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165 El cyborg como reconstrucción del agente social «Una posición-sujeto cyborg deriva de y conduce a la interrupción, a la difracción, a la reinvención. Es peligrosa y está repleta de las promesas de los monstruos». Donna J. I-Iaraway. Las promesas de los monstruos, nota 18. 1. Introducción Femando J. García Selgas E ¡ objetivo de este trabajo es presen- tar o, más bien mostrar la presencia del cyborg como una de las figuras más potentes que el feminismo ha construido para pensar críticamente su propia posición en el seno de una cultura que podemos caracteri- zar como tecnocientífica. Con ello espero mos- trar además que el cyborg también sirve para pensar la llamada «posición sujeto» en general, esto es, nos ayuda a detectar y a reconstruir posibles agentes sociales. Con estos objetivos, que terminarán convirtiendo este trabajo en una especie de ensayo político de antropología simétrica (Latour, 1993:1V), me centraré en la construcción de esta figura o figuración que Donna Haraway viene realizando desde princi- pios de los años ochenta. Aunque no podamos profundizar en ello todo lo que seña necesario, conviene dejarclaro desde el comienzo que posiblemente estemos ante un propuesta que atenta de modo serio, riguroso, consciente y profundo contra algunos de los prin- cipales y más antiguos soportes del pensamiento occidental. Por eso cuando Haraway habla (1991: cap. 8) del cyborg como mito está, entre otras cosas, resquebrajando la maquinica razón platónico-galileana; cuando se refiere (1997:3) a un «surrealismo cyborg» está caminado por el filo entre el realismo y el relativismo a que se ha visto conducida la dualista epistemología mo- derna; cuando habla (1992: 309-11) de una «narrativa cyborg» lo que busca es dar la vuelta, voltear y descomponer la oposición aristotélica entre el sujeto (activo) y el objeto (pasivo); etc. La clarividencia que su propuesta nos pro- cura anima a decir, parafraseando a Bajtin (1989: 288), que la imagen del cyborg, como la imagen del hombre en el arte y la literatura de la grecia clásica o la imagen de la naturale- za en el romanticismo de Goethe, no tiene ni núcleo ni envoltura, ni exterior, ni interior. En las tres figuras lo exterior se espiritualiza (aquí se hace semiótico-comunicacional), mientras Femando J. García Selgas. Universidad Complutense de Madrid. Política y Sociedad, 30 (1999), Madrid (pp. l65-191)

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165

El cyborg comoreconstruccióndel agente social

«Unaposición-sujetocyborgderiva de yconducea la interrupción,a la difracción,ala reinvención.Espeligrosay estárepletadelaspromesasde los monstruos».

Donna J. I-Iaraway. Laspromesasde losmonstruos,nota 18.

1. Introducción

FemandoJ. GarcíaSelgasE ¡ objetivo de estetrabajoespresen-

tar o, másbienmostrarla presenciadel cyborg comounade las figuras

máspotentesqueel feminismo ha construidoparapensarcríticamentesu propiaposiciónenel senode unacultura quepodemoscaracteri-zarcomotecnocientífica.Con ello esperomos-trar ademásqueel cyborg tambiénsirve parapensarla llamada«posiciónsujeto»engeneral,esto es,nos ayuda a detectary a reconstruirposiblesagentessociales.Con estosobjetivos,queterminaránconvirtiendoestetrabajoenunaespecie de ensayopolítico de antropologíasimétrica(Latour, 1993:1V),me centraréen laconstrucciónde esta figura o figuración queDonnaHarawayvienerealizandodesdeprinci-pios de los añosochenta.

Aunqueno podamosprofundizarenello todolo queseñanecesario,convienedejarclarodesdeel comienzoqueposiblementeestemosante unpropuestaqueatentade modo serio, riguroso,conscientey profundocontraalgunosdelosprin-cipalesy másantiguossoportesdelpensamientooccidental. Por eso cuando Haraway habla(1991: cap. 8) del cyborgcomomito está,entreotras cosas,resquebrajandola maquinicarazónplatónico-galileana;cuandose refiere(1997:3)aun «surrealismocyborg» estácaminadopor elfilo entreel realismoy el relativismoaquese havisto conducidala dualistaepistemologíamo-derna; cuando habla (1992: 309-11) de una«narrativacyborg»lo quebuscaes dar lavuelta,volteary descomponerla oposiciónaristotélicaentreel sujeto(activo) y elobjeto(pasivo);etc.

La clarividenciaquesu propuestanos pro-cura anima a decir, parafraseandoa Bajtin(1989: 288), que la imagendel cyborg, comola imagendel hombreen el artey la literaturade lagreciaclásicao la imagende la naturale-za en el romanticismode Goethe,no tiene ninúcleo ni envoltura,ni exterior,ni interior. Enlastresfiguraslo exteriorseespiritualiza(aquíse hace semiótico-comunicacional),mientras

Femando J. García Selgas. Universidad Complutense de Madrid.Política y Sociedad, 30 (1999), Madrid (pp. l65-191)

lo interior se materializa(ahorase conectacondiferentescircuitos). En el caso del cyborg,ello puededeberse,de manerapeculiar,a quesu hábitatespecíficoes el espaciointerfaz, elespaciode mediación,traducción,hibridacióny promiscuidadentre lo técnico,lo orgánico,lo mitico, lo textual y lo polít¡co. Estaríamospor tantoanteunade esasfiguras quenucleanlaconfiguraciónde sentidoy elestablecimien-to de posicionesen un deteminadoespacio-tiempomaterial,semióticoy valorativo.

La radicalidade importanciade esta pro-puestase asientan,como no podíaserde otramanera,en diferentestradicioneso posicionesteóricasy políticas.Entre sus fuentesse en-cuentrantanto los feminismosde la igualdadcomo losde ladiferencia,la teoríacríticamar-xista, los movimientosantirracistasy socialis-tas, el trabajo profesional como bióloga ehistoriadorade la biología, la ciencia ficciónfeminista,el constructivismosocial,los cultu-ral studies,etc.Precisamenteunade susvirtu-des está en saberhacerconfluir todas estasinfluencias. Sin embargo, en este momentoconvieneresaltarsu propioreconocimientodequela «escrituracyborg»heredalas herramien-tas críticasy la concienciaácida del postes-tructuralismo,queimpide lanzarsealaescritu-ra, a la comunicacióno a la produccióndesignificadosen general,de un modo inocente,como si el emisorno estuvieraimplicado en lareproducciónde las desigualdadesquelos dis-cursosinscribenennosotrosy ennuestroentor-no. ParaHaraway(1995:49-50)el núcleodeladiferenciaentrela escrituracyborgy laescritu-ra tradicional, phalogocéntricay autoritaria,reside en que aquella se reconocedesde elcomienzocomocontaminada.De ahíqueinclu-solaposiciónmismadelcyborgle resultaextra-ña comoposiciónparaelsujetoy, sin embargo,ello no le impideasumirla«conun espírituaira-do, crítico, alegrey demente»(ibid.).

Aunquehayamoshabladode narrativa,su-rrealismoo escrituracyborg o, másadelante,tildemosa estafigura de metafóricay mítica,hemosde sercapacesde evitar caeren lascíe-nagas de lingílistización en que se hundenmuchasvisionespostmodemasy entenderquehaceresasreferenciasno es reducirnos a, niregocijarnosen, un mundode simulacroso depurosintercambiosdiscursivos.Ni podemosniqueremosdedicamosa elegantesy displicen-tes juegosdel salón intelectualde fin de mile-

nio. Por el contrario,esasreferenciassuponenver quevivimos y somosen y por lasmetáfo-ras, que no hay representaciónque no seametafórica,queel tropos metafóricoesmate-rialmenteconstituyente(al menoscomo soft-ware) de los animalesparlantesquesomos yqueel contenidoo figura de la metáforaquenosmuestrabienpuedesermecanismoestruc-turantede nuestrohacery de nuestrosen

Ahorabien,resultaquepartedel cometidodela figura del cyborgresideen hacernosvisiblesestoshechos.De aquíquelo másapropiadoseapasar inmediatamentea presentarlamedianteunaseriedeaproximacionesalentramadocon-ceptual y político que es la visión cyborg. Enconcreto,empezaréespecificandolas dimen-sionesdel espacio-tiempoo cronotopode lasposicionescyborg y el punto de partida denuestrasaproximaciones.En segundolugar,con el fin de que podamosreconocertalesposicionesen nuestrasentradasy salidas deeseespacio-tiempo,recordaréalgunasde susmássobresalientesaparicionesconceptualesymateriales.En tercerlugar, indagaréen las di-mensionesanteriormenteseñaladas,de modoquetengamosconstanciasde las víasde acce-so a este espacio-tiempoy de los elementosmateriales,semióticosehistórico-socialesquelo constituyen.Por último, recogeré,sin nin-gún ánimoconclusivo,algunosde los rasgosypistasde las posicionesqueelcyborg ha mar-cadoparalos agentessociales.

Entraremosy saldremosdeeseespacio-tiem-po comosiparticipáramosenunadeesascome-dias de puertas:al entraren el espacio(salón)sólo percibiremosla estelade algunapartida;alsalir por otra puerta, notaremoscasi el alientode alguien que llega; asíentraremosy saldre-mospordistintaspuertas;y al final nosquedaráunaseriede rastros,huellas,vestigiosy recuer-dos,que cadauno ligarácomopueday quiera.

2. Dimensionesy cronotopode las posicionescyborg: Guía

de entradasy salidas

N uestrosmovimientosvan a seguiralgunosde los pasosdadosporHa-raway. Por eso convieneempezar

(2.1) recordandola posiciónde partida cons-

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truida en su recienteobraModestWitness@SecondMillennium. FemaleMan(c) MeasOncoMouseiMy que ella misma se adscribe.Más que nadapor saberdóndenos tenemosquecolocaral comienzode estairónicacome-dia. A continuación(2.2) examinarécualessonlas principalesvíasde tránsito por el espacio-tiempoen quese sitúantanto sus movimientoscuantolas posiciones-cyborg.Ello nos permi-tirá identificar esasvíascomolas dimensionescaracterísticasde sucronotopo(2.3).

(2.1) Prácticamentedesdeel comienzo,lostrabajosde Harawayhansido elaboradosconla concienciade quetodo tipo de signos,metá-foras,figuras y textoscobransentidohoy en elmundo físico-semióticode la tecnociencia,cuyas reglasy gramáticasaplicamosy encar-namos. Y su última obra no podía ser unaexcepción.De hecho, en ella (1997: xiv) suautorretratoqueda ubicado en el encuentroentre dos cyborgs, que se produce en esemundo excesivoquea la vez denunciamosycelebramos.Unoeselpersonajedecienciafic-ción feminista que transgredemultitud defronterase incluye los derechosde reproduc-ción (copyright) de sí misma: es la hombre-hembra(c)o FemaleMan(c).El otroes el casoparadigmáticode la producciónindustrial deorganismosquenecesariamenteestáregistradocomercialmente:es el ratón-del-cánceruOncoMouselM.

Estaubicación,ademásdereiterarla imposi-bilidad de vivir inocentementeen tal «régimende tenobiopoder»,la obliga a admitir queahísólo puede(podemos)leer y escribirsi conjugalo informático, lo biológico y lo económico(1997:2).Nadade ello le impide,sin embargo,reconocerinmediatamenteque también sigue(seguimos)siendodescendientedelas alfabeti-zacionesy narrativasde salvacióncristianasyde aquellasotras alimentadaspor la Revolu-ción científica,la Ilustracióno lamismatecno-ciencia.Por ello afirma (1997:6) queestandosituada, material y semióticamente,en losnudosde unasde la máspotentesinstitucionesde investigación tecnocientífica,como es laUniversidadde California, supretendidainter-vencióncomocientífica—«observadoramodes-ta» según la epistemologíatradicional— nopuedeserinocenteni simplementeoposicional,comomuchosfeminismoshanpretendido.

Estascoordenadasdesuubicación,le permi-ten saberseligadaadiferentesredesdiscursivas,

institucionalesy materiales,pero ello no esóbice para que busque constantementelosmediospara, como ella misma dice (1997:3),«evitartanto las narrativascomolas realidadesde la Redqueamenazansu mundoal final delSegundoMilenio Cristiano».No le quedamásremedio que admitir la contaminaciónde supuntode partidao posiciónde sujetoque«másbienestáimplicada,preocupaday esperanzadayessospechosa,conocedorae ignorante»(ibid).

Esta, su actual posición de partida, quecomotodasesalgopor lo quese luchay de loqueen cierto sentidosomosresponsables,seha venidolabrandodesdequeempezaraatra-bajara comienzosde los 70 en el departamen-to de cienciasde laUniversidadde Hawaiy seencontraraconqueel activismoantimilitaristay feministalaconducíanaunavisión crítica ypolítica de la Biología. Así consideradaestaciencia se hacíainteresanteno porque trans-cendieralas prácticashistóricasconafirmacio-nes o leyes universales(como sugierenlasepistemologíasilustradas)sino porque era ypodía ser «parte de la acción vital en elmundo»,porqueeray «esun discursopolítico(...) quepuedeproducirintensoplacerintelec-tual, emocional,socialy físico» (1997:104-5).De ahí queaaquellaausenciade inocenciaenla prácticacientífica se una el compromisoprofundoconunapolíticacientíficacríticaquesea democrática,evaluativa, pública, condiversos actoresy agendasy orientadaa laigualdad y al bien-estarheterogéneo(1997:95). Un compromiso alimentado desde elfeminismo radical y desdelas luchasantirra-cistasprincipalmente.

Pero aquí,cuandoel ardor guerreropuedeasaltamos,no bastaconadmitir la inexistenciade posiciones inocentes y la inutilidad derenunciaral poder y al placer que la tecno-ciencianosprocura.Lo necesario,aunquedifí-cil, es buscary construirlas posicionesdesdelas queunamiradamásperspicuanospermitacomprendery aceptarlo quetenemos,somos,tememos,podemosy queremos.Eso es lo queen gran medida nos promete la figura delcyborg.Peroquizápor esasdificultades,Hara-way afirma (1997:7) que, caminandoen esadirección,consuspasos«intentaescribirsobreel filo de navajaquehay entrela paranoiadeque el Nuevo OrdenMundial hecho efectivomediantela vinculacióndel capital transnacio-nal y la tecnocienciadefinarealmenteelmundo

y la denegaciónde que muchasprácticas dedominacióndistribuidasy articuladasesténcre-ciendo desmesuradamentede hecho en esosmismosvínculos».

(2.2) Comopunto de partidapara nuestroitinerario conceptual,el filo de la navajaresul-ta algo incómodo.Y si no se nos da bien elfonambulismo más vale que cuanto antesencontremoslas vías posiblesde tránsito poreseespacioquequeremostransitar.Si nosfija-mos en algunasde lasprincipalescoordenadasquehanmarcadoy, a la vez, le hanpermitidomodelar su punto de partida veremosafloraresasvías o dimensionescaracterísticasde suespacio-tiempo.Ahí están sobresaliendolatecnociencia,el biopoder,el capitalismotrans-nacional o Nuevo OrdenMundial S.A. y [elfinal de] el SegundoMilenio Cristiano.

No pretende ser esta una enumeraciónexhaustivade los rasgosdel espacio-tiempoenel queella, comocyborg, se sitúa:es unaenu-meraciónsuficiente.Mucho menospuedepre-tendersesugeneralización,sin alteracionessig-nificativas, a otras posicionesde las redesenque nos movemos.Sin embargo,si pensamosen nosotros,comohabitantesde una semiperi-feria geopolítica,españolitos/asde hoy, aunquelas coordenadasmásmarcadaspuedanser lasdosúltimas,nadienegarálacrecienteimportan-cia de la medicina,la farmacología,la cosméti-ca, la publicidad,etc.,estoes el biopoder,enelcontrol de nuestrasvidas, cuerpos e inclusosdeseos,ni queatodoello cadavez le afectamás

la tecnociencia—dehechotendremosquehablarde tecnobiopoder—,porno entraren la redefini-cióndel mercado,las relacionesy las condicio-neslaboralesqueestaproduce.

