eclosiÓn - bdigital.unal.edu.co · y el cuerpo de mi bebé (nacer y crecer) –ver: dos cuerpos en...

33
1 ECLOSIÓN

Upload: dokiet

Post on 14-Oct-2018

225 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

1

ECLOSIÓN

ECLOSIÓN

Tzitzi Thlini Barrantes Sánchez

Tesis de grado presentada como requisito parcial para optar al título de:

Magíster Interdisciplinar en Teatro y Artes Vivas

Directora: Zoitsa Noriega

Universidad Nacional de Colombia Facultad de Artes

Maestría Interdisciplinar en Teatro y Artes VivasBogotá, Colombia

2017

ECLOSIÓN

Tzitzi Thlini Barrantes Sánchez

Universidad Nacional de Colombia Facultad de Artes

Maestría Interdisciplinar en Teatro y Artes VivasBogotá, Colombia

2017

A mi embrión

AgrAdecimientos

A Miel por activar y ser parte del universo sensorial que estimuló este proyecto, a Zoitsa Noriega, DA Ortiz, Adriana Urrea, Alejandra Marín, Rolf Abderhalden, Picóscar Rangel, Gabriel Restrepo, Juliana Borrero, Giulia Palladini, Daniel Rojas, Maria Eugênia Matricardi, Kamilo Camian, Alexander Morales, Paulina Oña, Eduardo Guevara, Christian Guerrero, Isabel Cristina Torres, Leonardo Caicedo, Josue Fernandez, Andrés Barrantes, Yidaido Rojas, Andrea Feuillet, Alejandro Penagos, Edna Paredes, Sofía Mejía, Gabriela del Sol, Bárbara Pohlenz, a mis padres: Judith Sánchez y Raúl Barrantes, a mis hermanas: Nani Barrantes y Hanna Isua Barrantes, a todos los docentes y compañeros de la Maestría por su valioso apoyo.

8 9

resumen

En este escrito tomo de base mi propio cuerpo y su tránsito entre la experiencia de gestar, parir, lactar y crecer-interactuar con mi cría, para ir abriendo y atravesando, paso a paso, por experiencias sensoriales, estímulos y deseos.

Al gestarse mi embrión, también empieza a gestarse un vínculo con éste y con mi propio cuerpo, desde un nuevo lugar no experimentado antes, donde mi útero se revela como receptor y emisor de placer.

En el desenvolvimiento de estas experiencias, el disfrute del contacto con mi cría recibe especial atención, también las sutiles interacciones entre ambas, que emergen en un espacio oscuro, con tenues alumbramientos que revelan nuestra intimidad.

Las interacciones íntimas entre madre e hija emergen a la luz pública, gracias a la cámara, que captura estos actos efímeros, a los celulares que los reproducen y a los visores (VR) que generan inmersión en un universo virtual, para que sean los espectadores quienes configuren sus propias realidades.

Palabras claves: Cuerpo biológico, cuerpo virtual, madre, parto y nacimiento.

10 11

Prólogo

Introducción

Dos Cuerpos en uno

Diario de Cuerpos

Gestación Errática

Venir(se) al Mundo

Amamantar Echada

Cimientos

Querido Útero

Con-FabulaCiones

Mi TeCné,

12

13

17

21

21

25

33

34

36

39

47

SUMARIO

una enTraDa a lo ínTiMo

anexos

acción eclosión

Créditos

Bibliografía

Videografía

52

56

60

61

61

13

PRÓLOGO

Apreciada Tzitzi:

Por fin tuve un respiro para ver sus videos y leer su escrito. Los videos son preciosos en el manejo diestro de la luz en sus claroscuros, con la nubosidad gris tornasolada en el centro o foco de irradiación del afecto recíproco. Los videos y las fotos descorren los velos que ciegan este acto de dar a luz y que usted de alguna forma resignifica con un término que he acuñado en algunos ensayos recientes: re-co-nacimiento, neologismo con el cual indico el acto magnífico de re-nacer en el reconocimiento recíproco y que proviene de que la palabra reconocer se lee de igual manera de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, pero que algo va de hacerlo en la primera vía que es hacia afuera y del hemisferio izquierdo del cerebro y desde la lateralidad del sistema parasimpático a la opuesta del sistema simpático que es la de la rectitud y la de alerta, a leer la palabra de derecha a izquierda que significa leer desde el hemisferio derecho del cerebro, el intuitivo, para afectar la lateralidad izquierda por la vía del corazón, que es la propia de la distensión, de la risa y de la amabilidad.

Este reconocer como lectura al derecho y al revés, de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro, son equivalentes al sentido original de la palabra dhwer, de la cual se deriva puerta en inglés, door, y que se entiende como dirección hacia afuera, cuando es afuera/adentro. Para admirarse todavía más, esto es equivalente al concepto de ditirambo, que significa las dos puertas, y que aplicado a Dioniso, el héroe trágico griego, dios de la fecundidad, significa el que nace dos veces, es decir, el que re-nace. Todo esto, apreciada Tzitzi es relevante para su tesis, pues lo que usted revela en texto e imágenes es un re-co-nacimiento, doble y recíproco nacimiento en el dar a luz, y triple, si se considera que la performance es otro dar a luz.

Gabriel Restrepo*

* Sociólogo de la Universidad Nacional de Colombia y escritor. Correspondencia realizada vía e-mail el día 14 de junio de 2017.

INTRODUCCIÓN

Mi inquietud sobre fenómenos como la sangre menstrual, la fecundación, el parto y la maternidad se fueron gestando tiempo atrás de decidir ser madre. Cada uno de estos fenómenos vividos ha sido el motor de mi trabajo creativo, porque me ha permitido re-conocer y re-dimensionar mi propio cuerpo femenino, desarmándolo de cualquier idea preconcebida del deber ser, para darle forma desde mis propios hallazgos, deseos y experiencias. Interesada en lo que se desprende de procesos biológicos, que corresponden a una esfera privada, y pueden expandirse hacia una esfera pública, abriendo el espectro de relaciones y reflexiones sobre estos hechos.

Es el caso, por ejemplo del proyecto Sutil desgarro1 (ver p.53), surge de mi intimidad, se expande y se hace público. Sin embargo, nuestros procesos y necesidades biológicas parecen estar demarcadas al ámbito de lo privado.

“Aunque la distinción entre lo público y lo privado coincide con la oposición de necesidad y libertad, de futilidad y permanencia; y, finalmente, de vergüenza y honor, en modo alguno es cierto que sólo lo necesario, lo fútil y lo vergonzoso tengan su lugar adecuado en la esfera privada” (Arendt, 2009: 78).

Atendiendo a esta separación de lo público y lo privado, nuestra vivencia de menstruar está condicionada como algo vergonzoso y, por ende, debe permanecer oculta.

