Abril 2013 1
CONTENIDO DL B - 14022 - 1998
Cubierta: Juan Carlos García. Impresión: Romanyà/Valls, S.A.Edita: Editorial Teosófi ca S.L. para la Sociedad Teosófi ca Española.Presidente de la Sección: Clarisa ElóseguiLa Sociedad Teosófi ca Española sólo es responsable de las comunicaciones ofi ciales que aparecen en esta revista.Las opiniones de los autores son de su propia responsabilidad.
SOPHIANº 285 ABRIL 2013
EDITORIALSIMILITUDES ......................................................................................................................3
DESDE LA ATALAYA. Radha BurnierLa verdadera religión resalta los valores .........................................................................5La religión es esencial .........................................................................................................6Ver el cosmos .......................................................................................................................8
EL DEVA DE UNA RAMAK. Browning .......................................................................................................................10
H. P. BLAVATSKYCARTAS A SU FAMILIA .................................................................................................15
LA FUERZA, EL PRINCIPIO FUNDAMENTAL Y UNIFICADORS. Ramu – India ..................................................................................................................17
LA TEOSOFIA Y LOS PROBLEMAS DEL MUNDO ACTUALAntonio Girardi .................................................................................................................22
ACTIVIDADES ........................................................................................................................27
2 Sophia nº 285
RAMAS DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA ESPAÑOLA
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mundo. Y gracias a esto, segura-mente, el mundo subsiste. Porque hay muchas personas que piensan y sienten con una riqueza de miras y sentimientos como las que aquí hemos expuesto.
Pero volvamos al primer con-cepto, el de la pedagoga y psicóloga infantil, la Sra. Montse Doménech. El hecho de confesar que es “ag-nóstica” pero que “tiene vida espi-ritual” es un gran concepto para nosotros, humildes estudiantes de ocultismo en su faceta más espiritual. Desde fuera, para las personas que no entienden otra vida espiritual que no sea a tra-vés de una religión determinada y de los gurús o guías correspon-dientes, sean purpurados o no, esta concepción puede resultar incongruente, disyuntiva e in-comprensible, porque para ellos la espiritualidad, o mejor dicho, “lo espiritual”, siempre estará sujeto a lo eclesiástico, al dogma, o liga-do a la competencia de cualquier asociación sectaria que les diga lo que está bien o lo que está mal, lo que deben o no deben hacer de
EDITORIAL
La Sra. Montse Doménech, pedagoga y psicóloga infan-til, nos dice: “Soy agnóstica
pero tengo vida espiritual”.Monse-ñor Joan Godayol Colom nos dice: “Fuera de la Iglesia también hay salvación”.Y Joe Dispenza, doctor en quiropráctica, bioquímico y neurocientífi co, nos dice: “Si quie-res otra realidad has de convertirte en otra persona”.
Si a todo esto le añadimos el consabido eslogan de J. Krishna-murti cuando afi rma: “Si quieres que el mundo cambie, cambia tú primero”, nos encontramos con una similitud de pareceres y en-tendimientos que nos llevan a con-siderar aquello de que “el mundo es un pañuelo”.
En el sentido que nos ocupa, se trataría de un pañuelo que englo-ba no sólo el parecer de estas tres personas que hemos citado, cada una de ellas una personalidad en su esfera de acción, sino que se trataría, con otras palabras, desde luego, pero con el mismo fondo, del parecer y de la convicción de muchas otras personas en todo el
SIMILITUDES
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acuerdo con sus cánones, y lo que pueden esperar o temer, con un cielo o un infi erno, como colofón de su propio dogma y la obediencia a sus ritos, disposiciones y obliga-ciones diversas dictados por las jerarquías correspondientes. Para estas personas, sin duda el culto representa una solución a sus propias inquietudes, pero ¿será una respuesta lo sufi cientemente convincente para ellos?
De cualquier modo, para noso-tros, simples estudiantes de esta ciencia fi losófi ca a la que llamamos Teosofía, desde luego no lo es y por eso nos empeñamos en inda-gar, buscar e insistir en todas las incongruencias que nos asaltan en la vida y que nos atormentan, buscando una respuesta convin-cente o por lo menos razonable. Es por esto que, tozudos, seguimos insistiendo en nuestros estudios, provocando a veces el sarcasmo de los demás.
Que la espiritualidad no ne-cesita ni de imposiciones ni de reglas es indiscutible. Se trata de una cuestión interna y de cada individuo y se refl eja en todos los actos de la vida en una forma u otra como testimonio de la divini-dad inherente a cada ser humano y refl ejo de esa Ley natural que está impresa en el corazón de todo hombre desde el momento que despierta a la vida como tal.
En cuanto al 2º punto citado, el de Monseñor Godayol, hombre de iglesia, no hace sino corroborar lo
que dice la Dra. Doménech. ¡Claro que fuera de la Iglesia hay también salvación! ¡Faltaría más!
El mero hecho de imaginar,
ni por un instante, que un Dios
“vengador” o “justiciero”, llámesele
como se quiera, pudiera “descan-
sar” en su plenitud divina teniendo
a unos de sus hijos a la derecha
disfrutando de un paraíso nominal
y a otros, los más díscolos, conde-
nados como malditos al fuego de
un infi erno, es no sólo inimagina-
ble sino inadmisible ya desde el
punto de vista humano, así que no
digamos desde un punto de vista
pura y subjetivamente divino.
Así que estos dos pareceres, el
de un monseñor y el de una peda-
goga y psicóloga infantil, encajan
muy bien en el pañuelo global de
la existencia: se coordinan y se
complementan.
El tercer punto ya no cabe co-
mentarlo puesto que se adhiere
claramente al parecer de J. Kris-
hnamurti y que, en realidad, es lo
mismo: “Si quieres otra realidad
(otro mundo, es decir si quieres
que el mundo cambie) te has de
convertir en otra persona” (a saber:
cambia tú primero).
Siempre parece que nos re-
mitimos a lo mismo, pero el caso
es que si no nos atenemos a ello
por comprensión y por convic-
ción, será difícil que no sigamos
a la pata coja en el caminar por
la vida y sin poner los dos pies
en el suelo y la mirada en lo alto
para pisar con fi rmeza y decisión
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La verdadera religión resalta los valores
La historia religiosa demuestra
que el énfasis ha ido variando de
vez en cuando, a medida que los
mensajeros de la enseñanza de la
Sabiduría se mezclaban con los
hombres para ayudarles a elevar la
conciencia humana. Hubo maes-
tros como Sankara, que insistía en
el auto conocimiento o atmabod-
ha. Y hubo maestros como Jesús,
que subrayaba la importancia del
amor, el servicio y la pureza de
mente para conducirnos hasta el
“Reino de los Cielos” que está en
nuestro interior y en ninguna otra
parte. Otros maestros han hablado
de la magnifi cencia y grandeza del cosmos; y otros como el Buddha, que hablaba del dolor y de cómo liberarse de él. El Profeta Mahoma hablaba de la sumisión a la reali-dad universal que llamaba Allah. Quienes han seguido el sendero místico, que son numerosos, han
insistido en muchas otras cosas; por ejemplo los Taoístas han ha-blado brevemente, pero de forma muy conmovedora, de su relación con la naturaleza.
Estos distintos planteamien-tos, el énfasis que se le daba en un momento en particular a una cosa determinada o a un aspecto del sendero, pueden tener todo un valor profundo y ser aspectos válidos del sendero. Naturalmente, los grandes maestros y sus discí-pulos avanzados sabían mucho mejor que nosotros lo que la gen-te de esa época necesitaba más. Todos eran iniciados o personas iluminadas. Después empezaron las peleas o discusiones entre per-sonas inferiores sobre quién tenía razón o no y la persona a quién habían que seguir o no. Es una presunción, y podemos decir que una presunción muy egoísta, que personas normales como nosotros imaginemos saber mejor que nadie
DESDE LA ATALAYA Radha Burnier
y labrar nuestros destinos y el de los demás que, querámoslo o no, están ligados a los nuestros.
Siempre resulta reconfortante pensar que la soberana libertad de
pensamiento nos permite avanzar en el camino y actuar del modo correcto aún en medio de todas las difi cultades de la vida.
C.B.
