el leon que escribio de cristo libre

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ColeCCión BíBliCa El lEón quE Escribió dE cristo Una introducción a la lectura del evangelio según San Marcos P. Higinio Rafael Rosolen, i.V.e. licenciado en exégesis Bíblica por el Pontificio instituto Bíblico ediciones del Verbo encarnado San Rafael (Mendoza) Argentina – Año 2010

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P. Rosolen

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  • ColeCCin BBliCa

    El lEn quE Escribi dE cristo

    Una introduccin a la lectura del evangelio segn San Marcos

    P. Higinio Rafael Rosolen, i.V.e.

    licenciado en exgesis Bblica por el Pontificio instituto Bblico

    ediciones del Verbo encarnadoSan Rafael (Mendoza) Argentina Ao 2010

  • 3Toda la Escritura divina es un libro y este libro es Cristo

    (Hugo de San Vctor1)

    Qu es la Sagrada Escritura escriba San Gregorio Magno sino una carta de Dios omnipotente a su creatura? Ciertamente si vuestra excelencia residiese en otro lugar y recibiese una carta del emperador terreno, no cesara, no descansara, no cerrara ojo hasta conocer el con-tenido de aquella carta. El Rey del cielo, el Seor de los hombres y de los ngeles te ha escrito sus cartas para que vivas, y an eres negligente en leerlas con ardiente amor. Busca, te exhorto, meditar cada da las pala-bras de tu Creador, aprende a conocer el corazn de Dios en las palabras de Dios. as desears ms ardientemente las realidades eternas y en tu alma se encender un mayor deseo de las alegras celestiales. entonces mayor ser el descanso si no hubo reposo alguno en el amor al Creador. Que Dios omnipotente infunda en ti el espritu consolador para poner en prctica estas cosas, que el mismo espritu llene de su presencia tu alma y llenndola, la haga ms libre2.

    Si vemos la Biblia como una carta escrita por Dios a los hombres3, un mensaje que Dios nos quiere comunicar, claramente nos damos cuen-ta que no deben ser complicadas, difciles o imposibles de leer y com-prender, pues las obras de Dios son perfectas (Dt 32,4). Tambin es cierto que al leerlas no todos vamos a entender lo mismo y con la misma profundidad, pero eso de ningn modo quiere decir que sea un libro cerrado o que sea un libro fuera del alcance de todos. Ensea el Cate-

    1 est citado en: Catecismo de la Iglesia Catlica, n. 134.2 San GreGorio MaGno, Carta a Teodoro, mdico del Emperador (junio de 595): Pl

    77,706AB.3 Los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque,

    escritos bajo la inspiracin del espritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma iglesia. Pero en la redaccin de los libros sagrados, Dios eligi a hombres, que utiliz usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando l en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y slo lo que l quera, ConCilio VatiCano ii, Constitucin dogmtica sobre la divina revelacin Dei Verbum, 11.

  • 4HiGinio rafael roSolen

    cismo: en la condescendencia de su bondad, Dios, para revelarse a los hombres, les habla en palabras humanas: la palabra de Dios, expresada en lenguas humanas, se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre asumiendo nuestra dbil condicin humana, se hizo semejante a los hombres4 y San ambrosio a l hablamos cuando oramos, y a l omos cuando leemos las palabras divinas5. Dios nos ha dado las escrituras y quiere que las leamos, meditemos, conozcamos... para nuestro mayor bien.

    lo que nosotros nos proponemos es presentar el evangelio de San Marcos e intentar mostrar su profundidad teolgica (en dimensin personal, comunitaria, misionera, eclesial, sacramental, cristolgica, etc.), es decir algo de la inmensa riqueza de su mensaje6. no pretendemos de-tenernos en todos y cada uno de los aspectos ni tratarlos exhaustivamen-te, sino que, por el contrario, a veces daremos indicaciones generales, de modo que luego con la lectura personal se puedan profundizar, e incluso buscar, descubrir y conocer otros aspectos, sea en el mismo evangelio, sea en el resto del Nuevo Testamento o de toda la Sagrada Escritura.

    Para cumplir nuestro objetivo primeramente sealaremos algunos rasgos biogrficos del evangelista y luego algunas de las temticas que

    4 Catecismo de la Iglesia Catlica, n. 101. La citacin es de la Constitucin dogmtica sobre la divina revelacin Dei Verbum, 13.

    5 San aMBroSio, De officiis ministrorum i,20,88: Pl 16,50.6 el Catecismo de la Iglesia Catlica en los nn. 111-114 nos recuerda los 3 criterios

    sealados en el Concilio Vaticano II para una interpretacin de la Escritura conforme al Espritu que la inspir (cf. Constitucin dogmtica sobre la divina revelacin Dei Verbum, 12,3):

    1 Prestar una gran atencin al contenido y a la unidad de toda la Escritura. en efecto, por muy diferentes que sean los libros que la componen, la escritura es una en razn de la unidad del designio de Dios, del que Cristo Jess es el centro y el corazn, abierto desde su Pascua (cf. Lc 24,25-27.44-46).

    2 Leer la Escritura en la Tradicin viva de toda la Iglesia. Segn un adagio de los Padres, la Sagrada escritura est ms en el corazn de la iglesia que en la materialidad de los libros escritos (San Hilario, Liber ad Constantium Imperatorem 9: PL 10,570; San Jernimo, Commentarius in epistulam ad Galatas 1,1,11-12: PL 26, 347). En efecto, la Iglesia encierra en su Tradicin la memoria viva de la Palabra de Dios, y el Espritu Santo le da la interpretacin espiritual de la escritura (cf. orgenes, Hom. in Lev. 5,5: PG 12,454).

    3 Estar atento a la analoga de la fe (cf. Rom 12,6). Por analoga de la fe enten-demos la cohesin de las verdades de la fe entre s y en el proyecto total de la revelacin.

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    aparecen en su evangelio, en el que se manifiesta claramente que el contenido y centro de su evangelio es Jesucristo.

    i. el eVangelista san MaRcos

    el autor del segundo evangelio, el evangelista San Marcos, ocupa un lugar privilegiado en la tradicin porque fue discpulo de los Santos apstoles Pedro y Pablo.

    nacido en el s. i, muy probablemente en Jerusaln, para algunos Marcos era hijo de aquella Mara mencionada en los hechos de los aps-toles a cuya casa fue Pedro despus de ser liberado de la crcel por un ngel (cf. Hch 12,7-12). Despus de la ascensin muchos se reunan en dicho lugar y posiblemente all, en el piso superior, tuvo lugar la ltima Cena. Para algunos comentadores Marcos fue el joven que envuelto en una sbana segua a Jess mientras lo conducan a casa del Pontfice (cf. Mc 14,51-52).

    en Hechos de los apstoles es llamado tres veces Juan Marcos (12,12; 12,25; 15,37. En 15,39 es llamado slo Marcos, en 13,5.13 slo Juan).

    Alrededor del ao 44 acompa a Pablo y Bernab en el primer viaje misionero, pero cuando se encontraban en Perge, asia Menor, se separ de ellos y se volvi a Jerusaln (cf. Hch 13,13). Por causa de l, Pablo y Bernab, cuando estaban por comenzar el segundo viaje misio-nal, decidieron tomar distintos caminos, partiendo el uno hacia Siria y el otro hacia Chipre (cf. Hch 15,37-41). Segn una tradicin, l fue quien dio sepultura a Bernab despus que fuera martirizado en Chipre7.

    luego, con el pasar del tiempo, lo encontramos junto a San Pedro en roma. entre los testimonios ms antiguos tenemos el de Papas, transmitido por eusebio de Cesara: el presbtero deca esto: Marcos, intrprete que fue de Pedro, puso cuidadosamente por escrito, aunque no con orden, cuanto recordaba de lo que el Seor haba dicho y hecho.

    7 Cf. J. Holzner, San Pablo. Heraldo de Cristo (tr. J. Montserrat M. de Montoliu) (Barcelona 162007) 106.

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    Porque l no haba odo al Seor ni lo haba seguido; sino, como dije, a Pedro ms tarde, el cual imparta sus enseanzas segn las necesidades y no como quien se hace una composicin de las sentencias del Seor, pero de suerte que Marcos en nada se equivoc al escribir algunas cosas tal como las recordaba. Y es que puso toda su preocupacin en una sola cosa: no descuidar nada de cuanto haba odo ni engaar en ello lo ms mnimo8. San ireneo (discpulo de San Policarpo y por l de los aps-toles): as Mateo, entre los hebreos, escribi el evangelio en la lengua de ellos, mientras Pedro y Pablo en roma evangelizaban y fundaban la Iglesia; despus de la muerte de ellos, Marcos, discpulo e intrprete de Pedro, nos comunic por escrito las cosas que haban sido anunciadas por Pedro9. San Pedro dice en la primera de sus cartas: os saluda la Igle-sia que est en Babilonia y mi hijo Marcos (5,13). En la Baslica Parro-quial de San Marcos evangelista, frente al Campidoglio (plaza Venecia, roma) se recuerda la residencia romana del evangelista y el lugar donde probablemente escribi el evangelio.

    Segn la tradicin, Marcos dirige su evangelio a romanos, de origen pagano, quienes no estn al tanto de las costumbres y tradiciones judas, por eso las explica (7,3-4; etc.); usa palabras romanas, como centurin (14,39.44.45), cuadrante (12,42) o legin (Mc 5,9.15) y traduce pala-bras arameas como boanergues (hijos del trueno, 3,17), Effat (brete, 7,34) o Abba (Padre, 14,36). Asimismo en la lectura del evangelio se nota que adems de haber escuchado a un testigo directo (o serlo), cono-ce bien las regiones de Palestina, por ejemplo, los caminos (1,5; 7,31; 10,1; 11,4), detalles de Jerusaln (14,66; 15,16), etc.

    Desde roma, cuenta una difundida y antigua tradicin, San Pe-dro lo envi a la metrpoli alto-adritica de aquilea para encargarse de la evangelizacin. all design al primer obispo, Hermgoras, sucedido luego por fortunato. De esta iglesia, con el pasar del tiempo, surgira el patriarcado de Grado, que es parte del actual Patriarcado de Venecia.

    8 eUSeBio De CeSarea, Historia Eclesistica, III,39,15 (ed. A. VelaSCo-DelGaDo) (Madrid 2001) 194.

    9 San ireneo, Contra las herejas, III,1,1. Tambin hay testimonios de Orgenes, San epifanio, etc.

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    En Roma tambin acompaar a San Pablo, pues el Apstol lo menciona en dos de sus cartas de la cautividad: Os saluda [...] Mar-cos, primo hermano de Bernab, acerca del cual habis recibido algunos avisos; si llega a vosotros, acogedle (Col 4,10); Te saluda [...] Marcos, Aristarco, Dems, Lucas, mis colaboradores (Flm 23-24) y en una de las pastorales: Slo Lucas est conmigo. A Marcos tmale y trele contigo, que me es muy til para el ministerio (2Tim 4,11).

    finalmente, de roma fue enviado a alejandra, como cuenta San Jernimo entre otros10, donde fue el primer Obispo de ah la gran ve-neracin que le tributa la Iglesia de los copto-catlicos y donde padeci el martirio, en poca del emperador Trajano.