El objetivo no esdescribir,ni muchomenosprescribir,las condicionesespacio-temporalesde los cyborgs.Unas y otros puedenvariar.Lasunasquierenserun medioparaentenderylocalizaraestosy unaindicaciónmanejableala hora de establecerarticulacionesepistemo-lógicasy políticas. Los otros marcanunaspo-siciones-de-sujeto,unas agencias,que, comola propia Haraway dijo corrigiéndosea símisma(1990:17),estánocupadaspor «gentesen ciertasregionesdel sistematransnacionalde producción,quedifícilmente imaginanlassituacionesde otraspersonaen el sistema».

No hayqueolvidar tampocoque las cuatrocoordenadaso vías actúan cruzadamenteymuchasveces son indiferenciablesunas deotras.Sudiferenciaciónes,portanto,másana-lítica queempírica.Perocreoquenosha de serútil, puesnospermitiráverlascomovíasalter-nativasy complementariasde entraday salidadel espacio-tiempocyborg y facilitará el queapreciemosquejuntas, y vistas como dimen-siones,conformany caracterizanel cronotopoo espacio-tiempomaterial y semióticoen quese ubicanlas posicionescyborg. Por ello con-vieneempezarya recogiendode Harawayunasomerapresentaciónde cadaunade estasvías,condicioneso dimensiones,sin dejarde plas-mar,en un cuadro,su interrelación:

A: Tecnociencia8: BiopoderC: SegundoMilenio CristianoD: NuevoOrdenMundial, S.A.

E

El cyborg como reconstruccióndel agentesocial 169

(a) La tecnocienciaes la dimensión quemayornúmerode vecesy conmásprofundidadresalta,pueslos cyborgssonparaella figurasyformasde vida gestadasen esehistóricohiper-espaciollamado tecnociencia.El tránsito porestos lugaresnos conducea una región en laque, segúnHaraway(1997:2-4y 12), por unlado se sobrepasala distinción entreciencia ytecnología,medianteel conjuntodetecnologíasmateriales,socialesy literariasqueestructurannuestroespacio-tiempogeneral y a nosotrosmismoscomo entidades,y, por otro lado, sesuperanlas oposicionesentrenaturalezay cul-turay entresujetoy objeto,medianteunatrans-posición,movilidady cambiode lasposicionesposiblesy unaprofundamutaciónen lanarrati-va históricadominante.Habráquetransitarporambosladosde estadimension.

(b) Es cierto queHaraway se refiere másvecesal régimenen el quehabitanlos cyborgscomo tecnobiopoder,como cuandopor ejem-pío dice (1997:9)que:«estamosen el dominiodel tecnobiopoder,consusformacionesde su-jeto, suscreenciasy sus prácticas».Pero parapoderdiferenciarestadimensiónde la anteriorella misma se ve impelida a ponerlabajo elparaguasespecificadordel conceptofoucaul-tiano debiopoder,entendidocomo«lasprácti-cas de administración,vigilancia y terapiadelos cuerposque discursivamenteconstituyen,aumentany manejanlas fuerzasde los orga-nismos vivos» (1997:11). Así haremosnoso-tros, sin olvidar queambasdimensionesestáncadavez másentrelazadas.

(c) Desde el primer momento nos dice(1997:10) que la tecnocienciaestá repletadefiguras e historiascristianas.Poco a poco varesaltandocomo en ella se da un discursomilenarista sobre orígenesy finales, sufri-mientosy progresos,etc. Hastaque llega unpuntoen queni los mecanismosy mutacionesde la tecnociencia,ni elcontrol del biopoderleson suficientesparacaracterizarla matriz enque se producelaemergenciaincontroladademuy diferentescyborgs.Entoncesse ve obli-gadaa reconocer(1997:43)que ante «esaim-plosión del bestiariode cyborgs» y, al menosparala mayoríade los occidentales,lo quera-moso no, nosencontramosviviendo en el sis-temade medidasy valoressemiótico-materia-les connotados por el Segundo MilenioCristiano y su ambivalenterelación con lashistoriasapocalípticasde desastre-y-salvación.

(d) Porúltimo y actuandocomounaespeciede caldo de cultivo general aparecela di-mensiónquellama del NuevoOrdenMundial,entendido como una empresaconstituidaenorganizacióno corporaciónlegal (Incorporo-ted). Estavíaconducea los cyborgscomoresi-duosdelas prácticasdel poderinstitucionaliza-do (político y militar), claramentealimentadopor las potentesnuevastecnologías,y comoresultantesdel capitalismotransnacional,quetiene en la innovación científico-técnica(elI+D) uno de susprincipalesmotores.Es más,guiada por su vertiente paranoico-formaliza-dora, Haraway(1997:102) llega a definir elvolumen encerradobajo esta dimensión denuestroespacio-tiempocomo el resultadode«la integral de todos los casosde naturalezamercantilizada multiplicado por todos loscasosde culturamercantilizada».

(2.3) La conversiónde estasdimensionesen víaspor las quedejardiscurrir nuestrocó-mico y entrecortadopaseoen tomoa las posi-cionessujetodenominadascyborg requieredarun segundopaso,consistenteen concebirtodoesteespacio-tiempo—en lugar de solamentealas dos últimas dimensiones,como parecehacerHaraway(1997:102y 43-4)— como uncronotopo,estoes,como«laconexiónesencialde relacionestemporalesy espaciales(...) queexpresaelcarácterindisolubledel espacioy eltiempo (el tiempo como la cuartadimensióndel espacio)»(Bajtin, ¡989:237).

La relevanciade estepasoestáen que,apo-yándonosen Bajtin, podemos,sin perderestanaturalezamaterial que le dansu origen en lafísica(Einstein), suaplicaciónen la Biologíaysuposibilidaddereferenciaa un momentohis-tórico real, ampliar el conceptode cronotopollevándoloal terrenode la narratividad.En ellaactuarácomo unacategoríade la forma y elcontenido,en la quese unen los elementoses-pacialesy temporalesen un todo inteligible yconcreto, que determinaen gran medida «laimagen del hombre» e incluye siempre unmomentoo «puntodevistaemotivo-valorativo»(Bajtin: 237-8, 393). Por ello aciertaHaraway,aunquese quedealgocorta,al hablar(1997:42)del cronotopocomo un tiempo tópico—tiempocomo temporalidady tópico como tema co-mún o ámbitoretórico y como lugarespecífi-co— que,almarcarel carácterhistóricoo varia-ble de la interrelaciónentreespacioy tiempo,nos«introduceenla contingencia,laespesura,

la desigualdad,la inconmensurabilidady eldinamismode los sistemasculturalesde refe-renciamediantelos que laspersonasseconec-tan unasaotrasen susrealidades».

Harawaypareceolvidar un rasgomuy bajti-niano del cronotopo, a saber,que todas lasinterrelacionesentre cronotoposson dialógi-cas.En el marcode unaobra, en el marcodecreaciónde unaobra,en el marcode su lectu-ra e interpretaciónintervienendiferentescro-notopos.quese relacionande diversasmane-ras. Perotodaslasinterrelaciones,dentrodeunmarcoo entreunosmarcosy otros,sondialó-gicas en sentido amplio: ningún cronotopointervinienteesmudoo puro objetoy esediá-logo entraen el mundocronotópicodel autor(Haraway),de la obra (narraciónsobre/deloscyborgs)y del interprete(yo mismo,posterior-menteinterpretadopor ti). Ahora bien, segúnBajtin (1989:403-4), por muy alejados queesténen el espacio-tiempo,autoresy oyentes-lectorescompartenun mundounitario y realque está creando al texto, está creando elmundoen él representado.«De los cronotoposrealesde esemundocreadorsurgenloscrono-topos, reflejadosy creados,del mundorepre-sentadoen laobra(en el texto)»(Bajtin: 1989:404) k Eseesnuestropropósito:ver en el cro-notopo del cyborg la muestradel cronotopoquecompartimosconHaraway.

Esenestesentidoenel queal dar lascoorde-nadaso dimensionesdel cronotopodel cyborgno sólodamoslascoordenadassemiótico-mate-riales de su posición sino tambiénalgunosdelos principalesrasgosde nuestrocronotopohis-tórico-real y de las posibles posicionesdelagenteen él. Comola topologíaqueB. Latourpersigueo la cartografíaqueF. Jamesonpredi-cay pretende,elestablecimientode lageografíadelcronotopoes un movimientopolítico-cogni-tivo, esgeopolíticadiscursiva.La relevanciadehablardelespacio-tiempoo cronotopoparapre-sentar al cyborg como reestructuracióndelagentesocial se derivaen granmedidade queunavez que,comoel postestructuralismoy lateoríadel actor-red,entreotros,hanargumenta-do, no hayun «ser-sujeto»por antonomasia,lomásquenosquedaesuna«posición-sujeto»o,mejor dicho, un «momento-posición-de-suje-to» y parasituaresosmomentos-posiciónposi-blesy darlessugeografía,quesiemprees geo-política, resulta conveniente esbozar sucronotopodominanteo característico.

Cadacronotopoconlíevaunascondicionesymodosposiblesde existenciay de sentido.Porejemplo,conlíevaunatemporalidad,unfactorocentroorganizadordel momento-posición-suje-to y un modo de agenciahumanadominantes.En nuestrocasoparecequese imponeunaespa-cio-temporalidadreversibley trasmutable2asícomoun tipo de factororganizativodadoporlaconexiónflexible, fragmentariay globaldedis-tintos tiposderedes3y un mododeagenciaqueviene precisamentedibujado por los cyborg,con su imagenambivalentede monstruoterro-rífico y figura sacrificial‘.

Frenteala laxituden la aplicacióndel térmi-no «cronotopo»querecorrebuenapartedel tra-bajo de Bajtin ~, paranosotros,como para elúltimo Bajtin (1989:408),el cronotoposeráunespacio-tiemposemánticoy valorativo en elque, segúnsusnormasprincipalesde medidaovaloración,motivos comoel encuentro,el ca-mino, la pérdida,etc, queconstituyenlos ele-mentos componentesde muchas narrativasdominantes—de sus argumentos,de su defini-ción deposisicionese identidades,etc.—cobrany transmitenun sentidou otro.

Dicho todo esto, surge inevitablementelapreguntasobresi las dimensionesdel cronoto-PO del cyborg que hemospropuestonos dansus nonnas principalesde medida y valora-ción.Esperoquela respuestaafirmativaquedeasentadaal final de estetrabajo.Pero,en cual-quier caso,hay que teneren cuentaque todocronotopo—histórico, literario o físico— no esgeneralo, mejor, quesusdimensionesbásicassejerarquizandemododiferentesegúnaquéyconquébaseserefieran6.

Por todoello, no nos bastaría,por ejemplo,con afirmarqueel cronotopode nuestroespa-cío-tiempoconstituyentees el de las amenazasy promesasúltimas o terminales,tanto en sudimensiónde tecnobiopoder,cuantoen la decapitalismotrasnacionaly en lade lanarrativamilenaristacristiana.Tampoconos seríasufi-cienteconindagarlaespecificacionesde espa-cio-temporalidadquealimentanuestrocrono-topo, talescomola temporalidaddelosenlacesde comunicacióny el rediseñode sistemaso laespacialidadde la globalización semiótico-material del mercado.Necesitaríamospregun-tamos ademáspor la peculiar forma de exis-tencia y agenciaquenos habilita. Y aquí esdondeemergeel cyborgcomorespuesta:el/ellaes la forma y el modelo peculiarde agenteen

este cronotopo. Pero también aparececomoproblema:como espacioabierto, peligrosoyproblemático.Porejemplo,afirmarquela tem-poralidadque le incumbeno es la orgánicaydesarrollista,sino la de condensación,fusióneimplosión de sistemase informacioneso quesu espacialidadno es la establecidapor laseparaciónentrelo universaly lo local, sino lade la globalizacióny la flexibilidad de la red,no hacesino plantearnospreguntassobre losposibleshabitantesde estecronotopo.

3. Emergenciay presenciadelos cyborgs:el cyborgcomo

respuesta

Rl ecesitamosunasindicacionesini-MS cialesmínimasquenospermitan

reconoceren nuestrasentradasysalidasa las figuras cyborg y faciliten queestasjuegenel papelde respuestainicial a lapreguntapor la forma de existenciaprivilegia-da en nuestroespacio-tiempo.Con esefin voya atrevermea formularunaprimeraaproxima-ción general a la idea de cyborg, afirmandoque:El cyborg es la articulaciónmetafóricaymaterial de lo quesomosypodemosser: es elmonstruoquemuestranuestraontología(posi-ble) en este capitalismoglobalizadoryfrag-mentario,en elqueno quedaotro remedioquenavegarenpáginas,códigos,discursosycuer-pos minados.Prácticamenteel único valor deestaformulaciónes servirnosde ayudaprovi-sionalparaatender,en primer lugar (3.1), a laaparicióndel cyborg en la obrade Harawayy,en segundolugar (3.2), su emergenciaen elsenomismodenuestrocronotopo.

(3.1) Tenemoslasuertede queen diferen-tes entrevistaslapropia Harawayha comenta-do cómo fue concibiendola idea del cyborg.Ello nospermiteseñalartrespasos:los antece-dentes,la enunciacióny la consolidación.Enlos antecedentespodemosdistinguir a su veztres momentos.El primero surgecuandosuactividadpolítica local comofeminista(Balti-more, años setenta)la poneen contactocontodaunaseriededesigualdadesraciales,quelahacen añadir esta sensibilidad a su trabajocomohistoriadorade labiología.En esaépocaestabapreparandosu grantrabajosobrela pri-

matología (1989) y, como ella misma dice(1994a:22),«empecéa pensaren los primatescomo ‘figuras’, comoesasentidadesgermina-les en las quese condensanlas imaginacionesde muchaspersonas.Vi los primates comoesas criaturas en las fronteras entre lo quecuentacomonaturalezay lo quecuentacomocultura, sobre las que se ha proyectadograncantidadde discursoracistaen EE.UU. a par-tir delos añossesenta.»Losprimatessele apa-recían ligados a mundosmuy heterogéneoscomo la culturapopular, la biología evolutivao los zoológicos,portandoen sus cuerposelsentidode muy diferenteshistorias.

El segundomomento tuvo lugar cuandopasóa la Universidadde California y empezóa enseñarTeoría feminista. Allí, durantelosaños ochentafue donde, según ella mismareconoce(1994a:23),«empezéa hacerel tra-bajo cyborg,el trabajosobrelas hibridacionesy fusionesentre lo orgánico, lo humanoy lotécnico,y sobreel modoen quelo material,loliteral y lo trópico implosionanuno en otro.(...) Comencéacomprendercomomáquinasycuerpossonherramientasy metáforashistóri-camenteespecíficas,sin que por un segundoperdieransuferozmaterialidad.(...) Me com-prometí en las regionesde las tecnocienciascon el proyectode lucharpor cuerposy signi-ficadosfeministasy antirracistas».

