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SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS DE
MEDELLÍN
CIEN AÑOS HACIENDO CIUDAD
1899-1999
Por: Rodrigo de J. García Estrada
COMFENALCO - ANTIOQUIA
SUBDIRECCIÓN DE EDUCACIÓN, CULTURA Y BIBLIOTECAS
MEDELLÍN
1997
Contenido
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1. LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS POR DENTRO: HACIA UNA CARACTERIZACIÓN DE LA ENTIDAD CÍVICA 11
1.1. Antecedentes 11
1.2. La fundación y los primeros años de vida de la Sociedad 16
1.3. Naturaleza y forma de trabajo de la sociedad de mejoras públicas: principales etapas 271.3.1 La primera época: de 1910 a 1929 271.3.2 La segunda etapa: de 1930 a 1948 331.3.3 La tercera etapa: de 1949 a 1979 431.3.4 Entre 1980 y la actualidad: el “renacimiento” 64
1.4. Las finanzas de la Sociedad 82
2. La Sociedad de Mejoras Públicas y la política ¡Error!Marcador no definido.
2.1. Interés público e interés privado. 113
2.2. La Sociedad de Mejoras Públicas y los partidos. 117
2.3. Lo cívico como opción política 125
2.4. Relaciones con la prensa 131
2.5. La Sociedad de Mejoras y el poder público 134
3. LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS Y EL URBANISMO ¡Error!Marcador no definido.
3.1. Del ornato a la planeación urbana. 1583.1.1. El ornato en la primera época de la Sociedad. 1583.1.2. La planeación urbana, época de auge de la Sociedad. 1773.1.3. Obras para la ciudad. 1893.1.3.1 La cuelga, rectificación y canalización del río Medellín. 1903.1.3.2 El aeropuerto Olaya Herrera 2093.1.3.3 Hotel Nutibara 2213.1.3.4 Cobertura de la quebrada Santa Elena 2273.1.3.5 El Palacio y el edificio nuevo de Bellas Artes 2323.1.3.6 Los monumentos. 2403.1.4 El Plano Regulador 2463.1.5. Adiós al urbanismo 250
4. LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS Y EL MEDIO AMBIENTE
4.1 PIONEROS DE LA PREOCUPACIÓN AMBIENTALISTA 257
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4.2 Arborización de parques y avenidas públicas 257
4.3 El Bosque de la Independencia, hoy Jardín Botánico 266
4.4 El Cerro Nutibara 281
4.5 Zoológico Santa Fe. 285
4.6 Sociedad Protectora de Animales 293
5. Los servicios y empresas públicas 285
5.1 Introducción 285
5.2 La Sociedad de Mejoras, el acueducto y el alcantarillado 288
5.3 Algo sobre alcantarillado 298
5.4 La Sociedad y el alumbrado público 302
5.5 El correo urbano 306
5.6 El Cuerpo de Bomberos 316
5.7 Las plazas de mercado y el abaratamiento del costo de la vida 322
5.8 El transporte público y las carreteras 327
6. La cultura, la educación y la recreación ¡Error!Marcador no definido.
6.1 Introducción 350
6.2 Fiestas, retretas y celebraciones 351
6.3 Celebraciones de efemérides 361
6.4 Las exposiciones agro-industriales 365
6.5 Los concursos 368
6.6 Conferencias culturales 371
6.7 Publicaciones: libros y revistas 3756.7.1 Libros 3766.7.2 La revista Progreso 380
6.8 La educación y la recreación 3946.8.1 La Escuela de Dactilografía y Taquigrafía 3976.8.2 Escuelas de Comercio e idiomas 4006.8.3 La Escuela de Ciegos y Sordomudos 402
4
6.9 El Instituto de Bellas Artes 404
6.10 Promoción de actividades artísticas 417
6.11 Escenarios para la difusión del arte y la conservación del patrimonio histórico 4216.11.1 El Teatro Bolívar 4216.11.2 El Teatro Pablo Tobón Uribe 4276.11.3 El Museo de Antioquia o Museo de Zea 4326.11.4 Museo Santa Fe 4386.11.5 Biblioteca Pública Piloto 439
6.12 Deportes y recreación 4486.12.1 Las competencias inter-barrios 4546.12.2 Club de Tenis El Bosque 457
7. Epílogo: la labor cívica ¡Error!Marcador no definido.
7.1 El civismo 461
7.2 Las campañas educativas 467
7.3 El Cuadro de Honor 469
7.4 Medalla al civismo y otras condecoraciones 472
7.5 El día de la madre 477
7.6 La semana cívica. 478
7.7 Concursos 479
7.8 El civismo en los demás municipios antioqueños 480
7.9 Centros cívicos: acción en los barrios. 482
7.10 Los congresos de mejoras públicas. 486
ANEXOS
BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
5
En todas las sociedades del mundo existen instituciones que se destacan por su labor
filantrópica, cívica o cultural. Ellas han jugado un papel fundamental en la conquista de
unos mejores niveles de vida, la preservación del medio ambiente, la protección a los
desvalidos, la promoción de la cultura y otras labores no lucrativas, llenando de esta manera
espacios propios de la esfera del Estado. Sin embargo los logros de estas instituciones son
impensables, desligadas de las personas que las han fundado y dirigido. A veces pareciera
que el éxito corporativo depende más del liderazgo que al interior de las instituciones
ejercen ciertos personajes de formación integral y visión empresarial, que de la tradición
misma del ente, o de su razón social.
Llámese cuadro, líder o empresario, algunos seres que se destacan sobre la masa social, a
través de las instituciones y empresas que dirigen, determinan en gran medida los procesos
económicos, sociales, políticos y culturales de una región o de un país. Por lo general se
observa que esos hombres tienen una descomunal capacidad para desplegar sus actividades
en diversas áreas, generando interrelaciones entre muy variadas instituciones de carácter
privado y entes gubernamentales, así como nuevos proyectos en los campos de la política,
la economía y la cultura.
Debido a que estos individuos por lo general conforman verdaderos grupos generacionales,
al interior de los cuales circulan las ideas y se dan relaciones de toda índole, (familiares,
sociales, económicas, políticas y culturales), presentándose situaciones de consenso y
disenso, por su papel en la consolidación del tejido social, y por ocupar las más altas
posiciones sociales y cargos políticos, al referirse a estos se habla de “elites”.
Para las sociedades modernas, de sistemas políticos democráticos, urbanizadas e
industrializadas, donde los medios masivos de comunicación juegan un papel protagónico
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en las relaciones entre las élites y los demás grupos sociales, donde la opinión pública
ejerce un gran poder, y donde existe un número variado de grupos de presión, se observa
cómo se hace más complejo para estas élites desplegar su hegemonía política y cultural. Lo
cierto es que esas élites, ejercitan su poder sobre el resto de la sociedad y logran imponerlo
por el consenso en torno a sus proyectos. No siempre es así, por supuesto, pero es
indudable que el éxito o fracaso de las élites en la dirección de una nación o de una región,
depende en gran parte de su propuestas, de su capacidad de convocatoria, así como de la
proyección social de sus realizaciones.
Las élites son portadoras de ciertos valores éticos, representan los intereses generales de
una comunidad dada y son gestores del cambio y del bienestar social. En esa medida
obtienen el respaldo popular. O son inmorales y buscan el bienestar personal y de su
entorno familiar, en cuyo caso, tarde que temprano, son aisladas y condenadas socialmente.
Sin embargo, las calidades éticas y los grupos sociales representados, así como los
proyectos de sociedad y de Estado son siempre cambiantes. Por esta razón las élites deben
modificarse y adecuarse a los cambios de los tiempos. Las élites, en tanto grupos
generacionales se suceden unas a otras y pueden haber grandes problemas de ajuste en los
procesos de relevo generacional.
No queda duda de que las élites requieren unas cualidades especiales que le aseguren
reconocimiento, y sobre todo, una legitimación social que le garantice su permanencia en el
poder. La pérdida de esa legitimidad puede conducir a situaciones de ingobernabilidad, a
trastornos permanentes del orden público y al surgimiento de contraélites muchas veces
nacidas de sectores marginales de la misma élite, o también externas a ésta.
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A la luz de los anteriores conceptos se entiende en el presente trabajo la labor desplegada
por la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín durante el presente siglo. Esta entidad es
un proyecto de la élite antioqueña de fines del siglo XIX, interesada en el desarrollo
armónico de su ciudad capital. No es casual que la Sociedad - expresión corporativa de la
misma élite -, haya surgido en forma paralela con el proceso de industrialización del Valle
de Aburrá, la conformación del partido Republicano (como una salida a las sangrientas
pugnas de los partidos tradicionales), el período de auge de la economía cafetera en el sur
del departamento, el proceso de urbanización de la ciudad de Medellín y la modernización
de la estructura vial de la región, a través de la construcción de los ferrocarriles de
Antioquia y Amagá.
Esa misma élite, que jalonaba impresionantes cambios económicos y sociales, conocedora
de los traumatismos producidos en otros países por la industrialización, creaba a la vez
instituciones como la Sociedad San Vicente de Paúl, los Patronatos de Obreras, los
ancianatos y casas de niños expósitos, dedicadas a mitigar los impactos sociales; necesitada
de arte y cultura, construía teatros y fomentaba la enseñanza de la música y la plástica;
consciente de la necesidad de crear ciencia para la solución de los problemas regionales
impulsaba el desarrollo de la Universidad de Antioquia y de la Escuela de Minas; y para
regular el crecimiento urbanístico, fomentar el sentido de pertenencia y el civismo entre la
ciudadanía, no sólo se valió del Concejo de Medellín, sino que creó la Sociedad de Mejoras
Públicas. Todo esto le permitió gozar, de cierto consenso en torno a su proyecto regional.
En el presente trabajo se podrá apreciar la estructura de esta institución, su forma de
trabajo, sus fuentes de financiación, sus integrantes y la gestión realizada en torno a ciertas
obras, así como la intencionalidad subyacente en estas. No se trata, sin embargo, de una
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obra definitiva, sino más bien de una primera fase de investigación de un trabajo que debe
ser mucho más completo y riguroso, como se lo merece una institución de la envergadura y
significación en la historia de la ciudad, centenaria por demás. Las fuentes empleadas
fueron básicamente, las monografías históricas de la ciudad, los cronistas de la ciudad, el
Archivo de la Sociedad de Mejoras Públicas y la revista Progreso. Sería deseable realizar
un nuevo esfuerzo de más aliento, que tenga en cuenta la información de prensa, los
archivos públicos y que consulte las opiniones de personas que han pasado por la
institución en las últimas décadas.
Sin embargo, el aporte hecho en esta primera fase de trabajo y cuyos resultados se
presentan en este texto, resulta de una gran significación por ser el primer esfuerzo
sistemático de aproximación a una historia interna de la institución cívica. Hasta el
momento sólo se han hecho algunos trabajos desde la óptica de una historia urbana, entre
los cuales, el más representativo es el del historiador Fernando Botero Herrera. Por esta
razón no se ha estudiado la obra educativa y cultural de la Sociedad de Mejoras.
La obra se compone de siete partes o capítulos, a través de los cuales se puede seguir de
cerca la historia de las principales obras realizadas por la Sociedad, según los distintos
frentes de acción que abarca. El primero de estos capítulos es propiamente la historia
interna de la Sociedad; ubica los antecedentes de la fundación y avanza una explicación
sobre el por qué de su creación, y establece una periodización inicial de la historia de la
institución, así como sobre el tema de las finanzas.
El segundo de los capítulos se dedica a analizar las relaciones de la Sociedad con la
política, más precisamente la actitud de esta frente a los partidos políticos y la prensa, su
situación en el juego de lo público y lo privado, y sus vínculos con el Estado. A partir de
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este análisis de concluye que la Sociedad es un expresión corporativa de la élite antioqueña,
con un pie en la sociedad civil y otro en el estado, que más allá de las pugnas partidistas y
por consenso, cogestiona y ejecuta los proyectos que ésta considera indispensables para el
crecimiento regulado de la ciudad.
El tema del tercer capítulo es el proceso experimentado por la Sociedad en el paso de una
finalidad de embellecimiento de la ciudad hacia un propósito de regulación urbana, así
como las obras emprendidas por el ente durante la primera mitad del siglo para responder a
esta filosofía. La cuelga y rectificación del río Medellín, la cobertura de la quebrada Santa
Elena, la construcción del aeropuerto, el Hotel Nutibara y de una serie de monumentos
entran en esta categoría. El capítulo termina con una reseña del Plan Regulador como obra
final de este período de planeación.
El cuarto capítulo se refiere a la participación de la Sociedad en los procesos de
administración del paisaje urbano, especialmente en cuanto tuvo que ver con la
arborización de parques y avenidas, la construcción del Bosque de la Independencia o
Jardín Botánico, la creación y administración del Zoológico Santa Fe, las labores de
paisajismo en el Cerro Nutibara y la fundación de una Sociedad Protectora de Animales.
La Sociedad de Mejoras y su papel en la prestación de servicios públicos es la materia del
quinto de los capítulos de este trabajo. Allí se muestra como, ante la ausencia de Estado, la
institución cívica promovió el desarrollo de ciertos servicios, como el transporte público
urbano, el alumbrado, el acueducto y el alcantarillado, el correo, la refacción de calles y
aceras, las plazas de mercado, entre otros.
El sexto capítulo estudia la contribución de la Sociedad de Mejoras en la vida cultural, la
educación y las manifestaciones artísticas de la ciudad de Medellín, a través de la creación
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de instituciones educativas dedicadas a la formación de músicos y pintores, la celebración
de conferencias, la organización de conciertos y otras fiestas, así como por las
publicaciones que auspició. Sin duda en este campo se debe destacar la creación del
Instituto de Bellas Artes, la promoción para la construcción de la Biblioteca Pública Piloto
y el fomento al deporte.
El último de los capítulos resalta el servicio prestado por la Sociedad en los procesos de
formación de una cultura ciudadana y la inculcación de valores cívicos, a través de diversas
campañas educativas, las cuales tuvieron en su momento una recepción favorable por parte
de la mayor parte de los medellinenses.
Agradecimientos
El autor desea expresar sus agradecimientos a Comfenalco, en especial al doctor Gabriel
Jaime Arango, Director de la Subdirección de Cultura y Bibliotecas y a los historiadores
Jaime Correa y Fernando Molina. En la Sociedad de Mejoras Públicas, a su Director
Ejecutivo Mario Libardo Bedoya, su colaboración, entusiasmo y paciencia; a dona Libia
González de Fonnegra, ex presidenta de la Sociedad, sus comentarios favorables; a los
empleados Gonzalo Vidal, director de la Biblioteca de la Sociedad y a Fabio González
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Mira, director del Archivo. A la antropóloga Tatiana González y al historiador Alvaro
Vidal, quienes prestaron su valioso apoyo en la revisión y sistematización de fuentes. A
Eucaris Díaz Cardona, quien digitó gran parte de la información empleada en esta obra.
1. La Sociedad de Mejoras Públicas por dentro: hacia una caracterización de la entidad cívica
1.1. Antecedentes
El surgimiento de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín a fines del siglo XIX no es
un hecho fortuito. Se trata por el contrario de una consecuencia apenas lógica tanto de los
procesos sociales, económicos y culturales que empezaba a vivir la ciudad, como de las
circunstancias políticas por las que atravesaba el país en general y la región en particular.
Por cierto, no es casual que el proyecto implícito en esta forma de asociación, haya tenido
un mayor éxito en Antioquia que en otras regiones del país, y que haya llevado el liderazgo
de este movimiento hasta años muy recientes, a pesar de que éste se hubiera extendido por
toda la región occidental del país y en algunas ciudades de la Costa Caribe.
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En primer lugar, debe considerarse una larga tradición en Antioquia de asociarse para
compartir el riesgo en los negocios, especialmente en empresas mineras e industriales. En
segundo lugar, desde la época colonial hasta décadas recientes la élite antioqueña ha sido
bastante endogámica, por lo cual, a pesar de las diferencias políticas, las relaciones entre
familias de comerciantes, mineros e industriales, han sido tan estrechas, que permiten
acuerdos rápidos y fuertes en momentos de crisis. Por último y casi como consecuencia de
los anteriores elementos, las formas de sociabilidad, por lo menos dentro de la élite, han
sido múltiples y con una permanencia tal, que han favorecido en gran medida su cohesión
en torno a objetivos comunes.
Las características enunciadas permiten entender que, por ejemplo, en 1673, los vecinos se
congregaran en torno al objetivo común de la erección de la Villa de la Candelaria, y la
construcción de la Casa Consistorial y de la primera iglesia parroquial. Lo mismo puede
decirse de la manera en que se organizaba la alta sociedad de Medellín en torno a la fiesta
de la patrona, la traída de agua hasta la plaza central, o la limpieza de calles y fachadas.
También se pueden citar muchos otros casos de unión de esfuerzos, como sucedió para la
construcción del llamado Convento de los Franciscanos en 1803 o para el contrato del
profesor extranjero de Química para el Colegio de la provincia en 1836. Fenómenos
semejantes se presentaban cada que se necesitaba reunir esfuerzos o recursos con destino a
alguna obra pública, sea camino, puente o edificio público.
Algo que seguramente ayudaba a fortalecer los lazos de unión entre los miembros de la
élite medellinense eran las actividades culturales que desde comienzos de la República se
intensificaron en gran medida. Eladio Gónima en su Historia del Teatro ha dejado un
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importante testimonio de la significación que las funciones de teatro tuvieron en la vida
cotidiana de los ricos de la ciudad.
Lo cierto es que desde 1831 se reunieron Miguel Uribe Restrepo, Rafael Navarro, Evaristo
Pinillos, Miguel Tello, Mariano Ospina Rodríguez, José María del Valle, Francisco
Antonio Gónima y Llano, Fermín Isaza, Apolinar Villa y Pedro Moreno, entre otros, con el
único fin de constituir un grupo de teatro para realizar funciones en el patio del Colegio
Provincial (hoy de San Ignacio).1 Este sería el inició de una afición que congregaría a lo
más granado de la sociedad de Medellín, tanto en los tablados como entre el público. Esta
actividad además educó una audiencia para las caravanas de compañías españolas e
italianas de ópera, zarzuela y teatro, que empezaron a visitar con frecuencia la ciudad. Por
estos medios se conocieron los autores y las obras literarias más importantes de autores
franceses, ingleses y españoles.
La prensa y las revistas literarias, así como los clubes, también se convirtieron en un medio
de reunión de miembros de las familias de élite. Periódicos como El Censor, El Amigo del
País, El Pueblo, Antioquia, El Índice y La Sociedad, por mencionar algunos, sirvieron no
sólo para difundir ciertas opiniones políticas, sino para servir como medio de expresión
cultural. En algunos de ellos se comentaba la última función de teatro, o se presentaba por
entregas una obra literaria. Esta tendencia se fortalece aún más con la aparición a mediados
del siglo XIX, de un sinnúmero de periódicos literarios, científicos y culturales. Títulos
como El Oasis (1868), El Cóndor (1870), La Miscelánea (1886), Bohemia Alegre (1895),
Repertorio (1896), El Montañés (1897), entre otros, sirvieron de medio de publicación a
personajes como Isidoro Isaza, Carlos A. Molina, Rafael Uribe Uribe, Fidel Cano, Luis de
1 Gónima, Eladio. Historia del teatro de Medellín y Vejeces. 2a ed. Medellín: Seduca, 1973. p. 13
14
Greiff, Horacio M. Rodríguez, Gabriel Latorre, Efe Gómez, Tomás Carrasquilla, Carlos E.
Restrepo, Antonio J. Cano y Mariano Ospina Vásquez.2
No obstante, el espacio de sociabilidad más importante fue el de los clubes. Los más
antiguos fueron el de “La Concordia”, que reunía a personajes como Miguel y Carlos
Latorre, José María Martínez, Germán Jaramillo, Alejandro Villa, Antonio Santamaría,
Clímaco Uribe, Marcelino Restrepo, Lázaro Mejía y Pedro Herrán; el de “La Varita”, que
tenía entre sus miembros a Basilio Martínez, Emilio Johnson, Francisco Piedrahita,
Francisco Olarte, Carlos Bravo, José Manuel Restrepo, Jesús Tamayo, Víctor Toro,
Lisandro Uribe y Juan Pablo Tamayo. Existieron además otros clubes como “La Mata de
Mora”, “La Bohemia”, “Belchite”, “Los Trece” y “El Palito”.
Para el caso nuestro, el club que más nos interesa es “El Brelan”, uno de los de mayor
renombre del siglo XIX. Fue fundado hacia 1893 por Jesús M. Jaramillo, Guillermo
Jaramillo, Arturo Jaramillo, Luis E. Jaramillo, Pedro Herrán, Manuel Puerta, Estanislao
Campuzano, Carlos E. Campuzano, Sixto Botero, Francisco A. Olarte y otros. Luego se
unieron a este club los de “El Palito”, y ocuparon el local que antes había ocupado “El
Belchite” en la calle de Boyacá. En determinado momento estuvieron entre los miembros
de este club personajes como Francisco A. Olarte, Luis del Corral, Juan Jaramillo Sánchez,
Valerio Tobón, Enrique Olarte, Jorge Rodríguez, Antonio J. Arango, Juan Martínez y
Alejandro Villa.3
El “Brelan” se distinguió por su famosa fiesta en honor a Manuel Uribe Ángel y el “Baile
Blanco”, o Carnaval de 1899, y por dedicarse a brindar apoyo a eventos culturales y a las
2 Cano Posada, Ana María. “La prensa en Medellín”. En: Melo Jorge O. (Editor). Historia de Medellín. Tomo II. Medellín: Suramericana de Seguros, 1996. p. 739 y ss.3 Ochoa, Lisandro. Cosas viejas de la Villa de la Candelaria. 2a ed. Medellín: Ediciones Autores Antioqueños, 1984. p. 96 y ss.
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bellas artes. En este campo, impulsó una exposición del maestro Francisco A. Cano a fines
del siglo XIX, con el fin de recoger fondos para facilitarle el viaje a este pintor a continuar
sus estudios a Europa.4
Refiriéndose al “Club Brelan” y a los demás clubes del siglo pasado, Julio César García y
Lisandro Ochoa llegaron a considerar que alrededor de estos centros se movió toda la
actividad cultural de esta ciudad y que allí tuvieron origen muchas de las actividades de la
Sociedad de Mejoras Públicas, el Instituto de Bellas Artes y otras instituciones “que se han
preocupado por dar a Medellín el sello de ciudad culta”.5 Si se comparan los nombres de los
integrantes del Brelan con los de los fundadores de la Sociedad de Mejoras Públicas se
podrá observar un buen número de coincidencias.
Finalmente, dentro de esta tradición asociacionista no debe faltar la Sociedad de San
Vicente de Paúl, fundada en 1882 por un grupo de notables, entre los cuales se destacaban
Mariano Ospina Rodríguez, Abraham Moreno, Ricardo Escobar, Wenceslao Barrientos y
Estanislao Gómez. Como se sabe, esta institución fue creada con el propósito de
suministrar asistencia a los pobres y desvalidos, llevando una voz de esperanza, instrucción
para oficios útiles y educación básica. No es de extrañar que Carlos E. Restrepo fuera
Director de la Sección Docente de esta institución en 1897.6
1.2. La fundación y los primeros años de vida de la Sociedad
4 Reyes Cárdenas, Catalina. “Vida social y cotidiana en Medellín, 1890 - 1940”. En: Melo Jorge O. (Editor). Historia de Medellín. Tomo II. Medellín: Suramericana de Seguros, 1996. p. 4435 Ochoa, Lisandro. Op. Cit, p. 1066 Castro Hernández, María Patricia. “Beneficencia en Medellín, 1880 - 1930”. En: Melo Jorge O. (Editor). Historia de Medellín. Tomo II. Medellín: Suramericana de Seguros, 1996. p. 409 y ss.
16
Los primeros años en la vida de una institución, empresa o persona son los más
importantes. En ellos se definen muchos de los caracteres básicos, se ponen los cimientos y
se anuncian y perfilan muchos de los elementos estructurales. En esta etapa se abortan
muchas veces los procesos o toman un rumbo fijo y un ritmo creciente. Por esta razón vale
la pena analizar la manera en que surgió la idea, el proceso de gestación y los primeros
pasos que condujeron al éxito de la Sociedad de Mejoras.
Una breve mirada a los antecedentes hasta aquí señalados permite pensar de una manera
diferente la creación de la Sociedad de Mejoras Públicas. No se trata de una idea foránea,
copiada de alguna ciudad europea o norteamericana. Tampoco se puede decir que es una
fiel imagen de la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá. Aquí se afirma que la SMP a
pesar de tomar prestada la idea de su homóloga capitalina, adquiere una dinámica propia y
unas características específicas que la definen y la diferencian de otras. Quizás en esto
radica la clave de su éxito.
Un primer argumento a favor de esta hipótesis es que la Sociedad bogotana tenía como
actividad central el ornato, mientras que la de Medellín se abrió a muy diversos campos de
acción, como se verá a lo largo de este trabajo. Esto queda muy claro con el cambio de
nombre. No es circunstancial, ni aleatorio, que la Sociedad de Medellín, que inicialmente se
llamaba al igual que la de Bogotá “Junta de Embellecimiento”, en el mismo mes después de
fundada cambió su nombre por el de Sociedad de Mejoras. Este solo hecho implica un
esfuerzo de diferenciación y de auto definición.
Un segundo argumento surge de la conversación sostenida por Carlos E. Restrepo y
Gonzalo Escobar en su famoso viaje de regreso de Bogotá, donde según parece se planteó
por primera vez la idea de fundar la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. En uno de
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los pasajes de esta charla, Escobar dijo que lo que más le había impresionado de la capital
fue la Sociedad de Embellecimiento y agregó: “La estudié lo mejor que pude, y aunque su
desarrollo no es rápido, creo que es una gran idea que merece cultivarse con entusiasmo y
que su aplicación será grandemente benéfica para las poblaciones que sepan aprovecharla.
No cree usted que pudiera fundarse en Medellín algo semejante?”.7
Como puede verse, aunque se admiraba la idea de la Sociedad de Embellecimiento
bogotana, se hacían algunos reparos a la manera en que aquella funcionaba, y fruto del
estudio de las dificultades que allá se presentaban, en Medellín se va a implantar un
proyecto modificado y adaptado a las condiciones propias de la región antioqueña, en
donde como hemos visto se tenía una tradición más fuerte de asociación para obras de
beneficio común. Esta tendencia hacia la diferenciación será mucho más pronunciada luego
del acto fundacional, cuando se echaron a andar en firme los trabajos.
Es de anotarse que el acta de fundación está igualmente muy ceñida al modelo bogotano,
pero ya veremos como en poco tiempo se redefine la razón de ser de esta institución. En el
acta consta lo siguiente:
“Abierta la sesión, el Sr. Restrepo (Carlos E.) expresó a la Junta en breves y
concisas palabras que el objeto de la invitación que se había permitido hacerles a los
caballeros presentes era el de que a semejanza de lo que pasa en centros civilizados
y aunando los esfuerzos y concertando las voluntades se organice una Junta
encargada de velar por el ornato y embellecimiento de la ciudad.”8
7 Jorge Restrepo Uribe. Medellín, su origen, progreso y desarrollo. Medellín: Servigráficas, 1981, p. 1858 Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria, 1675 - 1975. Medellín: Bedout, 1975, p. 267
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De paso, valga resaltar dos principios centrales de la Sociedad presentes en las palabras
citadas, que son: unión de esfuerzos y la concertación. Sobre estos dos pilares se erigió toda
la estructura organizativa y los recursos humanos y económicos de la Sociedad.
Asistieron a la primera reunión de la Sociedad, efectuada el 9 de febrero de 1899 a las 7 p.
m. en la oficina de Carlos E. Restrepo los siguientes personajes, además del convocante:
Carlos Restrepo C., Manuel M. Llano, Eduardo Uribe V., Alfonso Villa, Gregorio Pérez,
Gonzalo Escobar, Germán Jaramillo Villa, Joaquín Pinillos, Rafael Calderón, Manuel
Botero, César García, Víctor M. Salazar, Francisco A. Jaramillo, Miguel Martínez,
Francisco A. Olarte, Cipriano Rodríguez, Enrique Vidal, José Ignacio Cano, Eduardo de
Greiff, Ricardo Jaramillo R., Manuel y Francisco de Paula Muñoz.
Como puede verse, se trataba de personas de reconocida trayectoria en la vida pública,
como políticos, muchos de los cuales habían sido concejales y representantes en la
Asamblea antioqueña, y ocupado cargos en la administración del Estado. Pero sobre todo,
lo que mejor define a los fundadores de la Sociedad de Mejoras es su carácter de
empresarios y profesionales. En su mayoría eran médicos y abogados graduados en la
Universidad de Antioquia, muchos de los cuales tenían sus propios negocios y eran
conocidos básicamente como comerciantes.
Debe quedar claro que ni son todos los que están, ni están todos los que son, pues en los
días siguientes se fueron uniendo otros personajes pertenecientes a familias de élite, con
múltiples negocios en minería, comercio, industria, agricultura y construcción, que
reforzarán y consolidarán a la institución cívica. A comienzos del siglo, puede decirse que
la Sociedad de Mejoras fue un proyecto común a toda la alta sociedad medellinense, en la
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cual confluían las de diversas maneras las familias más ricas de la ciudad, sin distinción de
partido político.
Quizás en esto radica buena parte del éxito que tuvo la Sociedad. Por un lado, se trataba de
personajes que convocaban, políticos moderados con una amplia base de reconocimiento
social. De ahí que los proyectos de la Sociedad fueran avalados y apoyados por un
sinnúmero de personas, los cuales aportaban dinero, conocimientos o fuerza de trabajo. Por
otro, tratándose de negociantes de larga experiencia, aportaron a la asociación cívica todo
su bagaje empresarial, esto es, una visión gerencial, estrategias de mercadeo y publicidad,
normas contables y capacidad decisoria, entre otras.
Ahora bien, veamos como funcionaba la Sociedad en sus primeros meses. El 22 de febrero
de 1899, en su segunda sesión, se crearon los puestos de Inspector de Trabajos, (fue elegido
Manuel Botero), el de Colector de Plantas, y el de médico de la Sociedad (que recayó en el
doctor Juan B. Londoño). Aparte de estos empleados, la Sociedad constituyó una comisión
encargada de redactar los estatutos, constituida por Gregorio Pérez, Carlos Restrepo C.,
Gonzalo Escobar y Manuel Botero. 9
Posteriormente, y siguiendo los lineamientos de los estatutos redactados por la anterior
comisión, en el mes de junio del mismo año se conformaron las comisiones permanentes,
por medio de las cuales la Sociedad esperaba abarcar las diferentes áreas de acción
comprendidas en su misión, así: Higiene pública y privada, doctores Juan B. Londoño,
Francisco A. Arango y Teodomiro Villa; Fuentes y Acueductos, Rafael Calderón, Joaquín
Pinillos y Enrique Vidal; Calles, empedrados, aceras, aleros y caños, Gonzalo Escobar,
Víctor M. Salazar y Timoteo Bravo; Arquitectura en general, Eduardo Uribe P., Ignacio
9 Archivo Sociedad de Mejoras Públicas. Acta No. 2. 22 de feb. 1899, folio 3. En adelante este archivo se citará con la siguiente sigla: A. S. M. P
20
Cano y Horacio Rodríguez; Ornato y Conservación de parques y vías públicas, Manuel y
Daniel Botero y Francisco A. Jaramillo C.; Inspección de Obras Públicas, Antonio Duque,
Manuel J. Alvarez y Apolinar Villa.10
Ahí esta dibujada en términos generales la estructura organizativa de la Sociedad, diseñada
en los días de su gestación y que se mantendrá por lo menos hasta mediados del siglo. Si se
quiere buscar una explicación del desarrollo permanente de esta institución, se debe
entender la manera en que distribuía su trabajo.
El siguiente paso fue la obtención del Gobierno de una personería jurídica y de la
franquicia postal y telegráfica necesaria para el abaratamiento de los costos en
comunicaciones. Para ello se aprovechó al doctor Antonio José Uribe residente por aquellos
años en Bogotá, a quien se le envió el reglamento de la Sociedad, por duplicado.11
Además de los empleos fijos arriba mencionados, en el mes de abril se creó el de Secretario
- Tesorero de la SMP, pero quien desempeñaba aquel empleo, Víctor M. Salazar rechazó
cualquier remuneración “porque consideraba que al prestar estos servicios en la Sociedad
apenas cumplía un deber de patriotismo”.12 No obstante el patriotismo le duró poco a este
personaje, seguramente por la cantidad de trabajo que le tocaba llevar a cabo, pues a los dos
meses presentó renuncia de dicho cargo siendo nombrado en su remplazo a José Miguel
Alvarez con una asignación mensual de $30.13 Para el nuevo empleado, el trabajo resultó
pesado y bajo el salario, por lo cual fue reemplazado por el señor Francisco Latorre, a quien
se le concedió una asignación mensual de $30 y el 5% de las sumas recaudadas por
contribuciones voluntarias mensuales, las mismas que debía recolectar. 14
10 A. S. M. P. Acta No. 11 de 1o. de junio de 1899, f. 1511 A. S. M. P. Acta No. 7 de abril 13 de 1899, f. 9-1012 A. S. M. P. Acta No. 8 de 18 de abril de 1899, f. 1113 A. S. M. P. Acta No. 12 de 20 de junio 1899, f. 1814 A. S. M. P. Acta No. 22 del 27 de febrero de 1901, f. 35
21
Con ocasión del nuevo nombramiento, se fijó como mínimo por contribución la suma de un
peso y se escogieron como revisores de las cuentas de Tesorería a los socios Ricardo
Jaramillo y Manuel Botero.15 La labor de auditoría asignada a dichos señores fue asumida
con seriedad y compromiso, pues a los dos meses se realizó el primer balance y se informó
“haberlas hallado arregladas y correctas, no obstante la falta de 4 recibos sueltos, que el Sr.
Alvarez ha prometido buscar y entregar”.16
El siguiente paso consistió en dirigir sendos oficios al Gobernador del departamento y al
Presidente del Concejo de la ciudad, “dándoles cuenta de la organización definitiva de la
sociedad y pidiéndoles ciertas autorizaciones en lo concerniente a las obras públicas que se
ejecuten”.17 Como se verá a su debido momento, de las relaciones estrechas con los
empleados y corporaciones públicas, se derivarán muchos beneficios para los proyectos
emprendidos por la Sociedad.
Constituida, reglamentada y organizada la Sociedad de Mejoras Públicas pasó a asumir de
inmediato sus funciones que abarcaron las más variadas actividades. Desde la siembra y
cuidado de jardines, pasando por las campañas de embellecimiento de fachadas y aceras,
incluidas las funciones de veeduría ciudadana de las obras públicas, la fundación de
empresas rentables, y llegando hasta recibir del gobierno recursos provenientes de los
impuestos municipales para asumir la administración de algún ramo de los deberes
públicos, como se observará a lo largo de este trabajo.18
El organigrama de la Sociedad de Mejoras se hará mucho más complejo, en el momento en
que ella inicia el desarrollo de sus proyectos empresariales, como lo fueron por aquellos
15 A. S. M. P. Acta No. 22 del 27 de febrero de 1901, f. 3516 A. S. M. P. Acta No. 23 del 6 de marzo de 1901. f. 3717 A. S. M. P. Acta No. 8 de 18 de abril de 1899, f. 1218 A. S. M. P. Acta No. 19 de 4 de octubre de 1899, f. 31
22
años iniciales, el Correo Urbano, el hipódromo conocido como “Frontón de Jai Alai” y la
administración de aceras y calles. De esta manera, a partir de una organización central
empieza el proceso de subdivisión en unidades menores, por medio de la constitución de
juntas directivas para cada una de las empresas, las cuales contaban a su vez con sus
empleados.
Un primer ejemplo lo brinda la constitución de una junta en 1905, compuesta por los
señores Presidente y Vicepresidente de la Sociedad, Luis Mariano Olarte, Camilo Restrepo
C., José A. Gaviria y Alberto Ángel, encargada de la dirección del Hipódromo, por el
término de un año. Si se piensa que lo mismo sucedió luego con otras dependencias de la
Sociedad como el Bosque de la Independencia, el Instituto de Bellas Artes, la Sociedad
Protectora de Animales y El Zoológico, por mencionar algunas, se puede observar cómo la
base organizacional de la Sociedad se hizo cada vez mucho más amplia. Por este motivo, en
la misma sesión que se conformó la Junta del Hipódromo se aceptó la propuesta de Gabriel
Latorre de elevar a doce el número de los miembros del Consejo Directivo con sus
respectivos suplentes.19 La necesidad creciente de recursos humanos para responder a las
demandas administrativas así lo exigían.
La cantidad de trabajo llegó a ser tan acuciante que luego de una larga discusión en una
reunión posterior se aceptó la propuesta del señor Latorre: “Auméntase a quince el número
de los socios principales con sus respectivos suplentes y modifíquese los estatutos de la
sociedad en este sentido”. Los elegidos para engrosar la lista de miembros del Concejo
Directivo de la Sociedad fue la siguiente: como miembros principales Manuel J. Alvarez,
19 A. S. M. P. Acta No 71, de 20 de septiembre de 1905. f. 106-107
23
Enrique Gaviria J. y el Doctor Julio E. Botero, y como suplentes a los señores Vicente B.
Villa, César García y Enrique Echavarría”.20
Las relaciones entre el Consejo Directivo de la Sociedad y las demás juntas administradoras
fueron muy cercanas. Se llevaba un control cuidadoso de todas las actividades de éstas,
pero se procuraba no entorpecer el desarrollo de estas empresas, dejando en sus manos
ciertos asuntos, como la conformación de comisiones de trabajo en dichas juntas y el
contrato de empleados. Sin embargo la Sociedad se reservaba el derecho a intervenir en
dichas juntas para sugerir proyectos. En el año en cuestión, verbigracia, por recomendación
de Ricardo Olano se pidió a los administradores del frontón entenderse con Manuel J.
Alvarez C., con el fin de realizar el secamiento de la laguna que estaba en inmediaciones
del Hipódromo”.21 Además, cada año la Sociedad de Mejoras realizaba la elección de
candidatos para conformar las juntas de cada una de las empresas administradas por ella.
Para el caso que estamos ilustrando, se sabe que en 1906 la nueva junta del Frontón se
conformó como sigue: César Piedrahita B., (Gerente), Harold B. Meyerheim (Primer
Consejero), Gustavo Restrepo (Consejero Segundo), César García (Tercer Consejero),
Gabriel Martínez C., (Suplente primero), Luis Mariano Olarte, (Suplente segundo), Ricardo
Jaramillo (Suplente Tercero).22 Como puede observarse, una junta compuesta de
empresarios de amplia trayectoria y profesionales reconocidos.
Como es de suponerse, los empleados de la Sociedad recibían una remuneración de acuerdo
con sus responsabilidades. Los socios no recibían ningún sueldo, ni ninguno de los
miembros de la Junta Directiva, exceptuando algunos casos, cuando realizaban trabajos en
20 A. S. M. P. Acta No 80 de 28 de noviembre de 1905, f. 13621 A. S. M. P. Acta No 80 de 28 de noviembre de 1905, f. 13622 A. S. M. P. Acta No 87, de 10 de abril de 1906, f. 146
24
el campo de sus respectivas profesiones para alguna obra pública, o cuando se ganaban
alguno de los concursos realizados por la ella misma. Para el año de 1907 los sueldos de los
empleados eran como sigue: Secretario: $ 3.000, más el 5% de la recolección de las
suscripciones mensuales; Carteros, cada uno a $ 520, mientras hubieran periódicos que
repartir; Buzoneros a $ 500. La SMP concede el 5% a la secretaría de la recolección de las
suscripciones mensuales de particulares.23
Merece destacarse así sea de manera ligera, que en esta primera etapa, la Sociedad, se
preocupó por algunos asuntos relacionados con la policía, organismo de primer orden,
cuando de fomentar actitudes cívicas se trata. Por ello, siguiendo la sugerencia de Enrique
Olarte en 1905 intentó establecer un premio anual de 5.000 pesos para entregarlo al agente
de Policía “que mejor haya cumplido con su deber y más se haya distinguido por su buena
conducta durante el año, premio que se dará por cuenta de la SMP”.24 Y aunque por
motivos financieros no se cumplió este propósito, la idea ilustra un momento inicial en la
cual la Sociedad de Mejoras trata de asumir y ayudar a cumplir funciones policiales. Casos
concretos, cuando solicitó al Comandante de la Policía, que enviara un número suficiente
de agentes en los días de carreras para establecer un cordón de circulación que obligue a
todos los transeúntes a tomar la derecha para evitar atropellos a la entrada o salida de las
carreras.25 O cuando, por moción de José A. Gaviria se le reclamaron al Alcalde “los treinta
pitos correspondientes a los socios de la SMP en su carácter de policía municipal,
acompañados de las respectivas indicaciones para su uso en la policía”.26
23 A. S. M. P. Acta 107, de 26 de abril de 1907, f. 17824 A. S. M. P. A. S. M. P. Acta No 73 de 5 de octubre de 1905, f. 118; Acta No 74 de 10 de octubre de 1905, f. 119-12025 A. S. M. P. Acta No 92, del 20 de junio de 1906, f. 16026 A. S. M. P. Acta No 114, del 25 de junio de 1907, f. 194
25
Nuevamente en 1907 la Sociedad se vio en la necesidad de ampliar el número de socios
principales, siguiendo la recomendación de Luis Mariano Olarte. Además de aumentar a
treinta el número de socios principales se decidió borrar de la lista a quienes habían faltado
con mucha frecuencia, ni tomado parte activa en los trabajos realizados hasta aquella fecha.
Se decidió también que en adelante todos los socios serían principales y no habrá suplentes.
Con estas modificaciones a los estatutos, se incluyó una cláusula según la cual los socios
que con previa citación dejaran de asistir a las reuniones semanales por diez veces seguidas
sin una excusa legal se consideraría como una renuncia. Los socios que tuvieran que
ausentarse temporalmente de la ciudad y por consiguiente no puedan asistir a las sesiones
debían avisarlo por escrito a la Secretaría.27
Hasta este punto, es posible delimitar una primera época en la vida institucional de la
Sociedad de Mejoras Públicas. Si comparamos la vida de esta corporación con la de una
persona, podríamos decir que en este primer período se cumplió el proceso de gestación y
alumbramiento. Ya se había conformado la estructura ósea, los músculos que le permitirían
realizar grandes esfuerzos y el rostro para reconocer y ser reconocido. Los padres
fundadores le habían dado un nombre y una identidad, le imprimieron una misión, le
ayudaron a dar los primeros pasos y a los diez años ya este nuevo ser empezó a mostrar lo
que habría de ser.
1.3. Naturaleza y forma de trabajo de la sociedad de mejoras públicas: principales etapas
27 A. S. M. P. Acta No 109, de 21 de mayo de 1907, f. 182
26
1.3.1 La primera época: de 1910 a 1929
La segunda década del siglo veinte fue, sin lugar a dudas, unas de las más fructíferas en la
historia de la Sociedad de Mejoras Públicas. Como veremos a su debido tiempo, en este
período se emprendieron muchas obras de gran trascendencia para la ciudad, tanto en sus
aspectos de morfología urbana, como a nivel cultural. Por su importancia vale mencionar el
Bosque de la Independencia (convertido luego en el Jardín Botánico Joaquín Antonio
Uribe); el ornato y construcción de un quiosco para retretas en el Parque de Bolívar, los
jardines de la Avenida La Playa, y la instalación de bancas en los parques de la ciudad; la
fundación de las escuelas de Música y Pintura, núcleo gestor del Instituto de Bellas Artes;
la creación de la revista Progreso como órgano difusor de sus campañas cívicas y como
informador a la comunidad benefactora de la forma en que se invertían sus donaciones
En esta etapa del desarrollo institucional, se presentó un hecho de gran significación, por lo
que significó en la proyección a nivel social, especialmente en el área del civismo y en la
realización de fiestas y campañas educativas. Se trata de la creación del Cuadro de Honor
de la Sociedad de Mejoras Públicas, el cual se constituyó en un grupo de apoyo a sus
gestiones. Consistía en una comisión alterna compuesto por damas de la alta sociedad
medellinense, algunas de ellas esposas, hijas, hermanas de los miembros principales de la
Sociedad.
Este grupo de señoras era una especie de Sociedad de Mejoras Públicas femenina y su
creación tiene que ver con la necesidad de contar con personas comprometidas con ciertas
obras culturales y de ornato, que demandaban mucho tiempo de los socios principales,
como la organización de fiestas de beneficencia, fiestas infantiles y batallas de flores, entre
27
otras. Se desconoce el momento preciso de su fundación y organización, por la pérdida del
libro de actas correspondiente a los años 1910 - 1911. El cuadro de Honor contaba, al igual
que la Sociedad de Mejoras, de una Junta Directiva y de un grupo amplio de señoras que
apoyaban su labor.
La cantidad de trabajo en este primer período se había intensificado y diversificado tanto,
que fue preciso crear nuevas comisiones dentro de la Sociedad y ampliar el número de
socios. A las comisiones ya mencionadas se integraron las siguientes: “Progreso”, que tenía
por miembros a Miguel Moreno J., Gil J. Gil, Enrique Olarte y José A. Gaviria; Escuela de
Música, dirigida por Gonzalo Escobar; Escuela de Dibujo, bajo la coordinación de Ricardo
Rodríguez L.; Escuela de Dactilografía, integrada por José A. Gaviria y Juan Martínez S.;
Quioscos que tenía como único miembro a Luis B. Mejía; Medellín Futuro, compuesta por
los doctores Enrique Olarte y Alejandro Londoño G.; Canalización del río, formada por
Manuel J. Alvarez y Alejandro Londoño G.; Teatro de Medellín, con Enrique Olarte,
Nolasco Betancur, Enrique A. Gaviria y Gonzalo Escobar.28 A la siguiente semana se
nombraron nuevos miembros para algunas de estas comisiones. Roberto L. Restrepo y
Gonzalo Escobar entraron a formar parte de la Escuela de Pintura, Jorge Rodríguez a la de
Medellín Futuro, y Juan de la Cruz Escobar a la de Canalización del Río.29 Estos
movimientos de socios entre las diferentes comisiones era frecuente, y tenían razón en las
necesidades de cada una de ellas por las demandas variables que generaba cada actividad.
28 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913, f. 136 - 137. El resto de las comisiones estaban organizadas de la siguiente forma: Revisión de contabilidad: Guillermo Camargo y Luis M. Olarte; Cuotas voluntarias: Ramón Echavarria, Ricardo Restrepo W., Eusebio Restrepo; Fiestas públicas: Aurelio Correa, S. Moreno O., Nolasco Betancur; Arquitectura, fuentes, etc.: Dr. Jorge Rodríguez y R. Luis Restrepo; Aseo: Dres. Jorge Tobón y Juan Uribe W.; Arboles, parques, etc.: Manuel vásquez y Timoteo Jaramillo; Hipódromo: Gustavo Restrepo; Vehículos de transporte: Pedro J. Mondragón, Nicanor Restrepo G.; Donación A. Ángel e Hijos: Alberto Ángel y M. J. Alvarez.29 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913, f. 141
28
En esta segunda etapa es observable, al igual que en la primera, la preocupación de la
Sociedad por los asuntos de la Policía, llegando incluso a hacer sugerencias para el
mejoramiento de este cuerpo, con el fin de que los agentes se convirtieran en ejemplo. En
1914 se aprobó una propuesta de José A. Gaviria, de pasar nota al Comandante de la Policía
pidiéndole introducir en tal cuerpo las siguientes reformas: 1) que se prohiba a la policía
fumar en lugares públicos; 2) que se les revise cuidadosamente el traje al salir a servicio,
para que estén siempre correctamente abotonados y bien puestos y que se uniformice el
vestido, desde el casco hasta el color del calzado; 3) que se impida a los Recorredores el
uso antiestético del bastón.30
Otro de los acontecimientos que marcó esta época fue la realización del primer Congreso
Nacional de Mejoras Públicas en Bogotá en el año de 1917. Este evento fue organizado por
iniciativa de Ricardo Olano, razón por la cual fue nombrado presidente del mismo. El
Congreso fue una ocasión aprovechada de manera exitosa para hacer conocer a nivel
nacional las realizaciones de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín y de invitar a
personas de otras regiones del país a imitar este proyecto de organización cívica para ser
extendido a otras poblaciones. Desde aquel congreso quedó muy claro que esta propuesta
organizativa a pesar de ser oriunda de Bogotá, había logrado desarrollarse con mayor
notoriedad en Medellín, por lo cual la Sociedad de Medellín se convirtió en el modelo a
seguir.
Durante esta primera etapa de trabajo de la Sociedad no se dieron cambios significativos en
los estatutos que regían la organización interna. Fueron apareciendo nuevas comisiones a
medida que se iniciaban nuevos proyectos, o se variaba la composición de las mismas, sin
30 A. S. M. P. Acta No 374, de 16 de marzo de 1914, f. 277
29
realizar cambios profundos en la estructura interna. Por ejemplo, en 1918 se constituyó una
Comisión de Fiestas, integrada por Ricardo Greiffeinstein y J. G. Johnson; Eduardo Uribe
V. y Leocadio Arango formaron una Comisión de Junta de Estética; se creó una Comisión
de la Avenida La Playa, compuesta por José A. Gaviria, Juan Jaramillo Martínez; y por
último una Comisión de Parques y Árboles con los socios Leocadio Arango y Luis F.
Osorio.31 No se veía la necesidad, pues hasta aquellos años los logros eran apabullantes. En
1917 se aprobó un proyecto de reglamento interno que realmente no varió mucho su
constitución.32
Por los mismos años, la Sociedad de Mejoras, que había concentrado su atención en el
centro de la ciudad, desarrolló una preocupación por los barrios de la ciudad,
específicamente por los barrios obreros. Este es un paso significativo hacia la
descentralización de su actividad, la cual se consolidará en las décadas de los cuarenta y
cincuenta. La extensión hacia los barrios se puede ubicar en la conformación de una
comisión integrada por socios médicos, ingenieros y abogados para que estudiaran e
hicieran recomendaciones sobre la situación de higiene de las habitaciones de obreros, con
el fin de elaborar un proyecto de saneamiento, el cual se entregaría a las instituciones
correspondientes.33 De igual manera, la Sociedad nombró una serie de comisiones
permanentes para todos los barrios de la ciudad.34
Un buen balance de lo que había significado la Sociedad de Mejoras en esta primera época
lo hizo uno de sus fundadores, el expresidente Carlos E. Restrepo en 1924, al momento de
cumplirse los primeros veinticinco años de historia de esta institución: “Desde entonces
31 A. S. M. P. Acta No 535, de 14 de febrero de 1918, ap. III32 A. S. M. P. Acta No 495, de 19 marzo de 1917, ap. IV33 A. S. M. P. Acta No 547, de 13 de mayo de 1918, ap. VI34 A. S. M. P. Acta No 548, de 20 de mayo de 1918, ap. VI
30
acá, ! cuánto se ha hecho ! Ni la guerra de tres años que en aquél entonces se desató sobre
la patria; ni dos crisis que han conmovido los fundamentos económicos de la sociedad; ni
vicisitud alguna han podido detener el ascenso civilizador de la SMP”.35
También en la misma ocasión en una publicación patrocinada por la Sociedad de Mejoras,
aparece un escrito de los socio Antonio J. Cano y Carlos E. Gómez, que sintetiza bien la
forma de trabajo de la institución:
“El Presidente distribuye su labor de cada año en comisiones de dos, tres o más
socios, según la importancia del asunto que les confía, y así todo anda ordenada y
rápidamente, ya que por fortuna el personal de la Sociedad está formado por
caballeros honorables y competentes, escogidos de entre lo mejor de la ciudad,
formándose así un conglomerado de comerciantes, artistas, literatos, periodistas,
ingenieros, abogados, médicos, empleados de categoría, etc. De este personal así
formado el Presidente escoge para cada asunto los miembros más apropiados, les
deja entera libertad para su estudio y sus deliberaciones y proposiciones, las que
luego son sometidas a la aprobación de la Sociedad en su sesión semanal.”36
Como puede verse, el trabajo de la Sociedad tenía por célula básica la comisión y sus
triunfos dependían en gran medida por la calidad de los comisionados.
Según un balance oficial de la SMP aparecido en primer número de la segunda época de
Progreso, su tarea básica estribaba en “Crear conciencia de la ciudad, enseñar a amar a la
ciudad, llenar nuestros espíritus y nuestros corazones del orgullo de la ciudad, dar vida a la
ciudad, eso, todo eso, es lo que ha hecho la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín en
35 Montoya Toro, Jorge. “Breve historia de la S.M.P. de Medellín”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria 1675-1975. Medellín: Bedout, 1975, p. 267-26836 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. “Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Betancur Agapito. (Comp.). La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Tipografía Bedout, 1925, p. 253
31
los años que lleva de vida.“37 Y en esa labor de dar vida a la ciudad había adoptado tres
estrategias fundamentales: la adopción del Plano de Medellín Futuro en la década de 1910,
bajo el cual “viene creciendo la ciudad como por encantamiento”; en segundo lugar, el
inicio de las mejoras necesarias para continuar el “progreso” de Medellín; y finalmente sus
campañas dirigidas a los medellinenses, buscando orientar y cambiar su concepción de la
ciudad, mostrándoles sus deberes y derechos hacia ella, “gritando sin cesar el evangelio del
civismo”.38
1.3.2 La segunda etapa: de 1930 a 1948
Esta época se inicia con una gran reforma de los estatutos que regían la estructura de la
entidad. El debate se inició en el mes de octubre de 1929 y concluyó el año siguiente con la
expedición de un nuevo documento constitucional de la Sociedad, la cual empezaba a
observar el rezago de su organización y buscaba instrumentos de modernización.
Desafortunadamente no hemos tenido acceso a este documento, que podría aportar mucho
al conocimiento de la vida interna de esta institución.39
Sin embargo se pueden inferir algunas cosas de los proyectos emprendidos por aquellos
años por la Sociedad. Debe tenerse en cuenta que en 1930 termina la hegemonía
conservadora y se inicia un período de regímenes liberales que dará un gran énfasis a
cuestión social que empezaba a preocupar, tanto al Estado como a las instituciones de la
sociedad civil y de la Iglesia. La fisonomía de la ciudad había cambiado de una manera
37 Progreso. 2a Epoca, No 1. Medellín: S. M. P., agosto de 192638 Progreso. 2a Epoca, No 1. Medellín: S. M. P., agosto de 1926. Ver capítulo sobre las Obras realizadas por la SMP.39 A. S. M. P. Acta No 1015, del 23 de Octubre de 1929, pp. 580 - 581
32
vertiginosa, con la industrialización, el crecimiento comercial y la urbanización de grandes
áreas de la ciudad para la construcción de barrios obreros.
A las nuevas condiciones se sumaba el auge de tendencias políticas nuevas como el
socialismo, el auge de las huelgas obreras y el impacto de las revoluciones en Rusia y
México. La Iglesia, por medio de una compleja red organizacional y apoyada por los
empresarios empezó una serie de proyectos con el fin de captar a estas masas obreras
residentes en la ciudad, buscando mediar en el conflicto capital - trabajo. Y aunque la
Sociedad de Mejoras no tuvo un papel protagónico en este proceso, si se vio empujado
incluir en sus áreas de trabajo a la población obrera.
La Sociedad de Mejoras Públicas promovió la creación de los llamados Centros Cívicos o
SMP en cada barrio de la ciudad, como una manera de canalizar todo el descontento que
pudiera estar siendo alimentado por las condiciones precarias de vida en algunos barrios,
hacia el amor por la ciudad, el trabajo colectivo por el mejoramiento de la estructura
material de estos y la inculcación de los valores cívicos. Los Centros Cívicos eran una
especie de “pequeñas Sociedades de Mejoras”, con sus respectivos Cuadros de Honor y
tendría su papel en la organización barrial hasta la década de los sesenta, cuando fueron
remplazadas por las acciones comunales.
Como ya hemos visto, la Sociedad de Mejoras había llamado a las mujeres a jugar un papel
en el desarrollo de la ciudad, como una forma de reconocimiento al género femenino, que
había sido marginado de la esfera pública, considerada como propia de los hombres. El
llamado hecho en esta segunda etapa a los obreros para que se conviertan en gestores de su
propio desarrollo, sería a su vez un reconocimiento de madurez de este grupo social
ignorado hasta entonces. Algo similar sucedería décadas más tarde con los jóvenes, con la
33
creación de Sociedades Juveniles de Mejoras Públicas. En este sentido se puede decir que
la Sociedad abrió más prontamente que el Estado ciertos espacios democráticos de
participación.
Pero no sólo a la labor social se dedicó la Sociedad de Mejoras. Esta fue una época brillante
de realización de obras de gran envergadura para la infraestructura de la ciudad, sobre las
que se tratará con posterioridad, pero que es necesario al menos mencionar, pues enmarcan
toda esta segunda etapa de vida institucional: Aeropuerto Olaya Herrera, Hotel Nutibara,
Cerro Nutibara, cobertura de la quebrada Santa Elena, canalización y rectificación del río
Medellín, organización y apertura del Museo de Zea, arborización y construcción de
avenidas a ambos lados del río.
A finales de 1935 se hicieron nuevamente algunas modificaciones a los estatutos de la
SMP, cuyos resultados aún se desconocen, pero que reflejan los esfuerzos por acomodar la
estructura organizativa a los cambios de la época.40 En una segunda fase sería interesante
hacer cierto énfasis en estos aspectos organizativos que se presentaron en los diferentes
períodos. Sin embargo, para ilustrar cómo la Sociedad se veía influida por el cambio de los
tiempos, valga citar un artículo de Joaquín G. Ramírez aparecido en 1939 en Progreso:
“La Sociedad de Mejoras Públicas (...) tiene en su haber vastas y efectivas
realizaciones dentro del panorama cultural de Colombia. Porque su espíritu - el
espíritu de esas letras [SMP] - que es noble y generoso, ha logrado mantenerse, aún
en las horas de mayor locura colectiva y de apasionamientos políticos, en un
ambiente de serenidad, justicia, equidad y tolerancia. La SMP podrá ser indiferente
a quienes no la conozcan, pero nunca ha tenido adversarios. No es posible odiar a un
40 A. S. M. P. Acta No 1256, del 16 de Septiembre de 1935, p. 712; Acta No 1259, del 7 de Octubre de 1935, pp. 724 - 725 - 726
34
ideal de cultura ni a un ente de la autoridad moral. (...) [a pesar de los cambios]
continúa realizando sus ideales mediante un poder de adaptación y penetración
maravilloso y sorprendente, porque es fiel reflejo de la consigna de que, cuando se
trata de mejorar lo colectivo y de progreso real, no hay iniciativas rechazables, ni
esfuerzos perdidos ni tesis revolucionarias”.41
La cita anterior es además una buena muestra de la imagen que había ganado la Sociedad
durante las décadas precedentes. Sin embargo, ya veremos, como esta imagen se deterioró,
llegando al punto de ser casi desconocida.
Los nuevos proyectos rentables emprendidos por la Sociedad de Mejoras en esta etapa
exigieron nuevas reformas a los estatutos en 1939. Los nuevos estatutos contemplaban la
creación de secciones permanentes dedicadas cada una a un ramo determinado, con
reuniones semanales, con día y hora fijos, en una misma oficina adquirida para el efecto.
Estas secciones permanentes o comisiones debían presentar informes durante las reuniones
generales.
Estas secciones se crearon buscando “resolver el problema que se ha presentado en nuestra
institución en los últimos años, o sea que su labor ha sido relativamente pequeña con
relación a los problemas y necesidades de Medellín”. Cada Sección o comisión estaba
precedida por un presidente, elegido entre los miembros que voluntariamente habían
elegido el grupo en el cual deseaban trabajar. Para el funcionamiento de estas comisiones se
abrió una nueva oficina en el Edificio Posada, ubicado en la carrera Bolívar, bajo el número
51 - 49.42
41 Progreso. 3a Epoca, No 2. Medellín: S. M. P., agosto de 1939, p. 33-3442 Progreso. 3a Epoca, No 9. Medellín: S. M. P., marzo de 1940; 3a Epoca, No 20, de febrero de 1941; 3a Epoca, Nos 22 y 23 de 1941, p. 675
35
Con ocasión de aquella reforma a los estatutos se hicieron escuchar algunas voces de
reclamo a los socios ausentistas, a quienes se acusaba del rezago en la presencia efectiva de
la Sociedad en la ciudadanía, que dejaron vislumbrar una primera crisis en el seno de la
institución. Se argumentaba que cuando Medellín era más pequeña, la SMP “podía hacer
una labor muy notoria porque el trabajo de los socios, dados los pequeños problemas que
tenía Medellín, era muy visible”. Sin embargo, se hacía notar cómo, a pesar de haber
aumentado el número de socios para responder a las nuevas demandas de la ciudad, la
colaboración había disminuido, por lo que los trabajos los realizaban los mismos: la mesa y
los socios más asiduos.43
Las comisiones permanentes y autónomas nombradas en 1940 permiten ver los puntos que
requerían la atención de la Sociedad. Se nombraron comisiones de Finanzas, Obras
Públicas, Higiene y Aseo, Instituto de Bellas Artes, Bosque de la Independencia,
Arborización (vivero, bosques y reforestación), Bosque del Cerro Nutibara, Revista
PROGRESO, Transito, Hotel Nutibara y Turismo, junto a las cuales trabajaba la comisión
encargada de la Canalización del Río, y diferentes grupos de gentes encargadas de dialogar
con el gobierno para solucionar diferentes asuntos como la canalización de la Quebrada
Santa Elena o el mejoramiento del servicio en el ferrocarril.44
Todo parece indicar que fue justamente el ingente trabajo el que le demostró a la Sociedad
de Mejoras la necesidad de fomentar la creación en los gobiernos municipal y
departamental de oficinas encargadas de dirigir el crecimiento de la ciudad y velar por el
43 Progreso. 3a Epoca, Nos 22 y 23. Medellín: S. M. P., abril y mayo de 194144 Finanzas: Marco A Pelaez, Obras Públicas: Rafael Montoya Pérez, Manuel Escobar, Higiene y Aseo: Gil J Gil, Instituto de Bellas Artes: Antonio J Cano, Bosque de la Independencia: Elías Uribe Uribe, Arborización: vivero, bosques y Reforestación: Ricardo Olano, Bosque del Cerro Nutibara: Adolfo Molina, Revista PROGRESO: Ricardo Olano, Transito: Joaquín Jaramillo U, Hotel Nutibara: Luis Echavarría y Turismo: Gabriel Echavarría M. (Progreso. 3a Epoca, No 52. Medellín: S. M. P., octubre de 1943)
36
estado de sus espacios públicos. Para la década de 1940 ya funcionaban oficinas como la
Junta del Fomento Urbano, de Carreteras Nacionales, de Vías, etc., las que permitieron a la
SMP, a la vez que les brindaban asesoría, dirigir sus esfuerzos hacia proyectos particulares.
Es así como pasa a “proponer y gestionar”, pero no a “realizar” plenamente las obras.45
Es esto precisamente lo que permite delimitar el fin de la segunda etapa en la historia de la
Sociedad a fines de los cuarenta, cuando al ser desplazado por el Estado en algunas funciones
que le habían dado gran protagonismo a nivel social, esta institución se vio relegada a un
segundo plano. Este hecho sustenta aún más una de las hipótesis que orientan este trabajo: la
Sociedad de Mejoras surgió para llenar un vacío dejado por el Estado, cuando éste se
convirtió en un botín de guerra entre partidos políticos y abandonó sus funciones. La
Sociedad llega a asumir actividades estatales y a remplazar a los organismos del Estado en
ciertas áreas de lo social. Cuando el Estado reasumió su cometido, la Sociedad se quedó
restringida a labores de poco impacto.
En 1943 las oficinas de trabajo de la Sociedad regresaron al Palacio de Bellas Artes,
buscando economía e integración de las comisiones de trabajo. Debido a la crisis de 1945,
reflejada en el gran ausentismo de los socios, la Sociedad concibió otras formas de trabajo y
de integración de los socios a las labores, las que plasmó en unos nuevos Estatutos, que
fueron modificados otra vez en 1953. Según los diferentes trabajos que emprendiera la
Sociedad, las comisiones surgían y desaparecían.
Para 1949 funcionaron las comisiones de Asesoría Jurídica, Comité Social, Concurrencia,
Deporte, Extensión cultural, Fiestas Patrias, Monumentos Históricos, Finanzas,
Reglamento, Higiene, Obras Públicas, Tránsito, Turismo, Teatro, Bosque de la
45 Progreso. 3a Epoca, No 29. Medellín: S. M. P., noviembre 1941
37
Independencia, Instituto de Bellas Artes, Jardín Botánico, Parques y Jardines, Medalla
Cívica, Propaganda Cívica , Propaganda y prensa, Revista y Semana Cívica. Alguna
comisione como la de Parques y Jardines, Extensión Cultural o fiestas patrias, estaban
integradas por miembros de la Sociedad y por personas invitadas destacadas en las labores
de estos campos.46
La década de 1940 implicó un cambio en la orientación de los proyectos llevados a cabo
por la Sociedad, tal como lo expresó Joaquín Jaramillo Sierra en el informe de labores
correspondiente a 1943:
“Estimo que la época en que la intervención de nuestra Sociedad estaba reducida a
la consecución de progresos materiales de más o menos importancia, ha concluido.
La legislación moderna puede resolver en forma casi automática muchos problemas
que antes constituían el objeto casi único de nuestras preocupaciones y requerían
nuestra indesmayable vigilancia. El impuesto de valorización (para citar sólo un
ejemplo). (...) Nos quedan extensos campos espirituales, en donde yo os aseguro que
cosecharemos abundantes frutos (...) Mas no por aquellas razones tendremos
derecho a rehuir la lucha en el campo material, porque abjuraríamos del
compromiso que hemos adquirido ante la memoria de nuestros ilustres fundadores y
en presencia de nuestros ciudadanos”.47
46 Asesoría Jurídica: Luis Piedrahita, Comité Social: Velario Tobón, Concurrencia: Rafael Alvarez, Deporte: John Gómez Restrepo, Extensión cultural: Ezequiel Arroyave R, Fiestas Patrias, Monumentos Históricos: Francisco Duque, Finanzas: Jaime Gil Sánchez, Reglamento: Pedro Chavez Gómez, Higiene: Jesús Mejía Uribe, Obras Públicas: José Olano, Tránsito: Paulino Vélez, Turismo: José María Betancur, Teatro: Marco A Pelaez, Bosque de la Independencia: Aycardo Orozco, Instituto de Bellas Artes: Emilio Villaveces, Jardín Botánico: Juan B Ángel, Parques y Jardines, Medalla Cívica: Fernando Estrada, Propaganda Cívica: Juan Jaramillo M, Propaganda y prensa: Jaime García Lobo, Revista: Alfonso Mora Naranjo y Semana Cívica. (Progreso. 4a. Epoca, No 4. Medellín: S. M. P., abril de 1949)47 Progreso. 3a. Epoca, No 56. Medellín: S. M. P., febrero de 1944
38
El año de 1944 se distinguió por la continuación de esfuerzos en pro del Museo, la fiesta de
"la Madre" con solemnidad religiosa (misa en la Catedral Metropolitana), la del “niño” y la
Semana Cívica, eventos que tenían a su cargo desde tiempo atrás; además de la organización
de la procesión del Santo Sepulcro, “como todos los años lo ha venido haciendo”,
conferencias culturales, concurso de vitrinas durante la semana cívica, exposición de
miniaturas el día de la inauguración del Museo de Zea, costurero (que se dedica a la
fabricación de ropa para instituciones benéficas, lo que es ya una costumbre que viene desde
hace varios años), la administración de la biblioteca “Manuel Lalinde”, y la entrega de la
Medalla Cívica a la maestra, otorgada a Lola González.48
Durante 1945 se registró una crisis en la Sociedad y muchos de sus miembros se retiraron
de sus labores, como lo reflejó la salida de circulación de la Revista PROGRESO durante
un año. La crisis aludida tenía relación con los problemas que ocasionaba el ajuste a las
nuevas condiciones que imponía las relaciones con los entes gubernamentales y el proceso
de empalme con las nuevas oficinas encargadas de las obras públicas que antes ejecutaba la
Sociedad.
Cuando se reinician las actividades en 1946, bajo un nuevo reglamento y organización,49
Gil J Gil, presidente para este año, expresó su interés por retomar las labores y realizó un
esfuerzo de análisis de la crisis que recién había golpeado a la institución, hasta el punto de
suspender parcialmente las actividades:
48 Progreso. 3a. Epoca, No 56. Medellín: S. M. P., febrero de 1944; Progreso. 3a. Epoca, No 68. Medellín: S. M. P., febrero de 194549 Como parte del proceso reorganizativo de la Sociedad, y como respuesta a los lineamientos político-religiosos que se daban en el país, el 14 de octubre se colocó la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en el Salón de sesiones en el Palacio de bellas Artes. (Progreso. 3a. Epoca, No 76. Medellín: S. M. P., octubre de 1946)
39
“Para continuar esta labor es preciso que contemos con el apoyo franco y leal de
todos los socios. Nos proponemos sostener en las sesiones la mayor cordialidad y
armonía, evitando discusiones acaloradas, críticas acerbas, elogios y actividades
reñidas con el carácter de la Sociedad. Este no es un cuerpo parlamentario, sino una
reunión cordial de amigos de la ciudad, que trabajan exclusivamente para ella,
olvidándose de sí mismos, y sin otra aspiración que satisfacer el anhelo de laborar
por el progreso de Medellín”.50
Y como era apenas lógico luego de un receso, el nuevo Presidente Gil J. Gil, quien había
acompañado a la Sociedad durante toda la primera parte del siglo, recordó la filosofía de la
Sociedad de Mejoras en los siguientes términos:
“El objetivo principal de la SMP es acoger toda idea de ornato, mejora pública y
progreso de la ciudad; desarrollar las iniciativas con el concurso de sus socios, e
interesar en ellas a las entidades oficiales y a la ciudadanía; propender porque
cristalicen las obras, ya sea ejecutándolas o estimulando su ejecución, y una vez
realizadas, desprenderse de ellas para que el estado o los particulares las cuiden y
hagan progresar en beneficio de la ciudad”.51
Se puede observar en las palabras citadas un cambio radical en la forma de concebir el
trabajo de la institución y especialmente la vinculación de la Sociedad con los proyectos
que echaba a andar.
Para esta época la actividad de la Sociedad había trascendido las fronteras, gracias a un
artículo publicado en la Revista Selecciones, que registraba de manera positiva la labor de
las Sociedades de Mejoras Públicas en Colombia, resaltando la de Medellín. En 1946
50 Progreso. 3a. Epoca, No 69. Medellín: S. M. P., marzo de 1946, p. 219251 Progreso. 3a. Epoca, No 69. Medellín: S. M. P., marzo de 1946, p. 2193
40
comienzan a llegar cartas de felicitación y peticiones de diferentes países (Perú, México,
Cuba, por ejemplo) para que les permitan conocer el reglamento de la Sociedad con el fin
de fundar instituciones similares en los diferentes países.52 Para este momento ya se habían
realizado más de tres Congresos de Mejoras Públicas en el país, que evidenciaban la
existencia de esta corporación en más de más de 50 ciudades colombianas.53
El final de esta segunda etapa estará marcada por dos acontecimientos. De un lado, la
culminación de la primera etapa de la Clínica de la Maternidad en 1948, promovida por Luz
Castro de Gutiérrez, líder del Cuadro de Honor.54 De otro, en el mismo año se registró la
muerte de Ricardo Olano.55
El 9 de febrero de 1949 en la sesión celebrada con motivo del Cincuentenario de la
Sociedad, el Presidente Marco A. Peláez, consignó el acta del día un parte de victoria:
“puedo decir en nombre de todos sus miembros y en el mío propio, la frase más grata y
significativa que pueda decir hombre alguno: Hemos cumplido con nuestro deber”.56
Nuevamente se recalcó la filosofía que dictaba la forma de trabajo de la Sociedad y que la
distinguía de las épocas previas: “lanzar iniciativas y emprenderlas cuando sus capacidades
se lo permitan. Una vez demostrada en la práctica la utilidad y conveniencia de ellas,
entregarlas a quienes tienen el deber de mantenerlas en beneficio general y cuentan con los
medios económicos necesarios”.57
La segunda etapa en la historia de la Sociedad se cerró con broche de oro. El gobernador de
Antioquia, Fernando Gómez Martínez hizo lectura del decreto número 0325 de 15 de
52 Progreso. 6a. Epoca, No 32 - 33. Medellín: S. M. P., febrero de 196053 Progreso. 3a. Epoca, No 70. Medellín: S. M. P., mayo de 194654 Progreso. 4a. Epoca, No 2. Medellín: S. M. P., diciembre de 194855 Progreso. 4a. Epoca, No 1. Medellín: S. M. P., octubre de 194856 Progreso. 4a. Epoca, No 3. Medellín: S. M. P., enero de 194957 Progreso. 4a. Epoca, No 3. Medellín: S. M. P., enero de 1949, p. 9
41
febrero de 1949, por el cual se le confiere la Orden de Boyacá a la SMP de Medellín, en la
categoría de Caballero.58
1.3.3 La tercera etapa: de 1949 a 1979
En la década de los cincuenta la ciudad de Medellín se encontró con una Sociedad de
Mejoras Públicas que restringe su accionar a la realización de importantes campañas cívicas y
a la administración de la gestión cultural del Instituto de Bellas Artes y del Bosque de la
Independencia. Las campañas cívicas de esta época consistían en la realización de
exposiciones florales, celebración del día del árbol, del día de la Madre y de la Semana
Cívica.
Se trataba de una de las décadas más turbulentas de cuantas haya sufrido la ciudad.
Medellín se vio invadida por miles de familias campesinas provenientes de los campos que
huían de la violencia, y esto coincidió con un segundo auge industrializador, con los
esfuerzos de sustitución de importaciones de bienes de capital. En la periferia de la ciudad y
especialmente el sector noroccidental que se encontraba despoblado proliferaron los barrios
de invasión.
Sin embargo este proceso no contó con una Sociedad de Mejoras Públicas fuerte, que
pudiera adelantar mejoras públicas semejantes a las realizadas a principios del siglo en el
centro de la ciudad. Más aún, el proceso era tan vertiginoso que desbordaba cualquier
esfuerzo planificador y regulador del Estado y de las organizaciones cívicas. No obstante,
la Sociedad de Mejoras Públicas intentó adaptarse a estos cambios e influir en ellos.
58 A. S. M. P. Acta No. 1811, de marzo 14 de 1949.
42
La Sociedad entonces tomó por bandera la necesidad que existía de concientizar a los
ciudadanos sobre sus obligaciones con la ciudad:
“Y es entonces cuando la Sociedad, como ya ha comenzado a hacerlo, debe trabajar
al unísono con las autoridades de urbanismo y planeamiento, para que este proceso
de engrandecimiento no se haga con mengua de la estética y condiciones higiénicas
que deben predominar en el ensanche de las ciudades”.59
La Sociedad se dedicó en este período a conocer, a través de los Centros Cívicos barriales
los problemas urbanísticos de las áreas que empezaban a poblarse en la ciudad, y a sugerir a
los institutos descentralizados y demás organismos de gobierno algunas soluciones. Según
un artículo aparecido en Progreso, la Alcaldía, la Secretaria de Hacienda Municipal, la
Empresa de Energía Eléctrica, la Oficina de Valorización, Empresas Públicas Municipales
y la Oficina de Circulación y Transporte, brindaron siempre una amplia colaboración a la
Sociedad y al Cuadro de Honor, al dar una pronta respuesta a las insinuaciones que éstas les
hicieron durante este período, demostrando así que aunque los objetivos de trabajo por la
ciudad continuaban, los medios para hacerlo habían cambiado.60
La década de 1950 implicó nuevos retos para la Sociedad. Las preocupaciones que guiaban
su trabajo giraban en torno a dos asuntos principalmente; por un lado continuaban
interesados por el ornato y la higiene de la ciudad, haciendo campañas contra las basuras en
las calles y los lugares antiestéticos, y el cuidado de árboles y jardines. Por el otro,
comenzaron a preocuparse por problemáticas sociales: protección a la infancia
desamparada, mendicidad, creación de restaurantes escolares, en fin, como ellos mismos lo
afirman, se dedicaron a “hacer obra cívica”.
59 Progreso. 4a. Epoca, No 8. Medellín: S. M. P., marzo de 195060 Progreso. 4a. Epoca, No 10. Medellín: S. M. P., julio de 1950
43
Las nuevas exigencias de la ciudad reclamaron una nueva reforma a los estatutos de la
Sociedad. Por ello el primer semestre de 1950 se estudiaron los reglamentos vigentes para
hacerles algunos cambios. Una de las primeras cosas que cambiaron fueron los objetivos de
la Sociedad, los cuales quedaron en los siguientes términos: “La Sociedad de Mejoras
Públicas de Medellín, tiene por misión influir, por cuantos medios estén a su alcance, en el
progreso de la ciudad, del Departamento de Antioquia y de la Nación.” En segundo lugar se
reconocieron varias formas de socios, en su artículo segundo: “La Sociedad se compone de
cinco clases de miembros: 1. Miembros activos. 2. Miembros correspondientes. 3.
Miembros honorarios. 4. Miembros benefactores. 5. Damas del cuadro de honor”.61
El tipo de comisiones que funcionaban y el tamaño de las mismas también reflejaron el
encogimiento de la Sociedad, veamos: Bellas Artes, Bosque de la Independencia,
Reglamento, Finanzas, Asesoría Jurídica, Transito, Obras Públicas, Monumentos
Históricos, Fiestas Patrias, Turismo, Museo de Zea, Extensión Cultural, Deportes. 62
En 1951 la Sociedad concibió el proyecto de la creación de un Fondo Nacional Cívico que
permitiera visitar diferentes poblaciones del país fomentando “el amor por el lugar donde se
nació” y cambiando “el odio político por hermandad”. Una de las personas que fomentaron
este fondo fue Ezequiel Arroyave Roldan, el que afirmó en su discurso de presentación del
proyecto que “El día que en todas las ciudades y cada una de las poblaciones del país tenga
una Sociedad de Mejoras Públicas y una de Amigos del Árbol y en sus bancos, como en los
61 A. S. P. Acta No. 1855, abril 10 de 1950. En el Acta no. 1952, agosto 11 de 1952 está incerto “El Estatuto Constitucional de la SMP de Medellín”62 Bellas Artes: Gustavo Lalinde, Bosque de la Independencia: Ezequiel Arroyave, Reglamento: Hugo Restrepo, Finanzas: Gabriel Ángel Escobar, Asesoría Jurídica: Luis Arcila R, Transito: Paulino Vélez, Obras Publicas: Albano Germaneti, Monumentos Históricos: Luis Sierra H, Fiestas Patrias, Turismo: Elizabeth Vyse, Museo de Zea: Lucia Ángel Escobar, Extensión Cultural, Deportes: Fritz Obendorfer. (Progreso. 5a. Epoca, No 13. Medellín: S. M. P., marzo de 1951)
44
actuales, se sienten todos los habitantes de bien sin distinción de ideas políticas y creencias
religiosas, habráse dado un gran paso en el progreso del país y en la estabilidad de la paz.”63
Prueba de la velocidad del cambio y del rezago de la organización interna de la Sociedad y
de sus formas de trabajo y áreas de acción, con respecto a las condiciones que imponía el
medio, en 1952 se hizo una nueva revisión a los estatutos de la Sociedad. En uno de los
anexos se transcribe el texto completo, pero para el caso interesa resaltar algunos apartes.
En su artículo inicial, la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín se define a sí misma
como “una asociación de ciudadanos dignos representativos de todas las clases sociales,
consagrados a servir el Progreso en nombre de Dios y la humanidad, de acuerdo con la
naturaleza del civismo que es la tercera fuerza mediadora entre el estado y el pueblo,
necesaria en todos los tiempos para mantener el equilibrio social en bien de la comunidad.”
Nótese un cambio tremendo en la composición de la organización que ilustra muy bien los
esfuerzos de la Sociedad por acomodarse a los tiempos cambiantes. A la Sociedad, por
estatutos, podían ingresar personas de cualquier clase social, siempre y cuando profesaran
fe en el progreso de la humanidad y en el civismo como mediador entre el Estado y la
sociedad civil. No se sabe si este cambio constitucional si tuvo aplicación, pero más allá de
su concreción interesa ver cómo se modificaba la organización tratando de convertirse en
un espacio de participación sin distinciones políticas, abierto a toda la ciudadanía.
Luego de recordar a los miembros sus derechos y deberes, y la solidaridad que debía reinar
entre ellos, se pasa a definir la dirección y organización institucional. En este aspecto se
puede asegurar que no se hicieron mayores innovaciones: la dirección estaría concentrada
en un Consejo Directivo formado por el presidente titular, representante legal de la
63 Progreso. 5a. Epoca, No 12. Medellín: S. M. P., enero de 1951
45
corporación, y dos vicepresidentes. La asamblea ordinaria, cuyas reuniones serían
semanales, (los lunes) estaba compuesta por doce miembros y por invitados pertenecientes
a los miembros honorarios, benefactores o Damas de Honor, con voz, pero sin voto. En esta
asamblea semanal se discutían los asuntos de interés relacionados con el trabajo de la
Sociedad.
En cuanto a las comisiones de trabajo, concebidas como grupos de apoyo al desarrollo de la
misión institucional se especifica que la corporación tendrá las comisiones permanentes de
trabajo que sean necesarias, “en las cuales estarán concentradas sus más definidas
orientaciones y actividades”. Se aclara además que ninguna comisión es autónoma y todas
sus decisiones estarían sometidas a la revisión del Consejo directivo y de la asamblea. El
Consejo Directivo debería ejercer un control permanente y próximo a los proyectos y
gastos de cada una de las comisiones.
Para ingresar a la corporación en calidad de miembro activo, se debía presentar una
solicitud acompañada de hoja de vida y firmada por tres miembros de más de tres años de
antigüedad, conocidos del candidato. La solicitud pasaba a ser estudiada por una comisión
secreta nombrada por el Consejo directivo la cual tomaba la decisión sobre si rechazar o
aceptar la solicitud. En caso de ser aceptado, el candidato entraba a formar parte de la
corporación, en periodo de prueba por un año, durante el cual se observaba su capacidad
para cumplir con el reglamento y servir la misión de la SMP.
La administración de las oficinas de la Sociedad de Mejoras Públicas, ubicadas en el
Palacio de Bellas Artes quedaba al cuidado de un secretario y de los subalternos que fueran
necesarios para cuidar de los bienes y atender las distintas actividades, “procurando un
46
máximo de eficiencia”. Además la Sociedad contaba con un revisor fiscal nombrado por la
asamblea, para velar por la defensa del patrimonio de la entidad.64
Con motivo de la reforma estatutaria, la Sociedad de Mejoras Públicas a través de su revista
Progreso se dedicó a la divulgación de una serie de recuentos y de elaboraciones sobre la
razón de ser del civismo que resultan interesantes para mostrar como se concebía la
relación entre sociedad civil y Estado. Decía uno de esos artículos: “Hemos hecho que el
Civismo sea la tercera fuerza mediadora entre el estado y el pueblo, indispensable para que
se produzca armonía entre estas dos entidades, que si no son antagónicas están enfrentadas
como solución de diverso carácter a los problemas de índole social”.65
Quizás una de las obras más sobresalientes de este período realizadas por la gestión de la
Sociedad de Mejoras Públicas fue la fundación de la Biblioteca Pública Piloto en la ciudad
de Medellín. Para ello la institución cívica que había ganado cierto reconocimiento a nivel
internacional estableció contacto con la Unesco, la Organización de Naciones Unidas y la
Unión Panamericana, para lograr que Medellín fuera elegida como la sede de una
Biblioteca Piloto para América Latina, lo que se logró en 1954.
En 1959, con motivo de los 60 años de la entidad, y debido a los cambios sufridos tanto
dentro como fuera de la institución, la sociedad redefinió su labor de la siguiente manera:
“Las SMPs deben velar por el mejoramiento material del lugar donde actúan e insinuar las
medidas necesarias del progreso y mejor estar de los asociados, propugnando además por el
cultivo cultural y espiritual, en tal forma que todo ciudadano sea útil a sí mismo, a su
familia y a la patria en la medida de sus capacidades.66
64 La reforma estatutaria se realizó en el mes de agosto de 1952, pero fue publicada en Progreso No 20, 5a Epoca, de 1953, pp. 3 - 565 Progreso. 5a. Epoca, No 20. Medellín: S. M. P., marzo de 195366 Progreso. 6a. Epoca, No 26. Medellín: S. M. P., agosto de 1959
47
En un artículo de Guillermo Echavarría Misas, aparecido en Progreso, la SMP reconocía las
limitaciones de orden presupuestal y humano que le impedían dedicarse a varios frentes de
acción que antes habían sido la razón de su desarrollo, por las mayores demandas que se le
presentaban:
“La Sociedad para cumplir con sus obligaciones y sostener su prestigio tiene que
atender constantemente a mayores problemas y su responsabilidad por lo tanto
aumenta en la misma proporción. Además los gastos que demanda el sostener una
organización como la nuestra aumentan a diario, así es que cada vez nos queda más
difícil atender nuestros compromisos ya de por sí demasiado grandes y no podemos
perder el buen crédito de que hoy gozamos con las Entidades Comerciales y
Bancarias”.67
En la década de 1960 la Sociedad de Mejoras, que había concentrado sus esfuerzos en las
campañas cívicas se unió con la Iglesia para impedir que los movimientos de izquierda
ganaran una mayor aceptación en los barrios de la ciudad, pues era cada vez más evidente
que el descontento social en estos sectores sociales era caldo de cultivo para el ingreso de
ideas opuestas al orden institucional. Por ello, la Sociedad de Mejoras se integró a la “Gran
Misión”, encargada de reforzar los valores del catolicismo y de la caridad cristiana como
salida para los problemas sociales. En la revista Progreso de 1961 se dice, por ejemplo:
“La Sociedad de Mejoras Públicas conocedora del acendrado sentimiento religioso
del pueblo antioqueño y convencida de la necesidad de salvaguardar el inapreciable
tesoro de la fe se asocia complacida al movimiento que actualmente se adelante
mediante la GRAN MISIÓN promovida por la jerarquía eclesiástica, exalta los
67 Progreso. 6a. Epoca, No 40. Medellín: S. M. P., marzo de 1961
48
nobles fines que persigue y ofrece su apoyo y adhesión a quienes vienen actuando
en tan laudable tarea encaminada a procurar el sosiego y bienestar de la
humanidad”.68
Este mismo año la Sociedad manifestó su preocupación por la migración masiva de
campesinos y familias hacia la ciudad, las cuales llegaban atraídos por el espejismo de las
“casas gratis”, del Instituto de Crédito Territorial, en los programas de vivienda de las
“Casitas de la Providencia”, la “Fraternidad de Medellín” y de los “Barrios de Jesús”.
Desde la sala de reuniones se hizo un llamado a la Diócesis buscando que ella se encargara
de controlar la migración, haciéndole ver a las gentes, a través de los curas párrocos, los
peligros sociales y morales que corrían llegando a una ciudad sin posibilidades de
instalarse. Al parecer, la desinformación producida por los medios de comunicación había
hecho que muchas familias campesinas vinieran a la ciudad por el sueño de encontrar casas
gratuitas, cuando en realidad se trataba de viviendas destinadas a las familias de escasos
recursos como parte de la campaña para la erradicación de tugurios, los cuales proliferaban
en diferentes sectores de la ciudad.69
A pesar de los múltiples esfuerzos por recuperar su lugar en la ciudad, el espíritu que había
animado a la SMP durante la primera mitad del siglo, se había debilitado. En 1964 se
realizó una nueva reforma institucional a partir de la modificación de los estatutos,
buscando “infundirles una vida actuante y poder así atender a todos los frentes de su
actividad”. De esta manera surgió la figura de las Instituciones Asociadas las que deberían
trabajar como cualquier otro socio.
68 Progreso. 6a. Epoca, No 41. Medellín: S. M. P., abril de 196169 Ibidem.
49
El Capítulo IV de los estatutos abría la posibilidad de que cualquier entidad religiosa,
científica, artística, industrial, comercial o dedicada a actividades lícitas, se asociara,
siguiendo el mismo trámite que cualquier socio normal, contando con una persona que la
represente en las diferentes reuniones. De igual forma, se planteó la organización de
Sociedades Estudiantiles de Mejoras Públicas, con el propósito de que también en las
escuelas y colegios departamentales se inculcara el concepto del civismo.
Por estos años, surgió el movimiento de Acción Comunal, que vino a remplazar de cierta
forma la labor que habían adelantado durante muchos años, los Centros Cívicos, creados
por la Sociedad de Mejoras Públicas. Progreso como publicación comienza a sufrir una
serie de altibajos y desaparece del mercado durante varios años, reflejando el aislamiento
que estaba sufriendo la Sociedad.
Algo que reflejaba de forma más fidedigna la crisis por la que atravesaba la Sociedad es la
reducción en el número de comisiones. Mientras en 1962 formaban parte de la Sociedad
veinte comisiones permanentes, para 1969 sólo siete permanecían funcionando: Instituto de
Bellas Artes, Teatro de Bellas Artes, Bosque de la Independencia, Zoológico Santa Fe,
Parque Infantil y Museo Santa Fe, Parques y arborización.70
Los conflictos entre socios en las sesiones semanales se volvieron el pan de cada día, lo que
entorpecía el funcionamiento de la corporación. La asistencia a las reuniones empezó a ser
exigua y se mantuvo en un promedio de cinco miembros. En una de esas sesiones se
presentaban posiciones críticas como la del doctor Diego Villegas Villegas sobre el modo
como se conducían las asambleas de socios. Se quejaba en especial de la “poca operancia
que tienen estas reuniones todos los lunes, sin planes determinados, sin itinerarios y muchas
70 Progreso. 6a. Epoca, No 43. Medellín: S. M. P., agosto de 1962; Véase además: No 52, de mayo de 1969
50
veces han servido para dividir a los miembros en vez de unirlos”. Propuso como salida un
sistema distinto en el cual las comisiones tuvieran mayor autonomía dándole más
importancia a sus ejecuciones, de tal manera que éstas únicamente llevaran a las asambleas
o reuniones generales sus conclusiones, inquietudes y programas ya debidamente
cristalizados”71 En otra reunión el mismo personaje, quien trataba de inaugurar un modelo
más ejecutivo de reuniones explicó a los asistentes que el motivo central de las reuniones
de la Sociedad era sacar “el mayor número de trabajos concretos”.72
Además, para tratar de hacer más eficiente el tiempo invertido en las sesiones se propuso
hacer un orden del día con los informes por escrito que pasen los comités operativos,
limitando “hasta donde sea posible los debates y polémicas estériles y perjudiciales para el
buen nombre de la sociedad”. Se procuró que las intervenciones se redujeran a dos o tres
minutos, “suficientes para cualquiera aclaración o información adicional a los informes de
comités”.73
Para esta época la Sociedad de Mejoras había delegado la administración del Bosque de la
Independencia, en la nueva sociedad constituida bajo la razón Jardín Botánico “Joaquín
Antonio Uribe”, pero seguía teniendo un representante en la junta directiva de esta
empresa. Como reconocimiento a la gestión hecha por la Sociedad para la constitución de
otras instituciones sin ánimo de lucro, ella contaba con representantes en las siguientes
Juntas: Hospital Pablo Tobón Uribe, Club de Tenis el Bosque, Teatro Pablo Tobón Uribe,
Museo del Castillo Diego Echavarría, la Defensa Civil y el Museo de Zea.74
71 A. S. M. P. Acta No 715, del 15 de septiembre de 1970, p. 50972 A. S. M. P. Acta No 716, del 23 de septiembre de 1970, p. 51073 Ibid, p. 51174 A. S. M. P. Acta No 746, del 18 de noviembre de 1971, p. 550
51
La concepción del papel que debía cumplir la Sociedad en la creación de grandes obras
había cambiado sustancialmente, como lo deja ver las palabras de Pedro Pablo Vélez
Restrepo, presidente entre 1972 y 1974:
“La función de La SMP debe ser crear obras y entregarlas luego para el usufructo y
cuidado de otras entidades. Se habla de lo sucedido con el Cerro Nutibara, el
Bosque de la Independencia y posiblemente con el Parque Zoológico. La Sociedad
ha sido mala administradora y hay que reconocerlo que durante los últimos años no
ha podido sostener sus obras. Debe pensarse en qué fundaciones con más
organización y anclaje se hagan cargo de las secciones que ha creado”.75
En este extenso período, las crisis internas son más frecuentes de lo que cualquiera pudiera
imaginarse. Guillermo Echavarría, por ejemplo, en 1973 hizo una serie de críticas a la
manera como se procedió en las elecciones para Junta Directiva e incluso llegó a hablar de
presiones a los socios, ausencias de última hora y manipulaciones por parte de los
empleados en los comicios.76 En este tipo de acusaciones es posible palpar pugnas por la
dirección de la Sociedad entre los miembros, quizás había algunas personas que se oponían
a esta concepción tan desprendida de los bienes de la Sociedad.
En lo que si no queda duda es que bajo la Presidencia de Pedro Pablo Vélez la Sociedad de
Mejoras adquirió un nuevo cariz y entró en un proceso de recuperación de su imagen,
bastante maltrecha en los lustros anteriores. Vélez Restrepo reconocido ejecutivo y
empresario de drogas y vendedor de productos químicos, había sido Presidente de Fenalco
y del Club Medellín. En una entrevista que le realizó el periódico El Correo, medio que lo
75 A. S. M. P. Acta No 781, del 17 de noviembre de 1972, p. 59076 A. S. M. P. Acta No 786, del 7 de febrero de 1973, p. 595
52
había declarado el “Ejecutivo de la Semana”, habló acerca de la Sociedad de Mejoras
Públicas que habría de celebrar sus Bodas de Diamante en 1974.
El artículo titulado “La SMP no está de capa caída, dice Pedro Pablo Vélez Restrepo”,
habla por si solo del momento que estaba viviendo la institución. Según dijo: “No me gusta
aparecer como presuntuoso. Simplemente creo que la imagen de la Sociedad se ha
mejorado mucho en estos dos años”. Refiriéndose a las causas de la crisis que aquejaba a la
Sociedad, el Presidente ponía por ejemplo la administración del presupuesto de Parques y
Arborización concedido a la Sociedad, en la década de los cincuenta y afirmaba: “Yo
pienso que eso fue lo que le creó a la Sociedad su rebaja, porque se metió a empresaria y
cuando se hacen las cosas por civismo, con el ánimo se servicio a la comunidad, no se
puede ser empresario”.77
En la misma entrevista, el señor Vélez Restrepo anunció los que serían sus proyectos
bandera: nacionalización del Instituto de Bellas Artes, creación de la Federación
Antioqueña de SMPs y el ensanche del Zoológico, con la colaboración del Inderena. Al
referirse a los miembros de la Sociedad, dejó entrever además los problemas internos, pues
aseguró que en la Sociedad había socios buenos, regulares y malos; “algunos de los que
valdría deshacerse”.78
En cuanto a las relaciones con el gobierno, esta entrevista permite observar un giro
tremendo en este sentido, pues según dijo el Concejo de la ciudad los había dejado si
presupuesto, a pesar de que el Municipio durante 1973 había matriculado 72 muchachos en
Bellas Artes, cuyas matrículas valdrían 72,000 pesos. El Gobierno central además, no le
77 El Correo. Medellín, miércoles 16 de enero de 1974, p. 3. (Entrevista de Alvaro Mejía Vélez).78 Ibidem.
53
había dado a la Sociedad los 100.000 pesos acostumbrados anualmente.79 Algo así era
impensable en la primera mitad del siglo.
Al parecer las relaciones con el Concejo Municipal y con los gobiernos central y
departamental estaban bastante deterioradas, por lo que anotaba el señor Vélez Restrepo:
“Yo opino que la Sociedad necesita una cosa: necesita diálogo permanente con el gobierno
de Medellín. Que entiendan los gobernantes que la sociedad no es una cuña, sino una
colaboradora constante y buena”.80 De las anteriores palabras, surgen necesariamente las
siguientes preguntas: ? La Sociedad se había convertido en una cuña para el gobierno
municipal y había dejado ser una colaboradora de éste?.
Sin duda, los asuntos de interés de la Sociedad habían cambiado. Para ejemplificar baste
con señalar algunos de los puntos de discusión de las asambleas de 1973: a) creación de
filiales en los municipios antioqueños; b) fortalecimiento de las entidades cívicas donde ya
estén fundadas; realización de un congreso de sociedades a nivel departamental; c)
preparación del terreno para una celebración digna de los 75 años de vida de la institución;
d) Comité de acción social, encargado de estudiar los problemas familiares de sus
empleados; e) aumento de socios; f) dar una imagen distinta a las Asambleas de los lunes,
por medio de un programa de conferencias, con personalidades y temas de atracción e
interés.81 La Sociedad se había encerrado en sus problemas internos y se había distanciado
de la ciudad y de sus problemas.
Con motivo de la renuncia del profesor Mascheroni82, del Instituto de Bellas Artes, el socio
Armando Hernández puso de manifiesto la deficiencia administrativa de la SMP, y sugirió
79 Ibidem.80 Ibidem.81 A. S. M. P. Acta No 786, del 7 de febrero de 1973, p. 595-59682 Esta renuncia no fue aceptada. Se nombró coordinador del IBA. A. S. M. P. Acta No 801, p. 613
54
como una posible solución la descentralización de las secciones, con el fin de que los
auxilios y los ingresos con destinación especial se desviaran hacia secciones distintas a las
señaladas. Se pensó además en conseguir una persona que hiciera los estudios de los
presupuestos, la situación fiscal y la organización administrativa de la Sociedad.83
En otra ocasión Armando Hernández volvió a quejarse de la situación administrativa, y
aunque es difícil tomar una posición sobre quien tenía la razón, la pugna entre socios
muestra con claridad la situación conflictiva por la que atravesaba la Sociedad. Dijo este
socio:
“... que lamentablemente esta situación de tirantez a que se ha llegado debe tener
una causa, que se debe investigar. Que la Junta ciertamente no ha cumplido el
cometido deseado por los miembros, pues se ha enfrascado en cuestiones de rutina
administrativa, dejando a un lado los verdaderos problemas que tiene la entidad y a
los cuales se han referido en algunas ocasiones los socios.”84
Las quejas del señor Hernández sin embargo parecen haber tenido justificaciones bastante
profundas, pues algunos meses después se decidió crear tres cargos de control en la
Sociedad de Mejoras Públicas. Fueron nombrados: Heliodoro Mesa Restrepo como Revisor
Fiscal; Luis Cano Posada, Contralor; y Ligia Upegui Posada como Auditora interna.85
El 8 de febrero de 1974, la SMP celebró sus setenta y cinco años de existencia, por medio
de una serie de actos cívicos, religiosos, culturales y sociales. En el curso de las fiestas, el
Presidente de la República, Misael Pastrana Borrero, recibió la condecoración “Bodas de
83 A. S. M. P. Acta No 794, de 12 de abril de 1973, p. 60684 A. S. M. P. Acta No 799, de 27 de junio de 1973, p. 61185 A. S. M. P. Acta No 838, de 26 de noviembre de 1974, p. 652; Acta No 839, p. 652
55
Diamante Sociedad de Mejoras Públicas”, gesto por el cual calificó a la Sociedad como
“Personera de la Ciudad”.86
En 1975, año de la celebración del Tricentenario de la ciudad de Medellín, asumió la
presidencia de la Sociedad Pablo Edgar Gómez, para el periodo 1975-1976, quien en su
acto de posesión concluyó su discurso con una declaración de propósitos en los siguientes
términos:
“En este nuevo período, esperamos que con el generoso concurso de todos los
socios y, en especial de la Junta Directiva, la SMP continúe siendo el paradigma de
unidad, de cohesión y de solidaridad que ha logrado ser durante la conmemoración
de los setenta y cinco años de su fecunda existencia. Así ratificaremos, una vez más,
la lección de sano civismo, de generoso desprendimiento y de incesante entrega al
servicio de los más nobles ideales encarnados en nuestra institución”.87
Lastimosamente aquel año no fue precisamente el de la concordia. Una serie de discusiones
bochornosas empañaron la buena marcha de la institución. Uno de los socios, seguramente
disgustado con la Junta Directiva elegida para aquel período, lanzó algunas acusaciones
contra ella, y así comenzó una nueva etapa conflictiva. El Presidente decía que algunos
querían su cabeza.88
Otro tipo de problemas al parecer relacionados con el manejo de los recursos se
presentaron, y uno de los socios, que apenas llevaba cuatro meses en la Sociedad, y que
tenía su propia empresa de auditoria lanzó acusaciones a diestra y siniestra, contra la Junta
Directiva, según dijo el Presidente, por no habérsele dado el contrato de investigación a su
86 Montoya Toro, Jorge. Op. Cit., p. 272, 27387 Ibidem.88 A. S. M. P. Acta No 852, del 19 de septiembre de 1975, p. 668
56
oficina.89 La señora Ana Gómez de Sierra se mostró partidaria de la expulsión del socio que
había hecho las acusaciones, y el Presidente Pablo Edgar Gómez acotó “porque una persona
que a los cuatro meses formula cargos de esta gravedad, constituye un caso peligroso para
La Sociedad o para cualquier entidad seria y responsable.”90
Además de la crisis interna se presentaron algunas fricciones con el alcalde municipal,
relacionados con los auxilios oficiales y las exigencias que hacía dicho funcionario para la
entrega de dichos recursos. El Presidente de la Sociedad dijo que “Nada tiene contra el
Alcalde, pero la carta de éste es ofensiva y contiene una especie de chantaje en lo
relacionado con los auxilios oficiales.”91
Es de extrañar que en medio de estos conflictos, la Sociedad de Mejoras logró echar
adelante algunos proyectos que mejoraron su imagen. El tricentenario de la erección de la
Villa de la Candelaria brindó la oportunidad, aprovechada en forma positiva por la
Sociedad. Para las celebraciones, se establecieron las siguientes comisiones: Termómetro,
Romería, Serenata a Medellín, Elaboración Programa General, Entrega del Libro. Pero,
como ya se ha hecho notar, la Sociedad había comenzado a prestar mayor atención a los
programas populares, por ello creó una comisión denominada “Salida a los Barrios”, “...
pues no podemos fallarle al pueblo (...) Que se convoque a los Centros Cívicos, Juntas de
Acción Comunal y entidades similares para una reunión en el Zoológico el próximo sábado.
[18 de octubre] con el fin de dialogar sobre estos aspectos del programa de La SMP...”.92
En algunos barrios se logró aglutinar grupos de personas en torno a los grupos cívicos. Uno
de los casos más sobresalientes fue el del barrio Alfonso López, al noroccidente de la
89 Ibid., p. 66790 Ibid., p. 66891 A. S. M. P. Acta No 854, de 15 de octubre de 1975, p. 67192 Ibid., p. 672
57
ciudad, donde se constituyó una bien organizada Sociedad Cívica que realizó algunas
mejoras en este sector de la ciudad. Algo similar se intentó hacer con la juventud, con
resultados positivos en el municipio de Caldas, y en los liceos de “Tablaza”, en el Gilberto
Alzate Avendaño, en el Mery Mount y en el Colegio Santa Inés, donde se constituyeron
cuerpo de “Guardias Cívicas”, organismos encaminados a prestar servicios de apoyo para la
organización y buena marcha de desfiles, espectáculos, concentraciones y reuniones de toda
índole. 93
La Sociedad de Mejoras participó de una manera muy activa en las fiestas. Inició
oficialmente su celebración con un desfile popular que recorrió las principales calles de la
ciudad, inauguró la segunda versión de “Frutos de mi Tierra”, hizo entrega del bastón de
mando al alcalde Fernando Uribe Senior, visitó los barrios de la ciudad, promoviendo el
sentido cívico para ganar su apoyo para la conmemoración, realizó exposiciones sobre el
Medellín antiguo, y publicó el libro Medellín ciudad tricentenaria que se ha convertido en
una fuente permanente de consulta.94
Las fiestas tricentenarias fueron terreno propicio para un renacimiento transitorio de la
Sociedad de Mejoras. Por eso Jorge Montoya Toro dijo con motivo de un balance de
gestión del período 1974 - 1976:
“La SMP de Medellín presenta hoy un hecho irrefutable. A partir de la fecha en que
la actual Junta Directiva asumió los controles de esta Institución, los logros superan
las aspiraciones; lo realizado, desconcierta a los propios directivos y socios, lo que
empieza a marchar satura de satisfacciones a quienes, hoy, rinden tributo afectivo y
93 Sociedad de Mejoras Públicas. Dos años de labores en la S. M. P. 1974 - 1976. Medellín: (s. e.), 1976, s. p.94 Ibidem.
58
efectivo de continuidad servicial, a los anteriores pioneros desinteresados del deber
cívico”. 95
Era innegable la recuperación que había experimentado la Sociedad, bajo la Presidencia de
Pablo Edgar Gómez Gómez, quien estuvo acompañado en la Junta Directiva de las señoras
Ana Gómez de Sierra, Angela Upegui de Echeverri, Beatriz Henao Jaramillo, Libia
González de Fonnegra, el señor Fritz Oberndorfer y los doctores Joaquín Vélez Toro,
Hernán Wolff Pizano, Jorge Ospina Londoño y Oscar Acosta Ángel.
A decir verdad, los éxitos alcanzados por aquellos años en presencia social y cultural
escondían algunos conflictos internos, como lo fue la expulsión de socios. Sin embargo, no
es del caso insistir en este tipo de asuntos, que tenían que ver con las diferentes
percepciones que de la misión y forma de trabajo, tenían los distintos miembros,
atravesadas también, como en efecto sucedía, por problemas de carácter personal.
La división interna en la institución se ahondaría en 1978, cuando la Junta Directiva de la
Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, en reunión extraordinaria, “por manifiesta
deslealtad”, desvinculó a los socios firmantes de un documento fechado el 31 de julio del
mismo año. De los considerandos de esta resolución se trasluce una de las situaciones más
críticas de toda la historia de la organización, pues se dice que algunos miembros estaban
realizando reuniones clandestinas en sitios distintos a la sede de la Entidad Cívica,
“obrando en forma que contradice el alto espíritu del civismo, están adelantando una
campaña tendenciosa contra los intereses de la Sociedad y contra sus legítimos Directivos”.
Al parecer, los miembros cuyos nombres se desconocen, estaban promoviendo un proceso
de deslegitimación de la Junta Directiva, por medio de una renuncia colectiva, con el fin de
95 Ibidem.
59
realizar un relevo que les permitiera transformar la Sociedad, de una entidad sin ánimo de
lucro en una empresa económica y “especulativa”. La determinación de expulsar a los
disidentes fue tomada por la Presidenta, doña Bertha Molina de Bedout, en compañía de los
socio(a)s Ana Gómez de Sierra, Conrado Montoya Mejía, Jorge Ospina Londoño, Bernarda
Arredondo de Uribe, y el secretario Luis Alfonso Díaz.96
Luego de dos años de brillo, la Sociedad volvió a sumirse en las tinieblas del anonimato y
de las luchas intestinas. Existe el testimonio de una de las sesiones de 1978, en donde unos
a otros, los socios se “sacaron los trapitos al sol” y se pusieron de manifiesto un sinnúmero
de asuntos personales que impedían la marcha normal de la institución. Los asuntos que se
trataron fueron tan delicados que el socio Conrado Montoya Mejía pidió que la sesión fuera
secreta. Sin embargo las intervenciones fueron consignadas en el acta.
El doctor Antonio Restrepo Arango sugirió: “Hay que renovar el personal de la Sociedad”.
El socio Conrado Montoya Mejía pidió autorización para reformarla internamente. Se
hicieron algunas recriminaciones sobre los empleados y socios. Se lanzaron algunas
acusaciones que no son del caso relatar sobre el robo de archivadores, objetos, cuadros del
Museo y diez sillas de Viena.97
Con su reaparición en 1979, se puede ver un nuevo intento de la SMP por recuperar el
liderazgo que le correspondía como entidad rectora del civismo de Medellín y Antioquia.
Esta recuperación de su imagen se planteaba desde el trabajo con empresas y personas,
instituciones cívicas y culturales, entidades oficiales y privadas que estuvieran interesadas
en la realización de campañas tendientes a continuar mejorando la ciudad. Lejos de aceptar
la propuesta de un grupo de miembros de convertir a la Sociedad en una empresa lucrativa,
96 A. S. M. P. Acta No 939, de 31 de agosto de 197897 A. S. M. P. Acta No 941, de 4 de octubre de 1978, p. 756-760
60
se renovó la concepción según la cual la labor que había desarrollado la SMP durante sus
80 años de vida, era netamente cívica: “crear conciencia de la ciudad, enseñar a amar a la
ciudad, hacer deseo de servir a la ciudad, llenar nuestros espíritus y nuestros corazones del
orgullo de la ciudad, eso, todo eso, es lo que ha hecho la SMP de Medellín en los años que
lleva de vida”.98
En 1979, empezó a considerarse el reingreso de algunos de los socios que habían sido
expulsados. El socio Roberto Mejía Toro en una de las sesiones del mes de marzo
consideró necesario el reintegro de los socios “que por uno u otro motivo se retiraron de la
SMP”. Por su parte la señora Marylú Nicholls manifestó que “no debe ser un reingreso
masivo, que se debe estudiar cada uno de los casos pues hay algunas actitudes como la de
alguna ex-socia, quien manifestó telefónicamente alegrarse de la pérdida sufrida por la
SMP con motivo de la desaparición de la Sra. Ana Gómez de Sierra”. 99 De esta manera se
inició el regreso de antiguos miembros entre los que estuvo el señor Gonzalo López
Gaviria.100
1.3.4 Entre 1980 y la actualidad: el “renacimiento”
En 1980 la Junta Directiva de la Sociedad empieza una serie de tanteos, plantea proyectos y
busca “nuevas” salidas a la crisis. Se aprueba por ejemplo la propuesta del socio Monseñor
Nestor Giraldo Ramírez, de delimitar los campos principales de actividad de la Sociedad,
con el fin de dinamizarla. Se fijaron los siguientes: el Instituto de Bellas Artes, el
98 Progreso. Medellín, S. M. P., 197999 A. S. M. P. Acta No 959, de 3 de julio de 1979, p. 789100 A. S. M. P. Acta No 968, de 30 de enero de 1980, p. 804
61
Zoológico, el Ornato Público y el Civismo, la educación y la cultura, la recreación y el
folclore. El trabajo se haría por comisiones, debidamente reglamentados, a los que se le
podrían anexar otros sub-comités.101
Buscando formas ágiles de trabajo, evitando las reuniones semanales de asamblea, que
duplican el trabajo de las comisiones se resolvió hacer reuniones por comisiones el primero
y tercer lunes de cada mes, para planear actividades y distribuir responsabilidades, y que las
reuniones de asamblea fueran el segundo y cuarto lunes de cada mes, para asuntos
ordinarios y para evaluar los informes.102 Como medida complementaria, a partir de este
año se empezó a exigir la presentación de un plan de trabajo, como requisito a los nuevos
socios.103
Con el fin de recuperar respaldo político y ganar de nuevo consenso social, la Junta resolvió
cursar invitación a antiguos socios de reconocido prestigio, que se habían retirado desde
1974, para que de nuevo integraran la Sociedad. Los ex - socios a los que se invitó a
reintegrarse fueron: Leticia Correa de López, Fernando Gómez Martínez, Jorge Restrepo
Uribe, Pedro Pablo Vélez, Félix Mejía Arango, Luis Guillermo Echavarría Misas, Darío
Arismendi Posada, Elias Uribe Uribe, Antonio Duque Arbeláez, Jair Restrepo C., Arturo
Uribe Arango y otros.104
Algo se logró, aunque no se contó con la respuesta que se esperaba. En aquél año es
admitido como socio benefactor el doctor Facundo Mejía López, Gerente de Inversiones
Furatena.105
101 A. S. M. P. Acta No 971, de 26 de marzo de 1980, p. 809102 Ibidem.103 A. S. M. P. Acta No 975, de 16 de julio de 1980, p. 815104 A. S. M. P. Acta No 980, de 26 de agosto de 1980105 A. S. M. P. Acta No 982, de 29 de septiembre de 1980, p. 821
62
La distribución de los distintos frentes de acción se hizo por medio de los siguientes
comités de trabajo: Educación, civismo y seguridad; finanzas; comité jurídico; museo
histórico; monumentos y festejos patrios; comité de ornato; comité ecológico; comité de
prensa; de publicidad; planeación; relaciones intergremiales; relaciones exteriores;
relaciones laborales; relaciones públicas; comité del Zoológico; Medalla del civismo,
extensión cultural.106
Para mejorar la imagen y hacer publicidad a la labor de la Sociedad, por iniciativa del
miembro Horacio Jaramillo se decidió que los socios portaran carnet laminado y que en los
carros de los socios se coloque una calcomanía con el escudo de la Sociedad. Y con el fin
de mejorar los ingresos económicos se aprobó aumentar la cuota mensual de los socios a
100 pesos. 107
El momento por el que atravesaba la institución no era el más oscuro pero tampoco eran
halagadoras las perspectivas. No obstante la Sociedad mantenía representantes en las juntas
directivas de las siguientes entidades: Hospital Pablo Tobón Uribe, Teatro Pablo Tobón
Uribe, Museo de Zea, Jardín Botánico, Biblioteca Pública Piloto, Museo “El Castillo”,
Fomento y Turismo.108
La Presidenta en 1980 Marilú Nicholls en varias de sus intervenciones trató de demostrar
que en la Sociedad habían problemas muy serios, que se habían crecido por no haberlos
solucionado a tiempo.109
Jorge Restrepo Uribe, ex-alcalde de la ciudad, presidente en dos ocasiones de la Sociedad
de Mejoras, y quien asistiera con cierta frecuencia a las reuniones de esta corporación en la
106 A. S. M. P. Acta No 984, de 8 de octubre de 1980, p. 824107 Ibidem.108 Ibidem.109 A. S. M. P. Acta No 991, de 1 de diciembre de 1980
63
década de los ochenta, atendiendo a las reiteradas invitaciones de la señora Presidenta hizo
un diagnóstico en los siguientes términos:
“Encontré que la SMP había descuidado casi completamente su labor básica que es
el civismo, y que su trabajo ha sido totalmente absorbido por el Instituto de Bellas
Artes y por el Zoológico Santa Fe, entidades muy importantes sí, pero que merecen
organización aparte.
Por lo anterior recomendé a la SMP que siendo su labor principal promover el
civismo debería darle personería jurídica y autonomía a estas entidades.
Afortunadamente la Asamblea de la Sociedad aprobó mi propuesta y encargó al
abogado doctor Jesús Arango Muñoz para que redactara los estatutos respectivos.
En octubre de 1982 se escogió como nuevo presidente a Monseñor Nestor Giraldo
quien me nombró asesor permanente de la junta directiva. Sería muy bueno que la
SMP volviera a hacer las campañas cívicas. A mi saber debe ser gestora del civismo
y de otras actividades relacionadas, ya que ella no es apta para manejar empresas
que aunque sean en su fondo cívicas necesitan una organización comercial. Esta
bien que promueva y apoye empresas de carácter cívico como el Instituto de Bellas
artes y el Zoológico pero que no sea su administradora directa. Algo similar a lo que
hizo con el bosque de la independencia o el Jardín Botánico Joaquin Antonio
Uribe.110
La opinión de este ex - socio era similar a la de Pedro Pablo Vélez, mencionado más arriba.
La propuesta consistía en convertir a la Sociedad en una entidad promotora del civismo que
buscara recursos en las instituciones del Estado y en el sector privado, evitando que de esta
110 Restrepo Uribe, Jorge. Jorge Restrepo Uribe, su influencia en el desarrollo de Medellín. Medellín: Concejo de Medellín, 1992, p. 47
64
manera se consumieran las energías en la administración de las empresas creadas por esta.
No obstante los intentos de Restrepo Uribe, la Sociedad conserva hasta hoy la
administración del Instituto de Bellas Artes y del Zoológico, ya que esta visión no tuvo
interlocutores entre la mayoría de los miembros de la sociedad. Lo cierto es que la historia
de la Sociedad en los últimos cuarenta años ha estado marcada por la pugna entre dos
posiciones encontradas sobre el asunto de la descentralización de las empresas creadas por
esta.
En 1981, por sugerencia del abogado Augusto Pineda se aprobó la separación de los
organismos de La Sociedad con sus respectivas personerías jurídicas.111Sin embargo esta
determinación obedecía más a presiones generadas por problemas laborales que se
suscitaron en aquel año. Con la separación del Instituto de Bellas Artes y del Zoológico,
constituyéndose en personas jurídicas independientes, se evitaría que sobre la Sociedad
recayeran todas las demandas y conflictos con los trabajadores.
