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1 EL CASTILLO DE LORCA Manuel Muñoz Clares

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Page 1: EL CASTILLO DE LORCA con muchas apreciaciones subjetivas de tono sensiblero y patriótico, publicado por Eulogio Saavedra en 1890, y con una Memoria Histórica sobre el Castillo de

EL CASTILLO DE LORCA

Manuel Muñoz Clares

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INDICE

El Castillo de Lorca Introducción I. Primeras noticias. La ciudad musulmana y su alcazaba II. Lorca, enclave estratégico castellano

II.1 Las torres Alfonsina y del Espolón II.2 La cuestión del poblamiento

II.2.1 La parroquia de San Clemente y la iglesia de la Virgendel Alcázar

II.2.2 Los nuevos pobladores II.2.3 Localización de la judería

III. El castillo durante los siglos XVI-XVIII III.1 Descripciones del castillo en el siglo XVIII

IV. Reactivación de la vida militar del castillo en el siglo XIX V. El siglo XX: propiedad, declaración monumental y últimas

actuaciones

Relación de ilustraciones

Vista de la torre Alfonsina y la muralla Porche de San Jorge Vista de la torre Alfonsina desde el interior del castillo Vista del castillo desde Murviedro Bóvedas de la torre Alfonsina Ventana de la torre Alfonsina y Porche de San Antonio Bóveda de la torre del Espolón Ruinas de la ermita de San Clemente Plano del castillo de Lucas de los Corrales Plano del castillo de Martínez de Lara: ciudad Plano del castillo de Martínez de Lara: torre Alfonsina Plano del castillo de J.J. Ordovás Plantas y alzados de las torres del castillo de J.J. Ordovás Plano del castillo de L:M. Balanzat Plano del castillo de J. Aparici Plano del castillo de T. Pizarro

Galería de imágenes

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EL CASTILLO DE LORCA1

Introducción

Si esta torre desapareciera, el aspecto de la población cambiaría, nos parecería queno era nuestra Lorca; desde todas partes se divisa su elevadísima y fuerte traza; antes decolumbrarse nuestras arboledas y pardo caserío, al pisar los límites de este valle, surge anuestra vista dorada por el sol, mojada por la lluvia u oscurecida por las sombras; ella hierela imaginación de los niños con su aspecto y sus leyendas; ella nos despide cuandomarchamos, nos recibe antes que nuestros familiares y amigos cuando volvemos, nosacompaña en toda ocasión recortándose solemne y fuerte en el espacio; y ella da el último,mudo y enigmático saludo al que abandona la vida.2 Estas palabras de Espín Rael (1875-1959), el que fuera cronista oficial y archivero honorario de Lorca, condensan, en cierto modo,

Vista de la torre Alfonsina y la muralla.

el sentir de las últimas generaciones de lorquinos hacia su castillo, intuyéndose en el fondo lainfluencia de un romanticismo tardío transmitido por las obras de los escritoresdecimonónicos de la localidad. Leyendas como La balsa de la reina mora, La conquista deLorca, La novia de Serón, La batalla de los Alporchones, La noche de San Clemente, o Lavenganza de Fajardo; poesías épicas del estilo de La toma de Overa o La hazaña de los 1 El presente trabajo es el resultado de la unión de los informes históricos hechos para Arqueotec, empresaencargada de llevar a cabo las dos primeras campañas de excavación en el castillo de Lorca con motivo de lasobras emprendidas por Lorca. Taller del Tiempo. Fue publicado en CLAVIS 3. Ed. Ayuntamiento de Lorca.Lorca 2003; pp. 9-80. No se contemplan en él las actuaciones arquitectónicas llevadas a cabo por Lorca. Tallerdel Tiempo y las destinadas al Parador.2 ESPÍN RAEL, J. "La torre Alfonsina y sus maestros alarifes". Almanaque de San José de Calasanz. Lorca1925; pp. 67-79.

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cuarenta; y obras de teatro cuyos títulos repetidos hacen mención a la conquista de la ciudady a los encuentros victoriosos de los lorquinos contra los musulmanes3, acabaron por recrearuna fantástica historia medieval de Lorca difícil de desarraigar de una población cuya culturamayoritaria estaba basada, hasta hace no tanto, en la transmisión oral. El telón de fondo deesta historia fabulosa fue casi siempre la inexpugnable fortaleza; y sus principales actores,extraídos de los sucesos más legendarios y heroicos, fueron mostrados como compendio devirtudes cívicas y como modelos a imitar en una sociedad finisecular que decae política,militar y socialmente. Perdido ya en la segunda mitad del siglo XIX cualquier atisbo de laefectividad militar que en el pasado pudo tener la fortaleza lorquina, la mirada de la gente deLorca, crecida al amparo de un castillo desmesurado, enigmático por su propia ruina y que yasólo podía ser considerado como vestigio monumental del pasado glorioso de un pueblo, sefue perdiendo en la recreación literaria hasta desenfocar totalmente la visión más real: unconjunto de edificaciones abandonadas a su suerte e inmersas en un proceso de deterioro casiimparable; alentado por la ignorancia destructiva de unos y la rapiña reutilizadora de otros.

Esa visión fabulada del pasado medieval de la ciudad, se afirmó aún más si cabe porestar en parte asentada sobre la densa historia del padre Morote, aparecida en 17414, queintrodujo no pocas distorsiones en el desarrollo posterior de la historiografía local. Es en esesentido como se pueden entender y disculpar, en buena medida, los errores cometidos porCánovas Cobeño al publicar en 1890 su Historia de Lorca5, en la que tienen cabida una partede los apócrifos episodios lorquinos que mejor calaron en el saber histórico popular. Laimagen de Lorca conquistada por un ejército al asalto, a cuyo frente estaba el infante Alfonso,contando con la estratagema de lanzar por un costado del monte cabras con antorchas en loscuernos y aprovechando la nube protectora mandada por la Virgen para ocultar el avance delas tropas cristianas, no es más que una muestra de la deformación que con el paso del tiemposufrieron unos hechos que en su desenvolvimiento fueron mucho más sencillos. A la tarea deescribir una historia lo más veraz posible, teniendo como única base la documentaciónconservada, se han ido incorporando las últimas generaciones de historiadores locales yregionales. La asimilación de esos nuevos parámetros históricos por el común de la poblaciónes aún una tarea apenas iniciada.

I. Primeras noticias. La ciudad musulmana y su alcazaba

Ya comienza a estar bastante claro el desarrollo histórico de la ciudad de Lorca desdeque se tienen noticias ciertas de ella a partir de ser citada en el texto del pacto de Tudmir,sobre todo con los últimos trabajos de traducción e interpretación de fuentes árabes y con laamplia y clarificadora bibliografía publicada sobre el período medieval cristiano. A pesar dela existencia de un buen número de trabajos en este sentido, todavía no se ha abordado demodo diacrónico y monográfico el estudio de la alcazaba musulmana y posterior fortalezacristiana que granjeó a Lorca la fama de enclave militar inexpugnable y de vital importanciaestratégica, cuyas construcciones aún hoy definen uno de los perfiles monumentales mássobresalientes de la ciudad. A este respecto sólo contamos con un texto de corte romántico -Castillo de Lorca. Ensayo descriptivo e Histórico6-, de casi nula información documental y

3 MOLINA MARTÍNEZ, J.L. La leyenda tardorromántica en la Región de Murcia (1871-1905). Imp. CayetanoMéndez. Lorca 1994.4 MOROTE PÉREZ-CHUECOS, P. Antigüedad y Blasones de la Ciudad de Lorca. Imp. López Mesnier. Murcia1741.5 CÁNOVAS COBEÑO, F. Historia de Lorca. Imp. El Noticiero. Lorca 1890.6 SAAVEDRA PÉREZ DE MECA, E. Castillo de Lorca. Ensayo descriptivo e Histórico. Imp. Imp. El Noticierode Lorca. Lorca 1890.

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con muchas apreciaciones subjetivas de tono sensiblero y patriótico, publicado por EulogioSaavedra en 1890, y con una Memoria Histórica sobre el Castillo de Lorca, realizada porMula Gómez e Ibáñez Vilches7, algo más rigurosa en lo histórico y con aportacionesbibliográficas y documentales de cierto interés, aunque muy parca en investigación dearchivo. Pero si es muy significativa esta carencia historiográfica, no lo es menos la causa quecreo la ha motivado: la inexistencia de un programa de actuaciones arqueológicas queaportara noticias sobre el propio enclave del castillo, y la sorprendente escasez de documentosescritos que nos hablen directamente de él, carencia que se advierte tanto en el ArchivoMunicipal de Lorca como en los archivos nacionales. Aun así, con las aportacionesbibliográficas surgidas en los últimos años relativas a las etapas musulmana y cristianabajomedieval de la ciudad, las noticias de archivo recogidas y la recopilación de un abundantematerial gráfico, voy a intentar trazar unas líneas generales que, de algún modo, sirvan deapoyo en la clarificación de la historia constructiva de todo el conjunto arquitectónico militarlorquino.

Por muy manido que parezca, es un hecho contrastado por las prospeccionesarqueológicas de superficie y resaltado continuamente por los historiadores, que la planicieque actualmente ocupa el castillo lorquino, sobre la Sierra del Caño, constituye uno de losdepósitos arqueológicos más ricos de toda la región de Murcia desde el punto de vista de suocupación por distintas culturas.8 Con toda seguridad, en el subsuelo del castillo permanecenocultos los restos materiales que confirman asentamientos desde el Eneolítico hasta épocamusulmana, pudiendo aportar su excavación con metodología arqueológica los datos precisospara delimitar, por ejemplo, la verdadera importancia de la Eliocroca romana o de la Lorcavisigoda, acerca de las cuales casi nada dicen las fuentes escritas.

Es muy arriesgado aventurar el primer momento en que el cerro de la Sierra del Cañocontó con alguna defensa murada, que muy poco tendría que ver con una construcción militarde envergadura tradicionalmente asociada con ese término. De lo que no parece quedar dudaya es de que hacia el siglo IX d.C., y a tenor de las informaciones que suministran geógrafos yescritores árabes, la ciudad era una de las más florecientes de toda esta zona levantina y debióde contar con una infraestructura militar suficientemente desarrollada. Veamos qué dice alrespecto el arabista Emilio Molina:9

Lorca, según el testimonio de las fuentes árabes, y sin que haya discrepancia oduda en la información transmitida, se cuenta como una de las ciudades (madinas) dereconocida importancia de la cora o provincia de Tudmir, compartiendo este elevadorango con otras del territorio como Orihuela, Mula, Cartagena y Murcia, defundación más reciente. Del mismo modo, la misma daba su nombre a un dilatadoterritorio circundante, el distrito (iqlim) de Lorca, entre los 13 o 15 en los que estabadividida la provincia, actuando como ciudad rectora de toda la unidad territorial ocomarca en la que quedaban incluidas tanto las tierras yermas como las cultivables,así como residencia de gobernadores y jefes militares.

7 MULA GÓMEZ, A.J.-IBÁÑEZ VILCHES, J.A. Memoria Histórica sobre el Castillo de Lorca. Trabajo inéditohecho para la Cámara de Comercio de Lorca en 1986, para servir como documentación para un concurso deideas convocado para la rehabilitación y promoción turística del castillo de Lorca.8 Para una valoración de conjunto desde el punto de vista arqueológico del cerro de la Sierra del Caño verRAMALLO ASENSIO, S. Itinerarios arqueológicos de la Región de Murcia. Ed. Universidad de Murcia.Murcia 1993; pp. 147-1559 MOLINA LÓPEZ, E. "La Lorca islámica. Algunos apuntes de historia política, geográfico-administrativa ysocio-económica". En Lorca Pasado y Presente. Aportaciones a la historia de la Región de Murcia. Ed. Aytº deLorca y CAM. Lorca 1990; tomo I, pp. 163-176.

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Pero hay algo más; una lectura reposada de las fuentes árabes podría aportarpruebas más que concluyentes para afirmar incluso que Lorca pudo haber sidodurante algún tiempo la capital de la cora de Tudmir, capitalidad compartida conOrihuela, antes de que lo fuera Murcia tras su fundación a mediados del siglo IX. Yesto es así no sólo porque lo afirmen las fuentes árabes expresamente, como al-cUdrí,entre otros: "Lorca es la ciudad capital (qacida) de la cora de Tudmir y residenciaoficial de los gobernadores y jefes militares", privilegio que mantuvo hasta el final dela guerra civil entre mudaríes y yemeníes, sino por el grado de urbanización, lasmúltiples funciones urbanas y la relativa importancia demográfica que lacaracterizaban y diferenciaban, en mucho, de otros núcleos. Lorca, insisto, fuedurante muchas décadas muy superior a las otras capitales, como Orihuela y Murcia,incluso un siglo después de que esta última fuera fundada.

Según el propio testimonio de las fuentes árabes, era de los escasos núcleos depoblación que contaban con un perfil urbanístico completo: hisn = castillo, residenciadel gobernador; macaquil = sistema de fortificación y alcazaba cercana y protegidapor sólidas murallas, rodeada y cercada además por un amplio recinto habitable (lamadina), cercado y murado también; con puertas de acceso al recinto, en cuyointerior se nos cuenta, por el testimonio valioso de las fuentes árabes, que habíavarias mezquitas, alcaicerías, baños, alhóndigas y zocos; incluso de estos últimossabemos de la existencia de dos: el suq-al-citr = mercado de las especias, y el suq al-rohadira = mercado de los tejidos, constituyendo así una importante fuente deingresos en la economía local. Es más, sabemos también de la existencia de arrabalesmurados junto a la madina. En suma, estaba dotada de todos y cada uno de loselementos urbanísticos y servicios públicos y administrativos para ostentar lacategoría de madina. Es por ello que los geógrafos árabes, tanto orientales comooccidentales, que la visitaron y de quienes tenemos noticias desde los siglos IX alXIII,... la describen así con muy leves variantes: "No vi nada más hermoso yespléndido que esta ciudad, importante y fortificada sobre la falda de la montaña, conmercados, mezquitas, baños, zocos, etc..., plena de riquezas naturales, abundancia defrutos, que en ninguna encontramos tan buenas y variadas por sus huertas y sus ríos.Es sin duda una de las tierras andalusíes más generosas. Y por lo que respecta a lainexpugnabilidad de su fortaleza, baste decir que ello es tan notorio y conocido que seha hecho proverbial.

Sin embargo, ese esplendor con el que es descrita la ciudad musulmana apenas dejórestos materiales, y si los hubo fueron literalmente barridos por las sucesivas remodelacioneso renovaciones de edificios públicos y privados y los importantes y continuados cambiosurbanísticos que iba a experimentar Lorca entre finales del siglo XV y las últimas décadas delXVIII. Los escasísimos restos que se pueden datar como pertenecientes al mundo musulmánlos están aportando las intervenciones arqueológicas realizadas tanto en el subsuelo delconvento de la Virgen de las Huertas, donde parece que pudo existir un palacio de épocacalifal, como en el casco histórico de la ciudad, habiéndose documentado en él, de momento,la zona del cementerio en la parroquia de Santiago, el barrio de los alfareros en San Pedro, ungrupo de casas del arrabal en la Plaza del Caño y restos de la muralla de la madina a lo largode la calle Cava. Con respecto a esa muralla, así como a la que rodearía el arrabal, MartínezRodríguez ha señalado que pudo construirse ya tardíamente, entre los siglos XI-XII, como

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respuesta a la inestabilidad política que siguió a la caída del califato con el establecimiento delos reinos de taifas.10

Porche de San Jorge. Sobre otros vestigios de etapa

musulmana sólo se puede especular,apuntándose la idea de que pertenezcan aese período histórico algunos trozos demuros encofrados en el castillo, losindicios de la planta de una torre que aúnson visibles en el lado del mediodía de latorre Alfonsina, alguno de los aljibes delcastillo y en la ciudad quizás el porche deSan Jorge, situado algo más arriba de lacalle Zapatería, en la actual parroquia deSan Juan, que se mantuvo en pie hasta losaños 40 del pasado siglo.11

II. Lorca, enclave estratégico castellano

Tanto del examen de lasedificaciones conservadas, como de losdocumentos que informan acerca delestado del castillo y las murallas de laciudad desde que Lorca pasa a serprotectorado de Castilla (1244), sedesprende una idea clara: la especialsituación fronteriza de Lorca, comoavanzada de Castilla frente a Granadadurante aproximadamente 250 años, fuefundamental para que los monarcas

castellanos se esforzaran en buscar las fórmulas más propicias encaminadas a repoblar laciudad y construir y mantener unas defensas militares acordes con la importancia del enclave.En este sentido basta con recordar el texto de uno de los primeros privilegios, y de los mássignificativos, concedido a Lorca por Alfonso X el 28 de marzo de 1257 dando a los vecinoscasas y heredamientos en la villa y en el alcázar: ... por sabor que he de poblar los alcaçareset la villa de Lorca de christianos que yo gane de moros... et porque ayan mas et valan masdo et otorgo a todos los christianos vezinos et moradores en los alcaçares et en la villa deLorca [...] casas mayores hy pobladas con sus cuerpos [...] todas cosas pora siempre

10 Las excavaciones en el convento de las Huertas y en el casco de la ciudad se han llevado a cabo en los últimosaños tanto por los arqueólogos municipales, Andrés Martínez y Juana Ponce, como por los aquellos contratadospor la Consejería de Cultura y Educación de la C.A.R.M. El resultado de estas excavaciones de urgencia quedarecogido en memorias de las que queda constancia en el Museo Arqueológico Municipal de Lorca. En cuanto ala excavación de un trozo de muralla correspondiente a la calle Cava, ver MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, A."Aproximación a la muralla medieval de la ciudad de Lorca." En Miscelánea Medieval Murciana. Ed.Universidad de Murcia, Vol. XVI 1990-91; pp. 211-233.11 Sobre el origen de alguno de los restos señalados ver MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, A. "Aportaciones a lasecuencia histórica de la ciudad de Lorca". En Lorca Pasado y Presente. Aportaciones a la historia de la Regiónde Murcia. Ed. Aytº de Lorca y CAM. Lorca 1990; tomo I, pp. 71-86.

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jamas.12 E igualmente significativo, aunque se trata de un rasgo generalizado en este tipo dedocumentos, es uno de los párrafos del Fuero de Lorca, otorgado en 1271 por el mismo reypara regir la actividad del Concejo: Otrossi mandamos que la obra de los muros se paguesiempre de las nuestras rendas.13 Pero además, entre ambas fechas se sitúa una amplia seriede privilegios, fundamentales para entender en su conjunto los primeros años de vida delincipiente concejo castellano, que tendían a ampliar el alfoz lorquino, a animar su comerciocon el establecimiento de feria franca, incitaban a la población a adentrarse en el Reino deGranada, prometiendo exenciones de derechos reales y concediendo a la ciudad aquellastierras y castillos que arrebatase a los musulmanes, y preveían incluso la ocupación de laciudad y las tierras de su entorno, de una forma digamos que más civilizada, autorizando lascompras que los cristianos hicieran a los musulmanes de sus casas y tierras.14

II.1 Las torres Alfonsina y del Espolón

Hasta la fecha no se conocen documentos que de una forma precisa y extensa hablensobre las nuevas construcciones o remodelaciones que se hicieron en la alcazaba musulmanatras pasar a poder de Castilla, desconociéndose también cómo era exactamente esa alcazaba.Sin embargo, sí ha pervivido la tradición de que la torre Alfonsina, la principal del castillo, ladel "homenaje", fue mandada levantar por el propio Alfonso X de quien tomó el nombre. Elobispo Pablo de Santa María, en su Relación cronológica de los señores que ovo en Españadesde que Noé salió del arca fasta don Johan el segundo escrita en la primera mitad del sigloXV, recoge esa atribución que quedó engastada en los siguientes versos:15

Aquel don Alfonso que por guerra estrañaEl regno de Murcia le fue sometido;Et despues que todo fue de él poseído,Facer mando en Lorca la torre Alfonsy,Et Siete Partidas de ley otrosiPor donde su regno fuese bien regido

No es poca la controversia creada en torno al inicio y finalización de las obras de lastorres Alfosina y del Espolón. Apuntados recientemente los paralelismos de las característicasconstructivas de la torre Alfonsina con otras torres del siglo XIII de fuera de la península16, lateoría más aceptada y difundida es, sin embargo, la que expuso Espín Rael en un artículopublicado en 192517 en el que concluía que si bien la torre se comenzó a levantar a comienzosde la segunda mitad del siglo XIII y estaba ya concluida a finales de esa centuria, fue en lasprimeras décadas del XV cuando se le dio su forma definitiva, la que hoy mantiene,adecuando el grosor de sus muros a la generalización del uso de la artillería en las guerras ysus consiguientes efectos devastadores. Los razonamientos de Espín se asentaban en trespuntos: a) en la presencia, junto a otros, del cantero Domingo Aparicio, al que se llama"maestro de la torre", en el tercer repartimiento de Lorca acabado en 1272, momento en que 12 Archivo Municipal de Lorca (en adelante A.M.L.). Pergaminos nº 3.13 A.M.L. Pergaminos nº 6.14 Ver para esa relación documental TORRES FONTES, J. Repartimiento de Lorca. Ed. Academia Alfonso X elSabio y Ayuntamiento de Lorca. Murcia 1977; Apéndice I.15 TORRES FONTES, J. - MUÑOZ BARBERÁN, M. Murcia reino de frontera. Castillos y torreones de laregión. Ed. Pedro Olivares. Alicante 1988; p. 47.16 La noticia de estos paralelismos con torres sirias realizadas por canteros centroeuropeos en época de lascruzadas me fue comunicada verbalmente por Andrés Martínez Rodríguez, arqueólogo municipal, a quienagradezco desde estas líneas la sugerencia.17 ESPÍN RAEL, J. "La torre Alfonsina…

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parece bastante probable que la torre se esté levantando; b) en la denominación de"Alfonsina", "Esperón" y "de Guillén Pérez de Pina" que Zurita da en sus Anales a las trestorres de la fortaleza que se entregaron a Jaime II a finales del año 1300, suponiendo con elloque se encontraban acabadas o muy adelantadas de obra, mereciendo el calificativo de talestorres; y c) a la información contenida en una real provisión de Juan II, dada en Guadalajara el4 de noviembre de 1412, por la que se le asigna salario de dos mil maravedíes a Pedro Yustede Monzón vecino de la dicha villa por el cargo que tiene de las labores de la dicha villa enhacer y labrar el castillo y la torre alfonsí y por el afán y trabajo que en ello tomaba. Elmismo documento menciona a Pero Gil de Briviesca, "maestro de las dichas labores", a quienel rey niega el salario que se pedía para él ya que vos el dicho concejo debéis satisfacer desalario razonable pues él trabaja en provecho común de esa dicha villa y de los vecinos deella.18 Parece ser que este "maestro" se ocupaba de las defensas muradas de lo quepropiamente era el núcleo urbano, competencia propia del Concejo a la que debían hacerfrente los regidores con sus propios y rentas, quedando el rey exento de la obligación de

Vista de la torre Alfonsina desde el interior del castillo.

participar económicamente en su construcción, a no ser que se acometiera un gasto de carácterextraordinario en todo el conjunto fortificado o que el Concejo solicitara una concesión realde rentas para sufragar obras necesarias para las que no disponía de dinero suficiente porcualquier motivo. Contiene finalmente ese mismo documento una información que resultaimportante y que copio a continuación: Otrosí que en lo que me enviasteis decir que en lacomarca de esa dicha villa hay mengua de maestros de las dichas labores y que no hay sinouno que labraba en las labores de Caravaca y Aledo y que no lo podéis ahí detener diciendoque no le dan ahí tanto en esa dicha villa como le daban en Aledo y Caravaca e pedís por

18 A.M.L. Libro II copiador de privilegios, fol. 238. Cuando se habla en este documento de Pero Gil deBriviesca, no queda claro por la grafía que se trate de un "maestro" de las obras, pero ante la duda se harespetado la transcripción hecha por Espín Rael.

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merced que le mande dar tanto de jornal como le dan en las dichas labores de Caravaca y deAledo, sabed que yo enviaré a mandar al concejo de la dicha ciudad de Murcia que vos denmaestros los que necesarios e menester hubiereis para las dichas labores que yo mandohacer en esta dicha villa.

Hilado el razonamiento con el apoyo de esos datos, la teoría de Espín sobre el"recrecimiento" parece tener cierto sentido por los casi 150 años que separan a DomingoAparicio de Pero Yuste de Monzón, siempre que no se estime posible el que los trabajos parasu construcción ocuparan tan enorme lapso de tiempo. Pero Yuste es el último maestro de latorre documentado y al que el rey destina un complemento salarial en razón de sus trabajos enel castillo y en la torre Alfonsina, lo que podría indicar una cierta obligación real de contribuira los gastos generados en lo que era denominado el "alcázar" del castillo, esto es, la torreAlfonsina con el patio de armas murado en su entorno y, por extensión, la torre del Espolón,ésta ya sin ningún tipo de cerco amurallado. Espín pretendía hacer un artículo de divulgacióncon cierto rigor histórico y por ello sólo incluyó aquellos documentos que le parecieron mássignificativos. Pero para tener una visión más amplia de la marcha de las obras defortificación del castillo, la ciudad y el término, y teniendo en cuenta lo ya citado, repasemosla siguiente relación cronológica de noticias sacadas de documentos y de nuevas aportacionesbibliográficas:

1295-agosto-5. Fernando IV concede el sietmo de las cabalgadas a Lorca para elreparo y mantenimiento de castillo, murallas y torres. ... et este sietmo les do para lasmis lavores de los muros e de las torres de la villa de Lorca por quanto tiempo yotovier por bien que lo ayan... Et ellos que sean tenudos de meter los moravedis quemontaren el sietmo que les yo do en las lavores del castiello et de las torres de y de lavilla con recabdo.19

1303. Cercada la ciudad de Lorca por Jaime II desde 1296, capituló finalmente ante elrey de Aragón, por la falta de ayuda de Castilla, a finales de 1300. Con respecto a susituación fronteriza relacionada con las expectativas de los aragoneses, escribeJiménez Alcázar lo siguiente: La estructuración defensiva de la frontera aragonesacon Granada en la zona murciana repetía el sistema castellano, fundamentándose endos puntos principales: el eje Cehegín-Caravaca al Norte, y Lorca dominando el granvalle de acceso al Levante. El mantenimiento de este esquema defensivo era inevitabley fue llevado a cabo de forma inmediata, habida cuenta que se prolongaba la guerracon Castilla y que se quiso invertir en infraestructuras defensivas y guarnición deLorca, compuesta en 1303 por cien hombres. En ese mismo año, y coincidiendo con lapresencia constante en la villa de Pedro de Monteagudo, Procurador General delReino, lo que demuestra la importancia estratégica de la plaza, se alude a lanecesidad de realizar dos grandes obras en el recinto de la fortaleza, en concreto dosaljibes en las torres Alfonsina y Espolón.20

19 A.M.L. Libro II copiador de privilegios, fol. 25.20 JIMÉNEZ ALCÁZAR, J.F. "La frontera occidental del reino de Murcia en el contexto de la intervenciónaragonesa: defensa y repoblación (1270-1340)." En actas del congreso internacional Jaime II 700 años después.Anales de la Universidad de Alicante, nº 11. Alicante 1996-97; p. 237.

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1304-noviembre-21. En el testimonio de la entrega del alcázar de Lorca a D. Juan deOsorez, en nombre del rey de Castilla, por Guillén de Pertusa, en nombre del deAragón, se citan tres torres: ... la torre Alfonsina, la torre dicha del Sperón, la torre de[...] Guillén Pereç de Pertusa con todas las llaves... Todos los autores coinciden enpensar que se trata de la de Guillén Pérez de Pina, y que el ponerle "Pertusa" no fuesino una equivocación del amanuense.21

1305-marzo-20. Fernando IV concede a Lorca todas las rentas reales para las laboresde torres, adarves y muros. "... por facer bien et merced al conçejo de Lorca et porqueel alcaçar et la villa sea mejor guardado pora mio serviçio, do et otorgo et conffirmolesque ayan pora las lavores de las torres et de los adarves del alcaçar et de la villa todasquantas rentas yo y en Lorca por qualquier manera que yo las oviesse de aver, assicommo las ovieron fasta aquí et usaron dellas."22

1336. El arzobispo de Tarragona concede indulgencia para que durante cinco años sepueda pedir limosna en su jurisdicción con destino a la reparación de las defensas deLorca, haciendo mención expresa de torres, barbacanas y adarves.23

1352-septiembre-22. El obispo de Cartagena concede permiso para poder pedirdurante un año limosnas por todas las iglesias de la diócesis, excepto en la catedral deMurcia, para reparar con ellas las torres y atalayas del campo de Lorca por el peligrode los ataques de los moros y en atención a la gran pobreza en que estaban el concejoy vecinos del lugar de Lorca.24

1464-julio? Muy virtuoso señor comendador. El Concejo, … Hacemos vos señor saberque el rey nuestro señor los días pasados nos hubo librado para la labor del castillo yadarves de esta ciudad setenta y cinco mil maravedís. Y con los libramientos fue elrecaudador Juan de Córdoba por nos requerido aceptase y aceptando nos diese ypagase los dichos maravedís pues que por el señor rey eran librados y en lasalcavalas de esta ciudad eran situados. Y a él placíale luego aceptar, empero eragrande el cohecho que de los dichos maravedís nos pedía en manera que no era bienni honesto así pasase. Porque nos fuimos por entonces movidos aquellos maravedísembargar, allá enviamos el testimonio de cómo aquél fue requerido. De mucha graciavos pedimos se mande dar sobrecarta porque esos maravedís hayamos para estaslabores que son bien necesarias, especialmente las del castillo, …25

21 CODOM, II, 167.22 A.M.L. Libro I copiador de privilegios, fol. 25.23 A.M.L. Pergaminos nº 36.24 A.M.L. Pergaminos nº 37.25 A.M.L. Cartulario 1463-64.

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Un par de cosas llaman de inmediato la atención. La primera es la preocupaciónconstante por la construcción y mantenimiento de las defensas del castillo y la ciudad, y lacita expresa que se hace de las torres del alcázar hasta incluso los primeros años del sigloXIV. Esa cita sólo vuelve a aparecer puntualmente en 1412, desapareciendo en el resto de ladocumentación en la que se alude sólo a los muros, adarves y torres que protegen el caserío yque cercan el castillo, así como a las torres menores y atalayas del campo lorquino y Sierra deAlmenara, que constituían un vasto sistema de aviso a la fortaleza principal en caso deincursiones terrestres o marítimas, a la vez que de defensa de las pocas alquerías quequedaban en el alfoz lorquino. La propia denominación de la sierra (almenara = fuego que seenciende en las torres o atalayas para dar aviso de un peligro) declara la función que tenían lastorres situadas sobre ella.

La segunda la aporta el artículo de Jiménez Alcázar que da cuenta del mandato delprocurador general del reino de Aragón, dado en 1303, para que se construyeran dos aljibes"en las torres Alfonsina y Espolón". El dato es sorprendente tanto por el tipo de obra comopor lo tardío de la fecha, ya que lo que se supone y es aceptado comúnmente es que en estosaños ambas torres estarían levantadas enteramente o a punto de concluirse. Y es sobre todoverdaderamente extraño con respecto a la torre del Espolón, ya que ésta desde el mismomomento de su construcción ha dispuesto de un aljibe en sus cimientos que ocupa todo elperímetro del edificio.

La falta de otros datos para contrastar esta noticia de los aljibes -que posiblemente sepuedan encontrar en documentos del Archivo de la Corona de Aragón- obliga a tomar elasunto con las precauciones necesarias, pero no por ello se ha de descartar un brevecomentario de aquellos supuestos que la mencionada noticia sugiere de modo más directo. Elprimero es que la importante inversión que se iba a acometer no llegara a realizarse nunca, yaque a poco de más de un año de ser mandada, y en cumplimiento de la sentencia de Torrellas,la ciudad y el castillo de Lorca volvieron a manos de la Corona de Castilla. En segundo lugar,se puede aceptar otro supuesto que admitiera la posibilidad de que las torres ya estuvieranconstruidas, tal y como las conocemos hoy, y que el mandato de esas importantes obras, comolas califica el autor del trabajo, estuviera relacionado con la dotación de aljibes para lossectores de la extensa planicie del castillo que correspondía controlar a cada una de las torres,o sea, partiendo de la línea defensiva constituida por el espaldón central que divide elperímetro murado en dos, un aljibe correspondería al lado Este y otro al Oeste, ya que seríaabsurdo pensar que se mandara hacer un aljibe que ya estaba hecho (el de la torre delEspolón), o que lo que se mandara fuera excavar los cimientos de las torres para construir losdepósitos, con el consiguiente peligro de derrumbe y el inconveniente de que lasconducciones de captación de agua tuvieran que ser situadas al aire, ya que resultaríaimposible embutirlas en el muro. En caso de haberse realizado esas dos obras en ambossectores de las torres, podrían identificarse con las aún existentes: el gran aljibe de una solanave situado hacia el Oeste, cerca de la batería de cañones, y el compuesto por ocho navescomunicadas, situado en el sector de la torre Alfonsina y pegado al muro Norte. Aunquepudiera tener cierta lógica, esta suposición parece bastante improbable.

