el conflicto político. una reflexión filosófica_enrique serrano gomez

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Sociulógica año ll. número 34. Filosofía 3.- imcioliigia pnlíiicafi. Rupturns y continuitlatles mayo-ag,-_osn_› dc I997 El conflicto político. Una reflexión filosófica Enrique Serrano G. * RESUMEN Consenso _v c0rtfli`r.¬w no _w›iƒen.ómen.os ('.rclu_\'c1irc's. .vino e.rtrmm›s en tan.u`ón entre los que se mueve la prcírtíca política. Por eso ¡Tn correcta caracterización de esta última exige explicar la forma en que cr›ns|m.w› 3,- conflicto se relucirmnn en la conflguraciôn y reproducción de un orden social. El objcli vo de este trabajo es revisar (res solucione.: que se han ofrecido sobre el mua: las de Platón, Hobbes _v Sclmiitt _v el liberalixmo clásico. firmar que lo político se encuentra estrechamente relacionado con el fenómeno del conflicto es trivial. Sin embargo, cuando se busca analizar con más detenimiento esta relación, la trivia- Iidad se desvanece. En primer lugar, resalta el hecho de que no todos los conflictos sociales pueden calificarse como “pr›líticos"; por tanto. el problema estriba en determinar el rasgo distintivo de este tipo de conflictos. Una primera respuesta frente a esta dificultad es mantener que el atributo de “político” únicamente hace referencia al grado de intensidad. Esta es la postura que parece defender Carl Schmitt: "por mismo lo político no acota un campo propio de la realidad, sino sólo un cierto grado de intensidad de la asociación o disociación de los hombres”.1 Según esto, cualquier conflicto, con independencia de su *Profesor-investigador del Departamento de Sociologia. U/wi-Iztapalapa. 1 “Todo antagonisrno u oposición religiosa. moral. económica, étnica o de cualquier clase ee transforma cn oposición política en cuanto gana la fuerza suficiente como para agrupar de un modo efectivo a los hornbms en amigos y enemigos (...) En cualquier caso cs política sicmpne toda agrupación que se orienta por tefcrencia al caso `decisivo"' (Schmitt. 1991: 67-68).

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El Conflicto Político. Una Reflexión Filosófica_Enrique Serrano Gomez

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Sociulógica año ll. número 34.Filosofía 3.- imcioliigia pnlíiicafi.Rupturns y continuitlatlesmayo-ag,-_osn_› dc I997

El conflicto político. Una reflexiónfilosófica

Enrique Serrano G. *

RESUMEN

Consenso _v c0rtfli`r.¬w no _w›iƒen.ómen.os ('.rclu_\'c1irc's. .vino e.rtrmm›s en tan.u`ón entrelos que se mueve la prcírtíca política. Por eso ¡Tn correcta caracterización de estaúltima exige explicar la forma en que cr›ns|m.w› 3,- conflicto se relucirmnn en laconflguraciôn y reproducción de un orden social. El objcli vo de este trabajo es revisar(res solucione.: que se han ofrecido sobre el mua: las de Platón, Hobbes _v Sclmiitt _vel liberalixmo clásico.

firmar que lo político se encuentra estrechamente relacionadocon el fenómeno del conflicto es trivial. Sin embargo, cuandose busca analizar con más detenimiento esta relación, la trivia-

Iidad se desvanece. En primer lugar, resalta el hecho de que no todoslos conflictos sociales pueden calificarse como “pr›líticos"; por tanto.el problema estriba en determinar el rasgo distintivo de este tipo deconflictos. Una primera respuesta frente a esta dificultad es mantenerque el atributo de “político” únicamente hace referencia al grado deintensidad. Esta es la postura que parece defender Carl Schmitt: "porsí mismo lo político no acota un campo propio de la realidad, sino sóloun cierto grado de intensidad de la asociación o disociación de loshombres”.1 Según esto, cualquier conflicto, con independencia de su

*Profesor-investigador del Departamento de Sociologia. U/wi-Iztapalapa.1 “Todo antagonisrno u oposición religiosa. moral. económica, étnica o de cualquier clase

ee transforma cn oposición política en cuanto gana la fuerza suficiente como para agrupar de unmodo efectivo a los hornbms en amigos y enemigos (...) En cualquier caso cs política sicmpnetoda agrupación que se orienta por tefcrencia al caso `decisivo"' (Schmitt. 1991: 67-68).

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origen (religioso. moral. cct›nómico_ étnico. etc. I. adquiere un carácterpolitico cuando cobro la suficiente intensidad para poner en juego luestnhiiitittd del orden social y la continuidad de sus contenidos con-cI^ct0s.

Este criterio cuantitativo no es suficiente para determinar el rasgot.¡t|edistin;_zue a los conflictos políticos. La guerra representa porexceicncizrcl caso de un conflicto de gran intensidad y no por ello cs,en si misma, política. Es indudable que existe un frontera fluida entrelu guerra y la política. Ello llevó a Clausewìtz tt formular su conocidai`r;tsc: "la guerra no es sino la continuztción de la política por otros|ncdios". Pero ello no signit`icn. como reconoce el propio Schmitt, queseu posible unificar lu lógica de estas dos actividades; podemos decirque u pesar de los vínculos que existen entre ellas, cada una posee supropia gittintitictt. Si hicn cs cierto que la guerra es una premisanccesarinde la politica, que imprime :resta última su seriedad, tambiénlo cs que la irrupción dc la guerra marca, en cierto modo. su fracaso.

En la teoría de Schmitt se insinúa una segunda respuesta a estaproblemzíticu que resulta mucho más interesante. En ella se sostieneque la intensidad del conflicto político se debe tt que en él se hacereferencia al caso "decisivo", _v éste es la configuración de la unidadc identidad del orden social. Citando Schmitt dice que el enemigopolítico no cs ci adversario privado (irrirnit-u.s'). sino el "enemigopúblico" (hr›.\'rr`_v), se presupone que el objetivo central de la prácticapolítica es la constitución de un espacio público que otorga unaidentidad común ti los miembros de ln unidad social y hace posible ladefinición de los fines colectivos: asi' como los medios para alcanzar-los. La tesis central de este autor es que el acto por el cual un conjuntode hombres llega a reconocerse como riosorms se da a través de ladifercncitlción de un et'lvs. Dicho con sus propios términos, el puntoculminante en la formación de la identidad del pueblo se encuentracuando éste adquiere la aptitud de distinguir entre “amigo y enemigo".

Es indudable que toda constitución dc un nosotros implica cstablc-cer una difercnciacióit con altos, los otros (toda determinación es, almismo tiempo, una negación). Pero reducir cl proceso de formaciónde una identidad colectiva a la distinción frente al mm es inaceptable,ya que, junto a este aspecto que podemos llamar "negativo", existeotro aspecto que se puede cali†`ic:1r como "positivo”.3 Este remite almanejo de los consensos en torno a los contenidos del orden socialConsenso y conflicto no son fenómenos excluyentes, sino extremosen tensión entre los que se mueve la práctica política. Por eso, la

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3 [ion ¡-›¿.;u¢L- mr cl -it-|1|1i_to de ln criticzi de [co .'s'ir.-iuss :t la tcorízt tic Furl Échmill. pues ttui inicio cn clio su tl.:t una pntuitlrul de ln li¿1tn':itlcI "u|ictiti_eu" \'c¿tsc Strauss. L". lilišii

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correcta caracterización de esta última exige explicar la forma en queconsenso y conflicto se relacionan en la configuración y reproduccionde tin orden social. En la historia del pensamiento político se han dadodiversas soluciones a este tema. El objetivo de este trabajo es revisarlos diferentes presupuestos de estas soluciones. Para ello voy a exa-minar las propuestas de Platón, de Hobbes-Schmitt y del liberalismoclásico. Cabe señalar que no se trata de reconstruir estas teorízis¬ sinode considerarlas únicamente como paradigmas de tres alternativaslógicas (cada una de las cuales tienes diversas variaciones) para,posteriormente, tratar de esbozar una cuarta alternativa.

El reto de los sofìstas _v la respuesta de Platón

En la visión del mundo que encierran los poemas homéricos_ elconcepto (like (justicia) denota un orden común a la naturaleza y a lasociedad. La diferencia entre estas dos dimensiones de la realidadestriba en que, mientras que en la naturaleza ese orden existe demanera espontánea, en la sociedad tiene que ser realizado por laactividad humana. Según esta concepción, la finalidad esencial de lapráctica política es lograr que las normas sociales (nonms) correspon-dan a la regularidad cósmica (physix). El conflicto, desde esta pers-pectiva. proviene de la barbarie de los individuos 0 pueblos que seniegan a respetar el derecho tr/ufmix) derivado del orden universal ynecesario del cr›s'n1o.s (tal es el caso de los “bárbaros” cíclopes). Encambio. en las regiones donde impera la (like, el hombre goza deseguridad y protección.

