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Novena a la Virgen del Carmen Día 1º: El "Sí" de María

CANTO Eres Madre muy sencilla, criatura del Señor, Virgen pobre, Madre mía, llena de gracia y de amor. Fuiste arcilla entre sus manos y el Señor te modeló, aceptaste ser su esclava siempre dócil a su voz.

Yo quiero ser arcilla entre sus manos, yo quiero ser vasija de su amor. Yo quiero ser arcilla entre sus manos, yo quiero ser vasija de su amor. Quiero dejar lo mío para él.

Acto Penitencial La mujer nueva

La historia del Antiguo Testamento empieza con una madre: Eva, la madre de los vivientes. La del Nuevo Testamento, con otra madre: María, la madre terrenal del "Dios viviente". Eva engendró a Abel, que fue muerto por su hermano; María engendró a Jesús, que fue muerto por sus hermanos. Entre estas dos madres, la autora de la culpa y la coadjutora de la redención-, enciérrase el drama humano y divino que va desde la luz de la creación al resplandor de la Ascensión. Eva introdujo el pecado en el mundo y fue expulsada del Paraíso terrenal. María nació sin pecado y abrió a todos, -gracias al único hijo de su vientre-, el Paraíso celestial. Giovanni Papini

ORACIÓN Bendito seas Señor, Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que escogiste a la Virgen María para ser madre de tu Hijo y quieres que todas las generaciones la bendigan. Ya que María aprendió a amarnos amando a su hijo primogénito, ayúdanos a servirte mejor cantando tus alabanzas. Ensancha nuestros corazones para que todos nos reconozcamos como hermanos y hermanas y adoremos a tu Hijo, Jesucristo nuestro Señor, por los siglos de los siglos. Amén.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro del Génesis 3, 9-15, 20

Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre:

"¿Dónde estás?"

Él contestó" "Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí."

El Señor replicó: "¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te

prohibí comer?"

Adán respondió: "La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí".

El Señor dijo a la mujer: "¿Qué es lo que has hecho?"

Ella respondió: "La serpiente me engañó, y comí."

El Señor Dios dijo a la serpiente:

"Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás

sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu

estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón."

El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios

Salmo responsorial 84 (Tono A) Voy a escuchar lo que dice el Señor:

"Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos."

La salvación está ya cerca de sus fieles,

y la gloria habitará en nuestra tierra.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,

la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra,

y la justicia mira desde el cielo.

El Señor nos dará la lluvia,

y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él,

la salvación seguirá sus pasos.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38 En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una

virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.

El ángel, entrando en su presencia, dijo:

«Alégrate, llena de gracia, el señor está contigo».

Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.

El ángel le dijo:

«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un

hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el

trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».

Y María dijo al ángel:

«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»

El ángel le contestó:

«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que

va a nacer se llamará Hijo de Dios.

Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la

que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible».

María contestó: «Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra».

Y la dejó el ángel.

Palabra del Señor

MARÍA, MUJER DEL SÍ

María es toda una historia afirmativa. Pero un sí dicho filialmente, con sonrisa y amor, con pasión. Sí en la cuna de Belén, sí en la cruz del calvario. Sí a los pastores, sí a los magos, Sí en la familia, sí en la soledad. Este sí exige total disponibilidad y docilidad al Espíritu. Este sí sólo es posible en una persona totalmente libre. Libre de esa raíz del mal que tenemos todos y que podemos llamar pecado original, desde el origen. Era libre, no como Eva, sino libre con la libertad de Jesús. Escogía la libertad siempre.

UN SÍ PLENIFICANTE Es la palabra más importante que se ha pronunciado: Un SÍ permanente: con su vida, con sus gestos, con su palabra, con sus sentimientos. Aunque no le fue descubierto hacia dónde le llevaría. Se fía por completo de Dios. Es la FE. Un Sí gozoso: dicho en positivo, no contrariado o angustiado. Es fruto de la gracia. Por eso es gratuito, nada pide a cambio. Un Sí humilde: no desde la autosuficiencia, sino desde la pequeñez y la pobreza propia de la persona. Un Sí libre: no desde el miedo o la imposición, sino desde la lucidez y el amor. Un Sí responsable: bien consciente, bien pensado y decidido, acepta las consecuencias, aunque no las sepa hasta el fin. Un SÍ confiado: porque pone su fuerza en Dios como en un Padre, es un Sí filial.

ORACIÓN: EL sí de María

María, tú que esperaste la llegada del ángel unida fuertemente a Dios en la oración. Enséñanos a buscar la voluntad de Dios leyendo junto a Él los acontecimientos de cada día. María, tú que te turbaste al oír el saludo del ángel, pero mantuviste la calma para preguntar y decidir.

Enséñanos a calmarnos en los momentos de tormenta vocacional, danos confianza en Dios para superar todas las dificultades.

María, tú que escuchaste al ángel con el corazón abierto, dispuesta a todo con tal de hacer la voluntad de Dios Enséñanos a escuchar a Dios en la oración y en la vida con el corazón abierto de par en par a su voluntad. Ave, María María, tú que no necesitaste todas las seguridades para responder un sí valiente a Dios.

Enséñanos a lanzarnos al vacío de los brazos de Dios confiando que su voluntad es lo mejor para nosotros. María, tú que te declaraste esclava de Dios para mostrar tu total disponibilidad a Él. Enséñanos que somos instrumentos de Dios, que hemos de esforzarnos en ser cada día más perfectos para cumplir la misión que Él nos tiene encomendada. María, tú que aceptaste todos los peligros que tu sí pudiera acarrearte, confiando ciegamente en Dios. Enséñanos a aceptar el riesgo de nuestro sí, danos fuerzas para vencer el miedo al qué dirán, danos confianza para aceptar ser distintos sin vacilar. Ave, María María, tú que mantuviste tu sí por siempre en medio de la espera, la duda y el dolor. Enséñanos a decir sí cada día de nuestra vida sin que nada ni nadie nos aparte del amor de Dios. María, tú que guardaste todo lo que sucedía en tu corazón y lo meditaste frente a Dios para comprenderle mejor. Enséñanos a leer la Palabra de Dios en nuestra historia y a saber entender los renglones, rectos o torcidos de Dios. Ave, María

CANTO OFERTORIO

Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, Virgen, Virgen, Virgen fecunda de modo singular, de modo singular. Madre tierna, Madre tierna, y siempre Virgen. A los carmelitas proteja tu nombre, a los carmelitas, proteja tu nombre, estrella del mar. Oh Madre tierna, oh Madre tierna, estrella del mar. Oh Madre, tierna, oh Madre tierna, estrella, estrella del mar. estrella, estrella del mar.

COMUNIÓN

Guardo tus palabras en mi corazón, ellas en mi camino luz y vida son. Guardo tus palabras en mi corazón, ellas en mi camino luz y vida son.

ORACIÓN Veinticinco de marzo: ¡Dios te salve, María! Después de tanto hablar de ti, casi te callo ahora, concorde con la voz de tu silencio. Decir el "hágase" y entregar el seno. Cantar, agradecida, en la montaña, el gozo de los pobres libertados. Y ya callar, detrás del evangelio. Y darle al mundo el Redentor humano y devolverle al Padre el Hijo. ¡Dios te salve, María, madre de la Palabra, en el silencio! Casaldáliga

CANTO FINAL El ave cantemos, cantemos el ave, a nuestra Señora la Virgen del Carmen.

Ave, ave, ave, María, ave, ave, Virgen del Carmen.

Las flores alfombran tu monte Carmelo, te sirven de orquesta las aves del cielo.

A los marineros en la travesía, la Virgen del Carmen a puerto los guía.

Dejad que yo cante mis tiernos requiebros, a nuestra Señora del monte Carmelo.

Paseo María Agustín, 8. Zaragoza www.parroquiadelcarmen.es

Novena a la Virgen del Carmen Día 2º : Visita a su prima Isabel. La humildad de María

CANTO Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino Santa María va. Ven con nosotros al caminar Santa María, ven. Ven con nosotros al caminar Santa María, ven. Aunque te digan algunos que nada puede cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad.

ACTO PENITENCIAL María, llena de gracia, nos reunimos para alabarte, para alabar a Dios que ha hecho en ti maravillas. Ven con nosotros a caminar.

María, pobre y humilde, enséñanos a vaciarnos de nosotros mismos, a estar cerca de los pobres, ellos tus hijos preferidos. Ven con nosotros a caminar.

María fiel y obediente, escuchaste la Palabra y la guardaste, y dijiste sí a Dios incondicionalmente, supiste ponerte en sus manos, ayúdanos a crecer y confiar. Ven con nosotros a caminar.

María ejemplo de caridad, te pusiste al servicio de todos, vives para los demás, enséñanos a servir, enséñanos a amar. Ven con nosotros a caminar.

María, madre de misericordia, cambia nuestro corazón duro, que nuestro corazón se parezca al tuyo. Ven con nosotros a caminar.

María, mujer de silencio y escucha, modelo de contemplación, enséñanos a orar, a meditar, a guardar la palabra hasta que dé fruto. Ven con nosotros a caminar.

María, mujer de esperanza, Virgen del Adviento, que adelantaste con tu respuesta la llegada del Mesías,

que sepamos tener nuestras lámparas encendidas. Ven con nosotros a caminar.

ORACIÓN Dios, Padre nuestro, que en María nos has dado el ejemplo

de un corazón verdaderamente cristiano, contemplativo y responsable, místico y militante,

hondo en la profundidad personal, ancho en compromiso con la historia. Haz nuestro corazón semejante al suyo, grande y fuerte para amar,

militante al contemplar, orante al luchar.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 61, 1-2a. 10-11 El Espíritu del Señor está sobre mí,

porque el Señor me ha ungido.

Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren,

para vendar los corazones desgarrados,

para proclamar la amnistía a los cautivos,

y a los prisioneros la libertad,

para proclamar el año de gracia del Señor.

Desbordo de gozo con el Señor,

y me alegro con mi Dios:

porque me ha vestido un traje de gala

y me ha envuelto en un manto de triunfo,

como novio que se pone la corona,

o novia que se adorna con sus joyas.

Como el suelo echa sus brotes,

como un jardín hace brotar sus semillas,

así el Señor hará brotar la justicia

y los himnos ante todos los pueblos.

Palabra de Dios

Salmo responsorial Lc 1, 46-48. 49-50. 53-54 (Tono C) Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa

de Zacarías y saludó a Isabel.

En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo

y dijo a voz en grito:

«Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura

saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú, que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se

cumplirá.»

María dijo:

"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su nombre es santo.

Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes;

a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia

-como lo había prometido a nuestros padres-,

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre».

María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor

LA HUMILDAD DE MARÍA Hay personas que son humildes porque son tímidas, retraídas, porque no les queda otro remedio, ya que no pueden destacar, se proponen ser humildes para sobresalir en algo.

