“el choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones...

14
“El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”. Autor: My OEM Daniel Fernando Cáceres. Se trata de un análisis crítico de la tesis de Huntington, como punto de partida para reflexionar sobre acontecimientos que gravitan en el actual escenario mundial. Palabras claves : < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > < Cristianismo > < religión > < cultura > < conflictos intercivilizatorios > < estados nacionales > < interés nacional > < guerras de línea de fractura > “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción” Autor : Mayor Daniel Fernando Cáceres ([email protected] // Oficial de Estado Mayor. Licenciado en Estrategia y Organización). RESUMEN La realidad contemporánea, con la crisis del socialismo y el colapso soviético por un lado y “el achique” planetario producido a través de la tecnología por el otro, ha dado efectivamente lugar a un auge de los nacionalismos, a menudo creados con la descomposición imperial, sin atender a las identidades de los pueblos, que cuestiona por ello muchos de los “estados nacio- nales”. Tal es el mosaico sobre el cual talla SAMUEL PHILIPS HUNTINGTON su tesis principal: la inviabilidad de la occidentalización del mundo por la insurgencia cada vez más perentoria de culturas otrora sumergidas y ahora arrolladoras en sus ímpetus expansionistas. Han pasado ya diez años desde que en la primavera de 1993 apareciera en el Foreign Af- fairs su artículo “¿Choque de Civilizaciones?”, que suscitó inmediatamente un volumen asombroso de interés y reacciones. Los párrafos subsiguientes proponen una crítica actualiza- da de sus ideas a la luz de nuevos acontecimientos de nivel internacional que, para quien eche una rápida mirada sobre el escenario mundial, parecieran coincidir con la idea central de este autor. DESARROLLO La realidad contemporánea, con la crisis del socialismo y el colapso soviético por un lado y “el achique” planetario producido a través de la tecnología por el otro, han dado efectivamente lugar a un auge de los nacionalismos, a me- nudo creados con la descomposición imperial, sin atender a las identidades de los pueblos, que cuestiona por ello mu-

Upload: phungkhanh

Post on 03-Feb-2018

229 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

“El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”. Autor: My OEM Daniel Fernando Cáceres. Se trata de un análisis crítico de la tesis de Huntington, como punto de partida para reflexionar sobre acontecimientos que gravitan en el actual escenario mundial. Palabras claves:

< civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > < Cristianismo > < religión > < cultura > < conflictos intercivilizatorios > < estados nacionales > < interés nacional > < guerras de línea de fractura >

“El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”

Autor: Mayor Daniel Fernando Cáceres ([email protected] // Oficial de Estado Mayor. Licenciado en Estrategia y Organización).

RESUMEN

La realidad contemporánea, con la crisis del socialismo y el colapso soviético por un lado y “el achique” planetario producido a través de la tecnología por el otro, ha dado efectivamente lugar a un auge de los nacionalismos, a menudo creados con la descomposición imperial, sin atender a las identidades de los pueblos, que cuestiona por ello muchos de los “estados nacio-nales”. Tal es el mosaico sobre el cual talla SAMUEL PHILIPS HUNTINGTON su tesis principal: la inviabilidad de la occidentalización del mundo por la insurgencia cada vez más perentoria de culturas otrora sumergidas y ahora arrolladoras en sus ímpetus expansionistas.

Han pasado ya diez años desde que en la primavera de 1993 apareciera en el Foreign Af-fairs su artículo “¿Choque de Civilizaciones?”, que suscitó inmediatamente un volumen asombroso de interés y reacciones. Los párrafos subsiguientes proponen una crítica actualiza-da de sus ideas a la luz de nuevos acontecimientos de nivel internacional que, para quien eche una rápida mirada sobre el escenario mundial, parecieran coincidir con la idea central de este autor.

DESARROLLO

La realidad contemporánea, con la crisis del socialismo y el colapso soviético por un lado y “el achique” planetario producido a través de la tecnología por el otro, han dado efectivamente lugar a un auge de los nacionalismos, a me-nudo creados con la descomposición imperial, sin atender a las identidades de los pueblos, que cuestiona por ello mu-

Page 2: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

chos de los “estados nacionales”. Tal es el mosaico sobre el cual talla SAMUEL PHILIPS HUNTINGTON su tesis principal: la inviabilidad de la occidentalización del mundo por la insur-gencia cada vez más perentoria de culturas otrora sumergidas y ahora arrolladoras en sus ímpetus expansionistas.

En la primavera de 1993 apareció en el Foreign Affairs el artículo “¿Choque de Civilizacio-nes?” de SAMUEL PHILIPS HUNTINGTON, que suscitó inmediatamente un caudal asombroso de interés y reacciones. Dado que la intención del artículo era presentar a los norteamericanos una tesis original sobre “la nueva fase” de la política mundial tras el final de la II Guerra Mun-dial, los argumentos de HUNTINGTON - politólogo norteamericano conservador y seguidor de la tradición funcionalista -, parecían amplios, convincentes, audaces e incluso visionarios. Era evidente que iban dirigidos a sus rivales, entre los politólogos, teóricos como FRANCIS FUKUYAMA y sus ideas sobre el final de la historia, además de las legiones que habían cele-brado la llegada de la globalización, el tribalismo y la desaparición del Estado. Pero ellos, con-cedía HUNTINGTON, no habían entendido más que algunos aspectos de este nuevo período. Se disponía a anunciar el “aspecto crucial, incluso central” de lo que “será la política mundial en los próximos años”.

