el crimen como motivo - blog...

11

Upload: others

Post on 13-Apr-2020

7 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: EL CRIMEN COMO MOTIVO - Blog UCLMblog.uclm.es/.../11/15_El-crimen-como-motivo-literario.pdf2016/11/15  · El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO entender el motivo como una fuerza que empuja
Page 2: EL CRIMEN COMO MOTIVO - Blog UCLMblog.uclm.es/.../11/15_El-crimen-como-motivo-literario.pdf2016/11/15  · El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO entender el motivo como una fuerza que empuja

EL CRIMEN COMO MOTIVO Rafael Ramírez Escoto

LITERARIO

Cuando la cabeza de un escritor persigue el rastro de una nueva historia que contar,

sabemos que aparecerán huellas y pistas tales como los personajes, la ambientación, los

registros idiomáticos, un tema central y su corte de temas secundarios, diálogos que

suenen reales y expresivos, breves pinceladas descriptivas que embellecerán la línea

argumental y algo que casi nunca se suele nombrar: un motivo.

El motivo, en efecto, se enraíza en el sustrato de toda obra literaria, y, desde esa

sombría y fértil existencia, alimenta el decurso de la narración. ¿Qué entendemos

por motivo? ¡Una causa? ¡Una idea que se repite? ¡Un objeto esencial, acaso mágico,

valiosísimo y único, que perdura para que el texto resulte coherente? ¿Algo abstracto

e indefinido que flota en el aire, pero que no podemos aprehender? Los eruditos que

han tratado a fondo la cuestión han llegado a ciertas conclusiones que, creo, podríamos

repasar.

Por ejemplo, se asegura que un motivo en Literatura aparece en el momento en el

que el escritor se refiere de forma recurrente a la presencia de ciertas situaciones, ob­

jetos, elementos o circunstancias que en cierta forma son importantes para la historia.

Esto, la verdad, no nos dice mucho, aunque ya se apunta una idea que habría que guar­

darla en el zurrón para más adelante retomarla, y es la idea de la recurrencia: algo que se

repite igual que un bajo ostinato o a lo largo de todo el desarrollo de la trama.

Por otro lado, también se piensa que el motivo es la situación en la que se encuentran

los personajes y que les obliga a actuar de determinada forma. En este sentido, podemos

151

Page 3: EL CRIMEN COMO MOTIVO - Blog UCLMblog.uclm.es/.../11/15_El-crimen-como-motivo-literario.pdf2016/11/15  · El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO entender el motivo como una fuerza que empuja

El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO

entender el motivo como una fuerza que empuja a los personajes a su destino final, una

fuerza a la que no se pueden resistir y que en definitiva es la conductora de sus paso s. Creo, aunque me considero un profano en esta materia, que en Derecho Criminal se

habla de motivo o animus en un sentido semejante al anteriormente apuntado. Es por eso

que el motivo se identifica con causa o agente que induce a l crimen. Con estos apuntes

en mente, podríamos aventurar que el motivo es aquel e lemento del discurso narrativo

que se erige en causa central o génesis del mismo. Se caracteriza por su recurrencia, su

presen cia constante, casi obsesiva y, finalmente, porque es e l inductor de las acciones

y pensamientos de los personajes. Por esta razón , un crimen - pongamos el asesinato

que se relata en las primeras páginas de una novela- puede considerarse e l motivo que

dete rminará la secuencia lógica de acciones que conducirá a la conclusión satisfactoria

de la narración.

Cabe hacerse ahora una pregunta: ¿No estamos confundiendo motivo con tema!

¿No es el tema también la idea general que fluye por las líneas de un relato! ¿El tema

no obliga a los personajes a actuar de esta o de aquella manera? Son preguntas justas y

razonables, pero que encierran a lguna argucia argumental. Marchese y Forradillas en su

Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria resuelven con acierto este sospechoso

solapamiento de los dos términos. Dicen estos autores que e l motivo es:"Cada una de

las unidades menores que configu ran e l tema o dan a éste la formulación precisa en un

determinado momento del texto". De esto se infiere que en un texto literario puede

haber numerosos motivos, aunque en realidad no nos va a interesar la cantidad, sino la

calidad y presencia del que pudiéramos considerar motivo centra l.

