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Edad Media 2
Esteban: En el programa anterior hicimos un viaje al pasado, un viaje a la Edad Media, un viaje al mundo.
Tratamos de salir de nuestro contexto, de nuestra idiosincrasia, de nuestra manera te pensar y
tratar de entender a los hombres, a las mujeres de aquella época y saber cómo vivían y cómo se
comprometían con su realidad. Estamos hablando de la Edad Media, una edad de luces y sombras,
una edad de contrastes terribles pero una edad de mucho compromiso donde la gente se jugaba
por sus ideales. A Salvador Dellutri y a Ezequiel Dellutri entonces les proponemos el desafío de
continuar estudiando este tiempo que muy bien nos hace a todos nosotros entenderlo y
comprenderlo para poder compararnos, como decíamos en el programa anterior, y poder ver que
podemos rescatar para vivir hoy de una manera diferente, una manera mejor y hasta tal vez
aprender cosas que hemos perdido en la historia por no mirar y no aprender las lecciones que ella
nos da. Bienvenidos y gracias por la compañía una vez más.
Salvador: Muchas gracias. Creo, Esteban, que has hecho una excelente presentación al decir que hemos
visto uno de los ideales de fe de la Edad Media: el ideal Santo. Del hombre que se separaba y que
trataba de comprometerse con su fe. Pero hay otros ideales que se fueron mezclando también y
de eso otros ideales vamos a tratar de hablar en este momento. Indudablemente la época de la
Edad Media fue una edad de hombres guerreros y de hombres valientes. Una época de luchas y
una época de conquistas. Y ¿por qué?... aquí viene el problema, había otra concepción de la
espiritualidad.
Ezequiel: Uno piensa en la Edad Media y en seguida se imagina esos caballeros con sus armaduras...
Esteban: Si.
Ezequiel: .... y con sus enormes espadas y de esto se trata este segundo ideal que vamos a tratar hoy. El
ideal, vamos a llamarlo: “del guerrero”, donde lo importante era la valentía, pero no la valentía
como una forma de orgullo personal sino una idea bastante más profunda. La valentía como una
forma de acceder a Dios, de llegar a Dios. Todos sabemos que, lo comentábamos en el programa
anterior, en la Edad Media se mezcla la cultura de los bárbaros con el pensamiento cristiano. Eso
va a generar algunas imágenes y algunas figuras bastante interesantes. Los germanos creían que
cuando un guerrero moría en combate iba directamente a su cielo, al cielo en que ellos creían. De
hecho tenían una especie de ángel, por llamarlo de alguna manera: “las valquirias”, que eran una
especie de fantasmas que seguían a los guerreros en las batallas y cuando ellos morían
directamente los llevaban sin ningún tipo de intermediario hasta el cielo porque era lo que ellos
creían que merecía un guerrero.
Esteban: Claro, la idea del purgatorio era muy fuerte en aquel momento.
Salvador: Claro. Lo que pasa es que se van uniendo acá dos corrientes. Por un lado hay que alcanzar a Dios.
Pero por el otro lado viene el sincretismo de las ideas del norte de Europa de que a través el
guerrero era llevado directamente a la presencia de Dios por las valquirias a causa de su valentía.
Cuando se juntan estas cosas, la fe cristiana que dice que hay que acercarse a Dios y por otro
lado era el ideal de que el guerrero muerto en batalla era llevado directamente, se forma un ideal
de que la fe tiene que pasar por el heroísmo de la persona y por la valentía de la persona. Se
mezclan un poco. Esto es lo que llamamos sincretismo, cuando se mezclan doctrinas que no son
cristianas con doctrinas que son cristianas, en este caso la enseñanza pagana, que se mezclan
con el cristianismo y entonces aparecen de allí el caballero cristiano que quiere a través de la
lucha obtener el cielo tal cual lo explicaban los germanos con las valquirias. Se mezclaban las dos
cosas.
Ezequiel: A esto hay que sumarle a demás el principal foco de conflicto para la Europa cristiana eran los
moros que eran paganos, es decir, no eran cristianos. Por lo tanto cuando ellos emprendían una
campaña contra los moros, por ejemplo sucedió en España, incluso Carlos Magno también lucho
contra ellos, la emprendían desde el punto de vista religioso eran cristianos contra paganos. Por
lo tanto tenía un sentido claramente religioso el combate.
Salvador: Además había una exaltación también de la figura. El guerrero que salía en el nombre de la fe a
luchar contra el pagano y vencía era admirado por todos. Y ahí aparece un personaje importante
que sería algo así como el periódico o la televisión de la Edad Media que era el juglar.
Esteban: Claro.