Las calificaciones drásticas y las conclusiones a las que había arribado, desataron numero-sas críticas que aparecieron, en primer lugar, en la misma revista en donde se había publicado el ensayo. Docenas de especialistas señalaron que, si bien existen matrices culturales muy dis-tintas unas de otras, hoy en día tenemos tal intercambio entre ellas que todas se interrelacio-nan, enriquecen e influyen mutuamente. También dijeron que el mundo islámico no está co-hesionado en torno a los mismos principios ni afinidades políticas.

Aquél estudio tuvo el mérito de hacer notar que el mundo es diverso y determinado por con-tradicciones. Esa insistencia, que ahora puede parecer demasiado obvia, resultaba oportuna frente a la idea de que, después de la caída del Muro de Berlín, las ideologías ya se habían agotado y solo quedaba el paradigma de la economía de mercado. El corolario de ese texto, sin embargo, era y sigue siendo demasiado simplificador para ser tomado como anticipación de un futuro que para algunos ya comenzó.

Insistía entonces sin vacilar:

“Mi hipótesis es que la fuente esencial de conflicto en este mundo nuevo no será fundamen-talmente ideológica ni fundamentalmente económica. Las grandes divisiones de la humanidad y la fuente predominante de conflicto serán de tipo cultural. Las Naciones-Estado seguirán siendo los actores más poderosos en la política mundial, pero los prin-cipales conflictos de dicha política se producirán entre naciones y gru-pos de civilizaciones distintas. El choque de civilizaciones dominará la política mundial. Las líneas divisorias entre civilizaciones serán los frentes de batalla del futuro”.

Después de aquel ensayo que apareció hace diez años, matizó y amplió algunos de sus argumentos. De ese trabajo surgió el libro “El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial”, que fue menos leído y comentado que su texto inicial (publicado en 1996, la traducción al español apareció al año siguiente en editorial Paidós). Allí los escenarios son menos fatales y el autor advierte contra un enfrentamiento bélico y frontal entre occidente y otras culturas.

Entonces, abrió este libro con la siguiente hipótesis: «La cultura y las identidades culturales, que en su nivel más amplio son identidades civilizacionales, están configurando las pautas de

Page 3: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

desintegración y conflicto en el mundo de la posguerra fría» (pág 20). Al rancio problema so-ciológico de la cohesión y a la más reciente insistencia en la centralidad de lo cultural frente a lo ideológico, se añade una poderosa intuición que vertebra todo el libro: el protagonismo del mundo ya no lo tienen ni las clases ni las ideologías sino las civilizaciones, realidades de larga duración cuya importancia requiere según el autor nada menos que un cambio de paradigma.

La nueva teoría geopolítica que exponía el profesor HUNTINGTON rezumaba lo que algu-nos exégetas de izquierda descalificaron como "pesimismo tremendista". A la vista de lo que ha ocurrido después, no nos queda más remedio que definirlo como "realismo futurista". Y es que el 11 de Septiembre de 2001 pesa hoy mucho en las conciencias. . .

HUNTINGTON distingue nueve civilizaciones: la occidental, la islámica, la china, la hindú, la japonesa, la budista, la ortodoxa (cristiana), la africana y la latinoamericana, a las cuales presta desigual atención, mientras que reconoce que son las dos primeras las que más le interesan por haber estado en conflicto desde hace 1.500 años.1

No es conveniente detenernos aquí para analizar la pertinencia de algunas de estas llama-das civilizaciones, pero sí para señalar la inconcreción del propio concepto de civilización 2 que «se define por objetivos comunes tales como la lengua, la historia, la religión, las costumbres, las instituciones y por la autoidentificación subjetiva de las gentes» (pág 48).

Así, por ejemplo, cuando busca ilustrar el proceso de presunto derrumbe de la hegemonía occidental, HUNTINGTON se vale de todo tipo de argumentos, aunque muchos fallen en su más desnuda contextura intelectual; tal es el caso del “área occidental del mundo” a lo largo de tres mapas datados 1920, 1960 y 1990 (pág 22 y siguientes.), que le permite comprobar ese retroceso mediante el expeditivo recurso de asignarle a Occidente en 1920 toda el África y el Asia sudoriental colonizadas; en 1960 verifica que buena parte de esos territorios pertenecen a otras civilizaciones y, en 1990, que todavía más territorios han abandonado a Occidente, en aras de diversas civilizaciones milenarias que HUNTINGTON no da por existentes en 1920 ni en 1960.

Análogamente, ve al idioma inglés como uno de los idiomas en retroceso en el mundo ac-tual. Abarcaba –sostiene- un décimo de los habitantes del planeta en 1958 (pág 60). El autor presenta cifras, según las cuales hacia 1970, el porcentaje de anglófonos había bajado a 9 %, en 1980 a 8,7 y en 1992 a 7,6 %. Se refiere a la implantación progresiva del inglés en socieda-des no anglófonas, pero escamoteando su carácter de lengua materna para anglófonos y la desigualdad consiguiente que esto expresa.

Con semejante forma de “medir” los fenómenos socioculturales o los sociolinguísticos no puede dejar de ver un desmejoramiento de la situación occidental. No desespera, empero. Se sobrepone a los sinsabores así comprobados y le asigna a Occidente una posibilidad expansi-va a costa de las civilizaciones colindantes, con lo cual uno percibe toda la queja sobre la “pre-ponderancia” en peligro como puramente táctica.

