el campo de la argumentación
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Una panorámica del campo actual de la argumentación con una invitación a entrar en él y explorarloTRANSCRIPT
Siguiendo a Perelman, podemos llamar campo de la argumentación al cubierto por la
teoría de la argumentación en sentido amplio. En este sentido amplio, se entiende por
teoría de la argumentación el estudio y la investigación de los conceptos, modelos y
criterios relacionados con la identificación, la construcción, el análisis y la evaluación
de argumentos.
Así entendida, la teoría de la argumentación tiene una larga historia tanto en
Occidente como en Oriente. Dentro de nuestra tradición cultural occidental, esta historia
cuenta con tres grandes momentos. El primero y fundacional se remonta al s. IV a.n.e.
griego y se asocia, en particular, al que se podría considerar el padre de casi todo esto,
Aristóteles. Un segundo momento viene a ser el representado por la aparición de unos
especialistas, verdaderos profesionales de la argumentación, en las universidades y
escuelas medievales de los ss. XII-XIV: son los magistri escolásticos que, tras haber
dedicado cerca de veinte años a su formación y entrenamiento en el análisis lógico y los
recursos de la dialéctica, la siguen practicando luego desde la cátedra. El estudio de la
argumentación no deja de tener cierto relieve en las secuelas escolásticas
postmedievales de los ss. XV-XVII y entre sus rivales académicas, la dialéctica
humanista y las primicias de la lógica moderna. Pero el tercer gran momento histórico
de los estudios de la argumentación es su renacimiento en el curso de la segunda mitad
del s. XX. A este acontecimiento han contribuido no solo unas fuentes hoy “clásicas”
de los años 50 (Toulmin 1958, Perelman & Olbrechts-Tyteca 1958), sino varios factores
críticos muy diversos. Por ejemplo, factores socio-culturales como el creciente interés
por el análisis del discurso argumentativo en los debates de campus universitarios de los
años 60 y 70, que conduce a la implantación del llamado Critical Thinking en la
educación superior, a partir de la Executive Order 338/1980 de la Universidad del
Estado de California. O críticas de orden interno que cuestionan el estatuto conferido a
la lógica formal como paradigma racional y disciplinario en filosofía, y que a su vez
conducen a la alternativa de la Lógica informal, una alternativa reforzada por el análisis
de las falacias que reabre Hamblin 1970. O, en fin, reservas externas frente a un
presunto canon formalizado del uso de la razón, como las derivadas de los resultados
experimentales en el terreno de la inferencia real y de los procesos de razonamiento que
se desvían de esa norma lógico-matemática. A estos factores críticos cabe añadir otros
movimientos convergentes desde diversas disciplinas (en particular desde la
jurisprudencia, la nueva retórica y el análisis del discurso), a las que luego han venido a
sumarse las ciencias de la comunicación y las ciencias cognitivas, amén de las
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investigaciones actualmente en curso en inteligencia artificial y sistemas multiagentes
de simulación discursiva.
Dada esta compleja conformación, ¿cabe esperar que nos veamos hoy ante una
disciplina cabal y conclusa, con un cuerpo unánime de conocimientos establecidos? Es
de temer que no. De hecho, si tomamos la teoría de la argumentación en un sentido más
fuerte y específico que el sentido genérico del que hemos partido, i.e. como un cuerpo
de conocimiento relativamente sistemático que trata de modo coherente y comprensivo
las cuestiones relacionadas con esas tareas de identificación, análisis y evaluación de
argumentos, y resuelve de modo satisfactorio las más importantes al menos, entonces en
este sentido preciso la Teoría de la argumentación todavía no existe. Es, si acaso, un
saber que se busca –como decía Aristóteles de la Metafísica. De modo que, por ahora,
habrá que contentarse con un mapa panorámico de las orientaciones básicas, los
caminos más frecuentados y las encrucijadas más o menos problemáticas de esa
búsqueda. Así que tomen lo que sigue por no más que un ensayo de cartografía.
Para detalles sobre lugares e itinerarios concretos, les remito al Compendio de
Lógica, Argumentación y Retórica (Madrid: Trotta, 2011).
1. Reflejo de la situación actual de los estudios de la argumentación en las diversas
áreas involucradas (lógica, retórica, filosofía del lenguaje, análisis del discurso, etc.).
2. Definición de las nociones constitutivas en cada área, determinación de los núcleos y
redes conceptuales tejidas en torno suyo y perspectivas de los desarrollos en curso.
3. Normalización terminológica en español de este nuevo dominio multidisciplinario de
investigación, análisis y evaluación del discurso argumentativo.
* 176 términos a cargo de 59 autores en más de 700 pp.
1. Orientaciones básicas del análisis de la argumentación.
Volviendo a la cartografía, vamos a empezar fijando unos puntos cardinales: qué se
entiende por argumentación y cuáles son las que podemos considerar unidades
argumentativas paradigmáticas.