En esecaldode cultivo, la SocialistReviewla pidió queaclararaquéhabíaocurridoconelfeminismo socialistadurantela era Reagan,cómo era posible que prácticamentehubieradesaparecidoese movimiento. Así fue, comoen un tercer paso,escribióen 1985 «Unmani-fiesto paracyborgs»,actade nacimientodesusideassobreestosseres.Comoella mismacon-fiesa (1994b:243-4), el manifiesto empezósiendouna«especiede trabajosobreun espa-cio soñado»,dondepudierareverdeceraquelfeminismo.Pero suescriturasefue complican-do con todauna serie de ajustesde cuentaspendientes,tales como asimilar la profundatransformaciónde los organismoscomo obje-tos discursivos—ahoramásbienparecíansiste-mas de comunicaciónsometidosa la lógicamilitar de los objetosde la guerrafría—, supe-rar la visión exclusivamentenegativao repre-siva de la tecnologíapor partede los marxis-mos —imaginando las otras posibilidadesinsertasen aquella—o asimilarlas aportacionesvisionarias de la ciencia ficción feminista,

PPbgM~,

como contrapesoal andro-etnocentrismodelpsicoanálisis.

El resultadode todas estastensioneshizoque la importanciade este manifiesto no seagotaraen su carácterheráldiconi en su fun-ción de foco ordenadordel más conocido eimportantelibro de Harawayy terminaracons-tituyendo un auténticoaldabonazoparaquie-nesseguimosqueriendopensarel presentesinresignaciónni resentimiento.El manifiesto,consu densa,rica e iluminadaprosa,quehacehonorasu titulo, puedetomarsecomo supri-mer trabajodedicadoal modo de existenciayagenciadel cyborg: es el lugardondese enun-cia su presenciasin rubor alguno. En él sedefiendesu visibilidad, su consideracióny surelevancia político-analítica. Conviene teneren cuenta,sin embargo,queel enunciadoqueallí se hacede rasgosy procesosque adornana estafigura estáconectado,comofoco agluti-nante, a toda una serie de transformacionesqueHarawaypretenderealizaren el restodellibro, comoson:

i) rechazarla alianzaentreevolucionismo,funcionalismo y modelo económico-racionalde mercado(1991:parte 1), paraabrirseanue-vos paradigmasteóricos, epistemológicosypolíticos, como los que introducela cadavezmásextendidavisión biotecnológicadel cuer-po como un sistemaestratégico,orgánico ysemiótico(1991:211-2),la aplicacióndel dis-cursoético-políticoa la orientacióny justifica-ción de la objetividadcientífica(1991:195-6),o laconstruccióndel nuevosujetopolítico conlos referentesbásicos de la mujer y de unmundo tecnológica y multinacionamentemediado(1991:141-7);

u) luchar desde dentro de la tecnocienciapor un modode practicarlaque,sin renunciara producir la máximay mejor (in)formación,la conviertaen modode apropiarsedelpasadoy de abrir posibilidadesal futuro (1991:41-

2,67-8,39);iii) superar los discursoscerrados de la

«muertedel sujeto»mediantela «aperturadesujetos,de agentesy de territorios narrativosno isomórficos, inimaginabledesde el lugarventajosodel ojo ciclópeoy autosatisfechodelsujetodominante[the mastersubject]»(1991:192); y

iv) desplazarel etnocentrismoinherentealmodelo psicoanalíticoy a la literaturautópicanovecentista,dandocabidaa la literaturade

ciencia ficción, especialmentela feminista yantirracista,como posibilidadde leer los sig-nosdesconectadosde un mundoinconmensu-rabley de convertirseen vehículode alternati-vas(1991:207-8,226-8).

Todosestosmovimientosdejan sus huellasenel rostrodel cyborg. A todosvienearespon-derdealgunamanerasufigura. Sinembargo,suconsolidacióntiene lugar en un tercermomen-to, en suarticulo«The Promisesof Monsters»,queescorolario y actualizaciónde sus pasosyobrasanterioresy, porello, cierrael procesodeemergenciadelcyborgensupensamiento.Aquíse añadenun par de elementosque resultanimportantesy reveladores.

En primer lugar, y en líneaconel motivo uobjetivo (iii) de afrontarlas heridasinfligidasal sujeto,el cyborg aparececomoinstrumentoópticoqueforma partede unacartografíapolí-tica de lo que puede contar como natural,como posibleo como temible y que,en estesentido,modifica el tipo de sujetoy de agen-cia. No olvidemosqueparaHaraway(1991:188-91),como parala psicobiologia(F. Vare-la) o la teoríadelaciencia(N.R. Hanson),todavisión o percepciónes parcial,activay organi-zadoray forma partede la prótesisde campos,nudose inflexionesdesignificadosqueconsti-tuyeny localizanunaposiciónde conocimien-to. De aquíqueel cyborgahora,consunatura-lezade instrumentoóptico, redoblesupapeldereferenciaparanuestraagenciaposible,conloquedelimita y transformaal sujeto. Enconcre-to, el cyborgquiereserun filtro ópticoquenospermitaver el mundo«desdela perspectivadeun socialismotodavíaposible,un ambientalis-mo feministay antirracistay unacienciaparala gente»y nos hagareconocernoscomopartede «aquellosquesonfetos planetariosgestán-doseen el fluido amiótico del industrialismoterminal»(1992:295-6).

El segundoelementoescomplementoinelu-dible del anterior,puesvienearecordarnosquelahistoricidaddel ojo quemira esunafacetadela camalidady materialidadde cualquierposi-bilidad de conocimientoy acción,estoes,decualquieracción intencionalo agentividad.Elagente,en este caso, el cyborg, estásiempreposicionadoy localizadoen la materialidadysemioticidadde un espacio-tiempoy su mira-da,comosuacción,brotado an organismoqueesresultadode todo un aparatode produccióncorporal,dondelo biológico, lo técnico y lo

discursivo se entremezclan(Haraway, 1992:298). En concreto,Haraway señalaalgunosejemplos,como el del indígenade la Amazo-niaqueregistraen unavideocámaraa los otrosmiembrosde la tribu (1992:309)o el del enfer-mo de sidaquesumadoa lacoaliciónACT UPmodifica supropiaposición, la de los médicosy burócratas,e incluso la de los virus (1992:323), paramostramosque al menosalgunoscyborgshan roto las axfisiantesbarrerasima-ginarias—perono porello menosrotundas—dela identidad y han pennitido e internalizadorelaciones blasfemascon otras naturalezas,modificando así material y radicalmentelaestructurade laacción.

(3.2) En estepunto podemosdar por bási-camenteestablecidala figura del cyborgen laobra de Haraway, aunque posteriormentehayan seguidosurgiendoaplicacionesque lomatizan y amplían. Estamos y seguiremosestandoante un concepto abierto. Por esoahora podemospasar,sin perder su guía, aocupamosde cómoy cuándoemerge,nominaly empíricamente,el cyborg.

Harawaysitúa (1997:51) la primeravisiónde la criatura,saliendode sumatriz o cronoto-pos constitutiva,acomienzosde los años se-sentacuando,a la vezqueseproducepor pri-mera vez una rata normal de laboratorio,implantadacon unabombaosmótica,apareceel término«cyborg»y se utiliza parareferirseaun hombrecuyoperfeccionamiento,median-te su hibridación con máquinas,le permitiríasobrevivir en un ambienteextraterreste.Loscyborgsserianen esepunto vistos como «sis-temas hombre-máquina autorregulados»,como entoncesse decía,cuya instanciaejem-plar venía constituida por «los hombresdelespacio»,epitome, nos dice Haraway(1991:150-1),del sueñomodernode autonomíaindi-vidual respectode la madre/tierra/tradiciónyfin apocalípticode la escaladaoccidental dedominacióndel mundo.

Todavíapasaráun tiempoparaquela rata seencuentreconsudenominacióny el astronautaconsunaturaleza,consolidándoseasí la apari-ción de los cyborgs.El final de ese períodotransicionalen la emergenciade los cyborgs,sus primerosbalbuceosautónomospodríamosdecir, lo poneHarawayen el momentode laimplosión de la informática, la biología y lamundialización económica, que se producediez años más tarde. Es a principios de los

añossetenta,nos dice (1997:70-1),cuandoserealizaconéxito el primer experimentode in-genieríagenéticay secreaen Berkeley(Cali-fornia) laprimeraempresadebiotecnología.Ypocos años después,nos recuerdainsistente-menteHaraway(1997:75-7),en 1975, 5. Russpublica el texto fundantede la ciencia ficciónfeminista, que da pie a la figura cyborg delhombre-hembra,que muestra la naturalezahíbrida,política y mítica de nuestrosextrate-rrestres.A partir de esemomentola multiplica-ciónde los diferentestiposy modosdecyborgsirán desalojandoincesantementedel centrodela accióny de la visión aotrosmodosde exis-tencia(supuestamente)autónoma.

Ahora bien,si he habladode emergenciayno deorigenesporqueHarawayniegaexplíci-tamente(1991:151)queelcyborg participedeesemito humanistay modernodel origenuni-tarioy fundacional.Sunacimientoes másbienilegitimo y problemáticoy no constituyeni unEdénal quevolver, ni un destinoo determina-ción quecontinuar.Resultamuy pocosignifi-cativala partidade nacimientode estafamiliade criaturas,si es que tal cosafuera posible.Por otro lado, podemosver estapropuestaenlíneaconel planteamientode Nietzchey Fou-cault, segúnel cual lo relevanteno es cómocomienzaalgo, su origen, ni siquieralo queseao el hechode queseaesealgoesdefiniti-vo, lo relevantese encuentraen los mecanis-mos y procesosquelo producencontingente-mente, lo transforman y lo reinterpretan(Arditi, 1993).Lo quenosinteresaresaltar,portanto,sonlos procesoso mecanismosqueges-tan y transformanesecaldode cultivo en queemergeel cyborg.

La renunciaal mito del origeny el plantea-miento genealógicohacenque reafirmemoslainexistenciade una esenciacyborg. No haymarcasgenéticas,ni fisiológicas,ni conductua-les o políticasquedenunidad estable,identi-dad,aeste conjuntode criaturas.Lo máximoque podremosencontrares un cierto aire defamilia, másporlacomunidaddel airequeres-piran quepor la sangreque les nutre. De ahíqueseatan importanteaclararel espacio-tiem-PO O cronotopoquees elaire delos cyborgs.Deahí queahora,paracaptarconmásclaridad laemergenciadiferenciada de tales criaturasduranteestastresdécadasy poderpercibir lastransformacionesquehayanpodidoir abriendoen nuestrarealidady en nuestrasposibilidades

convieneintroducir, al menos,cuatropuntuali-zacionesreferidasal etéreonutriente.

(i) Recordemosque la sopa amiótica denuestrosamigos,quees la nuestratambién,esun espacio-tiemposin límitesprecisosentreloorgánicoy lo artificial, lo ficticio y lo real, loposibilitantey lo constreñidor.Así entendere-mos que Haraway afirme (1991:151-4) quepivota sobretresprecondiciones,queson tresprocesosde desmoronamientode fronteras.Elprimeroes ladesaparición,dentrodel discursoy de la cultura científica, de límites entre lohumanoy lo animal,a la quetampocoson aje-nos los movimientosen favor de los derechosde los animales.El segundose ha ido produ-ciendo con el desarrollode la cibernética,larobótica y la tecnologíaen general, quehandesdibujado la separación entre organismo(consu autonomía)y lamáquina,y hantermí-nado por desbaratarfatalmentela certezadequésealo quedebetomarsecomonaturaleza.Por último, el desbordamientode lacapacidadde produccióninformáticaha roto la separa-ciónentrelo físico (lo material,elhardware)ylo no-físico(lo formal, el sotfware).La minia-turizaciónde lamáquinas,quelasterminacon-figurandoabasede ondaselectromagnéticasyminúsculassuperficiesparala escritura,comosonlos chipsdesilicio, haalteradoradicalmen-te las relacionesentretres elementoscentralesde nuestracivilización: el poder,la escriturayla tecnología.Sus naturalezasparecenahoradifícilmenteseparablesy diferenciables.Quizá,por recuperarlas resonanciasde la dimensiónreligiosa,pudieramosequipararla emergenciade loscyborgsaunaepifaníaqueestostrespro-cesosalimentancontingentemente.

(u) En este mismo sentidode especificarlos mecanismosgenealógicosy transformado-resde los cyborgsconvienerecordarqueHara-way (1997:12-3)señala«cuatrotentáculosdela matriz tecnocientifica,históricamenteespe-cífica, en que se gestan las formas de vidacyborg»,cuatromecanismoso aparatosparasu emergencia,cuatro parteras,que son: losaparatosde los conflictos annados,mundialesy postnucleares,cuya «tecnologíapuedesercondensadaen lametáfora01, centro-de-con-trol-de-comunicación-e-inteligencia,elsímbo-lo militar de su teoríade operaciones»(1991:164); los mecanismosdel tráfico mercantilhipercapitalistay las estrategiasde acumula-ciónflexible, quedescansanen la miniaturiza-

ción y laaltatecnologíade lastransnacionales;todoslos mecanismosmaterialese intituciona-les, desdeel cultivo nacionalde pescadoa laCumbrede Río de 1992,conlos quese produ-ce esehábitatplanetarioy tecnocientíficoquellamamosecosistemay se causandolores departoen las prácticasde control de recursos;ylos mecanismosde producción de una con-cienciacotidianay globalizadaen mediode lapandemiaplanetariade entretenimientosme-diáticos, multiculturales y un tanto cyborgcomo la serieStar Trek, las películas BladeRunner o Terminator o los conglomeradosTime-Warnery CNN o Disneyy CBS.

(iii) Quizá porque Althusser (1969:70-6)fue contundenteen el rechazode los conceptosidealistasy los empiristasde «origen»,«géne-sis» o «nacimiento»y se propusobuscarlosmecanismosde produccióny mutaciónde ob-jetos y sujetosy porque paraél (1969:275-6)los sujetoso individuos sonsiempreresultadode las prácticas,sonportadoreso representan-tesde lacombinaciónde las tensiones,dimen-sioneso determinacionespropiasde las prácti-cas productivas autónomas,fue por lo queHarawayacudió a él paraestablecerun modoo mecanismogeneralquedelimitey fije lapo-sición del sujetocyborg en el discursoy en sucronotopo, a la vez que expreseel carácterideológicode todala operación.Así, y sortean-do a duraspenasel fuerte estructuralismoquelate en el pensamientoalthusserianoy con laclara concienciade que la tecnocienciaes uncronotopoquerebasael ámbitode la ideología,Harawayencontróelconceptode interpelación.

La interpelación, nos recuerdaHaraway(1997:50),tiene un dobleusocomo «interrup-ciónen el discurso»quellamaaalguien,quealcontestarsereconocerácomosujetoposiciona-do en ese discurso,y como exigenciaparla-mentaria de responsabilidadesa los gober-nantes.Paraaclararloutiliza el mismoejemploqueAlthusser,el del policía quegrita ¡eh, tú!en lacalle. Si me vuelvo y atiendoentroa for-mar parte de un poderoso discurso, aunquepuedahacerlode diversasformascomo teme-rosoo sospechoso,comoconfiadou observan-te, etc. Es mi respondera la interpelaciónloque me habilita como participante, aunquenuncalo hagaen las condicioneselegidasysiemprese me puedanpedirresponsabilidades.

Desde ahí no dudará en afirmar que loscyborgsresultande y producenuna interrup-

ción y unarernvención,estoes, unainterpela-clon.Nosotrospodemosquedarnosconla ideade que estees el mecanismode produccióndiscursiva,es decir, político semiótica,de loscyborgs.«Enel vientredel monstruo,nosdice(1992:302),incluso aquellosotros inapropia-dos/ablesparecenser interpelados—apeladosmedianteuna interrupción—en una posiciónconcretaquehe aprendidoa llamarposicióndesujetocyborg.»