Un ejemplo de las proyecciones expansivas occidentales trata de “la próxima absorción” de México dentro del Occidente americano: “Estados Unidos y Canadá procuran absorber a México en el área norteamericana de libre comercio en un proceso cuyo éxito a largo plazo de-pende en gran medida de la capacidad de México para redefinirse culturalmente y pasar de la-tinoamericano a norteamericano” (pág 127). Se compadecía de Turquía por su carácter bifronte —islámico y occidental— y auguraba que tales destinos de transculturación no prometen nada bueno a una nación. ¿Por qué, lo que no sería bueno para Turquía, sí lo sería para México?

Page 4: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

De la misma índole es su caracterización de la Europa poscomunismo: hay una expansión del Occidente europeo, tras el colapso soviético, en una franja continental que abarca a Polo-nia, los estados bálticos, Finlandia, la República Checa, Eslovaquia, Croacia, Hungría y partes de Rumania, Ucrania y Bosnia, a costa del retroceso de lo musulmán y lo ortodoxo.

La secuencia sería: grandes peligros por la expansión no occidental, pero enorme capacidad de respuesta de Occidente, conquistando nuevos espacios planetarios.

Un comodín festona todo el texto: “interés nacional”, “valores de Estados Unidos”, “intereses de Estados Unidos” y expresiones similares, todas ellas concentradas en los resultados, casi siempre favorables, a las perspectivas de Estados Unidos. Uno tiene la impresión de que el au-tor no está haciendo un análisis procurando la siempre esquiva objetividad sino un planteo ab-solutamente subjetivo, totalmente afincado en la idea de afiatar el dominio mundial de Estados Unidos.

Todas las definiciones de lo no occidental suelen ser tácita o expresamente críticas, por no decir odiosas. Véase esta perla sobre lo japonés: “son de los más rápidos para ceder ante for-ce majeur (en francés en el original) y cooperar con lo que entienden moralmente superiores (...) y los más rápidos para rechazar el abuso de una hegemonía en retirada, moralmente débil”. (pág 237) Oportunistas, y para desmarcarse, más oportunistas todavía.

HUNTINGTON concede un papel medular a las religiones en las formaciones civilizaciona-les. Hablando de América Latina, festeja el avance protestante arrebatando territorios a los cul-tos tradicionales católicos; lo interpreta como una aproximación de "la civilización latinoameri-cana" a la modernidad; no a Estados Unidos, desde donde proviene el grueso de las misiones protestantes que transitan desde hace algunas décadas los países del patio trasero.

La religión es una característica básica, pero, mientras que la occidental, vertebrada en su origen y esplendor por el cristianismo, se acompaña de otros elementos (la separación entre la esfera espiritual y la temporal, el imperio de la ley, el pluralismo, el individualismo), el contenido normativo de las otras civilizaciones brilla por su ausencia.

Occidente declina. Los signos de dicho ocaso son heteróclitos: el envejecimiento de la po-blación, el retroceso del poderío militar (debido a que países de otras civilizaciones poseen ya armamento nuclear) y su propia decadencia moral. HUNTINGTON alude a los tópicos de la so-ciología de los años ‘50 y ‘60 (el aumento de la delincuencia, la crisis de la familia, el debilita-miento de la ética del trabajo), junto a factores de cuño teórico más reciente, como el descenso del capital social y la confianza interpersonal.

Occidente es, pues, presa de un vacío moral desde hace decenios. Pero eso no quiere de-cir:

a) que se encuentre en el final de la Historia, hipótesis decadente por demás;

b) que deba construir una «civilización occidental», es decir, alentar un cosmopolitismo bienintencionado pero abstracto y vacuo. La situación no es tampoco la de una simplifi-cadora dualidad entre Oriente y Occidente, Sur y Norte, sino de una pluralidad de civili-zaciones que mantienen una «paz insegura», una «convivencia competitiva», una «riva-lidad intensa».

Exangüe, la civilización occidental es testigo de la «indigenización» producto del proceso de modernización. Es decir, el resurgimiento de culturas no occidentales es una «paradoja de la democracia»: «La adopción de instituciones democráticas occidentales estimula y da acceso al poder a movimientos políticos nativistas y antioccidentales».

Page 5: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

Así ocurrió en Argelia. Menos mal, insinúa el pensador, que los militares intervinieron tras la victoria electoral del FIS. «Occidente respiró aliviado», afirma HUNTINGTON. Pero «a medida que los dirigentes occidentales producen gobiernos hostiles a Occidente, intentan influir en las elecciones, por una parte, y pierden su entusiasmo a la hora de fomentar las democracias en esas sociedades» (pág 235).

Desenraíza el poder de sus fuentes sociales, el económico, el militar y el político, y lo con-vierte en algo melifluo que linda con la influencia cultural. En este sentido repite que el poder sigue a la cultura: ésa es la razón de que el inglés domine en el mundo, lengua franca de una civilización hegemónica y aparentemente inocente. De una que ya «no cree en nada» y que se enfrenta a la confianza cultural del Islam. Este representa hoy una nueva Reforma puritana. Contra el relativismo y el laicismo de Occidente se alza un Islam creyente, una de cuyas caras pero sólo una es el fundamentalismo. El problema no es tanto éste (o no lo era cuando el autor escribió el libro) como el propio Islam, «una civilización convencida de la superioridad de su cul-tura y obsesionada por la inferioridad de su poder» (pág 259).