Esteban: El juglar. Usted tiene que imaginarse que en la Edad Media no habían medios masivos de
comunicación por lo tanto las noticias tardaban muchísimo tiempo en llegar de una punta a la otra
del continente. Pero, a cambio de la ausencia de medios de comunicación, el hombre medieval
tenía los juglares. Un juglar, si usted era un hombre medieval, está en una aldea, la vida en una
aldea era bastante aburrida pero había algunos momentos donde se hacía una celebración
especial, era cuando llegaba el juglar. ¿Qué hacia? Iba hasta la plaza del pueblo entonces usted
se acercaba y el cantaba un poema narrativo donde relata la historia de héroes guerreros.
Generalmente lo dividían en varias partes porque los poemas eran muy extensos entonces los
tenía que contar en varios días. Y la gente les pagaba por eso. Cuando el juglar terminaba, cargaba
su bolsa con el dinero, lo que hubiera obtenido y pasaba...
Esteban: Al siguiente pueblo.
Ezequiel: Exacto, entonces era como el cine para nosotros, para ellos el juglar. Bastante raro nos parecería
a nosotros ver a un hombre cantar.
Esteban: Claro.
Salvador: Por supuesto.
Ezequiel: Pero para ellos era algo muy cotidiano y que formaba parte de su vida cotidiana.
Salvador: Y esto iba sembrando en el corazón de la gente que la fe y el heroísmo tenían que estar unidos.
Que la valentía era una forma también de manifestar la fe. Y nos queda a nosotros, nos quedan
algunos poemas de esa...
Esteban: Exacto.
Salvador: ...época muy conocidos. Tal vez la primera manifestación literaria que tengamos del idioma
castellano sea, El poema del mío Cid, donde se muestran estos ideales.
Ezequiel: Si, es un texto muy interesante. Muchos estudiantes lo han sufrido seguramente en la escuela.
No es un texto al que se quiera mucho cuando uno se lo explica forzadamente pero es muy
interesante. ¿Quién era el cid? Bueno, el cid era un líder guerrero que servía a un rey. Cuando ese
rey muere en circunstancias dudosas, él pasa a servir a otro rey. Pero con este rey, Don Alfonso,
no se llevaba muy bien; entonces a raíz de eso tiene un enfrentamiento con él en un episodio que
se conoce en literatura como la Jura de Santa Gadea y después de eso el rey muy enojado con el
Cid lo destierra. Lo destierra, claro, estamos hablando de España, lo destierra a España. Porque
la mitad de España en ese momento está en poder de los moros. Entonces lo manda como carne
de camión, diríamos nosotros, a la tierra de sus enemigos. Y ahí el Cid comienza un extenso
periplo guerrero conquistando territorio de los moros y van ofreciéndoselo al rey como muestra
de su afecto para que el rey lo perdonase.
Salvador: Y todo el exterminio que hace el Cid, y todo lo que hacían estos caballeros cristianos...
Esteban: En el nombre de la fe.
Salvador: ..., en el nombre de la fe, no eran condenados. Por el contrario, eran exaltados. Acá es donde
vemos unos de los grandes problemas de la Edad Media. Porque estos hombres que remaban
sangre. Hay una historia y una leyenda de la época: Las espadas que son espadas tremendas, yo
he visto algunas espadas de la Edad Media, unas cuantas espadas de la Edad Media, y un hombre
normal de hoy no las puede cargar.
Ezequiel: No. Además se aferraban con las dos manos.
Salvador: Brutal.
Ezequiel: Por el peso que tenían las espadas.
Salvador: Y las espadas tenían un canal en el centro de la hoja por donde corría la sangre del enemigo. Y
cuando ellos terminaban la batalla levantaban la espada en alto y hacían correr la sangre a ver si
les podía llegar al codo. Porque la gran honra seria que la sangre del enemigo cubriera el brazo y
llegara al codo. Si uno lo mira desde el punto de vista guerrero, forma parte de la guerra y del
salvajismo del hombre. Pero cuando uno une esto con lo religioso y piensa que ese hecho de que
la sangre llegara hasta el codo era tomado como una manifestación de aprobación por parte de
Dios, ahí es cuando entramos a tener que discutir si estos ideales eran realmente cristianos o si
simplemente estaban teñidos de cristianismo.
Ezequiel: El detalle de la espada es muy interesante. Otro de los héroes de los poemas épicos medievales,
una clásico podríamos decir de la Edad Media es Roldán, el héroe francés. Y en su espada, Roldan,
se llamaba Durandarte, además las espadas tenían nombres.
Esteban: El nombre para que no se fuera a perder.
Ezequiel: Como si fueran personas. La espada de Roldan se llamaba Durandarte. Dentro del pomo de la
espada, lo que vendría a ser el mango de la espada, dice que tenía un fragmento del vestido de
la virgen María y dientes de San Pedro. Era, dentro de la misma espada tenia reliquias de santos.
Era una especie de prolongación de su religiosidad el arma con la que iba a matar a los moros.
