el espíritu de verdad (conferencia) mercedes cruz
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EL ESPÍRITU DE VERDAD (CONFERENCIA MERCEDES CRUZ)TRANSCRIPT
EL ESPÍRITU DE VERDAD
14/02/2014 Mercedes Cruz
Queridos amigos, hola buenas noches, Dios es infinitamente majestuoso en sus
creaciones, si miramos el Universo vemos que está animado por una vida
poderosa y esta vida, vibra como un arpa bajo la acción divina.
Las radiaciones del pensamiento lo cruzan en todas las direcciones,
transmitiendo los mensajes de Espíritus a Espíritu a través de la vasta
extensión. Dios llena el Universo con su presencia, lo alumbra con Su luz y
reanima con Su amor.
La existencia de Dios es afirmada por todos los Espíritus elevados. Los que han
estudiado el espiritismo filosófico, saben que todos los grandes Espíritus,
aquellos que con sus enseñanzas reconfortaron nuestras almas, endulzado
nuestras miserias y sostenido nuestros desfallecimientos afirman
unánimemente, proclamando y reconociendo a la suprema inteligencia que
gobierna a los seres y los mundos. Dicen que esta Inteligencia se revela más
esplendorosa y sublime a medida que se ascienden los peldaños de la vida
espiritual.
No todas las inteligencias han llegado al mismo grado de evolución; no todas pueden ver y comprender de la misma manera y en el mismo sentido. Por eso hay tantas opiniones sobre Dios, tantas creencias. La posibilidad que tenemos de comprender, de juzgar, de discernir, se desarrolla lentamente en nosotros, en el transcurso de los siglos, de las existencias. Nuestros conocimientos, nuestra comprensión de las cosas, se completan y aclara a medida que nos vamos elevando en la escala inmensa de los renacimientos. Es cosa sabida: que el que está al pie de una montaña no puede ver lo que
contempla el que se halla en la cumbre. Pero prosiguiendo su ascensión, el uno
ha de llegar a ver las mismas cosas que el otro. Igualmente le sucede al
espíritu en su ascensión gradual. El Universo se le revela poco a poco; a medida
que su capacidad para comprender sus leyes se desarrolla y engrandece.
Emmanuel, en su mensaje, nos conclama al amor y al respeto mutuo, según
“las leyes del bien que Jesús nos lego”. Amor y respeto no quieren decir
anulación del discernimiento y de la personalidad, quiere decir comprensión.
Precisamos amar, comprender y respetar a los otros, más siempre recordando
el respeto que debemos al Espíritu de Verdad y a la doctrina que el nos lego. La
primera señal de obsesión en un espirita, en un adepto a la doctrina, es su
liviandad en la aceptación de las fabulas que desfiguran la enseñanza de los
espíritus del Señor, la falta de respeto para con el Espíritu de la Verdad.
Los espíritus más cercanos a Dios por su perfección e imbuidos del
pensamiento divino, pueden ser sus transmisores. En cuanto a los reveladores
encarnados, según el orden jerárquico al que pertenezcan y el grado de su
sabiduría personal, pueden extraer las instrumentaciones de sus propios
conocimientos o recibirlas de espíritus más elevados, es decir, de los
mensajeros directos de Dios. Éstos, al hablar en nombre de Dios, pueden haber
sido confundidos con Dios mismo.
Estas comunicaciones nada tiene de extrañas para quienes conocen los
fenómenos espíritas y la manera en que se establecen los contactos entre
encarnados y desencarnados. Las instrucciones pueden transmitirse de
diversos modos: por medio de la inspiración pura y simple, por la audición de
palabras o por la visión de espíritus instructores, en visiones y apariciones, ya
sea en sueños o en estado de vigilia. En la biblia, el evangelio y los libros
sagrados de todos los pueblos, encontramos numerosos ejemplos al respecto.
Es, pues, rigurosamente exacto decir que la mayor parte de los reveladores son
médiums, sensitivos, auditivos o videntes, lo que no significa que todos los
médiums sea reveladores y menos aún que sean intermediarios directos de
Dios o de sus mensajeros.(Génesis)
Sólo los espíritus puros reciben la misión de transmitir la palabra de Dios,
pues hoy sabemos que los espíritus están lejos de ser todo perfectos y que
algunos intentan aparentar lo que no son, razón por la cual San Juan ha dicho:
“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios”
(Primera Epístola Universal de San Juan Apóstol 4:1).
