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EL MANTO DEL REYAproximaciones culturales

a la economía cubana

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SOBRE EL AUTOR

MARIO JUAN VALDÉS NAVIA

(Sancti Spíritus, 1961)

Ensayista, investigador y profesor. Doctor en Ciencias

Pedagógicas. En 2020 deben presentarse sus volúmenesensayísticos José Martí, visión de la historia (Editorial del Centro

de Estudios Martianos) y Fernando Lles y el grupo minorista deMatanzas (Ediciones Matanzas). Es coautor de las compi-laciones A propósito del centenario (Ediciones Jarao, Sancti

Spíritus, 1995), El siglo XX en Sancti Spíritus (Luminaria, SanctiSpíritus, 2000), Cuadernos de historia principeña (Ácana,

Camagüey, 2002), Martí hacia todos los tiempos (Luminaria,Sancti Spíritus, 2004), Antología de la Enseñanza de la Historia

(Escuela Normal Superior de Querétaro, México, 2004),Pensamento americano (Editorial Icone, Sao Paulo, 2004),Corrientes paralelas (Luminaria, Sancti Spíritus, 2007) y Sancti

Spíritus. Aniversario 500. Fundación y conmemoración (EditorialHistoria, La Habana, 2014). En revistas especializadas,

memorias de eventos internacionales y sitios digitales hapublicado artículos científicos sobre la obra martiana y lahistoria y el patrimonio de las regiones de Sancti Spíritus y

Matanzas. Sobre asuntos cubanos ha intervenido enpaneles de la revista Temas y escribe asiduamente en el medio

digital La Joven Cuba. Ha obtenido reconocimientos por suobra ensayística, tales como: premio al mejor ensayo publicado

en la revista Matanzas (2014); Mención de Honor y Premio(en 2015 y 2017 respectivamente) en el concurso de ensayosde la revista Temas, en la modalidad de Ciencias Sociales, y

Premio Fundación de la Ciudad de Matanzas 2019. FueHistoriador de la Ciudad de Sancti Spíritus (1998-2004) y

director de la Biblioteca Provincial Gener y Del Monte, deMatanzas (2012-2016). En la actualidad es investigador titulardel equipo de historia del Centro de Estudios Martianos.

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EDICIONES MATANZAS, 2020

EL MANTO DEL REYAproximaciones culturales

a la economía cubana

Mario Valdés Navia

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Edición: Norge Céspedes DíazPerfil de la colección, diseño y emplane: Johann E. TrujilloEn cubierta: Por el bosque francés de la calle del Medio. Adrián SocorroCorrección: Marvelis Díaz

© Mario Valdés Navia, 2019© Sobre la presente edición: Ediciones Matanzas, 2019

ISBN: 978-959-268-512-3

Ediciones MatanzasCasa de las Letras Digdora AlonsoCalle Sta. Teresa no. 27 e/ Contrerasy Manzano, Matanzas, Cuba.

e-mail: edicionesmatanzas@atenas.cult.cu www.cubaliteraria.com

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Umbral: El pensamiento cultural en el análisisde la actualidad cubana

Tras la caída del socialismo real europeo hubo unprimer período en el que las fuerzas de izquierda

trataron de explicar las causas del derrumbe mediantehipótesis conspirativas, entre las que figuraban, enprimer lugar, la de la traición de Gorbachov y susseguidores, quienes habrían engañado a los soviéticosy al mundo con sus cantos reformistas para conducira la URSS hacia el capitalismo. Otra tesis fue la de larevolución burocrática de Boris Yelsin, pretendido após-tol de la democracia cuando realmente era un aliadode las mafias de la economía subterránea, a las queentregaría importantes enclaves económicos. Enambos casos, no faltarían los aderezos justificativosque brindaban los sempiternos complots de los cuer-pos de inteligencia occidentales supuestamente capa-ces, no solo de engañar, sino de mover como títeres alos más importantes líderes del país.

Conjeturas más realistas se fundamentarían enfactores económico-sociales internos —como la obso-lescencia tecnológica y la baja productividad acumu-ladas por errores de política económica— y en laspresiones económicas impuestas por la destructiva

La manera cómo se presentan las cosas no es la manera como son; ysi las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría.

KARL MARX

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carrera armamentista con el Occidente, comple-mentos perfectos de la herencia terrible del estali-nismo, el socorrido Señor Oscuro que estaría en elorigen de todos los males del socialismo y su des-moronamiento final.

Mas, según pasaba el tiempo, la bruma se fuedisipando y aquellas explicaciones se tornaban feno-ménicas, no esenciales, mientras la silueta del principalculpable quedaba cada vez más expuesta: el socialismoreal había perdido la batalla cultural con el capitalismo.Ideología contra ideología, símbolos contra símbolos,valores contra valores, los ideales burgueses habíansofocado los del socialismo y el comunismo, el hombrenuevo y la sociedad sin clases, que parecían tan sólidosy, sin embargo, se habían mostrado harto frágiles en elsentido común y el imaginario de millones de hombresy mujeres, nacidos y criados en las nuevas condicionesde la sociedad socialista, donde muchos de los procla-mados logros y ventajas eran más aparentes que reales.1

Se hacía evidente que no es en la propaganda polí-tica, sino en los vericuetos de la cultura, la ideologíay la subjetividad, donde los ideales socialistas debenllegar a calar, convencer y atraer a los actores prota-gónicos de los procesos de transición socialista. Paraeso tiene que existir una práctica económica, socialy política que colme sus expectativas y llene de senti-do positivo y de felicidad compartida sus mentes.

Aunque poco divulgada y atendida en la praxisdel socialismo real europeo durante décadas, esa línea

1 R. Keeran y T. Kenny: Socialismo traicionado, en especial el prólogode Ramón Labañino; Fernando Martínez: «Historia y marxismo», enLa historia y el oficio de historiador.

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de atención prioritaria a las cuestiones del pensa-miento cultural no es nueva en la exégesis marxista.Prueba de ello es esa joya del ideario gramsciano que esel artículo «Socialismo y cultura»,2 que retoma ladivisa griega «Conócete a ti mismo» como la funciónprimordial de la nueva cultura. De hecho, la transi-ción socialista ha de ser un período de transformacióneconómica y cultural donde, si no se llega a instauraruna sinergia entre la praxis económica y los nuevosfenómenos de conciencia, la construcción de la socie-dad emergente no pasará de ser una utopía.

Lo que ocurrió en el socialismo real fue que se llegó aun punto en que la acumulación cultural de informa-ciones sesgadas, consignas incumplidas y valoracionestriunfalistas, pero carentes de basamentos científicos,llevaron a los partidos comunistas en el poder a perderde vista la realidad objetiva y a que se adoptaran conclu-siones tan increíbles como la de que ya se había cons-truido el socialismo en lo fundamental en casi todos lospaíses europeos que desarrollaban este modelo. Llegóa decirse incluso que se había alcanzado el socialismodesarrollado en varios de ellos (Unión Soviética, RepúblicaDemocrática Alemana), lo cual vendría a confirmar lavalidez del modelo escogido de socialismo de Estado.En verdad, todo aquello solo era una quimera que nuncapasó de ser un proyecto inconcluso y deformado delideal marxista y leninista original.

Hoy es evidente que los manuales de economíapolítica que adoctrinaban sobre las llamadas regularidades

2 Ver María Fernanda Madriz: «Cultura, ideología y hegemonía en AntonioGramsci», Episteme NS, vol. 20, no. 2, HUMÁNITAS. Portal temáticoen Humanidades, 2000, pp.133-154.

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de la construcción del socialismo —establecidas formal-mente en conferencias internacionales de los partidoscomunistas en el poder— a partir de las experiencias,intereses y dictados del modelo estatizado desocialismo y su burocracia hegemónica, no eran másque panfletos para ingenuos, cuya cientificidad yaestaba en entredicho a nivel mundial desde muchoantes de la caída del bloque socialista europeo.3

No obstante, más allá de esas formulaciones teóricasesquemáticas, había una producción alternativa que,por cierto, era mirada con ojeriza por los dogmáticosya que no comulgaba con muchas de sus asevera-ciones y adoptaba un enfoque crítico hacia determinadoselementos de la práctica del socialismo real.

Desde Occidente, varios representantes del pensa-miento cultural contemporáneo contribuyeron al estudiode las experiencias socialistas con sus aportacionesteóricas, entre ellos: Max Weber (burocracia), AntonioGramsci (hegemonía, albedrío), Louis Althusser(aparatos ideológicos del Estado); Michell Foucault(poder simbólico), Pierre Bourdieu (habitus, doxa, capitaly campo cultural) y Clifford Geertz (ideología comosistema cultural, fuentes de iluminación simbólica).

En Nuestra América se atesora una larga tradición delpensamiento cultural donde las reflexiones sobre ellugar, los valores y los problemas de la cultura son devieja data y gozan actualmente de amplio reconoci-miento mundial. Uno de los autores emblemáticos delos famosos Estudios Culturales Latinoamericanos, Jesús

3 Ernesto Guevara: Apuntes Críticos sobre el manual de la Economíapolítica de la URSS.

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Martín-Barbero, afirma que los iniciaron no porque lesllegaran «cosas de afuera. Fue leyendo a Martí, aArguedas [...] Nosotros habíamos hecho estudiosculturales mucho antes de que esa etiqueta apareciera».4

También en la historia del pensamiento cubanoexiste toda una tradición de análisis cultural de nuestrosasuntos socio-económicos que se remonta a la colonia(Félix Varela, José Antonio Saco y José Martí), se mantieneen la república burguesa (Fernando Ortiz, Jorge Mañach,Emilio Roig) y asume un sesgo peculiar tras el triunfode la Revolución con los aportes de Fidel Castro, ErnestoGuevara, Armando Hart y Fernando Martínez, entreotros, quienes escaparon de los marcos del análisistradicional estalinista y mostraron la transición socialistacomo un fenómeno de la cultura. En particular resultanaplicables a estas aproximaciones los conceptos de guerrade pensamiento y lo natural y lo exótico, propios delpensamiento martiano y los de socialismo de liberaciónnacional, ideología teorizada y acumulaciones culturalesdesarrollados por Fernando Martínez en sus análisis delsocialismo cubano.

Esas miradas nos sirven de precedentes paraadentrarnos en diferentes aristas de la transición alsocialismo vista como una nueva forma de civili-zación, es decir, de praxis económico-social y de sucorrelato en la subjetividad, individual y colectiva.Este punto de vista ayudará a interpretar los procesosde la realidad económico-política cubana actual conuna óptica compleja, holística; como fenómenos

4 Jesús Martín-Barbero y Ana María Ochoa Gautier: «Políticas demulticulturalidad y desubicaciones de lo popular», en Cultura, políticay sociedad Perspectivas latinoamericanas, p. 189.

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culturales, históricos e ideológicos, que se corres-ponden, de manera general, con los componenteseconómicos, sociales y políticos de la realidad en unmomento determinado, elementos que se han detransformar si se pretende edificar una nueva subje-tividad. Con este fin se emplearán categorías de lasciencias socio-humanísticas y de la cultura comoinstrumentos para el análisis de los problemas de latransición socialista.5 A estas se sumarán las prove-nientes del marxismo6 y los nuevos paradigmascientíficos de la complejidad y la bioética aplicados alas ciencias sociales.7

En la historia de las ciencias sociales y huma-nísticas socialistas, uno de los mayores daños lo hacausado el mecanicismo, la creencia de que la adop-ción de un acuerdo, política, o consigna bastan paradar el impulso inicial que hace mover la sociedad enuna dirección determinada hasta alcanzar el objetivotrazado. Ya Engels había sostenido con acierto que

5 Contrato social, voluntad general, larga duración, reproducción cultural,deconstrucción, símbolo, signo, significación, lenguaje, doxa, costumbres,mito, rituales, contrato social, representación social, participación,sentido, capital cultural/simbólico; hibridación, ideología, el yo y el otro,identidad y diversidad, disenso y consenso, hegemonía, poder, podersimbólico, dominación, aparatos ideológicos del Estado, alienación/enajenación, fuente simbólica de iluminación, imaginario social, discurso,sentido común/habitus, contexto, texto, valores, violencia simbólica,censura, cultura de masas, cultura popular, dimensión cultural de lapobreza, kitsch y realismo socialista.

6 Esencia y fenómeno, clases sociales, clase en sí y clase para sí, fetichismomercantil, mercancía fuerza de trabajo y su valor, reificación, realizaciónde la propiedad, dictadura del proletariado, transición socialista.

7 Sistema complejo, holismo, resiliencia, autopoiesis, sinergia.

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«todo cambia de raíz tan pronto como queremosanalizar las cosas en su movimiento, en su transfor-mación, en su vida, en su influencia recíproca.Entonces caeremos inmediatamente en un cúmulode contradicciones».8

A tenor con ello, en los textos que siguen lasrelaciones socioeconómicas cubanas serán aborda-das como fenómenos culturales en sus múltiplescontradicciones, tanto en sus condicionamientosobjetivos como en sus repercusiones ideológicas,único modo de comprender e interpretar los com-plejos laberintos del mundo simbólico. De este modo,pretenden contribuir al imprescindible debate deideas y propuestas, que aún es poco frecuente alinterior de las ciencias sociales y humanísticas delpaís y ampliar las perspectivas de análisis de loslectores, en momentos en que se perfilan los caminospara hacer más promisorio el destino de Cuba.

El libro aglutina tres aproximaciones a la realidadsocioeconómica del archipiélago que pueden leersede manera independiente, aunque guardan una rela-ción estrecha que va de lo fenoménico a lo esencial.La primera trata acerca de cómo se ha ido modi-ficando el contrato social en las diferentes etapas dela transición socialista y, en correspondencia con ello,cómo se ha manifestado la interrelación entre elsalario y la economía informal en la representaciónsocial colectiva. La segunda aborda los orígenes yrazón de ser de la tríada burócratas-burocracia-buro-cratismo en el socialismo, sus peculiaridades en

8 F. Engels: Anti-Dühring, p.146.

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Cuba y los peligros que encierra la hegemoníaburocrática para el presente y futuro de esta socie-dad. La tercera se introduce en la cuestión primariade la propiedad socialista estatizada y su relacióncon el tema de la participación ciudadana, a partirdel concepto cultural de sentido de propiedad y susderivados: sentido capitalista de propiedad y sentidosocialista de propiedad. En los tres casos se proponenideas y conceptos con una interpretación otra de lanaturaleza de estos fenómenos y propuestas concre-tas para una posible superación de sus contra-dicciones en los marcos de un proyecto socialistacada vez más próspero, libertario y participativo.

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Rousseau, Marx y Braudel en la actualizacióneconómica cubana1

Prolegómenos

Soy de los que piensan que, al igual que en las ciencias naturales y exactas, en el ámbito de las

sociales y humanísticas existen también las llamadasciencias básicas, entre las que se cuentan: Historia,Filosofía y Economía Política.2 Siendo así, cualquiercambio profundo que se pretenda hacer en los predioseconómico-sociales debiera estar precedido —y acom-pañado— de un debate intenso de ideas donde loscontenidos relativos a estas materias ocupen un espaciode privilegio. Pensar bien primero y hacer después,según el famoso apotegma vareliano. Para lograr uncambio de esta magnitud resulta vital asimismo laparticipación popular, abierta a todas las ideas y

Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el únicomodo de ser libre. Pero, en lo común de la naturaleza humana, se

necesita ser próspero para ser bueno.JOSÉ MARTÍ

1 Esta es una versión ampliada y actualizada del texto homónimo queobtuvo Mención de Honor en el concurso de ensayos de la revista Temas2015 y que fuera dado a conocer por esa publicación cubana en su no.87-88, julio-diciembre de 2016, pp.119-128.

2 Esteban Morales: «Algunos desafíos de las ciencias sociales cubanas»,en Revista Anales de la Academia de Ciencias de Cuba, vol. 1, no. 2, LaHabana, 2011, pp.1-6.

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puntos de vista originales y bien fundamentados, quefertilicen el proceso de la toma de decisiones más correctas,eficaces y eficientes, en particular a nivel nacional.

Durante un buen tiempo se trabajó en la elabo-ración de la conceptualización teórica del modeloeconómico y social cubano.3 Como es un acto trascen-dental que influye decisivamente en su vida actualy futura, todo el pueblo —uno de los más instruidosy cultos del planeta, según la propaganda oficial—debía ser llamado a repensar y enriquecer constan-temente su contenido. Solo con el aporte colectivopodría enrumbarse de manera efectiva hacia undestino promisorio que permita salir del trance difícilen que se debaten hoy la economía y la sociedadcubanas.4 De ninguna forma la búsqueda de las posi-

3 Oficialmente, desde que se convocó en la Primera Conferencia Nacionaldel PCC y se plasmó en su Objetivo no. 65 (29 de enero de 2012), hastaque el VII Congreso del PCC aprobó la Conceptualización del ModeloEconómico y Social Cubano de Desarrollo Socialista (2016), tras unperíodo de debates partidistas y populares.

4 Algunos guarismos económicos negativos entre 2009-2018 (actualizadosrespecto a la versión original que incluía hasta 2014): crecimientopromedio del PIB anual del 2%; 70% de los alimentos son importados(1700 MP en 2018); la producción azucarera no rebasa el millón y mediode toneladas; inexistencia de un mercado mayorista para cuentapro-pistas; déficit habitacional de 929 695 viviendas, incluidas las de malestado y regular; se necesitan construir 527 000 hogares nuevos y en2018 se terminaron solo 29 235; entre el 20 y 40% de la población encondiciones de pobreza; menos del 5% de cubrimiento de servicios deinternet en los hogares. Fuentes: ONEI: Panoramas Económico y socialde Cuba 2008-2017 y Anuarios Estad ísticos 2008-2017, enwww.onei.cu; textos de Omar Everleny, Mayra Espina, José Rodríguez,Juan Triana, Pável Vidal, Rafael Hernández, Ariel Terrero, PedroMonreal, Oscar Figueredo, José Concepción y cálculos del autor.

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bles soluciones debe quedar en manos exclusivas deuna representación ad hoc de científicos y funcio-narios que sustituyan con sus elucubraciones eldebate abierto y público.

Por mi parte, hallo que entre los fundamentosbásicos a tener presentes se encuentran tres teoríasampliamente validadas por la praxis histórico-socialy apropiadas para enfocar con miradas inusuales elactual panorama nacional desde los ámbitos de laFilosofía Política, la Economía Política y la Historia:la del Contrato Social, del suizo Jean J. Rousseau; lade la Plusvalía, del alemán Karl Marx, y la de laLarga Duración, del francés Fernand Braudel.5

A partir de estos enfoques trataré de dar respuestaa preguntas cardinales, interconectadas entre sí yaltamente preocupantes para nuestra sociedad, enrelación con el consenso alrededor de las reformasal proyecto socialista. ¿Cómo ha ocurrido ladistribución y redistribución del nuevo valor creadoen las diferentes etapas del proceso revolucionario ycómo se manifiesta hoy?; ¿el añorado crecimientodel salario real debe verse como fruto de una mayoreficiencia económica futura o como derechoeconómico inalienable de los trabajadores cubanos?;¿qué relación existe entre los problemas de la dis-tribución y el consumo antes mencionados y la per-sistencia de una economía sumergida en el contextode Cuba?

5 Respectivamente en: El Contrato Social, París, 1762; El Capital,Londres, 1867 y El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en laépoca de Felipe II, París, 1949.

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El Contrato Social en el devenir del proceso revo-lucionario cubano

Pocos pensadores han marcado tan profundamenteel pensamiento social como Jean J. Rousseau, sobretodo en la filosofía política y la ideología. Desde quela enunciara, su Teoría del Contrato Social pasó aconvertirse en uno de los fundamentos de las socie-dades modernas.

La esencia de su modelo político social era quetodos los ciudadanos, libres e iguales, pudieranconcurrir a manifestar su voluntad para llegar a unacuerdo común (contrato social), expresado en elconcepto de voluntad general, determinada por sucarácter universalista normativo (inapelable, coerci-tivo) y la preeminencia de los intereses universales(colectivos) que no habrían de ser diferentes, sinocoincidentes con los individuales.

Según él, las reglas de la asociación (leyes) debenser el resultado de la deliberación pública, ya que enella se encuentra el origen de la soberanía. Por ello,las leyes no serán justas y la soberanía no será legítimasi la deliberación no respeta el interés común o losciudadanos no aceptan las condiciones por las quelas reglas son iguales para todos, es decir, ley que elpueblo no ratifica es nula y no es ley.

El triunfo de la Revolución Cubana generó unnuevo contrato social sobre bases más democráticas,legitimadoras del nuevo estado revolucionario, entrelas que se encontraban: a) la convocatoria a la participa-ción popular, b) la garantía estatal de la justicia social

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y c) la defensa de la soberanía nacional.6 Desde lasmultitudinarias asambleas populares que marcaronlos primeros años de la Revolución hasta los eventosculturales y económicos masivos, como la Campaña deAlfabetización, las movilizaciones militares y la Zafrade los Diez Millones; la mayoría revolucionaria delpueblo se entrenó en una nueva democracia directa,que recordaba más la de la República de Cuba en Armasque las tradiciones cívicas de la república burguesa.

En aquella primera etapa (1959-1970)7 el entusias-mo popular no tenía límites, aupado por los extraor-dinarios avances socio-culturales de las mayorías y lanecesidad compartida de mantener una postura radicalen defensa de la soberanía nacional, ante las agresio-nes constantes del gobierno de los Estados Unidos ysus aliados, empeñados en someter a la Revolución.

Pronto, la forma capitalista tradicional de distri-bución del nuevo valor creado (renta, ganancia, sa-lario) desapareció como tal. En aquellas condicionesde laboratorio social y plaza sitiada al mismo tiempo—sin precedentes desde la época bolchevique—, elconsenso social era más ideo-político que económico,por lo que se inició un experimento social a gran escaladonde se abandonaron paulatinamente las lógicasdel mercado en pos de una centralización, casiabsoluta, de todo el nuevo valor creado en manosdel Gobierno Revolucionario, con el fin de satisfacer

6 Julio C. Guanche: La participación ciudadana en el Estado cubano.7 Fernando Martínez ha periodizado el proceso revolucionario en tres

etapas que asumo: 1959-1970; 1971-1991; 1992… Ver su libroDesafíos del socialismo cubano y Jorge Fornet: El 71, Editorial LetrasCubanas, La Habana, 2013.

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las necesidades de la defensa, dar solución a losgraves problemas sociales históricamente preteridos(pobreza extrema, insalubridad, analfabetismo…) y,sobre todo, lograr la justa nivelación de las grandesdiferencias sociales en un país que contaba con unade las economías más productivas de la región.

El objetivo que aglutinaba al pueblo revolu-cionario era preciso: salir del subdesarrollo capita-lista y construir una sociedad comunista. En políticaeconómica esto se expresó en el abandono de los dossistemas iniciales de gestión (Cálculo Económico yFinanciamiento Presupuestario) y la implantacióndel Sistema de Registro Económico (1965-1975). Ental contexto, el liderazgo revolucionario pudo experi-mentar con cualquier medida, a todo costo, segurode que la voluntad general las aplaudiría por laconfianza en el proyecto compartido de socialismocubano, aunque muchas no soportaran uncuestionamiento científico.8 Así, el igualitarismo enla distribución y el consumo, el reparto directo debienes y servicios, unidos al realce cotidiano delascetismo guerrillero y la uniformidad miliciana, encontraste con el consumismo despreciable de lasociedad anterior, sirvieron de base al nuevo pactosocial entre las clases trabajadoras y su Estadorevolucionario que se preciaba de ser: «De los humil-des, por los humildes y para los humildes».9

8 «Ley contra la vagancia» (1965), Ofensiva Revolucionaria (1968),Zafra de los Diez Millones (1969-1970)...

9 Fidel Castro: «Discurso en el entierro de las víctimas de los bombardeosdel día 14», 15 de abril de 1962, en Playa Girón. Derrota delImperialismo, p. 76.

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De esta forma se aseguró un consenso en torno ala distribución social del nuevo valor creado, dondeel Estado concentraba en sus manos todo el productoadicional y una parte sustancial del producto nece-sario, lo que acrecentaba su imagen paternalista debenefactor de la sociedad. Tal separación transitoriadel productor directo respecto a una parte impor-tante de su producto necesario era aceptada por lavoluntad general, no solo porque una porción signi-ficativa de él era devuelta por el Estado a los ciuda-danos mediante cuantiosos y eficaces fondos socialesde consumo (educación, salud, seguridad social,recreación, etc.) —las famosas gratuidades de hoy—,sino también porque los bajos precios de los artículosde primera necesidad, vendidos en el mercadonormado de alimentos y productos industriales, hacíanposible la satisfacción de las necesidades básicas delas familias a través de los ingresos salariales, mante-niendo altos los índices del salario real y una homo-geneidad social del consumo que servía de base a launanimidad política.

A seguidas, en la etapa que pudiéramos llamardel socialismo real cubano (1971-1991), el nuevo pactosocial que se impondría —especie de copia cubani-zada del modelo soviético— aceptó la estimulaciónmaterial de los trabajadores a partir de la aplicaciónde la distribución según la cantidad y calidad deltrabajo, tanto por la vía salarial como por los premiosy otros fondos colectivos a nivel de empresa.10 Asimismo,

10 «Acuerdos del XIII Congreso de la CTC», 1973; y «ResoluciónEconómica del I Congreso del PCC», 1975.

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el fomento de un amplio mercado complementario(paralelo) permitía la realización sistemática de losingresos adicionales de los trabajadores de forma máso menos amplia.

En este período, los altos ritmos de crecimiento delproducto social global (PSG),11 determinados por laconversión de Cuba en la azucarera de todo el bloquesocialista a precios preferenciales, hicieron posible unaumento sostenido del nivel y la calidad de vida queaseguraba la realización de los proyectos de la mayoríade los ciudadanos, a partir de su superación personalen los ámbitos del estudio y el trabajo y el consiguienteaumento de su salario.

El advenimiento de la crisis de los noventa (Períodoespecial) inició la tercera etapa del proceso revolu-cionario, que aún persiste. La súbita debacle económicadio al traste con el viejo consenso social y creó la llamadacrisis de valores, reflejo en la conciencia social de ladescomposición del sistema estatizado de economía so-cialista bajo los golpes combinados de la caída delsistema socialista mundial, el recrudecimiento del blo-queo norteamericano y la persistencia del retrógradomodelo centralizado de gestión burocrática con susinnumerables factores de freno a las fuerzas productivas.

En esta fase, los baluartes económicos del contratosocial establecido en los años setenta y ochenta(amplios fondos sociales de consumo, bajos precios y

11 Indicador macroeconómico empleado por el CAME. Consistía en lasumatoria del precio de todas las mercancías y servicios producidos enel país durante un año. Cuba lo empleó hasta 1995. Según cálculo delautor, con datos del Anuario Estadístico de Cuba 1988, el PSG crecióun 6,7% promedio anual entre 1975-1985, a precios constantes de 1981.

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salarios, simbiosis entre el mercado básico normadoy otro libre complementario) se fueron debilitando odesaparecieron, lo cual originó la génesis de unasociedad mixta, donde los valores socialistas prove-nientes de las etapas anteriores se mezclan con losdel capitalismo de Estado en sus más variadas formas(empresas mixtas, asociaciones, redes de comerciomayorista y minorista, etc.); los de los pequeños ymedianos productores mercantiles (campesinos,transportistas, cuentapropistas) y, peor aún, los de lafloreciente, aunque poco estudiada, economía subte-rránea, donde imperan la corrupción en sus disímilesvariantes y el capitalismo más salvaje.12

En este nuevo escenario, la existencia de una capaburocrática prohijada por el modelo estalinista desocialismo de Estado y su modus operandi habitual(prebendas, secretismo, soborno, devoción al jefeprotector, papeleo, peloteo, etc.) se torna cada vez másinsoportable para el resto de la sociedad, que sufreante el parasitismo manifiesto de esta casta y clamapor mecanismos democráticos transparentes, decontrol obrero, que pongan coto a los desmanes de losburócratas y sus familias y salven a Cuba del destinodel Socialismo Real europeo.13

Desde el 2007, con el inicio de las esperadas reformasal modelo denominadas Proceso de Actualización

12 Otras modalidades ascendentes son las cooperativas no agropecuarias,establecimientos arrendados y negocios de capital extranjero 100%.

