el holocausto

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Page 1: El holocausto

MATERIAL SOBRE HOLOCAUSTO  

 

1.-EL HOLOCAUSTO

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Una fotografía de la preguerra de tres niños judíos con su niñera. Dos de los niños murieron en 1942.

Varsovia, Polonia, 1925-26.

— United States Holocaust Memorial Museum

Page 3: El holocausto

Los nazis, que llegaron al poder en Alemania en enero de 1933, creían que los alemanes eran una

"raza superior" y que los judíos, considerados "inferiores", eran una amenaza extranjera para la

llamada comunidad racial alemana.

Durante la era del Holocausto, las autoridades alemanas persiguieron a otros grupos debido a su

percibida "inferioridad racial": los romaníes (gitanos), los discapacitados y algunos pueblos eslavos

(polacos y rusos, entre otros). Otros grupos fueron perseguidos por motivos políticos, ideológicos y

de comportamiento, entre ellos los comunistas, los socialistas, los testigos de Jehová y los

homosexuales.

En 1933, la población judía de Europa ascendía a más de nueve millones, y la mayoría de los judíos

europeos vivía en países que la Alemania nazi ocuparía o dominaría durante la Segunda Guerra

Mundial. Para el año 1945, los alemanes y sus colaboradores habían asesinado aproximadamente a

dos de cada tres judíos europeos como parte de la "Solución final", la política nazi para asesinar a

los judíos de Europa. Si bien las principales víctimas del racismo nazi fueron los judíos, a quienes

consideraban el mayor peligro para Alemania, entre las otras víctimas se incluyen 200 mil romaníes

(gitanos). Como mínimo, 200 mil pacientes discapacitados física o mentalmente, en su mayoría

alemanes y que vivían en instituciones, fueron asesinados en el marco del llamado Programa de

Eutanasia.

A medida que la tiranía nazi se propagaba por Europa, los alemanes y sus colaboradores

perseguían y asesinaban a millones de otras personas. Entre dos y tres millones de prisioneros de

guerra soviéticos fueron asesinados o murieron de inanición, enfermedades, negligencia o maltrato.

Los intelectuales polacos no judíos fueron perseguidos y asesinados por los alemanes. Millones de

civiles polacos y soviéticos fueron deportados para realizar trabajos forzados en Alemania o en la

Polonia ocupada, donde generalmente trabajaban y muchas veces morían en condiciones

deplorables. Desde los primeros años del régimen nazi, las autoridades alemanas persiguieron a los

homosexuales y a otras personas cuyos comportamientos no se ajustaban a las normas sociales

prescritas. Miles de oponentes políticos (incluidos comunistas, socialistas y sindicalistas), así como

disidentes religiosos (como los testigos de Jehová), fueron perseguidos por oficiales de la policía

alemana. Muchas de estas personas murieron como resultado de la encarcelación y el maltrato.

En los primeros años del régimen nazi, el gobierno nacionalsocialista estableció campos de

concentración para detener a oponentes políticos e ideológicos tanto reales como supuestos. En los

años previos al estallido de la guerra, los oficiales de las SS y la policía encarcelaban en estos

campos a cada vez más judíos, romaníes y otras víctimas del odio étnico y racial. Para concentrar y

controlar a la población judía y al mismo tiempo facilitar la deportación posterior de los judíos, los

alemanes y sus colaboradores crearon ghettos, campos de tránsito y campos de trabajos forzados

para los judíos durante los años de la guerra. Asimismo, las autoridades alemanas establecieron

numerosos campos de trabajos forzados, tanto en el denominado Gran Reich Alemán como en

territorios ocupados por los alemanes, para personas no judías a quienes los alemanes buscaban

explotar laboralmente.

Después de la invasión de la Unión Soviética en junio de 1941, los Einsatzgruppen (equipos móviles

de matanza) y más adelante, los batallones militarizados de oficiales de la Policía iban detrás de las

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líneas alemanas para llevar adelante operaciones de asesinato en masa de judíos, romaníes y

oficiales del partido comunista y del estado soviético. Las unidades alemanas de las SS y la policía,

con el apoyo de unidades de la Wehrmacht y de la Waffen SS, asesinaron a más de un millón de

hombres, mujeres y niños judíos junto con cientos de miles de otras personas. Entre los años 1941 y

1944, las autoridades alemanas del régimen nazi deportaron a millones de judíos desde Alemania,

los territorios ocupados y los países de muchos de sus aliados del Eje hacia los ghettos y los centros

de exterminio, también llamados centros de la muerte, donde fueron asesinados en cámaras de gas

diseñadas especialmente para tal fin.

Durante los últimos meses de la guerra, los guardias de las SS trasladaron a los prisioneros de los

campos en tren o en marchas forzadas, también denominadas “marchas de la muerte”, en un intento

por evitar que los Aliados liberaran a grandes cantidades de prisioneros. A medida que las fuerzas

aliadas se trasladaban por Europa en una serie de ofensivas contra Alemania, empezaron a

encontrar y liberar a prisioneros de los campos de concentración, así como a los prisioneros que

estaban en el camino en marchas forzadas desde un campo hacia otro. Las marchas continuaron

hasta el 7 de mayo de 1945, el día en que las fuerzas armadas alemanas se rindieron

incondicionalmente a los Aliados. Para los Aliados occidentales, la Segunda Guerra Mundial finalizó

en Europa oficialmente al día siguiente, el 8 de mayo (día V-E), mientras que las fuerzas soviéticas

anunciaron su “día de la victoria” el 9 de mayo de 1945.

Después del Holocausto, muchos de los sobrevivientes encontraron refugio en los campos de

refugiados que administraban las fuerzas aliadas. Entre 1948 y 1951, casi 700 mil judíos emigraron

a Israel, incluidos 136 mil judíos refugiados de Europa. Otros judíos refugiados emigraron a Estados

Unidos y a otros países. El último campo de refugiados se cerró en 1957. Los crímenes cometidos

durante el Holocausto devastaron a la mayoría de las comunidades judías de Europa y eliminaron

totalmente a cientos de comunidades judías de los territorios ocupados de Europa Oriental.

Lecturas recomendadas

Aly, Götz. La utopía nazi: cómo Hitler compró a los alemanes. Barcelona: Crítica, 2006.

Hilberg, Raul. La destrucción de los judíos europeos. Madrid: Akal, 2005.

Ofer, Dalia, and Lenore J. Weitzman. Mujeres en el Holocausto: fundamentos teóricos para un

análisis de género del Holocausto. México: UNAM, 2004.

Rozett, Robert, Shmuel Spector, y Efraim Zadoff, editores. Shoá = Sho'ah: enciclopedia del

Holocausto. Jerusalén: E.D.Z. Nativ ediciones, 2004.

Yahil, Leni. The Holocaust: The Fate of European Jewry, 1932-1945. New York: Oxford University

Press, 1990.

 

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2. Literatura y Holocausto

El dilema de escribir sobre el Holocausto

“El campo de concentración sólo es imaginable como literatura, no como realidad” (Imre Kertész)

El conocimiento solo no es suficiente para describir el “terror” que infectó toda la vida de la posguerra, lo que ahora llamamos “la sombra del Holocausto. La creciente aparición en el mercado español de literatura sobre el Holocausto ofrece con toda crudeza una profunda reflexión sobre la esencia del ser humano.

La Shoah se ha expandido desde la esfera privada de la comunidad judía al reino público de los medios de comunicación y las artes populares. Pero esto no quiere decir que estemos más cerca de entender las consecuencias del Holocausto para la sociedad contemporánea, sobre cómo define su vida religiosa, su identidad comunitaria o sus acciones políticas.

El principal problema que tenemos al enfrentarnos al Holocausto es darle una dimensión correcta a unos acontecimientos que escapan de nuestra comprensión, así como nuestra aceptación de los hechos, imágenes y testimonios del Holocausto.

El dilema ya no se encuentra en el tabú de aquello sobre lo que no se puede hablar, sino en la parálisis provocada por una cultura saturada de medios de comunicación, en la que todo parece haber sido dicho ya. Para los autores de segunda y tercera generación, el acceso al pasado no puede ser directo, sino que sólo puede producirse mediante la memoria de otros, lo que Ellen Fine ha denominado el problema de la “memoria ausente”.

Pero la inmediatez de la memoria postmoderna no ha disminuido el hecho do la necesidad de rehacer el pasado. Por el contrario, la necesidad de testificar ha ganado una gran urgencia, frente a los vergonzosos llamamientos de los negadores del Holocausto y la desaparición de los supervivientes, los únicos que pueden dar testimonios de primera mano sobre la Shoah.

Los relatores contemporáneos de la Shoah tuvieron que inventar un léxico que unificase tanto la realidad de Auschwitz como el enredado proceso de redescubrir el pasado que nos atormenta y nos evita.

El trauma de la historia: el Holocausto en la literatura

¿Cuánto tiempo necesita una cultura para asimilar el trauma de su historia?

Holocausto es el término que utilizamos cotidianamente para referirnos al gran problema del siglo XX. Pero no siempre es un término utilizado correctamente, porque no hace referencia al conjunto de las víctimas: la definición del término Holocausto se refiere, específicamente, a un concepto religioso: el sacrificio entre judíos.

Muchas veces recurrimos a la literatura para poder expresarnos sobre la experiencia más traumática del siglo XX. La literatura se ha convertido en una especie de filtro para evitar los problemas que nos provoca el horror del acto en sí. Así, la literatura se convierte en un intento de traspasar los límites del lenguaje y como una forma de lograr representar ese horror en toda su amplitud.

Algunos autores, generalmente supervivientes del horror, han desafiado todos los límites de la escritura para transmitirnos así sus experiencias y convertirse en testimonios de su propia supervivencia.

Es interesante ver que no son tantos los libros que sobre este tema se han publicado en nuestro país, hasta fechas relativamente recientes.

De los diferentes modelos de la representación del horror de los campos de concentración, destacan aspectos tales como la literatura autobiográfica (Primo Levi, Elie Wiesel), la autobiografía novelada (Imre Kertész, Wladyslaw Szpilman), la elaboración literaria (Ruth Krüger, Paul Steinberg), la investigación histórica (Erich Hackl), el lenguaje cinematográfico (Claude Lanzmann), etc.

Primo Levi logró condensar en sus escritos el máximo de pensamiento con el mínimo estilo, en un ejercicio de austeridad, a pesar del cual el horror no deja de calarnos en los huesos al leerlo. Considera que la supervivencia no fue la regla de los campos, sino la excepción: de ahí que hable de la vergüenza y la culpa que sentían los que se salvaban (Los hundidos y los salvados).

Elie Wiesel, Premio Nóbel de la Paz en 1986, en su obra La Noche, nos habla sobre sus experiencias en

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Auschwitz (sobre todo la desaparición de su madre), junto a su padre y cómo se va transformando la relación existente entre ellos, poco antes de la liberación.

Imre Kertész, en su obra más conocida, Sin destino, nos habla también (como Levi en La Tregua) de su regreso a Budapest, donde se encontró con otro régimen totalitario y un inmenso campo de concentración, Hungría, del que tampoco podía salir.

La experiencia concentracionaria

“Ya no podemos escribir un poema después de Auschwitz” (T. Adorno)

En 1947, Thomas Mann se planteaba cual sería el papel histórico de los alemanes a partir de ese momento: el país de la Kultur había sido el responsable del peor crimen cometido en toda la historia de la humanidad.

Gracias a muchos supervivientes se expusieron los crímenes cometidos desde 1933. Levi y decenas de supervivientes han sentido la necesidad de contarnos lo que sucedió durante esos años, momentos en los que su cometido era morir.

Paul Celan nos expone la incapacidad de asumir como propia la lengua de sus torturadores. Robert Antelme muestra cómo los hombres se destruían, sin poder hacer nada excepto morir en silencio, mostrando su condición humana. Imre Kertész nos ha contado sus experiencias de niño superviviente en Auschwitz. Todos ellos, y muchos más, han querido dar testimonio de lo sucedido con distintos medios, pero todos querían que se recordase. Pero no debían ser recordados como héroes, sino como personajes anónimos que sobrevivieron al infierno y que debían legar a la humanidad evidencias de lo sucedido. Algunos han relatado sus experiencias en los ghettos o, como Viktor Klemperer, la reclusión en su propia casa.

Gracias al esfuerzo de todos ellos, hoy tenemos, además de las evidencias archivísticas detalladas, fuentes orales, gráficas y escritas que nos pueden arrojar luz sobre lo sucedido en aquellos lugares.

Zygmunt Bauman (Modernidad y Holocausto, 1998), señala que los funcionarios nazis que eran contratados para llevar a cabo el exterminio, si mostraban una animadversión demasiado marcada, eran despedidos, porque lo que se buscaba eran buenos gestores, disciplinados y eficientes, que no odiaran al objeto de su represión. No se buscaba el odio de esos funcionarios, sino la gestión moderna de los elementos a eliminar.

Para muchos pensadores, como Adorno, la matanza de millones de seres humanos constata que las condiciones a partir de las cuales era posible pensar han sido completamente destruidas. No han sido sólo personas físicas las que han sufrido el exterminio, sino también la idea misma de humanidad.

Auschwitz significa la destrucción de la idea misma de humanidad. Por eso, después de ese acontecimiento la poesía así como el mero pensamiento creativo son totalmente absurdos y vanos. Lo que desapareció en los campos de concentración y exterminio es la idea de hombre como la “medida de todas las cosas” y, en particular, de nuestro pensamiento, porque “pensar” significa intentar comprender la relación entre el hombre y el mundo.

“No podemos pensar más” significaría que ya no podemos sentar el conjunto de reflexiones particulares sobre la sólida creencia de la perfectibilidad del hombre: si la humanidad (aquella que creíamos la más civilizada, técnica y moralmente) ha sido capaz de perpetrar este crimen contra sí misma, cómo podemos creer que pueda servir de referente del camino a seguir.

Por eso es necesario encontrar otra vía y mostrar que es posible pensar con auténtico humanismo, a pesar de Auschwitz, porque el horror de los campos no constituye una derrota para el pensamiento crítico.

Una pregunta fundamental que debemos hacernos es ¿cómo pudo la humanidad ser eliminada en Auschwitz?

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Los testimonios literarios

El crimen contra la humanidad comienza con una palabra común: desprecio. Se trata de un estado de ánimo llevado al extremo, programado y elevado al rango de concepción ideológica. El desprecio está en todos los elementos que forman ese proceso: el del guardián de las SS, del civil hacia el detenido, del recién llegado a los presos más antiguos, etc.

El desprecio y el temor serán los elementos de la normalidad de las relaciones humanas en los campos. Allí, los hombres son privados de su identidad, de aquello que les confiere su individualidad, que los designa como seres humanos. La identidad del detenido, su cara, no expresa nada humano, ningún sentimiento.

El proceso de desnudar a los prisioneros, afeitarlos, vestirlos con el traje rayado, convertirlos en una masa homogénea, tiene como finalidad plantear una duda en la mente de todos: ¿se trata realmente de un ser humano? Por eso, los prisioneros se ven físicamente transformados físicamente desde el mismo momento en que llegan al campo: su individualidad queda suspendida a través de la privación de los signos externos del ser humano. Primo Levi describe este proceso al recordar su llegada a Auschwitz: “Hemos llegado al fondo. Más bajo no puede llegarse: una condición humana más miserable no existe, y no puede imaginarse. No tenemos nada nuestro: nos han quitado la ropa, los zapatos, hasta los cabellos; si hablamos no nos escucharán, y si nos escuchasen no nos entenderían. Nos quitarán hasta el nombre” (Si esto es un hombre).

Estos presos tienen ante sus ojos su futuro, el modelo en que están condenados a convertirse, en la figura de aquellos que llevan más tiempo en el campo. Lo que más les asusta es el parecido de los prisioneros más antiguos con animales, que pasa a ser una evidencia de su propio futuro. La lógica del campo va más allá de este elemento, a la hora de deshumanizar a los presos. Los SS buscan rebajar a los presos al estado más bajo en la escala, hasta convertirlos en meros parásitos.

La dominación brutal no es posible, ni siquiera para esos SS, si siguen considerando al esclavo del campo como un ser humano. Por eso, si sus gestos confirman que se trata de un animal y no un hombre, porque estamos condicionados socialmente a tratar al prójimo como un ser humano, es más fácil someterlo al dominio. Es necesario descender hasta el último grado de la deshumanización de los presos, para considerar que la eliminación no tenía más consecuencia que la propia de un animal.

Los campos de concentración respondían al proyecto político nazi de construcción de una nueva comunidad racial alemana, de creación de una comunidad homogénea de miembros de una Comunidad Nacional homogénea, donde los conflictos de clase hubieran desaparecido. La esclavitud en el interior de los campos se convirtió en una garantía de libertad para los que estaban fuera.

Una de las primeras cuestiones que debemos plantearnos en relación al trabajo de los presos es por qué el trabajo era tan degradante y absurdo. En realidad, la absurdidad de ese trabajo es el último grado de la alienación: el que transportaba ladrillos de un lado al otro del campo no podía encontrar la más mínima dignidad en lo que hacía, los esclavos no tendrían conciencia de ser explotados y la indignidad del trabajo sólo podía convertirlos en bestias. Así se evitaba que se convirtieran en proletariados.

El único vínculo social que podía existir en los campos era la explotación de los prisioneros por otros prisioneros. Así se evitaba que apareciese un embrión de solidaridad colectiva que pudiera unificar a los presos. No se impedía sólo la reconstrucción de una clase social, sino que se lograba matar la humanidad que había en cada uno de los prisioneros.

En los campos de concentración se mata a los hombres, pero también se mata la humanidad que hay en ellos, para garantizar una libertad para los humanos que están fuera del campo.

Podemos pensar después de Auschwitz. También debemos pensar sobre Auschwitz. Pero algunas de las ideas sobre el hombre han perdido parte de su validez por la experiencia límite que ha supuesto un crimen como Auschwitz.

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Los testimonios literarios: el trauma de la historia

Los testimonios literarios de los supervivientes de los campos de concentración no son menos dignos de confianza que los relatos o las investigaciones históricas objetivas sin ninguna ambición literaria.

Muchos de los que sobrevivieron a los campos han señalado lo importante que era para ellos transmitir sus vivencias de forma literaria. A sus ojos, se puede acercar la realidad de los campos de concentración a aquellos que no los han experimentado en sus propias carnes, sin necesidad de hacerlo sólo a través de investigaciones sobre los hechos: la estética no disminuye la autenticidad. Los hechos no se pueden integrar en una imagen “normal” del mundo: el conocimiento del Holocausto no explica nada, mientras que la literatura puede abrir y hacer accesible una realidad que parece incomprensible (Ruth Klüger, Weiter leben, 1992).

La escritura literaria también expone aquellos procesos que en las investigaciones históricas se dan por evidentes. En el campo de concentración también existía una vida cotidiana, una “normalidad” que no aparece en esas investigaciones, mientras que para el texto literario casi todo es digno de mención, incluso aquellos detalles que pueden parecer más insignificantes: los sufrimientos, las impresiones físicas (hambre, sed, frío, dolor) son transmisibles literariamente, de forma aproximada.

Otro elemento que a menudo se pasa por alto, y que también se refleja en el relato literario, es que algunos supervivientes (Ruth Klüger, Jorge Semprun, Robert Antelme), señalan repetidamente la necesidad de mantener viva su voluntad de sobrevivir a través del recuerdo literario (poesía, lectura de libros, etc.). Esta forma de mantener viva la escritura equivalía a un “exorcismo” de la situación del campo, pero también posteriormente, cuando se tuvieron que enfrentar de nuevo a la vida fuera del campo, aunque algunos de ellos (Jean Améry, Primo Levi) optaron, finalmente, por el suicidio.

De entre la multitud de narraciones y testimonios personales, destacan algunos cuya calidad literaria atrapa al lector, ya sea en forma de autobiografía, novela, ensayo literario u otras formas mixtas. En su mayoría, sus autores han dejado una obra global que no se limita a sus vivencias en el campo de concentración.

Algunas fueron escritas poco después de lo vivido, como las primeras obras de Primo Levi (Se questo è un uomo, 1946) o de Robert Antelme (L’espèce humaine, 1946-1947). Pero la mayoría hicieron balance de sus relatos al cabo de veinte o treinta años, como Jorge Semprún (Le grand voyage, 1960), Jean Améry (Jenseits von Schuld und Sühne, 1964-1966), Imre Kertész (Srostalanság, Sin destino, 1961-1975), etc.

En estos manuscritos tardíos se aprecia la distancia temporal con lo vivido, porque la distancia añade a la experiencia personal de los distintos autores dimensiones de memoria, reflexión y toma de conciencia. E incluso de madurez. La forma en que el tiempo entrelaza los recuerdos con la actualidad se pone especialmente de manifiesto en autores como Levi o Semprún, cuando vuelven sobre estos temas con la distancia de unos cuantos años. En las obras de Semprún, el pasado y el presente están entrelazados por una red de complejas referencias, con constantes retrocesos temporales y anticipaciones al momento pasado.

En casi todos los autores, la reflexión sobre lo vivido desemboca en síntesis muy similares, a menudo literariamente idénticas. Primo Levi habla de la lucha por la vida, reducida a sus formas más primitivas; Paul Steinberg esboza la maquinaria de la deshumanización y admite que se habían convertido en animales. Otro punto de conexión son las descripciones de los contactos con los civiles, fuera del campo: los presos no eran seres humanos como ellos, y algunos no les dedicaban ni una sola mirada, como si su existencia pudiese ser obviada.

El interno del campo de concentración encarna la figura del hombre expulsado de la sociedad en la que, hasta aquellos momentos, había vivido: ya no goza de la protección de las leyes. El campo de concentración, a pesar de sus numerosas normas y prohibiciones, se ha convertido en un mundo sin ley, sin un espacio para el derecho de los que allí están encerrados.

El poder absoluto que se refleja en los campos, no es un medio para obtener un fin, sino un fin en sí mismo, no necesita ninguna legitimación ideológica. Este poder absoluto, el terror absoluto, no produce nada: se trata de una acción enteramente negativa, una obra destinada a desaparecer sin huellas. Por eso, muchos de estos autores otorgan a la suerte un espacio mucho más importante de o imaginable.

Jean Améry adopta una actitud inequívoca: se muestra irreconciliable y se permite, como víctima, tener un permanente resentimiento. Sin duda, el pueblo alemán no tiene ninguna culpa colectiva, pero desde el punto de vista estadístico sí tiene una “culpa global”, y perdonar esta culpa sería “inmoral”.

Primo Levi presenta una visión extremadamente provocadora, que a él mismo le estremece: no habían

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sobrevivido los mejores en el sentido moral, sino los peores, los más egoístas, los de menos escrúpulos. Gracias a la “lógica absurda” que imperaba en Auschwitz, se llevó a cabo una selección negativa, porque no era posible sobrevivir sin violar las reglas y llevar a cabo actos ilegítimos.

Imre Kertész ha logrado reconstruir de manera increíble una novela sobre el Holocausto como un elemento de formación contemporáneo. En su obra “Sin destino”, sitúa al lector en el mundo sentimental e intelectual de un muchacho de quince años, la edad en la que fue transportado desde Budapest a Auschwitz, en la primavera de 1944. Se trata de una lectura dura, con la que el autor consigue indignar al lector, herirlo en su moral y, dentro de lo que cabe, escandalizarlo. Kertész recuerda nostálgico: “incluso allí, entre las chimeneas, había en las pausas entre los tormentos algo parecido a la felicidad”.

Aunque su grado de conocimiento público no alcanza en su conjunto al de los autores varones, muchas mujeres, judías en su mayoría, dan testimonio del infierno de los campos de concentración. A los sesenta años, Ruth Klüger, experta en literatura y contraria a la “cultura de museo de los campos” comenzó a escribir su libro “Seguir viviendo”, dedicado a su juventud. Se trata de un libro destinado, especialmente, a las lectoras.

Un campo de concentración no era igual a otro, y para cada uno de ellos existía una realidad distinta.

Liana Millu, en las seis narraciones que se engloban en “El humo de Birkenau” (1947), centra el núcleo de cada episodio en un destino de mujer, casi todos ellos determinados por la muerte de la protagonista. El estilo que emplea de forma muy lograda y consecuente, refleja el espantoso mundo del campo, su vida diaria, el desconsuelo, pero también la cohesión y la solidaridad entre las mujeres. Este tipo de relatos arroja una luz sobre las situaciones típicas que se daban en la cotidianidad del campo.

El infierno nazi en la literatura

El campo de exterminio nazi representa una dimensión única y extraordinaria en la historia de los lugares marcados por la barbarie humana. Günther Grass señala que Auschwitz, “aunque se rodee de explicaciones, nunca se podrá entender”, porque traspasa el límite de la racionalidad humana (Gunter Grass, Escribir después de Auschwitz, Barcelona, Paidos, 1999, pág. 12).

Todos los adjetivos que podamos aplicarle al sistema de campos de exterminio sólo se acercan a la dimensión de lo que fue el mayor exponente del desarrollo de la inhumanidad, un exponente de la capacidad de un colectivo que fue capaz de construir y hacer funcionar un sistema de producción destinado a la destrucción masiva de vidas humanas.

Los memoriales históricos de los campos de concentración han pasado a formar parte de nuestro patrimonio cultural colectivo a través de los testimonios de aquellos que, siendo víctimas, quisieron también ser testigos y narradores de sus experiencias. Es indispensable volver a los viejos relatos, a los episodios que nos han explicado los supervivientes, para que nunca sean olvidados por las generaciones futuras. Estos relatos deben ser incorporados a los manuales que se acercan al tema de los campos de concentración, porque son relatos sin sombra de ficción, que reflejan el infierno dantesco con más realismo a la hora de mostrarnos el horror que cualquier manual histórico.

Javier Aristu Mondragón ha señalado que, aunque algunos hablan del Holocaustos y otros de la Shoah, no es el mejor momento para polemizar sobre la terminología de lo que estamos tratando. Lo que debemos hacer es abordar toda la crónica testimonial de los testigos del exterminio judío, que en muchas ocasiones se escapa de nuestra comprensión.

Un elemento común en todos los relatos sobre el infierno nazi es la trilogía del viaje, el lugar y la transformación de los personajes, aunque la perspectiva de cada uno de los autores es diferente. A partir de 1933, el hombre construye de forma literaria el más terrible infierno de la historia, el campo de exterminio.

Cuando los opositores comunistas y socialdemócratas pasaron a los campos de concentración o a las cárceles, fueron nuevos grupos de ciudadanos los que se incorporaron a las listas de enemigos perseguidos: gitanos, homosexuales, Testigos de Jehová, delincuentes habituales, etc. Pero fueron los judíos, especialmente tras las Leyes de Nürnberg, en 1935, los que sufrieron la peor parte de esa persecución. A partir de 1936 se ampliaron y perfeccionaron todos los campos, siguiendo el modelo de Dachau. También se creó una poderosa administración estatal, gestionada por las SS, para planificar y gestionar la empresa persecutoria.

En el transcurso de la guerra se fueron añadiendo nuevos y cada vez más numerosos adversarios al régimen, y el sistema de campos se fue extendiendo y multiplicando. Los construidos en Polonia y la Unión Soviética se constituyeron en la maquinaria más colosal de destrucción masiva de seres humanos,

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campos diseñados específicamente para el exterminio de los judíos.

Conocemos el infierno de los campos de concentración y exterminio por los testimonios transmitidos por aquellos que lograron sobrevivir. Algunos nos han contado cómo en unos casos el azar y en otros la agudeza los salvó de morir, pero otros muchos no tuvieron ocasión para ello. En realidad, no tuvieron ocasión de prepararse para morir, porque no sabían que iban a morir: cientos de miles de judíos húngaros, polacos, rumanos, griegos, rusos, etc., fueron eliminados, después de su llegada del ghetto, directamente desde los trenes, sin tener certeza de que iban camino de la muerte.

El internado que sobrevive un tiempo conoce la naturaleza del humo que sale de la chimenea o el olor que desprende el campo. Es consciente de que la muerte está presente en cada rincón y que en cualquier momento puede alcanzarle. Pero el anónimo deportado que no pasa la selección inicial sólo sabe que le han separado de sus familiares y conocidos.

La selección es el momento álgido que determina quién se salva y quién se condena. En los testimonios, el momento de la selección representa, para el lector, el intervalo de angustia y sufrimiento de mayor emotividad: la llegada al campo supone para el testigo la iniciación en una nueva vida; para otros, para los que no son seleccionados para ello, supone el momento final, la consumación del viaje.

