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Revista de Ciencias Sociales Universidad de Costa Rica [email protected] ISSN: 0482-5279 COSTA RICA 2003 Luis Alberto Valverde Obando / José Francisco Pochet Coronado DROGADICCIÓN: HIJOS DE LA NEGACIÓN Revista de Ciencias Sociales, año/vol. I, número 099 Universidad de Costa Rica San José, Costa Rica pp. 45-55

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Revista de Ciencias SocialesUniversidad de Costa Rica

[email protected]

ISSN: 0482-5279

COSTA RICA

2003 Luis Alberto Valverde Obando / José Francisco Pochet Coronado

DROGADICCIÓN: HIJOS DE LA NEGACIÓN Revista de Ciencias Sociales, año/vol. I, número 099

Universidad de Costa Rica San José, Costa Rica

pp. 45-55

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Ciencias Sociales 99: 45-55, 2003 (I)

DROGADICCIÓN: LOS HIJOS DE LA NEGACIÓN

Luis Alberto Valverde ObandoJosé Francisco Pochet Coronado

“Tal vez viví la vida de otros”.

(Pablo Neruda)

RESUMEN

En el tratamiento de adictos al alcohol y otras drogas y de sus familiares, los autoreshan observado que una de las grandes dificultades de las familias para lograr la reha-bilitación de un drogadicto es que ellos saben lo que quieren como meta, pero nosaben cómo lograrlo. Esto reproduce el mismo cuadro que enfrenta el adicto, cuandotodos le dicen que deje de beber o consumir sustancias, pero nadie le dice cómo hacer-lo. Partiendo de ese contexto, e involucrando al adicto y su familia, se aborda en esteartículo un primer peldaño de la recuperación en la fase aguda de la enfermedad: elmecanismo de la negación. Este mecanismo se posesiona en la dinámica familiarcomo una de sus principales características, afectando a todos los miembros; particu-larmente a los hijos, a quienes se denomina como los hijos de la negación, porque hoylos hijos de los adictos, mediante el mecanismo de la negación, se comportan comoadictos secos (que no consumen), pero mañana serán los adictos activos reproductoresde los patrones familiares.

ABSTRACT

In the treatment of addicts to the alcohol and other drugs and their relatives, theauthors have observed that one of the big difficulties of the families to achieve therehabilitation of a drug addict is that they know what they want like goal, but theydon’t know how to achieve it. This reproduces the same square that the addict faces,when all they tell him that he stops to drink or to consume substances, but nobodytells him how to make it. Leaving of that context, and involving to the addict and theirfamily, it is approached in this article a first step of the recovery in the sharp phase ofthe illness: the mechanism of the negation. This mechanism is appropriated in thefamily dynamics as characteristic one of its main ones, affecting all the members; par-ticularly to the children to who it is denominated as the children of the negation,because today the children of the addicts, by means of the mechanism of the negation,behave as dry addicts (that don’t consume), but tomorrow they will be the reproduc-tive active addicts of the family patterns.

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INTRODUCCIÓN

Si hay algo que impacte la vida de todaslas personas son los procesos de socializaciónque se desarrollan en el medio familiar. La fa-milia es, por excelencia, el centro de desarrollopersonal, el laboratorio de experiencias de leal-tad, represión, juegos de poder, competencia yestabilidad, etc. En el interior familiar se desa-rrollan paradójicamente las armonías y los con-flictos más grandes; procesos muchas vecesirreconocibles hasta por sus mismos miem-bros. Así, no es de extrañar la gran influenciade familia y su socialización sobre los indivi-duos adictos al alcohol y otras drogas.

Partiendo de la enfermedad de adición alas drogas, el propósito de este artículo es abor-dar un tema poco tratado con respecto a la en-fermedad: la negación en el medio familiar. Lanegación es un mecanismo conductual sobreu-tilizado por los adictos activos y sus familiarespara sobrevivir entre ellos y con el resto delconglomerado social. Al respecto afirman losNarcóticos Anónimos (NA) que:

La negación es la parte de nuestra en-fermedad que hace que nos resulte difí-cil, sino imposible, reconocer la reali-dad. Durante nuestra adicción, la nega-ción nos protegía de ver en qué se habíaconvertido nuestra vida. Solíamos de-cirnos que, si se daban las circunstan-cias correctas, aun podíamos controlarnuestra vida. Como éramos hábiles paradefender nuestras acciones, nos negába-mos a asumir la responsabilidad por eldaño que causaba nuestra adicción.Creíamos que si lo intentábamos confuerza, si sustituíamos una droga porotra, si cambiábamos de amigos, de vi-vienda o de empleo, nuestra vida iba amejorar. Estos pretextos nos fallaronrepetidamente, pero continuábamosaferrados a ellos. A pesar de la eviden-cia, negábamos tener un problema dedrogas. Nos engañábamos, creyendoque podíamos consumir de nuevo sinproblemas. Justificábamos nuestras ac-ciones, a pesar de las ruinas creados pornuestra adicción (NA, 1997: 7-8).