La humildad de María es muy distinta, es mucho más arraigada en la fe. La humildad de María nace de su experiencia de Dios. María se siente criatura de Dios. Siente que Dios es su creador, su Señor, el motivo de su existencia. Sabe que Dios tiene la respuesta a su vida, a su vocación, a su felicidad. Sabe que es Dios quien lo realiza todo en ella. Su forma de hablar refleja su corazón: "He aquí la esclava del Señor". No responde al ángel un normal, pero orgulloso: "me encantaría ayudar a Dios", "estoy dispuesta a participar en la historia de la salvación". No, se abaja hasta calificarse "esclava" para expresar que Dios es el dueño y señor de su vida y sus actos. Toda su vida pertenece a Dios. "Hágase en mí según tu palabra". Emplea la forma pasiva dando a entender que el sujeto agente es Dios. Dios hará lo que quiera, porque ella es arcilla dócil en sus manos. Por eso cuando es ensalzada por su prima Isabel ella desvía los halagos hacia Dios, auténtico autor de las maravillas de las que habla. Ella sólo le deja hacer. "Proclama mi alma la grandeza de Dios, porque ha mirado la humillación de su esclava, el Poderoso ha hecho obras grandes por mí". En esto consiste la humildad de María, en saberse instrumento de Dios. Dios es el artista, ella el instrumento. Esta humildad no impide hacer "obras grandes", sino que impulsa a hacerlas en nombre de Dios, para que brille el amor de Dios en la vida. La humildad de María consiste en hacer el bien, todo el bien posible y todo lo mejor posible, pero consiguiendo que ese bien se atribuya a Dios. Es lo que consiguió María en las bodas de Caná. El texto termina con estas palabras: "Así comenzó Jesús sus signos y manifestó su gloria y creyeron en él sus discípulos".

María fue quien se dio cuenta del problema, quien provocó el milagro, pero después desaparece por completo y el resultado fue que los discípulos creyeron en Jesús. Esta actitud de María recuerda las palabras de Jesús: "Brille así vuestra luz entre los hombres para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre del cielo." Este es el objetivo de la verdadera humildad: que viendo las buenas obras glorifiquen a Dios y se construya su Reino.

ORACIÓN: LA HUMILDAD DE MARÍA María, humilde criatura de Dios, tú sentiste como nadie su presencia en tu vida, tú supiste como nadie que eras obra de Dios, tú descubriste la vocación de madre que Dios te regaló y decidiste ser su esclava humilde, dejándole hacer en ti maravillas al creador. Madre, concédenos sentirnos hijos de Dios, sentir su presencia activa en nuestros corazones, saber que hemos sido creados por Él y que nos tiene destinada una misión. Ayúdanos, Madre, a comprender la voluntad de Dios, a ser felices por haber contado para Él, y a dejarle que actúe por medio de nosotros sin dárnoslas de nada porque sólo Él es el autor. Ave, María María, mujer discreta de Nazaret, maravilla desconocida y oculta en tu sencillez. Tú guardaste el secreto de tu gran misterio y pasaste desapercibida entre tus semejantes aún siendo la madre de Dios. Madre, también nosotros somos templo del Espíritu, enséñanos el secreto de tu humildad: reconocer que es Dios quien lo hace todo en nosotros y hacerlo nuestro para siempre. Danos tu discreción en el hablar, concédenos tu sencillez en el actuar, guíanos para hacer el bien sin aparecer. Ave, María María, instrumento perfecto de Dios, siempre te mantuviste en segundo plano, para que brillase sólo la gloria de Jesús. Tú serviste a Dios en la penumbra para que nada distrajera de la salvación. Madre, concédenos comprender tu gran verdad: que somos instrumentos en las manos de Dios, que debemos dejarle que actúe en nuestra vida, que nuestra gloria debe ser sólo la gloria de Dios que debemos aprender a hacer el bien permaneciendo desconocidos y ocultos en este mundo, como tú, Madre de Dios y nuestra, lo hiciste a la perfección. Ave, María

CANTO OFERTORIO Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, Virgen, Virgen, Virgen fecunda de modo singular, de modo singular. Madre tierna, Madre tierna, y siempre Virgen. A los carmelitas proteja tu nombre, a los carmelitas, proteja tu nombre, estrella del mar. Oh Madre tierna, oh Madre tierna, estrella del mar. Oh Madre, tierna, oh Madre tierna, estrella, estrella del mar. estrella, estrella del mar.

CANTO DE COMUNIÓN La bondad y el amor del Señor, duran por siempre, duran por siempre. La bondad y el amor del Señor, duran por siempre. Por siempre, por siempre, por siempre, duran por siempre.

ORACIÓN Déjame ahora que te sienta humana, madre de carne sólo, igual que te pintaron tus más tiernos amantes; déjame que contemple, tras tus ojos bellos, los ojos apenados de mi madre terrena; permíteme que piense que posas un instante esa divina carga y me tiendes los brazos, me acunas mi dolor, hombre que lloro. Virgen María, madre, dormir quiero en tus brazos hasta que en Dios despierte. (D. Alonso)

CANTO FINAL Salve, estrella de los mares, de los mares iris de eterna ventura. Salve, oh fénix de hermosura, Madre del divino Amor.

De tu pueblo a los pesares tu clemencia dé consuelo, fervoroso llegue al cielo hasta ti, hasta ti nuestro clamor.

Salve, salve, estrella de los mares, salve, estrella de los mares. Sí, fervoroso llegue al cielo, hasta ti, hasta ti nuestro clamor.

Salve, salve, estrella de los mares, estrella de los mares, salve, salve, salve, salve.

Paseo María Agustín, 8. Zaragoza www.parroquiadelcarmen.es

Novena a la Virgen del Carmen Día 3º: Anunciación a san José. María, llena de gracia

CANTO María, tú eres morada donde Dios habita complacido. María, tú eres morada donde Dios habita complacido.

INVOCACIÓN María, porque has creído, tus ojos han visto la luz de las naciones. Porque has tenido audacia de confiar en el Señor, y entregarte a Él como sierva, el Dios-con-nosotros ha hecho en ti maravillas. Tu corazón en la noche y en el raso, rodeada de campos desnudos y pastores, ha acogido la salvación. Los pañales y las pajas, el frío y el silencio, son la cuna por ti preparada. Tus ojos han visto en el pesebre el barro de los hombres, uno a uno; tus manos han acariciado el rostro del hombre sin rostro. Y tu corazón de madre ha escuchado el "gloria para Dios en el cielo y paz en la tierra para el hombre de bien". Señora María, en los momentos en que nuestra fe vacila queremos tenerte cerca, sentirte a nuestro lado. Sabemos que es difícil aceptar el reto de la fe pero también sabemos que sólo por la fe podremos amar. Te pedimos fidelidad a Dios, al Dios que tanto nos ama y nos exige el compromiso de nuestra fe.

Tú, María, que a pesar de no conocer el secreto de Dios demostraste que te fiabas de Él, enséñanos a creer, a tener fe. Que cuando no veamos el horizonte nos agarremos a ti buscando tu confianza en nuestra duda.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 62, 1-5

Por amor a Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré,

hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha.

Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria;

te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor.

Serás corona fúlgida en la mano del Señor

y diadema real en la palma de tu Dios.

Ya no te llamarán "Abandonada", ni a tu tierra "Devastada",

a ti te llamarán "Mi favorita", y a tu tierra "Desposada",

porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido.

Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó;

la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.

Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 88 (Tono A) Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: "Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades". Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro; tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo. Él me invocará: "Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora."

Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

La madre de Jesús estaba desposada con José, y antes de vivir juntos resultó que ella esperaba un hijo,

por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había

tomado esta resolución se le apareció en sueños un ángel del Señor, que le dijo:

-“José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella

viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su

pueblo de los pecados”.

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta:

-“Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel que significa : "Dios

con nosotros".

Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Palabra del Señor

María, mujer signo. Hablamos mucho de acciones significativas, acciones que muestren amor en esta sociedad nuestra marcada por el desamor, acciones que sean orientativas, que marquen camino y estilo de vida. María es una persona signo. María es una acción significativa de Dios a la humanidad. Las señales de Dios no son espectaculares ni apabullantes. Son una mujer, un niño, una estrella...

El Señor nos ofrece una señal: -La Virgen embarazada es señal de esperanza. Miramos a la Virgen que está a punto de dar a luz. Jesús es la luz. Ave, María.

-La Virgen embarazada nos enseña cómo llevar a Dios en las entrañas. Hacerlo nacer en nosotros. Ave, María -La Virgen embarazada nos enseña cómo hay que amar a Dios: con todo el corazón, con toda la mente, con toda el alma. Es un amor de entrega . Es un amor que da la vida. Ave, María -La Virgen embarazada nos habla de cómo hay que recibir a Dios. Ella prepara la casa de la fe, la cuna de la pobreza, los pañales de la humildad, las caricias y besos del amor. Ave, María.

ORACIÓN. MARÍA, LA LLENA DE GRACIA María, tan normal en la vida cotidiana

que te turbaste al escuchar el saludo del ángel

que te declaraba llena de gracia y elegida de Dios.

Mira nuestra vida e ilumínala con tu santidad,

para que sepamos caminar hacia la santidad

encontrando los senderos del amor en la vida cotidiana.

María, imagen y semejanza perfecta de Dios,

que mereciste el elogio de tu creador,

obra maestra del mejor artista que podamos soñar.

Mira nuestra vida, también somos imagen de Dios,

que seamos como tú, barro dócil en manos del creador,

que intentemos parecernos a ti, para ser más semejantes a Dios. Ave, María

María, mujer normal, que santificaste la vida cotidiana

viviendo en lo cotidiano la perfección,

actuando en tu vida desde la profundidad de Dios.

Mira nuestros días rutinarios y aburridos

y enséñanos a construir nuestra perfección

en las cosas pequeñas realizadas con el amor de Dios.

María, amiga de Dios, llena del Señor,

que te dejaste impregnar de su presencia

y actuaste siempre movida por su Espíritu.

Mira nuestra interesada y escasa oración,

el rincón triste que hemos dejado para Dios en nuestro corazón,

y ayúdanos a colocarle en el centro

para que Él dirija nuestros pensamientos y nuestra acción.

Ave, María

María, la que alimentaba cada día la intimidad con el Señor

guardando todo lo que pasaba en el corazón,

meditando las cosas para entenderlas desde Dios.

Mira nuestra vida afincada en lo material,

alejada de la intimidad con los otros y con el Señor,

activa nuestro corazón para que sea sensible al amor

y enséñanos a presentarle a Dios nuestras cosas

para que Él las ilumine y nos dirija hacia la salvación.

Ave, María

CANTO OFERTORIO Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, Virgen, Virgen, Virgen fecunda de modo singular, de modo singular. Madre tierna, Madre tierna, y siempre Virgen. A los carmelitas proteja tu nombre, a los carmelitas, proteja tu nombre, estrella del mar. Oh Madre tierna, oh Madre tierna, estrella del mar. Oh Madre, tierna, oh Madre tierna, estrella, estrella del mar. estrella, estrella del mar.

CANTO DE COMUNIÓN Gracias quiero darte por amarme. Gracias quiero darte yo a ti, Señor. Hoy soy feliz porque te conocí. Gracias por amarme a mí también.

Yo quiero ser, Señor, amado, como el barro en manos del alfarero. Toma mi vida, hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo.

Te conocí y te amé, te pedí perdón y me escuchaste. Sí, te ofendí, perdóname, Señor, pues te amo y nunca te olvidaré.

