economía de argentina
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Economía de Argentina
Economía de Argentina
Vista del barrio porteño de Retiro. En Buenos Aires tienen su
sede central la mayoría de las empresas más grandes del país.
Moneda peso argentino (ARS)=100 centavos
Año fiscal Año calendario
Banco Central Banco Central de la República Argentina
Organizaciones OMC, UNASUR y Mercosur
Mercado de Valores Bolsa de Comercio de Buenos Aires
Estadísticas
PIB (nominal) $1.145.458 millones equivalentes a U$S
306.747 millones (2009) (Fuente: INDEC)[1]
PIB (PPA) U$S 584.392 (2009) (Fuente: FMI)[2]
(23º)
Variación PIB +0,9% (2009) - (Fuente: INDEC)[1]
PIB per capita U$S 7.643 (Nominal - 2009) (Fuente: B.C.R.A)
[1]
U$S 14.561 (PPA -2009) (Fuente: FMI)[3]
PIB por sectores agricultura (10,6%) industria (35,9%)
servicios (53,5%) (2005 est.)
Tasa de Cambio 3,73 pesos=1 dólar (prom. 2009 - Fuente:
B.C.R.A)[1]
Inflación (IPC) 7,7% (2009) (Fuente: INDEC)[1]
IDH 0,866 (alto) (2007)
Población
bajo la línea de
pobreza
13,2% (2º semestre 2009) (Fuente: INDEC)
[6]
Coef. de Gini 0,49 (1º trimestre 2007) (Fuente: INDEC)
[4]
Fuerza Laboral 16 millones de personas (4º trimestre
2007) [7]
Desempleo 8,4% (4to. Trimestre 2009) Fuente:
INDEC
Principales Industrias alimenticia, automotor, bienes de uso,
textil, química y petroquímica, editorial,
metalurgia, siderurgia
Comercio
Exportaciones U$S 56.060 millones (2009) INDEC
Productos Exportados
Origen Agroindustrial 35%
Origen Industrial 31% Productos
Primarios 22%
Combustibles y Energía 12% (2008)
Destino de
Exportaciones
Brasil 18,9%
China 9,1%
Estados Unidos 7,4%
Chile 6,7%
Países Bajos 4,2%
Otros 53,7% (2008)[5]
Importaciones U$S 35.214 millones (2009) INDEC
Origen de
Importaciones
Brasil 31,3%
China 12,4%
Estados Unidos 12,0%
Alemania 4,4%
Paraguay 3,1%
Otros 36,8% (2008)
Finanzas Públicas
Deuda externa (Pública y Privada)
U$S 120.000 millones aprox. (38,7% del
PBI Nominal) (2009 - Fuente: INDEC)[1]
.
Reservas
internacionales
U$S 47.967 millones (2009 - Fuente: INDEC)[1]
.
A menos que se indique lo contrario, los valores están expresados
en doláres estadounidenses
La economía de Argentina se beneficia de enormes recursos naturales, una población
sumamente alfabetizada, un sector orientado a la exportación agrícola y una base industrial
diversificada. Sin embargo, sus resultados económicos han sido muy desiguales a lo largo
de la historia. A principios del siglo XX era uno de los países con mejores perspectivas del
mundo, pero a lo largo de los años ha atravesado diversas adversidades y crisis que
influyeron negativamente en la economía del país. Sin embargo, en la actualidad, la
República Argentina es considerada como una de las principales economías emergentes, al
igual que otros países como Brasil e India y México.A su vez, por su dimensión económica
y experiencia en crisis económicas, forma parte desde 2008 del G-20 (Grupo de los 20
países con economías más influyentes)
Contenido
Sector agrícola y ganadero
Porcentaje de hectáreas dedicadas a cada cultivo (granos) en Argentina. Se puede ver como
la soja (en verde) aumenta sostenidamente su presencia, mientras que todo el resto
disminuye.
La producción de alimentos agropecuarios es, tradicionalmente, uno de los puntales de la
economía argentina, principalmente la producción de granos (cereales y oleaginosas), que
juntos constituyen la primera exportación del país. En particular la cadena de la soja en
conjunto (porotos, semillas, aceite, pellets, harina y biodiésel) es, junto a la cadena del
petróleo, la base de la actividad exportadora.
Por su parte la ganadería bovina, que aporta la materia prima para la industria de la carne,
es un sector de gran importancia, con alrededor de 55-60 millones de cabezas, aunque en
los últimos años, los cultivos de soja la han ido desplazando a tierras de menor valor. La
carne vacuna es el principal componente de la dieta de la población.
Adicionalmente resulta de cierta importancia la producción de frutas y hortalizas, que
contribuye con un 3% de las exportaciones y tiene importantes centros de producción en los
valles patagónicos dedicados a la manzana y la pera, en la región noroeste productora de
azúcar, cítricos y tabaco, en esta región está comenzando a destacarse la ganadería, sector
que fue desplazado de la pampa húmeda por la imposición de la soja y otros comoditis, en
la Mesopotamia productora también de cítricos y en Cuyo, donde a su vez se destaca una
considerable producción agroindustrial del olivo, la uva y sobre todo de vino siendo el
primer productor de vinos de América Latina y el quinto productor del mundo con 16
millones de hectolitros por año.[6]
Petróleo, minería, bosques y pesca
Véase también: Historia del petróleo en la Argentina
El petróleo era la segunda exportación argentina. Monumento al obrero petrolero, en Caleta
Olivia, provincia de Santa Cruz.
El segundo producto de exportación argentino era el petróleo, el gas natural y los productos
petroquímicos, responsables de un 20% del total. Los principales yacimientos se encuentran
en la Patagonia, Cuyo y el Noroeste; la provincia del Neuquén concentra cerca de la mitad
de toda la producción de hidrocarburos. Una red de oleoductos y gasoductos transporta los
productos a Bahía Blanca, donde se encuentra el principal polo petroquímico y a la
conurbación industrial que se extiende entre Rosario y La Plata y que tiene como núcleo
principal el Gran Buenos Aires.
Históricamente la minería argentina ha sido escasa, pero la misma se ha activado en la
última década, fundamentalmente sobre minerales metalíferos: oro, plata, zinc, manganeso,
uranio, cobre, y azufre. Los recursos mineros se concentran en las provincias cordilleranas
a lo largo de 4.500 km. Las exportaciones argentinas de minerales pasaron de 200 millones
de dólares en 1996 a 1.200 millones en 2004, algo más del 3% del total.[7]
El Mar Argentino está ubicado sobre una extensa plataforma submarina, muy rica en
recursos pesqueros, que alcanza un ancho de 550 km a los 52º de latitud Sur y
1.890.000 km². Sin embargo la pesca ha sido una producción marginal, y debido a la crisis
poblacional de la merluza, provocada por la excesiva pesca durante los 1990, principal
producto pesquero argentino, la participación del sector en las exportaciones totales se ha
reducido de un 3% a un 2%.
En sentido contrario, la producción forestal y maderera, principalmente pinos y eucaliptos,
se ha venido expandiendo, con centro en las provincias mesopotámicas, superando el 2%
del total exportado.