(iv) Es importanteteneren cuentala emer-gencia bastarda y terrorífica de la figuracyborgquehemosnarradoal comienzode esteapartado(3.2), así como las posibilidadesdecrítica y transformaciónque algunoscyborgsabreny hemosseñaladoal final del apartadoanterior (3.1), para entenderque esosseresmonstruosos,reveladospor la interpelación,ala vez queestánrepletosde promesassonreal-mentepeligrosos.La aportaciónde Harawayconsisteen hacernosver cómo todaestaseriede procesosy mecanismos,que inmediata-mentenosparecenrepresores,cuandono tota-litarios, sin dejarde serlo, abrenposibilidadespara la transformaciónpolítica. Un ejemplorecienteestáen el hechode que los mecanis-mos máspoderososde control de información,como los que representanlas redesinformáti-cas del Pentágono,han podido ser asaltadospor piratasinformáticosque,enpalabrasde unportavozoficial (El País 23/05/98)«seintro-dujeronen la columnavertebralde las teleco-municacionesdel Departamentode Defensa».

Aquí vemostanto la debilidaddel máspo-derosoaparatomilitar nuncaconstruido,cuan-to la inexistencia de posiciones inocentes—¿que harán los piratas con la informaciónhurtada?—.Ninguna intención, ningunaposi-ción, ningún mecanismoestá inmaculado.Harawaylo sabey tomacomobastardasu vo-luntadde dar la vueltadesdedentro a la ima-ginería, la retóricay la finalidad de la prácticatecnocientífica.Por ello nos dice(1991:154):

«Desdeunaperspectiva,un mundodecyborgses la última imposición de unsistemade control en el planeta,la últi-made las abstraccionesinherentesa unapocalipsis de Guerra de Galaxiasemprendidaen nombre de la defensanacional, la apropiación final de loscuerpos de las mujeres en una orgíamasculinade guerra. Desde otra pers-

pectiva,un mundocyborg podría tratarde realidadessocialesy corporalesvivi-dasen las quelagenteno tienemiedodesu parentescocon animalesy máquinasni de identidadespermanentementepar-ciales ni de puntosde vistacontradicto-rios. La lucha política consisteen verdesdelas dos perspectivasa la vez, yaquecadaunade ellas revelaal mismotiempotanto las dominacionescomolasposibilidades inimaginablesdesde otrolugarestratégico.La visión únicaprodu-ce peoresilusionesque la doble o quemonstruosde muchascabezas.Las uni-dades ciborgánicasson monstruosaseilegítimas.»

4. Dimensioneso víasdeaccesoa lasposicionescyborg:

el cyborgcomoproblema

L a propuestade lograr la visióndoble y vivir la ambivalenciaentrela apocalipsisy la regenaraciónsin

disonanciascognitivas o afectivas insoteni-bIes,esunapruebaevidentede lacomplejidaden la quenosvemos inmersos.Por ello y porla absolutanovedaddel cyborg y del espacio-tiempo quecon él nos «envuelve»(Jameson,1996: 131-8), paranosotros,porahora,lafigu-ra del cyborgemergeno tantocomoun tipo desero un modo posibley máso menosfactiblede existenciao agencia,cuantocomoun espa-cio semiótico-material,un punto-momento.unaposición,cuyanaturalezamúltiple, híbriday variable exige que la visitemos una y otravez, fugaz y tangencialmente,iniciandonues-tro paseoquizádesdealgunaposicióno pers-pectivaconocida.A ello se une el que, comobien dice Jameson(1996:58), al habersefor-madoen granmedidanuestroshábitospercep-tuales y conceptualesen un espacio-tiempodiferente,el del modernismo,la mutaciónaca-ecida nos exhortaa desarrollarnuevosórga-nos, a«ampliarnuestrasensibilidady nuestrocuerpo hasta alcanzar dimensiones nuevas,todavía inconcebiblesy quizás,en última ins-tancia, imposibles».

En cierto sentido,al hablarde lasposicionescyborgheredamosno sólo lacríticaa lautilidad

analíticay política de la ideadel yo unitario oidéntico (la deconstruccióndel sujetoo agen-te), sino tambiénla tesis—de un cierto postes-tructuralismofeminista—de que la agenciaocapacidadde introducir una diferenciaen elmundoe incluso la intervencióncomo sujetoson resultados,logros y compromisos,no sí-tuacionesdadas,asícomola idea—provinientede un cierto psicoanálisisde izquierdas—dequelaexpresión«posiciónsujeto»apuntaa al-gunaforma de identidadquepermite la adhe-sión del grupo o la articulaciónde diferentesposibilidadesde agentividad.Es decir,nos en-frentamosalcyborgcomoproblema.Lo perci-bimos como espaciosemiótico-materialcuyonecesarioreconocimientoacometemoscruzan-dolo segúnla guía de cada unade las dimen-sionescaracterísticasde nuestrocronotopo.

4.1. LA VÍA DEL BIOPODER

El conceptode biopoderempiezaa cobrarun contenidosuficientementerelevanteen lostresvolúmenesde la Historia de la sexualidadde M. Foucault.En ellos, el biopoderemergecomo referenciaal cambio producido con elpasode ladecisiónsoberanade ajusticiara laspersonasantedeterminadasaccionesa la ad-ministración de cuerpos y poblacionescomorealidadesbásicasde nuestraeconomíapolíti-ca. Pero esa referenciasólo se sostiene,nosrecuerdaArditi (1993), sobresu relacióncontresmovimientos: i) un rechazode la visiónliberal del poder—quenos permiteverlo comopermeándolotodoy comoposibilitantey posi-tivo a la par que limitador o negativo-;u) lacaptaciónde la sexualidady sus discursoscomoun mecanismodefinidor de la «verdad»de los sujetos;y iii) la aceptaciónde quepodery conocersoninseparables—el poder/conoceresunaprácticadiscursivae histórica—.

Puededecirse,como entre otros hacenR.Dreyfusy P. Rabinow(1983: xxvi-xxvii), queFoucaultha sabidohacemosver en los discur-sos y prácticascotidianasy en los discursosexpertos-el mecanismode la confesióno lasdiversasprácticasterapeúticas,por ejemplo-la organizacióngeneralizaday penetrantedenuestrasociedada manosdel bio-poder,y que,en general, podemosdefinir a este como unordenamientoy un disciplinamientocrecientede todos los ámbitosde nuestravida, oculto

bajoel disfraz legitimadorde unamejoradelbienestarde los individuosy las poblaciones.

Ahora bien, como estos autoresrecogen(ibid), hay en Foucault un resabiohegeliano-estructuralista,manifestadoal ver eseordena-miento como unaestrategiasin director, quesin embargonosafectaríaatodosy cuyoúnicofin seríael incrementodelpodery deordenensí, que Harawayno va a compartir.Perfecta-menteadmite(1990:11), por un lado, que labiopolitica determinalo queesrelevanteen lavida pública, lo quepuedetomarsecomociu-dadano,etc.,mientrasporotroha dicho (1997:9) quela tecnología,incluida la tecnologíadelcuerpomismo,eselauténticosujetode lahis-toriauniversal.Peronadade ello le impide rei-terarunay otra vez queprecisamenteeseca-rácter pervasivodel biopoderno nos permitesituarnosfuera de y frente «al Sistema»o «alPoder»,no podemosvolver acaeren las críti-cas del tipo «hombreunidimensional»ante laracionalidadtecnológica,si no quenosencon-tramospracticandoe implementandoese bio-poder,porejemploconel desarrollode la Bio-logía, de manera contaminadae inevitable,peroresponsable,comoextrañosen suinterior(1990:11).La propuestade Harawayse ubicaen unaposiciónequidistanteentreel determi-nismotecnológico(gozosao trágicamenteasu-mido) y el voluntarismode unaoposiciónfron-tal a la tecnologíao a laculturacientífica~.

No olvidemosqueentrelos argumentosquellevan a ver en el cyborg un modelode nues-tras mismasposibilidadesexistencialesestabael que lo queel postestructuralismohallama-do la «muertedel sujeto»-queincluía la dudasobrela validez y centralidaddel autoconocí-miento, una cierta impotenciay el reconoci-miento del ordenamientoy la configuraciónhistórico-socialde diferentesposicionesposi-blesparalos agentes—Harawayprefieredeno-minarlo «aperturade sujetos,de agentesy deterritorios narrativosno isomórficos» (1991:192). Con estemovimiento se admitela aper-tura de posiciones-momentosde encuentro,mnterrelacióno hibridación y se implica unaresponsabilidady unaposibilidad.

Introducidaestamodificaciónen elconcep-to foucaultiano,elbiopoderaparececomoalgoque nos implica a todos como afectadosycomoresponsablesy nos ayudaavolver averla relevanciadel cyborg. Uno de los principa-les mediosde penetracióny radicaciónde tal

El cyhorg como reconstrucción del agente social 1>77

ordenamiento,organizacióno disciplinamien-to seencuentraen el cuerpoy la corporalidadcomo locus orgánicoen el que las prácticassocialesmásnimiasy reiterativasse ligan conlaorganizacióndepoderesagranescala,comola industriamultinacionalfarmacéutica,decos-mética o de alimentación.Los discursoscon-formadoresde identidadeso posicionessujeto,por otro lado, no dejan de serredesdetermi-nantesde información (o cibernética).DondeFoucault ha hablado de la tecnologíasdepoder/saberque históricamentehan definidolos limites constitutivosdel hombre,Harawayva a decir que esas tecnologíasse encamanahora básicamenteen la cibernética y en labiotecnología,que alteran profundamentelanaturalezamismade los límites, volviéndolosfluidos, y que,porello, el nuevosujetoconsti-tuido es un organismocibernético:un cyborg~.

Con estosantecedentesescomprensiblequeahoraHarawayestablezca(1997:12)un parale-lismo entrelas figuras másbien novecentistasanalizadaspor Foucault (el niño quese mas-turba, la mujer histérica, el homosexualper-vertido, etc.),con su cronotopo desarrollista,repletode dramasde degenaracióno enferme-dady patologíasde (re)produccióny herederode las historiasde salvacióncristianasy de uncierto humanismo,y el cyborgcomohabitantede un régimen espacio-temporalqueha cam-biado,y que,por ejemplo,se correspondemáscon las anomalías(de la ciencia ficción), queempujana los viajerosa regionesinesperadasdel espacio-tiempo,quecon los pasajesde na-cimientomodernodel cuerpobiopolitico, y enel queel bio-podercobra un especialcaráctercomo tecno-bio-poder.Al dar el nombredecyborg al espacioresultantede la tecnologíasemiótico-materialqueconectacuerposy sig-nificados y, con ello, especificaun tipo deposiciones,facilita (muestra,conel monstruo)la visión de los mecanismosdel bio-poderactualmentevigentes. De modo semejante,peroen sentidoinversoy complementario,ellole permiteafirmar queen eseespaciola obje-tividad encamaday marcadadel feminismoencuentraun terrenodondeasentarse,puesdelo queella trata«no esde unalocalizaciónfija,en un cuerporeificado,femeninoo no, sino denudosde campos,inflexiones en las orienta-ciones y responsabilidadante los diferentescampossemiótico-materialesde significado»(1991:195).

Al seguirla vía del biopodercon Harawaynos encontramoscon que los cyborgs,comoposiciones-sujetovisibles, emergenen mediode la implosión,la condensacióny la fusióndelo técnico,lo semiótico,lo orgánico,etc., quese ha producidoen el último cuartode siglo.Ello le hacedecir (1997:12) que los cyborgsno habitan los dominios de unavida («lífe»)simplemente orgánica y evolutiva, sino lospáramosde un vivir («life itself») inscrito enlosenlacesdecomunicacionesy el rediseñodesistemasy queen suversiónmástecno-empre-sarial-esperpénticalleva a hacerde las espe-cíes un nombre de marca,como ocurre conalgunas«razas»de perrosde luchao con unode suscyborgpreferidos,el OncoMouseTM.

El OncoMousetMo marcaregistradade rato-nes-con-cánceresun casoejemplarde cyborg.Descendientey resultadoconcretodeldesarro-llo de la ingenieríagenética,quedesdeel año73 lleva trabajandoen la inscripción de losgenes de una criaturaen los de otra radical-mentedistinta, es decir, pertenecea la familiade los transgénicos.Hizo su presentaciónpública, nosdice Haraway(1997:69),en 1988corno roedor, modelo transgénicodel cáncerde pecho, queerapropiedadintelectualde laUniversidadde Harvard.En sentidoaristotéli-co puede ser conceptualizadocomo un servivo, pues se mueve por si mismo,pero a lavezhayqueverlo comoun instrumentocientí-fico, unamercancíanormal en el intercambioeconómicotransnacionaly, sobretodo, comoel primer animal patentadodel mundo, cuyacomercializaciónfue cedida (no sin contra-prestaciones)porHarvardala conocidamulti-nacionalde la industriabioquímicaDu Pont.

No podemospermanecerinocenteo cínica-menteante el hechodel uso de estos y otrosseresvivos como si fueransimplesherramien-tas,yaquesuutilidad,paranosotros,se basaenparteen queellos,o mejorellas, las hermanasmamíferas,son,a la vez, nosotrosy no-noso-tros. Comerciamosconellaseconómico-mate-rial-simbólicamente,como comerciamosconnosotrosmismos.Es másestasratonas,resulta-do de la bioingenieria,dice Haraway(1997:83), «sonsimultáneamenteunametáfora,unatecnologíay unabestiaquevive los muchosnivelesde su vida lo mejor quepuede.Esteesel estadonormal de las entidadesen las cultu-rasdetecnociencia,incluyéndonosanosotros».Por ello, estecyborg, comoproponeHaraway

178 Fernando J. García Selgas

(1997:85), «puedesignificar y encarnar,qui-zás másqueexplicar, el mundoen quesenosha interpelado».Puedeser el monstruo quemuestranuestroespacio-tiempoo cronotopo.

4.2. ARRASTRADOSPOR ELSEGUNDO MILENARISMOCRISTIANO

Siguiendola vía del biopoderhemostermi-nadoencontrándonosconun animal delabora-torio patentado,queinteraccionaconnosotrosy con otros seres,reconfigurandoel conoci-mientobiomédico,las leyes de propiedad,lasempresas,los miedos y esperanzasde lasenfermas,etc.Ahora, conla ayudade los me-canismos ópticos propuestospor Haraway—como los cuadros pintadospor Lynn Ran-dolph (1997:46-7) o el mismo conceptodecyborg—, podemosver en ese roedor a una«criaturacyborg,blanca,fémina, conpechosytransepecifica,[que] estácoronadacon espi-nas.Es unafigura de Cristo, y suhistoriaes lade la pasión. [...] Es sacrificaday su sufrí-mientoprometelibrarnos del nuestro:esnues-trasustitutay nuestracabezade turco».En estesentidonosencontraremosclaramenteconunafigura de la narrativasecularcristiana,queali-menta los dramas de salvación de nuestromundo tecnocientífico, y habremos salidoarrastradospor la fuerzade ladimensiónmile-naristacristiana.

El rancioaromade las narrativascristianas,penetrantey aparentementeindestructible,tambiénnos llegaal transitarporestospagosyaellos nos devuelve.Hay aquíuna repeticiónde elementosde otros cronotopos,que Hara-way sabeapreciar,porejemplo,cuandoafirma(1997:11-2)quela temporalidaddel desarrolloy la realizaciónen quese sitúan las criaturasnovecentistasqueencarnanlaconstruccióndelconceptode bio-poderfoucaultiano,esun des-cendientelegitimo de la temporalidadde lashistoria de salvación, propias del realismocristiano. Pero esta dimensión cobra nuevasformas al adecuarsea la temporalidadde lacondensación,la fusión y la implosión. Escomo la inscripciónde unanueva temporali-daden medio de la figuración cristianao unarefiguracióndel cristianismopuestaal serviciode los miedosy esperanzasque comportalatecnociencia.Por ello Haraway nos coloca

(1997:10)a los cyborgsy anosotros,aunqueno a todos nosotros, «en la zonahoraria delfinal del SegundoMilenio Cristiano»~‘.