Temas recurrentes en la literatura sobre el Holocausto

El viajeJorge Semprún dedica su primer relato a la experiencia iniciática que supone el viaje hacia los campos de concentración, a la que se enfrentan todos los deportados. La circulación de aquellos trenes de ganado, cerrados y sellados, llevando en su interior a cientos de personas detenidas, ha sido uno de los temas recurrentes en la gran mayoría de los relatos testimoniales.

“Aquí estaba, ante nuestros ojos, bajo nuestros pies, uno de los famosos trenes de guerra alemanes, los que no vuelven, aquellos de los cuales, temblando y siempre un poco incrédulos, habíamos oído hablar con tanta frecuencia. Exactamente así, punto por punto, vagones de mercancías, cerrados desde el exterior, y dentro hombres, mujeres, niños, comprimidos sin piedad, como mercancías en docenas, en un viaje hacia la nada” (P. Levi Si esto es un hombre, pág. 17) .

Este viaje es la primera experiencia que anuncia la posterior deshumanización, la institucionalización de la humillación y el dolor moral.

El campoEl campo de exterminio ha pasado a ser una de las imágenes más reveladoras de la civilización industrial del siglo XX.

El campo se convierte en un mundo, en un sistema, una realidad que no tiene nada que ver con la que experimentan otros seres humanos a lo largo de su existencia vital. Este mundo independiente viene reflejado en la mayoría de los testimonios, y se desarrolla a lo largo de las manifestaciones concretas. Auschwitz se convierte, así, en un ensayo de las nuevas formas de hábito social y de ejercicio de poder completamente nuevas y desconocidas hasta aquellos momentos, en el que se desarrollan nuevos y variados experimentos, marcados por el sufrimiento humano.

El hambreEn todos los recuerdos memorialísticos, el hambre es el estado natural del deportado. Los testimonios vuelven obsesivamente a la preocupación del hombre por la comida, la lucha, incluso la muerte, del ser humano en busca de alimento que le permita sobrevivir. Esa hambre no es una circunstancia, no es un accidente que se experimenta en un momento determinado: es lo que le da sentido y esencia a la experiencia en el campo. El Lager es el hambre.

La planificación alimenticia estaba pensada para mantener en sus mínimos vitales a los deportados que trabajaban, para poder sacar de él la mínima energía prevista para el trabajo, pensada para mantener vivo al deportado hasta su agotamiento, hasta que sea repuesto por otro esclavo que llega en otro tren.

“A todas horas el peso del estómago vacío, las mandíbulas inmóviles, la pesadez de los huesos. Los dientes se mantienen blancos. Listo para engullir lo que le echen, el aparato se mantiene atado y tranquilo como las máquinas paradas. Sólo arrancará para morir” (R. Antelme, La especie humana, pág. 89).

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El trabajoEl sistema de campos de concentración construye una nueva forma de trabajo, basado en la esclavitud, sustentada no por la necesidad de mano de obra esclava sino por un proyecto social de creación de un mundo de señores y otro de esclavos, para justificar el proyecto de una nueva civilización racialmente pura.

“El Lager no es un castigo; para nosotros no se prevé un término, y el Lager no es otra cosa que el género de existencia a nosotros asignado, sin límites de tiempo, en el seno del organismo social germánico” (P. Levi, Si esto es un hombre, pág, 89).

La función del deportado es producir lo que necesita el amo para proseguir su guerra. Pero, con frecuencia, se trata de una producción completamente irracional, un trabajo sin sentido, destinado únicamente a degradar al preso. Primo Levi explica que en su Kommando no se llegó a fabricar el producto para el que estaba destinado (caucho). Pero eso es indiferente: lo importante es que el deportado trabaje, sufra un castigo físico constante y degradante.

La deshumanización“(…) en este lugar está prohibido todo, no por ninguna razón oculta sino porque el campo se ha creado para ese propósito” (P. Levi, Si esto es un hombre, pág, 31).

El propósito del campo era deshumanizar a las personas a partir de extraerles su búsqueda de conocimiento, de preguntas, de conciencia. El campo se ha constituido así para evitar que los presos desarrollen su propia conciencia, como paso previo a la ausencia de racionamiento y de pensamiento propio. La figura que expresa esta categoría especial del habitante del Lager es el “musulmán”, el término que nos aproxima al máximo deterioro físico y espiritual del preso, a la ausencia de voluntad humana, a la eliminación del deseo de vivir. El musulmán es resultado de lo que ha creado el Lager.

El análisis que se hace de esta categoría de preso condensa la esencia de su destrucción física y moral como hombre y ser inquieto. “(…) son ellos, los Muselmänner, los hundidos, los cimientos del campo; ellos, la masa anónima, continuamente renovada y siempre idéntica (…), apagada en ellos la llama divina, demasiado vacíos ya para sufrir verdaderamente. Se duda en llamarlos vivos” (P. Levi, Si esto es un hombre, pág. 96).

Elie Wiesel plantea el campo de concentración como un paradigma religioso, después de su estrecha relación desde adolescente con la religión judaica. La experiencia del ghetto y la deportación marcarán el momento de la crisis religiosa, lo que denomina “el silencio de Dios”. (E. Wiesel, La noche, pág. 44)

Uno de los peores momentos de la experiencia del deportado, además de la llegada al campo de concentración, es el desnudamiento, el afeitado de la cabeza y la imposición del uniforme de rayas que lo convierte en un preso más, en un habitante más del infierno. Este momento marca la pérdida definitiva de cualquier rasgo de personalidad, de individualidad, de humanidad, porque ya no les queda nada, ni siquiera el instinto de conservación.

“En un último momento de lucidez me pareció que éramos almas malditas errantes en el mundo-de-la-nada, almas condenadas a errar a través de los espacios hasta el fin de las generaciones en busca de su redención, en busca del olvido, sin esperanza de encontrarlo” (E. Wiesel, La noche, pág. 46) .

La raza de señoresEl nuevo infierno creado por el nazismo es un lugar concebido como expresión de la lucha de unos contra otros. Tiene sus jerarquías, los amos y los esclavos. La referencia al SS o a alguno de sus asistentes en el campo como el rostro de la figura demoníaca es un motivo de alusión permanente en los testimonios.

La representación del ángel de la muerte, encarnación del mal en el campo, recae, finalmente, en la figura del SS. Es significativo que la mayoría de los relatos que testimonian el internamiento en un campo de concentración no aparece, en ningún momento, un diálogo directo entre un deportado y un SS. Esta ausencia es la representación del poder absoluto, inaccesible al tacto, indigno a la mirada del infrahombre, del esclavo, del deportado. El preso es una especie de enfermedad, una peste para el SS: no puede acercarse a él, no puede mirarlo directamente, no puede hablarle.

“En Buchenwald, durante el recuento, lo esperábamos durante horas. Miles de tipos de pie. Después lo anunciaban: ‘¡Qué llega! ¡Qué llega!’. Aún estaba lejos. Entonces, ya no ser nada, sobre todo no ser otra cosa que uno más entre los otros mil. ‘¡Qué llega!’. Todavía no está aquí, pero vacía el aire, lo enrarece, lo absorbe a distancia. (…) Pasa ante los miles. Ha pasado. Desierto. Ya no está aquí. El mundo se repuebla” (R. Antelme, La especie humana, págs. 25-26).

Page 12: El holocausto

La muerteLa muerte es el tema más presente en todos los instantes de la existencia del campo de concentración. Toda la literatura memorialística está impregnada por este tema. Toda la vivencia de los deportados gira en torno a este tema. Por ejemplo, Wiesel reflexiona sobre el ser humano y la muerte en la parte final de su relato, en el momento en el que relata los días de marcha y de transporte desde Auschwitz hacia Buchenwald, en enero y febrero de 1945: las caminatas por las carreteras heladas, las agonías de amigos y compañeros que no pueden continuar, la lucha por el pan, la muerte de su padre (E. Wiesel, La noche, págs. 88-108)

3.Genocidios

Los genocidios. En la antigüedad, distintos relatos bíblicos se podrían incluir dentro de este modelo de ejecuciones en masa. En unos casos las ejecuciones eran alentadas, incluso ordenadas, por Dios. Como en la toma de Jericó, con la ejecución de todos sus habitantes. En otros casos, como en el Diluvio Universal o la destrucción de Sodoma y Gomorra,  Dios mismo era el juez y el ejecutor de las sentencias:

"Entonces los forasteros dijeron a Lot: 'Quién más tienes aquí? Yernos, tus hijos, tus hijas y todo cuanto poseas en la ciudad, sácalo del lugar, porque vamos a arrasar esta localidad, pues es grande el clamor ante ellos de Yahveh, y Yahveh nos ha enviado para arrasarla' (...) Yahveh hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego procedente de Yahveh, desde los cielos. Arrasó, pues, estas ciudades con toda la Cuenca, todos los habitantes de las ciudades y las plantes del suelo." Génesis, 19;12-13, 19;24-25

Otro asesinato masivo relatado en la Biblia es la décima plaga de Egipto, la ejecución de todos los primogénitos egipcios por parte del Ángel exterminador enviado por Dios. Siguiendo con los relatos bíblicos, posteriormente será el pueblo judío el que sufrirá un infanticidio, cuando Herodes ordena la ejecución de los inocentes:

"Entonces Herodes viendo que había sido burlado por los magos, se irritó fuertemente, y enviando unos emisarios acabó en Belén y en todo su territorio con todos los niños de dos años o menos, conforme al tiempo que había precisado informándose de los magos." Evangelio según San Mateo, 3;16

Todas las tradiciones religiosas incluyen episodios parecidos. Las distintas mitologías recogen las iras de sus dioses desatadas contra aquellos que no le son fieles. Los dioses del Olimpo, asiáticos, egipcios, precolombinos...

Ya dentro de la historia, los hombres se empeñarán en hacerle la competencia a los dioses

de las distintas tradiciones religiosas. Así, por ejemplo, las persecuciones de cristianos en el

Imperio romano durante los primeros siglos de nuestra era también se podrían incluir en

este apartado.

Page 13: El holocausto

Durante los siglos XII y XIII, por motivos religiosos, se producen nuevos exterminios en

masa. La Iglesia Católica, justificándose en la necesidad de preservar la ortodoxia oficial,

decretó las cruzadas contra los cátaros del sur de Francia. Uno de los episodios más

emblemáticos es el asedio y toma de la ciudadela cátara de Montségur (1244) por las

tropas del senescal de Carcasona y del arzobispo de Narbona, culminado con la masacre y

la muerte en la hoguera de los líderes cátaros y sus seguidores.

En el siglo XVI, durante las guerras de religión de Francia, se producen episodios

parecidos. Se conoce como la Matanza de San Bartolomé el asesinato en masa de

hugonotes (calvinistas franceses) por parte de católicos durante aquella época. Los hechos

comenzaron el 24 de agosto de 1572 en París, extendiéndose durante los meses siguientes

por toda Francia. Se estima que en aquella ocasión murieron asesinados entre 5.000 y

10.000 protestantes. Las guerras de religión en Francia terminaron con el Edicto de Nantes,

firmado por el rey Enrique IV el 13 de abril de 1598, por el que se autorizaba, con ciertos

límites, la libertad de culto a los protestantes.

Los ejemplos expuestos son sólo esto, ejemplos. De la misma forma que en relación a la

mitología hemos apuntado que la ira de los dioses no era exclusiva de ninguna divinidad, la

ira de los hombres y sus venganzas también se prodigan en las distintas religiones,

culturas y continentes. Por ejemplo, a partir del siglo XV, la época de expansión colonial

europea será pródiga en todo tipo de masacres de las poblaciones indígenas de todo el

mundo. Concretamente, la colonización de América del norte se llevó a cabo a cambio de

aniquilar casi toda la población nativa.

Otra ocasión propicia para los asesinatos en masa han sido los desenlaces de las

confrontaciones bélicas, cuando los ejércitos vencedores se han ensañado con las

tropas vencidas o con la población civil de las ciudades conquistadas. A lo largo de la

historia, en estos casos los saqueos, las violaciones y los asesinatos masivos han estado a

la orden del día, con el beneplácito, explícito o implícito, de los mandos de las tropas

vencedoras. Hemos mencionado antes el relato bíblico de la conquista de Canaán y la toma

de Jericó por Josué. Adjuntamos a continuación (entre múltiples ejemplos posibles), este

fragmento relativo a Napoleón Bonaparte:

"Durante la campaña de Egipto de 1799, cometió Napoleón uno de los actos de crueldad calculada más siniestros de la historia. Jaffa, desmoralizada por el saqueo de Alejandría, apenas opuso resistencia, pero Napoleón consideró oportuno dar satisfacción al ansia de rapiña, crueldad y violaciones de sus soldados, y dio licencia de saqueo. Asesinaron a mansalva a hombres, mujeres y niños (...) Napoleón encontró inconveniente tener que alimentar a los soldados cautivos y dio orden de matarlos en las dunas al suroeste de Jaffa. El general Bon dirigió la matanza. Comenzó por dividirlos en grupos y fusilarlos, pero, con el mismo espíritu ahorrativo de Napoleón hacia los víveres, calculó que era excesivo el gasto en municiones. El resto de los prisioneros fue muerto a golpes de bayoneta. (...) Otro contingente de tropas enemigas, que desconocía el episodio anterior, se rindió. El mando francés era eficiente y aprendía sobre la marcha. Decidió además de economizar víveres y municiones, hacerlo con las fatigas de sus tropas. Perfeccionaron la técnica, por orden directa de Napoleón todos los

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miembros de esta masa de prisioneros murieron degollados." Juan Antonio Vallejo-Nágera. Perfiles humanos. Planeta. Barcelona, 1988

Pero quizás las muestras más contundentes, las ejecuciones masivas más escalofriantes, son los genocidios del siglo XX, tanto por el momento histórico en que se producen (cuando cabría esperar que las lecciones de la historia debieran haber vacunado a la humanidad), como por sus dimensiones abrumadoras. Por un lado, el holocausto de judíos y gitanos diseñado por el nazismo:

Por otro lado, el conjunto de políticas represivas y genocidas que llevaron a la muerte a millones de personas durante las dictaduras comunistas soviética, china y camboyana.

"En Camboya tuvo lugar el experimento de ingeniería social más atrevido y radical de todos los tiempos. (...) El gobierno del Angkar duró tres años y ocho meses y sembró de cadáveres el país: alrededor de dos millones de muertos para una población total de ocho millones. (...) La muerte cotidiana era lo frecuente; curiosamente los casos considerados graves eran los que iban a prisión, donde se obligaba con tortura a la delación y, finalmente, se ejecutaba a los presos. (...) En los campos, lo que atemorizaba era la imprevisibilidad y el misterio que rodeaban las innumerables desapariciones. Los asesinatos se llevaban a cabo con discreción. (...) No obstante, la brutalidad reaparecía en el momento de la ejecución: para ahorrar balas sólo un 29% eran disparados. El 53% moría con el cráneo aplastado, el 6% ahorcado, el 5% apaleado." Daniel Rodríguez Herrera. Los campos de exterminio. www.liberalismo.org/articulo/126/20 (2006)

"Los hombres de Yechov afirmaron que en el transcurso de estos dos

años habían sido fusilados en toda la Unión Soviética medio millón de

'políticos' y 480.000 delincuentes comunes."

Alexandr Soljenitsin. Archipiélago Gulag (La industria carcelaria; hacia la

medida máxima)

Más recientemente, los genocidios de la antigua Yugoslavia (1991-1995) y de Ruanda (1994) nos demuestran la capacidad de olvido de la humanidad, nos recuerdan que las agresiones en masa a la población no son un hecho superado ni de imposible repetición si no se toman las medidas preventivas oportunas. En Ruanda se calculan que murieron asesinadas entre 800.000 y 1.000.000 de personas. Si fueron 800.000 equivaldrían al 11 por ciento del total de la población (4/5 de los tutsis que vivían en el país).

Para terminar este apartado, es oportuno recordar que a la lista de ejecuciones en masa del

siglo XX hay que añadir, en un capítulo aparte, las víctimas de Hiroshima y Nagasaki, el 6

y 9 de agosto de 1945. En este caso, el juicio previo se celebró en la Casa Blanca, sin

abogados defensores ni derecho a apelación por parte de población civil indefensa de las

dos ciudades. El juez responsable de la sentencia fue Harry Truman, entonces presidente

de los Estados Unidos. Murieron más de 200.000 personas, entre las dos ciudades (esta

Page 15: El holocausto

cifra no incluye las muertes a medio y largo plazo, mucho más numerosas, causadas por

las radiaciones).

Paradójicamente, el anterior presidente de los Estados Unidos, Roosevelt, a finales de 1939

había dicho (con motivo de los inicios de la Segunda Guerra Mundial):

"El bombardeo aéreo despiadado de civiles en poblaciones sin defensas en el transcurso de las hostilidades que han existido en medio mundo durante los últimos años, que ha producido el dolor y la muerte a millares de hombres indefensos, mujeres, y niños, han afectado a los corazones de cada hombre y mujer civilizados, y producido una profunda sacudida en la conciencia de la humanidad."

En la actualidad, repartidas por distintos países, existen miles de cabezas nucleares de mucha mayor potencia que las lanzadas por Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki.

Amnistia Internacionalwww.es.amnesty.org/cms/temas/pena-de-muerte

Algunos Ejemplos Historicos

Leopoldo II, terror del Congo

La historia de Leopoldo II en el Congo (1835-1909), rey de Bélgica, es uno de los genocidios mas sangrientos

que se conocen de la era moderna.

Mientras en Europa se dedicaba a rodear su obra de un aureola de altruismo, defensa del libre comercio y lucha

contra el comercio de esclavos, el iba dictando normas por las que expropiaba a los pueblos congoleños de

todas sus tierras y recursos, e incitaba a su ejército privado, la Fuerza Pública, a someter a la población a los

trabajos forzados.

Si no cumplían eran asesinados, violados o en otros casos

les cortaban las manos, orejas, narices, senos y los decapitaban, matándolos igual que a sus familias.

Se calcula que al menos 10 millones de personas perdieron la vida entre 1885 (año de reconocimiento

internacional del Libre Estado del Congo) a 1908, aunque algunos hablan incluso del doble. Leopoldo

murió en el 1909, pero durante su reinado, la población del Congo se redujo de 30 a 9 millones de

habitantes.

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Artículo extraído de la "Crónica Militar y Política de la Segunda Guerra Mundial" de la editorial SARPE, págs. 246-267

4. El proceso a los médicos alemanes

Veintitrés científicos nazis frente a los jueces de Núremberg.

La condena de los médicos-asesinos responsables de los experimentos inhumanos.

El 15 de noviembre de 1946 comenzó en Nuremberg, ante el Tribunal americano número 1, presidido por el juez Beals, lo que se conoce con el nombre de "el proceso de los médicos". El juicio concluyó el 21 de agosto de 1947 y los veintitrés acusados se declararon "no culpables en el sentido de la acusación". De ellos, siete fueron condenados a la horca (Víctor Brack, Karl Brandt, Rudolf Brandt, Karl Gebhardt, Joachim Mrugowsky, Waldemar Hoven y Wolfram Sievers); cinco, a cadena perpetua (Fritz Fischer, Gerhard Rose, Oskar Schröder, Karl Genzken y Siegfried Handioser); dos a veinte años de cárcel (Hermann Becker-Freyseng y Hertha Oberhauser); uno, a quince años (Wilheim Beigiböck) y otro a diez (Helmut Poppendick). Los siete acusados restantes (Kurt Blome, Adolf Pokprny, Hans Wolfgang, Romberg, Paúl Rostock, Siegfried Ruff, Honrad Schaefer y Geirg August Weit) fueron absueltos de los cargos imputados.

Según Swearingen, el fiscal general, los acusados —especialmente Brack, jefe del servicio sanitario de la Cancillería de Hitler; Karl Brandt, comisario del Reich y ministro de Sanidad: Rudolf Brandt (homónimo, pero sin parentesco con el anterior), que desempeñó el cargo de secretario personal de Himmler, y Kart Gebhardt, médico personal del Reichsfürer de las SS y presidente de la Cruz Roja alemana— "fueron responsables, cómplices, instigadores o favorecieron las empresas que (desde septiembre de 1939 a abril de 1945) preveían experimentos médicos (...) en sujetos que no habían concedido su permiso para ello, cometiendo en el transcurso de dichos experimentos homicidios, violencias, atrocidades, torturas, crueldades y otras acciones inhumanas".

Los acusados, en mayor o menor grado, habían estado implicados en la "Operación Eutanasia" (eliminación de los internados en clínicas psiquiátricas, niños deformes o deficientes, etc.) y en experimentos sobre descompresión y congelación en prisioneros, sobre vacunación contra el tifus y sobre esterilizaciones en masa. Los acusados eran eminentes profesores y médicos clínicos, en hospitales y en la universidad, y

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permitieron que con ellos trabajasen personas como el Haupsturmführer Sigmund Rascher, quien en la primavera de 1941 había propuesto a Himmler la realización de experimentos sobre sujetos humanos. Este charlatán sanguinario llegó a ser amigo de Himmler, quien admiraba a la señora Rascher por haber traído al mundo tres niños a los cuarenta y ocho años de edad, con lo que se proclamó "campeona alemana de natalidad" (en la primavera de 1944, los Rascher fueron detenidos por haberse apropiado, ilegalmente, de tres niños, a los que hacían pasar por hijos suyos).

Himmler intervino, destacó la importancia de las investigaciones de Rascher y ordenó la suspensión del proceso. Sin embargo, el "científico" no obtuvo la libertad. Confinado en Dachau, Rascher presumía ante los prisioneros de haber sido él el inventor de la cámara de gas y, tal vez por ello, fue ejecutado en los últimos días del Tercer Reich.

EL PLIEGO DE CARGOS

La denuncia se articuló en cuatro puntos.

Punto 1. El plan común o la conjura: El primer punto contiene la acusación de haberse conjurado y haberse acordado ilegalmente, intencionalmente y con total conocimiento de causa para cometer, según un plan común, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, como los definidos en la ley número 10 del Comité de Control.

Puntos 2 y 3. Crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad: El segundo y tercer punto de la denuncia presentan la acusación de haber perpetrado crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. El contenido de estos dos puntos es el mismo, con la excepción de que en el punto 2 se afirma que las acciones atribuidas a los acusados fueron cometidas "contra civiles y contra personas pertenecientes a las Fuerzas Armadas de naciones que en aquella época se encontraban en guerra con Alemania... en el ejercicio de su derecho de control en cuanto potencia beligerante", mientras que en el punto 3 se afirma que fueron cometidas "contra civiles alemanes y contra personas de otras nacionalidades".

Ambos puntos se trataron y discutieron como uno solo, pero sin olvidar esta distinción. Los puntos 2 y 3 afirman, sobre todo, que desde septiembre de 1939 hasta abril de 1945 todos los acusados "ordenaron instigaron, favorecieron, fueron cómplices, dieron su consentimiento y estuvieron implicados en proyectos y empresas que preveían experimentos médicos... sin el consentimiento de los sujetos de los experimentos, en el curso de los cuales cometieron homicidios, violencias, atrocidades, torturas, crueldades y otras acciones inhumanas".

Los puntos 2 y 3 concluían con la afirmación de que los crímenes y las atrocidades descritas "constituyen infracción de los acuerdos internacionales..., de las leyes y costumbres de guerra, de los principios universales que se derivan de los códigos penales de todas las naciones civilizadas, de los códigos penales de los países en que se cometieron, así como del articulo II de la ley número 10 del Comité de Control".

Punto 4. Pertenencia a organizaciones criminales: El punto cuarto del pliego de cargos acusaba a Karl Brandt, Genzken, Gebhardt, Rudolf Brandt, Mrugowskv, Poppendick, Sievers, Brack, Hoven y Fischer de haber pertenecido a una organización que fue declarada criminal por el Tribunal Militar Internacional, ya que los acusados fueron,

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desde el I de septiembre de 1939, miembros de los "Escalones de protección" del Partido Nacionalsocialista alemán (comúnmente conocidos como SS), infringiendo con ello el apartado 2 (d) del artículo II de la ley número 10 del Comité de Control.

La eutanasia según los nazis

Otro médico que no compareció en la lista de los acusados fue el doctor Karl Clauberg, declarado muerto (en realidad, era prisionero de la Unión Soviética y regresaría sólo en 1955, para ser arrestado en Kiel, en cuya prisión se ahorcó).

El 9 de diciembre de 1946, la acusación pública procedió a exponer las acusaciones contra los médicos. El juez Swearingen afirmó que en Alemania, tras el estallido de la segunda guerra mundial —tal como se desprendía de los documentos que obraban en su poder—, se habían realizado experimentos delictivos en personas de nacionalidad no alemana, en prisioneros de guerra y en civiles (incluidos judíos y los llamados "elementos asociales"), y además en gran escala y no solo en territorios del Tercer Reich.

"No se trató —explicó el fiscal general-- de experimentos aislados ni de acciones ocasionales efectuadas por médicos o estudiosos que actuasen por propia iniciativa. Los experimentos eran el reaullado de una política precisa y de planes elaborados en las altas esferas gubernativas, militares v del partido nacionalsocialista y eran una parte más del afán bélico total. Fueron ordenados, aprobados, autorizados y permitidos por personas que ocupaban altos cargos (como, por ejemplo, el profesor Karl Brandt, ministro de Sanidad del Reich, teniente general de las Waffen SS y médico personal del jefe de estado alemán), que según todos los principios jurídicos tenían el deber de conocer estos hechos y de poner los medios necesarios para impedirlos o poner término a dichas experiencias".

El fiscal pasó a ilustrar qué era la "Operación Eutanasia". Esta palabra, textualmente, significa la muerte misericordiosa, (buena muerte, en griego) suministrada a enfermos incurables, y, según la terminología nazi, la "supresión de vidas indignas de ser vividas". Hitler mantuvo en total secreto la "Operación Eutanasia" y nunca fue promulgada de forma oficial. Philipp Bouhler, asistido por el acusado Karl Brandt, médico personal de Hitler, fue encargado de su aplicación, con la ayuda de los servicios del Ministerio del Interior. La organización creada a tal fin tenía su sede en Berlín, en Tiergartenstrasse 4, y recibía el nombre convencional de T 4. Su jefe, el acusado Viktor Brack, ayudante de Bouhler, eligió el seudónimo de Yennerwein. Se crearon otros términos inofensivos y de apariencia totalmente anodina para enmascarar los centros de eutanasia y los servicios que dependían de ellos. Varios psiquiatras alemanes de renombre como el profesor Heyde (que se ahorcó en la cárcel poco después de su detención), Nitsche, Pfannmüller, etcétera, proporcionaron su activa y entusiástica ayuda al T-4. Otra autoridad científica, el profesor Kranz, calculaba en un millón el número de alemanes cuya eliminación era aconsejable. Las oficinas del T-4 prepararon un cuestionario que fue enviado a todos los centros psiquiátricos de Alemania. Una comisión de tres expertos, elegidos entre los médicos más destacados del T-4, debería emitir su veredicto en base a los cuestionarios que, en general, sólo registraban los datos del estado civil del enfermo y el nombre de la enfermedad. Si este diagnóstico a distancia era favorable para el enfermo, se le enviaba a una “estación de observación", donde permanecía durante unas semanas. Entonces, salvo opinión contraria del director

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de la "estación de observación" (lo cual, según el testimonio del propio Brandt en el "proceso de los médicos", no sucedía más que en el cuatro o seis por ciento de los casos), era trasladado al instituto de eutanasia propiamente dicho. Por considerar que la eutanasia era un asunto de Estado, las decisiones se tomaban sin el conocimiento de las victimas o de sus familiares.