Industria manufacturera y construcción
La industria manufacturera argentina es el sector que más valor aporta al PIB, con un 23%
del total (2005). El sector industrial manufacturero también es uno de los sectores
principales de generación de empleo (junto con el comercio y el sector público), con 12%
según el Censo de 2001, aunque es probable que actualmente ese porcentaje haya
aumentado y la industria sea el mayor generador de empleo directo del país. Por su parte la
industria de la construcción aporta el 5% del PIB (2005) y ha sido la principal impulsora de
la recuperación del empleo después de 2002 y 2003.
A partir de 2003 la industria ha tenido un proceso de revitalización competitiva, movido
principalmente por la política económica de dólar alto. Aunque la actividad industrial está
mayormente orientada a sustituir importaciones, la industria de los automotores aporta el
7% de las exportaciones, mientras que el sector siderúrgico aporta el 3% del total. Otros
sectores industriales importantes son el textil y calzado, alimentario, químico, papelero,
maderero y cementero. En el caso particular del sector industrial alimentario, en los últimos
años se han desarrollado, en muchas provincias, economías de tipo agroindustrial, mediante
la creación de industrias de procesado y envasado, sobre todo de productos frutícolas,
hortícolas, lácteos, vitivinícolas y cárnicos.
El Gran Buenos Aires es aún el área industrial más importante del país, donde se concentra
la mayor parte de la actividad fabril de la Argentina. Otros centros industriales importantes
existen en Córdoba, Rosario, Tucumán y Mendoza, San Luis y Tierra del Fuego, muchos de
ellos fomentados para descentralizar la industria.
Históricamente el país tuvo importantes sectores industriales como la industria naval
relacionada con la Flota Mercante de Argentina,[8]
que se redujeron considerablemente a
partir de la década de 1990 a raíz del proceso de privatizaciones[9]
y que en la actualidad se
están recuperando.[9]
Fondo Integral para el Desarrollo Regional
Éste es un programa encuadrado en las políticas que el Gobierno de Cristina Fernández
orienta para el fortalecimiento, de manera integral, de procesos de desarrollo productivo
local. El FONDER constituye un conjunto de acciones destinadas a la promoción del
desarrollo productivo en aquellas localidades que se encuentran relegadas y que cuentan
con un plan o proyecto de desarrollo.[10]
Historia
Artículo principal: Historia Económica Argentina
Época colonial (1580-1810)
Monumento a Juan de Garay en Buenos Aires.
La represión de los indígenas de los valles calchaquíes, la entrega en mita de muchos de
ellos para trabajar en las minas del Potosí, el proceso de mestizaje, y sobre todo el colapso
demográfico de la población indígena, hicieron que las encomiendas que alguna vez
florecieran en el Tucumán fueran menguando. En la segunda mitad del siglo XVI, tanto el
Alto Perú y el Tucumán, como el Paraguay exigían la creación de un puerto en el Atlántico
sur para poder establecer lazos de comercio más cercanos con España y a la vez disminuir
su aislamiento. Es por estos motivos, y por la amenaza de incursiones extranjeras en el Río
de la Plata que la Corona española autoriza la segunda fundación de Buenos Aires.
En el Río de la Plata, la colonización se había concentrado en el Paraguay, donde los
guaraníes eran numerosos y sedentarios, pasibles de ser encomendados. En 1573 el
gobernador Juan de Garay marchó a repoblar Buenos Aires. En el camino, Garay decidió
fundar en el lugar una ciudad intermedia: Santa Fe de la Vera Cruz. La tarea de Garay se
completó en 1580, cuando fundó la ciudad de Trinidad y Puerto de Santa María del Buen
Ayre, que con el tiempo sería conocida como Ciudad de Buenos Aires, como parte del
Virreynato del Perú.
Durante el último tercio del siglo XVI, gracias a la introducción de la técnica de la
amalgama con mercurio, la producción de plata se había duplicado, como así también la
mortalidad de los indígenas.[11]
El llamado "Valle Imperial", llegó a tener una población de
160.000 habitantes y se convirtió en el principal mercado de consumo de
Hispanoamérica.[12]
En este contexto, Buenos Aires se convierte en la entrada y salida
natural de los productos altoperuanos y del Paraguay. Por un lado entran insumos y miles
de esclavos negros para reemplazar a la menguante población indígena y por otro lado sale
la plata producida en el cerro de Potosí.
Sin embargo, la corona española había decidido que toda la producción de plata producida
en el Alto Perú, debía salir a España vía el puerto de Lima y desembarcar en Sevilla.
Debido a la salida no autorizada de metales preciosos por el puerto de Buenos Aires, en
1594 la corona prohíbe el comercio con este puerto, con algunas excepciones para evitar el
desabastecimiento de la población: la autorización de fletar dos embarcaciones anuales con
productos de la zona (cueros, principalmente). Esta situación lleva como única solución al
contrabando, que pasa a ser la actividad económica más rentable de la Buenos Aires
colonial.
Durante la era colonial la economía del Tucumán y Cuyo estaba dedicada a la producción
de insumos y bienes de consumo para los mercados del Alto y Bajo Perú, Buenos Aires y
Paraguay. Así, vinos y aguardiente de Cuyo, mulas de Córdoba, tejidos de Salta y
Tucumán, carretas de Córdoba y Tucumán, etc., se producían bajo el amparo del
proteccionismo español.
En la región pampeana, la principal actividad económica era la ganadera. El origen de la
explotación ganadera en las pampas, se remonta a 1536 cuando Pedro de Mendoza intridujo
los primeros equinos y a 1580 cuando Garay introduce entre 300 y 500 vacunos.[13]
Para el
año 1608 si bien el ganado vacuno aun es escaso en Buenos Aires, se menciona
oficialmente la existencia de un numeroso plantel de ganado cimarrón que se fue
multiplicando en libertad en los campos cercanos.
En 1609 el Cabildo de Buenos Aires acordó la matriculación de todas las personas
interesadas en participar en la caza y matanza del ganado vacuno cimarrón, expediciones
que oficialmente fueron denominadas "Vaquerías". Las vaquerías tenían por objeto la
explotación del ganado vacuno para obtener principalmente su cuero, desechándose muchas
veces la carne. Esta etapa duró aproximadamente hasta mediados del Siglo XVIII.[14]
Cuando el ganado cimarrón comenzó a disminuir su número, fue necesario internarse cada
vez más en territorio bonaerense, agudizándose la pelea con el indio y aumentando los
costos y riesgos de estas operaciones. En ese entonces comienza el momento de las
estancias y del ganado marcado, y de una mayor utilización del animal: nacieron entonces
las fábricas de cebo y los saladeros. Un importante papel en el nacimiento de las estancias
la tuvo la "Ley de Tierras" de 1754 en la medida que la acción de vaquear, sirvió como
antecedente para aspirar a la propiedad, contribuyendo así a la distribución latifundista de la
tierra.[14]
La fundación de la Colonia del Sacramento por los portugueses justo enfrente de Buenos
Aires en 1680, vino a reafirmar el crecimiento del contrabando. La pelea entre España y
Portugal por el Río de la Plata continuó en 1724, cuando el gobernador español Bruno
Mauricio de Zavala funda la ciudad de Montevideo para evitar la toma de esa bahía por un
contingente proveniente de Brasil.
Es en 1776 que España entiende que debe actuar para echar a los portugueses del Río de la
Plata, cuando decide la creación del Virreinato del Río de la Plata, que abarcaba lo que hoy
es Argentina, Uruguay y Paraguay, así como gran parte de la actual Bolivia.
