USOS TRADICIONALES DE
LAS ESPECIES FORESTALES NATIVAS EN EL
ECUADOR
Tomo 1
Informe de Investigación
CESA
Quito- Ecuador
Agosto 1991
INTRODUCCION
El presente estudio sobre los usos tradicionales de las especies forestales nativas, es fruto de un trabajo
realizado en los meses de mayo y junio de 1990, por un equipo de profesionales investigadores, por encargo
de la Central Ecuatoriana de Servicios Agrícolas, CESA e lntercooperation Suiza, agencia que apoya el
Programa de Reforestación y Conservación de recursos naturales que ejecuta la institución.
La investigación se desarrolló básicamente en tres etapas sucesivas:
1. Etapa preliminar y de preparación en la cual se elaboró y discutió la propuesta metodológica.
2. Trabajo de campo en las comunidades.
3. Procesamiento y elaboración de la información.
Es necesario señalar, que, dada la extensión y profundidad del tema, la información obtenida en la
investigación resultó relativamente vo- luminosa y detallada. Para que el estudio alcance una amplia
difusión y sea cómodamente manejable por los lectores, se lo ha estructurado de la siguiente manera:
- análisis e interpretación sobre los usos y significado de las especies forestales nativas.
- usos y aplicaciones medicinales de las especies nativas
- catálogo de especies forestales nativas y de los usos reconocidos de las áreas donde se efectuó el estudio.
Cabe anotar que este libro corresponde exclusivamente a una síntesis de la primera parte antes
mencionada, las dos restantes serán en otras publicaciones. En esta primera parte se explica la
metodología utilizada que permitirá comprender, entre otras cosas, la forma de ordenar la información y
las distintas combinaciones estadísticas realizadas con los resultados obtenidos. Así mismo, el trabajo
centra su atención en el análisis de los principales usos reconocidos de las especies forestales nativas y en
la comparación de las utilidades que prestan estas especies en las distintas comunidades estudiadas.
Nuestro reconocimiento al trabajo realizado por el equipo de investigación, el cual contó con la
participación directa como coordinador y director general al Lcdo. Roque Espinosa.
De igual manera nuestro reconocimiento por la participación de los técnicos y demás personal de CESA
(que intervienen en los distintos proyectos que la institución viene llevando adelante).
Es necesario, además, expresar el agradecimiento a los campesinos de las distintas comunidades
estudiadas, quiénes ayudaron, proporcionaron alojamiento y permitieron que los investigadores
conversaran con ellos.
Confiamos que este estudio sirva para iniciar nuevas acciones en el campo de la forestación, en general del
desarrollo campesino, y, lo que es más importante, la sobrevivencia de su cultura.
CESA
Quito, febrero de 1991
1 METODOLOGIA
1.1 CARACTER DE LA INVESTIGACION
Este estudio partió del supuesto de que los conocimientos y aplicaciones de las especies forestales no son
uniformes y similares en todas las comunidades ni en las diversas regiones del país, entre otras cosas,
porque el mismo proceso de desarticulación de las prácticas sociales tradicionales y el "arrinconamiento" de
sus referentes simbólicos ha hecho que pierdan sentido algunas de las actividades ligadas al bosque natural.
De ahí que se consideró indispensable investigar por separado ¡ en estas comunidades para, en base del
conocimiento general obtenido en todas ellas, "reintroducir o recuperar" algunas prácticas que han sido o
están siendo postergadas.
Para lo cual, la investigación se planteó como objetivos los siguientes:
- inventariar y clasificar las especies forestales nativas consideradas como las más importantes dentro de la
práctica social y del proceso de reproducción campesina
- reconocer los usos y aplicaciones de las especies forestales nativas por parte de los campesinos de estas
comunidades
- determinar el rol y el significado (registros simbólicos) que adjudican a estas especies los campesinos
dentro de sus prácticas sociales.
Aunque estos son algunos de los intereses teóricos que animaron esta investigación, su finalidad es
esencialmente práctica, es decir la información obtenida servirá para introducir nuevas acciones importantes
en los campos de la agricultura y de la forestación. Partiendo del conocimiento de cuales son las especies
nativas y las propiedades que los campesinos adjudican a estas especies, y cuales son las especies que más
se adecuan al medio campesino, de 10 que se trata es de realizar una actividad de "recuperación y
reintroducción" de 10 tradicional en un campo muy particular (forestación) en las comunidades donde presta
su apoyo CESA, bajo la idea de que esto sigue siendo 10 más adecuado a la realidad campesina.
Si bien este estudio definió sus intereses teóricos y prácticos, su carácter es más bien descriptivo y de
apertura; ya que 10 que intenta es abrir una línea de trabajo y de reflexión del tema, y su interés está
centrado en dar cuenta de ciertas especies forestales nativas importantes y de los usos y aplicaciones que
éstas tienen en comunidades campesinas de la Sierra Ecuatoriana especialmente.
1.2 UNIVERSO GEOGRÁFICO
La investigación se circunscribió a las áreas donde CESA presta su apoyo y ejecuta varios proyectos de
desarrollo rural tomando en consideración varias razones que legitiman esta opción.
Entre las cuales están:
La extensión y la variedad de las áreas, la diversa composición étnica de las comunidades, su ubicación en
distintos pisos ecológicos, su relación con el mercado y la sociedad nacional.
Estas razones permitieron estimar que el área de intervención de CESA era una muestra significativa y
representativa de 10 que su- cede en las comunidades campesinas andinas del país para realizar esta
investigación.
Considerando que este universo es relativamente extenso, no solamente en términos territoriales, sino por el
número de comunidades que aglutinan y por el total de población que estas últimas encierran, se escogieron
para el estudio de especies forestales nativas a un grupo de comunidades que se consideró eran
representativas dentro de cada uno de las áreas en la cual CESA lleva a cabo programas de desarrollo rural.
Eso permitió, en base de la información obtenida, evaluar los conocimientos sobre usos y utilidades de las
especies existentes en la zona o sector que estas comunidades representan.
Los criterios que se utilizaron para la elección de este grupo de comunidades básicamente son:
- presencia o ausencia, en su defecto, proximidad o lejanía a masas boscosas por parte de las distintas
comunidades.
- presencia o continuidad de ciertas comunidades a residuos boscosos o bosques degradados (manchas
forestales), a los que se les conoce con el nombre genérico de "chaparro" (sitios de matorral) :
- presencia en determinadas comunidades de sistemas agro-forestales incorporados a las actividades agro-
pastoriles.
Estos factores se consideraron como fundamentales por que eran condiciones que posibilitaban o no a los
campesinos de las comunidades identificar mejor distintas especies forestales, conservar en forma presente o
actualizada los conocimientos sobre usos y utilidades, asignarles una utilidad importante e integrarlas a los
sistemas agro- forestales.
Estos criterios y la intervención de otros factores complementarios como la cartografía existente, los
diagnósticos de recursos naturales, además de las consideraciones del personal y técnicos de CESA,
sirvieron para delimitar las áreas de estudio.
Las comunidades que fueron seleccionadas y donde se realizó la investigación son:
- Provincia de 1mbabura: Área Norte, Parroquia de San Rafael, comunidad Tocagón.
- Provincia de Cotopaxi: Área TTP, (fanicuchí, Toacazo, Pasto- calle), comunidades seleccionadas en
la Parroquia de Toacazo: San Francisco y Cooperativa Cotopilaló .
- Provincia de Tungurahua: Área de Pilahuín, comunidades seleccionadas: Yatzaputzán y Tamboloma.
- Provincia de Chimborazo: Área Cenn-o Sierra: Subárea Pungales, comunidades seleccionadas: La
Providencia, Guanando. Subárea Licto, comunidades seleccio- nadas:
Banderas, Cecel Grande, Cecel San Antonio. Subárea Cebadas, comunidades
seleccionadas: Guarguallá Grande y Guarguallá San Eduardo, Grupo del
Páramo y Pancún-Itchubamba.
- Provincia del Cañar: Area Patococha, comunidades seleccio- nadas: Quilloac, Chuchucán-
Cuchucún, Shayac-Rumi..
Aleatoria mente y debido a la importancia que tenían para el estudio, se escogió en la provincia del
Chimborazo a la comunidad de Sali (área testigo), que si bien pertenece al proyecto Quimiag del DRI-MBS
está en una zona ecológica estratégica, pues, presenta uno de los pocos bosques que aún existen en dicha
región. También, se incorporaron (aunque no sea más que con la necesidad de empezar a tener una idea más
acabada de lo que sucede en la parte húmeda de la provincia del Guayas) las comunidades Río Jigual y
Santa Narcisa, las cuales pertenecen al Área Daule.
1.3 INFORMANTES
Una vez identificadas las comunidades, se procedió a estable- cer una muestra significativa del conjunto de
la población de cada una de ellas representativa y adecuada que fue la encargada de proporcionar la
información a los investigadores.
Para seleccionar esta muestra se estimó que los informantes posibles dentro de las comunidades son
básicamente los adultos "jefes de familia" (hombre o mujer, viejos o jóvenes), pues fueron considerados
como los; Informantes por esencia sea por la edad, por actividad y por la posición dentro de la estructura
social de las comunidades.
La investigación se centró en hablar con los sujetos informan- tes con el fin de escuchar su palabra y a partir
de ella obtener la información requerida, lo que sirvió de base para la elaboración del producto que hoy se
cuenta. ! Los llamados informantes fueron estratificados partiendo del criterio que cualquier persona de la
comunidad podía servir para este fin, pues lo que interesó fue conocer lo que sabía la mayoría, es decir, I no
apuntaba a destacar el grado de concentración del conocimiento sobre especies forestales nativas, sino por el
contrario, el grado de dispersión y de difusión del mismo. .
Desde la perspectiva escogida se estimó que el saber campe- sino sobre especies forestales es mas bien
cotidiano y por esta razón todos pueden dar cuenta del mismo.
Para esta investigación los llamados informantes correspondieron en su conjunto a 164, aproximadamente el
10% del total de jefes de familia, de cada comunidad encuestada, de los cuales de acuerdo a la muestra y a la
estratificación realizada se ubican:
Según el sexo: 118 correspondieron al sexo masculino y 46 al femenino. (cuadro 1, página siguiente):.
Según la edad: Se distribuyó de la siguiente manera:
Tramo 1 - 43 informantes inferior a los 30 años
Tramo 2 - 75 informantes comprendidos entre 30 y 50 años
Tramo 3 - 46 informantes superior a los 50 años
Según la ocupación: Sin considerar desde luego a estas actividades como excluyentes y exc lusivas unas de
otras, sino más bien tomando en cuenta la ocupación principal, es decir, se trataba más que de diferentes
ocupaciones, de distintas funciones que el agricultor campesino desempeña durante el año. (Cuadro 3 página
siguiente)
En síntesis se puede señalar:
En relación con la información recabada podemos decir, por tanto, que ésta ha sido obtenida de un grupo en
el cual los hombres han tenido mucho más peso que las mujeres, a consecuencia de una
situación típica de la cultura campesina. La mayoría de esta información ha provenido de un tramo de
población de entre 30 y 50 años dado que estos sujetos han resultado ser los representantes específicos de
los "jefes de hogar". Finalmente hay que señalar que la información proviene en su totalidad de agricultores
porque a esta categoría han adscrito otras actividades que no pueden ser entendidas sino como funciones de
la ocupación principal. Incluso, cuando se piensa comunidades de altura, (por consiguiente de pastores)
éstos se definen y se describen más como agricultores que como pastores. Algo semejante sucede con los
trabajadores de la madera, toda vez que el desplazamiento de esta actividad les ha obligado a refugiarse en
la agricultura, la cual se ha convertido en su referente ocupacional.
1.4 MEDIOS E INSTRUMENTOS DE REGISTRO UTILIZADOS
La comunicación con los campesinos se convirtió en el factor fundamental y en el eje principal del trabajo
realizado. La relación establecida en el proceso de investigación fue la de sujetos que en distinta posición
social participaron de lo que los campesinos conocen, para a través de la palabra establecer lo que saben,
recuerdan e intuyen de modo de Ir Identificando especies y practicas sociales vinculadas a aquellas.
La investigación formó parte de un proceso de comunicación en la que se vivió un proceso de
"reconstrucción o recuperación" de la memoria de los campesinos sobre especies forestales nativas, sobre
sus usos y significados.
Tomando en cuenta estas consideraciones y luego de haber identificado las comunidades y los informantes
en la investigación, se procedió a establecer los instrumentos de registro que iban a ser utilizados para
obtener la información, así como la forma de sistematizar y procesar la misma.
Para el caso de este estudio se aplicó una encuesta previamente codificada y estructurada en base de una
guía mínima de preguntas a los informantes de las comunidades seleccionadas previamente.
Esta encuesta estuvo concebida sobre dos variables principales:
- identificación de la especie
- usos que se reconoce a esta especie.
A su vez la segunda se desarrolló en función de una serie de variables específicas: estado de la planta para
ser utilizada, partes que se utilizan, edad, época, fo rma de utilización, etc.
Gracias a este instrumento se logró determinar las especies que conoce el campesino, los usos así como las
formas, los tiempos, los estados, los sentidos que se adjudican a estos usos, las especies y los usos en las
diferentes comunidades y aquellas que tienen una significación y utilización zonal o general.
La encuesta estuvo diseñada además para obtener info rmación sobre las diversas variedades de una
determinada especie. Por lo tanto era una encuesta por cada especie que identificaba el informante y para
cada uno de los usos, es decir, el número de encuestados no es equiparable al número de encuestas
realizadas, por el contrario, el número de encuestas es relativamente mayor que él de info rmantes.
Se utilizó también una ficha de identificación de los datos generales referidos a las comunidades
seleccionadas, lo que permitió completar la información estableciendo las condiciones ecológicas en las que
desarrollan las especies y la situación en la que se inscriben los campesinos.
Otro de los medios utilizados fue un diario de campo, donde se registró la información que no podía estar
incorporada en los otros instrumentos de registro, pero que se consideraba fundamental para la
investigación.
El procedimiento de la info rmación se lo realizó a través de una hoja de codificación que permitió
sistematizar la información y en función de los códigos asignados permitió establecer las frecuencias y
relaciones entre las distintas variables.
Por este procedimiento, como queda dicho, se lograron aplicar a 164 "jefes de familia", pertenecientes a 20
comunidades de 8 áreas de CESA Y 1 área testigo, ubicados en 6 provincias, 4200 encuestas, circunstancia
que denuncia la dimensión del trabajo tanto de campo como de procesamiento de la información recabada.
Antes de concluir con este capítulo es necesario realizar algunas anotaciones que darán más sentido a la
información.
- Luego de la asimilación de un conjunto de especies forestales a la vida de las comunidades resulta
extremadamente difícil identificar "claramente" cuales especies son nativas y cuales "exóticas", entre otras
cosas porque estas últimas, desde hace muchos años, se han incorporado a las prácticas culturales nativas, y
por consiguiente han pasado a formar parte de un sistema simbólico particular, a partir del cual se han
definido sus usos(.).
- La denominación especies forestales incluye las arbóreas y las arbustivas, alrededor de las cuales se
estructura este trabajo. Sin embargo, es necesario señalar que durante las conversaciones con los campesinos
algunas de sus observaciones recayeron sobre los usos de especies herbáceas. Con la finalidad de no perder
la información en este trabajo se incluyen algunos datos sobre las mismas, especialmente cuando están
incorporadas a usos a partir de las especies forestales.
EL CONOCIMIENTO QUE EXISTE 2 SOBRE ESPECIES FORESTALES NATIVAS y SOBRE SU
UTILIDAD
Tomando en cuenta las anotaciones realizadas en el capítulo precedente se pasará a analizar más
puntualmente la información y los datos obtenidos en la investigación.
2.1 CONOCIMIENTO A NIVEL DE LOS CAMPESINOS
Al respecto se puede decir que los informantes han reconocido 221 especies, de las cuales cerca de 190
corresponden a las especies forestales propiamente dichas, el resto a las herbáceas.
Respecto de las especies
Si se establece una relación entre el conocimiento de especies :según el sexo se ve:
De las 221 especies identificadas la totalidad de los hombre: " ha reconocido más especies que la totalidad
de mujeres ya que representan un número superior de acuerdo a la población encuestada: sin embargo, en
forma Individual, las mujeres son las que han registrado, un mayor número de especies, 2.67 especies por
informante. (Ver cuadro 4 siguiente página).
En términos de edad de los informantes, en conjunto lo menores de 30 años conocen menos que los mayores
de entre 30 y 50;
los cuales por su parte conocen más que los mayores de esta edad. Es decir, las personas que se ubican en el
tramo 2 saben más que las de tramos superior e inferior, lo cual se debe a que forman un grupo más
numeroso que aquellos.