Los posteriores traslados impedían seguir el rastro del enfermo y con ello se facilitaba su desaparición silenciosaEl primer centro de eutanasia se creó en Brandemburgo (Prusia), en 1939, en unos locales que habían servido como prisión. Su administración fue encargada al comisario de policía Christian Wirth. Durante 1940 se inauguraron otros cinco centros en varias regiones de Alemania. Según Brack, fueron los de Grafenech, en Wütemberg, Sonnestein, en Sajonia, Harteim, en Austria, Bern Gurg, en Turingia, y Hadamar, en Hesse. Se establecieron en propiedades abandonadas o en asilos cuyos habitantes fueron trasladados. Al principio, Wirth se limitaba a matar a los enfermos de un disparo en la nuca. Con la introducción de médicos en estos establecimientos, se adoptaron métodos especializados. Posteriormente, Brack-Yennerwein introdujo a un químico, el doctor Kallmeyer. El sistema definitivo fue el de asfixia por óxido de carbono. Su instalación era sencilla y se veía facilitada por el "movimiento" escaso de los centros de eutanasia. En cada establecimiento se aisló herméticamente un pequeño local, transformado en cámara de "duchas". En la cámara había una serie de tubos que comunicaban con los cilindros que contenían el óxido de carbono. Viktor Brack, al ser interrogado por la acusación pública, explicó: "Antes de ser conducidos, en grupos de diez o quince, dentro de la cámara de gas, los enfermos eran sometidos a inyecciones de morfina, escopolamina o se les drogaba con pastillas de somníferos. Las estaciones de eutanasia se hallaban provistas de un pequeño crematorio, donde se incineraban los cadáveres. Las familias recibían cartas estereotipadas que anunciaban el fallecimiento del enfermo por debilidad cardíaca o por pulmonía. ¿Entiende?".Desde enero de 1940 a agosto de 1941, en que se suspendió el programa de eutanasia, se exterminaron 70.273 enfermos mentales. Una sección del T-4, denominada "Comité del Reich para investigación sobre enfermedades hereditarias", se hallaba encargada de ocuparse de los niños afectados por enfermedades hereditarias graves o que padeciesen deficiencias mentales. Esta sección había iniciado sus trabajos en la misma época y la desarrollaba del mismo modo. El funcionamiento del programa de la eutanasia dependía directamente de la Cancillería personal de Hitler y no tenía nada en común con el RSHA de Himmler y de Heydrich. ¿Fue, entonces, mera casualidad que la mayor parte de las estaciones de eutanasia estuviesen situadas junto a los grandes campos de concentración? Lo que es evidente es que, desde finales del verano de 1940, la inspección de los campos de concentración se puso en contacto con el T-4 y unas "comisiones de expertos" comenzaron a efectuar selecciones periódicas entre los detenidos del campo. El acusado Karl Brandt declaró: "La fórmula cifrada '14 f. 13' que figura en los documentos relativos a estas operaciones se encuentra estrechamente unida a la ampliación del programa de la eutanasia. Según un acuerdo estricto entre Himmier y Brack-Yennerwein, las comisiones de técnicos del T-4 visitaban los campos de concentración y elegían, con la ayuda del médico del campo, a los hombres que les parecían deficientes física o mentalmente. En la práctica, un factor decisivo en la elección era la causa de la detención, en especial si se trataba de judíos, zíngaros o 'asociales'".Sin embargo, esta norma era especialmente aplicada en el caso de los judíos. Fritz Mennecke, "experto" en eutanasia, y testigo durante este proceso, explicó:

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"Los judíos no eran seleccionados por sus condiciones de salud, sino por los motivos de su detención...". Esta circunstancia volvería a confirmarla durante un diálogo en la sala con su abogado defensor.

PREGUNTA.—"Bien. Usted ha dicho que se rellenaban cuestionarios para los prisioneros de los campos de concentración". RESPUESTA.— "Si".

P.—"Y ha dicho también que se examinaban prisioneros políticos y judíos". R.—"Sí".

P.—"¿Cuáles eran los criterios que se seguían?". R.—"Los judíos no eran juzgados por sus condiciones de salud, sino por los motivos de su detención".

P.—"¿Se trataba, por lo tanto, de consideraciones políticas y raciales?". R.—"Sí",

P.—"¿Quién le ordenó actuar con dicho criterio?". R.—"Fueron varias personas. El procedimiento fue aconsejado por el profesor Nitsche, así como por el profesor Heyde y por el propio acusado, Viktor Brack".

P.—"¿Y no se trataba de una ruptura total con lo que anteriormente se había dicho?". R.—"Sí. Por lo menos no tenia nada que ver con la eutanasia de los enfermos mentales".

P.—"¿Cuándo fue la primera vez que se aplicaron los criterios raciales y políticos? ¿Fue en la época de su primera visita a un campo de concentración?". R.—"No".

P.—"Entonces, ¿cuándo fue?". R.—"Creo que fue en Buchenwald, o tal vez en Dachau".

P.—"Y anteriormente ¿cómo se procedía? ¿Cuál era su misión en los campos de concentración?". R.—"Visitar a los prisioneros que presentaban y diagnosticar las psicosis y las psicopatías".

P.—"Al principio, por tanto, se trataba de una cuestión de enfermedades mentales". R.—"De una cuestión médica".

P.—"Y luego pasó a ser una cuestión política y racial". R.—"Sí. Es decir, luego, junto a la cuestión política y racial, yo debía dar siempre un juicio médico".

P.—"¿Quiere usted decir que había dos tipos de casos, enfermos mentales que había que juzgar desde el punto de vista médico y personas que eran juzgadas desde el punto de vista político y racial?". R.—"Sobre esto ya me he pronunciado, en el sentido de que no eran enfermos mentales

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ni de ningún otro tipo".

P.—"Pero usted rellenaba los cuestionarios...". R.—"Sí. Eso es lo que querían en Berlín".

P.—"¿Y quién juzgaba los cuestionarios?". R.—'No lo sé".

P.—"¿Pensaba que, después de usted, otro médico procedía a valorarlos?". R.—"No sé qué podría haber valorado un médico en los cuestionarios de los judíos...".

Las pruebas de vacunación de treinta gitanos Texto de una carta encontrada en el despacho del acusado Joachim Mrugowsky, jefe del Instituto de Higiene de las Waffen-SS, que luego seria condenado a muerte:

Disposición: 21 de febrero de 1944 C 4 D.

Al Reichsarzt de las SS y de la Policía, el jefe del Servicio de Higiene Berlín-Zehlendorf, Spanische Altee 10 Copia a: Reichsarzt SS y Policía. El jefe de la Dirección de las SS, SS- Obergruppenfüh rer y general de las Waffen-SS Pohl, comunica que acepta la solicitud de efectuar pruebas de la eficacia profiláctica de una vacuna danesa sobre 30 internados. Los experimentos, sin embargo, sólo deberán realizarse sobre gitanos. Para ello serán trasladados a Buchenwald treinta gitanos idóneos, y enviados al Instituto de Investigación de Enfermedades producidas por Virus.

El jefe de Sanidad en la Dirección económico-administrativa de las SS y jefe del Departamento D III. Firmado: Calling, SS Standartenführer. Se envió copia el 21-2-44 al SS-Staf. Doctor Mrugowsky.

Esta comunicación, como otras muchas, tendría un trágico fin. Tal como puede verse en el mensaje siguiente, un grupo de treinta gitanos fue trasladado a Buchenwald, donde se le utilizó para el experimento citado. Como era de esperar, el experimento no dio ningún resultado satisfactorio.

El diario de la muerte Extraído del diario de las actividades del acusado Waldemar Hoven, médico del Lager de Buchenwald, quien seria condenado a la horca. El diario se refiere a la época comprendida entre el 8 de marzo y el 3 de junio de 1944 y se incluyó como prueba en el "proceso de los médicos" con la denominación de Documento NO.-265:

"8 de marzo de 1944-18 de marzo de 1944. A propuesta del médico mayor de la Luftwaffe, profesor Rose, la vacuna 'Copenhagen' (vacuna de Ipsen), producida con hígado de rata por el Instituto Sueroterápico Estatal de Copenhague, ha sido probada en seres humanos para verificar su eficacia profiláctica. Se inyectó en 20 personas, con inyección intramuscular en el musculus glutaeus max., en dosis de 0,5 cc, el día 8.3.44,

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0,5 cc, el día 13.3.44 y 1,0 cc, el 18.3.44. Para el control y comparación se emplearon 10 personas. De las 30 personas, 4 fallecieron antes de la infección artificial por enfermedades contagiosas. Los demás sujetos del experimento fueron infectados el 16.4.44 mediante una inyección subcutánea de 1/20 cc, de sangre fresca de enfermos de tifus.

Enfermaron: a) entre los vacunados, 17 individuos, 9 de ellos no muy graves y 8 graves. b) entre los no vacunados, 9 individuos, 2 de ellos no muy graves y 7 graves.

2 de junio de 1944.

La serie de experimentos ha concluido.

13 de junio de 1944.

Preparados y enviados a Berlín los gráficos y los datos biográficos de los enfermos. Fallecidos: 6 (3 'Copenhagen') (Control 3°)".

Firmado: Doctor Ding SS-Sturmbannführer

Orden de Bouhler de llevar a cabo la operación T4 de eutanasia

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Tiergartenstrasse 4

"Para los judíos no es necesario el examen..." El fiscal general, en el transcurso de la misma sesión, mostró la copia de una carta que Mennecke había escrito desde Buchenwald a su esposa Matilde, el 25 de febrero de 1941, en la que explicaba cómo trabajaba la comisión. La carta, entre otras cosas, decía: "... Hemos continuado nuestros exámenes hasta las 16 horas. Yo examiné ciento cinco pacientes y Müller setenta y ocho, por lo que hemos rellenado ciento ochenta y tres cuestionarios. En el segundo grupo había mil doscientos judíos, que no tenemos que examinar, pues es suficiente con extractar de sus expedientes (¡enormes!) las razones de su detención y copiarlas en el cuestionario. Se trata de un trabajo puramente teórico, que nos ocupará hasta el lunes. De este segundo grupo yo he trascrito diecisiete casos y Müller quince, después de lo cual hemos 'tirado las herramientas' y nos hemos ido a comer...

Seguimos con el mismo trabajo y el mismo programa. Después de los judíos viene un grupo de trescientos arios, que hay que examinar. Así que estaremos ocupados hasta el fin de semana próxima. Luego, volveremos a casa".

La polémica suscitada en toda Alemania —especialmente por la Iglesia Católica y por la Protestante— sobre las indicaciones sobre la eutanasia fue muy grande. En 1941, el obispo de Limburg advertía al Ministro de Justicia que "los niños, cuando se pelean, se dicen: '¡Estás loco y te llevarán a los hornos de Hadamar''. Los jóvenes que no quieren casarse dicen: '¿Casarme? ¡Ni en sueños! ¿Para qué?¿para traer al mundo unos hijos a los que les va a tocar ese trato?'. Los viejos suplican que no les lleven a los asilos, porque creen que ello significa, muy pronto, la muerte".

Hitler, en agosto de 1941, fingió detener los procedimientos de eutanasia. Bouhler y Brandt recibieron su promesa de que sólo se trataba de una suspensión temporal y de que el programa se volvería a iniciar tras el fin de la guerra. Por ello, se mantuvieron las instalaciones del T-4 y continuó el envió de cuestionarios. Brack no ordeno hasta el invierno de 1944 la demolición de las estaciones de eutanasia.

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En lo que se refiere al personal de T-4, se integró en los servicios sanitarios del frente ruso durante el invierno de 1941. En 1939 tuvo lugar una segunda experiencia para los acusados en "proceso de los médicos". Se trataba de los primeros experimentos médicos que se recuerden en los que se requería el empleo de hombres procedentes de los campos de concentración.

Agentes químicos como la iperita o el fosgeno eran aplicados en la piel de los prisioneros elegidos y se observaban y fotografiaban los síntomas, hasta que morían. Los informes sobre sus observaciones eran enviados a Himmler, quien ordenó la realización de otros experimentos, en una escala más amplia. Más tarde, en 1942, se produciría incluso un debate para decidir si había que pagar o no a los prisioneros empleados en estos experimentos.

Uno de los médicos, ofendido por la idea, escribió en un informe: "Cuando pienso en nuestro trabajo de investigación militar, desarrollado en el campo de concentración de Dachau, debo llamar la atención sobre la generosa comprensión hacia nuestra labor y sobre la cooperación que recibimos. Nunca se habló de pagar a los prisioneros. Al parecer, en el campo de Natzweiler se está tratando de obtener todo el dinero posible de este asunto".

Según uno de los testigos, los sujetos sufrían horriblemente y "resultaba difícil estar cerca de ellos". A pesar de ello, para demostrar su buena voluntad al Reichsführer de las SS, los prisioneros de Buchenwald le enviaron como regalo de Navidad un juego de mesa en mármol verde, realizado en el taller de escultura del campo, donde los prisioneros-artistas producían objetos artísticos para las SS. " Estamos preparados para la esterilización en masa " La acusación pública dio lectura a una sobrecogedora declaración de una mujer polaca, Koes Paeskizes, internada en el campo de concentración de Ravensbrück desde el 23 de septiembre de 1941 al 28 de abril de 1945. Su relato se refería a los experimentos que el equipo del doctor Clauberg realizó en mujeres prisioneras para obtener la esterilización en masa. Clauberg, el 7 de junio de 1943, escribió una carta a Himmler —carta que fue presentada como prueba de la acusación— en la que decía: "El método que he descubierto para esterilizar el organismo femenino sin operación ya está casi a punto. Consiste en una inyección en la entrada del útero, que puede realizarse en el curso de una visita ginecológica normal, visita que puede realizar cualquier médico. Al decir que el método se halla 'casi a punto' quiero decir que:

1) únicamente hay que perfeccionarlo un poco,

2) ya puede ser adoptado, sustituyendo a las operaciones eugénicas normales. Hace un año que Ud. me preguntó cuanto tiempo se tardaría en esterilizar 1.000 mujeres con este sistema. Ya puedo dar un cálculo aproximado y creo que, si mis investigaciones continúan dando los frutos que han dado hasta el momento (y no hay motivo para pensar lo contrario), no está lejos el día en que un médico especializado, con diez ayudantes (el número de éstos dependerá del ritmo deseado), esterilice varios centenares, tal vez mil mujeres al día".

Este es el relato de la testigo Paeskizes: Testigo: "Fui conducida fuera de la celda por un vigilante y entregada a un SS, quien me dijo que no me harían daño y me hizo

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echarme en una cama".

Fiscal: "¿Qué ocurrió después?". Testigo: "Me arrojaron éter en la cara".

Fiscal: "¿Trató de defenderse?". Testigo; "Sí, traté de defenderme hasta el final, pero los hombres eran más fuertes que yo".

Fiscal: "Y a continuación perdió el conocimiento". Testigo: "Sí".

Fiscal: "Cuando despertó, ¿dónde estaba?". Testigo: "En una celda con mi hermana, que también había sido operada".

Fiscal: "¿Era la misma celda de la que la habían sacado?". Testigo: "No. Era otra celda del mismo bunker",

Fiscal: "¿Comprobó si le habían hecho la operación?". Testigo: "Vi que mis piernas estaban sujetas con abrazaderas metálicas".

Fiscal: "¿Cuánto tiempo permaneció en el bunker, después de la operación?". Testigo: "Dos semanas, aproximadamente".

Fiscal: "¿Tenía dolores?". Testigo: "Poco después de despertar tuve dolores casi insoportables en las dos piernas".

Fiscal: ".¿Le dieron algo para aliviar los dolores?". Testigo: "Nada. Ni inyecciones ni ningún otro medicamento",

Fiscal: "¿Le preguntaron si quería ser trasladada al hospital?". Testigo: "No".

Fiscal: "¿Acudían a su celda las mujeres de las SS?". Testigo: "Sólo venía la mujer que dirigía el bunker".

El fiscal continuó con la declaración jurada de una polaca internada en Ravensbrück, Gustava Winkowska: "Llegó un médico de Auschwitz y permaneció en el campo durante una semana, más o menos. Durante ese tiempo no hizo otra cosa que esterilizar a niños gitanos, sin utilizar más que los rayos X, sin narcóticos. Tras la esterilización, los niños salían llorando, y preguntaban a sus madres qué les habían hecho...".

A su vez, la doctora Zdenka Nedvedova-Nejedla, internada en el campo de Ravensbrück, donde trabajó como médico de los prisioneros, dijo a los jueces: "Vi prisioneras gitanas que entraban en la sala de rayos X y salían tras haber sido esterilizadas con un método anteriormente utilizado en Auschwitz. Este método consistía en inyectar en el útero un líquido cáustico, muy probablemente nitrato de plata, y una sustancia de contraste, para poder controlar el resultado con los rayos X. A todas las pacientes, tras la esterilización, se les hacía una radiografía. Pude

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examinar estas placas con la doctora Mlada Traufova y puedo asegurar que en todos los casos el líquido había penetrado hasta los ovarios. En algunos casos había llegado hasta la cavidad abdominal. La narcosis sólo se aplicó en la última decena de mujeres".

Cómo esterilizar 3000-4000 personas en un día Lo que transcribimos a continuación fue escrito a Himmler por el doctor Víctor Brack, miembro de la Cancillería personal de Hitler, quien había dirigido anteriormente el programa de la eutanasia.

Cancillería del Führer. Asunto Secreto del Estado-Berlín.

28 de marzo de 1941. Señor Reichsführer,

Le adjunto un informe con el resultado de las investigaciones referentes a la posibilidad de esterilización y castración con rayos X. Ruégale me haga saber las iniciativas que debo emprender en relación con este asunto, en el plano teórico o en el práctico. Heil Hitler!

Firmado: Brack.

Informe de las experiencias de castración con rayos X. Los experimentos realizados en este campo han concluido y ha sido posible obtener los resultados que a continuación se refieren, que son científicamente seguros. A los elementos que haya que esterilizar definitivamente hay que aplicar tratamientos de rayos X de tal intensidad que produzcan la castración con todas sus consecuencias. Fuertes dosis de rayos X destruyen la secreción interna de los ovarios y testículos. Con dosis menores sólo se obtendría la suspensión temporal de la potencia sexual. Entre los efectos de las radiaciones hay que destacar la interrupción de las reglas menstruales, los fenómenos climatéricos, las modificaciones del sistema pilífero y del metabolismo, etcétera, así como otros fenómenos que presentan indudables inconvenientes. La dosis puede efectuarse de varias maneras y sin que el sujeto se dé cuenta de ello. Para los hombres, la fuente de radiación debe poseer una potencia de 500 a 600 r.; para las mujeres, de 300 a 350 r. En principio, con un máximo de intensidad y mínimo espesor del filtro, bastaría con un tiempo de exposición de dos minutos para los hombres y tres para las mujeres, sobre todo si el sujeto se halla a poca distancia del centro de irradiación. Este procedimiento presenta el inconveniente de que es imposible proteger con pantalla de plomo las demás partes del cuerpo sin que el sujeto se dé cuenta. Sin esta protección se producen quemaduras en los tejidos somáticos próximos, quemaduras más o menos graves en los días y semanas siguientes al tratamiento, según la intensidad de la radiación y la sensibilidad del individuo. En la práctica se podría adoptar el sistema, por ejemplo, de convocar a los elementos que hay que tratar ante una ventanilla para rellenar unos formularios o responder a unas preguntas, entreteniéndoles durante dos o tres minutos. El funcionario de la ventanilla regulará el aparato de rayos mediante un mando que pusiese en funcionamiento, de forma simultánea, ambos tubos (la irradiación debe ser bilateral). De este modo, con un dispositivo de dos tubos, se podría esterilizar de 150 a 200 personas en un día; y con veinte dispositivos análogos, de 3.000 a 4.000 personas en un día, Al parecer no se prevén deportaciones por un número mayor de personas al día. El costo de un dispositivo de este género alcanzaría los 20.000 ó 30.000 marcos. A

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ello habría que añadir los gastos de transformación del inmueble, dada la necesidad de instalación de medidas de seguridad para el funcionario del servicio. Para concluir, puedo afirmar que, gracias a este procedimiento, la técnica de los rayos X permite dar comienzo en la actualidad a una esterilización en masa. Sin embargo, es imposible someter a los interesados a este tratamiento sin que, tarde o temprano, puedan llegar a la certeza de haber sido castrados o esterilizados mediante rayos X.

Firmado: Brack.

Una carta de Himmler

Cuartel General del Führer. 10-7-42.

El Reichsführer-SS Estado Mayor Personal Asunto secreto número 66/42 Dr./Bra. Práctica secreta del Estado 6 copias 6.a copia Profesor Clauberg, Königshütte. Ilustre profesor:

El Reichsführer me ha encargado en el día de hoy que le escriba transmitiéndole su deseo de que se decida, previo acuerdo con el SS-Obergruppenführer Pohl y el médico del campo de concentración femenino de Ravensbrück, a trasladarse a Ravensbrück para efectuar, según su método, la esterilización de mujeres judías.

Antes de empezar su trabajo, el Reichsführer le ruega tenga a bien comunicarle cuánto tiempo se necesitaría para la esterilización de 1.000 mujeres judías.

Las mujeres judías no deben saber nada de este asunto. Según la opinión del Reichsführer, usted podría practicar sus inyecciones en el transcurso de una visita general. La eficacia de la esterilización ha de demostrarse mediante numerosos experimentos: al cabo de un determinado período de tiempo, que usted debe fijar, se establecerá, tal vez mediante radiografías, qué cambios se han registrado. En algunos casos podría hacerse también un experimento práctico, que consistiría en recluir juntos y durante cierto tiempo a un judío y una judía y observar los resultados. Me permito pedirle su opinión para poder informar de ella al Reichsführer-SS.

Heil Hitler! Fdo.: Brandt SS-Obersturmbannführer

LOS EXPERIMENTOS SOBRE MUJERES EN EL "BLOQUE 10" DE AUSCHWITZ

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1 testigo Apellido y nombre: Benguigui, Fortunée, nacida Chouraqui. Fecha de nacimiento: 30 de abril de 1904. Dirección: 10, rué Ratisbonne, Oran (Argelia), domicilio del doctor Chouraqui. Fecha de deportación: 31 de julio de 1943. Número: 52.301. En el bloque 10: desde el 2 de agosto de 1943. Declaración: Por orden del profesor Clauberg fui sometida el 10 de agosto de 1943 al primer experimento. El doctor Samuel fue obligado a extirparme, mediante operación, el cuello del útero. Después, sin anestesia de ningún tipo, el profesor Clauberg me practicó repetidas inyecciones muy dolorosos. Durante el tratamiento me sujetaban las manos y pies y me tapaban la boca. Después de las inyecciones tuve terribles dolores en el bajo vientre y permanecí en mi cama casi sin conocimiento. Además, para que no me castigaran, tenía que acudir a las llamadas y seguir las órdenes y trabajar. El profesor Clauberg era terrible y carecía de toda piedad. Era un monstruo. Lo digo sin odio y juro que, desde sus experimentos, soy estéril y tengo frecuentes hemorragias.

2 testigo Apellido y nombre: Chopfenberg, Chana. Fecha y lugar de nacimiento: 10 de julio de 1907, Varsovia (Polonia). Dirección: 26 Boulevard Beaumarchais, París XI. Número: 50.344. En el bloque 10: desde el 21 de julio de 1943 al 18 de enero de 1945. Declaración: El profesor Clauberg me sometió a cuatro inyecciones, dos pruebas de sangre y otros experimentos en el bajo vientre, sobre todo en el útero. No sé lo que me hacían, porque me vendaban los ojos y me amenazaban con matarme si gritaba. Pese a los grandes dolores, después de cada experimento tenía que regresar al trabajo, cantando y con una sonrisa en los labios. Desde la época de mi liberación he permanecido siempre en cama o sometida a tratamientos, a causa de los experimentos del profesor Clauberg. El profesor Clauberg no veía en nosotros a seres humanos, nos trataba como animales y sólo nos llamaba por nuestro número. Si no se cumplían sus órdenes, se nos arrebataba el escaso alimento y éramos tratados a patadas durante días.

3 testigo Apellido y nombre: Spanjaard, Ima Schalom Sara, nacida van Esso. Fecha de nacimiento: 9 de octubre de 1920. Dirección: Haarlem, Paviljoenslaan, 11 (Holanda). Fecha de deportación: desde marzo de 1943 hasta el 18 de enero de 1945. Declaración: Durante la guerra traté de refugiarme en Suiza para escapar así a la persecución nazi. Sin embargo, fui detenida en Bélgica y, en marzo de 1943, deportada a Auschwitz, junto a mujeres de origen judío residentes en Bélgica. Al llegar a Auschwitz fui elegida con otras mujeres y conducida al bloque experimental del profesor Clauberg. En este bloque se encontraban numerosas mujeres de diversas nacionalidades y de origen judío. Sobre ellas se realizaban los experimentos más variados. Tuve la suerte de ser encuadrada en el personal del bloque. Mi estado de salud ha sufrido enormemente a causa del confinamiento. Uno de los experimentos realizados con más frecuencia era la inyección de un líquido en el útero. Este experimento se repetía hasta tres veces en la misma mujer. Después, evidentemente, ya no eran adecuadas para posteriores experimentos de este tipo. Con frecuencia, estas

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mujeres eran enviadas a Birkenau. Al principio, las inyecciones las ponía el propio doctor Clauberg; luego lo hacía un tal doctor Goebel u otro ayudante.

LOS EXPERIMENTOS A GRAN ALTURA Dos acusados en el "proceso de los médicos" —Siegfried Ruff y Hans Wolfgang Romberg— escribieron este informe "secreto y en tres copias", con fecha de 28 de julio de 1942, titulado "Informe sobre experimentos a gran altura", experimentos que se llevaron a cabo en internados del campo de concentración de Dachau ("en los experimentos que se describen —escribía el doctor Sigmund Rascher— se utilizaron judíos criminales de profesión, que deshonraban a su raza").

Reproducimos algunos párrafos del informe de los médicos- asesinos de las SS y de la Luftwaffe: "Con un avión provisto de cabina de presión regulable, el hombre puede alcanzar, al menos en teoría, cualquier altitud. Sin embargo, hay que estudiar qué consecuencias tendría para el hombre la destrucción de la cabina, ya que se vería sometido, en pocos segundos, a una baja presión atmosférica y a una ausencia de oxígeno debida a la gran altitud. Especial interés práctico merece saber desde qué altitud y con qué medios se puede salvar la tripulación. En el presente experimento referiremos ciertos experimentos en los que, creando determinadas condiciones, se han estudiado varias posibilidades de salvamento. Dada la urgencia de resolver este problema práctico, y dadas sobre todo las condiciones en que se han realizado los experimentos, renunciamos de momento a ilustrar exhaustivamente ciertas cuestiones de carácter estrictamente científico (...).

Se realizaron un gran número de experimentos de lanzamiento desde 15 km., habiéndose podido constatar que a dicha altitud se llega, si no se supera, al límite de posibilidades prácticas de salvación de alguien que se encontrase ante una emergencia. Tras un ascenso lo más rápido posible con bombona de oxígeno, una vez alcanzada la altitud de 15 km, se les quita la máscara y comienza el descenso. Por tratarse de experimentos típicos, describimos uno de ellos:

Km. 15: Se quita la máscara, violentos vértigos, convulsiones. Km. 14,5/30": Espasmos tetánicos. Km. 14,3/45": Brazos rígidos extendidos hacia delante, posición de agarrar algo, piernas rígidas y separadas. Km. 13,711'20": Espasmos tetánicos. Km. 13,2/1 '50": Respiración convulsa y agónica. Km. 12,2/3': Disnea, flaccidez. Km. 7,2/10': Agitación de las extremidades de manera incoordinada. Km. 6/12': Convulsiones, gemidos. Km. 5,5/13': Grita en voz alta. Km. 2,9/18': Continúa gritando, agita convulsamente los brazos y las piernas y la cabeza le cae hacia delante. Km. 2-1/20 '-24 '30": Grita de vez en cuando, hace muecas, se muerde la lengua. 0 m.: No se le puede hablar, parece totalmente destruido psíquicamente (llegado al suelo). 5 minutos: Reacciona por vez primera a las llamadas. 7 minutos: A la orden de levantarse trata de obedecer y dice la frase estereotipada: 'No,

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por favor'. 9 minutos: Se alza cumpliendo una orden, fuerte ataxia y responde todas las preguntas con la frase: 'Un momento'. Trata desesperadamente de recordar su fecha de nacimiento. 10 minutos: Típica estereotipia de posición y movimiento (catatonia), murmura números por su cuenta. 11 minutos: Mantiene la cabeza girada hacia la derecha, con espasmos. Trata de responder la primera pregunta sobre su fecha de nacimiento. 12 minutos: Preguntas del sujeto: '¿Le corto un trozo?' (profesión en la vida civil: comerciante de una tienda de alimentación). '¿Puedo respirar?'. 'Sí'. Respira profundamente y dice: '¡Oh, gracias!'. 15 minutos: A la orden de moverse, camina y dice: '¡Oh, gracias!'. 17 minutos: Dice su nombre y que ha nacido en 1928 (verdadera fecha de nacimiento: 1-11-1908). Experimentador: '¿ Dónde?'. 'Hacia 1928'. '¿Profesión?'. '28... 1928'. 18 minutos: '¿Puedo respirar?'. 'Ahora está mejor'. 25 minutos: Sigue preguntando constantemente: '¿Puedo respirar?'. 26 minutos: No ve nada y tropieza contra la contraventana, iluminada por el sol, haciéndose un hematoma en la frente, y dice: 'Perdone'. Ninguna manifestación de dolor. 30 minutos: Recuerda su nombre y lugar de nacimiento. Se le pregunta qué día es y responde: '1-11-28'. Temblor de piernas; continúa el estado de estupor, no se asusta ante el ruido de un disparo. No percibe aún los objetos oscuros, contra los que tropieza. Percibe la luz clara. Recuerda su profesión. Todavía está desorientado espacialmente. 37 minutos: Reacciona ante estímulo doloroso. 40 minutos; Comienza a distinguir. Cae siempre en los estereotipos verbales del principio. 50 minutos: Orientado espacialmente. 75 minutos: Desorientado temporalmente, amnesia de tres días. 24 horas: Regresa a la normalidad. No recuerda nada del experimento. Todos los demás experimentos desde 15 km. de altura se desarrollaron en manera análoga al aquí descrito".

