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Mª del Carmen Salinas Sandoval* El Estado de México durante la Guerra México-Estados Unidos 1846-1848 16 La colección Documentos de Investigación difunde los avances de trabajo realizados por investigadores de El Colegio Mexiquense, A.C., con la idea de que los autores reciban comentarios antes de la publicación definitiva de sus textos. Se agradecerá que los comentarios se hagan llegar directamente al (los) autor(es). Los editores han mantenido fielmente el texto original del presente documento, por lo que tanto el contenido como el estilo y la redacción son responsabilidad exclusiva del(de los) autor(es). D.R. c El Colegio Mexiquense, A.C., Ex hacienda Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec, México. Teléfonos: (72) 18-01-00 y 18-00-56; fax: 18-03-58; E-mail: [email protected] Correspondencia: Apartado postal 48-D, Toluca 50120, México. 1998 *E-mail: [email protected]

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El Estado de México durante la Guerra México-Estados Unidos 1

Mª del Carmen Salinas Sandoval*

El Estado de México durante laGuerra México-Estados Unidos

1846-1848

16

La colección Documentos de Investigación difunde los avances de trabajo realizados por investigadores de El ColegioMexiquense, A.C., con la idea de que los autores reciban comentarios antes de la publicación definitiva de sus textos. Seagradecerá que los comentarios se hagan llegar directamente al (los) autor(es). Los editores han mantenido fielmente eltexto original del presente documento, por lo que tanto el contenido como el estilo y la redacción son responsabilidadexclusiva del(de los) autor(es). D.R. c El Colegio Mexiquense, A.C., Ex hacienda Santa Cruz de los Patos, Zinacantepec,México. Teléfonos: (72) 18-01-00 y 18-00-56; fax: 18-03-58; E-mail: [email protected] Correspondencia: Apartado postal48-D, Toluca 50120, México.

1998

*E-mail: [email protected]

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Mª del Carmen Salinas Sandoval 2

ÍNDICE

Introducción 1

1. Política nacional y avances de la invasión norteamericana 6 a) Política nacional 6 b) Invasión norteamericana 18

2. Situación política y participación en la guerra delEstado de México 24

a) Posición del Poder Legislativo 26 b) Posición del Poder Ejecutivo 33 c) Participación estatal en la guerra 39 d) Erección del estado de Guerrero 48

3. Organización municipal y cooperación en la guerra 51 a) El gobierno municipal 52 b) Participación municipal en la guerra 64

Conclusiones 72

Bibliografía 74

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RESUMEN

EL PRESENTE TRABAJO FORMA parte del proyecto colectivo: «México al tiempo de su guerracon Estados Unidos (1846-1848)» dirigido por la Dra. Josefina Vázquez de El Colegiode México. Este proyecto involucra a 20 historiadores aproximadamente, cada unode ellos investigó lo correspondiente a una entidad federativa. La parte que desarro-llamos en esta investigación es la referente al Estado de México. Las preguntas queguían el proyecto general son: ¿cuál fue la actitud de los poderes estatales en eseperiodo en que parecía naufragar el Estado? ¿qué sucedía en los diversos estadoscuando el funcionamiento del Estado nacional era casi imposible? ¿qué percepcióntenían de la guerra los estados no invadidos y cuál los invadidos? ¿cómo se percibíala federación desde los diversos estados? y ¿cuáles fueron las reacciones a las derro-tas y noticias de la capital?

Dentro del marco de las interrogantes, el objetivo particular de este trabajo esdemostrar que los habitantes del Estado de México como la mayoría de sus autori-dades participaron en la guerra con la idea de cuidar sus intereses, sin advertir en laderrota de las tropas mexicanas la pérdida de la mitad del territorio de la futura naciónque se pretendía constituir. Sus preocupaciones se restringieron al mundo estatal oregional cercano: la organización de los poderes estatales, la lucha por el poder delos caciques militares, la subsistencia de la hacienda pública y la organización delgobierno municipal.

Se presenta un borrador general sobre la situación del Estado de México du-rante la guerra, en el cual no se han incorporado todos los materiales encontradosen los archivos, respecto a Guardia Nacional, tranquilidad pública y hacienda esta-tal, por los límites de cuartillas en el proyecto general. Estos datos se podrán utilizarpara integrar en el futuro un libro que desarrolle con mayor precisión la misma te-mática.

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INTRODUCCIÓN

En una sociedad de transición como era lamexicana después de las Cortes de Cádiz,o sea en su primer periodo de vida como

sociedad nacional emergente, son importantes, ju-rídica y socialmente, las fórmulas del liberalismoconstitucional de Cádiz (1812). De los estamentosal servicio del poder real se pasaba, de modo gra-dual, a los ciudadanos que elegían y tenían pocoa poco mayor conciencia de la creación humanadel poder y de las limitaciones de la autoridad,por más lenta que fuera su participación.

Con la herencia del constitucionalismo de1812, la transformación jurídica y estructural delsistema político proyectado en 1824, recibía tam-bién la conciencia liberal, de una minoríaescindida del pueblo y al mismo tiempoautojustificada y empeñada--como en Cádiz--, enlegitimar por el pueblo y para el pueblo.

En México, el sentimiento nacionalista (in-cipiente) en su afán de lograr definir su identi-dad, pretendió cubrir dos realidades incompati-bles, pero igualmente importantes en la vida social;dos factores paralelamente activos en la estruc-tura de la sociedad del nuevo país. Por una par-te está la minoría que buscaba obtener el podery legislar de acuerdo a sus proyectos de nación;y por otra, el pueblo, tradicionalista con granparticipación, que está envuelto en su mundoinmediato. Ambos polos sociales empiezan adefinir lentamente su nueva personalidad social,moldeada por las constantes luchas por la hege-monía.

Desde la Constitución de 1812 hasta la res-tauración de la República (1867-1876) se llevó acabo en el joven país un proceso de transforma-ción social y política impregnado de pugnas porel poder. Empezó una lucha entre los que pre-tendían establecer una república aristocrática, querespetara en esencia la estructura social hereda-da de la Colonia, y los que se proponían unarepública liberal, que destruyera justamente eserégimen social.

Estos últimos se propusieron cambiar aMéxico mediante una transformación profunda,en lo político con nuevos códigos constituciona-les; y en lo social y económico, con el liberalis-mo como una nueva filosofía, científica, moral ypolítica que diera las bases a una sociedad mo-derna.

En los sucesivos pronunciamientos duran-te las primeras seis décadas del Siglo XIX,conservatismo y liberalismo alternaron en undiálogo monótono, sin perder su pauta de ori-gen: ambos movimientos participaron del comúndenominador que era permanecer al margen delpueblo que pretendían gobernar y legislar. Estasminorías ilustradas, tanto liberales como conser-vadoras, usaron a su vez al pueblo para crear lasemblanza de un sistema nacional: el proyecto deun Estado y una sociedad nueva.

Características importantes de las minoríasfueron su afán de progreso y mejoramiento eco-nómico unidos al credo constitucionalista, a lalimitación del poder del Estado por un grupo

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selecto, y a sus tendencias por querer mover alresto de la sociedad según sus principios.Por otro lado, el pueblo, cansado por las cons-tantes luchas que al fin y al cabo no resolvían susproblemas vitales, cansado de una demagogiaininterrumpida de libertades nuevas, volvió a sumutismo de perplejidades que lo mismo podíaencubrir veleidad, tumultos o entusiasmos insos-pechados. Tal parece fue el reto y la dialécticade la forja de una sociedad que estaba constru-yendo una nación.

Para comprender esta realidad llamada de«anarquía» de la sociedad mexicana es importan-te el hecho de la dicotomía que se generó entreel pueblo y las minorías dirigentes desarticuladas;y consecuentemente, ente pueblo y gobierno. Laseparación de estas dos realidades no fue uncapricho: fue la tensión política misma de la vidade México que buscaba construir las bases delEstado-nación. Si esta situación y sus consecuen-cias no llegan a entenderse, resulta imposiblecomprender la vida social y política de México ysus estructuras actuales.

En esos años de reacomodos internos quecrearon las bases para la construcción del Esta-do-nación, también tuvieron participación lasfricciones con el mundo exterior (con paíseseuropeos y con norteamérica). En este contextode transformación política y social del país en-contramos la guerra con Estados Unidos (1846-1848). México se enfrentó a las agresiones béli-cas de una nación ya constituida pretendiendoser otra nación. Lo que estaba muy lejos de seruna realidad. La desigualdad en el enfrentamientono fue sólo económica y de tácticas de guerra,fue principalmente la falta de cohesión nacionalmexicana frente un país con un proyecto comúnbasado en su fe «democrática», en los beneficiosdel trabajo y en la felicidad derivada de la pose-sión de la tierra. En palabras de Josefina Vázquez:Estados Unidos tenía «un nacionalismo incipien-te producido durante la revolución de indepen-dencia y en especial ante el éxito de la nuevarepública».1

La derrota de México ante Estados Unidospuso una huella indeleble y doliente en la histo-ria del país y ha tenido consecuencias innegablesen la trayectoria de la nación mexicana. Es unahecho histórico que invita a entenderlo en elcontexto de la lucha por crear las bases queunirían política y socialmente al país. Era tambiénel momento de consolidar las entidades federativasfrente a un poder federal informe y endeble.

Pretendemos demostrar que los habitantesdel Estado de México como la mayoría de susautoridades no compartieron las ideas de deso-lación por la pérdida de la mitad del territorio,porque tenían otros intereses y realidades queafrontar. Las ideas de abatimiento se fueron ge-neralizando a medida que existió en el país ma-yor cohesión social y política. Las preocupacio-nes estatales, en tiempos de la guerra, se restrin-gieron al mundo estatal o regional cercano: la or-ganización de los poderes estatales (por decretose cambiaba de sistema político del centralismoal federalismo), la lucha por el poder de los ca-ciques militares (como el general Juan Álvarez),la subsistencia de la hacienda pública y la admi-nistración y gobierno de las municipalidades.

Tomaremos el extenso territorio del enton-ces Estado de México para apreciar la actitud dela sociedad civil y los gobernantes durante laguerra. Fue un estado clave por su cercanía a lacapital de la República, porque su territorio fueocupado, en muchos puntos, por las tropas ex-tranjeras y porque contaba con jefes militares quetenían apoyo social.

Las constantes manifestaciones de la gue-rra civil giraban en torno de quién controlaría elpoder central o federal y el regional. En este grupominoritario tenían la batuta los militares; por locual podría suponerse que había una subordina-ción del punto de vista político al militar, sinembargo fue a la inversa. La subordinación delpunto de vista militar al político fue la regla enlos alzamientos internos, en la dirección del go-bierno y en las operaciones militares contra elejército de norteamérica. El espíritu político ibapor delante de las estrategias militares.

Por esta característica nos interesara resal-tar que el papel de las tropas mexicanas estuvo

1Vázquez, Josefina, «El Congreso de los Estados Unidos ante laguerra del 47», en Anglia, Anuario, Estudios Angloamericanos Núm.5, 1973, p. 72.

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acorde con sus experiencias en las contiendaspolíticas del país. La responsabilidad en las trifulcasinternas como en la defensa externa correspon-dió, en última instancia, a los problemas políti-cos del país, que incluso dejaban cabida al sín-drome de la ambición personal de varios gene-rales que eran presidentes de la República (comolos generales Antonio López de Santa Anna yMariano Paredes y Arrillaga).

La autoridad de que carecían les impedíatener el derecho a dirigir y a ser obedecido porla sociedad; no tenían el reconocimiento comorepresentantes de la ciudadanía. Lo que plantea-ba el problema de que la conformación del go-bierno no obedecía a la voluntad de la ciudada-nía (gobierno representativo popular) y ni res-pondía al cumplimiento de una serie de intere-ses que fueran requeridos por la comunidad.También ponía en tela de juicio que la integra-ción de los órganos de poder se realizara a tra-vés del procedimiento previsto en la ley. La faltadel poder legítimo y de respeto en las leyes seexpresó en los constantes cambios en los cargospolíticos y en la carencia de respuestas estatalesa los problemas federales. Esta realidad fue evi-dente durante la invasión norteamericana.

La experiencia de gobierno centralista enel país (1836-1846) no había logrado centralizarel poder e implantar una jerarquía fuerte de au-toridades. Por segunda ocasión se intentaba con-ducir al país mediante la República federal (a partirde agosto de 1846), donde cada nivel de gobier-no quería consolidarse (el federal, estatal y mu-nicipal). La herencia centralista en la cúspidegubernamental dejó un Estado de México desor-ganizado y dependiente en sus poderes guber-nativos; sin embargo, en el ámbito municipal hubomás dinamismo político, porque recibió menoscoerción de las autoridades superiores, en com-paración con los ámbitos departamental (estatal).

En cada uno de los tres niveles de gobier-no existían conflictos internos, abiertos o laten-tes, susceptibles a engendrar violencia. Situaciónque se agravó con la inevitable guerra contraEstados Unidos. No se unieron esos niveles degobierno para afrontar la guerra sino que cadauno afrontó el problema hasta que lo sentía a unpaso.

A continuación apreciaremos cómo seafrontó en esos niveles la problemática con el paísvecino, en un periodo de la historia de Méxicoque pretendía luchar por la paz interna. La gue-rra hizo más complejo el intento de los habitan-tes para superar los obstáculos con el fin de al-canzar una unidad política y un desarrollo socialsin violencia.

Los jefes militares que llegaban a adquirirpoder político o social eran las personas que enun momento particular determinaron cuáles eranlos intereses vitales del país y cómo debían de-fenderse en caso de amenaza; eran naturalmen-te los líderes políticos de la nación. Las alternati-vas acerca de lo que era posible o viable depen-día de la fuerza que hubieran ganado sus con-trincantes políticos.

La lucha política requería cierta hostilidado ira de los individuos que en ella participabancomo jefes militares y ciudadanos; esta ira se di-rigía hacia un objeto que los líderes llamaban elenemigo, pero ¿quién era el enemigo y cómoatacarlo? Así como estuvo confuso en los pronun-ciamientos internos así lo estuvo en los prime-ros avances de las tropas norteamericanas en elterritorio del norte del país.

Las agresiones extranjeras no parecían ata-ques a los intereses de los habitantes del centrodel país por cuya preservación estarían dispues-tos a luchar. Los diferentes grupos sociales esta-ban dispuestos a defender otros derechos quesentían violados.

Los integrantes de los poderes federales yestatales (principalmente el poder ejecutivo) te-nían poder pero no autoridad, parecía que laminoría que participaba políticamente se identi-ficaba en forma especial con aquél que teníamayor capacidad, mayor fuerza, para nombrarlopresidente de la República o gobernador de al-gún estado. Tenían el poder porque tenían laposibilidad de obligar a autoridades menores(prefectos, subprefectos, ayuntamientos) y a ciu-dadanos a que cumplieran una disposición arbi-trariamente (por ejemplo apoyar un determina-do pronunciamiento).

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Se divide el trabajo en tres partes: a) políticanacional y avances de la invasión norteamerica-na, b) problemáticas del gobierno en el Estadode México y su participación en la defensa de suterritorio y c) organización municipal y coope-ración en la lucha con el extranjero.

1. POLÍTICA NACIONAL Y AVANCES DE LA INVA-SIÓN NORTEAMERICANA

a) Política nacional

En el último año de la República centralista, 1845-1846, el país se encontraba en una lucha cons-tante por mantener estabilidad política y econó-mica. El presidente de la República, general JoséJoaquín Herrera,2 tuvo que enfrentar graves pro-blemas como la carencia de fondos públicos, elreconocimiento de la independencia de Texas ysu anexión a Estados Unidos y los enfrentamientosentre grupos políticos. Estos enfrentamientos semanifestaron desde los integrantes del gabinetehasta los pronunciamientos en favor de la fede-ración y los del centralismo.

El general Mariano Paredes y Arrillaga3 le-vantó el gritó de rebelión contra el gobierno deHerrera en San Luis Potosí, el 14 de diciembrede 1845. Paredes veía la falta de energía del go-bierno de Herrera, y la posibilidad de imponerun nuevo régimen que enfrentara la inminenteguerra con Estados Unidos.

El general Paredes daba una idea de la la-mentable situación del país por los problemas conTexas, con los revoltosos internos y con los in-dios bárbaros que se internaban en el norte:

La república se disuelve por todas par-tes; Texas ha sido separado de la uniónnacional; los revoltosos de otros depar-tamentos, especulando con la debilidadde poder, predican abiertamente la in-surrección; el gobierno dominado porlos partidos y ocupado solo de sus mi-serables querellas, abandona a las san-guinarias incursiones de los bárbarosnuestros departamentos fronterizos.4

En el plan de San Luis el ejército de reserva y laguarnición del Departamento se proclamaroncomo los salvadores de la crisis administrativa,social y política del país, provocada, según Pa-redes, por el gobierno de Herrera. También loacusan de pretender librarse de la guerra conEstados Unidos poniendo en peligro la indepen-dencia y nacionalidad del país, con la presencia

2José Joaquín de Herrera nació en Jalapa, Veracruz en 1792 ymurió en la ciudad de México en 1854. Fue militar realista y com-batió a los insurgentes hasta 1820.En marzo de 1821 se adhirió alPlan de Iguala. Fue diputado por Veracruz al primer CongresoConstituyente, 1822-1823. En este último año fue nombrado capi-tán general de la ciudad de México por el Supremo Poder Ejecuti-vo. En 1828 volvió a ser diputado federal por Veracruz. Durante elllamado motín de la Acordada se le designó gobernador de la ciu-dad de México (4 de noviembre a 3 de diciembre de 1828). Fuesecretario de Guerra y Marina, de julio a marzo de 1824 y del 21de mayo al 5 de noviembre de 1833, del 14 de febrero al 16 deagosto de 1834. Inspector General del Ejército, 1834-37. En 1844era presidente del Consejo de Estado cuando el Senado nombrópresidente a Valentín Canalizo, pero debido a su ausencia Herreraocupó su lugar del 12 al 21 de septiembre. El 27 de diciembre deese mismo año al 14 de junio de 1845 volvió a ser nombrado pre-sidente de la República por el Senado y por Santa Anna. En estaúltima fecha fue elegido presidente constitucional, pero el 30 dediciembre de 1845 fue destituido por la rebelión que encabezóMariano Paredes. Durante la guerra con Estados Unidos, en 1847fue miembro del estado mayor de Santa Anna y presidente delCongreso. Al terminar el conflicto fue jefe militar en la ciudad deMéxico y sustituyó a Santa Anna como general en jefe del ejército.El 30 de mayo de 1848 volvió a ser elegido presidente constitucio-nal. Desempeñó este cargo del 3 de junio de ese año hasta el 15de enero de 1851. Musacchio, Humberto, Diccionario Enciclo-pédico de México, México, Andrés León Editor, 1989, pp. 833-834.

3Mariano Paredes y Arrillaga nació y murió en la ciudad deMéxico (1797-1849). Ingresó en el ejército realista en 1812 y com-batió a los insurgentes. En 1821 se unió al Ejército Trigarante. En1823 se adhirió al Plan de Casa Mata y participó en la sublevaciónque derrotó al emperador Agustín de Iturbide. En diciembre de 1829cuando era comandante militar de Guadalajara apoyó el golpe deEstado de Anastasio Bustamante y combatió las fuerzas del presi-dente Vicente Guerrero. en 1839 reprimió un levantamiento libe-ral en Jalisco. En Guadalajara, en agosto de 1841 proclamó el Plande Progreso, en el que reclamaba al presidente Bustamante no haberintentado la reconquista de Texas; al triunfo de la rebelión (luegode la sublevación de Santa Anna en Veracruz) se encargó del go-bierno de Jalisco (3 de noviembre de 1841 al 28 de enero de 1843).En noviembre de 1844 acaudilló el alzamiento de la guarnición deGuadalajara contra Santa Anna y en favor de una reforma en lasBases Orgánicas. Derrotó a las fuerzas del gobierno e impuso en lapresidencia de la República a José Joaquín de Herrera. El 14 dediciembre de 1845 proclamó en San Luis Potosí un plan que des-conocía al presidente Herrera. Ibid., pp 833-834.

4«Manifiesto del general Mariano Paredes y Arrillaga, 15 de di-ciembre de 1845», AHEM (Archivo Histórico del Estado de Méxi-co), Gobierno, 1845-46, vol. 167, exp. 10.

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de un plenipotenciario norteamericano, que de-seaba entrar en negociaciones con los gobernantesmexicanos.5

Paredes atacaba la posición del Ejecutivoy del Legislativo por su deseo de evitar la gue-rra; ante ello el presidente Herrera manifestó ala opinión pública la posición política, militar yeconómica que tenía el país y que le impedíaautorizar un enfrentamiento bélico con EstadosUnidos:

Pero para cubrirse de vergüenza el queha envilecido su profesión militar, erapreciso que apelara a la conducta queen los asuntos de Texas y los EstadosUnidos ha observado el gobierno, Obli-gado éste a emplear no sólo las armas,sino la política, a defender a un tiempoel buen nombre del país y economizarla sangre de nuestros soldados y loscostosos sacrificios de la nación, su re-solución firme e invariable ha sido, oprestarse a unos convenios honrosos ydignos de México, o llevar una guerraverdaderamente nacional y justa hastael territorio usurpado...Convencidocomo estoy de toda la alevosía con quese nos ha robado el departamento deTexas, no he podido, sin embargo, de-jar de allanarme a oír proposiciones deun acomodamiento pacífico.6

Para Paredes era clara la pugna del Ejecutivo ycon algunos miembros del Congreso, integradoen su mayoría por radicales, que estaba sistemá-tica y tenazmente negando al presidente Herreratoda clase de recursos para defender Texas, porlo cual las tropas estaban muriendo de hambre.