Es c ierto que tema y motivo son unidades del discurso narrativo que comparten un

espacio común, pero a distintos niveles. El tema está por encima del motivo; en general,

se le puede identificar con términos abstractos: amor, o dio, deseo de superación,

inclinación a l mal, etc. Mientras que e l motivo casi se puede palpar en su carnalidad.

Por ejemplo, un crimen como motivo, puede ser presentado por el escritor de varias

maneras: su descripción visual (una mano que empuña un cuchillo plateado y cae como un

rayo sobre un pecho indefenso), sonora (un grito horrísono que desgarra la negrura del

cielo tormentoso), incluso táctil (la sangre espesa que mana, negruzca y casi humeante,

del cuerpo abatido). Es más, e l motivo, siendo más dúctil y flexible que el tema podría

presentarse también en una envoltura que podríamos calificar de psicológica. Ese mismo

crimen que tan cinematográficamente se nos ha descrito en las primeras páginas de una

novela, después vuelve, siempre recurrente, como pesadillas, como remordimientos o,

acaso, como el gozo de una venganza resuelta.

158

Page 4: EL CRIMEN COMO MOTIVO - Blog UCLMblog.uclm.es/.../11/15_El-crimen-como-motivo-literario.pdf2016/11/15  · El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO entender el motivo como una fuerza que empuja

Rafael Ramírez Escoto

¡Y puede ser el crimen un motivo? Pues creo que sí. Al menos la Historia de la

Literatura nos ofrece interesantes ejemplos donde el crimen es el motivo central.

Además de la obra de Galdós que nos ocupa, y sobre la que ya volveremos más adelante,

pienso en tres obras, de las muchas que se podían haber seleccionado, que me parecen

representativas de esta tesis que defiendo según la cual el crimen se constituye en

motivo principal de la narración. Curiosamente no son obras, como se podría pensar,

pertenecientes al subgénero policial o a la llamada novela de intriga o detectivesca.

La primera de ellas es Crimen y castigo de Dostoievski. Otra es una obra deliciosa de

Stevenson que, seguro, todos habrán disfrutado en el silencio de las horas nocturnas y no

puede ser sino El extraño caso del Dr.jekyll y Mr Hyde. La tercera es El túnel, del escritor

argentino Ernesto Sábato. A su manera, los crímenes que se refieren en estas obras se

erigen en motivos centrales que determinan el comportamiento de los personajes y el

fluir de la trama narrativa.

Pe ro antes de continuar hablando de crímenes: ¡Qué entiende la filología po r cri­

men? ¡Qué origen tiene esa palabra que tanta excitación provoca en nuestras concien­

cias? Crimen para los latinos significaba "delito" o "falta". Por eso, "criminal" era el

que cometía el de lito. Más allá de este origen latino hay que remontarse a los griegos.

Como en el caso de la palabra "crisis", crimen proviene de un verbo griego que sig­

nifica "separar". Y, como bien se sabe, el griego procede del indoeuropeo, un id ioma

que se supone que existió allá por el 3000 A.C. En indoeuropeo, la semántica de la raíz

"kri" alude a conceptos como "purificar" o "limpiar", en definitiva, una catarsis. Aun­

que pueda parecer estéril e inapropiado este somero análisis, veremos más adelante

que ciertos de los términos mencionados tienen que ver, y mucho, con el crimen como

motivo literario.

Hemos afirmado que crimen significa delito, pero por reducción casi suele ser

sinónimo de asesinato. En efecto, aunque en una novela puedan aparecer robos,

violaciones, hurtos, estafas, etc. no cabe duda de que el rey de la fiesta es el asesinato,

el crimen mayor, la "separación" -recuerden el sentido griego del término- del a lma

del cuerpo provocada por métodos violentos. Cuánta filosofía barata puede inspirar

esta idea de la separación traumática, y ya ni quiero imaginar cuántos relatos, novelas o

incluso poemas.

