta no conocer el nombre, todas las apor-taclOnes paternas.

Si de la fase edipal que la unia a su madre apenas queda-ba constancia -«solo nos veiamos a la hora de comer, si me acercaba a ella no me daba importancia y me pegaba» «la trataba de tu y en cambio a mi padre de usted, pero no era nada»-, la fase edipal de objeto paterno esta resuelta con una salida a 10 sublimatorio: «nunca fui a la escuela y

aquel despacho lei de todo, clasicos, filosona, anatomia ... mtervenia en las conversaciones politicas y di gran importancia a la masoneria, al doctor Rigol. .. De 10 externo me enteraba por los paseos con mi padre, no por los juegos con otros ni-nos, y asi, a los siete anos, vi como un hombre pegaba a un

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caballo y 10 Harne animal e in sisti para que el alcalde Ie de-volviese los palos. Esto prueba que las ideas reformist as ya las tuve desde nina.»

Estos dos rasgos, la precocidad intelectual y el pensamien-to sobreabstracto, parecen ser 10 especifico de esta fase de latencia que Aurora desarrolla a partir de los seis anos: «el gusto por los libros de derecho, de matrimonio e higiene, de viajar, me hicieron feliz.» Todo parece conducir en Aurora a desarrollar un sistema clasificatorio personal en el que la resolucion de problemas y el dominio de abstracciones pro-duce un intense placer y hace disminuir la inseguridad del mundo que esa compulsion a preguntar a los adultos pone de relieve, frente a ese rechazo de 10 infantil, del juego, del placer en suma.

La precocidad de Aurora tiene un regusto amargo: el de la renuncia a la vida real; la continua reflexion de que esta, vida es una metcifora de otra realidad, la conciencia de que solo se puede descubrir la clave del mundo tras pronfunda reflexion, la conviccion de que las dificultades afectivas se resuelven con abstracciones 0 con el aislamiento, son las ba-ses existenciales de Aurora. Ese proceso que amargo tanto la vida de algunos que, como Rusell, pensaron repetidamen-te en el suicidio, y que siempre confeso que los Principios Matemdticos fueron el intento repetido de hacer frente a la inestabilidad interna, es en cambio un timbre de gloria en Aurora: ella presumira y exagerara de continuo esa precoci-dad como una diferencia esencial con 10sefa y segun ella, Ie dara el papel de amo en esa relacion de dominio-sumision en que se hallan trabadas, al ser ella una conciencia supe-rior. Y, aunque para salir de esa dialectica necesita ser reco-nocida por el otro, eso, hasta el final de su vida, como vere-mos, jamas 10 lograra, quedando su papel reducido al de «alma bella» en ese sentido de locura paranoide al que se re-fiere Hegel (algo parecido al conocimiento paranoide que los subrealistas 0 Dalf han desarrollado, como tendremos oca-sion de mostrar).

Respecto a la rigidez etica es llamativo observar como Aurora se salta de nuevo la secuencia clasica en que, desde Piaget, se acepta la adquisicion de normas morales a traves

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de unas fases que van del egocentrismo a la limitaci6n y he-teronomia, en los juegos de la infancia inferior, hasta culmi-nar· en el estadio maduro de cooperaci6n y acatamiento ra-cional de reglas con autonomia, durante la pubertad.

Si esa evoluci6n se realiza segun Piaget mediante la par-ticipaci6n y la confrontaci6n en juegos, la infancia sin rela-ciones con otros nifios y sin escolaridad de Aurora, enfras-cada en la envidia mas destructora con su hermana, adquiri-ra sus normas morales sin tener en cuenta las consecuencias reales de sus acciones, sih valorar nunca al otro en su aplica-ci6n, como veremos con especial dramatismo, cuando forje el asesinato de su hija, como «una obligaci6n moral, como una obra de arte y humanidad».

Desde los seis afios a los catorce, la vida de Aurora per-manece en esas coordenadas fisicas y psiquicas: el despacho de su padre, su ligaz6n a la tertulia paterna que cada vez la decantan mas hacia el socialismo ut6pico, Owen, Cabet, Fou-rier, Saint Simon, y sobre todo la guerra contra su madre y todo 10 que ella representa: deseo, sexualidad, goce.

Otro campo complementario con el «despacho» es la forja de un «alma bella» en que la musica y el arte sean elementos c1aves. Aurora aprende sola a tocar varios instrumentos. Pero la busqueda de la mufieca de carne es la fantasia repetida que

(sintetiza y articula sus fracasos y exitos en la separaci6n ma-terna, la ausencia de una imagen especular asentida, las in-tromisiones de sus hermanos sin aceptarlos como competi-dores, y por fin, un doble Edipo al que entra en forma muy masiva y del que sale con dificultades. Pero he aqui que en Ferrol ya ha nacido un nifio.

CAPITULO II

Y en el Ferrol naci6 un nifio

A los catorce afios, aquella vida de despacho y de padre, queda rota porque Aurora, como ella. misma afir,ma, abierto el cielo». Si con sus lecturas en identidad con Rousseau, darse un alumno por creerse poseedora de todos los talentos para conducirle des: de el momenta del nacimiento hasta hacerle hombre, he que de repente, y desde el campo de.s,u hermana odiada, Ie llega un sobrino como matenalIzaclOn de ese EmIlio imaginario. . . .

Oigamos como vive ese acontecimiento Au!ora. «cuan-do este nifio naci6 vi el cielo abierto, iya encontre 10 que tanto deseaba!, la mufiequita de carne por una parte y, por otra, el hijo de la mujer soltera.» ..

El origen atribuido al nifio en novela famIlIar no po-dia ser mas tragico, ya que 10 concibe como el fruto de un triangulo amoroso que habria llevado a la muerte a su ma-dre demostrando la maldad intrinseca de su hermana J ose-fa: servian una a otra de tapadillo ... a rarse las dos del mismo hombre (el padre de Pepito Arnola) quien por conseguir a la hija, enamor6 a madre. se enter6 de que este individuo tenia relaclOnes con su hIJa, sufri6 un desequilibrio grandisimo como madre y como hem-bra que Ie produjo la muerte: el sorprender J osefa con este sefior y en el momento, Ie dio una hemorragla cerebral .. » Este adorno final de la atribuci6n de toda c1ase de perversidades

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no hace sino senalar uno de los puntos centrales de la vida de a su hermana 0 ser vencida; es una tarea que polanzo su vIda y de la que quiza ni ella misma se dio cuenta. esa conciencia contra conciencia, en la que Auro-ra ser «madre» frente a «paridora», «escultora de divmas estatuas humanas» frente a «pingos», asexual fren-te a celes.te contra terrenal, mezcla superior de 10 masculmo-femenmo frente a 10 perverso, va a tener como oponente esos otros calificativos con que describe a su her-mana. Su peor momento en esa lucha ocurrira cuando al ser traslada.da de la carcel al manicomio de Ciempozuelos cree descubnr alIi a riendose y murmura «me venciste pe-rra». En todo .su. diSCurSO no deja de admirarnos ese titanico

por hmltar a la otra conciencia, que podia servir de e]emplo ala fenomenologia hegeliana.

J?n esa ge.neal?,gia de su sobrino es muy Ua-la de vlOlacion del codigo, de ruptura de

en el subgrupo J osefa-madre; y la su-naclmle,nto-muerte juegan como resultado de la vio-

laclOn del tabu y el castigo por la misma falta. Y 10 cierto es que tras el nadie parece hacerse cargo del nino: su madre que en el Ferrol no tiene tiempo para hacerlo, su esta dohda y enferma, su abuelo sigue enfrascado en «teona».

El nino queda sin lugar en la casa y es inmediatamente por Aurora. Le forma a su gusto, moldeando su

espmtu, Ie ensena a adorar las plantas y flores. Para dor-Ie tocaba selecta y, casi sin saber andar, ya po-

llIa sus manos en el plano. «Antes d; los dos anos una jota que, previamen-

te, Ie habla y a partIr de ahi Ie transmiti mi genio no en 10 musIcal. como cree la gente, sino en to do el iti-

desde 10 sensIble a 10 elevado. Sabia cuentos fantas-tiCOS de cosas lindas.» Con esta «iniciacion» al arte trans-

Aurora al testigo de la depravacion del otro grupo en un ahado y en una «bella alma». Aunque su madre Ie haya dado a en el fisico (Aurora la llamara paridora) ella -caSI por reflejo- su alma, en una relacion de simblOSIS absoluta, de dedicacion pedagogica con su es-

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piritu profetico que llega hasta vaciar todo su esfuerzo y sus afectos en el alumno.

De nuevo Rousseau resuena a traves de Aurora en este esfuerzo pedagogico de «no ceder nada a .sus deseos, ello demande sino por que el tenga necesldad» Y aSI es facil de imaginar como debio de ser esa infancia en la que toda la vida y el juego y los amigos estaban negados y solamente la necesidad del arte (de Aurora naturalmente) era olda y sa-tisfecha. Esta protesta infantil debio de ser de alguna forma verbalizada porque Aurora, en varios textos, se de su «direccionismo sin violencia» y de nuevo el EmIlIo resue-na: «gobernar sin preceptos, hacerlo to do sin hacer nada». La direccion de Pepito Arriola cobra aSI un caracter forza-do, en el que las habilidades musicales son impuestas desde fuera, como un aprendizaje puramente y, por tanto, ajeno al placer del nino 0 ala verdadera que sl se da en el genio. La pareja de Aurora y Peplto, donde la fachada del arte y los sentimientos oceanicos se mantie-nen, pronto sera substituida por la exhibicion til de un nino con extraordinarias hablhdades, que comlenza a dar conciertos publicos.

Pero el prodigio funciona y el nombre de Pepito Arriola sonara todavia hoy a los mayores de cincuenta anos, por ha-ber sido saludado por el chauvinismo de la prensa de la epo-ca como el Mozart espanol y sus conciertos se sucedian, con clamorosos exitos de publico.

Aurora describe el initio de su capacidad generadora, de crear genios, en un proceso claramente invertido: es el ver a Pepito como miembro de su familia 10 que Ie permit.e ma-durar a ella como mujer, salir del «despacho» y los lIbros, separarse de su padre y aceptar la vida como algo real que a traves de Pepito se refleja en ella y no ala inversa, como todo el esfuerzo pedagogico que Aurora intenta demostrar. Aurora vive a traves de sus creaciones -Pepito e Hildegart-la vida que no logra encarnar mas que por delegacion. De esta forma la vida y los triunfos de Pepito son algo mas que un orgullo iegitimo de maestra y tia; constituyen el unico re-presentante de sus intereses narcisistas desde el territorio paterno. Por ello cuando Peplto Ie sea arrebatado,

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la herida que ese acontecimiento Ie produce debe valorarse teniendo en cuenta que su sobrino es el primer objeto inter-mediario con la realidad que Aurora ha poseido y en el mas que un plan pedag6gico que Aurora reconoce no llevar, re-salta la transfusi6n narcisista mas iva cuando escribe: «10 edu-caba como se me ocurria, 10 fundamental era verter en su espiritu 10 que yo llevaba en el mio.»

EI relato de la transmisi6n del espiritu como algo mate-rial, cercano a la corriente electrica, no es una metafora que emplea Aurora, sino que 10 plantea como algo real y que ten-dra su confirmaci6n cuando al matar a su hija sienta que su espiritu vuelve a ella 0, cuando ya con mucho manicomio a sus espaldas, intente dar vida a sus grandes mufiecos de tra-po como un nuevo doctor Frankenstein.

A prop6sito de esta «educaci6n de Pepito» hablaba Auro-ra con su psiquiatra «este caso, como el de mi hija, son casos que no estan dentro de la psiquiatria. ;, Quien dice que tanto el uno como el otro no fueron retratos de mi alma? ;,Quien asegura que el alma de ellos no era un ex-tracto fisico de la mia?» Y, para recalcar que se refiere a algo fisico, insiste, «extracto es un destello que se plasma y des-pues se extiende». Nunca una identificaci6n proyectiva ha sido tan evidentemente formulada sin necesidad de interpre-taci6n alguna.

Una de las discusiones centrales de este primer ensayo edu-cativo de Aurora, junto al de convencerla, como deciamos, de ser un «alma bella», es darle conciencia de su poder. «Cuando Pepito Arriola fue ac1amado como genio, yo que-de francamente sorprendida. Fue despues cuando me di cuen-ta de que todo 10 que era me 10 debia a mi, que era obra m(a.» Este convencimiento de Aurora, que terminara en 10 que los psiquiatras etiquetamos habitualmente como un delirio, tie-ne un extraordinario parecido con las pruebas de la magia que se dan a sf mismos los shamanes tal y como las describe Levi-Strauss: tras el rito de sorber la enfermedad y cuando vomita una bola ensangrentada que previamente habia es-condido, el «paciente» se cura y el brujo se convence de su poder. Con Pepito, Aurora tambien comprueba el suyo, su capacidad de moldear hombres como otros moldean estatuas,

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de crear y de reflejar todo 10 bueno que ha adquirido en el «despacho» de su padre.

«EI robo» de Pepito debi6 tener por .t,anto para .Aur?ra el significado de una verdadera amputaclOn, en sentido hte-ral, ya que era un trozo su alma 10 que se llevaba nada menos que Josefa, y un t!OZO que est!?-pearia y malgastaria, pero que slgmflcaba ruma Y castraclOn para Aurora.

Nunca perdonaria Aurora este robo y, cuando mata a su hija, recordara a Pepito al decir «;,quereis un cuerpo" pues ahi 10 teneis?» La persecuci6n de su alma Josef!l se:a con-tinuada por una legi6n de personas que Slempre pervertir su obra y colocar de nuevo a a su lansterio, en un contexto perverso: prostltmrla sera el adJe-tivo que empleara de continuo expresar deseos de sus perseguidores, inc1uir sus creaClOnes en e,se. dlSCurSO que madre y hermana significan para Aurora. ASI, Junto su po-der para crear 10 bello, 10 transformador, Aurora tam-bien la fuerza del mal que siempre planea sobre sus

En el mismo ano que recibe al sobrino, Aurora ImCla la menarquia en una coincidencia que sugiere la maduraci6n imagen especular que los et610gos describen en palomas 0 CI-garras, y, que segun nos cuando vemos un semejante con capacidades Identificatonas.

Aurora siempre se refiere a estos anos como a. una edad dorada en la que al goce de sus exitos por persona ta su sumaba el papel de triunfadora en el grupo famihar, de creadora de vida verdadera. AlIi donde el discurso de madre y hermana colocaba al nifio como muestra de un dlS-curso perverso, Aurora era capaz de reparar el y dar al mundo un verdadero nifio-magico que gionficana exter-namente a la familia.

Pero nosotros quisieramos resaltar otros aspecto. Auro-ra fija ya en la menarquia para siempre un yo corporal que la situa, como ella dice, un poco al margen de los y las mujeres en una regi6n <;lue ella misma llama «mas.ce-leste». Refiriendose a las mUJeres en general, cuando dedicar su fortuna a la creaci6n de una escuela de tras, aduce, para excluirlas incluso del cargo de «dlrectora

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h?noris causa», que, en general, la mujer carece de alma, tiene solo un alma motora y una psiquis rudimentaria. «Hay ani-males con un alma mas exquisita que la mujer. .. » «el hom-bre puede ser sensible, la mujer es sensiblera». Aurora in-

salirse dellugar que su sexo, la biologia y la fami-ha Ie aSlgnan, construyendose una individualidad absoluta que la aisle, que la deje fuera de las leyes familiares y en con-

apenas sera hija-hembra-madre sino que permane-cera fuera de esas categorias, en ese lugar mas celeste y al margen de las escisiones reales.

Por esta epoca Aurora ha vivido ya su cuerpo 10 suficien-temente como, para tener una imagen vivida del mismo que, de nuevo, sera central para el proyecto de la nueva mujer y la genesis de Hildegart; escribe: «El cuerpo humano, en vida,

de tres partes: una, la materia plasmada, estuche 0 caJa; dos, el elemento motor en que radica el sistema nervio-so; ,tres, ?e sOl?lo d.e psiquis que es 10 mas importante, pues en el radlca la mtehgencla. l,En que momento se incorpora? en el momento de la fecundacion, el momento en que el es-permatozoo penetra en elovulo. Cada elemento que consti-tuye el ser lleva en si una cantidad de potencial psiquico. Si lleyan muc.ha potencia los OOS, resulta una persona muy in-teligente, sillevan poco, una persona mediana, aunque si ca-rece de uno puede equilibrarlo el otro.»

Esta concepcion del cuerpo, del embarazo y de la hija como algo puramente material, va a ser otra de las claves de la relacion de Aurora-Hildegart que se forja en esta epoca. Jamas se plantea el hijo imaginario como una relacion fan-tastica, y ese hijo es unicamente la plasmacion real de un sim-bolo que conti.nuamente se ve en peligro, como veremos, por

que ya llevaba el espermatozoo, unica ma-mfestacIOn de un padre tachado de la escena. Esta ausencia de padre, que es marcada como ilegitimidad en Pepito -pues nace como fruto de un pasion y una intriga imaginada 0 real que mas da-, entre madre e hija, va a ser elevada a su nivei mas alto por Aurora cuando conciba una hija en ausencia de toda pasion, con un «colaborador sexual» que sera sim-plemente el portador genetico. La ausencia de este padre sera tanto mas puesta de relieve cuanto que Aurora jamas 10 nom-

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brara, excepto como el padre de Hildegart en sus dialogos con el psiquiatra, y esa forclusion paterna parece otro de los rasgos comunes a esta etapa de su desarrollo: Pepito sera ob-jeto de disputa entre madre y tla, mientras ellugar del padre sera una ausencia que no se permitira llenar por el abuelo, ni por ningun otro personaje masculino.

La primera menstruacion no parece sino reforzar esa fase de latencia respecto a 10 sexual que ya se detectaba antes de los seis aftos y, como ella dira, no se sentira hembra, sino hija y madre. Las declaraciones de Aurora no tienen desper-dido: «hacia el sexo masculino no he sentido nunca atrac-<;ion franca de hembra; siento atraccion verdadera, pero en otro sentido distinto que en el que 10 hacen las hembras; es algo filial y maternal a la vez. A mi no me ha hecho gozar ningun hombre de la cintura para abajo» , «no he sido jamas masturbadora y hacia el propio sexo no solo no siento atrac-cion, sino mas bien repugnancia». La homosexualidad Ie pa-rece algo repugnante, «un vicio inexplicable ... » Lo que Auro-ra nos cuenta aqui es que al haberse excluido de una relaci6n triangular, al forcluir uno de los terminos del Edipo -su ma-dre, 10 femenino- excluye tambien cualquier eleccion sexual -homo 0 hetero- por falta de orientacion toda vez que la fijacion a un papel sexual supone una identificacion con un miembro de la pareja y el deseo de tomar como objeto al otro progenitor. .... . .

Sin triangulo, la relacion duallmplde cualqUler Identlfl-cacion sexual no narcisista al carecer de objeto, y por ello Aurora queda pres a en una relacion de pura ternura que en-cubre un narcisismo que aspira a una relacion a dos sin nin-gun otro mediador con un hijo que sera su J?eal.

Cuando Aurora manifiesta su horror ante la pOSICIOn ho-mosexual, 10 hace contra alguien que, correctamente situa-do en la posicion edipica, elige el rechazo de su papel asignado, mientras que Aurora no ve al otro como do en un mundo comun y de ahi la indiferencia (la ausenCIa de placer) frente a un cuerpo que no esta revestido de interes libidinal. Por ello la casta postura de Aurora es menos la re-presion de un des eo como algo literalmente 11:0 senti.do, en el que el propio cuerpo no es usado como obJeto-suJeto de

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placer (yo .c;eo l!teralmente la afirmacion de la ausencia de masturbaclOn) como imagen a admirar, como yo cor-poral tan. necesltado de confirmacion por los otros que en

ausenCIa las disociativas amenazan la integridad vItal: Po:.ello Aurora Slempre tendni una obra por hacer para admlraClOn del mundo.

Esta del otro no se reduce solo al mundo de 10 sexual, smo que el estilo continuo del discurso de Aurora muestra como adquiere desde la pubertad un aire absoluta-mente y 10 que, con torpes palabras, es descrito por el q.ue la trata como pedanteria, aires de gran-deza, altanena, ngldez, no es mas que el reflejo de que Aurora habla en !,!omb:e de fa Verdad. Es decir, en su habla no se

dlscurslvamente, no mantiene un discurso que pu-diera a sus ojos por indiferente, sino que espe-ra de su mterlocutor un mmediato reconocimiento de esta ver-dad que no busca, sino que posee. No se esfuerza por adap-tarse . a la postura de un tercero que en el discurso normal

el papel de testigo, de valedor de la verdad sino que mvade esa posicion, y por eso posee la verdad un trofeo.

EI de a cualquier matiz 0 inconveniente que pSlqmatra a sus teorias con descalificaciones hu-monstlcas 0 agresl,:,as -no.gaste bromas, 10 dice para pro-

n?,hace smo refleJar 10 que Lacan llama «comple-JO de el otro, representado por imagenes buenas o. a las de Epinal, que no poseen otra con-

smo la que les da el relato, son 0 buenas 0 malas, se?un .acept.en 0 nieguen la verdad de Aurora, no hay en ellas mlsteno de opacidad de conducta y de ahi que nada extemo modlflcar la conviccion de Aurora a partir de

de su hermana, pues eso significaria aceptar su aceptar aspectos no malos de ella.

Sl la pubertad debe lograr la integracion de un esquema corporal en el que el yo se en camara para siempre en Auro-ra la adolescencia va a con una Imagen de Cuerpo

es en la conversacion que man-hene con su pSlqmatra la lmportancia de las lecturas de Gall y la frenologia, en esa serie de correlaciones entre las dis-

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tint as facultades en que dividia la mente y el tamano del ce-rebro con la configuracion extema del craneo, es mas evi-dente min en el parrafo que ofrecemos como la antinomia masculino-femenino es tan destructora para Aurora que Ie imp ide integrar las diversas partes de su cuerpo en un todo (10 frenologico es pura superestructura que tapa la disocia-cion). Escribe su psiquiatra: «nos muestra el brazo y el ante-brazo y dice que estos, el cuello y la cabeza y las piemas son de constitucion masculina. La clavicula es viril. El cerebro tambien es de constitucion viril. El corazon es de mujer, ca-dera y pechos y nalgas femeninas ... Nos dice que miremos su cabeza y nos llama 1a atencion sobre una defecci6n en la parte superior y posterior "ello indica un temperamento pervertido-no vicioso 0 un temperamento perfectamente con-formado". "Si en mi, en vez de dominar la anatomia descri-ta, fuese a la inversa, si la piema fuese marcadamente feme-nina, de tobillo redondo, indicaria la perversion y la inver-sion ... " "Estos chispazos masculinos, son chispazos cerebrales, de cerebro viri! y al morir si me hacen la autopsia se comprobani que mi cerebro es viri! y que responde a 10 descrito en su temperamento" y anade: si se hubiera exami-nado el cerebro de mi hija se habria visto que este era tota/-mente jemenino.»

Este rompecabezas de organos, estos trozos mal unidos que constituyen la imagen del propio cuerpo en Aurora, van a construir otro de los rasgos con los que Aurora sale de su pubertad, de los que ni inc1uso su nombre es un dato segura sobre el que asentarse, ya que insistira una vez en el manico-mio en que la llamen Ara-Saiz y en firmar como tal (neolo-gismo que segun ella significaba «Altar de Sabiduria»). As! es como nunca va a estar completamente segura del funcio-namiento de este cuerpo, que va a ser algo a vigilar, a disci-plinar casi religiosamente cuando pone un despertador cada hora para cambiar de postura durante el embarazo de Hil-degart, 0 adoptando posturas de control mental que recuer-dan las disciplinas del guerrero que el mago don Juan ense-na a Castaneda, Y con las que logra tambien Aurora ilumi-naciones telepciticas Y fuerza mental frente a un pretendiente al matrimonio de su hija: «tu ve al despacho y habla con el,

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que yo des de aqui sigo tu pensamiento; de todo 10 que se ha-blo en el despacho me entere porque fui con mi pensamiento siguiendo el de mi hija ... Para ello tuve que colocar una pierna sobre la otra, la derecha sobre la izquierda, los brazos apre-tados sobre la cabeza inclinada, y asi el cerebro se coloca en las mejores condiciones para defenderse y atacar ... Siempre que tengo una polemica, esa es mi postura.»

En conjunto, el saldo de esta salida puberal del despacho paterno al mundo, no ha podido ser mas desastroso para Aurora: el bebe magico, el sobrino que llenaria sus car en-cias, tras ser creado Ie es arrebatado. EI triangulo de sus re-laciones con sus padres queda anulado por forclusion de todo el polo femenino que se hun de en el mal, y de ahi que no pue-da sino fijarse en una posicion anterior a la bisexualidad y sin ninguna estructura en que sustentar el deseo sexual. Y final-mente, la imagen del propio cuerpo troceado y escindido, la lleva muchas veces a confusiones entre significante y significa-do que la hacen sustituir su nombre por un neologismo.

Casi el unico camino que no ha cerrado esta salida al mun-do puberal es el ejercicio del razonamiento abstracto al que va a dirigir Aurora to do su interes. Si Piaget ha resaltado como en la pubertad existe una borrachera por el descubri-miento de la capacidad de abstraccion que puede terminar en un racionalismo morbido, 10 caracteristico de Aurora es que junto a ese proceso de geometrismo, de necesidad de or-den rigido, existe el razonamiento abstracto como unico ele-mento de identidad.

Habermas ha sido el ultimo filosofo en resaltar, frente al positivismo, la nocion de interes por los conocimientos como funciones de un yo a mitad de camino entre el biolo-gismo (acomodacion de un organismo al entorno cambian-te) y la contemplacion informativamente pura. Esta nocion de que el razonamiento es una accion pnictica, un «interes de la razon» que debe terminar en el interes emancipatorio de crear un dialogo y un conocimiento libre de.relaciones de poder, se invierte en Aurora hacia la perversion de esa eman-cipacion vista como imposible e interesada en usar las abs-tracciones, no para crear espacios sin poder, sino para situarse en el campo de los amos del discurso.

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El unico placer que parece obtener Aurora a partir de la pubertad, es el crear razonamientos que la conduzcan al do-minio. La vida familiar no parece haber sido mas que un cam-po de entrenamiento que polariza su interes hacia esa dialec-tica del amo y el esclavo: mandar, quedar por encima, crear una nueva raza superior, van a ser los elementos que condu-cen el discurso de Aurora desde la pubertad hasta su muerte.

Esa fe en la razon que, en su caso, no es sino racionaliza-cion, es 10 unico que va a sustentar su pseudo-identidad jus-tificadora de pasar por encima de cualquier sentimiento: «cuando yeo algo racionalmente claro, 10 llevo a la practica por encima de todo, sin importarme consecuencias ni afec-tos.» Aurora, que se objetiva ante nosotros a traves de con-ductas, expresiones, frases, reflejos sentimentales, no asume ninguna de ellas mas que las que se complement an con esa identidad de Diosa razon que Ie es tan querida y que desfi-guran tan compulsivamente su lucidez reflexiva y que la lle-vani una y otra vez a repetir esos esquemas racionalizadores forjados en la pubertad.

Es tambien muy sugerente el paralelismo que Habermas traza entre neurosis individual e institucion social en el pla-no social para explicar la fascinacion de Aurora por el mani-comio. Afirma este autor que la compulsion a la repeticion en el neurotico seria equiparable a la coaccion institucional que induce ala reproduccion de un comportamiento unifor-me sustrafdo a la critica: cuando Aurora comprueba la uni-formidad, el orden, el trato que rig en el orden manicomial, 10 proclamani como sociedad perfecta una vez que, naturaI-mente, ella componga las reformas racionales correspondien-tes, exclamando «esto es 10 que yo sofie des de que tuve uso de razon».

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CAPITULO III

Frente a familia, falansterio

A los veintitres anos, cuando el «robo» del sobrino se con-suma y el «espiritu deja de reflejarse en el perdiendo forma y convirtiendose en un pianista vulgar», cuando la madre esta muerta como consecuencia de sus caprichos amorosos, y el hermano menor ha sido enviado a las colonias cubanas por ver si se regeneraba, Aurora tom6 la direcci6n de la familia en la que el desastre emocional parece reflejarse en 10 econ6mico.

Escribe Aurora: «econ6micamente la familia no estaba bien por entonces, ya que la mayo ria de las fincas y la ha-cienda estaban hipotecadas, y yo tuve que dedicar todo el tiempo durante tres anos a dirigir y administrar el capital de la familia. Desarrolle una gran actividad en esos tres anos y apenas pense en otra cosa. Al cabo de este tiempo, la si-tuaci6n estaba" salvada.» «Yo soy asi, si me dedi co a una ta-rea 10 hago con todas las fuerzas y no me pier do en suenos o fantasias: "Yo no he sonado nunca porque tengo mucha vida interior y pienso siempre sobre realidades, sobre cosas factibles ... yo paso del sueno al despertar de forma brusca, no soy como esas gentes que se quedan como adormiladas. Yo simplemente pongo en comunicaci6n dos habitaciones -sueno y raz6n- abriendo una puerta".»

Estas autodefiniciones de mujer de acci6n con capacida-des practicas parecen ser confirmadas por las personas que rodearon a Aurora en esa epoca y que la describen como al-guien con gran realismo financiero, disciplina y con grandes

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dotes organizativas. Lo real, pues, est a bien afirmado en Aurora, cuando se trata de manejar asuntos neutros afecti-vamente, como pueden ser el dinero, y las perdidas de 10 real Ie afectaran cuando elementos relacionales pongan en duda 10 que constituye su pseudo-identidad de razon en marcha, o en ocasiones en que su clara escision bueno-malo peligre o cuando deba introyectar elementos no queridos de la reali-dad en la que la formula <<todo 10 mio es bueno, el resto malo» debe permanecer constante.

Quiza por ello el abandono del deseo de crear una «bella alma» y la asuncion de un papel de financier a familiar con necesidad de resolver una crisis de dinero, fue menos dolo-rosa de 10 que cabia esperar, merced a la gran acumulacion de poder que toda esta reestructuracion familiar origina en favor de Aurora que se ve con capacidad para decidir sobre la administracion de la «cosa familiar».

Esa situacion, junto a su facilidad para la escision, para no ocuparse mas de Pepito Arriola, ni de sus suefios en el, parece favorecida por la posicion de hija parentificada en po-sicion absolutamente dominante que adquiere, ya que cum-pIe el papel de jefe familiar ante un padre ya viejo y «ocupa-do en sus cosas». Pero a pesar del exito, Aurora no es una mujer para quedarse en el reino de la mercanda, para asu-mir por siempre ese papel de jefe familiar integrado en una sociedad liberal en una ciudad de provincia; por eso registra la conciencia de frustracion cuando nos cuenta que, algunas veces, se pregunto «para que queda el dinero, cuMes sedan sus aspiraciones y deseos futuros».

Aurora, recordemos, se auto define diferente y ese pro-yecto vital diferente esta cerrado a 10 sexual (no olvidemos aquella afirmacion moralista «jamas fui masturbadora» que repetira como acusacion en la carcel) y tambien a las relac-dones que la alejen de su familia de origen al verse incapaz de crear otra, «veia en esta epoca, veintid6s, veintitres afios, como la amigas daban y bus caban las declaraciones de los hombres, pero yo "no pense nunca en casarme"». Su clinch familiar, su libro de justicia inacabado, Ie impedia as! aban: donar el terreno familiar sin haber vencido al mal, a su her-mana y a todo 10 que representaba.

Frente a familia, falansterio 81

Pero para Aurora la vida sin una pasion Ie parece impo-sible, y, aunque el deseo podia aplazarse y ocuparse en la cion directivo-familiar y en el cuidado real del padre que Vl-vir a hasta los 83 afios -sobreviviendo en catorce a la esposa-, en 10 intimo, Aurora comienza a pensar en la uto-pia para llenar aquel vado.

Si el matrimonio como tal no era pensable y por tanto una familia real distinta de la de origen era imposible, la uto-pia tendra que pasar por una estructura que sustituya y de una nueva alternativa a ambos: las lecturas del despacho vie-nen en su ayuda y, como reaparecera luego registrado en un articulo de Hildegart, Fourier y sus textos sobre la armonia pasional del nuevo mundo la dejan deslumbrada.

Aunque hace, como veremos, una interpretacion muy re-ductora y biologista del mismo, la creacion de un falanste-rio, de una «colonia social» como Aurora 10 llama, va a ser el proyecto que Ilene ese vado de deseos que se produce en cada crisis vital de Aurora. Reapareceni como hilo teorico del interes emancipatorio que Aurora demostrara a 10 largo de su vida, y por ello cuando Hildegart sea «ejecutada», la transformacion de la carcel en un instituto regenerador sera otra de sus pasiones con ecos fourerianos que culminara en sus fantasias del manicomio ideal por el que pasaran todos los hombres y mujeres para reeducarse «como trasunto del falansterio armonizador de pasiones».

La finalidad fundamental de la comunidad imaginada por Aurora es la creacion del hombre biologicamente nuevo 0, en sus palabras, «la formacion» de un Nuevo Linaje de per-sonas que crezcan y transformen el mundo. Esa idea, fuerte-mente influida por el platonismo del «despacho» paterno, que formula como necesidad eugenesica y que la llevara, como a multiples medicos y filosofos espafioles de la epoca, a una ideologia tefiida de un darwinismo social cercano a la barba-rie, parece vehiculada por las lecturas de Alexis Carrel que, con el prestigio del premio Nobel, propago ideas tan pere-grinas como las siguientes y que fueron tomadas por Aurora como dogmas de fe: «La eugenesia es indispensable para la perpetuacion de los fuertes. Una gran raza debe propagar sus mejores elementos ... Las mujeres, sin embargo, se deterio-

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ran mediante alcohol y tabaco Ad ' se . h" ... emas, a panr lJOS ... Semejante defeccion se debe a su

avance del feminismo ... La propagacion de in-sanos y mentales debe evitarse ... Ningun crimen cau-sa tanta en. un grupo humane como la tend en cia a la demencla: .. Obvlamente, los que son vfctimas de una pe-

herencla de locura, debilidad mental 0 cancer no debe-casarse ... la eugenesia exige el sacrifi-

ClO de I?-?chos ... Las mujeres deberfan recibir una e;zucaclOn supenor, no para convertirse en medicos, aboga-

os projesores, sino para poder educar a su prole como a vallOsos seres humanos.» Este sera ellema general de Aurora pues, al parecer, reescribio a mana en un cuaderno escolar

textos .de Carrel para inculcarselos a Hildegart La de Fourier, que se

a 10 s: reflere al ordenamiento de las pasiones y al mteres pnmano de Aurora en la combinacion de carac-teres, de los deseos que dara al traste con de la familia 0 el comercio que 10 coar-tan. Sl un hbre Juego del deseo y las pasiones es concebido por Aurora como la catastrofe absoluta, ejemplificada en su

un. texto como el de Fourier en que el calculo y la armoma paslOna,l son la base de la comuna, deb ian atraer a Aurora, que en ese nuevo orden una ingenieria de con-

que pone dlque y racionaliza ese sexo concebido como mcontrolable y destructor.

. Es curiosa la de Aurora con el socialismo uto-PlCO en su por las pasiones ligadas a la produccion o. al ya que en algunas de sus conversaciones, con-

paraslto o. perverso a quien se centra en ellas, yen su ,en camblo, por los temas clasicos de la abolicion de

1 a famIlIa, el orden la existencia erotico-estetica que a van a tamblen con la izquierda freudiana (Hil-degart escnbl,ra .en de Adler). . Pero la termina ahi, pues mientras para Fou-

ner en Armoma desarrollaran y satisfaran sin obstaculos «una enorme pasiones que los civilizados desco-n.ocen.» y socletanos pasaran su vida en un frenesi difi-cil de lmagmar», Aurora concibe su comuna como una granja

Frente a jamilia, jalansterio 83

para sementales humanos que tienen por objeto mejorar la raza y en la que el deseo debe morir bajo el rigido orden se-xual, donde el placer jamas aparece como posible, aplasta-do bajo el fin procreador de 10 sexual.

El proyecto estuvo a punto de cumplirse. Escribe su psi-quiatra: «Despues, penso hacer su colonia comunista en Al-cala de Henares, vio el anuncio de una finca que reunia bue-nas condiciones ... pensaba buscar criados, escogidos por sus cualidades fisicas y morales. Para casados, escogeria los que combinasen las mejores cualidades del hombre y la mujer Y observaria en la primer a generacion cuales eran los que me-jor se portasen para dades una educacion, para repartidos luego por toda Espana. Asi tendria hombres y mujeres mo-delos que formarian un nuevo linaje ... Distinto del resto de

espafloles y por tanto superior.» La educacion que Aurora se propone dar a estos seres su-

periores parece inspirada directamente en Nietzsche trasla-dando los aforismos «10 que les falta a los alemanes» a nuestro medio: «Hay que haber hecho grc)'pdes sacrificios en favor del buen gusto ... hay que preferir la belleza a la felicidad, a los habitos, ala opinion,a la holgazaneria. RegIa supre-ma: ser riguroso consigo mismo ... Todo 10 que es bueno es herencia y no hay que enganarse aqui: el cultivar sen-timientos 0 ideas no es nada 0 casi nada, ante to do hay que persuadir al cuerpo. El severo mantenimiento de gestos sig-nificativos elegidos, el obligarse a vivir como hombres que no se dejan castrar, es suficiente para volverse selecto y en dos 0 tres generaciones habra quedado interiorizado .. , La cul-tura debe empezar en ellugar debido, no en el alma (funesta supersticion de clerigos) ellugar preciso es ef cuerpo, el ges-to, fa dieta, fa jisi%gfa, el resto es consecuencia.»

Este parece ser otro de los paradigmas de Aurora con al-gunos rasgos sexologicos y tecnologicos especificos: «Los ma-trimonios no tendrian mas de dos hijos, varon y hembra, y ya sabia ella por entonces las medidas a seguir para obtener fetos de ambos sexos ... Durante la fecundacion es necesario que la madre este en un lugar rodeado de objetos artisticos agradables para evitar que vengan a ella recuerdos que pue-dan influir sobre los hijos ... En los hijos que no se parecen a

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sus padres hay' un recuerdo durante la concepcion en la ma-dre de facclOnes de otra persona que influye en el pareci-do del hIJO.»

La actitud de Aurora en su direccion de la colonia se pa-rece en sus aspectos superficiales a la de un voyeur que pre-para decorados donde escena sexual se desarrolla de acuer-do con un programa fIJO y en donde cualquier acto esponta-neo de los ,actores rompe el goce del miron. Pero, en sus aspectos mas .la actitud de Aurora es todavia mas

al er;t reahdad cualquier factor afectivo, cual-qmer expreSlOn de hbertad 0 placer propio de los reproduc-tores. a quienes Aurora usa y planifica con el mis-mo ngor tecmco, con la misma pasion intelectual con que Mendel cruzaba sus guisantes.

Una. creencia 'Jue acerca el discurso de Aurora desde la eugeneSIa a los pSIcologos del analisis transaccional es la de que el .de pila es una parte del argumento vital que

.la VIda de,i nino. Recordemos que Hilde-gart sIgmfIca par.a ella Jardm de sabiduria, 0 su cambio de nombre en ,el manicomio. De ahi que en su co-muna «los. nmos no senan bautizados hasta que fueran ma-yores de sIete anos, ya que el nombre tendria que estar de acuerd? con el temperamento de estos. Hasta entonces se les llamana una palabra carinosa». Ese nivel de planificacion en l.a que hasta el tendria que ser previsto para pre-declf el futuro, Idea del autoritarismo con el que la nueva

ser gmada y la rigidez con la que el futuro de cada mdIVIduo debe de estar previsto y engarzado con el de los otros.