Por esa razón, en Sutil desgarro (2012) redimensiono una secreción femenina, que a su vez es un ingrediente esencial para la formación de un embrión, para la creación física y neuronal de otro ser humano como nosotros, cuando ésta toma el camino de la fecundación. Resulta paradójico que este mismo componente indispensable para la supervivencia de la especie al cambiar de rumbo, y salir al mundo sea motivo de vergüenza o se considere desagradable. En Sutil desgarro un par de coágulos de mi sangre menstrual, colocados en una bolita de gasa y encapsulados en un frasco de vidrio, dan a luz unos organismos vivos llamados cándidas miceliales. Una constelación que da apertura a acercarse a esta sangre de otras maneras.

1 Proyecto ganador de la residencia internacional artística en CheLA (Buenos Aires, Argentina) apoyado por Plataforma Bogotá y la Fundación Gilberto Alzate Avendaño.

12

14 15

En relación con el presente trabajo, mi deseo de ser madre y querer engendrar una vida humana emerge de un fuerte impulso corporal. En el transcurso de la semana en que probablemente concebí a mi hija, sentía que en cada orgasmo que experimentaba, mi útero se expandía e invocaba a la vida.

Por ello fue una noticia grata saber que sería madre. En el tránsito experiencial de gestar y parir en casa, el placer cumplió un papel importante. Estas vivencias concretas fueron el insumo matérico para el presente proyecto, que teje desde las entrañas una relación sensible con su embrión. Sin embargo, el mismo proceso y experiencias gestadas a lo largo de la Maestría me llevaron a focalizarme principalmente en ese momento entre nosotras, mi hija Miel y yo. Momentos de encuentro que activan un vínculo, los cuales se atraen y repelen durante la inevitable relación filial entre una madre y su cría.

Me interesa el preciso momento en que la acción emerge entre dos cuerpos, madre y cría, de manera espontánea; cuando la cría reacciona somáticamente al estímulo de otro cuerpo que le es familiar, su madre y viceversa. Donde su actuar es su propia afirmación en el mundo.

Tres nociones expuestas por Hanna Arendt en La condición humana (2009), funcionan como pilares para acompañar tres momentos elementales de mi proyecto. Éstos son son: labor, acción y trabajo.

La labor estaría ligada a algunos procesos biológicos de mi cuerpo (gestar, parir y lactar) y el cuerpo de mi bebé (nacer y crecer) –Ver: Dos Cuerpos en Uno-.

La acción aquí correspondería a la interacción física entre ambas, sin mediaciones, piel a piel. Una intimidad compartida, una interacción espontánea y expuesta a la esfera pública.

En este punto, acción y labor se trastocan, ya que posiblemente para Hanna Arendt el cuidado y el relacionamiento afectivo entre madre e hija haría parte del ámbito privado, y por ende, de la labor.

En cambio, la acción sería el lugar de la confrontación, intercambio e interacción con otra persona pero estrictamente en el ámbito público, pues la “única actividad que se da entre los hombres2 sin la mediación de cosas o materia, corresponde a la condición humana de la pluralidad, al hecho de que los hombres, no el Hombre, vivan en la Tierra y habiten en el mundo” (Arendt, 2009: 22).

Es en esa pluralidad que nos formamos como seres sociales, la cual también se manifiesta y revela en el ámbito íntimo. Al tomar un posicionamiento sobre cómo asumir mi maternidad y la crianza, queriendo darle un lugar importante al placer del contacto, busco llevar ese estado de goce y juegos entre madre e hija donde el espectador, no solo observa un registro de video, sino que se siente cómplice e inmerso en el espacio donde ésto ocurre.

Es una reivindicación desde un cuerpo femenino que decidió y logró disfrutar sexualmente su parto, interpelando los imaginarios colectivos que parecen intrínsecos a ser madre: el sacrificio y el amor incondicional –Ver: Con-fabulaciones-.

El trabajo, en palabras de Hanna Arendt (2009): “proporciona un «artificial» mundo de cosas, claramente distintas de todas las circunstancias naturales” (p. 21). En mi proyecto, el trabajo estaría relacionado con el uso de elementos tecnológicos desde la luz de un celular hasta un visor de realidad virtual que permite configurar, acercar y fijar un instante volátil de relacionamiento íntimo entre Miel y yo, además de permitir configurar una cercanía virtual entre nosotras y el espectador –Ver: Mi Tecné, una entrada a lo íntimo-.

2 En La condición humana (2009) Arendt utiliza frecuentemente la palabra hombres, aunque considero que su contenido puede aplicar para hombres y mujeres, a excepción de momentos en que demarca sus roles o cuando se refiere a la emancipación de las mujeres.

1716

DOS CUERPOS EN UNO

Labor es la actividad correspondiente al proceso biológico del cuerpo humano, cuyo espontáneo crecimiento, metabolismo y decadencia final

están ligados a las necesidades vitales producidas y alimentadas por la labor en el proceso de la vida. La condición humana de la labor

es la misma vida. (Arendt, 2009: 21)

18 19

El óvulo fecundado se implanta, se planta, brota, dando inicio a la mutación de sí mismo y de quien lo contiene.

Biológicamente hablando, el cuerpo femenino puede procrear, pero no por ello se trata de un proceso automático (depende de múltiples factores lograr una fecundación), tampoco estar en embarazo necesariamente corresponda a una libre decisión, pues ésta puede ser tomada bajo presiones externas (por asuntos éticos, sociales, médicos, económicos, etc). Poder elegir sobre mi propio cuerpo, ya sea decidir no engendrar, detener el proceso o continuar la gestación, es un componente importante de autonomía que, considero, concierne nuclearmente a los cuerpos femeninos. Re-conocer nuestros procesos interno-biológicos como potencia y no como obstáculos, por ejemplo.

En el 2013, desee y opté por transitar la experiencia particular de gestar, parir y volverme madre.

Los procesos que parecieran sólo biológicos como gestar y parir pueden estar condicionados también por influencias de toda índole, como el dictamen consagrado en la biblia:

“A la mujer le dijo: Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor. Desearás a tu marido, y él te dominará.” (Génesis 3:16, 1999)

Teniendo cinco meses de embarazo, asistí a la primera sesión del curso psicoprofiláctico. El doctor colocó sus manos en su zona lumbar y se inclinó hacia atrás simulando cargar una barriga pesada. Explicó a grandes rasgos el proceso de gestación, interviniendo su discurso con comentarios sobre portarse bien con el marido, cumplir con los deberes del hogar y cuidar a sus hijos. Retomó los objetivos del curso para enumerar diversas enfermedades, que pueden darse durante la gestación, y las complicaciones que se pueden tener en el trabajo de parto.

Sentía que sus palabras, en lugar de prevenir a que esas complicaciones no ocurrieran, podían generar miedos y bloqueos mentales al momento de vivir lo que el cuerpo mismo dice, desea, pide, regula, etc.

Terminada la sesión, salí y respiré. No volví al curso psicoprofiláctico.