Hechas estas divagaciones filológicas, toca ahora hablar de géneros literarios. ¡Hay

algún género que se haya especializado en el crimen como motivo central? A la cabeza

se nos viene de golpe algo así como novela policial, tal vez novela negra, o alguna

denominación semejante. Bien, yo pienso que eso es cierto en parte. Sin embargo, me

159

Page 5: EL CRIMEN COMO MOTIVO - Blog UCLMblog.uclm.es/.../11/15_El-crimen-como-motivo-literario.pdf2016/11/15  · El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO entender el motivo como una fuerza que empuja

EL CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO

gustaría ser más preciso. Hay, de hecho, varios subgéneros dentro de la narrativa cuyo

motivo central es el crimen. Mas es el tratamiento que se le otorga a dicho motivo lo

que diferencia a unos de otros.

En primer lugar, podemos contemplar esas novelas de detectives o de aficionados a

la investigación criminal: un subgénero que estrenó Edgar Allan Poe con su ya célebre

relato Los crímenes de la calle Morgue. Como sabemos en este tipo de novelas un diletante

se aproxima al mundo criminal con ánimo de investigar los hechos y esclarecer el delito.

Quizá el personaje más conocido sea Sherlock Holmes con su inseparable amigo, el

doctor Watson. En este tipo de narraciones, lo importante no es el asesino, tampoco el

crimen en sí, sino el detective y sus pesquisas para resolver el caso satisfactoriamente.

Por otro lado, podemos hablar de otro subgénero que sería la novela policial oficial.

El investigador ya no es un aficionado que goza de una inteligencia luminosa y que

usando exclusivamente los artefactos de una lógica aplastante llega a resolver el delito.

Aquí el investigador es un auténtico policía. Alguien que se ha preparado durante años

para combatir profesionalmente el crimen. Un personaje que se me viene ahora a la

memoria muy representativo de este tipo de novelas es un inspector de la policía de

Honolulu: Charlie Chan. En estas novelas quizá no se le brinda al lector la brillantez de

esa inteligencia sublime con que disecciona el caso el aficionado tipo Sherlock Holmes

o Srta. Marple, se prefiere, más bien, la constancia y el trabajo bien hecho por un

equipo policial.

En tercer lugar, podemos referirnos a la novela negra. El investigador de este tipo

de relatos es un tipo duro, de pasado difuso, cínico y soñador, amante de la poesía y del

alcohol; conoce bien el mundo del hampa y no duda en usar métodos violentos cuando

son necesarios. Podríamos afirmar que vive a salto de mata. Son investigadores por

cuenta ajena, y no les mueve una pasión intelectual, ni el sentimiento del deber para

con el Estado y las Instituciones. Sus motivos son mucho más triviales: la supervivencia

en un mundo duro donde sólo los que consiguen adaptarse logran, a fuerza de briega,

salir airosos de constantes y fatídicos encuentros. Philip Marlowe o Sam Spade e incluso

el español Antonio Carpintero, alias Toni Romano, personaje fascinante creado por

Juan Madrid, son modelos ciertos de este tipo de personaje que deambula por oscuros

callejones o se adentran por ricas mansiones en busca de una pista que les conduzca

al criminal.

Finalmente, hay un tipo de novela a la que podemos calificar, pienso que con bastante

precisión, de criminal. La investigación no es lo importante. No hay detectives aficionados,

ni policías, ni ex boxeadores pateando lúgubres pasillos de hoteles a la busca de unas

160

Page 6: EL CRIMEN COMO MOTIVO - Blog UCLMblog.uclm.es/.../11/15_El-crimen-como-motivo-literario.pdf2016/11/15  · El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO entender el motivo como una fuerza que empuja

Rafael Ramírez Escoto

huellas dactilares o de una confesión sacada a golpes de nudillos. La fuerza del crimen

como motivo en este tipo de novelas es mucho más intensa y, si me apuran, siniestra.

Casi podríamos afirmar que el crimen en sí se erige en otro personaje, tal vez algo

fantasmal, pero con una presencia obsesiva y sobrecogedora que agota a los personajes.

Se podría hablar de Crimen y castigo, de Dr. Jekyll o de El túnel como ejemplos de novela

criminal. La violencia verbal y física con que se engordan páginas y páginas, el sentimiento

de ira que exuda la piel de personajes resentidos, celosos o amargados, el desprecio por

la vida, en fin, son motivos consustanciales a este subgénero.

Sin ánimo de ser exhaustivos, podemos considerar otros subgéneros donde el

crimen menudea, pero que en ocasiones no es nada más que una circunstancia propia

del relato, una acción más que exige el entramado lógico de la narración. Esto ocurre en

las llamadas novelas de espía, las novelas del oeste incluso en las de ciencia-ficción.