Estos "experimentos", en teoría, deberían haber permitido la realización de nuevos sistemas de salvamento para el personal de vuelo de la Luftwaffe, pero, en la práctica, no fueron otra cosa que crueldades gratuitas sobre seres humanos.

Tras la autopsia, el corazón seguía latiendo También fueron sobrecogedoras las declaraciones sobre los experimentos de altas cotas y de congelación, declaraciones efectuadas por el testigo Walter Neff. quien, por entonces (1942) se hallaba recluido en el campo de concentración de Dachau.

Fiscal: "¿Cuántos fueron, según usted, los prisioneros sometidos a los experimentos del doctor Rascher y del acusado Romberg?". Neff: "De 180 a 200".

Fiscal: "¿De qué nacionalidad eran?". Neff: "De todo un poco. pero, sobre todo, rusos, polacos, alemanes y judíos".

Fiscal: "¿Cuántos murieron?".

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Neff: "En total no sé. En los experimentos de vuelo a gran altura los muertos fueron 70 u 80".

Fiscal: "Según un documento de las SS, se trataba de condenados a muerte...". Neff: "Entre aquellas personas, al menos cuarenta no estaban condenadas a muerte".

Fiscal: "¿Es cierto que usted, tras ser designado ayudante de Rascher y Romberg, asistió a algunas autopsias?". Neff: "Es cierto. Durante una autopsia, tras abrir el tórax y el cráneo, pude comprobar cómo el corazón seguía latiendo. Lo sé porque fui yo quien tuvo que llevar el electrocardiógrafo a la sala de disección para registrar estos latidos. Esta experiencia costaría luego muchas vidas humanas, ya que trataron de probar bastantes veces cuánto tiempo puede seguir latiendo el corazón de una persona diseccionada".

Fiscal: "¿Fueron éstos los únicos experimentos a los que asistió el testigo?". Neff: "No. También vi los de la congelación. Había personas que permanecían al aire libre, y desnudas, desde las 6 de la tarde a las 9 de la mañana".

Fiscal: "Se asegura que la temperatura más baja alcanzada fue de — 25°". Neff: "Sí. Al principio, Rascher prohibió que se narcotizase a los sujetos, pero gritaban tanto que Rascher no tuvo más remedio que proceder a la narcosis".

Fiscal: "En su declaración previa, usted asegura que asistió al 'más malvado experimento que se haya realizado nunca'. ¿Puede relatarlo al Tribunal?". Neff: "Recuerdo que sacaron del bunker a dos oficiales rusos, con los que teníamos prohibido hablar. Serían las 4 de la tarde. Rascher ordenó que se desnudaran y les hizo entrar en la pileta. Al cabo de dos o tres horas, y aunque normalmente la narcosis por frío tiene lugar tras una hora, ambos prisioneros seguían conscientes. Todos los intentos para persuadir a Rascher de que les inyectase un narcótico fueron vanos. Tras unas tres horas, uno de los oficiales dijo al otro: 'Camarada, di al oficial que nos dispare'. El otro respondió que de aquel perro fascista no había que esperar ninguna compasión. A continuación se dieron la mano y se dijeron 'Adiós, camarada...'. Después de estas palabras que un joven polaco tradujo tratando de cambiarlas un poco, Rascher volvió a su despacho. El polaco trató de narcotizarlos con cloroformo, pero Rascher volvió, nos amenazó con su pistola y nos impidió que nos acercáramos otra vez a las victimas. El experimento duró cinco horas, hasta que murieron. Los cadáveres fueron enviados a Munich, para que hicieran la autopsia en el hospital Schwabinger".

Los acusados implicados en estos experimentos —como Ruff y Romberg— cargaron todas las culpas sobre Rascher que, al estar muerto, no podía defenderse. Romberg, al ser interrogado por la acusación, relató que cuando Rascher, por criminal inconsciencia, dejó morir a un prisionero en la cámara de descompresión, él decidió ir a Berlín para informar a sus superiores.

Fiscal: "¿Y qué ocurrió?". Romberg: "Prácticamente nada. Ruff y yo lo discutimos pero, dado que Rascher había realizado aquel experimento por encargo de Himmler, y sobre un hombre condenado a muerte, no veíamos ninguna posibilidad de hacerlo renunciar mediante una denuncia oficial".

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Fiscal: "¿Qué hacia usted cuando tenían lugar estas muertes? ¿Se limitaba a observar desde su ventanilla, o tenía que hacer funcionar algún aparato para Rascher?". Romberg: "No. Ya he dicho que cuando se produjo la primera muerte me encontraba mirando el electrocardiograma, el punto en que la actividad cardíaca...".

Fiscal: "Usted estudiaba el electrocardiograma y trabajaba con Rascher por órdenes de Ruff. ¿Fue con Rascher con quien trabajó en este experimento y estudió el electrocardiograma?". Romberg: "No. No es que yo trabajase con Rascher. Lo que ocurrió fue lo siguiente: durante el experimento dirigí una ojeada, casualmente, al electrocardiograma. Cuando vi que se había alcanzado el punto crítico, un punto en el que yo, de haber estado en su lugar, habría interrumpido el experimento, se lo dije a Rascher".

Fiscal: "Cuando se alcanzaba el punto critico, ¿qué había que hacer para interrumpir el experimento? Supongamos que usted se hallase ante el cuadro de mandos de Rascher para la cámara de descompresión. Al ver que el electrocardiograma indicaba que se había llegado al punto crítico, al punto mortal, ¿qué podría haber hecho usted, de ser el experimentador, para interrumpir la prueba y salvar la muerte del sujeto? ¿Cuál habría sido el método más rápido? ¿Abrir una válvula?... Se trata de una pregunta sencilla y puede contestarme con dos palabras... ¿Habría girado una manivela, apretado un botón, girado un interruptor, habría abierto una válvula?... En resumen, ¿qué podría haber hecho para salvarlo?". Romberg: "¿Quiere usted decir, si hubiese sido yo el director del experimento? ¿No?".

Fiscal: "... Repito: ¿qué se habría podido hacer para interrumpir el experimento en este punto crítico? ¿Qué habría hecho con los instrumentos para evitar que el sujeto muriera? ¿Existía algún mecanismo especial que pudiese accionar usted?". Romberg: "Rascher controlaba la válvula de regulación de presión. Para elevar la presión tendría que haberlo girado".

Fiscal: "Bien. Y en lo que respecta a la cámara de descompresión, usted sabía cómo funcionaban todos sus instrumentos, ¿no es cierto? Lo sabía usted perfectamente, ¿no?". Romberg: "Sí".

Fiscal: "¿Y no los utilizó usted para hacer experimentos?". Romberg: "Sí".

Fiscal: "¿Se trataba de un equipo como el del Instituto de Medicina Aérea?". Romberg: "Si, y estuve allí con Ruff.

Fiscal: "Al mirar el electrocardiograma usted pudo constatar que aquella vez el sujeto encerrado en una cámara especial había alcanzado una descompresión que podía provocarle la muerte. ¿Se debía a su experiencia en el campo de la Medicina Aérea?". Romberg: "No sabía cuándo se produciría la muerte, dado que nunca había visto morir a nadie en altas cotas. Ya he dicho que si hubiera sido yo el director del experimento, habría interrumpido el mismo ".

Fiscal: "Esto es la primera vez que le dice, algo que no se desprende de su declaración jurada ni de sus anteriores interrogatorios. En el interrogatorio directo que tengo en

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mis manos usted dijo que había advertido a Rascher con estas palabras: '¡Eh, Sigmund! ¡Cuidado! Está descendiendo demasiado la presión'. ¿Fue esto lo que le dijo? ¿Y sabía que si seguía adelante el sujeto moriría con seguridad?". Romberg: "No. Totalmente seguro no estaba. Sabía que era un punto crítico. Además, no le llamé 'Sigmund', sino 'señor Rascher'. Pero creo recordar que en el interrogatorio dije que había advertido a Rascher".

Fiscal: "Mientras hacia funcionar el mecanismo, ¿podía ver Rascher el electrocardiograma?". Romberg: "Sí. Podía verlo".

Fiscal: "Bien. Y ahora, por favor, ¿puede indicarme con el brazo a qué distancia se hallaba el electrocardiógrafo?". Romberg: "Aquí, más o menos, estaría el visor, desde donde Rascher seguía el experimento. A la izquierda del visor estaba la válvula con la que regulaba la presión y a la izquierda, el electrocardiógrafo".

Fiscal: "¿Y usted no podía accionar la válvula y salvar al sujeto?". Romberg: "Le dije a Rascher que subiera la presión".

Fiscal: "Le pregunto por qué no lo hizo usted. Usted estaba delante del electrocardiógrafo, no a diez kilómetros de distancia. ¿Por qué no se acercó, giró la válvula y salvó al sujeto? Podía haberlo hecho, ¿no?".

Romberg: "Cuando se lo dije y él no lo hizo, ya no podía haber hecho nada, ni siquiera por la fuerza. Habría tenido que darle un puñetazo, o dispararle, o algo por el estilo".

El "proceso de los médicos" duró diez meses y se celebró en dos idiomas: alemán e inglés. La primera fase, del 5 al 21 de noviembre de 1946, se dedicó a las contestaciones a cada una de las acusaciones. El 9 de diciembre, la acusación pública comenzó a ilustrar con pruebas su tesis, ocupándose de ello hasta el 20 de enero de 1947, fecha en que la defensa empezó a presentar sus argumentaciones, para terminar 3 de julio. Las confrontaciones entre los abogados de la defensa y los de la acusación comenzaron el 14 de julio y terminaron el 18 de julio. Al día siguiente tuvieron lugar las declaraciones finales de los acusados. que ocuparon todo el día.

El doctor Gebhardt dijo que se hallabaarrepentido de los delitos cometidos y se había convertido al catolicismo. Rudolf Brandt mantuvo que, a la edad de veinti- cinco años y dada su gran velocidad como estenógrafo, comenzó a trabajar como primer secretario de Himmler, quien influyó en él, y que su actividad sólo había consistido en transmitir sus órdenes por escrito. Viktor Brack afirmó que "había tratado de salvar a los judíos". El documento que le acusaba por tener su firma y el título "Informe sobre experimentos de castración mediante rayos X", no eran más que "un intento desesperado por salvar a los judíos", ya que estaba convencido que este plan no podía efectuarse y podía servir para ganar tiempo. También Karl Brandt trató de atenuar las acusaciones que contra él se hacían. Respecto a la "Operación Eutanasia" dijo: "No tengode qué arrepentirme. Estoy convencido de que lo que hice estaba justificado. Únicamente me movía un sentimiento humanitario, sin proponerme nada más".

El Tribunal se retiró a deliberar y el 20 de agosto emitió su sentencia. En el veredicto se

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decía que el material presentado por la acusación pública se desprendía que, sin duda alguna, "muchos de los que se hallaban en los campos de concentración y fueron sometidos a estas atrocidades pseudocientificas eran extranjeros. Entre ellos se encontraban judíos y los llamados elementos asociales, prisioneros civiles y de guerra que fueron obligados por la fuerza a someterse a aquellas torturas y a aquellos actos de barbarie sin siquiera un procedimiento". Más adelante, la sentencia precisaba que "en todos los casos denunciados se utilizaron sujetos que no eran voluntarios. En algunos experimentos, ni siquiera los acusados han dicho que eran voluntarios. En ningún caso pudo el sujeto retirarse del experimento. Muchos experimentos fueron dirigidos por personas incompetentes y organizados arbitrariamente, sin ninguna motivación científica y desarrollados de modo repugnante. Todos fueron realizados provocando sufrimientos inútiles y en muy pocos —si hubo alguno— se trató de proteger a los sujetos contra el peligro de lesiones, daños físicos permanentes o muerte. En todos los experimentos, los sujetos debieron soportar dolores o tormentos atroces y en la mayor parte de los casos sufrieron daños físicos permanentes, quedando mutilados o murieron, bien directamente a consecuencia del experimento, bien por falta de cuidados tras él".

LA SENTENCIA DEL PROCESO A LOS MÉDICOS ASESINOS Reproducimos las condenas derivadas del proceso de los médicos.

Muerte por ahorcamiento Viktor Brack, jefe de los servicios de la Cancillería del Führer, SS-Oberführer; Karl Brandt, doctor en Medicina, Comisario de Sanidad del Reich, médico personal de Hitler, teniente general de las Waffen-SS; Rudolf Brandt, abogado, secretario personal del Reichsführer de las SS, director de la Oficina del ministro en el Ministerio del Interior, SS-Standartenführer; Karl Gebhardt, doctor en Medicina, titular de la Clínica de Hohenlychen, clínico jefe del Reichsart de las SS, médico personal de Himmler, presidente de la Cruz Roja Alemana; Waldemar Hoven, doctor en Medicina, médico del campo de concentración de Buchenwald, SS-Hauptsturmführer; Joachim Mrugowsky, doctor en Medicina, jefe del Instituto de Higiene de las Waffen-SS, médico jefe, SS-Oberführer; Wolfram Sievers, secretario general de la Asociación "Ahnenerbe" (sociedad de investigación e instrucción de las SS), director del Instituto para la Investigación Científica Militar, SS Standartenführer.

Cadena perpetua Fritz Fischer, doctor en Medicina, ayudante en Hohenlychen, Sturmbannführer de las Waffen-SS; Karl Genzken, doctor en Medicina, jefe de Sanidad de las Waffen-SS, teniente general de las Waffen-SS; Sigfried Handloser, doctor en Medicina, jefe de Sanidad de la Wehrmacht e inspector de Sanidad del Ejército, General-Obertabsarzt; Gerhard Rose, doctor en Medicina, jefe del Departamento de medicina tropical en el Instituto Robert Koch, miembro del Consejo de Higiene y experto en medicina tropical ante el jefe de Sanidad de la Luftwaffe, Generalarzt del Reich; Oskar Schröder, doctor en Medicina, jefe de Sanidad de la Luftwaffe, inspector de Sanidad de la Luftwaffe (a partir del I de enero de 1944), General-Oberstabsarzt.

Veinte años Hermann Becker-Freyseng, doctor en Medicina, secretario de medicina aérea en la Inspección de Sanidad de la Luftwaffe, Stabsartz; Hertha Oberhauser, doctora en Medicina, doctora del campo de concentración de Ravensbrück, médico ayudante en

Page 36: El holocausto

Hohenlychen;

Quince años Wilheim Beiglböck, doctor en Medicina Oberarzt de la I Clínica Universitaria de Viena (Prof. Eppinger), Stabsarzt;

Diez años Helmut Poppendick, doctor en Medicina, médico de la Dirección de las SS para la raza y la colonización, jefe de la Oficina privada del Estado Mayor del Reichsarzt de las SS, SS-Oberführer;

Absueltos Kurt Blome, subjefe de Sanidad del Reich; Adolf Pokorny; Hans Wolfgang Romberg, director de departamento en el Instituto Alemán para la Navegación Aérea; Paul Rostock, director de la Clínica Quirúrgica Universitaria de Berlín; Siegfried Ruff, director del Instituto de Medicina Aérea de Berlín; Honrad Schaefer; Georg August Weitz.

5. Los Juicios de Nurenberg

Los Juicios de Núremberg o también, Procesos de Núremberg, fueron un conjunto de procesos

jurisdiccionales emprendidos a iniciativa de las fuerzas de las naciones aliadas, vencedoras al final de la

Segunda Guerra Mundial, en los que se determinó y sancionó las responsabilidades de dirigentes, funcionarios

y colaboradores con el régimen nacionalsocialista de Adolfo Hitler en los diferentes crímenes y abusos

cometidos en nombre del III Reich alemán a partir del 1 de septiembre de 1939.

Desarrollados en la ciudad alemana de Núremberg entre 1945 y 1949, el proceso que obtuvo mayor repercusión

en la opinión pública mundial fue el conocido como el Juicio principal de Núremberg o Juicio de

Núremberg y que celebró a partir del 20 de noviembre de 1945 el Tribunal Militar Internacional (TMI),

constituido por la Carta de Londres, en contra de 24 de los principales dirigentes supervivientes capturados del

gobierno nazi y de varias de sus principales organizaciones.

Otros 12 procesos posteriores fueron conducidos por el Tribunal Militar de los Estados Unidos entre los cuales

se encuentran los llamados Juicio de los doctores y Juicio de los jueces.

La tipificación de los crímenes y abusos realizada por los tribunales en Núremberg y los fundamentos de su

constitución representaron un avance jurídico que sería aprovechado posteriormente por las Naciones Unidas,

para el desarrollo de una jurisprudencia específica internacional en materia de crímenes en contra de la paz,

crímenes de guerra y crímenes en contra de la humanidad, así como para la constitución a partir de 1998 del

tribunal permanente de la Corte Penal Internacional.

Page 37: El holocausto

Imagen de la bancada de acusados en el Proceso principal de Nuremberg. A la izquierda, de arriba a abajo:

Hermann Goering, Rudolf Hess, Joachim von Ribbentrop, Wilhelm Keitel. A la derecha, de arriba a abajo: Karl

Doenitz, Erich Raeder, Baldur von Schirach y Fritz Sauckel.

" Cuando los examinamos, los grandes procesos

de la historia nos obligan a reflexionar acerca

de las complejas relaciones que existen entre el

derecho y el poder, a averiguar cuál fue la parte

de justicia y cuál la de la fuerza, casos en que las

razones de la política tuvieron mucho que ver "

(Alexander Demandt).

LOS ANTECEDENTES DEL PROCESO DE NUREMBERG.

Los antecedentes del Proceso del Nuremberg comienzan tras la primera guerra

mundial con el Tratado de Versalles, firmado por el gobierno de Weimar, con el fin

de penar la ofensa suprema contra la moral internacional y la autoridad suprema de

los tratados vulnerada por una guerra injusta. Con este fin se instituyo un tribunal

internacional penal integrado por las potencias vencedoras, ante el cual debía

compadecer el Káiser Guillermo II y se obligaba a Alemania a entregar a las

personas acusadas de haber cometido actos contrarios a las leyes y usos de la

guerra. Cuando los aliados exigieron la entrega del Káiser Guillermo II, los Países

Bajos rechazaron las entrega del mismo y en cuanto a los 900 criminales

denunciados por las autoridades aliadas para ser juzgadas por crímenes de guerra

sólo 45 fueron enjuiciados con penas que no superaban los 13 años de prisión ante

Page 38: El holocausto

el Reichsgericht en Leipzig. En este proceso que empezó el 23 de mayo de 1921 y

concluyó el 16 de Julio de 1921, algunos oficiales de submarino fueron condenados

por el hundimiento de barcos hospitales británicos, también se dictaron penas de

cárcel por malos tratos a prisioneros de guerra aliados. Sin embargo, las potencias

vencedoras se quejaron de que no se impusiera ninguna sentencia de muerte y que

algunos acusados fueran absueltos; pero sin embargo, el proceso de Leipzig creó un

importante precedente, por el cual soldados que durante una guerra cometen

delitos pueden ser juzgados por sus actos tras su finalización. Lo que significa que

ya no se daba por supuesta una amnistía general como tras la guerra de los 30

años en la paz de Münster y Osnabrück; quedando también superado el artículo 3

de la cuarta convención de La Haya de 1907, según la cual sólo los estados eran

responsables de los delitos de sus soldados.

Durante la Segunda Guerra Mundial cobró actualidad en Europa la cuestión de las

responsabilidades de los delitos de guerra; el 13 de enero de 1942 los aliados

establecieron en la declaración de Saint James que; uno de sus principales objetivos

de guerra sea el castigo de los responsables de los crímenes y en sentido jurídico, si

ellos eran los únicos culpables o corresponsables, si habían actuado por orden o por

su propia responsabilidad o si habían participado solos en ellos.

EL JUICIO DE NÜREMBERG

EL POR QUÉ DEL PROCESO DE NÜREMBERG.

En octubre de 1942, también en Londres, los representantes de diecisiete naciones

comprometidas en la lucha contra Alemania crean la Comisión Interaliada para

Crímenes de Guerra. Para esa fecha el conflicto no estaba ni mucho menos que

decidido. Comenzaba entonces la batalla de Stalingrado, en Äfrica del norte se

reavivaban los combates y para el desembarco en Normandía faltaban casi dos

años. Pero esta Comisión Internacional comenzó a trabajar como si la guerra fuese

a terminar en veinticuatro horas. Se recogían informaciones, documentos y

testimonios sobre las atrocidades nazis en los países ocupados y en la propia

Alemania, al mismo tiempo que se elaboraba un listado con los presuntos

criminales de guerra. Mientras tanto Radio Londres anunciaba varias veces en

idioma alemán y otras lenguas, en toda Europa, el siguiente mensaje:

“Los criminales de guerra deberán rendir cuentas de sus actos ante tribunales

especiales”.

El 1 de noviembre de 1943, en una reunión en Moscú, Stalin, Churchill y Roosevelt

firmaron una declaración conjunta relativa a la responsabilidad de los partidarios de

Hitler por los abominables hechos cometidos, en el cual estas grandes potencias no

dejaron dudas de que celebrarían procesos criminales. Esto se vio reflejado en el

compromiso de:

“castigar, según una decisión común, a los responsables de crímenes que afectan a

muchos países”.

Page 39: El holocausto

Las concepciones jurídicas soviéticas y anglosajonas no coincidían; en la

conferencia de Teherán, del 28 de noviembre al 1 de diciembre de 1943, Stalin

pidió el fusilamiento sumario de 50.000 militares, políticos y simpatizantes

alemanes, idea que fue enérgicamente rechazada por Churchill, pues para los

aliados occidentales era preferible cualquier procedimiento jurídico.

Pero pocas semanas después, la Unión Soviética, sin colaboración de los aliados

inauguró el llamado proceso de Járkov, el primer proceso público por crímenes de

guerra contra alemanes. En éste se acuso a 3 soldados apresados en Stalingrado,

imputándoseles asesinatos de población rusa con vehículos para gasear. El proceso

empezó el 16 de Diciembre de 1943 y terminó el 18, con sentencias de muerte que

fueron ejecutadas en la horca el 19, en una plaza pública de Járkov. Según radio

Moscú 40.000 personas asistieron a la ejecución.

En los Estados Unidos, el Departamento de Estado, el de la Guerra y el de Justicia,

empiezan a estudiar con todo detalle la organización del gran proceso. De ello se

ocupan especialmente los jueces Samuel Irving Rosenmann y Robert Houghwout

Jackson, del Tribunal Supremo. Mientras se constituían secciones militares

especiales que debían avanzar junto a las tropas de asalto para buscar y recoger

documentos, los dos jueces pensaban en el procedimiento a seguir contra los

criminales de guerra.

Algunos conceptos fundamentales del derecho procesal angloamericano -como

luego explicó el juez Jackson- no se admiten por los pueblos del continente europeo,

y ciertas fórmulas legales americanas no son traducibles a otras lenguas, dada la

absoluta falta de términos equivalentes. En los países anglosajones todo acusado y

testigo es interrogado por el fiscal y por la defensa. Y, este doble interrogatorio,

según los americanos, es el mejor medio para buscar la verdad en una declaración.

También la acusación fiscal es diferente, y los mismos soviéticos sostuvieron que el

sistema angloamericano era injusto respecto al encausado. Ingleses y americanos,

decían los rusos, formulan una acusación genérica y sucesivamente presentan las

pruebas en el curso del proceso. “Nosotros, - decían los soviéticos -, catalogamos y

describimos en la acusación todas las pruebas, documentos, y declaraciones de

testigos contra el encausado”. Los americanos replicaron que, haciéndolo así, se

anticipaban todos los resultados del proceso. De ese modo el fiscal no podía

demostrar su verdad y sólo se escucharía a la defensa del acusado. pero todas esas

dificultades se fueron superando poco a poco.

Los Estados Unidos decidieron constituir un tribunal conjunto de las potencias

vencedoras. El 2 de mayo de 1945 el presidente de los Estados Unidos Harry

Truman, nombró al juez del Tribunal Federal Robert Jackson como plenipotenciario

para las negociaciones con las grandes potencias y fiscal jefe por la parte

Norteamericana, éste en un informe al presidente del 6 de Junio de 1945 presentó

el plan para el proceso de Nurenberg y desarrolló los puntos de acusación y los

Page 40: El holocausto

problemas jurídicos básicos. En el apartado 7 del protocolo de Potsdam las

potencias vencedoras confirmaban la intención de conducir a los criminales

alemanes ante una jurisdicción rápida y segura, y esperaban que las negociaciones

de Londres conduzcan a un rápido acuerdo, considerando de máxima importancia

que empiece cuanto antes el proceso contra estos grandes criminales.

El 25 de junio de 1945 se reúnen los delegados de los Cuatro Grandes. Por los

americanos, Robert Jackson y once ayudantes; por los ingleses el Fiscal del Tribunal

Supremo, Sir David Maxvell-Fyfe, el lord canciller Jowitt y once ayudantes por los

franceses, el Consejero del Tribunal de Apelación Robert Falco, el profesor André

Gross, especialista en Derecho Internacional Público, y dos ayudantes; por los

soviéticos el general J.T. Nikitchenko, vicepresidente del Tribunal Supremo de

Moscú.

La discusión fue larga y tuvo momentos difíciles. Incluso surgió la pregunta ¿quizá

no había sido la URSS cómplice de los criminales cuando en 1939 se repartió

Polonia con Hitler?. Y, además, ¿cómo se debía juzgar la invasión rusa de Lituania,

Estonia o Letonia?. Estos interrogantes (que se quedaron en pura retórica) fueron

subrayados clamorosamente por pruebas de expatriados, y en las comisiones no

faltaron duros enfrentamientos verbales. Al final, todos se pusieron de acuerdo

sobre el procedimiento, basado sustancialmente en el sistema anglosajón. Por

último se acordó sobre cual sería la ciudad en donde desarrollar el proceso, a

instancias del juez Jackson se elige Nüremberg por contar con un edificio (antigua

cárcel) ideal para sede del tribunal, casi intacto a los bombardeos devastadores que

se dieron sobre Alemania. Nüremberg había sido la ciudad de los desfiles y los

congresos hitlerianos y en la cual se habían dictado las leyes racistas nazis.

Estas conferencias prosiguieron en Londres, donde el 8 de agosto de 1945 se

firmarían el acuerdo por el que se establecía que los aliados procesarían a los

criminales de guerra.

Ya para el 18 de octubre de 1945 el tribunal que dentro de un mes deberá juzgar a

veinticuatro jefes nazis está reunido en la Berlín vencida y ocupada, en la sede de la

Comisión Aliada de Control, en el mismo edificio donde un año antes fueron

procesados por los nazis y condenados a muerte los autores del fallido atentado

contra Hitler del 20 de julio de 1944. En la sala están reunidos cuatro hombres, los

jueces, delante en dos filas de bancos, se sientan los procuradores adjuntos y los

ayudantes. El hombre que preside, el único de uniforme, es el general J.T.