La idea de que debe establecerse una adecuación entre el cosmos yel orden social no es exclusivo del pensamiento griego. En general.las sociedades tradicionales pretenden legitimar las normas imperan-tes y los poderes de mando que de ellos emanan, presentándoles comoexpresión de un orden eterno, que no puede ser cuestionado por losindividuos. La noción de esa supuesta armonía universal es cubiertapor el aura de lo sacro. Quizá la innovación de la filosofía griega residaen tratar de probar la existencia de ese cosmos y la necesidad de quela sociedad se ajuste aél con los medios de la razón y, de esa manera,abandonar la seguridad que ofrece aceptar dicha idea como tin dogmadivino.

El camino abierto por la filosofía griega presocrátiea hace posiblela gran aportación realizada por los sofistas de plantear la necesidadde diferenciar entre la ph_vs¿.\^ (el supuesto orden “natural") y el nomos(normas sociales). Afirmo que ello es una importante aportación,porque asumir que los diferentes órdenes sociales son productos

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humanos en los que se carece de un paradigma absoluto. hace posiblereconocer la pluralidad y contingencia del mundo humano. Al mismotiempo, esto permite ver que los conflictos sociales en general y elcom licto pol ¡tico en particular no son una consecuencia de la barbariey/o la iiracionalidttd de algunos individuos o grupos. sino un efectodirecto de lu pluralidad y contingencia propias dc la condición huma-nafi La técnica oratoria que los solistas enseñan a sus discípulosmanifiesta dos de sus convicciones básicas: a) El conflicto es unfenómeno irreductible del mundo humano, y b) El conflicto entre loshombres no tiene que desenvolverse necesariamente de manera vio-lenta. Si los individuos o grupos no califican al mm como un bárbaro,sino como una expresión de la pluralidad humana, el conflicto scatenúa. lo cual hace posible encauzarlo y controlarlo dentro del marcode la ¡›m'r`.r. asi como aplicar el uso de técnicas racionales (tales comoel uso de los discursos) para dirimirlo.

Al asumir la presencia dc una distinción entre ;›ìi`vsi`s y nonws seabre un campo problemático que motiva el desarrollo de las teoríassobre lo social. En este punto debemos evitar el error, propiciado porla influencia platónica, de homogeneizar tt estos autores. A pesar delos numerosos puntos que comparten, cada uno de ellos emprende unareflexión a través de su propio sendero. Sin tratar de reducirlos a unapostura común, se puede considerar el siguiente texto de Antifón comoun ejemplo de la problemática que estos autores toman como puntode partida:

Justicia es no trfinsgrcdir las lcycs de la ciudad cn la que uno es ciudadano. Asi'pues un hombre ohrara del modo más provechoso para él si. en presencia detestigos. ticnc una gran consideración por la lcycs y cuando está sólo. sin testigos.considera lo que pcrtcnccc :t la pIr_v.«r¿.¬-1 cn efecto lo que pertenece a las leyes espuesto y aquello que pcrtcncce ri la ¡›Ir_i'.\-is cs espontáneamente necesario; mientrasque lo conforme zi las leyes no ha nacido dc cllo mismo (...) El que transgrede lasleyes. si permanece oculto ai los que están dc acuerdo con ollas. escapa zi lavergüenza y al castigo; un cambio. si se l'ue|'7,a algo de lo que por la ¡i¡i_i'.ri's csconnatural. transgrcdicndo lo que es posible. aunque eso permanezca oculto atodos los hombres. en modo alguno es menor cl mal. ni en nada es mayor si todos

3 Es-tarnos acostumbrados n relacionar la filosofíu de los sofistas. con la crisis social y políticaque se vivió en la Grecia clásica. Es índutlahlc que existe esta relacion. pero ello no resta m un:ipicc al mérito dc su aportación. La forma en que los s-ofistas asumen esa crisis marcóesencialmente la trayectoria rlel pensamiento occidental. Sobre este toma Husscy sostiene:“emcrgieron con el escepticismo rlc la época para producir una alegre actitud pragmática haciala vida y una convicción tle que cl estudio propio dc la humanidad era el hombre mismo. Lairreductiblc variedad del comportamiento y el caracter humanos fue aceptada y. por encima detodo, hubo una fe cn la habilidad dela mente humana para superar casi todos los obstáculos víala inteligencia. cspecialnic-nte cuando la inteligencia sc acumulnba y se organiztiha conto uncuerpo dc investigación y connmmìemo como una !ejnê" (lhtsscy. Edward, IQQI: IQ).

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lo ven; porque en este caso no hay lallai según la opinión tilfmi). sino ._se_i_¿iin verdzid(n¡r=tlu/iu}.._"

El presupuesto hiisico en el texto consiste en asumir que la contin-gencia es el atributo esencial del mimos y, por tanto_ de todo el ordensocial. Detrás de este último no existe una "verdad", sino la opinionde aquéllos que lo consideran válido; lo que indica que ningtinconocimiento puede suprimir el conflicto dc opiniones c intereses.Antifón subraya un primer eje del conflicto al (lestacar que la mayorparte del munox reprcseiita un li'mite a la ¡›1t,i=.i'i'.i-.

Lo que las leyes mandam es una imposición exti'zii`ia. Lo que Iii naturiile/ri iriiindacs una ncccsidatì que es parte de niiestni rnoifo de <er. La Icy es una mnveiieìoii:|rti|`icial_ no un desarrollo ntitural. Pero la miluriilczii no es eonvcricìonzil (...) lilpunto al cual titles consideraciones .sc dirigen cs este: que iniichiis de fas ohligei-cioncs impuestas por la lcy son hostiles ii la nuturiilc/.zi...

El iir›nir›s representa un coto que ¿il dcslindar lo natural y lo social.hace posible la convivencia humana. Por tanto, esta siempre conllevaun cierto grado de represión, lo cual indica la imposibilidad de hahlarde una armonía preestablecida entre la dimensión natural y la social0 entre los intereses particulares y el interés general. Ante esta situa-cion. Antifón defiende la provocativa tesis de que cl individuo puedey debe dar una szitisliicción a sus impulsos naturales. cuando esto noacarrea los males impuestos por las sanciones sociales-_ ligadas a lasleyes.

Junto al primer eje conllìctivo surgido de la oposición entre ¡J/i_ys¡.\y rmmos, cabe destacar la presencia de otro eje determinado por losdiferentes contenidos que puede adquirir el nomos en las distintassociedades. Al rechazar los solistas la existencia de un modelo únicoo “verdadero” de organización social, se plantea que las decisionesque se toman cn el proceso de constitución .social sobre las normas einstituciones que tienen que implementarse presuponen siempre larenuncia a otras alternativas. La opción por una de las posibilidadesserá en todos los casos el resultado de la correlación de fuerzas querige en una .sociedad en un momento determinado. Precisamente, laestabilidad de un sistema institucional dependerá de su capacidad paraexcluir 0 reprimir otras opciones; aunque éstas nunca desaparecen.sino que se mantienen como un germen que en cualquier momento-en el cual se de un cambio en la correlación de fuerzas- puede poneren crisis el orden establecido. Este segundo eje conflictivo es el que

4 Se toma corno hnse el texto que aparece en el lihro de Escohoiiirlo, 1075: 162.

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se preseiitrt básicamente cn la practica política. Dicho cn otros térmi-nos, de acuerdo con la teoría social de los solistas. en el conflictnpolitico se encuentra en juego la frágil decision en torno a la forma dela unidad social y sus contenidos generales. Por otra parte, al negar lapresencia dc una armonía universal. se plantea que cualquiera que seacl contenido de la decision política que se tome. siempre se estableceráuna jerarquía contingente entre los diversos intereses. lo cual setraduce en una difcrenciacii'›n de privilegios entre los distintos grupossociales.

A tlilerencia de las concepciones tradicionales, los sofistas consi-deran que los cont`licto.s tienen sus raí'/. en la pluralidad y contingenciadel mundo humano. entendidas ambas como rasgos insuperablcs deeste último. El reto que esta teoría encierra es que parece conducirnostanto a un escepticismo, como a un relativismo radical, para los cualescl único fundamento de las normas sociales se encuentra en el poderde aquellos que logran imponerse a los demrís. Ello se encuentraimplícito tanto en el texto de Antifón. como en el siguiente fragmentode Protágoras: "por naturaleza no hay nada que sea justo o injusto.santo o impío. sino que es el parecer de la comunidad aquello que lohace verdadero cuando se formula y durante todo el tiempo que duraese parecer" (citado por Sexto Empirico. Hi`poripr›si`s pirrónirris, I).

El reto que plantean los sofistas retomado por Platón, como unode los principales motivos que impulsa el desarrollo de su fi losofía.En cl primer libro de Lu Reprílatit-fi se presenta dicho reto a través deTrasímaco, quien afirma: “digo que lo justo no es otra cosa que elinterés del más fuerte (...) En todas las ciudades lo justo es siempre lomismo, o sea. el interés del gobierno constituido" (338c, 33%). Encontra de la tesis de este representante de los sofistas. el objetivo dePlatón es demostrar que existe un orden universal en el que se sustentaun criterio de la justicia, el cual, al ser realizado por la organizaciónsocial. hace posible superar las diferencias que originan los con-flictos.