Con la sanción del Reglamento de Comercio Libre de 1778 bajo los Borbones, la actitud de
la corona comenzó a variar, buscando proteger los intereses comerciales de los productores
peninsulares en los mercados cautivos coloniales. El comercio libre tuvo consecuencias
desastrosas para la economía del interior del virreynato, de la que solo algunos sectores,
como el aguardiente, las carretas y artículos de montura y transporte, y los tejidos de lana,
pudieron sobrevivir.
En Buenos Aires, la sanción del Reglamento de Comercio Libre y el "Auto de Internación"
de 1777 provoca un verdadero "Boom" exportador, pasándose de 150.000 cueros al año en
1778 a 800.000 en 1801.[14]
Desde el punto de vista político, la instalación de la aduana en
1779, del Consulado de Comercio en 1794 y el establecimiento del Sistema de Intendencias
en 1782, consolidaron el papel hegemónico de Buenos Aires y el debilitamiento del poder
de Lima.
Establecimiento del Estado Nacional (1810-1880)
La revolución de mayo de 1810 desató una ola de cambios, al separarse el Alto Perú del
Virreinato, se privó al Río de la Plata de su principal mercado consumidor y de la región
productora de metales preciosos. Las economías del interior quedaron aisladas y sus
sectores mercantiles dejaron de cumplir el rol vinculante entre Buenos Aires y el Alto Perú,
iniciándose un proceso de migración interna y despoblación del noroeste que no habría de
detenerse en adelante. El proceso revolucionario no pudo contener las tensiones que el
poder borbónico había mantenido oculto. Durante muchos años, las provincias del interior
habían tolerado el centralismo de Buenos Aires sustentado en la legitimidad del Rey, pero
ahora, su desaparición eliminaba todas las razones para que ese malestar no saliera a la luz.
Desde el punto de vista económico, Córdoba había estado más ligada por su comercio al
Alto Perú y a Cuyo que a Buenos Aires. Cuyo, a su vez, estaba más cerca de Santiago de
Chile que de la capital y en general todas las provincias del norte dependían desde todo
punto de vista al Alto Perú. Asimismo, la mayoría de ellas no compartían la política oficial
adoptada desde un principio del libre comercio, ya que esto perjudicaba sus economías
internas.
Una vez declarada la Independencia en 1816, la situación económica de la Argentina era
muy débil. El país casi no tenía industrias y por lo tanto, se comenzó a depender cada vez
más de quien sería el principal comprador y vendedor de la Argentina: el Reino Unido.
Juan Manuel de Rosas.
En este contexto, la clase terrateniente bonaerense comienza a presionar por expandir la
frontera con el objeto de aumentar el stock de tierra y compensar las pérdidas sufridas por
las guerras y la separación del Alto Perú. Así en 1820 se realiza una expedición que lleva
las fronteras a las Sierras Pampeanas y en 1833 la campaña liderada por Juan Manuel de
Rosas, estiró la superficie hasta el Río Salado, de esta forma, el latifundio se consolida
como la unidad económica principal de la Provincia de Buenos Aires, gracias a la
producción ganadera que garantizaba una excelente rentabilidad sin realizar demasiadas
inversiones ni contar con demasiada mano de obra.[15]
Justo José de Urquiza.
Para la época de la caída de Juan Manuel de Rosas en 1852, el país mostraba una notable
descentralización económica, a tono con la diáspora provincial comenzada con la
separación del Alto Perú. El país quedó políticamente fracturado en dos: Por un lado la
Provincia de Buenos Aires y por otro la Confederación Argentina. Pero esta situación no
era sostenible ya que la Confederación, militarmente vencedora, era económicamente más
débil que Buenos Aires, que vivía una notable expansión económica sustentada por el
nuevo ciclo lanar y las rentas de la aduana.
Esta situación se resuelve en 1861 con la victoria de Bartolomé Mitre sobre Justo José de
Urquiza en la Batalla de Pavón, procediéndose a la reunificación nacional y la
normalización institucional.
Modelo agroexportador (1880-1930)
Artículo principal: Modelo agroexportador
Aparición en la economía mundial
La vida económica argentina estaba orientada principalmente al sector exterior, a las
exportaciones. Eran éstas las que generaban los principales ingresos del país. Sus
dotaciones biológicas y geográficas (la extensa llanura de la pampa, con su clima templado
y sus praderas naturales) eran el sitio ideal para el desarrollo y comercialización de
productos primarios como cereales y derivados de la ganadería.
En el primer cuarto del s XIX el principal producto exportado era el tasajo, mientras que a
mediados el más importante era la lana de oveja. Sin embargo, ya a finales del siglo las
exportaciones de cereales (maíz y trigo), que anteriormente eran inferiores a las
importaciones, aumentaron fuertemente y se convirtieron en el principal producto del sector
primario-exportador argentino.
Hacia mediados del siglo XIX la economía Argentina comenzó a experimentar un
crecimiento rápido por la exportación de sus materias primas provenientes de la ganadería.
Esto marcó el principio de un período significativo de expansión macroeconómica.
Anteriormente era muy difícil el transporte de carne que llegara en buen estado en largas
travesías pero a finales del s XIX y comienzos del XX se desarrollaron barcos frigoríficos
que hicieron posible esta tarea. Con los cambios en la producción y exportación obtuvieron
un fuerte crecimiento de su economía hasta situarse dentro de las mayores potencias
mundiales.
Entre 1870 y 1914, la economía argentina sostuvo una tasa media de crecimiento superior
al 5 % por año.[16]
De hecho, hacia 1913, los ingresos per capita habían alcanzado aquellos
niveles sostenidos por Francia y Alemania, muy superiores a países hoy más desarrollados
que la Argentina, como Italia y España,[17]
pero al mismo tiempo representaban poco menos
de la mitad de los de Australia y Estados Unidos.[18]
La explotación de la tierra: estancia vs. chacra
Desde su creación como Virreinato del Río de la Plata hasta la actualidad, Argentina, es
uno de los países con mayor superficie apta para el desarrollo de la agricultura en el mundo,
hecho que le ha dado ventajas comparativas en este factor de producción. En el siglo XIX
la economía rural estuvo casi completamente dedicada a la ganadería y la agricultura. Sobre
el curso de la historia cada uno de estos dos sectores experimentó los períodos de
crecimiento y contracción en sus mercados.
La oferta agropecuaria, constituyó la base del desarrollo económico de la Argentina en el
período 1880-1930. La producción de carne y cereales, para el mercado mundial fue
modelo sobre el que se fueron forjando además otros factores, desde los transportes hasta la
misma organización política de la Nación.
Julio Argentino Roca.
Desde 1890 hasta 1930, Conquista del Desierto mediante, la agricultura pampeana pasó de
cultivar unos 2 millones de hectáreas a más de 25 millones, una evolución similar ocurrió
con la producción de carne, favorecida por el surgimiento del frigorífico. Las exportaciones
argentinas pasaron de 70 millones de pesos oro en el quinquenio 1880-84, a 380 millones
en la década de 1910. Para la década de 1920, las mismas oscilaron en torno de los 800 a
1.000 millones de la misma moneda.[19]
Los sectores más lúcidos de aquel momento, como Sarmiento, Juan B. Justo o Juan Alsina,
sostuvieron la necesidad de estructurar el nuevo sistema económico sobre la base de la
«chacra» y no de la «estancia». La chacra se diferenciaba radicalmente de la estancia: era,
en primer lugar una institución nueva, impulsada por un sector social nuevo, como lo eran
los inmigrantes provenientes mayoritariamente de Europa, a través de las leyes de
colonización. Por otra parte, la chacra era relativamente pequeña y su dueño vivía y
trabajaba en el campo. El chacarero era así concebido como un trabajador autónomo rural
propietario de sus tierras, con un gran parentesco al «farmer» norteamericano. Finalmente
la chacra, al crear sólidas bases locales y una extendida clase media rural, abría
inmediatamente paso al desarrollo de la agroindustria primero y de la industria metalúrgica
después.