En específico se enfatiza en este artículoel tema de los hijos de familias disfuncionalesde los adictos; razón por la que hemos denomi-nado esta exposición como “los hijos de la nega-ción”. Vale la pena mencionar que no ignora-mos que muchas de las familias de los adictos secaracterizan por ser incompletas, debido a la de-sintegración, las separaciones conyugales, laexistencia de cuadros monoparentales (un solopariente, generalmente la madre), etc. De estamanera, en los cuadros de adicción es usual ob-servar que familias de adictos presentan un pro-genitor ausente total o temporalmente, o unafamilia incompleta. Sin embargo, para los efec-tos de este artículo es importante rescatar que

... La mayoría de los consumidores ini-cian su problema cuando todavía esmiembro del grupo familiar de origen.En consideración a que el individuo noes un ser aislado, sino un miembro acti-vo y reactivo del grupo social, en cons-tante transacción con quienes lo rodean,la familia constituye el contexto socialbásico del cual se crea la dinámica de lasalud mental y la psicopatología (SanLee, 1994: 7).

Planteado lo anterior conviene aclararque mucho del material aquí expuesto corres-ponde al producto factual de nuestra experien-cia como terapeutas en adicciones.

EL FENÓMENO DROGA

Una droga o fármaco es aquella sustan-cia natural o sintética que, al entrar encontacto con el organismo vivo puedemodificar una o varias de sus funciones.Es una sustancia química que tiene ac-ción biológica sobre las estructuras celu-lares del organismo ( Serpa, 1981: 12).

La adicción a las drogas ha sido descritapor un Comité especial de la OrganizaciónMundial de la Salud (OMS) como: “Un estado deintoxicación periódica, perjudicial para el indi-viduo y para la sociedad, producido por el con-sumo de una droga natural o sintética” (Noyes,

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Kolb, 1975: 934). Por su parte, el Ministerio deSalud definió el mismo término como: “La ne-cesidad de usar un fármaco o droga en formacontinua con el fin de experimentar sus efec-tos, y cuya supresión provoca trastornos psíqui-cos o físicos” (Ministerio de Salud, 1986).

Hoy día es fácil observar que existe unuso y abuso con respecto a las drogas en la ma-yoría de las sociedades, donde es notorio el con-sumo excesivo de sustancias, suicidios relaciona-dos con diferentes drogas, arrestos por consu-mo, posesión de drogas o narcotráfico nacional ointernacional, niños que han dejado de serlo ode existir por la presencia de padres adictos, ni-ños con malformaciones genéticas producto dela drogadicción (vg. el síndrome feto alcohólico);en fin, el problema es severo y para constatarlosolo basta revisar los periódicos y escuchar lasinformaciones de los medios de comunicacióncolectiva del país. (Ampliar este tema con la lec-tura del artículo de Valverde, 1997).

La drogadicción es una enfermedad co-mo cualquier otra que padecen los seres huma-nos, tales como las enfermedades cardíacas, ladiabetes; sin embargo, el peso del estigma esmuy fuerte en la sociedad. No es lo mismo de-cir: soy diabético o tengo una cardiopatía, quedecir: soy un adicto o enfermo alcohólico.

Cuando el enfoque de la drogadicción sehace desde el punto de vista sistémico, algunasveces se tiende a atribuir a otros componentesdel núcleo familiar la enfermedad. Esto no es na-da más que una confusión respecto a la observa-ción del fenómeno, pues es un hecho que la en-fermedad está en el adicto, pero en algunos casoslos disparadores (“razones”) para que él consu-ma pueden ser algunos de los comportamientosde los otros familiares. Lo anterior nos lleva aafirmar que la enfermedad de la adicción está enel mismo enfermo (no en la bebida, las drogas,en los parientes o terceras personas significati-vos); pero que sus efectos se proyectan expansi-vamente en el sistema familiar. Por ejemplo, unenfermo alcohólico no es adicto por la presenciamayor o menor de bebidas alcohólicas en su ho-gar, el trabajo, los ratos de esparcimiento en queparticipa, los lugares que visita, o por sus varia-dos comportamientos o manifestación de impul-sos. Un alcohólico es adicto precisamente porquelleva dentro de sí una enfermedad: la adicción.

Los elementos del contexto actúan entoncescomo precipitantes de la enfermedad.

Quienes padecen la enfermedad de laadicción experimentan serios comportamientosa partir del uso continuo y desmedido de sus-tancias. En tanto que se es químico dependien-te, el consumo incontrolable para el adicto seconvierte en una necesidad permanente o há-bito psíquico obsesivo y compulsivo. Una ob-sesión es un flujo incesante de pensamientosrepetitivos relacionados con un determinadoobjeto o cosa; es decir, corresponde a una ideafija que se apodera del espíritu de la persona,independiente de la voluntad. Se refiere a cual-quier idea que se sobreponga a todas las demásideas, que es tan poderosa que puede inclusohacer creer al adicto cosas que no son verdad.Además, esa idea predominante tiene la caracte-rística primaria de ser repetitiva. La compulsiónes un impulso irracional de seguir haciendo al-go sin importar las consecuencias. Simplemen-te, en la compulsión la persona no puede pararo dejar de hacer lo que hace obsesivamente.