Otra amenaza para Paredes eran los rumo-res de que Herrera iba a pronunciarse por la fe-deración lo que significaría su ruina personal. Sutemor se fundaba en los levantamientos en favordel sistema federal en el último año. Como los

planes de pronunciamiento de la Guardia Nacio-nal, de la guarnición y ayuntamiento de San JuanBautista y de los «liberales verdaderos».7

El gobierno de Herrera acusa a su vez aParedes de haber abandonado la campaña deTexas y la defensa nacional en la guerra contraEstados Unidos. En 1845 se le encargó el mandode una de las dos divisiones del ejército encar-gadas de contener el avance de las tropas esta-dounidenses en el norte del país, pero en lugarde ello se sublevó con el Plan de San Luis.8

El presidente Herrera renunció a su cargoel 30 de diciembre de 1845 y a partir de enerode 1846 tomó el poder Mariano Paredes. Redu-cía su programa de gobierno a derribar las auto-ridades vigentes en los poderes ejecutivo y legis-lativo del centro y a reunir un congreso consti-tuyente para eregir una nueva Constitución. Secomprometió a sostener el sistema representati-vo popular y la integridad del territorio nacionalante cualquier agresión extranjera. No habla deningún cambio en el sistema de gobierno, sinode una continuidad de los principios y garantíasadaptadas anteriormente.9 Su gobierno durósolamente siete meses, durante los cuales huboconstantes cambios en su gabinete, principalmenteen el ministerio de hacienda.

En marzo de 1846, el general Paredes ma-nifestaba su deseo de querer evitar la guerra conEstados Unidos, pero que las circunstancias agre-sivas del país vecino lo obligaban a «repeler lafuerza con la fuerza». También reiteró que suprincipal objetivo era mantener y fomentar elsistema republicano. Esta afirmación se debía alos ataques que recibía de autoridades civiles ymilitares por su proclividad al monarquismo, conlo cual se destruirían las bases legales que divi-dían el poder.10

5«Manifiesto y plan de San Luis Potosí»en Planes de la naciónmexicana, México, Senado de la República, LII, El Colegio de Méxi-co, México, 1987, vol 4, pp. 289-290.

6«El Presidente Constitucional a la República Mexicana, 22 dediciembre de 1845», en Riva Palacio, Vicente (dirección general),México a Través de los siglos, México, Editorial Cumbre, 1987,vol. XII, p. 246.

7Ibid., pp. 284-289.8Cuando volvió a México, en 1848, después de su exilio en

Francia se unió a la sublevación de Celedonio Domeco de Jarautay Manuel Doblado, con quienes se negó a reconocer los tratadosde Guadalupe Hidalgo y se manifestó por la continuidad de la guerra,en Riva Palacio, op. cit., pp. 244-245.

.9«Acta de la junta de representantes de los departamentos, 3 y4 de enero de 1846», en Planes de la nación mexicana, op. cit.,pp. 298-299.

10«Manifiesto de fe republicana del general Paredes, 21 de marzode 1846», en Planes en la Nación Mexicana, op. cit., pp. 313-314,

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No hay pruebas para acusar a Paredes detener ideas monárquicas porque en su proclamadel 2 de enero de 1846, donde adiciona y expli-ca el plan de San Luis Potosí, anunciaba soste-ner «el sistema republicano popular representa-tivo» y estar en favor de «las libertades naciona-les y de las garantías de los ciudadanos»;11 Noobstante, era acusado de monarquista por algu-nos políticos. Además el Ministro de Justicia,Mariano Riva Palacio, afirmaba que el movimientorevolucionario de Paredes estaba apoyado por elclero.12

Estos ataques continuaron; por ejemplo enel pronunciamiento de las guarniciones deVeracruz y Ulúa se explican los motivos del des-contento popular:

Atendiendo a que la causa princi-pal de la funesta discordia que existe esla falta de un código fundamental, dic-tado libremente por la nación, que hamanifestado detestar el sistema monár-quico; y de un gobierno que sea el re-sultado de las opinión pública, y no delas lides de las facciones, que el actualgobierno carece de legalidad y ha des-empeñado su misión de una maneraopresiva y dictando además, una con-vocatoria antipopular, que tiende a lamonarquía, a la vez que ocupado en tandetestable trama ha desatendido la de-fensa del territorio nacional, y abando-nando en la frontera a la parte del ejér-cito encargado de sostenerla.13

Este plan de Veracruz apoyaba el de la guarni-ción de Guadalajara proclamado dos meses an-tes; el cual desconocía al general Paredes comopresidente interino y proclamaba a Santa Annacomo caudillo encargado de regenerar la repú-blica. Como el principio de los males, desde supunto de vista, habían sido las constitucionescentralistas (1836 y 1843) se elegiría un nuevoCongreso para adoptar la forma de gobierno que

le pareciera conveniente. La opinión públicasuponía que sería la federalista.

Paredes solicitó al Congreso de la Unión unpermiso para ponerse al frente del ejército queluchaba contra el de Estados Unidos. El permisofue concedido el 19 de junio, pero no lo utilizóhasta el 29 de julio bajo pretexto de reunir yequipar sus tropas con un préstamo forzoso he-cho al clero con las peores condiciones para elTesoro. Se encargó del poder ejecutivo NicolásBravo, quien era el vicepresidente en turno. Pa-redes le encargó restableciera con todo vigor lasBases Orgánicas, expedidas en 1843, y de acuer-do a ellas convocara a elecciones de poderesconstitucionales. Era su último esfuerzo por atraerel apoyo del grupo en favor del centralismo. Pocodespués fue encarcelado y autorizado para ir alextranjero.14

Las ideas republicanas y federalistas verti-das en los pronunciamientos pasados fueronretomadas en el Plan de la Ciudadela, proclama-do el 4 de agosto de 1846, por el general MarianoSalas y Valentín Gómez Farías, como comandan-tes generales del Departamento de México, des-conociendo el gobierno de Paredes, el Congre-so y las leyes promulgadas. Los pronunciadosaprovecharon que el general Paredes salió de laciudad de México para dirigir el ejército contralos nortamericanos. Se apoyaban en las leyeselectorales de la primera república federal.15 Elgeneral Salas había secundado el Plan de San Luisy después se pronunciaba contra Paredes argu-mentando que había desvirtuado dicho plan alreiterar la Constitución centralista.

La problemática de la guerra con EstadosUnidos la resolverían con el cambio de poderes,particularmente del Congreso, quien dictaría lasmedidas a seguir. No se apreciaba como un pro-blema que ameritaba la actuación de toda la so-ciedad, independientemente de las pugnas polí-ticas internas; sino que parecía que se iba a re-solver automáticamente con el cambio de Con-greso y de forma de gobierno. Sólo expresaban:

11«Acta general del ejército», ibid., pp. 296-297,12Riva Palacio, op. cit.,, p.245.13«Pronunciamiento de las guarniciones de Veracruz y Ulúa, 31

de julio de 1846», en Planes en la nación mexicana, op. cit., p.319.

14Riva Palacio, op. cit., p. 19.15«Plan de la Ciudadela, 4 de agosto de 1846», en Planes en la

nación mexicana, op. cit., pp. 321-322.

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En lugar del Congreso que actual-mente existe, se reunirá otro compues-to de representantes nombrados popu-larmente, según las leyes electorales quesirvieron para el nombramiento del de1824, el cual se encargará así de consti-tuir la nación, adoptando la forma degobierno que le parezca conforme lavoluntad nacional, como también detodo lo relativo a la guerra con EstadosUnidos y a la cuestión de Texas y de-más departamentos fronterizos.16

Se dejaba al Congreso el peso mayor de decisión,como si fuera el centro de poder y el verdaderorepresentante de la ciudadanía. Desconocían lafuerza de los grupos que realmente decidían: losoficiales del ejército y algunos civiles; y se des-entendían de las divisiones al interior de esosgrupos.

A partir del Plan de la Ciudadela hubomuchas actas de adhesión de los diferentes lu-gares del país. Tomaremos los que se proclama-ron en el territorio del Estado de México, duran-te agosto de 1846. Todas ellas fueron promovi-das por la máxima autoridad de los distritos ypartidos (prefectos y subprefectos), quienes con-vocaban a una junta a las autoridades civiles,religiosas y militares existentes en las localidades:ayuntamiento, jueces de paz, administradores derentas, jueces conciliadores o de primera instan-cia, curas y oficiales militares. Así como tambiéna los principales vecinos y a los ciudadanos. Deesta manera formaron un consenso social paraquitarle el apoyo estatal y municipal al generalParedes y otorgarle su confianza nuevamente algeneral Santa Anna para reorganizar el convul-sionado país (Ver cuadro 1).

El general José Mariano Salas acusaba al go-bierno del general Paredes de intentar destruir «laorganización de la sociedad» al querer imponerlos principios monárquicos: «se atrevió a ofrecer-nos como único remedio la erección de un tro-no extranjero» con un príncipe europeo. Mani-festó que el principio de su cambio había estadoen reunir un congreso aristocrático (eran dipu-

16«Plan de la Ciudadela, 4 de agosto de 1846», Ibid., p. 322.

tados los once obispos diocesanos que había enel país) y una «administración oligárquica». En suprograma reiteraba la cesación de los pactosanteriores, el apoyo a la religión católica, a lasgarantías individuales y a los principios republi-canos, y pedía ayuda a los habitantes para soste-ner la guerra.17

Santa Anna reconoció las ideas anterioresen su exposición del 21 de agosto de 1846, don-de opinaba que mientras se expedía otra consti-tución se restablecería la federal de 1824. Noreconocía directamente el sistema federal paragobernar la República, sólo aprovechó la coyun-tura política propicia al federalismo, ya que lasúltimas prácticas centralistas dejaban un paísdesarticulado con el ejército norteamericano so-bre su territorio.

El ministerio formado, desde el 28 de agos-to, no se entendía, por la desconfianza entre unosy otros. Estaba integrado por: Manuel CrecencioRejón en Relaciones, Juan Nepomuceno Almonteen Guerra, Valentín Gómez Farías en Hacienda yRamón Pacheco en Justicia. Santa Anna entró ala ciudad de México hasta el 14 de septiembrecomo general en jefe del ejército de la Repúbli-ca, sin tomar una actitud política comprometida,dejando al general Salas a cargo del Poder Eje-cutivo.

Salió Santa Anna, el 28 de septiembre, almando de dos brigadas de infantería y caballeríapara dirigir la campaña contra el ejército extran-jero; pero desde el lugar donde estuviera conti-nuaba influyendo en las decisiones políticas delos poderes federales.

El 24 de diciembre de 1846, salieron elec-tos Santa Anna como presidente y como vicepre-sidente Valentín Gómez Farías. La misma mancuer-na que había gobernado al país en 1833, cuan-do se intentaron las reformas radicales de losfederalistas. Santa Anna partió a San Luis Potosícuando ya los norteamericanos habían ganado laplaza de Monterrey. Mientras el ejército estabapereciendo en el norte, por falta de recursos queFarías no le enviaba, acontecía en la ciudad deMéxico el pronunciamiento de los polkos; así eran

17Riva Palacio, op. cit., vol. XIII, p. 22-23.

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CUADRO 1CUADRO DE ACTAS DE ADHESIÓN AL PLAN DELA CIUDADELA PROCLAMADAS EN EL ESTADODE MÉXICO, AGOSTO DE 1846.

LUGAR PROMOVIDA POR: ASISTENTES

Toluca Prefecto por orden Ayuntamiento de Salas y Gómez Jueces Farías Admón. de rentas Comandante Cura Ciudadanos

Cuautitlán Prefecto Juez de letras Comandante militar Cura Vecinos

Texcoco Prefecto Comandante militar Jueces de paz empleados ciudadanos

San Juan Subprefecto autoridadesTeotihuacan vecinos

Coatlán juez de paz vecinos

Mineral de Zacualpan Subprefectura autoridades coronel empleados vecinosZumpango de la Prefecto SubprefectoLaguna juez de paz vecinos

Tepeji del Río cura empleados vecinos

Mineral de Sultepec Subprefecto autoridades vecinosMineral de Sultepec ciudadanos

Tepotzotlán cura juez de paz vecinos

Temascaltepec Prefecto juez de paz empleados

vecinos

Tejupilco Subprefecto autoridades vecinos

Malinalco Juez de paz juez 2º de paz cura Admón. de correos vecinos

San Fco. juez de paz por juez 2º de pazTepexuxuco orden de subprefecto cura vecindario

Joquicingo juez de paz por jueces orden de subprefecto ciudadanos

Otzoloapan juez de paz por empleados orden de prefecto vecinos

Temascalcingo juez de paz por jueces orden de subprefecto cura ciudadanos

Coatepec Harinas subprefecto jueces de paz cura empleados ciudadanos

Ixtapan juez 1º de paz jueces 2º de paz vecinos

Zacualtipan subprefecto jueces de paz jueces de letras cura Admón. de rentas vecinos ciudadanos

Temoaya juez 1º de paz por jueces subprefecto empleados

Tenancingo subprefecto jueces de paz cura empleados varios vecinos

San Nicolás subprefecto juez de pazTenango auxiliares vecinos

Fuente: «Plan de la Ciudadela, 4 de agosto de 1846», en Planes en la nación mexicana, op. cit., pp. 321-360.

LUGAR PROMOVIDA POR: ASISTENTES

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El Estado de México durante la Guerra México-Estados Unidos 13

llamados los ciudadanos médicos, abogados,comerciantes y personas de «cierta posición so-cial» que eran considerados como aristócratas yvivían en la ciudad de México. Fue un movimientode los liberales moderados que habían sidoreclutados en varios batallones de Guardia Na-cional. El secretario del motín era Guillermo Prieto.Su plan político fue titulado «Bases del plan parala restauración de los verdaderos principiosfederativos» promovido por el general Matías dela Peña Barragán el 27 de febrero de 1847.18

En el plan desconocían los poderes legis-lativo y ejecutivo por «haber desmerecido la con-fianza nacional». Su objetivo no era impulsar elfederalismo como sistema de gobierno, sino im-pedir que fueran enviados a combatir a Tuxpan;ya que defender ese puerto era un requerimien-to necesario para contener el desplazamiento delos norteamericanos al centro del país. Para estefin convocaron el federalismo y atrajeron el apoyoeconómico del clero incorporando en su plan lanegativa a obedecer los decretos expedidos porGómez Farías relativas a la ocupación de los bie-nes de manos muertas.19

Santa Anna se puso del lado de los polkos,tomó posesión del poder ejecutivo (por décimaocasión ocuparía el poder) y se suprimió el car-go de vicepresidente para reemplazarlo por el deun presidente sustituto; con estas medidas sedestituyó a Gómez Farías y se nombró a PedroMaría Anaya. Santa Anna decidió un rompimientocon los federalistas puros y continuar con losdecretos que autorizaban utilizar los bienes ecle-siásticos para sacar 20 millones (quince más delos autorizados por Farías) por medio de conve-nios con las corporaciones religiosas.

En el «Acta constitutiva y de reformas» dela Constitución federal de 1824 (promulgada el21 de mayo de 1847) se precisó que se deroga-ban los artículos que establecían el cargo de vi-cepresidente de la República. Se ratificaba alfederalismo como sistema político en el país, quepermitía a los estados asociarse en torno a un

pacto. Otras dos disposiciones de esa acta mar-caban la vida política: la incorporación de losderechos del hombre y el reconocimiento deljuicio de amparo.20

El 12 de septiembre de 1847 tuvo lugar elataque y toma de Chapultepec. El general Bravoque mandaba entonces el Alcázar cayó preso,junto con otros muchos. Así sucumbió el castillode Chapultepec el 13 de septiembre. El enemigoatacó las garitas de San Cosme y de Belén; anteello Santa Anna salió de la ciudad de México el14 de septiembre rumbo a Puebla después dehaber renunciado al poder. Quedó en el gobier-no como presidente Manuel de la Peña y Peña,a quien le correspondía el cargo por ser el presi-dente de la Suprema Corte de Justicia. En octu-bre el Presidente le pidió a Santa Anna, por mediodel Ministro de guerra que entregara el mandodel ejército al general Manuel Rincón o al gene-ral Juan Álvarez.21

El gobierno de la Peña y Peña se estable-ció en Querétaro, a donde también acudió elCongreso. Éste describía la situación en que es-taba el país después de la derrota:

La defensa de la independencia en lu-gar de promoverse con actividad, estáparalizada; el enemigo mira ya al gobier-no no como vencido sino aniquilado;las naciones extranjeras ven una nacióncuyo orden social desaparece y que consu extinción apoyaría ante el mundo ci-vilizado las imputaciones y las preten-siones de nuestros enemigos.22

El principal objetivo del Ejecutivo fue resolver ladisyuntiva entre la paz y la guerra. En junio de1848, regresó nuevamente a la presidencia de la

18Ibid., pp. 81-85.19«Bases del plan para la restauración de los verdaderos princi-

pios federativos», 27 de febrero de 1847, Planes en la nación mexi-cana, op. cit., pp. 377-378.

20«Acta Constitutiva y de Reformas sancionada por el Congresoextraordinario constituyente de los Estados Unidos Mexicanos, el18 de mayo de 1847, jurada y promulgada el 21 del mismo» enColección de decretos de los congresos constitucionales delestado libre y soberano de México, Toluca, Imprenta de J. Quijano,vol. II, 1850, pp. 283-289.

21«Despedida del general Antonio López de Santa Anna, 25 deoctubre de 1847», AHEM, Sección especial (cívico, social y cultu-ral), C. 1, exp. 29, 1847.

22«Se les informa a los diputados sobre que es seguro que elpresidente Antonio López de Santa Anna renuncia a su cargo, 23de septiembre de 1847», AHEM, C.047.61, V. 99, Exp. 17.

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República José Joaquín de Herrera, como resul-tado de las elecciones.

La guerra civil marcaba la dirección de lapolítica del país. La total desorganización y des-unión entre los grupos políticos impregnaba to-das las decisiones efímeras que tomaba el grupogobernante. Reflejaban la carencia de una naciónque pudiera hacer frente al ejército enemigo.Hemos visto los sucesos del centro del gobier-no, pero en los diferentes puntos del territoriodel país había constantes conflictos de diferentetipo: por la pugna de los grupos regionales porel poder estatal y por los problemas sociales noresueltos.

No había claridad ni convicción en los prin-cipios políticos que debían regir una determina-da forma de gobierno (monarquía, república,centralismo, federalismo), es más en la prácticano existían como tales. No había líderes confiables,los sectores medios de la sociedad, que podríanserlo, únicamente querían conservar su bienes-tar personal, lo mismo sucedía con los otros sec-tores sociales que tenían poder (clero, milicia),ya que su preocupación era casi individual. Lasautoridades a cargo de los poderes ejecutivo ylegislativo de la federación se daban cuenta dellamentable estado del país, sin embargo creíanque la solución dependía exclusivamente de ellos,dejando de lado la cohesión de toda la pirámidede gobernantes, la identificación con el resto dela sociedad y los ataques constantes de los otrosgrupos políticos. A los habitantes no se le per-mitía practicar un gobierno republicano, porquela cúpula del poder creía tener la representaciónde los ciudadanos y por tanto era su responsabi-lidad la dirección del país. Por ejemplo, el gene-ral Nicolás Bravo manifestó en su discurso, al jurarcomo encargado del mando supremo el 28 de juliode 1846, su desconsuelo por la lamentable situa-ción y dejaba en manos de las autoridades fede-rales las decisiones:

del elegido para llevar, por enmedio detan espantosa tempestad, el timón de lanave que zozobra. Once años de unalucha obstinada y gloriosa para hacerindependiente a la Nación de su anti-gua Metrópoli, aunque cansados, deja-ron satisfechos a los pueblos. Más re-vueltas sucesivas y casi continuas por elespacio de 25 años, parece que han aca-bado por desalentar su patriotismo... Ala sabiduría del Congreso toca poner, atan grave mal, el oportuno remedio gran-de y más urgente como eficaz, el cualconsiste en criarlo y reorganizarlo todobajo el sistema establecido; difícil cosaes ésta: necesario para ello, el choquede mil intereses particulares; más no ol-videmos que el fin principal de nues-tros afanes, debe ser el sostenimientode una guerra para defender la indepen-dencia de la Patria.23

Subían y bajaban representantes del Ejecutivo yLegislativo y continuaba sin resolverse la anarquíapolítica y la oposición al ejército norteamerica-no. La agresión externa se incorporó al cúmulode condiciones negativas que interactuban en lasociedad mexicana, en lugar que desencadenarareacciones que unieran al gobierno o que iden-tificaran la sociedad civil con las autoridades, paralograr un frente común contra los invasores.

b) Invasión norteamericana

Con la independencia de Texas (se firmó el actade independencia el 2 de marzo de 1836) y consu posterior anexión a Estados Unidos (ratifica-ción del decreto de incorporación el 4 de juliode 1845), el expansionismo norteamericano em-pezó a manifestarse con claridad. Se iba acercandoel temido momento de enfrentarse a un país quehabía sabido elegir y mantener el sistema políti-co, social y económico.

23«El general D. Nicolás Bravo, al jurar como encargado del mandosupremo, en 28 de julio de 1846», en Los presidentes de Méxicoante la nación, Informes, manifiestos y documentos de 1821a 1966, México, Editado por XLVI Legislatura de la Cámara de Di-putados, 1966, vol. I, pp. 324-324a.