El carácter esencial de la revelación divina es el de verdad eterna. Toda
revelación factible de error o sujeta a modificaciones no emana de Dios. Lo que
caracteriza a la Revelación Espírita es que su origen pertenece a Dios, la
iniciativa a los espíritus y su elaboración es obra del hombre.
El Espiritismo cumple con todas las promesas de Cristo cuando anunció al
Consolador. Y como es el Espíritu de Verdad quien preside este importante
movimiento regenerador, la promesa de su llegada se ve plenamente cumplida,
ya que él es el verdadero consolador.
En ((San Juan, 14:15 a 17 y26) encontramos las palabras de Jesús “Si me
amáis, guardad mis mandamientos. Y yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre; el Espíritu de Verdad, al
cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve, ni lo conoce; pero vosotros le
conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. [...] Mas el
Consolador, Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”.
“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuere,
el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él
venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de Juicio. De pecado, por
cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más;
y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. Aún tengo
muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando
venga el Espíritu de Verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará
por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las
cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo
hará saber” (San Juan, 16:7 a 14).
Esta profecía es, sin duda, una de las más importantes desde el punto de vista
religioso, ya que constata de la manera menos equívoca posible que Jesús no
dijo todo lo que tenía que decir, si no hubiese sido comprendido, ni siquiera por
sus apóstoles, siendo que es a ellos a quienes se dirige. Si les hubiera dado
instrucciones secretas, las hubieran mencionado en el Evangelio. Siendo que no
dijo todo a sus apóstoles, sus sucesores no pudieron saber más que éstos;
pudieron confundir el sentido de sus palabras, dar una falsa interpretación a
sus pensamientos, a menudo velados tras la parábola. Las religiones basadas
en el Evangelio no pueden considerarse, entonces, en posesión de la verdad
íntegra, ya que él habló de completar sus instrucciones ulteriormente. Sus
principios de inmutabilidad desmienten a las mismas palabras de Jesús.
Anuncia como Consolador y Espíritu de Verdad a quien enseñará todas las
cosas y recordará lo que él ha dicho: entonces su enseñanza no era completa; es
más, prevé que habrá olvidado y desnaturalizado de lo que él dijo, ya que el
Espíritu de Verdad hará recordar, y, en comunidad con Elías, restablecerá
todas las cosas, es decir, según el verdadero pensamiento de Jesús.
¿Cuándo vendrá este nuevo revelador? Es muy evidente que, si en los días en
que Jesús hablaba los hombres no eran capaces de comprender las cosas que le
quedaban por decir, en pocos años no podrían éstos adquirir los conocimientos
necesarios. Para comprender ciertas partes del Evangelio, con la excepción
hecha de los preceptos morales, eran imprescindibles conocimientos que sólo el
progreso científico podía aportar y que debían ser obra del tiempo y de
numerosas generaciones. Si el nuevo mesías hubiese venido poco tiempo
después que Cristo, hubiere hecho más que él. Ahora bien, desde Cristo hasta
nuestros días no se produjo ninguna revelación importante que haya
completado al Evangelio o que haya elucidado los párrafos oscuros, señal ésta
que evidenciaría la aparición del Enviado.
¿Quién debe ser ese Enviado? Al decir Jesús: “Yo rogaré al Padre, y os dará otro
Consolador”, indica con claridad que no se trata de él mismo, pues de ser así
hubiese dicho: “Volveré a completar lo que les enseñé.” Además agrega: Para
que esté con vosotros para siempre y en vosotros. Tal cosa no podría
entenderse de una individualidad encarnada, que no puede permanecer
eternamente con nosotros y aún menos estar en nosotros; pero se explica, muy
bien, tratándose de una doctrina que, en efecto, una vez asimilada, puede estar
eternamente en nosotros. El Consolador es entonces, en el pensamiento de
Jesús, la personificación de una doctrina soberanamente consoladora y cuya
fuente de inspiración debe ser el Espíritu de Verdad.
El Espiritismo presenta, como ha sido demostrado (cap. I, n.º 30), todos los
caracteres del Consolador prometido por Jesús. No es, en absoluto, una doctrina
individual, una concepción humana; nadie puede decirse su creador. Es el fruto
de la enseñanza colectiva de los espíritus presididos por el Espíritu de Verdad.
No suprime nada del Evangelio: lo completa y aclara.
En el libro FILOSOFIA ENCICLOPEDICA UNIVERSAL Tomo I, aparecen
manifestaciones frecuentes del Espíritu de Francisco Xavier a partir del 9 de
febrero de 1910.