Al final del segundomilenio cristiano—fecha contingentepor históricamentedefini-da y, por histórica,constituyenterevitalizadode nuestrocronotopo-vuelvenahacereco lasexpectativasmilenaristasdel medievo,con sumezcla de temory de esperanzaante la grantransformaciónque habría sido el fin delmundo o la llegadadefinitiva del reino deDios. Pero no estamosantela repeticiónde lomismo, sino ante variacionessobreun mismotema (tópico): ahora la mezcla se ha hechomás profunday esasalternativas(apocalípti-cos o catastróficosversusmesíanicoso reden-tores) no sonmutuamenteexcluyentes.

Este desplazamientoo movimiento, queviene a realzarla dimensiónreligiosa,esmásproblemáticode lo queHarawayadmite. Porejemplo,parececontradictorioquehayarecha-zadoel psicoanálisiscomomediogeneralizadoparaanalizarlaconstrucciónde la subjetividadpor etnocéntricoy parroquianoy ahoraasumalas narrativascristianascomo unadimensiónfundamentalen la determinaciónde las posi-ciones-sujeto,cuandoes un discursoquenoenvuelvea másde un tercio de la poblaciónmundial.Precisamentelo queterminaráresol-viendo o, másbien, disolviendolas tensionesque manifiesta esta aparentecontradicciónserála complejay paradójicaagentividad—o¿habríaquedecirpersonalidad?—del cyborg.

Harawayseñala(1995:72)queel psicoanáli-sis, especialmentemediantela trama edipica,configura unanarrativade la constitucióndelinconscientey de la subjetividadexcesivamen-te ligadaa un momentohistórico (el de pervi-venciade la familia nuclearburguesa)y espa-cio-cultural (la Europade la industrialización),lo cual le hace especialmenteinapropiadositenemosencuentaqueloque,entreotrascosas,ponede manifiestolaemergenciadelos cyborsy su cronotopoesel fm de talescondicionesocoordenadas.El psicoanálisis,habíadicho yaantes(1991:150-1),reproducee imponela ideade un origen unitario y de unaprogresivadife-renciacióndela naturalezay entrelosgéneros.A ello secontraponefrontalmentelaideadeunacriatura sin origen familiar o unitario y singénerodefinido—y casode atribuirselealgunosería el femenino-, pues todo ello la haceexcéntricarespectodel discursopsicoanalítico.

El cyborg como reconstrucción del agente social 179

Aunque con el paso del tiempo Harawayhaya suavizadosu postura,podemosseguirdiciendoque,en resumen,paraella (1990:14-5 y 1994b:247-8)el psicoanálisises demasia-do heterosexual,conservadory etnocéntrico.¿Pero acaso las narrativas cristianas lo sonmenos?La respuestainmediata es que no.Pero si lo pensamoscon un pocode tranquili-dadencontramoselementosquepuedenjusti-ficar la opcióntomadapor Haraway.Concen-tremosnuestraatenciónen cinco de ellos:

1) las figuras de la narrativacristianahansido objetodemuy diferenteslecturas,algunasde ellas incluso bastanteabiertas,y, en estesentido,son menostotalizadorasy permiteneltrabajohíbridoy promiscuoquenuestrotiem-PO y el cyborg precisan;

2) si nosconcentramosen el ámbitosimbó-lico de nuestrocronotopoparececlaro quelastramasde sacrificio, salvacióny destrucciónestánmásextendidasy sonmáspresentesquelas intimas oposicionesedípicas,quizá por laconfluenciade tales tramasen otrasculturasreligiosascomola musulmanw

3) los más de dos mil años de narrativascristianasy susvariadosmodosde relacionar-se con y asimilaral otro (evangelización,cru-zadas,ecumenismo,etc.) la otorgan, frentealbrevey etnocéntricoreinadodel psicoanálisis,unamayor potencialidadparamoverseen elcomplejopostcolonialismoquehoy subsiste;

4) a la hora de aclarar la situaciónde losnuevosmovimientossocialesencontramosquela permanenteoposición entre las visionesdeterministasy las voluntaristas nos sitúa,segúnJamesonlO, en un dilemaprofundamenteenraizadoen la retóricajudeo-ciástiana,cuyapolarizaciónentreprovidencialismosy milena-rismos perviveen las manifestacionesreligio-sasdela tecnociencia;y, másen general,

5) admitir la persistenciadel milenarismoes,enparte,un movimientocontrael antitradi-cionalismo moderno,que ha impedido ver laestable importancia de lo religioso en losmapascognitivo-normativosde los agentesyayudaa recuperarla memoriay a superarloslímitesdel racionalismocientifista.

En última instancia,podríamosdecirquenoes una cuestión de preferencia. De hecho,Haraway se resiste a la persistenciade losholismosintegradoresy transcendentalesquecompartenambasnarrativasy, por ello, liga elcyborg a toda la parafernaliaparcial de las

narrativas de la ciencia ficción feminista.Esperaqueestemovimientolapermitarebasarel localismopsicoanalítico(1994b:246-8)y lalleve finalmentea otra direcciónde lared,dis-tinta del segundomilenio (1997:45).

En cualquiercaso,parecequequizá lo quehoy nos arrastrade la figuración cristiananoseatanto la temporalizaciónquesuponever lahistoriacomototalidadprovidencialo teleoló-gicamente ordenada cuanto que constituyenuestro principal y en muchos casosúltimoarchivode figuras, estoes,de entidadesgeo-métricas(espacio-temporalesy materiales)yretóricas(semióticas)quecondensany despla-zan nuestrosmapascognitivos, valorativosyprácticos. El empujede estavía puedeestar,por tanto, en que, como dice Haraway(1997:10), «la historia secularde salvacióndependede la fuerzade lasimágenesy de la temporali-dad de las amenazasy promesasterminalesparapodercontenerla heterogloxiay fluidezde los acontecimientos»,y en queello se haceespecialmentenecesarioen el casode los dis-cursosy prácticasde lagenéticay la informá-tica, cuyascriaturas—básicamentelos genesylos ordenadores—son nuestroscyborgs másinmediatos.No olvidemostampocoque el ircadavez a peor, en unaespeciede antiutopíadel control y la vigilancia a la Orwell o depesadillade devastaciónnuclear, es tambiénparte de la actual perspectivamilenarista.Apocalipsisy salvación se ligan en estadi-mensión.Las figuras y figuracionesde la tec-nociencia,entrelasquedestacanlos diferentescyborgs,amenudoson,segúnHaraway(1997:8) simultáneamenteapocalipticasy cómicas:«el apocalipsis,la destruccióntotal de nuestrohábitat,y la comedia,comoresolucióngracio-say armoniosade todoslos conflictosmedian-te el progreso,soncompañerosde camaen laserie(soapopera)de la tecnociencia».

Por todo ello, Haraway encuentraque esinevitabletenerque reapropiarsedel realismoy de la figuracióncristiana,asícomodelarela-ción amor/odioantelas historiasdeapocalipsisy salvación. Las historias de redención, desatisfaccióntraslas heridas,sufrimientoso caí-das—al menosparalos elegidos—son un ali-mentoimprescindibleparala imagineríatecno-científica, que unidos a otros ya señaladoscomoel dibujo de unacatástrofenuclearo eco-nómica,la imagende una pandemiaplanetariao un desastreecológico, forman un completo

sistemade creencias,unaculturao cronotoposque nos cuentauna determinadaversión delmundo.En ellabrilla conluz propia,porejem-pío,unode nuestrosmásrutilantescyborgs,elgenomahumano,que,como bien dice Hara-way (1997:44),«funcionaregularmenteen lasactualesnarrativasde la biotecnologíacomouna figura en un dramade salvaciónquepro-mete la satisfaccióny la restauraciónde lanaturalezahumana».

4.3. INMERSOS EN LAMULTIDIMENSIONALIDADDE LA TECNOCIENCIA

Aquí estamosahoraen medio de unode losámbitosmásanunciadosdel desarrollocientí-fico y tecnológico.El genomahumano,comoel Ratón-del-cáncery los chips, con todo elpotencial del control informático y biológicoque conllevan, son figuras de sufrimiento ysalvaciónquehabitanesoslugarespreferidosde los cyborgsqueson,segúnHaraway(1992:330), los agujerosnegrosen los quesujetosyobjetoscolapsan,son engullidos,y se confun-den,y queen, gran parte, se producenpor lapropiaimplosiónde sujetosy objetosenlatec-nociencía.El milenarismomás ancestralnoshaconducidoalcentrode la tecnociencia.

A esospozos de gravedad,en los que laoposiciónnaturaleza-culturacolapsamaterial-mentey en los que el monstruode nuestrospropios poderesdigiere sus miedos y susmedios, tendríamosmuy difícil acéesosinocontáramoscon algunasclavesde la dimen-sión de la tecnocienciacomoguíay cóordena-da, especialmenteconaquellasquela convier-ten en determinanteparanuestroentornomáspróximo y paranosotrosmismos.

Una maneraclara y sencilla de accederaalgunasde esasclavesla encontramosen unrecienteensayode Emilio Lamo de Espinosa(1996). En él se vienea afirmar quelacienciaocupahoy el lugarque la culturateníaen lassociedadestradicionales.Algo que Harawaycorroboraríaal afirmar(1992:296)quelacien-cia esculturay quelos estudiossobrela cien-cia sonestudiosculturales.En cualquiercaso,lo queLamo de Espinosaparecequererdecirconello es que,mientrasen lassociedadestra-dicionalesla cultura (instrumentossocialesymateriales,mapascognitivosy de sentido,y

reglas de conducta)habría sido el principalmecanismode adaptación, que constituiríatanto los modosposiblesderealidadsocio-his-tórica (transparente,controladapor el pasado,cerrada,etc.) cuantola forma de la subjetivi-dadpertinente(homo culturalis con su tabularasay su vivencia dramática),en las socieda-desactuales,pasadala transiciónde la moder-nidad, estaríamosen unas sociedadesdelconocimientoo ciencia(dela tecnociencia,di-riamos nosotros),en las que no sólo la lógicade la ciencia se habríaconvertido en lógicacomún, sino que ademásquedaríandelimita-das las formasde estructuraciónsocio-históri-ca (reflexivamenteopaca,conla tecnociencíacomo principal fuentede riquezay podery lainformación,no la energía,estructurandounasociedadpostindustrial)y los modospredomí-nates de subjetivización humana(el homorationalis, irónico y calculador).

Podríamosdecir, en consecuencia,que loselementosde la tecnocienciadeterminanlasfonnasde serde nuestroentornoy de nuestroactividadsociales.Pero parapoder accederycentrarnosen el espacioespecificode emer-genciatecnocientíficade los cyborgstenemosque desplazar,cuanto más mejor, al homorationalis consu teoríade laelecciónracionaly sumodelizacióneconomicistade la realidadbajo el par costes/beneficios.Estemodelo desubjetividadmantieneunaespeciede esenciamaterialy emocionalhumanaqueahoraesta-ría actuandocon medios,formas y contextosdiferentesperoqueen sí mismahabríaqueda-do al margen—por arte de magia (ideológica)quizá— de eso que,con Haraway, hemoslla-madola implosión de sujetosy objetos.Frentea la idea del horno rai’ionalis como agenteincontaminadode la materialidadde los obje-tos y de la semioticidadde las metáforas,quese erigeen sujetoautónomo,apareceelcyborgcomo resultantede la multiplicación, fusión ycompenetración—la implosión— de sujetosyobjetos,que le otorganuna naturalezaconta-minada,híbriday nuncainocente.

Es aesasposiciones,tanpróximasalos agu-jerosnegrosqueantesseñalamos,adondeHa-raway(1992:310-8)pretendellevamosal ir unpocomásal fondo de la dimensióntecnocien-tífica, justo allí dondelanaturalezasocial,téc-nica y narrativadel cyborgemergey se ubicaen el interfazquehayentreesascategorías,norompiendolas barrerasque las separan,sino

diluyéndolas,difuminándolaso penneándolas.En esa ubicación podremosdesenvolver lacomplejaontologíay constitucióndeobjetosysujetos,cyborgs ya ambos, y, al apreciar laambivalencia,la polisemiay la interconexiónque se da en los cyborgs,reiterarel rechazodela inocenciapor falsay contraproducente.

Dar estepasono es tan sencillo.Necesita-mosalgunaguíaquenosayude,porejemplo,aapreciarquetodoslos hechosy susobservado-res,todoslos objetosy los sujetos,seconstitu-yen en la implosión categorialqueconlíevalaprácticatecnocientífica.Y aquípuedeser útilrecordarqueHarawaypresentaesaimplosión,transgresióny fusióndecategoríasmediantelaarticulación (1997:62-9) de cuatro racimos(clusters)en los quese entrecruzanprocesos,sujetos,objetos,significadosy compromisos:

1. Lasfigurasehistoriasquerecorrentodoelterrenotecnocientifico, impregnandode meta-foricidad todo enunciado,todaprácticay todohechoy dotándonosde un sentidode comuni-dadqueposibilitala intercomunicación.

2. El intensotráfico tecnocientíficopor losparajesque ligan historias, deseos,razonesymundosmateriales,y terminanpor reconfigu-rar materialmentea cada uno de ellos. Yahemosvislumbradoestetipo deentrelazamien-to con los genesy el ADN, quehabitan lospáramosde los enlacescomunicacionalesysistémicos.Peroahora,conla sintetizacióndelADN y su comercializaciónse haceaúnmásprometedorestetráfico de categorías,hastaelpunto evidentede que los tipos naturalesseconviertenen etiquetaso marcasregistradas.

3. El quela cienciaseaunaprácticaculturalno la convierteen literaria o méramentedis-cursiva ni la hace irracional, sino quenos lamuestracomo significativa, dinámica, contin-gentey densamentepráctica y real. De estemodopodemosver,segúnHaraway(1997:66),que el lugar modélico de su realización,«ellaboratorio,es un arregloy unaconcentraciónde actores,accionesy resultadoshumanosyno-humanosque cambian las entidades,lossignificadosy las vidasa escalaglobal».Estono implica que la fronteras (dentro/fuera,mala/buena)dejende existir en la tecnocien-cia, perosi quesudeterminaciónseapreviaoinamovible,o quedependaen exclusivade laclasede los científicos.

4. La enormedensidadde la tecnociencia,ese mundo imponente que subyuganuestra

atención,envuelvenuestrascertezasy sostienenuestravidas,atraea supozogravitatoriotodaunaseriede aspectosde las accionesy entida-desquepor él pululan, talescomo el técnico,el textual,el orgánico,el histórico, el formal,el mitico, el económicoo el político, y allí lashaceimplosionary colisionarentresí. Porellono es fácil, aunquesea necesario,discernircómo y cuálesde esosaspectosformanpartede los tejidos de unaentidado unaaccióndeesemundo.No se puede,por ejemplo,reducirla implosión a la construcciónsocial de talesentidadeso acciones,puesa lo quese refiere,segúnHaraway(1997:68) es a «la construc-ción continuay heterogénea,medianteprácti-cas históricamentelocalizadas,en las quenotodoslos actoressonhumanos».