La estancia en cambio, se apoyaba en el latifundio y en ganancias mayormente rentísticas,
su propietario vivía en las grandes ciudades y continuaba con las relaciones semi-serviles
provenientes de la colonia, con los trabajadores de la tierra. Al concentrar la riqueza en
pocas manos, dificultaba la creación de mercados internos, adoptando una posición
abiertamente anti-industrial.
El modelo de desarrollo basado en la chacra tuvo cierta importancia, sobre todo en la
provincia de Santa Fe, de la mano de Aarón Castellanos, pero para fines de siglo, las
presiones políticas y económicas llevadas adelante por los estancieros y los ferrocarriles
ingleses, impusieron el modelo de la estancia como dominante del sistema económico
argentino, cerrando el acceso a la propiedad de la tierra a los inmigrantes, que entonces se
volcaron hacia las ciudades.
La aparición del mercado de trabajo
Hasta 1810 el trabajo se realizaba principalmente dentro de los marcos de sistemas forzados
(esclavitud, servidumbre indígena, etc.). La revolución independentista abolió la
servidumbre indígena y estableció la libertad de quienes nacían de esclavos (libertad de
vientres), pero durante varias décadas el trabajo continuó sujeto a nuevas formas de trabajo
forzado, como los libertos, los criados y la "papeleta" que sujetaba a los gauchos a los
estancieros.
A partir de la década de 1850 comienza a desarrollarse un mercado de trabajo (contratación
de trabajadores asalariados), principalmente en la Provincia de Buenos Aires.[20]
El proceso
coincidió y fue potenciado por la gran ola de inmigración que comenzó en ese momento y
que se extendería hasta 1930. La población en 1869 alcanzaba a poco más de 1,8 millones
de personas.[21]
Para el año 1930, la población llegaba a los 11 millones.[22]
La aparición y
desarrollo de un mercado de trabajo, permitió la subsecuente aparición y desarrollo de una
considerable organización sindical del trabajo, que impulsó el alza de salarios y la mejora
en las condiciones de vida de los trabajadores.
La escasez de trabajo llegó a ser un punto crítico, pero estos resultados que comenzaba a
experimentar el país permitió altos salarios y, por lo tanto, un abismo entre los índices de
salario de la Argentina y de una Europa empobrecida, particularmente Italia y España. Esto
facilitó la inmigración masiva que fue sostenida cada año hasta la Primera Guerra Mundial
(excepto en 1890 donde hubo un retraimiento económico). Mientras que la mitad de los
inmigrantes europeos eligió permanecer en la ciudad de Buenos Aires, su adición al
mercado de trabajo que le ofrecía el país ayudó a aliviar la escasez de trabajo en el campo.
Las migraciones subsecuentes de nativos y extranjeros ayudaron a asegurar un mercado de
trabajo para la economía de la región litoral.
La solución a la falta de mano de obra facilitó el desarrollo económico. Mientras que los
salarios pudieron haber caído por un período, los inmigrantes, como factor importante de la
producción, ayudaron a diversificar los mercados comerciales de la Argentina.
Anteriormente, el sector ganadero -costoso- había dominado la producción. Pero con la
gran mano de obra disponible, el sector arable permitió el desarrollo. Por consiguiente, el
comercio de la Argentina dejó de especializarse en cualquier producto. Esto ayudó a
fortificar al país contra los vaivenes de la economía mundial (estabilidad social y política),
contribuyendo al desarrollo argentino experimentado entre 1870 y 1920.
El desarrollo del mercado de capitales
Como la inmigración, la inversión extranjera jugó un papel central en el desarrollo
económico de la Argentina. Antes de la Primera Guerra Mundial, se podría decir que la
inversión de capital era la inversión de capital extranjero. En todas las consideraciones,
Argentina era un caso atípico para la inversión extranjera, y de ahí que esto la diferenció
del resto de los países latinoamericanos. Sin embargo, Argentina no tuvo un desarrollo al
estilo de los países hoy considerados del primer mundo.
Con mucho, Gran Bretaña contribuyó con la mayor parte de fondos que cualquier otro
estado extranjero, como lo hizo con muchos otros estados latinoamericanos. Las sociedades
anónimas de responsabilidad limitada, recogieron la mayor parte de su capital por la
inversión directa extranjera. La mayor parte de las inversiones de Gran Bretaña recayeron
en los ferrocarriles y en las industrias que exportaban carne. Sin embargo el sector agrícola
prácticamente no ha recibido ninguna inversión extranjera, y relativamente poco crédito
doméstico también. Por eso mismo se dio la expansión agricola.
Final del crecimiento por exportaciones
Principalmente, el crecimiento económico argentino antes de 1914 fue alcanzado por las
exportaciones a Europa. Primero la carne vacuna y luego los cereales fueron enviados a
Europa, con una población en auge. El viejo continente se encontró cada vez más en la
necesidad de importar productos alimenticios de Argentina. A cambio, Gran Bretaña,
Francia y Alemania invirtieron dinero en el desarrollo de Argentina. Especialmente, fondos
extranjeros fueron colocados en los sectores que fueron orientados hacia las exportaciones;
los ferrocarriles en particular fueron construidos con el capital extranjero. Mientras muchos
argentinos vieron al sector de exportación como central para el desarrollo de un mercado
nacional, la economía permaneció profundamente dependiente del contexto internacional.
La inversión extranjera y el mercado comercial pueden ser sumamente volátiles. Como la
economía de Argentina confió tan pesadamente en el crédito extranjero y en una demanda
de sus productos agrícolas, los períodos de volatilidad, causaron repercusiones severas para
el crecimiento económico del país.
La inversión extranjera, entonces, era una arma de doble filo. Mientras esto contribuyó al
largo período de crecimiento entre finales del siglo XIX y principios del XX, la inversión
extranjera mermó durante la Primera Guerra Mundial. Mercados como el argentino aún no
habían madurado y la economía doméstica no estaba preparada aún para compensar las
pérdidas incurridas por los shocks externos. La economía en total vio una caída en su
funcionamiento.
La prosperidad de la post Primera Guerra Mundial
Una vez terminada la Primera Guerra Mundial, los capitales norteamericanos y Wall Street
comenzaron a figurar preeminentemente sobre la esfera internacional y la Argentina gozó
del más largo período de prosperidad y paz social hasta entonces.
Entre 1919 y 1929 el PBI de la Argentina creció al 3,61% anual, superando
considerablemente a Canadá (2,65%), Estados Unidos (2,16%) y Australia (1,64%).
También el aumento del PBI per cápita argentino fue el más alto de los cuatro países,
promediando el 1,75% anual. Era la edad de oro de la economía argentina, alcanzando nada
menos que el sexto puesto del PIB mundial en 1928.[23]
Sin embargo la crisis mundial que desencadenó el derrumbe de la bolsa en 1929 (el jueves
negro) marcó el final del modelo argentino de crecimiento conducido por la exportación de
los productos ganaderos y cerealeros de la región pampeana.