El 12 de abril de 1910 se dieron varios fenómenos espiritistas con presencia de
hermanos de luz y otros pidiendo ayuda. Es el caso de la Hna. Rosa Tuso que al
momento de recibir la luz por el odio que tenia a sus padres, la monja y el cura
que la violó se le acerca un espíritu y le pregunta: ¿ ves aquel grande espíritu
que a su alrededor hay tantos millones de luces? Ese es Francisco Xavier, a
quien te recomienda el hermano, es el Espíritu de Verdad....”
Podemos notar que es una de las primeras alusiones que se hace de Francisco
Xavier relacionado con el Espíritu de Verdad, en vida del Maestro JOAQUIN
TRINCADO.
Posteriormente. El maestro Joaquín Trincado hace un comentario de una
comunicación del 06 de julio de 1910 en los siguientes términos: “... pero
tampoco dudéis que para comprenderlo, dicho por el Espíritu de Verdad, es
preciso también estar en el grado de comprensión necesaria de las leyes
todas...”
El Espíritu de Verdad, según estudiosos del Espiritismo y el propio Kardec nunca ha
sido revelada, solo sabemos que es un Filosofo famoso de la Antigüedad diversos
estudios lo demuestran y vamos a ver algunos de ellos.
La primera manifestación ostensiva del Espíritu de Verdad al profesor
Hippolyte Léon Denizard Rivail ocurrió en su casa el día 25 de marzo de 1856 a
través de golpes.
El relato que sigue se basa en las propias palabras del Codificador del E
Espiritismo.
El 25 de marzo de 1856 estaba Allan Kardec en su escritorio, trabajando en la
preparación de El Libro de los Espíritus cuando oyó repetidos golpes en la
pared. El procuró, sin éxito, buscar la causa de los ruidos y volvió a su trabajo.
Su mujer, Amelia, entrando pasado casi diez horas en el escritorio, escucho los
mismos ruidos. De nuevo, procuraron localizar la causa del barullo, sin ningún
resultado, y las cosas se fueron repitiendo de tal modo que bastaba que Kardec
volviera a la tarea y los golpes se volvían a repetir volviéndose a oír en
diferentes puntos de la sala.
Al día siguiente, en la reunión que se realizaba en casa del Sr. Budín, Kardec
pidió a los Espíritus la explicación para ese hecho.
Allan Kardec transcribió en “Obras Póstuma” el dialogo mantenido en aquella
sesión, donde el preguntaba acerca de aquellos golpes comenzando de la
siguiente manera:
¿En primer lugar narro los hechos acontecidos en su casa, y pregunto si
sabrían decirle la causa de esos golpes que se hicieron oír con tanta
insistencia?
_ Era tu espíritu familiar.
-¿Con qué fin daba esos golpes?
-Quería comunicarse contigo.
-¿Podríais decirme que quería él de mi?
Puedes preguntarle tú porque está aquí.
Espíritu familiar mío, quien quiera que seas, os agradezco el que hayáis venido
a visitarme. ¿Queréis tener la bondad de decirme quien sois?
-Para ti llámame la Verdad, y todos los meses, durante un cuarto de hora,
estaré aquí a tu disposición.
-¿Entonces, cuando golpeabas, mientras yo trabajaba, tenéis alguna cosa en
particular que decirme?
-Lo que yo tenía que decirte es sobre el trabajo que hacías. Lo que escribías me
desagradaba y yo quería hacerte parar de escribir.
Vuestra desaprobación versaba sobre el capitulo que yo escribía, o sobre el
conjunto del trabajo?
Sobre el capítulo de entonces, yo hago juicio de el. Vuelve a leerlo esta noche y
reconocerás los errores y los corregirás.
-Yo mismo no estaba muy satisfecho con ese capítulo y lo volví hacer hoy. ¿Está
mejor?
Está mejor, más no del todo bien. Lee desde la tercera a la trigésima línea y
reconocerás un grave error.
Rompí lo que había escrito antes.
No importa. Esa inutilización no impide que subsista el error. Vuelve a leerlo y
lo verás.
Jobard y Sansón ven al Espíritu de Verdad –Dos años después, Kardec escribiría
en una de sus obras: “He interrogado a ese Espíritu, el se dio a conocer bajo un
nombre alegórico (yo supe, después, por otros Espíritus, que era el de un
ilustre filosofo de la Antigüedad). “(Instrucciones Practicas sobre las
Manifestaciones Espiritas, Edicel, pp.227 y 228.)