Sin embargo, individualmente los mayores de 50 años conocen sobre un mayor número de especies que los
de los otros tramos, en especial que los adultos.
Estableciendo una relación entre sexo, edad y especies identificadas se puede decir que: a nivel general en el
tramo 1, inferior a los 30 años, los hombres identifican más especies que las mujeres: en el tramo 2 y 3
sucede igual cosa, lo que quiere decir que los hombres en los distintos estratos conocen más que las mujeres,
en especial en el tramo 3. Para lograr una idea más clara del conocimiento femenino sobre especies hay que
señalar que individualmente, en el tramo inferior a los 30 años las mujeres saben tanto como los hombres,
siendo el número de especies identificadas relativamente alta en cuanto a la media. Sin embargo, en el tramo
superior las mujeres conocen más que los hombres, hecho que se ratifica en el tramo siguiente. Podría, no
obstante, interpretarse esta información diciendo que los hombres hablan sobre especies igua l que las
mujeres cuando son jóvenes, pero cuando son adultos hablan menos que aquellas, circunstancia que se
mantiene cuando éstos se vuelven "mayores" aunque la incidencia del silencio se torne menos acentuado.
Una primera conclusión a la que se puede arribar es, por tanto, la siguiente: los hombres identifican y
quieren hablar de un menor número de especies que las mujeres, a medida que se van tornando más
"viejos"; lo contrario sucede con las mujeres, a medida que pasan los , años éstas hablan más sobre especies
y variedades que conocen,
Respecto de los usos
Si se establece una relación entre el número de especies identificadas por el sexo masculino y por el sexo
femenino en cuanto a los usos que cada uno de ellos distingue, se puede decir que los hombres han
consignado un mayor número de usos por cada una de las especies identificadas en relación a los que han
consignado las mujeres.
Cuando se establece una relación entre el número total de usos, por el número total de especies de acuerdo
al sexo de los informantes se ratifica algo que ya había sido señalado: los hombres individualmente conocen
y hablan más sobre los usos de las especies que identifican ! que las mujeres, siendo este conocimiento, al
menos para la investigación, superior al de aquellas en un orden de magnitud del 40%.
De acuerdo a la edad, se puede ver que la mayoría de los usos ha sido proporcionada por las personas del
tramo comprendido entre 30 y 50 años.
Expresado de otro modo, esto quiere decir que las personas adultas (tramo 2) hablan más sobre los usos que
conocen, en tanto que las personas mayores se muestran menos interesados en hacerlo. Por su parte los
jóvenes hablan sobre lo que conocen aunque este conocimiento sea limitado.
Una segunda conclusión, a la que se puede llegar al analizar los usos es la siguiente: aunque los "mayores"
conocen más sobre las especies, de hecho hablan menos de los usos, fenómeno que resulta exactamente
inverso con los adultos; si bien éstos conocen y hablan de un mayor número de usos.
Por su lado, los jóvenes hablan de las especies y de los usos acercándose (en uno y otro caso) a eso que se
puede denominar el "límite máximo".
Correlacionando, en todo caso, los usos por edad y sexo de los informantes se ve lo siguiente:
Los hombres - tramo 2 - son los que más conocen y quieren hablar: por su lado, los que tienen una edad
inferior a los 30 conocen menos, si bien quieren hablar, mientras que los que tienen más de 50 años están
menos dispuestos a hacerlo. Esta circunstancia se torna más dramática para el caso de las mujeres superiores
a los 50 años y no para las que tienen menos de 30 años, quiénes están dispuestas a hablar aunque tienen
poco que decir. En cualquier caso, en el tramo 2, tanto hombres como mujeres, se muestran interesados en
hablar no siendo muy significativa la diferencia de conocimientos a favor del sexo masculino.
Una tercera conclusión, a la que se puede arribar al analizar en conjunto los datos anteriores, es que -
individualmente los hombres conocen y hablan más que las mujeres sobre los usos de las especies que
distinguen: lo contrario sucede con las mujeres, éstas hablan más sobre las especies y menos sobre los usos.
Este hecho se vuelve completamente evidente en el tramo de mujeres superiores a los 50 años porque
mientras más especies distinguen, menos usos establecen.
De acuerdo a las informaciones obtenidas podría señalarse también, a manera de conclusión, que los padres
conocen más que sus hijos menores de 30 años (al menos en cuanto a usos), si bien el cono- cimiento de
éstos no se manifiesta necesariamente inferior al de sus abuelos. Este hecho es bastante obvio para el caso
de las "mujeres" que saben más que las "jóvenes", aunque éstas parecen saber tanto como sus abuelas. En
una y otra circunstancia, aunque de forma más bien tenue, se podría decir que el conocimiento sobre
especies forestales va disminuyendo (cuando se habla de usos) a medida que la población joven se convierte
en dominante y, desde el punto de vista del contexto, a medida que van desapareciendo las especies nativas,
aunque una ¡ y otro no sean correlaciones necesariamente correspondientes.
Antes de terminar esta parte convendría hablar, aunque sea de paso, sobre la "calidad" de la información
obtenida, ya que ello es un buen complemento a las anotaciones precedentes, en relación de los usos.
Casi siempre los "adultos" (en nuestra denominación tramo 2) hablan de lo que hacen y de lo que, al menos
indirectamente, han experimentado algún momento de su vida. Aunque casi siempre se refieren al "más
antes": la mayoría habla de los usos en función de lo que ha "vivido" como práctica. Por el contrario, los
jóvenes hablan más de lo que han "oído"; el más antes es "real". Mucha de su información, por consiguiente,
es de "oídas".
Cuando hablan los viejos, por su parte, lo hacen destacando que ciertamente saben lo que dicen porque lo
han experimentado y lo experimentan cotidianamente, si bien, por ello mismo están poco dispuestos a hablar
de esto frente a los "extraños".
Si algo se puede decir, a manera de complemento de las anotaciones anteriores, es que la información
obtenida en tanto proviene de un tramo de población superior a los 30 años, es confiable, aunque pueda
argumentarse que no siempre es profunda porque las personas mayores y, especialmente las mujeres, han
hablado poco.
Es confiable, básicamente, porque proviene de gente que no solamente de "oídas" conoce, sino porque lo
han experimentado y lo han incorporado a sus prácticas que, no obstante, están a pasos agigantados dejando
de ser importantes, entre otras cosas, porque implican un desgaste de tiempo considerable y, más que nada,
porque su eficacia (su eficacia simbólica) ha perdido importancia.
2.2 CONOCIMIENTO A NIVEL DE LAS COMUNIDADES
Analizando los resultados obtenidos en relación de los usos y [ de las especies que se han identificado en
cada una de las comunidades estudiadas, se puede realizar algunas observaciones.
Respecto de las especies
Los campesinos han distinguido un número determinado de especies y de usos. Las comunidades más
representativas por la totalidad de especies identificadas han sido:
1. Chuchucán (62) 2.
2. Shayac-Rumi (55)
3. Quilloac (41)
4. Guarguallá (41)
5. Cuchucún (39)
6. San Francisco (33)
Esto confirma la idea preliminar de -que en zonas que disponen de bosque o de residuos boscosos, los
campesinos que se ubican alrededor conocen de un número mayor de especies nativas que aquellos que se
ubican en regiones y sitios en donde el bosque ha desaparecido, y las especies nativas se concentran
exclusivamente en los sistemas agro-forestales.
San Francisco, Guaguallá (Grande y Chico), Shayac-Rumi, Chuchucán disponen, en efecto, de masas
boscosas, en tanto que en Quilloac y Cuchucún pueden acceder al bosque bien porque los campesinos tienen
(igualmente) propiedades en dicha zona o bien porque, a través del parentesco, pueden circular a los pisos
en donde se localizan los residuos boscosos. Al respecto se debe tener presente que los campesinos de los
dos sitios mencionados tienen terrenos o parientes en Shayac-Rumi, fenómeno que les permite acceder a las
masas forestales que no disponen sino en forma restringida en sus propias comunidades.
Conviene reconocer, sin embargo, que aunque de hecho Tocagón es una comunidad que contiene ciertos
residuos forestales, los campesinos identificaron un número limitado de especies. Esto obedeció, al parecer,
a que - debido a los límites de la encuesta en ese lugar aquellos se concentraron en hablar de los usos antes
que de las especies nativas existentes.
Por otro lado se debe indicar que si bien en Sali hay una apreciable masa boscosa los campesinos conocen
escasamente sobre especies nativas. Esto se debe a que pocos individuos son de la zona, la mayoría
pertenece a las comunidades de los pisos intermedios de Quimiag que recientemente se han ubicado en el
lugar. Sobre este punto cabe mencionarse que el bosque que CESA ha identificado como de Sali, al menos
en una parte, pertenece a una pequeña Cooperativa de 25 familias que recién, hace cinco años, adquirió la
parte alta de la hacienda del señor Ernesto Cordovez.
Es por ello que los campesinos que, en su mayoría, provienen de la Comunidad de San Pedro, poco conocen
sobre las especies nativas.
De todas maneras, los datos transcritos ponen de manifiesto que es en las comunidades del Cañar en donde
más se conoce sobre especies nativas. Como es natural, este fenómeno se debe a que en el proyecto
Patococha existen masas boscosas y relictos mucho más importantes que en otros proyectos, pero además al
hecho de que en esta provincia la presenc ia de recursos vegetales es considerable, a pesar del proceso de
destrucción sistemático al que se lo ha sometido en los últimos años. Justamente, por esta razón, los
campesinos están en condiciones de identificar una mayor cantidad de especies nativas.
Respecto de los usos
Si se concentran en los usos totales a los que están sujetas las especies reconocidas se puede observar que el
mayor número ha sido consignado en las comunidades de:
1. Guarguallá (516)
2. Shayac-Rumi (370)
3. Chuchucán (366)
4. Tamboloma (340)
5. Sal~ (308)
6. QuIlloac (245)
7. Yatzaputzán (241)
8. Cuchucún (238)
9. Providencia (238)
10. Grupo del Páramo (202)
Siendo las más representativas las tres primeras, lo cual al menos parcialmente confirma la idea de que las
comunidades que disponen de bosque están más familiarizadas con los usos pese a que debido a la
creciente utilización de las especies nativas como leña, la mayoría se encuentra en un acelerado proceso de
deterioro. No obstante, también se puede deducir de las cifras expuestas algo que ciertamente llama la
atención. En comunidades en donde existe poco bosque, como son las de las zonas bajas y media-altas
pertenecientes a la Providencia Yatzaputzán y Tamboloma, se han consigna- do muchos usos aunque se han
identificado pocas especies. Esto significa que en regiones y sitios en donde se presentan pocas especies
nativas, debido a la ausencia de masas forestales, los usos se han concentrado en un relativamente bajo
número de especies, esta circunstancia denota que - en conjunto - los campesinos de estas comunidades
conocen más sobre usos que aquellos que disponen de importantes recursos forestales.
Si algo se puede decir en relación de este punto es, que no siempre en las comunidades en donde existen
muchas especies, los campesinos distinguen muchos usos, en parte, porque la explotación se ha reducido a
la extracción de leña y carbón y, en parte, porque el grado de dispersión de la vegetación boscosa determina
que los campesinos conozcan, necesariamente, más sobre especies y variedades que sobre usos.
En todo caso, si se establece una relación elemental entre el total de especies identificadas en cada
comunidad por el número total de encuestados con la finalidad de averiguar, en promedio, cuánto han
informado y conocen sobre nativas los campesinos se puede obtener algunos datos que permitirán precisar
las estimaciones anteriores.
Como se puede ver, individualmente, los campesinos de uno y otro sexo que más conocen y han hablado
sobre nativas pertenecen a las Comunidades de:
Número de especies mencionadas por:
1. Chuchucán (12.4)
2. Shayac-Rumi ( 7.8)
3. Quilloac ( 6.8)
4. San Francisco ( 6.6)
5. Chuchucán ( 6.5)
6. Grupo del Páramo ( 5.2)
Siendo las más representativas las 2 primeras que son las que más recursos forestales disponen.
Esto quiere decir, por un lado, puesto que cuatro de los seis : lugares mencionados pertenecen al Proyecto
Patococha, las comunidades del Cañar no sólo que en conjunto disponen de más especies sino , que los
campesinos conocen individualmente más sobre ellas. Por otro lado que los reconocimientos individuales
sobre las especies están en buena medida, en relación de la existencia de bosque, lo cual ratifica la
observación anterior.
La correlación entre masas boscosas y conocimientos no es directa ni necesaria porque, a veces, los
campesinos pueden saber no tanto sobre lo que existe, sino sobre lo que existió, o sobre lo que hay en otros
lugares, no obligatoriamente colindantes con sus comunidades, pero hacia los que temporalmente circulan.
Aunque eso no sea una correlación directa y necesaria expresa, sin embargo, una tendencia generalizada que
debe ser tomada en cuenta
Estableciendo, de todos modos, una correlación igualmente elemental entre el total de usos y el total de
especies para determinar el número promedio de usos que los encuestados de las distintas comunidades
han identificado, se tienen los siguientes datos. Los promedios más altos se presentan en las comunidades
de:
l. Tamboloma (14.78)
2. Guarguallá (12.58)
3. Yatzaputzán (12.0 )
4. Sali (11.4 )
5. Cecel Grande ( 8.52)
6. Guanando ( 8.13)
7. Providencia ( 7 .93)
8. Grupo del Páramo ( 7.76)
9. Banderas ( 7.68)
Siendo los más representativos los que se presentan en Tamboloma y Guarguallá. Básicamente esto significa
que no hay una correlación directa entre número de especies identificadas y usos consignados
individualmente: más bien la correlación parece ser inversa por- que, en general, los campesinos saben
menos sobre la utilización de las nativas, en zonas en donde se han reconocido muchas especies que en
regiones en donde han reconocido pocas.
Los usos, pues, están concentrados en zonas donde existen relativamente pocas especies, mientras que en
regiones donde se presenta una apreciable cantidad, los usos están dispersos. Esto implica que los
campesinos conocen sobre usos en sitios donde hay limitada cantidad de nativas porque éstos se encuentran
concentrados en unas pocas especies; mientras que en regiones en donde hay un mayor número los
campesinos conocen menos, justamente, porque ello obliga a una mayor dispersión.
Una excepción parecen ser, sin embargo, Guarguallá y Sali. En uno y en otro caso se aprecia que en total-
existe una cantidad respetable de especies; individualmente los agricultores, no obstante, reconocen pocas
de ellas. Lo curioso es que, a pesar de esto, consignan muchos usos, lo cual traduce algo que ya se ha
señalado: en ciertos lugares se produce este fenómeno por la extrema dispersión de la vegetación boscosa,
ya que esto determina que los campesinos conozcan pocas especies aunque de hecho consignen muchos
usos.
Si bien se puede decir que entre usos y especies se observa una correlación inversa, se debe tener en cuenta
que eso implica algunas excepciones, Circunstancia que evidencia que se trata de una tendencia antes que de
un hecho necesario. La tendencia subraya que si en ciertos lugares los campesinos individualmente
identifican pocas especies (pese a reconocer en conjunto un número considerable) casi siempre consignan
muchos usos, en especial, en lugares donde los recursos forestales son limitados y no tanto en zonas, donde
la presencia de nativas es importante porque, en este último caso, su poco conocimiento obedece no a la
ausencia de árboles y arbustos sino a la dispersión con que necesariamente se presenta el bosque natural. :
Vale la pena hacer algunas anotaciones complementarias sobre los usos y las especies identificadas de
acuerdo al sexo de los campesinos pertenecientes a las comunidades estudiadas.
En regiones en donde existe menor cantidad de especies nativas, por 10 general, los usos están asociados a
las actividades de los varones, 10 cual quiere decir que cuando se somete a la vegetación boscosa a un
acentuado proceso de explotación, los usos que más retroceden son los identificados por las mujeres, en
tanto que los que son identificados por los hombres son más resistentes.
Pese a que los datos consignados no nos dejan ir más lejos en las apreciaciones, se debe reconocer que
apuntan a resaltar que los usos que privilegian las mujeres son diversos que los de los hombres, por que
sexualmente se ha establecido una clara división social del trabajo, que determina que ciertas prácticas que
suponen la utilización de ! las especies nativas se encuentran vinculadas de modo diferenciado a uno y otro
tipo de sujetos. Y no sólo eso sino que además los usos de las mujeres sean (ante un proceso de destrucción
forestal) más frágiles de sostener que los de los hombres.
Sea como fuere, 10 cierto es que aunque en cada una de las comunidades las mujeres individualmente
parecen conocer más sobre especies que los hombres, a nivel de los usos se produce el fenómeno contrario:
los hombres saben más que las mujeres. De todas maneras esta consideración no delimita sino una tendencia
que se observa, sobre todo, en lugares en donde las especies nativas son escasas o se han ido
circunscribiendo a los sistemas agro-forestales. (Cuadro 11 siguiente página).