Una tercera suposición es que las obras de ambas torres estuvieran apenas iniciadas,siendo lógico que se mandara entonces la construcción de los aljibes. Ésto no termina deencajar muy bien con la presencia en Lorca de Domingo Aparicio, "maestro de la torre",citado en el repartimiento de 1272, al que el rey da tierras en Lorca para asentarlo en laciudad. No solían hacerse este tipo de concesiones reales a los que sólo eran mantenedores deun edificio, por lo que se ha de admitir que él fue el que planificó y comenzó a construir al

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menos la torre Alfonsina, aunque no se puede precisar si se trataba de la misma torre que hoyestá levantada, y en caso de ser ésta, también es imposible aseverar la rapidez con que seejecutaban las obras de cantería y mampostería y el estado en que se encontraban a comienzosdel siglo XIV. Finalmente, otra posibilidad sería la de admitir que ninguna de las dos torresmencionadas tenían aún la forma que hoy vemos, que se construyeron esos dos aljibes anejosa ellas y que de ellos no ha quedado resto alguno. Aun dentro de lo posible, esta suposición esla que menos consistencia presenta, ya que dos grandes aljibes construidos no seríandespreciados o no se arruinarían sin dejar rastro.

De todo este cúmulo de casos posibles y teniendo como base los documentosconocidos, lo más lógico es extraer las siguientes conclusiones: a) la inminente sentencia deTorrellas suspendería cualquier deseo aragonés de invertir fuertes sumas en el castillolorquino, no realizándose finalmente los aljibes proyectados; y b) las torres principales de élse encontraban en fase de construcción a comienzos del siglo XIV, prolongándose la obradurante toda esa centuria para concluir a comienzos del XV, ya que en esa larga secuencia deaños hay referencias a los maestros constructores y a las rentas reales destinadas a tal fin. Eneste sentido encajarían perfectamente tanto el salario asignado por el rey a Pero Yuste deMonzón en 1412 como el privilegio de Fernando IV de 1305, recién reingresada la ciudad enla jurisdicción castellana, concediendo a Lorca las rentas reales con destino a las lavores delas torres et de los adarves del alcaçar et de la villa. La alusión a las torres del alcázar pareceapuntar a las dos principales del castillo antes que a las que se levantan a trechos en elperímetro amurallado que posiblemente no existiera en esa época con la extensión con la quehoy lo conocemos.

La sospecha de que las torres pudieran estar construyéndose en el siglo XIV no esnovedosa. Ya fue insinuada por González Simancas en su conocido Catálogo...26, aunque escierto que con una notable ambigüedad. En la mencionada obra, y bajo el epígrafe "Castillo yrecinto de la plaza", hace mención su autor a la fortaleza de Lorca como una de las másperfectas de "tipo feudal" que ha visto, ya que su compartimentación permite una defensaeficaz de las diferentes partes en que está dividido. En cuanto a la muralla, tanto por la formacilíndrica y cuadrada de las torres como por el tipo de construcción (argamasa con refuerzosde mampostería desigual) le recuerdan en algo al castillo de la Concepción de Cartagena. Citados puertas: la tradicional de entrada, que dice es de construcción moderna, y la del Pescado,que habiendo sido tapiada y terraplenada, sólo conserva la bóveda de ladrillo que es deforma de cañón seguido.

Identifica dos recintos principales en donde se encuentran las torres Alfonsina y delEspolón, señalando que le parecen del XVIII todas las construcciones que rodean a estaúltima torre (refiriéndose a la batería de cañones de la explanada). Con respecto a laAlfonsina, cita el famoso texto del obispo de Cartagena Pablo de Santa María (El fijo de esteen discordia elegido …) para señalar el inicio de su construcción. Destaca la severidad detodo el conjunto de la torre del homenaje y al hablar de las cabezas humanas que decoran lasesquinas hace un paralelismo con las torres persas. Describe el interior a grandes rasgosindicando la presencia de bóvedas esquifadas y separadas por arcos transversales apuntadosque apoyan en ménsulas prismáticas decoradas con boceles horizontales de perfil angrelado;la iluminación a través de ventanas aspilleradas para los dos cuerpos inferiores y "tres"ventanas de arco apuntado -no considera la de la escalera- en el tercer piso con restos de haber 26 GONZÁLEZ SIMANCAS, M. Catálogo Monumental de la Provincia de Murcia. Edición Facsímil de laredacción original de 1905-7. Ed. Colegio Oficial de Arquitectos, Murcia 1997.

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tenido tracerías de arcos gemelos y parteluces. Concluye atribuyendo la obra a finales delsiglo XIII y lanzando la idea de que quizás participarían en ella maestros y manobresmudéjares que serían los ejecutores de las bóvedas de ladrillo y las ménsulas de estilocordobés.

Con respecto a la torre del Espolón, le parece del mismo tiempo que la Alfonsina,tanto por su forma como por el tipo de construcción y la existencia de las mismas cabezasdecorando las esquinas. Describe el interior destacando el gusto orientalizante de su escasadecoración y compara las marcas de cantería halladas en esta torre y en la Alfonsina,encontrando correspondencia en cuatro de ellas. Como cierre del texto plantea unasconclusiones -parecen más interrogantes- que se pueden resumir así: 1) simultaneidad de lasobras de ambas torres lorquinas y quizás la presencia en ellas de los canteros que trabajan enel castillo de la Concepción de Cartagena, invocando nuevamente la coincidencia de marcasde cantería; 2) a favor de esa simultaneidad aporta similitudes constructivas y el paralelismode los arcos de sendas entradas en cuya traza encuentra el mismo defecto de hacer verticaleslas juntas de la clave; 3) su impresión última, con respecto a los elementos decorativos de lastorres, es la de hallarse ante un estilo francamente ojival que podría retrasar algo la cronologíade las obras situándola ya en el siglo XIV.

Vista del castillo desde Murviedro.

Aunque tanto la torre Alfonsina como la del Espolón no presentan ningún cambiobrusco en su fábrica, haciendo suponer este hecho que fueron construidas de modoininterrumpido y en un período de tiempo no excesivamente largo, algunos detalles puedenindicar algo distinto. Parece no haber duda en que el diseño general de ambas torrescorresponde a la segunda mitad del siglo XIII, en que éste se siguió fielmente mientras duró laconstrucción y en que sólo es posible pensar que sufriera alteraciones de carácter decorativo.Así lo hace pensar la tercera planta de la torre Alfonsina, que se abre al exterior no a través desaeteras, como en los cuerpos inferiores, sino mediante cuatro amplios ventanales. Lamonumentalidad de ambos edificios -sobre todo la torre Alfonsina- no tiene comparación con

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ningún otro de nuestra región, sugiriendo que en su construcción debieron de emplearsegrandes cantidades de dinero que procedían, únicamente, de la Corona castellana, ya que todoindica que el Concejo sólo estaba obligado a construir las murallas, puertas y torres queguarnecieran a la ciudad. Y aún en esto el rey debió aportar rentas para favorecer la defensadel importante enclave fronterizo en momentos de necesidad y urgencia, sobre todo enaquellos en que las paces o treguas con los nazaríes no garantizaban el rompimiento dehostilidades de forma unilateral. Las aportaciones extraordinarias que el Concejo solicitabapara la construcción del perímetro amurallado de la ciudad y la puesta a punto del sistema deatalayas, son especialmente evidentes en la primera mitad del siglo XIV -cuando incluso laIglesia participa permitiendo que se recogieran limosnas con destino a esas obras- y en elúltimo tercio del XV. El primer período señalado coincide con dos hechos relevantes: elpredominio murciano de la familia Manuel (don Juan Manuel, sobrino de Alfonso X, y su hijoFernando Manuel ocuparán sucesivamente el adelantamiento mayor del reino, mientras que laalcaidía del castillo de Lorca estará en manos de dos personajes de igual nombre, SanchoManuel, hermanastro e hijo ilegítimo, respectivamente, de don Juan Manuel) y la activaciónde las hostilidades de la frontera con dos encuentros de armas consecutivos e importantes enlos que participan los lorquinos -la batalla del río Salado (Cádiz), en 1340, y la de Velillas, en1341-. El segundo período citado está en relación directa con la posibilidad de que la Coronade Castilla lanzara una ofensiva generalizada sobre el sector oriental del debilitado Reino deGranada, posibilidad que se ve confirmada casi inmediatamente con las campañas de 1488.27

La propia magnitud de la torre Alfonsina y su elevado coste, añadido a la construcciónde otra torre en el espolón y de las necesarias defensas de los perímetros del castillo y laciudad, obligan a pensar en unas obras cuya ejecución se dilataría en el tiempo durante unperíodo superior al que siempre se ha estimado. Esa dilación pudo verse favorecida inclusopor etapas de inestabilidad política, de despoblamiento del término y de la propia ciudaddebido a la inseguridad de la zona y al azote de enfermedades epidémicas, así como de crisisde subsistencia provocadas por causas climatológicas adversas. La extraordinaria igualdad dela piedra utilizada en ambas torres, tanto en las cadenas de las esquinas como en los sillares delos paramentos, no es obstáculo alguno para aceptar una extensión en el tiempo de las obras,puesto que Lorca dispone en sus cercanías de varias canteras que comenzaron a explotarse enesta época y que continuaban activas aún en los siglos XVII y XVIII (tales como las deMurviedro, del Río, del Estrecho de Puentes, etc). A este respecto se pueden citar comoejemplo dos obras locales, perfectamente documentadas, que presentan esa igualdadconstructiva de sillares a pesar del tiempo que tardaron en ser terminadas totalmente: elAyuntamiento, cuyas dos arcadas laterales están separadas por unos 60 años en cuanto a suconstrucción; y la Colegiata de San Patricio, cuyas dos portadas principales están separadaspor 100 años, siendo la que da a la Plaza Mayor de finales de la década de 1590 y la mayor ymás monumental de 1710.

El tipo de bóvedas de ladrillo empleadas en la torre Alfonsina varían entre la primeraplanta y las dos restantes. Si bien todas las bóvedas son esquifadas, o de paños, la totalidad delas que hay en la planta baja se plantean cruzando diagonalmente dos bóvedas de cañón sobrecada uno de los tramos a cubrir, resultando de ello una planificación individual para cada 27 Sobre la Lorca fronteriza existe una abundante cantidad de trabajos e incluso las actas de un congresointernacional que en distintas mesas abordó los aspectos más sobresalientes de este fenómeno. Pero el trabajomás completo que existe al respecto es la tesis doctoral del profesor de la Universidad de Murcia Juan FranciscoJiménez Alcázar publicada en dos volúmenes: Lorca: Ciudad y término (ss. XIII-XVI). Real Academia AlfonsoX el Sabio. Murcia 1994; y Un Concejo de Castilla en la frontera de Granada: Lorca 1460-1521. Ed.Universidad de Granada y Ayuntamiento de Lorca. Granada 1997. A ambos textos es obligado remitirse paraconocer cualquier parcela de la historia de la ciudad en la etapa bajomedieval.

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tramo cubierto. Los paños resultantes son romboidales, resueltos a modo de pechinas en laparte más baja de cada esquina, y dibujan unos ejes perpendiculares a los lados del espacioque se cubre, ya sea cuadrado o rectangular. En las dos plantas superiores este tipo de bóvedaqueda relegada a los espacios más pequeños que generan los lados menores del pilar central,haciendo un planteamiento general para los otros espacios cuyas bóvedas esquifadas resultanmás características siendo el resultado del cruce perpendicular de dos bóvedas de cañón sobreunos apoyos continuos. Los paños así creados son triangulares y de aristas entrantes, pero alsustentarse sobre arcos apuntados y sobre el muro, y para darles mayor estabilidad, losángulos inferiores también se prolongan hacia abajo hasta encontrarse en las respectivasménsulas de apoyo de los arcos que separan cada tramo de bóveda.

Los tres tipos de bóveda esquifada existentes en la torre Alfonsina: la de menor tamaño que cubre los espaciosmenores que genera el machón central en los lados Este y Oeste; la utilizada en el piso inferior de paños

romboidales; y la utilizada en los restante pisos.

Algunos detalles constructivos avalan la idea de un plan de obra trazado en la segundamitad del siglo XIII que sería seguido minuciosamente hasta la finalización de la torre, peroadmitiendo pequeñas variaciones estéticas que para nada afectaban a la estructura general. Loque mejor indica que la obra iba a ser dilatada en el tiempo es el modo en quepresumiblemente la torre Alfonsina sustituyó a la estructura principal del alcázar musulmán,de la que no se puede precisar si era realmente una torre. De ésta quedan restos de un muroesquinado en el lado del mediodía y otro vestigio más, de iguales características, que asomaen el interior de la planta baja de la torre Alfonsina, siendo este último utilizado para acotarun espacio interior en una esquina de esa planta que lo más probable es que contuviera en susubsuelo un aljibe. Ese modo de pisar una obra nueva a otra anterior no se puede deber másque a una razón: la torre Alfonsina se comenzó a construir sin derribar la estructura que yaexistía, debido a que ésta seguiría siendo el referente de seguridad de la ciudadela del castillomientras que no estuvieran suficientemente levantados los muros de la primera planta de lanueva torre, e incluso que fueran habitables los espacios interiores de su cuerpo bajo.Conforme se fuera cerrando el perímetro de esa nueva torre, se irían derribando los trozos demuro de la estructura existente que quedaban en su interior y que no se iban a utilizar. Elempleo de los dos tipos de bóveda esquifada antes mencionados responden, pues, a la maneraen que se iba a construir la torre. El tipo de bóveda de la planta baja no necesita para susustentación más apoyos que los de los muros y arcos que cubre, permitiendo por tanto

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construir crujías independientes que por yuxtaposición formaron todo el corredor de la plantabaja en torno al pilar central. En la plantas superiores esta clase de bóveda sólo se mantuvopara cubrir los espacios menores situados en los lados Este y Oeste del pilar central, que sonrealmente los únicos independientes. Los lados mayores de ese pilar -Norte y Sur- seconcibieron como un espacio corrido y se construyeron con el segundo tipo de bóveda queutiliza también como apoyo las crujías colindantes. La regularización del espacio llevóaparejada además una decoración uniforme de las ménsulas de los arcos. Mientras en la plantaprimera el número de rollos labrados en las ménsulas parece variar a capricho del cantero, enlas plantas segunda y tercera estos detalles decorativos se vuelven extraordinariamenteconstantes, labrándose siempre cuatro boceles.

Ese muro esquinado del exterior, situado al mediodía, al que antes se ha hechoreferencia, quizás forme parte del último tramo derribado de la primitiva estructura y no fueplenamente arrasado porque debió de servir como sostén de la tierra que iba a colmatar elpequeño espacio que quedó entre la pared de la torre y la muralla, constituyendo uno de losadarves de la plaza de armas. La reciente excavación arqueológica en esta pequeña zona,donde se hizo una zanja para pasar unos cables del sistema de iluminación del castillo, aportóunos materiales cerámicos datables en los siglos XIII y XIV28, lo que confirma que fue en esaúltima centuria cuando se colmataría definitivamente ese espacio para ser utilizado comoadarve. La torre, en esa última fecha, ya habría alcanzado una altura y habitabilidadsuficientes como para prescindir de la antigua construcción. Conviene ahora recordar que en1305 Fernando IV daba rentas para las torres y murallas del alcázar y la villa y que es en losveinte años finales de la primera mitad del XIV cuando se advierte un interés muy acusadopor completar el sistema de atalayas del campo y cuando la alcaidía del castillo lorquino estáen manos de la familia Manuel, descendientes directos del rey Sabio. El que se estuvieraninvirtiendo dineros en otros aspectos de la defensa puede indicar que el principal recintodefensivo, el núcleo del alcázar cristiano, o estaba concluido o suficientemente avanzadocomo para poder despreocuparse un tanto de él.

Con lo expuesto hasta ahora, se pueden asentar otro par de ideas. El alzado de la torreAlfonsina apenas presenta talud, produciéndose un desplome de los muros hacia el eje centralapenas perceptible a simple vista. Si la torre hubiera sido rehecha o forrada en su exterior acomienzos del siglo XV, cuando ya estaba generalizado el uso de la artillería, el forro hubieradejado alguna huella constructiva visible y sus muros habrían adquirido una inclinación haciadentro más notoria. La sola contemplación de la escalera, embutida en un muro que guarda lamisma proporción en los cuatro lados de la torre, invita a pensar en un planteamiento unitario,originado en el siglo XIII, antes que en reformas generales practicadas en el XV que son muydifíciles de justificar. Si admitiésemos la teoría del recrecimiento del siglo XV, ¿por qué no sele dio más base al muro para permitir un mayor talud?; o bien, ¿en qué parte de la torreoriginaria se situaría el acceso a los cuerpos superiores y cómo es que no hay huella alguna deél? Como éstas se pueden plantear muchas preguntas que no resuelve la teoría delrecrecimiento. Sin embargo sí cuadra bien que fuera a comienzos del XV cuando seemprendieron lo trabajos definitivos para acabar la obra, labrándose entonces el tercer cuerpocon las cuatro ventanas de arcos apuntados que iluminan extraordinariamente la plantasuperior, dándole un aspecto menos lóbrego con respecto a las otras. Si observamos condetenimiento la cara del mediodía de la torre, se puede apreciar sin dificultad un rejunteado desillares correspondiente al tercer piso que es bastante diferente del que presenta el resto de laobra. Algo parecido ocurre en las otras caras pero con menor intensidad.

28 De nuevo he de agradecer a Andrés Martínez Rodríguez la comunicación verbal que me hizo de estos datos.

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Otro detalle más puede resultar significativo. Las cuatro ventanas de la torre Alfonsinaestán enmarcadas por un alfiz que en su interior contiene un gran arco apuntado en cuyointradós se dobla con otro algo más retranqueado. Bajo este último se encuentra otro arcoapuntado más, ya muy rebajado, que daba paso a un doble arco de estilo gótico, no se sabe sicon algo de tracería, sustentado en un parteluz. Esta última decoración desapareció hace yamuchísimos años. Los boceles que recorren los dos arcos apuntados de mayor dimensión se

Una de las ventanas del segundo cuerpo de la torre Alfonsina y detalle de la Puerta de San Antonio.

resuelven a cada lado del arco en sendos fustes lisos de columnillas decorativas, cuyo capiteles una moldura cuadrada que se extiende perpendicularmente al alfiz quebrándose en su perfilpara adaptarse a los sucesivos retranqueos de los arcos. Ese modo de solucionardecorativamente el vano es idéntico en su estructura al utilizado en la puerta del Porche deSan Antonio, aunque varían lógicamente los motivos decorativos añadidos en ésta (pequeñoscapiteles y motivos geométricos adornando la cara externa de los arcos). Este porche se sueledatar en el siglo XIV. Y las preguntas son obvias: ¿cabe pensar que fueron dos manosdiferentes las que labraron la puerta del Porche de San Antonio y las ventanas de la torre

Alfonsina?; y si la estructura es idéntica, ¿cabría admitir queentre una y otra median cien años? Todo parece indicar quelos canteros que trabajaron en esas ventanas también lohicieron en la que era entonces una de las principales puertasde acceso a la ciudad.

Con respecto a la torre del Espolón, su propiatipología y las marcas de cantero coincidentes con lasencontradas en los cuerpos superiores de la torre Alfonsinaya hicieron pensar a González Simancas en una cronologíamás avanzada, así como en la construcción simultánea deambos edificios. Las más reducidas dimensiones de la delEspolón permitieron el empleo de técnicas constructivasdiferentes a las que se usaron en la Alfonsina. Se planteó en

Tipo de bóveda de cruceríautilizado en la torre del Espolón.

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esta torre un aljibe ocupando todo el perímetro de la base, y la cubierta del espacio cuadradode sus dos cuerpos superpuestos se realizó con sendas bóvedas de crucería simple, con losnervios labrados en piedra y sus plementos con ladrillos colocados de canto. A lascaracterísticas de la decoración de sus capiteles ya se hizo referencia antes al citar el texto deGonzález Simancas. Esta torre parece que no tuvo ningún precedente anterior, ya que lo queposiblemente hubiera en esta zona sería un complejo fortificado con muros que protegían unade las entradas al recinto del castillo, la denominada "puerta falsa".

La idea general que animó la construcción de estas dos torres parece no ofrecer dudas.En primer lugar, la torre Alfonsina, la principal del castillo, también llamada del homenaje,tiene algo de esa "arquitectura de apariencias" de la que habla Cooper al tratar sobre loscastillos señoriales. Su sola presencia intimida y es además, por su solidez, un eficaz segurode vida para personajes relevantes de la política y la milicia de entonces que podríanrefugiarse en ella en momentos de verdadero peligro. Sobre esta torre, como símbolo, basaronsu poder algunos alcaides famosos del castillo (tales como Alonso Fajardo, el Bravo o elMalo) y también los adelantados del reino murciano (quizás los más interesantes a esterespecto sean don Juan Manuel y Pedro Fajardo). Pero esta torre con su plaza de armas dabatambién protección a toda la zona del Alcalá, esto es, la parte más oriental de la fortaleza,lugar poblado desde la misma reconquista donde Morote sitúa el primitivo convento de laMerced, Veas Arteseros29 el barrio judío -una hipótesis que se ha visto confirmada por lasrecientes excavaciones arqueológicas, aunque con alguna variación que se comentará en suepígrafe correspondiente-, y donde es seguro que estaban la parroquia de San Clemente,después convertida en ermita aunque conservando tal título, y las casas de los pobladorescristianos del alcázar. Éstos recibieron en los repartimientos mercedes de tierra en la huerta deLorca por el solo hecho de habitar sitio tan escarpado y estar expuestos a los peligros de unaguerra al ser objeto principal de un posible asalto. Estaban así mismo exentos de pagar pechosal Concejo y sólo tenían como contrapartida participar en las velas y rondas que ordenara elalcaide del castillo. En esta zona, hacia el Norte, se situaba, y aún existe cegada, la principalpuerta de acceso al recinto amurallado, y para guardarla mejor se construyó sobre unmontículo rocoso frontero la que siempre se ha conocido como torre de Guillén Pérez de Pina.Sus restos son hoy prácticamente inapreciables. En este sector se localizan la casi totalidad delos aljibes con que cuenta el castillo lorquino, incluyendo el mayor de todos formado por ochonaves unidas. Esta zona habitada tenía su límite en el complejo defensivo del espaldón quecortaba la planicie del castillo en dos, partiendo desde la ciudadela en dirección Norte.

La defensa del sector occidental del castillo quedaba encomendada a la torre delEspolón, que controlaba directamente la ya nombrada "puerta falsa", que comunicaba elespolón con la balsa de los pilones, todo el terreno que se extendía ante ella y una tercerapuerta del castillo en el lado de mediodía, de la que más adelante se hablará, que tambiéntenía situado en su frente un torreón de pequeñas dimensiones, igualmente colocado sobre unpromontorio rocoso, para dar cobertura defensiva a la entrada.

Con respecto a todo el perímetro fortificado, de época musulmana no parecen quedarmás que restos en las zonas Norte y Oeste, y el gran lienzo de muralla conocido como elespaldón en la zona central del castillo. Mientras no se realicen estudios pormenorizados, ladatación de este perímetro de muralla es bastante incierta, aunque se puede aventurar queexisten tramos pertenecientes a los siglos XIII y XIV, que hay una actuación importante entorno a la torre Alfonsina a comienzos del XV y que posiblemente todos los muros fueron 29 VEAS ARTESEROS, F. de A. Los judíos en Lorca en la Baja Edad Media. Academia Alfonso X el Sabio.Murcia 1992.

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puestos a punto antes de iniciarse las campañas granadinas de 1488.30 Cada fase constructivao de reparación era inmediatamente anterior o posterior a una actuación similar en el circuitode murallas urbanas. Pero serían las reformas de comienzos del XIX, preparando el castillopara su utilización como base en la guerra contra los franceses, las que dejaron un profundahuella en las cercanías de la torre del Espolón, en la propia plaza de armas de la torreAlfonsina y en el espacio que se extiende ante ella en dirección Este.

Con la misma inseguridad cronológica, en lo referente al período bajomedieval, sedeben abordar las dataciones de los diferentes aljibes con que cuenta el castillo. Pero en estecaso sí se puede asegurar algo: por la función que tienen de recoger agua fundamentalmentepara el consumo humano, ninguno de ellos debió de ser construido después de las primerasdécadas del siglo XVI, años en que ya parece que no vivía nadie dentro de los muros de lafortaleza, o por lo menos no una cantidad de gente significativa como para acometer una obrade estas características. Un factor a tener en cuenta para no poder fechar con precisión losrestos que aún quedan es que las técnicas de construcción de este tipo de edificaciones apenasvariaron en cientos de años. Sin embargo, hay aljibes cuya filiación constructiva parececlaramente musulmana (como por ejemplo el que está situado junto al muro del espaldón,reutilizado posteriormente como cuartel). Aplicando el sentido común, se puede lanzar lasiguiente teoría: en los momentos de mayor ocupación humana del castillo, siglos XIV-XV,debieron de ser construidos los dos grandes aljibes que aún presentan un buen estado deconservación: el de las ocho naves unidas y el situado junto a la batería de cañones. Estas dosgrandes obras vendrían a poner fin a los posibles problemas de abastecimiento que pudieransurgir manteniendo una innecesaria red de pequeños aljibes distribuidos por todo el campo delcastillo, especialmente en la zona del barrio del Alcalá. El resto de los aljibes se podrían datar,por tanto, con anterioridad y su acondicionamiento como almacenes, viviendas, etc, no hacemás que confirmar el abandono de su función primigenia. Cada torre tendría además su propioaljibe, y sólo es posible pensar que arruinado el que al parecer existía en el interior de laAlfonsina, en las sucesivas remodelaciones que sufrió el castillo a lo largo del tiempo, y enespecial la zona de la plaza de armas, se construyó el que hoy existe en ese emplazamiento.Éste no sólo recogería el agua caída en el terreno de su alrededor, sino que también recibiríala proveniente de la azotea de la misma torre, para lo cual se dispusieron dos gárgolas en ellado Este y debió de inclinarse un tanto el piso con el fin de facilitar la evacuación del agua delluvia. Esas gárgolas, que debieron de ser repuestas a comienzos del siglo XIX, así comoarreglado el propio aljibe, no aparecen sin embargo en el minucioso dibujo que hizo de latorre Martínez de Lara en 1781, año en que, como se desprende del libro del padre Morote, yaexistía un aljibe en el exterior de la torre. O no se trataba del existente en la actualidad, o enese año de 1781 quizás se pensó en colmatarlo y prescindir de él.

II.2 La cuestión del poblamiento

Que hubo poblamiento en el castillo desde el mismo momento en que la ciudad pasa amanos de Castilla, es un hecho contrastado documentalmente. En 1257 Alfonso X concedíacasas y heredamientos a los cristianos que poblaran los alcázares y la villa, concesión que seformalizó en los repartimientos posteriores, y su número, que se puede aventurar con unacierta exactitud como veremos, se mantuvo más o menos constante hasta mediados del sigloXV. Así parece acreditarlo la existencia hasta esa fecha de la parroquia de San Clemente en elpropio alcázar siendo, según la tradición recogida por Morote, la primera iglesia lorquina.

30 A este respecto ver las obras en el castillo señaladas por JIMÉNEZ ALCÁZAR en Lorca: ciudad …; p. 59.

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II.2.1 La parroquia de San Clemente y la iglesia de la Virgen del Alcázar

Lo que se sabe de este templo parroquial, partiendo desde su fundación en añosinmediatos a 1244, es suficiente como para trazar a grandes rasgos su evolución. El padreMorote, después de aclarar que la advocación del templo se debe a que fue en el día del santo enel que se ganó la fortaleza al asalto31 (una creencia que ya está deshecha por la investigaciónhistórica que sitúa la capitulación hacia el mes de junio de ese año32), relata que en su cercanía seencontraba el antiguo convento de la Merced. Como recuerdo de él, también nos dice elfranciscano que en la techumbre del templo se pintó una Virgen de las Mercedes con sutradicional iconografía. En 1464 se documenta la construcción de un nuevo edificio con lasaportaciones de la iglesia y de los propios parroquianos. La carta que escribe el Concejo aldelegado del obispo el 19 de mayo de ese año, por ser esclarecedora, se inserta a continuación:Mucho honrado señor vicario, nuestro pariente y buen amigo. El Concejo, alcaide, justicia,regidores, etc, nos vos enviamos encomendar con voluntad de hacer las cosas a vuestrohonor cumplideras. Honrado señor, el alcaide y los parroquianos de San Clemente de estaciudad se nos quejan diciendo que contra la voluntad de ellos os place dar la mayordomía dela dicha iglesia en otros que no son parroquianos de la dicha parroquia y contra lo que fueacostumbrado, y así mismo que mandáis llevar a esta ciudad ante vos los maravedís que porlos mayordomos de la dicha iglesia pasados se debían y estaban debidos a ciertos términos y

Ruinas de San Clemente.Todavía se conserva elarranque de uno de los

arcos del siglo XV en quese sustentaba la única nave

del templo.

plazos y so censura eclesiástica, y que esto redundaba en daño de la dicha iglesia y asímismo en perjuicio de ellos, según que más largo nos informaron, sobre todo lo cualacordamos vos escribir y rogar vos plega no sean estos así perjudicados ni menos contra lavoluntad de ellos así por vos señor procedido, pues que ellos son concordes y de buenavoluntad fabricar aquella iglesia y levantar aquella obra y así lo tienen principiado y llevanadelante. Y cuanto en llevar así mismo el dinero y tanto fuera de aquí recibirían agravio. Porque vos mucho rogamos vos plega alzar vuestro mandamiento según es hecho y consentir vosplega que se haga todo como los parroquianos de dicha iglesia acordaren. Y pues que entreellos hay buenos hombres y caudalosos y la obra se avanza según podréis ser informado será

31 MOROTE, op. cit., p. 281.32 TORRES FONTES, J. "La Lorca cristiana del siglo XIII". En Lorca. Pasado y Presente. Aportaciones a lahistoria de la Región de Murcia. Ed. Aytº de Lorca y CAM. Lorca 1990; tomo I, pp. 191-202.