A respecto del asunto, vale la pena consultar el volumen de la Revista Espirita
de 1862, pp. 72 y 172, tambien como el libro “Kardec, Hermanas Fox y Otros”,
de Jorge Rizzini, p. 11 y 12, después de hacerlo será fácil concluir, con el apoyo
en el que el propio Codificador registró:
1º.El Espíritu de Verdad no es Jesús, más si un Espíritu familiar de Allan Kardec.
Como sabemos, la expresión “Espíritu familiar” está definida con claridad en la
obra de la codificación, que nos enseña, en la cuestión 514 de El libro de los
Espíritus que el espíritu familiar es alguien de la familia espiritual, es “amigo
de la casa”.
2º. El Espíritu de Verdad fue un filosofo en la Antigüedad, cuyo verdadero
nombre terreno el no quiso declarar, probablemente porque su divulgación no
traería a la obra en curso ningún provecho. Recordemos tambien que el
Codificador, al firmar sus obras espiritas, ocultó su verdadero nombre,
entendiendo que usarlo no traería ventajas al trabajo y podría incluso
perjudicarlo.
3º. El Espíritu de Verdad no es una pleya, una falange, una reunión de Espíritu
superiores, más si una individualidad espiritual, lo que puede ser comprobado
cuando Jobard y Sansón, entonces desencarnados, afirmaron haberlo visto en
el recinto Sociedad Parisiense de Estudios Espíritas. Por otra parte, en
referencia a ese Espíritu, Kardec escribió:”la cualificación de Espíritu de
Verdad no pertenece sino a uno solo, y puede ser considerada como un nombre
propio. Está especificada en el Evangelio. Además, ese Espíritu se comunica
raramente y apenas en circunstancias especiales. “ (Revista Espirita de 1866,
pág. 221).
4º. Kardec jamás entendió o dio a entender que ese Espíritu fuese el propio
Jesús, un equívoco que ha sido repetido por autores y conferenciantes espiritas,
sin ningún fundamento. Para los que dudan de lo que ahora decimos invitamos
a que lean el comentario que Kardec hizo a propósito de la comunicación
atribuida a Jesús, inserta en el ítem del cap. XXXI de El Libro de los Mediums.
De hecho en el apartado donde hay un mensaje atribuido a Jesús, a
continuación hay una nota donde dice:
Esta comunicación, obtenida por uno de los mejores médiums de la Sociedad
Espírita de París, está firmada con un nombre que el respeto no nos permite
reproducir sino bajo toda reserva, tan grande sería el insigne favor de su
autenticidad y porque se ha abusado demasiado de él en las comunicaciones
evidentemente apócrifas; este nombre es el de Jesús de Nazaret.
No dudamos de ningún modo que pueda manifestarse; pero si los Espíritus
verdaderamente superiores no lo hacen sino en circunstancias excepcionales,
la razón nos impide creer que el Espíritu puro por excelencia responde al
llamamiento de cualquiera; en todo caso habría profanación en atribuirle un
lenguaje indigno de él.
Por estas consideraciones nos hemos abstenido siempre de publicar nada que
lleve este nombre; y creemos que no se podría ser bastante circunspecto en las
publicaciones de esta clase, que sólo tienen autenticidad por el amor propio, y
que el menor inconveniente es de proporcionar armas a los adversarios del
Espiritismo.
Como hemos dicho, cuanto más elevados están los Espíritus en la jerarquía,
tanta más desconfianza debe haber en aceptar su nombre; sería menester
estar dotado de una grande dosis de orgullo para vanagloriarse de tener el
privilegio de sus comunicaciones y creerse digno de hablar con ellos como con
sus iguales. En la comunicación antecedente, no hacemos constar sino una
cosa: la superioridad incontestable del lenguaje y de los pensamientos, dejando
a cada uno el cuidado de juzgar si aquel cuyo nombre lleva la desmentiría.
Volviendo a la individualidad del Espíritu de Verdad, tema que jamás fue
motivo de duda entre Kardec y sus seguidores, es interesante recordar las
anotaciones de dos amigos del Codificador, expresos en reuniones realizadas
en la Sociedad Parisiense de Estudios Espiritas.
Después de su desencarnación, el Sr, Jobard, cofrade y amigo intimo de Kardec,
se comunico varias veces en la Sociedad Parisiense de Estudios Espiritas, de
cuyas sesiones participaba entonces con frecuencia, en la condición ahora de
Espíritu liberado de las huestes físicas.