Para entender el niarco en cl que sc desanrolla esta polemica y laesti'-titcgizi argumcntativa de Platón. es preciso tomar en cuenta unpresupuesto que comparte este autor con sus ads-'ersarios. Para ambos.las palabras que c-:›nt`iguran el lenguaje nombran objetos y las combi-naciones de esas palabras conforman los enunciados que denotan losdistintos estados de cosas del mundos* La dificultad que enfrenta estaconcepción del lenguaje aparece cuando abordamos los términosnormativos, pues éstos parece que carecen de un referente objetivo.

5 šobre cl tema de la concepcion platónìca del lengriajiqvéase el diálogo (`›-milfr

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Para los sofistas términos como "justo" e “injusto, "bueno" o “ni:ilo".no denotan ni cosas. ni un atributo objetivo de ellas, sino que soloexpresan las prefereiicias, subjetivas de sus usuarios. Es la crceiiciaen la inexistencia de un criterio normativo común lo que conduce ¿ilos sofistas a considerar el conflicto como un fenómeno insuperablede las relaciones sociales. De acuerdo con eilos. el conflicto única-mente puede controlarse temporalmente mediante la imposición de ungrupo que comparte valores comunes (los “amigos”, como diríaSchmitt)_ sobre e.l resto de los miembros de la sociedad.

La respuesta de Platón consiste en destacar, como primera pre-misa dc su razonamiento. que hablar de un “buen X" significa que“X” cumple de manera adecuada la función que le ha sido asignada.Por ejemplo, un buen cuchillo es un instrumento que realiza sufunción de cortar de manera adecuada. Sin embargo, este primersentido de “bueno” tiene un “valor relativo". Lo bueno o lo malodependerá de las funciones que cada quien asigna alos objetos (estolo zteeptarían los sofistas). Por eso Platón agrega la siguientepremisa: Conocer “X” (su epmemc) es conocer sus atributos y lasrelaciones que existen entre ellos. 1-¿ste conocimiento nos permite.a su vez, determinar la función (ergrm) que cada cosa debe cumplirpor "naturaleza".

Por otra parte. la condición prnpiii dc cada cosa. sea utciisilìo. cuerpo. almii otambién cualquier animal. no se encuentra en el con perI`<:cción por zi/.ar, sino porel orden. la rectitud y el :irte que ha sido asignado ii cada uno de ellos. -¿Es estoasi"?- Yo afirmo que sí. -Luego. lii condición propia dc cada cos1zi¿,cs algo que estádispuesto y concertado por el orden? -Yo diria que sí.- Asi' pues. ¿cs algúnconcierto connaitural zi cada nhjcto y propio de él lo que le hace bueno? -Esa cs miopinión (Gorgizis. 506d. 0)."

Según esto, conocer la estructura de cada cosa (su “conciertoeonnatural") permite saber para que funciona mejor, esto es, paraqué es “bueno” 0 “malo". Por tanto, la función (ergon) de cada cosaestablece su virtud (areré). En contraste con los sofistas, en la teoríapl-atónica los términos normativos sí tienen un referente objetivo,ya que denotan ese “concierto connatural” de las cosas. definidopor el sistema de sus atributos. Así tenemos una diversidad devirtudes, cada una de las cuales remite a la constitución y función"natural" de cada cosa 0 ser viviente (sobre esto véase Meiión, 7 ley 723).

6 Sobre esto véase tambien La Re¡.›iibli`cri: “y iicuénlzite que también estab1ecimos¬ yi'citeradu,i¬icnte lo rcpetiii-ins.que caida uno debe ocuparse soto cn una de las cosas de la ciudad:aquélla para ¡zi que su nzituralczri tiene mayor aptitud nativa". 433:i.

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Pero Platón nose conforma con ello y busca sustentar una tercerapremisa, que le abre el camino hacia la conclusión a la que esperaarribar. En esta tarea la definición de justicia juega un papelesencial. Lo justo. de acuerdo con la perspectiva platónica, signifi-ca que cada ser se comporta de acuerdo con la armonía inherente asu "naturaleza", lo que le permitirá tanto sii realización como lacoordinación con el resto de los seres. La virtud de la justicia. porlo tanto. se encuentra relacionada con la noción de un equilibriointerno ti cada cosa y en las relaciones entre todas ellas. El hombrejusto puede lograr que cada una de las partes de su alma cumpla consti función y. de esta manera, establecer una jerarquía entre ellas. endonde la parte racional tiene la primacía. “Tal hombre (el justo, F..S.),pues, dispone bien y efectivamente todo eii su interior, y con imperiode si mismo, se ordena _v se hace amigo de sí mismo y armoniza lastres partes de su alma absolutamente, como los tres términos de laescala musical..." (Rc-ptíl›lir.^a_ 44421), -

Es conocida la analogía que Platón establece entre el alma indivi-dual _v el orden social t“con respecto a la idea de justicia, por consi-guiente, el hombre justo en nada diferìrzi de la ciudad justa, sino quele será se.i¬nejaitte" tRcpiiIJ!i`rfa, 435b). La ciudad justa será entoncesaquélla en la que cada grupo o estamento tfgobernantcs, guardianes yartesaiios) realiza la función que le es propia. en beneficio del todo.{"Ahora bien, la ciudad nos pareció justa cuando los tres Iinajes denaturalezas que hay en clia hacían cada uno lo si_iyo...". República.43511). Esta analogía se basa en e.l supuesto de que la "naturaleza"implica un orden que define el lugar y la función tanto de cadaindividuo en la sociedad. como dc las paites del alma individual, Lapolili' yt el individuo justos son aquéllos cuyo iioiims corresponde consu ¡›li_\=.ri's-_ identificada con una armonía eterna e inmutahle ala que sccalifica como el Bien ten el Timeo se afirma que es blasfemo inclusosugerir que el universo no es un orden -r¬r›sriios- del que puedepredicarse el ser bueno).A partir de esta conclusión -la cual coincide, como podemos

advertir, con el presupuesto básico del pensamiento presofístico-,el conflicto se considera un fenómeno “anómico" originado en la“irracionalidad” humana, que impide que los actos y las institucio-nes se adecuen al supuesto orden universal. En otras palabras, lasdiversas modalidades de conflicto son valoradas como un "mal"surgido de la ignorancia y/o de la voluntad débil de los hombres(esta explicación del conflicto se encuentra esbozada en el mitode las edades de Cronos y Zeus. que se narra en El Político). Desdeesta perspectiva la relación entre la práctica política y el conflictoes contingente, porque si la política se guiara por el conocimiento

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verdadero (la descripción de la“naturaleza" que determina el lugaryla función de cada cosa) se accedería a una organización socialracional, donde reinaría la armonia, al ser desplazado el conflictopolítico por una administración técnico-cientifica de los asuntoshumanos, Con ello se plantea, además, que la asimetría entre gober-nantes y gobernados queda legitimada en tanto que los primerosposeen un saber que les permite dirigir la dinámica social hacia unorden racional, mientras que los segundos, al carecer de ese saber.tienen la obligación dc obedecer.Al negar la existencia de una armonía entre ph_vs-is y nomas, los

solistas relacionan la práctica política con un conflicto público entorno a la definición dc los fines colectivos. En cambio, Platón, alconsiderar q"e a través del conocimiento del orden univcrsal esposible determinar los fines comunes, limita la política a una técnicade gobierno. en la que el espacio público sóio sirve como mediaciónentre el mandato y la obediencia. En ella, la sobrevivencia del conflic-to expresa únicamente la irracionalidad dc ciertos individuos o grupos.En ese caso, el uso de la coacción scjustifica como el medio más eficazpara garantizar que cada miembro de la sociedad acepte y cumpla sufunción. La diferencia entre los Sofistas y Platón puede condensarsede la siguiente manera: para los primeros, al ser el orden social unartificio humano contingente, la relación entre conflicto y prácticapolitica es necesaria e insuperable. En contraste, Platón. al presuponerla idea de un orden social que se adecua a la necesidad interna de lascosas, sostiene que la relación entre política y conflicto es contingente.A primera vista puede parecer que las especulaciones platonicas sc

encuentran muy alejadas de la ciencia social moderna. Sin embargo,cuando se toma en cuenta que el presupuesto de un orden universalpuede interpretarse dc muy diversas maneras, es posible percibir quela herencia platónica ha sido determinante en la historia del pensa-miento político y social hasta nuestros días.7 El punto de partida degran parte de la teorías sociales es que en ellas las nociones de orden(entendido como orden cósmico, natural, divino, racional o histórico)y equilibrio tienen la primacía, por lo que el fenómeno del conflictoes derivado, “anormal", “anómico", “patológico”, en tanto que expre-sa la “irracionalidad” de las acciones humanas. Es necesario advertirque a pesar de que muchas teorías sociales consideren el conflictocomo algo consustancial del mundo humano, no por clio han abando-nado la premisa platónica. Eso sucede en dos casos: 1) cuando, a pesarde aceptar la primacía ontológica del orden, se asumen los supuestos

7 Sobre la hismnn de esta herencia platónica. consúllesc Lovcioy, Arthnrfl.. I981.

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dc una antropología filosófica pesimista (el “hombre es por natu-raleza rnalo"), lo cual conduce a mantener que los individuos nuncallegaran a cumplir coii la exigencias dc la Razón (como veremos éstees el caso del liberalismo clásico), y 2) en el caso de las teodiceas yfilosofías de la historia, en las que el orden primigenio es consideradocomo un orden histórico. En esta circunstancia el conflicto es conccpluadocomo un medio de realización del orden (posición ejemplificada porlas filosofías de la historia de Hegel y Marx).

