edición extraordinaria e el mural
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Pre Elecciones presidenciales.TRANSCRIPT
1
La Polla Electoral
Jamás, Colombia había vivido un proceso
electoral tan interesante y complejo. Los
discursos ofrecidos por los candidatos en
meses previos a la primera vuela, así como
los discursos ofrecidos de cara a la segunda
vuelta han dejado ver, con todo detalle, la
capacidad, quizás antropófaga de las maqui-
narias políticas. Así mismo, se ha evidencia
el papel fundamental jugado por los medios
de comunicación en su rol, no tanto de infor-
madores, sino de mediadores y constructores
de realidades...Todavía es necesario saber las
de quiénes.
Quizá inspirados por el ambiente futbolístico
generado por el mundial de fútbol, nos
hemos atrevido en El Mural, a lanzar una
edición EXTRA, únicamente On Line, vati-
cinando y opinando en torno al tema electo-
ral y lo que podría pasar este fin de semana y
durante el siguiente cuatrienio en nuestro
país.
La presente edición surge como iniciativa
misma de un grupo de colaboradores de El
Mural, quienes con sus aportes nos dan sus
observaciones sobre la coyuntura social,
política e histórica que atraviesa Colombia
por estos momentos.
Esperamos la edición sea de su agrado y con-
tinúe leyéndonos, de modo regular, en nues-
tra versiones, impresa y On Line, desde la
próxima semana.
El Editor.
Carta a Mi Amigo
Jair Vega Por Clemencia Rodríguez
Jair querido: me pregunto si
no podríamos pensar el pro-
ceso democrático en térmi-
nos más fluidos, es decir, en
vez de pensar el momento
actual como una encrucijada
entre una democracia perfec-
ta (equidad, distribución de
recursos, inclusión de tod@s,
construcción colectiva de
nación) o NADA (= + uribis-
mo), digo, en vez de esto, no
podríamos pensar el proceso
en términos de construcción
paso a paso de la democracia
que queremos? es decir, aho-
ra damos un paso, un paso
pequeño, sabiendo que NO
es la meta ideal, pero que es
UN PASO hacia la utopía. Y
luego, cuando el país se
acostumbre a una forma otra
de hacer política, cuando el
país vea que la fuerza y la
violencia no son las únicas
salidas, cuando el país sea
capaz de normalizar la trans-
parencia, el estado de dere-
cho, el sumirse a lo constitu-
cional, entonces ahí si podr-
íamos dar el otro paso, hacia
la equidad. Como dice Mouf-
fe, la democracia es siempre
un proceso en construcción,
un horizonte, no un sitio al
que llegas. Me pregunto si no
podríamos asumir estas elec-
ciones como un momento de
solidaridades con quienes
vemos una rendija por donde
podría entrar la luz? Así co-
mo lo han hecho los movi-
mientos sociales, donde un
movimiento social apoya al
otro aunque no compartan
exactamente las mismas me-
tas, porque los logros del
otro en últimas son logros de
tod@s?
¡EXTRA! PRE — ELECCIONES
El Mural - On Line
2
Mi querida y
adorada Cle-
mencia, ante
la deferencia
que has tenido
con tu carta,
en la que pa-
sas a un espacio más abierto
nuestras conversaciones sobre
participación electoral en esta
coyuntura del país, me permi-
to ampliar un poco mi pers-
pectiva sobre las razones por
las cuales he decidido asumir
mi posición BLANCO AC-
TIVO.
Particularmente cuando co-
menzó la campaña presiden-
cial, por un momento me pa-
reció interesante y llamativo
el fenómeno Mockus, la opo-
sición Mockus – Uribe, nos
hacía pensar en un “cesó la
Uribe noche” y pensar un
momento distinto para el
país. Sin embargo, en la me-
dida en que avanzaban los de-
bates me fui inclinando por
otras posiciones y paulatina-
mente, al igual que a otra gen-
te, se nos fue desfigurando el
personaje de Mockus. Tal vez
estos puntos de vita no los
había compartido antes conti-
go, pero tu propuesta me ha
hecho detenerme a sintetizar-
los de alguna manera.
