echnical training in eruvian mining

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Juvenal Luque. La formación técnica minera en el Perú: 1779-1876 Nueva corónica 3 (Enero, 2014) ISSN 2306-1715, pp. 295-317 Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos 295 LA FORMACIÓN TÉCNICA MINERA EN EL PERÚ: 1779-1876 Juvenal Luque Luque 1 Universidad Nacional Mayor de San Marcos [email protected] Recibido: 02/12/2013 Aprobado: 21/12/2013 Resumen El estudio muestra los entresijos por los que ha pasado la formación técnica minera en el Perú desde el periodo colonial (1779) hasta 1876 cuando se funda la primera Escuela de Minas. Esta institución fundamental en un país con larga tradición minera, se plasma aprovechando los recursos del guano, la presencia de ingenieros extranjeros en el Perú y el deseo de potenciar la “redescubiertaminería hacia mediados del siglo XIX. En el texto se muestran sus aportes al desarrollo económico y social peruano, la formación del personal técnico profesional y auxiliar y las publicaciones que editó y que le dieran nombradía internacional. También se presentan noticias importantes como su plana docente, cursos, memorias o informes de campo de los estudiantes, etc. Palabras clave: Perú, Formación técnica minera; Escuela de Ingenieros; Escuela de Beneficio de los Metales; Siglos XVIII-XIX TECHNICAL TRAINING IN PERUVIAN MINING: 1779-1876 Abstract The study shows the intricacies of mining technical instruction in Peru since the colonial period (1779) until 1876 when the first School of Mines was founded. This fundamental institution in a country with a long mining tradition, finally appeared due to the resources from the export of guano, the presence of foreign engineers in Peru and the desire to enhance the “rediscovered” mining by mid-nineteenth century. The text shows its contributions to the economic and social development of Peru, the technical training of professional and support staff, and its publications that gave international renown to the School. The text also shows relevant information about teachers, courses, memories or field reports of the students. Palabras clave: Perú, Formación técnica minera; Escuela de Ingenieros; Escuela de Beneficio de los Metales; Siglos XVIII-XIX 1 Historiador. Licenciado en Historia y magíster en Historia con mención en Historia Económica por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Egresado del doctorado en Ciencias Sociales con mención en Historia de la UNMSM. Ha sido profesor de Historia en la Universidad Nacional Federico Villarreal y actualmente es ocente en la UNMSM. Ha realizado investigaciones en el Seminario de Historia Rural Andina (SHRA) de la UNMSM; en la Sección Numismática del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP); en el Instituto Geológico Minero Metalúrgico (INGEMMET), en el proyecto “El Perú Minero” a cargo del ingeniero Mario Samamé Boggio; en la Facultad de Sistemas de la Universidad de Lima y actualmente es miembro investigador del Instituto de Investigaciones Histórico- Sociales (IIHS) de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM. Para sus investigaciones sobre la Historia Económica ha utilizado la información recopilada de numerosos archivos, como el Archivo Histórico de la Escuela de Ingenieros (Perú), el Archivo Nacional de Bolivia, el Archivo Histórico de la Casa Nacional de Moneda de Potosí, así como archivos históricos peruanos. Ha ocupado el segundo lugar en el Premio Nacional en Ciencias Sociales” (IIHS de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM, 2005). Ha participado como ponente en diversos congresos internacionales de Historia Económica e Historia de la Minería. Ha publicado sobre temas de historia de la minería, moneda, fiscalidad y salarios del periodo colonial y república temprana del Perú. Entre sus publicaciones destaca Burocracia y remuneraciones. Salarios de la Caja Real de Lima en los siglos XVII y XVIII (Lima: Instituto de Estudios Peruanos y Banco Central de Reserva del Perú, 2012).

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Juvenal Luque. La formación técnica minera en el Perú: 1779-1876

Nueva corónica 3 (Enero, 2014) ISSN 2306-1715, pp. 295-317

Escuela de Historia. Universidad Nacional Mayor de San Marcos

295

LA FORMACIÓN TÉCNICA MINERA EN EL PERÚ: 1779-1876

Juvenal Luque Luque1

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

[email protected]

Recibido: 02/12/2013

Aprobado: 21/12/2013

Resumen

El estudio muestra los entresijos por los que ha pasado la formación técnica minera en el Perú desde el

periodo colonial (1779) hasta 1876 cuando se funda la primera Escuela de Minas. Esta institución

fundamental en un país con larga tradición minera, se plasma aprovechando los recursos del guano, la

presencia de ingenieros extranjeros en el Perú y el deseo de potenciar la “redescubierta” minería hacia

mediados del siglo XIX. En el texto se muestran sus aportes al desarrollo económico y social peruano,

la formación del personal técnico profesional y auxiliar y las publicaciones que editó y que le dieran

nombradía internacional. También se presentan noticias importantes como su plana docente, cursos,

memorias o informes de campo de los estudiantes, etc.

Palabras clave: Perú, Formación técnica minera; Escuela de Ingenieros; Escuela de Beneficio de los

Metales; Siglos XVIII-XIX

TECHNICAL TRAINING IN PERUVIAN MINING: 1779-1876

Abstract

The study shows the intricacies of mining technical instruction in Peru since the colonial period (1779)

until 1876 when the first School of Mines was founded. This fundamental institution in a country with

a long mining tradition, finally appeared due to the resources from the export of guano, the presence of

foreign engineers in Peru and the desire to enhance the “rediscovered” mining by mid-nineteenth

century. The text shows its contributions to the economic and social development of Peru, the technical

training of professional and support staff, and its publications that gave international renown to the

School. The text also shows relevant information about teachers, courses, memories or field reports

of the students.

Palabras clave: Perú, Formación técnica minera; Escuela de Ingenieros; Escuela de Beneficio de los

Metales; Siglos XVIII-XIX 1 Historiador. Licenciado en Historia y magíster en Historia con mención en Historia Económica por la Universidad

Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Egresado del doctorado en Ciencias Sociales con mención en Historia de la

UNMSM. Ha sido profesor de Historia en la Universidad Nacional Federico Villarreal y actualmente es ocente en la

UNMSM. Ha realizado investigaciones en el Seminario de Historia Rural Andina (SHRA) de la UNMSM; en la

Sección Numismática del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP); en el Instituto Geológico Minero Metalúrgico

(INGEMMET), en el proyecto “El Perú Minero” a cargo del ingeniero Mario Samamé Boggio; en la Facultad de

Sistemas de la Universidad de Lima y actualmente es miembro investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-

Sociales (IIHS) de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM. Para sus investigaciones sobre la Historia

Económica ha utilizado la información recopilada de numerosos archivos, como el Archivo Histórico de la Escuela de

Ingenieros (Perú), el Archivo Nacional de Bolivia, el Archivo Histórico de la Casa Nacional de Moneda de Potosí, así

como archivos históricos peruanos. Ha ocupado el segundo lugar en el “Premio Nacional en Ciencias Sociales” (IIHS

de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM, 2005). Ha participado como ponente en diversos congresos

internacionales de Historia Económica e Historia de la Minería. Ha publicado sobre temas de historia de la minería,

moneda, fiscalidad y salarios del periodo colonial y república temprana del Perú. Entre sus publicaciones destaca

Burocracia y remuneraciones. Salarios de la Caja Real de Lima en los siglos XVII y XVIII (Lima: Instituto de Estudios

Peruanos y Banco Central de Reserva del Perú, 2012).

Juvenal Luque. La formación técnica minera en el Perú: 1779-1876

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Introducción

Con este estudio se pretende mostrar las vicisitudes de la formación técnica minera en el Perú desde

fines del siglo XVIII hasta 1876 cuando se funda la primera Escuela de Minas2 de larga vida e impacto

positivo sobre el desarrollo económico y social peruano. En este dilatado periodo el Perú no contó con

una verdadera Escuela de Minas a pesar de ser la minería del oro y la plata una actividad importante.

Para la Escuela de Minas creada en 1876 el texto se basa fundamentalmente en los documentos del

«Archivo Histórico de la Escuela de Ingenieros» de Lima. Este fondo documental ofrece información

sobre diversos aspectos de la realidad minera e institucional3, como su plana docente, cursos dictados,

las memorias o informes de campo de los estudiantes, su biblioteca que comprende publicaciones

mineras: colecciones bibliográficas nacionales y extranjeras –producto en su mayor parte de canjes–,

oficinas metalúrgicas, asientos mineros, los servicios técnicos de la escuela a la corporación minera4,

etc.5.

