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- ¿Juanvi? - Sí. - La vaca caída ha muerto. - ¿Cuándo? - Cuando he venido a ordeñar por la tarde me la he encontrado muerta, esta mañana estaba viva. - Mañana lunes al amanecer le haré la necropsia. - Hasta mañana entonces.- Hacía solo unos días que habíamos empezado a trabajar para José. José tiene una granja, en Ávila, de tamaño medio, algo más de ciento cincuenta vacas en ordeño. Contactó con nosotros porque en su granja pasaba algo raro. Tenía brotes de enfer- medades como cojeras o mamitis, pero lo que más le alarmaba eran los brotes de cuajares. Las vacas morían unos días después de ser operadas de cua- jar. Y no puede decirse que no las atendieran y tra- taran, se les hacía de todo, pero sin éxito. Por los resultados de algunos análisis serológicos habían sospechado de IBR y se vacunaba a todas las vacas de la explotación con una periodicidad in- cluso menor de la indicada en el prospecto, con el ánimo de mantener una inmunidad más alta. Tam- bién se había enviado una vaca a la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Ma- drid para que le hicieran la necropsia. El resultado de esa necropsia no era concluyente. Los hallazgos histológicos que encontraron en diversos órganos eran poco específicos. Nos llamó especialmente la atención la descripción de la lesión hepática, “po- dría tratarse de una degeneración cirrótica que suele aparecer en algunas intoxicaciones”. Para poder confirmarlo habíamos acordado con José que si alguna otra vaca muriera o se enviara al ma- tadero, nos avisaría para estudiarla. Dos días antes de la llamada telefónica, la 2243, una vaca de tercer parto preñada de cuatro meses, había aparecido caída en el pasillo del patio de abajo. No se la había visto enferma ante- riormente, por lo que se pensó que podría haberse resbalado, probablemente al intentar montar o montarla otra vaca. La vaca se sacó al exterior, a un corral de tierra sin techar, que usaba como en- fermería. Es un buen sitio para las vacas con proble- mas de locomoción, en la tierra no resbalan y como está muy cerca de la sala de ordeño, pueden en- trar a ordeñar sin tener que pisar casi por cemento. Le inyectaron un antiinflamatorio, le trabaron las patas de atrás y le pusieron agua y comida. La vaca no tenía ningún hueso roto ni luxado y si no cogía mamitis probablemente se levantaría en poco tiempo. Pero al día siguiente la vaca no comió y como se la vio respirar mal se la puso el ter- mómetro. Tenía 40,5ºC, así que se la puso antibiótico además de una segunda dosis de antiinflamatorio. El domingo por la mañana se la pinchó lo mismo de nuevo y hacia el mediodía murió. El lunes madrugamos. Teníamos que desplazar- nos casi cien kilómetros. Y a las ocho de la mañana estábamos empezando la necropsia. Una necrop- sia siempre es una urgencia y más, como en este caso, a finales de julio en unos días de mucho calor. Las vacas se descomponen con mucha rapidez y luego los resultados laboratoriales no son conclu- yentes. En la necropsia comprobamos que la vaca estaba preñada de cuatro meses y la placenta y el feto estaban bien. También estaban aparente- mente bien todos los órganos de la vaca. Había he- morragias e inflamación entre los dos muslos, por encima y a los lados de la ubre y daño en los mús- culos aductores. Como sospechábamos la vaca se había “abierto de patas”, probablemente al mon- tarla o intentar montar a otra. Pero, ¿de qué había muerto? Hay vacas que se tiran caídas semanas y ésta había muerto en sólo dos días. No habíamos visto ninguna lesión que pudiera explicarlo. Decidi- mos tomar muestras de varios órganos y enviarlas a analizar. Unos días después llegó el resultado de los análisis histológicos. El informe describía una ligera degeneración del corazón, congestión de pulmón y bazo, distintas alteraciones renales y ninguna al- teración a nivel del hígado. El diagnóstico final re- zaba: “Los hallazgos histológicos apreciados son completamente inespecíficos y no aclaran la causa de muerte del animal, describiéndose mínimas alte- raciones/lesiones en los órganos remitidos.” Aparentemente estábamos igual que con la vaca que se envió a la universidad, el informe histo- lógico no nos daba ningún diagnóstico. Pero el diagnóstico final de un caso, aunque si bien es cierto que a veces puede venir dado directamente por la necropsia, normalmente requiere, además de la necropsia, completar la información a la luz del Temario Juan Vicente González Martín. DVM, PhD, Dipl. ECBHM Profesor Titular Dpto. de Medicina y Cirugía Animal, Facultad de Veterinaria, UCM TRIALVET Asesoría e Investigación Veterinaria SL (Web: www.trialvet.com/ E-mail: [email protected]) El calor también mata La única lesión que presentó la vaca en la necropsia fue un gran traumatismo en la región de los aductores. 104 FRISONA ESPAÑOLA Nº 184