    Sus reliquias fueron llevadas de Egipto a Venecia en el 828 por dos mercaderes venecianos, Malamocco y Rustico da Torcello. Pablo VI dio una reliquia a los coptos ortodoxos en 1968, por lo que actualmente parte de su cuerpo est en Venecia, en la Baslica que lleva su nombre, y parte en el Cairo, en la Catedral de San Marcos.

    Ha sido representado de muchos modos: escribiendo el evangelio, a veces acompaado con un len (para distinguirlo de los otros evange-listas); como un obispo sentado en un trono, decorado con leones; con un len, signo tetramorfo que lo representa; socorriendo a los marineros venecianos; liberando a esclavos cristianos de los sarracenos; en el mo-mento de su martirio; la traslacin de sus reliquias; etc.

    es patrono de Venecia, de los cristianos del Patriarcado de ale-jandra (Egipto), de Aquilea y de Grado, de la isla de Reichenau (donde desde el 830 hay una reliquia suya)11, de los albailes, de los secretarios, etc.

    Su fiesta, en el calendario de la Iglesia Universal, es el 25 de abril. en el Martirologio romano, en dicho da se reza: fiesta de San Mar-cos, evangelista, primero acompa en Jerusaln a San Pablo en su apostolado, y despus sigui los pasos de San Pedro, que lo llam su

    10 San JerniMo, De Viris Ilustribus, Viii (Cf. Obras completas de San Jernimo ii [Madrid 2002] 659).

    11 V. shauber h. schindler, Santi e patroni nel corso dellanno (Citt del Vaticano 1997) 180.

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    hijo. es tradicin que en roma recogi en su evangelio la catequesis de Pedro a los romanos y que fue l quien instituy la iglesia de alejan-dra, en el actual egipto12; la oracin colecta de la Misa de San Marcos Evangelista suplica: Seor, Dios nuestro, que enalteciste a tu evangelista San Marcos con el ministerio de la predicacin evanglica; concdenos aprovechar de tal modo sus enseanzas que sigamos siempre fielmente las huellas de Cristo, y en la Post-comunin: Dios todopoderoso, que este sacramento nos santifique y nos otorgue la gracia de creer con fir-meza en el evangelio que San Marcos nos ha transmitido. Por Jesucristo nuestro Seor.

    ii. asPectos o DiMensiones Del eVangelio

    el Mensaje central del evangelio de San Marcos, como hemos di-cho, es Jesucristo: su persona, su identidad, su naturaleza divina y hu-mana, su misin salvfica y redentora y esto es lo que va a proclamar a lo largo de su evangelio principalmente a travs de las palabras y obras de Cristo, de manera especial su pasin, muerte y resurreccin. Veamos algunos aspectos:

    1. Jess, verdadero hombre y verdadero Dios

    Jess es el contenido del Evangelio, como muy bien lo seala el primer versculo o ttulo del evangelio: Evangelio que dice Jess es el Cristo, el Hijo de Dios (Mc 1,1). En otras palabras, el centro del evange-lio, el mensaje principal es Jess, y sobre l se tratarn principalmente dos cosas:

    1 l es el Cristo (Mc 8,29): por lo tanto, como Mesas, verdadero hombre, que vive entre los hombres, los escucha, les ensea, los sana, comparte sus alegras y esperanzas, y al mismo tiempo, se compadece, consuela sus tristezas, dolores y angustias y da la verdadera esperanza, que no defrauda. esto se ve, por ejemplo, cuando Cristo, despus de una travesa por el mar, al desembarcar vio una gran muchedumbre, y se compadeci de ellos, porque eran como ovejas sin pastor (Mc 6,34);

    12 Martirologio Romano (s.l. 2007) 274.

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    el Hijo del hombre tendr que sufrir mucho, y que ser tratado con el mayor de los desprecios (Mc 9,12); l le dijo: Hija, tu fe te ha salvado, vete en paz (Mc 5,34); oyendo Jess lo que decan, dice al jefe de la sinagoga: No temas (Mc 5,36); l les habl enseguida y les dijo: nimo, soy yo, no temis (Mc 6,50).

    2 l es Hijo de Dios (Mc 15,39), es decir, verdadero Dios: por lo tanto ensea y obra con poder divino, y pide que como tal sea recono-cido y aceptado. Por eso pide fe en l: Jess dice al jefe de la sinagoga: No temas, ten slo fe (Mc 5,36); o a Bartimeo, el hijo de Timeo, un mendigo ciego, Jess le dijo: Anda, tu fe te ha salvado. Y al instante recobr la vista, y le segua por el camino (Mc 10,52). Por eso perdona verdaderamente los pecados, algo que slo Dios puede hacer: Viendo Jess la fe de ellos, dijo al paraltico: Hijo, tus pecados te son perdona-dos (Mc 2,5).

    * * *

    Ya desde el comienzo se seala a Jess como Dios y como hombre naturaleza divina y humana, y en torno a su persona, que es nica la divina tratar todo el Evangelio.

    l despierta inters en aquellos que lo encuentran, las multitudes quedan admiradas: todos se maravillaban, y glorificaban a Dios dicien-do: Jams hemos visto cosa tal (Mc 2,12); ante l indagan y se pre-guntan quin es: Y, sobrecogidos de gran temor, se decan unos a otros: Quin ser ste, que hasta el viento y el mar le obedecen? (Mc 4,41). incluso los ancianos y escribas se preguntan: De nuevo el pontfice pre-gunt y dijo: Eres t el Mesas, el hijo del Bendito? (Mc 14,61).

    e intentan responder a esta cuestin, pero se equivocan: Lleg esto a odos del rey Herodes, porque se haba divulgado mucho su nombre, y deca: ste es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por esto obra en l el poder de hacer milagros; pero otros decan: Es Elas; y otros decan que era un profeta, como uno de tantos profetas. Pero Herodes, oyendo esto, deca: Es Juan, a quien yo degoll, que ha resucitado (Jn 6,14-16).

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    Pero no logran entender, por eso Jess les recrimina la dureza de corazn y la falta de comprensin: An no entendis ni cais en la cuen-ta? Tenis vuestro corazn embotado? (Mc 8,17).

    Sin embargo, descubrimos dos respuestas claves, que son confesio-nes, que iluminan nuestra inteligencia y nos ayudan a comprender:

    la primera est en la mitad del evangelio: Jess les pregunt: Y vosotros, quin decs que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: T eres el Cristo (Mc 8,29).

    la segunda la encontramos casi al final, cuando Jess en la cruz, dando una voz fuerte, expir (Mc 15,37) y viendo el centurin, que estaba frente a l, de qu manera expiraba, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios (Mc 15,39). Un soldado pagano lo ve morir en la cruz y lo reconoce como Dios. lo ve crucificado y lo reconoce como Seor de los cielos y de la tierra. Extraa paradoja, pero son los caminos de Dios. el mismo Jess anteriormente haba dicho: Yo soy, y veris al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo (Mc 14,62).

    2. El misterio de la Santsima Trinidad

    Es claro que no aparece la palabra Trinidad en el Evangelio de San Marcos, pero esta realidad est explcitamente expresada en varias oca-siones a lo largo de toda la obra. Ya en el mismo inicio, como anterior-mente se ha puesto de manifiesto, hay una mencin a las naturalezas humana y divina de Cristo, cuando se dice: Jess es el Cristo, el Hijo de Dios (Mc 1,1).

    adems, las tres personas divinas, Padre, Hijo y espritu Santo, aparecen en varios pasajes. as:

    a. en el Bautismo: En aquellos das vino Jess desde Nazaret, de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordn. En el instante en que sala del agua vio los cielos abiertos y el Espritu, como paloma, que descenda sobre l, y se dej or de los cielos una voz: T eres mi Hijo, el amado, en quien yo me complazco (Mc 1,9-11). En este texto explci-tamente son mencionados: el Padre; de quien se escucha la voz y llama Hijo a Jess; Jess, el Hijo y el espritu santo, que descenda en forma de paloma. es decir, son tres personas divinas, y las tres actan.

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    b. En la Transfiguracin: Se form una nube que los cubri con su sombra, y se dej or desde la nube una voz: ste es mi Hijo amado, escuchadle. Luego mirando en derredor, no vieron a nadie con ellos, sino a Jess solo (Mc 9,7-8). aparecen: el Padre; de quien se escucha la voz, llama Hijo amado a Jess y manda escucharle; Jess, el Hijo y el espritu santo, en forma de nube.

    adems encontramos textos en que se mencionan algunas de las personas divinas en relacin a Jess:

    a. Juan el Bautista, dirigindose a la multitud en su predicacin de-ca: Yo os bautizo en agua, pero l os bautizar en Espritu Santo (Mc 1,8).

    b. O Jess enseando dice: quien blasfeme contra el Espritu San-to no tendr perdn jams, es reo de eterno pecado (Mc 3,29); David mismo, inspirado por el Espritu Santo, ha dicho: Dijo el Seor a mi Seor: Sintate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies (Mc 12,36); cuando os lleven para ser entregados, no os pre-ocupis de lo que habis de hablar, porque en aquella hora se os dar lo que deberis hablar, pues no seris vosotros los que hablis, sino el Esp-ritu Santo (Mc 13,11); porque, si alguien se avergonzare de m y de mis palabras ante esta generacin adltera y pecadora, tambin el Hijo del hombre se avergonzar de l cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ngeles (Mc 8,38); porque, si vosotros no perdonis, tampoco vuestro Padre, que est en los cielos, os perdonar vuestras ofensas (Mc 11,26); cuanto a ese da o a esa hora, nadie la conoce, ni los ngeles del cielo ni el Hijo, sino slo el Padre (Mc 13,32); deca: Abba, Padre, todo te es posible; aleja de m este cliz; mas no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres T (Mc 14,36).

    estos son algunos de los textos en los que aparecen las tres divinas personas, se ve cmo obran, la relacin entre ellas, y ya nos dan una idea de cmo esta verdad de nuestra fe est presente en las escrituras y en el evangelio de San Marcos.