Estoy de acuerdo contigo en la
idea de que el fenómeno co-
yuntural de la OLA VERDE
ha llamado profundamente la
atención y ha logrado seducir
con su propuesta –no tanto
ideológica, sino pragmática- a
un gran número de Colombia-
nos. Estoy igualmente de
acuerdo contigo en que al mo-
mento de tomar nuestra deci-
sión no debemos pensar que el
problema se resuelve en esta
coyuntura y que de una vez
vamos a llegar a un estado de
“democracia perfecta” pues
sabemos que la misma se
construye en un proceso. Sin
embargo, nunca he asumido
una postura liberal y mucho
menos me parece indicado
asumirla en esta coyuntura.
Particularmente considero que
el fenómeno Mockus no es un
fenómeno nuevo, más bien
constituye una postura históri-
ca y cíclica que han asumido
ciertos gobiernos liberales –
que en algunos casos se han
llamado a sí mismos radicales
- y que básicamente con una
propuesta de cambio buscan
modernizar o transformar las
instituciones, de tal manera
que sean claras las reglas de
juego para que se tramiten los
conflictos en el marco de la
democracia liberal. Podríamos
enumerar a Alfonso Lopez
Pumarejo con sus reformas en
los años 30 del siglo pasado,
su mismo hijo con el MRL,
Galán con su propuesta de un
“nuevo liberalismo” e incluso
Samper con su propuesta de
“poder popular” que en su
momento buscaron canalizar
los votos de la izquierda in-
conforme, que vio en esas co-
yunturas la posibilidad de lo-
grar “pequeños avances” que
permitieran ir construyendo la
“verdadera democracia”. Sin
embargo, más allá de
esto, estos gobiernos lo
único que hacen es ge-
nerar reformas institu-
cionales, con propuestas
de participación, trans-
parencia, buen gobierno,
poder del pueblo, etc.,
pero que finalmente, al
no incluir una apuesta
por equidad, justicia so-
cial o inclusión, termi-
nan legitimando las ins-
tituciones, los gobier-
nos, pero acentuando la des-
igualdad. No es gratuito que
Mockus haya tenido tanta co-
bertura periodística, pues si
nuestro establecimiento se
hubiese visto amenazado con
la posibilidad de que llegase al
poder, le hubiese vetado a to-
da costa.
Esa pragmática del juego lim-
pio, de la transparencia, de la
legalidad, parecería llamativa,
si no fuese porque es intere-
sante para Mockus hasta el
momento en que aparece la
discusión ideológica. Es fácil
Carta de Respuesta a Mi Queri-
da Amiga Clemencia Rodríguez Por Jair Vega
“No es gratuito que Mockus
haya tenido tanta cobertura
periodística, pues si nuestro
establecimiento se hubiese
visto amenazado con la po-
sibilidad de que llegase al
poder, le hubiese vetado a
toda costa”.
3
que la gente participe en su fa-
cebook, imprimiendo afiches,
haciendo marchas en bicicletas,
pero no es fácil cuando se trata
de asumir la discusión con opo-
sitores o cuando se trata de asu-
mir acuerdos programáticos. En
estos casos utiliza los mismos
argumentos de la clase política
a la cual critica para desvirtuar
la posición del otro y evade el
reto de construir acuerdo pues
sólo acepta seguidores o ad-
hesiones incondicionales
pues todo acuerdo con otro
contamina su propuesta per-
sonal eminentemente
“limpia”. Esta misma
pragmática política nos
hacer ver a un Mockus des-
dibujado en una audiencia
con Uribe buscando su ben-
dición.
Particularmente pienso que
la democracia se construye
en la discusión, con acuer-
dos programáticos –ojo, no
burocráticos- así deben
construirse los partidos, no
como olas seguidoras de mesías
cuyas fuentes de poder han es-
tado bien sea en la fuerza –
como el actual- o en la inteli-
gencia académica como tal vez
se propone Mockus – Esto lo
pienso ahora, no sé por qué
razón este personaje cada vez
se me aparece más como me-
siánico, lo cual puede ser una
percepción eminentemente per-
sonal-.