El antiplatonismo de Hobbes

Quizá el gran escándalo que despertaron los escritos de Maquiavelose debe a que en ellos secucstionaban los presupuestos platónicos que,mediante la influencia del cristianismo, se habían convertido en partedel llamado “sentido común". Para Maquiavelo los ciclos de la For-tuna no se encuentran guiados por un orden superior; sus irregulari-dades sólo expresan la mayor o menor vírrií (fuerza) que los individuosy los grupos aplican para conquistarla. Es cierto que este teóricoflorentino apela a una “naturaleza humana” como base dc su explica-ción de la dinámica histórica, pero en él este concepto no denota unorden universal del que puedan derivarse un modelo de "vida buena"o de organización social racional. En su teoría la “naturaleza humana”es la capacidad de los individuos para ampliar los motivos queimpulsan sus acciones, a través del desarrollo del lenguaje y, con él,de la cultura (cl hombre es el único animal que puede ser motivadopor el hambre que todavía no siente). Esto genera una disonancia entreun deseo ilimitado y una capacidad de realización limitada, que setraduce en una perpetua insatisfacción, la cual convierte al ser humanoen iina criatura angelical y demoniaca. Angelica! en tanto que esainsatisfacción lo impulsa a crear constantemente nuevos medios paraalcanzar sus fines, pero al mismo tiempo, demoniaca porque ellaconduce a la competencia y descoiifìanza perpetuas, que dan lugar alconflicto.Al romper con la herencia platónica, Maquiavelo otorga una prio-

ridad al conflicto sobre el orden. En sus Discursos (Maquiavelo, l 987)se expone la tesis de que los romanos pudieron constituir y mantenerun orden institucional sólido mientras tuvieron la capacidad de encau-zar el conflicto hacia fuera de la sociedad, mediante la definición deun enemigo externo. Pero con la destrucción de Cartago, que finalizala serie de Guerras Púnicas, se acaban los enemigos externos deconsideración y ello hace que cl conflicto se vuelva hacia al interiorde su sociedad, lo cual produce, a sii vez, esa larga decadencia que

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culmina con la invasión de los pueblos bárbaros. Según esta visión dela historia, la finalidad de la práctica política no cs la supresión orepresión del conflicto. sino su manejo, para hacerlo compatible conla precaria estabilidad del orden social.Al igual que Maquiavelo. Hobbes rompe con la tradición platónica,

pero no se conforma con ello, sino que busca desarrollar además, dcmanera sistemática, una alternativa. Su punto de partida es el princi-pio, común a toda la epistemología moderna, de que el sujeto sólopuede conocer en toda su amplitud aquello que el mismo produce. Deacuerdo con este principio la estructura social que define el lugar y lafunción de cada uno de sus miembros no puede fundamentarsc. en unorden trascendente o "natural". sino que es un producto de la actividadhumana. del que no existe un paradigma universal y necesario. Poreso la primera pregunta de Hobbes es ¿cómo es posible el ordensocial? La experiencia nos permite constatarque el hombre es siempreun animal social, pero también por experiencia sabemos que losórdenes sociales pueden llegar a perder la capacidad dc coordinar eintegrar las acciones, lo que conduce :1 un conflicto generalizado. Estoes, precisamente, lo que vive este autor cn su contexto histórico.

Según Hobbes, el enigma sobre la frágil estabilidad del orden socialpuede despejarse interrogando sobre los móviles de las accionesindividuales.

Porque una cosa se conoce mejor a partir de aquello que la constituye. Ya quecomo sucede cn un reloj inecánico o on cualquier otra máquina algo más compli-cada. que solo sc puede conocer cuál sca la función de cada pieza y de cada ruedasi se desmonta y sc examina por separado la materia. la lorma y el movimiento decada parte. Dc igual manera. al investigar el derecho del Estado y los dcbercs delos ciudadanos es necesario no desde luego desmontar el Estado. pero sí conside-rarlo como si lo estuviese. cs decir. que se comprenda cuál sea la naturalezahumana. en que sea aptao incpta para constituir un Estado. y cómo se deban ponerdc acuerdo entre silos que quieren aliarse. Siguiendo este metodo pongo en primerlugar. como principio universalmente conocido por experiencia y no negado pornadic. que la condición de los hombres es tal. por naturaleza. que si no cxistc clmiedo a un poder común que los rcprima. desconfiariin los unos de los otros y setcincran mutuamente. y que al ver que todos pueden protegerse con sus propiasfuerzas con derecho. entonces necesariamente Io harán. Tal ver. se me objcte quealgunos niegan esto, ¿Acaso me contradigo al afirmar que las mismas personas loafirman y lo niegan? No soy yo cl que se contradice sino aquellos que lo afirmancon sus obras y lo niegan con sus palabras. Pues vemos que todos los Estados.aunque estén cn par. con sus vecinos. protegen sus fronteras con destaeamentosdc soldados y sus ciudades con murallas, puertas y guardias. ¿Para qué todo estosi no tcmiesen nada de sus vecinos? También vemos que en los propios Estados.en lo que se han establecido leyes y castigos para los malhechores, los ciudadanosparticulares ni viajan sin armas para defenderse. ni duermen sin haber cerrado bienno sólo sus puertas. por sus conciudadanos. sino además sus arcas y sus cajas por

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sus domésticos. ¿Sc podrá significar con más claridad la desconlianza de unosindividuos para con otros y de todos en general? (I993:S).

El miedo y la desconfianza que Hobbes observa cn los hombres leindican que el principio de identidad afectiva, considerado tradicio-nalmente como el sostén de la comunidad familiar. no puede genera-lizarse para explicar la constitución de la unidad social. Al mismotiempo, esos sentimientos hacen patente la presencia de un conflietopotencial, el cual cuestiona el presupuesto de que el orden social puedeconsiderarse como un primer dat.o y que los conflictos son un fenó-meno derivado. debido a “desviaciones” o a factores que, r1posrerir›rt`,rompen con un equilibrio dado.

Se trata, entonces. de averiguar de dónde provienen ese miedo ydesconfianza mediante el examen de los motivos que subyacen en lasacciones individuales. Hobbes afirmaque la base de la acción humana,como la de todo ser viviente, se encuentra en un “mecanismo” desensaciones y “apetitos 0 deseos". Las sensaciones son los efectos queproducen el movimiento de los objetos externos sobre nuestros cuer-pos y los deseos son las respuestas a esos estímulos. La sensacionespueden clasificarse en dos grandes gruposi las placenteras y las"displacenteras". Las primeras tienen el electo de generar el deseo derepetirlas; en cambio las segundas producen el deseo de evadir losobjetos que las producen. En la acción humana, a diferencia de laconducta animal, el vínculo entre sensaciones y deseos adquiere unamayor complejidad debido al desarrollo del lenguaje y, con base enél, de la razon. Mientras el lenguaje hace posible almacenar y comu-niear la experiencia, la razón permite analizar las relaciones causalesentre los objetos mediante el “cálculo” de los nombres convenidos enel lenguaje. Lenguaje y razon permiten transcender el aquí y el ahora,para ampliar el campo de los motivos humanos (en este punto la teoríahobbesiana se encuentra muy cerca de Maquiavelo). Pero la razón nopuede estimular por si misma a la voluntad; siempre es un simplemedio en el juego de sensaciones y apetitos.La cualidad de las sensaciones varía en los distintos individuos, lo

que es agradable para algunos resulta desagradable a otros; elloex pl ica la diversidad de los objetos de apetencia y deseo. Sin embargo,hay una apctericia común a los hombres: el deseo de poder, pues ésterepresenta el afán de poseer los medios indispensables que permitenalcanzar los fines, cualesquiera que éstos sean. La voluntad de poderes el anhelo de los medios que, en numerosas ocasiones, se conviertenen fines en sí mismos. Esa alta demanda de poder propicia unacompetencia generalizada y sin tregua, que sin las restricciones socia-les se convertiría en una guerra de todos contra todos (bellum. nmníum

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contra omnes). El “estado de naturaleza" describe ese tipo de guerraen.donde reina el “miedo continuo. y peligro de muerte violenta; ypara el hombre una vida solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta”.A pesar de su carácter hipotético, el “estado de naturaleza" tiene unabase empírica, ya que no se refiere a un mítico pasado (la argumenta-ción dc Hobbes no es histórica, a pesar de algunas observaciones deeste tipo), sino a un riesgo permanente que amenaza a todo ordensocial que pierde la legitimidad y, con ella, la capacidad de regular lasacciones. En diversos contextos sociales e históricos ese "estado denaturaleza” se presenta con mayor 0 menor intensidad.