En dicho año se adelantaron una serie de gestiones, en cabeza del doctor Augusto Pineda
quien luego de estudiar la situación laboral de la SMP manifestó que por ser esta institución
tan antigua y por su carácter cívico, no tenía bien organizada la parte laboral. Por ello
recomendó sanear la situación laboral de la Sociedad.112 Una de las decisiones que se tomó
fue la de elaborar los reglamentos de trabajo y registrarlos en la Regional del Trabajo. 113
Entre otras medidas para mejorar el clima laboral, se llegó a considerar la creación de un
fondo social o algo relacionado con bienestar social, así como la vinculación a programas
populares de vivienda, aunque no se sabe si esta disposición se llevó a efecto.114
111 A. S. M. P. Acta No 998, de 5 de marzo de 1981, p. 847112 Ibidem.113 Ibid., pp. 846-847114 A. S. M. P. Acta No 1059, de septiembre 16 de 1983, p. 026
65
Todas estas situaciones revelaban el desajuste entre la estructura administrativa de la
Sociedad y las realidades que día a día imponían los cambios en el ordenamiento jurídico y
en la vida socio - económica, política y cultural del país. Todo lo anterior condujo al
replanteamiento de los estatutos de la Sociedad. En 1983 se resolvió que la socia doña Libia
González de F, coordinaría el debate de los estatutos. El doctor Jorge Restrepo Uribe,
presente en una se las sesiones de debate, propuso que se adoptara un sistema similar al de
la Sociedad San Vicente de Paul.115
Los estudios fueron arduos, los debates asimismo y las posiciones de los diferentes socios
mostraron una diversidad de pareceres. Monseñor Nestor Giraldo consideró que el papel de
la Sociedad no consistía en realizar y ejecutar proyectos, sino en promover acciones en las
entidades competentes. Y agregó: “Por lo tanto el papel que debe cumplir la sociedad debe
ser a base de comités ágiles y operantes. Se requiere una reforma de los estatutos en la cual
se incluya un replanteamiento de los objetivos de las sociedad acorde con las necesidades
actuales.”116
Otro de los asuntos que más preocupación generaba en la Junta fue el de la auditoría a los
sistemas contables de la Sociedad. El doctor Jaime López A., encargado de estudiar los
problemas relacionados con este asunto y su mejor solución, anotó “que hay un interés por
organizar en mejor forma la [auditoría] existente, en la SMP en materia de contabilidad,
administración y funciones”. Como vocero de la comisión designada por la asamblea para
el estudio de las distintas probabilidades y propuestas de auditoria, recomendó la firma
Auditar Ltda.117
115 A. S. M. P. Acta No 1052. de junio 28 de 1983, p. 016116 Ibid., pp. 015 - 016117 A. S. M. P. Acta No 1077, de abril 27 de 1984, p. 051
66
Con respecto al mismo asunto el doctor Alberto Duque afirmó que la reestructuración y
reorganización del sistema contable y la auditoría del mismo, era desde el punto de vista
técnico muy positivo pero que hacia falta tener en cuenta el factor humano, el
arrepentimiento, para evitar el fraude. Sugirió hacer la auditoria a administraciones
anteriores, para evitar la “convivencia con el pasado” y que “si no hay algo en el pasado
que nos duela, no hay una reestructuración importante”.118
En 1984, a pocos meses de terminar la administración de la junta presidida por Monseñor
Nestor Giraldo, se hizo un balance provisional de los logros y se presentaron algunas
posiciones encontradas. Monseñor Giraldo dijo “Que la SMP es una maquinaria muy difícil
de mover, los comités no funcionan a excepción de los del IBA y el Zoológico.” Por esto
consideraba urgente la reforma de estatutos, pero se quejaba de la demora en la elaboración
de los proyectos. El doctor Javier Pérez agregó que había necesidad de concertar unas
acciones para los tres meses que faltaban del mandato y manifestó que “las reuniones se
han convertido por lo general en discusiones Bizantinas. La asamblea de la SMP se ha
reducido a ser una asamblea administrativa.” Entretanto, el doctor Alfonso Uribe declaró
“Que se ha alcanzado un logro muy importante como es que ahora se pueda opinar y decir
que hay fallas administrativas”.119
En el mes de septiembre de 1984, el coordinador del comité de reforma de los estatutos, el
doctor Castor Ivan Correa, presentó un proyecto de reforma, al cual se adicionaron algunas
recomendaciones.120 A partir del documento presentado por éste comité, la Sociedad inició
el debate de la propuesta de estatutos. Monseñor Nestor Giraldo, quien consideraba
demasiado lenta la estructura de la Sociedad, sugirió que no se hicieran asambleas
118 A. S. M. P. Acta No 1078, de mayo 22 de 1984, p. 052119 A. S. M. P. Acta No 1080, de junio 20 de 1984, p. 056120 A. S. M. P. Acta No 1090, de septiembre 13 de 1984, p. 068
67
semanales por considerarlas inútiles y nocivas. En cambio recomendó que fueran
trimestrales pero que los comités trabajen continuamente.121 En el mismo año se estudió la
posibilidad de contar con socios activos temporales, a la manera cómo se hacía en la SMP
de Armenia.122
Como prueba de que la idea sobre la razón de ser de la Sociedad había cambiado, baste
citar las palabras del Alcalde Metropolitano, Pablo Peláez González, en el marco del XXIX
Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, realizado en 1985:
“La Sociedad de Mejoras Públicas a través de su historia ha cumplido en favor de la
comunidad tareas de muchísima importancia y la de Medellín especialmente se ha
distinguido por su gran capacidad para interpretar las necesidades de la sociedad.
Tal vez en sus orígenes las SMPs se llamaron así porque promovían y acometían
directamente la ejecución de importantes obras públicas en las respectivas ciudades,
pero con el crecimiento de ellas, con la manera como ha evolucionado la forma de
atender los servicios públicos que demanda la comunidad, esas sociedades de
mejoras públicas han ido tomando un rumbo eminentemente cívico, acometiendo
otras tareas, indudablemente de similar importancia.123
El proceso de discusión de los estatutos continuó a lo largo de 1985. Se estuvo
considerando excluir del estatuto los asuntos reglamentarios relacionados con los requisitos
para ser socio, las causales de exclusión y los procedimientos para sanciones. Otras de las
propuestas innovadoras que se estudiaron fueron las siguientes: dotar a la SMP de
capacidad para crear fundaciones con personería jurídica y patrimonio propio, utilizando
121 A. S. M. P. Acta Especial - Reunión Previa a la Posesión, de septiembre 28 de 1984, p. 072122 A. S. M. P. Acta No 1096, de octubre 24 de 1984, p. 078123 XXIX Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas. Autoanálisis de funcionamiento de sociedades de mejoras públicas. Medellín: Federación Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, 1985, p. 17
68
bienes de la SMP; clasificar los organismos de direcciones y administración, su autonomía
y funciones; ampliar las calidades de los socios, permitiendo la participación institucional e
individual; y hacer coincidir los periodos estatutarios de la junta directiva con respecto a los
periodos de ejecución presupuestal y contables.124
En el mes de septiembre se aprobó el proyecto para el reglamento de ingreso, reingreso e
incompatibilidades.125 En octubre se hizo distribución a los miembros de la junta, de copias
de la resolución del 3 de Octubre de 1984, por lo cual se adoptó el reglamento para el
funcionamiento de la Junta Directiva. Luego se procedió a leer el texto completo del
reglamento, el cual se discutió y se acogió como directriz para el trabajo de la corporación.
También se hizo entrega a los miembros de la Junta de la resolución del 15 de Noviembre
de 1984, por la cual se crearon los comités y se reglamentaron los ya establecidos.126
En este punto se debe destacar que esta serie de cambios se hicieron en el marco de la
primera y segunda presidencia del doctor Carlos Horacio Hincapié Abad, quien asumió el
cargo a fines de 1984, siendo su continuador el señor Fritz Oberndorfer, quien ocupó el
cargo máximo entre 1986 y 1987. El doctor Hincapié Abad es administrador de empresas
de la universidad Eafit y se ha desempeñado como Presidente de la Liga de Natación de
Antioquia y Jefe de Bienestar Universitario de la Universidad de Antioquia.127
El cambio de estatutos se concluyó en 1986 y en su elaboración participaron activamente
Libia González de Fonnegra, Elisabeth Maya Maya, Fritz Oberndorfer y Carlos Horacio
Hincapié Abad. Los nuevos estatutos entraron en vigencia el 1 de enero de 1987, y desde
entonces se convirtieron en modelo para las demás sociedades de mejoras del país.
124 A. S. M. P. Acta No 1106, de febrero 20 de 1985, p. 091125 A. S. M. P. Acta No 1129, de septiembre 4 de 1985, p. 119126 A. S. M. P. Acta No 1133, de octubre 16 de 1985, p. 127127 Progreso. 7a época. Año LXXVIII. Medellín, noviembre de 1989, p. 2 y 6
69
Desde la misma formulación de principios se percibe un cambio de actitud, mucho más
amplio que el tradicional. Dichos principios son: el civismo, el servicio, la solidaridad, las
buenas maneras, la apertura a los ciudadanos y a las instituciones, el reconocimiento al arte
y la cultura, la defensa de los recursos naturales, la recreación, la ética y la lealtad.128
La entidad es definida en los siguientes términos: “La Sociedad de Mejoras Públicas de
Medellín es una Persona Jurídica, sin ánimo de lucro, integrada por ciudadanos honorables,
que por decisión propia se congregan y comprometen para servir al bien común, en nombre
de Dios, de la Patria y de nuestra ciudad, de acuerdo con la naturaleza del civismo y sin
distinciones religiosas, políticas ni sociales”.129
Entre los fines que se propone la Sociedad, se encuentran el de procurar que la ciudad de
Medellín sea siempre amable y acogedora para todos; llevar la vocería en los asuntos de
interés cívico frente a la comunidad y la administración pública; abogar por la defensa de la
ciudad y de sus habitantes; promover la creación de entidades cuya finalidad concuerde con
los principios de la Sociedad; servir de veedores cívicos de las obras que emprendan el
Estado o lo particulares que afecten a la comunidad; promover eventos de orden cívico y
cultural, así como la creación de grupos de participación ciudadana en los distintos barrios
de la ciudad.130
Al tratar de los bienes patrimoniales de la Sociedad, se introduce una de las innovaciones
que se habían puesto a consideración en los últimos años. Luego de relacionar los bienes de
la entidad, a saber, el Palacio de Bellas Artes, el Instituto de Bellas Artes, la Hacienda
Santa Fé, el Zoológico Santa Fé y el Museo Santa Fé, se les concede a esta empresas la
128 Sociedad de Mejoras Públicas. Estatutos y reglamentos 1991. Medellín: (s.e.), 1991, p. 5129 Ibid., p. 6130 Ibid., p. 7
70
posibilidad de gozar de personería jurídica independiente, con previa aprobación de la
entidad. Cada una de las citadas entidades contarían con su propio reglamento y comité
aprobados por la Junta Directiva de la Sociedad.131
En cuanto a la estructura organizativa de la Sociedad se distinguen: la Asamblea General de
Socios, la Junta Directiva, la Presidencia, la Dirección Ejecutiva y el órgano de control: la
Revisoría Fiscal. La Junta Directiva se compone de manera similar a la mantenida durante
toda la historia de la institución, es decir: un Presidente, un Vicepresidente primero, un
Vicepresidente segundo; tres vocales principales y tres vocales suplentes numéricos. Las
reuniones ordinarias se realizan cada quince días y las extraordinarias cada que se considere
necesario. La función básica de la Junta es la de atender a la dirección y orientación de
todas las actividades administrativas de la Sociedad, arbitrando los recursos económicos en
bien del desarrollo de la entidad y vigilar por la buena marcha de las distintas secciones de
la Sociedad.132
Quizás la mayor innovación en términos administrativos de los estatutos vigentes fue la
introducción de la figura del Director Ejecutivo, un funcionario remunerado, nombrado por
la Junta Directiva, “que tiene el encargo de conducir la administración de la Sociedad,
asistir a las Asambleas Generales de Socios, a la Junta Directiva y actuar como su
Secretario”. Entre las funciones de este empleado, además de preparar y firmar con el
Presidente las actas de las sesiones y hacer llegar a su destino la correspondencia, son
dignas de destacar la administración del personal y de los recursos técnicos y financieros de
la entidad.
131 Ibid., p. 8132 Ibid., p. 17
71
Esta nueva figura administrativa ha jugado un papel significativo en la nueva imagen que
ha empezado a proyectar la Sociedad de Mejoras. Este cargo que ha sido desempeñado
desde 1986 por el licenciado Mario Libardo Bedoya Martínez, comunicador social de la
UPB, le ha dado un mayor dinamismo a las ejecuciones de la Sociedad, y una mayor
agilidad en sus gestiones.133 Bedoya Martínez es ese tipo de persona que, como manifiesta
doña Libia González de Fonnegra, encarna la vocación requerida para trabajar en la
Sociedad de Mejoras. Vinculado afectivamente al ente cívico, ya que su padre, el
historiador y pedagogo Libardo Bedoya Céspedes, desempeñó durante once años la rectoría
del Instituto de Bellas Artes y su madre, Inés Martínez Pattén, había ocupado la secretaría
de la entidad. Según doña Libia González:
“El cambio de las estructuras administrativas de la S. M. P. liderado por Mario Libardo, ha
mostrado con certeza que este joven ejecutivo, formado en la Universidad Pontificia
Bolivariana, es el alma y nervio de una entidad moderna y ágil con realizaciones como el
nuevo edificio del Instituto de Bellas Artes, las instalaciones modernas del Zoológico Santa
Fe, reconocido internacionalmente como el mejor del país. La restauración del Palacio de
Bellas Artes hoy por hoy monumento nacional, que perdura como muestra invaluable del
civismo de los medellinenses.”134
A no dudarlo. Con Mario Libardo, la Sociedad de Mejoras saneó sus finanzas, después de
casi veinte años de crisis económica permanente, lo que le permitió emprender grandes
obras, la conservación de las ya existentes y la realización de mejoras en todas las
dependencias de la entidad. Más sorprendente aún, haber logrado consolidar la institución
luego de que el Estado retirara los auxilios parlamentarios, de donde provenían muchos de
133 Ibid., p. 21134 González de Fonnegra, Libia. “Los últimos doce años de la Sociedad de Mejoras Públicas”. Documento inédito facilitado por la autora. Medellín, 1998.
72
los recursos de la Sociedad. Todo esto lo logró Mario Libardo con grandes economías, con
mecanismos de control y rodeándose de un grupo de empleados con un profundo sentido de
pertenencia.
Como resultado de la efectividad y transparencia con que ha sido desempeñado el cargo de
Director Ejecutivo y el de Revisor Fiscal, en 1989, el presidente de turno hizo constar en
una de las reuniones su felicitación al director ejecutivo extensivo al revisor fiscal, “por el
excelente manejo de las finanzas de la entidad y por el desinterés con que han trabajado.
Nunca antes la sociedad había tenido una situación tan solvente”.135 El nuevo aspecto
exterior del Palacio de Bellas Artes, las mejoras en el Zoológico Santa Fé y la construcción
de la nueva sede para el instituto de Bellas Artes son fiel testimonio de una nueva fase de
recuperación de la Sociedad de Mejoras.
Las comisiones permanentes con las que trabaja la Sociedad desde entonces hasta la
actualidad son: Asuntos políticos y económicos, asuntos sociales, cultura y recreación,
ecología y protección del medio ambiente, obras públicas, patrimonio artístico y cultural de
la ciudad, planeación y desarrollo, salud y asistencia social, seguridad ciudadana y tránsito
y transporte. Sin embargo las comisiones permanentes actuales se diferencian de las que
tradicionalmente tenía la Sociedad, pues tienen por característica sesionar una vez al mes,
trabajar sobre un tema específico y presentar un estudio semestral.136
Estas Comisiones Permanentes de Estudio eran en sí mismas un Foro para la discusión de
los problemas de la ciudad, las cuales estaban abiertas a otras Instituciones sin animo de
lucro que pudiesen aportar al conocimiento de la ciudad, y grupos cívicos de participación
ciudadana.
135 A. S. M. P. Acta No 1243, de septiembre 27 de 1989, p. 4136 Sociedad de Mejoras Públicas. Estatutos y reglamentos 1991. Medellín: (s.e.), 1991, p. 25, 26
73
Un dato curioso, que refleja muy bien la mística de trabajo que mantiene la Sociedad es que
las reuniones de la Junta Directiva se inician con la Oración oficial de la SMP, que reza: “!
Haz Señor, que con la fe y el civismo reine la paz entre los Hombres y se consolide una
sociedad mas justa y mejor!”.137
No obstante la mejor situación en que se encuentra la Sociedad, no puede perderse de vista
que siguen existiendo problemas y esfuerzos por dotar a la Sociedad de una estructura más
moderna. En 1989 se propuso al director ejecutivo la afiliación de la sociedad a la
Federación Nacional de Organismos no Gubernamentales, ya que dicha federación tiene
una representación ante el gobierno.138
Y siguen existiendo voces al interior de la Sociedad, como la de la doctora Didier Vélez de
V. que siguen procurando concentrar los esfuerzos de la entidad hacia el civismo, como lo
hubiera sugerido Jorge Restrepo Uribe. En una de las sesiones de 1993 dijo: “Que las tres
instituciones: Sociedad, Instituto y Zoológico, se están impidiendo el normal desarrollo, y
su propuesta es que se independicen para que puedan evolucionar y la sociedad pueda
dedicarse a su programa bandera que es el Civismo ".139
No obstante estas diferencias que puedan presentarse en la actualidad entre los socios, en
torno a lo que más le conviene a la Sociedad de Mejoras para su desarrollo, es notorio un
ambiente de trabajo mucho más armónico. Las discusiones no conducen a conflictos
permanentes entre los socios y el estilo de trabajo, mucho más ejecutivo, permite observar
un mayor dinamismo al interior de la entidad, que permite hablar de un “renacimiento” de
137 A. S. M. P. Acta No 1208, de abril 12 de 1988.138 A. S. M. P. Acta No 1230, de Febrero 11 de 1989, p. 11139 A. S. M. P. Acta No 1299, de marzo 30 de 1993, p. 6
74
la Sociedad de Mejoras, el cual se refleja en las múltiples realizaciones de estos últimos
años.
Esta nueva situación ha permitido a la Sociedad de Mejoras, renovar su imagen como
entidad cívica modelo dentro del contexto nacional y departamental. En 1985, por ejemplo,
organizó en Medellín el XXIX Congreso de la Federación Nacional de Sociedades de
Mejoras Públicas, que aglutina a todas las entidades cívicas del mismo nivel en el país. En
este congreso y al interior de esta federación, cuya presidencia ha recaído en varias
ocasiones en el presidente de la Sociedad de Medellín, ésta ha podido orientar a sus
homólogas, unificar políticas y brindar auxilio con su larga experiencia. Durante el mismo
año la Sociedad fortaleció el proceso de congregación de las demás entidades cívicas del
departamento, por medio de la Federación Antioqueña de Sociedades.140
Sin embargo, esta extensión hacia otras sociedades no se puede entender sino en el marco
de un proceso de control interno, el cual empezó a implementar el doctor Carlos Horacio
Hincapié, mediante el contrato de la firma Auditar. Ésta empresa aportó a la Sociedad un
conjunto de sistemas de control y administración, por medio del cual se pudo administrar
sin despilfarros la “empresa”, que contaba con cerca de 200 empleados.
Desde 1985 hasta el presente, la Sociedad ha tenido participación en las juntas directivas
del Jardín Botánico, el Club de Tenis El Bosque, el Hospital Pablo Tobón Uribe, el Teatro
Pablo Tobón Uribe, el Museo El Castillo y el Museo de Antioquia. Además ha sido
convocado por distintas instancias gubernamentales para formar parte de los comités de
participación ciudadana, o para integrar el Comité de entidades culturales, el Comité de
entidades de recreación, el Comité organizador de la campaña de aseo de Medellín y el
140 Progreso. 7a época. Año LXXVIII. Medellín, noviembre de 1989, p. 2 y 6
75
Comité Asesor de la Campaña Camina. En 1985 año en que la ciudad fue visitada por de Su
Santidad Juan Pablo II, la Sociedad de Mejoras lanzó una campaña cívica, bajo el lema
“Medellín vuelve a florecer”, por medio de la cual, invitaba a la ciudadanía a engalanar las
fachadas de sus casas con plantas ornamentales.
Por aquellos años, la entidad, por iniciativa de su director ejecutivo, con las mayores
restricciones presupuestales y con la colaboración de entidades públicas y privadas, inició
las labores de restauración del Palacio de Bellas Artes. Era cuestión de imagen institucional
y de dignidad. Si el edificio en que se desarrollaban las actividades de la Sociedad de
Mejoras y del Instituto de Bellas Artes, se encontraba deteriorado, la autovaloración y la
visión que proyectaba ante la ciudad era de precariedad y de desidia. Por el contrario, un
edificio recuperado, pintado y adornado, representaba el resurgimiento de la institución.
Más aún en una institución que desde sus inicios se ha caracterizado por su interés en el
ornato de la ciudad. Así fue asumido, y el mismo Mario Libardo Bedoya, comenta cómo él
mismo, con asombro descubrió, tras una gruesa capa de polvo, unos hermosos vitrales, que
debían ser destacados y obsequiados a la noche de la ciudad, iluminándolos por medio de
lámparas desde adentro.141 Las paredes interiores, los techos y el mobiliario se encontraban
en una situación deplorable. Ahora, con su color cálido, limpieza y detalles arquitectónicos
originales, el Palacio luce sus setenta años como si sólo fueran diez. Comenta el doctor
Mario Libardo en un artículo publicado en Progreso:
“Se logró en tiempo récord la total restauración externa e interna de este bello edificio de la
Playa con Córdoba. La Sociedad se encuentra de Plácemes. La comunidad y los medios de
comunicación la registran como una de las noticias positivas de ese año para la ciudad. El
141 Entrevista con el doctor Mario Libardo Bedoya. 30 de abril de 1998
76
busto del Maestro Orestes Síndice, es ubicado en la esquina de La Playa con Córdoba,
como un homenaje al gran músico italiano, autor de la música del Himno Nacional de la
República de Colombia. Medellín entero vuelve a recordar que tiene un Palacio de Bellas
Artes. EL Instituto llega en ese año a una cifra récord de 2.000 estudiantes atendidos.”142
Con el Palacio restaurado, la Sociedad no sólo recuperó un símbolo de la ciudad, sino que
se inspiró para volver por sus cauces originales. En 1988, adquirió la casa de la esquina de
Ayacucho con Cervantes, que había sido durante veinte años la sede de la Escuela de
Dibujo del Instituto de Bellas Artes, -ya que el Palacio había colmado su capacidad-, donde
en los años siguientes, con la ayuda del gobierno departamental, se construyó el nuevo
edificio de Bellas Artes, siguiendo las especificaciones técnicas requeridas para un instituto
dedicado a la enseñanza artística. Los esfuerzos realizados por la Sociedad para la
construcción de este edificio se narran en el capítulo acerca del legado arquitectónico.
Otro de los frentes de acción importantes de la Sociedad de Mejoras en los últimos quince
años, que han dado sus frutos, es el del Zoológico Santa Fe. Este centro de diversión, en el
cual de paso se educa a los niños sobre la importancia de cuidar y conocer los animales
nativos en vía de extinción, ha llegado a constituirse en uno de los lugares preferidos de las
para ser visitados por las familias el día domingo. Como una manera de atraer al público la
Sociedad de Mejoras presenta los días festivos diversos programas musicales y
humorísticos, logrando una afluencia cercana a los 9.000 espectadores. Esto condujo a
pensar en la necesidad de construir un escenario fijo, que atienda las necesidades técnicas
de los espectáculos: camerinos, servicios sanitarios, vestier para los artistas y todos los
implementos de amplificación.
142 Progreso. 7a época. Año LXXVIII. Medellín, noviembre de 1989, p. 6-7
77
La otra conquista importante de la Sociedad en lo que tiene que ver con el Zoológico es su
recuperación, mantenimiento y consolidación económica, que le ha permitido no sólo un
mejor cuidado de los animales, sino la construcción de nuevos hábitats, la ampliación y
adecuación de otros, para de esta manera aumentar el número de ejemplares en exposición.
DE otro lado, el Zoológico Santa Fe, gracias a los nuevos vientos de soplan desde la
Sociedad de Mejoras, ha llegado a convertirse en una institución pionera, a nivel de
Latinoamérica, de la investigación biológica y veterinaria con animales en cautiverio, uno
de cuyos mayores logros ha sido la reproducción de un hipopótamo.
Como puede verse, no hay lugar a dudas. La Sociedad de Mejoras Públicas ha tomado un
nuevo aire, a las puertas de sus cien años, para emprender un nuevo camino en el siglo
XXI, y clara muestra de ello es el trabajo armónico entre sus socios, que ha permitido la
realización de las últimas obras, en muchos aspectos comparables a las ejecutadas en sus
dos momentos más brillantes, es decir, durante la segunda y tercera década del presente
siglo.
1.4. Las finanzas de la Sociedad
Este apartado pretende mostrar las fuentes de recursos económicos de que ha dispuesto la
Sociedad de Mejoras, las estrategias financieras y la utilización de estos, tratando de
establecer etapas dentro de estos aspectos. No obstante, debe advertirse que sobre este
asunto también se habla en cada uno de los capítulos relacionados con los proyectos
adelantados por la entidad cívica.
78
La primera fuente de recursos de la Sociedad ha sido desde el momento de su fundación,
hasta el presente, las cuotas pagadas por los socios. Este tema se empezó a tratar muy
temprano en las reuniones de Junta y fue uno de los que más desvelos causó pues al
principio fue difícil convencer a la ciudadanía sobre la importancia de la Sociedad de
Mejoras. Para ello se requirió la realización de campañas a través de la prensa y los mismos
socios, aprovecharon sus negocios para lograr el apoyo de sus clientes y proveedores.
El 1 de abril de 1899, por ejemplo, Gonzalo Pérez, uno de los socios fundadores, elegido
Vicepresidente y Secretario - Tesorero en la sesión inaugural, propuso publicar en la prensa
una invitación a todos los habitantes de Medellín para que se suscribieran como
contribuyentes en dinero y la sugerencia fue aprobada así:
“La Sociedad de Mejoras Públicas (antes Sociedad de Embellecimiento) organizada
ya debidamente y convencida de que los habitantes de Medellín están deseosos de
palpar los progresos que ella se ha prometido realizar, los invita a todos
formalmente a suscribirse como miembros contribuyentes en dinero, para lograr así
el fin propuesto”.143
La cuota que se pretendía fijar mensualmente oscilaba entre 20 centavos y 2 pesos de ley.
El mismo socio en la reunión siguiente propuso publicar en los periódicos de la ciudad, un
aviso por medio del cual se pidiera a los miembros del Concejo Directivo la presentación
de una lista de los socios contribuyentes, y encareciendo al público “su benévola acogida a
fin de que los trabajos puedan adelantarse”. También desde entonces se puede decir que se
planteó la necesidad de constituir un Cuadro de Honor. Se esperaba que ellas fueran de gran
ayuda en la consecución de recursos económicos y en la vinculación de socios
143 A. S. M. P. Acta No. 6, de 1 de abril de 1899, f. 7-8
79
contribuyentes que eran los de mayor urgencia. Una parte de la propuesta decía: “Como
contribuyentes de la Sociedad prestarían nuestras damas muy eficaz apoyo y serían
seguramente el mejor adorno de ella.”.144
La vinculación de socios contribuyentes al principio no fue tan fácil, pues en una de las
reuniones subsiguientes se informó que las invitaciones que ésta había enviado a distintas
personas para conformar una Junta Activa de la Sociedad y una de socios contribuyentes
avanzaba con dificultad.145 Por esto se hizo necesario que los mismos miembros de la Junta
Directiva hicieran sus aportes, como lo hizo el Presidente Cipriano Rodríguez quien donó
cien pesos, los cuales entregó al Secretario Tesorero para ser depositados en la cuenta
corriente abierta en el Banco Popular de Medellín.146 La misma cantidad fue donada por el
socio fundador Carlos Restrepo C.147
Para fines del mes de abril de 1899 ya estaban formados los libros para la inscripción de los
miembros de la junta activa y de los socios contribuyentes, pero se informó “que esto
presentaba algunas dificultades por las resistencias que era necesario vencer, si no se
nombraban personas influyentes encargadas de la recolección de las firmas”. Por este
motivo se resolvió que los miembros del Concejo Directivo se encargaran de la vinculación
de socios contribuyentes, para lo cual se les hizo entrega de los libros necesarios para
cumplir con esta tarea.148
Otra de las fuentes de financiación de la entidad fueron las subvenciones y auxilios
estatales. Sin embargo es de anotar que al principio la idea era evitar en la medida de lo
posible este tipo de ayudas, pues la filosofía fundacional tenía entre sus fundamentos
144 A. S. M. P. Acta No. 7, de abril 13 de 1899, f. 9145 A. S. M. P. Acta No. 8, de 18 de abril de 1899. f. 11146 Ibid., f. 12147 A. S. M. P. Acta No. 10, de 30 de mayo de 1899, f. 14-15148 A. S. M. P. Acta No. 9, de 28 de abril de 1899, f. 13
80
ayudar al Estado, pero con fondos particulares. No es de extrañar entonces que cuando en
septiembre de 1899 Gonzalo Escobar propusiera a la Junta solicitar al Gobernador o al
Consejo de Medellín una subvención mensual para la Sociedad, la Junta negó esta
petición.149
Terminada la Guerra de los Mil Días y reiniciadas las actividades de la Sociedad, el asunto
financiero fue el de mayor preocupación. Sin embargo, se observa un cambio de visión en
este sentido. Se empezó a plantear una Sociedad de carácter empresarial que buscara los
recursos económicos por medio de empresas de prestación de servicios. Quizás en esto
radicó el éxito de la entidad en las primeras décadas del siglo.
En abril de 1901 fue aprobada la propuesta del socio Antonio Duque B., consistente en
solicitar a la municipalidad “privilegio gratuito para explotar por cuenta de esta el sistema
de avisos por medio de quioscos, en lugares públicos que no intercepten el tráfico”. 150 Esta
fuente de recursos líquidos va a ser muy importante durante los primeros treinta años de
vida de la institución.
Por haberse reducido el valor de las cuotas recibidas de los socios contribuyentes, a causa
del cambio de moneda, por la inflación imperante luego de la guerra, se resolvió que los
socios consiguieran nuevamente entre amigos y conocidos una nueva contribución, cuyo
mínimo se fijó de $10.151 Además se ordenó al Secretario el cobro de multas a los socios
que faltaran sin excusa.152 Por este concepto en el primer semestre de 1903 se habían
recogido veinte pesos oro.153
149 A. S. M. P. Acta No. 17, de 20 de septiembre de 1899, f. 27150 A. S. M. P. Acta No. 27, de 24 de abril de 1901, f. 42151 A. S. M. P. Acta No. 35, del 4 de mayo de 1903, f. 51-52152 A. S. M. P. Acta No. 28, del 1o. de mayo de 1901, f. 43153 A. S. M. P. Acta No. 42, junio 24 de 1903, f. 64-65
81
Como estrategia de mercadeo, propia de un manejo empresarial de la Sociedad, se aceptó
rebajar las cuotas mensuales, en caso de que el contribuyente decida pagar todo el año a
una cifra variable entre diez y quince pesos.154
Con el pasar de los años, la Sociedad se fue ganando la confianza del público y las
contribuciones y donaciones se hicieron más frecuentes. En 1903 un vecino de la Plazuela
de San José, el señor Manuel J. Soto, avisó la remisión de cinco mil pesos, una donación
importante, para ayudar a la financiación de las mejoras que se proyectaban en la plazuela
de su vecindad, y el resto para los demás gastos de la Sociedad.155 Desde entonces empezó a
ser una modalidad acostumbrada la de entregar dineros a la Sociedad con destino a ciertas
obras públicas.
En 1904, rompiendo con uno de sus principios y motivada por las dificultades que se
presentaban en la consecución de recursos económicos para atender a los múltiples
proyectos de la entidad cívica, se resolvió dirigir una nota al Concejo Municipal pidiéndole
la cesión a la Sociedad de algunos impuestos. La propuesta fue presentada por el concejal
Agapito Betancur, quien mostró gran interés por el adelanto de la Sociedad de Mejoras, y
ayudó a que esta petición se viera concretada en el acuerdo municipal No 10 de 27 de abril
de 1904. Los ingresos recibidos de la municipalidad procedían de los derechos que pagaba
el público por los avisos en las tablas ubicadas en las esquinas, lo mismo que el derecho
que se cobraba por las tablas de los almacenes y tiendas.156
En julio de 1905, la Sociedad descubrió otra fuente expedita de recursos líquidos: las
fiestas. La idea surgió de los redactores de un periódico local, “Polichinela”, el cual hizo
154 A. S. M. P. Acta No. 39, de 5 de junio de 1903, f. 58-59155 A. S. M. P. Acta No. 49, de 10 de agosto de 1903, f. 72-73156 A. S. M. P. Acta No 63, de 28 de marzo de 1904, f. 96-97
82
una fiesta en beneficio de la Sociedad. Tal fue el éxito de la fiesta que la suma recogida
estuvo cercana a los treinta mil pesos. De esta cantidad los directores de Polichinela se
reservaron el derecho de invertir la mitad en una mejora pública que avisarían en su
momento a la Sociedad. Con la otra suma, la entidad inició algunas mejoras, que podrán
apreciarse mejor en los capítulos correspondientes a las obras realizadas.157
Durante el año 1905 se vio reforzada la tendencia a procurar recursos para las obras
públicas por medio de empresas rentables administradas por la Sociedad. Es el caso del
Frontón de Jai Alai, empresa particular del señor César Piedrahita quien propuso la cesión a
la SMP, en ciertas condiciones, “formando una nueva sociedad anónima para explotar ese
campo de deportes al aire libre como empresa comercial y de progreso”.158 Se resolvió
formar una sociedad anónima en la cual la SMP tomaría parte como accionista y como
socio industrial. Se nombró una comisión de los Sres. Camilo Restrepo C., José A Gaviria,
Luis Mariano Olarte y Alberto Ángel para conseguir acciones.159
La rentabilidad de esta empresa queda fuera de toda duda, al conocer los resultados de las
dos primeras fiestas hípicas organizada por H. Gaviria J. y José A. Gaviria, directores de
Polichinela, en el Frontón bajo la administración de la Sociedad. La cantidad recogida fue
de $ 50.411,50.160 Los dineros obtenidos por medio de esta lucrativa empresa se destinaban
al financiamiento de las empresas no rentables, como el Correo Urbano, que dejaba
pérdidas, y en otras obras de ornato público.
El Frontón fue la única empresa rentable que tuvo la Sociedad en la primera década del
siglo, aunque fue flor de un día. Los recursos obtenidos por las funciones hípicas fueron
157 A. S. M. P. Acta No 69, de 5 de julio de 1905, f. 104158 Ibid., f. 104159 A. S. M. P. Acta No 70, de 12 de julio de 1905, f. 105160 A. S. M. P. Acta No 71, de 20 de septiembre de 1905, f. 106-107
83
utilizados entre otras cosas para conseguir un local apropiado para la Junta del Frontón y el
Correo Urbano, por el cual se pagaba mensualmente $ 8,oo oro. Los gastos de aseo y
pintura de este local también salieron de los fondos del Frontón.161 Lastimosamente esta
empresa se echó a perder por el fuerte invierno que cayó sobre la ciudad en el año de 1908,
como se verá en el capítulo correspondiente.
Sin embargo, la situación de la Sociedad no era holgada. En las actas de la Junta se habla
con frecuencia de los problemas presupuestales y sobre las dificultades para conseguir los
dineros que se necesitaban para atender a los gastos laborales, administrativos y de
materiales generados por los proyectos que adelantaba. Una de las medidas tomadas para
salir de la crisis fue la de exigir a cada uno de los miembros de la Junta la consecución de al
menos diez contribuyentes nuevos.162 En la sesión siguiente se informó que se habían
conseguido alrededor de 39 nuevos contribuyentes.163
En 1906 la SMP se encontraba en problemas financieros por la deuda cercana a veinte mil
pesos, que había adquirido con destino a la construcción del quiosco en el Parque de
Bolívar, el cual seguía demandando más recursos. La Junta resolvió conseguir un
empréstito hasta por $ 30.000, en el Banco de Sucre por conducto de la Agencia Pérez,
asegurado en acciones del Frontón.164 Asimismo se aprobó la venta de veinte acciones del
Frontón de Jai Alai para pagar parte de lo que se debía.165
En el mismo año la Sociedad contaba con otra empresa que aportaba aunque en forma poco
significativa. La empresa consistía en el alquiler de coches de caballos para paseos por la
161 A. S. M. P. Acta No 78, de 14 de noviembre de 1905, f. 131162 A. S. M. P. Acta No 72, de 26 de septiembre de 1905, f. 112-115163 A. S. M. P. Acta No 73, de 5 de octubre de 1905, f. 116164 A. S. M. P. Acta No 82, del 20 de febrero de 1906, f. 140; A. S. M. P. Acta No 83, del 28 de febrero de 1906, f. 141165 A. S. M. P. Acta No 87, de 10 de abril de 1906, f. 147
84
ciudad y transporte urbano. La compañía de coches, bajo la dirección de Harold B.
Meyerheim, contaba entre sus socios además a algunos particulares.
La necesidad de recursos era cada vez más acuciante y la capacidad de los miembros de la
sociedad mucha para plantear nuevos proyectos empresariales. Por eso a moción de Alberto
Ángel y Gonzalo Escobar en 1906 se empezaron los estudios para establecer una lotería,
veamos:
“La SMP teniendo en cuenta la necesidad que tiene de hacerse a fondos que sean de
alguna consideración para que su labor sea fecunda y eficaz, resuelve establecer en
esta ciudad una lotería bien reglamentada a semejanza de las que han establecido en
otras ciudades civilizadas. Si esta idea fuere aprobada por la junta procédase a
nombrar una comisión de dos socios que hagan las diligencias necesarias para
obtener el permiso de la autoridad correspondiente”. Se dio este asunto en comisión
a los Sres. César García y Alberto Ángel.166
A finales de noviembre de 1906, luego de los estudios correspondientes, se decidió solicitar
al gobierno central, por intermedio de Alejandro García en Bogotá, permiso para el
establecimiento de una lotería, en beneficio de las obras públicas de Medellín. 167Sin
embargo no se conoce de la existencia de tal lotería por cuenta de la Sociedad. Es apenas
lógico pensar que se haya archivado el asunto ante la negativa del gobierno.
Es en realidad sorprendente la manera en que la Sociedad buscaba recursos. En 1907 el
socio José A. Gaviria estuvo haciendo gestiones para comprar una función de
cinematógrafo, con el fin de recaudar fondos para la Sociedad. Sobre el asunto informó a la
Junta “que en vista de que no le vendían sino una de las últimas que se diera no había
166 A. S. M. P. Acta No 100, del 20 de Noviembre de 1906, f. 167-168167 A. S. M. P. Acta No 101, de 26 de noviembre de 1906, f. 168-169
85
adelantado el negocio, por creer que para entonces el repertorio estaría agotado y no daría
buen beneficio”.168
Ante las dificultades que encontraba la Sociedad para conseguir recursos, fueron los
mismos miembros de la sociedad los encargados de dotarla de elementos de oficina. En
1907, Alberto Ángel obsequió una lámpara de cuerda, Eduardo Zuleta un galón de petróleo,
César García una docena de mechas para lámpara, Nicanor Restrepo Giraldo una prensa
para copiar, Carlos Nauts un copiador de cartas, Carlos A. Molina los accesorios del
copiador y Enrique Olarte un timbre.169
Pero situación económica obligaba a que se recurrieran a las más diversas estrategias. En el
mismo año se estuvo considerando la posibilidad de establecer en la ciudad un carrusel
“como negocio”, por cuenta de la sociedad. En efecto, se nombró a los socios Valerio
Tobón y Gustavo Restrepo, para que estudiaran el negocio del carrusel.170 El 30 de junio de
1908 se leyó la nota del Concejo Municipal en que se resolvía conceder a la SMP permiso
para colocar y explotar uno o varios carruseles para niños en los parques de la ciudad.171
Las fiestas se convirtieron en uno de los recursos más frecuentes para la obtención de
dinero contante y sonante. Durante las dos primeras décadas del siglo se realizaron muchas,
algunas por cuenta de la Sociedad y algunas compartiendo las ganancias con otras
instituciones como el Hospital de Caridad. Sobre la destinación de los recursos así
obtenidos dan cuenta las actas de la Junta. Según esta información, de lo recogido en la
fiesta de junio de 1907, le correspondieron a la SMP la suma de $ 5.000 con los que se
resolvió pagar la deuda contraida con el socio Alberto Ángel por las bancas del parque de
168 A. S. M. P. Acta No 105, de 9 de abril de 1907, f. 175169 A. S. M. P. Acta No 110, de 28 de mayo de 1907, f. 186170 A. S. M. P. Acta No 111, de 4 de junio de 1907, f. 188171 A. S. M. P. Acta No. 155, de 30 de junio de 1908, f. 257
86
Bolívar y encargarle al mismo “hacer construir diez más del mismo modelo en las mejores
condiciones posibles”.172
Los préstamos a los socios fueron muy frecuentes en esta época, por las dificultades
económicas de la Sociedad. De esta manera se evitaba recurrir al crédito bancario que
generaba latos intereses, los cuales muchas veces incrementaban las deudas hasta hacerlas
impagables. Alberto Ángel y Manuel J. Alvarez, los socios más solventes fueron las casas
de préstamo de la Sociedad a principios del siglo, y algunas veces hicieron fuertes
donaciones a la entidad.
En 1907 la Sociedad decidió participar en dos empresas más. La primera fue la compra de
acciones en la compañía conformada por Uladislao Vásquez y Antonio Arango para traer a
Medellín un automóvil. La segunda, en el montaje de un establecimiento para
diversiones.173
En 1907 comenzó además una nueva modalidad de ingresos a la tesorería de la Sociedad: la
administración fiduciaria. En dicho año la administración municipal otorgó, por medio del
acuerdo 16, algunos impuestos con la condición de que fueran empleados en la refacción de
las calles. La recolección de estos impuestos, como se verá en su momento, estaba a cargo
de la misma sociedad, la cual contaba con un empleado encargado de esta labor. Al parecer
este fue otro mal negocio, pues los recursos recibidos por este concepto eran insuficientes
para atender al mal estado de las calles. Esta oficina dejó más pérdidas que ganancias, y fue
preciso pagar las deudas de esta dependencia con recursos provenientes de otro rubros.174
172 A. S. M. P. Acta No 113, de 18 de junio de 1907, f. 191173 A. S. M. P. Acta No 117, de 16 de julio de 1907, f. 200; Acta No 118, de 30 de julio de 1907, f. 204174 A. S. M. P. Acta No 120, de 13 de agosto de 1907, f. 206
87
En el mismo año, a moción de Harold Meyerheim, la Sociedad solicitó al Presidente de la
República, el General Rafael Reyes, una subvención en dinero para las obras públicas de la
ciudad de Medellín. Los recursos que por esta vía ingresaran serían administrados por la
Sociedad y para su consecución se apeló a la influencia de personajes antioqueños
residentes en Bogotá y con mucha influencia, como el general Pedro Nel Ospina.175 Sobre
este auxilio se hablará con cierto detalle en el capítulo sobre la relación público - privado.
Por ahora baste con decir que a la Sociedad ingresó una primera suma de dinero ($ 25.000
p. m.) por este concepto, la cual sirvió para sanear la tesorería de la entidad.
En 1908 empezó la suspicacia de la Junta sobre el manejo que estaban dando a los recursos
los empleados de la Sociedad, y con el fin de hacer auditoría se nombró a Manuel de Jesús
Calle, persona independiente, para que estudiara “con escrupulosidad” las cuentas de la
SMP desde enero de 1908, comprobando entradas y salidas, “no sólo las operaciones
aritméticas sino también los cargos y abonos con sus comprobantes respectivos, inquiriendo
lo más exactamente posible la efectividad de los gastos verificados”. El mismo debía
presentar un proyecto de contabilidad para la SMP y sus empresas “que sea sencillo, exacto
y de fácil manejo”.176
Nuevamente en marzo de 1909 se leyó un informe de Julio E. Botero referente a la
inspección de cuentas de la SMP en todos sus ramos. Botero dijo encontrar “un número
plural de errores”, que, aunque no eran de mayor consideración, sí alteraban la equivalencia
de valores. Se resolvió hacer subsanar de sus autores las equivocaciones indicadas y
establecer un nuevo sistema de contabilidad, de acuerdo con el Secretario - Contador.177
175 A. S. M. P. Acta No 113, de 18 de junio de 1907, f. 191; Acta No 121, de 20 de agosto de 1907, f. 208176 A. S. M. P. Acta No 157, de 4 de agosto de 1908, f. 262177 A. S. M. P. Acta No. 177, de 9 de marzo de 1909, f. 291
88
A mediados del mismo año se nombró a Manuel J. Alvarez para examinar las cuentas de la
Inspección de Calles, a Julio E. Botero para las del Tesorero y Peter Santamaría para las del
contador, en el período comprendido del 1o. de febrero al 31 de mayo.178 Esto demuestra
que las suspicacias sobre la utilización que de los recursos hacían los empleados no era del
todo clara. En años anteriores no se hacía revisión de cuentas.
Para fines de 1909 la Sociedad tenía deudas con Luis M. Olarte, con los socios por
uniformes para los Correos Urbanos, y con la empresa del Frontón. Además, por el retraso
en los pagos del Municipio para la Inspección de Calles, esta dependencia debía a sus
proveedores y empleados $ 62.000, una suma considerable que obligó a “no hacer ningún
gasto más en mejoras públicas hasta tanto se cancele a la Sociedad dicha cuenta”.179
Para entonces ya el nombre de la Sociedad de Mejoras Públicas era tan popular y
convocaba tanto que empezó a ser utilizado como gancho publicitario, aunque no siempre
con resultados satisfactorios. Se dio el caso de que la Compañía Dramática Acevedo Vera y
C. realizó una función a beneficio de la Sociedad. Sin embargo, cuando la Sociedad
reclamó la parte que le tocaba, del dinero recaudado sólo recibió evasivas y disculpas. 180
Con mejor suerte corrió cuando la Empresa Circotauro donó a la Sociedad el 50% del
producto de la Compañía de Opereta.181
El arriendo de los quioscos ubicados en la Plaza de Berrío fue, en la segunda década del
siglo, otra fuente de recursos. En 1912 se aprobó el contrato celebrado por Ricardo
Greiffenstein, comisionado para este negocio con el señor Antonio J. Uribe, por medio del
178 A. S. M. P. Acta No. 194, de 15 de julio de 1909, f. 318179 A. S. M. P. Acta No. 199, de 21 de octubre de 1909, f. 326; Acta No. 201 de 23 de noviembre de 1909, f. 328180 A. S. M. P. Acta No. 202, de 30 de noviembre de 1909, f. 330181 A. S. M. P. Acta No. 308, de 15 de julio de 1912, f. 3 y ss.
89
cual se arrendaron dos quioscos, a razón de $ 1800 mensuales, por el término de un año,
con el compromiso por parte del arrendatario de mantenerlos en muy buen estado.182
Sorprende del manejo financiero de esta época, la gran capacidad de gestión de la Sociedad,
a pesar de las dificultades económicas por las que atravesaba. Ella buscaba dinero prestado,
recogía entre los socios, conseguía donaciones de particulares, manejaba empresas
rentables, administraba dineros del Municipio, alquilaba quioscos, organizaba fiestas y
bazares. A veces se alcanzaba con las deudas y debía hacer traspasos de dinero entre
dependencias. Lo cierto es que de esta manera tenía entre sus manos las siguientes obras y
empresas: instalación de bancos en parques y plazas, ornato y arborización de parques y
calles, construcción del Bosque de la Independencia, Instituto de Bellas Artes, revista
Progreso, Escuela de Dactilografía, Frontón de Jai Alai y arreglo de calles. Esto le
aseguraba una gran presencia social, le daba una imagen dinámica y vital, que facilitaba el
crédito y las donaciones.
Se entiende entonces que en 1912 la Asamblea de Accionistas de la Compañía Antioqueña
de Transportes avisara por intermedio de su gerente Juan de la C. Escobar, la remisión de
un donativo de cien pesos.183 Unos meses después, fruto de una campaña de la Sociedad
entre las empresas de la ciudad, la “Sociedad de la Unión” y “Restrepos & Cía.” remitieron
donaciones de $20 y $100 oro, respectivamente.184
La situación no mejoró y por eso de nuevo en 1913 fue aprobado impulsar la recolección de
cuotas voluntarias, dirigiendo para ello circulares a las diversas casas comerciales y a las
personas pudientes.185 Como medida complementaria, se pidió a las diversas comisiones,
182 A. S. M. P. Acta No 311, de 5 de agosto de 1912, f. 15183 A. S. M. P. Acta No 320, de 30 de septiembre 1912, f. 42184 A. S. M. P. Acta No. 330, de 10 de febrero de 1913, f. 89185 Ibid., f. 90
90
estudiar la manera de hacer economías en los ramos de su cargo, y que vieran, “si es
posible que cada empresa de la Sociedad se sostenga con sus propios recursos”.186
Economía y donaciones salvaron a la Sociedad. Alejandro Ángel López remitió a la SMP,
en febrero de 1913, un cheque por $100 oro americano, a nombre de su Casa de New York
y como parte de las utilidades que ésta obtuvo en el año anterior.187 Por aquellos días
también el comerciante Alonso Ángel, padre del socio Alberto Ángel, con motivo del
cincuentenario de la fundación de su Casa de Comercio donó a la SMP un lote de terreno
avaluado en $ 1000 oro inglés, con el fin de que fuera vendido o rifado entre obreros y
artesanos. La donación fue hecha con la condición de “que del producto de dicho terreno el
excedente de los $1.000 quede como beneficio para la SMP y el capital sea de nuevo
invertido en una operación, operación que debe repetirse indefinidamente mientras la
Sociedad quiera y pueda hacerlo.”188
Una anécdota curiosa sucedió con el Frontón de Jai Alai. Ya que esta empresa había caído
en desgracia por el invierno y por la competencia interpuesta por el Circo Teatro España y
otros centro de recreación, la Sociedad con el fin de no perder toda la inversión hecha
decidió hacer un sembrado de caña en el terreno ocupado por el hipódromo.189 A principios
de 1916 se informó que el Cañamelar del Frontón de Jai-Alai en la que tenía acciones La
SMP era un cañaduzal cuya producción aproximada era de 400 cargas de panela. La mitad
de la ganancia líquida correspondía al Sr. Francisco Luis Toro dueño de la siembra de caña;
un 30% para don Cesar Piedrahita, propietario del terreno, y un 20% para La Compañía del
186 Ibid., f. 91187 A. S. M. P. Acta No. 331, de 19 de febrero de 1913, f. 92188 Ibid., f. 95189 A. S. M. P. Acta No. 333, de 10 marzo 1913, f. 100
91
Frontón.190 Se trataba de una cantidad nada despreciable de caña, tratándose de un cultivo
en pleno centro de la ciudad.
La situación económica de la Sociedad nunca fue boyante. Ella desde sus comienzos y
hasta el presente, aprendió a trabajar con pocos recursos, a veces “con las uñas”. En 1913,
con el fin de aliviarse de ciertas obligaciones monetarias resolvió reestructurar la Escuela
de Dactilografía, entregándola en forma gratuita con su local, luz, máquinas y el nombre de
la SMP, al profesor Rafael Herrán, con el único fin de que esta se sostuviera. Resultaba más
barato seguir pagando los gastos de sostenimiento de la escuela que pagarle al profesor
Herrán. A cambio de ello se convino con dicho profesor darle a la Sociedad dos becas para
señoras y dos para hombres. La propuesta fue aceptada por el profesor Rafael Herrán.191
Para aliviar un poco la situación, la SMP resolvió vender el instrumental de banda que
poseía. Para ello entró en negociaciones con el Ministerio de Guerra, el Ministerio de
Gobierno, y con el Municipio de Medellín. Ante la negativa de estas dependencias del
gobierno, el costoso instrumental avaluado en $ 230.000, fue vendido por partes: un arpa a
una señora Juana Dávila, residente en Bogotá192 y el resto fue comprado al parecer por el
Departamento de Caldas.
En el mismo año se celebró la venta a la casa comercial de Leocadio M. Arango y Cía, de
la nueva imprenta con sus demás enseres, comprada a Víctor Sperling de Leipzig, con
destino a la revista Progreso.193
A pesar de la venta de algunos de sus activos, la Sociedad siguió recibiendo cuentas de
cobro de sus diferentes acreedores. En 1914, por ejemplo la Casa Vásquez Correa & Cía
190 A. S. M. P. Acta No 443, de 7 de febrero de 1916, ap. XIV191 A. S. M. P. Acta No. 356, de 8 de septiembre 1913, f. 195, 197192 A. S. M. P. Acta No. 359, de 13 de octubre de 1913, f. 205193 A. S. M. P. Acta No 363, de 10 de noviembre de 1913, f. 220
92
solicitó a la SMP la cancelación de la deuda que tenía con ella. Para resolver este impase,
se acudió a presentar como garantía de deuda, las órdenes de pago expedidas por la
Secretaría de Hacienda en favor de la institución.194 Unos meses luego se informó sobre la
cancelación de esta deuda con seis órdenes entregadas por parte del Gobierno a favor de la
SMP.195De esta manera se mantenía el buen nombre de la Sociedad.
A los problemas financieros de la Sociedad se sumaba la morosidad del gobierno para el
pago de obligaciones contraidas con ésta y de los particulares que habían arrendado
inmuebles de su propiedad. En 1914 la Sociedad se quejaba de las dificultades para recibir
la subvención de $ 150 oro, del Tesoro Departamental autorizada por la Ordenanza 33, a
cambio de becas en la Escuela de Bellas Artes.196 En el mismo sentido se dio cuenta del
arrendatario de la casa de “El Edén”, que “hacía dos meses no cubría el arriendo”.197
Lo relatado hasta aquí sobre los aspectos financieros, da buena cuenta de las diferentes
fuentes de recursos, su utilización y dificultades que se presentaban. A lo largo de los casi
cien años de vida de la institución esta formas de financiación se mantendrán, aunque en la
segunda mitad del siglo se nota cierta contracción económica, por la limitación de la
Sociedad a sólo algunas de estas fuentes, especialmente en lo que tiene que ver con la
participación y constitución de compañías comerciales con fines lucrativos. A continuación
sólo se señalarán algunos de estos momentos.
En 1915 se aprobó la propuesta del socio José A. Gaviria de apartar el 10% de todas las
entradas de dinero, cualquiera fuera la procedencia que ellas tuvieran, (excepto la
subvención del Instituto de Bellas Artes), para constituir un fondo de reserva destinado
194 A. S. M. P. Acta No 367, de 12 de enero de 1914, f. 240195 A. S. M. P. Acta No 381, de 25 de mayo de 1914, ap. V196 A. S. M. P. Acta No 389, de 31 de agosto de 1914, ap. II197 A. S. M. P. Acta No 398, de 2 de noviembre de 1914, ap. VI
93
exclusivamente a la formación de un capital para adquirir un terreno y construir la casa de
la SMP.198
Para el año de 1916 la crisis económica de la Sociedad había sido superada, pues según los
informes dados por la Junta la buena administración había permitido bajar la deuda a tan
sólo $189 oro.199 Esta mejora fue lograda gracias a una serie de fiestas organizadas por el
Club Unión a beneficio de la entidad, y donaciones de empresas y particulares.
En aquel año, la Sociedad recibió otro paquete de donaciones: Eduardo Restrepo P. y
Arturo Gerlein, dieron una función cinematográfica titulada “La primavera de la vida”, a
beneficio de la sociedad, cuyos ingresos brutos ascendieron a $179,40 de los cuales
correspondieron a la SMP el 55%, o sea $60,25 oro; Julio Racines remitió la suma de
$11,62 oro, valor del 30% de la conferencia que Gonzalo Mejía dictó en el circo a beneficio
de la SMP y del Hospital San Vicente de Paul; de una función de teatro a fines del año
ingresaron $ 600; Martín Rodríguez, Guillermo Echavarría y J. Heiniger pusieron a
funcionar una pista para bicicletas que llevaba el nombre de “Velódromo Colombia” y
ofrecieron la mitad del producto bruto de la primera fiesta.200 Como estos ingresaron la
tesorería de la SMP dineros provenientes de partidos de fútbol, bailes, conferencias,
funciones de cine y otro tipo de espectáculos, que sería extenso relatar.
Las fuentes de ingresos no variarían mucho para la década de los veinte. La construcción
del Palacio de Bellas Artes, sede tanto del Instituto de Bellas Artes como de la SMP, se
inició en 1926, gracias la cesión de un lote hecha por el Municipio y al presupuesto
otorgado por la Asamblea Departamental para este fin. Sin embargo se hicieron necesarias
198 A. S. M. P. Acta No 434, de 15 de noviembre de 1915, ap. XI199 A. S. M. P. Acta No 443, de 7 de febrero de 1916, ap. II200 A. S. M. P. Acta No 461, de 29 de mayo de 1916, ap. VI; Acta No 471, de 7 de agosto de 1916, ap. IX; Acta No 484, de 6 de noviembre de 1916, ap. II; Acta No 492, de 26 de febrero de 1917, ap. IV
94
donaciones como la de Harold B. Maynham, quien aportó una gruesa suma de dinero, y a
otras más modestas como la de Bernardo Mora de $1.000 para continuar la construcción
cuando el presupuesto de la Asamblea empezó a agotarse.201
Cuando los fondos se agotaron, la sociedad lanzó los bonos “Empréstito de civismo”, los
cuales se respaldaban en un auxilio prometido por la Asamblea. Para promocionarlo se
publicaron avisos en revistas y periódicos llamando a la ciudadanía a colaborar, en los
siguientes términos: “El palacio de Bellas Artes que la Sociedad De Mejoras Públicas está
construyendo ya casi está techado. Pero se están agotando los fondos para terminarlo. Se
espera del civismo de los medellinenses que suscriban bonos del empréstito de Civismo”.
La base de este empréstito eran $50.000.202
Sin embargo, aun en 1940 el departamento le adeudaba a la Sociedad este auxilio,
indispensable para pagar lo que hacía falta del empréstito. Algunos de los colaboradores,
como la Compañía Colombiana de Seguros y el doctor Ricardo Wills Martínez, regalaron a
la sociedad los empréstitos de civismo y sus respectivos intereses, como forma de
colaboración. En 1941 no se pudieron hacer los pagos aun pendientes por el Empréstito de
Civismo porque la Asamblea Departamental no había abonado a la deuda que tenía con la
SMP, y esa fue la situación durante varios años más, al punto que en 1949 aun faltaba por
pagar $45.000 de aquella deuda.203
La forma en que ha conseguido sus recursos la Sociedad de Mejoras, ha generado
comentarios como los de Joaquín G. Ramírez en 1939: “pobreza franciscana, la carencia de
201 Progreso. 2a. Epoca, No 11. Medellín: S. M. P., junio de 1927202 Progreso. 2a. Epoca, No 33. Medellín: S. M. P., septiembre de 1928203 Progreso. 3a. Epoca, No 12. Medellín: S. M. P., junio de 1940; 3a Epoca, No 20, de febrero de 1941; 3a Epoca, No 32, de febrero de 1942; 3a Epoca, No. 44, de febrero de 1943; 3a Epoca, No 72, de junio de 1946; 4a Epoca, No 3, de enero de 1949
95
fondos en que se mueve y trabaja, libre de impedimentos y como si dijéramos desasida de
la vulgaridad material y del peso muerto que corrompe hasta las mejores instituciones”.204
Según el balance de 1940, habían ingresado a Tesorería $82.546,37 a través del IBA, el
Bosque de la Independencia, la Revista Progreso, los auxilios departamentales, las
donaciones, la venta de acciones y los préstamos solicitados, entre otros; de los cuales
salieron $79.827,33 en gastos e inversiones del IBA, el Bosque, la revista, el Cerro
Nutibara, la Canalización del Río (en la cual se invirtieron ese año $12.260), y otros gastos
generales.205
La rectificación del río en la década de los cuarenta también se hizo con base en donaciones
de empresas y personas. Sólo para ilustrar, se sabe que en 1940 la Sociedad recibió $10.575
en donaciones de casi ochenta personas y entidades, cuyos montos estaban entre los cinco y
los dos mil pesos. Los cinco más grandes de estos legados fueron: SMP, con $1.900;
Manuel Calderón, $1.785; Cementos Argos $1.000; Revista Progreso, $550; Compañía
Colombiana de Tabacos, $400; Rosellón $400.206
Las donaciones continuaron en 1941 llegando a contar hasta 45 donantes, con sumas que
oscilaban entre los $ 10 y los $5.000, siendo las principales las del Ferrocarril de Antioquia
con $5.000; Fabricato, $1.550; Cementos Argos, $1.300; Rosellón, $1.190; y la Compañía
Colombiana de Tabacos, $1.000.207
En 1941 la Sociedad pasó una petición a las autoridades departamentales y municipales
para que contemplaran la posibilidad de cederle la administración de parte de los fondos
recolectados por el impuesto creado para construcción y mejoramiento de parques y otras
204 Progreso. 3a. Epoca, No 2. Medellín: S. M. P., de agosto de 1939, pp. 33 - 34205 Progreso. 3a. Epoca, No 22. Medellín: S. M. P., de abril de 1941206 Ibidem.207 Progreso. 3a. Epoca, No 34. Medellín: S. M. P., de abril de 1942.
96
zonas públicas. Esta fue la segunda vez que la Sociedad recibió los impuestos municipales
destinados a obras públicas en la ciudad de Medellín y que significó una mejoramiento de
parques y avenidas.208
La administración de este impuesto se le entregó a la Sociedad en 1949, por 10 años a partir
del 1 de julio, como consta en escritura pública firmada con el municipio.209 El contrato se
canceló en 1959, pasando de nuevo la administración de estos dineros al municipio, ya que
no eran suficientes para cubrir las necesidades de Medellín en este aspecto, y la SMP no
deseaba renovarlo. Su labor se redujo a ser asesora del municipio.210
Todavía en los cuarenta, el Instituto de Bellas Artes contaba entre sus ingresos con auxilios
del Concejo Municipal, los cuales eran una contraprestación por las becas de música y
pintura que éste entregaba a estudiantes de bajos recursos, provenientes de Medellín y de
otros municipios. En 1943, por ejemplo, el Concejo Municipal concedió auxilio
extraordinario de $3.000 para Instituto y aumentó la subvención mensual a $1.000.211
En los cuarenta el Tesoro Municipal fue una de las fuentes más expeditas de recursos para
las obras que emprendió la Sociedad. Por esto, en 1943 se recurrió al Concejo Municipal
para obtener un crédito de $10.000 cuyo destino sería la construcción del restaurante en el
Cerro Nutibara.212
Sin embargo, las donaciones siguieron teniendo una gran participación en el presupuesto
anual de la Sociedad. Para darle mayor presencia dentro de la sociedad a las compañías
colaboradoras, en 1943 se creó la Sección de Socios “Contribuyentes”, donde participaban
208 Progreso. 3a. Epoca, No 28. Medellín: S. M. P., de octubre de 1941209 Escritura pública N. 4098 de la Notaría 4 de Medellín. 8 de Agosto 1949.210 Progreso. 4a. Epoca, No 8. Medellín: S. M. P., de marzo de 1950; 6a Epoca, No 26, de agosto de 1959211 Progreso. 3a. Epoca, No 52. Medellín: S. M. P., de octubre de 1943.212 Progreso. 3a. Epoca, No 49. Medellín: S. M. P., de julio de 1943.
97
la Compañía Nacional de Chocolates, Cementos Argos, Tropical Oíl Company, Banco de
Bogotá, Laboratorios Uribe Ángel, Coltejer y la Compañía Colombiana de Tabacos;
asegurando así una contribución permanente de éstas empresas.213
Esto no significó la holgura para la Sociedad. Por el tamaño de las inversiones hechas en la
canalización del río, el restaurante del cerro Nutibara, la sección de Parques y Arborización,
el Hotel Nutibara y la cobertura de la Santa Elena, la situación económica seguía siendo
“especialmente difícil, por haber tenido que adquirir serios compromisos pecuniarios para
dejar a salvo el crédito de que felizmente ha gozado entre la ciudadanía”.214
En 1950 se solicitó un crédito por dos mil pesos, con el Banco Comercial Antioqueño, el
cual fue otorgado “para poder atender debidamente a sus campañas”. De este préstamo se
cubrió rápidamente la mitad, pero éste y las perspectivas de tener que solicitar más, los
llevaron a abrir una cuenta en este banco llamada “Fondo de emergencia” en el cual se
recogieron rápidamente aportes de diferentes procedencias.215
Como complemento a estos créditos, la Sociedad continuó buscando y recibiendo
donaciones. En 1951 publicó la carta que se envió a las principales empresas de la ciudad.
La carta comenzaba diciendo:
“Señor presidente de la junta directiva, señor gerente de empresa. Medellín. Nuestra
ciudad a llegado a ser lo que es por la acción constante que en 50 años ha ejercido la
SMP apoyada por las empresas y los organismos oficiales. Como en 1950, en el
presente año esperamos su apoyo decidido según la categoría de su balance. La
213 Progreso. 3a. Epoca, No 12. Medellín: S. M. P., de marzo de 1943.214 Progreso. 3a. Epoca, No 56. Medellín: S. M. P., de febrero de 1944.215 Progreso. 4a. Epoca, No 8. Medellín: S. M. P., de marzo de 1950
98
SMP vela por el progreso de la ciudad, adelanta grandes obras de civismo y cumple
la más generosa obra de cultura y asistencia social”.216
Entre 1950 y 1952 se recogieron al parecer $34.367,50 en donaciones, siendo los
principales benefactores de 1951, Coltejer con $2.500, Compañía Colombiana de Tabacos
con $1.000, José Ramírez Johns con $1.000, Cervecería Unión con $1.000. Otros
benefactores fueron la Sociedad Aeronáutica de Medellín, Cementos Argos, Sedeco y la
Compañía Nacional de Chocolates. En 1952 las donaciones provinieron de la Fábrica
Nacional de Chocolates ($1.000), la Compañía Colombiana de Tabacos ($1.000),
Cervecería Unión ($1.000), Coltejer ($1.500), Banco Comercial Antioqueño ($250) y
otros.217
La mayor donación recibida en aquellos años por la Sociedad fue la del antiguo socio Pablo
Tobón Uribe, quien se unió a la campaña de construcción de un nuevo teatro para la ciudad
con la donación de $ 1.000.000. En su honor el Teatro lleva hoy su nombre.218
Siguiendo con el proceso de consolidación económica, el 13 de noviembre de 1961 se
fundó el Fondo Acumulativo de la SMP de Medellín, cuyo fin era producir una renta
permanente para el “Sostenimiento de la SMP, realización de fines sociales y cívicos y
propender a su desarrollo”. El patrimonio del fondo estaría así formado por los aportes de
los socios fundadores, el 10% de las cuotas de los miembros activos de la sociedad, el 10%
de las entradas extraordinarias sin destino especial, el 5% de entradas ordinarias,
donaciones y auxilios y las rentas del fondo.219
216 Progreso. 5a. Epoca, No 12. Medellín: S. M. P., de enero de 1951.217 Las donaciones de 1951 sumaron $7.650, mientras las de los 22 benefactores de 1952 sumaron $6.600. Progreso. 5a. Epoca, No 13. Medellín: S. M. P., de marzo de 1951; 5a Epoca, No 17 de marzo de 1952.218 Progreso. 5a. Epoca, No 20. Medellín: S. M. P., de marzo de 1953.219 Progreso. 6a. Epoca, No 48. Medellín: S. M. P., de octubre de 1966.
99
Con la creación de este fondo empieza una nueva etapa de estabilización en la situación
económica de la entidad cívica. El fondo garantizaba la disponibilidad permanente de
recursos para las obras de la Sociedad, aunque esto corresponde con un período menos
dinámico, de baja presencia social. Las ganancias obtenidas en sus diferentes secciones la
Sociedad las convertía en acciones y títulos valor, con lo que el fondo crecía
paulatinamente. En 1970, por ejemplo, se autorizó a la Tesorería de la Sociedad para
entregar de lo producido del Zoológico una suma hasta por $10.000 para efectuar la compra
de derechos y acciones del Banco Industrial Colombiano, “esto se hace para corresponder
al fondo acumulativo”.220
Por las razones anotadas, no es de extrañar que luego de setenta años de deudas y
dificultades económicas, en el mes de mayo de 1970, luego de hacer un estudio del balance
correspondiente al año anterior, se comprobó que, “como resultado de la implantación de
controles, se ha dado un ligero superávit en las dependencias del Zoológico y del IBA”.221
Nuevas medidas fueron tomadas en 1971 para aumentar el control por parte de la Junta
Directiva sobre los recursos de la Sociedad. Se creó el Comité de Finanzas de la Sociedad,
iniciativa que ganó fuerza a raíz de un robo en las taquillas del zoológico, del cual no se
informado a la dirección. Este comité tendría como objetivo planear los gastos y arbitrar
recursos de la Sociedad.222
Y aunque no se puede decir que la Sociedad se haya convertido en una empresa más
interesada en el lucro, las finanzas marchaban mejor, no sólo por las menores obligaciones
que tenía la institución, sino por el manejo más cuidadoso de los gastos y los mejores
220 A. S. M. P. Acta No 685, de 11 de febrero de 1970, p. 470221 A. S. M. P. Acta No 699, de 13 de mayo de 1970, p. 489222 A. S. M. P. Acta No 739, de 6 de julio de 1971; Acta No. 740, p. 542
100
ingresos, provenientes de los donativos empresariales y de los auxilios del Estado. Así por
ejemplo, en enero de 1974, el Secretario de la Presidencia de la República, doctor Rafael
Naranjo Villegas, anunció el envío de un auxilio extraordinario por $ 50.000 para el
Instituto de Bellas Artes.223
En 1977 se volvieron a tomar algunas medidas para evitar problemas que se presentaban
con el manejo de fondos. Se decidió manejar tres cuentas bancarias para el Zoológico, el
Instituto de Bellas Artes, y la Sociedad de Mejoras Públicas. Para mejorar el control se
resolvió llevar un libro de bancos para cada una de las cuentas bancarias; elaborar en hoja
aparte un presupuesto mensual de ingresos y egresos para cada una de las tres entidades, y
establecer un fondo fijo de caja por $ 500.oo, que sólo sería reembolsable por el número de
recibos que reporten los gastos efectuados.224
Entretanto, los auxilios siguieron ingresando a la tesorería de la Sociedad. En 1981, por
intermedio de la socia Marilú Nicholls, hermana del diputado a la Asamblea de Antioquia,
José Jaime Nicholls se recibió un auxilio por valor de $70.000 para el Zoológico Santa
Fé.225
En dicho año, apareció un artículo en el periódico “El Mundo” en el cual se revelaron
algunos datos de la Tesorería de la Sociedad, los cuales fueron publicados por iniciativa de
Mariela Duque de Posada, Tesorera. La Junta Directiva se mostró preocupada y le ordenó a
dicha señora “que el estado de cuestas de la entidad no debe darse a la luz pública”.226 Esto
significa un cambio radical en la forma de concebir las relaciones con la prensa, como
medio de comunicación con el público benefactor. Más adelante se verá cómo la Sociedad
223 A. S. M. P. Acta No 812, de 21 de enero de 1974, p. 624224 A. S. M. P. Acta No 886, de 23 de febrero de 1977, p. 703225 A. S. M. P. Acta No 994, de 14 de enero de 1981226 A. S. M. P. Acta No 995, de 3 de febrero de 1981, p. 841
101
de Mejoras Públicas, por manejar dineros públicos y por su carácter de institución cívica, a
principios del siglo consideraba una obligación de transparencia la publicación de los
informes anuales de cuentas de la tesorería.
En la década de los ochenta se presentaron una serie de donaciones provenientes de
personas vinculadas con negocios ilícitos, las cuales, en aras de la verdad, no pueden ser
negadas ni encubiertas. Aunque, antes es necesario aclarar que en aquel entonces, estas
personas no eran perseguidas por la justicia, tenían nexos con los sectores más altos de la
sociedad y eran considerados como importantes inversionistas. En 1981, Jorge Ochoa donó
la suma de $200.000 con destinación especial para el Hospital Veterinario del Zoológico.
Cuando la presidenta fue a darle las gracias al señor Ochoa, éste aumentó su donación
regalándole un avestruz, dos tigres reales de Bengala, dos leones africanos y un par de
grullas.227 Este gesto era considerado como una demostración de generosidad.
También continuaron las donaciones de otras personas. En 1984 declararon socios
benefactores a los señores Carlos Manuel Echavarría, por sus aportes al Zoológico; a
Dietter Castrillón, por auxilios conseguidos para el Zoológico y el Instituto de Bellas Artes;
y a Roberto Hoyos Castaño, por su apoyo en la cámara de representantes con el proyecto de
ley para emitir una estampilla conmemorativa de la SMP.228
Los auxilios estatales continuaron igualmente, aunque a veces se perdieron por no
cobrarlos. Como se informó en el seno de la Junta Directiva en 1985 cuando se recibieron
dos auxilios de Colcultura para el Zoológico y el Museo Santa Fe, por un millón de pesos
227 A. S. M. P. Acta No 1002, de 21 de abril de 1981, p. 853228 A. S. M. P. Acta No 1072, de enero 31 de 1984, p. 044
102
cada uno, los cuales tenían vigencia para el año 1984 y por no haber sido cobrados
oportunamente se desperdiciaron.229
Un nuevo ciclo de crisis económica empezó en 1986 según informó a la Junta el Doctor
Carlos Horacio Hincapié. Por este motivo la Junta se vio en la necesidad de solicitar dos
préstamos al Banco Industrial Colombiano y al Banco Comercial Antioqueño, por dos y
cinco millones respectivamente.230
A esta situación se sumó la pérdida de auxilios estatales como el de la Corporación
Medellín Cultural, por $ 150.000 anuales, con la excusa de las fuertes erogaciones que
realizaba para la construcción del Teatro Metropolitano.231
Según la ponencia presentada por Oscar Peña Alzate en el Encuentro Cívico Departamental
de 1988, organizado por la Sociedad de Mejoras, la primera fuente de financiación de las
Sociedades, excepción hecha de sus recursos ordinarios y auxilios privados, seguían siendo
las transferencias que les otorgaban los concejos municipales. Para acceder a estos auxilios,
Peña Alzate recomendaba que durante el mes de noviembre se interesara a los concejales,
“preferentemente de la comisión de presupuesto”, para que se aprobara un acuerdo en tal
sentido.232
También recomendó este personaje a la Sociedad, que por medio de acuerdos municipales,
se buscara la realización de contratos de “fiducia”, con el fin de que ella se encargara, por
ejemplo, de las zonas verdes, de los sitios de recreación, de las actividades de promoción de
la comunidad y otros temas de civismo. Para tal efecto, las sociedades de mejoras recibirían
229 A. S. M. P. Acta No 1129, de septiembre 4 de 1985, p. 121230 A. S. M. P. Acta No 1152, de mayo 28 de 1986, p. 2231 A. S. M. P. Acta No 1153, de junio 11 de 1986, p. 4232 Memorias Encuentro Cívico Departamental. Sociedades de Mejoras Públicas y Colonias . Medellín: Contraloría General de Antioquia, 1988, p. 36-37
103
el impuesto de “parques y arborización” y las de inversión que correspondieran al impuesto
del IVA, en su participación municipal. Entre las ventajas de esta figura, estaba que estos
contratos no necesitaban de la revisión del Tribunal Administrativo, ni de la licitación
pública o privada. Por otra parte, el municipio se beneficiaba, pues sus costos de burocracia
se reducían y la eficiencia de por sí se multiplicaba. 233
La propuesta de Peña Alzate era la de volver a manejar recursos del Estado, convertir a la
Sociedad en empresaria como había sido a principios del siglo y como se ha señalado desde
la década de los sesenta la Sociedad había tomado una decisión inamovible sobre este
aspecto que la alejaba de este tipo de manejos. Por lo tanto, no se hizo caso a estas
sugerencias que pueden ser una posibilidad de reposicionar a la Sociedad.
Informó también Oscar Peña Alzate que la Ley “Pro Estampilla Carlos E. Restrepo” creada
para las Sociedades de Mejoras de Medellín y de los demás municipios quedó supeditada a
la expedición de una Ordenanza de la Asamblea, que a iniciativa del gobernador, determine
el cobro de esta estampilla. Advirtió que dicha ley tenía visos de inconstitucionalidad, por
cuanto no se podían cobrar impuestos sino para los servicios públicos y para las demandas
de la actividad estatal, no para destinarlos a personas particulares.234 Y como la Sociedad es
una institución de carácter privado, esto se convertía en un escollo difícil de salvar.
Para evitar los problemas de constitucionalidad, Peña Alzate sugirió que la ley sufriera una
ligera modificación agregándole “que los recaudos serán para dar cumplimiento a lo
dispuesto en el artículo 375 - 376 y 377 del Código de Régimen Municipal (DL. 1333/86)”.
En lugar de esa modificación legal, otra salida consistía en conseguir un Decreto
233 Ibidem.234 Ibidem.
104
Reglamentario del Presidente de la República.235 Se desconoce la aplicación dada a la Ley
de “Estampillas Carlos E. Restrepo”, pero todo parece indicar que esta se quedó en el limbo
jurídico.
Hasta 1991, año de expedición de la nueva Constitución Política de la República de
Colombia, la Sociedad de Mejoras recibió auxilios del Estado. Precisamente en aquel año,
el Municipio de Medellín firmó un convenio con Inversiones Medellín - Coca Cola y la
Sociedad de Mejoras Públicas, mediante el cual Coca Cola cancela a la entidad cívica la
suma de $ 9'987.000, por concepto de los impuestos correspondientes a los meses de
Octubre, Noviembre y Diciembre del año inmediatamente anterior, en pago del auxilio que
el Municipio tenía pendiente con la sociedad. En contraprestación, la Sociedad autorizaba a
Coca Cola la venta de sus productos en las instalaciones del Zoológico, donde solo tenía
derecho Postobón.236
Con la nueva carta política y la prohibición explícita de auxilios, el ingreso de recursos del
fisco municipal se ha visto fuertemente dificultado, aunque es posible que sigan ingresando
a la Tesorería de la Sociedad por concepto de contratos de prestación de servicios.
235 Ibidem.236 A. S. M. P. Acta No 1283, de noviembre 5 de 1991, p. 2
105
2. La Sociedad de Mejoras Públicas y la política
2.1. Interés público e interés privado.
El papel desempeñado por la Sociedad de Mejoras Públicas en el desarrollo de la capital
antioqueña abarca los más variados sectores de la vida económica, social, cultural y política
de la ciudad, con especial énfasis en los procesos de modernización urbanística, la
preservación del medio ambiente citadino y la promoción del arte y la cultura. Tal grado de
protagonismo no se puede entender sin antes considerar la concepción que los miembros de
esta institución tenían sobre la política, sus relaciones con las entidades públicas y la
manera en que se imbricaban dentro de ella, el interés público con el privado.
Es indudable que la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín es una institución de
carácter privado, sin ánimo de lucro y de profundo sentido cívico. Es innegable, esta
asociación es sin ánimo de lucro, en tanto los proyectos que esta emprende, aún siendo
rentables tienen como único fin la consolidación económica de la Sociedad, y no el
enriquecimiento de sus socios. Más aún, la obtención de recursos corre por cuenta de los
106
socios, mediante la atracción de donantes o socios contribuyentes, rifas, organización de
fiestas o con recursos de los gobiernos local, departamental o nacional.
En cuanto al carácter privado de la Sociedad, se pueden anotar varios elementos de juicio:
1) sus socios pertenecían a familias destacadas del desarrollo empresarial antioqueño; 2) la
iniciativa para su constitución no proviene del gobierno sino de dichas familias; 3) su
estructura interna, estatutos, recursos, administración, su autonomía y facilidades para
participar en empresas; 4) su estilo administrativo netamente empresarial; 4) las leyes,
ordenanzas y decretos expedidas por entes gubernamentales han tenido como único fin el
proveer recursos, o conceder privilegios a la Sociedad de Mejoras y nunca para intervenir
en su estructura interna.
Sin embargo, a pesar de ser jurídicamente regida por el derecho privado, la Sociedad tiene
un conjunto de aspectos que la asemejan a un instituto de carácter público. Los recursos
económicos provenían de la ciudadanía, a la cual se invitaba a aportar bajo el compromiso
de revertir dicho dinero en obras de interés público; en segundo lugar, las obras, fiestas,
empresas y demás aspectos de la SMP eran fiscalizados y seguidos atentamente por el
público, a través de la prensa, esto con el fin de garantizar la transparencia de la institución:
se publicaban mensualmente en los periódicos locales informes financieros, balances de
gestión y a través de este medio las personas se quejaban o solicitaban mejoras; en tercer
lugar, la SMP se valió en varias ocasiones de los recursos del Estado, o sustituyó al Estado
en sus funciones, esto con el aval y la satisfacción del gobierno de turno. Es por esto que la
SMP se encuentra en una situación bastante peculiar, pues jurídicamente es de carácter
privado, pero en varios aspectos adquiere un cariz público, por el mismo fin que persigue.
107
Nacida del seno de la sociedad civil, como expresión orgánica de un grupo multipartidista
de empresarios medellinenses, la Sociedad de Mejoras Públicas se dedica a actividades
propias de la esfera pública. Se entiende aquí por sociedad civil, “...el lugar donde surgen y
se desarrollan los conflictos económicos, sociales, ideológicos, religiosos, que las
instituciones estatales tienen la misión de resolver mediándolos, previniéndolos o
reprimiéndolos” 237. Según esta concepción, la sociedad civil está compuesta por
movimientos, asociaciones y organizaciones, las cuales representan los intereses de los
distintos grupos sociales. Esta noción de sociedad civil remite a unos intereses privados, a
diferencia de los intereses públicos, o del Estado.
Según Georges Duby, existe una aparente oposición entre lo privado y lo público, cuando
se considera lo público como lo perteneciente a todo un pueblo, lo que emana de un pueblo
( por lo tanto las autoridades e instituciones que soportan semejante Estado ); aquello que
es de todos y que no es objeto de apropiación particular. Por otro lado, está lo que
corresponde a lo privado, es decir los recursos propios, lo que es de uso propio, lo
doméstico y lo particular.238 En la realidad no existen tales distancias dicotómicas. Muy al
contrario se encuentran extensas intersecciones, puntos de encuentro, matices y áreas
próximas que dificultan la distinción entre las esferas de lo público y lo privado, la sociedad
civil y el Estado.
237 Bobbio, Norberto. (Texto sobre la dicotomía público / privado, capítulo II “La Sociedad civil”, documento de Clase de Teoría política, bajo la orientación del profesor Fabio Giraldo Jiménez. Instituto de Estudios Políticos U. de A.), p. 43238 Duby, Georges. “Poder privado, poder público”. En: Historia de la vida privada. Barcelona: Taurus, 1993. p. 19 y ss.
108
Precisamente allí se puede ubicar a la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, como
institución por medio de la cual la alta sociedad de Medellín, expresó sus intereses en tanto
grupo social portador de un proyecto de ciudad. Este proyecto implicaba aspectos que iban
desde lo urbanístico y lo medio ambiental, pasando por la vida cultural y el civismo. La
élite que se organizó en torno a la Sociedad de Mejoras, en tanto grupo hegemónico
consciente de su papel dirigente, supo ganar el consenso de la ciudadanía para su proyecto.
Esto no habría sido posible si el proyecto que le propusieron a la ciudadanía y al gobierno,
no hubiera representado en buena manera los intereses del público en general y del Estado.
Debe tenerse en cuenta además que la diferenciación entre sociedad civil y Estado es
inherente a un cierto grado de desarrollo del capitalismo y al sistema democrático que le
subyace. En la medida en que se separan ambas esferas se puede hablar de una sociedad y
un sistema político moderno, o no. El mismo Norberto Bobbio señalaba cómo la
contraposición entre sociedad civil y Estado, surge en forma paralela al nacimiento de la
sociedad burguesa, siendo consecuencia “natural” de la diferenciación y de una consciente
división de funciones ...cada vez más necesaria entre quien se ocupa de “la riqueza de las
naciones” y quien se ocupa de las instituciones políticas.239
Puede pensarse a manera de hipótesis que la diferenciación y división de funciones entre la
sociedad civil y el Estado en Colombia no estaba muy consolidada a principios del siglo y
por tal razón la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, como sus similares de Bogotá,
Cali, Barranquilla y otras ciudades del país, trataban de llenar un vacío del Estado. Por eso
cuando el Estado entró a ocupar aquel “espacio”, desplazó a las sociedades de mejoras,
239 Bobbio, Norberto. “La sociedad civil”. Doc. cit., p. 65
109
considerándolas incluso como rivales o adversarias, y trató de invisibilizarlas o de restarles
protagonismo.
2.2. La Sociedad de Mejoras Públicas y los partidos.
Uno de los principales problemas que aquejan a la sociedad colombiana es el de la baja
cultura política de la población. Esto incide directamente en el nivel organizativo de la
sociedad civil, en la baja participación política y en una visión negativa de lo político. Esta
situación no es gratuita. Tiene relación directa con una cruenta historia de luchas
partidistas, de exclusión e intolerancia, y con la permanencia de prácticas clientelistas, que
impiden la apertura democrática prometida por la Constitución Política de 1991.
Richard Sennett, ha mostrado como hay cierta similitud entre la crisis de la sociedad
romana y la vida moderna. El elemento común entre ambos momentos es la restricción de
la vida pública con respecto a la vida privada. Los romanos, luego de la era de Augusto -
igual que en la actualidad - “comenzaron a considerar sus vidas públicas como una
cuestión de obligación formal”. Es evidente, la vida pública, en donde se desarrollan las
relaciones entre los ciudadanos con el Estado, se mantienen dentro de un espíritu de
resignada aceptación y la mayoría de las personas, buscamos refugio en lo íntimo, en el
seno cálido del hogar, con nuestras familias y amigos, lejos de los peligros de la calle, las
plazas y los recintos públicos.240 Como consecuencia de este cambio se ha producido una
fuerte tendencia hacia el individualismo, que llega a veces a cierto grado de narcisismo.
“En la medida en que aumenta el interés por las cuestiones de la personalidad (egoísmo),
240 Sennett, Richard. El declive del hombre público. Barcelona: Alfonso Impresores, 1978. p. 11 y ss.
110
la participación con desconocidos en procura de fines sociales ha disminuido; o esa
participación es falseada por la cuestión sicológica”.241
Hannah Arendt, por su parte ha mostrado que el concepto griego de la política era
supremamente valorativo, en tanto se consideraba a la capacidad del hombre para la
organización política, en oposición a la asociación natural cuyo centro es el hogar y la
familia. En las ciudades - estado griegas, el individuo llevaba además de una vida privada,
una especie de segunda vida, la de la política. Existía una distinción clara entre lo que es la
familia y la vida doméstica y la esfera de lo comunal. Precisamente, la fundación de la polis
fue precedida por la destrucción de todas las unidades que se basaban en el parentesco,
tales como la phratria y la phyle.242
En la escala de valores de la cultura griega, la esfera familiar era la de la adquisición de
medios de subsistencia, algo de poca significación, propio de mujeres y esclavos; el mundo
de las necesidades y las exigencias. Sólo la política, la esfera de la polis era la de la libertad
y la igualdad. Ser libre significaba no estar sometido a la necesidad de la vida ni bajo el
mando de alguien, no gobernar ni ser gobernado. En el mundo moderno esta relación es a la
inversa, el mundo de la necesidad, de la vida doméstica es el que prima en la vida y el más
importante, mientras que se desprecia la esfera política dejándola en manos de los políticos
profesionales. Estos políticos en tanto asumen la política como profesión y medio de
procurarse la subsistencia, la han envilecido y utilizado en pro de sus intereses privados,
mientras han subordinado lo público.243
241 Ibid. p. 20242 Arendt, Hannah. La condición humana. Paidós, 1993. p. 39243 Ibid. p 42 y ss.
111
Al estudiar la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín y sus miembros, en relación con la
ciudad, resulta tentadora la posibilidad de establecer un parangón, guardadas las distancias,
con respecto a las ciudades clásicas grecolatinas, y la manera en que los ciudadanos de sus
ciudades - estados, ejercían la política y se movían entre la esfera pública y la privada. Un
primer aspecto en común, es el hecho de que los miembros de la Sociedad eran en su
totalidad, empresarios de reconocida trayectoria en la vida económica de la ciudad. En su
mayoría eran comerciantes, pioneros de industria, urbanizadores o profesionales,
pertenecientes a familias de gran prestancia económica, es decir personas que tenían
resueltos sus problemas de subsistencia. Esta condición les permitía disponer de parte de su
tiempo para dedicarse a la política, ocupar cargos públicos, pensar y proyectar la ciudad en
donde vivían y a la cual se sentían unidos por lazos antiguos y fuertes.
Un segundo elemento en común es la manera en que entendían la política. Para los
impulsores de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, la política era entendida en su
sentido amplio. La vida política es aquella que se realiza en la esfera pública pensando en
los intereses de una comunidad, es esa otra vida, que como en los pueblos grecolatinos es
espacio de libertad, que puede afectar a todo un pueblo y que por lo tanto está sujeto a la
opinión pública. A diferencia de la vida privada que se hace para el beneficio particular,
que no se discute ni es dada a conocer del público. La política no era sólo aquella que se
ejercía desde los partidos, que había dividido al país en dos bandos armados rivales a
muerte y que mantenían a la nación en una deplorable situación de atraso y guerra
permanente. La separación de Panamá, alimentada por la Guerra de los Mil Días, alertó de
manera definitiva a la élite antioqueña contra aquella forma tradicional de hacer política.
112
Por esta razón no suscribimos aquí lo planteado en un libro reciente del profesor Fernando
Botero Herrera, según el cual: “La élite empresarial y comercial que fundó la Sociedad de
Mejoras Públicas desarrolló simultáneamente una preocupación por lo público y una visión
negativa frente a la acción de los políticos, que acabó englobando también a la política en
su acepción más amplia...”244. Para hacer esta afirmación, el profesor Botero cita uno de los
apartes de la conversación sostenida por Carlos E. Restrepo y Gonzalo Escobar, fundadores
de la Sociedad de Mejoras, en su camino de regreso de Bogotá a Medellín, cuando surge la
idea de emular la Sociedad de Embellecimiento de la capital de la República. En dicha
conversación, Gonzalo Escobar se refiere peyorativamente al Congreso de la República y a
“sus mayorías”. A partir de este hecho, se afirma que este tipo de comentarios no fueron
circunstanciales y “consolidaron paulatinamente una mentalidad negativa frente a lo
político” durante la primera mitad del siglo XX245. Como se verá más adelante, en esa
visión política de la SMP estaba el germen de lo cívico como opción política.
La Sociedad de Mejoras Públicas se convirtió en un espacio de acción política, donde,
haciendo a un lado los problemas ideológicos partidistas, la élite medellinense ejerció
presión y negoció los problemas de la naciente urbe, con el propósito de llevarla a merecer
la categoría de ciudad moderna. La participación de estos empresarios en la Sociedad de
Mejoras, no era extensión de sus negocios e intereses privados, no se utilizó esta institución
para beneficio personal y cuando alguien quiso lucrarse de ella, pronto fue llamado al
orden. El poder de convocatoria y la influencia que sobre los entes gubernamentales llegó a
244 Botero Herrera, Fernando. Medellín 1890 - 1950. Historia urbana y juego de intereses. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 1996. p. 31245 Ibid. p. 32
113
tener la SMP, no fue utilizada por los socios, para beneficio de sus negocios particulares, -
al menos de manera directa -, pues ellos pertenecían a las familias más prestantes de la
ciudad, y sus negocios tenían una dinámica propia. Es de anotar, que fue más palpable un
apoyo económico directo de las empresas y negocios particulares a las obras públicas
gestionadas por la Sociedad de Mejoras. En otras palabras, la preocupación por lo público
desplegada por esta institución es de por sí política.
No quiere decir esto que la dirigencia antioqueña despreciara la actividad política desde los
partidos. También desde ellos intentó realizar un giro en las prácticas políticas, aunque la
maquinaria clientelista, las alianzas de los partidos tradicionales y las campañas de la
Iglesia, dieron al traste con su propuesta. Un reciente estudio del historiador Fernando
Correa, ha mostrado que la élite antioqueña aglutinó las fracciones más civilistas y
modernizantes de ambos partidos, con el propósito de crear una opción política “para
ejercer la lucha contra los hábitos políticos excluyentes, para hacer comunes las reglas de
juego de las disputas políticas y, finalmente, para llegar a la dirección del Estado”246.
En Antioquia a fines del siglo XIX, un sector importante de conservadores antioqueños se
encontró con cierta fracción del partido liberal en sus críticas a los gobiernos excluyentes,
centralistas, “despóticos” (en sus palabras) de la Regeneración y crearon un movimiento
conocido como “histórico republicano”, el cual se lanzó a las elecciones de 1892 con
Marceliano Vélez como candidato a la presidencia. Esta idea fue retomada unos años
después por los padres de la Unión Republicana: “Se pensaba aquí como una agrupación
246 Correa, Fernando. Republicanismo y reforma constitucional, 1891-1910. Medellín: Universidad de Antioquia, 1996. p. 8
114
nueva, compuesta por elementos de ambos partidos tradicionales que consideraban que
tenían más cosas en común entre sí que con sus respectivas organizaciones políticas y que
veían cómo la agudización de los conflictos se alejaba cada vez más de una convivencia
pacífica”247.
Los conservadores históricos fueron liderados por Marceliano Vélez, Alejandro Botero,
Carlos E. Restrepo, Rafael Botero, Rafael Navarro Eusse, Fabriciano Escobar, Francisco de
Paula Muñoz, Jaime Córdoba, Luis María Mejía Alvarez, Abraham Moreno, entre otros y
contó con apoyo en otras regiones del país. Por su parte, la Unión Republicana tuvo como
padre a Carlos E. Restrepo, fundador e impulsor de la Sociedad de Mejoras Públicas, quien
en abril de 1899, dos meses después de creada aquella, publicó su periódico El Correo de
Antioquia, por medio del cual difundió sus ideas republicanas, predicando la tolerancia
“como única actitud que evitaría la guerra y propiciaría la paz permanente, con lo cual la
alternancia de los partidos se haría posible”248. En la redacción de este periódico Carlos E.
Restrepo se apoyaría inclusive en varios liberales, entre ellos Saturnino Restrepo,
encargado de la sección literaria.
La Unión Republicana de Carlos E. Restrepo, apoyada por individuos representativos de la
élite antioqueña (Pedro Nel y Tulio Ospina, Miguel y Eduardo Vásquez, Alejandro Botero,
Abraham Moreno, Carlos Vásquez Latorre y Rafael Navarro Eusse, entre otros), y por
medio de juntas republicanas dispersas por las principales ciudades del país tuvo una
exitosa participación en las elecciones para Senado y Cámara en 1909, luego de las cuales
247 Ibid. p. 21-22248 Restrepo, Carlos E. Orientación Republicana. Tomo I. Bogotá: Biblioteca Banco Popular, 1972. p. 220. (citado por Fernando Correa. Op. Cit. p. 44)
115
se produjo la caída del General Rafael Reyes del poder249. Luego de una serie de
acontecimientos políticos que no son del caso relatar, los republicanos triunfaron en su
propuesta de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, ( en la cual fueron
mayoría), por medio de la cual eligieron como presidente de la república a Carlos E.
Restrepo el 15 de julio de 1910250. Para entender lo que significaba para Carlos E. Restrepo
el republicanismo obsérvese lo que decía a los redactores del periódico La Joven Antioquia,
en plena campaña antireyista:
“La doctrina sustancial de la unión republicana implica un avance civilizador, que
no a todos es dado sentir y apreciar: es el triunfo de la reflexión sobre el instinto, de
la tolerancia inteligente sobre los odios bárbaros. Verán ustedes cómo dentro del
credo nuevo se encuentran bien los espíritus cultivados y cómo a él son refractarias
las pasiones ciegas; se le defiende con razones y con libertades; se le ataca con la
procacidad y la calumnia. Cada uno de nuestros viejos partidos tuvo sus ideales
altos y fueron éstos los que los llevaron a luchas gloriosas; pero al lado de esos
ideales ha vivido un instinto conservador nocivo: la conservación de intransigencias
y venganzas”251.
Como puede verse, un sector de la élite antioqueña, representada en personajes como
Carlos E. Restrepo, no renunció a la actividad política desde los partidos, sino que procuró
crear nuevas expresiones y organizaciones políticas, con una concepción más amplia,
civilista y tolerante de la acción política. Pero como se ha venido afirmando, la política, no
249 Correa, Fernando. Op. Cit. p. 121 y ss.250 Ibid. p. 155 y ss.251 Restrepo Carlos E. Antes de la presidencia. Tomo I. Medellín: Imprenta Departamental, 1982. p. 65
116
sólo se ejerce desde los partidos. También desde la sociedad civil se realizan actividades
que inciden directamente en los manejos del Estado, en la estructura del mismo, en sus
políticas sociales, económicas y culturales.
Si como asegura Norberto Bobbio, los partidos políticos cumplen la función de transmitir
las demandas (in puts) de la sociedad civil, que luego se volverán objeto de decisión
política y solución de Estado252, qué sucede cuando estos partidos, como los nuestros a
finales del siglo XIX, se ocupaban de distribuir el pastel burocrático y de intereses
particulares de uno u otro político en particular y poco de los intereses colectivos?. Qué
sucede cuándo los partidos no cumplen con su papel de intermediario entre sociedad civil y
Estado?. Es ahí cuando la misma sociedad civil a través de sus organizaciones se presenta
en la escena pública y presenta sus demandas, con el fin de buscar su satisfacción por parte
del gobierno. No obstante, nuestra sociedad civil era débil por entonces y casi inexistentes
sus formas organizativas. Quizás la Sociedad de Mejoras Públicas era el único germen de
sociedad civil en nuestra ciudad, como expresión orgánica de los intereses de la élite
residente en la ciudad de Medellín. Con la diferencia que la SMP no sólo presentó las
demandas, sino que realizó estudios, consiguió recursos, gestionó y administró sus
proyectos, apoyado en instituciones estatales como la Gobernación, la Alcaldía y el
Concejo Municipal.
2.3. Lo cívico como opción política
252 Bobbio, Norberto. “La sociedad civil”. Documento citado, p. 43
117
Apenas hace pocos años en el país, con la elección popular de alcaldes, ha comenzado a ser
frecuente el hablar de candidatos cívicos en las elecciones. Tal y como se concibe a los
movimientos que respaldan a dichos candidatos, se trata de individuos independientes de
los partidos políticos tradicionales, líderes natos de las comunidades, que plantean
programas de gobierno participativos y con unos proyectos precisos de beneficio común.
Algunos, por supuesto defraudaron por el incumplimiento luego de su llegada al poder
municipal. Otros han sido más leales a sus promesas de gobierno. Lo cierto es que han
surgido nuevas opciones políticas, nacidas en el seno de la sociedad civil, que han
cambiado en cierto grado, las prácticas políticas y han recuperado la credibilidad de la
población en la confrontación democrática.
Cuando se estudia con cierto cuidado la historia de la Sociedad de Mejoras Públicas, es
inevitable plantear que en su filosofía y actitud frente a la política tradicional se hallaba el
germen de la opción cívica. A pesar de que nunca se planteó a sí misma como fuerza
política, ni consideraba siquiera que el civismo fuera una opción política, en las campañas
que desarrolló a lo largo de sus casi cien años, inculcó ciertos valores de participación,
compromiso y valoración de lo propio, que calaron en nuestra sociedad y que fueron el
fermento del civismo como opción política. Naturalmente que nunca se planteó de tal
manera, ni estaba entre sus propósitos, pero de alguna manera, con sus obras y campañas
educó una sociedad civil en ciertos ideales de la labor política que luego fueron retomados
por los movimientos cívicos.
UN argumento más en favor de esta interpretación, retomando al profesor Fernando Botero,
es el de que la mentalidad negativa frente a los políticos y las prácticas políticas
118
tradicionales, desembocó en lo que denomina una “concepción instrumentalista del estado y
pragmática de la política”. Sin lugar a dudas, tanto la Sociedad de Mejoras Públicas como
la élite económica de Medellín, “consideraban que el estado debía actuar como un gerente y
de manera técnica”253. Por esa razón, Ricardo Olano, el dirigente más destacado de la SMP
consideraba que el Concejo municipal “debe ser compuesto de ingenieros, médicos,
hombres de negocios, abogados, arquitectos, industriales”254. Esa misma concepción
pragmática de la política e instrumentalista del Estado es la de los movimientos cívicos
actuales, los cuales conducen a los cargos públicos a individuos, no a partidos y que recurre
a alianzas multipartidistas para lograrlo.
Esa misma actitud es la que permite entender que la Sociedad de Mejoras Públicas de
Medellín solicitaran al gobierno en noviembre de 1903 eximir a sus socios de servir como
jurados en las elecciones de aquel año255. El 2 de diciembre del mismo año se leyó la nota
del Presidente del Jurado Electoral dirigido al Presidente de la Sociedad manifestándole que
“por unanimidad” se había resuelto tener en consideración a los socios que forman la
Sociedad. para no nombrarlos de jurados en las próximas elecciones256. Esto no debe
entenderse como una actitud de menosprecio a los procesos democráticos, sino como algo
propio de una institución que se presenta ante la opinión pública como independiente y que
no puede verse inmiscuida en problemas electorales, los que frecuentemente eran acusados
de fraudulentos. Si se trataba de crear una nueva cultura política era preciso evitar ser
asimilados con la política tradicional.
253 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit. p. 32254 Olano Ricardo. Propaganda Cívica. 2a ed. Medellín: Bedout, 1930. p. 70. (Citado por Fernando Botero Herrera. Op. Cit. p. 32)255 A. S. M. P. Acta No 59, de 11 de noviembre de 1903, f. 91256 A. S. M. P. Acta No 61, del 2 de diciembre de 1903, f. 92
119
Para reconfirmar lo que se ha venido diciendo, baste con mencionar que en la reunión del
11 de abril de 1904, el Presidente de la Sociedad de Mejoras propuso y fue aprobado lo
siguiente: “Nómbrese una comisión que insinúe a los comités políticos el nombramiento de
personas hábiles para consejeros municipales que han de ser elegidos en las próximas
elecciones”. Fueron nombrados para desempeñar dicha comisión los señores Eduardo
Zuleta, Gabriel Latorre y Gregorio Pérez y con autorización de presentar una lista larga de
candidatos257. No se trata por supuesto de una actitud “apolítica”. El propósito de dicha
comisión, como la de otras que se presentarían luego era la de insinuar y proponer a los
comités de los dos partidos tradicionales que presenten en sus listas a personas reconocidas
socialmente, profesionales y que promuevan desde el Concejo los intereses públicos. De
otro lado, muchos de los miembros de la Sociedad pertenecían a uno u otro partido y
podían ser incluidos en las listas de candidatos.
Por esta razón, no debe extrañar que en la reunión del 28 de octubre de 1907, el señor
Gonzalo Escobar (cofundador de la SMP), propusiera y fuera aprobado por la Sociedad,
pasar al Gobernador una lista de las personas que, a consideración de los socios fueran
“aptas y convenientes para desempeñar el cargo de consejeros municipales en el nuevo
período”. La propuesta fue mejorada por José A. Gaviria quedando consignada de la
siguiente manera:
“Pásese una nota al Sr. secretario General de la Gobernación en que se le diga que el
señor Gobernador había ofrecido al señor Presidente de la SMP que la Gobernación
257 A. S. M. P. Acta No 64, del 11 de abril de 1904, f. 97 y 98
120
aceptaría algunos candidatos para concejales para el próximo período que la SMP le
proponga y que en virtud de tal ofrecimiento se permite incluir la siguiente lista para
que de ella escoja la Gobernación los candidatos ofrecidos: Manuel J. Alvarez
Carrasquilla, Camilo C. Restrepo, Enrique Olarte, Basilio Martínez, Juan de la C.
Escobar, José M. Jaramillo Martínez, Dr. Libardo López, Manuel María Escobar,
Lázaro Botero E. y Pastor Gaviria”258.
Del anterior listado debe destacarse que algunos eran miembros de la Sociedad y otros,
reconocidos hombres de negocios, intelectuales y urbanistas, los cuales encarnaban, según
el criterio de la Sociedad de Mejoras Públicas, el prototipo de hombre cívico.
Un hecho similar se dio el 26 de agosto de 1935, cuando la Sociedad de Mejoras Públicas
resolvió enviar la siguiente resolución a los distintos directorios políticos de Medellín. El
texto es extenso pero ilustrativo sobre la filosofía política de la Sociedad:
"Considerando: 1- Que de los Concejos Municipales depende el progreso material y
espiritual de las ciudades, grandes o pequeñas. 2- Que el desarrollo inesperado de
Medellín sobre el aumento enorme de su población y al propio tiempo la difícil
situación económica Municipal, reclaman la colaboración cívica e intelectual de la
ciudadanía
Resuelve: dirigirse de la manera mas respetuosa y encarecida a los directorios
públicos de Medellín para suplicarles que al hacer la escogencia de candidatos para
el próximo Concejo Municipal se sirvan tener en cuenta: 1- Que para la formación
de las listas correspondientes se dé referencia a los ciudadanos que por sus virtudes
258 A. S. M. P. Acta No 130, de 28 de octubre de 1907, f. 221 y 222
121
cívicas y sus capacidades administrativas y técnicas sean merecedores de la
confianza de la ciudadanía para ocupar tan delicada decisión, escogiendo
ciudadanos nacidos en Medellín o vinculados a la ciudad por sangre y por historia.
2- Que los nombres sean adoptados para consejeros suplentes reúnan las mismas
cualidades de civismo y competencia que los ciudadanos postulados para consejeros
Municipales"259.
No obstante, lo anterior no niega la posibilidad de que en épocas de crisis y exacerbación
de las pugnas entre partidos, la SMP se autoproclamara como “apolítica” y buscara servir
de mediador en la confrontación. Así, en la reunión del 19 de abril de 1948, luego de los
hechos violentos que siguieron a la muerte del caudillo liberal Jorge E. Gaitán, en el acta de
aquel día se hizo constar: “Que ahora mas que nunca, la sociedad debe conservar su
carácter de entidad apolítica y proceder con especial cautela ante las autoridades, en
atención a la situación fiscal que seguirá siendo sumamente estrecha. Ha considerado que
es un deber imprescindible el de ayudar al Gobierno, en lugar de crearle dificultades de
cualquier genero.” En la misma sesión se sentó además la siguiente proposición:
“La Sociedad de Mejoras Publicas de Medellín, al reanudar sus sesiones, que habían
sido temporalmente suspendidas por graves motivos de orden publico, hace llegar al
Gobierno de la República, a las autoridades eclesiásticas y a la ciudadanía en
general, la mas sentida expresión de pesar por los reprobables atentados cometidos
el 9 del presente mes. La sociedad lamenta sinceramente la destrucción ocasionada
y los incendios provocados culpablemente y hace votos por la completa restauración
de los damnificados.”260
259 A. S. M. P. Acta No 1253, de agosto 26 de 1935, pp. 699 - 700260 A. S. M. P. Acta No 1779, de abril 19 de 1948.
122
NO será ésta la última vez en que la Sociedad de Mejoras Públicas se designe a sí misma
como entidad apolítica. Tal denominación es comprensible como parte de una reacción
frente a una concepción imperante, según la cual, lo político es similar a confrontación de
partidos. Con mayor razón desde la llamada época de la violencia la institución cívica
emprendió una campaña, a través de su revista “Progreso”, con el fin de informar a los
grupos enfrentados sobre su carácter neutral.
Hasta los años más recientes, como se mostrará a lo largo de este trabajo, la Sociedad
mantendrá una estrecha relación con los organismos del Estado, sin dejar de lado el recurso
a los partidos por medio de sus socios, con el fin de lograr mayor efectividad en sus
propuestas. Ya habrá tiempo de observar cómo el Estado le delega a la Sociedad la
administración de impuestos destinados a la arborización, el ingreso de auxilios
parlamentarios con destino al Instituto de Bellas Artes y las relaciones con la Gobernación
y la Alcaldía.
2.4. Relaciones con la prensa
Como institución que pretendía velar por el interés público, la Sociedad de Mejoras
Públicas, siendo institución de carácter privado, buscó mantener enterada a la opinión
pública de los problemas que consideraban más urgentes, de los proyectos que iban
gestionando, de sus balances anuales, y por medio de ella recibían las solicitudes de parte
de la ciudadanía. Como diría Norberto Bobbio, en la esfera de la sociedad civil se ubica el
fenómeno de la opinión pública, “entendida como la expresión pública de consenso y
123
disenso con respecto a las instituciones, transmitida mediante la prensa, la radio, la
televisión, etcétera”261.
La Sociedad de Mejoras Públicas como institución mediadora entre la sociedad civil y el
Estado, conocía muy bien la necesidad de canales de transmisión con el público. Había una
preocupación permanente por la opinión que se formaba la ciudadanía sobre la gestión que
realizaba y se puede asegurar, que con mucho éxito formaron un consenso favorable en
torno a su imagen. Tal fue la importancia que le dio la Sociedad a la prensa que a pesar de
que los principales periódicos de la ciudad prestaron de manera generosa sus columnas para
informaciones relativas a la SMP, desde 1910 ella misma empezó a publicar su periódico
“Progreso”, por medio del cual divulgaba sus obras, balances, a la vez que hacía sus
campañas cívicas y culturales.
Para diversos asuntos y objetivos se recurrió a la prensa. Un primer ejemplo lo constituye la
solicitud hecha a los diarios de la ciudad, para que gratuitamente se informe la Sociedad de
las necesidades de la ciudad262. Una primera intencionalidad sería de que sirviera de
transmisor de las opiniones del público sobre las que consideraran las necesidades más
apremiantes de la ciudad. Este medio complementaría el sistema regular de
correspondencia, por medio del cual se recibían las solicitudes de la ciudadanía. Lo
interesante es que la SMP atendió muchas de las demandas publicadas en la prensa, como
sucedió el 17 de julio de 1903, cuando fueron nombrados Pastor Gaviria y Ricardo Olano
para que de acuerdo con el Señor alcalde atendieran a la insinuación de El Clarín respecto
al aseo de la fuente y plazuela de Felix de Restrepo. En la misma fecha se nombró a
Gregorio Pérez “para que de acuerdo con el Alcalde atiendan a la insinuación que hace el
261 Bobbio, Norberto. Doc. Cit., p. 45262 A. S. M. P. Acta No. 42, de junio 24 de 1903, f. 64-65.
124
pequeño diario respecto de las tarifas y mejor mes de los cocheros”263. Por hechos como el
anterior, se puede asegurar que la Sociedad estuvo siempre abierta a las demandas del
público y trató de resolverlas, mientras hubo recursos.
Por la actitud asumida, diversos periódicos ofrecieron sus columnas a la Sociedad y al
público en general con diversos fines. UN caso ilustrativo lo proporciona el señor César
Piedrahita, quien en 1905 ofreció las columnas de su periódico La Organización para que
fueran publicadas las cuentas y el balance de la Sociedad de Mejoras Públicas
mensualmente264. Un ofrecimiento similar fue hecho en 1908 por Alejandro López,
miembro de la Sociedad y columnista del mismo periódico para que ésta contara con un
espacio permanente para avisos de la Sociedad265. Este fue otro de los objetivos por los que
la Sociedad recurrió a la prensa, el brindar información sobre el funcionamiento, estado
financiero y balances de gestión, evitando así reticencias y sospechas del público
Algo similar ocurrió en 1907, cuando luego del informe dado por el Inspector de Calles,
empleado de la Sociedad encargado de la refacción de calles (con las rentas cedidas por el
municipio para este efecto), se aprobó el informe y se resolvió que se publicara en algunos
de los periódicos de la ciudad. El informe se publicó con especificación del dinero
recaudado y de la manera como había sido invertido266.
Otra forma de aprovechar los espacios brindados por la prensa fue el debate de asunto
públicos, o la defensa de la Sociedad de Mejoras frente a acusaciones que se le hacían. Así
ocurrió un mes luego de publicado el anterior informe, cuando El Bateo cuestionó el
manejo de los dineros recaudados para refacción de calles y el mismo hecho de que el
263 A. S. M. P. Acta No. 45, de julio 17 de 1903, f. 68264 A. S. M. P. Acta No 72, de 26 de septiembre de 1905, f. 112-115265 A. S. M. P. Acta No 140, de 25 de febrero de 1908, f. 236266 A. S. M. P. Acta No 123, de 3 de septiembre de 1907, f. 211
125
municipio cediera recursos a la SMP. En la reunión del 12 de noviembre de 1907 en la
reunión de la Junta se convino hacer una explicación en público rectificando los cargos
lanzados por el periódico El Bateo267. Como puede observarse la posibilidad de disenso
estaba dentro de los presupuesto de la Sociedad, así como la posibilidad de defensa debate.
Para evitar nuevos cuestionamientos de la prensa sobre los manejos de los recursos
públicos Manuel J. Alvarez tuvo la idea, aceptada por la Junta Directiva de publicar
mensualmente los informes sobre refacción de calles.268
En el mismo orden de cosas se entiende que en 1908, la Sociedad, luego de escuchar el
informe de su presidente el Dr. Alejandro López , a petición de José A. Gaviria, resolviera
publicarlo en un periódico de la ciudad”269. En el mismo año se resolvió publicar en la
prensa un extracto de las actas de esta junta270.
Finalmente, la Sociedad de Mejoras Públicas recurrió a la prensa para hacer sus campañas
cívicas o para hacer sugerencias sobre el deber ser del trabajo periodístico. Un caso preciso
de esta injerencia en la prensa se dio el 6 de agosto de 1928, cuando se aprobó la propuesta
de Bernardo Correa de dirigir una nota a “La prensa de la ciudad solicitándole que procure
no hacer relatos emocionantes de los delitos atroces que se cometan ni de las pequeñas
delincuencias, debido a que ellas contribuyen desgraciadamente a aumentar la
criminalidad...”271 Esta solicitud se entiende dentro de un propósito global de educación
cívica inherente a la Sociedad de Mejoras, en la cual la prensa jugaba un papel primordial.
267 A. S. M. P. Acta No 132, de 12 de noviembre de 1907, f. 224268 A. S. M. P. Acta No 135, de 3 de diciembre de 1907, f. 227269 A. S. M. P. Acta No 137, de 4 de febrero de 1908, f. 230270 A. S. M. P. Acta No. 156, de 7 de julio de 1908, f. 259271 A. S. M. P. Acta No 966, de agosto 6 de 1928, p. 321
126
2.5. La Sociedad de Mejoras y el poder público
Retomando lo dicho más arriba, se puede asegurar que la dirigencia antioqueña, cuya célula
básica de proyección es la familia, portadora de un proyecto de sociedad y de ciudad, un
sentido de pertenencia fuerte, un patrón fuerte de diversificación y asociación para negocios
y obras de mutuo beneficio, encontró en la Sociedad de Mejoras Públicas un instrumento
que le permitiría convertirse en un actor social protagónico en la esfera pública y que
representara sus intereses ante los organismos del Estado.
Debe aclararse, sin embargo, que la SMP como manifestación de las formas organizativas
de la élite regional, es una institución con características similares a la Sociedad San
Vicente de Paúl, aunque creada para propósitos diferentes. No tiene ningún carácter
popular, aunque en determinados momentos pudo defender intereses populares, al
promover el interés público. En cuanto a la finalidad de la élite al crear esta Sociedad, es
evidente la manera en que se sirvió de esta organización para expresar de una forma
integrada sus demandas ante las esferas locales y regionales del Estado. La SMP le permitió
pasar de ser una fuerza social importante pero difusa en sus integrantes, al carácter de actor
social.
Puede ser que la presencia estatal en la región antioqueña no llenara sus expectativas o que
la cobertura e intensidad de esta presencia no fuera la más óptima. Preocupados por los
nuevos retos que imponía el mundo occidental en la transición de siglos, los gestores de la
SMP, buscaron a través de ella proyectar su ideal de ciudad, para lo cual requerían de un
trabajo mancomunado con los organismos del Estado que más incidían en la conformación
127
urbana de la ciudad. Por tal motivo desde los primeros años de labor, diseñaron un esquema
de trabajo concertado con el Concejo de la ciudad, sin descuidar otros niveles del poder
público como la Gobernación y la Alcaldía de Medellín. Lo cierto es que desde su creación,
la SMP fue consultada por el Concejo Municipal de Medellín para la toma de decisiones
con respecto al ornato de la ciudad. Sin embargo, la SMP nunca adoptó un tono
contestatario frente al Concejo, el Alcalde o el Gobernador. Todas las gestiones que esta
realizaba estaban regidas por unas normas de protocolo, relaciones públicas y diplomacia
que le permitieron tener éxito en casi todas sus propuestas.
Esta situación intermedia entre el Estado y la sociedad civil le permitía a la Sociedad de
Mejoras Públicas gozar de una inusual capacidad de gestión. Por esta razón la SMP y sus
socios están presentes en la gestación y ejecución de las principales obras públicas que
marcaron de manera definitiva la estructura y conformación urbanística de la ciudad. Esta
presencia y acompañamiento de la sociedad civil en la gestión estatal, correspondía a una
situación del proceso de construcción del Estado-nación, hasta cierto punto precaria. El
Estado, de menor tamaño que el actual, requería del apoyo de organismos de la sociedad
civil en forma más acuciante y permanente, para atender a las múltiples demandas de la
creciente población, el acelerado desarrollo económico y la expansión de la urbe. En este
sentido se entiende lo dicho por Jorge Montoya Toro en su “Breve historia de la S. M. P. de
Medellín”, publicada en 1975:
“Fue voluntad de los fundadores de la SMP desde un comienzo, conservar su
autonomía frente a las autoridades distritales, sin que ello significara un aislamiento
128
o desinterés por todo lo que fuera iniciativa oficial. Muy por el contrario, a lo largo
de la fructífera existencia de la SMP han existido cordiales relaciones con las
autoridades de las diversas ramas, ha habido mutuo respaldo a iniciativas de un lado
o del otro y tanto las directivas de la entidad cívica como las del municipio, en
especial las que han integrado el cabildo, aúnan esfuerzos para hacer próspera la
gestión de ambos, en provecho de los habitantes de la ciudad”272.
En todo caso, en las actas de la Sociedad de Mejoras se encuentran desde muy temprano
datos que permiten asegurar que desde el mismo momento de su creación ésta institución
encontró respaldo en los organismos de gobierno presentes en la ciudad. Un hecho que
permite asegurarlo es que el 27 de marzo de 1899, apenas dos meses después de creada la
Sociedad, se dispuso hacer la última revisión de los estatutos, y luego de ser aprobados
solicitar la publicación de ellos en la Imprenta del Departamento273. Unos días después de
esto, se dirigieron “sendos oficios” al Gobernador del departamento y al Presidente del
Concejo “dándoles cuenta de la organización definitiva de la sociedad y pidiéndoles ciertas
autorizaciones en lo concerniente a las obras públicas que se ejecuten”.274.