Las explicaciones de la renovada fuerza del Islam son confusas y sociológicamente débiles. HUNTINGTON apunta dos líneas. La primera repite el catón del primer funcionalismo: la mo-dernización trae aumento demográfico (el que haya mucha gente parece explicarlo todo), la ur-banización y la consiguiente anomia en su sentido más amplio como ausencia de valores. ¿De cuáles? ¿De los de la urbe? Tampoco se ve por qué la «crisis de identidad» de los musulma-nes les arroja a los brazos de la religión. La segunda explicación es la del resentimiento, con-secuencia natural de una civilización definida tautológicamente «por la autoidentificación subje-tiva de las gentes», (por supuesto, no hay mención al nacionalismo, subsumido en el interés por la cultura).

El Islam representa, pues, la «conciencia sin cohesión» y una amenaza sobre todo porque lo abrazan la mayoría de los «Estados terroristas»: en el momento de la publicación del libro eran Irán, Irak, Libia, Sudán, Cuba y Corea del Norte. Ahora la lista se ha modificado. Malo es que el Islam no tenga un Estado Central, como los Estados Unidos lo son de la civilización occidental. «Un estado central puede realizar su función ordenadora gracias a que los demás estados lo consideran su pariente cultural. Una civilización es una familia extensa y, como los miembros más viejos, los estados centrales proporcionan a sus parientes tanto apoyo como disciplina» (pág 186).

Hagamos un alto en esta enumeración de desaciertos de HUNTINGTON para profundizar un poco más sobre las ideas de este autor respecto del Islam y su confrontación con la Cris-tiandad.

Comienza el análisis refiriéndose a Occidente y lo hace diciendo: “Algunos occidentales, en-tre ellos el presidente Hill Clinton, han afirmado que Occidente no tiene problemas con el islam, sino sólo con los extremistas islamistas violentos. Mil cuatrocientos años de historia demues-tran lo contrario” (pág 249).

De manera drástica cambia el rumbo de sus escritos para referirse a las relaciones entre el Islam y el Cristianismo, tanto ortodoxo como occidental y afirma que han sido con frecuencia tempestuosas.

Alertaba, entonces, sobre el hecho de que la guerra de Bosnia (con un antecedente directo en la guerra de Afganistán entre comunismo soviético y yihadismo wahabí) marcaba el comien-zo de un nuevo tipo de conflicto: el civilizacional. Como indicáramos al comienzo de este traba-jo, según su análisis, las guerras de nuestra época se darían en las fronteras entre civilizacio-nes y no en las fronteras nacionales, étnicas o ideológicas dentro de una civilización, como

Page 6: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

había sido la norma durante la Edad Contemporánea (liberalismo vs. tradicionalismo, liberalis-mo vs. comunismo y fascismo vs. comunismo). Las guerras napoleónicas, la Segunda Guerra Mundial y la treintena de guerras localizadas (Corea, Vietnam, guerrillas del Tercer Mundo . . .) que tuvieron lugar durante Guerra Fría, se explicaban de esta forma. Pero no ya los nuevos conflictos.

La lista de ejemplos que ponía sobre la mesa era ciertamente convincente: las guerras de la ex Yugoslavia (ortodoxos, católicos y musulmanes que comparten filiación étnica y una misma lengua enzarzados en un conflicto brutal por la supervivencia), la guerra del Golfo, la guerra de Cachemira (Islam e Hinduismo enfrentados en el germen de una posible guerra nuclear), el conflicto árabe-israelí (con dos sangrientas Intifadas por medio), la guerra de Chechenia (orto-doxos rusos contra muyahedines musulmanes) . . .

Hemos dicho que su teoría geopolítica era nueva. Pero esto sólo en parte. En realidad, lo que hizo HUNTINGTON fue rescatar las teorías civilizacionales de la historia universal de, entre otros, OSWALD SPENGLER, ARNOLD TOYNBEE, NORBERT ELIAS, CHRISTOPHER DAWSON y MAX WEBER, para aplicarlas al mundo posterior a la caída del Muro de Berlín (1989).

Esto en cuanto a la concepción de las civilizaciones como principales unidades inteligibles del conocimiento histórico y a la dialéctica entre ellas como primer motor de la historia. En lo que a la idea más polémica de HUNTINGTON se refiere, el choque civilizacional entre Islam y Cristianismo en tanto que principal conflicto mundial de nuestro tiempo, tampoco era ésta nue-va del todo: BENJAMIN BARBER la había lanzado en un brillante artículo publicado en Marzo de 1992 en la revista The Atlantic, titulado "Jihad vs. McWorld".

En realidad, el análisis de BARBER resulta ser más ajustado a la verdad, ya que insistía en que el conflicto civilizacional se estaba dando exclusivamente entre el yihadismo musulmán más radical y la globalización cultural anglosajona (el McWorld en su acertada definición: es-to es, la cultura del consumismo febril, la industria lavadora de cerebros de Hollywood, la músi-ca delirante del rock and roll, las drogas, la dieta de hamburguesa y coca-cola, el bombardeo publicitario y la frívola feria de las vanidades del star-system).

Según BARBER, la civilización islámica en su conjunto se sentiría agredida en lo más íntimo de su ser por la civilización capitalista anglosajona de corte liberal, es decir, por un pensamien-to débil relativista sin Dios, con el dólar por bandera; un mercado global sin alma que exporta pornografía, relativismo moral e irreverencia a raudales sin respeto por ninguna religión.

