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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA
FACULTAD DE HISTORIA
MAESTRÍA EN HISTORIA
TRABAJADORES DE LAS HACIENDAS AZUCARERAS EN SINALOA DURANTE EL
PORFIRIATO
TESIS QUE PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO (A)
EN HISTORIA PRESENTA:
ARACELI SANTIAGO RAMÍREZ
DIRECTOR DE TESIS
DR. SERGIO M. VALERIO ULLOA
CULIACÁN ROSALES, JUNIO DE 2010
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ÌNDICE Introducción……………………………………………………………………………….4 Capítulo I SINALOA DURANTE EL PORFIRIATO………………………………………….……13
1.1 La población durante el porfiriato…………….…………………….………..……13
1.2 Política agraria…………………………………….………………………….……..18
1.3 La agricultura…………..………………….…………………………………………23
1.4 Los transportes……………….……………………..………………………………26
Capítulo II
LAS HACIENDAS AZUCARERAS SINALOENSES DURANTE EL PORFIRIATO33
2.1 Las haciendas sinaloenses durante el porfiriato…………………………..…….33
2.2 Características de las haciendas azucareras sinaloenses………………..…….35
2.3 La Sinaloa Sugar Company y los colonos………………………………………. 49
Capítulo III
ORIGEN Y OCUPACIÓN DE LOS TRABAJADORES DE LAS HACIENDAS AZUCARERAS SINALOENSES……………………………………………….……….54
3.1 Reclutamiento y contratación…………………………………………….….…….54
3.1.1Sinaloa Sugar Company,………………………………………………….…..…..56
3.1.2 Redo y Compañía……………………………………………………………..…65
3.2 Jerarquía laboral…………………………………………………………….…….…71
3.2.1Empleados de confianza……………………………………………………….….72
3.2.2 Artesanos y operarios………………………………………………………….…75
3.2.3 Los técnicos. ……………………………………………………………………....79
3.2.4 Trabajadores del campo ………………………………………………………….80
3
Capítulo IV
EL PATERNALISMO Y LOS TRABAJADORES…………………………………..….91
4.1 Condiciones de laborales ……………………………………………………..….91
4.1.1 El servicio médico en las haciendas ………………………………………….98
4.1.2 El hospedaje en las haciendas ………………………………………….……103
4.1.3 La remuneración a través de los libros de contabilidad……………….……105
4.2 Tienda de raya ………………………………………………………………….…109
4.3 Vida cotidiana………………………………………………………………………112
4.3.1 Escuela……………………………………………………………………………116
Conclusión……………………………………………………………………………....118
Anexos………………………………………………………………………………..…120
Fuentes……………………………………………………………………………….…137
4
INTRODUCCIÒN
En la historiografía sinaloense, existe una carencia de investigaciones que
ubiquen a los trabajadores como parte de los procesos históricos, hasta ahora la
las investigaciones que sean hecho sobre haciendas azucareras tocan el tema de
la mano de obra pero no objetivo central, por los cual el análisis del tema se ha
hecho de manera superficial.
Durante el Porfiriato las haciendas mexicanas se caracterizaron por sus
alcances productivos resultados de las innovaciones tecnológicas, a partir de 1880
se modificaron fundamentalmente el marco de las condiciones político-económicas
y comunicativas del desarrollo de la hacienda. Las buenas perspectivas que
ofrecía el mercado y las posibilidades de transporte, las inversiones mayores de
capital en el sector agrario procedentes del extranjero, la importación de
maquinaria, la profesionalización de la actividad agraria las nuevas técnicas,
introducidas en gran medida por colonos extranjeros, constituían las características
de las haciendas.1
En este periodo surgieron en Sinaloa varias haciendas azucareras,
concentrándose en dos puntos estratégicos: en el distrito de Culiacán y El Fuerte,
en el primero se localizaba: la Aurora, Eldorado y La Primavera, mientras que el
segundo, La Constancia, La Florida, El Águila, y en la primera década del siglo XX
la Sinaloa Sugar Company. Esto provoco una demanda de mano de obra en un
estado en el que la escasez de mano de obra fue un factor en contra. Dentro del
sistema de trabajo de las haciendas, las relaciones laborales fueron muy
heterogéneas puesto que había una división muy marcada del trabajo. Las
haciendas no solo constituían una unidad productiva, sino también una unidad
social, François Xavier Guerra menciona que a principios del siglo XX las
1 Herbert J. Nickel , Morfología social de la hacienda mexicana, Fondo de Cultura Económica, México, 1996, p. 105.
5
haciendas son parte importante de la población rural mexicana, las células básicas
de la sociabilidad, son los centros de intercambio, de culto de fiesta, etcétera.2
A lo largo de este periodo existieron dos tipos de trabajadores: eventuales y
permanentes, predominando el trabajo el trabajo eventual. La retención del
trabajador por endeudamiento fue un sistema poco usado en las haciendas
sinaloenses. El sistema de trabajo como: el reclutamiento y las condiciones
laborales, variaban hacienda a otra. Por lo tanto, el propósito de esta investigación
esta depositado en las siguientes puntos: Analizar las condiciones laborales de los
trabajadores de las haciendas azucareras; las relaciones sociales y/o laborales de
los trabajadores con respecto a los hacendados; analizar el sistema que utilizaban
los hacendados para contratar la mano de obra.
La historia del trabajo tiene un sentido bastante amplio, puesto que permite
diversas interpretaciones. Podría referirse a la historia de las condiciones de
trabajo en ambos sentidos de la palabra: “labor” y también “clase obrera”, sin
embargo cualquiera de las interpretaciones de la historia del trabajo –las historias
de las condiciones de trabajo, del trabajo propiamente dicho y también de la clase
obrera, etc.-, se define básicamente en términos de su temática.3 Por consiguiente,
la gran diversidad de enfoques que se le puedan dar a la historia del trabajo lo
define finalmente el historiador, según sean sus intereses. En cambio el término
trabajador, como concepto se utiliza de manera absoluta sin determinación
concreta.4
Ahora la importancia de hacer una historia de los trabajadores, la historia de
la gente corriente como la llama Eric Hobsbawm ofrece el medio para reconstruir a
ciertos grupos sociales, una historia que podría haberse dado por perdida o de
cuya existencia no eran conscientes, a través de ella podemos estudiar las
diversas actividades humanas que tienen que ver con “costumbres”, “vida 2 François Xavier Guerra, México: del antiguo régimen a la revolución, tomo 11. Fondo de Cultura Económica, México, 1995. P. 134. 3 Anna Davin, “Feminismo e Historia del trabajo”, en Raphael Samuel, Historia popular y Teoría socialista, editorial Critica/Grijalbo, Barcelona, España, 1984, p. 263. 4 Antoine Prost, social y cultural, indisociablemente, en Jean Pierre Rioux y Jean Francos Sirinelli, , Para una historia cultural, Taurus, p. 139-156.
6
cotidiana”, o bien a la historia de las clases pobres o bajas lo cual permite explorar
una historia olvidada.5
Eric Wolf menciona que aunque el desarrollo de las clases trabajadoras
reproduce la relación general con el capital hay una variación de clases
trabajadoras particulares; difieren en su origen, en el punto de entrada a la fuerza
de trabajo, en su composición, y en la forma en que se relacionan con otros grupos
y categorías sociales. 6
Por otro lado, la mayoría de los investigadores que han abordado el tema de
las haciendas azucareras incluyen el tema de los trabajadores7, pero no como
objetivo central, esto se debe en primer lugar al problema de las fuentes, por la
complejidad del tema o simplemente por el desinterés de los investigadores. Uno
de los primeros historiadores que estudió el sistema laboral fue Fredrich Katz , “La
Servidumbre agraria en México en la época porfiriana”8 analizó los sistemas de
trabajo y sus generalidades por regiones: norte, centro y sur, aunque sus aportes
hayan sido fundamentales en su tiempo, en una misma región podemos encontrar
diferencias aun cuando se trate del mismo tipo de hacienda.
Otro autor que examinó el tema de las relaciones de trabajo fue el alemán
Herbert J. Nickel, y ha sido quizás el autor que más se ha dedicado al tema, una
de sus primeras obras fue “Morfología Social de la hacienda mexicanas”,9 en
donde analiza las relaciones de producción y laborales, así como las evolución de
5 Karvey J. Kaye, lo s historiadores Marxistas Británicos, Universidad de Zaragoza, España, 1989. 6 Eric R. Wolf, Europa y la gente sin historia, Fondo de Cultura Económica, segunda edición, México, 1987, p. 433-434. 7 Sobre este tema existe muchos estudios como: François Chevalier, La formación de los latifundios en México, Hacienda y sociedad en los siglos XVI, XVIII y VIII, tercera edición, Fondo de Cultura Económica, México, 1999; Jan Bazant, Cinco haciendas mexicanas, tres siglos de vida rural en San Luis Potosí (1600-1910), El Colegio de México, 1995; Juan Felipe Leal y Marco Huacujo Rountre, Economía y sistema de haciendas en México. La hacienda pulquera en el cambio siglos XVIII, XIX y XX, Era, México, 1982; Roberto Melville, Crecimiento y Rebelión, el desarrollo económico de las haciendas azucareras en Morelos (1880-1910), Nueva imagen, 197; Alejandro Tortolero, De la coa a la màquina de vapor, actividad agrícola e innovación tecnológica en las haciendas mexicanas: 1880-1914, siglo veintiuno, Mexico,1998., estos son solo algunos autores de la amplia historiografía existente sobre haciendas. 8 Friedrich Katz, La servidumbre agraria en México en la época porfiriana, colección problemas de México/Ediciones Era, séptima reimpresión, México, 1980. 9 Herbert J. Nickel, Morfología social de la hacienda mexicana, Fondo de Cultura Económica, México, 1996.
7
las haciendas desde el periodo colonial hasta la etapa del cardenismo; otra de sus
obras en la que participó como editor “Paternalismo y economía moral en las
haciendas mexicanas del porfiriato”10, en colaboración con la Universidad
Iberoamericana y la Universidad de Bayreuth, en esta obra se hace un análisis de
las haciendas mexicanas a partir de fuentes contables aplicando el modelo de J. C.
Scott de la Economía Moral basada a través de la reciprocidad o ayuda mutua.
Una de las obras mas importantes de Nickel en cuanto a sus aportes y
tratamiento de las fuentes es “El peonaje en las haciendas mexicanas,
interpretaciones, fuentes, hallazgos”11, en el cual toca el sistema de trabajo, y lo
hace a través de fuentes empíricas como los libros de contabilidad, documentos
notariales, correspondencia empresarial etc., fuentes hasta entonces no
examinadas. En esta obra el autor analiza las relaciones de trabajo, basadas en
sistema de clientelismo y paternalismo. Examina la evolución de los salarios, los
anticipos o prestaciones, las circunstancias que ocasionaban el endeudamiento.
Es una obra importante para el análisis del sistema de trabajo por el tratamiento y
la interpretación de otras fuentes.
En la historiografía sinaloense son muy pocos los trabajos que abordan todo
el periodo del porfiriato regularmente los investigadores que se han dedicado al
análisis de las haciendas de este periodo lo hacen de manera fragmentaria, sin
embargo, sus aportes son referencias importantes para el análisis del tema.
Algunos investigadores como Alonso Martínez Barreda, en “La industria
azucarera en Sinaloa, 1910-1930: Los casos de Eldorado y La Primavera”.12 hace
un análisis de la haciendas como unidades de producción y su importancia en la
consolidación de la economía sinaloense, mediante la exploración de fuentes
como: archivos notariales, archivos de Redo y Compañía. Con respecto a los
10 J. Nickel, Paternalismo y economía moral en las haciendas mexicanas del porfiriato, Universidad Iberoamericana, Universidad de Bayreuth/República Federal de Alemania, México, 1989. 11 Nickel, El Peonaje en las haciendas mexicanas, interpretaciones, fuentes, hallazgos, Arnol Bergstraesser Institut /Alemania y Universidad Iberoamericana, México, 1997. 12 Alonso Martínez Barreda, La industria azucarera en Sinaloa, 1910-1930: Los casos de Eldorado y La Primavera: 1910-1930, Universidad Autónoma de Sinaloa/Facultad de Historia, Culiacán, Sin., 2006.
8
trabajadores, Martínez Barreda menciona al menos dos tipos de trabajadores: los
acasillados, a quienes se les pagaba con vales o monedas emitidas por el
hacendado; los trabajadores libres que la empresa contrataba en los periodos de
zafra, a quienes se les pagaba en efectivo.
Gustavo Aguilar A. “Sinaloa, la industria del azúcar. Los casos de La
Primavera y Eldorado: 1890-1910”,13 propiedad de los hermanos Almada y la
familia Redo respectivamente. Es una de los autores que más ha trabajado este
tema, es una de tendencia económica, El autor menciona de manera breve el
método a los cuales recurrieron los hacendados con el fin de atraer la mano de
obra entre los que destacan salarios altos. Para el análisis de esta investigación el
autor hace uso en su mayoría de fuentes notariales.
Otras de las obras a considerar, es la tesis de maestría del Carlos Alfonso
Borboa López “la industria azucarera en el valle del Fuerte 1880-1913” .14 En el
cual realiza un análisis de las haciendas ubicadas en el norte del estado y
menciona que el surgimiento de empresas capitalistas provocó una división
clasista en ellas. El texto de María Elda Rivera, titulado “Empresarios agrícola en
Ahome…”15es otra obra que ha sido parte importante en el aporte historiográfico
sinaloense, la autora hace un análisis sobre la importancia del papel del
empresario en la zona norte del estado, aunque el periodo que se analiza no es
propiamente del porfiriato, nos proporciona los antecedentes para el análisis
regional, sobre todo, cuando se trata del tema de las haciendas, pues la autora
hace énfasis en el papel que desempeñó Benjamin Francis Johnston como uno de
los pioneros del desarrollo capitalista regional.
Dentro de la historiografía sinaloense, como ya sea señalado el tema de las
haciendas no ha sido la excepción, la tesis de Pedro Cazares Aboytes “El
13 Gustavo Aguilar, Sinaloa en la industria del azúcar. Los casos de La Primavera y Eldorado: 1890 -1910, Universidad Autónoma de Sinaloa., 1987. 14 Carlos Alfonso Borboa López, la industria azucarera en el valle del Fuerte 1880-1913, tesis de maestría, Culiacán, Sin. 1997. 15 María Elda Rivera Calvo, Empresario Agrícolas en Ahome, 1929-1940, universidad Autónoma de Sinaloa, tesis de maestría, en historia regional, 2001.
9
movimiento obrero-campesino en la United Sugar Companies 1903-1939”16, en
donde muestra los antecedentes de los ingenios azucareros en el norte del estado,
nos aporta datos sobre la fundación de la compañía azucarera creada por
Benjamin Francis Johnston.
Algunos textos clásicos para el análisis de este periodo, es sin duda
Southworth, J. R. con “Sinaloa Ilustrado…”17 el autor da cuenta de la situación
encontraban las industrias comerciares y la industria fabril esta obra nos
proporciona las características generales de estas empresas, en ella podemos
encontrar información referente a las características de las haciendas azucareras.
Otro autor a destacar es Filiberto L. Quintero, “Historia integral de la región
del rio Fuerte…”18, esta es una de las obra rica en su contenido, pues describe las
características de la región. Para el periodo que nos corresponde, el autor hace
una descripción de las principales haciendas de la zona norte del estado, haciendo
uso de fuentes estadísticos, entre ellos las memorias de gobierno. Esta obra será
importante para completar y fortalecer el proyecto investigativo.
Sergio Ortega Noriega, es uno de los autores que se ha dedicado en buena
medida de la historiografía sinaloense, entre sus obras destaca, Breve historia de
Sinaloa19, Una Historia Compartida20 y El edén Subvertido, la colonización de
Topolobampo21. En esta última obra, el autor menciona que la política porfirista y
la situación sociopolítica de Estados Unidos fueron parte de las causas que
originaron la colonización de Topolobampo.
16 Pedro Cazares Aboytes, El movimiento obrero-campesino en la United Sugar Companies 1903-1939, Universidad Autónoma de Sinaloa, marzo 2005. 17 J. R. Southworth, Sinaloa Ilustrado. Sus industrias comerciales, mineras y manufactureras. Gobierno del estado de Sinaloa, 1980. 18 Filiberto Leandro Quintero, Historia integral de la región del rio Fuerte, Edición de El Debate, Sin., México, 1978, 19 Sergio Ortega Noriega, Breve Historia de Sinaloa, Fondo de Cultura Económica, El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, México, 2005. 20 Ortega Noriega y Edgardo López Mañón, Sinaloa una historia compartida, Gobierno del Estado de Sinaloa, Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional, Instituto de Investigaciones Dr. Luis Mora, México, 1987. 21 Ibíd., Noriega, El Edén Subvertido. La colonización de Topolobampo 1886-1896. siglo veintiuno editores, El colegio de Sinaloa, Difocur Sinaloa, Universidad Occidente, primera edición siglo XX1 2003, México.
10
Mario Gil, en su obra “La conquista del valle del Fuerte”22 hace una
descripción general sobre las haciendas de la región del Fuerte, así como las
formas de resistencia de los indígenas a las políticas porfiristas y la relación que
establecieron los caciques con los hacendados. Mario Gil, señala que con el
surgimiento de nuevas las haciendas surgió también una nueva clase social, el
proletariado.
La finalidad de esta investigación es hacer un estudio que involucre a los
actores, en este caso, los trabajadores de las haciendas azucaras a partir de
fuentes empíricas, tampoco se pretende hacer un análisis exhaustivo del tema,
pero sí destacar las pautas que marcaban el sistema de trabajo en las haciendas.
Para esta investigación las haciendas que se tomaron en cuenta son aquellas
que integraban la sociedad Redo y Compañía, de Joaquín Redo y La Sinaloa
Sugar Compañies de Benjamin Francis Johnston. En el primer caso ésta incluye
La Aurora y Eldorado, esta sociedad también integraba otras propiedades como La
Península de don Cándido y la fábrica textil El Coloso, aunque este último no fue
una hacienda azucarera tenían relación con los trabajadores y por lo tanto, es
importante incluirla por su dinámica laboral sobre todo cuando se habla de
transferencia de trabajadores23. En el caso de la Sinaloa Sugar Company (a partir
de 1905, United Sugar Compañies –USCO-), incluye las haciendas: El Águila y
Mochis.
El contenido del trabajo esta dividido en cuatro capítulos. El primer capítulo
denominado “Sinaloa durante el porfiriato”, en el se hace una descripción
geográfica, demográfica y política, destacando la colonización en el Valle del
Fuerte. En este apartado aborda las características de la agricultura porfirista y el
desarrollo de los medios transportes que facilitaron el trabajo en las haciendas.
22 Mario Gil, la conquista del valle del Fuerte, Universidad de Occidente, Difocur, El Colegio de Sinaloa, siglo veintiuno editores, 2003. 23 La transferencia de trabajadores se refiere a la rotación laboral entre las empresas que integraban esta compañía.
11
En el segundo capitulo titulado “Las haciendas sinaloenses durante el
porfiriato”, el cual esta dividido en tres apartados, en el primero se hace un
recuento general de las haciendas; en un segundo apartado se describe las
características de las principales haciendas azucareras del estado, en un último
apartado se hace referencia sobre las relaciones laborales entre la compañía
Sinaloa Sugar Company y los individuos que habían quedado del extinto grupo
de colonizadores establecidos en 1886 en el Valle del Fuerte.
En el tercer capitulo llamado “Origen y ocupación de los trabajadores de las
haciendas azucareras sinaloenses”, se analiza el tema del reclutamiento y
contratación de la mano de obra destacando la dinámica laboral a la que estaban
expuestos. Como parte de este capítulo se destaca el endeudamiento de los
trabajadores y la estratificación laboral.
El cuarto y último apartado de este trabajo titulado “El paternalismo y los
trabajadores” en el se hace referencia a las condiciones de trabajo, las relaciones
laborales entre hacendado y trabajador. Se aborda el tema de la asistencia médica
en las haciendas, el hospedaje, la remuneración de los trabajadores utilizando
como fuentes los libros de contabilidad de las haciendas. Otros puntos que se
analizan en este apartado son: el papel de la tienda de raya y el esparcimiento y
ocio de los trabajadores.
Para el desarrollo de este trabajo fue indispensable la revisión de fuentes
tanto archivísticas como hemerogràficas. En el caso de las fuentes archivísticas,
se indagó en los fondos que resguardados en el Archivo General Histórico del
Estado de Sinaloa en donde se consultó El Periódico Oficial del estado, la revisión
del Índice Estadístico del Gobierno del Estado. La información obtenida del Archivo
del Municipio del Fuerte fue también importante para elaboración de este trabajo.
En cuanto a las fuentes hemerogràficas, los datos obtenidos del Centro
Regional de Documentación Histórica y Científica de Sinaloa fueron fundamentales
para el desarrollo y conclusión de esta investigación, ya que a través de la
información recabada de los Libros de contabilidad de las compañías azucareras:
12
United Sugar Comapañies correspondiente al año de 1906 y parte de 1907, y de
Redo y Compañía de los años de 1897 a 1901, con estas fuentes se armó los
capítulos tres y cuatro.
Los libros de contabilidad de las haciendas son fuentes valiosas para el
análisis del sistema de trabajo sobre fundamentos empíricos. Desafortunadamente
son pocos los libros que se conocen para este periodo y su estado es incompleto
lo que dificulta aún más su análisis. A partir de estas fuentes se pueden hacer
nuevas interpretaciones acerca del sistema de trabajo, permite conocer entre otras
cosas, el nivel de endeudamiento, el método utilizado para el reclutamiento de
trabajadores, etc. Para el fortalecimiento de esta investigación se consultó otras
fuentes hemerogràficas como: El Demócrata, El Mefistófeles y El Monitor
sinaloense.
El resultado aquí alcanzado cumple con el objetivo planteado que son: Los
trabajadores, sin embargo, este no es un tema concluido, al contrario, es un tema
que invita a seguirlo trabajando a partir de otras fuentes que aún no han sido
exploradas o a partir nuevas interpretaciones, que el historiador hará según sea su
interés.
Antes de finalizar quiero agradecer en primer lugar a mis padres, y hermanos por
su comprensión, por su apoyo incondicional y por esas palabras de aliento, pues
cada una de ellas me motivó a seguir adelante. A Juan de Dios Lugo por su apoyo
y comprensión.
Quiero expresar mis agradecimientos a mi director de tesis, Dr. Sergio M. Valerio
Ulloa por sus sugerencias y observaciones. Al Dr. Samuel O. Ojeda, con quien en
un primer momento inicie este proyecto, a Pedro Càzares Aboytes, por la
valiosísima fuente proporcionada. A mis lectores por sus observaciones para el
mejoramiento de la investigación. De igual manera quiero agradecer a todas las
personas que estuvieron hay apoyándome, de alguna u otra manera: Araceli
Velázquez, Ana Julieta Rueda, a Julio Valdemar, a todos ellos gracias.
13
Capítulo I
Sinaloa durante el porfiriato
En este capítulo se menciona los factores que contribuyeron al desarrollo
económico del estado empezando por su característica geográfica, su población,
que en este periodo era predominantemente rural. En el caso sinaloense la política
agraria porfirista favoreció el acaparamiento de tierras por los hacendados. La
colonización fue también parte de esta política agraria y el estado de Sinaloa no
estuvo exento de ello, es así como en 1886 se establecía en el Valle del Fuerte el
primer grupo de colonizadores.
Otro punto que se mencionara en este capítulo es la creación de las redes
ferroviarias los cuales beneficiaron en buena parte a la haciendas pues les permitió
conectar sus negocios con otras regiones y al mismo tiempo facilitaba el transporte
de sus productos. En el caso de Sinaloa, esto lo podemos ver con la conexión de
la línea férrea Altata - Culiacán y en el Distrito del Fuerte, la conexión seria a
través de la compañía ferroviaria Kansas City el cual conectaría el puerto de
Topolobampo con El Fuerte. Ambas líneas favorecieron la comercialización de la
producción azucarera.
1.1 La población durante el porfiriato
El estado de Sinaloa, es uno de los estados que conforman la República
Mexicana, ubicado en la región Noroeste del país enmarcada por el océano y la
abrupta cordillera de la Sierra Madre Occidental. Los estados del noroeste
comporten muchas características geográficas y muchos de los hechos históricos
que han conformado a sus sociedades. El mar, la llanura y la sierra son los
elementos primordiales que forman el espacio del noroeste. El primer elemento es
14
un medio de comunicación que ha permitido la vinculación con el litoral mexicano
y con otros puertos como Nueva York.24
Mientras que la planicie sinaloense se conforma de los buenos suelos que
facilitan la expansión de la agricultura. En cambio, la sierra conformada por la
cordillera que recorre el territorio sinaloense por su lindero oriental es parte del
conjunto montañoso más importante de la República Mexicana, la Sierra Madre
Occidental, cuyos límites colindan con los Estados de Chihuahua y Durango. La
sierra actúa como recolector de las aguas de lluvia que, a través de profundas
quebradas, corren hacia la planicie, la irrigan y desembocan en el mar. 25
El agua de los ríos es una de las riquezas más importantes de este territorio
como lo son: Las Cañas, Baluarte, el Río Presidio, todos en el sur del estado. En el
centro destacaban: San Lorenzo, Río de Culiacán y El Humaya. En el norte del
estado, se localizan: el Río Mocorito y el Río del Fuerte siendo este último el más
importante de todos.26 Es así, como estos tres elementos configuran el escenario
geográfico del estado de Sinaloa.
Por otra parte, esta geografía ha presentado distintas configuraciones político
administrativas a lo largo de su historia. Expresamente para la temporalidad en
que está ubicada esta investigación, la división política del Estado de Sinaloa se
conformaba por diez distritos y de acuerdo a la clasificación regional planteada por
Eustaquio Buelna los distritos de Rosario, Concordia y Mazatlán corresponderían a
los Distritos del Sur, mientras que San Ignacio, Cosalà, Culiacán y Badiraguato
como Distritos del centro. Mocorito, Sinaloa y El Fuerte conformaban los Distritos
del Norte. 27 Sin embargo la distribución de los diez distritos antes mencionados
estaba de la siguiente manera:
24 Sergio Ortega Noriega, Breve Historia de Sinaloa, Sección de Obras de Historia, Fondo de Cultura Económica, México, 1999,p. 20 25 Ibíd., p.17. 26 Eustaquio Buelna, Compendio histórico, geográfico y estadístico, Sinaloa 1877, edición centenario, editorial Culiacán, Sin., México, 1978, p.43-45. 27 Eustaquio Buelna, op cit., p. 94.
15
MAPA1
División política del estado de Sinaloa durante el porfiriato.
FUENTE: Arturo Carrillo Rojas. Los Caballos de vapor, El imperio de las maquinas
durante el cañedismo, Culiacán, UAS, Tesis de Maestría en Historia Regional, 1991, p. 22.
De esta división distrital, destaca por su importancia tanto económica como
políticamente los distritos de Mazatlán y Culiacán. En cuanto a la cuestión
demográfica se tiene que durante el Porfiriato la población en Sinaloa estaba
16
diseminada en diez distritos y con el número de habitantes que a continuación se
muestra en el cuadro:
CUADRO 1
Habitantes del estado de Sinaloa, por distritos
DISTRITOS 1873 1900 1910 Rosario 16, 531 27, 047 29, 231 Concordia 11, 065 17, 817 19, 159 San Ignacio 8, 007 13, 283 13,865 Mazatlán 26,298 38,298 43,385 Cosalà 13,258 21,399 21,751 Culiacán 22,554 44,344 51,668 Mocorito 13,627 28,628 29,839 Badiraguato 9,807 16,923 19,961 Sinaloa 23, 447 43,432 44,293 Fuerte 23,437 45,530 50,490 total 168,031 296,701 323,642
Fuente: Eustaquio Buelna, Compendio histórico, geográfico y estadístico, Sinaloa
1877 (censo de 1873), p. 94 y Moisés González Navarro, Estadísticas Sociales del Porfiriato (censo 1900 y 1910).
Lo anterior muestra que en los años anteriores al Porfiriato la población
general es de 168, 031 habitantes, de los cuales, la mayor parte de los habitantes
se encuentran en los Distritos de Mazatlán y El Fuerte. Para el año de 1900, el
total de habitantes es de 296, 701, de esta población los Distritos de El Fuerte,
Culiacán y Mazatlán fueron los que ascendieron de manera notable. Para 1910,
la población en general aumentó a 323, 642. Es decir, durante todo el periodo del
Porfiriato la población ascendió de manera muy notoria, y sobre todo en los tres
distritos aquí mencionados esto debido a su importancia tanto, económica, como
políticamente.
Del total de la población correspondiente al año de 1900, 136, 211 personas
trabajaban y según su categoría ocupacional se clasificaban en Propietarios y
17
empresarios: que incluye propietarios rurales y urbanos con 1,053; Comerciantes
y otros empresarios 3, 215 individuos respectivamente. En la categoría de
Trabajadores del campo se encuentran: agricultores 18, 921; ganaderos 599 y
Peones 48, 463. Trabajadores mineros: Barreteros y pepenadores 3, 372; obreros
de fundición y beneficio 436. Artesanía e industria: artesanos 14,098; obreros
industriales 430; obreros de la construcción 1,035 individuos. Trabajadores
intelectuales: profesores y Clérigos 675; profesionistas y artistas 500. Empleados
públicos: empleados de gobierno 1,356 y Militares 245. Empleados particulares:
administradores 149 y dependientes con un número de 974. Otro de los rubros es
el de aquellos ocupados en servicios: transportes y comunicaciones 1,948;
servicios no domésticos 23, 784 y servicios domésticos 12,583 y por último un
rubro en el que se incluye otras actividades, en este caso el rubro de Varios:
pescadores 165 y ocupación desconocida 2, 210 personas. 28 Por lo tanto, la
sociedad sinaloense de 1900 era preponderantemente rural porque destacaban los
trabajadores de campo.
Para el año de 1906, la población de trabajadores de campo respecto al de
1900, seguía siento similar, sólo el número de agricultores había disminuido de
18,921 a 18, 686, mientras que el número de peones seguía siendo el mismo. Esta
categoría ocupacional estaba distribuida de la siguiente manera:
CUADRO 2
Distribución de agricultores y peones de campo en 1906.
Distritos Agricultores Peones de campo
Rosario 620 4,759 Concordia 1,261 2,374 Mazatlán 1,348 4,648 San Ignacio 969 2,523 Cosalà 1,365 3,059 Culiacán 1,293 6,783
28 Ortega Noriega, Breve historia de Sinaloa. Op.cit., p. 258.
18
Mocorito 2,354 5,665 Badiraguato 1,518 3,135 Sinaloa 3,983 7,584 Fuerte 3,975 7,933 Total 18,686 48,463
Fuente: Esteban Flores, Anuario estadístico de Sinaloa, Secretaría de gobierno del Estado, año de 1906, p. 36 y 37.
Como se puede ver había una mayor presencia de peones de campo así
como de agricultores en los Distritos de El Fuerte, Sinaloa, Culiacán y Mocorito, es
decir, en los distritos de la zona centro y norte del estado. Esta concentración
obedece a que en estos lugares era donde estaban ubicadas las principales
haciendas del estado tanto azucareras como haciendas de beneficio.
1.2 Política agraria
Durante la segunda mitad del siglo XIX y al establecerse en México la
llamada Ley Lerdo, se dispuso la desamortización de los bienes inmuebles en
propiedad o posesión de las corporaciones religiosas y civiles. Esta ley limitaba
ciertos derechos que las instituciones eclesiásticas y las comunidades indígenas
habían ejercido por siglos.