13 Max Weber advertía: «La idea de secreto oficial es un invento especí-ficamente burocrático, y la burocracia defiende fanáticamente ese sigilo»(«Qué es la burocracia»). En los años treinta, Trotsky predijo que laburocracia soviética se apoderaría de los medios de producción. En el 2002,más del 60% de los gerentes rusos eran ex-miembros de la nomenklatura.

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Económica de Cuba (PAE), por primera vez seatacaron las bases del viejo sistema de socialismoestatizado, primero mediante la supresión de prohibi-ciones absurdas, y luego con el inicio de una serie detransformaciones14 que han gozado del beneplácitode la mayoría de la ciudadanía y llaman la atención denumerosos observadores internacionales, quienessiguen detenidamente este intento de construir unsocialismo próspero y sostenible en un país subde-sarrollado y bloqueado económicamente por losEE.UU, excluido, por tanto, de los tradicionales cir-cuitos internacionales de circulación del capital.

En los momentos actuales puede apreciarse ya laconformación de una voluntad general en torno a loscambios y la necesidad de un nuevo pacto social enciernes, aunque el modelo que preconiza es aún inma-duro, lo cual genera un alto nivel de incertidumbreen la población respecto a muchos de sus elementos,si bien los «Lineamientos de la Política Económica ySocial del Partido y la Revolución», aprobados por elVI Congreso del PCC y, sobre todo, el debatenacional en torno a su proyecto (noviembre, 2010-abril, 2011) —donde se emitieron más de ochomillones de opiniones y propuestas de modificacionesy adiciones al documento original—, hicieron posibleuna vasta deliberación pública sobre cómo superar

14 Oscar Fernández: «Rasgos esenciales del modelo de funcionamientoeconómico en Cuba», en Economía y desarrollo, no. 1, La Habana,2012, y Juan Triana: «Cuba: ¿de la actualización del modelo económicoal desarrollo?», en Nueva Sociedad, no. 242, La Habana, nov.-dic. de2012, disponible en https://nuso.org/articulo/cuba-de-la-actualizacion-del-modelo-economico-al-desarrollo/

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la presente situación sin renunciar a la soberanía nia la opción socialista.

En abril de 2016, el VII Congreso del PCC aprobó,tras un periodo de debates partidistas y en núcleosobreros importantes, varios documentos rectores,entre ellos la «Conceptualización del Modelo Econó-mico y Social Cubano de Desarrollo Socialista», queincluye los principios y las bases teóricas que han deregir el proceso de construcción del socialismo en lasactuales condiciones. Mas, varios factores siguenpendiendo cual espada de Damocles sobre el nuevocontrato social, y es preciso dilucidarlos para que lavoluntad general llegue a incluir definitivamente elconsenso de los millones de trabajadores asalariadosdel país:

—¿Es una necesidad insoslayable la remuneraciónacorde al valor de la fuerza de trabajo y a la cantidady calidad del trabajo que aporta cada uno, o esto esuna mera ilusión idealista?

—¿Cómo es que el Estado-comerciante considerajusto subir los precios de las mercancías, antessubsidiadas, para recuperar los costos y obtener elevadasganancias donde antes obtenía pérdidas por «gratui-dades indebidas», mientras, al mismo tiempo, postergaindefinidamente el derecho de los trabajadores a cobrarun salario acorde al incremento del costo de la vida?

—Si no se trabaja bien porque el Estado-empleadorno paga salarios estimulantes y este sostiene que no lopuede hacer porque se dispararían los precios de lasescasas mercancías en una creciente espiral infla-cionaria, estamos entonces ante una aporía sinsolución en los marcos socialistas al estilo de ¿quiénfue primero: la gallina, o el huevo?

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Para entender mejor el asunto propongo acudir

una vez más a Marx y dos de sus obras cumbres, El

Capital y Crítica al Programa de Gotha, donde la remu-

neración se explica por dos principios diferentes: el

valor de la fuerza de trabajo, en el capitalismo, y la

cantidad y calidad del trabajo, en el período de

transición al comunismo. ¿Por cuál de esos raseros

nos corresponde cobrar a los trabajadores en la Cuba

actual?, ¿o existe algún otro? Repasemos a Marx.

Karl Marx y su negación de los salarios en el socialismo

Mucho se habla del marxismo, pero pocos se detienen

a determinar cuáles son las ideas que pudiéramos

llamar genuinamente marxistas. De hecho, es compli-

cado acercarnos al marxismo legítimo en las condi-

ciones actuales de Cuba. Para un experto en la inter-

pretación del tema:

El problema de en qué consiste el marxismo de

Marx resulta sumamente difícil para nosotros en

la actualidad. Lo es en sí mismo, al menos por

cinco razones: carencia de fuentes directas sufi-

cientes, muy escaso manejo de los estudios califi-

cados que se han hecho sobre el tema, gruesa capa

acumulada de vulgarizaciones y discursos absur-

dos que se reclamaron marxistas y se nos impu-

sieron como requisitos ideológicos, exigua par-

ticipación real del marxismo de Marx en los

ámbitos teóricos de nuestras ideas y trabajos

25

científicos, y pérdida reciente de interés en el

marxismo.15

Por ello es preciso volver, una y otra vez, a los textosclásicos de Marx, esos donde el socialismo no es ninguna

etapa del comunismo —como nos hicieron creer losideólogos del Socialismo Real—, sino el mismísimo

período de transición del capitalismo al comunismo,donde imperaría la dictadura del proletariado, encar-

gada de aplastar la resistencia de la burguesía derrocada,pero no para eternizar un Estado omnipresente, sino

para ir eclipsando su papel hasta desvanecerlo, procesodurante el cual irían desapareciendo los rasgos de la

sociedad capitalista y, a la par, construyéndose unanueva sociedad: la de «los productores libres asociados»,

como tanto gustaban denominarla él y su amigo Engels.Por supuesto que en esas condiciones ideales, donde

el socialismo habría triunfado a escala planetaria, elmercado iría cediendo su lugar al plan de manera global,

y las relaciones de intercambio mercantil se extinguiríangradualmente ante la creciente posibilidad de obtener

los bienes de uso y consumo directamente de losalmacenes, a través de bonos de trabajo, por tiempo,

según el principio de distribución socialista: «De cadacual según su capacidad. A cada cual según su trabajo»,

expuesto por Marx en su Crítica al Programa de Gotha.16

Por tanto, el principio socialista de distribución se

concibió para economías naturales, en bonos de trabajo,

15 Fernando Martínez: Historia y marxismo, p.322.16 Glosa 3, pp.12-18.

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nunca en dinero. Realmente, Marx jamás pensó la

distribución socialista en forma de salario.En lo que respecta a la genuina economía política

marxista, sus tesis se agrupan en la teoría de la plus-valía, que descansa en varios pilares, uno de ellos es laexistencia de una mercancía especial: la fuerza detrabajo, única capaz de crear valores. Así, la instau-ración de la llamada esclavitud asalariada parte de laexistencia de dos premisas: la separación del productordirecto de sus medios de producción y la libertadjurídica de los individuos, cuestiones que determinanla necesidad impostergable de los proletarios de vendersu fuerza de trabajo a cambio de una determinada sumade dinero (el salario), que le permita satisfacer susnecesidades y las de su familia.17

Si es así, la fuerza de trabajo no puede dejar de sermercancía mientras se mantengan las causas que dieronorigen a su conversión en tal. Mas, ¿desaparecen esascausas cuando un Estado de vocación socialista decidenacionalizar las propiedades capitalistas e implantar lapropiedad estatal socialista? ¿Puede considerarse, apartir de ese acto, que se elimina la separación delproductor directo de los medios de producción y quetodos los miembros de la sociedad pasan a ser dueños,por igual, de los medios de producción, equivalentesa los «productores libres asociados» de los quehablaban Marx y Engels? Para esas preguntas, la únicarespuesta honesta que nos brindan Marx y la práctica delsocialismo en tres continentes durante casi una cen-turia, es: no, no resulta posible.

17 El Capital, t.1, cap. II.

27

En definitiva, los principios marxistas de la distri-bución según el trabajo y del pago del salario por elvalor de la fuerza de trabajo no son excluyentes, puesse encuentran en niveles de generalización muydiferentes. Así, mientras el primero viene a sustituir elprincipio capitalista de distribución a partir de tresfuentes diferentes: renta, ganancia y salario, el segundosolo se refiere a la magnitud ideal del salario para quehaya un intercambio de equivalentes entre el capitalvariable del patrono y la mercancía fuerza de trabajodel obrero, cuestión válida en cualquier sociedad dondeprevalezcan las relaciones monetario-mercantiles, seancapitalistas o socialistas.18

Por demás, el hecho cierto de que en los llamadospaíses socialistas determinados individuos y familiashayan recibido una cantidad sustancial de bienes yservicios directamente de los almacenes estatales, enrazón de su cargo o supuesta importancia social (dietasespeciales, residencias lujosas, viajes de placer,vacaciones en hoteles suntuosos…), sin necesidad decomprarlos, lejos de acercarnos a una sociedad más justa,nos alejaba cada vez más de ella y nos hacía derivar nohacia el comunismo, sino al que Marx denominara modode producción asiático de los estados teocráticos del OrienteAntiguo, donde las grandes masas trabajadoras pro-ducían directamente para las élites hegemonizantes deuna manera colectiva y sin necesidad de que mediaranla propiedad privada sobre los medios de producción,

18 Aun de la distribución según el trabajo decía Marx: «Aquí reina,evidentemente, el mismo principio que regula el intercambio demercancías, por cuanto este es intercambio de equivalentes». Marx:ob. cit., p.16.

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la esclavitud individual, ni la circulación mercantil debienes y servicios.

Volviendo a la Cuba actual, es preciso reconocerque en las condiciones de un país socialista subde-sarrollado, donde la producción de bienes y serviciosno abastece las necesidades, ya no de la sociedad, sinotan siquiera de un mercado deprimido, no es honestoreferirse a la fuerza de trabajo de los trabajadores sino es para considerarla como una mercancía que secompra y se vende en el mercado de trabajo a partirde la Ley del Valor, y donde se tengan en cuenta,como raseros para determinar su precio (el salario):el costo de la canasta básica, como nivel mínimo; lacantidad y calidad del trabajo que aporte cada unoal producto final y la demanda efectiva de ella en lasdiferentes ramas de la economía.

Recuérdese que, para Marx, «el costo salarial varía,también, según sea el grado de cualificación del trabajo»,[pues] «El trabajo al que se considera calificado, máscomplejo con respecto al trabajo social medio, es laexteriorización de una fuerza de trabajo compleja,trabajo de un peso específico superior, en el que entrancostos de formación más altos, cuya producción insumemás tiempo de trabajo y que tiene por tanto un valormás elevado que el de la fuerza de trabajo simple».19

No aceptar estas verdades elementales en la teoríay la praxis económica cubanas, más aun durante lasúltimas dos décadas, conllevó a que el salario fueramenospreciado, se convirtiera en una caricatura yno cumpliera con su función elemental de estimulación.

19El Capital, t.1, p.159.

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Esto contribuyó a potenciar un rosario de calami-dades económico-sociales, tales como: baja producti-vidad e intensidad del trabajo, crecimiento de lapobreza absoluta y relativa,20 hurto y malversaciónde los bienes estatales, doble moral, disminución dela tasa de natalidad por debajo del nivel de repro-ducción de la población, migración interna deprofesionales altamente calificados hacia ocupa-ciones de igual o menor complejidad en ramas conmás posibilidades de realización económica, comoel turismo y el trabajo por cuenta propia (TCP) y, lopeor de todo, la migración de valiosos trabajadores,de todas las categorías ocupacionales, en especialjóvenes y técnicos de alto nivel, hacia mercados la-borales extranjeros más acordes con sus capacidadesy donde las perspectivas de su destino como asalaria-dos son más promisorias. Así, la desmotivación sa-larial actúa como una fuerza centrífuga que provocala llamada «emigración económica», verdadera diás-pora de trabajadores cubanos que se van a cualquierlugar del mundo —haya o no Ley de Ajuste Cubano—en pos de salarios más justos.

En la práctica económica mundial existe consensoen cuanto a los requisitos para la existencia del tanañorado salario justo, son ellos: estar de acuerdo con

20En el panel de Temas «El período especial veinte años después», seplanteó sobre la pobreza absoluta en Cuba: «Un estudio realizado por elInstituto de Investigaciones Económicas del MEP señala la existencia, almenos, de una franja de 20% de pobreza urbana. En ella se concentranlos grandes perdedores de la crisis. En otros estudios, ese grupo puedellegar hasta 40%, en términos de la disponibilidad de ingresos parasatisfacción de necesidades». Ver Temas, no. 65, La Habana, 2011, p. 63.

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la clase de trabajo que se realiza; ser suficiente paracubrir las necesidades fisiológicas y psicológicas de lostrabajadores y sus familias (comida, ropa, vivienda,educación, ocio, etc.); estar unido al rendimiento en eltrabajo; ser similar a los de otras empresas de la mismalocalidad para los mismos trabajos y estar ligados alresultado económico de la empresa, así como participarde sus beneficios.

A tenor con ello, la política salarial también debecompensar los aumentos del nivel de vida de maneraequitativa, de tal forma que, en la misma medida que loscostos van subiendo a lo largo del tiempo, también seeleven los salarios. Generalmente, estas acciones se basanen el incremento del sueldo anual teniendo en cuenta laelevación correspondiente del costo de la vida, a partirdel índice de precios al consumidor (IPC), de modo talque el trabajador no se sienta desamparado al percibir que,haciendo el mismo trabajo, cada vez tiene acceso amenos bienes y servicios ya que todo es más caro.21

21 Los estudios sobre el IPC en Cuba son escasos y poco divulgados. Segúnel que hicieran investigadores santiagueros en 2011: «La dinámica decrecimiento promedio de los precios de los bienes y servicios de la canastaseleccionada supera a la dinámica de crecimiento promedio del salariodevengado, relación que se cuantifica en 0.7202259, lo que significa que porcada peso que se incrementan como promedio los precios, los salariosdevengados se incrementaron en 72 centavos, demostrándose cómo el salarioreal desciende o simplemente no le alcanza a la familia para cubrir todos susgastos». Martínez Manrique, Sardinas Guardarrama y Hernández Oro:«Medición del Índice de Precios al Consumidor en la provincia de Santiago deCuba período 2004-2009», en Observatorio de la Economía Latinoameri-cana, no. 151, Madrid, 2011, disponible en http:// www.eumed.net/cursecon/ecolat/cu/2011. Ver José Rodríguez: «Ingresos y nivel de vida en Cuba: unarevisión actual», en Panorama mundial, no. 17-18, La Habana, 2013, y «Lapolítica económica en Cuba: balance del año que concluye», en Cubacontemporánea, Boletín Por Cuba, La Habana, 7 de enero de 2014.

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En el caso cubano, no se han tenido en cuentaestos postulados de la política salarial durantemuchos años, aunque se han intentado algunospaliativos que no han modificado sustancialmentela crisis de los salarios y pensiones. Así, en 2005 seinició un proceso de reforma salarial y de la seguri-dad y asistencia social que buscaba comenzar a rever-tir la situación de desventaja en que se encontrabaparte importante de la población mediante laelevación del nivel mínimo del salario, pensiones yprestaciones de la asistencia social. A esto se sumóel incremento de los salarios de los sectores de lasalud y educación. Mas, la elevación de los ingresosmedios de los trabajadores no compen-saban lasubida de los precios durante tres lustros. Por demás,el proceso no llegó a generalizarse ante la contracciónprovocada por la crisis económica global de 2008.

Una década después, en 2014, se aprobó la Res.17del MINTSS que otorgó facultades a las empresaspara establecer sus propios sistemas de pago yestimulación por resultados a sus empleados, lo cualoriginó un incremento del salario en el sector empresarial.22

22 En 2018 se distribuyeron utilidades en el sistema empresarial estatalcubano por un valor de 4306 millones de pesos, monto que pareceexcesivo para los resultados económicos desfavorables de ese año.Ver, de Yudy Castro Morales: «Sobrecumplimiento excesivo de utilidadesen empresas cubanas en la mira de Finanzas y Precios», 16 de marzode 2019, en www.cubadebate.cu. El sistema de pago salarial porresultados es cuestionado desde sus inicios por sindicatos y especialistaspor hacer depender el salario de indicadores que no dependen del obreroy ponerlo en correspondencia con los resultados económicos de laentidad, no los del obrero, algo que no ocurre en ningún otro país delmundo. Vivian Bustamante Molina: «Salario: formas y sistemas de pago

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En 2019 se acaba de aprobar un incremento sustan-cial del salario del sector presupuestado y las pensionesque beneficia a más de dos millones de trabajadores ysus familias. Quizás, la medida más importante enla esfera de la estimulación desde que se inició elPeríodo Especial. La principal y terrible consecuen-cia de la persistencia de tal situación es que como elsalario no se incrementó en la misma proporción quela inflación, en todos estos años la población haestado pagando con ese déficit salarial el costo de lacrisis que iniciada en 1990.

Este largo declinar del salario como ingreso prin-cipal se manifiesta mejor cuando lo comparamos conla magnitud alcanzada por otras vías de retribución,tales como los ingresos de los campesinos, coope-rativistas y TCP; estímulos en especie —las añoradasjabitas de aseo y alimentos, de algunos organismos— yen divisas, aunque la Oficina Nacional de Estadísticas eInformación (ONEI) siga sin reconocerlas aún comoparte del salario; propinas; subsidios y créditos.23

Más aún se revela la disparidad del salariorespecto a otras fuentes de ingreso si lo comparamoscon el valor de las remesas provenientes del exterior.En el año 2017, se estimaban las remesas dedicadasal consumo en unos 1 500 millones de dólares,equivalentes a 36 000 millones de pesos al cambio

en Cuba», en Trabajadores, La Habana, 26 de enero de 2015, disponibleen http://www.trabajadores.cu/20150126/entrevista-online-formas-y-sistemas-de-pago-en-cuba/.

23 Para la compra de los efectos electrodomésticos de la RevoluciónEnergética, el Estado concedió créditos por un valor de 19 000 MP, elequivalente al salario anual de los años 2005, 2006 y 2007.

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oficial de 24 CUP por un CUC, cifra que superaba

al fondo de salarios con que el Estado pagaba a sustrabajadores (34 321 millones aproximadamente).

Por demás, la depreciación del salario —y de sucompañera no menos importante: la jubilación— se ha

agravado al persistir la doble moneda (CUP y dólar/CUC) durante más de dos decenios (1994-¿2020?),

período en que el grueso de los salarios nominales hansido devengados en la más pobre de ellas, el CUP,

mientras crecía el volumen de las mercancías vendidasen CUC en la canasta básica familiar hasta convertir a

las llamadas Tiendas de Recaudación de Divisas (TRD)en Tiendas de Recaudación de todo tipo de Ingresos.24

Ante esta situación, los trabajadores y sus familiashan respondido de manera desesperada buscando vías

disímiles para aumentar su salario real mediante activi-dades, casi siempre ilegales, que les permitieran com-

pletar su producto necesario, lo cual distorsionacompletamente los indicadores económicos. Un vistazo

a recientes estadísticas oficiales muestra claramente laparadoja entre el salario nominal y los ingresos reales, en

tanto que uno de los sectores que menos salario devenga,el de «Hoteles y restaurantes», con un salario promedio

24 Según declarara hace ya un lustro Joaquín Infante, asesor de la AsociaciónNacional de Economistas y Contadores de Cuba, la unificación monetariaes un proceso que «debió efectuarse mucho tiempo atrás» y se demorópor «la excesiva centralización de las decisiones operativas, el carácterformal de las finanzas, y la dirección de la economía mediante decisionesadministrativas y no de indicadores económicos y financieros», enGranma, 3 de agosto de 2014, disponible en http://www.granma.cu/cuba/2014-08-03/una-decision-impostergable?page=9

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mensual de 546 CUP en el 2017,25 es el que recibe laafluencia constante de trabajadores de todas las demásramas. En él pueden encontrarse a médicos, ingenieros,licenciados, investigadores y ex-funcionarios realizandolabores más simples: camareros, porteros, maleteros,taxistas, jardineros, almaceneros, etc. Si el móvil econó-mico que los mueve no es el salario, es presumible queemigran hacia esta esfera en busca de las propinas,los pagos en divisas y la facilidad para «resolver»productos que luego se revenden de manera venta-josa en el mercado negro.

No obstante, aunque estos fenómenos se agravaronen el Período Especial, la llamada economía sumergidavenía prosperando en Cuba socialista desde los añossesenta, como parte de un proceso que se remonta alos albores de la nacionalidad cubana, allá por lossiglos XVI y XVII. Entonces: ¿puede considerarse estaactividad económica ilícita un fenómeno de largaduración en Cuba?; ¿qué condiciones han provocadosu persistencia durante la colonia, la república bur-guesa y la socialista?; ¿cuáles son los fundamentosde esta situación, a todas luces ilegal y corruptora,en un pueblo tan politizado, instruido y culto comoel cubano? Analicémoslo con detenimiento.

25ONEI: Anuario Estadístico 2017, cap. 7 «Empleo y salarios», Tabla7.5 «Salario medio mensual en las entidades estatales y mixtas porclase de actividad económica». Según la criticada metodología de laONEI, en este salario medio no se incluyen los pagos y estimulacionesen pesos convertibles, ni los ingresos percibidos por distribución deutilidades. Además, el unir los salarios en empresas estatales y mixtas(capitalismo de Estado) enturbia aún más los datos.

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Braudel y la larga duración del comercio de rescateen Cuba

Concepto medular en la obra del historiador francésFernand Braudel, la larga duración es un término creadopara denominar procesos seculares, que marcaronsignificativamente la historia de la Vieja Europa. Conél se designa un nivel del tempo histórico correspon-diente a estructuras que conservan una estabilidadmuy larga (condiciones geográficas y biológicas; nive-les de productividad y algunos fenómenos culturalese ideológicos), a diferencia de la coyuntura, en que elcambio es más perceptible (series económicas, revo-luciones políticas y científico-técnicas) y los aconte-cimientos, que son procesos de corta duración, omeros hechos de la historia.

Metodológicamente, el concepto larga duraciónconstituye la piedra angular de la concepción brau-deliana de la historia total, donde se imbrican economía,geografía e historia en un todo único. Aplicado a lamás joven historia americana —y cubana específica-mente—, se asocia a procesos que suman solo algunoscientos de años, fundamentalmente si recorren losestadios principales de la historia nacional: colonia,república burguesa y república socialista.

Desde este punto de vista, uno de los más tercoseventos de larga duración en Cuba es el llamadocomercio de rescate. Surgido desde el siglo XVI, comorespuesta al rígido monopolio comercial español enlas relaciones con los demás países y sus abusos alcomprar y vender a precios leoninos, fue ejercitadointensamente por los habitantes de toda la Isla en

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cuanta ensenada o desembocadura de río era factiblepara los intercambios furtivos —aunque alegre y masi-vamente practicados— con los comerciantes extranjeros,casi siempre piratas, corsarios, o bucaneros de la peorespecie. El calificativo de rescate hacía alusión evidenteal derecho que creían tener los pobladores a practicarloante las injustas leyes y exacciones del gobierno colo-nial, que menoscaban su derecho como productoreslibres de vender y comprar al mejor postor.

Ya en la república burguesa, el comercio de contra-bando fue siempre secundario y menos significativo enel volumen de las transacciones comerciales, tantointernas como externas. Su carácter de rescate perdióvigencia ante el predominio del libre comercio y laexistencia de varios mercados, acordes al poderadquisitivo de los diferentes grupos poblacionales. Noobstante, persistió siempre como una fuente de ingresosde las mafias ligadas a importantes funcionarios guber-namentales, y entre aquellos sectores de la poblaciónque subsistían en la inopia, desempleados total oparcialmente.

Tras el triunfo revolucionario de 1959, la agudi-zación de las contradicciones con el imperialismonorteamericano y la transformación de Cuba en unEstado socialista, con una pretenciosa aspiración deconstrucción acelerada del comunismo en la mente yen la praxis colectiva durante décadas, la actividadmercantil fue disminuyendo significativamente y elmercado sufrió de privaciones y limitaciones en unintento por extinguirlo desde arriba, al tildarlo deexponente supremo del virtualmente superado régi-men capitalista.

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Pronto los cubanos aprenderían, muy bien, que sila ley del valor es expulsada por la puerta, entrará porla ventana. Así, ante las prohibiciones y limitacionesdel racionamiento oficial, apareció el vendedor furtivo decuanto producto alimenticio, industrial, o superfluopudiera imaginarse. Lejos de disminuir con el tiempo,esa modalidad económica —conocida popularmente pormuchos nombres: ilegal, informal, ilícita, sumergida, bolsanegra, subterránea, resolvedera, por fuera, por la izquierda, omercado negro— devino en poderoso sector económico,que abarca una magnitud aún desconocida y pocoestudiada del producto interno bruto (PIB) de la nación,e incluye actividades que no se circunscriben a la esferadel comercio, sino que se extienden también a laagricultura, la industria, el transporte y los servicios ylo convierten no solo en un mercado suplementario, sinoalternativo al oficial.26

Más allá de los controles, restricciones y escaseces dela economía estatizada, la informal ha suplido, pordécadas, muchas de las insuficiencias del monopolioestatal aunque, paradójicamente, sus fuentes desuministro principales sean los propios almacenes yrecursos —técnicos y humanos— del sector estatal27 y asu-ma ribetes inhumanos cuando alcanza a medicamentosy otros productos de primera necesidad vendidos aprecios exorbitantes. Así, el comercio de contrabando

26 En el lenguaje coloquial cubano actual hay un conjunto de verbos vin-culados a esta economía que están resemantizados, tales como luchar,buscar, conseguir, resolver, jinetear, etc.

27 Otras fuentes son las importaciones, lícitas e ilícitas, que siguen pasandopor la aduana y las que entran en las enormes valijas de los tripulantesde buques y aviones y los funcionarios estatales en misiones de trabajo.

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ha vuelto por sus fueros en la república socialista,llegando a involucrar a millones de cubanos que hanconsiderado que sus derechos como actores del merca-do han sido violados por las imposiciones monopólicasdel Estado. Es la negación de la negación.

La difusión de la resolvedera en todos los estratossociales ha traído consigo una tensión moral en lasfamilias cubanas que, sin embargo, ha sido superadamayoritariamente por varias generaciones, que en lamayoría de los casos han permanecido fieles política-mente al ideal de la Revolución, mientras, en supsicología social comparten hacia el mercado ilegalun criterio similar al defendido por los productoreslibres de la colonia de ejercer el comercio prohibido—su derecho al rescate—, sin que dejaran de ser, almismo tiempo, súbditos fieles de la corona.

De manera paradójica, algunas medidas del procesode Actualización Económica de Cuba han multiplicadola necesidad social del comercio de contrabando, co-mo la ampliación del trabajo por cuenta propia sin elcorrespondiente mercado mayorista (2011), lo cualgenera que las compras de insumos a precios minoristasse trastoquen legalmente en costos de producción delas nuevas producciones y servicios en una intermi-nable espiral inflacionaria, y la prohibición de la ventade ropa y calzado importados (2014) sin haberseresuelto aún los problemas de la mala calidad de laoferta en las TRD y sus precios exageradamente altos

—generalmente fijados al 240% del costo—, ni haber-se potenciado una industria nacional que puedasuplir las ofertas de los vendedores ilegales.

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Lo cierto es que la ley del valor actúa de maneramás objetiva en el mercado informal que en la eco-nomía oficial, donde los precios están fijados, gene-ralmente, muy por encima (TRD), o muy por debajo(salarios, precios del mercado normado), lo cual haceque cuando se pretende establecer precios «normales»sea, casi siempre, el informal el que se toma comoreferencia y no a la inversa.

Hasta el moderno mundo de las nuevas tecnologíade la información y las comunicaciones (TICs), tanrestringido aún en la Isla,28 es objeto de esta actividadilegal. La creatividad de los cubanos parece no tenerlímites en este campo: antenas parabólicas metidasen tanques de agua vacíos en las azoteas, líneas deconexión a internet alquiladas a extranjeros y nacio-nales autorizados y el famoso paquete semanal, conmás de un terabyte de información alternativa bajada deinternet, que llega a todo el país por la vía de los dis-positivos de almacenamiento externo; son algunasde sus múltiples caras. Existen incluso páginas webs,como Revolico, donde se oferta de todo, por lo generalal doble de lo que cuesta fuera y a la mitad de lo quevale en las TRD.