En lugar de ello, decidí internarme (en el sentido introspectivo) en una casa de campo, donde la noche llega con una densa oscuridad apacible, las estrellas y luna brillan en el ennegrecido cielo. Internarme entre las montañas y junto a libélulas que copulan en el aire, donde las abejas polinizadoras contribuyen a la germinación de flores de toda clase, donde respiro profundo sin aspirar polusión. Pude así seguir mi deseo de escuchar y confiar en que mi cuerpo, tiene la capacidad para gestar, una mutación que fui registrando a modo de diario, un estudio vivencial que nutre la matriz creativa de mi trabajo performático: mi cuerpo y ahora la interacción con otro cuerpo salido de mis entrañas.

20 21

DIARIO DE CUERPOS

gestAción erráticA

10.08.13. Deseo sangrar. La sangre menstrual es una aliada que me estremece, abre mi apetito sexual.

13.09.13. Estoy desnuda frente a un espejo. Observo mis senos inflamados más de lo acostumbrado y las venas notoriamente pronunciadas, estoy embarazada.

Me alegra saber que su fecundación fue invocada por ambas partes y ambos celebramos la gestación de esa nueva vida.

15.09.13. Observo mi cuerpo desnudo que aparentemente no ha cambiado más que con el aumento de tamaño de mis senos, pero siento que en su interior están ocurriendo muchos movimientos y bombeos hormonales importantes.

21.09.13. Mi pareja y yo salimos desnudos apretando con nuestras bocas una cuerdita que sostiene un letrero que dice semilla a bordo, coloco una de mis manos sobre mi vientre, siento la presencia del embrión en mi interior. No solo soy dos cuerpos en uno, sino un cuerpo que ya no es el mismo. (ver p.52)

08.11.13. Tres meses de gestación, el vientre está más duro, aún no es una protuberancia visible. Mis senos siguen inflamándose. Soy el nicho de mi embrión, deseo anidar otro lugar tibio para ambas, construyo uno, colocando ramitas alrededor nuestro. Saco uno de mis senos y doy de mamar a una bola de elementos orgánicos, que tiene el tamaño promedio de una cabecita de un recién nacido. La cercanía entre mi feto y yo va más allá de un rango de distancia interpersonal o una proxemia de lo íntimo, habita en mis entrañas y la afectación e insidencia de un cuerpo en otro es recíproco. (ver p.51)

03.12.13. Duermo más de lo acostumbrado, me sumerjo en sueños profundos, algunos de ellos logro recordarlos. Sueño que muerdo con ansias una empanada y en su interior veo una diminuta bebé. La invito a volver a mi útero.

22.12.13. Siento unas punzadas en la espalda, voy al médico. Dicen que me van a hospitalizar pero por papeleos que requieren, para hacerla efectiva, me dejan sobre una camilla en un pasillo toda la noche. Tampoco los han

22 23

autorizado para brindarme alimento, hasta las diez de la mañana del día siguiente autorizan mi desayuno y a medio día me trasladan en la camilla a una habitación. Entran y salen médicos diferentes, me inyectan sustancias y me extraen cada hora sangre, sin explicarme del todo su propósito o las sustancias suministradas.

25.12.13. Sigo en el hospital, ya no siento punzadas en la espalda, solo me duele mi cuello uterino a causa de la sonda vesical que, sin mi permiso, introdujeron para desocupar mi vejiga y extraer una muestra de no sé qué que necesitaban. Siento que durante estos días me despojaron de mi propio cuerpo, espero no tener que dar a luz en un hospital. Deseo un espacio-tiempo que se abra a lo que la misma experiencia nos pida, donde pueda tener autonomía de mi propio cuerpo y alumbramiento, donde tanto ella como yo nos sintamos acogidas y performers de la situación.

26.12.13. Me dieron de alta, soy nuevamente libre de vivir mi experiencia de gestación a mi modo.

15.02.14. En mi sueño, una bebé succiona con fuerza una manguera, ésta es larga y está conectada a un carro lechero.

22.02.14. Mi piel cede, mi cuerpo sigue cambiando y mis senos continúan llenándose de leche, esperan la llegada de mi cría, mi barriga se templa como la de cualquier hembra mamífera. Me despojo del vestido que llevo puesto, visto a una piedra y dejo que la corriente de agua de un río nos refresque. (ver p.51)

22.03.14. A los seis meses de gestación mi útero ya empieza a contraerse y dilatarse, se va preparando. Éste además responde a mis orgasmos dilatándose y contrayéndose. Desde acostada, con el cuerpo tendido y relajado siento leves movimientos acuosos dentro de mí, otras veces son más fuertes y no solo se manifiestan internamente sino que puedo mostrarle, a una tecera persona (a un espectador de mi gestación), la zona donde la bebé está ejerciendo presión, puesto que la barriga adquiere la forma de un huevo.

25.03.14. En mi sueño, tejo y siembro al mismo tiempo con una aguja-semilla.

14.04.14. Mi piel se estira, parece que se fuera a reventar. Una cicatriz ubicada cerca de uno de mis senos se desplaza cinco centímetros hacia abajo. Mi barriga ya tiene un tamaño considerable.

02.05.14. En mi sueño tengo una contracción, observo mi barriga y me sorprendo al sentir mi piel tan traslúcida y delgada, tanto así que se revela el contorno de todo el cuerpo de la bebé y puedo ver sus uñas estirando mi piel. Estando ella adentro, nada de la barriga al pecho, sin ninguna interrupción, de manera fluida. Al volver del pecho a la barriga sigue de largo, y simplemente, ¡sale! Sin dolor y sin ningún esfuerzo. La abrazo y reímos juntas. En el sueño pido un cuchillo, yo misma corto el cordón umbilical. El cordón azul, ya desprendido de mí, lo sostengo un tiempo en mi mano y sigue palpitando muy fuerte. Quiero filmarlo, así que tomo mi cámara y con ésta hago un recorrido por el visceral cordón, quiero capturarlo en video conectado a la bebé.

El cordón es muy largo, lo sigo filmando mientras recorro la sala, el comedor y la habitación hasta encontrarla…ya tiene siete años y de su ombligo no solo pende el cordón umbilical que yo estoy filmando, hay un segundo cordón. Al seguirlo, llego al ombligo de otra niña de su edad, que a su vez me lleva a otra más. Están dormidas, empiezan a despertar. Despertaron. Cada una comienza a caminar hacia lugares diferentes, !los cordones umbilicales se van a reventar!.

24 25

03.05.14. Mi gata también está a punto de parir. Tomamos siestas juntas al aire libre dándonos calor mutuo, su barriguita se recuesta sobre la mía, ronronea. Llega la noche, tengo un orgasmo en un sueño. Extasiada me falta el aire y despierto, salgo del sueño. Respiro. Mi útero está endurecido, rígido. Es una contracción, la más fuerte y prolongada que he tenido en estos casi nueve meses. ¿Nacerá hoy? Me pregunto.