Para el caso del Estado de Sinaloa la aplicación de esta ley afecto más a las
comunidades indígenas que a las corporaciones religiosas, puesto que las
propiedades de la iglesia era limitada, en el territorio sinaloense se contaba con
una significativa porción de tierras comunales, de las cuales una buena parte
pertenecían a los indígenas mayos asentados en el norte de la entidad, quienes
se vieron obligados a distribuirla en forma de propiedad privada.29
Pero independientemente a quien afectara la ley Lerdo tenía por finalidad
establecer o fomentar la propiedad de la tierra. Esta política impulsada por el
régimen Porfirista consistió en una acumulación de tierras que se inició con el 29 Ortega Noriega, op, cit., p. 216-217.
19
deslindamiento de terrenos a la inmigración extranjera para que se asentara en el
campo mexicano y lo hiciera producir y en general apoyó a la gran propiedad de
hacendados o terratenientes, tanto en términos fiscales como en sus procesos de
apropiación de tierras aledañas a sus propiedades.
Para el funcionamiento de las haciendas esta política agraria desempeñó un
papel importante, ya que fue sumamente tolerante para que extensiones de tierra
que no se ajustaban a los nuevos decretos se registraran como baldías y
posteriormente pasaran a poder de los grandes dueños de la tierra. Es así como
durante los años correspondientes al Porfiriato se crearon las condiciones
necesarias para el establecimiento y consolidación de las haciendas, en donde
Sinaloa figuró en este periodo como uno de los principales productores y
exportadores de la caña de azúcar.
Una característica de la política Porfirista fue la colonización la cual consistió
en otorgar las mayores facilidades para el establecimiento de colonos extranjeros
que quisieran venir a México para cultivar las tierras ociosas. Tanto el tema de la
colonización como el de las tierras baldías estaban enlazados porque la concesión
de tierras nacionales tenía por objetivo su colonización. En el caso especifico de
Sinaloa el establecimiento de colonos en el Valle de El Fuerte estuvo promovido
por Albert Kimsey Owen bajo el nombre de The Credit Foncier Company.30
Entonces la colonización de Topolobampo31 surgió a raíz de la visita de Albert
K. Owen en 1872, ingeniero estadunidense que exploró el Valle del Río Fuerte y
la Bahía de Ohuira con el fin de ubicar un puerto en la costa del noroeste e instalar
ahí una terminal de una línea férrea que correría hasta Nueva York o Virginia; el
ingeniero obedecía ordenes de una empresa ferrocarrilera, de su país, ya que con
esto buscaban agilizar el comercio entre los Estados Unidos y los países asiáticos;
por ello Owen elegiría Topolobampo como punto estratégico. La empresa
30 Ibíd., p. 255. 31 Topolobampo es el nombre de una bahía sinaloense sobre el golfo de California, próximo a los limites con el estado de Sonora., en Sergio Ortega Noriega, El edén subvertido, la colonización de Topolobampo, 1886-1896, sigo veintiuno editores en coedición con La Universidad de Occidente, Difocur-Sinaloa y El Colegio de Sinaloa, 2003, p.13.
20
ferroviaria se conjugó con el proyecto de establecer en este punto una colonia
agrícola con inmigrantes estadunidenses, aprovechando las grandes facilidades
que el gobierno federal otorgaba para la colonización. 32
Es así como el 27 de agosto de 1886 se celebra el contrato entre el gobierno
mexicano y los representantes de la compañía, para el establecimiento de una
colonia socialista en las playas de la Bahía de Topolobampo por diez años. El
contrato concedía a los colonos tomar, sin perjuicio alguno de tercero, el uso de los
Ríos Fuerte y Sinaloa la cantidad necesaria para los usos domésticos de los
colonos, irrigación de tierras, etc.33
Cuatro años después de la celebración de este contrato, el gobernador del
estado acudía a la colonia de Topolobampo para examinar el estado que
guardaba, como se expone en la siguiente nota:
“Acompañado el señor gobernador de su secretario oficial señor Gabriel F. Peláez y del prefecto de El Fuerte señor Francisco Orrantia, emprendió la visita a la colonia.
La colonia lleva el nombre de “logia” y se compone de 160 individuos de ambos sexos y de todas edades, los cuales reencuentran bajo la dirección de Mr. Owen a quien obedecen en todo lo que se relaciona con los actos públicos o económicos de aquella asociación. Viven los colonos en casas de paja construidas por ellos, siendo notable el edificio destinado a la escuela, el cual es un gran salón bien ventilado y amplio, con pavimento de ladrillo.
En la escuela, además de las materias correspondientes a la instrucción primaria, se enseñan el inglés, el español y la música, y hay en ella cinco niños mexicanos que reciben enseñanza igual a todos.
La colonia esta situada a 20 millas más o menos, al norte del puerto de Topolobampo. Sus terrenos son sumamente feraces y muy propios para el cultivo, con especialidad de la caña de azúcar, por ser en su mayor parte húmedos a causa de las filtraciones del rió del Fuerte.
32 Ibíd., p. 254 y 255. 33 Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa (en adelante AHGES), periódico oficial del Estado de Sinaloa, agosto 27, número 35, 1886, p. 1.
21
Los colonos poseen ya en propiedad una regular extensión de terrenos que han adquirido por compra y a poco precio, en el cual tienen plantados algunos miles de naranjos y hacen su irrigación por medio de una bomba absorbente, sistema moderno. Los mismos terrenos están resguardados con cercos de alambres con púas.
En cuanto a la moralidad de los colonos, el señor prefecto Orrantia dio los informes mas satisfactorios, diciendo que viven en la mayor armonía y fraternidad.
Recibidos el Sr. Gobernador y sus acompañantes en la casa que llaman hotel de la colonia, fueron obsequiados con varias piezas de música ejecutada por la que se ha formado entre una familia de la misma colonia.” 34
Esta empresa colonizadora funcionó entre 1886 y 1896 como una sociedad
cooperativa y con ciertas características del socialismo utópico35 porque la tierra,
los recursos naturales y otros medios de producción eran de propiedad común
pero los explotaban en forma privada los cooperativistas, además sólo la empresa
podía ejercer el crédito y el comercio.
El gobierno era el encargado de deslindar los terrenos baldíos a través de la
Secretaria de Fomento así como de compañías deslindadoras, quienes recibían la
tercera parte de las superficies deslindadas. En Sinaloa, el deslinde y
acaparamiento de tierras se dio mediante compañías deslindadoras, entre los que
destacan: Compañía Colonizadora Agrícola industrial La Primavera, formada en
1889; Alejandra Vda. de Redo en 1904; Sinaloa Land Company, S. A. en 1904;
Colorada Land Company, 1910; Sinaloa Land and Water Company, 1902;
Compañía Colonizadora de Albert K. Owen en 1886; Pacific Land and Water
Copany, S. A. formada en 1908 y Culiacán Colonización Company, S. A., 1909. La
importancia de estas compañías radica en que a través de sus actividades
consolidaron la integración de tierras de buena calidad para la agricultura.36
34 AHGES. Periódico oficial. Sábado 19 de Abril 1890. Pág. 1. 35 En el capitulo II se ahondara acerca del tema. 36 Martínez Barreda, op, cit., p., 24.
22
En el caso del distrito de Culiacán, la concentración de tierras también fue
sobresaliente, sobretodo en el caso de las haciendas azucareras. Por ejemplo, la
Compañía agrícola-industrial La Primavera celebró en agosto de 1889, un contrato
ante el Ministerio de Fomento, para colonizar los terrenos de Navolato, con el
objeto de establecer su explotación agrícola e industrial constituyendo una
compañía bajo la razón social de Jesús Almada y Socios, reformándose dicho
contrato el 12 de junio de 1890 bajo la razón social de Jesús Almada y Hermano,
dicha compañía obtuvo un monopolio de tierras por diversos medios: deslindes,
hipotecas, compras y despojos a comunidades de Navolato y pueblos cercanos.37
Desde su fundación a la Hacienda La Primavera había concentrado grandes
propiedades para la producción agrícola que le permitieron consolidar esta unidad
productiva, todas adquiridas en las comunidades indígenas en Navolato y sus
alrededores. En 1895 tenía 2,709 hectáreas, de las cuales sólo 953.31 eran
cultivadas para la caña de azúcar, frijol, maíz, cereales y hortalizas.38
Durante todo el periodo del Porfiriato esta compañía encabezada por Jesús
Almada siguió sumando propiedades, en el año de 1907, bajo el título legal de The
Almada Sugar Compañies, tierras que fueron compradas a Pedro Medina con
todas sus entradas, usos costumbres y servidumbre, laborales, fincas y cercos, y
se le asignaba a P. Medina, doce hectáreas del mismo terreno.39 De la misma
manera había adquirido el cincuenta por ciento de las propiedades de Pedro
Bueno y Hermanos todas ubicadas en la alcaldía de Navolato.40 De esta manera
obtuvieron las mejores tierras del estado.
Los Redo y los Almada, como monopolizadores de tierras y agua, lograron el
desarrollo agrícola, así como obras de irrigación que les garantizó la consolidación
de dichas unidades productivas manteniendo una especialización en la
producción. La negociación industrial-agrícola de la familia Redo estaba integrada 37 Martínez Barreda, op, cit.,p. 24 y 25. 38, ibíd., p 25. 39 Archivo General de Notarias del Estado de Sinaloa (AGNES), Lic. Ramón J. Corona. Culiacán, Número 1, septiembre 28, 1907. 40 AGNES, Lic. Evaristo Paredes, junio 10 1906.
23
por las siguientes propiedades: Hacienda La Aurora, Eldorado, fábrica de alcohol,
plantíos de caña en una extensión de 200 hectáreas; incluía casas, bombas,
canales, ganado, implementos agrícolas, etc. Esto era una parte de los grandes
dominios en cuanto a propiedades se refiere.41
En 1898 J. Redo celebró un contrato innominado con Juan P. Williams, a
través de esta estipulación se le concedía en calidad de préstamo uno de los
terrenos enmontados ubicados en Eldorado, como parte de la cláusula, al Sr.
Williams estaba obligado a sembrar algodón, cuidar los árboles y maderas que
pudieran servir como combustible para la hacienda, también estaba obligado a
cultivar las tierras y podía disponer de lo que en ella hubiera, y todas las
construcciones de cualquier índole serían de la exclusiva propiedad de J. Redo sin
honorario alguno. 42
En general, la política agraria aplicada durante la segunda mitad del siglo XIX
era una política de corte liberal orientada a la privatización y a colocar la tierra
como una mercancía a obtenerse por el mejor postor y este es un claro ejemplo de
la política nacional que estableció Porfirio Díaz desde inicio de su gobierno
durante el último cuarto del siglo decimonónico. Así que esta política agraria
estuvo orientada al beneficio de los intereses de grupos políticos, empresarios o
inversionistas extranjeros, etcétera.
1.3 La agricultura
La agricultura mexicana en el siglo XIX acentuó su carácter dual. Por una
parte la agricultura de autoconsumo practicada en los pueblos, minifundios y
pequeñas propiedades y por la otra una agricultura comercial practicada en las
haciendas, los ranchos y las plantaciones comerciales. Los hacendados, rancheros
y aparceros se benefician de una agricultura orientada hacia el mercado que
abastece tanto a los sectores urbanos, como a los centros mineros y a los
41 Martínez Barreda, op. Cit., p. 39 y 40. 42 AGNES, Lic., Evaristo Paredes. Culiacán, Núm. 8, 4 de junio 1898, p. 12.
24
mercados locales. Aquí la hacienda juega un papel crucial controlando la mayor
parte de la producción, el comportamiento de los precios, el acceso a los créditos y
a los circuitos mercantiles.43
En el ámbito local, Sergio Ortega Noriega destaca que durante gran parte del
siglo XIX la agricultura sinaloense se orientaba principalmente hacia la producción
de alimentos para el consumo interno, aunque había algunos cultivos comerciales
como el tabaco, el algodón, la caña de azúcar y el aguardiente. Durante este
periodo se incrementó la agricultura en los Distritos de El Fuerte y Culiacán. Se
abrieron nuevas tierras al cultivo, aunque para este periodo una gran parte de las
tierras de esta región estaban sin cultivarse.44
Entre 1877 y 1909, la agricultura del estado conservó características que tuvo
a lo largo del siglo XIX, es decir, producción para el consumo directo de los
sinaloenses, tecnología tradicional y actividad reservada a los rancheros,
pequeños hacendados y campesinos. A fines del siglo XIX, junto con esta forma
tradicional de explotar el campo, se inició la agricultura en gran escala, favorecida
por el flujo de capitales extranjeros particularmente estadunidenses que se
invirtieron en empresas agrícolas y agroindustriales. De manera simultánea se
importó tecnología para sistemas de riego, para el cultivo mismo y para la industria
azucarera. Esta transformación empezó en los Valles del Fuerte y Culiacán
principalmente en Los Mochis, Navolato y Eldorado, impulsada por la tecnología y
el capital estadunidenses. Estas empresas pueden considerarse como industriales
y agrícolas porque ellas mismas producían la caña que se procesaba en sus
ingenios. 45
En el caso de la zona norte, Filiberto L. Quintero menciona que las
características que favorecieron a la agricultura fueron la apertura del canal de
43 Margarita Menegus y Alejandro Tortolero (coord..) Agricultura mexicana: crecimiento e innovaciones, Instituto Mora, El Colegio de Michoacán, El Colegio de México e Instituto de Investigaciones Históricas-UNAM, México, 1999, p. 16 44 Ortega Noriega, Sinaloa una historia compartida, Gobierno del Estado de Sinaloa/Dirección de Investigación y fomento de la cultura e Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México, 1987, p. 61. 45 Ortega Noriega, Breve Historia de Sinaloa, op. ,cit., p. 247.
25
irrigación de más de tres leguas de largo el cual beneficiaba las siembras de maíz,
frijol, papas, hortalizas y árboles frutales. L. Quintero señala que a principios de
1900 la producción agrícola, del distrito del Fuerte estaba de la siguiente manera:
producción del aguardiente de caña ascendía a 2, 770 hectolitros; algodón
200,000 kilogramos; azúcar 5.011.000 Kg. y panocha 275, 000 Kg. Durante este
periodo predominaba la cosecha temporal los cuales prospera con la apertura de
canales de riego. 46 Para 1904 la estadística agrícola de la alcaldía de Mochis
muestra lo siguiente:
CUADRO 3
Estadística agrícola de la Alcaldía de Los Mochis,1904.
Propietario Categoría Cultivados de riego
maíz Caña de azúcar hectolitros valor Kg. valor
Sinaloa Sugar C. Ingenio 150 (sin cultivo 850)
1000 2000.00
6,000,000 15,600.00
J. W. Scally e hijos
1 cortijo 100 hect. -- -- 7 700,000 20,000.00
Julio Eckardt “ 15 hect. 250 750.00 2 310,000 6 000.00 J. H. Newton “ 20 -- -- 770,000 2 000.00 Louis Robertson “ 30 300 800.00 1 540,000 4 000.00 Samuel J. Scally “ 20 -- -- 770,000 2 000.00 William Bunke “ 24 -- -- 577,500 1 500.00 R. C. Schellouse “ 16 200 530.00 962, 500 2 500.00 H. G. Hart “ 9 66 177.00 308, 000 800.00 Jorge L. Page “ 20 132 354.00 462,000 1 200.00
Fuente: Estadística agrícola al de 1904, caja 34, expediente 9, Archivo Municipal de El Fuerte.
En el cuadro anterior se puede apreciar la producción agrícola, cabe
mencionar que sólo se destaca algunos datos sobresalientes como: la producción
maíz y la caña de azúcar, base de la agricultura en esta región.
En la zona norte del estado, en el ámbito agrícola se sembraba y cosechaba
principalmente: maíz, garbanzo, trigo, cebada, algodón y por su puesto la caña de
46 Filiberto Leandro Quintero, Historia Integral de la Región del Río Fuerte, Los Mochis, Edición El Debate, 1978, p. 525-527.
26
azúcar. Se cosechaba también el café, aunque en muy baja escala. Otro cultivo
importante de esta región fue la siembra y elaboración del mezcal que constituía
también una fuente de ingresos47. Un papel importante en el distrito del Fuerte
estaba desempeñado por las haciendas azucareras.
Los hacendados del Valle del Fuerte cultivaban caña de azúcar desde fechas
tempranas a los años porfiristas. Las haciendas más importantes de esta región
que lograron la consolidación al paso de los años fueron: El Águila, de Zacarías
Ochoa, La Constancia, de Francisco Orrantia, la Florida de Esteban Zakany. Lo
mismo para el Distrito de Culiacán en donde predominaba las cosechas de los
productos anteriores más la del algodón con la Compañía Redo quienes también
contaban con una huerta de árboles frutales y a la siembra de maíz.
El riego mecánico permitió la integración y subsistencia de las haciendas
ligadas a la industria del azúcar y al mismo tiempo la apertura y sostenimiento de
un importante número de labores agrícolas.
1.4 Los Transportes
Durante el periodo del Porfiriato una de las características sobresaliente fue
la creación de redes ferroviarias, pues la dotación de ferrocarriles representaba
una prioridad absoluta no sólo para la economía mexicana, sino también para el
Estado, en virtud de sus potencialidades políticas y estratégicas, el atraso con que
se realizó y la escasez de empresas ferroviarias “nacionales”, esto debido a la
constante división del trabajo entre los inversionistas extranjeros que asumieron la
iniciativa de financiar los ferrocarriles mexicanos y los inversionistas nacionales
que se dedicaban a otras empresas más rentables. Otro de los obstáculos fueron
los factores naturales y la estructura física del país: topografía áspera, cadenas
montañosas, grandes áreas de clima tropical y escasez de caminos transitables.
La fragmentación del espacio nacional en áreas fiscales y comerciales se
47 Ibíd., p. 66.
27
acompañaba con aspectos de rivalidad entre estado y territorios, que inhibían el
potencial de cooperación interregional necesaria al abastecimiento de los
ferrocarriles.48
El papel que desempeñó el gobierno federal y estatal en la construcción de
los ferrocarriles fue fundamental, pues ofrecieron generosas concesiones y una
legislación que garantizaba un amplio margen de utilidades, y como resultado de
ello fue un considerable monto de inversiones, mismos que fueron empleados
invertidos en puertos. Y con el fin de seguir atrayendo inversión, el gobierno
federal otorgaba dinero por kilometro construido, mientras que los gobiernos
estatales exceptuaban impuestos. Las líneas se construyeron en su mayoría con
capital estadunidense, ya en la primera década del siglo XX, el gobierno federal
compra el Ferrocarril Nacional Mexicano. El gobierno federal adoptó la política de
otorgar concesiones ferroviarias a los gobiernos estatales, generalmente los
gobernadores solicitaban las concesiones como parte importante para despertar el
interés de los capitalistas.49
El ferrocarril trajo enormes beneficios al comercio nacional al integrar las
zonas comunicadas por las vías permitió un comercio a bajo costo, por lo que, se
multiplicaron los intercambios y fue posible producir para mercados lejanos, lo
cual favoreció la especialización de las regiones. Con estas nuevas formas de
enlace se beneficiaba al mercado de exportación. En este ámbito las haciendas
ya fuesen mineras, azucareras, o cerealeras, también se beneficiaron. Los medios
de transportes constituyeron uno de los factores más importantes para la
comercialización del azúcar.
En Sinaloa, el ferrocarril, contribuyó al mejoramiento económico de la región.
El primer ferrocarril que operó en Sinaloa mejor conocido como El Tacuarinero fue
48 Paolo Riguzzi, “Mercados, regiones y capitales en los ferrocarriles de propiedad mexicana: 1870-1908”, en Sandra Kuntz ficker y Priscilla Connolly (cood), ferrocarriles y obras publicas Instituto Mora/El Colegio de Michoacán/COLMEX/UNAM, México, 1999. pp.39-40. 49 John H. Coatsworth, El impacto económico de los ferrocarriles en el porfiriato, Ediciones Era, México, 1984, P. 34 y 35.
28
el Ferrocarril Occidental de México, conectaba el puerto de Altata con la ciudad de
Culiacán, con una extensión de 62 kilómetros de uno a otro extremo de la vía y el
precio de pasaje de tres centavos por kilometro para los de primera clase y de uno
y medio centavos para los de segunda. El flete variaba en relación a la distancia
recorrida y la clase de mercancías. Siendo considerado el puerto de Altata como
uno de los más importantes de la región, esto por las ventajas que tenía sobre
otros puertos del pacífico, su cercanía relativa con la capital del estado aumentaba
su importancia.50
La segunda línea en construcción fue el ferrocarril Kansas City México y
Oriente, en una época en donde los negocios prosperaban, la construcción de esta
línea comunicó a Topolobampo con El Fuerte. En 1889 fue terminado el ferrocarril
transcontinental en Estados Unidos, con lo cual se estableció una moderna
comunicación entre las fértiles zonas agrícolas de la costa del pacífico y los
grandes mercados urbanos del noroeste estadunidense. En 1881 fue inaugurado
el tramo del Sud Pacífico que hacía el recorrido de Nogales al puerto de Guaymas,
Sonora. Por lo tanto, para la primera década del siglo XX las líneas férreas
conectaban el mercado sinaloense con el estadunidense.
En el Distrito de El Fuerte, la principal empresa de transportes fue la
Compañía del Ferrocarril Kansas City México y Oriente, cuyas líneas se extendían
desde Topolobampo hasta la Estación “Fuerte”, cerca de la cabecera, tocando en
los puntos más importantes de la región.51 En abril de 1903 se tendían los rieles
que conectaban al ingenio de Los Mochis y aprovechado para el transporte de la
maquinaria que estaba llegando a Topolobampo para el ingenio en construcción
(Mochis). En mayo del mismo año llegaba a San Blas la “punta de fierro” hasta
donde el tren corría desde Topolobampo. El servicio regular de trenes de carga y
50 Víctor Alejandro Miguel Vélez, Los ferrocarriles de Sinaloa durante el porfiriato, en Gilberto López Alanís (Comp.), El Porfiriato en Sinaloa, Dirección de Investigación y Fomento de Cultura Regional del Gobierno del Estado de Sinaloa, Sin., México, 1991, p. 121-123. 51 Esteban Flores, Anuario Estadístico de Sinaloa, secretaria de gobierno del estado, Culiacán, Sin., 1906pp.155-158.
29
pasaje entre estos dos puntos se inauguró el 19 de junio de 1903, y se establecían
las corridas los días martes, jueves y sábado.
Antes de la existencia de esta línea ferrocarrilera, se utilizaba la diligencia52
como servicio público y constituía el medio más cómodo para viajar. Dentro del
distrito había una línea que era de la propiedad de Zacarías Ochoa, que iba desde
El Fuerte hasta la Higuera de Zaragoza.
La última línea en construcción fue El ferrocarril Sud Pacífico y determinó la
utilización de los medios y rutas de transporte, favoreciendo en todos sus
aspectos, el desarrollo económico del noroeste. Esta línea se construyó,
inaugurándose en 1881, el tramo comprendido entre Nogales y el Puerto de
Guaymas, por las compañía del ferrocarril de Sonora, a la que el gobierno federal
le otorgó en 1875 la concesión correspondiente. En 1885 los intereses de esta
compañía se transmitieron al ferrocarril de Sonora, Nogales y Guaymas. En los
primeros meses de 1906, partiendo de Empalme, Sonora comenzaron los trabajos
de la prolongación de la vía hacia el sur y en 1907 esta línea llegaba en San Blas,
Distrito del Fuerte. El Rancho de San Blas se convirtió en una estación crucero de
dos ferrocarriles: Kansas City México y Oriente y el Sud Pacifico.
52 Las diligencias era un vehículo grande, espacioso y fuerte, de muy buenas muelles o sopandas, tirada por dos o tres troncos mulares, en Filiberto L. Quintero, op, cit., p. 552.
30
MAPA 2
Ferrocarriles de Sinaloa en 1910.
Fuente: Sergio Ortega Noriega, Breve Historia de Sinaloa, Sección de Obras de
Historia, Fondo de Cultura Económica, México, 1999. p 245.
La construcción de redes férreas permitió a los hacendados conectar sus
negocios a otras regiones, sin embargo, cada uno de ellos tenían sus propios
espacios: Jesús Almada y Hermano: Mazatlán, Guaymas, Culiacán y Baja
California; El Águila Sugar Refining Company (posteriormente, Sinaloa Sugar
Company y United Sugar Company): Guaymas Fuerte y Ahome; Zakany
Sucesores Guaymas Ahome, Álamos y Sinaloa; Redo y Compañía: Culiacán y
31
Mazatlán Francisco Orrantia y sarmiento: Guaymas, Fuerte, Mochicahui, Álamos y
Sinaloa.53
En cuanto a las empresas de transporte en los Distritos de Mazatlán,
Culiacán y El Fuerte que eran los más significativos en este periodo, de manera
muy general se tiene que en el primer distrito las empresas mas importantes
fueron: Compañía Naviera del Pacifico S. A.; Compañía de Vapores “Cosmos”;
Pacific Mail Steamship Company, con puntos en los puertos de San Francisco,
Mazatlán, San Blas, Manzanillo, Acapulco, etcétera.
Otra empresa de transporte fue la Compañía de Navegación México y
Oriente, comerciaba entre Guaymas, Topolobampo, Altata, Mazatlán, San Blas y
Manzanillo, conectando en Guaymas con el ferrocarril de Sonora, en Topolobampo
con el ferrocarril Kansas City México y Oriente, en Altata con el ferrocarril
Occidental y en Manzanillo con el ferrocarril de Colima. La empresa Diligencias
Generales de Occidente. Las líneas de esta empresa eran: una que terminaba en
Álamos, pasando por Culiacán y por las cabeceras de los distritos septentrionales
del estado; otra con dirección a Tepic, pasando por el Rosario, y el último con un
recorrido por el Pánuco pasando por Concordia. Estas son sólo algunas empresas
de transportes del Distrito de Mazatlán. 54
Mientras que en el Distrito de Culiacán como ya se mencionó fue el ferrocarril
Occidental de México, el cual tenía su recorrido en puntos como: Culiacán y Altata,
tocando en Bachigualato, Aguaruto, San Pedro, Yevabito, Navolato, Limoncito y
Gausimillas. Con una extensión de 62 kilómetros de uno a otro extremo de la vía y
el precio de pasaje de tres centavos por kilometro para los de primera clase y de
uno a medio centavos para los de segunda. El flete variaba en relación a la
distancia recorrida y a la clase de mercancías. En cuanto a los carruajes de sitio se
tiene que para estos años existían veinticinco mismos que estaban al servicio del
53 Gustavo Aguilar Aguilar, la industria del azúcar. Los casos de La Primavera y Eldorado 1890-1910, Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, 1987, p.74. 54 Esteban Flores, op, cit., p. 155-156.
32
público, sin embargo no había ninguna empresa de alquiler de mulas o caballos
establecida en forma.55
En cambio, en el Distrito del Fuerte la empresa de trasportes más
importantes es el ya mencionado Ferrocarril Kansas City y Oriente. En cuanto a los
carruajes cabe señalar que a diferencia del Distrito de Culiacán los datos
estadísticos muestran que había un mayor número de carruajes o al menos los
personas que contaban con este tipo de transportes los alquilaban.
En el caso de la alcaldía de Ahome algunos individuos como: Leoncio Ruiz,
Jesús Castro, Camila C. Castro, Rafael Guerra, etc., quienes se ocupaban en
transportar pasajeros y carga de Ahome a Los Mochis y Mochicahui. En
Mochicahui los individuos que contaban con carruajes eran: Manuel Borboa, José
María Càzarez, Herculano Borboa, Patricio Quiñones, Erasto Luque, Modesto
Galaviz, Salomé Puente, etc., cuyos carruajes, carros o carretas traficaban entre
Mochicahui y Estación de Constancia. Cabe señalar que muchos de los individuos
aquí mencionados tenían un vínculo laboral con las haciendas azucareras de esta
región ya fuera como contratistas o bien como cargadores de caña de azúcar. 56
En general las condiciones geográficas y la política agraria porfirista fueron
factores que permitieron el desarrollo de la agricultura sinaloense, particularmente
del cultivo de la caña de azúcar. Las posibilidades de comercialización aumentaron
considerablemente por la construcción de ferrocarriles, las empresas que hasta
entonces estaban orientadas hacia el dominio de un mercado local o regional
podían volverse hacia los mercados alejados e incrementar las ganancias
mediante un amento a la producción.
55 Ibíd., p.157. 56 Ibíd., p. 158-159.
33
Capítulo II
Las haciendas sinaloenses durante el Porfiriato
En este capítulo primeramente se hace una descripción de la propiedad rural
durante el Porfiriato y las características de las principales haciendas azucareras,
mismas que se localizaban en los Distritos de Culiacán y del Fuerte, el primero en
el centro y el segundo en el norte del estado.
Las haciendas que se caracterizaron por sus modernas instalaciones fueron:
La Aurora en 1876 y La Primavera en 1891; Eldorado en 1903 y Los Mochis en
1902 esta última formaría parte de la Compañía Sinaloa Sugar Company en esta
también se incluye la Hacienda El Águila la cual estaba catalogada como molino
de panocha, sin embargo a principios de la última década del Porfiriato y bajo el
mando de Benjamin F. Johnston se convertiría en una ingenio azucarero.
En este mismo capitulo último se hace un apartado para el tema de la
relación de los colonos con la Sinaloa Sugar Company ya que una vez concluido
el contrato de colonización establecido con el gobierno federal por un lapso de
diez años, se daba por terminado todo tipo de contrato previamente establecido.
De esta manera B. F. Johnston adquiría las propiedades en donde establecería el
ingenio Mochis, lo cual provocó que muchos colonos se incorporaran a la hacienda
ya se como trabajadores a través de contratos de arrendamiento.
2. 1 Las haciendas en Sinaloa durante el Porfiriato
La hacienda era la unidad de mayor capacidad de producción agrícola,
ganadera y agroindustrial. Se sustentaba en grandes extensiones en las que
labraba un número significativo y variable de trabajadores, según fuera la
dimensión y el tipo de producción al que estaba dedicada. Las haciendas podían
34
especializarse en las producciones agrícolas, ganaderas y agroindustriales,
aunque frecuentemente eran mixtas, independientemente de que en general, la
mayoría requería de ganado, para tracción y transporte, así como de cultivos para
las necesidades del consumo humano y animal. 57
A principios del siglo XX, en Sinaloa existían 50 haciendas y para 1910 el
número se redujo a 37, mientras que el número de ranchos pasaba de 2, 096 a 3,
178 lo que significa un incremento significativo de estas propiedades. 58Moisés
González Navarro, señala que a finales del Porfiriato en Sinaloa había 339
propiedades rurales en donde se ubicaban, haciendas, ranchos y pequeñas
propiedades, con una superficie total que abarcaba 1 358, 093 hectáreas de las
cuales 23 correspondían a una extensión menor de 100 hectáreas, el cual
equivalía al 0.13% del total; otras 58 pertenecían a fincas que contaban con una
extensión que oscilaba de 101 a 1,000 hectáreas lo que equivalía al 2.19%; 84
más tenían una extensión de 1,001 a 5, 000 hectáreas y representaban un
porcentaje de 33.61 %; 39 además tenían una extensión que fluctuaba entre 5,001
a 10,000 hectáreas el cual corresponde al 20.49 %.
Prosiguiendo con esta clasificación 26 propiedades poseían una extensión
territorial de oscilaba entre las 10, 001 y 20,000 hectáreas, lo cual equivalía un
24.47 % del total; sólo 6 propiedades que se encontraban entre el rango de 20,001
a 30,000 hectáreas que a su vez correspondían al 11.05%; sólo dos
correspondían entre los 30, 001 a 40, 000 hectáreas que significaban un 4.81 y
finalmente una propiedad que contaba con una extensión de 44, 044 hectáreas,
con un porcentaje de 3.24 %. De estas 339 propiedades, 37 correspondían
únicamente a las haciendas, independiente del tipo que fuera. Es así como se
puede ver la importancia de la acumulación de propiedades en este periodo.59
57 Guillermo Beato, “Principales aspectos de la economía, la sociedad y la política en Mèxico:1821-1910”, en El Poblamiento de México, tomo III, Consejo Nacional de Población (Conapo), Azabache, México 1993, p. 66 y 67. 58 Moisés González Navarro, op., cit., p. 41 59 Ibíd., pp. 65 y 243.