De entrada nos encontramos con dos orientaciones un tanto dispares del estudio
de la argumentación. 1/ Una que podríamos llamar más bien “lingüística” en atención a
su interés descriptivo por la infraestructura semántica de la argumentación integrada en
la lengua. Es conocida justamente por esta referencia de “argumentación en la lengua” a
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partir de la contribución inicial de Anscombre y Ducrot (1983) y su dominio se extiende
por un área de influencia francesa. En esta línea: Marion Carel / Marta García Negroni y
Marta Tordesillas (2001). 2/ Otra que podríamos llamar más bien “discursiva” en
atención a su interés por la infraestructura pragmática del discurso argumentativo y por
el análisis, la construcción crítica y la evaluación normativa de los aspectos cognitivos,
inferenciales y racionales de la argumentación. Cuenta con mucha más producción
académica y presencia institucional; sus principales focos de desarrollo y difusión se
hallan actualmente en Amsterdam −a partir de las contribuciones de van Eemeren con
distintos colaboradores, e.g. van Eemeren y Grootendorst (1984, 1992), van Eemeren y
Houtlosser (1999)−, y en diversos centros de Canadá y USA −con autores y títulos ya
consagrados como Johnson y Blair (1977), Johnson (2000), Govier (1985, 1987),
Woods & Walton (1982), Walton (1989, 1996).
1.1 Orientación lingüística.
Supone que la actividad lingüística misma de enunciar implica una orientación
argumentativa, donde la argumentación consiste en una determinación autónoma del
significado de acuerdo con las secuencias admisibles que, desde el punto de vista
adoptado, ciertos operadores o conectores de segmentos lingüísticos (enunciados)
conforman en el curso de la conversación, sobre la base de un esquema como este:
segmento X - operador o conector argumentativo - segmento Y
Por ejemplo, considérese: (a) “Estudió un poco, así que aprobará”, frente a (b) “Estudió
poco, así que no aprobará”. El operador ‘poco’ tiene en (a) un sentido de suficiencia del
que carece en (b), de modo que orienta secuencias dispares en uno y otro caso. Este tipo
de operadores (llamados “topoi”) son generales y graduales. Por ejemplo, partiendo de:
(c) “Es una fuente de información acreditada, así que es fiable”,
dentro de las secuencias y expectativas normales pueden encontrarse:
(c.1) “Es una fuente muy acreditada [+X], así que es muy fiable [+Y]”,
(c.2) “Es una fuente desacreditada [-X], así que resulta poco fiable [-Y];
mientras que fuera de las secuencias o expectativas normales se encontrarían:
(c.3) “Es una fuente muy acreditada [+X], pero en ese caso es poco fiable [-Y]”
(c.4) “Es una fuente desacreditada [-X], pero ahí resulta bastante fiable [+Y]”.
Este planteamiento se ha desarrollado en la nueva perspectiva de los bloques semánticos
capaz de incorporar no solo marcos significativos diversos, determinantes de diversas
secuencias derivables de un mismo segmento inicial, sino conectores de distinto tipo,
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e.g. normativos −”así que” en los casos (a) y (b)−, transgresivos −“pero” en los casos
(c.3) y (c.4), aditivos −“además”, “más aún”−, etc., en una línea paralela a la de los
marcadores del discurso. Estos conectores argumentativos no son informativos, ni
transfieren información desde el primer segmento al segundo; su papel es determinar el
sentido de ambos y la dependencia mutua entre ellos. Así pues, no tienen que ver con la
inferencia ni en calidad de operación cognitiva, ni en calidad de relación lógica
transmisora de valores de verdad; de modo que no cabe tomar el segmento X como la
razón o premisa aducida y el segmento Y como la conclusión que se pretende sentar
sobre ella. En esta concepción lingüística de la argumentación no son pertinentes las
cuestiones lógicas, epistemológicas o psicológicas (vid. Carel 2001), ni en general las
dimensiones evaluativa y normativa del análisis de los argumentos. Puede que esta
asepsia sea un motivo de la situación marginal de este planteamiento en los estudios de
argumentación más allá de su propio dominio de origen, la lingüística del texto. Pero
también podría mejorar nuestro conocimiento de la infraestructura de la argumentación,
e. g. con el estudio de la cohesión lingüística o del papel de los marcadores del discurso.