Afuera llueve a cántaros, maúlla fuertemente la gata, es un maullido diferente a los habituales. Le abro la puerta, ella entra y empieza a caminar ladeada mientras sigue maullando extraño, se recuesta, con el cuerpo extendido y relajado observo cómo su vagina empieza a dilatarse. Quien parirá hoy es la gata. Una lección de una felina a otra mamífera. Se detienen los maullidos y el primer gatito untado de líquido amniótico resbala muy fluidamente hasta salir del cuerpo de su madre, ella no emite ningún lamento.

La gata se reacomoda, sus dientes destrozan fácilmente el cordón umbilical. Lame a su cría, la reanima. En cuanto ésta responde al estímulo de la lamida, ella la agarra del cuello con su boca y se la lleva lejos de nosotros. Busca intimidad, busca un lugar oscuro dónde seguir pariendo.

Toco mi barriga de piel estirada. Me digo: Yo también puedo, mi cuerpo sabrá parir.

Guardo el cordón umbilical de ese primer gato que vi nacer.

07.05.14. En mi sueño, una tela de seda acaricia mis pies, encojo todo mi cuerpo buscando contacto con ésta. Me cubro hasta quedar a oscuras. La suavidad y tibieza de la tela me seduce, me relaja tanto que mi tibia y viscosa esperma resbala, hasta el punto de hacer que la placenta se asome al exterior, inhalo con fuerza y ésta retorna a su mundo visceral.

15.05.14. Sueño que duermo plácidamente, siento mi vagina mojada. Me levanto (en el sueño) y voy al baño a secarme, ¡no lo puedo hacer!… Un cordón umbilical está saliendo de ésta. Lo tomo con ambas manos, es azul grisáceo y algo tibio. De repente me sobresalto…¿Dónde está la bebé? Voy a la cama y encuentro sobre ésta a una bebé, tiene un metro de largo, todo su cuerpo está cubierto de resina seca y craquelada. Desprendo uno a uno los trozos de resina, descascaro empezando por la zona donde está su cabeza, quiero saber si aún respira.

Venir(se) Al mundo

15.05.14. Permanezco atenta a cualquier movimiento interno de mi cuerpo. Su cabeza ya está acomodada hacia abajo.

Camino despacio, me detengo, vuelvo a caminar. Mi cuerpo ya no puede albergarla por más tiempo, su cabeza ya hace presión para salir.

17.05.14. Cosquilleo. Tensión. Una sensación de cólico va y viene, camino un poco buscando identificar más exactamente qué siento, deseo saber qué procesos sensibles comienzo a transitar.

Llegamos a la casa, me desnudo junto a la cama y recojo con mi mano el primer coágulo que emana mi vagina. Lo observo, es viscoso. Esta sangre ya hace parte de lo que parece ser el día de mi parto y el día de su nacimiento, pues de ambas depende que estos dos eventos parto-nacimiento confluyan en uno solo, eclosionen, revienten en el éxtasis de la vida, que atraviesa inevitablemente el umbral de riesgo, el umbral de la muerte.

Unto en la pared el coágulo de sangre, lo observo fijamente sin cerrar los párpados, su forma me transporta hacia un espacio sin forma, mi mente está en otro lado, mis ojos siguen observando el coágulo, pero ya estoy muy adentro, en una introspección donde el radar es básicamente Sentir.

Me acurruco sobre la cama con mis ojos fijos en el punto de sangre, la sensación de cólico no va en aumento sino en frecuencia, tensión y distensión, como un oleaje, un vaivén. Aprieta los tejidos musculares del útero principalmente en la zona baja y luego los relaja. Esta experiencia de vaivén de pequeñas tormentas (tensión) con brisas tranquilas (distensión) dura todo el día y noche.

La noche parece ser el momento escogido para su salida, cuando todos sueñan, cuando los sutiles sonidos reverberan contra las paredes.

A las diez, bajo la intimidad de la noche, siento con más frecuencia el vaivén de contracciones y expansiones. Llega el partero quien solo me pide que lo llame cuando sienta que ya viene la bebé, así que pude permanecer a solas un largo rato, sumergiéndome en mi propio cuerpo.

El oleaje es más frecuente y su intensidad va en aumento.

26 27

Me concentro en sentir esa tensión que se acumula en el vientre, a través de la respiración y emitiendo un leve sonido con la letra eme, imagino cómo se esparce esa tensión por todo mi cuerpo, se esfuma el nudo de tensión y se relaja músculo por músculo, lo expulso por los poros de mi piel y mi boca sigue emitiendo un sutil sonido.

A partir de ese momento el padre de Miel enciende la cámara de video, el acto íntimo y efímero de parir y nacer, no está excento de ser capturado, reproducido y, si se desea, ser expuesto a la luz pública.

El oleaje de tensión está más fuerte, respondo intensificando mis gritos. Luego suavizo y apaciguo los sonidos emitidos, sintiendo con ello que el cuerpo nuevamente se relaja. También pujo con el periné y con todo el cuerpo. A mis gritos y gemidos incorporo el pujo, imagino que con ello no solo abro mi sexo y el cuello uterino, también todo mi cuerpo se abre, se expande.

El líquido amniótico empieza a escurrir levemente. Me acurruco junto a la cama para que su cuerpito se reacomode para la salida, pues ya siento su cabeza que empuja. Llamo al partero, quien me pide que me suba a la cama y me acomode de la manera que yo quiera, sentada estiro una de mis piernas y la otra la dejo doblada. Siento que debo permanecer en una posición donde pueda tener autonomía sobre mi cuerpo.

18.05.14. Es de madrugada, aún los vecinos duermen.

Sigo escurriendo líquido amniótico. Arde. Un ardor intenso aparece cada vez que escurre líquido amniótico sobre mi piel. En lugar de sentir miedo y angustia por esta nueva experiencia, me sumerjo en sentir en detalle cómo se desliza este líquido sobre los pliegues de mi sexo, labios que poco a poco se estiran, estallan con el alumbramiento. Mi flexible vagina viaja de la oscuridad a la luz.

Quiero vivir al máximo la experiencia de parir con todas sus implicaciones. Sin angustia de fundirme con la experiencia, desintegrarme, abrirme par a par, perder mis límites.

Primera sensación de orgasmo, el cuerpo atraviesa un umbral de dolor-ardor, se diluye e integra con el todo ¿o con la nada?, una sensación de alivio y plenitud.

Permanezco con los ojos cerrados, para así concentrarme en los picos de ebullición de mi cuerpo y en cada detalle que le acontece. Toco con mi mano su cabeza que ya está casi fuera de mí, es gelatinosa, ella ya casi atraviesa su propio umbral.

Vuelvo a cerrar los ojos, quedo en la oscuridad. Quiero sumergirme en mí, para salir con ella. Gotas de sudor escurren por mi frente. Una exigencia física que amenaza con romper mis propios límites, yo también quiero quebrarlos, atravieso un túnel vertiginoso de sensaciones.