    3. Jess preanunciado

    en la historia de la humanidad encontramos que Jess es la ni-ca persona preanunciada. As se puede ver el Antiguo Testamento, de

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    modo particular las profecas, como por ejemplo, que nacera de una Madre Virgen (cf. Is 7,14), que sufrira (Is 53), etc. Su venida anunciada era causa de esperanza para aquellos a quienes fue prometida. Cuntos quisieron ver ese da!

    este aspecto se percibe ms claramente en los evangelios de San Juan, de San lucas y de San Mateo, pero tambin lo encontramos en San Marcos, de modo particular cuando se refiere al precursor, San Juan Bautista, que antecede a Jess, pues por todos era esperado un prede-cesor del Mesas: Como est escrito en el profeta Isaas: He aqu que envo delante de ti mi mensajero, que preparar tu camino. Voz de quien grita en el desierto: Preparad el camino del Seor, enderezad sus sende-ros. Apareci en el desierto Juan el Bautista, predicando el bautismo de penitencia para remisin de los pecados. Acudan a l de toda la regin de Judea, todos los moradores de Jerusaln, y se hacan bautizar por l en el ro Jordn, confesando sus pecados (Mc 1,2-5). Podemos notar: el anuncio del predecesor, su llegada, su misin...

    Y el mismo Bautista en su predicacin deca: Tras de m viene uno ms fuerte que yo, ante quien no soy digno de postrarme para desatar la correa de sus sandalias. Yo os bautizo en agua, pero l os bautizar en Espritu Santo (Mc 1,7-8). El precursor reconoce quien es l, su condi-cin de predecesor, y anuncia la inminente venida del Mesas esperado.

    Y cuando a Jess le preguntan: cmo dicen los escribas que prime-ro ha de venir Elas? (Mc 9,11), l responde: Cierto que Elas, viniendo primero, restablecer todas las cosas [...]. Yo os digo que Elas ha ve-nido ya y que hicieron con l lo que quisieron, como de l est escrito (Mc 9,12-13). Incluso la vestimenta de Elas (cf. 2Re 1,8) es similar a la de Juan Bautista: Llevaba Juan un vestido de pelos de camello, y un cinturn de cuero cea sus lomos, y se alimentaba de langostas y miel silvestre (Mc 1,6). De este modo Jess declara quin es Juan y quin es l. Como dice San agustn: Juan era la voz pasajera, Cristo la Palabra eterna desde el principio. [...] Todos creemos en Cristo y esperamos de l la salvacin: esto es lo que dijo la voz. [...] Vio donde estaba la salva-cin, comprendi que l era slo una antorcha y temi ser apagado por el viento de la soberbia13.

    13 San aGUStn, Serm. 293: PL 38,1328-1329.

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    Vino Juan, testimoni de Jess, pero no lo escucharon y finalmente verti su sangre en testimonio de la verdad, antecediendo incluso en esto al Mesas prometido y esperado.

    4. Seguir a Jess

    Jess llama a muchas y distintas personas, de diferentes lugares, proveniencias, oficios, edades, condiciones... para que vayan detrs de l, los invita de modo claro a un seguimiento en todo: Llamando a la mu-chedumbre y a los discpulos, les dijo: El que quiera venir en pos de m, niguese a s mismo, tome su cruz y sgame (Mc 8,34) y luego agregar el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida para redencin de muchos (Mc 10,45). Notamos: es un llamado dirigido a todos, sin excluir a nadie, ensea claramente qu debemos hacer...

    a. Muchos lo siguen: Estando sentado a la mesa en casa de ste (Lev, cf. 2,14), muchos publicanos y pecadores estaban recostados con Jess y con sus discpulos, que eran muchos de los que le seguan (Mc 2,15).

    Tambin elige a algunos para que lo sigan de un modo ms cercano, ms singular, para que estn con l: Subi a un monte, y, llamando a los que quiso, vinieron a l, e instituy a doce para que estuvieran con l y para enviarlos a predicar, con poder de expulsar los demonios. Instituy, pues, a los doce: a Simn, a quien puso por nombre Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, hermano de Santiago, a quienes dio el nombre de Boanerges, esto es, hijos del trueno; a Andrs y Felipe, y Bartolom y Mateo, a Toms y Santiago el de Alfeo, a Tadeo y Simn el Cananeo, y a Judas Iscariote, el que le entreg (Mc 3,13-19). Otro ejemplo: Andando por aquellos lugares, vio a Lev, hijo de Alfeo, que estaba sentado ante su puesto de recaudacin de impuestos. Le dijo: Sgueme! Lev se levant y le sigui (Mc 2,14). Notamos, por una parte, la accin de Jess: pasa, observa, no se detiene, llama... y, por otra, la situacin de lev: su tra-bajo, un llamado personal; prontitud en responder...

    b. no todos los llamados lo siguen: Jess, poniendo en l los ojos, le am, y le dijo: Una sola cosa te falta; vete, vende cuanto tienes y dalo a los pobres, y tendrs un tesoro en el cielo; luego ven y sgueme. Ante estas palabras se anubl su semblante y fuese triste, porque tena mucha hacienda (Mc 10,21-22).

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    c. los que lo siguen:

    - Son recriminados por causa de Jess: Los escribas y fariseos, vien-do que coma con pecadores y publicanos, decan a sus discpulos: Pero es que come con publicanos y pecadores? (Mc 2,16);

    - Comparten momentos con l: Se retir Jess con sus discpulos hacia el mar (Mc 3,7);

    - Lo acompaan a distintos lugares: Sali de all y vino a su patria, siguindole sus discpulos (Mc 6,1);

    - Reciben un trato y enseanza ms intensa: No les hablaba sin parbolas; pero a sus discpulos se las explicaba todas aparte (Mc 4,34); Porque iba enseando a sus discpulos, y les deca: El Hijo del hombre ser entregado en manos de los hombres y le darn muerte, y, muerto, resucitar despus de tres das (Mc 9,31); pues el que os diere un vaso de agua en razn de discpulos de Cristo, os digo en verdad que no per-der su recompensa (Mc 9,41);

    - le preguntan, les responde, lo escuchan: Siendo ya hora avanza-da, se le acercaron los discpulos y le dijeron: El sitio es desierto y avan-zada la hora (Mc 6,35); cuando se hubo retirado de la muchedumbre y entrado en casa, le preguntaron los discpulos por la parbola (Mc 7,17); entrando en casa a solas, le preguntaban los discpulos: Por qu no hemos podido echarle nosotros? (Mc 9,28);

    - Hablan con l: Iba Jess con sus discpulos a las aldeas de Cesrea de Filipo, y en el camino les pregunt (Mc 8,27);

    - Son corregidos por Jess: Presentronle unos nios para que los tocase, pero los discpulos los reprendan. Vindolo Jess, se enoj y les dijo: Dejad que los nios vengan a m y no los estorbis, porque de los tales es el Reino de Dios (Mc 10,13-14);

    - Son aconsejados por Jess: A cualquier lugar al que vayis, que-daos siempre en la casa donde primero os hayan recibido. Mientras es-tis en un mismo pueblo, no andis cambiando de alojamiento. Y si en algn sitio no quieren recibiros ni escuchar vuestras palabras, salid de l y sacudos el polvo de los pies, para que les conste (Mc 6,10-11);

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    - Son defendidos por Jess: Se haban irritado al ver que los dis-cpulos de Jess se ponan a comer con manos impuras, es decir, sin haber cumplido con el rito del lavamiento de las manos. Y los conde-naban. [...] Le preguntaron, pues, a Jess: Por qu tus discpulos no cumplen con la tradicin de los antepasados, sino que se ponen a comer con manos impuras, sin habrselas lavado conforme a nuestros ritos? Jess les respondi: Hipcritas! Cunta razn tena Isaas cuando dijo profticamente de vosotros: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazn est muy lejos de m. Los honores que me rinden no tienen ningn valor, porque sus enseanzas no son sino meros preceptos hu-manos. Vosotros dejis de lado los mandamientos de Dios, y os aferris en cambio a las tradiciones humanas... (Mc 7,2.5-8).

    - lo ayudan: l, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, bendijo y parti los panes y se los entreg a los discpu-los para que se los sirvieran, y los dos peces los reparti entre todos (Mc 6,41); mand a la muchedumbre recostarse sobre la tierra; y tomando los siete panes, dando gracias, los parti y los dio a sus discpulos para que los sirviesen, y los sirvieron a la muchedumbre (Mc 8,6); Quin dicen los hombres que soy yo? (Mc 8,27).

    - lo obedecen: Les orden que, excepto un bordn, no llevaran nada para el camino: ni comida ni bolsa ni dinero; y que calzaran sanda-lias, pero no llevasen ropa de repuesto (Mc 76,8-9); en seguida mand a sus discpulos subir a la barca y precederle al otro lado frente a Betsaida, mientras l despeda a la muchedumbre (Mc 6,45).

    - Son reprendidos por Jess: Por qu discuts que no tenis comi-da? Lo que os pasa es que no entendis nada, porque todava tenis endurecido el corazn! Tenis ojos, pero no veis; y tenis odos, pero no os. Acaso ya os habis olvidado de cuando di de comer a cinco mil hombres con solo cinco panes? Cuntas cestas llenas de trozos sobran-tes recogisteis entonces? Le contestaron: Doce. Y cuando di de comer a aquellos cuatro mil con solo siete panes, cuntos cestos llenos de trozos sobrantes recogisteis? Siete. Les dijo: Y an no comprendis el sentido de mis palabras? (Mc 8,17-21).

    - Comparten la misin de Jess: Los discpulos se pusieron en cami-no, y fueron por todas partes predicando a todos que se arrepintieran y

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    se apartasen del pecado. Expulsaron muchos demonios y, ungiendo con aceite a muchos enfermos, los sanaban (Mc 6,12-13).

    - Comparten la misma suerte que Jess: Jess les respondi: No sabis lo que peds! Podris beber el cliz que yo he de beber, o ser bau-tizados con el bautismo con que yo he de ser bautizado? Le contestaron: S que podemos. Les dijo Jess: El cliz que yo he de beber, lo beberis, y con el bautismo con que yo he de ser bautizado, seris bautizados vo-sotros (Mc 10,38-39). (Juan Bautista pas por ese mismo bautismo, cf. Mc 6,14-29).

    - les promete un premio: Respondi Jess: En verdad os digo que no hay nadie que, habiendo dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos por amor de m y del Evangelio, no reciba el cntuplo ahora en este tiempo en casas, hermanos, hermanas, madre e hijos y campos, con persecuciones, y la vida eterna en el siglo venidero (Mc 10,29-30).

    - Son enviados por Jess: Un da llam a sus doce discpulos, y des-pus de haberles dado poder para expulsar a los espritus impuros, los fue enviando de dos en dos (Mc 6,7); id a decir a sus discpulos y a Pedro que os preceder a Galilea: all le veris, como os ha dicho (Mc 16,7).

    en definitiva, estn con l, lo escuchan, aprenden de l, lo siguen, lo obedecen, comparten su camino de cruz y su destino de eternidad.

