el director de escena y el paseante

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  • 7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante

    1/6

    EL

    DIRECTOR DE ESCEN

    Y EL

    P SE NTE

    Carlos

    Monsivis

    Qu es una secuencia fotogrfica? En el sentido art stico, no es el trabajo sucesivo en torno a

    un hecho o una persona, sino a lo desprendido de la unidad de prposito,

    el

    relato a

    ut

    nomo

    que se expande y cobra una significacin especia l me

    rc

    ed a la eficacia de cuatro, cinco o seis

    imgenes, evidentes

    por

    s mismas o de sentido descifrable a travs del lenguaje de los sm-

    bolos o gracias al entendimie

    nt

    o potico. Por lo comn, una foto valiosa capta un instante pri-

    vilegiado

    por

    el tema o

    por

    el

    l

    og

    ro esttico:

    por

    oposicin,

    la

    secuencia bu

    sca

    se

    r

    al

    mismo

    tiempo fotog r

    afa

    y

    li t

    eratur

    a

    sin renunciar a ninguna de

    la

    s dos empre

    sas

    . Del

    campo

    de

    la

    s

    secuencias, elijo a dos artistas muy distintos

    en sus

    procedimientos y a

    lgo

    cercanos en

    sus

    efec-

    tos o consecue ncias: el mex icano Nacho Lpez

    1924-1986)

    y el nortea merican o Duane

    Michals nacido en 1932), de familia de o rigen esloveno.

    EL DIRECTOR DE ESCENA

    Si el

    ngel llega

    a

    t iempo

    podremos desayunar

    en el paraso o en la cama doble

    Lo

    s riesgos profesionales de Michals no tie-

    nen que ver con la aventura y

    el

    apodera-

    miento del instante. Ya en 1960, cuando

    exhibe en Nueva York

    sus

    primeras secuen-

    ci as, Michals ha renunciado

    al

    aza r y a la

    fo tografa de

    in t

    encin realista .

    Metdico,

    es

    tratega de la imagen, delibera con gran

    intu

    ic

    in e inteligencia.

    Sus

    secuencias son

    puestas en

    esce na

    dirigidas con cuidado

    ex tremo . De seguro, Michals repasa l

    as

    tomas corrige, repite las veces que hagan

    fal

    ta

    y si en ocasiones cambia

    so

    bre la

    marcha,

    es

    con tal de frustrar a la rigidez.

    Vase

    por

    ejemplo la serie

    l regr

    eso

    del

    ;0

    Prdigo

    donde

    el

    vstago, hace tiempo

    aus

    ente, llega a visitar

    al

    patriarca Michals

    mismo) . En la primera foto, el padre lee

    The

    ew York Times.

    Enteramente desnudo y con

    expresin de abatimiento, el hijo

    ent

    ra en el

    cuarto. En la foto 2 el padre obser

    va

    al hijo,

    vis iblemente avergonzado. En la foto

    3 el

    padre empi

    eza

    a quitarse la ropa. En la

    foto

    4, el hijo ya trae puesta la camisa del padre, y

    ste cont ina desvistindose. En la foto 5, el

    padre, desnudo, y el hijo, vestido,

    se

    abrazan

    y se reconcilian... En l regreso ... lo de

    menos es el aprovechamiento difuso de los

    Evangelios; lo dems

    so

    n

    las

    ideas o las

    reaccion es que a cada espectador

    le

    suscitan .

    A

    qu nos enfrentamos: a una versin

    heterodoxa de la Biblia,

    al

    padre que

    imitar

    al

    hijo y

    se

    ir de

    la

    casa

    a los smbolos

    _

    EL

    DIRECTOR DE ESCEN

    Y EL

    P SE NTE

    Carlos

    Monsivis

    Qu es una secuencia fotogrfica? En el sentido art stico, no es el trabajo sucesivo en torno a