35
En Sinaloa, las principales haciendas azucareras se ubican en el centro y
norte del estado, en el centro se localizaban las siguientes haciendas: La Aurora y
Eldorado todas propiedad de Joaquín Redo. La Primavera ubicada en Navolato
propiedad de Jesús Almada y Hermano. En la zona norte destacaban La
Constancia, La Florida, El Águila y a principios de l siglo XX la Compañía Sinaloa
Sugar Company de Benjamin F. Johnston en el Distrito del Fuerte. En el Distrito
de Mocorito se localizaba la Hacienda Tres Hermanos propiedad de los hermanos
Inzunza, otra hacienda ubicada en este distrito fue el de la familia Peiro y Retes
dedicadas a la producción de aguardiente y mezcal.
A parte de las haciendas azucareras, el Estado de Sinaloa también se caracterizó
por sus haciendas mineras o haciendas de beneficio, en el Distrito de Sinaloa se
localizaban: La Pirámide y El Rosario, sin embargo por sus condiciones
geográficas la zona sur fue donde hubo mayor número de haciendas de beneficio,
tan sólo en el Distrito de Cosalà destacaban por su importancia: Guadalupe de los
Reyes, La Republicana, San José de las Bocas y La Rastra;60 y por último La
Compañía Minera de Panuco ubicada en el Distrito de Concordia. Así pues estos
distritos dan muestra del esplendor económico que se vivía en el sur del estado.
2.2 Características de las haciendas azucareras sinaloenses
Durante el periodo del Porfiriato surgen en Sinaloa una gran cantidad de
establecimientos mineros, comerciales, agrícolas e industriales. Dentro de este
auge las empresas que lograron despuntar fueron las haciendas azucareras las
cuales se caracterizaron por contar con maquinaria moderna que era importada de
Europa y Estados Unidos lo que provocó que ocuparan una posición significativa
en la producción estatal no sólo de azúcar sino también de alcohol.
60 J. R. Southworth, Op, cit. p. 93.
36
En el caso de las haciendas ubicadas en la zona norte del estado se
encuentra “La Constancia”, la cual surgió en el año de 1884, propiedad de
Francisco Orrantia y Sarmiento, personaje que además de la agricultura se dedicó
al comercio, la ganadería, la industria y además era prestamista; llegó a tener
cargos políticos tanto a nivel local como estatal. Pero si se pondera el desempeño
de este personaje en esta zona de la entidad, se puede decir que lo más
significativo fue su papel impulsor de la industria azucarera, pues se le ha
considerado el pionero en este ramo 61.
La Constancia, fue el primer ingenio azucarero que se estableció en el
Distrito de El Fuerte (y segundo ingenio azucarero a nivel estatal después de la
Aurora que sería la primera en instalarse en el centro de la entidad) fue importante
para el desarrollo de esta región ya que sentó las bases necesarias para su
modernización. La hacienda surgió a raíz de una sociedad conformada a fines de
1881 fundada entre José María Ortiz y Francisco Orrantia y Compañía. Esta
sociedad tenía por objetivo la explotación de fincas rústicas adquiridas y la
explotación de la caña de azúcar, mezcal, ganado, salinas y otros productos.
Así que bajo esta óptica la empresa pronto dio muestras de progreso
elaborando azúcar de marqueta o pilón, y a partir de 1904 empezó con la
producción de azúcar cúbica que se empacaba por tandas superpuestas en cajas
de madera cepillada. Su molino llegó a tener una capacidad máxima de 200
toneladas de molienda de caña cada 24 horas y para 1906 la producción de
azúcar ascendió a 221, 663 kilogramos. La materia prima, es decir, la caña de
azúcar que se utilizaba en este ingenio se cosechaba en los terrenos de la misma
hacienda por lo que, contaba con dos o tres bombas centrifugas movidas por
motores de vapor para proveer de riego a los plantíos.62
61 María Elda Rivera Calvo, Empresarios Agrícolas en Ahome 1929 – 1940, Culiacán, Sinaloa, Universidad Autónoma de Sinaloa, Tesis de Maestría en Historia Regional (inédita), 2001, p. 27 62 Leandro Quintero. Op, cit., p. 540-541.
37
La Hacienda La Constancia tenía un número de doscientos trabajadores,
ciento cincuenta eran hombres y cincuenta niños. Los primeros recibían un salario
de 50 centavos, y los niños un salario que oscilaba entre los 25 y 30 centavos.63
Otra hacienda ubicada en la zona norte del estado y que revistió de singular
importancia fue “La Florida” surgida el 10 de Abril de 1888, cuya firma propietaria
era Zakany y Cía., de la cual era fundador y personaje principal Don Esteban
Zakany el cual a partir de entonces inició sus incursiones en la producción de
azúcar.
La Sociedad Zakany y Cía. tenía como objeto la explotación del Ingenio La
Florida; con una capacidad de molienda de 150 a 200 toneladas diarias64. La
fábrica estaba instalada en el casco de la misma hacienda, cuyos terrenos
pertenecían a Doña Serapia Ochoa hermana de don Zacarías Ochoa y esposa del
expresado Sr. Zakany. Además, contaba con una gran extensión de cultivo de
caña de azúcar, árboles de naranja así como la siembra de café. Para el año de
1904, esta finca contaba con 1000 hectáreas de terrenos cultivados de riego y
5000 hectáreas de terreno sin cultivar.
Como puede apreciarse su situación era envidiable. Así que, el 23 de junio
de 1900, se constituyó en Ahome, la sociedad anónima organizada por don José
Zakany con el nombre de Destilería Savalle y con un capital social de 50 mil
pesos. Entre los mayores accionistas figuraban los señores Wohler Bartning
Sucesores comerciantes de Mazatlán. El objetivo de esta sociedad era la
elaboración de alcohol de las mieles incristalizables del ingenio. Así que el azúcar
y el alcohol eran productos fundamentales que manaban de sus esfuerzos
productivos.
En 1905, este ingenio azucarero era de los más modernizados, por ejemplo
sus instalaciones eléctricas provenían del General Electric Co, su motor era “Atlas
63 Archivo Municipal del Fuerte (en adelante, AMF), caja 29, 1901. 64Rivera Calvo, op. cit., p. 27.
38
Automatic” y contaba con una fuerza en el motor de veinte caballos65, además,
tenía máquinas de vapor importadas de Hamburgo, Alemania. Esta tecnología
permitía la fabricación de azúcar en cubos, la cual tenía gran aceptación en
México, mientras que la azúcar en bruto era exportada a los Estados Unidos.
Para las operaciones de esta fábrica se empleaba a doscientos cincuenta
trabajadores, de los cuales doscientos eran hombres y cincuenta mujeres, esta
hacienda también empleaba niños, quienes percibían un salario de 25 centavos.66
Sin embargo, en este año la crisis económica que se experimentó condujo a
la paralización y liquidación definitiva de los negocios pertenecientes a Zakany
sucesores. Para el año de 1908, la compañía sufrió una grave situación financiera,
por las fuertes deudas que había contraído para establecer su negocio, sobre todo,
con casas comerciales extranjeras establecidas en Mazatlán. Esto ocasionó que
para 1910, se estableciera su juicio de quiebra y todos los bienes fueran
adquiridos por Manuel Borboa, quien posteriormente se los vendió a Benjamín
Francis Johnston67, quien a su vez, trasladó la maquinaria adquirida a la Hacienda
El Águila.
La Hacienda El Águila pertenecía a otro importante empresario agrícola,
Zacarías Ochoa, el cual hizo alianzas o sociedades con extranjeros, se contó con
el apoyo de las autoridades estatales a principios de 1900 cuando a Ochoa le
fueron exoneradas todas las contribuciones directas o indirectas del estado y del
municipio por un plazo de cinco años por las empresas que tenía establecidas
entre la Villa del Fuerte y el pueblo de Higuera de Zaragoza. A cambio de estos
beneficios el concesionario tenía la obligación de transportar por medio flete en los
carruajes de la empresa a los empleados del estado y del municipio cuando
tuvieran que salir en comisiones del servicio68. El Águila estaba equipada con un
65 AMF, caja 13, expediente 14, 1905. 66 AMF, caja 29, 1901. 67 Rivera Calvo , op. cit. p. 43. 68Memoria General de la Administración Pública del Estado de Sinaloa. Presentada a la XXva. Legislatura por el Gobernador Constitucional C. Francisco Cañedo, Mazatlán, Ed. Retes, 1905, p. 35.
39
molino de panocha movido a vapor, y a fin de transformar el molino de panocha en
una fábrica de azúcar, en 1890, Ochoa en sociedad con Edward Lyncan planean
hacer lo necesario, sin embargo Benjamín Francis Johnston y Mr. Ruggles fueron
quienes concluyeron dicho proyecto. Entre los arreglos de esta sociedad se
estipulaba que don Zacarías Ochoa aportaría la caña para el molino y ha cambio
recibiría una participación de 40 por ciento en el azúcar, y las mieles. 69 Sin
embargo, tras la muerte de Mr. Ruggles, Johnston se quedó al frente de El Águila y
así formó la sociedad que se denomino “El Águila Sugar Refining Co.”, la cual
tenía como objetivo la compra-venta, elaboración y refinación de azúcar y el cultivo
y compraventa de caña.70
Johnston71fincó su potencial económico agrícola luego del fracaso de la
colonia socialista impulsada por Albert K. Owen hacia la última década del siglo
XIX y más expresamente luego de que -en 1896- la Secretaría de Fomento del
gobierno federal cancelara el contrato concedido a la empresa de Owen (The
Credit Foncier Company) seis años atrás para que colonizara el Valle de el Fuerte
y la concesión de aguas del río para el riego de sus tierras. Luego de este fracaso,
buena parte de esas tierras pasaron a posesión de Johnston.
Este proceso tomó forma hacía finales de 1901 cuando este inversionista
adquirió dieciséis mil hectáreas del predio de los Mochis (antigua propiedad de los
colonos de Owen) donde se inició la instalación de la “Hacienda de los Mochis”.
En este lugar se establecieron campamentos para ingenieros y oficiales que
trazarían los terrenos, así como de limpiarlos y nivelarlos para la construcción del
69 L. Quintero, op, cit., p. 543. 70 Ibíd., p. 544. 71 Nació el 15 de diciembre de 1865 en la ciudad de Sharon, Pensilvania, Estados Unidos, murió el
19 de marzo de 1939 a los 71 años de edad. Contrajo nupcias con Agnes Sherwood Johnston, de este matrimonio nació su único hijo Sherwood Johnston, el 18 de octubre de 1901. Filiberto L. Quintero señala: Johnston era un hombre extraordinario, sobrado de dominio, que nunca usó la palabra “favor” ni en las más apremiantes y difíciles circunstancias en que llego a estar colocado, Johnston se era un hombre dotado de talento, capacidad, espíritu de organización , acometividad y audacia de un don de persuasión. En Filiberto L. Quintero, Historia integral del Valle del Fuerte, op., Cit., p 584.
40
ingenio azucarero y la siembra de la caña de azúcar y su posterior proceso de
transformación, es decir, para instalar una moderna empresa agroindustrial. 72
Para principios del siglo XX, este personaje logró consolidarse como uno de
los empresarios más importantes de la región norte del estado. Dicho empresario
también es considerado como el pionero de la industria azucarera principalmente
en esta región y como el propietario de las más modernas instalaciones dedicadas
a dicho fin. Tanto así que para esas fechas, la Sinaloa Sugar Company contaba
con instalaciones eléctricas Westinghouse con trescientas luces y con una fuerza
de vapor de cuarenta caballos73.
En 1902, Johnston como apoderado general de The Águila Sugar Refining
Company recibió un préstamo del Banco Occidental de México a fin de invertirlo en
su negocio del azúcar. En ese mismo año se conformó la hacienda azucarera El
Águila con un capital de un millón de pesos; en esta se podían encontrar nuevas
instalaciones eléctricas; por ejemplo, operaba un dinamo de conexión directa,
fabricado por la General Electric Company, para 72 luces incandescentes de 16
bujías cada una, una máquina incandescente de 1 y 6 kilo-watt de la misma
fábrica, un motor de vapor, “Atlas”, de 7” por 10”, o sea 15 caballos de fuerza74.
Esto da muestra de un franco proceso de modernización del quehacer productivo.
Para el año de 1904, la Sinaloa Sugar Company contaba con ciento
cincuenta hectáreas de terrenos cultivados de riego y un número considerable de
temporal, también tenía ochocientos cincuenta hectáreas de terreno sin cultivo. En
sus terrenos abiertos al cultivo se producían mil hectolitros de maíz con un valor de
doscientos pesos; mil veinte hectolitros de aguardiente de caña con un valor de
doscientos pesos; un millón de kilogramos de azúcar con un valor de ciento
72 Enrique Martínez Della Rocca, Los Mochis, orígenes y fundaciones, Los Mochis, Universidad de Occidente, 1999, p. 123. 73 AMF, Estadística agrícola de Ahome, caja 34, expediente 9, 1905. 74 AMF. Correspondencia, caja 13, Nº 14, Marzo de 1905.
41
cincuenta mil pesos; así como seiscientos mil kilogramos de caña de azúcar con
un valor de quince mil seiscientos pesos. 75
Como este empresario norteamericano se encontraba en pleno ascenso,
para 1905 se constituyó una oficina central de todos los negocios en los que
participaba Johnston. A esta Compañía se le llamó United Sugar Company
(USCO) se integró como una fideicomisaria para retener las acciones de la
compañía azucarera el Águila, Destilería la Victoria y de la Sinaloa Sugar
Company76; significaba la concreción del recién creado Ingenio de los Mochis77.
Así que, junto a productores agrícolas nacionales como los Ochoa, ZaKany y
Orrantia y Sarmiento, se consolidó la presencia de Johnston como la élite
económica del norte de Sinaloa, todos ligados al negocio del azúcar. Es de
destacarse que los desarrollos de sus negocios tuvieron sus propias
particularidades, de ahí que la audacia y visión empresarial, así como el
tratamiento de las fuentes de financiamiento fueron factores importantes que
marcaron desarrollos dispares entre dichos productores. Eso ocasionó que
algunos de ellos se sumergieran en lapsos de crisis por deudas y a presentar
tendencias poco dinámicas; situación en la que Johnston no se encontraba pues
sus negocios eran conducidos por una actitud empresarial más firme y versátil.
En situación distinta se encontró el ingenio azucarero La Florida, propiedad
de Esteban Zakany, pues enfrentó graves problemas a tal grado de que para
finales de la primera década del siglo XX tuvo que ponerse en remate. Sus bienes
estaban incautados por los acreedores y para principios de 1910 fueron puestos a
subasta pública la totalidad de ellos, donde figuraba: un molino de viento, una
75 AMF., Estadística Agrícola , Hortícola y Minera, caja 34, 1905. 76 Rivera Calvo , op. cit., p. 34. 77 María Eugenia Romero Ibarra, “Empresa y Expropiación La United Sugar Companies, S. A. 1920- 1940”, en María Guadalupe Rodríguez López, La Nostalgia y la modernidad, Empresarios y Empresas regionales de México. Siglo XIX y XX, Durango, Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Juárez del Estado de Durango, 2005, p. 33.
42
planta de bomba centrifuga con caldera y motor, así como el noventa por ciento de
una casa ubicada en Ahome. 78
También formaba parte de este remate la hacienda “La Florida” con todo y
sus 4055 hectáreas, 72 áreas y 2 centiaras. Donde también iban incluidos cercas,
canales, desmontes, plantíos, dos edificios principales, cuatro casas de ladrillo
para empleados, tres cuartos del mismo material y catorce casas de rama para
sirvientes, un lote del terreno en Cobayme -contiguo a La Florida- con 871
hectáreas, 4 aras, y 88 centiaras, en el terreno de Bachobampo; además, 117
hectáreas en terreno de Chivari de la alcaldía de Higuera de Zaragoza y 947
hectáreas en el terreno de Medano del Pozoles, también ubicado en este distrito
de El Fuerte.79
La lista de bienes rematados se completaba con cuatro hectáreas en terreno
de los Algodones de la Alcaldía de Higuera de Zaragoza de este mismo distrito. Al
igual que varios lotes en la Alcaldía de San Miguel con 132 hectáreas 71 aras y 71
centiaras. Otras propiedades de terreno en esta misma Alcaldía de San Miguel
sumaban 1034 hectáreas 81 aras y 75 centiaras80.
78 AHGES, Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 17 de Marzo de 1910, p. 4. 79 Ibíd., p.4 80 Ibíd., p. 4.
43
Ingenio Los Mochis en su primera zafra (1903) FUENTE: WWW.portalmochis.net, 12 marzo de 2010.
En el caso del distrito de Culiacán, destacaba la presencia de las siguientes
haciendas: La Aurora, Eldorado que integraban la sociedad azucarera Redo y
Compañía y La Primavera.
La Aurora fue el primer ingenio azucarero que se estableció en el estado de
Sinaloa en 1876, por el senador Joaquín Redo. La Aurora, comprendía una
superficie de 200 hectáreas para la siembra de caña, abasteciendo al mismo
ingenio, además de la que se suministraba desde Eldorado para su
procesamiento, con lo cual generaba una producción de 340, 275 kilogramos de
azúcar y 500 barriles de aguardiente, la hacienda contaba con huertas, terrenos
sin cultivar e implementos agrícolas.81 Para los trabajos de la hacienda se
empleaba a doscientos cincuenta trabajadores de manera permanente.82
La hacienda Eldorado, ubicada en la parte costera, situada al sur del Distrito de
Culiacán y a una distancia de 60 kilómetros de la capital sinaloense. Este ingenio
empezó a construirse en marzo de 1900 y tres años más tarde inició su primera
81 Martínez Barreda, op, cit., p.66. 82 Gustavo Águila, “Surgimiento e importancia económica de la industria azucarera en Sinaloa durante el porfiriato”, en Gilbert López Alanís (Comp.), El Porfiriato en Sinaloa, Difocur, Culiacán Sin., México, 1991, p. 10.
44
zafra teniendo como resultado la obtención de 447.874 kilogramos de azúcar83.
Para el siguiente año, 1904, su producción de azúcar alcanzó 580, 261 kilogramos.
Un año más tarde el monto fue de 805, 877.120 kg.; para 1906 casi se duplicaba al
situarse en 1,592.726 kg.; la zafra de 1907 no fue nada insignificante pues permitió
obtener 1, 408.850 kg.; en tanto que para 1908 su producción total ascendió a la
elevada cifra de 2,201.474 kg. de azúcar; así hacia 1909 la producción fue de 3,
096.231 kilogramos; y por último, en el año de 1910 la producción azucarera de
esta hacienda se situó en 2, 189.077 kg.84.
Por las dimensiones de la producción alcanzada esta hacienda era una de las
más grandes de esta región y contaba con la mejor infraestructura. Toda su
maquinaria fue adquirida en los Estados Unidos y poseía una capacidad de
molienda de 600 toneladas. Los medios que utilizaban para la transportación de
personas y el traslado de productos hacia el mercado era a través de carretas
jaladas por animales; uno de los puntos de enlace con sus destinos terrestres de
comercialización era el puerto de El Robalar próximo a la hacienda de Eldorado;
esta era una conexión al mar propiedad de la misma familia Redo. Esta hacienda
también contaba con carros para el transporte de la caña con una longitud en
metros de líneas construidas con extensión de mil metros, teniendo un total de 20
carros utilizando el sistema de tracción animal.85
Por otra parte, la Hacienda Eldorado estaba integrada por casas, bombas,
ganado, implementos agrícolas y plantíos de caña. En 1902 se formó la sociedad
colectiva bajo la razón social de Redo y Compañía con el fin de administrar de
manera conjunta los bienes de las Haciendas La Aurora y Eldorado. Pero más allá
de las medidas administrativas y de los recursos materiales, resultaron importantes
las acciones en pro de la obtención de recursos financieros, actividad en la que
sus dueños eran sumamente hábiles.
83 Esperanza Echaverría, Eldorado, Un pueblo contra su nombre, Culiacán, Sin., 2000, pp. 28-30. 84 Esteban Ruiz Martínez y Julio Mendívil Félix, Eldorado, cien años de Historia, Ayuntamiento de Culiacán, Sinaloa, 2004, p.139. 85 Esteban Flores, Op. Cit., p. 161.
45
Otras de las haciendas que surgió en este periodo es La Primavera (1893),
dicha hacienda estaba ubicada en el Poblado de Navolato, Distrito de Culiacán,
ubicado a 31 Km. del Puerto de Altata e igual distancia de la capital sinaloense;
sus propietarios eran J. Almada y Hermanos. 86Dos aspectos que favorecieron el
rápido desarrollo de esta empresa agrícola fue la existencia de agua en
abundancia y contar con inmensos terrenos de fácil cultivo. Sus terrenos
comprendían una extensión de 35,000 acres, habiendo en ellos agua suficiente
para regar sus extensos plantíos de caña de azúcar, que demandaban dos riegos
en la estación a diferencia de los cereales que sólo requieren uno.
Como parte de una unidad productiva compleja requería para su
funcionamiento de múltiples herramientas y tecnología que se traducía en doce
calderas de vapor de 1,000 caballos, una fábrica de cepas y taller para aserrar,
dos destiladores de alcohol, una planta de luz eléctrica para la fábrica y la
población; su maquinaria para la factura de azúcar cúbica que tiene una capacidad
de 20,000 libras diarias..87
Su producción era de 40 toneladas de azúcar por acre de plantío, con un
costo de un peso al año por cada acre. Para su operación la hacienda contaba con
100 plataformas para el acarreo de los productos al molino, mismo que trituraba
600 toneladas de caña diariamente; el residuo era utilizado como combustible; Y
exportaba sus productos principalmente a los Estados de Sonora, Durango,
Chihuahua y Baja California, así como de otras regiones del Pacifico.88
86 J. R. Southworth, op.cit. 81. 87 Martínez Barreda, op., cit., p. 48. 88 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura por el Gobernador Constitucional del Estado, Francisco Cañedo, 1895, pp. 357-358.
46
Interior del ingenio La Primavera departamento de Difusión en 1893.
Su infraestructura se componía por un ingenio azucarero, uno de alcohol, un
edificio de oficinas, una carpintería y uno de mecánica e irrigación, es decir, tenía
todo lo necesario para su buen funcionamiento, que la convertían en uno de los
más importante y mejor montados del país; pues se ensayaba el sistema de
difusión, sistema estrictamente científico basado en el principio físico denominado
endósmosis de los líquidos. El edificio de este ingenio contaba con una estructura
de 93 metros de largo por 20 de ancho; dos pisos, sólidamente construido de
ladrillo y mezcla con sus departamentos perfectamente distribuidos, con techo de
hierro galvanizado de una sola nave. Dentro de este mismo edificio se encontraba
instalado un alambique de cobre de producción constante capaz de convertir el
alcohol en todas las melazas y residuos que dejaba el ingenio.89
Por otra parte, datos obtenidos del informe de gobierno del Gral. Francisco
Cañedo de 1895 señalan que antes del surgimiento de La Primavera, Navolato se
componía de unas cuantas casas chozas indígenas, pero que para esa fecha
(1895) la población contaba con cerca de 3,000 habitantes y una buena parte de
sus trabajadores eran de este mismo pueblo en donde se desempeñaban como
89 Ibid., 357.
47
sirvientes y empleados, sus habitaciones estaban tan bien estructuradas que
formaban calles rectas, la empresa les proporcionaba agua potable por medio de
una fuente pública el cual se utilizaba también para la irrigación de la hacienda. 90
Además esta hacienda tenía una escuela mejor conocida como la “escuela de
obreros”, contaba con un departamento especial para biblioteca, y habitaciones
para el director de la escuela y otras dependencias.91
Vista poniente del ingenio en la hacienda La Primavera. Fuente: Southworth, J. R. Sinaloa ilustrado. Sus industrias comerciales, mineras y manufactureras, Gobierno de Estado de Sinaloa, 1980, Culiacán, Sin., p.78.
Con el fin de atraer mano de obra esta hacienda otorgaba como parte del
pago raciones de maíz, artículos de primera necesidad para la gente pobre a
precios muy bajos.92 En la primera zafra de 1897 se empleó a un número de entre
900 y 1000 trabajadores93, la zafra duraba alrededor de cuatro meses iniciaba
entre diciembre-enero y terminaba en abril o mayo.
90Ibíd., 358. 91 El Mefistófeles, Culiacán, Sin., abril 19, número 699, 1905. 92 Southwort, op. cit., p. 81. 93 Gustavo Aguilar, op, cit., p.43.
48
Durante los periodos de zafra la prefectura de Culiacán prohibía la venta
de bebidas embriagantes y los días domingos ordenaba el cierre de todas las
cantinas de Navolato y de los pueblos circunvecinos, esto por la afluencia de
trabajadores, y en este periodo aumentaba el número de guardias o policías
diurnos y nocturnos. Uno de los aspectos a destacar es que, durante el periodo de
zafra se suspendía cualquier actividad escolar.94
Las vías de comunicación eran empleados para el transporte de caña y de
los empleados, estaban compuestas por una longitud de cinco mil metros de líneas
por donde se desplazaban diez carros: dos para transportar a empleados y el resto
para la carga y acarreo de la caña, claro todos de tracción animal. Estos elementos
convertían a La Primavera era un ingenio de los más importantes no sólo de la
región sino a nivel nacional.
En muchos de los casos la hacienda mexicana conservó su estructura física
hasta muy avanzado el siglo XIX, pero a partir de las últimas décadas de este siglo
(1880), las innovaciones tecnológicas trastocaron muchas de ellas o se crearon
nuevos establecimientos modernos. Paralelamente, perduraron las viejas
estructuras en numerosas haciendas que no se renovaron significativamente.95
En el caso sinaloense los nuevos establecimientos surgían con estas
innovaciones tecnológicas, como La Aurora, La Primavera, Eldorado y Los Mochis.
En el caso de la hacienda El Águila, Zacarías Ochoa en sociedad con B. F.
Johnston importaron maquinaria de Estados Unidos para convertir el molino de
panocha en una fabrica de azúcar.
94 El Monitor Sinaloense, Culiacán, Sin., febrero 8, 1908, p.2. 95Guillermo Beato, op, cit., p. 69.
49
2.3 La Sinaloa Sugar Company y los colonos
La colonización de Topolobampo fue parte de la política agraria del Porfiriato,
Albert Kimsey Owen96 quien sería el promotor y guía de este asentamiento
proponía como principio una cooperación integral. El objetivo era organizar una
sociedad en la que la misma comunidad tuviera el control de la vida económica y la
administrativa a través de un gobierno democrático.97 Para lograr esta
cooperación integral Owen propuso una compañía de negocios bajo el nombre de
“The Credit Foncier Company” y posteriormente “The Credit Foncier of Sinaloa”.
La procedencia de los colonos era en mayor parte de la clase media baja,
trabajadora y artesanal. Desde un principio los grupos se organizaron para atender
las necesidades comunes, buscaron tierras para el cultivo, la compra de La Logia
situado entre Ahome e Higuera de Zaragoza, cuyo propietario era el hacendado
Zacarías Ochoa, en este sitio se concentrarían la mayoría de los colonos, otros
más en Topolobampo y en otros puntos de la región. 98
La importancia de La Logia se vio representada no sólo en el aspecto
cultural sino también en la preparación tecnológica y científica de sus integrantes.
Entre sus miembros hubo personas de formación universitaria, intelectuales,
artistas, etc. La difusión educativa fue uno de los aspectos que trascendió de
manera notable entre ellos, mediante la escuela elemental y de nivel medio, y que
estaba bajo la dirección del Dr. Schellhous. La escuela de La Logia desempeñó
una labor importante entre los nativos de los alrededores y por las estrechas
relaciones que fomentó entre los colonos y los hacendados. Sin embargo, los
colonos se enfrentaron a varios obstáculos, uno de ellos fue adaptarse a las
relación social entre un grupo y otro, pues en su mayoría eran verdaderos
intelectuales personas bien recibidas entre las altas clases sociales de la región y
96 Nació el 20 de mayo en de 1847 en el condado de Delaware, Pensilvania. Hijo del Dr. Joshua K. Owen que había servido como jefe de cirujanos en el cuerpo de voluntarios durante la guerra civil a las órdenes del general Ben Butler. J. K. Owen había sido amigo de Abraham Lincoln y del general Ulises S. Grant, en Mario Gil, op. cit., p. 35. 97 Sergio Ortega Noriega, El Edén Subvertido, la Colonización de Topolobampo: 1886-1896, siglo XXI, México, 2003, p. 84 y 85. 98 Ibíd., p. 87.
50
que ha su vez se dedicaban a la producción de bienes para alimentarse de igual
forma que los más pobres peones.99
Estos colonos bajo el nombre de La Credit Foncier Sinaloa (CFCO) iniciaron
el 30 de diciembre de 1890 la construcción de un canal llamado Los Tastes con el
fin de aprovechar las aguas del Río El fuerte conforme a la concesión que se le
había otorgado, auxiliados por el ingeniero Eugen A. H. Tays, quien planteó y
proyectó la obra. Para la construcción de dicho canal se empleó mano de obra
indígena asignándoles un salario de 50 centavos por jornada de ocho horas en
plata mexicana más una ración de maíz y frijol.100 Sin embargo la diferencia de
intereses provocó la ruptura entre los líderes y por consiguiente la división de la
colonia en dos grupos irreductibles “santos” que serían los seguidores de Owen
estableciéndose en la parte baja del canal formando una nueva población bajo el
nombre de Public Farm; mientras el grupo llamado los Kikers o disidentes bajo la
dirección de Hoffman se establecieron en la parte alta del canal al cual
denominaron Plat. En cambio los asentamientos de La Logia y Topolobampo
seguían sus actividades bajo un sistema apegado a los principios de la
cooperación integral, aunque tanto los “santos” como lo “Kikers" también lo
siguieron haciendo.
Una ves terminado la vida legal de CFCO terminaba también la disputa de
los colonos por el canal, pero empezaba ahora la disputa por las tierras que
ocupaban en el predio Los Mochis promovido por los originarios del Valle de El
Fuerte predio que había sido adquirido por asociación entre Benjamín Carman,
Blas Ibarra, y por supuesto Albert K. Owen. En 1896 tras caducarse el contrato de
colonización ahora los colonos se quedaban sin tierras, sin el canal de riego, así
como el derecho exclusivo del uso de agua.
Tras el colapso, los colonos trataron de organizar una sociedad llamada
“Riegos Company” con la participación de los tenedores de los bonos del fondo de
99 Thomas A. Robertson, Utopía en Sinaloa, siglo veintiuno, en coedición con la Universidad de Occidente, Difocur-Sinaloa, Ayuntamiento de Ahome y El Colegio de Sinaloa, 2003, p. 64. 100 Ortega Noriega, El Edén Subvertido, op.cit., p. 135.
51
mejoramiento, quienes se consideraban legítimos propietarios del canal. Pero la
compañía no logró reunir los fondos necesarios para operar el sistema de riego ni
tampoco hacer valer sus derechos. Bajo estas circunstancias Benjamín Francis
Johnston adquiere el predio Los Mochis y obtuvo del gobierno federal una
concesión para tomar agua del Río Fuerte y excavar el “Canal Mochis” y la
adquisición de la mayor parte del predio además obtuvo los derechos sobre el
canal de Tastes, Johnston adquirió de la corte judicial del Fuerte la posesión
absoluta de dicho canal obligando a los colonos la adquisición de la tierra que
ocupaban al precio de 61.80 dólares la hectárea con derecho perpetuo al agua del
canal y plazo de cinco años para efectuar los pagos.101
Una vez logrado su objetivo y con el fin de celebrar contratos de
arrendamiento, se emitía en el periódico oficial del estado lo siguiente:
La Sinaloa Sugar Company, es dueña y poseedora legítima del lote meridional del terreno Mochis, ubicado en este distrito de 16,000 hectáreas. Todos los pobladores actuales de dicho lote quedan por el presente invitados a concurrir el día 1 de septiembre próximo al escritorio de dicha compañía situada en la hacienda del Águila, con el fin de celebrar contratos de arrendamiento, ò de otra clase respecto del suelo que hoy ocupan de hecho, la misma compañía prohíbe desde hoy à los actuales y futuros pobladores del referido lote, todo trabajo de desmonte, siembra, plantación, construcción de cercas y edificios, y en general todo acto de dominio y posesión que se trate de ejecutar sin consentimiento”.102
Ante este aviso el ingeniero José Hampl quien era el representante legal de
los colonos manifestó su inconformidad, pues argumentaba tener en su poder
documentos que probaban los derechos concesionarios de Los Tastes y ciertos
terrenos de la Bahía de Topolobampo y en los Mochis.