En síntesis se puede señalar:
l. Tanto individual como colectivamente los campesinos de las comunidades donde existen bosques, o
circulan por regiones forestales, conocen más sobre especies nativas que aquellos que únicamente disponen
de arreglos y no circulan por zonas boscosas.
2. En comunidades en donde no existen muchos recursos forestale s los campesinos tanto individual como
colectivamente, por lo general, distinguen mayor número de usos por especies que en sitios en donde los
recursos naturales son más importantes. Esto implica que los usos, en el un caso, están concentrados en
pocas especies en tanto que, en el otro, se hallan más dispersos, pero entre ambos existe una relación
decisiva.
3. En conjunto, los hombres de las distintas comunidades conocen o identifican más especies que las
mujeres; a nivel individual, sin embargo, este fenómeno se invierte.
4. En conjunto y a nivel individual los hombres reconocen más usos que las mujeres, en especial, en
comunidades donde los recursos forestales no son relativamente importantes.
5. En las comunidades donde existen considerables masas boscosas, ésta última relación no es exacta; en
buena medida porque al ~ parecer los usos de las nativas están asociados a ciertas prácticas femeninas.
Todas estas conclusiones permiten, en todo caso, ratificar y precisar algunas observaciones realizadas
anteriormente.
3 PRINCIPALES USOS IDENTIFICADOS DE LAS ESPECIES FORESTALES NATIVAS
Los informantes han reconocido 18 usos generales para cada una de las especies identificadas. Estos han
sido: alimento humano y animal; combustible, leña y carbón, medicina humana y animal; protector
climático, de plagas y de malos espíritus; materia prima; abono, colorante, jaboncillo, adorno y cerca
natural.
De éstos, sin embargo, solamente combustible (34.2%), mate- ria prima (30.8%), medicina (19.5%) Y
alimento (9.7%) son significativos. Los otros son poco representativos y demuestran, por si mismos, que
están perdiendo importancia en forma acelerada, sobre todo, en la medida que los campesinos se han
incorporado en forma creciente a una economía de mercado. (Cuadro 12, siguiente página).
3.1 LAS ESPECIES FORESTALES NATIVAS UTILIZADAS COMO COMBUSTIBLE
Dentro de los usos significativos se observa que el más importante es él de combustible, dentro del cual el
estimado como leña es esencial, mientras que el carbón, únicamente como subsidiaria. Esto ir quiere decir
que, en los momentos actuales, los campesinos han privilegiado este uso porque es el que más requieren y
demandan y en función de aquel se debe entender la importancia y sentido que adjudican a los demás usos.
En otras palabras, siendo para los campesinos el recurso leña esencial, los demás usos están condicionados
por este factor.
Se debe tener presente, en todo caso, que de la totalidad de especies registradas alrededor de 180 se utilizan
como combustible. Esto da una idea aproximada del papel de este uso pero, por otro lado, de cuales son las
carencias efectivas de energéticos de los agricultores ya "que todo lo que se puede quemar" sirve como
combustible, en especial, leña, puesto que el carbón en la totalidad de casos considerados se lo emplea para
vender y, de ese modo, "redondear sus ingresos".
Las más importantes especies que, en cualquier circunstancia, se emplea como leña son las siguientes:
Arrayán, Capulí, Chilca, Chu- 1; quiragua, Chusquilla, Guallac, Lamay, Llin- llin, Marco, Pumamaqui,
Pujín, Piquil, Quishuar, Quinua, Romerillo, Samal, Sauco. Para carbón se emplean, más que ninguna, las
siguientes: Arrayán, Colca, Cazhoz- ho, Chachacomo, Guismo, Jiquerón, Pumamaqui, Pujín, Quinua, Sa-
mal y Sacha-capulí. (Romerillo: Hypericum laricifolium. H.B.K.)
Factores que inciden en el privilegio de este uso
Actualmente los pequeños agricultores estiman que las especies forestales nativas sirven, básicamente, para
leña. Esto se explica por varias razones que son bastante conocidas pero que, en este contexto, no conviene
perderlas de vista.
a) Básicamente, el mundo rural ha experimentado en las últimas décadas una depredación acentuada del
bosque natural. Ello ha incrementado notablemente la necesidad de leña (en relación de su oferta potencial),
razón por la cual los recursos arbóreos y arbustivos han empezado a ser demandados más que nada como
combustible.
Aparte de esto hay que señalar que, no solamente que se han depredado los recursos forestales, sino que la
complementariedad y las posibilidades de acceso al bosque a través de la utilización de diversos pisos, se ha
visto afectada - en los últimos años por la ruptura definitiva del modelo andino de reproducción el cual, a
pesar de los fracturamientos anteriores, se había mantenido. Los campesinos, en realidad, hasta hace algunos
años podían tener acceso a los "á rboles" y "arbustos" en gran parte porque los pisos en donde se ubican las
masas boscosas, en la práctica, pertenecían a las comunidades o se ubicaban en los ámbitos de circulación
por lo que podían disponer de éstos aunque legalmente no hubieran sido de su propiedad. Tanto la
depredación del bosque como la inaccesibilidad a los pocos recursos que quedan han hecho que los
campesinos. empiecen a "mirar" y a "valorar" (más que cualquier otra cosa) a las especies forestales
exclusivamente como leña.
b) Durante la última década se ha producido un incremento sustancial de los precios de los combustibles,
aparte de que se han modifica- do los instrumentos que se ofrecían en el mercado para la cocina. Estas
circunstancias han dado origen a que la demanda de leña antes de disminuir haya aumentado, porque los
campesinos difícilmente están en condiciones de disponer de los recursos monetarios para adquirir los
bienes y el combustible que se ofrecen.
c) Aunque la mayoría de los campesinos han privilegiado el uso de leña, conviene señalar que, en no todas
las comunidades este fenómeno obedece únicamente a la escasez de los recursos forestales. En comunidades
como las pertenecientes al proyecto Patococha, en concreto Shayac-Rumi y Chuchucán así como en Salí, la
utilización del bosque como leña es resultado también de la fuerte demanda proveniente de los mercados de
los alrededores.
Esto se debe a que en estos "sitios" existen todavía residuos forestales más o menos significativos, de ahí
que necesariamente, se hayan convertido en una fuente de abastecimiento de los campesinos ubicados en su
órbita, los cuales utilizan los mercados locales para proveerse de leña(*)
El uso de los recursos forestales como leña obedece, en este caso, pues no tanto a su escasez cuanto a su
relativa disponibilidad. No obstante, aunque en términos particulares esto es exacto, no hay que perder de
vista que en la zona han desaparecido las masas de bosque y de chaparro, por lo que los campesinos han
tenido que lanzarse a las pocas manchas que quedaban para satisfacer sus necesidades, así sea a través del
mercado, y no de la reciprocidad tradicional a la que estaba sujeta la dotación de este tipo de recursos.
Si se mira con cuidado se puede decir, por lo tanto, que aún en estos casos el uso privilegiado de los
recursos forestales como leña obedece, igualmente, a su escasez (aunque en estas circunstancias la
depredación sea más acelerada, sobre todo), si se toma en cuenta que la demanda de combustible no se
reduce a este solo artículo sino también al carbón.
d) En las comunidades de Chuchucán y área Sali, (en realidad), una de las prácticas que en los últimos años
se ha acentuado es la producción de carbón en las pequeñas manchas boscosas, ya que ello posibilita a los
campesinos obtener ingresos complementarios que les permiten sobrevivir, casi siempre, en los límites de
subsistencia.
La generalización de estas pr3cticas, no proviene de los propios campesinos DI de la falta de leña SInO de
los grupos urbanos y de la "carestía" de otros combustibles como gasolina, Kérex y gas.
En ciudades, tales como Riobamba o Cañar, el precio de los combustibles de origen industrial ha
determinado, efectivamente, que la producción de ciertos artículos sea cada vez más honerosa.
Ello ha obligado (como es natural) a que las actividades ligadas a su elaboración incrementen la demanda de
energéticos vegetales (carbón, sobre todo) porque es uno de los pocos medios que les permite mantenerse
como "negocios".
Debido, por consiguiente, al incremento de la demanda proveniente de actividades como "panaderías"
(Cañar) y "salones" de comida (Chimborazo)(-), los campesinos se han dedicado a producir carbón, lo cual
ha significado que otros usos de las nativas sean arrinconados, acelerándose, además, la destrucción de las
pocas áreas de bosque que aún se mantienen.
Cuando se analizan casos específicos se debe tomar en cuenta, que la utilización privilegiada del bosque
como energético no proviene únicamente de la falta de la leña sino de combustibles alternativos (tanto en la
ciudad como en el campo) a los que proporcionaron los recursos forestales, en especial carbón.
Más que un resultado particular que afecta a los campesinos se trata, en este sentido, de una situación que
afecta a la sociedad en su conjunto, la cual ha acentuado el proceso de destrucción de la vegetación boscosa
en los espacios en donde aún existe
AIgunas concluslones pre liminares
Aunque los campesinos ven a los "árboles", "arbustos" y plantas, (sobre todo) como combustible (por lo
tanto privilegian el uso como ~.. "leña" por sobre los otros), se debe tener presente que las posibilidades de
obtenerla son cada vez menores.
El campesino se1 encuentra actualmente ante una paradoja: necesita más leña pero no tiene de donde
conseguirla. Frente a esta situación ha empelado a desarrollar una serie de estrategias alternativas para
satisfacer su creciente demanda.
En forma generalizada se puede decir que los campesinos (en especial, los de la sierra) han desarrollado
cuatro estrategias básicas para dotarse de leña las cuales, obviamente, están incidiendo en los usos
identificados.
1. Han empezado a utilizar en forma acentuada especies y variedades que antes se utilizaban exclusivamente
como alimento, es por I eso que aquellas están cada vez más amenazadas por su acción. Un 1 ejemplo
patético es el Capulí pero, igualmente, se pueden hablar de otras especies.
2. Han empezado a utilizar de manera creciente especies forestales que antes servían para "hacer casas",
confeccionar instrumentos y medios de trabajo, así como para la elaboración de ciertas artesanías. Hasta
hace no mucho el campesino utilizaba (en realidad) los recursos forestales de manera diferenciada: cortaba -
con la finalidad de hacer leña - las ramas de los árboles, que había plantado en ( medio de sus chacras o en
los límites de sus terrenos, ya que esto les obligaba a crecer rectos, "vigorizarse" y además "engrosar". Una
estrategia semejante utilizaba con las maderas del bosque a las que l tenía acceso: cortaba las ramas y
solamente cuando ya estaban "maduros" les empezaba a "bajar" escalonadamente a medida que se iban
haciendo "viejos". No obstante aún en este caso, empleaba una práctica muy peculiar, les cortaba en un
punto que permitía el "retoño".
Actualmente (al menos para lo que se ha visto) cada vez menos recurre a este mecanismo. Los campesinos
simplemente "tumban" los árboles, incluso de raíz, por la necesidad de hacer leña. Pasan por alto la antigua
estrategia de conservación de los recursos forestales, tanto de los que se ubican en el huerto y en la chacra y,
l por lo tanto, forman parte de los sistemas agro-forestales, como de los que se ubican en las pequeñas
manchas del bosque o de chaparro.
3. Correspondiente con la introducción con estas acciones el campesinado ha empezado a depredar las
"quebradas" y las especies que en ellas se ubicaban. Si antes estos espacios eran considerados como
intocados desde el punto de vista mágico-ritual, así como desde el punto de vista práctico dado que en su
interior podían desarrollar- se una serie de especies que eran necesarias para la reproducción de los
campesinos, actualmente las quebradas están siendo sujetas a una explotación acentuada que en pocos años
terminará por hacerles desaparecer.
Más que como reserva forestal, las quebradas han comenzado a ser consideradas como reserva de leña lo
cual, ha determinado que ciertas especies alimenticias (Mortiño, Mora, Hualicón, Chimba- ! los) así como
muchas especies medicinales estén a punto de desaparecer, toda vez que el campesino mira que éstas son las
últimas fuentes que tiene para abastecerse de combustible.
4. Por último, y ante la imposibilidad de conseguir leña por diversas fuentes, los campesinos se han
"lanzado" a utilizar, en forma creciente y masiva, especies arbustivas e incluso herbáceas. Naturalmente,
esto ha traído un sin número de consecuencias. Básicamente, la depredación de la vegetación casi en su
totalidad pero, especialmente, la pérdida de importancia de los sistemas agro-foresta- les tradicionales que
ubicaban a buena paI1e de estas variedades (en particular, la Chilca, el Marco-Altamiso, el Espino, el Chivo
o la Chuspilla, el Sigse) en los muros, en los taludes, en los tapiales, lo cual, conjuntamente con la
degradación de las quebradas, está incrementando (entre otras cosas) la erosión y el empobrecimiento de los
suelos.
- Al analizar la demanda creciente de leña y el hecho de que el campesino haya privilegiado este uso se debe
considerar, por lo tanto, que ello obedece a una necesidad sentida y real por parte de :1 los campesinos. En
todo caso, no se debe perder de vista que este fenómeno ha comenzado (en tanto ha obligado a los
campesinos a generar una serie de prácticas irracionales) a afectar a otros usos tradicionalmente importantes
a los que estaban sujetos los recursos forestales: alimento, medicina, materia prima y, por supuesto, usos
menores entre ellos: cerca, protector, jaboncillo, colorante, que hasta hace poco eran decisivos como lo
puede testificar cualquier persona que hubiera vivido algún tiempo en el campo.
Desde una perspectiva bastante amplia se puede decir que el uso de la mayoría de las especies como leña
obedece a una necesidad ¡ real que, en cualquier circunstancia, ha afectado a otros usos y, por ende, a los
conocimiento ligados a su utilidad. No por otra razón estos últimos están en franco proceso de retroceso y
de arrinconamiento.
- A pesar, sin embargo, de esta situación los campesinos aún dis tinguen algunos usos importantes ligados a
las especies forestales.
Antes de estudiar detenidamente cada uno de ellos se debe tomar en cuenta lo que se ha mencionado en
paginas anteriores:
En todas las comunidades la pervivencia de estos usos está en función directa de las posibilidades de contar
con el recurso leña. Si existen especies forestales y si éstas no se destinan necesariamente para combustible,
se pueden desarrollar los usos alternativos que han sido anotados.
Por este motivo, si en algunas regiones o zonas se mantienen de- terminados usos ligados a las especies
forestales ello obedece a que éstas, a más de servir de combustible, prestan otros servicios. En otras
comunidades, en cambio, es decir en aquellas en las que se han agotado los recursos forestales
(circunstancias que hace que las que quedan se las emplee casi exclusivamente como leña), los usos
alternativos, evidentemente, se han tomado poco significativos y se han concentrado en unas pocas especies.
Las funciones que los campesinos reconocen para las distintas especies que identifican son casi siempre un
excedente del uso privilegiado que reconocen. Por esta razón cuando existe suficiente leña se pueden
desarrollar usos alternativos; cuando, por el contrario, esto no sucede, los usos distintos comienzan a
retroceder, se concentran en pocas especies y, lentamente, se tornan "insignificantes" hasta que, finalmente,
se "olvidan".
Solamente en relación del uso privilegiado se pueden entender, hoy por hoy, los usos alternos que los
campesinos identifican en las' especies nativas y siempre que estos usos no tengan que competir (a no ser
como excedente) con aquel.
3.2 LAS ESPECIES FORESTALES NA TIV AS UTILIZADAS COMO MATERIA PRIMA
Luego del combustible el primer uso reconocido es el de materia prima. Se estableció que materia prima era
todo objeto de tra- ¡ bajo que se utilizará para obtener un nuevo producto, sea que éste sirviera a su vez de
materia prima o como instrumento o medio de trabajo o como medio o instrumento de consumo individual.
Realizada esta precisión preliminar se debe indicar que los campesinos entendieron que los recursos
forestales servían para mate- ria prima en la medida que estaban destinados a: arados, cabos, postes, estacas,
muebles, madera, corrales, casas, curtiembre y artesanías.
Dentro de estos usos específicos los reconocidos como instrumentos de trabajo (arados y cabos) fueron los
más significativos pues representaron en conjunto el 30.5% de todos los casos que fueron procesados como
materia prima. Le siguieron en importancia los destinados a la elaboración de "casas" (27.2%) a los que
probablemente habría que añadir los destinados a corrales (7.7%). Para artesanías se :, reconoció un valor
importante del 12.2% aunque muchísimo menor del que se podía esperar. Para madera se reconoció un
7.2%, para postes un 4.9%, para estacas un 4.3%, para muebles un 4.1 % y finalmente para curtiembre un
1.1%.