El 11 de noviembre de 1861, Kardec hace la siguiente pregunta a su amigo:
¿Ved los Espíritus que aquí están con nosotros?, Jobard, valiéndose de la
médium Sra. Costel. Respondió lo que sigue:
“Veo, principalmente, a Lázaro y Erasto; después, más apartado, al espíritu de
Verdad, flotando en el espacio; después una multitud de Espíritus amigos que
os rodean, agradecidos y benevolentes”. (Revista Espirita de 1862, pag 72.)
Prácticamente seis meses después, el 2 de mayo de 1862, el Sr. Sansón, amigo y
compañero de Kardec en la Sociedad Espirita de Paris, recientemente
desencarnado, tambien describía, a pedido del Codificador, el ambiente
espiritual de la Sociedad en el momento de las reuniones. Y parte del dialogo
que se recibió es el siguiente:
Kardec pregunta: ¿Entre los Espíritus que aquí se hallan veis a nuestro
presidente espiritual San Luís?
Sansón responde: “Está siempre a vuestro lado y, cuando se ausenta, sabe
siempre dejar a un Espíritu superior, que lo substituye.”
Kardec. ¿Veis a otros espíritus?
Sansón: Perdón: el Espíritu de verdad, San Agustín, Lamennais, Sonnet, San
pablo, San Luís y otros amigos que evocáis están siempre en vuestras sesiones.
(Revista Espirita de 1862, pág. 172) (M. B.O)
Jesús promete otro Consolador; es el “Espíritu de la Verdad”, que el mundo no
conoce aún, porque no tiene la suficiente madurez para comprenderle y que el
Padre enviará para enseñar todas las cosas y para recordar lo que Cristo dijo.
San Juan, Cap. XIV, vers. 15, 16, 17 y 26.
Sí, pues, el Espíritu de Verdad debe venir más tarde a enseñar todas las cosas, es
porque Cristo no lo dijo todo: si viene a recordar lo que Cristo dijo, es porque lo
habrán olvidado o comprendido mal. Allan Kardec, El evangelio según el
espiritismo. Capítulo VI.
En el Evangelio Según el Espiritismo hay un mensaje muy reconfortante en el
capítulo VI, párrafo Nº 6:
“Vengo a instruir y a consolar a los pobres desheredados. Vengo a decirles que
eleven su resignación al nivel de sus pruebas; que lloren, porque el dolor ha sido
consagrado en el Huerto de los Olivos; pero que esperen, pues los ángeles
consoladores vendrán también a enjugar sus lágrimas.
“Obreros trazad vuestro surco; recomenzad al día siguiente la afanosa labor de la
víspera; el trabajo de vuestras manos proporciona el pan terrestre a vuestros
cuerpos, pero vuestras almas no están olvidadas; y yo, el divino jardinero, las
cultivo en el silencio de vuestros pensamientos. Cuando haya sonado la hora del
reposo, cuando el hilo de la vida se os escape de entre las manos y vuestros ojos se
cierren a la luz, sentiréis surgir y germinar en vosotros mi preciosa semilla.
Nada se pierde en el reino de nuestro Padre, y vuestros sudores y miserias forman
el tesoro que os hará ricos en las esferas superiores, donde la luz reemplaza a las
tinieblas y donde el más desnudo de entre vosotros será quizás el más
resplandeciente. – EL ESPÍRITU DE VERDAD (París, 1861)
El Espíritu de Verdad, hace entrada de forma gloriosa y pletórica, de la mano
de Allan Kardec y de la falange de espíritus colaboradores de la Obra del
Maestro Jesús, para dar inicio a la era del esclarecimiento y la comprensión del
porqué y para qué estamos aquí. Ha llegado la era de la Luz y el Entendimiento,
del Amor y la Caridad. No hay mayor amor y caridad que la de hacernos
conscientes de cuál es nuestro porvenir, de iluminar nuestras conciencias para
que aceptemos cada uno de nosotros nuestra misión en la Tierra, y como
buenos jornaleros acabemos nuestros días con la sana conciencia de haber
hecho cuanto estaba en nuestra mano.
El espiritismo como doctrina, comienza con Allan Kardec, pero no termina con
él. El Espíritu de Verdad, sigue con nosotros. El Consolador Prometido, tiene que
continuar con su trabajo, que no olvidemos y no descuidemos es como dice el
encabezado de este artículo, viene a enseñar todas la cosas. Mucho nos enseñan
las obras de Allan Kardec, son la base, son los cimientos y parte de un edificio
deslumbrante, no nos cansaremos de beber de esa fuente de conocimiento y
razonamientos, pero el espiritismo, como doctrina no termina ahí, muchos
otros grandes filósofos, vivos y muertos, tomaron el relevo y continuaron la
obra, con la inestimable labor y colaboración de los médiums, de todo tipo, en
especial los escritores que han vertido multitud de obras, relatos; ampliando y
descorriendo mucho más el velo de lo que estaba oculto. Podemos por tanto
distinguir varias fases en el trabajo desarrollado por el espiritismo, y por ende,
del espíritu de verdad.