Ahora en el libro de contabilidad de la Compañía Sinaloa Sugar Company y
posteriormente United Sugar Compañies, registraba las cuentas de los colonos,
101 Ibíd., p. 165 y 166. 102 AHGES, Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, 30 agosto 1901, número 42, p.3.
52
en donde se anotaba los pormenores referentes al tema del arrendamiento y se
especificaba los montos que debía pagar a cada uno, por ejemplo, como segundo
vencimiento de marzo 31 de 1902 Samuel J. Scally pagaba la cantidad de 756.44
pesos; Julio Eckardt, de junio 9 de 1902 por 687.40 pesos; R. C. Schellouse por
tres vencimientos, de mayo 31 por 319.20 pesos, junio 22 por 306.58 pesos y de
agosto por 1, 469.00 pesos y como resultado un total de 1,094.78 pesos. Luis
Robertson por dos vencimientos como sigue: mayo 31 por 319.20 pesos y junio 22
por 306.58 pesos; F. Mulkey por 184.62 pesos, John J. King por 336.44 pesos,
Willian y Marprille Drake por 165.72 pesos y 164.72 pesos respectivamente, todos
correspondientes al vencimiento de mayo 31. H. A. Hart como vencimiento de
junio 3 por 912.96 pesos; George Drake por vencimiento de junio 22 (1903) con
543.10 pesos; Festus Ward de junio 31 por 1,876.92 pesos. Todos los datos
anteriores corresponden a los vencimientos de 1902.103
Como se puede observar el fenómeno del arrendamiento de tierras ofrecidas
no sólo para los colonos sino también para la población mexicana del valle fue
considerable; algunos datos del registro contable especifican el nombre de
personas que arrendaban y pagaban la cantidad que les correspondía, entre los
cuales se puede citar a los siguientes: Eusebio Heredia quien pagaba por
concepto de un solar 17.24 pesos104; Henry Richardson pagaba a cuenta terreno
67.25 pesos105; Celedonio Aragón como primer pago del solar número 12 la
cantidad de 108.00 pesos106; José María Cásares la cantidad de 4.50 pesos por la
renta de dos solares107; pago de Filiberto R. Quintero por el alquiler del terreno
“Santa Rosa” el pago de 15.00 pesos. 108Cuando no se pagaba a tiempo se les
cobraba intereses.
103, Libro de contabilidad de la United Sugar Compañies, (en adelante USCO), junio 30, foja 352 y353, 1906. Centro Regional de Documentación Histórica y Científica (CREDHIC). 104 Libro de contabilidad mercantil de la Compañía Sinaloa Sugar Company (en adelante Sinaloa Sugar Company), febrero 18, foja 25, 1904. 105 Ibíd., marzo 6, foja 38, 1904. 106 Ibíd., marzo 31, foja 57, 1904. 107 Ibíd., junio 9, foja 102, 1904. 108 Ibíd., junio 19, foja 104, 1904.
53
En el arrendamiento se incluían cuotas por uso de agua el cual variaba según
lo estipulado por consumo doméstico o para riego. Por ejemplo, Charles Hayes
pagaba 2.50 pesos por uso doméstico109; Albert O. Baldarin 3.00 pesos; W. Drake
9.00 pesos; H. A. Hart 74.00 pesos; Chas Hays 24.00 pesos; John D. King 12.50
pesos; F. Willey 22.50 pesos; John H. Newton 34.30 pesos; G. L. Page 29.20
pesos; Louis Robertson 101.75 pesos; R. C. Schellhouse 35.80 pesos y Festus
Ward 64.00 pesos, todos por concepto de riego.110 Lo mismo para el caso de
individuos que hacían uso del agua aunque no formaran parte del grupo de los
colonos, entre ellos Leoncio Ruiz, M. Borboa, A. M. Alvares, Eusebio Heredia y
Ricardo L. Miranda, todos por la cantidad de 6 pesos.111 Estos pagos se hacían de
manera mensual.
La participación algunos colonos como: T. Whitzel, Y. H. Newton, Luis
Robertson, Jorge L. Page, José P. Scally, Rolla C. Shellhouse y Julio Echardl,112
en la Sugar Company consistía en el abastecimiento de caña de azúcar a través
de la firma de contratos o bien como jefes de secciones designando tareas.
Durante el periodo del Porfiriato y en la última década de éste las haciendas
azucareras alcanzaron su máximo auge, sin embargo, no todas se consolidaron ya
como: La Constancia y La Florida que fueron decayendo. La primera pasaría a
manos de Manuel Borboa y después a B. F. Johnston mientras que la segunda
sería rematada en 1910 por sus acreedores. A excepción de la hacienda El
Águila, las haciendas sinaloenses surgieron con tecnología moderna, y su rápido
desarrollo las posicionó como las mejores a nivel regional.
Además la política del Porfiriato permitió la llegada de colonos extranjeros
que se establecieron en el Valle del Fuerte aunque como colonia no prospero es
de destacar la relación compleja que mantuvieron sus ex integrantes con el
hacendado de la Sugar Company.
109 Ibíd., febrero 18, foja 25, 1904. 110 USCO., mayo 31, foja 287, 1906. 111 Ibíd., junio 30, foja 108, 1904. 112 Ibíd., marzo 12, foja 42, 1904.
54
Capítulo III
Origen y ocupación de los trabajadores de las haciendas azucareras sinaloenses
En este capítulo se abordan dos temas: el primero es el reclutamiento de los
trabajadores, en donde se destacan las características del sistema implementado
por los hacendados para la contratación de la mano de obra de las dos
compañías, la Sinaloa Sugar Company, y Redo y Compañía.
En un segundo apartado se hace un análisis de la organización social de las
haciendas, de acuerdo al origen y ocupación del trabajador, de esta manera se
puede clasificar tres grupos: en primero de ellos integrado por los empleados de
confianza, integrado principalmente por aquellos que se desempeñaban en la
administración de la hacienda; en el segundo grupo se hace referencia a los
artesanos y operarios; y finalmente, un tercer grupo, trabajadores del campo,
quizás el más complejo de todos.
A partir de esta clasificación se hace una descripción de las actividades que
cada grupo realizaba. Con respecto a los trabajadores de campo, el análisis se
centra a partir de la contratación de peones eventuales, el cual permite ver que en
los ciclos productivos de la hacienda era cuando se elevaba el número de
trabajadores contratados.
3. 1 Reclutamiento y contratación
Antes de abordar el tema es necesario apuntar que hablar de trabajadores
es hablar de diferentes ocupaciones y designaciones, pues el término trabajador
se utiliza a menudo de manera absoluta, sin una determinación concreta.113 Por lo
tanto, cuando se habla de los trabajadores de las haciendas azucareras se hace 113Antoine Prost, “Social y cultural, indisociablemente”, en Jean-Pierre Rioux y Jean-François Sirinelli, Para una historia cultural, Taurus, México, 1999. p. 148.
55
referencia a peones, carpinteros, mecánicos, maestros, ingenieros, entre otros. En
cambio el termino peonaje era utilizado en diferentes sentidos, aunque se
relacionaba, sobre todo, con el significado de la inmovilización de los trabajadores
y de su obligación contractual respecto con una empresa (ya fuera una hacienda,
rancho, mina, etc.,) por causa de deudas. 114
Esta deuda para los peones del campo significaba estar atados a una
hacienda y ser dependientes de un sistema económico y social dominante,
también significaba ser parte de una garantía de subsistencia del hacendado
hasta en cierto modo segura, y para esta situación no veían ninguna alternativa.115
Aùn cuando se tenga en cuenta que hacia fines del porfiriato el peonaje fue
perdiendo poco a poco su importancia, y que un cierto número de hacendados se
esforzó por introducir relaciones salariales, teniendo como base contratos libres,
sueldos elevados y posibilidades reducidas de endeudamiento, las relaciones
sociales y económicas interiores de las haciendas quedaron muy por debajo de la
modernización de sus relaciones exteriores en lo que se refiere a aspectos como:
comercialización, equipamiento técnico, técnicas de producción, etc.116
Sin embargo, entre los peones había diferentes grupos: los acasillados o
permanentes y los eventuales. Los peones acasillados son aquellos que tienen
un contrato permanente con la hacienda y también reciben un pequeño salario
que puede ser en efectivo o en vales, reciben casa y raciones de maíz. Este grupo
forma parte de la unidad social de la hacienda, y están unidos en la mayoría de los
casos, al amo por múltiples vínculos.117
Los peones eventuales podían ser residentes libres y dueños de tierras, o
bien pequeños propietarios que buscaban un ingreso complementario. Su trabajo
en las haciendas consistía sobre todo en los ciclos agrícolas o periodos de zafra.
114 Herbert J. Nickel, El peonaje en las haciendas mexicanas, Universidad Iberoamérica, México 1997, p.11 115 Ibíd., 331-334. 116 Ibíd., 331. 117 François Xavier – Guerra, México: del antiguo régimen a la revolución, tomo II, Fondo de Cultura Económica, México, 1995, p, 360.
56
3.1.1Sinaloa Sugar Company
En la Sinaloa Sugar Company el reclutamiento de la mano de obra, al menos
en los primero años de la formación de la Compañía, fue a través de
intermediarios ò contratistas que principalmente reclutaban trabajadores para las
actividades agrícolas, como contratistas, figuraban personajes como: Alejandro
Borboa, Jesús Soto, José Valenzuela, Salvador y Francisco Bojórquez, Marcelino
López, Próspero Jiménez, Juan Félix, Braulio Galaviz, Antonio B. Caballero,
Ambrosio Gutiérrez, Francisco Acosta, etc. A cada uno de ellos se le entregaba la
cantidad total correspondiente al sueldo de los peones, el cual variaba entre 62 y
70 centavos diarios.118
Para tener una mejor perspectiva de la dinámica de los contratistas, se tiene
que para el mes de enero Alejandro Borboa era quien más mano de obra
aportaba, pues el día 16 recibía un pago por 366 peones; el día veintitrés por 514;
la fecha que corresponde al veinticuatro sólo 15 y el día treinta 524 ½ peones
contratados, es importante apuntar que el término medio corresponde al trabajo
quizás de un niño y recibía la mitad de salario. En el siguiente cuadro se puede
apreciar la distribución de los peones contratados.
CUADRO 4
Peones contratados durante el mes de enero de 1904.
contratistas Fechas 16 18 23 24 27 28 30
Alejandro Borboa 366 514 15 14 524 ½ Jesús Soto 25 13 16 José Valenzuela 26 Francisco Bojòrquez 54 92 85 ½ Marcelino López 4 39 23 Francisco Acosta 25 Juan Félix 19 ½ 4 M. Verdugo 58 83 108 ½
118 Sinaloa Sugar Company, 1904.
57
Braulio Galaviz 201
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez Fuente: Libro de caja para contabilidad mercantil de la Compañía Sinaloa Sugar Company, enero 1904.
El número de trabajadores que aquí se expone corresponde únicamente a la
fecha en que se realizaron los pagos. Cabe señalar que las contrataciones, por lo
regular, se hacían semanalmente. Para el mes de febrero el reclutamiento de
trabajadores fue mayor que el requerido para el mes de enero. En el siguiente
cuadro se puede ver de manera detallada, las fechas y las cifras
correspondientes al segundo mes:
CUADRO 5
Peones contratados para el mes de febrero de 1904.
contratistas Fechas 3 7 11 12 13 18 24 27 29
Braulio Galaviz 32 52 Francisco Bojórquez 101 82 93 ½ 83 ½ Alejandro Borboa 625 21 34 669 40 ½ 583 566 ½ Marcelino López 42 ½ 36 ½ 11 31 Antonio B. Caballero 7 14 25 M. Verdugo 127 ½ 152 21 Jesús Soto 20 17 15 4 Ambrosio Gutiérrez 16 6 Jesús Castro 41 49 Francisco Verdugo 138 Esteban Armenta 19 24 Pax Gaxiola 30 ½ 48 Francisco Acosta 16 Ernesto Lugo 47
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez, Fuente: libro de caja para la contabilidad mercantil de la Compañía Sinaloa Sugar Company, febrero 1904.
Como puede observarse, de todos los contratistas, Alejandro Borboa era
quien seguía aportando un mayor número de peones, seguido por Francisco
58
Bojórquez, M. Verdugo, etc. También aparecen nuevos contratistas como: Antonio
B. Caballero, Ambrosio Gutiérrez, Esteban Armenta, Pax Gaxiola, entre otros. De
acuerdo a este registro se puede distinguir que los días veinticuatro y veintisiete
son las fechas en los que hay una mayor concentración de mano de obra.
En el mes de marzo el reclutamiento es similar al mes anterior, aunque con
fechas muy esporádicas, ya que el primer pago realizado en este mes como
concepto de peones contratados concierne a la fecha del día ocho en la cual sólo
participan tres contratistas: Marcelino López, Antonio B. Caballero y A. Borboa,
siendo este último quien aportò mas trabajadores. Para el día nueve también
aparecen tres personajes: Francisco Borboa, Francisco Bojórquez y Jesús Soto,
mientras tanto para la fecha trece hay una mayor presencia de contratistas como
se muestra en el siguiente cuadro:
CUADRO 6
Peones contratados para el mes de marzo de 1904
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez,
Fuente: libro de caja para la contabilidad mercantil de la Compañía Sinaloa Sugar Company, marzo, 1904.
contratistas fechas 8 9 12 13 15 26
Marcelino López 23 36 Antonio B. Caballero 18 Alejandro Borboa 832 8 316 ½ Francisco Borboa 11 ½ Francisco Bojòrquez 115 ½ 75 Jesús Soto 16 ½ 7 Marcelino verdugo 28 350 Pax Gaxiola 150 26 Esteban Armenta 49 35 Juan Wiley 24 Ambrosio Gutiérrez 20 Ernesto Lugo 8 Jesús Castro 110 Fausto Llanes 19 Braulio Galaviz 138
59
Los tres cuadros anteriores muestran una disparidad en cuanto al número de
peones reclutados, lo cual también refleja la participación de los contratistas y por
su puesto, reflejan la dinámica laboral de las haciendas, puesto que dependían en
gran medida de las actividades y del periodo agrícola. En estos tres primeros
meses hay una mayor contratación de peones con respecto a los siguientes.
Las fuentes obtenidas de esta compañía muestran que a partir de abril hay
una disminución de mano de obra, en este caso, para el día nueve fueron
contratados 958 peones, 605 de ellos fueron reclutados por A. Borboa, 167 por M.
Verdugo, 95 por Braulio Galavis, 45 por Pax Gaxiola y 36 por Jesús Castro.
Mientras que el día diecinueve Juan Wiley por 14119, y el veinte, 99 por Braulio
Galavis.120 Para el veintiséis de abril las contrataciones estaban de la siguiente
manera: Braulio Galavis, 39; Francisco Bojórquez, 47; M. Verdugo, 204; M. López,
52 y Alejandro Borboa 769,121 reuniendo un total de 1,111 peones. El treinta del
mismo mes el pago fue por peones contratados era a través de los siguientes
personajes: M. Verdugo, 151; A. Borboa, 642; Braulio Galavis, 20 y Francisco
Bojórquez 73, sumando 886 empleados contratados en esta fecha.122
Para el mes de mayo la participación de los contratistas fue muy esporádica.
En este caso, para el nueve de mayo a Antonio B. Caballero la compañía le pagò
por 5 peones, a Juan Wiley por 30, Pax Gaxiola, 89, M. verdugo por 170, Francisco
Bojórquez 85 y Alejandro Borboa por 854, por un total de 1,233 trabajadores.123.
Para el quince del mes a A. Borboa se le pagaba la cantidad de 468.30 pesos por
669 peones, con un salario de 70 centavos por cada uno; Francisco Bojórquez por
73 trabajadores, Juan Wiley por 20, M. Verdugo 37, Placido Galavis por 20 y por
último, a A. B. Caballero y Jesús Heredia por 9.124 Por lo tanto, la compañía pagó
por un total de 837 peones. En la fecha veintiuno del mimo mes se pagó por un
total de 936 peones reclutados por los siguientes contratistas: Juan Wiley, 10; 119 Ibíd., abril 19, foja70, 1904. 120 Ibíd., abril 20, foja 71, 1904. 121 Ibíd., abril 26, foja 75, 1904. 122 Ibíd., abril 30, foja 78, 1904. 123 Ibíd., mayo 9, foja 82, 1904. 124 Ibíd., mayo 15, foja 87, 1904.
60
Francisco Bojórquez 46; Placido Galavis, 12; M. Verdugo, 135, y A. Borboa con
731125. Y por último, para el veintisiete del mes, la compañía pagaba por 906
peones, como sigue: A. B. Caballero se le pagó por 22; Alejo Borboa por 622;
Francisco Bojórquez por 72 y a M. verdugo por ciento cincuenta trabajadores126.
Para el mes de junio la contratación de trabajadores fue superior a los meses
de abril y mayo. En la fecha cuatro de este mes sólo se cuenta con los siguientes
contratistas: el primero de ellos es A. Borboa con 266; Matías Verdugo con 52;
Francisco Bojórquez con 42; Juan Wiley con 32 y por último, Ernesto Lugo con 113
peones reclutados, sumando así un total de 505 para la primera semana de
junio.127 Como ya se ha dicho, la contratación de mano de obra dependía de los
periodos y de las actividades que se desarrollaban en las haciendas, ya que aparte
de las contrataciones semanales, en ocasiones se requería de mano de obra
adicional, por ejemplo, para la fecha del seis de junio se contratò sòlo 6 peones y
para el día siete, a dos.128 La siguiente contratación de este mes fue realizado el
día doce de junio y estaba distribuido de la siguiente manera: 111 peones a A.
Borboa, y 30 a M. Verdugo, con un total de 141.129 En cambio, para el día
veintiuno el pago era por 31 peones, de los cuales, 20 habían sido contratados por
M. Verdugo, y los 11 restantes por A. Borboa.130 Cabe señalar que en la fecha
veintinueve del mes, este último contratista fue el único que aportó 95 peones para
la hacienda y recibía el pago de 70 centavos por cada peón.131
En el mes de julio hay una disminución de trabajadores contratados con
respecto al mes de junio, tan sólo el día siete se contrataron 87 empleados: A.
Borboa contratò 51 y Santos Escarrega 36.132 En lo que respecta a la fecha
dieciséis de julio, la compañía azucarera pagaba por un total de 205 peones
distribuidos de la siguiente manera: A. Borboa 183 y Julián Chinchillas 22 125 Ibíd., mayo 21, foja 88, 1904. 126 Ibíd., mayo 27, foja 93, 1904. 127 Ibíd., junio 4, foja 98, 1904. 128 Ibíd., junio 6 y 7, foja 99, 1904. 129 Ibíd., junio 12, foja 102,1904. 130 Ibíd., junio 21, foja 104,1904. 131 Ibíd., junio 29, foja 107,1904. 132 Ibíd., julio 7, foja 112, 1904.
61
empleados133. Para el veintidós de este mismo mes se realizaba el pago de 43
empleados, todos contratados por A. Borboa.134 A finales del mes, este último
contratista aportó 133 y Julián Chinchillas 46, sumando un total de 179 peones.135
En cambio, para el mes de agosto hubo únicamente dos reclutadores:
Alejandro Borboa y Julián Chinchillas, el primero con 210 y el segundo con 114,
sumando un total de 324 peones.136 Hasta el día veintidós del mes es cuando se
tiene otro registro del pago por este concepto y el único reclutador era Julián
Chinchillas a quien se le pagó la cantidad de 22.00 pesos como sueldo de 44
trabajadores.137 Al igual que en el mes anterior, en septiembre el reclutamiento de
jornaleros tuvo poca presencia. El día diez solamente se contrataron 25 todos por
J. Chinchillas, y el veinticinco de septiembre sòlo14, todos por A. Borboa.138
Toda la información aquí expuesta de enero a septiembre refleja la dinámica
laboral de las haciendas azucareras, en donde se puede apreciar la importancia
del reclutamiento, sobre todo, aquellos periodos en los que se requería de un
mayor número de trabajadores como se muestra en la siguiente gráfica:
133 Ibíd., julio 16, foja 114, 1904. 134 Ibíd., julio 22, foja 115, 1904. 135 Ibíd., julio 31, foja 118, 1904. 136 Ibíd., agosto 7, foja 120, 1904. 137 Ibíd., agosto 22, foja 125, 1904. 138 Ibíd., septiembre 24, foja 135, 1904.
62
GRÀFICA 1
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez Fuente: Libro de caja para la contabilidad mercantil de la compañía Sinaloa Sugar Company, 1904.
A través de la gráfica anterior se puede apreciar que la contratación eventual
de mano de obra fue de manera notoria en los meses de febrero a mayo, es decir,
en el periodo de zafra. Por ello a partir del mes de junio hay una disminución de
trabajadores. Cabe señalar que aparte de la contratación de trabajadores
eventuales, la hacienda contaba con trabajadores permanentes. Este grupo en
términos laborales, estaba integrado por “planillas” los cuales eran asignados a
diversas tareas.
A partir de 1906 la contratación de trabajadores quedaba a cargo de la
compañía, por lo tanto el papel de los contratistas pasó a segundo plano. Este
cambio obedeció a que a comienzos de este año B. F. Johnston implementó el
trabajo por contratos, por los cual a los anteriores contratistas y se les asignaba
tareas como: el abastecimiento de leña, cal, caña de azúcar, etcétera.
63
Es importante decir que los trabajadores del campo, específicamente de El
Águila (parte de la compañía Sinaloa Sugar Company), en su mayoría eran traídos
de pueblos cercanos como: Sivirijoa, Tehueco, Choix, y se empleaban como
trabajadores eventuales. Ross L. Page, menciona,
…eran los mejores trabajadores y había que hacerle frente para conservarlos. Cuando llegaba el tiempo de irse, el indio pasaba a la oficina del auditor para gestionar un adelanto de su salario para ver si el solicitante había pagado en años anteriores. Después pedían referencias de su sobresaliente o superintendente, esto con el fin de obtener nuevos anticipos.139
En este caso el papel del sobresaliente (policía de la compañía), era
fundamental, L. Page menciona que era el encargado de recorrer, en verano y
otoño la comarca donde vivían los peones con la finalidad de tener cierto control
sobre ellos.
Con respecto al endeudamiento, la contabilidad de la Sinaloa Sugar
Company, muestra que en los primeros años de su creación hubo poca presencia
de peones endeudados, pues los casos referentes a deudas son casos muy
esporádicos. Específicamente en los registros del año de 1904 aparece el abono
de los siguientes individuos: Jesús López, Cruz Castro, Sergio Valenzuela, Basilio
Castro, Froylán López, Porfirio Armenta, Felipe Alcandar y Cecilio García, todos
ellos por la cantidad de un peso, mientras que Alberto Castro y Lorenzo Ruiz por la
suma de 2. 00 pesos140, todos los abonos se realizaron el 27 de junio. Por
mínimas que hayan sido las deudas, los trabajadores siguieron abonando de
manera constante, ya que los días seis y once de julio se tienen el registro de
nuevos abonos realizados como se muestra en el siguiente cuadro:
139 Roos L. Page, Remembranzas sobre los orígenes de las Compañías Azucareras Águila-Sinaloa conocidas después como United Sugar Compañies y posteriormente como compañía azucarera de Los Mochis, S. A., -fotocopias-, p. 13 y 14. 140 Sinaloa Sugar Company, junio 27, foja 107, 1904.
64
CUADRO 7
Abono de los sirvientes y artesanos de la hacienda El Águila
deudores Fechas 6 11
Alberto Castro 1.00 1.00 Felipe Rodríguez 1.00 1.00 Jesús López 1.00 1.00 Cruz Castro 1.00 1.00 Cecilio García 2.00 2.00 Basilio Castro 2.00 1.00 Lorenzo Ruiz .50 .50 Pedro Rodríguez 1.00 1.00 Froylán López 1.50 1.50 Felipe Alcandar 2.00 2.00 Porfirio Armenta 2.00 --- Sergio Valenzuela 2.00 2.00
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez. Fuente: Libro de caja para la contabilidad mercantil de la compañía Sinaloa Sugar Company, julio 6 y 11, foja 111 y113, 1904.
Cabe destacar que los individuos que se mencionan en el cuadro anterior
aparecen registrados específicamente como sirvientes y artesanos de la hacienda
El Águila. Aunque no se especifican la fechas en que se realizaron los prestamos o
adelantos. En este mismo mes, pero en las fechas quince y veintidós nuevamente
se realizan abonos por conceptos de deudas o anticipos:
CUADRO 8
Abono de los sirvientes y artesanos de la hacienda El Águila
Deudores (fechas) 15 22
Pedro Rodríguez 2.00 1.00 Alberto Castro 2.00 1.00 Lorenzo Ruiz .50 .50 Jesús López 1.00 1.00 Cruz Castro 1.00 1.00 Porfirio Armenta 2.00 1.00 Froylán López 1.50 1.50
65
Felipe Alcandar 1.00 2.00 Cecilio García 1.00 2.00 Basilio Castro 1.50 -- Felipe Rodríguez 1.00 1.50 Sergio Valenzuela -- 2.00
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez. Fuente: Libro de caja para la contabilidad mercantil de la compañía Sinaloa Sugar Company, julio 15 y 22, foja 114 y 115, 1904.
Lo anterior muestra que los abonos eran realizados por los mismos individuos
por cantidades que van desde cincuenta centavos hasta dos pesos. En algunos
casos los abonos diferían, por ejemplo, Sergio Valenzuela quien no abonó el día
quince, sino hasta la fecha veintidós. Lo mismo para el caso de Basilio Castro
quien únicamente abonó el día quince la cantidad de 1.50. Con estos datos
obtenidos se puede decir que el peonaje por deudas no existió en esta compañía,
al menos no a principios de la integración de la compañía.
3.1.2 Redo y Compañía
En el caso de la zona centro del estado, la sociedad Redo y Compañía fue
una de las sociedades mercantiles mas importantes. Incluía dos haciendas: La
Aurora y Eldorado, además de una fábrica textil llamada El Coloso, y La Península
de Don Cándido.
Todas estas empresas tenían una relación entre sí, ya que constantemente
pasaban los trabajadores de una empresa a otra y algunos con sus respectivas
deudas. La rotación obedece a la dinámica laboral de cada hacienda y estaba
relacionada con los momentos productivos de cada una de ellas. Este método de
trabajo fue aun más notorio en las haciendas La Aurora y Eldorado. El
reclutamiento de la mano de obra fue también a través del sistema de enganche.
Para el caso de la hacienda La Aurora, el enganchador Nicolás Cuadras,
originario de Angostura, era el encargado de recorrer el estado para buscar
trabajadores, sobre todo indígenas. Alberto Carrillo fue también otro enganchador,
66
y por su expedición en el norte del estado para enganchar sirvientes, recibía
cincuenta y dos pesos como sueldo por 26 días de viaje. Aunque A. Carrillo
recibía, por este concepto, un sueldo mensual de sesenta pesos.141 Generalmente
los enganchados recibían anticipos, o en su defecto lo necesario para subsistir en
las haciendas. Por ejemplo, La Aurora proporcionaba a los sirvientes piezas de
manta, tela Dril, cotenses y frazadas, todo a cuenta del sueldo.142 Una vez
incorporados los trabajadores en las haciendas, estaban sujetos a la dinámica
laboral que se les impusiera. Los registros mercantiles proporcionan un panorama
amplio del tema. A principios de 1897, de la Península de Don Cándido pasaron a
Eldorado los siguientes individuos: Doroteo Aguilar 3.23 pesos, Silvano González
28.68 pesos, Catarino Ramírez 6.13 pesos, Pilar Ramírez 10.31 pesos, José
Pacheco 3.03 pesos, Bautista González 8.87pesos, Benito Rangel 3.20 pesos,
Lantoni Camacho 10.35 pesos, Silvenio Guzmán 1.31 pesos y Tirso Pacheco 1.31
pesos. 143 Por lo tanto, las deudas variaban considerablemente, siendo la cantidad
más alta la de 28.68 pesos y 1.31 el más bajo.
En las fuentes pocas veces se menciona el nombre de los enganchados, sin
embargo, algunos datos aunque someros reflejan algunos nombres, por ejemplo,
en la hacienda La Aurora, a principios de 1899, se pueden ver algunos
enganchados como: Simón Valenzuela, Guadalupe Bacacegua, Felipe Bacacegua,
Jesús Ayoqui, Blas García, Nemesio Velásquez, Rómulo Valdez, Nicolás y
Eduardo Valenzuela, Domingo Yocopiz, Agustín y Esteban López y Domingo
Gastèlum. Por todos ellos se le otorgaba a Francisco Arredondo 7. 50 pesos para
gastos de viaje. En este mismo rubro se registra un préstamo por cincuenta
centavos a Miguel Bacacegua quien formaba parte de los enganchados144.
Como ya se ha mencionado el traspaso de trabajadores fue un procedimiento
recurrente de Redo y Compañía. Un ejemplo mas es el traslado realizado el día
treinta de abril de Eldorado à La Aurora de los siguientes individuos: Dolores
141 Redo y Compañía, febrero 14, foja 181,1898. 142 Ibíd., octubre 31 y noviembre 30, foja 293y 306, 1898. 143 Ibíd., marzo 31, foja 6, 1897. 144 Ibíd., febrero 3, foja 343, 1899.
67
Valenzuela, Felipe y Miguel Bacacegua, Jesús Ayoqui, Juan Valenzuela, Nicolás
Valenzuela, Esteban López, C. Cruz, Eduardo Valenzuela, Julián Sandoval,
Arcadio Rubio, Luis Areyanes, Juan J. Ramos, Guadalupe Valenzuela, Pablo
Valenzuela, Marcelino León, Petronila Duarte, Mereced Rubio y Rosario Duarte145 ,
todos estos ellos eran de origen indígena.
Prosiguiendo con el tema del traspaso de trabajadores para la fecha
correspondiente al mes de mayo, eran transferidos de Eldorado a La Aurora los
siguientes empleados, todos con sus respectivas cuentas.
CUADRO 9 Trabajadores transferidos, en mayo de 1899
Individuos Deuda
Jesús Ayoqui 25.56 Miguel Bacacegua 9.63 Felipe Bacacegua 43.74 Crescencio Cruz 23.75 Agustín López 51.62 Esteban López 22.77 Arcadio Rubio 25.25 Julián Sandoval 5.00 Nicolás Valenzuela 2.93 Eduardo Valenzuela 3.55 Dolores Valenzuela .86 Juan Valenzuela 3.62
Fuente: Redo y compañía, mayo 17, foja 381, 1899.