La ausencia de la droga provoca severostrastornos del comportamiento al adicto, yaque con la sustancia él experimenta una sensa-ción pasajera de bienestar que no posee en unestado natural de ausencia de la sustancia. Loanterior implica, en otras palabras, que el esta-do natural del adicto activo es estar drogado.El uso continuo de una droga por un períodoprolongado generalmente conduce al adicto arequerir de un mayor consumo con el fin de lo-grar el mismo efecto, debido al desarrollo deuna tolerancia psicológica. Esto es grave parael adicto, pues aunque el individuo muestre esatolerancia, que le permite consumir cada vezmayores cantidades de sustancia, el organismosí resiente esa práctica descontrolada.

Los grupos más vulnerables para el desa-rrollo inicial de la drogadicción son las pobla-ciones más jóvenes (adolescentes y adultos jó-venes); por ello no es de extrañar que en los es-tudios realizados por el Instituto Nacional So-bre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA)

se observan datos tales como:

Los adolescentes y los adultos jóvenesprincipalmente manifiestan una tenden-cia a buscar el contacto con las drogas y

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desarrollan una adicción a las mismas(Sandí, 1996: 24-25).

Las edades promedio de inicio en el con-sumo eran: 16,6 años para el tabaco,18,01 años para las bebidas alcohólicas y18,55 años para la marihuana (Bejarano,Carvajal y San Lee, 1996: 7).

Es importante destacar, que a los jóveneslos incita a experimentar el consumo, la desme-dida y abusada información sobre las drogas, lossistemas de uso, las opulentas economías delnarcotráfico (que tientan a cantidades de perso-nas codiciosas), las sensaciones que experimen-tan los individuos que utilizan determinadasdrogas y se hacen públicas a través de los me-dios de comunicación colectiva, los programasde prevención primaria mal estructurados queen lugar de prevenir provocan en los jóvenes eldeseo de experimentar, las campañas publicita-rias que aconsejan indiscriminadamente a utili-zar el recurso químico (fármacos) para aliviartal o cual dolor, la tensión o el estrés, o para au-mentar la sensación de bienestar corporal, etc.

Hoy, desde el punto de vista social, losmiembros de la sociedad reconocen la existen-cia del fenómeno droga; pero contrario a lo es-perado, lo que antes era sancionado familiar ycomunitariamente (control social), dejó de serun tabú para convertirse en una disposición deaceptación, cual “costumbre social”, bajo la in-fluencia del temor, el miedo a combatirlo, o laangustia de tener la experiencia en el propio se-no familiar.

DROGADICCIÓN Y FAMILIA

La adicción a las drogas (llámese alco-hol, marihuana, crack, cocaína, morfina, anfe-taminas, pasta, barbitúricos, inhalantes, etc.)tiene dimensiones dramáticas en el país; milesde familias experimentan las consecuencias delabuso de sustancias y/o de drogadicción1.

Las familias que tienen un adicto activo(que todavía consume), vivencian algún tipo dedeterioro y dificultades de desarrollo del poten-cial humano de sus miembros. Es decir, no so-lo el adicto sufre su enfermedad, sino que —co-mo expansión— los familiares padecen tam-bién de una enfermedad asociada: la co-depen-dencia. De manera muy simple, podemos citarque la co-dependencia es una enfermedad queadquieren las personas por su convivencia conun adicto activo.

Los co-dependientes se caracterizan porser personas que frecuentemente: a) ven lo quelos otros hacen mal, pero no llegan a reconocersus propios errores; b) tienen dificultad paraidentificar sentimientos, minimizan, alteran oniegan sus propios sentimientos, y c) se perci-ben a sí mismos como completamente genero-sos, dedicados al bienestar de los otros (ManualCODA, s.f.: 3).

Las personas co-dependientes, concomi-tantemente a la adicción del enfermo, han de-sarrollado comportamientos similares al deladicto para defenderse del caos que provoca eladicto por su consumo de sustancias y por ladisfuncionalidad del medio familiar. En otraspalabras, con el paso del tiempo, la mayoría delos familiares del adicto activo se comportancomo si fueran “adictos secos”: personas queno consumen pero que se comportan como sifueran adictas. Debido a la co-dependencia lapersona no sabe lo que siente, no está segurade lo que piensa y no sabe qué hacer para resol-ver sus problemas (Beattie, 1999:17).

Un aspecto interesante de observar res-pecto a la co-dependencia es que los hijos deadictos, incluso no consumidores, tienden a es-tablecer vínculos afectivos y familiares con per-sonas adictas o cuya personalidad concuerdacon la de un adicto potencial. Así planteado, noes de extrañar por qué hijos o hijas de adictosse casan o vinculan afectivamente con adictos.