Otro de de la com una sonada por Aurora, es sobre si misma y que no se contami-

nara con mstItuclOnes escolares ajenas al jardin societario Esta a ser de las ideas claves tam bien en la prodIglOsa .de y sus rendimientos, la de no pisar escuelas? mstItuclOnes similares hasta la Universidad, cir-

que comparte con algunos genios de nuestro siglo :-WItgenstem, y. que parece apuntar en Aurora la

de la educaclOn ImposIble si se circunscribe a las institu-ClOnes escolares habituales: «Tendria especial cuidado en evi-

Frente a jamilia, jalansterio 85

tar la contaminacion de los de fuera y en que los comuneros no fuesen objeto de mofa ni de admiracion», «de entre las mujeres formaria maestras que educasen a los ninos que, al ser mayores, se les entregarian libros para que se terminasen de formar. .. ». Esa concepcion de la instruccion como algo intima y propio de la institucion primaria, familia 0 comu-na, nunca confiable a los de afuera, junto a una eficacia gran-de en forzar la autoreflexion y desarrollar la capacidad de abstraccion al margen de los cliches habituales, parece un fac-tor productor de infelicidad absoluta en la vida adulta. Los dos ejemplos ya referidos, Witgenstein y Russell, tambien cria-dos asi, coinciden en las crisis melancolicas y en rasgos de personalidad que los mantuvieron lejos de los contactos amo-rosos y cerca del suicidio.

Aurora, como vemos, no sigue linealmente el modelo de Fourier en 10 que al descubrimiento de los matices amorosos se refiere. Y donde Fourier descubre y clasifica las pasiones humanas en ordenes, generos, especies y subespecies, de cuya combinacion armoniosa saldran lazos brillantes que conduz-can a la humanidad a un frenesi desconocido hast a enton-ces, que «contagiaria de amor a todo el globo terraqueo», Aurora reduce y homogeniza a hombres Y mujeres, en tor-pes portadores de material genetico, en los que solo la pater-nidad y maternidad estaran consentidas como pasion.

La imagen que centra el proyecto de Aurora es la de la muerte del deseo. A los hombres Y mujeres de la colonia (iCriados!) se les paga por ser sanos, Y la actividad sexual parece reducirse a una actividad higienica. El aire de pseudo-ingenieria genetica que to do el proyecto dellinaje tiene, co-bra mas luz en los textos de Aurora cuando el papel masculi-no se transforma en el puro macho y las relaciones amoro-sas en una especie de inseminacion artificial identica a 10 zoo-logico cuando escribe «los hombres que debian engendrar a estas mujeres modelo, serian hombres extranjeros, que pe-diria a las distintas naciones de entre los mejores. l,No se pi-den caballos, porque no se habrian de pedir hombres?».

Esa carencia de goce de que Aurora padecio parece ex-tenderla y hacer de ella una virtud al atribuir perversion a cualquier actividad que 10 provoque, y «gozadoras» 0 «pa-

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ridoras» son insultos habituales ' . a mujeres que no piensan en la su para referirse se Aurora de ser «esa m ,m.ejora e la De nuevo tendldo» que ella se proc1am artu del anarqmsmo bien en-

a las del van a ser casi pasionales conduce a u e arlO. g?ZO con las ne-

ra paso a nuevos cuer os n mas Justo que abri-amor a la raz6n debePd ylnuevos hnaJes», «la sumisi6n del b F . evo ver un mundo r bl . e ouner. Frente a esa politi 1 azona e», escn-to pasional conduce a una a ca, .en. a que el reordenamien-Aurora emparenta mejor co del individual,

mediante la una p.ohda sanitaria dldas administrativas a Ii d e relaclOnes y las me-en ultimo termino al as a/a VIda cotidiana, serviria traci6n en que su .. El espiritu de ilus-ramente matizado por un d 19lemsta sexual, esta c1a-es parte de una serie en el el individuo ve exc1usivamente al Estad men e mtercamblable y que sir-

Finalmente, dos te con el proyecto El pri 1 os reales van a dar al tras-por esperada es a muerte del padre, que no falansterio fue siempre la cuI Aurora, para quien el de las discusiones del des hmmaclOn y puesta en practica pac 0 paterno El d mores de guerra que en 1913 circula . 0, los r.u-nen en Aurora la virtud d d n por Espana y que tle-do, como llega a verbali e d espertar Ideas del fin del mun-neralisimo» observa 1937 un «ge-operaciones miIitares de la Clempozuelos las

S. 1 1 . , n len a cIvIl I a e aboraclOn de un duelo . para Aurora 10 es aun mas dif' .1 por nunca es faci!,

do a retirar de esa figura en e sentld? de que la libi-exteriorizados, y de ahi ltuye,la totahdad de afectos tambien amenaza con cua?do el desaparece, el mundo secuente a la muerte no h arse. tras mtroyecci6n con-depositar los afecto; obJetos de amor en que

La l·n d ., a muerto. un aClOn por esta libido 1 tura aun mas narcisista Si t oca a Aurora en una pos-Arriola, su alma en es ue capaz de crear a Pepito procedente del se c clda por esa transfusi6n libidinal ree capaz de crear no ya una «bella

Frente a jamilia, jaiansterio 87

alma» que transforme el arte, sino la mujer perfecta que a manera de «estatua humana» sea el canon, la medida de la humanidad. Si la economia libidinal de Aurora qued6 marcada a ni-vel ideo16gico por el fourierismo casi como antitesis, Y su pro-yecto de reforma sexual basado en 10 eugenesico -Hildegart propuso en una de sus ultimas conferencias en Valencia que el contagio sexual fuese delito- no haria sino sonreir a aquel para quien el placer -«la dicha positiva»- no es s6lo el fin, sino tambien el medio de rehacer el mundo, «puesto que al desarrollar el goce llenare el mundo». Si cambiar la raza tam-bien es una finalidad de Fourier, 10 es para que el regimen societario forme hombres mas fuertes fisio16gicamente, ap-tos para la renovaci6n de los placeres, capaces de digerir mas rapido, de variar las satisfacciones. Ello no haria sino indig-nar a quien como Aurora viese en esos concilios de «amor y gastronomia» con sus comidas de tesis y sus armonias se-xuales, vicios comparables a las sesiones de Sade, parentes-co por otro lado reafirmado por Barthes.

La Utopia Domestica, con que este autor cali fica al pro-yecto fourerista, si es comun a Aurora. Pero, mientras en el primero los placeres se enriquecen, se subdividen y taxo-nomizan, en Aurora se reducen en el mejor de los casos a un mero ,apendice darwinista de la mejora de la especie.

Mientras que en Fourier la direcci6n del fil6sofo posibi-lita que las «hordas de Armonia» se reconozcan en el juego libre desde la infancia Y la reglamentaci6n de la vida cotidia-na tiene un caracter de decor ado posibilitador de la imagi-naci6n y la libertad, en el proyecto de Aurora los individuos -nunca mejor el adjetivo de «criado»- adquieren una «obe-diencia de cadaveres». El ocio, al igual que ocurre en otras instituciones totales como el convento, es un «puro cambiar de actividad». La fantasia Y el sueno son despectivamente comparados a un traje de gitana realizado de recortes,y la fantasia es contenida por medio de una continua ocupaci6n mental receptora de informaci6n, que cumple un papel muy similar a las imagenes propuestas por el director espiritual en los ejercicios de San Ignacio de Loyola.

l.Por que nombran Aurora 0 Hildegart con insistencia a

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Fourier como Quiza la atracci6n por 10 prohibido, por la emergencIa de un deseo que muerto en 10 interior aim conserva en la memoria involuntaria explique esa emergencla del goce sobre unas vidas saqueadas.

La palabra foureriana tiene seguramente capacidad para despertar en ellas dicha memoria sin que el milagro de co-brar imagen de S1 mismas 0 el que pueda aduefiarse de su ex-periencia tenga lugar.

La voluntad de dominio, esa voluntad tan ferreamente en la familiar, es la que impide la experien-

CIa; la mformacIOn sobre el sexo y la eugenesia substituyen y reducen la realidad sexual a datos puntuales.

La ut?p1a aparece entonces arruinada por la deuda en que Aurora Slente que la ha tenido su familia, y ese papel de acree-dor es 10 que moviliza su voluntad de poder. Nietzsche, de nuevo, nos .rec.u:rda esa memoria de la deuda es 10 que conduce al mdlvlduo a mtentar una «sujecci6n de los impul-sos del otro a un orden legal, a establecer un poder sobre el cuerpo de placer, un poder sobre afectos tendencias con-. . " cuplSCenCIas», sujeci6n que sera continuamente ejercida por la voluntad de dominio de Aurora sobre todas las personas que la rodean.

CAPITULO IV

La inmaculada concepcion de Hildegart

La muerte del padre y el aplazamiento del falansterio -en 1936 insistia Aurora en que no desistia de este proyecto, sino que simplemente «no 10 he hecho todav1a»- situ an a Auro-ra ante una primera tarea: liquidar la familia. Para ello nada mejor que repartir la herencia cuanto antes y empezar a bo-rrar sus huellas, marchando de esa Galicia que «nunca me gust6 ni por su clima ni por la tendencia a los pleitos de sus habitantes», sin dejar direcci6n alguna a sus amigos 0 pa-rientes. Su hermana Josefa, empefiada en la carrera de su hijo Pepito Arriola, apenas pudo «usar de su maldad en este re-parto», y su hermano Francisco, tambien en el extranjero, y que necesitaba el dinero para sus deudas de juego, facilita-ron este reparto sin cumplir los tern ores querellantes de Auro-ra, que seguramente proyectaba en sus paisanos. Esa liqui-daci6n Ie sup one subjetivamente una liberaci6n del conflic-to en escalada simetrica en el que estaba metida, pero tambien Ie trae la conciencia de un vado interno, de una falIa narci-sista que Aurora tolera mal.

Si en un texto posterior de Hildegart, Aurora introduce la cita de Gide «familias, os odio» el lema puede servir de colof6n a su etapa gallega. Pero, en lugar de cultivar su in-dividualidad, la necesidad de continuarse y de cambiar al mun-do es no s6lo constante, sino un proyecto tan urgente que no admite aplazamiento. Entonces dice Aurora «concebi la idea de formar una mujer modelo, ffjese bien una mujer, no

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un hijo que seria la continuadora de una serie de madres mo-de/o».

Si alguien dudase del narcisismo de Aurora, ese inicio del proyecto borraria cualquier duda; la mujer perfecta es una sucesi6n que reproduce el modelo, y la serialidad comienza obviamente en ella misma que creani el modelo a su imagen y semejanza. Cuando, despues de matar a su hija, Aurora insiste en que Hildegart era un reflejo de su alma y que al morir de nuevo ese reflejo volvi6 a ella, no hace sino darle la vuelta a este proceso inicial expresado en voz pasiva.

La elecci6n de una mujer se debe, junto a estas ideas euge-nesicas y neo-darwinistas ya resefiadas de un nuevo linaje fi-sico, a ideas regeneracionistas, tambien en 10 socio16gico, que tan bien casaban con las ideas krausistas dominantes en la Instituci6n Libre de Ensefianza, con la que Aurora mantuvo relaci6n. Por ella escribini: «La humanidad no se redimini mientras no se redima la mujer, pues la mujer esta mas nece-sitada de liberarse de esclavitudes, tabues y falsos complejos de inferioridad».

Este tema de la mujer como ultimo sujeto de explotaci6n, como centro de una contradicci6n mas profunda aun que la lucha de clases, a la que precede y anticipa, va a ser una de las formulaciones mas innovadoras de Hildegart que adelanta ya la idea de la mujer como negaci6n determinada del siste-ma y como sujeto revolucionario. Esta idea, que tendra un gran desarrollo polemico en nuestros dias, fue formulada por Aurora en los afios veinte y sera continuada por Hildegart de forma publica a partir de 1931.

Eduardo de Guzman, que conoci6 a Aurora, Ie plante6 el mito de Pigmali6n como modelo de su conducta. En el co-loquio sobre esa interpretaci6n que se desarrolla en la car-cel, mientras Aurora espera el juicio, 10 niega con la frase: «Hildegart no era una estatua, sino una mujer de carne y hue-so»; aunque en coloquios posteriores, ya en el manicomio, acepte la imagen de la estatua perfecta. La negaci6n pues, mas que una indicaci6n de falsedad parece indicar una que-ja de que no haya sido realmente asi, y cuando de Guzman hable del deseo de Aurora de la «obediencia de cadaver», «de que sea mas estatua que mujer» parece acertar a describir el

Inmaculada concepcion de Hildegart 91

trabajo de concepci6n, parto y desarrollo de ginado por Aurora como el de un escultor que traba)a pn-mero su cuerpo -recuerdese a Nietzsche- elije el cuerpo su pareja -colaborador fisio16gico Ie llamara- y moldeara el cuerpo y el alma de su producto (ella se resistia a Hamarla hija). . .

La elecci6n del «padre ideal» Slgue muy de cerca las Ideas desarrolladas en el proyecto de falansterio: el macho ha de ser un mero depositario de material genetico y la relaci6n se-xual estara 10 mas lejos posible del amor tierno, y 10 mas cerca de una relaci6n fisio16gica pura. La busqueda de un extran-jero (l,no se piden caballos? comentara cen-

y tendra el sentido de excluir cualqmer que resonase afectivamente en ella. l,Por que esa excluslOn? Freud describe un proceso en la pubertad que llama disociaci6n tiva, segun el cual el amor tierno que hereda la parte subh-mada del Edipo, eligini objetos idea1es a lo,s que man-tiene al margen de 10 sexual, mientras que tratara de degra-dar los objetos directamente sexuales. Es el caso clasico del joven que afirma «hay mujeres para amar y fo-llar». Los dos objetos -el tierno y el sexual- que )amas se tocan, proceden de dos fuentes de Edipo en los casos maduraci6n ideal deben fundirse, y amor tlerno y amor ero-tico deben dirigirse a un objeto unico, que podra tolerar sin degradarse 10 directamente sexual y en el que 10 tierno no inhibira el des eo er6tico.

En Aurora el proceso disociativo se extrema: unicamen-te se elige un colaborador fisio16gico de la gestaci6n, y las relaciones sexuales se viven como afrenta imprescindible a la que someterse en el menor numero posible actos. Para ella la disociaci6n va mas alla del proceso descnto por Freud y hecho excluye los dos elementos -10 sexual y 10 tier.no-. La relaci6n sexual se realiza unicamente en tres ocaslOnes, hasta que Aurora «sabe que est a embarazada», sin ningun placer (<<ningun hombre me hace gozar de cintura para aba-jo»), con alguien que por definici6n desaparecera en el ro y que, como comentabamos, hace que todo se parezca mas a una experiencia de inseminaci6n artificial que a una rei a-ci6n personal.

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La eleccion de un objeto sexual de estas caracteristicas la lleva a cabo Aurora con to do rigor a 10 largo de ese proce-so de exclusion de pretendientes conocidos, cercanos, perso-nas que pueden reclamar paternidad (Aurora aun tiembla al recordar a Pepito Arriola). Al final, la eleccion recae en un marino mercante que era, ademas, sacerdote. La figura del marino-sacerdote es ya un arquetipo sugerente: la relacion epidermica, 10 inevitable de la partida, la imposibilidad del matrimonio, el cumplimiento de un anticlericalismo que Auro-ra siempre autointerpreto como resistencia a la humillacion (<<nunca fui religiosa y cuando por curiosidad fui con Hilde-gart ala iglesia nunca nos pusimos de rodillas, en la consa-gracion nos poniamos de pie») parecen estar en el centro de la eleccion. La persona que habia de desempefiar este rol fue escogida con mucho cuidado; «mire los que me rodeaban, y a unos los desechaba por una razon fisica y a otros por ra-zones psiquicas. Por fin encontre al elegido: Fisicamente era perfecto, de edad madura, en plenitud viril, inteligente tirando a astuto; era un persona de cultura extensa, pero poco pro-funda ... ».

Aurora Ie planteo el acto de su concepcion de forma di-recta. El hombre acepto. Solamente tres veces tuvieron rela-ciones, con un intervalo de dos a tres dias entre ellas. Ala tercera va la vencida, y Aurora sintio claramente que estaba embarazada «porque eso 10 sabemos incluso durante la pro-pia relacion sexual las mujeres». Tras ello, corto bruscamente la relacion y nunca mas a 10 largo de su vida volvio a tener relaciones sexuales.

La fantasia que habitualmente llena el tiempo de deseo previo a las relaciones sexuales humanas, Ie sirvio a Aurora para excluir la vivencia interior de las mismas, en una acti-tud muy cercana a las frigideces de las honradas madres de familia, que aceptan el debito sexual como un estricto acto que permita crear hijos para el cielo.

En el fondo, el mito de la Inmaculada Concepcion esta presidiendo absolutamente la eleccion del objeto en Aurora: el minimo contacto fisico, la ausencia de relacion afectiva, la exclusion a cualquier precio del placer. Para ello ha de con-centrarse en un papel de receptaculo de espermatozoides, de

Inmaculada concepcion de Hildegart 93

sentir el cuerpo unicamente como asiento de la fecundacion. En el momento que esta esta asegurada, interrumpe radi.cal-mente la comunicacion con su colaborador, pues ya no tlene lugar tras haber cumplido con su fin procreador. .

La profunda atencion que dirige Aurora a espeCle fecundacion in vitro Ie permite acertar y efectlvamente, esta embarazada, contrariamente a todas las leyes de la probabi-lidad que afirman la necesidad de un numero muchisimo mas elevado de relaciones para quedar embarazada. En este caso, hasta parece que la ferrea voluntad logra vencer la ley del azar.

El rencor contra su colaborador fisiologico no se hace es-perar: «el tenia muchos defectos: vago, mal amigo, de tender una mano, egoista, dominante pero con astucla hl-PQcrita, e importcindole mucho el que diran.» De nuevo el sentimiento de ser autosuficiente, el miedo al otro en gene-ral domina a Aurora que, aunque de momento Ie «concede de;echo a su amistad a pesar de cortar las relaciones», cuan-do habla con su psiquiatra en el manicomio lamenta «no ha-ber roto completamente con el, porque cuando estaba em-barazada tuve un gran dis gusto con el» y cuando rememora el fracaso de su creacion de Hildegart, la culpa se la atribuye a la herencia paterna: «quien primero sembro la semilla en contra mia fue su padre, y por eso ella era hermetica y goza-ba con hacerme sufrir, nunca me quiso.» De ahi el juicio fi-nal con que Aurora hace balance de su crimen «la hija? ley biologica, se parece mas al padre que a la madre. Ml hlJa no era buena, tenia el alma mala de el».

Como consecuencia de esos temores sobre la mala influen-cia que el padre biologico infunde en Aurora, esta se lanza a borrar toda huella de el. La educacion y la sanidad se con-vierten en una lucha para limitar la herencia y la seleccion natural. La posesion y el desarrollo de un plan para crear la mujer perfecta tienen esa finalidad de reparar una leza de por si mala. Con satisfaccion, recuerda los dos um-cos encuentros de Aurora y Hildegart con su padre: «A los tres afios Ie escribio una unica carta a su padre, y el muy bruto creia que no era de ella.» Aunque el desconocimiento mutuo debio de ser una tarea muy metodicamente organizada por

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Aurora, esta no excluye los metodos mas contundentes para romper cualquier tentativa de acercamiento. Asi parece ocu-rrir en una escena que prefigura la tragedia posterior, «cuando Hildegart tenia 4 anos, y en la unica visita de su padre, Ie sorprendi a el hablandole mal de mi. En el acto, cogi un re-volver y amenace con matarle a el y a la nina si no se mar-chaba para siempre ... la nina se volvio contra mi».

La exclusion del nombre del padre, que jamas aparece en los dialogos de Aurora, la no introduccion del padre en sus dialogos con Hildegart y la amenaza de muerte que acompa-na cualquier referenda hacia el, son sorprendentes, en el sen-tido de no haber conducido a fabricar una psicotica por 10 que respecta a Hildegart, como diversas formulas podian ha-cer prever, sino por el contrario una joven de gran precoci-dad intelectual y capaz de desear en su momento separarse de su madre y romper la simbiosis.

En el plano de 10 real, la primera medida es marchar El Ferrol y buscar un lugar en la peri feria de Madrid donde nadie la conozca, donde el anonimato sea posible, y el «ho-telito» -Guindalera- aiquilado en los alrededores de la ca-pital sirve para ocultar el trabajo de la gestacion que Aurora se plantea de forma literal. Su direccion es desconocida para amigos y familiares, y Aurora comienza 10 que llamara su «higiene creadora» para moldear el cuerpo y el alma de la mujer del futuro: «desde que me note embarazada, comence con un plan de alimentacion especial.» Se despertaba cad a hora, con un reloj de porteria y cambiaba de postura para que el feto no sufriera con la misma posicion ... hacia gim-nasia, y exagero las pnicticas higienicas, en vez de banarse en agua fria, como era su costumbre, 10 hacia en agua ca-liente cada 12 horas. «Pero, ya desde antes de nacer, procu-re formar su alma, que tuviera una excelente salud psiquica: pensaba en la forma que deberia tener su cuerpo, que des-pues fue como yo me imaginaba.» «Procuraba evitar lectu-ras que pudieran perjudicarme y solo leia cosas bellas. Evi-taba sucesos que pudieran impresionarla, como la guerra de Europa», «me rodeaba de flores y cosas bellas, ya que esto se 10 inculcaba y Ie servia de formacion psicologica prenatal».

Un conjunto de deducciones analogicas de los hechos em-

Inmaculada concepcion de Hildegart 95

briologicos, fisiologicos y psicologicos llevaba a Aurora a una concepcion muy similar a la Thalassa de Ferenczi: la idea de que el universo en que vive el feto es un fluido tan vivifican-te y placentero que, en el futuro, el nino anorara continua-mente Ia vuelta a el, as! como la idea del poder directriz de la mente sobre 10 creado en ese lugar materno, «S1 se po see bondad de alma y cuerpo». Es a ese utero al que Aurora in-tentara hacer volver a Hildegart cuando la mate.

Por fin, el nueve de diciembre de 1914 a las 9,25 de la noche dio a luz a Hildegart con toda normalidad y, como ella dice, «con consciencia de la importancia para la huma-nidad de ese acto para el que no precise gran ayuda». la nina en excelentes condiciones fisicas y psiquicas, y Auro-ra no tolerara la minima duda sobre su fruto: «en los prime-ros dias la comadrona miraba los panos con cierto recelo y yo le indique que no fuese recelosa, que mi hija era sexual-mente sana y perfecta.» Tras el parto, Aurora parece desa-rrollar un esquema corporal y un sistema de S1 misma en el que las imagenes de los genitales estan en el centro, y necesi-ta tambien la seguridad de la integridad genital de su hija: «La comadrona no sabia que 10 primero que hay que ver en un recien nacido son los ojos y despues, si sexualmente es perfecto.»

Esta idea de Ia relacion del sexo-caracter, como una cau-salidad mecanica, la mantendra Aurora hast a el final de su vida manicomial. En 1936, Ie preguntara a su psiquiatra si Ie han hecho una exploracion genital a una enferma del sa-natorio, ya que segun ella en la mujer hay gran relacion en-tre genitales y psique ... «la mujer enferma mas frecuentemente durante la menopausia .. »

Asi cierra Aurora aquel mito que desarrollo en su propia infancia para explicar la existencia de los dos sexos, yasume su propia identidad sin tener que integrarse en la cad:na fe-menina de los malos: su madre, su hermana ... Ya ilene el muneco de carne sin necesidad de someterse al matrimonio, apenas sin sufrir la afrenta carnal y, desde luego, sin inte-grarse en una re1acion triangular de la que habia des-de la infancia y que con Hildegart tampoco consentlra: an-tes muerta que rompiendo la relacion dual.

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Su capacidad en la crianza de su hija para hacer de ella un buen objeto tiene su materializacion en 21 meses de lac-tancia, durante los cuales Hildegart se mantuvo absolutamente sana y en los que consiguio que aquel cuerpo fantaseado como perfecto a !o largo del embarazo, aquella imagen trabajada en su propIO cuerpo, se adaptara perfectamente a su deseo, 10 que de nuevo sorprende al observador incredulo respecto al determinismo de 10 psiquico sobre 10 real.

Esta capacidad de Aurora para dar buen alimento tenia una exigencia radical; la exclusion de dar placer, de ser obje-to de deseo satis/echo. Oigamosla: «mi hija, cuando mama-ba, 10 con ?aturalidad, no con el deleite degenerado de los nznos». E, mcluso va mas lejos: la negacion a toda ex-presion de sentimientos es una exigencia de Aurora para ofre-

sus .cuidados; «mi hija no sabia llorar porque estaba sana, bIen ahmentada y distraida». El intento de Aurora se mate-

e.n un sistema de crianza que no deja que Hildegart nmguna necesidad, impide que se produzca la ausen-

CIa materna para que antes de poder formular un deseo se colme la carencia. De esa forma tanto la madre como el res-

_de l?s de omnipresentes sepultan a la nma, Impldlendole aSI nacer como sujeto deseante. . Su aplicacion para matar el deseo de la hija, para no de-Jarla a base de sobresatisfacer sus necesidades, para no consentu que aparezca una demanda, es en verdad ate-rradora, y no es de extranar que impresione a Eduardo de Guzman, qui en ve la infancia de Hildegart como «una exis-tencia trabajosa y triste, infancia sin infancia, que no juega nunca, que apenas rie». . La forja del prodigio no consiente aplazamientos, y a los

slete meses comlenza a sentarla en el cochecito y en la cama ensenarle letras que consigue senalar con cierta preci-

SIon, a los 14 meses. Aunque no precise los metodos usados en el aprendizaje, el castigo parece estar en el centro del sis-

transigi nada con ella en las cosas del trabajo y la mstruccIOn.» A los ocho meses empezo a ensenarle a ha-blar, y a los 11 consiguio que 10 hiciese con correccion .

. Parecen existir pruebas, y Aurora 10 afirma con total sin-cendad, de que a los 22 meses leia y lograba escribir. Desde

Inmaculada concepcion de Hildegart 97

luego, existen varias cartas suyas anteriores a los 3 anos do tenia tres anos escribio una carta a su padre que provoco la ya mencionada incredulidad del mismo).

Otros rendimientos tambien probados e igualmet;tte asom-brosos son los siguientes: «a los tres anos tocaba el pIano con-migo a cuatro manos, y a esta la a aprender a escribir a maquina» «como tema conoclmlentos teclado Ie fue muy facil el aprendizaje ... ». A los cuatro ano.s,era una gran mecanografa y escribia con bastante cor.reccIOn orto-grafica (poco despues gana un concurso de rapldez en meca-nografia). Guzman nos que entre los cuatro y los seis anos a hablar con Clerta correccIOn. fran-ces, aleman e ingles, y de hecho S1fve de mterprete en ingles a Wells a los catorce anos, qmen queda subyugado por sus capacidades intelectuales. .' , , , .

. Como se logro el prodigio? La pSlqmatna mas claslca, desde Lombroso a las teorias constitucionalistas de Lange, Kraepelin y Kretschmer, siempre el genio muy proximo a la locura, y el estudIO patograflco de Jaspers comparando a con Van Gogh, S,,;edenborg y H6lderlin es quiza el mejor eJemplo de Frente a ella, el psicoanalisis ha consider ado la analogIa de forma muy similar a la que existe entre perversIOn sexual y neurosis como polos positivos y de d.esarrollos infantiles que tienen en comun la sexuahdad de cualquier nino que sigue el dictado del deseo aleJado de la Ley 0 acepta la represion mas alla de 10 culturalmente acep-tado como normal. . .

Estudios mas cercanos, como el de Wmtrobuc sobre la biografia de los filosofos mas conocidos, si encuentran al-gunos caracteres comunes al genio e de los grandes pensadores: un espa.cio por ausencia de algun progenitor, eXlstenCIa de Imagenes rales que el nino debia explorar a su manera (la bI-blioteca del abuelo en Sartre, el Jardm de la ab,uela Rou-sell, la casa musical de Witgenstein), la no a las instituciones escolares habituales (profesor partIcular, ense-nanza de materias varias) etc. .

Tecnicas de instruccion inversas son las que parece reah-

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zar Aurora con Hildegart. La invasion sistematica, el no de-jarle espacio vacio intra 0 extra psiquico propio, el que no este nunca sola, que no pueda separarse ni fisica ni psiquica-mente de ella son las constantes de la infancia de Hildegart. EI plan tanto externo como interno comprende saberes «prac-ticos» que deb en ser reconocidos pronto socialmente, y que constituyen el curriculum habitual de una senorita: idiomas, maquina, piano.

Los medios de instruccion son absolutamente despropor-cionados a esta tarea. Escribe Aurora: «durante la crianza, hicimos una vida absolutamente retraida, y para contrarres-tar las malas influencias del padre, primero me intente auto-sugestionar para cambiarle el sexo, pero cuando vi que era imposible, desde que nacio todos mis pensamientos los de-cia en voz alta para que se <<Juesen esculpiendo en ella .. » «los juguetes deb ian ser educativos y Ie daba figuras de animales para que los amase como yo ... ».

Hasta los 16 meses, Aurora no la inscribio en el registro civil, y hasta esa edad, como en el proyecto del aplazado fa-lansterio, la nombraba con una palabra carinosa. A esa edad ya se podia preyer el futuro, y el nombre influye mucho so-bre ese porvenir aun por decidir. EI argumento de la vida de Hildegart estaba escrito por su madre: seria el jardin de la sabiduria, un saber que seria sembrado en sentido literal por Aurora de forma mas perfecta que como 10 habia hecho con Pepito: «ella era como yo misma, como una prolongacion de mi. .. no 10 dude, yo he visto y senti do fenomenos psiqui-cos extraordinarios de transmisiones espirituales y, en mi hija, inc1uso despues de su muerte ... » «;,Quien puede asegurar que su alma no fuera como una estratificaci6n de la mia?»

La simbiosis entre Aurora y Hildegart, no es algo meta-forico 0 un imaginario de Aurora, sino pura literalidad' en el sentido de una compania continua, sin separaciones ni fi-suras, que comprendia el acompanarle a c1ases, a paseos, al servicio higienico. Es, como dice Lacan de la relacion psico-tica, el regimen de fa adherencia en la que la minima fisura relacional es una transgresion de la ley que encarna la madre y que prohibe cualquier separacion. Esta relacion tan estre-cha debe entenderse que es pura norma en el sentido de una

Inmaculada concepcion de Hildegarf 99

I amoroso ya que Aurora recuerda prohibicion no nunca ie hice una caricia, pues que hasta.los. « o. sada en que por fuera de la rela-

la de Aurora al CIon esta el mal y e. a. d. 10 sublime de su acto a1lmpe-matar a Hildegart relvm lque dir que el mal se en la persecucion por

Este mal se mater!a lza . diciendo que Aurora era una Josefa, que «esa Iba e llamaba su hija no era tal». demente y que a qu Idas mias pero yo Begue a en-«Lo hacia como a esPtiildegart: «a los siete anos me terarme»; y ese rumor ega . h ue no era su madre y entere de que Ie se 10 habia dicho». no consegUlr me a accion anterior del padre «Tamblen me entere e un di ue tendria que luchar de Hildegart, por 10 totalmente en ella con mas teson, que ten na1que; ctos heredados, modelarla para contrarrestar estos rna os e e con mas fuerza.» d el mal ha penetrado en su

-Pero pronto e que ra rebeide aunque yo 10-hija: «de ni?a no fue gozaba haciendome su-gr.aba captarmela,. era ca acidad de atribuir sus deseos fnr, nunca me qUlSO.» I ' duda proyectiva en Auro-a Hildegart a «a de nina era muy domi-a que transcnbe aSI la relaclOn, y, . . h·· transi-r . 'e ser docIl para ml IJa,

nante conmlgo y yo te;Ia «no era carino sa (recuerde-gia para.n?, caricias) para era se la opmlOn e uror arecia. si parecia mas mte-inteligente, pero no tanif como rlejaba r'ni inteligencia». Un ligente era porque. en ease , . u ar e1 papel del amo en «alma bella», aigUlen que asplro va10ra a posteriori toda como Ie a ar yo creo, en aque-esta dejaclOn de poder, «debIa est ro» como llega a Hamar lla epoca para to1erar aquel mas que nada envi-a Hildegart, «!e?corosa y yo valia y no podia diosa me envldlaba porque sa Ia

, d· b·ll a su 1ado» tolerar que na Ie ase1 traves de su obra 10 reconoce

Este retorno de 0 0 a n su siquiatra ya desde el Aurora en las conversaClOnes co da 1aPaportacion paterna Y embarazo, en todo 10 que recuer

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100 Guillermo Rendueles

«aunque trate de remediarlo . , negacion del «yo soy madr/or no pude», (1a de ese otro» es intolerable y pa re a la vez, no hay nada reaparicion de 10 paterno que reconoce en esa pocos meses era refractaria am' efirr?ta). «Pero ya, a los no llegue a cincelar la nuev I, .no Ul escultora de carne,

H a mUJer.» asta los 14 anos en q H'ld .

mos Hamar su vida publica \. egart micia 10 que podia-consiste para la pareja en es n e mgreso en V.G.T., la vida emparenta con el higienis e esfuerzo regeneracionista que nicas de maestros medicomo recorre el pais. Ligas higie-Europa, tratan ilustrar s; 1 antropos que, a imitacion de presentado por poblaciones al espano! re-mfancia sin escuela, de obreros b ?e una rro (existen aI respecto e 1 orrac os, de famIllas sm aho-Alvarez-Vria y Terron) entes trabajos puI:>Iicados por su triunfo, logra la regeneracIOmsta que con que se hace perder la auton ,e esas masas rebeldes a las esta conciencia de clase 10 omIa lograr, a cambio de la, la sanidad publica Ia s de la escue-protegidas, envueltas t'Od:s el pensIOn. 0 las viviendas y el acceso al consumo. en a moralma del progreso

Ese higienismo en caricatur 1 . y Hildegart, sordas a cual uie a? practlcan en cas a Aurora o placer, y reconociendo;e ,r que signifique afecto intelectuales cuantificados' en .los rendimientos pre y noblemente asi ema .ha sldo trabaja siem-transigente», escribiria Auror ras tnunfo, yen eso fui in-tancia de Hildegart a la que de la falta de cons-da a la fortuna, fortuna como lema «audacia ayu-catorce horas de trabajo audaces». «.Yo Ie exigia ella: derecho, anatomia hu 'd que yo para pre Ie hable del tema a ades, (yo siem-cas, caminar, cui dar a los anY t? y fisi-cansar es cambiar de eS'»d«!--e mculque que des-ros.» y no eJar la cabeza a paja-

Los resultados intelectuales . nes de Aurora' a los 13 an cumphr las previsio-Her con tOdas'las notas os. 1 egart ya termino el bachi-

supenores a sobresalientes y es tal

Inmaculada concepcion de Hildegart 101

la admiracion general que despierta la nifia prodigio que ob-tiene una dispensa ministerial para estudiar derecho y, a los 14 afios, el uno de enero de 1929, ingresa en la V.G.T.

El mal, entendido por Aurora como falta de perfeccion, seguia amenazando con poseer a Hildegart, ya que si hasta los nueve afios estuvo completamente sana, a esa edad sufre una bronco-neumonia, que Aurora atribuye al contacto con otros nifios. De nuevo la enfermedad, que Aurora entiende como mancha e inferioridad, es atribuida a ese afuera de la relacion, a esos otms nifios con quienes Hildegart debe, a su pesar, relacionarse, ya que Hildegart era distinta. Esta en-fermedad asusta extraordinariamente a su madre, que llega a bautizarla «porque si se moria me podria ver en un aprie-to ... ». Es curioso como cuando Aurora se siente amenazada por una sociedad fuerte frente a la que vive en constante aler-ta, olvida principios y recurre a defensas verdaderamente es-tramboticas como est a del bautizo defensivo, y aunque trate de qui tar importancia al asunto reafirmando su negativa a arrodillarse, to do suena demasiado a racionalizacion para ser aceptado cuando escribe «ello (el bautismo) no la hizo reli-giosa porque eso podria servir para gente necesitada, por ejemplo los mulatos, no para nosotras, pero asi y todo fui-mos dos 0 tres veces a misa porque ella asi 10 quiso, pero lamas consentf que se pusiese de rodillas porque nosotras no nos humillabamos nunca ... ». De esta afeccion de Hildegart no quedani secuela alguna y su madre dira con orgullo que «no tuvo que pasar ni un dia mas en la cama porque, en el fondo, la enfermedad es una inferioridad».

A los once afios tiene la menarquia y, aunque sabia so-bre el tema mas que muchos ginecologos, tiene un ligero so-bresalto de caracter cuyas consecuencias inician una separa-cion que llevara a la muerte de Hildegart.

Nos cuenta Aurora que Hildegart en esta epoca comien-za a firmar articulos sobre higienismo que ella inspiraba, y que con su «audacia Ie llevara a la fortuna». Parece que, a pesar de esa mortificacion de cuerpo y espiritu que fue la in-fancia de Aurora y que tanto impresiono a Guzman, esa nifia triste, sin afectos y sin juegos, y para la que su madre fue la encarnacion de una institucion mas total que cualquier otra,

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inc1uido el manicomio, no logro, como podia preverse, la «obediencia de cadaver» que buscaba. A pesar de todo, en Hildegart un sujeto nacia, con trabajo, contradiciendo el de-seo de su madre, poniendo limites a la continua invasion a que estaba sometida. Eso quiza es 10 mas hermoso de esa sor-dida relacion. Ni siquiera una madre como Aurora es capaz de convertir a un ser en un desierto de deseo, y el milagro de la individuacion, de la separacion, se produce.

Las contradicciones entre Aurora-Hildegart son expresa-das en lenguaje sintetico y metaforico, al que tan aficionada es Aurora, con dos mitos de gran raigambre; «Para mi siem-pre quise que fuera la virgen roja (de hecho asi firmo algu-nos escritos y con ese sobrenombre la popularizo Havelock-Ellis) ella, en cambio, siempre admiro al mundo de las ama-zonas».

La dialectica de esas dos posiciones parecen anticipar la polemica central entre el feminismo de la igualdad y el femi-nismo de la diferencia en nuestros dias. Mientras Aurora man-tiene un discurso redentorista para la hum ani dad muy tefii-do del eugenismo dominante de la epoca, en la que la ima-gen de la virgen es un elemento positivo de su ideologia (10 sexual como tabu, el cuerpo como instrumento de trabajo intelectual, el tiempo para aprovechar y producir), en Hilde-gart aparecen atisbos de ese discurso «del otro» ajeno a 10 masculino que Michelet sintetiza en la figura de la bruja (10 sexual, 10 prohibido, las fiestas y aquelarres, 10 temido para el hombre). Aunque Hildegart no se atreve a formularlo, ese gusto por el mito amazonico en cuanto grupo de mujeres pre-paradas para la guerra, que vivian mas alIa del ambito de 10 conocido por el hombre y que solo salian de el y contacta-ban con el hombre para poder reproducirse, al margen de revelar por encima de 10 ideologico la posicion estructural en la que la diada Aurora-Hildegart se movia, tiene la virtud de oponer un cosmos femenino no al caos, como se intenta definir 10 opuesto a 10 masculino, sino como una dialectic a de cosmos contra cosmos que reaparece a intervalos en sus escritos, sobre una linea dominada por la tematica de la igual-dad.

Del final de esa infancia de Hildegart, quisieramos resal-

Inmaculada concepcion de Hildegart 103

. d ncadena el crimen esta presen-tar como el relacion. La dinamica sado-te desde los pnmeros. t e 'ndependencia junto con la en-masoquista dellsometu!lIensod-lominantes en Aurora que

'd' parecen as paslOne ., d VI la, H'ld art como una prolOngaclOn e su unicamente toler a a I eg reflejo imaginario. " de ese sentimiento explica la reac-

Lo precoz Y oceamco, ofe ue el abandono de Hilde-cion de Aurora ante e a Josefa, que propaga gart reabre al dar la la hija (Josefa, su fantas-su locura y su no a dia de manicomio de Aurora) Y rna, reaparece en e po de su obra sea preferible a de ahi que la robo, una nueva ampu-la derrota que supo 1 d' 'a no un yo vacio como con

de s';l que e dominada por el mal. Pepito Arnolft, slfo rompe la relacion dual, por-

Frente a e 0, a . «. Quereis un cuerpo? Ahi 10 te-que como Aurora comenta. (, . de su alma que neis. El resto es Ese y Aurora esta estructuraron a v: emprender nuevas tare as de re-de nuev?, llena y lspudes d quiera que su destino la envie. generaClOn Y reforma on e

______ --rc"'i

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CAPITULO V

La vida publica de Hildegart

Hildegart, concebida para interpretar el argumento del heroe, asume ese discurso sin interiorizarlo y casi en el va-cio, como sin personalidad, con una conducta en la que 10 intimo, 10 interior, jamas se revela, como un actor que reci-ta su papel al pie de la letra, sin innovar, en un argumento cerrado dictado por su madre.