De los anteriores individuos, Miguel Bacacegua había sido trasferido en
octubre del Eldorado a La Aurora con una deuda de 7.49.146 En este mismo mes
La Aurora traspasa a Eldorado la deuda de los siguientes mozos: Merced Rubio
1.30 pesos; Julián Sandoval 4. 50 pesos y Luis Arellano 1.25 pesos147. Para el
145 Ibíd., abril 30, foja 376, 1899. 146 Ibíd., octubre 24, foja 442, 1899. 147 Ibíd., octubre 14, foja 441, 1899.
68
mes de septiembre de 1900, algunos trabajadores seguían laborando en esta
compañía, ya que en este año fueron transferidos de Eldorado a La Aurora las
deudas de los siguientes mozos: Bautista Cabanillas 10.00 pesos; Paulino Rubio
3.00 pesos, Merced Rubio 15.00 y Prudencia Valencia 25.00 pesos148, los
empleados abonaban constantemente sus deudas, tal es el caso de Bautista
Cabanillas quien abonaba 3.50 pesos. 149
En enero de 1901 fueron trasferidos de La Aurora a Eldorado las siguientes
individuos y sus deudas: Atanasio Càzares 17.00 pesos150, Valentina Mojardin
21.00 pesos, Modesto Urquides 46.50 pesos, Pánfilo Urquides 34.00 pesos y
Dolores Valenzuela 15.29 pesos151 y Julián Sandoval con 1.00 pesos.152 En marzo
del mismo año, pasaban de Eldorado a La Aurora de los siguientes trabajadores:
Pablo Cervantes 3.00 pesos, Pedro Arredondo 2.00 pesos, Juan Arredondo,
Guadalupe Romero, Isabel Rochin y Serapio Espinoza por 1.00 pesos.153 En el
caso específico de Pablo Cervantes, en el mes de junio su cuenta asciende a
10.75 pesos, sin embargo, no se tiene registro de algún abono realizado
posteriormente154.
Un caso particular del endeudamiento por concepto de préstamo es el
trabajador Alberto Villa quien para el mes de abril de 1899 su deuda ascendía a
29.48 pesos y había sido transferido a Eldorado155. Sin embargo, poco tiempo
después la cantidad que Villa adeudaba ascendía a 96 pesos, otorgados en
diferentes fechas: en agosto veintiuno de 1898, 40 pesos, diecinueve de febrero
1899, 50 pesos y para marzo veinticinco del mismo año, sólo 6 pesos156. Para
agosto del mismo año la hacienda El dorado traspasaba a La Aurora la cantidad
148 Ibíd., septiembre 15, foja 581, 1900. 149 Ibíd., septiembre 18, foja 582,1900. 150 Ibíd., septiembre 24, foja613, 1900. 151 Ibíd., enero 31, foja 637, 1901. 152 Ibíd., febrero 29, foja 644, 1901. 153 Ibíd., marzo 31, foja 670, 1901. 154 Ibíd., junio 30, foja 688, 1901 155 Ibíd., abril 30, foja376, 1899. 156 Ibíd., mayo 16, foja 380, 1899.
69
de 102.16 pesos como el total de la deuda de A. Villa157, pero en los años
posteriores no hay registro de préstamos o abonos realizados por este individuo.
El traspaso de trabajadores no sólo era entre las haciendas La Aurora y El
Dorado, sino también entre El Coloso. Aunque era una fábrica textil no quedó
exenta de este método de trabajo. En muchos casos los trabajadores de las dos
primeras haciendas pasaban a laborar en esta última. Sin embargo, el fenómeno
de la contratación y enganche de los trabajadores fue igual en todas las empresas
de la familia Redo. Para el mes de junio de 1899, la compañía efectúa adelantos
por la cantidad de diez pesos para los siguientes operarios: Isabel Rivas, Felipe
Moreno, Pilar Narváez, Esteban Zapata, Secundino Zapata, José María González,
Eulalio Torres y Claudio García.158
En el mes de julio de ese mismo año, fueron contratados de Tepic y Mazatlán
treinta y cuatro obreros quienes recibieron sus respectivos adelantos (ver anexo
número 1). La contratación de este mes divergía en cuanto a las sumas recibidas,
algunos operarios como José Torres recibió el adelanto más alto por 44.50 pesos,
Lorenza Castañeda por 40.00 pesos, contrario a ellos, los que recibieron una
cantidad menor fueron: Zenaida González 1.25 pesos, Hilario Ponce 2.00 pesos y
5.00 pesos como adelanto a Rafael González.159
Para el caso de las haciendas sinaloenses aquí analizadas, los anticipos y
créditos adicionales no significaron una retención generalizada de la mano de
obra o que las haciendas hayan dependido de este método, ya que a través de las
fuentes analizadas se encontró que los anticipos sólo se hacían al momento de
engancharlos, la mayoría de los endeudados debían pequeñas cantidades que
iban desde un peso hasta los veinticinco pesos, sobre todo en haciendas de Redo
y Compañía.
Los trabajadores enganchados provenían de diferentes regiones como
Nayarit y Sonora, y de algunos puntos del estado, como Angostura. Sin embargo,
157 Ibíd., agosto 29, foja 424, 1899. 158 Ibíd., junio 15, foja 392, 1899. 159 Ibíd., julio 31, foja 415, 1899.
70
el reclutamiento no se limitaba únicamente a expediciones, sino, en algunos
casos, eran traídos de puntos específicos como la cárcel. Como ejemplo, la
explotación maguera Península de Don Cándido proporcionó a Felipe Espinoza la
cantidad de $11.00 para sacar a los mozos enganchados de la cárcel de Altata, 75
centavos para el auxiliar que los había cuidado.160 La familia Redo supo
aprovechar y sacar ventaja de sus relaciones políticas con la elite porfirista,
aunque en 1881 el gobernador Mariano Martínez de Castro emitió un decreto que
permitía a los reos extinguir o reducir sus años de condena mediante obras
públicas, como se indica en el siguiente texto publicado en el periódico oficial del
estado:
Artículo 1.- Los presos rematados que voluntariamente quieran extinguir su condena en obras públicas para hacerse acreedores a la rebaja de tiempo, deberán hacer su solicitud por escrito ante la autoridad pública respectiva, proponiendo a la vez un fiador en la condición y término a que se refiere el artículo siguiente.
Artículo 2.-El fiador propuesto por el reo, deberá ser vecino del distrito ò al menos del estado, idóneo tanto por su aptitud legal para obligarse por contrato, como por razón de su solvencia, cuyas circunstancias serán calificadas por la autoridad política, de conformidad con la ley sobre excarcelaciones.
Artículo 3.- El monto de la fianza se computará a razón de cincuenta centavos diarios por todo el tiempo que falte para extinguir la condena impuesta por la sentencia ejecutoria.
Artículo 4.-Los fiadores se obligaran a que sus fiados asistan por el día al lugar señalado por la autoridad política, para los trabajos públicos, volviendo al meterse el sol, a la cárcel, o lugar de su prisión, sin que se les permita dormir fuera de ella, bajo ningún pretexto.
Artículo 5.- Los prefectos llevaran un libro autorizado por el presidente municipal, en que se hará constar la fecha en que cada reo comience voluntariamente a trabajar en obras públicas, con expresión del tiempo que le falte para extinguir su condena, según
160 Ibíd., marzo 3, foja 191,1898.
71
la sentencia ejecutoria, el nombre del fiador e importe de la fianza.161
Este tipo de decretos favorecían mucho a los hacendados, como ya se
mencionó, los vínculos políticos con los gobernantes les permitía incorporar a
presos como parte de la mano de obra. Cabe señalar que Joaquín Redo había
sido senador en 1900, y pudo apoyar iniciativas como por ejemplo el traslado de
indios yaquis a otras regiones del país, ya que se podía beneficiar al trasladarlos a
algunas propiedades como la hacienda Eldorado.162 En 1904, realizó un contrato
con el gobierno federal con el propósito de que a los colonos de la hacienda
Eldorado se les excluyera del pago de contribuciones y de servicio militar, al
mismo tiempo un contrato para el traslado de doscientas familias yaquis. 163
3.2 Jerarquía laboral
Durante el periodo del Porfiriato, las haciendas formaron parte importante del
mundo rural mexicano. Por sus particularidades, por su extensión, sus salarios y
sus condiciones de trabajo, hacen de la hacienda mexicana un microcosmos social
jerarquizado.164 En primer lugar se encuentra la figura del administrador principal o
mayordomo, que reemplaza al amo durante sus ausencias, de los administradores
de los ranchos dependientes, de los tenedores de libro, de los diversos técnicos
de la maquinaria agrícola, a medida que progresa la mecanización. A estos grupos
se une un cierto número de artesanos y comerciantes que habitan el casco de la
hacienda y que trabajan no sólo para los habitantes de la hacienda, sino también
para la población rural que gravita en torno a ella.165 Los diferentes trabajadores
161 AHGES, Periódico Oficial del Estado de Sinaloa, tomo I, agosto 27, número 30, 1881, p.1. 162 Azalia López González, Rumbo a la democracia: 1909, La elección a gobernador de Sinaloa, Facultad de Historia/Universidad Autónoma de Sinaloa, Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa. Culiacán, Sin., México, noviembre de 2003, p. 32. 163 Mefistófeles, Culiacán, Sin., octubre 15, número 546, 1904. 164 Xavier-Guerra, op. cit., p. 359. 165Ibíd.
72
que laboraban en las haciendas se distinguían por su función de trabajo, el salario,
las raciones recibidas, las prestaciones otorgadas, la antigüedad en el empleo, la
edad, el sexo, etc. Es decir, en un mismo grupo de trabajadores hay una variación
de trabadores, difieren en su origen, en el punto de entrada a la fuerza de trabajo,
en su composición, y en la forma en que se relacionan con otros grupos y
categorías sociales. 166
3.2.1 Empleados de confianza
Los empleados de este grupo pertenecían a la administración y requerían por
lo general de la confianza del hacendado, y de un cierto nivel de preparación y
experiencia, por ejemplo, el administrador, los mayordomos, profesor, médico,
policías, contratistas, empleados domésticos, así como los jefes de diferentes
departamentos o secciones y regularmente a este grupo de trabajadores se les
pagaba de manera mensual. Por ejemplo, en la compañía azucarera de B. F.
Johnston algunos personajes considerados como allegados o con puestos
administrativos son: J. C. Middleton, Antonio B. Caballero, José F. Figueroa, J. D.
González, Pastor Carrillo, Pompeyo Gutiérrez, Antonio Ruiz. etc. Aunque no se
tiene registrada la función que realizaba cada uno de ellos, se sabe que eran
parte fundamental para el buen funcionamiento de las haciendas, y algunos de
ellos habían sido, en su momento destacados políticos de la región, como es el
caso de Antonio B. Caballero quien en 1883 asumió la presidencia del
ayuntamiento de El Fuerte.167 Después, con la integración de la Compañía Sinaloa
Sugar Company se desempeñó como mayordomo y contratista, con un sueldo de
208. 33 pesos mensuales.
Siguiendo con este grupo de trabajadores, cabe mencionar que Juan Félix
fue otro de los personajes que cumplía la función de mayordomo, aunque de
166 Eric R. Wolf, Europa y la gente sin historia, Fondo de Cultura Económica, 2da, edición, México, 1987, p. 433-434. 167 AHGES, Índice General de la Secretaria de Gobierno del Estado de Sinaloa (en adelante IGSGES), Ramo Gobernación, asunto 1, enero 1883.
73
manera ocasional, y por ello recibía el pago de 75 centavos por día168. A partir de
las fuentes contables, uno de los hombres que se menciona de manera constante
y que recibía el mejor salario, aunque no se especifica su ocupación era J. C.
Middleton, por su salario y por las facilidades otorgadas se puede decir que era el
de mayor rango y con un salario mensual era de 500.00 pesos Sin embargo, la
compañía no sólo le pagaba el hospedaje, sino también le proporcionaba una
sirvienta quien recibía un sueldo de 15.00 pesos, sin que se detalle los días
trabajados.169
También pueden considerase algunos personajes como: Festus Ward, quien
empezó como encargado de los caballos de montar y de tiro de B. F. Johnston en
la hacienda El Águila, en 1903 fungió como gerente general tanto del Águila como
de Mochis, sobre todo, de la segunda 170; George Drake era el encargado del
abastecimiento de leña y encargado del departamento agrícola. 171 Otro de los
individuos que se mencionan en este rubro es Antonio Ruiz que era el encargado
de los trabajadores de la construcción del canal de los tastes, y por consiguiente,
era a quien se le entregaba la remesa para la raya. Como sueldo este personaje
recibía la cantidad de $65.00 mensuales.172
Algunas haciendas contaban con médicos y profesores quienes también
formaban parte del equipo de trabajadores considerados como de confianza. En el
caso de las haciendas de B. F. Johnston el Dr. Yoshua W. Scally y, el Dr. R. A.,
Kurkpatrick formaban parte de este grupo de trabajadores.173 En el caso de Redo
y Compañía la asistencia médica estaba a cargo del Dr. Ignacio Praslow174, siendo
primer médico que se estableció en Culiacán. En el caso de los profesores los
datos no permiten saber el nombre ni el salario percibido, sin embargo, por las
168 Sinaloa Sugar Company, enero 21, foja 3, 1904. 169 USCO, marzo 7, foja 117, 1906. 170 Ross L. Page, op., cit., p. 21. 171Ibíd., p.22 172 USCO, mayo 31, foja 288, 1906. 173 Ibíd., marzo 31, foja 733, 1907. 174 Redo y Compañía, marzo 23, foja 197, 1898.
74
fuentes se sabe que algunas haciendas sí contaban con escuelas como fue el
caso de las haciendas del norte del estado.
Una de las características de las haciendas porfiristas fue la presencia de
policías, y las haciendas sinaloenses no estuvieron ajenas a ello. En el caso de la
Sinaloa Sugar Company los trabajadores que tuvieron el cargo de policías fueron:
A. Meza, Eduardo Ibarra y José Nieblas, recibía la cantidad de 25 pesos por
concepto de sueldo. J. Nieblas, en su papel de sobresaliente o policía realizaba
contantemente diligencias a diferentes puntos como: El Fuerte, Topolobampo, y
lugares circunvecinos en busca de peones para la compañía. También hay que
señalar que uno de los trabajos más importantes que Niebla realizaba, era la
búsqueda de peones prófugos. Para ser más exactos, el veinticuatro de febrero se
le otorgaron cinco pesos para gastos de viaje con el fin de buscar a seis peones
prófugos.175
Algunos personajes que se desempeñaban como contratistas también tenían
una participación como trabajadores, por ejemplo, Próspero Jiménez, realizaba
trabajos de acarreo de material y por 6 días trabajados recibía un salario de $3.00
por día,176así, como el pago por el flete de dos carretas durante 3 días, por lo cual,
había percibido un salario de $6.00177. Otro de los individuos que tenían
participación fue Pax Gaxiola, quien por la entrega de quinientos dieciocho sacos
de maíz, había recibido 40.46 pesos, es decir, P. Gaxiola se encargaba del acarreo
de de productos. Hay que señalar que estos personajes realizaban los acarreos
en sus vehículos, lo cual implicaba un pago extra.
Ambrosio Gutiérrez fue otro contratista que trabajó en la compañía y al que P.
Gaxiola, su trabajo consistió básicamente en el acarreo de caña178 y se le pagaba
también por concepto de flete en el acarreo forraje179, así como el transporte de
material para la construcción fabril en 14 carretas a 1.50 pesos por cada una.
175 Sinaloa Sugar Company., febrero 24, foja 27, 1904. 176 Ibíd., enero 16, foja 1, 1904. 177 Ibíd., marzo 12, foja 43, 1904. 178 Ibíd., febrero 13, foja22, 1904. 179 Ibíd., febrero 27, foja 30, 1904.
75
Fausto Llanes y Francisco Bojórquez aparte de contratistas realzaban otras
actividades como el de acarreo de productos de la compañía. Cabe señalar que el
pago dependía en gran medida por la cantidad acarreada.180 De esta manera se
puede decir que, durante el periodo de zafra la participación de los contratistas fue
fundamental para el acarreo de caña.
Como ya se mencionó en el apartado de “reclutamiento y contratación” en las
fuentes de 1904 de la compañía Sinaloa Sugar Company, el reclutamiento fue casi
siempre a través de contratistas. A partir de 1906 la participación de algunos de
ellos fue en la asignación de tareas mediante contratos establecidos con el
hacendado. Algunos, como Braulio Galavis por un contrato de desmonte recibía la
cantidad de 1,200.00 pesos181, Modesto y Alejandro Galavis, recibían, el primero
por un contrato de leña por una cantidad de 100.00182, el segundo por corte y
acarreo de caña por la misma cantidad183; Alejandro Borboa por un contrato de
desmonte con un pago de 30.00 pesos184. Otros personajes que tenían convenio
con Johnston fueron: Ángel Hernández por entrega de caña, José Espinoza por
contrato de ladrillos.185 Evaristo M. Robles y Evaristo Luque por entrega de 45 y
43 cuerdas de leña en la hacienda de los Mochis respectivamente.186 Louis
Robertson fue otro personaje que tuvo convenios con Johnston, uno de estos fue
la entrega de caña y leña principalmente.
3.2.2 Artesanos y operarios
Dentro del grupo al que corresponden artesanos y operarios se puede ver
con mayor claridad las diferencias, tanto en ocupación como en salarios
percibidos. Edwar P. Thompson menciona que en el término “artesano” había
180 Ibíd., marzo 13, foja 45, 1904. 181 USCO, febrero 16, foja 75, 1906. 182 USCO, febrero 3, foja 56,, 1906 183 USCO, marzo,10, foja 124.1906 184 USCO, mayo 19, foja 267, 1906. 185 USCO, febrero 3m foja 56, 1906. 186 USCO, marzo 15, foja 695, 1907
76
grandes diferencias de grado, desde el próspero maestro artesano hasta los
explotados peones, por ello resulta difícil precisar el número y la posición social de
los artesanos en los diferentes oficios. 187
Algunas de las ocupaciones que incluye este grupo de trabajadores son los
siguientes: cigarreros, sastres, sombrereros, herreros, alfareros, peluqueros,
carpinteros, pintores, cocheros, carreteros, hojalateros, ladrilleros, torneros,
carpinteros, etc.188 Hobsbawm menciona que dentro del grupo de los artesanos
existen dos grupos claramente identificados, por un lado, el de los artesanos
dotados de habilidades o cualificaciones especiales, y por el otro lado, la masa de
los artesanos “comunes” que podían ser contratados, despedidos o
intercambiados.189
En el caso de las haciendas sinaloenses, particularmente las que comprende
la compañía Sinaloa Sugar company los términos “artesanos y operarios” a parte
de las ya mencionadas incluyen otras como: fogoneros, conductores,
empacadores, almacenistas, mecánicos, talabarteros, caballerangos, etc. Por lo
tanto, resulta difícil diferenciar a cual categoría pertenece cada oficio. Por lo tanto,
el análisis de este apartado se base en lo que las fuentes consultadas indican.
Aunque más adelante se hará un apartado para el tema de los técnicos con la
finalidad de hacer referencia a todos aquellos trabajadores especializados o
experimentados como, químicos, ingenieros, azucareros, entre otras.
Hay datos que permiten reconstruir a detalle ciertas actividades, es por ello
que algunas otras se abordan de manera general. Los albañiles por ejemplo,
trabajaban en la construcción o mejora de edificios, casas, etc. En ocasiones estos
datos proporcionan nombres y el trabajo específico que realizaban, por ejemplo,
Jesús Leal había trabajado en la construcción de cuatro compuertas nuevas en la
hacienda de los Mochis. Los carpinteros también formaban parte de este grupo, 187 E.P. Thompson, la formación de la clase obrera en Inglaterra, tomo I, Editorial crítica, grupo editorial Grijalbo, Barcelona, España, 1989, p. 251. 188 Juan Felipe Leal y Jose Woldenberg, La clase obrera en la historia de México, del estado liberal a los inicios de la dictadura porfirista, Siglo veintiuno editores, Instituto de investigaciones sociales/UNAM, 3ª edición, 1983, p.135. 189 Eric Hobsbawm, op, cit., p. 325 y 326.
77
entre las actividades que realizaban estaba la elaboración de muebles. Los libros
de contabilidad de la sociedad Redo y compañía en ocasiones registran los
nombres de algunos de ellos, tales como: Gurmecindo Pérez, Manuel Estrada y
Tomas Moreno, el salario que recibían por día era de un peso.190
Para actividades como la de los talabarteros y caballerangos, las fuentes no
permiten ver el número de trabajadores requeridos para estas actividades ni el
monto recibido, pero en algunos casos se pueden encontrar esporádicamente
datos que dejan conocer el nombre del empleado, por ejemplo: Tranquilino Gómez
que por su trabajo como talabartero recibía un peso como pago.191 Otros
individuos que laboraban en las haciendas de Johnston fueron: Fred Drewin,
George Drake y Eduardo Gastèlum, el primero en diversas actividades del taller y
los últimos dos en composturas de herramientas.
El empaque del azúcar fue también una de las muchas actividades que
realizaban en las haciendas, algunos datos esporádicos permiten conocer a detalle
el nombre y la cantidad que se les pagaba, por ejemplo: Eligio Casa un pago de
2.60 pesos; Juan García, por el empaque de 26 cajas de azúcar y ganaba 10
centavos por cada una192; Antonio Mendoza por empaque de 79 cajas de azúcar
por la suma de 7.90 pesos193; Brígido Leal, por el empaque de 129 cajas por el
que recibía 12.90 pesos y Eligio Cota por 32 cajas, 3.20 pesos.194 Es decir, a los
trabajadores que se dedicaban a esta actividad se les pagaba de acuerdo a la
cantidad de cajas empacadas.
Una de los trabajos más importantes era el que realizaban los carreros, este
grupo de trabajadores realizaba una función importante en las haciendas. La
función de los carreros en las haciendas era transportar leña, azúcar, forrajes,
acarreo de materiales, entre otras actividades, pero a todos se les facilitaba
víveres especialmente cuando se trataba de carreros leñeros.
190 Redo y Compañía. 191 USCO, marzo 27, foja 151, 1906. 192 Sinaloa Sugar Company., enero 27, foja 8,1904. 193 Ibíd., febrero 4, foja 14,1904. 194 Ibíd., febrero 11 y 12, fojas 20 y 21,1904.
78
En el caso de las haciendas del norte del estado las fuentes permiten tener
un enfoque amplio del tema, por ello algunos trabajadores que laboraban en el
acarreo de material se les pagaba por concepto de flete. Se puede mencionar a
los siguientes: Basilio Càzares, Próspero Jiménez, Albino Jiménez y W. Bomhet.195
Julián García por un día de trabajo obtenía un salario de 1.50 pesos196; Telésforo
Gálvez, por 2 días de trabajo recibía el pago de 3 pesos197; Francisco Espinoza
ganaba la cantidad de 48 pesos por dos semanas de trabajo en el acarreo de
material para la destilería198; Mercedes Chicuate fue otro de los carreros que
trabajaban de esta compañía, a quien se le pagaba semanalmente 28 pesos. 199
Otros Individuos que prestaban sus servicios en el acarreo de caña, eran:
Camilo Angulo200, Santos Ezcárraga201, Roque Gaxiola202, Plácido Galaviz, Jesús
Heredia, Florentino y Juan Valdez.203Por concepto de flete estaban los siguientes:
Antonio Camargo, Ednigo Luque y Ambrosio Gutiérrez204. I. Valdez por acarreo de
maíz205, Próspero Gutiérrez por acarreo de material para puertas y acarreo de
plantío de caña206, Manuel Castro por el préstamo de sus carros recibía en efectivo
50.00 pesos207. Estos son sólo algunos empleados que se dedicaban al transporte
de diferentes productos.
195 Ibid., febrero7, foja 17, 1904. 196 Ibíd., febrero 17, foja 25, 1904. 197 Ibíd., febrero 17, foja 25, 1904. 198 Ibíd., febrero 24, foja 26 y marzo 15, foja 46, 1904. 199 Sinaloa Sugar Company, 1904. 200 Ibíd., febrero 9, foja 19, 1904. 201 Ibíd., febrero 11, foja 20, 1904. 202 Ibíd., febrero 11, foja 20, 1904. 203 Ibíd., abril 03, foja 59, 1904. 204 Ibíd., abril 03, foja 58, 1904. 205 Ibíd., febrero 11, foja 20,1904. 206 Ibíd., febreo29, foja 34,1904. 207 USCO, marzo 5, foja 116. 1906.
79
3.2.3Técnicos
En este grupo se encuentran los trabajadores especializados como son:
mecánicos, maquinistas, químicos, que diferencia de los artesanos “comunes”
como los llama Hobsbawm. Este grupo de trabajadores eran lo mejor
remunerados, la mayoría de ellos eran extranjeros, a quienes se les
proporcionaba hospedaje y alimentación. La contratación de trabajadores
especializados dependía también de los ciclos productivos de las haciendas por
ejemplo, en el mes de noviembre, previo al inicio de la zafra de 1897, la compañía
contrató los servicios del azucarero estadunidense Leonardo Liegler, todos los
gastos generados por su llegada y estancia corrían a cargo de la hacienda La
Aurora. 208 Durante este periodo también se requirió los servicios del azucarero
Fred Rippe a quien también se le cubría todos los gastos necesarios. 209
Respecto a la sociedad Redo y Compañía, se tiene que Eduardo
Shimeckpeper se desempeñaba como mecánico y era el responsable de las
reparaciones de la hacienda la Aurora.210 Tomas Ferrer, fue uno de los
maquinistas residentes de mayor renombre y era quien se encarga de todas las
reparaciones de las empresas de la compañía. Sin embargo, en el periodo de
zafra de1897 de la hacienda La Aurora se incorporó de lleno a los trabajos que
para ello se requería. 211
Como parte de los trabajadores especializados se puede mencionar a Carlos
Lagorreta quien fungía como maestro de tintorería. 212 Otros de los empleados de
esta compañía fue el ingeniero Manuel Pardo, quien tenía como base de trabajo la
Hacienda la Aurora.213
208 Redo y compañía, noviembre 15, foja 133, 1897. 209 Ibíd., febrero 28, foja 498, 1900. 210 Ibíd., abril 30, foja 22, 1987.
211 Ibíd., diciembre, 1897. 212 Ibíd., agosto de 1897. 213 Ibíd., mayo 1897.
80
En el caso de las haciendas del norte del estado destacan algunos nombres como:
A. C. Walkes214 y S. G. Haskel quienes eran maestros maquinistas. 215 G. H.
Douglas y Jhon Hernett quienes tenían este mismo oficio. A. Wedderban y
Tomas A. Boyd, se desempeñaban como químicos de las haciendas de El Águila
y los Mochis. Otros personajes con alguna especialización fueron: L. Lauffer,
ingeniero de la Compañía y encargado de todas las construcciones y mejoras de
canales.
3.2.4 Trabajadores del campo
En este grupo se pueden encontrar dos grupos fundamentales: los peones
permanentes y los eventuales. Los primeros vivían en las haciendas, mientras que
el segundo grupo, por lo general, vivían en los pueblos vecinos de las haciendas y
trabajan en ellas por periodos estipulados. En número de peones eventuales
dependía de las necesidades del ciclo agrícola de los diferentes cultivos que
producía la hacienda.216
En las haciendas sinaloenses la contratación de trabajadores eventuales fue,
sobre todo, en los periodos de zafra. Las actividades que se realizaban en las
haciendas se encuentran: siembras, cultivo, corte y acarreo de caña, forraje, corte
de leña, caminos y puentes, regadíos, construcción de canales, trabajadores para
el cuidado de las huertas, del ganado, etc.
Con el fin de exponer la importancia de los trabajos agrícolas y actividades
relacionadas con la ocupación de los peones en este apartado se detallarán las
actividades realizadas en las haciendas a partir de la contratación de trabajadores
eventuales. En el caso de la compañía de Benjamin F. Johnston la contabilidad de
214 USCO. enero 31, foja 50, 1906. 215 USCO, febrero 19, foja 649, 1907. 216 María Eugenia Ponce Alcocer, “Los meseros en algunas haciendas porfirianas del México Central”, en Herbert. J. Nickel (edit.), Paternalismo y economía moral en las haciendas mexicanas del porfiriato, p.127.
81
1904 aunque contiene datos de sólo diez meses permite tener un enfoque
detallado de las actividades realizadas, así como el número de trabajadores
ocupados en cada una de ellas.
Por lo tanto, para el mes enero de 1904, específicamente el día dieciséis, se
requirió para diversas siembras 231 peones, incluido el plantío de caña. En forraje
se ocuparon sólo 40 individuos. 217 En el mismo mes con fecha veintitrés se
empleó a diverso número de peones como sigue: para siembras 13, para leña 13,
regadíos y campos 108 y para la construcción de cercas 201218. Para el
veinticuatro del mes, en forraje se requirieron 25 jornaleros y nueve para el plantío
de caña. 219 A finales de este mes los datos son: plantío de caña 49, en siembras
diversas 30, en regadíos y campos 15, y por último, en los trabajos de cerca, sólo
1.220 De lo anterior se puede decir que en la sección donde más mano de obra se
contrató fue en la de siembras, aunque las fuentes no muestran el tipo de siembra
realizadas, se sabe que entre estas estaban las de maíz, caña, árboles frutales,
etc.
Otras actividades que los peones realizaban a parte de las anteriores son:
Construcción, reparaciones, elaboración (se refiere a actividades como: fogoneros,
conductores, y empacadores, es decir, todo los relacionado con la fábrica),
almacén, casas y bodegas, y para ello se muestra el siguiente cuadro:
217 Sinaloa Sugar Company, enero 16, foja 1, 1904. 218 Ibíd., enero 23, foja 4, 1904. 219 Ibíd., enero 24, foja 6,1904. 220 Ibíd., enero 30, foja 10, 1904.
82
CUADRO 10
Distribución de peones durante el mes de enero de 1904
Actividades
Fechas 16 18 23 24 30
Construcción de fábrica 68 225 3
Reparaciones caminos y puentes 60 5 15 Elaboración 375 533 ½ Casas y bodegas 8 Almacén 9 8
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez Fuente: Libro de caja para la contabilidad mercantil de la compañía Sinaloa Sugar Company, enero, 1904.
De lo anterior en el rubro de elaboración es en donde más mano de obra se
contrata. La construcción de fábrica fue otro de los trabajos en los que se
registraba un buen número de trabajadores, pues en la fecha dieciséis se realiza
el pago por 68 peones, el día veintitrés se pagó por 225 peones. Prosiguiendo con
este tema, las actividades realizadas el mes de febrero son también muy variadas
como a continuación se muestra:
CUADRO 11
Distribución de peones por actividades durante el mes de febrero de 1904.
Actividades Fechas 3 7 12 13 18 24 27 29
Forraje 4 33 89 24 Leña 3 Plantío de caña 121 49 98 Siembras diversas 47 26 23 13 Cal 7 Regadíos de campo 55 40 Otras actividades 18 5 38 Construcción fabril 12 201 147 162 Almacén 16 Casas y bodegas 72 14 39 55 Mejoras de fábrica 66
83
Reparación de caminos 10 29 12 Elaboración 457 558 585 565
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez Fuente: Libro de caja para la contabilidad mercantil de la compañía Sinaloa Sugar Company, febrero, 1904.
La información anterior muestra una clara diferencia en cuanto al número de
trabajadores requeridos para cada una de sus labores, y los datos indican que en
el plantío de caña es en donde se concentra la mano de obra, por ejemplo: el día
trece se contrataron 121 trabajadores, el veinticuatro 49 y por último, la fecha
correspondiente al veintisiete se registran 98 peones. Sin embargo, hay un rubro
en el cual no se especifica el tipo de trabajo que se realizaba. El trabajo para el
que menos reclutados se registra es el de leña y cal. La concentración de la mano
de obra fue aún más notorio en el rubro de elaboración, en promedio se ocupaba
quinientos trabajadores, seguido de la construcción fabril, así como de las
reparaciones de casas y bodegas.
Siguiendo con las especificaciones de la distribución de los jornaleros en las
diferentes secciones, se tiene que para el mes de marzo, la concentración de la
mano de obra era en, elaboración, construcción, siembras, caminos y puentes, etc.
El siguiente cuadro se especifica el número de trabajadores distribuidos por
secciones.
84
CUADRO 12
Distribución de peones en el mes de marzo de 1904.