    un hecho o una persona, sino a lo desprendido de la unidad de prposito,

    el

    relato a

    ut

    nomo

    que se expande y cobra una significacin especia l me

    rc

    ed a la eficacia de cuatro, cinco o seis

    imgenes, evidentes

    por

    s mismas o de sentido descifrable a travs del lenguaje de los sm-

    bolos o gracias al entendimie

    nt

    o potico. Por lo comn, una foto valiosa capta un instante pri-

    vilegiado

    por

    el tema o

    por

    el

    l

    og

    ro esttico:

    por

    oposicin,

    la

    secuencia bu

    sca

    se

    r

    al

    mismo

    tiempo fotog r

    afa

    y

    li t

    eratur

    a

    sin renunciar a ninguna de

    la

    s dos empre

    sas

    . Del

    campo

    de

    la

    s

    secuencias, elijo a dos artistas muy distintos

    en sus

    procedimientos y a

    lgo

    cercanos en

    sus

    efec-

    tos o consecue ncias: el mex icano Nacho Lpez

    1924-1986)

    y el nortea merican o Duane

    Michals nacido en 1932), de familia de o rigen esloveno.

    EL DIRECTOR DE ESCENA

    Si el

    ngel llega

    a

    t iempo

    podremos desayunar

    en el paraso o en la cama doble

    Lo

    s riesgos profesionales de Michals no tie-

    nen que ver con la aventura y

    el

    apodera-

    miento del instante. Ya en 1960, cuando

    exhibe en Nueva York

    sus

    primeras secuen-

    ci as, Michals ha renunciado

    al

    aza r y a la

    fo tografa de

    in t

    encin realista .

    Metdico,

    es

    tratega de la imagen, delibera con gran

    intu

    ic

    in e inteligencia.

    Sus

    secuencias son

    puestas en

    esce na

    dirigidas con cuidado

    ex tremo . De seguro, Michals repasa l

    as

    tomas corrige, repite las veces que hagan

    fal

    ta

    y si en ocasiones cambia

    so

    bre la

    marcha,

    es

    con tal de frustrar a la rigidez.

    Vase

    por

    ejemplo la serie

    l regr

    eso

    del

    ;0

    Prdigo

    donde

    el

    vstago, hace tiempo

    aus

    ente, llega a visitar

    al

    patriarca Michals

    mismo) . En la primera foto, el padre lee

    The

    ew York Times.

    Enteramente desnudo y con

    expresin de abatimiento, el hijo

    ent

    ra en el

    cuarto. En la foto 2 el padre obser

    va

    al hijo,

    vis iblemente avergonzado. En la foto

    3 el

    padre empi

    eza

    a quitarse la ropa. En la

    foto

    4, el hijo ya trae puesta la camisa del padre, y

    ste cont ina desvistindose. En la foto 5, el

    padre, desnudo, y el hijo, vestido,

    se

    abrazan

    y se reconcilian... En l regreso ... lo de

    menos es el aprovechamiento difuso de los

    Evangelios; lo dems

    so

    n

    las

    ideas o las

    reaccion es que a cada espectador

    le

    suscitan .

    A

    qu nos enfrentamos: a una versin

    heterodoxa de la Biblia,

    al

    padre que

    imitar

    al

    hijo y

    se

    ir de

    la

    casa

    a los smbolos

    _

  • 7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante

    2/6

    incomprensibles, al relato que slo

    se

    arma

    en

    el

    recuerdo? A la disposicin interpretativa

    de

    quien la

    contemple,

    la fbula se sustenta

    en el virtuosismo de

    las

    imgenes, un

    virtuosismo de

    la

    inteligencia.

    A Michals

    le

    atraen las parbolas homo-

    erticas,

    que

    hacen de

    la

    belleza masculina

    un fenmeno a

    la

    vez elemental y

    trascendente,

    la

    realidad y

    la

    alegora que

    la

    fotografa democratiza sin perder su misterio,

    la convocatoria a la normalizacin de los

    deseos.

    En la

    serie How Nice to Watch You

    Take

    a 8ath

    en

    la

    foto 1, un joven desnudo

    de espaldas, se seca con la toalla . De la foto 2

    a

    la

    5, el joven contina minuciosamente esta

    tarea. A

    la

    secuencia, una reconversin del

    voyeurismo, la marcan los contrastes entre

    el

    protagonista, indiferente a la mirada ajena, y

    el juego de la luz que viene de la puerta

    abierta del bao . A la luz

    le

    corresponde

    exaltar el despliegue sensual.

