e. llamas. "inhabitación trinitaria",

11
Iglesia de la Trinidad Sobre el tema "Pueblo de Dios» en el AT existe hoy una abundante literatura. Por citar algunas obras valgan las siguientes: R. MEYER,arto laós, en GLNT VI, 117-133; P. VANIMSCHOOT, Teo- logía del Antiguo Testamento, Marova, Madrid 1969, 295-330 - 116Y. M. J. CONGAR, Santa Iglesia, O. c., 27 _117 M. M. PHILlPON, Trinidad y Pueblo de Dios: EstTrin 1 (1967) 318 _ IIBP. TENA GARRIGA, La palabra Ekklesía. Estudio his- tórico-teológico, Barcelona 1958, 176 s. _ 119 Cf. Las diversas intervenciones en esta línea en N. SILA~2~S, La Iglesia de la Tri71tf'd, O.C., 203- 208 - ActaSyn I-IlI, 96 - Cf'12~G 6, 4; 27,3; 28, 1.5; 32, 4; 37, 1; 63; etc. - Cf. GS 32,4; 40, 2; 42, 1; 92, 3 - 123R. LATOURELLE, Teología de la revelación, Sígueme, Salamanca 1966, 505 S. - 124Cf. G. PHILlPS, La vocation universelle ti la sainteté, en AA.VV., Au service de la Parole de Dieu, Mélanges ... A.M. Charue, Du- culot, Gembloux 1969, 219 125 O. PROCKSCH,art. ágios, en GLNT r, 243 _ 126ID., Ibid., 245 - 127Se trata de una expresión acari- ciada por Is, en quien se encuentra hasta 29 veces - 128G. PHILlPS,La vocation universelle ti la sain- teté, O. c., 221 - 129L. CERFAUX, La Iglesia en San Pablo, DDB, Bilbao 1963, 264 _ 130G. SANTOPIETRO, 11 rapporto eulogico tra Dio e il suo popolo, Noci 1971, 72 - 131P. FAYNEL, La Igle- sia, Herder, Barcelona 1974, 1, 309 _ 132Pl0 XII, MD: AAS 39 (1957) 529 ss. - 133 L. Bou. YER,La vie de la liturgie. Une critique constructi- ve du Mouvement liturgique, Cerf, Paris 1969, 11 - 134 Epist ad Smyr. 7, 1 _ 135K. RAHNER, La presencia del Señor en la comunidad cultual. Síntesis teológica, en ACIT, Juan Flors, Barcelo- na 1972, 343 - 136J.M.R.TILLARD, L' Eucharis- tie et le Saint-Esprit: NouvRevTh 90 (1968) 363 - 137J. P. REVEL, Constitution du Concile sur la liturgie: LumVie 16 (1967) 9 - 138Cf. J. M. R. TILLARD, O. C., 378 22 - 139 L. BOUYER, La terce- ra plegaria eucarística, en AA. VV., Las nuevas anáforas, Herder, Barcelona 1969, 39 _ 140 Sche- ma constitutionis de apostolatu laicorum, en SCD IV, 76 - 141E. WALTER,Primera carta a los Co- rintios, Herder, Barcelona 1971, 53 _ 142O. Kuss, Carta a los Romanos, Herder, Barcelona 1978,201 - 143N. BUSSI, Costituzione dogmati- ca "De Ecclesia» del Concilio Vaticano 11, Alba, 41968, 193 - 144Creemos exacta la apreciación de P. Eudokimov: «la escatología "laiquizada" se priva del "eskaton» y sueña con la comunidad de los santos sin el "Santo», y con el Reino de Dios sin Dios»: Ortodoxia, Ed. Península, Barcelona 1968,334 - 145N. DE MARTINI, L'indo¿ l . de/la eh" e eSe. to ogtca 1, tesa peregrmante ... , BrescI' 1 - a 972 47; cf. sobre todo, LG 1-10 ...; DV 1-8 . GS ' 146 ..., 2- 10.14-15; AG 1-5 ... - 147Cf.LG 2; 3; 9, 2; DV 1-3; SC 6; GS 22,6 - OR1GENES, Se/ea . G 44 C 148 a In PS. 23, 1: P 12, 2 - H. MÜHLEN Espíritu Santo en la Iglesia (Una mystica Pe' El 149 rso~ na), O.C., 452 s (9.57) - J.-M. DUFORT H toire et théologie du VII chapitre de la Constit~tio'~ "Lumen Gentium»: SciencEccl 20 (1968) 83. BIBLIOGRAF1A;J.M. ALONSO, Ecclesia de Trinitate, en AA.VV., Comentarios a la constitu_ ción sobre la Iglesia, BAe, Madrid 1966, 138- 176; AA. VV., Los carismas en la Iglesia, Secreta_ riado Trinitario, Salamanca 1976; AA.VV. , El Misterio Trinitario a la luz del Vaticano !J, Secte- tariado Trinitario, Salamanca 1967; AA. VV., La Santísima Trinidad, foente de salvación en la cons- titución sobre la Iglesia, Secretariado T rinitatio, Salamanca 1968; AA. VV., Trinidad y misión, Secretariado Trinitario, Salamanca 1981; P. er· POLLONE,Studio sulla spiritualitti trinitaria nei capitoli 1- VII della "Lumen gentium», Pro Sancti- tate, Roma 1986; y. CONGAR, Ecclesia de Trin;- tate: Irén 14 (1937) 131-146; B. FORTE,La Igle- sia, icono de la Trinidad, Sígueme, Salamanca 1992; M. LEGIDO, La Iglesia del Señor. Un estu- dio de eclesiología paulina, PUS, Salamanca 1987; MOLTMAN, Trinidad y Reino de Dios. La doctrina sobre Dios, Sígueme, Salamanca 1988; H. MÜHLEN, El Espíritu Santo en la Iglesia, Se- cretariado Trinitario, Salamanca 1974; M. M. PHILlPON, La Santísima Trinidad y la Iglesia, en G. BARAúNA (ed), La Iglesia del Vaticano IL Juan F1ors, Barcelona 1966, 1, 341-361; X. PI· KAZA, Trinidad y comunidad cristiana. El pnnCl- pio social del cristianismo, Secretariado Trini~- rio, Salamanca 1990; J. M. ROVIRABELLOSO, a Iglesia de la Trinidad y la eucaristía, en. ID., ~ humanidad de Dios, Secretariado Trinitano, Sa~ l' a e manca 1986,257-346; N. SILANES, La Iges la JI. la Trinidad. La SS. Trinidad en el Vaucan o i- Estudio Genético-teológico, Secretariado Tnn. ,. Trtnt- tario, Salamanca 1981; ID., La SanttSlma . 'os dad, programa social del cristianismo: princt~a_ bíblico-teológicos, Secretariado Tril1ltano, manca 1991. Nereo Silall es IGÚALDAD ~ Comunión. ILÚSTRACIÓN ~ Deísmo. IMÁGENES ~ Icono. INFIERNO ~ Escatología. INHABITACIÓN TRINITARIA SUMARIO:I. Introducción: 1. Noción; 2. Cuestión de siempre; 3. Importancia de la inha- bitación trinitaria; 4. Los silencios sobre la in. tr.; 5. In. tr.-inhabitación del Espíritu Santo=E.S.- n. Enseñanza de las fuentes: 1. Visión de conjun- to; 2. En la Escritura; 3. La Tradición de la Igle- sia.- Ill. Enseñanza del Magisterio: l. Visión de conjunto; 2. Testimonio de León XIII; 3. Testi- monio de Pío XII; 4. Valoración.-IV. La refle- xión teológica: 1. Teología de la in. tr.; 2. Presen- cia de inmensidad y presencia de inhabitación; 3. La mística y la inhabitación trinitaria; 4. Razón formal de la in. tr.; 5. Razones personales en la in. tr.; 6. Síntesis y conclusión. 1. Introducción 1. NOCION. La inhabitación trini- taria (= in. tr.) es uno de los modos de la presencia de Dios; es, ante todo, una lllanifestación de su amor hacia los hombres. Dios creador del universo ma- terial y espiritual, está presente a todas las cosas por su acción creadora, una y Permanente; por su inmensidad incir- c~nscrita, y por su conocimiento simplicí- Sllllo, pleno y perfecto de cuanto existe. Son estos los tres clásicos modos na- tUrales de la presencia de Dios: por esencia, pr((sencia y potencia. El Papa Inhabitación trinitaria León XlII, resumiendo la enseñanza tradicional y acogiéndose a la autori- dad de santo Tomás, los explica así: «Dios se halla presente en todas las co- sas y está en ellas: por potencia en cuanto están sujetas a su poder. .. ; por presencia, en cuanto todas están abier- tas y patentes a sus ojos; por esencia, porque en todas se halla como causa de su SeD)I. Además de estos modos de presen- cia natural, la palabra de Dios y la teo- logía afirman la realidad de otra pre- sencia más alta, y podemos decir que más íntima: es la presencia por gracia sobrenatural, que no es universal, sino propia de las criaturas racionales. Esta presencia se realiza por la participación de la naturaleza divina, de la misma vida de Dios en las almas. Es la presen- cia en la que el alma es templo de Dios, amiga de Dios, que siente y per- cibe su realidad, no sólo como Uno en esencia, sino también como Trinidad de personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es la presencia de inhabitación. 2. CUESTION DE SIEMPRE. La in. tr. ha sido una de las cuestiones clásicas de la teología histórica y especulativa, de la espiritualidad y de la mística. Lo es igualmente en nuestros días, con nuevos matices y orientaciones. Hasta el Concilio Vaticano II la re- flexión sobre este misterio se centró en los aspectos puramente teológicos: in- habitación y presencia de las tres divi- nas personas, enseñanza bíblica y pa- trística, razón formal de la presencia de inhabitación, etc. El Vaticano II, a pe- sar de ser muy parco en esta materia, ha dado una nueva orientación a la 'ac- ción del E.S. en el marco de la historia

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Page 1: E. Llamas. "Inhabitación Trinitaria",

Iglesia de la Trinidad

Sobre el tema "Pueblo de Dios» en el AT existehoy una abundante literatura. Por citar algunasobras valgan las siguientes: R. MEYER,arto laós,en GLNT VI, 117-133; P. VANIMSCHOOT, Teo-logía del Antiguo Testamento, Marova, Madrid1969, 295-330 - 116Y. M. J. CONGAR, SantaIglesia, O. c., 27 _117 M. M. PHILlPON, Trinidady Pueblo de Dios: EstTrin 1 (1967) 318 _ IIBP.TENAGARRIGA,La palabra Ekklesía. Estudio his-tórico-teológico, Barcelona 1958, 176 s. _ 119Cf. Las diversas intervenciones en esta línea enN. SILA~2~S,La Iglesia de la Tri71tf'd, O.C., 203-208 - ActaSyn I-IlI, 96 - Cf'12~G 6, 4;27,3; 28, 1.5; 32, 4; 37, 1; 63; etc. - Cf. GS32,4; 40, 2; 42, 1; 92, 3 - 123R. LATOURELLE,Teología de la revelación, Sígueme, Salamanca1966, 505 S. - 124Cf. G. PHILlPS, La vocationuniverselle ti la sainteté, en AA.VV., Au service dela Parole de Dieu, Mélanges ... A.M. Charue, Du-culot, Gembloux 1969, 219 125 O.PROCKSCH,art. ágios, en GLNT r, 243 _ 126ID.,Ibid., 245 - 127Se trata de una expresión acari-ciada por Is, en quien se encuentra hasta 29 veces- 128G. PHILlPS,La vocation universelle ti la sain-teté, O. c., 221 - 129L. CERFAUX,La Iglesia enSan Pablo, DDB, Bilbao 1963, 264 _ 130G.SANTOPIETRO,11 rapporto eulogico tra Dio e il suopopolo, Noci 1971, 72 - 131P. FAYNEL,La Igle-sia, Herder, Barcelona 1974, 1, 309 _ 132Pl0XII, MD: AAS 39 (1957) 529 ss. - 133L. Bou.YER,La vie de la liturgie. Une critique constructi-ve du Mouvement liturgique, Cerf, Paris 1969,11 - 134Epist ad Smyr. 7, 1 _ 135K. RAHNER,La presencia del Señor en la comunidad cultual.Síntesis teológica, en ACIT, Juan Flors, Barcelo-na 1972, 343 - 136J.M.R.TILLARD, L' Eucharis-tie et le Saint-Esprit: NouvRevTh 90 (1968) 363- 137J. P. REVEL,Constitution du Concile sur laliturgie: LumVie 16 (1967) 9 - 138Cf. J. M. R.TILLARD,O. C., 378 22 - 139L. BOUYER,La terce-ra plegaria eucarística, en AA. VV., Las nuevasanáforas, Herder, Barcelona 1969, 39 _ 140Sche-ma constitutionis de apostolatu laicorum, en SCDIV, 76 - 141E. WALTER,Primera carta a los Co-rintios, Herder, Barcelona 1971, 53 _ 142O.Kuss, Carta a los Romanos, Herder, Barcelona1978,201 - 143N. BUSSI,Costituzione dogmati-ca "De Ecclesia» del Concilio Vaticano 11, Alba,41968, 193 - 144Creemos exacta la apreciaciónde P. Eudokimov: «la escatología "laiquizada" sepriva del "eskaton» y sueña con la comunidad delos santos sin el "Santo», y con el Reino de Diossin Dios»: Ortodoxia, Ed. Península, Barcelona

1968,334 - 145N. DE MARTINI,L'indo¿l . de/la eh" e eSe.to ogtca 1, tesa peregrmante ... , BrescI' 1 -

a 97247; cf. sobre todo, LG 1-10 ...; DV 1-8 . GS '146 ..., 2-10.14-15; AG 1-5 ... - 147Cf.LG 2; 3; 9, 2; DV1-3; SC 6; GS 22,6 - OR1GENES,Se/ea .

G 44 C 148 a InPS. 23, 1: P 12, 2 - H. MÜHLENEspíritu Santo en la Iglesia (Una mystica Pe' El

149 rso~na), O.C., 452 s (9.57) - J.-M. DUFORTHtoire et théologie du VII chapitre de la Constit~tio'~"Lumen Gentium»: SciencEccl 20 (1968) 83.

BIBLIOGRAF1A;J.M. ALONSO, Ecclesia deTrinitate, en AA.VV., Comentarios a la constitu_ción sobre la Iglesia, BAe, Madrid 1966, 138-176; AA. VV., Los carismas en la Iglesia, Secreta_riado Trinitario, Salamanca 1976; AA.VV. , ElMisterio Trinitario a la luz del Vaticano !J, Secte-tariado Trinitario, Salamanca 1967; AA. VV., LaSantísima Trinidad, foente de salvación en la cons-titución sobre la Iglesia, Secretariado T rinitatio,Salamanca 1968; AA. VV., Trinidad y misión,Secretariado Trinitario, Salamanca 1981; P. er·POLLONE,Studio sulla spiritualitti trinitaria neicapitoli 1- VII della "Lumen gentium», Pro Sancti-tate, Roma 1986; y. CONGAR,Ecclesia de Trin;-tate: Irén 14 (1937) 131-146; B. FORTE,La Igle-sia, icono de la Trinidad, Sígueme, Salamanca1992; M. LEGIDO, La Iglesia del Señor. Un estu-dio de eclesiología paulina, PUS, Salamanca1987; MOLTMAN, Trinidad y Reino de Dios. Ladoctrina sobre Dios, Sígueme, Salamanca 1988;H. MÜHLEN, El Espíritu Santo en la Iglesia, Se-cretariado Trinitario, Salamanca 1974; M. M.PHILlPON,La Santísima Trinidad y la Iglesia, enG. BARAúNA (ed), La Iglesia del Vaticano ILJuan F1ors, Barcelona 1966, 1, 341-361; X. PI·KAZA, Trinidad y comunidad cristiana. El pnnCl-pio social del cristianismo, Secretariado Trini~-rio, Salamanca 1990; J. M. ROVIRABELLOSO,aIglesia de la Trinidad y la eucaristía, en. ID., ~humanidad de Dios, Secretariado Trinitano, Sa~

l ' aemanca 1986,257-346; N. SILANES,La Igesla JI.la Trinidad. La SS. Trinidad en el Vaucano i-Estudio Genético-teológico, Secretariado Tnn., . Trtnt-tario, Salamanca 1981; ID., La SanttSlma . 'osdad, programa social del cristianismo: princt~a_bíblico-teológicos, Secretariado Tril1ltano,manca 1991.

Nereo Silalles

IGÚALDAD ~ Comunión.

ILÚSTRACIÓN ~ Deísmo.

IMÁGENES ~ Icono.

INFIERNO ~ Escatología.

INHABITACIÓNTRINITARIA

SUMARIO:I. Introducción: 1. Noción; 2.Cuestión de siempre; 3. Importancia de la inha-bitación trinitaria; 4. Los silencios sobre la in. tr.;5. In. tr.-inhabitación del Espíritu Santo=E.S.-n. Enseñanza de las fuentes: 1. Visión de conjun-to; 2. En la Escritura; 3. La Tradición de la Igle-sia.- Ill. Enseñanza del Magisterio: l. Visión deconjunto; 2. Testimonio de León XIII; 3. Testi-monio de Pío XII; 4. Valoración.-IV. La refle-xión teológica: 1. Teología de la in. tr.; 2. Presen-cia de inmensidad y presencia de inhabitación; 3.La mística y la inhabitación trinitaria; 4. Razónformal de la in. tr.; 5. Razones personales en lain. tr.; 6. Síntesis y conclusión.

1. Introducción

1. NOCION. La inhabitación trini-taria (= in. tr.) es uno de los modos de lapresencia de Dios; es, ante todo, unalllanifestación de su amor hacia loshombres. Dios creador del universo ma-terial y espiritual, está presente a todaslas cosas por su acción creadora, una yPermanente; por su inmensidad incir-c~nscrita, y por su conocimiento simplicí-Sllllo, pleno y perfecto de cuanto existe.

Son estos los tres clásicos modos na-tUrales de la presencia de Dios: poresencia, pr((sencia y potencia. El Papa

Inhabitación trinitaria

León XlII, resumiendo la enseñanzatradicional y acogiéndose a la autori-dad de santo Tomás, los explica así:«Dios se halla presente en todas las co-sas y está en ellas: por potencia encuanto están sujetas a su poder. .. ; porpresencia, en cuanto todas están abier-tas y patentes a sus ojos; por esencia,porque en todas se halla como causa desu SeD)I.

Además de estos modos de presen-cia natural, la palabra de Dios y la teo-logía afirman la realidad de otra pre-sencia más alta, y podemos decir quemás íntima: es la presencia por graciasobrenatural, que no es universal, sinopropia de las criaturas racionales. Estapresencia se realiza por la participaciónde la naturaleza divina, de la mismavida de Dios en las almas. Es la presen-cia en la que el alma es templo deDios, amiga de Dios, que siente y per-cibe su realidad, no sólo como Uno enesencia, sino también como Trinidadde personas: Padre, Hijo y EspírituSanto. Es la presencia de inhabitación.

2. CUESTION DE SIEMPRE. La in.tr. ha sido una de las cuestiones clásicasde la teología histórica y especulativa,de la espiritualidad y de la mística. Loes igualmente en nuestros días, connuevos matices y orientaciones.

Hasta el Concilio Vaticano II la re-flexión sobre este misterio se centró enlos aspectos puramente teológicos: in-habitación y presencia de las tres divi-nas personas, enseñanza bíblica y pa-trística, razón formal de la presencia deinhabitación, etc. El Vaticano II, a pe-sar de ser muy parco en esta materia,ha dado una nueva orientación a la 'ac-ción del E.S. en el marco de la historia

Page 2: E. Llamas. "Inhabitación Trinitaria",

Inhabitación trinitaria

de la salvación y de la vida de la Iglesia.Esta orientación ha coincidido con lapromoción de! movimiento ecuménicoy carismático, y con e! despertar de!misticismo.

La in. tr. es una gracia salvífica,fuente y raíz de las experiencias maravi-llosas de la vida mística, como han en-señado los grandes maestros santa Tere-sa de Jesús y san Juan de la Cruz. Enesas experiencias las almas gozan de_lasvivencias trinitarias más profundas y lu-mmosas.

3. IMPORTANCIA DE LA IN. TR. Lain. tr. es principio, fuente y meta de laacción salvífica de Dios como anticipode la bienaventuranza. Por eso pode-mos decir que pertenece a la parte cen-tral de la teología, de la vida de las al-mas y de la Iglesia. D. Bertetto la hacalificado como: «cuestión central devida cristiana, religiosa, sacerdotal y mi-

• 2slOnera» .Dios determinó en su plan de salva-

ción hacerse presente entre los hombresen la encarnación de su Hijo redentor,e! Emmanuel, e! Dios-con nosotros. Lasalvación consistiría en restaurar aque-lla comunión de vida, y aquella alianzaque había roto e! pecado. La redenciónfUe una restauración de la vida perdida,una recuperación de la comunión devida con Dios. «Donde abundó e! peca-do, sobreabundó la gracia» (Rom 5,20). Jesucristo por su muerte y resu-rrección restableció la societas=koinoníadel hombre con Dios, que es la comu-nión con e! Padre, e! Hijo y e! E.S. (cf.1 Jn 1,31). La expresión más objetiva yrealista de esta koinonía es la in. tr.

En efecto: ¿qué es la vida cristiana,en su sentido más puro y más radical,

sino e! desarrollo de la autocomunica_ción de Dios a las almas por la gracia!Este desarrollo se lleva a cabo bajo laacción y la inspiración de! Espíritu,que mora en e! alma como en un tem-plo, con e! Padre y e! Hijo. El ápice deesta acción y de ese desarrollo es la san-tificación, que tiene su origen y funda-mento en la inhabitación. Por eso, lain. tr. es la cuestión central de! misteriosobrenatural, por su misma naturalezay por sus dimensiones salvíficas.

La in. tr., por lo que es y significa,hace concreta y luminosa la realidad deDios en e! hombre, evitando así e! peli-gro de convertir ese misterio de amoren una abstracción vaga, o en una ilu-sión imaginaria. Desde otro punto devista puede corregir otro peligro bas-tante difundido: e! de identificar e!misterio trinitario con un teorema teo-lógico, con poca o ninguna incidenciaen la práctica de la vida cristiana, segúnuna afirmación de E. Kant3•

La inhabitación es la Trinidad,como historia, o hecha historia en lavida de! hombre, según la expresión deB. Forte; una invención y realizaciónmaravillosa de su amor infinito hacialos hombres. La Trinidad inmanenteno es distinta de la Trinidad salvífica,la que santifica a las almas, si no quere-mos caer en un dualismo inadmisible yesterilizante de la vida espiritual. Diosmismo se auto-comunica a las almasjustas y las santifica. Se hace algo nues-tro, dentro de nuestra propia historiasobrenatural'; o nos hace algo suyo, Ynos asocia a su misma historia. La mís-tica abre esta perspectiva enriquecedorapara la vida espiritual.

En síntesis: dejando al margen arrasconsideraciones, podemos decir con A

693

Milano, que e! misterio trinitario repre-senta la totalidad de! misterio cristiano.y dentro de ese misterio de vida y ac-ción, lo más vital e importante, despuésdel misterio de la encarnación, es la in-habitación trinitaria, la autocomunica-ción de Dios al hombre de forma per-manente tal cual es, Uno y Trino,como sabiduría y amor. El objetivo y lameta de toda la actividad cristiana es vi-vir y desarrollar esa gracia, hasta llegar ala más perfecta unión y transformaciónespiritual con Dios en la vida mística,anticipo de la bienaventuranza.

4. Los SILENCIOS SOBRE LA IN.TR. A pesar de cuanto hemos dicho, yno hemos hecho más que un apuntede datos, la in. tr. no ocupa e! lugarque le corresponde en la teología ac-tual. No quiero decir que se trate deun tema totalmente marginado; pero sípodemos afirmar que goza de poco re-lieve en los escritos teológicos y pasto-rales.

Podemos aceptar la afirmación deSerenthá, según la cual «la creciente yrenovada atención que se ha prestado ala temática trinitaria es uno de los ras-gos característicos de! panorama de laproducción teológica de estos últimosaños. De la observación kantiana sobrela concreta "inincidencia" [no inciden-cia] de la profundización especulativadel tema sobre la Trinidad, se ha pasa-do a un redescubrimiento de! misteriotrinitario, como "misterio que vertebratoda la fe cristiana"5.

Pero se constata igualmente que eneSta constelación de estudios de tematrinitario, la inhabitación apenas tienepresencia, o muy poco relieve. La refle-ente y en los aspectos carismáticos. La

Inhabitación trinitaria

Trinidad salvífica y su acción santifica-dora ocupan un plano muy secundario.

La bibliografía teológica de las últi-mas décadas no es muy pródiga con re-lación al tema de la in. tr. Los estudiossobre la Trinidad y cada una de las di-vinas personas atienden con preferenciaa su acción en la historia de la salvacióny en la vida de la Iglesia. El Dios ínti-mo a las almas, e! que mora e inhabitaen e! interior de los corazones, despier-ta poco interés.

Los estudios particulares sobre elE.S. presentan esas mismas característi-cas. Los autores insisten más y prestanmayor atención a su acción carismáti-ca, que a la misma inhabitación, queteológicamente se atribuye a la tercerapersona. No deja de sorprender en estesentido que no se presentase ningún es-tudio sobre la inhabitación en e! Con-greso Teológico Internacional de Pneu-matología (1982), cuyas actas llenandos volúmenes6

• Algo parecido se ob-serva en la obra de F. Bourassa y enotras publicaciones recientes7

• Ni DeMargerie ni Schweizer tratan directa-mente el tema de la inhabitaciónB

• B.Forte, un clásico de la teología trinita-ria hoy, no hace tampoco un trata-miento directo en profundidad de eseproblema9•

Parece que estamos todavía lejos desuperar e! teocentrismo y e! cristocen-trismo, que algunos se atreven a califi-car como cristomonismo, que ha impe-rado en la historia de la teologíaoccidental, y que desplazó a un segun-do plano al misterio trinitario y a lapersona de! E.S.IO

• Hizo bien Pablo VIen llamar la atención con insistenciasobre la orientación trinitaria y pneu-matológica que era preciso dar a la vida

Page 3: E. Llamas. "Inhabitación Trinitaria",

/ Inhabitación trinitaria

cristiana, a la teología y a la misma litur-gia, aparte de su orientación cristológica.Una orientación, doctrinal y vital, quesea algo más que meras fórmulas rituales.

Con esto e! Papa quería corregir lossilencios que se habían observado en laépoca de! pre-concilio Vaticano 11, yque la mayor parte de los Padres conci-liares guardaron en e! desarrollo de sussesiones.

En efecto: en e! período anteprepa-ratorio se registran contadas peticiones,procedentes por lo general de obispos ycomunidades de la Iglesia oriental, paraque se promueva e! estudio de la pneu-matología, o que se ponga más de re!ie-ve la función de! E.S. en la vida de laIglesia, o que se esclarezcan más sus do-nes y sus carismas, o que se clarifiquenalgunas cuestiones doctrinales sobre e!misterio trinitario. Apenas encontra-mos en estas peticiones una leve refe-rencia al tema de la in. tr. Solamente e!Arzobispo Sergio Pignedoli, titular delconio, y la Facultad Teológica de losCarmelitas de Roma manifiestan preo-cupación por este temall

En e! desarrollo de las sesiones con-ciliares la atención de los Padres se li-mitó a algunas cuestiones trinitarias yaspectos relativos al E.S. El tema de lainhabitación quedó relegado a un abso-luto silencio. En consecuencia, e! Con-cilio no enseñó nada especial acerca deesta verdad. El vocablo inhabitación noaparece en los Diccionarios temáticosde! Concilio. Tampoco aparece en dic-cionarios de teología bíblica. Hay queser realistas, aunque haya que lamentar-lo: la in. tr. no tiene mucho relieve enlos esquemas teológicos de hoy ni en laspublicaciones de carácter espiritual.Tampoco se lo dio e! Concilio.

El 18 de mayo de 1986 e! PapJuan Pablo II promulgó su quinta encí~clica: Dominum et vivificantem, «sobree! E.S. en la vida de la Iglesia»12.La in.tr., que se atribuye y apropia al Espíri_tu de santificación, no tiene lugar ensus páginas, como tema concreto!3.

5. INHABITACIÓNTRINITARIAEINHABITACIÓNDEL E.S. La inhabita_ción es una operación ad extra, comúna las tres divinas personas. Aún más;podemos decir que es la Trinidad en e!hombre. La misma Trinidad, inmanen-te en sí misma, es la Trinidad salvífica,la Trinidad que se ha hecho historia ene! Verbo y en e! alma justificada.

Según la afirmación común de lateología, la T rinidad=las tres divinaspersonas, son e! principio y la razón dela creación, de! mundo creado y de! or-den sobrenatural con todo lo que ésteentraña: gracia, dones, carismas ...

El principio de inteligencia de estemisterio es e! clásico aforismo, acepta-do en teología trinitaria: en Dios todo esuno y el mismo, excepto en lo que existeoposición de relaciones: omnia suntunum et idem ubi non obviat relationis

.. 14OppOSltlO .La Iglesia ha mantenido inalterable

este principio a lo largo de los siglos.Aplicado a la in. tr. significa que ésta,como realidad sobrenatural y maravi-llosa, es idénticamente común a las tresdivinas personas. San Agustín enfatizófuertemente este hecho. «Ni e! EspírituSanto -dice- habita en cualquierasin el Padre y e! Hijo, lo mismo que elHijo sin e! Padre y e! E.S., ni sin ellose! Padre. Porque es inseparable la habi-tación de quienes es inseparable la ope-raciónl5

695

Salvando la comunidad de aCClonde las tres personas, la in. tr. se apropiao atribuye al E.s., en atención a sus ca-racterísticas y a sus efectos: y esto tantoen expresiones bíblicas, como en docu-mentos de la Tradición y de! Magiste-rio eclesiástico. Al mismo Espíritu seatribuye también la santificación y la fi-liación divina, la caridad, etc. (d. Rom5, 5)16.

Las apropiaciones tienen su funda-mento en la naturaleza misma de losefectos apropiados. La in. tr., comoauto-comunicación de Dios, es unamanifestación y un efecto de su amorinfinito. El E.S. es e! vínculo de amorentre e! Padre y e! Hijo; es su amor per-sonal. Justamente, pues, le son apropia-dos todos los dones sobrenaturales, quede manera especial son manifestaciónde! amor y de la caridad de Dios.

Esta enseñanza no es solamente undato teológico. Es también un princi-pio de metodología, que abre una pers-pectiva a la estructura de la in. tr. Sulugar teológico es e! tratado sobre laTrinidad; pero, puede ser estudiadoeste tema entre las cuestiones sobre lagracia, o en e! tratado sobre e! E.s., enla pneumatología. Así lo hacen algunostratadistas, al explicar la misión santifi-cadora de! Espíritu.

Inhabitación trinitaria

La Sagrada Escritura se expresa enocasiones en forma metafórica; perosin restar realismo ni fuerza al hecho dela inhabitación: <Nendremos a él y ha-remos morada en é),)Un 14,23); «Soistemplo de! Dios vivo» (2 Cor 6, 16).

La imagen de templo y morada ex-presa con precisión la realidad sobrena-tural de la inhabitación, tal como la en-tendieron los Padres de la Iglesia. Ellosexplicaron al vivo e! sentido de esasimágenes. Según la voz común de la in-terpretación teológica indican una pre-sencia sustancial y objetiva de Dios ene! alma, distinta de la presencia de in-mensidad, y superior a lo que puedeser una presencia simplemente metafó-rIca.

2. EN LA ESCRITURA.a) AntiguoTestamento: La in. tr. es un fenómenotípicamente neo testamentario. Pertene-ce a la plenitud de los tiempos y a lamanifestación plena de! amor de Dioshacia los hombres, lo mismo que la re-velación de! misterio de la Trinidad.No obstante, e! AT contiene algunasexpresiones, símbolos y metáforas, quehacen referencia a una presencia especialde Dios, y que puede ser consideradacomo una preparación para la inte!i-gencia de! misterio de la presencia deinhabitación.

Los exégetas y teólogos han hechoelencos detallados de los textos vetero-testamentarios. Están lejos de expresarla in. tL. Pero dentro de la comunica-ción de Dios con su pueblo, fueronuna lenta preparación para la reve!a-ción plena de! misteriol7

b) Nuevo Testamento: Las referen-cias y los textos de! NT relativos a la

II. Enseñanza de las fuentes

l. VISiÓN DE CONJUNTO.La inha-bitación de! E. S. (que es decir de la Tri-nidad), es un misterio que conocemossolamente a través de la revelación divi-na. Aunque no utilice esta terminología,nos da a conocer su realidad y su conte-nido, incluso su modalidad objetiva.

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Inhabitación trinitaria

in. tr. tienen un aspecto estático y diná-mico. Bajo e! primer aspecto encontra-mos algunas referencias que hablan dela unión de amistad de! hombre conDios, fundada en una comunicacióninterior; de la unión por conocimientoy amor, que produce gozo y fruicióninteriores, que escapan a una definiciónconcreta. En su dimensión dinámicalos textos se refieren a una presencia deDios, que produce gracia y santidad,conocimiento y aumento de! amor, oque es como una fuente viva de otrosdones y carismas.

Algunos textos hablan de una veni-da de! Espíritu sobre personas o comu-nidades, y de su acción e influjo sobreellas. No aparece claro si se refierenpropiamente a la in. tr. o a otras graciasy donesl8

-San Juan es el teólogo de la in. tr.en su evangelio y en sus cartas. Su ense-ñanza se centra en la persona de! Hijoen sus relaciones con e! Padre, y en lade! E.S. en su relación con la Iglesia ylos discípulos de Jesús.

En e! capítulo 14 de su evangelio,pieza fundamental y clave de su ense-ñanza, recoge las palabras de Jesús, queen vísperas de la separación violenta desus discípulos, les promete solemne-mente e! envío de! E.S. «Si me amáis,guardaréis mis mandamientos. y yo ro-garé al Padre y os dará otro Abogadoque estará con vosotros para siempre: e!Espíritu de verdad ... Vosotros le cono-céis, porque permanece con vosotros yestá en vosotros» Qn 14, 15-16).

Algunos comentaristas interpretanestas palabras en un sentido escatológi-co, colectivo y eclesial. Pero, se trata dealgo más profundo: de una permanen-cia interior y estable: con vosotros, en

vosotros ... La presencia que Jesús pro-mete es la asistencia de! Espíritu desdedentro= in vobis (en hymín), desde lamorada interior de! corazón. Tal es lainterpretación de los teólogosl9

, y delmismo Magisterio de la Iglesia.

Líneas adelante Jesús amplía estapromesa: Él mismo y el Padre acompa_ñarán al Espíritu en esa presencia per-manente: «... y mi Padre le amará yvendremos a él y haremos morada enéL>. A él (pros autón); morada en él (mo-nén par'autón).

El fundamento de esta presencia dein. tr. es e! amor: Si alguno me ama ...Éste es un dato fundamental. Todogira en torno al amor y depende delverdadero amor hacia Dios. El amor esla autocomunicación de Dios a los jus-tos, por la cual él permanece en ellos ymora en su interior. Así lo entendió yexplicó e! mismo san Juan en la prime-ra de sus cartas: «Carísimos... si nosamamos mutuamente, Dios permaneceen nosotros y su amor es en nosotrosperfecto. Conocemos que permanece-mos en él y él en nosotros en que nosdio de su Espíritu... Quien confesareque Jesús es e! Hijo de Dios, Dios per-manece en él y él en Dios ... Dios esamor; y e! que vive en amor permaneceen Dios y Dios en él» (1 Jn 4,12-16)20.

-San Pablo incluye la in. tr. comouno de los temas capitales de su mensa-je espiritual. Lo hace en una doble for-ma: conceptual y simbólica.

El Apóstol habla de! E.S. ante todocomo un don personal, que difunde e!amor de Dios en e! corazón de los jus-tos (cf. Rom 5, 5). Este don es algopermanente y dinámico en ellos21.

Fruto de este don, que se comunicacomo posesión al alma, es su perma-

697

pepcia de inhabitación en ella: «El Es-píritu de Dios habita en vosotros» (=oikeí en hymín) (Rom 8, 9.11). Habitarsugiere una localización: la casa o e!templo. Pablo utiliza este símil, recor-dando sin duda la presencia misteriosade Dios en e! Arca de la alianza y en e!templo de Jerusalén: «sois templos deDios y e! Espíritu de Dios habita envosotros» (1 Cor 3, 16): «El templo deDios es santo y ese templo sois vos-otros» (ibid., 17): «¿No sabéis que vues-tro cuerpo es templo de! Espíritu San-to, que está en vosotros y habéisrecibido de Dios?» (1 Cor 6, 19):,Nosotros sois templo de! Dios vivo» (2Cor 6, 16)22.

El cristiano, como templo vivo deDios en e! que mora e! E.S., está santi-ficado por su gracia. Más allá del sim-bolismo y de la metáfora, la imagen tie-ne un contenido objetivo: la presenciareal de Dios, que es el fundamento dela vida de! cristiano. Esta presencia leconfiere la dignidad de hijo de Dios,que participa de su misma vida (cf. Gál4, 6; Rom 8, 14-15)23.

San Pablo hace varias aplicaciones ala vida de los cristianos, derivadas deuna presencia de! Espíritu en sus cora-zones, de su inhabitación en ellos. ElEspírin1 es e! signo de! sí que e! cristia-no ha dado a Dios en Cristo Jesús, rati-ficando su alianza. Esa presencia estambién e! principio de su resurrec-ción24•

El Apóstol no divide la Trinidad.Profesa su fe en las divinas personas,que presiden su vida y e! ministerioapostólico. Para él e! E.s. es e! Espíritudel Padre y de! Hijo. Por eso, concluyeD. Bertetto, que se deduce de su ense-ñanza que «donde habita e! Espíritu,

Inhabitación trinitaria

habitan también las otras dos personasdivinas»25.La inmanencia de! Espírituhace inmanente e inhabitante a Diosen nosotros. Dios, Uno y Trino, realizatodo cuanto san Pablo atribuye al Espí-ritu de santificación26

En síntesis: todos los testimoniosreferidos afirman una presencia espe-cial permanente de Dios en e! corazónde los cristianos, que es una acciónmisteriosa en su interior. Es la presen-cia de inhabitación.

Francisco Suárez, uno de nuestrosteólogos más destacados en esta mate-ria dice que: «estas y semejantes expre-siones, repetidas con frecuencia en laSagrada Escritura, no pueden verificar-se por la sola infusión de la gracia crea-da. Por lo mismo, es necesario que, enalgún modo más propio, la misma per-sona divina de! Espíritu Santo sea en-viada,,'7.

3. LA TRADICION DE LA IGLESIA.a) La enseñanza de los Padres en estamateria es fundamentalmente bíblica.Ellos son intérpretes y maestros de laPalabra de Dios. Siguiendo la línea yorientación de los testimonios de la Es-critura, desentrañaron su contenido,guiados por e! Espíritu que dirige yadoctrina a la misma Iglesia.

Los Padres se esforzaron ante todopor explicitar e! misterio de la Trinidady e! de la Encarnación. En concreto in-terpretan los textos bíblicos relativos ala presencia de! Espíritu en los justos afavor de una presencia de inhabitación,que en ocasiones designan con e! tér-mino de deificación, según la observa-ción de Y. Congar28

Muchos teólogos, a partir princi-palmente de Petau (Petavio), han agru-

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Inhabitación trinitaria

pado cuidadosamente los textos de latradición patrística, por lo que me pare-ce ocioso recogerlos aquí. Dichos textospertenecen tanto a los Padres griegoscomo latinos. Han merecido una aten-ción especial san Ignacio de Antioquía,san Ireneo, Tertuliano, san Atanasio,san Gregorio de Nisa, san Juan Crisós-tomo, san Basilio, san Ambrosio, sanAgustín, san Cirilo de Alejandría29

•••

La enseñanza de los Padres contienedos afirmaciones fundamentales: queDios inhabita sustancialmente en e!alma de los justos, y que las tres divinaspersonas inhabitan en común y sin di-ferencia ninguna, aunque en ocasionesatribuyan la inhabitación al E.S.

b) Recogeré solamente algunos tex-tos más significativos, a modo de ilus-tración y confirmación. San Ignacio deAntioquía, notable por su antigüedad,que se llama a sí mismo Teóforo=porta-dor de Dios, dice: «Realicemos todasnuestras acciones con la idea de queDios habita en nosotros; seremos asítemplos suyos, y él será nuestro Dios,que mora en nosotros»30.

San Agustín llena toda una época, yhace autoridad por sí mismo, en parti-cular en la doctrina trinitaria. En sus li-bros De Trinitate y en otros lugares ex-pone con profundidad la teología de!E. S., «por quien se difunde en nues-tros corazones e! amor de Dios, por e!cual toda la Trinidad mora en nos-tros»31.

En la carta a Dardano se expresaasí: «¿Quién osaría pensar, si no e! queignora la inseparabilidad de la Trini-dad, que pueda habitar en alguno e! Pa-dre y e! Hijo sin que habite en él e! Es-píritu Santo, o que pueda habitar e!Espíritu Santo sin e! Padre y e!

Hijo?»32.En e! Sermón 71 da respuestaa esa pregunta, diciendo: «en nadie ha-bita e! Espíritu Santo sin e! Padre y elHijo, como no habita e! Hijo sin el Pa-dre y e! Espíritu, ni e! Padre sin lasotras dos personas; pues es inseparablesu habitación por ser inseparable su

0) 33operaC10ll» .c) La tradición patrística, con la

aportación de los primeros conciliosecuménicos, dejó bién definidos losconceptos básicos de! misterio trinita-rio. San Agustín, haciendo exégesis dela teología de san Pablo y de san Juan,afirmó con nitidez la in. tr. y su razónformal, delineando con precisión losentornos de! simbolismo y de la reali-dad simbólica. Él más que nadie abrióla puerta y estableció los principios deuna reflexión porfunda, que llevaron acabo los teólogos posteriores, siguiendosus huellas.

Es verdad que en la tradición pa-trística e! E. S. es considerado como lavirtud santificadora de! Padre y de!Hijo, que santifica por sí mismo. Peroesto, en e! ambiente y en la lucha con-tra los macedonianos, significa que noes un don creado, y que santifica por-que es Dios. El mismo san Basilio, queutiliza esas fórmulas, afirma que lecompete al Espíritu la virtud santifica-dora, en cuanto es coesencial con e! Pa-dre y e! Hij034.

III. Enseñanza del Magisterio de laIglesia

1. VISION DE CONJUNTO. El Ma-gisterio de la Iglesia no ha sido muypródigo en afirmaciones sobre la in. n.,menos aún en explicaciones doctrina-

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les. Este tema aparece tratado en docu-mentos importantes en época muy tar-día. Es verdad que e! Símbolo llamadode San Epifanio (s. IV) utiliza comofórmula de fe: «creo en e! Espíritu San-to... que habló en los Apóstoles e inha-bitó en los santos» (oikoun en hagíoisp.pero hasta la última década de! siglopasado no encontramos en e! Magiste-rio una afirmación concreta y una ex-plicación de este misterio.

El concilio de Trento habló de! Es-píritu inhabitante, y recogió algunas ex-presiones de san Pablo, relativas a su ac-ción interior en las almas, que son sutemplo. Pero su testimonio es irre!evan-te, desde e! punto de vista doctrinal36

Inhabitación trinitaria

más de lo que un amigo puede unirse asu amigo más querido, y goza plena ysuavemente de Él. Esta admirableunión, que por nombre propio se llamainhabitación, se diferencia solamentepor su condición de aquella con la queDios se une a los bienaventurados; y sibien al presente se realiza por toda laTrinidad: vendremos a él y haremos mo-rada en él Qn 14,23); no obstante seatribuye al Espíritu Santo, como algopeculian) 37.

3. TESTIMONIO DE Pío XII. Elotro documento clásico en esta materiaes la encíclica Mystici Corporis de! papaPío XII (1943). En ella e! Papa dedicaun apartado especial a la inhabitaciónde! E. S. en las almas, al que llama:«alma de la Iglesia».

El Papa recoge la enseñanza tradi-cional acerca de! Espíritu Paráclito (Es-píritu de Cristo), dado por él a su Igle-sia, como principio de vida y de virtud,y como fuente de todos los dones quedicen relación a la gracia. Es e! Espírituque nos hace hijos adoptivos de Dios (cf.Rom 8, 14-17; Gál 4,6-7), lazo deunión que aglutina a los miembros de!Cuerpo Místico entre sí en una unidadmisteriosa, y los une con Cristo Cabe-za38

El Papa recuerda aquí que se tratade un verdadero misterio, que mientrasperegrinarÍlOs en la fe no podemos co-nocer a plena luz, y en cuya interpreta-ción hay que observar las normas me-todológicas seguidas por la Iglesia(Vaticano I). El misterio consiste enque con toda verdad las divinas perso-nas inhabitan en e! alma justa; en cuan-to presentes de modo sobrenatural eimpenetrable en ella, dotada de enten-

2. TESTIMONIO DE LEON XIII. Elprimer documento importante de! Ma-gisterio sobre este tema es la carta encí-clica de! papa León XIII: Divinum illudmunus (1897), que trata ex professo dela presencia y de la acción interior de!E. S. en las almas. El Papa supone que,antes de! nacimiento de Jesucristo, e! E.S. estuvo presente de forma permanen-te en algunos justos por la gracia: inesseper gratiam. Pero no fue más que unapreparación y un anuncio; ya que la co-municación de! Espíritu después de laresurrección de Jesús fue mucho másabundante: multo est copiosior.

Esta comunicación es un nuevomodo de presencia superior a la presen-cia de orden natural. El Papa lo afirmay lo explica en la línea común de la teo-logía: Dios está presente «por la graciaen e! alma justa como en un templo, deUna manera enteramente íntima y sin-gular. De lo cual también se sigue esaexigencia de la caridad, por la cual e!alma se une a Dios muy estrechamente,

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Inhabitación trinitaria

dimienro, las personas se unen a ellapor e! conocimiento y e! amor39

4. VALORACION. La valoraciónque podemos hacer de estas enseñanzases sencilla. No se trata de una defini-ción dogmática, ni de una enseñanza excathedra. Pero sí es una enseñanza ofi-cial de! Magisterio de la Iglesia, encumplimiento de su misión docente.Enseñanza oficial y solemne para todala Iglesia, que por lo mismo no puedeser errónea, ya que equivaldría a indu-cir a la Iglesia a un error.

Por otra parte, los papas enseñanaquí una doctrina, que es común a latradición viva de la misma Iglesia. Sonconscientes también de conectar, en e!espíritu y en la letra, con la Palabra deDios.

Con estos presupuestos, nadie pue-de dudar de! valor y de la autenticidadde esta enseñanza magisterial, que afir-ma el hecho de la in. tr. en e! alma jus-ta, y que puede ser calificada por lomismo como perteneciente a la fe de laIglesia40

IV. La Reflexión Teológica

l. TEOLOGíA DE LA INHABITA-C10N. La in. tr. es una realidad simplepor parte de Dios; pero es sumamentecompleja por parte de! alma. Podemosdestacar en ella estos elementos, comomás importantes: e! hecho de la inhabi-tación; la presencia sobrenatural y sus-tancial de Dios, Uno y Trino, en su re-alidad infinita en e! alma, como objetode conocimiemo y amor; la graciacomo fundamemo de la misma; cuali-dades, o matices de esa presencia ...

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La in. tl'. tiene un valor teológico,espiritual y antropológico. Es un Conte_nido de la fe, objetivado en e! hombrejustificado, que gracias a él no se sientesolo en su vida de peregrinación. Puedevivir, comunicarse y gozar con la Com_pañia de! Huésped divino. El alma,consciente de esa presencia de Dios, seacostumbra a escuchar su voz cercana ypenetrante, a dialogar con él. Es e! donmás alto y estimable que Dios ha podi-do hacer a las almas en esta vida: auto-comunicarse a ellas, en una donaciónde amor. Otorga a las almas la partici-pación de su misma naturaleza, de sumisma vida, que es Él mismo, sin divi-sión ni distinción ninguna.

Este don sublime, con todo lo quelleva consigo, es un misterio. ¿Cómo seexplica esta realidad? ¿En qué consiste?¿En qué sentido e! Padre, el Hijo y e!Espíritu Sanro inhabitan por amor enlas almas? ¿Cual es la razón, o la causaformal de esta presencia misteriosa yoculta?

2. PRESENCIADE INMENSIDADYPRESENCIADE INHA.BITACION.La teo-logía, como indiqué al principio, reco-noce tres géneros de presencia de Diosen e! hombre: natural, sobrenatural porgracia y sobrenatural por unión hipostá-tica (la Encarnación de! Verbo).

Dios, por su presencia natural de in-mensidad, según e! lenguaje usado yapor los Santos Padres, llena toda la crea-ción, está presente a todas las cosas.Pero no es una presencia muerta e ina-nimada: Él es la vida, que comunica asu modo y según la capacidad de los se-res creados. «Todo e! cosmos, dice Con-gar a este propósito, bajo este aspecto esun templo de Dios; pero él lo ignora,,41.

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Esta frase apunta al presupuesto de lapresencia de Dios p.orgracia, .propia y ca-racterístIca de la cnatura raCIOnal,capazde conocer dicha presencia. Dios moraen ella, «como e! conocido en e! que loconoce y el amado en e! amante», segúnel conocido aforismo de Santo Tomás42

.

San Agustín dijo algo parecido conla precisión que le caracteriza. «Dios,Uno y Trino, está todo en todo sin di-visión,:3 Esto es en sí mismo admirabley maravilloso. Pero, «hay algo muchomás admirable: que estando Dios pre-sente todo en todas partes, sin embargono habita en todas las cosas. Pues no sepuede decir de todas las cosas lo queafirma e! Apóstol: ¿No sabéis que soistemplos de Dios y que e! Espíritu deDios habita en vosotros? (1 Cor 3,16)>>.¿Qué falta emonces para que Dios ha-bite como en un templo? Responde e!mismo Santo: «... Dios está preseme entodas partes por la presencia de su divi-nidad; pero no está presente en todaspartes por la gracia de la inhabitación44.

La inhabitación es presencia esen-cialmeme por gracia, que supone lapresencia de inmensidad. Es como lacoronación y la plenitud de la misma,aunque sean de género diverso. Ambasse distinguen en su misma realidad porrazón de la criatura y por la diversa for-ma que cada una tiene de relacionarsecon Dios. La realidad de Dios es inmu-table e indivisible. En ambos casos estápreseme e! mismo Dios real y verdade-ramente. Pero, en la presencia natural,«el templo ignora su presencia». En lapresencia por gracia Dios comunica alalma conocimiento y amor. El temploaquí no ignora su presencia45.

Esta presencia tiene sus característi-cas. En primer lugar, las divinas perso-

Inhabitación trinitaria

nas se hacen presentes real y sustancial-meme por la comunicación al alma dela gracia. En segundo lugar, se trata deuna presenCia, que por su mIsma natu-raleza es estable. Dios es objeto de co-nocimiento por la fe y la experienciamística, y de amor, como fruto de lacaridad46

3. LAMÍSTICAy LA INHABITACIONTRINITARIA.La in. tr. es la raíz y e!fundamento de la vida y de la experien-cia mística. La experiencia mística a suvez es un principio clarificador de la te-ología de la inhabi tación. San Juan dela Cruz acude precisamente en más deuna ocasión a ese hecho, para justificarsus experiencias y su enseñanza sobrelas más altas vivencias que pueden ex-perimentar las almas en esta vida47.

La vida cristiana es un desarrolloprogresivo de la gracia santificante, enprofundidad y en extensión. La gracia,como comunicación de la misma vidadivina, realiza en el hombre una trans-formación en un nuevo ser; es una di-vinización, e! nuevo nacimiento de loshijos de Dios en e! orden sobrenatural.La gracia es amor, caridad y amistadcon Dios, iluminada con la luz de la fe.

El desarrollo perfecto de la graciaconsiste en un conocimiento ilumina-do de los misterios de Dios, y en un in-cremento y purificación de! amor, has-ta anticipar aquí en la tierra la vida delos bienavemurados en e! cielo, comoinsinuó e! papa León XlII, recogiendola enseñanza de los doctores de la mís-tica.

El grado más alto de! desarrollo dela gracia, y la vivencia más profunda dela in. tL los han conseguido las almasmísticas, que han llegado al estado de

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Inhabitaci6n trinitaria

transformación espiritual. Ahí, según laenseñanza de San Juan de la Cruz, e!alma siente y goza como un anticipo dela vida eterna48

; y por <<launión que tie-ne con Dios, vive vida de Dios»49,a se-mejanza de los bienaventurados. Su en-tendimiento, memoria y voluntad ytodos sus movimientos «en esta uniónson trocados en movimientos divi-nos»50,pues e! alma, «como ya verdade-ra hija de Dios en todo es movida pore! Espíritu de Dios»51.

Gracias a esta presencia inhabitantede! Espíritu y de toda la Trinidad e!alma mística vive y experimenta la rea-lidad y la operación de cada una de lasdivinas personas, que moran en ella ytiernamente la hieren en su más pro-fundo centr052. Esa gracia, que es raízde la inhabitación, habilita al alma«para que ella aspire en Dios la mismaaspiración de amor que e! Padre aspiraen e! Hijo y e! Hijo en e! Padre, que ese! mismo Espíritu Santo que a ella leaspira en e! Padre y e! Hijo en la dichatransformación ...»53.

La experiencia mística es una vi-vencia profunda y luminosa de la in.tr., acompañada de un conocimientoaltísimo de! misterio de Dios. Es porlo mismo una ilustración de la fe yun complemento de la enseñanza delos teólogos. Sorprende que la teolo-gía trinitaria, en particular con re!a-ción a la inhabitación, no haya toma-do en consideración hasta ahora susaportaciones, para esclarecer algunospuntos importantes, como: los gradosde conocimiento y amor, y de partici-pación de la naturaleza divina en estavida; la experiencia de la acción decada una de las divinas personas,etc.54.

4. RAZON FORMA.L DE LA INHABI_

T~~ION TRINIT~. a) La teologíaclaslca ha anahzado desde antiguocon detenimiento y profundidad losaspectos más diversos de la in. tr. Enun intento de penetrar en e! fondode! misterio se ha esforzado por des-velar la razón o la causa formal deesa presencia misteriosa de la T rini-dad en e! alma de! justo. ¿Por quérazón, o motivo, o en virtud de quéelemento las tres divinas personas sehacen presentes sobrenaturalmente ene! alma?

Los teólogos de todas las escuelashan afirmado que la gracia santificanteacompaña siempre a la in. tr. Pero ¿esal mismo tiempo su razón de ser? ¿Yenqué sentido? ¿Bajo qué concepto la gra-cia es causa de ese efecto?

Antes de adelantar otras explicacio-nes quiero hacer una reflexión que meparece básica. La gracia santifican te, ami modo de ver, es la raíz y e! constitu-tivo de la in. tr. La gracia es participa-ción de la naturaleza divina; participa-ción por parte de la misma alma, quepor su capacidad limitada no puede en-cerrar en sí misma toda la realidad delDios infinito. Pero, por parte de Dios,la naturaleza participada, es e! mismoDios, Uno y Trino, sin división nifragmentaciones. Esto responde al con-cepto de gracia creada e increada. Y su-pone al mismo tiempo que la graciacreada, por parte de! alma, es la mismagracia increada, mirada desde Dios,porque hace presentes a las tres divinaspersonas.

En este sentido se puede hablar deuna verdadera divinización de! alma ene! orden sobrenatural, que hoy se desig-na con otro término más expresivo,

:¡unque un tanto extraño: trinificación,por CU~?tola gracia santifica~te es par-ticipaclOn de la naturaleza dlvIlla y con-figuración con Dios Uno y Trin055.

La gracia es una auto-comunicaciónde Dios al hombre en e! orden sobrena-rural. Dios no se auto-comunica parti-do ni fragmentado. Se comunica en sutotalidad, como lo que es: Uno y Tri-nO, en todo su ser 56.

b) ¿Existe algún elemento especialen la gracia que la constituya en causaformal de la in. tr.? .. Las respuestas delos teólogos han marcado aquí caminosdistintos, aunque no muy distantes en-tresí.

- San Agustín no planteó e! pro-blema en estos términos; pero su genioteológico moldeó algunas expresionesque responden a esta cuestión. La razónde la inhabitación para él parece ser laoperación sobrenatural, común a las trespersonas, e idéntica al principio o aloperator 57.

- Para Pedro Lombardo, e! Magis-ter Sententiarum, la razón cuasi-formalde la inhabitación es e! mismo E.s.,que se identifica con la caridad. El actopor e! que e! alma ama a Dios procede«directa e inmediatamente de! Espíritu,que inhabita en ella», y al que acompa-ñan las personas de! Padre y e! Hij058.

- Santo Tomás de Aquino propo-ne como fundamento de sus explicacio-nes la gracia santificante. Pero aportatal riqueza de ideas y de matices y con-sidera la gracia bajo tantos aspectos,que su explicación ha dado origen a di-Versasteorías, que comentaré más ade-lante59.

El Angélico enseña con claridadque la in. tr. se realiza mediante la gra-cia santificante, en cuanto principio de

Inhabitaci6n trinitaria

conocimiento y amor sobrenaturales.Él condensó su pensamiento en estafrase clásica en esta materia: Dios inha-bita en e! alma de! justo como e! cono-cido en e! que conoce y e! amado en e!amante: sicut cognitum in cognoscente etamatum in amante60

La inhabitación comporta una pre-sencia real y efectiva =objetiva de Dios,por la participación de su misma natu-raleza por vía de conocimiento y amor,alimentada por e! amor de caridad, quese traduce en amistad. «La caridad nosignifica solamente amor a Dios, sinotener también cierta amistad con él. Laamistad añade al amor que en ella e!amor es mutuo y da lugar a una inter-comunicación»61.

La amistad para santo Tomás es laforma más alta y más pura de! amor. Yésta es la razón de la inhabitación. Por-que ese amor reclama por su misma na-turaleza la presencia objetiva de la per-sona amada, ya que no puede existiramor mutuo de amistad entre personasdistantes, que no pueden tratarse mu-tuamente (non conversantur simul): Eltrato mutuo es exigencia de la amis-tad62;y la amistad pide unión=presen-cia de las personas63.

- Francisco Suárez adoptó la ex-plicación de santo Tomás, acentuandoe! carácter de la gracia como amistadperfecta con Dios y razón formal de lain. tr. en cuanto la amistad reclama ene! alma la presencia Íntima de la perso-na amiga y amada. Se trata de una pre-sencia real y objetiva, como objeto de

• • 64conocImIento y amor .Ésta es también la teoría de los Sal-

manticenses, profundos comentaristasde santo Tomás, que establecen ciertoequilibrio entre los diversos estilos y

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Inhabitación trinitaria

modos de interpretar su doctrina. Con-sideran también la gracia como razónde la presencia real y objetiva de las di-vinas personas, bajo el aspecto de cari-dad y amistad perfectísima entre Dios yel alma; porque la amistad espiritual ydivina exige "por propio derecho» lapresencia íntima de Dios, como amigodel alma. Se hace presente en ella, conuna presencia verdadera y personal, enfuerza de esa amistad65.

- Los teólogos contemporáneos aSuárez y a los Salmanticenses siguieronen más o en menos esta misma línea.Juan de Santo Tomás acentuó el aspec-to de la experiencia espiritual místicadel alma, en cuanto su contenido es larealidad objetiva y personal de DiosUno y Trin065'. La teología posterior,hasta nuestros días, ha aportado pocasnovedades a este problema, que hoy tie-ne poca resonancia en la enseñanza teo-lógica.

5. RAZONES PERSONALES EN LA IN-HABITACION TRINITARIA. Desde la se-gunda mitad del siglo XVII la reflexiónteológica sobre la in. tr., sin abandonarlas cuestiones clásicas ni las posicionesprecedentes, tomó una nueva direc-ción, apuntada tímidamente por Les-sio. Consolidó de manera definitivaesta orientación D. Petau (Petavio),fundado en textos de la Escritura y entestimonios de los Padres, principal-mente orientales. El análisis de esos tex-tos le llevó a establecer estas conclusio-nes: la in. tr., por razón de la naturalezadivina, es común a las tres divinas per-sonas. No obstante, por razón de laspersonas, que son el sujeto de las opera-ciones (actiones sunt suppositorum .. .) espropia del E.S., en cuanto «propia-

7041705

mente y de manera singular está unido¡queda de ciertas razones personales quecon los que santifica, morando en la determinan y configuran.ellos»66. En esta línea, se mantiene como

No se trata aquí propiamente de principio común, que cada persona dedeterminar la causa formal de la in. tr. la Trinidad tiene sus características pro-El problema apunta más bien a la causa pias en el orden sobrenatural e inhabitaeficiente, al menos a algún género de y actúa en el alma, según su peculiari-eficiencia. Algunos teólogos, insatisfe- dad. De aquí se deduce que el almachos con la explicación común de las' puede tener ciertas relaciones especialesapropiaciones, acogieron con simpatía con cada una de las divinas personas,la teoría propuesta por Petau, resaltan- correspondientes a sus rasgos persona-do la idea de que el E.S. tiene una ra- les. Así M. de la Taille y más propia-zón o una impronta personal, por la mente S. Tromp68.que se une al alma justa, como causa Desde la década de los años 40 has-cuasi formal de su santificación. Él es la ta el concilio Vaticano II la mayor par-fuerza santificadora. El Padre y el Hijo te de los teólogos han seguido la expli-se hacen presentes en el alma en virtud cación fundamentalmente tomista,del principio de circuminsesión: canalizada por Suárez y los Salmanti-

Son partidarios de esta teoría algu- censes. Así consta de numerosos trata-nos destacados teólogos del siglo XIX, dos teológicos sobre la Trinidad y decomo C. Passaglia (1812-1887) y prin- estudios particulares69. Pero no faltaroncipalmente J. M. Scheeben (1835- quienes se manifestaron a favor de la te-1888), que considera la sigillatio ani- sis de la existencia de algunas razonesmae como forma de la in. tr. y que atri- personales en la in. tr.70.buye al ES Inspirándose en Petau, Exponentes de esta corriente teoló-considera a la tercera persona de la T ri- gica son, entre otros: H. Schauf, R.nidad, como un don, que se comunica Ernst, S. Beumer, Kuhaupt y J. Maal alma de una manera singular; la sella Alonso, que llega a esa conclusión estu-con su presencia y la santifica, justifi- diando la «relación de causalidad entrecando esta explicación con el misterio la gracia creada e increada»7I. Explica-de la Encarnación y la misión del Espí- ción similar proponen T. Urdánoz, queritu santificador. En esta misma línea publicó dos interesantes estudios sobrese situó T. de Regnon (1831-1893), el particular72

, y Juan José de la Inma-que considera la santificación coma culada, que sigue la línea de Scheeben yuna característica o propiedad del busca un apoyo en la semejanza de laE.S.67. presencia del ES y la unión hipostáti-

La teología moderna, inspirada ell ca73• S. Matellán se manifiesta simpati-

estos maestros, ha dado un nuevo giro Zante con esas teorías en una serie dea este problema. Algunos teólogos, cer- eStudios sobre las operaciones de Dioscanos a la teoría de De Regnon, hall l1.d extra en el orden sobrenaturaF4

abandonado en cierto modo la cues- . Desde los primeros lustros de estetión de la causa eficiente de la inhabira- SIgloesta teoría había buscado un fun-ción, centrando su atención en la bús- damento y apoyo en la doctrina y expe-

Inhabitación trinitaria

riencia de los mlstlcos. Waffelaert(Gustavo José), obispo de Brujas, teó-logo moralista y ascético, es uno de losexponentes más destacados de esta co-rriente teológica75.Esta tendencia, criti-cada por el P. Galtier como una reno-vación disimulada de la teoría dePetau76,encontró apoyo en otros teólo-gos posteriores.

En España había iniciado una líneasimilar el P. Sabino María Lozano,O.P., fundado en principios de la teo-logía tomista y en la mística de sanJuan de la Cruz. Suponiendo que lasoperaciones ad extra son comunes a lastres divinas personas, defendió que esa«acción común es de algún modo dis-tinta; es a saber: en cuanto que las ac-ciones son de la persona y la personaen Dios no es una, sino que son tres»77.

Después del Vaticano II la reflexiónteológica sobre estas cuestiones ha per-dido fuerza. No obstante, algunos teó-logos han querido conectar con las an-tiguas teorías, atribuyendo al E.S.alguna acción singular y propia sobre laIglesia y las almas.

En este sentido se expresa H. Müh-len, en un largo e importante estudiode carácter fundamentalmente eclesio-lógico. Su idea de base es que el ES esquien realiza propiamente la acciónunificadora de los miembros del Cuer-po Místico, en armonía y correspon-dencia con la función característica quetiene en el misterio trinitario: ser lazode unión de la persona del Padre y elHijo. Él es el nexus entre Cristo y losfieles, «una persona en muchas perso-nas» por su acción santificadora, quefundamenta una relación distinta de laque tienen las otras dos divinas perso-nas78.

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I Inhabitación trinitaria

El benedictino G. Leblond adoptauna postura simular, aunque en otrocontexto. Se mueve en e! terreno de laespiritualidad mística. Entiende la in.tr. como una presencia especial perma-nente de! E.S. en e! alma. Enlaza conlas explicaciones de Waffe!aert y de Sa-bino Lozano, acudiendo a la autoridad

de san Juan de la Cruz para garantizarsu teoría y sus conclusiones, que consi-dera afirmadas particularmente en tex-tos de la canción 39 de! Cántico Espiri-tual: El aspirar del aire ... , que yaconocemos79•

6. SíNTESIS y CONCLUSION. Los in-tentos llevados a cabo para resaltar laacción de! E.S. en la inhabitación ysantificación de las almas no han muer-to en nuestros días. No faltan hoy teó-logos, cercanos a la literatura mística,que manifiestan una simpatía no disi-mulada hacia la postura de quienes afir-man la existencia de ciertas razones per-sonales en las acciones sobrenaturales deDios ad extra. Es una vía que está abier-ta al desarrollo y al progreso de la teolo-gía trinitaria, sobre todo en su vertienteespiritual. No cabe duda de que las ex-plicaciones aquí comentadas puedendespertar en las almas un mayor interéspor llegar a vivir la intimidad divina, enuna relación peculiar y más personalcon cada una de las personas de la Tri-nidad.

Pero me parece que no son de! todocorrectas algunas interpretaciones delos textos de san Juan de la Cruz, ni lasaplicaciones concretas que han hechoalgunos teólogos, en confirmación desus teorías. Es cierto que e! Santo, aligual que otros maestros de la experien-cia mística, habla de una participación

singular de! alma en la vida trlll1ta_ria; de un conocimiento por la sabi_duría de! Verbo, y de un amor qUetiene relación especial con e! E.S.Pero su enseñanza no rebasa la líneade! conocimiento analógico, ni la parti-cipación a que e! Santo se refiere vamás allá de una participación limita_da, imperfecta y analógica con rela-ción a Dios.

Por otra parte, todos los datos deexperiencia que aportan los místicosencuentran una explicación satisfacto-ria acudiendo al principio de las apro-piaciones, sin necesidad de recurrir aningún título de propiedad en las divi-nas personas.

La doctrina de los místicos aportamuchas luces a la teología de la inhabi-tación. Autentifica y esclarece e! realis-mo de Dios en e! alma, su objetividadsustancial y su dinamismo, su presenciatransformadora. De ahí que la teologíano deba ignorar esta fuente de inspira-ción y de conocimiento.

La experiencia de los santos y delos místicos puede ser consideradacomo una continuada revelación deDios a su Iglesia, que ilumina su cami-no de peregrinación en la tarea de es-clarecer y actualizar su misterio, segúnlos signos de cada época. La teologíadebe escuchar esta voz, para no perder-se en especulaciones vagas y para darcontenido cada vez más vivo y actual a

su mensaje.

[~ Agustín, san; Amor; Analogía,Apropiaciones; Atanasio, san y Alejandrl'nos; Biblia; Comunión; ConocimientO:'Creación; Encarnación; Encíclicas; Esp/'ritu Santo; Experiencia; Fe; Gracia;Hijo; Historia; Iglesia; Ireneo, san; ¡esU'

107

cristo;Juan de la Cruz; Misión y mmo-rres; Misterio; Mística; Padre; Padres(griegosy latinos); Regnon, de, T; Reve-/ación; Salvación; Teología y economía;reresa de Jesús, santa; Tertuliano; Tomásde Aquino, sto.; Trinidad; Vaticano ll,'Vida cristiana.]

NOTAS: I LEÓN XIII, DIM, 9, 5, 1897.Leonis XIII Pont. Max. Acta, Roma, 1899, vol.17, 125 ss. - 2 D. BERTETTO,o. C., 198 _ 3 EKant decía, refiriéndose al misterio de la Trini-dad: «No es posible absolutamente deducir nadade él para la práctica» (citado por B. FORTE, o. c.,13-14, nota 2. Alude a él M. Serenthá. Ver másadelante, nota 5) - 4 Cf. B. FORTE, o. C., 7 _ 5

M. SERENTHÁ,o. C., 90 - 6 Las Actas llevan estetitulo: Credo in Spiritum Sanctum. Atti del Con-gresso T eologico Internazionale di Pneumatolo-gia (Roma, 22-26 de marzo, 1982), Libreria Edi-¡rice Vaticana, Roma 1983 (2 tomos) _ 7

Observamos este silencio, aparte de la obra deBourassa, en otros autores, citados en la nota bi-bliográfica. Sólo J. Hervé Nicolás hace unas levesreferencias en Trinidad y vida espiritual, en Trilo-~ Trinitaria dejuan Pablo 11, o. c., 410-412-Cf. obras citadas en la nota bibliográfica - 9 B.

FORTE,o. C., En los elencos y boletines bibliográ-ficosque publican periódicamente algunas Revis-tas científicas se registran escasos títulos sobre lain. tr. Cf., a modo de ejemplo, el Elenchus biblio-graphicus: EphThLov LXVII (1991) 376-380 ylosboletines publicados por B. SESBOÜÉ(Cf. lanOtabibliográfica) - 10 El juicio de N. Ciola esmás complaciente. Cree superada ya esa prepo-tencia del teocentrismo, ante la crisis que padeceactualmente. Pero, en realidad, no parece así (cf.N. CIoLA, o. c.) - II El Arzobispo pedía que elConcilio promoviese la vida espiritual. Para ellono encontraba mejor camino que proponer solem-nlter la doctrina de inhabitatione Spiritus Sancti.~orsu parte, la Facultad Teológica de los Carme-las Descalzos de Roma, entre los temas que su-

~eríapara el estudio, uno era: Inhabitatio Spiritus3Q"cti. Cf. ActaSyn 1-I1-IlI, 848; I-N, I/Il, 348-S49 - 12 JUANPABLOI1, DVi, «sobre el Espíritu1anto en la vida de la Iglesia», 18 de mayo de1?86. (Edic. castellana, PPC, Madrid 1986) -~ ~n la Encíclica ocurren algunas expresiones re-~vas a la acción santificadora del E.S. Pero no~ arrolla el tema de la inhabitación - 14 Cf. B.

M.ARGERIE,o. C., 499 - 15 SANAGUST1N,Ser-

Inhabitación trinitaria

mo 71, 20, 33: PL 38, 463 - 16 A las demas per-sonas divinas se atribuyen también otros efectos.Incluso un mismo efecto se atribuye, bajo diver-sos aspectos, a varias personas. Así, por ejemplo:la adopción filial puede apropiarse al Padre,como autor y fuente; al Hijo como ejemplo ymodelo; al E.S. como a quien realiza en nosotrosla semejanza con Dios - 17 Se citan, como luga-res bíblicos, la invitación O el mandato que DiosEl-Shaddai hizo a Abrahán: «anda en mi presen-cia»... (Gén 17, 1 ss.); la historia de Moisés, conquien Dios hablaba cara a cara, como con unamigo, Ex 33, 11 ss.; ver también Is 52, 11 ~ 2Cor 6, 16; otros lugares, cf. R. MORETTI, Inhabi-tación, en DE 1, 1983,311-313; E. SCHWEIZER,El Espíritu Santo, Sígueme, Salamanca 1984,22-42 - 18 Los textos aludidos se refieren más biena una presencia signológica, carismática y transi-toria. Tal vez haya que suponer la presencia deinhabitación, pero, a mi modo de ver, no debesuponerse siempre ni mucho menos identificarlacon ella - 19 Cf. J. HUBY, Les discours de jesusaprés la Céne, Paris 1942, 55 - 20 Permanecer: laexpresión griega: en auto ménei, es la misma queutiliza Juan 14, 17 refiriéndose al Paráclito: per-manecerá con vosotros ~ par'hymin ménei. Signifi-ca una misma realidad. Cf. D. BERTETTO,o. c.,215 - 21 En ocasiones el Apóstol completa suidea con algunas imágenes y calificativos signoló-gicos: arras (2 Cor 1, 22; 5, 5); prenda de heredad(Ef 1, 14); primicias (Rom 8, 23); sello (Ef 1, 13;4, 30); unción (2 Cor 1, 21); bebida (1 Cor 12,13; Ef 5, 18) - 22 San Pablo propone como ra-zón y fundamento de su afirmación el texto de Is52, 11 (ver nota 17). La referencia no desvirtúala fuerza de su afirmación. Pero, teniendo encuenta el desarrollo de la revelación y los textosparalelos del Apóstol, hay que pensar que él apli-ca el texto del profeta al templo interior del cris-tianismo, donde mora el Espíritu de Dios _ 23

La filiación adoptiva, al margen de las explicacio-nes, es una realidad incuestionable en el mensajeteológico-espiritual neotestamentario. Bastaríatener en cuenta el texto de 1 Jn 3, 1. Cf. Y. CON-GAR,o. c., 1, 53-55 - 24 Así lo afirma el clásicotexto de Rom 8, 9-11 - 25 Cf. D. BERTETTO,o.C., 217. San Pablo no se expresa, al parecer, conclaridad acerca de la inmanencia del Padre ennosotros. Parece afirmarla, cuando recuerda a loscristianos que son templos del Dios vivo (2 Cor 6,16) Y morada de Dios en el Espíritu (Ef 2, 22) -26 Cf. Rom 8,14; 8, 26; 15, 13.15.19; Ef3, 16;Flp 1,27; Cf. R. E. BRoWN, Diverse views ofthe

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. I,11'II'

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Inhabitación trinitaria

Sprit in the New Testament: Worship 57 (1983)225-236; D. EWERT, The Holy Sprit in the NewTestament: Concor. Journal, Sto Louis 11 (1985)116 ss.;' L. MONLOUBOU, Théologie biblique de{'Esprit: EspVi 95 (1985) 665-671 - 27 F.SUAREZ,De Trinitate, 1.12, c.5, n.8. Cf. D. BER-TETIO, O. c., 216-217 - 28 Y. CONGAR,O. c., 1,54 - 29 Damos unas sencillas referencias: SANAMBROS10,Ep. ad Serapium, 26: PL 26, 586 ss.;SANBASILIO,De Spiritu Sancto, IX, 23; XVI, 61:PG 32, 109 ss.; SANAGUST1N,Ep. 187, 26: PL33,841 ss.; SANORILO DEALEjANDRlA,De Sanc-ta et consubstantiali Trinitate, Dial. VII: PG 75,1809 ss. Cf. O. PETAVIUS,Dogmatum theologico-rum, tomus secundus, in quo de Sanctissima Trini-tate agitur, Luretiae Parisiorum, 1644, l.Ym,caps. IV-VII, vol. Ill. Para la valoración e inter-pretación de los textos patrísticos, cf. P. GALT1ER,L 'habitation en nous des trois Personnes. Le foit, lemode, Beauchesne, Paris 1928 (3a ed., Roma1969 - 30 Ep. ad Ef, 15: PG 5, 657 - 31 DeT"in, 1 XV, C. 18: PL 42,1083 - 32PL 33,837-838 - 33Sermo 71,20,33; PL 38,463. Cf. G.PHILIPS, O. c., 58-61; A. TURRADO, Dios en elhombre, O. c., 25 ss.; ID., Eres templo de Dios. Lainhabitación de la Stma. Trinidad en los justos se-gún san Agustín: Revista Agustiniana de34E~pir.8(1967) 363-406; 9 (1968) 173-199 - Esta esla tesis defendida por Galtier y por otros autoriza-dos intérpretes de los textos patrísticos. Cf. G.BLANDINO,O. c., 166 _ 35DS 44 _ 36CONC.TRIDENTINO, S. XIV, C. 4: DS 1678; c. 8; OS1690. s. VI, c.7: DS 1529 - 37 LEON XIII,DIM, O. c.: ASS 29 (1886-1887), 648 - 38 Pl0XII, MC: DS 3807-08; [AAS 35 (1943),218]-39Pl0 XII, o. c.; AAS, O. c., 232-233 - 40Algu-nos autoreS hablan aquí de un sentido dogmático,en cuanto el Magisterio de la Iglesia interpretatextos bíblicos a favor de la in. tr. Así se expresaA. PERNANDEZ,Institutiones biblicae Scholis acom-modatae, 1, Roma, 1951,392 - 41Y. CONGAR,El misterio del templo, Estela, Barcelona 1964,267; cf. D. BERTETIO, O. c., 225-226 _42 SANTOTOMAS, 1, q. 43, a. 3 - 43 SAN AGUST1N,Ep.187,4, 15: PL 33, 837 - 44 SANAGUST1N,Ep.187, 5, 16; l.c. 837-838; 13, 38, l. c., 847 _ 45La explicación teológica completa el tema de lainhabitación y de la presencia sobrenatural en elalma, con los temas relativos de las misiones divi-nas, y el de las donaciones. Estos aspectos tienenaplicacl~n precisa a la presencia del Espíritu San-to - Cf. D. BERTETTO,O. c., 228-231; 241-242 - 47Cf. SANJUANDELA CRUZ, CE c. 39, 4-

6; U 3, 79 - 48San Juan de la Cruz lo afirm. a~dlversos lugares de sus obras. Comentand. . o dverso: que a Vtda eterna sabe (66, 2), dice qUehay términos adecuados para dar a conocer el nonocimiento, el amor, el gozo y las gracias qUe~o-l' d ua mas experImentan en ese esta O. y qUe

«aunque en esta vlda no se goza perfectamentecomo en la gloria, con todo eso, este toque pser toque de Dios, a vida eterna sabe» (U 2: 21)tCito: SAN JUAN DE LA CRUZ, Obras complet .Revisión textual... P. José Vicente Rodríguez; I~:troducción y notas doctrinales, P. Federico RuizEspiritualidad, Madrid 1988 - 49U 2,34 _ 50U 2, 34 - 51LL 2, 34 - 52U cs 1 Y 2, passim_ 53CE., 39, 3 - ,4 Y. CONGARhizo algunasreferencias a la mística, tratando de la in. tr. (o.C., Il, p. 117 ss.). J. Rivera y J. Ma Iraburu inclu-yen también unas referencias a santa Teresa y asan Juan de la Cruz - 55Este calificativo tienesu apoyo en la enseñanza de los Padres, de mane-ra especial en la doctrina de san Agustín sobre lasimilitudo del hombre, hecho a imagen de la Tri-nidad. Trinificación es término usado en la obta,en homenaje a F. E. CROWE: Trinification of theWorld. A Pestschrift en honour of Prederick E.Crowe... Edited by Thomas A. Dunne, RegisCoUege Press, Toronto, 1978. J.-Hervé Nicolasconsidera la gracia santificante como trinitaria.Cf. J.-HERVÉ N1COLAS,o.e., 410 (ver nota 7)-56SANAGUSTIN,Ep. 187,6, 19: PL 33,839; InEp. ad Parthos, tr. 8,14: PL 35, 2944 _ 57"Habitare autem et in talibus dicirur, quia in eisocculte agit, ut sint templum eius» (Ep. 187,8,27; PL 33, 842). G. Vázquez renovó en el sigloXVI en cierta manera esta doctrina de san Agus-tin, concretando esa operación en la producciónde la gracia, cf. G. VAZQUEZ,In Primam Partem,q. 8, a. 3, disp. 30, cap. 3, n. 11 ss - 58I Sent.,disto XVII, C. 1, n. 143; c. IV, n. 149. Algo pare'cido defendió san Buenaventura, que proponecomo razón de la in. tr. la gracia, en cuanto com-porta la presencia del E. S., comunicado al alm~como don personal increado (Commentarta tnSent., disto XIV, a. 2, q. 1) - 59Dice A. Turra-do, después de comentar algunas teorías diferen-tes y casi contrarias entre sí: "Otros autores pre-. 'ónfieren ver en Santo Tomás una comblnaCl 1ecléctica de la teoría de Vázquez y Galtier Y de ade Suárez y Juan de Santo Tomás, etc. Corno seve, la doctrina del Angélico, así como la de otroS

,. . 'rneroteologos medievales, se presta a un S1l1nU 4Z-de interrretaciones ...» (A. TURRADO, O.C., 15143) _ 601, q. 43, a. 3 c. _ 61I-Il, q. 65, a. e,

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~ 62cf. In III Sent., disto 27, 2,1 in c. _ 63II-U,25, a. 4, C. - 64Cf. F. SUAREZ,De Trinitate, 1

~I. C. V., nn. 13-14 - 65 Collegii Salmanticen-¡js... Cursus Theologicus, De Santissimae Trinitatis/flysterio, disp. XIX, dub. V, & 2 (ed. V. Palmé,nI. París 1870,755) - 65aTractatus de sacro Tri-~itatis mysterio, disp. 17, a. 3, nn. 10-12 _ 66D.pETAVlUS,o.c., 1. VIU, c. VI, n. 9 - 67Sobre laTeoría de Scheeben, lugares de consulta, etc. cf.¡-l. SCHAUF,M. j. Scheeben de inhabitatione Spiri-lfI.I Sancti, en Pontificia Academia di S. Tomma-so: M. J. SCHEEBENTeologo cattolico d' ispirazionefQrnista, "Studi tomistici», 33, Libreria EditriceI/aticana, 1988, 237-250 (con amplia bibliogra-I1a). Juicios sobre la teoría de Scheeben, cf. DTC,14, 1273; P. GALTIER,L' inhabitation en nous,o.C., 98-138 - 68M. DELATAlLLE,Actuation eréeptr Acte inerée. Lumiere de gloire, grace sanctifian-ti, unión hypostatique: RchScReI 18 (1918) 253-268. Con leves modificaciones siguen esta teoríaK. RAHNER,M. J. DONEELLY,F. BOURASSA,CH.BAUMGARTNER.Sobre la teoría de Tromp, cf. DeSpiritu Sancto, anima Corporis Mystici, PUG, Ro-mae,1932 - 69Podemos citar los nombres de P.GALTIER,Grazia e inabitazione della Ss. Trinitti.Problemi e orientamenti di teologia dommatica, U,Milano 1957; H. RITO, Recentiorts theoloigiaequaedam tendentia ad conceptum ontologieum-ptrsonalem gratiae, (dissert. ad Lauream), Romae1963;J. TRÜTSCH,Ss. Trinitatis inhabitatio apudr/¡eologosrecentiores, PUG, Trento 1949. A estosautorespodríamos añadir los nombres de los másaUtorizadosteólogos tomistas modernos. _ 70S.Tromp y C. Colombo realizaron sus trabajos, si-guiendo la invitación que hizo a los teólogos PíolClIen MC a "profundizar en el estudio de la pre-sencia del Espíritu Santo en el alma». Cf. S.IROMP,Pius PP. XII 'De Mystico Jesuchristi Cor-pare',Roma 1948; C. COLOMBO,Sull' inabitazio-/le della Ss. Trinitti nell' anima in grazia: ScuolCa78 (1948) 242-244 - 71 En RET (1946) 1-60-- 72 T. U RDANoz, La inhabitación del EspírituSanto en el alma del justo: RET (1946) 465-533;l'iflujo causal de las divinas personas en la inhabi-IQciónen las almas justas: RET (1968), 141-202-- 73J. JosÉ DELA INMACULADA,Acción hipostáti-R:el Espíritu Santo en la santificación del alma:

Espir 4 (1945) 440 ss. - 74 S. MATELLÁN,f..s operaciones 'ad extra' y la estructura de lo sobre-~tural, Ilustración del Clero, mayo 1963, 1-11;~IO, 1963, 1-8; julio, 1963, 1-9 - 75Cf. G: J.I .-\FFELAERT,Dtsqumtto dogmattea de untone lUS-

'''''m cum Deo: Coll. Brugenses XV (1910) 442-

Inhabitación trinitaria

453; 621-27; 673-688; VI (1911) 6-16. Vertambién: Union de l' ame aimante avec Dieu,Bruges 1916; La Colombe spirituelle prenant sonmor vers Dieu, Bruges 1919 - 76P. GALTIER,L'inhabitation en nous, O,C., 139-150 - 77 S. M.LOZANO,La acción de las divinas personas: estudioteológico-místico, Fides, Salamanca 1927, 13.(Este estudio había visto la luz el año anterior enla revista "La vida sobrenatural"). En forma másradical B. Lahoz defendió la acción propia de lasdivinas personas en el orden sobrenatural, en va-rios escritos publicados entre 1951-1965. Ver in-formación sobre los mismos en G. PLACERLOPEZ,Bibliografia Mereedaria, 11, Publicacionesdel Monasterio del Poyo, Revista Estudios, Ma-drid 1968, 181-183 (nn. 3.191-93; 3.196-99)- 78H. MÜHLEN, Una Mística Persona. El Espí-ritu Santo en la Iglesia, Secretariado Trinitario,Salamanca 1974. Sobre su doctrina en este puntoy otros escritos, cf. G.BLANDINO, o.e., 167-185- 79G. LEBLOND,Fils de Lumiere, Presses Mo-nastiques, Saint-Léger-Vauban, 1961.

BIBLIOGRAF1A:A. ARANDA,Estudios de Pneu-matología, Eunsa, Pamplona 1985; ID., (ed.) Tri-nidad y salvación. Estudios sobre la trilogía trini-taria de Juan Pablo U, Eunsa, Pamplona 1990;D. BERTETIO, Lo Spirito Santo e Santifieatore.Pneumatologia, Pro sanctitate, Roma 1976; G.BLANDINO,Considerazioni sulla elaborazione spe-eulativa del dogma trinitario, Pontificia Universi-ca Lateranense, Roma 1978; F. BOURASSA,Ques-tions de théologie trinitaire, PUG, Roma 1970; L.BOUYER,11 Consolatore, Spirito Santo e vita digrazia, Paoline, Roma 1983; D. BROWN, The di-vine Trinity, La Salle, Duckworth 1985; N. 00-LA,La crisi del teocentrismo trinitario e il suo "su-peramento" nella odierna teologia trinitaria.Riflessioni storico-sistematiehe: Lateranum 56(1990), 183-218; Y. CONGAR,Je crois en l'EspritSaint. 1. L 'experiénce de 1'Esprit. 11. 11 est Seigneuret il donne la vie, Cerf, Paris 1979; B. PORTE,Trinitti come storia. Saggio sul Dio cristiano, Paoli-ne, Roma 1985. G. LIMOURIS, The santijjingGraee ofthe Holy Sprit: Ecum. Review 42 (1990)288-287; E. LLAMAS,La inhabitación trinitaria.A prop6sito de una exégesis de la doctrina de santoTomás en su comentario a las Sentencias: Salm 10(1963) 295-309; B. DE MARGERIE,La Trinitéchretienne dans l'histoire. Théologie historique, Be-auchesne, Paris 1975; ].P. MAcKEY,The christianexperience of God as Trinity, SCM, London1983; W.E. MILLS, The Holy Sprit. A Biblio-

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-I Inhabitación trinitaria/Instituciones trinitarias

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Enrique Llamas

INICIACIÓN CRISTIANA ~ Bau-tismo; Catequesis trinitaria; Euca-ristía; Liturgia.

INMANENTE, TRINIDAD ~ Tri-nidad.

INSTITUCIONESTRINITARIAS

SUMARIO:l. La Orden trinitaria.-Il. Aso-ciación de seglares de la Orden.-IlI. Tercia-rios y donados.-IV. Monjas trinitarias.-V.Trinitarias de Valance.-Vl. Trinitarias deMallorca.-VIl. Trinitarias de Madrid .-VIII Trinitarias de Valencia.-IX. Trinitarias

de Sevilla.-X. Trinitarias del Riposo._x¡Oblatas de la Santísima Trinidad.-XII. Sier:vas de la SS. Trinidad.-XIIl. Josefinas Trini_tarias de Plasencia.-XIV. Misioneros Siervode la SS. Trinidad.-XV. Sociedad de Nues~tra Señora de la SS. Trinidad.

"El Espíritu de! Señor está sobremí, porque me ha ungido para anun_ciar a los pobres la Buena Nueva, fileha enviado a proclamar la liberación alos cautivos y la vista a los ciegos, paradar la libertad a los oprimidos y procla-mar un año de gracia de! Señor" (Le4,18-19).

De esta misión que Cristo recibióde! Padre por e! Espíritu, participan to-dos los cristianos, pues en e! bautismoquedan consagrados a la Trinidad, encuyo nombre lo reciben. Dentro de lamultitud de carismas e institutos queenriquecen la Iglesia, sin embargo, lavida especialmente consagrada a laSantísima Trinidad constituye un ele-mento característico del patrimonio dela Orden trinitaria. Sus miembros seconsagran en su profesión novo et pe-culiari titulol a la Trinidad, que se con-vierte en e! principio impulsor y la ra-zón última de la vida y apostolado deestos religiosos, los cuales, por mediode la caridad redentora, "participan yatestiguan e! amor de la Trinidad en laobra de la salvación humana"2. El mis-terio de la Trinidad es considerado porellos como Dios caridad, y por lo mis-mo, como fuente primera, modelo per-fecto y fin último de la caridad reden-tora para con e! prójimo, y a ella lerinden especial culto, que considerancomo e! núcleo de una vida personal ycomunitaria animada por e! amor a lastres divinas personas, con una liturgiade alabanza y adoración, en un servicio

¡le revele al Dios Trinidad en cada~oJ11bre,sobre todo e! cautivo y e! po-bre3.Se trata, pues de contemplar e!(Ilisterio trinitario como Trinitas re-Jemptrix.

Es natural que así sea. La Iglesiasabeque no se puede confesar e! miste-rio trinitario, e! misterio de la comu-oión de Dios, sin al mismo tiempo su-brayar la necesidad de la comunióninterhumana. Y, por eso, las innumera-blesobras de caridad que ha desplegadoy despliega la Iglesia entera no pre-tenden sino "reproducir" la misión re-dentora de Cristo para que todos loshombres puedan, liberados de la escla-vitud de! pecado, gozar de la gloriosa li-bertad de los hijos de Dios y vivir comohijos de Dios en e! Hijo, animados porla fuerza de! Espíritu, que nos hace"clamar: Abba, Padre" (Col 1,1) y, porende, hermanos.

Es imposible reseñar aquí la innu-merable cantidad de obras sociales, san-tuarios, etc., que, intitulados a! miste-rio trinitario, han surgido a lo largo dela historia. Por eso, al hablar de institu-ciones trinitarias, me limito a referirmea una institución y a las ramas de elladerivadas cuyos miembros han sido re-conocidos por la historia como specialescultores Trinitatis y redemptores captivo-rumo Al final, recogeré también otrasinstituciones trinitarias más conocidasen la Iglesia. Los miembros de la Or-den de la SS. Trinidad "se definensignificativamente como hermanos dela casa de la Trinidad ... Habitan for-ll1.andouna familia, reunida en e! nom-bre de! Padre, de! Hijo y de! EspírituSanto, de modo que la misma comu-~ión y amor viene a presentarse comoSignode Dios en la tierra. Pero, al mis-

Instituciones trinitarias

mo tiempo, ellos construyen y habitanuna casa en fovor de los cautivos... Deeste modo se vinculan, en clave viven-cia! y en forma práctica a los dos gran-des misterios de la fe cristiana: a) Elmisterio de la Trinidad: Dios es amor,es comunión de personas que se entre-gan mutuamente la existencia compar-tiendo en gozo pleno todo lo que tie-nen. b) El misterio de la redención: Diosse desvela sobre e! mundo por e! gestode la entrega de la vida; Jesús libertadores e! gran signo trinitario dentro de lahistoria. Por eso, los hermanos que seunen con Jesús y continúan su gesto ene! mundo, vienen a expresarse comoredentores, desde e! fondo de! misteriotrinitario. En la Trinidad se apoyan y ala Trinidad caminan, a través de uncompromiso de liberación dentro de lahistoria"4.

1. La Orden trinitaria

La Orden de la Santísima Trinidad,que nace en un contexto eclesial demarcada devoción a! misterio trinita-rio, fue fundada con regla propia' porJuan de Mata (t1213) y aprobada pore! Papa Inocencio III el 17 de diciem-bre de 1198, con la bula Operante divi-ne dispositionis 6.

La regla de Juan de Mata es real-mente sui generis, ya que no es ni mo-nástica, ni militar, ni mendicante. Es-tructura e! tipo de vida de una Ordende carácter activo, cuya finalidad es laredención de los cautivos. Sus 40 capí-tulos giran en torno a tres ejes: la con-sagración a la Trinidad, e! estilo devida y las actividades apostólicas.

Leyendo la bula Operante divine deInocencio III llaman inmediatamente