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REVISTA DE EXTENSIÓN Facultad de Ciencias Forestales y de la
Conservación de la NaturalezaUniversidad de Chile
ISSN 0718-2708Año 6, Nº 10, 2011
REPRESENTANTE LEGALJavier González M.
DIRECTORA Karen Peña R.
SUB DIRECTOR Gabriel Mancilla E.
COMITÉ EDITORIALMiguel Castillo S.
Tomás Karsulovic C.Rose Marie Garay M.
Amanda Huerta F.Adelina Manríquez L.Gabriel Mancilla E.
Karen Peña R.
EDICIÓN Y PRODUCCIÓNECITECNO E.I.R.L
Marcoleta 328 Of. 111, SantiagoFono: (02) 6659526
Contacto: [email protected]
COORDINACIÓN Y OPERACIONES
Francisco Perry O.
DISEÑO GRÁFICOFrancisco Curihuinca S. [email protected] Palacios A.
IMPRENTADiario EL SUR S.A
FOTOS PORTADAFac. Cs. For. y de la Conserv de la Nat.
(A. Manríquez) Paisaje Lenga (S. Donoso)
Paisaje Torres del Paine (K. Peña)Foto principal (Francisco Perry)
Las opiniones expresadas son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten.
Ambiente Forestal no se responzabiliza por el contenido de los avisos publicitarios. Se autoriza la reproducción parcial o total de sus contenidos
citando la fuente.
Según norma ISSN, el nombre de la revista se abrevia: Ambiente For.
INDICEINDICE
ÍNDICE ........................................................................................................... 1
EDITORIAL ..................................................................................................... 2
Dr. Rodolfo Gajardo Mitchell, Pionero Ambientalista...................................... 3 Gustavo Cruz M
Sustentabilidad ambiental y crecimiento económico ...................................... 7Matilde López M.
¿Qué motiva a las personas a conservar? El rol del biocentrismo en la valoración económica de la conservación .......................................................................... 14Mariana Zappi y Claudia Cerda
Una silvicultura flexible es la mejor política de conservación para los bosques................................................................................................ 22 Julio Torres Cuadros
El agua está: hay que saber retenerla y almacenarla para hacerla disponible... 27 L. Alberto González R.
Técnicas para estimar la disposición a pagar por conservación dela biodiversidad...................................................................................................31Carmen Luz de la Maza A., Claudia Cerda J., Manuel Rodríguez R.
Notas dendrológicas: Chañar (Geoffroea decorticans (Gillies ex Hook. & Arn.) Burkart). Árbol multipropósito de las zonas áridas del norte de Chile............ 36 María Teresa Serra V. y Gustavo Cruz M.
Estado sanitario de Ciprés de la Cordillera en Sierras de Bellavista, Región del Libertador Bernardo O’higgins, Chile.............................................................. 46 Camila Becker Klavin y Amanda Huerta Fuentes
Un nuevo método para estimar biomasa aérea bruta en pie para plantaciones de Pino Insigne en Chile................................................................................... 52 Patricio Corvalán V.
En memoria del Dr. Rodolfo Hernán Gajardo Michell
EDITORIALEDITORIAL
Durante siglos, el bosque nativo fue sometido a
un proceso de eliminación, para realizar principalmente
actividades agrícolas y ganaderas. Posteriormente a
fines del siglo veinte, también se sumó a este proceso
la industria de celulosa, que estableció parte de las
plantaciones de pino (Pinus radiata D.Don) y eucalipto
(Eucalyptus sp.) sobre terrenos que estaban cubiertos por
bosque. Este proceso de pérdida de superficie comenzó a
disminuir a fines del siglo pasado.
En la actualidad el escenario ha cambiado, las
grandes habilitaciones agrícolas realizadas en el centro
sur de Chile se han reducido, pero aun persiste en la
zona central el proceso de eliminación de bosques para
establecer cultivos agrícolas como viñas y paltos. Por otra
parte, las industrias asociadas a plantaciones con especies
exóticas, por decisión u obligación de los procesos de
certificación, han evitado o reducido significativamente la
eliminación de bosques.
Esta nueva situación se explica por una mayor
conciencia respecto al cuidado del medioambiente, que
se conjuga con una sociedad que valora crecientemente
el rol y las múltiples funciones que cumple el bosque
nativo. Dentro de éstas, hoy toma valor el uso maderero
asociado a la generación de productos elaborados
(muebles, puertas, artesanía entre otros) y especialmente
como fuente de energía a través de la leña o generación
de energía eléctrica, a partir de la madera de baja calidad
presente en los bosques, los cuales por su estado de
degradación actual, requieren de prácticas que mejoren
su condición.
El bosque nativo a pesar de lo anterior, presenta
un crecimiento superior al registrado en la mayoría de
las regiones templadas del mundo, lo que constituye
una oportunidad para potenciar la silvicultura, manejo y
economía de los bosques nativos de Chile.
En esta nueva etapa, donde también se está
reestructurando la institucionalidad forestal, se debería
considerar un fuerte apoyo a los pequeños propietarios
forestales. Esto, a través de asesoría y apoyo técnico
permanente para que se constituyan efectivamente en
actores principales de un nuevo sector forestal. Asimismo,
se debe perfeccionar los diferentes instrumentos de
fomento, entregando estímulos adecuados, que permitan
un fomento efectivo al uso sustentable de nuestro bosque
nativo. Además, se requiere que seamos capaces de
transmitir a la sociedad el valor de los bienes y servicios
que entrega el bosque nativo, como: regulación de ciclo
hídrico, biodiversidad, recreación y turismo, protección
del suelo, entre otros. Esto, junto con destacar el rol que
cumplen los bosques como sumideros de carbono (captura
de carbono), constituyendo su cuidado y recuperación
una efectiva medida para mitigar los posibles efectos de
cambio climático.
Finalmente, los desafíos siempre están a la altura
de quienes saben y tienen la convicción de enfrentarlos.
El tiempo dirá si como sector forestal, fuimos capaces de
superarlos exitosamente.
Sergio Donoso CalderónDr. Ingeniero Forestal
AcadémicoFacultad de Ciencias Forestales y
de la Conservación de la Naturaleza- Universidad de ChilePresidente
Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo
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Rodolfo Gajardo Mitchell nació el 25 de
marzo de 1947, en la Hacienda Chacabuco,
Región Metropolitana. Sus estudios básicos
los realizó en el colegio de la misma hacienda, para
posteriormente trasladarse en la década del 60 a
Santiago e ingresar al Liceo N° 6, Andrés Bello. En al
año 1965 ingresó a estudiar al Instituto Pedagógico
de la Universidad de Chile, obteniendo el título de
Profesor de Estado en Biología en 1975. Inició sus
actividades en la Universidad de Chile alrededor
del año 1966, desempeñándose como Ayudante de
Laboratorio. En 1974 asumió la Cátedra de Botánica
Forestal y posteriormente sería también responsable
de la Cátedra de Ecología Forestal, ambos de la actual
Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación
de la Naturaleza.
En 1986, alcanzó la jerarquía de Profesor
Titular. Posteriormente, obtuvo el grado de Docteur
en Sciencies, option Ecologie, 1997, Université
d’Aix- Marseille Francia.v
Entre los años 1986-1989 y 1992-1995 ocupó
el cargo de director del Departamento de Silvicultura
de la Facultad de Ciencias Forestales.
Rodolfo fue Profesor guía de un sinnúmero
de memorias de título y tesis de postgrado, que
estudiaron la flora y vegetación, así como también el
funcionamiento de los ecosistemas chilenos. Además,
colaboró como experto en distintas instancias
nacionales e internacionales en el área de ecología
aplicada, en lo referente a las especies en categoría
de conservación, Áreas Silvestres Protegidas y
restauración de ecosistemas. Su carrera académica se
materializó en proyectos y publicaciones científicas,
donde destaca el libro “La Vegetación Natural de
Dr. RODOLFO GAJARDO MITCHELL, PIONERO AMBIENTALISTA
Por: Gustavo Cruz MIngeniero Forestal, Dr. Recursos Naturales, Departamento de Silvicultura y Conservación de la Naturaleza
Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile. [email protected]
Figura 1: Rodolfo con alumnos del Magíster en Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza en
excursión en el cerro el Roble.
PERFIL ACADÉMICO
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…”Yo, que creo no tener ninguna importancia personal, tampoco
nunca me ha interesado mi imagen. Si me miro al espejo en las mañanas,
es solamente para no cortarme la cara cuando me afeito”…….
Correo a Ingrid Espinoza L., con motivo de la solicitud de una fotografía para un libro de la Fundación Pumalín (mayo 2010).
…”En el día de hoy, a pesar de todos los bienes y beneficios que
nos depara el progreso y la tecnología, derivados de una ciencia cada
vez más compleja, en la cual también cada vez hay más analfabetos,
presiento con dudas la persistencia de lo humano. Sin ser darwinista,
es claro que no tenemos ni los sentidos, ni los instintos y tampoco la
inteligencia para vivir en las ciudades y en los centros comerciales. Son
artificios, tales como las jaulas más confortables de un zoológico; ¿es
que la biología del tigre está hecha para una jaula, por muy espaciosa
que sea?”.........
…“Ha sido intentado establecer caminos y referencias en cuanto
a la relación del hombre con la Naturaleza. Una iniciativa importante,
y de larga data, fue establecer las áreas silvestres, y sus sistemas de
conservación y administración. Pero, esa es una construcción intelectual
que en nuestra cultura de chilenos no tiene raíces emotivas, ni social
ni cultural; no importa que en la escuela nos hayan hecho dibujar la
cordillera nevada ni que el himno nacional proclame un cielo azulado.
Chile. Clasificación y Distribución Geográfica”
de 1994, el cual sentó las bases científicas para la
consolidación del actual Sistema Nacional de Áreas
Silvestres Protegidas del Estado de Chile (SNASPE).
En reconocimiento a su labor académica de 45
años en la Universidad de Chile fue distinguido en el
2003 con la Medalla al Mérito Rector Valentín Letelier.
Recientemente ayudó a crear y desarrollar el programa
de Magíster en Áreas Silvestres y Conservación
de la Naturaleza, siendo el primer director de
este programa. Rodolfo, también colaboró con la
Comisión Nacional del Medio Ambiente y Ministerio
del Medio Ambiente, contribuyendo en la propuesta
de los sitios prioritarios para la biodiversidad de
Chile. Hasta sus últimos días participaba activamente
como profesor guía de alumnos del Magíster en
Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza e
Ingeniería de Recursos Naturales.
El sábado 17 de septiembre del año en
curso, se extinguió la vida de Rodolfo Gajardo,
despertando un sentimiento de gran dolor entre sus
colegas, estudiantes y amigos.
ALGUNOS PENSAMIENTOS
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La naturaleza y los recursos que provee son en lo inmediato, para
todos, las bases de un enriquecimiento inmediato. Aun escucho en mis
oídos la expresión ‘ hay que quemar el monte, para abrir campo”……
Hay elegantes teorías y propuestas derivadas de la biología de
la conservación. La biodiversidad y su conservación son el paradigma
vigente. Las especies amenazadas constituyen la panoplia que llama a
la primera atención. Los paisajes fragmentados parecieran ser el último
archipiélago de lo natural, y acuden a ellos muchos llamados de auxilio.
No es de creer mucho en eso, cuando se constituyen en puras razones
instrumentales, en equilibrio dinámico con los conflictos por el uso de
la tierra, que como es una sola ya cumplió su límite de albergue de una
sociedad humana pululante en apetencia por los recursos naturales.
Extractos de una introducción para el coloquio del programa de Magíster en Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza, en 2006.
Escribir sobre el aporte del
Profesor Gajardo a la conservación de
los recursos naturales del país, no es una
tarea difícil. Quizás el único problema
es poder hacerlo en este espacio tan
reducido. A pesar de cultivar un bajo perfil
(ver recuadro) y a veces, de personalidad
dura, Rodolfo fue una persona que marcó
en forma indeleble el pensamiento
académico y la vida profesional, de sus
estudiantes, amigos y compañeros en
la Universidad. Esto fundamentalmente
a través de sus cátedras, sus reflexiones
y amena conversación sobre los más
variados tópicos. Los cuales reflejaban
su amplia visión naturalista y su vasto
conocimiento de la historia natural y
cultural de éste país. Este conocimiento
fue clave para apoyar a CONAF en la
década de los ochenta, para la creación
del Sistema Nacional de Áreas Silvestres
Figura 2: Rodolfo en Vodudahue durante una visita al Parque Pumalín.
APORTE A LA CONSERVACIÓN DE LOS
RECURSOS NATURALES DEL PAÍS
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Protegidas del Estado (SNASPE) y a la sucesiva ampliación de éste, con ecosistemas
insuficientemente representados. Posteriormente ayudó a crear y desarrollar el programa
de Magíster en Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza, siendo su primer director.
Con este programa ayudo a formar especialistas capaces de desempeñarse
eficazmente en el medio profesional, en el ámbito de la Conservación de la Naturaleza, la
formulación de Políticas Públicas y la Gestión Ambiental, para contribuir a la conservación
de los recursos naturales de país.
Hasta sus últimos días participaba activamente en discusiones en el Departamento
de Silvicultura y Conservación de la Naturaleza, para generar un nuevo programa de estudio
de postgrado. Éste, debía permitir contar con especialistas con fundamentos ecológicos,
físicos, biológicos y culturales para sustentar el manejo de los recursos naturales y paisajes
vegetales. De esta manera, serían capaces de gestionar, armonizar y optimizar los distintos
usos del suelo en el marco de la gestión predial o patrimonial, teniendo en consideración
todos los posibles bienes y servicios que estos recursos pueden proporcionar, bajo un
esquema de sustentabilidad. El inicio de éste programa será, sin duda una evidencia latente
de la senda que Rodolfo nos ha dejado.
Figura 3: Rodolfo de excursión en el Cerro El Roble.
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SUSTENTABILIDAD AMBIENTAL Y CRECIMIENTO ECONÓMICO
Matilde López M.Ecóloga, Dra. Procesos Sociales y Políticas Lationamericanas, Departamento de Gestión de Bosques y Medioambiente.
Facultad de Ciencias. Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile. e-mail: [email protected]
¿EXISTE ARMONÍA ENTRE EL CRECIMIENTO
ECONÓMICO Y EL RESPETO POR LA
NATURALEZA?
Contesta Manfred McNeef (premio Nóbel
alternativo de Economía): “pretender que el
crecimiento económico y el respeto por la
naturaleza no sean compatibles es totalmente absurdo.
Ninguna actividad económica puede ocurrir si no
está sustentada por los servicios ambientales que la
naturaleza presta. Cuando hablo de “servicios”, me
refiero a aspectos que son absolutamente vitales, como
la fijación del nitrógeno, el ciclo hidrológico, el ciclo
del carbono y la fotosíntesis. Es decir todos los servicios
que la naturaleza nos presta y que los economistas dan
por vistos” (Chile Forestal, 2002).
Dentro de esta perspectiva es que los
economistas han buscado estimar precios para los
recursos naturales y de este modo, suministrar recursos
técnicos, o sea, métodos de valoración económica
ambiental fundamentados en la teoría neoclásica del
bienestar para su explotación racional. En general,
los métodos de valoración económica ambiental se
constituyen en “instrumentos analíticos” que aportan
para una técnica conocida como análisis costo
beneficio (ACB) (Nogueira, 1998).
Sin embargo, desde que la Comisión Bruntland
(1987) definió Desarrollo sustentable como “aquel
desarrollo que junto con responder a las necesidades
de la presente generación garantiza a las futuras
generaciones el derecho de la satisfacción de las suyas”,
ha existido un amplio debate en torno a lo que se debe
entender por desarrollo sustentable.
Su mejor aporte ha consistido en plantear “la
equidad intergeneracional” como una condición
necesaria para que a un estilo de desarrollo se le
denomine Desarrollo Sustentable. Este concepto no
existía anteriormente al menos como una exigencia en
la historia de la Humanidad (Yurgevic, 2004).
La escala de la actividad humana, y las
diferentes formas y manifestaciones de su intrusión en
los sistemas a nivel planetario puede llegar a afectar
la capacidad de éstos para proveer a la humanidad Figura 1: Embalse Tricao ubicado en la Región
de Valparaíso de Chile.
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de los recursos indispensables para su desarrollo. Los
ecosistemas son fuentes enormes de cantidades de
bienes y materias primas provenientes de los distintos
ambientes naturales que alimentan y hacen posible la
actividad económica de de los países.
El comercio internacional, es uno de los
motores de la actividad económica del mundo. La
actual ola de expansión y liberalización comercial
podría significar mayor eficiencia en la asignación de
recursos en el concierto internacional, lo que trae como
consecuencia una economía de intercambios a mayor
escala. Sin embargo, implica también un mayor estrés
sobre el medio ambiente, los ecosistemas naturales y
la biodiversidad.
Por otra parte, las políticas de desarrollo
científico y tecnológico tienen serios rezagos, sobretodo
en relación al componente de la biodiversidad.
La investigación científica y tecnológica sobre el
medio ambiente se realiza preferentemente acerca
de tecnologías limpias sin explotar en profundidad
los impactos ambientales de las tecnologías de uso
corriente (Gligo, 2001).
Según el Consenso de Washington, el
crecimiento tiene lugar merced a la liberalización,
destrabar los mercados, es el lema. Se asume que la
privatización, la liberalización y la macro estabilidad
generan un clima que atrae a la inversión, incluyendo
la extranjera. Esta inversión produce crecimiento. Las
empresas extranjeras aportan conocimiento técnico
y acceso a los mercados exteriores y abren nuevas
posibilidades para el empleo.
Dichas empresas cuentan también con acceso a
fuentes de financiación, especialmente importantes en
los países subdesarrollados.
El término desarrollo se entiende como una
condición social dentro de un país, en la cual las
necesidades auténticas de su población se satisfacen
como el uso racional y sostenible de los recursos
y sistemas naturales. La utilización de los recursos
naturales, estaría basada en una tecnología que
respeta los aspectos culturales y los derechos
humanos inalienables, es decir, que los diferentes
grupos sociales tengan acceso a organizaciones y a
servicios básicos como educación, vivienda, salud,
nutrición y sobretodo, que sus culturas y tradiciones
sean respetadas dentro del marco social de un Estado-
Nación, en particular.
Sin embargo en donde se adoptaron las
políticas del Consenso de Washington, por ejemplo,
los pobres se beneficiaron poco y nada del crecimiento
económico (economía de la filtración) que implica a
su vez desarrollo, porque éste, por sí solo, no siempre
mejora el nivel de vida de la población de un país
(Stiglitz, 2002).
Por lo tanto y volviendo a Prigogine, “el modo
apropiado de acercarse a la naturaleza, para aprender
de su complejidad y belleza no es a través de la
dominación y el control, sino mediante el respeto, la
cooperación y el diálogo”, para corregir los muchos
errores del pasado y de algunos actuales. En esta
perspectiva se analizará cinco ámbitos de actividad
humana donde es posible introducir cambios para
lograr una mejor armonía con el medio ambiente.
CAMBIOS AMBIENTALES E INTENSIDAD DE LOS
CONFLICTOS
Una consecuencia de los cambios ambientales
y de la escasez de recursos es el incremento de la
probabilidad de conflictos entre la población y los
países. Como lo explica Homer-Dixon et al. (1993)
citado por Mitchell (1999), la actividad humana puede
contribuir a la degradación del medio ambiente o a
la escasez de recursos bajo tres formas diferentes,
presentándose éstas solas o combinadas:
- Las actividades humanas pueden producir un
descenso en la cantidad y/o calidad de los recursos, si
éstos son usados en una tasa superior a su capacidad de
renovación (ej.: suelos, bosques, animales silvestres).
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Entonces puede decirse que se está viviendo más de
los propios recursos, que de los beneficios que pueden
proporcionar. Mas grave aún son los casos de usos de
los recursos no renovables a escala humana como la
explotación de minerales (plata, oro, cobre), petróleo,
o gas natural.
- Una segunda fuente de degradación o escasez
es el crecimiento poblacional que exige a la tierra
de cultivo y el agua deban repartirse cada vez entre
más gente, reduciéndose la cantidad disponible por
persona, y
- Un desigual acceso a los recursos o al medio
ambiente, resultando generalmente de unas leyes o
derechos de propiedad que fomentan la concentración
de la oferta en muy pocas manos, conduciendo al
resto de la población a la carencia y la pobreza. Una
consecuencia secundaria derivada de esta última,
puede ser el movimiento migratorio de una parte de la
población denominado “Refugiados ambientales”.
A continuación planteamos ¿cómo pueden
los Estados, generar condiciones para asegurar la
existencia de políticas ambientales y mejoramientos
de las mismas, y evitar los conflictos entre la población
y las empresas inversionistas?.
LA DESIGUALDAD ECOLÓGICA Y LAS POLÍTICAS
DE ESTADO
El concepto de ecología, ha sido desarrollado
en los llamados países del tercer mundo con el fin
de comprender más allá de un sistema biofísico o
natural, las relaciones de causa efecto que explican
el gran daño ambiental que a veces se produce con
consecuencias de irreversibilidad o el malestar social
de los núcleos urbanos densamente poblados.
El concepto de políticas de estado sirve
para ilustrar de qué manera la estructura de política
ecológica sirve para ampliar la visión en relación a las
interacciones de la población y el medio ambiente,
siendo éstas de gran ayuda para establecer prioridades
y las prácticas del Estado para estructurar el debate
sobre el cambio ambiental.
Para ser efectivos en el análisis es importante
identificar y entender las diferentes presiones de
quienes elaboran las políticas y las repercusiones que
ellas ejercen sobre los resultados y propósitos de las
mismas políticas.
En Chile (desde la creación de la Comisión
Nacional del Medio Ambiente, CONAMA, 1997),
por ejemplo, una de las líneas de trabajo en que se
ha estado avanzando para dar cumplimiento al uso
de nuevos instrumentos de la gestión de los recursos
naturales, es el desarrollo de las cuentas ambientales
y las cuentas satelitales de los recursos naturales. La
contabilidad ambiental consiste en la recopilación
y estructuración de la información estadística sobre
recursos naturales en un formato contable. Por eso es
un instrumento útil para la identificación de problemas,
para apoyar la toma de decisiones políticas y públicas
o, más básicamente, para estructurar de manera
coherente la información sobre los recursos naturales.
Se trata, por lo tanto, de un instrumento de carácter
macro que permite conocer la disponibilidad global de
los recursos y las presiones a las que están sometidos
para, de esta forma, desarrollar políticas que permitan
avanzar hacia la sustentabilidad (CONAMA, 1999).
Figura 3: Río San Pedro es el principal aporte superficial de agua al Salar de Atacama que se encuentra en la
Región de Antofagasta de Chile.
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LAS POLÍTICAS AMBIENTALES
LATINOAMERICANAS
Las sociedades latinoamericanas pueden ser
analizadas al igual que otras sociedades occidentales
que son parte del mismo sistema capitalista. La
situación de dependencia, la complejidad de las
relaciones étnico-clasistas, las modalidades de la
relación entre la sociedad civil y el Estado, y la propia
formación de éste bajo un modelo prefabricado en
Europa, invade y se apropia también del ámbito de lo
económico- ambiental.
La gestión ambiental en la región latinoamericana
toma como modelo las naciones del hemisferio norte.
Se evalúa la eficacia o la ineficiencia de las medidas
ambientales, dependiendo de cuan ajustadas estén
éstas a las normativas entregadas por EPA (Enviromental
Protection Agency) de USA, por ejemplo. La gestión
ambiental del norte se transforma en un espejo contra
el cual se compara la situación de América Latina y
de esa manera la agenda ambiental queda atrapada en
el contexto de los países industrializados (Martino y
Gudynas, 2005).
En todo caso la crítica a este exceso de
subordinación no implica caer en un aislamiento
que pueda rechazar los aportes que se hacen en otras
regiones. Son muy importantes los aportes sobre
la biología de la conservación, desarrollada en los
grandes centros de investigación de USA o Europa.
Sin embargo, éste debe hacerse bajo un análisis
crítico y maduro, identificando los aspectos positivos y
adaptándolos a los contextos latinoamericanos.
Fernand Braudel, escribió que “lo social es
una liebre muy esquiva”, metáfora aún más sugerente
cuando se la aplica a nuestras sociedades, entre otras
cosas porque atrapar a una liebre requiere, en buena
medida, destreza y habilidad en el manejo de los
tiempos. Estos “tiempos” se despliegan en tres campos:
el de la naturaleza, el de la sociedad y el de la cultura.
Tal despliegue se realiza muchas veces uno a expensas
de otro: por ejemplo, la destrucción a la Amazonia
por grupos de hombres, portadores de necesidades e
intereses sectoriales económicos y sociales, no atiende
al tiempo de la Naturaleza, ni al de las sociedades
y culturas autóctonas; se expande sobre la base de
una percepción temporal específica de las grandes
empresas. Es el tiempo de los dominantes avasallando
el de los dominados e indiferente a la revancha de
la naturaleza, cuyo tiempo de reconstrucción es más
lento que el ciclo de la ganancia o de la rotación del
capital”. Y continúa: “la convicción de la necesidad
de consolidar la democracia política, concebida
según los patrones del capitalismo y liberalismo euro
norteamericano, se traduce entre nosotros, en prácticas
que desconocen los valores culturales de etnias, -en
algunos casos mayoritarias- para los cuales el derecho
de la ciudadanía es irrelevante o inexistente.
Las nuestras son necesidades estructuralmente
desiguales en términos de clases, género, etnias y
cultura. Lo avallasador del modelo neoconservador,
potencia aún más tales desigualdades. Los aborígenes
siguen siendo “indios” hace quinientos años que el
colonialismo les borró su identidad originaria y los
unificó bajo ese rótulo, tanto como los pobres que se
hacen cada vez mas paupérrimos y los ricos cada vez
más opulentos” (Ansaldi, 1993).
SUSTENTABILIDAD AMBIENTAL Y
BIODIVERSIDAD
Se entiende por biodiversidad al “conjunto de
genes, especies, ecosistemas y paisajes en un momento
dado y un espacio determinado, considerados en
sus interacciones jerárquicas sucesivas de genes a
especies, ecosistemas y paisajes y viceversa”. Sin este
continuum, sin considerar las constantes interacciones
jerárquicas, la biodiversidad pierde mucho de su
valor operacional. Por otra parte, los paisajes todos
modificados por el hombre, todos culturales en distinta
medida. Constituyen el puente hacia la biodiversidad
cultural, el relais, (la posta o el paisaje de mando) entre
10
la evolución biológica y aquella cultural del hombre
(Di Castri, 1999).
Aunque esta definición completa y compleja
se tenga presente, la modernización periférica en
una economía cada vez más internacional parece
darse en forma casi simultánea en diferentes países de
América Latina, la industria deja de de ser el centro
de la actividad económica para concentrarse en los
servicios y las finanzas. Junto a la privatización de las
empresas públicas se inicia un proceso de desamparo
de sectores de la población que antes habían recibido
diversos beneficios sociales de Estado “proveniente” y
donde había una distribución relativamente uniforme
de los daños ambientales.
La lógica interna de este modelo económico-
social lleva a políticas que tienden a reforzar la
segregación social. Por lo tanto en la medida que
aumenta el interés por los temas ambientales y
la conciencia sobre ellos, el ambiente sano y la
biodiversidad pasan a ser una mercancía. Los espacios
verdes, limpios o de baja contaminación se valorizan
rápidamente y la lógica interna del mercado va
segregando a los grupos de menores ingresos hacia las
áreas más deterioradas.
Paradójicamente, el propio modelo socio-
económico contiene algunos mecanismos internos
que apuntan hacia una mayor protección ambiental.
Por ejemplo, en el área de la energía, funciona un
importante incentivo a usar menos energía, lo que
supondrá contaminar menos para producirla y llevará
a resaltar proyectos energéticos peligrosos como
son los nucleares y ciertas represas de gran impacto
ambiental. En otras palabras, mediante la presión
social, las grandes empresas encuentran cada vez
menos rentable ahorrarse las plantas de tratamiento de
sus efluentes contaminados y cada vez más rentable
mejorar su imagen ambiental frente a la comunidad.
Así, la percepción del medio ambiente y los recursos
naturales en América Latina será un espacio de intenso
conflicto, donde las sociedades irán descubriendo que
es un tema donde tienen mucho que ganar o perder
según sea la forma en que actúen y potencien sus
mecanismos de racionalidad ambiental.
En la actual sociedad de la información basada
en los servicios, la biodiversidad ofrece a la humanidad
los servicios ecológico esenciales: el reciclaje de los
elementos nutritivos y la descontaminación natural de
la tierra y del mar, conservación de la calidad del agua,
suelo y aire, la regulación de los sistemas climáticos,
los mecanismos de reproducción de animales y plantas,
incluyendo la polinización artificial, el control natural de
las plagas y de las invasiones biológicas, la conservación
de los paisajes incluso en sus dimensiones estéticas,
culturales recreativas y espirituales (Di Castri, 1995).
En una forma necesariamente aproximada,
Constanza et al. (1997) han estimado que los servicios
de los ecosistemas basados en la biodiversidad
representan en términos monetarios (trillones de dólares
por año) alrededor de dos veces el producto nacional
bruto adicionado, de todos los países del mundo.
En un sentido más general, la diversidad es
la estrategia de adaptación principal y esencial para
enfrentar situaciones complejas e imprevisibles. Esto
acontece desde siempre en los ecosistemas biológicos
y evolutivos, en los ecosistemas sociales y culturales,
en los sistemas económicos y en la interacción entre
los sistemas.
El avance del conocimiento de la importancia
de los sistemas tropicales o mediterráneos áridos, por
ejemplo, contrasta violentamente con su acelerada
destrucción. Este es uno de los mayores problemas
ambientales que enfrentan actualmente las comunidades
latinoamericanas y caribeñas, porque la pérdida de
especies y ecosistemas es muchas veces irreparable.
La causa estructural básica de la pérdida de
biodiversidad en Latinoamérica y el Caribe ha sido la
predominancia de una modalidad de desarrollo en el
sector agrícola y en las áreas rurales que se manifiesta
11
a través de la influencia llamada “Revolución Verde”
(Gligo, 1993). El mismo autor continúa: “la creación
de un material genético de alta productividad exigió
el uso de un paquete tecnológico basado en una
alta artificialización de los ecosistemas. Para poder
desarrollar su potencialidad el material genético
requeriría de fertilizantes, pesticidas y maquinaria
agrícola para la preparación de suelos, insumos y
maquinaria para el tratamiento de producto en la fase
de post cosecha”.
La introducción de este tipo de material
genético ha provocado erosión genética, debido a la
reducción de la biodiversidad dentro de una misma
especie. Esto se ha convertido en la causa principal
de la extinción de diversas especies y en una amenaza
global para la agricultura, dado que la diversidad es la
fuente de materia prima para la obtención de variables
mejoradas (Gligo, 2001).
El convenio de las Naciones Unidas para
salvaguardar la diversidad biológica ha destacado de
una manera trascendental la importancia no sólo de
conservar la biodiversidad. Sino que, ha enfatizado
en la necesidad de ligarla directamente al desarrollo
de los países. Señala además que, al ser los países
soberanos sobre su biodiversidad, se debe asegurar su
conservación y utilización sostenible, garantizando al
país y a su población una distribución justa, y equitativa
de los beneficios obtenidos.
CONCLUSIONES
El concepto de biodiversidad entendido como
un reservorio de posibilidades para ser utilizado
por la humanidad de diferentes maneras (ciencias
biomédicas, económicas, etc.) no ha sido valorado y
se ha considerado incipiente por los países, a pesar de
la enorme importancia que este conlleva, sin embargo,
las sociedades cuentan con mecanismos como para
utilizar los recursos en forma más eficiente o estimular
el uso de los recursos alternativos. La historia ha visto
elevarse y caer a numerosas civilizaciones y los seres
humanos, a diferencia de cualquier otra especie,
tendrán la habilidad de responder al desafío de la
búsqueda de su propio bienestar con innovaciones
tecnológicas, acuerdos de complementación entre
países y organizaciones institucionales, encargadas
de moderar las tendencias no racionales hacia la
depredación del ambiente y teniendo como única
meta plantear una nueva racionalidad bajo el concepto
de desarrollo sustentable.
BIBLIOGRAFÍA
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memoria, pero no solo por eso es mixto. En
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13
¿QUÉ MOTIVA A LAS PERSONAS A CONSERVAR?
EL ROL DEL BIOCENTRISMO EN LA VALORACIÓN ECONÓMICA
DE LA CONSERVACIÓN(1)
Mariana Zappi(2) y Claudia Cerda(3)
(2) Magíster en Gestión y Planificación Ambiental. Facultad de Ciencias. Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile. [email protected].
(3) Dra. Ingeniero Forestal. Departamento de Gestión de Bosques y Su Medioambiente. Facultad de Ciencias. Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile. [email protected].
(1) Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile
1. INTRODUCCIÓN
Actualmente, es ampliamente reconocido
que los sistemas naturales generan una
gran variedad de servicios ambientales que
pueden tener un impacto sustancial en el bienestar
humano (Costanza et al., 1997), que no están ligados
a la obtención de beneficios económicos. En el caso
por ejemplo de las áreas pertenecientes al Sistema
Nacional de Áreas Silvestres Protegidas (SNASPE) se
observa un incremento progresivo en las visitas a dichas
unidades1, aún cuando esto conlleva a costos asociados
al transporte, ingreso a las mismas, entre otros. Más
aún, existen evidencias empíricas que demuestran
que las personas estarían dispuestas a pagar un precio
adicional por conservarlos en calidad y cantidad.
1 Según la CONAF, el número de visitas anuales a las áreas pertenecientes al SNASPE es hoy dos veces y medio el valor registrado hace veinte años (http://www.conaf.cl/parques/seccion-estadisticas-de-visitacion.html).
Por otro lado, existen demandas crecientes,
-que se manifiestan como presiones antrópicas sobre
los sistemas naturales-, en relación al uso extractivo
de los componentes de los sistemas naturales para la
satisfacción de ciertas demandas socio-económicas,
tales como el agua, la tierra y demás insumos.
Ambos usos –extractivo y de conservación-
suelen ser incompatibles, dado que la provisión de los
servicios ambientales que impactan favorablemente en
la vida de las personas dependen de la integridad de los
sistemas que los proveen. Es preciso entonces disponer
de información que guíe la toma de decisiones sobre
el destino de los sistemas naturales, incorporando
al análisis los beneficios sociales a la par de los
económicos, en miras de una distribución socialmente
óptima de los recursos.
Adicionalmente, resulta necesario comprender
los procesos de valoración social de los sistemas
naturales para el desarrollo de medidas específicas y
14
planes de educación ambiental que sean posteriormente
apoyados por la sociedad.
En este sentido, el presente trabajo pretende
dar luces sobre las razones que mueven a la sociedad
a conservar y particularmente, desde un enfoque
socio-psicológico se analizan los procesos mentales
detrás de la valoración de los sistemas naturales.
Para ello, se analizarán los resultados obtenidos de la
aplicación conjunta de dos herramientas provenientes
de diferentes disciplinas científicas: una herramienta
de gestión ampliamente utilizada para la valoración
social de los sistemas naturales - el “método de la
valoración contingente” (MVC)-, y una herramienta
de la psicología y la sociología ambiental –las escalas
psicométricas-, sobre las cuales se profundiza a
continuación. Adicionalmente, se pretende contribuir
al robustecimiento del MVC en su capacidad
descriptiva y predictiva.
2. MARCO TEÓRICO
2.1. VALOR ECONÓMICO TOTAL Y CONCEPTO
DE EXTERNALIDAD
Según Barbier et al. (1997), el Valor Económico
Total (VET) de un sistema natural refleja el total los
beneficios que la sociedad obtiene del mismo, a
partir del uso de los bienes y servicios ambientales 2
(BSA) provistos por un área natural (ver también Pearce
y Moran, 1994). El VET se conforma por la agregación
del valor de uso (VU) y el valor de no uso (VNU),
donde el primero refleja los beneficios tangibles y el
segundo los beneficios intangibles que las personas
obtienen del sistema natural valorado. El valor de uso
se compone del valor de uso directo (VUD) e indirecto
(VUI) y valor de opción (VO). Los BSA que otorgan VUD
a un sistema natural, implican la explotación de los
bienes ambientales mediante actividades económicas,
2 Se refiere a las funciones ecosistémicas a partir de las cuales la sociedad se beneficia en algún sentido.
con extracción (materia prima) y sin extracción
(típicamente, recreación o turismo). El VUI se asocia
a los servicios ambientales (procesos naturales tales
como depuración de aire, regulación hidrológica, etc.)
que sólo pueden ocurrir en los ecosistemas de cierta
calidad natural. El VO se refiere al bienestar que les
produce a las personas saber que disponen del BSA
para su uso en el futuro. El VNU se forma por la suma
del valor de existencia (VE) y el valor de legado (VL),
ambos relacionados con cuestiones de tipo éticas
o morales, referidos a la satisfacción que pueden
experimentar los individuos por la mera existencia
de un sistema natural, aunque nunca hayan hecho
uso de los BSA que presta ni planeen hacerlo en el
futuro, y saber que el sistema natural está disponible y
en condiciones de proveer los BSA a las generaciones
futuras, respectivamente.
De todos los valores que componen el VET,
el VUD es el único para el que la materialización
de los beneficios tiene un correlato monetario, dado
que implica la transacción del BSA en un mercado
(Costanza et al., 1997). Sobre los demás resulta
evidente que cualquier persona puede asignarle VUI,
VO, VL y/o VE a un sistema natural, incluso aunque
nunca haya hecho uso directo del mismo, ni sepa
donde éste se encuentra físicamente, sin que este valor
se asocie a un precio de mercado.
En general, a la hora de tomar decisiones
acerca del destino de un área natural se prioriza la
maximización de los beneficios económicos que
ésta aporta, por lo tanto sólo se considera su VUD
en el análisis costo-beneficio desarrollado para tal
fin. De las definiciones antes dadas resulta evidente
que la explotación de los BSA que dan VUD al área
en cuestión, va en desmedro de los demás valores
que componen su VET, ya que en todos los casos se
requiere de la integridad del mismo para la provisión
de los BSA que generan los beneficios valorados.
Como consecuencia, parte de la sociedad experimenta
un detrimento en los beneficios obtenidos sin que
esto sea considerado. Este fenómeno es una falla de
15
mercado conocida como externalidad (Castiblanco
Rozo, 2003).
Existen numerosos estudios que sugieren que
el VUD representa sólo una pequeña fracción del
VET y por lo tanto, las externalidades pueden ser de
proporción con respecto al VUD (ver por ejemplo
Spash, 1997; Bateman et al., 2002; Freeman, 2003).
Una rama de la economía neoclásica denominada
economía ambiental, persigue la maximización
de los beneficios sociales por sobre los beneficios
individuales de quienes toman las decisiones. La
solución propuesta para internalizar las externalidades
es asignar un referente monetario a los VNU, VUI y VO,
para poder incorporarlos al análisis costo-beneficio.
2.2. EL MÉTODO DE VALORACIÓN CONTINGENTE
El Método de Valoración Contingente (MVC) es
una técnica que permite estimar el VL, VO y VE a partir
de las respuestas de los usuarios sobre la disposición a
pagar (DAP) por evitar la pérdida del sistema natural
valorado y los beneficios que de él se obtienen.
Para ello se vale de una encuesta -que representa un
mercado hipotético- en la cual se hace suponer que
está en riesgo su continuidad en el tiempo, en calidad
o cantidad. Junto con la DAP se pregunta por algunos
factores socio demográficos (FSD) como edad, género,
etc., que según la teoría clásica del consumidor son las
variables explicativas del comportamiento en estudio.
Posteriormente, se genera un modelo econométrico
con cierta capacidad predictiva y descriptiva de la DAP
como variable dependiente de los FSD, que representa
la curva de demanda de los BSA valorados.
Según la teoría del valor, las preferencias de las
personas dependen también de motivos personales,
sociales y del contexto de valoración (Spash, et al.,
2005; Ecosystem Valuation, 2006), por lo que se han
presentado fuertes críticas al método por el hecho de
valerse sólo de preceptos económicos. Autores como
Wierstra et al. (2001), Castiblanco Rozo (2003), Cooper
et al. (2004), Martín-López et al., (2007), basados en
la premisa de que el MVC explora los beneficios no
económicos de los BSA, (VNU y VUI), postulan que
la DAP debería verse también influida por motivos
no económicos, relacionados con cuestiones morales
y éticas, denominados en su conjunto factores socio
psicológicos (FSP). Adicionalmente, Booth (2000),
Kotchen y Reiling (2000), Pouta (2003) y Chen (2007),
manifiestan la necesidad de basarse en modelos mixtos
económico/psicológicos, sustentados en sus resultados
empíricos, que revelan una mayor robustez estadística
del MVC y se genera información adicional sobre los
procesos de valoración, incrementando entonces la
validez de constructo y de contenido respectivamente,
cuando se toman estas medidas.
2.3. FACTORES SOCIO PSICOLÓGICOS Y
DISPOSICIÓN A PAGAR
Un modelo comportamental desde el cual
se ha analizado de la influencia de los FSP sobre
la DAP es la Teoría de Acción Planeada (TAP)
(Fishbein y Ajzen,1975), que es aplicable a todas
las conductas voluntarias del ser humano (Randall
y Wolf, 1994; Sheppard et al., 1988), y es funcional
para interpretar el comportamiento del consumidor
según los principios microeconómicos que sustentan
al MVC, principalmente, la soberanía del consumidor
y la democracia del mercado. Según la TAP, el
determinante más inmediato de la conducta es la
“intención conductual declarada” entendida como la
decisión que manifiesta la persona de comportarse
de cierta manera (Ajzen, 1991). A su vez, la intención
conductual está modulada por una serie de procesos
mentales de base psicosocial y sus interacciones,
denominados en su conjunto “factores socio-
psicológicos”, que son los valores, las actitudes y la
cooperación condicional (Aguiar-Luzón, 2006; Estrada
Roca, 2006; Reyes, 2007). Schultz et al. (2005),
Schläpfer et al. (2006)y Kalantari et al. (2007) entre
otros, han demostrado que la DAP declarada a partir
del MVC se correlaciona en forma positiva con la
16
conducta ambientalmente responsable ejecutada por
los encuestados. En este sentido, se puede entender
la DAP como una intención conductual declarada
y su análisis requiere entonces de la incorporación
de los FSP como posibles explicativos de la misma,
que la mayor parte del tiempo no son considerados
(Pouta, 2003; Meyerhoff et al., 2007); López Puga y
García García, 2007; Barkmann et al., 2008). Según
Schultz (2002), el contexto social en que se desarrolla
el estudio de valoración influye fuertemente en la
relación FSP/DAP. Para el caso chileno, aún después de
una exhaustiva revisión bibliográfica, no se conocen
estudios que analicen la influencia de los FSP sobre
la DAP declarada en el contexto del MVC con lo cual
este estudio podría significar un aporte a las ciencias
sociales y a la validez de constructo del método para
su aplicación a nivel nacional.
3. ESTUDIO DE CASO. VALORACIÓN
CONTINGENTE: EXPLORANDO LA DISPOSICIÓN
A PAGAR POR SERVICIOS AMBIENTALES
DECLARADA POR USUARIOS DE LA RESERVA
NACIONAL LAGO PEÑUELAS.
A continuación se ilustra un estudio de caso
que fue llevado a cabo por las autoras de este artículo
durante el año 2010. El principal propósito fue valorar
socioeconómicamente los siguientes bienes y servicios
ambientales provistos por la Reserva Nacional Lago
Peñuelas: belleza escénica, conservación de especies
autóctonas carismáticas amenazadas y provisión
de agua potable a las ciudades de Viña del Mar y
Valparaíso. En particular se pretendió indagar sobre
la influencia de los FSP en las DAP por los BSA
mencionados, declarada por los usuarios de la Reserva.
El estudio se desarrolló in situ en la Reserva
Nacional Lago Peñuelas (RNLP) ubicada en la V Región
de Chile, a 20 Km de Valparaíso y a 100 Km de Santiago.
En su interior se han identificado 85 subcuencas,
que vierten sus aguas al Lago Peñuelas, un embalse
artificial que representa un importante reservorio de
agua potable para las ciudades de Valparaíso y Viña del
Mar. Además, las cuencas y el embalse proporcionan
el hábitat adecuado para el desarrollo de numerosas
especies autóctonas e introducidas, algunas de ellas
con problemas de conservación, y es la única área
de concentración de avifauna de importancia entre la
Región Metropolitana y la región de Valparaíso (Figura
1).Todos los años, numerosos visitantes acuden a la
Reserva, atraídos por la pesca en el lago, el avistamiento
de aves y demás animales en la zona de pic-nic, y por
la belleza del lugar.
Figura 1: Flora y fauna que puede encontrarse en la Reserva.(a) Zorro Gris. (b) Avifauna. (c) Orquídeas.
Cabe mencionar que actualmente el volumen
del lago es menor al 10% de su capacidad, debido en
parte a la sequía sufrida en ese año (Figura 2), pero
también a la extracción de agua por parte del proyecto
industrial e inmobiliario Curauma, y para el riego de
plantaciones locales, según manifestó Julio Figueroa,
director regional de CONAF a la prensa local3. Esta
situación redundó en un detrimento de al menos
10% en las visitas, una disminución del 10% de la
extracción de agua para el consumo humano y en
impactos significativos sobre la abundancia de aves
registrada en el último censo, según informó Claudio
Ilabaca, administrador de la Reserva.
3 http://www.mercuriovalpo.cl/prontus4_noticias/site/artic/20101223/pags/20101223002104.html;
17
3.1. METODOLOGÍA
Para el logro de los objetivos, se desarrolló
un cuestionario que constó de tres bloques: el
primero destinado a obtener la DAP por los servicios
valorados, el segundo y el tercero destinados a obtener
los FSD y FSP respectivamente. En primer lugar se
aplicó una versión “piloto”4 a una muestra de 100
personas durante el mes de Febrero de 2010. Luego
de su análisis se desarrolló el cuestionario definitivo,
que fue aplicado durante los meses de Septiembre y
Octubre de 2010 sobre una muestra de 320 personas.
En ambos casos la herramienta fue administrada por
encuestadores previamente entrenados a los jefes de
grupo mayores de 18 años seleccionados a través de
un muestreo aleatorio simple.
El bloque 1 correspondiente al mercado
hipotético se desarrolló a base de los lineamientos
propuestos por Arrow et al. (1993) para el diseño
de ejercicios de valoración contingente en la
determinación de valores de uso pasivo. Se
presentaron los tres BSA valorados y se hizo suponer
que existen amenazas antrópicas que ponen en riesgo
su provisión. Se indicó que una potencial medida que
4 Arrow (1993) sugiere esta medida para evaluar la com-prensión de las preguntas por parte de los encuestados (y así la validez interna del método), el tiempo de respuesta, y como parte del entrenamiento de los encuestadores.
está siendo evaluada es generar un fondo
destinado a evitar esta pérdida, que sería cobrado
a través de un incremento en el precio actual de la
entrada5. Se registraron las respuestas “si” o “no”6
sobre si seguiría viniendo a la Reserva ante el
incremento en la tarifa (codificados como DAP=1 y
DAP=0 respectivamente). También se preguntó por
las razones en caso de respuestas negativas y por el
porcentaje del fondo que destinaría a cada uno de los
tres BSA valorados.
En el bloque 2 se preguntó por el género, nivel
de ingresos y educación, lugar de origen, y número de
personas que aportan y de dependientes en el grupo
familiar.
El bloque 3 se conformó por una serie de
afirmaciones donde las personas debieron indicar
su grado de acuerdo o desacuerdo en una escala de
1 a 5. Las respuestas son las variables manifiestas y
observables de los procesos mentales (FSP) que se
desencadenan ante las afirmaciones en cuestión. Para
cada FSP se empleó un conjunto de afirmaciones
–denominada escala psicométrica- desarrollada y
validada por autores provenientes de la psicología
ambiental. El grado en que el individuo posee el FSP
en cuestión se calcula promediando las respuestas de
cada escala psicométrica. Tal promedio se empleó
como variable independiente en la regresión.
Los resultados obtenidos fueron procesados
en el programa estadístico SPSS versión 19.0. Se
calibró una Regresión Logística Binaria, que modela
la probabilidad de ocurrencia de sucesos dicotómicos,
en este caso estar o no dispuesto a pagar como función
de las variables independientes, FSP y FSD. El modelo
final se seleccionó a base de la robustez estadística del
modelo y de las variables que lo componen, con una
significancia de p<0,05, es decir, con una confianza
5 El incremento propuesto fue seleccionado en función al precio actual de la entrada. Este monto podría influir en las respuestas positivas o negativas a la DAP, por lo que se emplearon tres montos iniciales o “BID”.6 Denominado formato dicotómico simple.
Figura 2: Estado actual del Lago. Se evidencia el agrietamiento del suelo debido a la sequía y exposición al sol.
18
del 95% (Bateman et al., 2002). Se realizó una
transformación matemática a la ecuación mencionada,
para obtener la DAP media.
3.2. RESULTADOS
Según lo antes expuesto, se modeló la
probabilidad de estar dispuesto a pagar (DAP=1) en
función de los FSP y FSD. El modelo de regresión
seleccionado por su robustez estadística se ilustra
a continuación, las variables independientes en el
modelo se presentan acompañadas de su coeficiente
estadístico “b” cuya magnitud representa la intensidad
de la relación y el signo su sentido (directo o inverso).
Chile, que existen elementos de base psico-social
involucrados en el proceso de valoración de los BSA,
cuya influencia no había sido analizada hasta el
momento en la literatura científica del país
El cálculo de la DAPmedia arrojó un valor positivo
y estadísticamente significativo. Según las bases
teóricas del MVC, esto revela que la provisión de los
servicios valorados influye en forma favorable en el
bienestar de los usuarios de la Reserva, y por ende,
de acuerdo a la TAP han manifestado una intención
conductual positiva hacia su conservación, la cual
estaría prediciendo un comportamiento en esta línea
por parte de los encuestados.
Al analizar el
modelo estadístico
que explicó la
P(DAP=1) se observa
que el “biocentrismo” es una de las principales
variables que modulan la DAP. Éste FSP es una
orientación de valor según la cual la naturaleza tiene
valor por el simple hecho de existir, y por eso debe
mantenerse inalterada. Es decir que la intención de
conservar y la ulterior conservación está fuertemente
influenciada por el denominado “valor intrínseco” de la
naturaleza, más que por los beneficios que la sociedad
obtiene de los mismos. La “Ecología Profunda” es una
corriente de pensamiento dentro del nuevo paradigma
ecológico, según la cual las creencias de las personas
sobre los derechos de la biósfera, son motores decisivos
para gatillar las conductas que sean necesarias, para
preservarla. Así, la ecología profunda plantea una serie
de medidas y líneas de acción que aspiran a la creación
de sistemas sociales que sean diversos, simbióticos y
compatibles con los sistemas naturales, sin clases
sociales, autónomos y descentralizados. En este sentido,
se puede concluir que el hecho de que las personas
manifiesten una orientación de valor sumamente
vinculado a la ecología profunda es un primer indicio
sobre el cambio de paradigma social actual y da lugar a
estudiar potenciales medidas que puedan tomarse para
acentuar esta corriente en la sociedad.
P (DAP=1) = [1+(e-(-1,09 - 0,754 GÉNERO + 0,099 NIVEL DE INGRESO – 0,001 BID+ 0,602 BIOCENTRISMO))]-1= 0,79
Al introducir en la ecuación los valores
promedio de la muestra para cada uno de los factores,
se obtuvo la probabilidad de estar dispuesto a pagar
por un incremento en el precio de la entrada de un
visitante promedio que resultó de 0,79.Transformando
matemáticamente la ecuación anterior, se obtuvo
la DAPmedia que resultó ser de dos mil cuatrocientos
doce pesos chilenos por visitante, por visita7 . La
protección de especies carismáticas con problemas
de conservación sería el servicio que más bienestar
genera, seguido por la belleza escénica y por último, la
provisión de agua potable a Viña del Mar y Valparaíso.
3.3. COMENTARIOS FINALES
Luego de aplicar un ejercicio de valoración
contingente a los usuarios de la Reserva Nacional
Lago Peñuelas, se pudo concluir, por primera vez en
7 Por lo general, los estudios de valoración contingente clásicos (basados sólo en FSD como variables independientes de la DAP) calculan un precio final del área valorada, multiplican-do la DAP por el número de usuarios de la Reserva. El presente trabajo tuvo un enfoque cualitativo enfocado en el proceso de valoración, por lo que tal estimador no fue calculado.
19
4. AGRADECIMIENTOS
Las autoras agradecen a la Vicerrectoría de
Investigación y Desarrollo de la Universidad de
Chile por financiar el proyecto I 09/11-2: “Valoración
económica de no mercado de la biodiversidad
y servicios ambientales utilizando experimentos
de elección: Un estudio de caso en la Reserva de
Biósfera La Campana Peñuelas”, liderado por la Dra.
Claudia Cerda. El artículo aquí presentado fue parte
de las investigaciones del proyecto y corresponde
a un extracto de la Tesis de Magíster en Gestión y
Planificación Ambiental de Mariana Zappi, cuya
Profesora guía fue la Dra. Cerda.
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(Getzner, Spash & Stagl Ed.). London: Routledge.
298 p.
• WIERSTRA, E.; GEURTS, P.; VAN DER VEEN,
A. (2001) Validity of CVM related to the type of
environmental good; an empirical test. Integrated
Assesment, 2: 1-16.
21
UNA SILVICULTURA FLEXIBLE ES LA MEJOR POLÍTICA DE CONSERVACIÓN
PARA LOS BOSQUES
ANTECEDENTES
A raíz de la tramitación en el Congreso de dos
proyectos de ley: el que crea el Servicio Forestal Nacional
(CONAF) y el que crea el Servicio de Biodiversidad
y Áreas Protegidas (SBASP), diversas organizaciones
gremiales, académicas, ambientales y empresariales,
han comunicado sus planteamientos, apelando en
varias oportunidades a los conceptos de conservación,
preservación y protección de la biodiversidad. La
mayoría de las veces como sinónimos, y siempre como
conceptos antagónicos al uso y aprovechamiento
de los recursos naturales o, como también se le ha
definido peyorativamente: “a las acciones de fomento
productivo”.
En el centro de la discusión está la histórica
aspiración de grupos ligados a la protección del medio
ambiente, de lograr un mandato por ley, inequívoco y
sin excepciones, de que lo que se destina a conservación
no se toca. O dicho de otra manera, apelan a lograr por
parte del Estado el anuncio del undécimo mandamiento:
“No tocarás las áreas silvestres protegidas”.
De las exposiciones hechas hasta ahora en el
Congreso, todos coinciden en valorar la creación del
SBASP, sin embargo reconocen que bajo el actual
articulado, sus funciones son pocas y en ocasiones
antagónicas con la conservación (las concesiones
por ejemplo)
Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos
de conservación? ¿Qué es la conservación
como concepto? ¿Es aquello a lo que aspiran
los ambientalistas? ¿El no tocar? ¿O lo que los
profesionales forestales señalamos como Manejo
Forestal Sustentable (con mayúsculas)?
LA VISIÓN DEL MINISTERIO
DEL MEDIO AMBIENTE
La visión del legislador en el proyecto SBASP es
que el uso sustentable (y productivo) de los recursos
naturales no es sinónimo de conservación. Señalan
una clara e inequívoca línea divisoria entre lo que
es fomento productivo de lo que es conservación.
Defienden esta afirmación, señalando los múltiples
conflictos que una gestión conjunta de ambos objetivos
conlleva para las políticas públicas; gestión que
siempre tendería a privilegiar el fomento productivo
por sobre la conservación.
Al respecto afirman que, en el contexto de la
gestión pública, el manejo de las áreas protegidas, la
asignación de categorías de conservación a especies
nativas, y la aplicación de medidas de recuperación
o protección, deben entenderse como “actividades de
conservación”. Mientras que a las labores de promoción
del crecimiento y desarrollo de un sector a través de
Julio Torres CuadrosIngeniero Forestal. Secretario Ejecutivo del Colegio de Ingenieros Forestales
22
políticas, estrategias y planes, deben entenderse como
“actividades de fomento”.
En cuanto al uso sustentable, lo definen como
el uso productivo de recursos naturales renovables,
incorporando criterios mínimos de conservación de
suelos, agua y biodiversidad, los que, para efectos de
este proyecto de ley, deberán ser propuestos o visados
por el Ministerio del Medio Ambiente y aprobados por
el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad.
Estas afirmaciones se sustentan en el
convencimiento de que los ecosistemas son estructuras
simples y fácilmente divisibles,
constituyéndose en espacios
delimitados, con objetivos, políticas
e instrumentos diferenciados, sin
superposición de funciones entre
servicios “de fomento productivo”
y servicios “de conservación”. La
estructura y articulado del proyecto
de ley SBASP descansa sobre esta
falsa premisa.
UNA VISIÓN SECTORIAL DE LA
CONSERVACIÓN
¿Cuál es “nuestra” visión de la
conservación? Como definición, la conservación
es fácilmente asociada por la comunidad a un
concepto estático más semejante a preservación
(no intervención), que a un proceso dinámico,
dependiente estrechamente del uso de los recursos
naturales involucrados. “Sin producción, no hay
posibilidad de conservación”, señaló hace un
tiempo Johnny de Jong, biólogo sueco, especialista
en conservación de bosques y aguas, investigador
del Centro Sueco para la Biodiversidad y su
representante ante la UICN.
Esta afirmación tiene mucho sentido en
cuanto a que un ecosistema que no es objeto de
aprovechamiento productivo, no necesita ser objeto
de conservación. ¿Para qué?, la conservación es parte
de una ecuación que incluye el uso de los recursos
naturales. De ahí los planes de conservación definidos
como acciones de gestión ambiental o mejor dicho, de
gestión del riesgo ambiental asociado a la producción.
Sólo cuando existe un uso económico de
los recursos naturales, se genera una demanda por
conservación, es decir, una demanda por la adopción
Figura 1: Araucaria araucana, especie nativa de Chile
Figura 2: Lago Pirihueico a 68 km de Panguipulli en Chile
23
de procesos de aprovechamiento sustentables que no
amenacen la biodiversidad y la mantención de los
procesos ecológicos que ahí se producen. Este enfoque,
por cierto, debe definir una escala de actuación, desde
lo global a lo local, estableciendo prioridades de
conservación y niveles de impactos permisibles.
Bajo el anterior concepto, el enfoque de
regulación sectorial es particularmente importante de
impulsar, ya que el uso y protección de los recursos
naturales en Chile históricamente se ha regulado a
través de normativa sectorial, entre las que destacan la
ley de pesca, la ley de caza, la ley de bosques (1931) y
la actual ley de bosque nativo (2008)
Al presentar el proyecto SBASP, el Ministerio
del Medio Ambiente buscaría saldar la deuda que
presentaba la Ley 19.300 en el ámbito de la protección
de la biodiversidad y la regulación de los recursos
naturales. Sin embargo, en la práctica esta no es una
ley de biodiversidad, sino una ley de áreas protegidas
(AP), con unos discretos aportes a la gestión de la
biodiversidad fuera de las AP.
Este marcado enfoque hacia la regulación de
las áreas protegidas es una debilidad del proyecto de
ley, ya que coloca un énfasis mayor en una temática
que ya posee una institucionalidad, con funciones y
atribuciones claras (el SNASPE a cargo de CONAF);
en cambio carece de la profundidad en aspectos
fundamentales para la gestión de la biodiversidad
como es la protección de especies fuera del ámbito
de las áreas protegidas.
Para efectos de lograr una ley eficaz que
responda a los compromisos adquiridos por Chile,
a través de su Estrategia Nacional de Biodiversidad
(2003) y su Política Nacional de Áreas Protegidas
(2005), habría que plantear un proyecto de ley más
equilibrado, o bien sólo un proyecto de ley de áreas
protegidas y perfeccionar la regulación sectorial; la
que en el caso del sector forestal existe y está siendo
aplicada (Art. 19, Ley 20.283)
UNA DEFINICIÓN DE LA CONSERVACIÓN
SIN ENFOQUE ECONÓMICO
Una definición sectorial de la conservación no
implica que no se pueda avanzar hacia la valorización
del patrimonio natural y el capital ambiental de un
país en sí mismo. Más allá de una gestión de impactos
ambientales vía mitigación o compensación de
proyectos, o sectores productivos.
En este caso sí puede considerarse el concepto
de preservación, entendido como un tipo particular de
conservación; en que las intervenciones son mínimas
y se busca mantener los equilibrios ecosistémicos ya
existentes en el largo plazo. Sin embargo, lo que atenta
contra esta modalidad de protección es la propia
Ley de Bases del Medio Ambiente, que consagra la
intervención de las áreas protegidas en su artículo 10,
letra p. Es decir, todo parque, reserva, monumento o
santuario puede ser intervenido, siempre que no se
amenacen los objetivos de conservación por los cuales
se definió el área.
Al respecto es importante destacar que no
existe ningún artículo en el proyecto de ley SBASP que
modifique en este sentido la ley 19.300 de Bases del
Medio Ambiente; por lo tanto, las áreas protegidas no
estarán más “protegidas” en el SBASP de lo que lo están
ahora en el SNASPE. No hay que engañarse en esto.
Otro tipo de conservación que no involucra
una gestión de impactos ambientales futuros, es la que
se enfoca a la recuperación de pasivos ambientales
en ecosistemas ya degradados por una actividad
productiva efectuada en el pasado, en ausencia
completa de criterios de sustentabilidad (por ejemplo,
deforestación del sur de Chile por habilitación agrícola
mediante incendios forestales) En general estos pasivos
son responsabilidad de privados, pero terminan siendo
afrontados por el Estado. En el caso particular de Chile,
su actual estado de desarrollo económico no permite
abrigar esperanzas de que esta línea de actuación se
fortalezca en el futuro.
24
LOS ENFOQUES DEL ESTADO PARA UNA
POLÍTICA DE CONSERVACIÓN
Las políticas de conservación, a través de la
creación de áreas silvestres protegidas, es la principal
herramienta con que ha contado el Estado para proteger
la biodiversidad y el patrimonio natural del país. Sin
embargo, un aumento de superficie y representatividad
de estas áreas es un desafío difícil de alcanzar, dada
la escasa propiedad fiscal de terrenos con áreas
prioritarias para la conservación, especialmente en la
zona central del país. Dado lo anterior es fundamental
abordar la protección de la biodiversidad fuera de las
áreas protegidas bajo dos enfoques:
Impulsar el establecimiento de áreas protegidas
privadas. Este es el enfoque que explicita el proyecto
SBASP, el que sin embargo posee vacíos a la hora de
asegurar la conservación en el largo plazo, debido a la
facultad de los privados de desafectar voluntariamente
sus terrenos declarados previamente como protegidos.
No existe una obligación jurídica vinculante que
asegure la conservación en el largo plazo. No es la
opción que a mi juicio sea más atractiva.
Ampliar la participación sectorial en la
protección de los recursos naturales (suelo, agua,
flora, fauna) A través de un proceso de mejoramiento y
evaluación permanente de la legislación sectorial (ley
de caza, ley de pesca, ley de bosque, entre otras) Pero
especialmente, estableciendo obligaciones explícitas
de carácter ambiental en cada Ministerio y Servicio
Público, sea este productivo o no (finalmente todos
impactan al ambiente)
Existe una tercera opción: implementar un activo
programa de compra de terrenos privados por parte del
Estado, en aquellas zonas donde se encuentren áreas
prioritarias para la conservación. Es, sin embargo, la
menos factible de todas.
UNA SILVICULTURA FLEXIBLE ES
LA MEjOR POLÍTICA DE CONSERVACIÓN
PARA LOS BOSQUES
Pareciera que del análisis anterior, podemos
concluir que una mayor participación sectorial
en la gestión de la biodiversidad, ya sea en su
aprovechamiento productivo, en la recuperación de
sus pasivos ambientales o en su preservación a largo
plazo, pareciera ser la herramienta más adecuada para
dar cumplimiento a los objetivos de la ENB (Estrategia
Nacional de Biodiversidad, 2003):
“La biodiversidad se protege, conoce y utiliza
en forma sustentable por parte de toda la sociedad, de
forma de conservar los procesos ecológicos esenciales
de la biósfera y promover el mejoramiento de la
calidad de vida de las generaciones actuales y futuras”
(ENB, 2003; pág. 17)
En el caso particular de los bosques (y
formaciones xerofíticas de alto valor ecológico) Figura 3: Rio Fuy localizado entre los lagos Panguipulli y
Pirihuico de Chile
25
es impensable gestionar su biodiversidad sin la
aplicación del manejo forestal sustentable, concepto
acuñado hace más de cien años en Alemania, con
notoria anterioridad al Informe Brundtland de 1987.
Nuestro carácter de pioneros en la gestión sustentable
nos permite afirmar con énfasis que una silvicultura
flexible es la mejor política de conservación para los
bosques, estén éstos en áreas protegidas o sometidos a
presiones productivas.
La inviolabilidad de un área protegida no
resuelve todos los problemas de conservación de
especies o ecosistemas amenazados. Solamente al
definir adecuadamente los objetivos de protección,
la biodiversidad estará mejor gestionada a través de
políticas, planes y programas ambientales de carácter
sectorial, especialmente en lo que se refiere a los
recursos forestales.
Es fundamental como sector y como gremio,
derribar la falsa premisa de que la silvicultura
es sólo productiva y la conservación es cosa de
biólogos. Como asimismo rechazar explícitamente la
afirmación de que los ingenieros forestales no están
capacitados para enfrentar políticas integrada de
sustentabilidad del patrimonio natural que involucren
acción conjuntas de conservación y uso sustentable
de los recursos vegetales.
26
EL AGUA ESTÁ: HAY QUE SABER RETENERLA Y ALMACENARLA PARA
HACERLA DISPONIBLE.L. Alberto González R.
Dr. Ingeniero Forestal. Departamento de Gestión de Bosques y Su Medioambiente. Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile.
Mucho se habla respecto a la sequía que afecta
un extenso territorio del Chile Central. Sin
ir más lejos el 24 de Noviembre de 2010,
el MOP declaró como zonas de escasez hídrica las
cuencas de Petorca, Ligua y Aconcagua, y la comuna
de Quilpué, en la V Región; y a las cuencas de Cogotí
y Huatulame, y las comunas de Canela y Los Vilos,
en la IV Región. Si bien se han tomado esas medidas
que entregan algunas herramientas para ir en ayuda
de los propietarios de las zonas afectadas, también
han surgido planteamientos de diversas autoridades y
profesionales relacionados al tema. En un reportaje de
la Revista del Campo del 22 de Noviembre del 2010,
un investigador del INIA, el Seremi de Agricultura
de Valparaíso, el Presidente de la Asociación de
Agricultores de Copiapó, y el Presidente del Comité
de Aguas de la SNA, plantearon soluciones que siendo
de mediano y largo plazo, se enfocan más bien a los
efectos del problema y no a las causas.
En efecto, el promover la agricultura de
precisión, masificando el riego tecnificado, es una
medida que ciertamente contribuye a incrementar la
productividad agrícola al hacer más eficiente el uso del
recurso hídrico cada vez más escaso.
También, es entendible el interés por construir
más embalses para retener y aprovechar parte del agua
que se pierde en invierno. No obstante, hay que tener
presente que nuestra larga y angosta faja de tierra,
configura un relieve abrupto muy limitante para este
tipo de soluciones en las cuencas andinas. En el caso
de las cuencas costeras, más pequeñas y sin recursos
nivales, la alternativa de medianos y grandes embalses
estaría absolutamente descartada.
El evidente desequilibrio que existe en el país
en cuanto a la oferta y demanda del recurso hídrico
podría justificar el trasvasije de aguas desde ríos a
valles que están a cientos de kilómetros de distancia,
tal como lo propuso un dirigente de los agricultores de
la zona norte, sin embargo la inversión en acueductos,
dada la geografía existente, sería tan cuantiosa que
económicamente, por ahora, no es factible.
El último aspecto considerado en el reportaje
estuvo referido al uso eficiente del agua, es decir, que
los agricultores cuiden la forma en que riegan. Según el
planteamiento emanado de la SNA faltaría conciencia
y voluntad de parte de los usuarios del agua de riego
para mejorar la gestión del agua. El individualismo
del productor y su escaso o nulo interés por compartir
actividades de carácter asociativo constituye una sería
restricción para abordar y gestionar el tema del agua.
Los planteamientos expuestos son, en
determinadas situaciones, soluciones parciales al
problema del agua, no apuntan a erradicar la causa
27
principal de la crítica situación que vive un importante
territorio del Chile Central el avanzado deterioro
que presenta el funcionamiento de las cuencas
hidrográficas. Se trata de acciones dirigidas a los efectos
del problema y obedecen a respuestas obligadas
por ciertas circunstancias y que tendrían un impacto
momentáneo, tal como la medida anunciada en esos
últimos días, por el Director
Regional de Obras Hidráulicas
en la V Región, según la cual
se habilitarían 23 pozos, en los
ríos Ligua y Petorca. (La Segunda
13 de Febrero 2011) No se saca
nada con habilitar pozos si los
acuíferos carecen de agua por
falta de recarga, debido a que por
años no ha habido la infiltración
y la percolación suficiente.
Se podría creer que la
causa de la menor disponibilidad
de agua es la disminución de
las precipitaciones debido al
cambio climático. Esto podría
ser efectivo en alguna región si
la serie de registros históricos así
lo demostraran, no obstante, esto
estaría fuera de cualquier posible intervención local ya
que obedece a fenómenos que tienen una connotación
muchísimo más global.
Hecha esta aclaración, la principal causa de
la menor disponibilidad de agua en la mayor parte
del territorio del Chile Central y donde si es posible
intervenir, es el estado de deterioro que presentan las
cuencas hidrográficas. Estas unidades hidrológicas
se encuentran absolutamente colapsadas. Su
funcionamiento ha sido muy alterado y actualmente
se comportan con un acentuado régimen de
escurrimiento superficial. Por esa razón, la mayor parte
de las precipitaciones se pierden en el mar.
El clima del Chile Central se caracteriza por
una gran concentración de las precipitaciones en los
meses de invierno, lo cual dio origen a una cubierta
nativa adaptada a esas condiciones. Con esa cobertura
vegetal en las cuencas, el escurrimiento superficial era
escaso, había abundante infiltración y percolación, y
el agua se guardaba en los acuíferos alimentando los
cursos de agua durante los meses sin lluvia. Lo anterior
era la realidad que había antes del siglo XIX y que
nos muestran muchos escritores y naturalistas de esa
época. A finales del siglo 18 (1762), Miguel de Olivares
alababa a los ríos de Chile, los cuales “sangrando por
varias venas, suplen ventajosamente la sequedad de
algunos años”1.
Hasta la primera mitad del siglo XIX el
funcionamiento de las cuencas hidrográfica era todavía
1 Olivares, Miguel de. 1864. Historia Civil, Militar y Sagrada de Chile. Colección Historiadores de Chile. Imprenta Ercilla. Santiago.
2 Vicuña Mackena B.1877. Ensayo histórico sobre el clima de Chile. Imprenta El Mercurio, Valparaiso
Figura: Trabajos mecánicos y de revegetación combinados en la IV Región.
28
equilibrado. La precipitación caía
y una buena parte se guardaba
en el volumen de relieve de
las cuencas. Los suelos tenían
la capacidad hidrológica de
absorber el agua, hacer que esta
penetrase hacia las profundidades
y la porción de la precipitación
que escurría por la superficie
era mínima. Lamentablemente
a partir de la segunda mitad del
siglo XIX la situación cambió
drásticamente. Hubo hitos
como el descubrimiento del
oro en California y Australia
(1948-1951) que incrementaron
las demandas de cereal, no
obstante, sería la ignorancia y el
deseo de obtener una ganancia
inmediata a cualquier precio, lo
que daría origen al uso de los suelos muy por encima
de su capacidad. Fue en un corto período donde se
transformó el verde paisaje rural en tierras erosionadas
sin capacidad productiva y lo más dramático, sin la
capacidad hidrológica de retener el agua.
Hoy se habla de sustentabilidad, y cualquier
acción o intervención humana debe asegurar el
mantenimiento del potencial productivo para mantener
un medio ambiente sano capaz de sostener de buena
manera las futuras generaciones. Lamentablemente las
primeras generaciones del Chile Republicano, tuvieron
una actitud completamente egoísta, tal vez por
ignorancia y simplemente arrasaron con todo, dando
origen a un proceso de degradación cuyos resultados
hoy se están viviendo. Benjamín Vicuña Mackena,
en el año 1855 decía “En Francia, cada árbol está
marcado por el martillo protector del guardabosque,
en Chile también, pero la marca es del hacha que lo
va a voltear”.2
En el Boletín de la Sociedad Nacional de
Agricultura de 16 de Octubre de 1869, Julio Menadier
también denunciaba acerca del “modo bárbaro con
que han arrasado los tupidos montes que, tanto en la
montaña como en los planos, ostentaban las haciendas
de la Angostura, Compañía, Hospital, Cauquenes
y otras varias”, y seguía, “allí, donde en partes no
penetraba el sol detenido por el follaje de toda clase
de plantas, no se ve hoy un solo arbusto que sirva de
abrigo al ganado”3
Hay que aprender de nuestra historia y a
partir de ese conocimiento, buscar soluciones a los
problemas. Parte importante del territorio de las cuencas
hidrográficas, desde la IV hasta la IX Región, estuvieron
y aún están, en mayor o menor grado, dedicadas al
cultivo. En muchos casos por encima de la capacidad de
los suelos, con rendimientos insuficientes que justifican
la actividad sólo por tradición o debido a la precaria
situación económica del productor. Esta situación
ha acentuado el proceso de deterioro hidrológico en
la mayoría de las cuencas, sobre todo en el secano 3 Menadier, Julio. La cuestión de Bosques en Francia (Selva de Bernay) y Chile. Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura. 1869.
Figura 2: Trabajos mecánicos y de revegetación combinados en la IV Región.
29
Figura 3: Trabajos de restauración en Cerro Pajarito, en Illapel, IV Región.
costero y secano interior. Allí los suelos perdieron la
capacidad de absorber y esconder el agua, se volvieron
impermeables, la infiltración es nula o muy escasa, el
escurrimiento superficial es notable, el agua se pierde
durante el invierno y la disponibilidad de agua en los
meses sin lluvia en muchos casos no existe.
La solución para controlar la principal causa
de la escasa disponibilidad de agua es la restauración
hidrológica. Se trata de restablecer la capacidad de
infiltración de los suelos para que sean capaces de
absorber el agua de lluvia, esconderla en el volumen
de relieve de las cuencas y reducir el escurrimiento
superficial que se pierde en el mar. La restauración
hidrológica en todo caso no es una disciplina que
sea nueva, por el contrario, ha sido una práctica que
en Europa se inició a finales del siglo XVIII, luego de
la degradación de las cuencas hidrográficas en los
Alpes, Pirineos, Apeninos (en general en toda la zona
mediterránea), debido al incremento de las demandas,
principalmente de madera y leña, que generó la
revolución industrial. En USA, la necesidad de estos
trabajos sería muy posterior, comenzarían durante la
primera mitad del siglo XIX a raíz de los efectos que
provocó la degradación de las cuencas en los montes
Apalaches. En Chile, debido al subdesarrollo y su
escasa capacidad económica, a pesar de los graves
problemas existentes, sólo ha habido experiencias a
muy pequeña escala. El Cerro Pajaritos en Illapel es
una muestra muy interesante y exitosa. Allí los trabajos
se llevaron a cabo a finales de la década del 70 y no se
hicieron para disponer de agua para riego. El propósito
fue reducir los escurrimientos superficiales pues estos
inundaban y sedimentaban la plaza, y todo el centro de
esa localidad. No obstante, esa diferencia de objetivo
no hace diferente la metodología de la intervención.
En síntesis, la restauración hidrológica como
línea base de trabajo, complementada con medidas
como las ya propuestas, que son efectivas en
determinadas circunstancias, constituye el camino
correcto para asegurar a nuestras futuras generaciones,
un medio ambiente más sano y con mayores
posibilidades de sostener el Chile del mañana.
30
TÉCNICAS PARA ESTIMAR LA DISPOSICIÓN A PAGAR POR
CONSERVACIÓN DE LA BIODIVERSIDADCarmen Luz de la Maza A.(1), Claudia Cerda J.(2), Manuel Rodríguez R.(3)
(1) Dra. Ingeniero Forestal. Departamento de Gestión de Bosques y Su Medioambiente.Facultad de Ciencias. Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile. ([email protected])
(2) Dra. Ingeniero Forestal. Departamento de Gestión de Bosques y Su Medioambiente.Facultad de Ciencias. Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile. [email protected].
(3) Magíster Ingeniero Forestal. Departamento de Gestión de Bosques y Su Medioambiente.Facultad de Ciencias. Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile. [email protected].
INTRODUCCIÓN
Uno de los métodos más usados para valorar
bienes y servicios sin precio de mercado,
como la conservación de la biodiversidad,
es el método de Valoración Contingente (VC); y el
instrumento usado es el diseño de una encuesta. Pero,
al construir la encuesta de Valoración Contingente
quien investiga debe decidir qué técnica usar para
extraer de los encuestados la disposición a pagar (WTP
-willingness to pay)1. Los métodos que usan preguntas
abiertas que incluyen “juegos de valores” o tarjetas
de pagos (Tabla 1), proporcionan una estimación de
la máxima disposición a pagar de quienes responden
por el bien o servicio que se le consulta. Los métodos
que usan preguntas cerradas, que solicitan a los
encuestados si pagarían al menos un monto establecido,
proporcionan intervalos en los cuales descansa la WTP
de los encuestados.
Este artículo tiene por objetivo describir algunas
técnicas usadas en las encuestas para construir la
pregunta sobre disposición a pagar.
1 Los autores prefieren usar la sigla en inglés para no confundirla con DAP (“diámetro a la altura del pecho”, que se usa en disciplinas de medición forestal).
Tabla 1: Ejemplo de tarjeta de pago para preguntar por nivel de ingresos
ENFOQUES MÁS USADOS
Las preguntas de formato abierto (open ended)
constituyen el mecanismo más simple de obtención
de preferencias económicas de los individuos por
determinados bienes/servicios. El objetivo es no ejercer
ningún tipo de influencia sobre los encuestados al no
establecer ninguna oferta inicial. Entre los enfoques de
preguntas abiertas, lo más simple es preguntar “¿Cuál
es la mayor cantidad que usted pagaría por?” el bien o
servicio en estudio. Pero esto no proporciona una clave
31
sobre los valores implícitos del servicio y puede ser
difícil que responda la pregunta, especialmente si no
está familiarizado (a) con el bien o servicio en estudio.
Las preguntas abiertas, pueden también generar
problemas de comprensión o razonamiento en los
entrevistados, ya que en la vida real los consumidores
jamás se enfrentan a este tipo de preguntas cuando
intentan comprar algún bien (Fisher 2003). En muchos
casos los encuestados poseen un desconocimiento
importante de lo que podría llegar a ser una cifra
razonable, sobre todo, cuando nunca antes las
personas se habían planteado una cuestión de esa
índole. Ante una situación como ésta, es muy común
que se presente una elevada proporción de encuestados
que se abstengan de responder. A su vez, este tipo
de preguntas también da lugar a respuestas influidas
por intereses propios de cada encuestado por parte
del encuestado. Por consiguiente, las estimaciones
resultantes de esta variante no son del todo confiables
(O´Doherty, 2001).
En general, los datos de WTP que usan esta
aproximación se caracterizan por obtener estimaciones
muy gruesas o respuestas negativas. Los investigadores
tienden a tratar estos resultados como WTP=0,
asumiendo por lo tanto que el bien o servicio de interés
no tiene valor económico para el entrevistado, lo cual
no necesariamente es así.
Una alternativa es permitir que los encuestados
escojan su máxima disposición a pagar, desde una
tarjeta de pagos que tiene una lista de posibles valores
en pesos (o cualquiera sea la moneda del país en
donde se realiza el estudio).
Este formato de pregunta intenta solucionar
el sesgo de la pregunta abierta mostrándole a los
encuestados una serie de valores y se le pregunta
cuánto están dispuestos a pagar por el bien o servicio
ambiental en cuestión. En general, las cifras se ordenan
de mayor a menor y se le pide al encuestado que
seleccione una. Esta forma de extraer la WTP, también
simula mejor lo que las personas hacen en la vida
real cuando compran bienes o servicios a un precio
determinado. Probablemente ésta sea una tarea más
fácil, pero quien responde ve limitada su WTP a los
valores que aparecen en la tarjeta.
En las primeras aplicaciones del método de
valoración contingente, la WTP fue a veces extraída
usando protocolos iterativos (Randall et al., 1974).
En esta estructura iterativa, a los encuestados se les
preguntaba sobre cierta cifra para su WTP. Quienes
estaban de acuerdo con esa cifra se les ofrecía valores
más y más altos hasta que la persona decía “no”. A
quienes se negaban a pagar la cifra inicial se les ofrecía
valores más y más bajos hasta que la persona decía “sí”.
Aún cuando se encontró que este enfoque producía
sesgos en el punto de partida (i.e., la WTP final estaba
significativamente relacionada con el punto de partida)
no se abandonó puesto que éste se prueba con tres o
más puntos de partida diferentes. Si no hay diferencias
estadísticamente significativas en los resultados (de
las pruebas piloto), se usa cualquiera de ellos en la
encuesta final.
Los enfoques de preguntas cerradas que
solicitan a los encuestados si estarían dispuestos a
pagar un monto establecido por el bien o servicio en
estudio, requieren sólo de una respuesta “sí” o “no”.
Este formato de “tómelo o déjelo” es un símil a lo que
Figura 1: Dromiciops australis (Monito Del Monte), es un marsupial que se encuentra en el Parque Nacional Nahuelbuta, localizado en la Cordillera de Nahuelbuta,
Región de La Araucanía de Chile.
32
los compradores se enfrentan en el mercado real o
en el caso de los bienes públicos los ciudadanos se
enfrentan a un referéndum. En el caso de estos bienes
se ha demostrado que los formatos de preguntas
cerradas son compatibles con incentivos (Hoehn and
Randall 1987). Por esas razones estos formatos de
preguntas cerradas (elección dicotómica) han sido el
enfoque estándar para extraer la WTP. Sin embargo,
las preguntas de elección dicotómica también pueden
resultar en respuestas sesgadas y sobreestimar la WTP
al inducir en algunos casos el fenómeno denominado
“yes saying” (o responder siempre diciendo sí)
(Chaudhry et al., 2007).
La pregunta de elección dicotómica más simple
pide al encuestado si él o ella pagaría al menos $z por el
bien o servicio en estudio, donde z varía aleatoriamente
entre los encuestados a partir de una lista de valores
seleccionados por el investigador. Una respuesta afirmativa
a esta pregunta, sin embargo, indica solamente que la WTP
del encuestado descansa en un intervalo abierto (desde
$z hasta infinito). Por esta razón, una pregunta cerrada
inicial, es a menudo seguida por una pregunta diseñada
para disminuir el rango de la respuesta sobre WTP del
encuestado. Si el individuo dice que pagará al menos
$z por el servicio, se le
pregunta por un valor
mayor a pagar, $y, con
la esperanza que él o
ellas pagará menos que
“y”. En consecuencia,
se pueden construir
intervalos más ajustados
en los cuales descansa la
WTP del sujeto, lo que
resulta en un estimador
mejorado de la media/
mediana de WTP y de
los coeficientes que
entran en la función de
WTP (Hanemann et al.,
1991). En este contexto,
se ha sugerido que un
porcentaje del salario mínimo estimado ((i.e., 0,1% a
1,0%) sea usado como promedio de disposición a pagar o
dependiendo de la encuesta piloto como punto de partida
para distribuir posteriormente los intervalos basados en la
desviación estándar de las WTP.
Sin embargo, algunos investigadores han
detectado sesgos en los puntos de partida de pares
de respuestas iniciales y en respuestas a preguntas
de seguimiento/control (Herriges and Shogren 1996)
y trae a colación el tema de que tales preguntas de
seguimiento/control pueden inducir a rechazo,
especialmente si los encuestados interpretan el monto
a pagar sugerido en la elección dicotómica, como el
costo al cual el gobierno es capaz de proporcionar un
bien o un programa público. Para tratar el problema
de los montos de partida, muchos investigadores
recomiendan previamente al diseño de la herramienta
de valoración contingente, llevar a cabo un trabajo
con “grupos focales” o “grupos de control”, donde
se plantee una discusión abierta para fijar los valores
inferiores y superiores.
Otro tema importante es cómo deberían
seleccionarse los valores asignados a los encuestados,
Figura 2: Sierra Nevada dentro del Parque Nacional Conguillío, en la Región de la Araucanía de Chile.
33
en una encuesta de selección dicotómica, si la meta es
obtener estimadores estadísticamente eficientes de la
WTP. La selección adecuada de estos valores (referidos
como intervalos de las iteraciones) requiere de alguna
información inicial acerca de la distribución de la
WTP, la cual es usualmente obtenida (o verificada) a
partir de encuestas pilotos.
encuesta final. En forma alternativa, se pueden ubicar
intervalos de distancias de cuantiles iguales, donde el
número de cuantiles escogidos depende del número
de submuestras posibles dado el tamaño total de la
muestra.
PROCEDIMIENTO SUGERIDO PARA ESTABLECER
PUNTO DE PARTIDA E INTERVALOS DE
VALORES EN LA ENCUESTA DE VALORACIÓN
CONTINGENTE.
Basados en la literatura citada, para identificar
el punto de partida se sugiere utilizar un mínimo
porcentual (0,1) del salario mínimo (por ejemplo,
$1.500) como el promedio de disposición a pagar.
A partir de ese valor se distribuyen intervalos iguales
entre <$500 y > $2.500. La introducción de una escala
de valores favorece el proceso de selección que lo hace
más obvio a los entrevistados. A juicio de los autores,
esta forma se considera una manera más práctica de
obtener el punto de partida e intervalos en la encuesta
de valoración contingente, donde se propone también
que los rangos no sean más allá de cinco, para evitar
cansancio de los encuestados.
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Figura 3: Flor de Ochagavia lindleyana (Lem.) Mez. especie nativa de Chile.
Si la WTP tiene una distribución normal con
media µ y desviación estándar σ y, la primera meta
es estimar µ (promedio de WTP) eficientemente, el
principio fiducial de diseño de la literatura estadística
sugiere que son necesarios solamente, dos valores de
iteración y que los encuestados deberían estar divididos
en forma igual entre los dos valores. Específicamente,
los niveles de iteración σ, donde d depende del
tamaño de la muestra, pero *deberían ser iguales a
µ±d generalmente pequeño. Por ejemplo, si n = 5000,
d=0,241 (Alberini 1995). Si el investigador desea
estimar ambos (µ y σ) con una precisión razonable
los intervalos deberían estar lejos del centro de la
distribución, pero en la práctica no más allá de 15avo
y 85avo percentil de la distribución (Kanninen 1995).
Si hay incertidumbre sobre la forma de la
distribución, es aconsejable usar rangos de valores
más amplios. Una aproximación (Boyle et al., 1988)
es sacar puntos al azar a partir de la distribución
de la WTP (estimada en la prueba piloto) y luego,
usar los valores de intervalo correspondiente en la
34
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35
INTRODUCCIÓN
El propósito de este artículo es promover el uso
de especies nativas adaptadas a las condiciones locales
y entregar información útil para la implementación de
estrategias de restauración en las poblaciones naturales
de Chañar y/o con potencial para la generación de
nuevos hábitats en las zonas áridas y semiáridas de
Chile, así como el uso sustentable de sus recursos.
La vegetación de las zonas áridas y semiáridas
de Chile, al igual que otros países de la región, ha
sufrido fuertes alteraciones antrópicas, expresadas
principalmente en la deforestación y el sobrepastoreo,
causando perdidas en la productividad del suelo y en
la conservación de la biodiversidad.
Para aplicar programas de desarrollo de
restauración ecológica, sistemas agroforestales
o reforestaciones es indispensable disponer del
NOTAS DENDROLÓGICAS: CHAÑAR (Geoffroea decorticans
(Gillies ex Hook. & Arn.) Burkart) ÁRBOL MULTIPROPÓSITO DE LAS
ZONAS ÁRIDAS DEL NORTE DE CHILE(1)
María Teresa Serra V.(2) y Gustavo Cruz M.(3)
(2) Profesora de Biología y Ciencias. Departamento de Silvicultura y de la Conservación de la Naturaleza, Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile.
[email protected](3) Ingeniero Forestal, Dr. Recursos Naturales, Departamento de Silvicultura y de la Conservación de la Naturaleza,
Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile. [email protected]
(1) Agradecimientos: Fondo de Investigación del Bosque Nativo (024/2010)
conocimiento sobre aspectos de la biología, ecología,
propagación y manejo de las especies disponibles para
mejorar la domesticación, mejoramiento genético y
desarrollar técnicas de propagación y establecimiento
adecuadas para los diversos objetivos.
Las especies nativas o autóctonas son aquellas que
se presentan en una región, ecosistema o hábitat sin que
hubiera acción humana directa o indirecta. Los árboles
nativos pueden formar comunidades autosustentables
que no requieren de mucha mantención, se encuentran
adaptados a condiciones locales, presentando resistencia
natural al frío, sequías, enfermedades comunes y a
la herbivoría en mejor forma que con otras especies
introducidas. Ellas presentan asociaciones específicas de
micorrizas, con invertebrados, con agentes polinizantes
y dispersores, facilitando la reestructuración del hábitat
favoreciendo el establecimiento de mayor diversidad de
especies nativas.
36
El chañar, es un recurso multipropósito
nativo para zonas áridas y semiáridas
que presenta beneficios en cuanto a su
incorporación en proyectos de rehabilitación
ambiental, entre otros:
• Agrega belleza al paisaje y preserva
el patrimonio natural.
• Provee de alimento y hábitat para
la fauna nativa, especialmente
en relación a la alimentación del
picaflor de Arica (Estades et al., 2009)
• Sirve como recurso genético para un
futuro desarrollo de cultivos u otros
productos derivados.
• Disminuye la cantidad de agua
necesaria para la mantención de
áreas verdes.
• Requiere de escasas acciones si
ha sido plantado y establecido
adecuadamente.
• Produce un poderoso sistema de raíces
que contribuye a la conservación y
recuperación del suelo, controlando
la erosión, y moderando los cauces e
inundaciones.
• Como planta leguminosa (Fabaceae)
mejora la fertilidad del suelo, debido
a la simbiosis de sus raíces con
bacterias nitrificantes.
Sin embargo, también es considerada una
planta invasora de terrenos agrícolas, debido
a su excelente capacidad de retoñación, ya
que frecuentemente esta asociada con cultivos
agrícolas hortofrutícolas, especialmente como
cerco vivo y fuente doméstica de leña y carbón.
Tabla 1: Aptitudes de las plantas de interés para la restauración y la reforestación (INBIO, 2008) y aquellas presentadas por Geoffroea
decorticans (Chañar)
37
38
Figura 4: Abejas visitando el chañar en plena floración en la Quebrada de Chaca (XV Región) (Foto: Mario Gallardo,
Septiembre 2010)
39
40
Figura 6: Formación de Geoffroea decorticans, Prosopis alba, Baccharis scandens, Atriplex atacamensis, en terrenos alterados
en los alrededores de Socaire (II Región) (Foto: M. T. Serra)
41
42
1 Encuestas realizadas en 2005 en el ámbito del “Estudio etnobotánico y jurídico de las hierbas nativas de la comuna de San Pedro de Atacama”.
43
En los valles interiores de Arica-Parinacota, se
desarrolla una interesante interacción entre el ave,
Eulidia yarrellii el picaflor de Arica, considerada
especie en peligro crítico de extinción, y la floración
de Geoffroea decorticans, ya que su néctar provee de
alimento en periodo reproductivo (Estades et al., 2009)
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45
ESTADO SANITARIO DE CIPRÉS DE LA CORDILLERA EN SIERRAS DE
BELLAVISTA, REGIÓN DEL LIBERTADOR BERNARDO O’HIGGINS, CHILE
Camila Becker Klavin (1) y Amanda Huerta Fuentes (2)
(1) Ingeniera Forestal, Universidad de Chile. [email protected](2) Dra. Ingeniera Forestal Departamento de Silvicultura y de la Conservación de la Naturaleza, Facultad de Ciencias Forestales y
de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de Chile. [email protected]
El Ciprés de la Cordillera, Austrocedrus chilensis
(D. Don) Pic. Serm. et Bizzarri, es un árbol
endémico de los bosques templados fríos de la
región andino-patagónica y del Bosque Subantártico de
Chile y Argentina (Rovere, 2000) Es una de las coníferas
nativas más importantes de esta región, con mayor
rango de distribución latitudinal y única representante
del género. En Chile, conforma el tipo forestal Ciprés
de la Cordillera, que se distribuye desde las regiones de
Valparaíso (32º 39’S) a la de Los Lagos (44º 32’S), por
lo que es la conífera con mayor alcance septentrional
del país. No obstante, su distribución es discontinua,
presentándose mayoritariamente como poblaciones
aisladas de densidad media, y formando en ocasiones
bosques puros (Rodríguez, 2004; Donoso, 2006)
La biogeografía de A. chilensis es en extremo
compleja, pues esta especie tiene una historia
probablemente muy antigua, que quizás pueda
remontarse a más de 150 millones de años. Aunque las
poblaciones de esta especie pueden considerarse como
frecuentes y sus contingentes numerosos, la regresión
que ha sufrido en tiempos recientes es considerable
(Serra et al., 1986)
Según el catastro del bosque nativo, el tipo
forestal Ciprés de la Cordillera ocupa en Chile una
superficie de 44.996,2 ha, representando el 0,3% del
total de bosque nativo (28,9% del territorio nacional)
Sólo un 6,4% de la superficie total de este tipo forestal
se encuentra cubierto por el Sistema Nacional de Áreas
Silvestres Protegidas por el Estado (SNASPE) (CONAF-
CONAMA, 1999) En 2001, A. chilensis es clasificada
por la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN, 2001) en la categoría de especie
vulnerable. En Chile, esta especie se encuentra en
la categoría fuera de peligro (CONAMA, 2011) Sin
embargo, la protección legal ha resultado insuficiente
para frenar el proceso de degradación, especialmente
en las áreas más afectadas (Enricci y Massone, 2003)
Entre las principales causas de regresión de
la especie se encuentran las alteraciones de origen
antrópico tales como: incendios, explotación ilegal
de madera, habilitación de tierras para explotaciones
ganaderas y reemplazo por plantaciones de especies
exóticas de rápido crecimiento (Carabelli et al.,
2004) Y entre los disturbios naturales se encuentran
los movimientos sísmicos, el viento, las condiciones
climáticas, entre otros (Veblen et al., 2005)
46
Este árbol dioico puede medir hasta 20 m de
altura, es de hábito piramidal, con copa compacta,
habitualmente limpio de ramas en las dos terceras
partes de su longitud; el tronco es recto, de 1 a 2 m
de diámetro; su corteza es gruesa, áspera o rugosa. Sus
hojas son pequeñas, persistentes y escuamiformes. Las
flores son unisexuales, las masculinas son amentiformes
y los estróbilos femeninos son solitarios, compuestos
por cuatro escamas coreáceas, basifijas, dos de ellas
fértiles. Las semillas son dos por bráctea, o una en caso
de aborto (Serra et al., 1986; Rodríguez, 2004)
En cuanto a la fenología de esta especie,
el ciclo completo para la producción de semillas
ocurre en el período de un año. La diferenciación
de los amentos o conos masculinos ocurre alrededor
de marzo y los femeninos en mayo, la floración se
extiende hasta diciembre y la polinización ocurre
entre octubre y diciembre. La maduración de conos y
semillas ocurre de enero a marzo (Donoso y Cabello,
1978; Rodríguez, 2004)
A. chilensis es una especie semitolerante, cuyo
hábitat se determina por la altitud (desde 200 hasta
2.000 msnm) o por condiciones edáficas extremas
(Donoso, 2006) Los ambientes preferenciales para esta
especie son aquellos de alta montaña, donde crece
tanto en laderas rocosas de pendiente fuerte, como
en laderas bajas y en planos, generalmente ocupando
exposiciones norte u oeste, sobre suelos derivados
de cenizas volcánicas e incluso directamente sobre
escorias y lava (Serra et al., 1986) Es una especie
resistente a la sequía, a la acción del viento y con
capacidad de recolonizar sitios post-fuego (Grosfeld,
2002) Dado esta gran plasticidad, se la encuentra
compartiendo diversos climas con otras especies
forestales, formando bosques mixtos en asociación
con especies de Nothofagus [N. macrocarpa (A.DC.)
F.M. Vásquez & R.A.Rodr., N. obliqua (Mirb.) Oerst.,
N. glauca (Phil.) Krasser y/o N. dombeyi (Mirb.) Oerst.,
en Chile, y N. obliqua y N. antarctica (G.Forst.) Oerst.,
en Argentina]. Además, forma bosques puros de
grandes extensiones, o bosquetes aislados en bosques
marginales más o menos densos (Donoso, 2006)
Si bien a lo largo de la historia con regularidad
surgen nuevas plagas y enfermedades, el cambio
climático ahora introduce una serie de incógnitas en
la ecuación, a tal punto que es difícil prever todos
los efectos de este cambio. La modificación de las
A B
Figura 1: Sectores de estudio en Sierras de Bellavista, San Fernando. A. Austrocedrus chilensis-Nothofagus macrocarpa. B. A. chilensis-Pinus radiata.
47
temperaturas, la humedad y los gases de la atmósfera,
puede propiciar el crecimiento y la capacidad con
que se generan las plantas, los hongos y los insectos,
alterando la interacción entre las plagas, sus enemigos
naturales y sus huéspedes. Las transformaciones que
experimenta la cubierta vegetal de la Tierra, como la
deforestación y la desertificación, pueden incrementar
la vulnerabilidad de las plantas y los animales
que quedan ante las plagas y las enfermedades
(FAO, 2008)
El creciente interés por el manejo de los
bosques nativos, dada su riqueza científica, social y
económica, como fuente de diversidad biológica y
de diversas materias primas, hacen imprescindible
la necesidad de contar con información sanitaria
que indique de qué manera y en qué grado puede
verse afectado el ciclo reproductivo, desarrollo y
regeneración de las especies nativas para emprender
medidas de manejo del recurso con criterios de
sustentabilidad.
En Argentina, Donoso (2006) y Rajchenberg y
Gómez (2005) describieron las plagas y enfermedades
más comunes de A. chilensis. Dentro de las plagas
señalaron a: a) Insectos que afectan a raíces,
como Hylamorpha elegans, Phytoloema germani
y Guemmoforus niger, b) Ácaros de la familia
Tarsonemidae, que pueden producir daños en frutos,
ramas y follaje, dando origen a una típica formación
en roseta, c) Lepidópteros de las familias Elachistidae
y Tortricidae que se alimentan de frutos y semillas,
siendo Nanodacna austrocedrella la especie que
produce mayor daño, d) Barrenadores de tallo y raíz:
Nyctelia sp., Sericoides glaciales y Anthaxia concina,
y e) Dos especies succionadoras, Cinara tujafilina y
Cinara cupressi.
Entre las enfermedades más comunes indicaron
a: a) Enfermedades en las plántulas, como el moho
gris producido por Botrytis sp. o el Dumping -off por
Fusarium sp., b) Enfermedades del fuste, del tipo de
pudriciones de duramen debidas a una especie de la
familia Hymenochaetaceae o de albura generada por
Aphylloporales, c) Enfermedades foliares, como la roya
del ciprés que se presenta en áreas de bosque mixto y
la afección por Lophodermiun sp., y d) Enfermedades
de raíz producidas por Phytophtora austrocedrae
(Greslebin et al., 2007)
En Chile en 2003 se detectó a C. cupressi, un
áfido con gran capacidad de establecerse fuera de su
rango natural de distribución, que está afectando a la
familia Cupressaceae, especialmente a A. chilensis,
causando decoloración, defoliación y muerte (Baldini
et al., 2008)
Dada la escasez de antecedentes de la
sanidad de A. chilensis, el objetivo principal de esta
investigación fue caracterizar el estado fitosanitario
de dos rodales de esta especie, uno en asociación con
Roble de Santiago (N. macrocarpa) (CC-RS; Figura 1A)
y el otro en asociación con Pino Insigne (Pinus radiata
D. Don) (CC-PI; Figura 1B), situados en la localidad
C
A B C
C
A B C
Figura 2: Signos y síntomas de daño en A. chilensis. A. Escoba de bruja. B. Clorosis. C. Defoliación.
48
de Sierras de Bellavista, al sur-este de San Fernando,
en la Región del Libertador Bernardo O’Higgins, Chile.
En este lugar, el Ciprés de la Cordillera presenta una
particular situación de vulnerabilidad debido a la gran
presión antrópica, a la invasión de especies exóticas y
a los efectos de un incendio de gran magnitud.
El trabajo propuso además una metodología
de registro de problemas fitosanitarios y su aplicación
en terreno para poblaciones naturales de Ciprés de la
Cordillera. Con esta metodología se abordaron además
objetivos específicos que consistieron en identificar los
principales problemas sanitarios presentes en ambos
rodales y agentes de daño, junto con establecer niveles
y categorías de daño físico, para caracterizar de manera
general y comparativa ambas asociaciones de bosques.
Para el registro de síntomas y daños, se creó un
formulario de detección especialmente aplicado a para
poblaciones naturales de Ciprés de la Cordillera el cual
se utilizó en el muestreo de 50 árboles por rodal, 100
árboles en total, siguiendo la metodología de líneas de
muestreo por conglomerados, con una intensidad de
5 cada 1.000 árboles. Para el estudio de los agentes
causantes de daño se utilizaron diversas trampas
entomológicas y se realizaron prospecciones terrestres
al azar con visitas periódicas durante enero de 2008 y
mayo de 2009.
En cuanto a los
resultados es posible
indicar que dada la
particular situación de
este bosque, sometido a
la rigurosidad de diversos
factores como son: el
incendio, la presión
antrópica, la invasión de
especies exóticas y las
características climáticas
severas de los ambientes
de alta montaña, es que
los individuos que forman
parte del área de estudio por lo general presentan
expresiones morfológicas, estructurales y fisiológicas,
que varían de la situación normal para estos árboles
que si estuviesen en una situación de bosque natural y
menos perturbados.
De la caracterización fitosanitaria aplicada a los
rodales de CC-RS y CC-PI de la localidad de Sierras de
Bellavista, fue posible concluir que el rodal de CC-PI
presentó un mejor estado de vigor que CC-RS, ya que
este rodal presentó un menor número de individuos
afectados con síntomas y signos de daño.
Los principales problemas fitosanitarios para los
rodales de CC-RS fueron la escoba de bruja (Figura 2A),
clorosis (Figura 2B) y defoliación (Figura 2C), mientras
que para los de CC-PI la defoliación, resinación (Figura
3A), cancros (Figura 3B) y clorosis. La diferencia en el
estado de vigor y el grado de afección de los diferentes
síntomas y daños observados entre ambos sectores,
podría estar asociada a las características particulares
de micrositio que exhibe cada sector, donde una mayor
disponibilidad hídrica y de nutrientes lograría un mejor
desempeño fisiológico y estructural de los árboles,
haciéndolos menos vulnerables al ataque de insectos y
patógenos. Esto, sin dejar de lado la posibilidad de que
la asociación vegetacional, Ciprés de la Cordillera-
A B
Figura 3: Síntomas de daño en A. chilensis. A. Resinación. B. Cancro
49
Roble de Santiago o Ciprés de la Cordillera-Pino
Insigne, otorgue susceptibilidad o resistencia al sistema
conforme a la hipótesis de susceptibilidad/ resistencia
asociativa.
Sería interesante repetir el estudio en otras
poblaciones de Ciprés de la Cordillera considerando
poblaciones de ciprés puras y mixtas, contrastando
la calidad de sitio, regímenes hídricos, estructura de
la población e incluir la caracterización fitosanitaria
de las especies acompañantes. Por último, en total
se identificaron 31 especies de insectos asociadas a
bosques Ciprés de la Cordillera con Roble de Santiago
y Pino Insigne, contribuyendo así al conocimiento
de algunos problemas fitosanitarios asociados a A.
chilensis y fortaleciendo el manejo integrado de plagas
de esta especie.
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51
UN NUEVO MÉTODO PARA ESTIMAR BIOMASA AEREA BRUTA
EN PIE PARA PLANTACIONES DE PINO INSIGNE EN CHILE
Patricio Corvalán V. Ingeniero Forestal, Depto. de Gestión Forestal y su Medioambiente
Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Universidad de [email protected]
La medición de biomasa aérea - para fines de
evaluación de captura de carbono, nutrientes,
bioenergía o cualquier otro objetivo- es una
actividad técnicamente difícil, lenta, imprecisa y muy
onerosa (Baker et al., 1984), ya que involucra el diseño
de muestreo, medición y procesamiento de inventarios
forestales para la determinación de la estructura de los
rodales y la medición, secado y pesado de muestras
dendrométricas de fuste, ramas, corteza y hojas con
métodos destructivos. Por esta razón, la estimación de
la biomas aérea -a través de métodos no destructivos-
han cobrado cada vez mayor importancia (Whitbeck
y Grace, 2006), destacándose entre ellas el uso de
modelos alométricos ya construidos para la estimación
de los componentes de la biomasa de los árboles en pie
y el uso de estimadores de razón entre los diferentes
componentes de la biomasa aérea.
Los estudios de biomasa a nivel local, comunal,
nacional y regional han sido cada vez más numerosos
en el mundo, y se han originado por la creciente
demanda de la sociedad civil y gubernamental para
cuantificar, y generar políticas orientadas a mitigar y en
lo posible disminuir los desequilibrios producidos en la
naturaleza por el uso intensivo de estos recursos para
el abastecimiento de energía, alimentos y el consumo
de combustibles fósiles.
Los acuerdos internacionales en materia de
reducción de emisiones de gases de efecto invernadero
y los mecanismos de desarrollo limpio (MDL), requieren
estudios detallados de secuestro y emisión de carbono
para establecer políticas de incentivo, y mecanismos
de negociación en el cumplimiento de estos acuerdos.
Así algunos países están desarrollando sistemas de
monitoreo e inventarios de secuestro de carbono como
por ejemplo en; Australia (National Carbon Accounting
System, 2000), Canadá y los países del hemisferio
norte (Canada’s National Forest Carbon Monitoring,
Accounting, and Reporting System, Goodale et al.,
2002), la Unión Europea (EUROFLUX, Valentini et al.,
2009) y China (Piao et al., 2009) entre otros.
En Chile a la fecha, se han realizado escasos
trabajos en cuantificación de biomasa, siendo los
principales la construcción de ecuaciones alométricas
52
para especies del bosque nativo, a través del Proyecto
FONDEF D98I1076 (Schelgel, 2001; Gayoso et al.,
2002; Gayoso y Guerra, 2005), los trabajos de la GTZ
en materia de disponibilidad de materia prima para
Bioenergía (Bertrán y Morales, 2008; Emanuelli y Milla,
2005) y algunos artículos científicos (Gómez, 1976;
Veblen et al., 1979; Prado y Aguirre, 1987; Aguirre e
Infante,1988; Toral et al., 1988; Pérez y Rojas,1991;
Sáez, 1991; Caldentey, 1992; Ferrando, 1994; Leiva,
1995; Garib, 1996;Rodríguez et al., 2003; Guerra et
al., 2005; Muñoz et al. 2005; Quintana, 2008; Donoso
et al., 2010).
En este marco de acción, el Departamento
de Gestión de Bosques y su Medioambiente de la
Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación
de la Naturaleza de la Universidad de Chile, acaban
de publicar el libro “Tablas de estimación de biomasa
aérea bruta en pie para plantaciones de Pino Insigne
(Pinus radiata D.Don) en Chile” (Corvalán y Hernández,
2011), que es un texto que contiene estimaciones de la
biomasa aérea en pie, desagregadas en biomasa fustal
hasta distintos índices de utilización fijos de 0, 10, 15,
20 y 30 cm. así como biomasa no fustal, que incluye
corteza, ramas y acículas (Figura 1). Las tablas, se
presentan en combinaciones de diámetros límites que
incluyen casi todas las opciones de uso alternativo de
los rollizos de interés comercial.
Las tablas cubren la totalidad de las áreas
plantadas con Pino Insigne en el país: desde el sector
costero desde Valparaíso por el norte hasta el sur de
Purranque y la Precordillera Andina desde Talca por el
norte hasta Loncoche por el sur. También, se incluye en el
Llano Central la zona de Arenales. En términos de manejo
se consideran los principales esquemas de cultivo,
incluyendo plantación sin manejo y plantación manejada
con destinos pulpable, multipropósito e intensivos.
Las tablas de biomasa aérea fueron calculadas
a partir de: tablas de rendimiento del proyecto Modelo
Nacional de Simulación de Pino Insigne en su versión
RADIATA PLUS v.5, modelos especialmente construidos
para determinar los porcentajes de biomasa por
componentes y densidades básicas de la madera. Los
datos utilizados para la construcción de los modelos
fueron 118 rodales medidos principalmente en
Australia y Nueva Zelandia. Las densidades utilizadas
fueron las reportadas por Cown y Mc Conchie (1982).
Las tablas de estimación de biomasa aérea
que se presentan en el documento están dirigidas
a quienes estén interesados en la cuantificación de
los componentes de la biomasa aérea en bosques
en pie plantados con la especie Pino Insigne y que
tengan interés en evaluar proyectos relacionados con
la biomasa de forma simple y rápida. El principal
Figura 1: Portada del libro “Tablas de estimación de biomasa aérea bruta en pie para plantaciones de Pino insigne
(Pinus radiata D. Don) en Chile”
53
estímulo para la elaboración de este trabajo está en
el creciente interés por evaluar nuevos proyectos
de uso económico de la biomasa, y está dirigido
especialmente a los pequeños y medianos productores
forestales que no disponen de recursos económicos y
profesionales para realizar la laboriosa y cara tarea de
cuantificar la biomasa.
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