Recuerdo a Humberto Matura-
na cuando dice que es en las
discusiones sobre qué es la de-
mocracia donde se construye la
verdadera democracia. Aquí
creo que también nos ayuda a
comprender el proceso, la mis-
ma Chantal Mouffe que tu ci-
tas, cuando desde su propuesta
de democracia radical hace una
profunda crítica al liberalismo
habermasiano, entendiendo que
la democracia debe partir de un
supuesto no de iguales sino de
diferentes y que la democracia
es básicamente un proceso de
construcción de sujetos de po-
der y no de reglas de juego co-
mo supone el planteamiento
liberal. No es gratuita entonces
la adhesión de Habermas a la
propuesta Mockusiana.
En este momento creo que lo
que Colombia necesita es se-
guir consolidando efectivamen-
te un discurso de propuesta de
un país, de una democracia que
transcienda el debate por las
reglas de juego y se plantee el
problema de poder, del empo-
deramiento de los ciudadanos.
Necesitamos realmente un dis-
curso de oposición que desdi-
buje las posturas políticas ac-
tuales. Me pregunto donde ha
estado Mockus durante el últi-
mo gobierno de Uribe, mientras
personas como Petro han reali-
zado un ejercicio permanente
de propuestas alternativas y
control. Particularmente creo, y
sin ser ni declararme militante,
que en este momento la única
oposición posible está en el Po-
lo y su propuesta. Y una pro-
puesta ciudadana podría ser un
millón de votos en blanco en la
que digamos no queremos
más de aquello. Una pro-
puesta que habría que seguir
llevando hacia adelante, pues
estoy seguro que la ola ver-
de, como todas los olas, des-
pués del 7 de agosto, no será
más que un recuerdo de un
momento en el cual se pensó
en otra opción de gobierno
liberal que no fue posible,
pues no estaría tan seguro
que el profesor Mockus, que
cuando está molesto con sus
críticos tira vasos de agua,
esté interesado en conformar
un movimiento de oposición
que hasta ahora no ha ejercido
en ningún momento.
Así es mi querida Clemencia
que el sino de seguir pertene-
ciendo a las minorías aún me
persigue. Te mando un abrazo
con todo mi cariño y como ésta
es la democracia, me sigue pa-
reciendo válido que como tú lo
sugieres la opción de un libera-
lismo que nos posibilite una
democracia un poco más civili-
zada sea también una opción
que se comparta y que pueda
constituirse una opción de po-
der.
“(…) estoy seguro que la
ola verde, como todas los
olas, después del 7 de
agosto, no será más que
un recuerdo de un mo-
mento en el cual se pensó
en otra opción de gobier-
no liberal que no fue posi-
ble “
4
Algún día lo lograremos
Alberto Martínez M.
Nunca un debate
electoral había
sido tan interesan-
te en Colombia y
tampoco tan pre-
decible. Antes de
la primera vuelta,
las encuestas y los ánimos,
anunciaban empate técnico
entre el candidato de la ola
verde Antanas Mockus y el
representante del uribismo
más puro Juan Manuel San-
tos. El país parecía divi-
dido frente a dos opcio-
nes que parecían más:
renovación o continuis-
mo, educación o desa-
rrollismo, cultura ciuda-
dana o politiquería.
Pero a las 6 de la tarde
del día que ocurrió lo
que ocurrió, todas las
perspectivas cambiaron. Por
las razones que fueran, San-
tos se trepó en los registros
electorales y de allí no ha
sido posible bajarlo. Todo
parece indicar que el país ya
se decidió.
En contraste, la campaña
minoritaria ha apelado a co-
merciales de televisión y
una andanada de publicidad
viral, para concretar la que
parece ser su apuesta defini-
tiva: preservar los 3 millo-
nes de votos de la primera
vuelta y lograr que cada uno
de esos electores consiga
dos más (un abstencionista y
un santista) para sumar 9
millones. Suficientes para
barrer a su opositor.