1.2 Orientación “discursiva”
Esta orientación se caracteriza justamente por su dirección opuesta, hacia el análisis y la
evaluación de la argumentación como forma de dar, pedir y confrontar razones, y en
otro sentido de interés aquí, por descansar en unas bases pragmáticas para el análisis del
discurso argumentativo. Una base pragmática que goza de aceptación es la teoría de los
actos de habla. Sobre esta base, los argumentos pueden verse como macro-actos
argumentativos, es decir como actos ilocutivos complejos o como complejos de actos
ilocutivos, en suma, actos de segundo nivel compuestos por actos asertivos de primer
nivel, premisas y conclusión. Entonces deberán atenerse a ciertas condiciones. Por
ejemplo, las premisas consistirán en contenidos proposicionales de actos asertivos del
hablante que el oyente acepta o se supone que aceptaría una vez respaldados
debidamente, mientras que la conclusión consistirá en el contenido proposicional de un
acto asertivo del hablante, pero no aceptado por el oyente al menos en principio. Así
pues, una condición preparatoria será la existencia de una discrepancia −con respecto a
la conclusión− y de ciertos acuerdos −con respecto a las premisas− para dilucidar la
cuestión. Hay, en fin, constancia de la pretensión general del acto de argumentar: entre
las premisas y la conclusión se da una relación cuyo reconocimiento por parte del
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oyente hará que para él sea aceptable −o se vuelva más aceptable− la conclusión. La
adopción de la teoría de los actos de habla suele complementarse con la asunción
explícita de los principios que, se supone, gobiernan y coordinan nuestra interacción
comunicativa: el principio de cooperación de Grice (1975) y sus máximas específicas.
Por otro lado, en el estudio de la interacción entre sistemas agentes racionales, la
pragmática de los actos de habla también se ha asociado al modelo arquitectónico de
creencia, deseo e intención [B(elief) D(esire) I(intention) model].
1.3 Otras alternativas complementarias dentro de la orientación “discursiva”
El planteamiento que acabamos de ver no es, por cierto, incontestable ni es el único
disponible. A la luz de ciertos problemas de la teoría de los actos de habla −no solo en
general, sino al proyectarse sobre la argumentación en particular− y del modelo
asociado BDI, se han propuesto alternativas como la que se remite de modo un tanto
genérico a la estructura de la conversación (Jacobs & Jacobs 1980) o la que hace
descansar la argumentación en compromisos (Walton & Krabbe 1995, tras unos
primeros pasos de Hamblin 1970).
* Argumentación polimodal vs. paradigma de la argumentación lingüística monomodal.
** Propuestas vs. proposiciones
*** El contexto conversacional y la construcción del sentido argumentativo del
discurso.
**** Presunciones básicas de la dimensión discursiva.
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- Argumentación polimodal vs. paradigma lingüístico monomodal.
* El caso de la confrontación de hombres de Neandertal (el salvaje vs. el artesano).
Algunos puntos de contraste:
Neandertal I - Fig. I Neandertal II - Fig. II [M. Boule / F. Kupka 1909] [A. Keith / A. Forestier 1911]
“Not in the ‘Gorilla’ stage: the Man of 500.000 years ago”, reza al pie
Corpulento, peludo Corpulento, humanoAspecto Encorvado, rodillas flexionadas Sentado, casi reflexivofísico Prognatismo, arcos superciliares Cabeza fuerte: cabello-barba
Colmillos, pies de primate Sin signos de primate
Medios e No utensilios, ni vestidos Vestidos y uso del fuegoinstrumentos Lecho-nido de ramas Utensilios tallados de piedra
Piedras en bruto y palos de caza y madera; armas compuestas
Actividades Caza al acecho Trabajo artesanoy entorno ¿Solo dormir y comer? Interior casi doméstico,
Caverna, medio inhóspito entre cueva y taller
(i) Imagen inducida: primitivo bestial primitivo humano (europeo)
(ii) Sesgos: énfasis → estereotipo primate énfasis → estereotipo victoriano (cazador salvaje) (industrioso)
Por lo demás, a las señales y evidencias puramente imaginarias, viene a añadirse
algún error flagrante de interpretación. Por ejemplo, en los restos hallados en La Chapelle aux Saints se observan daños rotulares y deformaciones en el pie, que Boule dio en tomar por una prueba del caminar simiesco y encorvado del hombre primitivo, aunque hoy sabemos que provenían de una osteoartritis.
Tesis a demostrar: el Neandertal como homínido bestial / homínido humanoArgumento probatorio: representación falaz en uno y otro caso (→ falsa iconicidad o engaño referencial, “extralingüístico”, y falsa indexicalidad o sesgo representativo, cf. Galasiski 2000, 119-120).
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- Propuestas vs. proposiciones. Propuestas vs. proposiciones aseverativas de que algo es o no es el caso. Tres rasgos:
Una propuesta es una unidad discursiva o un acto de habla directivo y comisivo del
tenor de “lo indicado [pertinente, conveniente, debido, obligado] en el presente caso es
hacer [no hacer] X”. Se refiere a una acción y expresa una actitud hacia ella. Así pues,
envuelve tanto ingredientes prácticos como normativos y no se deja reducir a un mero
“bueno, hagamos X” aunque a veces, e.g. en una sesión de brainstorming, se admitan
propuestas tentativas. En todo caso ámbito de la argumentación práctica.
Puede verse como la conclusión de un razonamiento práctico en la medida en que el
proponente está dispuesto no solo a asumir lo que propone sino a justificar su propuesta
o, llegado el caso, a defenderla. Según esto, las propuestas pueden registrarse como
compromisos objetivables o expresos, más allá de la ontología mental monológica BDI
de las creencias, deseos e intenciones de un agente, y están relacionadas con la asunción
y distribución de la carga de la prueba en la confrontación entre agentes
Argumentación dialógica.