La asistente del partero permanece detrás de mí, su calor corporal y sus pechos envuelven mi espalda. El padre de Miel está desnudo, acaricia mi cuerpo suave y dulcemente. Aprieto los ojos para sumergirme en mí. El pujo viene de cada rincón de mi cuerpo, se reúne y presiona hacia abajo.

Mi cuerpo va a reventar. Segundo orgasmo. Segundo umbral. Incomprensible y desbordante, me libera. Libero a mi bebé junto con una jugosa propulsión de fluidos. Me vine al mismo tiempo en que ella viene al mundo, una sincronía que desde mi experiencia sensorial son inseparables. Vinculado al placer de eyacular vida, sin cohibición alguna a sentir y gozar mi propio cuerpo y parto.

Llora. Un corto y fuerte llanto teñido de nostalgia y desconcierto, tal vez por su repentina expulsión del oscuro mundo acuático, ese mundo de misterios que ninguno de nosotros recuerda. Segundos de muerte. El inevitable acto de llanto para sobrevivir en este mundo y hacer uso por primera vez de sus pulmones. Llanto que desaparece enseguida, al entrar en contacto piel a piel con su madre y sus tibios senos, con sus ojos cerrados encuentra uno de mis pezones succionándolo con sus suaves labios y delicada lengua.

Soy su próximo planeta, uno lácteo. Pujo y sale la placenta, con sus células madre en carne viva, sigue latiendo. En cuanto deja de latir el padre corta el cordón. Ella sigue prendida a mis senos. Pujo para expulsar la placenta.

La madrugada nos abriga, dormimos piel a piel.

18.05.14. Durante esa misma madrugada, mi útero se sigue contrayendo, ¡está vivo! Y al igual que yo, rememora la experiencia recién ocurrida. Duermo profundamente, aparece un sueño: estoy en un lugar oscuro, pujo para parir a mi hija nuevamente, reviviendo la sensación de la expulsión de su cabecita gelatinosa y su cuerpo en propulsión, extasiada sigo pariendo sin parir.

28 29

30 31

32 33

Placenta y cordón umbilical en manos de Tzitzi

Cuerpo extendido y distendido, entregado al suelo, relajado.

Exponiendo los pechos mientras mi cría

se regocija con el fluir de la leche tibia.

Otra mamífera más.

34 35

AmAmAntAr echAdA

20.05.14. Poco me he separado de la cama y ella poco se ha separado de mi/su pecho. Permanecemos desnudas, ella encima mío, entre las cobijas.

Mis senos siguen creciendo, van a reventarse a menos que sean succionados, es un alivio recíproco. Ciénagas de leche se derraman sobre la cama durante la noche. En el día gotea o sale en propulsión empapando cualquier ropa que me ponga. Disfruto humectar mis pezones con agua fría, después de permanecer largas horas entre su suave saliva, pues éstos están muy sensibles al contacto.

Siento el justo momento en que el líquido graso entra en los canales mamarios, se impulsa y abre camino. Me encanta reconocer su llegada y estar a la escucha3 de ese ingreso lácteo a mis senos

3 Término acuñado por Nancy, Jean Luc en su libro A la Escucha (2007)

cimientos

30.05.14. Se desprende el trozo de cordón umbilical que pendía de su ombligo, está seco y oscuro. Su cuerpo está cubierto de una membrana blancuzca, está cambiando de piel. Los largos vellos que tenía en la espalda también se han desprendido.

19.06.14. Seguimos en la cama, todos los días sangro, todos los días derramo leche. Olemos a leche. Nos hemos internado en un cuarto oscuro por casi un mes. Llega el partero, me desnudo. Observa la alineación de mis huesos, hace presión en la cresta iliaca y en uno de mis hombros, siento cómo se reacomoda. Se habían desencajado. Ahora me siento más liviana.

01.05.14. Mi hija se adhiere con todo su cuerpo al mío, para deleitarse de la tibieza, textura y sabor al entrar en contacto con la teta. Mientras duerme, algunas veces, saca su lenguita y mueve sus labios soñando, posiblemente, con su elíxir lácteo.

28.07.14. Miel sigue reconociéndose a través de su propio contacto, su mano le toca su rostro, luego estira sus dedos moviendo la muñeca, mientras que sus ojos la siguen detenidamente, reconociéndola como propia.

02.10.14. Boca arriba, impulsa su pierna y hace fuerza con su cadera y cabeza para lograr girar y quedar boca abajo.

30.11.14. Empieza a gatear en el impulso de querer llegar hacia algo o hacia alguien. A ese desplazamiento incorpora llevar consigo algo y colocarlo en otro lugar.

10.02.15. Insiste en mantenerse de pie, sostenida de objetos y de la mano de sus padres, sus piernas tambalean. Hace algunos cortos recorridos sin sostenerse de nada, su rostro expresa su aventura vertiginosa.

15.05.15. Camina sola, se detiene, cambia de dirección, gira y se devuelve. Cambia de perspectiva.

18.06.15. Hace un mes cumplió un año de vida fuera de mí, seguimos tomando largas siestas juntas, conectadas por uno de mis senos, mientras con sus manos juega con el pezón descubierto. Aunque ya come toda clase de alimentos, chupa apasionadamente su universo lácteo. Me siento sobre una tina con mi hija, ella toma teta mientras ambas somos bañadas por su padre con leche de otra mamífera. (ver p.50)

20.03.16. Dormimos juntas, seguimos manifestando nuestro vínculo afectivo a través del tacto y la conexión de recibir mi/su leche directamente de mis pezones, no tengo certeza cuánto tiempo ella deseará mi leche, cuánto tiempo más mi cuerpo la producirá o cuándo yo decida dejar de darle.

25.05.16. Ya casi no escribo en esta bitácora, donde anoto mis experiencias corporales y sensoriales de este viaje gestacional, de alumbramiento y vínculo con mi cría.

30.10.16. Crea situaciones para sus juegos, me involucra, exploramos las posibilidades de movimiento que nos ofrecen nuestros cuerpos, retozamos, nos hacemos cosquillas, jugamos a las escondidas, a permanecer inmóviles, a correr por todos lados, a dar botes, a saltar, etc.

12.02.17. Ambas queremos dilatar un tiempo más la proximidad que conlleva tomar/dar teta, sin embargo, se avecina el momento de despedirse de ese cariño lácteo.

27.06.17. Mis senos ya no producen leche, mi hija pregunta por la teta sin comprender por qué esa palabra ya le suena lejana, no insiste más en nombrarla y continúa en sus actividades, quería que esta despedida se diera de manera tranquila y espontánea. Mis senos, mi bebé y yo, hemos cerrado un ciclo para abrir otros.

36 37

QUERIDO ÚTERO

Nos conocimos relativamente hace poco, me asombra no haberte sentido antes.