Tan sólo unos meses después de la anterior comunicación, la SMP empieza una profusa
correspondencia a través de la cual ésta “excita” al Concejo Municipal para que ejecute, o
legisle sobre uno u otro aspecto de interés público. Así por ejemplo, el 6 de julio de 1899
pidió al Concejo que contratara un carro con regadera para el servicio de las calles de la
272 Montoya Toro, Jorge. “Breve historia de la S.M.P. de Medellín”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria 1675-1975. Medellín: Bedout, 1975. p. 267273 A. S. M. P. Acta No 5, de 27 de marzo de 1899, f. 6274 A. S. M. P. Acta No. 8, de 18 de abril de 1899, f. 12
129
ciudad, ofreciendo contribuir con una cantidad en dinero, y en su defecto pide que se le
autorice para contratarlo apropiando en el presupuesto la partida suficiente275. Como puede
observarse, las atribuciones que la SMP consideraba como propias de su gestión eran
amplias e invadían áreas del Estado, como la apropiación del presupuesto municipal y la
realización de obras públicas.
En pleno desarrollo de la Guerra de los Mil Días, luego de una pausa de algo más de un
año, la Sociedad de Mejoras reinició labores. El 1o de mayo de 1901, buscando ejercer
mayor presión y una atención mas pronta y eficaz en sus solicitudes al gobierno (o a los
particulares), por disposición presidencial se resolvió que “las notas y memoriales dirigidos
a la municipalidad, al gobernador o a los particulares, cuando revistan carácter de
importancia, serán firmados por toda la Sociedad”276. Terminada la guerra y bajo la
presidencia de Gonzalo Escobar fue aprobado enviar una nota al señor gobernador
anunciándole que la SMP se reunía nuevamente, y “solicitando del señor jefe militar por su
conducto la permanencia en la ciudad de una Compañía del Batallón Zapadores para que
sirva tanto a los trabajos de la municipalidad como a los de la Sociedad”277. Como puede
observarse, las relaciones de la Sociedad con los entes gubernamentales fueron muy
tempranas y se mantuvieron por lo menos hasta mediados del siglo XX.
De otro lado, la Sociedad llegó a tener funciones de veeduría ciudadana frente a la gestión
realizada por el Concejo municipal. Por tal motivo el 5 de junio de 1903 se aprobó la
proposición del socio Francisco A. Cano en el sentido de solicitar permiso a la Secretaría de
275 A. S. M. P. Acta No. 14, del 6 de julio de 1899, f. 21276 A. S. M. P. Acta No. 28, del 1o. de mayo de 1901, f. 43277 A. S. M. P. Acta No. 36, del 13 de mayo de 1903, f. 51-52
130
la Municipalidad para revisar los trabajos de la Honorable Corporación “para conocer de
ellos lo que pueda tener relación con los propósitos de la Sociedad de Mejoras Públicas”278
No sólo cumplía funciones de veeduría sino que contaba con el apoyo oficial, reconocido
por las autoridades de la Policía en lo referente a cuestiones de conservación y ornato de la
ciudad. Así lo hizo saber del Comandante de la Policía de Medellín por oficio fechado el 25
de junio de 1903279.En el mismo sentido se entiende la solicitud hecha al Concejo para que
tenga en cuenta a la Sociedad para que sea ella quien estudie las peticiones de mutilación o
destrucción de árboles en vías públicas280.
La recepción de las demandas, sugerencias y ofertas hechas por la Sociedad al Concejo, en
general fue positiva. Ilustrativo de esto es la nota de noviembre de 1903, por medio de la
cual el Presidente del Concejo Municipal manifiesta el agrado general de los ediles por el
ofrecimiento hecho por la SMP de coadyuvar gratuitamente en la dirección y vigilancia de
las obras de ornato y embellecimiento de la ciudad. En la misma nota se informa que el
Concejo nombraría una comisión para que de acuerdo con la Sociedad de Mejoras y
teniendo presente el presupuesto de gastos vigente, proponga al Concejo lo conveniente
acerca de la obras que deban llevarse a cabo y los medios que deben emplearse para ello.281
En general, puede asegurarse que las relaciones entre las Sociedad de Mejoras Públicas y el
Concejo municipal fueron muy estrechas y variadas, llegando a convertirse en un modelo
de concertación entre sociedad civil y Estado, que llegó a ser replicado en otras ciudades
del país, específicamente en la región occidental, hasta constituirse en un movimiento
cívico de carácter nacional. Ya que es imposible dar cuenta de la multiplicidad de
278 A. S. M. P. Acta No. 39, de 5 de junio de 1903, f. 58-59279 A. S. M. P. Acta No. 43, de julio 2 de 1903, f. 66280 A. S. M. P. Acta No. 53, de octubre 1o. de 1903, f. 80-81281 A. S. M. P. Acta No 59, de noviembre 11 de 1903, f. 91
131
intercambios entre la Sociedad de Mejoras Públicas con los entes gubernamentales,
intentaremos al menos establecer una tipología de estos. Es pertinente aquí traer a colación
las palabras de Fernando Botero Herrera:
“Las funciones que cumplía la Sociedad de Mejoras Públicas eran bastante amplias
en los primeros decenios del siglo XX y sustituían muchas veces las del estado. El
Concejo de Medellín le concedió privilegios para el cobro de rentas municipales con
el fin de financiarse, así como poder para ejercer control sobre aspectos que tuvieran
que ver con la estética, el aseo y la eficacia de las empresas públicas municipales. A
su vez, la sociedad brindaba asesoría permanente al Concejo en una amplia gama de
actividades, ejerciendo a menudo funciones de planeación, ejecución de obras
públicas e intermediación en las negociaciones de predios urbanos entre el sector
privado y el municipio”282.
Por un lado, estaba el apoyo económico que el Estado brindó a la gestión de la Sociedad.
Así por ejemplo, se sabe que por insinuación de Agapito Betancur, el 28 de marzo de 1904
la SMP resolvió dirigir una nota al Concejo Municipal, pidiéndole la cesión de los derechos
de avisos que se pagaban por las tablas instaladas en las esquinas, almacenes y tiendas283.
Un año después existe constancia de que esta petición fue aceptada. Por este motivo se
explica que en una de las reuniones de la Sociedad, celebrada en el mes de septiembre de
1905, se discutía “si los avisos puestos por medio de cartulina en las aceras y demás lugares
públicos debían pagar el mismo derecho que pagan los demás avisos conforme con lo
dispuesto en el acuerdo municipal No 10 de 27 de abril de 1904”. Se resolvió por parte de
la junta que se le pidiera un dictamen al Alcalde y con base en él se cobrará o no el
282 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit., p. 47283 A. S. M. P. Acta No 63, de 28 de marzo de 1904, f. 96-97
132
impuesto respectivo. Entretanto, el socio Dr. Eduardo Zuleta “manifestó que sería bueno
consultar al H. Concejo Municipal si los avisos fijos puestos en planchas de cobre en las
puertas de las casas de los médicos, comerciantes, compañías de seguros, etc. debían o no
pagar el impuesto destinado por dicho H. Concejo para la SMP”.284. Es decir, No sólo se le
concedió los derechos que se pagaban por dichos avisos, sino que la Sociedad de Mejoras
tenía la posibilidad de solicitar reajustes en las tarifas y crear impuestos nuevos sobre la
publicidad comercial.
En el mes de abril de 1906 el Presidente de la Sociedad informó “que sabia que el Concejo
Municipal iba a retirar a la SMP el derecho de cobrar por los avisos porque estimaba que no
era legal el que esa renta no se colectara en la Tesorería Municipal, pero que estaba el
Concejo muy bien animado en favor de la Sociedad”285. Este asunto es muy caro al analizar
la imbricación de lo público y lo privado. ? Cómo era posible que una entidad de carácter
privado colectara impuestos y los empleara en obras públicas?. Porque no cabe duda de que
el dinero recogido fue empleado a favor de los intereses públicos. A veces la Sociedad de
Mejoras funcionaba como una dependencia estatal. No se sabe hasta cuando esta entidad
privada / pública manejó el impuesto por publicidad, pero si que durante el presente siglo la
Sociedad gozó de diversos privilegios.
Las concesiones económicas a la SMP fueron muchas y diversas. En el mismo campo de la
publicidad se entiende la construcción y administración, por parte de ella, de el quiosco del
Parque de Berrío. El asunto había comenzado a tratarse desde la época desde 1899 por
iniciativa de José A. Gaviria, quien dirigió un memorial al Concejo Municipal, “relativo al
establecimiento de varios kioskos en lugares públicos para colocar avisos286. Luego, en
284 A. S. M. P. Acta No 71, de 20 de septiembre de 1905, f. 106-107285 A. S. M. P. Acta No 89, del 27 de abril de 1906, f. 151286 A. S. M. P. Acta No. 27 de 24 de abril de 1901, f. 42
133
1901 la propuesta fue retomada, cuando se solicitó a la municipalidad “privilegio gratuito
para explotar por cuenta de esta el sistema de avisos por medio de kioskos, en lugares
públicos que no intercepten el tráfico”287. El asunto siguió tratándose durante los primeros
años del presente siglo, pero debido a cuestiones presupuestales el proyecto se retrasó diez
años, hasta que, por fin en 1910 se construyó y empezó a explotarse este sistema
publicitario. En 1912 los dos quioscos del Parque de Berrío fueron arrendados al señor
Antonio J. Uribe por un valor de $1800 mensuales288. Todavía en 1923 según José A.
Gaviria los quioscos de la Sociedad de Mejoras Públicas estaban llenos de avisos
productivos y se alquilaban para ventas de periódicos, libros, revistas, cigarrillos, confites,
etc.289.
Otro tipo de concesión económica de parte del Estado fue la exención de impuestos a las
empresas rentables de la Sociedad de Mejoras. UN caso en este sentido fue la solicitud
hecha al Gobierno en 1905 pidiéndole que eximiera de derechos a la empresa del Frontón
de Jaialai, para que se dieran por su cuenta algunas retretas en dicho hipódromo y
contribuyendo también con la banda de música y la fuerza pública para solemnizar y
guardar el orden en los espectáculos que allí se efectúen”.290 A esta solicitud el Gobernador
del Departamento respondió de una manera afirmativa, aunque con silencio frente a la
exención de impuestos para el Frontón291. La lucha por obtener la exención de impuestos
para el hipódromo de la Sociedad continuó en 1906 por intermedio de Ricardo Olano y
287 Ibidem.288 A. S. M. P. Acta 311, de 5 de agosto de 1912, f. 15289 Gaviria, José A. Medellín en 1923. Medellín: Imprenta Oficial, 1923. p. 147290 A. S. M. P. Acta No 71, de 20 de septiembre de 1905, f. 106 -107; Acta No 72 de 26 de septiembre de 1905, fol. 108291 A. S. M. P. Acta No 75, del 24 de octubre de 1905, f. 123
134
Manuel J. Alvarez C., quienes por entonces eran concejales, aunque al parecer no se
obtuvieron los resultados esperados292.
Un último caso de relaciones económicas entre la Sociedad y el estado es el que se presentó
en torno a la refacción de calles. Por Acuerdo Municipal No 16 de 1907 el Concejo
Municipal cedió algunas rentas para que fueran administradas y utilizadas por la Sociedad
de Mejoras en la reparación y mantenimiento de las calles de la ciudad293. La institución
cívica asumió inmediatamente sus nuevas funciones, empleando en ello sus propios fondos,
mientras comenzaba la recaudación de las rentas cedidas. Para evitar sospechas se dio a
conocer al público, por medio de cartelones el acuerdo número 16, informando que “la
SMP está facultada para cobrar los impuestos de que trata dicho acuerdo suplicándole que
no se haga remiso en el pago por estar esto destinado para el embellecimiento y ornato de la
ciudad”294. Para ayudar con la recaudación de los dineros, el Alcalde de la ciudad, Nicanor
Restrepo Giraldo ofreció poner a órdenes de la Sociedad de M. J., algunos empleados de los
del Municipio295. La suma recaudada fue de $ 20.000, cantidad que pareció insuficiente a la
Sociedad, en vista del mal estado general de todas las calles, por lo que dirigió un memorial
al Concejo Municipal que se duplicara esta suma296. Tal solicitud fue resuelta
favorablemente a favor de la Sociedad, que con el paso del tiempo se iba consolidando y
ganando una mayor capacidad de presión297. La forma en que se manejaron dichos dineros
fue muy transparente y siempre se trató de informar a la comunidad sobre este ramo a
través de la prensa de la ciudad298. Algunos meses después de iniciados los trabajos en las
292 A. S. M. P. Acta No 84, de marzo de 1906, f. 143293 A. S. M. P. Acta No 113, de 18 de junio de 1907, f. 190294 A. S. M. P. Acta No 114, del 25 de junio de 1907, f. 194-195295 A. S. M. P. Acta No 116, de 9 de julio de 1907, f. 198296 A. S. M. P. Acta No 120, de 13 de agosto de 1907, f. 206297 A. S. M. P. Acta No 122, de 27 de agosto de 1907, f. 209298 A. S. M. P. Acta 123, de 3 de septiembre de 1907, f. 211
135
calles, el Presidente del Concejo Municipal envió una nota en la cual le da a la SMP su
felicitación por la manera como se habían invertido los fondos cedidos por el Municipio
para la reforma de las calles299.
Las relaciones con las autoridades gubernamentales no sólo cubrían los niveles municipal y
departamental. También se mantuvieron nexos directos con la Presidencia de la República.
En 1907 por ejemplo, se leyó un telegrama del Presidente de la República, Rafael Reyes, en
el cual acusa recibo de la solicitud enviada por la Sociedad, en el sentido de brindar un
auxilio económico para las obras públicas en la ciudad de Medellín. En dicha nota el
presidente recomienda a la SMP que se entienda con el Sr. Gobernador del Departamento
para que al formar el presupuesto del año siguiente tenga en cuenta dicha solicitud.300. Un
año después, con motivo de la visita de Reyes a la ciudad, se nombró una comisión
compuesta por Carlos A. Molina, Luis Mariano Olarte y Gabriel Martínez C. para redactar
una tarjeta de bienvenida y se nombró una comisión para ir al encuentro del general Reyes
en representación de la sociedad, la cual se encargaría además de recordar al General Reyes
la solicitud de un auxilio periódico para la dicha Sociedad.”. Para agraciarse con el
mandatario nacional, la SMP organizó una tarde de carreras en el Frontón de Jai Alai301.
El 19 de mayo de 1908 se informó respecto de las comisiones nombradas para el
recibimiento del General Reyes y del buen resultado obtenido por los encargados de
recabar un auxilio periódico para la SMP, el cual fue concedido. Este auxilio consistió en $
200 oro que según lo ordenado por el excelentísimo Sr. presidente debían ser pagados por
el tesoro del Departamento de los fondos nacionales302. Un mes después se dio cuenta de
299 A. S. M. P. Acta No 125, de 17 de septiembre de 1907, f. 214300 A. S. M. P. Acta No 133, de 19 de noviembre de 1907, f. 225301 A. S. M. P. Acta No 148, de 11 de mayo de 1908, f. 248302 A. S. M. P. Acta No 149, de 19 de mayo de 1908, f. 250
136
que la subvención ofrecida por el Sr. General Reyes a la SMP había sido recibida. La
primera mensualidad fue de $ 25.000, de los cuales se habían retirado $ 10.000 para pagar
los gastos hechos en la compostura del Camellón de San Juan, frente al Frontón de Jai
Alai303.
Las buenas relaciones con el Presidente de la República fueron un propósito permanente de
la Sociedad. Por esta razón, el 1 de febrero de 1910, se resolvió enviar una tarjeta de
bienvenida al nuevo Presidente de la República, General Ramón González Valencia, para
los cual se nombró comisionados para redactarla a Francisco A. Cano y Gonzalo Escobar y
para presentarla al Presidente de la Sociedad y Manuel J. Alvarez304.
Pasando a otro aspecto de las relaciones entre la Sociedad de Mejoras Públicas y el Estado,
el de la asesoría y vigilancia de las obras públicas, existen muy diversos testimonios que
muestran cómo la Sociedad fue aceptada como autoridad en asuntos de planeación,
teniendo la posibilidad de vetar a los empleados públicos. En 1907, por ejemplo, por
iniciativa del socio Gonzalo Escobar la SMP insinuó al H. Concejo Municipal la idea de
que “es de suma importancia que las obras públicas que la municipalidad emprende sean
dirigidas por un ingeniero técnico de buenos conocimientos, sabiendo además que la Junta
Distrital de Caminos está en la misma necesidad”. Para resolver este problema, se sugirió
reunir esos dos puestos en una “persona competente”305. Un año después, con motivo del
arreglo de aceras que se estaba realizando por cuenta de los particulares, con el
acompañamiento del Ingeniero Municipal, se resolvió hacer constar el voto de
303 A. S. M. P. Acta 152, de 9 de junio de 1908, f. 253304 A. S. M. P. Acta No. 204, de 1 de febrero de 1910, f. 332305 A. S. M. P. Acta No 135, de 3 de diciembre de 1907, f. 227
137
desaprobación a los trabajos hechos en la Calle de Colombia bajo la dirección del Sr.
Ingeniero Municipal “puesto que la nivelación quedó defectuosa”306.
Una forma empleada por la Sociedad de Mejoras Públicas para mantener relaciones
cercanas con los organismos del Estado, fue la invitación a alcaldes y gobernadores a asistir
a las reuniones de su Junta Directiva como socios activos con voz y voto y el conceder al
Gobernador del Departamento el título de Presidente Honorario. En el mismo sentido se
entiende el envío de notas de saludo a cada nuevo gobierno y corporaciones públicas, como
la siguiente:
“La SMP se complace en saludar respetuosamente al Honorable Concejo Municipal
instalado el 1o. de los corrientes y hace votos sinceros por la fecundidad de sus
labores en bien de la capital del departamento. Al propio tiempo se ofrece a sus
órdenes y le hace presentes sus deseos de colaborar en la esfera modesta de sus
atribuciones, en cuanto tenga a bien ocuparla esa honorable entidad”.307.
Otros empleados públicos de importancia fueron cooptados por la Sociedad: Alejandro
Londoño, Ingeniero Municipal, y el Inspector 5o. Municipal (era el encargado del aseo en
la ciudad) fueron elegidos socios activos de la SMP en 1913308. Fue igualmente usual que
los mismos alcaldes y gobernadores entrantes se presentaran ante la Sociedad de
Mejoras.309. El 1 de julio de 1909, Justiniano Macía dirigió una nota a la SMP con el fin de
presentarse como nuevo Alcalde. La Sociedad respondió invitándolo para que asista a sus
sesiones con la mayor frecuencia posible310.
306 A. S. M. P. Acta No. 159, de 18 de agosto de 1908, f. 265307 A. S. M. P. Acta No. 362, de 3 de noviembre de 1913, f. 217308 A. S. M. P. Acta No. 330, de 10 de febrero de 1913, f. 91; Acta No. 351 de 14 de julio de 1913, f. 178309 Veáse: Actas No. 153, 16 de junio de 1908, f. 254; Acta No. 192, del 1 de julio de 1909, f. 315310 A. S. M. P. Acta No. 192, del 1 de julio de 1909, f. 315
138
La presencia del alcalde en la Sociedad llegó a ser activa. Al menos así permite pensarlo la
aprobación de una propuesta del Alcalde Macía para celebrar un contrato de construcción
de rejillas y tapas de cajas de agua de propiedad del Distrito, “mediante el cual se
compromete al contratista a hacer satisfactoriamente el trabajo a condición de pagarle por
mensualidades vencidas y conforme a los fondos que recaude la Sociedad”311. El Alcalde
cumplía además un papel de respaldo para la Sociedad. Así, cuando el Concejo Municipal
envió un oficio en el cual exige a la SMP el “más estricto cumplimiento en sus obligaciones
y compromisos relativos a las obras públicas municipales”312, aquél disculpó al Concejo e
hizo constar que él se hallaba ausente de la ciudad cuando el Concejo transmitió el referido
oficio313.
Quizás lo más interesante del período en cuestión es ver cómo la SMP había adquirido
potestad en asuntos de regulación y legislación municipal. Muchos proyectos de acuerdo
atinentes a normas sobre avisos, aseo, ornato, cañerías, entre otros, provinieron de la
Sociedad. A manera de ejemplo baste citar cuando la SMP aprobó la propuesta de H. B.
Meyerheim, de dirigir una nota a la Municipalidad para que reforme el impuesto sobre
apertura de cañerías de la siguiente manera:
“1). Cuando se trate de obra nueva, el impuesto actual sólo regirá para las cañerías
llamadas dobles, es decir aquellas en que los atanores van protegidos y reforzados
por una caja de ladrillos o tejas. Las cañerías sencillas pagarán impuesto doble. 2).
Pídase a la municipalidad o a quien corresponda que imponga una multa a los que
311 A. S. M. P. Acta No. 195, de 10 de agosto de 1909, f. 320312 A. S. M. P. Acta No. 196, de 24 de agosto 1909, f. 321313 A. S. M. P. Acta No. 197, de 9 de septiembre de 1909, f. 323
139
fijaren avisos fuera de los cuadros destinados al efecto, y diríjase una circular a los
directores de imprentas para que recomienden a sus empleados la observación de la
disposición pertinente”.314
Más aún los miembros del Concejo Municipal consultaban a la SMP para la elaboración de
normas y proyectos de acuerdo. Las asesorías prestadas por la Sociedad de Mejoras al
Concejo Municipal fueron de variada índole y de gran significación en la organización de
las entidades gubernamentales. En 1912 por ejemplo, ante solicitud del concejal Agapito
Betancur, encargado de elaborar un proyecto para reglamentar las oficinas municipales, se
nombraron las siguientes comisiones: ornato: José a. Gaviria; aseo: Manuel J. Alvarez;
vehículos de ruedas: José A. Gaviria; fundación baños, excusados y orinales públicos:
Camilo C. Restrepo; avisos en muros y tablas: Valerio Tobón; espectáculos públicos: R.
Olano; conservación de parques, paseos y calles: Francisco E. Isaza315. Durante los últimos
meses de 1912 y primeros del siguiente año, las diferentes comisiones presentaron los
respectivos informes, que analizados y debatidos por el Concejo Municipal sirvieron de
base reglamentaria para las oficinas municipales316.
Las relaciones de la Sociedad de Mejoras abarcó los distintos poderes públicos. En 1913, la
SMP dirigió una nota a la Asamblea en los términos siguientes: “La SMP aplaude el
Proyecto de Ordenanza relativo a la reorganización del ramo de teléfonos y pone en
conocimiento de la Honorable Asamblea que está lista a encabezar la fundación de una cía
con capital suficiente para modernizar la empresa”317. Para fortalecer las buenas relaciones
314 A. S. M. P. Acta No 195, de 10 de agosto de 1909315 A. S. M. P. Acta No 321, de 7 de octubre de 1912, f. 52316 Veáse actas: No 323, de 28 de octubre 1912, f. 55 y 59; No. 327, de 25 de noviembre de 1912, f. 79 - 82317 A. S. M. P. Acta No. 336, de 7 de abril de 1913, f. 110-111
140
con la Asamblea y otros organismos de gobierno, se recurrió a funciones teatrales y
musicales. En el mismo año, verbigracia, se ofreció a los “Honorables Diputados de la
Asamblea” una audición que diera cuenta de los adelantos de la Escuela de Música. Se
procuró hacer la presentación musical en el Club Unión318. La audición se realizó el 25 de
abril teniendo por invitados a cada uno de los diputados; el Gobernador y sus secretarios; el
Director de S. P.; cada uno de los concejales del municipio; a los Sres. Presidente y socios
del Club Unión “y a otras personas favorecedoras o amigas de la Sociedad”319.
Hasta tal punto fueron fructíferas las relaciones entre el Concejo y la Sociedad de Mejoras
Públicas que le permitieron decir a Antonio J. Cano y Carlos E. Gómez en un libro con
motivo del 5o Cincuentenario de la ciudad de Medellín:
“La Sociedad va siempre a la vera del Concejo Municipal, y conservando siempre
su independencia, es en cierto modo el apoyo más eficaz y más valioso sin duda de
aquél. Estas dos entidades se apoyan mutuamente, se compenetran con frecuencia, y
con las iniciativas de la una y las disposiciones de la otra marcha hoy el Distrito de
Medellín con una organización vigorosa, modelo de todas las de la Nación”320.
Ya que es imposible hacer un seguimiento pormenorizado a las relaciones de la Sociedad
de Mejoras Públicas con el Concejo Municipal y demás organismos del Estado a lo largo de
los cien años de vida de la Institución, a continuación ilustraremos acerca de los años más
recientes. Antes, es preciso anotar que las relaciones con el poder público atraviesan toda la
historia de esta asociación. Por lo tanto, al tratar otros asuntos en capítulos posteriores de
318 A. S. M. P. Acta No. 335, de 31 marzo 1913, f. 105319 A. S. M. P. Acta No. 338, de 21 de abril de 1913, f. 120320 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. “Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Betancur Agapito. (Comp.). La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Tipografía Bedout, 1925. p. 253
141
esta investigación, se aludirá a las relaciones entre la Sociedad de Mejoras y los gobiernos
nacional, departamental o local.
Una buena parte de los ingresos de la Sociedad provenían, hasta hace pocos años, de los
auxilios parlamentarios. Otros dineros ingresaban directamente por disposiciones de
gobiernos departamental y local. Asimismo, la Sociedad recibía el apoyo de las autoridades
encargadas de velar por el orden público en los eventos que organizaba. Por estas razones,
en 1983 la Sociedad dedicó la Asamblea de Socios de aquél año a la entrega de su Escudo
en una sesión solemne a el Gobernador, el Alcalde, el Comandante de la IV Brigada, y el
comandante de la policía.321
Otros datos aislados permiten observar las procedencias de recursos para las obras de la
SMP. En 1984, por ejemplo, se declaran socios benefactores a Carlos Manuel Echavarría,
por sus aportes al Zoológico; Dietter Castrillón, por auxilios conseguidos tanto para el
Zoológico como para el IBA; y a Roberto Hoyos Castaño, por su apoyo ante la Cámara de
Representantes y su gestión con el proyecto de ley para emitir una estampilla
conmemorativa de la SMP.322
Es notorio que las relaciones con el Concejo Municipal se mantuvieron aunque no de
manera tan estrecha como a principios del siglo. Al menos así permite inferirlo una reunión
“extraordinaria” para el 21 de Agosto de 1984 con los miembros del Concejo elegido en
aquel año, donde “... Se expondrían algunos puntos con el fin de conseguir respaldo
operativo y económico.” Y aunque, al parecer esta sesión con el nuevo Concejo no se
321 A. S. M. P. Acta No 1038, de febrero 8 de 1983.322 A. S. M. P. Acta No 1072, de enero 31 de 1984, p. 044
142
efectúo, pues éste no podía adelantar ninguna gestión hasta el mes de Octubre cuando fuera
instalado, de este documento se infiere que estas reuniones tenían cierta frecuencia.323
Como eran frecuentes, al parecer, las reuniones con los gobernadores del Departamento.
Según se desprende de una reunión que se hizo en el mencionado año con el gobernador
Alberto Vásquez Restrepo a quien se le planteó, entre otros asuntos, la posibilidad de
utilizar el Palacio de Calibio, actual Palacio de la Cultura, para el Instituto de Bellas Artes,
el problema que se presentaba con la Ley sobre estampillas en beneficio de la Sociedad y el
incremento de los auxilios Departamentales.324
Hasta hace apenas una década eran también frecuentes las reuniones con congresistas para
tratar asuntos referentes a los auxilios con los que se remediaban los problemas
presupuestales del zoológico y de Bellas Artes. Para el año de 1985 se corría el peligro de
perder algunos auxilios y se propuso con el fin de recuperarlos, “establecer contactos con
algunos congresistas para que se logre su inclusión en el presupuesto de 1986”.325
Otro hecho que permite comprobar una línea de acción similar a la presentada a principios
del siglo es el ingreso en 1985, del Secretario de Educación Municipal, Gustavo Robledo
Clavijo, como miembro de la Sociedad.326 Para entender dicho nombramiento baste con
recordar la inclusión como socios de gobernadores, alcaldes, concejales y empleados
públicos. Esta decisión tenía que ver seguramente con el apoyo de este empleado para la
expedición de auxilios con destino a Bellas Artes.
Otro tipo de asuntos se suscitaron en la SMP que involucraban el interés público y el
privado, así como las relaciones con organismos del Estado. En 1987, la Sociedad fue
323 A. S. M. P. Acta No 1085, de agosto 17 de 1984, p. 062, 063324 A. S. M. P. Acta No 1097, de octubre 31 de 1984.325 A. S. M. P. Acta No 1130, de septiembre 12 de 1985, f. 122326 A. S. M. P. Acta No 1132, de octubre 2 de 1985, p. 125
143
visitada por un abogado de la Fundación Ferrocarril de Antioquia, encargada de la
restauración de edificios públicos. La visita de este abogado tenía que ver con la maquinita
número trece, que al parecer pertenecía a la Sociedad. Luego de una búsqueda en los
archivos no se encontró un documento que acreditara la propiedad de esa maquinita. La
maquinita había llegado a poder de la familia Ochoa, por medio de Diego Villegas ex -
Vicepresidente de la sociedad. Al parecer, la Sociedad había dispuesto de esta máquina en
momentos de penuria económica. La Fundación Ferrocarril de Antioquia solicitó a la
sociedad autorización para reclamar la maquinita a nombre de la sociedad, disponiendo
para ello de sus abogados sin ningún costo, con el fin de utilizar dicha máquina con fines de
ornato en una de las avenidas de la ciudad. Luego de alguna discusión, la junta aprobó la
gestión de los ferrocarriles con el fin de recuperar la Maquinita.327
Esta es otra de las paradojas que atraviesa la vida de esta entidad. Ella misma y sus
empresas tienen un carácter de patrimonio público. El edifico de Bellas Artes por ejemplo
fue declarado patrimonio arquitectónico nacional y su archivo es uno de los tesoros
documentales más valiosos. Una parte importante de la vida de la ciudad está depositada en
la documentación del archivo de la Sociedad de Mejoras Públicas y merece un tratamiento
de archivo público.
Sorprende igualmente el papel de mediador que sigue teniendo la SMP en las relaciones
entre distintas instancias de lo público, y entre el sector privado y el público. Se sabe, por
ejemplo, que la SMP tomó parte en la carta que Pro Antioquia envió a las entidades y
empresas mas destacadas de Medellín, con el fin de enviarla a la Presidencia de la
327 A. S. M. P. Acta No 1194, de octubre 7 de 1987.
144
República solicitándole atención al problema del Tren Metropolitano, el cual empezaba a
presentar ciertos retrasos injustificados, que repercutían en un mayor costo de la obra .328
Y para impedir que los alcaldes de otros municipios del área metropolitana fueran
obstáculo para la ejecución de la obra, la Sociedad decidió enviar carta a los alcaldes de
dichos municipios para que faciliten el entendimiento para la construcción del Tren
Metropolitano.329
Las relaciones con la Presidencia también han estado a la orden del día en años recientes,
como se veía a principios de siglo. En 1989, por ejemplo se aprueba una propuesta de la
señora Libia González de F., con el fin de nombrar una comisión para que viaje a Bogotá a
llevarle una resolución de la Junta Directiva al Doctor Orlando Vásquez Velásquez,
Ministro de Gobierno, “aprovechando que está encargado de la Presidencia de la
República”.330
Como contraprestación los políticos beneficiarios buscaban ciertos favores de la Sociedad
de Mejoras. En 1992, por ejemplo, se dio lectura a una comunicación del Senador Orlando
Vásquez Velásquez, solicitando la aceptación de una niña en el Instituto de Bellas Artes.
Ante la frecuencia con que este tipo de solicitudes se presentaban, Mario Libardo Bedoya,
director ejecutivo solicitó trazar una política al respecto.331
Todo parece indicar que la injerencia de Orlado Vásquez Velásquez en la Sociedad de
Mejoras fue muy fuerte en la década de los ochenta, y ésta había generado un gran número
de desavenencias al interior de la Junta. Por esta razón, el director ejecutivo de la SMP
llegó a afirmar en cierto momento que “cada que se presenta una dificultad en la sociedad,
328 A. S. M. P. Acta No 1208, de abril 12 de 1988, p. 4329 A. S. M. P. Acta No 1216, de junio 29 de 1988, p. 3330 A. S. M. P. Acta No 1243, de septiembre 27 de 1989, p. 3331 A. S. M. P. Acta No 1295, de octubre 27 de 1992, p. 5
145
una vez analizada se concluye que tiene un punto fijo de partida y es la familia Vásquez
Velásquez”.332
El papel de este político en los procesos internos de la Sociedad sólo se puede entender
teniendo en cuenta que Nelly Velásquez, madre de Orlando y Octavio Vásquez Velásquez
era miembro de la Sociedad y había sido ex - presidenta. Este capítulo en la vida de la
Sociedad llegó a su fin en 1993 cuando doña Nelly debió renunciar a la categoría de socia
activa “a raíz del Decreto 393 que la inhabilita para la firma de cualquier convenio de
carácter oficial” y por lo tanto para pertenecer a Juntas.333
Lo cierto es que fruto de las diversas relaciones establecidas por la SMP con los
organismos y corporaciones públicas, había resultado favorecida con una serie de leyes a
través de las cuales se reconocía y fomentaba económicamente su participación en las
mejoras públicas y en el civismo. Estas leyes que favorecían no sólo a todas las SMPs del
país fueron posibles sin embargo, gracias a la gestión de la de Medellín. Dichas leyes de
carácter local, departamental y nacional fueron las siguientes:
- Ley 14 de 1944 (Diciembre 15) “Por la cual autoriza a determinados municipios para la
creación del impuesto de parques y arborización”.
- Ley 58 de 1945 (Diciembre 20) y Decreto Reglamentario No 537 de mayo 28 de 1974,
por la cual se da una autorización a la Sociedad de Mejoras Públicas.
- Ley 58 de 1966 (Noviembre 5), por la cual se otorgan unas autorizaciones en favor de la
Sociedad de Mejoras Públicas a que se refiere la ley 58.
- Acuerdo 14 de 1963.
332 A. S. M. P. Acta No 1296, de diciembre 3 de 1992, p. 5333 A. S. M. P. Acta No 1302, de julio 29 de 1993; Acta No 1290, p. 3
146
- Acuerdo 47 de 1965.
- Acuerdo 60 de 1977.
- Acuerdo 15 de 1979.
- Decreto 533 de 1970.
- Decreto 34 de 1975.
- Decreto 331 de 1979.
- Decreto 376 de 1981.
Se trata básicamente de normas relativas a la protección del patrimonio urbano y a la
recuperación de la autenticidad física y social del entorno medellinense.334
Igualmente, en años más recientes se dictaron algunas leyes de fomento a su actividad. Una
de estas normas es el Acto Administrativo No 1 de 1986 y las leyes emitidas sobre
descentralización administrativa y fiscal, como son las Leyes 11 y 12 de 1986, cuando el
legislativo establece en el artículo 22, capítulo V, sobre participación comunitaria, de la ley
11 de 1986, lo siguiente: “La posibilidad de vinculación de las Sociedades de Mejoras
Públicas y Ornato al desarrollo y mejoramiento de los municipios mediante su participación
en el ejercicio de sus funciones y la prestación de los servicios que se hallen a cargo de
éstos”. Esta ley le daba a las Sociedades de Mejoras la posibilidad de celebrar con los
municipios y entidades descentralizadas, una serie de convenios, acuerdos y contratos para
el cumplimiento o la ejecución de determinadas funciones u obras.335
334 XXVII Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, Cartagena septiembre 15 - 18 de 1983 . Medellín: SMP de Medellín, 1983; XXIX Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas. Autoanálisis de funcionamiento de sociedades de mejoras públicas. Medellín: Federación Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, 1985, p. 105-106335 Federación Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas. XXX Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, octubre 31 a noviembre 2, Cali 1987. Medellín: (s.e), 1987, p. 41
147
La misma ley determinaba que las Sociedades de Mejoras Públicas y otros organismos
legalmente constituidos y sin ánimo de lucro, podrían participar en el desarrollo y
mejoramiento de los municipios mediante su vinculación en el ejercicio de las funciones y
la prestación de los servicios a cargo de estos.336 Como puede verse, se trata del
reconocimiento obtenido por estas instituciones luego de muchas décadas de trabajo y
después de una gestión con el fin de ser reconocidos legalmente por el Estado.
3. LA SOCIEDAD DE MEJORAS PÚBLICAS Y EL URBANISMO
336 Ibid., p. 29
148
3.1. Del ornato a la planeación urbana.
3.1.1. El ornato en la primera época de la Sociedad.
Si bien no se puede decir que la Sociedad de Mejoras Públicas fue la primera corporación
preocupada por los asuntos del ornato y la planeación urbana - el cabildo durante la época
colonial y el Concejo de la ciudad en la República se preocuparon por ambos asuntos-, ella
cumplió un papel protagónico en los procesos urbanos del siglo XX. Puede pensarse, sin
lugar a dudas, que fue la encargada de conducir a la ciudad de la Colonia a la modernidad,
con todas las implicaciones que esto conlleva.
Sin embargo se puede observar que la preocupación por la planeación urbana no fue una
aspecto central del programa inicial de esta entidad que inicialmente, por tomar como
ejemplo la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá, tuvo como propósito fundamental, los
problemas de ornato público. En junio de 1899, unos meses después de fundada, se nota
que la Sociedad, concentró sus actividades en torno a las comisiones de Ornato y
Conservación de Parques y Vías Públicas, conformada por Manuel y Daniel Botero y
Francisco A. Jaramillo C., y en la de Calles y Empedrados, Aceras, Aleros y Caños
integrada por Gonzalo Escobar, Víctor M. Salazar y Timoteo Bravo. Las tareas a las que se
dedicaban por entonces dichas comisiones, con el apoyo del Gobierno Departamental y el
Concejo Municipal, eran fundamentalmente las de proveer de asientos los parques de la
ciudad, la iluminación pública (por medio de focos de luz de arco), la limpieza y
empedrado de las calles centrales y de los parques, la creación de un parque en la Plaza de
la Independencia y otros asuntos relacionados.337
337 A. S. M. P. Actas Nos. 11, 13 y 14 de 1899.
149
La forma en que se trabajaba era de la manera siguiente. En la Junta Directiva de la
Sociedad se delegaba en alguno o algunos de los miembros de las comisiones, la solución
de algún problema detectado por algún socio o la gestión de un proyecto de ornato. Muchas
veces los proyectos eran gestionados por sus mismos proponentes, pero no siempre. Al
delegado se le otorgaba un dinero para la ejecución de la tarea y en la siguiente reunión de
Junta, aquél presentaba informe de los avances en la comisión. Para ilustrar con un caso, el
3 de septiembre de 1899 se nombró a Gonzalo Escobar como miembro de la Comisión de
Calles y Empedrados para que consiguiera el mayor número de bancas para los parques,
poniendo a su orden la suma de $200 existentes en caja.338 El hecho de haber comisionado a
Escobar para un asunto relacionado con el ornato, muestra como el trabajo de la Sociedad
estaba concentrado en la comisión encargada de esta materia y la necesidad de que los
miembros de otras comisiones asistieran a esta en sus trabajos.
Algunos particulares o instituciones interesados en el ornato de su ámbito más cercano
también solicitaban a la Sociedad su apoyo monetario y de gestión, aunque muchas veces
por problemas presupuestales fueran negadas. El 3 de septiembre de 1899, por ejemplo, la
Sociedad luego de poner en consideración la solicitud de ciento diez pesos hecha por el
Hermano Juan, director de las Escuelas de los Hermanos Cristianos para costear dos claves
de cimbra en el frontis de la Capilla que tenía en construcción esta Comunidad, se resolvió
negar tal solicitud por la escasez de fondos.339
La situación de penuria económica de la Sociedad era real; el interés de la Sociedad por el
embellecimiento de las fachadas era una parte importante de su propósito ornamentalista en
su etapa fundacional y que permanecerá por varias décadas. Por tal razón luego recurrirán a
338 A. S. M. P. Acta No. 16 de 3 de septiembre de 1899. f. 25339 Ibid. f. 25-26
150
un concurso de fachadas y ella misma se encargará de mejorar los frentes de casas y
edificios públicos y particulares. Detrás de esta preocupación por el aseo y estética de las
fachadas se puede observar nuevamente la manera en que se entendía la relación
público/privado. El frente de una casa, de una iglesia o de un negocio, aunque perteneciente
a un particular, incide en el bienestar de los transeúntes y por lo tanto la forma, limpieza y
color de aquél se convierte en un asunto de interés público. Lo público y lo privado
imbricados.
En este asunto, la Sociedad cumplía las funciones que supuestamente le corresponden al
Estado y que por cierto en la actualidad tampoco se apropia. Llamaba la atención a los
particulares sobre el estado de las fachadas, como lo hizo en 1903 al comisionar a Ricardo
Olano para enviar una carta a los suizos con el fin de que estos como propietarios del
establecimiento que tenían en la calle del comercio arreglaran el edificio.340 Advertencias
similares hizo la Sociedad a la Junta encargada del Frontón de Jai Alai, empresa
administrada por la SMP, con el fin de reparar y pintar las tribunas, columnas y cercos de
este lugar de esparcimiento341; en 1912 se resolvió dirigir una nota a José Vélez R., Gerente
de la Empresa Circotauro para insinuarle que hiciera componer las entradas al Circo
España342; en el mismo año se convino enviar una nota a Julio Restrepo G. manifestándole
que, luego de la refacción de su edificio situado Guayaquil en la esquina del Ferrocarril de
Antioquia, la Sociedad “vería con agrado” que se “ochavara” dicha esquina con el fin de
dar más amplitud a este lugar que sería en lo porvenir de gran movimiento.343
340 A. S. M. P. Acta No. 54 del 7 de octubre de 1903, f. 82-83341 A. S. M. P. Acta No. 185, de 11 de mayo de 1909, f. 303342 A. S. M. P. Acta No 311, de 5 de agosto de 1912, f. 16343 A. S. M. P. Acta No. 310, de 29 de julio de 1912. f. 14
151
En este terreno la Sociedad podía asumir actitudes policivas, como cuando pidió al Concejo
municipal que impusiera una multa a las personas que fijaran avisos por fuera de los
cuadros destinados al efecto. Para complementar esta medida y hacerla efectiva no sólo por
la punición estatal, sino por la prevención a los infractores, la Sociedad dirigió una circular
a los directores de imprentas para que recomendaran a sus empleados la observación de esta
disposición. Además, para poner a disposición de los publicistas y del comercio más
carteleras de avisos, evitando que estos se escuden en su baja oferta, se aprobó dirigir otra
comunicación para que se duplicaran éstas.344
Pero, no sólo a los particulares se les hacía este tipo de llamadas de atención. También los
entes gubernamentales, representación local del Estado y del interés público se
comportaban como los particulares al descuidar el aspecto exterior de sus edificios. De ahí
que la Sociedad se viera en la necesidad de advertir a los funcionarios públicos sobre su
deber de dar ejemplo. En 1908 se pasaron notas al Secretario General de la Gobernación
para que se sirviera atender al mejoramiento y limpieza de muros y la pintura de las
cerraduras345; al Honorable Concejo Municipal para que hiciera arreglar y pintar el frente de
la Casa Consistorial346
Y por aquello de que el ejemplo empieza por casa en el mes de septiembre de 1912, la
Sociedad autoriza a su Presidente “para gastar la suma necesaria en asear, blanquear, pintar
y tapizar la escala que da entrada al local que ocupa la SMP”.347
En este esmero por las fachadas de los edificios, la Sociedad podía llegar en momentos de
solvencia económica, a asumir las mejoras de edificios de interés público como lo hizo en
344 A. S. M. P. Acta No. 195, de 10 de agosto de 1909. f. 320-321345 A. S. M. P. Acta No. 158, de 11 de agosto de 1908. f. 264346 A. S. M. P. Acta No 160, de 25 de agosto de 1908. f. 266347 A. S. M. P. Acta No. 317, de septiembre 16 de 1912. f. 36
152
1920, cuando en colaboración con el Concejo Municipal y el Comercio de la ciudad, se
remodeló el atrio de la Metropolitana.348 Según Antonio J. Cano, cronista de la época y
miembro de la Sociedad de Mejoras por aquellos años, en el mes de abril de 1920 se dio al
servicio del público el atrio de esta Iglesia, con una nueva embaldosada “elegante y
cómoda”.349
Otro frente de interés de la Sociedad, en el campo del ornato urbano fue el de la amplitud y
estado de deterioro de las aceras. En este terreno asumía actitudes similares a las reseñadas
para el caso de las fachadas. En agosto de 1908, por ejemplo, cuando el arreglo de las
aceras se estaba haciendo con dineros de los particulares, pero bajo la dirección del
Ingeniero Municipal, se hizo constar la desaprobación de la Sociedad a los trabajos hechos
en la Calle de Colombia por dicho ingeniero, “puesto que la nivelación quedó
defectuosa”.350 Algunos días después, solicitó al Vicario General hacer ampliar la acera de
la Calle de Boyacá, frente a la Iglesia Metropolitana”.351
En el mismo año, la Sociedad aprobó insinuar a la casa comercial Hijos de Fernando
Restrepo & Cía ampliar la acera situada en la Calle de Palacé, en el crucero con la
Colombia. En la misma junta se aprobó pasar una nota al Alcalde Municipal pidiéndole que
se valiera de los medios coercitivos que estuvieran a su alcance, para hacer concluir la acera
situada en la esquina del Puente Junín y el arreglo y blanqueamiento del costado sur de la
Cárcel de Varones.352
348 Montoya Toro, Jorge. “Breve historia de la S.M.P. de Medellín”. Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria 1675-1975. Medellín: Bedout, 1975. p. 270349 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. “Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Betancur Agapito. (Comp.). La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Tipografía Bedout, 1925. p. 254350 A. S. M. P. Acta No. 159, de 18 de agosto de 1908. f. 265351 A. S. M. P. Acta No. 162, de 30 de septiembre de 1908.f. 270352 A. S. M. P. Acta No. 163, de 7 de octubre de 1908. f. 270
153
La Sociedad de Mejoras, podía incluso entregar dinero a funcionarios públicos para arreglar
o construir las aceras de casas particulares, como lo hizo ante solicitud del Inspector de
Policía del Barrio Norte, de mil quinientos pesos para hacer una acera en el costado norte
del Parque de Bolívar, en la casa de doña Cecilia Uribe de R. La entrega del dinero estaba
precedida de un compromiso por parte del beneficiario, de presentar comprobantes
detallados para legalizar dicha partida ante la municipalidad, “como es costumbre”.353
Para el arreglo de las aceras, la Sociedad recurrió a las partidas recibidas del Municipio de
Medellín con destino a la Inspectoría de Calles. Como se verá luego en el aparte
correspondiente al manejo de esta inspectoría, los dineros entregados en fiducia a la
Sociedad de Mejoras Públicas eran insuficientes, siendo preciso recurrir a los fondos
propios de la entidad, para llevar a cabo algún arreglo en las calles. Debido a esto se trató
de apelar a la buena fe de los ciudadanos, para que de su propia cuenta realizaran las
mejoras en sus calles, con respuestas negativas a veces por parte de estos. Por este motivo,
en 1912, ante la renuencia de algunos de los vecinos de la Calle de Carabobo a hacer
arreglar las aceras de sus casas, se convino en arreglarlas por cuenta de la SMP, pues se
consideraba “que luchar contra una mala voluntad es tarea poco menos que imposible”. En
este caso el costo fue imputado a la partida destinada para el arreglo de calles.354
Ahora bien, un componente básico de la estética de las aceras era sin lugar a dudas las cajas
y rejas de las alcantarillas. Por este motivo, la Sociedad de Mejoras Públicas se ocupó del
arreglo y reposición de estas. En las reuniones de 1908 se pasaba regularmente listados de
las rejas de alcantarilla en mal estado, se estudió la manera de abaratar costos sin restarle
importancia al aspecto ornamental. Se analizaron dos alternativas, rejillas de hierro y de
353 A. S. M. P. Acta No. 164 de 13 de octubre de 1908. f. 271354 A. S. M. P. Acta No 316. de 9 de septiembre 1912. f. 29
154
madera, pero Manuel J. Alvarez propuso el sistema de alcantarillas de ladrillo, y se pensó
en adoptar este material.355 Posteriormente por un estudio del mismo Alvarez se resolvió no
hacer rejillas de ladrillo, sino adoptar el sistema de rejillas de hierro y de madera.356
En aquel año y luego de decidirse por las de hierro y madera, la SMP se dedicó a colocar
este rejillas de hierro en distintos lugares del sector central de la ciudad, por solicitud de los
vecinos, la prensa o el gobierno municipal. Los sitios favorecidos fueron entre otros: la
calle de Palacé, frente a la casa de las Bernal; el Palo en la casa primera y frente a la casa de
Doña Juana Dávila; en Colombia crucero con Carabobo y frente al Buen Tono; Maturín
(frente a la Gallera); Calibío (crucero con Carabobo); la Calle Bolívar; la esquina de la casa
del finado Sr. Guillermo Restrepo; frente a la casa de Don Antonio Orrego-Avenida
derecha Santa Elena; esquina de la casa de los Pizanos; frente a la casa de los Bernal; Calle
de Palacé; la Esquina del Ciprés; Calle de Carabobo, cerca a la plaza de mercado.357
Para atender a las múltiples demandas de los vecinos y ante el incremento en el costo del
hierro y la escasez de recursos económicos, la Sociedad se vio beneficiada con la donación
de 800 viejos cañones de Remington a los cuales no se les veía mayor utilidad en tiempos
de paz, para destinarlos a la construcción de rejillas. Su construcción fue contratada con el
señor David Velilla propietario de una de las ferrerías de la ciudad.358
Otro aspecto importante de la actividad ornamentalista de la Sociedad de Mejoras consistió
en el mejoramiento de los parques, con el fin de hacerlos más acogedores al público. Para
ello recurrió a la instalación de bancas de cemento, en el centro de las cuales se plasmaba el
logo de la institución. Estas bancas llegaron a convertirse en uno de los símbolos de la
355 A. S. M. P. Acta No 139, de 18 de febrero de 1908. f. 235356 A. S. M. P. Acta No 140, de 25 de febrero de 1908. f. 236357 A. S. M. P. Acta No. 158, de 11 de agosto de 1908. f. 263; Acta No. 159, de 18 de agosto de 1908. f. 265; Acta No. 178, de 16 de marzo de 1909. f. 293358 A. S. M. P. Acta No. 156 de 7 de julio de 1908. f. 259
155
Sociedad, marcaron con fuerza la cotidianidad citadina, especialmente la de los domingos y
días de fiesta; sirvieron de lugar de encuentro para viejos amigos y amantes, o de
dormitorio a mendigos, vagabundos y niños expósitos. Muy pocas de estas bancas se
conservan, pues han sido remplazadas por otras del Municipio. En el Hospital La María,
por ejemplo quedan tres de estas vistosas bancas, que sirvieron de modelo a las demás
sociedades de mejoras públicas del departamento, para las que se lucen en los parques de
muchos municipios antioqueños.
El interés por este aspecto del ornato público, estaba en relación directa con la labor
realizada a favor de la estética de los parques de nuestra ciudad. Comenzó desde el
momento mismo de la fundación. En 1899 se nombró a Gonzalo Escobar como miembro de
la comisión cuarta, de calles, empedrados, aceras, aleros y caños, para conseguir el mayor
número de bancas para los parques, delegándole además la escogencia de su forma y
tamaño. Para el cumplimiento de esta comisión la Sociedad puso a disposición de este socio
la suma de doscientos pesos existentes en caja.359 Algunos días después se autorizó a
Escobar para hacer construir veinte bancos según el modelo que éste presentó.360
La labor comenzada debió terminarse luego de la Guerra de los Mil Días. El 22 de febrero
de 1901 se comisionó a Gonzalo Escobar y a Carlos Restrepo R. para hacer colocar los
bancos de la Sociedad en los parques, de la manera que ellos estimaran conveniente y en
calidad de préstamo a las autoridades que administraban dichos parques, “para que la
Sociedad no pierda el derecho de propiedad.361 A la semana siguiente se informa haber
entregado las bancas a Sebastián Hoyos, Alcalde de la ciudad, y se presentó el recibo
359 A. S. M. P. Acta No. 16 de 3 de septiembre de 1899. f. 25360 A. S. M. P. Acta No. 19 de 4 de octubre de 1899. f. 31361 A. S. M. P. Acta No. 21 del 22 de febrero de 1901. f. 34
156
firmado por dicha autoridad.362 Las primeras bancas se instalaron en el Parque de Berrío y
costaron a treinta pesos cada una.363 Es muy posible por lo tanto que el modelo de las
bancas de la SMP fuera diseñado por Gonzalo Escobar.
El trabajo de construcción y reparación de bancas para los parques continuará por lo menos
hasta la segunda década del siglo XX. En 1907 por la labor de los socios Alberto Ángel y
Gustavo Restrepo G., y con dineros del primer aludido, se instalaron seis bancas en el
Parque de Bolívar.364 El préstamo hecho por Alberto Ángel fue pagado el mismo año con
las ganancias dejadas por la fiesta del Hospital de Caridad, de los cuales le correspondieron
a la SMP unos cinco mil pesos; y se encargó al mismo de hacer construir diez bancas más
“del mismo modelo en las mejores condiciones posibles”.365
En 1908 por iniciativa de Alberto Ángel la Sociedad nombró una comisión que además de
velar para que los encargados del Parque de Bolívar fijaran de una manera definitiva las
bancas en el jardín y garantizaran que la luz en el quiosco de este parque permaneciera
encendida hasta las nueve de la noche en los días de retreta; en la misma reunión se aprobó
la compra de cuatro tijeras para podar los parques y entregarlas en calidad de préstamo a
Daniel Botero, encargado de los parques.366
Al parecer las primeras bancas fueron móviles y se instalaban dentro de los jardines del
parque. Esto ocasionó que un año después de la instalación de las bancas del Parque de
Bolívar, Alberto Ángel, gestor de este proyecto, hiciera un reclamo a los encargados de este
parque, con el fin de fijar de una manera definitiva los puestos de las bancas en el jardín,
362 A. S. M. P. Acta No. 22 del 27 de febrero de 1901. f. 35363 A. S. M. P. Acta No 98, del 7 de noviembre de 1906. f. 164364 A. S. M. P. Actas Nos 98, 102, 104, de 1906365 A. S. M. P. Acta No 113 de 18 de junio de 1907. f. 191366 A. S. M. P. Acta No 138, de 12 de febrero de 1908. f. 232-233
157
pues con los continuos traslados éstas se estropeaban, ocasionando nuevos gastos para la
Sociedad.367
Otro de los parques beneficiados por las bancas de la Sociedad fue la Plazuela de José Félix
de Restrepo, por moción de Ricardo Olano, quien propuso el nombramiento de una
comisión que estudiara las canteras de piedra cercanas a la ciudad y la posibilidad de
extraer este material, con el propósito de construir bancas para este parque. Fueron
comisionados Manuel J. Alvarez y Juan Martínez S.368
En 1910 con motivo de la celebración del Centenario, la Sociedad debió realizar una
intensa labor para hacer arreglar las bancas de los parques que había obsequiado, pues estas
se encontraban en un avanzado estado de deterioro.369 En 1916 la Sociedad instaló en la
Avenida La Playa las últimas bancas de que se tiene noticia.
Como se verá en el aparte correspondiente, la Sociedad de Mejoras Públicas obtendrá de la
municipalidad en 1901 y por muchos años la administración de los parques de la ciudad,
como reconocimiento a su interés por estas áreas, unas semanas después de la instalación
de las primeras bancas en el Parque de Berrío. Esta preocupación por los parques está
relacionada con la significación de estas zonas como lugares de solaz urbano y como
elementos básicos de la estética urbana.
Sería extenso comentar todas y cada una de las gestiones de la Sociedad por el
mejoramiento de los parques medellinenses. Baste con mencionar el tipo de acciones
emprendidas y unos pocos casos destacados. Como administradores de los parques públicos
la Sociedad de manera permanente vigilaba el estado de limpieza de estos y en caso de
367 Ibid. f. 232-233; Acta No. 162, de 30 de septiembre de 1908. f. 269368 A. S. M. P. Acta No. 177, de 9 de marzo de 1909. f. 292369 A. S. M. P. Acta No. 206, de 23 de febrero de 1910. f. 356
158
encontrarlos desaseados organizaba comisiones de aseo; en segundo lugar, se encargaba de
la iluminación de estos, contratando con la Compañía de Instalaciones Eléctricas; solicitaba
ayuda a los vecinos o a las autoridades municipales y departamentales para el arreglo de los
parques; instalaba fuentes de bronce en plazuelas y parques; construía quioscos para
retretas o para avisos, como empresas rentables y como elementos decorativo de estos;
finalmente, sus atribuciones llegaban hasta el punto de poder realizar refacciones,
remodelaciones y diseño de estos parques.
Para ilustrar el anterior enunciado basta recordar que en el mes de octubre de 1905 la
Sociedad nombró una comisión para que se entendiera en “lo relativo al ornato de la
plazuela de San José”. Al emprender los trabajos, la comisión compuesta por César
Piedrahita y Gonzalo Escobar tuvo a su disposición dos mil quinientos pesos donados por
Manuel J. Soto con ese objeto “y la paja de agua que servía la fuente del parque de
Caldas”.370 Las obras de decoración del parque se hicieron de forma rápida, pero sólo hasta
el año de 1909 se hizo efectivo el proyecto de fuente en la Plazuela de San José, invirtiendo
cinco mil pesos donados por los vecinos del lugar y una suma igual ofrecida por Paulo E.
Vásquez.371 La fuente fue contratada con el pintor y escultor. Francisco A. Cano por un
precio de veinte mil pesos.372 De esta fuente decía el cronista Jorge Montoya Toro en 1975:
“Del maestro Cano y costeada por la Sociedad, es la hermosa fuente artística de la Plazuela
de San José, obra de serena belleza que ha sido trasladada a otro lugar de la ciudad”.373
Precisamente las fuentes fueron otro de los elementos de ornato empleados por la Sociedad
de Mejoras, desde el momento de su fundación. Así, cuando en 1899 se conformaron las
370 A. S. M. P. Acta No 73 de 5 de octubre de 1905. f. 120371 A. S. M. P. Acta No 173, de 5 de febrero de 1909. Sesión extraordinaria. f. 284372 A. S. M. P. Acta No. 174, del 17 de febrero de 1909. f. 285373 Montoya Toro, Jorge. Op. Cit., p. 270
159
comisiones permanentes de trabajo, una de ellas fue la de Fuentes y Acueductos,
constituida por Rafael Calderón, Joaquín Pinillos y Enrique Vidal.374
El 12 de mayo de 1913, al conformar las comisiones para el resto de aquel año se conformó
una dedicada a Arquitectura y fuentes, representada por Jorge Rodríguez y R. Luis
Restrepo.375 Esta comisión fue constituida como resultado del ofrecimiento hecho a la SMP
por el comerciante inglés William Gordon de regalar veinte pesos oro para obras públicas.
La Sociedad respondió solicitándole una fuente para colocarla en un lugar público y
comisionando al socio Juan Martínez para entenderse con el señor Gordon.376
La respuesta del señor Gordon a la solicitud de la Sociedad fue afirmativa. El 12 de enero
de 1914 informó que “el obsequio de una fuente que se permitió hacer para colocarla en un
lugar público de Medellín queda depositado en la Administración de “Progreso”.377 Ese
mismo día Juan Martínez propuso y fue aprobado por la Junta, colocar tal fuente en La
Playa frente a la casa de D. Roberto Restrepo.378 Puesto que era necesaria la aprobación del
Concejo Municipal, se solicitó permiso y al mes siguiente el Presidente del Concejo
informó sobre la aquiescencia de la corporación municipal para colocar la fuente regalada
por “Mister Gordon” en la Playa.379
Sin embargo, algunos meses luego fue necesario que la Sociedad autorizara a su Presidente
para que se entendiera con el Concejo a efecto de resolver la colocación de la fuente
regalada por William Gordon en la Plazuela de San Roque en vez de hacerlo en La Playa,
lugar fijado por la Sociedad, “por tener para ello inconvenientes invencibles”.380 Aunque no
374 A. S. M. P. Acta No. 11 de 1o. de junio de 1899. f. 15375 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913. f. 136-137376 A. S. M. P. Acta No. 339, de 28 de abril de 1913. f. 128377 A. S. M. P. Acta No. 367, de 12 de enero de 1914, f. 238)378 Ibid., f. 239379 A. S. M. P. Acta No. 372, de 23 de febrero de 1914, f. 260).380 A. S. M. P. Acta No. 378, de 6 de abril de 1914, f. 295)
160
se menciona en que consistían tales inconvenientes invencibles pudo tratarse de las
protestas de los vecinos de la avenida que consideraban, se estaba privilegiando a una
persona con la instalación de la fuente al frente de su casa. Mayores resistencias aún debió
generar esta decisión pues el señor Roberto Restrepo era miembro de la SMP.
El esmero de la SMP por la instalación de fuentes públicas como elemento del ornato de
parque y plazuelas no fue meramente circunstancial. Por esta razón se explica que en el mes
de diciembre de 1916 se abriera un concurso para obtener el mejor modelo de fuentes
públicas. El propósito de este concurso es evidente, procuraba adoptar un modelo para
todas las fuentes que de aquel año en adelante pretendiera emplazar la SMP. De esta
manera, al igual que lo había logrado con las bancas, la comunidad podría reconocer por su
sello particular a las fuentes de esta entidad.381 El 26 de febrero de 1917 se dio lectura al
informe del jurado calificador, saliendo elegido el proyecto de fuente pública de Horacio
Rodríguez Haeusler..382
Además de las bancas y fuentes, los jardines fueron otro ingrediente imprescindible de la
ornamentación de parques y plazuelas. Así, en septiembre de 1899, la Sociedad solicitó a
los “periodistas” de la ciudad pedir al público en nombre de la Sociedad, plantas, semillas,
jarros, etc. para ornamentos de calles y plazas.383 Una semana después se nombró a Gonzalo
Escobar Recolector General de Plantas y Semillas y colectores auxiliares a Daniel Botero,
Sixto Botero, Juan Martínez S., Baldomero González, Rodolfo Zea y Manuel Botero.384
El mismo interés por este elemento ornamental se dará durante los primeros veinte años de
vida de la Sociedad. Ella se convierte en la institución que vela por el cuidado de los
381 A. S. M. P. Acta No. 487, de 4 de diciembre de 1916; ap. VI).382 A. S. M. P. Acta No. 492, de 26 de febrero de 1917; ap. III383 A. S. M. P. Acta No. 17 de 20 de septiembre de 1899. f. 28384 A. S. M. P. Acta No. 18 de 27 de septiembre de 1899. f. 29
161
árboles y jardines de la ciudad. Por eso desde 1903 el Concejo acepta tener en cuenta a la
Sociedad para estudiar las solicitudes de mutilación o destrucción de árboles en vías
públicas.385 Ese mismo interés es el que la llevó a convocar en décadas posteriores a un
concurso de jardines en las estaciones de los ferrocarriles en el valle de Aburrá.386
Los quioscos fueron otro recurso ornamental empleado por la Sociedad de Mejoras en los
parques. No se trataba sólo de erigir construcciones bellas, sino de buscar nuevos recursos
para obras públicas y de entregar a los habitantes de la ciudad nuevos espacios de disfrute
de los días feriados. Cada quiosco de los construidos por la SMP tuvo su finalidad peculiar.
Desde 1903, la Sociedad emprendió la construcción de tenderetes con una finalidad
económica. En este año, se mandó construir cuatro quioscos avisadores, aunque de
desconoce su ubicación y duración.387 Quizás fueran similares a los que empezó a construir
la Sociedad en el Parque de Berrío, durante el año de 1908. La idea inicial consistía en un
quiosco pequeño que sería diseñado por Enrique Olarte, para ubicarlo en el Parque de
Berrío “con el objeto de vender café, periódicos y para guardar las herramientas del
presidio”. Este se haría por contrato y con la finalidad de darlo en arrendamiento.388 El
proyecto hubo de postergarse debido a la pérdida sufrida por la corporación, de algunas
rentas municipales de que gozaba.389 Esto a pesar de la petición hecha por el Concejo
Municipal de que construyera “un kiosko (sic) pequeño, pero elegante en el Parque de
Berrío”, buscando recursos mediante fiestas y parte del dinero que le entrega la
municipalidad.390
385 A. S. M. P. Acta No. 53 de octubre 1o. de 1903. f. 80-81386 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. Cit., p. 254387 A. S. M. P. Acta No. 38 del 29 de mayo de 1903. f. 57388 A. S. M. P. Acta No 165, de 20 de octubre de 1908. f. 272389 A. S. M. P. Acta No. 183, del 27 de abril de 1909.390 A. S. M. P. Acta No. 186, de l8 de mayo de 1909. f. 304
162
Finalmente fueron varios los quioscos levantados, y su existencia y utilidad fueron
reseñadas por José A. Gaviria en su Monografía de Medellín (1925), para quien adornaban
el Parque de Berrío y estaban “llenos de avisos productivos” y se alquilaban para ventas de
periódicos, libros, revistas, cigarrillos, confites y otros artículos.391
Muy diferentes a los del Parque de Berrío fue el del Parque de Bolívar, construido por
iniciativa del socio José A. Gaviria y su hermano Henrique. La idea de ambos fue la de
levantar un quiosco para retretas, con los fondos del producto de las fiestas hípicas. El
doctor Eduardo Zuleta apoyó dicha propuesta y empezó el proceso de gestación de este
proyecto de gran incidencia en la vida cultural del centro de la ciudad.392
El 26 de septiembre de 1905 se nombró una comisión compuesta por Enrique Olarte,
Francisco A. Cano, José A. Gaviria y Manuel Botero para que se encargaran de la
construcción del quiosco para retretas en el Parque Bolívar hasta dejarlo terminado.393 Esta
comisión inició labores prontamente y al mes siguiente rindió cuentas a la Sociedad,
presentó el contrato verificado para la construcción del quiosco con Carlos Arturo Longas,
informó además sobre el punto que había elegido para ocuparlo con dicha obra y de la
consecución con el Gobierno Municipal de algunos trabajadores del presidio y de los
presuntos de la cárcel para ayudar en los trabajos.394 En el mes de marzo de 1906 se realizó
la fiesta de inauguración del quiosco construido por la SMP en el Parque de Bolívar, con un
variado y ameno programa para grandes y niños, que se detallará en el capítulo dedicado a
este tema.
391 Gaviria, José A. Monografía de Medellín. Tomo I, 1675 - 1925. Medellín: Imprenta Oficial, 1925392 A. S. M. P. Acta No 71, de 20 de septiembre de 1905. f. 106-107393 A. S. M. P. Acta No 72 de 26 de septiembre de 1905. f. 112-115394 A. S. M. P. Acta No 73 de 5 de octubre de 1905. f. 116
163
Como si fuera poco, la Sociedad de Mejoras, se preocupó por ampliar la posibilidad de
disfrute de este parque, mediante al instalación de focos. Desde el momento de su
fundación se encuentran testimonios en este sentido. En 1899 fueron comisionados José
María Escobar, Ricardo Jaramillo y Juan B. Londoño para que trabajaran en la consecución
de dos focos para el Parque de Bolívar.395 Luego, a partir de 1904 este interés por el
alumbrado del Parque de Bolívar fue más evidente. La Sociedad nombró a Ricardo
Jaramillo y a Gabriel Latorre, para atender a la iluminación de dicho parque, “tanto en lo
que se refiere a la reforma de los focos de arco existentes como al arreglo de la instalación
incandescente”.396 Dos semanas más tarde los encargados de tal comisión dieron parte de
haberlo cumplido a cabalidad.397
Con la construcción del quiosco en el Parque de Bolívar era de suponer que la afluencia de
público aumentaría y que la permanencia de personas hasta tarde la noche sería factible.
Esto motivó el esfuerzo por iluminar con luz eléctrica el parque. El delegado para esta
comisión fue el ingeniero Alejandro López, quien en abril de 1907 informó haber llevado a
efecto el contrato para la instalación.398 El 21 de aquel mes se fijó como fecha para la
inauguración de nuevas bancas y la instalación eléctrica del quiosco.399 El contrato para la
instalación eléctrica del parque fue hecho con la Compañía de Instalaciones Eléctricas por
un precio mensual de dos mil quinientos pesos mensuales, un costo alto que hizo necesario
hacer una lista de los vecinos del Parque de Bolívar para solicitarles a cada uno una cuota
mensual para el alumbrado.400
395 A. S. M. P. Acta No. 18 de 27 de septiembre de 1899. f. 29396 A. S. M. P. Acta No 63, de 28 de marzo de 1904. f. 96-97397 A. S. M. P. Acta No 64, del 11 de abril de 1904. f. 97 y 98398 A. S. M. P. Acta No 104, de 2 de abril de 1907. f. 173-174399 Ibidem.400 A. S. M. P. Acta No. 154, de 23 de junio de 1908. f. 256
164
Los puentes sobre la quebrada Santa Elena construidos todos en el siglo XIX, se
convirtieron en otro objeto de atención para la Sociedad, en tanto eran piezas
fundamentales del paisaje urbano. Muchos de ellos alcanzaron un alto grado de deterioro,
amenazando a ruina, además de que por el crecimiento progresivo del tráfico se habían
vuelto obsoletos. De ahí, que la SMP presentara un memorial al Concejo con el fin de
proponer reformas al Puente Colón, argumentando que “el Puente de Colón es antiestético e
inconveniente por cuanto impide la vista de gran parte de las avenidas de La Playa”. La
Sociedad solicitó por medio de aquél memorial, permiso para hacer las reformas de cuenta
de la SMP, siguiendo el proyecto del arquitecto E. Olarte que llevaba en su ornamentación
cuatro farolas para luz eléctrica, suplidas por las obsequiadas por Rudesindo Echavarría,
que se encontraban inútiles en la parte central del Parque de Berrío.401
En el mismo sentido se entiende la proposición de José A. Gaviria de insinuar al Concejo
de Medellín la construcción de un puente de mampostería amplio y estable, en remplazo del
actual puente colgante, “y de erigir en la Calle de Córdoba el puente de fierro que se está
construyendo en la Escuela de Artes y Maquinaría”.402 Aunque no se tiene certeza de si
estas obras se llevaron a efecto, interesa mostrar cómo existe una intencionalidad clara en el
sentido de mejorar, embellecer y modernizar los puentes sobre la quebrada, parte
fundamental del paisaje del centro de la ciudad.
Para nadie es un secreto la atención que le prestó la Sociedad de Mejoras a la limpieza y
ornamentación de la quebrada de la ciudad, por lo menos hasta las dos primeras décadas del
presente siglo, pues más tarde será partidaria de sepultarla. LO cierto es que durante sus
primeros veinte años de existencia, esta corporación se preocupó por limpiar la quebrada,
401 A. S. M. P. Acta No. 317, de septiembre 16 de 1912. f. 34402 A. S. M. P. Acta No. 361 de 27 de octubre de 1913. f. 212
165
aumentar sus jardines, plantar árboles y por todos los medios convertirla en un componente
del paisaje urbano.
En 1901 por ejemplo, la Sociedad “excita muy formalmente” a la Junta Municipal de
Caminos para continuar prestando especial atención a la empresa de construcción de una
esclusa en la quebrada Santa Elena y para que se apresure a acometerla, en la forma más
práctica y económica que le sean dable”.403 En 1913 se autorizó a la comisión de la Playa
para hacer repintar los asientos y los postes y encascajar de nuevo las aceras, con motivo de
las fiestas del Centenario.404 Este tipo de comisiones fueron frecuentes, aunque debe
aclararse que sólo beneficiaba la quebrada desde el puente de Junín hacia arriba, área
residencial de las familias más prestantes de la ciudad. Por contraste la quebrada en el
sector conocido como Quebrada Abajo permaneció en completo abandono por aquellos
años.
Para finalizar este capítulo sobre el papel cumplido por la Sociedad de Mejoras en el ornato
de la ciudad, no puede faltar siquiera una alusión al interés mostrado hacia la estética y el
boato que debía llevarse en los rituales mortuorios y en el cementerio de San Pedro, morada
final de la alta sociedad medellinense de entonces.
A este respecto comenta Enrique Echavarría en sus crónicas que en aquél que por largo
tiempo fue llamado el cementerio de los ricos, anualmente la SMP hacía una bella fiesta en
honor de las madres y premiaba el pensamiento mejor meditado y más original. Tanto la
capilla como las paredes se llenaban de versos. En aquel entonces la verja de enfrente era
de balaustradas de madera, poseía dos puertas, y sobre el umbral de ellas se leían ciertos
403 A. S. M. P. Acta No. 25 de Marzo 20 de 1901. f. 39404 A. S. M. P. Acta No. 351 de 14 de julio de 1913. f. 184
166
versos que impresionaban a don Enrique.405 Agrega que cuando su hermano Alberto
Echavarría fue presidente de la Junta de la SMP, cambió la fachada por la actual, mas no
quiso poner los versos, por parecerle cosa vieja y desusada.406
Otro hecho que ilustra sobre esta preocupación exequial de la Sociedad es el que tiene que
ver con el coche mortuorio adquirido en 1909 para servir en la ciudad. Se trata de ese coche
que figura en tantas fotografías antiguas de la ciudad, tirado por caballos, pero bien
ataviado y reluciente. Los comisionados para revisar que el coche llenara las condiciones
prescritas por el Acuerdo Municipal No. 39 de 1907, y darle la aprobación a este coche
fueron Enrique A. Gaviria y Ricardo Jaramillo. El concepto de la comisión fue favorable y
tuvo por criterio que “los penachos y correspondientes adornos, la pareja de caballos y el
uniforme del cochero son del gusto y elegancia que exigen las condiciones pedidas”.407
3.1.2. La planeación urbana, época de auge de la Sociedad.
No se puede asegurar de ninguna manera que la Sociedad de Mejoras Públicas haya sido la
primera entidad rectora de la ciudad; la única preocupada por su ornato, diseño de calles,
nomenclatura y planeación. Quizás sea más apropiado decir que la Sociedad entró a llenar
un vacío que dejó el Estado, el cual se hallaba maltrecho y descoyuntado por la rapiña
partidista, convertido en teatro de mutuos procesos de exclusión y en botín de guerra.
405 “Pasajero: cuando llegues aquí detén tu marcha / Y del Panteón la bóvedas contempla, / Donde generaciones confundidas / La horrible parca silenciosa ostenta. / Hemos como el relámpago pasado / Por el mar proceloso de la vida / Y aquí en profundo y pavoroso sueño / Esperamos del Angel la venida.406 Echavarría, Enrique. Cronicas de Enrique Echavarría. Medellín: Tipografía Industrial, 1936. p. 69 y ss.407 A. S. M. P. Acta No. 202 de 30 de noviembre de 1909. f. 329
167
Se sabe que el Concejo de Medellín y las demás autoridades locales habían cumplido
durante la Colonia y las temporadas de paz del siglo XIX un importante papel en la
regulación de la expansión urbana, la nomenclatura de calles, la construcción de edificios y
obras públicas que marcaron de forma decisiva la morfología de la ciudad. Casos
ilustrativos podrían ser: la Universidad de Antioquia, el cementerio de San Lorenzo, el
cementerio de San Pedro, la canalización y construcción de puentes sobre la quebrada Santa
Elena, los puentes sobre el río Medellín, la construcción del barrio Villanueva, el primer
acueducto municipal, entre otras. Valga aclarar que no quiere decir esto que el Concejo
haya sido el gestor de estas obras. En esto había unas relaciones estrechas entre particulares
y entes públicos. Pero lo que es de resaltar, es que de todas maneras el Concejo de la ciudad
y las demás autoridades públicas participaron en la toma de estas decisiones urbanísticas.
La Sociedad, como se ha visto anteriormente, aparece en un momento de mucha
inestabilidad política y empieza de inmediato a ocupar funciones del Estado. Además se
convierte en el principal escenario de mediación y negociación entre intereses públicos y
privados. La Sociedad de Mejoras relevó al Concejo municipal en los procesos de
planeación y gestión urbanística de la ciudad, como parte del proyecto de una élite regional
de erigir una ciudad moderna sobre las ruinas de la ciudad colonial. Un caso que sirve para
mostrar este relevo es el diseño del Plano de Medellín Futuro.
Desde 1890 el Concejo de Medellín planteó la necesidad de adoptar un plano de Medellín
Futuro que regulara el crecimiento de la ciudad, se planteó la necesidad de un matadero
público y una plaza de mercado para Medellín y se sancionó el acuerdo No 4 de 1890 con
el propósito de terminar con la irregularidad de las calles. Para tal efecto se reglamentó una
anchura de 16 metros para las calles y de 20 metros para las avenidas. Según Verónica
168
Perfetti, “se comenzaba a pensar la ciudad en términos de salubridad moral y estética,
recogiendo los ideales europeos”, y por lo tanto era preciso “terminar con la irregularidad
de las calles, su estrechez, sus curvaturas y rinconadas, conjuntamente con las
circunstancias que ello propiciaba, como la ventilación de la habitaciones, el deficiente
desagüe de las alcantarillas y en general “el deterioro de la higiene pública y la hermosura
de la ciudad”.408
El encargado de trazar el plano fue el Ingeniero del Distrito y se dispuso, entre otras, multar
con una suma de cincuenta pesos y destruir las obras (plaza, calle o edificio) construidas
por los propietarios de los terrenos comprendidos en el plano.409 Diversos problemas
impidieron llevar a cabo de manera satisfactoria el plano de Medellín futuro, pero según
Fernando Botero se resumen en: “... la interferencia de los intereses privados sobre los
públicos y la permanente concesión de excepciones al plano regulador, dependiente de las
influencias que interpusieran los particulares, por un lado, y la oposición abierta a las obras
públicas por parte de los propietarios de terrenos, por el otro...”410
El proyecto hubo de ser retomado por la Sociedad de Mejoras Públicas en sus primeros
años de existencia, pero sin mayores logros. El 13 de marzo de 1901 el José María Escobar
propuso a la Sociedad y fue aprobado lo siguiente: “Excítese al Sr. Alcalde para que en
asocio del Sr. J. A. Cano, contrate el ensanchamiento del plano de la ciudad”.411 A la
semana siguiente Sebastián Hoyos, alcalde de la ciudad y miembro de la Sociedad de
Mejoras, informó del modo como había cumplido su cometido la comisión nombrada para
408 Perfetti, Verónica. “Tres proyectos para un deseo: la ilusión de una ciudad. En: Historia de Medellín. Medellín: Suramericana, 1996. p. 93409 Botero, Fernando. Medellín 1890-1950. Historia urbana y juego de intereses. Medellín: U. de A., 1996. p. 111410 Ibid. p. 118411 A. S. M. P. Acta No. 24 del 13 de marzo de 1901. f. 38
169
contratar el ensanchamiento del plano de la ciudad.412 En este punto se pierde la pista de
este proyecto y se desconocen las causas para su segundo fracaso.
En 1910 el país vivió uno de sus mejores años, gracias a la estabilidad política, la bonanza
cafetera y los avances industrializadores en diversas ciudades del país, particularmente en
Medellín. La nación se preparaba para celebrar el Centenario de la Independencia, por lo
cual se organizaban distintos eventos. Habían pasado nueve años del intento de los
miembros de la Sociedad y veinte del Concejo Municipal por trazar un Plano de Medellín
Futuro. Por ello se entiende el desconocimiento, de parte de Ricardo Olano, de aquellos
intentos planificadores que le antecedieron. De haberlo sabido seguramente lo había
mencionado, pues en sus escritos se palpa una vasta ilustración en asuntos urbanos y su
honestidad intelectual.
Es entendible entonces que la idea de levantar un plano que regulara el crecimiento de la
ciudad, hubiera tenido que ir a buscarla en la Biblioteca del Congreso en Washington,
según él mismo relata en sus Memorias.413 Olano aprovechó la invitación hecha por la
Sociedad de San Vicente de Paúl a la de Mejoras Públicas en 1910, a participar en una
Exposición industrial. No sólo vinculó la Sociedad de Mejoras Públicas a tal evento, sino
que ofreció doscientos de los doscientos cincuenta pesos con que sería premiado el
ganador.
El primer puesto correspondió al ingeniero Jorge Rodríguez cuyo plano fue reformado por
una comisión de ingenieros con el fin de adoptar algunas ideas de otros planos finalistas,
luego de lo cual recibió la aprobación del H. Concejo Municipal.414 Algo más de dos años
412 A. S. M. P. Acta No. 25 de Marzo 20 de 1901. f. 39413 Olano, Ricardo. Memorias. Tomo I: 1918-1923. p. 107. (Citado por Fernando Botero. Op. Cit. p. 113)414 Montoya Toro, Jorge. Op. Cit. p. 269-270
170
tardó el trazado del plano de Medellín Futuro y en su composición participaron destacados
ingenieros como Alejandro López, Enrique Olarte, Ricardo Olano, Alejandro Londoño y
Juan José Ángel, entre otros.415
El interés de la familia Olano se hizo evidente cuando el 10 de febrero de 1913 la Sociedad
de Mejoras Públicas recibió una carta de la sociedad Juan E. Olano & Hijos ofreciendo la
cantidad de doscientos pesos oro para destinarlos a la conclusión del Plano de Medellín
Futuro, con la condición de concluirlo a más tardar el 1o. de marzo de aquel año. 416 Grande
fue la satisfacción que mostró Ricardo Olano, concejal y miembro de la SMP al cumplirse
el término de tiempo y presentó a la Junta Directiva de la Sociedad el Plano del Medellín
Futuro. En la reunión de tres de marzo se discutieron varios puntos acerca del mismo y fue
aprobado. Olano fue comisionado para presentarlo al Concejo Municipal.417
Pasados dos meses el Concejo de la ciudad remitió una copia del Acuerdo 44, por medio
del cual se adoptaba como oficial el Plano de Medellín, para cuya aplicación se solicitó a la
Sociedad el nombramiento de dos miembros para completar la Junta llamada de Medellín
Futuro. Los elegidos fueron Enrique Olarte y Jorge Rodríguez.418
Casi de inmediato el Plano empezó a ser el canon que regía la construcción y proyectaba las
obras públicas municipales. Una prueba en este sentido lo aporta el hecho de que luego de
convertirse en acuerdo, la Junta Municipal de Caminos, resolvió iniciar la construcción de
un trayecto de la Carretera de Circunvalación adoptada en el Plano de Medellín Futuro.
Esta iniciativa fue aplaudida por la Sociedad de Mejoras, que además insinuó que el primer
trayecto fuera el comprendido entre los puentes de Guayaquil y de Colombia, “y si es
415 Perfetti, Verónica. Op. Cit. p. 96416 A. S. M. P. Acta No. 330, de 10 de febrero de 1913.417 A. S. M. P. Acta No. 332, de 3 de marzo 1913. f. 97418 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913. f. 141-142
171
posible, hasta el del Volador, porque esta parte de dicha carretera prestará servicio
inmediatamente”.419 Probablemente este trayecto no se concretó tan pronto. A lo sumo se
llevaría a cabo el trazado, pero en décadas posteriores, el diseño del Medellín Futuro sirvió
de modelo para la construcción de la Gran Avenida de los Libertadores, paralela a la
canalización del río.
Debe considerarse además, antes de cualquier juicio sobre el Plano de Medellín Futuro, el
esfuerzo hecho por la SMP para convertirlo en la imagen de ciudad futura de la sociedad
medellinense, y hacer primar su trazado sobre los intereses particulares. Para afirmar lo
anterior debe tenerse en cuenta que cuando Ricardo Olano, consultó la opinión de la
Sociedad con respecto a la prevalencia o no del Plano de Medellín Futuro en la
construcción del Hospital San Vicente de Paúl, se resolvió aprobar la proposición del socio
Gil J. Gil que reza: “La Sociedad sostiene el Plano del Medellín Futuro”. Dicha consulta
tenía relación con el proyecto de construir el hospital en terrenos que ocuparía la Gran
Avenida Central, o Avenida Juan del Corral. Si se observa la estructura de este Hospital, es
evidente que primó el Plano de Medellín Futuro.420
Es indudable el papel cumplido por la Sociedad en el trazado del plano y en su puesta en
ejecución. De acuerdo con Fernando Botero: “Resulta clara la importancia que asumía la
junta en la aplicación del Plano del Medellín Futuro y en particular el poder del que gozaba
en ella la Sociedad de Mejoras Públicas”. Este plano provino de un concurso organizado
por la SMP, aprobado luego por el Concejo; su aprobación dependió en parte de la labor
disuasiva de Ricardo Olano, miembro de ambas corporaciones421; la Sociedad recurrió a la
distribución masiva de hojas volantes entre la ciudadanía y el mismo Ricardo Olano llevó el
419 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913. f. 144420 A. S. M. P. Acta No. 362, de 3 de noviembre de 1913. f. 216-217421 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit. p. 126
172
plano a las notarías para que los compradores de tierras y constructores lo conocieran.422 Y
como si fuera poco la Sociedad formó parte de la Comisión encargada de velar por la
aplicación del Plano durante la segunda y tercera décadas de este siglo.
Con respecto al Plano de Medellín Futuro asegura la investigadora Verónica Perfetti: “Así,
el Medellín Futuro se estructuró sobre tres pilares que reflejan claramente la condición del
ensanche: la higiene, la comodidad (en el sentido de ampliar las vías y continuarlas) y el
ornato. La visión en su proyección moderna fue totalizadora”.423
Por su parte, el sociólogo Fernando Botero Herrera resalta “el interés que este plano tenía
para algunos empresarios muy ligados al negocio de propiedad raíz, quienes fueron los
primeros en conocer la nueva ciencia del urbanismo y en preocuparse por su aplicación en
la ciudad”.424
Lejos de esta polémica, sobre la cual es difícil tomar una posición, debido a la escasez de
materiales documentales en el momento en que se encuentra esta investigación, queda la
certeza de que en 1913 el Concejo Municipal de Medellín, adoptó el plano de Medellín
Futuro a través del acuerdo No 44.425 En apoyo de su tesis, Verónica Perfetti asegura que:
“El acuerdo de 1913 obligó a los habitantes a solicitar permiso para construir, reestructuró
la oficina del ingeniero del Distrito y creó una comisión que estudiaría las modificaciones
pertinentes, conformada por dos miembros del Concejo y dos de la Sociedad de Mejoras
Públicas. Además se expidieron las normas reglamentarias de urbanización y construcción.
La Sociedad civil tuvo que aceptar que la administración interviniera; se negoció en ciertos
422 Perfetti, Verónica. Op. Cit. p. 96423 Ibid. p. 97424 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit. p. 114425 Perfetti, Verónica. Op. Cit. p. 96
173
casos, en otros se obligó a seguir la norma, y en algunos los propietarios detuvieron la
marcha de los proyectos por su indiferencia y abandono”.426
En la aplicación del Plano de Medellín Futuro surgieron muchos inconvenientes, derivados
de la falta de dinero para la adquisición de propiedades y la carencia de herramientas para
la expropiación, que se resumen en palabras de Fernando Botero en el “predominio del
beneficio privado sobre las políticas públicas en la construcción y el manejo de la
ciudad”.427 No obstante, el mismo Botero muestra cómo algunas huellas quedan de aquel
intento de reglamentación del crecimiento de Medellín. UN caso fue el de la avenida Juan
del Corral, la cual se llevó a cabo gracias a la habilidad política de Ricardo Olano y a su
capacidad para negociar con el sector privado por el interés público.
Según Verónica Perfetti el Plano de Medellín Futuro reguló en buena medida la
construcción en la ciudad, a juzgar por el número de permisos concedidos por la Oficina de
Ingeniería del Distrito entre 1917 y 1919. El Plano de Medellín Futuro además estuvo
vinculado con las grandes obras de infraestructura y equipamiento de la ciudad: la cuelga y
rectificación del río Medellín, la Plaza de Ferias, el tranvía, el Hospital de San Vicente de
Paúl y el Acueducto. De otro lado, este plano consideró la construcción de los barrios
Miranda, Los Libertadores, Prado y Sevilla, los cuales se construyeron en la década de
1920.428
En palabras de Verónica Perfetti: “El proyecto Medellín Futuro se anticipó en el campo de
la planificación a algunas ciudades de Latinoamérica y tuvo resonancia por fuera de
Antioquia. Uno de los canales de difusión fue un evento sin antecedentes, el Congreso
426 Ibid. p. 96427 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit. p. 121428 Perfetti, Verónica. Op. Cit., p. 97
174
Nacional de Mejoras Materiales promovido por Ricardo Olano den 1917. Olano expuso allí
el City Planning y las posibilidades metodológicas de su aplicación en el medio nacional;
su estudió se consagró al caso de Medellín de esta manera se conoció el proyecto de
Medellín Futuro en Bogotá, Cali, Barranquilla y Bucaramanga, entre otras ciudades
colombianas.429
Más allá de sus implicaciones directas, lo que interesa resaltar es el liderazgo logrado por la
SMP en los procesos de planificación del desarrollo de la ciudad, que dicho sea de paso, es
comprensible que hayan sido desbordados por la dinámica propia de una ciudad que crece
aceleradamente y donde la sociedad civil supera al estado por su capacidad de proyección,
inversión y gestión del espacio urbano.
Todo parece indicar que el Plano de Medellín Futuro dejó de ser actual antes de ser
aplicado en todas sus dimensiones. Desde 1924 la Sociedad de Mejoras Públicas planteó la
necesidad de un nuevo diseño y a finales de la década del veinte con la ayuda del Concejo
Municipal empezó a buscar la elaboración de un nuevo plano.430 La dinámica urbana había
desbordado cualquier pronóstico y esfuerzo regulador.
El proceso exitoso de industrialización, el crecimiento comercial, bancario y del sector
servicios con sus múltiples oportunidades de trabajo, atrajeron miles brazos cesantes del
resto del Valle de Aburrá y de poblaciones vecinas. El negocio de la urbanización empezó
su despegue definitivo con la construcción de barrios obreros y de clases medias. Estas y
otras causas obligaron al Concejo de Medellín a ampliar en forma frecuente el perímetro
urbanizable. Se había iniciado la expansión de la ciudad hacia el nororiente, en la cual
jugaron un papel protagónico los socios de la SMP Manuel J. Alvarez y Ricardo Olano.
429 Ibid. p. 98430 Ibid. p.101
175
La inmigración era evidente, la ciudad se transformaba con celeridad, requería de nuevos
asentamientos barriales pues los existentes y las posadas o dormitorios ocasionales no
satisfacían la demanda. Se presentaban dos posibilidades, dejar a la iniciativa de los
inmigrantes la solución de vivienda o regular y brindar ciertas facilidades a esta población
flotante para que se establezcan en la ciudad, evitando un sinnúmero de traumatismos. El
problema era inminente y la solución debía darse con prontitud pues los problemas sociales,
de seguridad, de salubridad y de cobertura de servicios públicos se hacían cada día más
acuciantes.
La élite, gestora del proceso industrializador, previendo las consecuencias del crecimiento
urbanístico y agrupada en torno a la Sociedad de Mejoras Públicas buscó dar solución al
problema de la vivienda obrera, enmarcándola en los procesos de planeación del entorno
urbano en su conjunto. La presencia del Estado en este aspecto era nula y sólo muy tarde,
cuando los particulares habían adelantado una serie urbanizaciones comenzó a legislar
sobre este tema.
NO es de extrañar entonces que la primera Medalla Cívica que otorgó la Sociedad de
Mejoras en el año de 1918 recayera en Manuel J. Alvarez, miembro fundador de la misma y
concejal por varios períodos, quien se había convertido en el mayor urbanizador de la
ciudad, al promover la construcción de los barrios Berlín, Villanueva, Majalc y de algunas
manzanas en el barrio Sucre (actualmente Boston).431 Con estas viviendas Alvarez
respondía a una de las necesidades más urgentes de los obreros que abastecían de mano de
obra a las industrias, aportaba a un crecimiento más armónico de la ciudad y
complementaba los esfuerzos planificadores del Plano de Medellín Futuro.
431 Ibid. p. 100
176
NO obstante, las dinámicas sociales en nuestro país por lo general han desbordado todos los
esfuerzos que tienden a normalizarlas. En 1928 la revista Progreso, órgano de la Sociedad
de Mejoras registraba así lo que había sucedido:
“Pero la ciudad creció más y más rápidamente de lo que previeron los autores del plano, y
ya se presenta con caracteres de urgencia, la necesidad de hacer un plano que abarque la
gran ciudad futura. / La Sociedad de Mejoras Públicas se ha preocupado del asunto y lo ha
estudiado en distintas sesiones. En el mes de diciembre nombró una comisión para que
solicitara una audiencia del H. Concejo y expusiera ante él la necesidad de proceder al
levantamiento del plano futuro. Los Sres. Dr. Guillermo Herrera Carrizosa y D. Ricardo
Olano, miembros de dicha comisión, llenaron su cometido y obtuvieron del H. Concejo la
promesa de que se darían sin demora los pasos para el levantamiento del plano”.432
En otro artículo aparecido en la revista Progreso en el año 1927 la Sociedad mostraba
preocupación por lo que acarrearía para la ciudad la nueva fuerza que adquiría su economía
y las inusitadas demandas que esto conllevaba: calles amplias, transversales y avenidas para
aumentar la eficacia del sistema de circulación de vehículos de todas clases y la articulación
de los barrios; plazas, fuentes, parques, centros universitarios, bibliotecas, hospitales,
nuevos barrios, escuelas y campos deportivos.433 Con cierta frecuencia los artículos de
Progreso aludían a los problemas que implicaba el desarrollo económico y social de una
Medellín moderna e industrial sobre una estructura urbana colonial, los elevados costos del
ensanche por la inexistencia de instrumentos legales de expropiación y la necesidad de un
nuevo plano para la regulación del crecimiento urbano.
432 Progreso. 2a Epoca. No 23, Medellín: S. M. P., de 1928. p. 127433 Progreso. 2a Epoca. No 16, Medellín: S. M. P., de 1927, p. 128
177
En junio de 1929 Progreso anunció que el Concejo municipal había contratado dos
ingenieros, para el levantamiento del “Plano Científico de Medellín”, o “El Gran Medellín
Futuro”. Según relata E. Livardo Ospina, la idea surgió de una comisión del Concejo que se
desplazó dos años antes al Cerro Nutibara para estudiar las reformas que fueran necesarias
al plano de 1913. En aquella ocasión en la que estuvo entre otros el arquitecto bogotano
Guillermo Herrera Carrizosa, el ingeniero Martín del Corral sugirió copiar el Standard
Planning Enabling Act. de los Estados Unidos, pero no se emprendió nada al respecto.434
Fue en los meses iniciales de 1929 cuando Alfredo Molina, Gerente de las Empresas
Públicas, reunió una junta de arquitectos, ingenieros y hombres de negocios para considerar
la cuestión y con financiación de las mismas Empresas y el Concejo contrató con los
ingenieros Gabriel Hernández S. y Vicente Vélez P. hacer el levantamiento del plano de la
parte más poblada.435
Del nuevo plano se esperaba que sirviera para el ensanche, pavimentación, construcción de
aceras y alcantarillado de las calles actuales. Para Ricardo Olano, aquél debía precisar el
área susceptible de planeación, comprendiendo todo el valle de Aburrá en jurisdicción de
Medellín, hasta el pie de las cordilleras.436 Sin embargo, el Gran Medellín Futuro no se
llevó a efecto y fue preciso esperar hasta finales de la década de los treinta para el diseño de
un nuevo plano.
3.1.3. Obras para la ciudad.
434 Ospina, E. Livardo. Una vida una lucha una victoria. Monografía histórica de las Empresas Püblicas y Servicios Públicos de Medellín. Medellín: Empresa Públicas de Medelllín, 1966. p. 273435 Ibid. p. 274436 Progreso. 2a Epoca. No 40, Medellín: S. M. P., de 1929. p. 131
178
Aunque la participación de la Sociedad de Mejoras Públicas en los procesos urbanísticos de
la ciudad fue importante en el campo de la planeación, no debe desconocerse su labor en
procesos de gestación, financiación y ejecución de obras que han determinado de manera
clara la morfología de la ciudad, marcando la imagen misma de la ciudad y el imaginario de
sus habitantes hasta hoy. Esta preocupación por entregar a Medellín obras que
repercutieron en la higiene, los servicios y la prevención de desastres formaba parte de una
estrategia general de intervención sobre la capital por parte de una élite que pretendía
reflejar su ideal de ciudad. Sin duda se trataba de un ideal occidental, europeo a comienzos
del siglo y norteamericano después de los años veinte.
Es factible observar en la intencionalidad de estas obras un programa persistente de
modernización de la infraestructura y del equipamiento urbano, acorde con los procesos de
regulación del crecimiento del casco urbano y con los proyectos de ornamentación y
paisajismo de esta élite.
3.1.3.1 La cuelga, rectificación y canalización del río Medellín.
El río Medellín, la arteria principal del Valle de Aburrá fue desde tiempos prehispánicos la
base de un ecosistema variado en formas de vida y sustento de distintas comunidades
indígenas. Durante la Colonia y el siglo XIX brindó a los habitantes de las distintas
fracciones, pero muy especialmente a los de la Villa múltiples recursos naturales y un
referente simbólico ineludible y claro. A lo largo del río un sinnúmero de baños públicos
ofrecían a los medellinenses la posibilidad de disiparse en los domingos y días de fiesta, en
sus riberas las lavanderas enjuagaban la ropa familiar, de su lecho los hombres sacaban
179
material de construcción, servía de medio de transporte para pequeñas balsas y canoas, sus
peces se constituían en posibilidad alimentaria y las inundaciones cíclicas de sus riberas
fertilizaban los suelos con los nutrientes de las montañas. Por todo esto quizás el español
Eduardo Zamacois lo llamó “río poeta”. Seguramente aquel español nunca vio a este poeta
enojado.
Visto de esta manera el río era acorde con una pequeña ciudad colonial, de pocos habitantes
y que respetaba sus llanuras de inundación. Pero el proyecto de erigir a Medellín en una
ciudad moderna planteó un conflicto entre la sustentabilidad del ecosistema ribereño y los
requerimientos de una élite, saliendo perdedor el primero. En invierno el río ocasionaba
algunas pérdidas monetarias en cultivos, construcciones y caminos. El Cabildo y la
población en general durante el siglo pasado, en diversas ocasiones manifestaron la
necesidad de canalizarlo.
Por tanto, Manuel J. Alvarez en calidad de representante de los intereses generales, primero
en calidad de funcionario público y luego como miembro de la Sociedad de Mejoras
Públicas llegó a convertirse en uno de los principales impulsores de esta idea. En 1883
como Procurador Municipal y en los años posteriores como concejal, diputado de la
Asamblea antioqueña (1882 - 1884), y miembro de la Junta de Caminos, planteó la
necesidad de realizar obras de ingeniería hidráulica en las riberas del río, teniendo como
meta la cuelga y canalización del río.
El Concejal Alvarez obtuvo algunos fondos y en 1894 logró la expedición del acuerdo
número 20, que declaró de utilidad pública la obra de canalización. Por su parte, la sociedad
administradora de la Plaza de Mercado de Guayaquil aportó diez mil pesos y se creó una
Junta compuesta por Carlos Restrepo C., Eduardo Vásquez y Januario Henao, encargada de
180
velar por la realización de la obra, en cuyo propósito contrató al ingeniero Antonio J.
Duque para el trazado del plano respectivo. Sin embargo la oposición hecha al proyecto por
el propietario riberano Jorge Ángel impidió el inicio de los trabajos, siendo necesario
entablar un juicio de expropiación.437De los logros de aquél proyecto es poco lo que se
sabe, excepto que el juicio sobre expropiación se resolvió en 1896, y al parecer se iniciaron
trabajos que durarían por lo menos hasta antes de la Guerra de los Mil Días.
El primero de abril de 1899, en el seno de la recién fundada Sociedad de Mejoras Públicas
el socio y miembro de la junta de canalización aludida más arriba, Carlos Restrepo C.
informó acerca de los trabajos que se estaban ejecutando en el Puente de Guayaquil “para
poner la ciudad a cubierto de las avenidas del río e hizo una exposición del proyecto sobre
rectificación del mismo” y de las medidas que se estaban adoptando con ese fin.438
Todo parece indicar que de manera regular el municipio invertía en obras de protección de
la ciudad, con la misma periodicidad con que el río se desbordaba. NO obstante no se
hacían esfuerzos sistemáticos, de largo aliento con el fin de impedir la permanencia de los
desastres. Por este motivo en las actas de la SMP del año 1908 con cierta frecuencia se
refiere a los trabajos en el río y se hicieron propuestas en el sentido de que la Sociedad
ayudara con su influencia para la terminación de los mismos. La zona en que según estas
actas se estaba rectificando la arteria fluvial sería entre el puente de Guayaquil y los baños
llamados de Cipriano. 439
Aparte del proyecto de rectificación del río con motivo de desbordamientos en ciertos
sectores la Sociedad hacia gala de su influencia llamando la atención de las autoridades
437 Ospina, E. Livardo. Op. Cit. p. 272438 A. S. M. P. Acta No. 6, de 1 de abril de 1899. f. 7439 A. S. M. P. Acta No 145, de 31 de marzo de 1908 f. 244; Acta 147, del 22 de abril de 1908.f. 247
181
municipales sobre ciertos peligros y la necesidad de emprender obras hidráulicas. Así, en el
mes de junio de 1909 el socio Gustavo Restrepo G. propuso y fue aprobado solicitar a la
Junta Distrital de Caminos emprender labores de atrincheramiento del río “en el lado
oriental fronterizo al Frontón, donde puede causar daños por haberse apartado, más o
menos 90 metros de su cauce natural y presentar una amenaza para el puente, el Frontón y
la carretera”.440
La respuesta no se hizo esperar como sucedía casi siempre con las peticiones de la
Sociedad. Al mes siguiente el Presidente de la Junta Municipal de Caminos, Antonio M.
Hernández S. anuncia que en la Calle de San Juan se estaban mejorando los desagües y que
“estaba dada la orden de construir trinchos en el río para la defensa del Frontón”.441 Es del
caso reseñar que se trataba de la defensa de una de las empresas de la Sociedad de Mejoras
Públicas, fuente de recursos líquidos, pero finalmente estos ingresos que por cierto no eran
muchos se destinaban en obras de interés público.
Todo lo anterior permite asegurar, a diferencia del sociólogo Fernando Botero, que los
esfuerzos por la canalización del río son anteriores a la fecha de 1912 y que desde el siglo
XIX el Concejo y los particulares habían hecho ingentes esfuerzos en pro de esta obra,
vinculando interés privado e interés público a la manera como luego lo haría la Sociedad de
Mejoras y los empresarios.
Según Jorge Restrepo Uribe, en un plano de 1908 se apreciaba el lecho natural del río,
mientras que en otro del mismo año aparece un pequeño tramo rectificado, más o menos
entre calles 44 y 50 y agrega:
440 A. S. M. P. Acta No. 191, del 22 de junio de 1909. f. 314441 A. S. M. P. Acta No. 194, de 15 de julio de 1909. f. 319
182
“Posiblemente en este segundo plano aparece así porque o ya se había pensado en la
rectificación o se había iniciado ya la obra. En ese entonces la Sociedad de Mejoras
Públicas puso especial empeño en tan importante obra. Sus miembros realizaron la
rectificación y canalización del río entre el puente de Guayaquil -calle 30 A - y el de
la calle Colombia - 50 -: y se mejoraron las avenidas laterales, todo a base de
rellenos de basuras y de una arborización hermosísima”.442
En 1912, durante la Presidencia de Manuel J. Alvarez, quien como hemos visto desde fines
del siglo pasado había hecho gestiones por este proyecto, presentó a la Sociedad de Mejoras
el mismo informe que rindió a la “Junta de Canalización del río Medellín y defensa de la
ciudad”, sobre los trabajos realizados durante los meses de septiembre y octubre de 1912.443
Las gestiones de apoyo y monitoreo de las obras de la canalización, por parte de la
Sociedad de Mejoras Públicas seguirían durante el año 1913. En el mes de abril Manuel J.
Alvarez dio cuenta de los avances hechos durante los dos primeros meses de aquel año en
los trabajos en la canalización del río Medellín durante los meses enero-febrero.444 Un mes
luego, al conformarse las comisiones de trabajo de la Sociedad, la de Canalización del río
quedó conformada por Manuel J. Alvarez y el Doctor. Alejandro Londoño G445, y el 19 de
mayo se agregó a esta junta Juan de la Cruz Escobar.446 Además por recomendación de
Gustavo Escobar se aprobó dirigir una nota al Gerente de la Junta de Canalización de Río,
“haciéndole ver que los cercos de los árboles sembrados en la Avenida entre los
puentes de Colombia y San Juan están completamente derruidos y la mayor parte de
442 Restrepo Uribe, Jorge y Luz Posada de Greiff. Medellín su origen progreso y desarrollo. Medellín: Servigráficas, 1981. p. 284443 A. S. M. P. Acta No. 327, de 25 de noviembre de 1912. f. 81444 A. S. M. P. Acta No. 337, de 14 de abril de 1913. f. 115445 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913. f. 136-137446 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913. f. 141
183
los árboles secos y en consecuencia se permite excitarlo a que ordene la
composición de dichos cercos y hacer la resiembra de los árboles que falten”.447
De lo anterior se desprende que los trabajos de canalización se continuaron durante los años
finales del siglo XIX y principios del actual, aunque con interrupciones debidas a
dificultades monetarias y a la resistencia ofrecida por el río que arrancaba el material y los
árboles sembrados en sus riberas, como impugnando el proyecto de modernización que lo
convertiría en cloaca.
No queda duda, eso sí, de que la Junta de Canalización continuó sus labores durante varios
años más. Por esta razón en 1915 la Sociedad de Mejoras Públicas al nombrar sus
comisiones permanentes, conformó la de Canalización del Río con Manuel J. Alvarez,
Roberto C. Restrepo y Leocadio María Arango.448 Según los cronistas Antonio J. Cano y
Carlos E. Gómez, en 1925 las obras de canalización del río estaban concluidas en su mayor
parte y gracias a la habilitación de las riberas se había dado al servicio la Gran Avenida de
los Libertadores.449
NO obstante, los problemas de desbordamiento del río continuarán en los tramos no
rectificados, como resulta de una propuesta presentada por la SMP el 20 de mayo de 1929
en el sentido de nombrar una comisión para que consiguiera de la Dirección Departamental
de Caminos, el trazado de la canalización del río Medellín entre el puente de Carabobo y el
desemboque de la quebrada “Doña María”. Como justificación de dicha solicitud se
anotaba la protección de los barrios bajos de Guayaquil, la prolongación de la Avenida de
447 A. S. M. P. Acta No. 365, de 24 de noviembre de 1913. f. 233448 A. S. M. P. Acta No. 407, de 1 de febrero de 1915. ap. IV449 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. Cit. p. 254
184
los Libertadores, y la planeación de las urbanizaciones en Guayabal y otros puntos
convergentes a la misma avenida de los Libertadores.450
De nuevo se realizan esfuerzos por terminar y perfeccionar las obras iniciadas a principios
del siglo, pues la canalización del tramo central frente al casco urbanizado no era suficiente
para impedir las inundaciones y las nuevas demandas por tierras urbanizables en las zonas
de menor pendiente exigían trabajos más técnicos y sobre todo, definitivos para evitar
tragedias.
Entonces, en el seno de la Sociedad de Mejoras Públicas el ingeniero Adolfo Molina
refiriéndose a los inconvenientes de la canalización del río Medellín, expuso "... que el
problema requiere un estudio completo en toda la zona comprendida entre un kilometro
mas abajo del "Puente del Mico" hasta un kilometro mas arriba del puente de Guayaquil...".
En otro de sus aportes dijo:
"Que los planos y proyectos existentes sobre la canalización y rectificación del río
Medellín elaborados por el Municipio y por el ferrocarril eran todos parciales y
ninguno contenía estudios de los perfiles y secciones transversales del río y de las
zonas inundables a pesar de constituir esto ultimo el verdadero problema que se
estudia; ya que la rectificación o modificación del río en el plano horizontal es
apenas un factor que favorece la solución pero no es la solución misma del
problema..."451
Finalmente, luego de muchos estudios y consultas la Sociedad de Mejoras logró que se
expidiera la ordenanza número 11 sobre canalización del río Medellín con base en un
450 A. S. M. P. Acta No. 993, de mayo 20 de 1929, p. 467451 A. S. M. P. Acta No. 1274, de marzo 23 de 1936, p. 793 - 796
185
proyecto que había presentado en 1936.452 Dicha ordenanza reglamentada por decreto
número 135 del 14 de septiembre le permitiría a la Sociedad de Mejoras contar con un
representante en la comisión de la cuelga del río Medellín, según comunicación del
subsecretario de Hacienda.453
Los planos utilizados para los trabajos fueron los mismos levantados en 1928 por la Junta
Municipal de Caminos aunque fueron modificados y se calculó su costo en unos $
150.000.454 Los representantes de la SMP en la junta constructora de la cuelga del río
fueron los doctores Joaquín E Sierra, Felix Navarro O y Bernardo Vélez, quienes fueron
elegidos el 9 de agosto de 1937.455
A la primera etapa de los trabajos de canalización se destinaron trescientos mil pesos y los
trabajos se iniciaron en septiembre de 1937, ocupando para ello un buen número de
trabajadores.456
Según Jorge Restrepo Uribe, en 1939 la cuelga y canalización del río Medellín abarcaba el
trayecto entre el Puente de Guayaquil y el de la carretera al Mar (Calle 65). Por el
testimonio de este personaje la rectificación era en tierra y escombros, sobre los cuales
crecían “árboles hermosos cuyos follajes al inclinarse sobre el río formaban un paisaje
bellísimo. Esos árboles y la vegetación de las orillas mantenían el río prácticamente
canalizado, pero sin muros de ninguna naturaleza”.457
El siguiente trayecto a canalizar fue el comprendido entre los puentes de Guayaquil y de la
Aguacatala. Con respecto a esta obra asegura Jorge Restrepo Uribe que no fue posible 452 A. S. M. P. Acta No. de abril 20 de 1936, p. 812453 A. S. M. P. Acta No. de septiembre 21 de 1936, p. 898454 A. S. M. P. Acta No. de junio 7 de 1937, p. 993455 A. S. M. P. Acta No. de agosto 9 de 1937, p. 1014456 A. S. M. P. Acta No. de septiembre 20 de 1937, p. 1029457 Restrepo Uribe, Jorge. Jorge Restrepo Uribe, su influencia en el desarrollo de Medellín. Medellín: Concejo de Medellín, 1992. p. 169
186
conseguir ayuda de los presupuestos de Medellín ni del Departamento y menos de la
Nación.458 NO obstante la Sociedad de Mejoras Públicas emprendió este proyecto. Se
conformó una comisión del seno de la Sociedad formada por el ingeniero Adolfo Molina y
por el mismo Restrepo Uribe, Presidente de la corporación cívica. El testimonio del doctor
Uribe es valioso, por lo tanto es provechoso seguirlo:
“En ese trayecto de cuatro kilómetros se proyectó una recta. De la Aguacatala hasta
el puente de El Poblado el río tenía tres curvas en la margen derecha, y del Poblado
hasta Argos tenía otras tres, con el agravante de que la primera de la margen
izquierda quedaba frente a la entrada del campo de aviación y cuando el río crecía
bastante inundaba la vía que del Puente de Guayaquil iba hacia Itagüí.”459
Luego de consultar los archivos del Municipio los ingenieros de la Sociedad encontraron
una copia heliográfica del proyecto de rectificación de este tramo, hecho por Jaime Arango
Velásquez, cuando fue Director Técnico del distrito. Sin más estudios se procedió a la
construcción de la obra. Prosigue el relato de Restrepo Uribe:
“Se localizó la recta que, como dije, marcó tres especies de bolsas en la margen
derecha entre la Aguacatala y El Poblado y otras tres en la izquierda, entre El
Poblado y Argos. UN cadenero localizó los propietarios de lado y lado del río, lo
mismo que una faja de 80 metros de ancho, a todo lo largo de la recta de cuatro
kilómetros, para destinar los 20 metros del centro al canal del río y 30 en cada uno
de los lados para las futuras avenidas. Solicitamos a los propietarios que cedieran
las fajas de los 80 metros y que se cercaran ellos por el eje del cauce viejo. Todos
los propietarios aceptaron la solicitud y procedimos a cercar una faja de 80 metros
458 Op. Cit. p. 170459 Ibid. p. 170
187
de ancho por cuatro kilómetros de longitud; así algunas propiedades quedaron a
lado y lado de dicha faja”.460
El encargado de iniciar los trabajos fue el Doctor Molina ayudado por 10 o 12 obreros. La
tecnología utilizada era rudimentaria: a pico y pala. Para el pago de estos obreros el
Presidente de la Sociedad de Mejoras se comprometió a conseguir quinientos pesos ($
500.oo) semanales mediante contribuciones voluntarias de algunos propietarios aledaños y
de empresas industriales. En primer lugar, se marcó y se cercó la zona con estacones de
guayabas y pomos. Agrega Restrepo Uribe:
“Cercada la faja mencionada, el doctor Molina empezó la rectificación así: abrió
una brecha de dos metros de ancho por el centro de la faja y de un metro
aproximadamente de profundidad: hecha esta brecha, taponó poco a poco el río con
trinchos de piedra y palos de pomo o guayabo, obligando al río a correr por ella
hasta salir nuevamente al cauce antiguo; simultáneamente puso algunos obreros a
“batir”, es decir, a desmoronar a lado y lado de la brecha de dos metros, y así el río
en un momento dado, tuvo un cauce de 10 a 15 metros”.461
La descripción es supremamente detallada y de ella se desprende que la tecnología
empleada en la construcción de las obras de rectificación del río fue sencilla y precaria. El
relato de Restrepo Uribe termina así: “Más o menos en dos años tuvimos el río corriendo en
línea recta, con pequeñas sinuosidades entre Argos y la Aguacatala”.462
Los informes del Presidente Jorge Restrepo a la Sociedad de Mejoras sobre el avance de
este proyecto eran frecuentes.463 El 22 de julio de 1940 dicho personaje anuncia que la
460 Ibid. p. 170461 Ibid. p. 170462 Ibid. p. 170463 A. S. M. P. Acta No. 1449, de abril 22 de 1940, p. 1287
188
primera recta en la canalización del río, con una extensión de ochocientos metros estaba
construida y que algunos de los donantes habían sido, entre otros: Mejía Hermanos
(materiales y $150), Compañía Nacional de Chocolates ($ 100), Mauricio Restrepo ($ 100),
Tejidos Santa Fe ($ 50), F. Arango y Sucesores ($ 10), Fabricato ($ 100), Ramón
Echavarría ($ 100), Compañía Industrial de Tejidos ($ 100).464
Sin embargo el proceso de la canalización no fue tan llano como lo trató de hacer ver Jorge
Restrepo Uribe en su momento. A fines de 1940 se presentó una crisis por este motivo en la
Sociedad de Mejoras Públicas. El socio Marco A. Peláez informó que se habían suspendido
los trabajos de canalización del río por falta de fondos. Algunos de los socios consideraron
que la obra no debió haberse empezado sin haber adquirido previa y legalmente las zonas
afectadas por la obra. Otros aseguraron que antes de iniciar los trabajos debió obtenerse de
los dueños de los predios afectados una constancia formal sobre su renuncia a exigir
responsabilidad por las consecuencias de la canalización. Se dijo además que fue una
ligereza haber empezado las obras con los fondos existentes en caja, pues estos eran
insuficientes las promesas adquiridas de dudosa efectividad.465
Llegó a decirse incluso que la obra se inició “sin haber hecho estudios previos
elementales”. La sociedad reconoció entonces que ni siquiera se hizo el trazado, y uno de
los socios afirmó que “se siguió como ruta la dirección de unos cables eléctricos que luego
resultaron con dirección errada”. De donde resultaron sorpresas por deficiencia de estudios,
“tales como arboles que desviaron la corriente, terrenos inundables que se ignoraban,
inundaciones que no esperaban, etc”.466
464 A. S. M. P. Acta No. 1461, de julio 22 de 1940, pp. 1316, 1318465 A. S. M. P. Acta No. 1473. de octubre 14 de 1940, p. 1341; Acta 1474, de 21 de Octubre de 1940, p. 1344466 Ibid., p. 1341; Acta 1474, de 21 de Octubre de 1940, p. 1344
189
Hasta tal punto llegó la caldeada discusión que por primera vez se llegó a sospechar que un
socio estuviera obteniendo provecho económico de actividades de la Sociedad de Mejoras.
No obstante esta sospechas, quien hiciera esta acusación quiso “dejar constancia expresa”
del alto aprecio, honradez y capacidad del socio favorecido, gracias a cuya honorabilidad y
competencia “el publico no ha hecho reclamos”. Quien hizo esta afirmación justificaba sus
reproches en las mortificaciones futuras que podrían desprenderse de los reclamos de los
dueños de los predios afectados, en caso de que estos hicieran alguna denuncia. Pero según
parece los propietarios habían tolerado la obra por los beneficios que de ella se
esperaban.467
Se informó en aquella sesión que la obra carecía de fondos y del peligro que representaba el
abandono de las obras, por el derrumbamiento de las paredes, el ensanche caprichoso del
cauce y la amenaza a los predios vecinos. Algunos miembros de la sociedad recordaron a
los promotores de la obra, la obligación perentoria de llevarla a termino “sacando fondos de
donde ello sea posible”. El juicio de responsabilidades por esta obra llevó no sólo a la
renuncia del ingeniero Adolfo Molina, sino hasta el punto de comprometer ante la Sociedad
de Mejoras a los dos promotores de la terminación de la obra.
