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EL ARTE DEL HIERRO EN LA CATEDRAL DE PALENCIA Por Amelia GALLEGO DE MIGUEL Cuando llevábamos a cabo, por primera vez, una detenida lectura del Catálogo Monumental de la Provincia de Palencia^ nos sorprendía cada día el elevado número de edificios religiosos y su riquísimo exorno, así como los importantes sucesos que en torno a los mismos se habían ido entretejiendo en estas tierras palentinas en el discurrir de la historia castellano-leonésa, y todo ello nos hacía dudar de si, pese a los importantes estudios publicados, el papel religioso, político, cultural, jurídico y artístico jugado por esta provincia había sido suficientemente valorado en el contexto histórico nacional. Comenzábamos entonces el estudio de una faceta de su Arte, el del hierro forjado, ciertamente desconocida y, como resultado del mismo, estamos a punto de finalizar un estudio monográficoz. Casi como anticipo, como una primicia del mismo, será esta Comunicación a un Congreso que, sin duda, desvelará en toda su importancia tantos y tan ricos aspectos de esta provincia, a la que como a su hermosa catedral, podríamos calificar de desconocida, al menos en la profundidad y con el fundamento en que debiera serlo. No podemos ocultar cuántas veces nos hemos sentido defraudados a través de la elaboración del mencionado estudio, por la desaparición de tantas y tantas obras como deberían haberse conservado; pero, desafortunadamente, es ésta una lamentación que venimos haciendo siempre que abordamos el estudio del Arte de la forja en una de las provincias españolas. La remodelación de las capillas a la que se ha sometido a nuestras catedrales, las reformas drásticas de algunas de nuestras iglesias, la nefasta costumbre de dar al herrero el hierro de la reja vieja, con una finalidad de ahorro o con el pretexto de que aquél es más fácil de trabajar, la humedad, la ' ^ NAVARRO GARCÍA, R.: Catálogo monumental de la provincia de Palencia. Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos. 4 fascículos. Edit. Excma. Diputación Provincial de Palencia. Imprenta Provincial, Palencia, 193a1946. ^ Rejería castellana. Palencia. En preparación. ^^ 161

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Page 1: EL ARTE DEL HIERRO EN LA CATEDRAL DE PALENCIA€¦ · Francisco de Salamanca, los que invaden con sus obras iglesias y catedrales desde Santiago de Compostela a Coria, desde Burgos

EL ARTE DEL HIERROEN LA CATEDRAL DE PALENCIA

Por Amelia GALLEGO DE MIGUEL

Cuando llevábamos a cabo, por primera vez, una detenida lectura delCatálogo Monumental de la Provincia de Palencia^ nos sorprendía cada día elelevado número de edificios religiosos y su riquísimo exorno, así como losimportantes sucesos que en torno a los mismos se habían ido entretejiendo enestas tierras palentinas en el discurrir de la historia castellano-leonésa, y todoello nos hacía dudar de si, pese a los importantes estudios publicados, el papelreligioso, político, cultural, jurídico y artístico jugado por esta provincia habíasido suficientemente valorado en el contexto histórico nacional.

Comenzábamos entonces el estudio de una faceta de su Arte, el del hierroforjado, ciertamente desconocida y, como resultado del mismo, estamos apunto de finalizar un estudio monográficoz.

Casi como anticipo, como una primicia del mismo, será esta Comunicacióna un Congreso que, sin duda, desvelará en toda su importancia tantos y tanricos aspectos de esta provincia, a la que como a su hermosa catedral,podríamos calificar de desconocida, al menos en la profundidad y con elfundamento en que debiera serlo.

No podemos ocultar cuántas veces nos hemos sentido defraudados a travésde la elaboración del mencionado estudio, por la desaparición de tantas ytantas obras como deberían haberse conservado; pero, desafortunadamente, esésta una lamentación que venimos haciendo siempre que abordamos el estudiodel Arte de la forja en una de las provincias españolas.