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cosa que vos mucho agradeceremos ofreciendo nos hacer por vos en semejantes cosas ymayores vuestros ruegos. Sea Dios con vos y acreciente vuestra vida y estado como deseáis.De la noble ciudad de Lorca …33 Los restos de pilares prismáticos que aún quedan entre lasruinas de la ermita se pueden situar cronológicamente en esa fecha, ya que responden a un góticoavanzado. A pesar de esa nueva obra, unos pocos años más tarde la feligresía de San Clementefue agregada a la iglesia de San Jorge, aunque se acordó que la ermita siguiera conservando eltítulo de parroquia por la preeminencia de ser el más antiguo establecimiento religioso de laciudad. En 1536 el templo se encontraba desasistido y abandonado, por lo que se trasladóprovisionalmente la fiesta de San Clemente a la ciudad; y en 1548 se confirmó definitivamente laagregación de la parroquia a la colegiata de San Patricio, erigida sobre la vieja iglesia de SanJorge.34 En esta última fecha es presumible que no hubiera ya ningún vecino en el barrio delAlcalá. No obstante, la situación de abandono se remedió con la asignación de una ración delgranero decimal dedicada a afrontar los gastos que generara tanto el mantenimiento y ornato deltemplo como la celebración del día del santo, una concesión hecha por el obispo para mantenerla tradicional procesión general a la que asistían todos los poderes establecidos en la ciudad(regidores, canónigos, clero, justicias, corregidor a partir de 1645, gremios, etc). Tuvo enadelante dos curas que eran a su vez el maestro de ceremonias y el maestro de capilla de lacolegiata de San Patricio. El edificio fue ampliado en 1761, según se dice por "lo reducido eindecente de la ermita", añadiéndosele entonces la primera crujía de la entrada y remozandotoda su fábrica.35 El concordato de 1851 entre el Estado y la Santa Sede suprimió la colegiatalorquina y desaparecieron los dos sacerdotes a cargo de la ermita, así como las rentas necesariaspara mantenerla, momento en que la figura del santo fue bajada a la colegial para celebrar allí sufestividad y el pequeño templo del castillo fue completamente abandonado a su suerte. Elrecuerdo que le dedica Eulogio Saavedra es bastante elocuente: Aún viven muchos en Lorca querecordamos haber visto en su integridad la iglesia erigida a San Clemente en el Castillo y lasconcurridísimas y entusiastas romerías que se verificaban anualmente a dicho santuario.Antes se celebraban allí solemnes cultos al Santo, patrón de Lorca, especialmente el 23 deNoviembre, a los que concurrían ambos cabildos, clero, nobleza y pueblo para conmemorarla toma de Lorca por las armas cristianas, que la tradición supone en dicho día. Fueverdaderamente lamentable que se abandonase esta capilla, en tiempos desgraciados para laiglesia; bajáronse la imagen del Santo, campana y ornamentos a la colegial de San Patricio,a la que estaba incorporada desde su fundación la parroquialidad de San Clemente. Con laclausura del santuario comenzó su ruina, hasta quedar reducido como hoy lo vemos a unmontón de escombros, entre los que yacen deshechos pinturas y restos antiguos, dignos demejor destino; como consecuencia forzosa siguió la del Castillo, tan profanado y ultrajado depocos años a esta parte. En el día surge, según hemos llegado a entender, con la resurrecciónde las romerías, la idea de restaurar o reedificar la iglesia de San Clemente, proyecto queaplaudimos calurosamente y sin reservas, por lo que contribuye a levantar el espíritu de lospueblos el fomentar y sostener sus costumbres patrióticas y sus gloriosas tradiciones.Además, no creemos haya nada más eficaz para la conservación de los monumentos quecolocarlos bajo la égida del sentimiento religioso popular. Díganlo si no en Lorca lacolumna miliaria del emperador Augusto y la puerta y torreón históricos que hoy llamamosPorche de San Antonio.36

33 A.M.L. Cartulario 1463-64.34 SEGADO BRAVO, P. "El maestro de arquitectura José de Vallés y su participación en las obras de laColegias de San Patricio de Lorca". En ANALES de la Universidad de Murcia-Filosofía y Letras, Vol. XXXVI,nums. 3-4. Murcia 1979; pp. 475-490; ver nota 37. Con respecto a la fiesta del santo ver MUÑOZ CLARES, M."San Clemente". Tu Ayuntamiento, año I, nº 7, noviembre de 1993.35 A.M.L. Actas capitulares de San Patricio. Acuerdos de 24 y 27 de noviembre de 1761.36 SAAVEDRA, op. cit., p.14.

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Una de las últimas personas en ver la ermita antes de que se iniciara su ruina fue untestigo de excepción, José Musso Valiente, quien en su diario, en noviembre de 1830, da cuentade la fiesta del santo y de la ermita. Con respecto a la primera dice que todavía en estos años secelebraba fiesta subiendo al castillo el Ayuntamiento, el cabildo de la colegiata, clero y gremios,diciéndose misa con solemnidad y predicándose con el mayor empeño. En lo tocante a la ermitaesta es su descripción:37

La ermita del santo es de bastante capacidad: divídese en dos trozos; el anterior con dosarcos apuntados sostenidos sobre machones empotrados en las paredes y adornadoscada uno con una columnilla; tiene el techo de madera artesonado y en forma de tejado.Las vigas están pintarrajeadas y en la arista de en medio se ven dos santos, unoenseguida de otro y acompañado de otras figuras, todo ello obra muy inmediata a laconquista. El segundo en cañón o bóveda rebajada es más moderno. La imagen de SanClemente, toda ella de muy poco mérito, está en un nicho, alrededor del cual, por laparte de afuera, hay un retablillo de madera sencillo, obra del siglo XV a lo que seinfiere de los pocos adornillos que tiene, de gusto plateresco. A cada lado tiene doscuadritos que representan tres de ellos pasajes de la vida de San Clemente y el cuarto latoma de Lorca. Sobre ellos, en cada extremo, dos pequeñitos, uno figura una llave, otrouna espada. Sobre la clave del nicho otro que representa a la virgen y encima, formandola punta superior del triángulo, otro pequeñito con un castillo. Esta ermita tiene honoresde parroquia y son curas de ella el maestro de ceremonias y el de la capilla de laColegiata.

Como noticia curiosa se puede leer en el libro de Escobar esto:38 Había en el castillootra campana, en la espadaña de la parroquia de San Clemente, que tiene escrito en ella;IESVS MARIA I IOSEP ANNO Đ 1678, la cual por acuerdo del cabildo, de 9 de enero de1845, se bajó a la torre de San Patricio para que sustituyera a «la tercerica» en los toques decoro.

Con respecto a la iglesia de la Virgen del Alcázar, la única noticia que se tiene de ellaes la que proporciona Morote y curiosamente, a pesar de lo popularizado que está este libro,casi nadie ha reparado en ella. En la página 279 de la conocida obra, al hablar el franciscanode la Virgen y su iglesia, dice así: ... cuya antiquísima imagen tenían y veneraban en unapequeña iglesia, la que para memoria de tan singular beneficio hizo renovar nuestro príncipeconquistador. Su puerta y paredes se mantenían, con bastante integridad y hermosura de suportada, por los años de 1696 en frente de la puerta de la iglesia de San Clemente, a la partedel Levante. De este edificio religioso, que viene a sumarse al dedicado a San Clemente y alconvento de la Merced, no hay el menor rastro de su alzado. Sin embargo, sí existe un reciocimiento de piedra, de forma cuadrada, frente a la iglesia de San Clemente por la parte Este,que responde perfectamente a lo que Morote nos describe. Por la precisión de fechas y datos,es bien probable que Morote viera en su juventud ese edificio, y que en el momento deescribir su historia (hacia 1739) no fuera ya más que un recuerdo.

II.2.2 Los nuevos pobladores

Es tradicional -y lo avalan los documentos- situar un poblamiento de cristianos en elalcázar, en la zona denominada Alcalá, contigua a la puerta principal, y más recientemente 37 MOLINA MARTÍNEZ, J.L. "San Clemente, su patrón". Vecinos, nº 124, 20 de noviembre de 1998.38 ESCOBAR BARBERÁN, F. Esculturas de Bussi, Salzillo y don Roque López en Lorca. Imp. Vda. DeCarrasco. Lorca 1919; p. 186.

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también se ha identificado la zona trasera de la ermita de San Clemente como barrio de lajudería.39 Un documento dado a conocer por Jiménez Alcázar40 es especialmente informativocon respecto a los últimos años en que los pobladores cristianos permanecieron en el castillo yel por qué de su presencia allí. La carta de los Reyes Católicos al corregidor de Lorca, o a suteniente, contiene toda la información necesaria:

Don Fernando e Doña Isabel, por la graçia de Dios rey e reina de Castilla, etc. a vos,el nuestro corregidor de la çibdad de Lorca o a vuestro alcalde en el dicho ofiçio:salud e graçia.

Sepades que Sancho de Sandoval, alcaide de los alcaçares y fortalesa de esa dichaçibdad de Lorca, nos hiso relaçion por su petiçion, disiendo que dentro de la dichafortalesa e alcaçares solian bivir y morar veinte e tres honbres con sus mugeres ycasas pobladas, los quales eran tenidos y obligados de velar y rondar y guardar losdichos alcaçares. Y que por ello tenien çiertos eredamientos cada uno de los dichosveinte e tres honbres en la dicha çibdad y su termino, e son escusados de todos lospechos e contribuciones y derramas que pagan los otros vesinos pecheros de la dichaçibdad.

E que por aquellos susodichos eran remisos e nigligentes en la guarda de los dichosalcaçares, y porque lo tovo por bien Alonso Fajardo al tiempo que tovo la dichafortalesa e alcaçares, les derribo las casas que estavan dentro de ellos, e les fiso quese saliesen a bevir e a morar fuera de los dichos alcaçares. Y al tiempo que Don JuanChacon, nuestro adelantado mayor de Murçia, nuestro contador mayor e del nuestroConsejo, le fue dada y entregada la dicha fortalesa y alcaçares, fiso iguala yconvinençia con los dichos veinte e tres honbres, que porque ellos avian de dar lasvelas e rondas de la dicha fortalesa e estar dentro de ella, que porque él toviese cargode poner las dichas velas y rondas, y ellos no fuesen obligados a sobir a velar ni arondar la dicha fortalesa, que oviesen de dar e pagar çinco mill maravedies cada unaño, para que llevase el alcaide de la dicha fortaleza, e toviese cargo de las dichasvelas y rondas, y ellos no fuesen obligados a velar ni a rondar.

Los quales an pagado de çiertos años pasados e que agora, de tres años a esta parte,poco mas o menos, an dexado e defendido de los pagar, de manera que ni pagan losdichos maravedies ni dan las dichas velas e rondas, e gosan de las dichas eredades eesençiones y libertades. En lo qual todo dis que si asi pasase que ellos riçibiranmucho agravio e daño, y nos suplicaron e pidieron por merçed çerca de ello conremedio de justiçia les proveyésemos, mandando que los susodichos pagasen losdichos çinco mill maravedies que asi se obligaron para las dichas velas o dexasen lasdichas eredades que asi tienen por causa de ellos, o como la nuestra merçed fuese, ynos toviesemos por bien.

Porque nos mandamos que luego veais lo susodicho e la dicha iguala que asi dis quefue fecha. E llamadas e oydas las partes a quien atañen sobre todo ello, fagais eadministreis al dicho Sancho de Sandoval conplimiento de justiçia por manera que la

39 Las últimas excavaciones arqueológicas realizadas como paso previo a la construcción de un parador deturismo en el castillo, han sacado a la luz la judería de Lorca de la que se conservan importantes restos tanto decasas como de la propia sinagoga. Sobre el resultado de esta excavación habrá que esperar a las pertinentespublicaciones de la arqueóloga Ana Pujante, directora de esta actuación.40 JIMÉNEZ ALCÁZAR, Lorca: ciudad … , p. 302.

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[roto] aya e alcançe y por defeto de ella no tenga rason de se quexar.

E los unos ni los otros no fagades ni fagan ende al... Dada en la çibdad de Sevilla, asiete dias del mes de abril, año del nasçimiento del Nuestro Salvador Jesucristo demill e quatroçientos e noventa e un años.

Conviene recordar los puntos clave del documento añadiéndole lo que sabemos porotros medios:

- hubo una población estable dentro del recinto de la fortaleza que estaba formada almenos por 23 familias

- los hombres de éstas tenían la obligación de hacer las velas y rondas que ordenase elalcaide y de actuar como guardas del castillo, o bien compensar económicamente alpropietario de la alcaidía o a su teniente para que pagara a las personas que hiciesen taltrabajo

- por ese cargo habían recibido heredamientos de tierra en la ciudad y la exención decontribuir al Concejo con cualquier carga económica o de oficio concejil que les fueraasignado en suerte

- fueron desalojados del castillo en tiempos del alcaide Alonso Fajardo (1444?-1458),al negarse a prestar los servicios militares que les eran propios, y sus casas fueronarrasadas

- al parecer todos recuperarían sus antiguos hogares al caer en desgracia Fajardo, ydebieron de ser ellos los que contribuían para levantar una nueva parroquia de SanClemente en 1464 y se quejaban al Concejo del agravio que recibían del vicarioepiscopal, lo que motivó la carta que ya vimos

- aunque el número de habitantes que regresaron al barrio del Alcalá parece que fue elmismo que los que había antes de ser expulsados, es posible pensar que no seríarealmente así, o que disminuyó sensiblemente, ya que unos pocos años más tarde seanuló la parroquialidad de San Clemente agregando de modo provisional su feligresíaa San Jorge

- Pedro Fajardo, adelantado de Murcia y alcaide del castillo de Lorca, no debió deexigir a estos habitantes de la fortaleza la prestación de contrapartida alguna, ni endinero ni en trabajo, una situación que volvió a la normalidad al tomar posesión de laalcaidía Juan Chacón en 1482 por muerte de su suegro

- hecha la iguala que se cita en el documento con esas 23 familias, es curioso constatarcómo después de pasadas las campañas granadinas de 1488 se deja de pagar lacantidad estipulada, lo que da a entender que el peligro real de una incursiónmusulmana se había disipado casi del todo y que las obligaciones de índole militarpodían relajarse, como de hecho así pasó, al haberse trasladado la frontera efectiva conGranada casi un centenar de kilómetros hacia el Sur.

Aunque desconocemos en qué sentido se resolvería la cuestión, no es difícil adivinarque el especial favorecimiento de los Reyes Católicos para con la persona de Juan Chacón

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tuvo que pesar en la decisión de la justicia, aunque ésta tenía ante sí un planteamiento legalmuy claro que no dejaba resquicios para poder argumentar: o se cumplía con las funcionesmilitares encomendadas o se pagaba lo acordado. Consecuencia directa de todo esto fue eldeclive poblacional del alcázar, así como la pérdida de función militar efectiva de la fortalezay su progresiva ruina. De todo ello se comenzarán a tener síntomas claros en los añossiguientes, sobre todo en lo referente a la población cuya persistencia en ese lugar no lereportaría más que incomodidades incluso para lo más cotidiano. En esos años se asiste a unadinámica urbana de la ciudad que tendía ya claramente hacia el llano, abriéndose por entonceslos primeros espacios públicos amplios, o por lo menos de dimensiones no conocidas hastaesas fechas. El proceso de despoblamiento de las parroquias altas es una constante en toda laedad moderna y parece que tuvo su punto más crítico a mediados del siglo XVII.

Cabe preguntarse ahora desde cuándo se encontraban dentro del castillo esospobladores y quiénes y cuántos eran. El texto del tercer repartimiento, acabado en 1272, dacumplida cuenta de esta cuestión. Su editor, el profesor Torres Fontes41, realizó de él un buenanálisis que en una de sus partes dice así:

Sin duda, tanto por disposición real como por consejo de quienes gobernabanel concejo de Lorca, es factor esencial y principal objetivo en la concesión de estosheredamientos la seguridad de la villa de Lorca. A ella se subordinan durante todo elperíodo medieval cualquier otra actividad humana o material, puesto que la principalcaracterística de Lorca sería su condición de plaza de armas, que por su situaciónfronteriza la convertían en base militar avanzada frente al reino de Granada.Ineludible tarea que marca, define y proporciona carácter, forma de hacer y de ser asu población durante tres siglos.

No es coincidencia que la primera concesión que se efectúa una vez terminadala revisión sea a veintitrés pobladores que habían trasladado su residencia a ElEspolón, quienes reciben sesenta tahúllas de gracia, distribuidas por igual en las trescalidades de tierra a repartir: huerta, morgón y fondón. El mismo objeto parecentener las concesiones hechas a dos grupos de pobladores de Puentes; once de ellos,que se trasladan y "pueblan en el barrio de Alcalá", reciben seis, quince y ochotahúllas de los respectivos tipos de tierras y a ellos se suman otros catorce vecinosque moraban ya en este barrio extramuros, a los cuales se les acrecienta susbeneficios anteriores con la merced a cada uno de cuatro tahúllas de huerta, que nohabían alcanzado en la anterior partición. En cambio, otro grupo de nuevepobladores de Puentes, que moraban dentro de la villa reciben también nuevasasignaciones en las tres clases de tierra, aunque, naturalmente, en menor proporciónque los que marchaban a asentarse al barrio de Alcalá cuando se ordena el reparto.La situación de la morada de cada poblador sigue imperando a la hora de lasconcesiones.

Estas asignaciones son también datos informativos que nos permitenacercarnos algo más a la comprensión de cuanto entonces se hacía y el propósito quea todos guiaba y que presidía la repoblación lorquina. Por una parte la situación dePuentes era insegura e impedía un establecimiento permanente de pobladores ymenos aún el asentamiento en sus tierras. De aquí el que los veinte pobladorespasaran a morar a Lorca, unos al arrabal de Alcalá y otros al interior de la villa.

41 TORRES FONTES, Repartimiento …, pp. XXXVI-XXXVII

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Y en igual forma es posible también deducir que el vecindario total del barriode Alcalá era entonces el de unos veinticinco vecinos, dos de los cuales eran mujeres,cabezas de familia, y que su seguridad personal era más precaria que la de los quemoraban en el interior del recinto urbano (30).

Otra concesión, también de conjunto y de la misma índole, es la que afecta aun número indeterminado que vivía en el alcázar. La asignación de doscientascincuenta y nueve tahúllas de huerta y trescientas de fondón nos hacen pensar que, atenor de las entregadas a otros pobladores, su número no superaría en mucho a laveintena. Número que parece reducido, aunque su misión sea exclusivamente militar yno el de la doble condición de los restantes, mitad militar, mitad productor. Noobstante, se procuró incrementarla a todos, pues en donaciones posteriores hay dosque parecen tener un mismo fin. A un don Talavera, herrero de profesión "que sube alalcaçar a morar" se le otorgan seis tahúllas de huerta en Tamarchete, quince demorgón y ocho de fondón. Y a este herrero que se traslada a vivir a la fortaleza, lesigue Ferrer, carpintero, que habitaba hasta entonces en el arrabal. "porque suba alalcaçar a morar" se le entregan cinco, quince y ocho tahúllas en igual orden decalidad de tierras que al anterior.

(30) Conviene recordar que cuando el 28 de marzo de 1257 otorgaba Alfonso X a Lorca los castillos de Puentes yFelí, la concesión la hacía «por sabor que he de poblar los alcaçares et la villa de Lorca de christianos... do etotorgo a todos los christianos vezinos et moradores de los alcaçares et en la villa de Lorca». Conforme seespecifica en el documento la tierra se cultivaba entonces por moros, sujetos a las condiciones estipuladas en elpacto de 1244, las «posturas que han comigo», aparte de otras que siendo del almacén o cillero real, el monarcaconcedía para que se repartieran entre ellos. Cuando se lleva a efecto los repartimientos de 1268-1270 y 1272, lascondiciones de seguridad para los cristianos habían variado, pues si aún quedaban mudéjares para el trabajo dela tierra y el dominio castellano no tenía limitaciones, también es perceptible que había aumentado la inseguridaden todo el territorio, tanto como para que los «pobladores de Puentes tuvieran que establecer su domicilio enLorca o en su arrabal de Alcalá, quedando su fortaleza como aislado reducto para un momentáneo y no muyamplio refugio en caso de inesperada emergencia.

Bastaría con acudir al texto del repartimiento para conocer exactamente los nombresde los primeros pobladores. Es ahora el momento de destacar unas cuantas cosas: a) elnúmero global de vecinos que pudo existir dentro del perímetro amurallado del castillo sepuede fijar en torno a unas cincuenta familias, quizás alguna más; b) la gran mayoría de ellastenía una clara función militar; y c) se buscaron otras personas cuyos oficios facilitaran la vidade aquel nuevo barrio. Aplicando un coeficiente 4 para hallar el número total de habitantes -coeficiente realmente bajo para el momento- nos encontraríamos con una población de algomás de doscientos habitantes, a los que habría que añadir un número variable e imprecisocompuesto por los soldados que ocasionalmente sirvieran en ambas torres y la presenciadiurna de comerciantes con toda clase de géneros para abastecer a los habitantes del castillo.

II.2.3 Localización de la judería

Las hipótesis lanzadas por Veas Arteseros con respecto a la judería en su documentadotrabajo Los judíos de Lorca en la Baja Edad Media, se han confirmado casi plenamente porlas recientes excavaciones arqueológicas realizadas en el castillo. Sólo habría que corregir laubicación propuesta para la judería. Del lugar señalado en la parte más oriental del castillo, seha pasado a un emplazamiento privilegiado por encontrarse dentro del triángulo formado porlas torres Alfonsina y de Guillén Pérez de Pina y la principal entrada al campo del castillo,localización ésta que no había sido sugerida por nadie con anterioridad y que ha causadocierta sorpresa. El modelo de judería castellana extrapolado por Veas a Lorca ha venido aconfirmarse por la arqueología y ya sólo habrá que esperar a que la investigación de archivo

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quizás pueda poner al descubierto con nueva documentación las funciones militares que losjudíos lorquinos debieron de asumir con respecto al complejo militar en el que habitaban. Esavecindad y esa función militar están apuntaladas de momento, además de por los restosarqueológicos, por unos pocos datos documentales: la condición de habitantes del castillo quedeclaran tener algunos judíos y lo acaecido en 1450, cuando Alonso Fajardo, a la sazónalcaide del castillo y recién nombrado por el rey regidor de Murcia y capitán de su alcázar,dejara la tenencia del castillo lorquino en manos del judío José Rufo. Este último hechoencuentra su explicación consecuente si recordamos que el legendario alcaide, según nosinforma el documento ya visto de 1491, había expulsado a los pobladores del Alcalá ya queéstos no cumplían con la misión de velar, rondar y guardar el recinto fortificado.

Si bien las recientes excavaciones que se llevan a cabo en el castillo han exhumado lasinagoga y parte del caserío habitado por los judíos, todavía está por delimitar la extensiónreal que tuvo la judería y la localización de la "torre y puerta de la judería" que citan losdocumentos de censos del Concejo de Lorca de finales del XV y comienzos del XVI.42 Lajudería de Lorca desaparecería como tal tras el decreto de marzo de 1492, momento en quesus pobladores, según lo que expone el profesor Contreras, se bajaron a vivir a la ciudad.43

Los habitantes cristianos del barrio del Alcalá quedaron así cada vez más aislados y comovestigio anacrónico de otra época.

III. El castillo durante los siglos XVI-XVIII

El concepto "arquitectura de apariencias", del que antes ya se habló, aplicado a lafortaleza lorquina a partir de la Paz de Granada de 1492, se queda realmente corto paracaracterizar el declive en el que entró el complejo fortificado a partir de esa fecha tansignificativa. Varios factores influyeron en su progresivo y rápido abandono. Si su facetacivil, de barrio habitado, se deshizo en unos pocos años dadas las incomodidades que sederivaban para sus habitantes al verse encaramados en lo alto del cerro y aislados de unapoblación que se extendía velozmente hacia el llano, en el plano militar la inoperancia de lafortaleza era cada vez más evidente. Se había alejado definitivamente el peligro de un ataqueterrestre y ni siquiera se vio posible que ocurriera con la sublevación de los moriscos de lasAlpujarras. Aún así los regidores tomaron medidas que quedan reflejadas en el siguienteacuerdo concejil de 28 de junio de 1569: El señor alcalde mayor dijo que los muros de estaciudad están mal parados, los de la fortaleza, porque los de la ciudad no tienen remedios queestán partidos todos, y los del castillo se pueden reparar fácilmente; y los días pasadosacordó esta ciudad se fuesen a ver y se vieron y pareció que con brevedad se podrán reparary pues los moros están tan cerca por todas partes que están a siete leguas así por la parte deVélez como la de Huércal y nos amenazan que se han de venir a esta ciudad por muchaspartes y aunque con ayuda de Dios no vendrán más es bien que estén fortalecidos, parecióleque se fortalezcan para que ocurriendo necesidad las mujeres y niños se guarden y defiendanen el dicho castillo aunque los rebatos sean fuertes; y platicado y conferido con loscaballeros de esta ciudad acordaron se aderecen los muros del castillo y que los caballerosregidores todos asistan cada día uno por su orden y antigüedad a la obra porque se haga conbrevedad pues tanto importa y que las parroquias den la gente que convenga.... El acuerdoconcluye ordenando empadronar a la población útil para el trabajo y mandando prevenir a losoficiales que habían de participar en los trabajos. El 12 de julio vuelve a haber una nueva 42 Una relación de estos censos se encuentran en A.M.L. Cuentas de propios de 1490; Cuentas de Propios de1495; Cuentas de Propios de 1505; Sala II, caja 1, Censos de casas y torres de 1508; y Libro de Mercedes delConcejo siglo XVI. En las dos relaciones últimas ya no se nombra la Puerta de la Judería.43 CONTRERAS, J. Sotos contra Riquelmes. Ed. Anaya-Muchnik. Madrid 1992; p. 56.

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decisión en este sentido, mandando que se comience la obra con asistencia diaria de losregidores y con la presencia de sesenta peones por turnos, sacando 20 de cada una de lasparroquias de Santiago y San Mateo y otros 20 más del resto de parroquias. El acuerdo citadoes suficientemente significativo para ejemplarizar el estado de abandono en que habían caídolas defensas muradas de la ciudad, advirtiéndose sin embargo que el castillo, a pesar deldescuido, podía ofrecer aún cierta seguridad con la pequeña inversión hecha en repararmínimamente sus muros. La marcha de la guerra alejaría pronto el peligro de Lorca y laopción de refugiar a la población en la fortaleza nunca se produjo.

Los documentos que hablan sobre el castillo de Lorca en estos años son tan explícitosque apenas precisan de apostillas o comentarios. Así pues, con una pequeña introducción quelos vaya hilando, vamos a conocer su contenido. Si ya estaba claro que a comienzos del sigloXVI el poblamiento en el propio castillo era prácticamente nulo, un acuerdo de finales de estacenturia viene, por una parte, a confirmarnos el escaso interés que los regidores demostrabanpor esa zona de la ciudad -a la que denominan de un modo, como veremos, ciertamentesorprendente- y, por otra, a aclararnos al mismo tiempo algunos aspectos sobre la jurisdiccióndel extenso campo del castillo. El 26 de marzo de 1596 se lee lo siguiente en las actascapitulares: En este ayuntamiento y ciudad se ha entendido por relación del capitán JuanFernández Menchirón, regidor, que el que hace oficio de alcaide en la fortaleza de estaciudad hace algunos excesos contra la preeminencia de esta ciudad y señorío que tiene en lotocante a Lorca la vieja saliendo de los límites de lo que es fortaleza que es solamente lastorres del alfonsí y espolón y como esta ciudad que tiene el uso y ejercicio en la dicha Lorcala vieja continuándose en la fiesta que hace en cada un año el día de San Clemente a suiglesia que fue la primera que tuvo y está en la dicha Lorca el dicho teniente de alcaide aescondidas y en perjuicio de la jurisdicción real quiere extenderlo a más de lo que puede.Acordóse que cerca de esto se haga diligencia e información para que se remedie y cometióseal dicho capitán Juan Fernández Menchirón para que con el letrado de la ciudad locomunique y se notifique a Juan Pérez de Medina, procurador, que presente las pericias ytestigos que convengan para que en todo lo susodicho haya remedio y para ello se le diopoder y comisión en forma.

La tenencia de la alcaidía del castillo estaba en manos de los adelantados del Reino deMurcia, luego marqueses de los Vélez, quienes recibían desde 1477 la renta correspondiente yde ella pagaban a un teniente de alcaide para que con unos cuantos soldados cuidara delcomplejo militar y pusiera las rondas y velas que fueran convenientes en momentos de peligroen la costa, ya que el temor a una invasión terrestre estaba totalmente disipado. De hecho, trasla sublevación de las Alpujarras, la fortaleza lorquina quedaría como receptora última de losavisos que llegaban sobre todo de la costa de Mazarrón y del territorio de su propia marina,dos lugares a los que debía acudir con gente de armas cuando así lo exigiera la situación. Esoes lo que dicen sendos informes dados por el marqués a petición real para conocer el estado delas defensas y los hombres de armas disponibles en el territorio que correspondía aladelantado murciano. Fechados en noviembre de 1619 y en igual mes de 1620, lo másinteresante de ellos va extractado a continuación:44

En acabando el término y marina de la villa del Almazarrón, entra la ciudad de Lorcaa la parte del poniente donde hay calas y abrigos, y en particular el puerto de CalaBlanca que es capaz para algunos bajeles, hasta dar en una torre que esta ciudadtiene que llaman de Cope que la sustentaba a su costa; y por estar mal edificada y

44 Archivo General de Simancas. Guerra Antigua, legajo 861. Una brevísima reseña de este documento seencuentra en JIMÉNEZ ALCÁZAR, Lorca: ciudad …, p. 53.

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fundada muy baja, y en sitio muy peligroso por un padrastro que tiene, se la hanllevado dos veces y así ahora está desmantelada y sola; y de esta parte del levante delcabezo de Cope a la vuelta del dicho cabezo a la parte de poniente hay una cala ypuerto muy grande que llaman Calabardina, que es pesquera de atunes, donde en elpuesto que llaman Canara que es muy alto que sujeta toda la cala donde estádestinado y mandado se haga una torre que está y hay para ella depositados enCartagena 38.000 reales procedidos de aquella almadraba y sobre la necesidad quehay de edificar esta torre pues está allí el dinero tengo escrito muchas vecessuplicando a Vuestra Majestad lo mandase ordenar para que luego se ponga mano enel edificio de la dicha torre para la cual será menester gente de escota.

De allí prosiguiendo la costa adelante vía del poniente están las calas de Escabrón yel Fraile y la Aguilica y el Hornillo hasta dar en la torre de los Terreros que pornuevo pleito que ahora se ha vencido cae en el reino de Granada respecto que antesde llegar a la dicha torre en dos cerros que llaman Mahoma y Santiago parte Veracon Lorca y por caer aquella torre en el reino de Granada he suplicado muchas vecesa Vuestra Majestad se encargue al general del dicho reino para que con la vacante deesta tengan huelgo las demás y la que ahora se ha de edificar en Calabardina que tanforzosa es.

La ciudad de Lorca es un lugar de tres mil vecinos. Tiene una torre que llaman delAlfonsí en un cerro muy alto que está sobre la ciudad. Es muy antigua y tiene allíalgunos falconetes y no sirve sino de poner velas en el tiempo que andan moros ydesde allí reciben los avisos del Almazarrón por la parte de la sierra de Aguaderas.En esta torre soy alcaide y lo han sido mis antecesores por merced de VuestraMajestad y tengo allí teniente.

No tiene muralla sino una muy antigua en lo alto donde era entonces el lugar peroahora todo está en el llano y así no esta cercada ni tiene armas, sobre que tengoescrito a Vuestra Majestad suplicándole por el remedio.

En este lugar hay una compañía de la milicia de doscientos hombres que está efectivay armada aunque disminuida por no guardarle la justicia sus preeminencias.

Acude de esta ciudad el socorro al Almazarrón cuando lo piden y han menester. Estála dicha ciudad a seis leguas y de Cartagena doce para lo cual se le piden la primeravez 300 hombres sin la milicia porque siempre dan menos con gente que no es pagaday así es menester pedirle algo más y si la necesidad aprieta la demás gente del lugarque acude al peligro con muy buen ánimo y es de servicio y trabajo.

Está la ciudad repartida por parroquias y cada año nombra capitán un regidor encada parroquia pero no está la gente reconocida como en Cartagena sino en la formaque la de Murcia.

Esta ciudad está muy falta de armas y municiones y ha muchos años que tienesuplicado se las den y lo he consultado con Vuestra Majestad porque es muyimportante que esté armada y con municiones por ser el principal socorro para lavilla del Almazarrón y además de esto salen muy de ordinario a la defensa de sumarina que por haber en ella tantas calas y abrigos y ser despoblada saltan muchas

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veces en tierra a hacer carnaje y llevarse los pastores y labradores del campo queestá cinco o seis leguas el lugar de la marina.

Al fin de esta marina la dicha ciudad parte términos con la de Vera que es dondeempieza el reino de Granada, de suerte que la costa del de Murcia que es mi cargoson las ciudades de Murcia, Lorca y Cartagena y la villa del Almazarrón en cuyostérminos bate la mar por lo cual son los lugares marítimos que prosiguiendo toda ladicha costa debe de tener más de treinta leguas.

[...]

Respecto de no haber más torres hasta la del Almazarrón se dejó la marina habiendoido a Lorca donde visité la fortaleza de aquella ciudad que sólo sirve para poner velasy atalayas que corresponden a la sierra de Aguaderas que es por donde se dan losrebatos del Almazarrón para que desde aquella ciudad les acudan con socorro comolo acostumbran hacer. Conferí con la ciudad por medio de sus comisarios y justiciasobre las cosas y apercibimientos de guerra y en efecto se hallan muy desarmados ysobre que se les den armas y facultad para pagarlas de arbitrios y hacer sala en quetenerlas tienen escrito a Vuestra Majestad y lo que yo puedo informar es ser cierta lafalta conocido y evidente el peligro porque Lorca tiene mucha costa y marina y paraacudir a ella y a los socorros del Almazarrón a que está obligada es fuerza que estébien armada para poder acudir a todo y así conviene mucho que Vuestra Majestadmande ver lo que piden y conceder con sus buenos deseos animándoles con darlesfacultad, pues son ellos solos los que lo han de pagar y acuden con muchapuntualidad a sus obligaciones y a las que tienen al servicio de Vuestra majestad.