Había un temor de que los dueños de predios aledaños al río hicieran en el futuro algún tipo
de reclamaciones por perjuicios debidos a la mala canalización y a las inundaciones que de
allí podrían ocasionarse. Por su parte, el ingeniero Molina se defendió y justificó su
actuación y la manera en que se estaba realizando la canalización. Para ello expuso los
siguientes puntos:
467 Ibidem.
190
"... 1. Cuando fui solicitado para colaborar en la dirección de la obra, y convine con
el Señor presidente de la SMP en que por el suministro de ingenieros, cadeneros,
equipos, herramientas y útiles de oficina recibiría un 6% de los gastos que se
hicieran en la obra, cantidad esta que escasamente ha atendido a los gastos
mencionados. 2. Si la obra no se hubiera iniciado antes de tener en caja los fondos
necesarios para su terminación, no se habría iniciado nunca. Si la SMP se hubiera
guiado con este criterio, no habría llevado a cabo, jamas las obras de que se
enorgullece hoy. 3. Los conceptos técnicos sobre la obra, sus peligros y fracaso, son
muy interesantes y hasta tienen alguna originalidad, pero no dejan de ser conceptos
personales, que no puedo compartir. 4. Es muy cómodo no asumir jamás ninguna
responsabilidad y se logra fácilmente no haciendo nada ni ayudando a nada; si en
esta ocasión ayudé a algo, deseo asumir integra la responsabilidad de esta
actitud".468
Aunque es fácil asumir una posición de juez en este caso, puede ser más útil, en aras de
comprender lo que estaba sucediendo. Es posible que Jorge Restrepo Uribe, Presidente de
la Sociedad contara entre sus consocios con cierto número de opositores, aspirantes a la
silla central, que estuvieran aprovechando la ocasión del retraso en las obras de
canalización del río para hacer campaña. Lo dicho por el ingeniero Molina es por demás
cierto. La Sociedad desde su fundación había trabajado sin fondos y emprendido empresas
ingentes, pero a largo plazo las había llevado a feliz término. No se puede considerar lucro
el cobro de salario por parte del ingeniero Molina. Es de destacar la preocupación de la
Sociedad de Mejoras por mantener una buena imagen entre el público y como esta
468 Ibidem.
191
discusión interna permitió una previsión a tiempo de posibles problemas, un rediseño de las
obras y un mayor compromiso de toda la corporación en provecho de la canalización.
Como consecuencia de esta crisis, se designó a los señores Eleuterio Serna, Luis F. Osorio
y Adolfo Molina en comisión para replantear con las autoridades Municipales el diseño
legal y técnico de la obra de la canalización del río. Como puede verse, la renuncia del
ingeniero Adolfo Molina no fue aceptada. Su nombre dejó de ser puesto en entredicho y fue
encargado de la canalización del río entre Argos y Aguacatala “de cuya gestión la SMP en
la misma sesión hizo manifiesto reconocimiento, invitándolo a continuar al frente de los
trabajos hasta que terminen”.469
El reconocimiento al ingeniero Adolfo Molina sería hecho posteriormente por Jorge
Restrepo Uribe. En uno de sus escritos asegura que “no solamente dirigía gratuitamente los
trabajos, sino que en algunas ocasiones pagó a los obreros sus salarios con fondos propios
ya que no había podido conseguir las donaciones correspondientes para pagar el personal.470
En el mes de noviembre de 1940 informó el presidente de la SMP que los trabajos de la
canalización del río habían proseguido.471 Promediando el mes de abril del año siguiente el
mismo anunció que la obra de ingeniería en la canalización del río estaba lista desde el
puente de Guayaquil hasta el Poblado.472
Luego de esta crisis interna, la Sociedad de Mejoras Públicas, considerando el costo y los
requerimientos técnicos y tecnológicos de la obra de canalización del río trató de involucrar
al gobierno central. Creó una comisión compuesta por Pedro Claver Gómez y Benedicto
Uribe encargada de redactar un proyecto de ley por el cual se pretendía nacionalizar el
469 A. S. M. P. Acta No. 1475, de octubre 28 de 1940, pp. 1346, 1347470 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 171471 A. S. M. P. Acta No. 1476, de noviembre 4 de 1940, p. 1348472 A. S. M. P. Acta No. 1489, de abril 14 de 1941, p. 1379
192
estudio y ejecución de la obra de rectificación y canalización entre los rápidos del paraje de
El Ancón en Copacabana y los de El Ancón de la Estrella, Envigado e Itagüi. La
justificación central para buscar el apoyo de la nación fue que se trataba de una obra de
utilidad publica. A través del comisionado por la SMP Doctor Eleuterio Serna, se tramitó
ante la cámara baja, y se logró un segundo debate, del cual con algunas modificaciones al
estudio original, se expidió la Ley 110 de 1941.473
Según Jorge Restrepo Uribe, fueron los doctores José Ramírez Johns, Elías Uribe U. y
Joaquín Jaramillo Sierra, quienes desde la Presidencia de la SMP en 1941, 1942 y 1943
respectivamente, lograron obtener la ley que dispuso la ejecución en firme del proyecto por
parte de la Nación, por el sistema de Valorización y para ser llevada a cabo por la oficina
respectiva.474
De esta manera la SMP inició con un nuevo aire la segunda etapa de la rectificación y
canalización, que se prolongaría por varias décadas. Con los nuevos recursos económicos,
humanos y tecnológicos, la rectificación comenzó a integrar estudios sobre el ancho
necesario del cauce que contenga crecientes de invierno, ángulos, compra de terrenos y
otros aspectos que se habían desconocido en la primera etapa.
Así por ejemplo, en el sector del río entre el Puente de Guayaquil y la calle Colombia el
ancho del canal construido en años anteriores a lo sumo alcanzaba a veinte metros (20)
dándose el caso de que un poco más arriba del Puente de San Juan sólo tenía unos dieciséis
(16) metros. En 1942 cuando la nación recibió la obra se trazó un ancho mayor que habría
de aumentarse a medida que crecía el número de afluentes.475
473 A. S. M. P. Acta No. 1501, de julio 7 de 1941, p. 1406 - 1435.474 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 170-171475 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 177
193
El 25 de marzo de 1942 la Sociedad de Mejoras recibió un telegrama del Secretario del
Concejo de Ministros, en que se informaba que el Señor Presidente de la República había
aprobado el 17 del mismo mes, previo concepto favorable del consejo de ministros, el
contrato entre el Ministerio de la economía y la SMP sobre canalización del río Medellín. 476
Posteriormente, se recibió nota del agente fiscal de Antioquia en Bogotá en que se
informaba que el Consejo de Estado había aprobado el contrato sobre canalización del río
Medellín.477
En el mes de junio del mismo año la Sociedad de Mejoras recibió los primeros dineros del
Gobierno Nacional con destino a la canalización del río, treinta y cinco mil pesos ($
35.000), correspondiente a los tres primeros contados.478 Unos meses después, la Sociedad
presidida por Luis Echavarría recibió la ultima remesa por valor de $ 9.661.89 para los
trabajos de canalización del río Medellín. De esta manera el Gobierno Nacional cumplió el
contrato celebrado con la Sociedad de Mejoras para las obras de canalización del río
Medellín entre los puentes de Acevedo y Machado y para la terminación del trayecto El
Poblado - Guayaquil.479
Una de las obras complementarias a la canalización que más impacto habría de tener en la
morfología de la ciudad, especialmente en cuanto tiene que ver con la circulación vehicular
fue la construcción de las vías paralelas al río. Ya en 1942 había preocupación por el
destino que podrían tomar ambas fajas de terreno. Por tal razón, comenta Jorge Restrepo
Uribe,
476 A. S. M. P. Acta No. 1531, marzo 30 de 1942, p. 1473477 A. S. M. P. Acta No. 1534, abril 20 de 1942, p. 1479478 A. S. M. P. Acta No. 1545, julio 13 de 1942, p. 1506479 A. S. M. P. Acta No. 1551, agosto 31 de 1942, p. 1520
194
“Hicimos dos carreteritas de cinco metros de ancho y así dimos paso a vehículos que subían
por Argos hasta La Aguacatala, tanto en la Avenida derecha como en la izquierda,
pudiendo pasar de un lado al otro por el, citado puente de El Poblado. Con este esqueleto de
obra quedaron perfiladas las avenidas laterales del río de 30 metros de ancho. El Municipio
fue forzado a dejar los treinta metros en los trayectos canalizados”.480
A finales de 1943 los trabajos de la canalización se suspendieron mientras se emprendían
los estudios pertinentes a la construcción de las avenidas paralelas al río, con el propósito
de acometer las dos obras conjuntamente, bajo la dirección de la Junta de Canalización. De
acuerdo con el doctor Ricardo de la Cuesta, ambos trabajos fueron realizados por contrato
con la SMP y en las siguientes condiciones: “El Gobierno Nacional emitiría un millón de
pesos, en cuatro pagarés de doscientos cincuenta mil pesos cada uno, a favor del Municipio
de Medellín, comprometiéndose éste a su vez a invertir los dineros provenientes del
impuesto de valorización en la continuación de la obra”.481
En el mes de junio de 1944, por resolución de la SMP la junta llamada de canalización del
río, comenzó a denominarse en lo sucesivo Junta de Avenidas y Canalización del Río
Medellín. Este cambio de nombre respondía a la fusión de las dos obras bajo una sola
dirección, como acaba de expresarse.482
Posteriormente cuando Jorge Restrepo Uribe era Alcalde de Medellín (1955/56), la Junta de
Planeación decretara un ancho para las avenidas de sesenta metros cada una. Como
resultaba muy costoso hacerlas tan anchas se trazaron y cercaron las avenidas de treinta
480 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 171481 Progreso. 3a Epoca. No 65, Medellín: S. M. P., de noviembre de 1944482 A. S. M. P. Acta No. 1624, de junio 26 de 1944, p. 1683
195
metros, dejando los otros treinta metros para que con dineros de las fábricas se hicieran los
ante jardines que son ya parte del paisaje ribereño.483
A mediados de los años cincuenta la canalización la estaba haciendo el Instituto
Electraguas. Las obras habían avanzado hasta un poco abajo del Puente de San Juan y al
parecer esta empresa estaba asignándole a la canalización una ancho de dieciséis metros. Al
enterarse de esto, el alcalde Jorge Restrepo Uribe contrato con la firma de ingenieros
Integral, la cual cuestionó fuertemente los cálculos de Electraguas. Esto generó grandes
discusiones en el seno de la Junta del río. 484
Jorge Restrepo Uribe renunció en 1959 como miembro de la Junta de Canalización del Río
Medellín, de la cual había formado parte un año y medio como representante de los
propietarios afectados con el impuesto. En la justificación de su renuncia este ex-alcalde de
la ciudad explicó que el principal motivo para realizar el contrato con Integral estuvo la
necesidad de que el Municipio contratara un estudio profundo sobre la canalización del río
Medellín, como de su principal afluente, La Iguaná. 485
En efecto, los planos fueron hechos por Integral, pero en el momento en que habría de
iniciarse la obra del Puente de Colombia hacia abajo, el doctor Julián Cock A., miembro de
la misma junta, publicó por la prensa sus conceptos contrarios a los planos de Integral y
pidiendo su modificación. Integral respondió también por la prensa y luego de muchas
discusiones se convino en discutir las objeciones del doctor Cock por un grupo de
Ingenieros de Integral, del Municipio y del Instituto. En la mayoría de los puntos hubo
acuerdo, pero un punto básico dividió las opiniones y fue la descarga máxima que debía
483 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 171484 Ibid. p. 178485 Ibidem.
196
servir para los cálculos, la cual estimaba Integral en 1,135 metros cúbicos por segundo, en
el Puente de El Mico, para una creciente de 100 años, mientras el doctor Cock sostenía que
se debía calcular para 40 años, con una descarga máxima de 750 metros cúbicos por
segundo. 486
Finalmente primó el concepto de Integral, pues el doctor Cock sólo tenía como argumento
el mayor costo que tendrían los puentes que en adelante se construyeran sobre el río.
Afortunadamente para la ciudad, el asunto resultó a favor del cálculo más amplio, pues en
realidad el canal construido ha sido suficiente para contener las crecientes del río, a
excepción de los barrios subnormales que se han construido violando normas básicas de
protección, sobre las propias riberas del río.487
3.1.3.2 El aeropuerto Olaya Herrera
Otra de esas obras de gran trascendencia en la historia de la ciudad de Medellín en la cual
fue notoria la presencia de la Sociedad de Mejoras Públicas es el aeropuerto Olaya Herrera.
La ciudad de Medellín, que en la tercera década del siglo veinte había ganado el título de
ciudad industrial de Colombia, empezaba a evidenciar la necesidad de modernizar sus
medios de transporte de pasajeros y correo. Una información pronta agilizaría los negocios
y les daría a las empresas antioqueñas una ventaja comparativa frente a otras ciudades del
interior. De otro lado, la ciudad, por su creciente importancia económica era cada vez más
visitada por negociantes extranjeros y turistas.
486 Ibidem.487 Ibidem.
197
Se debe tener en cuenta además que la ciudad se había rezagado algunos años en este medio
de transporte. Las ciudades ubicadas a riberas del Magdalena hasta Honda habían sido
beneficiadas por los hidroaviones de la Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos
(Scadta). Otro factor a considerar son los planes de extensión de las rutas aéreas de esta
empresa y de la Panamerican Airways, que incluían a Medellín. No es de extrañar por tanto
que en la construcción del Aeropuerto Olaya Herrera estuvieran comprometidos la SMP,
sus socios Ricardo Olano y Joaquín Jaramillo Sierra y en su ampliación hubiera mostrado
tanto empeño Gonzalo Mejía.
Las gestiones se iniciaron en julio de 1930 por parte de la Sociedad de Mejoras. En dicho
mes y año fue aprobada la proposición presentada Juan Jaramillo Martínez, Presidente de la
Corporación, por la cual se nombraba una Comisión encargada de hacer los estudios para
determinar cuál sería el campo de aterrizaje más apropiado para la ciudad. Los
comisionados fueron el Coronel Francisco Duque R., Joaquín Jaramillo Sierra y Ricardo
Olano.488
Por recomendación de Joaquín Jaramillo Sierra la Comisión incluyó representantes de la
Gobernación de Antioquia, el Concejo Municipal y el ferrocarril de Antioquia, con el fin de
aunar esfuerzos y hacer más efectiva la ejecución de la obra. En el mes de agosto de 1930
la Sociedad recibió un oficio del Secretario de Agricultura y Fomento, en que comunica el
nombramiento hecho por el Gobernador del Departamento, en cabeza de Julio Escobar
Mejía como representante de la Gobernación ante la comisión encargada de todo lo
relacionado con campos de aterrizaje.489
488 A. S. M. P. Acta No. 1042, de julio 14 de 1930489 A. S. M. P. Acta No. 1047, de agosto 25 de 1930. p. 83
198
Para ganarse el favor del público hacia esta obra, la Sociedad de Mejoras emprendió una
campaña de propaganda por medio de máximas sobre la necesidad de un campo de aviación
en Medellín, al igual que había hecho con otros proyectos.
Con motivo de las gestiones necesarias para el éxito de este proyecto, nuevamente es
ineludible el papel de liderazgo que jugó Ricardo Olano. La primera labor consistió en
conseguir la información básica para determinar el lugar más apropiado para la localización
del aeropuerto. Con este propósito dirigió sendas cartas a directores de instituciones
académicas en donde se suponía contaban con la información sobre dirección y velocidad
de los vientos del Valle de Aburrá.490
El 20 de agosto de 1930 Manuel José Sierra, Rector de la Universidad de Antioquia le
contestó a Ricardo Olano disculpándose por la imposibilidad de brindar los datos
solicitados, debido a que los instrumentos de que disponía el establecimiento para
obtenerlos, habían quedado inservibles desde 1922. Además, monseñor Sierra le
recomendó a Olano pedirlos al Ferrocarril de Antioquia o a la Escuela de Minas. 491
Una respuesta similar recibió Olano del sacerdote Miguel Montoya (S. J.) rector del
Colegio de San Ignacio, pues, aunque la institución había adquirido un anemómetro y había
construido un Observatorio Meteorológico, apenas llevaban tres meses de instalados y no
había sido contratado el inscriptor del anemómetro.492
En la misma semana, el Vicerrector de la Escuela Nacional de Minas, Antonio J. Alvarez,
contestó en términos similares la solicitud hecha por Ricardo Olano:
490 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. pp. 184-185491 Ibidem.492 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. pp. 184-185
199
“... En contestación a su atenta carta de fecha 18, tenemos que decirle que en la
escuela no se tienen datos relativos a la velocidad y dirección de los vientos; pero
dentro de poco han de llegar los aparatos pedidos con el objeto de completar una
buena instalación de observaciones meteorológicas y entonces podrá la Escuela
prestar un buen servicio en ese ramo”. 493
Aún sin resolverse los problemas técnicos, Guillermo Echavarría Misas, fundador y gerente
de la extinta Compañía Colombiana de Navegación Aérea (1919) y miembro de la
comisión facultada para los asuntos referentes al Campo de Aterrizaje, recibió una carta de
Bernardo Jaramillo Sierra, en papel rotulado ‘Herederos Jaramillo Sierra - Edificio Sierra’.
El motivo de esta carta era el de ofrecer en arrendamiento dos terrenos de su propiedad que
podrían servir como campo de aterrizaje, uno en Guayabal, plano, ubicado en la carretera
que conduce a Caldas; el otro en Niquía (Bello), en terreno un poco inclinado. La extensión
de los terrenos ofrecidos era de treinta cuadras, y el término de alquiler cinco años,
terminados los cuales al hacerse la entrega a los propietarios no se reconocerían mejoras. El
canon de arrendamiento se calculaba en $ 300 para el lote de Guayabal y en $ 200 para el
de Niquía.494Como puede verse, algunos particulares no querían perderse la oportunidad de
hacer negocio, obteniendo ingresos líquidos por el alquiler y las mejoras que implicaba la
construcción del aeropuerto.
En el mes de septiembre de 1930 Ricardo Olano recibió una carta de José J. Hoyos, director
de La Industria Nacional Colombiana, (LINC), entidad gremial antecesora de la Andi. En
dicha misiva se informa a Olano, en tanto miembro de la Sociedad de Mejoras que a través
de la prensa se había enterado que la Scadta tenía proyectado establecer un servicio aéreo
493 Ibidem.494 Carta fechada el 3 de septiembre de 1930. En: Restrepo Uribe, Jorge., 1992. p. 185
200
diario entre Bogotá y Girardot. El señor Hoyos sugiere a la Sociedad de Mejoras hacer las
gestiones ante esta compañía con el propósito de establecer este mismo servicio entre
Puerto Berrío y Medellín, pues desconocía lo hecho por la comisión del Campo de
Aterrizaje.495
El Director de La Industria Nacional Colombiana recomienda el alquiler de un terreno, en
caso de carecer de fondos para la compra del mismo. Entre los considerandos de José J.
Hoyos para sustentar la necesidad de establecer este servicio anotaba el fomento al turismo
y su gran valor para las exposiciones industriales que en el futuro establecería de manera
periódica esta entidad en Medellín. En efecto, La Industria Nacional Colombiana hizo en
1932 su primera exposición industrial, en el edificio del Hospital de San Vicente de Paúl,
que aún no había sido ocupado.496
En el mismo mes y año de la anterior carta, el coronel Francisco Duque R., miembro de la
comisión Campo de Aterrizaje, recibió una carta del capitán Arturo Lema Posada, Jefe de
Aviación residente en Bogotá, por medio de la cual suministra algunos datos sobre las
condiciones que debían reunir los campos destinados para el aterrizaje o decolaje de
aviones, tanto militares como comerciales. Con lujo de detalles el capitán Lema describe
las características que debía reunir el campo en cuanto a largo, ancho, dirección de los
vientos, cercanía con árboles, edificios, líneas telegráficas, cercanía de la ciudad, vías de
comunicación, drenaje, etc.497
A finales de 1930 Ricardo Olano se dirigió al Concejo de Medellín como secretario de la
Junta nombrada para propender por el desarrollo de la aviación de Antioquia y solicitó que
495 Ibid. p. 185-186496 Ibidem.497 Ibid. p. 186-187
201
antes de cerrar el presupuesto del año siguiente asignara una partida no menor de mil
quinientos pesos “para gastos en el proyectado campo de aviación”. En la misma carta,
Olano informa que la Junta tenía adelantados los estudios sobre diversos campos en las
cercanías de la ciudad y las negociaciones para conseguir uno apropiado.498
En el mes de diciembre del mismo año, la ciudad fue visitada por Guillermo Schnurbush,
propietario de la Scadta y a su regreso a Barranquilla por medio de un oficio recordó a
Ricardo Olano los compromisos adquiridos con la compañía de aviación para llevar a cabo
el proyecto de unir a Medellín con Puerto Berrío:
“Según las conferencias habidas entre nosotros, Ud. prometió encargarse de
asegurar el terreno inspeccionado en Guayabal, para Campo de aviación. Igualmente
se convino en que el Ingeniero Señor H. Zander se encargaría de levantar un plano
topográfico del terreno en cuestión, como también de instalar un indicador de
vientos, para que por medio de un estudio temporal pudiera fijarse la dirección
principal de los vientos, lo cual es de primordial importancia para la construcción de
la pista de aterrizajes. Muy atentamente agradecería a Ud. se sirviera informarme
oportunamente sobre el estado de tales comisiones, y sobre las demás gestiones que
puedan ser de interés y utilidad para el suscrito. W. Schnurbush”.499
De lo anterior se desprende que los estudios sobre la dirección y velocidad de los vientos no
se habían podido hacer por carecer de los instrumentos necesarios. Asimismo se nota el
interés del empresario alemán por ampliar las operaciones de la Scadta en Medellín y el
papel cumplido por Olano en las gestiones iniciales de esta obra.
498 Ibid. p. 188499 Ibid. p. 190-191
202
La Comisión de Aeropuertos de la Sociedad de Mejoras Públicas, estaba conformada en
1931 de la siguiente manera: Marco Alzate (General), Ricardo Olano, Francisco Duque
(Coronel), Julio Escobar M., (Comisionado del Gobierno Departamental), Luis Echavarría
(por el Concejo de Medellín), Juan de D. Ceballos (por el Ferrocarril de Antioquia) y Don
Guillermo Echavarría.500
Según el informe rendido en 1931 por la Comisión de Aeropuertos a la Sociedad de
Mejoras Públicas, Medellín contaba con campos que reunían las condiciones exigidas por
los técnicos del Gobierno Nacional y de la Scadta. No obstante, agrega que dicha comisión
se había preocupado por reconocer y conseguir campos de aterrizaje en otros municipios
del Departamento. Para ello, se había animado a los concejos municipales de Sonsón, La
Unión, La Ceja, Rionegro, Puerto Berrío, Carolina, Amalfi, Santa Rosa, Antioquia, San
Jerónimo, Sopetrán, Frontino, Cañasgordas, Dabeiba, Chigorodó, Pavarandocito y Turbo.501
Varios de estos Concejos no habían contestado el llamado, mientras que los de Rionegro,
La Ceja, Sopetrán y Puerto Berrío decían no tener fondos para este tipo de proyectos.
Entretanto, los de Carolina, Amalfi, La Unión, Dabeiba y Frontino habían informado tener
disponibles campos apropiados, unos de propiedad de los municipios y otros de propiedad
de particulares, listos para arreglarlos. A estos últimos se les envió información sobre las
especificaciones necesarias de los campos.502
Al parecer, la primera municipalidad por fuera del Valle de Aburrá en adelantar gestiones
para la consecución de terrenos adecuados para campos de aterrizaje fue Sonsón, la primera
en contestar la consulta de la Comisión de Aeropuertos y que a la mayor brevedad compró
500 Ibid. p. 189501 Ibid. p. 190502 Ibidem.
203
un terreno, con tal fin. Dicho campo fue visitado por un representante de la Scadta, en
compañía de Ricardo Olano. Los datos ofrecidos por el representante de la Scadta fueron
entregados al presidente del Concejo y al Personero Municipal de Sonsón, con la promesa
de emprender los trabajos sin demora.503
También se hicieron estudios para el campo de aterrizaje del municipio de Santa Fe de
Antioquia. Hasta aquella localidad se desplazaron Ricardo Greiffenstein, Carlos Gómez
Martínez y Ricardo Olano atendiendo una solicitud del Presidente del Concejo. Se estudió
un paraje llamado El Llano, cuya principal característica era su horizontalidad y su
extensión de 800 metros por 150 de ancho. Luego de la visita al terreno se convino con el
Presidente del Concejo y el Alcalde municipal adoptar dicho campo para el aterrizaje,
iniciando con prontitud la disposición de la pista, para lo cual bastaba con limpiar malezas,
llenar una zanja y “retirar algunas casitas de poco valor que han sido levantadas en ese sitio
que es propiedad municipal”. 504
Otro municipio que mostró gran interés en el proyecto de aeropuerto fue Santa Rosa. El
Presidente del Concejo invitó a la comisión de la SMP encargada de este asunto y en
atención a esta petición el Coronel Gómez y Guillermo Echavarría se desplazaron hasta allí
a estudiar algunos campos de esa localidad. Sin embargo, luego de recorrer varios campos
no fue posible encontrar uno que reuniera las condiciones necesarias. 505
En cuanto al aeropuerto de la ciudad de Medellín, luego de muchos estudios y discusiones
se escogió el lote de Guayabal. El 4 de febrero de 1931, José María Betancur, Secretario del
Concejo envió un oficio a Ricardo Olano, por medio del cual autoriza la compra de los
503 Ibidem.504 Ibidem.505 Ibidem.
204
terrenos para el aeropuerto. El acuerdo municipal rezaba así: “Autorízase al Personero
Municipal para firmar en nombre del Municipio, el contrato del caso, con las persona que
dé las mejores condiciones y de acuerdo con la Junta nombrada por el Concejo y por la
SMP de Medellín, para la consecución de un campo de aterrizaje”.506
La comisión de aeropuertos nombrada en febrero de 1931 fue la siguiente: General Marco
A Álzate, Ricardo Olano, Joaquín Jaramillo S.507 Seguramente por recomendación de estos
comisionados se empezó a estudiar la posibilidad de arrendar un nuevo terreno en
Guayabal, contiguo al que se empleó inicialmente de propiedad de la familia Jaramillo
Sierra. La recomendación sobre el nuevo terreno fue aceptada y así lo comunicó el
presidente de la SMP, Ricardo Uribe Escobar. El Concejo Municipal aprobó un contrato de
arrendamiento de un nuevo campo de aterrizaje, contiguo al existente, por cinco años, con
Antonio López y Cía.508 El mismo que en septiembre de 1931 fue reculado por resolución
de la corporación Municipal.509
Sin embargo, en este asunto de los terrenos necesarios para el aeropuerto debieron
presentarse múltiples incidentes por los intereses que estaban en juego. Ya vimos cómo la
firma Jaramillo Sierra valiéndose de sus relaciones con Guillermo Echavarría había logrado
que se firmara el arriendo de un terreno en Guayabal. Otras firmas parecían tener interés en
esta renta por lo que se suscitaron duras discusiones en el Concejo, echando atrás
disposiciones anteriores, o produciendo nuevos acuerdos de arrendamiento.
Finalmente, el asunto de terrenos anexos al campo acostumbrado se resolvió a favor de lo
dispuesto por la SMP. Un mes después del acuerdo mencionado antes, anulando el contrato
506 Ibid. p. 191507 A. S. M. P. Acta No. 1062, de febrero 16 de 1931, p. 131508 A. S. M. P. Acta No. 1066, de marzo 16 de 1931, p. 145509 A. S. M. P. Acta No. 1090, de septiembre 14 de 1931, p. 207
205
con López & Cía, el socio Carlos Llano, informó que había logrado obtener que el Concejo
Municipal aprobara los contratos de arrendamiento de los terrenos necesarios para el
campo.510 Y a fines de 1931 el mismo socio informó que de inmediato se daría principio a
los trabajos de arreglo del campo de aterrizaje, con la ayuda del personal del regimiento.511
En marzo de 1932 el socio Pedro Rodríguez Mesa haciendo un informe con respecto al
campo de aterrizaje, dijo que los trabajos estaban casi para terminarse. Por su parte, el socio
Fidel Correa informó que la comisión de aeropuertos había recaudado para los trabajos del
campo la suma de $ 624.21 de los cuales se habían gastado $ 430.32, quedando un saldo de
$ 193.89.512 En aquél año se iniciaron los vuelos entre Bogotá y Medellín.513
Con el paso de los días y la importancia que había adquirido el avión como medio de
transporte para la ciudad, la Sociedad de Mejoras Públicas y algunos líderes cívicos
empezaron a considerara la necesidad de que el municipio adquiriera los terrenos del
aeropuerto. En 1934 Gonzalo Mejía, quien como hemos visto tenía fuertes intereses en la
aviación comercial, fue invitado a una de las sesiones de la SMP para estudiar este tema.
Mejía explicó e hizo ver la necesidad que tenía el municipio de Medellín de adquirir el
campo de aviación de Las Playas, al igual que procurar su ensanche, adquiriendo para ello
terrenos de Doña Mercedes de Sierra. La SMP resolvió nombrar una comisión permanente
encargada de gestionar ante las entidades oficiales la realización de este proyecto.514
En 1935 la ciudad de Medellín y el continente entero se vieron conmovidas por el primer
siniestro aéreo que se presentaba en tierras antioqueñas, y en donde murieron figuras claves
de la vida nacional y un cantante de talla universal como Carlos Gardel. Con este motivo y
510 A. S. M. P. Acta No. 1097, de octubre 26 de 1931, p. 225511 A. S. M. P. Acta No. 1098, de noviembre 2 de 1931, p. 227512 A. S. M. P. Acta No. 1108, de marzo 14 de 1932, p. 254513 Restrepo Uribe, Jorge, 1992, p. 192514 A. S. M. P. Acta No. 1191, de marzo 26 de 1934, pp. 490 - 491
206
teniendo en cuenta que la SMP había adquirido la representación social de Medellín para
estos casos especiales, “en los que el dolor y la pena de la ciudad los hace propios", envió
notas de duelo a los familiares de las víctimas. Las notas necrológicas fueron enviadas a las
familias de los finados: Carlos Gardel (cantante), Ernesto Samper Mendoza (“primer piloto
de la aviación Colombiana”), Estanislao Zuleta Ferrer ( jurisconsulto ), Guillermo Escobar
Vélez ( escritor y periodista ), Jorge Moreno Olano, Celedonio Palacios, Willis B. Foster,
Henry Swarts, Guillermo Barbieri, H. Fuerts, Alfredo Le Pera, Hans Ukrich Jhom, Alfonso
Azaff, Hernando Castillo, José C. Moreno, Lester Strauss y Ángel Domingo Riverol.515
No obstante las repercusiones de este accidente, la aviación comercial continuó adelante y
las gestiones tendientes a adquirir los terrenos del aeropuerto de Medellín también. En 1936
la SMP registra en sus actas la complacencia por la adquisición del terreno del campo de
aterrizaje por parte del Municipio, y presentó al Concejo y al Personero Municipal “sus mas
entusiastas y fervorosas felicitaciones."516
Para entonces el hasta entonces aeropuerto de Las Playas empezaba a ser conocido como el
aeródromo Olaya Herrera, sin lugar a dudas por iniciativa de la Sociedad de Mejoras
Públicas. Este nombre sólo se oficializaría por acuerdo No 44 del Concejo Municipal de
1944.517
A pesar de que la pista estaba prácticamente lista en 1935 y que funcionaba a la perfección
sólo hasta el año de 1941 empezó a verse la necesidad de construir un “edificio moderno”,
para la torre de control y para las demás necesidades de atención a los pasajeros y del
correo nacional. Considerando que el campo de aviación de Medellín era de primer orden,
515 A. S. M. P. Acta No. 1246, de julio 1 de 1935, p. 676516 A. S. M. P. Acta No. 1287, de junio 22 de 1936, p. 851517 A. S. M. P. Acta No. 1633, de septiembre 4 de 1944, p. 1700
207
la Sociedad de Mejoras Públicas nombró para dicha comisión a los socios Ricardo Olano y
Ricardo Mejía.518
Los trabajos en los edificios del aeropuerto Olaya Herrera empezaron a realizarse en el mes
de junio de 1943. En una de las sesiones de aquel mes en la Sociedad de Mejoras Públicas,
el socio Elias Uribe informó sobre la iniciación y avance de los trabajos en el campo de
aviación. Una semana después el socio Andrés Mejía informó que ya se estaba gestionando
el empréstito, se habían levantado los planos y comenzado la adquisición de las fajas de
terreno indispensables. En aquél mes y año, se aprobó recurrir a los servicios del arquitecto
Paul R. Williams, especializado para campos de aviación.519
DE esta manera, se puede observar que en esta como en otras obras de trascendencia en la
morfología urbana de Medellín estuvo presente la labor gestionadora y ejecutora de la
Sociedad de Mejoras Públicas, preocupada por modernizar la infraestructura de servicios de
la ciudad y convertirla en la segunda ciudad del país, acorde con su desarrollo industrial y
urbanístico.
3.1.3.3 Hotel Nutibara
Una ciudad moderna, en pleno proceso de crecimiento urbanístico, industrial, comercial y
financiero, que contaba con dos ferrocarriles, aeropuerto y carreteras, y que había llegado a
convertirse en la ciudad industrial de Colombia, necesitaba de un hotel acorde con su
categoría. La ciudad empezaba a ser visitada con frecuencia por extranjeros de diferentes
518 A. S. M. P. Acta No. 1504, de julio 28 de 1941, p. 1413519 A. S. M. P. Acta No. 1582, de Junio 14 de 1943, p. 1602; Acta No 1583, p. 1603
208
procedencias, con costumbres culinarias diferentes, que exigían las comodidades de los
hoteles internacionales de otras ciudades. Todo lo anterior motivó a la Sociedad de Mejoras
Públicas a incentivar entre las autoridades municipales y los particulares este proyecto de
hotel.
La idea se lanzó en la sesión del 31 de Agosto de 1934, con motivo de la nota enviada por
Alejandro Ángel Londoño, y luego de una conversación sostenida por este personaje y el
presidente de la SMP. La opinión generalizada era que Medellín necesitaba de un hotel a la
altura de su creciente desarrollo y que la Sociedad podría dar vida al proyecto mediante la
constitución de una sociedad de individuos pudientes, a la cual podría contribuir con parte
importante del capital.520
Hasta aquél año el mejor hotel de Medellín era el Europa, de propiedad del alemán Don
Germán Gewart, el cual funcionaba en el segundo piso de una gran casa situada en la calle
Colombia (50), entre las carreras junín (49) y Palacé (50), en cuyos bajos funcionaba la
Joyería la Perla, de Luis Heiniger.521
Fue en 1935 que el Concejo Municipal de Medellín, a solicitud de la SMP, dictó un acuerdo
estimulando la construcción del Hotel Nutibara. Por entonces la corporación cívica
proyectaba también cubrir la quebrada Santa Elena para dar continuidad a la Avenida La
Playa hasta la Carrera Bolívar, aprovechando parte de la calle de El Codo. Para adelantar
ambos proyectos de manera acorde, la SMP contrató la elaboración del plano a la firma H.
M. Rodríguez (Martín y Nel) y comisionó a Luis Echavarría P. para gerenciar estas
iniciativas.522
520 A. S. M. P. Acta No. 1212, de septiembre 3 de 1934, p. 555521 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 49522 Ibid. p. 50
209
La firma de arquitectos H. M. Rodríguez hizo un proyecto que comprendía la cobertura de
la quebrada Santa Elena, la construcción de una gran plazuela (Plazuela Nutibara) y el
Hotel del mismo nombre. Entre tanto, Luis Echavarría constituyó con un grupo empresarios
una sociedad anónima para llevar a cabo el proyecto. Dentro de estos empresarios
estuvieron Gonzalo Mejía y Bernardo Mora.523 En esta como en otras obras gerenciadas por
la Sociedad de Mejoras Públicas es palpable la estrecha vinculación de intereses públicos e
intereses privados. 524
Según el testimonio de Jorge Restrepo Uribe el negocio fue de la siguiente manera: La
sociedad del Hotel Nutibara prestó al Municipio, más precisamente a Valorización el dinero
necesario para comprar la manzana donde quedó el hotel. Valorización se encargó de cubrir
la quebrada Santa Elena en el trayecto de la obra construyó la Plazuela Nutibara y las obras
complementarias. Valorización cedió a la compañía hotelera, dos mil varas cuadradas, “al
precio promedio de todas las compras”, para el Hotel. Valorización pagaría a la compañía
del hotel, cuando recaudara el gravamen a la zona afectada por la obra. 525
NO todos los propietarios de los predios sobre los cuales se construyó la obra negociaron
con Valorización, por lo cual esta oficina procedió a expropiar dos casas, una en la carrera
Bolívar (51) y la otra en la calle de El Codo (52). Esto implicó que los arquitectos de la
obra modificaran el proyecto inicial, de tal manera que los lotes de estas casas quedaran
formando parte de la Plazuela Nutibara, ya que sólo se podía expropiar con destino a una
obra pública.526
523 A. S. M. P. Acta No. 1325, de mayo 31 de 1937, p. 990524 Restrepo Uribe, Jorge, 1992. p. 50525 Ibidem.526 Ibidem.
210
El sociólogo Fernando Botero Herrera, quien ha estudiado a profundidad la historia de esta
obra, ha mostrado cómo la Sociedad de Mejoras Públicas fue indispensable para la compra
de terrenos para el Hotel Nutibara. Por medio de la prensa, la radio y otros medios, se logró
convencer a la sociedad antioqueña de la utilidad pública de este proyecto y “como un
símbolo de esfuerzo de la raza antioqueña”. Además, previendo la resistencia de algunos
propietarios, por medio del socio Marco T. Pérez se consiguió que el Congreso de la
República expidiera la ley 97 de noviembre de 1937 declarando de utilidad pública la
construcción de hoteles de primera categoría.527
Pero la labor de la Sociedad de Mejoras Públicas fue más allá. Vinculó al Concejo
Municipal y éste favoreció la obra concediéndole exenciones de los servicios públicos
municipales y suscribiendo acciones. Por gestión de la Sociedad también la Asamblea
Departamental trató de apoyar el proyecto, mediante la autorización al Gobernador para
suscribir 180.000 pesos en acciones de la empresa. Como si fuera poco, la Sociedad logró
la expedición de otras dos leyes a favor del proyecto hotelero, las leyes 63 y 64 de 1938,
aplicando el impuesto de Valorización para la ejecución de esta obra y eximiendo al Hotel
del impuesto de patrimonio por cinco años. Dichas leyes además le dieron a la empresa
facilidades de pago de derechos de aduana y transporte en empresas oficiales.528
Por todo lo anterior, es imposible negar que en la realización de esta obra la Sociedad de
Mejoras Públicas se recargó a favor de los intereses privados. Por su intermediación, el
Departamento entregó $ 180.000 a la compañía a cambio de un lote de terreno en la
manzana del hotel y el Municipio eximió de todos los gravámenes a la empresa, además de
527 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit. (1996). p. 70528 Ibid. p. 71
211
prestarle por diez años, en forma gratuita hasta ciertos topes, los servicios básicos de
energía eléctrica y líneas telefónicas con 140 extensiones.529
No es que la Sociedad de Mejoras Públicas haya actuado de mala fe en este asunto. Como
se ha dicho en anteriores ocasiones, la característica fundamental de esta entidad fue su
lugar intermedio entre lo público y lo privado, y el papel consciente asumido de mediador
entre ambas esferas. Conociendo el concepto que de lo público tenía la Sociedad, se puede
pensar que la construcción del Hotel Nutibara era de utilidad general, y por tanto debía
asumir el papel que asumió.
Existen otros hechos que permiten entender la participación de la Sociedad de Mejoras en
este proyecto. Así por ejemplo, en el mes de mayo de 1937, el presidente Ricardo Uribe
Escobar informó a la junta que Gonzalo Mejía le había manifestado el interés que tenía el
gerente del Banco Agrícola de facilitar en calidad de préstamo la suma de $ 800.000 para la
construcción de un gran hotel en Medellín. Sin embargo este crédito se condicionaba a un
aporte del Municipio por $ 100.000 en acciones de dicha empresa y la exención de
impuestos al hotel. En esta sesión la SMP se comprometió a colaborar “en todo lo que ella
pueda ser útil para llevar a cabo el proyecto".530
La Sociedad de Mejoras Públicas iniciaron entonces todas las gestiones que condujeron a la
expedición de las leyes y exenciones mencionadas más arriba. Por esta razón, la Sociedad
de Mejoras Públicas recibió en 1938 una comunicación de Bernardo Mora, gerente de la
Compañía del Hotel Nutibara, “en que agradece el ofrecimiento de cooperación de la SMP
en el logro de la empresa de dotar a Medellín de un buen hotel”.531
529 Ibid. p. 73530 A. S. M. P. Acta No. 1321, de mayo 3 de 1937, p. 977531 A. S. M. P. Acta No. 1363, de mayo 2 de 1938, p. 1082
212
Según Jorge Montoya Toro, la SMP gestionó ante numerosas entidades extranjeras, la
inversión de capital para la construcción del Hotel Nutibara.532 Además se ocupó de
convencer a los propietarios de predios en el sector afectado. Por eso en las reuniones de la
Sociedad de Mejoras se daba cuenta del avance en estas labores. En julio de 1940, por
ejemplo, se informó que habían tenido éxito en la compra de veintidós propiedades y que
sólo quedaban por comprar siete.533
Para agosto del mismo año, el socio Adolfo Molina dijo que a fines de agosto se iniciarían
los trabajos de demolición de las casas compradas para la construcción del Hotel
Nutibara.534 Y en marzo de 1941 el socio Luis Echavarría, Presidente de la Sociedad del
Hotel Nutibara, dio a conocer a la SMP los planos del edificio, hechos por el arquitecto
americano Paul R. Williams, el mismo que diseñara los edificios del Aeropuerto Olaya
Herrera. El edificio constaría de doce pisos incluyendo sótano y entrepisos y tendría 174
piezas.535
El Hotel Nutibara fue inaugurado en 1945 y comenzó a prestar sus servicios en el mismo
año. Ricardo Olano anotó entonces en sus memorias: “es pues un alto elemento de progreso
para la ciudad de Medellín”.536
Como puede verse en la construcción de esta obra se mezclaron diversos elementos de
manera difusa. Se trataba de una obra complementaria a la del Aeropuerto, por esto no es
casual que en ambas estuviera comprometido el empresario Gonzalo Mejía. Sin duda, los
intereses privados estuvieron jugando allí un papel protagónico. En segundo lugar, debe
anotarse que el papel desempeñado por la Sociedad de Mejoras Públicas fue
532 Montoya Toro, Jorge. Op. Cit. p. 269-270533 A. S. M. P. Acta No. 1458, de julio 1 de 1940, p. 1309534 A. S. M. P. Acta No. 1465, de agosto 19 de 1940, p. 1323535 A. S. M. P. Acta No. 1487, de marzo 31 de 1941.536 Ricardo Olano. Memorias, tomo V, p. 76
213
imprescindible. Sus gestiones permitieron que la empresa contara con una serie de
exenciones que le dieron una gran solvencia económica en sus años iniciales. Entendiendo
el lugar de la Sociedad de Mejoras Públicas, es preciso decir que, pensando en una obra de
utilidad pública, según su visión desarrollista, puso todas sus energías en el logro de esta
meta, aún a costa de su imagen. Vistas las cosas desde el momento presente, perdió su
brújula, favoreció de manera directa a particulares y el papel cumplido por algunos de sus
socios generó ciertas sospechas.
Quizás esto permite comprender lo dicho por Fernando Botero: “Es probable que el papel
jugado por la Sociedad de Mejoras Públicas en las obras de la canalización del río Medellín
y de la quebrada Santa Elena y en la construcción del Hotel Nutibara, fueran sus últimas
acciones de envergadura”.537Una parte de la ciudadanía empezó a dudar de esta entidad por
la manera en que actuó en la empresa del hotel, se generaron suspicacias entre los
funcionarios públicos y esto le restó consenso a sus propuestas futuras.
3.1.3.4 Cobertura de la quebrada Santa Elena
La Quebrada Santa Elena fue hasta la tercera década del presente siglo la principal fuente
hídrica de la ciudad. Ella había servido como acueducto, como alcantarilla, fuente de
energía hidráulica y luego se convirtió en uno de los sectores más hermosos de la ciudad,
siendo conocido como el Paseo de La Playa, con sus dos avenidas arborizadas, donde se
levantaban las casas quintas de las familias más pudientes. La estética de este paraje, sin
duda, estaba ligada a la quebrada, sus jardines y a la presencia sonora y vistosa de pájaros.
537 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit., 1996, p. 89
214
Por estas razones, la Sociedad de Mejoras Públicas, como se ha mostrado en el aparte
correspondiente, se había preocupado por el ornato de este sector. Fue ella la que le
atribuyó el nombre de La Playa y cuidaba del estado de deterioro de sus puentes, del arrojo
de basuras a su cauce y otras obras de embellecimiento.
Sin embargo, también fue la Sociedad la que lideró el proceso de cobertura de la quebrada.
El asunto empezó a tratarse en octubre de 1992. En aquella ocasión, el socio A. J. Alvarez
Cano expuso su punto de vista, según el cual la quebrada debía cubrirse con cemento,
“dando posibilidad para formar después una especie de Bulevar con el cual ganaría
notablemente en belleza la ciudad”. Para la financiación de la obra observó que los
propietarios de la avenida contribuirían con gusto, teniendo en cuenta la valorización
considerable de sus inmuebles. Como obras de protección eficaz contra las crecientes de la
quebrada Santa Elena, informó que en Europa daba buenos resultados la construcción de
placas de cemento cubiertas con mayas de acero, desde el fondo del cauce a la superficie de
la tierra, sistema de grandes ventajas según opinaba.538
Los primeros esfuerzos se hicieron en 1926, con el fin de cubrir el riachuelo entre las
carreras Junín y Palacé, formando la actual avenida Primero de Mayo. Esta obra se terminó
en septiembre de aquél año.539
Hasta 1930 permaneció descubierta en el trayecto comprendido entre Junín y el Puente de
Hierro (donde hoy se encuentra el Teatro Pablo Tobón Uribe), y la comunicación entre los
dos costados de la ciudad debía hacerse por medio de los quince puentes que cruzaban la
cañada.540 Por aquella época empezaron a ser frecuentes las quejas de los vecinos por los
538 A. S. M. P. Acta No. 736, de octubre 2 de 1922, p. 15539 E. Livardo Ospina. Op. Cit. p. 260540 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit., 1996, p. 144
215
malos olores que de la hondonada se esparcían, especialmente en verano. Además ofrecían
un feo espectáculo las basuras que abundaban en su cauce.
Ciertos sectores de la población empezaron a ejercer cierta presión para canalizar la
quebrada. El Presidente de la SMP, por ejemplo, en un informe de 1933 consideraba que la
cobertura de la quebrada y la apertura de avenidas a lado y lado de la quebrada Santa Elena
desde la carrera de Palacé hasta el río Medellín ayudarían al ornato, la higiene y la agilidad
del tránsito en la ciudad.541
Según Fernando Botero, para entonces el ambiente reinante se inclinaba por la cobertura,
“no se preveía, entonces, que la facilidad del tráfico reñiría con la estética urbana y su doble
función de paseo de la ciudad y zona residencial”.542
La cobertura de la quebrada continuó en el sector occidental, al tiempo que se construía el
Palacio Municipal. El Municipio se encargó de los trabajos entre Junín y Palacé, que según
las descripciones de la época “tenía una angosta avenida derecha”, y en el lado izquierdo la
quebrada era contenida por los muros de las edificaciones. Posteriormente se procedió a
cubrir el tramo de Carabobo a Cundinamarca y finalmente por el sistema de Valorización,
el trayecto del Puente de Boston (sobre la carrera Bélgica -38- ) hasta Sucre.543
La cobertura de la quebrada entre las carreras Junín y Sucre, se logró por la gestión de la
SMP. Por su intermediación el municipio contribuyó la mitad de los recursos y los
propietarios con la otra parte, en cantidades proporcionales a los frentes de cada uno. La
obra se realizó por contrato privado, con el fin de reducir costos para el municipio. Por
tratarse de un gobierno liberal, los propietarios conservadores se resistieron a proporcionar
541 Jorge Restrepo Uribe. Op. Cit., 1981. p. 267542 Fernando Botero Herrera. Op. Cit., 1996, p. 146543 Restrepo Uribe, Jorge. Op. Cit, 1992, p. 54
216
sus dineros para la obra. La Sociedad de Mejoras Públicas entonces buscó una fórmula que
salvara la obra de este obstáculo y convenció a los reticentes propietarios para que
cubrieran la mitad del trayecto de Sucre para abajo con sus respectivos obreros y
contratistas, mientras que el municipio se encargaría de cubrir la otra parte.544
La forma en que narra este proceso Jorge Restrepo Uribe muy ilustrativa, veamos:
“Entonces la SMP se propuso gestionar la cobertura de la quebrada S. Elena entre
las carreras Sucre (47) y Junín (49), por entendimiento entre los propietarios de
predios vecinos y el Municipio de Medellín. Al efecto reunió a representantes de las
dos partes quienes llegaron al acuerdo de que el Municipio pagaría el 50 por ciento
de la obra y los particulares el otro 50 por ciento. El municipio pidió que los
propietarios consignaran el aporte respectivo en la Caja del Municipio, para
proceder a hacer la obra pero los propietarios, teniendo en cuenta que una firma
particular haría más pronto y favorablemente la cobertura, contrapropusieron al
Municipio que hicieran lo contrario, o sea que el Municipio les entregara el 50% y
ellos lo harían con planos, contratistas e interventoría previamente aprobados por el
Municipio, pero este no aceptó la propuesta. Hubo conversaciones de la SMP con
las partes y ninguna cedió en sus pretensiones.
“Además uno de los propietarios había comentado que él no iba a dar su dinero para
que el Municipio colocara obreros liberales (la administración municipal era liberal)
y aunque este comentario fue privado, llegó a oídos del Municipio cuyos
representantes a su vez comentaron: Y estos señores pretenderán que el Municipio
les entregue el 50% para colocar obreros conservadores?. Pues ni riesgo. Con lo que
544 Botero Herrera, Fernando. “Regulación urbana e intereses privados, 1890-1950”. En: Historia de Medellín. Medellín: Suramericana, 1996. p. 335
217
se distanciaron más las partes y el trato fracasó con gran sorpresa de la SMP que
había visto prácticamente asegurada la cobertura de la quebrada en esa cuadra.
“Pasó más de un año hasta que un socio de la SMP tuvo la idea de proponer que
cada una de las partes hiciera una mitad de la obra, o sea que el Municipio se
encargara de cubrir la mitad de Junín hacia Sucre y los propietarios de Sucre hacia
Junín, hasta unir los dos tramos, propuesta que aceptaron las partes. Dicha cobertura
es, pues, paritaria, mitad conservadora y mitad liberal”.545
El anterior aparte sirve para ilustrar varios aspectos. Un primer asunto es lo que se ha
venido diciendo a lo largo de este trabajo acerca de la capacidad de intermediación entre el
Estado y los particulares, así como de la forma en que se entrecruzaban lo público y lo
privado en aquellas décadas. En segundo lugar, se aprecia la imagen apartidista - diferente
a apolítico- que había logrado imponer la Sociedad de Mejoras en el conjunto de la
sociedad, lo que le permitía superar ciertos escollos en sus gestiones.
3.1.3.5 El Palacio y el edificio nuevo de Bellas Artes
En la actualidad uno de los edificios más representativos de la arquitectura medellinense,
por ser diseñado por arquitectos antioqueños, por ser punto de referencia obligada del
centro de la ciudad y por la historia que representa es el edificio de Bellas Artes. Con la
construcción de esta obra arquitectónica de reconocido valor, la Sociedad de Mejoras
Públicas ha hecho un aporte a la estética urbana.
545 Restrepo Uribe, Jorge. Op. Cit., 1992, p. 54
218
Ahora bien, la génesis, proyección y realización de este edificio está ligada a la vida
institucional de la Sociedad de Mejoras. Desde el momento de la fundación de la Sociedad,
se vio la necesidad de contar con un local propio para las reuniones de esta, así como para
las comisiones encargadas de llevar a efecto los diferentes proyectos que fueran aprobados
por la Junta.
En 1899, por ejemplo, las primeras sesiones de la Sociedad se hicieron en las oficinas de
sus miembros: en las oficinas de Carlos E. Restrepo, Bonifacio Vélez y Cía. y Víctor M.
Salazar.546 Con el fin de proveerse de un espacio permanente y tranquilo para sus labores, la
Sociedad decidió solicitar al Concejo Municipal el préstamo de un local en la Casa
Municipal.547
En el mes de abril de 1899 se leyó el oficio de la Secretaría de Gobierno y de la Presidencia
del Concejo Municipal, con el cual se hizo oficial el decreto de la Gobernación del
departamento reconociendo la creación de la SMP, y la resolución dictada por el Concejo
cediendo uno de los salones del local que ocupaba, para las sesiones de la Sociedad.548
Pasados dos meses de estar sesionando en el local de la Casa Consistorial, se nombra una
comisión para que se encargue de amoblar la oficina de la Sociedad... “procurando obrar
con las mayores economías”.549
Desde entonces, las actas decían en su encabezado que las reuniones se realizaban en la
Oficina de la SMP.550 De esta manera, en un local prestado por el Concejo, se realizaron las
sesiones correspondientes al año 1899, hasta el estallido de la Guerra de los Mil Días. Al
reiniciar labores, las reuniones volvieron a su itinerancia del último año. La tres primeras
546 A. S. M. P. Actas Nos. 1 - 8 de 1899.547 A. S. M. P. Acta No. 8 de 18 de abril de 1899. f. 12548 A. S. M. P. Acta No. 9 de 28 de abril de 1899. f. 13549 A. S. M. P. Acta No. 11 de 1o. de junio de 1899. f.17550 Ibid. f. 19
219
reuniones se hicieron en la Oficina del secretario José Miguel Alvarez.551 Luego se pasó a la
casa del Presidente Juan B. Londoño.552
De nuevo, la Sociedad de Mejoras intentó conseguir un local en la Casa Municipal para sus
sesiones. En tal propósito comisionó a Manuel Botero y Gonzalo Escobar para conseguir
del Gobierno el anhelado local.553 Debido a que la respuesta del gobierno municipal no fue
inmediata, la reunión del 13 de mayo de 1903 se hizo en una pieza de la Academia de
Medicina.554 Y las siguientes sesiones se hicieron en una pieza de la casa del Presidente
Gonzalo Escobar.555
Seguramente las incomodidades a las familias, a los negocios y a las instituciones que
prestaban su local eran inevitables, por la hora en que se reunía la Sociedad, (las siete de la
noche) y por la prolongación hasta altas horas de la noche que a veces se daba y por la
frecuencia de las mismas. Por esta razón se tomó la decisión de alquilar un local en el cual
se tuviera posibilidad de trabajar hasta tarde y donde se pudiera discutir sin molestar a
nadie.
Al parecer la respuesta del gobierno municipal en esta ocasión había sido negativa en este
asunto, por lo cual durante dos años las reuniones se hicieron en diferentes lugares. Sólo en
noviembre de 1905, Luis Mariano Olarte comisionado para conseguir un local en alquiler,
informó que había conseguido un local apropiado, “en el cual quedarían bien instalados la
Junta del Frontón y el correo urbano por estar este muy central”. El valor que por dicho
local se empezó a pagar mensualmente fue de $ 8,oo oro y la Junta aprobó esta adquisición
y su ocupación inmediata. A moción de Gabriel Latorre los gastos de aseo, pintura y
551 A. S. M. P. Acta No. 22 del 27 de febrero de 1901. f. 34; Acta No. 23 del 6 de marzo de 1901. f. 37552 A. S. M. P. Acta No. 35 del 4 de mayo de 1903. f. 51-52553 Ibid. f. 51, 52554 A. S. M. P. Acta No. 36 del 13 de mayo de 1903. f. 51-52555 A. S. M. P. Acta No. 40, del 10 de junio de 1903. f. 61
220
amoblamiento se hicieron con fondos del Frontón de Jaialai y el pago de alquiler por
mitades entre la Sociedad y la compañía del Frontón.556
No obstante esta solución era provisional, pues obligaba a la sociedad a gastar
mensualmente una cantidad apreciable de dinero que podría utilizarse en sus proyectos.
Con la mira puesta en este caro objetivo el socio Alejandro Londoño G. lanzó la idea de
“pedir al Departamento un local para construir el edificio del Instituto de Bellas Artes, con
motivo del Centenario de la Independencia de Antioquia”.557La ocasión no podía ser más
propicia, pues para aquella fecha el gobierno departamental estaba consiguiendo recursos
de la nación y apropiando partidas para obras significativas de interés público.
Por aquellos años empezó con motivo del alquiler del local una serie de problemas. El
señor Antonio María Hernández propietario de la casa que servía de oficinas a la SMP
informó el alza del precio de arrendamiento a $60 oro, una suma considerable y
desproporcionada con respecto al valor inicial, en una época de vacas flacas para la entidad.
Se decidió buscar otro local para las sesiones. Esta decisión ablandó al propietario, quien
decidió rebajar sus aspiraciones al precio de $50 por tiempo indefinido.558
Por varios años más la Sociedad de Mejoras seguirá padeciendo la necesidad de un local
propio y las alzas en los arriendos. Era carencia era cada vez más acuciante, teniendo en
cuenta que la Sociedad se iba involucrando en nuevos proyectos como la Escuela de Bellas
Artes, y la de Dactilografía y Taquigrafía. Según los cronistas Antonio J. Cano y Carlos E.
Gómez, sólo hasta 1925 la Sociedad pudo contar con la promesa del gobierno municipal de
556 A. S. M. P. Acta No 78, de 14 de noviembre de 1905. f. 131557 A. S. M. P. Acta No. 336, de 7 de abril de 1913. f. 111-112558 A. S. M. P. Acta No. 346 de 16 de junio de 1913. f. 161
221
proveerlo de un local para sus instalaciones. Según este testimonio, se esperaba que
mejorara la situación económica del país para levantar el edificio.559
Según los mismos autores, el Instituto de Bellas Artes había adquirido una gran importancia
en la vida cultural de Medellín. Habiendo comenzado a funcionar en el mes de mayo de
1924, con cerca de 150 alumnos en su primer año y clases de Pintura, Escultura y Música, y
por medio de sus exposiciones anuales, se había convertido en el principal centro cultural
de la ciudad. Para el año de 1925 el Instituto con sus cuatro secciones (pintura, música,
escultura y declamación) alcanzó la considerable suma de 330 alumnos y cuatro profesores.
Esta población estudiantil demandaba un edificio de gran tamaño y de bajos costos que no
tenía la ciudad, al menos en cuanto a precio.560 El Instituto de Bellas Artes funcionó
mientras se construyó el Palacio en una casa ubicada en la calle de Boyacá, número 97.561
En vista de los resultados obtenidos y teniendo en cuenta la donación hecha por el
Congreso de $ 10,000 para la ciudad con motivo de sus fiestas centenarias, la Sociedad de
Mejoras realizaba esfuerzos por lograr que estos dineros fueran invertidos en el edificio
para el Instituto. 562 Para ganarse el apoyo de la Asamblea Departamental, del Concejo, la
Alcaldía y la Gobernación en la obtención de este auxilio, anualmente el Instituto realizaba
un concierto en el Teatro Bolívar, interpretado por sus estudiantes y una Exposición de
Pintura. Los principales invitados a estos eventos eran, por supuesto, los empleados
públicos municipales y departamentales, los concejales y diputados con sus familias.
Las buenas nuevas llegaron a la Sociedad de Mejoras mediante un oficio del Concejo
municipal con fecha del 18 de junio, en que se comunicaba la aprobación del proyecto de
559 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. Cit., p. 257560 Ibid. p. 257561 A. S. M. P. Acta No. 957, de mayo 28 de 1928.562 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. Cit., p. 257
222
acuerdo autorizando al alcalde la cesión de un terreno situado en el cruce de la avenida
derecha de la quebrada Santa Elena con la carrera Córdoba, con destino al edificio del
Instituto de Bellas Artes.563
El sábado 7 de Agosto de 1926 se colocó la primera piedra para el edificio de Bellas
Artes.564 El diseño del proyecto fue encomendado a Nel Rodríguez, miembro de la firma de
ingenieros constructores Horacio Marino Rodríguez e Hijos que adelantó estudios de
arquitectura en la Universidad de Columbia y estudios de especialización en L’Ecole de
Beaux Arts, en París.565
La construcción se inició el 4 de Octubre de 1926 y dos años después los trabajos habían
avanzado de forma tan acelerada que estaba terminada la obra negra. Los costos de la obra
habían alcanzado, hasta el 30 de Abril la suma $ 48.244.35. Según un informe de la
Presidencia de la Sociedad de Mejoras, dicha suma estaba respaldada por el auxilio de la
Nación, por donaciones y suscripciones al empréstito de civismo.566
Tanto habían avanzado las obras que en julio de 1928 la SMP hizo su primera reunión en el
Palacio de Bellas Artes. En dicho mes se dieron al servicio las obras, aunque de manera
provisional, pues faltaba el embaldosado y la ornamentación. El costo hasta agosto de aquél
año era de $ 59.965.567
El Palacio de Bellas Artes fue suficiente para alojar los salones y oficinas que requería el
Instituto de Bellas Artes hasta la década de los setenta, cuando con la demanda creciente
por cupos en esta institución y el esfuerzo por ampliarlos, la Sociedad de Mejoras se vio en
563 A. S. M. P. Acta No. 882, de junio 28 de 1926, p. 550564 A. S. M. P. Acta No. 888, de agosto 9 de 1926, p. 573565 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit., 1996, p. 84566 A. S. M. P. Acta No. 954, de mayo 7 de 1928, p. 265567 A. S. M. P. Acta No. 965, de julio 30 de 1928, pp. 313, 320
223
la necesidad de buscar un nuevo local. De ello se hablaba en 1979, cuando la Junta aprobó
un proyecto presentado por la Cooperativa de Habitaciones para construir un edificio
destinado al Instituto.568 Sin embargo, este proyecto se vio interrumpido por factores que
desconocemos.
Como una solución provisional, el rector del Instituto don Libardo Bedoya Céspedes, había
conseguido, desde principios de los setenta, el arriendo a bajo precio de una casa situada en
el cruce de la carrera Cervantes y la calle Ayacucho, en donde funcionó la Escuela de
Dibujo por casi veinte años. Pero a fines de los ochenta, ante la creciente demanda de cupos
en la institución se vio de nuevo la necesidad de construir un edificio moderno para
albergar el Instituto. Fue entonces cuando el doctor Carlos Horacio Hincapié Abad,
Presidente de la Sociedad de Mejoras, lanzó el proyecto de dotar al instituto de un nuevo
local.
Durante las presidencia de los doctores Carlos Horacio Hincapié (1984, 1985 y 1989),
Roberto Mejía Toro (1988) se logró adquirir la casa donde funcionaba la Escuela de Dibujo
y su colindante. Contando con las escrituras del terreno, la Junta de la Sociedad visitó a la
gobernadora Helena Herrán de Montoya, con el propósito de solicitarle la donación de un
carrusel para el Zoológico. La situación fue aprovechada por el director ejecutivo, Mario
Libardo Bedoya, quien de paso le pidió su colaboración con el Instituto de Bellas Artes, en
su proyecto de construir un nuevo edificio. La doctora Herrán se mostró entusiasmada con
la idea y de la cuenta de la Gobernación entregó 50 millones, prometiendo además la
consecución del resto del dinero con la Asamblea. Comenta Mario Libardo Bedoya:
568 A. S. M. P. Acta No. 966, de 21 de noviembre de 1979, p. 801
224
“Con la presidencia del doctor Ernesto Uribe Olarte, el impulso anterior tomó un segundo
aliento: se realizó el estudio de suelos por parte del ingeniero Bernardo Vieco Quiroz y el
análisis financiero con la generosa colaboración del doctor Iván Restrepo Lince; se
concretó un importante préstamo con una corporación crediticia, que permitió asegurar la
construcción de la obra y se aprobó su contratación. Gracia a las gestiones del doctor Uribe
Olarte, y a las del doctor Carlos Alberto Robles Echavarría, se obtuvieron considerables
aportes materiales de importantes firmas y entidades, que contribuyeron en forma por
demás significativa al proyecto.
La firma Conconcreto, consciente de la importancia de la cultura como generadora de paz y
bienestar, fue la que planteó las condiciones más favorables para contratar la construcción,
a la cual se dio inicio el 2 de agosto de 1993. El planteamiento arquitectónico, contribución
del arquitecto Juan Fernando Forero Soto, obedece a los conceptos más contemporáneos de
diseño y a las necesidades del uso al que se ha de destinar, y se ajusta a las exigencias
planteadas por el terreno. Aparte de las instalaciones locativas necesarias para el desarrollo
de nuestra tarea formativa, se deben destacar la Sala de Exposiciones, situada en el sitio
mejor resguardado del terreno, y el mural de 25 metros cuadrados, obra de profesores del
Instituto, que cierra la cafetería.”569
El presupuesto aprobado para el nuevo edificio fue el propuesto por Conconcreto, de
$168.879.400, que según el director ejecutivo Mario Libardo Bedoya, resultó muy
favorable “dado que se había calculado en 200 millones”.570 Finalmente por demora en la
firma del contrato con la firma constructora, debida a los trámites necesarios para la
569 Bedoya Martínez, Mario Libardo. “Otro sueño hecho realidad”. Discurso pronunciado con motivo de la inauguración de la cúpula del nuevo edificio de Bellas Artes. Medellín, 27 de abril de 1998.570 A. S. M. P. Acta No. 1296, de diciembre 3 de 1992, p. 1
225
legalización de los auxilios, las obras se iniciaron en julio de 1993, y el contrato con
Conconcreto fue cerrado en 224 millones.571
El nuevo edificio fue terminado en el mes de julio de 1994 y está ubicado en la calle 49,
cruce con la carrera 42 A y tiene un área de 2000 metros cuadrados.572 Por falta de recursos,
el patio central permaneció al descubierto, por varios años, lo que ocasionaba serios
problemas a las actividades académicas. Con la colaboración de los doctores Jorge Molina
Moreno y Juan Carlos Molina Villegas, se consiguió el aporte económico del Banco
Santander, para contratar la construcción de la cúpula requerida para resguardar de la lluvia
el interior del edifico, sin perjudicar la iluminación del mismo. Dicha cúpula fue
inaugurada el 27 de abril de 1998.573
De esta manera, el Instituto de Bellas Artes ha solucionado sus problemas de ensanche,
aumentando de paso las posibilidades de educación de la juventud antioqueña.
3.1.3.6 Los monumentos.
A pesar de que esta actividad puede ser considerada más cercana al ornato, se incluye en
este trabajo como parte del impacto urbanístico de la Sociedad de Mejoras Públicas, por el
impacto que estas obras de carácter artístico tienen en el paisaje urbano. Las esculturas y
bronces juegan su papel como referente simbólico de la ciudad y llegan a convertirse en
parte fundamental de una calle, una plaza o un edificio.
571 A. S. M. P. Acta No. 1302. Julio 29 de 1993, p. 2572 A. S. M. P. Acta No. 1292, de julio 14 de 1992, p. 1, 2573 Bedoya Martínez, Mario Libardo. “Otro sueño hecho realidad”. Discurso pronunciado con motivo de la inauguración de la cúpula del nuevo edificio de Bellas Artes. Medellín, 27 de abril de 1998.
226
Son muchas las obras de esta naturaleza que han sido patrocinadas por la Sociedad, por lo
cual sólo vamos a resaltar algunas. La cifra aproximada del conjunto de bustos y esculturas
puede apreciarse en el cuadro adjunto.
Cuadro. Esculturas y bustos en las que tuvo participación
la Sociedad de Mejoras Públicas
Nombre del
monumento
Ubicación Fecha en
que se
propone
Fecha de
inauguración
.
Constructor
o escultor
Monumento al Salvador Cerro del
mismo
nombre
17 de abril
de 1901.
Lápida conmemorativa
Atanasio Girardot
Plazuela de
Veracruz
5 de octubre
de 1905.
Jueves 9 de
mayo de 1907
Un artesano
paisa
Monumento a Girardot. Plazuela de la
Veracruz
17 de
febrero de
1909.
Un escultor
europeo
Busto de Gabriel
Echeverri E..
Una de las
avenidas del
paseo de La
Playa
23 de
septiembre
de 1912.
227
Monumento a Jorge
Isaacs.
Cementerio de
San Pedro
Mayo 28 de
1923
20 de Julio de
1926
Marco
Tobón
Mejía*
Monumento a Francisco
Cisneros
Plaza de
Cisneros
Junio 16 de
1924.
Octubre 13 de
1924
Marco
Tobón Mejía
Busto de Don Fidel
Cano.
Parque de
Bolívar
1925 1925 Francisco A.
Cano
Monumento de Pedro
Justo Berrío.
Cementerio de
San Pedro
Abril 26 de
1926.
1926 Marco
Tobón
Mejía*
Estatua de Francisco A
Zea.
Plaza del
mismo
nombre
Marzo 11 de
1929.
1935 Marco
Tobón Mejía
Busto de Alejandro
Echavarría Isaza.
Hospital San
Vicente de
Paul.
Junio 6 de
1932.
Agosto 28 de
1932
Monumentos de los
hombres que han
forjado el progreso de
Avenida La
Playa.
agosto 25 de
1952.
228
Antioquia.
Busto del compositor Orestes Sindici.
Afueras del
Palacio de
Bellas Artes
Mayo de
1971
Octavio
Montoya
Estrada
* Fue construida por el escultor antioqueño en Génova (Italia) y luego trasladada a Medellín.
DE las anteriores baste con ilustrar el proceso de gestación que se hizo de estos
monumentos al interior de la Sociedad de Mejoras Públicas. Sin embargo, debe tenerse en
cuenta que no se puede atribuir estas obras completamente a esta entidad. Al igual que se
ha visto en todas las obras patrocinadas por la Sociedad, su papel consistió
fundamentalmente en hacer las veces de animador, en conseguir los recursos, diseñar la
obra y buscar y contratar artesanos obreros y escultores para la realización e instalación de
la obra.
Un primer caso, por su significación en el paisaje urbano es el monumento de El Salvador,
sin duda un referente de la ciudad. Al parecer, la idea no fue propiamente surgida en la
Sociedad de Mejoras Públicas. NO obstante, la entidad cívica al enterarse del proyecto y
considerarlo de importancia pública lo apoyó de diversas maneras. Detrás de este proyecto
se encontraba por supuesto la necesidad de encomendar la ciudad a la protección divina, a
la manera en que se hace en otras ciudades de Latinoamérica como Río de Janeiro y Cali.
En 1901, la idea había empezado a promoverse entre la ciudadanía, seguramente alentada
por las autoridades eclesiásticas. Por este motivo, el 17 de abril de dicho año el socio
Gonzalo Escobar propuso: “Nómbrese una comisión que se entienda con los encargados de
levantar un monumento al Salvador, para que este se haga por el sistema de concurso”. La
229
proposición fue aprobada y fue nombrado José Ignacio Cano, para desempeñar dicha
comisión.574
El proyecto permaneció suspendido por varios años, según parece por problemas
económicos y el alto costo de la obra. La idea volvió a ser retomada en 1913 y la Sociedad
de Mejoras Públicas le dio nuevamente su espaldarazo. En esta ocasión, el apoyo a la obra
del Monumento del Salvador se haría por intermedio de Emilio Johnson, a quien se solicitó
ofrecer los servicios a tal proyecto, a nombre de la Sociedad. Para aquél año los promotores
de la obra eran los miembros del Congreso Eucarístico que residían en la ciudad. Fue esta
agrupación religiosa la que solicitó el apoyo de la asociación de mejoras.575 El presidente de
la Junta Monumento al Salvador era el Presbítero. Jesús María Marulanda.576
Las obras aún continuaban en octubre de 1916, año en el que nuevamente se solicitó a la
Sociedad de Mejoras su ayuda. La respuesta a la solicitud del presbítero Marulanda se dio
en la reunión del 9 de octubre, cuando José A. Gaviria propuso y fue aprobado por la Junta
“pásese una comunicación a la junta encargada del monumento del Salvador, en que se le
diga que La sociedad tiene mucho gusto en colaborar con tan simpática obra...”577
Es probable que el monumento haya sido instalado a fines de aquél año. Así se desprende
de una propuesta aprobada en fecha posterior, por medio de la cual se nombró una comisión
encargada de gestionar ante el Concejo Municipal la apertura y construcción de calles que
den acceso al monumento del Salvador.578Como puede observarse, se trataba de constituir
el cerro de El Salvador en un lugar de peregrinación para los feligreses de Medellín.
574 A. S. M. P. Acta No. 26 del 17 de abril de 1901. f. 41; Acta No. 27 de 24 de abril de 1901. f. 42575 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913. f. 139576 A. S. M. P. Acta No. 482, de octubre 16 de 1916. ap. II577 A. S. M. P. Acta No. 481, de 9 de octubre de 1916. ap. XI578 A. S. M. P. Acta No. 487, de 4 de diciembre de 1916. ap. IX
230
Otra de las estatuas más emblemáticas de la ciudad es la que se levanta en un costado del
reconstruido edificio de la estación Medellín del ferrocarril de Antioquia. Conocedora de la
negativa de la empresa del Ferrocarril a realizar algún gasto en la ornamentación de la plaza
de Cisneros, - aduciendo que dichas obras debía hacerla el distrito - la Sociedad de Mejoras
Públicas, por iniciativa propia, se encargó del proyecto de erección de una estatua en aquel
lugar. Para ello solicitó el concepto de los arquitectos Goovaerts, Horacio Rodríguez y
Bernardo Vieco, sobre la dirección que debía tenerse en cuenta para la colocación de la
estatua. El 14 de Julio de 1924 se resolvió, siguiendo las instrucciones de estos expertos, se
decidió colocar el frente de la estatua mirando a la calle Fernando Restrepo
(Alhambra).579Esta estatua, obra del escultor Marco Tobón Mejía, fue inaugurada el 12 de
octubre de 1924.580
En 1925 se refería a esta obra Antonio J. Cano, socio de la Sociedad de Mejoras, en una de
sus crónicas: “Debido a la muy eficaz colaboración de la Sociedad, adorna hoy la Plaza de
Cisneros la estatua de este nombre, obra del artista antioqueño Marco Tobón Mejía. La
SMP trabaja ahora por obtener del Ferrocarril de Antioquia el embellecimiento de esta
plaza, considerada como la puerta de entrada a la ciudad.581
El tercer y último proyecto de monumentos que sirve para ilustrar este frente de acción de
la Sociedad de Mejoras Públicas es el de los bustos situados en la avenida La Playa entre la
Avenida Oriental y la carrera Girardot. En esta obra se unieron los esfuerzos de la Sociedad
y de la Academia Antioqueña de Historia. Fue ésta última entidad la encargada de elaborar
en 1952 la lista de la personas que habían determinado el progreso de Antioquia, para la
que habría de cambiar el nombre por Avenida de la Raza. El socio Fernando propuso
579 A. S. M. P. Acta No. 803, de junio 16 de 1924; Acta 807, de 14 de julio de 1924, p. 264580 A. S. M. P. Acta No. 819, de octubre 13 de 1924, p. 309581 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. Cit., p. 257
231
incluir el Cacique Nutibara, mientras que Luis Mejía sugirió a Jerónimo Luis Tejelo, ambos
que no quedaron.582
Aunque es difícil de establecer aún, la Sociedad prefirió dejar el protagonismo en la
realización de este proyecto a la Academia de Historia. No se sabe por qué, pero al fin se
resolvió confiar a la Academia “tan importante gallo”, por iniciativa de la señora Presidenta
del cuadro de honor y así se hizo.”583 Lo cierto es que tanto la Academia como la Sociedad
de Mejoras legaron a la ciudad un conjunto de bustos y estatuas de gran significación en el
imaginario de los medellinenses. La propuesta seguramente tenía que ver con la necesidad
de perpetuar la memoria de los forjadores de la libertad y el desarrollo económico de
Antioquia.
3.1.4 El Plano Regulador
Este sería el último gran esfuerzo planificador de impacto llevado a cabo por la Sociedad de
Mejoras Públicas de Medellín. Ya anotábamos anteriormente cómo el Plano de Medellín
Futuro fue perdiendo su actualidad y su capacidad reguladora al empuje de los intereses
privados y con el acelerado crecimiento urbanístico que lo había desbordado. La Sociedad
de Mejoras Públicas preocupada por esta situación empezó desde los años finales de los
años veinte a buscar la manera de dotar a Medellín de un nuevo plano. También se aludió
de alguna manera al llamado Plano Científico de Medellín, de corta duración y que al
parecer no se llevó a cabo.
582 A. S. M. P. Acta No. 1954, de agosto 25 de 1952.583 A. S. M. P. Acta No. 1955, de septiembre 1 de 1952.
232
Por esta razón, Ricardo Olano estableció contacto con el urbanista austríaco Karl Brunner,
residenciado en Bogotá, donde estaba trabajando en proyectos urbanísticos. Este profesor
de la Facultad de Arquitectura de Viena era conocido además por sus trabajos en Chile.
Olano se comunicó con este personaje y animó a algunas autoridades locales a colaborar en
la contratación de los servicios de este experto para que aportara sus ideas al Plano de
Medellín Futuro.584
El propósito de Olano por fin se vio cumplido en 1940, cuando el urbanista europeo arribó
a la ciudad, con dineros aportados por la Sociedad de Mejoras y la Alcaldía de Medellín. En
una de sus conferencias recalcó la necesidad que había de actualizar el plano regulador y la
obsolescencia del mapa urbano elaborado en 1931. Sus propuestas para el planeamiento se
pueden resumir en: 1) reglamentar el desarrollo urbano en todo lo referente a edificación y
urbanización; 2) zonificar los usos del suelo e indicar la altura admisible para las
edificaciones; 3) realizar un plano de las arterias que regule las vías existentes, provea la
apertura de nuevas vías, algunas troncales, diagonales y transversales para las zonas de
ensanche; 4) elaborar un plano guía de las futuras urbanizaciones que sirva de pauta básica
para la subdivisión de cualquier terreno.585
El proyecto de Brunner era realmente una propuesta coherente y orgánica de previsión y
regulación del crecimiento futuro de la ciudad que habría evitado muchos traumatismos en
los procesos urbanísticos de las décadas posteriores. La ciudad debió esperar algunos años
más para contar con un plano regulador moderno. Para Fernando Botero en esta como en
otras ocasiones el predominio de los intereses privados impidió que la ciudad aprovechara
584 Botero Herrera, Fernando. Op. Cit., 1996, p. 135 y 136585 Ibid. p. 137 y 138
233
los servicios de K. Brunner: “La forma de intervención propuesta por Brunner hacía
incompatibles la especulación sin límites y la regulación urbana”.586
En 1950 se contrató la confección del nuevo plano regulador a la firma constructora
norteamericana de Paul Lester Wiener y José Luis Sert, la misma que elaboró el plano de
Cali.587 El contacto con los consultores se logró gracias a la visita del arquitecto Le
Corbusier a Bogotá en 1947, por sugerencia del ministro colombiano Eduardo Zuleta
Ángel, encargado de la comisión para el proyecto de la sede de la ONU en Nueva York.588
En esta ocasión el papel cumplido por la Sociedad de Mejoras Públicas se concentró en la
promoción del contrato de estos arquitectos, así como en el apoyo a los estudios con sus
conceptos.
El plano elaborado por Wiener y Sert ha sido objeto de estudios pormenorizados y sobre él
se han lanzado juicios encontrados. Para Verónica Perfetti, éste “ofrecía directrices
generales para la reorganización de la ciudad y su crecimiento, y tenía en cuenta sus
particularidades y su ubicación en un valle de gran belleza”.589Esta investigadora considera
como puntos a favor de este proyecto los siguientes: 1) se respetó la ubicación y el manejo
de las áreas residenciales; 2) se proyectaron las unidades vecinales (unidad urbana
jerarquizada y cualificada por las vías, la dimensión de las manzanas y el equipamiento
urbano); 3) se dispuso que el centro debía conservar oficinas, servicios institucionales y
viviendas; 4) la industria se concentró en el sur para aprovechar el sentido norte - sur de los
vientos; 5) el espacio verde se proyectó con cuidado, creando un conjunto armónico con el
río y sus quebradas, los cerros y parques; 6) el plan vial se constituyó de manera jerárquica,
586 Ibid. p. 141587 Botero Herrera, Fernando. “Regulación urbana e intereses privados, 1890-1950”. En: Historia de Medellín. Medellín: Suramericana, 1996. p. 332-334588 Perfetti, Verónica. Op. Cit. p. 102589 Ibidem.
234
constituyéndose en elemento fundamental del ordenamiento urbano y la delimitación de los
usos del suelo.
Una mirada similar, en el sentido de que hace una lectura favorable de las consecuencias de
este plan es la de Germán Téllez. La posición de este investigador es la de que los estudios
sucesivos del Plan Regulador lo perfeccionaron y produjeron efectos favorables, como la
integración del río a la fisonomía y al funcionamiento de la ciudad, y la proyección de las
grandes avenidas necesarias para el tráfico de hoy.590
Una posición diferente y crítica es la que ofrecen los estudiosos Fabio Botero Gómez y
Hernán Gil Pantoja. Para ambos las consecuencias de este plano fueron desastrosas por
varias razones. Por tratarse de un plan eminentemente vial, se marginaron consideraciones
de lo humano que hubieran sido favorables a la conexión entre áreas de trabajo y áreas de
vivienda. En segundo lugar, se considera que este plan no captó la significación del río
como eje de comunicación de la metrópoli, ni la unidad que debía haber como área
metropolitana entre centro y áreas de vivienda del sector nororiental al norte de los barrios
Berlín y Aranjuez, así como de los barrios Castilla y Pedregal.591
Lo cierto es que el Plano Regulador ha marcado en forma considerable la morfología de la
ciudad, y sus legados más evidentes son la Avenida Oriental y el centro administrativo de
La Alpujarra.
3.1.5. Adiós al urbanismo
590 Téllez, Germán. “La arquitectura y el urbanismo en la época actual, 1935 - 1979”. En: Manual de Historia de Colombia. Bogotá: Colcultura, 1980, p. 376591 Hernán Gil Pantoja y Fabio Botero Gómez, citados por Fernando Botero Herrera. Op. Cit., 1996, p. 184
235
Con el paso del tiempo, en la medida en que el aparato burocrático del Estado se hizo más
eficiente, abarcando más sectores de la vida social, asumiendo y creando oficinas de
planeación en los gobiernos departamental, local y subregional, con la creación de Área
Metropolitana, la Sociedad de Mejoras Públicas se vio fuertemente competida en esta que
había sido una de sus principales áreas de acción.
Quizás una de las últimas obras gestionadas y animadas por la Sociedad de Mejoras que
tuvo impacto en nuestra ciudad fue la construcción del barrio Tricentenario. A través de las
actas de esta entidad se puede observar que en efecto la idea consistía en dotar a la ciudad
de un barrio obrero, según una concepción moderna, para contribuir a la celebración del
tricentenario de la erección de la villa de Medellín, cuya efemérides se celebró en 1975.
Así pues, en octubre de aquél año, se estudiaron varias ideas con el fin de aportar a los
organizadores de la conmemoración tricentenaria. Una de ellas fue la propuesta por la
señora Beatriz Mejía de Ospina, de construir un termómetro gigante que se denominaría
“Termómetro tricentenario o Termómetro Cívico”. La destinación de los recursos
recolectados por este sistema sería para las siguientes obras: Reconstrucción del Teatro
Bolívar, construcción del Barrio Tricentenario para gentes pobres y construcción de la
unidad deportiva juvenil en terrenos aledaños al zoológico.592 El Termómetro sería
instalado en el edificio Coltejer.
En una reunión posterior se decidió abrir una cuenta corriente en uno de los bancos de la
ciudad para que allí se consignaran las donaciones “para el barrio Tricentenario de La
SMP”.593 NO se conocen mayores detalles del proceso de construcción de este barrio, pero
no queda duda del papel protagónico de la Sociedad de Mejoras en este proyecto. Sin
592 A. S. M. P. Acta No. 849, de 13 de agosto de 1975593 A. S. M. P. Acta No. 850, de 27 de agosto de 1975, p. 666
236
embargo, en apoyo de esta afirmación valga la pena retomar las palabras del socio Jorge
Montoya Toro en el libro publicado por la Sociedad de Mejoras Públicas para las mismas
fiestas: “La SMP cooperó para que se construya el Barrio Tricentenario, como homenaje a
Medellín en su gloriosa efemérides y, además, como tributo a las clases obreras que, con
sudores y esfuerzo, han levantado con sus encallecidas manos la estructura de esta urbe
imponente y señera.594
En aquél año hubo sin duda un resurgir de la preocupación urbanística de la Sociedad de
Mejoras Públicas de Medellín, aunque no se concretó en grandes proyectos planificadores o
de construcción de obras. Sin embargo en el seno de sus juntas la Sociedad seguirá
debatiendo sobre diversos asuntos relacionados con los cambios urbanísticos, los problemas
viales, la dotación de infraestructura y otros problemas de la ciudad. En estas discusiones la
junta expresaba una concepción de la ciudad y es muy probable de que en alguna medida
sus opiniones repercutieran en los organismos rectores del ordenamiento urbano. UN caso
significativo de este enunciado lo brinda una de las actas del año 1975.
En esta reunión a la que asistieron el Presidente Pablo Edgar Gómez, Ana Gómez de Sierra,
Oscar Acosta Ángel, Beatriz Henao Jaramillo, Angela Upegui de Echeverri y Fritz
Oberndorfer, estuvo como invitado especial el Senador Mariano Ospina Hernández. La
reunión giró en torno a los puntos expresados por el invitado. Este personaje retomó la
historia de la participación de la Sociedad de Mejoras Públicas en los procesos de
planeación de la ciudad, pero agregó que era “la hora de mirar hacia el futuro” y abocar los
problemas que se avecinaban. 595
594 Montoya Toro, Jorge. Op. Cit., p. 268595 A. S. M. P. Acta No. 856. de 17 de noviembre de 1975, p. 674-675
237
En otro de sus apartes presentó una disertación de carácter general sobre la planeación,
veamos:
“La planeación no es algo fácil. Ha habido equívocos en cuanto a la prioridad: no
sabemos si es más importante levantar grandes edificios de concreto o tener, ante
todo, seguridad y moralidad en nuestras ciudades. En los últimos cien años ha
habido errores fundamentales a este respecto. En efecto, el hecho es que nuestras
ciudades actuales son un fracaso y de ello es responsable el individuo exacerbado,
que tomó como bandera el lema del “Laissez faire”. Hemos pasado de una
población de treinta mil habitantes a una sociedad de dos millones. Poseemos
edificios, avenidas, puentes, etc., y en síntesis, toda una estructura física; pero
somos un verdadero caos en los estadios morales y espirituales.” 596
Luego procedió el señor Ospina Hernández a recordar la participación que tuvo la Sociedad
de Mejoras Públicas en la planeación urbana de Medellín, desde cuando propusiera al
Concejo Municipal un primer plano para el Medellín Futuro y posteriormente hacia 1949-
50, cuando Wiener y Sert presentaron un “serio Plan de Desarrollo”, bajo los auspicios de
la misma entidad. DE paso, comentó que dicho plan tuvo grandes limitaciones, por
considerar que Medellín a lo sumo podría pasar de 350.000 habitantes a un tope de
800.000, lo que le impidió prever muchos aspectos centrales. 597
596 Ibidem.597 Ibidem.
238
Sin embargo, anota el señor Ospina que ese fue el último esfuerzo integral de planeación:
“Después de eso La Planeación ha sido una verdadera colcha de retazos”. Para el año de
1975 la situación de la planeación urbana según el mismo expositor era como sigue:
Medellín no tenía un Plan de Desarrollo, pero los gobierno Nacional, Departamental y
Municipal consideraban esto de urgente necesidad. En el ámbito nacional estaban dados
los parámetros de la Reforma Urbana, mientras que la Asamblea Departamental había
autorizado los estudios para constituir Áreas Metropolitanas, y el municipio de Medellín
había aceptado la necesidad de coordinar La Planeación. 598
En este contexto, la pregunta obvia en el seno de la Sociedad de Mejoras Públicas era sobre
el papel que correspondería a esta asociación que había jugado un papel histórico en este
sentido. La señora Ana Gómez de Sierra sugirió hacer una gran promoción, para evitar que
cada municipio siguiera por su lado. El Doctor Pablo Edgar Gómez dijo que La Sociedad
de Mejoras Públicas, en tanto representante de la comunidad, tenía la obligación de velar
por el buen desarrollo de tales planes, y procurar porque las ideas de las entidades privadas
sean acogidas por los planificadores oficiales. 599
En términos generales, puede decirse que la concepción global de la Sociedad de Mejoras
Públicas respecto a su papel como mediador de lo público y lo privado no había variado
sustancialmente. La propuesta consistía en promover el consenso, tanto a nivel de las
distintas municipalidades, como entre el sector público y el privado. Sin embargo esta
598 Ibidem.599 Ibidem.
239
visión quedaría incompleta sin la proposición del Doctor Oscar Acosta en el sentido de que
la Sociedad podía servir de moderador en tales estudios e investigaciones. 600
A renglón seguido interpeló el Doctor Mariano Ospina Hernández mostrándose complacido
con lo expuesto por los socios, considerando que de esta manera se reforzaba su tesis.
Entonces agregó:
“El sector privado tiene que estar pronto frente a la planeación oficial o estatal que
podría convertirse en totalitaria y absorbente. -Todos estamos dispuestos a aceptar
una planeación concertada. Debemos participar de igual a igual-.
En lo oficial, se trabaja en forma cerrada, dentro de cierta tendencia tecnocrática.
Nosotros vamos a plantear un tipo de planeación abierta. Sé que no es fácil. Habrá,
indudablemente, dificultades. Hay que tener en cuenta la trayectoria de La SMP a
partir de 1913 para ser optimistas, a pesar de los obstáculos posibles”. 601
Para responder a este reto, la Sociedad de Mejoras Públicas se propuso recoger todos los
estudios relativos a la planeación existentes en los archivos de la corporación cívica, en
especial los del Dr. Jorge Restrepo Uribe. Una vez recopilado dicho material se pensaba
realizar una gran mesa redonda, con invitados de todos los estamentos. Posteriormente se
celebraría un acto social para motivar a los periodistas, con el fin de hacer la publicidad del
caso en la prensa, la radio y por carteles. 602
600 Ibidem.601 Ibidem.602 Ibidem.
240
Entretanto, Mariano Ospina Hernández se comprometió a trabajar fuertemente y a
conseguir recursos con la industria y el comercio. La secretaría de la Sociedad fue
comisionada para establecer contacto con otras entidades relacionadas con la planeación y
en buscar el apoyo de otras SMPs del Valle de Aburrá. Finalmente se fijó como fecha de
partida de la campaña el 1o. de diciembre a las seis de la tarde en la sede de La SMP.603
Como puede verse, la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín seguía teniendo presente
su papel histórico en los procesos de planeación de la ciudad. Más aún, pretendía recuperar
ese papel, con el fin de renovar su imagen en la sociedad antioqueña. Lástima que hasta el
momento en que se encuentra esta investigación se desconoce el rumbo tomado por esta
iniciativa y su concreción en la planeación urbana durante las últimas décadas. Es preciso
rastrear la participación que tuvo esta entidad en las juntas de planeación del período más
reciente.
Por ahora se debe resaltar, no obstante, la preocupación constante de esta corporación civil
por los asuntos urbanos y la atención que sigue mostrando por temas relacionados con el
futuro de la ciudad. Como cuando en 1984 se propuso la realización de un foro en el que se
analizara la conveniencia del tren metropolitano, con la presencia de Diego Londoño White
y Federico Estrada Vélez .604 A pesar de desconocer el éxito logrado por dicho foro, es
indudable que la Sociedad de Mejoras Públicas adoptó una posición favorable ante esta
obra, indispensable para el transporte masivo de personas en una área metropolitana. Esto
se evidencia en el hecho de que el 29 de junio de 1988 se aprobó enviar una carta a los
603 Ibidem.604 A. S. M. P. Acta No. 1095, de octubre 16 de 1984, p. 076; Acta No. 1098, de noviembre 8 de 1984, p. 081
241
alcaldes de los Municipios invitándolos a facilitar el entendimiento para la construcción del
Tren Metropolitano.605
La Sociedad de Mejoras Públicas y el medio ambiente
605 A. S. M. P. Acta No. 1216, de Junio 29 de 1988, p. 3
242
pioneros de la preocupación ambientalista
Ya hemos hecho referencia al papel de administrador del paisaje urbano, comprendiendo
tanto los objetos inanimados como las formas de vida, asumido por la Sociedad de Mejoras
Públicas. En el apartado correspondiente al ornato se pudo apreciar el interés de la
institución cívica por combinar elementos arquitectónicos modernos con el aporte estético
de los parques y calles arborizadas.
Al decir que la Sociedad de Mejoras Públicas fue una institución pionera en la
preocupación ambientalista, no se pretende insinuar que se tratara de una mirada profunda
del problema ecológico planetario. Se trata de un interés por los problemas del medio
ambiente cercano, del medio ambiente de los barrios que habitaban, del centro de la ciudad
y de la necesidad de espacios verdes y fuentes de agua para el descanso dominical. De otro
lado había una propensión a ofrecerle a los medellinense una ciudad estética y con una vida
cultural activa.
A continuación podrá apreciarse la participación de esta institución en obras de sentido
ambientalista que han perdurado hasta nuestros días y que marcan sectores amplios de la
ciudad, como el Jardín Botánico, el Zoológico y el Cerro Nutibara. A pesar de haberse
tratado en otro apartado sobre la arborización e instalación de fuentes públicas en parques y
plazuelas, no sobra anotar algunas labores emprendidas en este sentido por la Sociedad, en
los parques de Bolívar y Berrío, así como la Avenida La Playa.
Arborización de parques y avenidas públicas
Es innegable el papel cumplido por la Sociedad de Mejoras en la arborización de amplios
sectores de la ciudad. Algunos casos que permiten apreciar la dimensión y cobertura de las
zonas verdes entregadas a Medellín por esta institución son, entre otros: los parques de
Bolívar, Berrío, José Félix de Restrepo, Boston, Laureles, Poblado, Quijano, Villa
Hermosa, La Floresta, San Javier y Belén; los Paseos de "La Playa" y "El Río"; calles
como Perú y Carabobo, y el Hospital San Vicente de Paúl.
243
Todo parece indicar que desde el momento mismo de su fundación, la Sociedad de Mejoras
Públicas tuvo entre sus propósitos, la protección, administración y gestión del medio
ambiente urbano. Esta área de acción estaba comprendida como parte de los trabajos
necesarios al mejoramiento del ornato público, a la manera de su homóloga de Bogotá. Por
esta razón se entiende que en la segunda reunión de la Sociedad, realizada el 22 de febrero
de 1899, cuando aún conservaba el nombre de “Junta de Embellecimiento”, uno de los
asuntos que se trató fue la formación de un jardín en la Plaza de la Independencia. Los
proponentes, Antonio J. Gutiérrez y Manuel J. Alvarez ofrecieron contribuir con una parte
de los gastos que esta obra demandara.606
Los mismos organismos gubernamentales habían aceptado y fomentaban la participación de
esta institución de la sociedad civil en esta área de la gestión pública. En 1904, se leyó una
nota de la Junta Municipal de Caminos, comisionando a la Sociedad para hacer sembrar
árboles en la orillas occidental y oriental del río Medellín, entre los puentes de San Juan y
Colombia. Esta comisión se encomendó a los señores Ricardo Jaramillo, y Manuel y Daniel
Botero. En la misma reunión se dio lectura a la nota del Presidente del Concejo Municipal
en por medio de la cual solicitaba a la Sociedad que indicara “los puntos más convenientes
de la ciudad para plantar árboles y al mismo tiempo cuáles serían los mejores que por su
belleza y menor desarrollo llenan las condiciones de embellecimiento de la ciudad”. Los
encargados de atender esta solicitud fueron los mencionados arriba por pertenecer a la
Comisión de Ornato y Conservación de parques y vías públicas.607
La preocupación por la belleza, armonía y salubridad de los árboles de la ciudad llegaba
hasta el detalle de encargar a ciertas personas del cuidado y protección de un árbol. Un caso
entre muchos es el que se presentó en 1905, cuando el socio Gregorio Pérez puso en
conocimiento de la Junta que en la Avenida Izquierda de la Quebrada Santa Elena había un
almendro “que estaba sufriendo serios daños”. Se convino entonces dirigir una nota a
Nolasco Betancur, encargándole del cuidado de dicho árbol “en cuanto le sea posible por
estar situado éste al frente de su casa de habitación”.608
606 A. S. M. P. Acta No. 2, de 22 de febrero de 1899, f. 3607 A. S. M. P. Acta No 62 , de 17 de febrero de 1904. f. 93 -95608 A. S. M. P. Acta No 73 de 5 de octubre de 1905. f. 121
244
Debido al prestigio ganado en pocos años por la Sociedad de Mejoras, ciertas autoridades
buscaban su respaldo con el propósito de llevar a cabo ciertas iniciativas, o para equilibrar
la balanza entre poder ejecutivo y legislativo municipal en asuntos que tocaban al ornato de
la ciudad. No de otra manera se entiende la nota enviada en 1907 por el Alcalde de la
ciudad anunciando que alguien habría de presentar al Concejo una solicitud pidiendo la
destrucción de las ceibas de la Plazuela de San Roque. El Alcalde pide el apoyo de la
Sociedad de Mejoras para evitar que esto se lleve a efecto. La junta resolvió acceder a dicha
petición, dirigiendo una comunicación al Concejo Municipal en un sentido favorable a las
“buenas intenciones del señor Alcalde”.609
Es probable que el motivo para que se estuviera considerando la necesidad de cortar los
árboles de la mencionada Plazuela fuera la plaga de insectos y gusanos que los estaba
azotando. La Sociedad de Mejoras partidaria de una solución menos radical que la que se
estaba estudiando en el Concejo, pero consciente del problema que aquejaba a los vecinos
de aquel lugar, resolvió nombrar una comisión, compuesta Gregorio Pérez, Tomás Quevedo
Alvarez y Carlos Nauts, para que estudiara “el mejor medio de destruir los parásitos que
estaban echando a perder los árboles que sirven de ornato a la ciudad”.610
Sin embargo, la intención de mutilar los árboles de la Plazuela de San Roque o José Félix
de Restrepo continuó su curso. Dos años después la Sociedad se mostró alarmada pues el
corte de las ceibas de este parque se había iniciado. En este sentido decidió expresar su
inconformidad y averiguar quien había dado la orden.611 Los mismos vecinos de la Plazuela
dirigieron un memorial al Concejo Municipal, quejándose de la destrucción de las ceibas de
dicha plazuela por causar daños en sus cañerías. Para el estudio de la situación fueron
nombrados Tomás Quevedo Alvarez y Juan Martínez S.612 Ante la imposibilidad de salvar
los árboles de aquél parque se resolvió, a petición de uno de los vecinos, Antonio Arango
Lalinde, recaudar entre los vecinos la suma necesaria para llevar a cabo allí el Mercado de
Flores y Frutas.613
609 A. S. M. P. Acta No 107, de 26 de abril de 1907. f. 178610 A. S. M. P. Acta No 113 de 18 de junio de 1907. f. 192611 A. S. M. P. Acta No. 190, de 15 de junio de 1909. f. 311612 A. S. M. P. Acta No. 200 de 17 de noviembre de 1909. f. 327613 A. S. M. P. Acta No. 201 de 23 de noviembre de 1909. f. 328
245
Como se ha dicho anteriormente, la Sociedad de Mejoras Públicas, en tanto representación
colegiada de la élite medellinense, tuvo diversos canales de comunicación con sus
representados, y estaba abierta a la participación de distintas personas en sus labores. Para
el caso de la gestión ambiental, era frecuente que los ciudadanos enviaran semillas o
plantas para los jardines y parques.
Así por ejemplo, en 1909 Rafael Uribe Uribe hizo entrega a la Sociedad de 10 semillas para
que fueran cultivadas en los parques de la ciudad, las cuales fueron distribuidas en
comisión a Manuel J. Alvarez, Luis Mariano Olarte, Carlos Nauts, José A. Tamayo,
Roberto Botero S. y Gonzalo Escobar.614 En 1913, el señor Juan Vásquez hizo un
ofrecimiento similar, consistente en diez palmas para ser sembrarlas en los paseos
públicos.615 Estos son sólo dos entre muchas de las donaciones recibidas por la Sociedad.
Conocedores de que las obras por si solas no son suficientes para conservar los jardines y
arbolados de la ciudad, desde muy temprano, la Sociedad procuró inculcar a la juventud la
conciencia ambiental. A su iniciativa y con el apoyo del Secretario de Educación
Municipal, Pedro Pablo Betancourt, se hizo la celebración de la Fiesta del Árbol en 1912.
Para llevar a cabo dicha fiesta, se consiguieron recursos con el funcionario público, “para
preparar el lugar en donde deben sembrarse los árboles”. La siembra de árboles se hizo de
común acuerdo con los vecinos de la Plaza de Sucre, quienes colaboraron con la
consecución de los vástagos a sembrar y la preparación del terreno.616
Uno de los sectores que más interesó a la Sociedad fue el de las avenidas izquierda y
derecha de la Playa. La atención puesta en estas calles paralelas a la quebrada sólo es
comparable con la puesta en el Parque de Bolívar y luego en el Bosque de la
Independencia. En 1913, se comisionó a Daniel Botero para sembrar nuevos árboles en
aquella avenida, en remplazo de los sembrados con anterioridad, que se habían secado.617
Unos meses luego, se aprobó pedir permiso al Concejo para derribar una palmera de la
Avenida Derecha frente a la casa de José M. Restrepo para remplazarla por un árbol
frondoso.618
614 A. S. M. P. Acta No. 180, de 23 de marzo de 1909. f. 296615 A. S. M. P. Acta No. 338 de 21 de abril de 1913. f. 123616 A. S. M. P. Acta No. 314, de 26 de agosto 1912. f. 23617 A. S. M. P. Acta No. 338 de 21 de abril de 1913. f. 123618 A. S. M. P. Acta No. 363, de 10 de noviembre de 1913
246
En 1915 los árboles de la avenida La Playa fueron atacados por parásitos. Este problema
llegó a convertirse en problema de salud pública. La plaga se había extendido a los
alambres de la luz pública, y por medio de estos entraban a las casas. La SMP se vio en la
necesidad de pedir ayuda a la Compañía Antioqueña de Instalaciones Eléctricas. Se adoptó
como sistema de limpieza una bomba de agua ofrecida por Leocadio María Arango y fue
necesario tumbar algunos árboles.619 En el mes de marzo los trabajos de destrucción de
parásitos iban en el Puente de Mejía y había sido necesario tumbar algunos árboles.620
Sin embargo estos problemas de plagas sufridos por los árboles de plazas y avenidas, no
significó que La SMP renunciara a los árboles como elemento de ornato público. Para sus
miembros los árboles eran indispensables para la ciudad, por ello buscaron otro remedio a
los problemas concomitantes a las arboledas. Con este fin propuso al Concejo"... dotar a la
ciudad de un arbolado abundante y adecuado a la índole de nuestras edificaciones, calles,
acueductos, etc. [recurriendo] a un plan de procedimiento científico.” Para la definición de
un programa de arborización se recurrió a verdaderos expertos y científicos: Lázaro Botero,
Cipriano Rodríguez L., José A. Gaviria y los doctores Andrés Posada Arango y Enrique
Olarte, conocedores de asuntos botánicos. Ellos debían especificar “la clase de arbolado
más adecuado para la siembra profusa en esta ciudad.”621
El informe de dicha comisión fue entregado a la Sociedad y seguramente desde entonces
empezó a dominar el eucalipto entre las arboledas de la ciudad.622 Seguramente la idea
consistía en adaptar especies europeas, resistentes a las plagas del trópico. Debe aclararse
sin embargo, que este planteamiento es meramente hipotético, pues se desconoce el
contenido del informe de esta comisión. NO obstante, es notorio que desde aquél año
empezó a llegar a la Sociedad de Mejoras muchas semillas de esta especie arbórea.
Verbigracia, el 6 de octubre de 1917, José María Uribe G. remitió desde Bogotá “un
paquete de semillas de ‘eucaliptos’ para sembrar en El Bosque, y en el terreno del Hospital
de San Vicente”.623Es muy probable que esta especie estaba considerada apta en el estudio
de la comisión mencionada.
619 A. S. M. P. Actas No 410 de febrero 22 de 1915 y 411 de marzo 1 de 1915620 A. S. M. P. Acta No 411 de 1 de marzo de 1915, ap. IV621 A. S. M. P. Acta No 441, de enero 25 de 1916, ap. VI622 A. S. M. P. Acta No 510, de 2 de julio de 1917, ap. III623 A. S. M. P. Acta No 525, de 15 de octubre de 1917
247
Aunque la actividad arborizadora de la SMP se concentró sin duda en el centro de la
ciudad, también realizó algunas obras que pueden considerarse de protección de cuencas.
Cuando en 1918 el Concejo Municipal profirió el acuerdo por medio del cual se creó el
Bosque Municipal de ‘Piedras Blancas’, en la hoya del riachuelo de este nombre, se
resolvió ofrecer su colaboración a la Junta del Acueducto, encargada de la ejecución del
proyecto. Para hacer más efectivo su apoyo a este proyecto forestal, la Sociedad creó una
comisión permanente que se llamaría “comisión permanente del Bosque de Piedras
Blancas”.624
Con la adquisición de los terrenos el Municipio buscaba garantizar la pureza de las aguas
que surtían a Medellín, comprando las viviendas allí ubicadas. El Concejo contrató la
plantación de un bosque planificado científicamente con la SMP y con la Sociedad
Antioqueña de Agricultores. La sociedades encargadas, sin embargo, con una visión más
futurista, concibieron dentro de su proyecto la idea de que este bosque se convirtiera en un
lugar de paseo por su riqueza en paisajes, senderos, grutas y cascadas, como en efecto llegó
a serlo.625
Los trabajos realizados por la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, le granjearon
además el reconocimiento por parte de sus similares de otras ciudades. En 1918, por
ejemplo, la comisión de árboles y parques fue encargada de suministrar algunos datos
solicitados por la Sociedad de Embellecimiento de Bogotá, sobre las mejores especies para
el ornato de la capital. La respuesta fue como sigue:
“por solo referirse la práctica de la Comisión a árboles para climas templados, sin
haber tenido nunca oportunidad de estudiar la vegetación propia de los climas fríos,
no pueden aconsejar como árboles de poco desarrollo sino los “sietecueros, llamado
Flor de mayo” en Bogotá y los helechos arborescentes; que como árboles de gran
desarrollo para climas fríos conocen los eucaliptus y los pinos...”626
Con el fin de contar de manera permanente con almácigos, semillas y plantas ornamentales
para sus proyectos de arborización, el Bosque de la Independencia se organizó un vivero.
En el mismo se hacían ventas al público para los jardines particulares. Esta labor era
624 A. S. M. P. Acta No 546, de 6 de mayo de 1918, ap. VI625 Progreso. 2a Época. No 8, Medellín: S. M. P., diciembre de 1926626 A. S. M. P. Acta No 546, de 6 de mayo de 1918, ap. III
248
combinada con campañas de concientización sobre la importancia de contar con florestas y
arboledas en todos los barrios. No siempre bien atendidas, pues eran frecuentes las quejas
de los socios porque la gente de los barrios “de bien” estaba dejando morir los arboles
recién plantados por falta de riego y protección para que los niños no jugaran con sus
ramas.627
En 1940 se hicieron algunas campañas masivas de reforestación. Durante aquél año, se
sembraron más de 2.000 árboles en los terrenos de la Cárcel de la Ladera, en la Normal de
Varones y en otras escuelas de la ciudad, en el Cerro Nutibara y en la Carretera que va al
Hospital “La María”. Durante 1941 se ofreció colaboración para arborizar el campo donde
se construía la Escuela de Minas y el Instituto Pascual Bravo. Además se dictaron las
disposiciones necesarias para la arborización de la carretera al Poblado. 628
En 1942 la Sociedad de Mejoras Públicas estuvo dedicada, entre otras actividades, a las
campañas educativas y a la construcción de jardines en la Planta Purificadora de Aguas.
Este fue un año clave además por la aprobación y divulgación del “Código de
Arborización”, el cual tuvo por base un proyecto presentado por la Sociedad al Concejo
Municipal. Por medio de este código se buscaba reglamentar la arborización, tanto
“interurbana” como “extraurbana”, al igual que la creación de una Junta de Arborización
que velara por la siembra y el cuidado de los arboles.629
Dentro de las campañas educativas de 1942, se divulgó una “Circular cívica pro
repoblación forestal y arborización”, la cual fue enviada a todos los curas párrocos del
departamento. En dicha circular se informaba a los sacerdotes sobre los objetivos de la
Campaña de Repoblación de los Bosques que adelantaba la SMP y se les solicitaba su
colaboración para ilustrar a la población campesina desde sus púlpitos. 630
Algunas de estas campañas estuvieron en coordinación con las actividades de los centros
cívicos. Muestra de esto, son los esfuerzos dedicados a la aprobación de un proyecto para la
construcción de un parque en el Barrio Berlín, iniciativa del Centro Cívico “Carlos E
627 Progreso. 3a Época. No 2, Medellín: S. M. P., agosto de 1939628 Progreso. 3a Época. No 37, Medellín: S. M. P., julio de 1942; Progreso. 3a Época. No 41, noviembre de 1942629 Ibídem.630 Ibídem.
249
Restrepo”. El municipio se comprometió a la adecuación de los terrenos entregados para
este fin, y contrató con la SMP la siembra de los árboles.631
Los llamados “años de la violencia”, paradójicamente, fueron de una intensa labor por parte
de la Sociedad en el campo del ornato y la arborización. En 1948 el Cuadro de Honor se
ocupó de la adecuación del Paseo la Playa, colocando bancas, pérgolas y orquídeas en los
árboles y enredaderas. El Ornato y Aseo de la ciudad estaba prácticamente a su cargo.
En aquellos años la Sociedad gestionó la elaboración y colocación de fuentes y
monumentos en diferentes puntos de la ciudad, al igual que procuró velar por su
mantenimiento a través de una de las comisiones de trabajo denominada “Parques y
Jardines”. Esta comisión estaba encargada de velar por el buen estado de los parques
existentes y procuraba que las disposiciones y reglamentaciones dictadas por la
administración municipal, relacionadas con esta materia, si fueran acatadas. Además
intervenía ante el Concejo y la Asamblea para presentar solicitudes y sugerencias, para
quejarse o para felicitar por los trabajos que se adelantaban. Igualmente colaboraba con los
centros cívicos para la escrituración de los terrenos que se destinaban para parques, con su
correspondiente arborización.
En 1949 la Sociedad de Mejoras sugirió al Concejo la creación de un “Impuesto de
Parques y Jardines”, solicitud que fue rechazada. Se continuó trabajando y un año después
se logró la firma de un contrato que entregaba a la SMP la administración de los dineros
recaudados por el nuevo impuesto llamado de “Parques y Arborización”. El contrato
estipulaba que durante diez años a partir del 1 de Julio de 1949, la administración estaría en
manos de la SMP con interventoría municipal.632
A partir de ese momento la Sociedad lidera diferentes actividades en este sector. En 1950
estuvo al frente de la importación de más de 1638 árboles ornamentales que se sembraron
en diferentes puntos de la ciudad, se encargó de la siembra de jardines en el Bosque de la
Independencia y un año después se encargó de la construcción de parques en toda la ciudad,
con la ayuda del Ministerio de Agricultura y Ganadería
631 Progreso. 3a Época. No 35, Medellín: S. M. P., mayo de 1942632 Progreso. 4a Época. No 8, Medellín: S. M. P., marzo de 1950. Escritura publica 4098 de la Notaria 4 Medellín, del 8 de Agosto 1949.
250
Este contrato se canceló en 1959, pasando la administración de estos dineros al municipio,
y quedando en la Sociedad la asesoría. La sociedad no aceptó continuar con la
administración ya que estos dineros no eran suficientes para cubrir las necesidades de la
Ciudad.633 Sin embargo, en la década en que la administración de estos dineros estuvo en
manos de la Sociedad, se logró inculcar en la ciudadanía el valor del cuidado de parques y
jardines: “El Público es el dueño de los parques y los jardines puesto que con lo que todos
pagamos con destino a parques y arborización, se construyen esas obras ornamentales que
todos estamos en el deber de cuidar”.634
Quizás la tarea más difícil fue la de educar a los jóvenes en estos valores, según decía un
colaborador de Progreso: “Pero aquí ya vamos perdiendo la esperanza de poder educar a
los muchachos perversos que gozan haciendo daño y destruyendo lo poco que con tanto
trabajo se ha logrado hacer en beneficio de la estética urbana”.635
Con la pérdida de los contratos con el Municipio, la Sociedad fue perdiendo su liderazgo en
este aspecto y quizás la última labor en este campo fue en 1963 cuando apoyó la fundación
de la Corporación de Defensa Forestal, la cual buscaba estimular la siembra de viveros, el
suministro de árboles, las campañas de arborización, el fomento a la sustitución de la leña
como combustible y la asistencia técnica en asuntos forestales a quien lo solicite.636
El Bosque de la Independencia, hoy Jardín Botánico
Sin lugar a dudas este es uno de los proyectos de mayor impacto y trascendencia en la
ciudad, de los gestionados por la Sociedad de Mejoras, en el campo ambiental. Algo de
romanticismo, - búsqueda de armonía entre sociedad humana y naturaleza -, no reñía con el
pragmatismo modernizador de la élite medellinense, parece haber inspirado este proyecto.
Un bosque en cercanías del centro de la ciudad para el descanso dominical, un pulmón para
la ciudad y un arca para salvar las especies botánicas de la región. En todo caso la
construcción de un bosque artificial, con un lago artificial, pero lo más parecido a lo
633 Progreso. 6a Época. No 26, Medellín: S. M. P., agosto de 1959.634 Progreso. 6a Época. No 29, Medellín: S. M. P., noviembre de 1959635 Ibid.636 Progreso. 6a Época. No 37, Medellín: S. M. P., agosto de 1960
251
natural. No se salvó ningún bosque preexistente, sino que a partir de un potrero se erigió un
apretado y frondoso bosque.
La primera vez que se ventiló el proyecto de Bosque fue el 1o de Febrero de 1910. Enrique
Olarte, con motivo de la Celebración del Centenario de la Independencia de Antioquia
propuso pedir apoyo al Gobernador y a la Junta Departamental del Centenario, para llevar a
cabo el proyecto de construcción de un Bosque (paseo público) en las afueras de la ciudad y
fueron comisionados para entenderse con los propietarios de una manga en la carretera
norte los señores Ricardo Olano, Julio E. Botero, Enrique Olarte y José A. Gaviria.637
La comisión nombrada dio un parte de factibilidad a este proyecto, siempre y cuando la
compra del predio se hiciera por terceras partes, entre el Gobierno Departamental, el
Municipio y la SMP.638 Se buscó el apoyo del Concejo Municipal y su presidente se mostró
a favor del proyecto, pero “en un predio de propiedad del Distrito situado tras la Casa de
Mendigos”.639
La Sociedad procedió a estudiar el terreno ofrecido por el Concejo y estuvo considerando la
posibilidad de acceder a esta propuesta, mediante el arreglo de la Avenida Echeverri para el
bosque. Se esperaba instalar el Bosque para el 20 de julio, luego de que el Concejo
Municipal resolviera el problema del local para el Orfelinato.640
Pasaron algunos años en que la idea se congeló. El asunto sólo se renovó en 1913, en fecha
previa a la celebración de la Independencia Nacional. Se informó sobre el interés que había
mostrado el Gobernador Clodomiro Ramírez y la gestión que éste haría con Carlos E.
Restrepo, Presidente de la República y con Manuel Isaza, un Ministro antioqueño.641 A los
pocos días se nombró una comisión compuesta por Francisco A. Olarte, Gabriel Posada y
Samuel Restrepo que se encargaría de colectar fondos para la Fundación Bosque del
Centenario, y se le solicitó algo similar a la colonia medellinense en Bogotá por medio de
637 A. S. M. P. Acta No. 204, de 1 de febrero de 1910, f. 333638 A. S. M. P. Acta No. 205, de 15 de febrero de 1910, f. 334639 A. S. M. P. Acta No. 206, de 23 de febrero de 1910, f. 357640 A. S. M. P. Acta No. 207, de 1 de marzo de 1910.641 A. S. M. P. Acta No. 340, de 5 de marzo de 1913, f. 130
252
Manuel Isaza, Gonzalo Posada y Germán del Corral.642 Además se autorizó al Presidente de
la SMP para comprar el terreno destinado a la obra.643
La descripción que hace del proceso el escritor Lisandro Ochoa no está lejos del testimonio
que ofrecen las actas de la Sociedad de Mejoras. Según su versión,
“Un grupo de notables vecinos de la ciudad de Antioquia, influyó con la
representación antioqueña en las cámaras legislativas, para la consecución de un
auxilio, con el fin de celebrar el centenario de la promulgación de la independencia
de Antioquia. La diputación trabajó con éxito y consiguió la cantidad de quince mil
pesos ($ 15.000) para tan plausible obra. El Sr. Gobernador del departamento, Dr.
Clodomiro Ramírez, fue comisionado para reglamentar el gasto. Su primer paso fue
nombrar una junta de respetables caballeros, los que con su colaboración estudiaron
el mejor medio de gastar la expresada cantidad de $ 15.000.”644
Ricardo Greiffenstein, en su carácter de Presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas,
hizo parte de la junta para la Celebración del Centenario, y logró que del auxilio
conseguido se destinaran diez mil pesos para la plantación de un Bosque en Medellín.