    En

    la serie Homenaje a Cavafis Michals,

    para imprimirle vigor a su evocacin

    admirativa del gran poeta griego, acude a

    una

    de

    sus mayores innovaciones, los textos

    que

    acompaan

    a las fotos, de ninguna

    manera complementarios o meramente

    descriptivos. Siempre a contracorriente , las

    notas de Michals orientan hacia senderos

    inesperados, proponen

    otro mtodo

    de

    reflexin .

    En la foto

    1, un joven solo, en

    su

    habitacin, contempla a tres proyecciones

    borrosas de

    la

    memoria :

    la

    primera

    es

    l

    mismo, melanclico, la segunda es una

    sombra desnuda, y la tercera

    es

    ms

    precisado,

    otro

    joven desnudo, a la vez

    cercano e inaccesible. El texto dice: Retrato

    de Constantino Cavafis perseguido

    por

    el

    fantasma de

    su

    deseo .

    En la foto

    2, el poeta,

    ya en la madurez, junto a

    la

    ventana de un

    cuarto en completo desorden, con libros y

    papeles en

    el

    piso, examina

    la mano

    de

    un

    joven. El texto

    es

    una cita del poeta : Pude

    ver claramente en su palma. Habra una

    tragedia terrible. Mi amor no podra

    protegerlo .

    En la foto 3

    un joven semidesnudo le

    prende

    el cigarrillo a un

    joven

    sentado.

    El

    texto

    es

    informativo

    :

    Nada

    ms encenderle

    el cigarrillo me causaba un gran placer .

    En

    la foto

    4, un Cavafis

    gordo

    y descuidado,

    contempla un retrato de un hombre de 35

    40

    aos de edad, muy probablemente l

    mismo, mientras un gato nos contempla . El

    texto dice: Cuando era joven,

    le

    pareca

    imposible

    que

    pudiese envejecer. Ahora que

    es viejo, no poda recordar si haba sido joven

    alguna vez . A primera vista,

    la

    serie

    es

    inconexa, y salvo por las citas, apenas tiene

    relacin con Cavafis . Sin embargo, tiene

    mucho que ver, segn creo, con la obra y los

    amores

    dolorosamente

    evocados y el

    aislamiento del poeta de Alejandra. Creo

    localizar en

    la

    secuencia el aislamiento,

    las

    reflexiones implacables, el

    modo

    en que la

    redencin (la racionalidad) de

    la

    esttica

    destruye cualquier culpa moral del deseo.

    Si es bello y ambos estamos de acuerdo, no

    es inmoral

    o no lo

    fue

    nuestro encuentro.

    Pero esta conclusin

    es

    ma

    por

    entero .

    Michals no la propone, slo invita al lector (el

    espectador) a armar

    por

    su cuenta el relato.

    Lo evidente

    es

    el nfasis lrico, el concederle

    al despliegue de imgenes las variantes

    infinitas regidas

    por la

    lgica de

    la

    poesa.

    Para Michals la poesa (el otro ordenamiento

    de

    lo visual) est en todo, pero sin una

    preparacin rigurosa no

    se

    le percibe. A lo

    mejor se

    le atisba en un

    ligue

    callejero o en

    la

    visita de un ngel maltratado

    por

    la vida a

    una joven que

    duerme.

    A lo mejor, Narciso

    logra seducir a su propia imagen en

    el

    estanque. Quin quita y se la liga a lo largo

    de

    la

    secuencia.

    Duane Michals De la serie Homen e a Cavafis 978 Cortesa del artista

    incomprensibles, al relato que slo

    se

    arma

    en

    el

    recuerdo? A la disposicin interpretativa

    de

    quien la

    contemple,

    la fbula se sustenta

    en el virtuosismo de

    las

    imgenes, un

    virtuosismo de

    la

    inteligencia.