Instrumentos de trabajo
Desde la perspectiva de los campesinos los instrumentos de trabajo fueron, por tanto, los más
representativos y a ellos se destina- ron buena parte de los recursos forestales nativos considerados como
materia prima. Dentro de estos: los arados y los cabos.
Si bien se registró como "arados" gran parte de las opiniones de los campesinos, merece mencionarse que
con esta denominación se entendió una maquinaria relativamente compleja que, casi su totalidad, es
confeccionada de madera y que constituye el principal instrumento de trabajo de los campesinos, sobre todo,
de la sierra, de ahí que aún ahora se dediquen grandes esfuerzos y recursos forestales para su producción.
Este instrumento complejo consta de por lo menos 11 partes, entre los cuales se distinguen (pese a las
distintas denominaciones que tienen en las diversas provincias) la cabeza (del arado), el timón, la reja y el
yugo, para cuya confección, generalmente, se emplean varias clases de madera Cuando se considera al
"arado" dentro de los límites del estudio se debe tener en cuenta, por lo mismo, que en esta denominación se
incluye la serie de partes que los campesinos elaboran independientemente para, finalmente, componer el
instrumento más importante de trabajo que disponen.
Las maderas más empleadas, en todo caso, para la construcción de los diversos aspectos de que se
componen los "arados" han sido los siguientes: Arrayán, Aliso, Capulí, Guallac, Cuabo, Inga, Lamay,
Pumamaqui, Pacarcar, Pujín, Poroto, Quishuar, Quinua, Romerillo, Samal. Estas especies abarcan en
realidad, el 80% de la totalidad de nativas usadas con esta finalidad, siendo las más importantes el Capuli,
Arrayan, Quinua(Romerillo: Podocarpus sprucei)
Aparte de este uso tan importante se reconoció él de "cabos" los cuales no son sino las partes que se acoplan
a la mano con la finalidad de, en el otro extremo, colocar las "puntas" (de hierro) de diversos instrumentos
de trabajo que los campesinos utilizan para realizar sus tareas agrícolas cotidianas. Los cabos que los
campesinos confeccionan con especies forestales nativas se colocan (de lo que se ha podido averiguar) en
las hachas, azadones, lapas, palas machetes.
Al igual que en las cabezas de arados para hacer los cabos, los campesinos utilizan los "palos" más duros, es
decir los más resistentes para que aguanten la presión y el uso al que se hallen sujetos.
Como es evidente, para la confección de estos instrumentos de trabajo los campesinos utilizan casi
exclusivamente especies arbóreas, no obstante las partes que se emplean en uno y otro caso son diversas
(tronco para el arado, ramas fuertes y rectas para los cabos).
Además, no solamente que se emplean diversas partes sino que el corte es distinto para uno y otro caso, así
como el tratamiento previo que se da a las especies. Por ej.: árboles maduros (arados), secado de la madera
(confección de cabos).
Las especies nativas que más se emplean en la confección de cabos son: Arrayán, Aliso, Capulí, Chuspilla,
Chachacoma, Fuzho, Guallac, Lamay, Llinllin, Pujin, Quishuar, Quinua, Romerillo y Samal, siendo las más
importantes, Arrayán, Guallac, Pujín y Quishuar. Estas especies en conjunto representan el 75% de todas las
que se utilizan con este propósito.
(*) En la costa las palas son consideradas como los azadones, en la sierra esta semejanza no es idéntica, no
solamente porque representa azadones chicos, sino porque también las lapas se hacen en su totalidad de
madera y a veces sirven para ciertas tareas específicas, "chugchir" por ejemplo.
Construcciones:
Casas
Aparte de estos instrumentos de trabajo los campesinos destacaron que buena parte de las especies forestales
empleadas como ma- ~ teria prima se destinaban a la construcción de casas. La casa, al igual que el "arado",
representa, sin embargo, una denominación a través de la cual se incluye una serie de partes que se
conforman para tal finalidad.
Es, pues, un genérico que merece ser precisado para saber de que se está hablando, aunque ello no nos
conduzca a grandes puntualizaciones. Los campesinos y los "mestizos" distinguen dos tipos de "casa" como
referentes: las chozas (de las cuales existen algunas clases) y las casas, propiamente dichas. Las primeras
son aquellas que actualmente usan y construyen los campesinos de altura (páramo), en cuyas comunidades
todavía existe paja y recursos forestales.
Las casas, por su parte, hoy por hoy, las construyen mayor- mente los campesinos del bajío en donde se han
generalizado formas alternativas de construcción o los campesinos de altura en donde se han agotado la paja
y las especies forestales.
La choza es una unidad compleja. Consta de un conjunto de partes en la que se distinguen principalmente
las paredes y el techo, l' además del boquete que sirve para enviar y para colocar la "puerta".
Para hacer las paredes se requiere un tipo especial de recursos forestales, sobre todo en la medida que se
utiliza una técnica extremadamente compleja que es el "enchacliado" o "enchagshiado", la cual consiste,
básicamente, un un tejido de ramas poco gruesas, cuyos extremos (en los límites de la choza) están ligados a
postes, ya los que a veces se les conoce como pilares. Estas maderas que sirven para el "enchacliado" son de
distinto tipo y, aunque se utilizan ramas de árboles, no dejan de estar presentes buena parte de las especies
arbustivas (como por ejemplo la Chilca, el Chiquimos, el Iguilan) que existen en las comunidades.
En la choza las partes que unen al techo con las paredes se les conoce como "soleras" pero, en la "chaiglla"
misma, con la finalidad de dar consistencia a la estructura, se ubican ramas más gruesas que a veces se les
denomina los "mantequeros".
Si de este modo se confeccionan las paredes y se unen al techo se debe considerar que éste es, igualmente,
una estructura muy compleja y, más que nada, extremadamente curiosa. Incluye en la base del armazón las
soleras, cerca de la punta, las guaguas, las tileras (tijeras, se dice también), las cuales, en su conjunto,
forman 10 que se denomina el caballete y se coloca por sobre la estructura compuesta por los pilares y las
soleras.
Para hacer las puertas se utilizan pilares gruesos (a veces se los denomina "chucos") que sirven también para
sostener y balancear el caballete. Sobre el enchacliado de las paredes, como se sabe, se usan dos formas de
cobertura, sea con paja o utilizando lodo, que se coloca sobre la "chaiglla" (mezclando con paja) de modo
que cumple la misma función que el bareque.
Hasta hace algún tiempo los campesinos utilizaban distintas especies forestales, distinguiendo las arbóreas y
arbustivas las cuales se colocaban en diversas partes de la estructura. No obstante, en la actualidad esta
clasificación se ha ido perdiendo, entre otras cosas, porque casi han desaparecido las especies forestales
nativas con las que se confeccionaban las chozas, no pudiendo para estos casos ser sustituidas por ninguna
variedad exótica.
En el caso de las otras casas las que, comúnmente, se ubican en el bajío, se debe indicar que éstas
tradicionalmente son distintas de las de los altos. Por lo general, las casas se hacían (y en cierta medida se
hacen) de tapial las paredes y el techo de forma similar al de las chozas cuando aquel es de paja y de forma
diferente cuando es de teja o de zinc, entre otras cosas, porque el peso implica (al menos para las tejas) una
estructura diferente, en él que se distingue los cumbreros, las soleras, los pilares y las tiras.
En estas casas las especies forestales se emplean por tanto casi exclusivamente en el techo, circunstancia
que ahora que el tapial ha sido sustituido por el bloque también se observa con profusión en este tipo de
construcción.
Las casas de los campesinos que utilizan el bloque no emplean madera como parte de la estructura, o al
menos no la emplean como una necesidad. Un ejemplo de ello son las casas de dos pisos que han
popularizado en Licto, las cuales son construidas exclusivamente mediante la "yuxtaposición" de bloques.
En las casas del bajío, como es natural, las especies forestales que se utilizan son, casi exclusivamente,
arbóreas porque son las únicas que pueden cumplir las funciones requeridas dentro de una estructura tan
especial. Ahora bien, debido a que no existen o, más exacta- mente, existen muy pocas especies nativas, esta
función ha empezado a ser sustituida por el eucalipto.
~
Esta especie, en efecto, es apreciada porque permite mantener un viejo tipo de construcción pero, al mismo
tiempo, prepara la gene- ración de nuevos tipos de "casa".
En todo caso, se debe decir que si bien los campesinos del bajío consignaron especies forestales para la
construcción, éstas la mayoría de veces se redujeron a las arbóreas que se utilizan en el techo y mucho
menos a las arbustivas que se usan en las construcciones tradicionales del sur en donde "el enchacliado" o el
"bareque" todavía se mantiene, aunque, lentamente, estén siendo sustituidos por el otro tipo de
construcciones. Las especies forestales, en cualquier circunstanc ia, que más se usan para la construcción
han sido: Arrayán, Aliso, Capulí, Chilca, Quinua, Fical, Fuzho: Lamay, Pumamaqui, Pujín, Piquil,
Romerillo, Samal y Sacha-capulI, pues en conjunto abarcan el 60% de todas las especies identificadas para
construcción de casas, siendo las más importantes el Capulí, el Quishuar y el Samal. (Romerillo:
Podocarpus sprucei).
Hay que tener presente que las especies forestales nativas casi siempre se las utiliza en las comunidades de
altura: no es accidental, por lo mismo, que sea aquí en donde se mantengan todavía las formas tradicionales
de construcción. Esto se debe a que solamente las especies nativas pueden permitir mantener tipos de
estructuras complejas : en donde intervienen especies arbóreas y arbustivas, y en donde las i primeras no son
necesariamente valoradas por la rectitud y el tamaño, como sucede en la construcción moderna a base del
"eucal". En estas construcciones, en realidad, aquellos requisitos no son necesariamente los más importantes
ni los únicos, cosa que si los son en las "vigas", "alfagías" y "tiras", propias de las nuevas construcciones.
Corrales
Probablemente como una prolongación de la construcción :i tradicional, en las comunidades también se
utilizan las especies forestales para la "confección" de corrales. Esto es particularmente importante en las
comunidades de altura en donde se los hace con palitos gracias a la maravillosa técnica del "enchacliado".
A diferencia de la realidad de los campesinos del bajío que en l no pocos casos hacen sus corrales y, en
general, dividen sus terrenos a través de tapiales, muros o cercas naturales, los campesinos de altura ",'
hacen sus corrales de dos maneras: o bien a través de "chambas" de la base verde del páramo, o bien por
medio de palitos a los que se les utiliza no solamente en forma vertical, sino en forma horizontal e inclinada,
de suerte de construir un tejido que permite mantener encerrados a los animales, especialmente ovejas y
gallinas.
Debe señalarse, sin embargo, que la técnica del "enchacliado" ¡ ~ se ha mantenido en las comunidades en
donde existen recursos forestales, y particularmente, en aquellas en donde no se han desarrollado! ¡ formas
alternativas de construcción y de división de los espacios. :
Cuando los campesinos declaran, por 10 tanto, que las espe- cies forestales (en especial las arbustivas, en
donde la Chilca juega un papel decisivo) sirven para hacer corrales, se debe tener presente que con ello se
alude a la confección en base del "enchacliado", la cual es I totalmente diversa a la que se hace en base de
postes. No por otra razón el campesino los distingue y los califica de diversa manera.
Para corrales las nativas más utilizadas son: la Chilca, Fical, IHiguilín, Illinshi, Llumbres, Piquil, Quishuar,
Quinua, Rundies, Sauco, las cuales representan alrededor del 60% de todas las identificadas para este objeto,
siendo las más importantes la Chilca, el Fical y el Illinshi.
Estacas
Además de declarar que las especies forestales sirven para la confección de corrales los campesinos han
señalado que sirven, igual- mente, para hacer estacas.
Las estacas son palos que se utilizan para amarrar el ganado; en el páramo para atarlos y marcarlos, a veces
también para captarlos. Las estacas no son un instrumento de la casa; son instrumentos más bien de trabajo y
cumplen una función especialmente importante dado que, por su resistencia, no todas las nativas se emplean
para este fin.
Las especies que más se usan para hacer estacas son: Arrayán, Algarrobo, Guachapeli, Llinllin, Piquil,
Samal, Quichuar, Quinual, Chuspilla y Chilca. Todas representan el 70% de las especies que se utilizan con
este propósito siendo las más importantes el Arrayán y el Quinual.
Postes
También se ha señalado que se utilizan para hacer postes. Estos, sin embargo, no deben ser entendidos como
los postes o pilares de la casa sino aquellos que se emplean en las cercas, las cuales se generalizan cuando se
ha introducido una agricultura y una ganadería relativamente moderna que encierra y protege a los animales
en espacios más o menos extensos, sobre todo, si se trata de ganado vacuno y cuyas relaciones horizontales
se hacen más con alambres que con otra cosa.
Las especies forestales utilizadas para postes son, especialmente, las arbóreas cuando se las ha "tumbado" ya
que sus "manos" (sus I ramas) pueden servir para esta finalidad. Básicamente, las más importantes son las
siguientes: Arrayán, Aliso, Capulí, Fical, Pumamaqui, Polaco, Piquil, Quishuar, Quinua, Samal. En conjunto
estas variedades representan el 80% de las utilizadas con esta finalidad, siendo los más usados el Polaco, el
Piquil y la Quinua.
Madera
Respecto de este punto se debe decir que la identificación de este uso no viene dado por el campesino sino
por las personas que compran los troncos, la mayoría de los cuales son comerciantes externos a las
comunidades. Los campesinos, en realidad, no hacen \ madera de las especies que "bajan", al menos no en la
sierra dado que esta actividad no está incorporada a sus prácticas. Unicamente lo hacen las personas de las
ciudades y de los pequeños centro poblados. No obstante aunque no hacen madera de los árboles que
"cogen", f saben que sirven para esa finalidad ya que en función de ella la comercializan.
Pese a que en comunidades bastante "urbanizadas", como las pertenecientes al área Pungal, se utilizan
especies como el Nogal o el ,,'" Capulí para hacer cosas de madera, hay que señalar que éstos se reducen
más a pequeños muebles antes que a otros objetos. El campesino sabe, en todo caso, que ciertas especies son
maderables, circunstancia c¿,¿ que es esencial para definir su utilidad. Las más importantes son las
siguientes: Arrayán, Aliso, Aguacate, Capulí, Colca, Cazhozho, Chachacoma, Guismo, Guallac, Guachapelí,
JiquefÓn, Laurel, Mango, Nogal, Pumamaqui, Pucañahui, Pujín, Quinua, Romerillo y Samal. Estas
variedades representan, en efecto, el 85% de todas las nativas usadas para madera, siendo las más
importantes el Capulí, Pumamaqui y el Romerillo. (Romerillo: Podocarpus sprucei).
Para muebles
Las especies más importantes que los campesinos han identificado son los siguientes: Arrayán, Aliso,
Capulí, Guarango, Nogal, Pujín, Quinua, Romerillo. Estas representan alrededor del 70% de las especies
que se destinan a este servicio, siendo las más representativas el Pujín y el Capulí. (Romerillo: Podocarpus
sprucei).
Artesanías
Las artesanías que se han registrado son muy amplias y están relacionadas con la elaboración de bateas,
barriles, cucharas, vasitos, copas, cajas de dulce, instrumentos para tejer e hilar, trabillas, monturas, estribos,
canastas, instrumentos musicales (tubos de bocina, aros de tambor) bases para cohetes y reventadores.
De este amplio universo reconocido como de artesanías, se puede decir que en conjunto representan el
12.2% de la utilización de las especies nativas como materia prima, individualmente son poco significativas
y ni siquiera llegan al 2% del total, fenómeno que demuestra que están perdiendo total importancia y que
actualmente no cumplen un rol relevante dentro de las prácticas sociales de los campesinos, al menos en
cuanto se relacionan con las artesanías provenientes de las especies forestales nativas.
En efecto si en conjunto se puede reconocer que las artesanías han perdido importancia dentro de la
economía campesina, aquellas provenientes o asociadas a las especies forestales nativas han perdido
completa significación, en particular en 10 que se refiere a la confección de cucharas, bateas, recipientes, al
punto que actualmente se puede decir que son partes de un pasado "irrecuperable".
Las especies forestales nativas que han sido identificadas como las más importantes para la elaboración de
artesanías son las siguientes: Arrayán, Aliso, Chachacoma, Guallac, Guilli, Guachapeli, Jalo, Pujín, siendo
las más importantes estas dos últimas, en particular el Pujín.
Vale la pena destacar que los campesinos reconocen que una especie forestal se la utiliza para curtir cueros.
Esta especie es el Guarango o más exactamente las semillas de Guarango.