Luego el Presidente de la Sociedad procedió a buscar el campo adecuado para el bosque y
después de estudiar varios predios, optó por el campo de El Edén. 645
En efecto, el señor Presidente Ricardo Greiffenstein informó en mayo de 1913 que el
terreno escogido para tal fin era el conocido con el nombre de El Edén, compuesto de 23
cuadras y media. La Junta del Bosque se compuso de Luis Mariano Olarte, Enrique Olarte,
José A. Gaviria, Manuel J. Alvarez y Gustavo Restrepo.646 Los terrenos escogidos por la
SMP para el Bosque eran conocidos entonces por sus baños, los cuales son descritos por
Lisandro Ochoa de la siguiente manera:
“En los terrenos ocupados hoy por el Bosque de la Independencia había otra casa de
baños, de propiedad de Víctor Arango. La administraban los Sres. Nicasio y Justino
642 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913, f. 139; Acta No. 343, de 26 de mayo de 1913. f. 149643 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913. f. 137644 Ochoa, Lisandro. Cosas viejas de la Villa de la Candelaria. 2a ed. Medellín: Ediciones Autores Antioqueños, 1984, p. 205645 Ibídem.646 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913, f. 143
253
Escobar y contaban con gran cantidad de agua, nacida también en predio del Sr.
Arango, en el punto que hoy lleva el nombre de Barrio Campo Valdés. Era tan pura
esta agua que estando lleno el baño se veían muy claras las junturas de los ladrillos
del fondo. El establecimiento tenía una serie de siete u ocho baños, pero la casa no
contaba con el esmero de la de Amito [Baños de Cipriano Alvarez situados al pie de
la colina de Bermejal, hoy Alto del Manicomio].
El Edén tuvo varios arrendatarios; entre ellos recuerdo a José María Arango que
además estableció en le local la fábrica de Sidra Holandesa. Cuando don Ricardo
Greiffenstein, en su calidad de Presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas,
compró el predio de El Edén para plantar el Bosque de la Independencia, hizo
desocupar la casa para establecer en ella una de las escuelas oficiales”.647
Mucho se discutió la manera en que se haría la compra del terreno y sobre quién quedaría
como propietario de él. La Sociedad de Mejoras Públicas hacía esfuerzos para que la
escritura del terreno se hiciera a su nombre. Con este propósito de aprobó la propuesta de
Manuel J. Alvarez que decía:
“Apruébase el contrato celebrado por el Sr. Presidente de la SMP con el Sr. Ismael
Posada, apoderado de las propietarias, sobre compra de la propiedad llamada “El
Edén” contrato concebido en estos términos: precio 12.000 pesos oro inglés,
incluyendo terrenos, edificios y aguas; la suma se pagará así: 10.000 ps. al contado
y 2.000 con plazo hasta de dos años, pagando el interés de 8% anual, por semestres
vencidos; se asegura la deuda en el mismo terreno; gastos de escritura e hipoteca,
por cuenta de la Sociedad”.648
Al parecer tanta fue la presión del Concejo para que la escritura del terreno quedara a
nombre del Municipio que lo logró. Mucho se discutió en la Sociedad de Mejoras, se
nombraron comisiones que negociaran con el Concejo pero el auxilio para dicha obra se
condicionó a la escritura del terreno649 y a pesar de que la SMP tenía el apoyo de una
647 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 143648 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913. f. 143649 A. S. M. P. Acta No. 343, de 26 de mayo de 1913. f. 149
254
minoría dentro del Concejo el proyecto de acuerdo presentado por esta a favor de la SMP
fue rechazado. En la sesión del 30 de junio de 1913 se discutió el asunto de la escritura del
Bosque a favor del Distrito. Se presentaron propuestas, contrapropuestas y finalmente se
aprobó la proposición de José A. Gaviria, por 8 votos contra 5 y la negativa del Presidente.
La propuesta aprobada decía: “Pásese una nota al Concejo Municipal, diciéndole que la
SMP está lista a traspasarle la escritura de propiedad del Bosque, en los términos del
Acuerdo No 61 de 31 de mayo del presente año”.650
El acuerdo firmado entre la SMP y el Municipio para el traspaso de la escritura del terreno
tenía entre sus cláusulas que el usufructo y administración del Bosque recaerían en la
SMP651. Como consecuencia de la forma en que la Junta llevó a cabo la negociación del
asunto, el Presidente Ricardo Greiffenstein presentó carta de renuncia irrevocable. La
renuncia fue aceptada, pero tal era la admiración y respeto por este personaje que se decidió
no hacer nueva elección presidencial, continuando con una presidencia provisional hasta
que terminara la vigencia de aquel año.652 Lisandro Ochoa comenta al respecto:
“Algún tiempo después de establecido el Bosque tuvo el señor Greiffenstein una
gran decepción, porque la SMP alarmada con la deuda de dos mil pesos a favor de
don Ismael Posada, entró en transacciones para que el municipio se hiciera cargo de
esta deuda, cediéndole la SMP la propiedad con sólo estas condiciones: que el
predio no tendría otro uso que el de Bosque público, y el que fuera administrado por
la SMP./ Esta desastrosa transacción fue acompañada de otra gran contrariedad que
sufrió el señor Greiffenstein en esos mismos días, con la venta que verificó la SMP,
del magnífico equipo moderno de imprenta, que él con sus prácticos conocimientos
y entusiasmo había traído para el periódico “Progreso”. A tal punto llegó su
decepción que renunció la Presidencia de la Sociedad y se retiró de las sesiones”.653
650 A. S. M. P. Acta No. 344, de 2 de junio de 1913; Acta 346 de 16 de junio de 1913. f. 161; Acta No. 348, de 30 de junio de 1913. f. 167651 A. S. M. P. Acta No. 349, de 4 de julio de 1913. f. 171652 Ibid. f. 172-173653 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208
255
Para la construcción del Bosque se hizo un concurso de planos y salieron favorecidos por el
veredicto del jurado los señores Enrique Olarte y José Ramírez Johns.654 El quiosco, por su
parte fue levantado según el plano de Roberto Luis Restrepo.655 Los trabajos se
emprendieron con una sección del Presidio ofrecidos por el Gobernador.656
El 14 de julio de 1913 se iniciaron las labores de adecuación del terreno y en la misma
fecha fue aprobada la propuesta de Juan Martínez S., de autorizar a la comisión encargada
de este proyecto la compra de los lotes de terreno que estimara convenientes para el mejor
desarrollo del Bosque, pagando del dinero aportado por el municipio”.657 Unas semanas
después fue informada la Sociedad sobre la compra de un lote de terreno de propiedad de
Rafael Sanín por la suma de 177 pesos oro, para anexárselo al Bosque del Centenario.658
El encargado de los trabajos del Bosque fue el Doctor Alejandro Londoño. En uno de sus
informes semanales a la Junta de la Sociedad, aseguró que éstos se adelantaban con gran
celeridad, contando para ello con 15 presidiarios y 35 peones dirigidos por un capitán.
Manifestó además la necesidad de aumentar este número de trabajadores y para esto se
requería conseguir más herramientas, las cuales pensaba prestar en la Superintendencia del
Ferrocarril de Antioquia. De otro lado anunció que en la primera semana de agosto
empezaría la refacción de la casa de El Edén.659
Es interesante referir así sea de paso, como en esta obra se reunieron los esfuerzos y
recursos de muchas instituciones y personas, para reforzar aún más la tesis central de este
ensayo. La Sociedad de Mejoras Públicas fue una organización que convocaba, que
generaba consenso como ninguna otra. En el Bosque del Centenario, por su intermediación,
estuvieron presentes el Gobierno Central, los congresistas y ministros antioqueños, la
Asamblea Departamental, el Concejo, el Alcalde en el ámbito público. Del lado de la
sociedad civil participaron los empresarios, los arquitectos e ingenieros, los obreros y
presos, y la ciudadanía en general.
654 A. S. M. P. Acta No. 348, de 30 de junio de 1913. f. 168655 A. S. M. P. Acta No 350, de 7 de julio de 1913.f. 175656 A. S. M. P. Acta No. 351 de 14 de julio de 1913.f. 179657 Ibid, f. 182658 A. S. M. P. Acta No. 353, de 28 de julio de 1913. f. 186659 Ibídem.
256
El dinero aportado por el Gobierno Nacional no fue suficiente. La Sociedad debió recurrir a
la buena voluntad de las empresas y personas de ciertos ingresos. En julio de 1913 se leyó
una lista de individuos que espontáneamente habían ofrecido sumas de dinero para el
Bosque. Dichas sumas ascendieron a $ 21.800 p.m.660 Además, como se dio para la
arborización diversas personas obsequiaron semillas y plantas para ser sembrados en el
Bosque. Según Lisandro Ochoa, quien presenció el proceso:
“Los trabajos se iniciaron con poco dinero pero con intensa labor, sobre todo de
parte del señor Greiffenstein y de don Leocadio Arango; este por temperamento ha
sido un devoto del cultivo de las plantas. [...] Sería largo enumerar todos los
contratiempos con que se tropezó al iniciar la obra, especialmente por lo estéril y
gredoso del terreno. [...] Con un costo grande se importó una buena cantidad de
árboles que no eran adecuados para el trópico; algunos de ellos poco se han
desarrollado y se ven triste y débiles, extrañando su patria.661
El Bosque del Centenario fue inaugurado el 11 de agosto de 1913 y para dicho evento la
presidencia de la Sociedad nombró una comisión formada por Alejandro Londoño, P. J.
Mondragón, E. Olarte y S. Moreno O.662
NO obstante, los trabajos apenas habían comenzado. En septiembre del mismo año se dio la
noticia de que en los trabajos ejecutados en el Bosque del Centenario se habían gastado
alrededor de $150.000 p.m.663 y la SMP continuaba buscando nuevas especies arbóreas y
arbustivas para construir un bosque lo más diverso posible. Para ello se dirigían cartas a
diversos personajes solicitando la donación de especímenes, en especial a comisionistas de
casas extranjeras, como Manuel María Escobar, por medio de los cuales se buscaba obtener
semillas de árboles europeos.664 Al mismo tiempo continuaba el proceso de adquisición de
terrenos aledaños con destino al Bosque. Se compró, por ejemplo un lote de terreno de
propiedad del Dr. Alejandro Botero U., colindante con el Bosque.665
660 Ibid. f. 187661 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208662 A. S. M. P. Acta No. 355, de 11 de agosto de 1913, f. 192663 A. S. M. P. Acta No. 356, de 8 de septiembre 1913. f. 198664 A. S. M. P. Acta No. 357, de 29 de septiembre de 1913. f. 199665 A. S. M. P. Acta No. 360, de 20 de octubre de 1913. f. 209
257
En 1914 siguió siendo prioritario para la Sociedad de Mejoras la compra de nuevos terrenos
para la ampliación del Bosque. Primero se comisionó al socio Lisandro Ochoa para que se
entendiera con los propietarios de un terreno, a fin de adquirirlo para el ensanche.666 Luego
se encomendó esta tarea al Vicepresidente Gustavo Restrepo ante el fracaso de Ochoa en
esta empresa.667 Varios años durarían las negociaciones de la SMP con los propietarios de
terrenos vecinos del Bosque. Finalmente, por su intercesión en 1917 fueron anexados al
Bosque predios de Julio Arbeláez, de la señora Teresa de Jesús, de Eduardo Viñas y Rafael
Sanín.668
Durante el año 1914 una de las actividades centrales de la Sociedad fue la construcción del
Bosque. Así, a principios del año, el Presidente saliente Francisco E. Isaza informó que
estaban preparados para la siembra de árboles en el Bosque de la Independencia 300 hoyos
y que por aquellos días se empezaría a hacer el lago. Asimismo informó sobre la donación
hecha por Samuel Escobar, de dos garzas para el mismo proyecto.669
Algunas semanas después se informó sobre el avance de las obras lo siguiente: que los
hoyos para la siembra de árboles estaban abonados, los almácigos se encontraban en buen
estado para recibir unos cien árboles que serían trasplantados en el mes de septiembre de
aquél año. Los árboles en su mayoría eran donados por personas reconocidas del comercio
de Medellín. Así por ejemplo, el señor Enrique A. Gaviria, anunció el envío de las acacias
prometidas y dijo que una avenida sembrada de ellas sería hermosa. Por su parte Mariano
Ospina, anunció el obsequio de algunos árboles por intermedio de Gonzalo Escobar. Juan J.
Echavarría también regaló un buen número de árboles, los cuales fueron entregados por
intermedio de Gustavo Restrepo.670 En el cuadro anexo se puede apreciar con más detalle
los nombres de algunos donantes y las especies sembradas en el Bosque.
Cuadro. Algunas de las plantas y árboles introducidos por la Sociedad de Mejoras
Públicas o donadas por particulares para el Bosque de la Independencia.
Donante Especie Fecha
666 A. S. M. P. Acta No 384, de 22 de junio de 1914, ap. VII; 667 A. S. M. P. Acta No 400, de 16 de noviembre de 1914, ap. II668 A. S. M. P. Acta No 490, de 14 de febrero de 1917, ap. III; Acta No 517, de 20 de agosto de 1917669 A. S. M. P. Acta No 369, de 26 de enero de 1914, f. 250670 A. S. M. P. Acta No 372 de 23 de febrero de 1914, f. 262; Acta No 385, de 13 de julio de 1914, ap. VI
258
Manuel M. Escobar Semillas de árboles
europeos.
29 de septiembre de
1913
Samuel Escobar. Dos garzas 26 de enero de 1914
Enrique A. Gaviria. Acacias 23 de febrero de 1914
Lázaro Botero E. Seis arbolitos de
semilla del árbol
llamado “Chocho de
Purima”
17 de febrero de 1917
José María Uribe G. Paquete de semillas
de Eucaliptus y de un
árbol llamado
“Sarrapia”.**
19 de marzo de 1917
Felipe Escobar. Eucaliptus 6 de agosto de 1917
Roberto Restrepo Dos ejemplares de la
planta llamada
Araucaria.
Agosto 13 de 1917
José María Uribe G. Eucaliptos.** 6 de octubre de 1917
José María Uribe G. Semillas de palma y
otros árboles.**
17 de noviembre de
1917.
Eduardo Restrepo Sáenz. Árbol llamado 26 de febrero de 1918
259
“Pallar”.
* Traídos de Lima (Perú), con instrucciones sobre el cultivo de este árbol.
** Arboles enviados desde Bogotá.
El encargado de dirigir las obras de adecuación de terrenos, perforación de hoyos,
construcción de quioscos y demás obras complementarias fue el ingeniero Roberto L.
Restrepo.671
A mediados de 1914 el Medellín Fútbol Club realizó de común acuerdo con la Sociedad de
Mejoras, una serie de fiestas hípicas y con sus beneficios económicos se colaboró para los
trabajos de la pista circular del Bosque, que estaba predestinada como hipódromo. Esta fue
una fuente expedita de recursos monetarios para acelerar los trabajos en el Bosque. De las
dos fiestas realizadas con el Medellín se pudo invertir $ 25.000 p. m. en esta obra. No sobra
mencionar que los miembros del club deportivo eran Eugenio Mejía, Juan Heiniger, y
Guillermo Echavarría.672
Un comentario de la época sobre la pista del Bosque decía: “Con el transcurso del tiempo
surgieron muchas mejoras, sobresaliendo una pista para carreras de caballos, que aun
cuando pequeña estaba bien trazada y nivelada. El Público la acogió con entusiasmo, y
fueron muchas las carreras que presenció la buena sociedad”.673 El Bosque se convirtió en
un espacio deportivo por sus pistas y praderas. Empezó a ser solicitado para partidos de
Fútbol, Carreras hípicas y golf.674 Las carreras de caballos se vieron entorpecidas hasta su
total eliminación, cuando crecieron los árboles del Bosque, (llamado hasta entonces el
“Bosque Fantasma” por cierta prensa), ya que los jinetes no dominaban la pista.675
La SMP no escatimaba esfuerzos para acelerar lo más posible los trabajos en el Bosque: en
octubre de 1915 se decidió aumentar el número de presos, emplear en inversión hasta $ 120
oro. El director de la obra, Roberto Restrepo informó que los trabajos en los trazados de las
vías se terminarían el sábado siguiente y que había para transplantar 1.200 árboles.676 En
febrero de 1916 la SMP hizo una sesión extraordinaria en el Bosque, con el fin de realizar 671A. S. M. P. Acta No 372, de 23 de febrero de 1914, f. 261672A. S. M. P. Acta No 384, de 22 de junio de 1914, ap. IV; Acta No 386, de 27 de julio de 1914673 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208674 A. S. M. P. Acta No 409, de 15 de febrero de 1915; Acta No 414, de 22 de marzo de 1915, ap. IV675 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208676A. S. M. P. Acta No 430, de 11 de octubre de 1915, ap. III
260
una inspección ocular de los trabajos, e informó que habían sido sembrados 940 árboles, en
su mayoría de las siguientes especies: guayacanes, cedros, acacias moradas y rojas,
piñones, palmeras, sámanos, ceibas, naranjos, álamos, guásimos y eucaliptos. Sólo faltaba
por trazar una avenida y avanzaban “satisfactoriamente” los trabajos del lago.677
En la protección de aquél bosque la SMP estuvo dispuesta a enfrentar a cualquier persona o
institución, como sucedió en 1915 con el Regimiento Girardot, que dedicaba el Bosque
para los ejercicios de los soldados. Esta práctica había ocasionado muchos perjuicios a los
árboles plantados, por lo cual la Sociedad presentó su protesta, ante el Comandante
Rodríguez, del Regimiento Girardot, preguntándole si sería posible buscar otro terreno para
esos ejercicios. La respuesta del Comandante Borrero, de ese regimiento fue en términos
agresivos, por lo cual se resolvió autorizar al Presidente para contestar privadamente la
carta de dicho señor Borrero para no llevar el asunto a la prensa. El asunto se resolvió a
favor de la SMP, cuando el propio Comandante de la Cuarta Brigada, General Antonio M.
Rodríguez, aceptó las razones de la Sociedad para no permitir los ejercicios militares en el
Bosque, y pidió excusas por el envío de la agresiva carta del señor General Borrero.678
Para el año de 1915 la comisión permanente del Bosque de la Independencia estuvo
constituida como sigue: Gustavo Restrepo, Enrique Olarte, el Comandante de la Policía,
Leocadio Arango, y Roberto C. Restrepo.679 En uno de los informes sobre los trabajos del
bosque de la Independencia, a principios de año, se dice que se habían alambrado unos cien
corrales y que en el mes de febrero quedaría terminado el trasplante de cerca de doscientos
árboles, los cuales se estaban sembrando a tres metros de la pista.680 La fuerza de trabajo
ofrecida por el Director de la Penitenciaria para los trabajos en El Bosque fue de 18
presos.681
En sólo tres años y estando aún en proceso de construcción, el Bosque prestaba los más
diversos servicios a la comunidad medellinense. Campo de ejercicios militares, hipódromo,
cancha de fútbol, escenario de los más diversos deportes, y al parecer la casa que hacía 677A. S. M. P. Acta No 444, de 8 de febrero de 1916, ap. I678A. S. M. P. Acta No 425, de 2 de agosto de 1915, ap. VI; Acta No 426, de 13 de septiembre de 1915, ap. II679A. S. M. P. Acta No 407, de 1 de febrero de 1915, ap. IV680A. S. M. P. Acta No 408, de 8 de febrero de 1915, ap. VII681A. S. M. P. Acta No 431, de 18 de octubre de 1915, ap. II
261
parte del terreno destinado a esta obra servía de cantina y casino, a juzgar por una queja que
elevó el Concejo Municipal pidiéndole a La SMP “que la casa de “El Edén” administrada
por esta Sociedad, como dependencia de El Bosque no se continuara arrendando para poner
cantina y juegos como se ha venido haciendo”.682 Como consecuencia de esta queja se
entienden las palabras de Lisandro Ochoa: “La mejora de más importancia que ha recibido
el Bosque, ha sido la de haber convertido la casa de recreo y baños de El Edén en una
escuela de niñas, con lo cual también se ha santificado el barrio, desterrando vecindades
non santas.683
En 1918 la comisión encargada de la construcción y administración del Bosque estuvo
conformada por: Enrique Olarte, Roberto Luis Restrepo, Leocadio M. Arango, y Gustavo
Restrepo S.684 En aquél año, la Sociedad de Mejoras Públicas, por recomendación de esta
comisión empezó los estudios de factibilidad y conveniencia de la construcción de un lago
en el Bosque de la Independencia y se acordó: “Ordénase la construcción del lago en el
Bosque de la Independencia con fondos de La Sociedad, y nómbrese una comisión especial
que arbitre recursos para ese objeto”.685
Las especificaciones del Lago del Bosque de Independencia, según el diseño de los técnicos
encargados de ello fueron los siguientes: 150 mts. de largo, con un ancho variable entre 20
y 50 mts. Para la contención del agua, se preveía construir un muro de esclusa de cinco
metros de ancho y tres y medio metros de grosor, con una salida de agua de 65 x 65 cm.
Para el mes de agosto de 1918 se habían hecho 70 metros cúbicos de mampostería, para lo
cual se habían gastado 12 barriles de cemento de 180 k. cada uno y 50 carros de arena. 686
Sobre el lago dice Lisandro Ochoa:
“Aprovechando la gran cantidad de aguas del Bosque, se excavó un lago, el cual día
a día ha sido mejorado. Al principio se instalaron unas barcas de pocas garantías,
pues hacían aguas y llevaban muchos remiendos de brea. Entre las primeras barcas,
había una regalada por la familia de don Francisco Pérez P. que ya había funcionado
en la laguna de “Las Nubes”, finca de recreo de doña María Rodríguez de Pérez.”687
682A. S. M. P. Acta No 439, de 10 de enero de 1916, ap. IV683 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208684A. S. M. P. Acta No 535, de 14 de febrero de 1918, ap. III685A. S. M. P. Acta No 550, de 3 de junio de 1918, ap. IV686A. S. M. P. Acta No 561, de 19 de agosto de 1918, ap. III687 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208
262
Según una crónica de la ciudad fechada en 1925, el área del Bosque llegó a ser de 22
cuadras, habían sido plantados algo más de cinco mil árboles, y entretanto el sitio se
utilizaba, como se había vuelto costumbre, para carreras a caballo, a pie y en bicicleta,
natación en el lago y otros deportes. Para mejorar el ornato del Bosque, la Sociedad había
erigido además el monumento a la Bandera, que aún permanece, y habían sido inaugurados
los monumentos de Gonzalo Escobar y Gabriel Echeverri.688
Para finales de la década de los treinta el Bosque había sido objeto de un sinnúmero de
mejoras: una artística terraza, piezas de servicio, quioscos, avenidas, trapecios, columpios y
aparatos de juegos infantiles, barcas, etc. Ya por aquellos años el parque prestaba sus
servicios en la noche para la realización de fiestas, para lo cual contaba con una espaciosa
pista de baile y con luz eléctrica, que según el decir de Lisandro Ochoa producía unos
“hermosos efectos sobre el lago”.689 El lugar estaba al alcance de pobres y ricos. Sin
embargo era disfrutado por un reducido público.690
Para la adecuación del Bosque fueron muchos las empresas que participaron de una u otra
forma, facilitando la construcción de un lago además de la instalación del alumbrado
público, bancas, canchas de tenis, cercos y portones, ferrocarril infantil, etc.691 En 1940 se
construyeron algunas bancas con cemento donado por Argos, Laboratorios Uribe Ángel
construyó una puerta peatonal en el costado oriental y en 1946 se construyeron las canchas
de tenis.
En 1949 se presentaron algunos roces con la administración municipal por el
incumplimiento por parte de éste, de cláusulas relacionadas con la dotación de acueducto y
alumbrado para el lugar, al igual que por algunas intervenciones y atribuciones que el
Municipio se tomó y que no le correspondían. La Sociedad se quejó públicamente por la
demolición de unas casas en predios que la sociedad acababa de adquirir para la ampliación
del parque; estas demoliciones fueron ordenadas por el Municipio y sin consultar ni
informar a la Sociedad.692
688 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. “Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Betancur Agapito. (Comp.). La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Tipografía Bedout, 1925, p. 253689 Sólo hasta 1943 se dotó de alumbrado público.690 Ochoa, Lisandro. Op. Cit., p. 207-208691 Progreso. 4a Época. No 2, Medellín: S. M. P., diciembre de 1948.692 Progreso. 4a Época. No 3, Medellín: S. M. P., enero de 1949.
263
En el Bosque se realizaron múltiples actividades que buscaban la participación de la
ciudadanía. En 1939 se abrió la primera Exposición Floral, de la cual se realizaron varias
versiones, las que inspiraron posteriores eventos de este tipo; la Exposición mostró gran
variedad de plantas, flores y frutas, herramientas, abonos y prácticas de cultivo,
acompañadas de conferencias; paralelamente se organizaron desfiles y concursos de carros
y triciclos, los que fueron bien acogidos por los visitantes de la Exposición. Este es, sin
lugar a dudas antecedente ineludible de la Fiesta de las Flores de Medellín. Durante muchos
años fueron famosos los bailes de los fines de semana, los que desde tempranas horas de la
tarde contaban con numerosos asistentes.
Dentro de las preocupaciones de la Sociedad de Mejoras Públicas, muy temprano se dejó
entrever la de recrear un paisaje natural con toda su diversidad de vida animal y vegetal.
Por este motivo desde 1933 Gabriel Echavarría, uno de sus socios, insinúo el proyecto de
empezar a formar una colección de animales en el Bosque.693 Al igual que en el resto del
mundo, en Medellín se empezaba a pensar la necesidad de construir una arca para salvar las
especies del diluvio de la devastación de las selvas tropicales.
A mediados de 1940 se llevaron 70 carpas al lago del Bosque de la Independencia, las que
se reprodujeron muy bien a pesar de los patos. Temiendo una sobrepoblación de peces,
empezando el año de 1941 se liberaron varios lotes de carpas pequeñas en el río Medellín y
se organizaron concursos de pesca en los que los participantes, luego de pagar una
inscripción de $5.20, contaban con cuatro horas para pescar en el lago.
Paralelamente se adelantó una campaña que buscaba la recuperación de algunos de los ríos
del departamento a través de la siembra de peces, los cuales eran donados por el Bosque
para estanques y riachuelos. Estas donaciones de carpas continuaron durante varios años, lo
que permitió que se poblaran de peces las cuencas de las tierras altas del oriente y el
occidente del departamento, estimulando la actividad pesquera en esas zonas. Muchas de
estas carpas fueron llevadas también a los lagos y estanques de ciudades como Cali y
Bogotá.694
Durante la década del 50 se presentaron problemas con las aguas del Lago, las cuales
habían ido perdiendo calidad. Se recurrió al Acueducto Municipal quien se encargó de
693 A. S. M. P. Acta No 1177, de octubre 16 de 1933, p. 454694 Progreso. 3a Época. No 29, Medellín: S. M. P., noviembre de 1941.
264
abastecerlo durante corto tiempo, reduciendo el suministro de agua por su necesidad de
abastecer de agua potable un nuevo sector domiciliario. Para solucionar el problema, la
Sociedad decidió contratar la perforación un pozo artesiano, lo que restableció los niveles
de agua y permitió la reactivación de actividades recreativas como transporte a remo y
motor en el lago.695
Para 1954 se plantea una reforma total del Bosque, buscando una "mejora integral", la que,
entre otras metas, buscaba convertirlo en una "club popular"; esto no se logró plenamente,
sin embargo para 1962, se había fundado el Club Popular de Tenis el que entrenaba en las
canchas que funcionaban desde 1946. El mayor cambio institucional comenzó a darse en
1960 cuando surgió la idea de la fundación de un jardín botánico y se convocó una
comisión para adelantar los estudios y tramites que fueran necesarios, cristalizando la idea
cuando nace definitivamente en 1968 el "Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe, centro de
exposiciones Bosque de la Independencia”, en el cual participaban la SMP, el Municipio de
Medellín, el IDEA, Turantioquia, la Sociedad Colombiana de Orquideología y Club de
Jardinería. Dentro de sus funciones se espera que logre ser un centro de estudios y
divulgación en botánica y astronomía.
Como puede observarse, la Sociedad de Mejoras Públicas de este período no se resistió, al
contrario, estimuló la constitución del Jardín Botánico como sociedad independiente, para
delegar en ella la administración y desarrollo del que se esperaba sería un centro de
investigaciones biológicas de primera importancia. En virtud de esta consideración, el
jueves 19 de febrero de 1970 se hizo entrega oficial de las instalaciones del Bosque de la
Independencia a La Sociedad Jardín Botánico.696
No obstante, la SMP mantendría su participación en las Juntas del “Club de Tenis el
Bosque” y en el Jardín Botánico “Joaquín Antonio Uribe”.697 Por medio de sus
representantes en dichas juntas conservó por varios años el control de la que llegó a ser una
de sus empresas más queridas.
De otro lado, anualmente se encargaba de la organización de las exposiciones o feria agro-
industriales “Frutos de mi Tierra”, algunos de cuyos actos tenían lugar en el Jardín
695 Progreso. 6a Época. No 29, Medellín: S. M. P., noviembre de 1959.696 A. S. M. P. Acta No 685, de 11 de febrero de 1970, p. 174697 A. S. M. P. Acta No 746, de 18 de noviembre de 1971, p. 550
265
Botánico. Aún enfrentando las negativas de préstamo de este espacio, como sucedió en
1976, cuando supuestamente “por estar comprometido para una exposición de escultura y
pintura”, lo que provocó la indignación de Santiago Herrera Gómez, Presidente de La SMP,
quien estuvo dispuesto a invitar a la sociedad de Medellín, a los estudiantes del IBA, a los
obreros del Zoológico Santa Fe y a las Asociaciones Cívicas a tomarse el Jardín
Botánico.698
El Cerro Nutibara
El Cerro Nutibara, conocido hasta la década de los veinte como “Cerro de los Cadavides”,
ha llegado a constituirse con el paso del siglo, en uno de los centros de recreación más
tradicionales de la ciudad de Medellín. A él confluye la población medellinense, de las
distintas capas sociales, en busca de descanso y diversión. Los domingos y especialmente
las navidades, por los más diversos medios de transporte, ascienden el cerro un sinnúmero
de personas para mirar la ciudad en panorámica, para contemplar las luces de colores,
disfrutar de un concierto o degustar alguna golosina. Además, con la realización del
programa “Venga a mi pueblo” en el Pueblito Paisa, este espacio recreativo ha ganado un
mayor reconocimiento. Lo que pocas personas saben es que la iniciativa para la
construcción de este parque recreativo la SMP jugó un papel vital.
La historia de este proyecto se remonta al año de 1927, cuando el Concejo Municipal
adquirió el Cerro de los Cadavides. La adquisición de aquel inmueble por parte de la
municipalidad le permitió a la SMP concebir la idea de construir un parque recreativo, que
además tuviera en cuenta las potencialidades ambientales de este cerro en la conservación
del ecosistema del valle. Con esta mira, en el mes de marzo de 1928 la SMP creó una
comisión encargada de estudiar las posibilidades de ejecución de un proyecto ambiental -
recreativo en dicho cerro. Uno de los encargados, Juan M Jaramillo, informó en dicho mes
sobre la puesta en marcha de los trabajos de embellecimiento del “Cerro de los Cadavides”.
Esta comisión trabajaba de común acuerdo con el Rector de la escuela de Minas para
obtener un plano acotado del cerro.699
698 A. S. M. P. Acta No 864, de 24 de marzo de 1976, p. 683699 A. S. M. P. Acta No 947, de marzo 12 de 1928, p. 234
266
En segundo término, la Sociedad consideró la necesidad de cambiarle de apelativo al cerro,
con el fin de quitarle esa connotación de propiedad particular, otorgándole el nombre de
una figura que representara la identidad antioqueña y que fuera punto de referencia para los
ciudadanos. Por esta razón, la corporación cívica insinuó al Concejo Municipal la
conveniencia de cambiarle el nombre al cerro “de los Cadavides” abriendo para ello un
concurso.700
El Concejo accedió a la petición y por medio de un oficio le comunicó el beneplácito por
tal iniciativa, autorizándola para abrir el concurso por el que se daría un nombre mas
adecuado al “Cerro de los Cadavides”. En sesión celebrada el 20 de mayo de 1929 se
resolvió “No abrir concurso para el nombre del cerro de los Cadavides, el cual llevará el
nombre de “Cerro Nutibara...”701 En la siguiente reunión de la Junta, por solicitud del socio
Eduardo Arango fue reconsiderada lo resuelto en el acta número 993, y se resolvió abrir
una votación entre los socios para dar nombre al cerro de los Cadavides y luego del
escrutinio los resultados fueron como sigue: Cerro Nutibara: 14 votos; Cerro de los
Alcázares: 12 votos; Cerro Aburraes: 2 votos; Cerro de Ayacucho: 1 voto; Cerro de
Bárbula: 1 voto.702
La determinación de otorgarle este nombre al cerro no era gratuita. La revalorización del
ancestro indígena gracias a los trabajos de los miembros de la Academia Antioqueña de
Historia, propició el surgimiento de figuras heroicas e idealizadas, como la del Cacique
Nutibara, legendario cacique indígena recordado por representar al aguerrido nativo que
hizo resistencia a la conquista española. El nombre del cerro, resuelto en la sesión del 10 de
junio fue apuntalado por el Concejo Municipal, en lo primeros días de septiembre de
1929.703
Posteriormente se pasó al diseño de planos y construcción de un parque en el cerro. Las
decisiones y trabajos se hicieron entre la Sociedad de Mejoras y el Concejo como de
costumbre. Por medio de un oficio el secretario del Concejo transcribió la aprobación de
éste, del plano presentado por la SMP para el embellecimiento del Cerro Nutibara. Por el
700 A. S. M. P. Acta No 975, de octubre 8 de 1928, p 370701 A. S. M. P. Acta No 992, de mayo 20 de 1929, p. 456; Acta No 993, de mayo 20 de 1929, p. 467702 A. S. M. P. Acta No 994, de junio 3 de 1929, p. 471; Acta No 995, de 10 de junio de 1929, p. 475703 A. S. M. P. Acta No 1007, de septiembre 2 de 1929, pp.544 - 545
267
mismo, se autoriza a la Sociedad para hacer reformas o variaciones en el mismo y
emprender trabajos.704
Los trabajos de la SMP para la adecuación del cerro y la construcción de un parque acorde
con las necesidades de una ciudad industrial, carente de pulmones y que cada vez se iba
quedando con menos zonas verdes, continuaron a lo largo de los años treinta. Con este
propósito, Ricardo Olano buscó que el Concejo Municipal comprara a Joaquin Berrío
Gaviria un lote de terreno de gran extensión en la parte suroccidental del cerro Nutibara
“...quedando este cerro así con la nueva adquisición lindando con la avenida de los
Libertadores y con la carretera de Itagüi...”705 Este proyecto salió airoso en octubre de 1933.
EL siguiente paso consistió en crear un Jardín Botánico en el Cerro Nutibara. La propuesta
fue hecha por el socio Fidel Correa, considerando que el Municipio de Medellín era dueño
de los terrenos del cerro y que su adquisición había sido con el propósito de hacer un
bosque, con carretera y restaurante para el publico de Medellín. Para la creación de éste
Jardín Botánico se tuvo en cuenta la siembra e identificación técnica de cada especie, como
se había hecho con otros proyectos de arborización y reforestación. El proyecto se aplazó
mientras se adquiría una faja de terreno de propiedad del Señor Julio Londoño.
En 1938, bajo la alcaldía de Félix Mejía Arango, el Municipio inició trabajos para la
construcción de la carretera que sube al Cerro Nutibara, según informó el socio Luis
Mejía.706 Con esto se trataba de facilitar el acceso de personas en automóviles, materiales y
trabajadores para las obras complementarias del parque, ya que el proyecto comprendía
diversos elementos para la diversión de los visitantes.
El proyecto presentado a la Ciudad por la Sociedad en 1939, contemplaba la construcción
de un Paseo, el cual se organizaría tomando como eje la recién abierta carretera que
conducía a la cima. La parte alta estaría coronada por un restaurante, un kiosco y
numerosos jardines, seguidos en el descenso por un bosque de arbustos entre los que
habrían caminos peatonales y miradores, terminando con un bosque en la parte baja en el
que se mezclarían los guayacanes (de flores amarillas) con los caobos (de flores rojas) y las
acacias (de flores amarillas).
704 A. S. M. P. Acta No 1035, de mayo 26 de 1930, p. 49705 A. S. M. P. Acta No 1180, de octubre 30 de 1933, p. 460706 A. S. M. P. Acta No 1387, de octubre de 1938, p. 1142
268
En su afán por ver terminado el parque, la Sociedad propuso a la ciudadanía la formación
de grupos de señoritas y jóvenes que se encargaran de recaudar fondos entre amigos para la
siembra de árboles: “Así la SMP pone a prueba el civismo de la ciudad, veremos si el gran
público nos ayuda, veremos si se preocupan por el progreso y belleza de nuestra querida
cuidad”.
Con la colaboración ciudadana, como se había hecho para el Bosque de la Independencia,
se iniciaron las labores de construcción del nuevo parque. Para el mes de Agosto de 1939 se
habían sembrado los primeros 510 árboles y a raíz de la necesidad de agua en el Cerro, el
Municipio construyó en 1940 un gran tanque en la parte alta. La Sociedad contribuyó a esta
obra con $359.48, que representaban la mitad de los costos.707
Luego de más de quince años de labores en la adecuación del Cerro Nutibara, el 3 de
septiembre de 1951 el municipio entregó su administración a la SMP. Para cumplir con este
nuevo compromiso invirtió $29.600 provenientes del impuesto de Parques y Arborización.
Con estos dineros se cubrió el pago por las mejoras realizadas en las anteriores
administraciones y los gastos que demandaba la construcción del Bar-restaurante, la
ampliación de la meseta y el mejoramiento de la carretera de acceso.708 El domingo 22 de
octubre se inauguraron las obras de adecuación y el salón del Cerro Nutibara.709
Obtenida la administración del Cerro, la Sociedad de Mejoras planteó nuevos proyectos con
el propósito de convertir este sitio en un centro de diversiones moderno, que brindara
variedad a sus visitantes. Dentro de las mejoras trazadas para el Cerro, de las cuales algunas
se lograron, se destacaban las canchas deportivas, juegos infantiles, transporte aéreo
(telesférico), un teatro al aire libre y una ciudad de hierro, al igual que un edificio para las
Naciones Unidas, una estatua del fundador de Medellín, una zona de banderas y algunos
quioscos típicos. Los trabajos comenzaron inmediatamente, logrando que durante la
Semana Cívica de ese año se inaugurara el restaurante. 710
707 Progreso. 3a Época. No 13, Medellín: S. M. P., julio de 1940708 Progreso. 5a Época. No 17, Medellín: S. M. P., marzo de 1952.709 A. S. M. P. Acta No 1914, septiembre 10 de 1951.710 Progreso. 5a Época. No 17, Medellín: S. M. P., marzo de 1952.
269
La primera junta directiva que se encargó de la administración del Cerro, estaba
conformada por Hernando Uribe Jiménez, Eugenia Ángel de Vélez e Ignacio Bernal
Escobar. 711
Para 1953 se registra el éxito obtenido por el restaurante y el kiosco, los cuales habían sido
visitados por un número considerable de turistas, que subían al Cerro para divisar la ciudad.
La seguridad de los niños y los jóvenes, especialmente de las jovencitas que asistían a los
bailes allí organizados, estaba garantizada con la campaña antialcohólica que adelantaba la
Sociedad, la cual prohibía la venta de bebidas alcohólicas en el Cerro.712
Zoológico Santa Fe.
Ya se ha mencionado cómo la preocupación de la Sociedad de Mejoras Públicas por el
medio ambiente urbano se ha expresado a través de proyectos de protección, administración
y gestión de la vida animal y vegetal. Para ello sus actividades han involucrado programas
de arborización, creación de parques, protección y reforestación de microcuencas, entre
otros. Como una parte sustancial de la actividad ambientalista, muy pronto la SMP se
interesó por la protección de los animales callejeros y de la avifauna. Realizaron campañas
por el respeto a la vida de los perros callejeros, y cuidaron las palomas de los parques. En
este mismo sentido se entiende la idea temprana de hacer un parque zoológico. Un
antecedente primigenio puede encontrarse en el Bosque de la Independencia, donde por
iniciativa de algunos empresarios se trató de aclimatar algunas aves hidrófilas, o el cultivo
de peces en el lago del mismo, aludido más arriba.
Nuevamente, la propuesta se puso de presente en 1933, cuando Gabriel Echavarría insinúo
a la SMP empezar a formar una colección de animales en el Bosque de la Independencia. 713
La idea era coherente con una filosofía de corte ambientalista propia de la época, en la cual
se trataba de salvar de la catástrofe forestal las especies silvestres más vistosas y exóticas,
por medio de una “arca de Noé” inmóvil. De otro lado, se buscaba brindar a los
medellinenses, la posibilidad de tener cerca los animales más atractivos del mundo 711 Ibídem.712 Ibídem.713 A. S. M. P. Acta No 1177, de octubre 16 de 1933, p. 454
270
“salvaje”, poniendo a la ciudad a la altura de las metrópolis más avanzadas del mundo. Los
miembros de la Sociedad conocían los zoológicos de grandes ciudades en Estados Unidos y
Europa, los cuales fueron fuente de inspiración.
La idea estuvo flotando por muchos años en la Sociedad. Sin embargo no se presentaba la
oportunidad. Un obstáculo fundamental era la carencia de terrenos para este proyecto, pues
no se quería repetir la historia del Bosque, que había quedado de propiedad del Municipio.
El momento propicio se presentó el 31 de agosto de 1953, cuando la Junta informó que
doña Mercedes Sierra de Pérez había dejado en su testamento para la SMP de Medellín la
Hacienda Santa Fe con todo su contenido.714 En 1959, al morir dicha señora, la Sociedad de
Mejoras Públicas recibió los terrenos de la Hacienda Santa Fe, con el compromiso de
construir un parque infantil.715
Desde el momento en que se hizo entrega de la propiedad, tanto la Sociedad como el
Cuadro de Honor comenzaron a trabajar para la construcción del Parque y para la
adecuación de la Casa en la que funcionaría, según sus proyectos, un museo de
antigüedades, extensión del museo de Zea.
Para el mes de octubre de ese mismo año ya había comenzado la construcción del
Zoológico, el cual se costeó con los fondos recaudados en la Feria Exposición de Medellín
y con donaciones de empresas. Los planos fueron realizados por el arquitecto Elías Zapata,
y en la construcción de los albergues participaron trabajadores cedidos por el municipio.
Los trabajos estaban dirigidos por una comisión nombrada en la Sociedad, presidida por el
Reverendo Daniel Hernández, quienes lograron que la Hacienda fuera exonerada del pago
de Impuesto de Valorización en 1961.
Con menos de un año de trabajos, el Zoológico albergaba paujiles, pavas de monte, pavos
reales, gansas, gansos, patos, palomas, tucanes, gallinetas blancas y grises, águilas reales,
cóndor andino, búhos, diferentes pájaros, tigres americanos, conejos, martejas, oso
siberiano, mapaches, puerco espín, zorros, nutrias, varias clases de micos, llamas, curíes,
caimanes, boas, anacondas, puma, venado, guaguas, perros de monte, guacamayas, lobos, y
otras especies de animales, propias de nuestra fauna como otros países.716
714 A. S. M. P. Acta No 1995, de agosto 31 de 1953.715 Progreso. 6a Época. No 26, Medellín: S. M. P., agosto de 1959.716 Progreso. 6a Época. No 32, Medellín: S. M. P., febrero-marzo de 1960, p. 18
271
Para ampliar este panorama de por si vasto, la Sociedad de Mejoras consiguió en 1960, por
intermedio de las oficinas del Programa de Asistencia de los Estados Unidos, que los
parques zoológicos de Washington y Nueva York, cedieran al Zoológico Santa Fe de
Medellín, varios animales, entre ellos, dos leones africanos, un búfalo y un chimpancé de
gran tamaño. El último animal mencionado era sin duda la famosa “Agripina”, graciosa
chimpancé que fue por muchos años uno de los principales motivos de atracción del
zoológico, que al momento de su muerte fue donada al Museo de la Universidad de
Antioquia, donde después de ser embalsamada es exhibida el algunas exposiciones.717
Según una crónica de Progreso, en relación con el proceso de construcción del zoológico,
los animales que éste poseían, habían sido adquiridos en distintos sitios del país,
especialmente en la región amazónica; otra parte era proveniente de la Feria Exposición
realizada en Bogotá, “los cuales fueron cedidos por el doctor Juan Pablo Leyva, de la
Universidad Nacional”.718 Según el artículo mencionado:
“El Parque Zoológico Santa Fe viene a llenar una necesidad de Medellín. Contribuye al
sano esparcimiento del público y lo ilustra fácilmente sobre la fauna. Precisamente para
esto último se ha venido colocando en los albergues de cada tipo de animales el nombre
vulgar y el científico, las características del ejemplar y los ambientes en los cuales vive,
etc.” 719
Además del parque zoológico, la Sociedad construyó en los predios de la Hacienda Santa
Fe un parque infantil, según los planos del arquitecto Rafael Arango Álvarez, el cual
contaba con senderos peatonales y una arborización abundante para dar sombrío a los
visitantes. Además se instalaron dos quioscos de la empresa Postobón, benefactora del
parque, con servicio de restaurante. Para completar y siguiendo la voluntad de doña
Mercedes Sierra, en la casa de la Hacienda Santa Fe, la Sociedad organizó el Museo Santa
Fe, con objetos históricos pertenecientes a la familia Sierra y con donaciones de
particulares.720 A éste nos referiremos en su debido momento. Luego de concluir la mayor
parte de los trabajos considerados en el diseño del parque zoológico, éste fue inaugurado en
1961.
717 Ibídem.718 Ibídem.719 Ibídem.720 Ibídem.
272
Nueve años después, Medellín fue sede del IV Congreso Iberoamericano de parques
Zoológicos, el cual se había reunido en su versión anterior, en la Ciudad de México. Este
evento se llevó a cabo con la colaboración del Ministerio de Agricultura, el Inderena y el
Incora.721
A pesar de que el zoológico estaba prácticamente terminado a fines de los sesenta, el
sostenimiento, la adecuación de espacios, el ornato, la alimentación y salud de los animales,
así como la consecución de nuevas especies siguieron demandando la presencia de la
Sociedad de Mejoras Públicas. Ya que la administración del parque zoológico estaba
garantizada por la propiedad de los terrenos, la Sociedad de Mejoras dedicará buena parte
de sus trabajos a la conservación y mejoras de dicho parque. Así por ejemplo, en 1970 se
hizo una inversión de quinientos pesos mensuales para obras de ornamentación en el
Zoológico.722
En esta como en otras de las empresas y proyectos de la Sociedad la participación de las
empresas privadas ha sido parte fundamental para el logro de objetivos. Esto sin dejar de
lado las relaciones con el sector público, el cual se vincula también de distintas maneras a
las obras de la Sociedad.
Un caso entre muchos es el de la empresa textilera Fatelares, la cual se ofreció en 1970 para
construir una pajarera cuyo valor estaba calculado en veinte mil pesos.723 Unos meses
después dicho aporte fue aumentado por la misma empresa hasta $ 60.000 con destino a la
construcción de las pajareras.724 Con el fin de reconocer los aportes hechos por esta
empresa al zoológico, especialmente a la sección de avifauna, la Sociedad de Mejoras
resolvió ponerle por nombre “Aviario Fatelares”. Esta obra fue inaugurada el 18 de abril de
1972.725 No obstante, la Sociedad tenía otras formas de contraprestación para las empresas
benefactoras del Zoológico. Consistía en regalar pases de cortesía, como sucedió con Soya
que regalaba mensualmente el cuido para algunos animales.726
721 Progreso. 6a Época. No 53, Medellín: S. M. P., agosto de 1969.722A. S. M. P. Acta No 701, de 27 de mayo de 1970, p. 493723A. S. M. P. Acta No 718, de 25 de octubre de 1970; Acta No 723, de diciembre 9 de 1970, p. 518724A. S. M. P. Acta No 731, de 30 de marzo de 1971725A. S. M. P. Acta No 754, de 9 de marzo de 1972; Acta 757, de abril 6 de 1972, p. 562726A. S. M. P. Acta No 715, de 15 de septiembre de 1970, p. 510
273
Debe destacarse cómo las labores de administración del Zoológico exigieron a la Sociedad
una amplitud y un reconocimiento a nivel internacional. Ella debía estar al tanto de los
últimos adelantos que en esta materia se daban en el mundo, especialmente en cuanto a
construcción de hábitats, intercambio de animales y asuntos referentes a la salud de los
animales en cautiverio. En 1972, verbigracia, ante el incremento de ejemplares de la misma
especie y la imposibilidad de ampliar los espacios, concretamente en el caso de los felinos
se vio la necesidad de realizar un intercambio o canje con otros zoológicos.727 En el mismo
sentido se entiende que el Zoológico Santa Fe esté vinculado a Fipzoo, Federación
Iberoamericana de Parques Zoológicos, por medio de la cual se coordinan actividades de
canje y de intercambio de experiencias. La comunicación con personas y entidades de todo
el mundo era permanente y la mediación entre el zoológico y los interesados se hacía por
medio de la Sociedad. En 1977, se recibió una comunicación del Dr. Jesús Estudillo López,
Médico Veterinario de la Universidad Autónoma de México, solicitando el intercambio de
aves.728 Asimismo la Sociedad de Mejoras establecía contactos con instituciones de carácter
internacional con el fin de buscar colaboración económica o técnica. En 1978, por ejemplo,
se envió una carta al Embajador de Holanda, pidiendo por su conducto a Los Países Bajos
su apoyo económico para la construcción del parque infantil anexo al Zoológico Santa
Fe.729
El incremento de relaciones con otros países del mundo trajo consigo además la necesidad
de realizar viajes al exterior con fines de estudio. En 1983, por ejemplo, se aprueba el viaje
de la medica veterinaria del Zoológico, María Cristina Velásquez a los Estados Unidos con
el propósito de visitar los más importantes zoológicos del país del norte.730
La experiencia de la Sociedad en el manejo de zoológicos fue reconocida en 1983, cuando
luego de la asamblea del Acopazzo (Asociación Colombiana de Parques Zoológicos),
realizada los días 25, 26 y 27 de noviembre, a la cual asistieron representantes de Bogotá,
Barranquilla, Cali y Pereira, el socio Fritz Oberndorfer fue elegido presidente de la
asociación. Uno de los objetivos para la constitución de esta asociación fue la definición de
727A. S. M. P. Acta No 748, de 14 de enero de 1972, p. 551728A. S. M. P. Acta No 902, de 18 de agosto de 1977729A. S. M. P. Acta No 922, de 27 de marzo de 1978, p. 740730 A. S. M. P. Acta No 1052, de junio 28 de 1983, p. 016
274
líneas de acción frente al Inderena, organismo del estado que ponía múltiples trabas a la
importación de animales de otros continentes.731
Ahora bien, en la década de los setenta se presentaron algunos problemas administrativos
con el zoológico. El escaso presupuesto con el que se contaba, la informalidad en el manejo
de ciertas decisiones generaron algunas desavenencias al interior de la Sociedad. Al parecer
no se mantenía al día el inventario faunístico, ni se reportaban las bajas de animales. Otros
asuntos de contabilidad, así como la falta de registro de las adquisiciones y donaciones
hechas al zoológico, los donantes, y el avalúo de los animales generaban problemas para el
correcto manejo de la administración del parque.732
Otro de los asuntos que generó discusiones al interior de la Junta de la Sociedad fue el
manejo de los animales, los cuales eran presa del descuido, la mala alimentación y el
maltrato. Uno de los socios denunciaba la muerte de varios animales por estas causas y
ponía por ejemplo las llamas, los canguros, los cachorros de león y la tortuga marina, entre
otros.”733 El propio Presidente Pablo Edgar Gómez se quejaba de la deficiente
administración del Zoológico por la desorganización, “que en otra empresa sería
inaceptable.”734 Problemas administrativos son los que permiten comprender que en 1976 el
parque zoológico fuera azotado por una peste y que a pesar del empeño de todos los
empleados, no se contara con vacunas ni con una jaula para cuarentena.735
Además, es esta la época en que la Sociedad empezó a recibir algunas donaciones de la
familia Ochoa y de Pablo Escobar. Estas dádivas deben ser entendidas, en el marco de un
proceso de ascenso social de estas familias, interesadas en obtener el reconocimiento social
y político que requerían para la realización de sus actividades económicas ilícitas. Pero, por
supuesto, no se puede olvidar que estas personas hasta mediados de los ochenta eran
respetadas, habían permeado todo el tejido social y las mismas instituciones del Estado y
contaban con una curul en el Congreso de la República. La Sociedad de Mejoras Públicas,
por su parte, que atravesaba por una situación económica difícil y que había sido
731 A. S. M. P. Acta No 1068, de noviembre 30 de 1983, p. 038732A. S. M. P. Acta No 771, de 16 de agosto de 1972, p. 578733A. S. M. P. Acta No 781, de 17 de noviembre de 1972734A. S. M. P. Acta No 815, de 12 de febrero de 1974, p. 628735A. S. M. P. Acta No 872, de 1 de julio de 1976
275
abandonada a su suerte por la empresa privada y por el sector oficial, se vio en la necesidad
de aceptar las dádivas de aquellas personas.
En 1980, por ejemplo, Pablo Escobar, donó al Zoológico de Medellín algunos animales que
le fueron decomisados por la Corporación del Valle del Cauca, poniendo como condición
que le fuera regalada la primera cría, y regaló el transporte para traer un par de camellos,
con la condición de que sus don ejemplares pasaran la cuarentena en el Zoológico.736
Jorge Ochoa, por su parte, sugería a la Sociedad la realización de un congreso de parques
zoológicos el 5 de junio de 1982.737 Ante el abandono de parte del sector oficial y de la
empresa privada, la Junta del Zoológico, en ocasiones buscó el apoyo de estos personajes,
para obtener la donación de animales o para inversión. Como muestra de la negligencia que
llevó a la Sociedad a buscar el dinero de estos señores, se puede leer en las actas de la
Junta, entre otras cosas, que “la única persona que ha hecho donaciones grandes ha sido
Pablo Escobar”. Es de resaltar que algunos socios se oponían a todo contacto con “ese tipo
de personas” y decían: “así como la sociedad premia a las personas que realizan buenas
obras, también debe rechazar lo malo”.738 Afortunadamente para la Sociedad de Mejoras,
este capítulo quedó atrás y por medio de un mejor manejo administrativo y financiero, el
resurgimiento de un sentido cívico en su junta, y las donaciones más generosas de las
empresas de la ciudad, ha logrado consolidarse y emprender las obras que la conducen
hacia el siglo XXI con una imagen renovada.
La constitución del zoológico trajo consigo otro tipo de problemas a la Sociedad, con
organismos del Estado como el Inderena, derivados del transporte e introducción de
especies de otros continentes, por los problemas de higiene pública que esto podía
conllevar, como la llegada a nuestro territorio de enfermedades que afectaran los ganados y
animales de la región. Un caso concreto se presentó en 1981, cuando se hicieron una serie
de gestiones para la importación de algunos ñandúes. El Gerente del Inderena en Medellín,
Juan Arturo Montoya, no permitía la entrada de estos animales y amenazaba con cerrar el
Zoológico. Dicho funcionario acusó a la Sociedad de tratar de importar los ñandúes en
forma ilegal. Aunque no se sabe que curso tomó el asunto, la Sociedad decidió hacerle
736A. S. M. P. Acta No 985, de 14 de octubre de 1980; Acta No 985, de 14 de octubre de 1980, p. 827737 A. S. M. P. Acta No 1023, de mayo 13 de 1982, p. 890738 A. S. M. P. Acta No 1194, de octubre 7 de 1987, pp. 2 y 3
276
publicidad al asunto y mandar copia a Daniel Samper, de la carta enviada al gerente del
Inderena, “para que la publicara e hiciera las investigaciones pertinentes”.739
La interferencia estatal y la falta de apoyo oficial seguía presente hasta hace unos pocos
años. En 1989, el doctor Gonzalo López Gaviria aseguraba:
“La Sociedad de Mejoras Públicas se responsabilizó de hacer un zoológico en los predios
recibidos del legado de doña Mercedes Sierra de Pérez y hoy la ciudad sabe que existe y lo
denomina como tal a pesar de los muchos y graves defectos que tiene. Lo ha hecho gracias
al esfuerzo de algunas personas que a base de buena voluntad y con algunas donaciones y
los ingresos de taquilla, que justo es reconocer, se han venido incrementando por la
aceptación que le ha brindado el público y los medios de comunicación y sin apoyo de la
parte oficial. Es así como al Zoológico se le derraman impuestos de Valorización, se le
cobran tasas de aseo y servicios sin recibir auxilio ninguno fuera de $ 150.000.oo donados
por el Departamento para fosa de leones, que cuesta tres millones de pesos y otro auxilio
para una jaula de paujiles, (pero en cambio hemos visto alguno que otro funcionario
público echándole el ojo para aumentar el botín burocrático).”740
Más allá de este tipo asuntos, se puede decir que gracias a la Sociedad de Mejoras la ciudad
de Medellín cuenta con un lugar de esparcimiento popular, en donde, de paso se educa a los
niños acerca de la fauna de todo el mundo; se les instruye acerca de la importancia de
cuidar las especies en vías de extinción, las características de las distintas especies, el
medio que requieren para subsistir y el papel de estos dentro de sus respectivos
ecosistemas. El Zoológico Santa Fe alberga 1350 ejemplares pertenecientes a 230 especies,
de las cuales sólo catorce especies son de fauna exótica. Es decir, que en este parque se
encuentra una muestra representativa de nuestra fauna, amenazada por diferentes procesos
de intervención humana, como la caza indiscriminada, la tala y quema de bosques, la
contaminación de las aguas y el aire, y la inequitativa distribución de la tierra que arroja a
muchos campesinos sobre nuestra reservas forestales.
Precisamente, uno de los mayores logros de nuestro Zoológico es el contar con algunas
especies, prácticamente extinguidas, de las cuales sólo quedarán en su medio natural una
decena de ejemplares, como son, el águila arpía, el cóndor de los Andes, el oso de anteojos,
739 A. S. M. P. Acta No 1016, de 4 de noviembre de 1981740 Progreso. 7a época. Año LXXVIII. Medellín, noviembre de 1989, p. 35
277
el tití pielroja, la tortuga charapa, el mono lanudo y la guacamaya. El zoológico posee
además un bien dotado Hospital Veterinario que atiende animales en cuarentena y ofrece
consulta externa a fauna silvestre.
Sociedad Protectora de Animales
La preocupación ambientalista de la Sociedad de Mejoras desembocó también en
programas de protección de la fauna citadina. No se trata de algo ajeno a ella. Al contrario,
desde muy temprano se observan consideraciones en favor de la vida y el respeto por los
animales de la calle. Así por ejemplo, en 1907, se trató en una de las juntas respecto de la
manera como se estaban matando los perros en la ciudad y el socio Harold B. Meyerheim
propuso lo siguiente que fue aprobado: “Nómbrese una comisión que estudie un medio
práctico para regularizar la circulación de perros en la ciudad, evitando que estos animales
sean destruidos arbitrariamente”. Para desempeñar esta comisión fueron nombrados los
señores Camilo C. Restrepo y H. B. Meyerheim.741 Dentro de esta área de acción se
entiende además que en 1912 se destinaran $10.000 p.m. para traer un veterinario a la
ciudad.742
Al interior de la junta, frecuentemente se ventilaron asuntos relativos con la protección de
los árboles que ornaban las calles y parques, así como la vida de los animales. Un caso fue
cuando el socio José A. Gaviria propuso y fue aprobado insinuar al Concejal Ricardo Olano
que presentara un proyecto de acuerdo “tendiente a gravar con un derecho especial los
establecimientos en donde se expenden los hilos de caucho que se emplean en la
construcción de instrumentos exclusivamente dedicados a la matanza de pájaros y a la
destrucción de los bombillos de luz”.743 En efecto Olano presentó el proyecto y en la
reunión posterior informó de la comisión que se le había encomendado. Según Olano luego
de tratar el asunto con varios consejeros se acordó presentar una petición en el Concejo
741 A. S. M. P. Acta No 126 de 24 de septiembre de 1907, f. 216742 A. S. M. P. Acta No. 319, de 23 de septiembre de 1912. f. 41743A. S. M. P. Acta No 363, de 10 de noviembre de 1913, f. 222
278
para que los expendios donde se venden estos hilos de caucho sean gravados con cinco
pesos en oro más.744
Además de gravar con impuestos a los expendios de hilos de caucho, la SMP recurrió a las
autoridades encargadas de la educación primaria y secundaria. Solicitó a la Dirección de
Instrucción Pública que tomara medidas con el fin de amonestar a los jóvenes cuando
fueran vistos portando aquellas armas pajaricidas. El Director de I. P., atendiendo a dicha
solicitud, ordenó al Maestro Director de las Escuelas para que de acuerdo con los maestros
se tratara de solucionar este mal, prohibiendo el uso de hondas de caucho a los alumnos de
las escuelas públicas.745
Iniciativas como estas en pro de la defensa de la fauna citadina, desembocaron en la
constitución de una Sociedad Protectora de Animales para la ciudad de Medellín. La
propuesta provino en esta ocasión del Concejo Municipal, que por medio de un oficio (No.
404 de 11 de mayo), puso a consideración de la SMP la necesidad y conveniencia de
promover la fundación de una Sociedad Protectora de Animales. Luego de estudiar la
propuesta, Ricardo Olano sugirió la posibilidad de pedir a Bogotá y Barranquilla el
reglamento que regía en esas ciudades sobre este asunto. Como alternativa, mientras
llegaban tales reglamentos, se recomendó a los socios de La SMP que informen al Alcalde
sobre las infracciones que se cometieran contra las leyes de policía a ese respecto”.746
Algunos días después, en la junta se dio lectura a un oficio del Alcalde de Bogotá por
medio del cual se anunciaba el envío de varios documentos relacionados con la
organización de La Sociedad Protectora de Animales de la capital.747 En fecha posterior la
Sociedad recibió otra carta firmada por Arturo Gerlein de Barranquilla, informando que en
aquella ciudad no había Sociedad Protectora de Animales.748
El 25 de junio de 1917 la comisión conformada para estudiar todo lo relativo con la
fundación de la nueva sociedad, compuesta por Ramón Echavarría, Guillermo Moreno y 744A. S. M. P. Acta No 364, de 17 de noviembre de 1913745A. S. M. P. Acta No 523, de 1 de octubre de 1917, ap. II; Acta No 524, de 8 de octubre de 1917746A. S. M. P. Acta No 503, de 14 de mayo de 1917, ap. VI747A. S. M. P. Acta No 507, de 11 de junio de 1917, ap. IV748A. S. M. P. Acta No 508, de 18 de junio de 1917, ap. II
279
Gil J. Gil, propuso lo siguiente: “Insinúese al Sr. Alcalde para que nombre una junta
llamada Sociedad Protectora de Animales compuesta de cinco miembros principales y
cinco suplentes, y preséntesele los documentos enviados por el Sr. Alcalde de Bogotá...”749
El asunto tuvo un final exitoso, en el mes de julio del mismo año, cuando la Sociedad fue
informada por un oficio del Alcalde Municipal, sobre la promulgación del Decreto No. 67,
de 27 de junio, aprobado por la Gobernación del Departamento, por medio del cual la
Alcaldía había creado La “Sociedad Protectora de Animales”. Además, por Decreto No. 68,
de 12 de julio fueron nombrados miembros principales y suplentes de la Junta Directiva de
la nueva institución los candidatos presentados por esta Sociedad a la Alcaldía.750
Luego de constituida la Sociedad Protectora de Medellín, se buscó la constitución de
sociedades semejantes en los distintos municipios antioqueños y del país, por medio de las
sociedades de mejoras de cada municipalidad. 751 Por esta razón, el Presidente de la
Sociedad Protectora de Animales solicitó el apoyo a la SMP con el fin de que las demás
SMPs establecidas en el país, colaboren en la formación de Sociedades Protectoras de
Animales.752
La consolidación de la Sociedad Protectora de Animales no fue fácil, por falta de recursos y
de voluntarios. No obstante, la Sociedad de Mejoras estará preocupada por este tema y
desarrollará programas y campañas de protección de animales en apoyo de la sociedad
encargada de este problema. Al parecer la operatividad de la Sociedad constituida en 1917
no fue mucha, su actividad fue poca, hasta su práctica desaparición. Por esta razón en la
revista Progreso se menciona que, entre 1926 y 1929 la SMP levantó solicitudes al Concejo
de Medellín para que fundara una Sociedad Protectora de Animales. Pero no fue sino hasta
1941 cuando se "instala" bajo la dirección del socio Paulino Vélez.753
749A. S. M. P. Acta No 509, de 25 de junio de 1917, ap. IV750A. S. M. P. Acta No 512, de 15 de julio de 1917, ap. II751A. S. M. P. Acta No 523, de 1 de octubre de 1917, ap. II; Acta No 524, de 8 de octubre de 1917752A. S. M. P. Acta No 524 de 8 de octubre de 1917, ap. II753 Progreso. 3a Época. No 27, Medellín: S. M. P., septiembre de 1941.
280
En 1942 la Sociedad Protectora fue reconocida nuevamente por la alcaldía. Sin embargo
esta funcionará por muchos años vinculada con la Sociedad de Mejoras, como uno de sus
frentes de acción; por ello Paulino Vélez, director de aquella seguirá reportando a la de
Mejoras los beneficios y actividades en ella desarrollados durante los años siguientes.754
Todavía en 1970 la Sociedad Protectora de Animales funcionaba como una institución
tutelada por la de Mejoras. En dicho año se consideró la posibilidad de que ésta funcionara
como comité de la Sociedad de Mejoras, vinculando a los miembros de la junta de la
Sociedad de Mejoras. Esto quizás se debía al poco compromiso mostrado por los
voluntarios de la de animales que había quedado reducida a seis socios. Para llevar a cabo
esta propuesta, la Sociedad Protectora hizo entrega a la de Mejoras, de todos los
documentos para ser estudiados y ver la situación jurídica, económica y otros aspectos de
interés.755 Sin embargo, todo parece indicar que luego de estudiar el asunto, la Sociedad de
Mejoras prefirió, por sus múltiples ocupaciones, no confundir ambas sociedades.
5. Los servicios y empresas públicas
754 Progreso. 3a Época. No 47, Medellín: S. M. P., mayo de 1943.755A. S. M. P. Acta No 712, de 26 de agosto de 1970, p. 506
281
5.1 Introducción
Sin desconocer, que el fenómeno urbano remite ante todo al fenómeno político, es decir, al
estatuto jurídico, de sociabilidad y de cultura, mediante el cual el Estado organiza el
espacio sobre el cual se asienta con preferencia756, podríamos decir también que si las
ciudades no satisfacen al menos ciertas necesidades materiales básicas de la comunidad allí
asentada, difícilmente puede subsistir. Por esta razón es comprensible que una de las
tácticas de guerra para hacer rendir una ciudad, sea la de cortar sus abastecimientos de
alimento y agua. De ahí que se deba considerar en todo momento el fenómeno urbano en
directa relación con el fenómeno rural, dos mundos que se comunican de múltiples
maneras, entre los cuales existe un intercambio constante de servicios.
Marcel Roncayolo define a la ciudad como “el mecanismo topográfico y social capaz de
hacer que el encuentro y el intercambio entre los hombres sean eficaces al máximo”.757 No
se trata sólo de los intercambios culturales, políticos y sociales consustanciales a los centros
urbanos; debemos considerar también los flujos y reflujos de materia y energía, al interior
de la estructura urbana, así como en sus relaciones con el medio rural. Así, si entendemos la
ciudad, a la manera de Leonardo Benévolo, como un recinto o conjunto de recintos, donde
se perfecciona el arte de dominar las distancias medias y cortas,758 debemos incluir en este
arte la manera de facilitar el acceso de las comunidades urbanas al agua, el alumbrado, las
comunicaciones y el conjunto de bienes o servicios que cada tiempo considera como
público.
De esta manera, se puede asegurar que si algo caracteriza a las ciudades en cualquier
contexto cultural y temporal que se le ubique, en tanto espacio de intercambio, es el de
brindar a los ciudadanos ciertos servicios básicos para asegurar la vida y la salud pública,
siendo éstos, por tanto, problemas de política local y regional, de gran consideración para
los organismos políticos presentes en las ciudades.
Ahora bien, el concepto de servicio público es histórico. A lo largo del tiempo, muchos han
sido los servicios que han sido catalogados por las distintas épocas y culturas como de
756 Duby, Georges. Francia rural, Francia urbana. París: Seuil, 1980. (Traducción de María Cecilia Gómez B., Medellín, 1991), p. 8757 Roncayolo, Marcel. La ciudad. Barcelona: Paidós, 1978, p. 9758 Benévolo, Leonardo. La ciudad europea. Barcelona: Crítica, 1933, p. 8
282
carácter público, y por lo tanto sobre ellos el Estado ha ejercido una regulación permanente.
El agua, la sal, el aceite, ciertos metales, la pólvora, y posteriormente la energía eléctrica, el
petróleo, el transporte férreo, los puertos, las telecomunicaciones, se han ganado en
diferentes momentos y lugares, la consideración de servicio público. Pero el carácter
público no necesariamente implica que sea prestado por una organización del Estado; esta
puede ser, -por lo general al comienzo es así-, prestada por un particular, bajo la estricta
vigilancia del Estado. Es público en la medida en que es un bien o servicio, indispensable
para que la mayoría de la población cuente con los niveles de vida alcanzados por la
civilización en cada uno de sus estadios de desarrollo. Por lo tanto, un servicio público
puede dejar de serlo y un servicio que sólo era propio de las élites pasa a ser público con su
masificación.
Lo cierto de todo esto es que uno de los asuntos de política más acuciantes para los Estados
modernos es el de la buena calidad y cobertura de los servicios públicos, esfera de acción
estatal en la cual se puede observar con toda claridad la dialéctica de lo público y lo
privado. La Sociedad de Mejoras, en tanto institución publica-privada fue un puntal
indispensable en la modernización del acueducto de Medellín, como corporación de
consultoría del Concejo Municipal, con su asesoría técnica, fortaleció un proceso que se
venía gestando en la dirigencia a fines del siglo pasado.
Toda la filosofía que animaba a la Sociedad de Mejoras a participar en la gestación del
acueducto moderno, fue expresada de manera excelsa por el socio Ricardo Olano en la
ponencia que presentó, bajo el título “Estudio sobre el City Planning” ante el Congreso
Nacional de Mejoras Públicas de Bogotá, en 1917. En el apartado relacionado con la
provisión de aguas, considera que ésta es función municipal, “porque es base de la salud
pública y ésta prima sobre todo”. 759 En otro lugar de su ponencia dice:
“Sin limpieza y aseo no puede haber confort, y confort es civilización. Sin agua no hay limpieza y aseo. En consecuencia las ciudades necesitan para progresar estar surtidas de agua en abundancia. No se trata solamente de las necesidades personales sino también de las necesidades públicas, como lavado y riego de calles, etc. [...] La higiene pública exige agua abundante en los hospitales, en los hoteles, en las escuelas, en las cárceles; bastante agua para regar y lavar las calles”760
759 Olano, Ricardo. Propaganda cívica. 2a Ed. Medellín: Bedout, 1930, p. 92-93760 Ibid., p. 62-63
283
Menciona la experiencia de los Estados Unidos al respecto, donde -al igual que en
Colombia-, esta clase de empresas eran inicialmente de propiedad privada y luego pasaron
a los municipios, influyendo de manera favorable en la rebaja de tarifas y en el
mejoramiento del servicio. Para resaltar la importancia que el asunto tiene, agrega que
“Desde los tiempos de Roma hasta nuestros días las ciudades han gastado sumas enormes y
han edificado obras monumentales para surtirse de agua”, y anota que además de su
utilidad, las obras que se construyen para el servicio de aguas (acueductos, lagos, canales,
reservoirs) son también un adorno para las ciudades y sus alrededores.761
Pasando a consideraciones científicas sobre las condiciones del agua que surte las ciudades,
dice que ésta depende en parte de la geología y del clima, pero sobre todo de la topografía
del terreno, y cuando como en el caso de Colombia, los acueductos se construyen con base
en corrientes que recogen el agua de grandes áreas de terreno, las condiciones de esos
terrenos influyen decisivamente sobre la calidad y cantidad de las aguas. De ahí que la
visión de Olano, al involucrar consideraciones estéticas, funcionales y ambientalistas, opine
que es de suma importancia el “estudio, conservación y cuidado de esas áreas de terreno”,
para lo cual:
“Es preciso que veamos un poco más allá del cristal del vaso en que tomamos el agua. Es preciso que los Municipios compren, arboricen y despueblen las tierras de donde viene el agua que los surte. Esto hay que hacerlo sin demora. No se puede dejar para más tarde esta tarea, porque el tiempo va creando obstáculos, invencibles al fin”.762
No se trata pues, de una visión estrecha sobre el problema del agua en la vida de las
ciudades. Esta manera de entender el recurso hídrico, en términos actuales, contiene
consideraciones propias del desarrollo sustentable. Es una visión a largo plazo, que tiene en
cuenta la necesidad de la conservación y restauración de la flora propia de los acuíferos, y
el placer estético que se deriva de los paisajes arborizados. A continuación daremos un
vistazo a algunas acciones emprendidas por la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín,
las cuales recogen de manera fidedigna el pensamiento de Ricardo Olano, pero debe
aclararse que esa perspectiva era propia de la generación de dirigentes que la integraban.
761 Ibid., p. 92-93762 Ibid., p. 94
284
5.2 La Sociedad de Mejoras, el acueducto y el alcantarillado
La ciudad de Medellín es privilegiada en recursos hídricos. Además del río y quebradas de
cauces profundos, como la Santa Elena sobre la cual se desarrolló la población en tiempos
coloniales hasta mediados del presente siglo, contaba en los predios semirurales que la
circundaban, con un sinnúmero de quebradas menores y nacimientos de agua, que
formaban un exuberante entramado, por demás, de aguas potabilizables. Cuenta de manera
acertada el cronista Lisandro Ochoa que la villa comenzó en los alrededores del Parque
Berrío para aprovechar el abundante caudal de aguas potables suministrado por la quebrada
Santa Elena y sus afluentes La Palencia, La Espadera, la Castro y la Ladera. Pero asimismo
anota cómo, a causa de la deforestación que se hizo para la urbanización y el
establecimiento de potreros, a lo que habría que sumar el vertimiento de aguas residuales,
muchas de estas aguas perdieron las calidades que las hacían aptas para el consumo
humano.763 Sin embargo, recuerda don Lisandro cuando su abuelo le contaba que por
mucho tiempo los pobladores de la villa de la Candelaria no tuvieron otro servicio de agua
que el que les brindaba la quebrada Santa Elena y sus afluentes. Muy a su estilo dice:
“De manera muy primitiva construían los acueductos, fabricándolos de atanores de barro cocido, atravesando las zanjas o hendiduras de los terrenos por medio de canoas de madera, de guadua y hasta de hojas de cabuya. La mayoría de las gentes cargaba el agua desde los pequeños pozos hasta las casas, y la depositaban en grandes cántaros o tinajas, tomándola en los inviernos de las goteras de los tejados para evitarse la “cargada””.764
En el siglo pasado, aprovechando las aguas de la quebrada Santa Elena, se construyeron
algunos acueductos para atender las demandas de los barrios centrales de la villa. La boca-
toma, hasta donde llegaba el agua en cauce abierto, estaba situada un poco más arriba del
puente que lleva el nombre de La Toma, y desde allí se llevaba en canales de adobe o
atanores de barro, hasta la calle de Ayacucho, donde se construyó un tanque para limpiar
las aguas, que era conocido con el nombre de “El Desarenadero”. A partir de allí, el agua se
distribuía hacia las diferentes fuentes públicas, situadas en el Colegio del Estado (Plazuela
de San Ignacio), en el cruce de Ayacucho con El Palo, en El Coliseo, en el cruce de
Maturín con Palacé, en la Cárcel de Varones, en El Tribunal, y también llegaba hasta
763 Ochoa, Lisandro. Cosas Viejas de la villa de la Candelaria. Medellín: Autores Antioqueños, 1984, p. 51764 Ibid., p. 52
285
algunos edificios públicos y casas de familias acaudaladas, antes de seguir por el atanorado
hasta la Plaza Principal (Parque de Berrío) y las fuentes de Cúcuta, Boyacá y San Benito.
Este acueducto sufrió algunas intervenciones por parte de la municipalidad en 1848, 1853,
1862 y 1890, con el fin de reparar algunos tramos de la acequia central, para cambiar los
viejos atanores, para cubrir los que se encontraban a campo abierto, para ampliar la
cobertura del servicio y construir dos desarenaderos (1853), a treinta metros de distancia
entre sí, en el cruce de Colombia con Sucre765. De una descripción de 1848 escrita por el
fontanero Vicente Villa Rojas, encargado de algunas reparaciones, se desprende que la
cañería se encontraba en pésimas condiciones y sufría intervenciones no autorizadas por
parte de importantes vecinos, quienes por demás la contaminaban:
“La cañería pierde una porción muy considerable de agua antes de entrar al marco de la población, parte que se extrae por el mal estado del cauce actual, y parte porque algunas personas que tienen derechos sobre esas aguas extraen más de la que les corresponde; entre éstas se hallan los señores Arteagas, Monsalves y Nicanor Mesa; los primeros llevan más de seis pajas, y el último por lo menos dos cuando la cañería se encuentra en mal estado y trayendo poca agua y por lo menos cuatro cuando ésta aumenta. En el solar del señor Antonio Uribe Mondragón se encuentra otra sangría hecha a la cañería, lo menos de dos pajas de agua. De manera que conteniendo estos abusos, mejorando la cañería para que pueda conducir la cantidad de agua que se pierde y se extrae ilegítimamente, el común ganaría mucho, pues según informes algunos de estos señores no tienen derecho ni a una paja de agua”.766
Según una descripción del año 1890, redactada por el fontanero municipal, Francisco Villa
H., a solicitud del Concejo, el acueducto presentaban problemas para el consumo humano,
por la proliferación de alcantarillas a nivel superficial que no contaban con la profundidad
suficiente con respecto al acueducto de agua potable; 1200 metros, más o menos, medía la
acequia principal, desde la toma en propiedad de Carlos Coriolano Amador hasta los
desarenaderos, de donde corría ésta por entre solares y mangas, a tramos escondida por el
rastrojo, a tramos descubierta, y a veces cubierta por una leve capa de tierra. De algunas
casas tomaban directamente el agua y le devolvían sus inmundicias; las aguas lluvias y de
desechos domésticos también se filtraban. Ciertos trayectos presentaban una situación
similar a la descrita en 1848.767
765 Ospina, E. Livardo. Una vida, una lucha, una victoria. Medellín: Empresas Públicas, 1966, p. 236766 Citado en: Ospina, E. Livardo. Una vida, una lucha, una victoria. Medellín: Empresas Públicas, 1966, p. 235767 Ibid., p. 266-268
286
El acueducto llegaba al cruce de Ayacucho con Carúpano, donde se encontraba una gran
poceta distribuidora. De allí partían dos acueductos secundarios de atanores adobe que
seguían, uno por Ayacucho hasta Carabobo para servir el occidente y, otro, por Carúpano
doblando hacia Colombia hasta llegar al Parque Berrío. Un tercer ramal se desprendía de
una poceta distribuidora situada en Ayacucho con San Félix, que seguía en dirección sur
hasta Pichincha y luego hacia el occidente hasta Palacé, para terminar en una fuente pública
en Maturín.768
Para entonces, la ciudad contaba con cerca de veinte fuentes públicas o pilas, que era el
lugar donde se concentraba la población circunvecina a recoger el agua para lo quehaceres
domésticos, y donde en épocas de verano, no faltaban las riñas por el preciado líquido.
Además de éste acueducto existieron otros, para el servicio de las fincas circunvecinas y
sectores que no eran atendidos por aquél, como el de la Sociedad de Aguas de La Ladera,
que servía el sector nororiental de la villa, entre cuyos socios se encontraban Manuel J.
Alvarez, Ricardo Olano y Alejandro Echavarría. Otros acueductos particulares muy
conocidos a mediados del siglo fueron los de La Espadera o de Amador, el de La Castro y
el de la Catedral o El Zancudo, cada uno de los cuales servían las viviendas y negocios de
los dueños de predios semirurales bañados por cristalinos cauces de agua.769
Esa proliferación de acueductos privados ocasionaría considerables problemas para la
municipalización de este servicio público. Apoyados en el Código Civil colombiano,770 los
propietarios de predios ricos en agua potable y a su vez dueños de las corrientes que los
surcaban -afluentes de la Santa Elena-, las alquilaban al municipio para proveer el viejo
acueducto, cuyas aguas sucias dejaban mucho que desear. El Concejo compró aguas de las
cañadas Las Perlas, La Castro y La Ladera, de mejor calidad. Según Lucrecio Vélez,
Presidente del Concejo, el municipio pudo tomarlas el lugares por fuera de los predios de
estos señores, pero para evitar enfrentar fuertes poderes privados declinaban ante las
pretensiones de lucro de los propietarios.
768 Ibid., p. 266-268769 Ibid., p. 253 y ss.770 Según el cual los ríos y todas las aguas que corren por cauces naturales son bienes nacionales de uso público en los respectivos territorios, excepto las vertientes que nacen y mueren dentro de una misma heredad y cuya propiedad, uso y goce pertenecen a los dueños de las riberas y pasan a con éstos a los herederos y demás sucesores de los mismos dueños.
287
Las denuncias del Presidente del Concejo se basaban en el acuerdo 28 de 1888, según el
cual el distrito tenía el derecho exclusivo de introducir aguas a la ciudad y de variar la
estructura de los acueductos. Con base en el mismo, el Personero Municipal de 1904, el
connotado médico Andrés Posada Arango, narraba lo siguiente:
“Un individuo a quien el Concejo había hecho privar del uso del agua en cierto establecimiento (el personero no lo mencionaba, tan poderoso sería) porque no tuvo escrituras qué presentar para acreditar la propiedad solicitó del alcalde (que lo era don Nicanor Restrepo Giraldo) en calidad de prestadas ocho pajas de agua para proveerse transitoriamente, mientras arreglaba el negocio con el Concejo. Para ello se obligó a devolver el agua cuando se le reclamara, o a pagar el costo del trabajo empleado para quitársela, compromiso del cual se extendió la correspondiente diligencia en la alcaldía. Al cabo de muchos meses, cuando el Concejo tuvo noticias de esto y viendo que ningún arreglo se había promovido, ordenó quitar de nuevo aquella agua. La orden se cumplió debido a que en la alcaldía estaba despachando como alcalde uno de los suplentes (el señor Antonio María Ramírez); pero vuelto al despacho el principal, puso otra vez en uso del agua al prestatario y aún amenazó con la cárcel a los obreros que por orden del personero y bajo la dirección del ingeniero municipal trataron de quitarla. Yo, con natural desagrado pero en cumplimiento de los deberes ineludibles de mi empleo, exigí al señor alcalde que obligara al prestatario a devolver el agua y pagar los gastos a que se había comprometido, y como éste se había opuesto a que se la quitaran, lo acusé por infracción del artículo 906 del Código Penal, que trata del uso de cosa ajena contra la voluntad de su dueño. Ilusiones! Diez meses ha durado el correspondiente juicio de policía; 104 folios tiene el expediente para llegar a este resultado: que el alcalde se considera incompetente, falto de jurisdicción, para obligar a aquel sujeto a devolver el agua; que debe ocurrirse para ello al poder judicial, decisión que fue confirmada por las autoridades superiores en las dos instancias respectivas”.771
Fueron muchos los litigios que se presentaron con los particulares al intentarse la
municipalización del servicio de acueducto, debido a las inconsistencias que presentaba la
jurisprudencia en estos asuntos, más aún con la derogatoria del acuerdo de 11 de julio de
1892, que prohibía la enajenación del agua de propiedad pública. Era frecuente que los
propietarios de predios en las quebradas afluentes a la Santa Elena o de otras quebradas
limpias, arrendaran sus aguas a cambio del abastecimiento gratuito para sus predios,
negocios y viviendas. Con la consecuencia de que muchos de estos señores montaban
negocio con las aguas que les suministraba gratuitamente el acueducto municipal.
Aparte del acueducto de Santa Elena, sus afluentes y los acueductos incorporados a fines
del siglo, existió uno, de propiedad del empresario Manuel J. Álvarez, socio y colaborador 771 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 230
288
en fechas posteriores de la Sociedad de Mejoras Públicas, quien desde 1870 empezó a
beneficiar las aguas de la quebrada Piedras Blancas, el cual, adquirido por el municipio, fue
el antecedente próximo del acueducto moderno de la capital antioqueña. Hacia 1888 el
notable negociante se asoció con los señores Roberto Tobón, Gonzalo Correa E., y el
maestro albañil Erasmo Rodríguez, para la construcción de un acueducto para el servicio
público en la ciudad. Inicialmente, celebró un contrato con el Municipio para hacer todos
los trabajos necesarios por cuenta de la compañía, a cambio de una cierta cantidad de pajas
de agua. En 1889 el Concejo resolvió comprar los derechos adquiridos por don Manuel J.
Alvarez, así como los trabajos realizados en acequias y represa, los cuales fueron
terminados tres años después.772
Así las cosas, el Municipio se convirtió en la última década del siglo pasado en el casi
único proveedor de agua potable. Con el fin de hacer más productiva y económica la
prestación del servicio, el acueducto mejorado de Santa Elena se destinó a atender la
demanda de la parte sur, y el de Piedras Blancas, para el norte de la ciudad. Pero el interés
del Concejo por la higiene pública no quedó ahí. Desde 1894, en el seno de la corporación
municipal se lanzaron diversas propuestas con el fin de dotar a la ciudad de una tubería de
hierro para el acueducto. Para ello, se publicó en los periódicos Las Novedades (de
Medellín) y El Heraldo (de Bogotá) un aviso invitando a la empresa privada para que
presente propuestas para emprender las obras por concesión.773 Nuevamente el asunto de
ventiló en 1896, cuando se habló de la necesidad de “hacer grandes filtros que purifiquen
las aguas y de conducirlas luego por tubería de hierro, para que la higiene pública esté a
cubierto de todo peligro”.774
Sin embargo el proyecto se quedaría en las buenas intenciones, hasta 1899 cuando la
Sociedad de Mejoras Públicas muestra su interés por los problemas del acueducto y el
alcantarillado, los que consideraba asuntos de su jurisdicción. Así, dice Jorge Montoya
Toro, persona ligada por mucho tiempo a la corporación cívica, que ésta empezó labores en
el citado año, al presentar a la municipalidad el primer plano de aguas y alcantarillado.775
772 Ibid., p. 56-57773 Ibid., p. 283774 Ibid., p. 282775 Montoya Toro, Jorge. Op. cit., p. 268
289
En el acta número 10 del mismo año, entre otros asuntos tratados en el mes de mayo, se dio
lectura a un informe del socio Rafael Calderón relativo al ramo de aguas de la ciudad, sobre
el cual considera que la Sociedad dictar providencias, aunque no se amplia mucho el
asunto.776 Tan sólo un mes luego, conformarse de manera definitiva las comisiones
permanentes, mediante las cuales se distribuía el trabajo de la asociación según los distintos
frentes de acción, se creo una comisión, la tercera, de “Fuentes y Acueductos”, conformada
por los señores Rafael Calderón, Joaquín Pinillos y Enrique Vidal.777
Finalizando el mismo año, por iniciativa del socio Antonio J. Duque, se nombró una
comisión integrada por Ramón Arango, José María Escobar, Ricardo Jaramillo y el
proponente, para suscribir un informe sobre plano de alcantarillas y acueductos de la
ciudad, con el fin de iniciar los estudios necesarios para llevar a cabo el anhelado
proyecto.778 A la siguiente reunión, en octubre de 1899, el Presidente de la Sociedad,
Gregorio Pérez se integró a la Comisión “encargada del estudio e informe del plano sobre
aguas, alcantarillas y tubería de hierro en la ciudad”, con lo cual se hace explícito el interés
sentido por parte de la corporación sobre este tema.779 Pero con motivo del recrudecimiento
de la Guerra de los Mil Días en Antioquia, las sesiones de la Sociedad se suspendieron,
interrumpiendo el avance del proyecto.
De nuevo en 1901, al reiniciar labores se renovó la comisión, a la cual se agregaron los
socios Ricardo Jaramillo y Erasmo Rodríguez, y se aclaró que ésta debía estudiar “la
posibilidad de trazar un plano de las aguas limpias y sucias, cubiertas y descubiertas que
recorren la ciudad y presente un contrato ad-referendum”.780 Como puede verse seguían
presentándose problemas por la proliferación de tuberías, que los particulares extendían
hacia los acueductos para conectarse, o para evacuar las aguas residuales de sus viviendas.
A esto se agregaba que en ciertos trayectos las cañerías, o eran muy superficiales, o estaban
descubiertas por averías.
Sin embargo, la mirada del asunto por parte de la sociedad era mucho más integral, y entre
ellos, consideraba que la deforestación de las cuencas que abastecían de agua a la ciudad,
776 A. S. M. P. Acta No. 10, de 30 de mayo de 1899, f. 14777 A. S. M. P. Acta No. 11, de 1 de junio de 1899.778 A. S. M. P. Acta No. 19, de 4 de octubre de 1899, f. 31779 A. S. M. P. Acta No. 20, del 11 de octubre de 1899, f. 32780 A. S. M. P. Acta No. 22, del 27 de febrero de 1901, f. 35-36
290
atentaba contra la calidad del agua que se consumía. Por ello, en una reunión de abril de
1901, Antonio J. Duque, miembro de la comisión encargada del estudio en torno a la
tubería de hierro propuso y fue aprobado por la Junta Directiva de la Sociedad:
“Excítese, por medio de una nota, al Concejo Municipal, para que ponga en vigencia de una
manera efectiva, las disposiciones de policía relativas a la prohibición de los desmontes y al
fomento de plantación de árboles en las cabeceras de las aguas que surten a la ciudad”.781
Al parecer, los estudios de la Sociedad sobre la tubería de hierro no tuvieron aplicación
inmediata y fue necesario nombrar una nueva comisión en 1903, integrada por Manuel
Botero E., Ricardo Jaramillo, Mariano Ospina, José M. Jaramillo Martínez y Juan de la C.
Posada, “para que consigan datos para la formación de la tubería de hierro para el servicio
de aguas de la ciudad”.782
La falta de dineros en el tesoro municipal causada por los estragos económicos de la guerra,
entre cuyas consecuencias estuvo una inflación inusitada, impidió la conclusión de este
importante proyecto para la salubridad pública de la ciudad de Medellín. Fue necesario
esperar hasta 1905, cuando el gobierno del general Rafael Reyes logró controlar la
inflación, gracias a la reactivación de la economía nacional, que en la capital antioqueña se
expresó en un incipiente proceso de industrialización y en el resurgimiento comercial, para
que se retomara el proyecto de tubería de hierro.
A mediados de dicho año, el Concejo de Medellín, entre cuyos miembros se encontraban
Ricardo Olano, Alejandro López, Jorge Rodríguez, Camilo C. Restrepo, César Piedrahita y
Gabriel Ángel, entre otros, miembros de la Sociedad de Mejoras Públicas, expidió el
Acuerdo 22, declarando de utilidad pública “el establecimiento de tuberías de hierro para el
servicio público de las aguas potables de la ciudad de Medellín”. En el artículo segundo, el
acuerdo creaba una junta técnica compuesta por tres miembros del Concejo municipal y
tres vecinos suplentes con sus respectivos suplentes, en la cual tendrían voz y voto el
alcalde, el personero y el fontanero del municipio. La junta recibió el nombre de Junta
Fomentadora del Acueducto de Hierro de Medellín y quedó en sus inicios bajo la
presidencia del ingeniero Camilo C. Restrepo.783
781 A. S. M. P. Acta No. 27, de 24 de abril de 1901, f. 42782 A. S. M. P. Acta No. 54, del 7 de octubre de 1903, f. 82-83783 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 283
291
En 1907, Camilo C. Restrepo, presidente de la Junta Fomentadora, celebró un contrato con
la firma Schloss Brothers de Londres, para conseguir los fondos necesarios, realizar los
estudios y dotar a la ciudad de un sistema de agua potable por el sistema de tubería de
hierro. Dos años después la empresa extranjera presentó un proyecto que recomendaba
utilizar las aguas de Piedras Blancas, instalar una planta de filtración, hidrantes en las calles
y tubería con una cobertura de cinco kilómetros a la redonda del Parque de Berrío, a
cambio de un privilegio de explotación por cincuenta años.784 Esta propuesta no prosperó
por costosa, pero entre sus subproductos quedó un plano de la ciudad, hecho por la firma
Pearson & Sons.
En 1911 se retomó por parte del Concejo, gracias a la iniciativa de los ediles Ramón A.
Restrepo y Jorge Rodríguez, con el concurso del ingeniero municipal, Mariano Roldán.
Dichos personajes promovieron la creación de la Empresa de Acueducto, realizaron un
detallado diagnóstico de los acueductos de barro de Santa Elena y Piedras Blancas y
contrataron, un año después, los servicios del ingeniero francés René Rigal, para efectuar
todo los estudios necesarios para la modernización del acueducto y el alcantarillado de la
ciudad. Rigal, con el apoyo del ingeniero municipal, el doctor Mariano Roldán, el ingeniero
Alejandro Londoño y varios alumnos adelantados de la Escuela de Minas, determinaron
que las únicas aguas apropiadas para el abastecimiento de la ciudad eran las de Piedras
Blancas, las cuales, conducidas por tubos prefabricados de concreto; la construcción de una
planta de purificación en la llamada “meseta de don Lázaro Botero” (Villahermosa en la
actualidad), con doce tanques de filtración, desde donde el agua se conduciría por tubos de
hierro fundido a una serie de tanques de distribución, ubicados a diferentes alturas para
responder a las diferentes necesidades de presión.
En 1913 el Concejo creó la Junta Autónoma del Acueducto, dotándola de un presupuesto
anual de $ 100.000, consiguió gracias a los buenos oficios del ingeniero Rigal un préstamo
para la obra con el Banco Alemán Antioqueño, y las obras se iniciaron siguiendo el plan de
éste, pero sin su presencia, quien debió regresar a su país de origen, a causa de la guerra
europea que estalló en 1914.785
784 Toro B., Constanza. “Los servicios públicos en Medellín: 1920-1990”. En: Historia de Medellín. Medellín: Suramericana, 1996, p. 532785 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 291-293; Toro B., Constanza. Op. cit., p. 532
292
Finalmente la obra se construyó, en su mayor parte, mediante el Empréstito Medellin-1916,
por valor de $ 400.000, el cual fue colocado en el mercado para la suscripción del público
en cuatro series por partes iguales, de las cuales la primera fue absorbida por los bancos y el
comercio de la ciudad, y la segunda, que correspondía a las clases media y obrera, fue
adquirida de forma lenta. Por este motivo, el Concejo Municipal recurrió a la Sociedad de
Mejoras Públicas, mediante el oficio 804 de 26 de septiembre de 1917, con el fin de
incentivar la adquisición del empréstito, recurriendo para ello al sentido cívico de la
ciudadanía. En efecto, la entidad cívica realizó entre la clase media una intensa campaña de
propaganda a favor de la suscripción del empréstito destinado al acueducto de la ciudad,
logrando sacar avante la segunda serie.786
Como señala la historiadora Gloria León Gómez, el apoyo de la Sociedad al acueducto no
se hizo esperar. Mediante resolución de felicitación suscrita por su presidente José A.
Gaviria, la corporación cívica “consideró que la obra era inaplazable y urgente para la
ciudad, para la salubridad e higiene, para contar con pavimentos buenos y adecuados y para
el necesario servicio de los tranvías urbanos”; por todo esto, y por juzgar que aquélla sería
una buena oportunidad para educar a los ciudadanos en estas obras de cooperación y
solidaridad social, “base segura para el bienestar y el desarrollo de los pueblos”, llamó la
atención de los antioqueños y medellinenses, a fin de que apoyen el proyecto, mediante la
suscripción del empréstito.787
No sólo mediante campañas al interior de la ciudad se buscó la consecución del dinero.
Algunos miembros de la Sociedad de Mejoras Públicas, como el inglés Harold B.
Meyerheim, en una de las reuniones de noviembre de 1917, informó del ofrecimiento que
había logrado con sus gestiones, del International Banking Corporation, consistente en el
préstamo de $1’000.000 oro con destino a la Empresa del Acueducto.788 Pero, todo parece
indicar que no se aceptó el ofrecimiento por las condiciones onerosas que implicaba.
Finalmente, las obras se concluyeron con los dineros provenientes del empréstito que, en
diciembre de 1923, el municipio adquirió con The Equitable Trust Company, de Nueva
York.786 A. S. M. P. Acta No. 523, de 1 de octubre de 1917, ap. IV787 León Gómez, Gloria. “Origen y dinámica de los acueductos de Medellín e importancia de la Quebrada Santa Elena 1880-1920”. (Tesis), Medellín: Universidad de Antioquia, Facultad de Ciencias Humanas, 1993, p. 112788 A. S. M. P. Actas 527 y 528, de 6 de noviembre de 1917.
293
Pero la participación de la Sociedad de Mejoras no sólo se restringió al apoyo en la
construcción de las obras del acueducto de hierro, sino que perduró por muchos años, bajo
la figura de veedora ciudadana sobre la calidad y cantidad de las aguas con que se cubrían
las necesidades de la población, y en su mirada a largo plazo que por aquella época
demostraba, en el cuidado de la cuenca de las quebradas que abastecían el acueducto de
Piedras Blancas.
Algunos ejemplos que sirven para reforzar la anterior afirmación se encuentran en distintos
momentos del proceso de dotación de agua potable en la ciudad. Un primer caso se presenta
cuando en mayo de 1918 la SMP, conocedora del acuerdo municipal que creaba el Bosque
Municipal de ‘Piedras Blancas’, ofreció a la Junta del Acueducto su “más entusiasta
colaboración”, y para ello creó una comisión permanente que se llamaría “comisión
permanente del Bosque de Piedras Blancas”.789 Un segundo caso, cuando en 1946, ante los
proyectos de expansión del sistema de acueducto municipal para atender la demanda
generada por el crecimiento urbano inusitado, la Sociedad colaboró con los estudios del
municipio sobre las posibles fuentes para el acueducto.790 Y, quizás un último caso, cuando
en 1961 recomendó la fluorización del agua para consumo domestico con el fin de evitar la
proliferación de la caries dental entre la población medellinense.791
5.3 Algo sobre alcantarillado
789 A. S. M. P. Acta No. 546, de 6 de mayo de 1918, ap. VI. Refiriéndose a este Bosque Municipal, Ricardo Olano en 1926 decía: “Por un acuerdo de 1918 se dispuso crear en esos terrenos un gran Bosque Municipal. Se comenzó entonces a plantar árboles, pero se suspendió esa obra a poco por motivos que no es del caso explicar aquí. Por iniciativa de la Sociedad Antioqueña de Agricultores y de la Sociedad de Mejoras Públicas, apoyadas eficazmente por el Concejo Municipal y por la Empresas Públicas, se ha comenzado nuevamente a plantar el Bosque. Una Junta de hombres entusiastas dirige los trabajos. Ya tenemos sembrados enorme cantidad de almácigos y algunos lotes de tierra tienen ya sus árboles, plantados científicamente. Se calcula que en la altiplanicie caben 1’160.000 árboles. Piénsese la riqueza que ellos representarán dentro de algunos años, el producto que darán mediante una explotación metódica. Las aguas aumentarán y el bosque regularizará las corrientes. Cuando esos bosques crezcan, cuando se tracen por ellos caminos y senderos, cuando la Empresa del Acueducto haga grandes reservoirs, cuando se formen cascadas y grutas, entonces ese inmenso bosque de 2.900 hectáreas será el paseo ideal para los medellinenses, el paseo más hermosos con que pueda soñar ciudad alguna”.790 Progreso. 3a Época, No. 70. Medellín: S. M. P., de abril de 1946.791 Progreso. 6a Época, No 40. Medellín: S. M. P., marzo de 1961.
294
El pensamiento de la Sociedad de Mejoras sobre las condiciones técnicas que debe reunir el
sistema de alcantarillado, están en directa relación con las del acueducto, debido a la
estrecha conexión que tienen el aprovisionamiento de agua para el consumo humano y la
disposición de aguas residuales. La experiencia de la ciudad venía mostrando cómo muchos
de los problemas de salubridad estaban en relación a la contaminación de las corrientes que
abastecían el acueducto municipal, aún antes de la boca-toma, por las residencias
semiurbanas que drenaban sus aguas sucias hacia la quebrada Santa Elena o sus afluentes,
y asimismo, con la superficialidad del acueducto municipal, al cual, por averías o por
fraudes mal hechos, penetraban las aguas de desecho.
Para el urbanista Ricardo Olano, bajo cuya égida creció la Sociedad de Mejoras en la
primera mitad del siglo, “en el planeamiento de ciudades el estudio de la provisión de agua
y del alcantarillado hay que hacerlo inmediatamente después del trazado de las calles”.792
Esta recomendación se explica en las experiencias vividas por Olano en otros países del
mundo, donde las redes de acueducto y alcantarillado se tejían armónicamente, pues eran
construidos inmediatamente después del trazado de calles, y antes de su pavimentación, lo
que repercutía de manera favorable en la higiene pública. Situación que para el caso de
Medellín presentaba grandes inconvenientes, pues en su mayoría las calles estaban
construidas y las redes en cuestión se entrecruzaban sin orden ni planeamiento, según las
necesidades y pecunio de cada particular.
Según Olano, “Las alcantarillas no derramarán a las corrientes de agua que atraviesan la
ciudad sino que deben ser conducidas a desaguar en lugares apartados”.793 En realidad esta
simple norma de salubridad no se cumplía en la ciudad, pues las aguas muertas desaguaban,
luego de correr por acequias destapadas en su mayor parte, casi todas al zanjón de
Guanteros o de Guayaquil y en los arroyos de Santa Elena, La Palencia y la Loca.
Esta situación seguía no obstante las disposiciones de los organismos de gobierno, en
especial del Concejo que buscaban desde mediados del siglo XIX, dar solución a los
problemas relacionados con la disposición de las aguas negras, con el fin de evitar la
proliferación de epidemias de fiebre tifoidea, el paludismo, la disentería y de toda clase de
enfermedades parasitarias y diarreicas.
792 Olano, Ricardo. Propaganda cívica. 2a Ed. Medellín: Bedout, 1930, p. 62793 Ibid., p. 63
295
Una descripción de Francisco de Paula Muñoz de 1870 dice respecto al sistema de
alcantarillado de Medellín lo siguiente: “No hay bajo sus enlosados las catacumbas de
recuerdos santos, tenebrosos o heroicos de las ciudades que descansan sobre formaciones
de rocas de construcción; en vez de ellas hay un laberinto de cañerías que sirven para el
curso subterráneo de aguas limpias y sucias necesarias en el uso doméstico o provenientes
de él. Poco orden y ninguna economía han presidido en este ramo de policía. A ninguno se
le ha ocurrido aún plantear un amplio sistema de aseo y desecación. Si fuéramos hombres
de llevar a cabo empresas largas, costosas y sostenidas se podría, aprovechando las aguas
de la Palencia, construir una amplia galería subterránea que atravesara longitudinalmente la
ciudad y sirviera de recipiente único a todas al aguas”.794
Al parecer la sugerencias de este prestante abogado serían tomadas en cuenta hacia 1890, al
ser cubierta ésta quebrada con un embovedado de cal y canto, para dar paso a la
construcción de una plazoleta frente a la Iglesia de San José. Así comenzaría, el lento
proceso de muerte de las quebradas que surcaban el centro de la ciudad, que se convirtieron
de esta manera en cloacas naturales. Esta fue la manera de dar solución a muchos de los
problemas de higiene que ocasionaban estas corrientes de agua convertidas por la población
en basureros y alcantarillas al descubierto. A la Palencia, siguió la Santa Elena, luego La
Loca y otras de menor cauce.
La Sociedad de Mejoras Públicas en este tema se mostró por algún tiempo partidaria de la
conservación de los arroyos y quebradas, en especial de la Santa Elena, en cuyo entorno se
hallaba uno de los pasajes de mayor valor estético de la ciudad. Para el logro de este
objetivo realizó permanentes campañas de sensibilización de los habitantes vecinos a la
quebrada, procurando de esta manera evitar que las aguas negras y las basuras fueran
despositadas en ella. Pero, como ya vimos anteriormente, en las décadas del veinte y el
treinta, ante el persistente desaseo en que se mantenía la Santa Elena, y a pesar de la voz
contraria del urbanista austríaco Karl Brunner, se decidió adelantar el proyecto de cobertura
de la quebrada.
Sin embargo, el papel de la Sociedad en este ramo de la salud pública fue considerable. A
través de un sinnúmero de campañas entre los particulares, logró que éstos se preocuparan
794 Muñoz, Francisco de Paula. Escritos y discursos. Citado por: Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 259
296
por arreglar sus alcantarillas, al menos evitando que afloraran y se esparcieran por las calles
y aceras las aguas negras de edificios y viviendas.
Así, por ejemplo, en 1907, bajo la presidencia del ingeniero Alejandro López, año en el que
se expidió el acuerdo municipal No 16 de 1907 que encargó a la Sociedad de Mejoras la
refacción de las calles y aceras, en varias de las reuniones de dicho año, se trató el asunto
de las rejillas y alcantarillas de las calles, y se nombró una comisión compuesta por los
señores Enrique Olarte, Enrique A. Gaviria y Alejandro López para que presentaran un
proyecto de rejas para la alcantarillas.795 En el mismo año, se atendió a las solicitudes de
diferentes ciudadanos para el arreglo de las rejillas del alcantarillado, y se hizo un estudio
sobre el material más apropiado para la construcción de éstas y luego de estudiar la
sugerencia de Manuel J. Alvarez de hacerlas de ladrillo, como una solución provisional y
menos costosa, por cambio de opinión del mismo, al fin se adoptó el hierro y la madera.796
Otro asunto que era tratado con cierta frecuencia en el seno de la Junta Directiva de la
Sociedad, era el de la construcción de alcantarillas para responder a las necesidades de
ciertos sectores o cuadras centrales de la ciudad. En octubre de 1908, por ejemplo, a
moción del Presidente Alberto Ángel, se resolvió construir una alcantarilla en la esquina de
la Veracruz con el fin de recoger las aguas lluvias que del sector del Parque de Berrío. 797 En
general, existían pocas alcantarillas con este fin, siendo lo normal que las aguas lluvias
buscaran salida por la natural inclinación del terreno. Es probable que la determinación de
construir esta alcantarilla tenga alguna relación con la inundación de la Plazuela de la
Veracruz en tiempos de invierno.
En el mismo año, la Sociedad incluso hizo sugerencias al Concejo en el sentido de
aumentar los ingresos por el impuesto sobre alcantarillado, con el fin de reinvertirlo en el
mismo. Lo acostumbrado era que los particulares pagaran cincuenta pesos si el desagüe se
hacía en las alcantarillas cubiertas y veinticinco si se hacía en las quebradas o viaductos
destapados, lo que incentivaba el caos en las redes de alcantarillado. Teniendo en cuenta
esto, y por iniciativa del socio Harold B. Meyerheim se aprobó pedir a la Municipalidad
que reforme el impuesto sobre apertura de cañerías de la manera siguiente: “Cuando se
795 A. S. M. P. Acta No. 118, de 30 de julio de 1907, f. 201796 A. S. M. P. Acta No. 139, de 18 de febrero de 1908, f. 235; Acta No 140, de 25 de febrero de 1908, f. 236797 A. S. M. P. Acta No. 166, de 27 de octubre de 1908, f. 273
297
trate de obra nueva, el impuesto actual sólo regirá para las cañerías llamadas dobles, es
decir aquellas en que los atanores van protegidos o reforzados por una caja de ladrillos o
tejas. Las cañerías sencillas pagaran impuesto doble.798 De esta manera se esperaba que los
ciudadanos trataran de recurrir más a las alcantarillas reforzadas y subterráneas.
La Sociedad seguirá por muchos años preocupada por el asunto del alcantarillado y en
múltiples reuniones buscará su mejoramiento, emprendiendo obras con los aportes de
vecinos, con donaciones del comercio y con recursos propios. Sin embargo, los trabajos por
el mejoramiento de calles y alcantarillado fueron posibles, en su mayor parte, gracias a la
recaudación proveniente de la renta de carros, coches, cajas de agua, cañerías, tablas de
aviso y ocupación de las vías públicas con materiales.799 Y conociendo la estrecha conexión
existente entre la red de alcantarillado y el estado de las calles, trató de combinar los
trabajos de ambos frentes, ordenando que al momento de emprender el arreglo del
empedrado de las vías públicas se reparara las alcantarillas.800
No obstante los esfuerzos hechos por la Sociedad con el propósito de mejorar el sistema de
alcantarillado en la ciudad, es preciso reconocer que su labor en este campo fue menos
dinámica que en el acueducto, el cual se consideraba de mayor urgencia, en lo que también
influyó lo oneroso que fue para el municipio la dotación de tubería de hierro para el
acueducto y el mejoramiento de los sistemas de purificación del agua. Talvez se pensaba
que logrando el aislamiento del agua para consumo humano del contacto con las aguas
negras, al menos se daba un gran paso, como en efecto fue, en términos de higiene pública.
En realidad, la ciudad vino a contar con un sistema de alcantarillado moderno en la década
de los sesenta, luego de que dieran frutos los estudios y el plan adelantados desde 1957 por
la Greeley & Hansen, de Chicago.801
5.4 La Sociedad y el alumbrado público
798 A. S. M. P. Acta No. 195, de 10 de agosto de 1909.799 A. S. M. P. Acta No. 192, del 1 de julio de 1909, f. 315800 A. S. M. P. Acta No. 185, de 11 de mayo de 1909, f. 302801 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 261
298
Por lo menos hasta 1897 el alumbrado en las casas de Medellín se hacía, por lo general, con
velas de sebo, en otras con lámparas de petróleo y en las más distinguidas con las finas
arañas de cristal grabado. Algunas familias pobres se servían de las frutas del higuerillo,
peladas y ensartadas en un pabilo a manera de rosario, el cual se encendía brindando una
luz tenue y humilde como sus dueños. Entretanto, el alumbrado público se hacía por medio
de farolas alimentadas con petróleo, las cuales estaban ubicadas en las cuatro esquinas de la
Plaza Principal y en algunas calles centrales. El resto de la población dependía de la luz que
en noches despejadas brindaba la luna.802
Aquella situación comenzó a cambiar cuando en el mes de noviembre de 1895, con el
apoyo del Concejo Municipal, se constituyó la Compañía Antioqueña de Instalaciones
Eléctricas, la cual aprovechando el agua captada de la Quebrada Santa Elena, dos años
después dotó de luz eléctrica la primera casa de la ciudad, la del doctor Fabriciano
Botero.803 La rueda hidráulica se contrató con la Pelton Water Wheel & Co., y la
maquinaria eléctrica con la General Electric & Co., y se contrataron los servicios de un
ingeniero hidráulico americano y un electricista español.804
El 7 de julio de 1898, a las siete de la noche se encendieron los dos circuitos iniciales de la
planta eléctrica que abastecería el alumbrado público, con sus cien primeros focos de luz de
arco. El entusiasmo fue generalizado y entre la población, reunida en el Parque Berrío, se
mezclaban personas venidas de poblaciones cercanas que querían ser testigos del
acontecimiento más significativo de fin de siglo en el departamento de Antioquia, las
cuales, luego de escuchar con emoción las notas del himno nacional, presenciaron el
esperanzador discurso de Marceliano Vélez, gerente de la Compañía Antioqueña de
Instalaciones Eléctricas:
“Tenemos la luz eléctrica, la espléndida luz con que se alumbran hoy los pueblos ricos y civilizados, reflejándose en los blancos muros de la hermosa Medellín. Quiera Dios que la luz de la justicia penetre en la conciencia de gobernantes y gobernados, para que tengamos esa paz digna que descansa en el respeto de los derechos y libertades de los asociados, para que este gran pueblo
802 Ochoa, Lisandro. Op. cit., 118-119803 Bronx, Humberto. Estudios históricos y crónicas de Medellín. Medellín: Academia Antioqueña de Historia, 1978, p. 374804 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 389
299
antioqueño pueda desarrollar los grandes gérmenes de prosperidad que tiene en su seno”.805
Como puede verse, la instalación del alumbrado eléctrico en Medellín era mucho más que
eso. Simbolizaba el paso de un siglo a otro, de la oscuridad a la luz, de la injusticia a la
justicia, de la guerra a la paz, del atraso al progreso. Pero la esperanza fue frustrada, pues
tan sólo un año después comenzaría la más cruenta de las guerras civiles y se retrasarían
algunos años más los proyectos más caros en el horizonte de los antioqueños.
Unos meses luego del magno evento se fundó la Sociedad de Mejoras Públicas de
Medellín, y entre sus muchas acciones en beneficio de la imagen de ciudad que querían
proyectar, propusieron a la Municipalidad y a los ciudadanos el mejoramiento del
alumbrado público.
En junio de 1899 su Junta Directiva encargó a la Comisión de Ornatos y Conservación de
Parques Públicos, para que junto con la de Calles y Empedrados, entendiéndose con el
Gobernador del Departamento “practique todas las gestiones necesarias hasta obtener el
número de focos de luz de arco indispensable para colocarlos en los lugares menos
alumbrados de la ciudad”.806 Pero como no siempre prosperaban las gestiones hechas por la
Sociedad ante el gobierno, en octubre recibió una comunicación de la Gobernación en el
sentido de que su propuesta de aumentar en 25 focos el alumbrado de la ciudad, era
benéfica desde todo punto de vista pero imposible de llevar a efecto, por carecer el
Gobierno de fondos para estos gastos.807
Bien sea por considerar que el alumbrado nocturno era símbolo de civilización, bien sea por
la utilidad que brindaba para los negocios, o bien sea por ser una manera de alejar las
sombras que a veces la guerra extendía sobre la ciudad, lo cierto es que la Sociedad fue una
de las más fuertes defensoras del alumbrado público. Por eso, en abril de 1901, al reiniciar
sus labores, la entidad cívica dirigió una nota al Gobernador del Departamento
manifestándole que la Sociedad creía de grande necesidad restablecer el alumbrado
incandescente, siquiera hasta las diez de la noche.808
805 Ibid., 399806 A. S. M. P. Acta No. 13, de 28 de junio de 1899, f. 19807 A. S. M. P. Acta No. 19, de 4 de octubre de 1899, f. 30808 A. S. M. P. Acta No. 27, de 24 de abril de 1901, f. 42
300
Las labores de la Sociedad en torno al alumbrado público llegaron incluso hasta la
destinación de recursos propios para prolongar el tiempo social de ciertos espacios,
considerados por sus socios como emblemas de la vida citadina. Ya hemos observado como
la actitud de ésta frente al Parque de Bolívar, el cosmopolita, el de la Villa Nueva, fue de
predilección frente al Parque de Berrío, el cual era considerado como plaza colonial. Por
esta razón, en 1908 la Sociedad destinó $2.500 mensuales para pagar la iluminación del
Parque de Bolívar y buscó el apoyo económico de los vecinos del parque, quienes
empezaron a aportar una cuota mensual para el alumbrado.809
Ahora bien, la Sociedad de Mejoras, en tanto órgano consultor del Concejo Municipal,
recomendaba los sitios en donde se debían colocar nuevos focos de luz de arco financiados
por el gobierno municipal. En 1913, por ejemplo, recomendó la colocación de seis focos, de
la siguiente manera: en la esquina de Rancholargo, sobre el Palo; en la Asomadera; al frente
de la Capilla de Jesús; en Gerona; en la esquina del desarenadero; y el último en la esquina
de la Capilla en construcción de la Plaza de Sucre. Pero la corporación cívica fue más allá y
sugirió, a sabiendas de la negativa de la Municipalidad, que en vez de pagar 6 focos de arco
por valor de 72 pesos mensuales, convendría más tomar 36 focos incandescentes de 100
bujías, a razón de 2 pesos mensuales cada uno, los cuales podrían cubrir mejor las
necesidades del alumbrado público.810
La distribución del alumbrado público era de suma importancia para la Sociedad, pues de
ella dependía en gran parte la seguridad de la ciudadanía en las horas de la noche, y por
ello, en la distribución de los focos arriba mencionados trató de hacer una distribución
equitativa. Por la misma razón buscó y logró que en 1915 el Concejo Municipal le
autorizara retirar algunos faroles en desuso existentes en el Parque de Berrío, con el fin de
que fueran colocados en el Puente de Colón, que por entonces se encontraba a oscuras.811
Nuevamente en 1915 el Ingeniero Municipal sometió a la consideración de la SMP una
lista, elaborada por el Concejo Municipal, de los lugares donde deberían colocarse diez
focos de luz incandescente, la cual luego de la aprobación de la entidad pasó a hacerse
realidad. Los sitios elegidos fueron: el cruce entre las carreras Girardot y Cuba; Bolivia x
809 A. S. M. P. Acta No. 154, 23 de junio de 1908, f. 256810 A. S. M. P. Acta No. 361, de 27 de octubre de 1913, f. 211811 A. S. M. P. Acta No. 418, de 12 de abril de 1915, ap. III
301
Mon y Velarde; Argentina x El Palo; Cundinamarca x Restrepo Uribe; La Ladera (en
Enciso frente a la casa de Isidro Molina); calle de Bolivia cerca a la quebrada “La Loca”;
calle Tejelo (del Museo) entre Juanambú y la Avenida Derecha de la quebrada Santa Elena;
calle de Ospina, entre Giraldo y Berrío; extremo norte de la Calle del Palo; y una cuadra
arriba del Puente de La Toma (La Cangreja).812
Y aunque no se puede decir que la Sociedad se hubiera ausentado en la primera mitad del
siglo, de los asuntos relacionados con el alumbrado público, sí se puede observar que luego de
un primer momento en los albores de la luz eléctrica en la ciudad, fue a fines de los años
treinta cuando la institución volvió a mostrar preocupación por este tema. En 1939, por
ejemplo, sugirió a la Empresas Públicas colocar bombillas altas en los parques para evitar que
los muchachos las rompieran.813 En el mismo año gestionó, por intermedio de su socio
Gregorio Pérez, la instalación de quince farolas artísticas, pero de luz eléctrica, en la carrera
Junín entre la Playa y el Parque de Bolívar.814
Durante casi toda la década de los cuarenta la Sociedad realizó campañas entre la población,
con el fin de que, aprovechando los bajos precios de las bombillas en el comercio local,
aumentara el número de bujías del alumbrado público; e hizo contactos con el Municipio y
con las Empresas Públicas, y de esta manera se mejoró este servicio, al menos en el centro de
la ciudad.815
5.5 El correo urbano
Aunque sobre esta actividad, tan importante a principios del siglo para la Sociedad de
Mejoras, ya se trató con cierto cuidado dentro de esta misma obra, en el capítulo referente a
la relaciones entre lo público y lo privado, es igualmente necesario analizar en extenso la
participación de aquélla en la creación del correo urbano en Medellín, como uno de los
servicios públicos en los que fue pionera la entidad.