En el conflicto en que ésta [la Patria] seencuentra, dividida por las opinionespolíticas de sus hijos y amagada por laambición voraz de los Estados Unidosdel Norte, dificultoso es gobernarla, ymuy triste debe considerarse la suerte

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El presidente de Estados Unidos, JamesKnox Polk, presentaba ante el Congreso de su paísel mensaje de guerra que marcaba el inicio de lashostilidades abiertas con México, el 11 de mayode 1846. Las justificaba de tres maneras: a) lasreclamaciones insatisfechas que alcanzaban unmonto de $8,491,603; b) el rechazo de la misiónde Jhon Slidell, quien fue comisionado comoministro plenipotenciario de Estados Unidos enMéxico, para arreglar los límites con Texas (losgobiernos de Herrera y Paredes le negaron cual-quier entrevista); y c) el comienzo de las agre-siones por parte de México alegando que el ejér-cito mexicano «había invadido el territorio ame-ricano y derramado sangre americana en territo-rio americano», afirmación que se refería a ladefensa del ejército mexicano a la invasión de losnorteamericanos entre el río Nueces y el Bravo,que se había empezado a efectuar desde enerode ese año porque Texas reclamaba ese terreno.24

Razones que encubrían el verdadero motivo:declarar la guerra significaba obtener las provin-cias del norte de México.

Según políticos mexicanos de la épocaexplicaban que los orígenes de la guerra fueronel espíritu de engrandecimiento de Estados Uni-dos y la endeble situación política de México: «paraexplicar en pocas palabras el verdadero origende la guerra, bastaría decir que la ha ocasionadola ambición insaciable de los Estados Unidos,favorecida por nuestra debilidad».25

Durante nueve años México se había rehu-sado a reconocer la independencia de Texas y nohabía querido aceptar la oferta del presidentenorteamericano de comprar la California Norte.Al fracasar sus esfuerzos por conseguir concesio-nes mediante medios pacíficos, Polk se decidióa hacer una demostración de fuerza.

A partir de enero de 1846, las tropas nor-teamericanas siguieron internándose en el país.Se turnaron órdenes norteamericanas en el Gol-

fo y en Pacífico de bloquear los puertos mexica-nos. Se ordenó al general Kearny aprestar fuer-zas para partir rumbo a Nuevo México y Californiay al general Wool rumbo a Chihuahua. Matamo-ros fue ocupado el 18 de mayo. Ante ello, elgobierno mexicano se vio en la necesidad dedeclarar la guerra el 7 de julio de 1846. La decla-ración tenía un tono defensivo; ya que los gobier-nos mexicanos habían tratado de evitar la gue-rra. México había jurado responder con la gue-rra a la anexión de Texas a Estados Unidos; sinembargo, el gobierno del general José Joaquínde Herrera deseaba preservar la paz y sabía queno tenían posibilidades de recuperar Texas.

Expresaba, en 1847, el Ministro de Relacio-nes Exteriores, Manuel de la Peña y Peña, ladesigual situación de México frente a EstadosUnidos sobre la posibilidad de ganar la guerra:

Una guerra extranjera que se haya desostener con una nación poderosa, ade-lantada en civilización, poseedora de unamarina respetable, y que tiene una po-blación muy superior a la de su enemi-go, la cual aumenta rápidamente todoslos días, por la inmigración que atrae aella una grande y no interrumpida ca-rrera de prosperidad, importa inmensossacrificios de hombre y dinero, no yapara asegurar la victoria, sino simplemen-te para evitar que se marche a un venci-miento seguro. Y ¿ serán posibles esossacrificios a la República Mexicana en elestado de extenuación en que la handejado tantos años de errores y desven-turas?26

Para el 13 de enero de 1847 se había ocupado laAlta California y el 23 de enero se había logradoquebrar en La Angostura la resistencia más seriade parte de los mexicanos. Desde el 9 de marzoempezó el bombardeo en puerto de Veracruz, que

24«Mensaje especial del presidente Polk al Congreso america-no, pidiéndole que se declare el estado de guerra con México, Was-hington 11 de mayo de 1846», en Vázquez, Josefina (introduccióny selección de textos), Mexicanos y norteamericanos ante laguerra del 47, México, Ediciones Ateneo, 1977, pp. 53-64.

25«Orígenes de la guerra, 1848», Ibid., p. 66.

26Oficios anexos del ministro de Guerra, Pedro María Anaya, alde Relaciones Exteriores, Gobernación y Policía, Manuel Peña yPeña, En Comunicación circular...a los gobiernos y asambleasdepartamentales, sobre la cuestión de paz o guerra, según elestado que guardaba en aquella época. Imp. de J. M. Lara,Querétaro, México, 1848, pp. 38-40, Citado por García Cantú, Gastón,Las invasiones norteamericanas en México, México, Serie Po-pular Era, 1971, pp. 78-79.

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capituló 18 días después. En abril, Santa Anna fuevencido en Cerro Gordo y un mes después, elejército extranjero ocupaba Puebla sin ningunaresistencia. En agosto, las tropas norteamericanasiniciaron su marcha a la ciudad de México cui-dadosamente dirigido sobre las condiciones delterritorio, el estado de las tropas mexicanas y dela población. La situación de la capital era muydifícil, puesto que sólo siete estados de la Repú-blica habían colaborado para su defensa.

La capital cayó en las manos del ejércitoinvasor en septiembre de 1847 después de lasbatallas de Churubusco, Molino del Rey yChapultepec. El día 14 de ese mes la banderanorteamericana ondeaba en el palacio nacional,lo que provocó que el gobierno mexicano setrasladara a Querétaro.27

A partir de abril de ese año un plenipoten-ciario norteamericano acompañaba al generalWinfield Scott, para recibir cualquier propuestamexicana de paz, con instrucciones de ofrecercomo máximo una cantidad de 30 millones acambio de las Californias, Nuevo México y el pasoa través de Tehuantepec. Fue escogido para aquélpuesto Nicholas P. Trist, quien rompió relacionescon la comisión mexicana, que sólo aceptaba lacesión de Texas y de California hasta el paralelo37.

El Congreso de Estados Unidos llegó a dis-cutir el asunto de la absorción de todo México.Entre las razones que movieron muchos congre-sistas a oponerse a la absorción total estaban lasconsideraciones de repulsión racial; se temía quelos mexicanos pusieran en peligro la «democra-cia» norteamericana. Por ejemplo el senador JhonMilton Niles manifestaba su repulsión ante la ideade la anexión completa del país a la unión nor-teamericana:

La idea de unir los destinos de esta librey gran república a los de un país comoMéxico, es sorprendente y debe llenarde alarma el espíritu de cualquier per-sona reflexiva...¿En qué otro país de la

tierra podemos encontrar combinadostodos los males de raza, gobierno, reli-gión y moral? Y si es que existen otrosmales, seguramente también se encon-trarán ahí.28

En el Congreso norteamericano no había líneasdefinidas de opinión. Los más reacios a admitirterritorio mexicano eran los «whigs» sureños, aligual que algunos diputados del norte, pero susargumentos descansaban en el antiesclavismo. Losdemócratas del sur se oponían a ladesmembración de México, en cambio los demó-cratas del norte y este deseaban adquirir territo-rio, pero sin presiones.29

Durante enero y febrero de 1848, el movi-miento por absorber todo México llegó a su cul-minación. El 20 de febrero llegó a Washington elTratado de Guadalupe Hidalgo que Trist habíafirmado con los mexicanos, aún desobedecien-do las órdenes de regresar a su país para recibirnuevas instrucciones. El 29 de febrero se convie-nen las condiciones de la suspensión de hostili-dades. En junio regresa a la presidencia del paísel general José Joaquín de Herrera y se hiza labandera mexicana en palacio una vez que habíansalido las tropas norteamericanas.30

México perdió con aquel tratado, ademásde Texas, el terreno entre el río Nueces y el Bra-vo, perteneciente en su mayor parte a Tamaulipas,todo el territorio de Nuevo México y toda la AltaCalifornia. Según los cálculos hechos en EstadosUnidos, la pérdida territorial fue de 851,598 mi-llas (1,370,221 Km2). La indemnización se fijó en15 millones de pesos.31

En tanto que las fuerzas norteamericanasfueron retirándose, la guerra civil tomaba unanueva bandera engargolada nuevamente por el

27Vázquez, Josefina, «Los primeros tropiezos», en Historia Ge-neral de México, México, El Colegio de México, 1981, vol. 2, pp.815-817.

28Speech of Hon. John M. Niles of Connecticut on the War withMexico. Delivered in the Senate of the United States, 9 de febrerode 1848. Washington, printed at the Congressional Globe Office,1848, p.11. Citado por Vázquez, op. cit., 1977, pp. 25-26.

29Vázquez, op. cit., 1973, p. 81.30Alcaraz, Ramón, Apuntes para la historia de la guerra en-

tre México y los Estados Unidos, México, Consejo Nacional Parala Cultura y las Artes, 1991, pp. 27-29.

31«Tratado de Guadalupe Hidalgo» en Matute, Alvaro, Méxicoen el siglo XIX. Antología de fuentes e interpretaciones histó-ricas, México, UNAM, 1984, pp. 450-472.

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general Manuel Paredes y Arrillaga, con el pre-texto de que la paz con el país vecino no erahonrosa para los mexicanos. México seguía consus problemas internos después de haberle ce-dido a Estados Unidos la mitad de su territorio.No sólo había disputa por el poder central, sinotambién había sublevaciones indígenas en variosestados, como en Yucatán donde ardía la guerrade castas, los indios de Puebla y Oaxaca amena-zaban esos estados, mientras los «indios bárba-ros» incursionaban hasta Zacatecas y San LuisPotosí.

Los mexicanos con visión política nacional,más general que la que compartía la mayoría delpaís, se dieron cuenta de que la derrota en laguerra había significado uno de los golpes másrudos que podía haber sufrido el joven país. Porejemplo, Mariano Otero32 hacía hincapié en laactitud indiferente de la mayoría de la sociedady en la falta de espíritu nacional, como dos cau-sas determinantes del fracaso ante el país extran-jero:

Parece por demás inútil el que los escri-tores extranjeros se calientan la cabeza,buscando en la feminación o degrada-ción de la raza mexicana, eseindiferentísimo que ha manifestado estanación en la guerra actual, así como esridículo el que los mexicanos se empe-ñen ahora en hacer inculpaciones unosa otros por lo que ha sucedido. Noso-tros, por nuestra parte, creemos que todoestá explicado en estas breves palabras:en México no hay ni ha podido habereso que se llama espíritu nacional, por-que no hay nación. En efecto, si unanación no puede llamarse tal, sino cuan-do tiene en sí mismo todos los elemen-

tos para hacer su felicidad en el interior,y ser respetada en el exterior, Méxicono puede llamarse nación.33

La explicación de Otero nos parece muy acerta-da porque habla de la falta de unión entre loshabitantes, que se manifestaba en la permanen-te guerra civil, donde el pueblo se había acos-tumbrado a no respetar a sus autoridades. Atri-buía la pérdida en la guerra a la división de lasociedad en grupos políticos, cada uno de elloscreía o pretendía creer que sus contrarios eranla única causa de las desgracias del país; por locual verían sin duda con menos sentimiento lapérdida total del territorio, que el triunfo de cual-quier partido que no fuera el suyo.

Este panorama lo podemos apreciar cuan-do acudimos a las relaciones políticas de algúnestado de la República, como el Estado de Méxi-co, y nos aproximamos a la actuación de susautoridades y habitantes ante tres problemáticas:a) un gobierno estatal en formación que queríacontrolar sus recursos económicos y humanos, b)la llegada de las tropas extranjeras a su territorioy c) las disputas sociales y de poder internas.

2. SITUACIÓN POLÍTICA Y PARTICIPACIÓN EN LA

GUERRA DEL ESTADO DE MÉXICO

En los primeros meses de 1846, existía una graninquietud en el Estado de México por la formade gobierno que debía implantarse en el país:continuar con el centralismo o regresar alfederalismo. Era un tema que superaba en impor-tancia al de la invasión extranjera; por lo cual elpresidente interino, Mariano Paredes y Arrillaga,propuso a las autoridades estatales cesara de dis-cutirse ese tema, porque se corría el riesgo de«desmembrar los Departamentos» (división polí-tico administrativa de la República centralista) ycon ello el sistema centralista vigente. Orden que

32Mariano Otero nació en la Guadalajara, Jalisco, en 1817 y murióen la ciudad de México en 1850. Se tituló como abogado. En 1842se le eligió como diputado por Jalisco al Congreso Constituyentedonde mantuvo ideas federalistas, y en 1846 fue nuevamente ele-gido diputado al Congreso Nacional Extraordinario con funcionesde constituyente. Fue uno de los cuatro diputados que se opuso alos Tratados de Guadalupe Hidalgo y votaron por continuar la guerracon Estados Unidos. Durante la presidencia de José Joaquín deHerrera fue Secretario de Relaciones Exteriores (junio a diciembrede 1848). Musacchio, op. cit., pp.1427-1428.

33«Consideraciones sobre la situación política y social de laRepública Mexicana en el año de 1847», en Otero, Mariano, Obras,Recopilación, selección, comentarios y estudio preliminar de JesúsReyes Heroles, México, Editorial Porrúa, 1967, p. 127,

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se trasmitió a las prefecturas para que fuera cum-plida.34

El general Paredes quería controlar más alos Departamentos al decretar que se reservabael nombramiento de los gobernadores sin tomaren cuenta la propuesta de las Asambleas, comodictaba la Constitución. Necesitaba colocar gen-te de su entera confianza, porque facultó a losgobernadores para que obraran expeditamentecuando estuviera en peligro la independencia eintegridad del territorio nacional, a causa de lainvasión extranjera.35

Las inquietudes de la sociedad obedecíanal cambio de sistema de gobierno centralista, yaque se había prometido informalmente desdeenero de ese año el cambio al federalismo. Des-de que cae el gobierno del general Paredes, enjulio de 1846, se empiezan a reorganizar los po-deres estatales. En agosto de ese año, el primerpaso fue el cese de funciones de los vocales dela Asamblea Departamental (poder legislativo enel sistema centralista) y del gobernador. El gene-ral en jefe del ejército libertador republicano, enejercicio del supremo poder ejecutivo, JoséMariano Salas, nombró gobernador interino delestado al Lic. Francisco Modesto de Olaguíbel,36

quien fue nombrado gobernador constitucionalen noviembre de 1846 y estuvo en ese puestohasta febrero de 1848. También fue elegido el Lic.Diego J. Pérez Fernández como Teniente Gober-nador (era parte del Consejo de Estado y susti-tuía al gobernador en su ausencia), quien estu-vo en ese puesto hasta su fallecimiento, el 18 deoctubre de 1847.37

El gobernador Olaguíbel decretó, el 29 deagosto de 1846, de acuerdo a los poderes fede-rales, que estaba vigente la Constitución estatalde 1827; de acuerdo a esas disposicionesfederalistas se empezaron a organizar los pode-res estatales. Se especificaba que la elección delos diputados estatales y federales se haría con-forme a las antiguas leyes federales (la primerajunta preparatoria del Congreso estatal se reali-zó el cuatro de noviembre). Este Congreso que-dó integrado de 16 diputados, quienes integra-ron la Legislatura extraordinaria del 11 de noviem-bre de 1846 al 26 de febrero de 1849.38 El poderjudicial del estado residía en el Tribunal Superiorde Justicia del Estado, en la Audiencia, en losjueces letrados de primera instancia y en los al-caldes conciliadores. En el gobierno municipalpermanecerían los jueces de paz mientras se eli-gieran ayuntamientos.39

Las disposiciones legales no eran suficien-tes para borrar diez años de prácticas dirigidas acentralizar el poder en el centro de la República,particularmente en un estado que había sido elpromotor del gobierno centralista entre 1834-35.El gobernador se veía en la necesidad de hacerun llamado a los habitantes para restablecer laconfederación (que se planeó en 1824), comoarma salvadora de las pugnas internas y de lainvasión extranjera.40

34«Oficio del Ministro de Relaciones Exteriores, gobernación ypolicía al Secretario de Gobierno del Departamento de México, 14de marzo de 1846», AHEM, Gobierno, 1846, en proceso de clasifi-cación.

35«El gobierno del Departamento de México remite una circularpor lo que propone el presidente interino se reserva para sí elnombramiento de gobernadores, 13 de marzo de 1846», en BCEM(Biblioteca del Congreso del Estado de México), 1846, T. 156, Exp.298.

36Francisco Modesto de Olaguíbel nació en Puebla en 1806 ymurió en la ciudad de México en 1865. Se tituló de abogado. Fuesenador en 1853, cuando fue desterrado por Antonio López de SantaAnna. Volvió a México en 1861 y el presidente Benito Juárez lonombró procurador general interino. Musacchio, op. cit., p. 1114.

37«Se le comunica al gobernador del Departamento de Méxicoque ha cesado la Asamblea Departamental, 16 de agosto de 1846»,

en AHEM, C.091, 1846, vol. 169, exp. 1. «Dictando providencias parasolemnizar el nombramiento del gobernador constitucional delestado, 30 de agosto de 1846», en AHMT (Archivo Histórico delMunicipio de Toluca), Sección Especial (Gobierno), C. 4, exp. 265,1846, 8, 6. «Fallecimiento del teniente gobernador José PérezFernández, 18 de octubre de 1847», AHEM, C.037.0, 1847, V. 73,Exp. 12.

38Los integrantes de la Legislatura extraordinaria fueron: MarianoAriscorreta, Barrera, José del Villar Bocanegra, José R. González,Manuel Guerra, Ignacio Gutiérrez, Joaquín Jiménez, José MaríaLegorreta, Rafael María Martínez, Tomás Ramón del Moral , IsidoroOlvera, Eulalio María Ortega, Domingo María Pérez y Fernández,Teodoro Riveroll, José María Romero Díaz y José María Verdiguel yFernández. Venegas, Aurelio, Índice cronológico de los gober-nantes del Estado de México, 1912, Toluca, Talleres de la Escue-la de Artes, p. 14.

39Colección de Decretos del Congreso Extraordinario delestado libre y soberano de México que funcionó en la segun-da época de la federación, Toluca, Tip. de J. Quijano, vol. III, 1850,pp. 3-4.

40«Alocución del gobernador del Estado de México, FranciscoM. Olaguíbel a los habitantes de Toluca, 13 de septiembre de 1846»,AHEM, C.009.3, 1846, v. 35, Exp. 4.

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La manera de proceder del poder Legisla-tivo nos permite acercarnos a la posición oficialdel Estado de México, entre 1846 y 1848, sobrelos asuntos de política interna y de actuaciónexterna.

a) Posición del Poder Legislativo

La Asamblea Departamental (de enero a agostode 1846) y el Congreso estatal (de agosto a di-ciembre), centraron su atención en la reorgani-zación de la política estatal: elecciones de dipu-tados, juntas calificadoras del contingente de san-gre, tribunales de minería y mercantiles, reglamen-to de tribunales, indultos, impresión de un pe-riódico oficial del estado, establecer presidios yhospitales, establecimiento de ayuntamientos,jueces letrados y visitas a juzgados. Entre estosasuntos tuvo singular importancia el «Reglamen-to para el gobierno interior del Tribunal Supe-rior de Justicia del Estado Libre y Soberano deMéxico», ya que precisaba el funcionamiento delpoder judicial, que aparecía muy tenue, pero erauno de los tres pilares de la estructura de poderfederal.41

El segundo rubro en importancia para losdiputados fue la hacienda pública: presupuestogeneral de gastos, arreglo provisional de las ofi-cinas, aprobación de gastos para policía, resta-blecer peajes, aprobación de contribuciones porcerdos y el reglamento de hacienda del estado.En tercer lugar se encargaron de asuntos relati-vos a la Guardia Nacional:42 se promovió la or-ganización de la «Guardia republicana rural delEstado libre y soberano de México» y armar yequipar a 6,000 hombres de Guardia Nacional y

4,000 de caballería. Y en cuarto lugar se empe-zaron a ocupar de la invasión extranjera: cubrirlo más rápido posible el contingente de sangrecon los acusados de vagancia, promover la crea-ción de una fábrica de pólvora y declarar la so-beranía del estado como parte integrante de lafederación, este reconocimiento sería «el más fir-me antemural que puede oponerse a los avan-ces del enemigo extranjero».43

En noviembre de 1846, la Comisión dePuntos Constitucionales consideró necesario ra-tificar la soberanía e independencia del Estadode México, como representantes de la ciudada-nía:

Considerando los representantes del Es-tado de México que en las actuales cir-cunstancias de la República en que vana integrar un Congreso extraordinariopara constituirlo de la manera más con-forme a su voluntad y necesidades, nin-guna cosa será más conducente quehacer una declaración de su soberanía eindependencia, han venido a declararpública y solemnemente en nombre ypor la autoridad de sus comitentes, yponiendo por testigo de la realidad alSupremo Juez del mundo, que el Esta-do de México es parte integrante de lafederación mexicana que es libre inde-pendiente y soberano.44

Esta forma de proceder del poder legislativomostraba su tendencia a consolidar el poderpolítico y económico en el estado y a controlarlas pugnas entre diversos grupos sociales, comolos asuntos más prioritarios, para poder demos-trar que era un «estado libre y soberano» queformaba parte de una confederación, con la po-sibilidad de regir su destino. Consideraban quesólo entonces el Estado de México tendría la fuerzasuficiente para enfrentarse al ejército extranjero.El avance de este ejército rebasó los planes de

41«Reglamento para el gobierno interior del Tribunal Superiorde Justicia del Estado Libre y Soberano de México, 26 de octubrede 1846», en AHEM (Gobierno) C.020, 1847, vol. 50, Exp. 2. «Sobresi anualmente se deben nombrar nuevos vecinos para las juntascalificadoras del reglamento sobre contingente, 18 de marzo de 1846»,en BCEM, 1846, T. 156, exp. 283.