Antecedentes

Aunque no tuvo una escuela de minas, el Perú en el periodo colonial no careció de hombres capaces de

dirigir empresas de minas y beneficiar los minerales, porque tenía en su territorio un conjunto de

hombres ilustrados en temas de mineralogía llegando a escribir interesantes tratados de minería a lo

que habría que agregar a los técnicos que vinieron de la metrópoli y los empíricos. En efecto, el

gobierno español tenía en el Perú bien organizado y legislado el ramo de minería y además dio apoyo a

la instrucción y difusión de las técnicas mineras, prestó sobre todo mucha atención a la protección a

esta actividad económica. La corona siempre consideró a la minería actividad “estratégica” acorde con

su política económica bullonista o metalista. Esta política se reflejó en la promoción de esta actividad a

través del trato preferencial en el ramo fiscal sobre todo para el oro, llegándose a pagar a fines del siglo

XVIII sólo el 3% por concepto de quinto y cobos (que porcentualmente significó una disminución del

orden del 85,84% del monto original que regía en el siglo XVI).

El antecedente colonial más importante de una escuela de minas data de 1779 cuando en Potosí se

funda una “Escuela teórico-práctica del beneficio de los metales” por Jorge Escobedo cuando es

nombrado por Carlos III como oidor de la audiencia de Charcas en 1776, considerada por Carmen

Salazar-Soler como la primera escuela de minas colonial. En las ordenanzas para la escuela se propuso

usar como texto básico el Arte de los metales de Álvaro Alonso Barba para adquirir los conocimientos

teóricos necesarios en los tres años de formación (Marzal y Bacigalupo, 2007: 236). En esta escuela es

donde los alumnos tenían que copiar diariamente unas 20 páginas del texto de Barba, lo que quizás fue

2 Esta Escuela a lo largo de su existencia recibió diversas denominaciones: Escuela Especial de Minas, Escuela de

Construcciones Civiles y de Minas, Escuela Especial de Ingenieros, Escuela de Ingenieros, Escuela de Minas y finalmente la

de Universidad Nacional de Ingeniería. 3 Este aspecto ha sido estudiado por López Soria (1981).

4 Entre los diversos servicios prestados a la comunidad minera estaba el de docimasia cuyos laboratorios se hallaban en

sus instalaciones de Lima-Cercado. 5 Pudimos acceder a este archivo gracias a la generosidad del ingeniero Mario Samamé Boggio autor de una obra

fundamental sobre la historia minera peruana El Perú minero. Sobre la importancia de esta colección la institución

editora (INGEMMET) ha escrito: «Es la más grande obra escrita sobre la minería en el Perú hasta la actualidad, está

constituida por 14 Tomos contenidos en 18 Volúmenes, que cubre temas desde la historia precolombina de la minería

hasta la década del 80 en que a la muerte del autor, gracias al apoyo del Ingeniero Alberto Benavides de la Quintana, se

logró concluir la edición de esta obra, poniendo al alcance de las generaciones presentes y futuras un cuantioso volumen

de conocimientos adecuadamente estructurados en forma temática, dedicados exclusivamente a la actividad minera

nacional. Más de 10.000 páginas de textos, gráficos e ilustraciones constituyen el contenido de la obra, parte de la cual

ha sido traducida al inglés, en los tomos de Historia, Letras y Artes, Geología, Yacimientos I, Yacimientos II y

Yacimientos III. Los tomos de la Bibliografía contienen 14.000 referencias bibliográficas compiladas por el Autor

durante toda su vida profesional, verdaderamente esta obra constituye una base de datos sobre la minería peruana que

vale tenerla en todas las empresas e instituciones relacionadas a las geociencias y a la minería en género». Gracias a las

gestiones de la doctora Ella Dunbar Temple pude participar en la culminación de los últimos tomos publicados de esta

colección antes de la muerte del autor.

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una razón para su desaparición6. Esta primera fundación también es noticiada por Luis Capoche (1959:

24) quien agrega que el gobernador Jorge Escobedo al fundar esta escuela, siendo su apertura oficial el

3 de febrero de 1779, pronunció un discurso de 24 páginas y promulgó sus ordenanzas en 17 páginas

debidamente aprobadas por la corona en 1780. El argumento que encontró el visitador y oidor para

fundarla fue el panorama desolador de la mina potosina en la segunda mitad del siglo XVIII

mencionado también por Pedro Vicente Cañete en su Código Carolino, publicado por Eduardo Martiré

(1974), y estar aguadas sus ricas minas y la gran ignorancia de quienes se dedican a esta actividad, por

lo que concluyó que era necesario una escuela para instruirlos para que fueran “fructuosos sus

trabajos”, sobre todo para la realidad potosina.

El siguiente antecedente se remonta a 1792 cuando el metalurgista alemán Nordenflych instala un

“Laboratorio químico-metalúrgico” en Lima sin mayor éxito por la oposición de los mineros peruanos

que juzgaron a la inmemorial amalgamación como mejor que la tecnología traída de España (barril de

Born). Trasladado a Lima, dedicó muchos esfuerzos para crear una “Escuela teórico-práctica de

mineralogía”. Este proyecto debía ser apoyado por los fondos del gremio de minería, pero su iniciativa

fue duramente combatida, después de sufrir los reproches del fracaso de su método en Potosí y la

pobreza de los mineros alegada por el Tribunal de Minería, y la oposición de las Diputaciones de

Minería, y otros actores (Maffei y Figueroa, 1871: 56).

Posteriormente, cabe citar el esfuerzo del naturalista arequipeño Mariano Eduardo de Rivero y

Ustáriz que en los comienzos de la vida independiente culmina con la creación de la “Escuela de

Minería” de Huánuco. Por decreto de 20 de febrero de 1828 se crea en la ciudad de Huánuco el

Colegio de Instrucción Científica, que Mariano Eduardo de Rivero lo transforma posteriormente en

Escuela Central de Minería, de fugaz e intrascendente vida como escuela. Era la primera ejecución

práctica de lo dispuesto en las ordenanzas de minería del siglo XVIII ilustrado. A pesar de esto, el

director Rivero y Ustáriz realiza una labor excepcionalmente valiosa, que se extiende por las

principales zonas mineras del país, y se prolonga por largos años, con un breve paréntesis de

permanencia en Chile entre los años 1835 y 1839. A su versación como investigador, reunió una

notable capacidad ejecutiva y sentido realista, que se tradujo en disposiciones prácticas que dictó

para restablecer la producción argentífera. Estudió las minas de los departamentos de Puno,

Huancavelica, y durante su gestión como prefecto de Junín, hace lo propio en Pasco y Huánuco.

En las primeras dos décadas del Perú independiente, las autoridades políticas tomaron una serie de

acciones más para recuperar la paralizada actividad minera, destruida por los avatares de la guerra

de independencia, que por la formación técnica como se puede ver en los párrafos que siguen. La

cuestión minera fue una de las principales preocupaciones. Según el historiador Jorge Basadre en

1821 se creó la Dirección General de Minería, que adquiere gran importancia en la época de Bolívar

–1825–, cuando asume la dirección Mariano Eduardo de Rivero y Ustáriz, que conocía el ramo

habiéndose especializado en Europa, y en 1822 había sido contratado por el gobierno de la Gran

Colombia, de este país se traslada al Perú. Esta preocupación de diversos gobiernos se traduce en

una serie de disposiciones –con marchas y contramarchas– cuyo norte fue el rescate de la minería.

Como parte de esta preocupación –durante la era bolivariana– se crean con fecha 1 de febrero de

1825, las Direcciones de Minería en las capitales de departamento y se ordena sacar a licitación las

minas abandonadas o anegadas.

El 5 de marzo de 1825 el congreso nacional aprueba una ley, que Bolívar y su ministro Unanue

promulgan el 9 de marzo, disponiendo que para el pago y liquidación de la deuda pública se aplique

6 Observación recogida de los comentarios de Carmen Salazar-Soler en la X Reunión de Historiadores de la Minería

Latinoamericana realizado en San Luis Potosí (México) entre el 4 al 6 noviembre de 2009 cuando comentó mi

ponencia.