Nikitchenko, vicepresidente del Tribunal Supremo de Moscú. Estas fueron parte de

sus palabras en aquella reunión:

“Estos hombres son ciertamente responsables del exterminio de diez millones de

personas, en Europa y en la Unión Soviética. Diez millones de personas asesinadas

a sangre fría, no muertas en el transcurso de acciones bélicas, sino fusiladas,

asfixiadas con gas, muertas por hambre, por trabajos forzados y por torturas en los

Page 41: El holocausto

campos de concentración. Estos hombres deben responder de crímenes contra la

humanidad cometidos en la paz y en la guerra. El gobierno de la Unión Soviética

acepta la propuesta de un proceso internacional y público, aunque el pueblo

hubiera querido que estos acusados fueran fusilados inmediatamente, apenas

capturados, como tantos otros perros sarnosos”.

A la derecha de Nikitchenko se sienta el Lord de Justicia, el inglés Geoffrey

Lawrence, futuro presidente del tribunal de Nüremberg. A la izquierda del ruso está

el juez americano Francis A. Biddle. El último es el representante de Francia, el viejo

profesor Henri Donnedieu de Vabres, quien toma la palabra a continuación del

general soviético:

“No es justicia la de los pelotones de ejecución” . El intérprete traduce al ruso. El

general Nikitchenko hace una ligera inclinación hacia el francés. “Nosotros -

continúa el juez francés- sólo debemos ratificar el acta de acusación para un

proceso que veinte naciones aliadas piden hace desde cinco años y que deberá

iniciarse, y así lo desea mi gobierno, el próximo noviembre”.

Los principales inculpados de este proceso, -que durará doscientos dieciocho días,

que será el más célebre de la Historia, - están ya determinados: Hitler, Himmler,

Goebbels. Desde hacía mucho tiempo se había pedido justicia contra ellos. En 1940

todos los representantes en el exilio de los países ocupados, reunidos en Londres

aprobaron esta resolución:

“Uno de los principales fines de la guerra de los países aliados es el castigo a los

responsables de los crímenes cometidos en las naciones ocupadas. Por tanto, estos

gobiernos se comprometen a: 1) que los criminales responsables, de cualquier

nacionalidad, sean buscados, llevados ante un tribunal y juzgados; 2) que las

sentencias se cumplan”.

LA IDEA DEL PROCESO.

Inmediatamente al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en 1945, fueron sometidos

a proceso en Alemania, Japón e Italia los criminales de guerra. Para celebrar estos

procesos fueron instituídos tribunales militares especiales y auténticas audiencias

internacionales de justicia, cuyos magistrados eran representantes de las potencias

vencedoras. Por primera vez en la historia moderna los vencedores se atribuían el

derecho de procesar a los vencidos, y tal decisión no dejó de producir perplejidad y

polémica. La duda pronto surgió ¿se trataba de administrar justicia, o de

venganza?. Una percepción indicaría que el significado de este Proceso se relaciona

con el cierre definitivo de una etapa histórica, la continuación de la derrota militar

para los nazis en el escenario de la justicia, legitimando el triunfo del derecho sobre

la violencia. Pero para otros significa la apertura de una nueva época de un nuevo

derecho humanitario internacional. Pero estos interrogantes indudablemente

válidos en la línea del derecho, estaban abocados a estrellarse frente a la espantosa

realidad de una guerra distinta a todas las demás. Una guerra que los nazis habían

Page 42: El holocausto

llevado a cabo pisoteando toda regla escrita y todo principio moral, matando sin

piedad a seres inocentes, ensañándose sin piedad contra la población civil

indefensa y, por añadidura, aplicando la “solución final” con el genocidio de seis

millones de judíos.

Las bases del Proceso de Nüremberg fueron, Moscú (1943), Teherán (1943), Yalta

(1945), Potsdam (1945), el Acuerdo de Londres (1945), y el Estatuto del Tribunal

aprobado en la misma Conferencia de Londres.

Al principio se decidió que los crímenes de los nazis serían juzgados en la nación en

donde habían ocurrido, y sólo los principales jerarcas enemigos serían sometidos al

juicio de los aliados. Entre los jerarcas se habló de Mussolini, Hitler, Göering,

Goebbels, Himmler y Von Ribbentrop, pero cuando se tuvo conocimiento de los

campos de concentración se decidió juzgar a todos los responsables directos e

indirectos. Fueron puestas bajo acusación incluso las organizaciones militares y

paramilitares alemanas. Pero el verdadero punto crucial del proceso, o mejor dicho,

de su preparación, fue de naturaleza jurídica, y es, a continuación, claramente

explicado por el escritor y periodista francés Raymond Cartier, quien

oportunamente manifestó:

“Una parte de los cargos chocaba con un escollo de naturaleza jurídica. El principio

fundamental de las sociedades civiles exige que nadie sea condenado si no es en

virtud de una ley anterior a los hechos de los que se acusa. Y para las

responsabilidades de guerra no existe una ley así. Tales normas, decidió el juez

Jackson, se crearían durante el mismo proceso, partiendo de los principios

generales de la moral internacional que el Tribunal interpretaría de la manera más

elevada posible. Cuatro grandes naciones juzgaban en nombre de todos los pueblos

que formaban parte de la comunidad internacional de las Naciones Unidas. Una

elección equivocada en el proceso de Nüremberg fue el grupo de acusados, puesto

que entre los imputados había soldados que nada sabían de crímenes contra la

humanidad, políticos que más bien no se interesaban por hechos que no fueran los

estrictamente dependientes de las relaciones diplomáticas. Entre estos acusados y

diplomáticos se encontraban asesinos como Von Ribbentrop, Keitel, Sauckel.

Probablemente, el proceso de Nüremberg fue necesario, como demostró el juez

Jackson. Pero fue arbitrario, en el sentido literal de la palabra, porque por lo menos,

una parte de las condenas no se basaba en una ley precedente. Fue además

insignificante, en el sentido de que la suerte de los veintiún acusados, la mayor

parte de los cuales no habría podido en todo caso sobrevivir, no revestía mucha

importancia en la inmensa tragedia que había convulsionado al mundo. Y fue justo.

No violó nunca las formas de justicia, ni cayó nunca en la violencia o en la

impaciencia. Churchill, de cualquier modo, no lo aceptó nunca. Escribiendo sus

memorias, justificó la muerte de Mussolini con estas palabras: “por lo menos esto

ahorró un Nüremberg italiano”.

Page 43: El holocausto

UN PRINCIPIO NUEVO Y DISCUTIBLE.

La creación del Tribunal Militar Internacional supuso dificultades de orden moral y

jurídico, material y diplomático. Basta leer Le Monde del 18 de noviembre de 1945

para tomar conciencia del problema moral que suponía la institución de un Tribunal

Militar Internacional. En su sección de noticias internacionales, el diario francés

publicaba:

“Estos siempre fueron delitos de guerra que, generalmente, sólo se castigaron con

represalias. Los procesos actuales se inspiran, sin embargo, en otro principio nuevo,

es decir, el de que también en tiempo de guerra ciertos actos, desaprobados por la

moral, dependen al mismo tiempo de la justicia y merecen sanciones ejemplares.

Sólo queda adherirse a este principio que significa un progreso de la conciencia

universal y cuya aplicación podrá, hasta cierto punto, intimidar a futuros criminales.

Sin embargo hay que convenir que supone numerosas dificultades. La primera

consiste en la definición misma del delito de guerra. Sería relativamente fácil si se

entendiese por esto los actos contrarios a la humanidad y que las necesidades de la

lucha no justifican. En esta categoría se encuentran los suplicios y los asesinatos de

los campos de concentración, las ejecuciones en masa de grupos de población

como la de los judíos, los polacos y los ucranianos; y los actos bestiales de algunos

jefes militares, como la destrucción de Oradour.

Sin embargo, el proceso de Nüremberg incluirá también casos de otra naturaleza.

Se sabe que se destinará a los más altos personajes del Tercer Reich, civiles y

militares. Alguna vez serán inculpados de crueldad injustificable, como las

carnicerías de Dachau y de otros lugares, pero se les imputarán también otros

delitos. Se ha decidido considerar como tal la responsabilidad de la guerra, y

perseguir bajo este título a aquellos que pueden ser considerados sus autores, o

que, con su consejo y su influencia, contribuyeron a hacerla estallar. Es esta, no hay

que ocultarlo, una innovación llena de trampas jurídicas... No cabe duda de que los

jueces llamados a Nüremberg, que han sido elegidos entre la flor y nata de la

magistratura de los países aliados, están en situación de realizar su trabajo con

imparcialidad y competencia. Es una gran experiencia que se va a ensayar. Sería

deplorable que su éxito no fuese completo”.

De hecho fuera de las críticas técnico - jurídicas que se realizan sobre el Proceso de

Nuremberg nadie duda que desde el punto de vista moral, los juicios se

encontraban harto justificados, pues en ellos se demostró acabadamente no sólo la

aberrante barbarie del proyecto nazi, sino también la rigurosa veracidad de las

acusaciones sobre el Holocausto y otras aberraciones.

SE ABRE LA SESIÓN

El 18 de octubre de 1945 a las diez y media de la mañana comenzó en Berlín, en la

gran sala de sesiones del Control Aliado, (Alliierter Kontrollrat, institución creada en

el año 1945 para el gobierno de Alemania; en funcionamiento hasta 1948), la sesión

Page 44: El holocausto

inaugural del Tribunal Militar Internacional. Faltó muy poco para que Berlín, de

acuerdo con el deseo del Juez Soviético, sea el lugar de reunión del Tribunal. Pero

un mes más tarde el 20 de noviembre de 1945, a las diez y media de la mañana

empezaría - no en Berlín sino en Nuremberg - el proceso criminal más celebre de la

historia.

Según el artículo 2 del Estatuto, el tribunal se componía de cuatro jueces

nombrados por las cuatro grandes potencias. De los cuales tres de ellos fueron

civiles y solo el miembro soviético pertenecía al ejercito. Como presidente se eligió

al miembro Británico, Lord Justice (titulo como miembro de la Cámara de apelación

del Tribunal Supremo Británico) Geoffrey Lawrence; los otros miembros eran el

Ministro de Justicia Francis Baiddle por los Estados Unidos, el catedrático de

derecho penal de la Universidad de París H. Donnedieu de Vabres por Francia, y el

General de División I. T. Nikitchenko por la Unión Soviética,

Pero aunque este tribunal se componía como un tribunal de derecho internacional lo

cierto es que era un tribunal de ocupación interaliado, ya que Alemania no había

autorizado ninguna creación de un órgano Supraestatal. Convirtiéndose en una

institución Sui Generis sobre la base de un acuerdo en perjuicio de terceros. Su

competencia se basaba en una capitulación sin condiciones del ejército del Tercer

Reich, es decir en la sustitución del gobierno alemán por un gobierno Aliado

(conforme a la declaración de Berlín del 5 de junio de 1945). Los 4 fiscales también

pertenecían a los mismos países que los jueces.

UNA ACUSACIÓN DE 25.000 PALABRAS.

Las imputaciones formuladas a los jerarcas nazis fueron reunidas en grupos

definidos así:

A) Crímenes contra la paz, es decir la dirección, la preparación, el

desencadenamiento, y el desarrollo de una guerra de agresión o de una guerra en

violación de los tratados, de las garantías y de los acuerdos internacionales, o la

participación en un plan concertado o en un complot para el cumplimiento de

alguno de los actos previamente enumerados.

B) Crímenes de guerra, es decir, la violación de las leyes y usos de guerra. Estas

violaciones comprenden “el asesinato, los malos tratos o la deportación para

trabajos forzados, o cualquier otro fin, de poblaciones civiles de los territorios

ocupados, el asesinato o malos tratos a prisioneros de guerra o náufragos, la

ejecución de rehenes, el saqueo de bienes públicos o privados, la destrucción -sin

motivo- de ciudades y pueblos, o la devastación no justificada por exigencias

militares.

C) Crímenes contra la Humanidad: el asesinato, el exterminio, la reducción a

esclavitud, la deportación y todos los demás actos inhumanos cometidos contra las

poblaciones civiles, antes o durante la guerra, o las persecuciones por motivos

políticos, raciales o religiosos.

Page 45: El holocausto

El art. 6º del estatuto del Tribunal Militar de Nüremberg establece también otro

principio, gravísimo para los acusados en el gran proceso: los dirigente, los

organizadores, los provocadores o cómplices que han tomado parte en la

elaboración o en la ejecución de un plan concertado o de un complot para cometer

alguno de los crímenes enumerados anteriormente, son responsables de todos los

actos cometidos por todas las personas en la ejecución de dicho plan.

LA LISTA DE LOS ACUSADOS.

Durante el curso de la Guerra ya las potencias vencedoras habían expresado la

voluntad de juzgar a Hitler, Mussolini, Himmler, Golbbels, y muchos otros; pero ya

en el verano de 1945 estos no vivían.

Por lo que se decidió que junto a Göring, Bormann, Ley, se acusara a:

Karl Dönitz, - por ser el jefe supremo de la marina de guerra y sucesor de Hitler en la jefatura del estado alemán -.

Hans Frank - por ser el gobernador general de Polonia -.

Wilhelm Frick - por ser el Ministro de Interior -.

Hans Fritzsche - por ser el comentarista en Jefe de radiodifusión-.

Rudolf Hess - hasta su vuelo a Inglaterra en mayo de 1941, por ser lugarteniente de Hitler en la presidencia del partido -.

Alfred Jodl - por ser el Jefe de Estado Mayor de las fuerzas Armadas -.

Ernest Kaltenbrunner - por ser el Jefe de Reichssicherheitshaupteamt (una institución creada en 1939 por la unión de la policía secreta y las SS; encargada el Holocausto desde mediados de 1941), desde la muerte de Reinhard Heydrich -.

Wilhelm Keitel - por ser el Jefe del Alto Mando de las fuerzas Armadas -.

Konstantin von Neurath - por ser el Ministro de Asuntos Exteriores hasta 1938, más tarde fue Reichs Protektor de Bohemia y Moravia -.

- Franz von Papen - por ser Vicecanciller hasta 1934 -.

- Erich Raeder - por ser el Jefe supremo de la Marina de Guerra hasta 1933 -

Joachin von Ribbentrop - por ser el Ministro de Asuntos Exteriores desde 1938

hasta 1945 -.

- Alfred Rosenberg - por ser el ideólogo del partido y Ministro para los territorios

ocupados en el este -.

- Fritz Sauckel - por ser Plenipotenciario par asuntos laborales -.

- Hjalmar Schacht - por ser Ministro de Econoía hasta 1937 y presidente del

Reichsbank hasta 1939 -.

Page 46: El holocausto

Baldur von Schirach - por ser el dirigente de la juventud y Gauleiter (dirigente de

cada una de las circunscripciones -Gau - en las que se dividía el partido nazi) de

Viena -.

- Arthur Seyss-Inquart - por ser comisario del Reich para Holanda -.

- Albert Speer - por ser ministro de Armamento -.

- Julius Streicher - por ser Gauleiter de Franconia y autor del Livelo Der Stürmer -.

Originariamente también estuvo incluido Gustav Krupp von Bohlen und

Halbach de 75 años de edad, un antiguo jefe del consorcio Krupp; pero debido a

una parálisis sufrida en 1942 se lo consideró incapacitado para el interrogatorio y el

proceso.

No sólo se acusó a personas individuales, sino también a grupos y organizaciones:

el gobierno de Reich , es decir el consejo de Ministro, el Cuerpo de dirigentes del

partido Nacional socialista obrero Alemán (National Sozialistische Deutsche

Arbeiterpartei, NSDAP), las Brigadas de Defensa (Schutzstaffel, SS) del partido nazi,

incluído el servicio de seguridad (Sichercheitsdienst, SD), la policía secreta

(Gestapo), la secciones de asalto (Sturmabtilungen, SA) del partido nazi, así como

también el Alto Mando de las Fuerzas Armadas (Overkommando der Deutschen

Wehrmancht, OKW).

LA PRIMERA EXPOSICIÓN CONJUNTA DE LA DEFENSA.

En la primera intervención de la defensa, el abogado del acusado Herman Göering

(jefe de la Luftwaffe) el dr. Stahmer, pide la palabra y solicita: “Quisiera presentar

una moción en nombre de toda la defensa”. El Presidente del Tribunal Sir Geoffrey

Lawrence, juez británico, lo autoriza.

La moción del letrado podría ser decisiva, aunque no hay probabilidades concretas

de que pueda ser aceptada. Intenta invalidar todo el proceso, desde la constitución

del Tribunal hasta la sentencia remisoria a otro juicio. El punto clave de la moción

de Stahmer y de sus colegas es la antigua máxima jurídica: “nullum crimen, nulla

poena sine lege”. Si no existe antes una ley internacional que castigue la guerra de

agresión, no es posible, en consecuencia, iniciar un proceso penal respecto a los

actuales acusados. El Dr. Stahmer subraya como el Tribunal se aparta por otra

característica de los principios generalmente reconocidos por los modernos

sistemas jurídicos:

“Los jueces de este Tribunal, de hecho, proceden solamente de los estados que

durante la guerra estuvieron del otro lado de las trincheras. Así, la parte el todo:

autora de cargos, de la ley penal, acusadora y juez”.

Hacia el final de su exposición el abogado expresaba: “Dos espantosas guerras

mundiales y los terribles golpes por lo que la paz entre las naciones ha sido turbada

en este período, entre inhumanos conflictos que han asolado la tierra, maduraron

Page 47: El holocausto

esta reflexión entre las atormentadas naciones. es imposible un orden real entre los

estados, puesto que es derecho soberano de todos los estados hacer la guerra en

cualquier momento y con cualquier fin. En los últimos diez años la opinión pública

mundial se ha ido haciendo cada vez más contraria a la idea de que la decisión de

entrar en una guerra está más allá del bien y del mal. La opinión pública distingue

entre la guerra justa e injusta. Esto requiere que la Sociedad de Naciones pida

explicaciones a un estado que haya desencadenado una guerra injusta, y le niegue,

en caso de victoria, los frutos de su delitos. Pues bien, si esto es así, no solo se

requiere que el estado culpable sea condenado y castigado sino que, además, los

hombres culpables de provocar una guerra injusta sean castigados por un Tribunal

Internacional. Bajo este punto de vista, todavía se va más lejos de los mismos

cerebros más estrechamente jurídicos del alto Medioevo. Tal idea es la base de la

primera de las tres acusaciones del cargo, los delitos contra la paz. la Humanidad

desea que en el futuro este concepto sea algo más que un postulado, que se

convierta en una eficaz ley internacional.

Pero todavía no existe una ley internacional. Ni el estatuto de la Sociedad de

Naciones, esta organización mundial contra la guerra, ni el Pacto Briand-Kellog, ni

ningún otro tratado realizado después de 1918, en esta primera oleada de intentos

para poner fuera de la ley la guerra de agresión, ha llevado a cabo esta idea.

Pero sobre todo el procedimiento de la Sociedad de Naciones en este punto ha sido

absolutamente inequívoco en los últimos tiempos. Repetidamente la Sociedad se ha

encontrado con tener que decidir sobre la legalidad o la ilegalidad de la acción

violenta de un miembro de la Sociedad contra otro.

Pero la ley internacional no ha penado nunca, ni mucho menos, en incriminar a

hombre s de estado, generales y financieros de ese estado, usando la fuerza y,

menos todavía, llevando a estos hombres a un Tribunal criminal internacional.

Y, cuando el verano pasado, en San Francisco, fue creada la nueva organización

internacional para la paz, no se fijó ninguna norma de ley por la cual, en el futuro,

un Tribunal Internacional debiera castigar a los responsables de una guerra de

agresión. Según el modo con que los delitos contra la paz están configurados, el

presente juicio no tiene base legal alguna en el Derecho Internacional, sino que es

un procedimiento basado en una nueva ley Penal: una ley penal que ha sido

formulada sólo después del acto.

Esta contraviene el principio de ley universal, que fue parcialmente violado por la

Alemania hitleriana. Y esta violación fue solemnemente desaprobada dentro y fuera

del Eeich. La norma jurídica que establece: “El castigo es sólo posible si la ley que

ha sido violada ya existía en el momento en que fue cometido el acto y si el castigo

estaba ya previsto”, es uno de los principios básicos de los estados y especialmente

de las potencias firmantes del Acta Constitutiva de este Tribunal, de Inglaterra

Page 48: El holocausto

desde el Medioevo, de los Estados Unidos desde su nacimiento, de Francia desde la

Revolución Francesa y de la Unión Soviética.

Cuando la Comisión de Control para Alemania promulgó una reciente ley para el

restablecimiento de este principio, se ordenó: “Ningún castigo sin una ley que ya

existiese cuando el acto fue cometido”. Este principio no es fruto del oportunismo,

sino que está basado en el conocimiento de que todo acusado debe sentirse tratado

injustamente si es castigado por una ley creada “ex post facto”. Los defensores de

todos los acusados hoy en juicio, violarían su deber si soportasen en silencio el

abandono de una ley internacional vigente y el rechazo de un principio de la

moderna legislación criminal, universalmente reconocido.

No pueden dejar de aceptar lo que hoy es abiertamente reconocido como

jurídicamente indiscutible, también fuera de Alemania.

Los defensores están unánimemente convencidos de que este juicio podrá servir al

progreso del orden mundial en un grado incluso mayor, si el juicio no se separa de

la ley internacional vigente. Mientras sean impugnados actos para los cuales no

estaba establecido ningún castigo en el tiempo en que fueron cometidos, el proceso

debería limitarse a una investigación comprensiva de lo que acontece.

En este sentido, la defensa, como auténtica ayuda del tribunal, cooperará

plenamente. Bajo el impulso de tales decisiones judiciales, la Sociedad de Naciones,

sometida a la Ley, podrá, después, formular una ley respecto a la institución de un

castigo para aquellos individuos que en el futuro provoquen una guerra injusta.

Es más. La defensa es de la opinión que también otras reglas del acta se oponen a

los principios del derecho: “nulla poena sine lege”.

La defensa, además, tiene que señalar desde ahora otra característica que se aleja

de los principios generalmente reconocidos por el moderno procedimiento penal:

los jueces proceden de los estados que durante la guerra estuvieron del otro lado

de las trincheras.

Así la parte es el todo: autora de cargos, de la ley penal, acusadora y juez. Que esto

no deba ser así es, por excelencia, opinión legal general.

Los EE.UU. han declarado siempre solemnemente cuando se establece un juicio y

una jurisdicción internacional, que el Tribunal debe estar constituido por neutrales,

o por neutrales junto a representantes de todas las partes en litigio.

En el tribunal Internacional permanente de La Haya este concepto se ha llevado a

cabo de un modo que no puede servir de ejemplo.

En consideración a la complejidad y a las dificultades de estos problemas jurídicos,

el Colegio de la Defensa pide que el Tribunal desde ahora se asegure, consultando a

expertos de Derecho Internacional y de fama internacional, sobre la base jurídica de

este juicio y las normas de este Tribunal.

En nombre del Colegio de la Defensa, firma Doctor Otto Stahmer.

Page 49: El holocausto

El Tribunal rechaza la instancia reservándose al motivarlo, y el presidente Lawrence

invita a los acusados a acercarse al micrófono y a declarar, según el procedimiento

penal anglosajón, si se reconocen culpables o no.

LA PETICIÓN DE LA FISCALÍA

La fase de las preguntas, declaraciones, y las repreguntas, determina el 25 de Julio

de 1946. 24 horas después la acusación publica lanza sus conclusiones finales, y el

primero que toma la palabra es R.H.Jackson, fiscal por los Estados Unidos.

Después de haber justificado en el plano del derecho internacional y en el de los

simples sentimientos humanos la validez de un proceso, la defensa se ha esforzado,

naturalmente, por hacer considerar ilegal, Jackson pide a los jueces las penas más

severas para los criminales presentes y para el ausente Martin BORMANN.

Textualmente alega:

“ La historia constata que todo lo que ellos podían decir en su propia defensa lo han

dicho. Pero ellos, en momentos de esplendor y potencia, nunca ofrecieron a nadie

un proceso como el que les hemos hecho. Nuestras pruebas de su culpabilidad de

basan sólidamente en testimonios a los que no han sabido contraponer más que las

excusas lloriquiantes y los mezquinos subterfuigios que hemos escuchado. Si, por lo

tanto, en el momento final del juicio, mi acusación es dura y despiadada, eso viene

impuesto por las pruebas mismas .... Si habeís de llegar a la conclusión de que

éstos pobres no son culpables, sería como decir que no había habido una guerra, ni

matanzas ni crímenes”.

Presidente : “Tiene la palabra Sir HARTLEY SHAWCROSS fiscal general de la

acusación por el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda” .

Shawcross : “Goering, Hess, Ribbentrop, Keitel, Kaltenbrunner, Rosenberg, Franck,

Frick, Streicher, Funk, Schacht, Doenitz, Raeder, Von Schirach, Sauckel, Jodl, Von

Papen Seyss-Inquart, Speer, Von Neurath, Fritzche y Bormann : he aquí a los

culpables. Permitirme decir algunas palabras sobre cada uno de ellos, sobre sus

respectivas responsabilidades en los delitos más sórdidos, en los crímenes más

salvajes. Goering, bajo su falso aire de benevolencia, es el potente arquitecto de

éste sistema diabólico, desde el rumbo del gobierno en el estado nazi, hasta la

construcción gradual de los organismos destinados a la guerra, desde la agresión

calculada hasta las atrocidades. Hess no fue menos que él.

La parte de Ribbentrop es evidente. Nadie en la historia ha degradado tanto la

diplomacia, nadie se ha hecho culpable de una perfidia más miserable. Es

Ribbentrop el que después de 1940, ordena a todas sus embajadas y legaciones

europeas que aceleren la ejecución de las “medidas políticas”, es decir, el

exterminio racial. No es Himmler, sino Ribenntrop quien en Febrero de 1943

comunica orgullosamente a Mussolini que “todos los judíos de Alemania y de los

territorios ocupados han sido encerrados en las reservas del este”. Ribbentrop

engreído y falso diplomático, es sólo un vulgar asesino.

Page 50: El holocausto

Ni Keitel ni Jodl pueden negar que han sido cómplices en los más odiosos crímenes,

incluso en los cometidos fuera de su esfera de “soldados rectos y obedientes”. Ellos

sabían lo que ocurría en el este. Fue Jodl quien escribió, a propósito de la

deportación de los judíos daneses: “ si una medida política debe ser cumplida por el

comandante militar de Dinamarca, el Alto Mando del Oeste deberá ser avisado a

través del Ministro del Exterior”.

Kaltenbrunner es atrapado por la acusación en las frases del testigo Gisevius, ex

funcionario de la Gestapo : “ Nos preguntábamos si podía existir otro monstruo

como Heydrich ... Legó Kaltenbrunner y todo empeoró de día en día. Nos dimos

cuenta de que los impulsos criminales de un asesino como Heydrich eran quizá

menos terribles que la lógica fría legalista de un abogado que tenía en sus manos

un instrumento tan peligroso como la Gestapo.

Si Bormann disponiendo de las más delicadas palancas del partido se sirvió de ellas

para ejecutar las crueles órdenes de “tierra quemada”; y el decreto de la bandera,

la culpabilidad de Rosenberg, el hombre que preparó un terreno fértil para la

semilla de la política nazi está fuera de duda. Como ministro de los Territorios

Ocupados conoció la destrucción de los Ghettos y la “solución final”.

Luego de ésta exposición, Sir Hartley Shawcross lee el documento más angustioso

del proceso. Es el testimonio del Ingeniero Herman Grabe, directivo de una

sociedad alemana implantada en Ucrania, sobre el exterminio de los 5000 judíos de

Dubno:

“Las personas bajadas de los camiones, hombres, mujeres y niños, de todas las

edades, debían desnudarse por orden de un soldado de la S.S. que empuñaba un

látigo de caballo o de perro.... Sin gritar ni llorar, ésta gente se colocaba en grupos

por familias, y se besaban y saludaban esperando la señal de otros soldados de las

S.S., también con un látigo en la mano, que estaba junto a la fosa..... Una anciana

de cabello blanco tenía en brazos a un niño de un año, cantándole canciones y

jugando con él. Los padres miraban la escena con lágrimas en los ojos. El padre

tenía de la mano a un chico de unos 10 años y le hablaba en voz baja. El niño

trataba de contener las lágrimas. El padre señaló al cielo y le acarició la cabeza, y

pareció explicarle algo. En aquel momento el hombre de las S.S. cerca de la fosa

gritó algo a su camarada. Este contó unas veinte personas y las hizo caminar hasta

detrás del montículo de tierra.... Me acuerdo bien de una muchacha esbelta y de

cabello negro que al pasar junto a mí se señaló a si misma y dijo : “Tengo 23 años”.