Tenía una referencia de tu existencia en gráficas de anatomía del cuerpo femenino,

cuando explican sobre tu función reproductiva. Dentro de ti también se produce la

sangre menstrual, que en un par de ocasiones la he dejado escurrir por las piernas,

solo para permitrme sentir el torrente y espeso fluído, cargado para mí de eroticidad.

Me gusta permanecer alerta a los cambios hormonales que vive mi cuerpo, mientras

experiementa este ciclo que me acompañará por un buen tiempo.

Es ahí cuando te siento, al participar de esas micro mutaciones internas, a veces

el vientre se tensiona, toco y ahí estás, duro y tensionado. Así que nuestra relación

dependía de esas sensaciones de cólico o endurecimiento del vientre y ya, te ibas,

como si tuvieras a donde ir.

Cuando empiezo a vivir la gestación de mi bebé, nos conocemos de otro modo,

indispensable nicho para mi embrión en proceso de formación, es en ese momento

que agudizo mi escucha hacia ti, gracias a ella, cualquier movimiento tuyo o de ella

me estremece.

Me conecto contigo en cada impulso placentero, reconozco tu viveza y fortaleza, en

mi caso, gracias a la experiencia gestacional, te siento dentro mío en su magnitud,

es decir, no solo como esa tensión en el vientre en un día de cólico, sino en los

momentos en que mi cuerpo se libera en un orgasmo, concluida la gestación y parto

sigues muy presente en mí.

Poco sabemos de ti aunque estés dentro, según el partero que acompañó mi parto,

la desvinculación con nuestro útero puede dificultar el parto. Muchas fibras nerviosas

te forman, eres un universo vivo que palpita en mí, fibras que con o sin gestar un bebé

tienen la capacidad de reaccionar a estímulos placenteros y también propiciarlos.

Te doy la bienvenida querido útero, pues me compenetro contigo entrando a mis

veintiséis años, cuando estoy a la escucha de la nueva experiencia embrionaria que

se gesta. Espero que otras mujeres, incluída mi hija puedan crear una relación más

cercana a sus úteros: fuentes de goce, magia y aprendizaje.

Tu amiga,

Tzitzi

38 39

CON-FABULACIONES

La acción mantiene la más estrecha relación con la condición humana de la natalidad; el nuevo comienzo inherente al nacimiento se deja sentir en el mundo sólo porque el recién llegado posee la capacidad de empezar algo

nuevo, es decir, de actuar. (Arendt, 2009: 23)

40 41

Para Hannah Arendt, la acción tiene que ver principalmente con la participación discursiva en la esfera pública, sin embargo, también es un estadio de libertad, relacionado con “la vida del disfrute de los placeres corporales en la que se consume lo hermoso” (p. 27). Es en este punto donde propongo un desplazamiento de los conceptos de Arendt, para hacer énfasis en el placer de relacionarme físicamente con mi cría, donde a través del juego y el contacto reconozco mi propio cuerpo, dónde empieza uno y dónde acaba el otro, co-habitamos nueve meses y seguimos juntas de otras maneras. Poner el foco en ese relacionamiento desatendido, es decir, en el sentido de reducir la crianza a una laboriosa obligación, principalmente exigida y adquirida por la madre, que además solo tiene lugar en el ámbito privado.

Tejo afectos con mi cría, en una apertura de darle rienda suelta al juego, en un tiempo y espacio cobijado por la noche. Nuestras interacciones aparecen en el alumbramiento.

Aquí, la oscuridad y la luz, participan en la configuración del juego y en nuestras interacciones, esa gran noche uterina nos contiene a ambas y también al espectador, quien atestigua dicho encuentro, quien lo convierte en un acontecimiento público, en un espacio para la reflexión colectiva.

Albergadas por la noche uterina, participamos del advenimiento que nuestro encuentro devele. En una introspección compartida. Una intimidad oculta.

En el registro en video, llamado Entre luz (ver p.43), a través del juego comenzamos a tener unos acuerdos y códigos compartidos, nos confabulamos para fabular una casa-cuerpo, mi hija inspecciona su contenido alumbrando con un bombillo la zona a detallar, encuentra mis senos y los hala suavemente, encuentra mi vagina, enigmático canal que la condujo a la vida terrestre. La única mediación en este encuentro es la luz que lleva en sus manos. A través del contacto, sin utilizar palabras, ella me indica que también quiere ser una casa-cuerpo, la cual puedo habitar e inspeccionar dejando entrar mi cabeza, pues las escalas cambian.

En ama-manta (ver p.41), ella es seducida por el seno materno que encuentra desnudo durante el juego, una gran camisa flexible nos cubre a ambas, juego con sus posibilidades elásticas, deformando y formando los contornos de nuestros cuerpos, conectados a través de uno de mis senos. Oculto y expongo un brazo, una pierna, su cabeza, la mía, ambas cabezas, etc. Ella, sin desprenderse propone permanecer bajo la tela, también produce sonidos percutivos y repetitivos con sus pies contra el piso. Estamos bañadas por una luz cenital en medio de la oscuridad.

En Amamantar echada (ver p.42), permanecemos acostadas piel a piel, ella sobre mí tomando teta y con una de sus manos juega. Cambiamos de posición, ahora estamos una junto a la otra, sin desconectarnos a través del pezón, nuestras piernas se entrelazan y desnudan nuestro vínculo filial, para dar terreno al advenimiento de lo que dos cuerpos familiares y a la vez extraños pueden revelar.

La intimidad que se gesta entre madre e hija desde el radar del goce de vivir y el goce de interactuar, es un espacio íntimo de libertad. Es una confabulación entre cuerpos, entre dos cuerpos femeninos, entre madre e hija. Antes de la Edad Moderna, dice Hanna Arendt (2009):

“Mujeres y esclavos pertenecían a la misma categoría y estaban apartados no sólo porque eran la propiedad de alguien, sino también porque su vida era «laboriosa», dedicada a las funciones corporales (...) El hecho de que la Edad Moderna emancipara4 a las mujeres y a las clases trabajadoras casi en el mismo momento histórico, ha de contarse entre las características de una época que ya no cree que las funciones corporales y los intereses materiales tengan que ocultarse” (p.78)

42

Si las funciones corporales ya no tienen que ocultarse, si los procesos biológicos no pueden desligarse del cuerpo que también acciona el mundo, pues la labor y la acción inciden una en la otra. Relegar la reproducción de la especie y el crecimiento de la misma a una idea de inercia biológica sería reducir su potencial e incidencia propositiva en el ámbito social. Pues los cimientos para desenvolvernos y actuar en una sociedad tienen sus raíces en nuestros propios hallazgos y conocimiento de nuestro cuerpo, en relación con otros cuerpos y el entorno.

La eclosión no solo se da al nacer, sino en cada umbral que logramos atravesar, ese alumbramiento que nos remueve ideas preestablecidas o miradas objetivas frente al mundo. “Para Rousseau, lo íntimo y lo social eran más bien modos subjetivos de la existencia humana” (Arendt, 2009: 50) estrechamente relacionados.