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“toda clase de bienes, haciendas, minas, casas, imposiciones y cualesquiera otros movibles e

inamovibles que pertenezcan al Estado y de que pueda libremente disponer”. También se establece

preferencia a favor de los “acreedores que han contribuido con sus suplementos a la adquisición y

sostén de la independencia y libertad del país”. Como correlato de la ley el gobierno, por escritura

pública suscrita en Lima el 28 de setiembre de 1826, cede la mina de Amotape a José Antonio de

Quintana, en pago de 4.964 pesos que le adeudaba el erario nacional. Esta mina, conocida después

como “La Brea y Pariñas”, fue motivo de un largo litigio y agudos conflictos que perduraron por

más de 140 años, hasta su rescate por el Estado vía estatización en 1968.

Por otra ley del 2 de diciembre de 1829 se restablece en Lima una institución colonial llamada

Tribunal de Minería, que fuera creado en 1785 y suprimido en 1821. Vuelven a funcionar con él las

diputaciones territoriales en los asientos mineros, con facultades jurisdiccionales ajustadas a lo

dispuesto en la Constitución y las leyes.

Se dicta también otra importante disposición legal para reanimar la producción de oro y plata,

dictándose una ley, promulgada el 15 de diciembre de 1829, aboliendo los dos gravámenes que

afectaban la producción minera: diezmo y derecho de cobos7 sobre las pastas de plata, y el impuesto

del 3% sobre las de oro, con la idea de aumentar apreciablemente la producción de pastas de los

metales preciosos. Esta idea fue apoyada por el ministro de hacienda José de Larrea y Loredo a

pesar de su oposición inicial.

La cuestión minera inquieta igualmente al ministro de hacienda del presidente Gamarra, José María

de Pando, quien en 1830 escribió sus preocupaciones acerca de la deplorable situación de la

actividad minera lo siguiente:

La falta de capitales para emprender trabajos de alguna consideración en los asientos de minas; la

inercia en que yace aún entre nosotros el útil espíritu de asociación; la inevitable lentitud con que

consiguientemente caminan las costosas obras subterráneas emprendidas para verificar los desagües;

la insuficiencia de la única máquina a vapor que tenemos destinada a ese objeto; la escasez de

algunos necesarios artículos, producida por falta de acémilas de transporte; el mayor costo del

trabajo después de abolida la inhumana gabela de las mitas, acaso también algún rastro de

preocupaciones envejecidas que traen consigo oposiciones y disidencias harto perjudiciales (Basadre,

1961: 590)8.

Otra disposición igualmente importante es dada por el presidente Gamarra en 1832 disponiendo el

establecimiento en Cerro de Pasco de una casa de moneda y un banco de rescate con el propósito

final de reactivar la actividad minera proveyéndole del circulante necesario, disponiéndose como

fondos el impuesto de un real por marco y la utilidad que reportaría la empresa de desagüe de las

minas. El mismo año se ordenó la apertura de un banco de rescate en el Cuzco.

Durante el gobierno de la Confederación Perú-Boliviana, si bien se suprimió el Tribunal de Minería,

se prestó atención al desarrollo de las actividades mineras, con resultados positivos. Aparece

también una nueva preocupación que tiene que ver con la reactivación de la producción de azogue

7 El llamado derecho de cobos, subsistente durante todo el virreinato y hasta los inicios de la república, tuvo origen en

el privilegio concedido por el emperador Carlos V a favor de don Francisco de los Cobos, marqués de Camarasa, a

quien dio el título de fundidor, marcador y ensayador mayor del oro y plata de todas las Indias, con derecho a percibir el

1,5% sobre la producción de dichos metales de América, no obstante que todas las operaciones de ensaye, fundición y

marcación eran realizadas por los propios productores, resultando así que don Francisco de los Cobos percibía el

gravamen referido sin hacer ningún trabajo. Años más tarde, en 1552, el gravamen fue incorporado a las rentas de la

Corona, previa indemnización al referido Cobos por la merma en sus entradas. 8 Emilio Romero (2006), Pedro Emilio Dancuart (1906), Pedro Dávalos y Lissón (1926) también citan la Memoria de

Pando de 1830.

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que se había reducido notablemente, ofreciéndose un premio al que produjese más de 500 quintales.

En la misma época se organizó una compañía, con aporte fiscal, para explotar los socavones de

Huancavelica, y en esta ciudad se estableció también un banco de rescate y habilitación.

En la misma época de la Confederación se hizo un nuevo tipo de esfuerzo en pro de la minería. Se

trató de unificar en un solo cuerpo legal las múltiples y dispersas disposiciones relacionadas con la

minería, considerándose la necesidad de elaborar un código minero, iniciativa que por las

circunstancias políticas no se concretó. Paralelamente, se creó en Puno un colegio para proporcionar

educación técnica a los aspirantes al trabajo en las minas. Disuelta la Confederación, el Congreso

reunido en Huancayo en 1839, dicta una nueva Constitución, ésta incluyó entre sus artículos

disposiciones sobre los tribunales privativos de minería.

Los esfuerzos para reactivar la minería se realizan no sólo por el Estado, sino también por personas

naturales como el ingeniero británico Richard Trevithick quien, pese a todos sus infortunios y

decepciones, intentó en 1828 constituir una empresa para la explotación de las minas de Cerro de

Pasco, a la que tanto impulso diera con su bomba de vapor. Domingo de Olavegoya se interesa a su

vez por reactivar desde 1836 la mina de azogue de Huancavelica y para ello crea la Compañía

Metalúrgica en 1839, a la que siguieron la Sociedad Huancavelicana (1843), Flores y Compañía

(1846), y, con bastante posterioridad, Basadre y Compañía (1866).

Otros esfuerzos privados se hicieron para reactivar antiguas minas coloniales realizándose

centenares de excavaciones de miles de metros de longitud en Hualgayoc, Pasco, Huancavelica,

Puno; abiertas a golpe de “pico y de músculo”, para horadar la roca. La creación de la Escuela de

Minería en Huánuco estuvo orientada dentro de las preocupaciones anteriores.

Contexto de la fundación de la escuela de minas

Hacia mediados del siglo XIX era evidente la falta de una escuela técnica de minería que asumiera el

papel dirigente en este ramo, para potenciar la cada vez más redescubierta riqueza minera del Perú. No

sería sino cuatro décadas después de la independencia que se darían pasos firmes hacia la tecnificación

de la labor minera con la fundación de la Escuela de Ingenieros, Escuela de Capataces y

Contramaestres de Pasco, Puno y Ancash y los Cuerpos Técnicos estatales.

Previa a la creación de la Escuela de Ingenieros hubo un esfuerzo gubernamental por tecnificar el país.

Entre 1850 y 1855 migraron al Perú los primeros ingenieros europeos como Malinowski, Dupard y

Mimey. Posteriormente, en 1860 se crea el Cuerpo de Ingenieros del Estado, entidad que se suprime

seis años después dando lugar al Cuerpo de Ingenieros Civiles y Arquitectos del Estado, dividido en

cinco secciones, siendo una de ellas la de minas y manufacturas.

En la formación de este cuerpo también tuvo participación activa el ingeniero polaco E. J. de Habich9.

Este cuerpo dejó una singular publicación en dos volúmenes titulada Anales del Cuerpo de Ingenieros

del Perú, editado en 187410

, trabajo poco conocido e infrecuente en las bibliotecas limeñas.

Los años fundacionales de la escuela de minas

Los años fundacionales de la Escuela de Minas están bastante documentados gracias a la obra de José

Ignacio López Soria, quien ha dedicado varias estudios a esta institución y sus principales actores

(1981, 1987, 1998, 2003). Su obra principal de 1981 está basada fundamentalmente en los documentos

consultados en el archivo de la antigua Escuela de Ingenieros, que incluyó una muy meritoria labor de

ordenación preliminar de sus fondos. López Soria no sólo pudo terminar su referida historia, sino

9 Personaje también estudiado por López Soria (1998).

10 El lector interesado puede consultar esta publicación en la Biblioteca-hemeroteca de la Sociedad Geográfica de Lima.

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también un valioso estudio biográfico de Eduardo de Habich, el fundador y director vitalicio de la

escuela11

. Posterior a su labor otros autores, apoyados por la hoy Universidad Nacional de Ingeniería,

han continuado el proyecto para completar la historia de la institución (Cazorla, 1999; Rodríguez

Valencia, 1999). Antes de López Soria no existía una historia completa de esta institución salvo cortos

apuntes como el de Jorge Prialé y una recopilación documental de Pedro Abel Labarthe, además de

algunos documentos sueltos.