    A Michals

    le

    atraen las parbolas homo-

    erticas,

    que

    hacen de

    la

    belleza masculina

    un fenmeno a

    la

    vez elemental y

    trascendente,

    la

    realidad y

    la

    alegora que

    la

    fotografa democratiza sin perder su misterio,

    la convocatoria a la normalizacin de los

    deseos.

    En la

    serie How Nice to Watch You

    Take

    a 8ath

    en

    la

    foto 1, un joven desnudo

    de espaldas, se seca con la toalla . De la foto 2

    a

    la

    5, el joven contina minuciosamente esta

    tarea. A

    la

    secuencia, una reconversin del

    voyeurismo, la marcan los contrastes entre

    el

    protagonista, indiferente a la mirada ajena, y

    el juego de la luz que viene de la puerta

    abierta del bao . A la luz

    le

    corresponde

    exaltar el despliegue sensual.

    En

    la serie Homenaje a Cavafis Michals,

    para imprimirle vigor a su evocacin

    admirativa del gran poeta griego, acude a

    una

    de

    sus mayores innovaciones, los textos

    que

    acompaan

    a las fotos, de ninguna

    manera complementarios o meramente

    descriptivos. Siempre a contracorriente , las

    notas de Michals orientan hacia senderos

    inesperados, proponen

    otro mtodo

    de

    reflexin .

    En la foto

    1, un joven solo, en

    su

    habitacin, contempla a tres proyecciones

    borrosas de

    la

    memoria :

    la

    primera

    es

    l

    mismo, melanclico, la segunda es una

    sombra desnuda, y la tercera

    es

    ms

    precisado,

    otro

    joven desnudo, a la vez

    cercano e inaccesible. El texto dice: Retrato

    de Constantino Cavafis perseguido

    por

    el

    fantasma de

    su

    deseo .

    En la foto

    2, el poeta,

    ya en la madurez, junto a

    la

    ventana de un

    cuarto en completo desorden, con libros y

    papeles en

    el

    piso, examina

    la mano

    de

    un

    joven. El texto

    es

    una cita del poeta : Pude

    ver claramente en su palma. Habra una

    tragedia terrible. Mi amor no podra

    protegerlo .

    En la foto 3

    un joven semidesnudo le

    prende

    el cigarrillo a un

    joven

    sentado.

    El

    texto

    es

    informativo

    :

    Nada

    ms encenderle

    el cigarrillo me causaba un gran placer .

    En

    la foto

    4, un Cavafis

    gordo

    y descuidado,

    contempla un retrato de un hombre de 35

    40

    aos de edad, muy probablemente l

    mismo, mientras un gato nos contempla . El

    texto dice: Cuando era joven,

    le

    pareca

    imposible

    que

    pudiese envejecer. Ahora que

    es viejo, no poda recordar si haba sido joven

    alguna vez . A primera vista,

    la

    serie

    es

    inconexa, y salvo por las citas, apenas tiene

    relacin con Cavafis . Sin embargo, tiene

    mucho que ver, segn creo, con la obra y los

    amores

    dolorosamente

    evocados y el

    aislamiento del poeta de Alejandra. Creo

    localizar en

    la

    secuencia el aislamiento,

    las

    reflexiones implacables, el

    modo

    en que la

    redencin (la racionalidad) de

    la

    esttica

    destruye cualquier culpa moral del deseo.

    Si es bello y ambos estamos de acuerdo, no

    es inmoral

    o no lo

    fue

    nuestro encuentro.

    Pero esta conclusin

    es

    ma

    por

    entero .

    Michals no la propone, slo invita al lector (el

    espectador) a armar

    por

    su cuenta el relato.

    Lo evidente

    es

    el nfasis lrico, el concederle

    al despliegue de imgenes las variantes

    infinitas regidas

    por la

    lgica de

    la

    poesa.

    Para Michals la poesa (el otro ordenamiento

    de

    lo visual) est en todo, pero sin una

    preparacin rigurosa no

    se

    le percibe. A lo

    mejor se

    le atisba en un

    ligue

    callejero o en

    la

    visita de un ngel maltratado

    por

    la vida a

    una joven que

    duerme.