Visto que el crimen como motivo literario se ha asentado en unos subgéneros, más

o menos bien delimitados, y visto que, como motivo, interesa a un gran público, cabe

analizar ciertos aspectos que desentrañen el porqué de este interés en los lectores y

también la manía de los escritores en repetirse en unos moldes que ya se muestran

agrietados por el uso.

Sin duda el motivo del crimen trasciende tanto a público como a escritores. Acuda­

mos por un momento al texto de Galdós que nos ocupa: El crimen de la calle de Fuen­

carra/. Cito textualmente: "Toda la prensa asiste al acto (se refiere al juicio de H iginia

Balaguer)., disponiendo de comodidades para hacer los extractos, que el público devora

(este verbo me parece un acierto de estilo) por la noche y a la mañana siguiente, pues el

interés de este proceso no ha disminuido en los ocho meses transcurridos y se halla tan

vivo como en los días que siguieron a la perpetración del crimen". Galdós en su relato

hace numerosas referencias a la excitación del público, de esa masa anónima que vive

pendiente de las declaraciones de Higinia Balaguer y de sus supuestos compinches en

el asesinato de la viuda de Varela. Podríamos pensar que Galdós exagera, o que tal vez

esa obsesión del ciudadano de a pie por estar al tanto de lo último en la investigación

judicial o de tal o cual pesquisa son más propias de épocas pretéritas. Pero me temo que

vivimos todavía semejante contradicción. El crimen, en toda época, ha sido un aconte­

cimiento singular que despierta pasiones encontradas en conciencias que habitualmente

no desean acercarse para nada al mundo del delito, lo quieren bien lejos de sus vidas y

lo rechazan de plano; mas, inexplicablemente, lo demandan como un exquisito producto

de consumo. Recuerdo un crimen que, allá a principio de los ochenta, conmovió a la

opinión pública española. Es un crimen que por sus trazas y por el tipo de personajes que

se entrecruzaban en tan siniestro drama me ha parecido parejo al que relata Galdós. Me

161

Page 7: EL CRIMEN COMO MOTIVO - Blog UCLMblog.uclm.es/.../11/15_El-crimen-como-motivo-literario.pdf2016/11/15  · El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO entender el motivo como una fuerza que empuja

EL CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO

refiero, como se puede suponer, al asesinato de los marqueses de Urquijo. La prensa se

volvió histérica durante meses: se hablaba de hijos que odiaban a sus padres, de mayor­

domos perversos e interesados que podían haber facilitado con su anuencia la comisión

del cruento delito; de un ejecutor material, Rafi Escobedo, cuya presencia en televisión

de la mano de un conductor como es Jesús Quintero, sin duda, conmovió a la ingenua

masa anónima que se quemaba las pestañas delante de la pantalla de fósforo. Igual que

en tiempos de Galdós, me temo.

¡Qué tiene el crimen que tanto gusta? ¡Qué buscan los escritores al contarnos una

sucesión de hechos sangrientos? ¡Qué gozo obtienen los lectores al enfrentarse a la

crudeza de semejantes relatos? No podemos confeccionar un catalogo exhaustivo de las

intenciones que mueve a un escritor, pero sí podemos reflexionar y aventurar algunas

de ellas. Por ejemplo, en las llamadas novelas de detectives el crimen interesa porque es

un rompecabezas que hay que recomponer. La perspicacia y el ojo sagaz de un Sherlock

Holmes serán capaces de ir encajando todas las piezas hasta que se vea con claridad, y en

todo su esplendor, la imagen final del misterio resuelto. En este sentido, el crimen es un

pasatiempo propio de una dama aburrida de provincias. Algo frívolo quizás visto desde

este lado y, sin duda, hay que entenderlo más como justificante que como motivo.