Logotipo de la UNI, sucesora de la Escuela de Minas.

Primera historia completa de la primera parte de la Escuela

Diversas son las leyes fundacionales que se le atribuyen a la Escuela de Ingenieros que datan de 1875.

Desde su fundación definitiva en 1876 a lo largo de sus primeras décadas de fecunda vida recibió

diversas denominaciones: Escuela Especial de Minas, Escuela de Construcciones Civiles y de Minas,

Escuela Especial de Ingenieros, Escuela de Ingenieros y la de Escuela de Minas. Las dos últimas

denominaciones son las más conocidas y frecuentes en la documentación. En la mentalidad de sus

creadores estuvo una escuela de minas de cuño europeo sin duda para convertirla en el motor

tecnológico que haría de la actividad minera la locomotora de la economía nacional. Nace ella como

correlato de la fugaz prosperidad del periodo del guano y cuando una conciencia coyuntural la

sustentaba, para insertar al Perú ventajosamente en la economía mundial. Este proceso modernizante

11

La labor precursora de López Soria no sólo radica en haber redescubierto y usado este material. Corre también a su

cargo de méritos el haber ubicado documentación primaria sobre la Escuela en los archivos polacos, nacionalidad del

Director y fundador de la Escuela de Ingenieros. Fruto de estas indagaciones es su obra sobre los polacos en el Perú

(1998).

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en la economía peruana fue destacado por Thorp y Bertram (1985), para quienes la minería era uno de

los motores de esa economía abierta. Económicamente se veía a la minería con una alta potencialidad

rentable reactivarla en los precisos momentos en que los precios de los minerales tenían buena

cotización en el mercado internacional.

En una junta consultiva formada para ver lo concerniente a la pretendida Escuela de Ingenieros

(reglamentos, cursos, etc.), se dio una discusión académica sobre el giro que debía darse a la escuela.

La postura polaca –capitaneada por los ingenieros Habich y Folkierski– fue juzgada de irrealizable,

por contener los avances de la ciencia europea, apta más bien para una facultad universitaria. Se

buscaba crear una escuela de corte práctico y utilitario. La propuesta Habich- Folkierski no podría

implementarse sobre todo por falta de recursos y profesores idóneos. Triunfó la posición peruana que

postuló una simple escuela técnica defendida por Manuel Atanasio Fuentes y Casimiro Ulloa, quienes

además sostuvieron “que el Perú no cuenta con los recursos ni con el profesorado idóneo para un

centro de enseñanza técnica tal y como lo proponían los ingenieros polacos” (Samamé, 1995: 576).

Fundación de la escuela

Aprobada su fundación en 1875 las áreas tecnológicas o secciones con la que nace la novísima

institución fueron dos: Minas y Construcciones Civiles. Esto quiere decir que la escuela debía formar

ingenieros de minas e ingenieros civiles sin rango universitario e indica también el porqué en un

principio se denominó a la institución Escuela de Construcciones Civiles y de Minas. Con el transcurrir

de los años, en la escuela se fueron creando nuevas áreas tecnológicas: el de peritos agrimensores de

minas en 1878, la sección de ingenieros industriales en 1901 y la de ingenieros electricistas en 1903. Al

ver la luz pública la escuela nació sin una sección principal denominada “preparatoria”, que debía

preparar a los aspirantes a ingenieros para ingresar a las secciones especiales sobre todo por oposición

de la Universidad de San Marcos.

La oposición sanmarquina provino de los doctores de la Universidad, apoyados en el argumento de que

se les restaría alumnos. Tampoco la universidad estaba dispuesta a reorganizar la Facultad de Ciencias

para convertirla en un Politécnico (Samamé, 1994). Por esta limitación puesta a la escuela sus primeros

alumnos provenían fundamentalmente de la Facultad de Ciencias de la Universidad. Cuando se supera

esta limitación, el acceso será más amplio. Los estudiantes secundarios en general podían ahora

postular para intentar ingresar a la Escuela. Una muestra de este esfuerzo son las solicitudes de

centenares de alumnos entre los que es fácil advertir a conocidas figuras peruanas como P. Abraham

Valdelomar, Federico Villarreal (esperantista), Carlos y Emilio Basadre, Jorge Basadre y Forero, etc.

La escuela inaugura solemnemente sus actividades académicas en la Casona de San Marcos el 23 de

julio de 1876 con la asistencia del presidente de la República, ministros, alumnos, profesores de la

universidad y público interesado. La plana docente con la que inicia su actividad académica la escuela

estaba integrada por los siguientes personajes: Francisco Wakulski12

, Ladislao Kruger, Eduardo

Brugada, Pedro Jacobo Blanc, José Sebastian Barranca y Francisco Paz Soldán. Posteriormente

aportarían sus esfuerzos personalidades de la talla de Federico Villarreal, Carlos Basadre, José J.

Bravo, Maurice du Chatenet, Etienne Delsol, Michel Fort, Carlos I. Lissón, Juan Bautista Martinet, etc.

Unos fueron contratados directamente en el extranjero y otros eran ex alumnos de la escuela, y un

tercer grupo de docentes provenían de la Universidad o habían hecho estudios en el extranjero.

12

Muchos de estos profesores ingenieros han merecido estudios de corte biográfico dentro de la Serie Biografías de

Ingenieros, Arquitectos y Científicos elaborados por José Ignacio López Soria (1998 y 1999), López Soria y Cazorla

(1999), Huamaní (1999), Seiner (2000), Rodríguez Valencia (2000) y Seminario y Gutiérrez (2001).

Juvenal Luque. La formación técnica minera en el Perú: 1779-1876

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Ley de 1875 creando la Escuela de Minas.

Fuente: Archivo Digital de la Legislación Peruana (en adelante, ADLP).

La vida interna de la escuela se regía por un Reglamento Orgánico de la Escuela Especial de

Construcciones Civiles y Minas, donde había disposiciones acerca de todos los aspectos relativos a la

vida de la escuela: gobierno, profesores, alumnos, exámenes, cursos, prácticas, excursiones, secciones,

etc.

Luego de dos años de la sección preparatoria, se iniciaban las secciones especiales post preparatorias,

en los que los estudios duraban tres años. Parte constitutiva del quehacer académico eran las prácticas

de los alumnos en los diversos asientos mineros y establecimientos metalúrgicos, cuya finalidad era

ponerlos en contacto con la realidad y comprobar la teoría aprendida en clases. Esta rutina práctica de

los alumnos de las secciones especiales se realizaba cada año y en cada uno de los cursos. Finalizada la

excursión práctica respectiva las memorias de las mismas eran dirigidas al Director de la Escuela para

su evaluación. Al concluir el tercer año de estudios en las secciones especiales todos los alumnos

redactaban un trabajo final denominado proyecto –hoy equivaldrían a las tesis–, para graduarse de

ingenieros. No era otra cosa que trabajos de carácter teórico e ideal que en las décadas de 1930 y 1940

pasarán a ser denominados tesis.

Todo el caudal de información recopilado in situ por los alumnos en las llamadas excursiones

científicas, además de la documentación administrativa generada por la escuela, es lo que ha venido en

constituirse en el Archivo Histórico de la Universidad Nacional de Ingeniería. A lo anterior cabe

agregar la nutrida hemeroteca de la misma escuela con publicaciones periódicas nacionales y

extranjeras obtenidas, las últimas, vía canje gracias al impacto académico adquirido por la escuela. La

extensión de este repositorio con documentación primaria es considerable si tomamos en cuenta que

cada alumno redactaba un informe anual por cada curso.

Los estudios en la sección especial de minas constaban de diez grandes temas distribuidos en 22

cursos, los que comprendían las diversas facetas del quehacer minero y temas afines: docimasia,

mineralogía, topografía, metalurgia, explotación de minas, tecnología, legislación de minas, geología,

etc.