La co-dependencia se manifiesta como unobstáculo para el desarrollo y progreso del núcleofamiliar2. Es a través de esta otra enfermedad

1 Para corroborar la incidencia y prevalencia, véansediferentes estudios realizados por el IAFA a partirde los resultados de la Encuesta Nacional 1995.

2 Al igual que las adiciones a las drogas, el tema de laco-dependencia es sumamente amplio; por ello eneste artículo solo se hace una breve referencia. Al

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asociada a la drogadicción que los restantes fa-miliares, especialmente los hijos, aprenden desus progenitores algunos comportamientos, talcomo la negación. De esta forma, se da inicial-mente una homeóstasis entre el medio y elcomportamiento que requieren los hijos deadictos para sobrevivir en el contexto de su fa-milia disfuncional. Posteriormente, esa lecciónaprendida en el medio familiar le sirve para ac-tuar en otros diferentes medios sociales, porejemplo con allegados significativos (amistades,personas cercanas, patronos y otros, que deno-minamos como “terceros significativos”).

La existencia de la drogadicción y la co-dependencia nos lleva a la consideración de queen la enfermedad de la adicción existe unatransmisión intergeneracional de la disfuncio-nalidad familiar del adicto, ya que la adicción esun fenómeno subyacente de la personalidad ydel manejo de las emociones y sentimientos hu-manos; razones por las cuales la obsesión y lacompulsión por consumir la droga deben ser to-mados muy en cuenta para el desarrollo de cual-quier proceso de rehabilitación de un pacienteenfermo y/o de sus familiares co-dependientes.También se debe tratar concomitantemente loque la literatura de los grupos de autoayuda de-nomina como defectos del carácter que son:

✧ El resentimiento: modo en que la mayoríade los adictos reacciona contra el pasado, yconsiste en revivir una y otra vez en nuestramente esas experiencias.

✧ La ira: forma en que afrontamos el presen-te, reaccionamos contra la realidad y la ne-gamos.

✧ Miedo: lo que sentimos cuando pensamosen el futuro, es la respuesta a lo desconoci-do que se contrapone a la ilusión.

La mayoría de los químico dependientesson personas que requieren de un tipo determi-nado de droga para proporcionar al organismo

un “estado pasajero de bienestar” y “funcionarsocialmente”. Es así como la incomodidad queexperimenta el adicto en su estado natural (es-tado sin droga), encuentra alivio al utilizar ladroga (estado drogado). En otras palabras, estarfrente a un adicto activo es estar frente a unapersona enferma que requiere consumir másdroga para funcionar socialmente; pero que ensu proceso afecta a los demás miembros de lafamilia y de la sociedad.

La existencia de una base social inciden-te en la adicción al alcohol u otras drogas en elmedio familiar es un hecho real, independien-temente de que puedan existir factores bioquí-micos —hereditarios— causantes o precipitan-tes de la enfermedad. Esa base social se reflejaen la transmisión intergeneracional de la dis-funcionalidad familiar que no podemos dejar delado en cualquier tratamiento de un adicto ac-tivo; veamos al respecto lo siguiente.

CARACTERÍSTICAS DE LOS HIJOS DE ADICTOS

Los hijos de adictos son personas quehan vivido en un medio donde sus progenitoresfueron o son afectados por el consumo de alco-hol y otras drogas; o que han vivido o crecidocon personas con conductas compulsivas y ob-sesivas, que se manifiestan en otros tipos deadicciones, por ejemplo: al juego, a las comi-das, al sexo, al trabajo, etc.

Estos hijos, actúan con factores bien defi-nidos respecto a los síntomas que se presentanen los adictos o sus dependientes. Sin ánimo dehacer generalizaciones, una de las característi-cas más importantes de los hijos de los adictoses la utilización del mecanismo conductual dela NEGACIÓN. ¿Pero, qué es la negación?

La negación en el adicto y en sus familia-res (co-dependientes) es un mecanismo quebloquea la conciencia de la persona respecto alo que la molesta o afecta; constituye una espe-cie de “ignorancia psicológica” acerca de cosasque son tan reales que no pueden desconocersesensitivamente. Entre otros,

Es decir NO a una causa no pedida, esdecir que algo no es verdad cuando enrealidad lo es. Es prohibir algo que no se

lector interesado en ampliar sobre co-dependenciase le sugiere leer por lo menos los libros de MelodyBeattie: “Ya no seas co-dependiente”, “Viaje haciael interior: reflexiones diarias para descubrirse,perdonarse y realizarse”, y “Guía de doce pasos pa-ra co-dependientes”.

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debe prohibir. Es un mecanismo psicoló-gico o proceso mental mediante el cualme protejo de cosas que no quiero saber.La negación es también olvidarse de loque antes se estimaba o quería.

¿CÓMO ACTÚA LA NEGACIÓN EN LA FAMILIA?