Los escritores que gustan del aventurero guapo, tipo James Bond, necesitan que en

sus historias haya numerosos crímenes perpetrados por supercriminales multimillonarios

que anhelan conquistar el mundo. La novela de acción reclama disparos, persecuciones,

asaltos, tropelías, piruetas mortales, palizas, en definitiva, mucha gesticulación,

movimiento de brazos, deportivos rojos, tecnología punta, cosquilleo de champán, chicas

despampanantes, tipos vestidos con esmoquin blanco y relucir de pistolas plateadas bajo

palmeras tropicales. El muerto tiene poca importancia y casi no es más que un mero

recurso argumental. ¡Han contado cuántos cadáveres circulan libremente por estas

novelas que con tanto acierto son llevadas después al cine?

Más allá de estos crímenes efectistas y necesarios para el decurso de la acción,

asistimos a crímenes de mayor enjundia, crímenes que se presentan como un desafío

no ya para el investigador privado, sino para el indagador de las oscuras profundidades

de la mente humana. Me refiero a crímenes que exploran la naturaleza salvaje, animal e

instintiva del ser humano. Estos crímenes, que han traspasado los límites de la lógica, sólo

son explicables por tenebrosos motivos. El referente que no podemos obviar quizás sea

esa amena novela de Stevenson donde se nos cuenta cómo un científico llamado doctor

Jekyll ingiere un brebaje o poción mágica que lo transforma en una bestia despiadada. En

El extraño caso del doctor jekyll y Mr. Hyde, Stevenson juega con un terrible par de fuerzas:

162

Page 8: EL CRIMEN COMO MOTIVO - Blog UCLMblog.uclm.es/.../11/15_El-crimen-como-motivo-literario.pdf2016/11/15  · El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO entender el motivo como una fuerza que empuja

Rafael Ramírez Escoto

bien y mal viven, desde tiempos bíblicos dentro del corazón del hombre, enfrentadas.

¿Cuál es la naturaleza del bien? ¿Cuál, la del mal? ¿Comparten ambos una misma esencia?

¿Son las dos caras de una misma moneda?

Otra novela, que ya he citado, pero que me parece que a otro nivel explora las

pasiones más terribles del hombre, es El túnel. Juan Pablo Castel!, el protagonista, comido

de celos, mata a su amante María lribarne. Ernesto Sábato nos revela la vida de un

hombre ahogado por su propia ira, abrasado por una pasión enfermiza que le conduce

al asesinato. No cabe duda, de que tanto en Doctor jeky// como en El túnel, las conductas

humanas son sometidas a juicio, a examen; el autor intenta indagar en la nebulosa de

un abismo que crece y devora al propio asesino. Es, por tanto, en este tipo de novelas

donde el crimen, como auténtico motivo literario, justifica la estructura del armazón

narrativo. El lector asiste, desde su cómoda altura, a los desenfrenos de unos personajes

que viven en un caos de furia y maldad. Son personajes que, impotentes, se abaten sobre

sus víctimas, sabedores de que no les queda mas camino que la destrucción.

A veces, el escritor no busca explicar los sinuosos movimientos de la psiquis humana,

sino que prefiere someter a juicio moral o ético determinadas acciones reprobables.

Los personajes son títeres dominados por las cuerdas de un autor que los enfrenta a

sus creencias religiosas o a las voces de una conciencia que dictamina lo que es justo y lo que es injusto. Dostoievski escribió una novela que se ajusta a este canon: Crimen y castigo. Causa y efecto. Si asesinas, lo pagarás. El joven Raskolnikof abrumado por sus

estrecheces económicas, cegado por la codicia del oro, comete un doble asesinato que

llevará en su conciencia durante días y noches. Siente su alma sucia, percibe el aliento de

un castigo que le persigue, que le inquieta el descanso nocturno. Las conversaciones con

su amante, la prostituta Sonia Semenovna, apenas suponen un alivio. Finalmente, para

acabar con semejante tortura interior, decide entregarse a la justicia.