Sin embargo su uso es reconocido por los campesinos única- mente porque con este propósito lo venden, no
porque lo utilicen para tratar los cueros, a lo mucho lo usan mezclando con pepa de Higuerilla como fue
mencionado en Puntal para "suavizar los cabestros".
Se trata por lo tanto de un uso que los campesinos pueden re- conocerlo por el valor que lo han dejado
traducir los comerciantes a los que se los entrega. De todas maneras los campesinos saben que el Guarango
es utilizado para curtiembres de las ciudades de Ambato y Riobamba donde se lo comercializa (*) (Cuadro
14 siguiente página). Sin embargo, al analizar estos datos algo que llama inmediatamente la atención es que
la mayoría son poco significativos. Esto implica que no existen usos relevantes o más relevantes que otros.
Si en conjunto se puede decir que la utilización de las especies nativas con fines medicinales es
relativamente importante, estudiando con un poco más de detenimiento en que se utilizan dichas especies, se
observa que éstas se disuelven en un amplio espectro de afecciones.
En todo caso dentro de éstas las más significativas y las especies más utilizadas (en forma general) han sido:
De lo anotado anteriormente y sin entrar en un análisis más detallado sobre las partes, formas de aplicación
y tratamiento de las especies que se utilizan, así como la significación de las enfermedades en el mundo
campesino y de los usos medicinales a los que están des- tinados las especies forestales nativas, sin embargo
es necesario, en esta parte, realizar las siguientes consideraciones:
1. Aunque se reconocen un número amplio de especies con fines medicinales (50) las que realmente se
emplean son escasas, ésto es: Aliso, Arrayán, Capulí, Chilca, Chuquiragua, Guanto, Marco, " Quishuar,
Sauco; e igualmente las afecciones a las que realmente se destinan pese a que abarcan un espectro muy
grande se concentran en: Parto, enfriamientos, mal aire, hechizos, enfermedades de los huesos, fiebres.
2. En general para uso medicinal se utilizan varias especies combinadas. Por el límite del trabajo aquí se han
considerado las especies forestales, propiamente dichas, que intervienen en este uso, sin dejar de mencionar
algunas especies herbáceas importantes que están ligadas junto a las forestales nativas para la utilización de
este fin.
3.4 LAS ESPECIES FORESTALES NA TIV AS UTILIZADAS COMO ALIMENTO
Otro de los usos a los que se somete a las especies forestales nativas y que ha sido estimado como relevante
por parte de los campesinos es el "alimento". Alrededor de un 10% de la totalidad de usos consignados por
los campesinos corresponden a este propósito.
Se debe destacar la poca importancia -pese a la relativa significación estadística- de este uso en relación de
otros tales comó combustible, materia prima, medicina, lo cua l pone en evidencia que las nativas
contribuyen poco a la alimentación.
Más aún se podría señalar que está en un acentuado proceso de deterioro, incluso, más que ninguno de los
que han sido juzgados como importantes.
Ello obedece a que se ha privilegiado la utilización de las especies como combustible toda vez que este
fenómeno está incidiendo en la postergación de los usos tradicionales y, entre ellos, al alimenticio. En vista
de que la mayoría de las especies autóctonas que, hasta hace no mucho, eran empleadas como alimento y
que estaban incorporadas a los sistemas agro-forestales, han comenzado a ser sujetos de una utilización
creciente e irracional como combustible, en especial leña, se ha producido una disminución marcada de las
mismas y, por ende, una pérdida de las posibilidades de utilización como bienes de consumo final.
Al respecto basta recordar lo que ha pasado en amplias zonas de las provincias de 1mbabura, Cotopaxi,
Chimborazo en donde hasta ; hace poco el Capulí era una variedad fundamental y decisiva para los ,
campesinos, no solamente porque contribuía' a la alimentación sino porque era una importante fuente de
ingresos durante determinadas épocas del año. En estas regiones el Capulí formaba (como protector,
sombra, abono, alimento) parte de los sistemas agro-forestales de los campesinos ubicados en los pisos
intermedios. Sin embargo en vista " de que ha disminuido la oferta de leña, los campesinos han empezado a
"hechar mano" de esta especie (en los lugares donde existe) como energético, ya que era la única posibilidad
que tenían y tienen de proporcionarse del combustible que requieren. Al optar por una estrategia semejante
han comenzado a postergar otros usos, a destruir los sistemas agro-forestales y a limitar las posibilidades de
continuar usándolas como fuentes de consumo.
Es cierto que a esta especie no se la "tumba" inmediatamente ("de una") pero se la somete a una explotación
de las hojas, de las ramas, de los "brazos" y de las "manos" -como dicen los campesinos - que, a la postre,
está restringiendo su producción y al mismo tiempo sus posibilidades de vida.
Una cosa similar sucede con el Nogal o Tocte. Anteriormente en las zonas bajas de la provincia de
Imbabura, Tungurahua, Chimborazo era (entre otras cosas) una importante fuente alimenticia y de ingresos
de ciertas comunidades. No obstante en la medida que se incrementó la demanda de esta especie como
"madera fina" (para muebles, instrumentos de trabajo, utensilios, materia prima para imágenes) y como leña
se fueron destruyendo sistemáticamente los sistemas agro-forestales y con ello se postergó este uso al punto
que determinados dulces y preparados (en especial las nogadas) que anteriormente se hacían en las ciudades
chicas, en base de la semilla, están a punto de desaparecer porque no hay la "materia prima".
Un fenómeno semejante ha sucedido y está sucediendo en forma espectacular con las especies nativas
típicas de los sistemas agroforestales de los campesinos pequeños, en particular, ubicados en las (. llamadas
cercas vivas pues la necesidad de combustible ha hecho que éstos se vayan destruyendo y con ello la
posibilidad de usarlas como fuente alimenticia de cuyes, conejos, borregos e incluso otros animales
mayores.
El retroceso de las especies nativas como alimento es (a causa sobre todo de la destrucción de los sistemas
agro-forestales) una realidad patente.
Es por este motivo que se puede afirmar que pronto habrá perdido total significación en la economía
campesina.
Si se analiza con mayor concentración la situación de las especies nativas destinadas a la alimentación, se
puede hacer algunas precisiones interesantes.
Por una parte se observa que del número total de especies estimadas como "alimenticias" un 42% se
destinan al consumo huma- no y el 57% al consumo animal. En términos estadísticos esto quiere decir que
las nativas son más importantes para el consumo animal que para el consumo humano. Pero, además, que
dentro del proceso de destrucción al que han sido sometidas, un fenómeno más agudo se puede comprobar
entre éstas que entre aquellas, no por otra razón, actualmente son más representativas.
Alimento humano
No obstante, aunque su número es menor, se debe tener presente que la forma de uso y de consumo es más
variado en relación de las especies que sirven de alimento animal. Según la información obtenida estas
variedades se utilizan de cuatro formas básicas:
1. Directamente, sobre todo cuando se trata de frutos y semillas.
2. Como saborizantes.
3. Como sazonador
4. Como materia prima para preparar otros alimentos.
En tanto que las especies que se destinan al consumo animal se las utiliza exclusivamente en forma directa.
Se debe indicar que estas formas de utilización se están perdiendo a pasos agigantados manteniéndose de
algún modo aquellos que se consideran de consumo directo, si bien restringidos a un grupo limitadísimo de
especies, al menos en la sierra.
a) Particularmente se están perdiendo los usos alimenticios de las variedades como saborizantes y
sazonadores. De lo que se ha logrado recabar, anteriormente existían una serie de especies nativas que se
utilizaban con esta finalidad; actualmente, sin embargo, se ha puesto en evidencia que se usan únicamente
dos: el Arrayán de los pisos bajos (al que a veces .se lo identifica como "huarrni") y el Romero; aunque el
Mortiño interviene también como ingrediente de ciertos preparados.
El Arrayán y el Mortiño se emplean, básicamente, en la "colada morada". El primero como saborizante y el
segundo como ingrediente. No hay que perder de vista que el Arrayán se usa para otros "preparados de
dulce" en tanto que el Mortiño cuando no se lo usa en la "colada morada" se lo puede consumir
directamente. Por su parte el Romero se emplea para confeccionar algunos preparados de dulce aunque al
menos dentro de ciertos sectores se utiliza también como sazonador de algunas comidas de sal.
A propósito de sazonadores se debe señalar que las pepas de Molle son consideradas como muy importantes
aunque esta utilidad no la reconocen los campesinos que para la preparación de sus comidas usan otras
"hierbas" y "montes", sino los comerciantes que los compran y que los venden a aquellos que confeccionan
"aliños"
De lo que se ha podido conocer, en realidad, mucha gente de las comunidades de las zonas bajas del país,
entre ellas las que pertenecen al área Pungal, en donde existen buena cantidad de Molle, i se dedican a
recoger y a vender las pepas de este árbol a los comerciantes de Ambato y de Cuenca, quiénes les venden a
los "industriales" que gracias a este producto confeccionan especerías en particular la llamada "pimienta
blanca". Más que un uso reconocido por los campesinos se trata de un uso adjudicado por los comerciantes.
Ello no impide que esta especie sea clasificada como tal porque su destino (en función del que se obtienen
los ingresos) es identificado por los propios campesinos. Como materia prima para la confección de otros
productos en el Ecuador se tenía conocimiento de que varias especies no forestales se utilizaban para este
fin, en especial cuando se trataba de utilizar las hojas (anchas)como envoltura de ciertos artículos típicos del
país" humitas, tamales, ayacas...
No se conocía que las arbustivas o las cactáceas sirvieran para un fin similar. La investigación, no obstante,
ha destacado que aunque las hojas de los árboles y de los arbustos no se usan para confeccionar ciertos
preparados se emplean para que con ellos pueda madurar la "jora ,,
Estas especies son generalmente la Chilca, el Marco, el Penco, el Mil-Mil, Pacarcar. Convendría indicar que
esta manera de madurar la "jora" se efectúa, sobre todo, en las provincias del Cañar y del Azuay porque son
de las pocas en donde se mantiene la costumbre pero también por- que es ahí en donde se dispone de las
variedades de maíz que la confección de la chicha demanda. La impresión que se tiene, es que este modo de
preparación se está perdiendo en otras provincias que tienen las mismas condiciones ecológicas.
b) Otra forma de utilización de las nativas tal como se señalaba es el consumo directo de los frutos y de las
semillas. En la sierra tres son los productos básicos que se consumen de esta manera: el Capulí, el Mortiño y
el Tocte. Se debe recordar, que estas especies han perdido importancia debido a que la creciente demanda de
combustible ha provocado la explotación y la destrucción de los sistemas agro-forestales de los campesinos
pequeños a los que tradicionalmente estaban integrados.
El Capulí, en cualquier circunstancia, mantiene alguna relevancia. En los momentos actuales, el Capulí es
prácticamente la única especie forestal nativa representativa, en buena medida porque su producción sigue
siendo considerable dentro de las comunidades de las zonas intermedias y, además, porque constituye una
fuente aleatoria de ingresos para los campesinos pobres. Este fenómeno se puede visualizar en las
comunidades de Licto (Cecel Grande, Cecel San Antonio, Cecel Inca, Cecel Airón) en las que parte de los
ingresos complementarios de los campesinos del sector se obtienen de la venta de la fruta en Licto,
Guamote, Flores y Riobamba durante los meses de febrero hasta abril.
Debe recalcarse, sin embargo, que esta fruta está desapareciendo no solo porque ya no se produce en la
cantidad que anteriormente se hacia sino porque se están perdiendo a pasos agigantados las variedades que
existían. Hoy día, en efecto, se distingue únicamente una variedad cuando hasta hace unos años se
distinguían tres o cuatro: el común, el "chaucha" y el grueso (más grueso que el é. "chaucha") o dentro de
otra clasificación el coral o rojo (el cual
tenía algunas distinciones) y el negro (que consta igualmente de ciertas variedades tales como el común y el
chaucha).
En realidad, tanto las variedades como la misma especie están en un proceso de deterioro que amenaza con
extinguirlas.
Algo similar sucede con el Mortiño. Esta especie arbustiva que se da en las quebradas altas y en los residuos
de bosque está en proceso de desaparición. -"Ya ni sIquIera para las moradas exIste" se decía en
Chimborazo.
La demanda de leña lo ha hecho desaparecer de determinadas regiones, en particular el momento que los
campesinos se han lanzado a depredar sitios considerados hasta hace poco como zonas de "reserva" de
plantas y de especies. Incluso ocurre en los ámbitos restringidos al tránsito de las personas por las
cualidades específicas que se les asignaba dentro de la distribución de los espacios de acuerdo con la
noseología indígena.
El Mortiño, prácticamente, no existe. Por esta razón se ha limitado el consumo de un alimento que
históricamente vino a sustituir a la "chicha morada" que, en momentos rituales específicos, se hacía en base
de maíz morado que era escogido y guardado en la comunidad por ciertas familias. Los campesinos
distinguen dos varieda- des de Mortiño; uno que sirve para "veneno" (llamado chimblas) y otro que es el que
se lo consume como alimento.
El Nogal e igualmente la Guaba (o Inga, a veces llamada también Inga Cuzco) están en proceso de extinción
ya que prácticamente ~ han desaparecido de Imbabura, Tungurahua, Chimborazo, Cañar.
Esto se debe a la demanda creciente de "madera" y de "leña" y a la pérdida de la necesidad de conservarlos
dentro de los sistemas agro-forestales de los pequeños campesinos. Es por esta circunstancia que, pese a ser
especies perfectamente aclimatadas, han dejado de ser consideradas como fundamentales dentro de sus
economías.
En la costa, y más exactamente en Daule, existen también tres clases de frutos que se consumen
directamente, estos son: Mangos (que son importantes en las comunidades de Río Jigual, Santa Narcisa),
Mameyes y Zapotes. Hay que decir que estas especies están en peligro de extinción, más que nada porque
se está desarrollando un empobrecimiento genético de las variedades tanto o más acentuado de lo que
sucede con el capulí, en buena medida porque la demanda procedente de las grandes ciudades ha ido
uniformizan- do la producción.
Si anteriormente era muy común distinguir entre cuatro y ocho variedades de mangos, hoy día difícilmente
se puede distinguir cuatro o dos. Los campesinos de la zona de Daule han mencionado que hasta hace unos
años se podían encontrar las siguientes variedades: de chupar, de canela, de perro, aguacate, blanco,
alcanfor, negro, chivo, señorita. Hoy día sin embargo lo común es encontrar (en las zonas productoras de
mangos) a lo mucho cuatro variedades: canelo, chivo, aguacate, de chupar. Incluso podría decirse que todas
estas variedades se han ido agrupando únicamente en una distinción que se ha tomado típica y que está
condicionando la producción de chupar y de comer.
También en la zona de Daule se está produciendo un retroceso de las especies que producen frutas nativas
no solamente por el aumento de la demanda de madera y de leña, sino por factores que emanan del mercado,
en tanto éste va simplificando los tipos de artículos que pueden ser consumidos y demandados.
Alimento animal
Las especies que se destinan al consumo animal son, a diferencia de las anteriores, básicamente arbustivas.
Debido a sus destinatarios no siempre se las cortan; los animales simplemente comen de ellas porque están
ubicados en lugares precisos, justamente, porque la mayoría de las veces están incorporados a los sistemas
agro-forestales de los pequeños productores dentro de lo que se llaman las "cercas vivas".
Las especies más importantes que se utilizan en las cercas son el Marco y la Chilca. Como es conocido,
también se emplean otras variedades intercaladas entre las que se distinguen la Cabuya, el Sigse, el Espino,
la Chuspilla y el Lechero, los cuales se ubican en los tapiales, taludes, muros. Estas especies a las que a
veces se suman algunos árboles nativos o exóticos (v.g. el Eucalipto) sirven para evitar los deslizamientos,
disminuir la fuerza del viento, el asedio de los animales, la presencia de plagas y malos espíritus.
Constituyen, pues, protectores esenciales de los agricultores aunque también cumplen las funciones de
fuente alimenticia para los animales menores de la casa.
El marco y la Chilca han sido por tradición fuentes de alimentación de cuyes y conejos aparte de
desempeñar otras funciones simbólicas que la cultura campesina-indígena les ha adjudicado. No obstante
estas especies han comenzado a ser destruidas sistemáticamente. Con ello se han destruido los sistemas
forestales pero, lo que es más importante, se ha comenzado a postergar las posibilidades de contar con
fuentes complementarias de alimentación animal, circunstancia que está incidiendo en las capacidades que
tienen las familias de disponer de una población más o menos importante dentro de sus hogares.
Si algo se puede decir en relación de las especies nativas destinadas al consumo animal es que están
sometidas a un proceso de destrucción., particularmente, las que estaban incorporadas a los sistemas agro-
forestales.