Las características de este mecanismoconductual involucran también la negaciónmisma de la enfermedad. El adicto (y esto lopelea hasta la locura y aún en las cercanías deldeceso) puede llegar a negar tener la enferme-dad aunque todas las evidencias apunten ensentido contrario.

En los hijos de adictos sucede lo mismo:niegan vivenciar el problema, aunque el padre ola madre hagan las escenas más lamentables enla casa o en la calle que evidencian su adicción.

La mayoría de las personas tienen muchadificultad para comprender el mecanismo de lanegación que experimentan los adictos, porquepiensan equivocadamente que es igual que men-tir deliberada o conscientemente. Inclusive, losmismos adictos no comprenden como usan estemecanismo, y eso es para ellos uno de los obstá-culos más grandes que debe superar para iniciarcualquier proceso de rehabilitación.

En una familia funcional los miembrosson capaces de discutir, enfrentar y buscar so-luciones a los diferentes problemas que se pre-sentan. Mientras tanto, en una familia disfun-cional, donde hay químico-dependientes, losproblemas NO se enfrentan, sino que se evaden.Enfrentarse a una enfermedad que el hijo deladicto no entiende, no le permite a este vivirsus propios sentimientos.

La familia donde uno de sus miembrosconsume sustancias experimenta un desequili-brio homeostático en las redes de relaciones in-terpersonales, los roles y las funciones de cadauno de sus integrantes; es decir, pasan a la ca-tegoría de familia disfuncional, donde las rela-ciones, roles y funciones están total o parcial-mente alteradas.

Cuando en una familia disfuncional unode sus miembros enferma de adicción a las dro-gas, este “intoxica” a los otros parientes, puesaunque los otros miembros traten de asimilar

la catástrofe, normalmente se llega a cortar obloquear la relación de emociones y sentimien-tos con respecto al adicto mediante el mecanis-mo de la negación. Entonces, los hijos de losadictos, aunque no consuman sustancias, ac-túan como “adictos secos”; siendo la negaciónel principal de los comportamientos observa-bles. Estar en contacto con el adicto activo pro-voca en los hijos: temor, culpabilidad, tristeza,enojo, soledad, susto, miedo, inseguridad, im-potencia, ansiedad y hasta “sentimientos auto-destructivos”, que ellos disimulan o niegan.

Estos hijos de la negación niegan la exis-tencia del problema en la familia; por ejemplo:en forma ambivalente quieren o aman al parien-te adicto; pero a la vez lo desconocen como tal(lo quiero, pero no lo quiero), porque interna-mente están odiando la enfermedad y los com-portamientos que evidencia la persona adicta.

Refiere un adicto recuperado:

Viene a mí uno de los tantos recuerdosmás dolorosos de mi yo niño o adulto.Mi padre que vivía sus borracheras cons-tantes desde 20 ó 30 años atrás y eso memarca como hijo de la negación: no tuvetiempo de enojarme, de avergonzarme,ni de sentirme triste. Esos momentosfueron tan sublimemente dolorosos, quelo que hice fue bloquear mi mente y ac-tuar negando y aceptando la realidad,utilizando frases como por ejemplo“Bueno: papá está borracho”.

Continúa diciendo este hijo de la negación:

Hubo otro detalle doloroso que marcami vida. Cuando mi madre estaba en unasituación de vida o muerte, donde tuvi-mos que afrontar aquella tremenda si-tuación de una operación (intervenciónquirúrgica), yo tenía tan solo 14 años yestaba en el Colegio. En aquella condi-ción, y estando en el hospital, el adicto(esposo y padre) no soportó; recuerdoque después de la buena nueva de losdoctores, ya mi padre no estaba en elhospital para recibirla. Entonces yo tuveque afrontar aquella situación: rescatar ami padre de la cantina y llegar a mi casa

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como portador de la buena noticia. Perode paso me bebí la mitad de aquella bote-lla con la que encontré a mi padre: elgolpe emocional fue fatal.

Como no iba a estar mal con lo de mi pa-dre, pues la disyuntiva era no amarlo a él(casi estaba de acuerdo con que esa erauna buena forma de evadir el inmensodolor que acabábamos de pasar); perodelatarlo a él era como una traición. Lomejor era olvidar.

Con estos ejemplos podemos ilustrar yentender cómo es que el mecanismo conduc-tual actúa en los hijos de la negación.

Usualmente las víctimas de esta enfer-medad no se someten a tratamiento volunta-riamente. La experiencia de consejería enadicciones indica que los adictos solo llegan areconocer su enfermedad cuando logran rom-per su —casi impenetrable— sistema defensivopersonal (mecanismos de defensa). Solo así eladicto se siente forzado a buscar ayuda.