Las rentas que el marqués de los Vélez cobraba de la ciudad por la tenencia de laalcaidía del castillo, unidas a la casi total inutilidad de la fortaleza para proteger a la poblacióny al descuido que manifestaban los tenientes de alcaide, fueron fuente de alguna controversiaentre los regidores y el representante del de los Vélez. La primera conocida se suscitó bienpronto, ya que en la reunión del Concejo del 4 de abril de 1623 los regidores abordaron elasunto de la alcaidía en los siguientes términos: Su merced del alcalde mayor dijo que en estaciudad hay un castillo muy fuerte para su guardia y custodia por su frontera de moros dondede continuo hay muchos rebatos en las costas y marinas del cual ha entendido es alcaidepropietario el excelentísimo señor marqués de los Vélez, adelantado de este reino, el cualtiene por su teniente a don Luis Ponce de León, vecino y regidor de esta ciudad, y le da desalario veinte mil maravedís y que cobre los derechos de castillería y otros derechos sobrelas hilas de agua de la veintena y así mismo en esta ciudad hay algunos vecinos que sellaman soldados del castillo los cuales pretenden exenciones por serlo cuando se lesencargan la cobranza de las bulas y otros oficios concejiles y siendo de tanta importanciaque el dicho castillo esté con la buena guardia y custodia que conviene y viva y asista en él elteniente de alcaide como lo han hecho otros muchos el dicho don Luis no lo hace así y eldicho castillo está sin alcaide y sin soldados; por tanto mandaba y mandó se notifique a estaciudad pida al dicho señor marqués que es de los Vélez, alcaide propietario y adelantado deeste reino, y al señor don Felipe de Panes, su teniente de adelantado, manden que el dichodon Luis Ponce de León asista y viva en el dicho castillo como tal teniente de alcaide y que siel suso dicho no lo quisiere hacer su excelencia nombre a otra persona que lo haga y asímismo que los soldados del dicho castillo hagan guarda en él y se alisten y ponga memoriade ellos en los libros de este ayuntamiento para que sean conocidos y en caso necesario se dé

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cuenta de todo al rey nuestro señor en su consejo real de guerra para que sobre todo seprovea remedio conveniente.

El 12 de abril de ese mismo año escribía el propio Luis Ponce de León al Concejo parahacerle saber que sus regidores no tenían jurisdicción alguna sobre la fortaleza; que élcumplía como tal teniente de alcaide lo que le era requerido por el marqués y adelantado yque no trataran de cambiar las costumbres con respecto a la tenencia de la alcaidía del castillo,porque eso correspondía al Consejo de Guerra de S.M.; y que sólo se le podía exigir vivir enel castillo en caso de invasión, cosa que parecía bastante improbable al estar toda la tierra deLorca poblada de cristianos y ser los puertos y calas de la costa lorquina incapaces de recibiruna gran armada que permitiera el desembarco masivo de gente. Luis Ponce de León concluyediciendo que el acuerdo que ha tomado el Concejo invade las competencias del marqués delos Vélez y las del propio rey, al ordenar cosas que están muy alejadas de sus atribuciones.45

Esta respuesta tan contundente dejó zanjado ese aspecto del litigio durante todo elsiglo XVII, aunque el Concejo no cejaría en incordiar tanto al alcaide como a los soldadosintentando, en repetidas ocasiones, asignarles oficios de Concejo o cobrar de ellos ciertosimpuestos de los que no parecían estar exentos. El hecho dio lugar a un farragoso papeleo quese repetía con igual contenido cada vez que se intentaba un cobro de ese tipo.46 Sin embargo,con motivo de la Guerra de Sucesión, el papel militar del teniente de alcaide del castillo y sussoldados fue nuevamente puesto en duda. En esos años se fortificaría por última vez toda laciudad, fundando las obras en el temor a una invasión de las tropas del archiduque Carlos deAustria. En ese clima pre-bélico es en el que los regidores pudieron devolver el cierto revésque habían sufrido en 1623, contestando con cierto desdén a las peticiones del alcaide delcastillo con el que no contaron para el plan defensivo que se había trazado. La inutilidad de talcargo y la injusticia del cobro de las rentas por ejercerlo fueron nuevamente puestas demanifiesto. Los acuerdos contenidos en las actas capitulares son los siguientes:

1705-diciembre-22. En este ayuntamiento se vio un memorial de don José García deAlcaraz, teniente de alcaide de la fortaleza de esta ciudad, en que dice se hallaindefensa dicha fortaleza por lo antiguo y falta de guarnición y agua y estar losaljibes sucios y maltratados; pide a esta ciudad se sirva dar providencia para queestén corrientes y juntamente se reparen las murallas con festones terraplenados quesirvan de trincheras en su defensa y lo demás que refiere. Por la ciudad visto el dichomemorial, dijo que está pronta a todo cuanto sea del real servicio y utilidad pública yque la diligencia de limpiar los aljibes para que se mantengan las aguas la podíahaber ejecutado y ejecutar al presente dicho teniente de dicha fortaleza, pues nopuede dudar que los soldados que tiene dicho castillo de dotación para su guarniciónéstos están exonerados de todas cargas concejiles aunque son vecinos y éstos enningún tiempo del año como tampoco el dicho teniente de alcaide no asisten ni hanasistido en dicho castillo, pues si (lo) hubieran hecho, o alguno de ellos, no sehubieran experimentado las ruinas de su fábrica y cercas; deseando esta ciudad darla mejor disposición para su guarda acordó que se le dé recado a dicho tenientealcaide para que mande que dichos soldados de dicho castillo den principio a lalimpia de dichos aljibes a que la ciudad dará disposición para que se perfeccione,como también al reparo de los portillos de las murallas, sin embargo de no constarleser de su obligación semejantes diligencias y reparos, sí privativa del señor castellanoque lo es en propiedad el excmo. señor duque de Montalto y de dicho don José García

45 A.M.L. Sala II, caja 57.46 A.M.L. Sala I, caja 44. Expediente de nombramiento de soldados del castillo 1626-1735.

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en su nombre por lo mucho que interesa el real servicio en estas diligencias y laciudad lo desea; dicho recado sea y se entienda así mismo para que se reconozcandichas murallas y reparos que al presente necesitan con personas peritas y de todaexperiencia e inteligencia sin perder hora de tiempo de que se dé cuenta a esta ciudadpara dar la más pronta providencia y porque la dotación y número de soldados de quese compone dicho castillo conviene se sepa para presentarlos si conviniere en estasregencias, exhiba el pie de lista al presente escribano.

1706-septiembre-13. En esta junta se confirió sobre el modo de fortificar esta ciudadpor las partes que hasta ahora no lo está y siendo el dar toda la circunvalación quemira desde el nuevo fortín de la puente Moraleja hasta el salitre que llaman deQuesada y de allí incorporarlas con la cerca que sale del castillo con lo cual quedaríatoda la ciudad cerrada en el modo posible y que permite la urgencia. Para ello ycaminar con acierto se deliberó se fuese a dicho sitio por todos los caballeros de estajunta llevando consigo a D. Pedro Montemayor, caballero del orden de Santiago,persona que ha servido mucho a Su Majestad y que por sus experiencias podrá a loreferido dar dictamen y a D. Patricio Morán, capitán comandante del brigadier Sr. D.Daniel Maoní, y a don Mauricio Goyerán, capitán teniente de caballos, para queconferido entre todos el mejor modo de defensa, circunvalación y fortines que se hande ocupar se trate con la junta y ponga en ejecución la defensa que mejor parecierede esta ciudad y se haga el mayor servicio de Su Majestad y resguardo de sus vecinos…

1707-enero-9. La ciudad dijo que respecto de hallarse en el castillo de esta ciudad losprisioneros que se enviaron por el excmo. sr. Obispo de Cartagena y éstos haberhecho fuga mucha parte de ellos y siendo de la obligación del alcaide de dichocastillo la guarda y custodia por haberse entregado de ellos y no ser de la obligaciónde esta ciudad sí sólo poner las guardas en caso que se necesite y esto lo haejecutado, y según la proposición hecha por el señor corregidor el día primero delpresente en que se dan causales que han motivado a dicha fuga y deseando estaciudad su mayor guardia y custodia por lo que de su parte toca y por lo que miraúnicamente al real servicio respecto de hallarse en la villa de Almazarrón don JoséGarcía de Alcaraz alcaide de dicho castillo y a quien toca su custodia y guardia,acordó se le escriba a dicho don José García para que luego al instante se venga aesta ciudad para asistir a la obligación de su empleo que si esto lo ejecutare comoesta ciudad lo espera toma a su cuidado el dar las providencias para la seguridad dedichos prisioneros como lo ha dado y da en poner puertas de toda fortaleza en lassalas de mayor seguridad que no tienen ventanas sí sólo la luz de las saeteras y en elinterim que no viene dicho alcaide se pongan diez vecinos de la mayor satisfacción yseguridad que pareciere a los caballeros capitanes de parroquias de la dotación; y asímismo cuatro soldados de los de la dotación de dicho castillo los cuales asistan porsus personas sin poderlo encargar a otro si no fuese en caso que tuviese enfermedad…

1707-febrero-12. El señor corregidor dijo que los días pasados hizo proposición eneste ayuntamiento se necesitaban de dos puertas fuertes para el castillo y mejorguardia de los prisioneros que hay en él y que la ciudad le encargó las mandase hacery con efecto se han hecho y el carpintero pide cien reales en que se han tasado; y elcerrajero ciento diez de las cerraduras; y el herrero cincuenta de goznes y clavazón. Yson pobres hombres que necesitan de su trabajo para su alimento y la ciudad no les

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ha librado en sus propios para dar satisfacción en cuya atención pide a la ciudad losmande librar en lo más pronto de dichos sus propios por ser cosa tan justa …

La insistencia de los regidores en cuanto a la alcaidía del castillo, razonable en vistadel abandono que refleja la ausencia incluso de puertas, dio finalmente sus frutos. Desde 1722el nombramiento de alcaide ya lo hacía la ciudad, recayendo ese año en el regidor y alférezmayor de Lorca Pedro Nicolás Fernández Menchirón, y desde diciembre de 1738, por realorden, este oficio, que tenía un carácter meramente testimonial, se desligó definitivamente delos duques de Montalto -sucesores de los Vélez- pasando a desempeñarlo vitaliciamente elregidor Andrés Fernández de Cáceres.47 En lo sucesivo, y hasta la supresión del cargo, a lamuerte de un alcaide el Concejo proponía una terna entre la que el rey designaba a la personaque ejerciera tal función. Los pasos necesarios para la desaparición definitiva de la alcaidíalorquina comenzaron en mayo de 1792, cuando quedó vacante el oficio por muerte de suúltimo poseedor proponiendo el Concejo, consecuentemente, una serie de nombres al capitángeneral de la zona para que los enviara al rey y que éste resolviera.48 Sin embargo, en estaocasión, y antes de tomar decisión alguna, Carlos IV quiso saber todo lo concerniente a laalcaidía y a la fortaleza, para lo cual remitió carta a Victorio de Navia, conde del Campo deAlange -el ya mencionado capitán general-, para que a su vez, a través de un ingeniero militarde Cartagena, se informase sobre todo lo referente al particular. Al recibir la orden el Concejopor conducto de la capitanía general, dispuso todo lo necesario para atender convenientementeal ingeniero y a su vez designó a dos regidores para que hiciesen un informe con lo que se lespedía relativo a estado, pertrechos y emolumentos del castillo de Lorca. El trabajo elaboradopor estos dos regidores, incluido en las actas capitulares, es el que sigue:

En cumplimiento del decreto de V. S. para que informemos sobre los particulares quecontiene la Real Resolución dirigida por el excmo. sr. Capitán general de este reino yel de Valencia, que va por cabeza de este expediente sobre los particulares que SuMajestad quiere saber antes de resolver las propuestas de la alcaidía de esta ciudad,que por menor inserta dicha real resolución, debemos decir lo siguiente. En estaciudad nunca ha habido castillo, y sólo existen las paredes forales de una pequeñatorre llamada del Espolón, de construcción árabe, que ocuparon los moros, cuyocentro está enteramente arruinado y tapiada la puerta para que no sirva de asilo amalhechores. A distancia de ciento cincuenta varas hay otra nombrada Alfonsina porhaberla mandado construir el señor rey don Alfonso el Sabio cuando se conquistó estaciudad en el año de mil doscientos cuarenta y dos, de igual construcción y gusto quela antecedente. Su planta un cuadrilongo de poco más de veintiséis varas por unfrente, de veintitrés por otro y su altura total de veintiocho varas, dos pies y seispulgadas, y con algún quebranto en su superficie por no haberse hecho en ella reparoalguno desde que se edificó. Está situada a la cumbre de una mediana montaña encuya falda está colocada la ciudad; y las murallas que las rodeaban y fortalecían sehallan absolutamente destruidas. El terreno que ocupa la expresada torre Alfonsina esrealengo, de muy corta extensión, inútil por su situación y por consiguiente de ningúnvalor; y de su edificación y composición nadie ha cuidado ni cuida. Los pertrechosexistentes en la referida torre son tres tiros de inmemorial fábrica de diecinuevepulgadas de largo, tres de calibre, una y media de grueso y cinco de diámetro total enla recámara, inútiles para todo servicio. No se encuentra documento alguno que

47 MOROTE, op. cit. pp. 195-196.48 Con respecto a la alcaidía del castillo desde 1792 hasta 1797, ver A.M.L. Actas capitulares de 7 y 30 de juniode 1792 y de de 8 de agosto de 1797. Además el expediente relativo a la supresión de la alcaidía en 1797 que seencuentra en Legajo Monográfico de Milicias nº 4.

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acredite el origen y objeto de los emolumentos de un censo que cobraba el alcaide dela insinuada torre del Espolón que eran tres reales sobre cada una de las veintitréshilas de agua de la tanda de la veintena del Espolón, y sólo hay una verosímilconjetura de que habiendo quedado veintitrés pobladores en esta ciudad cuando seconquistó, que se domiciliaron en la inmediación de la referida torre bajo la custodiay protección de su alcaide, a los que consta por los libros de repartimientos se lesdonó cierta porción de tierras con el agua explicada, se les impondría el citado censoa favor del alcaide que los protegía y custodiaba dentro del territorio de su gobierno,cuyo censo ya muchos años hace que no cobran los alcaides, sin duda porque no lohabrán estimado justo, respecto a que se arruinó la torre del Espolón, cesó sualcaidía, no existen vecinos de ella y por consiguiente expiró el motivo por que seimpuso el censo. Tampoco se halla documento que preste derecho a los alcaides paraexigir una res de cada manada de toda especie de ganado de las que transitan por eltérmino de esta ciudad o se traen a deshacer en ella, pues sobre esto sólo se encuentraque en el año de mil cuatrocientos ochenta y siete, por sentencia que pronunciaron enesta ciudad Alonso de Castro, alcalde entregador de cuentas y cañadas, y Jorge deVergara, alcalde mayor de ella, su acompañado, dijo el dicho alcalde entregador quepor cuanto se habían presentado ciertas provisiones del rey y de la reina para quehubiese información de los lugares donde se recojan portazgos, pontajes, peajes,borra y asadura y castillería y otras imposiciones injustas, las que mandase quitar; yque por información de testigos presentados por esta ciudad había hallado que losalcaides de su fortaleza llevaban asadura, que es dicha castillería, una res, y que elConcejo de esta ciudad llevaba de borra una res y una cabrita de cada cabaña queentra a herbajar en los términos de esta ciudad; lo cual llevaban de largo tiempo yestaban en posesión de la coger y llevar; por lo que declaro que el dicho alcaide yConcejo puedan llevar de allí en adelante la dicha imposición. Según esta sentencialos alcaides debían sólo cobrar una res de cada manada de ganado que entrase aherbajar en el término de esta ciudad, como ésta lo ha ejecutado regulando treinta ycinco reales por cada res y los alcaides lo han extendido a todos los ganados quepasan de tránsito por el territorio. El motivo de esta imposición era porque lospastores y ganados libraban su seguridad en la protección y auxilio de los alcaides delos castillos y sus soldados, como sucedía en tiempo de los señores Reyes Católicos, yen justa recompensa pagaban estos derechos; pero habiendo cesado la causa de lacontribución de rigurosa justicia debe cesar ésta, porque si en la civil sociedad nopuede ninguno exigir de esta utilidad sin que por su parte la recompense, ningúnderecho tienen los alcaides para percibir de los ganaderos estos emolumentos sinrecompensarles con beneficio alguno. También los alcaides han gozado del fueromilitar y lo mismo cuatro o cinco soldados que han nombrado que por esta razón, sinocupación, destino, ni uniforme, han estado exentos de toda carga concejil enperjuicio de los demás vecinos. Regularmente han sido éstos personas dependientes delos mismos alcaides y frecuentemente aquellas más idóneas para llevar cualquiercarga real o personal, dando motivo el goce de este fuero a varias competencias conla jurisdicción ordinaria. En las vacantes de la alcaidía han percibido los señorescorregidores estos emolumentos, lo que al parecer se ha fundado en que siendo ésteun empleo que por orden de Su Majestad recaía en un regidor, muerto el alcaidehacía de tal el caballero corregidor como cabeza del Ayuntamiento cuya práctica seha observado siempre. A consecuencia de la real orden que se comunicó alcomandante general interino don José de Rojas con la fecha de trece de julio deochenta y nueve, dispuso esta ciudad que de cada manada de ganado de quinientascabezas de lanar o cabrío que transitasen o herbajasen en el término de esta ciudad

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percibiesen los alcaides veintidós reales y excediendo de este número aún cuandopasasen de mil cobrasen treinta reales, y siendo de cerda las quinientas cabezastomasen treinta reales, y subiendo de estas cuarenta reales, cuyo arreglo se remitió ala superioridad y hasta de presente no ha tenido aprobación. De la construcción,estado, magnitud y situación de la referida torre Alfonsina y de los pertrechos que enesta se encuentran, se evidencia claramente que no es cosa digna de atención ni quese debe mantener con objeto alguno militar, mayormente en las actualescircunstancias de lo numeroso de este pueblo y su situación que con ningún motivopudiera prestarle auxilio la dicha torre en cualquiera invasión, y por consiguienteninguna utilidad puede traer su conservación, antes bien debe suprimirse la alcaidíade ella como se ha hecho con otras muchas de igual naturaleza que se hallan en lapenínsula, quitándose de este modo la injusta exacción de los derechos que llevan losalcaides que sólo sirve de beneficio y utilidad a éstos y de grave perjuicio de la causapública, mayormente habiendo ya cesado los motivos que dieron fomento a suimposición y no ser ésta ya otra cosa que una gabela perpetuada en conocidodetrimento de los ganaderos y marchantes transeúntes. Que es cuanto podemosinformar a V. S. sobre el particular y en su consecuencia podrá resolver V. S. lo quefuere de su agrado. Lorca 28 de junio de 1792 …

El Concejo aprobó el informe precedente, en el que aflora una clara intenciónpartidista que comienza incluso con la sorprendente negación de la existencia del castillo, yacordó … que se suplique a Su Majestad que si fuere de su real agrado se digne conservar elnombramiento de alcaide de la significada torre sin el goce del fuero militar ni emolumentosalgunos, únicamente con el fin de conservar esta regalía a la ciudad y para que el alcaidecuide de la conservación de la expresada torre y demás antiguos vestigios que quedan de estemonumento, señalando para ello algunos caudales para la reedificación y reparos a lo menosde la expresada torre de los fondos de propios, para que el transcurso del tiempo no borreesta memoria, cuyo nombramiento podrá hacerse anualmente por esta ciudad en uno de susconcejales, o que quede al cuidado de la real justicia para evitar que, desmembrada algunaparte de la significada fortaleza o de la montaña en que está colocada, pueda causarperjuicio a la población y sus habitantes …

La alcaidía del castillo fue suprimida por real orden de 24 de julio de 1797, destinandola torre a almacén de pólvora y de los efectos del regimiento provincial de Lorca, para cuyocumplimiento se entregó la llave de la puerta al teniente coronel y comandante delmencionado regimiento Gonzalo Guevara. La real orden explicitaba también las siguientescosas: con cargo a los fondos de ese regimiento se atendería al reparo que necesitase la torre;se suprimían los derechos que los alcaides llevaban sobre algunas hilas de agua; el terrenocircundante a la torre quedaba sujeto a la real jurisdicción, encargándose a los empleados dela justicia velar para la conservación de la tranquilidad pública; se dejaban para los propios dela ciudad las restantes tierras del castillo que estaban puestas en cultivo; y se mandaba, porúltimo, que cesasen en sus empleos los soldados del castillo. De este modo parecía concluir lavida activa de la fortaleza lorquina, dedicando sus instalaciones a almacén, y también expirócualquier relación de la ciudad con los aspectos militares de su castillo que no era ya más queun recuerdo de glorias pasadas.

III.1 Descripciones del castillo en el siglo XVIII

La ruina y abandono del complejo militar situado en lo alto de la sierra del Caño,corrió paralela a la reutilización e incluso desaparición de los fortines, torres, puertas y

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murallas que rodeaban buena parte de la ciudad. Se puede decir que en la segunda mitad delsiglo XVIII se liquidó definitivamente cualquier atisbo que indicara la condición de plazafuerte que Lorca ostentó mientras fue frontera con el reino de Granada -salvo el imborrableperfil del castillo sobre la sierra- y también la cierta apariencia militar que recuperaría conmotivo de la Guerra de Sucesión. Morote, que escribía en 1739, ya da cuenta de ladesaparición de la Puerta de Nogalte y de lo malparadas que se encontraban las que en esamisma línea defensiva había hasta llegar a San Pedro.49 En un momento de su relato Morotedice así: No puedo dejar de notar la grande omisión, que en mi tiempo he conocido, en losque por obligación de sus empleos en el gobierno de esta ciudad debían cuidar de laconservación de antiguos monumentos, que al paso que son lustre glorioso de los pueblosllaman las atenciones de sus hijos estimulándoles a grandes acciones. La última puerta endesaparecer fue la de la Palma, que se derribó con motivo de la apertura de la calle LopeGisbert en 1879. Lorca no fue una excepción en este proceso de transformación urbana quepuede observarse en multitud de ciudades españolas y que en Lorca comprende, de modogeneral, dos fases: una primera situada a mediados del siglo XVIII, en la que se atiende sobretodo a la reforma de los espacios interiores de la ciudad, creando amplias plazas, nuevosedificios significativos de carácter público, privado y religioso, y a la correspondienteordenación de espacios con trazados ortogonales; y una segunda fase, situada las últimasdécadas del XIX, en la que sobre lo hecho anteriormente se planea el trazado de ampliosviales y el crecimiento del caserío ocupando, sobre todo, los nuevos espacios creados por ladesamortización religiosa y otros abiertos por el derribo de viejas edificaciones.

Contemporáneamente a esa primera fase de transformación urbana, el castillo de Lorcava a ser descrito por cuatro veces conteniendo esos testimonios una valiosa información detestigos oculares y además, como veremos, representaciones gráficas de excepcionalimportancia para conocer el estado de la fortaleza en ese período. Las dos primerasdescripciones corresponden a sendos historiadores locales que escriben con muy pocos añosde diferencia. En 1734 el presbítero Ginés Antonio Gálvez Borgoñoz, en su MussatoPolihistor…50 se ocupa brevemente del castillo interesándonos, sobre todo, lo que aporta encuanto a las puertas de entrada al recinto amurallado, los aljibes y el sistema de captación deaguas para el aljibe de la torre del Espolón. Para entender mejor la situación de las puertas esconveniente advertir que la "segunda cerca" a la que se refiere el texto es la que partiendo dellado del mediodía iría hasta lo que conocemos hoy como murallón y desde ahí, englobando alas parroquias altas, vendría a cerrarse en el Porche de San Antonio. El principal acceso alcastillo lo sitúa en el lado Norte, nombrándolo como Puerta del Pescado, y con respecto a lasotras entradas dice así:51

3.- La segunda puerta estaba en otro entradero que tenía al Poniente. Era, yes, comunicación para la sierra que llaman del Caño, por venir de ella el aguaencañada (que se bebía y bebe en esta ciudad) a dar en un collado que separa lamontaña e islote de la fundación de toda la sierra. Y en lo hondo de él está la Balsicaque llaman de la reina mora. Y a la parte de adentro de la puerta, y para su defensa,estaba y está la torre que llaman del esperón, la que fabricó el arte fuerte y pulidapara suplir lo que en las otras dos puertas puso naturaleza. Y aunque dicha torrevulgarmente la llaman del espolón, por lo que al parecer la vista registra y hacer lamuralla como punta, reflexionándose en considerar son tres la puntas que hace,

49 MOROTE, op. cit. pp. 176-179.50 GÁLVEZ BORGOÑOZ, G.A. Mussato Polihistor. Manuscrito original fechado en 1734, existente en laBiblioteca Nacional, que fue editado por primera vez en 1991. Ed. Ayuntamiento de Lorca y CAM, Lorca 1991.51 GÁLVEZ BORGOÑOZ, op. cit., pp. 38-39.

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defensa una de otras por tener sus garitas, queda desvanecida esta denominación,pues, caso fuera, se debía llamar de los espolones por ser tres; y espolón, que suponeuno, y es corruptela del vocablo el llamarse así. ...

4.- La tercera puerta miraba al levante, en otro entradero, y estaba contigua alrisco que hay a la parte de dentro, a mano derecha de su entrada, el que naturalezapuso como torre para su defensa. Y distante de esta puerta unas ochenta varas, a pocadiferencia, está en lo más alto del risco del Castillo la Torre Alfonsina, fabricada pordicho señor rey D. Alonso después de la toma. La salida de esta puerta se reconoceser a la segunda cerca, pero las de las dos anteriores fuera. Otra salida hubo tambiéna dicha segunda cerca a espaldas de la iglesia de Señora Sta. María, que es por dondede presente sube la procesión general día del Señor S. Clemente, por haberse perdidola subida antigua de la Puerta del Pescado, la que siempre se había mantenido enmemoria de haber sido rendida la plaza en esta puerta, donde fue la entrega de llavesa dicho señor, a la sazón Infante. Pero esta salida fue inventada por el arte,rompiendo la cortadura del peñasco, y dándole entrada lo que antes estaba cerrado.

Este texto tiene su importancia porque afirma unas cuantas cosas en las que quizás nose ha reparado convenientemente y que además vamos a ver inmediatamente descritas deparecido modo en el conocido libro de Morote. A la puerta bajo la torre del Espolón, cuyaexistencia a veces ha sido puesta en tela de juicio, añade otra situada en el lienzo de murallaque por el Sur corre entre las torres del Espolón y Alfonsina, bajo un montículo rocoso que leserviría de defensa y pegada al arranque de la segunda cerca. El inicio de este arranque seconserva hoy y junto a él es posible ver un quiebro hacia dentro de la muralla, con un torreónjusto enfrente y en el interior, a mano derecha según se entraría, el montículo rocoso con loscorrespondientes restos de torre. De esta puerta no queda hoy el más mínimo vestigio ya quedesapareció definitivamente en las importantes reformas de comienzos del siglo XIX de lasque se hablará más adelante.

Si resulta interesante la existencia de esta puerta que prácticamente estaba olvidada enlos trabajos más recientes dedicados al castillo lorquino, no lo es menos el dato referido a laconstrucción de la actual puerta de entrada, situada a mediodía y a la que se llega a través deuna rampa en zigzag. Vino a sustituir a la arruinada Puerta del Pescado y, aunque no se da unafecha precisa, parece que el autor del Mussato… pudo alcanzar a ver en su juventud cómo seconstruía o bien pudo serle comunicada la modernidad de esa obra por gente de más edad querecordaba lo novedoso de ese acceso. Datar esta puerta en la segunda mitad del siglo XVII noparece por tanto muy aventurado, y más teniendo en cuenta que Morote, que nació en 1680 yque escribía su libro hacia 1739, ni siquiera hace mención de ella quizás por su modernidad.

La segunda descripción a que se hacía referencia antes corresponde al libro del tantasveces nombrado fray Pedro Morote Pérez-Chuecos, autor de la primera historia extensa deLorca, inscrita en la tradición historiográfica española ligada a una corriente claramenteeclesiástica, que veía la luz en 1741 con el título Antigüedad y Blasones de la Ciudad deLorca … La información que ahora nos proporciona el franciscano es mucho más extensa yrica en datos y por su claridad apenas precisa ser matizada. Con lo que ya hemos visto,teniendo en cuenta las mismas advertencias hechas para el Mussato… y excusando algunosexcesos propios de los historiadores del momento (como las atribuciones de grandes obras acartagineses y romanos, creer que la torre del Espolón es de época musulmana, o pensar queen esa misma época el castillo tenía una configuración arquitectónica muy parecida a laactual), pasemos a ver los párrafos seleccionados relativos a los circuitos de murallas de la

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ciudad, la disposición general de las defensas del castillo, los aljibes y particularidades sobresus torres:

La ciudad, que fuera de los grandes barrios que hoy tiene, tenía la misma situaciónque hasta hoy conserva, era guarnecida de dos fuertes murallas, una interior yexterior otra. La interior principiaba en la punta de dicha sierra, en el mismo sitio ala parte de Levante, al pie de la fortaleza de la Velica que predomina por aquellaparte la ciudad, inaccesible por todas partes si no es por dentro de la ciudad. Estamuralla corre hoy por la calle de los pozos hasta el porche de San Ginés y continúapor la Zapatería, convento de religiosas de Madre de Dios, y por una de las naves dela insigne colegial, torre del reloj, pósito y fortaleza a él vecina; y siguiendo sudilatado curso pasa por el cementerio de la iglesia de San Pedro, hasta el torreón dela puerta Cervera; y de aquí, cruzando un profundo barranco, subía hasta engarzarseen la más elevada muralla, que gira la eminente cima que forma la ciudadela, ocastillo grande... Esta muralla fue obra de Cartagineses... Dicha muralla tenía en seisgrandes torreones seis puertas y cada una estaba enfrente de otra torre muy cercanaque sirviendo de baluarte a la muralla defendía al mismo tiempo la antepuerta... Laspuertas son estas. Puerta Nueva, bajo la Velica; porche de San Ginés, donde hoypermanece; porche del convento de Madre de Dios, que quizás se pueda identificarcon la puerta llamada de Gil de Ricla; Puerta de los Santos, situada entre lo queactualmente es el juzgado y la portada de la colegiata; la de los Albaricos, o Torre deLeyva o Cervera; y la última estaba en el lugar llamado las Puertas, salida de laciudad hacia la sierra del Caño... por el mismo sitio que cruza el agua de la fuente, enmedio del Espolón y torre Alfonsina.52

Morote habla a continuación de la segunda muralla, la exterior, a la que hacecomenzar en la Puerta de San Ginés uniéndose en este punto con la de los Cartagineses,terminando en el cementerio de San Pedro, junto a la puerta Cervera. Coloca en ella laspuertas conocidas y de fácil ubicación: San Ginés (distinta del porche conservado de SanAntonio), Arquillo, Puerta de la Palma, Arquillo de la Magdalena y Puerta de Nogalte.Tomando la dirección de la calle Alta, matadero viejo y ermita de San Roque, enlazaba con lamuralla interior.