ORACIÓN Llena de Dios y tan nuestra, María de Nazaret. Toquen o no las campanas, -que el ordenador es ley- todavía sigue hablando el arcángel Gabriel. Y le responde María con un colectivo amén. Y el Verbo se hace carne en el vientre de su fe. Pasan, iguales, las horas sobre el serrín de José. Y crece el Niño y el Reino y crece el pueblo también. Pero María y las madres rumian la paz de Belén, el polvo de Galilea, el sol de Genesaret, el gusto del pan partido y el ausente amanecer de la mañana de Pascua que siempre está por nacer. (Casaldáliga)

CANTO FINAL Salve, estrella de los mares, de los mares iris de eterna ventura. Salve, oh fénix de hermosura, Madre del divino Amor.

De tu pueblo a los pesares tu clemencia dé consuelo, fervoroso llegue al cielo hasta ti, hasta ti nuestro clamor.

Salve, salve, estrella de los mares, salve, estrella de los mares. Sí, fervoroso llegue al cielo, hasta ti, hasta ti nuestro clamor.

Salve, salve, estrella de los mares, estrella de los mares, salve, salve, salve, salve.

Paseo María Agustín, 8. Zaragoza

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Novena a la Virgen del Carmen Día 4º: La primera Navidad. María de Nazaret

CANTO En un portal hay un niño pequeño, con María, su madre, con su padre, José; gran revuelo han formado en el cielo, y en la tierra no saben lo que pasa en Belén. En Belén Dios nació y en el cielo lo saben muy bien. En la tierra sólo hay dos testigos: María y José Aquella noche lloraba la tierra, y en el cielo una estrella comenzó a sonreír, cuando Dios como un hombre cualquiera, estrenaba el misterio de nacer y morir.

ORACIÓN ¡Pobre María, tan incomprendida! tan incomprendida casi como tu mismo hijo, al que aquí abajo nunca comprenderemos del todo, ante el que tú misma, es verdad, también te pasmabas, pero seguías. Como Abrahán seguía la palabra de Dios que le guiaba, aunque no supiera de antemano el camino. María había llevado "el Camino" en sus entrañas de carne, y lo llevaba siempre en sus entrañas de fe. María vuelta a nuestra casa, no como diosa, sino como hija de Dios; no como maestra, sino como una discípula, la mejor discípula del mejor maestro.

María peregrina, que pisaba la tierra paso a paso, que no fue llevada en volandas por los ángeles, que, aún teniendo el Hijo de Dios dentro, no estuvo ensimismada, sino extasiada, entregada al servicio del prójimo, en viaje a casa de su prima Isabel, en viaje a todas nuestras casas, a servir, a echar una mano en esas cosas corrientes de todos los días, en esos pucheros donde los santos descubren a Dios. María nos recuerda que el mundo está preñado de Dios, que es cuestión de saber verlo, y para saber verlo es cuestión de saber desearlo. ¿Tendremos nosotros hambre de Dios? ¡Dichosos los hambrientos porque ellos serán saciados! A. Iniesta.

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Isaías 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos,

pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti

y caminarán los pueblos a tu luz;

los reyes al resplandor de tu aurora.

Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, vienen a ti:

tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.

Entonces lo verás, radiante de alegría;

tu corazón se asombrará, se ensanchará,

cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar, y te traigan las riquezas de los pueblos.

Te inundará una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá.

Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro y proclamando las alabanzas del Señor.

Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 66, 2-3. 5.6 y 8 (Tono B)

El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud

y gobiernas las naciones de la tierra. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.

EVANGELIO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14

En aquel tiempo, salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo

entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a

inscribirse, cada cual a su ciudad.

También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la

ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María, que estaba

encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo

envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada.

En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su

rebaño.

Y un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de

gran temor.

El ángel les dijo: "No temáis, os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: hoy,

en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor, Y aquí tenéis la señal:

encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre".

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:

"Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor".

Palabra del Señor

MARÍA DE NAZARET Queremos hoy acercarnos a la vida cotidiana de María en Nazaret. Los evangelios presentan ciertas manifestaciones extraordinarias al comienzo de la vida de Jesús: aparición de ángeles, adoración de los pastores, aparición de una estrella, los magos...También podemos pensar en los lloros del Niño, las necesidades del niño que María debe cubrir, el frío y las penalidades que llevaría hacer el camino. Después viene el exilio a Egipto y el hecho de ir a Jerusalén a los doce años, donde Jesús se hace "el perdido".

María sabe que su hijo es Hijo de Dios pero en la vida de María todo se vuelve normal, monótono, silencioso, discreto, oculto. El corazón de María bulle de experiencias, de preguntas y respuestas a Dios en la oración, de incertidumbres y de certezas. No es un tiempo vacío, un dejar pasar el tiempo hasta que llegue el momento de la vida pública... Los primeros años de Jesús son especialmente el tiempo de María. Ella debe mantener esa intimidad con Dios, esa profundidad espiritual, esa apertura de miras, porque tiene que colaborar con Dios para que Jesús sea como "Dios manda." Jesús fue un niño por moldear, y en esos años es importante la labor de la madre y del padre. Cuando Jesús es adolescente lo vemos preguntar y responder a los doctores en el templo con la originalidad de un joven que se está abriendo a la vida; con la crítica propia de esa edad. Jesús seguro que llevaba la impronta de su madre: sensibilidad, perspicacia, ternura y firmeza de su madre. Y también heredó el sentido de la justicia, la auténtica visión de los pobres de Yavé que María canta en su canto del Magníficat. El tiempo de Nazaret no fue un tiempo vacío de espera, fue tiempo de gestación de la personalidad psicológica y espiritual de Jesús, y Dios prepararía a María y José, con la libre colaboración de ellos, para esta tarea. Cada uno de nosotros tenemos una cita con María en Nazaret, para dejarnos empapar por el amor de Dios que envolvía la atmósfera de la casa de la sagrada familia, para dejarnos modelar por María, tarea que Dios ha encomendado a la Virgen en la cruz. Esta cita con María en Nazaret no es sólo una llamada a la ternura, a la intimidad, a la oración, a vivir teniendo encuentra a Dios; sino también una cita a la gestación de nuestra propia persona, por las manos de Dios y de María, para llegar a ser hijos de Dios tal como pensó Dios cuando nos llamó a la vida. Ninguna persona mejor que María para esta tarea.

ORACIÓN: MARÍA DE NAZARET María de Nazaret, mujer sencilla del pueblo, que vives tu vida en humilde silencio, como una mujer más entre todas las mujeres, haciendo lo que debes hacer, sin manifestar la grandeza de Dios. Ilumina nuestra vida sencilla y normal, enséñanos a llenar de sentido pleno los pequeños gestos de cada día,

para que se impregnen de la presencia de Dios y sean granos de arena de la construcción del Reino. Ave, María María, la madre del niño Dios, que aceptaste con sencillez los halagos de los pastores y con admiración reverente la adoración de los Magos. Tú que supiste ir al exilio para salvar al niño, siempre obediente al sí de la anunciación. Permítenos ser conscientes de las gracias de Dios, enséñanos a descubrir la maravilla de ser hijos de Dios, ayúdanos a pronunciar con amor la palabra mágica: "Padre", y danos decisión para exiliarnos de nuestros caprichos que quieren matar el Dios que habita en nosotros. Ave, María María, corazón lleno de Dios que educó a Jesús. Sensibilidad divina que modeló su corazón. Ternura que le hizo misericordioso. Firmeza que le infundió alma de profeta. Palabra cercana, amor fuerte, ejemplo constante. Nos ponemos en tus manos de madre, nos abandonamos en tus cuidados de educadora. Permítenos ver, sentir, disfrutar tu corazón tierno, tu sencillez, tus palabras, tu aliento, tus consejos, tus criterios, tu forma de ver la vida. Ave, María María, madre de la intimidad con el Padre y con el Hijo. Corazón ardiente de la casa de Nazaret. Abrazo cálido y fuerte, lleno de Dios. Mirada serena y firme que descubre la verdad de Dios y se la transmite al Verbo encarnado. Regálanos siempre tu intimidad de Nazaret. Entra a formar parte de nuestra vida. Moldea tú el barro de nuestras cualidades para que lleguemos a ser la imagen de Dios, que el Padre soñó cuando nos dio la vida. Ave, María

CANTO OFERTORIO Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, Virgen, Virgen, Virgen fecunda de modo singular, de modo singular. Madre tierna, Madre tierna, y siempre Virgen. A los carmelitas proteja tu nombre, a los carmelitas, proteja tu nombre, estrella del mar. Oh Madre tierna, oh Madre tierna,

estrella del mar. Oh Madre, tierna, oh Madre tierna, estrella, estrella del mar, estrella, estrella del mar.

CANTO DE COMUNIÓN

Nada te turbe, nada te espante,

quien a Dios tiene, nada le falta.

Nada te turbe, nada te espante.

Sólo Dios basta.

A Jesucristo sigue, Ámala cual merece con pecho grande, bondad inmensa, y venga lo que venga, pero no hay amor más fino nada te espante. sin la paciencia.

¿Ves la gloria del mundo? Confianza y fe viva, Es gloria vana, mantenga el alma, nada tiene de estable, que quien cree y espera, todo se pasa. todo lo alcanza.

Aspira a lo celeste, que siempre dura, fiel y rico en promesas, Dios no se muda.

ORACIÓN Era en Belén y era Noche buena la noche. Apenas ni la puerta crujiera cuando entrara. Era una mujer seca, harapienta y oscura con la frente de arrugas y la espalda curvada. Venía sucia de barro, de polvo de caminos. La iluminó la luna y no tenía sombra. Tembló María al verla; la mula no, ni el buey, rumiando paja y heno igual que si tal cosa. Tenía cabellos largos color ceniza, color de mucho tiempo, color de viento antiguo; en sus ojos se abría la primera mirada, y cada paso era tan lento como un siglo. Temió María al verla acercarse a la cuna. En sus manos de tierra, ¡oh Dios!, ¿qué llevaría?. Se dobló sobre el Niño, lloró infinitamente y le ofreció la cosa que llevaba escondida. La virgen, asombrada, la vio al fin levantarse. ¡Era una mujer bella, esbelta y luminosa! El Niño la miraba. También la mula. El buey mirábala y rumiaba igual que si tal cosa.

Era en Belén y era Noche buena la noche. Apenas si la puerta crujió cuando se iba. María al conocerla gritó y le llamó ¡"Madre"! Eva miró a la Virgen y le llamó "¡Bendita"! ¡Qué clamor, qué alborozo por la piedra y la estrella! Afuera aún era pura, dura la nieve y fría. Dentro, al fin, Dios dormido sonreía teniendo entre sus dedos niños la manzana mordida. Antonio Murciano

CANTO FINAL Madre, óyeme, mi plegaria es un grito en la noche; Madre, mírame, en la noche de mi juventud. Madre, sálvame, mil peligros acechan mi vida. Madre, lléname de esperanza, de amor y de fe. Madre, mírame, en la sombra no encuentro el camino. Madre, llévame, que a tu lado feliz cantaré: la, la, la, la, la, la, la, la, la, la...