Difícilmente podemoscaptary aceptarlasprofundasconsecuenciasde estaspromiscuasarticulacionesde categoríasy naturalezas,especialmentede las dosúltimas,si no atende-mosa la ayudaadicionalquenosprocuranlasindicacionesde la teoría del actor-red.Estateoría, básicamenteelaboradapor B. Latour,M. Callon y J. Law, ademásde ratificar launi-dadde cienciay tecnología,nosayudaa ver ladisolución de la identificación clásicaentresujetohumanoy agentede la ciencia o de lahistoria.Con susestudiossobrelaelaboraciónde la vacunadel ántraxpor Pasteur,o sobreelinfructuosotrabajode los biólogosen la recu-peracióndel nivel de (re)produccióndevieirasen la bahíade St. Brieuc, estos autoreshanmostradoempíricamenteque la actividadtec-nocientíficamisma,y no sólo sus resultados,es básicamenteunamezclade negociaciones,traduccionesy translacionesquevandefinien-do las posicionesde los diferenteselementosqueen ella intervienen(bacilos,vacas,granje-ros, pescadores,vieiras, investigadores,etc) eidentificandoasusrepresentantes.

Según estateoría, con los diversos instru-mentoscientíficosse construyenunosinscrip-torestalescomodiagramas,tablas,estadísticas,radiografías,textos, etc., queperfilan y estabi-lizan algo como objeto y fijan su representa-ciónepistemológicay política (determinanquélos representa,quiénesson sus portavoces),siemprequelas complejasy heterogéneasaso-ciaciones y negociacionesentre todos losintervinienteslleguenaestabilizarunosacuer-dos,nodoso puntosde pasoobligatorioen esared quees la actividad tecnocientifica.

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Lo queexplicael establecimientoy la acep-tacióngeneralizadade esosnodosno seríanilanaturaleza,consusmuchascosas-en-si,ni lasociedad, con sus activos seres-humanos-entre-sio seres-para-si,yaqueengranmedidasonellosmismos(los objetos,posiciones,gru-pose intereses),en sudeterminacióny estabi-lización, resultadoy partede la red. Paraela-borar una explicación aceptable,ademásdeasumir el desvanecimientode la dicotomíadentro-fueraen la actividad tecnocientifica,queaquíseproduce,hayque admitirquetodoslos intervinientesen ella —humanos,no-huma-nos, orgánicos,físicos, etc.—participanactiva-mente, son«actuantes»o agentes,y quepor lotanto tambiénse difumina la oposiciónactivo-pasivo. Se hace así evidentela necesidaddebuscarnuevasdenominacionesparaestassitua-cionesontológicamenteinestables—hechasvisI-bIes con la caídade las barrerasontológicaslevantadaspor el pensamientomoderno- ypara los estados,procesosy accionesmons-truososque en ellas se ven implicados, talescomo«cuasi-objetos»,«actor-red»,«actantes»,«híbridos»o «nos-otros»(Latour,1992:256-7).

De modo semejante,la inestabilidadehibri-daciónquemuestrael cyborg,consu multina-turalezaderivadaen granpartede suconstitu-ción tecnocientífica, nos ayuda a encontraraquellaexplicacióny a hacerpatenteel estadoy los procesosvariablesen quenosmovemoscomo agentesnaturales-sociales.Al fin y alcabo Harawayasumegran parte de la teoríadel actor-red,especialmenteaquelloque tienequever con el procesoprimordial de implo-sión de lo naturaly lo socialy laejemplaridadde las entidadesemergidasen ella (1992:330),conla artificialidad de la objetividad,siempredependientede unamaquinariametrológicayepistemológica(1991/2:73),conel modopar-ticular de naturalizaciónquees laproduccióntecnológicay la refiguración de los actoresysusnaturalezas,queello conlíeva(1992:297)ycon la recuperaciónde un cierto realismoquesuponeadmitir agentesno-humanosy sin len-guaje(1990:9-10).

Ello no quita queHaraway seaplenamenteconsciente de algunasde las limitacionesdeesa teoría y queel propósito de eliminaríaslahayallevadodehecho,porejemplo,areafirmarparael habitantede esasposicioneshíbridas,eneste caso para el cyborg, un conceptomásamplio de lo colectivo, una mayor implicación

en los sistemasde dominacióny unamayorcarnalidad,irracionalidad y descaropolítico-contestatano.

Los casoso posicionescyborgque resaltalatecnocienciasonpartey resultadomanifiestodela implosión decategorías,naturalezasy dualis-mos, queacaeceen el interior de estadimen-sión. Así, por ejemplo,la figura de unaconeja,habitantedel laboratorio,que,asomadaanteunordenadory consuspatassobreel teclado,sevecibernéticamentereplicadaal otro lado de lapantallay que se distrubuyecomoanunciodeun determinadosistemainformático de dupli-cación, es una muestraevidentedel carácterfronterizo y flexible de la multinaturalezadelos cyborgs, pues es orgánica, tecnológica,mito de la reproducción,texto de un anuncio,mercancíade una industria,etc.En estesenti-do convienehacerdos aclaraciones:

1. Los cyborgsmás visibles en la dimen-sión tecnocientíficavan esbozandoy reafir-mandounalógicade constituciónde los agen-tesqueno siguelos principios de la reflexión,el reflejo, la mismidado la identidad,sino losde la difracción, esto es, las variaciones,tra-ducciones,modulacionesy diferencias,y elloen referenciatanto a la (re)producciónde losagentesindividualescomo de los colectivos.Ello no impide que, simultáneamente,la cons-titución fronterizadelo cyborgsnosmuestrelaconstrucciónideológicadela supuestainocen-cia y desinterésde tecnociencia(1997:89)y locuestionablede los efectossemióticos,mate-riales y económicosde la normalizacióncien-tífica —quea todo (nos)afecta(1997:38-9)-.

2. Desde las primeras aproximacionesalcyborg, Haraway (1991:195-6) ha queridodesarrollar la propuestade que el discursoético-políticosirva de baseejemplarparaunanuevaprácticacientífica, queno renuncie,sinembargo,a la construccióndel discursomásobjetivo posible.La suyaes unaactividadpo-lítico-cultural sobrey desde la tecnociencia,quepretendearticular nuevasposibilidadesyformasde resistencia(1994b:249).A pesardeello no deja de reconocerque el cyborg selocaliza en la terrorífica ambivalenciade lasenormesfuerzasde la tecnociencia.Porello lositúa (1991:150-4) «en el vientre del mons-truo»,conel objetivo crítico transformadordeextraer,sin ningunainocencia,la mejory máspotente posibilidadde dentro de lo que másnosaterroriza.

“Oíl,

4.4. LAS GUÍAS DEL NUEVO ORDENMUNDIAL S.A.

Las criaturasmás aventajadasde la tecno-ciencianosmuestranqueestava determinan-do lo que cuentacomo naturaleza.Ahí tene-mosno sólo aDolly, laovejaclónica,tambiénestánel ratónde laboratorio,el astronauta,labacteriadel ántraxo el genomahumano.Lacuestiónes que con ellos nos hemos vistotrasladadosa las partesoscuras(digestivas)de un discursotecno-estratégicomuyligado alos interesesde las grandes corporacionestransnacionalesy de la maquinariamilitar:estamosen «el vientredel monstruo».«Enunnivel muy profundo—diceHaraway(1990:12)—,se ha reconstruidola naturalezaparanosotrosen el núcleo de las formas imperialistas ytardo-capitalistasde una tecnocienciamuymilitarizada y basadaen los sistemas decomunicación».

Parapoder proseguirnuestrocómico, aun-quecadavez mássombrío,peregrinajey verque lo que ahora nos parecetan profundoluego nos resultarábastantesuperficial, porcotidianoy patente,tenemosque cambiardedimensióny dejarnosguiar por aquellaqueHarawayidentifica inmediatamentecomocro-notopode lapostmodernidad,entendidacomounaimplosióncomercialy consumistade imá-genes y mercancías.Esta dimensión recibe(1997:102)el nombrede Nuevo OrdenMun-dial, al seañadela abreviatura«Inc.»,de «in-corporated», para resaltar su naturalezaempresarialy de grancorporación,quehemosdecidotraducirpor «S.A.».

No deberíaextrañarnosmuchoque Hara-way utilice estadenominaciónsi recordamosalgunosde los mecanismosqueella misma(1997:12-3) ha señaladocomo principalesparterasactualesen la emergenciade loscyborgs. Ahí están,por ejemplo, los meca-nismosde conflicto y control militares poste-riores a la guerra fría, que combinan lasestrategiasde control postcolonialinscritasen la doctrinade los conflictos de bajainten-sidad -con sus golpes precisos, rápidos einconfesables—y las armas subnuclearesdela alta intensidad—con su gran precisión yenormepublicidad—; los aparatosde acumu-laciónflexible del capitalismotransnacional,con su absolutadependenciade las redesinformáticasy de los móviles y repentinos

crecimientos de la alta tecnología; o losmecanismosde producción ficcional decyborgscomo Terminator,ligados al controlideológicoque suponeel dominioplanetariode los mediosde comunicaciónpor partedelos conglomeradosempresarialestransnacio-nales,como el establecidocon la fusión deDisneyy CBS.

Talesmecanismosrevelanquesus compo-nenteso elementosmásespecíficos,queportantoseránlos de nuestroespacio-tiempo,sonlos queprovienende la informática, la inge-niería genéticay la globalizacióneconómica.Quizá de un modo paralelo a como la físicanuclear,lacibernéticay labioquímicahansidolas materiasprimasde la guerrafría. Por elloun casoejemplares el genomade ratón o dehumano, es igual, que aparececomo una«figurade un futuro“ya escrito”,en el queloscuerpos son desplazadospor la proliferaciónde basesde datos para su reempaquetadoycomercializaciónen el NuevoOrdenMundial,S.A.» (Haraway, 1997:100).Otro casoalgomenospreocupante,perobastantesignificati-yo porqueHaraway(1997:285)lo contraponecon la tragediailustradade Frankestein,es elde ParqueJurásicoque,sin perderel ladoapo-calíptico, resalta la vertiente cómica de unamercancíaquesenos escapa,«unosclonesdedinosauriohuidos de un parquetemático,y sesitúa así en medio de los dilemasdel NuevoOrden Mundial, SA., donde las mercancíasbiológicasdancuerpoa la ideade naturalezafabricada».

A la hora de aclarara qué nos podemosestar refiriendo con esta dimensión parececlaro quehayqueempezarpor el nexoinsti-tucional u organizativo que parece mássobresalienteen la articulación social denuestromundo,estoes,el capitalismo,espe-cialmente si lo entendemos,con Jameson(1996:55), como un orden económicomun-dial, multinacionaly de consumoque liga laexpansióndel capitalportodoelglobo conlacolonización (biotecnológica y mediáticafundamentalmente)de la naturalezay de lasconcienciasy cuerpos.

Paraevitar la tendenciaal reduccionismoeconomicista,quepodríaderivarsede afirmarqueestaglobalizaciónde lapolíticaeconómi-ca capitalistaes el eje principal del NuevoOrdenMundial, 5.A., puedeserútil entenderconGiddens(1990:64-77)quelo caracteristi-

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co de la globalización esel procesode inten-sificación de las relacionessocialesmundia-les que, estandomuy impulsadopor las tec-nologías de la comunicación, liga entre siespacio-tiemposdistintos, de forma que loqueocurre en un ámbito local se ve confor-mado por acontecimientosacaecidosa milesde kilómetros y viceversa. Reconocidadeestemodo la multinaturalezacultural-comu-nicativa, espacio-temporaly socio-económi-ca de la globalización, resulta más fácil yequilibradopensaren estadimensióncomolamásgenéricade nuestrocronotopo.Especial-mentesi ello nos lleva aentenderquebajosudenominación,o bajo la etiquetagenéricadeNuevo Orden Mundial, S.A., se incluyeninterconectadamentelos siguientesnexosins-titucionales u organizativos: el capitalismomultinacional,el sistemade naciones-estado,el ordenamientomilitar y la transformaciónmedio-ambiental12

Precisamentees la conjunciónde estascua-tro articulacionessociales lo que encarnaelcronotopocyborgvisto desdeestadimension.Suhábitat,visto desdeaquí,esunaespeciedegranempresatrasnacionalsemiótica,técnicayculturalqueno dejarde obtenerplusvalíay deincrementarlas diferenciasde clase,a la vezqueabreespaciosy posibilidadesqueno con-trola. Y de ahí derivaHarawaysiempreun re-trato ambivalente,donde tan visible es, porejemplo,el aumentomasivode la inseguridad,el empobrecimientocultural o la marginaliza-ción de un número creciente de personas,como lo son las nuevascondicionesparalaesperanza,los fallos y oportunidadesquenosregalala tecnocracia,las nuevasposibilidadesde coalicionesy afinidades,etc.

Uno de los cyborgs que aquí se nos hacevisible esaquelque recogeestaambivalencia:habitalos márgenes,es lo másotro(mujery decolor), dondela opresióny el olvido son ma-yores;pero puedeencontrardentro y fueradesi, en la implosión quelaconstituyemediosdeliberacióno al menosde alteridad.Es elcono-cido cuadrode L. Randolph,Cyborg,queapa-receen la portadade Haraway(1991) repre-sentandounajoven asiática,conectadaa lasredesinformáticasquesehundenenlas arenasde laTierra,abrazadapor el espírituanimaldeun tigre blanco y rodeadade tresmodelosdelesqueletode la vía láctea.Es la representaciónde muchasy diferentesmediaciones,traduc-

cionesy conexionesentrediferentesnaturale-zas. Es un espaciode fronterasfluidas en elque «ella, nos dice Haraway(1992:328),en-carnalos estatusaún simultáneamenteoximo-rónicos de mujer, personadel tercer mundo,humana,organismo,tecnologíade la comuni-cación, matemática,escritora, trabajadora,ingeniera,científica,guíaespiritual,amantedela Tierra».

Si a estasunaturalezaparadójicaunimoselhechode queno es utópicani imaginaria,sinovirtual, y quecomo otros muchoscyborgsseha generadopor el colapsoproducidoentrelotécnico,lo orgánico, lo mítico, lo textual y lopolítico-económico,entenderemosqueseaunamásde entreaquelloscuya mezclade mayús-cula marginalidad (mujer-de-color) y ubica-ción en elcentrodel monstruotecnológico,lesconvierte,utilizando un conceptode Trinh T.Minh-ha(1989), eninapropiados/ables:no sonlos seresapropiados,no soncomodebeserunagentehumano(hombre-blanco-maduro-hete-rosexual-clasemedia),pero tampoco son asi-milablesa las reservasqueseha hechoconlootros; y son inapropiables.pues categorial ypoliticamenteofrecen resistenciasal encon-trarseen unarelaciónno dereflejo o contrapo-sición, sinode difracción. Porello, alavezquesufren la carenciade esa ilusión estratégicaquees la auto-identidad,puedenencamarundiscursocientífico y unapolítica acorde,perocrítica, con el cronotoposen que nos vemosconstituidos.

Al realizarunainterpretaciónquegeneralizaestaalegoríafeministaradical, se nos muestraa (nos)otrosconunacapacidadde intervenciónque nos era difícil de imaginar El caráctermediacional,fronterizo, limítrofe y carnaldelos cyborgs,noshacever su(y nuestra)depen-dencia y fragilidad, pero también nos puedeayudara realizar una semiologíapolítica dearco-iris, quebusque,seguramentede modoinfructuoso,alianzaso mezclasentreel rojo(socialista),el verde(ecologista)y el ultravio-leta (de un feminismo antirracista). Estasalianzasy afinidadesson fluidasy no puedenverseni comoconstituyendoun discursotota-lizador, superadoro sincréticoni como ubica-dasen unaposición inocente.Una y otra vezdebemos recordar con Haraway (1992:333)que«La posiciónsujetodelcyborg (...) es peli-grosay está repletade las promesasde losmonstruos».