Di la vuelta al montículo y me encontré con un espectáculo horrendo. Había cuerpos

a montones, unos encima de otros... A casi todos les corría la sangre de la cabeza

por la espalda ... Juzgue que la fosa contenía unas 5000 personas”.

El fiscal inglés luego de la lectura del relato exclamó:

“Esto se repitió seguidamente centenares y millares de veces, en Ucrania y en

Polonia. ¿Acaso no dijo Hans Frank a sus funcionarios de gobierno general: “no

Page 51: El holocausto

puede uno deshacerse de todos los piojos y de todos los judíos en un sólo año” ?. Y

Frick, ministro del interior primeramente y luego PROTECTOR de Bohemia y

Morabia, ¿podía decir que no conocía la política de exterminio de los judíos y la

operación eutanasia ?. Heidrich, el “perro sanguinario” subordinado suyo ¿no le

escribió en 1941: “podemos afirmar, que en el futuro, no habrá ya judíos en los

territorios del este” ? .

El fiscal hace una larga pausa, y luego se dirige directamente a Streicher :

“No es necesario hablar mucho de éste hombre. Streicher es quizá más responsable

que los otros. Durante 25 años su terrible ambición ha sido la de exterminar a los

judíos, durante 25 años, inculcó al pueblo alemán la filosofía del odio, de la

brutalidad, del asesinato. Sin él no habrían sucedido los exterminios. Hace mucho

tiempo que Streicher ha perdido el derecho a la vida.”

Rápidamente, Sir Harley Shawcross traza las líneas sumarias de acusación para los

otros procesados:

“Schacht ayudó a Hitler a subir al poder, y lo consideraba como un hombre con el

que se puede colaborar. Schacht dio al nazismo los fondos para el rearme, y el

entonces ministro de la guerra, Von Blomberg, le dijo públicamente: “Sin su ayuda

mi querido Schacht, este rearme no se habría realizado jamás”

“Funk continuó la obra de Schacht y preparó la economía alemana con vistas a la

guerra de agresión.”

“Doenitz fue quien pronunció un discurso ante 600.000 hombres de la Marina de

Guerra hablando del veneno corrosivo del Judaísmo”.

“También las manos de Raeder están manchadas de sangre por el ataque contra

Noruega”.

“ Von Schirach, éste miserable, que ha pervertido millones de inocentes muchachos

alemanes transformándolos en instrumentos de una política criminal, ¿no habría

sido mejor para él atarse una piedra de molino al cuello y arrojarse al mar ?”.

Schawcross pide la pena de muerte para todos:

“Sauckel, que ordenaba medidas implacables para deportar y aprovechar la mano

de obra destinada a la máquina bélica alemana”

“ Von Papen, cómplice de Hitler en el advenimiento del nazismo, aún sabiendo que

la oposición política sería estrangulada, y que los judíos y las confesiones religiosas

(comprendida la suya, la católica) serían perseguidos y destruidos”

“Seyss-Inquart que admitió la deportación de los obreros holandeses y los errores

de los campos de concentración”

“Speer, que se presenta como un técnico ajeno a la política pero que reconoce

haber recibido de Saukel 1.000.000 de trabajadores rusos en Agosto de 1942, y

haber pretendido en Enero de 1944 1.300.000 para el año que comenzaba”.

Page 52: El holocausto

“Von Neurath, que fue a gobernar Checoeslovaquia sin ignorar que también el

nuevo orden alemán perseguiría de un modo u otro a los judíos, anulando la

oposición y suprimiendo a los comunistas, socialdemócratas y sindicalistas”.

“Fritzsche que es tan culpable como los otros porque con Streicher, Rosenberg y

Von Schirach compartió la responsabilidad de la completa degradación del pueblo

alemán, cerrando las puertas a la piedad humana”.

El acusador británico concluye su discurso recordando que:

“Hace muchos años que Goethe dijo al pueblo alemán que un día u otro el destino

le heriría porque el pueblo se ha traicionado a si mismo, buscando cambiar su

propia naturaleza. Es bien triste que no conozca el atractivo de la verdad, y

detestable que adore hasta tal punto la niebla, el humo y la inmoderación

desenfrenada. Es patético que se someta ingenuamente a cualquier bribón

trastornado que atraiga sus bajos instintos, ratifique sus vicios y le lleva a concebir

el nacionalismo como aislamiento y brutalidad. Cuando llegue el momento de las

sentencias señorías, recordad el testimonio del ingeniero Grabe sobre las fosas de

Dubno, sin sentimientos de venganza pero firmemente decididos a no tolerar que

estos hechos se repitan. El padre, ¿recuerdan sus palabras, señorías ? señaló al

cielo y pareció explicar algo al niño”.

Charles Dubost, acusador por Francia, pidió para cada uno de los acusados una

pena que fuera proporcionada “a los dolores y suplicios que han sido infligidos a

otros”, bien directamente, bien apoyando decisiones inhumanas.

El soviético, fiscal Rudenko sostuvo que los acusados con sus actos, están en el

origen de todos los crímenes de guerra y contra la humanidad que han sido

probados y enumerados, y que su responsabilidad personal no tiene dudas. “Nadie

entre ellos puede esconderse tras el pretexto de haber actuado a consecuencia de

órdenes superiores. Ellos eran sus propios superiores”. También evocó uno de los

capítulos más oscuro y controvertidos d ella segunda guerra mundial, el de la

matanza del Bosque Katyn, realizada en Otoño de 1941 por las tropas alemanas

que luego trataron de endosar la responsabilidad al ejército rojo. El fiscal afirmó que

un centenar de testigos han declarado que los alemanes habían liquidado en el

Bosque de Katyn a más de 10 jefes, oficiales y soldados del ejercito polaco que

habían sido hechos prisioneros de los soviéticos durante la breve campaña de

Polonia en 1939, y que después durante la base de los nazis en la URSS habían sido

abandonados en tres campos de concentración al oeste de Esmolensko, y todavía

se encontraban allí cuando los alemanes invadieron y ocuparon ésta región en

Septiembre de 1941.”

DEFENSA

El primero en tomar la palabra fue OTTO STAHMER defensor de Goering, quien

dividió el discurso en dos partes. E n la primera critica la constitución del tribunal

fundado sobra una ley inexistente en el momento en el que fueron cometidos los

Page 53: El holocausto

cargos, y en la segunda trata de reestructurar las acusaciones dirigidas contra

aquél.

Luego el abogado de Bormann, Friebich Bergol pide que la acción sea declarada

extinguida por la muerte del acusado, o suspendida hasta que le sea posible a

Bormann comparecer en juicio para defenderse personalmente.

Aparte los abogados alemanes trataron de desmantelar al menos, el cargo número

1, el de haber ejecutado un plan para apoderarse del poder, establecer un estado

totalitario, y preparar y conducir una guerra de agresión.

LAS ULTIMAS DECLARACIONES DE LOS PROCESADOS.

El presidente Lawrence, exhorta a los procesados con base en el estatuto del

Tribunal a fin de que hagan uso de hacer una última declaración.

Acusado Hermann Wilhelm Goering: “no quería la guerra. No hice nada para provocarla. Incluso traté de evitarla negociando. Luego, cuando estalló me dediqué a ganarla. Reexaminado mis acciones y rechazo categóricamente la acusación de haber querido sojuzgar pueblos extranjeros, exterminarlos, despojarlos, exclavizarlos, y realizar perfidias y delitos. El único motivo que me inspiró fue el ardiente amor a mi pueblo, a su dicha, a su libertad, y a su vida. De esto pongo por testigo al Onmipotente y al Pueblo Alemán”.

Acusado Rudolph Hess: “Estoy contento de saber que he cumplido mi deber para con mi país y mi pueblo, y mi deber como alemán nacionalsocialista y leal servidor del Fuher. No lamento nada. Si tuviese que volver a empezar, actuaría una vez más como lo he hecho, aunque supiese que el final tendría que morir colgado de un farol”.

Acusado Von Ribbentrop: “Cuando miro hacia atrás lo que he hecho, y deseado, sólo pueda terminar de una manera: la única cosa de la que me considero culpable ante mi pueblo, y no ante éste Tribunal es de no haber logrado mis objetivos políticos.”

Acusado Keitel: “Es trágico darse cuenta de que lo mejor como soldado -obediencia y fidelidad- fueran empleado para fines inconfesables, y que yo no haya podido ver que límites debían ponerse al deber de un soldado. Este es mi destino”.

Acusado Kalten Brunner: “Si me equivoque en mi actividad, si las ordenes fueron dadas antes de que ocupase el cargo, ahora estoy en el torbellino de un destino que es más fuerte que yo y que me arrastra consigo. Ahora soy condenado aquí. Para castigar a Himmler, que ya no existe, sea hace recaer sobre mí sus crímenes”.

Acusado Rosenbberg: “La acusación sostiene que hemos ordenado el exterminio de 12.000000 de personas. Deseo decir a éste respecto que mi conciencia está absolutamente limpia de tales delitos.”

Acusado De Frank: “Dios, Señor de todos, ha juzgado a Hitler y le ha maldecido a él y a su sistema, que nosotros servíamos por haber olvidado a Dios”. De repente dijo: “¿Quién castigará a los que ahora están cometiendo crímenes en Checoslovaquia, Polonia y Silesia contra el pueblo alemán?”.

Acusado Frick: “Mi conciencia está tranquila, toda mi vida de funcionario fue gastada al servicio de mi pueblo y de mi patria”.

Acusado Streicher: “Rechazo la responsabilidad de las matanzas del mismo modo y con el mismo derecho que cualquier alemán honrado. Mi error fue no distinguir plenamente, desde el primer instante la criminalidad de Hitler”.

Acusado Doenitz: Renuncia a tomar la palabra.

Acusado Reder: ” Cumplí mi deber de soldado”.

Page 54: El holocausto

Acusado Funk: “He cometido errores, y en otras cosas me dejé engañar. Reconozco que he sido demasiado crédulo, y en muchas cosas insuficientemente atento y no demasiado listo. Pero hoy mi conciencia está clara como el día hace diez meses entré en ésta sala por primera vez”.

Acusado Von Schirach: “ Mi destino personal no tiene importancia”.

Acusado Sauckel: “Estoy preparado para la suerte que la providencia me asigne, y para afrontarla como hizo mi hijo, muerto durante la guerra”.

Acusado Jodl: ” Señores del tribunal, no importa el veredicto que emitan sobre mi caso. Dejaré esta sala con la cabeza alta igual que entré hace muchos meses. En una guerra en la que centenares de millares de mujeres y niños fueron exterminados por los bombardeos, en una guerra en que los partizanos usaron de todos los medios en nuestro perjuicio, las medidas draconianas, aunque discutibles con la ley internacional, no son delitos de moral ni de conciencia.”

Acusado Von Papen: “He servido a mi país, no ha nazismo. Y cuando examino mi conciencia no encuentro ni sombra de culpa.”

Acusado Seyss-Inquart: “Hitler es el hombre que engrandeció a Alemania, yo le serví y le sigo siendo fiel”.

Acusado Speer: “Hitler y la catástrofe de su sistema han precipitado al pueblo alemán a sufrimientos terribles. Después de éste proceso, Alemania maldecirá a su Fuhrer.”

Acusado Von Neurath: “Mi vida fue consagrad a la verdad y al honor, al mantenimiento de la paz, y a la consecución de la comprensión entre los pueblos”.

Acusado Fritzche: “No he predicado el odio, como ha dicho la acusación, ni he cerrado mis oídos a la piedad. Entre mí y éstos criminales sólo hubo una relación: se aprovecharon de mí, aunque de un modo diverso del empleado con sus víctimas físicas”.

LAS SENTENCIAS.

El 30 de Septiembre de 1946. El Tribunal Internacional comenzó la lectura de la

sentencia. La sale estaba repleta de representantes de las 19 naciones agredidas

por el Tercer Reich. Fuera del Palacio de Justicia el público seguía los pasos del

proceso a través de altavoces especialmente instalados; otros altavoces enlazados

con las radios, estaban instalados en todas las plazas de Alemania, para permitir al

pueblo alemán escuchar la sentencia contra los máximos responsables del nazismo.

Cada uno de los jueces de las 4 naciones aliadas tienen ante sí la carpeta de la

sentencia que consta de más de 250 fojas. Cuando el presidente Sir Lawrence,

después de declarar abierta la audiencia y luego de haber presentado algunas

comunicaciones oficiosas, se dispone a dar lectura al largo documento, los

acusados se ajustan rápidamente los auriculares para oír el veredicto por la

traducción simultánea al idioma alemán (en el juicio de Nuremberg se ensaya por

primera vez el sistema de traducciones simultáneas mediante intérpretes y

auriculares).

Page 55: El holocausto

De la primera parte de la sentencia se deduce que el Tribunal no ha considerado

criminales a todas las asociaciones nazis o a las esferas gubernativas de Alemania,

son así absueltas las secciones de asalto del partido nazi, igualmente absueltos son

el mando superior de las Fuerza Armadas, El Estado Mayor y el Gabinete del Reich.

Son calificadas de criminales la Gestapo, las S.S. y la Autoridad Jerárquica del

Partido Nazi.

Los jueces ingleses leyeron la parte referida a las violaciones sistemáticas del

derecho de Gentes cometidas por la Alemania Nazi. Los jueces franceses leyeron la

parte de la sentencia que reveló cómo los designios criminalmente ambiciosos del

Fuhrer tuvieron necesidad para su realización, de la voluntaria colaboración de

todos los dirigentes de la vida alemana, ya fueran diplomáticos, técnicos,

financieros o militares.

El juez Norteamericano, por su parte, demostró las inenarrables atrocidades

cometidas por los nazis en sus años de gobierno en Alemania, y durante su

hegemonía en Europa.

Por su parte, el juez de Rusia Nikitchenko describió la brutal explotación de los

territorios ocupados por los alemanes y las matanzas cometidas en Rusia

Meridional.

La sentencia rechazó el argumento principal de la defensa según el cual no se podía

juzgar a los nazis basándose en leyes que no existían cuando se cometieron los

posibles crímenes, partiendo del presupuesto de que la guerra nazi ha sido ilegal.

Jurídicamente ha violado los compromisos aceptados en el pasado por el gobierno

alemán, y especialmente el famoso pacto Briand-Kellogg. Además, un examen

específico de los agresiones demostró que las mismas nunca estuvieron justificadas

por un estado de necesidad.

Los 24 altos funcionarios nazis acusados en éste proceso, se le imputaron los

siguientes cargos:

CONSPIRACION EN CONTRA DE LA PAZ MUNDIAL.

PLANEACION, PROVOCACION, Y REALIZACION DE UNA GUERRA

OFENSIVA.

CRIMENES Y ATENTADOS EN CONTRA DEL DERECHO DE GUERRA.

CRIMENES INHUMANOS.

MARTIN BORMAN: se lo acusó por los cargos 1, 3 y 4; fue condenado a muerte en base a 3 y 4.

KARL DONITZ: se lo acusó por los cargos 1, 2 y 3; y por 2 y 3 fue condenado a 10 años de prisión.

FRANK HANS: se lo acusó por los cargos 1,3, y 4; fue condenado a muerte por 3 y 4.

Page 56: El holocausto

WIHELM FRICK: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3 y 4; fue condenado a muerte por 2,3, y 4.

HANS FRITZCHE: se lo acusó por los cargos 1,3, y 4; se lo declaró inocente aunque fue sometido a 9 años de campo de trabajo como parte del proceso de desnazificación, adquirió la libertad en 1950.

WALTER FUNK: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3, y 4; fue condenado a cadena perpetua, aunque fue puesto en libertad por enfermedad en 1957.

HERMANN GOERING: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3 y 4; fue condenado a muerte por los cuatro cargos. En vísperas de su ejecución se suicidó injiriendo cianuro potásico. No fue posible aclarar con seguridad el origen de la cápsula que contenía la sustancia tóxica.

RUDOLF HESS: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3, y 4; se lo condenó a cadena perpetua por 1, y 2. En 1987 se suicidó en la prisión de presos de guerra de las Fuerza Aliadas en Berlín-Spandau.

ALFRED JODL: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3, y 4; se lo condenó a muerte por los mismas cargos.

ERNST KALTENBRUNNER: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3, y 4; fue condenado a muerte por 3, y 4.

WILHELM KEITEL: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3, y 4; fue condenado a muerte por los mismos cargos.

GUSTAV KRUPP VON BOHLEN UND HALBACH: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3, y 4; se lo condenó a 12 años de prisión y se confiscó la fortuna familiar íntegra.

衖%袼&褕'襯(觐)訸* ROBERT LEY: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3, y 4; se suicido en la prisión de Nuremberg el 26 de Octubre de 1945.

KONSTANTIN NEURATH: se lo acusó por los cargos1, 2, 3, y 4; fue condenado a 15 años de prisión por dichos cargos, aunque fue puesto en libertad en 1954 por enfermedad.

FRANZ VON PAPEN: se lo acusó por los cargos 1, y 2; se lo declaró inocente aunque a continuación fue condenado como proceso de desnazificación a 8 años de trabajo.

ERICH RAEDER: se lo acusó por los cargos 1, 2, y 3; condenado a cadena perpetua por dichos cargos. Fue puesto en libertad en 1955 por razones de enfermedad.

JOACHIM VON RIBBENTROP: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3, y 4; fue condenado a muerte por dichos cargos.

N樀≦Ⱉ긊1镍퐟Z䐀ఀఀఀఀఀఀఀఀఀఀఀఀఀఀ䬀 Ⱉ㴀⡡`%07%椀䜗Ⱉ`%1%Ⱉ%53%븳镍Ⱉ%1%픀簀 簀 簀 簀ZⰙ㔒萸흽Ⱉ ALFRED ROSSENBERG: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3, y 4; fue condenado a muerte por dichos cargos.

FRITZ SAUKEL: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3, y 4; fue condenado a muerte por 3 y 4.

HORACE GREELY HJALMAR SCHACHT: se lo acusó por los cargos 1, y 2; se lo declaró inocente.

BALDUR VON SCHIRACH: se lo acusó por los cargos 1 y 4, fue condenado a 20 años de prisión por 4.

ALEXANDER SEYSS-INQUART: se lo acusó por los cargos 1, 2, 3, y 4; fue condenado a muerte por 2, 3, y 4.

ALBERT SPEER: se lo acusó por los cargos 1,2, 3, y 4; fue condenado a 20 años de prisión por 3 y 4.

Page 57: El holocausto

JULIUS STREICHER: se lo acusó por los cargos 1 y 4; fue condenado a muerte por 4.

Los condenados a muerte fueron ejecutados muy temprano por la mañana del 16

de Octubre de 1946 en el viejo gimnasio de la Penitenciaria de Nuremberg, el cual

fue derribado por trabajos de renovación y ampliación de la misma en el Verano de

1987.

EXPRESIONES FINALES DE LOS ACUSADOS ANTES DE AFRONTAR LA PENA

IMPUESTA.

GOERING se suicidó en su celda de prisión momentos antes de que los otros diez

nazis condenados fueron ejecutados en Nuremberg. El alguna vez número dos en la

jerarquía nazi murió dos horas antes de su ejecución.

RIBBENTROP, ministro de Relaciones Exteriores del régimen de Adolfo Hitler,

reemplazó a GOERING siendo el primero en la horca.

El último en partir fue ARTHUR SEYSS-INQUART de Holanda y Austria.

Entre éstos dos poderosos líderes estaban FELD MARSHAL WILHELM KEITEL, ERNST

KALTENBRUNNER, cabeza de la policía nazi; ALFRED ROSENBERG archiobispo de la

cultura nazi en tierras extranjeras; HANS FRANK; Gauletier de Polonia, WILHELM

FRINK, Ministro nazi del Interior; FRITZ SAUCKEL, el Coronel ALFRED JODL, y JULIUS

STREICHER, a cargo del exterminio judío. Al acercarse a la horca, la mayoría de

ellos revelaba gran valentía; algunos se mostraban desafiantes; otros

resignados.

El único en hacer referencia a Hitler, a la ideología nazi en sus últimos

momentos fue JULIUS STREICHER.

Se había planeado que se les permitiría a los condenados caminar de sus

prisiones a la Cámara de Ejecución con total libertad, pero luego del

suicidio de GOERING, fueron esposados.

Cuando fue el turno de VON RIBBENTROP, éste pidió decir sus últimas

palabras; el interprete lo consintió: “Mi último deseo es que se llegue a un

entendimiento entre Alemania del Este y del Oeste, deseo la paz del

mundo”....

FIELD MARSHALL KEITEL, quien siguió a VON RIBBENTROP en el orden de

las ejecuciones, fue el primer líder militar que fue ejecutado bajo el

concepto de derecho internacional. El principio por el cual soldados

profesionales no pueden evitar ser castigados por cometer crímenes

contra la humanidad, alegando que estaban cumpliendo órdenes de sus

superiores. Ante la Corte KEITEL alegó que había sido todo culpa de Hitler

y que él había sólo cumplido órdenes de su superior y que no era de

ninguna manera responsable.

Page 58: El holocausto

El próximo fue ERNST KALTENBRUNNER. Entró a la Cámara de Ejecuciones

a las 1.36 A.M. con una expresión temerosa. Sus últimas palabras

fueron: ...”He amado al pueblo alemán y a mi tierra con todo mi corazón

he cumplido mi deber según la ley de mi gente”...

El agente RUDOLF HOESS había confesado en el juicio que bajo las

órdenes de KALTENBRUNNER había ordenado la muerte de 3 millones de

judíos en el campo de concentración de Auschwitz, en cámaras de gas.

Las últimas palabras de KALTENBRUNNER fueron: “Alemania, buena

suerte”.

El siguiente fue ALFRED ROSENBERG. No parecía nervioso mientras se

aproximaba a la horca. Dio su nombre, negó querer pronunciar algunas

últimas palabras. Fue la ejecución más rápida de las 10.

HANS FRANK fue el siguiente en éste desfile hacia la muerte. Fue el único

de los condenados que entró al salón con una sonrisa. Convertido al

catolicismo luego de su arresto, sus últimas palabras fueron: ”Agradezco

por el trato que se me dio en prisión y le pido a Dios que me acepte con

piedad”.

El sexto hombre que dejó su prisión y se encaminó a su muerte fue

WILHELM FRICK, de 69 años. Seis minutos después de ROSENBERG, murió.

Sus últimas palabras fueron: “Que vivas por siempre Alemania”.

Luego fue el turno de JULIUS STREICHER. Invocó a Hitler en sus últimos

momentos de su vida; y agregó: “los Bolchevikes te colgará algún día”;

luego “Adela mi querida esposa”; y luego vio su fin.

Le siguió FRITZ SAUCKEL, quien resultó ser el más desafiante luego de

STREICHER.

Aquí se encontraba el hombre que había sacrificado el mayor número de

vidas humanas desde la era precristiana. Sus últimas palabras fueron: “Se

está muriendo un inocente; la sentencia es errada; que Dios proteja a

Alemania y la haga poderosa nuevamente. Dios proteja a mi familia”.

El noveno en la prosecución a la muerte fue ALFRED JODL. Entró en la sala

con un notorio nerviosismo, sin embargo su voz estaba calma al

pronunciar sus últimas palabras: “Mis mejores deseos, a ti Alemania”.

El checo SEYSS-INQUART a quien Hitler había nombrado al frente de

Holanda y Austria, fue el último en la procesión. Entró a la sala a las 2.38

A.M. Sus últimas palabras fueron: “Espero que ésta ejecución sea el

último trágico acto de la Segunda Guerra Mundial, y que la lección que

dejó esta Guerra sea la Paz y el entendimiento entre la gente. Creo en

Alemania”. Murió a las 2.45 A.M.

Page 59: El holocausto

Luego se abrieron las puertas de la sala y trajeron el cuerpo de GOERING.

Había logrado desbaratar los planes del Consejo Aliado que había

establecido que él encabezaría a los demás generales en la procesión

hacia sus muertes. Sin embargo, su cuerpo fue también traído bajo la

horca que les había dado muerte al resto.

Los presentes contemplaron su cuerpo y corroboraron su muerte.

Los cadáveres de los ejecutados fueron incinerados en un crematorio de

Munich, y luego sus cenizas fueron esparcidas en un arroyo afluente del

Río Isar.

CRITICAS AL PROCESO DE NURENBERG.

NULLUM CRIMEN SINE LEGE, NULLA POENA SINE LEGE PRAEVIA.

Una de las cuestiones decisivas fue la criminalidad de la guerra de agresión, pero

entonces no había una definición de guerra de agresión; esta sólo fue aprobada el

14 de diciembre de 1974 por la Asamblea General de las Naciones Unidas

(Resolución 3.314/XXIX) tras años de intenso debate en la comisión derecho

internacional de la ONU.

Además, resultaba muy importante la cuestión de que si era justa la objeción de la

defensa de que si la legislación ex post facto contradecía un principio constitucional

liberal. Pero sin éxito los defensores alemanes invocaron el principio nullum crimen

sine lege, nulla poena sine lege; la defensa declaraba "en la medida de que se trate

de crímenes contra la paz, el actual proceso no tiene ningún fundamento legal en el

derecho internacional, sino que es un proceso que se basa en un nuevo código

penal, código penal creado después del hecho" (New York Times, 22 de Noviembre

de 1945, P.3, Col. 1). El presidente del tribunal rechazó este argumento en forma

terminante, "en tanto que representa una objeción contra la competencia del

tribunal, está en contradicción con el art. 3 del estatuto, y no puede admitirse" (IMT,

vol. II, P. 111).

El fiscal Jackson en un informe, de alguna manera justificando el incumplimiento del

requisito formal de una ley previa al hecho, indica que el derecho internacional es

esencialmente consuetudinario y convencional, no siendo capaz de desenvolverse

por medio de una legislación, siendo su evolución el resultado de la acción de los

gobiernos adoptadas en tiempo adaptando los principios ya establecidos a las

nuevas situaciones.

Esta mención de Jackson responde a que las recusaciones e impugnaciones de los

abogados defensores se basaban principalmente en la ausencia de leyes previas

que incriminaran a los hechos imputados y a las circunstancias de que los jueces

designados eran nacionales y habían sido designados por las potencias vencedoras.

Muchos jueces destacados en derecho internacional se expresaron sobre esta

cuestión, como por ejemplo el juez federal norteamericano William O. Douglas

Page 60: El holocausto

"nadie puede ser condenado por violar una ley ex post facto... pienso que en los

procesos de Nuremberg se aplicaron a los acusados este tipo de ley. Todos eran

culpables de múltiples asesinatos, y merecían la pena de muerte según las leyes

usuales; pero no se los acuso con el derecho nacional vigente. El crimen, por el que

se condenó a los nazis, no estaba caracterizado antes del proceso de Nuremberg

como un crimen en el sentido de las características que definen un delito según las

exigencias de nuestro derecho penal, y tampoco esta castigado con la pena de

muerte por la comunidad internacional" (Douglas, An Almanac Of Liberty, P. 96). Es

decir que al comienzo de la segunda guerra no existía en el derecho internacional

tal delito, es decir, no había una norma jurídica vinculante, tampoco en el pacto

Briand Kellogg de 1928 (este fue un acuerdo firmado en París que trataba de

ilegalizar la guerra como modo de resolución de los conflictos internacionales, al

pacto de adhirieron casi todas las naciones del mundo). Tampoco los Miembros de

la comisión de crímenes de guerra de las Naciones Unidas, pudieron obtener algún

acuerdo en su reunión de 1944, para caracterizar a la guerra de agresión como un

delito internacional. De lo que resulta que el art. 6 apartado a del estatuto

representa sin duda una ley ex post facto.

Finalmente podemos comprobar que tras la segunda guerra mundial ha habido

numerosas guerras de agresión, el resultando es que este precedente de

Nuremberg no ha impedido que muchos políticos conspiren contra la paz o lleven a

cabo guerras de agresión; como disuasión Nuremberg fracaso completamente.

OBEDIENCIA DEBIDA. INMUNIDAD DE LOS ACTOS DE GOBIERNO.

En el centro de esta acusación por los crímenes de guerra estaba el principio de la

responsabilidad penal individual. Pero la sentencia señalo "...que las personas

individuales tienen deberes internacionales..."; apareciendo de esta forma este tipo

de castigo como una nueva sanción, junto con el medio de sanción clásico de la

responsabilidad colectiva de los estados por la violación al derecho internacional.