La remodelación de las capillas a la que se ha sometido a nuestrascatedrales, las reformas drásticas de algunas de nuestras iglesias, la nefastacostumbre de dar al herrero el hierro de la reja vieja, con una finalidad deahorro o con el pretexto de que aquél es más fácil de trabajar, la humedad, la '

^ NAVARRO GARCÍA, R.: Catálogo monumental de la provincia de Palencia. ComisiónProvincial de Monumentos Históricos y Artísticos. 4 fascículos. Edit. Excma. DiputaciónProvincial de Palencia. Imprenta Provincial, Palencia, 193a1946.

^ Rejería castellana. Palencia. En preparación.

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incuria, el abandono, la ignorancia, la desaprensión de algún anticuario,constituyen un catálogo de motivos para que sólo se conserve en Palencia unapequeña parte de uno de los aspectos más interesantes, ricos y castizos de lahistoria del Arte español.

Pese a ello, esta provincia conserva, bien es verdad que casi milagrosa-mente, piezas que resultan ser capitales en la historia del Arte del Hierroespañol. Las alguazas románicas que adornan las puertas de las iglesias-bellísima muestra de un arte popular que hay que tratar de conservar-sitúan esta provincia en lugar destacado entre todas las castellanas. Las rejillasque defenderían el paso de las aves a su interior se han perdido en su mayoría,y de las rejas que protegieran los objetos valiosos de sus capillas queda, comepieza excepcional, la que cierra una de las puertas de la antigua Capilla mayorde su catedral. Toda la valoración que de esta pieza se hace en nuestro estudiono es excesiva dada su significación dentro del período Románico de loshierros en España.

No son frecuentes las muestras en Castilla de reja gótica. Puede decirse quelas bellas rejas catalanas y aragonesas -barrotes verticales rematados en hojasde lirio, tan identificadas con los vanos alargados de las capillas góticas- notienen correspondencia en Castilla, debido en gran parte a la pervivencia delRománico, igual que sucede en Arquitectura. Cuando finalizan las formasrománicas, priva aquí generalmente el utilitarismo, de manera que la reja notiene otra finalidad que la de ser cierre y guardadora.

Pero ello no es suficiente para justificar en nuestra provincia tal vacío.Dada la influencia cultural de las Ordenes religiosas franciscanas y dominicas,de la que son testimonio las iglesias de San Francisco y Santo Domingo, asícomo la personalidad de los obispos palentinos, no se puede descartar laexistencia en aquellos edificios, así como en la misma catedral, de rejas deestructura gótica, que se han perdido en sucesivas reformas y destrucciones.

Es lo cierto que al igual que sucede en Burgos hay que llegar a los finales delsiglo Xv en Palencia para encontrar piezas que puedan enlazar, por suimportancia, con las rejas románicas. Venimos diciendo en nuestros anterioresestudios sobre el tema que la historia de la Rejería viene siendo paralela a la dela Arquitectura, si bien discurre un tanto rezagada de ésta. Si tenemos ençuenta que el Renacimiento en Palencia es tardío y que persisten durantemucho tiempo los modelos góticos, ello explicará la existencia de rejerosrezagados y modelos, formas y técnicas absolutamente goticistas en el primertercio del siglo Xvl, cuando en el resto de la Península ha estallado ya elPlateresco en los modelos que se realizan en los talleres de Juan Francés y frayFrancisco de Salamanca, los que invaden con sus obras iglesias y catedralesdesde Santiago de Compostela a Coria, desde Burgos a Sevilla.

El Arte en Palencia está inspirado, dentro de la catedral, casi exclusiva-mente por los obispos ^s extraordinario el prestigio de que goza la sedepalentina- y, en menor medida, por los dignatarios que compran capillas, quese comprometen a adornar y proteger con bellas rejas. Sus coronamientos sonlugar idóneo para colocar sus insignias que pregonarán, ya desde la puerta, suimportancia a la vez que su generosidad.