Por la parte de esta planicie que domina toda la ciudad y barrio de San Cristóbal semiraba un fuerte torreón que de peña tajada formó la naturaleza, que con sola lamuralla que le guarnecía y le guarnece le hace inaccesible. En la parte opuesta, quees la punta de esta planicie, que forma como una proa de nave, estaba y hoy se miracon admiración del arte, una antiquísima torre de singular fortaleza, de piedra todalabrada, la que sobrepuja a las murallas que giran la planicie; su anchura es dedieciséis varas en cuadro. Tiene sobre el primer cuarto de su entrada, que es de nuevevaras de luz, una sala de la misma capacidad, aunque de poca luz por lo estrecho desus lumbreras y anchura de sus paredes. Debajo del primer piso tiene un aljibe muyprofundo, de la misma capacidad de la torre, y en tiempo de moros no usaron de élpara tener agua y lo hicieron cruel mazmorra... Sus hermosas bóvedas están con tantoarte ejecutadas que en ellas se admira el enlace primoroso de la hermosura yfortaleza... En el costado de la muralla que por Oriente y Mediodía hasta Ponientepredomina a toda la ciudad, hay dos escollos de peña, que se levantan de lo interiorde la muralla como unas cuatro varas... a éstos guarnecidos de murallas les dio elarte la hermosura y forma de baluartes y la naturaleza la fortaleza. Los dos distan con

52 MOROTE, op. cit., pp. 177-178.

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igualdad de las dos puntas referidas, siendo mucho mayor la que entre ellos se halla;y para su mayor hermosura y fortaleza en el medio, contiguo a la muralla, hizonuestro príncipe don Alonso fabricar, después de la conquista, la torre que llamamosAlfonsina... La ciudadela o planicie elevada de los castillos tenía tres puertas para sugobierno, y de éstas sola una era la principal y la que hoy se conserva en un gruesotorreón que está unido a la muralla por la parte del Norte, y mira al río, muy vecino ala iglesia que hoy se mantiene de San Clemente, papa y mártir, nuestro patrono. Suantepuerta, que es la foral, guarda el mismo orden que las que dije de las murallas,teniendo enfrente de ella un baluarte vecino que la defendía, y la puerta que está a lointerior de la plaza tenía inmediato otro escollo de peña y en él formada una torre, noalta, que embarazaba la entrada a la ciudadela; y ésta se llamó siempre la Puerta delPescado... De las otras dos, la una estaba cercana al sitio que hoy la torre Alfonsina,casi contigua al engarce de la muralla de los Cartagineses con la de la mismaciudadela; la otra, inmediata a la torre del Espolón, y se llamaba la puerta falsa...Por esta puerta se salía para tomar las aguas de la vecina fuente y balsica de la reinamora, e introducir los socorros de leña, etc.53

Dentro de todo este recinto había, y hoy se conservan, nueve grandes aljibes en dondese recogían todas las aguas pluviales de todo este terreno; los ocho están juntos ycontiguos a la muralla del Norte, y en todos ellos comunicables las aguas por lointerior de unos a otros. Su fábrica es de lo mejor que hoy se ve; pues estando sobrela cortadura de un peñasco, y en tanta eminencia, no se halla vaso de cristal quemejor conserve las aguas... Otro mayor aljibe está al lado de la torre Alfonsina, y enésta un estanque capaz en que se recibían las aguas que se recogían en la plaza dearmas. Para el servicio ordinario tenía la guarnición de estos castillos, cercano a latorre del Espolón, en lo bajo del cerro, una balsa pequeña que llaman la balsica de lareina mora, la que siempre estaba llena de agua de la fuente...54

La fábrica de esta majestuosa torre es de lo mejor que en fortalezas tiene estapenínsula... Su altitud es de treinta y seis varas; su longitud veintisiete y media; sulatitud veintitrés; y su profundidad es el cerro... El grueso de sus paredes es de cuatrovaras y media; su escalera compuesta de ciento catorce escalones, cada uno de unapieza y todos de sillería, está colocada casi en medio de la pared que mira a laciudad... La altura de esta fortaleza está repartida en tres partes, las que cubrenbóvedas de fuerte ladrillo, todas a prueba de bomba, la que se hace más famosa por elmacho de siete varas de largo y tres y media de ancho, todo de sillería en el exterior yen el corazón de argamasa fuerte, subiendo desde el suelo y centro hasta la últimasuperficie de esta fortaleza. De éste salen unos fuertes y vistosos arcos de piedra, dosde cada una de sus esquinas a los cuatro ángulos de las tres estancias, sobre los quese forman las dichas bóvedas con particular hermosura. Los cuartos soleros y los deen medio tienen menos luz, aunque es la suficiente, por participarla por lasventanillas elevadas, estrechas por la pared foral y rasgadas por la interior.

Las salas de la tercera estancia son más claras, por percibir las luces de cuatrograndes y vistosas ventanas, cuyos hermosos arcos mantienen unas pulidas y bienbruñidas columnas de finísimo mármol. Tiene dentro un aljibe muy limpio que de lasuperficie recibe las aguas pluviales por oculto cauce.55

53 MOROTE, op. cit., pp. 179-181.54 MOROTE, op. cit., p. 18055 MOROTE, op. cit. p. 195.

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Muchas de las cosas que apunta Morote -al margen de los errores conocidos oapreciaciones a todas luces equivocadas- nos pueden parecer hoy improbables o fuera de todalógica. Sin embargo, no cabe duda de que él es un testigo privilegiado del estado del castilloen ese momento y que por algunas de las observaciones que hace demuestra conocer deprimera mano lo que está describiendo, ya que no existe ningún texto anterior que incida enlos aspectos que trata. De hecho, su descripción de la fortaleza, así como otras muchasinformaciones sobre diferentes asuntos, serán utilizadas fielmente por historiadores localesposteriores.

Siendo estas dos descripciones del castillo de mucho interés, sin duda las másimpactantes desde el punto de vista informativo y gráfico se producirán en 1781, 1792 y 1799.La primera de ellas está contenida en un expediente que se conserva con dos amplios planosen el Archivo Histórico Nacional.56 Uno de ellos, de peor factura y bastante impreciso, hechopor el arquitecto Lucas de los Corrales, recoge en detalle todo el cerro del castillo con unaexplicación más o menos pormenorizada con aspectos generales de las edificaciones -torres yaljibes-, caminos, puntos de acceso, etc; el otro, realizado por el también arquitecto JerónimoMartínez de Lara, director entonces de las reales obras en la ciudad, contiene una leyendamucho mejor e incorpora además plano de la ciudad, planta y perfil generales del castillo yuna planta y alzado de la torre Alfonsina con el recinto de la ciudadela, especificando lasreformas necesarias para recuperar la funcionalidad de este recinto. Iban a consistir éstas en losiguiente: reposición de todo el coronamiento almenado de los muros de la ciudadela,rehaciendo casi enteramente el muro Sur de este recinto; pegado a este último muro seconstruiría una galería alargada -¿comedor?- con cocina; reparación de los adarves; y hacer unparapeto en la terraza de la torre Alfonsina con tres cañoneras por cada lado.

Se inició el expediente en 1780 por una real orden para que se hiciesen reparos en lafortaleza de cuenta del caudal de los propios de la ciudad. En ninguna parte delencabezamiento del expediente consta que las obras en la fortaleza estaban encaminadas aconvertir la torre Alfonsina y su plaza de armas en prisión, motivo que se averigua ya muyavanzado el trámite. La razón para construir esta prisión hay que buscarla en el contexto de lapolítica exterior española del momento. Las hostilidades entre España y Gran Bretaña debidoa las posesiones coloniales, tuvieron como derivación frecuentes incursiones de los inglesespor la costa del Mediterráneo que afectaron también al litoral murciano. Tras el apresamientode barcos y tripulaciones en los caladeros naturales de Águilas, el deficiente castillo de aquelenclave costero fue utilizado como prisión, produciéndose numerosas fugas. Para evitar lafacilidad con que los prisioneros volvían a la mar y eran recogidos por embarcacionesinglesas, se designó al castillo de Lorca como prisión con el fin de evitar facilidades a loshuidos. Varios expedientes del Archivo Municipal57 dan cuenta de la utilización de la torreAlfonsina como prisión de marinos ingleses hasta 1805 y también de las huidas que éstosprotagonizaron en Lorca dada la ruina de la torre y sobre todo de su plaza de armas. La mássonada de ellas tuvo lugar precisamente en ese año de 1805 en el que en torno a una veintenade presos se fugaron quedando finalmente sólo dos que habían vuelto voluntariamente a laprisión. Además del estado calamitoso del edificio, se advierte a través de los informes unafalta de coordinación entre los militares de la zona y su capitanía general establecida enValencia, así como una evidente carencia de recursos y hombres para que el corregidor y lajusticia lorquina hicieran frente a los gastos de mantenimiento y custodia de los prisioneros.

56 A.H.N. Consejos. Signatura 2926-7. Planos 32 y 33.57 A.M.L. Legajos Monográficos de Milicias, números 3 y 4.

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Hasta tal punto eso era así, que esta última fuga mencionada parece más una huida orquestadapara no tener que hacer frente a las obligaciones impuestas por Real Orden.

Lo concerniente a que las obras se pagasen con los caudales de propios de la ciudad esuna cuestión que se introduce cuando se insertan los nombramientos reales de los alcaides delcastillo, recaídos en regidores lorquinos, en los que se expresa que las instalaciones delcastillo serían cuidadas con dinero del Concejo, manteniéndose a cambio por parte del rey elfuero militar a aquellas personas destinadas a cuidar del complejo militar, así como el derechode cobrar unos impuestos sobre ganado y herbaje que hacía años que ya no se reclamaban poranacrónicos.

La pieza documental del Histórico Nacional comienza con una carta a Manuel Venturade Figueroa, Marqués de Croix, capitán de los reales ejércitos, fechada en San Lorenzo el 26de Noviembre de 1780, para que se "... informe y asegure si se han costeado o no por laciudad de Lorca los reparos precisos de su castillo y si en la actualidad faltan algunos quesean necesarios la obligue a hacerlos con el caudal de sus propios". Se comunicó la R.O. alcorregidor de Lorca para que se informase del estado del castillo el 26 de enero de 1781,pidiéndosele que averiguara qué obligación tenía la ciudad de acudir a su reparo y si elcastillo disponía de rentas destinadas a su permanencia. El corregidor era entonces Gaspar deAranda Villegas. Seguidamente hay un certificado del acuerdo de los regidores lorquinos de 6de febrero de 1781, cuya transcripción es la siguiente:

Castillo. En este Ayuntamiento se ha visto una Real Orden de Su Majestad y señoresde su Real Consejo de Castilla, comunicada al señor corregidor por don PedroEscolano de Arrieta, su secretario, con fecha en Madrid a veintiséis de enero pasadode este año, para su cumplimiento y el de esta ciudad en lo que le correspondiere yque sin retardación se informe a dicho supremo tribunal del estado en que se halla elcastillo antiguo inmediato a ella y qué obligación tiene ésta de contribuir a su reparo,cuál es éste y si dicho castillo antiguo tiene algunas rentas destinadas a supermanencia. De que enterada esta ciudad acordó su obedecimiento y cumplimiento ypara evacuar lo que por Su Majestad se previene y manda nombraba y nombró porcomisarios a los señores don José García Sarmiento y Rubira y don Francisco RuizMateos, regidores, a fin de que informen a la mayor brevedad lo que les pareciere ypor bien tuvieren adaptándose a los antecedentes que hubiere así en el Archivo deesta ciudad como en la contaduría. Y hecho se dé cuenta.

El 22 de marzo de este mismo año se comunicaba por los comisarios haber satisfecholas peticiones del rey... en cuyo informe se menciona el plano diseño del castillo y fortaleza deesta dicha ciudad, su explicación, circunstancias y documentos justificativos... Este plano yexplicación que se citan son los que hizo Martínez de Lara. El expediente continúa con elsiguiente auto:

"Auto. En la ciudad de Lorca a seis días del mes de marzo de mil setecientos ochenta yun años el señor D. Gaspar de Aranda... dijo que mediante hallarse su merced conmapa y diseño del castillo de esta ciudad formado por D. Lucas de los CorralesMaestro de Arquitectura de notoria habilidad y conducta con el fin de cumplir sumerced con lo que se le ordena por Su Majestad y señores del Supremo Consejo deCastilla por medio de su secretario de cámara D. Pedro Escolano de Arrieta confecha de 26 de enero de este año; Y que para completar dicho informe sin retardación

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el presente escribano certifique a continuación de éste si esta ciudad tiene algunaobligación a contribuir a los reparos precisos que ocurran de su castillo..."

Se pide también que se informe sobre las rentas de que dispone el castillo y que el arquitectoque lo ha reconocido certifique los reparos que son necesarios.

A continuación se inserta la notificación a Lucas de los Corrales y sendascertificaciones de los libros capitulares del Ayuntamiento de Lorca, de fechas 1739-febrero-7y 1764-agosto-21, correspondientes a los nombramientos de alcaide del castillo recaídosrespectivamente en los regidores Andrés Fernández de Cáceres y Alfonso José FernándezOssorio. En la primera de ellas se puede leer que el rey "... fue servido concederle gracia ymerced por los días de su vida de la alcaidía del castillo de esta ciudad con diferentescalidades y entre ellas fue una que dicho castillo se mantuviese en la debida forma y sereparase de cuenta de los propios de ella". Un párrafo igual aparece en el segundo título de la

Plano adjunto al informe de Lucas de los Corrales.

alcaidía. También certifica el escribano del Concejo de Lorca que habiendo visto el contadorde propios el reglamento del Real y Supremo Consejo de Castilla "... que contiene los cargosque sobre sí tienen los propios y rentas de ella, el que reconocido, no contiene cantidaddestinada para contribuir a reparos que ocurran en el castillo y fortaleza de esta dichaciudad".

El informe del arquitecto Corrales fue éste:

"D. Lucas de los Corrales y Ruiz, profesor de arquitectura establecido en los reinos deMurcia, Granada y otras partes, estante al presente en esta ciudad de Lorca con elmotivo de hallarme nombrado en primer lugar por el Real y Supremo Consejo para ladirección de la puente que se solicita levantar sobre el río de ella, etc... encuentromuchos soparmos que amenazan total ruina, con el peligro de que desgalgándosecualesquiera porción de las que se manifiestan colgadas no sólo se percibirá el daño

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o la ruina en sus murallas, sino es que corre un gran peligro a las iglesiasparroquiales de Señora Santa María y San Pedro, como a sus muchos vecinos quecomprende, por hallarse tan inmediatas sus fábricas a la falda del castillo que esindispensable dejar de hacer mucho daño si llega a rodar cualesquiera porción de lasreferidas a ellas y para su remedio he medido mil ciento siete varas cúbicas que senecesitan construir de piedra yeso que es material más propicio para la mayorprontitud en su fuga y que el apoyo es únicamente el que se necesita y no otromaterial cuyos soparmos se hallan en este descubierto desde la subida principal aldicho castillo con quince varas más sobre su derecha a la subida hasta la torre quellaman del Espolón; pues aunque se encuentra otro cóncavo a la parte que llaman SanIndalecio, de superior concavidad a los referidos, este puede suplirse por ahora porno amenazar el daño tan próximo que los anteriores; cuyo gasto calculado por menosascendería a la cantidad de veintitrés mil quinientos setenta reales de vellón a causade que los portes serán costosos para la conducción de los materiales por su muchaelevación y no poder transitar carruajes sino es bestiales. Así mismo he reconocidolos trozos de muralla que se hallan arruinados sin tocar a lo interior de las torres, nimás oficinas que comprende dicho castillo por si se tienen por precisas suscomposturas y por su medida resultan un mil quinientas veinticinco varas cúbicas queestas no son tan precisas como las antecedentes, a menos que no se haya de ponerdicho castillo en uso cuyos daños no puedo dejar de decir son provenidos de lacontinuación de los salitreros por sus frecuentes rascaduras con los rastros y escobassin atender al peligro en que se ponen ellos y a los vecinos... 12 de marzo de 1781".

Van a continuación cartas del corregidor Gaspar de Aranda de 15 de marzo de 1781remitiendo el informe y plano de Lucas de los Corrales al capitán general de Valencia y aPedro Escolano de Arrieta, secretario del Real Consejo. Inmediatamente aparecen las copiasde los reales títulos de la alcaidía del castillo de 25 de diciembre de 1738 y de 8 de julio de1764. Hay en ellas dos párrafos significativos que se extractan a continuación: "... yconviniendo que éste se mantenga en la debida forma ordenó que desde luego y en adelantese repare y mantenga de cuenta de los propios de dicha ciudad de Lorca y que todos lospertrechos de guerra que subsistieren en él se haga un inventario y se los entreguen formal ydistintamente..." Se recuerda también la obligación que tenía el alcaide de responder de ellos.Con respecto al sueldo del alcaide se dice que se compondrá "... de los gajes pertenecientes aeste empleo y el goce del fuero militar para vos y cuatro soldados que deberéis destinar enlugar de los trece que antes asistían para el cuidado de la defensa del castillo..."

Continúa el expediente con una certificación del acta capitular en que toma posesiónde la alcaidía Fernández Ossorio de agosto de 1764. En ella aparece el inventario de lo quehay en el castillo que es lo siguiente: "-Primeramente siete piezas de artillería pequeñas; -Una campana que pesará un quintal con un rótulo que dice Siendo Alcaide Dn Diego PiñeroPonce de León. Año de 1656." No hay nada más.

Las siguientes actuaciones del expediente insisten en que los sobrantes de propios deLorca se destinen al reparo del castillo, pero queda claro que eso no iba a ser posible porque eldinero estaba destinado a las obras de conducción del agua de la Zarzadilla, ordenadastambién por el rey con anterioridad y que en estos años están cercanas a concluirse.

El 24 de abril de 1781 tomó posesión de la alcaidía del castillo el regidor Pedro Pérezde Meca en iguales circunstancias que los anteriores. A esta altura de los trámites es cuandoqueda claro el objeto del expediente, que no es otro que reparar la plaza de armas del castillo

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y la torre Alfonsina para destinar ese espacio a prisión. El 1 de julio de 1781 se remitió nuevoinforme al rey por Pedro Alcántara Pérez de Meca, alcaide del castillo. En él se dice queMartínez de Lara ha tomado cartas en el asunto por parte del Consejo de Castilla y que habíatachado de inútiles las obras propuestas por Corrales, ya que no tenían nada que ver con laprisión que se pretendía hacer en el castillo. Los fiscales del Consejo vieron finalmente todoel expediente el 1 de mayo de 1783. Seguía aún vigente la no disposición de fondos depropios para hacer frente al gasto de 78.000 reales en que Martínez de Lara evaluó la obra.

El informe elaborado por Martínez de Lara, que está cosido al plano, es como sigue:

"Muy señores míos: en virtud del oficio que vuestras mercedes me han pasado, confecha de 4 del presente mes, acompañado con la copia de una Real Orden de S. M. ySeñores de su Consejo, comunicada por el secretario de cámara D. Pedro Escolanode Arrieta, su fecha a 26 de enero próximo pasado, a fin de que se informe a dichoReal y supremo Consejo de S. M. el estado en que se halla el castillo antiguoinmediato a esta ciudad; he pasado al reconocimiento de los muros, baluartes,revellines y demás obras agregadas a dicho castillo, como también a los de laciudadela, torre Alfonsina y la del Espolón, que se encuentran incluidas en el recintointerior de los muros de dicho castillo, y para que con mayor inteligencia se venga enconocimiento de la disposición en que están cimentados, respecto al de la ciudad, conlas demás circunstancias que son dignas de atención, respecto a lo grande de susobras, he formado el plano que acompaña a esta relación y comprende toda la ciudady barrio de San Cristóbal con la vista y elevación que presenta mirada por el mediodía, con un plano particular de la ciudadela y elevación del alcázar y torre para quecon más claridad pueda mejor explicarme a fin de dar el más puntual cumplimiento ala citada Real Orden.

Como el asunto de que vamos a tratar es de la permanencia de una ciudad ypuesto fortificado y estos han sido todos tiempos la atención de los príncipes ysoberanos , por concurrir en ellos tantas y tan distintas razones de estado y que parael mejor acierto les ha sido preciso a dichos señores príncipes crear y manteneracademias y cuerpos facultativos compuestos de todas clases de oficiales de susejércitos y no encontrándome yo con más que una leve tintura de esta excelentefacultad, confieso ser grande el asunto y así sólo expondré lo que mi cortainteligencia alcance.

Desde la fundación de esta ciudad (cuya época no se puede señalar por tanantigua) parece fue la intención de sus primeros pobladores el fortificarse en unpuesto que la naturaleza les había presentado en tan buena situación y tan a propósitopara ello. Pues la montaña en que están labrados los primeros muros se eleva más de170 varas sobre el nivel de la campaña, desunida casi enteramente por todas partesde sus vecinas montañas, con una planicie rodeada de precipicios, ásperas faldas yescarpados inaccesibles, en cuyo espacio se puede colocar una población de más demil vecinos y desde cuya eminencia se registran todo alrededor las huertas, campos,montes y llanuras, alcanzando por partes a descubrirse ocho y diez leguas de terreno.La proporción de las aguas de su río, lo excelente de sus tierras, contribuyeron amantenerse e ir creciendo con los tiempos las fortificaciones, casas y gentes,agrupándose a todo esto la corta distancia que media entre ellas y las marinas.Creció la población, vinieron los fenicios y después de conquistada la fortificaronmás. Quitaron a éstos los cartaginensis el imperio y añadieron muchas más murallas

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para su seguridad. Vencieron a éstos los romanos y continuaron amplificándola yfortificándola. Deshicieron el dominio de éstos las naciones septentrionales godas yprosiguieron en aumentarla. Sobrevino a esta nación la irrupción general de lossarracenos, en tiempo del rey D. Rodrigo, tomáronla como una de tantas haciéndosefirmes en ella, hasta que fue conquistada por el príncipe D. Alfonso Décimo el día 23de noviembre de 1242. Este príncipe conquistador, conociendo las ventajas de susituación la fortificó de nuevo agregándole la fortaleza de la ciudadela, torre yalcázar que puso de su nombre, como que conocía lo gloriosa que había de ser, unaplaza que había de servir de barrera y antemural para contener la furia de los morosgranadinos, como en efecto los contuvo por espacio de tres siglos, siendo segura llavedel murciano reino, hasta la general conquista del reino de Granada por los ReyesCatólicos, D. Fernando y Dña. Isabel.

Primera planta de la ciudad de Lorca que se conoce hecha por Martínez de Lara en su informe sobre el castillo.

Esta serie de revoluciones son las que presentan las historias y se ajustan en loposible a la antigüedad de estos muros; pues sus petrificadas argamasas (aunque enalgunas partes arruinadas) dan testimonio ser hijas de aquellos remotos tiempos;pero aun la seguridad que podía esperarse de la conquista del último reino deGranada, no bastó para que los señores reyes sucesores dejasen de tener cuidado demantener las fortificaciones de esta ciudad, por lo expuestas que están las monarquías

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a padecer tantos y tan distintos accidentes de los arriba mencionados; no he menesterpara acreditar esta verdad más que volver los ojos a los revoluciones y guerras delprincipio de este siglo, pasar la vista por los comentarios del marqués de San Felipe yotros historiadores y ver lo amenazada que estuvo esta fidelísima ciudad, con la deMurcia, el año de 6 por las tropas inglesas y austríacas y demás de la alianza;apelando los lorquinos a componer los muros que había arruinados (aunqueprovisionalmente) para mantener la fidelidad a su rey y señor D. Felipe, padre denuestro augusto soberano; retiraronse las tropas alemanas, pero según las cartas delexcmo. Señor marqués de Canales, capitán general de artillería, en el año de 7. Seconoce que dicho señor rey D. Felipe no perdió de vista que se tuviese pronta,montada y bien dispuesta la artillería. Dejóse arruinar la mayor parte de los muros,que fue el cuidado de tantos siglos. Llegaron estos últimos años y continuaronarruinándolos los bobos buscadores de tesoros, el juego de los muchachos y,finalmente, los recogedores de tierras de salitres. Llegando a la imprudencia desocavarlos por el pie, siendo de tan corto monto lo que pueden arrastrar del pie dedichos muros.

Esta es una abreviada pintura del estado antiguo y presente de dichasfortificaciones. Las que si a lo menos no se cuidan y reparan las que al presenteexisten, llegará a suceder con ellas lo que con las de antigua Numancia, que no quedamemoria ni aún adónde estuvieron fundadas, y mucho menos el poderse hacer firmessiquiera para resistir un golpe de mano en los acaecimientos que pueden presentar lossiglos futuros.

Detalle del plano adjunto al informe de Martínez de Lara.

Tampoco es el caso en los presentes tiempos pensar en establecer en estepuesto una fortificación excelentemente marcial. Lo primero porque sería muygravoso al Estado el mantener los edificios accesorios a ella, la guarnición de tropasque requeriría, los pertrechos, municiones y demás efectos que son precisos a unasplazas de esta circunstancias. Lo segundo que los muros que se pueden aprovechar noson aptos para unirlos a las obras que se debían establecer respecto de la diferenciaque hay de la fortificación antigua a la moderna, después del descubrimiento de lapólvora, pues han de resistir al impulso del cañón y de la bomba. Lo tercero que nosiendo esta ciudad rayana a ningún príncipe vecino, serían ociosas las sumas dedinero que se necesitarían para todo lo que arriba queda dicho.

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Por lo que soy de sentir que sólo se vuelvan a cerrar los muros que coronanlos escarpados de la montaña ajustando y flanqueando las nuevas obras a las viejas,de forma que desde cualquier punto sea visto y defendido el otro dentro del alcancedel fusil, para que mutuamente se defiendan unos a otros en caso de alguna escalada,la que no puede practicarse sin grandísimo peligro de los sitiadores, y mucho menosse puede recelar el que los cañoneen y batan en brecha. Lo primero por lo áspero dela montaña pues sus declivios llegan (dentro de las 600 varas de que se acostumbrabatir en brecha) al ángulo de 45 grados; y lo segundo que no hay dentro de 300 varasde distancia montaña alguna que le domine cuyos tiros son ya despreciables por ladistancia, y mucho menos el que puedan hacer impresión alguna en el bombardeo.Cuyo cerramiento y compostura de muros pueden irse ejecutando poco a poco,conviniendo mucho dejar en ellos las cuatro puertas que tenían en lo antiguoponiéndolas firmes de madera forradas en hierro para que así se custodien las obrasde dicho castillo; pidiendo así mismo la conveniente orden para que se acote elterreno exterior a él, a fin de que se abstengan los barredores de salitres de continuararruinándolo , por no merecer la atención la tierra que pueden sacar del pie de dichocastillo.

La extensión que ocupan los muros alrededor de dicho castillo para formarlees próximamente de 1675 varas de línea y de éstas hay próximamente un tercioarruinadas que son 558 varas de línea, las que se proponen ejecutar, y como son tandistintos los gruesos y alturas he tomado por grueso medio tres varas, y siete poraltura media, que componen 11676 varas cúbicas de mampostería de cal quemultiplicadas por 20 reales cada una importan 233.520 reales que es lo que costaríala composición y cerramiento de dichos muros; y agregándose a esta cantidad 16.000reales, la mitad de ellos para las cuatro puertas forradas en hierro y la otra mitadpara la limpia y composición de los aljibes (pues aunque muy cerca del castillo pasala cañería antigua de agua potable esta puede ser cortada) componen la cantidad de249.520 reales que es lo que costará el dejar concluida toda la obra para los fines quearriba queda expresado en dicho castillo.

Pero lo que en el día necesita repararse por las mismas razones y aún muchasmás razones que las antecedentes, es la ciudadela y torre Alfonsina, pues es la obramejor que se encuentra entre todas ellas. Dicha torre es de excelente construcción,compuesta de gruesos muros de piedra sillería en sus ángulos y los centros demampostería. Los muros son dobles y por ellos camina una escalera de 114 escalones,todos de piedra, hasta finalizar en el terrado, elevado sobre la superficie inferior 34varas, formado por ocho bóvedas vaídas, de sillería y rosca de ladrillo, de 2 varas degruesa; capaz de resistir al impulso de la bomba, siendo de iguales gruesos los otrosdos juegos de bóvedas inferiores que dejan dividida la torre en tres distancias capazde contener cien hombres cómodamente con sus camas; y a dicha torre sólo le falta elponer cuatro ventanas de madera, componer y enlosar los pavimentos y levantarsobre la corona del cordón del terrado los merlones y cañoneras que van señaladosen la elevación del plano, con lo que quedará enteramente completa.

En la ciudadela que está delante de dicha torre y unida a ella sólo falta cerrarla cortina que se encuentra arruinada, acabar la coronación que va señalada con elcolor amarillo en dicha elevación del plano y hacer los postes para establecer lagarita que sirva de cocina; enlosar el cuerpo de guardia antiguo y poner las dospuertas de madera forradas en hierro que le faltan a este y a la entrada de dicha

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ciudadela, con lo que quedará en el mejor estado para poder servir de prisión, odemás circunstancias que se han propuesto, muchos más siglos de los que han pasadodespués que se hicieron; cuyos reparos (que no pongo el cálculo de ellos por no serprolijo) ascienden a 78.000 reales con lo que me parece habrá bastante para todaesta composición.

Como ha sido de costumbre en tener cañones de artillería y por falta de losque se llevaron, o consumieron, lo suplen los seis morteretes de media vara de largosque hay de hierro, se hace preciso se haga presente a la Majestad de lacorrespondiente orden para que se pongan encima de la torre en las cañoneras quevan proyectadas 12 cañones de calibre de a 12, con los que se podrán hacer las salvasacostumbradas en los días de los reinantes soberanos y demás funciones que se tienede uso; teniéndolos igualmente de reserva para los efectos que Su Majestad dignemandar, pues es necesario tener siempre presente la corta distancia que hay de 5leguas desde esta ciudad a sus marinas y puerto de San Juan de las Águilas.

Las demás razones que encuentre la ciudad dignas de ponerse a los pies de SuMajestad sobre un asunto tan serio como este, las podrá hacer presentes, pues yocomo dije al principio no alcanzo más en esta materia y quisiera estar más lleno enesta ciencia para poder contribuir mucho mejor al servicio de Su Majestad como unode sus más humildes y obedientes vasallos.

Nuestro Señor guarde a vuestras mercedes muchos años. Lorca, febrero 20 de1781.

Besa las manos de vuestras mercedes su más afecto y seguro servidor.Jerónimo Martínez de Lara.

Señores comisarios D. José García y D. Francisco Ruiz."

Las obras propuestas por Martínez de Lara en 1781 no llegaron a ejecutarse nunca,salvo quizás algunos reparos indispensables, y a pesar de ello la torre Alfonsina y su plaza dearmas, como ya se ha dicho, fueron prisión militar durante bastantes años aunque con nulaefectividad. Al margen de precisiones constructivas, ambos planos aportan una informaciónsobre el castillo de primera magnitud que se puede agrupar del siguiente modo:

Accesos. Confirman que eran cuatro: principal, o Puerta del Pescado, en el lado Norte;el del Espolón, o "puerta falsa" que es el nombre que tradicionalmente se le atribuye,aunque Corrales la nombra "Cervera" creo que equivocadamente; la puerta almediodía entre las torres Alfonsina y Espolón, a la que Corrales llama "del Gato"; y laactual puerta del castillo, la que como ya se dijo es posible que se construyera a finalesdel siglo XVII.

Torres. Ambos planos señalan los parteluces de la torre Alfonsina y delimitan su plazade armas, añadiendo además el de Corrales un pequeño baluarte como antepuerta. Elplano de éste también refleja la ruina de la torre del Espolón, a la que falta una de lasesquinas del coronamiento de la cara Sur. Un detalle también a tener en cuenta es laausencia de almenas en ambos edificios.

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Aljibes. Martínez de Lara sólo señala los dos que están en buenas condiciones (el delas ocho naves unidas y el que está enfrente de la batería de cañones), a los queCorrales añade uno frente a la ermita de San Clemente y otro cercano a la plaza dearmas, diciendo de todos que se encontraban arruinados, esto es, fuera de servicio.Siendo evidentes hoy los restos de otros aljibes en el sector oriental del castillo, hayque pensar que quizás sólo se señalaron los que presentaban alguna posibilidad deutilización.

Línea defensiva del Espaldón. Los dos planos coinciden en que partía desde la base dela torre Alfonsina, concluyendo en el muro Norte, y que se quebraba su trazado haciala mitad aproximadamente, lugar en el que estuvo situada una antigua puerta acodada.

Recinto amurallado. Los dos arquitectos señalan en sus respectivos planos la ruina dealgunas partes de muro y torres, e incluso el de Martínez de Lara contiene unamención expresa a los restos del fortín de la Velica, junto a San Juan, y a la muyderruida muralla que desde aquí se dirigía hacia el castillo por el lado Norte. Lamalísima perspectiva y dibujo del plano de Corrales nos priva hoy de tener una ideamás aproximada a la realidad de todo este recinto.

Murallón y fortín del exterior del castillo, frente a la torre Alfonsina. Dibujado demodo muy incorrecto en el plano de Corrales, Martínez de Lara da una idea másexacta de cómo fue realmente esta línea amurallada respondiendo a la función quetenía: proteger la puerta de salida hacia los Pilones desde la ciudad y servir de primeracobertura a uno de los accesos del castillo (la ya mencionada Puerta del Gato).

Caminos de circulación. Sólo los contiene el plano de Corrales, pero adolecen de esamisma perspectiva defectuosa. A pesar de ello, y teniendo en cuenta ese defecto,marcan bastante bien las rutas de acceso, los principales recorridos por todo el campodel castillo -que difieren muy poco de los actuales- y señalan un amplio espacio frentea la ermita de San Clemente para acoger las tradicionales romerías del 23 deNoviembre, día del patrón de Lorca.

Restos del antiguo convento de la Merced. En ambos planos están señalados comocuriosidad a tener en cuenta por su valor para la historia religiosa de la localidad, yaque en ese momento, y por lo que nos dibuja de ellos Corrales, no eran más que unoscuantos muros sin interés aparente.