812 A. S. M. P. Acta No. 438, de 13 de diciembre de 1915, ap. VIII813 Progreso. 3a Época, No. 2. Medellín: S. M. P., agosto de 1939.814 Progreso. 3a Época, No 5. Medellín: S. M. P., noviembre de 1939; Progreso. 3a Época, No 13. Medellín: S. M. P., julio de 1940.815 Progreso. 3a Época, No 65. Medellín: S. M. P., noviembre de 1944; Progreso. 3a Época, No 72. Medellín: S. M. P., junio de 1946.
302
La importancia de este servicio en la vida económica y social de la capital antioqueña se
puede medir con unas simples consideraciones. En primer lugar, el siglo llegó a Medellín
trayendo consigo el vértigo de la modernización, es decir, mayor demanda social por
información rápida y oportuna, crecimiento industrial y comercial, llegada de considerables
grupos de inmigrantes del campo, y proliferación de urbanizaciones obreriles. Esto
implicaba un mayor flujo de comunicaciones entre familias, personas, organizaciones e
instituciones. Pero los medios de comunicación para la época estaban aún en pleno proceso
de invención. El teléfono, que permitía una conexión más rápida con otros interlocutores al
interior de la ciudad, era útil sólo para los primeros contactos, nunca para plasmar en el
tiempo cotizaciones y minutas de negocios. El telégrafo no era apropiado para las distancias
cortas de la ciudad, y el transporte intraurbano tenía sus inconvenientes toda vez que se
restringía a los coches tirados por tracción animal.
Los integrantes de la Sociedad de Mejoras, en su mayoría hombres de negocios y
profesionales de la medicina y del derecho, eran conocedores de las demandas que los
sectores industrial, comercial y de servicios tenían de transmitir en el menor tiempo posible
ciertas informaciones. Ya vimos que, sin dejar de lado el interés por generar recursos
monetarios para reinvertir en las mejoras que proyectaba la Sociedad, ésta tenía en mente
además el servicio que podría prestar, el reconocimiento social que podría generar y el
aporte a la modernización de la ciudad.
La idea se gestó en plena Guerra de los Mil Días, cuando el presidente de la Sociedad,
Gonzalo Escobar propuso a la Junta Directiva, “solicitar a la Municipalidad permiso para
establecer y explotar por cuenta de la Sociedad el sistema de correos urbanos de la
ciudad”, comisión para la cual se nombró grupo encargado de la redacción del proyecto,
conformado por el proponente, el señor Manuel Botero E., y los socios Juan B. Londoño y
Francisco A. Jaramillo.816
Sin embargo, a pesar de lo temprana de la propuesta y las expresiones de respaldo a la
misma por parte del Concejo, sólo hasta 1903, cuando se había normalizado por completo
la situación política del país, la Sociedad de Mejoras recibió la autorización para prestar
este servicio. Para entonces, la comisión encargada de las gestiones ante el gobierno,
nombrada en mayo del último año, estaba integrada por Francisco A. Jaramillo y Pablo 816 A. S. M. P. Acta No. 28, del 1 de mayo de 1901, f. 43
303
Tobón Uribe.817 Fueron ellos quienes, valiéndose de sus buenas relaciones con el gobierno
departamental, hicieron todas las gestiones ante el Secretario de Gobierno,818 hasta
conseguir que el 2 de julio, mediante el oficio No. 1065 el Gobernador del Departamento
“faculta a la Sociedad para establecer los correos urbanos en esta ciudad, de acuerdo con el
Administrador General de Hacienda y Correos del Departamento”.819
Cumplido su papel en la consecución del permiso gubernamental, el señor Pablo Tobón
Uribe solicitó ser reemplazado en las labores relacionadas con la comisión de los Correos
Urbanos, nombramiento que recayó en el socio Gregorio Pérez.820 En el mes de julio de
1903, la Junta Directiva fijó las bases para el establecimiento del Correo, reglamentando el
servicio según los parámetros presentados por la comisión respectiva y en agosto del
mismo año se fijaron los límites para el servicio, los puntos para colocar los buzones y los
sitios de expendio de estampillas. Además fueron nombrados los empleados de esta
empresa, quedando constituida de la siguiente manera: Raudino Martínez C., Director, con
un sueldo de $ 1000 mensuales; carteros: Tomás Molina, Antonio J. Ocampo, Julio Cesar
Henao, Joaquín Montoya y Arcadio Oporto, cada uno con un sueldo de $500 mensuales.821
A fines de aquel año, la Sociedad mandó emitir 25.000 estampillas para los correos
urbanos, ante el incremento en la demanda de este servicio.822 Desde entonces la Sociedad
de Mejoras se empieza a ocupar en sus reuniones de Junta Directiva con cierta frecuencia a
esta empresa, para decidir sobre el aumento en el número de buzones, para incrementar el
sueldo de los empleados, o para discutir los problemas financieros de ésta. Así, en el mes
de mayo de 1904, por iniciativa de Ricardo Olano se aprobó aumentar los sueldos de los
empleados del correo, quedando el Director en dos mil pesos y los carteros en
seiscientos.823
A mediados de 1905, empezaron a hacerse evidentes los problemas financieros de la
empresa de correos, y según el socio Manuel Botero ésta dejaba una pérdida mensual
817 A. S. M. P. Acta No. 37, del 20 de mayo de 1903, f. 54818 A. S. M. P. Acta No. 38, del 29 de mayo de 1903, f. 57819 A. S. M. P. Acta No. 43, de julio 2 de 1903, f. 66820 A. S. M. P. Acta No. 45, julio 17 de 1903, f. 68-69821 A. S. M. P. Acta No. 46, julio 31 de 1903, f. 69; Acta No. 47, agosto 10 de 1903, f. 70-72; Acta No. 49 de 10 de agosto de 1903, f. 73822 A. S. M. P. Acta No. 58, del 4 de noviembre de 1903, f. 89823 A. S. M. P. Acta No. 66, de 4 de mayo de 1904.
304
respetable a la Sociedad.824 En una de las reuniones de septiembre del mismo año, Enrique
Olarte, presidente, manifestó a la junta la situación angustiosa en que estaba el correo
urbano, pues “apenas y lograba sostenerse ayudado por el producto de la contribución
voluntaria de los miembros de la Sociedad y pidió la opinión de la junta sobre si debía
suspenderse el servicio de dicho correo o no”. Luego de animada y larga discusión el doctor
Eduardo Zuleta propuso: “La SMP resuelve suspender el servicio de correo urbano del mes
de octubre en adelante. Las estampillas que estén en poder de particulares serán recogidas y
pagadas por la SMP en esa fecha”. Sin embargo, dicha propuesta fue negada mediante la
votación mayoritaria de los socios, y en cambio se prefirió nombrar una comisión
compuesta por el señor Gonzalo Escobar y el doctor Tomás Quevedo para que redacten
algunos avisos llamativos “procurando con esto que al correo urbano ocurra todo el público
en demanda del gran servicio que está llamado a prestar a la Sociedad en general”.825
Por la misma época, y seguramente atribuyendo a ello las pérdidas del servicio de correo,
Enrique Olarte, puso en consideración de la Junta la posibilidad de cambiar los niños que
repartían la correspondencia por personas adultas, pero, aquélla consideró que los niños
encargados prestaban bien el servicio.826
A fines de 1905, gracias a las gestiones del socio Luis Mariano Olarte, las oficinas del
correo urbanos pasaron a ocupar un local junto con la Junta del Frontón y la Junta de la
Sociedad, de tal manera que la tutela de la Sociedad sobre el correo fuera más efectiva. 827
Las cosas parecían ir mejor, hasta cuando a principios del siguiente año, la corporación
recibió una información proveniente del Concejo Municipal, según la cual, la
Municipalidad pensaba privar a la Sociedad de la cesión que había hecho en su favor, de los
impuestos por los avisos comerciales, “porque estimaba que no era legal el que esa renta no
se colectara en la Tesorería Municipal”. Debido a que estos impuestos ayudaban a solventar
la empresa de correos, el Concejo solicitó a la Sociedad la elaboración de un presupuesto
mensual de gastos de esta empresa, “servicio que la Municipalidad quería tomar a su
cargo”, con el fin de destinar del presupuesto municipal la partida correspondiente a ese
servicio. El presupuesto que le presentó al Concejo fue el siguiente: Sueldo del Director: $
824 A. S. M. P. Acta No. 69, de 5 de julio de 1905, f. 104825 A. S. M. P. Acta No. 71, de 20 de septiembre. de 1905. f. 106-107826 A. S. M. P. Acta No. 72 de 26 de sept. de 1905, f. 112-115827 A. S. M. P. Acta No. 78, de 14 de noviembre de 1905, f. 131
305
3,000; sueldo de seis carteros y buzoneros a $ 500 cada uno: $ 3,000; para estampillas,
sellos de caucho, aumento y reparación de buzones: $ 1,000; local: $1.000; por reparación
de vestuario y carrieles: $ 500; por gastos de escritorio e imprevistos: $ 600. Lo que daba
un total de $ 9.100.828
El Municipio empezó a auxiliar económicamente el servicio de correos, indispensable para
la buena marcha de las oficinas de gobierno, pero la empresa siguió siendo administrada
por la Sociedad de Mejoras Públicas. En el mes de mayo de 1906, la Junta de la Sociedad,
se refirió al auxilio para los correos urbanos, estableciendo algunos parámetros sobre la
manera cómo debía de pedirse dicho auxilio a la Corporación Municipal.829 No obstante, el
Concejo se reservaba la facultad de vigilar la manera en que se invertían los recursos
entregados para el servicio de correo y la Sociedad se preocupaba por mantener enterado al
ayuntamiento. En 1907, por ejemplo, por iniciativa de Gonzalo Escobar se resolvió enviar a
la Municipalidad una relación mensual de los gastos del Correo Urbano, explicitando el
modo como se invierte la subvención que se recibía de esta corporación, así como la
publicación del movimiento de las cuentas de la Sociedad mensualmente.830
Al mejorar la situación financiera de la empresa, con los auxilios del Municipio, la
Sociedad resolvió en julio de 1906 aumentar el número de carteros, quedando con cuatro
repartidores y dos buzoneros que recogían la correspondencia cinco veces al día.831 No
obstante, se recibían quejas de parte de los usuarios de este servicio, debido, en primer lugar, a
la práctica usual entre los niños carteros de pedir propina832, y en segunda instancia por el
horario tan restringido del servicio, por lo cual se decidió, a fines de aquél año, que en
adelante se abriera dicha oficina de las 7:30 a.m. a las 10:00 a.m. y de las 12:30 p.m. a las
4:30 p.m.833
En mayo de 1907, la Junta de la Sociedad, siguiendo las recomendaciones del socio José
Antonio Gaviria, resolvió entregar a los carteros cierta cantidad de estampillas, para que las
vendieran a las personas que recibieran o entregaran correspondencia. Además,
aprovechando los buzones obsequiados por Alejandro López, Pedro P. Santamaría, José
828 A. S. M. P. Acta No. 89, del 27 de abril de 1906, f. 151829 A. S. M. P. Acta No. 90, de 9 de mayo de 1906, 152-153830 A. S. M. P. Acta No. 102, del 26 de febrero de 1907, f. 170831 Progreso. 6a Época, No 37. Medellín: S. M. P., agosto de 1960.832 A. S. M. P. Acta No. 150, del 26 de mayo de 1908, f. 251833 A. S. M. P. Acta No. 101, de 26 de noviembre de 1906, f. 168-169
306
Antonio Gaviria, Luis Mariano Olarte, Valerio Tobón, José María Jaramillo Martínez,
Carlos Nauts, Julio E. Botero, Ricardo Escobar y Gustavo Restrepo, se aumentó en diez el
número de los buzones existentes, los cuales fueron colocados así: uno en el Edifico
Comercial, uno en el Edificio Lalinde, uno en el Edifico Botero, uno en el Edificio Mejía,
uno en el Edifico Duque y cinco en los principales hoteles de la ciudad.834 A mediados de
1907 se dispuso colocar un buzón en la calle Caracas, del Parque de Bolívar hacia arriba y
que se hicieran pintar de nuevo todos los buzones de la ciudad.835
Para el segundo semestre de 1907, los ingresos mensuales de la empresa de correo urbano
eran: $ 1.200, provenientes de la venta de 8.000 estampillas a 15 centavos cada una y $
7.000, del auxilio municipal, lo que sumaba un total de $ 8,200. El presupuesto de gastos se
ajustaba a la cifra de los ingresos y en caso de haber algún déficit lo asumía la Sociedad de
Mejoras. Los egresos estaban distribuidos de la siguiente manera: salario mensual del
Director: $ 4.000; salario de seis carteros a $ 550 c/u, por mes, $3.300. Alquiler de local: $
800, y gastos de escritorio: $ 7,000, para un total de $ 8,200.836
Por entonces, la oficina de correo urbano de la Sociedad de Mejoras Públicas cumplía una
función importante, en el marco de los restringidos medios de comunicación de la época, no
sólo por la ágil comunicación que establecía entre oficinas públicas y privadas, sino al
ocuparse de la entrega oportuna de las cartas que no eran reclamadas en la Administración
de Correos Nacionales.837
La Sociedad de Mejoras, interesada en brindar un buen servicio y en ganar clientela para el
servicio de Correo Urbano, mostraba gran preocupación por la presentación, el
cumplimiento y la amabilidad de los carteros. A fines de 1907, por ejemplo, se convino en
nombrar dos socios por cada cartero “para que examinen constantemente el modo como
cumplen sus deberes”.838 Con el fin de distinguir a los carteros, evitando de paso posibles
impostores, el socio José A. Gaviria propuso y fue aprobado hacer confeccionar con “telas
del país”, dieciséis uniformes para los carteros del Correo Urbano, proveyendo además a
cada uno con un pito con el cual se anunciaran en las casas particulares. Los uniformes y
834 A. S. M. P. Acta No. 110, de 28 de mayo de 1907, f. 186835 A. S. M. P. Acta No. 112 de 11 de junio de 1907, f. 189836 A. S. M. P. Acta No. 118, de 30 de julio de 1907, f. 201837 A. S. M. P. Acta No. 125, de 17 de septiembre de 1907.838 A. S. M. P. Acta No. 129, de 21 de octubre de 1907. f. 220
307
los pitos, de propiedad de la Sociedad, sólo se les entregaría en calidad de préstamo, luego
de firmar el respectivo recibo. Desde entonces se hizo obligatorio para los carteros portar el
uniforme y a los miembros de la sociedad la vigilancia por el aseo de estas prendas.839
En el mes de agosto de 1908, la Sociedad de Mejoras, ante la demanda cada vez mayor por
el servicio de correo urbano y la necesidad de continuar prestando un servicio rápido,
decidió nombrar un cartero más, llegando a siete el número de carteros.840
La preocupación por la calidad del servicio del Correo Urbano es una de las características
más sobresalientes de la administración ejercida por la Sociedad de Mejoras por dicha
empresa. Ésta realizaba una intervención permanente en la empresa, como la única garantía
del mejoramiento permanente del servicio. Así, a fines de 1908, el socio Gonzalo Escobar
fue comisionado para entenderse con el Administrador del Correo, “en todo lo que se
refiera a dicho ramo y por consiguiente para que ordene lo que tenga a bien respecto a
administración, vestuario, servicio postal, etc.”841 Y, por la misma época, José A. Gaviria
presentó un informe detallado de la comisión que se le había designado para estudiar en
Europa los precios y condiciones de las estampillas del correo urbano. Dicho socio
obsequió además cintas y divisas que había traído del viejo continente, para distintivo del
cuerpo de carteros.842
Nuevamente en 1909 la empresa presentó problemas presupuestales, y a moción de Manuel
J. Alvarez se decidió solicitar al Concejo Municipal el aumento del auxilio para correo
urbano público a $10.000 mensuales, debido al déficit con que esta empresa funcionaba.843
Mientras el Concejo resolvía dicha propuesta, y como medida de contingencia, la Sociedad
rebajó el sueldo del Administrador de Correos Urbanos de $ 4.000 a $3.000 (papel moneda)
por mensualidades vencidas.844
La respuesta del Concejo a la solicitud de aumentar el auxilio municipal fue la de autorizar
a la Sociedad el aumento de los precios del servicio. En vista de esto la junta aprobó: “A
contar del 1o. de junio en adelante elévase el porte de cartas, tarjetas, cuentas, etc. a $ 0.50
839 A. S. M. P. Acta No. 125, de 17 de septiembre de 1907, f. 214-215840 A. S. M. P. Acta No. 157, de 4 de agosto de 1908. f. 261841 A. S. M. P. Acta No. 161, de 22 de septiembre de 1908, f. 268842 A. S. M. P. Acta No. 172, de 2 de diciembre de 1908, f. 282843 A. S. M. P. Acta No. 174, del 17 de febrero de 1909, f. 289844 A. S. M. P. Acta No. 183, del 27 de abril de 1909.
308
p.m. Los impresos y circulares exceptúanse, -Cuyo porte valdría a razón de $ 0.20 cada
ejemplar. Hágase nueva edición de estampillas, de modelo distinto a las actuales, de precio
de $ 0.50 y $ 0.20.”845
Ahora bien, al parecer el déficit fue atribuido en gran parte a ciertos descalabros contables y
manejos poco ortodoxos por parte de parte del Administrador de Correos Urbanos,
Francisco Pérez B., y la rebaja en su salario fue la medida tomada por la Sociedad para
recuperar el dinero perdido. Por eso, cuando dicho empleado solicitó a la Junta reconsiderar
la rebaja de su sueldo, se resolvió pedirle la presentación de cuentas y libros completos para
ser estudiados por una comisión integrada por los socios Gonzalo Escobar, Carlos A.
Molina y el Dr. Quevedo Alvarez, encargada además de la “fiscalización regular y
periódica de dicha empresa”.846
Como resultado de los estudios hechos por aquella comisión, se encontraron algunas
irregularidades, a pesar de “haber encontrado correctas las operaciones aritméticas”. El
desfalco parecía provenir de los contratos hechos por el administrador con la litografía
encargada de la impresión de las estampillas. Luego de cuidadosas averiguaciones, la
comisión informó que el dueño de la litografía aseguraba haber entregado al administrador
del Correo, entre enero y mayo de 1909, un total de 63.460 estampillas, pero entre las
facturas del impresor sólo constaba el ingreso de $2.600, por valor de dicho tiraje, cifra que
no corresponde al precio de la impresión de dicho número de estampillas.
Para evitar futuros problemas en este sentido la comisión sugirió:
“1o. Las órdenes y contratos para la tirada de estampillas deben hacerse por el Presidente de la Sociedad y el Director de Correos. La plancha o planchas para el tiraje debe reposar en poder del Presidente. El tiraje debe hacerse bajo constante vigilancia del Director de la litografía y en el contrato se hará constar esto de una manera terminante, declinando sobre el la responsabilidad de cualquier fraude que pueda ocurrir. 2o. El tiraje completo pasará al Tesorero, quien lo entregará por remesas parciales, bajo recibo, al socio director de los correos. -Este recibo se hará por el valor efectivo en dinero de las estampillas y servirá de comprobante de la cuenta que debe abrir con el nombre de “Estampillas para los Correos Urbanos”. El contador abrirá la cuenta correspondiente de estampillas en los libros de la Sociedad. Es obligación del Tesorero llevar registro del número de estampillas entregado como valores, de tal manera que pueda en un momento dado, dar cuenta de las entregadas por él
845 A. S. M. P. Acta No. 184, de 4 de mayo de 1.909, f. 301846 Ibídem., f. 301
309
al Socio Director y de las que queden en su poder, con determinación de la cantidad de cada tipo. 3o. El socio Director de los Correos entregará también las estampillas necesarias bajo recibo, por el valor respectivo en dinero, al Administrador, cada vez que este empleado lo exija por las necesidades del servicio. 4o. El Administrador abrirá una cuenta y es la única que debe llevar por las estampillas que reciba del Director. Esta cuenta se saldará el lo. de cada mes, así: en dinero y en existencia. El dinero pasará a manos del Tesorero de la Sociedad y el saldo de estampillas que resulte será la primera partida para el mes siguiente. 5o. El fin de cada mes el Director comprobará la cuenta del Administrador y firmaran ambos la partida haciendo constar el saldo de estampillas que quede para la cuenta siguiente. 6o. Los sueldos del Administrador los pagará la Tesorería. 8o. Para facilitar el servicio de la oficina, créase a más del puesto de Administrador, el de Ayudante de Administrador de los Correos Urbanos. El primero tendrá $ 2.000 de sueldo mensual y el segundo puede tener hasta $1.500.” 847
Con las averiguaciones de esta comisión la crisis en esta empresa fue de hondas
repercusiones. Gonzalo Escobar, quien se desempeñaba como Director (ad honorem) del
servicio de Correo Urbano solicitó a la Presidencia la aceptación de su renuncia, por
considerar que los problemas de la empresa en parte eran ocasionados por la excesiva
confianza otorgada al administrador. Gabriel Latorre, a la sazón, Presidente de la Sociedad
le pidió al dimitente retirar dicha renuncia “en vista de que la buena organización dada a la
empresa de correos Urbanos se debe muy especialmente al influjo de él.” Finalmente y
luego de alguna discusión, Escobar accedió a continuar en su puesto.
Al hasta entonces Administrador del Correo Urbano, Francisco Pérez B. se le dieron las
gracias “por sus buenos servicios prestados” y se le hizo saber que debido a la nueva
organización, la SMP resolvió nombrar otros dos empleados en su reemplazo.848
Seguramente, con el fin de no perjudicar a dicho ex empleado con una demanda que podría
tener consecuencias penales para él, y una prensa adversa para la empresa, se decidió pedir
al señor Francisco Pérez arregle el déficit ocasionado y en caso de no poder arreglar dicho
alcance en efectivo, exigir un documento a favor de la Sociedad.849 El 1 de julio de 1909, la
Junta Directiva de la Sociedad recibió una constancia del señor Pérez B., reconociendo una
deuda por valor de $ 2.204,60 como alcance a su cargo.850
847 A. S. M. P. Acta No. 187, del 26 de mayo de 1909, f. 305-306848 Ibídem.849 A. S. M. P. Acta No. 190, de 15 de junio de 1909, f. 312850 A. S. M. P. Acta No. 192, del 1 de julio de 1909, f. 316
310
Para ocupar los nuevos cargos creados, fueron nombrados, en un primer momento, Manuel
A. Uribe S. como Administrador y Marco T. Carvajal como Ayudante del Correo Urbano,
pero a solicitud del primero, quien consideraba bajo el salario establecido y que él podría
desempeñar las funciones relacionadas con ambos cargos, se suprimió el segundo de los
cargos y se aumentó el sueldo del primero a $3.000 mensuales.851
Debido a que los problemas de presupuesto de la empresa habían impedido el oportuno
remplazo de los uniformes para los carteros, se decidió recoger un préstamo entre los
miembros de la Sociedad, el cual se pagaría con los primeros fondos recaudados por ésta y
con plazo de tres meses”.852 En efecto, el dinero se recaudó entre los miembros de la Junta
Directiva y se contrató la confección de los nuevos vestidos para los carteros con un sastre
de la ciudad, a razón de $ 500 (p.m.) cada vestido.853
El año 1909 fue de cambios para la empresa de Correo Urbano. No sólo en la composición
de sus empleados, sino que además implicó el contrato de un nuevo diseño en las
estampillas utilizadas, con los maestros Francisco A. Cano y Enrique Vidal. Todo dentro
del ánimo de la Sociedad de mejorar la imagen del servicio. Luego de un disgusto
ocasionado al Maestro Cano por las propuestas del socio Alejandro López de modificar
varios de los elementos del diseño inicial para las estampillas, se aprobó aceptar en todos
sus detalles el proyecto de los maestros: “La SMP en vista del modelo de estampillas
presentado en la sesión de hoy, obra de los Sres. Francisco A. Cano y Enrique Vidal,
aprueba el modelo convenido, dando gracias a los artistas y autorizando al Sr. Cano para
determinar la tinta con que ha de terminarse la edición”.854
Por la misma época, con la mira de mejorar el servicio, se suprimió el asueto a los
empleados del Correo Urbano en los días festivos nacionales del 20 de julio, 7 de agosto, y
12 de octubre. Esta medida, que seguramente ocasionaría desencanto entre los carteros se
mantuvo vigente, conocedores los empleados de la mano firme de la Sociedad.855
La empresa siguió desde entonces un crecimiento sin mayores sobresaltos, aumentando el
número de carteros, buzoneros, aumentó el tiraje de estampillas y los buzones que la Sociedad
851 A. S. M. P. Acta No. 188, del 1 de junio de 1909, f. 309-310852 A. S. M. P. Acta No. 190, de 15 de junio de 1909, f. 312853 A. S. M. P. Acta No. 191, del 22 de junio de 1909, f. 313854 A. S. M. P. Acta No. 192, del 1 de julio de 1909, f. 315; Acta No. 193, de 6 de julio de 1909, f. 317.855 A. S. M. P. Acta No. 195, de 10 de agosto de 1909, f. 320
311
instaló se mantuvieron incluso luego de la nacionalización del servicio, finalizando la segunda
década del presente siglo. Un libro de 1916 reseñaba de la siguiente manera la empresa de
Correos Urbanos:
“Este importante servicio del ramo postal consta de quince empleados: Un Jefe, un Subjefe, once carteros y dos buzoneros.
Para el depósito de la correspondencia hay colocados en la ciudad 54 buzones, de los cuales se recoge y distribuye su contenido 7 veces al día. En estos buzones puede depositarse también correspondencia porteada para cualquier parte de la República y el Exterior.
Mensualmente se distribuyen por conducto de esta Oficina 40.000 piezas próximamente; cifra que aumentaría de modo notable, mediante una escrupulosa nomenclatura de las calles y casas de la ciudad, y del interés que tomen sus habitantes en hacer registrar sus direcciones.”856
Según la Monografía de Medellín de José Gaviria Toro, para 1925 la empresa de Correo
Urbano había sido integrada a la Administración de Correos Nacionales, y por lo tanto
figuraba como una dependencia de esta, manteniendo la estructura que tenía bajo la tutela de
la Sociedad, aunque con un mayor número de carteros. Estaba constituida por un Jefe, un
Subjefe, dos buzoneros y catorce carteros, y formaba parte de una de las 16 secciones de la
aludida organización de carácter nacional.857
Pero no obstante haber cedido al gobierno nacional la administración del Correo Urbano en la
ciudad de Medellín, la Sociedad de Mejoras mantuvo una permanente vigilancia de la buena
marcha de la empresa que había gestado. Por tal razón no es de extrañar que en la década de
los treinta, la Junta Directiva haya solicitado, a la oficina encargada, la colocación de más
buzones.858 Fruto de esta gestión, que correspondía a la misión de la entidad cívica como
veedora ciudadana, se instalaron 30 buzones nuevos durante 1941, siguiendo el modelo de
los colocados por la Sociedad y ella misma colaboró con su instalación.859
Esta actitud de parte de la Sociedad con respecto a los correos urbanos se mantuvo hasta
mediados del siglo, e incluso más allá, en cabeza de uno de sus expresidentes, el doctor
Jorge Restrepo Uribe, quien en 1969 hablaba, en uno de sus artículos de prensa,
refiriéndose al asunto, de la necesidad de que los Correos Nacionales y la empresa de
856 Hoyos, Germán de. Guía ilustrada de Medellín. Medellín: (s.e.), 1916, p. 121857 Gaviria Toro, José. Monografía de Medellín. Medellín: Imprenta Oficial, 1925, p. 298858 Progreso. 3a Época, No. 1. Medellín: S. M. P., julio de 1939.859 Progreso. 3a Época, No. 32. Medellín: S. M. P., febrero de 1942.
312
aviación Avianca, que habían hecho mejoras apreciables en este ramo, ampliaran el número
de lugares donde se podían conseguir las estampillas y los buzones donde se pudiera
depositar la correspondencia.
5.6 El Cuerpo de Bomberos
Más frecuentes de lo que suelen creer los historiadores, debieron ser los incendios en la
Villa de la Candelaria, al considerar los materiales empleados para la construcción de las
viviendas y edificios públicos y comerciales. Abundaban las paredes de madera y los techos
de paja, sobre todo en los barrios marginales; y las tapias y los techos de teja en las cuadras
cercanas al Parque Principal, todo material combustible, pasto fácil de las llamas. Según
don Lisandro Ochoa, las casas las construía un maestro albañil, sirviéndose para su trazado
de un hilo y unas estacas, siguiendo las siguientes instrucciones:
“El tapial se armaba sobre el capote sin sacar cepas, y en los casos donde se topaba con un cerco o vallado, se respetaba el hilo de éste [...] La seguridad de las tapias consistía en el grueso de ellas, siendo tal la exageración, que algunas casas tenían tapias de sesenta y cinco a ochenta centímetros de ancho. El piso de las casas de balcón se armaba sobre gruesas vigas de madera sin labrar; y como en aquellos tiempos era desconocida la plaga del comején, no se requería el comino para las edificaciones. Sobre las vigas se construía un tendido de cañabrava, luego una capa de barro y encima el ladrillo. Las cerraduras eran sin bastidor ni molduras, las ventanas de gruesos balaustres y los patios empedrados.”860
Con dichos materiales y aún sin comején, importaba un comino, porque debemos recordar
que el alumbrado en aquella época eran las velas y las lámparas de petróleo y aceite, que
ante el menor descuido hacían arder hasta los cimientos. Así pues, aunque los cronistas de
la ciudad sólo nos recuerden unos cuantos célebres incendios, como los sufridos por el
magnate Juan Uribe Mondragón y el de la esquina de Palacé con Ayacucho861, es de
suponer que fueron muchos y la capacidad de respuesta de la ciudadanía reducida. De ahí
que haya sido la Sociedad de Mejoras Públicas, en su calidad de institución corporativa de
860 Ochoa, Lisandro. Op. cit., p. 14861 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 65
313
la élite de Medellín, interesada en poner a la capital antioqueña a la altura de las más
progresistas de la época, la gestora del proyecto de dotación a la ciudad, de un cuerpo de
Bomberos.
El asunto comenzó a tratarse el 7 de octubre de 1903, por iniciativa del socio Juan
Jaramillo, quien propuso conformar una comisión que estudiara la manera de establecer un
servicio de bombas para apagar incendios, la cual fue conformada de inmediato por
Roberto Botero S. y Pablo Tobón Uribe.862 En la reunión subsiguiente, la comisión leyó las
bases del proyecto denominado “organización del servicio de bombas para apagar
incendios” y se resolvió que los proponentes establecieran contactos con el gobernador, de
manera que éste facilitara unas bombas existentes y las hiciera colocar “en un local
apropiado con el fin de manejarlas fácilmente”. Por la intermediación de aquellos señores y
de don Juan Jaramillo, quien fue agregado a la comisión, el Gobernador accedió a esta
petición.863
Correspondían las bombas mencionadas a las adquiridas por el Municipio, por disposición
del acuerdo No 30 de 1882, junto con doce hachas de mango, dos escaleras y uno o dos
baldes o cubos, con el fin de apagar los incendios que se presentaran en la ciudad, y que
según Livardo Ospina, provocaban risa a las llamas y eran de poca eficacia por la poca
presión de los acueductos particulares de entonces.864
Pero las diligencias de la Sociedad de Mejoras no se quedaron ahí. Durante los siguientes
años sus miembros, y los del Honorable Concejo, durante sus viajes a Europa y Estados
Unidos estuvieron investigando sobre los sistemas de bombas más apropiados para apagar
incendios. Las propuestas no se hicieron esperar y el 13 de julio de 1914, la Junta Directiva
recibió una carta comerciante Enrique Coronado, residente en Washington, en la cual
ofrecía un modelo de bombas para extinguir incendios.865
Al parecer el negocio no se realizó con el señor Coronado, pues nuevamente en 1916, un
oficio del Honorable Concejo Municipal, le solicita a la Sociedad de Mejoras “estudiar e
informar al Concejo los medios que deben adoptarse para prevenir y estar en capacidad de
862 A. S. M. P. Acta No. 54, del 7 de octubre de 1903, f. 82-83863 A. S. M. P. Acta No. 56 del 21 de octubre de 1903, f. 86864 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 66 y ss.865 A. S. M. P. Acta No. 385, de 13 de julio de 1914, ap. VII
314
apagar los incendios en la ciudad, así como para que la Sociedad de su concepto respecto al
número y clase de bombas que conviene pedir al exterior”.866
Para responder a la solicitud del Concejo, en la reunión del 3 de abril de 1916, la Junta
Directiva de la Sociedad nombró una comisión conformada por Jorge Herzig, Juan
Heiniger, Guillermo Jhonson, Guillermo Echavarría y Timoteo Jaramillo, facultada para
iniciar y organizar un cuerpo de bomberos, formar sus estatutos y darle el nombre que le
pareciera conveniente. La comisión fue aprobada por el Presidente del Concejo y de
inmediato empezó sus trabajos.867
En un principio, se pensó, siguiendo la sugerencia de Juan Heiniger, que el Cuerpo de
Bomberos fuera conformado al interior de la policía, aprovechando el ofrecimiento hecho
por el Comandante de la misma, quien había prometido al Concejo Municipal hacerse cargo
del asunto.868 Aunque no se tiene certeza, esto explica que el Cuerpo de Bomberos haya
sido creado como entidad departamental por la ordenanza número 10 de 1916.
Entretanto, aprovechando el ofrecimiento hecho por el doctor Mariano Roldán, quien
viajaba a Panamá, la Sociedad le encargó la investigación, entre otros asuntos, de todo lo
referente con el cuerpo de bomberos y su organización.869 A su regreso, el doctor Roldán
no sólo informó a la Sociedad sobre la organización y equipos del Cuerpo de Bomberos
panameño, sino que trajo como obsequio un traje de bombero americano.870
Finalmente, con toda la información recogida sobre maquinaria, vestidos y organización la
comisión de la Sociedad de Mejoras presentó al Municipio el proyecto del Cuerpo de
Bomberos para la ciudad de Medellín, el cual fue aprobado por el Acuerdo 113 de 4 de agosto
de 1917, cuatro meses después del primer gran incendio en el Parque de Berrío, el cual se
inició en la cocina del hotel ubicado en la esquina nordeste y que arrasó con todos los edificios
del costado norte.871
De esta manera se organizó el primer Cuerpo de Bomberos que merezca llevar dicho nombre,
el cual tuvo entre sus primeros voluntarios a comerciantes del marco de la plaza y jóvenes de
866 A. S. M. P. Acta No. 452, de 3 de abril de 1916867 A. S. M. P. Acta No. 452, de 3 de abril de 1916, ap. III868 A. S. M. P. Acta No. 453, de 10 de abril de 1916, ap. III.869 A. S. M. P. Acta No. 481, de 9 de octubre de 1916, ap. VI870 A. S. M. P. Acta No. 486, de 27 de noviembre de 1916, ap. II871 Ver: Progreso. 3a época. No 9, de marzo de 1940; Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 67
315
clase alta: Guillermo Moreno, Juan Heiniger, Alonso Ángel Santamaría, Ricardo Uribe
Escobar, Jaime Rodríguez Lalinde, Guillermo Echavarría y Luis Fernando Osorio. Estos
señores recibieron instrucción, consistente en gimnasia sueca, extracción de agua por medio de
bombas de mano, manejo de una bomba química, baldeo, ejercicios de escalera y saltos en la
red, y recibieron su prueba de fuego en el incendio del granero La Arteria (1917), el cual
lograron sofocar.872
Aquél primer Cuerpo de Bomberos estuvo equipado con alguna maquinaria adquirida por
Ricardo Olano en Estados Unidos, miembro de la Sociedad de Mejoras y concejal, cuyo
artefacto principal era un extinguidor químico, el cual fue montado en el chasis de un viejo
automóvil, para facilitar su desplazamiento y otros elementos accesorios fueron eran bombas y
mangueras de mano, baldes de lona y hachas. Las escaleras fueron construidas aquí, ya que las
traídas del extranjero resultaron de un tamaño desproporcionado para los edificios existentes
por entonces.873
A los pocos meses aquellos “señoritos” se retiraron del Cuerpo de Bomberos, quedando la
ciudad sin amparo frente a las llamas, hasta cuando en 1919, con un personal sin tanto
abolengo, se reorganizó bajo las órdenes del señor José Osuna Pineda. Fue sólo hasta después
de los pavorosos incendios del 29 y 30 de Octubre 1921, -que consumió todas las oficinas
comerciales del costado occidental-, y el del 7 de Mayo de 1922, -que destruyó la manzana
donde estaba el edificio Henry874- cuando, bajo la presión del público, se le dio una estructura
y equipamiento moderno al Cuerpo de Bomberos de la ciudad de Medellín.875
El encargado de la organización, asesor en compra de equipos, Comandante e Ingeniero Jefe
del nuevo Cuerpo de Bomberos fue el experto Arthur S. Aungst, contratado en Nueva York
por la Junta de Empresas Públicas Municipales. La maquinaria estaba compuesta por cinco
automóviles adecuados para la extinción de incendios, equipados con una triple combinación
de bomba, mangueras y químicos. Las bombas instaladas en dichos vehículos estaban en
capacidad de sacar agua de ríos o quebradas y de aumentar la presión de los hidrantes. Los
automotores estaban dotados además de mangueras con una extensión de mil pies, un juego de
inundación, dos extintores químicos portátiles, y todo el equipo necesario para el salvamento
872 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 67873 Ibídem.874 Progreso. 3a época. No 9. Medellín: S. M. P., de marzo de 1940875 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 68
316
(escaleras, hachas, martillos, aparato para respiración artificial, máscaras para humo y gas,
etc.).876
Pero las medidas adoptadas para el control y prevención de incendios eran de diversa
índole, como corresponde a una ciudad en proceso de expansión. Para 1925 ya se habían
instalado nueve cajas de alarma de incendio, con sus correspondientes teléfonos, desde los
cuales se informaba a la Estación Central, donde un bombero activaba una sirena eléctrica
colocada en la Torre del Palacio de Justicia, para dar la alarma general. La ciudad contaba
para el mismo año, con un total de 15 hidrantes, además de 50 aberturas más pequeñas en
las tuberías del acueducto y bombeaderos en las quebradas Santa Elena y La Loca. Los
hidrantes estaban colocados en las principales esquinas del centro de la ciudad, como son:
Bolívar x Av. Izquierda, Junín x Av. Izquierda, Plaza de Cisneros, Bolívar x Boyacá,
Dimas Estrada x Giraldo, Palacé x San Juan, Girardot x Ayacucho, Bolívar x Restrepo U.,
Calibío x Carabobo, Maturín x Cúcuta, Ayacucho x Bolívar, Palacé x Maturín, Ayacucho x
Junín, Colombia x Tenerife y Bolívar x Colombia.877
La organización del Cuerpo era además de cierta complejidad. El personal, bajo la jefatura
de Jesús Cock primero y luego de Cenón Jaramillo, estaba dividido en dos cuadrillas, las
cuales se turnaban cada 12 horas para la atención de incendios. Cada cuadrilla se componía
de dos Compañías integradas, cada una, por un capitán, un teniente, un conductor y dos
bomberos. Es decir, que el personal del Cuerpo de Bomberos era de 23 personas, contando
la secretaria y el Capitán de Maquinaria. Para ser aceptado en el cuerpo, el candidato debía
someterse aun riguroso examen físico y mental, y llenar de su puño y letra una declaración
en la que debía expresar si había sufrido enfermedades en los dos últimos años (asma,
ausencias mentales, demencia, vértigos, epilepsia, reumatismo, sífilis, cáncer, diarrea o
constreñimiento, etc.), si acostumbraba tomar cerveza o licores embriagantes en exceso, si
consumía opio u otros narcóticos, si uno de sus padres murió tísico o loco, si había sido
sometido a intervenciones quirúrgicas, además de manifestar su experiencia en mecánica o
conducción.878
876 Gaviria Toro, José. Op. cit, p. 216877 Ibid., p. 217-218878 Ibid., p. 220-221
317
Pero no bastaba con la declaración del solicitante. El médico debía llenar otra forma en la
cual se anotaban sus observaciones luego del examen médico y certificar que el candidato
contaba con una salud óptima y qué su peso, talla, perímetro de brazo y anchura de
hombros fuera adecuada para el trabajo. Los bomberos eran escogidos entre personas que
estuvieran entre los 21 y los 35 años, y no podían medir menos de 1,67 ó más de 1,95
metros.879
Para 1925, el Cuerpo de Bomberos de Medellín, cuyo lema era el “Siempre listos”,
contabilizaba entre sus triunfos la extinción de un total de 147 incendios, desde su creación,
la mayoría de los cuales fueron combatidos antes de que alcanzaran proporciones de
catástrofe.880 Y aunque, la organización del Cuerpo de Bomberos moderno no estuvo bajo
la dirección de la Sociedad de Mejoras, sí es indudable su participación en los inicios de
éste.
5.7 Las plazas de mercado y el abaratamiento del costo de la vida
Para entender la política adoptada por la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín frente a
las plazas de mercado y su papel urbanístico y en el abaratamiento del costo de los
productos básicos de la canasta familiar, un buen ejemplo lo constituyen las palabras de
Ricardo Olano:
“Los edificios públicos dan a una ciudad su valor monumental y arquitectónico, y por consiguiente el planeador debe colocarlos en sitios especiales donde puedan ostentar toda su majestad y lucir sus detalles [...] Con excepción de las oficinas de correos y telégrafos, los demás edificios públicos no quedan bien en la parte comercial. Las escuelas, las plazas de mercado, han de ser distribuidas de tal modo que presten eficaz servicio a todos los barrios de la ciudad. Es de la mayor importancia señalar el sitio apropiado para una estación central que tenga capacidad suficiente para todas las líneas de ferrocarriles que lleguen a la ciudad.”881
He ahí la concepción de la Sociedad de Mejoras frente a los mercados públicos. Además de
contribuir a la conformación de conjuntos urbanísticos agradables, deben permitir la
879 Ibid., p. 222880 Echeverri Duque, J. “Obras públicas de Medellín en 1925”. En: La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Tipografía Bedout, 1925, p. 198881 Olano, Ricardo. Op. cit., p. 63
318
distribución eficiente y espacialmente equitativa a todos los barrios de la ciudad, de tal
manera que todos los grupos sociales accedan con facilidad a los productos alimenticios.
No tuvo sin embargo un papel protagónico la Sociedad en el campo de la construcción de
plazas, o en las políticas municipales frente a este asunto, limitando su actividad en este
campo a velar por el aseo y ornato del Mercado Cubierto de Guayaquil y sus alrededores.
Recordemos que el mercado se realizaba en la Plaza Principal (Parque de Berrío) hasta
1891 en que se inauguró la Plaza de Flórez, -llamada así por haberla construido el señor
Rafael Flórez-, pero cuya capacidad y ubicación no era la más adecuada, por lo que, al
empezar a funcionar el mercado de Guayaquil, la plaza fue prácticamente abandonada. El
Mercado cubierto de Guayaquil fue inaugurado en 1894, construida con planos del
arquitecto francés Carlos Carré, era de propiedad de Carlos Coriolano Amador y llegó a
constituirse en el centro de abastecimiento más barato de la ciudad, vecino a las estaciones
de los ferrocarriles de Antioquia y Amagá, y en el punto de convergencia de las cuatro
líneas principales del Tranvía Municipal, a la manera en que lo sugería Ricardo Olano.
Por virtud del contrato de privilegio celebrado entre el Municipio y el señor Amador, la
Plaza de Mercado de Guayaquil pasó a posesión del Municipio el 23 de abril de 1917,
siendo integrada como una de las siete Empresas Públicas Municipales. Según una
estadística levantada en 1922, por aquél mercado pasaron 494.854 bultos de diversas clases,
6.676 reses sacrificadas en el Matadero y 10.063 cerdos. Se calculó además que
semanalmente transitaban por sus galerías una cifra cercana a las 155.000 personas, lo que
quería decir que la población total de Medellín circulaba por aquel recinto, dos veces por
semana.882
Como puede verse, por lo menos hasta la década del treinta, aquella Plaza de Mercado fue
suficiente para abastecer a las familias medellinenses de los productos básicos, a bajos
precios. Pero cuando, a fines de aquella década, la población de la ciudad se había
duplicado, llegando en 1938 a 168.266 personas, y más aún en 1951, cuando llegó a
328.000, la capacidad de oferta de la Plaza de Mercado de Guayaquil se vio afectada. Fue
entonces cuando empezó la preocupación de la Sociedad de Mejoras Públicas por incidir en
dicho problema.
882 Medellín contaba en eses entonces con una población cercana a los ochenta mil habitantes. Gaviria Toro, José . Op. cit., 204
319
Los problemas de la plaza se vieron agravados por el incendio de 1937 que la destruyó en
gran parte, por lo cual se hizo necesario su reconstrucción, agregando además al área vieja,
cuatro galerías más. A dicha época corresponde también el techado completo de la Plaza,
sin por ello solucionar los problemas de congestión que, según E. Livardo Ospina, en las
horas de mayor actividad, circulaban alrededor de 9.000 personas que se movían con
dificultad.883
En la Junta Directiva de la Sociedad se debatieron con cierta frecuencia, a fines de los
treinta y principios de los cuarenta, todos los asuntos relacionados con el abastecimiento de
los productos básicos, y específicamente con la capacidad de oferta de la Plaza de Mercado
de Guayaquil, que ya no daba abasto. Para atender a este tema se creo entonces una
comisión al interior de la Sociedad, encargada de estudiar las soluciones más adecuadas
para dicho problema y sugerir a las Empresas Públicas su ejecución. En 1940, por ejemplo,
se estuvo analizando la factibilidad de construir una nueva plaza, como alternativa a la
planteada construcción de un segundo piso en la de Guayaquil, por considerar que brindaba
mejores condiciones de aseo y transito.884
Luego de muchos estudios, discusiones, propuestas y resoluciones en el Concejo Municipal
y en la Empresas Municipales, resultó de mayor acogida la sugerencia de la Sociedad de
Mejoras, lo que no fue fácil. Para llegar a la puesta en marcha del programa de construcción
de plazas satélites debió insistir la Sociedad en esta idea entre 1940 y 1943 hasta ser oída.
Esta afirmación se puede comprender al estudiar las actas de la Junta Directiva y de la
Comisión encargada del proyecto. En una de ellas se aprobó insistir ante la alcaldía en la
creación de plazas de mercado satélites, “indispensables para descongestionar la Plaza de
Mercado de Guayaquil y prestar mejor servicio”.885
Pero aún a fines de 1942, según la revista Progreso, no se había resuelto nada, a pesar de la
insistencia de la Sociedad.886 No obstante la Sociedad presentó un proyecto mejorado con
una serie de estudios efectuados por la comisión respectiva, apoyándose en los conceptos
de urbanistas de la ciudad, quienes consideraban necesaria una plaza por cada 40.000
883 Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 127884 Progreso. 3a época, No 11. Medellín: S. M. P., de mayo de 1940885 Progreso. 3a época, No 27. Medellín: S. M. P., de septiembre de 1941.886 Progreso. 3a época, No 32. Medellín: S. M. P., de febrero de 1942.
320
habitantes, e informaron a las autoridades locales de algunos ofrecimientos de donación de
terrenos para una plaza en el barrio norte.887
Y aunque la lucha fue lenta, hacia fines de la década del cuarenta se empezaron a dar pasos
hacia la construcción de plazas satélites. La Plaza de Flórez, que había sido convertida en
sede del Patronato de Obreros y en una Escuela de Niñas888, fue rehabilitada para plaza de
mercado y continúa hasta hoy con dicho uso, a pesar de las quejas de sus vecinos.
Posteriormente surgieron otras plazas, para atender a las necesidades de los distintos
sectores de la ciudad, que fueron integradas por el acuerdo 59 de 11 de septiembre de 1964
a las recién creadas Empresas Varias Municipales.889 Surgieron pues, las plazas de mercado
del Barrio Berlín (carrera 47 con calle 94); la llamada de La Paz (carrera 49 con calle 73),
obra iniciada en 1950, que entró en servicio dos años después, arrendada a la proveeduría
departamental; y la del Barrio La América (calle 44 con carrera 80) arrendada a los
Mercados La Candelaria.890 Luego, entre los años cincuenta y setenta se construyeron una
serie de plazas en Aranjuez, Castilla y otros barrios de la ciudad. Fue la Sociedad de
Mejoras la que mayor interés mostró, y por ello costeó los estudios para la apertura de estas
nuevas plazas de mercado.891
Respondiendo a los mismos propósitos con que trabajaba la Sociedad de Mejoras en la
construcción de Plazas de Mercado, en 1951 se creó la comisión “Pro abaratamiento del
costo de vida”, integrada por miembros de la Sociedad y del Cuadro de Honor. Bajo la
dirección del doctor José Ramírez Johns, presidente de la Sociedad (1950-1956), aquella
comisión estableció conversaciones con los ministros de gobierno, educación, higiene y
agricultura, con el fin de crear en Urabá una zona que albergue centros para “mendigos,
inválidos, menores delincuentes, familias desamparadas y huérfanos”. Dicha propuesta
tenía como intención reducir la mendicidad, la delincuencia y la miseria en la capital
887 Progreso. 3a época, No 41. Medellín: S. M. P., de noviembre de 1942.888 Ochoa, Lisandro. Op. cit., p. 296889 Las Empresas Varias fueron creadas por el acuerdo 59 de 11 de septiembre de 1964, “como entidad de carácter municipal y de servicio público, con personería jurídica y patrimonio propio”, para organizar y administrar los servicios públicos de la central de abastecimiento (en proyecto), la feria y el matadero de ganados, los mercados, el transporte colectivo, el aseo y la recolección de basuras y los demás que llegaren a considerarse oportuno la Junta de la institución. Reorganizadas en esta forma, las Empresas Varias Municipales empezaron a obrar el primero de enero de 1965, una vez dictados los estatutos de la entidad, recogidos en el Decreto 376 de 31 de diciembre de 1964. (Ospina, E. Livardo. Op. cit., p. 100890 Ospina, E. Livardo. Op. cit., 128891 Progreso. 4a época, No 3. Medellín: S. M. P., de enero de 1949
321
antioqueña, a la par que se colonizaban tierras consideradas entonces como muy fértiles y
por tanto debían ser integradas a la frontera agrícola. En auxilio de esta propuesta, se decía
que estas instituciones estaban “asfixiadas en el ambiente de la ciudad y que allí podrán
realizar mejor su labor social”.892
En marzo de 1951 la revista Progreso informó que por conducto de los ministerios de
Agricultura, Fomento y Hacienda se estaba adelantando la creación de “Granjas de producción
agrícola y ganadera” en las zonas de colonización de Urabá y de otras regiones del país con el
fin de surtir a las ciudades de artículos de primera necesidad, evitando la especulación.893
Según el mismo artículo, la Comisión pro Abaratamiento del costo de vida trabajaba en los
tres aspectos que se creía incidían más en los precios de la canasta familiar, la colonización,
la producción y el abaratamiento. Pero en adición continuaba estudiando las causas del alto
costo de vida, para poder proponer soluciones ajustadas a la realidad del país y del
departamento. Los objetivos de esta comisión son comentados en las siguientes palabras:
“En colonización procurará que las familias busquen tierras nuevas, por las carreteras de Sonsón, Dorada, Urabá, Tarazá, etc. En producción colaborará con el instituto de parcelaciones y fomento, con el INA [Instituto Nacional Agropecuario], con las cooperativas y demás instituciones para frenar la especulación por efecto de compra-venta de los acaparadores; y en abaratamiento auspiciará la distribución rápida, la construcción de plazas de mercado, etc.”. 894
Dos años después, continuaba el trabajo de la Sociedad de Mejoras en los dos frentes de
lucha contra el costo de la vida, es decir, el establecimiento de nuevas plazas de mercado y
la creación de granjas de producción agrícola en gran escala, con ayuda del gobierno
nacional y departamental. Las labores de promoción a la colonización en Urabá, principal
territorio de interés para la Sociedad estuvieron coordinadas por el socio Antonio López, y
sus resultados se plasmaron en una mayor afluencia de antioqueños a aquella zona donde
predominaba la población chocoana y cordobesa.895
Pero el trabajo de la Sociedad no se detuvo en los cincuenta, sino que prosiguió, por lo
menos hasta los setenta. En tanto veedora cívica, ella realizaba estudios relacionados con el
ornato, el aseo, la disponibilidad de productos en la plazas y la conducta de los usuarios de
892 Carta enviada por Eugenia Ángel de Vélez a la revista Progreso. 5a época. No 12, de enero de 1951.893 Progreso. 5a época, No 13, Medellín: S. M. P., de marzo de 1951.894 Ibídem.895 Progreso. 5a época, No 20. Medellín: S. M. P., de marzo de 1953.
322
estos centros. En 1971, por ejemplo, bajo la coordinación de la señora Leticia Correa de
López se realizó una campaña masiva de alfabetización, educación y preparación para los
usuarios de las plazas satélites de mercado en Medellín y otros centros de comercio, con el
fin de que la ciudadanía hiciera un mejor uso del servicio, demostrara un comportamiento
cívico y respetara ciertas normas. Las campañas se iniciaron en las Plazas de Flórez y de
Aranjuez, con resultados satisfactorios.896
5.8 El transporte público y las carreteras
El interés de la Sociedad de Mejoras por promover el transporte público y la construcción
de carreteras, tiene que ver fundamentalmente con la necesidad que tienen las ciudades de
optimizar el uso del tiempo requerido para movilizar personas, alimentos, mercancías y
materiales de construcción.897 Carreteras y automóviles eran dos elementos de un mismo
proceso, el del aumento de la riqueza pública. Por eso, para Ricardo Olano las carreteras
aumentaron su valor productivo, con el advenimiento del automóvil: “El automóvil no sólo
hace ganar tiempo sino que ha reducido en más de la mitad el costo de los transportes”.898
Son las mismas preocupaciones que expresó Alejandro López I. C., quien fuera Presidente
de la Sociedad de Mejoras Públicas, en su obra Problemas colombianos. Para este
influyente personaje de la primera mitad del siglo, la construcción de nuevas y mejores
carreteras que abarataran los fletes y el incremento de la red de vías férreas, serían la
redención del campo y la solución al alto costo de la vida en las ciudades.899 Vistas en este
contexto, son entendibles ciertas iniciativas tomadas por la Sociedad de Mejoras Públicas
de Medellín en temas relacionados con la modernización de las vías y los sistemas de
transporte.
Así por ejemplo, en 1903, cuando en la ciudad el transporte en automóvil era un lujo, se
estuvo estudiando, de común acuerdo con el alcalde municipal, problemas relacionados con
896 A. S. M. P. Acta No. 728, de 10 de marzo de 1971, p. 526897 Olano, Ricardo. Op. cit., p. 99898 Ibid., p. 293899 López, Alejandro. Problemas colombianos. Medellín: La Carreta, 1976.
323
las tarifas cobradas por los cocheros del transporte público.900 Como una aporte a la
solución de todos los problemas de transporte urbano, relacionados con las tarifas, la
calidad del servicio y el tránsito en el centro de la ciudad, se comisionó a los socios Gabriel
Martínez y Pastor Gaviria para presentar una reglamentación para el servicio de coches,
carros y arrieros.901 La reglamentación fue presentada por los socios aludidos y aprobada
con algunas modificaciones hechas por la Junta Directiva, y remitida al Concejo para su
aprobación.902
Pero la visión de los socios de la corporación cívica iba mucho más allá. Para contribuir a la
solución de los problemas del transporte urbano, el doctor Eduardo Zuleta en 1903 el
establecimiento de un ómnibus para el servicio en la ciudad y fue comisionado para
redactar el proyecto con tal fin.903 Naturalmente, que la idea era prematura para aquél año,
pero esto refleja muy bien el sentido futurista de la Sociedad.
El mismo doctor Zuleta propuso en 1905 instalar, por cuenta de la Sociedad, un servicio de
dos o más ómnibuses para la conducción de los concurrentes a las carreras del frontón de
Jai Alai.904 Esta propuesta sería el comienzo de una de las empresas rentables de la
Sociedad a principios del siglo, la de coches.
Sin embargo, la propuesta sólo se puso en marcha un año después, cuando el socio José A.
Gaviria presentó un presupuesto sobre el particular. Primero se dio a conocer al público la
idea, por medio de la prensa,905 y al verse la buena acogida que tuvo se creó la Empresa de
Coches conformada por dos comisiones, la primera integrada por Gabriel Martínez C.,
Alberto Ángel, José A. Gaviria y Gonzalo Escobar, encargada de la administración y
dirección, y la otra, encargada de recoger suscripciones, por los socios Ricardo Jaramillo,
Harold B. Meyerheim y Enrique Echavarría.906
La campaña de suscriptores fue un éxito y según la lista presentada por Harold B.
Meyerheim suficiente para la puesta en marcha de la empresa. Se procedió entonces a hacer
900 A. S. M. P. Acta No. 45, de 17 de julio de 1903, f. 68901 A. S. M. P. Acta No. 54, del 7 de octubre de 1903, f. 82-83902 A. S. M. P. Acta No. 58, del 4 de noviembre de 1903, f. 89903 A. S. M. P. Acta No. 59, de 11 de noviembre de 1903, f. 91904 A. S. M. P. Acta No. 79, de 21 de noviembre de 1905, f. 133905 A. S. M. P. Acta No. 98, del 7 de noviembre de 1906, f. 163-164906 A. S. M. P. Acta No. 99, de 14 de Noviembre de 1906, f. 166
324
imprimir el extracto del presupuesto de gastos de dicha empresa, con el objeto de hacer
conocer mejor el negocio entre sus potenciales suscriptores.907
Otro problema conexo fue el de la identificación de los coches que transitaban por las calles
de la ciudad. Al parecer, hasta 1907 estos recorrían las calles sin placas que permitieran su
reconocimiento en caso de accidentes. Por esta razón, la Sociedad de Mejoras resolvió
hacer un contrato con el señor Félix R. Restrepo para la producción de hasta 300 placas con
número para fijarlas en los coches y carros de alquiler.908
Ahora bien, la empresa de coches de alquiler, (los taxis de la época) siguió su curso y en
1908 se constituyó como compañía por acciones, bajo la razón social “Compañía de
Carruajes Urbanos”, con una participación de la Sociedad de Mejoras cercana a los
$25.000.909 Unos meses después, la Sociedad debió prescindir de algunas de las acciones en
dicha compañía para pagar la deuda contraída desde hacía varios años con el señor Luis M.
Olarte.910
Sin embargo, por lo menos hasta 1917, la Sociedad de Mejoras se preocupó por mejorar el
servicio de transporte en coches. En dicho año se formó una comisión, la cual se encargó de
redactar un nuevo reglamento para el servicio de coches en la ciudad.911 Y, en el mismo
año, a cambio del préstamo del quiosco del Parque de Berrío al señor Trino Congote, éste
debía atender a las solicitudes de coches, sirviéndose para ello del teléfono que había hecho
instalar dicho señor en tal quiosco, así como hacer timbrar, por su cuenta, tarjetas para
colocar al lado de cada uno de los aparatos telefónicos de la ciudad, anunciando el servicio
de suministro rápido de coches.912
En el campo del transporte, debe tenerse en cuenta además el papel cumplido por la
Sociedad en la importación de uno de los primeros vehículos automotores a la ciudad. La
propuesta fue presentada por José A. Gaviria, quien se había enterado del proyecto que en
tal sentido promovían los ciudadanos Uladislao Vásquez y Antonio Arango. La Sociedad
907 A. S. M. P. Acta No. 100, del 20 de Noviembre de 1906, f. 167-168908 A. S. M. P. Acta No. 124, de 10 de septiembre de 1907, f. 212909 A. S. M. P. Acta No. 161, de 22 de septiembre de 1908, f. 268910 A. S. M. P. Acta No. 197, de 9 de septiembre de 1909, f. 323911 A. S. M. P. Acta No. 511, de 9 de julio de 1917, ap. IV912 A. S. M. P. Acta No. 526, de 22 de octubre de 1917
325
ofreció tomar dos acciones “siempre que no valgan más de $ 5,000 p.m. cada una”,
equivalentes a 100 pesos oro.913
En 1910 se concretó la empresa del automóvil. En efecto, el Presidente informó del costo
de tal vehículo, el cual ascendió a la suma de $ 330.000 p.m., incluyendo los gastos de
enseñanza y mecánica que cobrarían dos chaufferes, que vendrían con el auto. Se nombró
Presidente de la Empresa del Automóvil al comerciante Gabriel Posada y se convino en
concentrarse las acciones en pocos dueños. 914 La Sociedad prescindió de su acción para
pagar deudas pendientes, pero fue promotora de dicho proyecto. Una foto del automóvil en
mención se encuentra en el libro Medellín el 20 de julio de 1910.915
Además de reglamentar el transito y promover la creación de empresas de transporte, la
Sociedad de Mejoras se interesaba por el cumplimiento de las normas de tránsito por parte
de los cocheros, y por eso en 1912, atendiendo a la propuesta del socio Francisco E. Isaza
se aprobó elevar un memorial al comandante de la Policía, “insinuándole la idea de instruir
el Cuerpo en el sentido de obligar a todos los conductores de automóviles, coches y carros a
llevar siempre la derecha en su marcha”.916 Una norma tan elemental y de uso diario en
nuestra ciudad era por entonces de difícil aplicación. Como lo fue para la Sociedad el
impedir que bueyes y vacas transitaran por las principales calles del centro.
Pero no era suficiente con que hubiera automóviles y compañías de carruajes en la ciudad
para que el flujo de pasajeros y mercancías fuera lo suficientemente ágil. También era
necesario mejorar las vías públicas, crear otras acordes con el crecimiento futuro de la urbe
y extender las carreteras que comunicaban con los demás municipios del departamento. Por
este motivo la Sociedad de Mejoras durante toda su existencia ha mostrado un verdadero
interés por el problema de las vías terrestres.
Desde el mismo diseño del Plano de Medellín Futuro, se adoptaron decisiones con el fin de
responder a los requerimientos de la creciente ciudad. En 1913, en el despertar de la ciudad
industrial, gracias a la promoción emprendida por la Sociedad de Mejoras, la Junta
Municipal de Caminos emprendió la construcción del primer trayecto de la Carretera de
913 A. S. M. P. Acta No. 117, de 16 de julio de 1907, f.200; Acta No. 174, del 17 de febrero de 1909, f. 285914 A. S. M. P. Acta No. 206, de 23 de febrero de 1910, f. 356915 Medellín el 20 de julio de 1910. Medellín: Sociedad de Mejoras Públicas, 1910916 A. S. M. P. Acta No. 316, de 9 de septiembre 1912, f. 30
326
Circunvalación adoptada en el Plano de Medellín Futuro, comprendido entre los puentes de
Guayaquil y de Colombia.917
Con el mismo propósito, la Sociedad jalonó proyectos de mejoramiento de vías y de
adecuación de vías para el tránsito de coches, hacia los cuatro puntos cardinales. Como
sucedió en 1913 con las avenidas paralelas a la quebrada Santa Elena, entre los puentes de
Junín y Palacé918; en el mismo año con la construcción, propuesta por Gonzalo Escobar, de
un camino carretero entre las poblaciones de Robledo y la América, con un puente sobre la
quebrada Iguaná919; en 1914 nombró una comisión compuesta por Ricardo Olano y Félix
Betancur para estudiar un proyecto de ley sobre ensanche y apertura de algunas vías
públicas920. Y, en el último año, se hicieron gestiones ante la Junta Municipal de Caminos
para adelantar algunos trabajos en la carretera a oriente.921
Sin embargo, las labores de la Sociedad en este campo abarcaron los más diversos aspectos,
como el mejoramiento de los puentes de mampostería sobre la quebrada Santa Elena 922, el
mantenimiento de los carreteables que conducen hacia el Bosque de la Independencia, el
monumento del Salvador, el sur de la ciudad y hacia el norte.
Fue la Sociedad además la que realizó los primeros ensayos de utilización de asfalto para el
cubrimiento de las calles del centro de la ciudad, por considerarlo el material más
apropiado para el desplazamiento de automóviles, siguiendo el ejemplo de las ciudades más
adelantadas del mundo. Los datos relacionados con el asunto fueron adquiridos en Bogotá
del maestro Francisco A. Cano, residente en Bogotá.923
Todas las mejoras que en el campo del transporte se hacían eran de sumo interés para la
Sociedad de Mejoras. Por tal razón, en 1913, la entidad secundó una propuesta de Antonio
J. Alvarez C., de abrir una suscripción con el fin de grabar una medalla en oro o en platino,
con la cual conmemorar la subida del primer hidroplano por el río Magdalena, medalla que
se debía obsequiar a Gonzalo Mejía, gestor de dicha empresa.924
917 A. S. M. P. Acta No. 342, de 19 de mayo de 1913, f. 144918 A. S. M. P. Acta No. 363, de 10 de noviembre de 1913, f. 222919 A. S. M. P. Acta No. 364, de 17 de noviembre de 1913, f. 228920 A. S. M. P. Acta No. 382, de 1 de junio de 1914, ap. VIII921 A. S. M. P. Acta No. 387, de 10 de agosto de 1914, ap. II922 A. S. M. P. Acta No. 411, de 1 de marzo de 1915, ap. I; Acta No 413, de 15 de marzo de 1915, ap. V923 A. S. M. P. Acta No. 503, de 14 de mayo de 1917, ap. VIII924 A. S. M. P. Acta No. 334, de 17 de marzo de 1913, f. 101
327
La Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín aplaudía cualquier iniciativa tendiente al
mejoramiento y la modernización de los medios de transporte. Así, cuando a mediados de
la segunda década del presente siglo, un periódico de la ciudad propuso la construcción de
un tranvía, ésta lo apoyó, mediante una resolución y con las gestiones ante el Concejo: “La
SMP aplaude la idea de la construcción de un tranvía de la Estación Medellín a la fracción
de la América, lanzada por el Correo Liberal en su editorial de hoy, y se permite
recomendar su estudio al Honorable Concejo Municipal”.925
Pero de la misma manera en que apoyó la construcción del tranvía, en 1936, sin reparos de
ninguna clase, realizó los estudios tendientes a cambiar aquél sistema por el de buses. El
tranvía había dejado de ser funcional, ocasionaba serios accidentes de tránsito, y por su
estado de conservación contribuía a la congestión vehicular en el centro.926 En el último año
mencionado, la Sociedad de Mejoras envió un proyecto al Concejo Municipal con el que se
inició el proceso de sustitución del viejo, sonoro y pintoresco sistema de transporte por el
de modernos autobuses.927
A fines de la década de los veinte, el tema de las carreteras y de los sistemas de transporte
fue de constante referencia en el seno de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. En
una de las actas de la Junta Directiva de 1926, se estuvo analizando el notable desarrollo de
las vías de comunicación a nivel mundial, así como la necesidad que tenía Antioquia de
contar con una salida al mar “por una vía segura y aprovechable continuamente”. Se
mencionaron el sinnúmero de trastornos, perjuicios y perdidas que ocasionaba el transporte
fluvial por el río Magdalena, “pues a cada verano prácticamente no hay transporte en el
río”. Otros argumentos a favor de una nueva vía de comunicación con el mar fueron: el
desarrollo logrado por el occidente antioqueño, las numerosas riquezas aun no explotadas
de esa región, el auge colonizador, y la defensa y conservación del Chocó, “que en buena
hora la Nación encomendó a este departamento”. 928
En vista de los anteriores argumentos, la Sociedad resolvió solicitar a la Asamblea de
Antioquia, la expedición de una ordenanza que ordene el estudio y construcción de dicha
carretera. Por su parte, la Sociedad inició una campaña de prensa a favor de la Carretera al
925 A. S. M. P. Acta No. 509, de 25 de junio de 1917, ap. X926 A. S. M. P. Acta No. 1279, de 27 de abril de 1936, p. 814927 A. S. M. P. Acta No. 1289, de 13 de Julio de 1936, p. 859928 A. S. M. P. Acta No. 864, de 8 de febrero de 1926, p. 470
328
Mar, e invitó a las demás Sociedades de Mejoras y municipios del departamento, a trabajar
en el propósito de que la Asamblea ordene la construcción de la carretera Medellín - Urabá
“a la cual está vinculado el progreso firme y definitivo de Antioquia”. Para ambas tareas se
nombró una comisión permanente.929
Los oficios de la Sociedad a favor de la Carretera al Mar fueron de diversa índole y se
prolongaron por muchos años. A fines de 1929, dirigió sendos telegramas, al presidente de
la República, al presidente de la Cámara y a la sociedad de Embellecimiento de Bogotá,
con el fin de prestaran su apoyo al proyecto de la ley que favorecería la carretera al Mar.
Asimismo, la Sociedad hizo publicar por su cuenta, un aparte del mensaje enviado por el
Gobernador de Antioquia a la Asamblea, que dice lo siguiente:
“... Hay obras, para los pueblos conscientes de su destino y su porvenir, cuyo valor no se mide con millones de pesos; ante ellas se debe perder el sentido de la cantidad monetaria. Y el pueblo de la dura cerviz construirá la carretera al mar, cuéstele lo que le costase y salga de donde saliese el dinero, pero la hará irrevocablemente. Esa es y será la consigna de todo Antioqueño que sienta todavía el impulso racial. Si en el ferrocarril de Antioquia, que terminamos, cada traviesa representa una víctima, nada importa que la carretera al mar cada kilometro represente decenas de miles de peros, si, después de construida, el porvenir es nuestro”.930
Sin lugar a dudas, las gestiones realizadas por la Sociedad de Mejoras a fines de los años
veinte y el apoyo que ésta recibió del Congreso de la República, el Presidente y la gobernación
de Antioquia, fueron decisivos en el despegue definitivo del proyecto de Carretera al Mar, el
cual había sido contemplado desde mediados del siglo XIX por la dirigencia antioqueña. La
carretera, que permitió la llegada, por primera vez, de un automóvil a Turbo en 1954, fue
fundamental para que comenzaran a afluir los primeros grupos importantes de colonos paisas
hacia el Urabá antioqueño, que había sido tierra de chocoanos y costeños.
No sólo Urabá fue objeto de preocupación de la Sociedad de Mejoras. En 1939 sugirió el
ensanche de las carreteras que salen de la ciudad, por considerarlas estrechas e insuficientes931,
y el socio Jorge Restrepo Uribe, realizaba gestiones encaminadas a la ampliación de la
carretera Medellín - Santa Bárbara.932 Un año después, una comisión de la Sociedad se reunió
con el presidente de la república, doctor Eduardo Santos, para solicitar el préstamo de dinero 929 Ibídem.930 A. S. M. P. Acta No. 1014, de 21 de octubre de 1929, p. 574-577931 Progreso. 3a época, No 1. Medellín: S. M. P., de julio de 1939.932 Progreso. 3a época, No 6. Medellín: S. M. P., de diciembre de 1939.
329
para diversas obras públicas, entre ellas la terminación de la carretera Sonsón - Dorada.933 En
los años siguientes, se gestionó la ampliación de la carretera Caldas - Santa Bárbara;934 se
trabajó en la pavimentación de la carretera Envigado - Itagüí935; se colaboró en la terminación
de la carretera Medellín - Cartagena (a la que le faltaban 100 kilómetros y dos años de
trabajos) 936; y estuvo estudiando diversos temas relacionados con las vías de comunicación
y transporte, cuales son: el Canal del Atrato, la Carretera Panamericana, la Carretera al
Mar, la Transversal del caribe, la Carretera Medellín-Cartagena, la carretera Medellín-
Puerto Berrío, la autopista Medellín-Bogotá, el Aeropuerto Internacional ubicado en tierras
del Oriente y el túnel Medellín-Rionegro, entre otros.937
933 Progreso. 3a época, No 10. Medellín: S. M. P., de abril de 1940.934 Progreso. 3a época, No 22. Medellín: S. M. P., de abril de 1941935 Progreso. 3a época, No 47. Medellín: S. M. P., de mayo de 1943.936 Progreso. 4a época, No 2 Medellín: S. M. P., de diciembre de 1948.937 Montoya Toro, Jorge. Op. cit., p. 272
330
6. La cultura, la educación y la recreación
6.1 Introducción
Una de las características esenciales de las ciudades, desde la antigüedad hasta el momento
presente es su intensa vida cultural, el papel que en su morfología ocupan los espacios
dedicados a actividades culturales, su papel educador y formador de ciudadanos, y su
diversidad de opciones para la recreación y el deporte. Por esta razón, la Sociedad de
Mejoras Públicas de Medellín, desde su fundación ha dedicado buena parte de sus energías
y recursos al fomento de actividades culturales, la educación de los sectores populares para
el trabajo, las artes plásticas, la recreación y el deporte.
A ella se deben obras culturales de honda trascendencia en la ciudad, como el Instituto de
Bellas Artes, -del cual ha sido desde siempre su pilar-, la Biblioteca Pública Piloto, el
Teatro Pablo Tobón Uribe, el Museo de Antioquia, la Escuela de Ciegos y Sordomudos.
Además, actividades culturales de gran tradición y arraigo en la población medellinense, se
deben a sus buenos oficios, entre ellas: la Fiesta de las Flores, el Martes del Paraninfo, las
ferias artesanales, las retretas en el Parque de Bolívar y los concursos de vitrinas. Como si
fuera poco está comprobado hasta la saciedad que los orígenes de los campeonatos del
fútbol en la ciudad están asociados a los esfuerzos de la Sociedad por brindar a los
medellinenses alternativas de uso del tiempo libre.
Antes de entrar en materia, sólo a manera de ilustración en torno a la manera como la
Sociedad de Mejoras pudo influir en los hábitos de los medellinenses, es de mencionar que
en 1917 tuvo la iniciativa, muy exitosa por cierto, de unificar el horario de toda la ciudad a
partir del reloj de la Catedral de Villanueva. Para ello, la Sociedad, en la cual estaban
representadas las familias de los industriales, recurrió al padre Jesús María Marulanda
gracias a cuyas gestiones se logró que los relojes de las iglesias de la ciudad por el de la
Catedral. Lo mismo hizo el gerente de turno del Ferrocarril de Antioquia quien dio orden de
poner los relojes de todas las estaciones según la “hora oficial”, que sería llevada por la
331
Catedral.938 Con esta medida se esperaba que los empresarios, obreros y empleados no
tuvieran disculpas para llegar tarde a la fábrica y las oficinas; que los estudiantes no
tuvieran justificación para llegar tarde a las aulas y las comadres a la misa.
6.2 Fiestas, retretas y celebraciones
Para todo habitante de Medellín es impensable su ciudad sin la retreta del domingo en el
Parque de Bolívar. Por eso a todos nos parece que ese espectáculo popular se estuviera
presentando desde siempre, a la misma hora y en el mismo lugar. Sin embargo, esta
costumbre nació en 1892 y su pervivencia se debe, en parte, a las labores de la Sociedad de
Mejoras.
La primer noticia que sobre este tema se encuentra en el Archivo de la Sociedad de Mejoras
corresponde al mes de julio de 1903. Los traumas ocasionados por la guerra de entre siglos
había llevado al traste con la retreta de los domingos. Por eso en aquella fecha la Junta
Directiva de la Sociedad aprobó la propuesta del Presidente de la entidad, el señor Gonzalo
Escobar, en el sentido de nombrar una comisión para que se entienda con el gobernador del
Departamento, el doctor Clodomiro Ramírez, con el fin de que se sirviera ordenar a Rafael
D’Aleman, Director de la Banda de Medellín, la realización de una retreta a las 9 a. m. en el
Parque de Bolívar los días domingos.939
Gracias a las gestiones hechas por la Sociedad se restauró la tradición de las retretas en el
Parque de Bolívar y se inauguró otra retreta en el Parque de Berrío por su recomendación, a
cargo de la banda del Regimiento Girardot. En 1917, por solicitud del Presidente del
Concejo Municipal, la Sociedad de Mejoras sugirió y fue aceptado un cambio de días y
horarios de ambos eventos.
Después de detenida discusión, se aprobó la sugerencia del socio José A. Gaviria
consistente en postergar en una hora y media las retratas que se daban a las 10 a.m. en el
Parque de Bolívar; las que se tocaban en el Parque de Berrío los jueves a las 7 de la noche
fueron trasladadas para el Parque de Bolívar los miércoles a la misma hora.940
938 A. S. M. P. Acta No. 526, de 22 de octubre de 1917, ap. VIII939 A. S. M. P. Acta No. 43, de julio 2 de 1903. f. 66940 A. S. M. P. Acta No. 515, de 6 de agosto de 1917, ap. II
332
Recomendaciones de esta importancia, acatadas la mayoría de las veces por el Concejo
Municipal, eran frecuentes, según hemos visto y abarcaban los más diversos aspectos de la
vida de la ciudad. Es de resaltar que la Sociedad no sólo incentivó a los entes
gubernamentales a la reinstauración de las retretas, sino que sus socios se constituían en el
mejor medio de propaganda de este tipo de programas culturales.
Otro aspecto de esta misma esfera de acción es el de la organización de fiestas y carnavales,
la mayor parte, con fines benéficos. De esta manera no sólo se animaba el ambiente cultural
de la ciudad, sino que se colaboraba a instituciones sin ánimo de lucro interesadas en el
mejoramiento de las condiciones de vida de la población de más escasos recursos.
La idea de realizar fiestas con fines económicos provino del periódico Polichinela, cuyos
redactores organizaron en 1905 una fiesta en beneficio de la Sociedad. Ante el éxito
obtenido, que permitió a la entidad el pago de algunas deudas, y la inversión de una parte
en lagunas mejoras. Antes de aquél año la sociedad no había realizado ninguna fiesta, pero
desde entonces este tipo de actividades se hicieron muy frecuentes 941
Fueron tantas y de tan diversa índole las fiestas promovidas y organizadas por la Sociedad
de Mejoras que sería interminable su mención. Por lo tanto sólo recordaremos las más
significativas.
Un primer tipo de fiestas fueron las hípicas, mencionadas en otro aparte de esta obra, al
referirnos al Frontón de Jai Alai. De estas se realizaron un sinnúmero en aquel escenario
deportivo, entre 1904 y 1910, algunas de ellas organizadas en compañía del periódico
aludido.942
En el mes de octubre de 1905 se realizó una fiesta que no debe pasar inadvertida. El
programa diseñado por los miembros de la Sociedad de Mejoras contó con los siguientes
actos: Pablo Echavarría estuvo encargado de la presentación de dos “cuadros” o
escenificaciones, el primero de ellos era el “santo Ecce Homo” en vivo, acompañado de una
pieza musical tocada por un niño de diez años, e incluía además un monólogo “de Dicenta”,
leído por el joven Luis Eduardo Villegas y una canción interpretada por el “bajo Correa”.
El segundo de los “cuadros” consistía en la representación de “La muerte del abanderado”,
941 A. S. M. P. Acta No. 69, de 5 de julio de 1905, f. 104942 A. S. M. P. Acta No. 71, de 20 de septiembre de 1905, f. 106-107
333
acompañado por el lloriqueo de seis flautas, la recitación de una niña, la interpretación de
una pieza musical a dos o tres pianos y un concierto de orquesta. El socio Enrique Olarte,
por su parte, propuso la puesta en escena de una obra cómica intitulada “Caretas”. José A.
Gaviria, entretanto, se ofreció a representar una comedia que denominó “Parada y Fonda”;
el doctor Eduardo Zuleta se encargó de una escena de “Transformismo”, ejecutada por
Ricardo Merizalde; y el socio Luis M. Olarte una serenata.943
Como puede observarse en aquel tiempo no se entendía por “fiesta” lo mismo que en la
actualidad. En aquél tiempo el término aludía a los más diversos aspectos de las
expresiones lúdicas, y contaba con importantes elementos teatrales, musicales, religiosos y
patrióticos. No obstante, debe aclararse que la fiesta descrita es la que se realizaba en
escenarios públicos, por lo general en el Parque Bolívar, siendo también comunes los bailes
privados en las casas de comerciantes y los de puerta abierta en los sectores populares.
Otro tipo de festejos y certámenes organizados por la Sociedad fueron las “exposiciones
anuales de flores frutas y hortalizas”, cuya idea fue lanzada por primera vez a la Junta
Directiva en el mes de octubre de 1905, por el Presidente Enrique Olarte. La propuesta
secundada por Ricardo Olano fue aprobada de la siguiente manera: “La SMP y el Centro
Artístico han convenido en hacer una Exposición Anual de Flores Frutas y Hortalizas, que
tendrá lugar en el mes de mayo”. La comisión encargada de organizar la exposición de
1906 estuvo compuesta por Juan Martínez S., Camilo C. Restrepo y Ricardo Olano.944 Esta
idea tuvo posteriores desarrollos y es casi seguro pensar que este fue el origen remoto de la
Fiesta de la Flores que se organiza actualmente en el mes de agosto.
La comisión nombrada para tal efecto entregó en el mes de noviembre del último año
mencionado un proyecto de exposición con algunas modificaciones: “Ábrese una serie de
exposiciones anuales agrícolas, la primera de las cuales se dará en mayo de 1906, con el
objeto de premiar todo producto de la tierra que a juicio del jurado respectivo sea
merecedor de recompensa. En estas exposiciones iniciadas por la SMP se incorporará
mediante arreglo que se celebrará a efecto la que el centro artístico se propone de efectuar
943 A. S. M. P. Acta No. 73, de 5 de octubre de 1905, f. 117944 A. S. M. P. Acta No. 76, de 31 de octubre de 1905. f. 117, 125
334
relativo al cultivo de plantas de adorno y su arreglo artístico. Destínase una suma hasta de $
10,000.oo para los premios”.945
Ahora bien, una de las fiestas más importantes organizadas por la Sociedad fue la del
Centenario de la Independencia Nacional. Llama la atención que la Sociedad empezó a
tratar el asunto con mucha anticipación. La propuesta fue lanzada el 31 de octubre de 1905
por el socio fundador Gonzalo escobar, en los siguientes términos: “La SMP lanza la idea
de una exposición nacional en Medellín que se efectuará el 20 de julio de 1910, en
celebración del Centenario de la Independencia Nacional. Envíese a todos los periódicos de
la ciudad una nota sobre el particular con el objeto de que el público se imponga de esta
idea”.946
Recuérdese que aquella fue una de las fiestas más significativas de cuantas organizó la
Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. En su realización contó con la colaboración de
los gobiernos nacional, departamental y municipal, la prensa de la ciudad y el sector
privado. Coincidió con la presidencia de Carlos E. Restrepo y gracias a los recursos
obtenidos por la entidad cívica se iniciaron proyectos de gran trascendencia para ella, como
el Bosque de la Independencia, la revista Progreso y se publicó el libro conmemorativo de
aquella efemérides titulado Medellín el 20 de julio de 1910. Con motivo de aquella
festividad la Sociedad organizó además el concurso del Plano de Medellín Futuro.
En años posteriores, también la Sociedad asumió el liderazgo en la celebración del
aniversario de la Independencia, como ocurrió el 20 de julio de 1929, cuando se hizo
coincidir la efemérides con la reunión de la entidad, vinculando de esta manera el
patriotismo y la labor cívica que ésta desplegaba. Concurrieron a esta sesión, efectuada en
el paraninfo de la Universidad de Antioquia, los doctores Camilo C. Restrepo, Gobernador
del Departamento, Carlos E Restrepo, presidente honorario de la sociedad, el director de
Educación Publica, el secretario de Hacienda, el alcalde Municipal, los representantes del
Concejo Municipal, el comandante de la Cuarta Brigada, los rectores de la Universidad y
del colegio San Ignacio, Socios fundadores de la Sociedad de Mejoras de Medellín, el
945 A. S. M. P. Acta No. 80, de 28 de noviembre de 1905, f. 135946 Archivo S. M. P. Acta No 76 de 31 de octubre de 1905. Folio 126
335
Cuadro de Honor, y representantes de las Sociedades de Mejoras Públicas de Pereira,
Manizales, Fredonia, Urrao, Amagá, Cúcuta, Armenia, Barranquilla, Yarumal y Jericó.947
Otro tipo de fiestas organizadas por la Sociedad, valiosas por su significado, fueron las
infantiles, efectuadas en el Parque de Bolívar. La primera de ellas se hizo con motivo de la
inauguración del quiosco en dicho parque en el mes de marzo de 1906, la cual se inició a
las cinco de la tarde, tuvo la siguiente programación y fue un éxito entre la población
infantil: 1) Retreta por la Banda Marcial en el quiosco; 2) Concurso de cochecitos y de
velocípedos con premios para los niños; 3) carreras a pie para menores de diez años con
premio; 4) Trampolín Americano; 5) Carreras para niñas menores de diez años; 6) entrega
de premios adjudicados por el jurado en el concurso de fotógrafos de la fiesta hípica y rifa
de los cuadros a la cual tendrán derecho todas las boletas de entrada; 7) estreno del Guignol
(Sic) con la presentación de un drama; 8) carreras para niñas llevando huevos sueltos en un
plato; 9) la argolla japonesa; 10) la boca del dragón; 11) Tiro al blanco para niños; 12) El
burro sin cola con premio de una muñeca y algún otro objeto para niños.948
La anterior fiesta le significó a la Sociedad unos ingresos no despreciables, cercanos a los
diez mil pesos e inspiró la idea de continuar realizando fiestas infantiles. El 21 de abril de
1907 se celebró una de dichas fiestas infantiles en el Parque de Bolívar, con motivo de la
inauguración de las bancas obsequiadas por la Sociedad. A la una de la tarde la Banda
Marcial ofreció una retreta. Luego se ejecutó el siguiente programa: “Gran Ginkhana: 1.
Handicap cómico de animales de corral, premio: una caja de bombones; 2. Carrera del
lunero, premio: $50; 4. La lluvia de bombones (Piñata por niñas), entrada a la Piñata $
5.oo.; La Boca del Dragón; Tiro al Blanco; Argolla Japonesa con premio de valor;
caballitos enjaezados para niñas y niños, $ 5.oo por cada paseo; un coche para cuatro niños,
$ 5.oo por cada paseo en el Parque. Sesión Nocturna. A las 6:00 p. m. Entrega oficial al
señor presidente del Cabildo de la instalación eléctrica del quiosco, ofrecida por la SMP.
Gran iluminación de colores generosamente ofrecida por la Cía de Instalaciones Eléctricas.
Retreta de gala, estreno por la Banda Marcial; Rifa gratuita de un hermoso caballo y dos
objetos de arte”.949
947 A. S. M. P. Acta No 1000, Sesión solemne del día 20 de Julio de 1929, p. 506 - 507948 A. S. M. P. Acta No. 85, del 13 de marzo de 1906, f. 144-145949 A. S. M. P. Acta No. 106, de 15 de abril de 1907, f. 176-177
336
Por la misma época se inició un nuevo tipo de festejo, las fiestas pirotécnicas en el
hipódromo del Frontón del Jai Alai.950 El producto monetario (cerca de $ 37.000) de ambas
fiestas se repartió entre el Hospital de Caridad y las obras públicas proyectadas por la
Sociedad. Con el fin de colaborar a aquél hospital, la Sociedad de Mejoras efectuó varias
decenas de fiestas más en los años subsiguientes.
Una de aquellas fiestas que llaman la atención, por sus fines caritativos, es la realizada a
fines de 1908 en el Parque de Bolívar, por la manera en que se participaron los socios en las
diferentes comisiones creadas para su organización:
- Alumbrado: Luis Mariano Olarte y Ricardo Escobar U.
- Programas, tiquetes de entrada y cantinas: Alberto Ángel.
- Coches y caballitos para niños: Camilo C. Restrepo, Gustavo Restrepo y José María
Jaramillo Martínez.
- Argolla japonesa: Gregorio Pérez y Lisandro Ochoa.
- Carrera del huevo: Ricardo Jaramillo y Gabriel Latorre. 6a Tiro al blanco: Pedro P.
Santamaría y Gonzalo Escobar.
- Bota del tragón: Carlos Nauts, Gabriel Posada y Gregorio Pérez.
- Guigñol y Conseguir “La Lira”: Carlos Molina, Enrique Gaviria y Ricardo Escobar.
- Carreras de aves de corral: Dr. Julio Botero y José María Jaramillo Martínez.
- Rifas: Luis María Olarte, Dr. T. Quevedo A., Juan Martínez.
- Concurso del Juego de Diábolo: Dr. Alejandro López y Luis Guillermo Jaramillo.
- Carreras en sacos y zancos: Gregorio Pérez, Peter Santamaría y Gonzalo Escobar.
- Para ayudar a la comisión de señoras: Cesar Piedrahita, Dionisio Lalinde, Julio Restrepo
L. y Francisco A. Cano.951
No deja de ser curioso imaginar a personajes tan notables, muchos de ellos comerciantes de
gran prestigio y ocupados profesionales, encargados de asuntos anodinos, como la
organización de una rifa, la venta de entradas, o una carrera de encostalados y zancos. No
todo podía ser negocios y rentabilidad.
950 A. S. M. P. Acta No. 90, de 9 de mayo de 1906, f. 152-153951 A. S. M. P. Acta No. 154, 23 de junio de 1908, f. 256-257
337
Dentro de la amplia gama de fiestas efectuadas por iniciativa de la Sociedad, vale destacar
además las llamadas “Fiestas de juegos florales”, las cuales consistían en un desarrollo de
las propuestas por Enrique Olarte en 1905, y que adquirieron una importancia mayor en la
vida cultural de la ciudad en el momento en que las damas del Cuadro de Honor
protagonizaron su realización, en 1912. Desde entonces, se empezó a elegir una Reina de la
fiesta y se trasladó su celebración para los primeros días del mes de agosto, como sigue
siendo en la actualidad. El “Cuadro de Honor” de aquél año estuvo integrado por las
señoritas: Amalia Mejía Restrepo, Pepa Toro Uribe, Luisa de Greiff, Julia Mejía Arango,
Mariana Arango Tamayo, Julia Olarte, Sofía Uribe Uribe, Ana Peláez Restrepo, Elena
Martínez Toro y María Restrepo Ángel.
Para la organización de la Fiesta de Juegos Florales se nombraron las siguientes
comisiones:
- Consecución de los trajes: Dr. Francisco E. Isaza.
- Decorados, utilería y taquilla: Dr. José Vélez R.
- Asistencia en el escenario: Dr. Miguel Moreno Jaramillo, Gabriel Latorre, E. Olarte,
Manuel J. Alvarez. Francisco E. Isaza, José Vélez R. Nolasco Betancur.
- Venta y repartición de localidades: Dr. José A. Gaviria, Dr. Lisandro Ochoa.
- Arreglo del teatro: Dr. Valerio Tobón, Dr. E. Olarte y Dr. José A. Gaviria.
- Consecución de flores de hortensia: Dr. Gustavo Restrepo.
- Contratación y hechura de diplomas: Dr. Enrique Olarte.
- Contratación y dirección de la hechura de medallas: Dr. Miguel Moreno Jaramillo.
- Contratación y dirección de una edición extraordinaria del periódico el “Progreso”: Dr.
Miguel Moreno Jaramillo.
- Consecución de algunos elementos y útiles militares: Dr. Ricardo Greiffenstein, Dr.
Gabriel Latorre.
- Arreglar de todo lo concerniente al alumbrado eléctrico: Dr. Juan Martínez S.
- Contratación de orquesta: Gonzalo Escobar.
- Envío y colocación de la Policía: Dr. Jesús Cock.
338
Finalmente se declaró “solemnemente fundada la institución de los Juegos Florales que se
verificarán cada año y en los cuales podrían tomar parte todos los poetas de Colombia”.952
A partir de 1917 esta fiesta comenzó a realizarse en mayo, bajo la denominación de “Fiesta
de las Flores” y las ganancias que producía se reinvertían en obras públicas.953 José Gaviria
Toro en 1925 se refería a estos certámenes como “Fiesta de las Flores”.954
La fecha para la celebración de este evento no siempre era la misma. Unas veces se realizaba
en el mes de agosto, otras en el mes de mayo, e incluso en otros meses. En 1939, por ejemplo,
se realizó durante los primeros quince días de septiembre. El acto central consistió en una
exposición de flores en el Bosque de la Independencia, en la cual participaron expositores de
nivel nacional, con todo tipo de plantas, flores y frutas, herramientas y abonos. En el marco
del mismo evento se presentaron conferencias, se ofrecieron prácticas de cultivo, y se realizó
un concurso de triciclos y otro de automóviles decorados.955 En algunas ocasiones, como
ocurrió en 1940, la exposición de flores se hacía en el palacio de Bellas Artes y no en el
Bosque, y la fecha se cambiaba para el mes de mayo.956
En 1950 la Fiesta de la Flores incluyó la siguiente programación: concurso de vitrinas, desfile
de silleteros por la Avenida La Playa, exposición anual de artistas Antioqueños en el Palacio
de Bellas Artes, exposición de artistas de flores en el Museo de Zea, recitales y conciertos.957
En 1912, la Sociedad de Mejoras comenzó a organizar otro tipo de festejos. La Fiesta del
Árbol es una de ellas, que incluía en su programación la siembra de árboles en las avenidas
y parques públicos. Los socios más activos en este campo fueron Manuel J. Alvarez,
Gustavo Restrepo y Enrique Olarte.958 La celebración del día del árbol, iniciada en aquél
año, desde entonces se empezó a organizar anualmente por la Sociedad, con contadas
excepciones, como parte de su preocupación por la situación ambiental de la capital
antioqueña, y con este motivo se plantaron, en diferentes momentos, especies nativas en los
952 A. S. M. P. Acta No. 309 de 22 de julio de 1912, f. 10-11953 A. S. M. P. Acta No 503, de 14 de mayo de 1917, ap. II954 Gaviria, José A. Monografía de Medellín. Tomo I, 1675 - 1925. Medellín: Imprenta Oficial, p. 147955 Progreso. 3a Época, No 1. Medellín: S. M. P., julio de 1939.956 Progreso. 3a Época, No 10. Medellín: S. M. P., abril de 1940.957 Progreso. 4a Época, No 11. Medellín: S. M. P., septiembre de 1950.958 A. S. M. P. Acta No 314, de 26 de agosto 1912. f. 23
339
parques, en el Bosque de la Independencia, en el Cerro Nutibara, en las cuencas de algunas
quebradas, y en otros sitios públicos.
En este mismo orden de cosas, merecen mención otro tipo de celebraciones anuales
programadas por la Sociedad de Mejoras. Al parecer fue en la década de los cuarenta
cuando esta organización empezó a liderar la celebración del día de la madre en la ciudad
de Medellín. En 1942, el segundo domingo del mes de mayo, fecha en que tradicionalmente
se celebra aquel día, el Cuadro de Honor programó una charla de doña Sofía Ospina de
Navarro, un concierto de canto y un concurso de vitrinas.959
Aquél año se hizo la primera entrega del premio a la madre, otorgado por el Cuadro de Honor,
que consistía en la adjudicación de una veinteava parte del valor de una casa, con su respectivo
mobiliario para el matrimonio de obreros que tuviera el mayor numero de hijos menores a su
cargo, el cual fue entregado a Fidel J Ortiz y Rosa María Ramírez, padres de 14 hijos menores
y 5 muertos.960 Otra actividad que hacía parte de la programación del día de la madre era la
celebración de misas solemnes en varios sitios de la ciudad.961
Por la misma época, la Sociedad de Mejoras promovía la celebración de la “semana del niño”,
durante la última semana del mes de octubre. El propósito principal de dicha celebración era la
inculcación de valores cívicos entre los niños, a la vez que se les brindaba recreación y alegría.
Por aquellos días, la Sociedad distribuía entre los niñas y niña, algunas “máximas cívicas”,
sobre progreso y educación en las escuelas “para marcar un derrotero en los niños sobre su
vida futura de perfectos ciudadanos”.962
En la categoría de fiestas con fines benéficos, es preciso mencionar las que realizó en 1913,
por iniciativa de Enrique Olarte, con el apoyo de un grupo de periodistas de la ciudad, para
reunir fondos que se destinaron a auxiliar las víctimas de los incendios de Chiriguaná y
Girardot.963 Entre las fiestas realizadas en la ciudad en dicho año, requiere mención aparte
la función cinematográfica, brindada a favor de la Sociedad por la Compañía Di Domenico
Hermanos.964
959 Progreso. 3a Época, No 35. Medellín: S. M. P., mayo de 1942.960 Progreso. 3a Época, No 35. Medellín: S. M. P., mayo de 1942961 Progreso. 4a Época, No 9. Medellín: S. M. P., junio de 1950.962 Progreso. 3a Época, No 41. Medellín: S. M. P., noviembre de 1942.963 A. S. M. P. Acta No 331, de 19 de febrero de 1913. f. 93964 A. S. M. P. Acta No 341, de 12 de mayo de 1913. f. 140
340
En 1913 además, con motivo de la próxima llegada del Ferrocarril de Antioquia a Medellín,
la Sociedad de Mejoras ofreció su experiencia en organización de fiestas al Gobernador, la
Junta Directiva del Ferrocarril de Antioquia y el Concejo Municipal, con el fin de celebrar
“de una manera digna” la culminación de los esfuerzos del pueblo antioqueño.965
En 1914, con motivo del regreso a la ciudad de Medellín, del expresidente de la República
y fundador de la Sociedad, doctor Carlos E. Restrepo, se organizó una recepción en su
honor. Entre los considerandos de tal resolución se mencionó la “administración honrada y
consciente” ejecutada por este antioqueño al frente de los destinos del país, los servicios
prestados por éste en la fundación de la Sociedad de Mejoras y el deber cívico de “hacer al
ilustre personaje una manifestación de simpatía y respeto. Se nombró una comisión,
integrada por Gonzalo Escobar Ricardo Olano, para que se desplazara hasta Puerto Berrío a
dar la bienvenida al doctor Restrepo en nombre de la Sociedad y se organizó una fiesta por
cuenta de la Sociedad, para rendir homenaje al hombre público.966
A su regreso, los comisionados para la bienvenida del doctor Carlos E. Restrepo,
manifestaron que éste se había mostrado agradecido con la Sociedad por la distinción que
se le había hecho y con respecto a la Sociedad había expresado: “... Las simpatías y
prestigio (de) que goza en Bogotá la SMP de Medellín, por los beneficios que con sus
incansables labores ha aportado a Antioquia y el benéfico ejemplo dado a las demás
ciudades del Departamento y de fuera de él, donde se fundan con frecuencia sociedades
análogas a ésta, respondiendo a los nobles fines que persigue la SMP de Medellín”.967
Por aquellos años, además cuando aún estaba en proceso de construcción el Bosque del
Centenario, la Sociedad programaba con cierta frecuencia un pic-nic entre sus socios968, así
como era corriente la celebración de fiestas en El Club Unión.969
965 A. S. M. P. Acta No 365, de 24 de noviembre de 1913, f. 234966 A. S. M. P. Acta No 386, de 27 de julio de 1914, ap. V967 A. S. M. P. Acta No 388, de 24 de agosto de 1914, ap. VI968 A. S. M. P. Acta No 436, de 29 de noviembre de 1915, ap. VI969 A. S. M. P. Acta No 502, de 7 de mayo de 1917, ap. VIII
341
6.3 Celebraciones de efemérides
Otra clase de fiestas organizadas por la Sociedad son las que han tenido que ver con la
conmemoración del aniversario de su fundación. La primera vez que se le dio cierto realce a
esta efemérides y se sacó del recinto de reuniones fue el 9 de febrero de 1924, con motivo de
sus bodas de plata. En una reseña sobre el significado de esta celebración, aparecida en la
revista Progreso de 1943 se mencionó la resistencia de la entidad, que no sucumbió ante la
Guerra de los Mil Días, ni ante las crisis económicas que habían conmovido la sociedad en
general. Aseguraron además que “La transformación que ha experimentado nuestra ciudad en
los últimos 20 años, a ella, en buena y gran parte se debe”, y además que “La SMP ha venido
ha crear estas virtudes de civismo, cooperación, solidaridad, que vivieron tan lejos de nuestro
lenguaje y de nuestras obras. Nos ha enseñado a servir: a servir a la ciudad, al prójimo y a la
comunidad. Servir, que es aplicar a las relaciones civiles esa virtud evangélica que las encierra
todas: caridad”.970
Una segunda celebración de gran significado para la Sociedad fue la fiesta de los cincuenta
años, celebrada en la primera semana del mes de febrero de 1949, para cuya realización se
tuvieron fuertes tropiezos financieros por falta de presupuesto.971 Aún con modestia, el
programa contó con eventos de un profundo sentido educativo y religioso, como la reunión
con los representantes de los centros cívicos de Medellín y la vinculación a la fiesta religiosa
de nuestra señora de la Candelaria. La Sociedad de Mejoras Públicas del Poblado colocó una
placa conmemorativa en el edificio donde se llevo a cabo la primera sesión de la Sociedad. La
compañía Colombiana de Tabacos ofreció un concierto en honor de la Sociedad; se colocó la
primera piedra del teatro municipal (Teatro Pablo Tobón Uribe); se hizo una reunión con
delegados de otras ciudades en el Club Campestre; se presentó un concierto a cargo de la
Orquesta Sinfónica; tres bailes de gala: uno en el Club Unión, otro en el club Campestre y otro
en el Bosque de la Independencia. Las festividades fueron coronadas con una sesión solemne
con la asistencia del gobernador y los socios fundadores vivos por entonces. 972
970 Progreso. 3a Época, No 53. Medellín: S. M. P., noviembre de 1943.971 Progreso. 4a Época, No 2. Medellín: S. M. P., diciembre de 1948.972 Progreso. 4a Época, No 4. Medellín: S. M. P., abril de 1949.
342
La celebración de los sesenta años el 9 de Febrero 1959 fue mucho más sencilla. Consistió en
una sesión solemne de la Asamblea General.973 Las conmemoraciones se sucedieron durante
aquellos años, aunque en adelante no fueron de tanto derroche.
En las Bodas de Diamante, el acto central consistió en la colocación de una placa
recordatoria en el sitio donde fue fundada la Sociedad, en el costado oriental del edificio del
Banco Industrial Colombiano (Carabobo x Colombia).974 En la foto que recuerda este
momento histórico, publicada en el libro Medellín Ciudad Tricentenaria 1675-1975,
aparecen doña Teresita Santamaría de G., doña Eugenia Ángel de Vélez, don Aníbal
Jaramillo, el doctor Marceliano Paz, don Guillermo Echavarría, don E. Livardo Ospina, don
José Olano y don Libardo Bedoya Céspedes.975
Durante las Bodas de Diamante además se contó con la asistencia del Presidente de la
República, Misael Pastrana Borrero, quien fue invitado especialmente por una comisión de
la Junta Directiva integrada por los señores Pablo Edgar Gómez, presidente de la entidad,
Beatriz Henao Jaramillo, Oscar Acosta y Fritz Oberndorfer. Durante los setenta y cinco
años de existencia de la institución cívica el mandatario recibió la distinción “Bodas de
Diamante”. Otro invitado especial fue el gobernador Jaime R. Echavarría, quien recibió un
pergamino de manos de la presidenta del Cuadro de Honor, doña Ana Gómez de Sierra. Por
su parte, el presidente de la Sociedad le entregó el “Bastón de Mando” al alcalde de la
ciudad, Fernando Uribe Senior recibió.976
Al año siguiente, con sus setenta y cinco años a cuestas, la Sociedad empezó a colaborar
con las autoridades municipales en la celebración del trescientos años de existencia jurídica
de la villa de la Candelaria de Medellín. Estaban al frente de la entidad las siguientes
personas: Pablo Edgar Gómez, Presidente; Óscar Acosta Ángel, vicepresidente; Ana
Gómez de Sierra, presidenta del Cuadro de Honor; Libia González de Fonnegra,
vicepresidenta; Jorge Ospina Londoño, Ángela Upegui de Echeverri y Fritz Oberndorfer y
Jorge Montoya Toro, entre otros, miembros de la junta directiva.
973 Progreso. 6a Época, No 26. Medellín: S. M. P., agosto de 1959.974 A. S. M. P. Acta No 812, de 21 de enero de 1974, p. 625975 Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. Medellín Ciudad Tricentenaria 1675-1975. Medellín: Sociedad de Mejoras Públicas, 1975, p. 274976 Ibid., p. 276
343
Como organizadores de la conmemoración tricentenaria, la Junta Directiva estuvo
analizando varias propuestas. Una de ellas idea de la señora Beatriz Mejía de Ospina, que
se llevó a efecto, de construir un termómetro gigante denominado “Termómetro
tricentenario o Termómetro Cívico”, cuyos recursos se destinaron a la construcción del
Barrio Tricentenario para familias de escasos recursos.977 El “Termómetro Tricentenario”
fue un éxito y estuvo instalado en el edificio Coltejer. Allí se marcaba el nivel que
alcanzaban las consignaciones de los ciudadanos en una cuenta corriente abierta por la
Sociedad en uno de los bancos de la ciudad para recibir las donaciones para el barrio
Tricentenario.978
La celebración del Tricentenario fue sin duda una de las mayores fiestas de cuantas ayudó a
realizar la Sociedad de Mejoras. A dicha efemérides se unieron la nación, el departamento y
el municipio, mediante leyes ordenanzas y acuerdos para contribuir a la conmemoración
con obras de desarrollo. El Concejo de Medellín organizó un partido de fútbol con las
estrellas de la televisión, condecoró al presidente de la república Alfonso López Michelsen
-invitado especial-, realizó un homenaje a la ciudad de Santa Fe de Antioquia, abrió una
exposición de fotografías de Medellín antiguo y repatrió los restos del prócer Atanasio
Girardot.979
La Sociedad de Mejoras estuvo representada en la Junta del Tercer Centenario creada por el
alcalde de la ciudad, a través de su presidente y de la presidenta del Cuadro de Honor.
Estaban presentes además en dicha junta: el alcalde, el presidente del Concejo, el
Arzobispo de la ciudad, el presidente de la Academia Antioqueña de Historia, el rector de
la Universidad de Antioquia, representantes de los gremios y de algunos organismos del
gobierno departamental.980
El 21 de marzo de 1975 la primera dama de la nación, Cecilia Caballero de López abrió la
urna legada por el Concejo Municipal de 1875, a los concejales del tricentenario, la cual
contenía además de los retratos de las principales autoridades de aquel entonces, fotografías
de distintos ángulos de la ciudad, un plano topográfico, vestidos típicos, banderas y
977 A. S. M. P. Acta No 849, de 13 de agosto de 1975978 A. S. M. P. Acta No 850, de 27 de agosto de 1975, p. 666979 Restrepo Uribe, Jorge. Medellín , su origen, progreso y desarrollo. Medellín: Servigráficas, 1981, p. 611 y ss.980 Ibid., p. 621
344
ejemplares de algunos periódicos del siglo pasado981. En dicho año se le dio mayor realce a
la Fiesta de las Flores, se hicieron campañas de limpieza y pintura de fachadas, se
organizaron tablados populares, y se publicó, por cuenta de la Sociedad, el libro Medellín
ciudad tricentenaria, 1675-1975.
Por sus reconocidas labores en servicio de la ciudad, en 1977, doña Ana Gómez de Sierra,
Presidenta de la Sociedad recibió para la entidad la “Estrella de Antioquia” en calidad de
oro, en un acto solemne realizado en la Gobernación de Antioquia.982 Dos años después, la
organización cívica celebró sus ochenta años, y para ello nombró como Presidente
Honorario de los actos conmemorativos a Antonio Restrepo Arango.983 No se conoce
mucho sobre el desarrollo de aquellas fiestas, pero es de suponer, que la crisis por la que
atravesaba la Sociedad le obligó a realizar unas fiestas modestas.
Lo que no fue obstáculo para que las autoridades municipales en 1980, con motivo de los
70 años del Instituto de Bellas Artes, homenajeara la labor de la más antigua escuela de arte
de la ciudad, con la “La Estrella de Antioquia” y el “Hacha simbólica”.984
En 1987, cuando la Sociedad iniciaba su renacimiento, luego de tres años de gestión de su
presidente el doctor Carlos Horacio Hincapié Abad y de su director ejecutivo Mario Libardo
Bedoya, emprendió una campaña con motivo de la llegada de Su Santidad Juan Pablo II a la
capital antioqueña, bajo el lema “Medellín vuelve a florecer”, por medio de la cual se invitaba
a la ciudadanía a engalanar la fachada de las casas con plantas ornamentales.985
Pero quizás la última de las conmemoraciones realizadas por la Sociedad de Mejoras es la
de los noventa años de su fundación, celebrada con toda la magnificencia que se merece la
entidad, en 1989. Nuevamente, la Sociedad, que empezaba a cosechar los frutos de una
gestión provechosa para el saneamiento de sus finanzas y para retomar los hilos del
pensamiento cívico legado por sus fundadores, consideró necesario realizar una
conmemoración acorde con la altura de la institución.986
981 Ibid., p. 627982 A. S. M. P. Acta No 886, de 23 de febrero de 1977, p. 702983 A. S. M. P. Acta No 931, de 10 de agosto de 1978, p. 752984 A. S. M. P. Acta No 980, de 26 de agosto de 1980, p. 819985 Progreso. 7a Época. Año LXXVIII. Medellín: S. M. P., noviembre de 1989.986 Ibídem.
345
En aquella ocasión, se publicó, después de varios años fuera de circulación, la revista
Progreso. En el acto central, realizado en el Teatro de Bellas Artes, estuvo como invitado
especial el alcalde de la ciudad, Juan Gómez Martínez, quien dirigió unas palabras de
felicitación a la entidad cívica en su nonagésimo aniversario. Por la misma época, el
Presidente del Concejo Municipal, Orlando Vásquez Velásquez, hizo entrega de una placa
conmemorativa en reconocimiento de los 90 años de labor cívica de la Sociedad. 987
6.4 Las exposiciones agro-industriales
Interesada en el apoyo y la promoción de certámenes que contribuyeran al desarrollo de las
ciudad en todos sus aspectos, la Sociedad de Mejoras en determinados momentos,
contribuyó con la realización de eventos de carácter industrial. Así por ejemplo, en 1906,
por petición de la Sociedad de San Vicente de Paúl, la entidad se vinculó a la comisión
organizadora del primer certamen industrial de este siglo en la ciudad. La Sociedad San
Vicente solicitó la contribución con “alguno o algunos premios para adjudicarlos en dicho
certamen a aquella o aquellas de las artes o industrias que la Sociedad crea más conveniente
estimular entre nosotros”.988
La Sociedad contestó ofreciendo el concurso personal de sus miembros y posteriormente
ofreció su contribución económica con los premios para los grupos tercero y cuarto, es
decir los de Plantas y Productos Textiles, y Materiales de Construcción. Como un aporte
suplementario, pero indispensable, se comisionó a los Manuel J. Alvarez C. y al doctor
Tomás Quevedo Alvarez para repartir circulares a todos los expositores de estos ramos, con
el fin de animarlos a participar.989 Además, se resolvió pagar el porte por las circulares que
se enviaran a los pueblos referentes al certamen industrial de San Vicente.990
En 1916, con motivo de una exposición industrial y agropecuaria de similares dimensiones
a la realizada diez años antes, la Sociedad volvió a vincularse de manera similar. La
987 Ibídem.988 A. S. M. P. Acta No 90, de 9 de mayo de 1906, p. 152-153989 A. S. M. P. Acta No 92, 28 de mayo de 1906, f. 156990 A. S. M. P. Acta No 92, del 20 de junio de 1906, f. 157
346
Exposición Agrícola y Pecuaria, que tuvo lugar el 12 de octubre a las 9 a.m. fue otro de
esos acontecimientos de cobertura regional en los que la Sociedad participó de manera
activa.991 Y según el informe del presidente de la Sociedad, José A. Gaviria, la exposición
“tuvo buen éxito tanto por los animales que se exhibieron como por la concurrencia”.992
De esta manera se puede observar cómo la preocupación de la Sociedad por la modernización
de la ciudad abarcaba los más diversos aspectos. Sólo a manera de ilustración, se mencionan
aquí las más importantes exposiciones o certámenes industriales en los que participó la
Sociedad. Se sabe, por ejemplo, que fue ella la principal impulsora de las ferias artesanales o
“sanalejos” y Mercados de Flores y Frutas, los cuales primero realizaron en las Plazuelas de
San Roque (actual atrio de la iglesia San José) y José Félix de Restrepo (Plazuela San
Ignacio), durante la segunda década del presente siglo.
En el mes de octubre de 1960, organizó, junto con el Instituto Forestal de la Universidad
Nacional, la Primera Exposición Forestal Colombiana, la cual se realizó en las instalaciones de
la Biblioteca Pública Piloto y contó con una exposición gráfica, de maquinaria, proyección de
películas, muestra de madera y de algunos productos elaborados con maderas antioqueñas.993
En la década de los sesenta, esta trayectoria en el fomento de ferias y exposiciones de
productos y artesanías se consolidó en el programa anual denominado “Antioquia es así”, y
en 1971, por iniciativa de la señora Ana Gómez de Sierra, éste se convirtió en un evento de
mayor regularidad, el cual inicialmente se pretendió que fuera todos los domingos y
festivos. No cabe duda de que éste es el origen de las exposiciones artesanales que
actualmente se realiza el primer sábado de cada mes en el Parque de Bolívar. En su
realización, colaboraban el Sena, Turantioquia, Fomento y Turismo, y otras entidades
oficiales y particulares interesadas en el certamen. La idea de doña Ana Gómez consistía en
“Una especie de mercados dominicales o en los días festivos, ocuparían un grupo numeroso
de gentes que ofrecían sus productos, exhibirían nuestras artesanías”.994
Posteriormente, esta serie de eventos artesanales fueron reunidos en uno solo de carácter
anual, el cual coincidía con las fiestas del Tricentenario de la ciudad, y según Jorge
991 A. S. M. P. Acta No 481, de 9 de octubre de 1916, ap. XII y XV992 A. S. M. P. Acta No 482, de 16 de octubre de 1916, ap. X993 Progreso. 6a Época, No 39. Medellín: S. M. P., noviembre de 1960.994 A. S. M. P. Acta No 742, de 25 de agosto de 1971, p. 545
347
Montoya Toro:
“Para que percibamos cómo los principios tutelares no han sido desvirtuados y cómo existe
una profunda identidad de pensamiento y acción, entre quienes dieron nacimiento a esta
sociedad y quienes ahora tienen la responsabilidad de conducirla, si en 1906 realizó la
primera exposición de flores y productos agrícolas, en los años de 1974 y 1975 Medellín,
Antioquia y los turistas de todo Colombia, han asistido a uno de los certámenes más
representativos de nuestro potencial terrígeno: la “Feria Agroindustrial Frutos de mi
Tierra”. Muy significativamente, y siempre unida con afecto entrañable a los destinos de su
Ciudad, la SMP abrió, en agosto 6 del año en curso, las festividades tricentenarias tanto en
el desfile inicial de la Feria-Exposición, como con el derroche de belleza agrícola,
agroindustrial, artesanal y folclórica que integró el magno certamen a que aludimos, y
además, con la previa entrega del bastón, símbolo de autoridad del primer burgomaestre, a
quien ostentaba en ese momento el cargo, doctor Fernando Uribe Senior”.995
De estas ferias se realizaron varias versiones, dirigidas por la Sociedad de Mejoras, antes de
ser asumidas por la administración municipal, la cual, con la construcción del Palacio de
Exposiciones, convirtió la exposición agro-industrial en un evento anual dentro de la
programación de aquél, organizado por la administración de esta edificación municipal.
6.5 Los concursos
Acorde con el pensamiento de avanzada que siempre expresó, la Sociedad de Mejoras,
impulsó algunos concursos con el fin de promover los que consideraba valores cívicos, uno
de los cuales serían los de la feminidad, fuertemente atacada por los procesos de
modernización y la irrupción de nuevas costumbres que alejaban a las mujeres de sus roles
tradicionales. Una manera de evitar que el feminismo llenara los espacios mentales
propiciados por las nuevas costumbres citadinas, fue la de incentivar en las señoras y
señoritas el aprovechamiento del tiempo libre con la literatura. Por esta razón, en 1914
patrocinó un concurso de cuentos entre la población femenina de la alta sociedad
995 Montoya Toro, Jorge. “Breve historia de la S.M.P. de Medellín”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria 1675-1975. Medellín: Bedout, 1975, p. 268
348
medellinense y publicó un folleto con los cuentos ganadores.996 De este concurso hubo
varias versiones y gracias a estos se dieron a conocer escritoras como doña Sofía Ospina de
Navarro.