42La Guardia Nacional se componía de todos los mexicanoshábiles para el servicio militar, y que fueran ciudadanos. Se esta-bleció para defender la «independencia de la nación» , sostener lasinstituciones, conservar la tranquilidad pública y hacer establecerlas leyes y las autoridades establecidas por ellas. «Ley orgánica dela Guardia Nacional» en Colección de decretos, op. cit., vol. 3, p.341.

43Colección de Decretos de los Congresos Constituciona-les, op. cit., vol. II, pp. 602- 617. Colección de Decretos delCongreso Extraordinario, op. cit., vol. III, pp. 1-66.

44«Declaración de la soberanía e independencia del Estado deMéxico, 12 de noviembre de 1846», en BCEM, Año 1846, vol. 149,Exp. 76.

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las autoridades estatales; ya que, en 1847, tuvie-ron que actuar aceleradamente sin haber resuel-to su situación interna.

De enero a diciembre de 1847, la situacióncambió: las medidas relacionadas contra las tro-pas norteamericanas ocuparon el primer lugar enla atención del Congreso estatal, que se fueronrelacionando con la hacienda y la organizaciónpolítica. Antes de conocer estos asuntos es im-portante mencionar que casi con la misma con-tinuidad trataban asuntos relacionados con elgobierno municipal: precisar que se regirían porla primera ley sobre ayuntamientos expedida enel estado (de 1825), aumentar el número demunicipalidades, autorizar nuevas contribucionesy ferias.45

Las disposiciones hacendarias directamen-te relacionadas con la guerra fueron las siguien-tes: autorizaban al poder ejecutivo (a propuestadel teniente gobernador Pérez Fernández) pararealizar dos préstamos forzosos, el primero de$300,000, de los cuales $100,000 se utilizarían enel «ejército de operaciones» de la federación y elresto en equipar y armar a la Guardia Nacionalque defendería al estado; y el segundo préstamofue por $200,000, la mitad en dinero y la otra mitaden especie. Se rechazaron dos proposiciones dePérez Fernández sobre establecer la contribucióndel uno al millar mensual sobre el valor de lasfincas rústicas y urbanas y aprobar que todo co-merciante pagara el uno por ciento de las ventasde un año.46

Se aumentaron los derechos de alcabala en50% y todas las contribuciones directas en 100%con excepción de la de instrucción pública. Seautorizó a la diputación permanente para decre-tar toda clase de recursos para sostener la gue-rra. Al finalizar el año se extinguieron las alcabalasy se sustituirían por un sistema de contribucio-

nes directas. Esta ley creó varios conflictos, porlo que únicamente estuvo vigente hasta el triun-fo del Plan de Ayutla. Los problemas principalesse provocaban porque los establecimientos indus-triales, talleres y giros mercantiles pagarían cuo-tas mensuales fijadas por una junta local compues-ta por el recaudador de rentas y dos personas másen cada lugar. 47

Los diputados se manifestaron contra elpronunciamiento de los «polkos» (Plan para larestauración de los verdaderos principiosfederativos), del 27 de febrero de la ciudad deMéxico, por considerarlo contrario a los princi-pios federales, con lo cual obstruía la defensa dela «independencia nacional» amagada por la guerracon Estados Unidos.48

El Estado de México se adhería a la coali-ción promovida por Jalisco y secundada porZacatecas, Querétaro, Aguascalientes, San LuisPotosí y Michoacán; esta coalición tenía comofinalidad «sostener la independencia nacional yel sistema representativo popular federal» sinperder las especificidades de cada estado. Loscomisionados para representar al estado en lacoalición serían diputados, dos propietarios y dossuplentes. Se invitó a todos los estados de la «con-federación mexicana» a integrar la junta de coa-lición, para que hubiese representación de lamayoría; principalmente para elegir un Congre-so general y un presidente provisionales si laguerra hiciera desaparecer los supremos pode-res federales. 49

Para preparar a la tropa del estado, los di-putados locales consideraron necesarias variasmedidas: promover la producción de pólvora, porlo cual ofrecía premios a los fabricantes. Autori-zaban al Ejecutivo (gobernador, prefectos,subprefectos) para recoger las armas de municio-nes que tuvieran los habitantes. Se autorizó algobierno poner «sobre las armas toda la fuerza

45Estos asuntos los trataremos en el siguiente apartado.46«Proposición del Sr. Pérez Fernández para que se autorice al

gobierno del estado para que se proporcione medio millón de pesos,3 de abril de 1847», en BCEM, 1847, T. 159, Exp. 80. «Proposicióndel Sr. Pérez y Fernández sobre que mientras dure la guerra conEstados Unidos se establezca la contribución del uno al millar mensualsobre el valor de las fincas rústicas y urbanas que hay en el estado,3 de abril de 1847».

47Colección de decretos del Congreso Extraordinario, op.cit., pp. 113, decretos núms. 25, 44, 47, 63. 69, 11 de febrero, 21y 23 de abril, 2 de junio, 23 de noviembre de 1847.

48Colección de Decretos del Congreso Extraordinario, op.cit., decreto núm. 32, 18 de marzo de 1847.

49Colección de Decretos del Congreso Extraordinario, op.cit., decretos núms. 35 y 37, 26 y 29 de marzo de 1847. decreto 5expedido por la Junta Legislativa, 9 de diciembre 1947.

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que le sea posible» por lo cual ordenaron a losayuntamientos que eligieran a los ciudadanos desu comarca para que formaran parte de la Guar-dia Nacional; tenían que alcanzar la cantidad de6,000 hombres de infantería y 4,000 de caballe-ría. Los ciudadanos que no pudieran prestar susservicios en la Guardia Nacional debían pagar unacontribución especial; pero los que se presenta-ran de manera voluntaria se les prometía comopremio la adjudicación de un terreno baldío cuyadimensión dependería de los servicios prestados.Se les anotaba en el padrón municipal con unafrase distintiva: «acudió espontáneamente a de-fender a su patria y a su religión, en la guerra deinvasión de los Estados Unidos de 1847».

Esos voluntarios formaban secciones lige-ras de Guardia Nacional, que se componían de50 a 100 individuos. En cada una de las cabece-ras de los partidos debía haber una sección lige-ra de 100 hombres de caballería. Las «seccionesligeras de voluntarios de la Guardia Nacional»propiciaron la guerra de guerrillas en el estado,particularmente en las municipalidades deTemascaltepec, Sultepec, Cuernavaca, Huejutla,Pachuca, Chalco y Tlalmanalco.50

Las disposiciones más importantes en laorganización política se dieron después de quelas tropas norteamericanas ocuparon la capital delpaís. Éstas fueron: conceder facultades extraor-dinarias al gobierno del estado (19 de septiem-bre) para que en el receso del Congreso se nom-brara una Junta Legislativa, para que representa-ra junto con la Diputación permanente al PoderLegislativo.51 Estas autoridades decidieron juntocon el Ejecutivo los asuntos urgentes. Uno de estosasuntos fue manifestar su inconformidad ante elPresidente de la República sobre los tratados depaz que se celebraban con el enviado norteame-

ricano, sin que ese tratado fuera aprobado porla mayoría de las Legislaturas de los estados dela federación. También se autorizó, el 19 de sep-tiembre, que los poderes del estado se traslada-ran a Sultepec cuando las circunstancias de laguerra lo exigieran. Este momento llegó en ene-ro de 1848, cuando las fuerzas extranjeras esta-ban en Lerma y poco después entraban a Toluca.52

Las medidas dictadas por el poder legisla-tivo no se apartaron de su objetivo central (for-talecer la entidad federativa), ya que se preocu-paron por armar y engrosar las fuerzas estatales,principalmente para su defensa; así como tam-bién buscaron tener más ingresos y cambiaron laresidencia de los poderes estatales. Fue el año de1847 el de mayores respuestas del estado ante laguerra, porque las tropas extranjeras entraron enterritorio del Estado de México en julio. Un gru-po de 150 norteamericanos ocuparon Tantoyuca,del distrito de Huejutla, y en agosto llegaron aChalco, en su camino a la ciudad de México.

En febrero de 1848, se dieron las últimasmedidas legislativas relacionadas con la guerra:se nombró, el 7 de febrero, provisionalmentecomo gobernador al Lic. Manuel Gracida debi-do que el gobernador Olaguíbel fue hecho pri-sionero en el camino de Sultepec por tropasmexicanas; los rumores explicativos oscilabanentre su oposición a la firma de los tratados deGuadalupe-Hidalgo pronunciándose porque laguerra continuara y entre los conflictos que te-nía con el general Juan Álvarez, Jefe del Ejércitodel Sur. Cuatro días después de ese nombramientolos diputados aceptaron la renuncia del Lic.Olaguíbel, aunque no todas las autoridades es-taban de acuerdo, como el prefecto de Toluca.53

A finales de febrero, se revocó el decretoque autorizaba el cambio de los poderes estata-

50Colección de decretos del Congreso Extraordinario, op.cit., decretos núms. 46, 47, 48, 58, 60, 22 de abril, 10 de mayo, 3de junio de 1847. Iracheta, María del Pilar, «Guerrillas durante laintervención norteamericana, 1846.1848» en Boletín del ArchivoGeneral del Estado de México, núm. 3, septiembre-diciembre de1979, pp. 22-33.

51«Decreto que el Lic. Diego L. Pérez Fernández, Teniente Go-bernador, en ejercicio del ejecutivo del Estado Libre y Soberanode México, da a conocer, 19 de septiembre de 1847», en AHEM,C.001.7, 003.0, 1847, vol. 17, Exp. 30.

52Colección de Decretos del Congreso Extraordinario, op.cit., decretos núms. 63 y 66, 16 y 19 de septiembre de 1847. De-creto núm. 7 de la Junta Legislativa, 22 de diciembre de 1847.

53«Acuerdo que da a conocer el C. Lic. Joaquín Jiménez, presi-dente de la Diputación permanente del Estado Libre y Soberanode México, 7 de febrero de 1848», en AHEM (Gobierno) C.008.9,vol. 24, Exp. 25. «Oficio al prefecto de Toluca pidiendo informeporque no publica el decreto que admitió la renuncia de FranciscoOlaguíbel, 24 de febrero de 1848», en AHEM (Gobierno), C.070.1,vol. 126, Exp. 12.

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les a Sultepec, para que el Ejecutivo cambiara suresidencia al lugar del estado que juzgara con-veniente, ante lo cual escogió Metepec.54

Los diputados del Estado de México seenfrentaron a otra problemática nacional: el al-zamiento del general Mariano Paredes y Arrillagacontra el gobierno general. Por invitación de laLegislatura de Puebla aceptaron unirse con losestados de Puebla, Veracruz y Oaxaca, para tra-tar de neutralizar los avances del movimiento deParedes en sus respectivos territorios, y asegurarcon ello la continuidad del pacto federal.55

En este año de 1848, el Congreso continuóocupándose del gobierno municipal: particular-mente de su división territorial, impuestos, erec-ción de municipalidades y cambio de cabecerasmunicipales. En cuanto a los asuntos estatalessobresalían nombramientos de autoridades comoel gobernador y el teniente gobernador, la erec-ción del estado de Guerrero, anulación de elec-ciones de diputados, pago a empleados públicosy el nuevo reglamento de las oficinas de hacien-da En este reglamento se especificaba que habríaen la capital del estado una tesorería y una con-taduría, y las obligaciones y facultades de lasautoridades para la recaudación y administraciónde las rentas.

En el segundo semestre de ese año, losdiputados locales consideraban que había cua-tro problemáticas que atender: a) formular ini-ciativas de reforma de la Constitución federal, yaque consideraban que las realizadas un año an-tes eran moderadas y no atacaban los obstáculospara alcanzar un federalismo pleno; b) promo-ver reformas a la Constitución estatal; c) atenderlas modificaciones al contingente de sangre y d)ocuparse de los asuntos económicos del Congre-so.56

54Colección de Decretos del Congreso Extraordinario, op.cit., decretos núms. 8, 9, 11, 7, 11 y 22 de febrero de 1848.

55«Proposición de la Legislatura de Puebla a la Legislatura delEstado de México, 3 de julio de 1848», BCEM, 1848, T. 161, Exp.165.

56«La Diputación permanente a convocado al Congreso del es-tado a sesiones extraordinarias, 14 de junio de 1848», en AHEM(Gobierno) C.003.3, 1848, vol. 20, Exp. 8.

Parecía que la experiencia que les habíadejado la guerra era querer modificar su Códigofundamental porque no estaban del todo confor-mes con lo alcanzado hasta la fecha. Idea quecompartía el gobernador Mariano Arizcorreta(empezó su administración en abril de 1848), peroél exponía que la solución no era eregir otrasconstituciones sino dar a los habitantes educación,cambiar su moral, forjar sus costumbres, para crearhábitos de respeto a las leyes y autoridades. Quizáporque era un federal moderado no quería cam-biar lo establecido, pero acertaba al exponer quela mayoría de la sociedad no conocía esas leyesque se querían reformar ni el sistema político quese quería consolidar:

No tenemos pueblo sino una aglomera-ción de hombres, entre los que hay unapequeña, muy pequeña fracción cono-cedora de sus derechos, de las basesfundamentales del bien de las naciones,de las providencias que engrandecen alos pueblos todos de la tierra, y el restoque es una inmensa mayoría, todo loignora, no conoce la naturaleza del sis-tema de gobierno en que vive...57

b) Posición del Poder Ejecutivo

Entre 1846 y 1848 ocuparon el poder ejecutivodel Estado de México cuatro personas: FranciscoM. de Olaguíbel (del 22 de agosto de 1846 al 7de febrero de 1848), Mariano Villela (del 11 al 13de noviembre de 1846)58 , Manuel Gracida (del 7de febrero al 28 de abril de 1848) y MarianoAriscorreta (del 28 de abril de 1848 al 22 de marzode 1849). Al Lic. Olaguíbel le correspondió estaral frente del estado durante la invasión norteame-ricana.

En noviembre de 1846, Olaguíbel conside-raba que eran siete asuntos los que debían ocu-

57«La Diputación permanente a convocado al Congreso del es-tado a sesiones extraordinarias, 14 de junio de 1848», en AHEM(Gobierno) C.003.3, 1848, vol. 20, Exp. 8.

58El Lic. Francisco M. Olaguíbel dejó el gobierno al Lic. MarianoVillela, como Presidente del Tribunal Superior de Justicia, por larenuncia que hizo de su cargo de gobernador el 11 de noviembrede 1846. Dos días después se incorporó nuevamente. AHEM, C.012.0,1846, V. 40, Exp. 25.

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par la atención del Ejecutivo y del Legislativo:declarar la soberanía e independencia del esta-do, dar instrucciones a los representantes delestado en el Congreso general sobre reformar laConstitución de 1824, elegir constitucionalmen-te gobernador y teniente gobernador, revisar losactos legislativos del gobernador, ocuparse de losasuntos comunes de la Legislatura, «arbitrar ydecretar toda clase de recursos al gobierno ge-neral para la guerra de invasión, objeto preferentede todo mexicano» y convocar al Congreso Cons-tituyente del estado.59 Dentro del gran marco deproblemas ocupaba el sexto lugar el de la gue-rra, para enfrentarlo consideró como paso obli-gado por las órdenes del gobierno general ayu-dar a solventar los gastos de ésta.

La ayuda obligada al gobierno federal eraun acto al cual se resistía. Explicaba que las au-toridades de la ciudad de México no entendíanlas relaciones de respeto entre los integrantes deuna confederación:

Así, acaso, llegará un día en que se com-prenda en nuestra ciudad de México, loque es federación. Así, acaso, llegará aconsiderarse a los estados, limitándoseel gobierno general a lo que debe seren la confederación de unas naciones.60

La oposición de Olaguíbel a cumplir las disposi-ciones que el gobierno federal le daba, la hizoextensiva a todas las autoridades del estado, prin-cipalmente a los prefectos; ya que éstos y losayuntamientos eran los responsables de la ejecu-ción y supervisión de las órdenes superiores. Elgobernador mandó una circular, en enero de 1847,a cada prefecto para prohibirle obedecer cualquierley de la federación, sino había pasado primeropor su autorización. Defendía su posición comoautoridad que representaba a la entidad federativa,

para lo cual se basaba en la reglamentación es-tatal:

El C. gobernador se ha servido dispo-ner prevenga a usted, como lo hago, quebajo su más estrecha responsabilidad sele prohíbe obedecer toda ley o disposi-ción del gobierno general que no le seacomunicada por este gobierno, según lodisponen las leyes del estado.61

Aún en mayo de ese año, el gobernador se se-guía negando a actuar subordinado a la federa-ción en la lucha contra Estados Unidos, luchabapor mostrar su autonomía en el territorio estatal.El presidente en turno, general Pedro María Anaya,manifestaba la falta de cooperación del goberna-dor del Estado de México: no remitía las fuerzasque se le pedían, ponía trabas a las rentas extraor-dinarias que se fijaban y había disuelto, por mediodel prefecto de Tula, las tropas de Guardia Na-cional que se habían reunido en Huichapan. Sepreguntaba el presidente: «¿es esto ayudar al go-bierno general? ¿podía yo esperarlo de un ami-go mío y de un buen patriota como el Sr.Olaguíbel?»62

El gobernador consideró más urgente ocu-parse de la organización interna del estado: cam-bió los prefectos, se reabrieron escuelas, promoviólas Guardias Nacional y Rural y nombró nuevosjueces.63 También hizo constantes cambios depersonal en las oficinas de hacienda. Incitó al

59«Decreto del gobernador Francisco M. Olaguíbel, 2 de noviem-bre de 1846», en AHEM (Gobierno) C.044.4, 1846, vol. 82, exp. 3.

60«Discurso pronunciado por el gobernador del Estado Libre ySoberano de México, Lic. Francisco M. Olaguíbel en la solemneapertura de las sesiones del estado, verificada en Toluca el 10 denoviembre de 1846», en AHEM (Gobierno) C.009.3-003.5, 1846, vol.35, exp. 8.

61«El gobernador del estado de México, ha dispuesto la estre-cha responsabilidad y obediencia a toda ley o disposición del go-bierno general, 25 de enero de 1847», AHEM, C.021.5, 1847, V. 50,Exp. 40.

62«Carta de Presidente de la República al Lic. Mariano Ariscorreta,5 de mayo de 1847», AHEM, C.001.5, V. 16, Exp, 39.

63Prefectos que gobernaban los distritos según los nombramientosque hizo el gobernador Olaguíbel (faltó el de Toluca): Acapulco,el coronel Diego Álvarez propietario y como suplente Pedro RitaRosales; Chilapa, el coronel Gregorio Leyva propietario; Cuernavaca,el teniente coronel Manuel Lozano propietario; Este de México,Teodoro Riveroll propietario y como interino el coronel JoaquínZarco; Huejutla, Cristobal Andrade propietario; Oeste de México,coronel Ignacio Comonfort propietario y el Lic. Manuel María Beytiainterino; Sultepec, Bernardino Alcalde propietario y José SánchezFeijo interino; Taxco, Román García propietario y el Lic. Rafael Solaresinterino; Tula, Lic. Rafael María Villagrán propietario; y Tulancingo,Antonio Sein propietario. Cada uno tiene un sueldo de $3,000anuales. «Noticia de las personas que sirven en las prefecturas su-jetas al gobierno del Estado de México, 24 de noviembre de 1846»,AHEM, C.001.5, V.16, Exp. 39.

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Congreso estatal para que gestionara la devolu-ción de la ciudad de México y que los poderesde la Unión designaran otro punto para fijar suresidencia política.64 Para que sobresalieran susprácticas políticas describía la situación del De-partamento de México cuando lo recibió:

No había gobierno cuando yo entré. Tí-tulos, nombres, sueldos, no dan reali-dad a las cosas: una asamblea, un go-bernador, unas prefecturas sin apoyoen los pueblos y sin prestigio de ningu-na clase, no podían hacer bienalguno...La dictadura militar todo lo ha-bía invadido; la idea de monarquía su-blevaba a los ciudadanos contra susgobernantes, y hacía ver en cada unode ellos un instrumento de opresión.65

La actitud del gobernador Olaguíbel provocódesacuerdos con las autoridades de los poderesfederales, pero también con algunas de las auto-ridades estatales. Como con el Lic. MarianoAriscorreta, diputado estatal entonces, y el Lic.Manuel Gracida, juez de letras; quienes tambiéntenían una tendencia política federal, pero eramenos radical que la que manifestaba el Gober-nador, no tenían pretensiones de hacer transfor-maciones legales determinantes ni de actuar endefensa de la entidad federativa enfrentándose alos poderes generales.