Ermita de San Clemente y otros restos. Con respecto a la ermita, sólo la dibuja conalgún detalle Corrales con los elementos y estructura conocidos (portada sencilla,tejado a dos aguas, pequeña espadaña y casa aneja del santero). Y también es éste elúnico que menciona otros restos, como el de una bóveda sin identificar en la puntaoriental del castillo.

Corrales incluye en su plano una serie de grandes piedras en la ladera de la Sierra delCaño, cuya aparición no tiene mucho sentido en relación a lo que se pedía que se informara.Sin embargo, bien el corregidor o los propios regidores debieron sugerirle que las reflejarapara poner de manifiesto ante el rey el peligro que estos "peñones rodadizos", como se lesllama, presentaban para el caserío de los barrios altos de la ciudad, sobre todo para San Pedroy Santa María. De ese peligro tenemos ejemplos muy recientes, reflejados en la prensa localdel año 1999, pero ya entonces se daba la voz de alarma con respecto a este problema. En el

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acta capitular de 27 de marzo de 1787 se encuentra una petición del corregidor al Concejo enlos siguientes términos: Muralla del Castillo. El señor corregidor hizo presente habérseledado noticia que en la muralla del castillo de esta ciudad se hallan muchos peñascosamenazando ruina y que éstos podrán hacer mucho daño a las parroquias altas si llegase elcaso de rodarse, lo que ponía en noticia de la ciudad a fin de que providenciase loconveniente. De lo que inteligenciada acordó informe del estado en que se halla dichamuralla don Pedro Alcántara Pérez de Meca, regidor y alcaide de dicho castillo. No se haconservado el informe mencionado, pero no debió de hacerse gran cosa al respecto,subsistiendo el problema desde entonces.

De nuevo en 1792 se mandó hacer, por orden del Real Consejo, un nuevoreconocimiento del castillo para tener una idea cierta de la importancia o utilidad delcomplejo militar antes de proceder a decidir si suprimir o no la alcaidía del castillo, supresiónque se hizo finalmente efectiva en 1797. De su existencia se tenía una ligera noticia por lasactas capitulares de Lorca. El plano levantado en esta ocasión es más una curiosidad que undocumento fidedigno, ya que tanto la planta general como el alzado de la torre Alfonsinapresentan unas variaciones extrañas que es imposible que respondan a la realidad. En cuanto ala planta general, sólo aparecen representadas las dos torres, dos perímetros amuralladosfrente a la Alfonsina -que constituirían la plaza de armas pero que presentan la particularidadde estar extraordinariamente separados de la muralla-, el gran aljibe de las ocho naves y elcircuito de murallas de todo el cerro que se ajusta sólo muy ligeramente a su verdaderadimensión. En cuanto a la torre Alfonsina, el alzado que se dibuja de la cara Este contiene dosventanas con arcos apuntados en los pisos segundo y tercero, que vuelven a repetirse en elperfil hecho de los tres pisos, y sólo aparecen tres saeteras en la planta baja que ademáspresentan el mismo ancho que las ventanas de las plantas superiores. Un cúmulo dedespropósitos que sólo se puede achacar a que el ingeniero Ricaud, autor del plano y elinforme, realizó muy a la ligera su trabajo de inspección del castillo tomando unos levesapuntes que no le sirvieron para recordar con exactitud los detalles. Tanto es así que se puededudar de lo que dibujó en la planta inferior y segunda de la torre Alfonsina, datos que deconfirmarse serían de gran ayuda para devolver a este edificio su aspecto primigenio. En lainferior sitúa un aljibe en la esquina Sureste, además de otra pared más con una puerta en ellado Norte; la planta segunda aparece completamente tabicada, siguiendo los espaciosabovedados, y con hasta siete puertas de comunicación para los ocho espacios diferenciados.

El informe, firmado en Valencia el 3 de agosto de 1792, es sin embargo bastanteajustado a la realidad del castillo en aquel momento. Comienza el documento con unavaloración del ingeniero que dice que el edificio no merece la consideración de castillo ya quese trata solamente de una torre antigua. En la parte que más interesa dice así:

"Está fundada en la parte más eminente de un cerro de mediana altura que ensu cúspide forma una mesa o llano pequeño N.N.N. escarpado por todas partes yfortificado con torreones y murallas al estilo de aquellos tiempos, en cuya mesa ollano se colocaron los primeros pobladores españoles por disposición del reyconquistador; aquellos, después de pacificada la tierra y arrojados los moros,bajaron a la falda del cerro entendiéndose hacia el llano y quedó desde luego estareal fuerza del todo inútil a su objeto primitivo.

Al frente de la puerta de la torre D se ve una plazuela formada por la murallaarruinada FFF que sin duda servía de plaza de armas y hay un torreón H que sería elcuerpo de guardia o avanzada.

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Dicha torre se mantiene entera en cuanto a su casco, sin embargo de estarexpuesta a la injuria de los tiempos, sin que se le haya hecho reparo alguno, desdeluego por innecesario, pues no tiene ni ha tenido, desde la pacificación y conquista,destino alguno, nadie la habita y sólo en el día su piso inferior sirve de repuesto depólvora al Regimiento Provincial de la Ciudad de Lorca, con cuyo motivo hay dosllaves, la una de la torre, que para en poder del corregidor de la ciudad, como alcaideinterino, y la otra del piso inferior de dicha torre, donde está la expresada pólvora, latiene el coronel del Regimiento Provincial.

En este mismo piso inferior hay un aljibe que está en seco por obstruidos susconductos (R); el resto de este piso S parece servía de almacenes de víveres.

El piso segundo consta de varias piezas, cuyas divisiones están medioarruinadas, y se infiere sería la habitación del alcaide y demás individuos principalesde la guarnición.

El piso tercero es una sola pieza que sería el cuartel de la tropa.

Encima de este tercer piso termina la torre con una azotea o explanada T sinparapeto ni resguardo alguno y se sube a los diversos pisos y a la azotea por medio deuna escalera V practicada en el espesor del muro.

Efectos o pertrechos que contiene

Se reducen únicamente a tres piezas o pedreros pequeños de hierro queantiguamente llamaban tiros, cuya figura y tamaños se demuestran en el plano con laletra X. Las tres dichas piezas, con cortísima diferencia iguales, tienen de largo cadauna diecinueve pulgadas, su calibre tres idem, el grueso del metal en la boca una conun refuerzo según se ve en la boca; éstas por inútiles a todo servicio habrán quedadoabandonadas; con todo suben tal cual día de función a hacer salva con ellos, no singrave riesgo del que los maneja por hallarse desfogonados y enteramente averiados.

A quién pertenece el terreno que ocupa

Esta torre, así mismo todo el (terreno) comprendido dentro de la cerca P.P.P.que antiguamente constituía la ciudad de Lorca, es realengo y en toda la falda delcerro o lo más de ella los salitreros sacan tierras para extraer el salitre de que surtena la Real Fábrica establecida en la ciudad.

Si merece mantenerse con algún objeto militar

La constitución actual no indica poderse aplicar esta torre a ningún objetomilitar, como se infiere de su pequeñez y demás circunstancias respectivamente a lafortificación moderna y con consideración a que la ciudad de Lorca tiene unvecindario de cuarenta mil almas tendido en la falda del cerro y llano que está al pie,se infiere que en caso de invasión de enemigos es del todo insuficiente la expresadatorre aun bien pertrechada para defender una ciudad grande y populosa. No asísucedería cuando su fundación... " Valora esta torre como otras muchas de España,

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testimonio de tiempos pasados pero ahora innecesarias, y dice "... que no es deprovecho alguno al Real Servicio ni al bien público."

"En la cerca de la antigua ciudad existe una torre O medio arruinada ynombrada el Espolón que en tiempo de moros era la principal fortaleza, desde laconquista quedó del todo abandonada y por providencia se mandó amurallar laentrada por evitar maldades."58

Termina el informe hablando de lo trasnochado que resulta el empleo de alcaide delcastillo y de la existencia de cuatro soldados a sus órdenes, y cuestiona finalmente lanecesidad y legitimidad de estos nombramientos. Esta información de Ricaud desembocaríaen el abandono definitivo del castillo por parte de la Corona.

J.J. Ordovás. Planta y alzados del castillo de Lorca.

Y de 1799 data el último testimonio gráfico de interés con respecto al castillo. Se tratade las láminas que Juan José Ordovás dedica a la fortaleza lorquina en su Atlas Político y 58 I.H.C.M. Colección General de Documentos 4-4-6-6.

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Militar que se encuentra en el Instituto de Historia y Cultura Militar de Madrid. A pesar de laespectacularidad de los dibujos, éstos también acusan una gran falta de precisión y contienena veces detalles que no responden en absoluto a la realidad, tales como el trazado general delas murallas, las ventanas de la torre del Espolón o el perfil de su aljibe, así como en generallas representaciones de las bóvedas de ambas torres; pero en conjunto dan una buena idea dela apariencia que tenía todo el complejo militar a finales del XVIII. Los detalles másinteresantes son los referidos a la compartimentación con tabiques de la planta baja de la torreAlfonsina y el alzado de la ermita de San Clemente con su techumbre y casa del santero aúnen pie. Las láminas comprenden una planta general del castillo y sendas vistas por las carasSur y Este, así como una amplia serie de dibujos de las torres Alfonsina y del Espolón conplantas, alzados y secciones verticales.

J.J. Ordovás. Plantas, alzados y cortes de las torres del castillo de Lorca.

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IV. Reactivación de la vida militar del castillo en el siglo XIX

En los primeros meses de 1802 hubo lluvias torrenciales en Lorca que al parecerafectaron bastante a toda la ciudad, pidiendo el Concejo en consecuencia que los maestrosveedores de albañilería nombrados para ese año realizaran un informe detallado de los dañosproducidos. El informe también se realizó sobre el castillo, a petición de la Real Justicia aquien estaba encomendada su custodia desde 1797, y en verdad que lo que de él se dice esbastante esclarecedor del modo en que se produjo la devastación de muchas de susedificaciones. La mención que se hace a la "Puerta Cervera" es equivocada, y deben dereferirse los albañiles al acceso principal del castillo que se ha venido denominando hastaahora como Puerta del Pescado. Con esa aclaración pasemos a ver el informe.59

Juan de Lara y Jerónimo de Moya, maestros veedores titulares de albañilería de estaciudad de Lorca.

Certificamos el haber pasado de orden de la Real Justicia a la cerca del castillo areconocer las obras ruinosas que se hallan dentro de dicha cerca y fuera de ella.

Primera, en pasando la casa que llaman de Guijarro el Santero se halla en el mismocamino un pedazo de horma de veinte varas de largo y de cuatro de alto, poco más omenos, en tierra pues es la que sostiene el camino de la subida a la ermita.

Idem, en la entrada de la cerca mirando a la ciudad se hallan varios pedazos demuralla derribados y como también ser preciso rebajar las almenas porque estándispuestas a caer y hacer daño pues se hallan todas en paraje de caer.

Idem, en pasando de la ermita en la entrada de la puerta Cervera han demolido lossalitreros una porción de varas de muralla y por el otro lado de la puerta se hallantreinta y dos varas de muralla que dichos salitreros han demolido hasta dejarla porpartes más baja que la tierra que hay sembrada y por lo que hace la puerta Cerverase halla toda ruinosa.

Idem, en pasando para los aljibes, antes de llegar, ha(n) comenzado a darle por el pielos salitreros con el fin de hacer lo mismo que con la anterior.

Idem, en pasando los aljibes se hallan varios pedazos de muralla que estánamenazando ruina que causa mucho miedo el arrimarse a demolerlos, porque dichossalitreros los tienen todos descalzados.

Idem, la muralla que baja de la puerta del castillo para la parte de los aljibes, lossalitreros la llevan ya derrotada porque le van sacando toda la tierra y en pasandoesta muralla se hallan diferentes baluartes y fortines que para demolerlos se necesitamucho cuidado pues se hallan bastante ruinosos.

Idem, en llegando a la torre del Espolón según está todo su pie está puesta a dar entierra pues está toda descalzada pues todas las partes que la circundan se hallan entérmino de asolarse pues todo lo tienen minado.

59 A.M.L. Sala III, caja 18.

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Idem, en volviendo por el lado que mira a San Lázaro hay algunos fortines que éstosvan a dar sobre el conducto del caño que viene a la ciudad.

Y últimamente, todo lo demolido y ruinoso que se halla en lo referido es causa de lossalitreros, pues en días que por lluvia u otros motivos no andan en la ciudad es suparadero la cerca del castillo. Que es cuanto podemos decir en estos particularesreferidos.

Las inclemencias del tiempo y el descuido estaban afectando al castillo desde antiguo,pero la aceleración de su ruina se había producido en estos años finales del siglo XVIII por laacción rapiñadora y destructiva de los pequeños salitreros locales, que veían en las piedras ytierras de los viejos muros de la fortaleza un modo rápido de obtener la preciada sal. Laproducción de estos salitres lorquinos es conocida ya desde el siglo XVI, pero su número semultiplicó enormemente y aumentaron su capacidad productiva con la aparición en el sigloXVIII de un establecimiento real dedicado a refinar este mineral para destinarlo a lafabricación de pólvora. En el último cuarto del siglo XVIII se construyeron unas grandesinstalaciones apropiadas para este establecimiento, en lo que es actualmente la calle MussoValiente, que permanecieron en pie hasta mediados del XIX. A esta factoría vendían suproducto los salitreros locales, que por lo molesto de su actividad -grandes terreras y humosprocedentes de las calderas- se establecieron principalmente a las afueras del núcleo urbano,en el barrio de San José entonces poco poblado. Todo parece apuntar a que la acción de estos"industriosos" lorquinos acabó por minar irremediablemente algunas estructuras defensivasimportantes, como grandes trechos de muralla en el lado Norte y el complejo defensivo delEspaldón. Además, para entender la desaparición o el soterramiento de lo que quedara decasas y otras pequeñas construcciones en la parte más llana del campo del castillo, esimportante que se repare en lo que dice el punto tercero del informe de los albañiles: treinta ydos varas de muralla que dichos salitreros han demolido hasta dejarla por partes más bajaque la tierra que hay sembrada. Este "sembrado" no puede referirse más que a unaprovechamiento agrícola de parte del terreno del castillo a donde iría a parar el agua de lluviano recogida por los aljibes, o que fuera fácilmente regable con el agua que contuvieran éstos.Recordemos que todo el campo del castillo era un propio municipal desde 1797 y que suaprovechamiento se pudo hacer desde entonces con sólo pagar el canon correspondiente alConcejo. De este tipo de actividad volveremos a encontrar la confirmación en un documentoque se transcribirá más adelante.

Ya se apuntaba antes que la vida militar del castillo había decaído totalmente, y lospormenores de este informe no hacen sino confirmar de modo pleno el hecho. Sin embargo,todo ese enorme complejo militar ya abandonado volvió a cobrar vida con motivo de laGuerra de Independencia. Antes de que transcurriera un año desde los acontecimientosmadrileños del 2 de mayo de 1808 que dieron origen al conflicto, Lorca se preparaba parahacer frente a una posible invasión de la ciudad por las tropas francesas que batallaban en elSur de España y que tenían esta zona como paso natural hacia el Levante.60 Los ojos de loslorquinos se dirigieron nuevamente hacia su castillo como un elemento esencial en la defensade sus propias vidas, ya que de producirse el asalto a la ciudad sería imposible defender desdeesa posición otro tipo de intereses materiales y económicos. La Junta de Defensa de Lorcaencargó entonces un plan de protección militar de la ciudad del que nos han llegado tanto elborrador como el informe final, conteniendo entre ambos la necesaria información para saber 60 Un buen panorama de los sucesos acontecidos en Lorca durante la guerra lo ofrece MULA GÓMEZ en suartículo "Aproximación a la Guerra de la Independencia en Lorca y su distrito." Anales de HistoriaContemporánea nº 1. Universidad de Murcia, Murcia 1982; pp. 47-70.

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las importantísimas modificaciones y nuevas construcciones que se planificaron entonces enel castillo y que acabarían por darle la forma que aún hoy conserva en buena medida.Conozcamos el texto íntegro de ese plan en sus dos versiones ya mencionadas.61

D. José María Rocafull y Vera, D. Agustin Fajardo, D. Juan Terrer y D. SalvadorGonzalvez, dirigen a la Junta de Defensa de la ciudad de Lorca el siguiente plan defortificación de la ciudad

Siendo la posición de esta ciudad (como a vuestras señorías consta) parte ensuperficie plana, sin murallas ni otra defensa alguna, y la restante a la falda delmonte de su castillo formando grupos, hemos examinado prolijamente todas lasalturas en el barrio de San Cristóbal, Calvario, Albaricos, Murviedro y castillo que ladomina con el objeto de averiguar el mejor estado de defensa en que se puede poner.

Juzgamos que lo mas conveniente es formar una línea de circunvalación queprincipie en el monte de la Velica y dando la vuelta por la parte exterior del pueblo seentre por la ramblilla de San Lázaro y suba por el barranco inmediato a la ermita aunirse con los vestigios que quedan del fortín que baja desde la parte alta de lamuralla comprendida entre el castillo y la torre del Espolón.

Esta línea de circunvalación se puede formar tapiando las entradas que fueseposible de dicha parte exterior del pueblo y en la que no sea asequible por susituación haciendo fosos y formando parapetos con los escombros que de ellos sesaquen, los que servirán para atrincherarse las fuerzas que se destinen a defenderdichas entradas.

En esta disposición atajando todas las bocacalles que se juzgue conveniente,imposibilitando cuanto sea dable el paso de las calles con empalizadas, carruajes,muebles de las casas próximas y colocando en las principales avenidas los cañonesviolentos que se puedan adquirir se puede hacer dentro de la primera defensa.

Si llegara el caso de que siendo crecido el numero de enemigos que atacasen,consiguiesen entrar en la población, y no se pudiese resistir en ella, se puede hacer lasegunda defensa en la línea que forman los atrios de las tres parroquias altas con laexplanada del expresado fortín haciendo reductos en los sitios descubiertos que hayentre dichos puntos para resguardar la gente destinada a la defensa de ellos yfacilitar la reunión con seguridad de la que se necesitase juntar en cualquier punto,caso de hacer los enemigos algún esfuerzo para pasarla. Para fortificar más estasegunda línea, además de colocar en ella los violentos (cañones) que hubiesen servidoen la primera es esencialísimo construir tres baterías cada una de tres o cuatro piezasde artillería gruesa, una en la explanada que forma dicho fortín, otra en el primerrecodo que hace el camino que sube a San Clemente y otra sobre el ángulo de lasmurallas que mira al levante, desde cuyos tres puntos que son los que más dominan lapoblación no sólo se podría defender ésta sino que también resguardaría las gentesdestinadas a otras líneas.

Para el caso de tener que abandonar esta segunda posición y pasarse al 61 Todos estos documentos relacionados con la guerra de Guerra de Independencia hasta la instancia de 1814 seencuentran en A.M.L. Sala II, Caja 161, y en la colección de documentos de Lorca del Fondo Cultural Espín dela CAM.

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recinto de la fortificación del castillo, en donde se debe hacer la tercera y últimadefensa, se deben construir caminos para poder subir a él con facilidad las piezas deartillería gruesa, desde cada una de las expresadas baterías, con los correspondientesreductos para el paso seguro de la gente destinada a ellas.

Este último punto de defensa además de ser superior a los dos primeros por sumayor elevación tiene la ventaja de que siendo su figura elipsiodra, como la superficieexterior de la cubierta de un navío, cuyo extremo de Norte a Sur es como de unas 400varas y como de Levante a Poniente 1200, proporcionando asilo al vecindario en elcaso de invasión irresistible en el pueblo, pues no sólo salvan en él sus vidas sino quetambién muchos de sus intereses, por lo tanto se deben poner todas las miras posiblesen fortificar cuanto sea dable, para ello es indispensable hacer de nuevo todos loslienzos de muralla interiores y exteriores, que se hallan del todo destruidos, comotambién hay cuadriláteros, torreones y fortines y componer los que se hallandeteriorados, limpiar los aljibes que hay en dicho recinto, mondar sus boqueras,impedir que se labre en sus vertientes y tener una persona destinada para cuidardichas boqueras en los días de lluvia, todo con el objeto de tener el mayor acopioposible de agua, lo que es siempre indispensable y mucho más si invaden los enemigosen tiempo de verano.

Los referidos cañones de grueso calibre se deben colocar principalmente enesta última posición en el expresado punto de Levante de dicha fortificación, y en elde la misma que mira al Norte a el lado del castillo que da vista al río, por ser éstoslos dos puntos menos escarpados y por consiguiente donde es necesario oponer mayorresistencia al enemigo, en los que convendría también hacer fosos en la parte inferiorde la muralla para su mayor seguridad y los cañones que quedasen, fortificados estosdos puntos, se debieran colocar en los que en el acto del ataque se tuviese por másconveniente.

Los dos puntos de los barrios de San José y San Cristóbal, que según loexpresado deben quedarse fuera de la línea de circunvalación, pueden sin embargofortificarse cada uno de por sí, como se ha dicho en la primera línea de defensa, parahacer en ella la primera resistencia, caso de hacerse la invasión por cualquiera de suspuntos, pero teniendo precisión de abandonarlos se debe reunir al pueblo sus vecinos.

Si el ataque de los enemigos diese tiempo a que del campo de esta ciudad ypueblos inmediatos acudiese excesivo número de gente, de modo que sobrase despuésde guarnecidos los puntos de las expresadas posiciones de defensa, en este caso sepodrían fortificar con partidas avanzadas las alturas del Calvario y Murviedro,formando reductos desde esos puntos a la fortificación para la mayor seguridad yfácil reunión en caso necesario. Sin embargo de no poderse fijar los fondos necesariospara las referidas obras por poder ser éstas de más o menos consideración conrespecto a las necesidades que pueden ocurrir, se puede conceptuar siemprenecesario medio millón de reales, que es cuanto podemos informar a vuestrasseñorías en cumplimiento de nuestra comisión.

Lorca 18 de febrero de 1809

Borrador del plan de defensa de 1809 que contiene más datos y da una detalladadescripción del castillo

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Siendo la posición del pueblo de esta ciudad de Lorca (como a V. SS. consta)parte en superficie plana con muchas entradas y salidas y sin murallas que puedandefenderla, y lo restante de ella en gran número a la falda del monte de su castillo enforma de grupo; por lo cual consideramos que entre todos los puntos conocidos nohay otro como el de dicho castillo, por ser el que más domina y como domina sufortaleza defenderá más al pueblo, y por su gran planicie pueden refugiarse en élinfinidad de familias donde igualmente tengan custodiados sus intereses. Cuyadescripción de este castillo es en la forma siguiente:

La anchura de esta planicie de medio día a Norte mide como unas 300 varas;del Oriente que es su punta principal hasta el Occidente como unas 1.500; y toda ellapresenta como figura elíptica con amurallados rectos, oblicuos y torreonescuadriláteros todo a estilo de fortificación de tiempos antiguos. En el costado quemira a medio día , y casi en el medio de la longitud de dicha planicie, se halla unsuntuoso y fortísimo torreón cuadrilátero al cual es a quien titulan el castillo, congruesos de 4 1/2 varas capaces de resistir aún el mayor golpe de bomba de artillería,sin embargo de llevar por dentro de dichos gruesos una escalera muy capaz paraconducirse al piso superior de la primera sala, a la segunda y tercera que es elterrado de dicho castillo, cuya altura mide como unas 36 varas por un lado, 26 y porel otro 22. Igualmente tiene este castillo un aljibe que sólo recibe las aguas lluvias desu terrado, que aunque reducido equivale a otros mayores según casos de invasión.

Delante de la puerta de este castillo hay un fuerte amurallado que forma unaplazuela donde en ella es capaz de poderse montar parada de unas dos compañías,hallándose también cerca de la puerta una pieza suficiente donde poder colocarse uncuerpo de guardia y estar el centinela bajo de cubierto, que quizá lo uno y lo otrohabría tenido dicho uso. Así mismo al frente de esta plazuela se manifiestan vestigioscomo de haber habido dos más, aunque no de la fortificación de la primera, y señalescomo de un aljibe y de muchas habitaciones. Por el lado derecho del dicho castillo, yunido a él, sale una muralla cortando la longitud de la planicie como en dos mitades,con una abertura de puerta hacia la proximidad del castillo, que sin duda serviríapara ir a él y de comunicación de una media planicie a la otra; todo acreditando losmuchos y necesarios defensivos importantes de aquellos tiempos.

En la media planicie cerca de su subida y entrada principal del (medio) día ypunta oriental, esta la iglesia de San Clemente, con habitación de sacristán. A laespalda de esta iglesia hay un pequeño monte aislado, atacadas sus desigualdadescon obra de mampostería, y como de haber servido de batería. Sobre mano derecha,en las murallas del recinto de la planicie, se manifiesta la puerta por donde loslorquinos entraron y ganaron a los moros esta fortaleza.

Más dentro hay 8 aljibes para aguas lluvias, que mide el uno 10 pies deanchura, 20 de largo y 4 de profundo desde el labio de sus boqueras para abajo; perode todos ocho resulta uno solo, por razón de la común comunicación que dentro de sítienen por medio de arcos grandes con un poste de obra que en medio de cadamedianería tienen; y todos ellos están embovedados con rosca de piedra mampostería,y lumbreras competentes.

En la segunda media planicie y hacia la espalda del torreón del castillo, hayotro aljibe también para aguas lluvias, cuya medida es de ancho 12 pies, su

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profundidad de 5 y su largura de 30, igualmente embovedado y con dos lumbrerassobre él. En la punta occidental, que el extremo de dicha media planicie, está la torredel Espolón, semejante a la del castillo pero de menor alto y ancho, con escaleradentro de sus gruesos que sube al piso superior de su primera sala, y al terrado que esel de la segunda, cuyas bóvedas y arcos excelentemente trabados del gótico sencillo,como adecuado a obras de estos destinos; y debajo del piso de la primera salo semanifiesta un subterráneo, sin escalera de bajada a él, con cuatro lumbreras en losángulos del piso de dicha sala, que al parecer serviría para prisión. A la espalda delcastillo, cerca del aljibe referido, en las murallas del recinto mirando al mediodía, seven vestigios de una puerta que por otros que siguen hacia debajo de la falda delmonte indica puerta de subida a dicha planicie, del modo que sirvieron y sirven lasotras dos de la parte oriental de la otra media planicie.

Las reedificaciones de las expresadas obras de dicha fortaleza, según el estadoque presentan, son de mucha consideración porque exceptuando el castillo y suplazuela, la torre del Espolón y aljibes, que con cortos reparos pueden quedarperfectos, todos los demás edificios y amurallados de la circunferencia y algunospuntos de la planicie necesitan las partes firmes arreglarlas a distinta fortificacióncomo para la defensa de estos tiempos, que se hace con pólvora, balas, metralla ybombas de artillería, y las restantes que son de cuatro partes tres hacerlas nuevasdesde sus cimientos, si es que se hallan por tantas minas y excavaciones, causa de ladestrucción de esta fortaleza, al parecer (hechas) por los salitreros u otras personasequivalentes. Además de estas reparaciones se siguen otras obras, como son algunasbaterías para la artillería, terraplenes y caminos escarpados para conducirse lastropas y demás a los puntos que más convenga para dar ataque a los enemigos;almacenes y campamentos para las familias que en caso de necesidad lleguen arefugiarse; y oficinas conducentes para el mayor resguardo de varios intereses.

El número de baterías podrá ser etc, etc.Gozalvez

A mediados de este mismo año el comisionado de la Junta Gubernativa del Reino deMurcia, Antonio Sáenz de Vizmanos, volvía a dar instrucciones para la fortificación y defensade la ciudad que coinciden en parte con el plan ya visto. Mula Gómez, en el artículo antesmencionado62, anota al respecto lo siguiente: "El armamento convencional fue renovado. Seacordó fabricar 600 lanzas y 6.000 chuzos y picas, que sustituirían a las armas de fuego, y losciudadanos alistados estarían sometidos a un entrenamiento periódico. Se talaron los árbolesde las alamedas y de los lugares cercanos a la ciudad, para surtir de leña y «fagina» a loslorquinos, quitando a los enemigos los medios para «hacerse fuertes, surtirse y construirbaterías». Sáenz de Vizmanos, distribuyó a la población para su defensa: los alistados en lasparroquias altas, defenderían sus atrios, el castillo, el Calvario y la Velilla. Los de SanCristóbal, su barrio y los caminos de Murcia, Cartagena y Caravaca, y los de San Patricio,Santiago, San José y San Mateo, cubrirían el frente desde la Merced al convento del Carmen."Este mismo autor aporta también la siguiente reflexión: "En estos planes de defensa seobserva cómo quedan atrás los combates en campo abierto y los enfrentamientos directos ycómo se concentran los esfuerzos. No son sólo las ciudadelas, las murallas y baluartes losúnicos responsables de la defensa, sino el conjunto de la ciudad, crispada en un reflejodefensivo. Pero la realidad distó de ajustarse a los planes de fortificación, que quedaronreducidos a meros proyectos. Cuando los franceses entraron en la ciudad, sus habitantes 62 MULA GÓMEZ, A.J. "Aproximación a la Guerra de la Independencia ...

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huyeron despavoridos al campo, siguiendo el ejemplo de las autoridades y la comarca fuesaqueada sin oponer la más mínima resistencia."

No hay muchos comentarios que hacer a los documentos citados anteriormente que demodo general e inequívoco señalan buena parte de las estructuras que ya existían en elcastillo, así como todas las obras que terminaron por darle el aspecto que en la actualidadpresenta. Como recordatorio hay que resaltar lo siguiente: se actuó en todo el recintoamurallado, y especialmente en la zona de la plaza de armas frente a la torre Alfonsina,almenando el perímetro, añadiendo al baluarte existente unos muros en forma de puntas deestrella y recomponiendo, con destino a cuartel, todas las viejas edificaciones que seencontraban ante él; en la zona occidental de esta torre también se añadió una línea de murallaque iba a enlazar con la principal del mediodía, en cuyo tramo comprendido entre ambastorres se acometió un plan de reforma a fondo; en el sector del Espaldón se construyeron doscuerpos de edificios, uno de ellos aprovechando un antiguo aljibe; se tapió el acceso de laPuerta del Pescado; se almenó todo el perímetro murado de la parte más oriental del castillo;se utilizaron con fines militares la ermita de San Clemente y la casa aneja; los pequeñosaljibes repartidos por todo el campo fueron ahora reutilizados para alojamiento de tropas; yfinalmente la actuación más importante se dio tanto en los muros que rodean la torre delEspolón como en el espacio frente a ella, donde se construyó de nueva planta una batería decañones con las dependencias necesarias para su servicio. Todas estas obras se adivinanfácilmente por el tipo de materiales empleados que difieren bastante de los de otras épocas.

Pero, sin duda, la medida exacta de lo que estaba pasando con el castillo de Lorca nosla aportan los documentos y planimetría localizados en el Servicio Geográfico del Ejército yen el Instituto de Historia y Cultura Militar y la información contenida en algunos expedientesdel Archivo Municipal de Lorca. De todos estos documentos se desprende que desde losinicios de 1811 en que comienza su adaptación, el castillo fue una de las bases de retaguardiadel Ejército del Centro, llamado después Tercero, en donde los soldados que participaban enlas operaciones militares de Andalucía y La Mancha encontraban descanso, alojamiento ymanutención, abastecimiento de municiones y hospitales para los heridos, que seestablecieron en la ciudad ocupándose para ello el hospital de San Juan de Dios y habilitandootros edificios para tal fin. El contingente de hombres que pudo haber en determinadosmomentos se calculaba en torno a 1.200, pero es bien posible que el número se elevarabastante más en algunas ocasiones. Los tremendos gastos que ocasionaba el sostenimiento deeste crecido número de soldados fueron casi en su totalidad sufragados por Lorca ypoblaciones circunvecinas, produciendo a corto plazo un agotamiento de la economía localdel que se quejaron repetidamente los regidores lorquinos en informes enviados al intendentegeneral de Murcia, e incluso al propio rey cuando se hacían repartimientos extraordinarios deguerra que ya apenas podían pagarse por la población. A todo ello habría que sumar lasnefastas consecuencias de la epidemia de fiebre amarilla sufrida por la ciudad en 1811 y lasrepetidas invasiones de los franceses con la consiguiente rapiña y saqueo. Este es, en pocaspalabras, el cuadro en el que se enmarcan las obras de reforma del castillo que, enconsecuencia, chocaron con enormes dificultades económicas.