En el registro en video, llamado Una gota de leche, miro fijamente a los ojos del espectador, aunque en realidad estemos mediados por el ojo de la cámara, acaricio y aprieto uno de mis senos hasta obtener una gota de leche que dejo escurrir por la piel, le pregunto a quien está del otro lado de la cámara cuál es su nombre, le comparto el mío y el de mi hija. No solo mi mirada y la mirada del espectador atraviesa nuestro intermediario (la cámara), también mi cuerpo en el video atraviesa el plano frontal al que estamos familiarizados en el cine o la televisión, que conserva un formato y unos límites estrictamente definidos.

El espectador que más que espectador es cómplice del acontecimiento, puede mover libremente su cabeza y rodear con la mirada todo el espacio donde se gesta el sutil gesto de tenues luces abrazadas por la oscuridad.

4 Es importante detenerse aquí. Considero que solo es posible que “la Edad Media emancipara a las mujeres” si se comprende que las mujeres participaron activamente en su proceso de emancipación.

43

44 4544 45

46 47

MI TECNÉ,

UNA ENTRADA A LO ÍNTIMO

El trabajo y su producto artificial hecho por el hombre, concede una medida de permanencia y durabilidad a la futilidad de la vida mortal y al

efímero carácter del tiempo humano. (Arendt, 2009: 22)

48 49

Me interesa el carácter efímero de la vida y de la performance, al tiempo que me seduce retener un instante traducido a pixeles en una fotografía digital, a haluros de plata en una fotografía análoga y a espectros de luz electromagnéticos cuando un video es emitido por un teléfono celular, por ejemplo.

Empiezo a proponerle a mi hija jugar e interactuar en un espacio extracotidiano, que a su vez, extrae elementos de nuestra vida diaria, como el acto de buscarnos en la cama, todas las noches en plena oscuridad, para conectarnos a través de mi seno hasta quedar ambas dormidas o solo ella dormida y tendida sobre mí. Ese tipo de experiencias cotidianas nutren las interacciones que ocurren bajo la oscuridad, capturadas en video.

Miel no le tiene miedo a la oscuridad, tal vez porque ha participado desde muy pequeña en caminatas nocturnas, que a menudo hacíamos con su padre (y ella en brazos), para llegar a una casa de campo donde vivimos un tiempo y seguimos frecuentado. Aún nos gusta caminar bajo la luz de la luna o con una tenue luz emitida por un celular. En silencio, familiarizándonos con los matices que nos traiga la noche.

El espacio construido de luz y oscuridad para nuestras interacciones, responde a un deseo de deconstruir el ambiente doméstico que nos ciñe a imaginarios con roles demarcados para madre e hija, consolidando relaciones estáticas entre cuidadora y cuidada.

Trasladarnos a un amplio espacio de oscuridad, donde tenues baños de luz exponen y estimulan instantes de interacciones joviales y afectivas, nos permite a ella y a mí, dilatar los tiempos, focalizarnos en el aquí y ahora, incursionar en nuestros cuerpos y ampliar sus posibilidades.

Este encuentro íntimo se realiza en ausencia de espectadores, excepto por el ojo de la cámara de video que captura, convirtiéndolo en un material manipulable digitalmente, el cual edito a mi antojo y exporto en mpeg-4. Este nuevo archivo digital invisible e intangible como material físico, me permite colocarlo en un celular que reproduce sonido e imagen, la programación de las ondas electromagnéticas del sonido están en 48 kHz, es decir, 48 ciclos por segundo, y la imagen en movimiento tiene 29,97 fotogramas por segundo, en uno de los videos capturados y editados, para dar un ejemplo.Experimentación con videos 360º proyectando el instante en que cortan el cordón

umbilical de mi hija, el momento en que mi piel de la barriga está tan estirada que mi ombligo es plano, el día en que la ecografía reveló su sexo, entre otros instantes, que en el video final mi cuerpo (reproducido cinco veces) observa en simultánea sus propios recuerdos.

51

Estos requerimientos audiovisuales no son precisos cuando se trata del uso de un visor de realidad virtual donde la decisión de qué y a dónde mirar es de quien lo está experimentando, aunque conserve una intención y composición construida previamente. Es interesante ese juego de fusión, entre nuestro ojo fisiológico con el ojo de la cámara que capturó, previamente lo que el visor VR emite.

“La realidad virtual no tiene un cuadro, los límites se disuelven, el espacio es tomado. Y es algo que no solo ves sino que experimentas diferente, porque es una experiencia sensorial”. (G. Iñárritu, 2017)

La interacción, entre mi hija y yo, requiere de un espacio solo para las dos, donde el propio encuentro devela unos momentos de juego y vínculo, retenidos por la cámara como estretegia de entrada, para el espectador-cómplice a nuestra intimidad, al ser reproducido el video por el visor VR, un portal que busca sumergirlo en una experiencia virtual.

“La realidad virtual como construcción corporal está bastante alejada del hecho escénico brechtiano, ya que la máquina de la representación sintética debe ocultarse permanentemente y esto lleva a la identificación, a la inmersión e insta a la interacción. Pero, contradictoriamente, a la vez es bastante parecida al efecto de distanciamiento, porque entre ambos, efecto V [postulado de B. Brecht] y realidad virtual, el mecanismo representacional constantemente oculta y se revela al espectador, solo que, en el efecto teatral, está en manos de lo planificado dentro de la representación y en la realidad virtual es a voluntad del usuario”. (Suárez, 2010: 38)

La voluntad de mover la cabeza (con visor VR) y el cuerpo como a los espectadores les plazca o como lo requieran, permite que cada uno experimente de manera diferente los archivos mpeg-4 que luego de traducirlos a una cantidad de fotogramas por segundo, reconstruyen e irradian (con su luz electromagnética) nuevamente nuestros cuerpos.

48

Esta información técnica del archivo de video, nos permite ampliar los procesos de traducción por los que transitan las interacciones físico-corporales con mi hija, al haber sido capturadas. Pues pasamos de un acontecimiento en vivo y corpóreo, a una trasferencia almacenada en bits y traducida al mundo matemático-electrónico.

Cuando decido hacer uso de visores de realidad virtual (VR) como puente de acceso e inmersión en la experiencia íntima con mi hija, que tuvo lugar en otro tiempo-presencia-espacio, no me interesa hacerles creer que efectivamente estamos frente a sus ojos, sino que justamente ese gesto acaecido y genuino ya no existe como tal. Ahora aparece gracias a estas tecnologías que el ser humano se ha encargado de desarrollar y que, en este proyecto, podría regresarnos a esos primeros contactos corporales. Recuerdos que de algún modo quedaron guardados en nuestro pergamino corporal4, acercándonos a las reacciones instintivas de una cría en contacto con su madre, más próximas a la noche uterina que a la codificación de lo que procesamos racionalmente. Sobre la realidad virtual dice Jean Baudrillard:

“(...) No se trata aquí de imitar, ni de duplicar, ni de simular la realidad. En la ‘realidad virtual’ no hay artificialidad porque lo artificial copia o imita la realidad, sino un simulacro, donde la representación mediática precede y determina lo real, traza una nueva topografía del entorno percibido como realidad” (Suárez, 2010: 78)

En este sentido, si la representación mediática precede y determina lo real, el proyecto Eclosión permite preguntarse por el momento en vivo de esa aparición mediática, pues Miel y yo de algún modo estamos mediatizadas, y el espectador al colocarse el visor VR entra a una nueva topografía percibida como realidad.