El licenciado Ariscorreta presentó una acu-sación oficial, en mayo de 1847, contra el gober-nador Olaguíbel ante la Cámara de diputados.Eran 21 faltas las que denunciaba, derivadas delos ocho meses de ejercer el Ejecutivo sin ape-garse a las leyes estatales y federales. Las princi-pales acusaciones fueron: despedir al Lic. ManuelGracida de su empleo de juez de letras de Toluca

y lo mandó a Cuernavaca; expedir una ley sobreayuntamientos contraría a la Constitución de 1827;pedir a los prestamistas en lugar de al clero unpréstamo forzoso de dos millones de pesos pro-movido por el gobierno general, cantidad que nohabía ingresado completamente a la tesoreríageneral, al igual que los donativos para armar laGuardia Nacional; expedir decretos y no darlosa conocer a la opinión pública inmediatamente;infringir el Reglamento de Guardia Nacional alcontratar oficiales; nombrar dos prefectos que noeran ciudadanos del estado; cambiar la prefec-tura del Oeste de Tlalnepantla a Tlalpan; cobrarmultas que no entraban a la tesorería del estado;disolver la tropa de dos mil hombres de GuardiaNacional integrada en Tula; pagar sueldos aempleados sin prestar servicio y haber dado ór-denes como gobernador cuando oficialmente elencargado del Ejecutivo era el teniente goberna-dor.66

Las acusaciones se centraban en problemasde administración interna del estado, sin ampliarsu visión a la situación de guerra en la que seencontraba el país. En su comparecencia ante elGran Jurado de la Cámara de Diputados, el go-bernador Olaguíbel se defendió de la mayoría delos cargos; por lo cual no se consideró que hu-bieran los elementos necesarios para iniciar lacausa judicial.67

Los conflictos de Olaguíbel al interior delestado parecían más una pugna por el poder, queel afán de mejorar las anomalías que se presen-taban en el gobierno, principalmente de MarianoAriscorreta, quien había tenido una carrera polí-tica en el estado como diputado en el Congresoy seguiría teniéndola como gobernador y en elTribunal Superior de Justicia.68 Tanto Gracida

64«Nombramientos que hizo el gobernador Francisco M. Olaguíbelentre octubre de 1846 y noviembre de 1847», en AHEM, C.012.3,V. 46, Exp. 7. «El gobernador envía un oficio al Congreso del esta-do para que gestione la devolución de la Ciudad de México, 19 dediciembre de 1846», AHEM, C.020, V.50, Exp. 1.

65«Discurso pronunciado por el gobernador del Estado Libre ySoberano de México, Lic. Francisco M. Olaguíbel en la solemneapertura de las sesiones del estado, verificada en Toluca el 10 denoviembre de 1846», en AHEM (Gobierno) C.009.3-003.5, 1846, vol.35, exp. 8.

66«Acusación del Lic. Mariano Ariscorreta contra los actos delgobernador Francisco M. Olaguíbel, 17 de mayo de 1847», AHEM,C.001.5, V. 16, Exp. 39.

67Iracheta Cenecorta, María del Pilar, «federalismo en invasiónnorteamericana en el estado de México (1846-1848)», en PrimerCongreso de Historia de las intervenciones: México en guerra.Perspectivas regionales 1846-1848, 18 de noviembre de 1994.

68Mariano Ariscorreta fue diputado en el Congreso del Estadode México del 22 de febrero de 1829 a 26 de febrero de 1830, del17 de febrero de 1833 al 27 de mayo de 1834 y del 11 de noviem-bre de 1846 a abril de 1848. Fue ministro propietario del TribunalSuperior de Justicia del Estado de México de 1850 a 1857. Venegas,op. cit. pp. 9, 12, 14 y 83.

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como Ariscorreta lograron su objetivo en 1847 alocupar la gubernatura provisionalmente ManuelGracida, el 7 de febrero, preparando el caminoa Ariscorreta que fue elegido constitucionalmentegobernador el 28 de abril. Seis meses despuésintentó renunciar, pero no fue aceptada su renun-cia por el Congreso estatal, argumentaba que sepersuadía de que su credo político no era el queimperaba en la opinión pública del estado, sinque las constantes pugnas disminuyeran y sin queél pudiera influir por medio de la justicia y la ley.69

A pesar de la tendencia de Ariscorreta deevitar los conflictos directos con las autoridadesfederales, tuvo que hacerlo, en noviembre de1848, porque sentía que el pacto de federaciónse desquebrajaba. Mandó una circular a los de-más gobernadores de la confederación mexica-na para informarles que el Congreso de la Uniónhabía invadido la soberanía del Estado de Méxi-co, al declarar nulas las elecciones de diputadospor un reglamento que expidió el gobernadorsobre elecciones. Ante ello, pedía apoyo paradeclarar anticonstitucionales las disposiciones delCongreso de la Unión ante la Corte Suprema deJusticia. Con su proceder quería alertar a los de-más estados sobre el control que se quería ejer-cer desde el centro del país. Manifestaba:

Mejor sería que se arrojara enteramentela máscara, y se dijera: no hayfederalismo, sólo sirvió de un pretextopara derrocar una administración detes-table, ya sirvió para su objetivo, y nodebe seguir, porque a nuestras almaselevadas, nobles y grandes, nos causanfastidio esos soberanitos que se llamanestados. Acostumbrados a regir tododesde el centro o a recibir todas las ór-denes de un sólo mandarín, queremoscontinuar en tal posición.70

La defensa por la libertad estatal que había prac-ticado Francisco M. Olaguíbel no había logradoel respeto de las autoridades federales por lasdisposiciones estatales, pero sí había logrado quelos federalistas moderados, como Ariscorreta,intentaran consolidar un pacto federal «justo».Después de la derrota de la guerra, las respues-tas de los poderes federales ante los intentos desoberanía estatal tenían que ser más agresivas,puesto que se había pagado un alto precio porla necesidad de las entidades federativas de reafir-marse políticamente.

c) Participación estatal en la guerra

El gobernador Francisco M. Olaguíbel empezó aincitar a los ciudadanos del Estado de México ainvolucrarse en la lucha contra el invasor norte-americano, desde septiembre de 1846. No sóloinvitaba a los ciudadanos a cooperar con recur-sos y hombres, sino también a sostener las insti-tuciones federales, quienes ayudarían a sostenerla lucha contra el extranjero y contra las abun-dantes «gavillas de ladrones» que se encontrabanen los principales caminos.71

Un mes después vuelve a dirigirse a loshabitantes del estado, para exhortarlos a colabo-rar con las fuerzas mexicanas que defendían elterritorio en la frontera norte. Cuando pedía laayuda ciudadana, hacía hincapié en la soberaníaque tenía cada estado de la República para orga-nizar la defensa o ataque al ejército invasor. Lospoderes legislativo y ejecutivo estatales eran losindicados, como representantes de los ciudada-nos, de acordar la manera de actuar en los mo-mentos de anarquía. Exponía:

Independientes de todo influjo, libres ysoberanos los estados, y sólo ellos, dis-pondrán de su futura suerte. Se prepa-raran para atacar al enemigo exterior, locombatirán con sus propias fuerzas, ve-rificarán sus elecciones, y consolidando

69«Renuncia del Lic. Mariano Ariscorreta al cargo de goberna-dor del Estado de México, 10 de octubre de 1847», AHEM, C.012.0,1848, V. 40, Exp. 33.

70«Circular que el gobernador del Estado de México dirige a losde los otros estados de la confederación mexicana pidiendo sucooperación y la de sus honorables legislaturas, 17 de noviembrede 1848», AHEM, C.048.1, 1848, V. 102, Exp. 27.

71«Discurso emitido por el gobernador Francisco M. Olaguíbelen que se incita al pueblo a defender la libertad, 13 de septiembrede 1846», AHMT, Sección Especial, C.17, Exp. 843, 1846.

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tan sagrada institución, se salvarán a símismos, salvando a la nación.72

La manera como se dirigía el gobernador a lasociedad manifestaba su ferviente federalismo, quese oponía a las órdenes que recibía del gobier-no general, para que auxiliara con recursos eco-nómicos a la Guardia Nacional y excitara a loshabitantes de cumplir con la «obligación en queestán de cooperar a repeler la actual invasión».73

Olaguíbel se revelaba contra esa forma de pro-ceder, sin embargo no se oponía a colaborar enel combate contra los extranjeros, ni en la gue-rra civil que se llevaba a cabo en la capital delpaís.

En marzo de 1847, se dirigió a la ciudad deMéxico, con el fin de servir de intermediario, anombre de su estado, entre los sublevados de laGuarnición y Guardia Nacional («Plan para larestauración de los verdaderos principiosfederativos») y las tropas del gobierno al mandodel general Valentín Canalizo. Su principal obje-tivo era que llegaran a un acuerdo para que elgobierno de Gómez Farías otorgara recursos a lasfuerzas mexicanas del norte y enfrentara la inva-sión de Veracruz. Finalmente su participación nofue importante, ya que se resolvió con la llegadade Santa Anna a la presidencia.74

Un mes después, la necesidad del gober-nador Olaguíbel por preparar la defensa de suestado era eminente, esperaba que el enemigoentrara por Huejutla, por el camino a la capitaldel país. Promovió tres medidas en abril: la pri-mera, incitó muchas veces al Congreso estatal paraque dictara la medidas a seguir y entre ellas su-

gería que cambiara los poderes a otro punto, comosería Cuernavaca.75

Como segunda medida estableció, en abrilde 1847, una Junta Filantrópica» compuesta deocho ciudadanos distinguidos de Toluca, con elpropósito de «exitar la compasión pública y pe-dir socorros para los necesitados de Monterrey,Matamoros, Chihuahua, Veracruz y demás pun-tos que ocupa el enemigo extranjero». La juntaempezó a trabajar rápidamente.76

Y como tercera disposición, Olaguíbel publicó unmanifiesto a los habitantes del estado, despuésde la derrota del ejército mexicano en Cerro Gordodonde quedó desintegrado; en ella exhortaba ahombres y mujeres, a anciano y niños a defen-der su «patria» y «religión», de manera similar comose había hecho en la guerra de independencia:

¡A las armas, conciudadanos! Levantémo-nos en masa y corramos sobre el anglo-sajón. Que vea éste a todos los mexica-nos incendiar primero sus cosechas y sushogares, que dejarles para su sustento osu abrigo; que vea una guerra nacional;que vea que los hijos de los españoles,y los descendientes de Xicotencal yGuatimoc se baten como ellos, contra lainvasión extranjera.77

Cuando el ejército yanqui estaba en Puebla pre-parando su entrada a la ciudad de México (mayode 1847), los secretarios de Guerra y de Relacio-nes Interiores y Exteriores, del gobierno federal,hicieron constantes peticiones y dieron enérgi-cas órdenes al gobernador Olaguíbel para quemandara todas las fuerzas de Guardia Nacionala la capital del país. La respuesta del goberna-dor fue que se dirigieran al general Nicolás Bra-vo, ya que todas las fuerzas de Guardia Nacional72«Alocución que el gobernador del Estado de México dirigió a

los habitantes de dicho estado exhortándolos para que apoyaranal gobierno, 26 de octubre de 1846», AHEM, C.009.3, 1846, V. 35,Exp. 5.

73«El Ministro de Relaciones incita al gobierno del Estado deMéxico a auxiliar a los jefes y comandantes con cuantos recursospueda, 7 de octubre de 1846», AHEM (Comandancia Militar)G.Gu.C.M., Vol. 1, Exp. 13.

74«Diego José Pérez Fernández informa a los habitantes del Estadode México que ha tomado posesión interinamente del cargo degobernador, 10 de marzo de 1847», AHEM, C.0.0990.3, 1847, V. 166,Exp. 11. Oficio del gobernador del Estado de México al Gobiernogeneral, 19 de marzo de 1847", AHEM, C.091.0-091.7, 1847, V. 169,Exp. 14.

75«Francisco M. Olaguíbel solicita al Congreso estatal dicte lasmedidas de defensa en el estado, 7 de abril de 1847», AHEM, C.091.7,1848, V. 186, Exp. 44.

76«Establecimiento de una Junta filantrópica para socorrer a loshabitantes de los lugares ocupados por el ejército extranjero», 13de abril de 1847, AHEM, C.047.61-048.17, 1847, V. 99, Exp. 18.

77«Manifiesto del gobernador del Estado de México con motivode la invasión norteamericana, 21 de abril de 1847», AHEM, C.009.1,1847, V. 33, Exp. 22.

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78«Comunicaciones del gobierno federal dirigidas al goberna-dor del Estado de México relativos a la guerra contra Estados Uni-dos, 20 al 24 de mayo de 1847», AHEM, (Milicia Nacional) G.Gu.Mn,V. 3, Exp. 15, 1847.

79«Alocución del Teniente gobernador en ejercicio del poderejecutivo del Estado de México a los ciudadanos del mismo esta-do, 5 de julio de 1847», AHEM, C.009.3, V. 35, Exp. 12.

del estado estaban a su cargo. Respuesta que hacíamás tensa la relación entre estado y federación.78

Por esta situación, el teniente gobernadorPérez Fernández, se dirigió a los habitantes parainformarles el tipo de cooperación que hacía elEstado de México a la guerra. Aseguraba, en ju-lio de 1847, como responsable del Ejecutivo, yaque Olaguíbel había salido a combatir a los ex-tranjeros a la ciudad de México, que el estadohabía colaborado con recursos económicos yhumanos provenientes de todos los distritos de-bido a que su sentimiento patrio y humano asílo exigía:

El Estado de México, aunque apenas co-mienza a formarse, se ve obligado porsí solo a hacer la más vigorosa resisten-cia; y su gobierno en cumplimiento detan sagrado deber ha prestado y seguiráprestando, al Supremo de la Unión, cuan-tiosas sumas y armamento, haciendo quemarchen de todos los distritos, aún delos más distantes, muchas fuerzas, a másdel número correspondiente de reem-plazos.79

A pesar de esas explicaciones el gobierno gene-ral reclamaba, en agosto de 1847, la falta de apoyode las autoridades estatales para sostener la gue-rra. El teniente gobernador Pérez Fernández di-rigió un manifiesto a la nación para exculparsede las acusaciones que se le imputaban al gobier-no del Estado de México. Exponía que dentro dela pobreza del estado había hecho esfuerzos paradespertar el «espíritu público» y había mandado«gruesas sumas» al gobierno general por donati-vos y subsidios y había hecho gastos considera-bles en conducir piezas de artillería por diversoslugares, en armar y equipar a la Guardia Nacio-

nal, que se caracterizaba por cuerpos, piquetesy guerrillas de todas las poblaciones del estado.80

García Fernández dio a conocer tres cua-dros con datos sobre auxilios pecuniarios, fuer-za de la Guardia Nacional y desertores y reem-plazos que se habían mandado hasta la fecha ala capital de la República (Ver cuadro 2).

Después de estar en las batallas de las in-mediaciones de la ciudad de México (Santa Fe)el Lic. Olaguíbel ratificó, el 26 de agosto, la co-operación que el Estado de México había hechopara sostener la guerra y con sumo desagrado re-clamaba, al Ministro de Relaciones Interiores y Ex-teriores del gobierno general, las derrotas que sehabían tenido y exigía un castigo para los jefesmilitares, quienes se habían comportado sin res-ponsabilidad y sin profesionalismo. Considerabaque los esfuerzos de todos los estados se habíanvilipendiado particularmente los del Estado deMéxico:

Esos esfuerzos, Sr. Ministro, esfuerzosnobles y generosos, tiempo es ya de re-conocerlos, y no es el mejor modo deestimarlos el hacer caer las armas de lasmanos de esos valientes ante la primeraintimación del enemigo extranjero, y siesos esfuerzos no han sido bien dirigi-dos porque acaso entre nosotros el artede la guerra sólo ha sido conocido paraarruinar al país, ésta no es culpa de lanación, no es culpa de los ciudadanosbenemérito, antes demasiado lamenta-ble y doloroso es, que no hayan encon-trado un jefe digno de mandarlos.81

Acusaba a todos los jefes y oficiales, pero enparticular al general Santa Anna, de no ser nibuenos militares ni buenos políticos. Se sentíadefraudado por el armisticio firmado, el 24 deagosto, entre los generales Santa Anna y WinfieldScottla. Consideraba que los jefes militares del

80«Diego José Pérez Fernández gobernador interino del Estadode México informa a la nación sobre la ayuda que el estado prestópara la guerra con Estados Unidos, 6 de agosto de 1847», AHEM,C.091.7-0091.3, V. 186, Exp. 26.

81«Cartas oficiales de los señores Ministro de Relaciones Inte-riores y Exteriores y del Gobernador del Estado de México, 26 deagosto de 1847», AHEM, C.091.7-009.3, 1847, V. 186, Exp. 33.

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CUADRO 2CONTRIBUCIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO A LA CAPITAL DE LA REPÚBLICA

AUXILIOS PECUNIARIOS

Por cuenta del contingente $133,250 3 1Por el subsidio extraordinario de guerra 5,298 7 9Por donativos voluntarios 998 2 3Por la contribución extraordinaria de 17de junio 30,572 4 0Por equipo a las Guardias Nacionales 34,876 1 0Por diversos gastos de guerra 19,798 1 9Pago de vestuario del ejército 120,000 0 0

TOTAL $ 344,774 3 10

FUERZAS DE LA GUARDIA NACIONAL

PREFECTURAS INFANTES CABALLOS

Toluca 1,201 293Sultepec 141 0Acapulco * 1,000 0Tlalnepantla 266 0Tula 449 318Texcoco 123 25Cuernavaca 889 377Taxco 64 0Tulancingo 458 300Huejutla * 300 80

GUERRILLASDe Simón Guzmán 147De Ignacio Vara de Valdés 160De Mariano Rivera 65TOTALES 4,892 1,765

* Extraoficialmente se sabe que de Acapulco ha marcado mucho mayor número, y de Huejutla asciende a 2,000 hombres.

DESERTORES Y REEMPLAZOSReemplazos 1,460Desertores 435TOTAL 1,895

Fuente: «Diego José Pérez Fernández gobernador interino del Estado de México informa a la nación sobre la ayuda que el estadoprestó para la guerra con Estados Unidos, 6 de agosto de 1847», AHEM, C.091.7-0091.3, V. 186, Exp. 26.

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gobierno general habían actuado ineficazmente,pero seguía esperando que la sociedad civil nose diera por vencida. Ese mismo día se dirigiónuevamente a los habitantes del estado paravolverlos a incitar a la lucha, aunque las constantesderrotas hubieran lastimado el patriotismo. Lespedía que se sobrepusieran a las desgracias y quemurieran independientes y libres antes que ven-der parte del terreno y de los habitantes del nor-te del país.82

El armisticio se rompió, el 6 de septiembre,iniciando nuevamente las hostilidades los norte-americanos; ante ello el gobernador Olaguíbelvuelve a salir al frente de las tropas del Estadode México rumbo a la capital del país. Olaguíbelse dirigió, el 8 de septiembre, a los habitantes, alos propietarios y a los sacerdotes. Pedía el apo-yo de estos últimos que exhortaran a la sociedada defender su religión y sus libertades. Les ex-presó que era la batalla decisiva.83

Después de la caída de la ciudad de Méxi-co volvió a Toluca, para tratar de organizar laGuardia Nacional dispersa y vencida. El Tenien-te gobernador a cargo de Ejecutivo informaba alos habitantes del estado las derrotas acaecidasen la ciudad de México y volvía a motivarlos a launión y a condenar la deserción de las tropas:

Nunca debemos transigir con nuestrosenemigos. Ellos a nuestra desunión ydesconfianza han debido su triunfo efí-mero. Empuñaremos las armas que sehan salvado, y nos acompañaremos conlos valientes del ejército que apreciennuestra cooperación y que no sean ca-paces de cometer la infamia de abando-narnos.84

Provocada por las manifestaciones del gobiernodel estado y por la cercanía de las tropas extran-jeras, se distribuyó en Toluca una proclama fir-

mada por F. S. Tecpa y dirigida a «los anahua-quenses», el 25 de septiembre. Es probable quese tratara de un sacerdote, que se decía indíge-na, y que proponía que los párrocos, autorida-des y ciudadanos contribuyeran personalmenteen la defensa del país, porque los extranjerosestaban destruyendo los bienes de la iglesia y dela sociedad. La proclama tenía gran interés dellegar a los indígenas de ahí que estaba escritaen Náhuatl y en español y dirigida a los habitan-tes del Anáhuac, como se le proponía llamar alpaís después de la guerra de independencia.Exponía:

Ahora que nosotros los indígenas, pordébiles más que la otra clase, estamosde consiguiente destinados a ser presadel infernal yanqui, preparaos a unacompleta desolación de ellos, no temáissu ponderado cañón, no el número delos invasores, pues es ninguno respectodel valor indomable por la libertad devuestros hijos y de nuestra religión, nopermitáis que por vuestra indolenciacaiga sobre vosotros la maldición de Diosy de vuestros descendientes.85

No hubo una gran respuesta social a esa procla-ma, aunque los habitantes compartían sus ideas.La tranquilidad pública seguía perturbada por losamagos de la invasión extranjera y por la «multi-tud de malhechores» en los caminos.86 El gobiernose tubo que enfrentar además a los disturbios delsur del estado, en los distritos de Acapulco, Chilapay Taxco, que habían empezado seis meses atrás(como veremos en el siguiente apartado). A cu-yos ciudadanos llamaba a secundar sus propuestasde defensa del estado. Esta fue la última invita-ción que hizo Olaguíbel a la población para ac-tuar como un solo cuerpo contra las agresionesextranjeras:

82«Manifiesto del gobernador del Estado de México a los habi-tantes del estado exaltando su sentimiento patriótico, 26 de agostode 1847», AHEM, C.090.3, 1847, V. 166, Exp. 14.