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Page 1: El calor también o mata - Revistafrisona.com · organismo, el ejercicio y la digestión de los alimentos. Nues-tras vacas tienen menos capacidad que nosotros para lu-char contra

- ¿Juanvi?- Sí.- La vaca caída ha muerto.- ¿Cuándo?- Cuando he venido a ordeñar por la tarde me lahe encontrado muerta, esta mañana estaba viva.- Mañana lunes al amanecer le haré la necropsia.- Hasta mañana entonces.-

Hacía solo unos días que habíamos empezadoa trabajar para José. José tiene una granja, en Ávila,de tamaño medio, algo más de ciento cincuentavacas en ordeño. Contactó con nosotros porque ensu granja pasaba algo raro. Tenía brotes de enfer-medades como cojeras o mamitis, pero lo que másle alarmaba eran los brotes de cuajares. Las vacasmorían unos días después de ser operadas de cua-jar. Y no puede decirse que no las atendieran y tra-taran, se les hacía de todo, pero sin éxito. Por losresultados de algunos análisis serológicos habíansospechado de IBR y se vacunaba a todas lasvacas de la explotación con una periodicidad in-cluso menor de la indicada en el prospecto, con elánimo de mantener una inmunidad más alta. Tam-bién se había enviado una vaca a la Facultad deVeterinaria de la Universidad Complutense de Ma-drid para que le hicieran la necropsia. El resultadode esa necropsia no era concluyente. Los hallazgoshistológicos que encontraron en diversos órganoseran poco específicos. Nos llamó especialmente laatención la descripción de la lesión hepática, “po-dría tratarse de una degeneración cirrótica quesuele aparecer en algunas intoxicaciones”. Parapoder confirmarlo habíamos acordado con Joséque si alguna otra vaca muriera o se enviara al ma-

tadero, nos avisaría para estudiarla. Dos días antes de la llamada telefónica, la 2243,

una vaca de tercer parto preñada de cuatromeses, había aparecido caída en el pasillo delpatio de abajo. No se la había visto enferma ante-riormente, por lo que se pensó que podría haberseresbalado, probablemente al intentar montar omontarla otra vaca. La vaca se sacó al exterior, aun corral de tierra sin techar, que usaba como en-fermería. Es un buen sitio para las vacas con proble-mas de locomoción, en la tierra no resbalan y comoestá muy cerca de la sala de ordeño, pueden en-trar a ordeñar sin tener que pisar casi por cemento.Le inyectaron un antiinflamatorio, le trabaron laspatas de atrás y le pusieron agua y comida. Lavaca no tenía ningún hueso roto ni luxado y si nocogía mamitis probablemente se levantaría enpoco tiempo. Pero al día siguiente la vaca nocomió y como se la vio respirar mal se la puso el ter-mómetro. Tenía 40,5ºC, así que se la puso antibióticoademás de una segunda dosis de antiinflamatorio.El domingo por la mañana se la pinchó lo mismo denuevo y hacia el mediodía murió.