Modelo agroexportador superpuesto con modelo de sustitución de
importaciones (1930-1975)
Después de la Crisis de 1929, un nuevo modelo de crecimiento económico comenzó a
surgir lentamente, aunque de un modo considerablemente diferente al de otros países de la
región.
Por un lado los sectores exportadores de productos ganaderos y cerealeros, principalmente
los grandes latifundistas y las empresas frigoríficas y ferroviarias británicas, intentaron
recrear el modelo exportador. El Pacto Roca-Runciman de 1933 entre Argentina y Gran
Bretaña tenía ese objetivo.
Por otra parte, y en sentido paralelo, comenzó a desarrollarse durante el período 1930-1943
un proceso de industrialización por sustitución de importaciones, con eje en empresas
estatales con fuerte influencia militar (YPF, Fabricaciones Militares, Altos Hornos Zapla),
y algunas filiales de grandes empresas norteamericanas y sobre todo una gran cantidad de
fábricas pequeñas y medianas de capital nacional, especialmente en el sector textil.
Exportaciones industriales como porcentaje del PBI 1939-1943.
El resultado fue que el sector agro-exportador permaneció sin realizar cambios de fondo (en
particular en la Argentina no se realizó una reforma agraria orientada a crear una propiedad
capitalista de la tierra) y se superpuso a un nuevo modelo de industrialización orientado al
mercado doméstico. Ambos sectores se constituyeron de manera autónoma, sobre
dinámicas, reglas y principios diferentes, y muchas veces en abierta colisión. El sector
agroexportador se desarrollaba orientado al comercio internacional, sobre las pautas de la
economía liberal clásica, con una presencia preponderante del latifundio y un muy bajo
empleo de tecnología y mano de obra (menos del 10% del total nacional), que a su vez
estaba sujeta a relaciones laborales paternalistas. El sector industrial comenzó a
desarrollarse orientado al mercado interno, con una presencia preponderante del Estado,
sobre las pautas de la nueva economía keynesiana que irrumpía en Estados Unidos con el
New Deal, y una gran demanda de mano de obra asalariada sujeta a relaciones laborales
colectivas entre el trabajo y el capital. Las grandes tensiones y conflictos que tenían que
surgir inevitablemente de la convivencia de dos sistemas inconexos y hasta incompatibles,
tendió a desarrollar un fuerte Estado interventor.[24]
Si bien el gobierno no tuvo intervención con la política de crecimiento conducido por la
exportación, en esta forma nueva sí tuvo participación directa. En un esfuerzo por limitar la
dependencia del país del mercado internacional, medidas inducidas por el gobierno como la
nacionalización de la industria doméstica fue apuntada para alentar un desarrollo interno,
autónomo.
Si bien es cierto que la Argentina fue capaz de crecer con este esquema de dos sectores
económicos mal integrados, la dinámica del desarrollo económico no fue suficiente para
que el país se convirtiera en una nación desarrollada, repitiendo de algún modo lo que había
ocurrido con el modelo agro-exportador de fines del siglo XIX y principios del XX, con el
que la Argentina experimentó algún tipo de industrialización pero no se transformó en un
país "industrializado".
Además el otro objetivo de las políticas de industrialización por sustitución de
importaciones era depender menos del exterior, pero lejos de conseguirlo se ató de manos y
pies al mercado internacional. Esto fue así ya que los progresos industriales logrados en
esta época vinieron financiados en gran parte por capital exterior, lo que supuso un fuerte
aumento de la deuda externa.
Así pues, en los años 70 la evolución del PIB per cápita es ligeramente creciente (debido al
modelo de sustitución de importaciones que funcionó relativamente bien sobre todo durante
los años 50 y 60). Pero este crecimiento es irregular ya que son años inestables para la
economía mundial debido a la crisis del petróleo, y en especial para Argentina que debía
hacer frente a las deudas contraídas. Es por ello que este modelo funcionó a corto plazo en
términos del PIB, pero a largo plazo supuso un fracaso.
Las políticas económicas neoliberales adoptadas desde la década de 1970 por los gobiernos
militares, y seguidas por los gobiernos civiles, determinaron una concentración progresiva
de la riqueza e hicieron que la población perdiera el nivel de vida que había alcanzado a
mediados del siglo XX con un aumento exponencial de la deuda externa nacional, que se
elevó de 7.875 millones de dólares al finalizar 1975, a 45.087 millones de dólares en
1983.[25]
La relación porcentaje de deuda externa sobre PBI, es una de las más elevadas de
América Latina donde los países que la conforman cargan con grandes deudas externas.
Esto significa un serio obstáculo para las políticas de desarrollo.
Durante la década de 1980, considerada como la década perdida para América Latina,[26]
la
Argentina creció a tasas magras[26]
Sin embargo en 1983, el país seguía sosteniendo
indicadores aceptables ya que la tasa de desempleo apenas rozaba el 4 por ciento de la
población económicamente activa, menos del 10 por ciento de la sociedad estaba bajo la
línea de la pobreza y no existían indigentes.[27]
[28]
Las altas tasas de inflación que caracterizaron a la economía argentina desde la Segunda
Guerra Mundial hicieron eclosión con los procesos hiperinflacionarios de 1989 y 1990,
durante los cuales la pobreza se elevó momentáneamente hasta un inédito nivel del 47,3%
de la población del aglomerado Gran Buenos Aires.[29]
Los años 90: apertura económica
Las reformas económicas de esta década se han basado en la privatización de los servicios
públicos y en la apertura de la economía. En 1991, el ministro de economía Domingo
Cavallo recurrió a la paridad del peso argentino con el dólar estadounidense (Ley de
Convertibilidad) debido en parte a la acuciante inflación que sufrió el país a fines de los
80´. Comenzaron a registrarse así altas tasas de crecimiento entre 1991-1994 y 1996-1998.
En 1995 por el Efecto Tequila —que demostró cómo un hecho externo podía influir en el
país producto de la globalización— provocó un crecimiento negativo del PBI. Éste llegó a
alcanzar los 300.000 millones de dólares en 1998. El PBI per cápita nominal (el más alto
durante la década del 90´ en América Latina)[30]
llegó a los 8.300 dólares ese mismo año.
Las exportaciones pasaron de 12.500 millones de dólares en 1990 a casi 27.000 millones de
dólares en 2000 con un aumento del 110% en ese período.[31]
Todas estas cifras fueron
récord para el país. Sin embargo, este modelo produjo una concentración económica en los
sectores financiero, de servicios y agroexportador, al mismo tiempo que una desocupación
estructural cercana al 20% en sus peores momentos. Desde 1994 hasta el tercer trimestre de
2006 la desocupación a nivel nacional ha sido siempre de dos dígitos. La pobreza medida
en el aglomerado Gran Buenos Aires osciló en ésta década entre el 33,7% en 1990, el
16,1% en 1994 y el 26,7% en 1999, siendo más baja de la registrada en la crisis
hiperinflacionaria de fines de los 80'.[29]
En 1995, la economía local se vio afectada negativamente por el llamado Efecto Tequila,[32]
que provocó un aumento inédito de la desocupación a nivel nacional hasta un 18,4%[27]
.
También se revirtió la tendencia descendente del índice de pobreza, que en el aglomerado
del Gran Buenos Aires (el más importante del país), entre 1990 y 1994 había llegado a un
mínimo del 16,1%[29]
. A excepción de 1995, en la década del 90' la economía creció
fuertemente hasta mediados de 1998.
Crisis de 2001
Artículo principal: Crisis de diciembre de 2001 en Argentina
Mercado de trabajo argentino, 2001.
Los recurrentes problemas de este modelo noventista determinaron una recesión desde
1998 que estalló a finales de 2001, y terminaron por provocar el fin de la Ley de
Convertibilidad monetaria con importantes secuelas de crisis económica, política y social.
Una de las más notables, luego de una corrida bancaria que desestabilizó al sistema
financiero, fue la restricción a la extracción de dinero en efectivo de fuentes bancarias
(medida que se conoció como Corralito). En 2002, en parte por la devaluación que adoptó
el país luego del default de la Deuda Externa (pública y privada) casi el 60% de la
población pasó a ser pobre en términos de sus ingresos económicos y el producto bruto
interno a precios corrientes de 268.697 millones de dólares en 2001 se redujo casi un 64% a
fines de 2002. En el periodo recesivo y posterior crisis (junio de 1998 a 2002 inclusive),
éste sufrió una perdida del 19,5% acumulada, registrándose el mayor descenso en el último
año de la crisis con un decrecimiento del 10,9%. Una de las principales secuelas que dejó la
crisis de 2001 fue el aumento de la inequidad en la distribución de la riqueza en
comparación con los demás países de América Latina. A nivel nacional la pobreza alcanzó
al 57,5% de la población, la indigencia al 27,5% y la desocupación al 21,5%, todos niveles
récord para el país.
Situación actual (2003 en adelante)
Reestructuración de la deuda externa y el papel del FMI
Artículo principal: Canje de la deuda argentina
Evolución del PBI entre 1990 y 2006.
Una parte significativa de la responsabilidad de la crisis que vivió la Argentina entre 1998 y
2002 ha sido puesta sobre el FMI. En un discurso ante la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 2004, el Presidente Nestor Kirchner dijo:
"Se hace necesario un urgente, fuerte y estructural rediseño del Fondo Monetario
Internacional para que pueda prevenir crisis y ayudar a su solución, cambiando el rumbo
que lo llevó de prestamista de fomento a acreedor con demanda de privilegios."
Con la crisis de diciembre de 2001, la Argentina entró en cesación de pagos (default) de su
deuda externa. El 14 de enero de 2005 se lanzó oficialmente la operación de canje de la
deuda en default. El proceso de reestructuración de la deuda externa fue largo y complejo
para quienes decidieron ingresar en el canje. La Argentina ofreció un descuento importante
sobre sus obligaciones (aproximadamente el 70 %) y finalmente lo colocó en un 76 % (esta
oferta no incluyó el FMI y otros organismos internacionales, con quienes el país ha
cumplido sus deudas).
En diciembre de 2005, el presidente Néstor Kirchner decidió liquidar la deuda argentina
con el FMI en un solo pago, sin nueva financiación, por un total de 9.810 millones de
dólares utilizando las reservas internacionales que alcanzaron un valor de 28.000 millones
de dólares ese año, reduciéndose éstas a 18.000 millones de dólares en enero de 2006. El
pago en parte fue financiado por Venezuela, quien compró obligaciones argentinas por
1.600 millones de dólares. Dos días antes de este hecho, Brasil también había cancelado la
totalidad de su deuda con el FMI. Según datos del Ministerio de Economía, en septiembre
de 2006, las reservas volvieron a alcanzar el nivel previo a la cancelación total de deuda
con este organismo de 28.000 millones de dólares[33]
y en noviembre llegaron a los 30.010
millones de dólares, alcanzando un récord histórico, la última vez registrado en 1999.[34]
Esto se debe en parte a una de las políticas del Banco Central de la República Argentina de
mantener un dólar alto en relación con el peso argentino. Las cotizaciones se encuentran en
3,89 pesos argentinos por dólar para la venta y 3,85 por dólar para la compra.[35]
Indicadores como la pobreza y el desempleo, lograron reducirse en forma sustancial desde
2002 con valores de pobreza cercanos al 60% y desempleo del 21,5% en el momento crítico
de la crisis.
Recuperación y expansión de la economía
Estructura del PBI, 2005.
Coeficiente de Gini 2007-2008.
Con una "política de dólar alto" que permitió producir bienes y servicios a precios
competitivos en el mercado internacional, algunas industrias de la Argentina comenzaron a
reflorecer después de la crisis.[36]
A mediados de 2002 se comienzan a vislumbrar signos de reactivación económica[37]
y
desde 2003 a 2007, el país registró una fase de crecimiento económico con tasas que
oscilaron en torno al 9% (8,8% en 2003, 9% en 2004, 9,2% en 2005, 8,5% en 2006, 8,7%
en 2007 y 6,8 en 2008),[1]
en parte debido a una política económica de dólar alto destinada
a favorecer la sustitución de importaciones, que ha incrementado la competitividad de la
industria argentina. A causa de la recuperación de la economía que se ha observado en el
período 2003 - 2008, y teniendo en cuenta que en el tercer trimestre de 2005 el PBI
argentino (en pesos argentinos y a precios constantes) superó el valor de 1998, la crisis
económica ha finalizado.
Desde el principio del gobierno de Néstor Kirchner, el papel del estado en la economía se
ha ampliado respecto al que tenía durante el gobierno de Carlos Menem. Esto se ve
principalmente en la fijación de precios en algunas industrias así como en la creación de
una línea aérea pública y una empresa de energía pública. La actual presidenta Cristina
Fernández defendió el modelo económico instaurado desde 2003.[38]
La moneda oficial de la Argentina desde 1992 es el peso ($). Amado Boudou ocupa el
cargo de Ministro de Economía desde julio de 2009.
Situación durante la crisis económica internacional de 2008-2009
Amado Boudou, ministro de economía.
La crisis económica internacional, iniciada en Estados Unidos en 2008, repercutió fuerte en
la economía argentina, ya que según datos oficiales en el segundo y tercer trimestre de 2009
la economía se contrajo, para luego volver a crecer en el último trimestre. En 2009 la
economía apenas creció al 0,9% según el INDEC.[1]
En materia de empleo, en el cuarto trimestre de 2009 se registró un tasa de desocupación
del 8,4%.[39]
Según últimos datos oficiales del Banco Central de la República Argentina y el INDEC, en
2009 el producto bruto interno en valor nominal fue de 1.145.458 millones de pesos a
precios corrientes equivalente a 306.747 millones de dólares,[40]
con un PBI per cápita
nominal de 7.643 dólares.[1]
En la actualidad, según los últimos datos del FMI para 2009, si al PBI se lo considerara en
paridad de poder adquisitivo alcanzó los 584.392 millones de dólares, resultando la
Argentina la tercera potencia en materia económica de América Latina, superada por Brasil
y México. En tanto, el PBI per cápita medido en paridad de poder adquisitivo de USD
14.561, es el más alto de América Latina.[2]
[41]
Inflación
La inflación ha sido y es uno de los flancos que genera más polemica en la economía
argentina, en el gobierno de Nestor Kirchner (2003-2007) y el actual de Cristina Fernandez.