83«Boletín de noticias del Gobernador constitucional, 8 de sep-tiembre de 1847», AHEM, C.091.7-009.3, 1847, V. 186, Exp. 35.

84«Discurso del gobernador interino del Estado de México, DiegoPérez Fernández, a los habitantes del mismo, 15 de septiembre de1847», AHEM, C.009.3, 1847, V.35, Exp. 13.

85«Proclama dirigida a los anahuaquenses incitándolos a la unión,para luchar contra los yanquis, 25 de septiembre de 1847», AHEM,C.091.4, 1847, V. 180, Exp. 32.

86«Discurso del Gobernador del estado de México en la clausu-ra de sesiones del Congreso estatal, 16 de octubre de 1847», AHEM,C.091.0-091.7, 1847, V. 169, Exp. 15.

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¡Habitantes de los distritos de Acapulco,Chilapa y Taxco! ¡Habitantes todos delEstado de México! Entre nosotros no hayenemigos no hay más que el enemigocomún. Todas las divergencias de opi-nión deberían confundirse ene l foco dela libertad y la existencia política. Unaraza exterminadora está ya pronta a de-vorarlos, una facción inmoral y torpe nosamenaza ya con una nueva e inmundarevolución...87

Invitaba a los sublevados que se unieran a la causanacional y trataba de convencerlos de que losproblemas internos eran menos graves que lapérdida del país. Esto fue un mes antes de quellegaran los norteamericanos a Toluca. De eneroa marzo de 1848 fueron invadidos algunos luga-res cercanos a Toluca. A partir del 14 de marzose fue regularizando el gobierno del estado comoresultado del armisticio entre los dos país. Sefueron restableciendo las oficinas de rentas y senombraron algunos empleados. Las quejas prin-cipales fueron la pérdida de archivos y la ocupa-ción de fincas urbanas por parte de las fuerzasnorteamericanas.88

La actitud contraria a la de Olaguíbel larepresentaba el nuevo gobernador del estado, enmayo de 1848, el Lic. Mariano Ariscorreta. Elprimero impulsaba a los habitantes a no aceptarlos tratados de paz acordados por el gobierno dela Unión mexicana y el de los Estados Unidos; yAriscorreta quería sosegar a los ciudadanos paraque aceptaran los tratados, como lo mejor quele pudo pasar al país. Exponía: «en el estado enque actualmente se encuentra la República, ladesaprobación de los tratados habría traído laindefectible consecuencia de la ocupación mili-tar de todos los estados no invadidos».89

Agregaba que si esa explicación no satis-facía a los habitantes tenían que aceptar los tra-tados por creer en el sistema republicano, ya queel Congreso de la Unión había sido el responsa-ble de firmarlos. Por lo cual los incitaba a acep-tar ciegamente lo ya aprobado por las autorida-des y a continuar en el camino de las leyes y lasinstituciones establecidas. Con su discurso elgobernador daba por terminada la época mástormentosa en el proceso de formación nacional.Con el afán de mantener una aparente tranquili-dad, después de la guerra, se trataban de olvidarlos esfuerzos de la autoridades estatales (Gober-nador, Congreso y prefectos) y la colaboracióneconómica y humana; pero más importante aun,se olvidaba de la pérdida del territorio y las fa-milias de la frontera norte.

d) Erección del estado de Guerrero

La unidad geográfica que conformaban las regio-nes del Sur del Estado de México, su lejanía dela capital Toluca y la carencia de medios de co-municación, provocaron que el general JuanÁlvarez, cacique del sur con ideas liberales, pro-moviera la erección del estado de Guerrero.90 Esteproyecto tenía más de una década de estarse fra-guando. Desde 1835 el general Nicolás Bravorealizó gestiones para que el Congreso generalaprobara la creación del Departamento del Sur;y en octubre de 1841, los generales Álvarez yNicolás Bravo hicieron un manifiesto enChilpancingo para formar una entidad separadadel Departamento de México, que se llamaríaDepartamento de Acapulco. Por problemas po-

87«Proclama del gobernador Francisco M. Olaguíbel a los ciu-dadanos del estado para llamarlos a defender la independencianacional, 1 de diciembre de 1847», AHEM, C.091.7, 1847, V. 186,Exp. 41.

88«Quejas de varios vecinos por las arbitrariedades por parte delas fuerzas norteamericanas, 23 de agosto de 1848, AHMT, SecciónEspecial, C. 13, Exp. 692, 1848, 8, 8.

89«Mariano Ariscorreta, gobernador del Estado de México, in-forma a los habitantes que se han aprobado los tratados de pazcon los norteamericanos, 31 de mayo de 1848», AHEM, C.091.7,1848, V. 186, Exp. 43.

90Juan Álvarez nació en 1790 en Atoyac, estado de Guerrero ymurió en 1867 en la hacienda La Providencia en Guerrero. Dio dineroy proporcionó hombres de sus ranchos a la causa de Independen-cia. Al consumarse ésta fue nombrado comandante general deAcapulco, se declaraba republicano, federalista y liberal. Se afilió aBustamante y Guerrero para combatir a Iturbide. En 1838 ofrecesus servicios a la invasión francesa. En 1841 fue ascendido a gene-ral de división. En 1842 y 1843 logró la pacificación de varios pue-blos rebeldes de Chilapa y Guerrero. En 1844 combatió el centra-lismo y el gobierno de Santa Anna. En 1854 proclamó el Plan deAyutla y fue nombrado presidente de la República en octubre de1855, renunció el 15 de septiembre de 1856. Diccionario Porrúa,historia, biografía y geografía de México, México, Editorial Porrúa,1986, pp. 116-117.

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líticos había quedado suspendidos estos trabajos,que se volvieron a retomar en 1847.91

En la «Acta constitutiva y de reformas» demayo de 1847, ya se daba por hecho la erecciónde ese estado compuesto de los distritos deAcapulco, Chilapa, Tasco y Tlapa y la municipa-lidad de Coyucan, pertenecientes los tres prime-ros al Estado de México, el cuarto al de Puebla yla municipalidad al de Michoacán.92

El Congreso del Estado de México se opu-so a la erección por la pérdida en población yextensión territorial, por tener el puerto másimportante del estado y por la rica economía dela región. En octubre de 1848, consintió en lacreación de dicho estado debido a las continuassublevaciones de los pueblos del Sur ante lasautoridades estatales.93 Sin embargo, fue hastael 15 de mayo de 1849, que se firmó el decretopresidencial que eregía el estado libre y sobera-no de Guerrero. En octubre de ese año, el presi-dente de la República José Joaquín de Herrera yel Congreso federal dieron las primeras disposi-ciones para organizar el nuevo gobierno.94 Que-dó de gobernador interino Juan Álvarez, quiense convirtió en gobernador electo en 1850.

El gobierno del Estado de México se en-frentó, entre 1847 y 1848, a la doble problemáti-ca: el momento más álgido de su defensa antelas tropas norteamericanas y a la decisiva desobe-diencia de los distritos del sur, encabezados porel general Álvarez.

Desde abril de 1846, Álvarez se levantó enarmas en los pueblos del Sur contra el gobiernode Paredes y Arrillaga, por su tendencia políticamonarquista, y en favor del retorno de Santa Anna.Al finalizar ese año, hubo constantes movimien-tos indígenas en la región del Sur por problemas

por tierras, que se atribuían a los manejos deÁlvarez. Por lo cual, el gobierno general le en-viaba constantes órdenes para que interviniera enla pacificación de los pueblos. Según FernandoDíaz y Díaz, el general Álvarez a su modo enten-dió el problema agrario y quiso darle una solu-ción, matizada de oportunismo político.95

A finales de marzo de 1847, Álvarez obe-deció órdenes del Secretario de Guerra (comoparte del gabinete federal) y se dirigió a la capi-tal del país, pero por falta de recursos no pudopasar de Tixtla. Decidió entonces cubrir Acapulcoque se temía fuera amenazada por los norteame-ricanos. En mayo, reinició su viaje a la ciudad deMéxico y llegó a Tlalpan con una fuerza aproxi-mada de 2,800 hombres y 150 caballos. Esta ac-titud orilló al Congreso de la Unión a que acor-dara que dentro del Acta de reformas a la Cons-titución de 1824 se incluyera la disposición quepermitía la erección del nuevo estado de Gue-rrero.

Disposición que reconocía la petición he-cha por largo tiempo por el general Álvarez.96 Enjunio, el secretario de guerra Lino Alcorta nom-bró al general Álvarez jefe del Ejército del Sur.Sin embargo, no tuvo éxito en su puesto, por quese perdieron las batallas enfrentadas duranteagosto y septiembre. El gobernador Olaguíbel lenegó recursos del estado para financiar la gue-rra, en octubre de 1847, porque lo acusaba dehaber permanecido inactivo en el combate delMolino del Rey (8 de septiembre) permanecien-do en la hacienda de los Morales con sus tropas;también lo acusaba de que los soldados a sumando tuvieran una «conducta escandalosa» ro-bando los caudales públicos.

La rivalidad entre Olaguíbel y Álvarez eramuy evidente, por lo que la opinión pública hacíaresponsable a este último de la aprehensión delgobernador Olaguíbel, en enero de 1848. El ge-neral Álvarez confesó al Secretario de guerra suparticipación en la aprehensión y en la liberacióndel Lic. Olaguíbel. No le perdonaba su negativade proporcionarle recursos, ni las acusaciones que

91Illades, Carlos (compilador), Guerrero. Textos de su histo-ria, México, 1989, Gobierno del Estado de Guerrero, Instituto deInvestigación Dr. José María Luis Mora, vol. 1, pp. 273-286.

92«Acta constitutiva y de reformas sancionada por el Congresoextraordinario constituyente de los Estados Unidos Mexicanos, el18 de mayo de 1847 , jurada y promulgada el 21 del mismo», enColección de Decretos del Congreso Extraordinario, op. cit.,p. 285.

93Colección de Decretos del Congreso Extraordinario, op.cit. pp. 202-203.

94«Decreto del Congreso General del 27 de octubre de 1849»en AHEM, C.004.51, 1849, V. 27, Exp. 28.

95Díaz y Díaz, Fernando, Caudillos y Caciques, México, 1972,El Colegio de México, pp. 205-207.

96Ibid., p. 209.

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lo responsabilizaban de las derrotas en las bata-llas contra los norteamericanos.97

El enfrentamiento entre el gobernadorOlaguíbel y el general Álvarez, de finales de 1847,se acrecentó porque ambos querían el control delos distritos de Acapulco, Chilapa y Taxco; sinembargo, éstos se mostraban en franca rebelióncontra el gobierno del estado y se negaban aobedecerlo. El subprefecto de Chilapa tuvo queorganizar una junta con el Comandante generalde la línea del Sur, el párroco y autoridadesmunicipales de los pueblos indígenas para queno siguieran participando en la rebelión encabe-zada por Domingo Santiago. Se hacía un llama-do a los pueblos para que volvieran al orden, yaque en esos momentos deberían estar luchandopor mantener la libertad del país:

En todos tiempos de ha recomendadola unión entre los pueblos para que és-tos vivan en medio de las prosperida-des que proporciona la paz, con muchamás razón debe hacerse en circunstan-cias en que la patria lo exige, para con-tar con el auxilio de sus hijos que de-fiendan la independencia a la vez quese halla amenazada y en peligro de per-derla.98

La guerra contra el país vecino no representó unmotivo para frenar las manifestaciones de rebel-día de los pueblos del Sur. Éstas continuaron hastaque en octubre de 1848 se paralizaron momen-táneamente; ya que la Legislatura del Estado deMéxico expidió el decreto que autorizaba con-dicionalmente la segregación de los distritos deAcapulco, Chilapa y Taxco para integrar el nue-vo estado federal.

Los pueblos como las autoridades del Surdel Estado de México luchaban por alcanzar susobjetivos separatistas, con fines políticos y eco-nómicos particulares, que estaban lejos de losideales de unidad política de las autoridades es-tatales y más aún de los ideales nacionalistas de

los poderes federales. La participación del Dis-trito de Acapulco en la guerra fue importante, perola de Chilapa y Taxco fue limitada, si considera-mos el poder militar y social del general Álvarezen la región y la capacidad de rebelión de loshabitantes.

Dentro de la actividad gubernamental delEstado de México, entre 1846 y 1848, ocuparonun importante lugar las disposiciones sobre elgobierno municipal, porque las autoridades es-tatales tenían que atraer el dinamismo social queaún conservaba la esfera municipal, para forta-lecer el poder estatal. Así también de debe co-nocer la actividad local que se realizó para cola-borar aportando recursos para la guerra.

97Ibid., pp.220-222.98«Domingo Santiago acaudilla la revolución levantada de los

tenangueños que trastornan el orden, 25 de septiembre de 1847»,AHEM, C.09.1.1, 1847, V. 174, Exp. 16.

3. ORGANIZACIÓN MUNICIPAL Y COOPERACIÓN

EN LA GUERRA

Durante los tres años de la guerra contra EstadosUnidos surgen varias interrogantes relacionadascon el ámbito municipal: qué pasaba con el go-bierno interior en el Estado de México, cómo sellevaba a cabo el cambio del sistema central alfederal, cómo se transformó la vida municipal conla llegada de los invasores y cómo colaboraronlas municipalidades con los recursos para la gue-rra. Para atenderlas dividiremos este apartados endos secciones: el gobierno municipal y la parti-cipación municipal en la guerra.

a) El gobierno municipal

Con las «Bases Orgánicas de la República Mexi-cana», expedidas por el gobierno centralista en1843, se cambiaron algunas disposiciones quehabía tenido el gobierno municipal con la ante-rior Constitución centralista de 1836. Entre ellasestaban: mayores restricciones de la participaciónde los individuos para votar y ser elegidos (au-mentó la renta anual para ser ciudadano de $100a $200 como producto de su capital físico o desu «trabajo honesto»). Legalmente el número deayuntamientos y municipalidades creció, ya quese autorizó que hubiera un ayuntamiento por cada4,000 habitantes (en lugar de uno por cada 8,000

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habitantes); sin embargo en la práctica siguieronexistiendo los jueces de paz hasta 1845 (autori-dades municipales que se establecieron en loslugares donde había desaparecido un ayuntamien-to).

Las autoridades en todos los niveles guber-nativos del país debían estar respaldados por susingresos económicos, debían tener renta anualprecisa los gobernadores y los vocales de lasAsambleas, $2,000 y $1,200 respectivamente; encuanto a los ayuntamientos no hay informaciónespecífica, se dejó en manos de cada AsambleaDepartamental.99

En un decreto de la Asamblea Departamen-tal de México, en abril de 1845, se explicaba lanueva red de autoridades administrativas en lasmunicipalidades del Departamento de México, endonde los jueces de paz eran sustituidos porauxiliares en las localidades chicas, el alcalde seseparaba del ayuntamiento para permanecer enlocalidades intermedias y los ayuntamientos sólose constituían de regidores y síndicos. Los ayun-tamientos y alcaldes serían elegidos por los ciu-dadanos y los auxiliares nombrados por el ayun-tamiento.100 La división político territorial se basónuevamente en el número de habitantes:

Esta nueva distribución de autoridades trajo con-sigo una diferente división territorial, que estuvovigente unos cuantos meses, porque empezó enenero y terminó en agosto de 1846. Sin embar-go, al regresar la época federalista quedaron fun-cionando los auxiliares y el número de ayunta-mientos se respetó.101

Se continuó con la tendencia a reglamen-tar cada una de las funciones y obligaciones delos ayuntamientos, por ello la Asamblea Depar-tamental de México expidió nuevas OrdenanzasMunicipales, en octubre de 1845. Estas ordenan-zas reglamentaban:a) las funciones que debían cumplir alcaldes y

regidores: policía, cárceles, caminos ypuentes, seguridad pública, urbanización,trabajo en pueblos y haciendas,beneficencia, linderos de tierras comunales,diversiones públicas, obras públicas,fomento económico, mercados y abastospúblicos, pulquerías, tabernas, salubridad,reemplazos del ejército y educación; b) elprocedimiento para que los pueblospudieran seguir litigando, con previaautorización de los prefectos; y

c) los ingresos (propios y arbitrios) y egresosmunicipales.102

El ayuntamiento de Toluca, en cumplimiento delas Ordenanzas municipales organizó susactividades administrativas, entre 1846 y1848, en 21 juntas integradas por losregidores y el síndico: de hacienda;sanidad; seguridad pública; fiel contraste;cárcel; alumbrado; mercado; diversionespúblicas; agricultura, industria y comercio;aseo, policía y caminos; educación pública;alameda; alojamientos; cementerios; visitade boticas; calificación de vago; fiscal detesorería; carnes, arreglo de pilones y

99«Bases Orgánicas de la República Mexicana»,12 de junio de1843, en Tena Ramírez, Felipe, Leyes fundamentales de México,1808-1957, México, Editorial Porrúa, 1957, pp. 405-436.

100Decreto 28, «Designando lugares en que debe haber ayunta-mientos, sus facultades y obligaciones», 28 de abril de 1845, en

CUADRO 3AUTORIDAD MUNICIPAL DE ACUERDOCON EL NÚMERO DE HABITANTES. 1845

AUTORIDAD MUNICIPAL NÚMERODE HABITANTES

auxiliares menos de 1,000alcalde 1,000 a 3,999ayuntamiento 4,000 a 6,000(4 regidores y un síndico)ayuntamiento 6,000 a 10,000(6 regidores y un síndico)ayuntamiento más de 10,000(8 regidores y un síndico)

Fuente: Decreto 28, «Designando lugares en que debe haber ayuntamientos,sus facultades y obligaciones», 28 de abril de 1845, en Colección de decretos de

los congresos constitucionales, op. cit., pp. 525-532.

Colección de decretos de los congresos constitucionales, op.cit., pp. 525-532.

101«Designando los lugares en que debe haber ayuntamiento,sus facultades y obligaciones, 28 de abril de 1845», AHMT, SecciónEspecial, C. 18, Exp. 901, 1845, 8, 8.

102«Ordenanzas municipales», 7 de octubre de 1845 y «Reglamentopara elección de ayuntamientos», 7 de octubre de 1845, Colecciónde decretos de los congresos constitucionales, op. cit., pp. 557-595.

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panaderías; protección de artes; vacunas ymúsica.103

A mediados de 1848, cuando ya habían salido lastropas norteamericanas de la ciudad de Toluca,el ayuntamiento hizo un balance del estado queguardaban esos ramos municipales. Los más afec-tados fueron: la alameda, que quedó destruida;la seguridad pública porque no había armas parahacer las rondas nocturnas; la protección a las artesy la música se suspendieron por falta de fondos;también por falta de recursos económicos habíacalles y callejones sin alumbrado. Los ramos queseguían trabajando con cierta regularidad fueron:mercados, particularmente por los tianguis de losviernes, y el de fiel contraste porque se habíahecho el reconocimiento de pesas y medidas delcomercio.104

Se reglamentaron la mayoría de las activi-dades municipales, con el fin de provocar ma-yor eficacia administrativa en las municipalidadesy sujetarlos a los requerimientos de los podereslegislativo y ejecutivo del departamento. Se pre-cisó que las funciones municipales eran adminis-trativas no políticas ni judiciales. Para ocuparsede estas últimas funciones había un juez conci-liador propietario y uno suplente en los lugaresdonde había ayuntamiento o alcalde; quienes eranelegidos por los mismos electores que elegían alas autoridades municipales.

La Asamblea Departamental se encargó dedividir su respectivo territorio departamental endistritos y éstos en partidos, donde el goberna-dor nombraba prefectos y subprefectos respecti-vamente. En las Bases de Organización Políticase especificó que los partidos se dividirían enmunicipalidades; contribución significativa por-que en la primera ley fundamental no se reco-nocían.

En 1846, el Departamento estaba divididoen 13 distritos y éstos en 43 partidos. Se respeta-

ron los 11 distritos que había en la época federaly se aumentaron el de México, que incorporabaa la Ciudad de México, y el de Tlaxcala, que in-corporaba al territorio de su nombre.105 En ma-nos de 13 prefectos quedó la responsabilidad deocuparse de la administración del extenso terri-torio, que integraba el Departamento de México.Los distritos eran muy diversos por su número departidos, características geográficas y cantidad depoblación. Característica propia de todo el sigloXIX.

Al retornar el federalismo permanecieronen la práctica: 11 distritos y 38 partidos; así comotambién se reconocieron las Ordenanzas muni-cipales, los auxiliares como autoridades munici-pales menores y el número de ayuntamientos delos últimos meses de la época centralista, quetrataban de coincidían con los existentes duran-te la primera República federal. El Congreso es-tatal ordenó que regresaran los ayuntamientosexistentes en 1834, que habían sido 167. Sinembargo, en 1847 estaban trabajando 176 ayun-tamientos aproximadamente, debido a la autori-zación del gran número de solicitudes que hicie-ron pueblos para tener su propio ayuntamientode acuerdo a las disposiciones legales. Aumen-taron municipalidades en los distritos de Toluca,Tulancingo, Cuernavaca y Oeste de México.106

A partir de la autorización de la AsambleaDepartamental para establecer ayuntamientos con4,000 habitantes (abril de 1845), se presentaronsolicitudes de pueblos entre (octubre de 1845 y

103«Se da a conocer las comisiones del Ilustre ayuntamiento deToluca, años de 1846 y 1847», AHMT, Sección Especial, C. 6, Exp.379, 1846, 8, 6 y AHMT, (Presidencia), R. 1, C. 12, Exp. 2, 1847, 1,3.

104«Informes sobre la situación que presentan los distintos ra-mos municipales de Toluca, 29 de agosto de 1848», AHMT, (Presi-dencia), R. 1, C. 13, Exp. 32, 1, 4.

105Los distritos eran: de México (con los partidos de Ciudad deMéxico, Coyoacán, Tlalnepantla y Tacubaya), Acapulco (conAcapulco y Tecpan), Chilapa (con Chilapa y Tixtla de Guerrero),Cuautitlán (con Cuautitlán y Zumpango), Cuernavaca (conCuernavaca, Morelos y Jonacatepec), Mextitlán (con Mextitlán,Huejutla, Yahualica y Zacualtipan), Taxco (con Taxco, Ajuchitlan yTeloloapan), Temascaltepec (con Temascaltepec, Sultepec, Zacualpany Tejupilco), Texcoco (con Texcoco, Chalco y Teotihuacan), Tlaxcala(con Tlaxcala, Huamantla y Tlasco), Toluca (con Toluca, Tenangodel Valle, Tenancingo, Ixtlahuaca), Tula (con Tula, Actopan, Jilotepec,Zimapan, Ixmiquilpan y Huichapan), Tulancingo (con Tulancingo,Pachuca y Apan), en «Sobre la nueva división de este territorio»,Colección de decretos de los congresos constitucionales, op.cit., pp. 396-397.

106«Noticias que manifiestan los pueblos, ranchos, haciendas quecomponen los diferentes distritos y de los pueblos en donde hayayuntamiento, 28 de mayo de 1847», AHEM, C.072.2-072.6, 1847-49, V. 133, Exp. 21.

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diciembre de 1846) para tener sus propias auto-ridades municipales. Para ser autorizados por elpoder legislativo tenían que justificar la cantidadde habitantes y la existencia de fondos suficien-tes para mantener los empleados de la munici-palidad. Algunas de esas solicitudes están en elcuadro siguiente.

Asamblea Departamental y los prefectos dieronsu aprobación donde había una cabecera de par-tido sin ayuntamiento. Entre estos pueblos quehicieron solicitud de ayuntamiento su principalpreocupación era recuperar su lugar como mu-nicipalidad, que habían perdido durante los nueveaños anteriores.

Las autoridades estatales no quisieron per-der los avances conseguidos por los centralistasen la administración municipal, pero sí reprocha-ban los obstáculos legales para poder participarpolíticamente, como eran los censos necesariospara ser ciudadano y autoridad municipal. Regre-saban algunas disposiciones de la primera leysobre ayuntamientos eregida en febrero de 1825y se complementó momentáneamente con eldecreto «sobre establecimiento de los cuerposmunicipales», de octubre de 1846, que expidió elgobernador Francisco M. Olaguíbel. Este decre-to establecía que la cantidad mínima de pobla-ción debía ser de 4,000 habitantes y el númerode integrantes de cada corporación se estratificabade la siguiente forma: en las cabeceras de parti-do, cuya población no llegara a 4,000 habitantesel ayuntamiento se compondría de un alcalde, tresregidores y un síndico, al igual que las que tu-vieran de cuatro a seis mil habitantes; en las deseis mil a diez mil habría dos alcaldes, seisregidores y un síndico; y en las de más de diezmil habitantes habría dos alcaldes, ocho regidoresy un síndico.107

Los alcaldes, síndicos y regidores tenían quereunir los siguientes requisitos: ser ciudadano,tener capital o ramo de industria que bastara paramantenerlos, los alcaldes debían saber leer y es-cribir, no ser jornaleros, ni militares, ni del clero,ni empleados públicos. La elección del ayunta-miento se hacía de forma indirecta, es decir sehacían dos juntas electorales, en la primera seelegía un elector por cada 500 habitantes y en lasegunda los electores elegían al ayuntamiento, lareunión de electores estaba presidida por el al-calde de la municipalidad y el número de elec-tores lo designaba el prefecto. Las nuevas moda-

107«Sobre establecimiento de ayuntamientos, 30 de octubre de1846», BCEM, 1846, T. 149, Exp. 79.

CUADRO 4CUADRO DE PUEBLOS QUE SOLICITARONAYUNTAMIENTO (1845-1846)

PUEBLO PARTIDO ERAAYUNTA- SEMIENTO AUTORIZÓ

EN 1834

Acaxochitlán Tulancingo Sí SíCd. de Guerrero Tixtla Sí SíHuehuetla Tulancingo Sí NoZacatula Tecpan Sí SíTizayuca Pachuca Sí SíMineral deTemascaltepec Temascaltepec Sí SíAchiotepec Mextitlán No NoSultepec Sultepec Sí SíOzoloapan Temascaltepec Sí SíChilpancingo Tixtla Sí SíZacualpan Zacualpan Sí SíApan Apan Sí SíPachuca Pachuca Sí SíZempoala Pachuca Sí SíMineral del Monte Pachuca Sí SíTejupilco Tejupilco Sí SíJojutla Tlaquiltenango No SíOcoyoacac Tenango del Valle Sí SíTlacotepec Toluca No NoTianguistenco Tenango Sí SíCalimaya Tenango Sí SíCapuluac Tenango Sí SíSan Antonio la Isla Tenango No SíAlmoloya del Río Tenango No Sí

Actopan Tlalpan No Sí

Fuente: «Sobre que se establezca ayuntamiento, de octubre de1845 a diciembre de 1846», BCEM, vol. 149, 150, 153, 154, 155 y157, Exps. 73, 83, 86, 87, 89, 232, 233, 234, 235, 238, 242, 244, 245,263, 264, 267, 269, 270, 272, 273, 278, 283, 284 y 376.

Este cuadro muestra que antes de que seterminara el gobierno centralista, varios pueblostuvieron la oportunidad de tener nuevamenteayuntamiento, como en los últimos años de la pri-mera República federalista. Particularmente la

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lidades electorales eran que los alcaldes duraríandos años y los regidores y síndicos cuatro, segúnel decreto de octubre de 1846. Estas disposicio-nes sobre los años de duración de los integran-tes del ayuntamiento, junto con la cantidad deintegrantes de esos cuerpos, provocaron incon-formidad entre los diputados estatales y las de-rogaron, en enero de 1847, para regresar a loestablecido en la ley de ayuntamientos de 1825que dictaba que las elecciones eran anuales yaumentaba la cantidad de integrantes108(ver cua-dro 5).

Entre 1846 y 1848 los ayuntamientos se en-cargaban de una gran variedad de asuntos, tantode trascendencia política y económica como dela vida cotidiana. Por ejemplo, dentro de las ac-tividades del ayuntamiento de Toluca se desta-caban: la realización de diversos bandos de po-licía (prohibir la protección de cualquier invasordel país, para reducir en una cuarta parte los suel-dos de empleados); las concesiones a algunos co-merciantes para que no dieran pilones, licenciaspara abrir escuelas, permiso a la Compañía deteatro para dar tres funciones y a un particularpara organizar una corrida de toros; el análisis delas solicitudes de personas que no querían tomarlas armas y de auxiliares que no podían reunir

cinco personas por pueblo para contribuir al con-tingente de sangre; la disposición de medidas paraatacar una epidemia de sarampión en Tlacotepec;el enfrentamiento a problemas en el cobro de con-tribuciones, la revisión de las recetas de las boti-cas; la preparación de informes sobre población,hacienda, cárcel y producción, que pidió el jefepolítico Isidoro Olvera; ordenó que se marcarany enumeraran las calles y que se construyeranalgunos puentes y concedió permiso para des-viar el agua de un río.109

Por iniciativa del gobernador o del Congre-so estatal hubo varios decretos (1847-1848) queconcedían el título de villa a algún pueblo quelo ameritara por sus actos políticos. Era conside-rado como un premio. Se les concedió a: Tenangodel Valle, Actopan, Metepec, Tlalpan. Además alas dos primeras y al pueblo de Texcoco se lesautorizó una feria anual.110 La Comisión de Go-bierno del Congreso explicaba los motivos porlos cuales se podía conceder a un pueblo el títu-lo de villa:

108«Organización de los ayuntamientos, 7 de enero de 1847»,Colección de decretos del congreso extraordinario, op. cit., pp.66-77. «Se establece un reglamento que habrán de seguir los muni-cipios, para la organización administrativa interna de cada uno deellos, 7 de enero de 1847», AHEM, C.070.0, V. 126, Exp. 5.

CUADRO 5INTEGRANTES DE LOS AYUNTAMIENTOS A PARTIR DE ENERO DE1847

HABITANTES INTEGRANTES DEL AYUNTAMIENTO menos de 5,000 7 entre 5,000 y 10,000 11 más de 10,000 15 la capital del estado 25

Fuente: «Organización de los ayuntamientos, 7 de enero de 1847», Colección de decre-tos del congreso extraordinario, op. cit., pp. 66-77. «Se establece un reglamento que ha-brán de seguir los municipios, para la organización administrativa interna de cada uno deellos, 7 de enero de 1847», AHEM, C.070.0, V. 126, Exp. 5.

109«Asuntos despachados por el ayuntamiento de Toluca, años1846, 1847 y 1848», AHMT, (Presidencia), R. 1, C. 12, Exps. 1, 11,1846, 1847, 1, 3. AHMT, (Presidencia), R. 1, C.13, Exps. 2 y 41, 1849,1, 4. AHMT, (pueblos), R. 43, S. 17, C. 1, Exp. 6, 1846-1848. AHMT,(Pueblos), R. 43, S. 15, C. 1, Exp. 6, 1847-1848.

110«Sobre conceder el título de villa, febrero de 1847 a octubrede 1848», BCEM, vols. 158 y 159, Exps. 10 y 65. Colección dedecretos del congreso extraordinario, op. cit., pp. 82, 83, 91 y189, decretos 23, 24, 38 y 97.

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Antiguamente se confería a las pobla-ciones que merecían por su aumento devecindario alguna distinción que pudie-ran tener sus autoridades locales...ahoraha quedado este título únicamente comode honor y distinción de Actopan por-que en la época de nuestra emancipa-ción prestó sus servicios distinguidos,porque ha sido constante el buen juiciode su población en nuestras continuasrevueltas, porque ha sido siempre de-fensor su vecindario del sistema federa-tivo, porque en esta última asonada defebrero se conservó fiel al Supremo go-bierno.111

Entre las actividades locales ocupaban un espa-cio importante en las municipalidades las quejascontra algunas autoridades municipales odistritales, las cuales iban dirigidas al gobernadordel estado. Algunas de estas quejas fueron: losvecinos de San Juan Tilapa se quejan del juezconciliador por irresponsable y deshonesto, porlo que piden su destitución para mantener la tran-quilidad pública del pueblo. El juez de paz deIguala se quejó contra el cura de ese lugar porno querer dar sepultura cristiana a los indígenasque no tenían para pagar el servicio. Elsubprefecto de Chalco manifestaba su descontentocontra el general José Toledano, quien puso enlibertad a un vago que iba a ser mandado a inte-grar el contingente de sangre. El administradorde la hacienda de la Rosa desconocía la ordendel ayuntamiento de Lerma, porque quería queel uso de las aguas del río que cruzaba la haciendafuera de servicio público. El juez de letras deJilotepec expresaba su inconformidad contra elprefecto de Tula por la mala administración deldistrito y por el abuso de su cargo. Vecinos seJojutla se quejaban del alcalde por cometer arbi-trariedades como imponer un impuesto a todoel que tuviera perro. Y el alcalde primero deTeotihuacan consideraba injusta la actitud delprefecto de Texcoco por haberle quitado el car-go.112

Estas relaciones de conflicto eran propiasde la administración de justicia y de la manerade gobernar de ayuntamientos y prefectos; perono estaban relacionadas con los problemas de laguerra.

Un punto sobresaliente de las funciones delayuntamiento que marcaba el decreto de 1825 fueel manejo de los fondos municipales. Éstos esta-ban integrados por las contribuciones con que segravaba a algunas propiedades y actividadescomerciales de las municipalidades. Se les llamópropios y arbitrios de los ayuntamientos. Losarbitrios estaban constituidos por el reconocimien-to y venta de pesas y medidas, las pensiones sobreplazas y puestos de venta públicos, permisos paradiversiones y juegos públicos, multas a losinfractores de los reglamentos de policía y todaslas contribuciones locales que aprobara el con-greso estatal; los propios estaban formados porlos bienes raíces que poseían las municipalida-des, los edificios que se construyeron con fon-dos públicos y las tierras que en común habíanposeído los pueblos con derechos y acciones queles pertenecían.

Durante la primer República federal, losayuntamientos tenían la posibilidad de especifi-car el tipo de contribución que requerían para eldesarrollo de la municipalidad, aunque tenían quepedir la aprobación del Congreso estatal, a tra-vés del prefecto y del gobernador. Esta posibili-dad se fue perdiendo cuando regresó elfederalismo, porque se retomaron las disposicio-nes de los centralistas que planteaban un controlmás estricto de la hacienda municipal. Los ayun-tamientos tenían la obligación de presentar a lossubprefectos sus presupuestos anuales y mensua-les para que los autorizara el gobernador. Ade-más todos los arbitrios de último momento de-berían estar autorizados por el Congreso estatal.113

Los principales impuestos municipales au-torizados por los diputados, entre 1847-1849,

111«Sobre conceder al pueblo de Actopan el título de villa y unaferia anual, 16 de abril de 1847», BCEM, 1847, T. 159, Exp. 65.

112«Quejas a autoridades locales, mayo de 1846 a diciembre de1848», AHMT, (Pueblos), R. 43, S. 15, C. 1, Exp. 6, 1847-1848. BCEM,

1846, T. 153, Exp. 231. AHEM, G.G.J. (Justicia). AHEM, 075.1, 1847,Vol. 149, Exps. 18 y 19. AHEM, 072.6, 1847, Vol. 134, Exp. 9. AHEM.C.078.4, 1849, Vol. 157, Exp. 8.

113«Reformando los artículos 14, 49, 63 y 67 de las OrdenanzasMunicipales, 13 de febrero de 1849», Colección de decretos delcongreso extraordinario, op. cit., pp. 220-221.

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fueron: al ayuntamiento de Toluca se facultabapara imponer una pensión municipal a diversosproductos que entraran a sus terrenos municipa-les (aguardiente, cereales, azúcar, sal, pulque, miel,mantal, hilaza). Se estableció una contribuciónmunicipal anual de cuatro días de ingresos a todapersona que trabajara, para utilizarla en la ma-nutención de escuelas de primeras letras y en elsustento del alumno que tenían la obligación demandar al Instituto Literario. A la municipalidade Tulancingo se le concedieron arbitrios por $800mensuales que se exigirían a comerciantes delicores y pulque. Se concedió el impuesto de tresgranos por arroba, al pulque que se introducíaal pueblo de Huascazaloya. Se Autorizó al ayun-tamiento de Tlayacapa para vender sus casas realese invertir ese dinero en la compra del local parauna escuela.114

Estas contribuciones municipales se auto-rizaban con el fin de mejorar los escasos ingre-sos que se quedaban en las municipalidades. Estosasuntos se discutían en el Congreso a petición delos ayuntamientos, como una medida para tratarde reducir su déficit mensual. Por ejemplo elayuntamiento de Toluca preparó el plan de arbi-trios para aumentar sus ingresos y poder solven-tar su déficit de mil pesos y atender el ramo depolicía; ya que este ramo requería de recursossuficientes para enfrentar las gavillas de «malhe-chores» que rodeaban a Toluca. La pobreza de lamunicipalidad era tal que tenía que pedir pres-tado a particulares para pagar el aceite con quese alumbraba la ciudad o el papel para el nom-bramiento de empleados.115

Los problemas de la hacienda municipal seagravaron cuando las autoridades estatales les

pidieron ayuda económica, particularmente du-rante la época de guerra. El gobernador del es-tado se dirigió al presidente municipal de Tolucapara decirle que teniendo el gobierno estatal quecubrir atenciones urgentes le pedía que deposi-tara en la tesorería general $344, que eran losfondos totales que tenía la municipalidad, encalidad de pronto pago. Orden que fue acatada.116

En materia hacendaria, un problema impor-tante fue la manera de solventar los gastos de lascárceles. El gobernador pidió a los presidentesmunicipales que cooperaran para el sustento delos presos de las cárceles de los partidos. Sinembargo, las municipalidades no podían colaborarcomo se les exigía; tan sólo los ayuntamientos delpartido de Toluca debían $3,985.4, en noviem-bre de 1848, por este concepto. Ante ello, se pi-dió a los hacendados y pequeños propietarios quecooperaran con semillas para el sustento de losreos. La mayoría de ellos donó maíz.117

Los ayuntamientos estaban agobiados porla falta de liquidez para atender los diferentesramos administrativos y para cooperar con losrequerimientos del gobierno estatal, por lo cualbuscaban la autorización de nuevos impuestos,que provocaron reacciones de descontento en lapoblación. El ayuntamiento de Tenango del Va-lle proponía que se repartieran las tierras de co-mún repartimiento (antecedente de la ley dedesamortización de 1856), para que pudiera co-brar un censo perpetuo sobre cada lote de tie-rra. No se autorizó por los problemas de incon-formidad que despertaría en los pueblos. Huboconstantes peticiones de vecinos para que se lescondonaran diversas contribuciones argumentan-do que había un exceso de impuestos y que lascondiciones de intranquilidad pública no lespermitían poder pagarlas.118

114«Autorizando al ayuntamiento de Toluca para que puedaimponer una contribución municipal, 6 de mayo de 1847", «Esta-bleciendo una contribución directa, con la denominación de mu-nicipal, 13 de febrero de 1849», «Concediendo licencia al ayunta-miento de Tlayacapa para vender las casas viejas llamadas reales,12 de octubre de 1848» y «Concediendo al pueblo de Huascazaloyacobrar impuesto por el pulque que se introduce en el pueblo, 14de octubre de 1848», Colección de decretos del congreso extraor-dinario, op. cit., pp. 100, 101, 217-221, 189.

115«El prefecto de Toluca envía al gobernador el plan que pro-pone el ayuntamiento de Toluca para auxiliar sus fondos, 6 de abrilde 1847», AHEM, 073.85, 1847, V. 142, Exp. 19. AHMT, R. 1, C. 12,Exp. 26, 1847, 1, 3.

116«Préstamo de $344 que los fondos municipales hacen al Su-premo gobierno del estado, 10 de diciembre de 1847», AHMT, R. 1,C. 13, Exp. 10, 1848, 1, 4.

117«Relativo al adeudo por alimentos de presos de las munici-palidades, 13 de noviembre de 1848» y «Por la escasez de los fon-dos para la manutención de los reos, 27 de enero de 1849», AHMT,R. 1, C. 13, Exps. 21 y 51, 1848, 1, 4.

118«El prefecto de Tenango del Valle pide reformas a las Orde-nanzas municipales, 22 de noviembre de 1848», AHEM, C.071.7, 1848,V. 131, Exp. 35. «peticiones de condonación de contribuciones,

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Al finalizar 1848, el gobernador MarianoArizcorreta reconocía «el desorden en que se hallala administración de los fondos de propios y ar-bitrios de las municipalidades». Consideraba quecon un reglamento que señalara paso a paso laorganización de los egresos e ingresos se com-pondría esa situación. Eran los primeros pasos delgobierno estatal por tratar de homogeneizar lahacienda municipal, que aún estaba muy lejos delograrse.119

Con los anteriores aspectos municipales sepuede apreciar que el paso del gobierno centralal federal no fue determinante ni marcado. Sesiguió la misma tendencia en cuanto al númerode ayuntamientos, a las funciones de los ayunta-mientos, a su dependencia de las autoridadesestatales, a sus problemas financieros. Tambiénse observaba un dinamismo en la sociedad y enlas autoridades, que se expresaba cuando: ma-nifestaban sus inconformidades para mejorar elgobierno municipal, cuando los habitantes res-pondían a las peticiones de apoyo de sus autori-dades y cuando los ayuntamientos mostraban suiniciativa para atender los ramos administrativosde acuerdo a las necesidades del momento. Es-tas características se manifestaron en la participa-ción de habitantes y autoridades municipales ydistritales en la guerra con las tropas norteame-ricanas.

b) Participación municipal en la guerra

Los prefectos cumplieron activamente durante laguerra con Estados Unidos; cumplían las orde-nes del gobernador Francisco M. Olaguíbel res-pecto de incentivar a los habitantes a participaren la lucha. El prefecto de Toluca, Isidoro Olvera,se dirigió a los conciudadanos por medio de unmanifiesto para invitarlos a inscribirse en lasGuardias Nacionales. Exaltaba el sentimientopatrio haciendo notar que la unión del pueblocon el ejército era una realidad cercana, que

permitiría la «libertad en el interior» del estado y«respetabilidad en el exterior».120

El prefecto del distrito del Este de México,Joaquín Zarco, se dirigió a los habitantes de sujurisdicción y en especial a los subprefectos,después que los norteamericanos se apoderaronde Veracruz, para despertar el espíritu patrio delos pueblos y tomaran una parte eficaz en ladefensa del país. Al igual que el gobernador, elprefecto pedía unión, en lugar de pugnas inter-nas que debían desvanecerse frente al enemigocomún:

Prescindir de querellas domésticas, quenos debilitan y aniquilan para caer iner-mes en las garras del invasor; y daos unabrazo fraternal, combatiendo con valoral frente de nuestro comúnenemigo...Nuestro sufrido ejército y laGuardia Nacional, los ancianos y los ni-ños, el labrador y el sacerdote, todos,todos, guiados por el general Santa Annairán a buscar la muerte, prefiriéndola milveces a la esclavitud, A las armas ¡habi-tantes del distrito a las armas!.121

Ese prefecto también se dirigió a los ayuntamien-tos para que los habitantes a su cargo diera re-cursos de hombres, armas y dinero. Les propo-nía nombrar una comisión que invitara a loshacendados para obtener parte de esos recursoscon semillas y caballos. En cada municipalidadorganizó una «junta patriótica», la cual organiza-ba entre los vecinos donativos voluntarios, paramandarlos a la tesorería general del ejército queoperaba en las fronteras del estado de Veracruz.Se redactó un reglamento para el funcionamien-to de esas juntas que serían organizadas por lasociedad civil, sin participación de las autorida-des.122

marzo- diciembre de 1848», AHMT, R. 1, C. 13, Exps. 5, 8, 9 y 12,1848, 1, 4.