Hobbes no afirma que el hombre sea "malo" por “naturaleza”,porque la distinción entre “bien” y “mal” requiere de un orden y leyescomunes. En esa situacion cada quien usará los términos morales sólopara expresar sus preferencias subjetivas. “De esta guerra de todohombre contra todo hombre, es también consecuencia que nada puedeser injusto. Las nociones de bien y mal, justicia e injusticia, no tienenallí lugar. Donde no hay poder común no hay ley. Donde no hay ley.no hay injusticia. La fuerza y el fraude soii en la guerra las dos virtudescardinales" (_l 979: l 591. Hobbes diría que el hombre es por "naturale-za" inocentemente peligroso para sus congéneres. Inocente porque esacompetencia y desconfianza, que dan lugar al conflicto, residen en sucondición esencial, más allá de sus decisiones. La peligrosidad delhombre proviene de sus impulsos a conducirse de manera egocéntrica,tomando como guía únicamente una racionalidad estrategica, que leindica los medios más eficientes para cumplir con sus fines particu-lares. Pero si el hombre actúa sólo de esta manera tenemos que volvera la pregunta: ¿cómo es posible la constitución de un orden social?

Este problema puede exponerse mediante el conocido “dilema delos prisioneros” de la moderna teoría de juegos. Consideremos unacolectividad de individuos (de una densidad N) y designemos como“A” a uno de ellos y como “C(N-1)" al resto de la comunidad cuandose sustrac de ella al individuo "A". Tenemos asi' a los dos jugadores:el individuo frente a la comunidad, así como una situación con cuatroalternativas posibles, si pensamos que es menester establecer ciertasreglas para hacer posible la convivencia social:

-L›'_¡J!\J_'`u'r

.- C'(N-I ) y A respetan las reglas.- C(N-I) transgredc las reglas, mientras que A las respeta.C(N- I) respeta las reglas. pero A no.C(N-I) y A transgredcn las reglas.

Si, como hemos apuntado, cada hombre actuara como un "egoista-racional", tendríamos que la evaluación de la situación será: 3p lp4p2,donde p= “egoístamente mejor que..." Es decir, tenemos como restri-

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tado: I) Si la comunidad respeta las reglas, el individuo no lo hará.pues, 3pl: 2) Si la comunidad no se atiene a las reglas, el individuotampoco lo hara, porque 4,02. Este procedimiento lo podemos repetircon cada individuo y encontraremos que sólo los santos, los heroes ylos individuos con una deficiente racionalidad estratégica respetarianlas reglas, pero como ninguna de estas categorias representa unnúmero socialmente relevante, entonces tenemos que el orden socialno es posible. Conclusión que empiricamente es absurda. pues sabe-mos que los órdenes sociales si son posibles.

La solución que ofrece Hobbes a este dilema es introducir lavariable del “tiempo”, ello abre dos alternativas posibles: l) El supo-ner que através de un proceso histórico un grupo llega a dominar alresto y, gracias a eso, impone su definición particular de los términosnormativos, con los cuales es posible integrar la acciones para confi-gurar la unidad social. Esta alternativa se ha dado históricamente, peroel problema que ella encierra consiste en que un orden social susten-tado sólo en la coacción que ejerce una élite sobre la mayoria es, alargo plazo, muy frágil. 2) Frente a esta alternativa, cercana a lapostura de Trasímaco, Hobbes se inclina por la segunda, en donde seplantea que la estabilidad de un orden social se basa en una combina-ción variable de consenso y coacción. Su planteamiento consiste enafirmar que la experiencia del miedo y la seguridad que viven loshombres en una situación de conflicto generalizado los llevará acomprender, de manera paulatina, la necesidad de llegar a un acuerdosobre la necesidad de establecer un sistema de normas comunes quepermitan el desarrollo de un sistema institucional.

El único modo de erigir un poder común capa'/_ de defcnderlos de la invasiónextranjera y las injurias de unos a otros (asegurando asique. porsu propia industriay por los frutos dc. la tierra. los hombres puedan alimentarse at sí mismos y viviren el contento). es conferir todo su poder y fuerza a un hombre. o una asambleade hombres. que pueda reducir todas sus voluntades. la pluralidad de voces, a unavoluntad (W791266).

Hobbes es consciente de que ninguna sociedad se ha formadomediante un “`contrato”; sin embargo, con esa peculiar forma deargumentar, destaca el hecho de que, cuando los hombres aceptan ensu práctica cotidiana la seguridad que les ofrece un orden socialestablecido. es “como si". de manera implícita, firmaran un contratocon ella. La primera tarea del Estado, aquélla que legitima su podersoberano, es definir el contenido concreto dc las leyes que hacenposible la dimensión pública del orden social. Si para la tradiciónplatónica el fundamento de las normas e instituciones sociales seencuentra en una l/en/ad, desde la perspectiva de Hobbes dicho

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fundamento se encuentra en el consenso social y en la voluntad delsoberano que determina su contenido concreto.

L6 importante en este punto, para nuestra argumentación, es que scda una transformación en la valoración del conflicto. Este ya no es unadesviación o fenómeno irracional, sino un medio en el que puedenllegar a crearse las condiciones que hacen posible el orden social. Enprimer lugar, se destaca que en el conflicto subyace y llega a desen-volverse una racionalidad estratégica; pero también, en segundo lu gar.se plantea que en determinadas circunstancias el conflicto impulsa unproceso de aprendizaje delos individuos que hace posible el desarrollode una racionalidad práctico-moral, indispensable para la consolida-ción de la sociedad. Veamos como se reconstruye la aparición de estetipo de racionalidad y su forma de incidir en la práctica social.

A diferencia de la tradición iusnaturalista, para Hobbes el “derechonatural” no se refiere a un conjunto de leyes con un contenidoconcreto, del que pueda predicarse qtie tienen una validez universal ynecesaria. El derecho natural, para él, significa la libertad que tieneun individuo de ejercer el poder en la búsqueda de los medios indis-pensables para mantenerse vivo. La libertad se entiende aquí no comola l`acultad de autolegislación, sino como la ausencia de obstáculos;materiales y sociales, La igualdad “natural” se define no como unaigualdad frente a la ley, sino por cl hecho de que todos los sereshumanos son l*r:íg,iles; por más fuerte que sea un hombre siempre seencuentra en peligro de ser muerto por sus semejantes. Incluso, demanera explícita, Hobbes afirma que no debemos confundir el "dere-cho natural" (_/'us nuturale) y la “ley natural” (lex naturalis).

...Los que hablan de este tema confunden a menudo ,ms y lex. derecho y ley; éstosdebieran, sin embargo. distinguirse, porque el derecho consiste cn la libertad dehacer o no hacer. mientras que la Icy determina y ata a uno de los dos. con lo quela ley y cl derecho dit`iercn tanto como la obligación y la libertad. que en una y lamisma materia son incompatibles.

Precisamente, el hipotético “estado de naturaleza" describe unasituación en donde los individuos ejercen su "derecho natural" sin lasrestricciones de la “leyes naturales". Estas últimas surgen de la expe-riencia dcl conflicto, corno principios racionales, a posteriori, quetienen la forma de mandatos condicionales (Kant diría imperativoshipoteticos), esto es: “Si quieres X, tienes que realizar Ai, A2 An"(para Hobbes todas las normas morales y jurídicas tienen esta forma).En tanto principios racionales, las “leyes naturales” no pueden por simismas convertirse en móviles de las accionesf requieren del auxiliode las pasiones. La vivencia del conflicto hace posible que no sólo eldeseo de poder domine la voluntad. sitio que cobren fuerza otros

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impulsos, como son cl miedo a la muerte y el anhelo dc seguridad.Estos últimos pueden llegar aestablecer una alianza con la razón y susprincipios, lo cual permite que los hombres opten por respetar lanormatividad que define el orden social. En otras palabras, gracias ala experiencia del conflicto los hombres no sólo pueden llegar a deter-minar cl contenido de la razón práctica-moral, sino también a crear lascondiciones para que sus normas sean eficientes.