Se trata de una estrategia
interesante que en vez de las
adhesiones de los políticos
de todos los pelambres que
se han movido en la otra
campaña, procura el voto
cualificado de los que pien-
san o actúan de manera dis-
tinta. Allí están, por ejem-
plo, los actores y actrices
más reconocidos de la tele-
visión colombiana, advir-
tiéndonos que no todo está
perdido, y que, como ellos,
debemos buscar por cielo y
tierra nacional, a los otros
dos.
El problema es que los inte-
lectuales no ponen votos,
como tampoco lo hacen los
artistas. De los primeros
(que son muy pocos en Co-
lombia) nos gusta la manera
como se aferran a sus con-
vicciones y se apartan de la
corriente, y de los segundos
(que son los más), los pape-
les que interpretan para po-
nerle entretención a las no-
ches agobiadas por el largo
trajín. Pero nada más. A nin-
guno de ellos les reconoce-
mos liderazgos ni ascenden-
cias electoreras.
Los políticos, en cambio,
han desplegado una campa-
ña de cacicazgos que ha
puesto a pensar al país no
sobre esa estrategia de vieja
data, que debería estar supe-
rada en una democracia mo-
derna como la que preten-
demos ser, sino en la con-
veniencia o no de las es-
trategias que Santos está
recibiendo. El gran aceite
formal de esta maquinaria,
para no hablar de los ile-
gales, ha sido la amenaza:
si gana el otro, se perderá
el poder, la burocracia, la
seguridad democrática,
familias en acción…
Lo que va a pasar el próxi-
mo domingo, en consecuen-
cia, es que el país político
saldrá a votar en masa, fiel a
la tradición o al miedo, y el
otro, el que no depende de
aparatajes burocráticos ni
subvenciones estatales,
cuando mucho ejercerá su
derecho al “blanco activo”
ante la ausencia de lideraz-
gos que conmuevan su vo-
luntad. Ese otro país, en de-
finitiva, se quedará soñando
que algún día lo logrará.
El problema es que los intelec-
tuales no ponen votos, como
tampoco lo hacen los artistas.
De los primeros (…) A ningu-
no de ellos les reconocemos
liderazgos ni ascendencias
electoreras.
5
El voto en
Blanco es una
sanción que la
sociedad civil
ejecuta, por
medio del su-
fragio (voto),
contra la clase
política, especialmente cuan-
do esta se anquilosa cómoda-
mente en las instancias de
poder. El voto en blanco con-
siste en ejercer el derecho al
voto, pero sin elegir a ningu-
no de los candidatos y los
programas que estos repre-
sentan.
Se tiene la concepción erró-
nea de que el voto en blanco
no sirve para nada, que se los
suman a quien va ganando…
¡FALSO!!!...El voto en blan-
co sí cuenta en nuestro país.
De llegar a ser mayor al 50%
+ 1, en unas elecciones,
tendrían que convocar a nue-
vos comicios, y con otros
candidatos. De igual manera,
de no ser mayor a dicho por-
centaje, pero superar al gana-
dor, ello dejaría en tela de
juicio la legitimidad del mis-
mo. Es por ello que a la clase
política le conviene más un
pueblo que se abstiene, que
un pueblo que vota en blanco.
Por eso la gran mayoría de las
personas está convencida de
que el voto en blanco es botar
el voto.
Por eso los animo a ejercer el
derecho al voto y, en el caso
de que: no tengan candidato,
porque ninguno los convence,
seguramente deberían consi-
derar el voto en blanco. Si
son de los que no votan, de-
bería reconsiderar el voto en
blanco....porque el blanco va-
le. Si no creen en la clase
política, ni en sus herederos,
delfines, y etc...seguramente
debería votar en blanco. Si
ninguno de los programas
propuestos por los candidatos
es de su agrado o va en contra
de sus principios, definitiva-
mente debería votar en blan-
co.