* Si X está autorizado o tiene derecho a pedir una justificación de lo que Y propone, Y
está comprometido a, tiene la obligación o el deber de, tratar de darla.
Carga de la prueba: derechos-deberes adquiridos en el curso de la argumentación y en el
marco de interacción discursiva dado (e.g.: derecho penal / derecho civil).
* Los compromisos consisten en el conjunto de las proposiciones o asunciones, tácitas o
expresas, de un agente discursivo en el curso de una argumentación, de las que debería
responder si fuera debidamente interpelado; admiten suspensiones y retractaciones, y no
se limitan a ser de carácter asertivo.
Por otro lado, las propuestas no son calificables como verdaderas o falsas, sino
como aceptables o inaceptables a la luz de diversas consideraciones de justificación,
pertinencia, selección o viabilidad, de acuerdo con la lógica informal de las opciones
plausibles y retractables o rebatibles. Esto es importante para distinguir entre las
propuestas del discurso práctico y las proposiciones del discurso teórico en general. Las
proposiciones se mueven en la dirección de ajuste del lenguaje al mundo (Word →
World), queremos que nuestras proposiciones se ajusten a la realidad; las propuestas se
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mueven en la dirección inversa de ajuste del mundo al lenguaje (World → Word),
queremos que la realidad se ajuste a nuestras propuestas. De ahí se sigue que, siendo el
mundo uno y común para todos, si lo que uno dice es verdad, si afirma una proposición
verdadera, quienes piensen y digan lo contrario estarán en un error. En cambio, al ser
nuestros planes, fines y valores posiblemente distintos y distantes entre sí, el hecho de
ser plausible y razonable una propuesta no implica que sean infundadas o irracionales
todas las demás que se opongan a ella. Así mismo, los argumentos en favor de una
alternativa no cancelan automáticamente los que pueda haber en contra de esa misma
opción, ni los que puedan aducirse en favor de otras opciones. En suma, las propuestas
hacen de la argumentación una empresa no solo dialógica sino plural, en la que cuentan
tanto los medios y los cálculos del razonamiento práctico instrumental, como los valores
y fines que guían y dan sentido a la acción.
En todo caso, las propuestas y los compromisos desbordan la matriz monológica del
modelo BDI, comúnmente asociado a los actos de habla, para moverse en marcos
dialógicos e interactivos sobre ciertos supuestos normativos reguladores de su rol y su
cumplimiento. Así conforman la argumentación como un proceso de responsabilidades
compartidas y de complicidades, planteamiento que, desde la pragmática, permite
asomarse a las vías y perspectivas de la dialéctica y la retórica.
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- El contexto conversacional y la construcción conjunta o cómplice del
sentido o valor argumentativo del discurso.
Vs. modelo estándar: actividad argumentativa + agente discursivo interacción contextual (dialéctica, retórica, institucional)
Modelo inverso: interacción contextual actividad argumentativa.
Contraposición pareja en el estudio analítico de la formación de actitudes colectivas: juicio colectivo por agregación vs. por deliberación o “razones compartidas”.
Construcción cómplice: la historia del visir y el califa.
Según una historia árabe recogida en el Libro de las argucias (II, c. viii), un sultán tenía
un visir envidiado por sus enemigos. Tanta fue la presión que al fin el sultán ordenó
arrojar al visir a su jauría de perros para que lo destrozaran. El visir rogó un plazo de
diez días, debía saldar sus deudas y arreglar sus asuntos, plazo que le fue concedido.
Pero entonces acudió al Montero mayor con una bolsa de cien monedas de oro y le pidió
que le permitiera cuidar de los perros del sultán durante diez días. En ese tiempo, logró
que se familiarizaran con él hasta asegurarse el reconocimiento y la fidelidad de todos
ellos. Vencido el plazo, los enemigos del visir recordaron al sultán su sentencia. El
sultán ordenó atar al visir y echarlo a los perros. Pero éstos se pusieron a dar vueltas a
su alrededor y a jugar con sus ropas. El sultán, asombrado, hizo comparecer al visir:
“Dime la verdad. ¿Qué ha ocurrido para que mis perros te perdonen la vida”. “He
servido a los perros durante diez días −respondió el visir− y el resultado ha sido el que
has visto, señor. Te he servido durante treinta años. El resultado ha sido que me
condenes a muerte, instigado por las insidias de mis enemigos”. El sultán enrojeció de
vergüenza, y devolvió al visir su dignidad y su posición anterior. Está clara, aunque la
historia no la refiera, la argumentación reflexiva y práctica, deliberativa, en que el sultán
convierte el escueto pero contrastado relato de su visir.
asunción del sultán como una argumentación práctica por analogía que
induce determinada conducta por su parte valor argumentativo;
interpretación del sultán como explicación de una anomalía que pone de
relieve una diferencia de comportamiento no valor argumentativo.