El lunes madrugamos. Teníamos que desplazar-nos casi cien kilómetros. Y a las ocho de la mañanaestábamos empezando la necropsia. Una necrop-sia siempre es una urgencia y más, como en estecaso, a finales de julio en unos días de mucho calor.Las vacas se descomponen con mucha rapidez yluego los resultados laboratoriales no son conclu-yentes. En la necropsia comprobamos que la vacaestaba preñada de cuatro meses y la placenta y elfeto estaban bien. También estaban aparente-mente bien todos los órganos de la vaca. Había he-morragias e inflamación entre los dos muslos, porencima y a los lados de la ubre y daño en los mús-culos aductores. Como sospechábamos la vaca sehabía “abierto de patas”, probablemente al mon-tarla o intentar montar a otra. Pero, ¿de qué habíamuerto? Hay vacas que se tiran caídas semanas yésta había muerto en sólo dos días. No habíamosvisto ninguna lesión que pudiera explicarlo. Decidi-mos tomar muestras de varios órganos y enviarlas aanalizar. Unos días después llegó el resultado de losanálisis histológicos. El informe describía una ligeradegeneración del corazón, congestión de pulmóny bazo, distintas alteraciones renales y ninguna al-teración a nivel del hígado. El diagnóstico final re-zaba: “Los hallazgos histológicos apreciados soncompletamente inespecíficos y no aclaran la causade muerte del animal, describiéndose mínimas alte-raciones/lesiones en los órganos remitidos.”

Aparentemente estábamos igual que con lavaca que se envió a la universidad, el informe histo-lógico no nos daba ningún diagnóstico. Pero eldiagnóstico final de un caso, aunque si bien escierto que a veces puede venir dado directamentepor la necropsia, normalmente requiere, además dela necropsia, completar la información a la luz del

Tem

ario

Juan Vicente González Martín. DVM, PhD, Dipl. ECBHMProfesor Titular Dpto. de Medicina y Cirugía Animal, Facultad de Veterinaria, UCMTRIALVET Asesoría e Investigación Veterinaria SL(Web: www.trialvet.com/ E-mail: [email protected])

El calor también mata

La única lesión que presentó la vaca en la necropsia fueun gran traumatismo en la región de los aductores.

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cuadro clínico, la epidemiología y las circunstancias de laexplotación. Se trata de un puzle en el que se deben enca-jar todas las piezas. En nuestro caso sabíamos que la vaca2243 no había sufrido ninguna enfermedad crónica dege-nerativa del tipo de la cirrosis hepática, no parecía que setratara de lo mismo que la otra vaca analizada. Entonces¿de qué murió? La muerte se debió a un golpe de calor.

El estrés por calorTodos sabemos la importancia que tiene el estrés por

calor en la producción lechera. Sabemos que el estrés porcalor produce un descenso del consumo, acidosis ruminalsubclínica, descenso de la producción láctea y del porcen-taje graso de la leche así como una afectación de la re-producción en forma de anestro posparto, descenso de lafertilidad, aumento de la mortalidad embrionaria tempranay tardía, así como terneros con menor peso al nacimiento.Para luchar contra este problema en las granjas modifica-mos las raciones y el manejo e instalamos ventiladores y as-persores de agua.

Pero el calor también puede matar. Todos los veranosoímos casos de perros que han sucumbido por dejarlos susdueños encerrados en el coche al sol. Y desgraciadamente,también son muchas las personas que mueren por estacausa. El golpe de calor es la manifestación extrema de loque puede suceder cuando una persona o un animal se ex-ponen a altas temperaturas. Todos los seres vivos tenemos unmargen más o menos amplio de tempera- tura corporal enel que podemos vivir. El margen de los mamíferos es bastanteestrecho pero junto con las aves tenemos en el cerebro uncentro regulador de la temperatura, un termostato por asídecirlo, que nos mantiene la temperatura constante. En estecentro existen unas neuronas sensibles al calor y otras al frío.Cuando sentimos frío se produce una vasoconstricción en losvasos periféricos, se pone el pelo de punta, aumentamos laactividad muscular, llegando a tiritar y nos acurrucamos yarrimamos unos a otros. Por el contrario, cuando las neuronassensibles al calor detectan una elevación de la temperaturahacen que aumentemos la frecuencia respiratoria para en-friar el centro del organismo con el aire inspirado y con laevaporación de agua del aire expirado; que dilatemos losvasos sanguíneos de la piel para que se disipe el calor, y con-secuentemente, incrementamos la frecuencia e intensidadde los latidos cardiacos para mantener la presión sanguínea,que de otra manera bajaría a causa de esa vasodilatación;que sudemos para enfriarnos por medio de la evaporacióndel sudor y que busquemos un sitio fresco.