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Nuestra referencia a aquella ciudad ha anticipado ya la idea de que larejería palentina está estrechamente vinculada a la burgalesa durante el primertercio del xvl, siéndolo, a partir de entonces, a la vallisoletana. Es lo cierto quedesde finales del Xv y durante el Xv1 existen estrechas relaciones entre losrejeros palentinos y los burgaleses y vallisoletanos, y que estos últimos seavecinan temporalmente en Palencia para ejercer su oficio accediendo a lasusuales exigencias de los cabildos que les obligan a hacer el trabajo en la mismaciudad. Para ello se les facilita taller y a veces casa. A cambio, los capitulares sereservan un control que les asegura la perfección de la obra. Los artífices setitulan entonces vecinos de Palencia3 y lo suelen ser de las calles de laCerrajería Vieja, de Pan y Agua, Carnicerías y San Pedro, en la parroquia deSan Antolín, que era el barrio de los herreros y artesanos. Como tales,pagaban alcabalas y otras cargas que les correspondían como habitantes de laciudad. Normalmente, acabado el trabajo, volvían a su lugar de origen. Otros,si bien los menos, continuaban habitando aquí hasta el final de su vida,circunstancia que dependía de las posibilidades de trabajo que el entornoofreciera.

No siempre se ha tratado de la colonización de la ciudad por art^cesburgaleses y vallisoletanos; a veces ha ocurrido todo lo contrario. En lasúltimas décadas del xv tenemos noticia de la existencia de un rejero palentinollamado Luis de Paredes, al que nos encontramos en la catedral de Burgoshaciendo las rejas de la capilla de la Concepción de Nuestra Señora o delobispo Acuña, trabajo que se realiza en 1485. EI dicho Luis de Paredes y unoficial de Palencia, del que los documentos no facilitan nombre, trasladaron sutaller al claustro viejo en un lugar que les facilitó el cabildo burgalés, dondeforjaron las referidas rejas. El resultado fue tan favorable y la obra tanhermosa, que a partir de entonces no faltó trabajo en Burgos a los rejerospalentinos, pues consta de su permanencia en aquella catedral aún en 1496'.

La reja de la capilla del obispo Acuña es esencialmente gótica. Priva en ellala finalidad de cierre-barrotes cuadrados separados verticalmente por pilaresoctogonales, frisos de gruesa chapa repujada con castilletes sobrepuestos,continuando la fuerza ascensional del cuerpo de la reja en un coronamientoque encierra ya en germen motivos renacientes ^1 escudo de Aĵuña entre dosgrifos- bajo arco conopial triple y delimitado en sus extremos por pilarespuntiagudos que traducen al hierro las flechas que Juan de Colonia, probabletracista de esta reja, ha concebido en las agujas exteriores de la catedral.

Las semejanzas de esta reja burgalesa con la que cierra la capilla delSagrario, antigua Capilla mayor de la catedral palentina, son suficientes parauna atribución de ésta al taller de Luis de Paredes y al otro maestro palentinoque trabaja en Burgos. Los mismos barrotes, espléndidos y bien forjados,dispuestos entre pilares octogonales, las mismas fajas o frisos repujados entresemejantes motivos gotici•tas, acreditan una común procedencia de taller. Elramplón coronamiento integrado por el escudo del Cabildo -tres flores de

^ GARCÍA Ctt^co, E.: Artistas palentinos. Bol. S.E.A.A. Valladolid, t. XI, pág. 197.^ GALLEGO DE M^cuEt., A.: E! arte de! hierro en la catedral de Burgos. Bol. de la Real

Academia de Bellas Artes de San Fernando, Segundo semestre de 1983, Madrid, págs. 220 y ss.

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lis- bajo arco triple con remate conopial y a sus lados lises y sencillosarquillos conopiales, con sensación de obra inacabada, acusa la falta de untracista de la categoría de Juan de Colonia y también su precedencia respectode la burgalesa, de la cual ésta resultó ser un tanteo. La presencia del escudodel obispo Alonso de Burgos colocado debajo del de San Antolín, y su mismadisposición, dan la impresión de haber sido situado con posterioridad a suhechura, debido probablemente a una contribución económica, que se Ilevó acabo después de 1485 por Alonso de Burgos.

Probablemente del mismo taller es la reja que rodea, o más bien queaprisiona como si de una jaula se tratara, el sepulcro de doña Inés de Castroque, con toda seguridad, no pudo satisfacer a su autor.