Así, pues, sin ánimos cliente-
listas, ni económicos en esta
empresa, me permito presen-
tar algunos aspectos y virtu-
des poco conocidas del Voto
en Blanco.
¿PARA QUÉ SIRVE EL
VOTO EN BLANCO?
Sirve para que la sociedad
civil se haga sentir ante las
instancias de poder, en el ca-
so de considerar que ninguno
de los candidatos que corren
por un cargo público y sus
programas son aptos o mere-
cedores de la majestad de di-
cha posición, utilizando las
herramientas que un sistema
democrático nos ofrece.
¿QUÉ PROPONE EL VO-
TO EN BLANCO?
Propone sentar un precedente
en la historia política del país.
Dejar en claro que la sociedad
civil está consciente del gran
valor que tiene ese derecho a
elegir a nuestros gobernantes,
que no son otra cosa que em-
pleados del país, cuyos sala-
rios se pagan con nuestros
impuestos. Y que reconocer
ese derecho implica la posibi-
lidad de no elegirlos y exigir
que se renueven, no solo los
candidatos, sino los progra-
mas que ellos representan.
¿CÓMO SE FINANCIA EL
VOTO EN BLANCO?
No necesita financiación, por
lo que es imposible que entre-
n dineros ilícitos en su cam-
paña, o que se vuelen los to-
pes oficiales, como está con-
sagrado por la ley.
Así que quienes consideren
esta idea...un poco loca, pero
válida, únase al tren y ayuden
a mostrar a otras personas la
validez de la misma. Enseñar
a nuestros compatriotas que
la sociedad civil tiene otras
opciones para hacerse sentir.
Y valer sus derechos e inter-
eses. Por eso, si la zonifica-
ción de mi cédula no hubiese
sido anulada, votaría cons-
ciente….votaría en blanco.
Voto Consciente, voto en Blanco
Por Daniel Aguilar
6
Las encuestas y las elecciones
p r e s i d e n c i a l e s 2 0 1 0 :
¿sorpresa o realidad?
Por Rafael Obregón
A sólo horas
de realizarse
una de las
e l e c c i o n e s
presidencia-
les mas im-
portantes en
la historia del
país, la opi-
nión publica, analistas y perio-
distas siguen preguntándose
por que las encuestas fracasa-
ron en forma estrepitosa en su
intento de anticipar los resulta-
dos de la primera vuelta de esta
elección.
Para muchos pudo haber sido
una sorpresa, pero creo que ese
resultado simplemente refleja
la realidad de lo que ha sido el
manejo de las encuestas de
opinión publica en época elec-
toral. Como explicar que el re-
iterado pronostico de un empa-
te técnico haya resultado en
una abrumadora victoria para
Juan Manuel Santos, con una
ventaja de mas de tres millones
de votos sobre el candidato que
ocupo el Segundo lugar, Anta-
nas Mockus?
La respuesta la podemos en-
contrar en múltiples factores,
pero sin duda algunos de ellos
están asociados con la ausencia
de una mirada critica al tipo de
encuestas que se realizan en el
país, a la forma en que esos
resultados se presentan al país
a través de los medios de co-
municación, y a las carencias
metodológicas de las encuestas
que obligarían a colocar en
perspectiva tales resultados.
Los resultados de las encuestas
han sido asumidos por muchos
medios de comunicación como
un reflejo de la realidad del
país, sin tener en cuenta que
aun si se trata de una muestra
representativa en términos es-
tadísticos, la diversidad geográ-
fica y cultural, la imposibilidad
de que muchos electores pue-
dan hacer parte de la población
de estudio, los factores sociales
y políticos que determinan la
decisión electoral, particular-
mente en zonas afectadas por la
violencia, entre otros factores,
hacen muy difícil anticipar un
resultado que refleje la realidad
nacional. Como problema cen-
tral, este tipo de encuestas parte
de la premisa de un país mas
homogéneo desde el punto de
vista democrático y con una
realidad socio-política común a
todos los electores.