Espana por otra parte, permite y fomenta ese desarrollo de la accion heroica, pues es un tiempo en el que con la quie-bra del regimen monarquico to do parece posible en un lugar donde, hasta entonces, siempre habia perdido el progreso y en el que, por primera vez, parecia que el pueblo iba a tomar la palabra. Hildegart, concebida como un heroe cultural, ejer-cera esa funcion de ilustrara las masas siempre desde un ni-vel superior y segun un programa en el que la regeneracion y la reforma sexual jamas a1canzaran una autonomia femi-nista, y en el que el socialismo marxista sera pronto abando-nado, pero que en los inicios de la vida publica de Hildegart se presentan como las unicas voces innovadoras en una so-ciedad tan resistente a los cambios en las relaciones entre los sexos como la espanola.

Otros heroes, en otros ambitos -pensemos en Lawrence de Arabia-, encarnaran los objetivos imperialistas con tal grado de romanticismo que casi se transformaran en sus con-trarios, y con infancias muy parecidas a la de Hildegart -no permitirse el gozo, hacer «10 que se tiene que hacen>,

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106 Guillermo Rendueles

como u!l,e!ltrenamiento para una prueba- encontra-otras posibIlldades que dejan sus vidas en la leyenda para

slempre, al 10 exotico, la aventura, el riesgo fisico c0}llo pura de la existencia administrada de la me-

para HIldegart en la vida publica espanola, tras esa cerrada el hogar, con las unicas salidas para

en el InstItuto Cardena! Cisneros, donde las ca-bfIcaclOnes de sobresaliente se hacen h<j,bito, ya donde siem-

se la ve acorn pan ada de su madre, el unico heroismo po-sIble parece ser la militancia ugetista y comenzar a estudiar derecho a la edad de trece anos,

ello precisa,la dispensa del ministro, quien comenta extranado «no tIene cumplidos los trece anos». Y de nue-vo la presenCia de Aurora es la sombra de Hildegart en to-das las aulas, conferencias, y pasillos de la Facultad de De-recho ... La publicacion de articulos en cascada sobre la re-form,a sexual -los psiquiatras hablaran de graforrea- en est a epoca hacen que el nombre de Hildegart llene las colum-n,as .de los periodicos de izquierdas del momento: El So-cIalIst,a, La Libertad y La Tierra, comenzando a sonar en el reducldo mundo cultural madrileno.

Tras cumplir 14 anos, Hildegart ingresa en la V.G.T. en enero 1,929, participando en el Congreso de las Juventu-

SocialIstas de 1930. A partir de ahi la nina prodigio ad-enorme fama, tanto por sus escritos como por sus

en diversos mitines en compania de Santiago CarrIllo, Poncela, Ballesteros y los mas prometedores lide-res del Socialismo Espanol.

En termina la carrera de Derecho, y ya un ano an-habIa comenzado los estudios de medicina, que si no ter-

mu;ta por el punto final que Aurora decide poner a la his-tona, slendo.esta enorme actividad intelectual, que va desde los comproffilsos mas practicos e inmediatos -la critica diaria a 10 que ella llama el pensamiento de la reaccion- a los mas abstractos, la que causa admiracion en propios yextranos. . Su ruptura con el PSOE tiene valor testimonial en el sen-

de ser una reflexion teorica tanto sobre la incoherencia teonca un partido que pasa del marxismo de Pablo Iglesias al krauslsmo de sus principales dirigentes en el perfodo

La vida publica de Hildegart 107

republicano, como sobre el oportunismo electoral y politico que domina la accion politica y parlamentaria socialista. Hil-degart 10 reflejara en dos textos importantes, equivoco Marx?» y «Cuatro anos de militancia socialista».

Sus reflexiones sobre la reforma sexual, su feminismo, nos dan una vision sorprendente de las luces y sombras del pensamiento progresista de la epoca; y es que no solo Hilde-gart sino tambien conocidos medicos como Maranon y no menos ilustres psiquiatras como Sacristan, llegaron a man-tener doctrinas biologicas proc1ives a la seleccion natural, a la eutanasia y a firmar documentos cuasi-solidarios de las leyes que consagro en la practica la barbarie nazi. La introduccion de este pensamiento por Hildegart, que es una de sus princi-pales propagandistas en Espana, esta recogida en dos textos publicados en 1932 -«La rebeldia sexual de la juventud» y «El problema sexual tratado por una mujer espafiola»- que constituyen a su vez una recopilacion de artlculos, ya publi-cados en parte y origin ales otros, agrupados en torno a una serie de ejes: la critica de la familia, las caracteristicas revo-lucionarias de la juventud, las alternativas sexuales al dere-cho y a la familia, la pedagogia sexual y, sobre todo, la pro-pagacion de la eugenesia como hila conductor y como juez final de la reforma sexual y de la racionalidad social.

Tampoco se debe juzgar excesivamente original esa se-leccion ideologic a tan complementaria con el deseo materna «de una nueva estirpe», porque la ideologia dominante en la Europa de esa epoca pasapor identicos presupuestos. Hil-degart tiene como referencias a la Liga Mundial de Higiene Sexual, con tres de cuyos dirigentes -Forel, Ellis y Hinschfils- se cartea des de 1928 sobre temas que van des de los derechos del nino ilegitimo a la proteccion de madres sol-teras y des de la limitacion de nacimientos a la educacion se-xual, pasando por la aceptacion de la eugenesia sin reservas. Parece exacto que en el Congreso de Viena (IV Internacio-nal de la Liga Mundial para la Reforma Sexual), al que asis-tio Maranon, y del que Hildegart da continuas resenas en ter-minos encendidos, apoyo -ya veremos el texto de Hilde-gart- las tesis de Binding-Hoche para autorizar «el exterminio de la vida sin valor vital».

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Los principios eutamisicos que la hija de Aurora promueve senin la base de sus discursos por la «revoluci6n sexual», y su critica a la familia. Lejos de basarse en los limites que esta estructura pone al principio del placer, como plantea Reich o la izquierda freudiana en su negaci6n del modele patriarcal-autoritario, nuestra autora siempre supeditara como veremos este placer individual a la moral y los beneficios del Estado o de la raza. De ahi nuestro asombro ante la constataci6n de que estas posturas «colasen» como izquierdistas en todos los grupos sociales y politicos de la epoca, y el que la falsa identidad revolucionaria de Hildegart fuese confirmada por el partido socialista y las column as de los peri6dicos liberta-rios, como La Tierra, 0 socialistas, como El Socialista. Al llenarse de esa ideologia de la muerte, resaltan as! la pobreza critica y la ausencia de rigor en los ide610gos libertarios 0 socialistas durante la Republica.

El inicio del discurso ideo16gico de Hildegart se basa en una visi6n catastr6fica del estado actual de la especie huma-na, mediante la reducci6n del pensamiento darwinista a una sociobiologia valorativa del ser superior. Por eso el estado actual del hombre es calificado por Hildegart de disgenia ge-neral, entendido como degeneraci6n de la raza, a la que Hil-degart opone la eugenesia 0 «tendencia a la creaci6n de un tipo superior de hombre, por igual en un sentido fisico, espi-ritual y mental». Esta visi6n pesimista del «desorden amo-roso» del mundo, es ejemplificada por Hildegart con el cuento indio de la creacci6n del mundo en que vivimos por los gand-harras 0 dioses juguetones, que crearon un caos en ausencia de btahmas y que, de no ser detenido debido al ininterrum-pido «creced y multiplicaos», pronto perecera. Por ella es necesario que la ley eugene sica sea de rango superior a cual-quier otra: «la conveniencia eugenesica, la noble conserva-cion de la especie por encima de todo, antes por tanto que el mismo amor.»

Las palabras amor 0 libertad deben estar supeditadas a la especie «una libertad en contra de eugenesia no es verda-dera, porque libertad exige la finalidad de hijos sanos» 0 «es obligatorio renunciar al equivoco romantico del amor por-que, como afirma Marafion, aunque los poetas nos maldi-

La vida publica de Hildegart 109

gan nuestros hijos nos bendeciran», son fieles expresiones de las publicaciones de Hildegart.

Esta eutanasia elevada al caracter de mito in spira a Hil-degart oraciones muy en la linea del estilo apologetico tan del gusto de la epoca, tales como ejemplifica el catecismo co-munista 0 el padrenuestro revolucionario. En uno de sus ar-ticulos, firma esta Oracion de la Eugenesia.

La Oraci6n de fa Eugenesia

Salve, Madre nuestra, llena eres de gracia, bendita tu eres y bendito el fruto de tu vientre Salve, Madre del pueblo fecundo Salve, Madre del Amor y la Belleza.

Esta oraci6n no es sino una parte de 10 que Hildegart lla-ma el Credo del futuro, y que describe asi tras quejarse de que la dictadura de Berenguer reprima barbaramente la prac-tica eugenesica:

El Credo del Futuro

Creo que no se ha inventado nada mas hermoso que la vida, y que a esta en la tierra debemos encomendar nues-tro entusiasmo.

- Creo que el problema de la vida esta en gozarla con la mayor intensidad y con la mayor extensi6n.

- Creo que cada 6rgano y el organismo completo traen un coeficiente de sensibilidad que fisio16gicamente es pla-cer.

- Creo que estos terminos no se deben violentar. - Creo que en el decurso suave y placentero de la natu-

raleza, y bajo los ojos del Sol, est a la gloria del vivir. - Creo que el dolor fisico y moral es hoja de impurezas

fisicas y morales.

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- Creo que estas manchas se pueden limpiar mediante un cultivo a base de leyes hereditarias.

- Creo que la educacion puede engrandecer virtu des se-leccionadas por la concepcion.

- Creo que en el beso sexual y en el ideal del hijo mas perfecto esta la religion del porvenir, y que en el vientre de la madre ha de resplandecer la belleza.

- Creo en esta religion porque es cientifica esencialmen-te bella y satisface a todas las ambiciones de'mi espiritu.

. La autoexigida modernidad de Hildegart trata de conci-lIar este antiguo principio con las exigencias de «libertad en q.ue debe bafiarse la juventud», tratando de separar la acti-VIda? rep,roduccion de actividad sexual en un ejercicio de dlSOClaClOn que, como Vlmos, recuerda la practica sexual de Aurora: «los eugenesicos no predicamos la pureza ni la castidad, ni la abstinencia sexual sino la prudencia en la con-cepcion.» . Esta co?ce.pcion de 10 sexual disociado de 10 procreador

hene una fmahdad claramente moral y en nada diferente de la justificacion tomista de la prostitucion como «desagiie» de la sociedad, pues sin putas se encenegani la juventud como una ciudad sin alcantarillas. La pureza racial, tan cercana a la pureza moral, exige entonces que se puedan tener relacio-nes sexuales sin finalidad procredora, pero, so-bre todo, relaclOnes de procreacion sin que exista en ellas nada afectivo.

EI mas tosco darwinismo social late debajo de este afan por la mejora social en que lejos de analizar la mercancfa 0 la se concibe una sociedad de transicion en la que

y abogados a partir de los arboles genealogicos, rea-hzaran un registro antropologico general del pais» e impon-dran la ley de leyes eugenesicas.

Este biologicismo guia tam bien 10 que Hildegart llama moral», en la que, a partir de una teo-

.antropologlca que basa la eleccion sexual primitiva en cntenos de fuerza ffsica 0 sanidad demostrada en la lu-cha por la hembra (combate generador de «unos nuevos ce-los»), lamenta que en la sociedad actual «la lucha no se

La vida publica de Hildegart 111

decida hoy por la fuerza 0 la belleza, sino por el dinero, y que un macho enclenque 0 sifilitico pueda derrotar al ma-cho mas arrogante y guapo; igualmente lamenta: «lastima que nuestras calles no sean gimnasios.» Por ello, en el plano comparativo, Ie parece a Hildegart «mas moralla conside-racion de la mujer como trofeo tras lucha, que Ia situacion que consiente que sea comprada por ineptos y viciosos tara-dos, pero con medios economicos».

La nueva moral del tandem Aurora-Hildegart ha pasado de considerar la sociedad ideal como una colonia remotamente cercana al falansterio a ser una especie de zoologico donde los expertos eugenesicos dictan placer 0 prohibiciones a las uniones sexuales en aras de una raza mejor. En esa linea es-cribe Hildegart: «y si 10 mismo que se ha hecho con los ani-males se practicase en relacion con la especie humana, j que de hombres superiores no nos seria dado obtener por este me-dio, escogiendo los individuos mas indicados para dar hijos sanos, vigorosos, inteligentes, capaces de aumentar el valor fisico y moral de la raza!»

La ausencia de un momenta femenino en este razonamien-to no puede ser mas explfcita: la hembra ganada en lucha 0 comprada por el dinero, no es sino el otro sexo, el escogido, y eso no se Ie escapa a Hildegart, sino que desde ellugar que ocupa en el discurso -la raza, el Estado- la mujer no es sino el depositario del ovulo y del esperma. Las criticas a 10 patriarcal 0 al orden burgues las realiza Hildegart desde un plano en el que se proyectan los valores del mercado -la es-casez, la competencia-. El orden biologico y la superviven-cia del mas apto se acepta sin acertar a ver que higiene-medicina-sociedad son en realidad medidas contra la selec-cion natural, entendida como traslacion mecanica a 10 social de los hallazgos etologicos darwinistas.

La ciudad ideal sera «vitapolis», «ciudad donde se de vida, viveros infantiles donde se genere una raza infinitamente mas perfecta y superior en sus caracteres, donde se dediquen los afios destinados a la funcion procreadora a vivir para la se-leccion de facultades y temperamentos, para la busqueda del ser complementario que pueda dar lugar al nacimiento de otros mas perfectos». Junto a estas «instituciones para el

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112 Guillermo Rendueles

manana», la critica al cuidado de los infraseres no nos la aho-rra Hildegart: «los institutos y hospitales para anormales cues-tan elevadisimas sumas ... No es justo, el gastar ese dinero en ser,es que no jamas a ser normales y que ya no tendran un valor eficiente y completo para la sociedad.»

llev6 a la paradoja de que vanos medIcos y pSIqUlatras suscribiesen documentos eutanasicos de clara ideologia nazi y en clara contradicci6n c?n falsa conciencia progresivo-liberal, mientras a otros

de la la religi6n les permiti6 una distan-CIa muy satIsfactoria (en psiquiatria, el par Sacristan

Vallejo Nagera, nacionalista-religioso: ejemphfica a la perfecci6n esta contradicci6n). A Hildegart el sometimiento al amo, al estado-madre, Ie lleva mas alIa'

abrazar la tesis de Binding-Hoche que desde 1920 reclamando «la autorizaci6n para exterminar las vidas

sm valor vital». Escribe Hildegart «yo no encuentro desde punto de juridico 0 moral, argumentos que

meguen la autonzaClOn para destruir esos seres humanos re-de verdaderos hombres y que en epoca de alta mora-

hdad hubiesen sido eliminados ... esta eutanasia que cumple labor que padres no han sabido hacer a tiempo, de-

a socledad y lib era a estos seres del dolor». No se detIene HIldegart en senalar elementos tecnicos del progra-rna: gas, el de azoe» -que luego tendra su aphcaclOn en AuStWItz- y urgir su aplicaci6n: «a nosotros nos toca senalar la urgente necesidad de estos procedimien-tos eutanasicos que se estan haciendo cada vez mas impres-cindibles.»

.de la muerte, del mas puro masoquismo, que sometImiento a la Ley, ala Raza y al Estado, toma

HIldegart un aspecto tragicamente premonitorio al asu-mir !os argumentos que justificaran el discurso de su madre: «se Iba a transforma! en la anti-mujer, iba a ser poseida por el el f.ondo Iba a abandonarme; y, como Hildegart habIa escnto citando a Kant, «el infanticidio del nino ilegiti-mo. no es delito. El nacido fuera de la Ley no puede ser pro-tegldo por esta».

La critica de Hildegart a la familia, al matrimonio, al

La vida publica de Hildegart 113

derecho imperante que la acerca a los temas feministas clasi-cos debe entenderse en ese marco eugenesico que como, ya hemos dicho, tiene para ella un rango 16gico superior que en-marca to do este campo de la reforma sexual.

El punto de partida del analisis de la familia que realiza Hildegart 10 constituye la concepci6n hist6rico-lineal de la evoluci6n, no desde una pareja primitiva, sino desde los es-tados de promiscuidad original-poligamia-poliandria- ma-trimonio por grupos -matriarcado-patriarcado-, esquema que siempre ha sido citado de un modo etnocentrico en el sentido de suponer una superioridad de nuestras formas fa-miliares hacia las que tienden las anteriores agrupaciones fa-miliares «primitivas». El punto ciego de Hildegart frente a la familia, junto a un prejuicio que refleja esta ideologia an-tropocentrica, sugiere una confusi6n relativa a la propia iden-tidad individual que no se formara por reconocimiento reci-proco, por la localizaci6n de su persona en un universo fa-miliar, sino por un deseo materno que forma su yo de manera absolutamente individual y al margen de esta dialectica de ser igual con los demas como personas, pero distinguiendo-se a la vez cada uno como individuo de toda otra persona que la mayoria hacemos en la familia como un aprendizaje precoz.

Hildegart aceptara el discurso de su madre que la situa como la culminaci6n de esa evoluci6n que va des de la pro-miscuidad hasta la perfecci6n. Esta concepci6n de la vida fa-miliar replantea a cuesti6n del poder en la fami-lia y Ie sirve para apoyar la posibilidad de un Nuevo Matriar-cado al que dedica dos de sus articulos mas originales.

En el primero responde positivamente a la pregunta: l,Re-sucitara el Matriarcado? y considera «una de las mas mo-dernas sugestiones revolucionarias la de suponer la vuelta al matriarcado» y «a ello deben tender las progresistas refor-mas de ampliar los derechos femeninos a la educaci6n del nino». En esos derechos a la educaci6n debe leerse esa forja de un individuo con «obediencia de cadaver» intentada por Aurora, y de ahi a una progresiva «vuelta de la tortilla» en la familia patriarcal que debe seguir de cualquier forma con matriarcado 0 patriarcado, al servicio del Estado.

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r--! _________

Guillermo Rendueles La vida publica de Hildegarf 115 ( I f' Otro aspecto del nuevo modelo familiar de Hildegart se

asienta en la racionalizacion de esa disociacion entre la tria-da placer-reproduccion-amistad que como, en las inmadure-ces de Edipo descritas por Freud y ya mencionadas, pro cede de la incapacidad de sintetizar el amor tierno procedente de la sublimacion de su relacion materna adornada por multi-ples mitos morales (la pureza, la virginidad); y el am or se-xual procedente de la relacion activamente erotica hacia la madre. Por ello escribe Hildegart: «la nueva familia se for-mara como la sintesis entre un hombre elegido para su fun-cion reproductora y unos buenos amigos platonicos bien vistos por la sociedad y en quienes la pareja halle un adecuado com-plemento». En otro texto Hildegart reafirmara esta disocia-cion refiriendose a que la mujer tiene mas necesidad de amis-tad que de amor sexual, «viendo la relacion ideal como un conjunto de hombres con mujer principal, con otras muje-res secundarias y donde la mujer u hombre que es el princi-pal en una relacion, es secundario en otra, buscando as! una mutua coordinacion de afectos». Si en el modelo pueden exis-tir ecos del falansterio, Hildegart se aparta de el al marcar distancias en el senti do de que la «mutua coordinacion de afectos» conduce a la paz de la pareja que preserva el «fin humanitario procreador» y no el placer fourieriano.

El simple enunciado de los titulos que articulan los dos primeros libros ya mencionados de Hildegart nos dara idea de los puntos fundamentales sobre los que gira la reforma sexual preconizada por ella.

Sobre el matrimonio: «El matrimonio, torre inclinada», «El matrimonio como retraso», «El matrimonio, prostitu-cion legal», «El matrimonio tumba del amon>, «i.El matri-monio puede ser una adaptacion?», «El matrimonio, seguro de vida». En todos estos articulos Hildegart critica, «el man-tenimiento de una institucion fracas ada como el matrimo-nio, que hace latir una con stante obsesion sexual en los seres humanos, y que crea una infancia inquieta, una juventud tor-mentosa y una madurez irreflexiva».

El matrimonio no es, segun Hildegart, una necesidad bio-logica y no ha sido otra cosa que un sustituto de una institu-cion superior mas perfecta. Es de resaltar de nuevo como a

diferencia de la critica marxista 0 libertaria del matrimoni? que, con titulos similares a los vera la alter!1atl-va del matrimonio en una relaclOn hbre, en la de coaccion entre partenaires sexuales 0 entre generaclOnes, nos encontramos en Hildegart con la busqueda de un amo mucho mas despotico que el actual: el q.ue, sm las mediaciones institucionales con que la famIlIa matlza al man-dato social, imponga el orden eugenesico de una forma ab-soluta. 1· H·l Otro pliego de acusaciones contra la familia 10 rea Iza I -degart al resaltar los tabues que esta estructura en la adolescencia, y de nuevo los titulos dan una sobre su contenido: «Contra todos los tabues», «El tabu del nudo», «El tabu de la suegra» (donde la superVI-vencia de esa odiada figura del mundo masculmo. que debe persistir para defender al mas debil) «S.obre castIdad». En todos mantiene Hildegart una postura lIbertana con una gran retorica antiautoritaria, pero con unos limites en la pedago-gia eugenica que «debe dirigir la libertad para hacer a los hom-bres menos carnales, mas estoicos» y desde luego e!la no se siente «presa del dogma del amor libre» que, obvlamente, debe someterse a la ley eugenica. .

Otra de las muestras de la patolog!a social que la zacion familiar crea son sus efectos sobre la nifiez, que es VI-vida por Hidelgart como la intr.oduc.cion del nifio a un mun-do de locos. «El nifio en el mamcomlO de los es uno de sus principales textos en este sentido, y la denuncla de la irracionalidad y la falsa conciencia del adulto y s,u transmision a las nuevas generaciones son qmzas la atractiva de sus publicaciones. As! pasa revista a la como paranoia organizada», «la moral pudndero» 0 el analisis del masoquismo moral como mama de los adul-tos. A partir de los versos:

iOh! Kempis, Kempis asceta .. palido asceta i Que mal me hiciste!

analiza Hildegart la transmision de culpa y la de la moral social del trabajo y del rendimiento con el misticismo,

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116 Guillermo Rendueles

CO? Ia quien 10 sufrio en Ia carne. En otro tra-?a]o con el expresivo titulo de «No hagas eso,

categonco de la moral reaccionaria», vuelve a re-fle]ar su sltuacion personal.

est'?s escritos sean la parte mas lucida de la pro-du.cclOn de HIldegart, en los que por encima de la retorica deja el sufrimiento personal de aquella infancia trabaJo s.m juegos, de invasion constante por una Aurora que la ?eja ,espacio vital, que con sus ordenes la fuerza a se-gUlf las que materno ha creado para ella.

esa mlsma asfIxIa y falta de distancia Ie impide ver a no ya el contenido de la relacion que tibiamente cntIca, smo que estructura relacional misma entre ella y su madre por de sus contenidos se Ie oculta en sus aspectos autontanos culpabilizadores y enloquecedores En el momento en qU7 reconozca esto y se prepare contestar la relaclOn misma, rompiendola y alejandose Ia amenaza de la que prohibia el conocimiento la ley ?e la relaclon se materializa en forma de tres disparos de revolver.

Si la 10 teorico es el orden eugenesi-co, e? I? practIco la famIlIa debe ser sustituida por relacio-nes tecmcas, por relacio?es de saber que, obviamente, serian

profeslOnales al servicio de ese amo supe-nor a la famIlIa que constituye el Estado. Sorprenderia a Aurora comprobar .como en las sociedades capitalistas avan-zadas cumplIdo esa profesionalizacion familiar, ese aprendIzaJe en la es.cuela y los libros de los papeles de padre y n:adre que, del ahmento a la limpieza del beso al castigo es Ilustrado por el libro del Dr. Spock '0 sus sucedaneos

;e.duce a la familia a ser puro transmisor de las y de la autoridad del Estado.

preconizaba ese proceso desarrollado median-te mas duros que los usados en nuestra socledad en el sentIdo de cortocircuitar a la familia pero de

el titulo de sus articulos nos dara una idea de su pen-samiento. Escuela obligatoria ... para los padres». En este

que para ser padre es necesario una prepa-raClOn antenor «tanto fisica como moral», «tanto sexual

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como de conducta»; «La maternidad, profesion libre y tec-nica» 0, rondando ya mas la caricatura, «EI embarazo no querido como riesgo profesional a proteger por la ley de ac-cidentes de trabajo». En todos estos textos, Hildegart plan-tea instituciones tecnocraticas como alternativa a la familia y donde el amor esta tambien profesionalizado: «Un hogar donde colocar a los hijos, con personal formado y donde exis-ta una Amante Profesional de los Ninos.»

El llevar hasta el final logico un error, nunca asusto ni a Hildegart ni a Aurora, y esta caricatura de alternativa a la familia en que el amor a los ninos 0 las funciones paterno-maternales deben ser ensenadas de forma obligatoria, no dista mucho de las sociedades psiquiatrizadas donde la comunica-cion, las buenas relaciones familiares 0 de empresa y el exito sexual se obtienen mediante tecnicas 0 son ensenadas por pro-fesionales de las ciencias psicologicas especializados en esa tarea. Se cumple asi, como resalta Castel, la secularizacion de las funciones que antes cumpJia la religion, tal como Marx 10 expresaba: «la religion es la realizacion fantastica de la esen-cia humana en un mundo que ha destrozado todo vestigio de humanidad ... es el animo de un mundo sin corazon, el espiritu de situaciones sin espiritu: es el opio del pueblo ... »

Pero mientras para Marx la supresion de la religion como felicidadilusoria del pueblo exige la felicidad real, Hildegart alienada en proyectos de reparacion social muy proximos a la psiquiatria moderna, que supone que cad a problema tiene una solucion tecnica, intenta proseguir ese adormecimiento mediante el mecanismo de «mas de 10 mismo»: si la familia no da amor 0 educacion, impongamos tecnicos que medien, que ensenen «crianza» a las familias, funcionarios que den amor a las crias. Si no hay comunicacion social porque el poder requiere disimulo, ensenemos tecnicas de comunica-cion, todo menos poner en duda unas relaciones de produc-cion y unas relaciones sociales que sustentan al amo estatal.

Segun Hildegart la pedagogia sexual y eutanasica deben comenzar muy precozmente, ya que en una curiosa interpre-tacion de Freud, de quien Hildegart se declara discipula aun-que influida por Adler, «todo nino es un criminal en poten-cia» (seguramente se refiere a las tesis del perverso polimor-

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fo) y la «ninez una etapa critica para sufrir lesion moral 0 lesion psiquica que puede producir un espasmo nervioso y ser germen de locura e idiotez» (seguramente se refiere al pri-mer modelo freudiano del trauma psiquico como etiologfa de la neurosis).

Aunque es muy dudoso, dada las fechas de introduccion del pensamiento freudiano en Espana, que Hildegart 10 co-nociese mas alIa de las generalizaciones que sobre el dicto Or-tega, la coincidencia en la consideracion del nino como suje-to deseante, como ser en interaccion con impulsos perversos, lleva a Hildegart a hablar de instintos a dominar en evita-cion de lesiones, y contrasta frontalmente con cualquier mo-delo permisivo que acentue las necesidades del nino, 0 fo-mente su autonomia, 0 trate de no crearle traumas, como la primitiva pedagogia freudiana popularizo. Si los ninos no son angeles inocentes y podemos esperar conductas perversas -piensa Hildegart-, el mas rigido dictado educacional debe ser ejercido sobre ellos, naturalmente por su propio bien y el de la raza.

Con otras referencias a Rousseau y al Emilio, situa Hil-degart el inicio de esa educacion a los dos-tres anos para cu-rar «el odio a la madre», y los contenidos educativos com-prenden la anatomia, la fisiologia, la higiene sexual y las tec-nicas de contracepcion.

EI balance de poder en las relaciones entre hombres y mu-jeres en el momenta historico en que Hildegart se mueve, no es en absoluto favorable a la mujer, y Hildegart refleja esa situacion de necesidad sexual, critica a esa mujer «que no ac-tualiza las ideas a medida que avanza la ciencia» «que se deja llevar mas que el hombre por los celos, que retardan la edu-cacion social». Asi Hildegart se desliza lentamente hacia ese proceso c1asico que lleva a muchos oprimidos a identificarse e incorporar los valores de sus senores, proceso que fue des-crito por Freud con el nombre de identificacion con el agre-sor, en virtud del cual Hildegart asume y defiende los intereses masculinos al considerar que los hombres gozan de una con-ciencia «mas adelantada y racional» frente a la «religiosidad y sentimentalismo» de sus hermanas, sin que nuestra autora acierte a iluminar las relaciones de poder que sustentan esos

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contenidos ideologicos, decantandose hacia esos valores culinos del progreso que naturalmente no alter an la relaclOn real masculino-femenino.

Hildegart llega a tomar coneiencia algunos contradictorios de sus tesis cuando escnbIa: «esto parecera una parcialidad hacia el hombre, de quien tra-tando de crear un feminismo bien entendldo que estlmule la ayuda mutua». Se a opini.on de que el «perdon elimina el dehto de vl?laCl?,n de rar con el matrimonio» y la dlscuslon e]emphflcada con Cl-tas de Aristoteles y Wright sobre si la mujer es un ensayo de ser en el que la naturaleza no logra hacer un 0 por el contrario «la mujer es el tipo de la espeCle y el hombre su variante Hildegart la resolvera en fa,:or de Dar-win y Ellis en el sentido de la superioridad por su mayor capaeidad de variaeion y, por tanto sus poslblhdades mayores para forjar un genio.... ,.

De nuevo podemos ver como Hlldegart se aha al vlola-dor 0 al pseudobioiogicista que justifica la ar-gumentos eientificos, cegandose en un socIal en el que la creaeion del genio parece la fmahdad de la Huma-nidad.

No quisiera dar en absoluto una vision del pen-samiento de Hildegart y, frente a estos extra:,lO.s en los qu.e la falsa conciencia se construye por el procedlmlento de aSl-milar el irracionalismo dominante en la sexologia de la epo-ca (en que un faeil biologismo, represent a una extensiva y simplificada del darwinismo que la barbarie nazi) existe en Hildegart un deseo y una estrategia feminista muy adelantada para su epoca, al senalar la revolucion sexual y la condieion femenina c0Il!0 la contradiccion fundamental, y la negacion absoluta del SIS-tema que, en su opinion, debe preceder a otros cambi?s re-volueionarios (para que la mujer no vuelva de. la ala cocina). Todo ello contrasta con el sufraglsmo espanol de la epoca, que negaba, agrupado en torno al PSOE, voto a la mujer en un miope tactismo electoral, pues un sl,mJ?le calculo soeiologico suponia que dicho voto favorecena m-mediatamente a la derecha clerical.

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Igualmente Hildegart es una adelantada para su epoca en la evaluacion que para el cambio social tendrian la prensa de moda y el cinematografo, asi como la popularidad de un Hollywood babilonico, con sus divorcios y libertades sexua-les, en el que Hildegart ve un modele progresivo para las ma-sas.

Hildegart se adelanta a su tiempo y es una brillante in-troductora del estudio sexologico de campo mediante encues-tas matrimoniales con las que demuestra la miseria sexual de la mujer espanola. Finalmente en un momenta de crisis y de rara unanimidad anticomunista, supo valorar la revolucion sovietica como la aurora de la humanidad, tomando un lema de la legislacion sovietica introducido por la Kolontai «los dos sexos libres, iguales, limitados por su conciencia y sin propiedad sobre los hijos a los que el Estado asegura la edu-cacion».

En el polo subjetivo no podemos por menos de senalar la explicacion de ese irracionalismo biologicista por la nos-talgia de un buen padre que, al no existir, Hildegart 10 tiene que inventar y recrear en ese macho perfecto, en ese fantas-rna que debe tapar ese vacio que Aurora, a pesar de su om-nipotencia fue incapaz de llenar.

Los aspectos mas directamente politicos de Hildegart se producen con el inicio del regimen republicano, que la llena de esperanzas y que coincide con la terminacion dellibro El Problema Sexual, en cuya ultima pagina puede leerse «la co-rreccion de las pruebas de este libro coincide con la inicia-cion del nuevo regimen republicano ... ». Se nota un remoza-miento espiritual de la vida del pais ... Espana tiene que re-correr un largo camino para ponerse a nivel de las demas naciones donde las doctrinas eugenesicas han hallado deci-dida proteccion ... en Inglaterra mismo se tolera y aun fomenta la creacion de clinicas malthusianas. «La cuestion sera la ci-mentacion de la magna revolucion que creara super-hombres, masas conscientes de sus responsabilidades. La Republica sera una transformacion del regimen hasta aqui imperante, un credlto de confianza a las maximas aspiraciones del pue-blo.»

La actividad de Hildegart, durante este periodo de 1931-

La vida publica de Hildegart

1932 en que milita en el PSOE es asombrosa tanto por la can-tidad de escritos y panfletos que publica como por su labor de agitacion y educacion sexual. De tal manera que, junto a actos especificos sobre higiene sexual que suelen desarro-llarse en el ambito universitario, su voz recorre toda Espana de mitin en mitin y supera en intervenciones publicas a «po-liticos con futuro» como Santiago Carrillo, Socrates Gomez, Navarro Ballesteros, Serrano Poncela, Vidarte, Rubiera, como recuerda De Guzman. En todos enos la «Virgen Roja» causa admiracion y sorpresa junto al comentario cornun, de que la vigilancia continua que ejerce Aurora ella, Im-pi de cualquier acercamiento espontaneo, cualqUler rasgo de camaraderia, amistad y, no digamos, de juegos amorosos.

La esperanza republicana de Hildegart se frustra funda-mentalmente por una parte en un proceso de desencanto per-sonal que se inicia por unos juicios .sobre sus c?m-paneros de partido a los que ve como arnblstas sometldos a la razon practica del ascenso social y a la «trepa» en el es-calafon del aparato electoral del PSOE y, por otro, en una crisis ideologic a que la derechizacion del PSOE hace aflorar, haciendola reconsiderar el marxismo y las revisiones que de el han hecho los teoricos social-democratas.

Este proceso en absoluto es personal y coincide con el «no es esto, no es esto» de la intelectualidad radical de la epoca. Hildegart logra teorizar esadoble crisis en un .libro -el dense y original de su produccion- que ,con el t1!U-10 "Se equivoco Marx? y en donde una valoraClOn negatlva del reformismo de origen lasalliano -en que han caido los partidarios social-democratas-, Y su adhesion a las re-volucionarias de origen blanquista -que cree descubnr en el octubre ruso- no la llevan alleninismo, como ocurre con la izquierda de generacion (A. Nin), sino hacia el Partido Republicano Federal. . .

Ella explica su opcion as!: «no voy al comumsmo, por-que por instinto y razon estoy en contra de !o?as las duras sean rojas 0 negras. Aunque resulte 10glCO Y explIca-ble injusto que el proletariado oprima manana a la burguesia de la misma forma ... » La ca de 10 que representaba el Partido Federal en esa epoca reah-

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zada por De Guzman, puede tambien explicar las razones por las que una postura intelectual radical como la de Hildegart encontrase alIi su opcion: «en realidad, sin ser un partido obrero, el Federal ha propugnado, desde su constitucion a mediados del siglo anterior una estructuracion distinta y mas avanzada del Estado espano!. Si hace 60 anos defendio a los trabajadores encuadrados en la primera internacional con-tra la persecucion de Sagasta, ahora vota en las constitucio-nes contra la deportacion de obreros anarco-sindicalistas». Es un partido historico y romantico, cuyos dirigentes tienen bien ganada fama de honesta austeridad. Hildegart partici-pa con frecuencia en sus actos de propaganda junto al viejo Pi y Arsuaga, hijo de Pi y Margall, el abogado Eduardo Ba-rriobero, el veterano Rodrigo Soriano, los militares revolu-cionarios Ramon Franco y Salvador Sediles y un joven le-trado barcelones, Abel Velilla, del que algunos llegan a creer que pueda estar enamorada la muchacha. Como tendremos ocasion de ver, es esa supuesta relacion y un articulo del pe-riodico La Tierra, «Cain-Abel», publicado por Hildegart 10 que abre la espiral que conduce a su muerte.

Nada mejor para ver los pasos criticos que separan a Hil-degart del PSOE que unas citas de la dedicatoria del ;,Se equi-voc61\4arx? en las que resume, con alusiones a las que cual-quier persona de la epoca puede poner nombres y apellidos su vision de «cuatro anos de militante socialista» como bien titulo una serie de articulos periodisticos: «A los que en plan de hacer merecimientos en busca de puestos politicos sindicales, administrativos, etc. en la Republica entonces embrion, buscaban los procesos, metiendose materialmente

cuernos del. toro, entregandose, aunque casi siempre mutllmente, a las lras de los delegados de la autoridad hasta poder exclamar con gesto complacido, por fin han procesa-do a rni hijo, recibiendo acto seguido las mas envidiosas en-horabuenas.» «A los que hac en compatible la vida privada

lamentable con cargos de representacion sindical y poli-tlca y C?!l delegaciones de proteccion a los intereses de la mujer y del nmo.» «A los que creen que las relaciones sexuales en-tre companeros es algo logico y razonable, y como en cierta ocasion propusieron unas relaciones de esta naturaleza a una

La vida publica de Hildegart 123

senora que aunque companera, era de elevada posicion so-cial por su matrimonio y de gran nivel intelectual por sus me-recimientos personales y fueran rechazadas con asombro, di-jeron. ;,Que de particular tiene? no se of end a us ted. Entre cornpaneros. Claro es que yo todo el dinero que ganara serfa para rni rnujer ipero rni arnor, todo rni arnor serfa para us-ted! (historico).

«A las organizadoras de sindicatos, atacadas sin duda por el color broncineo de su piel por el mal de Basedow, que, nuevas Penelopes del socialismo militante, tejen en el telar de la V.G.T. forjando sindicatos femeninos, aunque con las naturales dificultades para destejer con la maxima tenacidad acto seguido, como si su aspecto por defectos de la naturale-za de medios seres fuera ya estigma de 10 incompleto de su labor ... » «A los que por su inquietud y rebeldia marcharon-se del socialismo al campo comunista y volvieron pidiendo perdon en terminos vejatorios, y en la actualidad han coo-perado con los intereses pacificadores del socialismo ... » «Mi marcha va a satisfacer a los jovenes y en especial a las muje-res al verse libres de un contrincante peligroso en el favor de la masa que hubo de bautizarme con el carinoso apelati-vo de la "Virgen Roja" .)

Frente a todos ellos Hildegart se considera de otra mo-ral, casi de otra raza, caracterizada por el idealismo y el des-prendimiento de ambiciones, 10 que segun ella Ie permite po-der decir la verdad, y exigirla a los demas.

« ... Y 10 exijo precisamente porque no tengo nada de que avergonzarme. Puedo responder de modo categorico y ro-tundo a los que preguntan de que vivo

Ni tengo ningun puesto oficial. Ni ningun enchufe. Ni ningun cargo retribuido. Ni vivo a costa de fondos de origen inconfesable. Vivo del fruto del trabajo de mis abuelos y de mi trabajo

personal. No estoy en las cobachuelas de ningun ministerio.» Al margen de esta critica al oportunismo del PSOE el hila

critico fundamental de Hildegart frente al marxismo es la in-sistencia en un biologicismo extremo y la extension del dar-winismo al ambito sociologico. Segun ella, los principales

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errores de Marx proceden de no haber tenido suficientemen-te en cuenta el proceso natural, tanto en la explicaci6n de la sociedad actual como en el modelo futuro. «No olvide-mos que si queremos dotarnos de una sociedad justa, hemos de copiar en to do a la naturaleza que, despues de muchos ensayos infructuosos, ha llegado a crear seres u organismos que sobreviven a las dificultades que en ella aparecen. Fren-te a los obstaculos de la vida social, la configuraci6n de las obras de la naturaleza nos proporciona el medio segura de triunfar. Es importante poner de relieve que si bien todas las celulas dependen unas de otras, nolo es menos tambien que ninguna manda a las demas y que los organismos pluricelu-lares no son comparables a ninguna Monarquia. Autonomia y Solidaridad: estas dos palabras resumen las condiciones de existencia de las celulas de todo organismo pluricelular. Auto-nomia, Solidaridad, ital seria la base de una sociedad que hubiese sido construida sobre el modelo de los seres anima-dos!»

Este es el error que tan a menudo lleva a Hildegart a in-vertir las relaciones de mediaci6n entre las distintas estruc-turas sociales, las cuales se articulan de una forma inversa a ese orden bio16gico en 10 que 10 natural determina a la fa-milia y esta al Estado, como cree Hildegart. Yen cambio, acierta Marx al primar el papel configurador del Estado so-bre todas sus criaturas. Asi escribe Hildegart: «el mito del Estado es una forma sutil de fetichismo, ya que el Estado es una creaci6n de la naturaleza y de la inteligencia humana independiente, aunque haya aparecido unida a la idea de auto-ridad.» La existencia de ese fetichismo y la confusi6n entre moral estatal y familiar es percibida tan lucidamente por Hil-degart que extrafia de nuevo su torpeza para establecer la ge-nealogia de esas estructuras, sobre todo cuandocree que es la familia quien imp one suorden al Estado: «la ausencia de distinci6n entre la etica familiar y social ha venido a revelar el proceso comun, la extensi6n del regimen familiar a la so-ciedad, la conversi6n de la sociedad en una gran familia.»

La formulaci6n inversa hubiese aclarado a Hildegart no s6lo su posici6n de subdito respecto al Estado, sino tambien el papel que Aurora estaba cumpliendo como transmisora en

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caricatura de unos valores estatales: la necesidad de produ-cir, de aprovechar el tiempo, del valor del inte-lectual la necesidad de superar a los otros, la vlgIlancIa con-, . tra los compafieros, casi siempre envidiosos y caSI nunca so-lidarios ... Todos ellos reflejos, en suma, de la nueva moral estatal que debia ser trasmitida por la familia, vaciandose est,a de contenido real y convirtiendose, practicamente, en una fa-brica de autoridad, cumpliendo otras instituciones estatales las acciones cubiertas antiguamente por la familia: escuela, seguridad social, etc. . .

Pero de nuevo ver al enemigo dentro de la famIlIa es una cota demasiado alta para ser descubierta todavia por Hilde-gart. Incluso cuando hace manifestaciones criticas hacia el reformismo y la colaboraci6n de clases, 10 hace con metafo-ras biologicistas que Ie dan un aire metafisico y mecanicista que ahogan su verdad: «el de clases es .in-destructible como la energia electnca» es algo tan obJetlvo como el antagonismo entre la electricidad positiva y va que no depende de que las particulas sepan que son POSI-tivas 0 no. Se trata, pues, de la ciega obediencia a una ley natural que es cien veces mas fuerte que las leyes humanas, aun las mas irreductibles.

Esta noci6n que emparenta con las ideas de Lukacs so-bre «historia y conciencia de clase», donde la conciencia se plantea como algo no socioI6gi<:0, como a la raz6n hist6rica, y que el proletarlado debe subJetlvlzar para crearse, para darse identidad, y sin la cual jan;as llega-ra a nacer, parece comun a Hildegart, que formula Ideas cla-ramente en esta linea cuando afirma que el principal enemi-go del proletariado son los obreros sin conciencia de clase, o cuando preconiza lanecesidad por parte de la clase de transcender los limites impuestos por las leyes democratl-cas de la burguesia.

Igualmente preconiza Hildegart un partido de vanguar-dia frente a las concepciones electoralistas del PSOE, acer-candose al modelo leninista del partido como educador del pueblo, como intelectual colectivo de la clase obrera que, de nuevo, toma un aire mecanico y determinista que 10 acerca mas a Blanqui que a las ricas interacciones dialecticas entre

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masas, entre organizacion de los trabajadores y orgamzaclOn de los revolucionarios descritas por Lenin en el ;,Que hacer? Escribe Hildegart: «AI obrero no hace falta decirle solo puedes hacer esto, sino indicarle debes hacer esto.»

H.ay respecto a esa labor educativa de las masas, por parte de HIldegart, una conciencia muy lucida de la superioridad real del movimiento libertario espanol sobre el Socialista de

publicacion:s naturismo y Junto a las reahzaclOnes practlcas de experiencias escolares

Laica, Escuela Modema) e, incluso, de las institu-ClOnes culturales como la fundacion Cesareo del Cuervo que Henan de admiracion a Hildegart y seguramente son de las de inscripcion en el partido federal, proximo al mOVlmlento hbertario.

Parece que tanto Aurora como Hildegart se plantea-ron reconduclf el movimiento higienista, que constituia una parte de la familia anarquista, hacia una ideologia «cientifi-ca», que.dira Hildegart refiriendose a 10 eugenesico. En con-creto, habla en varios Ateneos libertarios del pais ValencIano sobre «enfermedades venereas e higiene de la raza» y parece ser que algunas conferencias suyas fueron edi-tad as en medios anarquistas y circularon como parte de su tradicion cultural.

Finalmente otro punto de ruptura y critica con el PSOE la postura de la II Intemacional, que boicotea la asisten-

Cia al M.undial contra la Guerra. Hildegart hace nomma de los mtelectuales que asisten al mismo: «Eins-

tem, Mann, Russell, H. Ellis, el pint or Paul Signac Gorki Passos, U. Sinclair, Valle Inclan ... convocados

mam Rolland», Hildegart considera que su corazon esta con e!!os y con, el Congreso de Oposicion al Fascismo, convir-

en los pocos intelectuales espanoles que el peiIgro de la barbarie fascista que

recorna Europa y la necesldad de un frente unido contra ella. Este proceso de alejamiento de Hildegart con respecto al

la lleva, a rechazar las esperanzas repu-bhca?as y, e? un escnto comun al primer infantilismo co-mumsta escnbe «republica burguesa no: al oponer nuestro rechazo a la republica burguesa y democr<itica, no 10 hace-

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mos solo por imperativo de conciencia, sino porque aspira-mos a hacer ver a los proletarios que los partidos genuina-mente de clase son opuestos por doctrina al triunfo de esta Republica» (en una de las dedicatorias del ;,Se equivoc6 Marx? figura Andreu Nin, y parece ser que el Partido de Unifica-cion Marxista fue una de las opciones ideologicas que bara-jo Hildegart antes de militar en el federalismo).

Las repercusiones interpersonales de todo este proceso ideologico en que la decepcion sigue al entusiasmo y la falta de confianza en las personas es radical, son claramente ca-tastrofistas y tienen ya un aire paranoide al aceptar, como parte del discurso heroico, el papel de perseguido. «Lo que a mr se me caiga encima con la pUblicacion de este libro va a ser algo parecido al diluvio universal, catastrofe geologica que modifico un tanto la conformacion de nuestra madre tie-rra. Pero ninguno de los disgustos podra acabar del todo con la satisfaccion que produce haber tenido el valor, la indepen-dencia economica y espiritual necesaria de escribirlo.»

Una ultima cita que Hildegart toma prestada de Nietz-sche parece premonitoria aunque no tal vez en el sentido que ella Ie daba (y sin embargo no por ella menos profetico): «de to do 10 que se escribe solo vale 10 que se escribe con sangre propia, porque el que asi 10 hace no aspira a ser leido, sino a ser interpret ado con el corazon».

Si el abandono del PSOE produce en Hildegart un pro-ceso de duelo elaborado en la serie Cuatro afios de militante socialista, su obra ;,Se equivoc6 Marx? representa una rep a-racion teorica con una rapida adscripcion al federalismo. Todo ello parece que la llevo igualmente a una cierta distan-cia, todavia no critica, con respecto a su madre, y a conside-rar las relaciones con los companeros de partido -Abel Velilla- como no imposibles. De nuevo, la amena-za de muerte planea sobre Hildegart.

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CAPITULO VI

Un crimen por raz6n

Aurora no es una mujer que pudiese tolerar una repeti-cion de su historia, una nueva separacion como la que sufrio con su sobrino. Tras el triunfo publico de su obra, de su es-tatua, en la que habia visto nacer el mal, que se expandia con la vida publica de Hildegart y sus triunfos, la sentia deseosa de romper la relacion: «aunque procuraba halagarme y con-tinuamente decia que madre mas inteligente tengo, yo sentia el mal en ella, sentia que mi creacion se convertia en 10 con-trario de la estatua que quise crear». Aurora siempre se con-sidero como una luchadora, como alguien que habia nacido para vencer ese mal representado ya en sus primeros afios por su hermana J osefa,a qui en seguini viendo como una pre-sencia constante empefiada en su persecucion, como alguien que tam bien conspira para volver a arruinar su obra, ya que considerani a su familia como un lugar donde se concentra y se representa la tragedia basica del genero humane en for-ma de lucha del bien contra el mal.

Quiza eso lleva constantemente a Aurora a rebasar el ni-vel empirico y sentir los comportamientos de Hildegart como manifestaciones de esas fuerzas desconocidas para tados y a las que solo su penetracion intelectual tiene acceso. En ese sentido la relacion de Aurora con Hildegart se puede conce-bir como el intento de evitar la rebelion del producto de toda su trabajo, como la evitacion del mal, como una relacion en que cualquier rasgo de autonomia personal en Hildegart es

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vivido como una traicion de 10 creado contra el creador: la separacion de Hildegart es vivida por Aurora como un robo a las partes de ese interior bueno y bello que siempre ha con-sider ado tener.

El triunfo social, que suponia el reconocimiento del tra-bajo de Aurora, era interpretado como dotes de Hildegart, 10 que suscitaba en aquella juicios de valor sobre ella tales como que «era envidiosa, me envidiaba, sabia 10 que yo va-lia. La escritura de Hildegart era la siembra de ideas que yo habia hecho en ella y no queria que nadie brillase a su lado».

Pero si la union peligra no es solo por la mala semilla pa-terna, por el fracaso de la autosugestion intent ada durante el embarazo, 0 por la ausencia de resultados de sus pnicticas pedagogicas, sino por la fuerza del mal, organizada en una vasta conspiracion europea, 0 aun mundial de los «sociale-ros y anarqueros» «que traicionan las verdaderas ideas, ya que soy maestra del anarquismo bien entendido». Esta cons-piracion, segun Aurora, se encuentra dirigida por el servicio de inteligencia ingles (organo equivalente, segun De Guzman, como ideologfa popular, al de la CIA actual, con identico caracter de posibilidad real omnipoderosa y objeto proyecti-vo). Dicha conspiracion tendria como finalidad ultima la se-paracion de la pareja Aurora-Hildegart, con 10 que esta se prostituiria tanto corporal como espiritualmente se conver-. , tlria en la «prostituta del espiritu y la paridora de la carne» 10 que obligaria necesariamente, segun el dialogo de Aurora con su psiquiatra, al suicidio de Aurora ante el fracaso de toda su obra, y cumpliendo asi las intenciones de la propia Hildegart «que en el fondo me odiaba, me hacia sufrir de una forma intencionada y deseaba mi muerte».

La idea de que la lucha entre ella y sus perseguidores es «a muerte» no ofrece la minima duda para Aurora porque sabe que tanto Hildegart como ella estan en la posicion del sefior, y prefiere la libertad a la vida. Cuando se plantea la separacion, y para probarla, Aurora propone a Hildegart irse a Latinoamerica, y cuando dice l,que hago con los animales, los mato?, esta refiriendose a que si el deseo de autonomfa de huida se cumple no hay otra salida que el suicidio que: segun Aurora, sus enemigos, yen ultimo extremo Hildegart,

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planean y desean, por 10 que el problema para Aurora no es el duelo por la perdida de un objeto amado, de una hija, sino el ceder al mal y matarse, 0 bien seguir luchando y ma-tar.

Aurora se dio cuenta y adquirio absoluta seguridad de la «conspiracion» ya en 1932, porque se siente espiada, al igual que seis afios despues cuando cuenta su historia al psiquia-tra: «eran muchos los hilos que tenian tendidos para elimi-narme. Lo primero que procuraron hacer es captar a mi hija y a la criada, cosa sencilla por la poca experiencia y valia de ambas. Mis enemigos se dieron cuenta de la verdad: Hilde-gart tenia una inteligencia corriente, Ie faltaba espiritu de ob-servacion. La criada estaba comprada por dinero» ... y pronto sorprendio cuchicheos entre ellas que Ie hicieron darse cuen-ta de la traici6n ... «En abril del 32 hay una gran reunion -es una de las pocas ocasiones que Hildegart acude sola a un mitin en que deciden matarme, y por ella se juramentan much as personas con mi hija-. En la votacion secreta en que se decide mi muerte, Hildegart actua como secretaria ... » Por el cambio en la mente y en el cuerpo de su hija, nota Aurora este deseo asesino. Esta vivencia de la separacion como crimen, como deseo de muerte, que verbaliza Aurora incluye a cualquier persona, como la criada 0 personas cer-canas, que opongan una barrera a la relacion simbiotica es-tablecida con ese «jardin de sabiduria» que no es sino la ema-nacion de su propio ser; Sus sospechas se extienden a toda reunion en la que constate que Hildegart puede hablar y vi-vir sin ella. La vivencia de que Hildegart puede vivir separa-da de ella es tan destructiva que Aurora solo puede aceptar-la de forma autopunitiva segun Ia formula: si no estamos jun-tas, Hildegart es el mal a destruir.

Los datos que reafirman el pensamiento persecutorio de Aurora sobre como Hildegart esta conspirando tiene varias fuentes. En su propia casa, desde abril de 1933, nota como su hija deja cartas escondidas, telegramas falsos de Inglate-rra que la invitaban a conferencias y que, segun Aurora, es-tan inventados por su hija y sus amigos para justificar la mar-chao «La correspondencia estaba escondida de tal forma que yo la descubriese y asi Hildegart se hacia la sorprendida. Los

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documentos y cartas se los traia la criada y cuando Ie pedi que aclarase estos lios, ella me dijo: mama no 10 sabras nun-ca. Despues de este disgusto, yo no pude comer y ella comi6 tan tranquila ... por primera vez en su vida durmi6 sola ... » La separaci6n parece consumada y tiene como finalidad la destrucci6n de Aurora: las cartas que confirman la traici6n no se las ocultan del todo, nadie Ie explica la situaci6n, y sus disgustos no resuenan afectivamente ni hacen cambiar la ducta de Hildegart, sino que la endurecen aun mas, y confir-man la separaci6n.

Otro dato importante para reafirmar la persecuci6n in-ternacional de Aurora, fue la visita a Espana de H. G. Wells, que trajo a Hildegart varias cartas elogiosas de Ellis y al que Hildegart acompan6 y sirvi6 de interprete.

. Segun Aurora, ambos -Ellis y Wells- eran agentes del servicio secreto ingles, y la popularidad que Ie dieron a degart eran otras tantas trampas. «Los elogios para Hilde-gart, para la Aurora Roja, tenian como objetivo convertirla en una propagandista internacional que traicionaria las ideas de la mujer nueva, convirtiendose en un foco de prostituci6n internacional» .

Wells fue uno de los primeros en tratar de convencer a Hildegart -segun Aurora- de que ella debia desaparecer porque era muy conocida en los centros politicos internacio-nales y ello constituia, por tanto, el principal obstaculo para su traici6n y el triunfo de las fuerzas del mal. La forma con-creta en que esto se haria, era obligandola al suicidio, ya que segun Wells, Aurora no podria soportar la huida-traici6n de su hija. Parece que 10 que hubo de real fue el ofrecimiento por parte de Ellis y Wells a Hildegart de una especie de beca para una Universidad inglesa.

Todavia en 1936, comentaba Aurora a su psiquiatra: «no esperaban ellos que yo reaccionara como 10 hice, frustrando sus planes y liberando a Hildegart de su destino de prostitu-ci6n en ese acto sublime de matar, del que, por otro lado, nunca me arrepenti.»

Pero el enemigo usara otras estrategias de persecuci6n: la calumnia, las insinuaciones sexuales a la propia Aurora, el intento de complicarla en un aborto 0 finalmente la prueba

Un crimen por raz6n 133

definitiva, el intento de separarlas pidiendole a Hildegart re-laciones de noviazgo con intenciones matrimoniales.

Las insinuaciones sexuales las atribuye Aurora a quien luego sera su abogado, Botella, y que reaparecera repetida-mente en sus escritos manicomiales, quien ya en esta epoca era un conocido politico que estuvo a punto de encargarse de su defensa judicial, impedida por su nombramiento pos-teriQr como ministro. La insinuaci6n sexual vivida como gran of ens a es relatada asi por Aurora: «unos meses antes del su-ceso de mi hija, Botella estuvo hablando conmigo para que ingresasemos, para captarnos para el partido radical socia-lista ... Estaba hablando conmigo y se aproximaba con todo el cuerpo hacia mi para ver si yo respondia ... tanto se apro-xim6 que yo tuve que interponer una reja entre los dos ... tengo la seguridad de no equivocarme, pero creo que fue mandado por alguien ... tal vez pensado por algun psiquiatra ... yo Ie dije: un caballero no hace esto, y fue talla actitud y la digni-dad de mi respuesta, que Botella termin6 diciendo: es usted muy buena, dona Aurora ... Seguramente querian saber si mi equilibrio era perfecto, y yo respondi: tengo la desgracia de conocer los tanteos psiquiatricos.»

De nuevo Aurora es cegada por su negaci6n del deseo, por su necesidad de vigilar y reprimir cualquier objeto 0 re-laci6n marcado como sexual, que seguramente Ie hace pro-yectar en el otro 10 que reaparece la prohibici6n en ella misma. La atribuci6n de pruebas disenadas por un psiquia-tra para valorar su equilibrio, su capacidad de reafirmar esa autoidentidad de mujer a quien ningun hombre hizo gozar «de cintura para abajo» es una prueba mas de su incapaci-dad para tolerar la espontaneidad del deseo, para vivir las relaciones como casuales, como no determinadas por oscu-ras finalidades 0 teologias finalistas del bien y el mal.

Los supuestos intentos de complicarla en asuntos sucios de abortos 0 infanticidios son vividos muy intensamente por Aurora: un noche dio a luz una vecina, llamaron a su puerta y Ie hicieron entrar en una habitaci6n donde se encontr6 con una senora que acababa de dar a luz. Le rogaron que se en-cargara de cuidarla. Se neg6 rotundamente, «porque en ello vio una maniobra de sus enemigos para meterla en un lio gor-

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que me desacreditase» ... «son muchos los follones de este en .que me «tambien a su hija la qui-

Sleron liar cuando reclblo la VIslta de esa misma senora del PCU:o, que Ie pidio algo para no quedar embarazada» ... Auro-

todo como una maniobra de las sociedades de y comadr?nas que estuvieron siempre contra ella

y desacreditaron su metodo de la vasectomia masculina como metodo de esterilizacion temporal del hombre.

Aunque realmente existio una desvalorizacion absoluta de las .teorias de planing sexual por vasectomia difundidas

.HIldegart, fu.eron consideradas por la ginecologia oflclal y por sus pSlqmatras «una fantasia delirante» de for-

miope, la vivencia del rechazo de sus ideas hene ,un caracte! megalomaniaco en Aurora: «yo estorbaba

que qmtarme de en medio, y fue la sociedad de hi-gmecologica del doctor Crespo quien me preparo est os

hos y otros para meterme en la carcel. .. pero yo me di cuen-ta»: El proceso logico que.sigue en esas vivencias de perse-cuclon es de nuevo muy habItual en el pensamiento de Aurora q.ue no tolera simplemente el verse castigada a la CIon por tradicional, sino que eleva ese casti-go a un mvelloglco muy superior aI que ostenta en realidad: no es de descredito ideologico 0 moral sino una c.onsplfaclon que. tIende a atribuirle la muerte de aquellos des-tmados a cumphr sus suenos regeneracionistas.

Aurora. a sentir un ataque frontal, 10 que considera prueba deflmtIva de la conspiracion, algo asi como el jaque al rey de todo su proyecto, cuando Hildegart recibe sin re-chazarla frontalmente una proposicion de matrimonio por parte de un companero del Partido Federal que, probable-mente, fue Abel Velilla.

Aurora 10 recibe en cas a y, a pesar de que 10 vive como la mayor amenaza a su integridad psiquica que se Ie puede presentar, trata de mostrarse fuerte y exhibir el absoluto con-trol de la me,nte de su hija. Y asi Ie dice «tll ve al despacho y habla con el, que }'O des de aqui dirijo tu pensamiento. De

10 que. se 7n el despacho me entere porque fui con ml pensamlento slgulendo al de mi hija. Cuando terminaron de hablar, Ie dije has hecho muy bien, has contestado 10 que

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tenias que contestar. Mi hija quedo completamente extrafia-da al comprender que yo, sin oir la conversacion de ellos, supiera to do cuanto se hablo en el despacho».

Para lograr ese control, adopta su postura propia de la polemica, la adquisicion de que ya como habitual del pensamiento maglCO. La emergenCIa de 10 ya francamente delusivo en esas telepaticas esa atribucion de poder a los automatIsmos somato-pslqmcos, da idea de la desesperacion sentida por Aurora ante la ame-naza de perdida de la relacion, que Ie provoca una angustia con capacidad para desestructurar ese racionalismo morbi-do que hasta entonces han contenido las producciones psi-coticas, dentro de unos limites socialmente tolerables.

A pesar de estos esfuerzos por controlar aquel cuerpo y aquella mente que eran «el reflejo de su psiquis» una especie de clonismo, de retrato psiquico que revive como literal cuan-do describe la muerte de su hija, Aurora duda intensamente de su poder cuando somete a prueba a .

Asi escribe el articulo «Cain y Abel - InJushclas» pubh-cado en La Tierra en el que defiende el derecho de Cain a matar a su hermano, que representaba el conformismo y la sumision, subrayando la injusticia habitual del juicio s07ial sobre Cain y tratando de reivindicar la asuncion del destmo heroico por Cain. En este articulo Aurora, en terminos me-taforicos, esta relatando la situacion.de su relacion con Hil-degart y avisando a los conspiradores del posible desenlace del drama si no cesaba el acoso y el intento de robarle su obra. Lo importante para el futuro drama es que la historia de Cain-Abel no tiene un caracter analogico para Aurora respecto a su drama, sino literal; no se refiere al tiempo biblico sino al suyo, yes un programa que configura el futuro, «en este ar-ticulo se refleja 10 que ya habria de ocurrir» ... «Abel es su hija y sus amigos (recordar el nombre del pretendiente) yella es Cain; y el articulo describe sus acciones parrafo a y palabra por palabra» ... comenta Aurora con su pSlqma-tra.

La impresion general que provoca la lectura del articulo escrito por Aurora, y la lectura que de el.hace a su tra, es la de estar dominada por un pensamIento sobre-mclusl-

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yo; Pensamiento que necesita incluir datos que se remontan ya a los principios biblicos y recorren toda la historia de la humanidad; lucha teologica que se encarna en ella contra los enemigos que intentan obligarla a deshacer su obra 0 que caiga en el mal y todo ello simplemente para explicar el supuesto despego de Hildegart.

La sospecha de que su hija se de a sl misma un estatuto de sujeto, que acepte sus propios deseos y no sea un mero soporte del discurso materno, es tan intolerable para Auro-ra que extiende sus deducciones, busca datos, relaciona con-versaciones, construyendo al final un mito muy similar al de Frankenstein de Mary Shelley; un ser que fue creado para ser un moderno prometeo, un ser mas perfecto, se convierte en su antitesis, en el agente del mal.

Aurora nota esa metamorfosis negativa incluso en el fisi-co de Hildegart, «su cara se estaba transformando, sus fac-ciones adquirian un desarrollo vicioso y su mente tam bien se deformaba. Un ser aSI podria hacer un dana inmenso a la humanidad porque miraria en beneficia propio y por eso tenia que chocar necesariamente conmigo que soy el bien, como dos principios de la naturaleza». «Yo he marchado siempre al solo servicio de mi conciencia y sin pensar en mas beneficios que los que la humanidad habia de reportar.» La traicion de Hildegart no era algo personal, 10 era tambien, segun Aurora, para su abuelo y «todos los suenos que forja-mos en el despacho, es darle la razon a Josefa y a los que como ella son egolstas y malos».

Acierta aqul Aurora en situar a Hildegart como alguien que quiere romper con el guion familiar, que considera que debe vivir su existencia y no interpretar el discurso fami-liar, traicionando esa reparacion de la deuda en que ha con-centrado Aurora todo el drama familiar que, segun ella, re-presentaba a nivel concreto el drama cosmico del bien y del mal.

En el terreno de 10 real, aun logra Aurora influir sobre su hija para que rompa relaciones con parte del mundo exte-rior, imponiendose en una muy agria polemica con la mayo-ria de los miembros de la Liga para la Reforma Sexual que se inicia con la anodina discusion sobre la edad ideal de la

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fecundacion y termina con la destruccion de los archivos de la liga de la que Hildegart era secretaria.

Aun realiza Aurora un intento salvador al proponer a su hija un viaje -a America 0 a Canarias- que las aleje de la conjura, pero Hildegart se niega en redondo porque, segun Aurora, ella es muy conocida en el nuevo mundo y eso pro-vocaba una fuerte envidia en Hildegart que Ie responde «vete tu sola si quieres». Verbaliza aSI Aurora sus intenciones «aun-que nunca pense en realizarlo de verdad, para tantearla le propuse aceptar la soledad del viaje y dejarla con unos ami-gos, pero para ablandarla Ie recordaba todo su pasado, ha-blandole de 10 triste que es para una madre el separarse de su hija». De todas estas respuestas siente Aurora que su hija quiere que ella se suicide. «Cuando me decia "vete sola" quie-re decir, en matate porque yo Ie preguntaba is, que hago con los ammales?, l,los mando matar? y ella asentm.»

Pero la persecuccion sobre Aurora no cesa de aumentar. Al salir a la calle, nota que la siguen, y esto la convence de que «la bomba esta por estallar». Intenta que las dos se va-yan a Baleares y que Hildegart escriba un libro que se llama-ria La cocalna marxista y cuando esta se niega, Aurora pien-sa «ya te han captado imbecil» y ve como Hildegart saluda a un vecino que ella sabe que es socialista y con quien coinci-de la criada en la escalera, prueba de que hay un nuevo ele-mento en la conspiracion. Otro dato que Ie confirma a Aurora que oscuras fuerzas tratan de llevarse a Hildegart es la pu-blicacion de un articulo de Ellis sobre la Virgen Roja (Hilde-gart) que es interpretado como la orden de ejecucion, la lla-mada de los conspiradores para que actuen con rapidez con-tra ella.

Aurora, cuando evalua su situacion, no encuentra nin-gun recurso para cambiar y la tactic a que emplea es «mas de 10 mismo», para intentar controlar de nuevo la relacion y conservar su poder, 10 que provoca un rechazo simetrico por parte de Hildegart, quien parece escribio una nota a Ellis aceptando la invitacion para una corta estancia en Gran Bre-tana.

Lo inminente de la marcha desencadeno una larga serie de argumentos en contra de la separacion que por momentos

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parecen convencer a Hildegart. Pero, sobre todo, desenca-dena una vivencia apocaliptica en Aurora, quien comienza a sufrir una angustia psicotica por todos los acontecimien-tos que ya no controla a 10 largo de la tarde y la noche en que mata a Hildegart. Aurora siente acumularse hechos de la siguiente naturaleza: llamadas por telefono «equivocadas» que la obligan a arrancar el cable para evitar el control mag-netico que sus enemigos intentan; visitas de un vecino, An-selmo Seur, profesor de un colegio de sordomudos, al que solo conoda de verlo en conferencias y que se presenta para venderle una docena de huevos. «Yo me negue a recibirlo por-que sabia la mision que Ie habian encomendado y cerrando de un portazo Ie digo: los huevos para tu madre». «Pero la criada Ie comprolos huevos, a pesar de que en casa ya tenia muchos. Ello prueba que ella estaba vendida».

Para complicar y enrarecer aun mas el ambiente todo cam-biaba a su alrededor: «los coches tambien circulaban de for-ma rara por enfrente de su casa y, sobre todo, se paraban como indicando a Hildegart que la esperan para llevarla.» Llegan nuevas cartas que su hija y la criada se pasan sin que ella pueda darse cuenta de momenta y siguen los cuchicheos y risas entre elIas dos.

La criada lleva ricas ropas interiores que compra con el dinero que Ie pagan los conspiradores. Aurora recibe esa tarde tarjetas de visita de unos amigos «a los que naturalmente se niega a recibir y al final, decide aislarse y no salir para nada de casa», en un intento desesperado de ordenar y controlar la situacion.

Un individuo que baja de un coche pregunta al portero por su hija. Ante una situacion tan grave, Aurora juega la carta de invocar las fuerzas de sus antepasados y pide ayuda masonica, «yo soy masona porque asi 10 fueron mi padre y abuelo y el resto de la familia, pero cuando 10 he necesitado no encontre ningun caballero y si unicamente cabrones yal-bafiiles de mandil». «Cuando dije la sflaba masonica nadie me ayudo.»

Toda la conspiracion cobra el aire que la psicopatologia clasica ha descrito como situacion de apofonia: tras una se-rie de vivencias de trema (Conrad), la persona ya no puede

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moverse en su campo psiquico, sino que se siente rodeado de barreras, acosado y nota que de los demas Ie separa un abismo. Se encuentra rechazado en un mundo que es solo suyo, del que no puede «salin) y en un estado en el que falta la neutralidad y la casualidad, en el que todo ocurre con un fin persecutorio. EI campo que rodea al psicotico adquiere un nuevo rasgo fisonomico, extrafio, que nunca tuvo hasta entonces. Tras ella comienza el establecimiento de relacio-nes sin motivo (Gruhle) y una conciencia de significacion anor-mal.

Jaspers describe muy bien esta vivencia de conspiracion que se impone Aurora como «un saber inmediato e induda-ble acerca de la significacion de todos estos acontecimientos, al integrarlos en un sistema de referencias de traicion, que se imponen como indudables y que al alterarse todos los fe-nomenos del espacio, el mundo interne de recuerdos y pen-samientos, quedan desafectados». Es gracias a esta construc-cion psicotica como evita Aurora el triunfo del mal y la vi-vencia apofanica Ie permite mantener uno de sus deseos centrales: la vivencia de catastrofes se acompafia de la sen-sacion de que todo el mundo gira en torno a ella, que ella esta en el centro del destino del mundo, con 10 que, aunque sea para mal, su narcisismo queda intacto.

La entrada en la psicosis apaga el conflicto interno que supondrfa, en cambio, la aceptacion de su fracaso en mante-ner la situacion externa y el dominio sobre Hildegart. Lu-char contra la idea de matarse y dejar (serfa para Aurora aun mas destructor que to do delirio) que triunfe el mal. Asi se 10 plantea a su hija, que Ie comunica, impermeable a sus ra-zones, que se va a ir al dia siguiente si ella no se 10 impide.

Aurora describe la conversacion de esta ultima noche de dos formas diferentes, la primera parece una confrontacion entre dos almas despiadadas que no estan dispuestas a ceder y saben que la partida es a muerte. Las dos saben que en la cas a existe un revolver cargado con el que Aurora ha ense-fiado a Hildegart practicas de tiro en la cas a y, puesto que la separacion es mas intolerable para Aurora que la muerte, se trata de saber quien debe morir de las dos y que principio -el bien 0 el mal- debe triunfar.

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Otras veces Aurora plantea que con Hildegart firma una especie de pacto suicida en el que esta, incapaz de resistir la Hamada del mal, las tentaciones de la gran conspiracion in-ternacional contra ella y adem as sin fuerzas para realizar la tarea para la que fue creada, Ie pide a su madre que la mate porque de otro modo se ira: «Tu sabes que si no me eliminas yo me perdere y conmigo todo se perdera, porque me ire; o sea que matame.»

Se crea 0 no en la literalidad del «recuerdo» de Aurora, no parece dudosa una conversacion en torno a la muerte que se inicia con la revelacion de que Aurora tiene un revolver dispuesto para matarse. Y la percepcion, por parte de Hilde-gart, de que aquella ligazon no tiene otra salida que la muer-te, parece crefble.

Aurora proporciona detalles impresionantes: «para en-sefiarle 10 facil que era el suicidio, Ie estuve ensefiando a dis-parar esa tarde en la terraza, pero la veia tan aterrorizada por el ruido que por eso la tuve que ayudar yo.»

Este pacto de muerte es el cumplimiento de su tarea, de su deber, que algunas veces califica de sublime y es vivido sin dolor excesivo por parte de Aurora, que sufre mucho mas cuando en el manicomio de Ciempozuelos matan a su gato, como verbalizara ante su psiquiatra.

En el juicio se discutira muchisimo la verdad 0 falsedad his-to rica de este acuerdo, pero las personas cercanas a Aurora -De Guzman- no dudan de la formulacion absolutamente paradojica en que Aurora se hundio a si misma 0 en que Hil-degart la coloca, invirtiendo la posicion del esdavo, colocando a su madre en una eleccion imposible al preferir la libertad ala vida, aceptando una apuesta a todo 0 nada. Cuando Hildegart formula el ultimatum «me ire a menos que tu me 10 impidas matandome, y para la mision que tenemos es mejor la muerte», expresa no solo el deseo de liberacion de una adolescente que no logra desembarazarse sin culpa de la simbiosis absoluta a la que ha estado sometida, sino tambien la paradoja que contesta a los multiples dobles vinculos a los que estuvo sometida y que devuelve a su madre una contra-paradoja de mas alto nivel logico: tu tienes el control, puedes matarme 0 dejarme. Si me matas me pierdes y si no, me pier des tambien, porque me ire.

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Quiza ahi Hildegart no valoro suficientemente el pensa-miento magico de Aurora y sus ideas sobre la recuperacion espiritual del alma de su hija, que no era sino u? una copia de la suya. Tampoco supo ver las sensaClOnes ocea-nicas que Aurora tendria al matarla cuando sintiese la vuel-ta de su espiritu al interior de su cuerpo, el alma liberada del cuerpo de su hija como una reincorporacion de 10 dado, como el cobro de una deuda que Ie permitira la continuacion de su obra en otros ambitos y que, por tanto, no significant una perdida absoluta como 10 fue la marcha de Pepito Arriola, sino el cierre de una parte de su mision. En este sentido, Auro-ra hablara de que este asunto no Ie afecto tanto porque todo 10 tenia pensado, y, por tanto, 10 afronto con un control men-tal absoluto. «Aquella noche -recordara en el manicomio-estuve mas carifiosa que nunc a con ella. La sente en mis ro-dillas Ie acaricie la cabeza y la bese muchas veces en la fren-te.»

Tras esta conversacion, y despues de haberla acompafia-do a la casa con la promesa de Aurora de terminar con el sufrimiento que la duda de separarse Ie ocasionaba, Hilde-gart se acuesta y logra dormir, mientras su madre «vela» su suefio con el revolver cargado. Reflexiona sobre todo el pa-sado. «Yo cuando tengo que hacer algo, 10 llevo hasta el fi-nal sin dudarlo.» No se Ie ocurren fantasias 0 suefios des-piertos «porque eso son figuras como trajes de gitanas que se hacen con materiales diversos».

EI acto de matar tampoco 10 valora Aurora bajo conno-taciones afectivas, por las que la anticipacion del duelo po-dia frenar el paso al acto, porque la ahernativa es que los enemigos se apoderen de su obra y la transformen en su opues-to. En este sentido, hay un racionalismo m6rbido, un cierre al sentimiento muy evidente: «ni yo ni ella sabfamos llorar, nunca nadie puede decir que nos vio sohar una lagrima», «10 importante era que su causa continuase ... ella era mas valio-sa muerta conmigo que viva en manos de los malvados».

La rigidez de este juicio «si se va es mejor que muera» es absolutamente implacable porque Aurora es inca paz de separar 10 real de 10 simbolico, y su pensamiento pasa a 10 real rapidamente desde la metafora 0 el neologismo: «ellos

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querian ponernos de rodillas, pero ni yo ni Hildegart nos arro-dillamos ante nadie», «Hildegart qui ere decir jardin de sabi-duria (neologismo que repetini como su nombre en el mani-comio Ara-Saiz) y si se ha de transformar en carne de prosti-tucion mejor esta muerta».

Esa necesidad de orden racional junto a la no menos acu-ciante necesidad de quedar por encima, en esa pelea cosmica del bien contra el mal, es el hilo que conduce toda esa serie de terribles silogismos que desembocaran en la muerte de Hil-degart. Esa hybris, ese sentimiento de poder que necesita Aurora para explicarse su pasado y poder enfrentarse al fu-turo y que casi roza el ridiculo, «0 mia 0 de nadie», lejos de estar incluido en un drama pasional 0 celotipico, como es habitual en crimenes pasionales, queda aqui integrado en un largo razonamiento dualista respecto del bien y del rna] en que este, mas que un error 0 una limitacion cognitiva, es una fuerza real de la que la propia Aurora ha sentido sus ma-nifestaciones durante la vida familiar.

Para Aurora dichos valores del bien y el mal junto al de-seo de no ceder por nada a este, Ie han servido de proteccion durante toda su vida cotidiana de forma literal para no de-sintegrar su personalidad. Esa lucha simbolica entre el bien y el mal anula 0, al menos, pone entre parentesis a 10 real, intolerable para Aurora en su inseguridad y, como dice Trias, «la unica realidad que subsiste es aquella que transcribe ese orden simbolico y las cosas y personas solo existen como equi-valente y sustitutivos 10gicos de esos principios». Para Aurora, Josefa, lejos de ser una mala hermana con toda la ambiva-lencia que eso tiene, encarna el Mal, y el vivirla como tal rea-segura a Aurora liberandola de la ambivalencia.

La separacion de Hildegart no es pues la separacion de unos amantes en los que ese «mia 0 de nadie» puede ser entendido para explicar el crimen sino que la marcha de Hildegart es el triunfo del mal, y Aurora no ve que sub-sista otra realidad que la que proviene de esa encarnacion y materializacion del orden conceptual. Por eso no hay lu-gar para la piedad 0 para el sentimentalismo en ese sentir en el que el propio cuerpo, las propias actitudes y senti-mientos, son algo conceptual (no llorar, de rodillas nunca,

-Un crimen por raz6n 143

etc.). De ahi la necesidad de Ia muerte para recobrar el or-den del mundo.

Alguien que, como Aurora, no sabe llorar solo puede de-dicar la noche a la evaluacion de esos argumentos. Y el ba-lance es evidente: «Crear-luehar-matar son los tres aetas mas gran des que definen a una persona», escribini mas tarde du-rante su juicio.

Aun queda un resquicio, y segun Aurora, Hildegart se des-pierta. Como entre suefios, Ie pregunta si no ha tornado aun una decision; y se vuelve a dormir. Cuando esta de nuevo profundamente dormida, Aurora Ie separa el cabello de la sien izquierda, la besa. Entonces dispara dos veces con el re-volver en la sien y una tercera mas en el corazon. Esos dispa-ros -ese acto material y no moral como dice Aurora- ter-mina con las dudas y la existencia de Hildegart. Aurora des-pide con un beso el cadaver y pronuncia la frase que recuerda durante el juicio con orgullo, dicha en voz alta y tonante, dirigida a los enemigos «l,quereis un cuerpo?, ahi 10 teneis. Su alma es mia y no hay quien me la quite» con la que cierra la escena del crimen.

Con la conciencia del deber cumplido, Aurora se viste, va a buscar a su abogado para entregarse a esa justicia que no comprendera que «la suya no es una historia vulgar», que se trata de «una decision y un acto sublime», e insistira repe-tidamente en su no arrepentimiento y en su deseo de conti-nuar con «la causa por encima de todo». La incredulidad del abogado Botella es rapidamente disipada por el revolver y la actitud de la propia Aurora, que continuamente se vana-gloria de su fuerza y desinteres en favor de los intereses su-premos de la humanidad al matar a Hildegart.

En su declaracion ante el juez insistira en que se anote «cuando la mate dije: l,quereis un cuerpo? ahf 10 teneis. Su alma es mia y no hay quien me la quite». Y abundara repeti-damente en su lucidez, en su responsabilidad total sabre su acto y cuando el juez duda en enviarla al manicomio para peritarla psiquicamente, esa duda indigna ya desde el princi-pio a Aurora.

Unos afios mas tarde, contara a su psiquiatra unas expe-riencias oceanicas durante el acto de la muerte de su hija,

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una especie de transmigracion del alma de Hildegart hacia la suya «las cosas vuelven a su origem) y su disposicion de transmitir ese fluido espiritual 0 quiza dar vida a esos mufie-cos de trapo de tamafio natural, a cuya construccion dedica-ra sus ultimos afios.

De nuevo encontramos en Aurora, tras esa clara disocia-cion entre bien y mal, un intento de situar todo 10 bueno en su interior, que coloca el balance narcisista de Aurora a un nivel que Ie permite seguir afrontando su lucha y ya veremos con que fuerzas, en instituciones tan demoledoras para per-sonas normales como la carcel 0 el manicomio, en las que mantendra una resistencia y una firmeza en sus ideas que real-mente asombra.

Esa actitud de rechazo de la culpa, de sentimiento del de-ber cumplido, la mantendra en to do momento. Asi durante el juicio, y con unos claveles rojos en la mano, se permite dirigir este discurso al mundo:

«Mate a mi hija y cien veces 10 haria. No soy una loca maldita paranoia, cree una hija para la paz y se inclino a guerra ... por eso hice bien en mataria, antes de corromperse volo, la ahuyente del mundo a tiros de revolver.» Quiza 10 brutal de las afirmaciones oculte el significado intrapsiquico que tiene para Aurora afirmar su propiedad sobre el acto, y representa de forma clara la afirmacion de la intencionali-dad del mismo que, de ser reducida a un sfntoma de la «mal-dita paranoia», daria al traste con to do el orden de su vida. De ahi los continuos insultos a los «tontos» psiquiatras que Ie roban su vida al descalificar sus acciones reduciendolas al campo psicopatologico de los sintomas de enfermedad.

Tampoco aceptara Aurora haber obrado impulsada por un miedo absurdo, y to do 10 captado por ella en la realidad -persecucion, planes de los enemigos, hostilidad del ambien-te, temor a perder a Hildegart- son calificados de logicos y correctos, y la no coincidencia con el juicio de realidad de los demas no Ie produce la minima duda sobre su captacion de la realidad sino que 10 atribuye Aurora a la ceguera, a la falta de atencion a los signos de ese otro generalizado en que nunca confio. Por ella asume con orgullo su pensamiento sobre-inclusivo como una forma superior de razonamiento

Un crimen por raz6n 145

que debe «vigilar», «estar en guardia frente al mal», no preo-cupandole la perspectiva de los otros porque «yo soy una mu-jer del futuro». Esta doble pertenencia del pensamiento sobre-inclusivo tanto al mundo de la locura como al de la geniali-dad, aceptado por muchos psicopatologos, es empleado aqui por Aurora para afirmar su superioridad sobre «esos inocentes y estupidos» que no ven el peligro, «no ven las maniobras del servicio secreto ingles, que no descubren la doblez de Bo-tella, etc.».

Esa misma superioridad y desprecio muestra Aurora ante la incredulidad con que los otros reciben sus declaraciones sobre «la ausencia de limites entre Hildegart y yo, que com-partimos una misma alma que centelleaba de una a otra que nos permitia separarnos en dos cuerpos distintos», «esas al-mas pueden volver a juntarnos con la muerte». De esta ma-nera justifica Aurora el seguir con vida para continuar su obra, de tal forma que Hildegart seguiria mas viva que cuando estaba pervirtiendose.

Si to do duelo supone un intento de hacer pervivir al muer-to en el espacio interne del vivo, de introyectar el objeto de-saparecido, en Aurora este proceso toma un caracter extre-made por ese racionalismo morbido ya descrito: 10 impor-tante de Hildegart no es su cuerpo, sino su alma, creada para representar el bien y crear una nueva estirpe. Si ese alma ha vuelto a Aurora no hay de que apenarse: nuevas batallas co-mien zan en las que Aurora, de nuevo en el centro de esa lu-cha bien-mal, sabra hacer el uso que corresponda de ese cen-telleo compartido. Su triunfo sera el de las dos ya definitiva-mente, sin limites, en ese dia glorioso del triunfo del bien en el que sus esfuerzos seran reconocidos.

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F

CAPITULO VII

La disputa entre la eareel y el manicomio l,Esta loea Aurora?

Una muerte como la de Hildegart, en la que los motivos del crimen se alejan de los clasicos intereses -lucro, celos, venganza-, plantea siempre ala sociedad emil ha de ser el ti-po de instituci6n que deba corregir y castigar al culpable. Lo absoluto de la confesi6n, 10 anormativo y atipico de toda la re-laci6n entre Aurora y Hildegart, el planteamiento de Aurora de estar mas aHa de la moral tradicional y 10 publico y escan-daloso del suceso, hacen que el orden penal y el orden manico-mial se ladisputen como objeto especifico de cada instituci6n.

Esta poU:mica sera aprovechada para realizar avances en su ocupaci6n del campo social por parte de la psiquiatria fo-rense que en Espana Hevaba un gran atraso. Las tentativas de lograr influencia social se ponen de manifiesto a partir del ultimo tercio del siglo XIX en divers as conferencias y publi-caciones de higienistas mentales que, especialmente desde 1910 hasta 1930 recorren la literatura cientffica y popular en nuestro pais. Recuerdense, criminales famosos, como «EI Sacaman-tecas», a quienes los peritos medicos reclaman como objeto propio «al ser sujetos anormales, debiles mentales y psic6-patas que lejos de ir al penal 0 sufrir el garrote vii, deben ser enviados al asilo y al cuidado medico». Ese movimiento de avance psiquiatrico-forense a1canzani con Aurora el pun-to mas alto de publicidad y enfrentamientos de expertos de toda la historia de la peritaci6n forense espanola.

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La pregunta fundamental que las instituciones se plan-tean es en cmil de ellas debe ser ingresada Aurora para su vigilancia, correccion y ejemplificacion. De hecho Aurora pa-sara por los dos lugares -la carcel y el manicomio- que se la disputaban y nos dara de ambos su vision personal. La disputa sobre la locura-normalidad 0, mejor, sobre respon-sabilidad-irresponsabilidad penal de Aurora, tiene una enorme trascendencia, tanto en la historia de la psiquiatria espanola cuya asociacion profesional salta dividida en el curso del pro-ceso, como en la evolucion posterior del peritaje mismo y su fiabilidad para los tribunales de justicia espanola.

A nivel del campo psiquiatrico la contradicion de las pe-ritaciones viene marcada porque el informe de la defensa de Aurora -absolutamente en contra de la voluntad de la peri-tada- esta realizada por Sacristan y Prado. Ambos ejem-plifican las posiciones republicanas de izquierda en politica y de modernizacion en los psiquiatricos, y van a mantener el diagnostico de paranoia-irresponsabilidad, mientras el fiscal presenta el informe de Vallejo y Piga, que manti en en la ple-na responsabilidad de Aurora, a qui en consideran una per-sonalidad no normal con un sistema de ideas sobrevalora-das, pero conservando las opciones de libertad suficiente como para que el parricidio Ie sea imputado. Lo contradictorio de las posiciones de Sacristan est a constituido por la postura kraepelineana que tiende a deshumanizar y a privar de senti-do la conducta de Aurora, que queda convertida, como ve-remos en el informe pericial, en un reservorio de sintomas, todo ella des de posturas subjetivas de izquierdas y con la vo-luntad consciente de ayudar ala acusada (ya veremos el enor-me perjuicio que ella Ie ocasionara).

La polemica cientifica es tan fuerte que ambos informes, defensa y acusacion, son leidos en la Sociedad de Neurolo-gia y Psiquiatria de Madrid, de la que Valenciano era secre-tario, y provocan tan fuerte debate, que termina con un tes-timonio de adhesion a la posicion de la locura paranoica de Aurora por parte de la Sociedad en nota que se hace publica en la prensa y que, a su vez, provoca la escision de la co-rriente que apoyaba a Vallejo, que se da de baja en la Socie-dad en nota tambien publica.

Disputa entre la cdrcel y el manicomio 149

El enfrentamiento adquiere un matiz fuertemente politi-co por la division entre una pretendida corriente psiquiatri-ca de progreso y de izquierdas y una psiquiatria de derechas que, junto con la existencia de psiquiatrias nacionales, es un buen indicador de la cientificidad de esta disciplina. Una prue-ba del grado de publicidad que adquiere esta polemica es que Sacristan publica 12 articulos en el Diario La Luz sobre la peritacion en el caso de Aurora Rodriguez.

No quisieramos detenernos a profundizar aqui 10 ambi-guo de ambas calificaciones, que pretendian apelar a la cien-tificidad del metodo, la psicopatologia kraepelineana en Sa-cristan, contra la teoria de las facultades del espiritu de ori-gen tomista en Vallejo y que, por este tiempo, llevaron a los psiquiatras de izquierdas, como al propio Sacristan, a acti-tudes bastante complacientes con las nazis respecto a higie-ne racial y a violentas diatribas contra ellas por parte de Va-llejo y su escuela, a quien el tomismo religioso dio distancia critic a y espiritu humanista con que oponerse ala barbarie.

Otra paradoja de la postura desculpabilizante que pre-tendia que Aurora fuese tratada como una enferma, es que aunque supuestamente protectora de los derechos de la per-sona, del criminal irresponsable, supone en la practica una condena a perpetuidad mucho mas dura que cualquier con-dena penal, como ejemplifica a la perfeccion el que la pro-pia Aurora pasase todos los anos de su vida encerrada en el manicomio, toda vez que la libertad unicamente se por el juez en caso de curacion de la enfermedad, y garantl-zada por in formes psiquiatricos. Dado que la «ciencia psi-copatol6gica» afirmaba la incurabilidad de la paranoia, la libertad se tornara imposible, mientras que la aceptaci6n de su responsabilidad Ie hubiese permitido salir de la prisi6n mu-chisimo antes, como Aurora rec1am6 en 1943.

Quisieramos resaltar tambien c6mo el proceso de Auro-ra marca en Espana un momento esencial en el desarrollo de un orden psiquiatrico basado en la doctrina kraepeliniana de la evoluci6n demencial y la necesidad de instituciones de aco-gida. Se refuerza as! la tesis de Castel sobre el triunfo del ma-nicomio provincial, que Sacristan y la Asociaci6n Espanola de Neuropsiquiatria preconizan para nuestro pais frente al

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manicomio caritativo regido por ordenes religiosas. Para Cas-tel el manicomio no es algo que nace como orden medico-hos-pitalario y se extiende luego medicalizando la justicia 0 la es-cuela, sino que es, en su inicio, «un proyecto de funcion como colaborador con el orden social». El impetu de nuestros psi-quiatras progresistas para intervenir en la justicia -el Saca-mantecas 0 el Cura Galeote son otros casos paradigmaticos-10 demuestran. Es decir, antes de que la naciente institucion manicomial sustituya con su orden el caos de los asilos re-gentados por religiosos, ya existe la voluntad de psiquiatri-zar 10 social tanto en forma de «higiene preventiva» como en las peritaciones judiciales, tendiendo a que 10 psiquiatri-co sea un reticulo que cubra cada vez mas espacio social: la psiquatria infantil-escolar, militar penal, geronto-psiquiatria.

La creacion del manicomio provincial en la ideologia de Sacristan y la Asociacion tiene como fin, en esa Espana que llega tarde al orden burgues, una funcion identica a la descrita por Foucault en el nacimiento de la c1inica y reformulada en la sociedad industrial, por Castel, como racionalizacion de esa invasion psiquiatrica: «se sirvio de los asilos para dos fines fundamentales: primeramente para tratar los casos mas dra-maticos, mas molestos y, ala vez, para darse una especie de caucion, de garantia, de imagen de cientificidad, presentando ellugar de internamiento como hospital, como una especie de fianza que atestiguaba que la practica de la psiquiatria era me-dica y cientifica.» Pero 10 fundamental en que insiste la tesis de Castel es que esto es una funcion de cobertura: la sociedad se enfrenta con una gran masa de problemas, de desordenes y los psiquiatras modernos nacen con vocacion de reparar esos de-sordenes, de prevenir antes de que la falta se produzca, con vo-cacion de higiene publica, y policia sanitaria. Esta invasion de la psiquiatria hacia todos los lugares sociales, que constituye un intento de modernizar los aparatos de control social del Es-tado, es ejemplificado como uno de los intent os mas coheren-tes, por 10 tardio, por parte de los psiquiatras agrupados en torno ala Asociacion Espanola de Neuropsiquiatria que tienen multiples actividades publicas de propaganda sobre los benefi-cios psiquiatricos que se obtendran al aplicar «la joven ciencia» al trabajo, la judicatura, la escuela, la familia, el ejercito, etc.

Disputa entre fa cdrcef y ef manicomio 151

se obtendran al aplicar «la joven ciencia» al trabajo, la judi-catura, la escuela, la familia, el ejercito, etc. .'

En esta epoca se multiplican los congresos de gia con el mismo problema latente que el de Aurora: cnml-nales en cuanto enfermos mentales y enfermos, mentales e?-la medida que son criminales, donde la mayona d.e los PSl-quiatras de la A. E. N. presentan ,qu.e les permitan una mayor intervenClOn publIca en el dmgnostl-co y la prevencion del , .

Aurora vive ese proceso hlstonco de tal forma que coge justo en medio de la poiemica tratando de cionalidad su papel de persona con conductas slgmflcatlvas, con ideas finales frente al mundo psiquiatrico que trata de reducirla a su cuerpo -«Picnica, con 65 Kg. ?,e peso, con menarquia y menopausia normal y con una de 15,9-con cerebro defectuoso, en la que sus actos son smtomas de enfermedad, sus ideas desiderativas fruto de.un del curso del pensamiento, y todas sus prod':lcclOnes les resultado de patologicas 0 mterpretaclOnes de-lirantes que, a diferencia del pensamlento normal, de logica y son irrebatibles por brotar de un fondo blOloglCO -endogeno.» . d'

Pero Aurora no es una loca comun que se re UCIr facilmente a la categoria sintomatica, y a grandes voces la responsabilidad de sus actos, aflrmara frente a sus psiquiatras y peritos su identidad, y s.e r?tundamente a personificar el papel de enferma. Gntara de el banquillo de acusada que son los «pslqUlatras eSpa!lO-les quienes no pueden comprender ala mujer del porvenu». Como su abogado, «en lugar de ser un padre, manda a sus hijos ala Institucion Libre de por la cion que unos alumnos se dan entre S1. .. »; el cio, al gritar «no estoy Ioca, maldita paranOIa, ser Vl-tuperada pero no compadecida» <l:firma su a ser c1asificada por esos ingenieros socmles que, segun ejercen de psiquiatras al casilleros identidad estableciendo permlsos y prohlblClOnes. a las rela dones y juegos interpersonales. Aurora cuando aflrma s,u sa-Iud mental, parece reclamar en ese sentido la procedencla, la

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posibilidad de establecer la legitimidad de una relaci6n como la que hemos descrito entre ella y su hija que, prohibida en cuanto juego interpersonal habitual, quepa en ese entrama-do social.

Lo que Aurora reafirma con sus gritos es que en ese fu-turo, para el que se concibe a si misma como una creadora que forje la mujer modelo, puede ser condenada por los ene-migos de ese proyecto, pero no compadecida 0 descalificada con el r6tulo de loca. .

Aurora grit ani en su proceso «no hay excentricidad en 10 que he hecho, a mi me parece 10 mas natural del mundo ... , 10 que ocurre es que soy un poco mas celeste de 10 corriente, soy la Aurora de nuevos seres que estan por venir, y por eso los psiquiatras espafioles no pueden comprender a la madre de la estatua humana».

Su observaci6n y estudio por los psiquiatras para diag-nosticarla es una pesadilla para Aurora de tal magnitud que cuando algo Ie desagrada en extremo, por ejemplo, que un hombre se Ie acerque demasiado, 10 atribuye a 6rdenes de psiquiatras para probar su equilibrio. De su estancia en el manicomio se cuenta que, cuando alguien la contrariaba en una conversaci6n, Ie terminaba diciendo, «no me venga con exploraciones psiquiatricas que de eso yo se mucho». No sa-bia Aurora que esa negativa a dejarse observar, a entablar contacto con la relaci6n psiquiatrica seria calificada por los psiquiatras como signa de paranoia con r6tulos tales como «ausencia de conciencia de enfermedad», «actitud sensitiva y desconfianda» con 10 que confirmaba la comunicaci6n que Aurora intentaba evitar. Esa incapacidad de los psiquiatras para no distanciarse de su papel y verse como sujetos en la relaci6n, les lleva a ser no menos insistentes que Aurora en sus calificaciones de enfermedad con la actitud de quien va-lora todas las informaciones que da en su historia clinica con r6tulos absolutos tales como «se expresa siempre en el to no frio y pedantesco con gran suficiencia, incluso cuando habla de temas psiquiatricos 0 gineco16gicos (su psiquiatra tambien siempre calific6 de fantasia la vasectomia como metoda de controlar la natalidad)>>; hast a llega a decir que la suspica-cia, el recelo y la reserva la llevan a cuestionar el saber y

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la autoridad psiquiatrica ... «Cuando insistimos sobre algo de 10 que no desea hablar, desvia la conversaci6n y nos dice, usted bromea 0 que buen humor tiene usted hoy». Todo, me-nos aceptar que Aurora percibe tanto como el propio psiquia-tra el contenido de la conversaci6n, en la que acierta en al-gunos casos (como el de la vasectomia), 0 como el de la rela-ci6n pretendidamente complementaria entre ambos, donde descubre Aurora la asimetria y en su caso la oposici6n glo-bal de intereses entre psiquiatra y enfermo.

El cierre psiquiatrico de la historia de Aurora no puede ser mas lapidario, ya que esta rica historia familiar y social concluye con unos pocos epitetos que tratan de corregirse unos a otros y que dicen literalmente: «Circulo familiar muy tara-do de psic6patas y psic6ticos. Tipo constitucional picnico. A veces suspicaz, recelosa y reservada, con un delirio siste-matizado que evoluciona sin deterioro de la personalidad y que de su delirio concluye que organizaciones internaciona-les persiguen a su hija para prostituirla. Se trata, pues, de una Esquizofrenia Atipica en Picnica en la que la evoluci6n de un proceso tan cr6nico sin deterioro aparente de la perso-nalidad es valorado por la escuela francesa como el definiti-vo de paranoia, aunque Kreschtmer en Alemania afirma que cuando la Esquizofrenia se da en picnicos surgen formas ati-picas y se producen menos defectos que cuando afectan a las personalidades astenicas».

Aunque to do ese informe parezca un galimatias, no deja de adquirir sentido si 10 vemos como un dictamen realizado con la mayor finura psicopato16gica, que resume el saber de la epoca y en el que, a partir de una actitud clasificatoria -dis-tribuir pacientes en casilleros- afirma el «no sentido», «las asociaciones absurdas», «la ilogicidad», del discurso de Auro-ra, que unicamente puede ser explicado como un fen6meno bio16gico-natural pero nunca podra ser comprendido como hist6rico-biografico.

Si la historia clinica es casi siempre un pasaporte al ma-nicomio por su decantaci6n de hechos hacia 10 que supone deshabilidad 0 minusvalia, y donde jamas se resefian triun-fos 0 hechos que hablen en favor del enfermo, en este diag-n6stico una familia tan creadora es, no ya reducida, sino

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falseada a «un circulo familiar muy tarado de psicopatas y psicoticos». 0 bien cuando el diagnostico de evolucion ha-cia el defecto de personalidad que no se cumple, se suaviza echando mana de la tipologia kreschtmeriana.

La critica que aqui se realiza, entiendase bien, no va diri-gida contra la tosquedad del informe 0 a la falta de rigor de Sacristan, Prados 0 Salas (quien maneja ya el Rorschach con una soltura impropia de la epoca), sino justo al contrario. El informe pericial no es solo de una gran riqueza psicopa-tologica, sino que tiene el merito de no esconder cartas, de poner sobre el tapete los pasos de los razonamientos por los que una idea llega a calificarse de delirante, 0 de como todo un sistema de pensamiento constituye la expansion de un de-lirio. La critica que realizamos se centra en la consideracion de que el mas riguroso exam en psicopatologico, el mejor inten-cionado, logra, a nivel teorico, los efectos de esconder la rea-Udad del «enfermo» y, a nivel practico, la reclusion perpetua.

Tan importante nos parece ese informe de Sacristan para ejemplificar el saber de la epoca que 10 incluimos de forma literal en el Anexo porque realmente marca una de las cum-bres de manejo de la psicopatologia clasica. Precisamente en esa honestidad y rigurosidad en el peritaje por parte de to-dos los psiquiatras de Aurora, resalta la perversidad de la re-lacion entre psiquiatra y psiquiatrizado, que hace que el me-jor intencionado, el mas armado de teoria, el que busca ayu-dar mas desinteresadamente a «su enfermo», 10 objetiva, reduce e introduce en una dinamica manicomial mas destruc-tiva aun que el castigo directo de la carcel. Es una relacion muy similar a la ejemplificada por Brecht en algunas de sus obras sobre el amo y el criado: no es solo el amo malo, sino que el mejor amo, el que es tan padre que da por esposa a su propia hija al criado, el que por estar en ese lado de la relacion es estructuralmente destructivo. No se trata tanto de moral como de leyes objetivas. El capitalista que intente ser humanista, que no siga las leyes de la exigencia de obte-ner la maxima ganancia, perece, y el psiquiatra que trate de saltar mas aHa de su relacion, sera envuelto en una confu-si6n de lenguas que le hani desparecer (l.. ... que se hizo de la antisiquiatria?).

Disputa entre fa cdrcel y el manicomio 155

No es este el caso de Sacristan, Prados y Salas, cuyo in-forme, con todos los adelantos y refinamientos de la explo-racion psicopatologica, ofrecemos al lector. .

El pensamiento de esa generacion de psiquiatras repubh-canos, que estaban logrando una hegemonia social. sintet.i-zando esa teoria kraepelineana con un modelo de aSlstenCla psiquiatrica organizada en torno al manicomio provincial, desparecera con la victoria nacionalista en beneficio de los manicomios pertenecientes a las ordenes religiosas.

Entiendase que ese manicomio no es planteado por esa generacion simplemente como lugar de reclusion, sino .que constituye en si mismo un medio terapeutico. Por ello dlcen en sus recomendaciones sobre Aurora que, cuando se la tras-lade de la carcel al manicomio, su conducta mejorara por-que encontrara su lugar como si existiese una relacion de com-plementariedad, afirmada literalmente por Wirsch, entre la psicosis y un medio como el asilar, pobre en estimulos, que no excite un sistema nervioso alter ado .

Todo ella va a desaparecer, como deciamos, con el triunfo franquista, que elimina de Espana a toda esa generacion psi-quicitrica, comprometida con la causa republicana. Con su exilio se borra toda la representacion en Espana del pensa-miento psiquiatrico europeo, desde Kraepelin hasta Freud, y se ve sustituida por una psicopatologia nacional de corte tomista -la patologia de las funciones del alma- y una or-ganizacion manicomial controlada por las 6rdenes religiosas y las organizaciones estatales de beneficencia.

El comentario sobre el informe podria alargarse hasta el infinito, pero la pregunta es siempre la misma. Ese ilustrado que acepta la palabra del delirante y que la mscnbe en una relacion de escucha, l..rompe el destino real de la ins-titucion manicomial 0 carcelaria en «pacientes» como Auro-ra? La respuesta mas evidente la constituye la figura de Alth-usser, rodeada de un incomodo silencio y confiado a correc-cion y tratamiento psiquicitrico obligatorio.

Los dias 24, 25 y 26 de mayo de 1934 se celebra el juicio contra Aurora Rodriguez por parricidio. Su abogado, que como ya dijimos, no es Botella Asensi par ser ministro en ese momento, intenta presentar a Aurora como una demente

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irresponsable. Ella aparecio, segun los periodistas que asis-ten al juicio, «con una presencia esplendida, unos claveles rojos en la mano, rechazola tesis de la irresponsabilidad, afir-mo su perfecta cordura y hablo con perfecta logica. Su abo-gado defensor intento que callase y no Ie atendio. Reivindi-co su causa intentando explicar sus razones para matar a Hil-degart. EI presidente del Tribunal, en la misma linea de reducir el discurso de Aurora a un problema penal, la conmino a que se limitase exclusivamente a defenderse de los cargos hechos contra ella. Aurora dijo: «En ese caso prefiero callan>, y se sento en el banquillo no volviendo a hacer uso de la palabra.

EI jurado nego que Aurora fuese victim a de un ataque de enajenacion mental. Los magistrados, despues de una breve deliberacion, pronunciaron la condena: veinticuatro anos, ocho meses y un dia de prision. Aurora se felicita de la con-dena, felicita al tribunal, acepta ser culpable y no paranoi-ca, y hace una intervencion en favor de su causa, asegunin-dose su futuro triunfo.

EI discurso heroico parece cerrarse en ese destino carce-lario.

CAPITULO VIII

La mortifieaci6n del alma en la eareel

Las felicitaciones publicas durante el juicio que Aurora se hace por una sentencia que la con dena a vivir mas de veinte anos en prision, parecerian significar una cierta aceptacion de una vida cotidiana que supusiese una busqueda de casti-go, la encarnacion de una figura clasica del psicoanalisis que popularizo el propio Freud, «el criminal por necesidad de cas-tigo», aquel que a la busca de purgar una culpa, comete de-litos para a1canzar con el castigo la paz interior, adaptando-se por ella a la perfeccion a las instituciones de castigo.

Nada mas lejos de Aurora, que chocara desde el primer dia con la vida carcelaria y que seguira manteniendo alli una voluntad y una practica transformadora de la vida cotidiana que en nada difiere de su anterior vida.

La idea utopica de transformar las carceles espanolas en sanatorios rehabilitadores, de reeditar con variantes el falans-terio, no nace en Aurora del desconocimiento ni es una idea demasiado original para la epoca pues la realidad de la car-cel no es algo que ignore Aurora, quien comenta con el psi-quiatra que la atiende que, un ano antes de su muerte, habia hablado con Hildegart del proyecto de solicitar un permiso del Director General de Prisiones con el fin de ingresar como reclusas voluntarias en la carcel y observar mejor los efectos de estas instituciones.

En la misma linea inspiro varios escritos de Hidelgart en favor de la destruccion de los penales y su sustitucion por

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un os sanatorios que rehabiliten a los delincuentes y los de-vuelvan a la sociedad.

Esta idea de la reforma penal en la Espafia republicana de los 30 tiene dos lineas ideologicas: La una, representa las ideas reformistas a nivel institucional, en la que la necesidad de humanizar la carcel y las condiciones de vida de los «des-graciados que delinquen», jamas pone en duda todo el siste-ma de instituciones que en el proceso de modernizacion del Estado espafiol se esta ordenando en ese momenta para re-construir el panoptico de instituciones de control.

Se inscribe Aurora en esa linea junto a Victoria Kent 0 Trigo, quienes de hecho logran suavizar los rasgos mas ana-cronicos de las carceles, 0 incluso construir nuevos edificios mas higienicos y humanos.

La otra tendencia estaria representada por el movimien-to obrero que, en Madrid, por ejemplo, se niega a construir una carcel, ya que, como dice un panfleto de la epoca, «se llenaria enseguida de nuestros hermanos de clase», y abre las puertas de las prisiones en los breves periodos en que dicta su ley y de las que el Octubre asturiano es un paradigma, cuan-do presos en general, con independencia de ser politicos 0 sociales, obtienen la libertad.

El intento reformista toma, como siempre en Aurora, un aire tremendamente autoritario y personalista, sefialando en todas sus acciones el «aire de mision» que no Ie permite apla-zar ni un solo dia la reforma y que, al chocar con las practi-cas institucionales, genera conflictos violentos desde el pri-mer dia de su estancia en la carcel.

Revolucionar la carcel, transformarla en una institucion de cura, l,en que consiste esta nueva utopia? La figura po-pularizada por Foucault sobre la institucion de control como panoptico -clasificador y homogenizador social- parece ser de nuevo el ideal de Aurora para esos Sanatorios Penales, a los que describe asi: «en estos sanatorios sociales, que sus-tituirian a las carceles, existirian psiquiatras y alienistas. Los primer os son seguidores del espiritu y, los segundos, terapeu-tas. Al frente de estos sanatorios penales estarian los psiquia-tras y, dependiendo de estos, el cuerpo de prisiones masculi-no, pero llevado por gente escogida y por religiosas». Cuando

La mortificaci6n del alma 159

conoce a las monjas hospitalarias en el manicomio de Ciem-pozuelos comprende que sedan las mejores. De sana-torios naceria una doble clasificacion: los que tuvlesen cura, que serian reintegrados a la sociedad como personas libres, y el resto, con los que, al ser incorregib1es, hacer colonias penales al frente de las cuales habna pSlqmatras que serian quienes las orientasen. ,

Otra de las ideas que esta en su proyecto es obllgar a toda fa sociedad espanola a pasar por estas en las que experimentarian un proceso de depuraclOn. De saldria cada uno para el sitio que deberia ocupar en la SOCle-dad. .,

Esta utopia de orden que concibe, en una en voz pasiva, al Estado como a un gran y ,en la que entrega un poder dictatorial absoluto a los, pSlqma-tras de clasificar a cada persona en su lugar, no esta muy le-jos de la psiquiatrizacion de la sociedad industrial avanzada donde, cada vez mas, las tecnicas psicologicas se tratan de aplicar a las personas norma1es para adaptarlas a su estado y al Estado. ." . ,

En Aurora esta labor de ingenieria social, de claslficaclOn de individuos en casilleros -recuperables, no recuperables-tiene un caracter de totalidad, de aceptacion de la ley del Es-tado que impondria el panoptico de di-versificacion institucional, sin tecnicas pSlcoteraplcas m en-cubrimientos ideologicos. De nuevo vemos como emerge cla-ra sobre la funcion del psiquiatra como clasificador, que

Ie atribuye, la de creador de fantasias de una vida mas humana y, por tanto, como nuevo fabricante de i?eolo-gia religiosa. En ese sentido a la psiqui.atria la conclbe ya Aurora como la disciplina que dara reahdad a la verdadera esencia human a en una sociedad donde los valores humanos no poseen ninguna verdadera realidad, transfiriendo la fun-cion religiosa a 10 psiquiatrico. ..'

Pero en realidad la carcel no es un falansteno smo un m-fierno que se Ie impone a Aurora en toda su terrible neidad: «en el penal, las comidas estaban muy condIment a-das con sal y picantes que excitaban a las internas, las camas estaban llenas de miseria, las sabanas manchadas de sangre

'j;'

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y flujo. Escondidas entre las ropas de las camas, unos aparatos para masturbarse con ellos y que pasaban de unas internas a otras con los peligros para la higiene que ella conlleva. La poblacion penal era un despojo de sometimiento: chivatas y confidentes de las senoritas, que diariamente me preparaban una escena de violencia para que explotase ... eran comuneras y anarqueras, funcionaban las zurdas; yo, en cambio, era de izquierdas y ambidiestra, y por eso nadie me doblegaba».

Aurora trata de mantener su status de persona, su digni-dad en un medio creado para destruirla como es la prision: «nadie puede comprar mi conciencia y no me rebajo a nadie de la prision. Yo conoda bien a cada uno y a cada uno Ie daba su trato ... ». Segun hace constar el medico y director de la carcel, cuando solicitan su traslado al manicomio, Auro-ra sale a mas de un altercado violento diario: obliga a inter-nas y funcionarias a ponerse de pie a su paso, a tratarla de dona, fiscaliza la comida, biblioteca y enfermeria; trata de ordenar la higiene ... y se abalanza fisicamente contra qui en no cumple sus ordenes.

Es el orden institucional, la cotidianeidad carcelaria, que imp one reglas para mortificar los rasgos de identidad, 10 que oprime a Aurora y 10 que se niega a aceptar: «dormia desde las 7 de la tarde a las 4 de la madrugada, estaba en cama des-pierta hasta las 6 en que volvia a quedarme dormida ... la se-norita me despertaba asustandome. Esta, y la mayoria de las internas del penal, la tenian tomada conmigo desde que in-grese, y hadan todo 10 posible por molestarme». En una oca-sion, una veterana, la en cerro a hora antirreglamentaria en una celda. Empezo a golpear en la puerta hasta que consi-guio que la abriesen, fue al patio y al toparse con ella Ie dio una bofetada ... cree que <dodo estaba preparado y que sa-bian como iba a reaccionar: las escenas eran de socialeras y comuneras y tenian espectadoras ... de mi salian chispazos ... ».

Esta lucha es vivida por Aurora como un proceso que al-tera no solo su psique, sino tambien su estructura corporal donde siente como «mi fisonomia experimenta en el penal grandes cambios que nada tienen que ver con la edad: las fac--dones se me enfrian, la voz se desgarra y pierde armonia, mi fuerza se pierde ... ».

La mortificaci6n del alma 161

El proceso que Aurora describe sera nivel ge-l por Goffman como un cambio clasico o.ngmado por

las instituciones totales -carceles, .. en las que se orgamzan las dlstmtas teles mamcomlOS ... - , . . ,

de mortificaciones Y despojos del yo, y su sustltuclOn or un pseudo-yo docil a la institucion. Sobre este proceso

que opera en todas las nos trae noticias referidas a su polo subJetlVo, com.otentt el internado dicho proceso que Aurora llamara? -mente igual que los interaccionistas, la «mortlflcaclOn del alma». 1 ' 1 ervan Cuando ella trata de presentarse en a cons. -do su estilo de vida, la institucion la de sus Slg?OS de identidad, ropa, pertenencias de escntura, vlOla su intimidad, la contamina socialmente que tod? el mundo conoce sus intimidades, que su soctal y sam-taria es tomada en publico, delante de vanas presas, que su higiene corporal es contemplada por las otras, que cartas), y curiosamente, sus protestas, su no las normas carcelarias, es uno de los argumentos que a van al manicomio. . . . .

Al fallar ese primer test de las norm as tuciona1es de mortificacion del yo m-terno «cua1es son las normas de la casa, como te pue us-car un lio, quien manda aqui y, ademas, hacerte que, hagas 10 que hagas, aqui no tiene las que te-nia en la calle». Por el el. al Juego astutf-de someterse y colonizar la mstltuclOn pue.de a c.ua. quiera ganar privilegios, tener lugares de. Clerta mtl-midad, mejor trato, acceso al consumo pnvllegtado" etc.

Aurora no nacio para convertirse en pres a comun que respeta y obedece la linea divisoria Y nal para buscar esa colonizacion de la mstltuclOn, hacta lu-

de acomodo tales como la enfermeria, 0 para un buen destino en la administracion del economat?; y por ello adopta la postura, mas de C?mbatlr a institucion: «las funcionanas autonzaban y la mosexualidad. El dinero destinado a enfermena llega porque se 10 repartian entre un as Y otras ... en reahdad, caSl

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todas las funcionarias eran homosexuales y yo las denuncia-ba continuamente. Ademas, hacian continua propaganda so-cialista y comunista que envenenaba a la poblaci6n peniten-ciaria. Yo les puse juicio a casi todas y siento que me traje-ran al sanatorio, porque queria haberlo llevado hasta el final». En solitario 10 comenta Aurora, ya en Ciempozuelos, sin alianzas con nadie y con continuas denuncias contra presas, carceleras y direcci6n, en el mismo tono apocaliptico de quien se sabe portadora de la verdad, de quien no necesita de un tercero para consensuarse en la certeza. Aurora siente, sin embargo, que tiene apoyos fuera del penal y gente que Ie de-muestra afecto y adhesi6n. Asi, unos coros gallegos que ac-tuan en el penal «en mi honor, a darme a mi un concierto». Ello Ie parece 16gico, «ya que eran unos caballeros gallegos que homenajeaban a una senora gallega que sufria». Esos apoyos hacen aun mas violenta a Aurora en la protesta, y la situaci6n se va haciendo insostenible por momentos. La violencia institucional -celdas de castigo- es contestada con otra escalada de acciones violentas por parte de Aurora, que son afortunadamente interrumpidas por su abogado defen-sor, L6pez Lucas y el doctor Fuentes, medico de la prisi6n, quienes consiguen que sea trasladada al manicomio, ya que la enferma, segun informe pericial del citado doctor, «pre-fiere la muerte a acatar otras 6rdenes que las que son raz6n de su vida». Aurora describe asi 10 que posiblemente hubiera sido otro homicidio: «el dia de mi traslado me enfureci tan-to que, si no aparecen los funcionarios del traslado, hago una que hubiese sido sonada, nadie sabe 10 que en aquellos mo-mentos pas6 por mi cerebro, ni el peligro en que estuvieron».

La instituci6n carcelaria, de todas formas, ha destruido 10 suficiente a Aurora como para que toda ella comience a desmoronarse, y en un momento del traslado de la carcel al manicomio «se cree vencida por el mal».

La entrada en toda instituci6n total tiene siempre un ca-racter de rito de paso, que supone al internado algo tan real como la asignaci6n de un nuevo rol para alguien que, de per-sona civil se transforma en loco 0 criminal y, en el caso de Aurora, intercambia una identidad criminal por otra de trans-tornada.

La mortificaci6n del alma 163

En ese bamboleo de identidades asignadas y no acepta-das pierde Aurora las coordenadas identificatorias, sintien-dose tragada-vomitada en una espiral (muy bien descrita por Cooper en Psiquiatria y Antipsiquiatria), dramatizadas y con-tadas con mucho realismo por la pro pia Aurora, que siente como su identidad, en su aspecto mas corporal, se rompe y reconstruye con ese paso: «al entrar en el manicomio, las fac-ciones se me tranquilizaron, y experimente una sensaci6n muy agradable. Al poco de llegar, y estando todavia en el recibi-dor, estoy segura de que la luz se apag6 misteriosamente con intenci6n de probarme. Un empleado de prisiones se aproxi-m6 tanto a ella, que casi Ie roz6 la mejilla con los labios y tuvo que defenderse diciendo «conozco el procedimiento psi-quiatrico; y tambien estaba mi hermana Josefa. A ella me dirigi diciendole vtbora, ahora a tu merced, me vencis-teo Ahora dice, hablando con el director del manicomio, «ten-go la seguridad de que fue un tanteo psiquiatrico que usted conoce perfectamente. Para mayor demostraci6n Ie dire que, al poco tiempo, fui para el pabe1l6n y la luz estaba encendi-da en los pasillos, y en la habitaci6n habia una hermana con una vela preparada que encendi6 enseguida».

Pocos momentos hay mas intensos de vivencias apoca-lipticas que las que describe Aurora en esos breves minutos que pasa en el recibidor del Sanatorio. La presencia de Jose-fa -el portador del mal, la rival en ese juego c6smico- pa-rece asegurar la derrota.

La humillaci6n del acercamiento sexual de un funciona-rio que trata de probarla, de comprobar si siente atracci6n por los hombres, de si pueden hacerle perder el control en ese juego preparado y programado, en el que el apag6n de luz tiene el significado de hacerle ver que entra en la oscuri-dad, que ya el reino de la luz Ie es ajeno, a pesar de la «debil ilusi6n que con la vela se me quiso senalar, de que la espe-ranza era aun posible»; de to do ello Aurora comentara que fue una de las pruebas mas duras y dificiles de su existencia, en que dud6 de toda su misi6n, pero que la propia rabia de verse «sola contra todo aquel montaje», Ie dio fuerzas para seguir en su puesto, para afrontar las pruebas, y para no darles la raz6n a «ellos».

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CAPITULO IX

La segunda vida de Aurora: de la utopia manicomial a Frankenstein

Cuando deciamos que Goffman habia mostrado la homo-logia estructural de instituciones tan aparentemente diferentes como carceles, manicomios, cuarteles y conventos, esta logica comun no quiere decir identidad. La ideologia reparadora que envuelve la finalidad custodial del manicomio, el cientifismo que recubre las relaciones de poder y dependencia medico-en-fermo, la higiene y limpieza que suele darse en los manicomios regidos por monjas, la firme represion de cualquier manifesta-cion sexual, son argumentos que transforman la actitud in-transigente de Aurora ante la carcel, en su justa antitesis.

Dentro del manicomio, todo ese ordenamiento hacia la higiene la cautiva y transforma su oposicion total, su nega-cion determinada de cualquier norma carcelaria, en una to-tal idealizacion del manicomio, que vive como lugar idilico y que, desde el primer momento, se apresta a colonizar y a integrar en su proyecto redentor.

Si las diferencias arriba citadas entre ambas instituciones pueden explicar el cambio, no es menos cierto que los efec-tos destructivos de la carcel habfan actuado sobre Aurora apa-gando algunos rasgos de su caracter, limitando su orgullo, y reduciendo la rebeldia a niveles tolerables para una institu-cion que, obviamente, tenia poco de idilica y que llegaria a destruirla mucho mas que la brutalidad de la carcel, en un terrible juego de «tolerancia-represiva» seguida de repenti-

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nas agresiones que desconciertan y destruyen todas las racio-nalizaciones -las ultimas- tan inofensivas como cuidar un gato 0 tejer mufiecos, intentos con los que Aurora pretende mantener en pie sus suefios.

Ya a los pocos dias de llegar, Aurora pide al medico di-rector del manicomio que tramite la petici6n de la Gran Cruz de Beneficiencia para las Hermanas Hospitalarias, asiste a veces a los Oficios Religiosos para «demostrarles el respeto que tengo a las tocas blancas, no a la religi6n», y comienza a elaborar un nuevo sistema regenerativo del pueblo espafiol que tiene como centro el manicomio.

Nada puede ejemplificar mejor la vida del manicomio que las normas por las que se rige la cotidianeidad asilar. Las si-guientes Iineas reproducen, con ligeras variantes introduci-das, en la decada prodigiosa, los reglamentos generales del manicomio de Ciempozuelos donde permaneci6 Aurora desde el 24-12-35 hasta el 28-12-56. Durante esos veintiun afios, Aurora se vio todo el tiempo firmemente controlada, desde las siete de la mafiana hasta las diez de la noche, tanto en dias laborables como festivos, segun ilustra el siguiente re-glamento, sin que existiese ni otro espacio ni otro tiempo que el institucional; en el recinto manicomial el dormitorio, ella-vabo, el comedor, son lugares todos de presentaci6n publi-ca; alii las conductas se veian sancionadas con premios 0 cas-tigos. Veinte afios de existencia fueron reducidos a esa serie repetida de espacios donde al no existir rincones propios al margen de las miradas, toma vigencia la cita sartriana de «el infierno son los otros», omnipresentes, sin nada personal ni privado, y don de la busqueda de la soledad generaba sospe-chas por parte de la instituci6n como intentos de transgredir esa aspiraci6n de panoptismo absoluto al que aspira esa nor-mativa. Lo ejemplar del largo internamiento de Aurora, es que, nacida para revolucionar el infierno, logre sobrevivir en una primera etapa a ese horror, y consiga articular, a partir de esa misma cotidianidad invasiva, un proyecto que enlaza con to do su deseo anterior, que salva todas sus fantasias pu-blicas y privadas, y que la hace sentirse llamada de nuevo a plasmar la utopia en una especie de segunda vida manico-mial que dur6 veintiun afios.

La segunda vida de Aurora 167

REGLAMENTO DE REGIMEN INTERNO

Art. 1.0 El hospital psiquiatrico del Sagrado Coraz6n de Jesus, de Ciempozuelos, regido y administrado por las her-manas hospitalarias del Sagrado Coraz6n que constituyen su entidad rectora, es una instituci6n de asistencia particular, que admite enfermas privadas, creada para el tratamiento y cui dado de mujeres psiquicamente enfermas, segun las nor-mas de la Ciencia Neuropsiquhitrica actual.

Art. 2.0 Dicha Instituci6n contratara libremente la asis-tencia y tratamiento de las enfermas acogidas a la Beneficien-cia con aquellas Entidades 0 Corporaciones oficiales 0 par-ticulares que 10 necesitan.

Art. 3. 0 El Centro constara de ..... a ..... camas para enfermas de Beneficiencia, ampliables 0 reducibles, segun las exigencias de la asistencia.

Art. 4. 0 Para el cumplimiento de su funci6n el Centro dispondra de todos los medios necesarios que requiere el fin asistencial que determina su creaci6n.

Art. 5. 0 El Cuerpo Tecnico estara constituido por un Cuerpo Medico de especialistas en psiquiatrfa, un Cuerpo Me-dico de especialistas en las distintas ramas de la Medicina, un Farmaceutico y un Cuerpo Tecnico Auxiliar formado por Enfermeras tituladas, ATS y AS.

A) El Cuerpo Medico Psiquiatrico esta constituido por un Director, siete Jefes c1inicos, un Psic6logo c1inico y dos internos (psicoterapeutas),

B) El Cuerpo Medico de Especialistas 10 forman: un Gi-nec6logo, un Cardi6logo, un Otarrinolaring6logo, un Ciru-jano, un Oftalm6logo, un Analista y un Electroencefalogra-fista.

C) El Cuerpo de Enfermeras -ATS y AS- 10 forma-ran las Hermanas Hospitalarias con titulo oficial, y el perso-nal seglar con titulo oficial que en su dia sea preciso contra-tar.

Art. 6. 0 Dichos titulos de enfermeras -ATS y AS- no seran precisos para las Hermanas Hospitaiarias, dedicadas a actividades no medicas, dentro del Centro (alimentaci6n, limpieza, etc.).

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Normas generales a seguir en la Unidad

En toda la vida comunitaria son necesarias ciertas nor-mas con la finalidad de que la convivencia sea 10 mas agra-dab Ie, feliz y fructifera para todos los que participan en ella. Estas normas que ahora establecemos son las que habitual-mente existen como costumbre en cualquier circulo social, sea familia, colegio, hospital, etc.

Al mismo tiempo, la creaci6n de ciertos habitos para los que no los tengan 0 los que los hayan olvidado, permitira una mejor adaptaci6n en la vida futura y una mas gratifi-cante satisfacci6n en las relaciones con el pr6jimo.

Es por este motivo que una cierta disciplina basica ten-dra que mantenerse en la Unidad y que el cumplimiento de ella, tendra que asegurarse para beneficia de todas, transfor-mando paulatinamente 10 que puede ser una fda sala hospi-talaria en un calido hogar que deje un buen recuerdo y favo-rezca la obtenci6n de los mejores logros en el porvenir.

Horarios a cumplir en la Unidad

En dias laborales: 7,30: Levantarse. 7,30 a 8,30: Asearse, vestirse y hacer las camas.' 8,30 a 9: Desayuno. 10 a 12,15: Laborterapia y Talleres. 12,15 a 13: Comida. 13 a 14,30: Recreo-Tiempo libre. 14,30 a 18,30: Laborterapia y Talleres. 18,30 a 19: Recreo-Tiempo libre. 19 a 19,30: Cena. 19,30 a 21,30: Recreo-Tiempo libre-Televisi6n. 21,30: Acostarse. 22: Silencio.

En dias festivos: 7,30: Levantarse.

La segunda vida de Aurora

7,30 a 8,30: Asearse, vestirse y hacer las camas. 8,30 a 9: Desayuno. 9,30 a 10: Santa Misa. 10,30 a 12,30: Visitas y salidas. 12,15 a 13: Comida. 13 a 15: Recreo-Tiempo libre. 15: Visitas. 16,30 a 19: Cine. 19 a 19,30: Cena. 19,30 a 21,30: Recreo-Tiempo libre-Televisi6n. 21,30: Acostarse. 22: Silencio.

Normas para el dormitorio

169

Ala hora sefialada todas las internas deben subir al dor-mitorio y acostarse sin dilaci6n, tras su aseo. A las 22 horas se establecera silencio que no debe perturbarse por ningun motivo. Queda prohibido permanecer en el dormitorio entre las 8,30 y 21,30, salvo causas de fuerza mayor como puede ser una enfermedad fisica. Tampoco se permitara la lectura nocturna, el levantarse de la cama 0 el permanecer sentada en la cama propia 0 en la de alguna compafiera, jugar con las almohadas, etc.

Durante la noche s6lo podran levantarse las enfermas para bajar al bafio, haciendolo en caso de coincidencia, s6lo una por vez.

Igualmente a la hora de levantarse nadie debe permane-cer en la cama.

El dormitorio no es sala de juegos ni lugar de tertulia y el respeto al suefio ajeno, es norma elemental de educaci6n.

Durante el dia, salvo especiales necesidades, no debe en-trarse en el dormitorio y en caso de hacerio, se pedira permi-so a la Hermanao persona en que esta delegue, acompafian-do a la solicitante.

Cada noche y, por turno, se hara responsable a una interna del descanso nocturno y de la atenci6n de sus compafieras, en caso de alguna necesidad inaplazable por parte de ellas.

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Sobre la cama 0 debajo de ella no debe quedar ninguna prenda u objeto durante el dia.

. Cada interna debe hacerse su propia cama, sin ayuda de mnguna otra, ni ayudar a las otras en este cometido.

Normas para el aseo y WC

El uso de los servicios es individual. Por consiguiente esta terminantemente prohibido el permanecer dos personas si-multaneamente en elIos.

Se encarece la maxima limpieza a las usuarias de los mis-mos en bien de la comunidad.

Comedor

Las comidas seran servidas por las propias internas bajo la supervision de la Hermana encargada de la unidad.

La finalidad es que las enfermas aprendan a servir las me-sas dentro de la costumbre de nuestra sociedad.

Para ella se estableceran turnos en que puedan partici-par todas las internas.

Igualmente se tendra un riguroso cui dado en ensenar las norm as de la mejor urbanidad durante las comidas.

Sanciones

Dado que la estancia en la unidad tiene por objeto el trata-miento y la orientacion pedagogica que prepare para la vIda a las mternas, frente a las distintas faltas en el com-portamiento, se tomaran medidas que supongan una sancion.

Tanto la Direccion del hospital, como los Medicos y las Hermanas, trataran de indicar y ejecutar estas sanciones en la conciencia de dar pruebas del mejor sentido de la justicia

que los procedimientos empleados tengan valor educa-Este educativo es el unico importante en cualquier

tiPO de sanClOn que se realice.

La segunda vida de Aurora 171

Segun los casos, reincidencia, perturbacion del grupo y de la disciplina se tomaran diferentes medidas que seran con-sideradas estudiando las conduct as reprensibles, por discu-sion individual, autovaloracion del caso, discusi6n en gru-po, etc.

La eleccion del castigo estara adaptada al acto reprensi-ble y los grados de sancion a las modalidades de las pertur-baciones y personalidad de la sancionada.

Caen dentro de los casos a sancionar, como ocurre en cual-. quier vida social: las fugas, los robos, las agresiones, las ten-

tativas suicidas, los acercamientos y desviaciones sexuales -homosexuales, ellenguaje procaz y obsceno, la desobedien-cia, indisciplina y sublevaci6n frente a cualquier autoridad del Hospital, la mentira, la calumnia, etc.

Las normas que se establecen para esta unidad son gene-ricas para el resto de las unidades del Hospital, por 10 que no suponen diferencia alguna con los demas Pabellones, ni un mas acusado rigor en el mantenimiento disciplinario de la totalidad.

La Direcci6n espera que utilizando unos conceptos libe-rales de mutuo respeto para la vida comunitaria de las inter-nadas, sepan estas cumplir del mejor modo y con la mejor voluntad las indicaciones que se les hagan para bien propio y del projimo.

* * * Todos los observadores que visitan a Aurora en el mani-

comio coinciden con la opinion del director: «Aurora se en-cuentra hiperadaptada al asilo, recupera vuelos de pensamien-to, no se enzarza en conflictos tan inmediatos como en la car-cel y existe una adecuacion evidente entre internada e institucion. »

Dicha relacion llama mas la atenci6n a quienes han teni-do que sufrir y mediar en todos sus conflictos de la carcel. Y asi el doctor Fuente (medico de la carcel) y su abogado de-fensor declaran a la prensa: «se que dona Aurora se encuen-tra muy contenta en el manicomio. Llanamente, ha encon-trado su sitio. El manicomio tiene tambien su disciplina y sus

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reglas. Pero esta dictado para enfermos ... alIi parecen los roces existentes en otros estableclmlentos dedl-cados a delincuentes y no a enfermos».

Aunque en esa vision de Aurora que encuentra su lugar como loco de manicomio, existe una racionalizacion que jus-tifica el orden carcelario, la verdad de ese romance entre Auro-ra y el manicomio es evidente hast a el punto de que h?y blariamos de relacion complementaria, en la que la Identl-dad de Aurora unicamente se ve completa en el interior de una institucion concebida como regeneradora, como agen-cia de transformacion de una sociedad a la que Aurora con-cibe como enferma y llena de enemigos.

Esa complementariedad de Aurora en el medio manico-mial, no creemos se deb a a que, como dice la psicopatologia c1asica, el asilo desaferenciza 0 limit a estimulos a un orga-nismo en dificultades -de la misma forma que 10 hace un neuroleptico-, sino porque tiene que ver con las coinciden-cias entre Aurora, sus monjas cuidadoras y el clima general de una institucion manicomial que es propiedad de esa or-den religiosa. En un manicomio regido una r.eli-giosa, no son los internos los unicos que VIVe? cion total -que gastan to do su tiempo en la mstltuclOn-, sino que, a diferencia de la carcel, donde a siete u ocho horas de turno el carcelero, tiene otras ocupaClOnes, las mon-jas viven las veinticuatro horas en el mismo lugar, usan un mismo uniforme mortifican por principio su yo y, por tan-to se crea una continuidad entre personal cuida-

y enfermos cuidados, sin autentica linea divisoria entre ambos.

La propia ideologia religiosa del loco como te de una forma de hum ani dad no anulada por el delmo 0 la enfermedad que respeta el ultimo bastion del alma,. a un exterior de limpieza, de orden, de sobrerrepreSlO? de la sexualidad y de una estetica de 10 femenino muy subhma-da debieron encantar a una Aurora que insiste en encontrarse

pez en el agua, como «venida a una nueva ".ida»: Lo primero que Aurora hace para vivir en el mamcomlO,

para <macer de nuevo» es bautizarse con otro nombre: Aurora pide que a partir de ese momenta se la Harne «Ara SaIz», pues

La segunda vida de Aurora 173

ella esta literalmente descrita en ese neologismo en que Ara quiere decir piedra de altar del sacrificio y Saiz diosa de la verdad.

Aurora, en 10 cotidiano, vuelve a cuidar flores en el jar-din, adopta un gato y recupera su cuerpo. Tambien habla con las monjas, y una de sus primeras conversaciones con su psiquiatra la hace para reivindicar los derechos de las mon-jas: «cuando me dijeron que no tenian vacaciones, que se pa-san todo el ano en contacto con las enfermas, he experimen-tado un dolor en el alma. Solicito para elIas un descanso de dos meses al ano por 10 menos». Aurora es de nuevo un ra-dar que se sensibiliza con las injusticia que encuentra a su paso, que tiende a asumir como propios «los despropositos que yeo ami alrededor», pero, eso si, bien separada del pen-samiento izquierdista del que reniega absolutamente y, para ello, de nuevo insiste en su ideologia higienista que, segun ella, es apolitica, «no 10 hace por cuestiones sociales ... (la reivindicacion del descanso de las monjas) es exc1usivamen-te por humanitarismo. Es un desgaste nervioso grandisimo (el de las monjas). Su trato continuo con enfermos mentales les hace adquirir un Mbito de tutela para el trato del que luego no pueden desprenderse y tratan con igual tutela al enfermo que al cuerdo. Con esto se las coloca en un plano de inferio-ridad frente al resto de los humanos ... «algo parecido cree nos ocurre a los psiquiatras ... ».

Resulta admirable como en las primer as horas de inter-namiento capta Aurora las claves de esa relacion asistencial que se da en todo manicomio y que descalifica cualquier li-nea de presentacion humana del interno, que se ve sustituida por el rotulo dellugar que ocupa en la institucion: EI pabe-lIon de violent as 0 tranquilas, sucias 0 limpias, privadas 0 del patronato, son otras tantas c1asificaciones que las inter-nas de Ciempozuelos usan para describir y jerarquizarse sus-tituyendo cualquier otro signo de presentacion humana ex-tramanicomial, ya que el personal siempre comunica indirec-tamente a quien quiere salirse de su lugar «si eres tan listo, l,como llegaste a un sitio como este?». Esa pseudo-identidad que el manicomio suministra, es tan literal que infiltra las conductas mas aparentemente ligadas a 10 biologico, como

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puede ser la agresividad 0 la incontinencia de esfinteres. En Ciempozuelos, las enfermas que tenian un alto nivel de con-ductas agresivas se agrupaban en un pabe1l6n de violentas. Por una cuesti6n arquitect6nica, este pabell6n debi6 de ser derribado para reconstruirse. Mil hip6tesis catastr6ficas se expandieron entonces en el manicomio ante el reparto de las violentas por el resto de pabellones. Y, sin embargo, este tras-lade hizo desaparecer las conductas violentas, no distinguien-dose las internas procedentes del pabell6n derruido de las del resto. Entiendase que las agresivas eran «reales» en el ante-rior pabe1l6n y desaparecieron al romper las interacciones, los ceremoniales y etiquetas que alIi se producian. Iguales cam-bios se obtienen en pabellones de «sucias», cuando enfermas incontinentes que son trasladas a vivir con internas que con-trolan sus esfinteres, recuperan este habito social. Este pro-ceso segun el cualla propia instituci6n prescribe sintomas y crea conductas que luego son reintegradas como sintomas, explica las variaciones en la patoplastia de los sindromes psi-quiatricos como la desaparici6n en los ultimos afios de los sindromes catat6nicos 0 las grandes histerias de los manico-mios espafioles.

Aurora trata de demostrar que Ueg6 al manicomio para transformarlo y engrandecerlo: pide guantes antisepticos, «son necesarios para todo, por la higiene sobre todo», «a las monjas hay que darles orientaci6n artistica, si no pueden ser madres, pueden serlo de espiritu ... ». «La alimentaci6n aqui tiene que ser especial, tanto para unos (internos) como para otros». Pero Aurora no es mujer para limitarse a esta refor-rna de la entidad hospitalaria y plantea un ataque contra el todo.

Los textos de Hildegart sobre la locura tenian una rara mezcla de un freudismo oido en lejania y de textos psiquia-tricos filtrados a partir de la medicina legal. En ellos la insis-ten cia constante en la prevenci6n de la enfermedad en las ge-neraciones pr6ximas y la descripci6n de 10 esquizofrenico, 10 histerico, 10 narcisista (titulos de varios escritos suyos) no alcanzan ningun nivel de originalidad, pues se limita a repe-tir cliches. Unicamente tiene interes el de la paranoia, pues segun Hildegart, «la vemos entre nosotros, matan con la

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mirada, estan llenas de omnipotencia y sobreestimaci6n per-sonal, no prest an atenci6n al sexo ... », en el que parece des-cribir la personalidad maternal.

A nivel de organizaci6n de la existencia psiquiatrica, Hil-degart repite el modele de «liberaci6n de los locos por la muer-te en un marco eutanasico como en Alemania, 0 bien colo-candolos en familias campesinas como en Belgica». Lo dis-paratado del modele para nuestros dias no tiene tal aire esoterico 0 irreal en ese tiempo que piensa como posibilidad real las colonias psiquico-sociales de rehabilitaci6n, 0 la eli-minaci6n fisica de los minusvalidos como curiosa forma de anular el manicomio (Hildegart da, entre otras razones para esta soluci6n final, las econ6micas).

Aurora va a desarrollar otros planes mas complicados como transcribe su psiquiatra: «quisiera con su dinero hacer una escuela de psiquiatras. Su capital 10 dedicaria entero y procuraria que se ingresase dinero por otros medios, quiza su acto sirviera de ejemplo y alguien mas 10 seguiria. Esta Instituci6n se dedicaria unicamente a hacer psiquiatras, crear una clase especial de personas tan escogidas y select as que habrian de dirigir toda la sociedad ... los psiquiatras serian soIteros, al que quisiera casarse tendria que ayudarsele y ver que clase de compafiera escogia y, despues de casado, pasa-ria a la clase alienista ... ; esta escuela queda totalmente ce-rrada para la mujer. Hasta el cargo de directora honoris causa queda abolido.»

De nuevo, el discurso disociativo aparece en el proyecto de Aurora, entre 10 sexual-generativo y 10 tierno, en el senti-do de no mezclar en el matrimonio ambos impulsos, mien-tras que su antifeminismo actual, que excluye a la propia mu-jer en la forja de la superhembra del futuro, queda patente al tener que echar mana de la relaci6n del haren para con-sentir los desahogos del psiquiatra: «cuando me refiero a que el psiquiatra ha de ser soltero no quiero decir que se absten-ga sexualmente, pero han de ser exquisitos en el terreno se-xual. Ha de cohabitar con mujeres que no sean viciosas, sino sacerdotisas del placer. Hay que copiar en ese sentido de los arabes. En sus harenes tienen a las mujeres mas exquisitas, a las sacerdotisas del amon>.

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Aurora monta su utopia en torno a un cambio social en pinimide: los encargados de dirigir el todo, de clasificar a los individuos en los apartados adecuados senin el punto de mira de su accion y los psiquiatras, como dirigentes absolutos, son el objeto en cuyo diseno y formaci on articulani Aurora su ;,que hacer? Como vemos, el intento de Aurora en el mani-comio, enlaza con su modele de falansterio. Una institucion total, clasificadorade individuos que seleccione a los mas ap-tos para el desarrollo eugenesico que 10 sustenta.

Los aspectos mas reaccionarios de su ideologia se acen-tuan: el autoritarismo en la direccion (<<las ordenes de los psi-quiatras no podran discutirse»), el antifeminismo, los pac-tos con las religiosas y con la misma religion (a la que consi-dera (<unas muletas necesarias para la mujer espanola dado el subdesarrollo mental que sufre») aparecen ya con claridad meridiana. La idea de que toda la poblacion debe pasar por el manicomio para ser reconvertida, para sufrir una especie de exam en y reforma de vida, expresa en otros terminos su vieja historia de la colonia con fines eugenesicos: no es ya un foco de irradiacion 10 que hay que crear, que se extienda como una mancha de aceite por toda la poblacion, sino que con su alianza y reforma de la psiquiatria, esta cambiara la vida social imponiendo una especie de reticulo, de malla de normas higienicas sobre toda la sociedad que la hara cam-biar en la direccion adecuada.

La ingenuidad literal del discurso de Aurora puede ha-cernos sonreir hoy. Pero una reflexion mas detenida sobre la penetracion de determinados aspectos de las conductas ba-sadas en la autoridad «cientifica» de los psiquiatras nos per-mitiria descubrir que la psiquiatrizacion de 10 social que Auro-ra pretendia no esta tan lejos de nuestra historia cotidiana. Si hoy comprobamos qui en dicta normas vitales tales como cuando y como tener relaciones sexuales (sanas, satisfacto-rias ... ); como criar a los hijos (desde la prolongacion de la lactancia a los castigos); que hacer cuando el nino miente, roba, se masturba; como comportarse en pareja; como rela-cionarse en grupo y como comunicarse en el trabajo 0 como envejecer de manera sana, comprobaremos con sorpresa que la psiquiatrizacion es una parte importante de la ideologia

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dominante y que conceptos tecnico-higienicos cubren la vida human a desde la cuna a la tumba, superponiendose a activi-dades que hasta el advenimiento de las sociedades industria-les, los humanos se habian construido segun estilos especifi-cos de clases y ambitos sociales, como adaptaciones espon-taneas al medio, sin un control tan absoluto parte del poder, que asp ira a prevenir la contestacion social antes de que se produzca.

Esa imposicion ideologica de normas encubiertas como medidas de higiene mental, son hoy quiza uno de los puntos esenciales de la modernizacion social en nuestro pais, que tra-ta, ejemplo, de combinar los tradicionales aparatos de control policial, carcelario 0 manicomial, con estas estruc-turas reticulares -centros de higiene mental, psicologicos y de asistencia social en carceles, educadores de calle- que si-gan evitando el desorden y que detect en precozmente los in-dividuos con alto riesgo de desviacion respecto a la normali-dad social.

Pero la institucion manicomial va minando lentamente el animo de Aurora. A 10 largo de 1937 va enfrentandose cri-ticamente a los distintos estratos de la institucion. El primer choque 10 tiene con el mas bajo, con las internadas: «si mala es la poblacion civil, mala es la poblacion penal», «la pobla-cion manicomial se pasa el dia en plena arc ada uterina», «se me enciende la sangre de solo pensar que est are el resto de mi vida oyendo a la poblacion manicomialla gran mentira: tu reinaras, y viendo toda su gran prostitucion en potencia: entonces me meto en mi cuarto y blasfemo». Aurora se re-siente ya aqui de la falta de resultados de su labor educadora con las internas, las cuales lejos de aceptarla como instruc-tora, siguen los dictados de 10 que saben es el poder mas in-mediato: las monjas. Los rezos de las internas, repeticion me-canica de los topicos religiosos y morales que pueden agra-dar a la ideologia de la institucion, y el rechazo de cualquier innovacion son 10 que enciende la sangre a Aurora. Parece existir, de hecho, una grave agresion por parte de Aurora a dos internas, calificadas por ella de comunistas, a quienes es-pera en un tunel e intenta clavarles los vidrios de un vaso.

Con las monjas, la relacion empieza a deteriorarse y pide

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cambios de enfermera cuando lleva un cierto tiempo en com-pania de alguna de ellas «aunque en una gran abnegacion, claro que dentro de su total Ignorancm» . De nue-vo se traduce en esos choques la incapacidad de Aurora para una relacion en la media distancia y su tendencia al rechazo en cuanto no logra la simbiosis.

Con los psiquiatras sigue una relacion de ataque-fuga tra-tando de seducirlos para la causa en unos casos, 0 sospechan-do estar siendo manipulada en otros: «Cuando habla con su psiquiatra pi de "luz para vernos las caras".» En general, Aurora trata de combatir la depresion y el duelo que la ro-dean con tareas concretas: cuidar el jardin, arreglar el cuar-to, cuidar su gato, tocar el piano y, sobre todo, una politica de no relacion con el medio procurando evitar el trato con otras internas.

Aurora describe su est ado de ambivalencia general asi: «existe en mi una lucha constante entre la voz que me dice sigue la lucha por la causa y la que dice descansa, 'pero es la razon quien al final siempre se imp one y por eso SIgO ade-lante en la tarea de mejorar a la humanidad».

La idea de la reforma, la reformulacion del falansterio en terminos de manicomio universal, va rompiendose a me-dida que sus contactos con la poblacion manic0I?ial son. mas realistas. Aurora va a intentar salvar sus fantasms medmnte la no contaminacion con 10 externo, defendiendose de esta invasion de las relaciones human as reales mediante su adhe-sion a 10 concreto inanimado a 10 que reduce sus actividades que adquieren un concretismo -las gat?, la musica- estableciendo unas relaclOnes de maxIma dIstancm con las personas reales. Es ese dificil equilibrio -los des-eos, seguir, abandonar- el que Ie permite seguir guardando re-beldia para blasfemar, para estar a resguardo de la «arcada uterina».

La ambivalencia va a decantarse claramente hacia un es-tado depresivo, resenado como una Melancolia su psiquiatra un ano mas tarde, en 1938. Esta )u.n-to a la sintomatologia clasica de inhibicion pSlcomotnz-angustia-tristeza, se caracteriza a nivel por una mejoria relacional: las enfermas y monJas de)an de ser ob-

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jetos buenos-malos y la relacion es posible 0, 10 que es 10 mis-mo, Aurora deja de sentir la disociacion bueno-malo como un adentro-fuera. Igualmente comienza a pedir que la llamen Aurora renunciando al Ara-Saiz con el consiguiente aban-dono del sueno reformista, aunque aun comenta «creia po-sible la reforma del medio manicomial» en el que el preteri-to es muy sugerente.

En ese tiempo Aurora nota cambios fisicos en el sentido de resquebrajar aquella roca corporal que ella misma se con-sideraba: «ahora hay veces que me tiemblan las piernas», y pide tonicos y reconstituyentes.

El mal, por primer a vez, parece hacerse tolerable tambien dentro de ella: «el otro dia me pinche con un rosal y mi san-gre era rosa y no roja, signo cierto de mi debilidad». Todo el organismo va deteriorandose «ahora hay veces que me tiem-blan las piernas y tengo miedo». LIora, primera resena de un sentimiento desconocido en la madre fuerte y sobre cuya carencia afectiva habfa insistido repetidamente.

Aurora vivencia tambien una perdida continua de fun-ciones psiquicas. «Quiero cantar y no puedo, me faltan fuer-zas, quiero escribir y solo escribo en la mente. No puedo ni reir aunque tenga ganas.»

Con la emergencia de la depresion aparece en Aurora un estilo de vida que constituye, segun Habermas, 10 especifico de la burguesia: 10 privado, como instancia privilegiada, la consideracion de que la vida propia no es algo transparente, que to do el mundo debe y puede percibir, sino que tiene re-ductos que deben permanecer ajenos al otro generalizado.

Frente a todos sus proyectos anteriores, en los que el Es-tado invade y dirige toda la vida cotidiana desde 10 sexual a 10 productivo, inicia Aurora en 1938 desde un lugar donde 10 privado es imposible un balance de vida y concluye «l,que me gustaria?: vida social retraida de completo incognito», «solo pediria respeto para mi y vivir en un plano completa-mente neutral». La reconciliacion con todos los objetos in-ternos comprende tambien a Hildegart y la aceptacion de su muerte, incluso de una cierta autocritica, en este depresivo parlamento: «nunca crei que mi tumba pudiese ser un mani-comio ... pero mi vida fue sincera y recta. No me arrepiento

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de 10 que hice, quiza de la forma ... si mi hija hubiese hecho 10 que yo pretendia, otro hubiese sido el resultado ... y deseo mi tumba donde la de mi hija ... »

No hay que confundirse respecto a Aurora. No se trata de una «recuperacion de la lucidez» como piensa su psiquia-tra, ni de las criticas al delirio, sino del paso a una postura depresiva por agotamiento de fuerzas en esa lucha por revo-lucionar un infierno manicomial que la hun de en la monoto-nia de ese tiempo vacio y sin proyectos, que repite una y otra vez las mismas secuencias, «las tar des son las que paso peor y despues de acostarme, a 10 mejor, el alivio de pensar ya paso, un dia menos de mi vida». Es ese desgaste institucio-nal, de la monotonia, de la repeticion el que realmente agota la tenacidad de una Aurora que rinde sus armas as!: «Estoy rota, completamente rota. No tengo ya ilusiones. De pronto tengo ante mi la vida, y yeo una muralla enorme e imposible de franquear y ahora deseo que mi vida termine cuanto an-tes.»

A pesar de esa aceptacion de que su tiempo esta cumpli-do, el deseo final de Aurora es salir del manicomio y estruc-turar su vida en un mundo privado: «todo se puede perder, ilusion, esperanza. Yo solo quiero mantener mi sinceridad. Yo solo quisiera poder vivir en un rincon del mundo aislada y meramente como espectadora ... enterrar por completo mi vida y mi nombre anterior, amanecer de nuevo, y ... el ma-yor respeto para mi». Esta es la regresion hacia el ultimo re-fugio de Aurora que ya abandona la validez universal de su vida para reducirse a 10 sincero como unico criterio existen-cial, y que busca merecer al menos el respeto y el anonimato junto a voluntad de cambiar de nuevo el nombre para ese retiro que reclama mas aHa de los muros del asilo.

La humanizacion de Aurora, su derrota, es vista con com-placencia por el medio hospitalario, que nota como se pro-duce la doma de un rebelde, reducida ahora a demandas de afecto, a valorar la relacion psicoterapeutica y al agradeci-miento por esa relacion reparadora y nutritiva con su psiquia-tra «no puede sospechar doctor, 10 bien que salgo de hablar con usted. Salgo de aqui animadisima y como otra. Sera como los caramelos que se dan a los nifios para engafiarlos, por

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compasion, en to do caso yo me los trago, pues me hacen bien los necesito». '

El final de la guerra civil con la derrota popular tiene con-secuencias que interrumpiran esta reconstruccion depresiva y que podrian haber significado la organizacion a otro nivel de la vida de Aurora.

A veces se conciben los manicomios como sociedades frias donde la historia general del pais no tiene influencia en la intrahistoria manicomial, como sociedades a estudiar por an-tropologos dado 10 frio e invariable de las relaciones en su interior. Nada mas lejos de la realidad y nuestra guerra civil es una buena prueba de ello. Cuando se escucha a los viejos internados que la vivieron dentro del manicomio, refieren his-torias increfbles: huida en masa de monjas, sustitucion por sefioritas, escondites de perseguidos politicos a los que el ti-tulo de internado evito el fusilamiento ... Incluso en un psi-quiatrico cercano ala frontera francesa -Girona- una in-ternada nos refirio el abandono por todo el personal sanan-te -medicos, cuidadores, administrador- del sanatoria y el regimen de «autogestion» que esta fuga genero, teniendo que buscar comida, organizar la cotidianeidad hospitalaria y sobrevivir unas semanas sin que, obviamente, pasara nada. En Francia, un identico proceso durante las guerras mundiales genero un elevadisimo numero de muertos por desnutricion,

sentimiento de culpa social, reconoce TosqueUes, ca-pltahza el movimiento de psiquiatriainstitucional en los afios de postguerra europea para rec1amar subvenciones con que financiar la reforma psiquiatrica, con que reparar aquel aban-dono.

Esa misma hambruna de guerra se dio en Ciempozuelos y su manicomio de 1936 a 1939. Cuentan monjas y enfermos como no quedo ningun gato en los alrededores del manico-mio por su elevada fuente proteinica. Pero existia una ex .. cepcion, un tabu para el jardinero que era la persona encar-gada de suministrarlos: esa excepcion era el gato de dofia Aurora. Un gato de angora, negro y grande, sobre el que co-rrian extrafias leyendas de brujerfa que, junto con las influen-

seguramente rea!es que Aurora tenia can los «rajas», pro-teglan su gato. A fmales de 1939, cuando ya no podia ser

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usado como alimento, su gato de angora aparece envenena-do y ello constituye una catastrofe subjetiva mayor para ra que la muerte de su hija y un hundimiento hacm el retrm-miento del que no va a salir en mas de catorce anos.

Aurora siente con la muerte del gato la ruptura del vin-culo fundamental que mantiene con el mundo. De ahi que viva muy persecutoriamente el ambito hospitalario. Tanto la-menta esta muerte que llega a compararla con la perdida que sufri6 con Hildegart y a sentirla mucho mas dolorosa: «per-di mi unico companero y amigo ... soy demasiado afectiva ... ahora yeo las cosas mas claras y nota que he perdido todas mis ilusiones». Por ello clamara llorando contra el medio asi-lar «todas me preguntan por su muerte como sabiend?la de antemano. Me hacen sufrir intencionadamente y yo sm va-lor nunca para hacer el menor dana premeditadamente ni a mi peor enemigo». . ...

La comparaci6n entre ambas perdldas, gato e hlja, es asi por Aurora: «la muerte de mi hija fue otra cosa, me fUl haciendo a la idea y no me sorprendi6, habia que hacerlo, y 10 mas importante, tenia una ilusi6n de futuro que ahora no tengo».

Parece registrar y tomar conciencia Aurora en ese mo-mento de varias de sus estrategias internas fundamentales. la omnipotencia del pensamiento, la posibilidad de de la realidad por sus ilusiones en forma de subordmaclOn total de esa realidad a su deseo. De ahi que el sufrimiento se entienda siempre como esa perdida de control - Hildegart muere y no duele porque tenia que ser asi para forzar la rea-lidad para hacer parir a esa realidad la mujer del futuro-. La rn'uerte del gato duele porque los otros son y Ie imponen una derrota, Ie demuestran su condlclon de m-ternada indefensa.

La aceptaci6n de la muerte de Hildegart es matizada ah?ra con est as palabras, «mi unico delito es el haber reconocldo que fui la causante de la muerte de mi hija: de la sf, de la real no». Esa escisi6n entre 10 material y una reah-dad superior protege en ese momenta a Aurora de un duelo para el que no tiene elementos con que enfrentarlo y aho-ra cuando el medio institucional se Ie vuelve un mflerno.

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«Aquf sufro terriblemente ... muero Ientamente, no hago ilusi6n ... No puedo ya con esto ... las mananas son me]ores ... las tardes son todas la muerte y tiritando enormemente me meta en la cama y me siento rodar hacia abajo. Cada dia que pasa creo mas en la predestinaci6n, yo soy una predestina-da ... Sin poderlo remediar cada dfa mas y mas me hundo en mi sufrimiento ... no tengo ya fuerzas.»

A partir de este acontecimiento tan trivial como la cruel-dad del jardinero y el registro de la maldad del mundo asi-lar tan tragico para Aurora, dos ideas directrices guian la , . . conducta de Aurora: una el tratar de salir del mamcomlO, recurriendo a cualquier alianza que excluya el mal extremo representado por su hermana J osefa a quien jamas va a tole-rar como objeto real; otra, la idea desiderativa en que depo-sita todas sus fantasias anteriores: crear un ser superior por medios cada vez mas magicos, mas parecidos a los mitos de la kabala, de infundir vida a un ser inanimado.

La capacidad autogenerativa de transmitir vida y perfec-ci6n que Aurora cree tener se lleva a cabo una vez mas aleja-da de la realidad y Aurora se hace cad a vez mas precavida respecto a 10 que comunica al mundo externo de este pro-yecto de crear un nuevo ser a partir de un muneco de trapo. Lo fundado de estas precauciones respecto al medio «hospi-talario» quedara justificado cuando los agentes institucionales destruyen los munecos que Aurora habia trabajado, acuna-do acostado con ella durante meses. Y 10 haran por intole-

al deseo privado de un internado, por negaci6n de un espacio imaginario propio y personal para Aurora en el inte-rior de aquella instituci6n que ella habia sonado como ideal.

En las Navidades del 39 Aurora se encuentra encerrada en su habitaci6n y su conducta es calificada por las monjas de depresiva ante la ausencia de relaciones. En cambio, diri-ge al director del manicomio la siguiente carta:

Muy Sr. mio:

Ahora que se va a la revalorizaci6n de los valores fijos y verdaderos, espero que El Ferrol, mi tierra natal, pida la

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revalorizacion del mio ... De no ser asi, espero que los jove-nes paises americanos se encarguen de ello. loCuM quemi car-gar con la responsabilidad y la carga de la rehabilitacion de dona Aurora?

Como veremos la llamada a los portadores de los valores eternos y a un pueblo que ya se llama del Caudillo 0 a los pueblos de la «hispanidad» son un claro intento de Aurora para adaptarse al poder dominante, aunque siga de vez en cuando reafirmando su desprecio por las derechas y las iz-quierdas. Revelan, en 10 fundamental, un claro oportunis-mo de Aurora para aliarse con cualquiera que rehabilite su nombre y la saque del manicomio. Existe, al mismo tiempo, una cierta esperanza de estar en 10 cierto y de que el «nuevo imperio», por sus concomitancias con la Alemania nazi donde la doctrina eugenesica es ley, confirme sus teorias, tanto res-pecto a la higiene racial como a la conspiracion del servicio secreto ingles.

A 10 largo de los anos y a pesar de las afirmaciones insti-tucionales de progresiva demenciacion, Aurora va a seguir pidiendo su salida del manicomio porque, y aunque afirme en algunos momentos que esta adaptada, nunca se conside-rara resignada y afirmara: «yo sigo siendo rebelde». Las pe-ticiones abarcan practicamente todos los anos de vida que Ie restan a dona Aurora. En 1942, «exijo justicia: espero que llegue mi hora y se me haga justicia sacandome de estas le-trinas». En 1948 dirige otra carta cargada de razon a la su-periora de los monjas: «mi condena es de veinte anos yaqui estoy desde hace quince; junto a los tres que pase en la car-cel creo haber cumplido mi pasion y me encuentro anciana y sin vista ... quiero aprovechar este ano Santo para pedir mi indulto».

Esta peticion de Aurora revela una de las mayores con-tradicciones de la teoria penal sobre la locura y de todas las tesis forenses de la inimputabilidad del delito por causas psi-quicas. Si los psiquiatras de la defensa creian hacerle un fa-vor afirmando su paranoia para evitar su condena, dicha eti-queta provoca su internamiento de por vida, ya que el propio

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discurso psicopatologico afirma la incurabilidad de dicho sin-drome, y dada la orden judicial de internamiento hasta que su est ado psiquico se modifique hacia la curacion, una sen-tencia que aceptaba el control de Aurora sobre sus actos de 23 anos se transforma en una condena a perpetuidad. Esta espiral que vemos repetida en multiples internados y pabe-llones de judiciales, es totalmente maldecida por Aurora que deja continuos escritos de no estar loca y en contra de la pa-ranoia.

Pero esas peticiones de libertad, ese oportunismo en las alianzas que roza la identificacion con el agresor, tan clasico de instituciones totales, tiene un limite: Josefa Ie dirige una carta en 1940 que Aurora se niega a contestar aun creyendo conocer las relaciones que su hermana mantiene con yentes personajes y en especial con un consejero del movi-miento, «antes que eso (que hacer una peticion a su herma-na) prefiero el manicomio, que esa perra sepa que todavia no me he rendido».

Sus relaciones con los medicos sufren una ruptura total en 1941 y, a partir de esa fecha se niega sistematicamente a hablar con ellos y aun a sentarse, limitandose a dar qucjas del edificio y de sus ventanas rot as 0 fallos de instalacion. La raz6n es que las visitas de los medicos «son protocolarias y no volvera a hablar de cosas intimas».

lo Que se hizo de aquella relacion en la que los psiquiatras serian los seres superiores que dictasen destinos sociales a la poblacion general? Aurora no se siente correspondida en ese amor de transferencia y seguramente percibe que ha tenido unicamente un valor de «objeto curioso» de «caso clinico in-teresante», «de material para el diagnostico diferencial» y que aquel interes que llevaba a su psiquiatra a anotar todo cuan-to decia, lejos de revelar fascinacion por su persona era una pasion cercana a la del entomologo que intenta clasificar una especie rara de mariposa. De ahi que la ruptura sea total y Aurora se niegue, ya para siempre, a establecer, incluso cuan-do tiene un cancer, una relacion medico-enfermo; unicamente «acepta el medico como funcionario». En esa decision segu-ramente influye la percepcion del poco poder real que un psi-quiatra director de manicomio tiene en la institucion: no puede

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dar el alta de Aurora, en la cotidianidad es un personaje le-jano que aparece unos dfas y unas horas sobre la omnipo-tente presencia de las monjas. De ahf que Aurora no yea nin-guna ventaja en la relacion.

Con las monjas sf continua Aurora algunas relaciones fun-damentalmente en un plano estetico, dedicando versos a las novicias y apreciando la belleza de sus almas en un contacto sublimatorio y muy logico-formal que protege a Aurora de esas relaciones pasionales que otros objetos Ie ocasionan. Sus producciones literarias, en general de infimo valor, tienden a reafirmar fechas como la Noche de Reyes y otros topicos que rompen la monotonia manicomial. Ofrecemos algunos ejemplos:

Para Sor Ricarda

Semblanza

Mariposa gentil que en las sombras de la noche tiendes tus alas, y en vez de libar, vas a lucir de tu fino arte, las mejores galas yo te he de decir: que el verte cruzar en raudo silencioso vuelo y verte posar, y en vez de libar dejar en el suelo una flor que ha de servir para hacer revivir a un pajaro de alto vuelo yo 10 he de decir, que en inmunda letrina puede seguir blanca, maravillosa azucena, sin otra macula y pena, que el vivir.

Ara Saiz

La segunda vida de Aurora

6-1-43

Para Sor Refugio. Novicia

Noche de Reyes de una Novicia

Es noche de niebla humeda y fria. Atraviesan un patio dos sombras tocadas de blanco; son dos novicias que profieren Glorias

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a un Padre, a un Rijo y, a un Espiritu , Pronto se separaran; una va a hacer guar?Ia a la enfermena y la otra, con un farolito marcha mu.y hgera, tambien prestara guardia con las «agltadas». Con las pobres locas que en noche de Reyes nada esperan ya esta entre ellas la «nena» la ?-OVICIa a quien todas confunden en loc?s delmos.:. unas creenle su madre, otras creenle su hlJO ... aquellas un amante y otras, sus maridos. Comienza su tarea en aquella noche tan unos y de prueba mucha para la novicia, en su pnmera guardIa que presta temerosa aparentando , . siguiendo docilmente aquello que Ie mdico una «tranqmla

[enferma» ya quedan en silencio, ya estan todas . y la novicia piensa en una todavIa muy cercana fecha aquella en que su madre «of rend a» Ie en nombre de unos Reyes de muy lontana tierra la madre que no existe tan solo es el recuerdo el que en aquella noche acaecia y Ie acompafiara, ya no tendra «presento» cual las de aquellas noches cuando aun dormida, sofiando esperaba su alma temblorosa en una filial nostalgia sintio cruel tortura, mostrose desgarrada y entonces valerosa alzo cabeza y cara mirando a las estrellas entonando un Rosana! al Dios de las alturas que as[ Ie anunciaba un rega/o de reyes con una primera guardia.

Ara Saiz

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tambien es cuna del Deseo a quien acucia y adormece, la luz que deslumbra de la tormenta amorosa relampago que alumbra, El Beso de la Madre es la luz del dia, el beso de la amada es ambrosia; del nino el beso, ternura primorosa; lY de la madre del amado? ...

J oya preciosa! ... Cuando la mujer madre besa

ternura es bendecida dos amores se funden en una sola vida es que besa a la amada, a la mujer de la carne de su carne del mas noble pedazo de un ser.

Madre y mujer amores potenciales del hombre deben ser la suegra ha fenecido iAmor para la madre del ser querido! ...

Hamlet

Noviembre de 1940.

A pesar de to do Aurora sigue afirmando su independen-cia religiosa y escribe muy al final de su vida «sus religiones son necesarias para los pobres de espiritu, para el pueblo. Pero yo no la tengo. Solamente creo en el Dios de las dos particulas, en la esencia filosMica, en la gran masoneria».

Igualmente se percibe en estas actividades el deseo de Aurora de preservar esas alianzas con el poder real de la ins-titucion -las monjas- en un nivel intermedio, de conser-var su espacio ideologico para tener protectores, de estar en el anonimato pero participar de las fiestas como una interna culta que lee poemas a las novicias.

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Un balance de relaciones en el medio manicomial reduci-ra a Aurora a sus contactos privilegiados con las monjas que Ie permiten una distancia afectiva de las mismas ya cit a-da no identificacion con 10 religioso-, una ausenCla de rela-ciones terapeuticas por la ruptura con los medicos y una vi-vencia persecutoria del resto de los objetos institucionales (en-fermas en estado de arcada uterina, personal que Ie mata al gato, etc.).

Esto podria suponer que Aurora mantiene alguna rela-cion con el medio extramanicomial, pero nada mas lejos de la realidad. Sus lazos, aun los epistolares, con el afuera ma-nicomial estan rotos des de 1940 ante la agresividad que Auro-ra muestra en sus misivas, y reduce su relacion extramanico-mial al arreglo de problemas materiales en los que se cree in-justamente tratada. Dos cart as nos pueden dar idea de la ausencia de contactos externos que sufre Aurora.

Sf. D. Jose Sacristan.

Estimado amigo:

Harta de los latrocinios de que vengo siendo objeto por parte deillamado Marino Lopez Lucas, quien unas veces de-nominandose mi defensor, y otras mi tutor, se permite todo genero de hurtos en to do cuanto a dinero se (10 de mi falsa defensa por parte de tal bergante no me mteresa, dada la clase de bellaco que es tal individuo), pero no pu-diendo dirigirme personal ni por escrito a exponer mis justas quejas al Consejo de Familia, designado, rr:e permito dirigirme a V d. solicitando que con el tado Consejo, para que todo cuanto yo neceslte, se me facl-lite por esta santa Casa, sin intervencion alguna de parte del Hamado Marino Lopez Lucas. Por inmoralidades de igual indole que a las que Yd. denuncio lefue retirada la autoriza-cion de pago de las pesetas asignadas por m! al hombre en-cargado del cuidado de mis animalitos, D. Fernando Roldan, a quien Ie hurtaba escandalosamente pasar u,n ver-dadero martirio y, una vez enterado el ConseJo de tal mmo-ralidad, ordeno al administrador de mis bienes, Ie girase

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directamente la cantidad fijada, como asi 10 viene efectuan-do. Suplico a Vd., pues, como hombre y caballero, enterado perfectamente de mi calvario y sus causas rompa una lanza en favor de mi justisima demanda, haciendo que tal indivi-duo no tenga parte alguna en to do cuanto a dinero se refie-ra. Lo demas, ya se que desgraciadamente por ahora tendni que seguir desempefiando su papel de asqueroso sayan cerca de mi alguien para quien mi alma reserva todo un caudal del mas tierno agradecimiento.

Espera ser atendida por V d. Su affma. Aurora Rodriguez

11 de marzo de 1936 Sanatorio de Sefioras. Casa de salud de Ciempozuelos.

Sr. D. Benito Leanda

Madrid

Amigo. Deseo ver a Yd. Raga las gestiones oportunas para venir a visitarme. Traiga y llevara. Para que mas explicacio-nes.

Aurora Rodr(guez Ara-Saiz

Noviembre 8-1-1949.

Tras ese apagamiento de sus afectos hacia los objetos hu-manos, Aurora parece invertir esa flecha intencional hacia los objetos inanimados y habla asi de los animales «l,cuales son mis ilusiones?: morir fuera de esta casa en algun lugar desconocido de America, alejada de afectos que ya no tengo y consagrada unicamente a los seres que llaman inferiores a los animales ... ». '

La defensa de esos animales es una constante de la bio-grafia de Aurora y si a los siete afios cuando ve pegar a un

La segunda vida de Aurora 193

caballo «(agrede al agresor)>> a los sesenta en el manicomio, la escena de pegar a una mula reedita la escena con identica violencia, en la que con unos vidrios intenta agredir al cam-pesino que sigue su tarea de arar la tierra golpeando a la mula ante la desesperacion de Aurora que tiene que ser encerrada en su habitacion por ese motivo.

Otra actividad intenta Aurora junto a estas de supervi-vencia, aislamiento y reivindicacion de su salida del manico-mio: la construccion de grandes mufiecos de trapo de los que afirma tienen posibilidades vitales.

Cuando Aurora creaba imaginariamente a Hildegart, fren-te a otros modelos mitologicos sugeridos por De Guzman -Pigmalion- nosotros proponiamos a Frankenstein: veia-mos en el modelo de Mary Shelley muchas coincidencias con el de Aurora: el interes por las filosofias naturales que partiendo de Linneo y Paracelso terminaban en algunos experimentos neo-newtonianos de produccion de movimiento en pequefios animales muerios por los choques electricos que, ingenuamen-te, Aurora tomaba como aproximacion a la creacion de la vida.

El doble fracaso de Pepito Arriola y de Hildegart provo-ca entonces una regresion del mismo tema -la creacion de un «alma bella» redentora de una humanidad degradada, la autocapacidad de Aurora para generar esa perfeccion espiri-tual por emanacion de su alma- a un nivel ya prelogico, ani-mista y magico. Uno de los temas clasicos de ese pensamien-to magico es la creacion de un humanoide -un gnomo en la hechiceria medieval, un aliado para don Juan- que, he-roico 0 maligno, siga los dictados de su creador.

A partir de 1941 inicia Aurora la peticion de hilos y tra-pos, y comienza a realizar pequefios mufiecos para regalar a los hijos del personal del servicio manicomial. Una de las caracteristicas de esos mufiecos es su naturalismo: les pinta genitales, imita el vello del pubis y cuando se 10 entrega al hijo del jardinero el dia de Reyes justifica esos atributos con los temas de la pedagogia sexual, «esto es tan natural como la cara y no hay por que ocultarlo 0 hacer de ella malicia». Su psiquiatra notaba que se exaltaba mucho al hablar de su mufieco «pues constituye la pasion de alguien que no sabe vivir sin pasiones».

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Dos afios mas tarde, el personal manicomial que la vigila la describe construyendo un mufieco de trapo de gran tama-fio al que cuida constantemente, en cama llandolo. Dentro del pecho tiene un corazon roJO y segun m-dica ella al personal, tiene tambien genitales masculinos, «,:on ereccion y to do como puede demostrarles». Durante. 2 .a,nos parece que la actividad fundamental de Aurora conslstlO en el perfeccionamiento de este mufieco al que al parecer no fal-taba ningun detalle anatomico que pulia una y otra vez, acos-tandolo con ella y tratando de darle calor, de hacerle escu-char musica y de recitarle versos. . .

Si los ideologemas centrales en Aurora, las tendenclas am-mist as y la emanacion de belleza de alma otra, se com-binaban con un materialismo muy rudlmentano centrado en la idea de que la electricidad podia crear y vida, en esta etapa de su existencia de catastrofe po-sicion autista, dichos contenidos de pensamlento como una idea directriz absoluta: todos sus pensamlentos m-tentaba transmitirlos al mufieco, todos sus sentimientos, plas-marlos en el su vitalidad transfundirla. Los razonamientos por continuidad, la logica que sigue los principios. de Von Donarus de generalizacion del silogismo por el predlcado, la magi a simpcitica estarian sustentando de pro-ceso de creacion de un nuevo Frankenstem que estuVIese a mit ad de camino entre sus queridos animales y un humano completo a quien educar como un nuevo Emilio asilado est a vez en el jardin manicomial. .

Por Winnicott ha sido sefialado el papel que tlenen los mu-fiecos de trapo en cuanto objeto intermediario entre la fusional, la relacion psicotica con la madre y la separaClOn aceptada. El osito de peluche permitiria al nifio acepta.r y orga-nizar esta separacion, reparar las culpas por el trabaJo de esa separacion y evitar el duelo que toda perdida provo-ca. La psicopatologia infantil muestra la esos objetos para evitar fobias infantiles, angustlas de separacion, terrores nocturnos. Algo de debla mtmr el poder institucional que obviamente no permlte que se organice, sino que el interno se adapte al orden mamcomlal. Yuna mafiana el mufieco aparece completamente destrozado.

La segunda vida de Aurora 195

Una vez mas Aurora verbaliza el golpe. Llorando comen-ta: «esto es algo de nuevo dirigido contra mi para atormen-tarme. Si 10 que querian es hacerme sufrir, 10 lograron. Me han dado en el corazon ... cada trapo era una ilusion de mi corazon que han destrozado.»

Aurora que ya ha apr en dido a no fiarse del psiquiatra con quien habla «se niega a informar sobre el gran valor que el mufieco tenia a nivel simbolico y cientifico». Su destruccion cree que es una nueva prueba para ver como reacciona a la agresion y al sufrimiento y cree que es una continuacion de su calvario.

A partir de esa fecha, 1944, Aurora se niega a cualquier contacto con el medio hospitalario y extrahospitalario orga-nizando un as relaciones c1aramente autisticas: rechaza cui-dados fisicos, no acepta visitas protocolarias de nadie, no quiere ver a funcionarios (10 maneja como insulto) y unica-mente si llegase algun amigo a sacarla del manicomio acep-taria verlo.

EI silencio y la oscuridad se van apoderando de ella y a partir de 1948 ya no puede leer. Cuando solicita una enfer-mera lectora, los responsables hospitalarios se burlan de ella.

En los ultimos afios parece que su unica actividad fue to-car el piano. Pasa largas temporadas sin hablar, engorda ex-traordinariamente, pide enfermera laica que sustituya a «las tocas» con qui en tan bien se llevaba y muere el dia de los inocentes en las navidades de 1956, tras negarse a ser cur ada por el medico del hospital de un cancer que padecia.

Una interna del manicomio Margarita M. nos conto que ella Ie dedico una poesia en el dia de su muerte. Quizas fue el unico homenaje que recibio DOfia Aurora. Decia asi:

Aurora nos dio la inocentada de irse aI cielo a las [11 de la mafiana,

era como el susurro del viento entre las flores, era una mujer exquisita, se fue con las primeras violetas ...

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ANEXO

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INFORME PSIQUIATRICO

D. Jose M. Sacristan y Gutierrez, Medico-Director del Ma-nicomio de Mujeres de Ciempozuelos, Profesor de Psicopa-tologia del Instituto de Estudios Penales, Vocal del Congre-so Superior Psiquiatrico con ejercicio en Madrid, Calle de Padilla n° 5, colegiado con el n° 1.637 y Don Miguel Prados y Such, ex-medico-Director del Sanatorio Psiquiatrico de San Jose, Malaga, Vocal del Consejo Superior Psiquiatrico, co-legiado en el n° 4.871 y domiciliado en Madrid en la calle de Miguel Angel n° 14, requeridos por el Sr. Juez Instructor de la causa que se sigue a Dna. Aurora Rodriguez por parri-cidio como peritos psiquiatras para informar acerca del es-tado psiquico de la procesada, los que suscriben emit en en el presente informe psquiatrico su dictamen, como resulta-do de la exploraci6n y observaci6n a que han sometido a la procesada.

AUTOANAMNESIS

Senalaremos con el detalle que nos ha sido dado poder obtener, las caracteristicas mas esenciales del circulo fami-liar de la procesada con objeto de facilitar la descripci6n del tipo de su personalidad. El padre, procurador, bur6crata, ha-cia una vida relativamente aislada, poco sociable y siempre muy cauto en la elecci6n de sus amistades. Callado, de vo-luntad debil, resignado de cierta vida anterior, nada lucha-dor, serio, poco expresivo y leal, rigido en sus convicciones y de recto criterio falleci6 de edad avanzada de hemorragia

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cerebral. La madre, hija de un empleado del Ministerio de Marina, mujer de indudable imaginacion y de capacidad para el estudio, curso propia voluntad la carrera de Magiste-rio que no llego a ejercer. Era de gran energia y voluntad y poseia gran aptitud para la musica. Parece ser que el matri-monio no fue perfecto. Un hermano del abuelo de la proce-sada (linea paterna) era un psicopata litigante-pleitista, frio y calculador, «gozaba de hacer dane y dejaba tras si una es-tela de horror ... era como el caballo de Atila», segun expre-sion textual de la procesada. Otros datos de los ascendientes carecen de interes. La procesada es la segunda hija entre cua-tro hermanos. El mayor (hembra) es una persona extrana, de vida azarosa, muy intrigante, considerada como medio loca por gran parte de sus conocidos, es madre de un nino prodi-gio musical. Ella misma posee grandes dotes musicales que transmite a sus tres hijos. El tercero de los hermanos de la procesada es de caracter aventurero, de resistencia pasiva para el trabajo metodico y el esfuerzo continuado, aficionado al juego y a la bebida. Se alejo muy pronto del hogar familiar y partio a America de donde nada se ha sabido de el hasta fecha muy reciente. La ultima hermana fallecio joven, pare-ce ser a consecuencia de tuberculosis vertebral. La procesa-da es diez anos mas joven que su hermana mayor y ha side siempre la predilecta del padre y en ella puso to do su afecto y entusiasmo.

La ninez de la procesada transcurre junto al padre, en el hogar familiar, desatendida de su madre y de su hermana ma-yor, pasa las horas en el despacho paterno acompanandole durante el trabajo, dedicada a sus juegos infantiles. Ya des-de muy pequena parece ser que se mostro rebelde y de vo-luntad firme, segun la descripcion que la procesada hace de si misma. Por este motivo su madre la designaba con el so-brenombre de «Rebeldia». En cambio, para su padre, era to-talmente diferente y este la llamaba «Ilusiom>. Para la pro-cesada en estos primeros anos de su ninez, el despacho del padre era su refugio y por ella 10 llamaba «su casa». Cuan-do la madre Ie reganaba, se refugiaba en el despacho pater-no, donde se consideraba segura y libre de aquella ser un lugar que jamas frecuentaba. No fue educada en escuela

Anexo 201

ni colegio alguno y recibio la instruccion primaria en su pro-pio hogar. Sus primeros amigos y sus primeras relaciones so-ciales fueron los amigos que frecuentaban la cas a paterna. De su madre heredo una gran aptitud musical, que segun tes-timonio de la procesada, desarrollo por si misma sin ayuda de profesor alguno. Sin guia y impulsto propio se entre-go a la lectura y a la musica sin metoda alguno y su fantasia fue exaltandose progresivamente merced a su tendencia soli-taria y apartada del trato con muchachas de su edad. A me-dida que fue creciendo se senda mas alejada de la madre y mas unida al padre.

Aillegar a los doce anos, la procesada sufre una fuerte impresion. Su hermana mayor trae a la casa paterna el fruto de sus amores ilegitimos. Pasados los primeros momentos de disgusto, provocados por este incidente doloroso y ante la indiferencia de la madre el hijo, la procesada pone todo su interes y entusiasmo al servicio del recien nacido. A partir de este instante 10 toma como cosa propia y se dedica a el

entero. El cuidado y las atenciones que el nino requiere son sus ocupaciones favoritas. Segun el testimonio de la pro-cesada, desde los primeros meses intenta iniciar a la criatura en la musica y para conseguir su objetivo sienta al nino en sus rodillas mientras ella toca trozos al piano. Para dormirle utiliza melodias escogidas y lecciones de solfeo que ella Ie can-tao Todo esto procura manternerlo oculto, pues en modo al-guno queria que nadie interviniera en la obra que ella consi-deraba como de su unica y abstoluta propiedad. Esto pudo conseguirlo merced al aislamiento e independencia relativa en que vivia dentro del sene de su familia. Su unica relacion social eran los amigos de su padre en cuyas conversaciones intervenia. En este ambiente, privado de todo contacto con la juventud, se forma su personalidad. Hay que hacer notar que tanto el padre como sus amigos eran grandes aficiona-dos a la politica y sus temas de conversacion favoritos eran siempre de este tipo. La procesada, saturada de este ambien-te, va formando en su imaginacion, merced a su fantasia exal-tada, un ideal de vida en abierta pugna con el usual en su familia, totalmente opuesto a este, y en el cual encontrani afecto, cordialidad y comprension ya que las relaciones entre

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sus padres eran de suma frialdad e indiferencia mutua. La procesada una nueva contrariedad de gran intensidad y trascendencIa para su concepcion de la vida, cuando su her-I?ana descu.bre a su de ella, las ap-

musIcales del nmo, y decIde, en vista de esta circuns-tancIa, encagarse ella misma de la educacion musical del nino en lao la procesada no queria que interviniese la del para nada, como antes quedo indicado. La poca sim-patIa que existia entre las dos hermanas se transforma por este m?,tIvo, en franca animadversion rompiendo con toda. relacIOn. Esta actitud afectiva respecto de su hermana SubsIste durante toda su vida hasta el extremo que aun hoy no se_recata de i.nsultarla abiertamente delante extranas. No .qUISO volver a ocuparse de la educacion musi-cal, de su sobrmo y perdio todo interes por el porvenir de este. Mas tarde, de la marcha de su hermana al extranje-ro y motIvo de la enfermedad de su madre, se entrega

CUI dado de sus padres ancianos y a su propia formacion problemas sociales son el punto fundamen-

tal de su y y en su cerebro juvenil se forma una concepcIOn utopIca, de tipo anarquista de la sociedad pero de estructura meramente personal, de los teonzantes de esta tendencia aun cuando nunca pudo lleg.ar a formula final y concreta de su sistema politico-so.cIa!. en un ambiente liberal romantico, su pens a-mlento gua alrededor de las injusticias de la socie-dad y. de la necesIdad de trabajar activamente en favor de los pnvados de la fortuna. En su circulo de amigos desarro-

Ideas Rehuye el trato de las personas de su sexo a injeriores a ella y por las que

Slente repugnanclajislca. Su trato predilecto es con los hom-bres confIdentes de sus teorias y los Unicos con quien

dISCUt,U y I?ueden comprenderla. Sin embargo, jamas -:-.segun relteradamente afirma- inclinacion ni sim-

jlslca por el h?mbre. Bastaba -dice- notar en cual-qUIera de sus .conocIdos la mas leve inclinacion que hiciera

ella un sentimiento de amorosa si:mpatia para surgiera en ella un sentimiento de aver-

SIon y desprecIO. Por esta causa rompio con varias de sus

Anexo 203

amistades masculinas con las cuales no podia soportar mas que una relacion meramente intelectual. Reiteradamente y con gran energia afirma que nunca ha sentido las necesidades del sexo titulandose a si misma de «asexual». En esto estriba una de sus mayores vanaglorias. Al morir su madre y su her-mano marchar a America, queda su familia reducida al pa-dre y a ella, entregandose al cuidado de su padre del que no se separa hasta el fallecimiento de este. Durante los ultimos anos de la vida del padre cuida de la hacienda familiar y de su administracion. Su padre es el confidente predilecto de sus preocupaciones y proyectos de reforma social. Hacia 1913 fallece el padre y entonces decide llevar a la practica sus ideas. Duda si ensayar una especie de colonia anarquista, segun su concepcion particular, en una jinca de campo que estaba dis-puesta a adquirir para este objeto 0 engendrar una criatura en las mas optimas condiciones eugenicas con arreglo a su criterio meramente personal respecto de la eugenesia, conse-cuencia de sus lecturas y meditaciones sobre este tema. De este modo llegaria a «plasmar» -segun su termino favorito-una criatura que ella educaria segun sus metodos y princi-pios con objeto de llevar ala practica sus sistemas. Esta cria-tura llegaria a ser no solo un modelo de perfeccion intelec-tual sino tambien la encargada de llevar a la realizacion la obra de reforma de la humanidad por ella concebida. No ella, sino una hija era la persona que unicamente podia ensayar esta obra, la cual no podria ser realizada mas que por la ju-ventud. Se decide por la segunda, esto es, engendrar una hija en las condiciones meditadas. Friamente y con toda clase de cautela y metodo comienza a buscar la persona que habia de ser el padre, «su colaborador» como ella 10 designaba. Con gran repugnancia se decide, al fin, despues de largas medita-ciones y cuidadosas observaciones, por uno de los cinco va-rones del circulo de sus conocimientos. El poner en practica esta idea Ie aterra y repugna tener que realizar el acto sexual que consider a como una verdadera afrenta, «la afrenta car-nab>, segun su terminologia favorita. Se ve obligada, muy en contra de su voluntad, a practicar el acto sexual tres veces ante el temor de que no llegara a ser fecundada y que las con-diciones eugenicas que ella consideraba indispensables no se

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hubieran realizado. Hay que advertir que la procesada insis-te en que con la persona elegida por ella no existia el menor afecto porque, como ella dice, «la fecundacion de su hija se hizo de la manera semejante ala fecundacion artificial». De aqui el nombre de «colaboradon> que da al padre de su hija. Convencida de su embarazo, sintio gran repugnancia por su colaborador y rompio toda relacion con el de un modo brus-co y violento, ya que no Ie otorgaba derecho alguno sobre el fruto de sus relaciones sexuales. Durante los meses de ges-tacion se dedica exc1usivamente al cuidado de su persona con el objeto de proporcionar al fruto de su obra el maximo de garantias para su perfecto desarrollo. Asi, p. e. evita toda c1ase de fatiga, procura ignorar las incidencias de la guerra europea para conservar la tranquilidad precisa que su espiri-tu exige y a fin de que la colocacion del feto no sufra altera-cion alguna, se despierta «cada hora merced a un desperta-dor, y asi poder variar la postura». Sin cambiar en absoluto este metodo, que rigidamente se impone, da a luz en diciem-bre del afio 1914 una nifia. Sabia a ciencia cierta -no ha ex-plicado nunca a los peritos el por que de est a certeza- que tendria una hembra y no un nifio, tan solo por un esfuerzo de su voluntad. Conseguida la parte primera y esencial de su plan, se dedica a la crianza de su hija con to do celo, rigi-dez y severidad. No permite que nadie Ie ayude en est a em-pres a ni que manos extrafias toquen a su hija ni siquiera Ie dirijan la palabra. Ella misma se vanagloria de no haber aca-riciado a su hija mas que en muy contadas ocasiones y ya muy crecida. Retrasa la in scrip cion de su hija durante afio y medio porque se resiste a aceptar las leyes actuales en vigor, pero como por otra parte ella no queria perjudicar el porve-nir de su hija, se decide al fin a realizar este requisito, some-tiendose a los consejos de un sacerdote amigo el cual se pres-ta a ayudarla con la condicion de que la nifia fuese bautiza-da. El nombre que da a su hija independiente del que Ie fue impuesto en la pila bautismal es el de «Hildegart». Constru-ye este nombre, porque segun afirma, significa «jardin de sa-biduria». La procesada cree que el nombre influye de un modo univoco sobre el destino de las personas. Esta tendencia sim-bolistica de la procesada se manifiesta tambien en el nombre

Anexo 205

que, segun ella, eligio para ingresar en secreta politica. Este nombre fue el de <<Ara Salz» la pro-cesada se compone del termino, ara, contracClOn de Aurora y sais. Ara significa altar y sais diosa de la

Ya desde los primeros meses de edad de su h,IJa iniciarla en la 1ectura y a los once meses -segun afuma la procesada-lograba su hija escribir 0 .con de un «puzzle» su nombre. mismo a su hlJa en idiomas extranjeros el y ensefiarle mecanografia. Es en esta ultlma actlvidad, la procesada, que su hija a los dos_ afios gano pre-mio en un concurso. A los cuatro anos 0 qUlza antes comen-zo a iniciar a su hija en el conocimiento de la vida sexual de un modo gradual, partiendo de la de las plan-tas. La instruccion de la hija progreso merced, indudablemente, a las condiciones excepcionales de como es publico y notorio, aunque la madre descUldaba mo-mento alguno para ilustrar y ayudar a su hlJa en sion de textos oscuros Y dificiles. lamas dejo a su hlJa un.mo-mento sola, Ie acompafiaba a las c1ases, inc1uso ala Umver-sidad, sostenia conversaciones con los profesores acerca de su hija y, en suma, llegaba hast a e.l extremo ,de no separars.e de ella, a quien no abandonaba m gada a realizar las mas intimas necesidades la direccion vigilante y cuidadosa de la madre y Slempre baJo su inspiracion emprendio desde casi la nifiez campafias ca-racter biologico-social primero, y mas tarde de pohtlco. Lo que populariza la actuacion publica de la hlJa de la pro-cesada son sus campafias de reforma de la moral qu.e son causa de que estableciera relaciones con los mas conOCI-dos sexologos del mundo, especialmente Hirsc?f:ld de Ale-mania y Havelock-Ellis de Ingraterra; con el de los cuales mantuvo larga y continuada correspondencIa. Por con-sejo del ultimo organizo en Espafia La Liga para la Reforma de la Moral Sexual, de la que fue secretaria hasta poco antes de su muerte. Parece deducirse del relate de la procesada que en toda labor de su hija, especialmente en 10 que a moral sexual se refiere, y tambien en la politica, son Idea,S de aquella las que exc1usivamente guiaron la actuaclOn de esta.

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Puede afirmarse sin riesgo de error que la hija era un instru-mento de la madre, como esta asegura, asi como cuantos han tenido ocasion de tratar con ella pudieron comprobar. La or-ganizacion de la Liga de reforma sexual y su actividad tro-pezaron des de el primer momenta con la intransigencia de la procesada que a to do trance pretendia prevaleciera su cri-terio personal en abierta oposicion con el mantenido en otras partes en asociaciones similares. El principio fundamental de la procesada que dirigia toda su actuacion y la de su hija es el de «fa rejorma y mejora de fa humanidad a traves de fa e!lgenesia», pero de una eugenesia condicionada por una se-ne de facto res cientificamente erroneos desde el punto de vista con que h?y son enfocados estos problemas. Asi p. e. la pro-cesada qUlere que el hombre no procree mas que en determi-nadas. circunstancias, a partir de cierta edad, los 35 anos y la mUJer a los 25 anos. Para evitar la procreacion fuera de estos limites de edad, establece la norma de la temporal del varon mediante la operacion Hamada de la «va-sectomia» que deberia ser practicada sistematicamente a partir de la pubertad. Esta esterilizacion colectiva seria llevada a

e? especiales, creadas por el Estado y bajo su vlgllancla mas severa. No es partidaria de ninguno de los me-dios anticoncepcionales usuales y preconizados por los sexo-logos porque para ella 10 esencial es, ademas, liberar ala hem-bra. pre.ocupacion y cuidado en este sentido. Esta ope-raClOn qUlrurglca que para ella no irroga perjuicio en el que la sufre.' a su juicio, erroneamente ser susceptible de modlflcaclOn despues y permitir la reanudacion de la fun-cion. parte supuesto de que en los ensayos del re]UVeneclmlento de Stemach en los animales inferiores este era el metoda empleado y 10 generaliza de un modo equi-voc.ado, consecuencia de su autodidactismo, para los fines soclales ella preconizados. Segun su principio, nadie puede procrear SI no reune determinadas condiciones de edad sa-nidad y formacion espiritual, estimando que el acto de la

debe ser puramente consciente y deliberado. Ahora bIen, para la procesada hay que diferenciar las relaciones se-

y la Tanto el hombre como la mujer se-gun la teona de la procesada, pueden y deben satisfacer su

Anexo 207

instinto sexual plenamente; pero 10 que no les debe ser per-mitido es la procreacion sin un control previo y bajo las de-terminadas condiciones ya mencionadas. Cuanto queda apun-tado no es mas que el medio para seleccionar la raza, para lograr un maximo de salud fisica y mental. La procesada cree firmemente que la humanidad es susceptible de mejora, de regeneracion, merced al influjo de su doctrina, aunque por el momento no puede hacerse mas que, como ella misma dice, sembrar para recoger mas tarde los resultados. No obstante la seguridad de sus afirmaciones nunca llega a formular de una manera concreta como ha de ser la humanidad ideal por la que ella aspira y lucha.

Madre e hija siguen activamente la trayectoria de actua-cion social impuesta por la primera y dedican exclusivamen-te todo su tiempo, hasta en los momentos de descanso, a su campana y a comentar las incidencias de esta; las conversa-ciones tenidas con unos y otros, sus esperanzas, sus decep-ciones y fracasos, las impresiones que en ambas produce el trato con hombres ilustres de la politica y de la medicina, que someten a una critica violentamente parcial y nadie queda librado de su desden, a todos considera inferiores 0 con ma-las intenciones, en todos descubre moviles bastardos y rui-nes en su conducta, de todos queda muy pronto descontenta y siempre supone, sobre todo cuando no coinciden con su modo de pensar, que en elIos hay intenciones secretas en con-tra de ella, 0 envidia hacia el valor de su persona. Tilda con los mas groseros dicterios a personas de alto renombre inte-lectual 0 politico y hace tabla rasa de gran parte de los valo-res mas firmes de nuestra sociedad. Considera que es muy dificilllegar a comprenderla, que es una mujer superior yex-cepcional, que todo cuanto hace es porque 10 debe hacer y jamas duda y se arrepiente de sus actos, incluso de los mas desgraciados de su vida.

Se considera absolutamente libre de todo prejuicio reli-gioso, aunque respetuosa con las creencias ajenas. Politica-mente ha militado en los partidos de extrema izquierda, pa-sando ultimamente del socialismo al partido Republicano Fe-deral, si bien era tan solo la hija la que aparentemente actuaba.

________ ______________________ .................... ........ .. ""',

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. Un.as semanas antes de la realizacion del acto, surgen in-cidencIas en la organizacion de la Liga de Reforma Sexual que Ie producen grandes disgutos y contrariedades al no ver triunfar su criterio tanto en la eleccion de personas como en la aceptacion de sus principios. Por otra parte, el Congreso celebrado par su partido es causa de nuevas preocupaciones y disgustos y comienza a sospechar de la falta de lealtad de sus carreligionarios, en los que cree ver, como siempre Ie acon-tece, animadversion deliberada hacia ella y el des eo de utili-zar a hija,. causa de sus grandes dotes de inteligencia, para fmes POlItICOS totalmente alejados de sus ideas. Veia cla-

en eUos una torpe maniobra para explotar a su hl]a; es declr, aprovecharse de su obra. Esta idea consti-tuye su preocupacion central y no duda un momento de que yan a destruir la personalidad de su hija para utili zarIa como mstrumento de una obra y ponerla al servicio de una idea sin que sea posible determinar claramente en que forma ni en que sentido. Al referir su situacion de animo durante esta epoca, pierde, con frecuencia, el hilo de su discurso en lar-gos parentesis dedicados a censurar y criticar la actuacion de sus correligionarios y conocidos para demostrar en todo mo-mento super.ioridad intelectual de ella y de su hija sobre los demas. Refiere con prolijidad las incidencias del Partido Federal en su ultimo Congreso y pretende descubrir en cada gesto y palabra una alusi6n a la idea entonces do min ante en

relativa deseo de todos en privarla de su hija a la que Slempre consldera como su propia obra. En las ultimas se-manas antes del hecho esta idea se aparece a la procesada con absoluta claridad como en diversas ocasiones indica a los peritos. Para ella esto es tan cierto que no duda un mo-

de es!o sea asi. Su hija no participaba al princi-PIO de este cnteno, de este modo de interpretar la conducta de demas respecto de ellas, protestaba contra la interpre-taclOn par la madre a hechos insignificantes y segun la expreSlOn de la madre esto era as! «porque su alma infantil era incapaz de comprender la existencia de tanta maldad en los h?n:bres». Poco a poco llevo al animo de su hija el con-venClmlento de la certeza de sus ideas hasta conseguir de ella la promesa de que no se habia de dejar llevar ni dirigir por

Anexo 209

los demas para conseguir su propostio. Temia que su hija fue-ra arrastrada por aquellas personas y al anunciar a su hija este temor, cuando Ie parecia descubrir en ella alglin momento de flaqueza, su hija la tranquilizaba afirmandole que segui-ria siempre fiel a su madre, aun cuando Ie interesaba desde el punto de vista psicologico aparentar un interes que en modo alguno sentia. En algunos momentos, sin embargo, estas crisis de flaqueza eran reales y entonces la hija pedia a la madre auxilio, animo y proteccion para resistir la influencia ajena a su madre. En sentir de la procesada, a medida que pasaba tiempo, este ambiente en contra de ella se hacia cada vez mas intenso. Coincide esta actitud de la procesada con ciertos he-chos positivos que ella interpreta a todas luces, equivocada-mente. Asi p. e. el deseo de algunos miembros del partido en destacar a su hija en campafias politicas es interpretado por la madre como expresion de la intencion de arrebatarle de su influencia. Por otra parte, veia la procesada en gran numero a los hombres de ciencia que intervenian con ellas en la arganizacion de La Liga de Reforma Sexual una acti-tud, una conducta, francamente hostil, revestida de hipocre-sia. LIego a tener violentas discusiones con alguno de ellos y crda ver en determinados familiares de estos actitudes se-mejantes. Su suspicacia lIego a interpretar arbitrariamente en este sentido incluso las frases mas corrientes y usuales. Todo tenia para ella un doble sentido, todo iba encaminado a separarla de su hija para utilizar a esta como instrumento de los demas y destruir su propia obra. Veia con terror que iba a perder todo cuanto habia hecho y que a su hija la iban a convertir en «carne de prostitucion». Es preciso advertir que la procesada habla en sentido figurado, a veces, al em-plear esta expresion y otras, en cambio en un sentido literal. En este sentido refiere que al advertir en una cena cientifica que su hija no bebia vino, alguien dijo que no se explicaba par que hacia esto, y que debia bailar como las de mas mu-chachas de su edad. Esta frase privada de toda importancia tenia para la procesada un sentido y era expresion clara de la intencion que los demas abrigaban contra su hija. Este ase-dio que sufrian ambas se hizo cada vez mas estrecho y al fin decide permanecer en casa sin salir, encerrada con su hija,

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210 Guillermo Rendueles

vigilante y espiando los movimientos de la criada, de la que sospecha era agente al servicio de aquellas personas. Esa sos-pecha era consecuencia de que, segun la procesada, en la con-ducta de la criada habia algo extrano, como en ellujo de su vestido y en las relaciones que mantenia con la vecindad, es-pecialmente con uno de los vecinos en cuyo piso entraba al-gunas veces. No podia explicarse a que iba alH como no fue-ra a dar cuenta de 10 que ellas hadan. Hay que advertir que en el citado piso habitaba un senor que al parecer perteneda al mismo partido politico. Durante este voluntario encierro surge una crisis ministerial y la hija ruega a la madre salgan para enterarse de las incidencias y del curso de esta. Accede al fin y una noche salen a la calle y se dirigen a la redaccion de un periodico donde tienen ocasion de hablar con algunos correligionarios. En el comportamiento de estos y en su acti-tud descubre una vez mas la certeza de sus convicciones; para ella no hay duda de que existe una positiva intencion frente a elIas, cuyo radio de accion se extiende rapidamente, inc1u-so fuera de Espana. Durante estos dias espia constantemen-te las conversaciones de su hija por telefono llegando, en un momenta de excitacion, a arrancar el auricular cortando el cable con un cuchillo. Un dia antes llamaron repetidamente a su telefono preguntando si era el garage X y ella misma contestaba secamente que no, a esta lIamada equivocada Ie concede una gran importancia y la interpreta en relacion con su idea dominante en aquel entonces. Al surgir de nuevo la misma Hamada contesta que en efecto, alli es y da el numero de telefono perteneciente a la persona cuya voz parece dis-tinguir, colgando inmediatamente el aparato. «Eso les prue-ba a Vds. -dice, al referir esto- hasta donde lIegaban en su atrevimiento.» Poco tiempo despues se presenta en la casa un empleado de telefonos para arrelgar la averia y ella dice que su aparato no necesita reparacion porque funciona per-fectamente. «Esto demuestra tambien -dice- que en nin-guna forma nos querian dejar en paz.» Supone que alguien dio el aviso para que reparasen el aparato. Igualmente inter-preta en este sentido el hecho de que una tarde preguntaron en la porteria de su casa si alH vivia su hija y como la portera Ie dijese que el que pregunto iba en automovil muy lujoso,

Anexo 211

supone que se trataba de una alta personalidad politica, dia-metralmente opuesta a sus ideas politicas. Durante estos dias sufre y se halla sumida, segun dice, en una gran tortura espi-ritual. Su hija se convence de todo 10 que la madre va descu-briendo y, finalmente, con motivo de la visita de uno de sus amigos, considerado por ella como un espiritu superior, quedo francamente, y de un modo decidido, convencida de que su madre tenia toda la razon. Su hija entonces miraba a las es-trelIas, la conversacion tuvo lugar en una terraza y 1I0raba indignada de la maldad humana. Bajo esta tension constan-te y en un estado de zozobra proyecta, para librarse de aquel ambiente adverso, huir, marchar a otro sitio y, juntamente con su hija, planea un viaje a las islas Baleares, donde su hija escribiria bajo su inspiracion un libro en contra del marxis-mo titulado «La cocaina marxista». Para lograr esto precisa disponer de medios economicos y da orden de vender unas acciones de la Tabacalera, la procesada habla constantemente a su hija del mismo asunto y del mismo tema, para ella no existe otro pensamiento mas que este, decide de acuerdo con aquella romper toda relacion con la Liga Sexual y con sus correligionarios y para ella comienza por con veneer a su hija de que envie una carta dimitiendo de su cargo en la Liga, en la cual se dice que el motivo de la renuncia es el mal estado de salud producido por la impresion de un incendio aconte-cido en su propia casa, incendio que destruyo todos los do-cumentos y papeles de la secretaria de la Liga. La procesada confiesa que la destruccion de los papeles fue deliberada y el incendio un falso pretexto. La situacion de la hija se hace cada vez mas angustiosa pues estrechada constantemente y en to do in stante por la actitud, conducta y modo de pensar de la made, y sin contacto alguno con el mundo exterior, se halla ante un conflicto de tal naturaleza que no sabe ni pue-de resolver por si misma. En esta situacion, el dia anterior del acto, reciben un numero de una revista inglesa «The Adalphi», en la cual el sexologo Havelock-Ellis publica un articulo sobre la hija de la procesada que titula «La Virgen Roja». El hecho de que en este trabajo, dedicado a ensalzar la personalidad de la hija de la procesada no haya nada que pueda ofenderla, sino por el contrario frases de elogio y de

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consideracion, no parece a primera vista explicar la impre-sion que su lectura produjo a ambas. No obstante, parece ser, que el titulo de Virgen Roja y que el autor del articulo indicara que se trataba efectivamente de una muchacha pura, aun no separada de su madre, dentro del hogar familiar. fue motivo de ser interpretado como que el mismo Havelock-Ellis se hallaba tambien mezclado en el plan organizado en con-tra de elIas. De aqui -segun el testimonio de la procesada-la frase de su hija <<jHasta Havelock, mama, hasta Have-lock!». Parece ser, segun indica la procesada, que la idea del suicidio se habia apoderado de su hija, luchaba contra ella y tenia miedo de no poder llevar a la practica dicho acto y liberarse asi de tanto sufrimiento. Por aquel entonces, la pro-cesada qui ere infundirle valor y en su terraza dispara un re-volver para demostrar a su hija que hay que ser fuerte, que ella su madre, no tiembla y tiene el pulso bien seguro. La re-vista en la que se publico el articulo del sexologo ingies fue recibida por la procesada al mediodia y a la madrugada se realizo el acto, en las circunstancias que ya son de todos co-nocidas y sobre las cuales volvera a ser cuestion al tratar de la actitud de la procesada frente al acto y de su modo de reac-cion afectiva a este. Tan solo queda aqui indicada una frase de la procesada que resume de un modo muy expresivo la actitud que frente al hecho tiene: «me la querian quitar pero yo me he adelantado».

EXPLORACION SOMATICA Y PSIQUICA

La procesada es una mujer de 61 alios, de buen estado de salud, de color quebrado, de estructura somatica desde el punto de vista tipologico indeterminada, aunque en ella se denuncien ciertos rasgos picnicos especialmente en la cara y en la parte posterior del cuello. La exploracion fisica de los diferentes aparatos, incluso del sistema nervioso central, no acusa alteracion alguna mediante los medios ordinarios de diagnostico.

Por 10 que se refiere a las funciones psiquicas superiores no denotan los metodos de exploracion alteraciones primarias.

Anexo 213

La percepcion, la memoria, la atencion y la orientacion se hallan intactas. .,

No obstante, el resultado negativo de la en 10 que a las funciones precitadas se se practIco en la procesada la prueba de Rors-chach, que permite, como es sabldo,.o.btener una del tipo de la inteligencia y de la afectIvldad del sUJeto.

He aqui el protocolo integro de la prueba.

Lam.

Lam.

Lam.

Lam.

Respuestas I La primera impresion, un

murcielago .......... . Tendido de unas alas sin cabeza .............. .

II Tiara de un obispo ... . (sonde). Impresion gro-tesca, como dos clowns haciendo un ejercicio pa-ra reir .............. . Entrada en una gruta (a

. 10 largo, fig. intermedia) Dos perros dogos 0 daneses ............. . Otros dos perros con los hocicos arriba ....... .

III Dos negros dislocados co-mo queriendo coger una mariposa (m. r. c.) .... Como adorno una cupu-la que amparase la man-cha ................ . Las machas rojas con al-go exterior, parece que presiden la operacion simbolica dislocada de las figuras ............. .

IV Un murcielago, un ave de cabeza (c) ........... .

Clasificaci6n

OF pos. TV

OF pos. TV OF pos. Obj.

OB pos. M. V

OzwF neg. y 0 neg.

DF pos. T

DF pos. TV

OB pos. TV

OF-Arg.O

DF pos.

OF pos. TV

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214 Guillermo Rendueles

Hombre atado a un potro de tortura, encogido (m. t. l. i.) por una presion dolorosa. Los brazos pue-den ser estos (m. 1.) como una ligadura ......... . Como complemento de la figura, las manchas exter-nas negras later ales .

Lam. V Murcielago, mirese como se mire .............. . Como dos espigas una junto a otra ......... . Un animal en vuelo caido y asustado ........... .

Lam. VI La maldita cruz ...... . con esta sabana que la atan Venera militar ....... .

Lam. VII En fragmento una media luna de picar carne ... .

Lam. VIII Tiara de papa ........ . Corona mural ....... . Dos libros abiertos colga-dos sobre una cuerda .. Un medallon ........ . Lo que domina es la co-rona, los colores rosa la-terales como halo que llevamos todos ....... .

Lam. IX Dos mujeres grotescas, dos cupletistas sobre la luz de las candilejas, una pareja de artistas ..... . Una gruta con la entrada, con su parte de flora y al otro lado como una luz, como el reflejo que Ie dan sus tonos irisados .....

OFMO

OF pos. TV

OF pfO

OF pos T V DF pos Obj.

OF pos.Obj.Opos.

OF Ob.Or. OF.pos.Ob.Or.pos. DF.pos.ob.O.pos.

DF pos.Ob.O.pos. OF pos.Ob.O.pos

DFb 0 neg.

OB Fb pos.Esc.O pos.

OZV Fb Lad. 0 neg.

Lam.

Anexo 215

Cielo de puesta de sol con su luz violeta . . . . . . . .. OFB Cielo 0 pos. Lo verde es el campo, 10 amarillento es estio, la mies . . . . . . . . . . . . . . . .. DFb Abstr. 0 neg.

X Un guerrero, el casco.. DF pos.Ob. 0 neg. Uniforme blanco, el pe-chero ................ DZw F (fb) Ob 0 Adornos de gamuza ... DFb F- Obj. O. Aguilas .............. DF neg. T O. Una composicion alema-na, un simbolo de alma colectiva, del pueblo. .. DFbf simb. O. Los fragmentos despues de una explosion . . . . .. OF Expl. 0 dudosa Collares y veneras . . . .. OFb F pos. OB. Or. Lo rojo es algo que debe existir, sangre, algo que ha pasado, una cosa eje-cutada, no una posibili-dad ................. DFb Sangre

Duracion 31 minutos

Resumen

Numero de respuestas: 35 0: 22 (1 Zw y 8 neg.) B: 3 (LbFB) D: 12 Dd: 0 Dzw: 2

F: 22 (6 neg. 1 dudosa) FFB: 0 FbF: 5 FB: 4

F pos ......... : 680/0 o ............ : 22% (12 neg.): 63% V ............ : 9: 25% T ............ : 25% Obj .......... :34%

Tipo de vivencia 38/11SFb.

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216 Guillermo Rendueles

El resultado de la prueba de Rorschach se caracteriza por el gran numero de respuestas originales, muchas de elIas ne-gativas gran cantidad de respuestas de color puro y bajo nu-mero de formas positivas en relacion con las respuestas globales y de movimiento. Hay much as respuestas abstrac-tas.

Afectividad.-El Rorschach acusa que la procesada es una personalidad fuertemente egocentrica, poco 0 nada adapta-da, rigidez afectiva y oposicionista.

Inteligencia.-Mas abstracta que concreta, vision de con-junto de las cosas, concepciones e ideas absurdas. A veces residuos de un pensamiento infantil. Pedanteria, evidente en algunas respuestas. De est a prueba, independientemente de otros datos, se deduce de un modo evidente que nos halla-mos frente a una personalidad anormal, francamente anor-mal, como atestiguan sus respuestas de un modo objetivo e independientemente de la anamnesia.

Amilisis de la personalidad.-Vida de Instintos: Por 10 que se refiere a los instintos de la propia conservacion, la per-sonalidad de la procesada se caracteriza por la falta de sen-sualidad expresada en su frugalidad, indiferencia a los placeres de la mesa «como porque hay que comer» dice- y sobrie-dad. Abstemia por principio, desprendida, dadivosa, descui-dada para los gastos de su casa, despreocupada, sin que esto fuese motivo de mala administracion, valiente, agresiva a ve-ces, excepcionalmente.

Por 10 que atafie al instinto gregario, ambitendente: de un lado es altruista, de ideologia pseudoanarquista y de otro siente odios profundos; es sarcastica 0 implacable en sus des-precios. El instinto de evolucion de la propia personalidad esta domina do por la hipertrofia de la voluntad de poderio que rige y condiciona su vida y su conducta. En cierta rela-cion con esta tendencia esta ligado su afan de conocer y su pedante des eo de llegar al nucleo movil· de las personas y la esencia de las cosas. Esta cualidad de su personalidad la con-dujo a un autodidactismo incompleto, superficial y disperso que dirije toda la educacion y formacion que dio a su hija.

Instinto sexual.-Ella misma se considera, segun expre-sian propia, como asexual. Odia a los hombres y desprecia a la

Anexo 217

mujer por sus condiciones actuales. Afirma haber realizado en toda su vida tres veces el acto sexual. Hay una evidente tendencia zoofilica claramente manifestada a 10 largo de su vida. Menarquia a los 14. Menopausia a los 49.

Estructura caracterologica y actitud ante la vida.-Sentimiento predominante de superioridad sobre los demas y sobre el ambiente, de su fuerza, de su dominio y de sus ac-tos. Tendencia a la sobreestimacion a si misma, actividad, agresividad, indiferente a la consecuencia de los actos. Con-secuencia de estos actos es la actitud combativa, estenica, de la procesada en la vida. No obstante, en sus estructuras ca-racterologicas hay un cierto matiz de teatralidad.

Temperamento.-Fria, energica, sistematica, consecuente, tendencia a la desconfianza, al autorreferimiento y a la re-forma de la sociedad.

Conducta social.-Egoista altruista (contrastada), apli-cada, voluntariosa, autonoma, decidida, energica, ininfluen-ciable, naturaleza conductora, carencia de senti do familiar. No hay en la personalidad de la procesada rasgo alguno que denote un tipo especial de defectuosidad social. En 10 que a la religion se refiere, es antirreligiosa, aunque se mantiene respetuosa con las demas creencias. Tendencia moralizado-ra con arreglo a sus principios, racionalista y rigorista. Ha pertenecido a sociedades secret as politicas, resentimiento po-litico, dominadora, anticomunista, individualista, fanatica respecto a sus principios y convicciones, idealista, antitradi-cionalista, revolucionaria desde el punto de vista estetico es de tipo reproductivo, amor a la musica, desden por el adere-zo de la persona y muy aficionada a la lectura de libros de biologia y sociologia, de preferencia sobre los de caracter me-ramente litarario. Facilidad para la composicion de tipo pe-riodistico. Su actividad favorita ha sido siempre la propaganda por la conferencia y la pUblicacion literaria, aunque oculta-mente, utilizando como instrumento a su hija, que es la que figura en primer plano.

Inteligencia.-Del resultado de la prueba de Rorschach se infiere, como antes queda apuntado el tipo de la inteIi-gencia, principalmente abstracto. La memoria, la capacidad de fijacion, la atencion, la capacidad de juicio y de critic a .......

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no ofrecen, como.tambien quedo apuntado lineas atnis, al-teracion alguna cualitativa ni cuantitativa. Adviertese, ade-mas en e1 tipo de la inteligencia una cierta unilateralidad, que en ocasiones se manifiesta de un modo evidente. Fundamen-talmente razonadora. Su actitud pedante, una de las cuali-dades esenciales de su caracter, es causa de que aparentemente su inteligencia se nos ofrezca a un examen superficial como superior a la media normal, cuando en realidad, puede afir-marse que no sobrepasa este limite convencional. Hubiera sido superfluo aplicar para el examen de la inteligencia de la procesada uno de los metodos sicometricos usuales, toda vez que en el curso de la exploracion anamnesica jamas hu-bo motivo para sospechar se tratara de una defiente mental, e incluso hubiese sido perjudicial para el eurso ulterior de la exploracion de la procesada.

Resumen.-Se trata de una personalidad en la eual se acu-san cualidades esencialmente predominantes, que eorrespon-den al temperamento esquizotfmico con rasgos degenerativos paranoides. Por 10 que al caracter se refiere es una persona-lidad marcadamente estenica, cuya consecuencia es su acti-tud combativa frente a la vida y su tendencia dominante, reformadora, egocentrica y en la cual hay un evidente pre-dominio del razonamiento sobre la afectividad, causa de su conducta rectilinea, sin miramiento alguno encaminada a cumplir su finalidad.

Diagnostico clinico.-Como consecuencia de to do cuan-to en el eurso de este informe queda apuntado es evidente que nos hallamos ante una personalidad anormal, patologi-ea, en la cual, junto a las caracteristicas de su personalidad se destacan y aparecen en primer plano una serie de ideas de-lirantes, las cuales forman entre si un sistema perfectamente estructurado, eslabonado, que data de antiguo y de caracter evolutivo, aunque su origen exacto no nos sea dado determi-nar como sucede en \a mayoria de los casos de este tipo, a causa de que la idea delirante va formandose lentamente a 10 largo del curso de la vida merced a la accion reciproca de diversos factores internos y externos.

La idea delirante que caracteriza el caso 0 mejor dicho sus sistemas delirantes, es en sintesis, la reforma de la humani-

I ! I

i I I

Anexo 219

dad, mediante un procedimiento de se1eccion meramente ori-ginal y arbitrario, basado en una concepcion erronea de la eugenesia. Para la realizacion de su teoria, para satisfacer la necesidad interna de poner en practica su sistema que su per-sonalidad estenica obliga y su voluntad de poderio condicio-na, tiene una hija a la cual educa segun sus principios para que pueda servirle como instrumento de su obra total. Sabi-do es que la idea delirante no es mas que el error causado por un mecanismo patologico complejo; error que se dife-rencia del error en que el hombre sano puede caer, en el que el error constitutivo por la idea delirante es totalmente in-naccesible al razonamiento y a la logica del hombre sano. Es preciso no olvidar y hay que tener muy presente, que este error delirante no nace de que el individuo que 10 sufre sea inca-paz de utilizar los mecanismos de la logica y que por tanto padezca una insuficiencia de estos, sino que es creado por una necesidad interna, la necesidad del delirio, segun la ex-presion de Kraepelin, como es sabido por todos los psi quia-tras. Precisamente la integridad funcional intelectual de este tipo de enfermos es causa de que para el profano e incluso para el profesional que en ellos realice un examen incomple-to y superficial aparezcan como individuos sanos, puesto que la anomalia no se manifiesta de un modo claro mientras tan-to no se verifique en ellos una exploracion y un anci1isis dete-nido de su personalidad total.

Es pues evidente y para los peritos no ofrece el caso duda alguna diagnostica, que se trata de un caso de paranoia pura, segun el concepto clasico de Kraepelin. Segun este, al cual todos los psiquiatras modernos reconocen como el creador de este concepto clinico, la paranoia se caracterizapor el de-sarrollo velado a consecuencia de causas internas de un sis-tema delirante permanente e inconmovible que transcurre con una perfecta conservac6n de la claridad y orden en el pensa-miento, en la voluntad yen los actos. Segun este autor, con-viene hacer notar aqui para la ilustracion de los no especia-listas, que las fuerzas engendradoras del delirio son: prime-ro, un exagerado sentimiento de la pro pia persona, que, a causa de una constituci6n insuficiente, pone en conflicto al individuo con las exigencias y dificultades de la lucha por la

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vida y en segundo lugar, la capacidad imaginativa de este tipo de personalidad patol6gica que !lena las lagunas que los con-flictos produjeron con una serie de afiadidos meramente ar-tificiales, los cuales constituyen'mas tarde los elementos del delirio y a ellos se afiaden las injluencias que las necesidades ajectivas ejercen sobre el juicio. Este mecanisme psicologi-co se observa en la personalidad inmadura del nino, 10 que en cierto modo tambien demuestra de un modo objetivo la prueba de Rorschach, segun ya quedo indicado en su respec-tivo lugar. Asi se origina la tendencia a valorar e interpretar la experiencia de la vida -como dice Kraepelin- de un modo mas 0 menos arbitrario, desde un punto de vista exc1usiva-mente personal, ralacionado con 10 deseos y temores del pro-pia sujeto, el cual es causa de que el paranoico caracterice su relacion con el medio, desatendiendo la realidad y con arre-glo a sus propias inc1inaciones y convicciones. EI result ado de esta lenta y completa transformacion de la personalidad es una concepcion del mundo meramente delirante y un des-plazamiento unilateral del punto de vista del enfermo respecto de su mundo circundante. Puesto que se trata de procesos evolutivos evidentemente patologicos, en ellos juega el pa-pel principalla personalidad del individuo y, por tanto, sus manifestaciones clinicas son extraordinariamente diversas. No obstante, se ha llevado un cierto orden a estas en vista de la repeticion frecuente patoplastica de las mismas, constituyen-dose una c1asificacion en cierto modo convencional y des de luego artificial; pero indispensable para los usos de las clini-cas psiquilitricas.

Atendiendo a este tipo de agrupaciones adopt ado por la psiquiatria modema, el caso objeto de esta peritacion puede ser adscrito, sin riesgo alguno de error en el grupo de los me-gaiQmanos, subgrupo de los rejormadores de la sociedad. En este' caso, ademas, se dan, en un determinado periodo de su evolucion coincidente con las ultimas semanas anteriores al hecho, manifestaciones inequivocas de tipo persecutorio; ello no puede extranar, porque como dice muy bien Kelher, el paranoico puro, sea la que sea su forma c1inica, no se ve ja-mas libre, en el curso evolutivo de su proceso, de episodios de tipo persecutorio. Ademas, por otra parte, la direccion y

Anexo 221

aun el mismo contenido es susceptible de variacion en el cur-so de su evolucion.

No es preciso establecer un diagnostico diferencial del caso, objeto de esta peritacion, puesto que en el se dan las caracteristicas esenciales que de por si delimitan el diagnos-tico y que en ninguna otra enfermedad mental se dan sino de un modo absolutamente pasajero. Esto es, la existencia del delirio con absoluta conservacion de las funciones inte-lectuales superiores primordiales, unido a los rasgos consti-tucionales que determinan el tipo de su personalidad. Obser-vese que segun queda demostrado, al referir el curso de la evolucion de la personalidad de la procesada, ya en los anos de su juventud, 0 quiza antes, comienza a esbozarse su deli-rio de reforma de la humanidad, consecuencia del cual es la actitud que la procesada mantiene en el curso de toda su vida de un modo constante y sin correccion alguna. Ciertamente, que algunas de sus ideas pudieran ser admitidas, sin un estu-dio previo, profundo de las mismas, como aceptables, tal suele ocurrir en algunos casos, pero a un examen detenido aun fa-cilmente desechables a causa de que en elIas hay una serie de elementos erroneos unos, y otros, superficialmente reco-gidos en lecturas sin metodo y preparacion, que dan un as-pecto pseudo-cientifico al sistema capaz de influir sobre el profano y formar un grupo de proselitos. Si a ello se anade . el tipo de la personalidad de la procesada, de naturaleza es-tenica, hiperactiva, luchadora y con innegable aptitud de con-ductora de masas, unido a las dotes positivas de su hija, uti-lizada por la procesada como medio para adquirir y lograr su finalidad, nada de extrano tiene que alcanzara cierto re-nombre e influencia, inc1uso sobre personas pertenecientes a ciertos circulos intelectuales. El enunciado de su campana pone en movimiento a una serie de personas de significacion cientifica y social que no dudan, des de el primer momento, en prestarie ayuda para la organizacion de la Liga de Refor-rna Sexual. Pero a medida que el movimiento comienza a to-mar actividad surgen dificultades y divergencias que nacen precisamente de la concepcion erronea de la procesada, la cual pretende a todo trance hacer valer sus puntos de vista, espe-cialmente el relativo a la vasectomfa, base de su sistema y

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que constituye el punto debil de aquel, cuyo error no solo no es percibido por la procesada sino que 10 esgrime como argumento capital de su razonamiento sin que sobre el ad-mit a posibilidad de discusion. La vasectomia es, a juicio de la procesada, la piedra angular del edificio de su sistema. Las objeciones y discrepancias que su actitud despierta son valo-radas por la procesada en un sentido muy diferente al que estas llevan consigo y supone que son expresion de actitudes de animadversion hacia ella provocada por la envidia, prin-cipalmente. La lucha que la organizacion de la Liga Sexual lleva consigo por los motivos apuntados, de una parte y de otra, las diferencias personaies con algunos de sus correli-gionarios politicos engendran en la procesada una nueva ac-titud de naturaleza afectiva que nipidamente se intensifica y cristaliza en un delirio de interpretacion, a todas luces evi-dente. A partir de este momenta toda la actividad de la pro-cesada se dirige a analizar y tratar de profundizar en la con-ducta, moviles y actitud de las personas de su conocimiento -hombres de ciencia, politicos, amigos, vecinos y criados-llegando a interpretar de un modo delirante todo cuanto acon-tece en su alrededor, como puede deducirse de los datos re-feridos en la anamnesia. Asi, p. e. una Hamada de telefono equivocada, repetida, Ie hace suponer que uno de sus cono-cidos trata por este modo de llegar a ellas con un modo mis-terioso y extrafio, absolutamente incompatible con una bue-na intencion. Del mismo modo, el hecho de que su criada les mostrara en una ocasion ropas interiores que acababa de comprar 10 interpreta en el sentido de que la criada podia hacer aquellos gastos merced al dinero que alguien Ie pro-porcionaba para pagar el servicio de espionaje cerca de ellas. Otro ejemplo muy demostrativo es el relativo al coche que llevaba a una persona que pregunto en la porteria de la casa por su hija y que la procesada interpretaba suponiendo per-tenecia a un elevado personaje politico de la oposicion, el cual iba con una determinada intencion a informarse respecto de su hija. Llega esta actitud de suspicacia en la procesada has-ta tal extremo que decide encerrarse en su casa rompiendo asi toda comunicacion con el mundo exterior, e incluso cor-tando el hilo telefonico. Y como para la procesada el eje

Anexo 223

principal de su sistema de reforma de la humanidad es su hija, la cual fue engendrada con este objeto para utilizarla como instrumento capaz de encauzar y sembrar sus principios, su-pone que en virtud de un mecanismo psicologico, conocido por el nombre de proyeccion que, sus ya francamente ene-migos quieren privarla de este instrumento, es decir, de su hija y al mismo tiempo utilizarla en beneficio propio apro-vechando sus sobresalientes cualidades. La mas pequefia ga-lanteria a su hija era interpretada en un sentido totalmente opuesto a la que esta en sf llevaba, llegando a creer incluso que uno de sus conocidos habia sido movilizado por parte de sus correligionarios para enamorar a su hija y asi adscri-birla totalmente a las campafias politicas del partido en be-neficio personal de algunos de los elementos directivos de este.

En este estado de sobrecarga afectiva, de gran tension, a solas con su hija, sin contacto alguno con otras personas, la influencia que la madre siempre ejercio sobre su hija de un modo energico y obsesivo llega a su maximo y es muy ve-rosimil suponer, fundados en nuestra experiencia psiqui<itri-ca, que entonces aconteciera 10 que en terminos tecnicos se llama «contagio ps(quico». Por tal se entiende en psiquia-tria la trasferencia y aceptacion integra de una idea 0 est ado patologico delirante bajo la accion de una intensa carga afec-tiva, siempre que el contagiante ejerza una influencia positi-va sobre el contagiado merced a la superioridad de su perso-nalidad en algunos de sus aspectos. Por tanto, desde el pun-to de vista psiqui<itrico, es comprensible la actitud emocional o afectiva de la hija respecto de las afirmaciones y segurida-des de la madre. Las afirmaciones de la procesada en este sentido, es decir, cuando asegura que su hija se hallaba to-talmente compenetrada con ella y pedia ser liberada a todo trance del «asedio» de que era objeto y sobre todo del por-venir que Ie estaba reservado, son, merced a este concepto psicopatologico, totalmente admisibles. La llegada de la re-vista inglesa «Adelphi» con el articulo de Havelock-Ellis, fue, en virtud de su titulo «La Virgen Roja», precipitante, aparte de otros motivos de interpretacion patologica que la proce-sada sefiala, la prueba objetiva de que ambas tuvieran la cer-teza de sus convicciones y que contribuyo a ampliar el deli-

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rio llevando a la imaginacion morbosa de la procesada la idea de que su persecucion llegaba a adquirir un canicter intern a-cloMJ, uno de cuyos motores era el sexologo ingles. Este su-ceso aparentemente banal constituye, en sentir de los que sus-criben, el estimulo final desencadenante del acto.

Actitud de fa procesada jrente at acto. - Reiteradamente, a 10 largo de nuestra observacion, en diversas ocasiones y por diversos motivos, la procesada se manifiesta total y absolu-tamente satisjecha del acto cometido, que considera como un deber cumplido. Acto que ella cali fica de sublime y del cual en ningun momento, se arrepiente. Ante los peritos se manifiesta tranquila y arrogante, vanagloriandose de su acto, el cual sup one s6lo puede ser comprendido por muy pocos. Su actitud queda resumida en la siguiente frase que a uno de los empleados de la prision dijo recien ingresada: «Como una gran artista que puede destruir su obra si Ie place, por-que un rayo de luz se la muestra imperfecta, asi hice con mi hija a qui en habiaplasmado y era mi obra.» Esta actitud de la procesada, esta sensacion del deber cumplido, es un he-cho caracteristico de los paranoicos que cometen un acto de-lictivo del tipo del cometido por la procesada. En ningun mo-mento lamenta 10 sucedido y siempre habla de la muerte de su hija como un hecho que, dadas las circunstancias aconte-cidas, no tenia mas remedio que producirse, dadas las con-diciones de mujer superior que ella se adscribe y que la ha-dan capaz de un sacrificio de esta naturaleza; acto, segun ella, sublime, que no a todos les es dado realizar. No se con-sidera delincuente sino por el contrario digna de admiracion y dispuesta, una vez pasados los tramites juridicos, que ella estima meramente formularios, a exigir por todos los medios severas cuentas a determinadas personas del pais y extranje-ras por 10 que con su hija han hecho.

Conducta de la procesada, despues del hecho, en la pri-si6n.-Con objeto de a1canzar un conocimiento 10 mas pro-fundo posible de la personalidad de la procesada, los peritos que suscriben estiman necesario dar cuenta en este informe de la conducta de la procesada en el ambiente de la prision, para 10 cual han procurado obtener noticias de los emplea-dos de la carcel en inmediato contacto con ella. Esta con-

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ducta, cuyas caracteristicas vamos a transcribir, es mente indispensable como complemento de nuestro dmgnos-tico, ya que aporta una serie de de valor que la exploracion usual, esto es el mterrogatono, Jamas puede proporcionar.

En el momento del ingreso en la prision dice a la vigilan-te que la acompanaba: «tres cosas hay en la tierra que fican triunfar en la vida: crear, luchar y matar». Despues, al ver la celda que Ie habia sido destinada (celda de incomu-nicacion), exclama: <<iQue horror, que inhumano! ... para es-tos casos deberia haber una habitacion especial, adornada con flores». Despues de levantada la incomunicacion no pre-senta el menor signa de preocupacion 0 de emocion y sus pri-mer as palabras son para interesarse por el estado de salud de sus animales, afirmando que es criminal y feroz dejarlos abandonados de to do cui dado. Al salir de prestar declara-cion, vuelve del locutorio alegre y expansiva, diciendo que «el juez la ha comprendido, que esta contenta, que 10 pasa-do queda atras y que, en adelante, esta dispuesta a seguir su obra». Ese dia estuvo muy locuaz, hablo de todos los pro-blemas politicos y sociales en pie, mostrandose satisfecha en todo momento. Protesta de que, sin su permiso entraran en su cas a a hacer fotografias Y dice que no perdonara que sus correligionarios dejaran ver el cadaver de suhija en el depo-sito. Pide libros, flores y muebles para decorar su celda, de un modo autoritario. Hace del departamento en que se en-cuentra su feudo; obliga a que Ie sirvan otras reclusas, Y pone reglas de como deben tratarla, sin dejar un de lla-marla «Dona», porque es senora no por nobleza smo por sus meritos de estudio.

Al enterarse por la prensa que alguien ha afirmado que no era madre de su hija, se excito fuertemente y acuso a un conocido politico de ser el promotor de tal y mo: «iA ese chacal, a su mujer y a los chacahllos de sus hl-j as habran de exterminarlos mis no con el re-volver sino como se merece extermmar la Slmlente humana que es vii: cortandoles el cuello y exponiendoles asi a la ver-giienza publica». Manifiesta tambien un odio enorme una gran figura de la medicina espanola, a cuya esposa consldera

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como espia internacional y afirma que sus hijas son ya «10-batas del mal», que deben ser exterminadas pese a quien pese». «l.Es que tienen derecho a la vida?, exclama, jAh! el derecho a la vida no 10 tienen esas simientes y si no se acaba con el mal se esta perdido, por eso yo he de continuar mi obra, pese a quien pese». «Yo sere la enjuiciada ra· acusare y caiga quien caiga. Mi abogado me defendera de'la parte juridica, pero yo misma me defendere de la parte filos6fica» .

Respecto a su actitud frente a las compafieras de prisi6n adopta desde el primer momento una posici6n de franca su-perioridad protectora y muestra interes por elIas dando c??--sejos al personal sobre el modo de tratarlas. En una ocaSlOn arenga a la poblaci6n penal a la que obliga a permanecer de pie mientras ella Ie dirije la palabra en la siguiente «Hay que, dejar de ser hijasde borregas, despertad, la mujer paridora». A continuaci6n les ofrece la libertad lll-mediata.

En otra ocasi6n dice que una de las empleadas de la pri-si6n es espia de los marxistas internacionales, que la persi-guen aun dentro de la prisi6n. A un conocido politico socia-lista Ie achaca la direcci6n de todo este movimiento persecu-torio. Mas tarde exige que no se Ie cierre la puerta de la celda y un dia que se Ie cierra por necesidad se atrinchera de ella y en uni6n de dos reclus as enfermas, a las que tema amenzadas, si no la obedecian, se mantiene durante tres ho-ras sin ceder a las consideraciones del personal hasta que con-siente s6lo a la presencia del director, a quien insulta soez-mente. Otro dia porque una celadora Ie cierra la puerta la abofetea. Esta tendencia a la agresividad se manifiesta tam-bien en otras ocasiones como al ser reintegrada nuevamente a la carcel despues de su estancia en el hospital, insultando a uno de los guardias que la acompafiaban e intentando dar-Ie una patada en los genitales «por ser hijo de un indecente vientre paridor y ser borrego».

Un dia, despues de recibir una carta de er:t.la que Ie recriminan haga comercio con la memona de su hIja, mediante articulos de periodicos que ella misma inspira, ex-c1ama «yo no tengo porque callar mas tiempo. Mi hija no hizo

Anexo 227

nada, to do 10 hice yo y 10 dire aun cuando me persigan los socialistas y los masones». Posteriormente afirm6 que ella no queria ser la celestina de su hija. En suma, toda su acti-tud, queda reducida hasta hace poco tiempo a manifestacio-nes de soberbia y de superioridad respecto a los demas y a la agresividad en determinados momentos, especialmente en aquellos en los que no puede hacer 10 que Ie parece conve-niente, 0 cuando tropieza con la disciplina del establecimiento, que Ie impide poner en practica sus deseos.

En la ultima etapa de nuestra observaci6n se manifiesta, a veces, ligeramente deprimida, desengafiada con respecto a su obra inmediata, la regeneraci6n de las reclusas, las cuales se rien de ella y la Haman chiflada. A veces suele llorar inclu-so delante de los que suscriben, sin que este llanto signifique en modo alguno arrepentimiento y manifiesta una singular preocupaci6n porque la puedan considerar como loca. Res-pecto de la continuaci6n de su obra nos asegura que si Ie fuera posible continuarla sera con otro nombre, ya que el suyo esta desprestigado al considerar los demas su sacrificio sublime como un delito vulgar. No obstante esta actitud ligeramente deprimida manifiesta en diversas ocasiones su tendencia de dominio y superioridad. Asi dice en una ocasi6n al hablar de sus sentimientos religiosos que no Ie importa entrar en una iglesia 0 en una sinagoga pero que arrodillarse no se arrodi-llara jamas delante de nadie.

Por 10 que acaba de transcribirse claramente se infiere que la personalidad de la procesada no ha sufrido merced al he-cho cometido, modificaci6n alguna. Las caracteriticas de ella permanecen inmutables y el proceso pato16gico que sufre, gue igualmente su evoluci6n. Por otra parte, las frases elegl-das al azar entre las que de ordinario pronuncia, son expre-si6n clara de su sistema paranoico que constituye el eje cen-tral de toda su vida. En ningun momento y por ninguna circunstancia se encuentra la procesada lejos de sus preocu-paciones de reforma social que quiere, incluso en la prisi6n (intento de reforma de las reclusas) poner en pnictica. Esta aparente y superficial desviaci6n de su objetivo fundamen-tal es tan s610 consecuencia de la influencia de su medio ac-tual, y es bien sabido que muchos paranoicos varian su sistema

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en el curso del tiempo merced al influjo de factores externos. Pron6stico.-Como es bien sabido la paranoia pura con-

siste en un proceso patologico, de tipo evolutivo, cronico, lento que, como su misma definicion indica, es de curacion imposible. Los casos publicados de curacion en 1a literatura medica son, en opinion de los psiquiatras de mayor autori-dad, errores de diagnostico.

Sentado que la paranoia es un proceso incurable precisa, no obstante, sefialar las cualidades que condicionan el pro-nostico en el caso particular de esta peritacion. Entre ellas merece especial mencion en primer lugar, la tendencia com-bativa y agresiva manifestada reiteradamente por la proce-sada en divers as ocasiones y que condiciona la peligrosidad del caso. En el, no es precisamente el contenido del delirio el que motiva la peligrosidad, sino el tipo de la personalidad de la procesada, esencialmente combativa y agresiva, como acaba de ser indicado, 10 cua1 es causa de evidentes conflic-tos con el medio en 1a lucha por la consecucion de sus fines o incluso en sus tropiezos con las leyes vigentes que, dada su condicion de indisciplina, no admite. Si en el medio limi-tado y disciplinado de la prision no acepta su condicion de reclusa y pretende imponer su criterio, a veces violentamen-te, mediante amenazas de palabra y de hecho, en un regimen de libertad serfan mas frecuentes y de mas graves consecuen-cias estos conflictos y sus trasgresiones de las leyes. Claro es, que e1 contenido en si del delirio de la procesada podia de-senvolverse de un modo tranquilo y sin la menor transgre-sion social si su personalidad fuese de tipo opuesto, esto es, astenica, sensitiva, sofiadora y pasiva, y entonces sus mani-festaciones no pasarian de la publicacion literaria y en modo alguno llegarian al terreno de la lucha. De aqui la imposibi-lidad de establecer norm as generales respecto a la peligrosi-dad de la paranoia, ya que, cada caso particular, y no solo por el contenido del delirio si no tambien por el tipo de per-sonalidad hay que enjuiciarlo individualmente.

De cuanto antecede, los peritos que suscriben, se consi-deran autorizados para deducir las siguientes conclusiones:

1. La procesada Aurora Rodriguez padece un proceso psi-quico patologico que corresponde a la Hamada paranoia pura.

Anexo 229

2. El proceso patologico psiquico que sufre la procesa-da es, como el enunciado de su nombre indica, un proceso incurable.

3. La procesada, dad as las caracterfsticas particulares de su personalidad, se halla en estado de peligrosidad psi-quica.

Y para que asi conste donde sea extienden y firman el presente informe psiquiatrico, en Madrid a 20 de Septiembre de 1933.