A veces, para que una novela policial, o negra, funcione, el escritor debe dar a luz

a un criminal que sepa captar la atención del lector, un asesino que, además, sea hábil

y eficiente en su trabajo. No es tarea fácil, pienso, componer el perfil de semejante

personaje. Aunque la galería de tipos siniestros es variada, se requiere de un fino

conocimiento de las conductas perturbadas e insanas propias de quienes serpentean

por el lado oscuro de la existencia. El creador puede elegir desde el elegante, envidiado

y escurridizo ladrón de guante blanco que se codea con la jet marbellí, hasta el rústico

sacamantecas que carga a sus espaldas un negro saco colmado de corrompidos restos

humanos. ¿Cuántos psicópatas y degenerados nos han alegrado nuestras noches de

insomnio? Recordemos esa truculenta novela de Robert Bloch en la que un chico

llamado Norman Bates, ejemplo de buen hijo, siempre apegado a las faldas de su madre,

16:¡

Page 9: EL CRIMEN COMO MOTIVO - Blog UCLMblog.uclm.es/.../11/15_El-crimen-como-motivo-literario.pdf2016/11/15  · El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO entender el motivo como una fuerza que empuja

EL CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO

regenta un motel de mala muerte. O ese famoso psiquiatra cuya dentadura ha saboreado

la jugosidad de la carne humana, mientras se deleita oyendo las Variaciones Goldberg. El

Aníbal Lecter, que concibió Thomas Harris, es, desde luego, un sibarita.

No es de extrañar que los escritores gusten de esa marginalidad, de cierto apego

por las conductas desviadas, por los arrabales, suburbios y cantinas donde flota un humo

delictivo. Ellos mismos, en numerosas ocasiones han dado buen (o mal) ejemplo. Si no,

ahí está el poeta que escribió La balada de los ahorcados. Ese truhán y asesino conocido

como Franc;ois Yillon. O aquel par de novios mal avenidos que fueron Arthur Rimbaud

y Paul Yerlaine. Yerlaine, la gloria de la poesía francesa, según el parecer de nuestro

alcoholizado Rubén Darío. Yerlaine, un dechado de vicios, prototipo del bohemio, golfo,

borracho y pederasta. Rimbaud, soberbio poeta y venturoso traficante de armas de

fuego, pendenciero y matón como sólo un niño prodigio puede serlo. Pienso en el

conspirador Dostoievski que conoció las rudas delicias de la cárcel, al igual que ese

corrupto recaudador de impuestos que fue un tal Cervantes, o ese desacompasado

sodomita que firmaba sus obras con el nombre de O sear Wilde; y, cómo no, cómo no

citar, al menos, al maestro de maestros, a la flor podrida de la aristocracia. Permítanme

que les aconseje una lectura: Las 120 jornadas de Sodoma. Un repertorio de cuantas

crueldades, vilezas y actos abominables la mente humana pueda engendrar. Hoy en día,

después de cuatro siglos, el Marqués de Sade gusta, tiene un público entregado, y pienso

que ahora, en estos tiempos caóticos y apocalípticos que vivimos, por fin, le ha llegado

su gran momento.

Mas aún así, también se escriben novelas de crímenes por una razón última que

voy a desarrollar brevemente. La idea se la robo a Thomas De Quincey. En su libro

Sobre el asesinato como una de las bellas artes nos viene a decir algo así como que "la

finalidad última del asesinato, considerado como una de las bellas artes, es precisamente

la misma que Aristóteles asigna a la tragedia, es decir, purificar el corazón mediante !a compasión y el temor. Aunque Aristóteles habla de purificación o catarsis - ¡recuerdan el

morfema indoeuropeo kri?- para curar las enfermedades por medio de la compasión

y del temor; De Quincey va más lejos e interpreta la palabra catarsis como purgación,

como evacuación de todas la impurezas que afligen al ser humano. La purgación se revela

como un alivio del alma. Un alivio, porque cuando asistimos a un asesinato -me refiero,

como es obvio, al momento de la lectura-, nos alegramos de que sólo seamos unos

meros espectadores que se encuentran a salvo de las garras, cuchillos y revólveres de

los desquiciados que se afanan en liquidar a sus víctimas. No siendo nosotros mismos la

víctima, podemos comprender el sufrimiento ajeno y nos alegramos de que tal desgracia

no haya caído sobre nuestras cabezas.

164

Page 10: EL CRIMEN COMO MOTIVO - Blog UCLMblog.uclm.es/.../11/15_El-crimen-como-motivo-literario.pdf2016/11/15  · El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO entender el motivo como una fuerza que empuja

Rafael Ramírez Escoto

Para concluir, me gustaría indicar que hay también una función social de la novela de

crímenes. El relato de Galdós: El crimen de la calle de Fuencarral, es un buen ejemplo de

ello. A partir de unos hechos reales, Galdós narra los pormenores de la investigación y

del juicio al que es sometida Higinia Balaguer y su cómplice Dolores Ávila. La violencia

se denuncia en estas páginas llenas de ágil literatura y salpicadas de curiosos detalles

costumbristas. Galdós no emplea la actual expresión "alarma social", más bien habla

de "excitación" cuando quiere referirse al impacto provocado por este crimen en la

conciencia social.