En países donde las encuestas
electorales tienen una larga tra-
dición y en las que se hace uso
de múltiples metodologías para
medir las tendencias de la opi-
nión publica del país, también
se apela a encuestas que miden
tendencias en el nivel departa-
mental o regional de tal forma
que el uso de varias encuestas
ofrezca una mejor aproxima-
ción a lo que podría ser el re-
sultado de la elección. Sin em-
bargo, en el caso de la elección
realizada en primera vuelta este
análisis solo se realice posterior
a la elección, es decir, cuando
las encuestas ya no tienen
ningún valor. En ese sentido, lo
que vimos hace algunas sema-
nas no fue ninguna sorpresa,
sino simplemente la realidad de
un proceso de medición que
desconoce las realidades políti-
cas y electorales del país.
Ante tal descalabro, no he visto
encuestas recientes que inten-
ten dar una medida de lo que
pasara este domingo. Se da por
descontado que Santos barrera
a Mockus, y quizá por ello no
es necesario hacer nuevas en-
cuestas (a menos que haya al-
guna norma que lo impida y
con la cual no estoy familiari-
zado). Probablemente, la barri-
da de Santos se dará este do-
mingo. Sin embargo, apelando
a lo que he señalado arriba, es-
ta vez podríamos llevarnos una
sorpresa. Mas allá de las alian-
zas y adherencias políticas, la
sensación de victoria definida
del candidato que lidera, el
síndrome de “para que voto si
ya se sabe quien va a ganar”, la
fatiga electoral que producen
las segundas vueltas, el ímpetu
que el candidato que se antici-
pa perdedor puede dar a la se-
gunda vuelta, el posible incre-
mento de votos de opinión ante
una posible barrida, entre otros
factores, podría generar una
sorpresa en términos de un
margen mucho menor del que
se anticipa. Ojala las encuestas
analicen este tipo de factores
en futuras elecciones y le den
al país una medida mas cercana
a nuestra realidad electoral.
7
Reflexiones
Pre-electorales
Luiz Felipe Zapata
Si se analiza la historia, en
Colombia nunca ha triunfado
una alternativa política dife-
rente a la que proponen las
élites dominantes. De ahí que
seamos una nación con una
democracia recortada y ex-
cluyente. Esta élite no ha po-
dido desarrollar el programa
que a la clase burguesa le ha
correspondido histórica-
mente. Después de 200
años de vida indepen-
diente en forma de re-
pública, nos mantenemos
con un campo completa-
mente atrasado, con una
alta concentración de la
tierra y pobreza extrema
cerca del 60 % de la po-
blación rural. El desa-
rrollo industrial es raquí-
tico. No se desarrolla la
industria de manufactu-
ras y seguimos exportan-
do recursos naturales co-
mo el carbón y flores y
banano. No hay un mer-
cado interno pujante, que
garantize la salida de los pro-
ductos que se fabriquen ya
que la legislación frena todo
lo que tenga que ver con el
trabajo y los salarios y solo se
favorece al capital y la con-
fianza inversionista. La rique-
za que se produce se concen-
tra en pocas manos y la po-
breza en cifras oficiales re-
presenta el 48% de la pobla-
ción y la indigencia el 17%,
es decir unas cifras totalmen-
te indignas después de estos
200 años que se celebran en
el próximo mes de julio. Esta
élite mezquina ha logrado
mantenerse en el poder a
través de los partidos tradi-
cionales y nunca se ha senti-
do verdaderamente en peligro
de perder el poder y eso las
ha llevado a enquistarse en
el mismo en forma retrograda
y conservadora. Las revolu-
ciones liberales del siglo
XIX, a diferencia de otros
países fueron derrotadas y se
impuso en nuestro país el
atraso y la exclusión.
Tal vez la única oportunidad
de un cambio, de la llegada al
poder de una concepción al
servicio del 90% de la pobla-
ción fue con Gaitán y ya co-
nocemos ese final, propio de
la extrema conservadora que
nos gobierna desde siempre.