Según datos del INDEC, la inflación alcanzada en 2009 fue del 7,7%, inferior a las
registradas en 2006 y 2007, pero cinco décimas superior a la de 2008.[1]
Sin embargo la
polemica generada debido al recambio de autoridades dentro de este organismo en 2007,
llegó a punto tal que los mismos técnicos del instituto denunciaron la manipulación de
datos del Índice de Precios al Consumidor por parte de las nuevas autoridades nombradas
por el gobierno de Néstor Kirchner. La discordia interna que se generó, creó una falta de
confianza en los índices publicados, ya que consultoras privadas argentinas sostuvieron que
la inflación real en 2007 fue más del doble que la publicada por el INDEC (8,5%),
oscilando entre el 17% y 18% o incluso superior al 20%; además los mismos empleados del
organismo en pugna con las autoridades sostuvieron que en 2007, el índice llego al
26,2%.[42]
Algunos economistas argentinos sostienen que la inflación se debe a varios
factores, entre ellos crecimiento del gasto público, amesetamiento de la inversión, la
expansión de la base monetaria mediante la emisión de pesos para financiar el aumento del
gasto público, entre otros.[43]
La Canasta Básica de Alimentos que se calcula según el IPC
(que difunde el INDEC), sirve para establecer los índices de pobreza e indigencia, que en el
segundo semestre de 2009 fueron del 13,2% y del 3,5% respectivamente,[44]
aunque debido
a las cuestionada metodología aplicada por el instituto desde 2007, consultoras privadas
sostienen que estos guarismos serían superiores a los oficiales, rondando el 30% de pobreza
y 12% de indigencia.[45]
Canje de la deuda 2010
El gobierno de Cristina Fernández ha anunciado el lanzamiento del canje de deuda que no
ingresó en 2005, una operación por alrededor de 20.000 millones de dólares (que estaba en
cesación de pagos). Además, el actual gobierno busca negociar la deuda pendiente de pago
que existe con el Club de París, de alrededor de 6.500 millones de dólares.[46]
Con este fin,
Fernández creó en diciembre de 2009 el Fondo del Bicentenario, con el que debía pagar a
los tenedores privados de bonos de la deuda usando las reservas del Banco Central de la
República Argentina. Este suceso generó un debate nacional entre el gobierno y la
oposición en el Congreso Nacional sobre la validez del decreto presidencial. Este mismo
fue derogado por la Presidenta, pero creó uno nuevo denominado Fondo de
Desendeudamiento. La justicia revocó dos medidas cautelares que mantenían congelado el
Fondo de Desendeudamiento por considerar que tenían "errores procesales", dando vía libre
al gobierno a la operación que se había propuesto. A su vez, este hecho ha suscitado el
alejamiento de Martín Redrado de la presidencia del BCRA por haberse negado a la
directiva de la Presidenta, asumiendo ese cargo Mercedes Marcó del Pont.[47]
Bancos
Artículo principal: Bancos de Argentina
Banco de la Nación Argentina, Buenos Aires.
Torre BankBoston, Buenos Aires.
Durante la década del 90 el sistema financiero argentino se fue consolidando y reforzando.
Los depósitos crecieron fuertemente, aún después de la recesión que comenzó en 1998.
Aún si, el sistema bancario prestó dólares y tomó depósitos en pesos argentinos. Pero
durante la recesión económica y financiera de 2001, se tomaron medidas como el
congelamiento de los depósitos de particulares (hecho conocido como el corralito), así
como también una devaluación asimétrica de préstamos y depósitos, hicieron que muchos
bancos técnicamente lleguen a la bancarrota.
A partir del crecimiento económico registrado desde el año 2003, los bancos otra vez ganan
depósitos, que pasaron de $ 114.462 millones en diciembre de 2004 a $ 169.729 en
diciembre de 2006, lo que implica un crecimiento de más del 48%.[48]
De acuerdo a un estudio realizado por la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) los
diez primeros bancos, a diciembre de 2006, por nivel de depósitos del Sector Privado No
Financiero son:[49]
1. Banco de la Nación Argentina
2. Banco Río de la Plata
3. BBVA Banco Francés
4. Banco de Galicia y Buenos
Aires
5. Banco de la Provincia de
Buenos Aires
6. Banco de la Provincia de
Córdoba
7. Banco de la Ciudad de Buenos Aires
8. Citibank Argentina
9. Banco Credicoop Coop. Ltdo.
10. BankBoston
11. HSBC Bank Argentina
Comercio exterior
Artículo principal: Comercio Exterior de Argentina
Exportaciones argentinas, 2007.
Estructura comparativa de las exportaciones 1994-2007.
Evolución del valor exportado 1991-2007.
Luego de la salida de la convertibilidad, las exportaciones argentinas -tanto agropecuarias
como industriales- manifestaron un importante incremento (casi triplicando el valor de
2001 de 26.500 millones de dólares), acompañado por un favorable contexto económico
internacional que le permitió llegar a nuevos destinos y sostener una balanza comercial
superavitaria.[50]
Si bien los destinos más importantes son el Mercosur, la Unión Europea y
el NAFTA, el intercambio comercial en destinos como China, Rusia o la India, entre otros
dio como resultado de una mayor inserción del país en el mercado mundial.
En el sector de productos primarios, los agrícolas representan el mayor volúmen exportado,
seguidos por la minería y el sector energético -que incrementaron su importancia dentro del
volúmen total desde la década del 90´-. En lo referente a bienes de industria, alimentos,
bebidas y tabaco figuran como los de mayor participación. Los bienes duraderos (industria
automotriz) y de progreso tecnológico vieron disminuir su contribución al total en la última
década. Así es cómo los bienes de recursos naturales se imponen frente a las manufacturas
de media y alta tecnología.[51]
Las composición de las exportaciones del año 2006 es la
siguiente: Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) 33%; Manufacturas de Origen
Industrial (MOI) 32%; Productos Primarios (PP) 19% y el restante 16% corresponde a
Combustible y Energía (CyE).
La composición de las importaciones se basan por orden de importancia en bienes
intermedios, bienes de capital, piezas y accesorios para bienes de capital, bienes de
consumo, vehículos automotores de pasajeros y combustibles y lubricantes.[52]
Estas
provienen principalmente de Brasil (principal socio comercial), Estados Unidos, Alemania,
Italia, Japón y España.[53]
Las importaciones se repartieron de la siguiente manera: bienes
intermedios 35% del valor total, bienes de capital (25%), piezas y accesorios para bienes de
capital (17%), bienes de consumo (12%), automotores de pasajeros (6%) y combustibles y
lubricantes (5%).[48]
Las exportaciones récord totalizaron en 2008 los 70.589 millones de dólares y las
importaciones llegaron a 57.413 millones de dólares. El incremento de las exportaciones
fue del 27% y el de las importaciones el 28% respecto a las cifras de 2007. El saldo neto de
la balanza comercial fue de 13.176 millones de dólares, con un aumento del 19% respecto
del año anterior. En conjunto, el aumento en valor de las exportaciones fue producto
exclusivamente de una suba de 26% en los precios, ya que las cantidades se mantuvieron
sin cambios. En tanto, el mayor valor importado se explicó por un aumento en los precios
de 11%, mientras que las cantidades crecieron. El Mercosur continúa siendo el principal
socio comercial, hacia donde se envió el 23% de los embarques y desde donde se
adquirieron el 16% de las importaciones.[54]
Sin embargo en 2009, producto de la crisis
financiera internacional las exportaciones descienderon a 56.060 millones de dólares y las
importaciones a 35.214 millones de dólares.[55]
Inversión
Las inversiones estadounidenses en la Argentina se concentran sobre todo en
telecomunicaciones, petróleo y gas, energía eléctrica, servicios financieros, sustancias
químicas, industria alimenticia, y en fabricación de vehículos. Éstas se acercaron a los
16.000 millones de dólares a fines de 1999, según estimaciones de la embajada
estadounidense en este país. Varios acuerdos bilaterales juegan un papel importante en la
promoción de la inversión estadounidense privada. Las inversiones canadienses, europeas y
chilenas -también importantes- llegan en cantidades significativas. Desde 2000, Brasil
también se convirtió en un país inversor en la Argentina. Empresas españolas en particular,
han entrado en el mercado argentino con inversiones principalmente en petróleo y gas,
telecomunicaciones, banca, y sectores de venta al público. En octubre de 2004, China había
anunciado que invertiría 20.000 millones de dólares en la Argentina con destino a la
reconstrucción de los ferrocarriles (8.000 millones de dólares) y en la investigación del
aceite (5.000 millones de dólares). Sin embargo, esta operación no ha podido materializarse
hasta el momento.