Como muestra de esos crecidos gastos, puede ser ilustrativa la cuenta librada por elAyuntamiento de Lorca de lo consumido por los militares entre el 9 de febrero y el 31 de juliode 1813. Los datos generales son estos:

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Pan 109.931 raciones 76.250 rlsCebada 6.900 raciones 12.350 rlsPaja 28.011 raciones 11.386 rlsMenestras 169.825 raciones 81.774 rlsCarne salada 18.556 raciones (Sin cuantificar)Leña 9.672 arrobas 7.111 rlsForraje 11.587 arrobas 11.076 rlsCebada (en metálico) 3.925 raciones 27.920 rlsRaciones de etapa (en metálico) 1.691 raciones 2.982 rlsAceite 65.466 onzas 14.006 rlsVarios suministros al generalFreyre

498 rls

Dinero y otros artículos 1.871 rlsCarne y vino 64 rlsCuración de caballos 23 rlsHerrajes de caballería 2.121 rlsAlpargatas 549 rlsSuministros al HospitalMilitar

24.951 rls

1087 estancias en el Hospitalde San Juan de Dios

8.696 rls

Suministros al HospitalMilitar ambulante del 2ºEjército

144 rls

Carbón para guardias 10 rlsSueldos de los dependientesencargados de suministros

13.598 rls

Gastos menores 1.762 rlsTOTAL GASTOS 310.847 rls

El déficit una vez computados los ingresos ascendía en estos poco más de cinco mesesa 37.164 rls que se cargarían sobre los proveedores o sobre el caudal del propioAyuntamiento. La financiación de esta enorme suma se hacía con aportaciones de puebloscercanos (Totana, Alhama, Aledo y Fuente Álamo, en total 35.137 rls), con rentas reales(aguardiente, aportaciones de la Real Empresa, etc., en total 11.318 rls), por contribucionesordinarias y extraordinarias, dinero de propios, empréstitos personales, etc. (en total 159.97rls), aportaciones de la dezmería (35.492 rls) y otros dineros que eran "tomados" en virtud delestado de guerra en que vivía el país (rentas del molino de los Olmos, receptor de Bulas,aportaciones ocasionales de pueblos de Granada y Almería, etc.). Las cuentas enviadasperiódicamente al intendente de los ejércitos en Valencia rara vez fueron saldadas.

Retrocediendo unos años, a mediados de 1810 todavía no estaba claro el papel que sele iba a asignar a la fortaleza de Lorca. Esa duda la refleja perfectamente el siguientedocumento:

"DESCRIPCIÓN DE LAS INMEDIACIONES DE LORCA. 1810.

Atendiendo a la Instrucción que se ha dado para este reconocimiento ytrayendo a la memoria las obligaciones de un oficial encargado de una comisión de

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esta especie, la dividiremos en dos partes: primera, una descripción topográfica deLorca y sus inmediaciones, y segunda, ceñirse a responder los capítulos que expresala enunciada Instrucción.

Lorca está situada al pie de una sierra cuyo nombre es el mismo de la ciudad;empieza en ésta y termina en el Puerto de Lumbreras. La parte más elevada de estasierra se llama Peñarrubia, desde cuyo punto hasta el castillo disminuyen las alturassiendo ésta la más baja. El castillo está enteramente arruinado; sus cisternas en buenestado, bastante agua pero mal cuidadas. Al pie del castillo sale una vereda que bajaal río. Éste tiene su nacimiento en las sierras de Topares distantes seis leguas de laciudad..."

Continúa con una descripción pormenorizada de los caminos, veredas, sierras, montesy todo tipo de accidentes naturales y elementos antrópicos considerados de interés para ladefensa de la plaza del castillo. Cuando vuelve a referirse a éste dice así:

"Del castillo no puede aprovecharse nada. Es obra dominada por la Cabezadel Coro (?) y altura de Murviedro. Nada descubre y sus tiros serían muy fijantes encualquiera dirección. Las cisternas en buen estado y a la inmediación se hallanalgunas casas particulares muy capaces y que en caso necesario podían servir paraalmacenes y otros fines.

Ninguna obra pondría en estado de defensa a la ciudad, haciendo la guerracomo en la actual época. Cualquiera que se hiciese aumentaría la dificultad de cubrirun gran perímetro, se harían gastos inútiles y nada harían sino comprometer a laciudad en caso de invasión. ...

Cuartel General de Elche y Julio 27 de 1810. Manuel Muñoz."63

Sin embargo a finales de este año, y sin duda tras evaluar la Junta de Defensa laestratégica situación del castillo lorquino, tanto por su elevación y dimensiones como por susituación en el paso natural entre Levante y Andalucía, lo que se pedía a los ingenierosmilitares no era ya que informaran sobre las posibilidades que ofrecía el enclave, sino másbien un plan para llevar a cabo la reconstrucción de la vieja fortaleza y adecuarla para podermantener un elevado contingente militar y resistir un posible ataque de artillería desde lospuntos en que era dominada. A ese fin está encaminada la descripción que seguidamente setranscribe:

"DESCRIPCIÓN TOPOGRÁFICADEL CASTILLO DE LORCA. 1810.

En el cuadrante de NE y SO de la ciudad está una loma cuya cúspide aunquecon desiguales niveles ocupó en la antigüedad el castillo de que sólo han quedadoseñales de sus líneas de fortificación, tal cual edificio y trozo de parapeto. Tiene estaloma unas 800 varas de longitud, 190 en el mayor ancho, y viene a parar casi enpunta en sus extremos. Desde la entrada principal que está en el frente de lapoblación se eleva el terreno de la izquierda por una porción de piedras en parteescarpadas que vienen a formar dos muy distintos niveles. Ocupa esta elevación comola mitad del ancho del castillo en una longitud de 400 varas, en cuyo extremo ya

63 I.H.C.M. Colección General de Documentos, 5-4-5-33

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escarpado está la torre y el último reducido recinto de los tres de que constaba en laantigüedad. Es el único que se conserva en mediano estado, aunque le faltanbanquetas y puertas.

La parte más al O del castillo está dominada al tiro de fusil por las lomas quedescienden de la sierra de Peñarrubia, de manera que su punta está muy cerca dedichas dominaciones.

Tiene el recinto del castillo casi dos mil varas; está enteramente aislado; correpor su pie por N y NO el río; y por O un barranco que le separa de las descendenciasde Peñarrubia; y por todo lo demás unas laderas generalmente ásperas que terminanen barranco y en la ciudad, la que comprende una pequeña elevación dominada delcastillo donde está un barrio de la población.

Hay actualmente cinco subidas; la mejor al frente de la ciudad; es deherradura no muy cómoda, piso piedra en el extremo formada con retornos; dos hayhacia el N cayendo la primera casi al frente del extremo del arrabal, corresponde auna puerta antigua del castillo pero en el día sólo es para un hombre a pie y bastantependiente, fácil de inutilizar del todo. Casi al extremo está la vereda de a pie, penosapara desfilar una caballería, que cortando la sierra de Peñarrubia sigue por entremontañas y va a salir a Lumbreras, por la cual se puede bajar a Torrecilla cerca delcamino de Lumbreras a Lorca y salir también al camino que por el río viene de Vélez.Aunque estas noticias corresponden a la geografía del país, me ha parecidoconveniente dar esta ligera idea de dicha avenida. Las dos subidas que correspondencasi al S del castillo no son veredas formales, sino suavidad de la caída al barrancoaumentada por los dueños de las higueras Chumbas que hay en todo este frente, lasque forman un bosque espeso y corren hasta la ciudad.

La mayor parte del recinto antiguo del castillo esta escarpado, el resto sobrependientes ásperas con sólo las insinuadas subidas. El piso interior es fuerte en losniveles más altos y una capa bastante gruesa de tierra y ripio en los más bajos.

Esta loma está dominada de la montaña de Peñarrubia y al tiro de fusil de loscabezos de sus descendencias, pero separada por un barranco profundo y ladominación esencial es en la parte del castillo más distante de la ciudad.

Estado actual del castillo

Todos sus parapetos y muchos edificios están casi en estado de ruina, como las3/4 partes sin parapetos. Lo restante tiene trozos de muros antiguos a desigualesalturas de manera que todos necesitan arreglarse dándole al que menos los decliviossuperiores y formando las banquetas. Hay porciones que necesitan repararse, otraselevarse aun de las mismas que subsisten de muro y aun las hay que deben echarseabajo para reedificar después los parapetos en razón de estar desplomados hacia laparte exterior.

Medios que deben proporcionarse en la ocasión para realizar con reserva y prontitudlas reparaciones anteriores

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Se necesitan 20 cuadrillas de 80 a 100 hombres con un sobrestante y doscanteros o albañiles a lo menos cada una, siendo canteros los de las cuadrillas que sedestinen al escarpado y de albañiles las que se empleen en el parapeto.

Son precisos 300 picos de dos puntas, 700 de pala y punta, 400 azadas olegones, 30 palas, 50 barrenas con sus juegos de agujas y atacadores, 60 cuñas detodos tamaños con sus hojas, 60 barras de distintas magnitudes, 80 martillos, 20perpales y dos fraguas corrientes para la composición de esta herramienta que todadebe tener mangos.

Serán necesarias 60 parihuelas y de 5 a 6 mil espuertas terreras.

Toda cuanta madera pueda recogerse para blindajes, barracas, puentes,puertas, ventanas, estacadas y andamiados, en el concepto de que por el pronto senecesitarán dos puentes levadizos, 4 rastrillos, muchos andamiados y más de 20puertas y los herrajes para todas estas piezas, para lo cual se destinarán dos o tresfraguas con los forjadores y limadores que se pueda.

Cuanto más cal, yeso, arena y atocha pueda acopiarse y subirse, tanto máspodrán irse consolidando las obras aun cuando se aproxime el enemigo. También esnecesaria una brigada de 60 o 70 carpinteros con tres maestros y todas lasherramientas de su oficio.

24 cernedores de madera para separar la piedra y ripio de la tierra

También son necesarios 250 o 300 mil reales para pagar los jornales y losefectos dichos que no pueden obtenerse por otros medios.

Operación

Prevenido todo lo dicho en los parajes que den menos sospecha o que mejoroculten la verdadera idea y teniendo tomadas todas las medidas necesarias parajuntar mil caballerías a lo menos, distribuidas de 6 en 6 con uno o dos mozos cadauno de estos trozos, la tarde antes de empezar el trabajo paseará el recinto elingeniero que haya de dirigir la obra y los oficiales que deban ayudarle, dejandohecha la traza de los puntos más esenciales por donde haya de principiarse, ya conpiedras u otras señales que nadie comprenda el objeto; recorrerá los sitios por dondedebe empezar el escarpado, los parajes en que conviene depositar cada clase demateriales y dónde se han de poner los talleres y fraguas. Conocimientos precisospara colocar en el trabajo al día siguiente las cuadrillas dando a los canteros oalbañiles de cada una la orden de lo que debe hacer la suya.

Las caballerías se distribuirán de 6 en 6 recuas con un capataz, encargando acada uno de estos lo que ha de hacer subir y el sitio donde lo ha de poner.

Para aprovechar en las obras el agua que tienen los aljibes, convendrá quesea una de las cosas porque se dé principio limpiar tres o cuatro de los ocho juntos,tapando la comunicación con el lateral y pasando a los otros el agua, con cuyosistema podrá al instante subirse agua buena y echarla en los aljibes limpios,poniéndoles vitriolo, cal viva u otro preparativo para que no se corrompa.

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Para evitar los desperdicios y confusión que origina la mucha gente en elprimer día de trabajo hasta que va sabiendo lo que debe ejecutar, convendría empezarel primer día con la tercera parte de las cuadrillas, aumentar a la tarde otra tercera yque trabaje de noche el último tercio, pero con los mismos canteros o albañiles quetrabajaron el día.

En estos apuntes preventivos nada se toca de los víveres y municionesnecesarias para la guarnición, utensilios y dotaciones de cuatro o cinco piezas deartillería que se necesitan, esto es, dos obuses para tirar a los barrancos que formanlas lomas que dominan y dos piezas de a 8 o 12; ni tampoco va comprendido lonecesario a hospital, pues estos ramos dependen del número de guarnición y deltiempo porque se le dote, que yo conceptúo no debe bajar aquella de 1.800 a 2.000hombres, y este de tres a cuatro meses.

Murcia 18 de diciembre de 1810".

De la misma mano hay a continuación dos hojas más que siguen hablando del castillode Lorca.

"Como 30 varas tiene la gran torre llamada el castillo que se eleva en lo másalto de él; es de sillería y muros muy robustos capaces de recibir bóvedas a prueba(de bomba?), y aunque en la construcción no indican serlo, se podrá por medio decapas de tierra engrosar su cubierta y ponerla en estado de resistir a las bombas,tanto más siendo muy difícil la puntería para que hagan daño a las bóvedas. No tieneparapeto y sí tres bóvedas muy capaces, una sobre otra, que en caso convenientepodrían duplicarse por medio de entarimados. Faltan algunas puertas y ventanas. Esun cuadrado de 26 varas de lado exterior.

Al poniente del castillo y en su extremo hay otra torre cuadrada de muy buenaconstrucción y 17 varas de lado exterior con dos estancias y subterráneo. Puedentambién doblarse las bóvedas, pero la cubierta o más bien la parte superior del muroestá empezado a derruir, no por endeblez del edificio. Necesita este reparo y losparapetos de que carece que son muy precisos por estar en la parte más baja ydominada.

Hay una ermita con casa a las 36 varas de la entrada principal, buena paraalmacén de boca o guerra. También hay algunos subterráneos medio arruinados quepodrían habilitarse para almacenes.

Nueve son los aljibes que conocen como tales, los 8 juntos y el otro al pie delescarpado de la torre principal. Este está sin agua y necesita limpiarlo y componerlo,Y aquellos tienen comunicación entre sí y como una vara de agua enlodada y mala enmi conocimiento por la tierra y basura que le cae, pues todos tienen una parte de subóveda arruinada. Son demasiado delgadas; convendría reforzarlas y cargarlas detierra.

Los ocho aljibes en estado de llenos son suficientes a dar agua para cuatromeses a dos mil hombres con la excesiva ración de 8 libras diarias, cuando cuatro son

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bastantes en casos aún no muy apurados. Y el otro, bajo el mismo concepto, puede daragua para mes y medio.

No hay ninguna otra clase de edificio y sería necesario construir barraconespara la tropa.

Reparos indispensables para que pueda ponerse guarnición al castillo

Es de absoluta necesidad formar parapetos y banquetas en todos los parajesdel recinto, que no los hay; habilitar los pocos que existen; destruir los muros viejosque amenazan ruina y poner en su lugar otros de tierra conteniendo ésta con paredesen seco.

Cortar las subidas ciñéndose a conservar la del día; o habilitar en su lugar laque mira al arrabal, dejando expedita la que va a la sierra para los fines queconvenga.

Limpiar, recorrer y habilitar los aljibes, reforzando sus bóvedas y echándolestierra encima.

Recorrer todo el recinto para rectificar el escarpado y cortar las subidas porS.

Talar las chumberas que facilitan al enemigo aproximarse al muro. Formarespaldones en la parte dominada. Explanar y rellenar o igualar los terrenos interioresdesfilándolos de la dominación.

Construir barracones para la guarnición. Habilitar algunos de lossubterráneos medio arruinados."64

El avance de las obras, cuya inmediatez refleja el documento precedente, fue seguidode modo minucioso a través de planos e informes. En cuanto a los primeros, los treslocalizados en el Servicio Geográfico del Ejército65 son bastante ilustrativos porque muestranel estado que tenía el castillo antes de las obras (marzo de 1811) y el que finalmente iba apresentar una vez acabados los trabajos al año siguiente. El más interesante de ellos es el dePedro Colmenares, cuyo informe también ha sido localizado.66

"Descripción del castillo de Lorca

Está situado el castillo al Norte de la población en una altura al Levantecontigua a las de Murviedro, Despenador, Peñarrubia, los Jarales y otras que formanla cordillera que sigue hacia el Oeste por el Puerto de Lumbreras y Venta del Río alos Vélez etc.

Tiene la mayor extensión de Oriente a Occidente siendo ésta de 800 varas y suancho en donde más 150 varas.

64 I.H.C.M. Colección General de Documentos, 5-4-5-24.65 S.G.E. Signaturas 154, 155 y 156.66 S.G.E. Sign. 64.53; I.H.C.M. Colección General de Documentos, 5-4-6-22.

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El terreno del interior es bastante desigual y en la mayor parte de rocabastante dura, aunque hay algunos parajes donde no es tanto y en los bajos hayalguna tierra. En la parte del recinto que mira al medio día y en lo más alto hay unatorre llamada Alfonsina de 22 y 1/2 varas de ancha, 25 y 1/2 de larga y 30 varas dealta y uno de sus frentes sirve de muralla exterior de muy buena construcción. Tienetres pisos. El bajo sirve de almacén de víveres y los altos de alojamiento para latropa, siendo malsanos por la poca ventilación, pues el uno sólo recibe sus luces porsiete aspilleras de dos pulgadas de ancho y dos varas de largo debiendo servir éstaspara dos pisos pues por ser demasiado altas las bóvedas se han doblado todos; sólo elalto tiene tres ventanas las que tienen el mismo uso que las aspilleras. La entrada latiene mirando al Levante, concluyendo este frente una muralla en muy buen estadoque forma un recinto unido a la torre en el ángulo de la derecha de la entrada, y porel frente que mira a medio día. En este recinto se ha construido un aljibe capaz decontener 2150 (pies?) cúbicos. Delante de este recinto y en la misma dirección delOriente hay otro patio o recinto de no tanta solidez, sus murallas como el anterior;estos recintos están separados del principal por un pequeño foso en la parte deLevante y por lo escarpado de las rocas que están situados.

Plano del castillo de Lorca de L.M. Balanzat de 1 de marzo de 1811 cuando estaban a punto de comenzar lasobras de acondicionamiento de la fortaleza.

A la espalda de la torre Alfonsina sigue la muralla casi en la dirección de EsteOeste al extremo del terreno en que está la torre hay una especie de caballero detrinchera en donde está colocado un mortero de siete pulgadas y desde este caballero

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se había principiado otro recinto que debería unirse con el ángulo saliente del primerrecinto al Levante de la torre.

Hay otra torre llamada del Espolón de 15 varas de extensión en todos susfrentes; tiene un subterráneo muy bueno que parece haber servido de aljibe, un piso alnivel del terreno sobre que está fundada y otro alto; sus paredes son de dos varas deespesor; está cuarteada y no se hace uso alguno de ella sino para guardia deprevención y arresto de todas clases.

Otra de las obras que merece la atención en esta fortaleza es un aljibe situadoen la muralla que mira al Norte y como al medio de ella; éste tiene ocho bóvedas quecomunican unas con otras y componen el ancho de ellas veintiocho varas de largo y elde las bóvedas el ancho de diez varas un pie y puede contener 22.113 pies cúbicos deagua.

Además de éste tiene otro al pie de la roca sobre que está la torre y caballero;éste puede contener 11.340 pies cúbicos.

Tiene otros varios edificios como son una ermita en que estaba el santo patrón,cuatro almacenes de pólvora, dos de efectos de artillería, una panadería con doshornos y varias habitaciones mal construidas.

Las murallas en la parte que pueden sufrir el fuego de cañón están de regularservicio; hay algunas antiguas de gruesos proporcionados y otras nuevas de cal y deyeso y en lo demás son los parapetos y aún algo más de piedra barro, cosa que loshace de poca consistencia.

Hay en el recinto las baterías siguientes

En la popa, o punto que mira al Levante, hay una con una pieza en un ánguloobtuso que forman la unión de los costados del castillo; esta pieza puede batir loscaminos de Caravaca, Bullas y Totana con la sierra de la Salud que queda en mediode ellos y el arrabal de San Cristóbal que está a la falda; igualmente puede batir todala parte de la huerta comprendida entre el camino de Totana y el de las Águilas. En laparte del medio día, en un flanco que mira a las alturas de Murviedro, otra con otrastres piezas, dos con dirección a dichas alturas y otra a la parte del pueblo.

En medio del espacio que hay entre las dos torres está construido un pequeñofrente con cuatro cañoneras que tienen por objeto el batir las sierras de Murviedroque es el punto que domina al castillo.

Este pequeño frente tiene sus flomeos a derecha e izquierda y en el primero sedeberán poner dos cañoneras que también batan las alturas de Murviedro y en unaque llamaremos cara del semibaluarte habrá otra cañonera para que en el caso deretirar, como es preciso en el momento que los enemigos pongan artillería en lasalturas, la pieza que está en la punta del espaldón, batir la avenida de los Jarales;esta cara se une con la muralla principal cortando el recinto por esta parte, pues sólohabrá una puerta capaz de por ella retirar el cañón del espaldón y la guarnición deesta parte.

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En el lado izquierdo de dicho frente hay una especie de torreón queproporciona flanco a este frente; y otro para la continuación de esta obra que se debeunir a las rocas sobre que dijimos estaba el caballero que sirve de flanco izquierdo aeste último frente y de este modo queda cortado el recinto y se ha dado mayorelevación a los fuegos que deben contrarrestar a los que pongan en las alturas.

Toda la artillería de esta fortaleza consiste en doce cañones de varios calibres,la mayor parte de hierro, un mortero de siete pulgadas y dos obuses idem.

La dotación de tropa, según las últimas órdenes, debe ser de mil a mil ydoscientos hombres.

Las faldas de la altura sobre que está fundada esta fortaleza son en la mayorparte inaccesibles por ser de roca cortada sobre la que están fundadas la mayor partede las murallas y da a éstas mayor elevación; y en lo más bajo son laderas que tienenbastante desnivel y terreno muy quebrado por lo que dificulta bastante el acceso;como sucede casi en la mayor parte del collado que mira al N. y las tres cuartaspartes de a O. es de esta naturaleza, y como la mitad en el que mira al S. Y sola estapequeña parte es la que tiene sus laderas de fácil acceso, aunque no tanto que en elcaso de abrir brecha se pueda con facilidad subir por ella artillería.

Plano del castillo de Lorca de José Aparici poco antes de concluir las obras de defensa acometidas con motivode la Guerra de Independencia.

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Esta parte del Oeste del recinto que mira a la población es la única en quepuede abrirse la brecha por estar poco más que a tiro de fusil un altura contigua a ladel castillo que se nombra Murviedro; esta altura es la mayor parte de piedra y en lainmediación del camino carretero que viene por la falda del castillo hay unascanteras hasta las que hay camino abierto y de allí a la cima del monte puede, aunquecon dificultad, subir la artillería.

Hay otra altura contigua y al medio día de la del castillo de muy difícil accesoaun para la infantería y el único camino por donde pueden conducir la artillería estáa descubierto de los fuegos de cañón y fusil del castillo por venir una grande parte deél por la falda. Esta altura de que hablamos está bastante dominada de los fuegos dela fortaleza, no así la de Murviedro que domina todo el recinto; y detrás de ésta otrasvarias alturas de mayor elevación y de la misma naturaleza que la anterior. Estasierra son las únicas que dominan con el tiro de cañón al castillo; por todo lo demástiene una gran dominación y no puede temerse ataque de artillería; también es elúnico punto por donde puede acercarse la infantería sin ser vista hasta el tiro de fusilpues para todas las demás avenidas se descubren a largas distancias. Castillo deLorca 27 de Mayo de 1812. Pedro Colmenares.

Es copia del original que existe en el archivo de la Mayoría General deIngenieros.

Cuartel General de Murcia. 31 de Mayo de 1812. Vicente Ferraz."

En el castillo se estuvo trabajando intensamente hasta por lo menos finales de 1811,como así lo demuestra la siguiente carta de su gobernador militar al tesorero de la RealEmpresa reclamándole el dinero de las subastas de aguas, fechada el 3 de diciembre de 1811,y en la que se da cuenta además de las penalidades que padecía la guarnición militar.

Habiendo pasado las tropas de esta guarnición en el día de ayer y anteayer sin unpedazo de pan para alimentarse; recibiendo clamores de los hospitales por no tenercon qué socorrer a sus enfermos; y los mismos operarios de las obras de estafortaleza sin dárseles la triste ración a cuenta de las sumas que se le estánadeudando; después de habérseme participado estas calamidades por el ministrointerino de Real Hacienda de este castillo de mi mando y decirme el subdelegado enlo político de esta ciudad D. Francisco Javier Mellado encontrarse sin medios nifondos algunos, ni haber otros en el día más que los marevedís que reditúan las aguasdel Alporchón en la subasta que se hace diaria, y sabiendo que usted es el tesorerointerino de los expresados productos, no habiendo en esta ciudad y su jurisdicciónotra autoridad más que la mía, como gobernador político y militar que soy de ella ysu fortaleza, desde hoy le prevengo a usted que luego que se concluya dicha subastaentregue todo cuanto metálico produzca en presencia del teniente coronel mayor deesta plaza, D. Isidro Palacios, y en su defecto mi ayudante D. Juan Felipe Masegosa,al delegado que el indicado D. Francisco Javier Mellado nombre para su percibo,bien entendido que de no obrar como le prevengo desde el día de hoy tomaré contrausted todas cuantas providencias me parezcan asequibles a cubrir las órdenes con queme hallo autorizado; y a más deberá usted contestarme en quedar conforme con estami orden.

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Evidentemente el tesorero contestó el mismo día diciendo que iba a cumplir loordenado, pero pidiendo al gobernador que lo ... sostenga contra cualquiera tropelía quequiera hacer conmigo alguna de las autoridades que me mandan lo contrario... Por lo visto,el medio millón de reales que se preveía emplear en las obras costaba mucho trabajo sacarlo alas autoridades locales y nacionales, y tampoco había fondos para pagar los gastos quegeneraba el funcionamiento cotidiano de una guarnición militar acantonada en el castillo. Laefectividad de este contingente militar, por su situación en lo alto de la Sierra del Caño, nolibró a la ciudad de ser tomada, pacíficamente, por los franceses. Es más, los regidores quepermanecieron en sus puestos ante la proximidad del enemigo optaron por elegir el malmenor: acoger con el mejor talante posible a las tropas, proporcionándoles aquello que pedían,y evitar el saqueo y el pillaje por toda la ciudad. Aunque no pudieron impedir que accionesaisladas de ese cariz se produjeran, las entradas y salidas de los franceses en Lorca, que jamástuvieron intención de tomar al asalto el castillo, no fueron aquí tan traumáticas como en otraspoblaciones, aunque como es lógico quedó memoria en las crónicas particulares de los robosy ultrajes cometidos por los franceses. Los políticos que gestionaron estas "invasionesmansas" serían después duramente juzgados por una supuesta colaboración con el enemigo.

Prueba de que en el castillo no hubo una actividad militar relevante lo constituye lasiguiente instancia de 1814 dirigida por el Ayuntamiento al capitán general de esta zona:

Excmo. Señor. La invasión de los enemigos en Andalucía en el año de 1810 dio motivoa que la superioridad dispusiese la fortificación y colocación de artillería en elcastillo de esta ciudad para impedir de este modo las correrías frecuentes de losfranceses y dar a nuestras tropas un punto de apoyo para la defensa de este reino.Verificada que fue dicha fortificación, se depositó en él cantidad considerable depólvora, granadas de mano y demás pertrechos necesarios al intento, todo lo cualprodujo los efectos que se deseaban. Pasó aquella época desgraciada y nuestrastropas arrojaron del territorio español a los franceses; y si bien era conducente eindispensable en aquel tiempo los depósitos de pólvora y municiones para la defensa,en la actualidad se persuade este ayuntamiento puede acarrear a este pueblo unadesgracia la permanencia en él de más de 400 quintales de pólvora y crecida cantidadde granadas de mano, que según ha llegado a entender existen todavía en losalmacenes de este castillo. La localidad de él es sobre la misma ciudad, por maneraque (si) llegase a desprenderse cualquiera exhalación de las tempestades queordinariamente se experimentan por el otoño ocasionarían muchos estragos en lapoblación y quizás muchas desgracias a los vecinos. Hecho cargo de estasconsideraciones el Ayuntamiento, ha acordado en sesión de 2 del corrienterepresentar a V. E. A fin de que mediante no ser necesario el depósito en dichocastillo de la crecida cantidad de pólvora que en él existe se sirva dar las órdenes quetenga a bien a este caballero gobernador para que se traslade a los almacenes de laplaza de Cartagena, en donde se conservará mucho mejor, se evitará toda desgracia yse hará un beneficio a la Real Hacienda; en cuyo caso el Ayuntamiento ofrece a V. E.Proporcionar la conducción a los expresados almacenes con toda la prontitud quepueda. El Ayuntamiento espera de... Lorca 4 de julio de 1814.

Esta instancia pone de manifiesto lo ya dicho de que el castillo de Lorca se fortificómás que para defender a la propia población, para constituirse en un punto de apoyo de lastropas que peleaban contra los franceses -refugio, hospital y aprovisionamiento demuniciones-, función que quizás no llegó a cumplir del todo ya que los escenarios de lasoperaciones militares importantes no estuvieron nunca en las cercanías de Lorca.

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En los años siguientes el castillo, a pesar de seguir conservándose en él una pequeñaguarnición militar, recuperó un cierto tono civil al reactivarse las tradicionales romerías a laermita del patrón. Con ese motivo el 10 de agosto de 1818 se inicia un expediente sobreciertas disputas surgidas entre el santero de San Clemente, Ginés de Campos, y el gobernadormilitar del castillo de Lorca, Vicente Tejero, por la que el Concejo ordenó a ClaudioMartínez, diputado del común, que informara acerca de la situación para enviar respuesta a loque solicitaba al respecto el capitán general de Valencia. El cuerpo del informe ofrece algunainformación sobre las obras llevadas a cabo en 1811 y algunos aspectos de menorrelevancia:67 ... el referido santero no tiene por tal señalados otros emolumentos que laslimosnas que pueda recoger del vecindario con su tablilla, ni otras cargas que el teneraseada la ermita; ésta apenas se abre en el año fuera del día del santo en que asisten amboscabildos a la función de misa y sermón que se celebra. Siendo cargo de la fábrica de lainsigne colegial los costos de ella y demás suministros adherentes, sin que le esté consignadaotra renta, ni casa para vivir. Es verdad que antiguamente moraba el santero en una casitacontigua a dicha ermita, pero después que se compuso y fortificó la muralla del citadocastillo con motivo de la guerra última con los franceses, fue destinada la misma casita,reedificada, para pabellón del gobernador de la fortaleza y por lo mismo subsiste ocupándolacuando le ocurre subir a ella el actual D. Vicente Tejero; además que en el día se custodianen la propia algunos efectos de la Real Hacienda, motivo bastante para que no pueda ni debafranquearse a aquél para habitarla, mucho menos cuando tiene mujer e hijas ya crecidas quepudieran distraer a los soldados del cuidado de dicha fortaleza; ni tampoco es tan necesariala referida habitación al mencionado santero pues este vive en una casa suya propia en laparroquia de Santa María, situada a la falda del castillo. Por lo que hace ala distribución delos puestos entre los que suben al castillo el día de la festividad del santo a vender confitura,frutas y demás comestibles, no sé que el Ilustre Ayuntamiento tenga dado este encargo alsantero, ni parece regular que habiendo allí un gobernador en quien recae toda laresponsabilidad de la fortaleza sea otro que éste el absoluto distribuidor para que seconserve el buen orden, sin que resulte de los informes que he tomado que dicho gobernadorse haya interesado ni cobrado a los vendedores derechos algunos, ni cabe esta bajeza en unoficial que ha servido más de cuarenta años con la mejor conducta.... La situación,finalmente, se resolvería a favor del gobernador militar del castillo, ya que el Concejo escribióal obispo para que, como competente en este asunto, nombrara un nuevo santero.