La mayoría de las veces al adicto, porser muy orgulloso, le cuesta admitir que exis-te una enfermedad, pero —tarde o tempra-no— los efectos y las consecuencias del con-sumo lo pondrán en evidencia, y —cada día—que pasa sumido en las drogas, las solucionesserán más dolorosas. Claro que ese orgullodel adicto no lo deja ver cómo la adicción alas drogas lo va a afectar y lastimar más. Poreso en la recuperación de la enfermedad, se lepide al drogadicto asumir humildad y acepta-ción de su adicción (obsérvese los alcances dela Oración de la Serenidad utilizada en losgrupos de autoayuda).

TOMAR DECISIONES COMPRENDE A LA NEGACIÓN

El paso más importante para superar elmecanismo de la negación que manifiestan eladicto y sus familiares es pasar del pensamien-to a la acción. Esto quiere decir:

✧ Energía, coraje y deseo para aceptar el cam-bio que se va a dar.

✧ Aprender a pasar del pensar sobre el proble-ma y sus consecuencias a accionar para lo-grar el cambio.

La disposición del pensamiento a la ac-ción no admite poner excusas tales como:

“Mañana lo hago”. “Cuando esté bien”. “Ahora no puedo por mi trabajo”.

Los familiares juegan un papel importan-te en la acción, ya que al adicto hay que ayu-darlo a tomar la decisión, pues por sí mismodifícilmente lo logrará. Así, la palabra mágicade la ayuda familiar es acción.

ACCIÓN PERO ACTUANDO

El adicto que quiere ser ayudado debeir al lugar indicado: un albergue, centro derehabilitación o comunidad terapéutica3, ypermanecer en un grupo de crecimiento deautoayuda (Alcohólicos Anónimos, NarcóticosAnónimos, Co-dependientes Anónimos). Hayque recordar que en materia de tratamiento nohay garantía de por vida; y menos si no se si-guen los pasos adecuados para la recuperación.Lo que pasa es que con tratamiento especializa-do, el riesgo se reduce y el adicto puede teneréxito en la recuperación de su enfermedad. Siel adicto no se somete a un tratamiento proba-blemente lo espera el hospital, la cárcel o lamuerte, porque el adicto está afectado física,mental, emocional y espiritualmente.

Con una actitud decidida, el adicto debereconocer que su enfermedad no tiene cura, esuna enemiga muy poderosa porque es progresivay se hace crónica con el tiempo (véase Johnson,2000, cap.I). Por ello concordamos que el

3 En Costa Rica hay más de 80 centros de tratamien-to dispersos en todo el país (albergues, centros derehabilitación y comunidades terapéuticas), que in-cluyen diversas variedades de atención (por género,tipo de adicción, individual, grupal, familiar). En elIAFA se dispone de un listado de todas ellas. Tam-bién están los grupos de autoayuda como un recur-so (AA, NA, CODA, ALANON, ALATEEN, NARANON, NA-RATEEN). Por ejemplo: AA tiene más de 1300 gruposde autoayuda en todo el país.

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mejor método luego de aceptar la enfermedades rendirse ante ella (véase el primer paso de losPROGRAMAS DE GRUPOS DE AUTOAYUDA de Narcóti-cos Anónimos NA, Alcohólicos Anónimos AA, Co-dependientes Anónimos CODA, etc.). Si el adictose rinde y no pelea más, los procesos que estánen su inconsciente se van a debilitar y el trata-miento va a ser de calidad superior; incluso esposible tener menos posibilidad de una recaída.

En concordancia con los narcóticos anóni-mos, en el proceso de recuperación, el adicto nosolo debe ocuparse del síntoma más obvio, el con-sumo incontrolable de alcohol u otras drogas, si-no de todos los otros aspectos de la adicción pre-sentes en la persona. Así, al practicar el PrimerPaso de la Recuperación (admitir que se es impo-tente ante la adicción y que la vida se torna ingo-bernable), se aborda la obsesión, la compulsión,la negación y el vacío espiritual (NA, 1997: 5,17).

LA NEGACIÓN PRESENTA ALGUNAS CARACTERÍSTICAS

1. RACIONALIZAR

Este mecanismo de racionalización (ointelectualización) se da mucho en el adicto, yaque justifica con buenos argumentos su consu-mo o sus conductas. Por ejemplo:

Un adicto puede razonar que: de acuerdocon los últimos adelantos científicos, lamarihuana no hace daño. También po-dría argumentar, por ejemplo, que en losPaíses Bajos en Europa en donde se lega-lizó su venta, o que se utiliza “mota” pa-ra no usar tranquilizantes.

El vino ayuda, a eliminar el colesterol.

El whisky en pequeñas cantidades ayudaa no padecer del corazón.

2. MINIMIZAR

La persona reconoce que tiene algunosproblemas, pero los hace más pequeños. Ejem-plo de esto son las expresiones siguientes:

—Bueno cuando consumo solo pierdoun poquito de control. —Está bien mi máma, pero tengo diezaños de usar mota, pero yo la puedo con-trolar. —Mi esposo toma bastante; pero viera quecariñoso es con nosotros cuando toma.—Tomo Cacique, pero sólo para alegrar-me (pero resulta que siempre va a parara los prostíbulos).—Mi padre se toma unos tragos, es un be-bedor fuerte, pero nunca falta al trabajo.