Aparte de tener un sinnúmero de repercusiones en el sostenimiento de las formas típicas de producción, este
hecho ha dado origen a que desaparezca una fuente esencial de alimentación de los animales menores que
forman parte de las economías de los campesinos, particularmente ubicados en los pisos bajos e intermedios,
en donde la presencia de bosque y la existencia de otras especies alternativas es ya, en ( si misma, muy
limitada.
Dentro de este análisis se debe tener en cuenta en particular la disminución de la Chilca, sobre todo, de una
variedad que anteriormente era muy estimada en la alimentación de los cuyes y de conejos. Se trata de la
"Tigna-Chilca" que es más pequeña, más verde, y de lo que se ha podido averiguar, muy apetecida por los
animales.
En síntesis
Si se ha producido y se está produciendo un deterioro de las especies nativas que se usan como alimento. Se
debe resaltar que este fenómeno se observa en forma aguda en las especies destinadas al consumo humano
(más que nada en las que se utilizan directamente).
En cualquier caso, se debe tomar en cuenta también que las destinadas a la alimentación animal, en especial
aquellas que están incorporadas a las cercas y a los sistemas agro-forestales y que a más de dividir, proteger,
servir de abono, sombra, constituyen una fuente de alimento para conejos, cuyes, borregos, están en un
agudo proceso de deterioro que está afectando al conjunto agrícola-ganadero que mantienen los campesinos
pobres de la sierra.
3.5 LAS ESPECIES FORESTALES NA TIV AS UTILIZADAS COMO PROTECTOR
De los usos identificados por los campesinos los que se ut ilizan como combustible, materia prima, medicina,
alimento han sido reconocidos como fundamentales, en tanto que los que se usan como abono, colorante,
protector, jaboncillo, adorno y cerca natural han sido juzgados como poco relevantes.
El más importante de los usos secundarios es el de protector (climático, de plagas, de malos espíritus), pues
el peso que se le adjudica es de 2.2%.
Los campesinos no dan mucha significación a estos usos a con- secuencia de dos ordenes de razones: porque
las especies "están ahí nomás, desde antes" y porque aún cuando cumplen las funciones mencionadas se
consideran que no "sirven para nada". Unicamente cuando desaparecen y se comienzan a sentir los graves
estragos que esta acción ocasiona, se comienza a pensar de que esta opinión no era del todo exacta.
Sistemas agro-forestales
Para fines de este trabajo se ha considerado como sistemas agro-forestales los mecanismos generados por
los campesinos a partir de las especies arbóreas y arbustivas, con la finalidad de proteger, dar sombra, servir
de abono, cerca natural a los terrenos y a su casa, pero también a los caminos, las acequias, las quebradas ya
que ello va a permitir controlar los deslizamientos, la exposición solar, los cambios bruscos de temperatura,
los efectos del viento sobre los suelos, los cultivos, los ganados. Se trata de mecanismos exteriores que
permiten mantener las formas tradicionales de producción y de vida de los campesinos de la sierra y de la
costa, si bien en esta última han ido perdiendo importancia a pasos agigantados - debido al desarrollo de
una agricultura de corte moderno y modernizante. Desde una perspectiva general, las "cercas vivas" y los
"protectores" no son, pues, más que dos de las funciones de los sistemas agro-forestales a las que habría que
añadir otras que, casi siempre, no son tan visibles y evidentes como los de servir de fuente alimenticia, por
ejemplo.
Al hablar de "sistemas agro-forestales" se deben distinguir, en cualquier circunstancia, aquellos que son
complementarios a los muros, tapiales y taludes que rodean la casa, los terrenos y los caminos y aquellos
que son fundamentales y, en si mismo, constituyen cercas y protectivos de los suelos, los lugares de tránsito,
las habitaciones, los corrales y de las zonas que bordean los caudales.
Generalmente los primeros se forman en las zonas en donde no existe bosque y por tradición las tierras han
sido fundamentalmente agrícolas; los segundos están en las zonas en donde hay o ha habido ir bosque ya
que ello, por vocación, permite la generación de un conjunto de especies forestales. Debido a las particulares
características de las sierra, los sistemas complementarios a los muros, tapiales y taludes existen en los pisos
medios, en tanto que las cercas naturales y las barreras climáticas y protectoras se han desarrollado más en
los pisos altos. No es que en éstos no existan muros, tapiales o peor aún, taludes, ni que en los pisos
inferiores no existan cercas naturales, sin embargo, debido a las maneras particulares de distribuir y ocupar
el espacio, la impresión que se tiene es que los sistemas forestales dependen mucho de este elemento
fundamental. Otras funciones complementarias de los sistemas agro-forestales son: consolidar y reforzar los
muros, mantener los taludes que ; delimitan las terrazas y dar mayor cobertura a los tapiales, todo lo cual (a
través de una serie de especies arbustivas) permite proteger de mejor forma los suelos y las casas, las
acequias y los caminos, no solamente de los factores climáticos sino de las plagas y de los "malos espíritus"
que comúnmente "andan sueltos por el campo".
Como elementos fundamentales las especies forestales forman parte de los intercalamientos que se han
desarrollado a los bordes de las parcelas, de los caminos, de las quebradas y, en general, de las micro-
cuencas. Estos intercalamientos están fo rmados por una sucesión de especies arbóreas y arbustivas nativas o
exóticas que, gracias a su presencia, permiten distribuir, proteger y cercar los espacios.
Cualquiera que sean los tipos de sistemas forestales existen en los diversos pisos, las especies nativas más
importantes que, junto con otras, se mantienen en uno y otro caso como protectores y cerca son: la Chilca, el
Marco (Altamiso) y el lechero.
Es cierto que en zonas de altura estas especies pierden importancia, en especial, en lugares en donde existen
residuos de bosque, pero aún así se debe reconocer que son las más relevantes.
Estas especies forman parte, en realidad, de los muros, tapiales y taludes. En los muros la Chilca y el Marco,
junto con otras especies como la Cabuya y el Penco, permiten mantener los agregados de piedra y de
cangahua; en los tapiales para recubrirlas y ampliar la cobertura, a veces, para ubicar el "Guantug" en los
interticios y en las esquinas; en los taludes para proteger, junto con el lechero y el Espino, los
deslizamientos y las filtraciones. Al respecto es necesario tener en cuenta que en los taludes la Chilca es,
hasta donde se ha podido comprobar, la especie más importante no tanto porque el campesino la haya
sembrado sino porque no la ha cortado, fenómeno que la ha circunscrito a los límites de las terrazas. En los
muros, por su lado, coexisten tanto la Chilca como el Marco, a más de la Cabuya y el Penco. No obstante,
en los tapiales (al menos en su parte superior) la especie fundamental es el Marco, no solamente por sus
propiedades naturales que le convierten en plaguicida y repelente de insectos, sino por sus cualidades
simbólicas que le posibilitan proteger a la casa de ciertas enfermedades: el pasmo y el espanto.
Estas especies también están presentes (de hecho) en las cercas vivas formando parte de los intercalamientos
a los que se hace alusión anteriormente. En los pisos medios estas cercas están, entre otras, compuestas por
el Sigse, el Espino, la Chuspilla, la Mora, el Lechero y algunas especies arbóreas como el Capulí, el Molle o
el Llin-Llin.
En los pisos altos estas especies - cuando se mantienen - se mezclan con otras como el Iguilín, Fical,
Chiquimos y arbóreas como el Quinual o el Polaco, aparte por supuesto, de otra serie de especies nativas
que existen en las distintas comunidades.
Lo que se puede decir en relación de este punto es que estas dos especies son las más importantes y a ellas
habrían que añadir algunas especies nativas arbóreas como el Quinual, el Quishuar y, al me- nos para el
Cañar, el Polaco.
Otro tipo
Aunque estas especies sirven para proteger y delimitar los espacios, se debe mencionar que sean como
partes de los intercalamientos de las cercas vivas a las cuales se incorporan o, simplemente, como meras
barreras protectoras que se ubican alrededor de la casa para evitar la exposición del viento, el asedio de
animales y de ciertas enfermedades; existen otras especies forestales que se agregan a las mencionadas y
que cumplen el rol particular de "protectores". Estos son: la Colla, el Llugro, la JulIa como elementos
esenciales de las cortinas rompevientos (y como escondite de depredadores como el "lobo" y el "guarro" que
buscan a los "pollitos") y el Guantug, como amparo cont ra los "malos espíritus".
Formen o no parte de los sistemas forestales señalados, lo cieno es que existe un conjunto de especies que se
ubican al interior de los terrenos para proteger al suelo de las corrientes eléctricas (rayos), de los vientos, de
los peligros físicos y también mágicos.
De estas especies, que no necesariamente son parte de los sistemas agro-forestales, el más importante por la
función que cumple es: el Guantug.
Al igual que los Quishuares, Capulies, Guarangos, Nogales que se ubican en medio de las parcelas para
proteger a los terrenos de los "rayos", el Guantug, que la mayoría de las veces se localiza alrededor de la
casa y menos en los límites del terreno y de los caminos, sirve para proteger a las personas que lo habitan o
que pasan por ahí de una de las afecciones más importantes: el mal aire, el cual como ya se ha , indicado
puede ser producido por una serie de fenómenos. Justamente porque cumple esta función esencial se lo
encuentra en la mayoría de [ las viviendas de los campesinos, toda vez que si no existiera, la casa estaría
amenazada de una serie de peligros de orden mágico que solamente tienen sentido y se los puede
comprender dentro de un conjunto cultural especial al que pertenecen los males y las enfermedades
autóctonas.
Entre las especies nativas que no están incorporadas a los sistemas agro-forestales, además de aquellos que
pueden ser identifica- das como protectores físicos y climáticos, quede claro que existen, otras que son
protectores mágicos y como unidades individuales (y no como partes de agregados); se ubican alrededor de
la casa. De estas especies la más importante (aparte del Marco, la Chuquiragua, el Romero )(**), a no
dudarlo, es el Guantug ya que es el medio que, por ! definición, posibilita que se alejan del lugar y de sus
alrededores peligros que cotidianamente amenazan a los campesinos: el mal aire y las "brujeadas".
Insistiendo en algunas de las observaciones que han sido realizadas en estas líneas se puede indicar que las
especies señaladas en este punto, aunque se presentan como las más importantes" de hecho no son las
únicas. Sin embargo no siempre se las puede identificar ya que los campesinos no saben cómo se llaman
toda vez que únicamente "está ahí".
Casi nadie sabe cómo se denominan ni para qué sirven tampoco están seguros de por qué no las cortan o por
qué las dejan en determinados espacios. Es cierto que a veces se señala que no las cortan porque sirven
como "leñita, o para que no entren los animales, pero esta función (como otras que se mantiene por la
tradición) no es clara- mente percibida.
LQ curioso de todos modos es que, aunque existe un sinnúmero de especies arbóreas y arbustivas que están
incorporados a los sistemas agro-forestales (algunas de las cuales no tienen nombre, es decir no siempre
están identificadas y clasificadas), lo cierto es que si se las mira con detenimiento, éstas no son tantas como
se puede pensar en un primer momento. Tampoco son tan diferentes de una a otra zona. Más bien si se
analizan las especies incorporadas a las cercas y a los protectivos, la impresión que se tiene es que son
bastante constantes, en particular, en los pisos intermedios en donde las combinaciones son reiterativas a
consecuencia de que las especies nativas son escasas
3.6 OTROS USOS DE LAS ESPECIES FOREST ALES NATIVAS
Las especies nativas que se utilizan como abono, colorante, jaboncillo o adorno apenas llegan (en conjunto)
a representar al 2.4% de los usos registrados. A pesar de su poca relevancia conviene, sin embargo, referirse
a ellas, no tanto por el peso cuantitativo que han alcanzado sino por el interés cualitativo que anima a este
trabajo que, a más de pretender evidenciar los usos más importantes que tienen actualmente las especies
nativas, intenta destacar los que están desapareciendo o los que, incluso, ya han desaparecido.
Sobre el particular se debe indicar que si éstos han perdido significación se debe a que el mercado, a través
del mecanismo de precios, ha demostrado a los campesinos que pueden adquirir sustitutos (al menos en los
que se refiere a abono, colorante, jaboncillo) que son más "baratos, más durables y aparentemente de mejor
calidad", todo lo cual ha postergado los conocimientos sobre las especies nativas, inaugurando posturas
supuestamente modernizante al interior de los campesinos.
En una palabra, porque el mercado ha generado nuevos productos que han venido a suplantar a las especies
locales en estas funciones, fenómeno que ha desmantelado los conocimientos tradicionales sobre los usos a
los que anteriormente estaban sujetos.
Colorantes
Respecto de los colorantes se debe mencionar que tres especies básicas son utilizadas para este propósito: el
Nogal, el Guarango (al que a veces se le denomina Guarangano) y en menor medida el Iguilín. Estas
especies existen y se utilizan en comunidades bajas, como Guanando y la Providencia, en donde los
campesinos además de la agricultura se dedican a tejer ponchos y chalinas, lo cual les permite obtener los
ingresos subsidiarios que requieren para sobrevivir.
Fundamentalmente en base al Nogal se obtienen los "habanos" I y los "cafés"; con el Guarango los "plomos"
y los "azules" y de lo poco que se ha logrado averiguar con el Iguilín (que es una especie que no se emplea
en Guanando y en la Providencia sino en algunos lugares de Licto y del Cañar) un "negro" y un "morado.
azulado".
La manera cómo se obtienen los colores es semejante en los tres casos: se utiliza, esencialmente, la semilla o
pepa a la que se la muele o machaca, luego de lo cual se la pone a hervir y en esa agua se tiñen los hilos y la
lana que se va a utilizar considerando, por supuesto, que la tonalidad dependerá de la cantidad de semilla
que se ponga y del tiempo que se la deje cocer.
! Los colores obtenidos a partir del nogal y del guarango son ~ indelebles y como dicen los campesinos "no
salen ni por nada". Esto quiere decir que además de colorantes estas especies son fijadores de los otros
colores, por esta razón se siguen usando todavía.
Para obtener los "habanos" a veces también se utilizan las hojas y la corteza de Nogal; algo similar sucede
con el Guarango del que se utiliza la corteza y, en ciertas circunstancias, la pulpa de los árboles.
En ambos casos el procedimiento para obtener los colores es semejante al que se realiza con las semillas.
Se debe resaltar un hecho subsidiario importante. Para poder someter a la lana (o a las prendas
confeccionadas) a este proceso de tinturado en algunas ocasiones se acostumbra a "blanquearla" previa-
mente, es decir a lavarla con cabuya porque solamente de ese modo se puede lograr darle la textura y la base
necesaria para que los colores se "asienten".
En todo caso este uso, o más exactamente las especies que se utilizan con esta finalidad, están a punto de
desaparecer porque los colorantes que se emplean en la confección de las prendas mencionadas(*) deben
competir con las anilinas que se compran en la ciudad de Riobamba, las cuales son relativamente más
baratas y, más que nada, no demandan los esfuerzos que se requieren para obtener los colores y las
tonalidades que comúnmente se necesitan.
Aunque hasta hoy se ha mantenido este uso, es dudoso, pues, que este privilegio se mantenga en el futuro,
en panicular, una vez que se consigan otro tipo de fijadores.
Jaboncillo
Aparte de la cabuya que se utiliza básicamente como "blanqueador" de la lana, de bayetas, ponchos y
chalinas (si bien su función como "jabón" excede este uso, pues, hasta hace no mucho, los campesinos lo
utilizaban para lavar toda clase de ropa) se ha destacado tres especies forestales como jaboncillo: el Iquilín,
la Atug-Sara y el Jaboncillo.
Las raíces del Iguilín y la "mazorca" de la Atug-Sara(*) previamente machacadas sirven para lavarse y
enjaguarse el cabello. Debido a las propiedades colorantes que tienen estas dos especies se entiende que no
se emplean, únicamente, con este propósito sino como tintura para el pelo, en especial, cuando a las mujeres
les empiezan a "pintar" las primeras canas. Además de servir de jabón tanto la una como la otra especie se
usan como colorantes, fenómeno que de hecho las ubican entre las especies consideradas anteriormente.
Al "Jaboncillo", que es una especie de la costa que se desarrolla en las partes húmedas y en las semisecas, se
emplea igualmente para lavar.
A diferencia de las especies de la sierra que se utilizan para el consumo personal, éste se usa para lavar ropa,
en particular aquella que está "percudida". Actualmente no siempre se lo utiliza solo sino como
complemento o suplemento de jabones y detergentes de origen industrial.
Abono
Se ha registrado pocas especies nativas que se utilizan con este f' propósito. Entre otras cosas porque:
En la sierra el método utilizado regularmente como abono es el estiércol sea de vacunos, ovinos o equinos.