Aquí aparece el aspecto más conocido de la teoría de Hobbes.Según él, la única manera de hacer efectivas las normas que estabilizana un orden social consiste en que los individuos renuncien a su poder“natural” en beneficio de un poder soberano. El Estado, con base ensu poder soberano, tiene que definir el sistema de leyes positivas quedefinen la forma concreta de cada orden social, el cual otorga laseguridad que pretenden los ciudadanos. Como hemos dicho, Hobbesinvierte los presupuestos platónicos, esto es, ya no es el orden el queprecede al poder y al conflicto, sino que a través de la lucha por el poderse produce la centralización del poder que permite la constitucion delorden. Sin embargo, se mantiene el presupuesto de que el conflicto esincompatible con la estabilidad del orden social. A partir de estaspremisas la política se concibe como la técnica de manejar el podersoberano para evitar la guerra civil que destruye el sistema institucional _

Este argumento es lo que retoma Carl Schmitt de la teoría deHobbes. Ambos coinciden en que la misión del Estado es hacerposible, al interior de la nación, una situación de "paz, seguridad yorden". y que para lograr esta tarea es menester que el Estado mono-police el poder político. Lo político ya no es una actividad ampliarelacionada con el espacio público, sino un privilegio que sólo puedengozar los gobernantes. La idea es que "paz, seguridad y orden” sonlos únicos fines colectivos que pueden encontrarse y, para acceder aellos, la élite gobernante debe poder ejercitar su técnica sin las“alteraciones” que produce la participación ciudadana. Lo político yano es mas un atributo esencial de la condición humana, sino unaactividad profesional, vedada a la mayoríafi

La propuesta del liberalismo clásico

Entre los múltiples autores que forman parte de la tradición liberal seda. en primer lugar, una identidad negativa. El núcleo común de sus

8 Aquíes donde aparece la noción de "razon de Estado”. como una razón que debe trascenderlos criterios racionales de los ciudadanos paniculares. ya que se encuentra _|ustiiìcada por finescolectivos preestahlecidos de manera dellniliva. Sobre esto vease Memecke, l~., l959.

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diversas posiciones teóricas radica en una oposición u la posturadefendida por los representantes del absolutismo. Si para los repre-sentantes del absolutismo el fin supremo de la actividad política esalcanzar la seguridad mediante un gobierno que centralice el poder yrcprima el conflicto, los liberales consideran que la seguridad sólo esposible realizarla anteponiendo el fin de garantizar tu libertad indivi-dual a través de un gobierno limitado en sus poderes. Locke, porejemplo, advierte que un Leviatan sin frenos, lejos de ser una protec-ción, constituye un enorme riesgo del que no pueden protegerse losindividuos que han renunciado a ejercer el poder.

La reacción del liberalismo se sustenta en gran parte cn retomar elpresupuesto platónico central, esto es, en postular la primacía delorden sobre el conflicto. El intermediario entre el platonismo y elliberalismo es el iusnaturalismo clásico, para el cual el “derechonatural" se encuentra constituido por un conjunto de leyes cuyavalidez trasciende la arbitrariedad de la voluntad humana. En contrastecon Hobbes, Locke at`irma que el “estado de naturaleza" es un estadode libertad, pero no de "licencia". Ello significa que en esa hipotéticasituación, aunque no existe un juez común, si existe una ley y, porende, un orden que rige la conducta de todos. De esta manera. elconflieto se vuelve a considerar un fenómeno "patológico" ocasiona-do por factores "irracionales" que propician que los hombres apartensus acciones del equilibrio “natural”.

De acuerdo con Locke, en el “estado de naturaleza" cada cual poseeel poder ejecutivo de la “ley natural", sin necesidad de una autoridadcentral. Sin embargo, con la aparición de una asimetría entre lasfortunas, propiciada por la acumulación de la propiedad que haceposible el dinero, se crea una nueva situación, en donde se incrementanlas transgresiones al orden inscrito en la “ley natural” y, por tanto, elconflicto. En esas circunstancias los individuos ya no pueden garan-tizar por si mismos el cumplimiento de dichas leyes, lo que hacenecesario nombrar una autoridad común, acto que marca el paso haciauna “sociedad civil”. En la estrategia argumentativa que despliegaLocke se hace patente la gran novedad del liberalismo, a saber.interpretar esc "orden" a priori como “lo social” y darle a este unaprioridad sobre “lo político". Dicho en otros rérrm'rtus, se asume losocial como un orden "prep0(i'ticr› ” y cz lo pf.›Iíri'c0 como un arrifir,-ir›creado para garantizar la vigencia del primero. Esta idea la resumeLittré cuando escribe que la sociedad proviene de cuatro fuentes: “laindustria, la religión, las artes y finalmente de la ciencia. Sobre todoello, al Estado sólo le incumbe la vigilancia y la protección. Eldesarrollo y la reacción mutua de cada uno de estos elementos no

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quedan bajo su poder. Ailí está la fuerza viviente que hace que lahumanidad tenga. no meros cambios, sino una historia"."

Mientras Hobbes considera que el orden institucional es creado,sustentado y coronado por tin centro político, Locke concibe a lasociedad como una unidad automotivada y autosuficiente, capaz desubsistir y generar por sí misma una voluntad común, sin la presenciade un poder político. El requerimiento de lo político aparece cn unsegundo momento como garante de un orden ya constituido. En estavisión lo político se ve desplazado por lo económico; a tal grado se daesta sustitución que llega a identificarse “lo social" con lo económico,En Some Cormderatìuns of the Consequences of the Lowering ofInreresr and Raísing the Value ofMoney (_ l69l), Locke sostiene quela introducción del dinero en las relaciones humanas precede a laconstitución de la "sociedad civil” (la sociedad en la que ya existe unaautoridad y juez comunes) y que, el valor del dinero se "establece pormutuo acuerdo" (parágrafo 47). Esto implica, a diferencia de la tesishobbesiana, que los hombres pueden llegar a un acuerdo y respetarlosin la presencia de una autoridad común.

La identificación entre lo social y lo económico es desarrollada porAdam Smith. La economía mercantil es presentada por él como unmecanismo alimentado por los intereses particulares y que, gracias asu orden y dinámica espontáneas. hace posible el cultivo del interésgeneral.

Ahora bien. como cualquier individuo pone todo su cmpcno en emplear su capitalcn sostener la industria doméstica. y dirigirla u la consecución del producto querinde más valor, resalta que cada uno de ellos colabora de una manera necesariaen la obtención del ingreso anual máximo para la sociedad. Ninguno se propone.por lo general, promover el interés público. ni sabe hasta qué punto lo promueve.Cuando prefiere la actividad económica de su país a la extranjera. únicamenteconsidera su seguridad y cuando dirige la primera de tal forma que su productorepresente el mayor valor posible, sólo piensa en sn ganancia propia; pero en éstecomo cn otros muchos casos, es conducido por una mano invisible a promover unfin que no entraba ervsus intenciones. Mas no implica mal alguno para la sociedadque tal fin no entre a formar parte de sus propósitos, pues al perseguir su propiointerés, promueve el dela sociedad de una manera más efectiva que si esto entraraen sus designios (Smith, 19842402).

9 Citado por Bourdeau, 1979: l30. También véase Lobrousse, R., l959; “nos hallamos enla fuente teórica del liberalismo: pues la anterioridad y la autonomía relativa dc la sociedadrespecto del Estado significant que la primera puede. en rigor. salir adelante sin el segundo, ymas aún, que en cualquier sistema de organización que se tome, las actividades de la primeraposeen mayor importancia y valor que las del segundo. La pnmacía de las iniciativas y de lasasociaciones privadas pertenecen a la esencia dc la tilosofía liberal" ( I959: 169).

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Si en Platón el fin de la política se encuentra en realizar un ordenracional, "verdadero". capaz de armonizar los interés particulares, enla teoría liberal lo político pierde este o cualquier otro fin propio, yaque su meta es sólo garantizar a ;›(_›.\¬trfrinrr' esa supuesta armoníapreestablecida. Incluso se pierde la especificidad del conflicto politi-co, pues lo político ya no se encuentra ligado al conflicto en torno ala definición de los fines colectivos y las identidades particulares.porque se supone que éstos se encuentran "dados" por lo social. Desdela óptica liberal, los fenómenos políticos deben ser explicados siemprepor factores sociales. Se considera que tanto los conflictos como lasinstituciones políticas tienen su razón de ser más allá de ellos, en losprocesos "subyacentes" que definen tanto la forma como los conteni-dos de la vida política. Como es posible apreciar, la tesis marxistarespecto a que lo político debe situarse en una "superestructura",determinada por una intraestructura económica, cs una variante delaxioma basico del liberalismo.

Para Carl Schmitt, detrás de la creencia liberal en una annoníaeconómica se encuentra una “antropología optimista” (aquella quesostiene que el hombre es "bueno por naturaleza"), lo cual conduce,a su vez, a pretender "neutralizar" la política reduciendo el conflictopolítico a competencia económica y a discusión ética. Esta crítica esinexacta, porque el liberalismo clásico comparte con el absolutismode Hobbes una "antropología pesi mista”. Es por ello que el liberalismoacepta a la política como un “mal necesario". La diferencia entre elabsolutismo y el liberalismo se encuentra en que, como hemos apun-tado, el segundo postula que lo social conlleva un orden creado porlos hombres, aunque de manera no consciente y, por tanto, no política.De hecho, para el liberalismo el origen de los conflictos sociales selocaliza en los intentos voluntaristas de transformar lo social, sinrespetar la dinámica propia de su orden. Además, por ello el liberalis-mo clásico, a pesar de reconocer la necesidad de una autoridadpolítica, mantiene siempre una desconfianza frente a la actividadpolítica. en especial cuando con ella se pretende ir más allá de su“legítima” tarea de vigilancia. “Estadìstas y proyectistas suelen con-siderar al hombre como material para una especie de mecánica polí-tica. Los proyectistas tras-tornan la naturaleza () que sólo requieredejarla tranquila”. l"

La "antropología optimista" de la que habla Schmitt será unacaracterística de autores liberales de una segunda generación y tam-bien de los anarquistas y sociašistas. A partir de ella se plantea que

"' Adam Smith cilzulo por Wulin, Sheldon S.. I974: 323. En los capitulos 9 y lu de esie lihio.Woliii olrece una excelente caracterización de la posicion liberal Ireme alo politico.