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- Presunciones básicas de la dimensión discursiva
Noción de presunción.Algo que se da por supuesto salvo que se pruebe lo contrario.* No es susceptible de demostración, ni de refutación o anulación; aunque sí es susceptible de corrección en calidad de pretensión revisable o rebatible.* Induce una distribución de la carga de la prueba: corresponde en principio a quien la ponga en cuestión o la niegue.
a/ Presunción de inteligibilidad.
Todo el que está dispuesto a participar en una argumentación quiere darse a entender, i.e. sus intervenciones discursivas (actos de habla, gestos, etc.) pretenden ser inteligibles y congruentes con el curso de la conversación.
Grice 1975Principio de cooperación: si quieres intervenir, haz tu contribución según lo exijan en su
momento el propósito o la dirección de la conversación en curso.
Máximas: sé claro [modo], honesto [calidad], eficaz [cantidad] y ve al grano [relación]
b/ Presunción de fiabilidad.
Todo agente discursivo participante en una argumentación pretende actuar como una fuente digna de crédito, en el sentido de que sus informaciones o referencias pretenden ser fiables. Es decir: trata de resultar no solo veraz u honesto, sino convincente.
c/ Presunción de razonabilidad.
Todo agente discursivo participante en un proceso de argumentación, en particular en una discusión, pretende actuar de modo razonable, esto es: de modo que sus acciones o movimientos argumentativos contribuyan al desarrollo del proceso conforme a su propósito y de acuerdo con las reglas de juego del dar-pedir razones.
Básicas su negación conlleva cierta incoherencia pragmática.
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UNA VISIÓN COMPRENSIVA DEL CAMPO DE LA ARGUMENTACIÓN
Argumentar en general actividad de dar cuenta y razón de algo a
alguien o ante alguien con el fin de lograr su comprensión y su
asentimiento.
En su estudio podemos considerar y destacar hoy los aspectos siguientes:
(a) El argumento como producto, consistente en la expresión cabal o
entimemática de un argumento, por ejemplo en su expresión textual; objeto
característico del análisis lógico, sea formalizado o informal.
(b) La argumentación como interacción argumentativa, que a su vez
podría entenderse
(b.1) como procedimiento, e. g. confrontación reglada entre argumentos y
contra-argumentos, objeto característico de la normalización dialéctica del
debate o de la discusión racional;
(b.2) como proceso, e. g. como una interacción entre personas o como la
acción de una persona sobre otras en directo o en diferido; objeto
característico del punto de vista retórico sobre la inducción suasoria o
disuasoria de creencias o de disposiciones a actuar en el interlocutor o en el
público.
(c) La argumentación como fenómeno socio-institucional que tiene lugar
dentro de, o entre, grupos sociales en espacios públicos de discurso, bajo
modalidades diversas como, pongamos por caso, la consulta (polling)
pública, la negociación, la deliberación de un jurado o el debate
parlamentario. Objeto característico de estudio de una lógica del discurso
público o “lógica civil”.
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PERSPECTIVAS
Perspectiva Aspectos destacados de la argumentación
LÓGICA Productos ≈ argumentos textuales.
* Forma básica: < premisas - nexo ilativo - conclusión >“Todo tiene una causa; luego, hay una causa de todo”
* Determinación de la validez o solidez del argumento por criterios lógicos o metodológicos- Un paradigma: la prueba concluyente.- Falacia: prueba fallida o fraudulenta.
Una imagen: la argumentación como construcción, el argumento como edificio solidez, fundamentación…
DIALÉCTICA Procedimientos ≈ argumentación interactiva y dinámica
* Normativa del debate (e.g. papeles de proponente-oponente) reglas de primer orden / de orden superior.“no evasión de la carga de la prueba / simetría interactiva”
* Determinación de las actuaciones correctas o incorrectas de interacción y confrontación entre lospapeles argumentativos con el fin de resolver de modo razonable una diferencia de opinión.- Un paradigma: la discusión racional.- Falacia: violación del código.
Una imagen: la argumentación como un combate leyes de la guerra, normas de la confrontación (juego limpio…).
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RETÓRICA Procesos ≈ procesos de comunicación y de influjo interpersonal con propósitos suasorios o disuasorios(E.g. “Julio César”, J.L. Mankiewicz 1953)
* Recursos y estrategias de interacción personal.* Estudio de recursos efectivos y estrategias eficaces para inducir creencias, acciones o disposiciones.- Un paradigma: el discurso convincente.- Falacia: distorsión de la interacción, manipulación.
Una imagen: (re)presentación en un escenario con lacomplicidad o implicación del auditorio.
SOCIO-INS_TITUCIONAL Debate público procesos colectivos de discusión de
propuestas y ponderación de alternativas para resolver una cuestión práctica de interés y dominio públicos.(“12 angry men”, S. Lumet 1957; “12”, N. Mikhalkov 2008)
* Regulación en los planos discursivo y procedimental, socio-ético y socio-político, modulada según el marco institucional del debate (e.g. elecciones, asamblea o referendo, parlamento, jurado, ejercicio escolar).