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lo que hay que pensar o lo que la
gente necesita. Por supuesto, las
necesidades, tanto las espirituales
como las externas, varían a medi-
da que el mundo va experimentado
cambios. La necesidad de hoy en
día no es la necesidad del mundo
medieval; el mundo medieval no
necesitaba tampoco lo mismo que
el mundo antiguo. China no nece-
sitaba en un momento determina-
do exactamente lo que necesitaba
Grecia. Dicen que en el siglo VI
antes de Cristo hubo un notable
resurgimiento de las enseñanzas
espirituales en varios puntos del
mundo. Pitágoras, Confucio y mu-
chos otros transmitieron mensajes
muy importantes, pero uno no era
menos que el otro. Hablaban todos
de forma distinta, pero, tal como
dicen Los Upanishads, hay una
única verdad, de la cual hablan
los seres iluminados de maneras
distintas.
En parte si no hay un cambio
de planteamiento, si toda la cues-
tión de la regeneración humana no
se enfoca desde distintos ángulos,
al ser la mente de las personas tan
fi ja y rígida, es más probable que
conviertan lo que han oído en un
dogma y hagan de ello un credo y
una creencia.
Una de las funciones impor-
tantes que tenemos en la Sociedad
Teosófi ca es la de no limitarnos a
buscar las perlas entre la basura
de las numerosas religiones, sino
también a señalar que cada una de
esas religiones ha resaltado algo
de gran valor que debemos cono-
cer. Es ridículo, por consiguiente,
intentar denigrar ninguna religión
en particular.
La religión es esencialLa religión, en el verdadero
sentido del término, le indica a
la mente humana que tiene una
posibilidad de expansión en la
región del conocimiento y el amor
infi nitos. Eso es, esencialmente, lo
que la religión trata de hacer. Pero
nosotros hemos de entresacar las
enseñanzas esenciales y destacar
el profundo valor de esas ense-
ñanzas. Esto es lo que realmente
signifi ca el estudio de la unidad
esencial de las religiones. Unidad
no signifi ca identidad, como pien-
sa mucha gente. A un cierto nivel
es verdad. Pero la unidad de las
religiones consiste en el sendero,
si hablamos a un nivel más pro-
fundo.
Consiste en el hecho de que
todas señalan un sendero hacia lo
Eterno y lo Infi nito, pero el sendero
empieza desde un punto distinto
de la circunferencia. Y existe un
número infi nito de puntos en esa
circunferencia, pero expresados
de maneras diferentes. Insisten
en cosas distintas, porque tal vez
si presentaran todo el conjunto,
la gente se perdería. Pero según
la necesidad del momento y de la
civilización, el énfasis varía. Que
alguien diga que mis enseñanzas
son las verdaderas enseñanzas y
que las demás son erróneas, o co-
sas parecidas, no es más que un
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ejercicio inútil.
Si consideramos una de las
diferencias importantes en el énfa-
sis, tenemos dos planteamientos,
uno que habla de la magnifi cen-
cia, la naturaleza inescrutable y
el misterio del universo; y el otro
que apenas lo menciona, pero
que habla del auto conocimiento.
Aunque algunos maestros hayan
resaltado la importancia del auto
conocimiento, eso no signifi ca que
negaran el misterio del cosmos o
que no fueran conscientes de sus
profundidades; sería absurdo. Di-
cen que el Buddha, por ejemplo,
no era partidario de que la gente
debatiera cuestiones abstrusas o
lejanas. Hablando de un hombre
herido por una fl echa (y este es un
famoso ejemplo), decía que cuan-
do tiene la fl echa atravesada en el
cuerpo, ese hombre no puede dedi-
carse a discutir de cosas abstrac-
tas. Hay que atender al problema
inmediato. Si estás muy enfermo,
primero tienes que curarte, antes
de poder hablar de algo de orden
superior. Un cuerpo enfermo no
puede tratar cosas profundas. El
Buddha no negaba la existencia de
las leyes cósmicas ni la naturaleza
extraordinaria e inescrutable de
los procesos cósmicos. Hablaba
sobre la base de ciertos supuestos
que ya existían entre la gente de la
India, por ejemplo que el univer-
so está gobernado por la ley. La
ley funciona no sólo a nivel físico
y material, sino también a nivel
moral e interno. Una ley que pone
orden en todo mantiene el equili-
brio. Era de conocimiento común
y el Buddha no hablaba de ello.
Ni lo negaba ni lo resaltaba; daba
por sentado que la gente ya sabía
esas cosas.
Y volviendo a tiempos muy re-
cientes, se ha dicho muchas veces
que Krishnaji negaba el misterio
del cosmos. Pero en ciertas ocasio-
nes hizo comentarios muy breves
que demostraban su existencia.
En otras palabras, para él era un
supuesto. Sydney Field menciona
en su libro que, en medio de una
conversación Krishnaji decía eso
sobre la reencarnación. Ni siquie-
ra se puede pensar en ella sin
comprender también la evolución
o desarrollo internos y la ley del
karma. Decía que la reencarnación
es un hecho, pero no es la verdad.
Millones de personas hablan de
la reencarnación, pero aunque no
se hable de ella, se la ve como parte
de un vasto proceso ilimitado, que
fl uye en una cierta línea. Si vemos
que todo está en ello, todas las le-
yes y todos los aspectos integrados
del proceso, que forman parte del
orden divino, entonces lo miramos
bajo una luz distinta. Cuando
consideramos este punto, pode-
mos refl exionar en el signifi cado
esencial de las palabras cosmos
y universo. Utilizamos estas pala-
bras de forma muy libre cuando
hablamos de estos temas. Cosmos
sugiere que no hay caos; no sólo
se trata del cosmos cuando no hay
caos, sino que cosmos sugiere que
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hay un orden, una cohesión, una
interrelación, una reciprocidad
entre muchas cosas distintas, no
sólo a nivel superfi cial sino incluso
en profundidad.
Tal como señala David Bohm,
existe el orden en las distintas
dimensiones, pero todo eso está
implicado en la palabra cosmos.
Cuando estudian el cosmos en
ciertas culturas, en la hindú, la
budista, la islámica y la cristiana,
hablan de otros niveles de existen-
cia. Tanto si se toma literalmente
como si no, simbolizan el hecho de
que en el cosmos no existe sola-
mente el nivel que perciben nues-
tros sentidos y que es accesible a
nuestro pensamiento, sino que hay
unos niveles sutiles que nosotros,
por el momento, no somos capaces
de alcanzar. Hemos de desarrollar
otras facultades para poder poner-
nos en contacto con ellos.
Ver el cosmosEl cosmos es algo maravilloso.
Sir Martin Rees, astrónomo real,
señala que el equilibrio del univer-
so se halla más allá de toda imagi-
nación. Está tan fi namente equili-
brado y depende de números tan
minúsculos que si alguno de esos
números cambiara en 0,000001,
o algo parecido, el universo se
desplomaría o se expandiría hasta
dejar de existir.
¿Qué es lo que mantiene al uni-
verso en ese estado de equilibrio?
Para que exista la vida en esta tie-
rra, tienen que existir exactamente
las condiciones adecuadas, si no
la vida no puede perdurar. ¿Qué
le hace sobrevivir, que lo mantiene
en funcionamiento no sólo unos
siglos sino unos kalpas? Los hin-
dúes habrían dicho que es Vishnu,
Vishnu el preservador; es Vishnu
quien lo sostiene todo. Eso sola-
mente signifi ca que hay distintos
aspectos de la energía creadora.
Está la energía que es fuerza; es
la que hace de sostenedora y si no
existiera esa energía sostenedora
que se llama Vishnu y que está en
todas partes, en cada átomo y en
cada partícula, tampoco existiría
ninguna criatura; todas las formas
dejarían de ser. Hay algo en el nivel
espiritual más elevado y más sutil
que mantiene este orden, que va
de lo más inferior a lo más eleva-
do. Los estudiantes de biología,
psicología, etc. saben que existe el
orden, pero no conocen su alcance.
El otro día un médico me co-
mentaba lo maravilloso que es la
forma en que se ha desarrollado
el cuerpo, vuestro cuerpo, mi
cuerpo, el de todas las criaturas.
¿Es el cuerpo o el proceso lo que
ha desarrollado una resistencia a
cualquier cosa que pudiera perju-
dicarle o destruirlo? Ese mecanis-
mo, decía, es una maravilla. Por-
que no se trata de un mecanismo
individual; hay corpúsculos en la
sangre que se juntan para comba-
tir a las bacterias o algo tan simple
como eso. Pero, de etapa en etapa,
el cuerpo tiene un sistema de re-
sistencia, de rechazar al enemigo
y de mantenerse. Aunque resulta
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muy fácil relativizarlo diciendo que
todo está en los genes. Pero todo
el sistema de preservación pasa
antes de que tenga lugar la disolu-
ción y ocurra una nueva reencar-
nación (si se quiere llamarla así)
del universo.