    A lo mejor, Narciso

    logra seducir a su propia imagen en

    el

    estanque. Quin quita y se la liga a lo largo

    de

    la

    secuencia.

    Duane Michals De la serie Homen e a Cavafis 978 Cortesa del artista

  • 7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante

    3/6

    f ~ - t ~

    ~ r

    ~

    jlw

    ~ ~

    f ~ - t ~

    ~ r

    ~

    jlw

    ~ ~

  • 7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante

    4/6

    EL

    PASEANTE

    Nacho

    lpez:

    como

    un sueo del

    inconsciente

    colectivo

    esquina

    con el Eje Central

    Nacho Lpez

    al

    fin y

    al

    cabo

    formado

    en el

    periodismo

    grfico confi en los dictme-

    nes del

    azar

    y se manej con gusto y

    regocijo en el

    campo de

    lo heteroertico.

    En

    su obra rescata con frecuencia lo ms

    divertido o lo ms potico del da . Sola

    pasar largas horas en la calle luego de

    instruir a su

    mirada

    para

    que

    hallase las

    situaciones

    a las cuales adjudicarles

    la

    in-

    terpretacin realista o surrealista. As

    en

    una

    secuencia

    sigue a un joven fabricante

    de maneques que recorre la ciudad con

    una de

    sus

    creaciones hasta

    llegar a

    La

    Aurora una tienda de ropa para dama

    Na ho Lpez. Frag mentos de la serie: La enus se fue de juerga p r los barrios bajos Mxico 1953. Fototeca del IN H .

    EL

    PASEANTE

    Nacho

    lpez:

    como

    un sueo del

    inconsciente

    colectivo

    esquina

    con el Eje Central

    Nacho Lpez

    al

    fin y

    al

    cabo

    formado

    en el

    periodismo

    grfico confi en los dictme-

    nes del

    azar

    y se manej con gusto y

    regocijo en el

    campo de

    lo heteroertico.

    En

    su obra rescata con frecuencia lo ms

    divertido o lo ms potico del da . Sola

    pasar largas horas en la calle luego de

    instruir a su

    mirada

    para

    que

    hallase las

    situaciones

    a las cuales adjudicarles

    la

    in-

    terpretacin realista o surrealista. As

    en

    una

    secuencia

    sigue a un joven fabricante

    de maneques que recorre la ciudad con

    una de

    sus

    creaciones hasta

    llegar a

    La

    Aurora una tienda de ropa para dama

    Na ho Lpez. Frag mentos de la serie: La enus se fue de juerga p r los barrios bajos Mxico 1953. Fototeca del IN H .

  • 7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante

    5/6

    pa sando

    por

    una pulquera, un mercado y

    un billar. n otra serie, una joven de muy

    buen

    ver

    camina

    por

    un barrio

    cntrico

    de

    la ciudad de Mxico, de principios de los

    aos cincuenta . Sin que nadie consiga

    evitarlo, la serie recuerda un dato de

    la

    cul tura

    popular

    de la poca, el bolero que

    di ce : No salgas nia a la calle, porque el

    viento

    fementido/

    jugando con tu vestido/

    puede dibujar tu talle". Sin darse por ente-

    rada, la joven soporta el cerco visual, el

    canibalismo

    ptico

    .

    Creyente en lo

    fortuito,

    Nacho,

    en

    cada

    serie, se atiene a las reglas de juego que

    la

    primera foto genera, combina acontecimien-

    tos inequvocos y atmsferas claramente

    surreales, se entusiama con la posibilidad del

    relato porque confa en su experiencia

    59

    pa sando

    por

    una pulquera, un mercado y

    un billar. n otra serie, una joven de muy

    buen

    ver

    camina

    por

    un barrio

    cntrico

    de

    la ciudad de Mxico, de principios de los

    aos cincuenta . Sin que nadie consiga

    evitarlo, la serie recuerda un dato de

    la

    cul tura

    popular

    de la poca, el bolero que

    di ce : No salgas nia a la calle, porque el

    viento

    fementido/

    jugando con tu vestido/

    puede dibujar tu talle". Sin darse por ente-

    rada, la joven soporta el cerco visual, el

    canibalismo

    ptico

    .