La inversión extranjera directa en la Argentina alcanzó los 9.753 millones de dólares en
2008, experimentando un gran crecimiento con respecto a años anteriores y por sobre el
promedio del período 1992-2008 de 5.300 millones de dólares.[56]
En tanto la Inversión Bruta Interna Fija[57]
en 2009 representó el 20,6% del PBI,
manifestándose una disminución con respecto a 2008 donde se había alcanzando un valor
de 23,1%.[1]
Argentina y el G-20
La República Argentina es miembro activo del Grupo de los 20, que reúne a los países
industrializados y a los emergentes más importantes. Junto a Brasil ha logrado que se no se
incluyera en la declaración de la cumbre de Londres un a propuesta sobre flexibilidad
laboral, e impulsó la incorporación de la OIT al grupo como miembro participante.[48]
[48]
Desde la cancelación de la deuda con el FMI Argentina no admite las auditorias del
organismo al ser consideradas como una intromisión en la soberanía económica, lo que ha
hecho que algunos sectores especulen con la salida de Argentina, hecho que no ocurrió
finalmente.
Otras estadísticas
Electricidad:[58]
Producción: 87.160 millones TWh (2004)
Consumo: 82.970 millones TWh (2004)
Exportaciones: 2.070 millones TWh (2004)
Importaciones: 1.561 millones TWh (2004)
Petróleo:
Producción: 745.000 barriles/día (2005 estimado)
Consumo: 450.000 barriles/día (2001 estimado)
Reservas demostradas: 2.950 millones de barriles (2005 estimado)
Gas natural:
Producción: 41.040 millones de m³ (2003 estimado)
Consumo: 34.580 millones de m³ (2003 estimado)
Reservas demostradas: 663.500 millones de m³ (2005)
Indicadores macroeconómicos
Indicador
Saldo de
cuenta
corriente
Saldo de
cuenta
corriente
como
porcentaje
del PIB
PIB a
PPA
per
capita
PIB a PPA
como
porcentaje
del total
mundial
PIB
total a
PPA
PIB per
cápita a
precios
constantes
PIB per
capita a
precios
corrientes
PIB per
capita a
precios
corrientes
Unidad Millones USD Ratio USD % Millones
USD ARS USD ARS
1990 4.665 3,3 5.606 0.715 182.365 5.614 4.345 2.119
1991 -429 -0,2 6.326 0.781 208.559 6.121 5.751 5.487
1992 -6.468 -2,8 7.042 0.847 235.330 6.660 6.845 6.781
1993 -8.043 -3,4 7.542 0.884 255.814 6.973 6.973 6.973
1994 -10.981 -4,3 8.049 0.907 276.499 7.286 7.494 7.494
1995 -5.104 -2,0 7.882 0.854 274.128 6.992 7.419 7.419
1996 -6.755 -2,5 8.375 0.870 294.762 7.291 7.732 7.732
1997 -12.116 -4,1 9.099 0.905 323.973 7.792 8.225 8.225
1998 -14.465 -4,8 9.448 0.918 340.178 8.002 8.303 8.303
1999 -11.910 -4,2 9.160 0.857 333.417 7.648 7.789 7.789
2000 -8.955 -3,2 9.189 0.813 337.994 7.508 7.726 7.726
2001 -3.780 -1,4 8.904 0.761 330.844 7.105 7.232 7.232
2002 8.720 8,9 7.995 0.660 299.947 6.270 2.605 8.332
2003 8.065 6,3 8.804 0.694 333.399 6.761 3.371 9.926
2004 3.158 2,1 9.759 0.722 373.041 7.302 3.975 11.710
2005 3.686 2,0 10.872 0.754 419.568 7.897 4.704 13.784
2006 5.413 2,5 12.054 0.780 469.750 8.482 5.458 16.793
2007 2.812 1,1 13.318 0.802 524.140 9.126 6.617 20.634
2008 1.186 0,4 14.413 0.811 572.860 9.666 8.214 25.875
Indicado
r
PIB a
precios
constante
s
PIB a
precios
constantes
, cambio
porcentual
anual
PIB a
precios
corriente
s
PIB a
precios
corriente
s
Deflacto
r del PIB
Tasa de
cambio
implícit
a para
PPA
Inflació
n
Inflación,
cambio
procentua
l anual
Unidad Millones ARS % Millones USD Millones ARS Índice ARS por
USD Base
2000=100 %
1990 182.633 -1,3 141.337 68.922 37,74 0.378 23,21 1.344,0
1991 201.806 10,5 189.594 180.898 89,64 0.867 63,05 84,0
1992 222.591 10,3 228.776 226.637 101,82 0.963 78,75 17,5
1993 236.505 6,3 236.505 236.505 100,00 0.925 93,33 12,6
1994 250.308 5,8 257.440 257.440 102,85 0.931 97,23 3,9
1995 243.186 -2,8 258.032 258.032 106,11 0.941 100,52 1,6
1996 256.626 5,5 272.150 272.150 106,05 0.923 100,67 0,05
1997 277.441 8,1 292.859 292.859 105,56 0.904 101,20 0,3
1998 288.123 3,9 298.948 298.948 103,76 0.879 102,14 0,7
1999 278.369 -3,4 283.523 283.523 101,85 0.850 100,95 -1,8
2000 276.173 -0,8 284.204 284.204 102,91 0.841 100,00 -0,7
2001 263.997 -4,4 268.697 268.697 101,78 0.812 98,94 -1,5
2002 235.236 -10,9 97.732 312.580 132,88 1.042 124,53 41,0
2003 256.024 8,8 127.643 375.910 146,83 1.128 141,27 3,7
2004 279.141 9,0 151.958 447.644 160,37 1.200 147,51 6,1
2005 304.764 9,2 181.549 531.939 174,54 1.268 161,73 12,3
2006 330.565 8,5 212.710 654.439 197,98 1.394 179,35 9,8
2007 359.170 8,7 260.402 812.456 226,20 1.551 195,20 8,5
2008 384.201 7,0 326.474 1.038.188 270,22 1.800 213,11 7,2
Datos extraídos del FMI - Nota: las celdas coloreadas indican estimaciones del FMI.
Linkografia
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