Salvador: Claro. Es otra concepción totalmente...
Esteban: Tremendo.
Salvador: ...distinta de lo que es la espiritualidad, porque vimos en el programa pasado, la espiritualidad
vista desde los santos que se separaban y acá de los que mataban a los enemigos en alguna
forma en nombre de Dios.
Ezequiel: Además imagínense que no había nada de predicar el evangelio acá porque era pegar primero y
bueno, tratar de predicar después.
Esteban: Claro. Hacemos una pequeña pausa en la charla. Como ustedes verán, esta época tiene cosas que
a uno lo dejan de boca abierta mirándolo como hombre o mujeres del siglo XXI que somos todos
nosotros. Salvador planteaba una inquietud interesantísima que vamos a tomar luego: la manera
en que veían entonces esa fe, como la expresaban y como la vivían y sentían profundamente
estas personas que para nada vivían descomprometidas sino muy apasionadas con lo que hacían.
PAUSA
Esteban: Seguimos en la charla mis amigas y amigos rumiando aquí por la Edad Media en todos sus
contenidos tan apasionantes y la manera en que tenían de acceder a la vidas de comprometerse,
de emprender cada uno su rol en esta época tan particular y la forma que accedían a la fe, la
forma en que accedían a Dios. Tan distintas, tan profundamente enraizadas en el corazón de las
personas, pero que producía tantas divisiones en la manera en que las personas se relacionaban
entre ellas, llevándolas incluso a la muerte si era necesario. Es terrible pensarlo así tal vez para
nosotros que miramos la fe desde otro puno de vista, pero ellos la miraban de esta otra manera.
¿Cómo lo ven ustedes?
Salvador: Bueno, yo creo que una de las cosas que hay que tener en cuenta es que en ese momento no se
diferenciaba el poder religioso del poder político, estaba todo unido. Es decir, la iglesia había
asumido no solamente el poder religioso sino también el poder político. Había trasformado la fe
en una forma de poder.
Esteban: Lo institucionalizo.
Salvador: Claro. Era una institución el poder y entonces se mezclaron allí todas las cosas. Una de las
advertencias que uno tiene siempre que hacer con respecto a la fe pasa por aquí. La fe nunca
debe ser un factor de poder. La fe y la religión tienen que acercar al hombre a Dios, darle los
medios para que se acerque a Dios pero no un factor de poder. Cuando se unen estas dos cosas
tenemos los desastres que tenemos en la Edad Media.
Ezequiel: Además, todos sabemos que para mantener el poder es necesaria la fuerza, la fuerza militar.
Entonces la iglesia en su rol tenía que tener un brazo militar y ahí se producen las primeras
transgresiones al mandato angélico porque tiene que empezar a asimilar guerreros para poder
defender lo que ellos están estableciendo. Es un nuevo orden. Por supuesto que tenía que haber
orden seguramente no era la iglesia la encargada de establecerlo por medio de la violencia como
sucedió en las cruzadas.
Salvador: Si, las cruzadas son una paginas negras donde el heroísmo se mezclo justamente con la fe. La
violencia se mezclo con la fe. Hay que entender que las cruzadas tenían como ideal la reconquista
del Santo Sepulcro en manos de los moros, eran tremendas porque eran hordas de vándalos que
donde entraban creaban desolación y pavor a toda la gente. Es decir, iban dejando tierra desolada
detrás de ellos a medida que pasaban. Y parecían que estaban manejados, movidos por algo
espiritual. Pero un ideal espiritual totalmente equivocado donde se había unido la violencia a la
fe. Entonces creo que esto nos está marcando una de las enfermedades espirituales de la Edad
Media. Así como señalábamos que el hecho de poner a Dios en el centro es importante también
tenemos que señalar hoy, que poner correctamente a Dios en el centro es importante. No
solamente hablar de Dios. Porque nosotros podemos hablar de Dios y hacer cosas en nombre de
Dios y desatar violencia, muerte y destrucción en nombre de Dios y en nombre de la fe cristiana
y levantando las cruzadas. Las cruzadas se llamaban cruzadas porque tenían la cruz delante.
Levantar la cruz de Jesucristo del que le mando al apóstol Pedro que metiera la espada en su
vaina porque el que ha hierro mata a hierro muere, se levantaba esa cruz y se bajaba el hierro
sobre el enemigo. Entonces acá hemos perdido los ideales cristianos. La base del ideal cristiano
se ha perdido totalmente.
Ezequiel: Uno de los ejemplos de esto, de cómo se iban mezclando las ideas están en la historia de Juana
de Arco. Juana de Arco, una mujer que supuestamente recibía mensajes divinos que le decían
supuestamente que ayudara al rey en sus combates contra los ingleses. Cuando ayuda al rey,
bueno, logra una victoria casi milagrosa podríamos decir, hasta que finalmente caen en poder de
los ingleses y los ingleses consideran que, bueno, que en realidad esas voces que recibían no eran
de Dios sino del demonio y la queman por haber recibido influencias satánicas. Lo que quiere
decir que el mismo hecho visto de un lado, visto de otro según como caía la moneda, como estaba
el poder...