28 Según el «Índice de Desarrollo de las Tecnologías de la Información yla Comunicación 2017» de la UIT, Cuba empeoró un puesto y es uno delos países menos conectados de las Américas (lugar 137 en el mundo).International Telecommunication Union: Measeuring the InformationSociety Report 2017, Volumen 1, Table 2.2: IDI rankings and values,2017 and 2016, p. 31. En julio de 2015, se autorizó la apertura de sitiosde conexión wifi a internet en el país y se disminuyó el precio de lalínea, de 4.50 CUC por hora, a 2.00. En diciembre de 2018 se autorizóla conexión por datos móviles con una tarifa mínima de 7.00 CUC por600 MB, una de las más caras del planeta.

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Incluso el campo cultural cubano es escenario suigeneris de esta actividad sumergida, lo que semanifiesta en la circulación de una gran cantidad demensajes, reseñas, artículos, ensayos, audiovisualesy hasta libros, comúnmente inéditos, o publicadosfuera de Cuba. En la mayoría de los casos, los autoresson representantes de diferentes ramas de la inte-lectualidad (escritores, periodistas, economistas,filósofos…) que vuelcan en ellos muchas ideas ypuntos de vista críticos sobre aspectos significativosde la realidad cubana «por la izquierda» y sin mediarinterés económico alguno.

Ruborizados quedarían los famosos contraban-distas de Bayamo del siglo XVII, ante la imaginaciónmostrada por sus descendientes cubanos de la se-gunda mitad del siglo XX e inicios del XXI en los ám-bitos del comercio de rescate.

Meditaciones finales

Quizás uno de los rasgos fundamentales de la Revo-lución cubana en su tránsito por caminos nuncadesbrozados haya sido el del experimentalismovoluntarista, apreciado casi siempre como una condi-ción sine qua non para avanzar. Solo que en las cuestioneseconómicas los experimentos interminables suelencostar muy caros; en primer lugar, porque en deter-minado momento se pierde de vista cuál es el experi-mento y cuál es el estado normal. En el caso que nosocupa, pagarle al obrero el valor de su fuerza detrabajo mediante un salario acorde al índice deprecios al consumidor existente en el país es underecho tan olvidado que algunos ni creen que sea

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preciso hacerlo para erigir una economía socialistapróspera y sostenible.

En el fondo del asunto pervive un componenteideológico obsoleto: el desprecio idealista hacia lasrelaciones monetario-mercantiles y la Ley del Valor enlas circunstancias reales de la construcción socialista; deahí se pasó al desconocimiento mayúsculo de la existenciade la mercancía fuerza de trabajo, e incluso a lasubestimación del principio socialista de distribución.

Aun cuando nuevas oportunidades parecieronabrirse después del 17 de diciembre de 2014, y se oyóal propio presidente de los Estados Unidos clamar porel fin del bloqueo, los cubanos han de tener presenteque no será nunca el aporte de capital, bienes e ideasdel extranjero el que permitirá a Cuba socialistareencontrar el camino del crecimiento sostenido, sinoel mayor aporte de trabajo vivo de su ciudadanía, conel mismo espíritu con que los sobrevivientes de laGuerra de Independencia lograron reanimar nuestradestrozada economía en el período 1899-1902, coninteligencia emprendedora y sudor a raudales, cuandoaún los capitalistas yanquis seguían a la expectativa yno invertían un dólar en revivirla.

Entonces, el actual Proceso de actualización económicay social debe asumir con más energía y voluntad políticala solución teórica y práctica de la falsa aporía entre elcrecimiento del salario, la productividad y la inflación,a partir de la generalización de salarios nominalesequivalentes, como mínimo, al valor real de la canastabásica, y diferenciados a partir del aporte individualen cantidad y calidad del trabajo, según el principiouniversal de «Salario igual, por trabajo igual».

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Es hora ya de abandonar el fallido intento deobligar a trabajadores libres y cultos a aportar todasu fuerza de trabajo al Estado a cambio de un salarioreal que no les alcanza para subsistir, en contra delas leyes de la economía política y de los derechoshumanos más elementales. Cobrar un salario mínimoequivalente a la canasta básica y que crezca acordeal aumento del índice de precios al consumidor (IPC)no es un sueño que puede esperar a que salgamos delsubdesarrollo, o a que la empresa estatal cubradeterminados parámetros de eficiencia que no fueroncontratados con los obreros, ni son de su competencia—como exige la controvertida Res. 17/2014 del MTSSy su sistema de pagos por resultados único en el mun-do—; es un derecho inalienable de los trabajadores,más aún en un país socialista.

El crecimiento de la demanda efectiva por un alzagradual de los salarios, unido a la liberalización de laoferta de bienes y servicios artificialmente restringidospor prohibiciones inexplicables y limitacionesmonopólicas29 y el paso del comercio interior y exteriora manos de empresas autogestoras, cooperativas ycuentapropistas, solo puede traer consigo un crecimientosustancial del restringido mercado interno del país endetrimento de la economía subterránea, que perderíatodo su rol de rescate y quedaría solo como un contra-bando ramplón.

29 Algunas posibles medidas: venta de mercancías de TRD, autos y otrosbienes a precios de mercado; libre producción y comercialización de lacarne de res, pescados y mariscos; extensión de las ventas a crédito yel comercio en línea; uso de cheques y tarjetas de crédito por ciudadanoscubanos…

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Del mismo modo, influiría positivamente en lanormalización de toda la economía al permitir gene-ralizar el impuesto sobre los ingresos a todas las cate-gorías de trabajadores; crear condiciones similaresentre los diferentes sectores económicos; elevar la tasade ahorro interno —fuente natural del crédito y lainversión, hoy casi ignorada— y establecer una cuotamedia de ganancia que favorezca las inversiones endiferentes ramas y termine con los mercados cautivosque enturbian los resultados empresariales y hacenmás rentables a empresas monopólicas probadamen-te ineficientes e ineficaces.

En un plazo mediato, el establecimiento de unsalario justo acelerará y estimulará el crecimientoeconómico y, con ello, la realización de las aspira-ciones de la mayoría de los cubanos a vivir en unasociedad socialista, cada vez más libre y próspera,donde el salario real sea la forma principal de estimu-lar a los trabajadores al expresar cabalmente lacantidad y calidad del trabajo aportado por cada unoal PIB de la nación, con las diferencias sociales queesto implique. Desde el punto de vista ideológico sepotenciaría el valor del trabajo honrado —piedra an-gular de la ética martiana— y se crearían condicionespara que los jóvenes puedan forjar sus proyectos de vidaen el país digno que sus padres les entregaron de pie.

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La tríada burócratas-burocracia-burocratismo yla hora actual de Cuba1

Nuevo queremos el carácter, y laborioso queremos al criollo, y lavida burocrática tenémosla por peligro y azote […] ¡Allí veremos

porque sean quienes deban, y los mejores, los que ocupen lospuestos de servicio, y porque el mérito se los asegure en vez del

favor, y no entre en la sangre de la república la peste de losburócratas!

JOSÉ MARTÍ

Umbral

La aparición de los grandes Estados centralizadosdel Oriente Antiguo fue el factor que ocasionó la

aparición de la burocracia. Escribas, cobradores deimpuestos, oficiales del ejército y funcionarios admi-nistrativos fueron los primeros burócratas, alabadospor ellos mismos y maldecidos por las masas po-pulares. Pero el problema apenas comenzaba. Lacreación de los imperios fue sinónimo de la confor-mación de grandes cuerpos burocráticos que esqui-lmaron a los pueblos y así seguimos hasta hoy, cuandolas burocracias estatales, partidistas, empresariales yhasta de las Organizaciones No Gubernamentales(ONG), suelen pensar por nosotros y, en el ínterin, nospelotean constantemente, de un funcionario a otro, enun proceso sin fin de pura estirpe kafkiana.

1 Versión ampliada del texto homónimo que obtuvo el Premio del concursode ensayo de la revista Temas 2017, y fue dado a conocer en esa propiapublicación, en su no. 91, julio-diciembre de 2017, pp. 102-114.

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Que conozca, el primer autor en utilizar el térmi-no burocracia fue Jean-Claude Vicent de Gournay,quien, en 1780, expresó: «Tenemos una enfermedaden Francia que seriamente intenta obstaculizar nues-tros esfuerzos, la enfermedad es llamada burocracia».Más de dos siglos después podemos asegurarle queel mal se ha multiplicado y hoy es una pandemiamundial.

En Cuba el burocratismo es persona non grata: nadielo defiende, todos lo desprecian, pero no hay manerade librarse de él. Se diría que, desde las sombras, sonmuchos sus protectores y adeptos. Durante el procesorevolucionario, fundamentalmente en los años sesen-ta, se realizaron infructuosas campañas para erradi-carlo2 pero sigue a sus anchas y es tratado como parteinherente de nuestra realidad: desde el ámbito propia-mente académico, se le consagran ensayos, artículos ypaneles de especialistas abordan su pasado, presentey futuro; pero además se le dedican poemas, filmes,canciones, espectáculos humorísticos y es materiaconstante de intercambio a nivel popular.3

2 1963: el Che arremete contra él, aún neonato, y trata de acorralarlo consu Sistema de Financiamiento Presupuestario; 1965-1968: Fidel lideróuna campaña en su contra, replicada por editoriales y artículos de laprensa cubana que clamaban por una «revolución antiburocrática».

3 Panel de Temas sobre «La burocracia como fenómeno social», 26 demarzo de 2009; J. Guash: «El burocratismo a la luz del socialismo en elsiglo XXI», Temas, no. 60, 2009, pp.48-57; F. Martínez: En el horno delos 90; Darío Machado: «Un tema importante para el VII Congresodel PCC. Sobre el burocratismo y la burocracia», 2015, disponible enwww.elblogdelapolillacubana.wordpress.com; filme La muerte de unburócrata, de Tomás Gutiérrez Alea, 1966; poemario Recreos para laburocracia, de Sigfredo Ariel, Ediciones Unión, La Habana, 2015;canción «Todo cambiará», de X Alfonso, 2014.

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Valdría la pena preguntarse: ¿es necesaria la bu-rocracia para la sociedad, o es un mal que debe erra-dicarse de raíz?; ¿qué papel tiene la burocracia en elsocialismo, o peor aún, la burocracia socialista?; ¿cuá-les son los rasgos peculiares del poder burocrático?; y,por último: ¿qué peligros encierra el burocratismo parael propósito actual de Cuba de construir un socialismopróspero y sostenible? Aproximémonos con espíritu re-flexivo a este misterio que nos acompaña y sometámosloa un proceso de deconstrucción cultural que permitaaquilatar sus interioridades y valorar su lugar en elpresente y futuro de Cuba.

Burocracia, burócratas y burocratismo

Aunque no son idénticos, estos conceptos discurrenentremezclándose incesante y confusamente. A sim-ple vista conforman una tríada de naturaleza indiso-luble; sin embargo, el primero es polisémico y su ori-gen se remonta a la tercera división social del trabajo; elsegundo es gremial, personalista e intrascendente enel plano de la ciencia —como el de burgués paraMarx—; el tercero es el fundamental en el plano culturaly será, por tanto, la principal categoría de análisis ensu condición de factor esencial y enemigo primordial.En principio, designan contenidos socioculturales altamenteintegrados, pero las tres son palabras que poseen un senti-do estricto y otro peyorativo que es preciso deslindar.

La burocracia es la parte de la estructura de unaorganización caracterizada por procedimientos explí-citos y regularizados, división de responsabilidadesy especialización del trabajo a partir de una jerarquía

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y relaciones impersonales. Su fuente se halla en laaplicación del racionalismo a la esfera de la adminis-tración y está presente en los sectores público y priva-do pues, aunque su mayor expresión es en el Estado,también existe en empresas, organizaciones políticasy de masas, religiosas, instituciones militares, científi-cas y culturales y aun en la sociedad civil. Cuando sehabla de formas de organización social complejas espreciso un aparato burocrático que viabilice el flujode información y la toma de decisiones. De ahí quetenga su lugar garantizado en las sociedades contem-poráneas, sean capitalistas o socialistas.

La jerarquía burocrática incluye el verticalismoestricto. De este modo, los estratos inferiores y me-dios ejecutan las órdenes y orientaciones de los su-periores y apenas poseen poder de decisión sobresus actos en tanto dependen de las decisiones de arri-ba para resolver cualquier contradicción, duda, osituación inusual que se presente durante el desa-rrollo de sus actividades habituales. Por ello, saberamoldarse, ser dúctil ante las orientaciones e indi-caciones superiores, es condición sine qua non parael oficio de burócrata que requiere, por tanto, de cier-ta plasticidad del carácter.

Vista así, la burocracia es útil en cualquier socie-dad moderna, pues trae consigo ahorro de tiempo yesfuerzos en el funcionamiento de las organizacio-nes. Claro… cuando es eficaz; en el caso contrario,su existencia se torna molesta para todos, de ahí queen el lenguaje cotidiano el término burocracia se em-plee, en sentido estrecho y despectivo, como expre-sión de labor administrativa ineficiente, engorrosa yperjudicial para el interés ciudadano.

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Los ocupados en la esfera burocrática son los bu-rócratas, y por ser llamado así nadie debiera moles-tarse, aunque el término resulte peyorativo en casitodos los contextos comunicativos. Como personas,no son mejores ni peores que las que pertenecen aotros sectores sociales y su lugar y papel en la comu-nidad es de extraordinaria importancia, aunque, pues-tos a escoger, prefieran ser llamados: funcionarios,empleados, oficinistas, ejecutivos, cuadros, o por el merocalificativo de sus cargos.

Los burócratas, de acuerdo a la ocupación quedesempeñen, pueden agruparse en tres niveles: bajo,medio y alto. El bajo, o funcionariado, está confor-mado por los empleados de una organización querealizan sus funciones en contacto directo con losusuarios. En Cuba, y otros muchos países, criticar-los por su frecuente morosidad y falta de calor hu-mano es casi un pasatiempo nacional.

El medio es el de los directivos/ejecutivos, cua-dros de dirección en municipios y provincias, jefesde empresas, instituciones, unidades militares, etc.Generalmente son tenidos por grandes culpables delos males sociales a nivel regional y en las organiza-ciones, aunque suelen estar más protegidos que losfuncionarios inferiores y el acceso directo a ellos porparte de los ciudadanos comunes es bastante difícil.En casi todo el mundo —no así en Cuba—, los mediosde prensa suelen acosarlos con frecuencia por sos-pechas de incompetencia y corrupción.

Por último, el nivel más alto entre los burócratases el de los dirigentes de un Estado, partido, fuerzasarmadas, iglesias, consorcios internacionales, o insti-

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tuciones nacionales e internacionales. Estos se ha-llan prácticamente inmunes al control social, excep-to cuando chocan con los intereses hegemónicos de losgrandes grupos de poder de los que, a su vez, for-man parte activa.

No es posible identificar a los cuadros burocráticoscon los líderes, pues los primeros existen solo porhaber sido nombrados para cumplir una función enel aparato administrativo, mientras los segundos sonconductores de masas, lo que requiere de condicio-nes excepcionales propias de contados individuos.El carisma del líder y la «frialdad» del burócrata tie-nen poco que ver, aunque también puedan aparecerburócratas talentosos que alcancen posiciones deliderazgo y líderes que terminen convertidos en bu-rócratas de alto rango.

En cuanto al burocratismo como concepto se tornacomplicado por tener dos acepciones: por una parte, hi-pertrofia de normas y trámites que dificultan o compli-can las relaciones del ciudadano con la administración yretrasan la solución de los asuntos; por la otra, excesi-va influencia de los órganos administrativos y de losempleados públicos en la gestión del Estado.

Es medular entender, para el análisis que ven-drá, que casi nunca se precisan estas definiciones, apesar de que la segunda de ellas constituye toda unacorriente de pensamiento con rasgos bien definidos:mecanicismo, falta de creatividad, rutina, obedienciaciega, impunidad, inercia, corrupción, clientelismo,indolencia y secretismo. Esta identificación conducea razonamientos erróneos, pues al no precisarse lostérminos de partida se confunden los resultados, de

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lo cual se beneficia el burocratismo que renace, cualAve Fénix, si los ataques se limitan —como es usualen Cuba— a criticar el papeleo y la morosidad.

La exégesis científica sobre el tema se remonta ainicios del siglo XX, cuando sentaron pauta los es-critos donde Max Weber4 fundamentó la necesidadde un tipo ideal de burocracia en pos del perfeccio-namiento de la administración. Para él, la buro-cratización es una parte de la evolución de la sociedadque va, desde una organización y acción orientadaa valores (autoridades tradicional y carismática), aotra orientada a objetivos (autoridad racional-legal).

La conclusión previsible de ese proceso la con-densó en una metáfora terrible: «noche polar de os-curidad helada», al considerar que la racionalizacióncreciente de la vida humana atraparía a los indivi-duos en moldes sociales cada vez más rígidos. Sobreel socialismo, recién establecido en Rusia, sus críticasfueron certeras, al prever que la abolición del mer-cado libre y sus mecanismos, sin sustitutos previsi-bles, conduciría a una sobre-burocratización de lasociedad soviética y no a una extinción paulatinadel Estado, como sostenía el marxismo clásico.

En el orden histórico, la burocracia siempre necesitódel Gran Otro (esclavistas, feudales, burgueses) paravivir de él. Como sirviente de los grandes propieta-rios era un sector social dependiente de las migajasque le dejaban caer. Mas, con la instauración delEstado socialista, vio la senda expedita para su en-cumbramiento y no dudó en caminarla.

4 «Economía y sociedad», «El socialismo» y «¿Qué es la burocracia?».

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Por ello es necesario volver a la génesis del socialis-mo para lograr entender cómo se llegó a convertir elideal socialista en socialismo burocrático y este en el socia-lismo real, mediante el ejercicio de la violencia física pero,sobre todo, de la violencia simbólica, pues: «no hayinstrumento de ruptura más poderoso que la recons-trucción de la génesis; al hacer resurgir los conflictos ylas confrontaciones de los primeros comienzos y, almismo tiempo, los posibles descartes, reactualiza la posi-bilidad de que hubiera sido (y de que sea) de otra maneray, a través de esta utopía práctica, cuestiona lo posibleque, entre todos los otros, se encuentra realizado».5

Burocratismo y socialismo: ¿tal para cual?

Iósif Stalin, como parte de su política oportunista yde corrupción del marxismo, nunca se adjudicó unaobra teórica propia, sino que presentaba sus ideas yacciones con el nombre —sagrado para los comunis-tas— de marxismo-leninismo. Bajo este enunciado, susconcepciones y las de sus acólitos eran como una ex-presión depurada de las ideas de Marx y Lenin en lasnuevas condiciones históricas de la construcción delsocialismo, primero en un solo país y luego, en unsistema socialista mundial que surgió gracias al avancevictorioso del Ejército Rojo por países de EuropaOriental y Asia, a fines de la Segunda Guerra Mun-dial y su permanencia posterior como sostén de los

5 P. Bourdieu: «Espíritus de estado. Génesis y estructura del campoburocrático», en Actes de la Recherche en Sciences Sociales, no. 96-97,París, 1993, pp.49-50.

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partidos comunistas locales, aupados así al ejerciciodel poder durante cuatro décadas.

La conversión del Estado soviético en un ente bu-rocrático ha sido objeto de múltiples estudios críti-cos, tanto de izquierda como de derecha, casi desdesu surgimiento.6 En su momento, fue Trotsky su prin-cipal contendiente,7 pero en casi todos los países so-cialistas hubo una crítica de izquierda, comunista, aldominio burocrático que fue ocultada, tergiversada ymuchas veces reprimida hasta la desaparición físicay/o intelectual de sus autores. Entre otros, el filósofohúngaro G. Lukács, el político yugoslavo M. Dilas yel poeta ruso V. Maiakovski fueron castigados porese motivo.

Históricamente, el modo de vida de los llamadosrevolucionarios profesionales, en el seno del capitalis-mo, parece haber sido el embrión de la burocraciasocialista. Aunque el caso es similar para cualquierorganización revolucionaria, el de los comunistas esarquetípico. Durante años, estos hombres y mujeres,entregados a la causa del proletariado, vivieron delos fondos del partido, casi siempre rodeados de pe-

6 Weber fue un precursor; M. Dilas: La Nueva Clase, 1957; H. Marcuse:El marxismo soviético, 1969; P. Bourdieu: ob. cit. En Cuba, los análisiscríticos vienen desde los años veinte. Ver: Alina López Hernández:«Crónica de un fracaso anunciado. Los intelectuales de la República y elsocialismo soviético», en Segundas lecturas. Intelectualidad, políticay cultura en la república burguesa, Ediciones Matanzas, Matanzas,2013, pp. 21-66, y J. Gutiérrez y J. Iglesias: «La Muerte de Nicolai Lenineen la prensa cubana», Revista Estudios del Desarrollo Social: Cuba yAmérica Latina, v. 2, no. 1, La Habana, enero-abril de 2014, disponibleen http://www.revflacso.uh.cu/index.php/EDS/article/view/35/35

7 La revolución traicionada, 1937; Bolchevismo y estalinismo, 1937, yStalin», 1940.

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nurias, pero liberados ya de una existencia subor-dinada al poder burgués y a las cadenas del trabajoasalariado. Al triunfar la revolución socialista y que-dar a su cargo los recursos nacionales, tanto artificia-les como naturales, los tomaron como algo que laHistoria —ese Dios de los revolucionarios— habíapuesto en sus manos a manera de representantes ple-nipotenciarios del pueblo que los reconocía como suslíderes.

Al mismo tiempo, la vocación anti-mercantilista delos Estados en transición socialista hizo que la satis-facción de muchas de las necesidades de estos cua-dros y sus familias a sus expensas se percibiera comouna manera superior de distribución, más cercana ala comunista y ajena a las tentaciones del dinero. Rarainterpretación que daría lugar a toda una gama deprivilegios, prebendas y beneficios que los alejaríacada vez más de las condiciones reales de subsisten-cia del pueblo trabajador. Por ello la burocracia so-cialista es representada socialmente por gran partede la población como una cleptocracia parasitaria, aje-na a las vicisitudes de las masas.

Pero, ¿cómo pudo ocurrir este retruécano histó-rico, donde los héroes de la revolución bolcheviquefueron sustituidos por los nuevos patriarcas buro-cráticos? El proceso de génesis del Estado burocráticoen la URSS es necesario asumirlo como lo que fue: el 18brumario de Iósif Stalin; un paso complejo y gradualde sustitución del poder de los soviets de obreros,campesinos y soldados por los burócratas del PCUSy el Estado soviético, quienes lograron neutralizar y aplas-tar los mecanismos del poder obrero y sustituirlo por sus

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propios instrumentos amañados para eternizarse enel poder. Así, con cada limitación sobre el controlobrero y la crítica revolucionaria, la revolución pro-letaria fue cediendo paso a la contrarrevolución bu-rocrática.

En este sentido, es particularmente interesante anali-zar lo que ocurrió en torno al disenso/consenso dentrode las filas del propio Partido Comunista Ruso (bolche-vique) gobernante.8 Hasta marzo de 1921, a su interiorse admitía la creación de grupos (facciones) para defen-der una posición determinada. Mas, durante el X Con-greso la máxima dirección cerró filas contra la llamadaoposición obrera, dirigida por A. Shliápnikov, quien postu-laba que los sindicatos debían dedicarse, además de la-bores educativas, de propaganda y disciplinarias, a con-trolar toda la gestión económica del país a través de uncongreso de productores, mientras el partido sería el guíapolítico e ideológico de la nueva sociedad. Su mensajecargó contra la burocracia naciente y prometió una ges-tión económica más eficiente gracias a la iniciativa de lostrabajadores.

El grupo rechazaba rotundamente las propuestasde Lenin y Trotsky de gestión cuasi militar de los tra-bajadores mediante sindicatos unidos a la administra-ción y exigía que fueran independientes del partido.Además, exigían que los cargos con responsabilidadesen economía contaran con su beneplácito y las fábricasquedaran en manos de comités elegidos por el votodirecto de los trabajadores.

8 En 1924 se transformó en Partido Comunista de la Unión Soviética,federación surgida en 1922.

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Ante el peligro de debilitamiento interno frente a laagresión extranjera por estas desavenencias, el X Con-greso aprobó una resolución que prohibió la actividadde grupos disidentes en su seno y otra que condena-ba las acciones de la oposición obrera como desvia-ción sindicalista y anarquista.

Aunque inútilmente, las resoluciones fueron apela-das ante la Comintern, lo cual da una idea cabal de latradición democrática imperante aún en el movimientocomunista. A partir de entonces, los sindicatos se con-vertirían en escuelas de comunismo, encargados en la prác-tica, no de representar los intereses obreros ante el Es-tado proletario, sino los de este ante los obreros. Noobstante, las facciones siguieron existiendo, de hecho,hasta el XV Congreso (1927), cuando triunfó definitiva-mente el estalinismo y fueron expulsados del partidolos miembros de la llamada Oposición Unificada, encabe-zados por Trotsky y Zinóviev. De tal forma, la prohibi-ción de las disidencias fue convertida por Stalin en prin-cipio de organización de los partidos comunistas.

Más aún se limitó la participación/disenso con elpredominio del voto público, convertido en un ins-trumento de la burocracia para imponer sus decisio-nes a sus contrarios, de ahí que Trotsky, quien fuerauno de sus impulsores iniciales, postulara el retornoal voto secreto como uno de los pilares de la luchaantiburocrática.

La resistencia ante la implantación del dominioburocrático en Rusia se expresó de múltiples formas yalcanzó ribetes heroicos en sectores de larga tradiciónrevolucionaria como la Marina de Guerra donde esta-lló, en marzo de 1921, la sublevación de los marinosde la flota del Báltico en la fortaleza de Kronstadt. Ellos

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actuaban convencidos de haber iniciado la terceraetapa de la revolución rusa, la que devolvería el po-der a los soviets libres, destruiría la comisariocracia yextendería el socialismo democrático por el resto delpaís y el mundo. Su fracaso hizo posible la implan-tación del centralismo burocrático con el pretexto delnecesario fortalecimiento del Estado soviético enmomentos de peligro exterior.

El mismo Lenin advertiría que el atraso culturaldel pueblo ruso dificultaba su participación activa enlos soviets, lo cual abría las puertas a la creación de«órganos de gobierno para los trabajadores», en lugarde «órganos de gobierno de los trabajadores».9 En susúltimos escritos, mostraba una creciente preocupa-ción por la «úlcera burocrática» que empezaba a mi-nar al joven Estado y llega a plantear que no se puede«renunciar de ningún modo a la lucha huelguística»siempre que esté dirigida contra las desviaciones bu-rocráticas del Estado proletario, que se manifestabanno solo en los soviets, sino también en «el aparatopartidario», ya que «la dirección del partido lo es tam-bién del aparato soviético».10

9 «Informe sobre el programa del partido», p.51, citado por M. Harneckeren: «Cómo vio Lenin el socialismo en la Unión Soviética», en AméricaLibre, Buenos Aires, diciembre de 2000, disponible en http://www.45-rpm.net/palante/lenin.htm.

10 Respectivamente en: «Informe al X Congreso del PCR (b)», 16-3-1921,O.C., t. 35, pp.35-74; «Sobre el papel y las funciones de los sindicatos»,30-12-1921 al 4-1-1921, O.C., t. 36, pp. 109-110; «Informe en la AsambleaGeneral de los comunistas de Zamoskvorechie», 29-11-1920, O.C., t.34,p.143; «Conferencia del PC(b)R. de la Provincia de Moscú», 20 al 22-11-1920, O.C., t.34, p.126, en M. Harnecker: ob. cit., pp. 3-4.

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De hecho, el estalinismo se estableció a partir dela negación de los principios básicos del bolchevis-mo. Prueba de ello es que para consolidarse tuvo queaniquilar físicamente a todo el Comité Central leni-nista que dirigió la insurrección y a casi toda la viejaguardia bolchevique. En su lugar se impusieron losapparatchik, agentes del aparato partidista/guberna-mental que gozaban de la confianza de los nuevosjerarcas burocráticos.

La columna vertebral del modelo teórico de Stalinfue la teoría del «socialismo en un solo país» —ex-puesta en 1924, tras la muerte de Lenin y la derrotade la revolución alemana—, que negaba todas las con-cepciones marxistas hasta entonces y sostenía que sepodía construir el socialismo en Rusia sin importar elcurso de la revolución mundial. Con ello, Stalin aban-donaba el internacionalismo proletario, complacien-do los reclamos cada vez más nacionalistas de la bu-rocracia, y subordinaba la revolución mundial a susintereses inmediatos, mientras que aparentaba dar unrespiro a los sectores populares, cansados tras añosde guerra y padecimientos, estableciendo una era de«paz y tranquilidad», clima psicológico afín a la bu-rocracia que odia las convulsiones sociales y adora lapax burocrática.