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Un aspecto de las diversas disposiciones que se pueden destacar del Reglamento de la Escuela es la

creación de la referida sección preparatoria en 1878. En esta nueva sección ahora habían dos tipos de

alumnos: los admitidos por concurso y los asistentes libres. A este último grupo de alumnos la escuela

los ha venido tolerando desde su fundación en uno de los ambientes de la Casona de San Marcos.Los

alumnos en esta sección recibían una preparación especial que los habilitaba para recibir las clases de

los cursos de las secciones especiales. Se trataba con esto de suplir las deficiencias que los alumnos

secundarios tenían, convirtiéndose en barrera para seguir los estudios superiores.

Aportes de la Escuela de Minas a la sociedad

A lo largo de su amplia existencia, la escuela ha brindado innumerables servicios a la sociedad en

general y la corporación minera en particular, de las que cabe destacar tres.

1. Escuelas de capataces y contramaestres de minas

Sin duda, la fundamental fue la creación de la Escuela de Capataces y contramaestres. La fundación de

estas instituciones técnicas de mando medio fue encargada a la Escuela de Ingenieros y corresponde a

la historia de las escuelas técnicas en el Perú. La razón principal de su creación fue la falta de manos

auxiliares que colaboraran con el ingeniero de minas en sus actividades profesionales. Este personal

auxiliar debía tener formación técnica y no empírica. La ley fundacional de estas escuelas disponía que

los ingenieros adscritos a los centros mineros, en su calidad de ingenieros del Estado:

... tenían, desde la ley de minería de 1877, la obligación de dictar cursos prácticos de trabajos

subterráneos y fortificaciones de minas a fin de formar contramaestres de minas, debiendo sujetarse para

ello al plan que diseñaba la Escuela de Ingenieros. Una ley de 1879 sobre el mismo tema manda que el

gobierno establezca, luego de oír la propuesta del Consejo de Perfeccionamiento de la Escuela de

Ingenieros, escuelas de capataces y contramaestres de minas en los principales asientos minerales del

país. Estas escuelas quedarían bajo la dependencia directa de la Escuela de Ingenieros, cuyos profesores

de minas ejercerían la función de inspectores. La guerra del 79 postergó la puesta en práctica de esta

norma. En 1887, desocupado ya el territorio nacional por los invasores chilenos, pudo darse inicio a las

gestiones y preparativos para la creación de la primera escuela de este tipo en Cerro de Pasco. La ley de

creación es del 20 de junio de 1887. La ley de creación y el posterior reglamento establecen que la

Escuela de Capataces y Contramaestres de Minas de Cerro de Pasco se dedica a formar capataces,

contramaestres y empleados técnicos para la explotación de minas y beneficio de minerales. El jefe de

ella sería el ingeniero de minas adscrito al asiento de Cerro de Pasco. El nuevo establecimiento quedaba

bajo la dependencia de la Escuela de Ingenieros. El joven ingeniero Ismael C. Bueno fue el encargado

de organizar y dirigir la Escuela. Los estudios duraban tres años y comprendían aritmética, geometría,

idioma castellano, topografía, física, química, laboreo de minas, metalurgia y nociones de contabilidad.

La enseñanza debía ser esencialmente práctica ya que su objetivo principal era dar a los alumnos

destrezas en el uso práctico de los procedimientos que tendrían que aplicar en sus trabajos industriales.

Según el grado de aprovechamiento, los alumnos recibían al final el diploma de capataz o subcapataz. El

establecimiento estaba destinado a los empleados, los operarios y los hijos de éstos, pertenecientes a las

empresas mineras de la localidad (López Soria, 2002: 778).

Con la finalidad de cumplir con el mandato legal la Escuela de Ingenieros nombró sendas comisiones

que se encargarían de la creación de estas escuelas técnicas en los departamentos y zonas de Pasco,

Puno y Ancash, Huancavelica, Yauli y quizás en Otuzco. De estas escuelas se tiene bastante

documentado el funcionamiento sólo la de Pasco. Al parecer las de Puno, Ancash y Otuzco no

terminaron de organizarse definitivamente.

Los esfuerzos preliminares para la creación de la Escuela de Capataces y Contramaestres de Minas de

Pasco datan de 1877 y culminaron en 1889. En Pasco el único antecedente conocido fue una sociedad

Amantes del Progreso Químico-Metalúrgico, que contaba con el favor de la Diputación de Minería de

la misma localidad. Sus miembros extra laboralmente –fuera de sus horas de trabajo– se instruían en

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cuestiones mineras. Creada la Escuela se nombró como su primer director al ingeniero Ismael C.

Bueno, correspondiéndole organizarla en todos sus aspectos.

En lo fundamental las Escuelas de Capataces y Contramaestres de Minas debían cumplir, según

palabras del director de la Escuela de Ingenieros, con “(…) educar en los asientos minerales empleados

inferiores técnicos” para que auxiliaran a los ingenieros de minas en su labor. Con este paso se había

creado la “primera Escuela en Sudamérica” con estas características.

2. Publicaciones de la Escuela

La Escuela de Ingenieros no sólo formó ingenieros en las diversas especialidades. Le correspondió a

ella publicar y dirigir dos importantes publicaciones mineras que le han dado celebridad. Se trata de los

Anales y el Boletín de la Escuela, publicaciones que llegaron a diversas partes del mundo vía canje o

venta. Por estos medios difundió la riqueza de nuestros recursos mineros, situación que lo convierte en

fuentes invalorables para el estudio de la minería peruana de fines del siglo XIX y comienzos del siglo

XX.

Resolución Legislativa de 1892 autorizando al Poder Ejecutivo contratar en Europa los profesores

especialistas para la Escuela de Minas. Fuente: ADLP.

Entre 1876 y 1909 la Escuela editó periódicamente dos publicaciones bajo el título de Anales de

Construcciones Civiles y de Minas del Perú y Boletín de la Escuela de Construcciones Civiles y de

Minas, conocidos más por las genéricas denominaciones de Anales y Boletín. La primera de ellas sin

duda quiso emular a su homóloga francesa Anales de Puentes y Calzadas y el segundo se aproxima

más a los Anales de Minas que la escuela poseía en su biblioteca por la modalidad de canje. Habich fiel

a su formación europea pensó en estas dos publicaciones francesas para adaptarlas a la realidad del

Perú.

En los Anales pueden hallarse una serie de estudios técnicos debidos a los profesores y alumnos, que

sumados a las colaboraciones llegaron a constituir una verdadera publicación científico-tecnológica de

primerísima importancia. Una rápida mirada a los contenidos de los Anales puede mostrarnos que

como autores de los estudios aparecen personalidades de la nombradía de Antonio Raimondi, Pedro F.

Remy, Torrico y Meza, M. du Chatenet, Delsol, Pflucher y Rico, Michel Fort, etc. Agrupando los

trabajos por temas la preeminencia es absoluta de los mineros, siguiéndole en importancia trabajos

sobre el laboratorio de docimasia, construcciones en el antiguo Perú, legislación minera, etc.

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La primera noticia sobre la existencia del Boletín data de 1884, que según el prospecto debía tener una

periodicidad mensual o quincenal. La tendencia que siguió fue la misma que el de los Anales y el

nombre primigenio que se quiso darle fue Boletín de Obras públicas, de minas e industria del Perú. El

primer número vio la luz en 1885 y uno de los méritos del que más se jactaban sus editores era el haber

dado a publicidad las estadísticas mineras por primera vez. Oficialmente las estadísticas mineras recién

aparecen en el Perú en 1905 con la creación del Cuerpo de Ingenieros de Minas del Perú, en su

respectivo Boletín.

El primero de los tres tomos de bibliografía donde se recoge la producción presente en los Anales y el

Boletín de la Escuela de Minas

En sus páginas colaboraron personalidades que también lo hicieron en los Anales, a los que cabe añadir

a estudiosos como José Balta, F.C. Fuchs, F. Villarreal, J. Basadre, F. L. Lembeck, J.J. Bravo, etc. La

temática del Boletín tampoco se aparta de la de los Anales. Siguen predominando los temas mineros,

siguiéndole en importancia los de asuntos económicos y tecnología. Secundariamente en sus páginas

aparecen diversificadas muchos nuevos temas como geología, paleontología, arqueología, geodesia,

astronomía, hidráulica, geografía, etc. no presentes en los Anales.