Ya en las primeras décadas del siglo xvl surge, en la proximidad a lascapillas de la girola de la catedral, la presencia del rejero Juan Relojero, cuyoapelativo corresponde a la doble condición de relojero y rejero de que gozabanestos artífices en el siglo xvl. Es increíble su arcaísmo, y si no tuviéramos laconstatación documental tan a mano5 nos costaría poder situar en 15121a rejade la capilla de Nuestra Señora de la Blanca.

Su goticismo es extraordinario, no solamente por sus formas -sencillosbarrotes lisos y retorcidos, frisos con leyenda en caracteres góticos y castilletessobrepuestos y coronamientos con someros arquillos conopiales que seentrecruzan y rematan en lises-, sino por su técnica, de la que nos ocupamosdetenidamente en el referido trabajo. Ciertamente que no se puede considerar,desde ningún punto de vista, que haya tenido en cuenta el maestro Juan, quizámás hábil como relojero que como rejero, las obras de sus coetáneoscastellanos fray Francisco de Salamanca o Juan Francés.

Consideraciones similares podrían hacerse en torno a la reja de la capillaBautismal,o a la de San Miguel, las dos próximas a la de Santa María la Blancay relacionadas por su forma y por su técnica con el taller de Juan Relojero.

Se puede decir que un soplo, si bien ligero, del Primer período plateresco delos hierros, del que son principales artífices los dos rejeros mencionados másarriba, significa la reja que cierra uno de los arcos posteriores de la capilla delSagrario, la cual viene pasando un tanto desapercibida. Debió realizarse entiempos de Alonso de Burgos, ya que un escudete con flor de lis se sobreponeen el punto medio del friso. Sus barrotes persisten en su disposición en arista;asimismo, hay una persistencia de estructuras anteriores, sin embargo, casiimperceptible; formas y técnicas nuevas se han incorporado a una pieza quetiene una significación indudable y que probablemente no fue la única que serealizó, con estas características, para la catedral.

Pero el Renacimiento irrumpiría en la catedral palentina después de estoslejanos precedentes, de forma casi violenta, con la reja de la nueva Capillamayor, que resultó ser obra capital en la historia del Arte del hierro en Castilla.Esta fue realizada por Cristóbal de Andino, rejero burgalés, arquitecto, escultory platero -que es como más frecuentemente él mismo se titula- y una de laspersonalidades más destacadas en el Renacimiento español.

5 GARC(A CUESTA, T.: Cinco rejas de la catedral de Palencia. Bol. S.E.A.A., t. XXI-XXII,Valladolid, 1955-56, págs. 109-134.

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Pocas cosas se saben de su formación aparte de ser hijo de un Pedro de An-dino, autor de una reja para la librería de la Universidad de Sevilla que no seconserva. Alguna vez se le ha supuesto discípulo del maestro Hilario, rejero deorigen francás, autor del barandal de la Escalera de la Coronería en la catedral deBurgos. No es fácil que sea así, dada la distinta concepción que estós dosmaestros tienen de la reja. Para Hilariob la reja es un bello cerramiento, un hazde líneas -barras que se abren en rombos, corazones y tréboles- y querematan en coronamientos inspirados aún en un puro dinamismo. Para Andi-no la reja es tan importante como el propio retablo, al que a veces llega asuperar. En ella no hay lugar para la barra. El elemento primordial es el ba-laustre, que él usa probablemente por primera vez al que da tratamiento deverdadera escultura.

Se ha iniciado ya un período, el más importante de la historia de la Rejeríaespañola, en el que la reja resulta ser un compendio de las tres artes: arquitec-tura, escultura y pintura, pues ésta tiene también, por sus efectos cromáticos,un destacado papel en su conjunto^.

La presencia, por primera vez en Castilla en esta reja palentina, debalaustres bellamente cincelados, entre columnas repujadas y frisos rena-cientes, así como el orden y las proporciones que la adornan, la convierten enuna pieza excepcional máxime si se tiene en cuenta que se ejecuta al mismotiempo que otra para la Capilla mayor de la catedral de Burgos, que no seconserva; con ellas rompe Andino con todo lo precedente, e inaugura en Casti-lla el Segundo plateresco de los hierros, sentando a la vez formas y proporcio-nes de un tipo de reja que, con las consiguientes variantes, se repetirá en todo elsiglo xv1.