Actividades Fechas 8 9 12 13
Elaboración 412 11 648 Construcción destilería 59 62 122 Casas y bodegas 47 20 19 cercas 45 Caminos y puentes 134 30 Siembras diversas 31 14 Plantío de caña 89 127 otras 34 92 ladrillos 22 Almacén 4 Regados y compuertas 6
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez Fuente: Libro de caja para la contabilidad mercantil de la compañía Sinaloa Sugar Company marzo, 1904.
Por consiguiente, las actividades en donde se requirió de mayor número de
trabajadores fueron para el rubro de elaboración, sobre todo, para el día trece en
donde se contrataron un total de 648. Otra de las actividades que concentraban un
buen número de peones es el de construcción de destilerías, así como para los
trabajos relacionados con casas y bodegas.
Para el mes de abril hay una disminución en cuanto a la ocupación de
peones se refiere, por ejemplo, para el día nueve se contrataron a 950 peones
exclusivamente para las actividades de corte y acarreo de caña.221 En cambio,
para plantíos de caña fueron requeridos 14 y 886 en las fechas diecinueve y treinta
respectivamente.222 Respecto a otra de las fechas en donde se pagó por los
servicios de los peones la distribución era la siguiente: conductor 55, elaboración
40 y 4 para casas y bodegas.223
221 Ibíd., abril 9, foja 63, 1904. 222 Ibíd., abril 19 y 30, fojas 70 y 78, 1904. 223 Ibíd., abril 20, foja 71. 1904.
85
Mientras tanto, para el mes de mayo las actividades se concentraron en
siembras, y para ello se ocuparon 936 peones224, además 906 para la actividad de
corte y acarreo de caña.225 Estos datos únicamente corresponden a los trabajos
realizados por trabajadores eventuales, ya que son los únicos datos que permiten
ver en que actividades eran contratados. Continuando con las actividades
realizadas en las haciendas, en el mes de junio, los trabajos también estuvieron
enfocados en las labores de plantío de la caña, así como de diferentes siembras. A
través del siguiente cuadro se pueden apreciar algunas otras actividades como: la
reparación de caminos y puentes y mejoras de canal, entre otras.
CUADRO 13
Distribución de peones en junio de 1904.
Actividades
Fechas 4 12 21 29
Regadíos y compuertas 163 13 6 32 Plantío de caña 59 5 14 Siembras diversas 34 4 2 Elaboración 49 Leña 6 ladrillera 54 48 1 fogoneros 10 7 4 Reparación de caminos y puentes 79 16 Mejoras de canal 9 3 Casas y bodegas 33 8 forraje 30 otras 29 34 5
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez Fuente: Libro de caja para la contabilidad mercantil de la compañía Sinaloa Sugar Company , junio 1904.
Para continuar con las actividades realizadas por los jornaleros en la
Compañía Sinaloa Sugar Company, a partir de julio y hasta septiembre son pocos
los trabajos agrícolas esto debido al ciclo productivo de la hacienda. De manera
general en el mes de julio las actividades estaban repartidas como sigue: siembras
224 Ibíd., mayo 21, foja 88, 1904. 225 Ibíd., mayo 27, foja 93, 1904.
86
diversas, 66; forraje, 10; plantío de caña, 49; regadíos y compuertas, 165 y por
último 41 en casas y bodegas, todos en diferentes fechas.226 Y para el siguiente
mes sólo 33 jornaleros para diferentes siembras, y 284 para regadíos y
compuertas.227 Mientras tanto, en septiembre 34 peones para siembras y 14 para
los trabajos de mejoras de canal.228 Desafortunadamente, la contabilidad de la
Compañía no permite ver a detalle las actividades realizadas a lo largo de este
año, sin embargo, sí permite ver la importancia de ello, al menos en los primeros
ocho meses.
En el caso de las haciendas de la zona centro del estado, resulta aún más
difícil analizar la dinámica laboral de los trabajadores del campo, esto dado a la
complejidad de las fuentes, por lo tanto, sólo se expondrán de manera general
algunos datos, pues a diferencia de la Sinaloa Sugar Company el contenido no
permite exponerlo de manera detallada. Para empezar hay que mencionar que al
igual que en las haciendas del norte del estado, las actividades más recurrentes
era el de plantío, corte y acarreo de caña, sobre todo en los periodo de zafra, otras
actividades más comunes estaba el de cuidado de animales, construcción de
cercas, entre otras.
Una las empresas que incluía la sociedad Redo y compañía fue la Península
de Don Cándido, en donde se realizaban algunas actividades como la limpia del
maguey los cuales eran destinados a la hacienda La Aurora, cabe señalar que
para esta actividad el salario pagaban a 50 centavos.229 El cuidado del ganado fue
también otra de las actividades sobresalientes en esta compañía, sobre todo en La
Aurora, en donde constantemente se realizaban pagos por ello, sin embargo, no
se especifica la cantidad pagada por día. En algunas ocasiones el pago era por
tareas realizadas, y no necesariamente por jornadas, por ejemplo, a Aurelio Jallin,
226 Ibíd., julio, 1904. 227 Ibíd., agosto, 1904. 228 Ibíd., septiembre, 1904. 229 Redo y Compañía, abril 15, foja 24, 1897.
87
se le realizaba un pago como producto de la siembra: 2 1/6 fanegas de maíz (dos
pesos por cada fanega), y 200 manojos de hojas de maíz.230
De todos los registros contables recabados de las dos compañías, tanto de
Redo como de Johnston, el de 1904 de la Sinaloa Sugar Company, por ser el más
completo en su contenido permite ilustrar la distribución laboral de los peones en
las diferentes actividades, por lo tanto, a partir de estos datos se realizó la
siguiente gráfica:
GRÀFICA 2
Distribución de peones en diversas actividades durante el año de 1904
Elaborò: Araceli Santiago Ramìrez
Fuente: Libro de contabilidad de la Compañía Sinaloa Sugar Company, 1904.
230 Redo y Compañía, noviembre 12, 1897.
88
La gráfica anterior es un reflejo de las actividades que se realizaban en las
haciendas, cabe aclarar, que la información recaba hace referencia únicamente a
los peones reclutados por los contratistas, es decir, mano de obra eventual, ya
que para el caso de los peones permanentes la complejidad de la misma fuente
dificulta tener una apreciación, al menos durante este año. El historiador Sergio
Valerio Ulloa menciona que los jornaleros temporales formaban parte de un grupo
mucho más complejo y por su puesto mucho más difícil de describir que el de los
peones acasillados, ya que los peones temporales podían llegar a la hacienda
desde los pueblos libres y dueños de tierras, o bien podría tratarse de pequeños
propietarios que buscaban un ingreso complementario. 231
Las fuentes de 1906 muestran algunos cambios en cuanto a la contratación
de la mano de obra, ya que la figura del contratista desaparece, y por lo tanto la
compañía contrataba directamente a sus trabajadores formados mediante planillas.
Aunque las fuentes no permiten ver con exactitud el número de peones requeridos
ni el salario individual, sí detalla la distribución de cada una de las planillas, y
como ejemplo de ello se tiene que para el 21 de febrero el importe de “rayas” de
las planillas del 1 al 5, correspondientes a las fechas 6, 13, 20 y 27 del me de
enero y 3 de febrero de 1906 estaban distribuidas como sigue: fábrica, 2,878.64
pesos; fogoneros 807.49 pesos; conductores 795.46 pesos; empaque 755.55
pesos; leñeros 106.89 pesos; cajeros 65.40 pesos, todos agrupados en el rubro
de elaboración. Mientras que para el apartado de Escritorio, en donde agrupa las
siguientes: Empleados, 171.64 pesos; almacenistas, 515.60 pesos; porteros y
veladores, 251.82 pesos; policías y propios, 117.45 pesos. y por último para la
sección de reparaciones las distribución estaba de la siguiente manera: casas
trabajador, 11.32 pesos; casas empleados, 3.75 pesos; línea telefónica, 3.25
231 Sergio, Valerio Ulloa, Historia rural jalisciense, Economía agrícola e innovación tecnológica durante el siglo XIX, Universidad de Guadalajara/Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, México, 2003.
89
pesos; maquinaria fábrica 662.51 pesos; maquinara destilería 86.38 pesos;
maquinaria de taller, 55.07 pesos y reparación de muebles, 5.75 pesos.232
Otro ejemplo de ello es la distribución de la raya de la planilla número 9 como
a continuación se muestra: fabrica 1,006.41 pesos, fogoneros 108.55 pesos,
conductor 86.81 pesos, empaque 89.86 pesos; destilería 69.69 pesos; leñeros
89.87 pesos; cajeros 40.00 pesos, todos referentes a elaboración el cual
englobaba todas actividades anteriores. Gastos escritorio: empleados 37.85 pesos,
almacenistas 126.26 pesos, porteros y veladores 43.10 pesos, y policías y propios,
24.11 pesos. Para la sección de reparaciones: maquina de fábrica 178.93,
maquinaria de taller 2.00 pesos, línea telefónica 3.00 pesos, vehículos38.00 pesos.
En cambio, en la distribución del rubro “siembras” la distribución era: alfalfa, 0.65
centavos, cultivo de caña 9.13 pesos, corte de caña 36.00 pesos, acarreo de caña
38.15 pesos; huerta 45.15 pesos, guardianes 7.00 pesos. Mejoras plantíos:
desmontes 38.00 pesos, nivelaciones 7.20 pesos, cercas 8.70 pesos, vaqueros
41.30 pesos. Raya de otras actividades: talabarteros 15.00 pesos; caballerangos
42.61 pesos, carros y carretas, 14.60 pesos.233 Datos como este en donde se
expone la cantidad pagada a cada grupo se pueden apreciar a lo largo del registro
mercantil de 1906, y parte de 1907, tanto de la hacienda del Águila como de
Mochis.
En general se puede decir que la dinámica laboral dependía del ciclo
productivo de las haciendas, y determinaban los ritmos de trabajo, y como
resultado de ello las compañías trasferían los trabajadores de una hacienda a otra,
según fuera la demanda de trabajadores. La fuerza laboral que predominó en las
haciendas sinaloenses fue la eventual, por lo que no hubo una relación cercana
entre el trabajador y el hacendado, este fue el caso de la Sinaloa Sugar Company
en donde las relaciones se trabajo se dieron principalmente con los intermediarios
o contratistas.
232 USCO, febrero 21, foja 83, año 1906. 233 USCO, marzo 14, foja 129, 1906.
90
Para el caso de las haciendas que aquí se analizan no se puede hablar de
una permanencia forzada por concepto de deudas, aun cuando hayan existido
peones endeudados estos regularmente eran resultado de los anticipos que se les
hacia al momento de engancharlos. En el siguiente capitulo se podrá ver que para
el caso de las haciendas sinaloenses el problema de los anticipos en muchos
casos representó un problema para los hacendados.
91
Capítulo IV
El paternalismo y los trabajadores
En este capítulo se aborda el tema de las relaciones laborales entre
hacendado y trabajador a través de las publicaciones de la prensa. Ahí se podrá
ver que uno de los principales problemas que los hacendados tuvieron fue la
escasez de la mano de obra y el incumplimiento del trabajador para el pago de los
anticipos, situación que se buscaba regular mediante reformas implementadas por
el gobierno.
Otro aspecto a considerar en este apartado es la creación de departamentos
médicos formados en algunas haciendas, a raíz de las epidemias que afectaban a
la población y en gran medida a los trabajadores. Otros puntos que se abordaran
en este capitulo son: el hospedaje, la remuneración y las tiendas de raya, los dos
primeros marcados por la jerarquía laboral. Para el tema de la remuneración el
análisis se realizó a partir de los libros de contabilidad. Y por último, un apartado
para las actividades que se realizaban fuera de las jornadas de trabajo.
4.1 Condiciones laborales
Las condiciones de trabajo variaban de acuerdo a la región y tipo de
hacienda, y dependían de aspectos diferenciales como: la densidad poblacional, el
tipo de cultivo, así como la diferencia salarial entre una región y otra. Los
trabajadores de las haciendas, desde luego, no constituían una masa uniforme en
condiciones idénticas, sino una jerarquía muy compleja de grupos sociales. Había
diferencias en el acceso a la tierra, a los recursos, al paternalismo del hacendado,
además de diferencias de origen étnico y social.234
234 Friedrich Katz, La servidumbre agraria en México, México en la época porfiriana, colección problema de México/Ediciones Era, séptima reimpresión, México 1980, p. 31.
92
Las relaciones entre los peones acasillados o permanentes y el hacendado
estaban determinadas por expectativas tradicionales de comportamiento. Las
posibles carencias de alternativas de sobrevivencia, el ingreso en una relación
patrón-cliente ofreció ventajas muy claras, por lo menos en algún tiempo, sobre
todo cuando se trataba de otorgar víveres independientemente del precio de
mercado, la facilitación de alojamientos y agua potable, los derechos de uso para
la explotación de leña, así como el otorgamiento de anticipos y créditos en
tiempos de crisis garantizaban la subsistencia de los ocupados. Las prestaciones
simbólicas del patrón, la edificación de una capilla en la casa principal, o bien la
organización de fiestas, contribuyeron con la formación de lazos afectivos e
identidad local235, todas estas condiciones hacían de la hacienda una parte
importante de la población rural.
En la última década del porfiriato, la prensa sinaloense cuestionaba la falta de
oportunidades que mejoraran el nivel de vida del trabajador y hacía énfasis en las
relaciones laborales, sobre todo si la vinculación a la empresa era por medio de
deudas. Por ejemplo, El Monitor sinaloense destacó una nota que fue enviada por
Inés Peiro, dueño de una importante hacienda en el distrito de Mocorito, en la que
exponía lo siguiente:
La servidumbre rural en el estado de Sinaloa adolece de la falta de ilustración, y por su ignorancia estima en muy poco su crédito; por eso vemos que no obstante sus contratos (manera legal de obligarse peón y amo) y en el que estipula el primero no separarse del servicio sin satisfacer su deuda, se ausenta sin cumplir su obligación, redundando el acto en perjuicio de ambos; directamente del amo, porque se ve fraudeado en la cantidad que anticipó al mozo, muchas veces por necesidad que este manifestara; indirectamente en perjuicio del mozo; que con la mala costumbre llegará a perder por completo el crédito. Frecuentemente se ven obligados à solicitar anticipos los trabajadores, por necesidades imperiosas de falta de salud en ellos, ò sus familias, ò por contraer matrimonio; en semejantes casos ocurren con los amos, quienes en lo general ayudan en tales situaciones à sus sirvientes, anticipándoles lo necesario.
235 Nickel., El peonaje en las haciendas mexicana, op. cit., p.80.
93
Si nuestras leyes garantizan los intereses de los agricultores ò industriales obligando à los sirvientes al cumplimiento de sus contratos, de no separarse del servicio sin pagar lo que se les haya anticipado, ganan los empresarios, y el peón también; porque se le educa prácticamente en el crédito y sus deberes , y, cuando se le ofrezca cambiar de trabajo à otra parte donde sea mejor remunerado, le será fácil conseguir anticipo para solventar su deuda, puesto que se saben los empresarios que están garantizados sus intereses. El crédito del jornalero honrado irá en aumento, máxime con la demanda de brazos que existe. 236
Aquí queda de manifiesto que uno de los principales problemas de los
hacendados sinaloenses fue el incumplimiento de los contratos de trabajo por
parte del peón, así como las causas que lo obligaban a pedir prestado. El
Mefistófeles fue uno de los medios más críticos de la relación amo-sirviente, y por
ello evidenciaba los inconvenientes de la ley expedida por el Estado en 1897237
que nada favorecía al trabajador, y es así como en agosto de 1904 publicaba la
siguiente nota:
Desde hace muchos años, desde tiempo inmemorial quizá, el
contratista de obras a destajo ò precio alzado, el sirviente domestico o de campo y el jornalero han creado la costumbre, entre ellos muy generalizada, de pedir al patrón sumas de dinero a cuenta de su trabajo personal. El patrón, unas veces por lastima que inspiraba el trabajador y otras por deseo de asegurar sus servicios, le hacía anticipos que el mismo trabajador deseaba; pero sucedía que, al primer préstamo, seguía otro y luego un tercero, y al fin el deudor se negaba a trabajar por cualquier motivo, justificando ò no, y como carecería de bienes en que el pago de su deuda se hiciese efectivo, resultaba que quien había hecho el anticipo, no solo se veía privado de los servicios del jornalero o contratista, quizá cuando mas los necesitaba, sino que se encontraba también con su dinero perdido para siempre.
Este estado de cosas y los abusos repetidos de jornaleros y sirvientes de todas clases, motivaron una ley que el Estado expidió con fecha 16 de diciembre de 1897, y en la que quedó establecido
236 El Monitor sinaloense, Culiacán, agosto 7, número 894, 1904, p. 2. 237 Esta ley se había expedido primeramente en los Estados de Puebla y Tlaxcala en julio de 1880 e incluida en el Código Penal de 1897, al respecto véase, Herbert J. Nickel, El peonaje en las haciendas mexicana…, op, cit., p.91.
94
que entre el sirviente, jornalero ò contratista de obras que habiendo recibido anticipo a cuenta de trabajo, engañare a la persona que lo hizo, negándose sin justa causa a prestar la obra de trabajo prometido o a devolver la cantidad anticipada, cometería el delito de fraude y sería castigado con la pena que para la estafa señala el Código Penal.
Pero resulto de esta situación lo que debía resultar: que el trabajador, por temor al castigo con que la ley lo amenazaba, se convertía en siervo de su trabajo, en esclavo de quien le había anticipado dinero, y si no lo hacía de esa manera, entonces la justicia convertía la deuda civil en delito y era el infeliz sumido en la cárcel como responsable de estafa.238
Lo que se buscaba era garantizar el cumplimiento de los contratos de trabajo,
y a su vez una dependencia del peón a las empresas mientras no quedara saldada
su deuda, pues el abandono de este compromiso laboral, convenido
contractualmente podía ser interpretado formalmente como fraude y penalmente
perseguido. Con este decreto el empresario era el único favorecido, aunque duró
poco tiempo, ya que en 1904 se buscó revertirla mediante un nuevo proyecto de
ley sobre contratos de servicio, cuyo contenido era lo siguiente:
Artículo 1.-La ley no autoriza ningún, pacto o convenio en que los jornaleros o domésticos obliguen su trabajo personal al pago de lo que en dinero o efectos se les haya facilitado. El que valiéndose de esta clase de contratos ò por cualquier otro concepto, obligue a los peones ò domésticos a permanecer en su servicio contra su voluntad.
Artículo 2.- Los contratos de anticipo de salarios a los domésticos y jornaleros, cualesquiera que sean las estipulaciones del convenio, se regirán por las disposiciones relativas al contrato de mutuo simple.
Artículo 3.- A falta de convenio expreso sobre retribución ò salario en el servicio por jornal, se emitirá este a razón de sesenta y tres centavos diarios, salvo que, según la costumbre del lugar, deba pagarse mayor estipendio en razón de la clase de trabajo y la aptitud del que presta el servicio.
238 Mefistófeles, Culiacán, Rosales, agosto 22, número 501, 1904.
95
Artículo 4.-Toda retribución o salario en dicho servicio, debe ser pagado precisamente en moneda corriente del país. Es nula toda convención en contrario.
Articulo 5.- Queda facultado el Ejecutivo del Estado para resolver todas las dudas que ocurran en la práctica de esta ley y aclarar y fijar el verdadero sentido en que deben entenderse sus disposiciones. 239
El propósito del proyecto era propiciar los medios necesarios para el
mejoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores, pero como era de
esperarse, la ley no fue bien recibida por los empresarios ya que afectaba
directamente sus intereses y uno de los que se opuso fue Joaquín Redo
propietario de las haciendas azucareras La Aurora y Eldorado, quien consideraba
malo el proyecto porque impedía el cobro de las cantidades anticipadas mismas
que habían sido hechas bajo la protección de la ley. 240 A lo largo de la última
década del porfiriato la relación laboral entre amo y sirviente prevaleció siempre
como un tema de interés social, por eso en mayo de 1906, el Mefistófeles publicó:
Tengo para mí que cuando la prensa se ocupa con tanto ahínco en la cuestión de los jornaleros, debe ser porque hay ricos interesados en ellos, y que habiendo ricos nada ventajosos seguramente sacaran los pobres.
Los agricultores piden se expida una ley tan tremendamente dura, que si pone en su poder a la desvalida peonada los deje a su vez a disposición de la autoridad cuando por cualquier motivo delincan. El deseo no puede ser más equitativo si se toma en cuenta que las leyes pueden ser fácilmente burladas por los agricultores y nunca por los peones ¡Admirable equitativa!
El malestar que se apunta es rigorosamente cierto: la gente del trabajo emigra de Sinaloa como de una tierra inhospitalaria, los negocios llenan difícilmente los claros que en sus filas de braceros deja la deserción, y, si tal situación se prolonga, puede ser causa de serios trastornos de muchas empresas , pero debemos convenir que nuestros hombres de negocios, tan
239 El Monitor sinaloense, septiembre 11, número 904, 1904, p.2. 240 Mefistófeles, octubre 15, número 546, 1904.
96
directamente amenazados por la emigración de los peones , no hacen nada por su parte para prevenir el mal y cuando la tienen encima no se les ocurre otra cosa que quejarse al gobierno para que este impida con leyes restrictivas la salida de los que huyen.241
El párrafo anterior refleja la situación de los trabajadores y las condiciones
que imperaban en el estado y obligaba a los jornaleros a buscar mejores
condiciones de trabajo, volviéndose una amenaza para la prosperidad de las
empresas, sobre todo, cuando se trata de un estado en el que se carece de mano
de obra.
El peón más apartado del amo y hasta ignorado a veces, se halla en peor condición. No tiene ningún estimulo , ninguna esperanza de progresar, ni siquiera las consideraciones de que goza aquel y es natural que, si es bueno , se pervierta con el tiempo, y si es mal inclinado, oponga sin escrúpulos sus desviados instintos a la expresión fatal en que yace. Con tal sistema es imposible que las haciendas sean haces compactos de hombres de trabajo.
Si los hacendados quieren evitar perdidas, que no hagan anticipos; si quisieren conservar a los peones, que les aumenten el salario y supriman para siempre las tiendas de raya. El gobierno podría prestarles, por otra parte, una eficaz ayuda, prohibiendo o limitando en los centros de trabajo bebidas alcohólicas y persiguiendo enérgicamente la vagancia.242
Se insiste en la necesidad de buscar alternativas para mejorar las
condiciones de trabajo, por medio de la supresión de los medios que lo impiden,
entre ellos la tienda de raya y la venta de bebidas embriagantes en los centros de
trabajo, pues se consideraba como unos de los principales problemas sociales y el
texto anterior es una opinión dirigida a todos aquellos que se quejaban y estaban
en desacuerdo con las estipulaciones de la ley de 1904, que disolvía el pago de
anticipos. De las páginas de El Demócrata otro periódico sinaloense se toma el
siguiente escrito:
241 Ibíd., mayo 30, número 1,040, 1906. 242 Ibíd.
97
Figúrese que se va un peón debiéndome veinte pesos por ejemplo. Aquí ha obrado mal el peón: pero obra peor en mi concepto, el vecino mío que, sabiendo que me adeuda, le anticipa otra cantidad, y me estorba el que yo le cobre y recobre mi dinero.
Y lo que hace conmigo ese vecino, otro lo hace con él. ¿Quién es más culpable? ¿El peón ignorante que intenta cometer el delito o que a conciencia lo ayuda deliberadamente? ¿Qué moralidad quiere que se haya así?
Y eso es nada. Aun hay casos peores, en que el peón ni remotamente pensaba, de seguro, robar a su patrón, y en que tenía intención de pagarle con su trabajo hasta el último centavo.
En esto ilega un agente y sonsaca a la gente y la mal aconseja, y le dice que huya y en donde encontrara trabajo y nuevo anticipo.
Nuestros peones tienen pocas ideas de justicia. Ceden fácilmente y se van. Por lo tanto seria necesario que el gobierno diera una mas, para que los patrones tomen a su servicio un peón, sean los responsables del dinero que adeudan, y que desde el momento en que les den trabajo, manden a pagar la suma que diga la libreta, y que en caso de no hacerlo, se les obligue a ello, y aparte, se les imponga una multa o una pena por encubridores.243
Se indica la existencia de hacendados o agricultores que de manera
deliberada competían por la mano de obra con otros contratantes, lo que habla de
una oferta limitada de fuerza laboral en la entidad, donde los empresarios con
menores ingresos se veían perjudicados ante la movilidad de la fuerza laboral y
por las formas en las que se recurría para el pago de las deudas. En general, a
través de la prensa sobre todo, a principios del siglo XX se pueden ver las
condiciones laborales.
Los servicios médicos, casas para vivienda, el pago en efectivo, salarios
elevados y en el mejor de los casos con sus respectivas escuelas, etc., son
algunas de las características de las haciendas sinaloenses. La creciente
demanda de productos agrícolas, unida a la inversión extranjera, generó un
243 El Demócrata, Mazatlán, Sin., México, julio 4, 1906, p. 4.
98
marcado aumento del peonaje por endeudamiento en el sureste de México, con
modalidades semejantes a la esclavitud. En cambio, en el norte las mismas
causas produjeron efectos totalmente diferentes: disminuyó y, en muchos casos,
desapareció por completo el peonaje por endeudamiento.244 Los hacendados
sinaloenses no usaron de manera predominante, ni la aparecería ni el peonaje por
deudas para mantener a los trabajadores, sino más bien lo hicieron a través del
ofrecimiento de salarios en efectivo.
4.1.1 El servicio médico en las haciendas
Durante el porfiriato la medicina se caracterizaba por un fuerte contraste
entre el ámbito rural y urbano, es decir, una alta concentración de los servicios
médicos en las ciudades y puertos del territorio mexicano, en relación a la poca
atención que experimentaba el campo.245 La insalubridad, la carencia de agua
potable y drenaje, las pésimas condiciones de trabajo, aunados a las extenuantes
jornadas laborales en el campo y la ciudad, determinaban las precarias
condiciones de salud y enfermedad para la inmensa mayoría de la población. Las
epidemias que periódicamente asolaban el país, y hacían estragos eran: el cólera
morbus, la fiebre amarilla, el paludismo, la viruela, la escarlatina, la influenza, la
disentería, etc., despoblaban el país.246
En Sinaloa las enfermedades que causaron mayor número de victimas
fueron: las fiebres palúdicas, remitentes e intermitentes, tétanos, enteritis y otras
afecciones del aparato digestivo y fiebre puerperal.247 En 1904, el paludismo fue el
que más victimas dejó, sobre todo, en poblaciones como: Ahome, Mochicahui, Los
244 Katz, p. 49. 245 Marissa Pérez Domínguez, “Los servicios médicos en las haciendas, un ejemplo en San Bartolomé de los Tepetates (Estado de Hidalgo)”, en Herbert, J. Nickel (ed), Paternalismo y Economía moral en las haciendas mexicanas del porfiriato,op, cit., p. 94. 246 Rafael Valdés Aguilar, “La salud en Sinaloa durante el porfiriato” en Gilberto López Alanís, El porfiriato en Sinaloa, op, cit., p. 181. 247 Mefistófeles, julio 22, número 475,1904.
99
Mochis, San Miguel, Higuera de Zaragoza y poblaciones cercanas, todos en la
zona norte del estado en donde se registraba de diez a doce defunciones
diarias.248
La zona centro del estado tampoco estuvo exenta de los estragos de esta
epidemia, aunque en periodos diferentes. En 1906 las localidades más afectadas
fueron: Eldorado, Navolato, Sataya y otros lugares del distrito de Culiacán.249
Específicamente Eldorado fue el poblado mas afectado, y ante ello, los señores
Redo, propietarios de la hacienda del mismo nombre se hicieron cargo de todos
los enfermos.
A la fecha hay allí 98 personas convalecientes y 68 que se encuentran atacados de paludismo en forma benigna. Sólo hoy en estos momentos cuatro enfermos graves. Los Sres. Redo han destinado una casa hospital, donde se atiende a los enfermos de una manera eficaz, suministrándoles alimentación, medicamentos y cuanto pueden necesitar. 250
Ante esta problemática el gobierno proveía de medicamentos a fin de
controlar la enfermedad. A raíz de estas epidemias el gobierno federal promovió la
asistencia médica de los trabajadores de los campos para disminuir la mortalidad
en los peones, especialmente, en las haciendas donde se concentraba el mayor
número de trabajadores.251
Por ello a partir de 1906 se puede ver la existencia de servicios médicos en
algunas haciendas. En la compañía azucarera de Benjamin F. Johnston, desde
1904 existía este servicio, o al menos había un médico de nombre Yoshua W.
Scally.252 Aunque no se registra el tipo de enfermedad, se sabe que los
trabajadores estaban expuestos a diferentes padecimientos relacionados con el
trabajo que realizaban.
248 Ibíd., noviembre 17, 1904. 249 Ibíd., octubre 23, número 1,162, 1906. 250 Ibíd., octubre 29, número 1, 167, 1906. 251 El Demócrata, noviembre 6, 1906, p.2. 252 Sinaloa Sugar Company, marzo 26, foja 52, 1904.
100
El clima también fue otro factor para el desarrollo de diversas enfermedades
como la malaria, una de las enfermedades más comunes a la que los trabajadores
de esta compañía estaban expuestos, y una buena parte de lo recaudado era
usado para la compra de píldoras de quinina los cuales eran utilizados para
combatir este padecimiento, ejemplo de ello es que, para principios del mes de
abril se compraron 3000 píldoras de este medicamento253, y el médico se
encargaba de recorrer los lugares en los que hubiera peones enfermos.
A partir de 1906 ya se puede hablar de un departamento médico, el cual
funcionaba mediante cuotas otorgadas por los trabajadores mismas que eras
descontadas de sus respectivos sueldos. En esta sección médica, la estratificación
laboral también contaba, ya que las cuotas eran divididas por: empleados de la
administración, colonos, y artesanos y operarios. Cabe señalar que en este último
rubro se incluía a todos los trabajadores que no entraban en los dos primeros
apartados, independientemente de la actividad que realizaran. Uno de los
aspectos a destacar en este servicio es que entre los personajes que aportaban
mensualmente esta el propio Johnston como se muestra en la siguiente tabla:
CUADRO 14
Cuotas para el Departamento médico
Individuos Cuotas Benjamin Francis Johnston 16.66 J. C. Middleton 10.00 Antonio B. Caballero 3.16 Pastor Carrillo 2.00 A. Weddenburn 5.00 A. E. Walkes 2.00 C. H. Douglas 2.00
Fuente: Libro de Contabilidad de la United Sugar Compañies, febrero 1, foja 52, 1906. CREDHIC.
253 USCO, abril 5, foja 178, 1906.
101
Lo anterior muestra que el servicio médico era primordial para esta
Compañía, para lo cual se recurría a métodos como el de la cooperación de los
trabajadores, o al menos de aquellos que requerían de este servicio, por lo que a
través de estas cuotas se garantizaba la asistencia médica.
CUADRO 15
Cuotas para el Departamento médico
Colonos Cuotas Festus Ward 8.33 John J. Newton 3.50 John J. King 2.00 Geo Drake 5.00 Guillermo Drake 1.50 R. A. Bryan 8.00 J. C. Sheldon 1.58 H. E. Arnold 1.50 Juan Wiley 1.00
Fuente: Libro de Contabilidad de la United Sugar Compañies, febrero 1, foja 52, 1906. CREDHIC.
Para el caso de los artesanos y operarios, las fuentes muestran que,
contrario a los dos grupos anteriores, este grupo de trabajadores realizaba cuotas
por cantidades inferiores a las cuotas de los colonos, (pues algunos de ellos
recibían sueldo como trabajadores de la administración, aunque para estas cuotas
aparezcan en el rubro de colonos) esta cantidad variaba entre los 0. 60 centavos a
los 1.76 pesos. Estos datos muestran un control estricto sobre la mano de obra y
en donde se puede ver una clara división de los diferentes grupos de trabajadores.
Al mismo tiempo, los datos permiten conocer el nombre de los protagonistas de
este complejo grupo de artesanos y operarios.