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5. Pistasy rastrosparaseguiral cyborg

P or fin estamosen condicionesdeafinar quelas cuatrodimensionesde estecronotopo,quehemosreco-

rrido un tantoatrompicones,nosdanlas coor-denadassemántico-valorativo-materialesquemarcanel sentidoy la posibilidadde muchasde las entidades,procesosy narrativasqueenél se articulan.En concreto,con ellas hemosdadolageopolíticay la semiologíade la posi-ción sujeto que ocupan los cyborgs, comomonstruosque muestrannuestrasituación ynuestrasposibilidades.Ello nos permitecon-firmar quelos factoreso centrosde referenciaen la organizaciónde la posición sujeto ennuestrocronotopovienen dadospor la cone-xión flexible y globalizadaa las redesinfor-macionales,político-económicasy orgánicasy, especialmente,por los espaciosinterfazqueentreellas sedan.

Ahora ya no quedamásremedioqueinten-tar esclarecermínimamentela peculiarformade existenciay agenciaqueesosfocosorga-nizany quehemosdenominadogenéricamen-te como cyborg. Sin embargo,nos encontra-mos con que pareceimposible perfilar unaseriede existenciasy agenciasque se carac-terizan por ser híbridas, mutables, fluidas,fronterizas,promiscuasy contingentes.A ellohay que añadirque paranosotrosel cyborgdeviene,en cierto sentido,un conceptofor-mal o figurativo.

Nuestrapropuestaconsisteen afirmar quelaexpresión,forma o figura sensorialmenteper-ceptible que, según Bajtin (1989:408), todocronotoporequiereparahabilitar la captaciónespacio-temporal,semiótica y valorativa decualquier fenómeno,se concretaen nuestrocaso en el cyborg. El cyborg sería la figuranuclearde nuestroespacio-tiempo,aquellaenla que se entrelazany hacenmasvisibles lasnormasprincipalesde interpretación,valora-ción y localización -que en nuestrocaso sederivande las cuatrodimensionesanalizadas—,al menosen lo referenteal agentesocial. Eneste sentido, el cyborg sería la figura queanudalos principalesargumentoso temasdenuestrasnarrativas de identidad y permitematerializar,encamaro ver los acontecimien-

tos, las tensionesy las condicionesque hoyperfilan a los posiblesagentessociales.

Dicho en una terminologíamáspróxima aHaraway(1997:32y 279), el cyborg aglutinaactualmentelos instrumentalesópticos,de tec-nologíade la representacióny de demarcaciónde las relacionesentre sujeto y objeto quesiemprehansido necesariosparaperfilaraque-lío a lo que se le puedeatribuir capacidaddeaccióno agentividad,estoes,para perfilarquépuede ser agente. Para nosotros el cyborgcumple la función básicade hacervisible elmomento-posicióndondelocalizar al posibleagentesocial y desde el que intentar movi-mientos de transformaciónno inocentes. Espor tantounaespeciede variableindependien-te quepuedereferirsea diferentescosas,perono acualquiercosa.

Como figura construidateóricamente,nosdice Haraway(1991-2:68),el cyborg es unafigura de investigacióny accesoposible,demiedoy esperanza,perotambiénes unafigu-ra fácticaquenosrecuerdaquesomosconsti-tuidoshistóricamenteen espaciosmaterialesyde posibilidades que no elegimos. Con elcyborg, añade,amanecela responsabilidadola posibilidadde hacercosasdiferentes,perono la elección.Es unavariable abierta,perono liberalmenteabierta.Másaún, ni el cyborgni sucronotopollevan a ningún esencialismohistórico, como el que algunos han queridover en las epistemesde Foucaulto en susaná-lisis del conocimiento/poder.El cyborg noimpone un modo de sersujetoen un espacio-tiempo, pues él mismo adopta formas muydiferentes,normalmentea causade los dife-rentespesosde unasu otrasdimensionesy deotrasmarcasmástradicionales,como la raza,la claseo el género.

En esta línea, y siguiendo la lectura deDreyfussy Rabinow,podemosdecirquepreci-samentede Foucaulthemosaprendidoque,entanto queramosresistirnosa producir mediosracionalizadoresquenormalicena los indivi-duos,convirtiéndolosen sujetossignificativosy dóciles objetos,como hanvenidohaciendola hermenéuticay elestructuralismo,debemoshuir de las generalizaciones,las definicionesesencialesy cualquierotrarápidasistematiza-ción que tennina siendo una deformaciónpotencialmentepeligrosay concentrarnosenlo pervasivo,disperso,intrincado,contingentey subyacentede nuestrasprácticassocialesy

de los muy distintos cyborgsqueen ellas sehan ido gestando.

Porsi todoestofuerapocotenemostodaunaseriede afirmacionesdeHarawayqueratificanla inconsistenciae incluso contradiccióndequererdar unadefinición esencialdeestafigu-ra, como son las que refieren al cyborg lassiguientespeculiaridades:es un mecanismoparaaccedera los mundosposiblesalternati-vos insertosen la tecnociencia(1994b:244);esunarealidadfronteriza,mediacionaly limítro-fe que«sugiereunaricatopografíade posibili-dadescombinatorias»(1992:328);forma partede todaunafamilia de figurasdesplazadasconlas que debe encontrarmodos de conexión(1990:17-8);es un intento abiertode revisiónde la subjetividad,quehuyedel etnocentnsmopsicoanalítico y de la vacia fragmentaciónpostmoderna,a la vez queafirma su carácterhíbrido, miscelaneoy plural (1990:15); y esunaféminapolícroma,quetransformalascon-figuraciones y cuyas propias dislocacionesnuncason libres (1990:23).Por todo lo cual,no podemospretenderdar másqueuna revi-sión escueta,parcial y tentativade sus rasgosbásicos.Lo quebuscamosson rastro,huellas,vestigios.

Podemosempezarenlazandocon algunosrasgos manifestadosen su emergencia.Porejemplo, recordandoqueHaraway(1997:14)señalaa los cyborgscomo al tipo de cosasqueresultandel desarrollode los cuatro aparatosde la matriz tecnocientificaentoncesespecifi-cados, y los califica de condensacionesdemundosdensamenteempaquetados,entidadesgerminadasen, y empujadasa la existenciapor, la implosión de lo naturaly lo artificial, loreal y lo ficticio, lo subjetivoy lo objetivo, lomecánicoy lo orgánico, lo crematisticoy lovital. Ahí se manifestabaya lacomplejidaddeformas y naturalezasque se entremezclandemaneradiversaen su conformación.De todasellasquizála naturalezamercantily la orgáni-ca seanlas másfácilmentecomprensiblesporsu evidencia en nuestravida (orgánica, porsupuesto)cotidiana (consumista,sin duda),aunquequizá tambiénseaesaexcesivaproxi-midad lo queamuchosnos hace guardarpre-vencióny mantenerresistenciasante el reco-nocimientode los cyborgsy de su familiaridadcon nosotros.Por ello no me extrenderéaquínada más sobre ambos componentesde laposición o existenciacyborg.

Esas condensacionesde naturalezasdiver-sas,a la vez queson resultadodel tecno-bio-poder,seconviertenen promesasde sacrificioy redenciónque nos muestran la alteridadyahondanen la ambivalenciade la tecnología.Pero este movimiento o mutación lo hacensobredosdesusrasgosmásestables:sucarác-ter mítico y sunaturalezapolítica. Dosrasgosqueademásno se puedenseparar,porquetodaideapolítica se basaen un mito. Hastael dis-cursoilustrado y crítico (Habermas,p.ej quedesechalos elementosmiticos y estéticosdelapolítica o el mismodiscursoquenosconstitu-ye y orienta, son elaboracionesmíticas. Porotro lado,muchosmitos, comolos de origen olos de destino,son,por su parte,mecanismosqueestablecenlímites y abren posibilidades,es decir,sonmecanismosde poder

Desdesu primera hastasu última apariciónen laobrade Haraway,el cyborgaparececomoun mito irónico y político sobre identidades,límitesy posibilidades,quecartografíanuestrarealidad socio-corporal,predicandoel placerde laconfusiónde los limites y laresponsabili-dadensuconstrucción.Desdeel comienzonosdice queel cyborg, comoorganismocibeméti-co y criaturasocial y de ficción es algo quevemos,perotambién,afirma (1991:150),algoquesomos:«Al final del siglo veinte—nuestraera,un tiempo mitico-, todossomosquimeras,híbridosteorizadosy fabricadosde máquinayorganismo;en unaspalabras,somos cyborgs.El cyborg es nuestraontología, nos otorganuestrapolítica».Estemito, aunquecreadopornosotros,tienevidapropiay consusafinidadescrearáposibilidadesnuevassin exigir identifi-cacionesfijas, produciendoasí nuestrapropiatransforníación.

La narrativacyborgconstantementeha bus-cadodesarrollarunacontestaciónteenocientí-fica. Paraello no handudadoen ligarse a esa«realidadvirtual de laparanoia»propiade estefinal del segundomilenio cristianoquees,enpalabrasdeHaraway(1992:325),el ciberespa-cio, para hacervisibleslugaresdiferentes,quepermitangenerarunaontologíay un espaciosemiótico-materialcapacesde afianzarlacríti-caenla tecnologíay de dotarnosde elementoscon los que acometerla inevitable y nuncafinalizada recomposicióndel agentede cono-cimientoy acción.

Estavocacióny naturalezapolítica se viertea lo largo de dos vías confluyentes.La una

bebede eseespaciointerfazpropio del cyborgque,al cruzar las fronterasentrelo natural, lotécnico,lo político y lo semiótico, le permitedesvelaren su propia naturalezahíbrida lacompleja y móvil constituciónde sujetos yobjetos,quedejaríandesertransparentesunos,pasivos otros e inocentesambos.La ambiva-lencia, la polisemiay las interconexionesdelos cyborgs muestrala artificialidad de todanaturalezay de todaposición, resposabilizán-donosa todosde ello, por tanto.Nosubicaenunaposición donde,como ya indicabaHara-way (1991:180-1),no puedehaberni inocen-cia ni identidadesunitariaso preestablecidasydondela ironía ha de protegernostantode lasteorías totalizadorascuanto de los discursosanticientificos.La otra vía ha sido muchomásclara, puesal fin y al cabo,desdesu apariciónen 1985,el cyborg de Harawayha sido (1991:141,7)el intento de construir el nuevo sujetopolítico, primordialmentefemenino,y el nue-vo agente (re)productorde tecnocienciano-ingenuo,ni modesto,ni transparente,pero sisituado y comprometidocon un feminismoantiracista(1997:269-71),en un mundotecno-lógica, naturaly multinacionalmentemediadoy virtualmenteexistente.

Ningunade esasdosvías,yportanto lanatu-ralezacrítico-políticamisma,podríasubsistirydesarrollarseenun espacio-tiempotanpolítica-mente compacto y globalizador sin que loscyborgs fueran seresinapropiados/ables,puescomo dice Haraway(1992:299)ello les haceestar«dislocadoso descolocadosrespectodelos mapasestablecidosque especificantiposde actoresy tipos de narrativas,no estarorigi-nalmente fijados por la diferencia». Es estacondición la que,comoya vimos, les obligaasituarseen una relaciónde difracción con lasposicionesdominantesy «ladifracción—afirmaHaraway (1992:300)— es la elaboración demapasde interferencias,no de reproducción,reflejo o réplica».Bajolahegemoníadel impe-rio americano,especialmentesi esvistodesdesu propio seno, sólo ese tipo de posiciona-mientoparecepermitir la aperturade mundosposiblesalternativosy el sostenimientode unaprácticade resistenciay oposición.

No hay queolvidar quea esaposición y aesalógicade la difracciónllegael cyborgayu-dadotambiénde su parcial nacimientoen laspáginasde la cienciaficción feminista(Hara-way,1994b:246-9).En este sentido, quizá

resulteclarificador recordarque,junto al leja-no parienteprimate,hansido dos los principa-les modelosinspiradoresen laconstruccióndeesereferenteinapropiado/ablequenosmuestranuestraposición y nos abrecaminos.En pri-mer lugar,estabala constituciónreale imagi-nariade lasmujeresdecolor,comolo otromásotro, que nos manifiestanla inexistenciadeinocenciay nosenseñanvíasde supervivenciay posibilidadesparaunaprácticapolítica sindominación.En segundolugar, aparecíanlosmonstruos,los «selves»,de la cienciaficciónfeminista, como el hombrehembra,que nostransmiten la conexión difusa y ambivalenteconinstrumentosy tecnologías.Todo ello es loquepermiteque el cyborg presentelímites yposibilidadesparalaexperienciay laaccióndelas mujeres y demás habitantesde nuestrotiempo. Quizá de un modo semejantea comolos centaurosy las amazonaslo hicieron en laantigua Grecia, los gemelosy hermafroditasinseparablesa comienzosde la Franciamoder-nao los monosy simiosen la primeramitaddenuestrosiglo.

Otrahuellaimportantequese ha hechovisi-bleen nuestrospaseosporlas posiciones-suje-to del cyborg viene a consistiren queestehaido perdiendoel carácter abstractocon sumaduración.No esquehayadejadode serre-cursoóptico, interfazentrediversas«naturale-zas»y espaciopor antonomasiade laculturayla prácticatecnocientifica.Todo cyborg tieneunanaturalezamaterial,tecnomaterialparasermásexactos.Pero ahoraestanaturalezano semueve en un ámbito, abstracto,genérico olejano.El cyborg,nosdice Haraway(1997:51)no tratade lo Humanoy lo Mecánico,sino de«gentesy máquinashistóricamenteespecificasen interacción,quea menudose vuelvendolo-rosamentecontraintuitivas para los analistasde la tecnociencia».Es en estesentidoen elquehayqueapreciarquelos testde embarazo,el pequeñotraficantecon su busca,el paradoabocado mediáticamentea una euforia deespectadordeportivo, o el ratón-del-cáncer,etc.,soncompuestosde lo orgánico,lo mítico,lo técnico,lo textual, lo económicoy lo políti-co, que,comodice Haraway(1997:172),«nosinterpelan, en un mundo en el que somosreconstituidoscomosujetostecnocientíficos».

Querámosloo no, habitamoslas narrativastécnicomaterialesde la teenocienciay ellasnoshabitan.Al concretarseel cyborgno sólo

aparecenmásperfiladas sus distintasfigurasposibles,tambiénestasnos atrapanmásdirec-ta y literalmente.Así, por ejemplo, los peque-ños ojos del ratón de laboratorio sirven parareenfocarnuestramiradasobrenuestroscon-géneresmamíferos,la especiehumana,tal ycomo se incubaa si mismay a susproductoshumanosy no-humanosen un cronopotecno-científico.

La concrecciónde los cyborgsreafirma sumaterilidady su proximidad-demasiadoínti-maquizá- anosotros,perotambiénsupotenciay su naturalezaliterarias. En gran medida,vivir en la tecnocienciaes vivir unahistoria,nos dice Haraway(1995:57), y precisamentelo que la figura del cyborg, con todas susambivalenciasy peligros,permitees la cons-trucción de historiasdiferentesal «reconfigu-rar los términos de esahistoria -quiénessonlos actores,cuáles son las estructurasde lastramas,quétipos de accionesse puedenreali-zar en esahistoria, cuántosniveles de signifi-cado se puedenmostrar—». En este sentidoquizápudieramosver un parecidoconlas figu-rasdel bufón, el tonto o el pícaro,queen susrespectivoscronotopos,como dice Bajtin(1989:311-2y 400-1), ademásde organizarlosacontecimientosy tramasy dar unaconcrec-ción perceptibleasusprincipalesdimensiones,transformanla posicióndel sujetoy el puntovista: modifican al agentey las posibilidadesque son visibles. Son figuras que ligan lasnarrativasa la plazapública, a lo público, estoes,alo político, alavezquesuexistenciatieneunaespeciede sentidofiguradoo indirectoqueobligaa leerlassiemprebajounaciertameta-foricidady en relaciónconotros tipos de seres,aunquesu existenciacoincidaconsu papel.