Por tanto, la definición de HUNTINGTON de un conflicto entre Cristianismo e Islam resulta ser inexacta, ya que los dos entes civilizacionales en liza son muy concretos. En efecto, son perfectamente identificables, por un lado, como el mundialismo de corte W.A.S.P. (white, an-glosaxon, protestant), instrumento de dominación global de los Estados Unidos, y, por el otro, como el integrismo wahabí, instrumento de dominación de la Umma islámica por parte de Arabia Saudí.

El wahabismo, raíz del yihadismo islámico.

El wahabismo actual tiene su origen en una secta integrista del Islam sunní fundada en el siglo XVIII por Muhammad Ibn Abdel Wahab en Arabia Saudí, país que, tras el acceso al trono de la Casa de Ibn Saud (con inestimable ayuda del Imperio Británico), la ha convertido en su ideología oficial. El "wahabismo", extremadamente rigorista, reclama una interpretación purista del Corán y la aplicación de la Sharia a todos los aspectos de la vida, siendo la doctrina que si-guen casi todos los movimientos musulmanes yihadistas-salafistas (a excepción de los de con-

Page 7: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

fesión chíita, como el libanés Hizbullah), es decir, aquellos que no dudan en recurrir al terror in-discriminado para imponer el Islam.

El wahabismo yihadista, generosamente financiado por los oligarcas de Arabia Saudí desde la guerra del Yom-Kippur y la crisis del Petróleo del año 19733, tiene ramificaciones en todo el mundo islámico (Talibanes, Al Qaeda, Abu Sayyaf, Hermanos Musulmanes, FIS y GIA argeli-nos, Yamaa Islamiya, Hamas, Yihad Islámica, muyahedines afganos y chechenios . . .), tenien-do en el punto de mira al Imperio estadounidense, a Israel y a los satélites europeos de éstos.

Su objetivo final no es otro que la total destrucción de la Cristiandad, tanto si nos alineamos los católicos con el protestantismo capitalista y el sionismo como si no. El lenguaje que utiliza BEN LADEN es bien significativo en esta dirección: habla siempre de los "cruzados", al referir-se al Imperio yanqui y sus aliados. Y es que los wahabíes dividen el mundo entre Dar al Islam (la Casa del Islam) y Dar al Harb (la Casa de la guerra). Los países cristianos son para ellos parte de Dar al Harb, de la misma forma que nosotros consideramos África "tierra de misión". Con la misma naturalidad.

En cuanto al trato que reciben los cristianos en el corazón del wahabismo, el reino de ARABIA SAUDÍ, hay que recordar que son una pequeña minoría de extranjeros (no hay saud-íes no musulmanes desde que el propio MAHOMA expulsó del país a todos los judíos y cristia-nos), pero a pesar de su exiguo número no pueden vivir su fe con normalidad. La llamada “po-licía de costumbres” sigue con celo todos los movimientos de los pocos religiosos católicos que hay en el país, y de los extranjeros que celebran cada semana la Eucaristía. Sólo pueden en-trar en la capilla los autorizados previamente por el régimen. La policía los tiene registrados en una lista.

Y es que ser testigo de la fe tiene un significado especial en esta teocracia real. En ARABIA, el Islam es la única religión oficial y los ciudadanos deben ser musulmanes. La Constitución se basa en el Corán y la Ley en la Sharia. El proselitismo es punible con la cárcel. El Reino saudi-ta prohíbe al clero cristiano entrar en el país. Existen alrededor de 500 personas encarceladas en el Reino saudí por hacer apología de su fe cristiana. La exhibición pública de rosarios, bi-blias y otros signos de la Fe cristiana está prohibida, así como su entrada en el país.

La conversión de un musulmán a otra religión es considerada apostasía, castigable con la muerte si el acusado no se arrepiente. Los no musulmanes que realizan una actividad religiosa abierta que atrae la atención oficial corren el riesgo del arresto y la deportación. “Yo la denomi-no una “Iglesia de catacumbas” - afirma un diplomático católico -. Cuando nos preguntan qué estamos haciendo, decimos que el embajador ha organizado una reunión para los compatrio-tas”.

En definitiva, sin exagerar podemos afirmar que el Islam es un proyecto totalitario no menos peligroso para los católicos que lo fuera el comunismo en su día. En este sentido, el padre je-suita egipcio SAMIR KHALIL SAMIR, especialista en Islam y profesor de Teología Oriental en Beirut, afirmaba en una entrevista mantenida en diciembre del año pasado que “El Islam no es una religión; es un proyecto socio-político de base religiosa . . . Desde hace treinta años el Is-lam se ha radicalizado . . . Desde 1973, cuando subió el precio del petróleo”. Advertía también que “de Arabia Saudí sale todo: decenas de miles de mezquitas se han construido por todo el mundo con el dinero que Arabia obtiene de la venta del petróleo, y al frente de cada una colo-can a un imán de esa tendencia. Por eso en Europa el Islam es tan duro: porque mandan a los imanes formados por los wahabitas”.

En la última década, derrumbado el comunismo ateo, el integrismo islámico se ha extendido en Rusia, con más de 100.000 seguidores del radicalismo “wahabí”, según ha advertido el líder

Page 8: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

musulmán moderado TALGAT TAYUDDÍN. Este gran “mufti” (líder espiritual de los musulma-nes rusos y de la Comunidad de Estados Independientes) dijo en diciembre del año pasado en un foro celebrado en UFÁ, capital de la república rusa de BASHKIRIA, que la expansión del Is-lam radical en este país es “alarmante”.