    5. Las enseanzas de Jess

    narra el evangelista: Llegaron a Cafarnam, y luego, el da de s-bado, entrando en la sinagoga, enseaba (Mc 1,21). A lo largo de su ministerio pblico, despus de su bautismo hasta el momento de su Pa-sin, la misin de Jess ser predicar el evangelio del reino de Dios (cf. Mc 1,14), enseando y haciendo milagros para manifestar el poder de Dios, el perdn de los pecados, la resurreccin, la vida eterna..., en otras palabras, la presencia salvfica del mismo Dios entre su pueblo.

    a. Ensea en distintos lugares: en las montaas (Mc 3,13; 9,2; 9,9; 13,3; etc.), junto al mar, sentado en una barca (Mc 4,1), en el templo (Mc 12,35; 14,49; etc.), en las sinagogas (Mc 1,21; 1,39; 6,2; etc.), en las casas (Mc 7,17; 9,28; 9,33; etc.), etc.

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    b. Ensea con autoridad: Los que le escuchaban se admiraban de su enseanza, porque les hablaba como alguien que goza de toda autoridad, y no como los escribas (Mc 1,22).

    c. la muchedumbre va a escucharlo: Despus de esto, Jess volvi a la orilla del lago; y la gente se reuna a su alrededor para escuchar sus enseanzas (Mc 2,13).

    d. la multitud no permanece indiferente: se asombra, se admira, queda maravillada: Tan asombrados quedaron todos los que lo vieron, que luego comentaban: Qu es esto? Qu nueva enseanza es sta, y qu autoridad tiene ese hombre, que hasta los espritus impuros le obe-decen? (Mc 1,27); porque todos estaban tan maravillados, que no eran capaces de guardar el secreto. Todo lo hace bien este hombre! Hace que los sordos oigan y que los mudos hablen! (Mc 7,37).

    e. l les pide atencin: Luego pidi Jess la atencin de la multitud, y dijo: Escuchadme bien y entended esto (Mc 7,14).

    f. Algunas de sus enseanzas son, por ejemplo:- Sobre la fe: Y respondiendo Jess, les dijo: Tened fe en Dios. En

    verdad os digo que si alguno dijere a este monte: Qutate y arrjate al mar, y no vacilare en su corazn, sino que creyere que lo dicho se ha de hacer, se le har (Mc 11,22-23);

    - Sobre el amor a Dios y al prjimo: Jess contest: El primero es: Escucha, Israel, el Seor, nuestro Dios, es el nico Seor, y amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, con toda tu alma, con toda tu men-te y con todas tus fuerzas. El segundo es ste: Amars a tu prjimo como a ti mismo. Mayor que stos no hay mandamiento alguno. Djole el escriba: Muy bien, Maestro; con razn has dicho que l es el nico y que no hay otro fuera de l, y que amarle con todo el corazn, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prjimo como a s mismo, es mucho mejor que todos los holocaustos y sacrificios (Mc 12,29-33);

    - Sobre el poder de Dios: Fijando en ellos Jess su mirada, les dijo: A los hombres s es imposible, mas no a Dios, porque a Dios todo le es posible (Mc 10,27);

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    - Sobre el matrimonio: Djoles Jess: Por la dureza de vuestro co-razn os dio Moiss esta ley; pero en el principio de la creacin los hizo Dios varn y mujer; por esto dejar el hombre a su padre y su madre, y sern los dos una sola carne. Lo que Dios junt, no lo separe el hombre. Vueltos a casa, de nuevo le preguntaron sobre esto los discpulos; y l les dijo: El que repudia a su mujer y se casa con otra, adultera contra aqulla; y si la mujer repudia al marido y se casa con otro, comete adulterio (Mc 10,5-12);

    - Sobre los nios: Vindolo Jess, se enoj y les dijo: Dejad que los nios vengan a m y no los estorbis, porque de los tales es el Reino de Dios. En verdad os digo, quien no reciba el Reino de Dios como un nio, no entrar en l. Y abrazndolos, los bendijo imponindoles las manos (Mc 10,14-16);

    - Sobre la obediencia a Dios: Quien hiciere la voluntad de Dios, se es mi hermano, mi hermana y mi madre (Mc 3,35);

    - Sobre la justicia: le dijeron: Maestro, sabemos que eres sincero, que no te da cuidado de nadie, pues no tienes respetos humanos, sino que enseas segn la verdad el camino de Dios: Es lcito pagar el tributo al Cesar o no? Debemos pagar o no debemos pagar? l, conociendo su hipocresa, les dijo: Por qu me tentis? Traedme un denario para que lo vea. Se lo trajeron, y les dijo: De quin es esta imagen y esta inscripcin? Ellos dijeron: Del Cesar. Jess replic: Dad, pues, al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. Y se admiraron de l (Mc 12,14-17);

    - Sobre el perdn: Pero, eso s, cuando oris, perdonad a quienes os hayan hecho algo malo; de ese modo, vuestro Padre que est en los cielos perdonar tambin vuestras ofensas. Pero si vosotros no perdo-nis a quienes os ofenden, tampoco vuestro Padre celestial os perdonar vuestras ofensas (Mc 11,25-26);

    - Sobre el verdadero culto: l les dijo: Muy bien profetiz Isaas de vosotros, hipcritas, segn est escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazn est lejos de m, pues me dan un culto vano, enseando doctrinas que son preceptos humanos (Mc 7,6-7).

    - Sobre la resurreccin (Mc 12,18-27), el amor a los padres (Mc 7,10-13), la pureza de intencin (7,13); sobre el servicio (Mc 10,45); la

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    Segunda venida (Mc 8,38; etc.); la cruz (Mc 8,34); el demonio (Mc 4,15; 9,29; etc.); la oracin (Mc 11,25); la generosidad (Mc 12,42-43); la re-compensa (Mc 10,29-30); las postrimeras (Mc 13; etc.); etc...

    g. Ensea con parbolas: Deca: A qu asemejaremos el Reino de Dios o de dnde tomaremos la parbola? Es semejante al grano de mos-taza, que, cuando se siembra en la tierra, es la ms pequea de todas las semillas de la tierra; pero, sembrado, crece y se hace ms grande que todas las hortalizas, y echa ramas tan grandes, que a su sombra pueden abrigarse las aves del cielo. Y con muchas parbolas como stas les pro-pona la palabra, segn podan entender, y no les hablaba sin parbolas; pero a sus discpulos se las explicaba todas aparte (Mc 4,30-34; cf. ade-ms Mc 3,23; 4,2; 4,10; 7,17; 12,1; 13,28; etc.).

    h. Ensea con claridad: Llamando de nuevo a la muchedumbre, les deca: Odme todos y entended: Nada hay fuera del hombre que, entran-do en l, pueda mancharle; lo que sale del hombre, eso es lo que man-cha al hombre. [...] Deca, pues: Lo que del hombre sale, eso es lo que mancha al hombre, porque de dentro, del corazn del hombre, proceden los pensamientos malos, las fornicaciones, los hurtos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las maldades, el fraude, la impureza, la envidia, la blasfemia, la altivez, la insensatez. Todas estas maldades proceden del hombre y manchan al hombre (Mc 7,14-15.20-23).

    i. Ensea con milagros: Mientras les hablaba llegaron cuatro hom-bres que llevaban a un paraltico en una camilla. Intentaron pasar por en medio de la multitud, pero les fue imposible. Entonces subieron al tejado, hicieron una abertura encima de donde Jess estaba, y por ella, entre los cuatro, bajaron con unas cuerdas al paraltico que yaca en la camilla. Jess, al ver la fe con que aquellos hombres esperaban que sanase al enfermo, se volvi a l diciendo: Hijo, tus pecados te son perdonados. Algunos escribas que estaban all sentados, empezaron a decirse a s mismos: Qu palabras son esas? Este blasfema! Nadie puede perdonar pecados, sino solamente Dios! Jess, que se dio cuenta en seguida de lo que ellos pensaban, les pregunt: Por qu cavilis de ese modo en vuestro interior? Qu es ms fcil, decirle a este paraltico: Tus peca-dos te son perdonados, o decirle: Levntate, toma tu camilla y anda? Pues ahora veris que el Hijo del hombre tiene toda la autoridad para perdonar pecados en este mundo. Entonces, dirigindose al paraltico,

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    le orden: Escchame: levntate, recoge tu camilla y vete a tu casa! Al instante se levant el hombre de un salto, tom su camilla, pas entre los presentes y sali de la casa. Todos los que all estaban se llenaron de asombro, y dieron gloria a Dios diciendo: Jams habamos visto nada parecido! (Mc 2,3-12).

    En definitiva, ensea para el bien y salvacin de todos con la auto-ridad y el poder del mismo Dios.

    6. La oracin de Jess

    Varias veces encontramos a Jess orando:

    a. elige el momento y el lugar: A la maana, mucho antes de ama-necer, se levant, sali y se fue a un lugar desierto, y all oraba (Mc 1,35); despus de haberlos despedido, se fue a un monte a orar (Mc 6,46).

    b. reza: l, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, bendijo y parti los panes y se los entreg a los discpulos para que se los sirvieran, y los dos peces los reparti entre todos (Mc 6,41).

    c. reprende a los que no oran de verdad: simulan largas oraciones. Estos tendrn un juicio muy severo (Mc 12,40); y les enseaba y deca: No est escrito: Mi casa ser casa de oracin para todas las gentes? Pero vosotros la habis convertido en cueva de ladrones (Mc 11,17); l les dijo: Muy bien profetiz Isaas de vosotros, hipcritas, segn est escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazn est lejos de m (Mc 7,6).

    d. Ensea a rezar: Cuando os pusieseis en pie para orar, si tenis alguna cosa contra alguien, perdonadlo primero, para que vuestro Pa-dre, que est en los cielos, os perdone a vosotros vuestros pecados (Mc 11,25).

    e. exhorta a sus discpulos a rezar: Les contest: Esta especie no puede ser expulsada por ningn medio si no es por la oracin (Mc 9,29); por esto os digo, todo cuanto orando pidiereis, creed que lo recibiris y se os dar (Mc 11,24); orad para que no suceda esto en invierno (Mc 13,18); llegaron a un lugar cuyo nombre era Getseman, y dijo a sus dis-cpulos: Sentaos aqu mientras voy a orar. Adelantndose un poco, cay

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    en tierra, y oraba que, si era posible, pasase de l aquella hora. Vino y los encontr dormidos, y dijo a Pedro: Simn, duermes? No has po-dido velar una hora? Velad y orad para que no entris en tentacin; el espritu est pronto, mas la carne es flaca (Mc 14,34-38).

    Un ejemplo importante es aquel de un padre que intercediendo por su hijo le implora a Jess: Al instante dijo el padre del nio: Creo! Ayu-da a mi incredulidad (Mc 9,24).