102
CUADRO 16
Cuotas para el departamento médico
Artesanos y operarios Cuotas Guillermo Hasleal 0.83 Ygnacio del Corte 0.60 Federico Rodríguez 0.50 Salvador Parra 0.75 Fortino Valdés 0.50 Felizardo Ibarra 1.23 Escolástico García 0.60 Vicente F. Gutiérrez 0.60 Jesús Morales 1.50 Ramón López 1.76 J. H. Chair 0.83 Rosendo Díaz 1.67 Juan V. Hernández 1.67
Fuente: Libro de Contabilidad de la United Sugar Compañies, febrero 1, foja 52, 1906, CREDHIC.
A pesar de esta división, en ocasiones se registra el nombre de todos los
individuos que cooperaban sin que se especifique el grupo al que corresponden ya
sean empleados de confianza, colonos o artesanos y operarios (ver anexo número
2 y 3). En el caso particular de los peones, con el fin de que pudieran tener acceso
a este servicio que la hacienda proporcionaba, daban una determinada cantidad
que era recogida de manera colectiva por el encargado de la planilla, tanto de los
peones de la hacienda El Águila, como el de Mochis, las cuotas eran también
otorgadas de manera mensual. Por lo tanto, se puede decir que el servicio médico
no constituía un elemento de endeudamiento, al menos no para el periodo que se
analiza. A pesar de que los datos contables proporcionan un panorama general
del servicio médico, sin embargo, estas referencias no permiten ver otros
aspectos, sobre todo cuando se trata de accidentes laborales. La asistencia
médica –dejando de lado el hecho de si era adecuada y suficiente- formaba parte
de las garantías de subsistencia tradicionales esperadas de los hacendados.
103
4.1.2 El hospedaje en las haciendas
En la contratación de la mano de obra, la asistencia (alojamiento) de los
trabajadores fue parte de la política de los hacendados, pero la complejidad de los
registros de contabilidad no permiten ver de manera particular cada una de las
empresas de esta compañía en cuanto a asistencia se refiere, pues la mayoría de
los datos para este caso hace referencia a los operarios de El Coloso, el registro
de esta compañía permite ver que la asistencia era por temporadas.
Por ello, esta misma compañía rentaba cuartos para los trabajadores en
donde se especifica el número de cuarto, el nombre del inquilino, el tiempo de la
ocupación y la renta correspondiente, el cual variaba entre dos y tres pesos, (ver
anexos 4, 5 y 6) aunque las diferentes listas que se muestra hacen referencia a El
Coloso, se puede ver que muchos de los trabajadores que laboraban en las
haciendas de Eldorado y El Coloso aparecen registrados en las listas de esta
fábrica textil. Solo por citar un ejemplo, se puede mencionar el caso de Alberto
Villa254, quien laboraba en las haciendas azucareras, aparecía en las lista de
operarios de la fábrica (ver anexo número 7, 8 y 9) En el anexo 10, se puede
apreciar de manera más detallada todos los gastos generados durante el mes de
agosto, en el cual se puede ver: los gastos de la renta y de luz de cada inquilino.
A partir de 1899, la compañía registra los gastos generados por cada uno de
los operarios, sobre todo, aquellos generados por el consumo de luz eléctrica,
cantidad que era sumada a la de la renta. Por ejemplo en el mes de abril se les
sumaba 60 centavos como pago de luz eléctrica a los siguientes individuos:
Nicolás y Ruperto Aldana, Encarnación Ahumada, Faustina Arellano, Rosario
Gastèlum, Espectación Sains, Jesús Borboa, Ángel Sauceda, Calixto Lugo, Luisa
Favela, Esteban Cervantes, Isabel Yriarte, Ascensión Gutiérrez, Ramón Flores,
254 Redo y Compañía.
104
Domitilo Godoy, Maximiliano Rojo e Isabel Guzmán.255 Lo mismo se puede
apreciar para el siguiente mes (ver anexo 11 y 12), en donde se registra el nombre
del inquilino, los días rentados y la cantidad de luz a pagar. Los trabajadores mejor
remunerados fueron los que tuvieron acceso a este servicio ya que tuvieron la
posibilidad de solventar los gastos extras que generaba este servicio.
En el caso de la Sinaloa Sugar Compañies en la zafra de 1904 (febrero –
mayo), por elevado número de trabajadores y a la escasees de viviendas, muchas
veces el alojamiento se realizaba en casas contratadas por el hacendado y
algunos personajes que proporcionaron este servicio fueron: Antonio Verdugo y
Joaquín García que en ocasiones también les proporcionaban cena. Francisco W.
Dawn también proporcionaba alojamiento, especialmente al personal americano de
la fábrica256.
No todos los trabajadores se hospedaban en las casas o cuartos que la
Compañía acondicionaba para sus trabajadores, pues aquellos que se
desempeñaban como técnicos o profesionistas se les asignaban cuartos
especiales, tales como: el ingeniero Lauffer y su ayudante Harrison, así como
Enrique Posllethwaite, los químicos Wedderban y Tomas A. Boyd, el azucarero
Felipe Rodríguez, entre otros257.
Filiberto L. Quintero menciona que en 1904 la hacienda Los Mochis,
contaba con dos hileras de cuartos con portal, construidos especialmente para los
operarios de la fábrica, e improvisadas chozas, llamadas “Chinames” que servían
como albergue para los peones y sus familias258. Es decir, la posición laboral
también era determinante.
255 Ibíd., abril 30, foja 374, 1899. 256 Sinaloa Sugar Company, febrero 7, foja 17, 1904. 257 Ibíd., mayo, 1904. 258 Filiberto L. Quintero, op, cit, p. 582.
105
4.1.3 La remuneración a través de los libros de contabilidad
La jerarquía laboral dentro de las haciendas no sólo se debía a los rangos de
autoridad, también estaba fuertemente condicionada por la diferenciación salarial
y de prestaciones que los trabajadores recibían.259 A esta diversidad laboral Eric
Hobsbawm, menciona que los salarios en gran medida estaban fuertemente
determinados por la posición laboral del trabajador, es decir, entre los calificados y
no calificados.260 Para el caso de las haciendas sinaloenses éstas diferencias
fueron muy marcadas, sobre todo, en el tema salarial. De acuerdo a las fuentes
analizadas, los que percibían un salario mucho mayor eran aquellos que eran no
sólo eran de la confianza del hacendado, sino también por el cargo que
desempeñaban.
En el caso de la compañía United Sugar Compañies y de acuerdo a los
registros, se tiene que los personajes que percibían un salario superior al resto,
eran aquellos de confianza, aunque no necesariamente profesionistas pero si
experimentados, entre los cuales podemos mencionar a los siguientes, con sus
respectivos sueldos: J. C. Middleton con un sueldo de 500.00 pesos , Antonio B.
Caballero 208.33 pesos, José F. Figueroa 200.00 pesos; J. D. González, 150.00
pesos; Carlos R. S. Samuel, 128.12 pesos; Pastor Carrillo, 100.00 pesos; Ygnacio
del Corte, 80.00 pesos; Pompeyo Gutiérrez, 75.00 pesos y por último Benjamin
Francis Johnston quien percibía un sueldo de 854.15 pesos.261 Cabe señalar que
el sueldo variaba muy poco, ya que las fuentes muestran que éstos personajes
recibían, por lo general, la misma cantidad y por el mismo trabajo.
Con respecto a las actividades en las que se requería de la mano de obra
especializada o bien de aquellos trabajadores con alguna profesión, los salarios
también eran mejor pagados. En el caso de aquellos que trabajan en la fábrica
259 Ricardo Rendón Garcini, Aportación al estudio de las relaciones económico-morales entre hacendados y trabajadores, El caso de dos haciendas pulqueras en Tlaxcala, en Herbert J. Nickel, Paternalismo y Economía Moral en las haciendas mexicanas del porfiriato op. cit., p.77. 260 Hobsbawm, op. cit., p. 356. 261 USCO, febrero 27, foja 99, 1906.
106
los salarios variaban de acuerdo a las actividades realizadas. Por ejemplo G. H.
Douglas: por once días de trabajo la compañía le pagaba la cantidad de 50.00
pesos; John Harnett por 18 días recibía la suma de 38.00 pesos; D. H. Meeker a
quien se le pagaba 31.99 pesos por los días correspondientes del 20 al 31de
diciembre de 1905, mientras que a finales del mes de enero de 1906, este mismo
trabajador recibía la suma de 80.00 pesos como pago correspondiente del mes;
por otra parte a R. W. Bryan, la compañía le pagaba una cantidad total de 1101.11
pesos como sueldo generado desde el 13 de octubre de 1905 hasta el 31 de enero
de 1906.262
En algunos casos se especifica la hacienda en la cual trabajaban, en este
caso la compañía le pagaba a cuenta de la hacienda Mochis por dos días de
trabajo a los siguientes: J. B. Grimzal 10.76 pesos, J. Harnett 8.00 pesos, J. D.
Scheldon10.66 pesos; J. H. Douglas 13.33 pesos y H. E. Arnold por un sueldo de
10.66 pesos.263 Por lo tanto, el sueldo dependía de la actividad realizada y este
iba desde los cuatros hasta los seis pesos por día de trabajo. En algunos casos los
datos permiten apreciar el nivel salarial de los trabajadores, los días trabajados, el
salario por día y el total, como se muestra a continuación:264
CUADRO 17
Salario de operarios
Operarios Días Salario Total Benjamin Smith 3 ¼ 3.66 11.90 Gilberto Ibarra 2 1.75 3.50 Luis Velázquez 5 ¼ 0.75 3.94 Genaro Cantú 2 0.37 .75 Eusebio Valdez 3 ½ 0.75 2.62 Hermenegildo Llanes 6 0.75 4.50 Jacinto Apodaca 1 0.75 .75
Fuente: Libro de contabilidad de la United Sugar Compañies, marzo 20, foja 704, 1907, CREDHIC.
262 USCO, enero 31, foja 50 y 51, 1906. 263 USCO, junio 12, foja 323, 1906. 264 USCO, marzo 20, foja 704, 1907.
107
Todos los trabajadores antes mencionados fueron requeridos para la misma
actividad, en este caso, en la actividad de destilería, en la tabla se puede ver que
no todos recibían el mismo salario, lo cual indica una clara diferencia en cuanto a
la especialización del trabajo, pues mientras algunos recibían un pago de 75
centavos, otros 3.66 pesos por día. Algunos de los trabajadores antes
mencionados fueron requeridos posteriormente y en la siguiente ocasión
aparecían registrados en la cuenta de elaboración (fábricas, fogoneros,
conductores, empaque, etc.).265
CUADRO 18
Salario de operarios
Operarios Días Total
Gilberto Ybarra 1 ½ 2.62 Jacinto Apodaca 8 ½ 6.37 Adolfo Machado 3 2.25 Miguel Rivera 5 ½ 6.37 Damián Zavala 6 4.50 Benjamin Smith 9 ½ 4.77 Hermenegildo Llanes 5 3.15
Fuente: Libro de contabilidad de la United Sugar Compañies, marzo 28, foja 717, 1907, CREDHIC.
Como parte del grupo de los salarios mejor remunerados se puede
mencionar a los maquinistas, reparadores de fábrica e ingenieros. En el caso de
las haciendas de Johnston, un maestro maquinista recibía un salario de siete
pesos por día de trabajo. A los médicos que estaban al servicio de las haciendas
de esta compañía se les hacían pagos por la cantidad de 125.00 pesos
mensuales por cada hacienda, es decir, tanto del Águila como el de Mochis.266 Lo
mismo para el caso de las haciendas de Redo y Compañía en donde se puede
apreciar esta misma diversidad salarial.
265 USCO, marzo 28, foja 717, 1907. 266 USCO, marzo 31, foja 733, 1907.
108
Los que percibían un menor salario eran aquellos dedicados a los trabajos de
campo, es decir, jornaleros o peones a quienes se les pagaba un salario que
oscilaba entre los 50 a 70 centavos. El establecimiento de nuevos negocios por
algunos personajes de la antigua colonia americana en el valle del rio Fuerte, creó
una competencia laboral y contribuyó a aumentar los salarios. En el de Redo y
Compañía las fuentes analizadas no permiten tener una apreciación detallada y
precisa del tema, aunque algunos datos muestran que el salario de los peones de
campo fue similar al de las haciendas del norte del estado.267
Dentro de este modo de remuneración el tema de las raciones estaba
intrínsecamente relacionado con ello, pues aparte del pago mensual o diario en
efectivo, recibían una parte adicional del salario en especie, aunque en los libros
de contabilidad de las dos compañías aquí analizadas, en la mayoría de las
ocasiones se registra como “ración” y ocasionalmente el tipo de mercancía. Sin
embargo, la ración generalmente consistía en maíz y frijol. Por ejemplo, la
contabilidad del año de 1906, aparecen algunos registros sobre la suministración
de estos productos a los peones y en ocasiones se hacía de manera anticipada y
para ello se llevaba una lista adjunta en el cual se registraba el nombre de los
peones.
El uso de vales y monedas emitidas por las haciendas durante el porfiriato
formó también parte de la remuneración de los trabajadores, aunque en los libros
de contabilidad obviamente no se tiene registro alguno estos datos. Sin embargo,
es bien sabido que esta fue una forma muy usual por parte de los hacendados.
Herbert J. Nickel menciona que a la falta de moneda circulante, en especial de
bajo valor llevó a la producción de monedas particulares. Resulta difícil valorar el
significado real de la moneda sustitutiva en el pago de salarios y en la atadura de
los trabajadores agrícolas a las haciendas durante el porfiriato, pues habría que
tomar en cuenta las diferencias regionales.268
267 Redo y Compañía. 268 Herbert J. Nickel, El peonaje en las haciendas mexicanas, op cit., p. 212.
109
A partir de 1898 la Secretaría de Hacienda y Crédito Público empezó a
prohibir el uso de vales, papeles, fichas, u otra clase de objetos que sustituyeran
el uso de la moneda legal, sin embargo, se siguieron usando en todo el periodo del
porfiriato entre los particulares, haciendas o establecimientos comerciales,
etcétera. En el periódico oficial del estado de Sinaloa se tiene registro de un oficio
dirigido al secretario de Fomento con fecha dos del mes de junio de 1903 y firmado
por el Sr. José Hampl apoderado de los colonos de Topolobampo en donde se
quejaba por el pago a través de fichas de metal que la compañía realizaba a los
colonos en Los Mochis, obligándolos a que mediante las fichas se suministraran de
cuanto necesitaran en otros establecimientos previamente autorizados, a pesar de
estas quejas, el gobierno en la mayoría de las ocasiones, hacía caso omiso. 269 Al
menos para los primeros años de la composición de esta compañía no hay
muchos datos que puedan proporcionar el valor o el peso que realmente tuvieron
los vales con respecto a los trabajadores.
4.2 Tienda de raya
Las tiendas de raya eran instituciones ligadas al sistema hacendario, organismos
característicos del sistema de trabajo porfirista, pero no limitado únicamente a ese
espacio temporal. La disposición de los particulares de establecer tiendas de raya
en cada una de sus haciendas contó con la tolerancia de las autoridades. Dichas
tiendas de raya obligaban a los peones a percibir sus salarios en especie (o más
bien intercambian dicho monto), monto que de por si era nominalmente bajo y que
con este procedimiento de compraventa controlada y obligada se volvía mas
pequeño aún. Lo que percibían en especie, regularmente rebasaba el monto fijado
de su percepción regular, así que los peones estaban constantemente en deuda
269 AHGES, Periódico oficial del estado de Sinaloa, tomo XXX, número 30, junio 12, 1903, p. 1.
110
con sus patrones. Este sistema era usado por los hacendados para retenerlos
sobre todo en las zonas donde escaseaba la mano de obra.270
En algunas regiones del país se intentó limitar la aplicación de este
mecanismo. En 1908, el general Bernardo Reyes, sin pretender trasformar las
leyes económicas, estableció que el salario de los jornaleros no estaría afecto al
pago de anticipos que se hicieran a cuenta de trabajo. 271 El pago en especie, los
vales y la tienda de raya limitaban la movilidad de la fuerza laboral y garantizaban
salarios menores. Estas medidas de pago minaban su libertad y reducían el monto
real de sus ingresos. Estos son algunos datos que la historiografía mexicana ha
mostrado a cerca de las tiendas de raya.
Sin embargo, algunos autores como Herbert J. Nickel señala que, la función
y el equipo de la tienda podían divergir mucho según el tipo de hacienda, y que no
es posible sostener el reproche global de una función conspiradora contra los
peones. Esto empieza con los vales, pero su uso de ningún modo estaba
difundido, generalmente las deudas que aseguraban la permanencia de los
peones en las fincas no derivaban de créditos obtenidos en la tienda, sino de
anticipos en los días festivos y de préstamos dados para cubrir los gastos
ocasionados por fiestas familiares, medicinas, fianzas aceptadas y vencidas.272
En el ámbito local, la función de las tiendas de raya estuvo mas ligado en el
abastecimiento de productos de consumo, por ejemplo, la hacienda La Primavera
le vendía a los trabajadores maíz, frijol, carne y manteca al precio de costo, y en
años de crisis, se les pagaba a través de bonos o vales representativos a jornadas
de trabajo, que podían ser intercambiables sólo en la tienda de la empresa. De
esta manera reemplazaban el ingreso en dinero por artículos que la misma
hacienda producía. 273
270 Daniel Cosío Villegas, Historia moderna de México. El Porfiriato, México, editorial Hermes, 1985, p. 219. 271 Ibíd. P 233. 272 Nickel, Morfología social de la hacienda mexicana, op, cit., p. 167 y 168. 273 Aguilar Aguilar, op. cit., p.43
111
Antes que nada, hay que entender la tienda de raya como un almacén, o un
establecimiento en el que el trabajador podía adquirir los productos básicos ya
fuera para el consumo o para el trabajo. La designación de raya obedece a que
era el lugar donde se le pagaba a los jornaleros o peones, y cuando se requería
pagar en fracciones se hacía mediante raciones, mismas que salían del la tienda.
Por ejemplo, en una de las haciendas sinaloenses propiedad de E. Zakany y
posteriormente de Serapia Zakany, Ross L. Page menciona:
El sábado era el día de raya para los peones. Todos se congregaban en número de varios cientos, al frente de su entrada principal o zaguán de la residencia. Esto era contiguo a la tienda de raya. Allí tenía varios millares de naranjas de su huerta, una buena cantidad de cigarros y cerillos, panochas y otras golosinas y comenzaba el pago. Conocía a todos los peones por sus nombres, cuánto debían, cuánto ganaban y ella resolvía cuanto debían recibir cada semana. Les daba las cantidades fraccionarias en panocha, cigarros, naranjas, etcétera.274
Los libros de la compañía azucarera de Johnston registran que el almacén
era el lugar donde el trabajador podía hacerse de los productos básicos, como,
maíz y frijol por concepto de raciones, así como la venta de diferentes
herramientas para los trabajos. Con el fin de garantizar siempre la existencia de
productos de consumo o de primera necesidad, en ocasiones el hacendado
recurría a la compra de estos, por ejemplo: algunos individuos que le abastecían
maíz fueron: R. C. Armenta275; Esteban Liera y Modesto Galavis.276
En ocasiones se detalla el nombre del trabajador y el producto comparado,
por ejemplo, Epifanio B. Ruiz media fanega de maíz y una paca de zacate por la
cantidad de 3.75 pesos.277 ; Otros datos que los libros de la hacienda registra son:
274 Ross L. Page, op. Cit., p. 3. 275 USCO, octubre 23, foja 486, 1906. 276 USCO, octubre 30, foja 492, 1906. 277 USCO, Julio 31, foja 398, 1906.
112
R. L. Page por concepto de tres fanegas de maíz278; Festus Ward, por petróleo,
azúcar y treinta seis cadenas para caña; Jorge Drake, un pieza de madera; Juan
Wiley, A. Hart, E. Shellhouse, Julio Eckard, todos pos cadenas para caña; W.
Scally, por cadenas y ruedas de segunda mano para carro.279
Para los propios trabajos de a compañía, había un estricto control de los
productos que salían del almacén. Se registraba el producto, el nombre del
trabajador, y el monto, aún cuando se tratara para las mismas actividades de la
compañía, sobre todo, en el caso de herramientas, ya que si el trabajador los
perdía tenía que pagar el equivalente de lo perdido.
4.3 Vida cotidiana
A los trabajadores se les concibe como elementos propulsores del progreso
pero sujetos a una disciplina de trabajo con normatividad. Las formas y técnica de
trabajo son adquiridas mediante la transmisión de conocimientos y experiencias
desarrolladas en ciertos mecanismos, espacios y formas de socialización del
sistema de hacienda. Es en ellos donde se desarrolla el aprendizaje cultural y
laboral, y se fortalecen ciertos valores. Y es que el concepto de socialización
puede entender como un modo de aprendizaje y convivencia de vida laboral, atada
a ciertas estructuras y mecanismos socio-productivos, con características
particulares, que varían según las distintas formas administrativas, disposición de
la fuerza laboral, fiestas, etc.280 La escuela puede considerase como un espacio de
socialización, en donde se consolidan y reproducen las pautas de comportamiento.
La casa-hacienda también es un espacio que refleja relaciones de poder y
una cultura organizacional. Es el centro de vida social de propietarios o
278 USCO, noviembre 30, foja 534, 1906. 279 USCO, marzo 31, foja 731, 1907. 280 Renzo Ramírez Bacca, Formación y transformación de la cultura laboral cafetera en el siglo XX, editorial, La Carreta, Ministerio de Cultura/República de Colombia, p.108.
113
administradores. Las relaciones de poder son también relaciones de resistencia.
Sostenerla requiere de constantes esfuerzos de consolidación, perpetuación y
adaptación. Una buena parte de ese trabajo de sostenimiento consiste en
simbolizar la dominación con manifestaciones de poder. Cada uso visible, externo,
de poder – todas las órdenes, las muestras de respeto, las jerarquías , las
sociedades ceremoniales, los castigos públicos- son un gesto simbólico de
dominación que sirve para manifestar y reforzar el orden jerárquico.281
Las prestaciones simbólicas del patrón, la edificación de una capilla en la
vecindad de la casa principal, o en dado caso, en la colonia de los trabajadores o
la organización de fiestas contribuyeron con la formación de lazos afectivos e
identidad local y daban la impresión de una “comunidad de intereses comunes”.282
En algunas haciendas del estado de Sinaloa, aparte de las extenuantes
jornadas de trabajo se pueden ver algunos momentos recreativos que se pueden
considerar como parte importante de la sociabilidad, como centros de intercambio
cumplen también un papel social, en donde los individuos se relacionan entre si, a
partir del cual se tejen vínculos de sociabilidad que suponen la existencia de
comportamientos codificados, que trazan fronteras simbólicas.
Es así como en algunas haciendas, se desarrollaron algunas actividades
como el juego de ulama y pelota, estos eran recreados siempre y cuando
obtuvieran el permiso que algunos dueños llegaron a concederles, tal es el caso
que se puede observar, en la hacienda “Las Francas”, en donde se concedió un
permiso a Enrique de la Vega Ortiz para que en días festivos la gente que
trabajaba ahí jugar el juego de pelota y ulama283. Caso similar, ocurría con los
trabajadores de la United Sugar Companies, en donde, a petición del señor
Benjamín F. Johnston, se les permitió a los peones de dicha compañía azucarera
tuvieran un juego de ulama.284El juego era utilizado con fines recreativos, estaba
281 James C. Scott, Los dominados y el arte de la resistencia, ediciones Era, México, 2004, p. 71. 282 Nickel, El peonaje en las haciendas mexicanas, op, cit., p. 80. 283 IGSGES, Ramo Gobernación, asunto 19, diciembre de 1909. 284 IGSGES, Ramo Gobernación, abril de 1907.
114
ligada a la vida social de los pueblos, y en gran parte de las principales culturales
lo incorporaron a su visión del mundo y a sus tradiciones más antiguas.
Geográficamente, las modalidades de antebrazo y de palo corresponden al norte
de estado, mientras que la práctica del ulama de cadera se concentra en el sur de
Sinaloa. 285
Mario Gil menciona que hasta la primera década del siglo XX, se practicó en
la región un deporte indígena conocido como, el gome, que significaba tirar la
pelota, el cual consistía en una carrer de un pueblo a otro, lanzando con el pie una
bola de madera –generalmente de guayacán-, las competencias se concentraban
en una determinada población. Los participantes de este deporte eran los mismos
peones de las haciendas entrenados por los caciques, Gil, menciona “el día del
torneo se presentaban los caciques con sus corredores y se cruzaban importante
apuestas”,286 cabe mencionar que los participantes de este juego recibían un trato
especial tanto en la alimentación como en el entrenamiento. Este juego fue muy
popular durante el porfiriato, sin embargo, al finalizar este periodo desapareció.
Una de las prácticas recurrentes de los hacendados fue instalar a parte de la
tienda de raya, una capilla, por ejemplo, la familia Johnston que si bien no eran
católicos, doña Inés de Johnston mandó a construir el primer templo parroquial de
la ciudad donándolo a la misma población de Los Mochis.287
Las actividades que se realizaban fuera de las jornadas de trabajo eran
diversas y dependían de cada hacienda, puesto que los hacendados
desempeñaban un papel fundamental en la práctica de estas actividades. De
manera particular se puede mencionar que en la empresa Península de Don
Cándido (perteneciente a Redo y compañía), Federico del Río otorgaba permiso à
Santana Valenzuela para pescar en la isla.288 Otro individuo que recibió este tipo
285 Ulama, en peligro de extinción, en México Desconocido, sección Sinaloa, Libros del Rincón/Secretaría de Educación Pública, México, 1999, p. 454-458. 286 Mario Gil, La conquista del valle del Fuerte, Universidad de Occidente, Difocur Sinaloa, El Colegio de Sinaloa, siglo veintiuno editores. Sin., 2003, p. 101 y 102. 287 Presagio, revista de Culiacán, Sinaloa, número 13, julio, 1978, p. 34. 288 Redo y Compañía., octubre 10, foja 439, 1899.
115
de permiso fue H. Colado.289 El hacendado se involucraba aunque no de manera
directa en alguna festividad su participación consistía en proporcionar una
cantidad simbólica, por ejemplo, a cuenta de la hacienda Eldorado proporcionaba
la cantidad de 6.75 pesos como cuenta de la fiesta realizada en San Pedro en el
distrito de Culiacán.290
En cuanto a las jornadas laborales se puede decir que eran prácticamente
todo el día, particularmente, en la compañía de B. F. Johnston, cuando se trataba
de aquellos trabajadores que se dedicaban al corte de leña, y la contracción del
canal, se iban toda la semana, es decir, de lunes a viernes. A los leñeros por la
distancia y por el tiempo la compañía les otorgaba víveres.
Tomas Robertson quien hace una descripción de los hacendados, la vida de
los indios mayos en algunas haciendas de la región del valle del Fuerte y
menciona que las jornadas laborales empezaban con la salida y terminaba con la
puesta del sol y al final de la jornada, algunos regresaban a sus hogares, mientras
que otros se quedaban hasta el día sábado, cuando terminaban sus tareas.291T.
Robertson menciona:
…antes de que raye el sol, en el monte resonaban los golpes de 20 o 30 hachas que hacían cortes en los troncos. Cuando el sol empezaba a caer a plomo, los duros, enjutos y morenos mayos se desnudaban hasta la cintura, vistiendo solamente sus calzones de manta cruda arremangados sobre la rodilla. Estaban en el campamento al atardecer habiendo terminado su tarea y ganando un peso-1centavo por poste cortado y cargado hasta su sitio. Tras una buen comida, descansaban un buen rato bajo la sombra de los árboles y antes de que oscureciera afilaban sus hachas. 292
El texto permite tener una imagen de las actividades que se desarrollaban en
los campos de de trabajo, por lo regular todos los trabajadores contratados por
289 Ibíd., septiembre 24, foja 613, 1900. 290 Ibíd., enero 7, foja 631, 1901. 291 Thomas Robertson, op cit. p. 220. 292 Ibíd., p.225 y 226.
116
semana recibían su pago o raya los días sábados. Un problema al cual
contantemente se enfrentaba tanto los hacendados como las familias de los
peones era que al termino de la jornada y una vez recibido la raya se lo gastaban
en las cantinas, por ello no es casualidad que en los textos de la prensa se haya
hecho énfasis en el tema de la venta de bebidas alcohólicas como parte de un
problema social. Es por ello que en algunas haciendas se prohibía la venta de
bebidas en los lugares donde hubiera una hacienda y en ocasiones a petición de
los propios hacendados se mandaba cerrar las cantinas.
4.3.1 Escuela
Una de las características de las haciendas sinaloenses fue la instalación de
escuelas para los hijos de los trabajadores. Las fuentes no permiten hacer una
valoración adecuada de las haciendas aquí analizadas, sin embargo, para el caso
de la Sinaloa Sugar Compañies las fuentes de contabilidad permiten ver la
importancia que tuvo la escuela. Filiberto L. quintero menciona que durante el
periodo del porfiriato en el Valle de El Fuerte, en el año de 1903, periodo en que
estaba en construcción el ingenio de Los Mochis los colonos y sus connacionales
de la empresa azucarera sumaron sus esfuerzos con el propósito de construir en el
nuevo poblado un edificio para una escuela.
Para la construcción del edificio escolar, se constituyó en Los Mochis un
patronato integrado por Julio Eckardt, Grant H. Burr y T. J. Whitzel, este patronato
organizó una kermes el 6 de junio de 1903 y para esto el Sr, Benjamin F. Johnston
facilitó el local de la fábrica que en ese momento estaba en construcción. La feria
produjo un total de quinientos dólares, mientras que el Sr. Roberto H. Law, quien
era uno de los principales soportes del ingenio donó la cantidad de mil dólares, de
esto modo se inauguro el 18 de abril de 1904 bajo el nombre de “Law- Stilwell”.293
293 Filiberto L. Quintero, op., cit., p. 566.
117
Las fuentes contabilidad de 1904 de la Compañía del Sr. Johnston, indican
que a partir de este año se construyo una escuela, la cual estaba a cargo de Julio
Eckardt a quien se le pagaba por este concepto. Cabe recalcar que como ya lo
mencionaba L. Quintero los pagos generados por la escuela estaban registrados a
nombre de Robert H. Law. Sin embargo, los trabajadores ocupados en ocasiones
eran designados por J. Eckardt. La compañía se encargaba de todo lo necesario
para el buen funcionamiento de dicha escuela, y la compañía pagaba a una
persona quien fungía como vigilante de la escuela.294 Cabe señalar que no sólo la
hacienda Mochis contaba con una escuela, sino también la hacienda El Águila.295
En el caso de Redo y Compañía no se tiene un registro claro sobre el tema
educativo, sin embargo, algunos autores señalan que la primera escuela en el
poblado del Eldorado fue precisamente el de la hacienda de este mismo
nombre.296
De manera general se puede decir que la estratificación laboral fue un punto
importante para todas las designaciones de la hacienda y señalar que la tienda de
raya no fue un factor de endeudamiento, y más aún, cuando se hace referencia a
las haciendas de Sinaloa Sugar Company, aunque había ocasiones en que se les
proporcionaba productos, sin embargo estos eran liquidados a la hora recibir el
sueldo. Los servicios médicos tampoco representaron una forma de
endeudamiento y muchos menos para retener a los trabajadores, ya que las
cuotas mensuales que otorgaban les garantizaban el servicio.
294 Sinaloa Sugar Company, 1906. 295 AMF., Telegramas oficiales e informes estadísticos. caja 29, 1901. 296 Ruiz Martínez, op. cit., p.22.
118
Conclusiones
Durante el porfiriato, la economía sinaloense se transformó al recibir la
tecnología avanzada y las inversiones extranjeras, este cambio modificó la
agricultura y las comunicaciones. Para el caso de la agricultura los factores que
contribuyeron al desarrollo fue la innovación en los sistemas de riego y el cultivo
extensivo, así como la formación de extensas propiedades. A finales del siglo XIX,
la agricultura sinaloense experimentó cambios importantes, sobre todo, en el
cultivo de la caña de azúcar propiciada por las haciendas azucareras. La creación
de las redes ferroviarias también ayudó a la apertura y consolidación comercial de
la región, facilitando la conexión con otros mercados regionales.