Salvador: Claro.
Ezequiel: ...se interpretaba de una forma totalmente distinta.
Salvador: Esto marca la necesidad de que haya parámetros, de que uno tenga parámetros. Porque cuando
los franceses interpretan a Juana de Arco es voz de Dios, cuando los ingleses interpretan a Juana
de rico es voz del diablo. ¿Dónde está la voz de Dios o la voz del diablo? ¿Quién tiene razón entre
los dos? Y yo creo que ni era voz de Dios ni voz del diablo. La voz de Dios en la tierra es lo que
Dios ha escrito, es su palabra. Y lo que se hace dentro de su palabra es seguir la voz de Dios no
la voz del hombre que quiere interpretar lo que Dios dice. Entones creo que acá es donde estamos
hablando de una de las enfermedades grandes de la Edad Media, esos ideales de caballeros que
unían la violencia con la fe son ideales que realmente tenemos que desechar porque poco tienen
que ver con los ideales de la fe cristiana. Están totalmente alejados. Nos hablan de unos de los
grandes problemas. En muchas ocasiones se levantaron guerras santas. Aun en nuestro tiempo
querrían levantar guerra santa, hacer guerras en el nombre de Dios. Hay que entender que el
Dios de la Biblia, el Dios de los evangelios, nuestro Señor Jesucristo dejo enseñanzas muy claras
con esto. El dijo, mi reino no es de este mundo, si mi reino fuera de este mundo mis servidores
pelearían y les mandó a los discípulos que no hicieran violencia. Lo que quiere decir que es ajena
a la fe cristiana, es ajena a lo que enseñan el evangelio las manifestaciones de violencia. En este
caso se habían levantado las manifestaciones de violencia como manifestaciones de espiritualidad,
esto significa que no habían entendido claramente la fe.
Esteban: Hay que ver entonces a la luz de todo esto, las muchas cosas que nos ocurren en el día de hoy
de confrontar por ejemplo, todo el mundo occidental con lo que es el mundo musulmán y lo que
hemos heredado y las heridas profundas que han quedado históricamente que se recuerdan hasta
el día de hoy en forma apasionada y dolorosa.
Ezequiel: Se recuerdan y se utilizan seguramente.
Salvador: Bueno, cuando uno va a Israel por ejemplo no hay cruz roja y cuando uno va al mundo musulmán
no hay cruz roja, es la luna roja y es la estrella roja. Porque la cruz es para ellos un símbolo
desbastador, es un símbolo de muerte, es el símbolo de la barbarie, de la tortura. Quiere decir
que tenemos que tener cuidado con esto. ¿Por qué rechazan totalmente la cruz? Porque fue bajo
el signo de la cruz donde su pueblo fueron masacrados y aniquilados y yo creo que los cristianos
tenemos que tener muy en cuenta esto porque eso paso bajo el signo de Jesucristo. Todo lo que
se hace de violencia en el nombre de Jesucristo dejan marcas que pasan por encima de la época
y de la historia y se prolongan en el tiempo. Jesucristo dijo: “Mi paz os dejo, la paz os doy...” Y yo
creo que esto, “Mi paz os dejo, mi paz os doy...”, está marcando un rumbo para todos nosotros,
está diciendo que el evangelio, que el mensaje de las buenas noticias de Dios es paz en la tierra
a los hombre, paz en la tierra. Aquí pusieron la violencia al lado de la fe. Y así como en la Edad
Media uno puede admitir que hay manifestaciones maravillosas de hombres comprometidos con
la fe que vivían vidas separadas del mal, hay también manifestaciones violentas y dolorosas de
hombres que no habían entendido la fe, no todo lo que se llama fe cristiana es fe cristiana, no
todo lo que se llama cristianismo es cristianismo. Hay cosas que quieren pasar por fe cristiana y
quieren pasar como cristianismo pero que no pasan por el tamiz del evangelio. La fe de Jesucristo
es una fe distinta a la que los hombres quieren a veces construir. La fe de Jesucristo es una fe de
paz, es una fe que levanta al hombre, es una fe de vida, es una fe de resurrección, no está
comprometida con la muerte sino con la vida y pregona la vida. Jesucristo dijo: “Yo he venido
para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” Es esa vida en abundancia la que
tenemos que buscar desechando todas estas desviaciones que históricamente le han hecho tan
mal al cristianismo y que aun hoy siguen dejando secuelas en nuestra sociedad. Por eso
busquemos al Dios de paz, para que la paz de Dios este en nuestro corazones.