Las especies forestales son más bien limitadas, razón por la l cual difícilmente se las puede reconocer como
una fuente de fertilización del suelo.
Los campesinos han recurrido a formas diversas de fertilización (no vegetales precisamente) optando por
incrementar la demanda de abonos y fertilizantes de origen industrial. En la medida que se ha producido
este fenómeno nada más i¡ obvio, por tanto, que se haya registrado en la sierra contadas especies I
destinadas a este propósito. Esto se debe a que los abonos y vegetales están alejados de las prácticas
agrícolas tradicionales y aún cuando éstos existen y se mantienen alrededor de los sistemas agro-forestales
de los pisos medios, de hecho tienen poca significación para los campesinos que, por esto mismo, no
visualizan su utilidad.
En la costa el sistema que tradicionalmente ha utilizado el campesino como abono ha sido la ceniza.
Fundamentalmente este método consiste en la quema de los palos y de los troncos que no pueden ser
utilizados como madera, en los sitios en donde va a sembrar.
La ceniza, sin embargo, no requiere identificar las distintas especies. No importa, pues, tanto quemar ésta o
aquella variedad cuanto quemar todo, porque este hecho es, en términos inmediatos, beneficioso para los
campesinos.
Tampoco en la costa se puede decir que existen determinadas especies que se utilizan como abono. Mal se
podía, por lo mismo, identificar que algunas de ellas sirvieran para este propósito. En definitiva ni en la
sierra ni en la costa se tiene clara conciencia de la utilidad de las especies nativas como abono.
De todos modos las especies que tienen relación con este uso son las siguientes: Quishuar, Capulí, Chilca,
Aliso, Fuzho, Llumbres, Llugro, Laurín, Molle, Platuquero, Pujín, Pishic, Romerillo, Samal siendo las más
importantes (en su orden) las tres primeras.
No obstante, cuando se percibe esta utilidad se lo hace únicamente bajo la idea de que "hace bien al suelo",
aunque realmente no sepa en qué consiste este beneficio ni cuál es la relevancia que tiene dentro de los
sistemas de producción y de cultivo.
Los campesinos entrevistados no pudieron señalar de la totalidad de especies que conocían cuales eran
mejores que otras para este fin, ni por qué unas especies eran buenas y por qué otras no lo eran. Es cieno que
a veces hablaron de que algunas eran "secadoras", por ejemplo el "Eucal" o Guarango, por eso prefieren
colocarlas en las cercas y alejadas, hasta donde sea posible, de los cultivos, pero esto no les conviene a las
restantes en fertilizantes.
En síntesis
Los campesinos no visualizan claramente el servicio que prestan las especies nativas como fertilizante
porque el abono a partir de las especies forestales históricamente no ha estado incorporado a sus estrategias
agrícolas de producción. Aún cuando las especies están vinculadas a los sistemas agro-forestales esta
utilidad es considerada muy marginalmente.
Adorno
Entre los usos secundarios de las especies nativas consta el de servir de adorno.
Las especies como el Fresno, el Guantug, la Retama, el Romero y el Romerillo son las que más se utilizan
con este objetivo, si bien también se ha puesto al descubierto que árboles y arbustos como el Arrayán, la
Achupalla, el Aliso, el Atug-Sara, Capulí, Colla, Chilca, Chuquiragua, Guallac, Laurel, Laurín, Molle,
Polaco, Quishuar, Qui- nua, Rosas, Sampam, Sauce cumplen este papel.
Sobre el particular se debe señalar que, si bien los campesinos siembran o colocan una planta para que esté
ahí y de hecho sirva para adornar la casa o parcela, este uso no tiene sentido en si mismo. Aunque se lo
enuncia de esa manera, en la práctica no tiene que ser entendido literalmente porque para un campesino una
planta sirve de adorno únicamente en la medida que se utiliza igualmente como protector, como sombra,
barrera, plaguicida, como fuente alimenticia, reserva de leña etc.
Hay que resaltar que como adorno sirven no solamente las plantas que existen alrededor de la casa sino
aquellas que sin existir en este ámbito se las corta y se las usa para adornar las imágenes y las estampas de la
iglesia o de la casa o se las coge para proteger el hogar de ciertas afecciones consideradas como peligrosas;
tal es el caso de la Chuquiragua que es protectora de algunos "males" de origen mágico, del Romero o del
Laurel que se coloca junto a los Santos y también al lado del "Señor". Al cortarlas y ponerlas en un lugar
determinado se resalta, efectivamente, la función simbólica que se les asigna a las especies nativas que han
sido identificadas como adorno.
Si luego de las consideraciones anteriores se puede pensar que para el campesino todas las especies nativas
pueden servir de adorno, es indispensable indicar que eso en modo alguno es exacto porque solamente
pueden cumplir esta función aquellas que están incorporadas a los sistemas agro-forestales que se
constituyen alrededor de la casa o en los límites de la parcela.
Dentro de los sistemas forestales especial importancia tienen el Guantug y las especies protectoras porque
en tanto adornos, simbólicamente, permiten mantener siempre alejados el conjunto de males que
cotidianamente amenazan a los campesinos.
En síntesis
Se puede decir que entre los usos menores los que se acaba de señalar son los que más deteriorados se
encuentran; es por ello que los campesinos han terminado postergándolos. Es cieno - como se ha recalcado -
que algunos de éstos no son visualizados por los campesinos, sin embargo, esto no impide considerarlos
además de secundarios en proceso de extinción.
SINTESIS COMPARATIVA DE LOS USOS DE LAS ESPECIES FORESTALES NATIVAS POR
COMUNIDAD
Estableciendo una relación entre los distintos usos específicos y el número total de informantes, se puede
conocer cómo, individual- mente y en promedio, se descomponen los usos totales a los que se hace mención
anteriormente y de los que partieron las apreciaciones iniciales.
Al respecto se observa que los usos específicos en cada uno de los informantes sigue la misma tendencia
general a la que se hace I alusión en el capítulo precedente, esto quiere decir que los campesinos juzgan que
las especies nativas identificadas se destinan, principalmente, a: combustible, materia prima, medicina y
alimentación Y subsidiariamente a protectores, cerca, adorno, colorantes, jaboncillo y abono.
En términos individuales se confirma lo que se había puesto de manifiesto para el conjunto de la población
encuestada: solamente cuatro de los diez usos generales son, actualmente, importantes para
: los campesinos, los demás son secundarios y están perdiendo sentido a pasos acelerados. Es cierto que hay
algunos como "abono" que probablemente nunca han tenido una relativa importancia pero los otros, sin
duda, están siendo cada vez más desplazados, al punto que están por desaparecer. Si se analiza los usos, a
los que - individualmente - someten los campesinos a las especies forestales en las distintas comunidades, al
respecto es importante señalar que el empleo de las especies nativas como leña, aunque es uniforme y
pronunciado en todas las comunidades, es un poco más acentuado en las comunidades de Imbabura,
Cotopaxi, Tungurahua, Cañar y menos en la de la provincia del Chimborazo, lo cual se justifica por la
escasa presencia de recursos forestales.
No hay que perder de vista, de todas maneras, que es justa- mente en el área de Salí, perteneciente a esta
provincia, en donde el uso de especies arbóreas para la elaboración de carbón es mucho más pronunciado
que en Santa Narcisa, San Francisco y Chuchucán, particularmente, en relación de éste último sector en
donde dicha actividad tiene representatividad económica en la medida que constituye (al igual que en Sali)
una fuente complementaria de ingresos para las familias. Merece destacarse, sin embargo, que en estos sitios
la confección de este producto no obedece a la escasez de combustible en las zonas señaladas, sino al
incremento de la demanda de energéticos de origen vegetal proveniente de las ciudades cercanas.
En cuanto a la utilización de las especies nativas como mate- ria prima para la confección de un sinnúmero
de objetos de consumo final, bienes de subsistencia, instrumentos y medios de trabajo se debe indicar que su
relevancia no es tan uniforme como cuando las especies se emplean para combustible. Existen, en efecto,
comunidades como la Providencia, Guanando, Banderas, Cecel Grande, Cecel San Antonio, en las que el
empleo de las especies forestales con este propósito es limitado, en gran parte debido a la poquísima
presencia de especies nativas (la mayoría de las cuales están incorporadas a los sistemas agroforestales) en
las zonas bajas y medias de la provincia del Chimborazo. De todos modos constituye un uso privilegiado en
todos los lugares estudiados.
En cuanto a la utilización de las especies nativas con fines. medicinales el comportamiento que se observa
en las distintas comunidades es irregular.
Existen comunidades en donde el empleo con este propósito es irrelevante, por ejemplo en Santa Narcisa,
Pacún, Sali; en cambio en otras su utilización es, al parecer, muy significativa, tal como sucede en San
Francisco, Providencia, Guanando, Banderas, Cecel Grande y San Antonio, Guarguallá, Quilloac, lo cual se
explica, en el un caso, por ser comunidades "modernas" o de reciente fundación (área Sali) dedicadas
básicamente a la producción de carbón. En el otro, por un fenómeno que tiene que ver no tanto con la
presencia de recursos fo- restales sino con la eficacia de la medicina tradicional, la cual se ha concentrado y
depende de unas pocas especies que han adquirido una bastante significación comunitaria.
En relación de los usos alimenticios se ve que en forma más acentuada que los medicinales mantienen un
comportamiento ir regular. En ciertas comunidades como Tamboloma, Yatzaputzán, Tocagón, Pancún,
Guarguallá, Grupo del Páramo, Shayac-Rumi y área Sali han perdido vigencia, al punto que en las
comunidades pertenecientes al proyecto Pilahuín (Tamboloma y Yatzaputzán) las especies nativas han
desaparecido de la alimentación humana. En otras comunidades no obstante la importancia de las especies
nativas es sumamente grande como sucede en Río Jigual, Santa Narcisa, en la costa y la Providen- cia,
Guanando, Banderas, Cecel Grande, Cecel San Antonio en la sierra. Esto se comprende por el papel que en
las comunidades pertenecientes al proyecto Daule se asigna a la producción de Mangos y, subsidiariamente,
Mameyes y Zapotes y en las otras comunidades la producción del Tocte y del Capulí, si bien tampoco se
puede olvidar la utilización del Molle (Muelle) como saborizante, al menos, en los límites del Proyecto
Pungal.
En cuanto a la alimentación animal hay que señalar que es prácticamente irrelevante en el centro-norte del
país así como en la costa, mient ras que en las comunidades bajas y medias de la sierra central las especies
nativas siguen siendo fundamentales, como por ejemplo en Guanando, Providencia, Banderas, Cecel,
Guarguallá y Pancún.
Sin embargo este uso no se debe tanto a la presencia de bosque o de chaparro, sino al peso que tienen en la
alimentación las especies arbustivas existentes en los sistemas agro-forestales.
En relación de los usos menores se debe insistir que son de escasa significación en casi todas las
comunidades. De todos modos el empleo de las especies nativas como protectores (especialmente
climáticos) ha empezado a ser percibido en las comunidades de las áreas TTP (Cotopilaló y San Francisco)
y Pilahuín (Tamboloma) en gran medida \ a consecuencia del desarrollo de los programas de forestación que
CESA ; ha desarrollado en esas zonas. En cualquier circunstancia se debe considerar como un uso menor
que es difusamente percibido en las comunidades. Ni siquiera en algunas zonas del Chimborazo en donde
determinados árboles y arbustos están incorporados a los sistemas agro-forestales como protectores, y como
producción de madera y leña, este papel es claramente comprendido y valorizado.
Al igual que él de protector él de cerca es poco relevante. A lo mucho se puede decir que es visualizada esta
función en Tocagón, Providencia, Guanando, Banderas, Cecel Grande, Cecel San Antonio, Quilloac y
Shayac-Rumi; en las otras comunidades ha perdido completamente sentido. Eso se debe a que en dichos
lugares las especies nativas siguen siendo elementos fundamentales para dividir los terrenos y, aleatoria
mente, para protegerlos de los animales y de las personas.
El de adorno es un aspecto menor de los sistemas agro- forestales, y la mayoría de las veces se confunde con
los de cerca y de protector. Es por esta circunstancia que las comunidades en donde se registraron datos
referidos a este punto fueron las mismas en donde las i ! funciones de cerca o de protector son relativamente
importantes. Y es que el "adorno" no existe en sí mismo para los campesinos; únicamente es un aspecto de
las otras funciones de las especies nativas incorporadas a los sistemas agro-forestales como son: protector,
cerca, alimento, combustible etc...
"El adorno" es, al parecer, un uso particularmente importante en las comunidades de San Francisco,
Providencia, Shayac-Rumi.
Como ya se ha destacado en otro lugar "jaboncillo" es un uso que solamente ha sido percibido en las
comunidades de Santa Narcisa, Cecel Grande, Cecel San Antonio, Guarguallá, Quilloac, Shayac-Rumi,
Chuchucán y Cuchucún; en las otras este rol aparentemente ha desaparecido. A lo más se habla de la cabuya
como "blanqueador". Al igual que los anteriores, se trata de un uso no solamente secundario sino ';
específico de ciertas zonas y comunidades pertenecientes al Cañar y Chimborazo.
El de colorante es un uso exclusivo del Chimborazo y de una comunidad del Cañar (Quilloac) en donde se
recuerda que cierta especie se empleaba con este propósito. Se trata, por consiguiente, de un uso en proceso
de extinción que se ha mantenido hasta el momento únicamente porque en las comunidades bajas del
Chimborazo está asociado al hilado y tejido.
Si se analiza, en todo caso, los usos individuales por comunidad se ve que, pese a que se mantiene la
tendencia general, se producen algunas modificaciones que conviene ponerlas de manifiesto. :
Respecto de combustible en donde mayor significacion individual ha alcanzado el empleo de las nativas
como leña es en Tambo- loma, Guarguallá, Pancún Ichubamba, Grupo del Páramo, Quilloac, Shayac-Rumi,
Chuchucán, Cuchucún, Sali, siendo en las comunidades de Shayac-Rumi Y Chuchucán en donde se ha
tornado decisivo debido a la presencia de masas forestales de alguna consideración.
Hay que indicar, igualmente, que los campesinos de Sali y Chuchucán estiman que son importantes también
para la elaboración de carbón, siendo esta actividad (en especial para los campesinos de Sali) una fuente
respetable de ingreso. En otras comunidades, en las que se ha señalado este uso, la elaboración de carbón o
bien es una actividad completamente secundaria o bien es inexistente, a menos que su elaboración se realice
en otras zonas a las que, estacionalmente, circula la mano de obra.
En cuanto a materia prima se ve que en las comunidades ubicadas de Guarguallá (incluido Sali) para el sur,
los campesinos reconocen individualmente más usos para las especies nativas que los campesinos del norte,
siendo esenciales en Quilloac Shayac Rumi y particu- larmente Chuchucán. No es que en las restantes
comunidades este uso no sea decisivo, sin embargo, se debe reconocer que es en ciertas comunidades del
Chimborazo Y del Cañar en donde el empleo de las especies forestales por parte de los campesinos se ubica
en un espectro más amplio que en las otras comunidades investigadas.
En cuanto a medicina la mayor cantidad de usos que individualmente reconocen los agricultores no se
observa en los sitios en donde existen bosque o relictos sino en los lugares en donde la presencia de especies
forestales es más bien limitada. La mayor cantidad de usos que individualmente reconocen los campesinos
se presenta en Banderas, Cecel San Antonio, Providencia, Guarguallá, Grupo del Páramo, Shayac-Rumi,
Chuchucán y Cuchucún, siendo los más representativos en Cecel y Guarguallá. Se debe señalar, por lo
contrario, que en las comunidades de Tocagón, Cotopilaló, Río Jigual, Sali, Pancún Ichubamba, Santa
Narcisa este uso es poco relevante, incluso, ha perdido sentido para las familias.
En lo que se refiere a medicina animal se debe reconocer que I -pese a la poca representatividad de las cifras
en donde alguna relevancia tiene este uso para los campesinos es en Tamboloma, Cecel San Antonio y
Chuchucán; en las otras se trata de un uso secundario o inexistente.
En alimentación la mayor cantidad de usos asignados individualmente a las especies nativas se presenta en
Río Jugual, lo cual se explica por la producción de frutas típicas de las economías del sector.
En las demás comunidades las diferencias no son tan apreciables, siendo para los campesinos de la
Providencia, Guanando, Banderas, Cecel Grande, Cecel San Antonio, Guarguallá, Grupo del Páramo,
Quilloac, Shayac Rumi, Chuchucán, Cuchucún un uso realmente importante, mientras que para los
campesinos de Tocagón, Cotopilaló, Yatzaputzán y Tamboloma es poco decisivo o inexistente dadas las
condiciones ecológicas de las zonas en las que habitan.