Es notorio el empeño del escritor canario en la denuncia de los hechos, aunque

también la intriga y el suspense, la intención moralizante, el estudio de la conducta y

otros motivos que hemos repasado en estas líneas son fácilmente localizables en el

texto de estas crónicas. Hemos hablado, por ejemplo, de marginalidad, de personajes

siniestros que están al otro lado de la ley. Veamos que dice Galdós del hijo de la viuda:

"La malísima reputación de que el mancebo goza; sus costumbres perversas, conocidas

de todo Madrid; su holgazanería; sus relaciones con gente de muy mala conducta". Poco

más adelante, se confirma el perfil criminal de Higinia Balaguer: "Luego se ha sabido que

esta mujer había vivido en comunicación casi constante con criminales, que había tenido

puesto de bebidas en las inmediaciones de la cárcel, y en el curso de sus declaraciones ha

revelado ese conocimiento del código penal que es común entre personas íntimamente

relacionadas con los que viven infringiéndolo".

En el relato que hace Galdós de los hechos abundan también las descripciones físicas

de los personajes del drama. ¿Cuántos eran posibles candidatos a criminales en el siglo

XIX sólo por la prominencia de su frente o el hundimiento de las cuencas de los ojos?

¿Cuántos rostros se ajustaban al perfil del asesino lombrosiano? Galdós, detallista en

sus retratos y buen fisónomo, busca ese rasgo degenerado en el óvalo de Higinia o en

el de Dolores. Esa marca que las delate como asesinas. La descripción que hace Galdós

del físico de Higinia es labor de esmerado orfebre que trabaja con precisión el minimo

detalle. Una descripción que comienza diciendo: "es de complexión delicada, estatura

airosa, manos bonitas, pies pequeños, color blanco pálido". Y continua acumulando

frases sobre frases y renglones como el que sigue: "El frontal corresponde por su

desarrollo a la mandíbula inferior, y los ojos hundidos, negros, vivísimos cuando observa

atenta, dormilones cuando está distraída". Y continúa el desarrollo descriptivo de forma

agotadora.

También en lo moral y psicológico Galdós se esfuerza por completar sus análisis de

la asesina. Con frecuencia califica a Higinia de "monstruo", de "diabólica mujer", nos

la muestra astuta, perspicaz, de rápidos reflejos mentales y la hace conocedora de los

misterios del corazón humano.

Page 11: EL CRIMEN COMO MOTIVO - Blog UCLMblog.uclm.es/.../11/15_El-crimen-como-motivo-literario.pdf2016/11/15  · El CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO entender el motivo como una fuerza que empuja

EL CRIMEN COMO MOTIVO LITERARIO

La purgación o catarsis de la que hablábamos unas cuantas líneas arriba la presenta

Galdós como una especie de morbo, como la expectación de un público que asiste

nervioso a las jo rnadas del juicio: " El aspecto de la sala es imponente, y desde muy

temprano se agolpa a las puertas del Palacio de Justicia un público ansioso de presenciar

la vista". O bien dice: "Gentes hay que se estacionan desde las primeras horas de la

mañana a la puerta de la sala, formando cola, para conseguir un puesto, y se lo ganan con

la larga espera, y lo defienden luego como si de cosa mayor se tratase." Así nos refiere

don Benito e l extraordinario interés de un público que vive en pleno desvelo por estar

a la última del célebre crime n.

Desde luego, la literatura cumple una función ya sea social, ya personal. Y cuando el

crime n, como sucede en el texto de Galdós, se presenta como motivo central sobre el

que giran los personajes, qué duda cabe de que las pasiones, pensamientos e intuiciones

nos a brirán una puerta a la natura leza compleja, luminosa y oscura, del ser humano, la

naturaleza del ángel y del demonio, del santo y del asesino, que, en definitiva, todos

hemos sido alguna vez.

166