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tanto lo político, como su caracter conflictivo, pueden llegar a supe-rarse para transformar. de esta manera, la actividad politica en unaadministración cientiïica de los asuntos humanos. Un conocido ejem-plo dc esta postura lo encontramos en el folleto de Thomas Painetitulado Common S'att.ru:

Algunos :tutores han conltindido tanto la sociedad con cl gobierno que no hanhecho ninguna o escasa distinción entre ellos. Y sin embargo no sólo sonilil`crcntc.s_ sino que tienen orígenes distintos. La sociedad la producen nuestrasnecesidades y cl gobierno nuestras I`altas. La primera promueve nuestra felicidadpositivamente ¡il unir nuestros afectos. cl segundo negativamente rcstñngicndonuestros vicios. La una estimula a la relación. la otra crea distinciones. La pri meraes un defensor. cl tìltimo un corrector t Paine. 1945).

Dieciséis años más tarde, en Los dera-hr›.i' del hombre. Paine agre-garia:

Gran parte del orden que reina en la humanidad no es efecto del gobierno. Tienesu origen en los principios de la sociedad y la constitución natural dc los hombres.Existía con anterioridad al gobierno y existiría si fuera aholida la formalidad delgobierno t IQR4: 167).

Cabe señalar que debido a la influencia del pensamiento liberal enla teoría política moderna, se tiende a identificar lo político con loestatal, mientras que se piensa cl orden social como un producto“espontáneo” de las actividades “no políticas" de los hombres, enparticular de la actividad económica. Precisamente, cuando en lasegunda mitad del siglo XIX y la primera del XX se hace patentela imposibilidad de identificar lo económico con una armonía preesta-blecida que mantiene un equilibrio entre los diversos factores de laproducción,“ se plantea la necesidad de un estudio especializado enlo social, encargado de localizar los factores que generan y conservanel orden social. Este fue uno de los impulsos centrales que llevó aldesarrollo de la llamada “sociología”, en especial de la corriente queconduce de Comte a Parsons. En el caso de Emile Durkheim, quienpretende fconsiderar los fenómenos sociales en si mismos, despren-didos de los sujetos conscientes que se los representan", se sitúa elfenómeno de la autoridad y de lo político en la dimensión de larepresentación y de las opiniones (_“la autoridad está toda entera en laidea qtie los hombres tienen de ese becbo..."), lo que implica que lopolítico no tiene una consistencia propia. No se trata de que lo político

l l Vale la pena recordar que la crítica interna a la noción liberal del mercatlnctomo una "manoinvisible" es realizada por los propios liberales, en especial por Keynes.

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sea una mera ilusión. ya que las opiniones y representaciones' tienentambién un caracter de hecho social. pero sí de reducir lo politico sicausas externas a esc ámbito. La idea dc Durkhcim es que lo políticono es un elemento determinante para explicar la evolución de la vidade las sociedades. sino un efecto de causas no políticas.

En esta tradición .vociológica el conllicto social únicamente exconceptuado como "anemia", entendida como la conducta opuesta ala “conducta institucionalizada". Si esta última es definida como laconducta que .se orienta por las pautas de valor que hacen posihlccumplir con su labor de integración. la conducta anóinica será aquél luque se desvía dc esas pautas dc valor. Es decir, en la sociología dcDurkheim ly también de Parsons) cl conllictot se concibe comoresultado de una desviación individual o, dicho de otra manera. scpiensa al conflicto únicamente en términos de una problemáticasurgida cn el vínculo entre cl individuo y la socicdad.'1' Con ello sepierde de vista la pluralidad de l`aceta.~; con las que el conflicto sepresenta y desarrolla en la vida social. Se hace a un lado que clconflicto político es resultado no sólo de la transgresión individual,sino dc un enfrentamiento entre grupos con intereses-valores diferen-tes y, que, por tanto. el conflicto, lejos de ser una situacion patológica.representa cl modo de ser de la vida social. Quizá puedan incorporarsemás elementos ai estas teorías sociológicas para que ellas puedancaptar la complejidad del fenomeno del conflicto, pero por el momen-to no me interesa entrar en la amplia polémica que se desarrolló enesta disciplina, sino destacar sólo un déficit que es. preciso cubrir parapoder, entre otras cosas. recuperar la especificidad de lo político y supeculiar forma de conflicto.

llacia una alternativa en la valoración del conflicto

Antes de eshozar una concepción alternativa del conflicto que permitarecuperar la especificidad del conflicto político, es conveniente haceruna breve recapitulaeión de los presupuestos en los que se sustentanlas tres nociones de conflicto que hemos reconstruido.

'2 Sobre este límite del concepto de "anemia" es revelador la definición que de ella nfrcceMclver: “anomia significa cl estado de ánimo del individuo cuyas raíccx lnoralcs se han roto.que ya no tiene normas. sino únicaniente impulsos dcscnnectndox, que no tiene ya ningún ›ent1dode continuidad. dc grupo. de nhligaclón El individuo anómico se ha hecho espiritual menteestéril, responsable sólo ante .ví miwmo. y ante nadie mzìs”. citado por Merlon, Robert K., N92:240. En cambio, el pmpìo Mcrton apunta a una posibilidad de szupernr este déficit cuando afirrnaque la función de las cstructiirtn en la sociedad es la di.- soportar el conflicto de los valores

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Como respuest;.1 al reto de los sofiSt:_is. Platón afirma la posibilidadde establecer una adecuación entre el orden "natural" tf/›h.v.sis) y elorden social innmnxì: esta tesis implica la idea de un modelo desociedad en donde cada quien. al cumplir con la función que le hasido asignada por “naturaleza". hace posible la supresión del con-flicto De esta manera. se plantea que la relación entre política yconflicto es contingente. mientras que el orden es lo necesario. Seconsidera además que la práctica política puede. en tanto que .sebasa en el conocimiento de la Verdad' Íel conocimiento del ordennecesario). convertirse en una administración racional de los asun-tos humanos. situada por encima de las disputas individuales. Esdecir. se presenta el conflicto como un fenomeno originado en la“irracionalidad" o "patología" de las conductas individuales. Estateoría platónica del coiiflicto ha tenido una amplia influencia en lahistoria del pensamiento político y social. incluso podemos decirque llego a convertirse en la tradición hegemónica.

2) En clara oposición il la postura plzilónica. Hobbes .sostiene quetodo orden social es un producto humano contingente. surgidogracias a las enseñanzas que los homhres extraen de las situacio-nes conflictivas y los riesgos que éstas entrañan. La tesis es quesi bien el orden social es un instancia necesaria para la sobrevi-vencia de los hombres. ninguna forma o contenido de los siste-mas sociales puede considerarse necesaria. aunque puede haberinstituciones sociales que realicen mejor esa Función de protec-ción (para Hobbes el gobierno que tiene un poder político cen-tralizado es técnicamente mejor que las otras alternativas). Elpresupuesto de esta tesis es que si bien el conflicto tiene unprioridad sobre los consensos que hacen posible el orden social.estos dos aspectos -consenso y conflicto- no pueden coexistir.De ahí que se considere que la Finalidad suprema de la prácticapolítica sea la constitución de un poder soberano centralizado,capaz de suprimir el conflicto en el interior de la sociedad parahacer posible el orden. Carl Schmitt. quien retoma los presupues-tos de la teoría de Hobbes. expresa con toda claridad la metaesencial de la política quede ellos se desprende:

El Estado clasico europeo (es decir. el Estado ahsolutista. E.S.) había logradoalgo completamente inverosímil: instaurar la paz en su interior y descartar lahostilidad como concepto jurídico (...) En el interior de este tipo de estados loque había dc hc.cl1o era únicamente policía. no política. a no ser que scconsideren política las intrigas pnlaciegas. las rivalidades, las frondas y losintenlos de rebelión de los descontentos. en una palabra. las "alteraciones" (..,lLa política de gran estilo. la alta política. cm entonces únicamente políticaexterior, y la realizaba un Estado soberano como tal respecto de otros estados

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soberanos a los que reconocía como tales. actuando sobre la base dc este recono-cimiento y cn forma de decisiones sohrc amistad. hoslilitlad o neutralidadrecíprocas (Schmitt. I*J9l :4(l-41)

3) Ante el desafío de Hobbes (cercano al que le plantean los sofistasa Platón), la tradición liberal recupera los presupuestos platónicos;sin embargo. busca actualizarlos mediante el compromiso de pro-bar la inmanencia del orden social necesario y, por tanto, la posi-bilidadde acceder a el mediante un conocimiento empírico. En unprimer mome.nto se identificó el orden necesario con cl mercado yla supuesta tendencia al equilibrio que rige en él; posteriormente.se transforma esta idea y se sostiene que la tendencia al equili-brio, que hace patente ia presencia del orden, no debe identifi-carse con lo economico, sino con el conjunto de institucionesque conforman "lo social". De esta manera, cl conflicto sevuelve a considerar un fcnorncno “patológico”, “irracional” o"anómico"; pero. a diferencia de la propuesta de Platón, ya nose asigna a la práctica política la tarea de construir el orden, yaque se considera que éste surge de la “espontaneidad” de ladinámica de “lo social". La función que se atribuye a la políticaes la de mera vigilancia 0 garantía de cumplimiento de la nor-matividad social. Es decir. desde esta perspectiva lo político sereduce a ser un subsistema subsidiario de “lo social" y se planteala necesidad de reservar el ejercicio del poder político a un grupoprofesional (lo político ya no es más un atributo esencial de lohumano). para que cl resto delos individuos puedan dedicarse asus labores sociales. La única tarea política que se reserva a lamayoría de los ciudadanos es la de controlar, periódicamente. alos políticos profesionales.