* Consideración y puesta a prueba de procedimientos transparentes, accesibles e incluyentes de interacción simétrica entre agentes autónomos + variaciones según sea deliberación, negociación, mediación, consulta, etc.- Un paradigma: la deliberación pública.
- Matriz generadora de falacias: opacidad o inaccesib. / exclusión / heteronomía / asimetría de la interacción
Una imagen: la balanza (libra - “trutina rationis”).
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Observaciones generales sobre estas perspectivas, en particular sobre su alcance y sus
relaciones:
1ª. Ninguna de las perspectivas clásicas es autosuficiente (e.g. vs. la instauración
de la lógica entre los años 1930 y 1960 como canon del discurso racional).
2ª. Las tres perspectivas clásicas, en su conjunto, no cubren por completo el
campo de la argumentación (e.g. frente a alguna suposición en este sentido a principios
de los 80).
3ª. La cuarta perspectiva no consiste en una mera extensión de una de las
anteriores a otro ámbito discursivo nuevo o más amplio (e.g. hoy no puede tomarse
como una mera proyección de la retórica en la esfera cívica de deliberación y acción).
Aunque ahora no haya espacio para justificar este carácter peculiar de la lógica
del discurso público, baste reparar en el llamado “efecto sinérgico”: el curso y el
resultado de un proceso colectivo de consideración, discusión y resolución no se reduce
a la suma de las contribuciones individuales, ni responde necesaria e inequívocamente a
lo que podría llamarse un principio de inferencia lineal a partir de ellas.
4ª. Aun siendo irreducibles entre sí, las cuatro perspectivas son
complementarias. Más aún, cabe suponer que cada uno de los enfoques en el orden < a,
b.1, b.2, c > envuelve el anterior o, por lo menos, todos vienen a conformar la imagen
actual del campo de la argumentación donde pueden incluso solaparse llegado el caso.
Así, en concreto, el estudio de la argumentación como fenómeno socio-institucional no
deja de implicar la consideración de los pertinentes aspectos lógicos, dialécticos y
retóricos de la interacción argumentativa, amén de sus aspectos propios y peculiares
como forma compleja de argumentación práctica y colectiva.
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Algunos problemas y desafíos de la teoría de la argumentación
3.1 Cuestiones de alcance y de integración de los enfoques de la argumentación
3.2 Problemas endógenos
- Cuestiones de identificación y evaluación. El caso Rico/Cercas/Espada.
- La fauna de las falacias.
* La inexistencia de marcas lingüísticas
* Inducciones falaces que se dejan sentir antes que definir. El caso R.J. Reynolds.
3.3 Retos exógenos.
- Los textos electrónicos: ¿un nuevo género discursivo?
3.2
Cuestiones de identificación y evaluación.
El caso Francisco Rico vs. ley antitabaco posdata argumentativa [complicidad 1] apostilla falaz posdata lúdica o irónica [complicidad 2] apostilla (des)afortunada
1. El País, 11/01/2011, Tribuna (lugar de artículos de opinión): “Teoría y realidad de la ley contra el fumador” Fuerte y despiadada crítica de Francisco Rico contra la ley anti-tabaco. Apostilla final separada del cuerpo del texto e introducida como posdata “PS: En mi vida he fumado un solo cigarrillo”.→ Papel argumentativo incierto. Puede entenderse como un guiño irónico a quienes saben de sobra que Rico es un fumador habitual, sin mayores pretensiones. Puede tomarse como un movimiento añadido de prevención de ataques (reacción interesada contra la ley) y/o de defensa adicional (no hace falta fumar para debelar la ley).
Reacciones indignadas de lectores contra la impostura de Rico. Versión de la Defensora del lector: lo que se plantea es: “hasta qué punto es lícito recurrir a una mentira para defender una verdad” -asume el papel argumentativo.
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2. El País, 13/02/2011. Tribuna. “Rico, al paredón”. Defensa de Javier Cercas.a/ Justificación de la mentira o la ficción en la prensa: “no todo lo que se cuenta responde a la verdad de los hechos”; en todo caso, intervienen la interpretación y la imaginación. “La prensa debe contar la verdad factual, pero no debería prescindir de contar también la otra verdad, una verdad irónica y emancipada de la tiranía de lo literal” + referencia a la verdad literaria moral y más profunda por debajo de la falsedad factual.b/ Discrepancia de la interpretación de la Defensora del lector: “Discrepo: lo que se plantea en este caso es hasta qué punto es lícito gastar una broma en un periódico”.c/ Descalificación de las críticas de la impostura de Rico:c1. Como apelaciones ad hominem: en las cartas de protesta: “no se discutían los argumentos de Rico, que son válidos (o no) independientemente de que Rico sea o no fumador (porque la validez de un argumento es independiente de quien lo esgrime”;c2. Provenientes de agélastes -carentes de sentido del humor- o incluso perturbados: “Denunciar que Rico fuma es como denunciar que los niños no vienen de París”.