    Creyente en lo

    fortuito,

    Nacho,

    en

    cada

    serie, se atiene a las reglas de juego que

    la

    primera foto genera, combina acontecimien-

    tos inequvocos y atmsferas claramente

    surreales, se entusiama con la posibilidad del

    relato porque confa en su experiencia

    59

  • 7/23/2019 El Director de Escena y El Paseante

    6/6

    urbana.

    La

    valla

    admirativa en pos

    de la muchacha

    en

    la

    calle, por

    ejemplo

    ,

    puede fecharse sin

    problemas, y corres

    ponde

    a

    la

    poca del

    orgullo machista

    ante

    sus

    hazaas

    persecutorias.

    "Qu

    buena ests,

    mama-

    cita ", gritaba

    el

    cazador ertico, y

    todos

    rean

    al

    refren

    darse el derecho de

    los machos. A estas

    alturas,

    con

    el

    ma-

    chismo a la defen

    siva, el sentido tribal

    registrado en esta

    serie o es nada ms

    histrico o se

    convierte

    en

    algo

    diferente,

    la

    erotizacin

    de

    la

    calle

    como fbula

    del

    contoneo,

    del

    ham-

    bre sexual y de

    ese

    gran escudo del

    hambre

    sexual, el chiflido libidinoso . "Qu

    bonita

    chaparrita Vala ms

    que se muriera

    ."

    Es

    tan

    vigorosa la

    originalidad

    de Nacho

    Lpez

    que

    con tal

    de

    ubicarla,

    se

    le ha

    considerado

    "pintoresco", algo

    que

    cierta

    mente

    no es porque en

    su

    obra

    no

    hay

    inters por lo

    fcilmente identificable,

    ni lo

    anecdtico,

    sino el afn del

    acontecimiento

    nico, sin antecedentes ni consecuencias .

    Lpez

    no es

    un

    excntrico

    ni un realista

    al

    pie de

    la

    letra, porque al no

    disponer

    de

    prejuicios visuales, vislumbra

    con

    claridad el

    nuevo

    paisaje

    citadino

    y por eso

    sus

    series,

    al

    principio tan

    "exticas",

    pocos aos ms

    tarde

    resultan entraables.

    Las secuencias de

    Nacho

    Lpez surgen

    para

    notificar

    un

    acto de

    buena suerte: el

    6

    fotgrafo,

    en

    la

    calle,

    observa el ritual de

    la

    antropofagia que

    desgarra vestiduras

    con la

    mirada; el

    fotgrafo,

    en

    la

    calle,

    sigue al joven

    que

    se

    aferra al

    manequ

    hasta

    convertirlo

    en

    su pareja domstica .

    Al

    fotgrafo el

    resultado de su

    paciencia y su obs

    tinacin

    tambin

    lo

    sorprende. Y la

    prueba de lo excep

    cional

    de las

    secuen

    cias ob.tenidas es

    tajante: la frecuen

    tacin no la agota .

    En

    el caso

    de la

    joven codiciada, la

    primera moraleja de quienes

    conocieron la

    secuencia fue

    comentar, no

    muy negativa

    mente, la

    impudicia

    del machismo;

    cincuenta aos ms tarde, esta crtica se

    debilita al

    ser ya ridculo

    un

    asedio

    as.

    En el

    caso del joven y su manequ, "lo

    pintoresco"

    le

    cede

    el

    sitio

    al

    sustrato

    potico

    y

    anrquico, hoy la

    lectura

    dominante de la

    secuencia . En

    el

    caso de la acosada por la

    gana masculina,

    la

    metfora

    deja

    de

    ser

    realista volvindose

    "freudiana",

    es

    decir,

    sometida

    al

    nfasis de la libido pueril. En las

    dos secuencias,

    la

    lectura

    de

    los comienzos

    ha desaparecido y

    las

    imgenes se han

    vigorizado.