La palabra universo signifi ca unicidad, el cosmos como un todo, porque para que exista este tipo de orden, esta cohesión, tiene que haber un todo, como pasa con numerosos organismos a un nivel muy inferior. Así todo el universo o todos los universos son un todo. Pero la palabra universo sugiere algo más, sugiere que hay en él una unidad, una esencia indivisa que ha estado y está siempre en ese estado indiviso. El cosmos su-giere una globalidad en la cual hay acontecimientos milagrosos y una inmensa diversidad; el universo existe. Esencialmente, todos for-man una unidad. La más mínima refl exión sobre todo esto nos hace darnos cuenta de que esta es la importancia del cosmos. Com-prenderlo bien es ya en sí mismo una manera de hacernos romper la cáscara del yo.
Distintos maestros han señala-do diferentes aspectos del cosmos.
Los maestros de Yoga hablaron de la relación que tenemos con los elementos, como si estuviéramos cerca de una corriente. La inmensa superfi cie del océano, con su ilimi-tado horizonte, la contemplación del cielo, de la luna y el sol, la re-fl exión sobre el movimiento de las estrellas tal como hacían ellos, te hace sentir que todo es una cosa viva y que contiene un grandísimo misterio. E incluso estudiándolo de forma intelectual como hicieron Einstein y otros que percibieron que, con el estudio, el misterio iba creciendo. Y por esto Einstein decía que es este misterio lo que da el verdadero sentido religioso. Y cuanto más se abre el corazón a lo ilimitado, a lo que es el cosmos tanto al nivel mínimo como al más inmenso, más capacitado está uno para salir de sí mismo. Y eso es la libertad. Romper la cáscara del egoísmo es la iluminación.
¿Qué es lo que nos impide ser totalmente distintos? Es un muro que tenemos en nuestro interior y el yo o ego sólo puede funcionar allí dentro. Y tenemos miedo de libe-rarnos de él, aunque los maestros nos hablen de ello.
(The Theosophist, febrero 2013.)
Algunos abandonan la persecución de los objetivos terrenales sólo para ganar el cielo, o alcanzar la liberación personal de los renacimientos; no debéis caer en este error. Si os habéis olvidado del yo por completo, no podéis estar pen-sando en cuándo se liberará ese yo, o en qué clase de cielo tendrá. Recordad que todo deseo egoísta ata, por elevado que sea su objetivo, y hasta que no os hayáis liberado de él, no seréis completamente libres para dedicaros al trabajo del Maestro.
A los pies del Maestro. J. Krishnamurti
10 Sophia nº 285
EL DEVA DE UNA RAMA
K. Browning
He consultado a un estu-
diante de sánscrito, el
cual me asegura que la
palabra “deva” puede asignarse a
elementales creados por el pensa-
miento, así como a aquellos seres
que siguen una línea de evolución
distinta a la nuestra.
Hace algún tiempo recibí una
carta del Secretario General de la
Sección de Nueva Zelanda que me
ha proporcionado material para
pensar. A continuación transcribo
algunos párrafos que servirán de
texto para mi trabajo.
“Una Rama viene a la exis-
tencia bajo ciertas condiciones
astrológicas que afectan toda su
vida; algunas nacen sanas y ro-
bustas; otras débiles y enfermizas
y permanecen así durante años. Si
miramos a las Ramas, todas tienen
sus características peculiares que
perduran a pesar de los individuos
que entran y salen y de los que
la componen. Lo mismo sucede
con las Secciones y con las razas;
cada una de ellas nace bajo la in-
fl uencia de su propio y particular astro o deva, así es que cuando deseamos que nuestras Ramas estén animadas por un deva, tan sólo esperamos lo que tiene lugar en el curso natural de las cosas, y si nos conducimos sabiamente, trataremos de obrar de acuerdo con el deva”.
Yo no diré nada acerca de las condiciones astrológicas o del deva o del astro, sino del deva que nosotros mismos creamos. Los pensamientos son cosas y se nos ha dicho que cada pensamiento se reviste de materia de los planos su-perfísicos y permanece como una entidad independiente durante un tiempo más o menos largo, con mayor o menor actividad, según sea el impulso original que se le ha dado y según lo que se ve re-forzado por nuevas corrientes de pensamiento.
El local de cada Rama puede considerarse como el lugar don-de habita la entidad formada por el pensamiento colectivo de los
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miembros que asisten a las reunio-nes. Y llegamos ahora a lo que nos interesa: “¿Deseamos que nuestro deva habite en una casa de hués-pedes o en su propia casa?”
En las “casa de huéspedes” no hay habitaciones adecuadas para el nacimiento de la Santa Cria-tura. Nosotros deberíamos tener habitaciones aparte para las reu-niones de la Rama, de modo que la casa de nuestro deva no pueda ser perturbada por los pensamientos no armónicos, aunque no necesa-riamente malos, ni por las vibra-ciones producidas por diferentes circunstancias.
Supongamos que celebramos nuestras reuniones en una sala y que al día siguiente, en el mismo lugar, se celebra un té. Yo creo que nuestro deva se sentiría muy inarmónicamente afectado con las formas de pensamiento crea-das allí por las habladurías y los chismes, las discusiones sobre la ropa y las diversiones que siempre surgen cuando se reúne la gente con motivo de las relaciones socia-les. Nuestro deva resulta afectado por ellas y deberíamos tratar de defenderlo de semejante perjuicio. Nada de lo que he dicho debe con-siderarse como un menosprecio a las reuniones que se celebran en los salones, que son, tal vez, un medio de difundir nuestras ense-ñanzas de una manera agradable y corriente.
Yo me refi ero a las reuniones
regulares de las Ramas, y para
éstas deberíamos habilitar una
habitación permanente, de tal
manera que nada pudiese inter-
venir en el desarrollo armónico de
nuestro deva. En la India, muchas
Ramas tienen su terreno propio,
con edifi cios aparte para la labor
teosófi ca, y este fi n cada Rama
debería perseguirlo.
También deberíamos tratar de
que nuestras salas de reuniones
fuesen bellas porque nuestro deva
se vería agradablemente afectado
por los pensamientos de todos los
que acudieran a ellas y le perjudi-
caríamos si, al entrar, la impresión
fuese la siguiente: “¡Qué sala tan
sucia y tan fea tienen aquí!”. La
sala puede ser sencilla pero debe-
rá estar escrupulosamente limpia
y contendrá, cuando menos, al-
gún objeto de buen gusto, algún
cuadro o estatua, para estimular
la devoción y producir emociones
artísticas, porque nuestro deva
debe ser perfecto en todos los sen-
tidos, y el arte y la belleza son tan
necesarios para la evolución de un
deva como para la de un hombre.
Nuestras salas no se utilizarán
para otros propósitos que no es-
tén en completa armonía con los
Objetivos de la Sociedad. Por su-
puesto, las salas de la E.E. jamás
servirán más que para reuniones
de la misma, pero puede permitirse
el uso de las salas de reuniones a
las sociedades creadas indistinta-
mente con el propósito de ayudar
a nuestros hermanos los seres hu-
manos o los animales. Es posible
12 Sophia nº 285
que la introducción de una línea de pensamiento ligeramente distinta pueda ayudar a nuestro deva a desarrollarse mejor y sea de más utilidad también para los miem-bros, porque si formamos nuestro deva con nuestros pensamientos y emociones, él reaccionará sobre nosotros y nos ayudará tan pron-to como nos pongamos bajo su infl uencia.
En la sala de una Rama no deberíamos permitirnos ninguna murmuración ni ningún pensa-miento poco afectuoso. No hay diferencia alguna entre la murmu-ración de los teósofos y cualquier otra murmuración, pero puede haber una diferencia de grado, porque los teósofos tratan de desa-rrollar sus poderes latentes y por esto cualquier crítica o incorrec-ción tendrá un efecto mucho más intenso para el mal, y será igual al pensamiento maligno y lleno de despecho generado por las mentes menos desarrolladas.
Hagamos que las salas de nuestras Ramas estén pobladas siempre con nuestros pensamien-tos más elevados y con nuestras palabras más afectuosas. Si cada vez que algún miembro empieza a decir una palabra dura o desa-gradable, el presidente suplicase que la observación puede hacerse acabada la sesión, si la Rama no tiene inconveniente en oírla, el lenguaje sería pronto puesto en armonía con las tres reglas que deberían regir las conversaciones
teosófi cas, es decir, sólo se oiría en ellas lo que es útil, verdadero y agradable.