La reconstrucción de los presupuestos de estas tres tradicionesnos permite advertir que las teorías políticas y sociales han osciladoentre acentuar como principio explicativo del orden social el con-senso o el conflicto; sin embargo han predominado las que acentúanel primero. convirtiendo al segundo en un fenómeno irracional. Unateoría social y, particularmente, una teoría de lo político que repre-sente una alternativa debe tomar en consideración cómo estosaspectos se relacionan en la dinámica social. Para lograr esto serequiere. en primer lugar, asumir que la forma y los contenidosconcretos de cada orden social son contingentes. Es el caráctercontingente del mundo humano lo que explica otro de sus rasgosesenciales: la pluralidad. A su vez, contingencia y pluralidad sonlas raíces del conflicto y las determinaciones que explican por qué

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este último es un fenómeno insuperable de la vida social. A pesar deque clln lleva a recuperaruna parte delos presupuestos de la tradiciónteórica ai la que pertenecen Hobbes y Sehmitt, a diferencia de estosautores no tienen que aceptarse los prejuicios tradicionales que con-sideranqueelconflicto cs,entodoslos casos,unfactordedesintegra-ción social y que la integración se alcanzan travósde un consenso quesuprime el conflicto en el interior de un orden establecido.

De esta manera, la tarea que se plantea determinar los requisitosque hacen posible la coexistencia entre conflicto y estabilidad delorden social. El primer requisito para controlar el conflicto y evitar laescalación de la \fiolenci.=_t que pone en peligro la sobrevivencia delorden, es reconocer el carácter ineludible del conflicto, al aceptar queeste se origina en la contingencia y pluralidad que definen el mundohumano (ello implica sostener que el conflicto, sin desechar que puedatener una base "natural-genética”, es un fenomeno básicamente cul-tural). A lo largo de la historia de la humanidad, las situaciones en lasque se han generado situaciones conflictivas con un mayor grado dedestrucción y desintegración, se han presentado cuando se cree en laposibilidad real de acceder a una “paz perpetua", mediante la destruc-ción de las relaciones de rivalidad actuales. Por otra parte, el dejar deconsitlerar al conflicto como algo "patológico" o “irracional” seencuentra ligado a la posibilidad de que los rivales. a pesar de lasdiferencias que los enfrentan. se reconozcan como "personas" tsu_ietosdc derechos y deberes), ya que ello es un primera condicion paraencauzar el conflicto. Esto implica que puede darse un consenso socialsobre principios generales de justicia, que lejos de pretender la nega-ción de la lucha¬ genere el marco institucional en la que esta puedarepresentarse y desarrollarse. garantizando. al mismo tiempo. la inte-gridad física y moral de sus participantes. Incluso se puede ir máslejos; la gran enseñanza de las sociedades modernas y. en especial deaquéllas en las que se ha establecido un regimen democrático. consisteen que el conflicto no sólo no resulta un factor de desintegración demanera necesaria, sino que_ a largo plazo y bajo las condicionesmencionadas, el conflìcto produce formas de integración más sólidasque las tradicionales.A partir de esta perspectiva, la relación entre lo político y el

conflicto aparece no como un accidente histórico, sino como unvínculo necesario. Lo político es conflicto y podemos agregar (adop-tando una distinción convencional) la política hace referencia a todaslas instituciones y procedimientos que genera una sociedad paramanejarlo. Al mismo tiempo, es posible afirmar que la especificidaddel conflicto político es que en él se encuentra en juego el "casodecisivo". esto es. tanto la definición de los fines colectivos, como la

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este último es un fenómeno insuperable de la vida social. A pesar deque ello lleva a recuperaruna parte de los presupuestos de la tradiciónteórica ii la que pertenecen Hobbes y Schmitt, a dil`erencia de estosautores no tienen que aceptarse los prejuicios tradicionales que con-sidcranqueelcontlicto cs,entodoslos casos,unfactordcdesintegra-ción social y que la integración se alcanzan travósdc tin conscnsoquesuprime cl conflicto en el interior de tin orden establecido.

De esta manera, la tarea que se plantea determinar los requisitosque hacen posible la coexistencia entre conflicto y estabilidad delorden social. El printer requisito para controlar el conflicto y evitar lacscalación de la violenci.=_t que pone en peligro la sobrevivencia delordc n, es reconocer el carácter ineludible del conflicto, al aceptar queeste se origina en la contingencia y pluralidad que definen el mundohumano (ello implica sostener que el conflicto, sin desechar que puedatener una base "natural-genética”, es un fenomeno básicamente etil-tural). A lo largo de la historia de la humanidad, las situaciones en lasque se han generado sittlacioncs conflictivas con un mayor grado dedestrucción y desintegración, se han presentado cuando se cree en laposibilidad real de acceder a una “paz perpetua", mediante la destruc-ción de las relaciones de rivalidad actuales. Por otra parte, el dejar dcconsiderar al conflicto como algo "patológico" o “irracional” seencuentra ligado a la posibilidad de que los rivales. a pesar de lasdiferencias que los enfrentan. se reconozcan como "personas" (sujetosdc derechos y deberes), ya que ello es un primera condición paraencauzar el conflicto. Esto implica que puede darse un consenso socialsobre principios generales de justicia, que lejos de pretender la nega-ción de la lucha¬ genere el marco institucional en la que esta puedarepresentarse y desarrollarse. garantizando. al mismo tiempo. la inte-gridad física y moral de sus participantes. Incluso se puede ir máslejos; la gran enseñanza de las sociedades modernas y. en especial deaquéllas en las que se ha establecido tin régimen democrático. consisteen que el conflicto no sólo no resulta tin factor dc desintegración demanera necesaria, sino que_ a largo plazo y bajo ias condicionesmencionadas, el conflicto produce formas de integración más sólidasque las tradicionales.A partir de esta perspectiva, la relación entre lo politico y el

conflicto aparece no como un accidente histórico, sino como unvínculo necesario. Lo político es conflicto y podemos agregar (adop-tando una distinción convencional) la política hace referencia a todaslas instituciones y procedimientos que genera una sociedad paramanejarlo. Al mismo tiempo, es posible afirmar que la especificidaddel conflicto político es que en él se encuentra en juego el "casodecisivo". esto es. tanto la definición de los fines colectivos, como la

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constitución de las identidades, Ello nos conduce a percibir que lopolitico precede y trasciende la relación entre gobernantes y goberna~dos. ya que, aunque ésta representa su eje central, se trata de unadimensión del orden social que involucra atodos los miembros. entanto en su dinámica se encuentra en juego la constitucion de los“sentidos” que orientan e integran las acciones.

El objetivo de la práctica política, tanto interna como externa, noes, como se ha considerado tradicionalmente. suprimir el conflicto,sino encauzarlo y someterlo a los principios normativos del ordensocial, para, de esta manera, hacerlo compatible con la estabilidad deeste último. Ello sólo se puede lograr através del desarrollo del propioconflicto. mediante el reconocimiento recíproco de los rivales como"enemigos jusi.os".“ Mientras la figura del “enemigo absoluto” es eladversario al que se niega todo valor y derecho¬ porque se Consideraque transgrede principios con validez universal y necesaria, el “ene-migo justo” es aquél que se reconoce como una “persona” (sujeto dederechos y deberes), un “enemigo conforme a derecho", ya que seasume que el conflicto, al carecer ei mundo humano dc una forma 0contenidos necesarios, es un fenómeno insuperable y que, por tanto,los únicos principios universales y necesarios son aquéllos que sesustentan en el propio reconocimiento de los sujetos. FJ reconocimien-to de los rivales como “personas”, que hace posible el paso del“enemigo absoluto" al “enemigo justo", no es ni un fin necesario querija el desenvolvimiento histórico de los conflictos, ni una conquistadefinitiva. Se trata de una alternativa posible, que se ha logrado bajociertas circunstancias históricas y que solo puede mantenerse si seobjetiva en las normas que presiden las instituciones políticas y seadopta por los individuos como una base del orden social que debedefenderse de manera permanente.

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