3. El Mundo, 15/02/2011, Columna “Gato al agua”. Arcadi Espada cuenta que Javier Cercas había caído detenido en una redada de la policía contra la prostitución en el barrio de Arganzuela -redada que efectivamente había tenido lugar el día anterior.
- Réplica indignada de Cercas: lo de Rico era humor e ironía, lo de Espada es calumnia con repercusión en la integridad moral de Cercas y en su entorno familiar.
- Contrarréplica de Espada. Aclaración del sentido de su noticia: pagar con la misma moneda para poner en evidencia la defensa de Cercas. “Denunciar que Cercas no va de putas es como denunciar que los niños no vienen de París”.
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La fauna de las falacias.
* No marcas lingüísticas
Nos vemos en la situación que lamentaba Teseo en el Hipólito de Eurípides:
«¡Ay, los mortales deberían tener una prueba clara de los amigos y un conocimiento
exacto de los corazones para distinguir el verdadero amigo del falso! Todos los hombres
habrían de tener dos voces: una justa y la otra como fuese, de modo que la que tiene
pensamientos injustos pudiera quedar en evidencia por la justa y así no nos
engañaríamos» (l. c., 925-931).
Condición discursiva parasitaria: montada sobre un mismo lenguaje argumentativo.
* Falacias que se dejan sentir antes que definir.
El caso Reynolds: mensaje publicitario puesto en circulación por la empresa R. J.
Reynolds Tobacco Company en los años 90, con dos propósitos: contrarrestar la opinión
anti-tabaco establecida y blanquear su imagen, al menos ante un público potencial como
la gente joven. Dirigiéndose a los jóvenes precisamente, la tabaquera recomendaba:
«No fumes.
Fumar siempre ha sido un hábito de adultos. E incluso para los adultos, fumar se ha
convertido en algo muy controvertido.
Así que, aunque somos una compañía de tabaco, no creemos que sea buena idea que la
gente joven fume.
Ahora bien, sabemos que este tipo de consejos para los jóvenes puede ser a veces
contraproducente.
Pero si fumas solo para probar que eres adulto, estás probando justamente lo contrario.
Porque decidir fumar o no fumar es algo que deberías hacer cuando no tienes nada que
probar.
Piénsalo.
Después de todo, puede que no seas suficientemente mayor para fumar. Pero eres
suficientemente mayor para pensar».
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3.3 Retos exógenos.
Los textos electrónicos: ¿un nuevo género discursivo?
El reto que suponen (a) la comunicación virtual o través del ordenador a una concepción
tradicional de la argumentación basada en la interacción presencial, directa (cara a cara)
o en diferido (e.g. a través de textos); (b) la aparición de un nuevo género híbrido o
mestizo de discurso a partir de sus antecedentes oral y escrito. Así, procede por escrito
como un recurso imitativo de la comunicación oral, pero con códigos de escritura más o
menos peculiares y alejados de las convenciones textuales tradicionales.
→ Una nueva publicidad virtual o electrónica como la propiciada por la comunicación
mediada y mediatizada por el ordenador.
En particular, la publicidad presencial directa no solo envuelve una
comunicación corporal e integral, directa y en persona, sino cierta publicidad en el
sentido de estar ante los ojos de alguien y cierta prevención al sentirse bajo su mirada.
Aristóteles recuerda a este propósito un antiguo proverbio: “la vergüenza está en los
ojos <de los otros>” (Retórica, 1384ª34). Esta compleja impresión se presta a unas
consideraciones como las siguientes: (i) La vergüenza implica cierta conciencia de la
exposición y riesgo personal, una conciencia que por lo regular invita a la
autocontención. (ii) El hallarse en público crea un marco que obra como estímulo y
motivación para contribuir al curso de la conversación ateniéndose a las convenciones
pertinentes con el fin de lograr estima y reconocimiento; se trata de lo que podríamos
llamar “el papel civilizador de la hipocresía”. Aunque sobre este supuesto también haga
posible el impacto de algo aparentemente opuesto como la provocación. (iii) Por
añadidura favorece la adopción de actitudes y la asunción de responsabilidades
argumentativas, como la obligación de responder de las propias opiniones y propuestas,
frente a las objeciones o ante otras opiniones y propuestas alternativas.
En cambio, la publicidad electrónica descansa en una presencia virtual y
propicia otros códigos de conducta. Para empezar, se trata de una “presencia” transcrita
y leída en la pantalla del ordenador, no sentida ni vista. Presencia que, por otro lado,
remite a un personaje y a una actuación-representación, antes que a un agente personal;
baste reparar en que la única seña de identidad de los interlocutores es la dirección IP
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[Internet protocole] de la interfaz del dispositivo en red. Nos encontramos, en suma,
lejos de la sensible comunicación anterior, con una publicidad “desvergonzada”.