Paseo María Agustín, 8. Zaragoza

www.parroquiadelcarmen.es

Novena a la Virgen del Carmen Día 5º: Huida a Egipto. Obediencia de María

CANTO Hoy te quiero cantar, hoy te quiero rezar, Madre mía del cielo. Si en mi alma hay dolor, busco apoyo en tu amor y hallo en ti mi consuelo. Hoy te quiero cantar, hoy te quiero rezar, mi plegaria es canción. Yo te quiero ofrecer, lo más bello y mejor que hay en mi corazón.

Oración a Nuestra Señora del Tercer mundo

Hermana peregrina de los pobres de Yahvé, profetisa de los pobres libertados, madre de todos los hombres de este mundo único porque eres la Madre del Dios hecho Hombre. Con todos los que creen en Cristo y con todos aquellos que de algún modo buscan su reino, te llamamos a ti, Madre, para que le hables por todos nosotros. Pídele a Él que se hizo pobre, para comunicarnos las riquezas de su amor, que su Iglesia se despoje, sin subterfugios, de toda otra riqueza. A Él que murió en la cruz para salvar a todos los hombres, pídele que nosotros, sus discípulos, sepamos vivir y morir

por la liberación de nuestros hermanos. A Él que derribó el muro de la separación, pídele que todos los que llevamos el sello de su Nombre busquemos de hecho, por encima de todo lo que divide, aquella unidad reclamada por Él mismo en testamento, y que sólo es posible en la libertad de los hijos de Dios. Pídele, a Él que vive resucitado junto al Padre, que nos comunique la fuerza jubilosa de su Espíritu para que sepamos vencer el egoísmo, la rutina y el miedo. Mujer campesina y obrera, nacida en una colonia, enséñanos a leer sinceramente el Evangelio de Jesús y traducirlo en la vida con todas sus consecuencias, y en el espíritu radical de las bienaventuranzas y en el riesgo total de aquel Amor que sabe dar la vida por los que ama. P. Casadáliga

PRIMERA LECTURA

Lectura de la carta a los Hebreos 11, 8. 11-12. 17-19 Hermanos:

Por fe, obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber

a dónde iba.

Por fe, también Sara, cuando ya le había pasado la edad, obtuvo fuerza para fundar un linaje, porque

juzgó digno de fe al que se lo prometía. Y así, de uno solo y, en este aspecto, ya extinguido, nacieron hijos

numerosos como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas.

Por fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac, y era su hijo único lo que ofrecía, el destinatario de la

promesa, del cual le había dicho Dios: "Isaac continuará tu descendencia."

Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para resucitar muertos. Y así, recobró a Isaac como

figura del futuro.

Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 104, 1-6. 8-9 (Tono A)

Dad gracias al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas. Gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro. Recordad las maravillas que hizo,

sus prodigios, las sentencias de su boca. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-15. 19-23 Cuando se marcharon los Magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:

"Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes

va a buscar al niño para matarlo".

José se levantó, cogió al niño y a su madre de noche; se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de

Herodes; así se cumplió lo que dijo el Señor por el Profeta:

"Llamé a mi hijo para que saliera de Egipto".

Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:

"Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida

del niño".

Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel.

Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir

allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió

lo que dijeron los profetas, que se llamaría nazareno.

Palabra del Señor

LA OBEDIENCIA DE MARÍA María se considera esclava del Señor y así manifiesta que tiene una obediencia fiel, fuerte e incondicional a su Señor. Se siente barro en manos del alfarero y deja que Dios decida por ella. María se siente que tiene una misión, que ha sido llamada a la vida por Dios para algo y está decidida a ser eso que Dios ha decidido y sólo eso. María vive una intimidad especial con Dios, definida por el ángel como "llena de gracia, el Señor está contigo". Esta intimidad le permite conocer bien a Dios y colocar a Dios en el centro de su vida.

La disponibilidad es la vacuna contra el "ya voy", "espera un momento" o "ahora no tengo tiempo". María nos recuerda vivir el salmo 123: "Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor". María es la mujer disponible con la que Dios podrá contar siempre y para todo. La obediencia de María no es una obediencia servil y ciega, porque Dios no quiere tener "marionetas" a su servicio. Se trata de una obediencia personal y creativa. Dios no es el jefe-dictador que dicta sus leyes, sino que invita a buscar su voluntad. Dios insinúa su querer dejando libre nuestra respuesta. Por eso María deberá pasar el resto de su vida buscando la voluntad de Dios, descubriendo lo que Dios quiere en cada circunstancia. Dios no le dijo de una vez para siempre su plan salvador, sino que permitió que María fuese descubriendo este plan, no la libró de la angustia de cada una de sus decisiones. Y por eso mismo Dios permitió que María tuviera el mérito de su obediencia activa y creativa, convirtiendo a María en auténtica "corredentora", en cuanto creadora y autora de una parte importante de la historia de Jesús, es decir, de la historia de la salvación.

POEMA Pasaste por el mundo en medio de tinieblas, sufriendo a cada paso la noche de la fe, sintiendo cada día la espada del silencio, a oscuras padeciste el riesgo de creer.

La fe por el desierto a lomos de un asnillo, la fe cuando en las bodas Jesús se hizo esperar, la fe cuando pensaban que tu hijo estaba loco, la fe cuando el Calvario, al borde de acabar.

Guardaste bajo llave las dudas y batallas, formándose el misterio al pie del corazón, debajo de tu pecho de amor inagotable, la historia se escribía de nuestra Redención.

ORACIÓN: LA OBEDIENCIA DE MARÍA María, obediente esclava del Señor, que pusiste el libro de tu vida en manos de Dios para que escribiera en él la historia de su amor. Enséñanos a confiar plenamente en Dios .

convéncenos de que podemos darle el cheque en blanco, porque Él es el mejor administrador de nuestra vida. María, barro dúctil en manos de Dios, que te dejaste hacer a imagen de su voluntad para convertirte en instrumento perfecto del Señor. Conviértenos en barro blando en manos del alfarero Dios para que modele nuestra vida a su imagen y lleguemos a ser lo que Él proyectó cuando nos creó. Ave, María María, mujer siempre disponible para Dios, tú nunca pusiste horarios ni condiciones a tu Señor; mujer dispuesta siempre a todo para complacer su voluntad. Muéstranos la senda de la disponibilidad, enséñanos a comprender que nuestra única meta es Dios y que el número de nuestra felicidad sólo lo conoce Él. María, siempre atenta a descubrir los deseos de Dios meditando en tu corazón sus designios de salvación para descubrir cuál era tu misión en cada detalle de la vida. Guíanos en la búsqueda de nuestra vocación, acompáñanos en la oración y el discernimiento para saber escuchar las llamadas de Dios en los acontecimientos de cada día y en nuestro corazón. Ave, María María, obediencia creativa que entusiasma a Dios, buscadora incansable de la mejor decisión impulsora del "primer signo" del Señor Jesús. Empápanos de tu actitud expectante, para que seamos capaces de descubrir la voz de Dios que nos habla en las necesidades de nuestros hermanos y salir con prontitud en su ayuda, para ser el brazo amoroso de Dios. Ave, María

CANTO OFERTORIO

Flor del Carmelo,

viña florida,

esplendor del cielo,

Virgen, Virgen,

Virgen fecunda

de modo singular,

de modo singular.

Madre tierna,

Madre tierna,

y siempre Virgen.

A los carmelitas

proteja tu nombre,

a los carmelitas,

proteja tu nombre,

estrella del mar.

Oh Madre tierna,

oh Madre tierna,

estrella del mar.

Oh Madre, tierna,

oh Madre tierna,

estrella, estrella del mar.

estrella, estrella del mar. Comunión Mi alma glorifica al Señor mi Dios, gózase mi espíritu en mi salvador. Él es mi alegría, es mi plenitud, Él es todo para mí.

ORACIÓN María, el amor te ha hecho libre, como el alba a la mañana. Tu corazón pobre es libre, con la libertad del reino. Tu corazón manso es libre, con la libertad de poseer la tierra. Tu corazón en llanto es libre, con la libertad de un Dios cercano. Tu corazón de hambre y sed de justicia es libre, con la libertad de un Dios plenitud. Tu corazón misericordioso es libre, con la libertad de un Dios amor. Tu corazón limpio es libre, con la libertad de ver a Dios. Tu corazón en paz es libre, con la libertad de ser llamada hija de Dios. Tu corazón perseguido por la justicia es libre, con la libertad de ser tuyo el Reino. Tu libertad te lleva a ser feliz,

cuando la injuria o la persecución a causa de Jesús, llama a tu puerta; entonces, te alegras y regocijas, porque la recompensa será grande en el Reino. Bienaventurada tú, porque has creído en Jesús, como el Señor y el Libertador. CANTO FINAL Batido por las olas de la vida, como la nave que perdió el timón, buscando un puerto voy, Virgen santa, con las penas en mi corazón.

Cuando furiosa la tempestad, hiere mi pecho con su rugir, tu dulce nombre me trae la calma, y una esperanza siento en mí latir. Cuando te invoco en la soledad, cansada el alma de padecer, siento el consuelo de tu mirada, como la estrella de mi amanecer.

No me dejes, Madre mía, con mi pesada cruz, dame la paz y la alegría, con un rayo de luz. Bella estrella de los mares, alumbra mi dolor, borra del alma los pesares, Madre, dame tu amor.

Paseo María Agustín 8. Zaragoza www.parroquiadelcarmen.es

Novena a la Virgen del Carmen Día 6º: El niño Jesús perdido y hallado en el templo. La oración de María

CANTO Mientras recorres la vida, tú nunca solo estás, contigo por el camino Santa María va. Ven con nosotros al caminar Santa María, ven. Ven con nosotros al caminar Santa María, ven. Aunque te digan algunos que nada puede cambiar, lucha por un mundo nuevo, lucha por la verdad.

ACTO PENITENCIAL -Tú, que fuiste inmaculada, ruega por nosotros, pecadores. -Tú que fuiste confiada, ruega por los que no creen. -Tú, que fuiste madre, ruega por todas las madres y por sus hijos. -Tú que dijiste al Señor Sí, ruega por los que dicen No. -Tú, que ayudaste a Isabel, ruega por los que sirven. -Tú que nos diste a Jesús, ruega por los que no lo reciben. -Tú, que estuviste en las bodas de Caná, ruega por los novios y esposos, para que nunca les falte el vino del amor. -Tú, que guardabas las palabras de tu Hijo, ruega para que sepamos escuchar las palabras de su Evangelio. -Tú, que estuviste junto a la cruz, ruega por todos los que sufren.

-Tú, que participaste de la resurrección de Jesús, ruega por los que no viven la Pascua. -Tú que recibiste en plenitud el espíritu Santo, ruega para que todos estemos abiertos a los dones del Espíritu.

La familia es el espejo en el que Dios se mira

al hacer sus dos milagros más bellos: -el de dar la vida

-e inspirar el amor.

PRIMERA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21 Hermanos:

Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad,

dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.

El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el

ceñidor de la unidad consumada.

Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados, en un solo

cuerpo.

Y sed agradecidos: la Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros

con toda sabiduría, corregíos mutuamente.

Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre

por medio de él.

Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 24, (Tono C)

Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.

Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-52

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.

Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se

volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.

Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los

parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.

A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y

haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las

respuestas que daba.

Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:

"Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados".

Él les contestó: - "Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?"

Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.

El bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.

Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Palabra del Señor

LA ORACIÓN DE MARÍA El saludo del ángel "Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo", no es una cortesía, sino que es una descripción del corazón de María. Nos describe una María habitada por Dios. Nos hablan de una joven que tiene puesto a Dios en el centro vital de su existencia y que no hace nada sin tener en cuenta a Dios. Ese Dios que le llena es, pues, el motor de toda su vida. María es ese pequeño Resto de Israel que espera la salvación, que sabe que sólo puede llegar de Dios. Y puesto que Dios no es evidente, sino que se revela veladamente, María es una mujer de oración interior, que vive siempre pendiente de la palabra de Dios. Su actitud exige una total orientación a Dios, un llevarle presente en su mente y en su corazón, de forma que María no hace nada sin preguntarle a Dios en la oración qué es lo que debe hacer. Ella como nadie supo encontrarse con Dios en la meditación y en las cazuelas. Convierte la sencilla vida cotidiana en una presencia continua de Dios. La oración de María es también de alabanza y de proclamación de la grandeza de Dios. Cuando su prima le da unos piropos, "bendita tú eres entre todas las mujeres", ella desvía esos piropos a Dios, autor de esas maravillas. María sabe que el sujeto agente de las maravillas es Dios, que ella sólo es el sujeto paciente, el instrumento en manos del artista Dios. Por eso su oración es para alabar, bendecir y proclamar la grandeza de la misericordia de Dios.

La oración de María es también oración de ofrecimiento, un ofertorio continuo desde su nacimiento hasta la muerte. Esto supone escuchar a Dios con un corazón abierto, con la vida disponible y responder con un sí transformador, capaz de reestructurar todos sus esquemas espirituales, mentales y cotidianos, para ponerse a disposición de Dios. La oración perfecta es la que sale de Dios, llena el corazón del hombre y lo transforma radicalmente convirtiéndolo en esclavo de Dios, para volver a Dios convertida en vida entregada al servicio de la voluntad de Dios. María supo unir la alabanza, la gratitud, la humildad, la discreción y la sinceridad. En María tenemos el mejor modelo de oración los cristianos.

ORACIÓN: La Oración de María

María, tú que eres la mujer llena de Dios, porque lo tuviste siempre presente en tu vida espiritual haciendo de ella una vida compartida con el Señor. Enséñanos a colocar a Dios en el centro de nuestra vida para que esté presente y camine siempre con nosotros. Permitiéndonos enfocar toda la vida desde Él. María, tú que hiciste de tu vida una continua oración, un escuchar atentamente al Señor y responderle con tus actos llenos de amor. Enséñanos a llevar con nosotros en todo al Señor y a consultarle nuestras decisiones cotidianas y responderle siempre un sí que olvide el temor. Ave, María María, tú que sabes proclamar la grandeza de Dios y alabarle y darle gracias porque ha hecho maravillas y su misericordia es eterna para todos los hombres. Enséñanos a dar gracias a Dios por todo: por la vida, que es siempre su mejor regalo, por las personas que ha puesto a nuestro alrededor, por lo que nos pasa, que nos va llevando hacia el Señor. María, tú que supiste leer tu vida con los ojos de Dios y meditabas todo lo que pasaba en tu interior y lo guardabas para discernir tus acciones a la luz del Señor. Enséñanos la necesidad de la meditación en la oración, que sepamos meditar su voluntad leyendo la Palabra de Dios, y leer sus designios en el acontecer de cada día y en las personas que salen a nuestro encuentro. Ave, María María, tú que hiciste siempre la oración más perfecta: en el ofrecimiento de toda tu persona al Señor, tú que pasaste toda tu vida proclamando: "Soy esclava de Dios", y viviste haciendo verdad el "Hágase en mí tu voluntad". Enséñanos a ofrecernos por entero al Señor, que sepamos darle las riendas para que nos dirija mejor, y llevarnos donde Él quiera por caminos de vocación, que sepamos estar siempre disponibles y no le digamos nunca "No". Ave, María

CANTO OFERTORIO Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, Virgen, Virgen, Virgen fecunda de modo singular, de modo singular. Madre tierna, Madre tierna, y siempre Virgen. A los carmelitas proteja tu nombre, a los carmelitas, proteja tu nombre, estrella del mar. Oh Madre tierna, oh Madre tierna, estrella del mar. Oh Madre, tierna, oh Madre tierna, estrella, estrella del mar. estrella, estrella del mar.

CANTO DE COMUNIÓN Quédate junto a nosotros que la tarde está cayendo, pues sin Ti a nuestro lado nada hay justo, nada hay bueno. Avanzamos solos por nuestro camino, cuando vimos a la vera un peregrino; nuestros ojos ciegos de tanto penar, se llenaron de vida, se llenaron de paz. Buen amigo, quédate a nuestro lado, pues el día, ya sin luces se ha quedado; con nosotros quédate para cenar, y comparte mi mesa y comparte mi pan. Tus palabras fueron la luz de mi espera, y nos diste una fe más verdadera; al sentarnos junto a Ti para cenar conocimos quién eras, al partirnos el pan.

ORACIÓN Ya que sabes de amor y de dolores, óyeme bien, Señora, y ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Tú, Señora, que a Dios hiciste niño, hazme niño al morirme, y cúbreme con el manto de armiño de tu luna al oírme con tu sonrisa. El alba es tu sonrisa y es la brisa del alba tu respiro; acuérdate cuando iba al alba a misa por ti y en el Pilar por mí rogaba.

Te rogaba por mí, por mi abogaba para que tú, Señora, por aquella que fue tu humilde esclava, me dieras una hora de firme paso. Haz por ella en la hora del ocaso, en el último trance, cuando en mi alma al fin se rompa el vaso de nuestro Padre alcance eterna vida, mi tierra con su tierra confundida. M. Unamuno.

CANTO FINAL Pienso en ti cuando llega el dolor; pienso en ti al reír y al amar; pienso en ti porque mi corazón triste camina, triste camina si tú no estás. Si a la orilla del camino se detienen nuestros pies, porque el polvo de la vida va cegando nuestra fe, a la orilla de mi senda, Virgen Santa, pienso en ti, y esperando que ilumines nuestra ruta, pienso en ti. Si la lucha de la vida debilita mi valor, si me siento derrotado sin sonrisa ni ilusión, en la lucha de mi vida, Virgen Santa, pienso en ti y esperando que engrandezcas nuestra fuerza, pienso en ti.

Paseo María Agustín, 8. Zaragoza www.parroquiadelcarmen.es

Novena a la Virgen del Carmen Día 7º: Madre de misericordia

El que quiera llene sus tinajas de este vino nuevo, vino que da vida y enciende luceros.

Vino de las Bodas de Dios con su pueblo.

CANTO Salve, María, flor del Carmelo, dulce consuelo del mortal; guía a tus hijos, madre adorada, a la morada celestial. Desde los cielos la Virgen bella, nuestra plegaria escuchó, y compasiva cual tierna madre, llena de gracia descendió. Su voz divina en nuestras almas, vertió el aroma de su amor, y en rica prenda de sus ternuras, su escapulario nos dejó. Virgen del Carmen, Reina del cielo, nuestros acentos ven a oír, porque tus hijos tan sólo anhelan, tu dulce nombre bendecir. Sólo anhelamos junto a tu trono, viendo tu rostro siempre vivir, Virgen del Carmen, Madre querida, guárdanos siempre junto a ti.

ACTO PENITENCIAL

No tenemos vino, Jesús, no tenemos vino.

Para las bodas de hermandad donde festejamos el amor que tú nos brindas,

no tenemos vino.

Para los encuentros fraternos donde haces crecer nuestros amores,

no tenemos vino.

Para la alianza del Norte con el Sur, del mundo rico con el mundo pobre,

no tenemos vino.

Para el abrazo solidario con inmigrantes que reclaman los derechos más elementales,

no tenemos vino.

Para las manifestaciones de protesta pidiendo paz, trabajo, justicia,

no tenemos vino.

Para el encuentro del perdón que sana, renueva y rehabilita,

no tenemos vino.

Para la apertura del amor familiar limpio, hondo, agradecido,

no tenemos vino.

Danos tu vino, Señor, danos tu Espíritu,

queremos vivir la nueva Alianza que nos ofreces.

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Ezequiel 17, 22-24

Así dice el Señor Dios: - «Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré.

De sus ramas más altas arrancaré una tierna

y la plantaré en la cima de un monte elevado;

la plantaré en la montaña más alta de Israel,

para que eche brotes y dé fruto y se haga un cedro noble.

Anidarán en él aves de toda pluma, anidarán al abrigo de sus ramas.

Y todos los árboles silvestres sabrán que yo soy el Señor,

que humilla los árboles altos y ensalza los árboles humildes,

que seca los árboles lozanos y hace florecer los árboles secos.

Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.»

Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 91, 2-3. 13-14. 15-16 (Tono A)

Es bueno darte gracias, Señor y tocar para tu nombre, oh Altísimo, proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad. El justo crecerá como una palmera, se alzará como un cedro del Líbano; plantado en la casa del Señor, crecerá en los atrios de nuestro Dios. En la vejez seguirá dando fruto

y estará lozano y frondoso, para proclamar que el Señor es justo, que en mi Roca no existe la maldad.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Juan 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus

discípulos estaban también invitados a la boda.

Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino».

Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora».

Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga».

Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada

una.

Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua».

Y las llenaron hasta arriba.

Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo».

Ellos se lo llevaron.

El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían,

pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:

«Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has

guardado el vino bueno hasta ahora».

Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en

él.

Palabra del Señor

Agua: insípida, incolora, vino: sabroso y da colorido a la vida. Jesús transforma el agua "insípida", es decir, nuestra vida, en vino "sabroso" cuando la vivimos con fe y amor. Qué diferente es la naturaleza sin luz y con luz, pues así nuestra vida con amor o sin amor, con Dios o sin Dios.

"El que quiera llene sus tinajas de este vino nuevo. Vino que da vida y enciende luceros: Vino de la Bodas de Dios con su pueblo".

Es un momento para revisar nuestras relaciones con Dios. Quizá tengamos mucha "agua y poco vino": muchos ritos insípidos como el agua y poco amor a los demás que es lo que hace sabrosa la vida. "Creció la fe de sus discípulos en él": es la respuesta como conclusión del relato: la entrada por el camino de la adhesión a Jesucristo.