De nuevo en 1918 la Sociedad realizó un concurso de cuentos abierto a todo el público, con
el patrocinio del periódico local el Correo Liberal. En aquella versión participaron treinta
escritores con sus respectivos cuentos y los ganadores del premio fueron, en el primer
lugar, el cuento “Bautismal” de José Luis Restrepo y el segundo fue para “El Secreto” de
Francisco Villa.997
Este tipo de concursos convocados por la Sociedad fueron muy frecuentes en la primera
mitad del siglo y abarcaban los más diversos aspectos. En 1935, por ejemplo, la Sociedad
de Mejoras Públicas premió un libro de la señora Argemira de Mejía titulado El buen
ciudadano. Manual de cívica y urbanidad, el cual luego de ser revisado y aprobado por los
censores de la Curia Eclesiástica, fue adoptado como manual oficial de moralidad,
urbanidad y civismo en los colegios y escuelas de Medellín.998
Sin embargo, los concursos para la redacción de manuales de urbanidad habían sido
iniciados desde 1917, cuando la Sociedad fijó las condiciones “para premiar con $100 el
mejor libro que se escriba, expresamente, con el título de “Deberes de Civismo”.999
Aunque, al parecer aquella primera versión fracasó por problemas presupuestales de la
Sociedad, que resolvió, en el mes de junio de 1918: “No habiendo sido posible llevar a
efecto el concurso del libro del civismo, ábrese éste nuevamente, con las mismas bases
anteriores pero haciéndolo nacional...”.1000
Por los mismos años y con el fin de promover los valores artísticos que se estaban
formando en el Instituto de Bellas Artes, la Sociedad impulsó un concurso de pintura, cuyo
jurado estaba integrado por tres personas nombradas, una por el Presidente de la Sociedad,
996 A. S. M. P. Acta No 370, de 9 de enero de 1914.997 A. S. M. P. Acta No 550, de 3 de junio de 1918, ap. III998 Reyes Cárdenas, catalina. Aspectos de la vida social y cotidiana de Medellín, 1890-1930. Santafé de Bogotá: Colcultura, 1996, p. 174999 A. S. M. P. Acta No 521, de 17 de septiembre de 1917, ap. V1000 A. S. M. P. Acta No 551, de 10 de junio de 1918, ap. V
349
otra por el Director de la Escuela de Escultura, y la tercera, por el Director de la Escuela de
Pintura.1001
Otro tipo de concursos que promovió la Sociedad fue el de fachadas, iniciado en 1916, con el
apoyo del Concejo de la ciudad, cuyo premió se repartía, según disposición de la Junta,
propuesta por José Gaviria, el 80% para el dueño de la fachada del edificio y el 20%
restante al arquitecto o arquitectos autores del plano y ejecutores de la fachada.1002 Este
concurso buscaba premiar la ingeniosidad de los arquitectos, muchos de ellos franceses o
belgas, autores de las fachadas que, a principios del siglo, entraron a remplazar los
coloniales balcones y frentes de las casas y edificios de la ciudad. Este cambio en la forma
de los frentes de los edificios fue facilitado por el ingreso, en grandes cantidades, de
cemento y otros materiales de construcción, con la llegada del ferrocarril 1914.1003
En este campo de los concursos arquitectónicos también es digno de mención el que
organizó la Sociedad en 1917, con un premio de diez pesos oro, para el mejor modelo de
fuentes públicas,1004 en el cual resultó ganador el proyecto del arquitecto antioqueño
Horacio M. Rodríguez Haeusler.1005
Fue la Sociedad de Mejoras también la organizadora del concurso para premiar el mejor
plano de restauración y remodelación del Colegio de San Ignacio, en el cual nuevamente
fue premiado el plano del arquitecto Rodríguez Haeusler. Como una parte del premio este
arquitecto fue nombrado director de los trabajos.1006 Por aquellos años, la Sociedad de
Mejoras, en su acostumbrado apoyo al urbanismo de la ciudad convocó además a los
concursos para la elaboración de los planos del nuevo Palacio Municipal, para la plaza del
Poblado1007, y para la reforma del Parque de Berrío.1008
A la misma época corresponde la apertura del “Concurso de vitrinas”, como una manera de
incentivar la creatividad de los comerciantes en la exhibición de sus mercancías, las cuales
1001 A. S. M. P. Acta No 415, de 23 de marzo de 1915, ap. II1002 A. S. M. P. Acta No 473, de 21 de agosto de 1916, ap. V1003 Progreso. 3a Época, No 5. Medellín: S. M. P., noviembre de 1939.1004 A. S. M. P. Acta No 487, de 4 de diciembre de 1916, ap. VI1005 A. S. M. P. Acta No 492, de 26 de febrero de 1917, ap. III1006 A. S. M. P. Acta No 521, de 17 de septiembre de 1917, ap. IV1007 A. S. M. P. Acta No 490, de 14 de febrero de 19171008 A. S. M. P. Acta No 503, de 15 de mayo de 1917, ap. X
350
de paso alegraban y adornaban las calles del centro.1009 Durante el primer concurso,
realizado en 1918, el primer premio de $ 50 fue asignado al almacén de la Fábrica de
Confites y Galleras, y las menciones honoríficas a los almacenes de Luis Olarte A. e Hijos,
y a Eusebio A. Jaramillo e Hijos, respectivamente.1010 En su segunda versión, efectuada a
fines del mismo año, el primer premio fue para la vitrina titulada “La Fragua”, del Almacén
Americano, y el segundo fue otorgado a la del señor Eusebio A. Jaramillo e Hijos.1011 En
años posteriores, fueron premiados muchos otros negocios, pues el premio se otorgaba
anualmente, en algunos años con dos versiones.
Sería innumerable el número completo de concursos realizados por la Sociedad de Mejoras.
Baste con la alusión hecha a la variedad de aspectos que tocaban estos y al papel jugado por
estos eventos en la actividad cultural de la ciudad, especialmente en la valoración que
propiciaron de cierto valores fundamentales para la vida en sociedad, la estética urbana y la
educación.
6.6 Conferencias culturales
Quizás uno de los aportes culturales más significativos legados por la Sociedad de Mejoras
ha sido el de las conferencias de carácter cultural. Se iniciaron prácticamente con la misma
entidad, pero se promovieron y desarrollaron con especial dimensión a fines de la segunda
década del siglo. La primera noticia que se tiene acerca de este tema corresponde a 1903,
cuando se creó una comisión compuesta por Eduardo Zuleta, Gonzalo Pérez y Pastor
Gaviria, para establecer un plan de conferencias periódicas “sobre temas de interés público,
especialmente en materia de instrucción en general”.1012
Al parecer dichas conferencias fueron conocidas como el “Festival Lírico”, que se realizaba
en el Teatro Bolívar, en el cual se presentaban las más diversas expresiones literarias y
artísticas. Entre su escogida concurrencia, se encontraba el republicano Carlos E. Restrepo,
1009 A. S. M. P. Acta No 539, de 11 de marzo de 1918, ap. III1010 A. S. M. P. Acta No 544, de 22 de abril de 1918, ap. II1011 A. S. M. P. Acta No 554, de 3 de julio de 19181012 A. S. M. P. Acta No 56, de 21 de octubre de 1903, f. 87
351
quien asistió en 1905 a una conferencia de la educadora María Rojas Tejada, de quien
exaltó su valor por ser una de las primeras mujeres conferencistas de la ciudad y cuyos
puntos de vista le parecieron de un feminismo militante.1013
Conferencias de gran significado fueron programadas por la Sociedad, algunas de carácter
público y otras para ilustración de su Junta, como la que presentó en una de las sesiones de
1912 el historiador José María Mesa Jaramillo sobre el origen y desarrollo de Medellín.1014
Un año después, por iniciativa del ex-gobernador Clodomiro Ramírez, la Sociedad organizó
en el Club Unión una conferencia de la Baronesa de Wilson, quien se encontraba en la
ciudad por entonces.1015
A veces la Sociedad combinaba la realización de fiestas y otros eventos con la presentación
de conferencias, como sucedió en 1916, durante la conmemoración del aniversario de la
fundación de la entidad. Además de las fiestas que normalmente se efectuaban, se
programó una conferencia sobre la obra de Miguel de Cervantes, a cargo del señor
Bernardo Vélez.1016
Finalmente, esta línea de trabajo de la Sociedad desembocó en la organización periódica de
conferencias públicas en el salón de grados de la Universidad de Antioquia, que luego
fueron denominadas el “Martes del Paraninfo”. La propuesta comenzó a estudiarse a fines
de 1918, y luego de recibir la aprobación del Consejo Directivo de la Universidad, echaron
a andar. Inicialmente, se pensó en una programación quincenal los días miércoles,1017 pero
luego se decidió que fueran los viernes. Así que, el primer “Martes del Paraninfo” se
realizó el viernes 16 de agosto de 1918, estuvo a cargo del Rector de la universidad, doctor
Miguel María Calle y para su ingreso los asistentes debieron pagar un precio de 10
centavos las señoras y 20 los hombres.1018
Varios procesos confluyeron para el éxito de este programa cultural. En primer lugar, la
terminación a fines de 1917, de la remodelación del edificio de la Universidad, con su
respectivo Salón de Grados o Paraninfo, construido por Horacio M. Rodríguez. En segundo
1013 Reyes Cárdenas, Catalina. Op. cit., p. 2171014 A. S. M. P. Acta No 318, de 20 de septiembre 1912, f. 371015 A. S. M. P. Acta No 337, de 14 de abril de 1913. f. 114; Acta No. 338 de 21 de abril de 1913. f. 1201016 A. S. M. P. Acta No 441, de 25 de enero de 1916, ap. XIII1017 A. S. M. P. Acta No 558, de 29 de julio de 1918, ap. IV; acta 559. ap. II1018 A. S. M. P. Acta No 551, de 19 de agosto de 1918, ap. III
352
lugar, luego de casi tres lustros de actividades académicas sin interrupción en la
Universidad, gracias a la estabilidad política reinante, el número de médicos, abogados e
ingenieros en la ciudad, cuyas tesis eran atinentes a problemas regionales, permitieron
contar con un número significativo de potenciales conferencistas. Y, por último, la
tradición de la Sociedad como organizadora de este tipo de eventos. De paso, valga
subrayar que la mayor parte de los integrantes de la Sociedad de Mejoras Públicas de
Medellín eran egresados de la Universidad de Antioquia y algunos de ellos habían sido
presidentes de la entidad.
Desde aquél lejano año la ciudad contó con un espacio para la reflexión y para la
divulgación de los trabajos científicos salidos del seno de la Universidad, de la Escuela
Nacional de Minas y demás centros educativos de la región; así como para recibir a
conferencistas internacionales invitados.
La continuidad de las conferencias se puede confirmar a través de las actas de la Sociedad
de Mejoras. Se sabe por ejemplo, que en 1918 las conferencias en el paraninfo se hicieron
en días diferentes a lo fijado, y que una de ellas, programada en principio para lunes 30, se
hizo el viernes 27 de septiembre, contando como ponente al doctor Tulio Ospina, de la cual
se recaudó $ 30,50. La conferencia del doctor Alfonso Castro, programada para el lunes 21
de octubre, fue dictada el jueves 24 del mismo año, recaudándose $26,30.1019 No deja de
llamar la atención cómo en aquellos tiempos las personas estaban dispuestas a pagar para
asistir a un conferencia, mientras en la actualidad a pesar de ser muchas de ellas de libre
acceso, la asistencia es reducida.
La Monografía de Medellín, del historiador José Gaviria Toro, refiriéndose a este aspecto
de la gestión cultural de la Sociedad de Mejoras comentaba en 1925:
“Conferencias culturales.- Hace cuatro años vienen dictándose en el salón de grados de la
Universidad de Antioquia, y por exclusiva iniciativa de esta Sociedad, conferencias
quincenales de cultura, en los meses lectivos, sobre temas variadísimos, dictadas por lo más
selecto del personal antioqueño y por los viajeros ilustres de la ciudad.1020
1019 A. S. M. P. Acta No 563, de 2 de octubre de 1918; acta 567, ap. III; acta 570, ap. III1020 Gaviria Toro, José. Op. cit., p. 146
353
No se sabe con certeza en qué momento la Universidad de Antioquia asumió la realización
de estas conferencias, ni cuando decidió denominarlas “Martes del Paraninfo”, fijando un
único día de la semana para su celebración. En lo que si no cabe duda es que la iniciativa y
primeros pasos de este programa salió de la Sociedad de Mejoras.
Ahora bien, el hecho de que la Universidad haya asumido la programación de las
conferencias periódicas, no significa que la Sociedad de Mejoras haya dejado de programar
eventos académicos y culturales. Algunas veces simplemente se contribuía a la Universidad
con la organización del Martes del Paraninfo, en otras, se programaban conferencias en
escenarios como el Palacio de Bellas Artes, en la Biblioteca Piloto y en el Teatro Pablo
Tobón Uribe.
Sin embargo, es de resaltar cómo en la época de los ochenta, de nuevo la Sociedad intentó
echar a andar un programa de conferencias con el fin debatir los problemas de la ciudad, o
para rememorar a personajes literarios e históricos. Esta iniciativa liderada por la doctora
Didier Vélez, comenzó con algunos foros sobre Porfirio Barba Jacob y Simón Bolívar, en
Junio y Julio de 1983.1021
Para 1985 el plan de foros abarcó los más variados aspectos y coincidió además con el
Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, veamos:
Febrero:
- Utilización del espacio publico del centro de la ciudad.
- Proyectos de planeación Municipal.
- Incidencia ecológica en la calidad de la vida.
- Ventas ambulantes.
Marzo:
- Proyectos de desarrollo para Antioquia. Ponente Doctor. Jorge Restrepo Uribe.
Abril:
- Labor de los alcaldes comunales y exposición de los diferentes problemas que enfrentan
las distintas comunas de Medellín y sus posibles soluciones.
Mayo:
- La inseguridad y sus posibles soluciones. Policía y IV Brigada.
1021 A. S. M. P. Acta No 1045, de 6 de abril de 1983, p. 009
354
Junio:
- La recreación como factor fundamental en el desarrollo integral del Hombre.
Julio:
- Labor de los comités de participación ciudadana.
Agosto:
- Congreso: “El papel de las Sociedades de Mejoras Publicas en el desarrollo de las
comunidades y como formadora de la conciencia cívica”.
Septiembre:
- Los problemas del transito de Medellín y las soluciones.
Octubre:
- Presentación de programas de atención para la tercera edad.
Noviembre:
- El fomento del deporte en la juventud.
Diciembre:
- Evaluación de las obras proyectadas para el desarrollo de Antioquia.1022
De esta manera, puede observarse cómo la Sociedad de Mejoras mantiene el mismo espíritu
de sus fundadores, aunque su labor ahora es menos visible, por la mayor complejidad que
ha adquirido nuestra ciudad, y para el caso particular de las conferencias y eventos
culturales, en la actualidad son muchas las entidades que en Medellín organizan
conferencias, foros y seminarios.
6.7 Publicaciones: libros y revistas
La publicación de libros, folletos y revistas ha sido otra de las actividades centrales de la
Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. A través de dichos medios, se ha pretendido
conmemorar las efemérides de la ciudad, dar a conocer los logros de la entidad en sus
distintos frentes de acción, mostrar a las generaciones futuras los cambios que ha
experimentado la ciudad en los últimos cien año, y dar a conocer la ciudad a los viajeros y
por medio de las embajadas para fomentar el turismo extranjero.
1022 A. S. M. P. Acta No 1107, de 27 de febrero de 1985, p. 092
355
6.7.1 Libros
La primera propuesta en este sentido se planteó ante la junta de la Sociedad en el mes de
junio de 1901, cuando el presidente Antonio J. Duque, nombró una comisión para presentar
un proyecto de directorio general de la capital antioqueña.1023 La comisión integrada por
José María Escobar, el doctor Juan B Londoño y el presidente, quedaron encargados de la
revisión y arreglo de la obra antes de su publicación.1024
En dicho momento el señor Isidoro Silva, invitado a una de las sesiones, quien trabajaba
por aquellos años en un proyecto similar, ofreció a la Sociedad la venta de los datos que
había recogido referentes al Directorio de Medellín. La Junta decidió nombrar al doctor
Juan B. Londoño y a Manuel Botero E. para examinar los documentos ofrecidos por el
señor Silva y escoger “lo más esencial”. El pago por los datos se haría con una cantidad de
ejemplares del libro, que habría de tener un tiraje de 3000 ejemplares.1025
La comisión encargada de la revisión de los documentos ofrecidos por Isidoro Silva
resolvió devolverlos por considerar “que la obra que se proponía publicar la Sociedad tenía
un plan distinto”, pero agregó que podría comprarse el plano de la ciudad.1026 En una
reunión posterior, con el fin de renovar el proyecto de Directorio de Medellín, se comisionó
a Juan B. Londoño y a Antonio J. Duque para presentar un nuevo plan de la obra, adquirir
los documentos necesarios y apoyarse “en personas competentes”.1027
En julio de 1901, dos meses después de iniciado el proyecto, se informó sobre la
favorabilidad ofrecida por el Secretario de Gobierno en el precio de publicación de la obra
y se formaron cuatro comisiones por temáticas, la primera encargada de la nomenclatura y
guía de forasteros, la segunda de publicidad de la obra, la tercera de administración, y la
cuarta de redacción.1028
1023 A. S. M. P. Acta No 29, del 1o. de junio de 1901, f. 441024 A. S. M. P. Acta No 33, de 17 de julio de 1901, f. 49-501025 A. S. M. P. Acta No 31, de 19 de junio de 1901, f. 461026 A. S. M. P. Acta No 31, de 19 de junio de 1901, f. 48; Acta No. 32 del 26 de junio1027 A. S. M. P. Acta No 31, de 19 de junio de 1901, f. 481028 A. S. M. P. Acta No 33, de julio 17 de 1901, f. 49-50
356
Por algunos meses la actividad de la Sociedad se concentró en la redacción y elaboración
de la obra, de la cual se presentaban informes de avance.1029 Al parecer hubo problemas en
la recolección de información, seguramente ocasionados por las ocupaciones de los
miembros de la sociedad y por la falta de colaboradores. En septiembre de 1903, luego de
muchos meses de abandonado el proyecto de directorio, la Sociedad decide renovarlo,
paralelo al de nomenclatura de calles, encargando para ello a Isidoro Silva, quien debía
presentar proyecto al Concejo.1030 Esta vez el Directorio se publicó, luego de otros tres años
de trabajo, publicado al parecer por el gobierno y bajo la autoría de Isidoro Silva, con el
título de Primer directorio general de la ciudad de Medellín para el año de 1906.
No obstante la publicación del directorio del señor Silva, la Sociedad, consideraba que la
ciudad requería una obra de carácter diferente. Para ello encargó a Marco Tulio Carvajal,
recaudador de impuestos de la Sociedad para que, siguiendo las indicaciones de Manuel J.
Alvarez y Luis Mariano Olarte, forme una lista de direcciones de la ciudad, con la cual
adelantar el Directorio de la Sociedad.1031
A fines de 1908, Luis Mariano Olarte solicitó a la Junta Directiva de la Sociedad, la
autorización del gasto, hasta por $2.000 papel moneda, en los trabajos que demandaba el
Directorio de Medellín, el cual saldría en enero del año siguiente.1032 Pero, aún en marzo de
1909, las gestiones para la publicación del directorio continuaba. En aquél mes, Olarte,
encargado del Directorio de la Ciudad informó que se había celebrado un contrato con la
imprenta de Felix de Bedout para “editarlo tan brevemente como sea posible”.1033 Este
contrato, sin embargo, no se llevó a efecto, ya que en el mes de mayo se volvió a tratar el
asunto y se presentó la propuesta del impresor mencionado, aprobada al fin, mediante la
cual éste se comprometió a realizar la edición del Directorio de Medellín, a cambio del 50%
del producto neto.1034 No obstante, todo parece indicar que las negociaciones con el
impresor no concluyeron en la edición del libro, por no haber acuerdo sobre la distribución
de las ganancias.
1029 A. S. M. P. Acta No 33, de 17 de julio de 1901, f. 511030 A. S. M. P. Acta No 52, de 14 de septiembre de 1903, f. 78-791031 A. S. M. P. Acta No 152, de 9 de junio de 1908, f. 253-2541032 A. S. M. P. Acta No 162, de 30 de septiembre de 1908, f. 2691033 A. S. M. P. Acta No 176, de 2 de marzo de 1909, f. 2901034 A. S. M. P. Acta No 185, de 11 de mayo de 1909, f. 302
357
Así que, el proyecto inicial de publicar un directorio se convirtió en 1910, en una idea de
mayor envergadura, cuando, por iniciativa del socio José Antonio Gaviria, se decidió la
edición de un libro de gala que sirviera para la Conmemoración del Centenario de la
Independencia. La propuesta de Gaviria consistía en publicar un libro que comprendiera el
Directorio, así como algunas fotografías o “vistas”, con la historia de los edificios,
monumentos y paseos que embellecían la ciudad. Para la ejecución de este proyecto fueron
comisionados el proponente y el socio Luis Mariano Olarte.1035
En febrero de 1910, la Sociedad facultó a su Presidente José A. Gaviria y a los socios
Gonzalo Escobar y Luis Mariano Olarte para mandar imprimir “el Álbum denominado
Medellín el 20 de julio de 1910”, con cuyo título fue publicado a la postre.1036 Este ha sido
uno de los álbumes más hermosos, de cuantos han sido publicados sobre la ciudad de
Medellín, no sólo por sus textos, sino por la calidad de sus fotografías, inéditas hasta
entonces. A él concurren los historiadores en busca de información y los habitantes de la
ciudad, a disfrutar con fruición de sus ilustraciones.
La obra se agotó con rapidez, motivo por el cual se solicitó a Víctor Sperling de Leipzig,
Alemania, una segunda edición en 1912. Pero debido a problemas presupuestales se
resolvió suspender el pedido. Todavía en marzo de 1913, los editores alemanes seguían
enviando algunos ejemplares de la primera edición, los cuales se vendían a 200 pesos
(p.m).1037
Nuevamente en 1925 la Sociedad de Mejoras Públicas emprendió la publicación de un
libro, con motivo de la conmemoración del Quinto Cincuentenario de la ciudad. Estuvieron
comisionados para esta empresa, “El Negro” Antonio J. Cano, dueño de la popular
“Librería de A. J. Cano” y el mecanógrafo Carlos E. Gómez, quienes buscaron el apoyo de
escritores e investigadores allegados a la Sociedad. La parte histórica fue una colaboración
de Agapito Betancur; Juan de la Cruz Posada, aportó un estudio geográfico y geológico del
valle de Aburrá; los análisis estadísticos estuvieron a cargo del doctor Jorge Rodríguez;
Ricardo Olano, contribuyó con una guía para el extranjero que visita la ciudad; Rafael
Ospina Pérez publicó un artículo sobre el café colombiano; José M. Jaramillo Martínez, un
1035 A. S. M. P. Acta No 205, de 15 de febrero de 1910, f. 3351036 A. S. M. P. Acta No 206, de 23 de febrero de 1910, f. 3561037 A. S. M. P. Acta No 340, de 5 de marzo de 1913, f. 131
358
ensayo sobre el Medellín futuro; el superintendente del Ferrocarril de Antioquia, un
informe sobre la ciudad como centro ferroviario; y los señores Superintendente y Gerente
de Empresas y Obras Públicas Municipales, un balance sobre el estado de las finanzas y las
obras en construcción.1038
Aquél libro, publicado con el título La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su
fundación, tiene un carácter muy diferente al de 1910. Sin embargo, además de valiosos
artículos, incluye un buen número de fotografías, que permite apreciar los cambios que
había experimentado Medellín, desde el primer álbum. Incluye además una buena parte de
propaganda comercial e industrial, que muestra el crecimiento económico de la capital
antioqueña.
Existe una importante obra de Enrique Echavarría, de frecuente consulta en nuestra
historiografía que, quien lo creyera, fue hecha por solicitud de la Sociedad de Mejoras
Públicas de Medellín. El señor Echavarría, miembro de la Academia Antioqueña de
Historia, fue comisionado para realizar la recopilación, recurriendo para ello a pesquisas en
archivos y prensa, así como a encuestas y entrevistas a los extranjeros residentes por aquel
entonces. La obra inicialmente fue publicada en la revista Progreso en el año 1942 y un año
después se hizo una segunda edición con formato de libro. La idea consistía en dar a
conocer al público de la ciudad, las vidas de los extranjeros que habían contribuido al
progreso y mejoramiento del departamento de Antioquia. Según el informe que pasó
Echavarría a la Junta de la Sociedad, el trabajo fue presentado en dos partes, la primera
referente a los extranjeros que residieron en el siglo pasado, y la segunda con los que
habían residido en el siglo XX.1039
La labor editorial para la Sociedad de Mejoras ha sido fundamental como estrategia de
extensión cultural, pero sobre todo, como medio de difusión de los valores ciudadanos, que
inspiraron a sus fundadores, por ello en 1950 publicó un folleto titulado Normas de Cultura
y Civismo, con un tiraje superior a los 50.000 ejemplares, los cuales se distribuyeron por
todo el país, para su distribución en las escuelas.1040 En este mismo sentido se entiende la
1038 Cano, Antonio J. y Carlos E. Gómez (edits). La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario de su fundación. Medellín: Bedout, 1925.1039 A. S. M. P. Acta No 1544, de 6 de Julio 1942, p. 15041040 Progreso. 5a Época, No 13. Medellín: S. M. P., marzo de 1951.
359
publicación, por cuenta de la Sociedad de Medellín, de varias de las memorias de los
Congresos Nacionales de Sociedades de Mejoras Públicas.
Pero quizás el último libro editado por la Sociedad, como obra de imagen de la ciudad es el
titulado Medellín, ciudad tricentenaria 1675-1975, con motivo de la conmemoración de los
trescientos años de la ciudad. Según una de las actas del mes de octubre de 1975, el
Presidente Pablo Edgar Gómez el libro “Medellín, ciudad tricentenaria” estaba en marcha y
aprobada su financiación. Con la venta del texto, a $ 50.oo cada uno, se esperaba conseguir
un millón de pesos, el cual sería reinvertido en el programa del Tricentenario.1041 Sin
embargo, parece que esta empresa no fue lo rentable que se esperaba y hasta hace unos
años los libros se regalaban a la escuelas públicas de la ciudad.
6.7.2 La revista Progreso
La revista Progreso fue el principal medio de comunicación de la institución cívica,
interesada en mantener una política de transparencia frente a la sociedad medellinense, que
le aportaba recursos para la realización de obras públicas. Ya vimos en el capítulo referente
al eje público - privado en la vida de la Sociedad, cómo al principio ésta debió recurrir a la
prensa local para cumplir tales objetivos. El hecho de que esta primera época de la
publicación haya sido bajo el formato de periódico, permite pensar, de otro lado, que a
través de este medio escrito se buscaba obtener cierta autonomía informativa.
La revista desde sus comienzos fue vitrina comercial, espejo de la ciudad, foro de discusión
y escuela de valores cívicos. En ella se publicaron colaboraciones de importantes hombres
públicos, alcaldes, gobernadores, concejales y de particulares interesados en el desarrollo
de la ciudad. La idea fue sin lugar a dudas de Ricardo Olano, uno de los miembros más
activos de la Sociedad, quien en 1911 lanzó la propuesta, secundada por unanimidad, para
reforzar de esta manera uno de los momentos más brillantes de la entidad. Recordemos que
esta es la misma época en que se inician los proyectos del Bosque de la Independencia, el
1041 A. S. M. P. Acta No 854, de 15 de octubre de 1975, p. 671
360
Instituto de Bellas Artes, el Plano de Medellín Futuro, y la construcción de bancas y
quioscos para los parques de la ciudad.
Progreso además proporcionaba a la entidad recursos para mantener la publicación, ya que
el periódico se vendía al público. En noviembre de 1912, por ejemplo, Ricardo Olano
informó que la utilidad líquida dejada por el impreso de septiembre fue de $ 8.964 (p.m).1042
Esto no quiere decir que la situación financiera de la empresa fuera boyante en algún
momento. Al contrario, su historia ha estado llena de problemas y de ahí las diferentes
épocas de la publicación.
Un primer incidente que muestra las dificultades presupuestales de la Sociedad ocurrió en
1912, cuando se informó a la Junta de la entidad que no podía disponer de ninguna suma de
dinero de la empresa “Progreso”, porque había necesidad de entregar al socio impresor
Félix de Bedout una cantidad similar a la que había retirado unos días antes la Sociedad. 1043
Hasta entonces Progreso compartía las ganancias que dejaba su venta con la compañía
impresora. Esto generó inconvenientes y malentendidos, por lo cual la Sociedad estuvo
considerando la adquisición de una imprenta propia para la edición del periódico.
La propuesta se ventiló por primera vez en febrero de 1913, cuando el Presidente, doctor
Ricardo Greiffenstein, informó sobre las condiciones desventajosas para la Sociedad, en
que se venía editando Progreso. Luego del balance negativo afirmó que en su concepto, la
sociedad debería pedir una imprenta al exterior, aprovechando la oferta de la casa editorial
Víctor Sperling de Leipzig. La Junta aprobó la moción de Juan Martínez S., en los
siguientes términos: “Comisiónese al señor Presidente y a la comisión de “Progreso” para
estudiar el asunto y hacer el pedido de la imprenta.1044
A la crítica situación de Progreso se sumó el rudo golpe que significó el retiro de su
director Ricardo Olano, quien pidió una “licencia indefinida” para separarse de la Sociedad,
“por tener motivos poderosos y especiales”. La respuesta afirmativa de la entidad,
“conocedora de dichos motivos” significó que Olano fuera reemplazado en la comisión
“Progreso” por el socio Enrique Olarte.1045 Y aunque no hay duda de los buenos oficios del
1042 A. S. M. P. Acta No 324, de 4 de noviembre de 1912, f. 671043 Ibid., f. 671044 A. S. M. P. Acta No 330, de 10 de febrero de 1913, f. 911045 A. S. M. P. Acta No 330, de 10 de febrero de 1913, f. 91
361
señor Olarte, tampoco puede ignorarse que uno de los principales colaboradores y
patrocinador de la publicación fue Ricardo Olano.
De ahí, que sea comprensible la propuesta lanzada por el doctor Gil J. Gil unas semanas
después, quien consideraba necesario contratar los servicios de un Redactor y Director
responsable, para la reorganización del periódico “Progreso”; e incluso llegó a proponer el
pago de honorarios a la junta de consejeros o colaboradores, para incentivar el trabajo de la
comisión.1046
Ante los diversos problemas que aquejaban a la publicación y siendo el más preocupante el
de la imprenta, se decidió la liquidación de la empresa “Progreso”, en la cual tenían un
porcentaje significativo los socios impresores, y contratar la edición del periódico con otra
de las imprentas de la ciudad. La reorganización definitiva del periódico se postergaría
“para cuando llegue la imprenta que se pidió al exterior”.1047
Los problemas no se detendrían ahí. En la siguiente reunión de la Junta, el Presidente de la
Sociedad informó que “Progreso” había sufrido un boicoteo de parte de los tipógrafos,
quienes no habían querido editarlo. La comisión encargada sugirió, como una medida
provisional, enviar un memorial al Gobernador con el fin de conseguir que en la Imprenta
del Departamento se editara el periódico mientras llegaba la imprenta que se había pedido
al exterior.1048 La comisión de Progreso en aquel año estaba integrada por los doctores
Miguel Moreno Jaramillo, Gil J. Gil, Enrique Olarte y José A. Gaviria.1049
A fines de 1913 llegó a Puerto Berrío la imprenta alemana que fue contratada por la
Sociedad de Mejoras para el periódico. Según se informó, Víctor Sperling de Leipzig, -
proveedor de papel y maquinaria de los negocios de varios de los miembros de la Sociedad,
y amigo personal de algunos de ellos-, suministraría la imprenta con condiciones de pago
especiales, las cuales serían acordadas directamente en Alemania con el socio Ricardo
Olano.1050
1046 A. S. M. P. Acta No 337, de 14 de abril de 1913, f. 1151047 A. S. M. P. Acta No 338, de 21 de abril de 1913, f. 120-1211048 A. S. M. P. Acta No 339, de 28 de abril de 1913, f. 1261049 A. S. M. P. Acta No 341, de 12 de mayo de 1913.1050 A. S. M. P. Acta No 356, de 8 de septiembre 1913, f. 195-196
362
No debieron ser muy buenas las condiciones de pago establecidas por el comerciante
alemán, pues a los pocos días, por iniciativa de José A. Gaviria se aprobó una autorización
para que el presidente encargado de la Sociedad, Francisco E. Isaza, luego de escuchar el
concepto de la comisión hiciera con la imprenta el negocio que juzgara más conveniente:
“... ya sea enajenándola, ya sea consiguiendo capital para montarla, ya sea en
arrendamiento o flotantizando la empresa por acciones”.1051
Como una última medida salvadora, se buscó conseguir un préstamo con la Mutualidad
Nacional, a través de José A. Gaviria, para el montaje de la Imprenta y pago de primeras
mensualidades en Europa.1052 Pero la situación había empeorado por las deudas que la
Sociedad había adquirido por aquellos años para sus múltiples actividades. Finalmente se
resolvió vender la maquinaria de imprenta, mediante un contrato celebrado entre el
presidente encargado, Francisco E. Isaza, los agentes de las casas despachadoras y la
empresa comercial de Leocadio M. Arango y Cía.1053
Al regresar el presidente en propiedad, doctor Ricardo Greiffenstein y enterarse de esta
transacción, así como de la venta del título sobre el terreno del Bosque, renunció a su
puesto. Comenta don Lisandro Ochoa:
“El amigo don Ricardo en calidad de Presidente de la SMP había dedicado gran parte de
sus energías a estas dos empresas; a él a quien los tropiezos en vez de hacerlo retroceder lo
excitaban más a la lucha, no pudo conformarse con que por la pequeña cantidad de dos mil
pesos, a favor de don Ismael Posada, la SMP perdiera la propiedad del Bosque, y que por
una deuda de unos miles de marcos desvalorizados perdiera también la imprenta de
Progreso. A tal punto llegó su decepción que renunció la Presidencia de la Sociedad y se
retiró de las sesiones. Con el tiempo las influencias de sus amigos y el ilimitado cariño de la
SMP lo obligaron a volver a ella con inmenso regocijo de sus compañeros”.1054
Unas tras otras, las dificultades perseguían al periódico. En noviembre de 1913, el doctor
Miguel Moreno Jaramillo, quien se había desempeñado como redactor de Progreso,
1051 A. S. M. P. Acta No 358 de 6 de octubre de 1913, f. 2031052 A. S. M. P. Acta No 359, de 13 de octubre de 1913, f. 2091053 A. S. M. P. Acta No 363, de 10 de noviembre de 1913, f. 2201054 Ochoa, Lisandro. Cosas viejas de la Villa de la Candelaria. 2a ed. Medellín: Ediciones Autores Antioqueños, 1984, p. 208
363
presentó renuncia a su cargo, por haber sido encargado de la Secretaría de Gobierno del
departamento.1055
Luego de las diferencias con el primer impresor, y ante el boicoteo de los demás impresores
de la ciudad, la edición de Progreso estuvo haciéndose en la imprenta particular de Escobar
y Cía, de los hermanos Manuel María y Luis María Escobar quienes, recordemos de paso,
administraron por algunos años la Librería Restrepo, y luego la adquirieron, cuando su
propietario Carlos E. Restrepo, fue designado a la presidencia.1056 La situación seguía
siendo crítica, razón por la cual, en marzo de 1915 la comisión encargada del periódico se
comprometió a “hacer toda clase de economías en edición, papel, clichés, etc. y de poner
orden y organización [...] a efecto de salvar la empresa económicamente...”. Como medida
complementaria, se reglamentaron los sueldos del Administrador, Ramón Mejía, y del
Administrador Provisional, Carlos E. Gómez y de su auxiliar.1057 El déficit del periódico en
aquel mes había ascendido a $ 102 oro, cifra en nada despreciable.1058
La crisis del periódico tocó fondo en 1915, razón por la cual se acordó tomar decisiones
urgentes, que iban desde conseguir un crédito, hasta su venta a un impresor amigo que se
encargara de su sostenimiento dentro de los parámetros fijados por la Sociedad. En otras
palabras: “proceder lo más pronto posible a definir la situación económica del periódico,
tratar en cuanto se pueda de sostenerlo, siempre que no deje pérdida...”.1059 Pero la empresa
de había hecho insostenible, por lo cual se resolvió en última instancia su venta a Leocadio
María Arango y Cía., quien tomaría por su cuenta el periódico “Progreso”, pero abriendo
un espacio para la información referente a la Sociedad de Mejoras.1060 Y, aunque no se tiene
mayor información sobre el destino que tomó el periódico luego de su venta, todo parece
indicar que en aquél año se realizó su último tiraje. Así se explica que la Sociedad en 1917
haya tenido que recurrir al periódico El Correo Liberal para contar con una columna
destinada a los asuntos de su interés.1061 De esta manera concluyó la primera época de
Progreso.
1055 A. S. M. P. Acta No 363, de 10 de noviembre de 1913, f. 2181056 A. S. M. P. Acta No 365, de 24 de noviembre de 1913, f. 2331057 A. S. M. P. Acta No 412, de 8 de marzo de 1915, ap. III1058 A. S. M. P. Acta No 414, de 22 de marzo de 1915, ap. V1059 A. S. M. P. Acta No 415, de 23 de marzo de 1915, ap. II1060 A. S. M. P. Acta No 416, de 29 de marzo de 1915, ap. II1061 A. S. M. P. Acta No 523, de 1 de octubre de 1917
364
Antonio J., “El Negro” Cano y Carlos E. Gómez, quienes estuvieron ligados a la vida de
este periódico en su primera época, en el libro La ciudad. Medellín en el 5o Cincuentenario
de su fundación, publicado en 1925, se refieren a este tema en los siguientes términos:
“Progreso. - La Sociedad fundó y patrocinó durante algunos años esta interesante
publicación periódica como órgano de sus labores. Fue modelo de periódicos cultos e
informativos. Su actuación serena merece ser revivida. Actualmente se tiene este
proyecto.1062
En efecto, la publicación fue revivida en agosto de 1926, bajo el formato de revista,
iniciándose así la “Segunda Época”, y según su primer número, por medio de ésta, la Sociedad
de Mejoras Públicas buscaba “comunicarse con el publico” e informarlo de las labores que
“En bien del progreso patrio” puede realizar.1063 Esta segunda época, que duró entre el citado
año y marzo de 1929, contó con 42 números, circulación quincenal; fue de mejor calidad
gráfica, era costeada en parte por la propaganda comercial de la empresa privada y contaba
con prestigiosos colaboradores.
Según el editorial del número dos:
“Progreso, que aspira a hacer labor de civismo y de mejoramiento en todo sentido, registrará
en sus páginas todo acontecimiento que indique una mejora, todo proyecto que signifique un
avance, y toda idea que beneficie. De las Sociedades de Mejoras Públicas que funcionan en el
país, y de los ciudadanos de espíritu público, solicita informes en el sentido indicado. Las
noticias sobre construcción de ferrocarriles, carreteras, edificios públicos, servicios sanitarios,
etc., son estimulantes, edifican, y es la mejor propaganda para el progreso de los pueblos.”1064
Otro de los propósitos que inspiraron esta segunda época de Progreso fue el de constituirse en
el órgano que registrara los cambios que experimentaba la capital antioqueña, al mismo
tiempo que aplaudir y estimular los esfuerzos públicos y privados que tendieran al crecimiento
y desarrollo de la “ya resonante Ciudad de la Montaña”.1065 Según uno de los colaboradores de
la revista, esta pretendía:
1062 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. cit., p. 2541063 Progreso. 2a Época, No 1. Medellín: S. M. P., agosto de 1926.1064 Progreso. 2a Época, No 2. Medellín: S. M. P., agosto de 1926.1065 Progreso. 2a Época, No 9. Medellín: S. M. P., febrero de 1927.
365
“Crear conciencia de la ciudad, enseñar a amar a la ciudad, llenar nuestros espíritus y nuestros
corazones del orgullo de la ciudad, dar vida a la ciudad, eso, todo eso, es lo que ha hecho la
SMP de Medellín en los años que lleva de vida [...] gritando sin cesar el evangelio del
Civismo”.1066
La revista contó por aquellos años con una sección denominada “Progreso Nacional”, en la
que se narraban los acontecimientos de mayor repercusión para el desarrollo de ciudades como
Manizales, Barranquilla y Bogotá. Las demás partes de la publicación incluían páginas
dedicadas a la divulgación de eventos económicos, sociales, culturales y cívicos de la ciudad
de Medellín; a la difusión de campañas de ornato y aseo; una sección de literatura para
cumplir con el objetivo de propiciar el buen uso del tiempo libre entre la población femenina e
infantil; y una ventana turística de la ciudad, por medio de la cual se promocionaban sitios de
interés paisajístico o histórico.
En esta, como en posteriores épocas, las páginas de Progreso se constituyeron en una escuela
en valores cívicos, por medio de la publicación de un sin número de máximas, con el fin de
incrementar el número de ciudadanos y disminuir el de habitantes, según aquella
diferenciación que hacía la Sociedad. El habitante era simplemente un residente, mientras el
ciudadano estaba comprometido con la ciudad y con la democracia:
“Los habitantes son los que viven y mueren sin prestarle el menor servicio a la ciudad. Los
ciudadanos son los que [le] prestan el concurso de su inteligencia, de su esfuerzo y de su
dinero.1067
El principio esencial del civismo según los redactores de la revista era expresado de la
siguiente manera: “el primer deber del ciudadano es amar a los suyos, al amar, servir y honrar
a su patria”.1068 Un precepto sin duda loable, que de haberse aplicado en todas sus dimensiones
en un suelo más fértil que el de una sociedad fragmentada por odios ancestrales de origen
partidista nos hubiera ahorrado mucha sangre.
La última gran característica de esta época es la contribución que hizo la revista al
conocimiento de los principales problemas que ocasionaba el crecimiento desordenado de la
1066 Progreso. 2a Época, No 1. Medellín: S. M. P., agosto de 1926.1067 Progreso. 2a Época, No 4. Medellín: S. M. P., septiembre de 19261068 Progreso. 2a Época, No 7. Medellín: S. M. P., diciembre de 1926.
366
ciudad. Ricardo Olano, desde sus páginas realizó una intensa campaña de información
urbanística, revelando los principios del City Planning, e invitando a las autoridades a
preocuparse por la planificación del futuro de la capital de la montaña. Desde ella Olano creó
la necesidad de diseñar el Plano de “Medellín Futuro”.
El último número de esta segunda época de Progreso salió a la luz pública en marzo de 1929 y
habría que esperar diez años para su reaparición.
La tercera época de la revista se inicia en julio de 1939 y tendría una mayor durabilidad. Se
publicó mensualmente con una regularidad sorprendente, hasta llegar al número 82 en julio de
1947, gracias al denodado esfuerzo, la administración y la dirección del adalid del civismo,
don Ricardo Olano. En cuanto a su formato, se puede decir que fue diseñada para ser
coleccionada con facilidad y encuadernada cada doce números.
En esta época la revista incluye artículos varios, publicados con anterioridad por revistas y
periódicos del país y del mundo, -por lo cual algunos eran traducciones del mismo Olano-,
pero que eran considerados de interés general y que merecían mayor difusión. Al comienzo no
se publicaron propagandas, y aparte la información referida a las sesiones semanales de la
Sociedad de Mejoras, no incluía sesiones o columnas permanentes.
De esta época vale resaltar las numerosas y variadas colaboraciones recibidas sobre historia de
la ciudad, las cuales son de un incalculable valor, como la ya mencionada obra de Enrique
Echavarría sobre los extranjeros en Antioquia,1069 y la reseña histórica del sector bancario en
Antioquia, del mismo autor1070; las “Cosas viejas de la Villa de la Candelaria”1071 de don
Lisandro Ochoa; o el “recorrido por el Medellín de antaño” de Alfonso Ballesteros.1072 Otro
tipo de artículos de gran interés que corresponde a estos años es el que tiene que ver con la
historia de las principales calles de la ciudad.1073 Y como en una especie de vitrina de beldades,
desfilan por sus páginas las mujeres casaderas y casadas de la alta sociedad, en su “Galería
femenina”.
1069 Progreso. 3a Época, No 38. Medellín: S. M. P., agosto de 1942; y, 3a Época, No 44, de febrero de 1943.1070 Progreso. 3a Época, No 51. Medellín: S. M. P., septiembre de 1943.1071 Progreso. 3a Época, No 71. Medellín: S. M. P., mayo de 1946; 3a Época, No 76, de octubre de 1946; y 3a Época, No 82, de julio de 1947.1072 Progreso. 3a Época, No 1. Medellín: S. M. P., julio de 1939.1073 Progreso. 3a Época, No 4. Medellín: S. M. P., octubre de 1939.
367
Sin embargo, una y otra vez, el director de la revista y sus colaboradores recalcaban que la
principal finalidad de la revista era la misma que había inspirado su primera época: fomentar
por todos los medios la cultura cívica. Y al hacer un balance se en 1940 se aseguraba: "Algo
hemos conseguido en nuestros largos años de lucha. Hace 30 años, por ejemplo, la palabra
"ciudad" era sólo un nombre geográfico. Ahora representa un organismo vivo, una entidad
moral y material, la casa común, que todos amamos y queremos ver bella y prospera. Este
"amor a la ciudad", que hemos creado, es la causa, en mucha parte, del progreso de las
ciudades de Colombia en los últimos años".1074
De nuevo en 1946, al hacer una reflexión en torno a los objetivos que debía cumplir la revista,
su editor anotaba como uno de los principales el ser un órgano de propaganda cívica y de
fomento al mejoramiento de las ciudades. Agregaba: “No es esta una revista de variedades,
que publique banales acontecimientos sociales ni menudas crónicas de sucesos insignificantes.
Difundirá el espíritu cívico, el urbanismo, el progreso de las ciudades de Colombia;
mezclando un poco de literatura escogida y de poesía".1075
A principios de 1945, la revista entró en uno de sus ciclos de crisis, lo que significó su salida
de circulación desde marzo de aquél año, durante los doce meses siguientes. Se desconocen
los motivos de esta interrupción, pues luego de su recuperación, la misma revista no hace
comentarios sobre el hecho.1076 Fue durante su reaparición que la revista registró la publicación
de un artículo en la revista Selecciones, correspondiente al mes de enero de 1946, de un
artículo titulado "Los Colombianos renuevan sus ciudades", en que se destaca la labor de las
Sociedades de Mejoras Públicas.1077
La tercera época de Progreso se cierra con la muerte de su director y benefactor, el doctor
Ricardo Olano, el 16 de julio de 1947, no sin antes dejar listo el número de aquél mes. Una
vez más, la revista permanecerá fuera de circulación durante algo más de un año.
Con el número 1 de octubre de 1948 se inicia la Cuarta Época, que se abre con un sentido
homenaje a su extinto fundador y director: “[...] en Colombia no se ha dado el caso de una
vida dedicada con mayor fervor al culto de todas aquellas virtudes que convierten al ciudadano
1074 Progreso. 3a Época, No 7. Medellín: S. M. P., enero de 1940.1075 Progreso. 3a Época, No 69. Medellín: S. M. P., marzo de 1946.69, p. 21911076 Ibídem.1077 Progreso. 3a Época, No 71. Medellín: S. M. P., mayo de 1946.
368
en un activo instrumento de progreso, en una célula viviente de bienandanza social, como lo
fue la vida de don Ricardo Olano”.1078
Esta nueva etapa del devenir de la revista se inicia con un nuevo formato y con un nuevo
director, el doctor Alfonso Mora Naranjo, profesor universitario, filólogo y escritor, quien en
la década anterior había sido protagonista de importantes proyectos en la Universidad de
Antioquia, donde había cumplido una brillante gestión al frente de la Biblioteca Central, de la
cual fue su fundador y desde la cual adelantó los inicios de una de las revistas más prestigiosas
del país, la de la Universidad. Para mayores señas, es preciso señalar que el doctor Mora
Naranjo había desempeñado importantes cargos directivos en la educación pública del
departamento, fue Rector del Instituto Universitario de Caldas, rector de la Escuela Normal de
Institutores de Antioquia, profesor del Liceo Antioqueño, vicerector de la Universidad de
Antioquia, miembro de la Academia Antioqueña de Historia; en 1950 se le otorgaría el título
de doctor Honoris causa en Letras en la Universidad de Antioquia; fue colaborador de los más
importantes periódicos y revistas del país y es autor de importantes obras de texto para
bachillerato, como lo fueron: Clásicos en la literatura sagrada, El castellano en Antioquia, y
Bello, Gramático, entre otros.1079
El doctor Mora Naranjo estuvo acompañado por el escritor José Guerra, quien se
desempeñaba como redactor y por el secretario de la Sociedad de Mejoras, Gabriel Mejía
Gómez, quien ocupaba el cargo de administrador.1080
Por los fuertes vínculos del director con el medio universitario no es de extrañar, pero si de
notar cómo la edición de la revista se realizaba en la Imprenta de la Universidad de
Antioquia.1081 Sin embargo esta época duró muy poco. Apenas llegó hasta el número el
número 11, de septiembre de 1950, cuando el doctor Mora Naranjo se retiró para regresar a
ocupar nuevamente la dirección de la Biblioteca y revista de la Universidad.
Durante la permanencia de Mora Naranjo al frente de Progreso, ésta salió mensualmente,
aunque a veces se demoraba varios meses fuera de circulación, por falta de colaboraciones, o
por problemas en la imprenta universitaria. En sus aspectos formales y de composición se 1078 Progreso. 4a Época. No 1. Medellín: S. M. P., octubre de 1948.1079 Mejía Robledo, Alfonso. Vidas y empresas de Antioquia. 1a ed. Medellín: Imprenta Departamental, 1951, p. 4461080 Progreso. 4a Época, No 1. Medellín: S. M. P., octubre de 1948.1081 Ibídem.
369
pueden observar algunos cambios, si bien poco significativos, del formato y la diagramación
del impreso, así como por la inclusión de gran cantidad de publicidad de las empresas de la
ciudad. Durante esta época además se pueden encontrar secciones claramente definidas, bajo
las siguientes denominaciones: ideas, ciudades, letras, mundo femenino, divulgación cívica,
notas.1082
La educación cívica, al igual que en otras épocas fue el aspecto que la articulaba. La sección
central, titulada “Divulgación cívica”, enseñaba a sus lectores que las virtudes ciudadanas son
la fraternidad, el amor a la verdad, la caridad y el respeto a la mujer y a los ancianos.1083 Pero,
de otro lado, en esta época el elemento literario adquiere cierto realce. Las páginas centrales de
la revista incluían fotografías y cuadros de arte, así como una sección de letras, notas de arte y
un espacio para la mujer.1084 A esta misma época corresponde la idea de publicar un editorial
como sección permanente, cargo del redactor, José Guerra.1085
A partir de enero de 1951, empieza la Quinta Época de Progreso, otro período de corta
duración, durante el cual salieron a la luz pública sólo doce números. No obstante, el cambio
de época ni significó cambios drásticos; al contrario, se mantienen muchos de los patrones que
le imprimió Mora Naranjo a la publicación: se mantienen casi las mismas secciones y la
numeración continúa a la de la cuarta época.
En aquellos año surgió la idea de concebir una nueva publicación con formato de periódico,
por medio de la cual se buscaba fortalecer aún más los lazos de comunicación con el conjunto
de la ciudadanía, por tratarse de un impreso de menor precio al comprador. Para ello se lanzó
un concurso entre los lectores de Progreso, para asignarle un título al periódico. La Sociedad
de Mejoras estuvo considerando las mejores propuestas que fueron “Acción Cívica”,
“Medellín”, “La Ciudad”, “El Ciudadano”, y finalmente se decidió por el de “La ciudad”.1086
En 1952 empezó a aparecer el periódico “La ciudad”, el cual tuvo buena acogida entre el
público lector de Medellín. Con una circulación quincenal, el periódico absorbió todos los
esfuerzos editoriales de la Sociedad de Mejoras, aunque inicialmente no era esta la idea. LO
1082 Ibídem.1083 Ibídem.1084 Progreso. 4a Época, No 6. Medellín: S. M. P., agosto de 1949.1085 Progreso. 4a Época, No 9. Medellín: S. M. P., junio de 1950.1086 Progreso. 5a Época, No 14. Medellín: S. M. P., julio de 1951.
370
que se pretendía era convertir a Progreso en una revista especializada, de carácter académico,
con una circulación trimestral, reservada para “artículos de fondo, informes extensos y
colaboración de estudios por parte de los intelectuales, recogiendo en una palabra el
pensamiento de la corporación en forma mas destacada y amplia”.1087
Sin embargo lo que sucedió fue otra cosa. Progreso perdió regularidad y a partir de ahí
salieron seis ediciones más, hasta que el desgaste económico y académico determinó su cierre
en junio de 1954.
Luego de casi cinco años de silencio reaparece la revista en agosto de 1959, para conformar la
sexta época, pero continuando con la numeración de la anterior. Es la segunda etapa más
consistente y duradera de la revista, y esto se explica en gran medida por la persona que se
puso al frente, el doctor Guillermo Echavarría Misas (1888-1985), quien a su vez era el
presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas. Al doctor Echavarría Misas se le recuerda
como miembro de las academias Antioqueña y Bolivariana de Historia, como impulsor de la
aviación comercial en el país y benefactor del Hospital San Vicente de Paúl; por ser autor de
diversos ensayos, una biografía de Camilo C. Restrepo y del libro De la mula al avión.1088 En
uno de los artículos centrales de la revista, en agosto de 1959, se decía:
“La reaparición de esta revista “Progreso”, como órgano autorizado de la SMP no debe
sorprender a nadie. Prácticamente se trata de un reajuste de los materiales de difusión de la
sociedad [...] La revista tiene la permanencia e importancia que no logra el semanario, la
continuidad mental, la conservación necesaria. Progreso regresa, pues, a la luz publica como
resultado de una experiencia magnifica que otros fracasos han destacado”.1089
El doctor Echavarría Misas permaneció al frente de la revista entre 1959 y 1962, tiempo
durante el cual ésta salió mensualmente, casi que sin falta. En este último año Progreso sufre
una nueva suspensión, hasta que cuatro años después resurge, sin abandonar la sexta época,
bajo la dirección el señor Mario Gil Sánchez, presidente de la Sociedad.1090
La publicación es patrocinada por las más importantes empresas de la ciudad, como Coltejer,
Fabricato, Pan American Airways, Empresas Públicas de Medellín, Postobón y Everfit, entre
1087 Progreso. 5a Época, No 17. Medellín: S. M. P., marzo de 1952.1088 Echavarría Misas, Guillermo. De la mula al avión. 2a ed. Medellín: Servigráficas, 19881089 Progreso. 6a Época, No 26. Medellín: S. M. P., agosto de 1959.1090 Progreso. 6a Época, No 47. Medellín: S. M. P., junio de 1966.
371
otras.1091 Durante la segunda parte de la sexta época, sin embargo, es notoria la crisis, que no
sólo sufría la revista sino la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín. En cuatro años
saldrían de imprenta apenas siete números.
Pero la Sociedad sin Progreso no era la Sociedad, y viceversa. Por eso, luego de diez años de
suspensión, aquélla hizo todos los esfuerzos necesarios para revivir su órgano de expresión y
comunicación con la ciudadanía.
En una de las reuniones de la Junta, realizada en el mes de octubre de 1977, el periodista
Sergio Tulio Hernández, perteneciente a la Sociedad de Mejoras, expuso el plan de
reaparición de la revista Progreso, el formato, la diagramación y otros asuntos técnicos, así
como sobre el porcentaje de participación en los anuncios.1092 Pero los estudios en torno a
este tema durarían otros dos años, para lograr el lanzamiento de un nuevo número de la
sexta época en 1979, con motivo de la conmemoración de los 80 años de la Sociedad de
Mejoras. Aquella edición, impresa con formato de magazin1093, por recomendación de la
Junta, contó con la dirección del doctor doctor Carlos E. Restrepo y con la colaboración de
don Félix de Bedout (hijo), quienes consideraron prioritario que por medio de la publicación
se reviviera el sentimiento cívico entre los medellinenses.
Según afirmó el doctor Darío Restrepo R. a la Junta de la Sociedad, la reaparición de la
revista Progreso tuvo una edición de diez mil ejemplares.1094
Se requerirán otros diez años para volver a ver circular la revista Progreso. La iniciativa
partió del doctor Carlos Horacio Hincapié, coordinador del comité de revista y Director de
la Sociedad, quien con mucho entusiasmo acogió la idea de revivir el órgano en 1985,
como actividad paralela al Congreso de Sociedades de Mejoras Publicas que se realizó en
Medellín. La propuesta consistía en tratar de hacer una edición bimensual, con secciones
fijas: Editorial, Opinión Cívica, Educación Cívica, Salud e Historia de las realizaciones de
la SMP.1095 Sin embargo, excepción hecha del número correspondiente a 1985, por razones
que se desconocen la revista volvió a desaparecer del panorama cultural de la ciudad.
1091 Ibídem.1092 A. S. M. P. Acta No 907, de 17 de octubre de 1977, p. 7251093 A. S. M. P. Acta No 950, de 7 de marzo de 1979, p. 7711094 A. S. M. P. Acta No 962, de 6 de septiembre de 1979, p. 7951095 A. S. M. P. Acta No 1105, de 14 de febrero de 1985, p. 089
372
Aunque es de suponer que las actividades que demandaba la organización del Congreso,
absorbieron las energías de la Junta.
En 1989 salió el último número de Progreso, para la celebración de los 90 años de la
entidad y como un símbolo de renacimiento. Para ello se contrató al escritor Arturo Puerta
Lucena, quien se desempeño como editor. El Consejo de Dirección estuvo integrado por el
presidente Carlos Horacio Hincapié, el Director Ejecutivo Mario Libardo Bedoya, la
comunicadora Ángela Beatriz Orozco y la socia Libia González de Fonnegra.1096
En esta última revista se publicaron artículos relacionados con la citada efemérides, los
discursos pronunciados por personalidades públicas y directivos de la Sociedad en la
conmemoración; una galería de presidentes de la entidad y del cuadro de honor en sus
noventa años; algunos textos relacionados con la historia de la institución, Bellas Artes y el
Zoológico Santa Fe.
De esta manera concluye la vida de una de las publicaciones seriadas de mayor
permanencia, calidad y solidez, de la ciudad de Medellín, sólo superada por la revista de la
Universidad de Antioquia.
6.8 La educación y la recreación
La participación de la Sociedad de Mejoras Públicas en la educación de los medellinenses
ha sido de un incalculable valor y excepto algunas condecoraciones recientes, ha sido poco
reconocida por los gobiernos municipal y departamental. La Sociedad impulsó proyectos
educativos para atender a todas los estratos sociales y en los más diversos campos de la
educación básica, artística y comercial. Fue además protagonista de la llegada a la región
antioqueña de algunos de los deportes más populares en la actualidad.
Lo cierto es que la Sociedad desde su fundación ha mostrado un interés permanente por el
futuro de la educación en el departamento. Esa preocupación, de hondas repercusiones
culturales, se entiende al observar cómo uno de sus padres, el doctor Carlos E. Restrepo,
fue rector y profesor de la Universidad de Antioquia, y por el tránsito que por su Junta
1096 A. S. M. P. Acta No 1247, de 28 de noviembre de 1989, p. 1
373
Directiva realizaron muchos profesionales egresados de la Universidad como Alejandro
López, Manuel J. Alvarez, Juan B. Londoño, José María Escobar y Gil J. Gil, entre otros.
De paso, valga mencionar la relación que entre ambas instituciones se dio a través de la
creación del programa Martes del Paraninfo.
La Sociedad brindó en 1916 su irrestricto apoyo a Miguel M. Calle, rector de la
Universidad de Antioquia para la consecución de terrenos con destino a un nuevo edificio
donde albergar el Liceo Antioqueño, estrecho en el mismo local en donde se encontraban
las facultades de medicina y derecho.1097 En octubre de aquel año, uno de los comisionados,
Gustavo Restrepo informó la exitosa adquisición de un “lote de la manga del distrito” que
comprendía todo el frente de la calle Girardot, con un fondo de 25 metros en una parte y de
12 en otra.1098
La vinculación de la Sociedad con la Universidad en aquellos primeros años del siglo era
muy estrecha. Por esta razón, en 1922, con motivo del centenario de la institución de
educación superior del departamento, envió el siguiente comunicado:
“La SMP de Medellín, en estos días gloriosos de las fiestas centenarias de la Universidad
de Antioquia, une su voz de aplauso y de felicitación a las mil que llegan hoy de todos los
ámbitos del país a este importante centro de cultura, alma mater generosa y ubérrima que ha
dado a Colombia cerebros, voluntades y energías que la han movido al bien y la han
encaminado por sendas de progreso y de adelanto, y hace votos porque la labor beneficie de
esta buenamente institución perdure y prevalezca por largos años, por encima de todo
contratiempo y toda dificultad “.1099
Más recientemente, cuando en 1985 la Universidad se debatía en uno de sus momentos más
críticos, la Sociedad envió una carta de respaldo al rector de la Universidad de Antioquia
quien había publicado una carta abierta, en la cual planteaba la difícil situación por la que
atravesaba la institución.1100
Pero el interés de la Sociedad abarca todos los niveles del que hacer educativo. Recordemos
que en 1946 la Sociedad tomó como una de sus banderas de trabajo “hacer de la campaña
1097 A. S. M. P. Acta No 481, de 9 de octubre de 1916, ap. VII1098 A. S. M. P. Acta No 482, de 16 de octubre de 1916, ap. IX1099 A. S. M. P. Acta No 737, de 9 de octubre de 1922, p. 191100 A. S. M. P. Acta No 1112, de 3 de abril de 1985, p. 099
374
de desanalfabetización un objetivo permanente”, siguiendo un modelo similar al adoptado
en México por aquellos años, por considerar: “Que la cultura del pueblo constituye la mejor
defensa de nuestro sistema democrático, ya que los pueblos que logran romper las cadenas
de la ignorancia, se preservan de las cadenas de la esclavitud [...]”.1101
De nuevo en 1970 se impuso la meta de alfabetizar y capacitar a los usuarios de la Plaza de
Flórez.1102 Un año después se informaba del éxito de la campaña en la plaza mencionada y
en la de Aranjuez, y la señora Leticia Correa de López presentó un plan de alfabetización,
educación y preparación masiva de usuarios de las plazas satélites de mercado en Medellín
y “algunos otros centros del Valle de Aburrá”..1103
Otro de los frentes de la acción educativa de la Sociedad, uno de los de mayor cobertura
hasta la primera mitad del siglo, fue el de la educación cívica. Ya vimos cómo la Sociedad
publicaba y difundía en las escuelas del país, cartillas de educación cívica, por medio de las
cuales se pretendía formar mejores ciudadanos. Aquélla fue sin duda la época de esplendor
del sentido cívico en la ciudad de Medellín, y hasta por lo menos hasta la década de los
sesenta esa labor fue fructífera en los barrios populares de la ciudad mediante el apoyo de
los centros cívicos.
Por esta razón aún en 1973, la Sociedad consideraba como factible un resurgimiento de los
valores cívicos mediante la puesta en marcha de sugestivas campañas publicitarias, con las
cuales se “Trataría de crear una vez más la mística sobre comportamiento cívico del
estudiante y del trabajador, del ama de casa y del hombre común de la calle. Para el efecto
se entregará a este comité una serie de folletos editados en épocas pasadas, como son La
Urbanización de Carreño, etc”.1104
Para aquélla campaña se adoptó el lema “Hagamos de Medellín la ciudad más amable de
América”, que aún resuena en la memoria de los jóvenes de entonces.1105 Pero la educación
en este sentido tocaba otros aspectos de los deberes cívicos, como lo fue en 1974 la
1101 A. S. M. P. Acta No 1694, de 10 de abril 10 de 1946.1102 A. S. M. P. Acta No 714, de 9 de septiembre de 1970, p. 5081103 A. S. M. P. Acta No 728, de 10 de marzo de 1971, p. 5261104 A. S. M. P. Acta No 790, de 7 de marzo de 1973, p. 6011105 A. S. M. P. Acta No 790, de 7 de marzo de 1973, p. 600
375
invitación a la ciudadanía a votar, que se divulgó con el lema: “Es un deber cívico votar,
ejércelo libremente”.1106
Así pues, la Sociedad se ha interesado de muy diversas maneras por la educación popular y
universitaria, así como por la inculcación de ciertos valores, indispensables para la
convivencia ciudadana. Pero las obras de mayor trascendencia para la ciudad en el campo
educativo han sido sin lugar a dudas, la Escuela de Dactilografía, la Escuela de Comercio e
Idiomas, la Escuela para Ciegos y la de mayor significado y perdurabilidad, el Instituto de
Bellas Artes.
6.8.1 La Escuela de Dactilografía y Taquigrafía
A principios de siglo el sector comercial, las industrias, los bancos, los juzgados y las
oficinas públicas de la ciudad de Medellín requerían personal capacitado en el manejo de la
máquina de escribir y en las técnicas de la taquigrafía para el manejo ágil de la
correspondencia. Esta demanda fue atendida en primer lugar por la Sociedad de Mejoras
Públicas desde comienzos de la segunda década del siglo.
Aunque no se sabe con certeza la fecha en que inició actividades la Escuela de
Dactilografía,1107 es posible que haya comenzado su trabajo en 1911, conformando para ello
una comisión, de la cual formaron parte José Antonio Gaviria y Juan Martínez.1108 La
Escuela contaba con un curso para hombres y otro para mujeres, en su mayoría jóvenes de
la alta sociedad, algunos de los cuales estudiaban becados. Algunos casos de estudiantes
becados por la Sociedad de Mejoras fueron: Juan de la C. Bravo1109, Gabriel Uribe1110,
Manuel A. Vargas y Carlos E. Gómez.1111
Ante la avalancha de solicitudes de becas en la Escuela, muchas de jóvenes de clase media
y alta, la Sociedad se vio en la necesidad de establecer una política al respecto. Desde 1914
1106 A. S. M. P. Acta No 815, de 12 de febrero de 1974, p. 633-6341107 Por extravío del tomo 2 de las actas de la Sociedad de Mejoras y porque las fuentes secundarias no lo dicen.1108 A. S. M. P. Acta No 341, de 12 de mayo de 1913.1109 A. S. M. P. Acta No 374, de 9 de marzo de 1914, f. 2711110 A. S. M. P. Acta No 374, de 16 de marzo de 19141111 A. S. M. P. Acta No 375, de 23 de marzo de 1914, f. 292
376
los requisitos para otorgar becas en la Escuela de Mecanografía fueron: 1) el alumno debe
ser reconocidamente pobre; 2) haber observado buena conducta; 3) de reconocida
honradez; 4) poseer algunos conocimientos elementales de enseñanza primaria. La beca era
por seis meses que duraba el curso, tanto en la escuela de señoras como en la de caballeros
y para conservarla el alumno debía asistir con puntualidad a clases, someterse a un mes de
prueba y obedecer el reglamento de la escuela.1112
Rafael Herrán fue el profesor de la Escuela de Dactilografía hasta 1914, cuando fue
nombrado profesor de física de la Escuela Normal de Institutoras. Esto no significó la
desaparición de la escuela. 1113 El socio Juan Martínez S. miembro de la comisión encargada
de la dirección de la escuela, hizo un nuevo contrato con las profesoras Ana y Sofía
Villamizar para el curso de la Escuela de Señoras y con el señor Carlos Reynoso para el de
hombres.1114
En noviembre de 1914, Juan Martínez informó que la Escuela de Dactilografía contaba con
19 alumnos asistentes “y que entre ellos hay mucho entusiasmo y constancia”.1115 Sin
embargo, la información dice otra cosa. El experimento con aquellos profesores fue un
fracaso, por lo que la Sociedad se vio en la necesidad de llamar para la dirección de la
escuela al profesor Gustavo Vásquez Betancourt.
En 1915, el profesor Gustavo Vásquez fue autorizado por la Junta de la Sociedad para
expedir diploma de idoneidad a los alumnos que obtuvieran “como mínimo 35 palabras por
minuto y 80 en taquigrafía”.1116 Y según el informe de este profesor en abril de aquél año,
en la escuela estudiaban 10 alumnos: 5 hombres y 5 mujeres.1117
El mismo año, Félix de Bedout, tipógrafo e importador, en sociedad del profesor Vásquez
Betancourt fundaron la Escuela Remington, dedicada a la enseñanza de dactilografía,
taquigrafía, contabilidad, inglés y ortografía. Este fue un duro golpe para la Escuela de
Dactilografía de la Sociedad de Mejoras Públicas. Por esta razón cuando en enero de 1916
el señor Félix de Bedout, en su calidad de agente de la Remington Type Writer Company de
1112 Ibid., f. 2821113 A. S. M. P. Acta No 390, de 7 de septiembre de 1914, ap. II1114 A. S. M. P. Acta No 397, de 26 de octubre de 1914, ap. III1115 A. S. M. P. Acta No 400, de 16 de noviembre de 1914, ap. IV1116 A. S. M. P. Acta No 411, de 1 de marzo de 1915, ap. II1117 A. S. M. P. Acta No 419, de 26 de abril de 1915, ap. II
377
New York, informó a la Junta de la Sociedad la fundación de la Escuela Remington y
solicitó a ésta que refrendara los diplomas que otorgaría a sus alumnos, la respuesta fue
negativa. Esta respuesta, no obstante reconocer el señor de Bedout que la Sociedad fue la
iniciadora de las Escuelas de Dactilografía en Medellín.1118 La respuesta de la Sociedad,
refleja además cómo estas escuelas surgían ligadas a ciertos compromisos con empresas
internacionales productoras de máquinas de escribir. Dice categóricamente no poder
“acceder a sus deseos de que los diplomas que en ella se otorguen sean refrendados por la
SMP por tener un compromiso anterior con los señores agentes de las máquinas
Underwood”.1119
Pero este no fue el final de la Escuela de Dactilografía. En 1917 resurgió con nuevos
profesores y por eso no es extraño encontrar en las actas de la Junta autorizaciones para
otorgar diplomas, como el otorgado en octubre de aquél año a la señorita Regina Uribe A.,
“por haber alcanzado la velocidad de 40 palabras por minuto sin error de copia”.1120
La labor de esta escuela sería continua por muchos años y según José Gaviria Toro en
1925:
“Desde su fundación hasta hoy esta Escuela viene preparando señoritas decentes, todas
ellas empleadas hoy con buenos sueldos en casas bancarias, comerciales, industriales y
oficiales. Un buen número de ellas se gana hoy la vida merced a esta idea salvadora”.1121
No se sabe con seguridad cuando cesó sus actividades la Escuela de Dactilografía y
Taquigrafía, pero es de suponer que la política de la Sociedad, de emprender iniciativas
para el mejoramiento de la ciudad para luego cederlas a la gestión pública y en algunos
casos a la privada cuando éstas eran más competentes, como sucedió con la Remington,
llevó a que la Sociedad cerrara las puertas de su escuela de dactilografía hacia la década de
los treinta.
Sin embargo, en los anales de la Sociedad siempre está presente la Escuela de
Dactilografía. En 1942 cuando Ricardo Olano intentó hacer un recuento de la labor de esta
escuela dijo:
1118 A. S. M. P. Acta No 440, de 17 de enero de 1916, ap. VI1119 A. S. M. P. Acta No 441, de 25 de enero de 1916, ap. IX1120 A. S. M. P. Acta No 523, de 1 de octubre de 19171121 Gaviria Toro, José. Op. cit., p. 146
378
“Hace ya muchos años, con modestos elementos pero con un buen profesor comenzaron los
trabajos. Los primeros alumnos fueron principalmente damas distinguidas de nuestro
mundo social [...] luego surgieron otras escuelas particulares. Y así se creó ese cuerpo de
trabajadores competentísimos [...] que hoy prestan su concurso en el comercio, en los
bancos, en las industrias y en las oficinas públicas y particulares [...]. Cuando nosotros
fundamos esa escuela no había una sola mujer empleada en las oficinas y en los
negocios".1122
6.8.2 Escuelas de Comercio e idiomas
La misma intencionalidad que inspiró a la Sociedad la creación de una escuela de
dactilografía y taquigrafía, se puede observar en la forma en que participó, prestando apoyo
y contribuyendo con sus influencias en el gobierno, en la creación, a fines de la segunda
década del siglo, de las primeras escuelas privadas de Comercio e Idiomas. Las primeras
privadas, pues es preciso aclarar que mucho antes la Universidad de Antioquia, durante las
rectorías de Carlos E. Restrepo, Tomás Bernal y Tulio Ospina (1901-1911), había
empezado a otorgar el título de Comerciante graduado. Allí se daba formación en
matemáticas, derecho comercial, idiomas y otras materias relacionadas, para que, luego de
tres años de estudio, el graduando pudiera desempeñarse como ayudante en una casa
comercial, en el negocio familiar, o como administrador de un almacén propio.
Sin embargo, concluida la rectoría de don Tulio Ospina, esta carrera media fue suprimida, y
con ello, se desatendió un aspecto de la educación requerido por el sector privado de la
ciudad. Desde entonces, la formación técnica y científica para la administración comercial e
industrial quedó circunscrita a la Escuela Nacional de Minas, pero sólo se otorgaban títulos
profesionales. De ahí que la Sociedad de Mejoras, conocedora de la necesidad de enseñanza
comercial -de carácter medio-, considerara plausible la iniciativa privada en este campo y le
brindara su apoyo.
Por ello, en el mes de octubre de 1917, la Sociedad nombró una comisión encargada de
colaborar al señor José Manuel Restrepo V. en el proyecto de fundación de una escuela de
1122 Progreso. 3a Época, No. 41. Medellín: S. M. P., noviembre de 1942.
379
comercio.1123 Días después, la comisión, integrada por los socios Enrique Gaviria y Manuel
Escobar presentaron informe favorable a la Junta Directiva en torno al proyecto del señor
José Manuel Restrepo.
Según la opinión de los comisionados, la sociedad estimó “[...] plausible y necesario desde
todo punto de vista el establecimiento en esta ciudad de un instituto de esa clase, sobre
bases modernas y científicas, siguiendo la norma, proporciones guardadas, de lo que se
hace en ese particular en Alemania y Estados Unidos” 1124. Recomendaron los comisionados
que el nuevo plantel educativo debería contar desde sus comienzos con un local apropiado,
“profesorado y elementos los más completos posibles, de suerte que su existencia no venga
a ser efímera y eche a perder, para en adelante, por algún tiempo, el prestigio y entusiasmo
que debe acompañar a un propósito tan importante”.1125
Considerando lo anterior, la Sociedad de Mejoras se comprometió a conseguir el apoyo
oficial, con la nación o el departamento; a brindar el apoyo moral que requería la nueva
empresa, “ya que la magnitud del propósito, tal como la sociedad lo aprecia, no le permite
hacer otra cosa”; e interceder ante la Honorable Asamblea Departamental para que, por su
intermedio, se busquen los recursos y el reconocimiento oficial de manera más expedita.1126
La verdad es que no se sabe mucho sobre el curso que tomó este proyecto. Es probable que
sucumbiera por lo costoso, por la competencia que significaba de todas maneras la Escuela
de Minas, o por la falta de apoyo oficial. Algo similar ocurrió con la propuesta hecha por
Ricardo Olano en 1918, en el sentido de que la Sociedad debía abrir una Escuela de
Idiomas “[...] en donde se dictaran clases de inglés y francés por el Sr. Gonzalo Mejía”. 1127
Fueron proyectos que probablemente no tuvieron mayores desarrollos, pero que corroboran
una vez más el sentido visionario de la Sociedad de Mejoras. De otro lado, al llamar la
atención sobre ciertas necesidades de la ciudad sentaron las bases de futuros proyectos
exitosos, como la Escuela de Comercio por correspondencia, creada de manera
independiente, por el socio José Antonio Gaviria en 1918.1128
1123 A. S. M. P. Acta No 525, de 15 de octubre de 1917, ap. III1124 A. S. M. P. Acta No 526, de 22 de octubre de 1917, ap. III1125 Ibídem.1126 Ibídem.1127 A. S. M. P. Acta No 557, de 23 de julio de 1918, ap. IV1128 Gaviria, José A. Op. cit., p. 137
380
6.8.3 La Escuela de Ciegos y Sordomudos
La misma finalidad que movía a la Sociedad de Mejoras a promover obras de carácter
educativo con el fin de capacitar mano de obra para la industria, el comercio y el sector
financiero, la llevaron a interesarse por atender a aquella población considerada hasta
entonces como improductiva. Seguramente traída la idea de Europa o Estados Unidos, la
Sociedad emprendió esta nueva empresa que favorecía a la vez al sector productivo de la
ciudad, -al contar con mano de obra capacitada para algunas labores simples pero
necesarias-, y a esta población marginada de las labores productivas, brindándole destrezas
en actividades artesanales, que requería ingresos para satisfacer sus necesidades.
En 1925 se estudió la idea al interior de la Junta Directiva de la Sociedad y en el mismo año
fue reconocida legalmente, iniciando labores la Escuela de Ciegos y Sordomudos, en un
local alquilado. Tres años después, ante la creciente demanda por sus servicios educativos,
con la financiación de la Sociedad de Mejoras y del municipio, se iniciaron los trabajos de
construcción de un edificio para la escuela.1129
En 1949, cuando se celebraron los 25 años de la Escuela, la Junta Directiva de la Sociedad
hizo un balance de gestión altamente positivo, que permite formarse una idea amplia de los
logros de esta institución educativa. Luego de comentar que la visita realizada por Marco
Fidel Suárez a la Escuela lo inspiró a escribir “El sueño de los ciegos”, se asegura que por
sus aulas habían pasado alumnos de diversas partes del país, de Estados Unidos, El
Salvador, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Venezuela, Cuba, Puerto Rico, y Ecuador.
Según el mismo balance, la meritoria labor de la Escuela, que le había merecido amplio
reconocimiento en el país y en el extranjero, la convirtió en modelo para la creación en
otras ciudades del país, de escuelas similares: “[...] imitando esta Escuela han surgido en el
país tres organismos más de esta índole que se encauzan por las orientaciones de esta
Escuela Madre [...]”.1130
1129 A. S. M. P. Acta No 972, de 17 de septiembre de 1928, p. 3511130 A. S. M. P. Acta No 1842, de 7 de noviembre de 1949.
381
El balance de esta escuela muestra además cómo se pasó de un corredor y un pupitre
bipersonal prestados, a un amplio edificio propio, con mobiliario moderno y una “colonia
de vacaciones”, para el solaz y descanso de alumnos, empleados y profesores. De igual
manera se sabe que el número de estudiantes se incrementó de dos ciegos y dos
sordomudos, el 2 de marzo de 1925, a un considerable número de alumnos internos de 196
durante las bodas de plata.1131
Más allá de los datos numéricos, se asegura que muchos de sus alumnos, arrancados al ocio
de los hogares, a las casas de pobres y orfanatos, y a la mendicidad misma, se convirtieron,
luego de su paso por la Escuela, en profesores especializados en pedagogías para ciegos,
algunos de los cuales habían servido en universidades norteamericanas. Otros eran
licenciados en filosofía y literatura, maestros de música y profesores en escuelas y colegios
del país y del El Salvador, Costa Rica, Panamá, y Puerto Rico. Y los más, se desempeñaban
como coristas, radiotelegrafistas, locutores, mecánicos, joyistas, ebanistas y tipógrafos.1132
6.9 El Instituto de Bellas Artes
Debido a la existencia de dos extensos y rigurosos trabajos sobre el Instituto de Bellas
Artes, basados en su mayor parte en la documentación del archivo de la Sociedad de
Mejoras, la presente reseña histórica no pretende ser exhaustiva, sino apenas una síntesis de
los principales desarrollos logrados por los precedentes, si bien recoge buena parte de la
información del citado archivo. El primero de dichos trabajos es de don Libardo Bedoya
Céspedes, Bellas Artes, publicado en 1975, con motivo del Tricentenario de la ciudad; el
segundo es del escritor Gildardo Lotero Orozco, “Bellas Artes en la historia cultural de
Antioquia”, que permanece inédito. En ambos textos, el lector interesado en ampliar su
visión sobre esta historia podrá encontrar un acervo documental suficiente.
El 26 de septiembre de 1910 comienza su devenir esta importante escuela de las bellas
artes, por la cual han pasado los más importantes artistas antioqueños. En dicha fecha la
Sociedad de Mejoras Públicas, por iniciativa del pintor Francisco A. Cano y del socio
1131 Ibídem.1132 Ibídem.
382
fundador Gonzalo Escobar, expidió la siguiente resolución: “La Sociedad de Mejoras
Públicas de Medellín resuelve fundar y en efecto funda con el nombre de Instituto de Bellas
Artes, una escuela de música, pintura, escultura, etc. que se inaugurará el 1o de febrero de
1911.”1133
La dirección del Instituto fue encomendada a don Gonzalo Escobar, quien se desempeñaba
en ese entonces como vicepresidente de la Sociedad, después de haber sido presidente en
los años 1903 y 1905. El Instituto inició actividades con los maestros Jesús Arriola para la
Escuela de Música y Francisco A. Cano para la de Pintura; además recibió los enseres e
instrumentos de la ya tradicional Escuela de Música Santa Cecilia. Recibía por entonces
una subvención mensual del Municipio y otra de la Asamblea Departamental, las cuales
eran retribuidas por el instituto con una exposición y un concierto anual, al cual asistían los
diputados, concejales y demás autoridades con sus familias.
Las escuelas que conformaban el Instituto funcionaron en locales diferentes hasta 1928,
cuando se instalaron en el Palacio de Bellas Artes, construido con la finalidad de
constituirse en la sede no sólo de las escuelas, sino de la Sociedad de Mejoras. Entre tanto,
la Escuela de Música funcionó en una casa en la esquina de Boyacá con Cundinamarca, y
luego en la calle Maracaibo, bajo la orientación de los mejores músicos existentes en la
ciudad y con el mismo reglamento de la Escuela Santa Cecilia. El maestro español Jesús
Arriola dictaba las clases de Teoría y solfeo, siguiendo los textos de Hilarión Eslava y de
Danhauser; Gonzalo Vidal, impartía las clases de piano, por el método de J. Lecouppey y
más tarde de Bertinio, Czerni y Heller; Pedro Begué enseñaba violín y viola, por método de
Firket; Ángela de Begué dictaba las lecciones de violoncelo, con el método de Lee; Luis
Mondragón enseñaba contrabajo, con el método de Bottesini; Germán Posada enseñaba
flauta, por el método de Altes y Gambert, y el maestro D’Alemán, las de clarinete, barítono,
crono, trombón y cornetín. La dirección de la escuela era compartida por los maestros
Arriola y Posada.1134 Durante los cinco primeros años, la escuela atendió únicamente
alumnos varones y sólo a partir del 1o de noviembre de 1915 abrió una sección para
señoritas, que inició labores con 20 alumnas.1135
1133 A. S. M. P. Acta No 237, de 26 de septiembre de 19101134 Lotero Orozco, Gildardo. “Bellas Artes en la historia cultural de Antioquia. (Inédito). Medellín: Sociedad de Mejoras Públicas, Instituto de Bellas Artes, 1994, p. 321135 A. S. M. P. Acta No 432, de 3 de noviembre de 1915, ap. VIII
383
La Escuela de Pintura, que en sus inicios tuvo una serie de tropiezos, por el retiro de su
maestro fundador Francisco A. Cano, que la obligó a cerrar sus puertas entre 1912 y 1913,
realizaba sus actividades, en las oficinas de la Sociedad de Mejoras en el Parque de Berrío.
Reabrió sus puertas en 1914, bajo la dirección del maestro Gabriel Montoya y funcionó,
con algunas intermitencias, brindando formación a un promedio de 30 alumnos. Según un
informe presentado a la Sociedad en noviembre de 1915 la Escuela de Pintura había
contado hasta septiembre de aquel año con 67 alumnos, a los que se sumaron 22 más en
octubre1136 Comenta Gildardo Lotero:
“Los estudios de la Escuela de Pintura estaban originalmente divididos en tres años. En el
primero se hacían estudios sobre naturaleza muerta. En el segundo, se brindaba
conocimiento sobre teoría y colores, nociones de acuarela y de perspectiva práctica; y, en el
tercero, se hacía pintura al óleo y al pastel, se estudiaba composición, anatomía superficial
y proporciones del cuerpo humano y de los animales más comunes. Este proyecto inicial,
de corte clásico y tradicionalista, había sido diseñado por el maestro Cano, cuya influencia
determinaría la tradición académica del Instituto por muchas generaciones.”1137
A las dos escuelas con que se fundó el Instituto se sumó en febrero de 1915 la Escuela de
Escultura, creada por la Sociedad de Mejoras, adscrita a la de Pintura, que comenzó
actividades bajo la dirección de Bernardo Vieco. La única condición puesta por la Sociedad
para su apertura fue que sus costos no sobrepasaran los $ 15 oro mensuales, de los cuales
diez serían para pagar el sueldo de su director y profesor.1138 Esta nueva dependencia del
instituto tuvo una corta duración -apenas de dos años-, pero en 1925 se reabrió bajo la
dirección del profesor belga George Brasseur, quien fue reemplazado, luego de dos años de
servicio, por el maestro Humberto Chávez, en la dirección y por Bernardo Vieco, en las
clases.1139
Aquellos primeros años del Instituto de Bellas Artes estuvieron plagados de problemas, que
fueron sorteados inteligentemente por la Sociedad de Mejoras, por lo cual el balance fue
cada vez más positivo. El principal problema fue la consecución de los servicios de
profesores aptos para la enseñanza de las bellas artes, escasos en el país, sobre todo para
1136 Ibid., ap. VI1137 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p. 331138 A. S. M. P. Acta No 408, de 8 de febrero de 1915, ap. VI; acta 409, de 15 de febrero de 1915, ap. V1139 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p. 34
384
pintura, luego de la salida de Francisco A. Cano. Por ello, la Sociedad estuvo buscando por
medio de casas comerciales europeas con presencia en Medellín, profesores para la Escuela
de Pintura, pero debido a las restricciones presupuestales y a lo costoso de los servicios de
los profesores extranjeros, se decidió por el pintor Gabriel Montoya, con un sueldo de $ 20
mensuales.1140
Una de las primeras y más significativas iniciativas de la Sociedad para la organización del
Instituto fue la formulación de un reglamento para la Escuela de Música. La comisión
encargada de redactar el documento que regiría los destinos de la escuela estuvo integrada
por tres miembros de la Sociedad de Mejoras Públicas y dos profesores de la Escuela de
Música.1141
El 19 de febrero de 1913, el Director del Instituto, don Gonzalo Escobar presentó a la
Sociedad de Mejoras el proyecto de reglamento para la Escuela de Música elaborado por la
Comisión nombrada para el efecto, el cual fue aprobado algunas semanas después,
concluido el estudio cuidadoso de todos los miembros de la Junta Directiva.1142
Apenas comenzadas las actividades del Instituto, la Sociedad programó el primer concierto
para el 16 de noviembre de 1912, a cargo de la Orquesta de la Escuela de Música y con la
participación de los profesores de la misma.1143 Según el socio Francisco E. Isaza, quien
informó a la Sociedad acerca de los resultados del concierto, éste había sido bien recibido
por los diputados, y había servido además para informarlos de que el Instituto no contaba
con alumnos de otros municipios del departamento porque no había llegado ninguno, a
pesar de haber solicitado a las autoridades de las diferentes localidades sobre la existencia
de becas para ellos.1144
De esta manera comenzaron a ingresar algunas ayudas económicas del gobierno para el
sostenimiento del Instituto. Estos ingresos oficiales, aunque modestos fueron
complementados con las donaciones monetarias y en especie, hechas por los particulares.
Algunos artistas, entre ellos el maestro Francisco A. Cano, obsequiaron cuadros; Antonio J.
1140 A. S. M. P. Acta No 319, de 23 de septiembre de 1912, f. 41; Véase además actas No. 330, de 10 de febrero de 1913, y 331, de 19 de febrero de 1913.1141 A. S. M. P. Acta No 308, de 15 de julio de 1912. f. 3 y ss; además acta No. 310, de 29 de julio de 1912, f. 131142 A. S. M. P. Acta No 331, de 19 de febrero de 1913, f. 95; además acta No. 332, de 3 de marzo 1913, f. 971143 A. S. M. P. Acta No 321, de 7 de octubre de 1912, f. 471144 A. S. M. P. Acta No 339, de 28 de abril de 1913, f. 126
385
Cano, dueño de una importante librería de la ciudad regaló 200 cuadernos de textos para la
enseñanza de dibujo.1145
Sin embargo, la situación económica del Instituto siguió siendo precaria, hasta el punto que
el 11 de agosto de 1913, Manuel J. Alvarez, “[...] propuso y fue aprobado cerrar el Instituto
de Bellas Artes, debido a que el Gobierno Departamental por problemas presupuestales
decidió retirar el auxilio decretado por la Asamblea”.1146 De esta manera se presionaba la
reanudación del auxilio departamental, por lo cual no es de extrañar que unas semanas
después de esta resolución se aprobaba otra por medio de la cual abría la Escuela de Pintura
y se nombraba Director de la Escuela de Pintura a José A. Gaviria y como suplente a José J.
Hoyos.1147
A comienzos de 1914, el socio José A. Gaviria fue comisionado para colaborar con el
maestro Jesús Arriola para llevar a cabo la organización de la Escuela de Música.1148 Según
el informe que presentó a la Junta el señor Gaviria, la Escuela de Música había quedado
establecida según el reglamento, con una Junta Directiva integrada por Jesús Arriola,
Germán Posada y José A. Gaviria, como principales; los suplentes serían el Presidente de la
Sociedad y los vicepresidentes 1o. y 2o. La apertura de la Escuela se fijó para el lunes dos
de noviembre “en un amplio local situado en la calle de Maracaibo”.1149
Con referencia a la Escuela de Pintura, informó José A. Gaviria que los profesores de la
Escuela de Música habían cedido a aquélla un local amplio y cómodo en su
establecimiento, por la suma de cinco pesos oro mensuales. La Junta Directiva entonces,
sugirió a las directivas de la Escuela de Música que adjudicara las becas de preferencia a
alumnos de fuera de Medellín, “[...] pero que si alguna o algunas de estas se adjudican a
alumnos de esta ciudad, la Sociedad cree conveniente que a tales becados se les exija el
aprendizaje de aquellos instrumentos de los cuales no hay ejecutantes aquí, en las bandas y
orquestas”.1150
1145 A. S. M. P. Acta No 334, de 17 de marzo de 1913, f. 1021146 A. S. M. P. Acta No 355, de 11 de agosto de 1913, f. 1911147 A. S. M. P. Acta No 357, de 29 de septiembre de 1913, f. 198; además acta No 392, de 14 de septiembre de 1914, ap. VI1148 A. S. M. P. Acta No 393, de 28 de septiembre de 1914, ap. IV1149 A. S. M. P. Acta No 397, de 26 de octubre de 1914, ap. IV1150 Ibídem.
386
Fue pues en noviembre que se iniciaron las clases en la Escuela de Música, luego de varios
meses de suspensión, y según el informa presentado por el señor Gaviria a la Sociedad, las
clases habían empezado con una buena asistencia y mucho entusiasmo de parte de los
alumnos.1151
Para el 7 de abril la Sociedad de Mejoras programó el primer acto privado para la
exposición de los trabajos hechos por los alumnos de pintura y escultura, con el fin de
mostrar el adelanto logrado por estos en los estudios. La hora fijada para la inauguración de
la exposición las ocho de la noche y el lugar “en los salones de la Escuela de Pintura, Calle
de Maracaibo”.1152
Unos días antes, el 30 de marzo, la Sociedad había realizado el concierto anual de la
Escuela de Música, a la cual había invitado a la Honorable Asamblea, al Gobernador y sus
Secretarios, al Concejo Municipal, representantes de la prensa y favorecedores de la
SMP.1153
El reconocimiento social logrado por el Instituto era cada vez mayor y éste se expresaba en
la donación de dinero y obras de arte, como el busto de Mozart, obsequiado por el señor
Antonio Arango Lalinde, con la condición de que fuera colocado en los salones de La
Escuela de Música.1154
Una reseña publicada en 1916, en la Guía ilustrada de Medellín, arreglada por Germán de
Hoyos, se refería al número de alumnos del Instituto de Bellas Artes y aseguraba que para
1915, “los alumnos matriculados pasaban de 40. En la Academia de Música, los alumnos
llegan a 96, divididos así: varones, 59; señoritas 37. Las clases se dictan todos los días de 9
a.m. a 12 m. y de 3 a 9 p.m.”1155
La década de los veinte fueron de grandes realizaciones para el Instituto de Bellas Artes,
época de esplendor y de profundas repercusiones artísticas para la ciudad de Medellín. El
Instituto, que experimentó una completa reorganización y reestructuración por parte de la
Comisión de Acción Cultural de la Sociedad de Mejoras Públicas, dirigida por Antonio J.
Alvarez C. reabrió sus puertas, luego de un período de cierre, en el mes de mayo de 1924.
1151 A. S. M. P. Acta No 398, de 2 de noviembre de 1914, ap. IV1152 A. S. M. P. Acta No 412, de 8 de marzo de 1915, ap. II1153 Ibídem.1154 A. S. M. P. Acta No 474, 28 de agosto de 1916, ap. II1155 Hoyos, Germán de. Guía ilustrada de Medellín. Medellín: Tipografía de San Antonio, 1916
387
Para su inauguración se organizó una exposición de pintura que tuvo gran acogida entre la
ciudadanía.1156
En aquella segunda etapa de la historia del Instituto de Bellas Artes, se sabe que reinició
labores con cerca de 150 alumnos, en las distintas clases de Pintura, Escultura y Música.
Actuó como primer Presidente el arriba citado señor Alvarez, y como primer Director de
Estudios el señor Miguel Ospina. El Instituto contaba además con una Junta Directiva,
presidida durante el primer año por Marco Tulio Pérez y desde el mes de junio de 1925 por
Antonio J. Cano.
Para la reapertura y consolidación del Instituto fue necesario fusionar la nueva Escuela de
Música, con otra particular fundada años antes por los profesores Germán Posada y Jesús
Arriola, quienes ante la crisis económica por la que atravesó la Sociedad de Mejoras se
vieron en la obligación de independizarse para evitar la paralización total de los estudios
artísticos en la ciudad de Medellín. La Comisión Cultural de la Sociedad celebró pues un
contrato con dichos profesores “[...] en virtud del cual se refundieron en una sola las dos
Escuelas de Música que funcionaban en la ciudad, la que siguió funcionando como Sección
del Instituto de Bellas Artes, bajo el patrocinio de la Sociedad”.1157
En 1925 las cuatro secciones que conformaban el Instituto funcionaban de la siguiente
manera: la Escuela de Música, bajo la dirección de Germán Posada y Jesús Arriola, contaba
con 120 y 60, respectivamente; la Escuela de Pintura, dirigida por el maestro Bernardo
Vieco, contaba con 85 alumnos y 35 alumnas; la Escuela de Escultura, dirigida también por
el maestro Vieco, tenía 8 alumnos y 4 alumnas; por último la Escuela de Declamación,
dirigida por Ramón Soler Maymó, contaba con 18 alumnos de ambos sexos.
La escuela de declamación presentó en el Teatro Bolívar, a los tres meses de establecida, la
obra titulada “Las de Caín”, que fue bien recibida por la prensa y por la comunidad en
general. Desde entonces y por varios años siguió haciendo presentaciones periódicas, que
mostraron su progreso y de paso permitía recaudar algún dinero para el sostenimiento de la
misma.
1156 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. cit., p. 2571157 Ibídem.
388
Sin embargo el instituto se sostenía fundamentalmente con las subvenciones que el
Departamento y el Municipio le otorgaba. La situación económica había mejorado, y las
ayudas más recurrentes y generosas, en vista de los muy buenos resultados obtenidos. Esta
mejor situación económica permitió, que en 1925 la Sociedad de Mejoras hiciera gestiones
para traer un artista europeo de primer orden, quien debería ponerse al frente de las escuelas
de Pintura y Escultura.
En efecto, en 1926 aquellas escuelas quedaron bajo la dirección del maestro belga George
Brasseur, un artista de talla internacional, nacido en Charleroi (1881), decorador de iglesias
y artista religioso, conocido por su diseño de la Iglesia del Santísimo en Bruselas. Durante
dos años este profesor, a pesar de las dificultades idiomáticas enseño a un número cercano
de cien alumnos del Instituto y realizó una comentada exposición a finales de 1926. El
profesor belga fue reemplazado luego de dos años de estadía en Medellín, cuando regresó a
su país de origen, por el pintor antioqueño Humberto Chávez.1158
Aquellos años fueron de esplendor además por significar el comienzo de las gestiones para
la construcción del edificio de la Sociedad de Mejoras, donde además se albergarían las
diferentes secciones del Instituto de Bellas Artes y un teatro para presentaciones de teatro,
cine y declamación. El Palacio de Bellas Artes, como sería conocido desde sus comienzos,
fue posible, en parte por los dineros entregados por la nación a la ciudad de Medellín con
motivo de las fiestas centenarias, y en parte por las donaciones del Municipio -que donó los
terrenos- y particulares. Sin embargo no nos referiremos a este tema por ser objeto de
análisis en otro capítulo de esta obra.1159 LO cierto es que con la conclusión del Palacio, en
1928, la institución pudo proyectar mejor su futuro, ahorrar el dinero del arriendo y
disponer libremente de su tiempo y espacio. Hasta entonces el Instituto de Bellas Artes
funcionó en una casa ubicada en la calle de Boyacá, con el número 97.1160
Al tiempo que se construía el Palacio de Bellas Artes y pensando en la formación de los
futuros maestros -escaso en el medio-, que requería el Instituto, la Sociedad de Mejoras
Públicas patrocinaba los estudios de dos jóvenes pintores que habían mostrado gran talento:
Pedro Nel Gómez y Eladio Vélez. Ambos parecen haber recibido clases del maestro
1158 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p. 341159 Cano, Antonio. J. y Carlos E. Gómez. Op. cit., p. 2571160 A. S. M. P. Acta No 957, de 28 de mayo de 1928.
389
Brasseur en la Escuela de Pintura, y luego de que este profesor regresara a su país, se
considero más convenientes enviarlos a Florencia (Italia), donde podrían mejorar su
técnica. Por esta razón, se encuentra en el archivo de la Sociedad un acta, fechada el 18 de
agosto de 1928, por medio de la cual se prorrogaba, hasta el fin de aquél año, los auxilios
concedidos a Pedro Nel Gómez y Eladio Vélez, $ 60 y $ 20, respectivamente.1161
La década de los treinta en el Instituto, en sus comienzos fue de crecimiento, pero luego se
convirtió en una de las etapas de mayor crisis. En marzo de 1930, se incorporó al Instituto
la Escuela de Música Begué, con lo cual hubo un aumento considerable de alumnos y
profesores. Provenientes de aquella escuela, ingresaron al instituto, en calidad de
profesores, los maestros Leopoldo Carreño (violín), Roberto Vieco (clarinete), Jorge
Hernández (cobres) y Gonzalo Vidal (solfeo y dictado). Con estos maestros se consolidó la
Escuela de Música y por iniciativa de algunos de ellos se crearon el Club Artístico y la
Banda de Música del Instituto de Bellas Artes, para suplir la carencia que había dejado la
supresión de la Banda Departamental por parte del gobierno (duró hasta 1932).1162
Aquellos años, que se desarrollaron en el marco de la reforma de los estatutos realizada en
1928, estuvieron marcados por la rectoría de Antonio J. Cano, mejor conocido como el
“Negro Cano”, quien permaneció desde aquél año hasta 1937. Varios hechos marcaron la
década en cuestión, como la fundación, por parte de profesores y alumnos del Instituto, de
la Sociedad de Amigos de las Bellas Artes, que por medio de sus actividades culturales y de
las cuotas que aportaban sus numerosos socios, fortalecieron la tesorería de la
institución.1163
En los comienzos de los treinta ingresaron al Instituto algunos profesores que marcarían la
formación de toda una generación de artistas. En 1932 y 1933, la Escuela de Pintura y
Escultura estuvo bajo la dirección de Eladio Vélez y Pedro Nel Gómez, respectivamente,
quienes habían ingresado como profesores a su regreso de Italia y le imprimieron un
dinamismo inusitado a los estudios. Durante algo más de una década estos maestros
impartieron su conocimiento a quienes serían luego importantes pintores y maestros, como
Carlos Correa, Rafael Sáenz, León Posada, Emiro Botero, Rodrigo Arenas Betancourt y
1161 A. S. M. P. Acta No 967, de 18 de agosto de 1928, p. 3281162 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p. 38 y ss.1163 Ibid., p. 65 y ss.
390
Débora Arango, entre otros. En 1933 los maestros José María Bravo Márquez y Anne
Marie Stober estuvieron al frente de la Escuela de Música y educaron toda una generación
de músicos.1164
Pero no todo fue un cuento de hadas. Las dificultades económicas derivadas de las deudas
contraídas para la construcción del Palacio, la restricción de créditos por motivo de la crisis
económica mundial y la inestabilidad política en Europa central, y los altos costos de
mantenimiento del Instituto condujo a la Sociedad de Mejoras a considerar e incluso a
aprobar la incorporación del Instituto de Bellas Artes a la Universidad de Antioquia.1165 El
Instituto estuvo adscrito a la Universidad durante algo así como un año, cuando alegando
problemas presupuestales, fue devuelto a la Sociedad de Mejoras Públicas.
La década de los treinta y principios de los cuarenta, estuvo signada por la presencia de los
maestros Eladio Vélez y Pedro Nel Gómez en la Escuela de Pintura. En la Escuela de
Música, por su parte, se contaba con los servicios de maestros de gran trayectoria y
profundo significado en la historia de la música “culta” en nuestro medio; ellos son: el
violinista checo Joseph Matza (quien prestó sus servicios hasta 1970)1166, el pianista italiano
Pietro Mascheroni, y la profesora Luisa Manighetti, que dictaba los cursos de Teoría
musical y Solfeo. Fue bajo el impulso de éstos maestros, con el apoyo de las directivas del
Instituto y de la Sociedad de Mejoras, que se creó en 1939 la Orquesta Sinfónica del
Conservatorio de Medellín, que organizó una serie de conciertos en los principales teatro de
la ciudad.1167
Para 1940, el Instituto de Bellas Artes contaba con un total de 287 alumnos, 162 hombres y
125 mujeres. Dichos alumnos estaban distribuidos de la siguiente manera: en la Escuela de
Música, 227; en la Escuela de Pintura, 52; y en la de Escultura, 8.1168 Estas cifras revelan un
momento de recuperación del Instituto, que se reflejaba también en el número y la calidad
de los profesores ya mencionados.
Pero en realidad los años cuarenta fueron de grandes dificultades para el Instituto de Bellas
Artes, por la situación económica de la Sociedad de Mejoras Públicas. En 1948, el rector
1164 Ibid., p. 681165 A. S. M. P. Acta No 1264, de 11 de noviembre de 1935, p. 7451166 A. S. M. P. Acta No 711, de 19 de agosto de 19701167 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p. 74 y ss.1168 Ibid., p. 77
391
del Instituto Marco A. Peláez decide clausurar la Escuela de Pintura, dirigida por el maestro
Rafael Sáenz. Los alumnos y el profesor, en señal de protesta, instalaron sus caballetes y
paletas en la Plazuela Nutibara, donde recibieron clases al aire libre por algunas semanas,
mientras corrían ríos de tinta en la prensa local relacionados con aquel escándalo. La
discordia se resolvió en 1950, cuando la Sociedad de Mejoras arrendó a la Escuela Pintura,
un local en el Palacio de Bellas Artes, aunque la Escuela funcionaba de manera
independiente, sostenida por sus propios recursos.1169
En esa misma época de crisis, la Sociedad de Mejoras se vio en la necesidad de arrendar el
teatro Bethoveen, del Palacio de Bellas Artes a una emisora de la ciudad, hecho que fue
muy criticado por la prensa.1170
Los años cincuenta y sesenta fueron de grandes frutos para Bellas Artes. En el campo de la
música, bajo la tutela de grandes maestros como Joseph Matza, Pietro Mascheroni, Ana
María Penella y Marta Agudelo, se formaron grandes concertistas de piano como Harold
Martina, Teresita Gómez, Blanca Uribe, Francisco Zapata, Felipe Henao y Aída Fernández
Zuleta, entre otros. También se formaron en Bellas Artes algunos ejecutantes magistrales de
la música de cuerdas: Margoth Levy, Raúl Vieco, Eusebio Ortiz, Juan Restrepo, Manuel
Molina, Alberto Marín, Julián Vieco, Ítalo Gómez. En el campo de la ópera y de los
grandes cantantes figuran: Gabriel Mejía, Luis Eduardo Chávez, Luis Carlos García, Alba
del Castillo, Fabio Yepes, Alonso Cardona, Jairo Villa y Nelly Duque, por mencionar a
algunos.1171 Mientras en el campo de la pintura se destacan las figuras de Jorge Cárdenas
H., Aníbal Gil y Camilo Isaza Torres.
Bajo la rectoría de la pintora Débora de la Cuesta Arango, quien tomó las riendas del
Instituto en 1959, y en una situación económica más estable, se dio enseñanza artística a
más de 200 alumnos en las distintas escuelas.1172
En la década de los sesenta la competencia del Conservatorio de Música de la Universidad
de Antioquia se hizo sentir, así como las resistencias de una generación rebelde e
iconoclasta, portadora de una nueva sensibilidad, para la cual el Instituto de Bellas Artes
era el refugio de la tradición artística. La Sociedad de Mejoras Públicas hizo algunos 1169 Ibid., p. 72-731170 Ibid., p. 801171 Ibid., p. 861172 Ibid., p. 88
392
esfuerzos por poner al Instituto de nuevo en el centro de la formación de valores artísticos
de vanguardia, y para ello contrató los servicios del profesor ruso Kiril Pikieris, importante
bailarín y coreógrafo, con quien se fundó la Academia de Ballet Clásico. Por la misma
época el Instituto contrató al profesor griego Jorge Sakellariu para que enseñara una
materia nueva del plan de estudios: la guitarra clásica.1173
Esta década significó un aumento de más del doble en el número de estudiantes del Instituto,
para responder a la mayor demanda que generaba una ciudad cambiante y tumultuosa, adonde
llegaban expulsados de los campos, miles de campesinos que habitaban los barrios obreros del
nororiente y noroccidente de la ciudad. En 1968 se matricularon en el Instituto más de 600
jóvenes, en las distintas especialidades ofrecidas. Los aportes de los gobiernos municipal,
departamental y nacional, aunque habían aumentado, siguieron siendo insuficientes.1174
Fue durante la rectoría del maestro Libardo Bedoya Céspedes (1970-1980), que el Instituto de
Bellas Artes logró acomodarse a la nueva ciudad, a la metrópoli. Bajo su orientación y
entusiasmo, se consiguieron los recursos que necesitaba la institución para brindar educación a
los niños y jóvenes de los sectores más desfavorecidos de la ciudad; gracias a su bondad, los
estudiantes de escasos recursos hicieron sus estudios en el Instituto en forma casi gratuita,
pues muchos de ellos lo hicieron con becas de la Sociedad de Mejoras Públicas; por su mística
y sentido de servicio logró incorporar al Instituto a prestigiosos maestros, muchos de ellos
egresados de la institución: el barítono Luis Carlos García, el pintor Emiro Botero y el crítico
de arte Christian Restrepo.1175
Ingresaron talentosos jóvenes, de extracción humilde muchos, que han conformado una nueva
generación de artistas de vanguardia, la cual se reúne, en su mayoría, en torno a la Asociación
Colombiana de las Artes Plásticas (ACAP). Algunos de sus nombres son: Mariela Arango
Mejía, Silvio Delacruz, Raúl Toro, Víctor García, Francisco Madrid, Javier Toro y Jorge
Botero Luján.
En la década de los ochenta, luego de una meritoria labor y al cabo de un sinnúmero de
dificultades, críticas e incomprensiones de la sociedad local, el Instituto de Bellas Artes,
empezó a cosechar reconocimientos. En 1986, por resolución del 29 de Mayo de 1986, la
1173 Ibid., p. 941174 Progreso. 6a época, No 51. Medellín: S. M. P., diciembre de 1968, p. 451175 Progreso. 7a época. Medellín: S. M. P., de julio de 1975.
393
Secretaria de Educación y Cultura de Antioquia le otorgó la condecoración al mérito
educativo Pedro Justo Berrío, “interpretando el sentir del pueblo Antioqueño y de la
comunidad artística y musical”.1176
El 9 de Agosto de 1991, de nuevo la Secretaría de Educación del Departamento, en las
instalaciones de la Asamblea Departamental, le confirió al Instituto de Bellas Artes, el
premio “Secretaria de Educación y Cultura a las Letras y a las Artes”, consistente en $
720.000, por considerar que durante sus más de 80 años de existencia “en la vida cultural
de Medellín, le ha dado a la ciudad, al Departamento y al país, una proyección mundial en
sus actividades artísticas y culturales”.1177 Con posterioridad el Instituto recibió la Medalla
Trabajador de la Cultura en el Recinto Quirama y la Medalla Porfirio Barba Jacob, por su
trayectoria en el fomento a las artes en el departamento de Antioquia.
En la actualidad el Instituto de Bellas Artes se perfila para continuar con su labor en el siglo
XXI, y para ello ha venido realizando algunos cambios que le permiten acomodarse a las
nuevas exigencias, favorecido por el resurgimiento que ha venido mostrando la Sociedad de
Mejoras Públicas. La construcción del nuevo edificio del Instituto, el proyecto de convertirse
en una institución universitaria, la sistematización de la sede administrativa localizada en el
Palacio y el planteamiento de un Plan de Desarrollo, son algunas iniciativas que permiten
augurar un futuro despejado para la institución.
El número de estudiantes que supera los dos mil, provenientes de los más diversos sectores
sociales, asisten a los diferentes cursos programados y que son: Música y Color, para niños
pequeños; Ballet, Iniciación Musical, Taller Libre de Plástica, Pintura y Cerámica, para niños
mayores y adolescentes; un ciclo básico de Dibujo Artístico, Perspectiva y Humanidades, que
dura cuatro semestres, destinado a población adulta, después del cual se puede elegir un
programa de Cerámica o de Pintura, con una duración de cinco semestres. Unos de los
programas de mayor demanda es el de Publicidad, el cual dura ocho semestres y comprende
asignaturas como dibujo publicitario y Diseño por computador y Mercadeo. En el área de
música, el estudiante puede elegir un programa específico que comprende materias teóricas,
humanidades y manejo de instrumento, o cursos de extensión como Iniciación al Teclado
1176 A. S. M. P. Acta No 1153, de 11 de Junio de 1986, p. 41177 A. S. M. P. Acta No 1279, de 13 de agosto de 1991, p. 2
394
Electrónico (organeta, sintetizador), Guitarra Clásica, Guitarra Popular, Guitarra Eléctrica,
Percusión y Apreciación Musical, entre otras.1178
6.10 Promoción de actividades artísticas
La Sociedad de Mejoras Públicas fue desde sus comienzos una entidad preocupada no sólo
por las mejoras materiales, como ha quedado claro en este trabajo, sino que sus energías
también estuvieron encaminadas a desarrollar la cultura, las artes y el espíritu de los
antioqueños. De esta manera se cambió, en alguna medida, la visión tradicional del
antioqueño exclusivamente preocupado por los negocios, pragmático, torpe y de escaso
nivel cultural, que campeaba no sólo en la imagen de otros grupos regionales (bogotanos
sobre todo), sino entre la intelectualidad antioqueña, que se había visto marginada por
dedicarse a profesiones que no generaban lucro.
Sin lugar a dudas, el hecho de que haya sido la Sociedad de Mejoras la encargada de
generar ese cambio de actitud frente a las letras y las artes plásticas, tiene mucho que ver
con el núcleo de pensadores republicanos que lo integraron, educados por demás en la
Universidad de Antioquia, donde también predominaba el republicanismo. Tanto los
fundadores como los seguidores del proyecto de la Sociedad, de una u otra forma,
estuvieron inspirados en una idea de civilización y progreso, cuyo modelo estaba en Europa
y luego en Norteamérica. Sus viajes a aquellos países debieron influir fuertemente en la
manera en que entendían la cultura, y a considerar la necesidad de animar la vida cultural
de la capital antioqueña, demasiado monacal, todavía en la primera década del presente
siglo.
Lo cierto es que pronto, la Sociedad de Mejoras vio la necesidad de incentivar las diferentes
manifestaciones del espíritu humano, patrocinando la traída a la ciudad de grupos de teatro,
óperas, conciertos y exposiciones, proceso que culminaría en la creación, en 1911, del
Instituto de Bellas Artes. No obstante es forzoso aclarar que la forma en que era entendida
la cultura por parte de la Sociedad de Mejoras fue bastante elitista, al menos durante la
primera mitad del siglo XX, en parte por los costos que implicaba el contrato de los
1178 Lotero Orozco, Gildardo. Op. cit., p.103
395
servicios artísticos y el escenario, y en parte por considerar que las expresiones culturales
europeas debían ser privilegio de la alta sociedad, mientras para el pueblo llano quedaba el
disfrute de sus expresiones artísticas autóctonas.
Así pues, desde los albores del siglo, la Sociedad participó de diversas maneras en la
realización de eventos, como la presentación de zarzuelas, compañías de teatro y
conciertos; además de controlar la calidad de las presentaciones que se hacía en la ciudad,
intercediendo ante las autoridades municipales para que controlen el cumplimiento de los
horarios por partes de las compañías invitadas. En 30 de septiembre de 1908, por ejemplo,
se aprobó solicitar al alcalde de la ciudad, dar la orden al empresario de una compañía de
Teatro, cumpliera “lo anunciado en los programas respecto a la hora de levantar el telón y
el tiempo que duran los entreactos”.1179
En 1912 la Sociedad organizó una función teatral, que incluía una acto de baile infantil,
para donar algunos fondos al Orfelinato de San José, aunque el temor de una censura
eclesiástica parece haber ocasionado su cancelación.1180 Otra forma de vinculación a
programas culturales, fue por medio de propaganda a funciones de grupos de teatro,
aprovechando su gran ascendiente social. Como ocurrió en el mismo año al servir de
promotora a la compañía de Fridalli, representada en Medellín por González & Pérez, de
donde la Sociedad obtuvo parte de las utilidades.1181
Igual cosa puede decirse de las presentaciones de la de la compañía Virginia Fábregas,
representada por Diógenes Ferraud, que brindó una función para ayudar a la construcción
del Teatro Bolívar1182; o la presentación del drama “Susana” de Gabriel Latorre, ofrecido
por el dramaturgo local Juan C. Ospina, en compañía de otros aficionados al teatro.1183
No obstante, se puede notar, a diferencia de la Sociedad de Amigos del Arte, a la cual nos
referimos enseguida, que más que un interés por programar actividades culturales, se
trataba de recoger fondos para algún fin benéfico. Ya hemos visto cómo la Sociedad de
Mejoras canalizó después de 1911 todas las actividades relacionadas con la promoción de
las bellas artes, incluidas las escénicas, al Instituto de Bellas Artes. Fue desde esta
1179 A. S. M. P. Acta No 162, de 30 de septiembre de 1908, f. 2691180 A. S. M. P. Acta No 313, de 19 de agosto de 1912, f. 20; además acta No. 314, de 26 de agosto 1912, f. 231181 A. S. M. P. Acta No 328, de 2 de diciembre de 1912, f. 841182 A. S. M. P. Acta No 338, de 21 de abril de 1913, f. 121-1221183 A. S. M. P. Acta No 350, de 7 de julio de 1913, f. 175
396
institución que se organizaron conciertos, recitales de poesía y exposiciones de artes
plásticas.
Del seno de la Sociedad de Mejoras Públicas y de su Instituto de Bellas Artes surgió en
Medellín, en el año 1937, otra organización que ocuparía uno de los primeros lugares en la
promoción de las diferentes manifestaciones artísticas en la ciudad de Medellín, la cual
duró hasta 1961: la Sociedad de Amigos del Arte. Esta asociación fue creada, luego del II
Congreso Nacional de Música, que se celebró en la capital antioqueña y que contó con la
presencia del doctor Gustavo Santos Montejo, director Nacional de Bellas Artes, quien vino
acompañado de la Orquesta Sinfónica Nacional. Fue él quien insinuó a la Sociedad de
Mejoras y a las personas cercanas al Instituto de Bellas Artes, la fundación en Medellín, de
una sociedad similar a la que él dirigía en Bogotá, para patrocinar y presentar artistas
extranjeros.
Los primeros entusiasmados con la idea fueron Antonio J. Cano, Carlos Posada Amador,
director y profesor del Instituto de Bellas Artes, respectivamente, y el señor Marco A.
Peláez, quien fuera posteriormente director de Bellas Artes durante cuatro años y presidente
de la Sociedad de Mejoras (1948). La nueva sociedad emprendió una serie de proyectos que
beneficiaron al Instituto de Bellas Artes y organizaron un sinnúmero de conciertos de
música sinfónica, de cámara, cuartetos de cuerda, coros, de guitarra, de piano y operas,
trayendo del exterior importantes artistas españoles, italianos y alemanes, que deleitaron a
la alta sociedad medellinense. Entre sus más ilustres invitados estuvieron el Quinteto
Americano de Instrumentos de Viento (1941), la Orquesta de Cámara de Stutgart (1953), la
Orquesta de Cámara de Berlín (1956 y 1958), el Quinteto de Vientos de Nueva York
(1956), los Niños Cantores de Viena (1949, 1951, 1961), la Orquesta Sinfónica de Nueva
Orléans (1956), la Orquesta Filarmónica de Nueva York (1958); en cuanto a escuelas de
baile descollaron el Ballet Americano (1941), el Ballet Ruso del Coronel de Basil (1945), el
Ballet Theatre de Nueva York (1955), el Ballet de San Francisco (1958); las danzas Sai
Shoki (1940) y Tamara Toumanova - Wladimier Oukus Tombsky (1956); las pianistas
Luisa Manigheti (1938), Claudio Arrau (1941, 1946, 1948, 1950, 1952, 1954), Alexander
Borovsky (1944 y 1950), Rodita Renard (1945 y 1947), y Daniel Barenboin (1960); el
guitarrista Andrés Segovia (1943); y el poeta chileno Pablo Neruda (1943).1184
1184 Peláez P. Marco A. Memorias de Marco A. Peláez P. o mi vida semi-pública. Medellín: (s. e.), 1988, p. 43
397
La Sociedad de Amigos del Arte, estuvo presidida durante su existencia por Antonio J.