    En

    la

    evaluacin de los relatos-secuencia

    de

    Nacho

    Lpez, lo que

    empez

    calificndo

    se de "periodismo grfico" resulta hoy la

    mezcla perfecta de

    habilidad

    narrativa y

    entrenamiento potico

    .

    urbana.

    La

    valla

    admirativa en pos

    de la muchacha

    en

    la

    calle, por

    ejemplo

    ,

    puede fecharse sin

    problemas, y corres

    ponde

    a

    la

    poca del

    orgullo machista

    ante

    sus

    hazaas

    persecutorias.

    "Qu

    buena ests,

    mama-

    cita ", gritaba

    el

    cazador ertico, y

    todos

    rean

    al

    refren

    darse el derecho de

    los machos. A estas

    alturas,

    con

    el

    ma-

    chismo a la defen

    siva, el sentido tribal

    registrado en esta

    serie o es nada ms

    histrico o se

    convierte

    en

    algo

    diferente,

    la

    erotizacin

    de

    la

    calle

    como fbula

    del

    contoneo,

    del

    ham-

    bre sexual y de

    ese

    gran escudo del

    hambre

    sexual, el chiflido libidinoso . "Qu

    bonita

    chaparrita Vala ms

    que se muriera

    ."

    Es

    tan

    vigorosa la

    originalidad

    de Nacho

    Lpez

    que

    con tal

    de

    ubicarla,

    se

    le ha

    considerado

    "pintoresco", algo

    que

    cierta

    mente

    no es porque en

    su

    obra

    no

    hay

    inters por lo

    fcilmente identificable,

    ni lo

    anecdtico,

    sino el afn del

    acontecimiento

    nico, sin antecedentes ni consecuencias .

    Lpez

    no es

    un

    excntrico

    ni un realista

    al

    pie de

    la

    letra, porque al no

    disponer

    de

    prejuicios visuales, vislumbra

    con

    claridad el

    nuevo

    paisaje

    citadino

    y por eso

    sus

    series,

    al

    principio tan

    "exticas",

    pocos aos ms

    tarde

    resultan entraables.

    Las secuencias de

    Nacho

    Lpez surgen

    para

    notificar

    un

    acto de

    buena suerte: el

    6

    fotgrafo,

    en

    la

    calle,

    observa el ritual de

    la

    antropofagia que

    desgarra vestiduras

    con la

    mirada; el

    fotgrafo,

    en

    la

    calle,

    sigue al joven

    que

    se

    aferra al

    manequ

    hasta

    convertirlo

    en

    su pareja domstica .

    Al

    fotgrafo el

    resultado de su

    paciencia y su obs

    tinacin

    tambin

    lo

    sorprende. Y la

    prueba de lo excep

    cional

    de las

    secuen

    cias ob.tenidas es

    tajante: la frecuen

    tacin no la agota .

    En

    el caso

    de la

    joven codiciada, la

    primera moraleja de quienes

    conocieron la

    secuencia fue

    comentar, no

    muy negativa

    mente, la

    impudicia

    del machismo;

    cincuenta aos ms tarde, esta crtica se

    debilita al

    ser ya ridculo

    un

    asedio

    as.

    En el

    caso del joven y su manequ, "lo

    pintoresco"

    le

    cede

    el

    sitio

    al

    sustrato

    potico

    y

    anrquico, hoy la

    lectura

    dominante de la

    secuencia . En

    el

    caso de la acosada por la

    gana masculina,

    la

    metfora

    deja

    de

    ser

    realista volvindose

    "freudiana",

    es

    decir,

    sometida

    al

    nfasis de la libido pueril. En las

    dos secuencias,

    la

    lectura

    de

    los comienzos

    ha desaparecido y

    las

    imgenes se han

    vigorizado.

    En

    la

    evaluacin de los relatos-secuencia

    de

    Nacho

    Lpez, lo que

    empez

    calificndo

    se de "periodismo grfico" resulta hoy la

    mezcla perfecta de

    habilidad

    narrativa y

    entrenamiento potico

    .