3. PROYECTAR

Esto quiere decir que se le atribuye aotros, o a otras cosas, el problema sin negarlo.Por ejemplo:

—Si mi mujer no fuera así, jamás consu-miría. —Trabajo mucho y me merezco unostragos. —Es sólo un rato de esparcimiento. —No ve usted que esto es sólo un relax.

4. HOSTILIDAD

La persona se vuelve agresiva para que losdemás le tengan miedo. Como hijo, primero lequebró el jarrón a su padre (quien recibió por ello20 puntadas en el cráneo). Ahora intentó matar asu mamá, pero dice que eso sólo pasó con su ma-dre por levantarlo tan temprano de su cama (a las6 am.) después de haber llegado a las 5 am.

También llegan a decir:

— Bueno ¿quién cree que soy yo? — No me jodan, yo soy muy hombre ycon cualquiera y donde quieran me doyde pich... (golpes). — No se meta en lo que no le importa;quiero saber quien llamó a la policía.

5. EVITACIÓN

Cuando se habla de su problema, la per-sona tira cortinas de humo (máscaras); sobre

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todo hablando de temas que no se relacionancon él:

—Vieron que feo que está esos de los cu-ras, etc.—Bueno, dejen de hablar de mí, hablemosde la sele (selección nacional de fútbol).

6. LA NEGACIÓN SIMPLE

Si el jefe le dice que tiene problemas conla forma de tomar, él dice:

—No yo no, ni siquiera tengo llegadastarde. Eso que usted dice no es cierto.—Yo no bebo licor, solo cerveza.—Yo trabajo bien estando tomado o sintomar.

7. CARACTERÍSTICAS PRIMARIAS

Por lo general quienes utilizan el meca-nismo de la negación: no hablan, no sienten,no confían.

a. ¿Por qué no hablan?

Por tener una razón poderosa y bien apren-dida; el hijo del adicto, desde muy peque-ño, aprendió a no hablar del desastre que élestá viviendo en su hogar, siente miedo ytemor de que los demás descubran lo quepasa en casa:

— Temor de que mi madre se divorciede mi padre.— Me da miedo ser yo la causa de losproblemas.

Considera que como niño no puede decirle anadie lo que pasa, y no habla porque seavergüenza de la conducta de sus padres.Por el contrario, si dice a alguien lo que pa-sa considera que no es leal con sus progeni-tores. Para el hijo, hablar de lo que sucedeen el hogar implica entonces no amar a suspadres. Es decir, el hijo de un adicto viveuna tremenda confusión de sentimientos y

emociones porque no habla; y, además, enel núcleo familiar los miembros se entien-den ignorando (negando) los problemas o laenfermedad que están viviendo.

b. ¿Por qué no confían?

Porque en una casa donde hay problemasde adicción, nunca está alguna de las per-sonas disponibles para comunicar algo.¿Cómo va a estar alegre la madre por algobueno que le pasó a su hijo en la escuela yque causa alegría, si ella siempre está tristey angustiada? Los hijos generalmente tie-nen que adivinar cual es la conducta nor-mal. En esas condiciones se aíslan y acen-túa más el sentido de soledad y desespera-ción, que de por sí ya se vive al interior delnúcleo familiar. A los hijos de la negaciónles cuesta expresar a los demás sus cosas,se sienten impotentes y depresivos. Así, esusual que el sentido de auto-estima seamuy bajo en los diferentes miembros delnúcleo familiar del adicto.

c. ¿Por qué no sienten?

Los hijos de la negación se vuelven insensi-bles ante el dolor que están viviendo y ocul-tan sentimientos traumáticos. Como niños,y más tarde como adultos, son personalida-des dependientes, obsesivas y compulsivas(véase NA, 1997). Los hijos de los adictos tienen muchosproblemas relacionados con sentimientosde culpa. Les cuesta expresar, identificary entender sentimientos, aunque estáncargados de dolor, soledad y desespera-ción. Como no hablan por sí mismos, seaíslan totalmente y experimentan un ma-yor sentido de soledad. Tienen un gransentido de impotencia en sus vidas y sesienten víctimas de los demás con muchafrecuencia.Ellos no tienen la habilidad de ser espontá-neos. Se sienten aterrados por el cuadro fa-miliar, y cuando ven a alguien con enojo(con ira) eso les recuerda como era su caso.

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54 Luis Alberto Valverde Obando y José Francisco Pochet Coronado

CONCLUSIONES

Tener que vivir con un adicto es muydesgastante para sus familiares. Hacer algo pa-ra resolver el problema de adicción en el mediofamiliar significa realizar muchos cambios, aveces, considerados como “actos heroicos”. Siel adicto se somete a un proceso de recupera-ción adecuado y aprende a trabajar con sus sen-timientos y emociones, va a lograr superar lostraumas y el aprendizaje usual familiar de lanegación. Recordemos que muchos de los hijosde la negación del pasado son los adictos dehoy, que repiten el enfermo patrón conductualfamiliar de origen, por ejemplo:

✧ No hablar de todo lo malo que ve o le moles-ta, prefiriendo ignorar o evadir el problema.