LA MISERICORDIA DE MARÍA La palabra misericordia está compuesta por diferentes notas: Una primera nota de la misericordia es la sensibilidad: Ser sensible ante la pobreza, los problemas y las miserias de los demás, tener ojos para verlas y corazón para sentirlas y dolerse por ellas es la base de la misericordia. María demuestra, en sus cortas apariciones en los evangelios, una aguda sensibilidad hacia los problemas de los demás. Da la sensación de ser una antena desplegada en busca de problemas que solucionar, una vigilante incansable detectando los males de los demás para correr en su ayuda. Cuando el ángel le dice que su prima Isabel está de seis meses, María en medio de la Anunciación, turbada por elogios y la elección de Dios, es capaz de detectar la necesidad de su prima y parte, con prontitud, en su ayuda. Lo mismo podemos decir en la bodas de Caná: ella es una invitada más pero se da cuenta antes que los novios mismos. Tiene pues, los ojos bien abiertos para mirar a su alrededor y descubrir las necesidades de los demás y sale en su ayuda antes que se lo pidan. La segunda nota de la misericordia es la caridad: Ayuda real al que lo necesita. María acaba de ser elegida para madre de Dios y se marcha aprisa a ayudar a su prima Isabel y se queda tres meses, mientras su ayuda es necesaria. En las bodas de Caná: es un problema que no le afecta a ella, pero es capaz de pedirle a su Hijo que haga algo para solucionar el problema. Desde su autoridad moral de Madre, es como obligar al Hijo a hacer el milagro. Una tercera nota de la misericordia es la discreción: Ser misericordiosa supone ayudar al prójimo, pero con la discreción de no humillar al que es ayudado. No se puede llamar misericordia a la ayuda orgullosa y humillante de quien pretende tener siempre en deuda a los que ha ayudado. En Caná, ni los novios ni el maestresala saben qué es lo que ha pasado y de

dónde ha salido ese vino tan bueno. Ayudar sin que el ayudado se dé cuenta, es una forma estupenda de la caridad. Una cuarta nota de la misericordia es el perdón: Amar al que cae, perdonar al que te ofende o te abandona, es obra de la misericordia. Después de la resurrección vemos a María en medio los apóstoles que abandonaron a su Hijo, y no hay una nota de amargura ni frialdad, ni les echa en cara lo que hicieron el día de Viernes santo. ORACIÓN: La Misericordia de María María, acorde armónico de la misericordia divina, tú alcanzaste la misericordia del creador y gozaste siempre del amor privilegiado de Dios Intercede por nosotros ante el Señor, para que nos mire con ojos de Padre y manifieste su amor en nuestras vidas. María, corazón sensible, ojos vigilantes, antena parabólica de Dios en busca del dolor, sensibilidad de madre para detectar el sufrimiento humano. Abre tú los ojos de nuestro corazón para descubrir los síntomas de dolor del hermano y sentir como propias las necesidades del prójimo. Ave, María María, corazón amoroso de madre, siempre dispuesta a olvidarte de ti misma para salir con prontitud a socorrer al que te necesita. Trasplántanos tu corazón sin puertas ni fronteras para dejar entrar en él a cuantos nos necesitan y dale piernas ligeras para correr a ayudar al hermano. María, misericordia convertida en ayuda hogareña en la gestación de tu prima Isabel, y ayuda hecha fiesta en el vino bueno de Caná. Enséñanos a estar siempre dispuestos a amar, a saber tender nuestras manos generosas en todas las circunstancias y a todas las personas. Ave, María María, misericordia discreta que gusta pasar desapercibida, solución de emergencia que sólo Dios conoce, mano que amando manifiesta la gloria de Jesús. Enséñanos a ser sencillos en nuestra solidaridad, enséñanos a ayudar, dignificando a los que ayudamos, enséñanos a ocultarnos para que resplandezca sólo el amor. María, maestra de la comprensión y el perdón, memoria que olvida para siempre al perdonar. Recuérdanos que somos pecadores perdonados por Dios para que aprendamos a comprender los fallos de los demás y a perdonarlos como queremos que Dios nos perdone. Ave, María

Venid a mi los cansados y agobiados

CANTO OFERTORIO

Flor del Carmelo,

viña florida,

esplendor del cielo,

Virgen, Virgen,

Virgen fecunda

de modo singular,

de modo singular.

Madre tierna, Madre tierna,

y siempre Virgen.

A los carmelitas

proteja tu nombre,

a los carmelitas,

proteja tu nombre,

estrella del mar.

Oh Madre tierna,

oh Madre tierna,

estrella del mar.

Oh Madre, tierna,

oh Madre tierna,

estrella, estrella del mar.

estrella, estrella del mar.

CANTO DE COMUNIÓN Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene, nada le falta. Nada te turbe, nada te espante. Sólo Dios basta. A Jesucristo sigue con pecho grande, y venga lo que venga, nada te espante. ¿Ves la gloria del mundo? Es gloria vana, nada tiene de estable, todo se pasa.

ORACIÓN La última palabra de la Biblia es un "amén", que quiere decir firmeza, apoyo, certeza, compromiso. Dios dijo "amén" al hombre desde su creación, esperando su entrega y confianza, su respuesta, su "amén". Pero la vida del hombre, muchas veces, no ha sido "un amén", ha sido una negación, ingratitud, capricho, rebeldía... Pero en la historia ha habido personas que han dicho "amén" a Dios: Noé, Abrahán, Moisés, David, los profetas...

Aspira a lo celeste, que siempre dura, fiel y rico en promesas, Dios no se muda.

Ámala cual merece, bondad inmensa, pero no hay amor más fino, sin la paciencia.

Confianza y fe viva, mantenga el alma, que quien cree y espera, todo lo alcanza.

En Jesús fue el "amén" de Dios a la humanidad, y el "amén" de la "humanidad nueva" a Dios: Nazaret, Galilea, en el monte Tabor, en el monte Calvario, hasta llegar al Reino, donde el Resucitado es el "amén" del Hombre-Dios al hombre, es el "amén" del Hombre-Dios a Dios. Apoyada en Jesús, María fue un "amén" a la voluntad de Dios. Nuestra vida cristiana, por Cristo, en el Espíritu, está en decir "amén" siempre y en todo, la luz y la alegría, las sombras y el dolor, el trabajo y la fiesta, la muerte y el amor, siempre que adivinamos la voluntad de Dios. En cada encrucijada, podemos pronunciar el "amén", movidos por el Espíritu Santo. Bien mirado, es un soplo en la tierra la vida del creyente: pasa en un "santi-amén".

CANTO FINAL Salve, estrella de los mares, de los mares iris de eterna ventura. Salve, oh fénix de hermosura, Madre del divino Amor. De tu pueblo a los pesares tu clemencia dé consuelo, fervoroso llegue al cielo hasta ti, hasta ti nuestro clamor. Salve, salve, estrella de los mares, salve, estrella de los mares. Sí, fervoroso llegue al cielo, hasta ti, hasta ti nuestro clamor. Salve, salve, estrella de los mares, estrella de los mares, salve, salve, salve, salve.

Paseo María Agustín, 8. Zaragoza www.parroquiadelcarmen.es

Novena a la Virgen del Carmen Día 8º: María: Maestra y discípula

CANTO Salve, María, flor del Carmelo, dulce consuelo del mortal; guía a tus hijos, madre adorada, a la morada celestial. Desde los cielos la Virgen bella, nuestra plegaria escuchó, y compasiva cual tierna madre, llena de gracia descendió. Su voz divina en nuestras almas, vertió el aroma de su amor, y en rica prenda de sus ternuras, su escapulario nos dejó.

ORACIÓN Te damos gracias, Padre santo, porque por medio de Jesús nos has convocado en esta comunidad evangelizadora. Queremos reproducir aquel estilo de vida de Jesús con los discípulos a los que llamó a compartir su vida y su misión. Nos sentimos reunidos en su nombre, gozando de su presencia escuchando su Palabra, compartiendo con El y prolongando hoy su misma misión evangelizadora. Haz, Padre, que nuestra comunidad no se cierre nunca en sí misma; que viva siempre para la misión, en función de tu reino, al servicio de los hombres, asumiendo la causa de los pobres, para hacer avanzar la historia hacia tu Reino. Señor Jesús: que María, la creyente siempre fiel, que meditaba tu Palabra y tus hechos en su corazón, esté siempre en medio de nosotros como entre los apóstoles,

atrayendo tu Espíritu con la fuerza de su corazón en favor de nuestra comunidad y de la tarea de la evangelización: ¡la venida del reino!

PRIMERA LECTURA

Lectura de la profecía de Oseas 2, 16b. 17, 21-23 Así dice el Señor:

«Yo me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón.

Y me responderá allí como en los días de su juventud,

como el día en que la saqué de Egipto.

Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y justicia,

en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad,

y te penetrarás del Señor».

Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 102, (C) El Señor es compasivo y misericordioso. Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. El perdona todas tus culpas, y cura tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. Como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 8,19-21 En aquel tiempo, fueron a verlo su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograron llegar hasta él.

Entonces le avisaron: “Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte”.

Pero él les contestó:

"Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra".

Palabra del Señor

María es la Virgen oyente que acoge con fe la palabra de Dios. Concibió creyendo y dio a luz creyendo. Fe que fue para ella causa de bienaventuranza y seguridad en el cumplimiento de la palabra del Señor. Esto también ha de hacer la iglesia y el creyente: -escuchar con fe la palabra de Dios -acoger con fe esta palabra -proclamar con fe la palabra -venerar con fe la palabra. -distribuir con fe la palabra como pan de vida.

María: maestra y discípula de Jesús En María se da la paradoja de que es la maestra-discípula, la educadora de Jesús que pasa a ser educada por Él. En el evangelio podemos encontrar en la forma de ser de Jesús y en su palabra numerosos vestigios de María. Sin duda alguna María y Jesús estuvieron muy unidos y Jesús aprendió, desde su más tierna infancia, a ser hombre de la mano de sus padres. El evangelio lo atestigua con un escueto pero significativo resumen de la infancia de Jesús: "Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre, por su parte conservaba cuidadosamente todas estas cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría y en gracia ante Dios y ante los hombres." María y José se encargan de la educación de Jesús. Bajo su responsabilidad está el convertir al Hijo de Dios en el mejor hombre que podamos llegar a imaginar. Para ello contaban con las mejores herramientas: José es un "hombre Justo", es decir sensible a las cosas de Dios y de los hombres, y María es la "llena de gracia". Son las cualidades que Dios les ha regalado para que puedan cumplir su cometido

a la perfección. Jesús se parecería mucho a "su padre" José y a su madre María. Podríamos decir que de tal palo tal astilla. María también fue discípula privilegiada de Jesús. Estuvo con Jesús desde el principio y a lo largo de su predicación. Ella escuchó la Palabra de Dios hecha Hijo suyo y aprendió el proyecto de Dios de boca de su Hijo. María aprende que Dios quiere salvar a la humanidad desde abajo, no desde arriba. Aprende que Jesús no viene para reinar y expulsar a los romanos de su tierra, sino que viene para reinar en los corazones y a expulsar el mal del corazón de los hombres. María aprendió que el amor se demuestra dándose y sufriendo. Que el grano de trigo debe morir para dar fruto. Que Dios-Jesús está dispuesto a dejarse matar mostrando que es todo amor y no puede dejar de amar a la humanidad aunque ese amor le lleve a la muerte. María debe aprender que la idea que tienen del Mesías es falsa. María tuvo que aprender mucho, para poder soportar la muerte de Jesús y comprender que la muerte es el camino de la resurrección; y por eso ella no necesitó que se le apareciese Jesús resucitado porque lo creyó desde que lo escuchó de la boca de su Hijo.

ORACIÓN: María maestra-discípula de Jesús María, tú junto con José, educaste a Jesús como persona; Dios os lo confió a vuestra discreción para que le convirtierais en el hombre digno de Dios. También Dios te ha constituido madre nuestra y te ha encomendado nuestro crecimiento. María, educadora, dirige nuestra maduración. María, tu Hijo se parecía mucho a ti. Dios quiso que tuviera tu sensibilidad y sencillez. Jesús es heredero de tu vida entregada y de tu sinceridad. También nosotros queremos parecernos a ti, queremos empaparnos de tu forma de ser, María, transmítenos tu sencillez, tu entrega, tu generosidad. Ave, María

María, tú escuchaste con el corazón abierto todas las palabras de salvación de Jesús y las meditaste con amor dentro de tu corazón hasta llegar a comprender las razones de Dios. También nosotros queremos escuchar a Jesús, pero nos distraen tantos otros mensajes del mundo. Abre nuestro corazón al Evangelio para que Jesús se convierta en el eje de nuestro sentir y aprendamos a dar siempre la razón en nuestra vida a Dios. María, tú aprendiste, sufriendo, a amar, tú padeciste otra pasión al pie de la cruz y te uniste a tu Hijo en su muerte para salvarnos. También nosotros sufrimos reveses y sinsabores, enséñanos que el dolor soportado es la garantía del amor; impúlsanos a olvidarnos de nosotros mismos para saber gozar y sufrir por los demás. Ave, María María, tú aprendiste al pie de la cruz que el grano de trigo debe morir para dar fruto y que nadie tiene más amor que quien da la vida por sus amigos. También nosotros tenemos que cargar nuestras cruces. Enséñanos a morir cada día a nosotros mismos para resucitar a la persona que Dios quiere que seamos; así, amando, sembraremos vida nueva como Jesús. Ave, María

CANTO OFERTORIO Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, Virgen, Virgen, Virgen fecunda de modo singular, de modo singular.

Madre tierna, Madre tierna, y siempre Virgen. A los carmelitas proteja tu nombre, a los carmelitas, proteja tu nombre, estrella del mar. Oh Madre tierna, oh Madre tierna, estrella del mar. Oh Madre, tierna, oh Madre tierna, estrella, estrella del mar. estrella, estrella del mar.

CANTO DE COMUNIÓN Cantad a Dios todas sus criaturas y bendecid su nombre por los siglos. Cantad a Dios los ángeles del cielo, las aguas todas, bendecid a Dios. Cantad a Dios estrellas, sol y luna, lluvia y rocío, fríos y heladas. Cantad a Dios rocíos y nevadas, calor y fuego, bendecid a Dios. Cantad a Dios ensálcelo la tierra, lo que germina en ella, cante a Dios. Cantad a Dios las cumbres de los montes, los manantiales, den su gloria a Dios. Cantad a Dios los mares y los ríos, todos los peces y aves de los cielos. Cantad a Dios las fieras y ganados, con vuestras voces, bendecid a Dios. Cantad a Dios los hijos de los hombres, los sacerdotes, bendecid a Dios. Cantad a Dios los jóvenes y niños, todos los hombres, bendecid a Dios. Cantad al Padre, al Hijo y al Espíritu, todos con himnos, bendecid a Dios. Cantad a Dios en todo el universo, cuanto respira que bendiga a Dios.

ORACIÓN María, la servidora humilde que te fiaste de Dios (Lc 1,38) María, feliz porque creíste (Lc 1,45) María, que no sabías cómo se realizaría en ti el anuncio del ángel (Lc 1.34) María, que confiaste en las cosas grandes que hizo en ti el todopoderoso (Lc 1,49) María, que viviste la alegría de tu vocación (Lc 1, 46) María, que sufriste en silencio las dudas de José (Mt 1,18) María, que viviste en la fe y en la esperanza, a pesar de que una espada atravesaría tu corazón (Lc 2,35) María, que no comprendías pero meditabas en tu corazón (Lc 2,36) María, que viviste la alegría de tu virginal maternidad (Mt 1,25) María, que quedabas admirada de lo que se decía de tu hijo (Lc.2,33) María, llena de confianza en tu huida a Egipto (Mt 2,13) María, angustiada porque tu hijo Jesús había obrado así contigo y José (Lc 2,48) María, que guardabas todo lo que sucedía en lo íntimo de tu corazón (Lc 2,51) María, que seguiste confiando, aunque parecía que no eras escuchada (Jn 2,5) María, que permaneciste junto a la cruz en la muerte de tu hijo (Jn 19,25) María, que junto a la cruz recibiste a Juan como a hijo (Jn 19,26) María, que asististe gozosa a la ascensión de tu hijo (Hch 1, 9-14) María, unida a los apóstoles que oraban y esperaban contigo (Hch 1, 14) María, que nos pides que hagamos todo lo que Jesús nos diga (Jn 2, 5) María, que con los apóstoles recibiste el Espíritu Santo en Pentecostés (Hch 2, 1)

CANTO FINAL Salve, estrella de los mares, de los mares iris de eterna ventura. Salve, oh fénix de hermosura, Madre del divino Amor. De tu pueblo a los pesares tu clemencia dé consuelo, fervoroso llegue al cielo hasta ti, hasta ti nuestro clamor. Salve, salve, estrella de los mares, salve, estrella de los mares. Sí, fervoroso llegue al cielo, hasta ti, hasta ti nuestro clamor. Salve, salve, estrella de los mares, estrella de los mares, salve, salve, salve, salve.

Paseo María Agustín, 8. Zaragoza www.parroquiadelcarmen.es

Novena a la Virgen del Carmen Día 9º: Esperando el cumplimiento de la promesa de Jesús.

María en el Cenáculo

CANTO El Señor ha estado grande, a Jesús resucitó, con María, sus hermanos, entendieron qué pasó. Como el viento que da vida el Espíritu sopló, y aquella fe incierta en firmeza se cambió. Gloria al Señor, es nuestra esperanza, y con María se hace vida su palabra. Gloria al Señor, porque en el silencio guardó la fe sencilla y grande con amor. Pues sus ojos se abrieron y también el corazón, la tristeza fue alegría, fue su gozo el dolor, esperando con María se llenaron del Señor, porque Dios está presente si está limpio el corazón.

ORACIÓN Virgen de la Reconciliación, muéstranos al Padre cada día, y a Cristo que vive en las personas. Ayúdanos a comprender las exigencias del Sermón de la Montaña. Que seamos sal da la tierra, luz del mundo, levadura de Dios para la historia. Enséñanos a vivir sencillamente la fecundidad de las Bienaventuranzas. Que seamos pobres misericordiosos, limpios de corazón y serenos en la cruz, hambrientos de justicia y hacedores de la paz. Que gritemos al mundo "Dios es nuestro Padre" y "todo hombre es nuestro hermano" y asumamos sus angustias y esperanzas.

Que enseñemos a las personas descreídas y amargadas, que sólo confían en la ciencia y en las armas, y viven la explosiva tentación de la violencia, que "la paz es posible todavía, porque es posible el amor". Amén. Mons. E. Pironio

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 12-14

Después de subir al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos,

que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Llegados a casa, subieron a la sala, donde se

alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el

Celotes y Judas el de Santiago.

Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre

de Jesús, y con sus hermanos.

Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10. 11 (Tono B)

La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;* la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;* los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. Más preciosos que el oro, más que el oro fino;* más dulces que la miel de un panal que destila.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 28, 1-10 En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra

María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del

cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco

como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las

mujeres:

"Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado.

No está aquí: HA RESUCITADO, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a

sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis."

Mirad, os lo he anunciado".

Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría corrieron a anunciarlo a

los discípulos.

De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: "Alegraos".

Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.

Jesús les dijo:

"No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán".

Palabra del Señor

MARÍA EN EL CENÁCULO En el cenáculo se produce el nacimiento de la Iglesia. El embrión formado por los apóstoles que han acompañado a Jesús desde el principio y han vivido la resurrección sigue su maduración en la intimidad del cenáculo. Los apóstoles han experimentado la resurrección de Jesús, pero no la han comprendido en su plenitud. Deben esforzarse en comprender y digerir toda la profundidad que el acontecimiento tiene y todas las implicaciones existenciales que les comporta para sus vidas.

Esta maduración se realiza por medio de la oración. Y allí está María, en medio de ellos, profundizando y meditando con los apóstoles todas esas cosas en su corazón. En esta oración compartida y estas comunicaciones, debió de ejercer su maternidad María, animando y dirigiendo los primeros pasos. Ella les recordaría sus frases preferidas: "Hágase en nosotros su voluntad", "Hagamos lo que Él nos diga", "Proclamemos la grandeza del Señor que ha hecho maravillas por su Hijo Jesús".

María está en el grupo que se forma y aprende las enseñanzas de Jesús, y ahora, tras la Ascensión del Señor, como centro, como pivote firme al que se aferran todos para sentir la seguridad que emanaba de Jesús y que ahora pervive en María.

Y nace la Iglesia, en presencia de María, por la fuerza todopoderosa del Espíritu. Nace el Cristo universal que llegará a todos los rincones del mundo con la fuerza de la Palabra y la presencia de la Eucaristía. Después María desaparece porque no quiere quitarle protagonismo al Espíritu de su Hijo resucitado.

Pero se puede decir que ella influyó en la comunidad de Jerusalén para que tuviese "un sólo corazón y una sola alma", para ese "vivir todos juntos compartiendo", y fuesen "asiduos en la fracción del pan y en la oración".

María fue para la primera comunidad: presencia, fuerza, apoyo, impulso misionero, unidad, oración constante, consejo, exigencia, comprensión, ternura... y podemos decir, sin equivocarnos, que María quiere seguir siendo lo mismo en la iglesia de hoy, y en la vida de cada cristiano, y nosotros podemos ser presencia de María para todos los que entren en contacto con nosotros.

MARÍA EN EL CENÁCULO María, Madre de Dios y madre de la Iglesia,

que comenzaste a ejercer tu maternidad

siendo pilar de la Iglesia primitiva en oración.

Sé también hoy tú el pilar de nuestras vidas,

como lo fuiste en el cenáculo con los apóstoles,

reanima, alienta, vigoriza tú nuestra fe.

María, tú que tuviste tu propio Pentecostés

allá en Nazaret el día de la Encarnación,

pero estás ahora en medio de los apóstoles

uniendo tu intercesión a sus oraciones.

Intercede por nosotros ante tu Hijo

y preséntale, como sólo tú sabes, nuestro amor a Dios,

para que su misericordia nos cubra y consuele.

Ave, María

María, tú que supiste esperar durante tantos años

el cumplimiento de las promesas de Dios

y te aferraste a sus palabras para creer siempre.

Alienta tú nuestra esperanza de salvación,

anímanos en nuestras continuas caídas y fracasos,

danos un poco de tu paciencia para comprender a Dios

y un poco de tu exigencia, para desear ser divinos.

María, buena madre, recurso ordinario,

consejera común de los primeros cristianos,

regazo que acoge en las alegrías y las persecuciones.

Manifiéstanos tu solicitud maternal,

escucha nuestras alegrías y penas y anímanos,

aconséjanos tú el camino que hemos de seguir

y los pasos concretos que debemos dar para seguir a Jesús.

Ave, María

María, presencia maternal de Jesús en el cenáculo,

regalo de Dios a la Iglesia de todos los tiempos,

mediadora de todas las gracias.

Sigue presente en nuestra comunidad cristiana,

recuérdanos continuamente la misericordia divina

y haz de correo entre Dios y nosotros

para que estemos seguros de hacer siempre su voluntad.

Ave, María

CANTO OFERTORIO Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo, Virgen, Virgen, Virgen fecunda de modo singular, de modo singular. Madre tierna, Madre tierna, y siempre Virgen. A los carmelitas proteja tu nombre, a los carmelitas, proteja tu nombre, estrella del mar. Oh Madre tierna, oh Madre tierna, estrella del mar. Oh Madre, tierna, oh Madre tierna, estrella, estrella del mar. estrella, estrella del mar.

CANTO DE COMUNIÓN Como el grano de trigo que al morir da mil frutos, resucitó el Señor. Resucitó el Señor y vive en la palabra de aquel que lucha y muere gritando la verdad. Resucitó el Señor y vive en el empeño de todos los que empuñan las armas de la paz. Resucitó, resucitó, resucitó, resucitó. Como pena que muere y se vuelve alegría, resucitó el Señor. Resucitó el Señor y está en la fortaleza del triste que se alegra del pobre que da pan.

Resucitó el Señor y vive en la esperanza del hombre que camina creyendo en los demás. Como el sol que se esconde y revive en el alba, resucitó el Señor. Resucitó el Señor y vive en cada paso del hombre que se acerca sembrando libertad. Resucitó el Señor y vive en el que muere surcando los peligros que acechan a la paz. Como el ramo de olivo que venció la inclemencia, resucitó el Señor. Resucitó el Señor y está en la encrucijada de todos los caminos que llevan a la paz. Resucitó el Señor y llama ante la puerta de todos los que olvidan lo urgente que es amar.

ORACIÓN

Madre: has de oír

este decir

que se me abre en los labios

como flor.

Te llamaré Madre,

porque la palabra

me sabe a más amor.

Tuyo me sé,

pues me miré en mi carne

prendido tu fulgor.

Me has de ayudar a caminar,

sin deshojar

mi rosa de esplendor.

Por cuanto soy gracias te doy:

por el milagro de vivir.

Y por el ver la tarde arder,

por el encantamiento de existir.

Y para ir, Madre, hacia ti,

dame tu mano suave y tu amistad.

Pues te diré:

solo no sé

ir rectamente hacia tu claridad.

Tras el vivir,

dame el dormir

con los que aquí

anudaste a mi querer.

Dame, Señora, hondo soñar.

¡Hogar dentro de ti

nos has de hacer!

Amén.

CANTO FINAL El ave cantemos, cantemos el ave, a nuestra Señora la Virgen del Carmen. Ave, ave, ave, María, ave, ave, Virgen del Carmen. Las flores alfombran tu monte Carmelo, te sirven de orquesta las aves del cielo. A los marineros en la travesía, la Virgen del Carmen a puerto los guía. Dejad que yo cante mis tiernos requiebros, a nuestra Señora del monte Carmelo.

Paseo María Agustín, 8. Zaragoza www.parroquiadelcarmen.es

NUESTRA SEÑORA LA VIRGEN DEL CARMEN

CANTO El ave cantemos, cantemos el ave, a nuestra Señora la Virgen del Carmen. Ave, ave, ave, María, ave, ave, Virgen del Carmen. Las flores alfombran tu monte Carmelo, te sirven de orquesta las aves del cielo. A los marineros en la travesía, la Virgen del Carmen a puerto los guía. Dejad que yo cante mis tiernos requiebros, a nuestra Señora del monte Carmelo.

ACTO PENITENCIAL No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.

PRIMERA LECTURA Lectura del primer libro de los Reyes 18, 41-46

En aquellos días, Elías dijo a Ajab:

-«Vete a comer y beber, que ya se oye el ruido de la lluvia».

Ajab fue a comer y beber, mientras Elías subía a la cima del Carmelo; allí se encorvó hacia tierra, con el

rostro en las rodillas, y ordenó a su criado:

-«Sube a otear el mar».

El criado subió, miró y dijo:

-«No se ve nada».

Elías ordenó:

-«Vuelve otra vez».

El criado volvió siete veces, y a la séptima dijo:

-«Sube del mar una nubecilla como la palma de una mano».

Entonces Elías mandó:

-«Vete a decirle a Ajab que enganche el carro y se vaya, no le coja la lluvia».

En un instante se oscureció el cielo con nubes empujadas por el viento y empezó a llover.

Ajab montó en el carro y marchó a Yezrael.

Y Elías, con la fuerza del Señor, se ciñó y fue delante de Ajab, corriendo hasta la entrada de Yezrael.

Palabra de Dios

Salmo responsorial Sal. 66 (Tono C) Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.

El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe.

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4,4-7 Hermanos:

Cuando se cumplió el tiempo envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar

a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción.

Como sois hijos, Dios envió a vuestros corazones al Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abba! ¡Padre!. Así que

ya no eres esclavo, sino Hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

Palabra de Dios

CANTO

Flor del Carmelo, viña florida, aureola del cielo,

Virgen fecunda de modo singular.

Oh Madre tierna, y siempre Virgen,

a los carmelitas proteja tu nombre, estrella del mar.

Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según San Juan 19,25-27

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María de Cleofás, y María la

Magdalena.

Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:

-«Mujer, ahí tienes a tu hijo».

Luego dijo al discípulo:

-«Ahí tienes a tu madre».

Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor

La presencia de María y la de Juan expresan la fidelidad hasta el final.

María representa el Israel de la Antigua Alianza, el “pequeño resto fiel”.

Juan simboliza la Nueva Alianza, el nuevo Israel, la comunidad de Jesús.

El papel del antiguo Israel termina en la cruz; el nuevo Israel empieza en la cruz. La nueva comunidad

es hija de la antigua.

Encargo de Jesús a la madre y al discípulo, en términos de reconocimiento mutuo: “mira a tu hijo,

mira a tu madre”.

El antiguo Israel debe reconocer su legítima descendencia (hijo) en la comunidad nueva y universal

(la iglesia).

EL DIFÍCIL TODO Tan sólo lo mejor Morir por la vida que la mejor parte luchando en la paz. que escogió María, el difícil todo. Derribar los tronos con las viejas armas Acoger el Verbo quebradas de ira, dándose en silencio. forradas de flores. Vigilar su ausencia Plantar la bandera gritando su nombre. –la justicia libre- en los gritos pobres. Descubrir su rostro en todos los rostros. Cantar sobre el mundo el Advenimiento Hacer del silencio que el mundo reclama, la mayor escucha. quizás sin saberlo. Traducir en actos El difícil todo las Sagradas Letras. que supo escoger …la otra María. Combatir amando.

ORACIÓN: La maternidad de María

María, madre de Jesús,

viviste sólo para ser madre

y realizaste cumplidamente tu misión,

siendo la mejor madre que nadie pueda soñar.

Haz que nosotros descubramos pronto

para qué misión de amor nos ha creado Dios,

que sepamos aceptarla de corazón

y nos esforcemos en ser sólo las personas que Dios soñó.

AVE MARÍA

María, madre del salvador,

diste a luz al verdadero Hijo de Dios

y tuviste que recrearlo en la educación

como el hombre digno de ser Dios.

Haz que nosotros convirtamos a Jesús en nuestro salvador,

que le demos el puesto de Hijo de Dios

reinando y dirigiendo nuestro corazón.

Que sus palabras sean el motor de nuestra vida

y nuestro mejor anhelo sea ser dignos de Él.

AVE MARÍA

María, madre del apóstol Juan,

recibiste gozosa la última voluntad de tu Hijo

y comprendiendo que en Juan estaba toda la humanidad,

emprendiste el camino de tu nueva maternidad.

Haz que nosotros nos sintamos como nuevos “Juanes”,

que escuchemos la voz de Cristo en la cruz:

“Ahí tienes a tu madre”,

y te acojamos en la casa de nuestro corazón

como nuestra única madre espiritual.

AVE MARÍA

María, madre de la Iglesia primitiva,

tú fuiste su apoyo y su referencia,

tú desbordaste esperanza y espíritu misionero,

tú fuiste el imán que atrajo a todos hacia Cristo,

tú fuiste el aglutinante del amor y la unidad.

Haz que nosotros seamos

fuente de misericordia,

de cercanía y ternura con los pecadores,

que seamos lazo de unión de la comunidad

y pongamos amor donde sólo haya rito y temor.

AVE MARÍA

CANTO OFERTORIO Salve, estrella de los mares, de los mares iris de eterna ventura. Salve, oh fénix de hermosura, Madre del divino Amor. De tu pueblo a los pesares, tu clemencia dé consuelo; fervoroso llegue al cielo, hasta ti, hasta ti nuestro clamor. Salve, salve, estrella de los mares, salve, estrella de los mares. Sí, fervoroso llegue al cielo, hasta ti, hasta ti nuestro clamor. Salve, salve, estrella de los mares, estrella de los mares, salve, salve, salve, salve.

CANTO DE COMUNIÓN

Era una tarde noche de intimidades y amor profundo, cuando quebraste Tú el frasco del corazón; y una fragancia de vida empezó a extenderse por todo el mundo, era la víspera misma de tu pasión. Tarde de amor, tarde de Jueves Santo, Dios nos amó tanto que se hizo Pan, para saciar con esta comida a los que de vida hambrientos van; Ven, Jesús mi Dios, tu pan y vino, manjar divino, quiero comer, Ven y lléname, tu compañía mi alma ansía, ven a mi ser. Habiendo amado a los suyos, Jesús los quiso hasta el extremo, hasta sentir la locura de tanto amar. No existe amor más grande, amor más puro, amor supremo, como por el amigo la vida dar. Amaos así unos a los otros como Yo os he amado y esa será la gran señal por la que los hombres a mis seguidores conocerán. Esta es la señal de aquel que quiera ser en la tierra mi servidor, y allá al final, cuando os llamen, el gran examen será de amor. Mientras cenaban, hablando de amor divino y amor fraterno, entre sus manos divinas el pan tomó. Unas palabras de vida Jesús pronuncia sobre el pan tierno, y aquel pan en su carne se convirtió. Tomad y comed, porque esto es mi cuerpo, es vuestro alimento, nuevo maná; tomad y bebed, porque esta es mi sangre que al mundo mañana redimirá. Ved cómo ama Dios, qué gran derroche en esta noche de su pasión. Dios sólo es amor, en esta tarde, ved cómo arde su corazón.

ORACIÓN

María,

Señora del Amor y de la entrega.

Señora de la Palabra recibida

y de la palabra empeñada.

Señora de la paz y la esperanza.

Señora de todos los que parten,

porque eres Señora del camino

y de la pascua.

CANTO FINAL A la Reina, a la Reina del Carmelo, en sus alas los querubes, traspasando blancas nubes, nuestros himnos llevarán. Para emblema de tu gracia, tu candor y tu pureza, te fue dada la belleza, del Carmelo y del Sarón. Tu serena frente ciñen doce estrellas rutilantes, flores, perlas brillantes, que el Carmelo te ofrendó. A ti, Madre de esperanza, a ti, Madre del amor, tú pones alegría, y paz en el corazón, y paz en el corazón, y paz, y paz en el corazón. Noche y día quiero yo cantarte, noche y día surge mi canción, noche y día quiero yo llevarte dentro de mi corazón. Tú nos miras desde el cielo, nos hablas al corazón, con un abrazo de Madre nos envuelves en tu amor.

Paseo María Agustín, 8. Zaragoza www.parroquiadelcarmen.es


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