    7. El poder de Jess sobre el Demonio

    el evangelista San Marcos repetidas veces manifiesta claramente la existencia del demonio14 y su oposicin a Dios, a Jesucristo.

    a. luego de ser bautizado en el Jordn por San Juan Bautista, Jess fue al desierto y permaneci en l cuarenta das tentado por Satans, y moraba entre las fieras, pero los ngeles le servan (Mc 1,13).

    b. al mismo tiempo, es manifiesto el poder de Jess sobre Satans: Y luego, hallndose en la sinagoga un hombre posedo de un espritu impuro, comenz a gritar, diciendo: Qu hay entre ti y nosotros, Jess Nazareno? Has venido a perdernos? Te conozco; T eres el Santo de Dios. Jess le orden: Cllate y sal de l. El espritu impuro, agitndole violentamente, dio un fuerte grito y sali de l (Mc 1,23-26); de ese modo recorrieron toda Galilea, predicando l en las sinagogas y expul-sando de muchas personas los demonios que las posean (Mc 1,34).

    c. los demonios imploran a Jess: los espritus suplicaron a Je-ss: Envanos a los cerdos, y nos meteremos en ellos. Jess consinti, y entonces los espritus impuros salieron del hombre y se metieron en los cerdos, que eran unos dos mil. Al momento la piara, enloquecida, se precipit por un despeadero al mar, y todos los cerdos se ahogaron (Mc 5,12-13); tambin, cada vez que algn espritu impuro le vea, caa de rodillas ante l, diciendo a voces: T eres el Hijo de Dios! (Mc 3,11).

    d. los demonios obedecen, se someten a Jess: Viendo Jess que el gento se agolpaba, reprendi al espritu impuro. Le dijo: Espritu mudo y sordo, te ordeno que salgas de este muchacho y no vuelvas a entrar en l! Entonces el espritu, dando alaridos y sacudindolo de nuevo con vio-

    14 es llamado con distintos nombres: Satn, Satans, espritu impuro, espritus, demonio...

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    lencia, sali del muchacho (Mc 9,25-26); gritaba de esa manera porque Jess haba ordenado: Espritu impuro, sal de este hombre! (Mc 5,8).

    la gente reconoce el poder de Jess sobre los demonios: Tan asom-brados quedaron todos los que lo vieron, que luego comentaban: Qu es esto? Qu nueva enseanza es sta, y qu autoridad tiene ese hom-bre, que hasta los espritus impuros le obedecen? (Mc 1,27); al atardecer, despus de ponerse el sol, la casa se llen de enfermos y endemoniados que la gente llevaba a Jess, para que los sanara (Mc 1,32); al llegar adonde se encontraba Jess, vieron junto a l al endemoniado, que aho-ra estaba sentado, vestido y en su cabal juicio, y se llenaron de temor. Los que lo haban visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos (Mc 5,15-16).

    e. le piden a Jess que los expulse: La mujer era griega, de nacio-nalidad sirofenicia, y suplicaba a Jess que expulsara de su hija al demo-nio. Entonces le dijo Jess: [...] Vete ahora a tu casa, que ya el demonio ha salido de tu hija (Mc 7,26.29); Maestro, es que yo te he trado a mi hijo, que tiene dentro un espritu mudo. Cuando menos se piensa, ese espritu se apodera de l y lo arroja contra el suelo; le hace echar espuma por la boca, rechinar los dientes y ponerse rgido. Yo he pedido a tus discpulos que lo expulsen, pero no han podido. Se lo llevaron; pero en cuanto el espritu vio a Jess, sacudi violentamente al muchacho, que cay al suelo revolcndose y echando espuma por la boca. Si puedes, aydanos. Ten compasin de nosotros! (Mc 9,17-18.20.22).

    f. Jess ensea como Satans acta contra los hombres: Unos es-tn junto al camino, y se siembra en ellos la palabra; pero, en cuanto la oyen, viene Satans y arrebata la palabra que en ellos se haba sembrado (Mc 4,15); les dijo: A demonios de este gnero no se les puede expulsar sino con oracin (Mc 9,29).

    g. Jess no quiere ser reconocido por los demonios, sino por los hombres, l quiere que ellos se den cuenta quin es l: En la sinagoga haba un hombre posedo por un espritu impuro, que empez a gritar diciendo: [...] Te conozco; t eres el Santo de Dios. Jess le orden: Cllate (Mc 1,23-25).

    h. advierte contra las falsas acusaciones: Pero en la casa se en-contraban algunos escribas llegados de Jerusaln, que decan: Este est

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    posedo por Belceb, el prncipe de los demonios. Por eso puede expul-sar a los demonios! Llamlos a s y les dijo en parbolas: Cmo puede Satans expulsar a Satans? Si un reino est dividido contra s mismo, no puede durar. Y si una casa est dividida contra s misma, no podr subsistir. Si, pues, Satans se levanta contra s mismo y se divide, no puede sostenerse, sino que ha llegado su fin (Mc 3,22-26).

    i. a los suyos les da poder contra los demonios: Un da llam a sus doce discpulos, y despus de haberles dado poder para expulsar a los espritus impuros, los fue enviando de dos en dos (Mc 6,7); adems les dio autoridad para sanar enfermedades y expulsar demonios (Mc 3,15); echaban muchos demonios (Mc 6,13); habr seales que acompaarn a los que creen: en mi nombre expulsarn demonios, hablarn nuevas lenguas (Mc 16,17); cierto da le dijo Juan, uno de sus discpulos: Maes-tro, hemos visto a uno que estaba expulsando demonios en tu nombre, y le hemos prohibido que lo haga, porque no es de nuestro grupo. Jess les dijo: No se lo prohibis, pues ninguno que haga un milagro en mi nombre hablar luego mal de m. El que no est contra nosotros, est con nosotros (Mc 9,38-40).

    no queremos dejar de mencionar lo que pasa cuando un hombre, en este caso Pedro, se opone a Dios: Jess, volvindose y mirando a sus discpulos, reprendi a Pedro y le dijo: Qutate all, Satn, porque no sientes segn Dios, sino segn los hombres (Mc 8,33).

    En cambio los ngeles buenos: le sirven (Mc 1,13), estn en su glo-ria (Mc 8,38), escuchan su mandato (Mc 13,27).

    8. Jess ante la dureza de corazn

    el corazn para un hebreo implica el querer, la actitud, los senti-mientos de una persona. Jess se encuentra ante la dureza de corazn, es decir, personas enceguecidas ante las cosas de Dios:

    a. lo dice: Por la dureza de vuestro corazn os dio Moiss esta ley (Mc 10,5); muy bien profetiz Isaas de vosotros, hipcritas, segn est escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazn est lejos de m (Mc 7,6); qu cavilis que no tenis panes? An no entendis ni cais en la cuenta? Tenis vuestro corazn embotado? (Mc 8,17); estaban sentados all algunos escribas, que pensaban entre s:

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    Cmo habla as ste? Blasfema! Quin puede perdonar pecados sino slo Dios? Y luego, conociendo Jess, con su espritu, que as discurran en su interior, les dice: Por qu pensis as en vuestros corazones? (Mc 2,7-8).

    b. incluso a los discpulos: Al fin se manifest a los Once, estando recostados a la mesa, y les reprendi su incredulidad y dureza de cora-zn, por cuanto no haban credo a los que le haban visto resucitado de entre los muertos (Mc 16,14).

    c. lo percibe: dirigindoles una mirada airada, entristecido por la dureza de su corazn, dice al hombre... (Mc 3,5); no se haban dado cuenta de lo de los panes; su corazn estaba embotado (Mc 6,52).

    d. Por eso ensea: porque de dentro, del corazn del hombre, proceden los pensamientos malos, las fornicaciones, los hurtos, los ho-micidios... (Mc 7,21ss).

    el cristiano debe escuchar lo que Jess dice: amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas... (Mc 12,30).

    9. Las obras de Jess

    Toda la creacin entra en contacto con Jess: los ngeles (Mc 1,13), los animales (Mc 1,13), los seres humanos. Y muchas son las obras que hizo Jess, pero de todas ellas queremos tratar particularmente una: los milagros, pues por medio de ellos manifiesta su poder divino. Dice Santo Toms de Aquino que se llaman milagros aquellas cosas que son hechas por Dios fuera del orden de las causas conocidas para nosotros15.

    Podemos dividir los milagros de Jess en cinco clases distintas: los milagros csmicos, las resurrecciones, las curaciones, las expulsiones de demonios y los milagros de majestad16:

    a. los milagros csmicos son los realizados sobre el mundo inorg-nico, como por ejemplo: la multiplicacin de los panes (Mc 6,33; 8,1),

    15 Santo toMS De aQUino, Suma Teolgica, I, 105, 7.16 f. Vizmanos clasifica los milagros en tres tipos: 1. fsico, que incluye todos los aqu

    mencionados, 2. intelectual o vaticinio y 3. moral, llevado a cabo en la esencia y expansin de la iglesia, cf. Teologa fundamental para seglares (Madrid 1963) 393.

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    caminar sobre las aguas (Mc 6,45), apaciguar la tempestad: despertando, mand al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y se aquiet el viento y se hizo completa la calma (Mc 4,39).

    b. las resurrecciones, por ejemplo de la Hija de Jairo: entrando, les dice: A qu ese alboroto y ese llanto? La nia no ha muerto, duerme. Se burlaban de l; pero l, echando a todos fuera, tom consigo al pa-dre de la nia, a la madre y a los que iban con l, y entr donde la nia estaba; y tomndola de la mano, le dijo: Talitha, qum, que quiere decir: Nia, a ti te lo digo, levntate. Y al instante se levant la nia y ech a andar, pues tena doce aos, y se llenaron de espanto (Mc 5,39-42).

    c. las curaciones, que son los milagros ms relatados en los evan-gelios. Mencionamos, por ejemplo, la de un leproso (Mc 1,40); de un paraltico en Cafarnam (Mc 2,1); de un sordomudo (Mc 7,31); del ciego de Betsaida (Mc 8,22); de la suegra de Pedro: La suegra de Simn estaba acostada con fiebre, e inmediatamente se lo dijeron. l, acercndose, la tom de la mano y la levant. La fiebre la dej y ella se puso a servirles (Mc 1,30-31).

    d. las expulsiones de demonios17: ech muchos demonios (Mc 1,34).

    e. los milagros de majestad: los cuales difcilmente pueden explicar-se sino por un influjo sobrehumano emanado de su persona. Un ejemplo es cuando Jess se enfrente a los cambistas, mercaderes, comerciantes en el templo: Llegaron a Jerusaln y, entrando en el templo, se puso a expulsar a los que all vendan y compraban, y derrib las mesas de los cambistas y los asientos de los vendedores de palomas; no permita que nadie transportase fardo alguno por el templo (Mc 11,15-16).

    Tambin debemos mencionar aqu los milagros realizados por los apstoles y discpulos, porque fueron hechos por invocar Su nombre o en virtud del poder que l les deleg. Por ejemplo: echaban muchos demonios, y, ungiendo con leo a muchos enfermos, los curaban (Mc 6,13).

    17 Cf. 7. el poder de Jess sobre el demonio.

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    adems es importante, si bien no pretendemos tratar esto, que cuando leamos los milagros nos detengamos un momento a reflexionar, meditar o contemplar las personas que intervienen, pues se manifiesta su actitud, disposiciones:

    - de los enfermos, que actan de distinto modo: son trados, van ha-cia Jess, confan en su poder, tienen fe, imploran, buscan slo tocarlo, pues saben que pueden sanarlos, vencen dificultades para llegar, etc.

    - de Jess: los recibe, los lleva aparte, los escucha, elogia su fe, los sana, etc.

    - de los apstoles que estn presentes, de la gente que se admira, de las multitudes que observan...

    - incluso sirve considerar el lugar: mar, monte, desierto, etc.; o el tiempo: sbado, de maana, despus de un viaje, en la pasin, etc.

    Son pequeos detalles, pero ayudan para conocer ms a Jess.Una sntesis perfecta del obrar de Jess es lo que la gente exclama-

    ba llena de admiracin: Todo lo hace bien! (Mc 7,37).

    10. La Iglesia

    al leer el evangelio es fcil constatar que no encontramos todos los trminos tcnicos, como son: el papa, los obispos, los sacramentos, la gracia, la vocacin, etc. no obstante estas realidades estn presentes de un modo muy claro y patente en el evangelio. Veamos algunos ejem-plos:

    a. respecto a la vocacin: hemos visto anteriormente18 cmo Jess llama, y a algunos de modo especial. recordemos: Subi a un monte, y, llamando a los que quiso, vinieron a l, e instituy a doce para que estuvieran con l y para enviarlos a predicar, con poder de expulsar los demonios. Instituy, pues, a los doce: a Simn, a quien puso por nombre Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan... (Mc 3,13-17).

    Y en otra parte: Caminando a lo largo del mar de Galilea, vio a Simn y a Andrs, hermano de Simn, que echaban las redes al mar,

    18 Cf. 4. Seguir a Jess.

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    pues eran pescadores. Y Jess les dijo: Venid en pos de m y os har pescadores de hombres. Al instante, dejando las redes, le siguieron. Y continuando un poco ms all, vio a Santiago el de Zebedeo y a Juan, su hermano, que estaban tambin remendando sus redes en la barca, y los llam. Ellos luego, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron en pos de l (Mc 1,16-20). Notamos:

    - la accin de Jess: pasa, observa, no se detiene, llama a una mi-sin: Venid en pos de m y os har pescadores de hombres...

    - los llamados por Jess: se menciona sus nombres (Simn, andrs, Santiago, Juan), es decir, llamada singular y personal, dnde estn, qu estn haciendo, oficio, familia, a quines dejan y la prontitud en respon-der al llamado de Jess.

    b. respecto al Papa: San Pedro ocupa un lugar privilegiado en todo el evangelio. incluso cuando se dice que instituye Doce, se menciona su antiguo nombre y el nuevo nombre que recibe de Cristo, que est relacionado con su nueva misin: Instituy, pues, a los doce: a Simn, a quien puso por nombre Pedro (Mc 3,16).

    adems, aparece como el primero en ocasiones en las cuales slo lo acompaan tres de los apstoles: No permiti que nadie le siguiera ms que Pedro, Santiago y Juan el hermano de Santiago (Mc 5,37ss); pasados seis das, tom Jess a Pedro, a Santiago y a Juan, y los condu-jo solos a un monte alto y apartado y se transfigur ante ellos (Mc 9,2); habindose sentado en el monte de los Olivos, enfrente del Templo, le preguntaban aparte Pedro y Santiago, Juan y Andrs (Mc 1,3).

    Muchas veces nombra slo a Pedro, se cuentan hechos de l, como las tres negaciones de Cristo (cf. Mc 14,66-72), se lo nombra a l y lue-go al grupo de los apstoles, sin mencionar ninguno en particular (Mc 10,28; 16,7); l pregunta, l responde a Jess en nombre de todos (cf. Mc 8,29; 9,5; 10,28; 11,21; 13,3; 14,29.37; etc.).

    adems, como ya dijimos, se puede ver cmo hay un cambio en el nombre: hasta antes de instituir Doce (Mc 3,16), es llamado Simn (Mc 1,16; 1,29; 1,30; 1,36. Incluso en esos casos es mencionado primero), luego es llamado Pedro (Mc 3,16; 5,37; 8,29.32.33; 9,2.5; 11,21;

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    13,3; 14,29.33.37.54.66.67.70.72; Mc 16,7), excepto en una ocasin (Mc 8,33), en la que su sentir no es segn Dios (Mc 8,33).

    c. respecto a los apstoles, o colegio apostlico, cuyos sucesores son los obispos, se dice: Subi a un monte, y, llamando a los que quiso, vinieron a l, e instituy a doce para que estuvieran con l y para en-viarlos a predicar, con poder de expulsar los demonios. Instituy, pues, a los doce: a Simn, a quien puso por nombre Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, hermano de Santiago, a quienes dio el nombre de Boanerges, esto es, hijos del trueno; a Andrs y Felipe, y Bartolom y Mateo, a Toms y Santiago el de Alfeo, a Tadeo y Simn el Cananeo, y a Judas Iscariote, el que le entreg (Mc 3,13-19). Notamos que:

    - Jess elige a quin quiere: instituye Doce19 para una determinada misin: para que estuvieran con l y para enviarlos a predicar, con poder de expulsar los demonios...

    - Son llamados de modo personal;- Estos van a Jess, lo acompaan, estn con l, tienen comunin

    de vida con l; son enviados a predicar en Su nombre.En otras palabras, entre los discpulos, el Seor escogi a Doce

    apstoles (enviados) con Pedro como cabeza. los Doce sern las clu-las fundamentales y las cabezas del nuevo pueblo de Israel (cf. Mc 3,13-19). Jess los prepar con mucha dedicacin: en la predicacin, en el combate contra el demonio y las enfermedades (cf. Mc 6,7-13), les en-se a preferir el servicio humilde y a no buscar los primeros puestos (cf. Mc 9,35), a no temer las persecuciones, a reunirse para orar en comn, a perdonarse mutuamente... Y despus de la resurreccin de Jess recibieron la orden de ensear y bautizar a todas las naciones (cf. Mc 15,15-16).

    11. Los sacramentos

    en cuanto a los sacramentos20, hay referencia al bautismo: El que creyere y fuere bautizado, se salvar; mas el que no creyere, se condena-

    19 otras traducciones pueden ser: crea, hace, designa Doce.20 Para poder profundizar ms sobre los sacramentos, sea en lo bblico, patrstico y en el

    Magisterio se puede consultar el Tratado de los Sacramentos de Santo Toms de Aquino en

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    r (Mc 16,16); al matrimonio: Djoles Jess: Por la dureza de vuestro co-razn os dio Moiss esta ley; pero en el principio de la creacin los hizo Dios hombre y mujer; por esto dejar el hombre a su padre y su madre, y sern los dos una sola carne. Lo que Dios junt, no lo separe el hombre. Vueltos a casa, de nuevo le preguntaron sobre esto los discpulos; y l les dijo: el que repudia a su mujer y se casa con otra, adultera contra aqulla; y si la mujer repudia al marido y se casa con otro, comete adulterio (Mc 10,5-12); a la Eucarista: Mientras coman, tom pan, y, bendicindolo, lo parti, se lo dio y dijo: Tomad, esto es mi cuerpo. Tomando el cliz, despus de dar gracias, se lo entreg, y bebieron de l todos. Y les dijo: Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que ya no beber del fruto de la vid hasta aquel da en que lo beba nuevo en el reino de Dios (Mc 14,22-25).

    12. La Pasin de Jess

    Fuera de la Cruz no hay otra escala por donde subir al cielo

    (Santa rosa de lima)

    la cruz sign la vida de Jess, ya desde el inicio, por eso en el primer versculo leemos Cristo (Mc 1,1), o sea, el Mesas, el Ungido, y como tal se manifest en la pasin, muerte y resurreccin. en otras palabras, un Mesas sufriente, como el anunciado por isaas. Y si no se entiende esto, muy difcil es leer y aceptar el evangelio, pues es en esta perspectiva en la cual hay que entenderlo. Por ejemplo, San Juan Bautista, predecesor y discpulo, deba recorrer el mismo camino y suerte del Maestro, de Jess. De modo que la venida de Jess, su encarnacin slo puede ser comprendida en su dimensin salvfica y redentora, que necesariamente deba conocer y pasar por la Cruz.

    la ltima semana, la Semana de la Pasin, ocupa una tercera parte del evangelio, lo cual es otro signo ms de su importancia.

    Despus que Jess es reconocido como el Cristo, el Mesas, por Pedro prcticamente en la mitad del Evangelio (8,27), se dirige de-cididamente hacia Jerusaln y comienza con anuncios explcitos de la

    Suma Teolgica, III, 60-90 (y suplemento) y tambin a L. ott, Manual de Teologa dogmtica (Barcelona 71986.1997) 485-690.

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    pasin: Comenz a ensearles cmo era preciso que el Hijo del hombre padeciese mucho, y que fuese rechazado por los ancianos y los prncipes de los sacerdotes y los escribas, y que fuese muerto y resucitase despus de tres das. Claramente les hablaba de esto (Mc 8,31; cf. Mc 9,31ss; 10,32ss). Es en este camino donde tiene lugar la transfiguracin, donde en su humanidad Cristo deja refulgir su divinidad.

    es decir, nicamente a la luz de la cruz se puede responder ple-namente a la gran pregunta latente a lo largo de todo este evangelio: Quin es l? es hombre y es Dios, verdaderamente puede compadecer-se y puede perdonar, puede padecer y puede salvar. la cruz es el camino ineludible para la redencin del hombre, y un paso necesario para la resurreccin.

    Presentamos, a modo de cuadros, algunos de los eventos que suce-dieron esta semana:

    a. Los tres primeros das (Mc 11,2-13,37).en el primer da Jess entra cabalgando a Jerusaln, es aclamado

    por la multitud en medio de cantos de jbilo y de gozo (es el domingo de Ramos). Luego visita el Templo (cf. Mc 11,11).

    este da ocurre una clara manifestacin Mesinica: Jess ha llegado a Jerusaln no como peregrino sino como el Mesas prometido a cumplir la misin para la cual ha venido al mundo, y viene en nombre del Seor (cf. Mc 11,9). Ms tarde deja Jerusaln y va a Betania con los Doce.

    en el segundo da regresa a Jerusaln y contina su manifestacin. Ahora leemos como maldice una higuera rica en hojas, pero sin fruto en un claro signo simblico y proftico. Poco despus realiza uno de los milagros de majestad en el Templo: la expulsin de los mercaderes, re-cordando que ser casa de oracin para todas las naciones (Mc 11,17).

    las acciones realizadas este da son un nuevo llamado de Jess a la conversin, al arrepentimiento, a volver la mente hacia Dios y producir buenos frutos. Deja de nuevo Jerusaln con los Doce.

    en el tercer da, en el que otra vez regresa a Jerusaln, se comprende la maldicin de la higuera cuando les dice: Tened fe en Dios (Mc 11,22). Tambin tiene lugar el primer encuentro con el Sanedrn: jefes de los sa-cerdotes, escribas y ancianos (11,27-12,12), le preguntan por su autori-

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    dad y Jess, luego de hacerles una pregunta que queda sin respuesta, les explica su misin mediante la parbola de los Viadores homicidas, y es precisamente a las mximas autoridades de israel a quienes les dirige la parbola, a ellos que no han reconocido la naturaleza de su misin, de su enseanza y de su obrar. Notamos que Jess menciona la intencin que ellos tienen de matarlo, mostrando as el camino que le esperaba y que l conoca. Ellos dice el evangelio: Buscaban apoderarse de l, pero teman a la muchedumbre, pues comprendieron que la parbola la haba dicho por ellos, y, dejndole, se fueron (Mc 12,12). Despus seguirn las enseanzas de Jess sobre las cosas temporales, la resurreccin, el gran mandamiento, su filiacin divina... (cf. Mc 12,13-44).

    Luego deja el Templo de Jerusaln, al que no entrar ms. Tres ele-mentos constituan una ciudad en la antigedad: el rey, el templo (para el culto), la misma ciudad. ahora hay un nuevo rey, un nuevo templo con un sacrificio nico y definitivo, y una nueva ciudad, la Jerusaln celestial.

    Poco despus en el Monte de los olivos, tiene lugar el discurso escatolgico de Jess (cf. Mc 13,1-37). Es el ltimo y el ms largo dis-curso que pronuncia, est orientado hacia el futuro, habla de lo que va a suceder hasta la vean al Hijo del hombre venir sobre las nubes con gran poder y majestad (Mc 12,26) y les aconseja como comportarse: Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad (Mc 13,37). Lo mismo les repetir luego en Getseman: Velad y orad (Mc 14,38). Son las acciones propias para enfrentar toda tentacin y prueba. Lo que ense y vivi Jess histricamente les sirvi a los discpulos para sus pruebas, nos sirve a no-sotros para nuestras pruebas y servir a la iglesia para la prueba final.

    b. La pasin y muerte (14,1-15,47).Estos das son los ltimos de la vida terrena de Nuestro Seor. - la Uncin de Betania, donde de nuevo hay un nuevo anuncio de la

    pasin y un gran elogio de Jess: ha hecho una buena obra conmigo [...] anticipndose a ungir mi cuerpo para la sepultura (Mc 14,6.8), obra que dondequiera que se predique el Evangelio, en todo el mundo se hablar de lo que sta ha hecho, para memoria de ella (Mc 14,9).

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    - la traicin de Judas: Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue a los prncipes de los sacerdotes para entregarlo. Ellos, al orle, se alegraron y prometieron darle dinero, y buscaba ocasin oportuna para entregarle (Mc 14,10-11).

    - La ltima Cena e institucin de la Eucarista (Mc 14,12-31): don-de anuncia que ser entregado, y dona su cuerpo y su sangre, lo cual expresa con sus palabras y obras, de modo que quienes se unan y par-ticipen de su sacrificio salvador tendrn, por medio de l, la Vida. la eucarista es el Memorial de su sacrificio.

    - La agona en Getseman: en el camino les anuncia que ser aban-donado, las negaciones de Pedro, pero, al mismo tiempo les dice, des-pus de haber resucitado os preceder a Galilea (Mc 14,28). Es decir, se rompe el seguimiento iniciado despus del llamado de Jess, pues lo propio del discpulo es caminar detrs de su maestro, aprender de l, estar con l..., sin embargo dicho seguimiento ser restablecido despus de la resurreccin (Mc 16,7ss). En el Huerto de Getseman, en la ltima hora que Jess transcurre en libertad, se manifiesta como Hijo de Dios (Abba, Padre: Mc 14,36), se descubre la ntima unin de su Voluntad con la del Padre (mas no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres T: Mc 14,36), y como Maestro y Pastor de los discpulos, a pesar que su comportamiento en ese momento los muestra lejanos de Dios y de Je-ss. De ahora en adelante, el Hijo del hombre es entregado en mano de los pecadores (Mc 14,41).

    - Prisin de Jess (Mc 14,43-52). A Getseman lleg Judas, uno de los Doce, y con l un tropel con espadas y garrotes, de parte de los Sumo Sacerdotes, de los escribas y de los ancianos [...] se le acerc, di-ciendo: Rab, y le bes. Ellos le echaron mano y se apoderaron de l. [...] abandonndole, huyeron todos [...] Condujeron a Jess al pontfice, y se juntaron todos los prncipes de los sacerdotes, los ancianos y los escribas (Mc 14,43.45-46.50.53).

    - Jess en manos del Sanedrn (Juicio Religioso, Mc 14,53-65). Marcos nos cuenta que tres veces Jess se encuentra con ellos. la prime-ra haba sido a la luz del da, en la explanada del Templo (cf. Mc 11,27-12,2) y le haban preguntado por su autoridad. Jess, como ya hemos dicho, les revel quin es y les profetiz que iban a hacer con l. ahora, la segunda vez que se encuentran, se est cumpliendo Su profeca. Ha sido entregado, es de noche, lo han trado con violencia, lo acusan falsa-

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    mente, lo golpean... y l les revela ms claramente quin es: De nuevo el pontfice pregunt y dijo: Eres t el Mesas, el hijo del Bendito? Jess dijo: Yo soy (Mc 14,61-62). La tercera vez les es anunciada por Jess: veris al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo (Mc 14,62). En esa ocasin lo escucharn, lo vern y como Juez llevar a cumplimiento sus palabras. Jess, con calma, firme-za y claridad confirma quin es, verdadero Dios y verdadero hombre, el Mesas esperado, y lo demuestra con palabras y con obras.

    - Negaciones de Pedro (Mc 14,66-70). Es el primero que ha llama-do (Mc 1,16), es el primero entre los Doce (Mc 3,16), est presente de modo relevante en momentos importantes como en la resurreccin de la hija de Jairo, la Transfiguracin, la agona en Getseman, es el que primero habla por los dems, momentos antes le ha prometido: jams te negar (Mc 14,31), lo sigue de cerca... lo niega tres veces y es el ltimo en abandonarlo. Grande fue la cada, pero ms grande ser el perdn. a l le fue mandado a decir: id a decir a sus discpulos y a Pedro que os preceder a Galilea: all le veris (Mc 16,7).

    - Jess ante Pilatos (Juicio Civil, Mc 15,1-6). Jess se encuentra encadenado en medio de sus enemigos. De nuevo le preguntan sobre su identidad, y responde con franqueza. Pilato al inicio se muestra como juez imparcial, que conoce la inocencia de Jess y por eso busca liberar-lo. Sin embargo, su posterior proceder ya no es correcto, pues no va a importar quin es inocente o culpable, sino quien tiene mayora de vo-tos: Jess o Barrabs. De este modo, Pilato obra contra su conciencia, traiciona a Jess dejndose llevar por la mayora y no por la verdad y justicia. Pilato trat de mantener el equilibrio satisfaciendo al sanedrn y al mismo tiempo a su propia conciencia. [...] Tales compromisos respec-to a la justicia raras veces logran su objetivo21.

    - Flagelacin y coronacin de espinas (Mc 15,15-20): Jess lo acep-ta libremente y permite que sucedan todo lo que los soldados le hacen. es el paso previo a la crucifixin. Cada vez se aleja ms la idea de un Mesas poltico y se revela ms y, ms potente, el Cristo crucificado.

    - Jess en la Cruz (Mc 15,23-41). Jess ha sido entregado segn el preciso designio de Dios. en la cruz, Jess consuma su sacrificio, lo cual

    21 fUlton SHeen, Vida de Cristo (Madrid 71996) 397.

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    nos recuerda nuestra participacin en el sacrificio de Cristo. Pues l, que ha llamado a los discpulos a tomar su cruz y a seguirle (cf. Mc 8,34) quiere, en efecto, asociar a su sacrificio redentor a aqullos mismos que son sus primeros beneficiarios (cf. Mc 10,39). Deca San Francisco de Ass: Y los demonios no son los que le han crucificado; eres t quien con ellos lo has crucificado y lo sigues crucificando todava, deleitndote en los vicios y en los pecados22.

    Jess, dando una voz fuerte, expir (Mc 15,37): l voluntariamente ha entregado su vida, de modo que su muerte es redentora para todos. Ha cumplido con su misin: servir y dar su vida para redencin de mu-chos (Mc 10,45).

    en el camino pareca que sus enemigos tenan la primaca y el do-minio en todo. Cuando se acerca el momento de su muerte, l est al centro. a l obedece la naturaleza, se manifiesta su autoridad sobre el Templo (Mc 15,38), parece que en la cruz slo hay destruccin e ignomi-nia, pero de ella brota la luz y la Vida. l es reconocido por un pagano como el Hijo de Dios (Mc 15,39).

    c. Sepultura (Mc 15,42-47).el mismo viernes fue sepultado, en el lugar donde estara por tres

    das (parte del viernes, todo el sbado y parte del domingo). San Marcos lo relata as: Llegada ya la tarde, [...] vino Jos de Arimatea, miembro ilustre del Sanedrn, el cual tambin esperaba el reino de Dios, que se atrevi a entrar a Pilato y pedirle el cuerpo de Jess. Pilato se maravill de que ya hubiera muerto [...] Informado el centurin, dio el cadver a Jos, el cual compr una sbana, lo baj, lo envolvi en la sbana y lo deposit en un monumento que estaba cavado en la pea, y volvi la piedra sobre la entrada del monumento. Mara Magdalena y Mara la de Jos miraban dnde se le pona (Mc 14,42-47).

    el sepulcro, en palabras de fulton Sheen, La herida ms grave de la Tierra: la Tumba vaca23 aun hoy testimonia la resurreccin de Jess.

    22 San franCiSCo De aSS, Admon. 5,3; Opuscula Sancti Patris Francisci Assisiensis (Grottaferrata 1978) 66.

    23 fUlton SHeen, Vida de Cristo (Madrid 71996) 446.

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    13. La resurreccin y ascensin de Jesucristo

    Cristo resucit de entre los muertos, Con su muerte venci a la muerte,

    A los muertos ha dado la vida.

    (Liturgia bizantina, Tropario de Pascua)Parte del misterio Pascual, muy unido a la Pasin, es el misterio de

    la resurreccin, el cual es un acontecimiento real que tuvo manifesta-ciones histricamente comprobadas como lo atestigua el evangelio de Marcos (y numerosas veces el Nuevo Testamento).

    a. Se cumple lo que l haba anunciado: Comenz a ensearles cmo era preciso que el Hijo del hombre padeciese mucho, y que fuese rechazado por los ancianos y los prncipes de los sacerdotes y los escri-bas, y que fuese muerto y resucitase (sentido activo del trmino) despus de tres das. Claramente les hablaba de esto (Mc 8,31); porque iba ense-ando a sus discpulos, y les deca: El Hijo del hombre ser entregado en manos de los hombres y le darn muerte, y, muerto, resucitar (sentido activo del trmino) despus de tres das (Mc 9,31); y se burlarn de l y le escupirn, y le azotarn y le darn muerte, pero a los tres das resucitar (sentido activo del trmino) (Mc 10,34).

    b. Sus enemigos lo haban escuchado, pero no haban compren-dido: Algunos se levantaron a testificar contra l, y decan: Nosotros le hemos odo decir: Yo destruir este templo, hecho por mano de hombre, y en tres das levantar otro que no ser hecho por manos humanas (Mc 14,57-58); los transentes le injuriaban moviendo la cabeza y diciendo: Ah! t que destruas el templo de Dios y lo edificabas en tres das (Mc 15,29).

    c. el sepulcro est vaco: no est aqu; mirad el sitio en que le pu-sieron (Mc 16,6).

    d. no era esperada por los suyos: Pasado el sbado, Mara Magdale-na, y Mara la de Santiago, y Salom compraron aromas para ir a ungir-le. Muy de madrugada, el primer da despus del sbado, en cuanto sali el sol, vinieron al monumento. Se decan entre s: Quin nos quitar la piedra de la entrada del monumento? Y mirando, vieron que la piedra estaba removida; era muy grande. Entrando en el monumento, vieron

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    un joven sentado a la derecha, vestido de una tnica blanca, y quedaron sobrecogidas de espanto. l les dijo: No os asustis. Buscis a Jess Na-zareno, el crucificado; ha resucitado, no est aqu; mirad el sitio en que le pusieron. Pero id a decir a sus discpulos y a Pedro que os preceder a Galilea: all le veris, como os ha dicho (Mc 16,1-7).

    e. la primera reaccin de los suyos: Saliendo, huan del monumen-to, porque el temor y el espanto se haban apoderado de ellas y a nadie dijeron nada. Tal era el miedo que tenan (Mc 16,8).

    f. los suyos no creen: Ella fue quien lo anunci a los que haban vivido con l, que estaban sumidos en la tristeza y el llanto; pero, oyendo que viva y que haba sido visto por ella, no lo creyeron (Mc 16,10-11); stos, vueltos, dieron la noticia a los dems; ni aun a stos creyeron (Mc 16,13).

    g. Jess los reprende: les reprendi su incredulidad y dureza de co-razn, por cuanto no haban credo a los que le haban visto resucitado de entre los muertos (Mc 16,14).

    h. Primeras apariciones de Jess resucitado: Resucitado Jess la maana del primer da de la semana, se apareci primero a Mara Mag-dalena (Mc 16,9); despus de esto se mostr en otra forma a dos de ellos que iban de camino y se dirigan al campo (Mc 16,12); al fin se manifest a los Once, estando recostados a la mesa, y les reprendi su incredulidad y dureza de corazn, por cuanto no haban credo a los que le haban visto resucitado de entre los muertos (Mc 16,14).

    i. ascensin: El Seor Jess, despus de haber hablado con ellos, fue levantado a los cielos, y est sentado a la diestra de Dios. Ellos se fueron, predicando por todas partes, cooperando con ellos el Seor y confirmando su palabra con las seales consiguientes (Mc 16,19-20).

    14. Jess y nosotros

    Deca San Efrn: Quin hay capaz, Seor, de penetrar con su mente una sola de tus frases? Como el sediento que bebe de la fuente, mucho ms es lo que dejamos que lo que tomamos. Porque la palabra del Seor presenta muy diversos aspectos, segn la diversa capacidad de los que la estudian. El Seor pint con multiplicidad de colores su palabra, para que todo el que la estudie pueda ver en ella lo que ms le plazca.

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    escondi en su palabra variedad de tesoros, para que cada uno de noso-tros pudiera enriquecerse en cualquiera de los puntos en que concentrara su reflexin. [...]

    aquel, pues, que llegue a alcanzar alguna parte del tesoro de esta palabra no crea que en ella se halla solamente lo que l ha hallado, sino que ha de pensar que, de las muchas cosas que hay en ella, esto es lo nico que ha podido alcanzar. ni por el hecho de que esta sola parte ha podido llegar a ser entendida por l, tenga esta palabra por pobre y es-tril y la desprecie, sino que, considerando que no puede abarcarla toda, d gracias por la riqueza que encierra. algrate por lo que has alcanzado, sin entristecerte por lo que te queda por alcanzar. el sediento se alegra cuando bebe y no se entristece porque no puede agotar la fuente. [...] Da gracias por lo que has recibido y no te entristezcas por la abundancia sobrante. lo que has recibido y conseguido es tu parte, lo que ha que-dado es tu herencia. lo que, por tu debilidad, no puedes recibir en un determinado momento lo podrs recibir en otra ocasin, si perseveras. ni te esfuerces avaramente por tomar de un solo sorbo lo que no puede ser sorbido de una vez, ni desistas por pereza de lo que puedes ir toman-do poco a poco24.

    en esta introduccin hemos presentado algunas temticas y ense-anzas sobre Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, las cuales sin lugar a dudas pueden seguir siendo aumentadas, profundizadas, re-zadas, meditadas...

    Hemos aprendido ms sobre lo que debemos creer, recibir, hacer y orar. no obstante, an queda camino por delante, porque como dice San Gregorio Magno: La comprensin de las palabras divinas crece con su reiterada lectura25. Por eso cuanto ms leamos las escrituras, ms conoceremos a Dios y a Jesucristo. De modo que una continua lectura de este evangelista nos har descubrir ms sobre la vida cristiana, sobre la cruz, sobre la redencin de Cristo, sobre cul debe ser nuestro com-portamiento como discpulos de Cristo.... y mucho ms conoceremos si leemos todos los evangelios, San Pablo, las cartas catlicas, el apocalip-

    24 San efrn, Diatsaron, 1,18-19: SC 121, 52-53.25 San GreGorio MaGno, Homilia in Ezechielem, 1,7,8: CCL 142,87 (PL 76,843), cf.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, n. 94.

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    sis..., el Antiguo Testamento... siempre ledos en la Tradicin y segn el Magisterio de la Santa Madre iglesia.

    leemos en el Concilio Vaticano ii: el Santo Concilio exhorta con vehemencia a todos los cristianos, en particular a los religiosos, a que aprendan el sublime conocimiento de Jesucristo (flp 3,8), con la lectura frecuente de las divinas escrituras, pues ignorar las escrituras es ignorar a Cristo26. llguense, pues, gustosamente, al mismo sagrado texto, ya por la Sagrada liturgia, llena del lenguaje de Dios, ya por la lectura es-piritual, ya por instituciones aptas para ello, y por otros medios, que con la aprobacin o el cuidado de los Pastores de la iglesia se difunden ahora laudablemente por todas partes. Pero no olviden que debe acompaar la oracin a la lectura de la Sagrada escritura para que se entable dilogo entre Dios y el hombre [...]. as, pues, con la lectura y el estudio de los libros Sagrados la palabra de Dios se difunda y resplandezca (2Tes 3,1) y el tesoro de la revelacin, confiado a la iglesia, llene ms y ms los corazones de los hombres. Como la vida de la iglesia recibe su incremento de la renovacin constante del misterio eucarstico, as es de esperar un nuevo impulso de la vida espiritual de la acrecida veneracin de la palabra de Dios que permanece para siempre (Is 40,8; 1Pe 1,23-25)27.

    Y el Catecismo de la iglesia Catlica: la fe cristiana no es una reli-gin del libro. el cristianismo es la religin de la Palabra de Dios, no de un verbo escrito y mudo, sino del Verbo encarnado y vivo28. Para que las escrituras no queden en letra muerta, es preciso que Cristo, Palabra eterna del Dios vivo, por el espritu Santo, nos abra el espritu a la inteli-gencia de las mismas (cf. Lc 24,45), [...] porque toda la Escritura divina es un libro y este libro es Cristo, porque toda a escritura divina habla de Cristo, y toda la escritura divina se cumple en Cristo2930.

    26 San JerniMo, Comm. in Is., Prol.: PL 24,17.27 ConCilio VatiCano ii, Constitucin dogmtica sobre la divina revelacin Dei Verbum,

    25-26.28 San BernarDo De ClaraVal, Homilia super Missus est 4,11: Obras, ed. J. leClerQ- H.

    roCHaiS, v. 4 (Roma 1966) 57. 29 HUGo De San VCtor, De arca Noe 2,8: PL 176,642; cf. 2,9: PL 176,642-643.30 Catecismo de la Iglesia Catlica, nn. 108.134.

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    ColeCCin BBliCa - el len QUe eSCriBi De CriSto

    Todos estamos llamados a seguir a Jesucristo y a comprender y vivir cada vez ms profundamente El Evangelio de Jess, el Cristo, El Hijo de Dios (Mc 1,1) que San Marcos nos transmite con tanta frescura y senci-llez, como un eco fiel del primer anuncio del evangelio.

    no olvidemos nunca que la Biblia es el libro de los buscadores de Dios, por eso es muy apropiado lo que deca San anselmo:

    Ensame a buscarte,y mustrate al que te busca;porque no puedo buscarte si tu no me enseas,ni encontrarte si t no te muestras.Que te busque deseando,que te desee buscando,que te encuentre amando,y que encontrndote te ame31.

    31 San anSelMo, Proslogion, 1.

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    ndicE

    i. el evangelista san Marcos 5

    ii. aspectos o dimensiones del evangelio 8

    1. Jess, verdadero hombre y verdadero Dios 82. El misterio de la Santsima Trinidad 103. Jess preanunciado 114. Seguir a Jess 135. Las enseanzas de Jess 166. La oracin de Jess 207. el poder de Jess sobre el Demonio 218. Jess ante la dureza de corazn 239. las obras de Jess 2410. La Iglesia 2611. Los sacramentos 2812. La Pasin de Jess 2913. La resurreccin y ascensin de Jesucristo 3514. Jess y nosotros 36

  • colEccin bblica

    /1 REZAR CON LA SAGRADA ESCRITURACUnto aMaMoS la BiBlia?

    /2 EL LEN qUE ESCRIbI DE CRISTOUna introDUCCin a la leCtUra Del eVanGelio SeGn San MarCoS

  • se termin de imprimir en los talleres grficos deediciones del Verbo encarnado

    11 de Junio de 2010fiesta del sagrado corazn de Jess

    eDiciones Del VeRBo encaRnaDoEl Chaaral 2699 CC 376 (5600)

    San Rafael Mendoza ArgentinaTel: (02627) 430451

    [email protected]