Otro punto relacionado con la evolución de nuestro deva (al que debo aplicar el pronombre “él” pues todavía no tenemos ninguno que incluya los dos sexos; “ello” es muy impersonal y expresa ausen-cia de vida, y nuestro deva es algo muy vivo) es la necesidad de que le ayuden en su desarrollo diferentes clases de miembros. Necesitamos al intelectual para su cabeza, al devoto para su corazón y al karma-yogui para sus miembros, y si uno de estos grupos es excesivo, enton-ces el cuerpo y el alma de nuestro deva serán desproporcionados.
Asimismo, deberíamos celebrar tantas reuniones como nos fuese posible, no precisamente muy concurridas, si los que asisten son sinceros y entusiastas, pero una corriente constante de fuer-za debería fl uir hacia la forma de pensamiento que estamos cons-truyendo, la cual debe recargarse continuamente con nueva fuerza.
Cuando empecemos a estudiar la ley de correspondencia y a con-siderar al Logos como el gran cons-tructor de los patrones de los seres de Su universo, podremos obtener alguna luz acerca de la formación de nuestro deva, construido según los patrones de los pensamientos de los miembros de la Rama. Es una gran responsabilidad, pero también un gran privilegio, to-mar parte en la formación de tan
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magnífi ca forma de pensamiento,
cargada de benéfi cas infl uencias
que ayudarán a todos los que se
pongan en contacto con ella. Así,
nos presentaremos para trabajar
en armonía con los que pertenecen
a otros rayos distintos al nuestro.
Probablemente, nuestro deva
tendrá una individualidad que
pertenecerá más a un rayo que a
otro, como dice el señor Landers;
no precisamente porque la Rama
haya nacido bajo la infl uencia de
un determinado astro, sino porque
el miembro cuyo poder de pensa-
miento sea más fuerte y defi nido
será el que tendrá una parte más
activa en su estructuración y muy
pocos de nosotros podemos ser
considerados como seres desa-
rrollados armónicamente en todos
los sentidos; así es que hallamos
devas de Ramas de todas clases.
Unos pueden ser fríamente
intelectuales, otros activos y bata-
lladores y otros aletargados e iner-
tes, otros muy cautelosos y entre
estos últimos unos procurando no
ofender los prejuicios de los que les
rodean al introducir nuevas ideas,
siempre temerosos de chocar con
los sentimientos de los que están
tan envueltos en antiguas ves-
tiduras o creencias que, ante la
mera idea de prescindir de ellas,
sentirían tal perturbación que su
presión sanguínea se alteraría. Y
los otros tienen la circunspección
desarrollada en un sentido menos
agradable. El deva está siempre
mirando su bolsillo y teme que
las reuniones y conferencias “no
den benefi cios”. Sin embargo, un
deva despilfarrador no sería un
guardián conveniente en ninguna
Rama; pero en los Yoga Sutras
de Patanjali, Sec. II, 37, se dice:
“Siendo un hecho la abstinencia
de hurtar, todos los tesoros se
acercan al que ha adquirido esa
virtud”. Y el comentario añade:
“El que ha vencido el amor propio
y con él el deseo de poseer, se en-
cuentra a cada paso con riquezas
sin buscarlas”, lo cual es otra ma-
nera de decir: “buscad primero el
reino de Dios y Su justicia y todo lo
demás se os dará por añadidura”.
Los que crean ilusiones en este
sentido mantienen en el deva de su
Rama la tendencia a la tacañería
y el miedo a los gastos razonables
en servicio de los Grandes Seres.
Los que ven que el dinero no se
gasta con libertad para el trabajo
necesario de la Rama, deberían
examinar su propio corazón y ver
si han superado realmente “el de-
seo de poseer”, si los objetos que
desean y ansían son físicos, as-
trales, mentales o espirituales; es
decir, si han vencido por completo
“el deseo de poseer lo que benefi -
cia al yo personal”. Una Rama que
contrae deudas sin la esperanza
de sostenerse sola inspira piedad;
pero el dinero que se invierte en
la labor de los Maestros es bien
empleado, especialmente si es el
medio para cultivar el hábito del
propio sacrifi cio entre los miem-
bros. El señor Leadbeater, en uno
14 Sophia nº 285
de sus artículos, nos recuerda un himno en que se dice que las joyas de la corona celestial son las almas de aquellos que han sido ayudados en el Sendero de la Rectitud por un alma generosa.
Además, algunos de nosotros prefi eren comprarse un sombrero
o cualquier otra cosa en esta vida,
en lugar de gastar el dinero de
modo que pueda proporcionarnos
un adorno lleno de joyas para el
futuro. El buscar y comprar li-
bros o contribuir a los gastos de
una conferencia pueden ser los
medios para ayudar a un alma en
precaria necesidad. Es preciso que
estas bendiciones lleguen y feliz
aquel que pueda ser el agente de
tal benefi cio. Es una idea fasci-
nante pensar que cuando entra-
mos en una Rama llegamos ante
la presencia de un ser magnífi co,
lleno de gracia, sabio, benévolo, a
quien hemos ayudado a crear. Si
tomásemos parte en la construc-
ción de un modelo de estatuaria
griega, ¡cómo nos deleitaríamos en
la contemplación de nuestra obra!
Pero al no haber desarrollado la
visión en los planos superfísicos
tan sólo podemos sentir los efectos
de nuestra labor. Si alguien obje-
tase acerca del uso de la palabra
“deva” aplicada a la forma de pen-
samiento creada por los miembros,
o pensara que se trata de algo fan-
tasioso e imaginario, sin embargo,
hay un punto en el que podemos
estar de acuerdo y reconocer como
cierto; y es que en cada sala don-
de se celebran las reuniones de la
Rama hay una infl uencia de la que
pueden darse cuenta las personas
sensibles capaces de responder
conscientemente a sus vibracio-
nes, mientras que esta infl uencia
afecta también a otras personas
que ignoran el origen de los nobles
y elevados pensamientos que acu-
den a su mente cuando asisten a
las reuniones. Nosotros somos los
responsables de infl uir en el am-
biente que nos rodea y de imprimir
nuestros pensamientos y emocio-
nes, pero tenemos una responsa-
bilidad aún mayor que debería ser
considerada seriamente por parte
de cada uno de los miembros de
una Rama.
Si la forma de pensamiento
colectiva es construida armónica-
mente, puede ser vivifi cada por las
corrientes de vida de los Santos
Seres y puede ser el canal a través
del cual se derrame la corriente del
espíritu. “Donde se reúnen dos o
tres en mi nombre, allí estoy yo en-
tre ellos”. La Divina Presencia pue-
de enfocar Su gracia en la forma de
pensamiento que nosotros hemos
creado. La paz que sobrepasa los
límites de toda comprensión puede
irradiar del deva de nuestra Rama
si hemos creado en él las tres
cualidades: Voluntad, Sabiduría y
Acción; por medio de la devoción,
el estudio y el trabajo, debemos
hacerlo de tal modo que él pueda
ser entre nosotros el refl ejo de Sat,
Chit, Ananda, o de la más elevada
manifestación del Logos.
Abril 2013 15
Palabra que no entiendo en absoluto por qué vosotros y en general todo el mundo
arma tanto escándalo sobre lo que escribo, ya sea en ruso o en inglés! Es verdad que durante muchos años he vivido lejos de casa, es-tudiando y aprendiendo cosas sin parar. Pero cuando escribí Isis era tan fácil que no representaba un trabajo en absoluto, sino un pla-cer. ¿Por qué alabar eso? Cuando me dicen que escriba, me siento y obedezco y entonces escribo fácil-mente sobre casi cualquier cosa, metafísica, psicología, fi losofía, an-tiguas religiones, zoología, ciencias naturales y qué sé yo! Nunca me planteo “¿puedo escribir sobre este tema?”, o bien “¿estoy preparada para esta tarea?”; simplemente, me siento y escribo. ¿Por qué? Porque alguien que lo sabe todo me está dictado..., mi Maestro, y a veces otros que conocí en mis viajes, hace años... por favor, no penséis que he perdido la cabeza. Ya sabéis que había hablado de eso anteriormente... y os lo digo sinceramente, siempre que escribo
sobre un tema que conozco poco o nada me dirijo a Ellos y uno de ellos me inspira; es decir que Él me permite copiar sencillamente lo que escribo a partir de unos manuscritos e incluso de algunas cosas impresas que pasan por el aire frente a mis ojos; y mientras ello ocurre, no estoy inconsciente ni un sólo instante... Porque estoy segura de Su protección y porque tengo fe en Su poder, he podido hacerme tan fuerte mental y espi-ritualmente... Incluso no siempre le necesito (al Maestro); en Su ausencia, cuando está ocupado en otra parte, despierta en mí a Su substituto en conocimientos... entonces ya no soy yo quien es-cribe, sino mi Ego interno, mi yo luminoso que piensa y escribe por mí. Así que, vosotros que me cono-céis, pensad: ¿cuándo he sido yo tan instruida como para escribir todas esas cosas? ¿De dónde me viene todo ese saber?