Según los líderes religiosos de 29 regiones de Rusia que participaron en el foro de UFÁ, ese número de “wahabíes” es muy grande en una población musulmana que en este país ronda en-tre los 12 y los 20 millones de personas. TAYUDDÍN explicó que el fin último de los “wahabíes” es “la destrucción de gentes de todas las creencias”. Según el gran “mufti”, “los líderes “wahab-íes” aprovechan que en Rusia no ha habido una ideología estatal en los últimos años siendo este espacio ocupado por el integrismo”.

El conflicto entre religiones es unilateral: no hay agresión cristiana.

Sin duda alguna, el Cristianismo y más en particular el Catolicismo, no ha iniciado agresión o cruzada alguna contra el Islam en los tres últimos siglos. Esto es algo indiscutible. Aún más, el Papa ha condenado repetidamente la agresión israelí contra el pueblo palestino (con miles de cristianos en su seno)4 y hace bien poco ha sido inequívoco alzando su voz insobornable en denuncia del proyecto imperialista norteamericano de “guerra preventiva” contra IRAQ.

El interés de los católicos por la salvación de Iraq, tierra de ABRAHAM, ha llegado hasta el punto de enviar a Bagdad las reliquias de SANTA TERESITA DE LISIEUX como signo de paz y hermanamiento con la Iglesia mártir de rito caldeo (casi medio millón de fieles, pero en continuo decrecimiento: unos 60.000 han huido a Europa y casi 170.000 a los EEUU). Este bello gesto se corresponde con el hecho de que es precisamente en Iraq, objetivo ahora prioritario de los halcones del Pentágono, donde menos se persigue a los cristianos de entre los países del Gol-fo, según constata un experto como el cristiano libanés CAMILLE EID.

La verdad es que en el mundo islámico no se puede hacer otro proselitismo que el del Corán, y dar testimonio abierto de NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO supone una intolerable provocación que las autoridades no están dispuestas a permitir. En realidad, la mayor parte de los misioneros que actúan en tierras islámicas, padres blancos y jesuitas sobre todo, tienen ex-quisito celo a la hora de evitar hacer proselitismo cristiano en aras de la “convivencia pacífica de las religiones” (un eufemismo que implica que no les pasen a cuchillo). Y es que, cuando algún religioso católico “osa” convertir a un musulmán a la verdadera Fe, como en el reciente caso del capuchino italiano ROBERTO FERRARI y un joven turco, éste sufre represalias de inmediato.

Es más, este exquisito cuidado en no molestar a los hermanos musulmanes alcanza a cier-tos organismos eclesiásticos, los mismos que suelen vigilar cualquier exceso de intolerancia por parte de sus propios correligionarios. EULOGIO LÓPEZ sacaba a colación en el confiden-cial digital Hispanidad.com las declaraciones de un obispo que ejerce su función en un país predominantemente islámico, donde los sacerdotes y religiosos católicos se cuidan mucho de no salir a la calle si no resulta estrictamente necesario. El obispo argelino afirmaba la siguiente barbaridad (incompatible con el docete omnes gentes de Nuestro Señor):

“un jefe religioso musulmán me preguntaba sobre uno de esos pequeños grupos de propagan-da cristiana que han llegado también a Argelia: '¿Por qué son tan agresivos contra nosotros?'.

Lo son también contra nosotros - le respondí -, porque piensan que el don de Dios es sólo para ellos, y que los demás son indignos, a no ser que acepten estar con ellos. Así comienza el fa-natismo (sic)”.

Page 9: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

En Argelia en concreto, hablar de fanatismo cristiano es como un mal chiste, con el terrible GIA suelto por los caminos buscando a quien degollar. El mismo monseñor nos habla de uno de sus predecesores, quien, en nombre de la tolerancia, llegó a prohibir también durante un tiempo los bautizos de los conversos, “hasta que este sacramento no fuera el fruto de la familia-ridad de los misioneros con el pueblo”.

No caben duda de las buenas intenciones de los misioneros que acuden a los países islámi-cos a practicar, con espíritu ecuménico, un fraternal “diálogo entre religiones” en el cual está prohibido mencionar que Cristo es el Hijo Único de DIOS, que Él es el “Camino, la Verdad y la Vida” y que, por consiguiente, MAHOMA sólo puede ser un falso profeta. Del mismo modo, no se deben albergar dudas sobre la sinceridad evangélica de aquellos sacerdotes que acogen a los inmigrantes musulmanes en sus parroquias y les prestan todo tipo de ayuda e incluso les permiten utilizar las dependencias parroquiales para sus reuniones y ritos.

Es ésta la teoría de la rendición cristiana, de la renuncia a la propia identidad confesional en aras de la convivencia con quienes no están dispuestos a renunciar a un ápice de sus creen-cias. Precisamente meses atrás, el historiador judío DANIEL GOLDHAGEN, autor de un libro infame y mendaz sobre el Holocausto y la Iglesia, solicitaba con descaro en entrevistas hechas por varios periódicos españoles que se suprimieran aquellos pasajes del Nuevo Testamento de contenido “antisemita” (sic).

Sea como fuere, lo que queda claro en cualquier caso es que no se puede hablar razona-blemente de agresión cristiana contra el Islam. Incluso, cabe afirmar, a la luz de la historia, que las Cruzadas y la Reconquista fueron guerras estrictamente defensivas, ya que los territorios en disputa habían sido cristianos con anterioridad. Así, por lo menos, justificaron decenas de Pontífices las bulas de Cruzada que expidieron como Vicarios de Cristo. En el caso de la Cru-zada Hierosolimitana, además, se daba la circunstancia de que las agresiones del califato fa-timí y de los selyuquíes contra los peregrinos y la propia destrucción del Santo Sepulcro habían hecho necesaria la convocatoria de una peregrinación para preservar el libre ejercicio del culto cristiano en Tierra Santa.