A Rojas Pinilla que no era un
enemigo cerrado pero no ins-
piraba la confianza que las
élites requieren, le cometie-
ron fraude y le asaltaron su
triunfo en las elecciones de
1970
Después de Gaitán que ha
venido? la misma élite con
distinto rostro: Ospina, Lau-
reano, Rojas, Lleras, Va-
lencia, Lleras, Pastrana,
Lopez, Turbay, Betan-
court, Barco, Gaviria,
Samper, Pastrana, Uribe.
A estos personajes se
agrega la aparición de una
clase de economistas
tecnócratas, que alineados
en las universidades ame-
ricanas, sustentan el domi-
nio con concepciones neo-
liberales acerca del mode-
lo de desarollo económico
que debe imperar en el
país. En los años 90s, to-
dos apoyaron la apertura
económica y hoy, 15 años
después, se la enrostran
los unos a los otros. Véase
la crítica de Uribe a Gaviria
de estos días.
Es posible, mas no fácil re-
emplazar esta clase corrupta
por una nueva que represente
los intereses nacionales de
soberanía, de desarrollo de la
producción y del mercado
interno así como también de
formas democráticas mucho
mas incluyentes de toda la
“Es posible, mas no fácil
reemplazar esta clase co-
rrupta por una nueva que
represente los intereses
nacionales de soberanía, de
desarrollo de la producción
y del mercado interno así
como también de formas
democráticas mucho mas
incluyentes de toda la po-
blación”
8
población. Se requiere la
construcción lenta, ardua de
un partido político de nuevo
tipo que represente estos
máximos intereses.
En las actuales eleccio-
nes podemos observar
como estas élites se
unen ante cualquier op-
ción que consideren
amenazante, así en el
fondo no lo sea. Aunque
las propuestas económi-
cas de Mockus son con-
tinuistas y no resuelven
los problemas funda-
mentales del país, ape-
nas, empezó a crecer su
figura, inmediatamente,
el establecimiento se
alinéo alrededor de la
figura de Santos. Aunque la
“ola verde” representó mucho
furor para poco candidato, los
votos sumados de este na-
ciente partido, mas los del
Polo Democrático, más algu-
nos sectores liberales, suman
cerca de los cinco millones de
votos, cifra que expresa que
el uribismo total del país es
aparente. También existe un
inmenso sector social que no
está de acuerdo con las pro-
puestas económicas y las
prácticas del poder que se han
ejecutado en los últimos 8
años. Si se considera que los
votos santistas fueron alcan-
zados en parte, por la presión
ejercida a través del programa
de Familias en Acción y de la
propaganda sucia hacia el
candidato Mockus y los votos
opuestos son fundamental-
mente votos de opinión, es
decir, votos por convicción,
el uribismo pierde fuerza y la
gana las concepciones opues-
tas. Lo que sucede es que el
candidato Mockus, quién en-
carnó el “deseo” de un
país diferente, resultó
por debajo de las cir-
cunstancias. Ha querido
reaccionar, cambiar la
estrategia, mostrarse
más serio cuando ya es
tarde
Pero hay que perseverar,
hay que construir políti-
camente, hay que educar
a la población, hay que
denunciar las oscuras
prácticas del poder. Los
cinco millones de votos
obtenidos por las concepcio-
nes que se oponen al pensa-
miento dominante confirman
que hay una base social am-
plia que desea, que sueña con
otro país, el cual, está demos-
trado históricamente, nunca
vendrá de las clases dominan-
tes actuales
Colaboraron en esta edición especial:
Clemencia Rodríguez, PhD (Oklahoma University)
Rafael Obregón, PhD
(Ohio University)
Jair Vega, Mg (Universidad del Norte)
Alberto Martínez, Candidato a PhD (Universidad del Norte)
Luis Felipe Zapata, Mg ( Universidad del Norte)
Daniel E. Aguilar R. PhD
(Universidad del Norte)