****
H. P. BLAVATSKYCARTAS A SU FAMILIA
16 Sophia nº 285
Tal vez no me creáis, pero os aseguro que os estoy diciendo la pura verdad; me paso todo el tiempo, no escribiendo Isis, sino con la misma Isis. Vivo como en una especie de encantamiento continuo; es una vida de visiones con los ojos abiertos, sin estar en un estado de trance que engañe mis sentidos. Estoy ahí y contemplo sin cesar a la bella diosa. Mientras me descubre el signifi cado oculto de sus secretos, perdidos desde hace mucho tiempo, el velo se hace más ligero y transparente hora tras hora; cae poco a poco ante mis ojos, aguanto la respiración y casi no puedo creer lo que percibo por los sentidos!... Durante años, para que
no olvide lo que he aprendido en otras
partes, siempre me han hecho tener
delante de mi todo lo que debo ver. De
ese modo, día y noche, las imágenes
del pasado pasan delante de mi vista
interna. Lentamente, deslizándose
en silencio como imágenes de un
panorama encantado, aparecen los
siglos uno tras otro frente a mí... debo
situar esos vastos períodos en relación
con algunos hechos históricos y sé
que no puede haber error ninguno.
Las razas y las naciones, los países
y las ciudades emergen durante un
siglo lejano, después se borran y
desaparecen durante otro siglo y tengo
la fecha exacta por... La antigüedad
más remota cede el sitio a la época
histórica; los mitos se explican por
hechos reales y personajes que
existieron de verdad; y todos los
acontecimientos importantes, y a
menudo también los que no lo son
tanto, todas las revoluciones, cada
página nueva en la vida de las naciones,
con su comienzo y su resultado
natural, todo queda fotografi ado en mi espíritu como si estuviera impreso en colores permanentes... Cuando pienso y miro mis pensamientos los veo parecidos a esos cubos de madera que tiene formas y colores variados y que son las piezas de ese juego llamado rompecabezas; las cojo una a una e intento encajarlas; cojo una y luego la separo hasta que encuentro la que va con ella y al fi nal queda una forma geométrica correcta... Por supuesto, me niego a atribuirlo a mi propio saber o a mi memoria, pues sola nunca hubiera podido encontrar ni las premisas ni las conclusiones... De verdad, os digo que me ayudan. Y el que me ayuda es mi GURU...
* * * * *
(Lotus Bleu, noviembre, 2012)
(trad. por Àngels Torra de: La Vie
extrordinaire d’ H.P.Blavatsky, por A.P. Sinnet, ed. Adyar)
Cuando todos los deseos del yo hayan desaparecido, todavía puede quedar el deseo de ver el resultado de vuestro trabajo. Si ayudáis a alguien, queréis ver hasta qué punto le habéis ayudado; incluso tal vez queráis que aquel a quien habéis ayudado también lo vea y os lo agradezca. Esto sigue siendo deseo y, además, necesidad de confi ar. Cuando derramáis vuestra fuerza para ayudar, tiene que haber un resultado, tanto si podéis verlo como no; si conocéis la Ley sabéis que esto debe ser así.
A los pies del Maestro. J. Krishnamurti
Abril 2013 17
La FUERZA se describe como lo que origina un cambio (o transformación). La fuerza
es uno de los conceptos básicos de la física y puede considerarse como cualquier influencia que tiende a cambiar el estado de algo a lo que se le aplique. La fuerza es un concepto intuitivo porque la fuerza no puede verse, pero no es un mero concepto mental, ya que puede experimentarse. La fuerza se experimenta constantemente.
También podemos examinar otra teoría interesante y relacio-nada con esto que circula por el mundo de la física, llamada la “‘Teoría del Campo Unificado” (UFT, en inglés). Esta teoría pre-tende enfocarse en un solo campo de todas las fuerzas. El espacio en el cual se experimenta una fuerza recibe el nombre de “cam-po” de fuerza. Normalmente, un campo de fuerza es allí donde la energía se transforma, aunque el modo habitual de decirlo es que el campo de fuerza transforma la
energía. ¿Qué crea este campo de fuerza? ¿Acaso la fuerza crea el campo para sí? Un modo simple y directo de abordar esto es llamar-lo Teoría de la Fuerza Unifi cada.
En inglés, la abreviatura es la
misma: (UFT). Esta teoría, inde-
pendientemente de su extensión,
pretende unifi car todas las inte-
racciones fundamentales y estas
interacciones fundamentales se
clasifi can en Fuerza Gravitacio-
nal, Fuerza Electromagnética,
Fuerza Nuclear Fuerte, y Fuer-
za Nuclear Débil. De cualquier
manera en que lo analicemos, se
trata de Fuerza. Estas clasifi ca-
ciones, como la mayor parte de
las clasifi caciones, se hacen por
conveniencia. De todos modos,
los mismos científicos están
de acuerdo en que, a muy altas
temperaturas, sólo hay una fuer-
za, ya que todas estas fuerzas
se combinan en una sola según
aumenta la temperatura.
A mí me parece que la fuerza
es el principio más fundamental,
LA FUERZA, EL PRINCIPIO FUNDAMENTAL YUNIFICADOR
S. Ramu – India
18 Sophia nº 285
za. Hay fuerza dentro del átomo y también en las partículas subató-micas (que puede ser sólo ondas de energía). Lo que llamamos división de la fuerza como fuerza de atracción y fuerza de repulsión dentro del átomo es una cues-tión de gradiente y diferencia de potencial. Sólo puede haber una fuerza fundamental.
Visto superfi cialmente, es la
materia la que parece ejercer la
fuerza, pero dentro de la materia,
en el reino subatómico, sólo hay
fuerza. Las llamadas partículas
elementales del átomo no son en
absoluto diferentes entre sí, y el
único rasgo de distinción es el
modo en el que ejercen la fuerza,
incluidas sus “cargas”. Unos di-
cen que son partículas hipotéti-
cas (que podrían ser sólo ondas
de fuerza) y prácticamente ha-
blando, efectivamente los científi -
cos las describen como transpor-
tadoras de fuerza. Una partícula
hipotética que transporta la fuer-
za puede ser un modo neurótico
de negar la fuerza (sin materia)
como el principio fundamental y
no querer mirar nada de lo que
esté más allá de la materia visi-
ble. También en biología, el ADN
no es conocido por su conjunto
de moléculas, sino por la inteli-
gencia (información inteligente, si
se quiere, o código genético) que
contiene. Las proteínas (materia)
son esencialmente creadas por
esta inteligencia. Y en los niveles
más fundamental incluso que la
energía. * En física, la energía
se describe como la cantidad de
trabajo que puede ser realizado
por una fuerza. La energía no tie-
ne dirección sino sólo magnitud
(escalar), pero la fuerza tiene las
dos, magnitud y dirección (vec-
tor). ¡Entonces estamos obligados
a volver a la fuerza! La inteligencia
constantemente exige crecimien-
to, desarrollo o progreso, y éstos
tienen que ir en una dirección
elegida por la misma inteligencia.
¡Me pregunto si la fuerza tiene su
propia inteligencia o ley!
Los científi cos también espe-
culan sobre cómo se transmite
la fuerza. Una teoría que han
propuesto es la de que hay unas
“partículas virtuales.” En física,
una partícula virtual es una par-
tícula que existe por un tiempo
y espacio limitados, una especie
de medio. En otras palabras, las
partículas virtuales sólo entran
en juego cuando hay interaccio-
nes de fuerzas (¿dirigidas por la
fuerza?). En física, el graviton es
una partícula elemental hipoté-
tica que media la fuerza de la
gravedad en el marco de la teoría
del campo cuántico. Si existe, el
graviton no tiene masa (porque
la fuerza gravitacional tiene un
espectro ilimitado).