Es siempre un problema difícil el de desentrañar la verdadera autoría en lastrazas de nuestras grandes rejas. Si bien no se puede descartar la intervenciónen ellas de los arquitectos, más o menos próximos, siempre hemos sidopartidarios de dar a estos rejeros del Renacimiento una destacada intervenciónen las mismas.

Es lo cierto que en ésta, la reja no ha perdido aún su condición de cierre, uncierre, muy bello en el que privan la mesura y serenidad clásica, de las que elmismo maestro derivará hacia formas más ornamentales, en las que la reja seconvertirá en entidad independiente y hasta en objeto de culto.

La reja de la Capilla mayor de la catedral palentina está integrada por doscuerpos de treinta y ocho balaustres cuya perfección técnica es acabada.

Ciertamente que no se puede precisar con exactitud cuál es el primer rejeroque usa por primera vez el balaustre, invención típicamente española. El hechode que aparezcan casi simultáneamente en la reja del coro de la catedral deSevilla, que hace fray Francisco de Salamanca8; en el barandal de la Escalerade la Coronería de la catedral de Burgos, obra del maestro Hilario, y en las re-

6 GALLEGO DE M IGUEC El Maestro Hilario. En Rev. «Goyau. En prensa.^ GALLEGO DE MIGUEL, A.: Los imprecisos límites de la rejería española. «Bellas Artes 72»,

núm. I5, enero-febrero 1972, págs. 17 y ss.e GALLEGO DE MIGUEL, A.: Rejería castellana en la Catedral de Sevi/la. Las rejas de la Capil/a

Mayor, Coro y los púlpitos. Bol. de Bellas Artes. Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel deHungría, Segunda época, núm. IX, 1981, págs. 223 y ss.

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jas de las Capillas mayores de las catedrales de Burgos y Palencia, nos inclina apensar en una precedencia de los talleres burgaleses y, concretamente del deAndino. Diego de Sagredo9 afirma que ve por primera vez balaustres en estetaller -«entre las columnas que avia quadradas y redondas vi unas de tan ex-traña formación que no pude discernir, pregunté como se Ilamaban; fueme res-pondido que balaustre...»:

Hasta 1550 el balaustre fue forjado a golpe de martillo. Los que forjaAndino para la catedral palentina fueron realizados con la técnica de figurarsus perfiles con placas sobrepuestas adosadas, de manera que cada uno de ellosse trabajó como si de una escultura se tratase. Ello requería intenso trabajomuscular, al mismo tiempo que gran pericia por parte del artífice para que lasuniones estuvieran bien hechas y para asegurar sobre ellos simetría y el follaje,que después era esculpido. A1 final este balaustre, que había recibido eltratamiento de verdadera escultura, resulta ser la antítesis de la barra gótica, enla que, en su sencillez, a veces quedaban marcadas las huellas del martillo delherrero.

El balaustre determina que ]os otros elementos integrantes de la rejaaumenten de tamaño: los pilares separadores -octogonales en la reja de lacapilla del Sagrario- se convierten en pilastras y columnas; también aumentael tamaño de los frisos que se adornan con formas precisas e independientes,limitadas por los perfiles de las molduras. Columnas y frisos se ven invadidosen las rejas de Andino por «grutescos» que realzan sus planos en dos o tresniveles distintos. Se procura la asimetría de motivos ornamentales en lospilares y el repujado adquiere la importancia de una obra de orfebrería.

En el coronamiento se mantiene la ordenación alrededor del eje central,que coincide con la figura del Crucificado que sobresale considerablemente delresto. A sus lados se disponen candeleros y roleos que flanquean los escudosdel deán y del obispo que ocupa la calle central. Una ley de simetría dispone enentidades independientes cada una de las calles de la reja.

Súbitamente, en menos de diez años separada de las de Juan Relojero, estareja de la catedral palentina es trabajada con un primor, una delicadeza decincelado, una suavidad de relieve y una fantasía que está muy lejos, pese a laproximidad en el tiempo, de las que forjara aquel rejero-relojero para lascapillas de la girola, de manera que puede competir con los productos másoriginales del Arte español.