Por último, laconcrecciónde los cyborgs,laalertadamiradade la rata de laboratorio,porejemplo,nos permiteesbozartres implicacío-nespróximasy concretasqueharánmanifiestasunaturalezacognitivay nosalcanzandellenocomo participantesinmediatosen la prácticatecnocientifica.La primera, incluso en ordentemporal,esquenos da unaclave parareasí-milar laprofundatransformaciónhabidaen laconstruccióndel objeto de consideracióndelas ciencia biológicas, especialmentecon elpasode la visión —novecentista—del organis-mo como sistemade trabajo mecánicoa suvisión actualcomosistemainteligentede con-trol y comunicaciónen un medioquedemanda

estrategiasde acumulaciónflexible. La cues-tión no essóloqueahorasehablede códigosyprogramas,en lugar de hacerlo de energíaymecanismos,sino que, comoafirma Haraway(1997:97), «los programasde vida artificial,así como los programasde vida basadosencarbonos,funcionande esemodo». Efectiva-menteelcambiode concepcióncientíficatienequever conun cambiode metáforasy mediosde representación,pero también implicantransformacionesen los programasde investi-gación y hacenque «el organismoseaparanosotrosun sistemade informacióny un siste-ma económicoparticular»(ibid.).

En segundolugarel cyborg ayuda a hacerpatentelo que algunascientificas como E.Fox Keller (¡989) han visto en sus propiasvidasy trabajos,a saber,quelos investigado-res y demásmiembroscentralesdelentrama-do tecnocientíficoestánimposibilitadosparahacerunaaproximacióncrítica (socialy polí-ticamentehablando)al núcleode suslabores,mientras su identidad como tales contengacomo pieza clave una especiede inocenciainfantil, que les permite jugar y romperreglas en el laboratorio a cambio de unenormetrabajo y del compromisociegoconla «cienciapura». Evidentementeaquí,comoseñalaHaraway(1997:110-2),«cienciapura»es en realidadun mito político no consciente,queafirmala existenciade unacienciaestric-ta, que no seriani unacultura,ni un cronoto-pos, ni unaepisteme.Perocomohemosvisto,al reconocernosmultidimensionalmenteliga-dos a la figura del cyborg,la inocenciadesa-parecede nuestroorigen,de nuestraconstitu-ción e incluso de nuestraimaginación.Ya notenemoscoartadaqueimpida cuestionarcríti-camenteen núcleomismo de nuestrotrabajo.

En tercer lugar, y en contigílidad con elanterior,la emergenciadel cyborg comofigu-ra quenos muestraprofundizala posibilidadde nuestrocompromisoal resaltar,por ejem-plo, la cuestiónde ¿aquiénbeneficia?.Recor-demosde nuevola miradadel ratón-del-cáncerusadoenel estudiodel cáncerdemamay pre-guntémonoscon Haraway(1997:113)«¿quiénvive y muere—humano,nohumanoy cyborg—y cómo, merceda la existenciade la marcaregisteradade ratón-del-cáncer?,«¿quéofreceéstecuandoentre 1980 y 1C91 los indices demuertesde cáncerde mamade mujeresafroa-merícanasen los EE.UU. han aumentadoun

21%, mientraslos niveles de muerteparalasblancasse hanmantenidosestables?»Al inter-pelarnosde estamaneralos cyborgsparecenexigimos la elaboración de nuevos tropossemióticosy materialesparaquelos agentesyactoresde laprácticastecnocientificasseanunelementoconstitutivo más politicamenteres-ponsablesdel profundoquehacercientífico, alque no puededejar de invitarse a todos losimplicados,expertoso legos,humanoso no-humanos,«sujetos»u «objetos».

Una vez que el cronotopodel cyborg nosubicaen circuitos y redesgenéticos,informa-cionalesy económicose impide que sigamosutilizando lamáscarade la inocencia,nosobli-ga a responsabilizamosde accionesy omisio-nes,a la vez que resaltala ambivalenciaentreel desastrey lapromesaquehabitaen nosotrosy en los demáscyborgs. En definitiva, nosllevaapreguntamos¿cuálesson lasposicionescyborgqueocupamos?y ¿cuáleslas del puntode partidaquepretendemoslograr? i3•

NOTAS

De hecho una de las principales tesis de la obra deBajtin consisteendefenderqueel cronotopode un deter-minado tipo de novela,queorganiza su forma argumen-tal, la conecta con el cronotopo histórico real en que seelabora, al concretar espacio-tiempos y rasgos caracterís-ticos de ésta. En el salón-recibidor de las obras de Stend-hal y Balzac, nos dice Bajtin (397-8), se produce la inter-sección de las sedes temporales y espaciales de la novelay se generan los nudos argumentales, pero también sehace argumentalmente visible la época de la Restaura-ción y la Monarquía de Julio, en cuyos salones se forja-ban y destruían las carreras políticas, financieras y mili-tares, se representaban las nuevas jerarquías sociales, serevelaba la fuerza imparable del dinero, etc. En otro caso(Bajtin: 308-10), la temporalidad de la simultaneidad yeternidad de todas las cosas, cronotopo de las novelasenciclopédicas de caballería, que estructura verticalmen-te toda la narrativa de La Divina Comedia se encuentracruzada horizontalmente con la temporalidad de la suce-sión histórica de acontecimientos, cronotopo histórico-temporal, merced a las imágenes de la gente que ofrece,las huellas de la época que manifiesta, la concepciónpolítica que defiende Dante, etc.

2 Frente al tiempo corriente y expiatorio del costum-brismo y la picaresca (Baitin, 1989: 280-2), frente altiempo cíclico de la naturaleza, denso y aromático, queimpregna la narrativa pastoril (p. 256) o al tiempo cícli-co por inerte y reiterativo del espacio-tiempo de lapequeña ciudad provinciana novecentista (p. 398), fren-te al tiempo reversible de la revelación del carácter en lanarración autobiográfica clásica (Pp. 2934), etc., encon-traremos en la narrativa cyborg una espacio-temporali-dad reversible y transmutable, pero no al modo de ese

juego subjetivo con las perspectivas espacio-temporalesque instauró la novela de caballería y resucitó posterior-mente con el romanticismo o el expresionismo, sino almodo condensado y de fusión que impone la implosiónde informaciones, cuerpos y mercanclas.

En la mayoría de los cronotopos estudiados por Baj-tin (1989:256-86) senos indica un factor o centro princi-pal en la organización del momento-posición-sujeto. Enla novela griega o sofística (siglos II a IV) ese factor esla identidad del hombre consigo mismo. En el costum-brismo y la picaresca lo es la metamorfosis y la posiciónde tercero en la vida privada o real, desde donde se estápresente pero no implicado. La narrativa autobiográficaclásica tiene su centro ordenador en la exterioridad, en laexistencia visible y audible en la plaza pública. Posible-mente en nuestro caso ese factor venga dado por la cone-xión flexible, fragmentaria y globalizadora a las redesinformacionales, político-económicas y orgánicas, espe-cialmente en los espacios interfaz que cruzan las fronte-ras entre distintas redes.

En el caso de los modos de agencia humana es lapropia Haraway la que nos refiere (1997:78-9) otros doscronotopos: uno, el de «el-Hombre-Cazador», que apun-ta al origen, al comienzo de los espacios sociales, a loprimitivo, natural o tradicional, y que ella ha estudiadoen profundidad en sus trabajos de o sobre Primatología(1989); y, otro, el de «el-Hombre-Moderno», que desta-ca la constitución del sujeto autónomo, cristalizado bási-camente en las figuras/posiciones del artista (el genio), elempresario (Weber) y el investigador de la revolucióncientífica (el testigo modesto de la epistemología here-dada), y que ella ve desvaneciéndose ante el empuje desu/nuestro cronotopo. Precisamente nuestra apuesta con-siste en afirmar que el modo de agencia humana o socialcada vez más visible y dominante es el que dibuja elcyborg con su imagen ambivalente de monstruo terrorí-fico y figura sacrificial.

En Bajtin (1989) hay una serie de elementos muyimportantes en las narrativas, como el encuentro, elumbral o el camino, que unas veces aparecen como moti-vos dentro de diferentes cronotopos y otras como crono-topos específicos. Ello lleva a reducir el concepto de cro-notopo a la mera idea de que todo espacio es temporal yviceversa, pues tal movilidad y variabilidad del cronoto-po parece quitarle la capacidad de regulación semiótico-valorativa que introduciría en ese (su) espacio-tiempo.

6 Así ocurre por ejemplo con la exterioridad -esto es,con el hecho de que la conciencia que tiene el hombre desí sólo se apoya en los aspectos de su personalidad y desu vida que están orientados hacia el exterior, como fac-tor organizador de las narrativas (auto) biográficas clási-cas, ya que se conviene en una exterioridad presentistaen el caso de la plaza pública griega y en una exteriori-dad histórica o de eslabón en el mundo romano de lafamilia patricia (Bajtin, 1989:289-90).

En una ocasión (1995:76), ante la oportunidad deseñalar algunos errores en la comprensión de sus ideas quele parecieran especialmente perjudiciales, se refirió a quie-nes habían visto en ella algún tipo de tecnofilia o de roman-ce con la tecnología. «Quiem leer la figura cyborg, añade acontinuación, como un tropo [metáfora]amenazante y encierto sentido extremo tanto del dolor como de la posibili-dad implicadas en la tecnociencia contemporánea y el entre-lazado inseparable de cuerpos, máquinas y significados».

En ningún modo es casual que uno de los trabajosmás complejos de Haraway («La biopolítica de los cuer-pos posmodernos») sea en gran medida el desarrollo deuna lectura crítico-liberadora, o positiva, de la produc-ción científica del cuerpo mediante la biotecnología, alfinal del siglo XX, que, utilizando un modelo anti-racio-nalista de la encarnación de sistemas perceptuales y un-gtlísticos —el de Winograd y Flores—, le permite afirmarque «los cuerpos se han convenido en cyborgs» (1991:212) y, con ello, profundiza en el cuestionamiento radi-cal de la unidad, la identidad y la inamovilidad de laidentidad personal (el self).

Parece que además, con esta dimensión, Harawayha querido salir al paso de las discusiones sobre si ahoravivimos en una especie de aceleración de la modernidad—la tardomodernidad— o en una época posímodema. Ellaopta (1997:42-3) claramente por aliarse con Latour parahablar de situación «amodema», pero quiere ir más alláen el distanciamiento de la visión moderna y. en lugar denombrarla con el apelativo de Latour, da una especie dedirección en la red: «en el segundo milenio» (@SecondMiIlennium). La modernidad queda así cogida y delimi-tada por una pinza cronotópica.

~ F.Jameson nos ha recordado (1996: 240 y ss.gg.) quea la hora de aclarar la situación de los nuevos agentessociales, básicamente de los nuevos movimientos socia-les, una y otra vez surge la dicotomía entre el determinis-mo y el voluntarismo. Para unos, con su razón cínica, sonresultado concomitante del capitalismo tardío y permane-cen atados a su globalización política; para los otros, consu populismo liberal-radical, son dolorosas victorias loca-les capaces de una micropolítica de resistencia, Nosmovemos en un dilema insostenible, pero sin embargovivo: un dilema que está profundamente enraizado en laretórica judeo-cristiana. Por un lado, el discurso provi-dencialista de la prefiguración en un punto inicial de todoacontecimiento, que encuentra a veces ciertas alianzascon el voluntarismo débil de la predestinación. Por otrolado está el milenarismo utópico que somete los aconteci-mientos a una voluntad guiada por el faro del porvenir.Ambos son de vieja raigambre cristiana, ambos reafirma-dos en «las manifestaciones religiosas» de la tecnología,como los walk-man o las redes medfaticas (1996:299),ambos perfectamente compatibles con la imagen de lacatástrofe o apocalipsis (atómica o medioambiental)como expiación para acceder al fin o como replieguereverencial sobre nuestros propios poderes, que conviertea nuestro presente en algo cuasi-mí~co o cuasi-religioso.Y es que la ordenación o dimensión religiosa, como re-ligación de emociones y cogniciones. de individuos entresí y de diversos e incluso contradictorios marcos de sen-tido, no ha desaparecido nunca de los cronotopos domi-nantes, ni siquiera durante la más secularizada modernidad.Ahí están hoy los revivals religiosos, el florecimiento delos fundanientalismos islámicos o cristianos o la religio-sidad sincrética de laNew Age, que a la vez que rompencon el canon unitario occidental,niegan la burguesa lec-tura alegórica de los «sagrados textos» y reclaman unalectura literal, que no puede ser sino simulada.

En concreto Haraway ha remarcado (1992:331-3)tres deficiencias en las propuestas de Latour: i)que man-tiene un concepto excesivamente estrecho de lo colecti-yo, ya que como heterogéneo artefacto de interaccionesentre agentes de naturaleza diversa ha de dar cabida a

entidades más allá de científicos, máquinas y textos; u)que al huir del sociologismo relega a un muy últimoplano los sistemas de explotación y desigualdad que taninherentes son a las prácticas sociales, incluidas las cien-tíficas; y iii) ha ignorado las aportaciones del feminismoque tan fundamentales están siendo en el rechazo delphalogocentrismo y en la visión del carácter híbrido yfluido de la mayoría de las posiciones. A ellas haañadi-do recientemente (1997:127-9) una cuarta deficiencia, alconstatar que la teoría del actor-red, al independizar laproducción de significados del sujeto-como-creador, haterminando asumiendo una serie de supuestos psicolo-gistas de origen conductista y cognitivista (inteligenciaartificial) que dejan al agente (humano y no-humano) sintoda la carga de emociones, deseos, esperanzas y anhe-los, que tan fundamental es para poder mantener unapráctica contestataria y alternativa. Por todo ello, aunquelos cyborgs ocupen posiciones semejantes a los actantesde Latour en la dimensión de la tecnociencia siempretendrán más carnalidad, más irracionalidad, más fluidezy más descaro político-contestatario.

~ A.Giddens (1990:64-77) presenta la globalizacióncomo el proceso que incluye de forma intrísecamenteinterconectada los siguientes nexos o articulaciones ins-titucionales:

i) el capitalismo tardío o multinacional, con los mer-cados mundiales financieros y laborales y las grandescorporaciones transnacionales que, entre otras cosas,producen una división internacional del trabajo y unordenamiento espacio-temporal móvil;

u) el sistema de naciones-estado, con su apropiaciónde la territorialidad y de los medios de violencia y el con-trol que ejercen de la educación y la información, que lepermite vigilar y disciplinar cuerpos y mentes;

iii) la ordenación militar del mundo, con sus alianzas,tecnologías, estrategias y múltiples formas de comerciocon la muerte, que ha pasado de la bipolaridad al impe-rio americano; y

iv) la transformación industrial y tecnológica de lanaturaleza en un medioambiente creado, que nos colocaen un único mundo química y nuclearmente amenazante.

La conjunción de estas cuatro articulaciones socialesdel Nuevo Orden hace que, según Jameson (1996:22), laconstrucción cultural —con sus objetivaciones realescomo informaciones, valores, sentimientos, textos, etc.—se convierta en infraestuctural, en su propia condición deposibilidad, pero obligándonos a la vez a hablar de ellocon las categorías analíticas de la economía política.

~ Sólo la premura con que se ha redactado este traba-jo puede justificar el que no se utilizara la magnífica reco-pilación introductoria editada por Chris Hables Gray, TheCyborg Handbook. Nueva York/Londres, Rouiledge,1995. También hubiera sido conveniente revisar la revis-ta Cybersociolagy, que se puede ver o visitar enhttp://www.socio.demon.co.uk/magazine/magazine.html.

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