Otro modo intuitivo de expre-
sar esto es decir que la materia,
virtual o real, es un fenómeno y
un medio de acción para la fuer-
Abril 2013 19
más básicos, estas acciones son realizadas por fuerzas (por ejem-plo: las fuerzas electroquímicas). La mayor parte de las funciones biológicas a nivel celular son fa-cilitadas por señales eléctricas dentro y alrededor de las células (a través de las membranas celu-lares). Las señales eléctricas den-tro de los organismos biológicos son generalmente conducidas por iones, como los iones de sodio, los iones de potasio y los iones de calcio. Los movimientos de los iones pasan por canales destina-dos a ello y tienen que ver con las fuerzas electroquímicas.
La fuerza, tal y como se usa en física, actúa en la formación de la vida cuando los 23 cromosomas del esperma masculino se com-binan con los 23 cromosomas de los óvulos femeninos; para trans-portar nutrientes y desechos a través de las membranas de las células y la pared del núcleo; en la división celular (el desdobla-miento del ADN que llamamos réplica); en la síntesis de las pro-teínas a través de la transcripción del ARN y en la contracción de los músculos. La coagulación de la sangre es fuerza y el sangrado es fuerza. Todas las funciones biológicas, a los micro-niveles, pueden ser reducidas a la acción de la fuerza electromagnética, gravitacional o nuclear (débil). El hambre es fuerza, la sed es fuer-za, el sexo es fuerza, el placer es
fuerza y el dolor es fuerza. La vida es fuerza y la muerte es fuerza. El pensamiento es fuerza, el deseo es fuerza; cada sentimiento es una fuerza.
Incentivado por las señales de una tendencia hacia la con-vergencia entre ciencia y espiri-tualidad, trato ahora de dibujar un paralelismo entre la fuerza (unifi cada) tal como se describe
en física y la fuerza (¿divina? u
omnipresente) tal y como se en-
tiende en la espiritualidad. Puede
que algunos rechacen cualquier
conexión entre la fuerza que des-
cribe la física y la fuerza entendi-
da en la espiritualidad, igual que
ocurre con la conciencia en la
ciencia (conocimiento basado en
el cerebro) y en la espiritualidad
(conocimiento omnipresente).
Pero yo veo una conexión, porque
tanto la fuerza de la física como
la fuerza omnipresente de la es-
piritualidad son aceptadas como
agentes de transformación. In-
tuitivamente, siento que son una
sola y la misma fuerza. Tal y como
un físico aplicaría la fuerza para
conseguir su planeado resultado
en la transformación de la ener-
gía y la materia, a mí también me
inspira evocar y aplicar la fuerza
espiritual, por la contemplación y
meditación en la fuerza que hay
detrás de todo cuanto existe y de
todo lo que yo experimento. El
objetivo es una transformación
en mi estado del ser, marcado por
20 Sophia nº 285
nosotros.Podemos volvernos religiosos
añadiendo la palabra “divino” como adjetivo a esta fuerza invisi-ble, pero omnipresente y cósmica (o divina). Y entonces podemos adorar esta fuerza divina invisi-ble. También podemos hacernos fundamentalistas religiosos or-ganizándonos en religiones divi-didas, a través de la creación de categorías fi cticias de esta fuerza
divina invisible, ¡incluso mientras
los científi cos se ponen de acuer-
do sobre la Fuerza Unifi cada! “¡La
ciencia es el mayor aliado de la
espiritualidad verdadera!”. En la
física también, la fuerza es invi-
sible y sólo puede ser “vista” a
través de su campo de energía y
la energía sólo es “visible” a tra-
vés de su trabajo (“la energía es
el trabajo realizado” es una defi -
nición de la energía en física). La
“fuerza divina invisible” también
es visible únicamente a través de
sus acciones y manifestaciones.
¡Las dos podrían muy bien ser un
solo y único principio!
En astrofísica, hay materia
oscura o energía oscura, que es
hipotética, a pesar de ejercer una
fuerza parecida a la fuerza gra-
vitacional de los cuerpos físicos
reales. Nuestro ego tampoco es
algo real, pero experimentamos
constantemente la fuerza del
ego dominante. El ego - yo (que
existe en un estado limitado o
fi nito o condicionado del ser) se
la ausencia de la dualidad y de
los confl ictos causados por ésta,
facilitada por la realización de
esta fuerza como única realidad
y manteniendo esta realización
en cada momento.
Vosotros sois fuerza, yo soy
fuerza y todo lo que hay entre no-
sotros es fuerza. Desde los niveles
subatómicos hasta los niveles
intracelulares de los organismos
vivos y todas sus funciones, in-
cluyendo los pensamientos y de-
seos del organismo humano; y a
todos los “macro” niveles, incluso
a niveles de galaxia, sólo la fuerza
está presente y es activa. En físi-
ca, se considera que el espectro
de la fuerza gravitacional es in-
fi nito u omnipresente. La fuerza
es omnipresente.
La fuerza omnipresente es la
única causa potente de todas las
experiencias, así que esta fuerza
también es omnipotente. Como la
fuerza es la creadora del “campo”
en el que actúa, la fuerza también
es inteligente u omnisciente. Esta
inteligencia de la fuerza tal vez
no sea similar a la inteligencia
humana. La inteligencia de la na-
turaleza es difícil de explicar con
palabras, pero incluye la detec-
ción de la necesidad u oportuni-
dad de actuar, la creación de un
campo de acción, y la actuación
para transformar con un sistema
de respuesta holístico, quizás
basado en un juego de leyes cós-
micas, no del todo entendidas por
Abril 2013 21
resistirá a la verdad de la única fuerza fundamental que opera de forma infi nita. Superando el
nivel del ego - yo, la fuerza indi-
vidual fi cticia “se disolverá” en
la fuerza universal, marcada por
el fi nal de una ignorancia fun-
damental y por la realización de
esta fuerza de realidad última o
conciencia suprema o espíritu.
Tal estado también se caracte-
riza automáticamente por una
reverencia intuitiva hacia esta
fuerza infi nitamente enorme (la
explicación literal de Brahman),
que es lo mismo que ser religioso,
en el sentido verdadero.
Mientras estaba refl exionando
sobre todo esto, me sentí inmerso
en un estado de paz inmensa. Al-
gunos pueden hallarse ya en este
estado de paz y puede que otros lo
alcancen por otros medios. Pero
si uno no se encuentra en un
estado de paz, puede refl exionar
sobre esto: “Hay una sola fuerza
que opera en mí y en los otros se-
res. El corolario es “no hay otros.”
Esa única fuerza es la base de
todo lo que es y de todo lo que
uno experimenta. El Dr. S. Rad-
hakrishnan decía que la religión
verdadera es la religión del espíri-
tu (espiritualidad), y que la quin-
taesencia de la espiritualidad es
el conocimiento de uno mismo (o
autorealización). El conocimiento
de sí mismo o auto - realización
es trascender el nivel del ego-yo
individualizado y hacerse uno con
la fuerza universal.
*NOTA: Un físico dijo que la energía
es más fundamental aunque sea un
campo de fuerza el que crea la ener-
gía; dicho de forma más científi ca,
transforma la energía de una forma
a otra (ya que la energía no puede
ni crearse ni destruirse), aunque no
se pueda sentir la una sin la otra.
Mi extensa búsqueda no obtuvo
el resultado de una ecuación que
establezca la relación entre fuerza y
energía. Sin embargo, me encontré
con las siguientes declaraciones de
varias publicaciones sobre la fuer-
za y la energía: la Fuerza es todo
agente que cause un cambio en el
movimiento de un cuerpo libre o que
cause tensión en un cuerpo fi jo. La
energía es la cantidad de trabajo
que puede ser realizado por una
fuerza.
La energía es almacenada en el
campo de la fuerza. La energía gra-
vitacional surge debido a la fuerza
gravitacional por la cual la materia
atrae a otra materia. La fuerza elec-
tromagnética crea transiciones de
energía. La energía puede ser reco-
nocida y cuantifi cada por su efecto
en la materia.
Uno puede pensar que la ener-
gía potencial deriva de la fuer-
za o puede creer que la fuerza
deriva de la energía potencial,
aunque este último enfoque
requiera una defi nición de la
energía que sea independien-
te de la fuerza que no existe
actualmente. La energía ci-
nética es la “fuerza viva” (vis
viva - Leonhard Eule, famoso
matemático suizo).