Bien es cierto que las circunstancias sociales y políticas más adversas nofrenaron la ejecución de esta obra que fue contratada en 29 de enero de 1520cuando ya había estallado la guerra de las Comunidades en la que Palericiadebería verse inmersa y sufrir sus tcágicas consecuencias.

Es entonces obispo de Palencia don Juan de Velasco, burgalés e hijo delcondestable de Castilla, el cual se hace cargo de la hacienda y herencia de donGonzalo de Zapata, deán de la iglesia de Palencia. Como testamentarios delmismo dan su nombre en el contrato canónigos, obreros y administradores de

9 SAGREDq DIEGO DE: Medidas del romano. Lisboa, junio 1541.

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la fábrica de la Santa Iglesia, en comisión y mandado del obispo, así como deldeán y cabildo10.

Se comprometen Cristóbal de Andino que se titula platero y vecino deBurgos, como principal y sus correspondientes fiadores, a hacer una reja para laCapilla mayor conforme a una muestra firmadapor el obispo de Palencia «sinquitar cosa alguna, antes poner más, según Dios y su buena concienciapareciere al dicho Cristóbal de Andino». Es de notar que en el documento noqueda suficientemente claro si la muestra es del propio rejero o le ha sido dada.

En todo caso se especifica, con todo detenimiento, que tendrá cuatropilares principales que separarán tres calles de dos cuerpos de balaustres, másun coronamiento en el que deberán aparecer dos escudos con las armas deldeán Gonzalo de Zapata y en el medio otro mayor con las armas del obispo,Juan de Velasco, bajo su capelo, y rematándolo todo un gran crucifijo.

Como es usual, se concretan, con toda minuciosidad medidas de los pilaresy proporción de los balaustres, que deberán ser menóres en el cuerpo superior,así como las distancias que deberán quedar entre ellos. La reja deberá tenertreinta y ocho pies de ancho y veintiocho de altura. La altura de los balaustresdel primer cuerpo será de doce pies, la de los del cuerpo superior nueve, y otrosnueve alcanzará la coronación.

Toda la obra deberá ser labrada por las dos caras y dorada en guarniciones,follajes y coronamientos, y lo que no fuere dorado, deberá quedar limado,estucado y bruñido con toda la perfección. EI plazo de ejecución se fija en tresaños.

El maestro Andino recibirá 250 ducados de oro por los materiales -hierro,oro, estaño y carbón- y 1.250 por su trabajo e industria, lo que supone unprecio total de 1.500 ducados; de los que recibirá 400 en el momento de lafirma del contrato y sucesivamente en plazos de 300, según vaya realizando eltrabajo. Se le supone que cuando lo percibido alcance la cifra de 1.300ducados, deberá traer ya el total de la obra a la ciudad de Palencia. Una vezasentada la reja, recibirá el artífice 200 ducados con los que quedará completoel total de su precio.

La categoría del maestro, si bien le permite hacer el trabajo en su tallerburgalés, no le libra de las usuales penalizaciones a que se someten los rejeros,de manera que si Andino no tuviera hecha la parte de obra equivalente a lacuantía de cada uno de los plazos en que se realiza el pago, el obispo, cabildo,o las personas en quien aquellos delegaren, «pueden dar a acabar y proseguirdicha obra... a quien quisieren, por el precio que quisieren y a costa y daño deCristóbal de Andino y sus fiadores». En contrapartida, si fuera la iglesia quienno cumpliera puntualmente como pagadora, por cada día que pasara despuésde diez, Andino recibiría un ducado de oro.

El cabildo facilitaría al rejero y a sus criados y oficiales «posadaconveniente» durante el tiempo en que se llevara a cabo el asentamiento de lareja, de manera que puedan estar todos juntos y tener sus aparejos y obra; encaso contrario Andino la tomará a su voluntad en la ciudad, pero siempre acosta de la iglesia.

10 Archivo Catedral de Palencia. Libros de Contratos de Obras de la lglesia, fols. 47 a 51.

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La reja se acabó en 1524 y quedó asentada entre los finales de 1524 ycomienzos del siguiente. (Los púlpitos fueron hechos a mediados de siglo paraser situados a los lados de la reja del coro.)