En este sentido la Carta del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg disponía

que, por la comisión de la trilogía de delitos, habrá lugar a la responsabilidad

individual por haber participado a título dirigente, organizador, instigador o

cómplice en la elaboración o en la ejecución del plan común o de una conspiración

para cometer cualquiera de los crímenes antedichos.

La teoría de la inmunidad de los actos de gobierno o de soberanía fue desechada

por el artículo 7 del estatuto "la posición oficial de un acusado, sea como autoridad

de un estado o como funcionario responsable en un departamento de gobierno, no

debe representar una razón ni de eliminación, ni de atenuación del castigo". Es

decir que la sentencia estableció el principio de que nadie puede tener impunidad

porque actúa en función de la soberanía de un estado, cuando el estado aprueba

actos que se mueven fuera de los límites del derecho internacional. En cuanto a

Page 61: El holocausto

esto Jackson sostuvo que ellos no admitían la paradoja de que la responsabilidad

legal sea menor precisamente donde el poder y la autoridad son más grandes.

Con este punto se relaciona la eximente conocida como “obediencia debida o

jerárquica” que la Carta del Tribunal Militar Internacional no admitía y dejaba

únicamente a consideración de Tribunal como atenuación de la pena, si las

exigencias de la justicia así lo requerían. Explica el fiscal Jackson tal limitación

aduciendo que la aplicación de ambas (inmunidad de Jefes de Estado y

cumplimiento de órdenes superiores) importaría prácticamente que nadie sería

responsable de las atrocidades cometidas. Reconoce que hay una esfera donde la

alegación de obediencia debida a las órdenes superiores pudiera prevalecer (cita un

ejemplo de un soldado asignado al fusilamiento de un pelotón). La circunstancia de

la calidad e importancia de las funciones desempeñadas por los procesados explica

y convalida plenamente que no se admita la obediencia debida alegada en sus

respectivas defensas.

El principio de la no responsabilidad no sólo estaba reconocido en el código militar

alemán. Pero de hecho muchos de los acusados no pudieron librarse de

responsabilidad remitiéndose a ordenes superiores, porque ello contradecía a los

códigos militares vigentes al comienzo de la segunda guerra. Pero el propio British

Manual Of Military Law decía en su art. 443 "los miembros de las fuerzas armadas

que cometan infracciones de las reglas de la guerra admitidas que hayan sido

ordenadas por sus superiores, no son criminales de guerra y no pueden ser

castigados por ello por el enemigo". Las Norteamericanas Rules of Land Wearfare

en su art. 347 decían "los miembros de las fuerzas armadas no son castigados por

estos delitos en caso de que hayan sido cometidos por orden o con la sanción de su

gobierno o de sus superiores". Estas normas también se correspondían con el

derecho internacional vigente. Los códigos antes citados tuvieron que modificarse

en el año 1944 para abolir la defensa de las actuaciones por órdenes.

Se adjudica entonces al proceso Nuremberg que el individuo pase a ser responsable

de sus actos ante la ley internacional y la no admisión de la inmunidad del jefe de

Estado.

TU QUOQUE (TU TAMBIEN).

Otro problema lo planteó el principio Tu Quoque (tu también) según el cual los

mismos actos se han de medir jurídicamente con la misma medida. Varias veces la

defensa intentó aplicar este principio pero sin excepciones el tribunal respondió que

el argumento carecía de peso. Ya que conforme con el estatuto la competencia del

tribunal se limitaba a juzgar sobre crímenes de guerra alemanes, pero no sobre

actos contrarios al derecho de gentes de las potencias vencedoras. Sólo en un único

caso la defensa consiguió aplicar este principio a favor de los Almirantes Raeder y

Dönitz, así dice la sentencia contra Dönitz "en consideración a estas prueba y en

particular a una orden del almirantazgo británico del 8 de Mayo de 1940 de que

Page 62: El holocausto

todos los barcos a la vista en el Skagrrak debían ser hundidos y en consideración a

la respuesta por el Almirante Nimitz de que el Océano Pacífico se había realizado

por los Estados Unidos, desde el primer día desde la entrada de ésta nación en la

guerra, en la guerra submarina ilimitada, no esta apoyada la pena solicitada para

Dönitz por sus infracciones contra las disposiciones internacionales por la guerra

submarina" (IMT, vol. XXII, PP. 636 ss.). El propio juez norteamericano expresó

incluso "los alemanes han hecho en el mar una guerra más limpia que nosotros"

(Bradley Smith, Reaching Judgment At Nuremberg, P. 261). Por lo que en este caso

este principio actuó como eximente.

De esta manera se expresa que en él se violó el principio de igualdad ante la ley,

pues para constituirse en criminal de guerra era imprescindible no sólo haber

cometido alguno de los hechos tipificados en la Carta del Tribunal Militar

Internacional, sino también pertenecer al bando vencido, pues dichas normas no se

aplicaban a los vencedores que hubieran cometido similares atrocidades.

En la misma línea se inscribe todo lo ocurrido en la época inmediatamente posterior

a Nuremberg, al poco tiempo de llevarse a cabo los procesos desnazificadores,

recrudeció la guerra fría y las potencias occidentales tenían conocimiento de la

posición anticomunista de los alemanes, motivo por el cual en 1950 a menos de

cuatro años de dictadas las primeras sentencias comenzó a funcionar la Junta de

Clemencia, un organismo destinado a mitigar sustancialmente la duración de las

penas impuestas a los nazis condenados a penas privativas de libertad.

IGUALDAD PROCESAL.

En relación al principio Audiatur et altera pars, el cual significa que para garantizar

un procedimiento justo no sólo se ha de escuchar a la otra parte sino que además

es necesario que pueda defender su posición con las mismas posibilidades. Los

acusados y sus defensores se vieron desfavorecidos en relación al ministerio fiscal,

que tenía a su disposición todos los archivos del mundo y todo el material

capturado, así como todos los medios para conseguir testigos; además la acusación

pudo trabajar también con una considerable ventaja de tiempo. La defensa nunca

tuvo posibilidad de estudiar los documentos formados por la comisión de

investigación de la Wehrmacht sobre violaciones de derecho internacional, ni

oportunidad de utilizar el material de descargo proveniente de allí, ya que los

mismos se tipificaron como documentos classified o secuestrados y sólo con

posterioridad en los años 70 se pudo tener libre acceso a ellos.

JURISDICCION CIRCUNSTANCIADA

Algunos vieron en este proceso la justicia de los vencedores o la venganza por

medio de la justicia. Pero no hay duda que el gobierno nacional socialista

quebrantó las disposiciones de La Haya y la Convención de Ginebra. Y en todo caso

tres absoluciones demuestran que el proceso no fue un mero ajuste de cuentas,

pero hubiese sido mucho mejor que el tribunal se hubiera formado de otra manera,

Page 63: El holocausto

con jueces neutrales, o con una comisión de jueces aliados, neutrales y alemanes.

Pero el ambiente de año 1945 no daba lugar a la confianza en la otra Alemania. El

15 de Mayo de 1945, una semana después de la capitulación alemana, el almirante

Dönitz, en su calidad de jefe de estado y a propuesta de su ministro de exteriores,

había dado la orden en la cual se encargaba al tribunal del Reich, como la instancia

jurídica competente, la investigación y enjuiciamiento de todas las anomalías de los

campos de concentración. La orden fue presentada después a Eisenhower con la

petición de hacer posible dichas instancias. En dicha carta de Dönitz a Eisenhower

se encuentra el siguiente pasaje: "el pueblo alemán rechaza unánimemente con

indignación los malos tratos y abominaciones como las presentadas en las

comunicaciones aliadas, pues son completamente incompatibles con los principios

de su mentalidad y sus sentimientos morales. Corresponde al sentimiento de la

justicia Real y no falsificado del pueblo alemán que los crímenes cometidos sean

castigados inmediatamente con toda la fuerza" (Bundesarchiv Koblenz, R 62/11 a;

Fol. 89;). Faltó sin embargo la respuesta de Eisenhower y en su lugar Dönitz y otros

fueron detenidos como principales criminales de guerra, Los angloamericanos ya

habían descalificado moralmente a los alemanes y evidentemente no querían una

repetición de los procesos de Leipzig.

En este sentido en el artículo Recuerdos de Nuremberg, Jacques Bernard Herzog

señala que es preciso crear una jurisdicción penal internacional permanente, única

forma de prevenir el reproche del cual ha sido blanco el Tribunal Militar

Internacional de los grandes criminales de guerra (denominación oficial) cual es el

de ser una jurisdicción de circunstancia creada para satisfacer las necesidades del

momento.

IMPORTANCIA DEL PROCESO DE NUREMBERG.

CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD.

El concepto establecido en el art. 6 apartado C del estatuto planteó muchas

disputas. Sobre todo las frases "cometidos contra cualquier población civil" (es

decir, también contra la población civil alemana), "antes o durante la guerra" (es

decir, también en los años 1933 a 1939). Pero el sentido de esta estipulación era

incluir las persecuciones contra los judíos, como por ejemplo la noche de los

"cristales rotos" de Noviembre de 1938 o el asesinato de la población de países

aliados como los judíos húngaros, como crímenes contra el derecho internacional. El

problema ex post facto, era la aplicación retroactiva de la determinación de la pena,

a diferencia de los crímenes contra la paz, a lo sumo de tipo formal, los crímenes

contra la humanidad habían sido punibles en todos los tiempos y en todos los

pueblos, podía castigarse por lo tanto sin ninguna duda, y así la responsabilidad por

tales hechos tenía que ser la pena de muerte. Así las sentencias en este punto

fueron totalmente justas.

Page 64: El holocausto

Pero en otro terreno se manifestó una doble moral en la apreciación de hechos

similares, por ejemplo, en las deportaciones en masa realizadas por los

nacionalsocialistas, que se declararon en la acusación y en la sentencia como

crímenes contra la humanidad, las cuales sin duda fueron tales. Pero al mismo

tiempo que transcurría el proceso de Nuremberg, millones de alemanes eran

expulsados de su hogar de 700 años en Prusia Oriental, Pomerania, Silesia y los

Sudetes, en peores condiciones. Lo que sucedió también en otras ocasiones en

forma totalmente caótica y luego más tarde en forma menos arbitraria apoyados

por un acuerdo aliado (art. XIII del acta de Postdam del 2 de Agosto de 1945). Más

de 14 millones de personas fueron desalojadas, más de 2 millones no sobrevivieron,

pero sobre estos acontecimientos nunca se ha formado un tribunal. De

acuerdo a la jurisprudencia de Nuremberg, ¿ no serían crímenes de guerra y

crímenes contra la humanidad ?. Y no se puede dejar de mencionar como una ironía

de la historia que el 6 de Agosto de 1945, dos días antes de la firma del convenio de

Londres, en el que se definió el crimen contra la humanidad, la ciudad de Hiroshima

quedó arrasada por el estallido de la primera bomba atómica; y el 9 de Agosto de

1945 cayó la segunda bomba atómica en Nagasaki. Unos 120.000 civiles japoneses

perdieron así su vida.

Pero cual es la importancia desde la perspectiva del desarrollo de los derecho

humanos, la condena basada exclusivamente en el derecho de guerra no hubiese

sido un avance, teniendo en cuenta que para el derecho de guerra no interesaba lo

que los nazis hacían con los propios ciudadanos alemanes - y los judíos en Alemania

eran ciudadanos alemanes - y es por ello que en Nuremberg nació el derecho

internacional de derechos humanos, tímidamente, pero sí notablemente, se abrió

paso a la idea de que hay derechos universales del hombre que ningún gobierno

puede pisar libremente sea en términos de guerra o de paz, sea en contra de sus

propios ciudadanos o los de otra nación.

Son hechos que están indisolublemente ligados, como lo estuvieron siempre a la

mayor fortuna política o éxito militar, pero desgraciadamente, no a normas y

principios absolutamente aceptados e inexorablemente ejecutados, tanto en contra

de las grandes potencias como de los pequeños países.

De todas formas el que se halla establecido que determinada ofensa sea declarada

crimen internacional tiene su importancia, aun en el supuesto de que no tenga

aplicación práctica, pues constituye una importante contribución para lograr un

cambio de opinión y de actitud mental de la Humanidad ante tales atrocidades.

CRÍMENES DE ORGANIZACIONES.

La sentencia de Nuremberg creó un precedente problemático al declarar criminales

a organizaciones. Pero con ello no se busca un castigo de las organizaciones

mismas, ya que éstas habían sido disueltas. El fin era crear una base para castigar

a muchas personas individuales, en razón de pertenecer a dichas organizaciones

Page 65: El holocausto

declaradas criminales. Pero sin embargo no se produjeron condenas en masa con

fuertes penas, este crimen fue sancionado con sanciones políticas en el marco de

las leyes de desnazificación. Pero desde el punto de vista jurídico se introdujo

un principio peligroso, el de la responsabilidad colectiva, en contradicción

con la responsabilidad personal habitual en los procesos criminales.

El 1 de octubre de 1946 tras más de 10 meses de sesiones se dictó sentencia.

Sufrieron la pena de muerte Frank, Frick, Jodl, Kaltenbrunner, Keitel, Ribbentrop,

Rosemberg, Sauckel, Seyss-Inquart y Streicher. Sufrieron cadena perpetua Hess,

Funk, Raeder. Sufrieron condena a 20 años de cárcel Schirach y Speer. Sufrió

condena a 15 años Von Neurath, además sufrió condena a 10 años Dönitz. Los que

fueros absueltos son: Fritzsche, Von Papen y Schacht. El 16 de octubre de 1946 se

ejecutaron 10 de las sentencias de muerte. Göring se sustrajo a la pena, con su

suicidio la noche antes de la ejecución. Martin Bormann, jefe de la oficina del

partido y secretario de füher solo pudo ser condenado a muerte in absentia pues

resultó inencontrable. Robert Ley, dirigente del trabajo alemán probablemente

habría sido condenado a muerte, pero se suicidó el 25 de octubre de 1945, antes

del proceso en su celda de Nuremberg. Tras la sentencia las SS, las SD, la Gestapo

y el NSDAP fueron declaradas organizaciones criminales, no así el consejo de

ministros, las SA o el Estado Mayor y el OKW. En el caso de las SS y la Gestapo los

aliados ya la habían declarado criminales en las resoluciones de Moscú y Yalta.

De esta forma declarada la criminalidad de la organización, todos sus afiliados o

partícipes podrían ser juzgados por el sólo hecho de su afiliación a una organización

criminal cuya actuación y fines conocían, sin tener derecho a controvertir en sus

juicios individuales aquella declaración de criminalidad del ente al cual pertenecían.

LEGADO JURÍDICO DE NUREMBERG

Se sostiene que la admisión del derecho internacional penal que da consolidada a

partir del juicio de Nuremberg, en el cual se reconocieron una serie de principios

que pasaron a constituir el eje de esta disciplina. La consagración de una

jurisdicción internacional que en nombre de la comunidad de las naciones, sancione

penalmente a personas, grupos de personas o Estados responsables de una serie

de ofensas (Crímenes contra la paz, Crímenes de Guerra y Crímenes contra la

Humanidad) cuya ejecución afecta a la Humanidad toda.

El Proceso de Nuremberg también abrió el precedente de no considerar la

inmunidad del Jefe de Estado o funcionario de jerarquía del Estado autor de alguna

de las ofensas mencionadas. Como tampoco la circunstancia que el acusado haya

actuado con arreglo a las instrucciones de su gobierno o bajo las órdenes de sus

superior jerárquico.

Asimismo se estableció la responsabilidad de organizaciones que fueron declararas

criminales en razón de sus propósitos y aspiraciones y por los métodos utilizados

para realizarlos. Igualmente se estableció que los dirigentes, organizadores,

Page 66: El holocausto

incitadores y cómplices que hubieran tomado parte en la elaboración o en la

ejecución de un plan concertado o de un complot para cometer cualquiera de los

crímenes previamente definidos, eran responsables por los actos cumplidos por

cualquier persona en la ejecución de ese plan.

La Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció el 11 de Diciembre de 1946

en su resolución 95 (I) la sentencia de Nuremberg como derecho internacional

admitido, y encargó a la comisión de derecho internacional de la ONU el desarrollo

de los principios de la sentencia y formularlos para el uso futuro. En Julio de 1950 se

aprobó los denominados 7 principios de Nuremberg.

El principio de la responsabilidad personal.

La prioridad del derecho internacional frente al derecho nacional.

Inexistencia de inmunidad en razón de la teoría de los actos de la

soberanía.

Inexistencia de inmunidad en razón de orden superior.

El derecho a un procedimiento justo.

Definición del crimen contra la paz, el crimen de guerra y el crimen

contra la humanidad.

También la complicidad es un crimen contra el derecho internacional.

Desde su formulación no se han vuelto a utilizar los principios de Nuremberg, en

todo caso ha servido a contribuir a la codificación del derecho internacional. Así se

aprobó la Convención contra el Genocidio en 1948 y en 1949 le siguieron las cuatro

Convenciones de la Cruz roja en Ginebra; y en 1974 se definió la Guerra de

agresión.

OTROS PROCESOS.

Desde 1946 a 1949 los Estados Unidos llevaron a cabo en Nuremberg otros doce

procesos contra 199 acusados, bajo su propia competencia y conforme a la ley del

Consejo de control. Además, se debe tener en cuenta que Gran Bretaña emprendió

541 procesos, Australia 275, Francia 271, Holanda 35, Polonia 25, Noruega 11,

Canadá 5, China 2 y Grecia 1. El proceso del Tribunal Military International for the

Far East en Tokio empezó el 3 de Mayo de 1946 y terminó el 12 de Noviembre de

1948; 11 jueces de 11 países formaron el tribunal, 28 generales, almirantes,

ministros y diplomáticos japoneses fueron acusados, de los cuales 7 fueron

sentenciados a muerte y ninguno fue absuelto. Al igual que en Nuremberg con el

convenio de Londres, el tribunal de Tokio se dio su propio estatuto y definió

igualmente los crímenes que debían condenarse, crímenes contra la paz, de guerra

y contra la humanidad.

CONCLUSIONES.

Para nuestro punto de vista el Juicio de Nuremberg no escaparía a ser encuadrado

en la vieja creencia de que en la guerra la justicia la ejercen sólo los vencedores.

Page 67: El holocausto

Nosotros no compartimos lo que el mismo Adolfo Hitler proclamaba como una

máxima: “cuando seamos los vencedores, nadie nos preguntará si decimos la

verdad o no. Cuando se desencadena una guerra no cuenta el derecho sino la

victoria. Es el más fuerte el que tiene a su servicio el derecho”.

Si bien el estudio de los acontecimientos nos indica que realmente no existía al

momento de la comisión de los delitos leyes internacionales que expresamente los

prohibían, como puntualmente ocurría con el caso de los crímenes contra la

humanidad, (no así para con los crímenes de guerra o la guerra de agresión, que si

estaban tipificados internacionalmente a través de los tratados mencionados a lo

largo del presente trabajo), no podemos desconocer que de los numerosos

testimonios y evidencias presentados durante los nueve meses que duró el proceso,

surge que tanto moral como jurídicamente los horrores cometidos por los militantes

nazis merecían ser condenados de alguna manera. Ello no nos hace dejar de tener

presente, que, en varias oportunidades durante el desarrollo de la guerra, las

potencias aliadas, quienes se atribuyeron el derecho de juzgar a los vencidos

también cometieron crímenes de guerra, como por ejemplo la agresión cometida

conjuntamente con los nazis de parte de los soviéticos contra la injustamente

hostigada Polonia, como el confuso episodio del asesinato por parte de fuerzas

soviéticas de los 10.000 militares prisioneros de guerra polacos, acaecido en los

Bosques de Katyn y descubierto hacia 1943 ; cómo se explica también la agresión

rusa a Finlandia hacia fines de 1939 y la invasión a los estados Bálticos de Lituania,

Estonia, y Letonia ; no hay que olvidar el salvaje e indiscriminado bombardeo

británico a la ciudad alemanda de Dresde producido en Enero de 1945 donde

prácticamente 300.000 civiles fueron quemados vivos con bombas incendiarias.

¿Cómo justificar el atroz bombardeo atómico de parte de los Estados Unidos, por

orden del presidente Truman a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en

los primeros días de Agosto de 1945, justo pocos días antes de la firma del Tratado

de Londres en el cual se acuerda el Estatuto para el Tribunal Militar Internacional de

Nuremberg ?.

Y quien sabe cuantos otros tantos casos que la propaganda de los países

vencedores ha ocultado al conocimiento de la opinión pública internacional.

Recalcamos que los nazis alemanes debían pagar sus culpas por las atrocidades

cometidas, y especialmente por lo repugnante de la exaltación de sus ideas sobre la

superioridad racial, con la cual pretendían convalidar sus acciones ; conduciendo a

la humanidad, casi a mitades del siglo veinte, a desarrollar la mayor matanza jamás

registrada desde que el hombre habita la tierra.

Moralmente, no se podía consentir que los responsables de tantos delitos

aberrantes cometidos, no por razones de estado, sino en nombre de una ideología y

del seguimiento de un líder, no fueran tratados como criminales.

Page 68: El holocausto

Jurídicamente, el estado nazi alemán había violado el Pacto Briand-Kellogg de 1928,

del cual Alemania era suscriptor, además de la Convención de La Haya que

regulaba el derecho sobre la forma de hacer la guerra.

Deducimos que lo positivo del juicio de Nuremberg, además del castigo a un grupo

de culpables, significó el principio para que la comunidad de las naciones

comenzara a plantearse seriamente sobre la necesidad de legislar más seriamente

con respecto al Derecho Penal Internacional. Transcurridos ya más de 50 años del

mismo, y por hechos recientes que son de público conocimiento (cuestión de los

Balcanes, Rwanda, etc) observamos que todavía la humanidad no pude evitar que

ciertos acontecimientos se repitan.

BIBLIOGRAFIA :

Crónica militar y política de la Segunda Guerra Mundial Tomo 7. Adaptación libre

de la obra “La Seconda Guerra Mondiale”, de Arrigo Petacco. Armando Curcio

Editore. Roma, Italia 1978.

“Los grandes procesos, Derecho y poder en la historia”. Autor Alexander

Demandt. Editorial Drakontos 1989. Traducción al castellano de Enrique Gavilán.

Buenos Aires, 1993.

La ley Penal y el Derecho Internacional. Autor Guillermo J. Fierro. Editorial

Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1997.

Información general obtenida a través de Internet, que se adjuntan en el anexo.

Acusados y sus penas

Durante el juicio principal la Fiscalía del Tribunal presentó acusación en contra de 24 líderes nazis. De todo ellos sólo Albert Speer, Hans Frank y Baldur von Schirach expresaron su remordimiento por los crímenes cometidos. En resumen el tribunal dictó 11 condenas a muerte, 3 condenas a presidio perpetuo, 2 a veinte años, y una a 15 y otra a 10 años. El dueño de las fábricas Krupp fue declarado incapaz de soportar un juicio. Hans Fritzsche, Franz von Papen y Hjalmar Schacht fueron absueltos de sus cargos.

Nombre Cargo Sentencia

Martin BormannSucesor de Hess como secretario del Partido Nazi

Muerte (en ausencia)

Hans FrankGobernador General de la Polonia ocupada

Muerte

Wilhelm Frick Ministro del Interior, autorizó las Leyes Muerte

Page 69: El holocausto

Raciales de Núremberg

Hermann GöringComandante de la Luftwaffe y presidente del Reichstag.

Muerte

Alfred Jodl Jefe de Operaciones de la Wehrmacht Muerte

Ernst Kaltenbrunner

Jefe de la RSHA y de los einsatzgruppen Muerte

Wilhelm Keitel Comandante de la Wehrmacht Muerte

Joachim von Ribbentrop

Ministro de Relaciones Exteriores Muerte

Alfred RosenbergIdeólogo del racismo y Ministro de los Territorios Ocupados

Muerte

Fritz Sauckel Director del programa de trabajo esclavo Muerte

Arthur Seyss-Inquart

Líder del Anschluss y gobernador de los Países Bajos ocupados

Muerte

Julius Streicher Jefe del periódico antisemita Der Stürmer Muerte

Walter Funk Ministro de Economía Cadena perpetua

Rudolf Hess Ayudante de Hitler Cadena perpetua

Erich Raeder Comandante en jefe de la Kriegsmarine Cadena perpetua

Albert Speer Líder nazi y Ministro de Armamento 20 años

Baldur von Schirach

Líder de las Juventudes Hitlerianas 20 años

Page 70: El holocausto

Konstantin von Neurath

Ministro de R.R.E.E., "Protector" de Bohemia y Moravia

15 años

Karl DönitzSucesor designado de Hitler y comandante de la Kriegsmarine

10 años

Hans FritzscheAyudante de Joseph Goebbels en el Ministerio de Propaganda

Absuelto

Franz von Papen Ministro y vicecanciller Absuelto

Hjalmar Schacht Ex presidente del Reichsbank Absuelto

Gustav KruppIndustrial que usufructuó del trabajo esclavo

Sin condena

Robert Ley Jefe del Cuerpo Alemán del Trabajo Sin condena

Cumplimiento de las penas

Los condenados a muerte fueron ejecutados el 16 de octubre de 1946, por vía de ahorcamiento. Hermann

Göring se suicidó en la víspera con una cápsula de cianuro, y Robert Ley el 25 de octubre de 1945, antes del

veredicto. Después de su ahorcamiento, los restos fueron incinerados y las cenizas desperdigadas en el río Isar.

Martin Bormann fue juzgado y condenado en ausencia, pese a que con posterioridad se supo que murió durante

la caída de Berlín, el 2 de mayo de 1945.

Los condenados a cadena perpetua cumplieron su pena en la Prisión de Spandau, hasta la muerte del último de

ellos, Rudolf Hess, en 1987. De todos los condenados a penas de cárcel, sólo cuatro las cumplieron a cabalidad,

ya que Neurath (en 1954), Raeder (en 1955) y Funk (en 1957) fueron liberados. Durante más de 20 años el

único ocupante fue Hess, después de la liberación de Speer en 1966.

Los otros juicios

Propiamente existe un juicio llevado a cabo por el Tribunal Penal Militar Internacional, instituido por medio de la Carta de Londres, en 1945. Existieron además una serie de juicios llevados a cabo con posterioridad al principal, donde se juzgaron a los funcionarios menores del Estado, Ejército, doctores e industriales alemanes.

La lista de los juicios es la siguiente:

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1. El Juicio de los doctores, seguido contra 24 médicos quienes practicaron macabras investigaciones en humanos en los campos de concentración. El más famoso de ellos, el ángel de la muerte Josef Mengele logró huir, ya que los aliados desconocían su identidad y los crímenes que él había cometido.

2. El juicio contra Erhard Milch, mariscal de campo alemán, acusado de graves crímenes en campos de concentración.

3. El Juicio de los Jueces, seguidos contra 16 abogados y jueces que establecieron el aparataje jurídico nacionalsocialista.

4. El Juicio de Pohl, seguido contra la oficina Endlösung, encargada administrativa de los campos de concentración y exterminio. Su jefe era Oswald Pohl.

5. El Juicio de Flick, seguido contra el industrial alemán Friedrich Flick, por la utilización de trabajo esclavo y crímenes contra la humanidad.

6. El Juicio a la IG Farben empresa química industrial alemana, que al igual que Flick y Krupp, usufructuó del trabajo esclavo.

7. El Caso austral o Juicio de los rehenes, en el cual se persiguió la responsabilidad del alto mando alemán por las masacres y graves violaciones a las Leyes de la Guerra durante la Campaña de los Balcanes.

8. El Juicio RuSHA seguido contra los promotores de la idea de pureza racial y del programa Lebensborn.

9. El macabro Juicio a los Einsatzgruppen, seguida contra las brigadas de la muerte de las SS que practicaban el exterminio local de los judíos por medio de los Einsatzgruppen.

10. El Juicio de Krupp, seguido contra los dirigentes del famoso grupo industrial, por su participación en la preparación de la guerra y la utilización de trabajo esclavo durante la guerra.

11. El Juicio de los Ministerios, seguido contra los dirigentes del Estado Nazi por su participación en atrocidades cometidas tanto dentro de Alemania como en los territorios ocupados.

12. El Juicio del Alto Mando, seguido contra los generales del Ejército, Armada y Fuerza Aérea alemana, por la comisión de graves y terribles atrocidades durante la guerra.