La temperatura orgánica se puede elevar por motivosexternos o internos. Externamente nos vemos afectados porla temperatura ambiente, la radiación solar y el grado dehumedad, e internamente, por el trabajo metabólico delorganismo, el ejercicio y la digestión de los alimentos. Nues-tras vacas tienen menos capacidad que nosotros para lu-char contra el calor. Su metabolismo es muy elevadodebido a la gran producción láctea; a su aparto digestivo,especialmente la panza que genera muchísimo calor a tra-vés de la fermentación y digestión de la comida; a que tie-

Con mucha frecuencia la enfermería es una parcela al lado dela vaquería sin sombra.

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nen un tamaño corporal muy grande por lo que enproporción tienen menos superficie cutánea paradisipar el calor; a que no pueden sudar; a que supelo, la piel gruesa y la grasa subcutánea son un ais-lante muy bueno para el frío pero en verano nodejan escapar el calor interno; y por si todo estofuera poco, las vacas de color negro sufren muchomás el efecto directo de los rayos del sol.

Los problemas médicos causados por el calorHemos visto cómo los seres de sangre caliente

tenemos mecanismos para regular la temperatura,capaces de bajar un poco una temperatura corpo-ral excesiva. Y también hemos visto que literalmentepodemos morir de calor. Pero entre un extremo yotro se dan una serie de trastornos que probable-mente todos hemos experimentado en algúngrado. Se producen según aumenta el calor interno,pero pueden no aparecer todos, ni aparecer demanera sucesiva, por lo que ante la presencia decualquiera de ellos debemos poner las medidas ne-cesarias para evitar situaciones más graves.• El síncope por calor. Se produce por la deshi-dratación y la caída de la presión sanguínea. Nosmareamos y nos caemos. Si nos tumbamos y bebe-mos agua fresca a la sombra nos recuperaremos. • Calambres por calor. Son contracciones doloro-sas de los músculos del abdomen y de las extremi-dades. Se producen cuando se hace un ejerciciofísico intenso debido a la pérdida de sales mineralespor el sudor. Estas sales no se repondrán si sólo bebe-mos agua. Nos recuperaremos bebiendo agua consal al 0,1% (un cuarto de cucharilla de sal en un litrode agua) o bien bebidas isotónicas comerciales.• Rash cutáneo o sudor miliar. La piel se nos llenade pequeñas pápulas enrojecidas (bultitos del ta-maño de granos de mijo) que pican. Se producenpor el sudor y se soluciona con un baño o ducha fría.• Edemas por calor. Se producen principalmenteen las piernas. Se observan en personas inadapta-das al calor y se soluciona elevando las piernas.• Insolación. Se produce un agotamiento por unaexposición prolongada al sol con deshidratación ypérdida de sales. Podemos tener temperatura desdenormal hasta 41ºC, la piel está caliente, húmeda yenrojecida, con mucho sudor, dolor de cabeza, náu-seas, visión borrosa, agotamiento muscular y a vecescalambres. Hay que ayudar al enfermo, ponerle a lasombra, refrescarle la piel con agua, paños húme-dos, etc, e hidratarle con agua y bebidas de elec-trolitos.• Golpe de calor. Es el último estadío, por lo quese trata de una emergencia médica. El organismono es ya capaz de controlar la temperatura y éstasube de 41º C. Se altera la conciencia. La piel estácaliente pero seca, enrojecida y no hay sudor. Latensión sanguínea cae, la respiración y el pulso seaceleran y debilitan y pueden aparecer convulsio-nes. Necesita tratamiento médico urgente o en