Por todo ello, cuando HUNTINGTON plantea el choque de civilizaciones identificando las ci-vilizaciones con las grandes religiones, tiene razón desde el punto histórico, ya que todas las grandes civilizaciones han sido hijas de religiones salvíficas, pero manipula la realidad desde el punto de vista del análisis del presente, de la geopolítica actual. No hay guerra desde el lado del Cristianismo. Ésta es una guerra entre el Islam wahabí y el Imperio USA, anglosajón, capi-talista, protestante y sionista. Los católicos simplemente se encuentran inmersos, sin quererlo, en medio de esta guerra. Y sufrirán las consecuencias de ella, ya que la Cristiandad católica no acaba de reaccionar a la agresión que sufre por ambos lados. Sanguinaria y evidente por el la-do del yihadismo wahabí, sutil y difamatoria por el lado del cine y los medios de comunicación WASP.

Ante estos argumentos, ¿cómo defender, pues, la “comunidad mundial”, eufemismo para lo que antes de la Guerra Fría se llamaba “mundo libre”? Las respuestas que da HUNTINGTON son las siguientes:

1.: manteniendo la superioridad militar de los Estados Unidos y Europa («una península pe-queña y sin trascendencia si perdiera el liderazgo de Norteamérica», pág 368) con medidas de no proliferación nuclear.

2.: promoviendo los valores e instituciones occidentales. Más HUNTINGTON acaba recono-ciendo que el universalismo está unido inextricablemente al imperialismo. Un punto muy intere-sante que no desarrolla.

Page 10: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

3.: y en contradicción con lo anterior, restringiendo la inmigración, especialmente la musul-mana, para proteger la identidad de Occidente.

Hasta aquí parecieran ser solo críticas. Pero, sin duda, uno de los temas más atrayentes del análisis de este autor y de sumo interés para nosotros, es el relacionado con los Conflictos In-tercivilizatorios.

Estos conflictos adoptan dos formas: Los Conflictos de Línea de Fractura: son aquellos que se producen entre:

o Estados vecinos pertenecientes a civilizaciones diferentes. o Grupos de diferentes civilizaciones dentro de un Estado o Grupos que están intentando crear nuevos estados a partir de las ruinas de otros vie-

jos. Los Conflictos de Estados Centrales5: son aquellos que se producen entre estados de

diferentes civilizaciones. Sin embargo es improbable que estos estados usen la fuerza mi-litar directamente contra otro de ellos, salvo en situaciones tales como las que se han da-do en Oriente Medio y el subcontinente asiático, donde lindan uno con otro en una línea de fractura o de fractura entre civilizaciones. Las Guerras entre Estados Centrales es fac-tible que se produzcan en dos circunstancias: o A partir de la intensificación de Conflictos de Línea de Fractura entre grupos locales,

desde el momento en que grupo afines, entre ellos los Estados Centrales, acudan en apoyo de los combatientes locales.

o A partir de cambios en el equilibrio mundial del poder de civilizaciones. De estos dos conflictos, los de Línea de Fractura, son los que reportan mayores nociones a

nuestro estudio. Más allá de cuál sea nuestro parecer respecto de la idea central del autor, de-bemos reconocer que el modelo de situación que plantea al desarrollar las Guerras de Líneas de Fractura, cumple con todos los requisitos que un sociograma de este tipo debe tener. Anali-cemos dos temas más:

Estructura de una Guerra de Línea de Fractura.

Características de las Guerras de Línea de Fractura.

Estructura de una Guerra de Línea de Fractura (compleja).

En la figura siguiente, vemos una estrategia a tres niveles, con un mínimo de seis grupos y al menos siete contactos entre ellos.

CIVILIZACIÓN A CIVILIZACIÓN B

A3

A2

A1

B3

B2

B1 A4 B4 Nivel Primario

Nivel Secundario

Nivel Terciario

Diáspora Diáspora

Page 11: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

REFERENCIAS:

Existen contactos horizontales entre ambos lados de las líneas divisorias, de pares de grupos:

o primarios (facciones que realmente luchan y se matan entre sí),

o secundarios (estados relacionados de forma directa con las facciones principales) y

o terciarios (más alejados de la lucha real, pero que tienen vínculos de civilización con los implicados. A menudo son Estados Centrales de sus civilizaciones).

Existen contactos verticales entre grupos de diferentes niveles dentro de cada civiliza-ción.

Finalmente, el apoyo más ferviente e incondicional a las facciones de primer nivel nor-malmente procede de países de la diáspora que se identifican profundamente con la cau-sa de su pariente y resultan ser “más papistas que el Papa”.

Características de las Guerras de Línea de Fractura.

Son conflictos colectivos entre estados o grupos de diferentes civilizaciones que han de-venido violentos.

Son particularistas: no afectan a cuestiones ideológicas o políticas más amplias de interés directo para los no contendientes, aunque pueden provocar inquietudes humanitarias en grupos exteriores.

Tienden a ser crueles y sangrientas. Están en juego los temas fundamentales de identi-dad.

Tienden a ser largas: pueden ser interrumpidas por treguas o acuerdos, pero éstos son propensos a romperse y el conflicto continúa.