Estos aspectos favorecieron la apertura de haciendas que se fueron
consolidando a lo largo de este periodo. Una de las características de las
haciendas sinaloenses es que todas las que surgieron en este periodo lo hicieron
ya con modernas instalaciones, aunque también hubo cambios en algunas como
El Águila, en donde la innovación tecnológica la toco durante la última década del
Porfiriato, llegando a ser una de las mejores de la región norteña del estado.
Sin embargo, este proceso provocó una demanda de fuerza laboral en el
cual se vieron inmiscuidos los colonos del Valle del Fuerte avecinados ahí como
parte de la política porfirista, así como de trabajadores de las diferentes regiones
cercanas a la haciendas y de los estados vecinos de Nayarit y Sonora
principalmente.
A partir de las fuentes se puede ver que la ocupación y origen del trabajador
eran aspectos que definían la jerarquía laboral, el cual estaba dividido en:
trabajadores de confianza, artesanos y operarios, y por último trabajadores de
campo y de esto dependía la remuneración.
Otro punto a destacar es que las haciendas de la sociedad Redo y
Compañía aunque hubo presencia de peones endeudados, sin embargo, no se
puede decir que hayan dependido de un sistema de peonaje por deudas, ya que
119
los trabajadores que estaban bajo esta circunstancia eran relativamente pocos
esto si se compara con el resto de los trabajadores de la compañía. En este
contexto hay que destacar que la tienda de raya no funcionó como un medio para
retener a los trabajadores mediante deudas, pues en los libros de contabilidad se
específica los montos que el trabajador llegaba a tener como deuda, los cuales
sólo correspondían por concepto de anticipos y pocas veces como prestamos.
Para el caso de las haciendas del norte del estado la tienda de raya
(almacén) funcionó como un medio en cual el trabajador podía adquirir productos
de primera necesidad.
A diferencia de las haciendas del centro del estado en las haciendas del norte
no hay datos que nos indiquen la existencia de peones endeudados esto debido al
sistema de reclutamiento basado a través de contratistas, lo cual también impidió
una relación directa entre hacendado y trabajador. A pesar de que 1906, cuando la
hacienda empezó a contratar directamente a sus trabajadores, con lo cual se
supone, surge una relación laboral más cercana, tampoco existen datos que
permitan tener un acercamiento sobre el tema.
A partir de las fuentes analizadas de las dos compañías se puede decir que
las haciendas azucareras sinaloenses tuvieron sus propias características desde
la contratación de la mano de obra hasta las condiciones de trabajo. Pues
dependía en gran medida de la política del hacendado. Los salarios altos,
algunos servicios básicos como la asistencia médica y escuela, son algunas
particularidades de las haciendas.
Antes de concluir debo señalar que esta investigación es un tema poco
investigada y más aún, cuando se trata de hacerlo a partir de fuentes empíricas y
complejas como lo son los libros de contabilidad, fuentes que actualmente nos
abren nuevos caminos para comprender la estructura social de las haciendas.
120
Anexos Anexo 1
Trabajadores contratados y sus respectivos adelantos.
OPERARIO SUMA RECIBIDA 1 Ynés Lobato $11.00 2 José Torrez $44.50 3 Luis Trejo $20.00 4 Manuel Fragoso $24.00 5 Lorenza Castañeda $40.00 6 Nabor Castillo $ 6.00 7 Juan Escobedo $15.03 8 Cecilio Fragoso $15.00 9 Prisciliano García $12.00 10 Rafael González $ 5.00 11 Andrés Huerta $14.00 12 Guadalupe Huerta $12.00 13 Hilario Juárez $17.00 14 Lawicano León $10.50 15 Santana León $10.75 16 Cristóbal Medina $21.56 17 José María Meza $ 9.00 18 Epigmenio Meza $ 6.00 19 Eduardo Martínez $8.00 20 Epifanio Núñez $9.06 21 Rafael Martínez $12.00 22 Eutimio Pérez $9.50 23 Luis Pérez $12.50 24 Lorenzo Sousa $9. 50 25 Anastasio Torrez $10.10 26 Agustín Vega $15.50 27 Ramón Velázquez $23.00 28 Zenaida González $ 1.25 29 Adolfo Castañeda $10.00 30 Macario García $10.00 31 Guillermo Medina $11.00 32 Hilario Ponce $2.00 33 Juan Romero $10.00 34 Juan Navarro $12.00
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez. Fuente: registro de contabilidad de Redo y Compañía, 1899. Centro
Regional de Documentación Histórica y Científica, julio 31, foja 415, 1899.
121
Anexo 2
Cuotas para el doctor que corresponde a los siguientes:
Individuos cuotas Benjamin Francis Johnston 16.66 J. C. Middleton 5.00 Antonio B. Caballero 4.11 José F. Figueroa 2.00 Pastor Carrillo 2.00 Ygnacio del Corte 1.00 A. Weddelborn 5.00 A. E. Walkes 2.00 G. H. Douglas 2.00 L. H. Merkes 1.58 J. D. González 1.50 Juan Wiley 1.00 Guillermo Drake 1.50 R. W. Bryan 8.00 Luis Dickson 3.00 Alexandre 0.83 Sheldon 1.58 H. E. Arnald 1.50 Geo Drake 5.00
Fuente: Libro de contabilidad de la United Sugar Compañies, febrero 28, foja101, 1906. Centro Regional de Documentación Histórica y Científica.
122
Anexo 3
Cuenta médica que corresponde a los siguientes:
Individuos cuotas Benjamin Francis Johnston 16.16 J. C. Middleton 10.00 Antonio B. Caballero 4.16 José F. Figueroa 2.00 C. L. Samuel 2.50 J. D. González 1.50 Pastor Carrillo 2.00 Ygnacio del Corte 1.00 Pomposo Gutiérrez 0.75 A. E. Walkes 2.50 G. H. Douglas 2.00 J. H. Harnett 1.20 L.H. Merkes 1.60 R. W. Bryan 3.00 G. H. Schrews 2.50 Ernest Jordan 1.00 Juan Wiley 2.50 Geo Drake 5.00 Luis Dickson 0.83 H. E. Arnold 1.50
Fuente: Libro de contabilidad de la United Sugar Compañies, marzo 31, foja 161, 1906.Centro Regional de Documentación Histórica y Científica.
123
Anexo 4
Renta de cuartos que ocuparan en el primer semestre enero-junio de 1897.
Cuarto
Inquilino Ocupación Meses Renta --
1 Albino Meza 1 enero al 30 de junio 6 $ 2.00 12.00 2 Ignacio Bobadilla 1 enero al 12 abril 3 12/30 $ 2.00 6.80 2 Teodoro Ramírez Del 26 abril al 30 junio 2 ½ $2.00 4.33 3 Librado Félix 1 enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 4 Eleuterio Cota 1 enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 5 Tranquilino Peña 1 enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 6 Fabián García 1 enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 7 Refugio López 1 enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 8 Loreto Bea 1 enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 9 Facundo González 1 enero al 15 de junio 5 ½ $2.00 11.00 9 Santos Mendoza 15 de junio al 30 de junio ½ $2.00 1.00 10 Sabino Areola 1 enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 11 Andrea Flores 1 mayo al 30 de junio 1 5/6 $2.00 3. 67 12 Ysabel Guzmán 1 enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 13 Rosario Rangel 1 enero al 30 de junio 6 $2 .50 15.00 14 Camila acosta 1 enero al 25 de enero 28/30 $2.50 2.33 15 Juan Jacobo 1 enero al 25 de enero 28/30 $2.00 1.87 16 Juan González 1 de enero al 17 de febrero 1 17/30 $2.00 3.13 16 Esteban González 2 de abril al 30 de junio 3 $2.00 6.00 17 Antonio Quintero 1 de enero al 8 de febrero 1 8/30 $2.00 2.53 17 Jesús Medina 2 de abril al 30 de junio 3 $2.00 6.00 18 José María Gastèlum Del 1 al 22 de enero 22/30 $2.00 1.47 18 Juan Jacobo 29 de enero al 30 junio 5 2/30 $2.00 10.13 19 Natividad Armenta Del 1 al 25 de enero 1 $2.00 2.00 19 Camila Acosta 29 de enero al 30 de junio 5 2/30 $2.00 10.13 20 Úrsula González 1 de enero al 30 de junio 6 $2.50 15.00 21 Nicolás Aldana 1 de enero al 30 de junio 6 $2.50 15.00 22 Catarina Juárez 1 de enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 23 Encarnación Almada 9 de febrero al 30 de junio 4 22/30 $2.00 9. 47 24 Leopoldo Fuentes 29 de enero a 30 de junio 5 2/30 $2.00 10.13 25 Teódulo Cruz 1 de enero al 1 de febrero 1 $2.00 2.00 25 Lorenzo Landeros 3 de abril al 18 de mayo 1 16/30 $2.00 3.06 25 Martin Ibarra Del 24 a 26 mayo 1/10 $2.00 3.06 25 " " Del 10 a 30 de junio $2.00 1.53
124
Fuente: Redo y Compañía, junio 30, foja 53, 1897.
Anexo 5
Operarios de la fábrica. Renta de los cuartos que ocuparon en el segundo semestre julio-diciembre de 1897.
Cuarto Inquilino Ocupación Meses Renta 1 Albina meza 1 julio a 3 de diciembre 6 2.00 12.00 2 Teodoro Ramírez 1 julio a 20 noviembre 4 2/3 2.00 9. 33 3 Librada Félix 1 julio a 31 de diciembre 6 2.00 12.00 4 Eleuteria Cota 1 julio a 24 septiembre 2 4/5 2.00 5.60 4 Leandro Borboa 24 sept. a 18 diciembre 2 5/6 2.00 5.67 5 Tranquilina Peña 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00 6 Fabián García 1 al 13 de julio 13/30 2.00 .87 6 Petra cota 14 julio al 15 de octubre 3/ 30 2.00 6 .07 6 Arnulfa Jacobo 17 octubre a 31 diciembre 2 ½ 2.00 5.00 7 Refugio López 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00 8 Loreto Bea 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00 9 Santos Mendoza 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00 10 Sabina Acosta 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00 11 Andrea flores 1 julio a 10 agosto 1 1/3 2.00 2.67 11 Eutimio Vega 23 agosto a 30 octubre 2 8/30 2.00 4.53 11 Jorge Legury Del 1 a 21 noviembre 7/10 2.00 1.40 11 Porfirio Terrazas Del 22 a 31 diciembre 1/3 2.00 .66 12 Ysabel Guzmán 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00 13 Rosario Rangel 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00
26 Ángel Saucedo 1 de enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 28 Francisco Lucero 1 de enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 29 Esteban González 1 de enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00 _ Casa Cabanillas:
Alberto Bonilla 1 de enero al 30 de junio 6 $2.00 12.00
_ Casa de Arce: E. Mariscal Pablo Amarillas
Del 1 de enero al 30 de junio. 24 al 30 de junio
5 7 dias
$3.00 $3.00
15.00 .70
125
15 Marcial Álvarez 15 julio a 13 septiembre 1 28/30 2.00 3.87 15 Jesús Cota 15 sept. a 31 diciembre 3 16/30 2.00 7.07 16 Esteban Carabantes 1 de julio a 31diciembre 6 2.00 12.00 17 Jesús Medina 1 de julio a 31diciembre 6 2.00 12.00 18 Juan Jacobo Del 1 al 5 de julio 1/6 2.00 .33 18 Anacleto Acevedo 15 julio a 11 de octubre 2 27/30 2.00 5.80 18 Felipe Salazar 14 octubre a 31 diciembre 2 17/30 2.00 5.13 19 Camila acosta 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00 20 Úrsula González 1 julio a 31 diciembre 6 2. 50 15.00 21 Nicolás Aldana 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 22 Catarina Juárez 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00 23 Encarnación Ahumada 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00 24 Leopoldo Fuentes 1 julio a 4 octubre 3 4/30 2.00 6.26 24 Juana arce 5 octubre a 3 diciembre 2 24/30 2.00 5.80 25 Martin Ibarra 1 julio a 14 agosto 1 14/30 2.00 2.93 25 Rosario Gastèlum 1 sept. a 31 diciembre 4 2.00 8.00 26 Pedro Román 5 julio a 31 diciembre 5 5/6 2.00 11.67 26 Ángel Sauceda Del 1 al 4 de julio 4/30 2.00 .27 28 Francisco Lucero 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00 29 Esteban Cervantes 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00 Casa Cabanillas
Alberto Carrillo 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00
Casa de Arce
Pablo Amarillas 1 julio a14 noviembre 4 14/30 3.00 13. 40
Casa de Arce
Gabriel Valenzuela Del 6 al31 diciembre 5/6 3.00 2.50
Fuente: Redo y Compañía, diciembre, foja 158, 1897.
126
Anexo 6
Operarios de la fábrica. Renta de cuartos por el segundo semestre del año de 1899.
Cuarto Inquilino Ocupación Meses Renta 1 Albina meza 1 julio a 31 diciembre 6 2. 50 15.00 2 Emilia González 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 3 Librada Félix 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 4 Esteban cervantes 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 5 Franga Peña 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 6 Nieves Jacobo 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 7 Antonia y Rafael López 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 8 Vicenta Medina 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 9 Santos Mendoza 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 10 Sabina Acosta 1 julio a 26 de julio 13/15 2.50 2.16 10 Pedro Román 27 julio a 31 diciembre 5 1/6 2.50 12. 91 11 Sixta Pérez 3 julio a 18 julio ½ 2.50 1.25 11 Teodora Ramírez 20 julio a 30 nov. 4 11/30 2.50 10. 92 11 Manuel Zazueta Del 1 al 31 diciembre 1 2.50 2. 50 12 Isabel Guzmán 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 13 Rosario Rangel Del 1 al 15 de julio ½ 3.00 1.50 13 Rosario Quevedo 25 julio a 31 diciembre 5 1/6 3.00 15.50 14 Sabina Acosta 27 julio a 31 diciembre 5 1/6 3.00 15.50 15 Jesús Cota 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 16 Tomasa Rangel 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 17 Domingo Gandarilla 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 18 Felipe Salazar 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 19 Camila Acosta 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 20 Úrsula González 1 julio a 31 diciembre 6 3.00 18.00 21 Nicolás Aldana 1 julio a 31 diciembre 6 3.00 18.00 22 Trinidad Moraila 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 23 Encarnación Ahumada 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 24 Petra Cota 1 julio a 11 septiembre 2 11/30 2.50 5.92 24 Néstor Ramírez 11 sep. a 31 diciembre 3 2/3 2.50 9.16 25 Rosario Gastèlum 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 26 Espectación Sais 1 julio a 31 diciembre 6 2.50 15.00 Cabanilla Albino Carrillo 1 julio a 31 diciembre 6 2.00 12.00
127
s Arce Gabriel Valenzuela 1 julio a 30 septiembre 3 3.00 9.00 “ “ “ 10 oct. a 31 diciembre 2 2/3 3.00 8.00 Nuevos: Pomposo Borboa
Concepción mijares Fecunda González Leónidas Zamudio Domitilo Godoy Ygnacio Borboa
20 nov. a 31 diciembre Del 25 al 31 diciembre Del 11 al 31 diciembre 22 oct. a 31 diciembre 25 nov. a 31 diciembre 20 nov. a 31 diciembre
1 1/3 1/6 2/3 2 3/10 1/5 1 1/3
2.50 2.50 2.50 2.50 2.50 3.00
3. 33 .42 1. 66 5.75 3.00 4.00
Fuente: Redo y Compañía, diciembre 31, foja 323, 1898.
Anexo 7
Operarios de la fábrica. Renta de cuartos correspondiente al año de 1899
Inquilino Cuarto Ocupación Meses Renta Albina Meza 1 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00 Sonibia González 2 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00 Librada Félix 3 1 enero a 30 abril 4 2. 50 10.00 Porfirio Terrazas 4 6 enero a 30 abril 3 5/16 2. 50 9. 58 Tranquilina Peña 5 1 enero a 30 abril 4 2. 50 10.00 Arnulfo Jacobo 6 1 enero a 30 abril 4 2. 50 10.00 Antonia y Refugio López 7 1 enero a 30 abril 4 2. 50 10.00 Vicenta Medina 8 1 enero a 20 mayo 2 2/3 2. 50 6. 67 María Román 8 21 marzo a 30 abril 1 ½ 2. 50 3. 33 Santos Mendoza 9 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00 Pedro Román 10 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00 Manuel Zazueta 11 Del 1 al 17 de enero 17/30 2.50 1. 41 Fabián García 11 22 enero a 30 abril 3 3/10 2.50 8.25 Isabel Guzmán 12 Del 1 al 15 de enero ½ 2.50 1.25 Benicia Guzmán 12 28 enero a 26 abril 3 2.50 7.83 Esteban Guzmán 12 Del 28 a 30 abril 1/10 2.50 . 25 Rosario Quevedo 13 1 enero a 30 abril 4 3.00 12.00 Sabina acosa 14 1 enero a 30 abril 4 3.00 12.00 Petra Cota 15 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00
128
Tomasa Rangel 16 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00 Domingo Gandarilla 17 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00 Felipe Salazar 18 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00 Camila Acosta 19 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00 Úrsula Gonzales 20 1 enero a 30 abril 4 3.00 12.00 Nicolás Aldana 21 1 enero a 30 abril 4 3.00 12.00 Trinidad Moraila 22 1 enero a 23 marzo 2 23/30 2.50 6. 90 Ruperto Aldana 22 29 marzo a 30 abril 1 1/10 2.50 2.75 Encarnación Ahumada 23 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00 Néstor Ramírez 24 Del 1 al 9 enero 3 /10 2.50 .75 Faustina Arellano 24 9 enero a 30 abril 3 21/30 2. 50 9. 25 Rosario Gastèlum 25 1enero a 30 abril 4 2. 50 10.00 Espectación Sais 26 1 enero a 30 abril 4 2. 50 10.00 Ignacio Borboa 28 1 enero a 30 abril 4 3.00 12.00 Jesús Borboa 29 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00 Ángel Sauceda 30 7 diciembre a 30 abril 4 8/10 2. 50 12.00 Fecunda González 31 1 enero a 13 marzo 2 13/30 2.50 6 .08 Calixto Lugo 31 18 marzo a 30 abril 1 13/30 2. 50 3.58 Rosa Mijares 32 Del 1 a 21 enero 20/30 2. 50 1.70 Luisa Favela 32 22 enero a 30 abril 3 3/10 2.50 8.25 Esteban Cervantes 33 1 enero a 30 abril 4 2.50 10.00 Isabel Yriarte 34 17 enero a 29 abril 3 13/30 2.50 8. 58 Ascensión Gutiérrez 35 25 enero a 30 abril 3 1/5 2.50 8.00 Leónidas Zamudio 36 1enero a 23 marzo 2 23/30 2.50 6 .90 Domitilo Godoy 37 1 enero a 30 abril 4 2. 50 10.00 Maximiliano Rojo 38 19 febrero a 30 abril 2 1/3 2. 50 5.83 Ramón flores 36 27 marzo a 30 abril 1 1/10 2. 50 2.75 Isabel Guzmán 39 19 febrero a 30 abril 2 1/3 2. 50 5.83 Gabriel Valenzuela 40 6 marzo a 30 abril 1 5/6 2. 50 4.58 Manuela Enríquez 45 23 febrero a 30 abril 2 1/5 2.50 5.50 Jesús Cota 46(cas
a) 6 marzo a 30 abril 1 5/6 2. 50 4.58
Alberto Carrillo Cabani- llas
1 enero a 30 abril 4 2. 00 8.00
Gabriel Valenzuela Arce 1 enero a 6 marzo 2 1/6 3.00 6.50 Alberto Villa Arce Del 7 a 30 abril 4 /5 3.00 2.40
Fuente: Redo y Compañía, abril 30, foja 374, 1899.
129
Anexo 8
Operarios de la fábrica. Renta por el mes de mayo de 1899.
cuarto Inquilino Ocupación Meses Renta 1 Albina Meza Mes de mayo 1 2.50 2 Emilia González Mes de mayo 1 2.50 3 Librada Félix Mes de mayo 1 2.50 4 Porfirio Terrazas Mes de mayo 1 2.50 5 Tranquilina Peña Mes de mayo 1 2.50 6 Arnulfo Jacobo Mes de mayo 1 2.50 7 Antonia y Rafael
López Mes de mayo 1 2.50
8 María Román Mes de mayo 1 2.50 9 Manuel N. Del 2 al 31 mayo 29 días 2.42 10 Pedro Román Mes de mayo 1 2.50 11 Fabián García Mes de mayo 1 2.50 12 Esteban Guzmán Mes de mayo 1 2.50 13 Rosario Quevedo Mes de mayo 1 3.00 14 Sabina Acosta Mes de mayo 1 3.00 15 Pedro Cota Mes de mayo 1 2.50 16 Tomasa Rangel Mes de mayo 1 2.50 17 Domingo Gandarilla Del 1 al 23 de
mayo 23 días 1.92
17 Encarnación Mijares Del 24 al 31 de mayo
7 días .58
18 Felipe Salazar Mes de mayo 1 mes 2.50 19 Camila Acosta Mes de mayo 1 2.50 20 Úrsula Gonzales Mes de mayo 1 2.50 21 Nicolás Aldana Mes de mayo 1 2.50 22 Ruperto Aldana Mes de mayo 1 2.50 23 Encarnación
Ahumada Mes de mayo 1 2.50
24 Faustino Arellano Mes de mayo 1 2.50 25 Rosario Gastèlum Mes de mayo 1 2.50 26 Espectaciòn Sais Mes de mayo 1 2.50 28 Ignacio Barboa Mes de mayo 1 2.50 29 Concepción Cuestas Del 30 al 31 mayo 1dia 09 29 Jesús Borboa Del 1 al 30 mayo 29 días 2.41 30 Ángel Sauceda Mes de mayo 1 mes 2.50 31 Calixto Lugo Mes de mayo 1 2.50
130
32 Luisa Favela Mes de mayo 1 2.50 33 Esteban Cervantes Mes de mayo 1 2.50 34 Santos Mendoza Mes de mayo 1 2.50 35 Ascensión Gutiérrez Mes de mayo 1 2.50 36 Ramón flores Del 1 al 24 mayo 24 días 2.00 36 Manuela Gutiérrez 24 al 31 mayo 7 días .58 37 Domitilo Godoy Mes de mayo 1 mes 2.50 38 Máximo Rojo Mes de mayo 1 2.50 39 Isabel Guzmán Del 1 al 18 mayo 1 1.50 39 Ciria Cartagena Del 18 al 31 mayo 13 días 1.08 40 Gabriel Valenzuela Mes de mayo 1 mes 2.50 45 Manuela Enríquez Del 1 al 24 mayo 23 días 1.92 45 Félix Piñuelas Del 27 al 31 mayo 4 .33 46 Jesús Cota Mes de mayo 1 mes 2.50 Cabanillas Alberto Carrillo Mes de mayo 1 2.00 Arce Alberto Villa Mes de mayo 1 3.00
Fuente: Redo y Compañía, mayo 31, foja 386, 1899
131
Anexo 9
Operarios de la fábrica. Rentas de los cuartos por el mes de julio de 1899
Cuarto Inquilino Ocupación Meses Renta 1 Albina mesa julio 1 2.50 2.50 2 Emilia González julio 1 2.50 2.50 3 José María González julio 1 2.50 2.50 4 Prisciliano García 25 al 31 julio 1/5 2.50 .50 5 Tranquilino Peña julio 1 2.50 2.50 6 Arnulfa Jacobo julio 1 2.50 2.50 8 Antonia y Rafael
López julio 1 2.50 2.50
9 Manuel Walsh julio 1 2.50 2.50 10 Apolonio López julio 1 2.50 2.50 11 Fabián García julio 1 2.50 2.50 12 Esteban Guzmán julio 1 2.50 2.50 13 Rosario Quevedo julio 1 3.00 3.00 14 Sabina Acosta julio 1 3.00 3.00 15 Petra Cota julio 1 2.50 2.50 16 Tomasa Rangel julio 1 2.50 2.50 17 Encarnación Mijares julio 1 2.50 2.50 18 Felipe Salazar julio 1 2.50 2.50 19 Camila Acosta julio 1 2.50 2.50 20 Úrsula González julio 1 3.00 3.00 21 Nicolás Aldana julio 1 3.00 3.00 22 Ruperto Aldana julio 1 2.50 2.50 23 Encarnación
Ahumada julio 1 2.50 2.50
24 Pablo Jordán julio 1 2.50 2.50 25 Eliseo Ruiz Del 1 al 11 julio 11/30 2.50 .91 26 Espectación Peña 1 2.50 2.50 27 Anastasio Ferrer Del 12 al 31
julio 19/30 3.00 1.59
28 Ygnacio Borboa julio 1 3.00 3.00 29 Concepción Cuestas julio 1 2.50 2.50 30 Ynés Jacobo Del 12 al 31
julio 19/30 2.50 1.59
31 Calixto Lugo julio 1 2.50 2.50 32 Luisa Favela julio 1 2.50 2.50 33 Esteban Cervantes julio 1 2.50 2.50
132
34 Santos Mendoza julio 1 2.50 2.50 35 Ascensión Gutiérrez julio 1 2.50 2.50 36 Manuel Enríquez julio 1 2.50 2.50 37 Domitilo Godoy julio 1 2.50 2.50 38 Máximo Rojo julio 1 2.50 2.50 40 Macario García Del 12 al 31
julio 19/30 2.50 1.59
45 Félix Piñuelas julio 1 2.50 2.50 46 Jesús Cota Del 1 al 10 julio 10
dias 2.50 .83
46 Cristóbal Medina Del 12 al 31 19 / 30 2.50 1.59 47 Antonio Alvarado Del 19 al 31 11/ 30 2.50 .99 48 Juan Navarro Del 19 al 31 11/30 2.50 .92 49 Hilario Ponce Del 19 al 31 11/30 2.50 .92 50 Lorenza Castañeda Del 19 al 31 11/30 2.50 .92 Casa de Cabanillas
Alberto Carrillo julio 1 2.50 2.00
Casa de Arce
Alberto Vila
Del 1 al 24 24 dias
3.00 2.40
Fuente: Redo y Compañía, julio 31, foja 413-416, 1899.
133
Anexo 10
Operarios de la fábrica. Rentas de los cuartos del 1 al 15 de agosto de 1899.
Cuarto Inquilino Renta Luz 1 Albina meza 1.25 30 2 Emilia González 1.25 30 3 José Ma. González 1.25 30 4 Domingo González 1.25 30 5 Tranquilino Peña 1.25 30 6 Lorenzo Castañeda 1.25 30 7 Antonia y Refugio López 1.25 30 8 María Román 1.25 - 9 Manuel Walsh 1.25 30 10 Apolonio López 1.25 - 11 Fabián García 1.25 30 12 Esteban Guzmán 1.25 - 13 Rosario Quevedo 1.50 30 15 Petra Cota 1.25 30 16 Tomasa Rangel 1.25 30 17 Encarnación Mijares 1.25 30 18 Felipe Salazar 1.25 30 19 Camila Acosta 1,25 30 20 Úrsula González 1.50 30 21 Nicolás Aldana 1.50 30 22 Ruperto Aldana 1.25 30 23 Encarnación Ahumada 1.25 30 24 Pablo Jordán (1 al 10) .75 .18 24 Jesús Cota (11 al 15) .50 .12 25 Cecilio Fragoso 1.25 30 26 Espectación Parra 1.25 30 27 Anastacio Torrez 1.25 - 28 Ygnacia Borboa 1.50 30 29 Concepción Cuestas 1.25 30 30 Ynés lobato - - 31 Calixto Lugo 1.25 7.20 32 Luisa Favela 1.25 .16 33 Esteban Cervantes 1.25 .30 34 Santos Mendoza 1.25 .30 35 Ascensión Gutiérrez 1.25 .30 36 Manuela Enríquez 1.25 .30 37 Domitilo Godoy 1.25 .30
134
38 Maximiliano Rojo 1. 25 .30 39 Ciria Cartagena 1.25 .30 40 Macario García 1.25 .30 45 Félix Piñuelas 1.25 - 46 Cristóbal Medina 1.25 -
Cabanillas Alberto Carrillo 1.00 - Arce Rafaela Rodríguez 1.50 - 50 Andrés Huerta 1.25 -
Fuente: Redo y Compañía, agosto 19, foja 421 y 422, 1899.
Anexo 11
Deuda de operarios por concepto de luz eléctrica generado en el mes de mayo de 1899.
Inquilino Días Luz eléctrica
Sabina Acosta 23 .46 Petra Cota 23 .46 Tomasa Rangel 23 .46 Domingo Gandarilla 13 .26 Camila Acosta 23 .46 Felipe Salazar 23 .46 Encarnación Mijares 10 .46 Úrsula González 23 .46 Nicolás Aldana 27 .54 Ruperto Aldana 27 .54 Encarnación Ahumada 27 .54 Espectación Sais 27 .54 Ignacio Borboa 8 .16 Ángel Sauceda 27 .54 Jesús Borboa 26 .52 Calixto Lugo 27 .54 Luisa Favela 27 .54 Esteban González 27 .54 Santos Mendoza 27 .54 Ascensión Gutiérrez 27 .54 Ramón Flores 20 .40
135
Manuela Enríquez 7 .14 Domitilo Godoy 27 .54 Máximo Rojo 27 .54 Isabel Guzmán 14 .28 Ciria Cartagena 13 .26 Faustino Arellano 27 .54
Elaboró: Araceli Santiago Ramírez Fuente: Redo y Compañía, mayo 31, foja 386, 1899.
136
Anexo 12 Cuenta de luz de los operarios de la fabrica por el mes de julio 1899.
Fuente: Compañía Sinaloa Sugar Company, julio 31, foja 413-416, 1899.
Inquilino Días Luz eléctrica Albina Meza 22 .44 Emilia González 22 .44 José María González 22 .44 Prisciliano García 22 .12 Tranquilino Peña 22 .44 Arnulfa Jacobo 22 .44 Antonia y Refugio López 22 .44 María Román 22 .44 Manuel Walsh 22 .44 Fabián García 22 .44 Esteban Guzmán 22 .44 Rosario Gastèlum 22 .44 Sabina Acosta 22 .44 Petra Cota 22 .44 Tomasa Rangel 22 .44 Encarnación Mijares 22 .44 Felipe Salazar 22 .44 Camila Acosta 22 .44 Úrsula González 22 .44 Nicolás Aldana 22 .44 Ruperto Aldana 22 .44 Encarnación Ahumada 22 .44 Pablo Jordán 22 .44 Eliseo Ruiz 22 .22 Cecilio Fragoso 22 .20 Espectaciòn Parra 22 .44 Ygnacio Borboa 22 .44 Concepción Cuestas 22 .44 Ynés Lobato 22 .22 Calixto Lugo 22 .44 Luisa Favela 22 .44 Esteban Cervantes 22 .44 Santos Mendoza 22 .44 Ascensión Gutiérrez 22 .44 Manuela Enríquez 22 .44 Domitila Godoy 22 .44 Máximo Rojo 22 .44 Ciria Cartagena 22 .44 Macaria García 22 .22
137
Fuentes
Archivos:
Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa
Archivo General de Notarias
Archivo del Municipio del Fuerte
Hemerogràficas:
Libro de Contabilidad mercantil de la Compañía Sinaloa Sugar Company
Libro de Contabilidad de la United Sugar Companies, 1906 Y 1907, (CREDHIC).
Registro de Contabilidad de Redo y Compañía.1897-1901, (CREDHIC)
Periódico oficial del Estado de Sinaloa
Memorias de gobierno: Mariano Martínez de Castro y Francisco Cañedo
PERIÓDICOS:
Mefistófeles
El Demócrata
Monitor sinaloense
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