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Acusados durante uno de los Procesos de Núremberg conocido como Juicio de los Ministros:de izquierda a derecha en la primera fila: Secretarios de estado Ernst von Wiezsaecker, Gustav Adolf Steengracht von Moyland, Wilhelm Keppler y Ernst Wilhelm Bohle. Segunda fila: Jefe de prensa Otto Dietrich, General de la SS Gottlob Berger, Jefe de Inteligencia Walter Schellenberg y Ministro de Finanzas del Reich Lutz Schwerin von Krosigk

6. EL HOLOCAUSTO, SU ESTUDIO, COMPRENSIÓN, SENTIDO Y ENSEÑANZASPor Yehuda Bauer Discurso al Bundestag [1].Traducción de Diana Wang

Sr. Representante del Bundestag; Sr. Presidente de Alemania; Sr. Presidente

del Bundesrat (cámara alta del Parlamento): Sr. Canciller; Damas y Caballeros;

queridos amigos. El 27 de enero de 1945, el Ejército Soviético conquistó el

complejo de campos de Auschwitz. Sólo fueron liberadas unas 7.000 u 8.000

personas, de la que, la mayoría eran almas en pena cuyas vidas habían

evitado milagrosamente ser tronchadas por los S.S. Las otras 58.000 habían

emprendido pocos días antes la Marcha de la Muerte. Fueron seguidas,

durante los cuatro meses que continuaron hasta el final de la guerra, por varios

cientos de miles de casi todos los campos de concentración, señalando el

último impacto brutal, espástico e interminable del régimen más cruel que el

mundo ha conocido nunca. El 27 de enero Auschwitz no estaba ya en manos

de los asesinos, pero el horror todavía no había terminado.

¿Hemos aprendido algo? La gente raramente aprende de la historia y la

historia del régimen nazi no constituye una excepción. Hemos fallado también

en comprender el contexto general. En nuestras escuelas, por ejemplo todavía

Page 73: El holocausto

enseñamos sobre Napoleón y cómo ganó la batalla de Austerlitz. ¿La ganó por

sus propios medios? ¿Habrá habido quizás alguien que lo ayudó? ¿Unos

pocos miles de soldados tal vez? ¿Y qué pasó con las familias de los soldados

caídos, de los heridos en ambos bandos, de los pobladores cuyos poblados

fueron destruidos, de las mujeres que fueron violadas, de los bienes y

posesiones tomados como botín? Todavía enseñamos sobre generales, sobre

políticos y filósofos. Tratamos de no reconocer el lado oscuro de la historia, los

asesinatos en masa, la agonía, el sufrimiento que grita a nuestras caras desde

toda la historia. No escuchamos el lamento de Clío. No conseguiremos

incorporar la idea de que nunca podremos luchar en contra de nuestra

tendencia hacia la aniquilación recíproca si no la estudiamos y si no la

enseñamos y si no enfrentamos el hecho de que los humanos somos los

únicos mamíferos capaces de aniquilar a otro de su misma especie.

El sociólogo norteamericano Rudolph J. Rummel llegó a la conclusión de que

entre los años 1900 y 1987, organizaciones gubernamentales y símil-

gubernamentales asesinaron a 169 millones de civiles, además de los 34

millones de soldados caídos. ¿Quién cometió esos crímenes? Principalmente

regímenes no democráticos. Aunque las democracias cometieron crímenes

también, han sido responsables sólo de una fracción del 1 por ciento de las

víctimas civiles.

Estas estadísticas son sólo útiles parcialmente. En realidad, no revelan la

tragedia sino que la encubren. Sabemos que quienes fueron torturados y

asesinados son personas, no estadísticas y que se trató de un número

imposible de entender de gente, gente igual que ustedes y yo.

La guerra instigada por la Alemania Nacional Socialista básicamente por

motivos ideológicos, costó las vidas de alrededor de 49 millones de personas,

en su mayor parte, civiles. Si adoptamos la definición de genocidio de las

Naciones Unidas, lo que sucedió a la nación polaca y a los Roma, llamados

gitanos por otros, fue evidentemente un genocidio. Polonia como tal estaba

destinada a desaparecer. La política hacia ellos fue acompañada por

asesinatos en masa: los intelectuales polacos eran objetivos a ser aniquilados,

universidades y escuelas fueron cerradas, el clero fue diezmado, todo el

comercio importante fue confiscado, los niños de las familias polacas eran

deportados a Alemania para ser " germanizados" . Los Sinti y los Roma de

Alemania debían desaparecer por medio del asesinato colectivo y la

esterilización. Los Roma nómades debían ser muertos donde quiera se los

encontrara en Europa (los sedentarios eran tolerados). Millones de rusos y

otros pueblos soviéticos, y también europeos occidentales como italianos,

balcanes y alemanes, fueron víctimas del régimen.

Page 74: El holocausto

¿Por qué? Pienso que debemos tener claro que lo que se planeó era una

revolución radical, un motín contra todo lo que había habido antes. Se buscaba

un nuevo orden de clases sociales, religiones e incluso naciones, una jerarquía

absolutamente nueva construida sobre las así llamadas razas, en la cual la

auto denominada raza maestra no tenía sólo el derecho sino también el deber

de regir sobre las otras y esclavizar o asesinar a las que considerara diferente

de la propia. Era una ideología universalista: " Hoy Alemania nos pertenece a

nosotros, mañana al mundo entero" como decía la canción nazi.

¿Cómo fue posible que gente de la cultura centroeuropea que había

desarrollado una de las civilizaciones más importantes se hubiera entregado a

una tal ideología, hubiera impulsado en consecuencia una guerra de

aniquilación y hubiera permanecido fiel hasta el amargo final? El terror, damas

y caballero, no fue la única razón. Había consenso, un consenso sostenido por

la promesa de una maravillosa utopía, una utopía de una comunidad de gente

idílica que gobernaría el mundo, desprovisto de fricción, sin partidos políticos,

sin democracia, un mundo servido por esclavos. Para alcanzar un objetivo así

era necesario oponerse a todo lo que había antes: la moralidad judeo-cristiana

y de la clase media, la libertad individual, el humanitarismo, el paquete

completo de la Revolución Francesa y del Iluminismo. El Nacional Socialismo

era, de hecho, la revolución más radical que haya tenido lugar nunca, un motín

contra lo que había sido considerado hasta ese momento como humano.

El núcleo de la estrategia de aniquilar a todo aquél considerado diferente era el

holocausto, el proyecto de la aniquilación total del pueblo judío y el asesinado

real de todos los judíos que los asesinos pudieran alcanzar. Y la cosa más

horrible sobre la shoá es, por cierto, no que los nazis fueran inhumanos, la

cosa más horrible sobre ellos es que fueron absolutamente humanos, tan

humanos como ustedes y como yo. Cuando argumentamos que eran

diferentes a nosotros y luego podemos dormir tranquilos, con nuestras

conciencias en paz porque los nazis eran demonios y nosotros no lo somos

porque no somos nazis, nos contentamos con un escapismo barato. Un

escapismo de la misma baja calaña está implícito en la idea de que los

alemanes estaban de alguna manera genéticamente programados para

ejecutar asesinatos masivos. Como la mayoría de la gente no es alemana,

muchos pensarán que lo que ha pasado no se repetirá por otros y que sólo

podía haber pasado en Alemania. Esto es racismo inverso.

Los hechos sucedieron hace casi sesenta años. Uno podría pensar que el

famoso punto final debiera haberse marcado hace mucho tiempo, que el

interés en este genocidio específico debería haberse agotado. Sin embargo,

sucede lo contrario. Raramente transcurre una semana sin que aparezca un

nuevo libro en el mundo, trátese de memorias, novelas o debates científicos,

sean obras de teatro puestas en escena, poesía, programas de televisión o

Page 75: El holocausto

películas que se refieran al holocausto. Debemos preguntarnos otra vez por

qué. ¿Por qué el holocausto es un tema central y no Cambodia o los Tutsis o

Bosnia o los Armenios o los Indígenas de Norteamérica?

No sé si mi respuesta a esta cuestión central será mejor que otras, pero

querría igual proponerla. No creo que el sadismo y la brutalidad con las que

fueron maltratadas las víctimas pueda ser una explicación, porque el

sufrimiento, la agonía y el tormento no pueden ser graduados. He publicado en

inglés el testimonio de una mujer Sinti que había perdido a su marido y vio

morir a sus tres hijos frente a sus ojos. ¿Cómo es posible comparar esto con la

tragedia de un judío o de un campesino ruso o de un Tutsi o de un Khmer de

Camboya? Es, seguramente, imposible decir que el sufrimiento de una persona

es mayor o menor que el de otra, que un asesinato masivo es mejor o peor que

otro. Una tal proposición sería repulsiva. Si es así, ¿es la brutalidad y el

sadismo lo que hace tan singular al holocausto? Por cierto, la Alemania

Nacional Socialista enriqueció su trágico repertorio de un modo extraordinario,

pero la brutalidad no es novedad en historia. ¿Es entonces el factor

diferenciador el haber sido un asesinato masivo estatal puesto en práctica con

la ayuda de modernas tecnologías y prolijidad burocrática? No lo creo así. El

genocidio de los armenios fue realizado con la ayuda de la tecnología existente

entonces y las herramientas burocráticas, y los nazis mismos perpetraron sus

crímenes contra los polacos y contra los Roma con los mismos métodos que

usaron contra los judíos.

No, creo que la respuesta yace en otro lado. Por primera vez en toda la

historia, gente que descendía de tres o cuatro abuelos de un tipo particular,

judíos, estaban condenados a muerte sólo por haber nacido. El mero hecho de

su haber nacido era en sí mismo el crimen mortal que debía ser penado con la

ejecución. Esto no había pasado nunca antes, en ningún lado. Una segunda

característica que hace al holocausto un evento sin precedentes, fue que

cualquier descendiente de judíos era aprehendido en cualquier parte del

mundo en el que la Alemania nazi tuviera influencia, sea directamente o por

medio de aliados, en cualquier lugar del mundo, un mundo que mañana sería "

nuestro" . El asesinato de judíos no estaba dirigido sólo a los judíos de

Alemania o a los judíos de Polonia o incluso a los judíos de Europa sino contra

los diecisiete millones de judíos desparramados por el mundo entero en 1939.

Todos los otros casos de genocidios habían sido perpetrados en territorios

definidos, aunque los territorios podían ser grandes en ocasiones, mientras que

el asesinato de judíos fue constituido para ser universal, ilimitado

geográficamente. Tercero, la ideología. Numerosos colegas han analizado la

estructura del nazismo, su burocracia, la operatoria diaria del aparato mortal.

Todos sus hallazgos son absolutamente correctos, pero ¿por qué los

burócratas que trasladaban a niños alemanes por tren a campamentos de

Page 76: El holocausto

verano y a judíos también por tren a los campos de la muerte con los mismos

medios administrativos hacían esto último? ¿Por qué asesinar a todos los

judíos que podían encontrar y no, digamos, a todos las personas de ojos

verdes que pudieran encontrar? Tratar de explicar esto recurriendo a

estructuras sociales, aunque pudieran haber sido muy importantes, es

inaceptable, al menos para mí.

La motivación era ideológica. La ideología racista-antisemita era el producto

racional de un abordaje irracional, un abordaje que era una mutación al estilo

del cáncer de la ideología antisemita cristiana que ha ensombrecido las

relaciones judeo-cristianas a lo largo de sus dos mil años de coexistencia. El

antisemitismo nazi era pura ideología con una mínima relación con la realidad:

los judíos eran acusados de una conspiración mundial, una idea traída de la

judeo fobia de la Edad Media, aunque en realidad los judíos no eran capaces

de lograr la unidad, ni siquiera de modo parcial. Entre ustedes y yo, todavía

son incapaces de ello. Existía una conspiración, pero no era una conspiración

judía, era la conspiración nacional socialista.

Los judíos eran acusados tanto de ser agitadores revolucionarios como

capitalistas, lo que significa que las diferentes fobias eran reducidas a un

denominador único. Naturalmente, la mayoría de los judíos no pertenecía a

ninguna de estas categorías, sino a las clases más bajas o a las medias. No

poseían territorios ni comandaban poder militar ni controlaban nada de la

economía nacional. No constituían una entidad sino que observaban sus

tradiciones, como individuos, siguiendo interpretaciones mutuamente

contradictorias dentro del marco de pequeñas comunidades étnico-religiosas o,

en el caso de ser seculares o ateos, sin pertenecer siquiera a comunidades

judías formales.

En todos los otros casos de genocidios conocidos, la motivación era de alguna

manera pragmática, como en el caso de los armenios donde había una

motivación nacionalista para el asesinato, o en el caso de Ruanda donde hay

un conflicto mortal sobre el poder y el territorio. En el caso del holocausto, la

ideología subyacente al genocidio era, por primera vez en la historia, pura

fantasía.

Se podría agregar un cuarto elemento a las características imprecedentes del

holocausto: los campos de concentración. Los nazis pueden no haberlos

inventado, pero los han llevado, con toda seguridad, a una etapa totalmente

nueva de desarrollo. Debemos conocer no sólo el asesinato y el sufrimiento en

aquellos campos sino también el alto nivel al cual elevaron el arte de la

humillación por medio del control ejercitado sobre las necesidades corporales

de la gente. Esto no tiene precedentes en la historia de la humanidad. Es cierto

que el destino de las humillaciones y de todo lo demás no era exclusivamente

Page 77: El holocausto

destinado a los judíos, aunque los judíos era los que estaban en el nivel más

bajo del infierno. Lo que los nazis consiguieron al subordinar a los judíos a ese

extremo, no era la deshumanización de los judíos sino su propia

deshumanización. Al establecer estos horribles campos de concentración se

ubicaron a sí mismos en el rango más bajo de la humanidad.

¿Qué dejaron los nazis atrás? ¿Dónde está su literatura, su arte, su filosofía,

sus logros arquitectónicos? El régimen nazi se disolvió en la nada. Dejó sólo un

monumento: las ruinas de los campos de concentración y, coronándolas, el

único gran logro del nazismo, Auschwitz y el asesinato en masa.

Es la falta de precedente del holocausto lo que está empezando a ser

aprehendido y comprendido por el mundo. Se trata de un caso muy especial de

genocidio, total, global, puramente ideológico. Podría repetirse, ciertamente no

de la misma manera pero tal vez de un modo similar, incluso de un modo muy

similar y no tenemos forma de determinar quiénes serán los judíos y quiénes

los alemanes la próxima vez.

La amenaza es universal y al mismo tiempo, -dado que está fundada en la

experiencia del holocausto- muy específicamente conectada con los judíos. Lo

específico y lo universal no pueden ser separados. La condición extrema del

holocausto es lo que permite su comparación con otros casos de genocidio y

su uso como advertencia. De hecho ya ha sido copiado, aunque no

exactamente. ¿Hay que ignorar la advertencia? ¿Servirá el holocausto como

precedente para otros que quieran imponer lo mismo a algunos otros?

¿Cómo pudo haber pasado? Creo que debemos buscar en la antigua tradición

incluida en el libro que viene de mis antepasados. En aquel libro está escrito

que la humanidad puede elegir entre el Bien y el Mal, entre la vida y la muerte.

Esto significa que la humanidad es capaz de ambos, que ambos existen en

nosotros, ambos, el Bien y el Mal. Expresado de un modo moderno, significa

que el impulso a la vida y el deseo de muerte, propia y de otros, está dentro

nuestro. Bajo ciertas condiciones podríamos actuar como Eichmanns o como

los rescatadores.

Respecto de Alemania, no estamos discutiendo sobre culpas; estamos

hablando sobre la responsabilidad hacia el futuro de la cultura dentro de la cual

se desarrolló este monstruo. Porque, damas y caballeros, ustedes saben muy

bien que " la muerte es un maestro venido de Alemania" [2] aunque los judíos

nunca fueron enemigos de los alemanes ni de Alemania. Muy por el contrario.

Los judíos alemanes estuvieron orgullosos siempre de todo lo bueno que

habían conseguido en la civilización alemana.

Entonces, ¿cómo puede ser explicado el régimen nazi? Pienso que una elite

seudo-intelectual tomó el poder en Alemania. Las masas apoyaron su ideología

potencialmente genocida debido a la situación; se trataba de una crisis muy

Page 78: El holocausto

grave y la capa de dirigentes potencialmente genocidas ofreció una salida en la

forma de una maravillosa utopía. El factor determinante fue que esa capa de

intelectuales, - académicos, maestros, estudiantes, burócratas, doctores,

abogados, clérigos, ingenieros- se unió al partido nazi porque les prometía un

futuro y una posición. Mediante la rápida y progresiva identificación de estos

intelectuales con el régimen, se hizo posible y más fácil la proposición del

genocidio, presentado como un paso inevitable hacia la conquista de un futuro

utópico. El Sr. Doctor, el Sr. Profesor, el Sr. Director, el Sr. Párroco o Pastor o

Cura, el Sr. Ingeniero se transformaron en colaboradores del genocidio; el

consenso creció y fue guiado por la figura semi-mitológica de un dictador; fue

fácil entonces convencer a las masas de la necesidad de los asesinatos y

reclutarlos para llevarlos a cabo.

Algo similar pudo haber ocurrido en otra parte, pero en Alemania, donde al

menos parte de la elite había absorbido un antisemitismo radical en el curso

del siglo diecinueve y donde muchos de ellos le agregaron una ideología

racista general, fue fácil para la capa de dirigentes genocidas nazis, convertir a

la mayoría de los ciudadanos alemanes en cómplices. Los académicos jugaron

un papel muy importante. Vuelvo continuamente a la cuestión de si hemos

aprendido algo, de si no continuamos produciendo en nuestras universidades

bárbaros técnicamente competentes.

¿Y qué hay sobre las iglesias? El holocausto ha iluminado una crisis profunda

del cristianismo. Mil novecientos años después de que el mesías cristiano

difundió el evangelio del amor, su propia gente fue asesinada por odiadores

bautizados. La Iglesia, si bien no colaboró, se mantuvo en silencio.

Por otra parte, no se puede decir que en la sociedad alemana el antisemitismo

radical era norma. Entre los movimientos mutuamente antagónicos masivos

(social-democráticos, comunistas y centro-católicos), no-antisemitas o incluso

anti-antisemitas que constituían la mayoría de la población votante de

Alemania a fines de 1932, había, sin embargo, una repulsa general hacia los

judíos. Esta repulsa hacía prácticamente imposible el desarrollo de una

protesta generalizada contra el asesinato de judíos. No era, como se ha creído,

que la dictadura era tan completamente totalitaria como para hacer imposibles

los movimientos de protesta. Esto fue demostrado por dos hechos. La

oposición al asesinato de los discapacitados alemanes -el así llamado "

programa de eutanasia" -, forzó su interrupción en agosto de 1941, al menos

parcialmente. La manifestación de mujeres alemanas en la Rosenstrasse de

Berlín en febrero-marzo 1943, condujo a la liberación de sus maridos judíos.

No hubo movimientos masivos de protección o defensa hacia la impopular

minoría judía, lo que evidenció la fragilidad de la famosa simbiosis germano-

judía.

Page 79: El holocausto

Me parece que hay también otro factor implicado. La cultura europea tiene dos

pilares: Atenas y Roma por un lado y Jerusalén por el otro. Un ciudadano

común de hace dos siglos, en el improbable caso de que poseyera un libro

tendría la Biblia Cristiana que, como todos sabemos está compuesta de dos

partes, el Antiguo y el Nuevo Testamento. Ambos fueron escritos

principalmente por judíos.

La literatura griega y romana, los principios jurídicos, el arte y la filosofía, son y

han sido tan importantes para la civilización occidental como los profetas y los

mandamientos morales de la Biblia Judía. Sin embargo, la Italia moderna y la

Grecia moderna no usan los mismos idiomas de siglos anteriores; no adoran a

los mismos dioses ni crearon el mismo tipo de arte ni escribieron el mismo tipo

de literatura. Viven allí personas diferentes. Pero mi nieta lee hoy lo que los

judíos escribieron hace tres mil años, en el idioma original sin necesidad de

diccionario. Traten de hacer lo mismo con Chaucer, y eso que escribió sólo

hace unos pocos siglos.

Cuando los nazis pretendieron llevar adelante su rebelión contra la cultura

occidental, ¿no era a los judíos, aquellos testimonios vivos de una de las

fuentes de nuestra cultura, a los que había que aniquilar? Los judíos, les guste

o no, son un componente central de la autopercepción occidental. Esta

autopercepción está difundida en el mundo por la así llamada civilización

occidental así como por medio de la cultura kitsch, también originada en

occidente.

Hay un museo de Auschwitz en un suburbio de Hiroshima. La literatura sobre

el holocausto se difunde en sud América. El holocausto ha asumido el rol de

símbolo universal de todo mal porque presenta la forma más extrema de

genocidio, porque contiene elementos que no tienen precedentes, porque la

tragedia fue una tragedia judía y porque los judíos, aunque no son ni mejores

ni peores que otros y aunque sus sufrimientos no hayan sido mayores o

menores que los de otros, representan una de las fuentes de la civilización

moderna.

Así como lo veo, un historiador es alguien que no sólo analiza la historia pero

también cuenta historias verdaderas. Permítanme entonces contarles algunas

historias.

En Radom, Polonia, vivía una mujer judía con dos hijos. Su marido había ido a

Palestina en 1939 para preparar la inmigración de su familia. El estallido de la

guerra fracturó a la familia. El marido se hizo ciudadano palestino y trató de

salvar a su familia incluyéndolos en un intercambio de colonos alemanes en

Palestina. En octubre de 1942, cuando la mujer ya sabía cuál sería su destino

y el de sus hijos, un hombre de la Gestapo la citó a la jefatura y le dijo que iba

a ser enviada en un intercambio a Palestina. Debía regresar en una hora junto

Page 80: El holocausto

a sus dos hijos para poder dejar Polonia y salvarse y salvarlos. " Sí" , dijo la

mujer, " pero mi hijo mayor está trabajando afuera del gueto" , y preguntó cómo

podía hacer para llamarlo. " No es mi problema" , respondió el hombre de la

Gestapo. Debían comparecer en una hora. ¿Y si no lo hacían? La mujer estaba

desesperada. ¿Ella y su hijo menor debían compartir el destino del mayor? ¿O

debía salvar al menos al más pequeño? Volvió a su casa en agonía. Una

vecina se le acercó y le dijo: " No podés hacer nada por tu hijo, ¿por qué no

llevás al mío en su lugar? Mi hijo tiene su misma edad" . Aturdida y desbordada

por el llanto, la mujer se dirigió a la jefatura de la Gestapo con dos varones. El

11 de noviembre de 1942 llegó a Haifa. Los dos varones fueron, con el tiempo,

ciudadanos israelíes prominentes y tuvieron hijos y nietos. La mujer hablaba

poco. Era una persona orgullosa y no quería que le tuvieran lástima. Su marido

murió poco tiempo después de que ella llegara a Palestina. Hasta el final de su

vida tuvo un pequeño puesto al frente de la gran sinagoga de la calle Allenby

en Tel Aviv. Se decía que era una sobreviviente del holocausto. ¿Había

sobrevivido realmente? No estoy seguro.

El holocausto, junto con otras cosas terribles perpetradas por los nacional-

socialistas, muestra no sólo el mal que el Hombre es capaz pero también,

digamos que en los márgenes, su opuesto, el bien. Oskar Schindler se ha

convertido en una figura controvertida desde que apareció en la conocida

película. Pero vean, cuando se deja el mito afuera, algo aún permanece.

Schindler no sólo fue miembro del partido nazi; había sido también espía,

mujeriego, alcohólico, mentiroso y cruel explotador. Hay pocas personas a las

que se podrían atribuir características tan negativas. Sin embargo contribuyó

aparentemente a la salvación de las vidas de más de mil personas arriesgando

su propia seguridad. Transportó con su esposa a trabajadores esclavos judíos

enfermos y agonizantes en un tren congelado tratando de salvar sus vidas. No

tenía por qué hacerlo, pero lo hizo. Fue a Budapest a advertir a los judíos

locales sobre la shoá. No tenía que hacerlo, pero lo hizo. ¿Por qué? Porque

era un ser humano, y a pesar de todo lo malo que era, también era bueno. Su

historia muestra que, incluso como alemán, incluso como miembro del partido

nazi, se podían asumir otras conductas que las que tomaron los ejecutores del

holocausto. Schindler y otros como él, como Otto Busse en Bialystok que

proveyó de armas a la resistencia judía, nos revelan que salvar vidas era

posible. Las acciones de este tipo de gente revelan tanto la culpa de los otros

como la esperanza que no se ha perdido.

Vean la historia de Maczek. Su nombre real era Mordechai. Su nombre es lo

único que sabe sobre sí mismo. Antes de la guerra, a los tres años, fue

entregado por su madre a un orfanato judío en Lódz. Esto le fue relatado más

tarde. Después vino la guerra y fue criado en Cracovia por una mujer polaca

llamada Anna Morawczika. Naturalmente él creía que era su madre. A los seis

Page 81: El holocausto

años, mientras jugaba en la calle, fue golpeado accidentalmente por un coche

lleno de soldados alemanes. Los soldados querían llevarlo al hospital pero

Anna Morawczika se opuso con todas sus fuerzas. Sabía que sería asesinado

instantáneamente si se descubría que estaba cincuncidado. Cuando la guerra

terminó, apareció en casa de Anna una mujer. Anna le dijo a Maczek que se

trataba de su madre. En ese momento, las dos mujeres llevaron al niño y lo

internaron en el orfanato judío de Lódz. La madre desapareció y nunca más la

vio. Maczek fue llevado a Israel. Anna, que lo había salvado, murió al poco

tiempo. Maczek no sabe hasta el día de hoy quién es. Todo lo que sabe es que

una mujer polaca le salvó la vida porque lo amaba, a él, a un huérfano judío.

Existieron las Annas y los Schindlers, pero fueron pocos, demasiado pocos. Y

la mayoría de los nazis eran como el hombre de la S.S. de la siguiente historia.

No sé si se trata de una historia verdadera, pero aquí va: Un hombre de la S.S.

le dijo a una mujer judía que salvaría su vida si ella adivinaba cuál de sus dos

ojos era de vidrio y cuál era vivo. Sin dudar, la mujer señaló uno de los ojos y

dijo, " Éste es el de vidrio" . " Correcto" dijo el hombre de la S.S., " ¿cómo lo

descubrió?" . La mujer respondió " porque parecía más humano" .

Y ahora regreso a la cuestión de si hemos aprendido algo. No mucho, o así me

lo parece. Pero la esperanza persiste, aún entre la gente traumatizada, grupo

al que pertenezco. Ustedes, damas y caballeros, como miembros de

parlamentos democráticos, tienen una responsabilidad especial, especialmente

como europeos, especialmente como alemanes. No tengo necesidad de

informarles sobre lo sucedido en Ruanda o en Bosnia, acá al lado. Recordar el

holocausto y sus consecuencias constituye sólo el primer paso. Enseñar y

estudiar sobre el holocausto y todo lo que emanó durante la Segunda Guerra

Mundial, en particular el racismo, el antisemitismo y la xenofobia, constituyen

nuestra siguiente responsabilidad. Alemanes y judíos dependemos unos de los

otros en llevar adelante esta responsabilidad. No se puede sostener la tarea de

la memoria sin nosotros y debemos asegurarnos que aquí, donde surgió el

desastre, se construya sobre las ruinas del pasado una civilización nueva,

mejor, humana. Juntos tenemos una responsabilidad especial hacia la

humanidad toda.

Cabría tal vez un paso adicional. El libro que mencioné antes contiene los Diez

Mandamientos. Quizá debiéramos agregar otros tres: " Tú y tus hijos y los hijos

de tus hijos no serán nunca perpetradores" ; " Tú y tus hijos y los hijos de tus

hijos no permitirán jamás ser convertidos en víctimas" ; y " Tú y tus hijos y los

hijos de tus hijos no serán nunca jamás observadores pasivos de asesinatos

masivos, genocidios o –ojalá que nunca más suceda- una tragedia como la que

fue el holocausto" .

Les agradezco por la amable atención.

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[1] Pronunciado el 27 de enero de 1998, Día del Recuerdo del Holocausto en

Alemania. El Bundestag es el Congreso alemán. Publicado en: Yehuda Bauer "

Rethinking the holocaust" , Yale University Press, New Haven and London,

2001, páginas 261 a 273.

[2] Del poema " Fuga de la muerte" de Paul Celan. (N. de la T.).