caso contrario sobrevendrá la muerte.En los seres humanos, hay dos tipos de pacientes

típicos que pueden sufrir un golpe de calor: las per-sonas que realizan un ejercicio físico grande, depor-tistas o trabajadores que realizan su labor al sol, esel llamado golpe de calor por esfuerzo; y otro gruposon los ancianos, niños o enfermos sedentarioscuando sube mucho la temperatura ambiente.

Y, ¿cómo mata el calor? Para esta pregunta nohay una respuesta única, pues puede hacerlo dediversas maneras. El calor excesivo desnaturaliza lasproteínas, igual que se coagula la proteína de laclara del huevo cuando la calentamos. Además, losfosfolípidos, lipoproteínas y lípidos de las membranascelulares se licuan, igual que se deshace la mante-quilla cuando se calienta. Todas estas alteracionescelulares hacen que el organismo responda produ-ciendo muchos mediadores inflamatorios que a suvez provocan un colapso cardiovascular, fallo mul-tiorgánico, y finalmente la muerte. También puedesobrevenir la muerte por los mismos mecanismosque intentan controlar la temperatura. El aumentodel flujo sanguíneo hacia la periferia por medio dela vasodilatación a nivel de la piel, junto con la des-hidratación por la pérdida de líquidos y electrolitospor el sudor, pueden suponer una carga enormepara el corazón, que puede llegar a fallar y producirla muerte. En otros casos, cuando se alcanza unatemperatura muy alta, de 41,5ºC en las personas, seproduce una vasoconstricción periférica con undescenso de la presión arterial y del gasto cardiaco;es aquí cuando la piel aparece caliente pero seca,se produce debilidad, postración y shock. Otracomplicación que se puede dar en los golpes decalor son las septicemias. Las células de la pared in-testinal son muy sensibles a todas estas alteracionestérmicas y vasculares. Al alterarse, dejan pasar lasbacterias intestinales al torrente circulatorio, lo quea su vez origina infecciones en diversos órganos,septicemia y en casos extremos shock séptico.Complicaciones terminales frecuentes son el dañomultiorgánico (corazón, riñones, hígado o pulmo-nes) y los fallos de la coagulación.

¿Qué le ocurrió entonces a la 2243? Inicial-mente, sufrió una rotura muscular de los aductores,el manejo y tratamiento posteriores fueron correctossalvo por una cosa –la enfermería estaba al descu-bierto- por lo que el animal no disponía de sombra,y para colmo, la vaca era casi completamentenegra. En esos días hizo mucho calor en aquellazona con temperaturas que pasaron de los 30ºC. Elanimal no podía moverse para buscar la sombra yademás tumbadas las vacas disipan peor el calor.Por todo ello la temperatura corporal se elevó. Elhecho de sufrir un daño muscular importanteagravó las complicaciones metabólicas, lo que sereflejó en las lesiones renales descritas en el informehistológico. El animal intentó compensar la tempe-ratura jadeando, pero no fue suficiente y finalmentemurió. La historia clínica, la necropsia y el análisis his-tológico confirmarían el diagnóstico. Estos casos seven con cierta frecuencia en vacas caídas por di-versos problemas como hipocalcemia, parálisis obs-tétricas, traumatismos, etc. por supuesto siempre enverano cuando las dejamos al sol sin ninguna som-bra que las proteja. Pero no sólo las vacas, nosotrosmismos también podemos sufrir el mismo problemasi no tomamos las medidas adecuadas para prote-gernos del calor mientras trabajamos.

Así que… ¡No os olvidéis de protegeros del sol yde proteger a vuestras vacas, especialmente a lasenfermas, proporcionándoles sombra y agua frescaa libre disposición!

Patio de producción con un buen sistema de ventilación y aspersión

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El calor también mata