En este trabajo es importante utilizar la envolvencia que permite un visor VR, no para la proliferación de imágenes, sino por el contrario, para una reducción y sustracción de elementos, quedando el espacio vacío o cubierto de oscuridad. Algunos espectadores que han participado me expresaron haber sentido claustrofobia, mientras que otros experimentaron una sensación de estar en un espacio muy amplio e inabarcable. “El ojo es un mecanismo fisiológico y la cámara es un mecanismo tecnológico, en ambos necesitamos saber qué estamos viendo (encuadre) y en qué nos estamos fijando (composición)…y en relación a qué tiene un significado (montaje).” (Fernandez & Martínez, 1999: 24)

4 Término acuñado por Sloterdijk, Peter en su libro Venir al mundo, venir al lenguaje (2006)

52 53

15.06.15. Leche y Miel. DA Ortiz, Miel Ortiz y Tzitzi Barrantes. Performance em Encontro-SESC Campinas (Brasil). Foto: Renê Mainardi

Anexos

08.11.13. Nido. XX Bienal Internacional de Curitiba (Brasil). Foto: Fernando Ribeiro

22.02.14. Piel. Residencia artística Accionarar (Anolaima, Cund.). Foto: DA Ortiz

54 55

21.09.13. Semilla nativa. DA Ortiz y Tzitzi Barrantes. Marcha del Silencio (Bogotá). Fotos: Carlos A. Salguero

23.11.12. Sutil desgarro. Muestra Satélite IX en el CheLA (Buenos Aires, Argentina). Apoyado por Plataforma Bogotá y la Fundación Alzate Avendaño. Fotograma: Juan Hoyos

56 57

Acción eclosión

La luz que coloco dentro de mi amplia camisa (de)vela mi cuerpo desnudo, solo veo a los recién llegados hasta cuando se acercan a la luz. Algunos miran un video en el suelo, es mi hija mirando a la cámara (mirándonos), ofreciendo una luz que tiene entre sus manos en medio de la oscuridad. Este video es reproducido por mi teléfono celular, el cable auricular recorre mi cuerpo hasta llegar a mis orejas, escucho su respiración.

Halo muy suavemente el cable auricular hasta llevarlo por completo hacia mí, quedando dentro de la amplia camisa estirada por mis piernas, un resguardo temporal.

Me levanto, camino y este video-celular donde aparece mi hija sigue siendo arrastrado, está ligado a mi cuerpo. Tomo un visor de realidad virtual, “entro” en él a través de la vista, me acerco a uno de los presentes y se lo coloco delicadamente. En cuanto termino de colocar los visores observo sus pausados movimientos, algunos permanecen parados, otros sentados, se acuestan o prueban cambiar de posiciones, caminan poco, pues se les abre un mundo que los circunda.

Me acerco sutilmente a cada uno de ellos y les coloco mi cabeza sobre su regazo, algunos acarician tiernamente mi rostro y cabello, otros solo posan su mano y otros no se atreven a tocarme. Busco sus manos y les ofrezco el calor de las mías. Los videos que observan ocurren en espacios oscuros donde pequeños focos de luz revelan nuestros cuerpos desnudos, madre e hija, en contacto uno con otro, afectaciones recíprocas llenas de afecto.

Posteriormente tuve la oportunidad de escuchar las experiencias vividas de algunos participantes, una chica me decían que se sentían en otro tiempo, un tiempo placentario y al salir de allí le abarcaba una nostalgia por volver y el choque con el afuera la confrontaba a “retomar su vida”, un chico sintió comprender las palabras de una amiga lactante cuando le describía el placer de ese contacto y la relación con ese cuerpo lozano, otro chico percibió que sus sentidos se agudizaban y que el cuerpo-madre no se desprendía del cuerpo-mujer y el cuerpo-sexual, una chica me confesó que “nada le hizo” y luego de unos días un sueño le trajo nuevamente los recuerdos de esos dos cuerpos (madre e hija) y la imagen potente de madre-casa, otra chica sintió que las imágenes no eran amenas y placenteras en sí, sino que al tiempo la perturbaban, ponía su cuerpo en un lugar incierto donde una leve experiencia erótica se revelaba en aquello que pareciera cumplir con una “función biológica”.

58 59

60 61

créditos

Fotos y fotogramas

Portada: Daniel Santiago Salguero

p. 18, 21, 26-29, 30-31: DA Ortiz

p. 22: Tzitzi Barrantes

p. 41-43, 61: Cámara estática

p. 48: Picóscar Rangel

p. 55, 56: Isabel Cristina Torres Espinal

P. 57: Hanna Isua

Contraportada: Cámara estática

Diagramación: Hanna Isua

Impresión: ARS Editorial

Sitio web: http://tzitzi.metzonimia.com/tesiseclosion

BiBliogrAfíA

Sloterdik, Peter (2006). Venir al mundo, venir al lenguaje. España: Pre-texto.

Rodrigáñez, Casilda (2007). Pariremos con placer. España: Ediciones Crimentales S.L.

Leboyer, Frederick (2008). Por un naciemiento sin violencia. España: Mandala Ediciones.

Arendt, Hannah (2009). La condición humana. México: Paidós.

Nancy, Jean Luc (2007). A la escucha. Argentina: Amorrortu Editores.

Rolnik, Suely (2006). Más allá del principio de la identidad: la vacuna antropofágica. Brasil: Sulina.

Rolnik, Suely (1989). Cartografía Sentimental, Transformações contemporâneas do desejo. Brasil: Editora Estação Liberdade.

Martínez & Fernández (1999). Manual básico de lenguaje y narrativa auiovisual. España: Paidos Iberica.

Suárez, Jorge (2010). Escenografía ampliada, teatro y realidad virtual. España: Fundamentos.

Infoamérica. Revista Iberoamericadana de Comunicación. Recuperado de https://www.infoamerica.org/teoria/baudrillard1.htm

VideogrAfíA

Viola, Bill (1986). Egg Hatch - I Don’t Know What It Is I Am Like. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=DftfH1gYw0w

G. Iñárritu, Alejandro (2017). Entrevista audiovisual. Recuperado de www.enfilme.com

Brakhage, Stan (1959). Window Water Baby Moving. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=-drSrvTtZ1k

62 63

64