En relación a la alimentación animal, curiosamente, es un uso no reconocido individualmente en todas las
comunidades encuestadas, siendo significativo únicamente en las comunidades de Providencia, Guanando,
Guarguallá y Shayac-Rumi mientras que en las otras es un uso secundario que depende por igual de la
presencia de bosque o de los sistemas agro-forestales que los campesinos y sus familias han ido destacando
en diversos puntos de sus propiedades.
En cuanto a los llamados usos menores se observa que la función de las especies nativas como protector es
especialmente percibido por los campesinos de Cotopilaló, San Francisco, Tamboloma lo cual se exp lica por
el impacto que han tenido los programas de reforestación de CESA en base de especies tales como el
Quinual, Yagual, Quishuar.
Abono, es un uso que individualmente tiene poca significación aún en los lugares en donde este uso fue
consignado. A 10 mucho se puede decir que en Cotopilaló algunas familias han percibido su importancia
por la presencia de relictos en la zona y por el reciclage dentro del bosque - de "materia orgánica". Si
alguna importancia asignan a este uso los campesinos en Tamboloma, Providencia, Guanando,
Banderas, Cecel Grande, Guarguallá y Quilloac, esto parece deberse más f a los programas de capacitación
y asistencia técnica que realiza la "Central" que a otro factor que emana de los propios campesinos y de sus
prácticas sociales.
Jaboncillo es un uso que, aunque ha sido consignado en cier- tas comunidades, significa muy poco para los
campesinos. Máximo en Shayac-Rumi Y Chuchucán se puede decir que uno de los tres informantes usa de
vez en cuando alguna especie nativa como jaboncillo.
En las comunidades en las que se indicó que las especies nativas servían también de adorno individualmente
se estimó que es un ¡ uso insignificante. No obstante en la Providencia, Shayac-Rumi Y Chuchucán los
campesinos le asignan algún sentido, sobre todo en la medida que especies como la Malva, el Guantug o el
Guallac están incorpora- dos a los sistemas forestales como protectores o como cerca.
El uso como colorante, individualmente, tiene sentido solo en las comunidades de Guanando y, sobre todo
en la Providencia. En es- tas comunidades (especialmente la última) no hubo un solo informante que no
llamara la atención sobre el hecho lo cual demuestra la. importancia que este uso nene en la reproducción
familiar y comunitaria, a pesar de estar sujeto a un desplazamiento continuo por parte de los colorantes
artificiales.
No obstante haber sido reconocido en 15 de las 20 comunidades estudiadas como un uso propio de las
nativas, él de cerca, individualmente, tiene poquísima relevancia en todas ellas; a 10 más se puede decir que
en Chuchucán se reconoce este papel (como algo. subsidiario) para la mayoría de los informantes. En las
otras comunidades,
pese a su importancia económica y social, esta función de las especies nativas es casi “desconocida” o , mas
exactamente, no es reconocida, lo cual demuestra a no dudarlo que se trata de una función que ha perdido
significación en las economías campesinas.
5 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES GENERALES
Después de haber trazado un cuadro general acerca de los usos de las especies forestales nativas, el cual, sin
duda, deja una serie de vacíos que podrán ser complementados en otros trabajos de modo de lograr una
imagen más clara de este conjunto de prácticas, es necesario arribar a una serie de conclusiones que deben
ser tomadas como globalizantes y, más que nada, como sugerencias de ámbitos en donde puede inscribirse
la acción institucional.
1. El uso principal al que se someten las especies forestales nativas es él de leña y carbón, justamente porque
existe una escasez muy acentuada de energéticos en el campo a la que contribuye, directa o indirectamente,
las ciudades. Se entiende que mientras no se solucione, de alguna manera, esta situación y se logre dar una
respuesta a la demanda creciente de combustible se seguirá depredando no solamente lo poco que queda del
bosque sino también los residuos existentes y que, hasta hace no mucho, eran consideradas zonas más bien
vedadas, tales como quebradas y gradientes de alta pendiente, con el conjunto de consecuencias que un
fenómeno semejante acarrea: erosión, desenificación, empobrecimiento del suelo etc.
Las acciones más importantes y decisivas deben tender a dar respuesta a este fenómeno. Todas la medidas
restantes están condicionadas por este hecho; también la pervivencia de los usos tradicionales.
Ya se ha destacado la posibilidad de que los usos tradicionales se f mantengan depende, fundamentalmente,
de que los campesinos puedan contar con especies forestales que no se empleen, exclusivamente, como
combustible. Esta es su condición. Del mismo modo que, desde otra óptica, ello será posible si es que se
mantiene la cultura campesina.
Convendría, sin duda (y sin que esto pretenda ser una novedad), desarrollar energéticos alternativos que
sean aplicados y aplicables al campo, lo cual debe hacer volver los ojos sobre todo tipo de propuestas desde
las más convencionales a las más modernas - que se generen en esta perspectiva.
Por otro lado se deben reforzar las acciones tendientes a incrementar la oferta de leña que tanta falta hace al
campesino de la sierra pero también de la costa, en especial de las zonas secas y semisecas
Para ello, naturalmente, se deben insistir en los programas de refo restación a través de especies nativas. No
obstante todo intento en este campo debe obligar a hacer una discusión y selección de cuales son las
especies nativas más convenientes, es decir aquellas que pueden competir en condiciones aceptables e,
incluso de ventaja ' frente a las especies exóticas que se han impuesto en todo el país en particular el
Eucalipto.
La idea que debe animar la selección de especies nativas es que tengan una aplicación múltiple, siendo
esencial que sirvan para leña, la construcción, la confección de instrumentos de trabajos y para la confección
de "muebles" rústicos.
Únicamente si es que se logran satisfacer estos requerimientos mínimos un programa de reforestación a base
de especies nativas tendrá sentido.
2. El Eucalipto, hoy por hoy, es más que una especie exótica, una especie nativa a la que el campesino
estima como suya y a la cual ya le ha incorporado a su cultura y al sistema de clasificación que la sostiene.
Por consiguiente no la considera como externa; más bien en zonas agrícolas en donde la presencia de
bosques es muy /' limitada, a algunas especies nativas se las considera exteriores, poco importantes y hasta
insignificantes. Nadie sabe para qué sirven, cosa
que no sucede con el "eucal" sobre él que todo el mundo está de acuerdo en las múltiples aplicaciones que
tiene.
Por lo tanto también se debe insistir en propuestas de reforestación a través de exóticas. Esto es innegable.
Varias son las razones que sostienen este argumento.
Básicamente son especies adaptadas al país, en especial, el Eucalipto, al cual difícilmente se lo puede
considerar como tal. Además reúnen una serie de cualidades que no siempre tienen las especies ti nativas y
sobre las que anteriormente se llama la atención, tales como resistencia, aplicación múltiple, períodos
vegetativos cortos, etc.
Desde esta perspectiva probablemente lo más adecuado en los momentos actuales sea experimentar con un
mayor número de especies exóticas ya que, a mediano plazo, esto podría dar algunos resultados interesantes.
En síntesis
Es esencial incrementar la oferta de energéticos a través de la introducción de propuestas alternativas;
igualmente es necesario aumentar la oferta de leña en base de especies nativas y exóticas, pero siempre que
se logre controlar de algún modo - la demanda agregada de combustible vegetales.
3. La posibilidad de que se mantengan otros usos, entre ellos él de materia prima, naturalmente depende de
que no disminuya el bosque y las especies nativas. La existencia de especies forestales nativas es la
condición básica para que se mantengan los usos tradicionales.
Sin embargo es evidente que esta condición, por si misma, no basta. Ante todo se toma indispensable
desarrollar propuestas que ubiquen de mejor manera las tecnologías tradicionales de producción, vivienda,
consumo porque únicamente de esta manera algunas de las destrezas ligadas a la utilización de las especies
forestales se pueden sostener y, lo que es más importante, potenciar.
Esto afecta particularmente a los proyectos de desarrollo toda vez que la mayoría de las veces han sido
portadores de un modernismo a ultranza que ha hecho tabla rasa de las tecnologías y de los conocimientos
tradicionales, bajo la idea de que esto era una condición para elevar la productividad y el ingreso de los
campesinos, circunstancia que ha postergado los usos de las especies forestales en la producción de medios
e instrumentos de trabajo, medio de consumo, artesanías y en la elaboración de viviendas.
1, Sin embargo, una postura semejante ya no es posible. Por el contrario, aparte de revalorizar los
conocimientos tradicionales, se debe propender a que determinados usos se potencien y encuentren una
realización económica y social más adecuada que la que actualmente poseen.
Dado que en la práctica son muy importantes dentro de las economías campesinas, la elaboración de yugos-
arados, cabos, estacas es indudable que se debe contribuir a que la producción de estos bienes se mantenga,
al mismo tiempo que se deben desarrollar esfuerzos con la finalidad de mejorar y recuperar otros
instrumentos de producción, por ejemplo: telares de madera que son los que común- mente se utilizan en las
comunidades bajas dedicadas al tejido de , prendas para los campesinos. Además puesto que dentro de
límites J muy concretos estos instrumentos de trabajo (en especial yugos, arados) se consiguen vía el
mercado, bien se podría pensar en desarrollar pequeñas unidades de producción de estos bienes, lo cual ven-
dría a satisfacer ciertas necesidades de los campesinos y, por otro . lado, podría contribuir a mejorar "dentro
de ámbitos restringidos" los ingresos de grupos reducidos de productores. De hecho esto permitiría también
mantener y cualificar las destrezas tradicionales a través del sistema de enseñanza-aprendizaje que la
producción tradicional supone.
A pesar de que han perdido completa importancia, debido a la competencia industrial y al agotamiento de
los recursos forestales, al menos en las zonas en donde existe bosque y, siempre que se considere que la
economía nacional permite la presencia de mercados particulares para consumos marginales que se
sostienen en la demanda potencial de grupos sociales que mantienen condiciones sociales y culturales
específicas, se podría, igualmente, pensar en desarrollar pequeñas unidades destinadas a la producción de
cucharitas, bateas, cucharas.
Del mismo modo se podría impulsar la pequeña producción artesa- nal (probablemente ligada a grupos de
mujeres) de copas, vasos, charoles y otros medios que sirven de adorno y también en recipientes para el
consumo de comidas y bebidas. Finalmente se podrían impulsar propuestas que, si bien son marginales, son
relativamente importantes en el contexto cultural campesino: la talla en madera y la confección de
instrumentos musicales.
Ubicándose en otro ámbito sería interesante (puesto que éste es uno de los usos identificados que se dan a
las especies forestales pese a que no la realizan los propios campesinos) instrumentar formas alter- nativas y
de carácter artesanal, de curtiembre y trabajo del cuero, a base de pequeñas unidades económicas, en
especial, en zonas en donde el ganado ovino y caprino es importante. Sobre el particular es importante tener
presente que pese a la existencia de masas de ovejas y de cabras en ciertas zonas, todavía en ninguna parte
del país se han ensayado proyectos semejantes.
Se debe indicar que todas estas sugerencias suponen poner en mar- cha propuestas de factibilidad que
permitan ejecutar empresas productivas ligadas a los campesinos. En caso de que estas últimas no se
realicen, difícilmente se podrán poner en práctica las recomen- daciones esbozadas, sobre todo porque ello
va a permitir tener claro los sistemas de acopio y comercialización que han sido, general- mente, los cuellos
de botella de la pequeña producción.
4. Desde la perspectiva de que es indispensable mantener las tecnologías tradicionales, una particular
consideración merece la construcción campesina de corrales y viviendas. ,
En realidad una de las prácticas más interesantes que se continúan dando a nivel de las comunidades
indígenas que tienen algo de bosque, es la construcción a base del "enchacliado", no solamente por- que
permite el aprovechamiento de la mayoría de las especies nativas arbóreas y arbustivas, sino porque a través
de esta técnica se pueden lograr múltiples resoluciones habitacionales. Nada más conveniente pues que
coadyuvar a que este sistema se mantenga y encuentre medios para prolongarse a otras comunidades del
país.
Más que nada ello permitiría que ciertas tecnologías típicas del mundo andino no desaparezcan, pero
además que las propuestas habitacionales que se instrumenten en el campo giren sobre formas de
construcción vigentes que, desde todo punto de vista, son más adecuadas, sobre todo si es que se logran
introducir mejoras en los sistemas de ventilación e iluminación.
Para los programas de desarrollo que tanto énfasis han puesto en construcciones escolares, dispensarios
médicos, puestos de salud, tiendas, casa comunales, el desarrollo de construcciones basadas en tecnologías
tradicionales podría ser muy decisiva como medio de recuperar y sostener la cultura campesina, en
particular, si es que su acción se inscribe dentro de una óptica realmente innovadora.
5. En cuanto a los usos alimenticios o, para ser más exactos, a las especies que se utilizan con propósitos
alimenticios, lo primero que se debe indicar es la necesidad de propiciar el mantenimiento de los sistemas
agro-forestales que están en un acelerado proceso de destrucción, tanto por las demandas crecientes de
combustible como por el desarrollo de una agricultura de corte moderno que requiere de espacios amplios y
uniformes, tal como lo exigen los proyectos de mecanización agrícola.
Más aún habría que destacar que es necesario que se mejoren y amplien a otros ámbitos en donde
prácticamente han desaparecido: veras de los caminos, de las acequias, quebradas.
Al optar por una estrategia semejante se podrán instrumentar por parte de las propias comunidades acciones
tendientes a proteger las obras de infraestructura existentes: v.g., canales de riego.
Conservar los sistemas agro-forestales supone, en todo caso, buscar los medios para que las especies
arbóreas y arbustivas fundamentales se mantengan. En relación con las especies arbóreas alimenticias que
son partes constitutivas de los intercalamientos es esencial que se sostenga y mejoren las variedades de
Capulí, Guaba (Inga), Nogal, Marco, Mamey, Zapote, y si es que le incluimos en esta categoría, el Arrayán.
Ello va a permitir que no siga disminuyendo en forma espectacular su número y de que no continúe el
proceso de empobrecimiento genético, al que están sometidas estas especies, en particular, el Capulí.
Es fundamental también propiciar el sostenimiento de las especies arbustivas que son parte de los sistemas y
que están incorporadas a las cercas Vivas, a los tapiales, muros y particularmente taludes. No solamente
porque son formas de conservación y protección del suelo sino porque de ese modo, como se ha
demostrado, se estará coadyuvando a mantener una fuente tradicional de alimentación de los animales
domésticos. De estas variedades es esencial que se recupere al más corto tiempo - una variedad de Chilca
que esta desapareciendo: la Tigna-Chilca que constituye la de mayor demanda por sus propiedades
alimenticias y medicinales.
En relación a las especies usadas como alimento, es pertinente que se propicie el cultivo de las especies
nativas fundamentales dentro de los sistemas agro-forestales, al mismo tiempo que se propenda a su
mejoramiento genético. De esta manera no solamente que se estará potenciando la oferta de ciertos bienes
sino también la oferta de combustible.
6. En cuanto a las especies consideradas como colorantes lo fundamental es terminar de inventariarlas lo
antes posible para evitar de que termine por desaparecer un uso que, actualmente, es marginal. Ello, como es
natural, permitirá ampliar el espectro de variedades y, lo que es más importante, sus posibles campos de
aplicación ya no solamente a tejidos sino a objetos, utensilios etc.
Al mismo tiempo se deberían hacer esfuerzos para lograr colorantes y compuestos en base de las especies
identificadas: Nogal, Guarango, Iguilín. Eso no debe hacer olvidar, sin embargo, otras especies como el
Hualicón o la pepa de Aguacate que no solamente es un excelente tinte, sino lo que es más, un fijador
indeleble. La idea, por otro lado, de desarrollar blanqueadores y fijadores a base de la Cabuya no deja de ser
interesante y de hecho también debe- rían hacerse esfuerzos en este campo.
De las especies consideradas como jaboncillo podrían desarrollarse proyectos interesantes para la
confección de jabones naturales, a partir de las especies consideradas.
Esta propuesta, al igual que la anterior, debería explorarse a corto plazo, ya que podría dar origen a la
constitución de algunas pequeñas empresas que pueden ser administradas por mujeres. Actualmente no
resulta nada disparatado pensar en desarrollar propuestas de producción y de comercialización ligadas a la
confección de jabones a base de Iguilín, Atug-Sara, Totora, Jaboncillo.
Dentro de la fiebre por el consumo de cosas naturales que se ha desatado en las ciudades existen amplias
posibilidades de encontrar un mercado seguro. Además no se debe olvidar que la costumbre de fabricar
jabones caseros no se ha perdido del todo en el Ecuador, en especial en las provincias del Sur. Esto quiere
decir, por lo tanto, que existen todas las condiciones para que un proyecto de esta naturaleza se concretice.
BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA