EFECTO DEL EJERCICIO FÍSICO EN EL CEREBRO

¡Tu decisión determina el tipo de cerebro que puedes tener!

“Eso que llamamos pensar es la evolucionaria internalización del movimiento” Rodolfo Llinas 2002

I NEUROPLASTICIDAD: EL DESCUBRIMIENTO REVOLUCIONARIO.

Académicamente no podemos quedar ajenos al descubrimiento más revolucionario que ha llevado a cabo la ciencia en la última década. Se trata del impactante conocimiento sobre la neuroplasticidad del cerebro. No deja de admirarnos cómo se revierte la certeza de lo que hasta no hace mucho tiempo aseguraba que como personas nacíamos con un número determinado de neuronas y que éstas solo sufrían algunos cambios en los primeros años de vida y se mantenían inalteradas, disminuyendo con el paso de los años.

Nada más errado ¡.Que el cerebro crezca y depende de ti!

La neuroplasticidad, que está basada en las influencias de nuestras experiencias y actividades, enfatiza la habilidad del cerebro de cambiar y desarrollarse.

Si consideramos la relevancia de esta afirmación podemos entender que el cerebro desarrollará más y mejores conexiones si nuestras experiencias y actividades son ricas y variadas. Por el contrario la simpleza y la inconstancia de nuestras experiencias pone en peligro dichas conexiones. En la práctica, una decisión inteligente en el presente con repercusiones para el futuro, nos lleva a optar por experiencias enriquecedoras, actividades variadas y verdaderamente desafiantes. De manera que, en la realidad cotidiana, la persona podría, eventualmente, elegir de antemano el tipo de cerebro que desarrollará en el futuro. La clave para el individuo consiste en decidir: si facilitar que se asienten los cambios positivos y enriquecedores en las estructuras y funciones del cerebro, o bien, permitir que éste se atrofie por el desuso. Entonces urge hacer una elección responsable. Existen varias formas de fomentar la neuroplasticidad entre las que destacan como importantes:

la Neurogénesis – que consiste en el desarrollo de nuevas neuronas.

la Sinaptogénesis – en la cual se desarrollan y producen mejores conexiones entre las neuronas.

Reparemos en ¡qué desafiante oportunidad tenemos!

Con los avances tecnológicos se ha demostrado que la neuroplasticidad del cerebro continúa a lo largo de nuestras vidas, extendiéndose incluso hasta avanzada edad.

¿Pero cómo funciona el cerebro y de qué manera optimiza el ejercicio sus funciones?

Primero entendamos desde el concepto de neuroplasticidad que todo lo que hacemos y pensamos se refleja en nuestras neuronas, y los patrones o “el cableado” de estas conexiones. En realidad, el cerebro está constantemente “re-cableando” su estructura.

El gran beneficio consiste en mejorar las funciones cognitivas. Entiéndase la habilidad del cerebro para desarrollar el pensamiento, superar el ánimo, evaluar preferencias, decisiones y acciones.

Algunos de los componentes de la cognición son: la iniciativa, la concentración, la rapidez de percepción y reacción, la competencia de aprendizaje, la habilidad de memorizar, la capacidad de solucionar problemas, la creatividad y la fortaleza mental. En realidad, el buen funcionamiento de nuestro cerebro depende de estos elementos cognitivos.

Esto lleva a plantear la pregunta: ¿Qué factores que favorecen la neuroplasticidad del cerebro? Las investigaciones revelan que existen dos elementos vitales para aumentar la neuroplasticidad: el nivel de educación alcanzado y el ejercicio físico.

El Nivel de Educación alcanzado predice la calidad cognitiva en la vejez. Las causas exactas aún no se conocen, pero se cree que las personas más educadas tienen mayores probabilidades de involucrarse en vigorosas actividades mentales a lo largo de sus vidas.

El Ejercicio Físico.

En la última década, las investigaciones científicas arrojan contundentes evidencias que respaldan que, además de la memoria y el aprendizaje, el ejercicio físico mejora significativamente los aspectos cognitivos. Las actividades cardiovasculares lo hacen especialmente, al ayudar a prever y hasta revertir deficiencias cognitivas, mejorando la salud general del cerebro, estimulando la formación de nuevas neuronas y promoviendo el crecimiento de nuevas conexiones neuronales.

Dos ejemplos excepcionales que ilustran el efecto de la neuroplasticidad son:

1.- la famosa investigación sobre las monjas de la Congregación de Notre Dame.

2.- el estudio realizado con voluntarios inexpertos en malabarismo.

Antes de morir las longevas y saludables religiosas de la congregación de Notre Dame donaron sus cuerpos a la ciencia. Se apreció que aunque muchas de ellas alcanzaron hasta los 90 y 100 años había ausencia en ellas de enfermedades mentales.

Ambas características se atribuyeron al hábito de practicar ciertas rutinas que las mantenían muy activas cognitivamente. Las religiosas constantemente ejercitaban resolviendo crucigramas, jugando naipes, participando en debates y otras actividades intelectuales similares. Una clara evidencia de ello es que la hermana Mary obtuvo muy buenos resultados en distintos exámenes cognitivos que le practicaron hasta cerca de su muerte a los 101 años. Sorprendentemente, los resultados de los exámenes postmortem, practicados a su cerebro, revelaron múltiples neurofibrosis y plaquetas típicas de un avanzado alzheimer y demencia senil. El análisis de la investigación demostró la poderosa capacidad del cerebro para adaptarse y compensar los daños en ciertas áreas comprometiendo otras para realizar la actividad perdida.

Sin embargo, la neuroplasticidad también puede apreciarse en periodos bastante cortos. En un estudio comparativo de los exámenes de escaner MRI (Magnetic Resonance Imaging), realizado durante tres meses, antes y después de la rutina de entrenamiento de voluntarios sin experiencia previa en malabarismo, hasta que alcanzaron cierto nivel de competencia, se observó un aumento considerable de materia gris en el lóbulo temporal en los dos hemisferios del cerebro.

¿Qué tiene esto de novedoso? Se demuestra que incluso en periodos relativamente cortos de actividad cognitiva constante, se puede afectar la morfología del cerebro y detectar el cambio neuroanatómicamente.

II EVOLUCIÓN DEL CEREBRO ACTUAL

La peculiar característica de los organismos que se mueven es que tienen cerebro. De hecho, en nuestra historia evolutiva, el movimiento ha estimulado nuestro cerebro, permitiendo adaptarnos con eficacia a los cambios medio ambientales.

El cerebro humano es significativamente más grande que el de cualquier otro animal y, a diferencia del de nuestros ancestros, actualmente posee cientos de billones de neuronas que a su vez establecen un cuatrillón de posibles conexiones entre ellas. ¿De qué manera llegó a ser una estructura tan compleja y capaz de procesar increíbles cantidades de bits de información?

Distintas teorías apuntan diferentes razones que hicieron posible el desarrollo del cerebro. Entre ellas se enfatiza la importancia de mejorar la interacción social; la necesidad de adoptar el lenguaje; el hecho de que el hombre se irguiese y caminase; como también poder cocinar, logrando con el uso del fuego, aumentar la cantidad de calorías que se obtenía de los alimentos (Wragham, 2009). Todas estas razones eran esenciales para sobrevivir en un medio ambiente mucho más físico, en el cual se requería una competencia bastante más fuerte y rápida. Nuestra decisión fue la de hacernos más inteligentes que fuertes, porque ya no necesitábamos desarrollar más músculos en nuestro esqueleto. Debíamos ser más astutos que las demás especies y esto creó la necesidad de adoptar y de mejorar el lenguaje. ¿Pero de dónde podía el hombre sacar la energía necesaria para el desarrollo de la corteza cerebral? Se estima que esto se produjo hace unos 2 millones de año cuando el ser humano se irguió bípedo y, argumentan algunos, cocinó sus alimentos.

El lento y sostenido cambio climático hizo escasear los alimentos, forzando al homo sapiens a bajar de los árboles y subsistir, desarrollando así la capacidad de cambiar para conquistar un nuevo ecosistema. Una vez en tierra, tuvo que competir por los recursos alimentarios con muchas otras especies que eran mucho más fuertes y veloces. Para poder asegurar el éxito, el homo erectus, ahora erguido y con sus brazos libres, debió comenzar a trabajar en equipo y aprendió a asignar entre los miembros del grupo distintas actividades que atendían las necesidades del otro, tanto como a las propias. Para poder protegerse, por ejemplo, se establecieron turnos de descanso y de vigilia, a la vez que se mejoró la comunicación.

Respondiendo a las necesidades se produjeron soluciones, como lo fueron el lenguaje eficaz y un cerebro más eficiente.

Los paleontólogos estiman que el hombre se desplazaba alrededor de 20 kilómetros diarios para conseguir la comida, y al final de su caminata debía tener energía suficiente para culminar la tarea exitosamente. Por ejemplo, en la caza de los veloces antílopes, el hombre podía mantener una persecución sostenida, en cambio, los antílopes, que producían ácido láctico en sus músculos, se fatigaban en menos tiempo, permitiendo que los cazadores les dieran alcance teniendo aún almacenada suficiente energía para sostener exitosamente la lucha final con la presa.

Durante medio millón de años, luchando por adaptarse a un mundo de constante cambio, el cerebro pensante del ser humano evolucionó, respondiendo a la necesidad de perfeccionar las habilidades motoras, sociales y comunicacionales.

En el desplazamiento para alcanzar los alimentos, el hombre incorporó en la misma región cerebral las habilidades cognitivas y las del movimiento: planificar estrategias, estudiar muchas variables, secuenciar acciones y evaluar alternativas. La actividad física y el aprendizaje quedaron ligados en nuestros circuitos cerebrales.

Definitivo: El cerebro, como un ser viviente, cambia con el ejercicio, el estudio y una apropiada nutrición. El cerebro humano representa cerca del 2% del peso corporal y requiere más del 20% de toda la energía requerida para funcionar adecuadamente.

El éxito de la sobrevivencia de la raza humana ha sido la conciencia de la conquista inteligente de distintos ecosistemas: el árbol, la pradera y la tierra en que vivimos.

Por eso resulta muy pertinente y contundente el comentario de Stephen Hawkins al recomendar que para asegurar el futuro de la sobrevivencia de la raza humana debiéramos iniciar la colonización del espacio: el nuevo ecosistema.

III EFECTO DE LA ACTIVIDAD FÍSICA EN EL CEREBRO:

Una evidencia reciente respecto del efecto que tiene el ejercicio para potenciar la cognición, corresponde a la investigación y estadística realizada en Suecia por la Academia Nacional de Ciencias en el año 2009.

Los investigadores revisaron los registros de 1.200.000 conscriptos suecos (18 años) enlistados en el servicio militar obligatorio entre los años 1968 y 1994. Se descubrió que los jóvenes con mejor condición cardiovascular coincidían también con los que alcanzaban mejores resultados en pruebas de conocimiento general, lógica, aptitud verbal y aptitud visual-espacial.

Una segunda evidencia fue consecuencia de la extensa revisión bibliográfica sobre los beneficios de la actividad física en el cerebro. El psicólogo Art Kramer de la Universidad de Illinois, publicó que los resultados eran bastante universales. La actividad física produce cambios biológicos que favorecen el enlace entre las neuronas cerebrales. El hecho que el cerebro aprenda, depende de que sucedan estos enlaces. Éstos reflejan la fundamental función del cerebro de adaptarse a los desafíos.

La enseñanza de Darwin destaca que el aprendizaje es el mecanismo de sobrevivencia que los humanos usamos para poder adaptarnos constantemente a los cambios y las exigencias ambientales. Aquéllos que no fueran capaces de solucionar rápidamente los nuevos problemas o de aprender de los errores, no sobrevivirían ni transmitirían sus genes. La consecuencia de esta evolución para la raza humana es que no se volvió más fuerte, sino que aumentó su inteligencia.

Además de fortalecer nuestra salud mental, disminuyendo la depresión y el estrés, el ejercicio impacta directamente el aprendizaje a nivel celular, mejorando el potencial de almacenamiento y procesamiento de nueva información. En realidad, la mayoría de los medicamentos (drogas) que se usan para mejorar nuestra salud mental contienen neurotransmisores y, entre ellos, se encuentran los tres principales: serotinina (relacionada con la ansiedad, el estado de ánimo, la impulsividad, el aprendizaje y la autoestima); dopamina (es un neurotransmisor cuya función vital afecta el movimiento, la cognición, la motivación, el placer); noreepinifrina (afecta el estado de alerta del sistema nervioso, la atención, la memoria, el estado de ánimo). Por esta razón, tanto el ejercicio físico como Prozac y Ritalin elevan los niveles de estos neurotransmisores.

Ante el dilema corresponde al individuo elegir responsablemente qué camino tomar: el del ejercicio o el de los medicamentos.

Otro tipo de moléculas o proteínas son los llamados “factores”. El más importante de ellos es el factor neurotrófico o BDNF, que actúa como un abono para el cerebro (proteína cerebral), que fertiliza en él las neuronas para mantenerlas en funcionamiento y crecimiento a la vez que facilita que crezcan otras nuevas. La disminución del BDNF facilita la muerte de las neuronas e impide la regeneración posterior de ellas. El factor neurotrófico o BDNF, es un enlace biológico crucial entre los pensamientos, las emociones y el movimiento. Carl Cotman, de la Universidad de California en Irvine, demostró que el ejercicio físico eleva el BDNF en el cerebro logrando la conexión biológica entre la función cognitiva y el movimiento. Cotman afirma que el ejercicio incrementa la velocidad del aprendizaje, por lo tanto el mantener un buen estado físico permite aprender y desempeñarse con más eficiencia.

Fundamentalmente lo que el ejercicio físico hace es equilibrar la acción de los neurotransmisores y la de otros neuroquímicos en el cerebro. ¡Por eso el ejercicio resulta ser una gran medicina!

Las recientes investigaciones han demostrado que la actividad física gatilla algunos cambios biológicos que favorecen la interconexión entre las células cerebrales, posibilitando que el cerebro pueda aprender y así revele su habilidad esencial para adaptarse a los desafíos. El avance de las investigaciones muestra cada vez con más claridad que el ejercicio físico es un sorprendente estímulo que crea un ambiente favorable para preparar el cerebro y dejarlo apto para aprender.

En los últimos cinco años el Departamento de Educación de California (CDE) ha demostrado que los alumnos en mejor estado físico son también los que obtienen mejores notas. Junto con esto y, basado en sus investigaciones, el CDE concluyó que la actividad física tiene una positiva influencia en la memoria, la concentración y la conducta en la sala de clases. El psicofisiólogo Hillman, realizó un estudio, sobre los electroencefalogramas (EEG) de alumnos en buena condición física, que reveló una mayor actividad en sus cerebros, a la vez que indicó que había más asociación de neuronas al comprometer la atención en una actividad específica, Hillman,Ch. (2005) . Dicho de otra forma, un buen estado físico favorece una mejor atención que redunda en mejores resultados.

Lo que esto implica resulta grandioso porque la persona tiene el poder de re-cablear el cerebro, y una de las formas más accesible y eficiente es ejercitando.

Las clases de actividad física proveen al cerebro los elementos o condiciones apropiadas para aprender, así como lo hacen las clases teóricas entregando la información necesaria. Entre los beneficios del ejercicio para el aprendizaje, se ha comprobado el efecto positivo que tiene la rigurosa actividad física y se ha señalado que perdura cerca de dos horas después de haberse realizado. Para mejorar el rendimiento académico, los orientadores y profesores del Distrito Educacional 203 de Naperville, Illinois, sugieren a sus alumnos tomar las clases más difíciles inmediatamente después de la hora de Educación Física, porque inmediatamente después de ejercitar la sangre fluye rápidamente al cerebro nutriéndolo.

IV EJERCICIO Y SALUD MENTAL: ESTRÉS, DEPRESION, ANSIEDAD

Las investigaciones científicas en las últimas décadas han demostrado con resultados categóricos los efectos prometedores que la actividad física constante tiene en la salud mental. De hecho, se enfatiza que la participación regular en actividades físicas reduce en un cincuenta por ciento el riesgo de sufrir una enfermedad mental (demencia general).

A continuación se explica cómo algunos de estos conceptos afectan tres aéreas de la salud mental

ESTRÉS

Una definición general de estrés señala: “El estrés es nuestra incapacidad para enfrentar con entereza una amenaza real o percibida a nuestro bienestar mental, físico, emocional, o espiritual, lo que tiene como consecuencias en una serie de respuestas y adaptaciones fisiológicas”. El término clave en esta definición es la palabra “percibida” pues lo que puede ser amenazante para una persona puede no serlo para otra. Los seres humanos somos los únicos animales que reaccionamos ante un peligro que puede ser real o solo amenazante. Incluso tenemos la capacidad de anticipar, recordar o conceptualizar la respuesta ante el peligro, lo que puede complicar nuestras vidas drásticamente.

Desde un punto de vista biológico, el estrés es una respuesta a lo que amenaza el equilibrio del cuerpo. Es un verdadero llamado de alerta a adaptarse y reaccionar.

Solo un estrés muy fuerte podría involucrar al cuerpo, pero cualquier nivel de estrés activa áreas fundamentales del cerebro, como lo son las áreas que controlan la atención, la energía y la memoria. La amígdala es la que asigna el nivel de intensidad del estresor. Esta intensidad activa las glándulas adrenales que a su vez liberan diferentes hormonas en diferentes etapas de la reacción al estrés. Primero, se libera a la sangre norepinifrina o adrenalina responsable de incrementar el ritmo cardiaco, la presión arterial y la respiración, contribuyendo a la sensación de agitación que uno siente al estar bajo estrés. Una vez que la adrenalina está en el flujo sanguíneo gatilla que la glándula pituitaria libere cortisol, conocida como la hormona del estrés. Mientras esto sucede la amígdala le indica al hipocampo que comience a grabar los recuerdos de la experiencia y le envíe una señal a la corteza frontal la cual decide si la amenaza amerita una respuesta.

Nuestra reacción innata nos lleva a relacionarnos con el peligro, acentuando la reacción (de ataque o huida) y registrándola para usarla en futuras experiencias. Por esto, el estrés tiene un profundo impacto en la manera en que percibimos el mundo.

Sin embargo, la respuesta adaptativa del estrés no resulta muy eficiente en el mundo moderno y tecnológico, pues no existe una forma de canalizar toda la energía acumulada. Por ello, es necesario realizar ejercicios físicos que liberen el exceso de energía. Hoy, los estilos de vida son más estresantes y sedentarios que nunca en

nuestra historia, solo la actividad física resulta un antídoto evolucionario para el estrés. El ejercicio impacta positivamente el metabolismo facilitando las funciones sinápticas del cerebro y éstas influencian lo que pensamos y sentimos. A su vez, el ejercicio relaja la tensión muscular lo que implica interrumpir el ciclo de feedback del cerebro. Por lo tanto, sentirte menos estresado después de haber ejercitado, se debe a que estás fisiológicamente más relajado.

Evidencia: un estudio comparativo del rendimiento de adultos en pruebas cognitivas, reveló que aquéllos con altos niveles de estrés disminuyó su rendimiento en un 50% comparado con quienes presentaban bajos niveles de tensión.

DEPRESIÓN

Con rapidez aumentan las investigaciones que fundamentan cómo la actividad física afecta poderosamente en el curso de una enfermedad como la depresión. Esto sucede, principalmente, porque el ejercicio regula la liberación de los tres neurotransmisores asociados con la salud mental – norepinifrina, dopamina y serotinina. Los efectos de los neurotransmisores impactan de tal manera que muchos psiquiatras incluyen la actividad física al desarrollo normal de la psicoterapia. En Inglaterra, por ejemplo, se ha incorporado el ejercicio como un tratamiento de primera línea para combatir la depresión. En un hospital en Noruega se ofrecía a los pacientes con depresión elegir entre medicamentos antidepresivos y ejercicios físicos diarios. Los resultados eran sorprendentes para los pacientes que elegían actividad física.

La neurocientista Candace Pert de la Universidad John Hopkins, descubrió que en el cerebro existen neuronas receptoras de opiatas, moléculas que funcionan como morfina, disminuyendo el dolor en el cuerpo y produciendo euforia en el cerebro. Se las llama endorfinas y se consideran como las hormonas del estrés. Éstas calman la mente y alivian los músculos durante ejercicios rigurosos, produciendo en el mundo atlético una sensación de bienestar llamada “runner´s high”, también conocida como el “segundo aliento” que permite alcanzar grandes rendimientos. Estudios sugieren que las endorfinas producidas en el cerebro contribuyen a producir un sentido de bienestar asociado a la actividad física. Esta rica sensación que se experimenta al ejercitar, también nos hace sentir bien con nosotros mismos y experimentar un efecto de complacencia que nos ayuda a mejorar nuestra actitud y alcanzar una mayor perspectiva de vida.

Una investigación realizada en Berkley, California en un universo de 8.023 personas durante 26 años, revisó distintos factores, como el estilo de vida y la salud. Los investigadores descubrieron que entre todas las personas que inicialmente no mostraban síntomas de depresión, aquéllas que se volvieron pasivos tenían 1.5 más posibilidades de ser depresivos que sus pares que se habían mantenido activos. A su vez, las personas que eran sedentarias al inicio del estudio, pero aumentaron su nivel de actividad física, no mostraron diferencias con las personas que se mantuvieron siempre activas, según reveló un chequeo de los participantes después de nueve años de observación. Esto implica que las personas que se mantienen activas físicamente o cambian sus hábitos de ejercicio, reducen el riesgo de depresión.

Evidencia: El New york Times publicó un artículo de unos investigadores de la Universidad de Duke, que demostró cómo el ejercicio funciona mejor que la setralina al tratar la depresión.

ANSIEDAD

La ansiedad es una reacción natural que ocurre en un punto de la respuesta del estrés. Cuando uno tiene que rendir un examen o hacer una presentación, la ansiedad facilita la concentración de manera que se pueda enfrentar la situación exitosamente. Los síntomas corporales son: tensión muscular, respiración acelerada y corta, transpiración, y aceleración del ritmo cardiaco. La reacción emocional es miedo, pero si éste es producido por una amenaza irreal, con una magnitud que interfiere con nuestro funcionamiento normal, se lo considera como un desorden ansioso. Sus síntomas afectan la conciencia, el cerebro pierde perspectiva impidiendo pensar adecuadamente. Una persona con un desorden ansioso tiende a responder a situaciones normales como si éstas fueran amenazantes. Cuando uno sufre ansiedad, tiende a pensar de modo pesimista y negativo, de manera que se tiende a evitar personas y situaciones, restringiendo así la calidad de vida.

El investigador Joshua Broman-Fulks de la Universdad de Southern Mississippi investigó el efecto del ejercicio físico en la ansiedad. Realizó la observación de sujetos que sufrían ansiedad y eran sedentarios, los dividió en dos grupos que realizaron tres sesiones semanales de 20 minutos en máquinas trotadoras. El primer grupo correspondía a quienes tenían una intensidad de entre 60 y 90 por ciento de su frecuencia cardiaca; el segundo grupo realizó el ejercicio a no más del 50 por ciento de su frecuencia cardiaca. Los resultados demostraron que los dos grupos redujeron su ansiedad, pero aquél sometido al ejercicio más riguroso obtuvo mejores y efectivos

resultados. La teoría manifiesta que al realizar, una actividad física y aumentar la frecuencia cardiaca y la respiración, uno aprende que estas señales físicas no terminan necesariamente en un ataque ansioso. Este descubrimiento resulta clave cuando se interpreta la ansiedad de manera cognitiva equivocada. El ejercicio combate los síntomas de la ansiedad y le enseña al cerebro que se puede sobrellevar la situación reprogramando la errónea interpretación cognitiva.