En esta documentación que estamos viendo, perteneciente a comienzos del siglo XIX,asoma un asunto que se verá confirmado posteriormente, pero que ya estaba en vigor en estosaños. El estado de guerra declarado con la invasión de los franceses debió de anular en favordel Estado la propiedad que el Concejo tenía reconocida desde 1797 de todo el campo delcastillo, salvo la torre Alfonsina y su plaza de armas. Aquél dispondrá, como hemos visto, detodo el complejo militar de la Sierra del Caño incluyéndolo en un plan de defensa de mayorenvergadura que abarcó la totalidad del territorio nacional interrelacionando diferentes zonas.Transcurridos esos años de peligro real, ni el Estado devolvió los terrenos al Concejo ni éstelos reclamó como suyos. En esa situación creo que influirían sobre todo dos factores: lasgrandes obras realizadas, para cuya amortización y cuidado se dispuso la presencia constantede un pequeño contingente militar, y la propia inestabilidad política de buena parte del sigloXIX español, que hacía presagiar la posibilidad de una eventual utilización del castillo confines militares. De hecho en 1823, con motivo de la finalización de la etapa histórica conocida

67 A.M.L. Leg. Monográfico de Eclesiásticos, 4 A.

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como "el trienio liberal", el castillo lorquino viviría el último episodio bélico del que tenemosnoticias. Con estas palabras relata lo sucedido Mula Gómez:68

En 1823, inmersos en un período de agitación que en Lorca había tenido uno de susmomentos álgidos en Abril de 1822, el castillo se encontraba ocupado por fuerzas delRegimiento 1º de Ligeros de Cataluña, siendo su gobernador don José María deMenchaga … Durante su mandato una división del ejército enviada por el Congresode Viena para restablecer el régimen absolutista y a Fernando VIII ("Los Cien MilHijos de San Luis"), al mando del mariscal Molitor, entró en Lorca. La mayor partede los nacionales se refugiaron en el castillo para resistir y defenderse de las tropasfrancesas que al llegar a la ciudad se acamparon en los olivares de Tercia. Durante lanoche los franceses entraron en la ciudad tomando posiciones en las iglesias altas. Acontinuación ofrecieron la rendición a los nacionales de la fortaleza, que se negaron.Comenzó así un combate que duró hasta bien entrado el día siguiente, en que serindieron los del castillo tras haberse quedado sin municiones. Entre las condicionesque impusieron los vencidos para su rendición estaba el que los paisanos alineados enla causa realista no entrasen en la fortaleza, y así lo ordenó el mariscal francés. Sinembargo los paisanos hicieron caso omiso a esta orden e intentaron el asalto alcastillo, por lo que los liberales sitiados hicieron disparos y volvieron a resistir.Posteriormente los franceses hicieron retirarse a los paisanos y entraron en elcastillo.

El Archivo Municipal de Lorca suministra aún, a través de dos expedientes, algunosdatos de interés para fijar con precisión las fechas relativas al abandono de las funcionesmilitares del castillo.69 El primero de ellos, relativo al traslado de la artillería del castillo aCartagena, contiene documentos entre agosto de 1827 y febrero de 1828. En él se relata cómoun oficial de artillería, acompañado de tres soldados, se había presentado al Ayuntamientosolicitando la ayuda pertinente para proceder al traslado "... de todos los efectos que de estearma existen en el castillo a los almacenes de Cartagena..." El expediente contiene unfarragoso correo cruzado entre la Capitanía General de Valencia, la plaza de Cartagena, elAyuntamiento de Lorca, el corregidor lorquino y la Intendencia de Rentas de Murcia para verquién se hacía cargo de los gastos del traslado ante la necesidad de esos cañones enCartagena; se habla en esas cartas de una relación de piezas adjunta, relación que de haberseconservado hubiera sido de gran utilidad para conocer en detalle el número y calibre de loscañones que defendieron la plaza de Lorca durante la Guerra de Independencia. Lo único quesí queda claro es que había voluntad de desmantelar toda la artillería del castillo, dejándoloprácticamente inservible desde el punto de vista de su aprovechamiento militar.

El segundo expediente parece una consecuencia directa del anterior, ya que entrenoviembre de 1828 y febrero de 1829 se trató con el Regimiento Provincial de Lorca la cesióndel edificio de las huérfanas a su favor para que se establecieran en él. Este edificio era elantiguo claustro de los jesuitas, abandonado por la mencionada orden cuando fue expulsadade España, y había estado destinado a diferentes fines benéficos desde entonces. Tras salvaralgunas diferencias sobre el amojonamiento del solar con la fábrica de la iglesia de SanMateo, que lindaba con el edificio, el regimiento se estableció allí hasta su supresión quedebió de producirse a finales de la década de 1840. Este expediente concluye con una carta dela intendencia militar de Valencia y la correspondiente contestación del Ayuntamiento de

68 MULA GÓMEZ, A.J.-IBÁÑEZ VILCHES, J.A. Memoria Histórica sobre el Castillo…, p. 21.69 A.M.L. Monográfico de Varios de la Primera Mitad del Siglo XIX.

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Lorca, ambas de 1856, en las que se trata de la reinstauración de la milicia en la ciudad quesin embargo no se llevaría a cabo hasta muchos años después.

A pesar de todo, el castillo siguió conservando alguna función militar-quizás comoalmacén de efectos militares- hasta bien entrado el siglo, como lo pone de manifiesto elacuerdo de los canónigos de San Patricio de 9 de enero de 1845. En esa fecha, debiendorefundirse un par de campanas en San Patricio, se acuerda contratar la fundición con unamaestro que estaba en la ciudad. Y para sustituir a la tercerica, la cual sirve principalmentepara los toques de coro para el gobierno de los sacristanes al toque de Ave María en todaslas parroquias de la ciudad, se acordó que se haga bajar la campana de la ermita de SanClemente para sustituir a aquella … acudiendo al comandante de armas para que facilite laentrada en el castillo.

Planos dibujados por el capitán Teodoro Pizarro en 1849.

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Es difícil precisar con exactitud el momento en que los militares abandonaríandefinitivamente el castillo, pero seguro que lo habían hecho ya a mediados del siglo XIX. Pormotivos que no se han podido averiguar, en 1849 se vuelve a hacer un reconocimiento de todoel complejo militar, levantando el primer plano fidedigno que se conoce, para lo cual estuvoen Lorca el capitán de Estado Mayor Teodoro Pizarro.70 El plano refleja por primera vez unperímetro de muralla ajustado a la realidad, la exacta situación de los edificios antiguos(torres, ermita y aljibes) y la de los que se construyeron a partir de 1810 (batería de cañones,reforma del baluarte junto a la plaza de armas y las principales construcciones destinadas acuarteles y oficinas cercanas a este último baluarte). Además, es muy interesante la leyendaque lo acompaña pues vuelve a informarnos sobre la utilidad que tuvieron ciertos edificios yestructuras durante la Guerra de Independencia y años posteriores.

De un expediente militar sobre el castillo de Lorca71, que debió de generarse en laComandancia de Ingenieros de Cartagena, se puede obtener una información somera sobre laspiezas de artillería con las que contó la fortaleza y otra bastante completa sobre qué ocurriócon la propiedad del castillo durante la segunda mitad del siglo XIX y primeros años del XX.En lo tocante al primer aspecto, en octubre de 1818, por el ingeniero militar Francisco JavierPardo, se hacía un proyecto para cubrir con tejado, y no con el terrado que estaba en ruinas, unalmacén que contenía los siguientes efectos de artillería: 30 cureñas, 2 cabrias, varias ruedas decureñas, 60 baquetas, 20 barriles de empaque, 180 duelas, maderas, cuñas, arcones paramunición y un obús de bronce. El mismo documento informa de que el parapeto del castilloestaba guarnecido con las siguientes piezas de artillería: 2 obuses de 7, un mortero de 7, 5cañones de 12 y 12 piezas de los calibres 16 y 18, que suman en total 20 piezas de artillería.Además se dice que en la torre Alfonsina, que se utilizaba como polvorín, había guardados 13quintales de pólvora. Casi la totalidad de los durmientes de madera de estas piezas de artilleríahan sido localizados en las recientes excavaciones arqueológicas que se han realizado en elcastillo.

De 1852 datan los primeros documentos que ya, de forma continuada, se van a ocuparde la propiedad del castillo. El primero de ellos, de ese año citado, se hizo para averiguarcómo se habían invertido 50.000 rls en las instalaciones con motivo de la primera guerracarlista de 1836. Buscados los antecedentes obrantes en la Comandancia de ingenieros deCartagena, nada se pudo contestar, sugiriéndose incluso la posibilidad de que no se llevara acabo obra alguna ya que no existía memoria del ingeniero militar que trabajó en esa puesta apunto de la fortaleza. Seis años más tarde, la preocupación del Gobierno Militar de Murcia eraotra. Ante todo se quería saber si el castillo pertenecía al Ramo de Guerra y si había sidoentregado debidamente a la Comandancia de Lorca para procurara conservarlo y haceranualmente los arrendamientos de los nopales que se habían practicado otros años, empleando larenta en los reparos del cuartel del batallón provincial con sede en Lorca. También se ordenabaque se procediera al amojonamiento de la propiedad. Relacionada con ambos asuntos está lapetición, en 1861, del vecino de Lorca Alfonso González solicitando que se le mantuviera el usoy aprovechamiento de cierto terreno con palas comprendido en la zona del castillo de Lorca, aespaldas de la iglesia parroquial de San Pedro, que se le concedió a su familia por escritura de 2de junio de 1791 a cambio de pagar un canon. En la comandancia de Cartagena no encontraronantecedentes sobre el particular y se advertía además que el Castillo de Lorca "no está incluidoentre las fortificaciones que están a su cargo en esta provincia" siendo "uno de tantos castillos o

70 Este plano se conserva en el Servicio Geográfico del Ejército y en la leyenda principal se le identifica comoCastillo de Águilas.71 En colección particular de Murcia, de él se tiene fotocopia completa en A.M.L.

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fuertes antiguos que existen en varios puntos y cuya conservación hace tiempo tiene abandonadapor todos estilos el ramo de guerra."

A pesar del abandono, los arrendamientos debieron de hacerse regularmente porque en1877 el comandante de Lorca pedía autorización al gobernador militar para, una vez cumplidoslos cinco años, volver a sacar a subasta las "hierbas, tierras, paleras y demás que comprende lazona del derruido castillo de esta ciudad". Pedidos los pertinentes informes a Cartagena pararesolver el asunto, la Comandancia de Ingenieros volvió a informar que en su archivo no existíaconstancia alguna de la propiedad del castillo de Lorca y las tierras circundantes. Pero no hayduda de que los militares administraban sin oposición alguna todo lo referido a la vieja fortaleza,ya que al mismo tiempo el comandante de Lorca también pidió instrucciones al gobernador paraactuar en el caso del lorquino Basilio Ruiz Morcillo. Éste había arrendado en 1872, por el canonanual de 165 pts, una zona del castillo en donde había edificado un palomar y había hechoinversiones de importancia para poder utilizar las instalaciones. Unos desconocidos invadieron elrecinto, derribando la puerta de entrada y causando graves daños en las obras realizadas. Pedíapor tanto el arrendatario una reducción del canon a 80 pts anuales, lo que encontraba elexpresado comandante razonable. En Cartagena tampoco hallaron antecedentes de este asunto,volviendo a decir que el castillo estaba fuera de su competencia al no ser "un punto fortificado enel sistema defensivo del país". Abundaban aún más diciendo que no habían intervenido y portanto no tenían noticia del arrendamiento al que se refería el comandante de Lorca. Recabadainformación al Comisario de Guerra, manifestó éste la misma carencia de antecedentes, diciendoalgo sorprendente: que el castillo de Lorca "no está a cargo del Comandante Militar de Lorca" yque debería haber sido entregado al cuerpo administrativo del Ejército, ya que si no fuesenecesario al servicio de Guerra debería procederse a su arrendamiento con arreglo a los artículos119, 120, 121 y 123 del vigente Reglamento de Ingenieros. Esto suponía que por laComandancia de Cartagena deberían de fijarse las condiciones oportunas para proceder a unosarrendamientos que al parecer se llevaban a cabo de modo irregular. No hay constancia de siestos defectos de forma se subsanaron finalmente.

Durante aproximadamente 20 años el Ayuntamiento de Lorca llevó a cabo una serie deacciones encaminada a hacerse con la propiedad del castillo, acciones que como veremos nodieron el fruto deseado. Todo comenzó cuando a finales de 1891 llegaba a la Comandancia deIngenieros de Cartagena, procedente de la Capitanía General de Valencia, una comunicaciónpara que se informase acerca de la petición que el Ayuntamiento de Lorca, con fecha 4 dediciembre de 1891, había hecho al ministro para que le fueran cedidos al municipio los restos delcastillo de Lorca, si es que fueran inútiles para el Ramo de Guerra. Desde Cartagena se contestóen parecidos términos a los que llevamos ya vistos: que hacía muchos años, por lo menos desde1819, que el castillo no aparecía entre los edificios militares a su cargo; que era enteramenteinútil para la defensa; que su demolición para venderlo por los materiales que se pudiesenobtener no sería rentable; y que su verdadero valor residía, únicamente, en la parte artística ymonumental. La petición municipal, en tono heroico, contiene frases como estas: "Pero si elCastillo de Lorca para el elemento militar no es más que una ruina histórica... no sucede lomismo con relación al pueblo a quien sirvió de amparo y protección durante tantos siglos. ... Poreso nuestra población que presencia con amargura la completa destrucción de su Castillo, cadadía más inminente atendido su estado de abandono, ansía por el contrario y se complace en laidea de restaurar el templo y el culto que allí siempre se ha dado al Santo Patrono de la Ciudadcon sus romerías y fiestas populares, y conservar aquellas ruinas en lo posible, no comoelemento de defensa, pues ya no puede serlo, sino como monumento religioso e histórico de granestima y atención para esta localidad." Ese interés municipal por la fortaleza coincidesospechosamente con la aparición de la memoria histórica que sobre el castillo publicó un año

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antes Eulogio Saavedra, y con otro extenso informe realizado por Juan Pedro Beltrán del que nose ha localizado copia alguna. Ambos escritos fueron enviados en los primeros meses de 1890 algeneral Azcárraga, preparando el camino para la reivindicación municipal sobre los restosmonumentales.

Sin embargo la petición no fue atendida con la generosidad que se esperaba, y en 1892,por parte del intendente de Guerra, se pidieron de nuevo datos a Cartagena acerca de lapropiedad del castillo. La contestación siguió siendo igual: no existían títulos ni otrosantecedentes que demostrasen pertenecer al Ramo de Guerra el antiguo castillo de Lorca. Sinembargo sí se hacía hincapié ahora en que Guerra venía ejerciendo dominio sobre el monumentoy sus terrenos inmediatos, y que por la comandancia militar lorquina se arrendaban el monte ylos terrenos afectos al castillo desde hacía muchos años, constituyendo por tanto una posesión delEstado en ese momento. La contestación al Ayuntamiento de Lorca se hizo efectiva a través de laR.O. de 22 de noviembre de 1892, en la que se disponía que, con arreglo al art. 24 de la entoncesvigente ley de presupuestos, se intentara la enajenación del castillo mediante subasta pública, loque se comunicó a la Comandancia de Ingenieros de Cartagena para que se procediera enconsecuencia.

A partir de febrero de 1893 se instruyó expediente para la enajenación por subasta,redactándose un pliego de condiciones y procediendo al deslinde del monte y los terrenos afectosa él. Se dio comisión al comandante Manuel Campos y al maestro de obras José García para queprocedieran a deslindar las propiedades del Estado. En agosto de 1893 se concluía el trabajo,redactando el comandante el informe pertinente al que se adjuntaba un plano con deslindepreciso, la tasación, el pliego de condiciones y el acta de la comisión que lo hizo todo en la queno había ningún civil. Medidos los terrenos arrojaban una extensión de 29 hectáreas, 91 áreas y13 metros cuadrados alcanzando una tasación final de 46.600 pts. La distribución de la calidadde los terrenos fue la siguiente: 1º terreno de nopales (7 hectáreas, 97 áreas y 87 metroscuadrados) se tasó en 11.968,05 pts; 2º terrenos dedicados al cultivo de cebada (16 hectáreas, 63áreas y 20 metros cuadrados) se apreciaron en 4.158 pts; 3º terrenos sin cultivo (5 hectáreas, 30áreas y 6'75 metros cuadrados) que podrían explotarse como canteras por ser inmejorable lapiedra caliza que existe en ellos y que "podría dar origen a una lucrativa explotación sin más quemejorar algo las pequeñas vías de comunicación hoy existentes", tasados en 473,95 pts;"Respecto a las construcciones que se conservan en el interior del castillo, se ha prescindido porcompleto para su justiprecio de su valor histórico por no considerarse la comisión concompetencia legal para ello; quizá fuera conveniente que la Academia de la Historia emitiesedictamen sobre el particular, pues sobre todo la torre Alfonsina, en bastante buen estado deconservación, constituye un monumento en que la ciudad lorquina se mira con orgullo... sólo seha tenido en cuenta el valor de los materiales que la constituyen, habiéndose procedido de lamisma manera con todas las demás edificaciones entre las que figuran dos algibes, la torre delEspolón, la antigua capilla y gran número de bóvedas. Dichas edificaciones son indudablementeutilizables cualquiera que sea el destino que se dé al castillo". Su precio de tasación alcanzó las23.000 pts. "En cuanto a las murallas y parapetos se ha tenido en cuenta el precio del materialdescontando el capital necesario para su derribo aunque no cree la comisión que se proceda a sudemolición por las ventajas que al propietario ha de reportar tener cercada una extensión grandede terreno." Se tasaron las murallas en 7.000 pts. Se dejaron fuera 13 hectáreas, 32 áreas y 95'50metros cuadrados de tierra de huerta, que lindaban con el castillo por el Norte y cuyo valorpodría ascender a 50.000 pts, porque no se sabía a ciencia cierta si la propiedad era o no delEstado y no era competencia de la comisión investigar los pormenores.

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Algunos párrafos del pliego de condiciones ofrecen cierto interés. En los primerosartículos se dice que "Los terrenos comprendidos en el interior del castillo están en su mayorparte dedicados al cultivo de cebada" y que los exteriores al recinto se dedican también a esecultivo, a nopales y que tienen bastantes sitios rocosos. Por los artículos 6º, 7º, 8º y 9º seestablece el castillo como un solo lote, con 46.600 pts de precio, no admitiéndose precio inferior,y se articula el pago en cuatro plazos. En los artículos 10º al 12º se contempla la firma de laescritura de adjudicación, el establecimiento de una hipoteca a favor del Estado hasta que no sesatisfaga el pago y la prohibición de que el rematante destruya o dañe cualquiera de lasedificaciones del castillo mientras que exista la tal hipoteca. Entre octubre de 1893 y julio de1894 la Comisaría de Guerra, encargada de instruir el expediente de subasta, solicitó a laComandancia de Ingenieros de Cartagena diversos antecedentes: plano del castillo; documentossobre la pertenencia de los terrenos al Ramo de Guerra, que seguían sin encontrarse; nuevosantecedentes sobre la petición presentada en 1861 por Alfonso González; demarcacionesanteriores a la efectuada por la comisión para poder determinar si existen derechos por parte dealgunos particulares que pudieran estar usufructuando indebidamente algunos terrenos próximosal castillo; y finalmente si había posibilidad de que las huertas cercanas al castillo por la parte delrío pudieran ser del Ramo de Guerra, a lo que se da una contestación negativa.

Todo indica que a pesar de los preparativos la subasta no se llevó a cabo o no hubo postoral precio mínimo en que se puso el lote. En mayo de 1906 se dieron nuevas noticias desde laComandancia Militar de Lorca sobre el deterioro que habían sufrido las instalaciones del castillo.Al subir el coronel a la fortaleza para "... reconocer estas hermosas huellas de nuestra inmortal ygloriosa tradición", había notado cómo, según los aprecios y valoraciones de 1893, "... handesaparecido gran cantidad de materiales, desaparición que indudablemente tiene por causa elque las puertas que siempre han existido para cerrar la parte murada de dicho castillo no existenen la actualidad, por lo que dichas importantes obras están siendo objeto de un constantesaqueo." Debido al valor histórico y material que para el Estado tenía el castillo, se decide ponerpuertas y rehacer dos partes de muro que estaban caídas. Pero al ir a ejecutar esta operación sedio cuenta de que el recinto estaba siendo utilizado por el personal del Resguardo de Consumos.Los informes desfavorables a tal ocupación dieron resultado de inmediato, desalojando laempresa arrendataria de consumos las instalaciones ocupadas irregularmente. Estas actuacionesfueron aprobadas por el rey y se ordenó nuevamente (R.O. 21 de junio de 1906) el deslinde delas propiedades del Ramo de Guerra. Hubo presupuesto para este nuevo amojonamiento ypersonal destinado a él, aunque parece que no se llevó a cabo o se dio por bueno el ya existente.

La iniciativa municipal, que parecía paralizada tras la negativa de 1892, volvió aactivarse cuando el 4 septiembre de 1908 el Ayuntamiento decide pedir al Ministro de Guerraque se le permitiera utilizar los algibes existentes en el antiguo y destruido castillo de esta ciudad"... como depósito de las aguas potables que abastecen a esta ciudad... Las razones en que sefunda esta súplica consisten principalmente en la ventajosa situación de los expresados algibes,la carencia de fondos de este Ayuntamiento para construirlos nuevos y la necesidad de abastecerla parte alta de esta ciudad que empieza en las inmediaciones del repetido castillo." El informeemitido en ese mismo mes por la Comandancia de Ingenieros de Cartagena fue nuevamentenegativo, ya que se entendía que la utilización por el Ayuntamiento de los algibes supondría ungrave inconveniente a la hora de vender la propiedad que es lo que en última instancia queríanlos militares.

La cada vez más evidente ruina del castillo dio lugar a una curiosa situación en la que lospoderes públicos rehuyeron sus responsabilidades con ánimo, sin duda, de extremar la situaciónpara que se pudiera llegar a un acuerdo. En septiembre de 1910 el comandante de Lorca

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informaba de los graves desprendimientos que se estaban produciendo en la muralla,amenazando casuchas y barracas situadas en la parte Sur y Sureste de la falda del castillo. Secomunicó a la Comandancia de Ingenieros de Cartagena el hecho para que informase y se cursócomunicación al alcalde de Lorca para que desalojara las casas que corrieran peligro. En octubrede ese año el capitán Félix Angosto daba cuenta de la situación diciendo que el castillo seencontraba en "... general estado de ruina. Ha desaparecido todo lo que podía ser utilizable, comopuertas, ventanas, vigas, no quedando ni una pieza de madera, salvo una mala puerta del rastrillode entrada. También ha desaparecido el ladrillo que fácilmente ha podido ser desprendido de laobra." Con respecto a las dos torres dice que presentan numerosos agujeros "... hechos en buscade sospechados tesoros." Con respecto a los muros observa que amenazan ruina bien pordesmoronamiento de las partes altas o bien por desplome. Otras construcciones se encuentranigualmente socavadas y con riesgo de caer. Con relación al peligro real, informaba el capitán quelas casas más amenazadas estaban dentro del recinto de la propiedad del Estado y que el riesgo,aun existiendo, se veía minimizado por cuanto las pendientes con chumberas, restos de casas ydesplomes antiguos podrían detener los posibles desprendimientos.

A la vista del precedente informe, la Comandancia de Ingenieros de Cartagena realizaríaotro en el que eximía de cualquier responsabilidad al Ramo de Guerra por los posiblesdesprendimientos, haciendo responsables de cualquier desgracia que pudiera ocurrir por un ladoal Ayuntamiento, que había permitido el crecimiento de la ciudad cerca de un peligro evidente, ypor otro a los usurpadores de derechos del Estado, que habían edificado sus viviendas en lugaresdonde no debían. El desalojo de las casas hechas ilegalmente es una de las medidas propuestas; yla otra es que el Ayuntamiento hiciera a su costa las obras de defensa necesarias para impedir losrodamientos de las piedras y trozos de muro que se pudieran desprender. En el informe se dacuenta también de que los expedientes iniciados para la enajenación del castillo nunca habíanllegado a resolverse, y se apuntan por primera vez como causa de la ruina de los muros la lógicaacción de los agentes atmosféricos y la obstrucción de los desagües que saneaban los terraplenessostenidos por los muros. De todo ello se dio cuenta al Ayuntamiento en comunicación de 5 dediciembre de 1910.

Por su parte el Ayuntamiento, el 23 de diciembre de 1910, contestaba la comunicación delos militares en los siguientes términos: 1º Que el Ayuntamiento no tiene inconveniente endesalojar a los habitantes de la zona del castillo; 2º Que el Ayuntamiento no puede aceptar que lecompeta la prevención de los daños que pudieran ocasionar los desprendimientos del castillo,toda vez que es propiedad del Ramo de Guerra quien debe cuidar de no perjudicar a loscolindantes e indemnizarlos por los daños causados; 3º Que el Ayuntamiento no tendríainconveniente en gastar lo necesario para destruir o reparar los muros del castillo siempre ycuando se le cediese la propiedad.; y 4º Que de no aceptarse esta solución, que el Ramo deGuerra haga los derribos o reparaciones necesarias.

De nuevo tardó un año en llegar la respuesta de los militares, quienes a finales de 1911ordenaban una nueva valoración del castillo para proceder a su enajenación en pública subasta.Al Ayuntamiento se le contestaba que se iba a proceder al desalojo de las viviendas de la zonapeligrosa y que era perjudicial para los intereses de Guerra la cesión gratuita del castillo. Elinforme de la nueva valoración se hace en diciembre de 1911, por el capitán Manuel Masiá, y enél se dice que es "... muy difícil emitir un juicio acertado, y por lo mismo aceptable, por tratarsede un inmueble que se encuentra en un caso muy especial." Hay frases como las siguientes: "... lautilidad que reporta al Estado puede considerarse nula... no creo que por ella sea codiciado pornadie. ... gran montón de ruinas las cuales tendrían algún valor si hubiera buen camino deacceso..."; "... el valor de la finca era en aquella fecha de 46.600 pesetas. De mi visita hededucido que de 1893 hasta ahora han cambiado mucho las cosas, hasta el punto de que la mayor

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parte de los terrenos que entonces se dedicaban al cultivo de cereales hoy se aprovechan paranada... Otra de la cosas que ha cambiado por completo son las construcciones del interior delcastillo, pues sin excepción alguna todas están ruinosas o caídas". Al pillaje y saqueo no hanescapado ni siquiera las dos torres. En la del Espolón advierte del desmantelamiento de lasbóvedas del segundo cuerpo, y en la Alfonsina describe daños menores en los sillares y ladrillosde los arranques de los arcos que ponen en peligro su estabilidad. Aconseja el reparo de la torreAlfonsina. Valora finalmente todo el castillo en 19.500 pts (6.000 pts los nopales, 1.500 pts lastierras sin cultivo y 12.000 pts el aprovechamiento de los materiales), y considerando que nohabría postor aconseja que el Estado no perdería nada con subastarla de nuevo con un valor tipode 10.000 pts. La cantidad debió de parecer muy menguada y el 28 de febrero de 1912 el capitánMasiá vuelve a valorar el castillo subiéndolo a 22.500 pts.

A pesar de las ventajas ofrecidas, la venta tampoco se produjo en esta ocasión. En 1911 y1912 el Ayuntamiento tomaba la iniciativa de nuevo y remitía sendas instancias al Ministeriopara que el castillo se le cediera a la municipalidad a cambio de hacer todas las reparaciones queprecisaba el acuartelamiento de Lorca. En julio de 1912 se tuvieron en cuenta estas instanciaspero tampoco se resolvió nada en firme por considerarse una desventaja para el Estado.

V. El siglo XX: propiedad, declaración monumental y últimas actuaciones

Con respecto a la propiedad, y según el expediente de averiguación72, en 1915 elcastillo lo poseía aún al Ministerio de Guerra y fue cedido al de Hacienda el 30 de octubre deese mismo año. El 20 de marzo de 1940 la comisión gestora del Ayuntamiento lorquinoacordó solicitar de nuevo la cesión gratuita a su favor tanto del castillo como de los terrenoscolindantes, al objeto de llevar a cabo en el mismo no solamente las obras convenientes a laconservación de tan interesantísima fortaleza medieval, sino a la realización también de unplan racional de urbanización de los alrededores del Castillo que contribuyan al saneamientoy embellecimiento de la parte alta de la ciudad. Y la Corporación Municipal así lo acuerdapor unanimidad" Esta petición nunca llegaría a tramitarse, quizás por el conocimiento deantemano de la negativa ministerial a hacer tal cesión. En ese estado de cosas, en 1952, poracuerdo de pleno de 21 de noviembre, se inscribió en el registro de la propiedad una parcela(la marcada con el nº 66) a favor del Ayuntamiento con una superficie de 50.088 mtscuadrados, parcela que coincidía exactamente con la extensión que ocupa el castillo.Finalmente a comienzos de 1992, reconociendo que por usucapión el castillo correspondía yaal Ayuntamiento, el Estado le reconoció la propiedad a su favor.

La singular arquitectura y configuración del castillo lorquino valieron para que fuesedeclarado monumento histórico-artístico, perteneciente al Tesoro Artístico Nacional, pordecreto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de 3 de junio de 1931, publicadoen la Gaceta del día siguiente. Además, un decreto de 22 de abril de 1949 establecía laprotección de todos los castillos de España, que quedaban bajo la tutela del Estado. Yúltimamente, cuando por el decreto 612 de 5 de marzo de 1964 Lorca es declarada ConjuntoHistórico-Artístico, el primer sector delimitado en ese conjunto comprendía todo el cerro delcastillo. En virtud de esa declaración primera y de las leyes protectoras posteriores, seacometieron a lo largo de los años pequeñas reparaciones para la conservación delmonumento, pero de todas ellas la más efectiva, aunque quizás algo discutible, fue la llevadaa cabo a comienzos de la década de los 70, proyectada por el arquitecto San Martín ysupervisada por Bellas Artes. Se trataba entonces de reparar la maltrecha torre del Espolón

72 A.M.L. Caja 5838.

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que estaba a punto de venirse a abajo, ya que se encontraba completamente desmochada, eltecho del segundo piso estaba prácticamente abierto y algunos de los muros exteriorespresentaban un preocupante resquebrajamiento vertical. Para facilitar el acceso de losmateriales necesarios en la reconstrucción, se optó por practicar una entrada a través de unpaño de muralla cercano en donde se encontraba un torreón casi derruido. Hecho este acceso,se completó con las carreteras que rodean todo el castillo haciendo posible que vehículosmotorizados accedieran hasta la explanada frente a la propia torre del Espolón.

La reconstrucción de la torre, cuya actuación salvó al edificio de la ruina total,lamentablemente no tuvo en cuenta algunos aspectos tales como la recuperación del sistemade captación de agua y la restitución de su perfil primigenio que no incluía ningún tipo dealmenas en el coronamiento. Además, se forzó una falsa entrada escalonada y de laexcavación que se practicó en la zona del espolón ningún dato ha trascendido.

Más agresivas han sido aún algunas intervenciones llevadas a cabo en la década de los80, todavía más difíciles de entender pues ya se encontraba aprobada y en vigor la actual leyde Patrimonio Histórico. Para facilitar el acceso hasta el mismo campo del castillo sevolvieron a eliminar algunos lienzos de muralla arruinados y se practicó una puerta mayor enun muro del sector del mediodía. También, y para hacer más cómodo el acceso a la torreAlfonsina, se construyó una rampa con una torta de piedra y cemento que parte desde el aljibefrente a la batería de cañones y llega hasta la misma puerta de la plaza de armas. En el interiorde la torre Alfonsina se picaron los enlucidos originales con objeto de sanear los muros y sepusieron unos suelos de terrazo en las tres plantas sin proceder, previamente, a recogerinformación sobre solados originales, o en el caso de la planta baja sin dejar testigos claros decualquier acceso que hubiera al subsuelo, bien a un aljibe o a otra cámara que parece existiren la esquina Este. Por último, quizás la actuación más injustificable de todas fue lacolocación de grandes antenas de televisión y radio sobre los restos de la torre conocida comode Guillén Pérez de Pina, a cuyo costado se construyeron las necesarias instalaciones paraatender ese conjunto de receptores y emisores, instalaciones cuya retirada ya es inminente.Como complemento de esas obras, esa zona se encuentra hoy cableada, se tuvo que agrandary modificar el trazado de un camino para poder llegar a ese punto y también, para facilitar elagua necesaria a esta y otras actuaciones se introdujo una tubería en una zona cercana a latorre Alfonsina y se llevó hasta la caseta de las antenas y hasta el aljibe existente en la propiaplaza de armas, que previamente forrado con ladrillo y cemento sirvió como balsacontenedora. Esa conducción y pequeña reforma del aljibe, que eran provisionales, no fueronretiradas una vez concluidas las obras.

Todo este panorama de pequeñas y grandes intervenciones, desafortunadas a todasluces, concluyó con el sistema de iluminación general del castillo y particular de la torreAlfonsina. Consecuencias directas de él son numerosas zanjas abiertas, sin prácticamentecontrol arqueológico, para soterrar los cables, así como una instalación al aire de cajas, cablesy puntos de luz en la primera y segunda planta de la torre Alfonsina. Todo ello es de esperarque se corrija en breve.

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GALERÍA DE IMÁGENES

Interior de laprimera planta dela torre Alfonsina.

José Rodrigo.

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Postales del castillo de Lorca a finales de la década de 1970.

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Torre del Espolón a finales del siglo XIX. José Rodrigo

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Vista panorámica del castillo a principios de la década de 1970.

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Interior de la torre del Espolón a finales del siglo XIX. José Rodrigo

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Vista del castillo desde el barrio de San Cristóbal hacia 1950.

Interior del segundocuerpo de la torre delEspolón antes de ser

restuarado.