El establecimiento del nuevo status quo post-revo-lucionario creó el sustrato para el auge del totalitaris-mo y de su expresión social por excelencia: la nuevaburocracia empoderada. Madre e hija del totalitaris-mo socialista, la burocracia deviene engendro dia-bólico de la revolución socialista, pero también ensu sepulturera. El socialismo soviético engendró así

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sus propios demonios: los burócratas empoderados,prohijados hasta el punto de ser capaces de aban-donar al pueblo del que surgieron y aliarse con elcapital trasnacional antes de perder sus prebendassociales y riquezas mal habidas.11

Mas, es difícil precisar si la burocracia socialista esuna clase social, un estamento, o una casta. Al parecertiene algo de las tres y por ese orden. Aunque le sonaplicables los rasgos del concepto leninista de clasesocial,12 nunca le es ajena del todo la naturalezaestamental. Por ello el pueblo soviético designaba a lacasta dirigente con el término de nomenklatura, ya quela inscripción de un individuo en sus listas lo convertíaen un ser especial, separado de los trabajadores sim-ples y vinculado de por vida a las tareas estatales ypartidistas más diversas, con todo lo que de preben-das y privilegios eso significaba.

En verdad, no existe la burocracia socialista, úni-ca e indivisible, sino las burocracias (estatal, parti-

11 En 2002, el 71% de la élite política y más del 60% de los gerentescapitalistas rusos eran ex-miembros de la nomenklatura. Panel «¿Porqué cayó el socialismo en Europa oriental?» (Rafael Hernández,Francisco Brown, Ariel Dacal, Julio A. Díaz Vázquez y Fernando Rojas),en Temas, no. 39-40, oct.-dic. de 2004, p.102.

12 «Se denominan clases a grandes grupos de hombres que se diferencianentre sí por: su lugar en el sistema históricamente determinado de laproducción social; por su relación (en la mayoría de los casos confirmadapor las leyes) hacia los medios de producción; por su papel en la organi-zación social del trabajo y, por consiguiente, por los medios de obtencióny por el volumen de la parte de riqueza social de que disponen. Lasclases son grupos de hombres en los que unos pueden atribuirse eltrabajo de otros gracias a la diferencia del lugar que ocupan en undeterminado sistema de la economía social». Lenin: «Una graniniciativa», en Obras Escogidas, t.3, p. 228.

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dista, empresarial, militar, sindical, institucional y delas organizaciones de masas) que conforman una cla-se/estamento sui generis. Las relaciones entre ellaspueden ser más o menos contradictorias, pero las fuer-zas centrípetas que las unen son mucho más podero-sas que sus diferencias, e incluso sus vasos comuni-cantes posibilitan la migración de sus efectivos de unaa otra sin que medien grandes dificultades, en un pro-ceso permanente de reciclaje que asume, casi siem-pre, un disfraz de renovación.

La causa esencial del empoderamiento burocráti-co socialista radica en que, mientras el capital separaal Estado de la economía por lo que debilita a la buro-cracia estatal, el socialismo los une de forma indiso-luble, con lo que otorga a los funcionarios estatalesun poder nunca antes visto, ni siquiera en los anti-guos Estados teocráticos, pues en aquellos todo per-tenecía al gobernante/dios, mientras que ahora todopertenece al pueblo, cuyos representantes plenipoten-ciarios, en los diferentes niveles, son los burócratas.Así, la burocracia se transforma, en un momento dela transición socialista, de sector social en sí, separadode los medios de producción y secundario en la estruc-tura social, en una clase para sí, usufructuaria de lasriquezas del pueblo y hegemonizante a escala social.13

Unido a ello y de manera no menos importante, laburocracia socialista deviene también en usufructuariade los medios de decisión. Grandes transformaciones,tareas que involucran a todo el pueblo, inversiones del

13 Ver editorial del Granma «La lucha contra el burocratismo: tareadecisiva» (junio 1965), en Lecturas de filosofía, t. II, pp.643-647.

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capital de todos y posiciones en política interna y ex-terna de las que dependen los destinos de la nación,son consensuadas y decididas por la alta dirigenciaburocrática y solo posteriormente, «aprobadas» —nun-ca desaprobadas— por las masas, en forma más omenos democrática. De hecho, la burocracia (los quesaben) pretende pensar por el pueblo, al que consultaen ocasiones, pero del que solo espera aclamaciones yalabanzas, no ideas contrarias.

Hasta tal punto llega el empoderamiento de la bu-rocracia socialista que su nivel de vida no se puededeterminar monetariamente —tal parece que arriba-ron al comunismo soñado y ya no necesitan del dineropara vivir—, pues sus miembros pasan a convertirseen beneficiarios directos de bienes y servicios que elresto de la población solo puede adquirir en el merca-do, si los encuentra.

Incluso, algunos burócratas llegan a ser repartido-res de muchos de estos bienes públicos de los quedisponen a voluntad, a partir de las prerrogativas desus cargos, lo cual les permite colmar de prebendas asus acólitos, amigos y amantes e incluso presentarseante las masas como dispensadores de beneficios y desoluciones a problemas materiales que se les planteanaun pasando por encima de planes, presupuestos ylimitaciones del país en rol de Papá Noel socialista.

A la sazón: ¿qué características identifican a lassociedades regidas por la burocracia socialista?

Rasgos inherentes al régimen socialista burocratizado

Gen primigenio de la burocracia socialista es el clien-telismo, que apareció en la Unión Soviética desde los

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años veinte y luego se extendió a toda la comunidadsocialista. Su existencia estuvo condicionada por el es-tablecimiento de relaciones de este corte entre funcio-narios de mayor nivel (patrones) y de menor (clientes),a partir del intercambio de favores y prebendas quecrean nexos de subordinación y fidelidad entre los miem-bros de un campo clientelar. Cuando ese tipo de rela-ciones se unen al nepotismo y al caudillismo —comosuele ocurrir con frecuencia— la burocracia socialista seconsolida aún más como un estamento social y las ape-laciones a la meritocracia como fundamento para inte-grarse a ella y ascender en su jerarquía no pasan de seruna falacia.

De este modo, la burocracia socialista se comportacomo un sistema autopoiético, capaz de autorregularse,preservarse e interrelacionarse con el entorno socialpara garantizar su reproducción por largo tiempo, entanto que es capaz de crear, por sí mismo, los elemen-tos que lo forman mediante un conjunto de operacio-nes de intercambio con el entorno social.

Uno de los rasgos del burocratismo que más mermahizo en las sociedades del socialismo real fue la iner-cia/inmovilismo, debido a que la represión al pensa-miento crítico y creador, peligroso para la tríada porsu carga de riesgos, errores y cambios de escenario,conducía inexorablemente a la falta de iniciativa yla demora en la toma de decisiones en todos los ni-veles del aparato estatal.

En el ejercicio del poder burocrático es vital la cues-tión de quiénes son los que merecen ejercer a pleni-tud la participación: funcionarios, expertos, o ciuda-danos. La experiencia del socialismo real muestra queese es el orden tenido por adecuado en ese modelo.

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En primer lugar, las tesis de los funcionarios dealto rango se transforman en orientaciones para lamayoría mediante decretos y cartas circulares dondese hace saber a los inferiores y usuarios cómo se ha-rán las cosas en su área de influencia. En segundolugar, los expertos son convocados cuando se requie-ren sus conocimientos especializados, pero pocas ve-ces sus conclusiones son publicadas y discutidas enla comunidad científica, sino que son engavetadas ytenidas en cuenta para la toma de decisiones solo cuan-do los cuadros superiores lo estiman conveniente.

Por último, los ciudadanos simples tienen pocasposibilidades reales de participar eficazmente puessus opiniones, cuando no son ignoradas, suelen serrecogidas para engrosar grandes estadísticas y, en elmejor de los casos, son elevadas y luego respondi-das, en el momento y lugar «adecuados», casi siem-pre mediante una explicación que no tiene por quéincluir la aceptación de lo planteado.

Por ello, el modo de actuación de la burocracia so-cialista presume del secreteo y la compartimentación,mientras aborrece la transparencia y la rendición decuentas públicas. Habita en un tejido propio como unared social cerrada, que se torna un agujero negro paralos extraños, cuestión propia de su espíritu de casta.

En consecuencia, la tríada sustituye la polémicafranca por el dogma, en forma de acatamiento a laorientación de los organismos superiores; el engaño, quellega a extenderse a supuestos resultados de las cien-cias, en particular las económicas, sociales y humanís-ticas; la ausencia de competencia a partir del méritoindividual; la doble moral y la represión abierta, o

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solapada a la crítica interna mediante el habitus delterror ideológico, lo cual conduce irremediablemen-te a la falta de estimulación al trabajo, la deslegitima-ción de los gobiernos y la apatía social.

En este contexto, la circunstancia nacional de plazasitiada —con su correlato de cohesión, lealtad y entre-ga incondicional al supremo bien común— es el paraí-so de la burocracia, por brindarle un entorno ideológicodonde puede medrar a sus anchas con el recurso detildar de quinta columna a cualquier disidencia. De ahíque la búsqueda de una amenaza exterior, siempre útilpara cualquier grupo de poder, sea consustancial a lospoderes burocráticos que hacen de ella un mito. Estasituación auspicia también la corrupción del poder realy las malversaciones protegidas por el secretismo y lasfaltas de transparencia informativa y empoderamientociudadano que propugna el poder burocrático.

Para la burocracia socialista son excluyentes laduda, el error, la opinión contraria, e incluso, la con-tradicción. Por ello, de manera general, desconfía delsector intelectual y lo tolera con reticencias. En principio,engloba a los portadores de ideas críticas y novedosascon etiquetas peyorativas, según sus cánones: disiden-tes, subversivos, renegados, inconformes, hipercríticos,partes blandas, francotiradores… De ahí que el discursode la identidad le haya sido tan grato (hombre so-viético, pueblo soviético, comunidad socialista) pues nuncahabla sino «a nombre del pueblo», como represen-tante de la causa del comunismo internacional / los inte-reses de todo el pueblo / la masa de trabajadores / los revo-lucionarios de ayer, hoy y siempre / las mujeres / los campesinos / laniñez y la juventud…, defendiendo una supuesta cohesión

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y unidad imprescindibles ante las acechanzas, rea-les, o exageradas, del enemigo interno y externo.

Con el tiempo, la burocracia socialista llega a adop-tar su propia corriente artística: el kitsch, esa pseudo-cultura que surge de la cultura de masas capitalista peroque es perfectamente adaptada por la tríada a sus ne-cesidades y motivaciones estéticas. Si bien el realismosocialista fue identificado en su momento como el nue-vo arte del comunismo, su subordinación a la propa-ganda edulcorada y moralizante, ajena a los conflictosreales y su simplificador mensaje optimista, lo dege-neraron hasta reducirlo al kitsch más barato.14

El enemigo mortal del dominio burocrático en elsocialismo es el control obrero; de ahí que la burocra-cia se enfrente decisivamente a él por métodos cadavez más sofisticados, falaces y truculentos. Para ella,el pueblo existe como mayoría silenciosa/ruidosa, cu-yas opiniones pueden ser loables siempre que venganllenas de agradecimiento y lealtad, de lo contrario sonfastidiosas y solo se tolerarán debidamente canalizadaspor las vías establecidas para, a su debido tiempo, serrespondidas —si llegan a serlo— de forma tal que, sino satisfacen al impertinente, al menos le demues-tren lo inútil de su queja.

Con el decursar de tal estilo de gobernanza, lasmasas trabajadoras y sus familias quedan someti-das a un proceso de desideologización destinado acastrar su espíritu de combate, su carácter crítico yhábito de pensar por sí mismos. De esta forma, se

14 Ver I. Slavov: «El kitsch en el socialismo», en Criterios, La Habana,no. 2, abril-junio de 1982, pp. 89-106.

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pretende que las clases trabajadoras, que habían lle-gado a ser —al menos en sus sectores más concienti-zados— una clase para sí vuelvan al estadio anteriorde clase en sí e incluso desciendan aún más en la esca-la ideológica hasta llegar a ser una clase para otros, eneste caso para los burócratas hegemonizantes que lasentretienen conduciéndolas de una tarea en otra comolas hormigas pastoras a las bibijaguas.

Esta mayoría silenciosa se asocia también a la faltade sentido de propiedad, compromiso político-social,empoderamiento real de los ciudadanos, participa-ción política y motivación ideológica. La burocraciallega así a convertir a la sociedad socialista en unainmensa zona de confort, como las redes sociales tipoFacebook donde casi todo es ligh, soft, o, cuando más,triste, pero casi nunca crítico, complicado, o subver-sivo. De ahí el supuesto apoliticismo que se extiendeen las nuevas —y no tan nuevas— generaciones socialis-tas como resultado de la carencia de un pensamientocrítico y de sólidos valores cívicos.15

Con sus maquinaciones la burocracia socialistagarantiza lo que constituye su escudo protector porexcelencia: la impunidad, a la cual defiende ante losciudadanos interesados en luchar por sus derechos.Sin tierras que rentar, capital para invertir, o inteli-gencia que alquilar, solo puede vivir parasitariamente,

15 Sobre la increíble selección de un recetario de cocina como el Librodel Año 2015 en Cuba, por encima de numerosos textos de crítica social,ver R. Riverón: «¡Qué libro del año!», en Cubaliteraria, La Habana,12 de diciembre de 2016, disponible en www.cubaliteraria.cu/articuloc.php?idarticulo=19138

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de ahí que sus mayores ingresos le lleguen casi siem-pre de manera subrepticia, ilegal e inmoral, por loque su buen vivir es sinónimo de algún tipo de co-rrupción, más o menos desfachatada. En consecuen-cia, huye de las leyes y reglamentos como normas dederecho, mientras que privilegia los decretos y cartascirculares de carácter ramal y lenguaje esotérico.16

En función de establecer el poder burocrático sehan empleado todos los mecanismos del poder cul-tural socialista,17 encargados de establecer el habitusmediante la violencia simbólica y convertir la hegemo-nía burocrática en el modo de vida compartido portodos los grupos sociales mediante la reproduccióncultural a través de la enseñanza autoritaria, los me-dios timoratos, el partido centralizado y los sindica-tos pro administrativos.

Uno de sus mecanismos más influyentes es la cen-sura, dispositivo cultural específico para el control dela comunicación y la represión social en todas las cul-turas donde el saber se perfila como poder. Su ejerci-cio permanente deviene una respuesta políticamente

16 Entre 1976 y el 2012 se aprobaron 113 leyes por la Asamblea Nacionaldel Poder Popular (ANPP) y 306 Decretos-Leyes por el Consejo deEstado. Posteriormente todos fueron aprobados sin transformaciónalguna por la ANPP, lo cual implica que la cantidad de decretos-leyesera casi tres veces la cantidad de leyes dictadas en el período.

17 Versión de los que Althusser llamara, en su teoría de la ideología,«Aparatos Ideológicos del Estado»: iglesias, escuelas —públicas yprivadas—, familias, sistemas jurídico, político y cultural, sindicatosy medios de comunicación. A ellos se sumaba el «Aparato Represivodel Estado»: ejército, policía, tribunales y prisiones. Ver Louis Althusser:«Ideología y aparatos ideológicos de Estado, Freud y Lacan», en LaPensée, París, 1970.

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autorizada y más o menos consensuada socialmente alas preguntas cotidianas sobre: qué se puede decir,qué se debe callar, qué (no) se hace público, dónde ycuándo, según el canon burocrático y las retóricas ideo-lógicas que lo justifican.

La institucionalización de la censura como una es-pecie de laberinto de silencios y verdades a medias,revela las inconsistencias del equilibrio social en lassociedades del socialismo burocrático, en especial, ensu variante más extendida: la autocensura, que afec-ta tanto a los ciudadanos simples como a los científi-cos, comunicadores sociales, profesores, estudiantesy los propios miembros de la burocracia.

Raíces y manifestaciones de la tríada burocrática enla transición socialista cubana

Durante la colonia y la república burguesa convertir-se en burócrata se consideró una de las carreras másrentables en Cuba: la hipertrofia burocrática era unrasgo característico del Estado español y lo siguiósiendo de la república neocolonial. Por tanto, las raí-ces del burocratismo cubano se hunden en el pasadosecular de la sociedad colonial cuando la figura delfuncionario español era de las más odiadas por lospatriotas. El pensamiento cubano lo atacaba por di-versas vías, donde la literatura solía llenar los espa-cios que la política no podía; de ahí la aparición deobras como Mi tío el empleado, de Ramón Meza, tanalabada por el Apóstol José Martí, quien diría que ellibro «parece una mueca hecha con los labios ensan-grentados», pues cuenta «[…] cómo se enriquecen, a

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robo limpio y cara de jalea, los empleados; cómo chu-

pan, obstruyen y burlan al país […] deja una impre-

sión semejante a la que ha de dejar una bofetada. Es

un teatro de títeres; de títeres fúnebres.»18

Para su proyecto de la república de nuevo tipo, el

peligro burocrático era una amenaza real que Martí

no se cansaba de exorcizar una y otra vez con vehe-

mentes alertas:

¡Mal va un pueblo de gente oficinista! […] ¡qué

abyecta se vuelve por el pan fácil la persona

oficinesca! ¡cómo quiebra la honra la larga pose-

sión de un beneficio público! ¡cómo debilita la cos-

tumbre de los empleos la energía de los hombres!

[…] la vida burocrática tenémosla por peligro y

azote […] ¡Allí veremos porque sean quienes deban,

y los mejores, los que ocupen los puestos de ser-

vicio, y porque el mérito se los asegure en vez

del favor, y no entre en la sangre de la república

la peste de los burócratas!19

Durante la república burguesa, la burocracia ac-

tuó al servicio de los capitalistas nativos y extranje-

ros, tanto en el aparato estatal como en las empresas

e instituciones de la sociedad civil, teniendo como su

18 José Martí: «Mi tío el empleado. Novela de Ramón Meza», O. C., t.5,pp.122 y ss.

19 Respectivamente en: «La futura esclavitud», O. C., t.15, p.391; «ElSenado y el Presidente», O. C., t.10, p.387; «Los cubanos de afuera y loscubanos de adentro», O. C., t.1, p.479, y «En casa», O. C., t.5, p.405.

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vanguardia la figura de los politiqueros de oficio,

aquellos que medraban con los presupuestos públi-

cos mientras actuaban demagógicamente «al servicio

del pueblo» en el escenario complejo de la democra-

cia representativa cubana, corrompida en sí misma y

corruptora de la idiosincrasia popular.

Con el triunfo revolucionario, la burocracia neoco-

lonial fue barrida de sus posiciones de privilegio y

muchos de sus miembros emigraron como parte de la

diáspora de los sectores defenestrados. No obstante, a di-

ferencia de sus contertulios clasistas, nunca llegó a desa-

parecer, aunque cambió sus formas. Es más, casi desde

un inicio empezó a mostrar su capacidad de resiliencia

en las nuevas condiciones.

Pronto los líderes se sobresaltaron ante las retrancas

burocráticas que empezaban a perjudicar la nueva

gobernanza social que se implantaba y exigía de la

participación y el empoderamiento de los sectores

populares. Desde un inicio Fidel había proclamado:

«nunca el poder revolucionario puede ser un poder

burocrático, jamás. Nunca el poder revolucionario

puede distanciarse de las masas», pero pocos años

después reconocía que: «El burocratismo es un mal

que amenaza a las revoluciones socialistas» y alertaba:

[…] el socialismo tiene que cuidarse del buro-

cratismo tanto como del imperialismo. No olvi-

darse de eso, porque es más peligroso, porque es un

enemigo clandestino […] Crear burocracia es echar

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por el vertedero los recursos humanos, es conver-

tir un hombre o una mujer en un ciudadano inútil

y parasitario; es echar por la borda la energía y la

inteligencia humanas.20

También al Che preocupaba el tema. En septiem-bre de 1962, publicaría un artículo cardinal, «El cua-dro, columna vertebral de la Revolución», en el quepostulaba la necesidad de formar un cuerpo de cua-dros intermedios capaces de consolidar el vínculo en-tre la dirigencia y las masas, sin abandonar la iniciativacreadora ni perderse en «el laberinto burocrático o enlas tentaciones que da el poder». Poco después arre-mete de lleno contra la tríada en su formidable opúsculo«Contra el burocratismo», donde vuelca su análisishistóricológico de los orígenes del fenómeno en la Re-volución cubana y fundamenta por qué es necesarioextirparlo de raíz.

Como solución de aquellos males, el Che preco-nizaba la adopción de medidas concretas para agili-zar los aparatos estatales, mediante el establecimien-to de un rígido control central que permitiera teneren las manos de la dirección del país las claves de laeconomía, liberar al máximo la iniciativa en las basesy abrir cauces al desarrollo de las fuerzas producti-

20 Respectivamente en: «Discurso en la asamblea general de losbancarios», en Ideología, conciencia y trabajo político 1959-1986,p. 58; «Discurso en Instituto Tecnológico Rubén Martínez Villena»: ob.cit., p. 199 y «Discurso en acto por XII aniversario del asalto al CuartelMoncada», en Ideología, conciencia y trabajo político 1959-1986,p.198.

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vas. Su estrategia anti-burocrática la plasmaría en elSistema de Financiamiento Presupuestario (SFP), conel que trataría de dar solución a los problemasorganizativos de la economía socialista y eliminar asílas causas antes señaladas.

Sin embargo, aunque el burocratismo en su acep-ción de exceso de normas, trámites y papeleo podíaser atemperado con este modelo centralista de direc-ción económica, al mismo tiempo se fortalecía comoinfluencia excesiva de los órganos administrativos yde los empleados públicos en la gestión del Estado,ya que el sistema de marras limitaba la independen-cia económica de las empresas, implantaba rígidosplanes de producción y menospreciaba el interés ma-terial en función del desarrollo de la conciencia co-munista de los trabajadores.

Pocos años después, tras el abandono del SFP —ytambién de su rival, el Cálculo Económico (CE), apli-cado en la agricultura y el comercio exterior— con laadopción, en 1965, del llamado Sistema de RegistroEconómico (SRE),21 Fidel retomaría la lucha contra elburocratismo en una campaña que llegó a adquirircarácter programático con los editoriales del periódi-co Granma de marzo de 1967.

21 El SFP concentraba las unidades de producción en grandes empresasentre las que no existían relaciones de compra-venta y se tenía al costode producción como categoría central; el CE era una copia del sistemaeconómico soviético basado en la autogestión financiera y la rentabilidadde las empresas a partir de sus ganancias; el SRE negaba las relacionesmonetario-mercantiles entre las empresas, eliminó la contabilidad yestimuló las gratuidades y el trabajo voluntario.

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En aquel contexto se concebía al burocratismo comouna manifestación de la ideología pequeñoburguesaque era preciso eliminar de raíz, para llevar a feliz tér-mino el anhelado proceso de construcción simultáneadel socialismo y el comunismo y de formación del hom-bre nuevo en Cuba. En consecuencia con ello se revela-ban sin ambages las condiciones que hacían posibleque «con el triunfo de la revolución socialista, la buro-cracia adquiere una cualidad nueva», pues, mientrasen el capitalismo es un estamento profesional secun-dario, intermediario, subordinado a la burguesía y ale-jado de las decisiones políticas, en el socialismo:

[…] toda la burocracia que antes se hallaba disper-sa, fraccionada, es vertebrada en sentido verticalpor el aparato del Estado y, en cierto modo, organi-zada y fortalecida [...] Además de su organizacióny crecimiento numérico, la burocracia adquiere unanueva facultad en sus relaciones con los medios deproducción y, por tanto, con la actividad política.Al triunfar la revolución y pasar a manos del Es-tado la dirección de la economía, la burocraciainterviene en la dirección de la producción, en elcontrol y gobierno de los recursos materiales y hu-manos del país. De funcionarios subalternos, sinposibilidades en la decisión de problemas políti-cos y administrativos, pasan a ocupar posicionesdecisivas sobre los medios de producción y lapolítica. Es decir, se ha producido un cambio ensus relaciones con la vida del país.22

22 «La lucha contra el burocratismo: tarea decisiva», editorial del Granma,marzo de 1967, en Lecturas de filosofía, t. II, pp. 643.

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Como nunca antes ni después en el discurso oficialel meollo de la tríada burocrática fue desenmascaradoen su más profundo contenido económico-político, alquedar al desnudo la causa última de la posible con-versión de la burocracia socialista en una clase explo-tadora: «Ese aparato tiene una relación determinada conlos medios de producción, diferenciada al resto de lapoblación, que puede convertir las posiciones burocrá-ticas en sitio de acomodamiento, estancamiento o pri-vilegio. ¡He aquí el problema más profundo e impor-tante de la lucha contra el burocratismo!».23

El Granma atribuía al partido la misión histórica derefrenar a la burocracia, a condición de que fuera: «siem-pre joven, siempre impetuoso; nunca estancado. Unpartido siempre creador y fundido a las masas, nuncaun partido que se resigne a intentar repetir lo que yaotros han hecho, sin antes valorarlo críticamente». Encambio, se avizoraba que si no ganaba esta batalla a laburocracia, si se estancaba y caía él mismo en la modorraburocrática se convertiría en un cuerpo privilegiado, inca-paz de asumir su rol de vanguardia y de desarrollar laconciencia de las masas. De ahí que el editorial convo-cara al pueblo cubano a librar una batalla cultural inédi-ta por el futuro del ideal socialista, pues: «La lucha con-tra el burocratismo constituye, tanto por su importancia,como por la fuerza que ahora adquiere, una verdaderarevolución dentro de la revolución. Posiblemente, la re-volución que aún no se ha hecho en otros lugares […]¡La revolución antiburocrática!».24

23 Ob. cit., p. 645.24 Ob. cit., p. 647.

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Ante esta arremetida, la tríada no se quedó conlos brazos cruzados. Aguantó el vendaval a pie fir-me y cedió terreno solo para metamorfosearse mejory continuar empoderándose con nuevos recursosideológicos. Así, pronto empezó a apropiarse del tér-

mino Revolución —como antes Stalin del de marxismo-leninismo—. De esa forma, el monopolio del poderpor los burócratas se identificaría demagógicamentecon los objetivos del pueblo, la nación y hasta de larevolución mundial.

A partir de entonces, en boca de la burocracia laRevolución sería un fetiche que se trocaría en su con-trario mediante el concepto de Revolución en el Poder.Ya no vendría desde abajo, sino «desde arriba» y lasmasas no la protagonizarían, sino que «se sumarían aella», «se incorporarían», «participarían», «serían con-

vocadas» y, para ello, tendrían que serle «fieles», «lea-les» y «estar dispuestas a cualquier sacrificio»... ¿Porquién? ¿Por la Revolución de los humildes, o por elstatus quo establecido por los burócratas a su imageny conveniencia?

Mientras tanto, el sentido común del cubano ha-cía lo suyo mediante el choteo. Desde un inicio lostérminos populares para designar el destino de bur-gueses y burócratas mal parados tenían una connota-ción bien diferente. Si bien los primeros eransiquitrillados, es decir, se les rompía imaginariamentela columna vertebral y eran obligados a someterse,

o exiliarse; los segundos eran tronados, o sea, echadosde sus puestos, pero no apartados de la Revolución,ni de la casta, por lo que casi siempre los esperaba el

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llamado Plan pijama,25 tras el cual eran reciclados ha-cia otros cargos y casi nunca devueltos al sector pro-ductivo o de servicios del que provenían.

El Proceso de Institucionalización (1976-1980) y lanueva división político-administrativa multiplicaronla burocracia estatal, partidista y empresarial en todoel país y condujeron a su reproducción a escala geomé-trica mediante la proliferación vertical de cargos y fun-cionarios homólogos a nivel de nación, provincia ymunicipio, en todas las instituciones, organizaciones,empresas y entidades de cualquier tipo, con su cohorteadicional de jefes de despacho, asesores, técnicos, miem-bros de comisiones de trabajo, secretarias, ayudantes,choferes y otros. Efecto similar provocó la creaciónde nuevos ministerios, comités estatales, empresasy uniones de empresas, a lo que se añadió la multi-plicación de instancias y dependencias al interior devarios de ellos, dando rienda suelta a un homologismoque dura hasta hoy.

El resultado histórico de este proceso no pudo sermás contraproducente, por cuanto la justificación ra-cionalista weberiana del lugar de la burocracia no secumple. Como bien dice Aurelio Alonso hoy «vivi-mos en una sociedad muy caótica y muy burocrática;es decir, tenemos un caos burocratizado o una buro-cracia caótica, como queramos definirlo […] nuestro

25Estado de los burócratas que, tras ser destituidos de sus puestos porincompetencias o errores en su desempeño, son enviados a sus casaspor un período más o menos largo, mientras disfrutan de casi todas lasprebendas habituales de sus cargos. Con el tiempo suelen ser recicladoshacia otras funciones, o enviados a otros lugares del país, o del extranjero,a realizar otras tareas, o, en ocasiones, las mismas por las que habíansido separados antes.

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sistema no ha creado los mecanismos de defensa antelos procesos deformativos burocráticos, y ante la pro-pia burocracia».26

Como estamento, la burocracia cubana teme al po-der de la palabra. De ahí que se haya sepultado en elolvido la tradición de oradores famosos de los comu-nistas cubanos, desde Julio Antonio Mella hasta Fidel;la asignatura de Oratoria quedara eliminada en lasescuelas del partido y las vibrantes piezas orales de antesfueran sustituidas por insípidos comunicados, siem-pre leídos y generalmente revisados, de forma tal quelos oradores no tengan oportunidad de improvisar susdiscursos sino que lean «sus» textos, previamente rec-tificados y aprobados por los organizadores.

En el caso cubano, el factor que ha garantizado laautopoiesis de la burocracia es la llamada política de cua-dros, con sus componentes funcionales: comisiones deselección, lista de reservas y formas de superación de loscuadros, mediante escuelas (regionales y ramales) a di-ferentes niveles y la formación postgraduada. De estaforma, se garantiza la renovación de sus filas con indivi-duos provenientes de otros sectores, así como su adap-tación eficaz a las nuevas funciones que le son asigna-das al interior del estamento burocrático.

Como ya demostró el derrumbe estrepitoso de losregímenes del socialismo real, puede tornarse muydebilitante el tipo de reproducción cultural que pro-picia el status burocrático, basada en formas de ritua-lización de la vida social que promueven una parafer-

26 Panel de la revista Temas «La burocracia como fenómeno social», enTemas, no. 57, pp.12-13.

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nalia sociocultural vacua, donde la conveniencia polí-tica prevalece sobre el contenido ideológico y se con-vierte a la actuación fingida, individual y colectiva,en un rasgo de la sociedad promotor de una doblemoral (auto)impuesta. Este comportamiento socialpuede ser suicida para el modelo cubano, cuando delo que se trate ya no sea solo de legitimar verbalmenteun estado de cosas en el que no se cree de verdad, sinoen salir a defenderlo de sus enemigos de clase en calles,plazas y maniguas, con toda la cuota de peligros realesque esta actitud entraña.

Luego del Período Especial, nuevas camadas con-tribuyeron a modernizar la composición de la burocraciacubana con el arribo de figuras más tecnocráticas comola de los gerentes, ligados al mercado y las asociacio-nes con el capital extranjero, pero firmemente ancla-dos en la casta burocrática, no solo por sus orígenesfamiliares y clientelares, sino por provenir muchas ve-ces de otras capas de ella y mantener vínculos de sub-ordinación y alianza permanente con los sectores me-dios y altos de la burocracia tradicional. Esta capa con-forma una especie de elite burocrática más modernacada vez más separada del pueblo, al que subestima ydesprecia con un discurso tecnocrático cada vez másafín a la lógica racionalista del mercado global.

Por una burocracia socialista cubana eficaz y sinburocratismo

Desde sus orígenes la burocracia socialista cubana,polinizada en los años setenta por la soviética, ha vi-vido un largo proceso de fertilización que dura hasta

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hoy e incluso se las ingenió para trascender en la his-toria a su hermana mayor y seguir haciendo de lassuyas en pleno siglo XXI.

Sin dudas, el propósito actual de achicar el sectorestatal de economía constituye un golpe a sus posi-ciones, pues la reducción de los cargos y del homo-logismo tiende a diezmarla y restarle importancia frentea sectores sociales más productivos, sean estatales,cooperativos o privados. Asimismo, la lucha declara-da contra la corrupción en todos los niveles ha dadoalgunos pasos y se postula un cambio de mentalidadque elimine el llamado bloqueo interno, pero, cierta-mente, el poder burocrático no parece haber sido muyafectado.

El socialismo cubano ha de romper la tríada bu-rocracia-burócratas-burocratismo o será destruidopor ella, como ya lo fue el socialismo real europeo. Loimportante no es la burocracia imprescindible, ni laexistencia de los burócratas; el peligro cardinal es eldel burocratismo, o sea, el espíritu y la concepciónburocrática dentro de la administración y la política,que ya se ha mostrado capaz de reemplazar a la ideo-logía revolucionaria, no solo en las concepciones dela élite dirigente de un país específico, sino en la mentey el corazón de millones de personas, en el habituscultural y la ideología de pueblos enteros, abriendopaso a las ideas del conservadurismo y la reacción.

Si la burocracia es necesaria y perfectible, enton-ces ha de asumir los aportes de las teorías de la orga-nización que permitan llevarla al mínimo indispensa-ble y hacerla verdaderamente eficaz y eficiente. Paraello no basta con campañas, consignas y golpes de

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pecho, pues la tríada no se romperá creando un Buróde Lucha contra el Burocratismo, sino realizando unaprofunda revolución cultural que movilice podero-sos instrumentos del pensamiento entre los que hade figurar la preparación extensiva de millones deciudadanos para participar activamente en la políticay la administración pública, lo cual hará posible in-cluir en el habitus socialista el ejercicio rotativo de loscargos públicos.

Además, en las previsibles condiciones de aplica-ción masiva de las nuevas tecnologías de la informacióny las comunicaciones en la sociedad cubana, la canti-dad de trámites y procesos que hoy requieren de grancantidad de funcionarios deberá ir disminuyendo ace-leradamente por lo que muchas de las operacionesdel oficio burocrático caerán en desuso.

Unido a ello será preciso la adopción de recursosjurídicos que hagan prevalecer la transparencia sobreel secretismo; la implantación de métodos de controlobrero que pongan coto a la impunidad burocrática yla aplicación de formas de gobierno más democráti-cas, basadas en la participación real y efectiva de lostrabajadores en su autogobierno y menos en la repre-sentación formal, a lo que se añadiría el incrementodel uso del voto secreto para la toma de decisionesen los diferentes niveles, así como la información pú-blica de los ingresos y el patrimonio de todas las au-toridades y sus familias.

Estas medidas establecerían una nueva relación dela dirigencia con el pueblo, donde este no podría servisto más como una audiencia complaciente, sinocomo una colectividad diversa y crítica, de forma tal

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que salgamos del retruécano constante en que vivi-mos donde los burócratas, lejos de exigirle perma-nentemente al pueblo lealtad y disciplina, se la de-ban, como servidores que son del vulgo trabajadorque los mantiene.

La tríada burocrática ya demostró en Europa quecuando su poder se ve en peligro y debe escoger en-tre el capital y los trabajadores, su elección natural esconvertirse en burguesía, traicionando y abandonan-do a su suerte a los sectores populares. En Cuba, esnuestra responsabilidad que esto no ocurra nunca,por lo que la inédita revolución antiburocrática que que-dó pospuesta en los años sesenta está hoy a la ordendel día, si queremos mantener el camino de las refor-mas del modelo socialista cubano y llevarlo a feliztérmino en los marcos de un socialismo, no solo prós-pero y sostenible, sino cada vez más autogestionario,libertario, democrático y participativo.

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El manto del rey: sentido de propiedad, estatismoy participación en el socialismo cubano

Por los términos se confunden los hombres.No hay que estar a las palabras, sino a lo que está debajo de ellas.

JOSÉ MARTÍ

¿De todos, o de nadie?

La historia de la última centuria ha demostrado que dondequiera que el poder estatal llegó a manos

de gobiernos de vocación socialista que nacionaliza-ron los medios de producción fundamentales y aplas-taron la resistencia violenta de la burguesía, aún laparte más difícil de la guerra contra el capital estabapor enfrentarse. Para que triunfara el socialismo aúnles restaba destruir los símbolos del poder burguésagazapados en la mente —en la psicología individualy colectiva—, en forma de valores, convicciones, mi-tos, representaciones, modos de actuación, informa-ciones sesgadas, prejuicios, memorias y olvidos, quegiraban en torno a un pilar central: la apología de lapropiedad privada.

En el año 2017, el centenario de la Revolución So-cialista de Octubre encontró al socialismo venido amenos a escala planetaria, a diferencia de lo que pasócon el capitalismo cuando se celebró, en 1889, elcentenario de la Revolución Francesa con la gran Ex-posición de París. Por entonces, el régimen capitalis-ta se había extendido por todo el mundo a través, no

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solo de las cañoneras, los ferrocarriles y el comercio;sino también, de la «Declaración de Derechos delHombre y el Ciudadano», la ética protestante, la nuevamasonería y, fundamentalmente, la mundializaciónde los ideales del laizze faire (dejad hacer) y la librecirculación de los capitales y la fuerza de trabajo porcontinentes y océanos.

Según Clifford Geertz, en cada sociedad el ser hu-mano tiene la necesidad de obtener lo que él llama«fuentes simbólicas de iluminación para orientarse enel mundo», las cuales le ayudan a realizar un com-pleto sistema de significados.1 Tal parece como si elsocialismo no hubiera encontrado aún su propia fuentede iluminación simbólica. Símbolo contra símbolo, alsentido burgués de la propiedad habría que vencerlo conel sentido socialista de la propiedad. Es esta una tareainsoslayable del período de transición socialista noresuelta en ninguno de los países que han pretendidoconstruir una nueva civilización.

Obreros, campesinos, empleados e intelectualescomparten hacia la propiedad estatizada una acti-tud de alienación, que hunde sus raíces en las con-tradicciones que la hegemonía burocrática impuso en elmodelo de socialismo que imperó durante el siglo XX: elllamado socialismo de Estado/estalinista/burocrático,2

1 Clifford Geertz: «El Impacto del concepto de cultura en el concepto delHombre», en Lecturas de etnología: una introducción a la compa-ración en antropología (coord. Nuria Fernández Moreno), edicionesUNED, Madrid, 2007, pp. 213-224.

2 Hoy se reconocen tres formas principales de socialismo: de Estado; demercado y autogestionario. Ver Camila Piñeiro Harnecker: «Visionessobre el socialismo que guían los cambios actuales en Cuba», en Temas,no. 70, abril-junio de 2012, pp. 46-55.

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donde la propiedad de todos deviene en atributo deunos pocos, hasta tal punto que el significado que leconfiere la mayoría sea el de una propiedad de na-die. Así, en lugar de sentirse arropados cálidamentepor el manto protector de la omnipresente propie-dad estatal, los individuos se sienten tan lejos de ellacomo si pasearan desnudos por las calles, cual el ino-cente monarca del cuento medieval de El CondeLucanor.3

Para contribuir a resolver esta problemática se re-quiere estudiar lo que constituye el factor más impor-tante en el correlato ideológico de las relaciones socialesde producción, el sentido de propiedad, entendido comoel contenido subjetivo, o imagen mental, que poseen losmiembros de la sociedad sobre las relaciones de pro-piedad y sus formas de realización en un contexto de-terminado. Visto así, es una categoría cultural, pertene-ciente al mundo simbólico, a la realidad subjetiva, locual, a su vez, lo convierte en un objeto real para losanálisis socioeconómicos y para todas las ciencias socia-les y humanísticas. El sentido de propiedad se presen-ta, pues, como un factor cultural básico para la victoriaen la guerra cultural —de pensamiento, la llamaría JoséMartí— en pos del logro de la nueva hegemonía ideoló-gica en el periodo de transición socialista.

A partir de su análisis se podrá ir ascendiendo enel examen de la propiedad estatizada y las contradic-ciones inherentes a ella en el entorno del socialismocubano, hasta llegar a su quintaesencia: la cuestión

3 Don Juan Manuel: «Lo que sucedió a un rey con los burladores quehicieron el paño», cuento XXII del Libro de los ejemplos del CondeLucanor y de Patronio, Edit. Losada, Buenos Aires, 1978, pp. 56-62.

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de la participación individual y colectiva de los pro-ductores en la posesión, gestión y usufructo de losmedios de producción que la revolución socialista,protagonizada por ellos y por la que tanto han paga-do, hizo suyos. O mejor, les prometió que serían su-yos. Sigamos el despliegue de la categoría de sentidode propiedad en este viaje que nos llevará por lasencrucijadas culturales de la propiedad socialista.

El sentido de propiedad hasta el capitalismo

En las gens y tribus primitivas los medios de produc-ción fundamentales eran comunes, de ahí que lo fue-ra también el fruto de su empleo y la distribución sehiciera a partir de las necesidades de cada uno. Enese contexto el sentido de propiedad comunal abarcabacasi todo el entorno del individuo, salvo algunos en-seres personales y los territorios y pertenencias delos demás clanes.

Tras un largo período de lenta metamorfosis esterasgo esencial de la vida comunal fue supeditado aun segundo plano —aunque casi nunca desapareciódel todo— por la aparición de grandes propietariosde tierras y otros bienes de producción que instauraronformas de explotación más productivas, a partir de laextensión de la sociedad dividida en clases, tanto elllamado modo de producción asiático como las socieda-des erigidas sobre la esclavitud directa, fuera colecti-va o individual.

Surgieron así los estados esclavistas donde la ex-plotación se basaba no solo en la violencia física, sinotambién en sofisticados mecanismos de dominación

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ideológica desde la violencia simbólica que generabanla religión institucionalizada y el reciclaje universal deleterno mito del pueblo superior, elegido de Dios(es)para mandar a todos los demás, supuestamente infe-riores y merecedores de un estatus subalterno. El senti-do de propiedad esclavista se extendía, por tanto, a la po-sesión privada de personas y cosas y también era unatributo del pueblo superior sobre los inferiores, llegan-do a constituirse en un valor compartido por explota-dores y explotados durante largos períodos gracias aprocesos sistemáticos de eficaz reproducción cultural.4

Con el advenimiento del feudalismo el sentido depropiedad giraría en torno a un bien específico: el sue-lo explotable, dividido entre grandes, medianos y pe-queños propietarios, libres o siervos, aunque persis-tían grandes extensiones de uso comunal. El contratosocial quedaría erigido sobre la base de las costum-bres del estrecho mundo rural, los lazos de sangre y elmito de la perenne inmovilidad social dictada por Dios.

El paulatino desarrollo de la industria y el comerciocitadinos (burgueses) en el interior de aquella sociedadagraria hizo que la propiedad sobre otros bienes, enparticular sobre el dinero, llegase a adquirir tal prepon-derancia que trastocara el sistema de valores del ViejoRégimen (Ancien Régime) y lo precipitara en una crisiscrónica. Las nuevas fuerzas productivas burguesas cla-maban por romper las trabas feudales e instaurar unmundo libre, solo dominado por el poder del dinero.

4 Hasta hoy, los grandes Estados antiguos como Egipto y China y elesclavista Imperio Romano, son los únicos que han durado más de unmilenio, lo cual demuestra su extraordinaria estabilidad social, suficienciaeconómica, capacidad de resiliencia y eficaz sistema de dominacióncultural, no alcanzada después por ningún otro.

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Desde entonces, la cruel instauración del capita-lismo a escala mundial, con su corolario deleznablede guerras de rapiña, leyes sangrientas, comercio deesclavos a escala planetaria, destrucción de pueblosy culturas enteras e imposición del dominio tecnoló-gico europeo sobre el resto del mundo, fue presenta-da por los ideólogos del nuevo sistema con un dis-curso teleológico que prometía a la humanidad, comodestino luminoso al final del túnel, la materializacióndel imperio de la razón, la extensión del orden y elprogreso y el triunfo del yo europeo (la civilizaciónoccidental) sobre los otros (las barbaries americana,africana y asiática) en alas de la imprenta, el vapor ylos ferrocarriles.

Estos presupuestos ideológicos hallaron cuerpo enpreceptos religiosos, tratados filosóficos y constitu-ciones políticas, y de allí pasaron al sentido común(habitus) de las más disímiles sociedades mediante losaparatos ideológicos del Estado hasta asentarse en losmás profundos pliegues de la conciencia y, más aún,en el reino del inconsciente, en forma de mitos, ritua-les y representaciones sociales; no sin que las cultu-ras populares tradicionales bregaran por preservarsus valores aún en las condiciones más difíciles.

El más fuerte y generalizado de los valores de estacultura global, entendido como condición sine qua nonpara la existencia de todas las «maravillas» antes men-cionadas, es el sentido capitalista de propiedad, identifica-do con la representación social de la posesión privadaburguesa sobre los medios de producción, verdaderafuente simbólica de iluminación para la mayoría de losmiembros de esa sociedad.

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La forma de realización de la propiedad burguesaa través de la ganancia, cosechada colectivamente porlos patronos tras la venta de las mercancías y serviciosy repartida luego según el capital invertido por cadauno y su lugar en el sistema capitalista, favoreció laconsolidación del sentido de propiedad burgués pues,con el tiempo y por vías diversas,5 los burgueses lle-garon a vincular los ingresos de los obreros y emplea-dos a los resultados económicos de las empresas, demanera cada vez más eficaz y eficiente, más allá delsalario. Se logró fomentar así un ilusorio sentido de pro-pietario capitalista en importantes sectores populares, apartir del mito de que cualquiera que posea un títulode valor que reporte dividendos puede considerarseun co-propietario capitalista y que, por tanto, el dañoocasionado a la ganancia de la empresa es infligidotambién a cada uno de sus trabajadores y sus familias.

A esto se suman las ilusiones consumistas fomen-tadas por la publicidad comercial y sus productosasociados que generan un conjunto de necesidadesartificialmente inducidas en la población para gene-rar una sostenida demanda efectiva imprescindiblepara el funcionamiento del mercado. Como bien se-ñalara Frei Betto, el capitalismo logró lo que parecíaimposible: privatizar la producción y, al unísono, so-cializar los sueños de las grandes masas.6

5 Acceso a la compra de acciones y obligaciones, ingresos adicionalespor superávit comerciales de las empresas, al estilo del diferencialazucarero cubano de los años cuarenta, entre otras.

6 Frei Betto: «Cuba: Descuidar la educación ideológica, grave error»,entrevista de Luis M. Arce y Anubis Galardy, en Pravda Internacional,Moscú, 2016, disponible en http://pravdainternacional.blogspot.com/2016/02/cuba-descuidar-la-educacion-ideologica.html.

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Tras la implantación del capitalismo a escala pla-netaria, el discurso exaltado y radical de los heroicosrevolucionarios burgueses —como los jacobinos, enFrancia, y los niveladores y cavadores en Inglaterra,entre otros— fue sustituido por el racionalista y me-surado de los hombres de Estado que instaurarían elhabitus capitalista. Así, a pesar de la crítica a los valo-res del sistema presentes en la literatura romántica ynaturalista del siglo XIX y en las vanguardias del XX, laextensión del pensamiento socialista junto con el sis-tema fabril y la heroica resistencia de los pueblos in-vadidos y conquistados en Asia, África y AméricaLatina; todas estas formas de resistencia (intelectual,obrera y anticolonial) terminaron siendo asimiladas yrecicladas por los mecanismos autopoiéticos de re-producción cultural del sistema.

Ya en el siglo XX, la extensión de sistemas democrá-tico-burgueses de gobernanza en muchos países facili-tó a los contestatarios salir del clandestinaje y exponersus ideas de forma más o menos libre, al modo de lospiquetes que giran como una noria en las esquinas delas grandes ciudades, clamando a gritos por sus dere-chos, mientras las muchedumbres pasan velozmentepor su lado sin prestarle mucha atención. Como ya norepresentaban una amenaza real para la hegemoníaburguesa, se les consintió expresarse con más libertadpara que funcionaran como válvulas de escape de lasinconformidades acumuladas.

Mas, a mediados del siglo XX los ideólogos del ca-pital hubieron de modificar sus esquemas de domi-nación cuando el peligro creciente del movimientoobrero radical, el triunfo del socialismo en la URSS y

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su extensión por el mundo tras la Segunda Guerra

Mundial condicionaron la creación del Estado de Bienes-

tar General (Wellfare State) en Europa y luego en el

resto del mundo, junto a la extensión de gobiernos

socialdemócratas y de centro que aplicaban los postulados

keynesianos y limitaban el laizze faire de los monopo-

lios. En ese entorno se fomentó un sector público/es-

tatal de economía, más o menos extenso en cada país,

asociado a los servicios básicos y el subsidio a esferas

irrentables pero imprescindibles, como el transporte

público, las comunicaciones y los sistemas de defensa

civil, financiados presupuestariamente.

Por ello, en muchos Estados capitalistas, sobre todo

en los desarrollados, se ha formado también un sentido

de propiedad del ciudadano hacia la esfera pública que se

asocia directamente al uso social de la parte de su di-

nero que el Estado le enajena sistemáticamente a tra-

vés de los impuestos. Esta representación social llega

a ser fuerte en muchos países pues se manifiesta como

equivalente a la del cliente que espera recibir un servi-

cio óptimo por el que ha pagado por adelantado.

Con el desarrollo tecnológico de la segunda mitad

del siglo XX e inicios del XXI, la tolerancia ideológica

del poder capitalista hegemónico hubo de extender-

se, bien que a regañadientes, al escenario creciente

del ciberespacio —inclusivo e interactivo por natura-

leza—, donde los minoritarios sitios web y blogs iz-

quierdistas apenas constituyen un aderezo para el

consumo masivo del mensaje hegemónico estandari-

zado que dictan los grandes medios de dominación

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ideológica trasnacional en el llamado epísteme de

internet.7

La reproducción del sentido de propiedad capitalistaen grandes sectores proletarios e intelectuales favore-ce a la hegemonía cultural burguesa pues conduce a laalienación y el apoliticismo, de ahí que el stablismentdesestimule la verdadera participación política popu-lar mediante la parafernalia ritualista de la democraciarepresentativa, el auge de los think tanks al servicio delas élites —que repiensan la sociedad constantemen-te— y la extensión de la cultura de masas más banal.

De esta forma, el sentido capitalista de propiedad en-contró un lugar de privilegio en la conciencia colecti-va —y el inconsciente— de sucesivas generacionesdesde hace siglos y hay que vencerlo con la creaciónde una nueva civilización socialista, portadora de nue-vos significados, que partan de un nivel determinadode socialización de la producción y de los medios deproducción, dos conceptos que, aunque muchos con-fundan, o no distingan claramente, encierran conteni-dos bien diferentes.

La socialización de la producción y de los mediosde producción en el capitalismo y el socialismo

El sentido de propiedad brota del nivel de socializa-ción que exista en un momento determinado. Mas,este concepto no está bien precisado en el lenguaje

7 Appadurai, Arjun: «La aldea global», en La modernidad descentrada,Fondo Cultura Económica, Ciudad México, 2004, disponible enwww.globalizacion.org/biblioteca/AppaduraiAldeaGlobal.htm.

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económico al uso en la transición socialista pues real-mente hay dos socializaciones entrelazadas: la de laproducción y la de los medios de producción. En ElCapital, Marx demostró que el desarrollo de las fuer-zas productivas sociales es un proceso secular de in-cremento de la cooperación entre los productores, ladivisión social del trabajo y la participación del traba-jo acumulado en los medios de producción (trabajopretérito) en el valor del producto. El concepto queutiliza para designar ese fenómeno es el de socializa-ción. De ahí que la contradicción fundamental del ca-pitalismo la encuentre entre el incremento del carác-ter social de la producción, por un lado, y el caráctercada vez más privado de la apropiación, por el otro.8

Entendían Marx y Engels que el triunfo del socia-lismo a escala global resolvería tal contradicción, apartir del triunfo de la revolución socialista en lospaíses capitalistas más desarrollados y el tránsitomundial a la sociedad comunista, pues al caráctercada vez más social de la producción corresponderíaahora una apropiación cada vez más social, basadaen la planificación centralizada y la distribución se-gún el trabajo, hasta poder llegar al único principiojusto: el de la distribución según las necesidades, pro-pio de la futura sociedad comunista.

Por tanto, en el socialismo marxista, socializaciónde la producción y socialización de los medios de pro-ducción, o nacionalización socialista, no son sinóni-

8 Esta tendencia se ha mostrado como una ley en el devenir del régimenburgués y se manifiesta con agudeza en la actualidad, cuando, según laONU, el 20 por ciento más rico de la población mundial concentra ensus manos el 82 por ciento de toda la riqueza; mientras, el 20 por cientomás pobre sobrevive con apenas el ¡¿1,4?! por ciento del total.

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mos. La primera expresa un fenómeno objetivo, inma-nente y universal, de la producción social y viene des-de la comunidad primitiva. El segundo es un fenóme-no de las relaciones de producción, en particular delas formas de propiedad, y es propio, únicamente, dela transición socialista. La socialización de los medios deproducción es el proceso de estructuración de la econo-mía sobre bases socialistas mediante el establecimientode un sistema de producción para su uso social, enlugar de organizar la producción para el beneficio pri-vado. La propiedad social de los medios de produc-ción resultante puede organizarse en diferentes for-mas. Hasta la actualidad las más importantes han sidola propiedad estatal (pública/de todos) y la propiedadcooperativa (colectiva).9

Vista de esta forma, una nacionalización socialistabien concebida debería incrementar la socialización dela producción, pero no tiene por qué hacerlo necesa-riamente pues no es equivalente a ella y bien puedeocurrir que un proceso de expropiación de los capita-listas, mal conducido y aplicado, dé lugar a una eco-nomía socialista donde se llegue a afectar el grado desocialización previamente alcanzado, e incluso re-montarlo hasta etapas más tempranas del capitalismo,o, en los casos peores, al de economías anteriores, desdeel feudalismo, hasta las primitivas.

9 Han existido otras formas secundarias, como la propiedad comunal quesubsistió en varias etnias de la Federación Rusa y hoy se extiende enpaíses como Bolivia de profundas tradiciones comunitarias. También lapropiedad de los colectivos laborales, fundamental en el socialismoautogestionario yugoslavo y en economías gestionadas mediante el cálculoeconómico, y la propiedad de organizaciones políticas, sociales einstituciones de la sociedad civil.

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La verdadera nacionalización socialista ha departir de mantener y potenciar los niveles más altosde socialización capitalista antes alcanzados. Es ab-surdo nacionalizar por nacionalizar como si se tratarade un acto de fe exorcista que exigiera la destruc-ción del viejo sistema productivo, para luego inten-tar elevar la socialización de la producción por víasque brotarían de alguna idea luminosa de los gran-des decisores del nivel central, mediante el viejo sis-tema de prueba/error y el expediente ilusorio dehacer camino al andar.

Cuando el Che asumió funciones directivas en laeconomía cubana, primero en la banca y luego en laesfera industrial, lejos de ponerse a inventar, se preo-cupó mucho por estudiar las experiencias más no-vedosas y eficaces del capitalismo contemporáneopara partir del alto nivel de socialización alcanzadopor su economía de punta: la de los monopolios nor-teamericanos. Al mismo tiempo se negó a aceptar laaplicación del obsoleto cálculo económico soviéticoque copiaba el mecanismo de funcionamiento de lasempresas en el viejo capitalismo decimonónico de lalibre competencia, poco concentrado y centralizado.Al respecto afirmaba:

En la parte técnica, nuestro sistema [se refiere al definanciamiento presupuestario que propugna-ba desde el ministerio de industrias] trata de tomarlo más avanzado de los capitalistas y por lo tantodebe tender a la centralización. Esta centraliza-ción no significa un absoluto; para hacerla inteligente-mente debe trabajarse de acuerdo con las posibilidades.

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Podría decirse, centralizar tanto como las posibili-dades lo permitan; eso es lo que guía nuestra acción.Esto permite un ahorro de administración, demano de obra, permite una mejor utilización de losequipos ciñéndonos a técnicas conocidas. No esposible hacer una fábrica de zapatos que, insta-lada en La Habana, reparta ese producto a todala república porque hay un problema de trans-porte de por medio. La utilización de la fábrica,su tamaño óptimo, está dado por los elementos deanálisis técnico-económicos […] No podemos te-ner una General Motors que tiene más empleadosque todos los trabajadores del Ministerio de Indus-trias en su conjunto pero sí podemos tener una or-ganización, y de hecho la tenemos, similar a la Ge-neral Motors.10 [El énfasis es mío].

En la obra de Marx —quien aborrecía el aplicarsea definir conceptos futuristas sobre el comunismo,cuando no tenía suficientes elementos de juicio— ladefinición de propiedad social socialista no pasa deser un constructo. En su más conocida aproxima-ción la concibe como «una propiedad individualbasada en la cooperación y en la posesión colectivade la tierra y de los medios de producción produci-dos por el propio trabajo».11 Nada más alejado de unapropiedad absolutamente estatizada. La estatizacióngeneralizada de los medios de producción y su ges-

10 E. Guevara: «Algunas reflexiones sobre la transición socialista»(fragmento de una carta a Fidel, en abril de 1965), en Mis sueños notendrán fronteras, p.102.

11 C. Marx: El Capital, t. I, p. 700.

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tión centralizada por un supra organismo que con-trole al detalle todo el aparato económico como re-gularidad del socialismo no es una herencia teóricade Marx, sino un engendro ideológico del socialis-mo estalinista que la convirtió en componente indis-pensable del caldo de cultivo para imponer la hege-monía burocrática sobre el resto de la sociedad.

Denominar incremento de la socialización a lanacionalización socialista per se equivale, en buencubano, a poner la carreta delante de los bueyes; es darpor sentado que la expropiación de los burgueses yla creación de un sector socialista es condición suficien-te para lograr niveles más altos de cooperación entre losproductores, de especialización y de participación deltrabajo acumulado en los medios de producción enel valor del producto, cuestión que no puede acep-tarse mecánicamente si queremos seguir fieles aMarx y no tergiversar sus conceptos burdamente,como se ha hecho en repetidas ocasiones, casi siemprecon fines propagandísticos e ilusorio-compensatorios.

La creación del sector socialista de economía nofue identificado por Marx y Engels con el estableci-miento de una economía absolutamente estatizada,aunque el Estado de la dictadura del proletariado —quese impondría durante el período de transición al co-munismo al que llamaban socialismo— tendría unpapel central en la destrucción del orden burgués yla conducción de todo el proceso económico mediante laplanificación centralizada que superaría el malgasto derecursos propio de la competencia capitalista y suscrisis cíclicas. Sería este un Estado agonizante, en extin-ción, donde las estructuras de democracia participativa

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adquirirían cada vez más peso y donde las funcio-nes gubernamentales irían pasando a los colectivoslaborales, instituciones y organizaciones de la socie-dad civil hasta alcanzar el añorado reino de la libertad.12

El término más empleado por Marx y Engels parareferirse a los futuros sujetos de la producción en elsocialismo fue el de productores libres. Así solían de-nominar, no solo a los productores directos (indivi-duos), sino también a los colectivos de trabajadores ya las futuras organizaciones empresariales que no in-tentaron siquiera esbozar. En los marcos de su teoría,intentaban contraponer este concepto al de producto-res capitalistas ya que en la sociedad burguesa, porarte del fetichismo mercantil, los dueños de las con-diciones productivas —los capitalistas— se presen-tan ante la sociedad como los productores reales porser los dueños del producto final que se lleva al mer-cado; mientras que los productores directos —los obre-ros— quedan ocultos tras los muros de las fábricas yla envoltura material de los productos.

Que el Estado socialista sometería a su dictado aestos productores libres hasta llegar a eliminar suautonomía para gestionar los medios de producciónsociales que tendrían bajo su férula, es uno de lospeligros que siempre han acompañado al ideal socia-lista y que tantos pensadores —dentro y fuera del

12 En Marx, el término dictadura del proletariado hace referencia alcarácter clasista del Estado, pues postulaba que toda forma estatal erauna dictadura, o una democracia, según el lugar que ocupara cada claseen la respectiva formación económico-social. Por tanto, su enunciadono implica preferencia alguna por formas de gobierno tiránicas yantidemocráticas como usualmente se plantea.

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movimiento socialista— advirtieron, desde el sigloXIX hasta hoy, pero no constituye una condición sinequa non para la transición socialista como se pro-pugnó luego del triunfo del estalinismo en la segun-da mitad de los años veinte.

A partir de entonces, la estatización casi absolu-ta de los medios de producción creó condiciones ex-cepcionales para el empoderamiento de la burocra-cia, al punto que el genial Albert Einstein, tan afín alas ideas socialistas, después de ponderar las venta-jas del «establecimiento de una economía socialista,acompañado por un sistema educativo orientadohacia metas sociales», se preguntaba angustiado:

[…] es necesario recordar que una economía pla-nificada no es todavía socialismo. Una economíaplanificada puede estar acompañada de la com-pleta esclavitud del individuo. La realización delsocialismo requiere solucionar algunos problemassociopolíticos extremadamente difíciles: ¿cómo esposible, con una centralización de gran enverga-dura del poder político y económico, evitar que laburocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante?¿Cómo pueden estar protegidos los derechos delindividuo y cómo asegurar un contrapeso demo-crático al poder de la burocracia?13

El propio León Trotsky, que siempre se negó aaceptar el mito de la propiedad estatal como relación

13 Albert Einstein: «¿Por qué socialismo?», en Monthly Review, no. 1,New York, mayo de 1949, p. 4.

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de producción socialista por el solo hecho de man-tener estatizada la propiedad, dejó bien sentado cuálera «el eje del asunto»: «la socialización de los me-dios de producción no suprime automáticamente lalucha por la existencia individual».14

La socialización de los medios de producción sinun desarrollo de las fuerzas productivas que superelas de la sociedad capitalista anterior, es un contrasen-tido absoluto y se aleja de los postulados marxistasoriginales para caer en el campo de la demagogia polí-tica. Al criticar la tesis estalinista del triunfo del socia-lismo en la URSS tras la liquidación de la clase de loscampesinos ricos (kulaks), Trotsky afirmaba con razón:

Las formas soviéticas de la propiedad, fundadassobre las adquisiciones más recientes de las técni-cas americanas y extendidas a todas las ramas de laeconomía, producirían el primer periodo del socia-lismo. Las formas soviéticas, ante el bajo rendimientodel trabajo, no significan más que un régimen tran-sitorio cuyos destinos aún no han sido sopesadosdefinitivamente por la historia. El socialismo es elrégimen de la producción planificada para la mejorsatisfacción de las necesidades del hombre, sin locual no merece ese nombre.15

Precisamente, el triste fin del socialismo real en Eu-ropa fue el veredicto definitivo de la historia cuando

14 León Trotsky: La revolución traicionada, Cap. III: «El socialismo yel estado», p. 24.

15 León Trotsky: ob. cit., p. 32.

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llegó la hora de sopesar en su justa medida el valor detanta superchería económico-política sobre la superio-ridad de la propiedad estatal socialista, sin un funda-mento real que se expresara en un mayor nivel dedesarrollo de las fuerzas productivas que el capitalista.

El supuesto teórico que más estipula la adopciónde la propiedad estatal como determinante entre lostipos de propiedad socialistas, es el de ser condiciónnecesaria para realizar una planificación centralizadade la producción que elimine la competencia ciega ydestructora entre los productores que tanto despilfa-rro de recursos materiales y humanos trae consigo.Mas, desde los orígenes del socialismo en la URSS, sepuso en tela de juicio que la implantación de la propie-dad estatal sobre los medios de producción fuera ra-zón suficiente que posibilitara la planificación de todoel mecanismo económico desde un centro único.

Los defensores de la racionalidad de los merca-dos cuestionaban la supuesta capacidad de los plani-ficadores socialistas centralizados para disponer y uti-lizar la inmensa cantidad de información necesariapara hacer los balances correspondientes, tras laquiebra del mercado de capital, bienes y servicios(incluido el de trabajo) donde el sistema de precioslibres —de oferta y demanda— permite conocer, de lamanera más objetiva y casi inmediata, cuál es la si-tuación que presenta la economía y sus principalestendencias. El creador primigenio de esta tesis fue elaustríaco Edler von Mises, quien aseveró temprana-mente (1922) que, por ese motivo, en la economíasoviética la producción y el intercambio se realizaríansobre la base de criterios no económicos y, por tanto,

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ineficientes, que solo podrían conducir a esas econo-mías a un destino final: el caos y la autodestrucción.16

Hasta hoy, el debate continúa sin una solucióndefinitiva, agravada tras el descrédito provocado porla revelación de las prácticas subjetivistas y altamen-te politizadas de los mecanismos de planificación delos países del bloque soviético. Los defensores de unaplanificación socialista independiente de las leyes delmercado sostienen que los grandes monopolios mul-tinacionales realizan su comercio interno —que as-ciende a las dos terceras partes de todo el comerciomundial— a precios que no son los del mercado yson las entidades económicas más eficientes del mun-do; mientras que países socialistas como China y Viet-nam poseen economías de alto grado de efectividady crecimiento sostenido donde no se ha renunciado ala planificación centralizada. No obstante, sus detrac-tores replican que en ambos casos los precios finalesde venta son precios de libre mercado y esos paíseshan creado sistemas económicos donde existe la com-petencia y el mercado actúa como importante regu-lador de la economía.17

16 Edler von Mises: El socialismo: un análisis económico y sociológico(1922) y Crítica del intervencionismo (1929).

17 Wang Shaoguang: «El Estado, la economía de mercado y transición enChina», Temas, no. 50-51, abril-septiembre de 2007, pp. 87-98. Entrelos opositores al mercado como regulador económico ideal sobresalenlos partidarios de la economía de regalos. Ver Alain Caill: «Salir de laeconomía», en Cuadernos de Trabajo Social, no. 9, Buenos Aires,2009, pp. 143-152, donde cataloga al clásico de Marcel Mauss, Ensayosobre el don (1924), como «el libro más importante que hayan producidolas ciencias sociales».

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El análisis de lo ocurrido con el sentido de pro-piedad en la praxis de la llamada comunidad socia-lista, encabezada por la URSS, y su manifestaciónen Cuba, permitirá entender mejor esta contradic-ción medular de las relaciones de producción.

El sentido de propiedad en el socialismo real

La utilización del concepto cultural de sentido de pro-piedad puede contribuir a superar el llamado proble-ma de la realización de la propiedad, especie de aporíaen la que se ha empantanado la economía política delsocialismo durante años. Aunque en Cuba la cues-tión no ha sido trascendente más allá de los ámbitosacadémicos, en los últimos años se han incrementadolos aportes al respecto a tenor con el devenir del Pro-ceso de Actualización.18

Planteado de esa forma, solo como una cuestiónde economía, el sentido de propiedad socialista no aparece

18 Luis Enebral, José Armas y Dania Quesada: «La realización económicade la propiedad social en la actualización del modelo económico cubano».CD Memorias de Yayabociencia. Tercera Conferencia CientíficaInternacional de la UNISS, Sancti Spíritus, 2015; Carlos García:Propiedad social: la experiencia cubana, Editora Política, La Habana, 2005y «La propiedad social en la actualización del modelo económico»,Economía y desarrollo, vol. 147, no. 1, La Habana, enero-junio de 2012,disponible en www.nodo50.org/cubasigloXXI/economia; R. Lima:«Propiedad y propiedad socialista: reflexiones para un debate desdela experiencia cubana», en Periferias, no. 19, Buenos Aires, 2010,disponible en www.revistaperiferias.org/es/numero19; SantiagoAlemán, Orlando Saroza y Jorge Pérez: «El proceso de realización delproductor-propietario socialista en Cuba», en Temas, no. 54, La Habana,abril-junio de 2008, pp. 37-47.

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por ninguna parte, pues mientras que en las sociedadesantagónicas las formas de realización de la propiedadfundamental estaban claras para todos por vincularsedirectamente con la obtención del ingreso principal—excedente, renta del suelo y ganancia, en esclavismo,feudalismo y capitalismo respectivamente—, en el so-cialismo en construcción no se reconoce al salario y alos fondos sociales de consumo de la misma forma.Aún en recientes definiciones se aprecia que tal cate-goría sigue difusa pues se considera que:

Obtener el máximo posible, de manera conscien-te y sostenida, de las posibilidades materiales ysubjetivas de esas relaciones que excluyen la ex-plotación del hombre, es la esencia de la realiza-ción económica de la propiedad social. En otrostérminos, realizar económicamente la propiedadsocial es hacer efectivas las posibilidades intrín-secas de la propiedad social.19

Ante esta incapacidad —no exenta de tautología—para concretar la forma de realización de la propiedad enel campo económico, ha sido tradicional la apelación afactores ideales inmedibles para expresarla, como: el gra-do de conciencia, la formación de un hombre nuevo, la madura-ción del comunismo, etc. Por este camino los trabajadoresnunca encuentran correspondencia directa entre su es-tatus legal de co-propietario de todas las riquezas delpaís y su nivel de vida, marcado por la carencia perma-nente de bienes y servicios fundamentales.

19 Carlos García: Propiedad social: la experiencia cubana, p.55.

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El Estado socialista burocrático no prestó la aten-ción necesaria a este factor cultural y minimizó la im-portancia de la victoria en ese campo, al conformarsecon la creencia mecanicista en que la instauración de lapropiedad estatal como cuasi única, y el monopolio delque disfrutaba sobre los aparatos ideológicos, daríanpor sentado su hegemonía eterna. Craso error que lle-varía a repliegues sucesivos en el campo de la ideolo-gía y la psicología social ante las supuestas ventajas ybondades manifiestas del capitalismo de Estado, la pe-queña propiedad, la economía sumergida y los símbo-los provenientes del mundo capitalista exterior.

Al respecto, el cubanista20 Arturo López-Levy harealizado una interesante propuesta que no deberíalanzarse a saco roto:

Se deben establecer distinciones entre aquellos Es-tados donde ha ocurrido una transición hacia unahegemonía cultural y aquellos donde un partidosocialista está en el poder. Hay que pensar que cuan-do se habla de socialismo no es solo un cambio cul-tural o un cambio legal, sino un replanteo de la he-gemonía cultural [...] El socialismo haría muy malen discutir solo las formas de propiedad y no po-ner un énfasis en los incentivos adecuados, en elEstado de Derecho como forma de aliento para eldesarrollo económico.21

20 Cubanistas es el vocablo neutral que se usa para designar a los acadé-micos que trabajan profesionalmente los asuntos cubanos sin la cargaideológica que se atribuye a los llamados cubanólogos. Carmelo Mesa-Lago: «¿Cubanólogos o cubanistas?», en Temas, no. 81-82, enero-juniode 2015, pp. 158-164.

21 Panel de Temas «¿Qué socialismo? Un debate con múltiples aristas»(Ramón Sánchez Noda, Leida Sánchez Valdivia, Eduardo Iglesias

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Esta insuficiencia en la teoría y la práctica socialis-tas suele ocurrir, no solo por el mecanicismo y la so-berbia que caracterizan a los regímenes de socialismoburocrático, sino porque los universos simbólicos aveces no son reconocidos como centrales en la vidasocial de estas sociedades, en tanto que se trata deun poder invisible que actúa al interior de la cavernade las ideas y depende más del libre albedrío de losindividuos que de las formas ritualizadas de com-portamiento social que suelen imponerse en estassociedades.

No se debe olvidar que los sistemas simbólicos cons-tituyen instrumentos de dominación y fuentes del po-der. El propio concepto de hegemonía —de hegemon,jefe o conductor, en griego clásico—, en su versióngramsciana, alude a un equilibrio inestable entre coer-ción y consenso. La hegemonía es un conjunto de todaslas relaciones sociales productoras de sentido, un com-plejo entramado de fuerzas activas políticas, sociales yculturales que constituyen sus elementos necesarios parala dominación ideológica, o el ejercicio del poder, a par-tir de la combinación de fuerza y consenso, es decir,como control cultural.22

Aunque el Estado socialista disponga de mediospara imponer e inculcar principios durables de vi-sión conformes a sus propias estructuras; la falta deun sentido de propiedad socialista en grandes sectores

Fidalgo y Arturo López- Levy), Temas, 27 de marzo de 2015, disponibleen http://temas.cult.cu/sites/all/themes/temas/favicon.ico/type=»image/vnd.microsoft.icon» /

22 Luciano Gruppi: El concepto de hegemonía en Gramsci, pp. 7-24 y89-111.

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de la población (en particular entre los propios trabaja-dores manuales e intelectuales) que viniera a sustituir alburgués, condujo a la alienación y el apoliticismo queterminó por favorecer a la hegemonía cultural bur-guesa en el propio seno de las sociedades en transición.

Al igual que los sectores dominantes en el capitalis-mo desestimulan la verdadera participación política delas masas, la burocracia empoderada hace lo mismo enel socialismo con idénticos fines: perpetuar su hegemo-nía cultural sobre el resto de la sociedad. Para minimi-zar el valor de la participación crítica de los trabajado-res, la burocracia abusa de un discurso híper optimistaque suele ocultar los yerros y dificultades con el fin desostener vivas las expectativas de mejoramiento socialmediante declaraciones engañosas. Trotsky cargaba con-tra ese tipo de discurso prevaleciente en la Unión Sovié-tica tras el 9 thermidor de Stalin: «¿No es monstruoso? Elpaís no sale de la penuria de mercancías, el avitualla-miento se interrumpe a cada instante, los niños carecende leche y los oráculos oficiales proclaman que: el paísha entrado en el periodo socialista. ¿Es posible comprome-ter más torpemente al socialismo?».23

En el caso cubano —donde la revolución socialistaadquirió un fuerte componente nacional-liberadormarcado por la hostilidad incesante del imperialismonorteamericano y sus lacayos—, el proceso de na-cionalización y conformación del sector socialista deeconomía tendría manifiestas diferencias con lo ocu-rrido en la vieja Europa; pero ¿bastarían estas pecu-liaridades para salvar a la economía estatal cubana

23 León Trotsky: ob. cit., p. 28.

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de los males que aquejaron a sus predecesoras en elcampo de la interpretación simbólica?

Sentido de propiedad en el sector socialista estati-zado en Cuba

En el imaginario social de la mayoría del pueblo cu-bano, la llegada de la Caravana de la Libertad, enenero de 1959, fue como si todos los revolucionarios,desde Aponte y Varela, entraran en tropel a La Ha-bana junto a los barbudos de la Sierra Maestra y sevolvieran Poder, Gobierno y Estado. La revoluciónpospuesta de que hablara Ramón de Armas se mate-rializaba a los ojos del mundo; la Isla de la Libertadrompía sus cadenas y echaba a andar. Pronto, ami-gos y enemigos se verían superados por el radicalis-mo de aquel proceso que hacía de la política un tea-tro de asombros donde el verbo de Fidel, la alegría deCamilo y el mito del Che, seguidos por la marea delpueblo entusiasmado, parecían dispuestos y capa-ces, no solo de desbancar a los mojigatos oligarcasinternos, sino de enfrentar victoriosamente al mismí-simo imperialismo yanqui, amo y señor de Occidentedesde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando el sorprendido gobierno de los EstadosUnidos decidió repetir en Cuba el esquema interven-cionista de Guatemala (1954) para salvaguardar losintereses amenazados de sus monopolios, los barbu-dos no dudaron en expropiarlos y, a seguidas, na-cionalizar la propiedad capitalista en todo el país ycrear un poderoso sector estatal que, unido a las coo-perativas y a los miles de campesinos convertidos

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en propietarios por la Primera Ley de Reforma Agraria,conformaron el embrión de una economía de nuevotipo, no capitalista, inédita en esta parte del mundo.

Desde los primeros momentos, Fidel dejó claro elpapel de la propiedad estatal en el nuevo régimen:«una Revolución Socialista, que entraña la idea de lasocialización, entraña la idea de la propiedad colectiva,de la propiedad de todo el pueblo».24 Ni en el debateentre los modelos económicos socialistas que se apli-caron entre 1961 y 1964: el socialista tradicional (cálculoeconómico) y el Sistema de Financiamiento Presu-puestario concebido por el Che; ni en su singular su-cesor: el de Registro Económico (1965-1975), se pusoen duda el principio del predominio absoluto de lapropiedad estatal en el presente y futuro de Cuba.25

A partir de entonces, el sector socialista estatizadose convirtió en el escenario de las transformacionesmás profundas y los experimentos más increíbles—algunos felices, otros descabellados—,26 pues la im-plantación de la propiedad estatal socialista se conci-bió como un pase de magia que convertiría al sectoren un dechado de virtudes económicas, capaz de poner

24 «Discurso en la VI Reunión de las Escuelas de Instrucciónrevolucionaria», 20-12-1961, Selección de discursos, Dirección Na-cional de las EIR, p.147. Sobre el criterio errado de que la estatizacióncasi absoluta fue un fenómeno provocado por la influencia soviéticaen los años setenta, ver Humberto Pérez: «En el 40 aniversario delprimer congreso del partido», en Temas, no 83-84, julio-diciembre de2015, disponible en www.temas.cult.cu/content/en-el-40-aniversario-del-primer-congreso-del-partido

25 Ernest Mandel: «El gran debate económico en Cuba durante el período1963-1964», en Che Guevara. El gran debate.

26 Entre los primeros: la erradicación del desempleo a nivel social; eldesarrollo de las comunicaciones por todo el país; la creación de grandes

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de rodillas a las trasnacionales en ramas tan disímiles dela producción como el azúcar de caña, la carne de res,los lácteos y hasta el vino y las fresas. Pero todos con-taron con el entusiasta y mayoritario apoyo popularen pos de destruir los rezagos del pasado burgués ycrear una sociedad de trabajadores con una fisono-mía propia, en franca transición socialista pero conun componente nacional-liberador muy marcado.Nada que ver con los socialismos exóticos de Europadel Este y sí con las naturales revoluciones rusa y china.

La marcha de la Revolución fue asumida como unmítico viaje nacional en pos del nuevo Vellocino deOro: la sociedad comunista —reforzada con la imagensimbólica del yate Granma—, con marchas y contra-marchas, apresuramientos de paso doble y avanceslentos, retrocesos, pausas y descansos con vistas a to-mar aire para nuevas cargas, en abierta contraposicióna la evolución mesurada y ordenadamente caótica delrégimen burgués y al estancamiento del socialismoreal europeo.

Algo no se tenía en cuenta, sin embargo, y es quela propiedad estatal socialista posee una naturalezacomún en la praxis histórica de todos los países, aun-que haya nacido bajo un sol tropical, en un multitu-dinario acto de masas con un coro de un millón devoces. Pronto las grandes propiedades agrarias yempresas industriales nacionales consolidadas —a ve-

industrias en ciudades del interior; la elevación del nivel técnico de lafuerza de trabajo; el desarrollo de un sistema hidráulico que minimizólos desastres por lluvias y sequías intensas, etc. Entre los segundos: elCordón de La Habana; los intentos de convertir a Cuba en granexportadora de carne y café; la Zafra de los Diez Millones, etc.

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ces conglomerados de puros «chinchales»— comen-zaron a mostrar una tendencia decreciente de laproducción y la productividad del trabajo, achacabletanto a problemas externos (bloqueo imperialista, gastosde defensa, éxodo de especialistas, etc.) como a factoresendógenos ligados a la falta de motivación interna.27

De esa forma, el socialismo de Estado28 fue la ex-presión que asumió la nueva civilización en Cubadesde su instauración a inicios de los sesenta y lamayoría de las transformaciones ocurridas en elladurante el siglo XX tuvieron un marcado carácter cen-tralizador. Entre otras: la inauguración de grandesindustrias, la integración de los campesinos a los pla-nes estatales, el desmonte inmisericorde de grandes

27 El proceso nacionalizador culminó el 13 de marzo de 1968, cuando, enel marco de la Ofensiva Revolucionaria, se estatizaron las pequeñasempresas privadas urbanas, cuyo total se estimó en 57 600, incluyendotiendas minoristas de alimentos y de productos industriales, pequeñasempresas industriales (chinchales), restaurantes populares (fondas) ytodo tipo de producciones y servicios personales o familiares, hasta loslimpiabotas y barberos, con la excepción de los transportistas privadosy choferes de alquiler.

28El socialismo de Estado es el modelo de socialismo que traspasa lasesferas económica, social y política de la sociedad a la administracióncentralizada del Estado mediante algún tipo de gobierno revolucionarioque usa la estatización para universalizar el acceso a los bienes yservicios fundamentales, tales como la educación, la salud, la cultura y lavivienda. El Estado se presenta aquí como único monopolio —patrono,comerciante y empleador— en manos de una clase burocrática quehegemoniza la economía, la sociedad y la política mediante la planificacióncentralizada y el empleo de todos los aparatos de control físico ysimbólico de que dispone. Acerca del debate actual en Cuba sobre mo-delos de socialismo, ver Camila Piñeiro Harnecker: «Visiones sobre elsocialismo que guían los cambios actuales en Cuba», en Temas, no. 70,abril-junio de 2012, pp. 43-51.

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extensiones por la Brigada Invasora Che Guevarapara liberar tierras donde aplicar la agricultura ex-tensiva con alta tecnología, el Cordón de La Habana,el proceso de cooperativización…

No es casual que uno de los conceptos que mástrabajo haya costado definir y aplicar en el caso cu-bano sea el de medios de producción fundamentales,puesto que, aunque reiteradamente se ha planteadoque la nacionalización y la propiedad estatal se reali-zaría sobre estos medios, no sobre todos, en la prácti-ca económica se aplicó sobre una mayoría tan am-plia que los incluyó a casi todos, a tal punto que Cuballegó a ser el país de la comunidad socialista con elmayor volumen de propiedad estatizada (100% entodas las ramas principales, excepto la agriculturadonde ascendía al 70% del suelo cultivable).

Al instaurarse el reinado de la propiedad socialsocialista, el Estado generó nuevas formas de redis-tribución de la renta nacional donde una parte im-portante del fondo de consumo fue centralizado paradevolverlo a los miembros de la sociedad por dife-rentes vías colectivas en una especie de reacomododel contrato social, impregnada de una estoica resi-liencia. De ahí que los impuestos individuales per-dieran su papel de instrumento principal de forma-ción del presupuesto desde los años sesenta.

Llegado a este punto de las transformaciones, enel imaginario social prevaleciente cualquier hombreo mujer del pueblo podía asegurar, como el monar-ca francés Luis XIV: «L´Etat c´est moi» («El Estadosoy yo»), porque varios factores favorecían la eleva-ción del sentido de propiedad socialista, entre ellos: la

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desaparición de la propiedad privada capitalista consu corolario de desigualdades y vejámenes hacia losproletarios el acceso directo a bienes y servicios comouna tendencia creciente del consumo,29 la adquisiciónmasiva de la propiedad sobre la vivienda familiar,la consolidación de sistemas públicos de salud yeducación del primer nivel, el racionamiento equita-tivo y la apertura al disfrute popular a precios módi-cos, accesibles para las familias trabajadoras, o en for-ma de gratuidades y estímulos al trabajo, de numerososespacios antes exclusivos de los sectores adinerados(clubes, playas, hoteles, lugares turísticos, etc.).

Mas, cuando el entusiasmo arrollador que acompa-ñaba al proyecto de construcción acelerada del comu-nismo que imperó en la etapa del socialismo cubano (1961-1971) entró en crisis con el fracaso de la Zafra de los DiezMillones, y el país hubo de someterse a los dictados de laideología teorizada proveniente del campo socialista; elincremento de los indicadores económicos empleados enel Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME)30 pasóa convertirse, para el discurso oficial, en la forma princi-pal de realización de la ventajas de la propiedad social.Su crecimiento sostenido llegó a ser parte habitualde las noticias esperadas a finales de año e iniciosdel otro y pronto fueron vistos con suspicacia pues,

29 «Entre 1965 y 1968, el número de personas que utilizaban los comedoresobreros gratuitos se cuadruplicó: de 130 000 a 544 000», en FernandoMartínez: «El largo año 68», en A la mitad del camino, p.17.

30Producto social global, absoluto y per cápita; renta nacional, absoluta yper cápita; volúmenes físicos de la producción y el consumo, absolutoso en por ciento de crecimiento; comparaciones físicas con lo producidoantes de 1959, etc.

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en el común de la vida, la escasez crónica y la malacalidad de las producciones domésticas y/o provenien-tes de los países socialistas dejaban mucho que desear.

Aunque los ritmos de crecimiento del PIB en elperíodo 1976-1985 fueron los más altos del períodorevolucionario,31 lo cierto es que, con la excepciónde las grandes y flamantes fábricas construidas conel financiamiento del CAME y dependientes de susimportaciones, el viejo objetivo nacional de superarla monoproducción y crear una economíaindustrializada y diversificada agrícolamente tuvoque ser abandonado y pasar por las horcas caudinasde la llamada división socialista del trabajo.

Según los intereses del CAME y su interpretaciónmaniquea de la Ley de las ventajas comparativas,32 seasignó a Cuba el papel de suministradora a gran es-cala de tres productos primarios (azúcar, cítricos y

31Según Pável Vidal y Annia Fundora: «La expansión del producto cubanoen el período 1972-1985 con cima en el último año está relacionada conel ingreso de Cuba en 1972 al Consejo de Ayuda Mutua Económica(CAME) integrado por los países socialistas, lo que tuvo un impactopositivo muy fuerte en nuestra economía», en «Tendencia y Ciclos enel Producto Interno Bruto de Cuba: Estimación con un ModeloEstructural Univariante de Series Temporales», publicación electrónicadel evento «42 Aniversario de los Estudios Económicos en la Facultadde Economía de la Universidad de La Habana», La Habana, 2004, p.17.

32 Expuesta por el economista inglés David Ricardo, plantea que en elcomercio internacional los países tienden a especializarse en laproducción y exportación de aquellos bienes que fabrican con un costerelativamente más bajo respecto al resto del mundo, en los que soncomparativamente más eficientes; mientras que tenderán a importarlos bienes en los que son más ineficaces y que por tanto producen conunos costes comparativamente más altos que el resto del mundo.

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níquel) para la comunidad socialista, a cambio de todoun tropel de mercancías y servicios provenientes de aque-llos países a precios subvencionados, que permitierona la Isla obtener pingües ingresos y mantener un elevadonivel de consumo durante casi dos decenios de vacasgordas que muchos creyeron no tendrían fin.

Tras trece años de esfuerzos y privaciones de todoun pueblo por obtener la independencia económica,se volvía al viejo paradigma plantacionista de los tres«monos» —productor, exportador e importador— conniveles de dependencia exterior nunca antes alcanza-dos, ni en la Colonia ni en la República. A esto seañadía un nuevo y peligroso factor de dependenciapaternalista: la entrega a Cuba por la URSS de altosvolúmenes excedentes de petróleo crudo con dere-cho a ser reexportado parcialmente hacia otros mer-cados —entre uno y dos millones de toneladas entre1984-1987—, lo que representaba un elevado ingresoadicional de petrodólares que fomentaban ilusoriossaldos positivos en la balanza comercial, aunque nadatenían que ver con la real capacidad productiva in-terna del país.

Desde el punto de vista del sentido de propiedadsocialista, a pesar de la extensión de los estímulosmateriales mediante las primas y los premios, en todoeste período se incrementó su deterioro masivo entanto que el interés individual y el del colectivoempresarial comenzaron a imponerse sobre los sociales.En la misma medida en que el consumo se fue ligan-do indisolublemente a los ingresos personales, el papelde lo social se debilitaba y el Estado aparecía como unente externo al yo empresarial, lo que reproducía

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una de las contradicciones propias del sistema eco-nómico soviético que lo llevaron a fracasar comomodo de producción.33

Los problemas inherentes a este tipo de crecimiento(extensivo, despilfarrador, destructor de la naturaleza,desproporcionado) y su agotamiento previsible, no es-capaban a la mirada inquisidora de los especialistas yde la ciudadanía en general y terminaron por conduciral período recesivo iniciado en 1984 pero que tocaríafondo entre 1986-1987.34 Fue este uno de los factoresprincipales que llevaron a Fidel a dar inicio, en 1986, alproceso de Rectificación de errores y tendencias negativas,abruptamente interrumpido por la desaparición delCAME y la URSS y el advenimiento de la crisis gene-ralizada que constituyó el Período Especial.

Ante el nuevo escenario mundial unipolar, la de-cisión soberana de Cuba de mantener el régimen so-cialista y defender las conquistas de la Revolución hizonecesario efectuar ajustes al modelo que incluyeronmodificaciones sustanciales al sistema de propiedad.En la reforma constitucional de 1992 se limitó la pro-piedad estatal a los medios fundamentales de produc-ción,35 de lo que se infería la posibilidad de que los nofundamentales podrían pasar a manos distintas a las

33 Ernesto Guevara: «Algunas reflexiones sobre la transición socialista»(fragmento de una carta que enviara a Fidel en abril de 1965), en Mis sueñosno tendrán fronteras, pp. 94-104, y Michael Lebowitz: Las contradiccionesdel «socialismo real». El dirigente y los dirigidos, Cap. 4 y 5.

34 Pável Vidal y Annia Fundora: ob., cit., p.19.35 El Artículo 14 de la Constitución de 1976 planteaba: «En la República

de Cuba rige el sistema socialista de economía basado en la propiedadsocialista de todo el pueblo sobre los medios de producción y en lasupresión de la explotación del hombre por el hombre».

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del Estado. Ello abría las puertas a una economía mixtadonde la propiedad privada ya no estaba excluida.36

Tras la adopción de un conjunto de medidas eco-nómicas para reactivar la economía —nueva ley deinversión extranjera, ampliación del sector turístico,despenalización del dólar— y recuperar el consumo porvías que fueran más allá del habitual y desvalorizadosalario mensual: autorización de las remesas, entregade productos de aseo y alimenticios, aplicación de es-quemas de estimulación en divisas e ingresos prove-nientes del trabajo por cuenta propia, se logró una si-nergia generadora de una reanimación que alcanzó lacima en el año 1997. No obstante, a partir del año 1998se inició una fase recesiva que duró hasta mediados dela primera década del siglo XXI. Luego de un quinque-nio de reanimación (2005-2009) se volvió a la faserecesiva en que se ha permanecido desde entonces.37

En esta última etapa, la adopción de una políticade austeridad para reducir los gastos del presupuesto ypagar los compromisos de la deuda externa provocóla disminución de las personas atendidas por la se-guridad social y el desagradable incremento delcoeficiente Gini38 que ascendió, de 0,25% en 1988, a0,45% en el 2005, lo cual no pudo menos que lastimar

36 De esta forma se subsanaba la violación constitucional que significara elDecreto-Ley 50/1982 de inversión extranjera, que no estaba admitida en laConstitución de 1976, aunque fue tan poco usado que pasó intranscendente.

37 Pável Vidal y Annia Fundora: ob. cit., pp. 15-18 y cálculos del autor.38 Escala ideada por el estadístico italiano Conrado Gini para medir la

desigualdad en los ingresos dentro de un país. Es un número entre 0 y 1,en donde 0 se corresponde con la perfecta igualdad (todos tienen losmismos ingresos) y 1 se corresponde con la perfecta desigualdad. Porlo general, los índices de Gini oscilan entre 0,50 y 0,25.

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el sentido de propiedad de grandes segmentos de lapoblación afectada, a la que nunca se le explicaroncon claridad las causas de tales medidas.39

En este entorno ocurrió un acontecimiento incon-cebible y funesto para el sentido de propiedad de nu-merosos trabajadores y sus familias: el desmante-lamiento, por decisión gubernamental, de la columnavertebral de la economía cubana desde la época colo-nial, la agro-industria azucarera. Su crisis se habíainiciado desde 1991-1992, cuando la abrupta desaparicióndel CAME y de la URSS hizo quebrar estrepitosamenteesta rama, altamente costosa y obsoleta, rentable solo por losprecios beneficiosos que pagaban los países socialis-tas. Aunque durante los dos siglos anteriores Cubafuese reconocida como la Isla del Azúcar y los vaivenesdel mercado mundial fueron los pivotes que trajeronal país altas cotas de riqueza o crueles crisis económi-cas, la mayor parte de la emblemática agro-industria—pilar de la identidad nacional— fue condenada a lapena máxima, desmontada, triturada y vendida comochatarra en el período 2000-2002.40

El cataclismo sociocultural que el cierre de los cen-trales y granjas cañeras provocó en cientos debateyes, poblados y municipios fue enorme y marcó

39José Rodríguez: «Desarrollo no es sinónimo de crecimiento», Catauro,no. 32, La Habana, 2015, pp. 21-29. Para ampliar sobre los efectospsico-sociales de la reforma del modelo cubano, ver el compendio deVVAA: Cuba: los correlatos socioculturales del cambio económico.

40El área de siembra se redujo en un 60%; se cerraron los 95 centralesmás ineficientes, dejando sólo 61 en funcionamiento, aunque no todoscontinuaron moliendo; fueron eliminados más de cien mil puestos detrabajo y los obreros reubicados y/o recalificados en la llamada TareaÁlvaro Reinoso de estudios superiores.

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con el sello de la inopia y el abandono a regionesenteras del país antes florecientes, en un proceso casiinvisibilizado en la prensa oficial pero bien reflejadoen la literatura, donde se pueden encontrar los sig-nificados nefastos de aquellos acontecimientos, nosolo para el sentido de propiedad socialista, sino paratodo el imaginario social en las comunidades, fami-lias e individuos que lo sufrieron en carne propia.41

Tras los cambios iniciados en el 2007 se entreabrie-ron lentamente las puertas para el reconocimientode la pequeña y mediana producción de carácterprivado y cooperativo —eufemísticamente bautiza-das como trabajo por cuenta propia (TCP) y cooperati-vas no agropecuarias (CNA)—, las que vinieron a serdeclaradas como tales solo en el texto de losLineamientos de la política económica y social del parti-do y la Revolución (abril del 2011) y en disposicioneslegales tomadas a partir del 2015. En el segundo caso,el proceso permanece en ciernes y con tan grandestrabas y altibajos que en un decenio apenas han lle-gado a 400 las CNA constituidas.42

41 Ver Maylan Álvarez: La callada molienda, Ediciones La Memoria,Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2013, y GaudencioRodríguez: Economía nacional, Ediciones Matanzas, Matanzas, 2017.

42 «El cooperativismo en Cuba cuenta hoy con 397 entidades en funcio-namiento para los servicios gastronómicos, personales y técnicos, enesferas como comercio, gastronomía, transportación de pasajeros,movimiento de carga y sus servicios asociados, construcción, industria,alimentación, energía y actividades contables». s/a: «Celebran en Cubaprimer Taller Nacional de Cooperativas No Agropecuarias», en Temas,13 de enero de 2017, disponible en www.cubadebate.cu/wp-content/uploads/2017/01/coperativas-taller.jpg.

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Todo parece indicar que los dirigentes del primernivel, tan identificados con la propiedad estatal ex-tensiva, no aceptan aún el lugar de las pequeñas ymedianas empresas (pymes) como factor importantepara la reanimación de la industria cubana, a pesarde su significativo espacio en la actual economía mun-dial, cada vez más flexible e intensiva, y su ampliapresencia en Latinoamérica, donde son determinan-tes en la producción para el mercado interno y fuen-tes de ocupación para grandes núcleos de obreros.43

Por el contrario, las décadas de dependencia externagravitan en la mente de muchos analistas y cuadrosde dirección que solo parecen aspirar a encontrar porel mundo —una vez más— a alguien solidario quenos ayude a salir del marasmo económico en que flo-tamos a duras penas.

Incluso se niegan tozudamente a priorizar el fo-mento del potencial interno de las fuerzas producti-vas de la nación y percibir el bloqueo estadounidensecomo una constante en los análisis a futuro. En cam-bio, insisten en ignorar las posibilidades de aperturaa la inversión privada nacional y aprecian el bloqueocomo una variable sujeta a la solidaridad interna-cional, la actividad diplomática, o los zigzags de lapolítica interna yanqui, por lo que sueñan con queserá eliminado, más temprano que tarde, por ungobierno norteamericano que nos querrá bien.

43 En México generan más del 50% del PIB y el 70% de los empleos.Sobre las dificultades del fomento del cooperativismo en Cuba, ver: ErnestoGuzmán, Teresita Gómez, Martha Zaldívar, Luis Marcelo, Ariel Terreroy Raúl Garcés (moderador): «Industria y mercado», debate del ÚltimoJueves de Temas, 1 de junio de 2015, en Temas, 6 de junio de 2015,disponible en http://temas.cult.cu/sites/all/themes/temas/favicon.ico

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El texto de los documentos principales del parti-do/Estado cubano, entre ellos la Constitución de 2019,insisten en el carácter principal de la empresa esta-tal socialista, pero los indicadores económicos de losúltimos veinte años indican con toda claridad quela tendencia es a la disminución de su importanciarespecto a otros tipos económicos y a la economíasumergida. Economistas preclaros —radicados den-tro y fuera de la Isla— realizan constantes llamados asu transformación y modernización, a tono con losrequerimientos de la economía en su conjunto,44 perolos cambios sustanciales que se sugieren al modelode gestión económica no se efectúan, ni se concretasiquiera el principio, reiterado una y otra vez y nuncacumplido, de que el Estado se concentre en las ra-mas principales y deje las demás a los sectores pri-vado y cooperativo.

Haciendo un balance general de lo logrado tras casiseis décadas de la estatización masiva de la propie-dad los resultados son dispares: cuando se analizanlos efectos en la industria y la agricultura se aprecianlos resultados negativos en algunas ramas tradicio-nales como la ya citada agroindustria azucarera; la ga-nadería y sus derivados industriales; la alimentaria,incapaz de garantizar la demanda de la población; la delcuero y calzado, otrora muy reconocida en el mercadonacional e internacional y hoy casi inexistente.

44 Ileana Díaz Fernández: «Alternativas para un nuevo modelo empresarialcubano», Rebelión, 19 de junio de 2019, disponible en https://www.rebelion.org/alternativas-para-un-nuevo-modelo-empresarial-cubano/19 de junio, 2019.

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Sin embargo, y en correspondencia con lo plan-teado por Marx, la economía estatizada de Cubamuestra triunfos que se concentran precisamente enaquellos sectores de más alto grado de socializaciónde la producción, donde la innovación y la coopera-ción interdisciplinaria e intersectorial pueden explo-tar mejor las ventajas de la centralización, como laextracción de petróleo y gas y las industrias de altatecnología en la rama de la salud pública. Los éxitosmundiales de Cuba en el campo de la biotecnologíamédica y farmacéutica, además del talento creativode los investigadores y técnicos y sus nexos con eldesarrollo de la salud pública en su conjunto, tienenun componente de organización empresarial socia-lista que salta a la vista y se expresa en la creaciónde los centros de investigación y producción que in-tegraron los polos científicos y constituyen el em-brión de la empresa socialista de alta tecnología,45 lla-mada a ocupar un lugar privilegiado en el nuevomodelo económico que se postula. Ya en la últimadécada las producciones bio-farmacéuticas y los ser-vicios médicos constituyeron, en su conjunto, el prin-cipal rubro exportable del país, aunque afectado porlas limitaciones de los mercados en el último lustro.46

45Agustín Lage: «La Ciencia: otra Batalla de Ideas de Fidel Castro», enCubadebate, La Habana, 4 de agosto de 2016, disponible enwww.cubadebate.cu/opinion/2016/08/04.

46 Juan Triana: «Economía cubana 2016-2017: la coyuntura y los retos delcrecimiento», en Revista Bimestre Cubana, no. 46, La Habana, 2017,pp. 78-88. Sobre las realidades y alternativas de la economía cubana,ver sus respuestas a Mario Vizcaíno Serrat en la entrevista: «Cuba notiene que copiar ningún modelo», en OnCubaNews, La Habana, 1 dejunio de 2015, disponible en https://oncubanews.com/cuba/economia/juan-triana-cuba-no-tiene-que-copiar-el-modelo-chino-ni-el-vietnamita/

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A pesar del desarrollo en estas ramas de alta tec-nología y el logro de altos niveles de salud en la po-blación cubana, los efectos mancomunados del triplebloqueo (el norteamericano, la desaparición de la URSSy el dominio burocrático) hacen que las posibilidadesdel uso de la ciencia y la tecnología en la economía yla sociedad cubanas estén por debajo de sus poten-cialidades reales y se aprecie una cierta subestima-ción de su papel en la toma de decisiones en los dife-rentes niveles y en la solución de problemas acuciantesde la realidad cubana.

En el año 2017, el portal Cubadebate publicó unciclo de posts escritos por importantes personalida-des de la ciencia cubana,47 que develaron los problemasacumulados en el financiamiento y la atención a losrecursos humanos y materiales de este importante sectory promovieron un rico intercambio con los comenta-ristas, donde se puso de manifiesto la preocupaciónpopular por incorporar más a la ciencia a la solución

47 Carlos Rodríguez: «El financiamiento de la ciencia», en Cubadebate,15 de enero de 2017, disponible en http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/01/15/el-financiamiento-de-la-ciencia/#.Xg8xcX_6vIU; Néstor delPrado: «Instituciones de I+D o I+D en las instituciones ¿Qué hacer?»,en Cubadebate, 15 de enero de 2017, disponible en http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/01/15/instituciones-de-id-o-id-en-las-instituciones-que-hacer/#.XhB0b3_6vIU; Luis Montero: «La cienciacubana y la parábola del Hijo Pródigo», en Cubadebate, 27 de febrerode 2017, disponible en http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/02/27/la-ciencia-cubana-y-la-parabola-del-hijo-prodigo/#.XhB9k3_6vIU, y«Una visión de las oportunidades de la ciencia, la tecnología y lainnovación, ahora mismo en Cuba», en Cubadebate, 28 de marzo, 12 deabril y 9 de mayo de 2017, disponible en http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/05/09/una-vision-de-las-oportunidades-de-la-ciencia-la-tecnologia-y-la-innovacion-ahora-mismo-en-cuba-iii/#.XhB97n_6vIU

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de los problemas cubanos, junto al orgullo comparti-do por los éxitos de esta esfera de la economía estatal.

Por tratarse de una sociedad de los humildes y paralos humildes, quienes recibieron importantes cuotas decapital simbólico con la Revolución, el sentido socialis-ta de propiedad se resiente de manera particular cuandolos sectores populares, en particular las generacionesjóvenes, perciben que no podrán salir de la pobrezapor mucho que aporten. Sobre todo si se parte del en-foque más moderno sobre ella, el del premio Nobelindio Amartya Sen, quien la define no solo como laincapacidad de satisfacer necesidades por la escasezde dinero, sino como pobreza cultural, aquella que ex-presa la falta de capacidad del individuo para produ-cir según sus capacidades, o de realizar a plenitud supotencial productivo. Tal es la faz principal del fenó-meno en Cuba, donde nadie muere de hambre ni porfalta de atención médica, pero donde la dimensióncultural de la pobreza afecta las llamadas libertadespositivas de la mayoría de las familias.48

Tampoco favorecen al sentido socialista de propiedadlos llamados a imponer impuestos directos a toda lapoblación, como si no se pagaran con creces de maneraindirecta. Pretender elevar la carga fiscal sobre ciudada-nos/ciudadanas que entregan casi todo el valor de loproducido al Estado/patrón directamente no puedeentenderse más que como una elevación desmedida de lacuota de explotación que rebasa cualquier barrera delo permisible en una civilización como esta.

48 Mario Valdés: «Amartya Sen y las libertades positivas de los cubanos»,en La Joven Cuba, La Habana, 30 de abril de 2018, disponible enhttps://jovencuba.com/2018/04/30/amartya-sen-y-cuba/

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La grave situación que implica la falta de estimu-lación al trabajo mediante el salario es el factor quemás afecta al sentido de propiedad en la economíaestatizada cubana.49 A esto se suman los relativamenteelevados precios de los alimentos que diluyen el sa-lario en las manos de los consumidores y los obligana buscar otras fuentes alternativas de ingresos. Sihoy se investigara en Cuba cómo se manifiestan laLey de Engel y su correlato, la Curva de Engel,50 serevelaría la enorme proporción del ingreso que debeninvertir las familias cubanas51 en el pago de los alimen-tos, rasgo típico de sociedades pobres y atrasadas.

Para solucionar el problema el Estado intenta con-seguir mejores resultados con sus métodos tradiciona-les por lo que ha redimensionado, una y otra vez, supolítica centralizadora de captador/proveedor único,52

mediante la adopción de posturas paternalistas en función

49 Mario Valdés: «Rousseau, Marx y Braudel en la actualizacióneconómica cubana», en el presente libro, pp.13-43.

50 Descubierta por el estadístico alemán Ernst Engel (1821-1896), planteaque proporcionalmente los consumidores aumentan sus gastos de alimentosmenos de lo que aumentan sus ingresos; por tanto, suele tomarse comoun reflejo del nivel de vida de un país. Si la proporción del Coeficiente/Curva de Engel es alta (cercano a 1), significa que un país es pobre. Porel contrario, si este coeficiente es bajo, el país es rico.

51 «[…] en Cuba la población gasta hasta 70% de los ingresos en alimentos[…] Esa cifra de 70% no existía en Cuba ni en el año 1953. Los gruposmás vulnerables gastaban 56% en alimentos, según las encuestas de laépoca». Pablo Rodríguez: «¿Cultura del trabajo o cultura de crisis enCuba?» (entrevista de Daniel Álvarez), Temas, no. 83-84, 13 de noviembrede 2015, p. 33, disponible en http://temas.cult.cu/content/cultura-del-trabajo-o-cultura-de-crisis-en-cuba-entrevista-pablo-rodr-guez»/

52 Conservación del ineficaz acopio estatal, la libreta de productosalimenticios y los precios subsidiados; subordinación de los productores

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de un supuesto bien común, lo que afecta aún másel sentido de propiedad. Al respecto señalaba elantropólogo Pablo Rodríguez:

[…] las subvenciones a productos básicos y el de-recho a disfrutar de bienes universales como laeducación y la salud, los disfrutan por igual losque nada aportan, una especie de subvención dela vagancia que en nada estimula al trabajador[…] Entonces es una igualdad que se ha construi-do sobre la base de la voluntad política, pero queen el fondo es desigual. No se ha asumido la desi-gualdad como un elemento natural de las propiascondiciones de producción. La utopía de la igual-dad puede terminar deformando la realidad.53

Esta situación se agudiza aún más cuando la ana-lizamos desde el prisma de los sectores menos fa-vorecidos por las transformaciones económicas encurso, iniciadas en medio de la debacle del PeríodoEspecial, por lo que ya llevan más de veinte años deacumulación cultural desgastante en el imaginariocolectivo. Según la socióloga Mayra Espina:

Las investigaciones sociales apuntan que el pa-trón de desventaja que ha atravesado todo el pro-ceso y que se hizo muy fuerte en la crisis de los

privados y cooperativos a los planes de empresas estatales; incum-plimiento reiterado de contratos de suministro y pagos atrasados a loscampesinos, etc.

53 Pablo Rodríguez: ob. cit.

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noventa, se sigue reproduciendo. Mujeres, ne-gros y mestizos, los adultos mayores, y algunosterritorios específicos, tienen menos oportunida-des para aprovechar esos nuevos nichos de in-gresos. Hay cifras que señalan que las mujeresestán sub-representadas en el trabajo por cuen-ta propia y que la mayoría de ellas no es propie-taria sino asalariada, lo mismo pasa con los jó-venes, los negros y mestizos. Los estudios de casoalertan sobre la posibilidad de una sobrerrepre-sentación de hombres blancos, adultos no jóvenes queestán copando las mejores oportunidades en las pymeso en otros sectores como el turismo.54

En cuanto a la invisibilizada pobreza absoluta,de la que las cifras oficiales, el discurso político y losmedios hacen caso omiso, señala la investigadora:

[…] el Instituto Nacional de Investigaciones Eco-nómicas (INIE), que pertenece al Ministerio deEconomía y Planificación (MEP), a inicios de los2000 hizo pública la existencia de un 20% depobreza urbana. Esa es una realidad que no hasido superada, por lo tanto, un programa de cam-bio como este debería comprometerse y aceptarque existe una «pobreza amparada» —como leha llamado Aurelio Alonso—, que no es extrema,

54 Mayra Espina: «Por un socialismo donde el conocimiento se vuelvapolítica» (entrevista de Fernando Rojas y Carolina García para la serie«¿Qué socialismo?» de Catalejo, 26 de junio de 2017, disponible enhttp://www.temas.cult.cu/catalejo/por-un-socialismo-donde-el-conocimiento-se-vuelva-pol-tica» /

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pero la hay. Ese es un reto para las políticas so-ciales, porque pobreza significa desventaja co-locada, desigualdad colocada al nivel de necesi-dades muy básicas. Hay amparo, pero tambiénmuy poca perspectiva de que los grupos que es-tán en esa situación tengan opciones para supe-rarla. Reconocerlo es lo que permite actuar, yeste sigue siendo un déficit importante.55

De hecho, en los medios oficiales existe una espe-cie de pacto de caballeros para no emplear el términopobreza y sus derivados en la información sobreCuba, sino subterfugios tales como vulnerables, po-blación en riesgo o en desventaja, deambulantes, etc. Noobstante, las medidas que se han tomado para ayu-dar a los sectores más desprotegidos —como los sub-sidios para la construcción de viviendas—, el incre-mento de las pensiones en 2005, 2008 y 2019 —in-capaz de mitigar su pérdida de poder adquisitivoante la sostenida inflación— y el escaso tratamientopúblico del tema, no han podido detener ni ocultarla consecuente tendencia al crecimiento de la po-breza absoluta y relativa.56 Por ello, los espectros de

55 Ídem. (El subrayado es mío).56 Pedro Monreal plantea una cifra hipotética debido a la imprecisión de

los datos y al carácter aproximado del procedimiento de cálculo: «[…]pudieran ser ricos entre el 10% y el 15% de los ciudadanos, en tanto lapobreza pudiera abarcar entre el 40% y el 51% de la población». P.Monreal: «Contando ricos y pobres en Cuba: ¿qué dicen los datosdisponibles?», El estado como tal, 10 de agosto de 2018, disponible enhttps://elestadocomotal.com/2018/08/10/contando-ricos-y-pobres-en-cuba-que-dicen-los-datos-disponibles/

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la miseria absoluta que parecían exorcizados de las callesy los campos cubanos, han vuelto por sus fueros con sutriste cortejo de limosneros, buzos, personas famélicas yviviendas paupérrimas, todos co-propietarios legales delos medios de producción fundamentales del país.

El sentido de propiedad socialista quedó aún másen entredicho cuando, en el entorno complejo delPeríodo Especial, llegó a Cuba un nuevo sujeto eco-nómico: el capitalismo de Estado.57 Aunque nuncasea mencionado con ese nombre en el discurso ofi-cial, sino por el de sus formas (empresas mixtas, aso-ciaciones de capital, concesiones), esa mixtura entrepropiedad estatal y capital trasnacional no puedecatalogarse de otra forma. Con el tiempo, ambos hanestrechado su relación hasta llegar a conformar unextraño dúo que ya no parecen ser de compañeros deviaje, sino de hermanos siameses en completa hibri-dación, lo cual representa un verdadero peligro parael futuro de la Revolución que puede irse convirtien-do en su contrario desde arriba.

La información del volumen exacto que ocupa elcapitalismo de Estado en la economía nacional essecreta, pero se aprecia que es determinante, al menos,en las importantes industrias del níquel, turismo yenergética, y cada vez más creciente en otras ramasde la industria, el comercio, la agricultura y algunosservicios. La promoción de su entrada, a inicios de los

57 Entendido aquí, no como el Estado obrero degenerado que plantean lostrotskistas, sino como el sector económico mixto donde el Estadosocialista se asocia a empresas capitalistas que en el caso cubano sonsiempre de capital extranjero, pues el gobierno no acepta —hastaahora—, el vínculo con capital privado nacional por razones políticas.

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noventa, estuvo fundamentada en que la inversiónextranjera podría proveer al país de las tres cosasque necesita para crecer: capital, mercados y tecno-logías de punta y ecológicamente sustentables. Ade-más, esta política tendría visos de modernización alponernos a tono con la tendencia predominante enel mundo actual donde las empresas de ese tipo for-men el 19% de las más grandes y potencias comoChina, Rusia, Venezuela y los países árabes mues-tran una preferencia por ese camino.58

Cinco lustros después de su aceptación, el crite-rio de que el capitalismo de Estado, y no los recursosendógenos, es la vía expedita para resucitar la econo-mía cubana continúa prevaleciendo en la direccióndel país. Se argumenta para justificarlo que la re-cepción de capital extranjero es la forma más viable delograr el fondo inversionista de entre dos mil y dosmil 500 millones de dólares cada año, que se estimaimprescindible para obtener un crecimiento de másdel 5% anual del PIB.

En pos de estos fines, el parlamento cubano apro-bó, el 29 de marzo de 2014, una nueva Ley de inver-sión extranjera que otorgó amplias facilidades y se-guridades a los inversionistas. Otro extendido modode atracción es el fomento de espacios como la FeriaInternacional de La Habana, en la que se celebra unforo anual de inversiones donde el Estado presentauna cartera de negocios que ofrece amplias posibi-

58 Alejandro Rebossio: «El capitalismo de Estado ya no es tabú», en Elpaís, Madrid, 8 de septiembre de 2013, disponible en https://elpais.com/economia/2013/09/06/actualidad/1378462222_595806.html.elpais.com/economia/2013/09/06/actualidad/13784622_595006.html

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lidades para explotar diferentes áreas de la econo-mía cubana.59 El botón de muestra de este sector es lapublicitada Zona Especial de Desarrollo del Mariel(ZEDM), erigida con la colaboración brasileña e in-augurada en 2013 como punta de lanza de la econo-mía cubana y su eslabón más dinámico. Hasta finesdel 2019, había recibido 2 300 millones de dólares eninversiones de una treintena de países y contaba con 50negocios aprobados (29 de capital extranjero, 12 em-presas mixtas, dos asociaciones internacionales y sie-te de capital cubano), aunque solo 26 se encuentranen operaciones, lo cual parece, a todas luces, un rit-mo demasiado lento.

Ante el insuficiente interés mostrado por los inver-sionistas extranjeros y las limitaciones kafkianas que laburocracia ha puesto en el camino de los que aposta-ron por Cuba, en 2018 se hicieron importantes modi-ficaciones a los protocolos de negociación con el objetivode agilizar los procesos de negociación y presentación delos proyectos.60 El tiempo dirá si son suficientes paratraer consigo resultados positivos en el nuevo entornomarcado por las fuertes tensiones provocadas por lasmedidas anticubanas de la administración Trump, enparticular la inédita activación del Título III de la LeyHelms-Burton, y la contracción de los flujos de capitala nivel internacional ante el proteccionismo creciente.

59 En 2016, la tercera cartera de negocios ofertó 395 proyectos, 69 másque el año anterior, que representarían una probable inversión directatotal de nueve mil 500 millones de dólares de capital extranjero.

60 Decreto No. 347/2018 del Consejo de Ministros y Resoluciones No.206 y 207/2018 del Ministerio del Comercio Exterior y la InversiónExtranjera y la No. 14/2018 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

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Desde lo simbólico, el peligro radica en que el sen-tido de propiedad socialista tiende a esfumarse cuandola propiedad es de «todo el pueblo» pero su forma degestión y la apropiación de sus resultados están muylejos de su alcance, o al menos de su control, comoescamoteadas en manos de una casta burocrática, aho-ra ligada a grupos capitalistas extranjeros. Al unísono,se pretende explotar la fuerza de trabajo de los obreroscon una elevada intensidad, muchos de sus derechoslaborales son conculcados y se les pagan bajos salarios.

En ese sentido ya Trotsky había criticado a losque alimentaban el mito de la propiedad estatal comoforma socialista por el solo hecho de mantenerestatizada la propiedad y afirmó:

Para que la propiedad privada pueda llegar aser social, tiene que pasar ineludiblemente porla estatalización, del mismo modo que la orugapara transformarse en mariposa tiene que pa-sar por la crisálida. Pero la crisálida no es unamariposa. Miríadas de crisálidas perecen antesde ser mariposas. La propiedad del Estado noes la de «todo el pueblo» más que en la medidaen que desaparecen los privilegios y las distin-ciones sociales y en que, en consecuencia, el Es-tado pierde su razón de ser. Dicho de otra ma-nera: la propiedad del Estado se hace socialistaa medida que deja de ser propiedad del Estado.61

61 La revolución traicionada, Cap. IX. «Qué es la URSS?», epígrafe. 1:«Relaciones sociales».

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Efectivamente, el hecho de que la propiedad sea es-tatal puede significar mucho, o poco. La cuestión prin-cipal es la de quien detenta el poder, o sea, en manosde quien se encuentra esa propiedad estatizada. Es estolo que determina las relaciones económicas y sociales,que son las esenciales, y no la forma jurídica o legalque puedan presentar. Los medios de producción pue-den hallarse estatizados y seguir actuando como capital,por lo que continuarían rigiendo las leyes económicas delcapitalismo, basadas en la extracción de la plusvalía máxi-ma a los trabajadores, con una forma estatal.62

Desde el punto de vista que nos ocupa, el creci-miento del capitalismo de Estado en Cuba ha puestoaún más en crisis el sentido socialista de propiedad,sobre todo en la rama donde más trabajadores em-plea, la del turismo, por cuanto en ella la retribucióndepende más de propinas, estimulaciones en divisasy posibilidades de resolver productos para revender

62 Ya Engels alertaba sobre el error de concebir siempre las naciona-lizaciones como medidas socialistas: «Si la nacionalización de la industriadel tabaco fuese socialismo, habría que incluir entre los fundadores delsocialismo a Napoleón y a Metternich […] cuando Bismarck, sin queninguna necesidad económica le impulsase a ello, nacionalizó las líneasmás importantes de la red ferroviaria de Prusia […] todas estas medidasno tenían, ni directa ni indirectamente, ni consciente ni inconscientementenada de socialistas. De otro modo, habría que clasificar también entrelas instituciones socialistas a la Real Compañía de Comercio Marítimo,la Real Manufactura de Porcelanas, y hasta los sastres de compañíadel ejército, sin olvidar la nacionalización de los prostíbulos propuestamuy en serio, allá por el año treinta y tantos, bajo Federico GuillermoIII, por un hombre muy listo.» Citado por Ignacio Iglesias en «La URSS:de la revolución socialista al capitalismo de Estado», Cuadernos de LaBatalla, 15 de agosto de 2010, en edición digital de la Fundación AndreuNin, Madrid, p. 23.

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en el mercado negro, que de una verdadera realiza-ción del individuo como trabajador socialista.

No obstante, la cuestión de la estimulación no pue-de identificarse con el tema salario, como si este fuera laúnica forma posible de motivación material por su ca-rácter individualizador. En los años sesenta y setenta—tan criticados luego por la falta de interés materialdirecto en las empresas— el sentido de propiedad socialistatenía mayor vigencia que hoy porque el Estado habíamontado un eficaz sistema de estimulación social queincluía, desde una relativamente copiosa cuota de ra-cionamiento y la extensión de las gratuidades, hasta eldisfrute de vacaciones pagadas, total o parcialmente,para los trabajadores destacados y sus familias en insta-laciones turísticas de todos los niveles.

Hoy, la realización de una reforma general de sa-larios y precios que haga posible el establecimientode un sistema salarial —y de estimulación en sentidogeneral— moderno, socialista y acorde a las particu-laridades cubanas, constituye una condición sine quanon para robustecer el sentido de propiedad socialista.

Sobre esta infraestructura socio-económica e ideo-lógica ha tratado de florecer el nuevo sentido de propie-dad socialista en Cuba, pero su realización plena es muydifícil mientras que su sustrato por excelencia no exis-ta: el de la participación real de los trabajadores/co-pro-pietarios en la gestión directa y efectiva de sus asuntos.

El sentido de propiedad y la participación, un va-cío que hay que llenar

La intríngulis del sentido de propiedad socialista radi-ca en que, como objeto ideal, es un reflejo autónomo

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de condiciones materiales muy concretas; por tan-to, resulta inadmisible creer que pueda desarrollarseen un sistema productivo con las características antesseñaladas, especialmente por la falta de estimulaciónal trabajo, la contracción permanente del mercado in-terno y la limitada participación de los trabajadoresen la gestión de los medios de producción de los queson co-propietarios declarados.

Al interior del mundo simbólico es importante teneren cuenta en la construcción del sentido de propiedad socia-lista que el hecho de ser un productor directo es solo unafaceta de la persona que vive en esa sociedad en transi-ción. Un avatar más de un individuo polifacético, que noes un simple tornillo en la gran maquinaria social, sinoun animal político (zoon politikon), dueño de su libre al-bedrío, portador de una voluntad que aspira a ser res-petada y tenida en cuenta como la de cualquier otrociudadano de una república. Por ello, intentarenajenarle esos derechos a participar en la conducciónde los asuntos económico-sociales relativos a la gestión deun conjunto de medios de producción de los que se con-sidera co-propietario, a favor de una casta de burócra-tas que supuestamente lo sabrían todo y pensarían porél, ha sido un precio que la historia del siglo XX demostróque los pueblos no estaban dispuestos a pagar y quecondujo a la desaparición del socialismo real en Europa.

Si Marx afirmaba que: «La apropiación efectiva noemana primeramente en una relación mental, sinoen una relación real y activa con las condiciones ob-jetivas de la producción, estas representan verdade-ramente las condiciones de la actividad subjetiva»,63

63 Karl Marx: Fundamentos de la crítica de la Economía Política, p. 377.

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entonces la propaganda de las bondades de la pro-piedad socialista debe partir de los elementos realesde participación que, en el entramado económico másdirecto (gestión empresarial, mercados de consumo,toma de decisiones que afectan a todos), formen partede la socialización real. Es en la realidad económicaprimero, y en el trabajo político-ideológico después,donde se logrará promover el sentido socialista de pro-piedad, y no al revés.

Esta situación ha estado vinculada directamente aque, al igual que los sectores dominantes en el capi-talismo desestimulan la verdadera participación po-lítica de las masas, en este modelo de socialismo laburocracia estatista hace lo mismo con idénticos fi-nes: perpetuar su hegemonía cultural sobre el restode la sociedad. De hecho, para minimizar el valorde la participación crítica de los trabajadores la bu-rocracia abusa de un discurso híper-optimista, quesuele ocultar los yerros y dificultades y trata de sos-tener vivas las expectativas de mejoramiento socialmediante declaraciones engañosas.

La apología de la propiedad estatal se vuelve asíuna doxa, es decir, móviles que parecen naturales einherentes a una sociedad determinada. Según PierreBourdieu, uno de los autores que más ha contribui-do a explicar cómo se construye la doxa por los sec-tores hegemónicos y cómo se reproduce a su favor:

La doxa es un punto de vista particular, el puntode vista de los dominantes, que se presenta y seimpone como punto de vista universal; el puntode vista de los que dominan dominando al Esta-

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do y que han constituido su punto de vista comopunto de vista universal al hacer al Estado […] Eseste acuerdo inmediato y tácito (del todo opuesto aun contrato explícito) el que funda la relación desumisión dóxica que nos liga, con todos los lazosdel inconsciente, al orden establecido […] Dichoesto, no hay que olvidar que esta creencia políticaprimordial, esta doxa, es una ortodoxia, una visióncorrecta, dominante, que es a menudo impuesta.64

Esta ortodoxia rompe la dialéctica disenso/con-senso, tanto a nivel social como al interior del pro-pio partido comunista en el poder, con el pretextode mantener la unidad y evitar el debilitamiento inter-no por la aparición de facciones que hagan el juegoal enemigo exterior. Cuando la doxa es cuestionadade alguna forma, sus defensores (ortodoxos), lejos desostener un debate de ideas con los detractores(heterodoxos), a partir de los rasgos contradictoriosde la situación actual, suelen buscar argumentos enel pasado hasta desenterrar elementos que, extraí-dos de su contexto específico, puedan ser manipuladosa favor de intereses actuales y futuros, siempre desdeun discurso hegemónico. Por eso el esteta búlgaroZvetan Todorov señalaba con acierto:

El pasado histórico, al igual que el orden de lanaturaleza, no tiene sentido en sí mismo, no se-grega por sí solo ningún valor; sentido y valor le

64Pierre Bourdieu: «Espíritus de Estado. Génesis y estructura del campoburocrático», en Actes de la Recherche en Sciences Sociales, no. 96-97, París, marzo de 1993, pp.61-62.

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vienen de los sujetos humanos que los interro-gan y los juzgan. El mismo hecho puede recibirinterpretaciones opuestas y servir de justificacióna los políticos que se combaten mutuamente. Elpasado podrá contribuir tanto a la constituciónde la identidad, individual o colectiva, como a laformación de nuestros valores, ideales, principios—con tal de que aceptemos que estos últimossean sometidos al examen de la razón y a la pruebadel debate, más que pretender imponerlos sim-plemente porque son nuestros. El buen uso dela memoria es aquel que sirve a una causa justa,no el que se conforma con reproducir el pasado.65

Elemento de particular relevancia en la solucióndel problema que nos ocupa es la relación entre cen-tralismo y participación, pues, como diría Frei Betto:

El socialismo de una nación no se mide por losdiscursos de sus gobernantes, ni por la ideolo-gía del partido en el poder, sino por la amplituddemocrática de su sistema político, efectivamen-te emanado del pueblo, y, sobre todo, de su eco-nomía, en la que todos, ciudadanos y ciudada-nas, tengan iguales derechos a compartir los fru-tos de la naturaleza y del trabajo humano.66

Ante la manifiesta falta de correspondencia en-tre su estatus jurídico de co-propietarios y los impe-

65Zvetan Todorov: Los abusos de la memoria, p.24.66Frei Betto: «El papel de la ética en las políticas de desarrollo».

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dimentos para ejercerlo debido a la forma burocrá-tica de gestión económica, los trabajadores han apli-cado su infinita creatividad para aplicar fórmulasde resistencia a partir de las ventajas que les brindasu condición de productores directos, algo que la bu-rocracia no les puede enajenar. Entre ellas se encuen-tran: la utilización de los medios de producción es-tatales en producciones particulares; el hurto de ins-trumentos de trabajo y materias primas y el desvíode productos terminados hacia la economía sumer-gida aprovechando la diferencia de precios existen-te entre los del mercado estatal, más bajos, y los deaquella, más altos, lo cual les permite vender en elmercado negro, dejarle al Estado su ingreso corres-pondiente y embolsarse una ganancia extraordinaria.

A estas manifestaciones delictivas de la falta desentido de propiedad socialista se les conoce popular-mente como economía parti-estal, y su existencia estámuchas veces fomentada, o tolerada, por la incapaci-dad de las administraciones para garantizar el man-tenimiento a los equipos, obtener materias primas, oestimular a los obreros; de ahí que la simbiosis entreEstado y productores individuales se torne impres-cindible para mantener la reproducción simple, oparcial, del proceso productivo.

El ámbito primario de la participación real ha deser el propio entorno del colectivo empresarial, don-de los derechos de los trabajadores a la gestión delproceso productivo y la libre elección de los directi-vos han sido reificados desde la imposición del es-talinismo. Al mismo tiempo es preciso democratizarla planificación económica desde la empresa, cuestiones

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de las que la burocracia hegemónica y sus acólitos noquieren ni saber. Por el contrario, gustan de limitar laparticipación de las masas trabajadoras en la gestión yla toma de decisiones al aplauso, o la aceptación táci-ta, de cualquier decisión que pretendan adoptar; mien-tras desconocen las críticas y opiniones adversas queles llegan por doquier. Como bien se ha señalado:

El problema fundamental del sistema de planifi-cación cubano es que ha desalentado la partici-pación popular en la toma de decisiones econó-micas […] El agua sucia, de la que hay que li-brarse, es el sistema autoritario de planeaciónheredado de las ya fallecidas economías central-mente planificadas de la ex Unión Soviética yEuropa oriental. El niño que ha de ser preserva-do y protegido es la empresa socialista y las con-vicciones ideológicas que la sustentan.67

El tema de la participación como alternativa antela representación tradicional se vuelve así un enfren-tamiento más en la lucha de clases entre los sectoresempoderados de la burocracia y el resto del pueblo.En la práctica los altos burócratas se convierten en lospropietarios plenos, mientras que los restantes ciuda-danos solo lo son parcialmente. Por eso, analizando elentramado de relaciones entre la burocracia y el pue-blo, Gregorio Ortega adelantaba esta idea fundamen-tal: «En el socialismo, donde ambos son propietarios

67Robin Hahnel: «Planeamiento democrático: sí, pero ¿cómo hacerlo?»,en Temas, no. 54, abril-junio de 2008, pp. 25-26.

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de los bienes estatales, se diferencian porque unosdeciden sobre el uso de esos bienes, por lo que son pro-pietarios activos, y otros solo son sus peticionarios, yasí se convierten en propietarios pasivos».68 [El énfasises mío].

El problema no es nuevo, ni propio del socialismohecho en Cuba. En fecha tan temprana como 1920, Le-nin creó la llamada Inspección Obrera y Campesina—nada que ver con la burocrática Contraloría Generalde la República—, para garantizar una verdadera par-ticipación de los trabajadores en la gestión de la pro-piedad estatal y trató de reforzarla lo más posible paraque pudiera cumplir con sus funciones, dignas de re-cordar hoy por conservar plena vigencia: control sobretodas las ramas de la economía y organismos del Esta-do, supervisión de la puesta en práctica de las leyessoviéticas, atención oportuna a las quejas de los tra-bajadores y la lucha contra el burocratismo.69

En la actualidad cubana los factores que frenan laparticipación obrera en la gestión económica son aundeterminantes en el universo empresarial, entre ellos:

—La creación de las organizaciones superiores dedirección económica (OSDE) como mediadoras en-tre los ministerios y la empresa, lo cual multipli-ca la burocracia y crea más frenos para el empo-deramiento de los colectivos laborales que ahora

68 [El énfasis es mío]. Comentario en el panel de discusión de Temas «Laburocracia como fenómeno social», realizado el 26 de marzo de 2009,en el Centro Cultural Cinematográfico ICAIC. En DVD Último Jueves.Los debates de Temas, v. 4, p. 43.

69 Lenin: «Cómo tenemos que reorganizar la Inspección Obrera yCampesina», Obras escogidas, t. 3.

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deben lidiar también con las directrices de estosmini-ministerios.—La no aprobación de una ley de empresas quedetermine el modo de interacción de estas entresí y con el Estado sobre bases firmes.—La no aprobación de los derechos de exporta-ción e importación de las empresas que continúansometidas a la explotación de entidades comer-ciales monopólicas.—La no realización de una reforma general desalarios y precios que permita una realizacióneficaz del salario real y una diferenciación delos trabajadores según la calidad y calidad desu aporte al bien común.—El paso de importantes y prestigiosas empre-sas a la condición subordinada de Organizacio-nes Básicas Empresariales (OBE), limitándose asísus posibilidades de gestión comercial y su sig-nificación social.—La demora en la eliminación de la doble mone-da con todo lo que trae consigo en la distorsión delos resultados productivos, afectación a la gestiónde la empresa socialista, menoscabo a los colecti-vos productivos y beneficio a los improductivos.70

Los efectos mancomunados de tantos mecanismosde freno y retraimiento han contribuido a que, con elpaso del tiempo, el entusiasmo y el espíritu de traba-

70Pedro Monreal: «Debatiendo sobre la empresa estatal cubana: con datosirrelevantes?», en El Estado como tal, 7 de marzo de 2019, http://elestadocomotal.com/2019/03/01/debatiendo-sobre-la-empresa-estatal-cubana-con-datos-irrelevantes.

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jo creador que inspiraron a los colectivos obreros enlas primeras décadas de la Revolución se hayan res-quebrajado y cedido su lugar a la apatía y el desvíode recursos. Al respecto son valiosos los criterios delantropólogo Pablo Rodríguez sobre la cultura del tra-bajo, o cultura de crisis en Cuba, que provocaran unainteresante secuela de comentarios y artículos. Sutesis cardinal es que: «Una sociedad en la que el tra-bajo se enfrenta a relaciones de cambio muy des-ventajosas, en la que este pierde valor y significadosen la vida cotidiana de las personas, está viviendouna profunda crisis material y espiritual».71

En este contexto, lo más peligroso es que se natura-lice la cultura del sálvese el que pueda y se continúe pos-poniendo la aplicación de la distribución según el traba-jo y el empoderamiento real y efectivo de los colectivosobreros en la administración de sus asuntos. El entre-vistado considera que la única solución para resolver estacontradicción del salario desmotivador es «dándole par-ticipación directa en la ganancia y las condiciones deproducción a los colectivos laborales. O sea, creando lascondiciones, de derecho, para que el que pone en funcio-namiento los medios de producción participe de al me-nos una parte de la ganancia y tenga poder de decisiónsobre lo que produce y sus formas de realización».72

71 Pablo Rodríguez: «¿Cultura del trabajo o cultura de crisis en Cuba?,entrevistado por Daniel Álvarez, en Temas, no. 83-84, 2015, p. 34,disponible en http://temas.cult.cu/content/cultura-del-trabajo-o-cultura-de-crisis-en-cuba-entrevista-pablo-rodr-guez»/

72 Ídem. Ver también, Julio Carranza: «El debate actual sobre la economíacubana y la seguridad nacional», en El Estado como tal, 13 de marzo de2019, disponible en http://elestadocomotal.com/2019/03/11/julio-carranza-el-debate-actual-sobre-la-economia-cubana-y-la-seguridad-nacional/

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Por ese camino y en pos de lograr mayor moti-vación de los colectivos laborales, el gobierno havenido tomando tímidas medidas reformadoras queincrementan la autonomía empresarial en mediodel asfixiante verticalismo que ha caracterizado a

la gestión económica cubana, entre ellas: dejar adisposición de las empresas el 50% de las utilidades,después de impuestos, que pueden ser utilizadas, en-tre otros destinos, para el pago a los trabajadorespor la eficiencia económica, la flexibilización delobjeto social, el derecho de comercializar, a pre-cios de mercado, las producciones excedentes delencargo estatal y que la entidad pueda disponerdel monto total de la amortización de los activosfijos tangibles e intangibles. Asimismo, en 2014, seeliminaron las restricciones para la formación del

salario en el sector empresarial y la existencia deun tope en su distribución, mediante la ya mencio-nada implementación de un discutido sistema depago de salario por resultados.

Todas estas medidas tienen un viso de cálculoeconómico, o hacen guiños al socialismo de merca-do, pero ninguna conduce decisivamente al empode-ramiento efectivo de los trabajadores, a entregarlesla gestión de los medios de producción de la empre-sa y a otorgarle potestades para elegir a sus dirigen-tes, establecer sus propios planes y disponer de ladistribución de los frutos de su trabajo, tras descontar

las transferencias al fondo centralizado del Estado.El reciente llamado del Ministro de Economía a

elaborar el plan desde abajo, a partir del colectivo

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de trabajadores,73 es inviable en la práctica por cuan-to el conocimiento previo de los datos y determina-ciones que poseen los órganos superiores y el gobier-no son imprescindibles para elaborar una propues-ta de plan cercana a lo real. Al mismo tiempo, sur-gen interesantes propuestas a delimitar la partici-pación de la empresa y del colectivo de trabajadoresen el proceso, así como a incluir a los ignorados con-sumidores en la elaboración del plan.74

Un paso decisivo en la democratización econó-mica y la mayor participación es el de la descentrali-zación de la propiedad socialista, como parte delproceso de descentralización del Estado y la socie-dad a favor de los municipios, las empresas y losactores de la sociedad civil.75 Esta cuestión exige, enprimer lugar, del fomento de la otra forma de la pro-piedad social socialista: la cooperativa, nunca pro-movida en Cuba al nivel de la estatal, a pesar delconocido pronunciamiento de Lenin a su favor alafirmar que «el régimen de los cooperativistas cultos

73Alejandro Gil: «Queremos un plan de la economía más participativo yflexible», Cubadebate, 20 de abril de 2019, disponible en www.cubadebate.cu/

74 Pedro Monreal: «El plan de la economía cubana para 2020:¿participación activa de las empresas, de los trabajadores y de losconsumidores?», El Estado como tal, 29 de junio de 2019, disponible enhttp://elestadocomotal.com/2019/06/21/el-plan-de-la-economia-cubana-para-2020-participacion-activa-de-las-empresas-de-los-trabajadores-y-de-los-consumidores/

75 Panel de Temas «La descentralización: el ensayo y la obra», integradopor Ada Guzmán, Irving Martínez, Mario Valdés y Rafael Hernández(moderador), Temas, 12 de marzo de 2019, disponible en http://www.temas.cult.cu/ultimo-jueves/la-descentralizaci-n-el-ensayo-y-la-obra

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es el socialismo».76 A este enunciado clásico se sumanlos argumentos contemporáneos a su favor tras eléxito que ha tenido su extensión en los modelos desocialismo de mercado de China y Vietnam.

En Cuba, desde los años ochenta, el profesor VíctorFigueroa se convirtió en un apóstol del cooperativis-mo en el país,77 si bien su mensaje no caló en losdecisores, ni en la sociedad en su conjunto, en mo-mentos en que la extensión de las grandes empresasestatales parecía el camino más expedito para al-canzar el desarrollo económico y construir el socialis-mo. La suspicacia gubernamental hacia ella radicaen que la cooperativa es un paso hacia la descentra-lización y la alta burocracia, apegada a la estatizaciónverticalista, aspira a una gestión directa, a un mo-nopolio estatal total de todos los medios de producción,fundamentales y no fundamentales.

A pesar de esto, en la praxis económica cubanaactual es evidente que el sentido de propiedad socialistasuele ser mayor en las cooperativas, tanto en las tra-dicionales Cooperativas de Producción Agropecuaria(CPA) como en las modernas Cooperativas de Pro-ducción No Agropecuaria (CNA), ya que en ellaslos niveles de participación de los socios en la ges-

76 Lenin: «Sobre las cooperativas», en El régimen de los cooperativistascultos es el socialismo. Ya Marx y Engels habían considerado a lasfábricas cooperativas de obreros como uno de los grandes avances dela lucha del proletariado y Engels incluyó a la cooperativa como unaforma de socialización socialista en el agro en El problema campesinoen Francia y Alemania (1892).

77 Víctor Figueroa y otros: Economía política de la transición alsocialismo. Experiencia cubana.

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tión de los medios, la distribución de los resultadosy la toma de decisiones es mucho mayor y se acercaa su ideal de co-propietarios. Aun así, la ampliaciónde las formas cooperativas apenas se inicia y los acer-camientos académicos a ella son aún limitados.78

En las condiciones existentes de predominio buro-crático, la enajenación de los trabajadores respecto alos medios de producción no es una cuestión que seresuelva con lineamientos generales, derechos consti-tucionales o un nuevo discurso político; sino con trans-formaciones en las relaciones de producción socialis-tas que conduzcan a desbancar de sus posiciones deprivilegio a los actuales burócratas de nivel medio yalto, que hoy se alzan sobre los hombres y mujeres de a pie.

Para lograrlo es preciso que se asuma un proyectode transición genuinamente cubano donde las perso-nas sean sujetos activos en la nueva sociedad que seconstruye y reciban dosis cada vez mayores, no solode prosperidad, sino también de empoderamiento yparticipación. Parece llegada la hora de rescatar laidea original de los consejos (soviets) de obreros, cam-pesinos y soldados, como órganos de base del poderde los trabajadores y garantes del sometimiento de laburocracia a los altos fines populares.

Mayor participación real y efectiva de los traba-jadores, descentralización económica y empodera-miento de los colectivos laborales, contribuirán a la

78 Uno valioso es el ensayo «Las cooperativas en el nuevo modeloeconómico cubano», de Camila Piñeiro, en su libro: Repensando elsocialismo cubano. Propuestas para una economía democrática ycooperativa, pp. 107-171.

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creación de una sociedad socialista más solidaria yparticipativa y pondrán de manifiesto que, lejos deser una utopía, constituyen una necesidad para so-lucionar la crisis estructural que atraviesa el modeloactual de socialismo que impera en la Isla y contri-buir a la salvación de la humanidad toda.

Hoy, cuando la vieja disyuntiva entre socialismoo barbarie parece más actual que nunca a nivel pla-netario, el nuevo socialismo cubano ha de superarlas limitaciones del existente mediante la inclusiónde muchos de los rasgos del socialismo autoges-tionario, participativo y libertario que enriquezcancon nuevos significados la vida en esta sociedad entransición y logre que el sentido de propiedad socialis-ta pueda iluminar realmente todas las esferas de lanueva civilización.

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ÍNDICE

Umbral: El pensamiento cultural en el análisis de la

actualidad cubana / 5

Rousseau, Marx y Braudel en la actualización econó-

mica cubana / 13

La tríada burócratas-burocracia-burocratismo y la

hora actual de Cuba / 44

El manto del rey: sentido de propiedad, estatismo y

participación en el socialismo cubano / 81

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Esta edición consta de 500 ejemplaresy terminó de imprimirse en diciembre de 2019

en los talleres de Ediciones Matanzas.Se emplearon las tipografías

Bauer Bodni Blk BT y Book AntiquaImpresión: Leonel Betancourt Álvarez

Encuadernación:Eida Rosa Casado, José Antonio Rodríguez y Manuel Roiz

Publicidad: Jacqueline Méndez