Son a menudo luchas por el control sobre las personas. Más frecuentemente el problema es el control de un territorio.

“Una vez iniciadas – insiste HUNTINGTON – las guerras de línea de fractura, como otros conflictos colectivos, tienden a cobrar vida propia y a seguir un modelo de acción-reacción. Las identidades que anteriormente habían sido múltiples y someras pasan a ser concentradas y re-forzadas: los conflictos colectivos se denominan acertadamente “guerras identitarias”.

En otras palabras, se trata de guerras en las cuales, al buscar el exterminio del contrario, se desatan procesos de imposible pronóstico. “A medida que la violencia aumenta –sigue este au-tor–, las cuestiones iniciales en juego tienden a ser redefinidas más exclusivamente como ‘no-sotros’ contra ‘ellos’, y la cohesión y el comportamiento de grupo aumentan. Los líderes políti-cos extienden y profundizan sus llamamientos a las lealtades étnicas y religiosas, y la concien-

Violencia

Apoyo

Restricción

Negación

Page 12: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

cia de civilización se fortalece en relación con otras identidades. Surge una ‘dinámica de odio’ comparable al ‘dilema de la seguridad’ en las relaciones internacionales, en el que los temores, desconfianza y odio mutuos se enfrentan entre sí. Cada bando exagera y magnifica la distin-ción entre las fuerzas del bien y las fuerzas del mal, y al final intenta transformarla en la distin-ción última entre los vivos y los muertos”.

A modo de final, concluyamos afirmando que, tanto occidentales como musulmanes y otros nadan en esas aguas. Y, dado que las aguas forman parte del océano de la historia, intentar abrirlas o dividirlas mediante barreras es inútil. Vivimos tiempos de tensión, pero más vale pen-sar en la existencia de comunidades poderosas e impotentes, recurrir a la política secular de la razón y la ignorancia, y los principios universales de justicia e injusticia, que divagar en busca de amplias abstracciones que tal vez ofrezcan una satisfacción momentánea pero dejan poco sitio para la introspección y el análisis informado. La tesis del “choque de civilizaciones” puede ser un truco como el de “la guerra de los mundos”, más útil para reforzar el orgullo defensivo que para una interpretación crítica de la desconcertante interdependencia de nuestra época.

NOTAS AL PIE 1 MAPA de CIVILIZACIONES

Page 13: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

2 CIVILIZACIÓN (algunas proposiciones centrales): En primer lugar se debe distinguir entre

civilización en singular y civilizaciones en plural. La idea de civilización fue elaborada por pensadores franceses del S. XVIII como opuesta al concepto de “barbarie”. En segundo lugar una civilización es una entidad cultural. Tanto “civilización” como “cultura” hacen referencia a la forma global de vida de un pueblo, y una civilización es una cultura con mayúsculas. En tercer lugar las civilizaciones son globales, esto es, ninguna de las unidades que las constituye puede ser entendida plenamente sin hacer referencia a la civilización que las abarca. En cuarto lugar, las civilizaciones son mortales, pero también muy longevas; evolucionan, se adaptan y son las más perdurables de las asociaciones humanas. En quinto lugar, puesto que son reali-dades culturales, no políticas, en cuanto tales no mantienen el orden, ni imparten justicia, ni re-caudan impuestos, ni sostienen guerras, tampoco negocian tratados ni hacen ninguna de las demás cosas que hacen los organismos estatales.

3 KEPEL, GILLES (2000). La Yihad. Expansión y declive del Islamismo. Madrid: Península, pp. 19

y 100-101: "Arabia Saudí desempeñó un papel central en este proceso" (de expansión del inte-grismo wahabí.)

4 Y ha pagado un alto precio por este apoyo. La valiente postura de JUAN PABLO II ha sido re-lacionada con la ofensiva de medios de comunicación sionistas (con el The New York Times y el grupo AOL – Time - CNN de TED TURNER a la cabeza) contra la Iglesia Católica, aprove-chando el escándalo de los curas pederastas, magnificado hasta el infinito.

5 ESTADOS CENTRALES: estado o estados más poderosos y culturalmente más fundamenta-

les dentro de cada civilización.

BIBLIOGRAFÍA: HUNTINGTON, SAMUEL P. (1997). El Choque de Civilizaciones y la Reconfiguración del Orden Mundial. Buenos Aires: Paidós.

AUTORES DE LOS CUALES SE HAN CONSULTADO CRÍTICAS / COMENTARIOS: • SAMUEL P. HUNTINGTON

¿Choque de Civilizaciones? y Entrevista de “El País” (24Oct01)

• EDWARD W. SAID El Choque de Ignorancias

• LUIS E. SABINI FERNÁNDEZ Fuente: Revista del Sur

• NATHAN GARDELS Diario El País – 24Oct01

• JOSÉ RILLA El Choque de Culturas

Page 14: “El choque de civilizaciones a diez años de su concepción”.20choque... · < civilizaciones > < Huntington > < Occidente > < Islam > ... y le asigna a

• HELENA BEJAR Desmontando el Choque de Civilizaciones

• RAÚL TREJO DELARBRE Enfrentar a los Bárbaros o ser como ellos

• Tcnl CLAUDIO MORALES GORLERI De FUKUYAMA a KENNEDY: Optimismo y Pesimismo en la Percepción de los Próxi-mos Conflictos y El Choque de Civilizaciones

• M. A. RODRÍGUEZ de la PEÑA – REVISTA ABRIL Nro 66 Islam y Cristiandad: la guerra de los mil y un años.