22 Sophia nº 285
Me gustaría empezar este artículo rindiendo un sin-cero homenaje a la gran
pionera de la Sociedad Teosófi ca,
Helena Petrovna Blavatsky, cuyo
papel eminente adquiere cada día
mayor importancia. Estas tres
consideraciones de varios acadé-
micos lo testimonian:
La Sociedad Teosófi ca, que ella
fundó, ha sido el mayor apoyo de
la fi losofía oculta de occidente y el
camino más importante hacia las
enseñanzas orientales para occi-
dente (J. Gordon Melton, 1991)
La importancia de la Teosofía
en la historia moderna no debe-
ría subestimarse. Las obras de
Blavatsky y otros autores no so-
lamente han sido una inspiración
para numerosas generaciones de
ocultistas, sino que el movimiento
ha contribuido notablemente a de-
volverles su herencia espiritual a
los pueblos colonizados de Asia del
siglo diecinueve (Robert S. Ellwood,
1989).
Helena Petrovna Blavatsky se
encuentra definitivamente entre
las mentes más originales y per-
ceptivas de su época. Inmersa en
el desordenado volumen de sus
dos grandes obras se encuentra la
forma rudimentaria de la primera
fi losofía del desarrollo psíquico y
espiritual que aparece en el mundo
moderno (Theodore Roszak, 1975).
Alguien dijo que la teosofía y la
LA TEOSOFIA Y LOS PROBLEMAS DELMUNDO ACTUAL
Antonio Girardi
La verdad no se halla en la India ni en ningún
otro país. La verdad está aquí, donde vosotros
estáis. No la busquéis en otra parte. La verdad
está aquí, donde vosotros estáis, junto con
vuestro dolor, vuestro sufrimiento, vuestra
desesperación y vuestra infelicidad.
(J. Krishnamurti)
Abril 2013 23
investigación espiritual no son ca-paces de explicar y, sobre todo, de resolver los problemas del mundo de la época actual. Podría decirse realmente que es todo lo contrario, porque la historia nos ha mostrado que las herramientas que califi ca-
mos de “prácticas”, como la eco-
nomía, la política o la sociología
no han sido capaces en el pasado,
ni lo son actualmente, de resolver
los problemas de la humanidad.
Hemos de preguntarnos cuál es el
motivo.
El momento histórico que es-
tamos viviendo parece ser rico en
posibilidades pero también en pro-
blemas, que sería inútil enumerar
ahora; ya los conocemos todos.
Este artículo refl eja la histo-
ria hasta cierto punto, con sus
vaivenes y altibajos que incluyen
esperanzas y fracasos, generosos
impulsos y temores, amor y nega-
tividad. No podemos decir que los
problemas actuales de la humani-
dad sean más o menos serios que
los del pasado.
En realidad, los problemas de
los seres humanos, al menos por
la parte de la historia que cono-
cemos, han sido siempre básica-
mente los mismos, y el desarrollo
exhaustivo de algunos niveles de
conciencia no han dado lugar a ese
desarrollo colectivo que esperaban
los Sabios de todas las épocas.
El sufrimiento y el dolor están
presentes en la vida de cada indi-
viduo y cada comunidad. Tal vez
deberíamos preguntarnos cuál es
el signifi cado oculto que tiene esto
para la humanidad. El Buddha
intentó dar una respuesta a esta
cuestión identifi cando como causa
del sufrimiento la impermanencia
de todas las cosas.
Los problemas de la huma-
nidad son básicamente el resul-
tado de la ignorancia, el miedo y
el egoísmo. Estos, a su vez, son
consecuencia del sentido domi-
nante de “separación”, es decir
una percepción fragmentada de
la realidad.
El hombre y la humanidad
solamente pueden resolver sus
problemas si reflexionan sobre
la complejidad de la vida, de su
Unidad y su realidad espiritual. El
planteamiento teosófi co está tejido
alrededor de la realización de este
punto, como una posible respues-
ta positiva a la situación, basada
en la libertad de investigación y el
concepto de la Unidad de la Vida.
En un texto de Sri Ram, publi-
cado recientemente en la revista
teosófi ca italiana Rivista Italiana
di Teosofía, leemos una valiosa
afi rmación:
La unidad y la diversidad se
resumen ambas en la Fraternidad,
que es una relación concreta que lo
abarca todo. La Fraternidad recono-
ce las diferencias, tal como ocurre
en una familia, pero nunca olvida
la unidad. Esta Fraternidad es la
clave para resolver todos nuestros
problemas; es una relación pura,
porque en ella no hay posesión. La
posesión implica el goce e inevita-
24 Sophia nº 285
Es fácil pensar, una vez más, en la enorme importancia que se le dio a esta idea de la Unidad de la Vida en Las Cartas de los Maestros y La Doctrina Secreta.
La unidad de todas las formas y posibilidades, el sentirse, incluso existencialmente, parte de todo, una forma fraternal de imaginar la existencia, nos acerca a lo que, al fi n y al cabo, es uno de los aspectos más misteriosos y fascinantes del hombre, a una vida comunitaria total y a la estrecha conexión entre los aspectos sociales individuales, entre el singular y el plural, entre la catarsis individual y la rica he-rencia familiar, cultural y racial.
En el fondo del hombre coexis-ten de forma natural una concien-cia explicativa y otra colectiva y las dos son divisibles sólo arbi-trariamente. Podemos también observar cómo, al explicar muchos problemas con los que se enfren-tan los seres humanos a distintos niveles (psicológico, existencial, político, social, etc.) y encontrar sus soluciones, hay una gran fuer-za simbólica que fundamenta la formulación budista de las Cuatro Nobles Verdades (la Verdad del Sufrimiento, del Origen del Sufri-miento, de la Cesación del sufri-miento, del Camino de la Cesación del Sufrimiento) y el Noble óctuple Sendero.
La humanidad es ciertamen-te consciente de sus problemas, pero lo es mucho menos de las causas. En este respecto la Sabi-
blemente conduce al confl icto.
El concepto de una relación pura es de extraordinaria impor-tancia, porque en nuestro mundo tridimensional la percepción de los problemas y su desarrollo tienen lugar en una dimensión espiritual y temporal. Realmente podríamos decir que la realidad que percibi-mos como tridimensional y tempo-ral es el “sitio” de los “problemas”. Al menos hasta que no interviene una comprensión superior, no hay base para la Unidad de la Vida y la consideración de que “una ver-dadera relación tiene que permitir que cada una de las diferencias se muestre en su esplendor único.
En la época actual la reali-dad de cada día nos muestra, en distintos aspectos, de qué forma la humanidad está íntimamente conectada en sus diferentes com-ponentes, independientemente de las diferencias culturales, del lugar geográfi co o de las tenden-cias políticas. Pensad en la facili-dad que tenemos para viajar, en lo que llamamos la “autopista de la información”, en Internet, etc. Pensad en el incidente de Cher-nobyl, de nuestro pasado reciente, que implicó de forma tan trágica a numerosos países y millones de personas de distintas lenguas, de valores distintos, y que viven en países que están a kilómetros de distancia. En este caso también la Vida, por más difícil que pueda ser, claramente quiso demostrar su carácter global.
Abril 2013 25
ber que no hay ningún hombre tan
desapegado en esta vida que ya no
se pueda abandonar a sí mismo.
Las palabras de Meister Ec-khart nos recuerdan la integridad de las enseñanzas de J. Krishna-murti, cuando dice:
En los recesos secretos de la
mente la verdad ha quedado apar-
tada por los símbolos, las palabras
y las imágenes; allí no hay misterio
alguno, son sólo pensamientos
agitados. En la concienciación y
las acciones consiguientes hay un
prodigio, hay apreciación y placer.
Pero el misterio es otra cosa. No es
una experiencia para identifi car, al-
macenar y recordar. La experiencia
es la muerte de ese misterio inco-
municable; para comunicar necesi-
táis palabras, gestos y expresiones,
pero para entrar en comunión con
“ese algo especial”, la mente y todo
vuestro ser se mantienen en el mis-
mo nivel, al mismo tiempo y en el
mismo grado de intensidad para lo
que llamamos misterioso. Esto es el
amor. Con esto queda revelado todo
el misterio del Universo.
Se necesita, pues, una aten-ta observación, el abandono de nuestra propia imagen y un gran sentido de la santidad de la Vida. Pero ¿cómo podemos conectar todo esto con la posible solución de los problemas sociales y existenciales, aunque sea de una forma dialéc-tica?