Primera fase: Sería la de la irrupción de los llamados fenómenos espiritistas en
aquellos momentos, que la doctrina clasifica como fenómenos de efectos físicos,
los cuales eran tan prominentes y numerosos que llamaron la atención de un
gran número de público. Este tipo de mediúmnidad con el tiempo se ha ido
extinguiendo, cumplió su función en el momento oportuno y era la forma más
rápida y apropiada para llamar la atención y dar a conocer que en efecto existe
algo más después de la vida física. Una vez cumplido su objeto desaparece casi
por completo.
Segunda fase: Es la de la comprensión y racionalización de dichos fenómenos,
entrando aquí de lleno la figura del propio maestro Allan Kardec, el cual se
encargó de investigar, estudiar y catalogar los mismos, con su espíritu crítico y
de análisis y de llegar siempre a la verdad, hasta las últimas consecuencias.
Allan Kardec supo distinguir los fenómenos verdaderos de los que eran puro
fraude y mistificación, hechos que siempre han sucedido, supo descartar a los
falsos médiums de los auténticos y tuvo la iniciativa de sacarle el máximo
provecho a estos fenómenos. Así llegamos a la tercera fase.
Tercera fase: El Espiritismo como filosofía ya no se ocupa de experimentar y de
verificar que tras las manifestaciones de los espíritus, con sus efectos sobre la
materia, existe todo un mundo y un sinfín de misterios por descubrir, sino que
pone todo su empeño en elaborar con la inestimable colaboración de los
espíritus la Codificación, que recorre, en sus diferentes obras, todos los
pormenores y conocimientos que nos son necesarios, de acuerdo ya a nuestro
nivel intelectual y a las necesidades de evolución. La obra de Allan Kardec es
extraordinaria, sin dejar a un lado la aportación de León Denis y otros autores
que simultáneamente difundieron y fueron sembrando los conocimientos por
doquier, los cuales bebieron todos de la misma fuente, puesto que su
compromiso era el mismo.
Cuarta fase: Una vez asentada la nueva doctrina, se necesita que tenga
continuidad, que nuevos actores entren en escena y se comprenda que no ha
sido flor de una época, ni que han significado hechos aislados en el tiempo, sino
todo lo contrario. El espiritismo con el paso del tiempo ha ido expandiéndose
por todos los rincones de nuestro mundo, han aflorado facultades de
mediúmnidad, ya no tan rústicas o elementales como aquellas de los primeros
tiempos, sino que han dado lugar a facultades de tipo artístico e intelectual, las
de escritura que van poco a poco dándonos a conocer con más detalle cómo es
la vida en los planos espirituales, haciendo mención especialmente las que van
ampliando la doctrina, haciéndonos cada día más conscientes de cuál es
nuestra responsabilidad en la vida. Luego podemos comprender que ha habido
una ampliación y desarrollo constante, el espiritismo no está parado, como no
puede ser de otra forma. Si no fuese así diríamos que los espíritus nos han
abandonado, que el Espíritu de Verdad no tiene nada más que ofrecernos,
¿Acaso ya nos ha enseñado todo? No, ni mucho menos, apenas estamos
comenzando, El Espíritu de Verdad ya nunca se va a marchar porque será a
través de la mediúmnidad y por medio de sus espíritus de orden elevado que
continuamente nos irá transmitiendo y lanzando nuevas nociones de entender
la vida y el progreso. A medida que la humanidad evoluciona, más contacto con
las esferas superiores y más conocimientos llegarán hasta nosotros.
Quinta fase: Transición Planetaria; es en la que nos encontramos ahora, y es la
culminación del trabajo del Consolador Prometido en la Tierra como mundo de
expiación y prueba. Es la hora de que sepamos en qué momento de la evolución
nos encontramos. Todas las etapas anteriores han servido para llegar aquí. No
hay nada casual. Como ya podemos entender por los conocimientos que nos
han traído autores como Emmanuel, André Luiz, y tantos otros, por intermedio
de los médiums especializados. Los espíritus comprometidos con la obra de
Dios no dejan nada al azar, nada escapa a sus objetivos; ellos van siempre por
delante y saben cómo elaborar un programa de desarrollo y progreso para la
humanidad; saben cómo ir dándonos poco a poco aquello que podemos
asimilar y que se ajusta a las necesidades evolutivas de la mayoría de la
humanidad.