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Decreto de 1892 restableciendo en la Escuela Especial de Constructores Civiles y de Minas

profesores principales y señalando sus dotaciones. Fuente: ADLP.

3. Laboratorio de docimasia

Muchos otros servicios prestó la Escuela a la sociedad como lo destaca el doctor López Soria en su

trabajo. Uno de ellos fue brindar al cuerpo minero los servicios de su laboratorio de docimasia (ensaye

de los minerales), donde se hacían los análisis cualitativos para determinar la fineza o ley de

determinada muestra mineral. La labor docimástica era realizada por los estudiantes de minas

matriculados en este curso bajo la dirección de su respectivo profesor. La modernidad del instrumental

del laboratorio lo justifica el hecho de haberse importado directamente de Europa –Francia– en 1878,

despachando el primer análisis al público en 1879. Este laboratorio fue parcialmente destruido durante

la guerra con Chile, y al reconstruirse el laboratorio reinicia sus labores docimásticas regulares en

1885. En el Archivo Histórico de la Escuela existen numerosos informes con los resultados de las

evaluaciones del laboratorio con indicación de la ley de las muestras minerales realizadas en sus

instalaciones.

Archivo histórico: informes y memorias13

Otro de los propósitos en este artículo es destacar los fondos documentales republicanos generados por

la Escuela de Ingenieros en lo relativo a minas. En los publicitados trabajos sobre minería republicana

es casi inexistente la mención de este archivo. Situación algo inexplicable, sobre todo si entre sus

papeles está descrita con visión positivista la realidad minera del Perú de fines del siglo XIX y

comienzos del XX. Conviene destacar aquí las vetas temáticas mineras que nos ofrece este novísimo

repositorio.

Como han merecido una ordenación preliminar sus fondos, éstos se hallan organizados por secciones o

especialidades: construcciones civiles, minas, industriales, etc. Por el tema que nos interesó en su

momento (minería)14

sólo revisamos los folios correspondientes a esta sección. Esta sola limitación no

impedirá, empero, mostrar la riqueza informativa de sus fondos. Tarde se advirtió que los alumnos de

las secciones no mineras también acudían a centros y establecimientos mineros para realizar sus

13

Información más amplia sobre este tema se ofrece en otro texto (Luque 2007). 14

Producto de esta exploración elaboramos un catálogo de todas memorias de minería hasta la década de 1930 que lo

conservamos mecanografiado.

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prácticas anuales, factor que amplía grandemente el panorama minero descrito desde la óptica no

minera.

La existencia de este archivo de la Escuela llegó a nuestro conocimiento cuando colaborábamos para la

publicación El Perú Minero a principios de la década de 1990. Parte de nuestro trabajo era recopilar

referencias bibliográficas y hemerográficas sobre minería en los diversos repositorios y bibliotecas de

Lima. Informados sobre la Escuela y su Archivo y, después de haber recorrido varios repositorios,

acudimos al actual local de la Universidad de Ingeniería en busca del ansiado archivo. Después de las

dudas y descoordinaciones preliminares nos fue permitido el acceso a sus fondos en el que laboramos

diariamente y durante más de cuatro meses gracias a la gestión del ex rector ingeniero Mario Samamé

Boggio. Inicialmente, sólo hallamos un grupo no ordenado de documentos sueltos conservados en

paquetes. Culminada la revisión de estos papeles recién hallamos en el local finalmente la sección de

los informes y memorias que buscábamos. Estos estaban ordenados cronológicamente en paquetes que

contenían varios informes cada uno. Normalmente toda documentación relativa a cada alumno estaba

en conjunto.

Era un ambiente nutrido de publicaciones antiguas, que supusimos sería la Biblioteca de la Escuela de

Ingenieros, por la presencia de muchos libros con códigos que así lo indicaban, ahí desarrollamos

nuestro grato trabajo. No pudimos controlar nuestra curiosidad de observar los libros de la biblioteca.

Ahí figuraban publicaciones periódicas y libros de la Escuela, nacionales y extranjeras en diversos

idiomas, que reclaman una urgente catalogación. Por la vastedad del fondo editorial observado

incluimos al final de este texto como muestra el inventario de publicaciones hemerográficas

especializadas que poseía la Escuela a comienzos del siglo XX.

Recibo en blanco de la contribución de minas que los mineros debían pagar según aprobación legal de

1877, firmado por los 2 funcionarios autorizados de la Escuela.

Fuente: Archivo Histórico de la Escuela de Ingenieros, sin catalogar.

Antes de reseñar la veta principal mencionemos los fondos «secundarios» de la Escuela que nos

permitirá comprender mejor la riqueza informativa del archivo. Estos grupos de documentos que

catalogamos de Varios comprenden lo siguiente:

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Comunicaciones diversas

Facturas diversas

Presupuesto y contabilidad

Libro de diplomados

Copiadores de cartas

Copiadores de oficios

Documentos relativos a los Anales

y Boletín

Documentos de la biblioteca

Libro de informes diversos

Terrenos y locales

Libros de recortes de periódicos15

Documentos y expedientes reservados

Libro de Resoluciones Supremas,

Superiores y Decretos

Alumnos matriculados

Inventarios

Solicitudes de alumnos

Solicitudes de ingreso

Cuadernos de lecciones de los cursos,

etc.

Parte integrante del archivo de la Escuela vienen a constituirse también las publicaciones periódicas

peruanas especializadas en temas mineros y afines que se publicaron a fines del siglo XIX y comienzos

del XX. Entre estas publicaciones, valiosas para el estudio de la minería, pueden mencionarse las

siguientes, muchas de ellas conservadas con números incompletos:

Boletín de Minas

Anales de Minas

El Economista Peruano publicado por J.M. Rodríguez

El Economista publicado por Federico Moreno

Ingeniería, órgano de la Asociación de Estudiantes de Ingeniería.

El Heraldo Minero, publicado en Yauli

El Minero Ilustrado, publicado en Pasco por Pedro Caballero y Lira.

La Minería, publicado en Yauli

Sobre el tema específico de la minería en este archivo se pueden hallar información abundante. Y una

muestra de esta riqueza informativa sobre minería es mostrar los aspectos generales del tema.

Empecemos señalando los asientos mineros, zonas petroleras, distritos mineros, departamentos

mineros, yacimientos, minas, etc. que es factible hallar en su fondo documental:

15

Estos tomos son muy interesantes porque los empleados recortaron de las publicaciones periódicas limeñas de la

época toda noticia relativa a la Escuela y se conservan empastados en varios tomos.

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Aguas Calientes

Angaraes

Arequipa

Ayacucho

Bolivia

Cajamarca

Cajatambo

Cañete

Casapalca

Cashapata

Caylloma

Cerro de Pasco

Choquelimpie (Tacna)

Collaracra, etc.

Colquijirca

Ecuador

El Vesubio

Goyllarisquizga

Hualgayoc

Huallanca

Huancavelica

Huantajaya

Huanuco

Huarochiri

Huayday

Huaylas (Ancash)

Junin

La Libertad

La Quinua

Lima

Llaray (Santiago de Chuco)

Palca (Ica)

Pallasca

Parac

Parinacochas

Pataz

Piura

Pomasi

Puma Grande

Puno

Punre (Celendin)

Recuay

San Antonio (Huarochiri)

San Mateo

Sayapullo

Tamboraque

Tarma

Tumbes

Yauli

Yauricocha

Zorritos

De los informes y memorias merecen destacarse los realizados en Ecuador y Bolivia. La Escuela no

sólo tuvo relación con sus homólogas europeas. Entabló la misma comunicación con sus similares de

Bolivia –Escuela de Minas de Oruro–. Probablemente esto haya permitido que dos alumnos de la de

Lima hayan podido viajar al Alto Perú para estudiar sus asientos mineros. Desconocemos las razones

del viaje al Ecuador aunque debe constar esta motivación en los respectivos informes. No era norma

que los alumnos hicieran sus prácticas en el extranjero. Fueron privilegiados los que así lo hicieron,

razón que invita a destacarlos con indicación de nombres, apellidos y tema de sus informes.