119«Mariano Arizcorreta, gobernador del Estado de México, in-forma las disposiciones que se han tomado con motivo del desor-den en la hacienda municipal, 11 de diciembre de 1848», AHEM,C.200.7, 1848, V. 1, Exp. 25.

120«El prefecto de Toluca dirige un mensaje a los habitantes paraque presten sus servicios a la patria, 22 d septiembre de 1846», AHEM,C.072.4, 1846, V. 133, Exp. 48.

121Joaquín Zarco, prefecto del este de México, hace un llama-do a defender la independencia de la nación, 1 de abril de 1847",AHEM, C.091.7, 1847, V. 186, Exp. 17.

122«Reglamento que la comisión nombrada por la junta populardel distrito de Chalco ha formado para las juntas patrióticas de guerraestablecidas en las municipalidades y territorios del mismo parti-do, 17 de abril de 1847», AHEM, C.091.7, 1847, V. 186, Exp. 17.

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Cuando el ejército invasor avanzaba haciala ciudad de México, la actitud de los prefectosfue más agresiva para sacudir la apatía de algu-nos habitantes ante la aproximación de las tro-pas del país vecino. El prefecto de Toluca hacíaun nuevo llamado a los habitantes para que seunieran en torno de los trabajos del gobiernoestatal:

Habitantes todos del distrito deToluca ; yo sería injusto si no os con-templase animados de iguales sentimien-tos a los míos. Sea la unión y el olvidode nuestras querellas domésticas nues-tra primera línea de defensa contra losyanquis; odio eterno a su raza, el únicosentimiento que abriguen nuestros co-razones; y guerra a muerte la sola ex-presión que profieran nuestros labios.Sí compatriotas, unámonos al derredordel supremo gobierno del estado;aprontemosle todos nuestros recursos,presentémonos sin excepción alguna atomar las armas.123

La respuesta de los habitantes ante las constan-tes iniciativas de las autoridades de los distritosfue importante. De mayo de 1846 a septiembrede 1847, hubo donativos voluntarios de autori-dades y vecinos de varias municipalidades. Aúnestaba vigente el gobierno centralista cuando elgobernador del Departamento de México, endiciembre de 1845, dispuso a los prefectos de losdistritos que organizaran juntas de vecinos parapedirles donativos voluntarios para sostener «losgastos de la guerra de Texas». Se establecía queera la lucha contra el país vecino, porque se te-nía como principal referencia la anexión de Texasa Estados Unidos.

Ante esa iniciativa, los autoridades y habi-tantes de los distritos actuaron de diversas ma-neras, entre mayo y julio de 1846. Algunos conmucho entusiasmo y otros con gran indiferencia.Presentamos los casos de Mextitlán, Texcoco, Tulay Cuernavaca. El prefecto de Mextitlán (Huejutla),

Cristobal Andrade, promovió de mayo a julio de1846, juntas en las municipalidades y juzgados depaz de los partidos de Huejutla, Mextitlán yZacualtipan. En ellas se acordó una «comisiónpatriótica» nombrada por el subprefecto y losjueces de paz, para que se encargara de colectarlas cuotas mensuales que autoridades y vecinosse habían comprometido a aportar mientras du-rara la guerra. El prefecto encabezaba la lista delpartido de Huejutla: cooperaría con el sustentode un soldado de infantería mientras durara laguerra, el subprefecto con dos pesos cada mes yel cura cinco pesos mensuales. La información máscompleta fue la del partido de Mextitlán, cuyasuma ascendió a $577 como cooperación de 130personas, además el cura donó en su nombre yel de sus vicarios $50.124

El prefecto de Texcoco también promovió,en mayo de 1846, los donativos voluntarios enlos partidos de Chalco, Texcoco y Teotihuacan.Este último reunió $34, Chalco $265 y de Texcocono hubo noticia. En todos los pueblos del distri-to de Cuautitlán hubo respuesta favorable logran-do reunir $689.125 La mitad de esa cantidad aportóel distrito de Cuernavaca ($350), aunque el pre-fecto, Ángel Pérez Palacio, hizo una constantelabor de convencimiento entre los habitantes, perosu situación económica era muy limitada. El res-ponsable de la junta de recaudadora de Meacatlándecía: «adjunto la lista de inscripción que prometíexcitando el patriotismo de los vecinos mejoracomodados de esta población, para que men-sualmente contribuyan, según la posibilidad decada uno, para auxiliar los gastos de la guerra deTexas. Tengo el disgusto de que el donativo nohaya correspondido a sus deseos».126

123«Discurso de Manuel Torrija, prefecto del distrito de Toluca,en el cual incita a los habitantes a tomar las armas para defender laindependencia de México, 23 de abril de 1847», AHMT, SecciónEspecial (Gobierno), C. 17, Exp. 894, 1847, 8, 8.

124«Lista de las municipalidades que contribuyen con donativospara sostener la guerra, 25 de mayo de 1846», AHEM, C.091.0-223.8,1846, V. 169, Exp. 12.

125«El Secretario de gobierno del Departamento de México pideal prefecto de Texcoco le informe el estado de los donativos vo-luntarios, 15 de mayo de 1846», AHEM, C.094.9, 1846, V. 190, Exp.30. «El prefecto de Cuautitlán informa lo relativo al donativo vo-luntario con que han contribuido los ciudadanos para auxilio de laguerra de Texas, 3 de julio de 1846», AHEM, C.223.8, 1846, V. 28,Exp. 18.

126«Lista de los ciudadanos que se han comprometido a contri-buir mensualmente para auxiliar los gastos de la guerra de Texas,3 de junio de 1846», AHEM, C.223.8, 1846, V. 28, Exp. 19.

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En contraste, el prefecto de Tula se disculpabacon el Secretario del gobierno del Departamen-to por no haber cumplido con la organización delos donativos para la guerra, porque tenía pocotiempo en su puesto. Únicamente los vecinos delMineral de Jacala habían cooperado por propiainiciativa con $135.127

De los distritos que se comprometieron aseguir cooperando con los donativos mensual-mente podemos mencionar a Huejutla; cuyoshabitantes continuaron dando su cuota dondetodos los meses de 1847. Su cantidad de enero aagosto permaneció alrededor de $600, pero deseptiembre a diciembre fue disminuyendo con-siderablemente hasta quedar en $28, como res-puesta a las constantes derrotas de las fuerzasmexicanas. Para las autoridades y vecinos de estedistrito no fue importante el cambio de gobier-no al federalismo, porque siguieron cumpliendocon su compromiso de ayuda a la guerra adqui-rido durante el centralismo.128

Cuando llegó Olaguíbel al Ejecutivo delestado también pidió apoyo económico de lospueblos y terratenientes de los partidos y distri-tos, combinando los donativos voluntarios con lospréstamos forzosos. Probablemente se tuvo quehacer mayor uso de los segundos, porque lossubprefectos comunicaban al Secretario del go-bierno su confianza en el gobernador y su bue-na disposición para cooperar, pero no mandabansus aportaciones, como en el caso del partido deActopan.129

Las municipalidades del distrito deTemascaltepec sólo cooperaron por medio depréstamos forzosos que solicitó el gobierno es-tatal en noviembre de 1846. Reunieron $1,084 quemandaron a la Administración de rentas del dis-

trito. En la ciudad de Toluca la recolección se hizopor las dos vías, entre febrero y abril de 1847: sereunieron $2,715 por préstamos forzosos y $2,202por donativos voluntarios.130

Además de los problemas para recolectarla ayuda económica, existían problemas en lasoficinas de rentas de los distritos porque llega-ban oficiales armados con ordenes del presiden-te Santa Anna para recoger todos los fondos exis-tentes. Los empleados de las oficinas no los en-tregaban porque tenían órdenes del gobernadorde no hacerlo, ya que eran recursos del estadopara la defensa del estado.131

Cuando las tropas norteamericanas ocupa-ron la ciudad de México, el subprefecto deSultepec manifestaba que los pueblos de su ju-risdicción estaban dispuestos a defender con lasarmas a las fuerzas extranjeras si llegaban a suterritorio; quienes eran los principales promoto-res de la defensa eran los curas:

Muchos sacerdotes han comenzado yaa dirigir a los pueblos exhortacionesdesde el púlpito; les han hecho com-prender todo el peligro que en estos mo-mentos corre ya la religión, y estas ex-hortaciones han producido el mayorentusiasmo en toda clase de personas.Todos se preparan a la defensa, y deestos pueblos podrá tener el gobiernodel estado muchos recursos si sabe dara estos sentimientos patrióticos la con-veniente dirección.132

Tanto autoridades municipales como los habitan-tes tenían el firme propósito de acudir al llama-do del gobernador o por propia iniciativa reali-

127«El prefecto de Tula informa al Secretario del gobierno deldepartamento sobre su incumplimiento en los donativos a la gue-rra de Texas, 26 de mayo de 1846», AHEM, C.095.7-094.3, 1846, V.191, Exp. 14.

128«Cuaderno para el asiento de las partidas de donativos vo-luntarios para la guerra de Texas hecho en la Administración derentas de Huejutla, año de 1847», AHEM, (Hacienda), Vol. 26, Exp.36.

129«los vecinos de Actopan se dirigen al gobierno del Estado deMéxico para manifestarle su sentimiento patriótico, 7 de noviem-bre de 1846», AHEM, C.090.3, 1846, V. 166, Exp. 10.

130«Juan de Molina hace saber que el distrito de Temascaltepecmandó $1,084 para la guerra de Texas, 28 de junio de 1847», AHEM,C.004.29, 1847, V. 26, Exp. 26. «Listas de personas que han dadodonativos voluntarios y préstamos forzosos en Toluca, febrero de1847», AHEM, C.223.8, V. 28, Exps. 22 y 23.

131«Francisco M. Olaguíbel ordena a los administradores de rentasde Texcoco y partidos de Morelos y Acapulco para que entreguenlas cantidades que pide Teodoro Rivera, 20 de junio de 1847», AHEM,C.207.28, 1847, V. 13, Exp. 7.

132Manuel Alas, prefecto de Sultepec, informa que los habitan-tes están en la mejor disposición para dar ayuda a la capital de laRepública, 24 de septiembre de 1847", AHEM, C.091.7-090.3, 1847,V. 186, Exp. 38.

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zar actos de preparación para la guerra. Sin em-bargo, había carencias económicas que impedíanel cumplimiento de sus deseos. Un número con-siderable de habitantes del Mineral del Montehabía organizado su Guardia Nacional pero la faltade armamento les impedía actuar; por lo quepidieron a sus vecinos donativos voluntarios, ennoviembre de 1846, cuya suma ascendió a $144.Los habitantes estaban encabezados por los jue-ces de paz del lugar. Al mismo obstáculo se en-frentaban los ciudadanos que se propusieronorganizar guerrillas, como Remigio Mateos enToluca, quien manifestaba que como las armasmexicanas habían pasado a manos de los norte-americanos, su guerrilla sólo necesitaba de hom-bres decididos a hostilizar al enemigo. Tenía queconfiar más en la habilidad y patriotismo de losintegrantes porque no tenían recursos para tenerarmas.133

A pesar de las malas condiciones de lasimprovisadas tropas del Estado de México tuvie-ron un triunfo en el distrito de Huejutla, en juliode 1847, después de un enfrentamiento con 150hombres de caballería del ejército extranjero, enel río llamado el Calabozo.134

Las principales alteraciones de las munici-palidades se dieron cuando las tropas invasorasocuparon parte o totalmente su territorio. El ayun-tamiento de Toluca, en enero de 1848, se sentíaresponsable de la suerte de la población, ya queal no tener las condiciones para enfrentar a lastropas extranjeras confiaban ingenuamente en labuena conducta de estas tropas, que mostraríancon sus propiedades y personas. Manifestaba elalcalde primero, José María Díaz Noriega:

¡Toluqueños! Si la ciudad no se hallarasin armas ni defensa, vuestros Capitula-res, en cuyos pechos arde la pura antor-cha del patriotismo y de la libertad, os

excitarían como buenos mexicanos alsostenimiento de la nacionalidad ofendi-da. Mas ya que sucesos que no nos hasido dable evitar nos fuerzan a repre-sentar un papel pasivo en este dramalamentable, consolaos con la idea de quelas tropas que van a ocupar la ciudad,son las tropas de una nación civilizada,y que el honor y respeto que se deben así mismas, les impedirá entregarse a ver-gonzosos excesos, ajenos de la ilustra-ción del siglo y del buen nombre de laRepública a que pertenecen.135

De manera pacífica también los habitantes deldistrito del Oeste de México vieron entrar en suterritorio a las tropas norteamericanas: enHuehuetoca entraron 300 hombres y 100 hom-bres de caballería en Zumpango. En cambio enel partido de Taxco, el prefecto organizó un re-cibimiento agresivo con las fuerzas de Iguala, deTlacotlalpan y de Zacualpan, estas últimas lasenviaba el general Juan Álvarez. Sin embargo, alquedarse el enemigo en Cuernavaca se regresa-ron esas fuerzas a sus lugares de origen.136

La ocupación de Cuernavaca, de febrero ajulio de 1848, provocó constantes quejas de pro-pietarios de fincas, que veían deterioradas suspropiedades, porque las ocuparon las fuerzasenemigas. En los distritos de Texcoco y Tulancingohubo varias quejas de robos denunciadas por losvecinos afectados, que acusaban a gavillas inte-gradas por norteamericanos y mexicanos. Ladelincuencia interna del país se combinó con lainvasión extranjera, para incrementar la insegu-ridad pública. Esta unión se dio cuando las tro-pas invasoras abrían las cárceles para dejar salira los presos.137

133«Vecinos del Mineral del Monte solicitan armas para la guar-dia de dicho mineral, 26 de noviembre de 1846», AHEM, C.091.7-095.2, 1846, V. 186, Exp. 6. «Se faculta a Remigio Mateos para orga-nizar una guerrilla en el distrito de Toluca, 23 de abril de 1847»,AHEM, (Policía rural) G.Gu. Pr., V. 1, Exp. 5, 1847.

134«Cristobal Andrade, prefecto de Huejutla, informa que el ejércitomexicano derrotó al ejército invasor, 14 de julio de 1847», AHEM,C.091.7, 1847, V.186, Exp. 23.

135«El ayuntamiento de Toluca, con motivo de la próxima ocu-pación de la ciudad por las tropas norteamericanas les pide a losciudadanos que tengan confianza en el cuerpo municipal, 7 de enerode 1848», AHEM, C.090.1-074, 1848, V. 165, Exp. 6.

136«El subprefecto de Zumpango le comunica al Secretario derelaciones que han llegado a Huehuetoca cerca de 400 hombresde las fuerzas extranjeras, 24 de febrero de 1848", AHEM, C.074.4,1848, V. 146, Exp. 18. «El prefecto de Taxco informa las medidasque tomó para defender la cabecera de su municipalidad, 17 defebrero de 1848», AHEM, C.074.2, 1848, V. 145, Exp. 11.

137«Luis Colín, prefecto de Tulancingo informa que las fuerzasnorteamericanas desocuparon la ciudad e Pachuca, 14 de junio de1848». AHEM, C.091.7, 1848, V. 186, Exp. 46. «El prefecto de Texcoco

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La participación de habitantes y autorida-des en las municipalidades fue constante aunquedesigual en la lucha contra las tropas norteame-ricanas. Dependió en gran medida de la actitudde los prefectos y subprefectos, quienes tomaronel papel de líderes en la organización militar yen la recolección de recursos económicos. En lamayoría de los casos actuaron acatando órdenesdel gobernador, pero también se presentaroncasos de apoyo voluntario.

La actuación de las municipalidades, espon-tánea u obligada, se hizo evidente desde mayode 1846 hasta mediados de 1848. Las aportacio-nes económicas y la colaboración de hombres nofueron suficientes para los requerimientos de laguerra, pero demostraban que a pesar de la apa-tía de algunos vecinos, de la carencia de líderesnaturales y de falta de espíritu nacional, los ha-bitantes y ayuntamientos cooperaron. Éstos sevieron afectados en sus ingresos, en sus propie-dades y en las prestación de servicios públicos.

Las municipalidades sintieron la tensiónentre el gobierno estatal y el federal, por el con-trol de los recursos. En los lugares donde suce-dió actuaron en apoyo del estatal, lo que impli-caba que tenían mayor sentido de unidad e iden-tificación con lo que era el Estado de México;aunque la actuación hostil de los distritos del Surdel estado confirman que no estaba totalmenteestructurada la entidad federativa.

La guerra contra Estados Unidos significa-ba en el ámbito municipal atentar contra su reli-gión, alterar la seguridad pública, atropellar susderechos territoriales y transformar su realidadinmediata. No había cuestionamientos sobre losorígenes de la lucha y lo que significó la pérdidade la mitad del territorio nacional. Sólo se habla-ba de la exaltación del «patriotismo» cuando lasautoridades municipales y distritales queríanmotivar a la sociedad civil para luchar por man-tener su cotidianidad y para obedecer a las auto-ridades estatales. Se defendía la «patria» para de-

informa que una gavilla asalta en Chicoloapan, 12 de marzo de 1848»,12 de marzo de 1848", AHEM, C.074.9, 1848, V. 148, Exp. 17.»Elalcalde primero de Cuernavaca extiende certificados de daños su-fridos en diversas propiedades, 9 de julio de 1848", AHEM, C.221.1,1848, V. 21, Exp. 2.

fender los derechos ancestrales al trabajo, a latierra, a la religión, a la vida. Los pueblos se con-vertían en espectadores de una lucha que juzga-ban ajena a su «patria», hasta que atacaba direc-tamente sus intereses.

CONCLUSIONES

Este trabajo examinó la situación de un estadode la República en un momento de guerra, entreel país al que pertenecía y los Estados Unidos.Era un momento caótico para la política internadel país: por un lado el poder federal tratandode adquirir fuerza para consolidarse, como cabezade un sistema de gobierno, y por el otro las entida-des federativas buscando la unificación de lasdecenas de municipalidades que los integraban.En especial el Estado de México no quería cederni un ápice el poder político y económico queestaba logrando con esfuerzos. De ahí, que lastensiones y conflictos entre los ámbitos de gobier-no fueran constantes.

El gobernador y el Congreso estatal estu-vieron dispuestos a cooperar en la defensa delpaís, siempre y cuando el presidente de la Re-pública respetara su autonomía como parte dela confederación mexicana. Esta actitud era pro-ducto de que a nivel estatal fue claro el cambiode sistema de gobierno del centralismo alfederalismo; no así en el nivel municipal, dondese presentaron mayores continuidades.

Ni en el ámbito nacional ni en el estatalhabía un ejército que respondiera a las necesi-dades de la nación. El ejército existente tambiénera producto de la lucha por el poder político.No pudieron enfrentarse con éxito a los norte-americanos porque, además de su inferioridad enarmamento, era su preparación para pequeñasluchas entre similares, para quitar o elevar a unapersona a un puesto gubernativo. No había pre-paración militar para defender al país, ¿qué sig-nificaba defender el territorio nacional cuandoúnicamente habían vencido a políticos? Tambiénfracasaron las guerrillas a nivel nacional, porquesus integrantes sólo triunfaban cuando defendíansus localidades o sus inmediaciones.

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Se combinaron los problemas políticos, conla carencia de recursos económicos y con la fal-ta de cohesión social de los habitantes más alláde las fronteras municipales o estatales. Por estacompleja conjunción de factores, los habitantesy autoridades del Estado de México (con excep-ción del gobernador Francisco M. Olaguíbel)participaron en la guerra queriendo evitar la in-vasión en su territorio, mas no con el afán detriunfar completamente sobre el ejército extran-jero y expulsarlo de los otros estados invadidos.La derrota de las fuerzas mexicanas y los conse-cuentes tratados de paz representaron la opor-tunidad de continuar con sus prácticas de gobier-no estatales y municipales y con la posibilidadde alcanzar sus ideales de unión política y mejo-ramiento económico. Objetivos que no se aban-donaron aunque se estaba participando en lalucha.

El Lic. Olaguíbel tenía una convicción fir-me sobre el federalismo que aspiraba para el país,que muy pocos hombres de su tiempo tenían.Convicción que se complementaba con la nece-sidad de contemplar a México como una nación.Para él la guerra iniciada por Estados Unidos síera una agresión a la nación, a la que se debíadefender, por ello estuvo dispuesto a participaren la defensa, contrariamente a lo que opinabanlas autoridades federales.El sistema confederal que se trataba de aplicar enesos momentos con la segunda República fede-ral estaba muy lejos de tener las bases políticasde respeto y consolidación de los tres niveles depoder, que Olaguíbel y los federalistas radicalespretendían. Una manifestación tangible fue lareacción de los diferentes ámbitos gubernamen-tales en la guerra.

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