La labor de Allan Kardec y la pléyade de colaboradores, unos en la Tierra y
otros en el espacio, fue perfecta, pero no pudieron decirlo todo, dejaron
entrever un halo de nuevos conocimientos destinados para una próxima etapa,
y por eso advirtieron que el Espíritu de Verdad permanecería siempre con
nosotros, para ir abriendo camino y ofrecernos nuevas orientaciones. Véase en
este sentido los contenidos que vierte Allan Kardec en la obra El Génesis, cap.
XI, “Emigraciones e inmigraciones de los espíritus.” Todavía hoy, muchos de los
conocimientos más básicos que nos aportó la doctrina gran parte de la
humanidad no ha sido capaz de asimilar y entender. ¿Cómo pretender entonces
que Allan Kardec se hubiera adelantado a su tiempo aclarando completamente
los misterios que aluden directamente a la “transición planetaria”, al fenómeno
ovni-extraterrestre, por ejemplo y a otras cuestiones? No era posible en ese
momento, hubiera sido muy prematuro, y la obra hubiera tenido muchos más
impedimentos y detractores de los que ya tuvo, más que de sobra. Era necesario
que la ciencia adelantara un poco más, y que se vislumbrara un porvenir como
el que ahora acontece, y por supuesto que nuestras mentes estuvieran mejor
preparadas a fin de poder aceptar el ocaso de esta humanidad y la
bienaventuranza del mundo de regeneración, en donde efectivamente, los
pobres, los mansos, los humildes, los que tienen hambre y sed de justicia,
puedan contemplar por fin el cumplimiento de tales aseveraciones de Jesús.
No es sino en el mundo de regeneración en donde se cumplen al cien por cien
las prédicas del Maestro en el Sermón de la Montaña, y ahora, por fin, es
nuestro deber anunciarlo sin recortes y sin miedo, pues sin duda esta es una de
las misiones que tenemos los espiritistas del siglo XXI. Todos aquellos obreros
de la última hora, deben aguzar sus sentidos, pues de arriba nos están
indicando que llega el “fin de ciclo”, se conjugan ahora nuevos conocimientos,
nuevas necesidades, nuevos desafíos, nuevas experiencias, es la hora del
trabajo. Estemos preparados y no rechacemos al Espíritu de Verdad que trae
nuevas informaciones, ni menospreciemos a todas aquellas personas y grupos
que transmiten nuevas ideas que están aflorando en este sentido. Con todo ello,
recordamos lo dicho al principio, El Espíritu de verdad sigue con nosotros, no se
ha marchado y su misión sigue siendo la misma, la de enseñar nuevas cosas, y
recordar lo que hemos olvidado, por lo tanto debemos hacernos la siguiente
pregunta, ¿Estamos dispuestos a aprender conocimientos nuevos? ¿Estamos
dispuestos a admitir nuevas ideas? ¿Estamos dispuestos a admitir que hemos
olvidado conceptos importantes o que al menos no le habíamos prestado la
suficiente atención? Si no somos un poco humildes será difícil que El Espíritu de
Verdad pueda transmitir por nuestro intermedio y perderemos la oportunidad
de estar al día tanto en conocimientos, como en ofrecer a la sociedad aquello
que necesita y que puede ayudarle sobremanera a entender todo lo que está
pasando en el mundo.
Como vemos, a lo largo de estos dos milenios, misioneros de la Luz han ido
bajando de los planos superiores para encarnar y tomar misión en la Tierra. A
partir de surgimiento de la Doctrina de los Espíritus, estas encarnaciones se
han sucedido de forma ininterrumpida por todo el Globo. Espíritus
conocedores de Jesús a través de siglos en la Iglesia o en las escuelas esotéricas
están encarnando y colaborando con el plano espiritual superior, a fin y efecto
de llevar la Buena Nueva de Jesús a los corazones heridos y a los necesitados de
Amor. Los ejemplos más relevantes de este tipo de misiones los podemos
observar en las obras de Allan Kardec Amalia, y Chico Xavier, entre otros.
Este conjunto de espíritus constituye lo que Jesús denomina Espíritu de Verdad
y que en otras escuelas se conoce con otros nombres: Ángeles, Espíritu o
Espíritus Santos por ejemplo. Dichos espíritus están lo suficientemente
esclarecidos y evolucionados como para encarnar en otros mundos superiores
al nuestro. No obstante, la ley de justicia, amor y caridad permite que
continúen vinculados a la Tierra, para enseñar a sus hermanos menores el
camino de la humildad y de la Caridad.
Respondiendo a la promesa evangélica que se recoge en el Evangelio de Juan,
son llegados los tiempos de la venida del Consolador prometido por Jesús. Dicho
consolador está corporificado en la Doctrina Espírita, pues ningún hombre ni
espíritu tendrá ya privilegios de conocimiento espiritual sobre los demás. Con
él, Jesús retorna a la Tierra, pero ya sin necesidad de reencarnar, pues todos
los hombres le conocen. Su mensaje continúa más vivo que nunca, y Jesús
mismo también, a pesar que algunos le consideren “un muerto”.
Ninguna de las criaturas humanas queda desamparada después de la muerte
de su cuerpo y es a través del conocimiento de las leyes que rigen la
mediúmnidad, que los hombres de hoy pueden volver a abrazar a sus
familiares queridos que les precedieron en el camino de la Vida. El Espiritismo,
en su papel de Consolador, acerca a los hombres estos planos superiores que
les parecían vedados para hacer que con su esfuerzo se despojen de sus
imperfecciones y vicios, y así puedan alcanzarlos.
Dios es Amor, y no podía faltar a su promesa de completar la Revelación
Cristiana, revelación llamada a unir a todos los hombres del planeta en su seno
Hoy en día se están dando nuevas revelaciones desde el plano espiritual acerca
de las regiones de amparo y de las ciudades cercanas a la Tierra desde donde el
Cristo prepara a sus trabajadores. En estas ciudades, millares de criaturas son
atendidas diariamente para aligerar el peso de sus pruebas. Todas las
criaturas amparadas en ellas mejoran de sus dolencias y sus conciencias se
ven preparadas para albergar la semilla de la Nueva Revelación. Por lo tanto,
no dudemos más, volquémonos al estudio del nuevo conocimiento científico,
filosófico y sobre todo moral, pero no desdeñemos nunca la herramienta de la
mediúmnidad, pues ella se constituye en la herramienta de trabajo que Cristo
pone en las manos de sus hermanos de humanidad que quieren llegar a Él.
Por último vamos a examinar un mensaje que hay en el “Evangelio Según el
Espiritismo” del espíritu de Verdad que dice así:
Los espíritus del Señor que son las virtudes de los cielos, se esparcen por toda la
superficie de la tierra como un ejército inmenso, apenas han recibido la orden;
parecidos a las estrellas que caen del cielo, vienen a iluminar el camino y a
abrir los ojos a los ciegos.
En verdad os digo, que han llegado los tiempos en que todas las cosas deben ser
restablecidas en su verdadero sentido, para disipar las tinieblas, confundir a
los orgullosos y glorificar a los justos.
Las grandes voces del cielo retumban como el sonido de la trompeta, y se
reúnen los coros de ángeles. Hombres, os convidamos a este divino concierto;
que vuestras manos pulsen la lira; que vuestras voces se unan y que en himno
sagrado se extiendan y vibren de una a otra parte del Universo.
Hombres, hermanos a quienes amamos, estamos a vuestro lado: amaos
también unos a otros, y decid desde el fondo de vuestro corazón, haciendo la
voluntad del Padre que está en el cielo: ¡Señor! ¡Señor! y podréis entrar en el
reino de los cielos.
“El Evangelio según el Espiritismo” son las manos generosas del Consolador
que enjuga lagrimas y sudores colocando bálsamo reparador y ungüento en
las heridas de los Espíritus, y ofrece el derrotero seguro para sus pasos.
Roguemos a Jesús que nos dispense su paz y alegría como fruto de una
conciencia recta que se apoya en el deber cumplido, a pesar de reconocernos
estar aun en la condición de “siervos imperfectos”, que nos ayude a
despojarnos de la vida material, a comprender, a sentir lo que es la vida
superior, la vida infinita. Pidámosle que nos disipe la oscuridad que nos
envuelve; que deposite en nuestras almas una chispa de fuego divino que
reanima y abrasa a los Espíritus de las esferas celestes. ¡Que la dulce luz de
Jesús y con ella sus sentimientos de concordia y de paz, se derrame sobre todos
los seres!
Amigos, hasta aquí mi exposición, espero que os haya gustado Merchita
EL ESPÍRITU DE VERDAD
Extraído, del Evangelio, de la Génesis,