La actividad física reduce en el cuerpo la tensión de los músculos en reposo e interrumpe así el ciclo de retroalimentación de ansiedad en el cerebro. Si el cuerpo está relajado, el cerebro está menos predispuesto a la ansiedad. El ejercicio también produce cambios químicos que ayudan a la relajación. Al ejercitar, el cerebro produce más factor neurotrófico (BDNF) y éste aumenta los niveles de serotinina, la encargada de producir una sensación de tranquilidad y también de fortalecer nuestra sensación de seguridad.

En resumen, el ejercicio impacta la ansiedad diaria así como también otras ansiedades más fuertes, mejorando una serie de habilidades valiosas en el desempeño de la sala de clases y el trabajo.

CUESTIONARIO EFECTOS DEL EJERCICIO FISICO EN EL CEREBRO

Preguntas (LAS RESPUESTAS TIENEN SIGNO +, HAY QUE SACARLOS CUANDO SE SUBAN)

1.- El descubrimiento revolucionario de la neuroplasticidad fue:

a) que las neuronas se desgastan.

b) la habilidad que el cerebro tiene para cambiar y desarrollarse.+

c) la actividad física del cerebro.

d) la encuesta para probar las relaciones cerebrales.

2.- La decisión inteligente y responsable que debe tomar cada individuo consiste en:

a) fortalecer las estructuras del cerebro.

b) permitir que el desuso atrofie el cerebro.

c) facilitar que se asienten los cambios positivos y enriquecedores en las estructuras y funciones del cerebro. +

d) aprender de las experiencias y las conexiones que realiza el cerebro.

3.- La forma de neuroplasticidad en la cual se desarrollan y producen mejores conexiones entre las neuronas se llama:

a) reparogénesis.

b) sinaptogénesis.+

c) neurogénesis.

d)plastigénesis.

4.- Corresponden a funciones cognitivas:

a) superar el ánimo y la rapidez de percepción.

b) la capacidad de solucionar problemas y la memorización.

c) evaluar preferencias, decisiones y acciones.+

d). la creatividad y la fortaleza mental.

5.- El ejercicio físico mejorar los aspectos cognitivos porque:

a) agiliza la memoria.

b) previene problemas neuronales.

c) revierte lo investigado hasta ahora.

d) estimula la formación de nuevas neuronas y las conexiones neuronales.+

6.- El estudio de investigación realizado a las religiosas de Notre Dame y a los voluntarios de entrenamiento de malabarismo arroja como conclusión que la neuroplasticidad:

a) arroja resultados en personas longevas.

b) alcanza niveles de competencia en periodos de ejercitación constante.+

c) depende de actividades atractivas y voluntarias.

d) aumenta la materia gris en personas inteligentes.

7.- Se afirma que la actividad física y el aprendizaje quedaron ligados en nuestros circuitos cerebrales, considerando que:

a) el cerebro humano representa cerca del 2% del peso corporal.

b) los paleontólogos descubrieron fósiles cerebrales que así lo demostraban.

c) hubo deducción y estudio de muchas variables.

d) el hombre primitivo evolucionó sus habilidades cognitivas al desplazarse buscando alimentos.+

8.- El éxito de la sobrevivencia de la raza humana ha sido la conciencia de la conquista inteligente de distintos ecosistemas: el árbol, la pradera, la tierra en que vivimos y ahora corresponde atender al espacio. Esto puede ser posible si tomamos conciencia de:

a) que los más fuertes logran adaptarse mientras que los débiles fracasan.

b) desarrollar mejores drogas y medicamentos que fortalezcan la mente.

c) fortalecer los neurotransmisores.+

d) la necesidad de desarrollar en el aula complejos mecanismos de aprendizaje.

9.- El estrés es fundamentalmente:

a) una discapacidad emocional que provoca una amenaza.

b) el control de la atención y la memoria.

c) la incapacidad de reaccionar frente a una amenaza real o percibida.+

d) la reacción inmediata a una amenaza innata.

10.- La depresión se puede combatir con ejercicio físico porque

a) se bloquean los neurotransmisores.

b) se reduce el nivel de setralina.

c) se libera dopamina, serotinina y setralina.

d) con la actividad se libera endorfinas las que producen una sensación de bienestar.+