En 1530 de nuevo se encarga al taller burgalés de Andino una reja para lacatedral de Palencia. La escritura de concierto tiene lugar en 28 de junio".Andino se obliga a hacer una reja para la segunda puerta del lado de la Capillamayor, a mano izquierda, frontcra de la sacristía, según las proporciones delarco, «tan espesa y recia en los remates y tan cerrada, que no pueda caber nientrar ninguno por ella», según muestra dada por el mismo rejero.

De la reconocida maestría de Andino es buena prueba una de las cláusulasdel contrato que también da fe de cómo satisfizo al cabildo palentino la rejaprincipal de la Capilla mayor: «el que asi sea la dicha rexa muy perfecta y delustre e gracia como la rexa de la capilla mayor, como se expresa de la grandeindustria del dicho Andino». Por ello mismo se le vuelve a permitir que haga eltrabajo en su taller de Burgos, desde donde la obra será trasladada a Palencia acosta del cabildo, el cual también se obliga a dar hechos los asientos de piedray los andamios necesarios, siendo competencia exclusiva de Andino darlaasentada, estañada y preparada, para que sobre ella actúen pintores ydoradores.

En ella se acusan los diez años transcurridos desde que se hiciera la de laCapilla mayor, en los que el rejero ha derivado hacia formas más ornamentales,que resultan, además, constreñidas por un arco, especialmente en el c^rnna-miento, donde figuran candelabros, medallones, roleos y fruteros.

Antes de finalizar este somero estudio sobre el Arte del hierro en la catedralpalentína -en el que realmente nos hemos propuesto destacar esencialmente lacategoría, técnica y artística, de una obra capital en la historia de la Rejeríaespañola, cual es la reja de la Capilla mayor, así como las formas y técnicas quela precedieron dentro de la misma catedral- queremos citar, siquiera sea depasada, algunos nombres de rejeros, vinculados de algún modo a esta catedraly demasiado importantes dentro del panorama rejero español del siglo xvl.

Son éstos el de Francisco Villalpando, rejero y arquitecto, y una de laspersonalidades más destacadas del Renacimiento español, el cual acude a lalicitación de la reja del coro de la catedral palentina12.

Y el del que resultó su ejecutor, el segoviano Gaspar Rodríguez, vinculadoa los talleres vallisoletanos, tan florecientes entonces, que dio vida a una obraque resultó compendio de concepciones y modelos anterioces, pero con formasciertamente lejanas del clasicismo que caracteriza a su frontera, la obramaestra de Andino.

Finalmente, y dentro de esta estrecha vinculación a los talleres vallisoleta-nos, que es característica de la Rejería palentina de mediados del xvl, hay que

" Archivo Catedral de Palencia. Libros de Contratos de Obras de la Iglesia, fols. 64 a 66 v.1z ORDUÑA Y VIGUERA, E.: Rejeros españoles. Imp. San Francisco de Sales, Madrid, 1915,

pág. 60.

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destacar la personalidad de Francisco Martínez", autor de la reja de la capi-lla de San Pedro o de los Reyes, en la girola de la catedral.

Ya en los fines de siglo, algunas de las rejas de Juan de Vitoria puedenrepresentar la vuelta a un clasicismo, en relación tardía con formas escu-rialenses.

Puede decirse, en fin, sin eufemismos, que la catedral de Palencia guardaentre sus muros, por lo que al Arte del hierro se refiere, obras maestras de tantacalidad, que bastarían por sí solas para que ésta mereciera un lugar destacadoentre las más bellas y ricas catedrales castellanas.

" GALLEGO DE MIGUEL, A.: Rejería Caste/lana. Valladolid, Institución Cultural Simancas.Imp. Gráficas Martín, Valladolid, 1981, pág. 87.

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Heja románica en una puerta lateral de la Capilla del Sagrario.

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Reja en la Capilla de San Miguel (girola).

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Reja en la capilla del Sagrario (antigua Capilla Mayorl.

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Reja en torno al sepulcro de Doña Inés de Castro.

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Reja cn la Capilla tila^or.

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Reja en la puerta lateral de la Capilla Ma^or (frontera de la sacristía).

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Reja en el coro.

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Reja en la Capilla de San Pedro o de los Reyes Magos.