Al Ecuador fue un grupo de alumnos encabezados por Alberto Noriega Duclá en 1889. El informe que

sobre sus experiencias redactaron y presentaron al director de la Escuela toca sobre la descripción

general del país y obras relacionadas con la minería. Por otro lado dos fueron los alumnos en hacer sus

prácticas en Bolivia. Uno de ellos Juan C. Muñoz Reyes en 1894 y en su informe incluye noticias

relativas al Cerro Huayna Potosí, zona minera de Oruro, Pulacayo, etc. Adjunta un plano de esta última

mina. Los primeros en partir hacia Bolivia fueron los estudiantes Marco Aurelio Denegri y Jorge

Basadre Forero en 1890. Ellos presentaron un amplio informe sobre el mineral de Corocoro.

Las fechas límite de los informes y memorias comprenden el periodo 1878-1930. En este medio siglo

de fecunda vida académica el número de estos documentos pueden llegar fácilmente a los dos millares

si tomamos en cuenta que el número de cursos especiales podía oscilar entre 20 y 30 y cada alumno

redactaba un informe por curso. Este número puede muy bien triplicarse si a los informes de la sección

minas agregamos las de otras secciones como Construcciones Civiles, industriales, electricidad, etc.

Los informes y memorias no siempre fueron de carácter práctico descriptivo resultado de expediciones

vacacionales. En estos los encandilados alumnos, más los costeños o limeños, registraban con asombro

toda información de los sitios que visitaban, recogiendo hasta muestras minerales y tomando

fotografías o elaborando planos.

Dejando de lado a las memorias eminentemente prácticas, producto de “excursiones científicas”

anuales, un buen grupo de estos informes eran trabajos que fueron realizados en las instalaciones de la

Escuela, generalmente en el laboratorio de docimasia. Aquí sometían a prueba los conocimientos

teóricos recibidos en clase de sus profesores y oportunidad para teorizar. Una referencia a un grupo

limitado de títulos de estos informes caseros nos mostrará esta tendencia. Algo similar también ocurría

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con las prácticas en provincias. Cursos como los de electricidad eran ocasión para escribir un trabajo de

disertación teórica. No podían ser otra cosa los títulos de este tipo de trabajos como:

Transporte de fuerza eléctrica para uso minero

Análisis del cobre, estaño y plomo

Dosaje de la plata por vía seca y por métodos volumétricos

Reacciones de las sales de potasio

Tratamiento del cobre sulfurado hasta dejarlo en condiciones necesarias de ser tratado

Análisis cualitativo de una vía húmeda

Dorado del mercurio, análisis, ensayos y copelación

Determinar la composición centesimal y mineralógica de una muestra mineral, etc.

Otro grupo homogéneo de informes comprenden los llamados Proyectos finales que los alumnos

presentaban al finalizar sus estudios. No eran otra cosa que simulaciones teóricas de lo que el

respectivo tema elegido indicaba como:

Explotación de una mina

Construcción de una galería con la mayor rapidez posible

Construcción de un socavón con economía y seguridad

Preparación de una columna de minerales para explotación futura

Instalación de una oficina metalúrgica

Perforación de un pozo en terreno acuoso, etc.

Para un egresado universitario actual los proyectos anteriores del que estamos hablando no serían otra

cosa que las tesis de grado, por tanto sujetos a evaluaciones de aprobación. Este grupo de documentos

conjuntamente con los trabajos teóricos citados más arriba pueden bordear un 30% del total de

informes y memorias.

Otro tema interesante es mostrar una breve relación de los principales cursos conducentes a la

redacción de informes y memorias que nos indicará además qué tipo de preocupación vertió el alumno

en el papel. Estos cursos son sólo los relativos a la sección especial de minas y por lo tanto los

excursionistas eran exclusivamente los alumnos candidatos a ingenieros de minas. Los cursos que han

dado origen a los informes y memorias fueron:

1. Cristalografía 15. Economía industrial

2. Docimasia 16. Explotación de minas

3. Electricidad 17. Geología aplicada

4. Explotación de petróleo 18. Geología

5. Geología técnica 19. Máquinas eléctricas

6. Hidráulica 20. Metalurgia del cobre

7. Máquinas térmicas 21. Metalurgia general

8. Metalurgia especial 22. Micropetrología

9. Metalurgia 22. Mineralogía descriptiva

10. Mineralogía 23. Órganos y máquinas

11. Preparación mecánica de minerales 24. Tecnología general

12. Topografía subterránea 25. Topografía

13. Yacimientos metalíferos 26. Geología general

14. Cristalográfica

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Las excursiones científicas que realizaban los alumnos las hacían bajo la dirección de uno o dos

profesores. Las localidades elegidas eran las inmediaciones de Lima o fuera de ella. Se hacía de

acuerdo a lo estipulado en su reglamento que prescribía esto expresamente. Redactado las memorias e

informes pasaban los documentos al parecer de los profesores para su evaluación. Estas memorias

estaban acompañadas de fotografías, dibujos, ilustraciones, planos, flowseets valiosos, muestra gráfica

de la realidad minera que pasaba por los ojos de los estudiantes.

Otro aspecto medular que nos muestran estos documentos es la realidad metalúrgica del Perú de esa

época. En sus páginas desfilan decenas de oficinas metalúrgicas que merecen de los alumnos una

descripción histórica, técnica, de sus propietarios, etc. Al describirse estas instalaciones van

apareciendo los diversos procedimientos técnicos que se fueron usando, desfilan el personal

profesional, propietarios, producción, destino de éstas, etc. Estas oficinas metalúrgicas presentes en las

memorias de los alumnos son las que siguen:

Oficina metalúrgica de Casapalca

Concentradora de Samne

Concentradora de Sacracancha

Oficina de concentración y fundición de Shory

Fundición de La Oroya, Tinyahuarco o Smelter

Fundición de Hauraucaca

Oficina de Huacracocha

Fundición de San José (Huayllay)

Fundición de Huarón

Oficina de lixiviación de El Cármen (Haulgayoc)

Oficina La Gazuna

Oficina de concentración de Aguas Calientes

Oficina de Morococha

Oficina de Quiulacocha (Cerro de Pasco)

Oficina de concentración de minerales de la CPCC

Oficina de Francois (Huarón)

Oficina de concentración de Anticona

Oficina de Tamboraque

Oficina La Victoria

Oficina de lixiviación de Parac

Oficina de Callapampa (Yauli)

Oficina de concentración Glück Auf (Yauli)

Oficina de fundición plomosa de El Vesubio

Oficina de lixiviación de Ticapampa

Oficina de concentración de Challuacocha

Oficina de amalgamación aurífera de La Quinua

Etc.

De Escuela a Universidad

Por el gran desarrollo científico y tecnológico logrado por la Escuela el gobierno de M. A. Odría

decidió transformarlo en Universidad, pasándose a llamar desde 1955 Universidad Nacional de

Ingeniería (UNI), como base del primer Centro Superior Tecnológico del Perú. Fue creada por Ley Nº

12379 el 19 julio de 1955 y su historia se había iniciado como Escuela de Ingenieros Civiles y de

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Minas en el año 1876. Desde entonces hasta hoy han transcurrido más de 130 años formando los

mejores cuadros técnicos y científicos al servicio del país16

.

Ley por la que se transforma la Escuela de Minas en Universidad. Fuente: ADLP.

Con el continuo desarrollo de la institución universitaria se crearon con el tiempo estudios de postgrado

que se introducen en 1966, cuando se crea la Escuela de Graduados, donde se implementaron los

primeros programas de Maestrías en Ciencias, tales como: Ciencias Físicas, Mecánica Aplicada,

Ingeniería Química y otros. La UNI siempre se ha orientado hacia la formación de científicos en

ciencias básicas e ingenierías.

El texto legal que transforma la Escuela en Universidad por el Presidente Manuel A. Odría es como

sigue:

Articulo 1º Otórgase categoría y personería jurídica de Facultades, a los actuales Departamentos de

Especialidad, de la Escuela Nacional de Ingenieros.

Articulo 2º La Escuela Nacional de Ingenieros se regirá por lo dispuesto en la Sección Segunda, Titulo

II, Capítulos II, III, IV, V y VI de la Ley Orgánica de Educación Pública, siendo aplicables a la Escuela

y al Director, respectivamente, las disposiciones de esta ley que se refieren a la Universidad y al Rector.

Articulo 3º Deroganse todas las disposiciones legales que se opongan a la presente ley. Comuníquese al

Poder Ejecutivo para su promulgación. Casa del Congreso, en Lima, a los diecinueve días del mes de

julio de mil novecientos cincuenticinco (ADLP).

A manera de conclusión

Espero haber aportado alguna información de interés para los investigadores interesados en la historia

de la minería. Aunque el archivo que nos cobijó para elaborar este texto es de acceso restringido no

dudamos que las autoridades universitarias de la UNI permitirán su consulta a estudiantes o

investigadores que lo soliciten. No existe un catálogo de sus fondos lo cual podría impedir un cabal

16

Hacia el año 2009 formaba los siguientes profesionales: arquitectos; ingenieros ambientales, civiles, económicos,

metalúrgicos, electrónicos, industriales, de sistema, mecánicos, químicos, de minas, etc.

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manejo de estos fondos. Lo que se ha elaborado por el autor de esta ponencia –para la aludida

publicación El Perú Minero– no cumple las formalidades de un riguroso catálogo. Más bien se

aproxima a un modesto inventario selectivo. Invito a los interesados en cuestiones mineras a comunicar

la existencia de este archivo, la valía de sus fondos, aunque el archivo está aún en condición “semi

clandestino”. Geográficamente las memorias que hemos registrado en su gran mayoría se refieren a las

regiones de Cerro de Pasco, Casapalca, Morococha en un 70%, y en conjunto sólo a Cerro de Pasco

deben corresponderle un 40 a 50% del total. Este privilegio merecido por Pasco ha permitido que la

zona esté ampliamente descrita y estudiada.

Fuentes y bibliografía

Archivo de la Escuela de Ingenieros. Sección minas. 1876-1930.

ADLP. Leyes del siglo XIX y XX. Lima: Congreso de la República. 6 CD.

Basadre, Jorge (1961). Historia de la República del Perú. Lima: Ediciones Historia.

Capoche, Luis (1959). Relación general de la villa imperial de Potosí. Madrid: Atlas. Biblioteca de

Autores Españoles.

Cazorla Moquillaza, Isaac (1999). Historia de la Universidad Nacional de Ingeniería. Tomo II: El

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Anexo

Publicaciones periódicas existentes en la biblioteca de la escuela de ingenieros17

Inserto a continuación una lista de las publicaciones periódicas y otros documentos en castellano

existentes hacia 1906 en la hemeroteca de la Escuela, a tenor de un inventario de esa fecha que se pudo

hallar. Según la referencia las publicaciones de este tipo que poseía la Escuela eran en diversos

idiomas: alemán, ruso, francés, portugués, italiano, castellano, etc. La razón de la inclusión de este

anexo en español es mostrar cómo la Escuela se preocupó por acopiar no solo materiales extranjeros,

sino también nacionales procedente de todo el territorio peruano donde existiesen publicaciones de este

tipo. Normalmente se editaron estas en zonas mineras. La lista de títulos que sigue es fruto de sólo 25

años de actividad y obtenidos por varios mecanismos como canje, compra, etc. El argumento de este

éxito no podía ser otra cosa que el prestigio que adquirió la Escuela apoyado en la calidad de sus

profesores (muchos europeos), sus alumnos y egresados bajo la dirección de Eduardo J. de Habich, su

director vitalicio. Además, conocer la existencia de estas publicaciones puede ayudar a los

investigadores en sus investigaciones18

.

TÍTULO DE LA PUBLICACIÓN AÑOS EXTREMOS

Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid 1891-1906

Unión Iberoamericana 1891-1903

Arquitectura y Construcción 1898-1900

Boletín de la Real Academia de Ciencias y Artes 1894-1900

Memorias de la Real Academia de Ciencias y Artes 1901-1903

Revista Tecnológica Industrial 1899-1905

Boletín Minero y Comercial 1899-1903

El Trabajo Nacional 1900-1902

El Ingeniero Español y la Gaceta Sudamericana 1896-1901

Gaceta Minera y Comercial 1902-1903

Anales de Obras Públicas 1876-1895

Industria Minera, Metalurgia y Mercantil 1896-1898

Revista de Obras Públicas 1869-1902

Revista Minera Metalúrgica 1884-1906

Industria e Inversiones 1889-1905

Revista de Obras Públicas y Minas 1870-1905

Anales del Instituto de Ingenieros de Chile 1890-1905

Boletín de la Sociedad Nacional de Minería de Chile 1883-1903

Anales de la Universidad de Chile 1862-1879

Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile 1879-1905

Revista Forense Chilena 1885-1890

Boletín de la Sociedad de Fomento Fabril 1890-1906

Boletín del Ministerio de Industrias y Obras Públicas 1890-1895

Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura 1895-1901

El Pensamiento Latino 1900-1905

Anales de Ingeniería de Bogotá 1890-1905

El Agricultor 1894-1899

17

Estas publicaciones en castellano y las omitidas en otros idiomas –además de la biblioteca de la Escuela– hoy están

bajo la conservación de la UNI en su Biblioteca Central a la que se puede acceder con permiso especial. 18

Fruto de la labor exploratoria de los fondos del archivo hemos elaborado un registro detallado de todos los

documentos relativos a la minería peruana (memorias e informes) que comprende el periodo 1880-1930

aproximadamente, documento que conservamos mecanografiado.

Juvenal Luque. La formación técnica minera en el Perú: 1779-1876

Nueva corónica 3 (Enero, 2014) ISSN 2306-1715, pp. 295-317

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Boletín Industrial 1903

Anales de la Universidad Central 1900

Anales del Departamento de Ganadería y Agricultura 1898-1904

Anales del Museo Nacional de Montevideo 1896-1903

Anales de la Universidad de Montevideo 1892-1897

Anales de la Universidad de Ecuador 1890-1906

Boletín do Instituto Agronómico 1892-1899

Boletín da Agricultura 1900-1906

Boletín de Agricultura, Minería, etc. 1891-1900

Memorias de la Sociedad Científica «Antonio Alzate» 1887-1904

Revista Latinoamericana 1886-1891

Informes y documentos relativos a comercio 1885-1891

Boletín del Instituto Científico y Literario 1900-1904

Anales de la Asociación de Arquitectura e Ingenieros de

México

1886-1905

Anales del Ministerio de Fomento 1887-1898

El Minero Mejicano 1887-1903

Boletín de la Sociedad Geográfica y Estadística 1881-1899

Boletín del Instituto Geológico de México 1896-1906

Revista de Construcción y Agrimensura 1899-1905

Revista de Ferrocarriles 1899-1903

Boletín de Agricultura 1901-1905

Revista Judicial 1892-1903

Anales de la Sociedad Científica Argentina 1882-1905

Boletín del Instituto Geográfico Argentino 1882-1900

La Ingeniería 1897-1906

Boletín de la Unión Industrial Argentina 1895-1904

Boletín de la Academia de Ciencias en Córdova 1881-1899

Anales del Museo Nacional 1895-1905

Boletín de Obras Públicas 1900-1901

Primer Congreso Científico Latinoamericano 1898-1904

Revista de Agronomía y Veterinaria 1896-1905

El Derecho 1885-1904

El Economista 1895-1902

Informaciones y Memorias 1899-1904

Revista de Ciencias 1898-1900

Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima 1891-1905

Boletín de la Sociedad Nacional de Minería 1897-1905

Anales de Construcciones Civiles y de Minas 1880-1901

La Gaceta Científica 1885-1906

El Monitor Popular 1896-1898

Registro Oficial de Fomento 1896-1905

El Peruano 1870-1907

Anales de Obras Públicas 1889-1901

Padrón General de Minas 1879-1906

Estadística General de Aduanas 1897-1902

Memorias del Tribunal Mayor de Cuentas 1900-1905

Memorias del Ministerio de Hacienda y Comercio 1860-1905

Memorias del Ministerio de Instrucción, etc. 1874-1904

Juvenal Luque. La formación técnica minera en el Perú: 1779-1876

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Memorias del Ministerio de Relaciones Exteriores 1870-1903

Memorias del Ministerio de Fomento 1896-1905

Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura 1902-1905

Boletín del Ministerio de Fomento 1903-1905

Diario de Debates de la Cámara de Diputados 1878-1907