Es claro el desafío que estas nuevas circunstancias plantean a nuestros hábitos
tradicionales de interacción presencial. Algunas muestras de las cuestiones que pueden
suscitar.
a/ Las cuestiones generadas por focos de problemas socioculturales: así, la llamada
“brecha digital” o las marcadas diferencias de acceso a los medios electrónicos, entre
distintos medios socio-culturales y diversos niveles de desarrollo socio-económico;
amén de las cuestiones derivadas en torno a la participación e integración social,
política, comunitaria, entre otras relativas a las tensiones de la interacción social en el
seno de las redes telemáticas (vid. e.g. Katz, Rice y Aspden 2001).
b/ Otra cuestión de menor importancia aunque no deje de tener amplio eco entre los
comentaristas es la discusión en torno a relaciones entre los nuevos medios on line y los
antiguos medios off-line. Pero hay algunos acuerdos que van jalonando la discusión. Por
ejemplo, de entrada conviene considerar que los medios on line no son sustitutivos, sino
complementarios. También se les reconocen ciertas ventajas como la virtualidad, la
participación no restringida por constricciones de espacio-tiempo; la adaptabilidad, la
constitución modular que permite adiciones o reducciones según las necesidades; la
trazabilidad, se pueden recoger de forma rutinaria datos sobre el perfil y la actividad del
usuario; la economía, en razón del número de grupos y participantes que pueden
coordinarse sin mayores gastos. Pero a nadie se le ocultan ciertos inconvenientes de
estos medios electrónicos, en particular: las limitaciones de acceso, que no solo se
evidencian en el restringido empleo de las tecnologías de información y comunicación
(TICs), sino en la existencia misma de la brecha digital y los riesgos consiguientes de
diferenciación y marginación. A lo que vienen a sumarse la falta de preparación técnica
de los usuarios, que les deja en manos de las empresas electrónicas y los servidores; los
costes per capita, derivados del carácter innovador de los medios y del dinamismo del
mercado; o la situación a prueba de la efectividad de estos medios a efectos de
comunicación y de resolución discursivas.
c/ Una cuestión abierta y en franca discusión es si tales características conllevan un
deterioro del discurso público. No es una cuestión con una respuesta única, unívoca o
universal, en la medida en que hay diversos casos a considerar como, por ejemplo,
SMS, chats, foros, blogs (cf. Mayans 2002, Betti 2006). Así, los chats rooms pueden
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presentar dificultades propias, como problemas de coordinación y de coherencia del
curso de la conversación; argumentación defectiva debido a hilos de discurso truncados
o entrecortados; y, en fin, los propósitos dispersos o colaterales –e.g. dar muestras de
ingenio, hacer gracia, atraer la atención– tienden a prevalecer sobre el objetivo principal
de dilucidar o resolver conjuntamente el punto en cuestión (Werger & Aarhus 2003).
Los foros, a su vez, favorecen el intercambio de información y la discusión en torno a
temas relativamente específico, mediante secuencias viables de argumentación y
contrargumentación –por contraste con la mensajería instantánea y el flujo entrecortado
de los chats–, que además se prestan a cierta estructuración de posturas-comentarios
(e.g. árboles, marcados con sangrías…); en suma, parecen aproximarse a los códigos de
escritura tradicionales moviéndose en este sentido entre el chat y el blog. Pero también
acusan rasgos problemáticos, como la tendencia a la divulgación de los tópicos y
estereotipos del mainstream multimediático u otras tentaciones de salidas extravagantes,
cruce de monólogos e incluso caricaturizaciones y descalificaciones, aparte de las
dificultades que puedan crear a veces las convenciones de incorporación e intervención.
Hace falta, desde luego, un desarrollo mucho mayor de la investigación en
diversas líneas, no solo en el plano conceptual o en la construcción de modelos, sino en
el terreno de la puesta a prueba y de la contrastación empírica, está última apenas
iniciada (e.g. Min 2007). Cuando menos, no han dejado de advertirse ciertos aspectos de
los nuevos medios telemáticos que parecen facilitar la deliberación: la fluidez y libertad
de la comunicación –aunque, naturalmente, una vez cruzado el umbral tecnológico del
acceso y la conectividad–; el pluralismo de actitudes y valores, creencias, opiniones y
puntos de vista, que puede alentar la red; la constitución autónoma de públicos,
escenarios y comunidades virtuales; la formación y la preservación de comunidades
locales libres, pese a las presiones “propietarias” y los guardianes vigilantes en la red,
mediante free-software e iniciativas wiki-. Pero queda pendiente de planteamiento y
discusión el gran problema abierto por nuevos medios tecnológicos de comunicación: el
problema de sus repercusiones sobre la calidad y la conformación del discurso público,
con puntos tan delicados como las nuevas relaciones entre espacios privados y públicos
o como la asunción y distribución de responsabilidades por “personajes” interpuestos.
La deliberación virtual viene a ser, en suma, un nuevo campo de prueba en el que hoy
también están en juego la suerte y la calidad del discurso público.
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