No hay duda alguna de que el universo de un hombre libre individualmente no puede hacer
duría Eterna nos ha dado muchas herramientas de comprensión y concienciación; sólo hemos de pensar en los principios del karma y la reencarnación.
Qué fascinante es la experien-cia de ir más allá de un nivel de conciencia hasta el nivel de la in-tuición, y más allá de la realidad de una existencia que ha estado demasiado condicionada, en un plano tridimensional, por la im-permanencia y la dominación de un “yo” ilusorio. Un “yo” limitado y lleno de “impresiones menta-les” siempre tiene que conseguir resultados (ya sean espirituales o materiales) para confi rmar su superioridad y diferencia cuando se compara con los demás.
¿Cual es, pues, el camino para llegar a ser plenamente conscien-te de todo? Para responder a esta pregunta, en ausencia de la ex-periencia directa en este aspecto, dejo hablar al gran místico alemán Meister Eckhart:
Primero tienes que abandonarte
a ti mismo, y al hacerlo, también lo
abandonas todo. Para ser sincero,
si un hombre abandonara un reino
o todo el mundo sin abandonarse
a sí mismo, realmente no habría
abandonado nada. Sin embargo,
si un hombre se ha abandonado
a sí mismo, aunque conserve su
riqueza, su honor o cualquier otra
cosa, ya lo ha abandonado todo…
Por consiguiente, vigilaros y aban-
donaros allí donde estéis: es lo más
importante de todo… Habéis de sa-
26 Sophia nº 285
más que abocar, de forma natural y como consecuencia directa, a una mejora de toda la estructura social; también parece razona-ble suponer que es precisamente desde el individuo que tiene que empezar a construirse la base de una nueva conciencia humana. Y precisamente por esto creo que el valor de la Utopía puede afi rmarse
otra vez en el momento actual.
A lo largo de la historia ha habi-
do ejemplos, y los sigue habiendo,
de experiencias que demuestran la
posibilidad y la belleza de una vida
basada en el respeto mutuo, en la
libertad de acción y en el trabajo
constructivo.
La Utopía acompaña al hombre
y la fantasía la reafi rma. Esta pa-
labra, por consiguiente, no parece
signifi car tanto “un lugar que no
existe” como “un buen lugar”.
En resumen, el lugar que no
existe podría también ser una di-
mensión que está siempre activa
allí donde la conciencia mira al bien
supremo.
Numerosas experiencias tes-
timonian el precioso valor de “va-
lentía en la acción” y de la “posible
Utopía”.
La historia nos ha demostrado
que la política y la economía, la
ciencia y la religión en sí mismas
no han sido capaces de resolver los
problemas de la humanidad. Ocu-
rre así porque la dimensión de sus
medios quedó arruinada por temor
a los “objetivos”, muchas veces sin
una base ética sufi ciente. Sin em-
bargo, es posible que responda a
muchos de los problemas actuales
en el mundo tal como existen. Es-
tas mismas respuestas pasan por
la concienciación de la dimensión
holística y por consiguiente global
de la realidad de la humanidad.
Es entonces a partir del indivi-
duo cuando empieza el viaje hacia
la realización de la Fraternidad,
una dimensión fi losófi ca y real en
cualquier momento. Una dimen-
sión que implica varios niveles de
Vida y el Individuo, nuestro cuerpo
y emociones, nuestros pensamien-
tos y sueños, y todas nuestras
relaciones.
En realidad, es en las rela-
ciones donde tiene que “haber”
Fraternidad, que en cualquier
momento es una condición que im-
plica a la personalidad y al alma y
que se realiza en el presente, en “el
aquí y el ahora”, mucho más allá
del placer que nos hace considerar
a alguien o algo en términos de lo
que nos gusta o no.
La Fraternidad está conectada
con la Unidad de la Vida y garan-
tiza, en sus formas variopintas,
la posibilidad de que “la relación
pura” exista, con una base sóli-
damente ética, que sea capaz de
“iluminar” colectivamente. En este
respecto el planteamiento Teosó-
fi co es también un planteamiento
que está lleno de esperanza y de
fuerza.
Me gustaría concluir con un
extracto de La Voz del Silencio, de
H.P. Blavatsky:
Abril 2013 27
El sendero que nos hace avan-
zar está iluminado por un solo fue-
go, por el fuego de la osadía que
arde en el corazón. Cuanto más
oséis, más obtendréis. Cuanto más
temáis, más se apagará la luz, y
es ella únicamente la que puede
guiaros.
(The Theosophist, enero 2012.)
ACTIVIDADES
RAMA ARJUNA
Jueves 4 (19h): Las escuelas esotéricas. 11 (19h): Inconvenientes de la lectura excesiva. 18 (19h): La ley espiritual en la naturaleza. 25 (19h): El hombre y el ideal. Josep Tarragó.
RAMA BHAKTI
Martes, (18h a 19,30h) Curso de Introducción a la Teosofía. M. Alier. S. Jurado. (19,30-20,30h):“La alegría del vivir, compartiendo la Teosofía” Coordina S. Jurado. (20,30-21,30h): Ritual de Sanación (sólo miembros).
2º y 4º miércoles de mes: (a las 17h.) - Grupo de estudio en el Ateneu de Sant Cugat delVallès. “Proemio de la Doctrina Secreta”. Coordinadora C. Elósegui.
Jueves (a las 17,30h.) Coloquio Teosófi co (18,30h) - Estudio sobre “La Simbología de la Vida del Cristo”. Coordina C. Elósegui. (a las 20h) Coloquio Teosófi co. (A las21h). Estudio de la DS (Tomo 1, “Las Stanzas de Dzyan”) - Coordinan C. Elósegui y M. Alier.
Sábados (a las 17,30h.) - Coloquios abiertos: Los retos de la vida diaria a la luz de la Teosofía.
Segundo sábado de cada mes (a las 17,30h). Coloquio teosófi co a cargo de los miembros de la Rama.
Segundo domingo de mes (10,30h-12h) Meditación ZEN. Coordina Pep Vergés.Tercer domingo de mes (mañanas) Grupo de Estudio sobre el libro “Yo soy Eso”.Mesa Redonda: actividad dirigida a familias con niños, interesados en el ce-
remonial.
RAMA CERES
Lunes, 8, 15, 22 y 29, Estudio de las Cartas de los M.M.Miércoles 17: Cine Fórum. Coordina Josefa Martín.
28 Sophia nº 285
Viernes: 5, 12 19: Taller de Auto-Transformación. Coordina: Usi García.Sábado 6. Taller: EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN (Asumiendo el dios inte-
rior). De 10,15 a 13,30 y de 17,00 a 20,00. José L. Mendoza.PROGRAMA ESPECIAL: Viernes 26 a las 17h, TV local con temas teosófi cos.
Clarisa Elósegui y miembros de la Rama Ceres.
Sábado 27, de 10,15 a 13,30 y de 17 a 19,30h, Taller-Conferencia: “LA VOZ
DEL SILENCIO”. Clarisa Elósegui.
Domingo 28 Excursión. (por determinar).
RAMA JINARAJADASA
Miércoles (18-20h). Tertulias teosófi cas: Estudio de textos teosófi cos. Medita-
ción, talleres, conferencias.
RAMA RAKOCZY
Lunes 1, 8 y 22 - Grupo de Meditación Activa y Ritual Dévico. – 15 - O.T.S.
Ritual de sanación. 29- Ritual Ola de Paz.
Miércoles 3 – Meditación a cargo de F. Béjar. Estudio grupal sobre “La Voz del
Silencio”. - 10 – Meditación a cargo de F. Pérez. Estudio grupal sobre “La Voz
del Silencio.” 17 – Meditación a cargo de J.L. Fernández. Estudio sobre La
Voz del Silencio. 24 – Meditación a cargo de F. Béjar. Estudio grupal sobre
la Voz del Silencio.
GRUPO DE ESTUDIOS TEOSÓFICOS DE GRANADA
Miércoles (20h). Reunión de estudio. Coordinador: Eduardo Ortega. Contacto:
GRUPO DE ESTUDIOS TEOSÓFICOS “LA RIOJA”
Todos los viernes (21h). Reunión pública.
Por esto debéis obrar rectamente, por consideración a lo recto, no con espe-
ranza de recompensa; debéis trabajar por consideración al trabajo, no por la
esperanza de ver el reultado; debéis entregaros al servicio del mundo, porque
lo amáis y no podéis dejar de entregaros a él.
Alos pies del Maestro. J. Krishnamurti