✧ No confiar porque aprendieron a desconfiarde una persona que después de beber o con-sumir sigue con el mismo pensamiento. Asíles cuesta expresar sus sentimientos máspuros de amor y afecto.

✧ Dificultades para expresar sentimientos enforma positiva debido a su inmadurez emo-cional.

Al igual que sucede con otras enfermeda-des, la adicción al alcohol y otras drogas puedeser detenida, tanto en sus manifestaciones clí-nico-físicas, como en el nivel de comporta-miento personal y emocional. El adicto puederehabilitarse mediante un proceso que culminacon la detención del consumo y progresión dela enfermedad, como también la variación encuanto a los patrones de comportamientos,sentimientos y emociones. Es decir, al entraren un proceso de rehabilitación, la persona de-be cambiar y actuar entonces como cualquierotra, asumiendo deberes y responsabilidades yroles que otrora abandonó, o que le fueronarrebatados.

El inicio de un efectivo proceso de reha-bilitación es difícil para cualquier persona sumi-da en la adicción al alcohol y otras drogas, y re-quiere de un nuevo proyecto de vida alejado delos patrones de consumo, el cambio de compor-tamiento personal, el manejo de sentimientos y

emociones adecuado y la reorganización delsistema familiar (o lo que queda de él). Una delas primeras acciones que debe asumir el enfer-mo es dejar de consumir cualquier tipo de dro-ga (abstinencia).

El deseo de dejar de consumir drogas,aparejado a un proceso de rehabilitación perso-nal, la reorganización del cuadro familiar y lamanutención de la sobriedad mediante un pro-grama de rehabilitación (vg. Narcóticos anóni-mos, o Alcohólicos anónimos, Co-dependientesanónimos) y de consejería profesional constitu-yen componentes básicos para poder redimen-sionar a una persona que en tiempo pasadosdependió de la droga para vivir.

En todo proceso de rehabilitación de unadicto, los familiares son de gran ayuda. La ma-yoría son co-dependientes que deben sometersea tratamiento para resolver su propio comporta-miento adictivo, ojalá de manera conjunta conel adicto institucionalizado, y también medianteel apoyo de grupos de autoayuda de doce pasospara familiares tales como Al Anón, Alateen, Na-ranón, Narateen, CODA. Esa es una excelenteayuda que se le puede dar a un adicto en proce-so de recuperación. Incluso, hasta es recomen-dable que si el adicto que no ha llegado a acep-tar su enfermedad y disponerse a tratamiento,que los familiares asistan a algún programa fami-liar de auto autoayuda que les permita rompercon el círculo de la negación y de la co-depen-dencia. En un futuro, esto facilitaría provocaruna crisis en el adicto (tocar fondo) y, conse-cuentemente, quebrar el mecanismo de negaciónque él utiliza como coraza protectora y obstacu-lizadora de su proceso de recuperación.

Un aspecto primordial de cualquier tra-tamiento de un adicto o co-dependiente, esconsiderar los rasgos de personalidad, que sa-bemos que son múltiples, pero que presentancomportamientos comunes observados en laspersonas que hemos tratado. En esta fase de larehabilitación, el adicto y sus familiares debentener la posibilidad de reconocerse a sí mis-mos, exteriorizar todos sus sentimientos yemociones positivas y negativas sobre él, losotros y sobre las cosas en general. En estecontexto la institución y los terapeutas debenprocurar que el adicto asuma protagonismo(acción) responsable respecto a un plan de

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tratamiento y en un proyecto de vida futurodiferente al que antes tenía.

Particularmente se debe tener encuenta que, debido a las características de laenfermedad, la presencia de la negación estáa la orden del día, y emerge como el primergran obstáculo para involucrarse en un pro-grama de tratamiento de rehabilitación insti-tucional o en un grupo de autoayuda (de cre-cimiento, AA, NA, CODA). En la fase aguda de laenfermedad, esa que sucede en el inicio deun proceso de rehabilitación o abstinencia, elmecanismo inmediato por valorar es la nega-ción; lo cual implica realizar un auto examende sus características como hijo de la nega-ción. Es necesario romper el esquema con-ductual enfermizo de la negación que duran-te toda la vida utilizó el adicto; solo así es po-sible que la persona admita su impotencia yse rinda frente a la enfermedad, para dar pasoa una nuevo proyecto de vida basado en unrevivir espiritual4.

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Luis A. Valverde Obando [email protected]

Francisco Pochet Coronado [email protected]

4 Para ampliar este tema se recomienda al lector leerlos 12 pasos de AA o NA, particularmente el primerode ellos, que plantea, la base para el despegue deuna recuperación exitosa.