Cano, Teresa Santamaría de González, Emilio Montoya Gaviria, Ignacio Isaza Martínez y
Marco A. Peláez. Fue esta institución, independiente de la Sociedad de Mejoras, pero
ligada por composición como por objetivos a ésta, la encargada de emprender la campaña
“Medellín necesita un piano”, para remplazar el piano de cuarto de cola donado al Instituto
de Bellas Artes por Diego Echavarría Misas, que se requería para poder traer a la ciudad
artistas de talla internacional. De esta manera la ciudad pudo contar con un instrumento
marca Ibach, que suplió las necesidades de los exigentes artistas que visitaron la ciudad,
hasta que el Municipio adquirió un Stenwai de cola completo a la firma J. Glottman y
Cía.1185
Las actividades programadas por la Sociedad de Amigos del Arte y el Instituto de Bellas
Artes, que abarcaban las más diversas manifestaciones del arte, le mostraron a la ciudad de
Medellín, la necesidad que tenía de escenarios apropiados para la visita de compañías,
orquestas y solistas extranjeros. De ahí que, en dos momentos cruciales, la Sociedad de
Mejoras Públicas fomentara la construcción de los teatros que se ajustaran a las necesidades
de la sociedad medellinense.
6.11 Escenarios para la difusión del arte y la conservación del patrimonio histórico
6.11.1 El Teatro Bolívar
El primer teatro de la ciudad de Medellín fue el patio del Colegio Académico (actual edificio
del Paraninfo de la Universidad de Antioquia), donde algunos intelectuales aficionados al
teatro, se reunieron y conformaron algunas improvisadas compañías para representar algunas
obras francesas, con el fin de deleitar a las población de la parroquia. Fue en 1835, cuando una
Sociedad de personajes notables de la ciudad (entre quienes estuvieron Francisco A. Gónima y
Llano, Fermín Isaza, Miguel Tello, José María Carrasquilla, Sebastián Amador, Apolinar Villa
y Francisco Ortega), constituida para tal fin por el médico Pedro Uribe Restrepo, construyó el
1185 Ibid., p. 27-28
398
Teatro Principal, el “Coliseo” -como también fue conocido, o simplemente Teatro de
Medellín, adonde empezaron a presentarse desde entonces las frecuentes caravanas de artistas
ambulantes, procedentes sobre todo de España, México e Italia.1186
Aquel teatro fue inaugurado en 1836 por una compañía criolla integrada por Miguel Uribe
Restrepo, Mariano Ospina Rodríguez, Francisco A. Gónima y Llano, Rafael Navarro, José
María del Valle, Miguel Tello, Martín Moreno, Jacobo Lince, Apolinar Villa, Pedro Moreno y
Fermín Isaza. La obra estrenada allí fue la tragedia de “Los Horacios y Curiacios”, a la que
siguieron “El Tartufo” y “El Avaro” de Moliére; y “El sí de las niñas”, “Escuela de las
casadas” y “El Barón”, de Moratín. 1187
Este teatro fue el único escenario con que contó la capital antioqueña para recibir a los
numerosos artistas que visitaron la ciudad, presentando una sinnúmero de obras de teatro,
óperas, zarzuelas y variedades, para el deleite de sus habitantes y que fueron blanco de las
virulentas críticas de los periodistas locales. Así fue por lo menos durante todo el siglo XIX y
primeros años del presente siglo, cuando la Sociedad de Mejoras Públicas y algunos
particulares se preocuparon por darle a la ciudad nuevos escenarios para el arte y la diversión.
Para el caso, es de resaltar cómo la Sociedad de Mejoras Públicas dedicó parte de sus recursos
y energías a este proyecto. Fue el socio fundador Gonzalo Escobar, quien en 1908, lanzó la
propuesta, acogida por unanimidad por el conjunto de la Sociedad, de convencer al Concejo
Municipal de la necesidad de comprar el Teatro de Medellín, repararlo y adecuarlo para
presentaciones a la altura de la ciudad. Fueron comisionados el doctor Tomás Quevedo
Alvarez, José A. Tamayo y el proponente.1188
Al parecer los problemas presupuestales del fisco municipal estaban a la orden del día, por
lo cual se pensó en aprovechar mejor una oferta hecha por el Presidente de apoyar con
fondos nacionales algunas obras públicas urgentes de la ciudad de Medellín. Con tal motivo
el presidente de la Sociedad dirigió algunos telegramas al General Reyes, uno de los cuales
dice:
“Medellín 26 de octubre de 1908. Excelentísimo General Reyes -Bogotá- Según Artículo
12, Decreto 945, de 31 de agosto, cantidades provenientes reducción gastos
1186 Gónima, Eladio. Historia del teatro de Medellín y vejeces. Medellín: Seduca, 1973, p. 19-201187 Ibídem.1188 A. S. M. P. Acta No 162, de 30 de septiembre de 1908, f. 269
399
departamentales inviértanse en obra urgente en capitales, para ser inaugurada 20 julio de
1910. Medellín carece puede decirse en absoluto de teatro, porque el actual está en estado
ruinoso y es muy estrecho. Sociedad de Mejoras Públicas agradecería a S. E. alguna
disposición favorable en este sentido, auxiliando obra teatro, en la cual colaboraría con
entusiasmo, y le sería honroso saludar en aquél día a S. E. anunciándole la inauguración de
tan importante obra. -El Sr. Gobernador podría informar sobre esto. -Dios guarde a S. E.
Alberto Ángel. 1189
Un segundo telegrama de Alberto Ángel, presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas, le
recuerda al Presidente de la República la importancia de construir un teatro en Medellín
“para inaugurar en 1910”, y agrega que la terminación del Ferrocarril de Antioquia estaba
prácticamente asegurada pues era bien conocido su interés por esta obra. 1190 Para completar
las gestiones ante el Presidente, para lograr su apoyo al teatro, se dirigió otro telegrama a
Germán del Corral “con el propósito de pedirle su influencia ante el Presidente de la
República”.1191 Y para que no le quedara otra salida al general Reyes, se procuró el apoyo
del Concejo de Medellín ante el Presidente de la República para el proyecto.1192
La respuesta del Presidente de la República fue en los siguientes términos:
“Creo con usted que fuera terminación Ferrocarril debe considerarse como una de las obras
más importantes y necesarias para la culta, populosa y rica ciudad de Medellín, que es la
segunda de la República, la construcción de un teatro que guarde relación con la
importancia progresiva de esa ciudad y estoy de acuerdo en que se emprenda la obra para
inaugurarla en el centenario de nuestra Independencia. -Encargo a usted entenderse con el
Sr. Gobernador y considerar los siguientes puntos: 1o. Presupuesto de costo y tiempo de
construcción de teatro, debiendo dividirse en 18 mensualidades en principiar del 1o. de
enero de 1909; 2o. Sitio y planos del edificio, que deben ser previamente aprobados; 3o.
La manera como debe ejecutarse la obra, bien sea por contrato o por administración y
arquitecto que debe encargarse de ella. Recomiendo al Sr. Gobernador prestar preferente
atención a este asunto para incluir en el Presupuesto de 1909 la suma necesaria para esta
1189 A. S. M. P. Acta No 166, de 27 de octubre de 1908, f. 2751190 Ibídem.1191 Ibídem.1192 Ibid., f. 276
400
obra. Siendo ella de interés público, concedo a usted por este telegrama franquicia
telegráfica para seguir tratando este asunto. Reyes -Auténtico. Bernal.” 1193
Debido a que el Gobernador fue comisionado por el Presidente para entenderse con el
Presidente de la Sociedad de Mejoras, y a que el mismo había expresado su disposición a
conversar sobre el asunto, la junta de la Sociedad autorizó a Alberto Ángel “para
entenderse con el Sr. Gobernador en lo referente a junta iniciadora del teatro [...] “y para
que le insinúe la idea de dejar en manos de la SMP la dirección de la empresa, en asocio de
las personas que el señor Gobernador desee”.1194
La cuestión no fue sencilla, pues a pesar de las palabras favorables del Presidente la
situación real en el fisco nacional era de crisis, y al parecer, el General Reyes esperaba que
las partidas salieran de los tesoros municipal y departamental, lo que se hizo notorio cuando
el Ministerio de Obras Públicas se negó a hacer las transferencias para la obra. La
insatisfacción de la Sociedad no se hizo esperar, y por eso los doctores Alejandro López (I.
C.) y Tomás Quevedo Alvarez, miembros de la Sociedad, propusieron, a fines de 1908,
enviar un telegrama en contestación al Ministro de Obras Públicas en el que se aseguraba
que si la construcción del Teatro habría de salir de las reducidas Rentas Municipales sería
preferible prescindir del proyecto.1195
La respuesta del gobierno nacional fue en el sentido de aclarar que a pesar de su interés por
fomentar la construcción del teatro de Medellín, como el auxilio no figuraba en el
presupuesto de 1908, no se podían expedir dineros a favor de obras nuevas. Sin embargo se
comprometía a incluir el proyecto en el presupuesto de año siguiente.1196
Con esta promesa y con el dinero ofrecido por el Municipio y los de la sociedad creada para
encargarse del proyecto, el Presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas inició gestiones
para la compra del local al señor Daniel Botero, quien se había comprometido a venderlo
por promesa en $14.500 oro. La idea expresada por Alberto Ángel era la de iniciar trabajos
en enero de 1909.1197
1193 A. S. M. P. Acta No 167, de 29 de octubre de 1908, f. 2771194 Ibídem.1195 A. S. M. P. Acta No 169, de 18 de noviembre de 1908, f. 2791196 A. S. M. P. Acta No 171, de 26 de noviembre de 1908, f. 2811197 A. S. M. P. Acta No 171, de 26 de noviembre de 1908, f. 281
401
La comisión que estuvo al frente de los trabajos de construcción del “Teatro de Medellín”
estuvo integrada por Enrique Olarte, Nolasco Betancur, E. A. Gaviria y Gonzalo
Escobar.1198 Todo parece indicar que el proyecto fue suspendido por problemas
presupuestales, por la falta de apoyo oficial y porque la Sociedad de Mejoras Públicas
concentró todas sus energías en otro tipo de obras, como el Bosque de la Independencia, el
periódico El Progreso, y el Plano de Medellín Futuro. Esta aclaración permite comprender
lo que afirma el señor Lisandro Ochoa, miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas, con
respecto a la construcción de esta obra. Afirma don Lisandro, quien fue testigo y
protagonista de aquellos acontecimientos, que el “Coliseo” fue propiedad de los señores
Cipriano Isaza, Gregorio Arango B. y de la casa comercial Botero y Cía. Luego los
derechos del señor Isaza pasaron a propiedad de don Juan Antonio Gaviria y del doctor
Ricardo Restrepo Callejas.
En 1917, ante las dificultades económicas para mantener abierto el teatro y ante el
fracasado proyecto de modernización, sus propietarios resolvieron venderlo a una compañía
integrada por Manuel J. Alvarez & Cía, Pedro Jaramillo Sierra, Samuel Restrepo G. y el
mismo Lisandro Ochoa. Dice el cronista no recordar si entraron otras personas en la
compra, pero sí que la negociación se hizo “con non santas intenciones de derruir el teatro
y en ese lugar construir un pasaje y unos apartamientos”. Prosigue don Lisandro:
“[...] al enterarse de esto la Sociedad de Mejoras Públicas y la prensa atacaron el negocio en
toda forma. No valió el argumento de nuestra parte, de que este proceder obligaría al
Municipio y al público a realizar el viejo proyecto de dotar a Medellín de un moderno
teatro. La Sociedad de Mejoras Públicas, viendo que no podía conseguir con los nuevos
propietarios que reformaran el teatro, logró con sus gestiones que el Departamento, el
Municipio y un respetable número de comerciantes, formaran una compañía con algunos de
los nuevos propietarios y con el fin de reformar el teatro. El negocio se llevó a cabo con
todas las formalidades del caso, y se comenzaron trabajos con la competente dirección de
don José Antonio Gaviria, quien le dedicó su tiempo y buen gusto a la obra. Con la
transformación quedó el teatro con modernos estucados, nuevos lunetarios y más mejoras
en el escenario, palcos, alumbrado y pasillos; se le dotó de una amplia antesala con muchas
puertas a la calle y una moderna fachada. Es de lamentar que no se hubiera realizado el
1198 A. S. M. P. Acta No. 341, de 12 de mayo de 1913, f. 136-137
402
proyecto de comprar la antigua casa del doctor Pedro Antonio Restrepo, para una plazuela
al frente”.1199
Así pues, luego de nueve años de esfuerzos infructuosos de la Sociedad de Mejoras
Públicas se logró concluir esta imponente obra, que marcó por casi cuarenta años la vida
cultural de la ciudad. La solución fue como en muchos otros proyectos de envergadura
liderados por la Sociedad, la vinculación de recursos públicos y privados. La fachada del
teatro fue diseñada por la firma de arquitectos Olarte Vélez y Cía, y la distribución interior,
con su platea, palcos y escenario, fue dirigida por el arquitecto Horacio M. Rodríguez, y
ejecutada por el maestro de obras Joaquín E. Vélez.1200
Comenta el doctor Jorge Restrepo Uribe:
“La decoración de los antepechos fue obra del ornamentador español Manuel García y la
del arco escénico, del artista colombiano Víctor Martínez. Tenía capacidad para 1.200
espectadores, y contó en su época con las más modernas y exigentes comodidades. Fue
famoso por la magnífica acústica que tenía”.1201
La obra fue inaugurada en 1918 con el nombre de Teatro Bolívar, y desde entonces pasó por
su escenario lo más granado de las compañías artísticas que visitaron nuestra ciudad y por sus
graderías personas de las distintas procedencias étnicas y sociales, pues la característica del
nuevo teatro fue la diversidad de precios que permitía. Según comenta Marco A. Peláez, quien
programó gran cantidad de presentaciones en el Teatro, la galería de éste tenía 300 asientos,
los cuales se otorgaban de manera gratuita por la Sociedad de Amigos del Arte, a estudiantes
que luego derivaron en aficionados a las bellas artes.1202 El último de estos palcos era conocido
como el “gallinero”, en honor a esos estudiantes, muchas mujeres entre ellos, que frecuentaban
el teatro para deleitar algún concierto o iniciar romance.
En aquél teatro se tejieron muchas historias, se enlazaron muchas manos, se crearon muchas
amistades y se pactaron innumerables matrimonios. Son muchas las anécdotas que en relación
con este espacio han sido escritas por nuestros cronistas y memorialistas de la época. Lo cierto
es que el Teatro Bolívar llenó en la ciudad un vacío que sólo era ocupado hasta entonces por el
1199 Ochoa, Lisandro. Cosas viejas de la Villa de la Candelaria. 2a ed. Medellín: Ediciones Autores Antioqueños, 1984, p. 23-241200 Restrepo Uribe, Jorge. Medellín, su origen progreso y desarrollo. Medellín: Servigráficas, 1981, p. 6021201 Ibid., p. 6031202 Peláez. Marco A. Op. cit., p. 27
403
Teatro Circo España, el cual fue construido en 1909 por un grupo de inversionistas
particulares en la calle Caracas, donde se presentaban con cierta regularidad obras
cinematográficas, teatro, y variedades, con funciones los días domingos, martes, jueves y
sábados.1203 Posteriormente, en 1929, se construyó el Teatro Junín, que fue otra opción para los
aficionados a las artes escénicas en la capital de la montaña.
El Teatro Bolívar fue destruido en 1954 y luego, por medio del acuerdo No 27 de 1955, el
Concejo Municipal, autorizó al alcalde de la ciudad para evaluar y vender “un solar
perteneciente al Municipio en el cual estaba construido el Teatro Bolívar”.1204
6.11.2 El Teatro Pablo Tobón Uribe
Con el propósito de celebrar el cincuentenario de la Sociedad de Mejoras Públicas
entregando una mejora urgente, que estuviera a la altura de su aporte a la ciudad, la
institución cívica proyectó en 1946 la construcción de un nuevo teatro para Medellín, que
permitiera dar cabida a espectáculos alternos a los que se presentaban en el Teatro Bolívar.
Además la capacidad del desvencijado teatro empezaba a quedar pequeño para la ciudad
que empezaba a dar visos de gran metrópoli.
Durante la tercera semana de marzo de 1946 se empezaron a reunir las comisiones del
proyecto sobre construcción del teatro, encargadas de comprometer a la autoridades locales,
departamentales y nacionales en el proyecto.1205 Las labores se iniciaron pero no fue fácil
convencer a los diferentes representantes del gobierno de la necesidad del nuevo teatro. En
septiembre del mismo año el presidente de la Sociedad, el doctor Gil J. Gil refiriéndose a la
iniciativa, manifestó que a pesar de la buena acogida que había encontrado en todos los
sectores sociales, ésta no se había visto traducida en apoyo efectivo y que la Asamblea no
había mostrado mucho entusiasmo para cooperar en la realización de la idea.1206
1203 Restrepo Uribe, Jorge. Op. cit., p. 741204 Ibid., p. 6031205 A. S. M. P. Acta No 1692, de 18 de marzo 18 de 1946.1206 A. S. M. P. Acta No 1715, de 2 de septiembre de 1946.
404
Fue sólo hasta 1948 cuando empezó a concretarse el proyecto de nuevo teatro para Medellín.
En octubre de aquél año, el presidente Marco A. Peláez, recibió la aprobación de la Junta
Directiva para que de acuerdo con las autorizaciones que le conferían los estatutos,
elaborara la póliza que requería la fundación de la Sociedad Anónima para la construcción
del teatro. Comenta el entonces presidente en sus memorias:
“Para obtener un auxilio nacional ofrecido al teatro, había necesidad de enviar un ante-
proyecto a Bogotá. Fui donde el Dr. Nel Rodríguez a solicitarle el favor y me pidió el plano
del terreno; yo por no ser arquitecto no entendía este requisito, pues pensaba que un boceto
se podía hacer sobre cualquier papel; pero obedecí y me fui donde el Dr. Jorge Restrepo
Uribe, quien era Jefe de Valorización. Me suministró un plano de un lote que a
Valorización le sobraba en el Puente de Hierro -carrera 40-, por la cobertura de la quebrada
Santa Elena; lo llevé al Dr. Nel, hizo el anteproyecto, lo envié a Bogotá y se obtuvo el
auxilio.”1207
Con el proyecto elaborado, los planos y la póliza se logró la expedición de la ley 116 de 1948
para la construcción de un nuevo teatro en la ciudad de Medellín.1208En el mismo año el
Concejo Municipal expidió el acuerdo número 3 autorizando la organización de una sociedad
destinada a la construcción del teatro.1209
El acuerdo número 3 de 1948, expedido el 6 de febrero, en su primer artículo autorizaba al
alcalde y al Personero Municipal para la constitución de una Sociedad “con el fin de
construir y administrar un teatro municipal”. En el segundo definía el carácter jurídico de la
Sociedad que pensaba constituir: ésta podía formarse entre el municipio de Medellín,
particulares, entidades públicas y sociedades o compañías de carácter civil o comercial. La
vinculación del municipio a la sociedad anónima que habría de constituirse se concretaría
en los siguientes bienes: el producto de la venta de las acciones que poseía en el Teatro
Bolívar; la exención al nuevo teatro de toda clase de impuestos, servicios de agua, luz y
teléfonos “por el tiempo que las circunstancias y razones de equidad así lo exijan”; y el
terreno para la construcción del teatro. 1210
1207 Peláez, Marco A. Op. cit., p. 201208 Progreso. 4a época, No. 3. Medellín: S. M. P., enero de 19491209 Progreso. 4a época. No. 2. Medellín: S. M. P., diciembre de 1948.1210 A. S. M. P. Acta No. 1945, de 23 de junio de 1952, p. 2 y 3
405
En el acuerdo en cuestión el municipio se comprometió a permutar un lote de terreno que
poseía la Sección de Valorización en el antiguo local del colegio de María Auxiliadora,
situado en Perú con Juan del Corral, por otro de valor equivalente, y a aportar a la sociedad
del Teatro dicho lote. Además se estipuló la manera en que se conformarían algunas
reservas y que los planos y la construcción del teatro, serían contratados con arquitectos e
ingenieros nacionales. El anterior acuerdo fue aprobado por el Alcalde, Juan Guillermo
Restrepo Jaramillo, el Secretario de Hacienda Municipal, doctor Eduardo Arias Robledo y
el Secretario de Gobierno Municipal, Gabriel Alvarez Uribe.1211
La comisión encargada por parte de la Sociedad de Mejoras para representarla en la
sociedad anónima constituida para el nuevo teatro, estuvo integrada por Marco A. Peláez,
Luisa Sandino de Ramírez, Guillermo Echavarría, Nel Rodríguez, y Juan de Dios Cock.1212
Sin embargo la crisis política por la que atravesaba el país, que repercutía a su vez en una
crisis fiscal, generó una serie de dificultades para que los dineros destinados por el auxilio
nacional ingresaran a la sociedad del Teatro. Por esta razón, en 1951, tres años después de
concebida la idea por la Sociedad de Mejoras, uno de sus socios, el doctor Fernando
Estrada suspiraba por el proyecto, al decir: “Medellín necesita un Teatro Central, aislado de
bares, graneros, almacenes y todo lo que pueda indicar espíritu de industria, comercio o
feria.1213
Aún en mayo 1952 al interior de la Junta de la Sociedad se comentaba que no se había
iniciado la construcción del teatro, porque el auxilio nacional que había gestionado la
entidad, no había ingresado al presupuesto de la empresa administradora del proyecto, “a
pesar de haber sido concedido por el Congreso Nacional la suma de $200.000”.1214
La idea se salvó en junio, cuando el presidente de la Sociedad de Mejoras, doctor José
Ramírez Johns, recibió una carta del señor Pablo Tobón Uribe, por medio de la cual ofrecía
un millón de pesos para la construcción del “Teatro Municipal”, como era conocido el
anhelado teatro.1215 Según Marco A. Peláez:
1211 Ibid., p. 2 y 31212 A. S. M. P. Acta No. 1813, de 28 de marzo de 1949.1213 A. S. M. P. Acta No. 1923, de 5 de noviembre de 1951.1214 A. S. M. P. Acta No. 1941, de 28 de mayo de 1952.1215 A. S. M. P. Acta No. 1944, de 16 de junio de 1952, p. 3
406
“Por este tiempo murió en Medellín don Pablo Tobón Uribe, ciudadano un poco excéntrico,
pero cordial y galante con las personas de la sociedad que lo rodeaban. Como había hecho
fortuna, tuvo la misión cívica de legar para su ciudad el dinero para dos obras: un hospital y
un teatro.”1216
En el mes de junio de 1952 se efectuó una reunión entre el Alcalde, Jorge Ortiz Rodríguez,
el presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas, José Ramírez Johns, y el secretario de
hacienda municipal, para acordar la manera de llevar a la práctica la iniciativa del Teatro
para la ciudad, ya que por hallarse el país en estado de sitio había necesidad de solicitar
permiso a la Presidencia de la República para expedir un decreto sobre el particular. En la
misma reunión se protocolizó el documento privado suscrito por el señor Pablo Tobón
Uribe con la Sociedad de Mejoras para donar una cantidad de dinero con destino a la
construcción del teatro, cuya planificación debía estar revestida de toda la técnica y la
suntuosidad que se merecía. De los sitios ofrecidos por el Municipio, el señor Pablo Tobón
Uribe, principal benefactor, se vio más complacido por una isleta de la avenida La Playa
con Giraldo, donde finalmente se construyó el Teatro.1217
DE nuevo se reanimó el proyecto, luego de la debida autorización de la Presidencia de la
República, cuando el alcalde Jorge Ortiz Rodríguez expidió el decreto número 353, de 29
de julio de 1952, por medio de la cual creó la Junta del Teatro municipal “Pablo Tobón
Uribe” cuya construcción debía iniciarse el 5 de enero de 1953. Los dos primeros artículos
del citado decreto decían: “El Teatro cuya construcción proyecta iniciar el municipio de
Medellín con los dineros que ha ofrecido donar el señor Pablo Tobón Uribe, se llamaría
“Teatro Municipal Pablo Tobón Uribe”. Articulo 2. Créase la Junta del “Teatro Municipal
Pablo Tobón Uribe” integrada así: por el Gobernador del departamento o la persona que el
designe; por el alcalde de Medellín o la persona que el designe; por el Presidente de la SMP
o un delegado suyo; por el presidente de la Asociación Nacional de Industriales o un
delegado suyo y por el señor Pablo Tobón Uribe o un delegado suyo.” 1218
Entre las funciones asignadas por el decreto a la junta constituida para la construcción y
administración del Teatro, las fundamentales serían: 1) recibir y suministrar los fondos con
1216 Ibid., p. 31217 A. S. M. P. Acta No. 1945, de 23 de junio de 1952, p. 2 y 31218 A. S. M. P. Acta No. 1951, de 4 de agosto de 1952. p. 3 y 4
407
plena autonomía; 2) adoptar plano y proyectos; 3) celebrar contratos; 4) crear los cargos
necesarios; y 5) gestionar ante los gobiernos nacional y Departamental las exenciones de
impuestos.1219
En octubre de 1952, respondiendo a una de las últimas voluntades del señor Tobón Uribe,
se determinó que la isleta mencionada sería el sitio definitivo para la construcción del
Teatro “Pablo Tobón Uribe”, y que el representante del principal benefactor de la obra sería
el señor Fernando Estrada, quien había logrado la protocolización del lote.1220
Según una reseña publicada en Progreso, en 1953, apenas iniciada la construcción de la obra,
el dinero donado para ésta, por don Pablo Tobón Uribe ascendió a $1’000.000. Entre los
principales promotores de la idea se destacaron: el concejal Antonio Osorio Isaza, quien la
promovió desde su curul en el Concejo municipal de 194; Fernando Estrada, miembro de la
Sociedad de Mejoras; Eugenia Ángel de Vélez, presidenta del Cuadro de Honor de la
Sociedad, y Francisco Patiño.1221
Para la construcción del teatro Pablo Tobón Uribe, la Junta encargada de la obra había
elegido la firma H. y M. Rodríguez.1222 En la última semana del mes de abril de 1953, una
comisión de la Sociedad de Mejoras colocó la primera piedra del teatro.1223 Tan sólo había
transcurrido algo más de un año de iniciados los trabajos, cuando el 15 de mayo de 1954, se
produjo la muerte de Pablo Tobón Uribe, por lo cual éste no pudo conocer la obra que había
favorecido con su generosidad.1224
Según don Marco A. Peláez, la Sociedad de Mejoras guardó el dinero donado por aquél
filántropo, emprendiendo muy tarde los trabajos, lo que ocasionó que cuando se pusieron
en marcha las obras, la donación no alcanzó ni para los cimientos.1225 Es posible que así
haya sucedido, o que lo costoso del diseño, la mano de obra y los materiales en aquel
entonces, así como los problemas que ocasionaba el terreno sobre el que se construyó
agotaron rápidamente los recursos; lo cierto es que fue necesario conseguir más capital con
el Municipio para poder terminar la obra.
1219 Ibid., p. 3 y 41220 A. S. M. P. Acta No. 1960, de 6 de octubre de 1952.1221 Progreso. 5a época. No. 20. Medellín, marzo de 1953.1222 A. S. M. P. Acta No. 1977, de 13 de abril de 1953.1223 A. S. M. P. Acta No. 1979, de 22 de abril de 1953.1224 A. S. M. P. Acta No. 2014, de 15 de mayo de 1954.1225 Peláez, Marco A. Op. cit. , p. 20
408
Finalmente, en 1966, luego de veinte años de concebido el proyecto por la Sociedad, la
mayor parte de las obras fueron concluidas, y las complementarias y de acabados se
terminaron un año después, cuando fue inaugurado, durante la alcaldía del doctor Jaime
Tobón Villegas.1226 De esta manera la ciudad contó con un nuevo y moderno escenario para
la presentación de los artistas de talla internacional que visitaban la ciudad de Medellín, del
cual se carecía por la destrucción de los teatros Bolívar -derribado en 1955-, y Junín,
derribado en 1967.
6.11.3 El Museo de Antioquia o Museo de Zea
La organización y fundación del Museo de Antioquia, anteriormente conocido como Museo
de Zea, data de 1875, cuando se reunieron dos colecciones particulares: la del doctor
Manuel Uribe Ángel y la del coronel Martín Gómez. Inicialmente fue conocido como
Museo y Biblioteca de Zea, por quedar el primero dependiente de la segunda y a
insinuación del doctor Antonio José (“Ñito”) Restrepo, quien de esta manera esperaba
conservar la memoria del prócer antioqueño. En el mismo año el presidente del Estado de
Antioquia, Luciano Restrepo, promulgó la ley 68 del 29 de noviembre, por medio de la cual
se autorizaba la adquisición de los objetos que conformaban ambas colecciones, con el fin
de constituir un Museo anexo a la Biblioteca del Estado.1227
El Museo del Estado funcionó en las instalaciones de la antigua Gobernación, donde
ocupaba una parte del local asignado a la biblioteca. Así fue hasta 1895, cuando se
separaron, y pasó a ocupar un local aparte en el mismo edificio, pero al parecer la
institución había caído en un total descuido y decadencia por falta de atención por parte del
gobierno. En 1928 se trasladó al nuevo edificio de la Gobernación, construido con planos
del belga Agustín Goovaerts, donde ocupó dos estrechas piezas y donde se mantuvo en un
estado de casi total postración.1228
La recuperación y adecuación del museo para ponerlo a la altura de la ciudad, comenzó a
mediados de los años treinta, cuando el gobierno departamental, conocedor de la capacidad 1226 Ibídem.1227 Restrepo Uribe, Jorge. Op. cit., p. 5461228 Ibid., p. 546
409
de gestión de la Sociedad de Mejoras Públicas, cimentada por la cantidad de logros que ésta
había obtenido en sus diferentes frentes de acción, decidió entregar a la entidad cívica el
desvencijado centro cultural. La primera noticia sobre el asunto se encuentra en el mes de
abril de 1934, durante una sesión extraordinaria de la Junta Directiva de la Sociedad. En
dicho mes el presidente Rafael Toro G, puso a consideración de la junta la propuesta hecha
por la Secretaría de Gobierno Departamental, para que la SMP se haga cargo del museo de
Zea. Algunos socios consideraron que no era conveniente hacerse cargo “en un todo” del
museo, pero que en cambio se podría ofrecer al gobierno departamental la colaboración en
su manejo, de manera que el sostenimiento económico de aquél continuara bajo la
responsabilidad del gobierno.1229
En aquellos mismos días, el 11 de abril de 1934, la Sociedad de Mejoras fue notificada por
intermedio del socio Paulino Vélez que se había logrado obtener de la asamblea
Departamental la cesión del Museo de Zea para organizarlo y manejarlo. La ordenanza
expedida para tal fin en uno de sus artículos dice que “[...] todos los objetos de dicho
Museo se entregarán para su conservación y administración a la Sociedad de Mejoras
Públicas de Medellín; que el Gobernador queda autorizado para suministrar un local
apropiado en alguno de los edificios del Departamento a dicha sociedad para el
funcionamiento del museo, y que para los gastos de administración y ensanche de éste se
concede a la sociedad un auxilio de $ 160 mensuales.”1230
Obtenida la citada ordenanza, la Sociedad envió una comunicación a todas las sociedades
públicas y concejos municipales, solicitando su colaboración en el sentido de hacer
propaganda a la campaña diseñada con el fin de que los ciudadanos de las diferentes
localidades antioqueñas donaran, con destino al Museo de Zea, los objetos históricos y de
arte que estuvieran en su poder y que pudieran servir para las exposiciones futuras.1231
Al parecer, inicialmente el Museo de Zea fue trasladado al tercer piso de la escuela de
Derecho de la Universidad de Antioquia, según informó Ricardo Olano a la Junta de la
Sociedad.1232 Las cosas parecían estar mejorando para el único museo público de Medellín,
pero en realidad la situación era mucho más crítica de lo que parecía. De no haber
1229 A. S. M. P. Acta No. 1192, de 11 de abril de 1934, p. 4981230 A. S. M. P. Acta No. 1195, de 30 de abril de 1934, p. 507. La ordenanza fue la No 51 de 1934.1231 A. S. M. P. Acta No. 1197, de 14 de mayo de 1934, p. 5121232 A. S. M. P. Acta No. 1203, de 25 de junio de 1934, p. 531
410
colaboración financiera y donación de utensilios arqueológicos e históricos, el
resurgimiento del proyecto era imposible. En 1936, la comisión del Museo de Zea, al
informar sobre sus labores se vio en la penosa situación de reconocer que “[...] en un
desván del palacio de gobierno se encontraron los restos de lo que fue el Museo, en tan mal
estado que es casi imposible su reparación, que únicamente quedan utilizables la
colecciones numismáticas y los utensilios indígenas”.1233
En realidad los problemas del museo eran irreversibles e insostenibles, a causa del
prolongado descuido en que había permanecido durante tantos años, a los incesantes
traslados de local y al permanente saqueo a que había estado sometido. Ante este
diagnóstico tan crudo, la Sociedad de Mejoras Públicas resolvió delegar en la Academia
Antioqueña de Historia la custodia, organización y administración del museo.1234 Sin
embargo, era muy poco lo que podía hacer la Academia por el deteriorado y empobrecido
museo. Se limitó a guardar las piezas que conformaban la colección hasta que llegara un
mejor momento.
Ese mejor momento llegó en 1943 y 1944, años en los que estuvo al frente de la Sociedad
don Joaquín Jaramillo Sierra, y doña Teresa Santamaría en la presidencia del Cuadro de
Honor. Durante aquellos años y por motivación de dichos personajes, la Sociedad realizó
una segunda campaña a favor del Museo, con el fin de conseguir auxilios en dinero y
donaciones de artículos patrimoniales. Según informó la comisión encargada a la Junta,
después de haber solicitado la cooperación de algunas sociedades anónimas para el museo
de arte, se había obtenido muy buena acogida.1235 De nuevo se instaló la colección en un
local prestado por la Universidad de Antioquia, donde se reabrió el 28 de mayo de 1944.1236
Luego de dos años, por las gestiones de Joaquín Jaramillo y Teresa Santamaría, se
consiguió para el Museo una amplia casa con vistosos jardines y numerosos salones,
situada en la carrera 47 No 52-55, sobre la carrera Sucre, donde luego estuvo el almacén
Xocimos, hoy Flamingo.1237 En febrero de 1946 se informó a la Junta de la Sociedad sobre
el proceso de acondicionamiento de la casa arrendada en dicho lugar, en la cual se ubicaría
1233 A. S. M. P. Acta No. 1284, de 1 de junio de 1936, p. 8391234 A. S. M. P. Acta No. 1341, de 20 de septiembre de 1937, p. 10301235 A. S. M. P. Acta No. 1600, de 18 de octubre de 1943, p. 16331236 A. S. M. P. Acta No. 1609, p. 1648; Acta No. 1621, de 29 de mayo 29 de 1944, p. 18741237 Peláez, Marco A. Op. cit., p. 178
411
un salón especial para exposiciones.1238 La nueva sede fue inaugurada el viernes 31 de
mayo1239 y allí permaneció el museo durante seis años.1240
Cuenta don Marco A. Peláez, quien fue miembro de la Junta constituida para la administración
del Museo, que ésta estuvo integrada por Joaquín Jaramillo Sierra y Teresa Santamaría de
González como presidentes; los vocales, además del señor Peláez, fueron: Luisa Ángel de
Henao Mejía, Nena Olano de Jaramillo, Juan Fernando Vélez R., Guillermo Isaza Calle. La
señorita Enriqueta Seculi fue la secretaria de esta junta, reunida por primera vez el 7 de mayo
de 1946. La señora Santamaría llevó el liderazgo del grupo y comenzó a conseguir obras para
el Museo, dedicando su mayor empeño por conseguir un cuadro del pintor mejicano Diego
Rivera, “El despertar del indio”, que ocasionó más de una polémica.1241
Por algunos meses el museo funcionó sin mayores sobresaltos, pero la verdad es que el
gobierno departamental al entregar a la Sociedad la custodia de esta institución, lo que en
realidad esperaba era desentenderse de esta responsabilidad. De ahí el nuevo fracaso de la
reorganización del Museo. La situación económica del museo de Zea llegó a ser tan penosa,
por falta de apoyo oficial, que el doctor Gil J. Gil, presidente de la Sociedad de Mejoras,
prefirió presentar renuncia el 16 de Junio de 1947, argumentando que por falta de
entusiasmo, y por falta de apoyo -público y privado-, los proyectos emprendidos por la
Junta que él presidía, entre los que estaba la organización del museo de Zea, había entrado
en un proceso de estancamiento.1242
La renuncia no le fue aceptada al doctor Gil J. Gil, quien con el compromiso del resto de
socios renovó sus votos para trabajar por el Museo de Zea, uno de cuyos principales
problemas fue la falta de una sede propia, lo que ocasionaba grandes costos por concepto de
arrendamiento. La solución a este problema parecía empezar a vislumbrarse cuando en julio
de 1947 se anunció la donación ofrecida, por parte de Ricardo Olano, de un lote de terreno
con destino al Museo de Zea, ofrecimiento que se estaba gestionando ante las autoridades
competentes.1243 El lote estaba ubicado en la carrera Popayán, y se acomodaba perfectamente
a las necesidades de la institución cultural, pero debido a que Ricardo Olano no había
1238 A. S. M. P. Acta No. 1686, de 4 de febrero de 1946.1239 A. S. M. P. Acta No 1701, de 27 de mayo de 1946.1240 Restrepo Uribe, Jorge. Op. cit., p. 5461241 Peláez, Marco A. Op. cit., p. 1781242 A. S. M. P. Acta No. 1746, de 16 de junio de 1947; Acta No. 1747, de 23 de junio de 1947.1243 A. S. M. P. Acta No. 1750, de 14 de julio de 1947.
412
consignado esta voluntad en su testamento, sino que se lo había expresado verbalmente a su
esposa, esto ocasionó una larga demora para el traspaso.1244
Todavía en el mes de mayo de 1950, el presidente de la Sociedad, Jaime Gil Sánchez,
informaba a la Junta que algunos años atrás, los cónyuges Ricardo Olano y Matilde Moreno
habían dado poder judicial para obtener el permiso legal de un juez con el fin de hacer la
donación de un terreno a favor del Museo, pero que por tratarse de un valor superior a $
2.000, se necesitaba el trámite conocido como “insinuación judicial”, el cual se había
suspendido por la muerte del donante.1245 Fue sólo hasta el mes de julio de aquél año que la
Sociedad de Mejoras recibió la escritura del lote cedido por la familia Olano Moreno con
destino al Museo de Zea.1246
Es poco probable que el Museo haya alcanzado a funcionar en el lote cedido por el hombre
cívico, pues al parecer éste estaba sin construir y la Sociedad carecía de dineros para ejecutar
la construcción de un edificio en aquel lugar. En esta situación se encontraba el museo cuando
en 1953, durante la presidencia del general Gustavo Rojas Pinilla y la gobernación del general
Pío Quinto Rengifo, fueron reunidas en la capital de la república todas las casas de moneda del
país, quedando desocupado un amplio edificio, de carácter público, en pleno centro de la
ciudad. Doña Teresa Santamaría, entonces, luego de una intensa labor de disuasión, logró que
el Banco de la República cediera el que se convirtió en la sede permanente del Museo de Zea
hasta el presente.1247 Fue allí donde la institución cultural se consolidó, adquirió sus más
valiosas colecciones y emprendió su larga trayectoria en la cultura de la ciudad, por medio de
exposiciones, concursos, conferencias y cursos; y creando conciencia de nuestro patrimonio
histórico y artístico, a pesar de los frecuentes problemas a que se ve enfrentado.
En febrero de 1954 el Museo se trasladó a su nueva sede, la cual ha sufrido dos
remodelaciones. La primera con el aporte económico de Carlos Ardila Lulle, gerente de
Posada Tobón, y la segunda, con el patrocinio del Municipio de Medellín, para ampliar
algunos salones, construir teatro y para crear la “Sala Pedrito Botero”, en conmemoración de
un hijo del artista antioqueño Fernando Botero.1248 A fines de los años ochenta, siguiendo el
1244 A. S. M. P. Acta No. 1857, de 24 de abril de 1950.1245 A. S. M. P. Acta No. 1858, de 8 de mayo de 1950.1246 A. S. M. P. Acta No. 1867, de 17 de julio de 1950.1247 Bronx, Humberto. Estudios históricos y crónicas de Medellín. Medellín: Academia Antioqueña de Historia, 1978, p. 3721248 Ibid., p. 372
413
deseo de este pintor, quien ofreció donar seis de las esculturas que había presentado a su
exposición en el Grand Palais de París, en 1978, se cambió el nombre del museo por el
definitivo de Museo de Antioquia.
6.11.4 Museo Santa Fe
La organización de este Museo, ubicado en el Zoológico Santa Fe, comenzó de manera
paralela con éste. La idea de crearlo fue de la señora Mercedes Sierra de Pérez, quien donó
los terrenos del zoológico, con ciertas condiciones, entre ellas la de construir un parque
infantil y el museo histórico de la ciudad en la casa de la Hacienda Santa Fe. Con este
propósito, la Sociedad de Mejoras en 1960 consiguió que el Museo de Zea cediera al nuevo
museo, en calidad de depósito, la colección de objetos históricos que reposaba en sus
bodegas, para ser presentada de manera permanente en la Casa Museo que quedaría en la
parte posterior del zoológico. De inmediato la Sociedad emprendió las reparaciones de la
casa, pues su deseo era el de abrir lo más pronto posible el museo e iniciar actividades.1249
La base del museo estuvo en la colección de objetos donada por doña Mercedes que incluía
muebles egipcios y persas del siglo pasado -algunos con incrustaciones de marfil y nácar-,
así como una lámpara de la India, una confitera antigua, imágenes religiosas procedentes de
Quito, algunos óleos y pinturas de artistas nacionales.
El Museo Santa Fe inició actividades programando exposiciones temporales, como la
efectuada en 1962, con la colaboración del Ferrocarril de Antioquia, consistente en un
conjunto de fotografías y objetos que representaban las principales etapas por las que
atravesó este sistema de transporte, hasta su implantación en el país y en el
departamento.1250
En el mismo año, el proyecto de Museo se vio fortalecido por la iniciativa de la Sociedad
de Mejoras de constituir un comité encargado de gestionar la formación de un Museo
Folclórico en la Hacienda Santa Fe. Dicho comité, integrado por Joaquín Jaramillo Sierra,
Arturo Uribe Arango, Jorge Montoya Toro, Alfonso García Isaza, Augusto Jaramillo y
1249 Progreso. 4a época, No 32. Medellín: S. M. P., febrero-marzo de 1960, p. 231250 Progreso. 4a época, No. 43. Medellín: S. M. P., agosto de 1962, p. 26
414
Fanny Restrepo, miembros de la misma Sociedad en su mayoría.1251 Las campañas
emprendidas por este comité, con el fin de recoger artículos de carácter histórico o
folclórico dieron buenos frutos, de manera que el Museo Santa Fe pudo aumentar el tamaño
de su colección.
Las donaciones siguieron y han seguido llegando, gracias al respaldo que representa la
Sociedad de Mejoras Públicas, administradora del Museo. En 1970, el doctor Diego
Villegas, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad, entregó, con destino al Museo de la
Hacienda Santa Fe, “algunos objetos de mérito histórico”, y consideraba la cesión de otros
objetos y reliquias que poseía para ensanchar la exhibición de arte y antigüedades en dicha
dependencia”.1252
Por medio de este tipo de donaciones el Museo Santa Fe ha sabido mantenerse como uno de
los sitios de interés turístico de la ciudad de Medellín, y como un centro de divulgación de
nuestro patrimonio histórico y folclórico. En la antigua casa en donde funciona el museo,
existen varias salas de exposición, en donde el visitante puede observar el interior de una
casa de principios del siglo, con su mobiliario, decorada con cuadros de todas las épocas de
la ciudad de Medellín, antigüedades del Ferrocarril de Antioquia y herramientas utilizadas
en la construcción del Túnel de La Quiebra.
6.11.5 Biblioteca Pública Piloto
Cuenta el Director Ejecutivo de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, doctor Mario
Libardo Bedoya, la manera casual en que la institución se vio comprometida en el proyecto
de obtener, para la ciudad de Medellín, una de las bibliotecas que venía construyendo y
dotando la Unesco en los países en vía de desarrollo del mundo. Según su versión, una
secretaria de la entidad cívica, se enteró a través de un periódico extranjero sobre la
convocatoria que el ente supranacional estaba haciendo a las ciudades pertenecientes a
países del llamado Tercer Mundo, con el fin de que hicieran sus propuestas para ubicar una
1251 Ibid., p. 261252 A. S. M. P. Acta No 709, de 5 de agosto de 1970, p. 502
415
de las bibliotecas modelos, la primera de las cuales había sido instalada en Nueva Delhi
(India). La secretaria, informó al doctor José Ramírez Jhons y le sugirió que pensara en la
posibilidad de conseguir la instalación de una de esas bibliotecas en la capital
antioqueña.1253 El doctor Ramírez John se puso de inmediato a averiguar sobre el asunto.
Las actas de la Sociedad de Mejoras Públicas confirman la versión del doctor Mario
Libardo.
En efecto, en una de las reuniones del mes de septiembre de 1952, el presidente de la
Sociedad, doctor José Ramírez Johns informó que había puesto un cable al Director
General del Consejo Directivo de la Unesco, Jaime Torres Bodet, y otro a don Antonio
Restrepo Arango, quien se encontraba en Europa, en el que le solicitaba, a nombre de la
Sociedad de Mejoras, la realización de una entrevista con la persona encargada por la
Unesco en París para decidir sobre la ubicación de las mencionadas bibliotecas. En el cable
al señor Restrepo Arango se le pide gestionar, en la medida de sus posibilidades, “[...] que
esa Biblioteca tenga por sede Medellín, dadas las razones poderosas que asisten a la
Sociedad de Mejoras Públicas para solicitar con toda autoridad este beneficio, y entre los
cuales está la de que Medellín es el centro más grande de la industria colombiana y a sus
trabajadores les conviene inmunizarse contra el comunismo.”1254
Para complementar aquella gestión, las directivas de la Sociedad y el cuadro de honor
visitaron al Gobernador del Departamento, doctor Dionisio Arango Ferrer, para que
contribuyera al proyecto de la biblioteca, solicitando oficialmente, a nombre del gobierno,
el establecimiento en Medellín de la tercera experiencia de una biblioteca modelo de la
Unesco, cumpliendo de esta manera con uno de los requisitos exigidos. La misma gestión
se hizo con el gobierno nacional, luego de asegurarse de que Bogotá quedaba excluida por
estar allí la Biblioteca Nacional y el Comité de colaboración con la Organización de
Naciones Unidas.1255
En el mes de octubre de 1952, el doctor José Manuel Mora Vásquez, delegado permanente
de Colombia ante la Unesco, sugirió a la Sociedad el envío de una nota a los ministros de
Relaciones Exteriores y Educación Nacional, notificándoles sobre el interés que tenía en el
1253 Conversación con el doctor Mario Libardo Bedoya. Medellín, 30 de abril de 1998.1254 A. S. M. P. Acta No. 1955, 1 de septiembre de 1952.1255 A. S. M. P. Acta No. 1957, 15 de septiembre de 1952.
416
establecimiento de la Biblioteca Piloto para Medellín. Mora Vásquez, abogado de la
Universidad de Antioquia y profesor de la Facultad de Derecho de la misma, era un buen
conocedor de asuntos diplomáticos y allegado a la Sociedad. Sus sugerencias y su
influencia al interior de la Unesco, fue decisiva en el logro del objetivo.1256
En el mismo mes, la Sociedad recibió una comunicación del doctor Augusto Ramírez
Moreno, Embajador de Colombia ante el gobierno de Francia, anunciando que había
comenzado las gestiones correspondientes para lograr la radicación de la Biblioteca Pública
Piloto en Medellín, como lo había solicitado la asociación cívica.1257
Al llegar a Bogotá un enviado de la Unesco, encargado de los estudios sobre la ciudad más
conveniente para la instalación de la Biblioteca Piloto, la Sociedad de Mejoras envió una
comisión compuesta por Francisco Luis Hernández y Angela Hernández, con el fin de
lograr que el Concejo Superior de Educación estuviera de acuerdo en la destinación de esa
Biblioteca para Medellín. El jueves 16 de octubre llegó a Medellín el delegado de la
Unesco, Carlos Víctor Penna, quien dictó unas conferencias sobre la filosofía del proyecto
de Biblioteca Piloto en el Teatro de Bellas Artes. La Sociedad de Mejoras se encargó del
recibimiento a este personaje, con el fin de lograr una grata impresión del delegado y el
compromiso de las autoridades locales.1258
A la conferencia del delegado Carlos Víctor Penna, organizada por la Sociedad de Mejoras
en el Teatro de Bellas Artes, asistieron la mayoría de los socios, algunas damas del Cuadro
de Honor, delegaciones de todos los centros cívicos de barrios y fracciones, representantes
de las universidades locales, estudiantes y numeroso público en general. Luego de declarar
como huésped de honor al señor Penna se procedió a escuchar su conferencia, en uno de
cuyos apartes se mostró sorprendido por el interés que había encontrado en Manizales y
Medellín por la Biblioteca destinada al Hemisferio Occidental con el carácter de Piloto. 1259
El doctor Penna hizo algunos planteamientos sobre la idea que animaba a las bibliotecas
pilotos de la Unesco, como era la edificación en la mente del hombre el concepto de paz,
por medio de “una educación eminentemente popular”, uno de cuyos instrumentos sería la
1256 A. S. M. P. Acta No. 1961, 13 de octubre de 1952.1257 Ibídem.1258 Ibídem.1259 A. S. M. P. Acta No. 1962, de 16 de octubre de 1952.
417
instalación de una biblioteca “que lleve el libro al lector que ordinariamente no está en un
ambiente que lo obligue a leer”. 1260
Aseguraba el doctor Penna que no se trataba de una biblioteca para consultas profesionales
al servicio de médicos, abogados, economistas y matemáticos, sino de un equipo de libros
para penetrar en las masas, con el fin de infundirle interés por el desarrollo individual y
colectivo. Para la Unesco eran prioritarios los siguientes aspectos: llegar por medio de la
biblioteca a zonas de cultura mínima; poner en práctica una ofensiva contra la inercia y la
despreocupación de una inmensa muchedumbre humana; y ayudar a la desanalfabetización
en pueblos de vida primitiva, “ajenos a la dinámica del progreso y la inquietud de la
civilización”. 1261
De otro lado, el proyecto de Biblioteca Piloto contemplaba, transcurridos tres años, los
necesarios para cubrir el perímetro urbano, la proyección hacia los campos a través de
distintos programas, y luego la organización de bibliotecas semejantes en otros lugares del
país y del exterior. Sólo después de cubrir las necesidades educativas y culturales de la
población mas humilde, se pensaba en el aprovechamiento del ambiente universitario e
intelectual para fundar un Centro Bibliográfico destinado a informar técnicamente sobre la
producción en un ramo dado de la ciencia hasta la fecha, con el fin de atender a
profesionales y especialistas.”1262
La ciudad donde se radicara la biblioteca debería suministrar local, equipo y servicios. La
contribución del gobierno nacional, para el caso de que la obtuviera una ciudad colombiana
era cercana a los cien mil pesos. La Unesco por su parte se comprometía a aportar treinta y
tres mil pesos. En cuanto a la organización de la biblioteca, su Consejo Directivo estaría
formado por siete miembros, algunos de ellos representantes del gobierno, otros designados
por la Unesco y otros destacados por una entidad de cultura de carácter institucional. 1263
Tanto la biblioteca como su consejo y personal de técnicos, disfrutarían de completa
autonomía y sólo debían comprometerse a garantizar la moral y el cumplimiento de la
función social de la institución. La Biblioteca debería iniciar actividades el 1 de enero de
1953 y estar en servicio en junio del mismo año. Se calculaba en 10.000 el número de 1260 Ibídem.1261 Ibídem.1262 Ibídem.1263 Ibídem.
418
libros con que podría empezar a funcionar, obras todas al alcance de obreros, niños y gentes
de hogar. 1264 Como puede verse, se trataba ante todo de una biblioteca popular y básica, al
servicio de la educación de las clases más desfavorecidas de nuestra sociedad.
El 20 de octubre de 1952 la Sociedad de Mejoras en su reunión habitual manifestó su
reconocimiento al doctor Lucio Pabón Núñez, Ministro de Educación Nacional, por la
protocolización del compromiso para que Medellín fuera la sede de la Biblioteca Pública
Piloto. En la misma, el socio Raúl Isaza Ángel informó que el delegado de la Unesco el día
siguiente a su conferencia había considerado muy provechoso el ambiente universitario de
Medellín, tanto para la Biblioteca, como para el desarrollo futuro de un Servicio Técnico de
Bibliografía y una Escuela de Bibliotecarios.1265 No es mera casualidad que cuatro después
la Universidad de Antioquia haya creado la Escuela Interamericana de Bibliotecología.
Tan sólo una semana después, la Junta Directiva de la Sociedad le confirió a su presidente
plenos poderes para atender de manera oportuna y de la manera más conveniente, el
contrato entre la corporación cívica y el Ministerio de Educación Nacional sobre el local y
dotación para la Biblioteca Pública Piloto de la Unesco en Medellín.1266 En el mismo
momento, la Sociedad abrió una nueva cuenta denominada “Biblioteca Piloto”, a la cual se
le cargarían desde entonces los gastos que demandaba el proyecto.1267
En el mes noviembre de 1952 la Sociedad de Mejoras recibió una comunicación dirigida
desde París por el delegado de la Unesco, Carlos Víctor Penna, anunciando que el Consejo
Directivo de aquella institución había aceptado su recomendación, siendo favorecida
Medellín para la instalación de la Biblioteca Piloto del Hemisferio Occidental.1268
En marzo de 1953 se empezaron a barajar los nombres de los integrantes del Concejo
Directivo de la Biblioteca Piloto, la cual quedaría integrada de la siguiente manera: los
doctores Rafael Bernal Jiménez, Antonio Osorio Isaza, y Alfonso Mora Naranjo, como
representantes del gobierno nacional; la Unesco estaría representada por el doctor Carlos
Víctor Penna, (posible presidente), Rubén Pérez Ortiz -quien era propuesto para Director de
1264 Ibídem.1265 A. S. M. P. Acta No. 1963, de 20 de octubre de 1952.1266 A. S. M. P. Acta No. 1964, de 27 de octubre de 1952.1267 A. S. M. P. Acta No. 965, de 3 de noviembre de 1952.1268 A. S. M. P. Acta No. 1966, de 10 de noviembre de 1952.
419
la Biblioteca-, y un asesor que aun no había sido designado; por su parte la Sociedad de
Mejoras estaría representada por el doctor Raúl Isaza Ángel.1269
En el mes de abril, cuando quedó constituido de manera definitiva el Consejo Directivo de
la Biblioteca Pública Piloto, se presentaron alguno cambios. Un miembro de la Sociedad de
Mejoras Públicas, el doctor Raúl Isaza Ángel, quedó como vicepresidente y a la vez
representante de la Unesco, mientras que el doctor Julio Echavarría, Vicepresidente
segundo de la Sociedad fue designado tesorero.1270
Entretanto, el presidente de la Unesco en París candidatizó para director de la Biblioteca
Piloto al doctor Rubén Pérez Ortiz, quien aceptó condicionando su respuesta a los
compromisos que tenía adquiridos con el Instituto Caro y Cuervo y prometió visitas
semestrales a Medellín. El mismo doctor Pérez Ortiz fue de la idea que la Biblioteca podría
funcionar provisionalmente en el primer piso del Palacio de Bellas Artes, como en efecto
sucedió.1271 Como se verá a continuación, este condicionamiento del doctor Pérez era
inaceptable para una institución que apenas empezaba a organizarse y que requería la
presencia permanente de su director, por lo que fue reemplazado por el doctor Julio César
Arroyave, escritor y profesor de larga trayectoria en la Universidad de Antioquia, además
de Secretario General de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín.
Una reseña aparecida en la revista Progreso en 1954, confirma lo que hasta aquí hemos
señalado. La Biblioteca Piloto de la Unesco para el hemisferio occidental comenzó a funcionar
en Medellín en el primer piso del Palacio de Bellas Artes, bajo la dirección de Julio César
Arroyave. Se obtuvo por gestiones de los doctores Rafael Bernal Jiménez y José Manuel Mora
Vásquez, representantes de la UNESCO en Colombia y por el interés mostrado por la
Sociedad de Mejoras en el asunto. Fue la corporación cívica la que “quiso, desde un principio,
apoyar el proyecto”, y en virtud de este apoyo interesó a todos los sectores que podían
“promover y suministrar recursos y esfuerzos”. 1272
El mismo artículo refuerza lo dicho sobre la población que esperaba beneficiar la Unesco y la
Sociedad de Mejoras con la nueva biblioteca. Se trataba de dotar a la ciudad de un centro de
estudio y de cultura para la población inculta, para aquella masa egresada de las escuelas con 1269 A. S. M. P. Acta No. 1972, de 2 de marzo de 1953.1270 A. S. M. P. Acta No. 1979, de 22 de abril de 1953.1271 A. S. M. P. Acta No. 1983, de 18 de mayo de 1953.1272 Progreso. 5a época. No. 24. Medellín: S. M. P., junio de 1954.
420
la simple herramienta de la lectura. Se buscaba entregar, a niños, jóvenes y trabajadores,
herramientas para su crecimiento personal y para su formación como ciudadanos. La
bibliografía con que debía contar la biblioteca sería la básica, aquella que fuera útil para la
solución de problemas sencillos de consulta escolar. La composición de la Junta Directiva
había sido reformada y había quedado conformada por dos representantes de la Unesco, tres
del Gobierno Nacional, uno de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín y uno del
Gobierno Departamental.1273
En 1954 la Junta Directiva de la Biblioteca Piloto empezó las gestiones encaminadas a la
adquisición de un terreno en la Otrabanda del río, cerca al Estadio “Atanasio Girardot” para la
construcción del edificio propio de la biblioteca.1274 En cuanto al proyecto para la edificación,
se sabe que la Town Planning Associates de New York había recomendado al ingeniero
Antonio Mesa Jaramillo para su elaboración.1275 Pero finalmente el diseño elegido fue el de
la firma Arquitectura y Construcciones, conformada por los arquitectos Tulio Ospina Pérez,
Rafael Mesa, Juan Felipe Restrepo y el austríaco Federico Blodek, con base en el cual se
comenzaron los trabajos en 1955.1276
En mayo de 1954 informó el doctor José Ramírez Johns, presidente de la Sociedad de
Mejoras, que según las proyecciones del Técnico Asesor de la Unesco, la Biblioteca Piloto
para América Latina ocuparía toda la planta baja del Palacio de Bellas Artes, con excepción
de las dos oficinas que dan a la Avenida la Playa. El principal problema que se presentaba
era el de los muebles, los cuales debían ser suministrados por la Sociedad de Mejoras, así
como el local, según lo estipulaban los compromisos que había adquirido la corporación
cívica al constituirse en la tutora de la biblioteca. El delegado de la Unesco, doctor Carlos
Víctor Penna conocedor de lo oneroso que esto resultaba para la entidad sin ánimo de lucro,
entró a colaborar en el abaratamiento del mobiliario, consiguiendo que el taller de la Casa
de menores ofreciera una de las cotizaciones más bajas, “sin afectar la presentación de los
muebles”. El precio que debió pagar la Sociedad por la dotación de la Sala Infantil, aparte
1273 Ibídem.1274 Ibídem.1275 A. S. M. P. Acta No. 1973, de 9 de marzo de 1953.1276 Molina Londoño, Luis Fernando. “Arquitectura del Valle de Aburrá”. En: Melo, Jorge O. (Dir.). Historia de Medellín II. Medellín: Suramericana, 1996, p. 632
421
del fichero y de los acabados, fue de $ 2015, obra que se comprometió a entregar la Casa de
Menores el 1 de junio.1277
En junio de 1954, ante los costos que empezaba a demandar la puesta en marcha de la
Biblioteca Piloto, la Sociedad de Mejoras Públicas decidió entregarla a otra entidad que
contara con los recursos económicos, pero que estuviera dispuesta a mantener su sentido
público y popular. El socio doctor Antonio Castrillón, quien estaba encargado del proceso
de negociación, informó el 21 de junio a la Junta Directiva que el mismo día habían
culminado las responsabilidades de la Sociedad en cuanto a la Biblioteca Piloto se refería.
Agregó que la Sociedad de Mejoras había cumplido con su labor al gestionar ante la
Unesco y el gobierno nacional la radicación de la biblioteca en Medellín, venciendo
influencias de otros países y logrando que la ciudad privilegiada fuera la capital antioqueña
y no otra ciudad del país. 1278
La obra empezaba a exigir fuertes erogaciones, con destino a la consecución del mobiliario
y a la construcción del edificio donde quedaría ubicada la biblioteca. Los gastos se
calculaban en la suma de $ 1’200.000, dinero que no poseía la Sociedad de Mejoras. En tal
circunstancia, la institución cívica, con el apoyo del Consejo Directivo y la Junta Asesora,
buscó una formula con el fin de mantener su influencia, como iniciadora de la empresa que
fue, y entregar la Biblioteca a otra entidad “que estuviera comprometida previamente con
ella, y económicamente fuera apta para cumplir tan delicada misión”.1279
De consuno, las directivas de la Biblioteca y de la Sociedad de Mejoras resolvieron que el
Departamento era el más indicado para encargarse de la Biblioteca, y previa conversación
del Presidente de la Sociedad con el Gobernador, Brigadier General Pioquinto Rengifo, se
acordó el traspaso. Para ello, se realizó una reunión a la que asistieron el rector de la
Universidad de Antioquia, el Síndico de la misma, un representante de la Academia
Antioqueña de Historia, el doctor Fernando Gómez Martínez y el Secretario de Gobierno
Departamental. En dicha reunión el gobierno departamental aceptó la cesión y se
comprometió a sufragar los gastos que demandaría la organización de la Biblioteca para su
inauguración el 9 de octubre de 1954, y a conservar la representación de la Sociedad de
1277 A. S. M. P. Acta No. 2020, de 10 de mayo de 1954.1278 A. S. M. P. Acta No. 2026, de 21 de junio de 1954.1279 Ibídem.
422
Mejoras en la Junta Directiva de la Biblioteca Piloto. El municipio por su parte se
responsabilizó de proporcionar el local que ocupaba la Biblioteca Santander para la
Biblioteca Piloto.1280
Luego de que el doctor Antonio Castrillón informara a la Junta Directiva de la Sociedad
acerca de todos estos cambios, el socio Julio Echavarría manifestó que el papel de la
corporación cívica debía limitarse a la coordinación de las acciones que programe el
Departamento y el municipio en relación con la biblioteca, “porque la SMP es la luz que
alumbra y no el macho de carga”. Y agregó que la Sociedad había cumplido al
departamento con haberla adquirido, frente a candidatos tan poderosos como Chile y
Argentina.1281 Esta manera de entender el papel de la Sociedad en esta empresa estaba
dentro de la política que se había venido imponiendo en la corporación en la década de los
cuarenta, consistente en apoyar y gestionar proyectos, animar a las autoridades y a la
empresa privada, pero luego dejarlos en manos de juntas autónomas o mixtas, con una
participación delegada de la Sociedad, para su administración.
Por fin, luego de varios años de luchas, el 24 de octubre de 1954, en una vieja casa situada
en la avenida La Playa con la carrera Córdoba, fue inaugurada y comenzó sus labores la
Biblioteca Piloto. Allí permaneció hasta 1963, cuando pasó a ocupar su propio edificio en
la Avenida Izquierda del río Medellín con la Avenida Colombia. El hecho fue registrado de
la siguiente manera en las actas de la Sociedad de Mejoras, al día siguiente a la
inauguración:
“Fue solemnemente inaugurada la Biblioteca Pública Piloto para la América Latina, con la
asistencia de altas personalidades de la Unesco, y de los gobiernos nacional, departamental
y de Medellín. La SMP estuvo presente en aquellas ceremonias, y así, después de tantas
luchas durante largo tiempo, principia a funcionar la BPP, como uno de los medios más
importantes de la cultura del pueblo.”1282
DE esta manera concluyó la participación de la Sociedad de Mejoras en este importante
proyecto cultural para la ciudad. Con el pasar de los años -no se sabe cuándo-, la institución
cívica perdió su delegado ante la Junta Directiva de la Biblioteca, e incluso se ha llegado a
1280 Ibídem.1281 Ibídem.1282 A. S. M. P. Acta No. 2044, de 25 de octubre de 1954.
423
negar el papel cumplido por ella en la fundación de este centro cultural. En 1992, la
Sociedad buscó que las directivas de la Biblioteca Piloto le dieran el merecido honor de ser
reconocida como fundadora, pero aquéllas se negaron.1283
6.12 Deportes y recreación
Desde principios del siglo, la Sociedad de Mejoras, interesada no sólo en promover el
desarrollo de mejoras materiales, sino en contribuir a la expansión cultural de la ciudad, así
como en la introducción de usos y costumbres propios de la modernidad, emprendió
algunas iniciativas y proyectos, con el fin de promover las practicas deportivas y
recreativas. Ya hemos visto a lo largo de este trabajo su papel en la administración del
Frontón de Jai Alai, en la organización de programas culturales y recreativos para obtener
recursos con destino a obras de beneficencia; la construcción del Bosque de la
Independencia, donde impulsó las carreras de caballos; la adquisición de un carrusel que
fue ubicado en uno de los parques de la ciudad; y otras obras y programas que
incrementaron y diversificaron las posibilidades de uso del tiempo libre de los
medellinenses.
Ahora bien, en el mes de mayo de 1906, el socio Gregorio Pérez propuso a la Junta
Directiva de la Sociedad lo siguiente:
“Destine la SMP el dinero suficiente para establecer un Gimnasio público destinado
preferentemente al desarrollo físico de los niños y adjuntos al Gimnasio establecer juegos o
deportes atléticos que atraigan a los jóvenes. Con el valor de los billetes de entrada se debe
sostener esa fundación, no como negocio sino como elemento indispensable para hacer
hombres sanos y fuertes”. 1284
Esta proposición fue sometida a consideración de la junta y fue aprobada. Este acuerdo de
la Sociedad permite observar una intencionalidad clara de la élite antioqueña que apuntaba
a una promoción del deporte y del sano esparcimiento, con el fin de arrebatarle almas al
vicio y a los juegos de azar, que hacían carrera en la juventud de Medellín. Por esta razón, 1283 A. S. M. P. Acta No. 1288, de 5 de mayo de 1992, p. 31284 A. S. M. P. Acta No. 91, de 23 de mayo de 1906, f. 154
424
durante las primeras décadas del presente siglo, son varias las acciones encaminadas hacia
el deporte.
UN año después de la anterior propuesta, que parece haber quedado en el limbo de los
proyectos, Alejandro López, presidente de la corporación, informó de un proyecto que
gestionaban algunos particulares con el fin de fundar un establecimiento para diversiones,
al cual invitaban a participar a la Sociedad de Mejoras. La Junta autorizó al presidente a
aceptar y buscar los mecanismos de ayuda a la empresa mencionada.1285 Al parecer este
proyecto, como muchos otros en esta época de tanteos y de penuria económica para la
Sociedad, no se llevó a cabo en aquel año, pues de nuevo en 1909 la corporación cívica
nombró una comisión integrada por José Vélez R. y Ricardo Olano para estudiar la
consecución de un local que llevaría el nombre de Salón de Diversión.1286 NO se volvió a
tratar del asunto, pero es de suponer que no funcionó, pues no existen noticias en la historia
de la ciudad sobre el funcionamiento de tal centro de diversiones.
Pero lo interesante no es ese fracaso, sino el interés permanente de la Sociedad por
continuar con esta área de acción. De nuevo, en 1912, volvió a tratarse el tema deportivo en
las sesiones de la Junta. En el mes de septiembre el socio Valerio Tobón solicitó a José A.
Gaviria y Enrique Olarte, también socios, que dieran a conocer a la Sociedad de Mejoras,
algunos proyectos que adelantaban con respecto a deportes nuevos y de fácil implantación
en Medellín.1287
Como puede observarse fueron personas particulares las que inauguraron las prácticas
deportivas en la ciudad de Medellín. Esto se enmarca en el proceso de construcción de una
ciudad moderna, en el cual tuvo una participación protagónica la Sociedad de Mejoras, pero
que naturalmente implicó otros actores sociales e institucionales. El tránsito de villa
colonial a ciudad implicó profundos cambios en la vida cotidiana, en los usos y costumbres
y especialmente en las formas de socialización de la alta sociedad local. El deporte fue para
los sectores de élite una de las alternativas predilectas de uso del tiempo libre. Primero fue
el tenis y el golf, y posteriormente el fútbol y el basketbol, practicados al principio por
ciertas personas y sus más allegados, luego se pasó a la constitución de clubes y finalmente
1285 A. S. M. P. Acta No. 118, de 30 de julio de 1907, f. 2041286 A. S. M. P. Acta No. 183, de 27 de abril de 1909, f. 2991287 A. S. M. P. Acta No. 317, de 16 de septiembre de 1912, f. 36
425
estas actividades fueron nucleadas por el Club Campestre. Luego de muchos años estos
deportes fueron enseñados a la población obrera y artesanal, como una medida
morigeradora de las costumbres, hasta llegar a popularizarse. Primero el fútbol, luego el
atletismo y el baloncesto, y sólo recientemente el tenis.
El primer balón de fútbol parece haberlo traído a la ciudad el comerciante Guillermo
Moreno, luego de un viaje al viejo continente.1288 El primer equipo fue el Sporting Foot-
Ball Club, organizado en el año de 1912 por dos comerciantes suizos: Juan Heiniger y
Jorge Herzig.1289 El último de estos deportistas se había graduado como profesor en la
Escuela de Cultura Física de París y conocía al dedillo las reglas de fútbol por lo que,
además de entrenar al equipo se desempeñaba como juez en muchos partidos.1290 El
Sporting F.B.C estuvo integrado en su mayoría por extranjeros -y algunos antioqueños1291-
que se desempeñaban como comisionistas y representantes de casas exportadoras o de
empresas manufactureras de sus países respectivos.
El segundo equipo de la ciudad fue fundado por el teniente de la Policía, Alberto Uribe
Piedrahita y los empresarios José Luis Restrepo, Guillermo Greiffenstein y Enrique Villa.
Lo conformaban jóvenes de alta sociedad y algunos policías compañeros de su fundador.
Llevó el nombre de Medellín Foot-Ball Club.1292. Esto sucedió en el año de 1913. Los
primeros encuentros futboleros de aquellos años fueron entre estos dos equipos y se
realizaban en la conocida por entonces como "Cancha de los Belgas", (terrenos del hoy
Hospital San Vicente de Paúl) amenizados por ruidosas bandas de música.1293
Debido a la casi inexistencia de contrincantes, a mediados de 1914 los integrantes del
Sporting Club invitaron a venir a la ciudad antioqueña al campeón de la Copa Restrepo en
Bogotá, donde el nuevo deporte había tomado cierto auge, también dentro de la clase alta.
Se trataba del Club Bartolino, integrado por jóvenes bogotanos alumnos del Colegio de San
Bartolomé.1294 En forma paralela a la fundación de los equipos Medellín y Sporting, y bajo
1288 Medellín en 1932. Medellín: Librería Pérez, 1932, p. 941289 Hinestrosa Isaza, Guillermo y Gabriel Jaramillo Rico. Deportivo Independiente Medellín 60 años, 1914-1974. Libro de oro. Medellín: (s.e.), 1974, p. 301290 Ibídem.1291 Ibídem., p. 941292 Ibídem.. 1293 Ibid., p. 301294 La familia Cristiana. Vol. XII. No. 451. Medellín, noviembre 20, 1914. p. 287
426
el impulso de los fundadores de éstos, en el colegio San Ignacio empezaron las prácticas de
este deporte. En pocos meses se conformaron varios equipos y se jugaron algunos torneos
internos.
La escasez de campos apropiados para la práctica de este deporte condujo a que los equipos
e instituciones en donde había tomado fuerza el balompié adquirieran terrenos y los
adecuaran para tal propósito. Así, el Colegio de San Ignacio en 1915 adquirió la Quinta de
Miraflores, situada en la parte alta de la ciudad (en el barrio Buenos Aires), y construyó la
que era conocida como Cancha de Miraflores.1295 En septiembre del mismo año se inauguró
el campo del Sporting Club, ubicado al frente del Campo de los Belgas, donde hoy queda el
Hospital San Vicente de Paúl.1296
En Medellín siguieron formándose equipos, integrados por algunos extranjeros y en su
mayoría por nativos, tales como: el Albión, el A.B.C., el Star, el Colombia, el Trece, los
Peralones, Hispania y Transandino. La existencia de estos equipos en la mayoría de los
casos fue de corta duración. Su nacimiento era espontáneo y respondía al deseo de competir
en una de las copas locales, por lo que, ante el menor fracaso se desintegraban.
En 1914 comenzó a vincularse la Sociedad de Mejoras Públicas con la práctica del fútbol
en la ciudad de Medellín. En aquél año, en su calidad de administradora del Bosque de la
Independencia resolvió prestar una parte del terreno de éste a los equipos de la ciudad para
jugar “Football” en él.1297 Los equipos interesados debían solicitar a la Sociedad permiso
para emplear el terreno del Bosque en determinados horarios. Así por ejemplo, en octubre
de aquel año se concedió permiso al “Medellín Foot Ball Club”, por medio de su
representante Martín del Corral, para jugar football los sábados de las 5 a las 6 y media de
la tarde en el campo fijado para tal efecto en el Bosque.1298
En el mismo Bosque de la Independencia, con el apoyo del Sporting Foot Ball Club, a
mediados de 1914, organizó una serie de fiestas hípicas con el fin de obtener recursos para
el club deportivo y para los trabajos en el parque. Ambas entidades pues se repartieron las
1295 Los Estudios. Medellín. Año V. Junio de 1915. p. 2631296 El Colombiano. Medellín, Septiembre 23 de 1915.1297 A. S. M. P. Acta No 368, de 19 de enero de 1914, f. 2471298 A. S. M. P. Acta No 397, de 26 de octubre de 1914, ap. II
427
actividades de difusión, venta de boletas, influencias con el Gobierno y organización del
programa, repartiéndose de manera proporcional el dinero recaudado.1299
En noviembre de 1914, ante el auge que había tomado el fútbol, y por recomendación del
doctor Enrique Olarte, la Sociedad de Mejoras aprobó lo siguiente: “Con el objeto de que la
SMP ayude a estimular el sport, y especialmente las visitas recíprocas de los diferentes
clubes, esta sociedad establece un campeonato de football en Colombia”.1300 De esta
manera la entidad cívica organizó un campeonato y puso en disputa una hermosa “copa de
desafío”, obsequiada por Harold B. Meyerheim, presidente honorario del “Sporting Club” -
quien posteriormente fue miembro de la Sociedad-, Las inscripciones para el campeonato
quedaron abiertas desde el 29 de noviembre.1301
Durante 1915 en pleno desarrollo de la Primera Guerra Mundial, El Colombiano informaba
sobre el ataque de zepelines alemanes en algunas ciudades inglesas, a la vez que invitaba a
sus lectores a los encuentros de fútbol entre equipos locales en el Campo de los Belgas. 1302
Dos equipos se disputaban la Copa ofrecida por la Sociedad de Mejoras Públicas: el
Medellín F.B.C y el Sporting Club.1303
En el mismo año, con miras a divulgar entre los aficionados al fútbol, la Sociedad publicó
en su periódico El Progreso (No. 340), el reglamento aplicado para este deporte en otros
países, y el cual sería utilizado en la Copa de la S. M. P.1304
Los equipos interesados en participar en el campeonato debían presentar a la Sociedad la
lista de jugadores y manifestar por escrito su deseo. El primer equipo en hacerlo fue el
Medellín F. B. C. 1305, y una semana después hizo lo propio el Sporting Club.1306 El
resultado del primer encuentro efectuado el domingo 12 de diciembre dejó como ganador al
Sporting Club.1307 Con sólo este triunfo el Sporting se quedó con la copa, quizás por no
haberse inscrito otros equipos.
1299 A. S. M. P. Acta No 384, de 22 de junio de 1914, ap. IV1300 A. S. M. P. Acta No 402, de 27 de noviembre de 19141301 Ibídem.1302 El Colombiano. Medellín, Enero 22 19151303 El Correo Liberal. Medellín, 20 de Noviembre 1915, p. 31304 A. S. M. P. Acta No 433, de 8 de noviembre de 19151305 A. S. M. P. Acta No 434, de 15 de noviembre de 1915, ap. II1306 A. S. M. P. Acta No 435, de 22 de noviembre de 1915, ap. I1307 A. S. M. P. Acta No 438, de 13 de diciembre 1915, ap .X
428
Un año después, surgió en la ciudad otro equipo, el Albión Foot Ball Club, dirigido por el
señor Antonio Zapata R., quien por medio de una carta a la Junta de la Sociedad notificó su
desafío, por la copa de la S. M. P., al Sporting Club. La propuesta fue aprobada y se le
solicitó al susodicho la nómina de jugadores.1308 De este segundo campeonato salió
campeón el Albión.1309
La Copa S. M. P. animó a otros ciudadanos a conformar equipos para entrar a retar al
campeón anterior. En julio de 1917, Luis Eduardo Arismendi, presidente del “Antioquia
F.B.C.”, por intermedio de la Sociedad de Mejoras desafió al “Albión F.B.C.” por la Copa
de la SMP,1310 el cual aceptó el reto1311, efectuándose dos encuentros, uno el 26 de agosto y
otro el 3 de septiembre.1312 Del primero resultó ganador el Club Albión,1313 pero del segundo
y por mayor diferencia de goles resultó vencedor el Antioquia, alzándose con la disputada
Copa.
Al año siguiente el Presidente del “Albión Foot Ball Club” volvió a desafiar, por conducto
de la Sociedad, al “Antioquia Foot Ball Club”, poseedor de la Copa.1314 Pero la respuesta
del Antioquia fue sencillamente que el equipo se había disuelto, razón por la cual había
regresado la copa a la Sociedad.1315 De esta manera, hasta el día de hoy, el equipo Antioquia
Foot Ball Club es el último y definitivo campeón de la Copa S. M. P.
Ahora bien, la Sociedad de Mejoras no sólo patrocinaba las prácticas de fútbol. En 1915,
aprobó el préstamo de los terrenos de El Bosque al señor Enrique Villa Gaviria, para jugar
golf los domingos por la mañana.1316
6.12.1 Las competencias inter-barrios
1308 A. S. M. P. Acta No 484, de 6 de noviembre de 1916, ap. V1309 A. S. M. P. Acta No 488, de 4 de diciembre de 1916, ap. III1310 A. S. M. P. Acta No 509, de 25 de junio de 1917, ap. III1311 A. S. M. P. Acta No 510, de 2 de julio de 1917, ap. II1312 A. S. M. P. Acta No 511, de 9 de julio de 1917, ap. II1313 A. S. M. P. Acta No 518, de 27 de agosto de 1917, ap. III1314 A. S. M. P. Acta No 545, de 29 de abril de 1918, ap. II1315 A. S. M. P. Acta No 546, de 6 de mayo de 1918, ap. II1316 A. S. M. P. Acta No 414, de 22 de marzo de 1915, ap. IV
429
En la década de los cincuenta, la Sociedad de Mejoras contó con una activa comisión de
deportes, integrada por Fritz Oberndorfer, Carlos Velasco, Pedro Pablo Betancur y Nury
Gallego,1317 que fue la gestora y organizadora de las primeras competencias deportivas entre
los barrios de Medellín. Según un colaborador de Progreso:
“Tales eventos mostrarán a la ciudadanía un número crecido de deportistas carentes de
campos y pistas apropiadas para competir y entrenar, al tiempo que señala a esa ciudadanía
nuevas modalidades del deporte, prácticamente desconocidas, donde el esfuerzo personal,
la preparación técnica y consagración, da la conquista del triunfo, sin depender de causas
extrañas muy comunes en los juegos de conjunto.”1318
La Sociedad y su Cuadro de Honor, perseguían por estas competencias, conocidas por
entonces como “Coderbarrios”, generar en los barrios de la ciudad un movimiento que
desembocara en la organización, en cada uno de ellos, de clubes deportivos integrales,
tratando de superar el esquema de clubes especializados en uno u otro deporte. El proyecto
era el de promover el deporte base, es decir el atletismo, “considerado como su más bella
expresión, no obstante, ser por ahora, carente de espectacularidad”.1319
Como una manera de incentivar a los clubes que surgieran de este proceso, se instauró la
Copa S. M. P., la cual habría de ser disputada todos los años, entre el 7 de agosto y el 12 de
octubre, entre los diferentes barrios o fracciones de la ciudad. Sin embargo, a pesar del
papel cumplido por la Sociedad y el Cuadro de Honor como patrocinadoras y
organizadores, el éxito de este campeonato dependió, en gran medida, de la participación de
los Centros Cívicos, los encargados de animar a los deportistas barriales a inscribirse en las
competencias. Por esta razón, el centro cívico vencedor durante tres años, consecutivos o
no, recibía una réplica de la Copa. 1320
Posteriormente, debido al bajo nivel de inscripciones, la fecha para la realización de las
olimpíadas locales fueron pospuestas para los días comprendidos entre el 24 de octubre y el
11 de noviembre. Estos juegos se disputaron en su mayoría en el Bosque de la
Independencia, en lo que respecta a las competencias atléticas, mientras la natación, se
realizó en la piscina del Cuerpo de Bomberos, y los saltos largos y triples en el foso de la 1317 Progreso. 5a época. No 13. Medellín: S. M. P., marzo-abril de 19511318 Progreso. 5a época. No 16. Medellín: S. M. P., septiembre-octubre de 1951, p. 331319 Ibídem.1320 Ibídem.
430
Fábrica de Tejidos El Cóndor S. A. Esto debido a la carencia de un estadio para estas
prácticas deportivas, el cual se esperaba se hiciera una realidad con el incremento de
deportistas. 1321
Los deportes incluidos en las competencias revelan la intencionalidad de la Copa
Coderbarrios: atletismo, natación, ciclismo, ping pong, tenis, boxeo y levantamiento de
pesas. Es decir aquellos deportes de poco desarrollo en nuestro medio, si se comparaba con
otros como el baloncesto, el fútbol y el béisbol, debidamente organizados en torno a ligas y
con un mejor nivel de competencia, los cuales fueron excluidos expresamente por la
Sociedad de Mejoras de las competencias. 1322
La preocupación de la Sociedad de Mejoras quedó explícita a través del artículo publicado
en Progreso con relación a la copa Coderbarrios. Hasta aquel momento se consideraba que
la situación del deporte base en Antioquia era la más preocupante. Aunque habían algunos
atletas consagrados, muchas veces realizaban sus prácticas, “bajo la burla pertinaz del
ocasional espectador”, y carecían del apoyo oficial o de una organización que defendiera
sus intereses. A este panorama se sumaba que los pocos dirigentes deportivos de la ciudad
se caracterizaban por su pasividad, que se reflejaba en las pocas actividades programadas
por estos y en la inexistencia de una liga que agrupara a los atletas, por medio de la cual
obtener recursos oficiales para estos deportes. Prosigue el autor del artículo en cuestión:
“Coderbarrios, espera que tras su realización, aparezca la Liga de Atletismo, Boxeo y
Levantamiento de Pesas, así como de “Olinca” máxima realización deportiva del año de
1950, surgió con nuevos bríos la de Basket-ball e inició operaciones la de ciclismo, quizá
ésta con principios anteriores, pero luego, en todo caso, de la competencia ciclística en
mayo de 1949, conocida como la vuelta a Caldas y patrocinada por la Andi.”1323
Las condiciones para participar en la copa de la S. M. P. eran las siguientes: ser mayor de
15 años, pasar un examen médico de aptitudes físicas del atleta; y pertenecer al barrio o
fracción del centro cívico representado por el competidor. En caso de no existir centro
cívico en el barrio, el atleta podía inscribirse en el más cercano a su residencia. 1324
1321 Ibídem.1322 Ibídem.1323 Ibid., p. 341324 Ibídem.
431
Luego de estas competencias, que contaron con la participación de un número significativo
de atletas, y no obstante no haber sido la máxima expresión de nivel técnico ni competitivo,
la afición por el atletismo en la ciudad de Medellín ganó fuerza entre la juventud
medellinense. De “Coderbarrios” no sólo surgió la Liga de Atletismo, sino que luego,
cuando el 19 de marzo de 1953 se inaugura el estadio Atanasio Girardot, con una capacidad
para 36.000 espectadores y con las especificaciones técnicas para competencias atléticas, el
número de practicantes de este deporte era significativo.
6.12.2 Club de Tenis El Bosque
Este club tiene su origen en dos canchas de tenis construidas por la Sociedad de Mejoras en
1946, bajo la presidencia del doctor Gil J. Gil, en predios del Bosque de la Independencia,
con el fin de promover la práctica de este deporte en la ciudad.1325 En la década de los
cincuenta, a medida que creció la afición por este deporte, y por tanto la demanda por este
escenario, se construyeron otras canchas. La tercera cancha fue donada por Coltejer y la
cuarta por Carlos J. Echavarría, antiguo campeón nacional y gloria del tenis colombiano.
En 1962 se construyeron dos más, completando el número de seis canchas y se fundó el
Club de Tenis El Bosque, manejado por una junta administradora en la cual la Sociedad ha
mantenido su representante. 1326
Por la presidencia de esta junta pasaron profesionales amantes del deporte blanco,
interesados en su promoción y que adelantaron algunas iniciativas importantes, logrando
consolidar el club. Algunos de ellos fueron: Fergus Davidson, Rodrigo Pérez Castro, Rafael
Echavarría, Luis Bernardo Gómez, Jorge Obando Ospina y Francisco Gutiérrez. Bajo la
dirección de estos personajes se construyeron las canchas, de polvo de ladrillo, que
requerían sus socios, el edificio para camerinos, bar, salón de billar y tenis de mesa. 1327
Para la instrucción en las técnicas básicas para la práctica de este deporte, la junta
administradora del club contrató los servicios de los mejores tenistas profesionales del país:
1325 Progreso. 3a época. No. 72. Medellín: S. M. P., junio de 19461326 Progreso. 6a época. No 46. Medellín: S. M. P., 1962, p. 47- 481327 Ibídem.
432
los hermanos Israel y Aníbal Leal, el “Ñato” Daniel Cuartas, Álvaro Castillo y el profesor
José Martínez. Con el aporte de estos profesores se formó todo un semillero de tenistas que
dieron lustre al tenis antioqueño en la década de los sesenta, varios de ellos campeones
nacionales: William Álvarez, Aura Orozco, Fergus Davidson, Jaime Moreno y Luis
Alfonso Cardona. 1328
Una crónica sobre el club, publicada en 1962 en Progreso aseguraba que el club contaba
con cien socios activos, los cuales frecuentaban el club con asiduidad, aprovechando al
máximo el producto de sus cuotas de sostenimiento:
“Mediante el pago de cuotas módicas mensuales, al alcance de todos, se le ha dado al Club
carácter de privado, que a la vez que selecciona el personal, da garantías de organización y
dispone de fondos suficientes para sus sostenimiento y sus ambiciosos planes de
desarrollo.”1329
El Club organizaba algunos torneos internos y prestaba sus canchas para campeonatos
departamentales. En cuanto a sus torneos internos, se sabe que existían cuatro categorías
para mayores (primera, intermedia, segunda y tercera) y dos para menores (junior y
juvenil), así como dos categorías para damas (primera y segunda) y una de veteranos para
mayores de cuarenta años. Al año se programaban cerca de cuarenta torneos, incluyendo
los departamentales y el interclubes, la Copa Pepalfa, la copa de la raza, entre otras, con
premios donados por las empresas de la ciudad. 1330
El mayor orgullo del Club, para la década de los sesenta, era el haber apreciado en sus
canchas el juego de tenistas de renombre en la época como: Althea Gibson, Darío Benhur,
Aníbal Leal, Harry Facini, Carlos Samper y Beatriz del Corral. 1331
El club desde sus comienzos fue dotado de una organización interna autónoma, no obstante
pertenecer a la Sociedad de Mejoras. Esto quiere decir que el Club cuenta, hasta el día de
hoy, con unos estatutos, personería jurídica, reglamentación de turnos y campeonatos. Por
lo menos hasta la década de los sesenta, y probablemente aún es así, la junta administradora
era elegida cada año por la Asamblea General y estaba compuesta por presidente,
1328 Ibídem.1329 Ibídem.1330 Ibídem.1331 Ibídem.
433
vicepresidente, secretario, tesorero, revisor fiscal y varios vocales. Esta junta nombraba los
empleados requeridos por el Club. 1332
En la actualidad el Club de Tenis el Bosque se ha consolidado, aumentado el número de
socios y sigue siendo una de las mejores escuelas para nuestros tenistas.
Epílogo: la labor cívica1333
El civismo
En términos generales el civismo puede ser definido como el “celo por las instituciones e
intereses de la patria”, o como el “Celo y generosidad al servicio de los demás ciudadanos”,
1332 Ibídem.1333 Agradezco a la antropóloga Tatiana González su colaboración en la recolección y procesamiento de la información para la elaboración de este capítulo.
434
que nace de un sentido profundo de la civilidad, de la sociabilidad y de la urbanidad, a la
manera del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia.1334 Según el
politólogo Eduardo Haro Tecglen:
“Se supone que en los países de alta civilización y suficiente cultura, con experiencia en la democracia, existe un espíritu que lleva al ciudadano por sí mismo a realizar actos que pueden llegar al autosacrificio para ayudar a la colectividad o a otro ciudadano en situación inferior. Se supone que va desapareciendo con la difusión del egoísmo general que podría emanar del capitalismo salvaje o anarcocapitalismo y con el fin de las ideologías de bien común y la decadencia de las religiones, aunque en este caso el civismo se haría en espera de una recompensa en el más allá.”1335
Así pues, el civismo es una de las manifestaciones de la sociedad civil, como vimos al
comienzo de esta obra y surge en ciertos medios propicios, en momentos históricamente
determinados, aunque no siempre como supone el politólogo Haro Tecglen y otros
especialistas en el tema, como actitudes que surgen en condiciones de estabilidad
democrática, consenso y apoyo crecientes al sistema.1336 Por el contrario, a veces surge, ese
es el caso nuestro, en sistemas democráticos en crisis, donde cunde la desconfianza en el
sistema político, como una respuesta a la crisis de gobernabilidad y a la falta de un proyecto
nacional.
Ahora bien, el civismo abarca una serie de actitudes ideológicas, políticas y éticas, que
pueden ser patrimonio exclusivo de unas élites, o la expresión misma de una sociedad civil
cohesionada por intereses comunes. Es decir, el civismo comprende acciones como el
recoger una cáscara del piso para evitar que otros se caigan, la intervención a favor de otros
ciudadanos en momentos de peligro, el sentido de pertenencia que impide que alguien
arroje basuras a la calle o pise la grama; puede implicar la defensa de las instituciones
políticas sobre las cuales se erige el sistema de gobierno de una nación; así mismo puede
decirse que son cívicas las labores realizadas en pos del mejoramiento de las condiciones de
vida de una población o de la regulación urbanística para imprimir a una ciudad una manejo
público de los espacios, que la haga sustentable ecológica y socialmente.
Si miramos con atención, podemos decir que todo lo hecho por la Sociedad de Mejoras
Públicas de Medellín fueron labores cívicas, y por lo tanto este capítulo quedaría sobrando
1334 Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. 25a edición. Madrid: Espasa Calpe, 19941335 Haro Tecglen, Eduardo. Diccionario político. Barcelona: Planeta, 1995, p. 1241336 Bogdanov, Vernon. Enciclopedia de las instituciones políticas. Madrid: Alianza, 1991
435
en este libro. Sin embargo, podemos hacer esta distinción, para presentar una breve reseña
de todas aquellas actividades de promoción del civismo en tanto cultura e institución, para
convertir el proyecto cívico en la cultura misma de los ciudadanos de la capital antioqueña
y extenderla a otras ciudades y regiones del país. En este campo, no cabe duda de que la
Sociedad de Mejoras de Medellín ha sido la pionera y abanderada del civismo, como
propuesta para la sociedad colombiana, si bien ésta tuvo una mayor aceptación hasta
mediados del presente siglo. En las últimas décadas ante el auge de la postmodernidad, la
sociedad de la información y la crisis de los valores tradicionales, a los cuales estuvo
íntimamente ligada la propuesta cívica, cualquier iniciativa en el sentido de recuperarlos
cae en el vacío. A esto se suma el hecho de que estos valores estuvieron igualmente
relacionados, hasta hace muy poco, a la institucionalidad, al proyecto educativo del Estado
colombiano, e incluso a la Iglesia católica, por lo cual, ante una cultura contestataria como
la nuestra, en donde cualquier iniciativa proveniente del Estado encuentra la mayor
resistencia, la propuesta enmarcada en el civismo haya sido marginada e invisibilizada.
Por eso, para poder entender el civismo debemos volver a sus fuentes, es decir, para el caso
nuestro, Ricardo Olano, Carlos E. Restrepo, Alejandro López, Gil J. Gil y Ricardo Uribe
Escobar, entre otros. Proyecto sin duda de gran importancia para nuestra historia y para el
momento histórico actual, en el que es preciso volver una y otra vez la vista hacia esos
puntos fulgurantes, hacia los hombres que forjaron los perfiles más positivos de nuestra
sociedad, con el fin de rescatar fuentes de inspiración para buscar salidas a nuestra actual
encrucijada. Proyecto que no es el de esta obra, pero que debe quedar planteado desde
ahora.
Por el momento valga con retomar las palabras de Ricardo Olano, máximo exponente del
civismo urbano en nuestro medio, una de las tantas facetas de este movimiento. Porque, sin
duda, es claro en este personaje que para él civismo el amor por la ciudad en que se vive:
“Tener amor a su propia ciudad, propender por su engrandecimiento y hermosura, no es regionalismo. Es amor a la patria, porque las ciudades son parte de la patria; es cuestión de decencia personal y de educación, así como es cuestión de decencia personal y de educación tener limpia y bella la casa donde uno habita.”1337
1337 Olano, Ricardo. Propaganda cívica. 2a edición. Medellín: Bedout, 1930, p. 143
436
Así pues, para Olano el civismo, máxima expresión del amor por la ciudad, era cuestión de
decencia, pero además expresión del espíritu de sus habitantes, porque como él mismo dice,
la ciudad refleja las cualidades y defectos de sus ciudadanos. Si la ciudad está descuidada y
sucia, esto sugiere lo mismo de sus habitantes. Pero es que el civismo, -cualidad inexistente
en los simples habitantes- sólo es propia de los ciudadanos: “Los habitantes con los que
viven y mueren sin prestarle el menor servicio a su ciudad. Ciudadanos son los que le
prestan el concurso de su inteligencia, de su esfuerzo y de su dinero.”1338
Según Olano,
“Los primeros son seres desgraciados que no debieran tener ni aun el derecho del voto en las elecciones. Individuos que reciben y reclaman -porque esos son los que mas reclaman- todas las garantías de seguridad, de higiene, de servicios municipales, y gruñen cuando se les cobra un impuesto. Individuos que van a la tumba sin haber hecho nada, absolutamente nada, por la ciudad ni por sus semejantes. Individuos “arrecostados”, que no conocieron para qué servía el dinero, que no merecieron su riqueza. Cuando mueren, la ciudad tiene ante su tumba una fría sonrisa de indiferencia. Hay que merecer el más alto título que una ciudad pueda dar a sus hijos: el título de CIUDADANO.”1339
Pero un ciudadano no puede generar cambios en su ciudad si actúa solo. Por esta razón es
necesario crear formas de asociación de los ciudadanos, con el fin de que puedan, aunar sus
energías y recursos, reunirse en torno a sociedades, como le decía Ricardo Olano a su
amigo, el ex presidente Eduardo Santos en una carta de 1926:
“Para el desarrollo armónico y rápido de las ciudades son indispensables las Sociedades de Mejoras Públicas. Como dije en mi carta anterior, ellas son el centro al cual afluyen los entusiasmos y las iniciativas de los ciudadanos, el hogar que conserva y aviva el fuego sagrado. Son las mejores colaboradoras de la Concejos Municipales [...]”.En cada población de Colombia hay por lo menos una persona que tenga ideas de civismo, que quiera servir a su patria. Que esa persona junte tres o cuatro amigos y forme el núcleo de la sociedad. Emprendan luego una obra fácil, el arreglo del atrio, la apertura de una calle, la siembra de unos árboles, el arreglo de la calle principal del pueblecito, y ya le irán cogiendo gusto al trabajo. Y hagan su plano futuro, aunque el caserío sea muy pequeño, para que tengan una base para ir arreglándolo poco a poco, para ir embelleciéndolo, para hacerlo amable, para tener siquiera campo dónde darle un poco de esfuerzo a la patria”.1340
1338 Ibid., p. 2091339 Ibid., p. 209-2101340 Ibid., p. 147-148
437
En las anteriores palabras de don Ricardo Olano está muy bien resumida la idea frente a la
labor de difusión de los valores cívicos y del papel de la Sociedades de Mejoras Públicas de
Medellín como institución animadora y paradigma de las demás sociedades cívicas que
deberían de fundarse en todas las poblaciones del país, con el fin de impulsar el desarrollo
local.
Ahora, si retomamos las palabras de Luis Bernardo Gómez, presidente de la Sociedad de
Mejoras de Medellín en 1969, pronunciadas en el marco del XVII Congreso Nacional del
Sociedades de Mejoras Públicas, celebrado en Medellín, podemos encontrar elementos
comunes que permiten observar la continuidad en la forma de entender el civismo en esta
corporación. Sin embargo, es interesante anotar que cada hombre cívico le aporta una
connotación o un énfasis especial al concepto de civismo, siendo posible hablar de un
civismo urbanista (el de Olano), un civismo político (el de Carlos E. Restrepo) o socio
cultural, como el que presenta el doctor Gómez:
“Ése civismo no sólo debe estar representado por las clásicas maneras cultas de comportamiento con nuestros semejantes, sino también tiene que ver con la colaboración que los ciudadanos y muy especialmente las sociedades de mejoras deben ofrecer al conglomerado social. Nuestras sociedades no pueden ser indiferentes a la solución de los problemas sociales que aquejan a nuestro país, por tanto deben prohijar la erradicación de tugurios, la construcción de aulas para escuelas, de parques y centros deportivos, la ampliación de las calles y avenidas, la arborización de las ciudades, la creación de museos, zoológicos, escuelas de música y teatro, fomentar el turismo y en fin, nuestras sociedades deben apoyar todas las obras de progreso y tener además la iniciativa en proyectos que beneficien a todas las clases sociales.”1341
Pero al igual que Olano, un poco más adelante, dice Luis Bernardo Gómez, la sociedades
de mejoras públicas sólo podrán hacer realidad estas grandes obras, en la medida en que
enseñen a otros la importancia de reunirse en asociaciones ciudadanas que lideren el
cambio social. En sus palabras:
“Pues tratando de inculcar entre los indiferentes el amor y el interés por todo cuanto signifique cultura, progreso material, intelectual y moral, buscando la redención del género humano, si así pueden llamarse las actuales cruzadas en pro de una justicia social, consistente en acortar esa distancia que hoy existe entre el que tiene mucho y el que nada posee.”1342
1341 Progreso. 6a Época, No 53. Medellín: S. M. P., agosto de 1969, p. 431342 Ibid., p. 44
438
Como puede verse el civismo puede ser visto más como una manera de ver el mundo, casi
una cosmovisión, propia de la modernidad política y que tiene sus más diversas
expresiones. Las sociedades de mejoras públicas pueden ser una manifestación, más no la
única. En las últimas décadas nuestro país, por ejemplo, ha presenciado una eclosión de
organizaciones no gubernamentales, por medio de las cuales la sociedad civil, portadora del
mismo sentido cívico que inspiró a las Sociedad de Mejoras Públicas, pero con un énfasis
diferente, promueven los derechos humanos, el medio ambiente, los derechos de la mujer,
el niño, los indígenas o las negritudes.
Prosiguiendo con el discurso de Luis Bernardo Gómez, es preciso observar cómo el
civismo implica de la institucionalidad y la colaboración con el Estado: “Conviértanse
nuestras Sociedades de Mejoras en equipos auxiliares de las entidades estatales, para que
éstas logren llevar a la realidad tantos magníficos proyectos que aún parecen sueños en las
mentes de dinámicos gobernantes.” 1343
Esta idea es precisamente la que ha sustentado este trabajo en toda su extensión y es la
misma que está en el fondo de las organizaciones gubernamentales, cualquiera sea su área
de trabajo. El doctor Darío Hernández Bautista, presidente de la Sociedad de Mejoras y
Ornato de Bogotá, lo expresó de manera sintética en sus palabras de saludo durante la
instalación del mismo Congreso reunido en Medellín (1969): “El civismo es ante todo la
conciencia de contribuir, por nuestra parte, a la buena marcha del Estado, de donde depende
la felicidad de la patria.” 1344
Como puede verse existen muy diferentes versiones del civismo, incluso la cristiana, del
señor Arnoldo Estrada López, miembro de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín,
quien aseguraba en 1953:
“Civismo y cultura tiene mucho de correlativo, y con el total de hechos debidos a la presencia de ese factor en las sociedades, pudiera establecerse el índice de cultura de los elementos que las integran. Civismo es celo patriótico, y nada se relaciona con la majestad de ese sentimiento, que no sea noble y elevado, humano y generoso [...]Y es en Jesucristo, que nos ofrece su bondad crucificada aquí y allá, en quien nuestra cultura halla su paradigma. Una sociedad cristiana y egoísta constituye
1343 Ibid., p. 451344 Ibid., p. 48
439
una contradicción. Entre nosotros es muy frecuente esa lamentable contradicción [...]La cultura moral requiere un arquetipo que el cristianismo lo presenta en su altura gloriosa, no para medir nuestra bajeza ante el esplendor de su cimera, mas para señalarnos el ideal que debemos seguir. Podemos mirar hacia Él, y mirando hacia Él ya lo poseemos. Bástanos un movimiento espiritual de inconformidad con el ser egoístas, alimentado por una permanente aspiración de superarnos, para sentir acoplada la vida a esa noble doctrina que nos abre las cárceles del personalismo y da paso a la posesión del universo.” 1345
Ahora bien, el señor Estrada López anota otro asunto que es de gran importancia cuando se
estudia a las sociedades cívicas y es el papel que estas juegan como expresiones
corporativas de una élite con sentido cívico:
“La acción cultural se difunde mediante estos dos sistemas: o por presión, de arriba hacia abajo [...] con base en una élite social que la va propagando mediante la influencia de las obras que ofrece y el don del contagio de las ideas, o por actividad concertada y metódica, que tiene su fundamento en la escuela y el profesorado. Queda establecida así que el sistema adecuado de las instituciones del carácter de la benemérita Sociedad de Mejoras Públicas, es el de élite.” 1346
En este contexto se entiende todo el esfuerzo de la Sociedad de Mejoras Públicas de
Medellín por educar la ciudadanía, formar ciudadanos (como entendía Olano este concepto)
y asociarlos. Por muy diversos medios trató la Sociedad de fomentar los valores cívicos,
con el propósito de premiar el trabajo de ciertos ciudadanos por los intereses colectivos y
por la democracia colombiana. La creación del Cuadro de Honor, la Medalla Cívica, los
Centros Cívicos, el apoyo a las demás sociedades de mejoras del departamento, los
concursos de fachadas y de vitrinas, en fin, las más variadas formas de animación.
Las campañas educativas
Algunas de las máximas que alumbraban las campañas educativas de la Sociedad de
Mejoras Públicas a lo largo de sus cien años de existencia ilustran de buena manera el
sentido de su misión y los diferentes aspectos implicados en su comprensión del civismo.
Así por ejemplo, el lema que acompañaba los números de la revista Progreso en su segunda
1345 Progreso. 5a Época, No 21. Medellín: S. M. P., julio de 1953, p. 271346 Ibid., p. 27
440
época (1926-1929) era el siguiente: “Lo que mide el valor social de un hombre es su
capacidad para ayudar a los demás y contribuir al proceso de la patria. SMP”.1347
Por medio de estas oraciones, sencillas, pero de un profundo sentido, se trataba de educar a
los lectores de la revista, inculcando ciertos valores, formando ciertos hábitos y pautas de
pensamiento, que contribuyeran a la conservación de las obras adelantadas por la Sociedad
de Mejoras, a la consecución de recursos y a la obtención del apoyo ciudadano para sus
labores. De ahí que los lemas y las campañas cambiaran según el tipo de obras que
estuvieran bajo la dirección de la entidad.
La preservación de la avifauna de la ciudad fue una de las preocupaciones de la Sociedad
entre 1910 y 1950, pues era costumbre inveterada de los jóvenes dispararles a los pájaros
con caucheras y luego con escopetas. Con el fin de crear una conciencia proteccionista
realizó una serie de campañas en contra de las caucheras con las que los muchachos
atormentaban los pájaros de los parques. Todavía en 1940 invitaba a los medellinenses a
emprender una “campaña contra las hondas, rifles y escopetas destructora de los pájaros”,
enseñando a los niños que “los pájaros son un adorno de la naturaleza: matarlos es una
crueldad inútil”.1348
Las campañas de aseo fueron permanentes y es indudable que en algo contribuyeron a
formar hábitos de limpieza en la ciudadanía. Estas campañas iban desde el no arrojar
basuras al piso, hasta la instalación de botes para basura en las principales calles para
procurar el aseo de la ciudad. Estas campañas por el aseo de las calles fueron reforzadas a
través de las llamadas “cartulinas cívicas” -donadas por la Tipografía Industrial y la
Librería Búfalo- que incluían algunas máximas sobre la importancia de la higiene, las
cuales eran colocadas en sitios públicos, como los carros del tranvía y las escuelas oficiales.
Pronto se dio cuenta la Sociedad de que infundir nuevos hábitos a los mayores resultaba
algo menos que imposible, por lo cual dirigió sus energías hacia los niños. Desde entonces,
las campañas educativas fueron promovidas con especial énfasis en escuelas y colegios. En
1926, solicitó al director de Instrucción Pública del departamento, la ampliación de los
programas de “Urbanidad, Civismo y Estética”, en la educación básica, los que debían ser
“complemento obligado del progreso material que estamos presenciando, y porque sin ello
1347 Progreso. 2a Época, No 2. Medellín: S. M. P., agosto de 19261348 Progreso. 3a Época, No 13. Medellín: S. M. P., julio de 1940
441
presentamos un lamentable contraste impropio del dictado de pueblo culto que anhelamos
merecer”.1349
Gracias a la aceptación social que había logrado la Sociedad de Mejoras Públicas para sus
campañas, desde 1944 la emisora radial Libertad le concedió a la entidad un espacio de 15
minutos semanales para su propaganda cívica y para conferencias relativas al tema. En este
programa se informaba a la ciudadanía sobre la programación cultural de los museos, las
bibliotecas y los teatros, al tiempo que se difundían las máximas del civismo. Dos años
después, la emisora Siglo adjudicó a la Sociedad un espacio a través del cual la Sociedad
pudo llegar a un público más amplio con sus “conferencias cívicas”, muchas de las cuales
luego fueron publicadas en la revista Progreso.1350
Otra preocupación de la Sociedad en esta primera mitad de siglo giraba en torno al
comportamiento de la gente en los auditorios de cines, teatros y otros lugares públicos. En
1942 emprendió una campaña que buscaba educar a los asistentes a espectáculos públicos
sobre ciertas normas de comportamiento en dichos recintos. Valiéndose de diversos
medios, la entidad cívica llegó a los ciudadanos con el fin de indicarle la importancia de
conservar el orden, reservar con anticipación el puesto en la Luneta, quitarse el sombrero,
respetar el turno, y ceder el lugar a las mujeres y los ancianos. Las máximas para este tema
eran del tenor siguiente: “la cultura de la concurrencia hace más agradables los
espectáculos”, y “los gritos y silbidos no son propios de los pueblos cultos”.
La “Semana Cívica”, adelantada por el Cuadro de Honor durante el mes de octubre cada
año, fue otro recurso empleado para divulgar el pensamiento cívico entre la juventud.
El Cuadro de Honor
Es el que podríamos llamar “brazo femenino” de la Sociedad de Mejoras Públicas. Fue
creado en la segunda década del presente siglo (hacia 1915), debido al intenso trabajo que
demandaban las múltiples obras que administraba y emprendía la corporación y como una
manera de reconocimiento a la mujer y a su papel en nuestra sociedad. Por medio del
1349 Progreso. 2a Época, No 8. Medellín: S. M. P., diciembre de 19261350 Progreso. 3a Época, No 44. Medellín: S. M. P., marzo de 1944; Ver también No 70 de 1946
442
Cuadro de Honor, las mujeres de élite salieron al escenario público como benefactoras y
como gestoras de proyectos cívicos.
Al principio fueron llamadas para colaborar en la organización de las fiestas y los juegos
florales, pero ante la demostración de capacidad organizativa y administrativa la Sociedad
fue delegando en el Cuadro de Honor otras tareas de apoyo y algunos proyectos, salidos
muchos de la propia iniciativa de las señoras. Al principio se dedicaron a la organización de
las fiestas y juegos florales, tanto así que cuando ingresaron las primeras mujeres a la
Sociedad lo hicieron como “Socios de Honor”, integrantes de la Comisión de fiestas.1351
Posteriormente, estas señoras formaron una estructura con cierta autonomía dentro la
Sociedad de Mejoras, que adelantaba sus propias obras y proyectos, en forma coordinada
con la Junta Directiva, y pasaron de las actividades festivas a obras de envergadura. El
Cuadro de Honor fue protagónico en las siguientes obras: la Clínica de Maternidad Luz
Castro de Gutiérrez, los museos de Zea y Santa Fe, el Teatro Pablo Tobón Uribe, la
Biblioteca Pública Piloto y el Zoológico Santa Fe.
Un artículo aparecido en Progreso en 1945, muestra la amplia gama de actividades
desarrolladas por el Cuadro Honor en el año inmediatamente anterior: Organización de la
procesión del santo sepulcro, “como todos los años lo ha venido haciendo”; celebración de una
misa en la Catedral Metropolitana durante la fiesta de la madre; conferencias culturales;
concurso de vitrinas durante la semana cívica; exposición de miniaturas el día de la
inauguración del museo; fabricación de ropa para un instituto benéfico (costumbre que tenía
varios años); administración de la biblioteca “Manuel Lalinde”; entrega de la medalla cívica a
la maestra Lola González; y recolección de fondos para la fundación del museo de Zea.1352
En 1959 el Cuadro de Honor organizó el decorado navideño del centro de la ciudad, con la
colaboración del Municipio y la Empresa de Energía Eléctrica. Fue uno de los mejores de
cuantos había organizado el grupo femenino en su larga labor que incluía cada fin de año la
organización de actividades y concursos para el embellecimiento de la ciudad con motivo de
las fiestas navideñas. Por esta razón, no cabe duda de que fue el Cuadro de Honor la principal
animadora de una tradición que distingue a Medellín cada diciembre: el decorado y alumbrado
navideño.
1351 A. S. M. P. Acta No 431, de 18 de octubre de 1915, ap. VI1352 Progreso. 3a Época, No 68. Medellín: S. M. P., febrero de 1945.
443
Por la crónica que publicó progreso sobre el acontecimiento, podemos observar el derroche de
luz y color que pudieron disfrutar los medellinenses en aquella festividad, cuando podemos
asegurar, comenzó la costumbre de iluminar la avenida La Playa y cerrarla al tránsito
vehicular, para que los visitantes y peatones pudieran disfrutar del alumbrado. Cuenta
Progreso:
“Más de 200 arboles de Navidad fueron instalados en las vías publicas. El alumbrado especial tenia no menos de 20.000 bombillos. En las calles comerciales se empleó este año un nuevo sistema de alumbrado Decembrino, utilizando para ello bombillas corrientes y gas neón, el cual fue patrocinado por empresas industriales y establecimientos de comercio. Se construyeron tres pesebres en los siguientes sitios: Bosque de la Independencia, Atrio de la Basílica y Teatro Pablo Tobón Uribe”.1353
Entre el 16 y el 24 de diciembre se interrumpió el tránsito vehicular entre Bellas Artes y el
Teatro Pablo Tobón Uribe, para celebrar la novena, con coros especiales, alrededor del
pesebre ubicado en el teatro. La avenida La Playa, entre ambos edificios se llenaron de
quioscos típicos, de conjuntos folklóricos, mientras un coche antiguo transportaba pasajeros.
Se dieron regalos a los niños pobres y se premió el concurso de vitrinas.1354
Son innumerables las obras nacidas y promovidas por el Cuadro de Honor, en distintos
momentos, bajo la dirección de sus respectivas presidentas. Han sido ellas:
Virginia Jaramillo de MejíaAmalia S. de ÁngelTulia Restrepo GaviriaPepa Ángel de ZuletaAna Mejía de RestrepoPepa B. de JaramilloBlasina Botero de IsazaAna Jaramillo de ÁngelQuiteria Ángel de ToroCecilia López RestrepoAlicia A. de MejíaLía Jaramillo de UribeAlicia Ángel de MontgomerySofía Ospina de NavarroMaría Escobar de ÁngelConcha Lalinde de ÁlvarezLía Restrepo de VélezSoledad Restrepo Wills
1353 Progreso. 6a época. No 31. Medellín: S. M. P., enero de 19601354 Progreso. 6a época. No 31. Medellín: S. M. P., enero de 1960
444
Teresita Santamaría de GonzálezMagdalena Olano de Jaramillo SierraPaulina Posada de EscobarLuz Castro de GutiérrezLuisa Sandino de RamírezMartha Medina de PosadaHelena Olarte de EchavarríaEugenia Ángel de VélezJesusita Vallejo de Mora VásquezOfelia Echeverri de GaviriaLilliam Posada de MorenoSofía Olano de CanoBertha Duque de MorenoAngela Upegui de EcheverriLuz Gaviria de TieckAlicia González de CuestaLeticia Correa de LópezAna Gómez de SierraBertha Molina de BedoutBernarda Arredondo de UribeLibia González de FonnegraMarilú Nicholls
Hasta principios de los ochenta, la presidenta del Cuadro de Honor ocupaba por derecho
propio la Vicepresidencia de la Junta Directiva de la Sociedad de Mejoras. Con la reforma de
los Estatutos, desapareció la figura de presidenta del Cuadro de Honor, y desde entonces sus
integrantes quedaron en posibilidad de ser elegidas para ocupar la presidencia de la Sociedad,
o cualquier puesto directivo en la entidad. Desde entonces, la presidencia de la Sociedad ha
sido desempeñada por tres mujeres: Ana Gómez de Sierra, Marilú Nicholls y Libia González
de Fonnegra. Este hecho ha mostrado con toda claridad el protagonismo que en ocasiones ha
tenido el Cuadro de Honor dentro de la entidad cívica.
Medalla al civismo y otras condecoraciones
Como una manera de incentivar entre la población los valores cívicos y la puesta en marcha
de iniciativas complementarias a las de sus propios frentes de acción, la Sociedad de
Mejoras, a lo largo de su existencia se ha valido de la creación de algunas condecoraciones,
445
de diferente valor, para premiar a los gestores de una obra urbanística, cultural o social, de
cierta repercusión a nivel regional o nacional.
Ya desde los primeros años del siglo, se estuvo considerando un premio al mejor agente de
policía de la ciudad de Medellín, aunque por problemas presupuestales no se pudo otorgar.
Luego en 1913, se entregó la primera medalla, al empresario Gonzalo Mejía para felicitarlo
por el éxito en la “subida del primer hidroplano por el río Magdalena”.1355
En 1926, la revista Progreso registra la entrega de la “Medalla al Policía”, al agente Luciano
Cuervo, por sus 16 años de servicio, “para contribuir en esta forma al mejoramiento y realce
de la Policía, entidad que debiera merecer, gracias a los servicios prestados, mayor atención
por parte de la ciudadanía”. En 1941 y 1942 se instauró la “Medalla al Maestro”, la cual era
entregada en el día dedicado a estos.1356
Sin embargo, la condecoración más importante creada por la Sociedad ha sido la “Medalla al
Civismo”, como forma de reconocimiento a aquellas personas que se han caracterizado por
proyectar el civismo en el área de trabajo desde el cual se desempeña. Fue creada en 1917,
por iniciativa del doctor Gil J. Gil,1357 y reglamentada por la Junta Directiva de la Sociedad en
el mismo año. Para efectos de la entrega de este premio, se determinó lo siguiente:
“Se entenderá como acto notable de civismo cualquiera acción notoria de abnegación ante el peligro (incendio, abnegación, peste, lucha armada) y un acto notable de generosidad o caridad; un hecho que revele altruismo y espíritu público, ya entrañe sacrificio de dinero u otro bien material, o de tiempo y conocimiento; una labor brillante en favor de la educación o del mejoramiento de las clases obreras; una campaña de sanificación de la ciudad dirigida con método científico y determinada con éxito feliz”.1358
La medalla se otorgaba cada año, y el galardonado era elegido por un jurado especial, con
participación del Cuadro de Honor, el cual se encargaba de organizar el acto de entrega.
Los estatutos de 1950 modificaron el capítulo relativo a la entrega de esta distinción,
quedando como la única mención entregada anualmente a persona o entidad nacional o
extranjera autora de “un acto cívico notable como índice de generosidad, de abnegación, de
heroísmo, de patriotismo, de mérito científico, de progreso moral, intelectual o físico, etc.,
1355 A. S. M. P. Acta No 334, de 17 de marzo de 19131356 Progreso. 2a Época, No 8. Medellín: S. M. P., diciembre de 1926; Ver además los números 27 de 1941 y 41 de 1942.1357 Progreso. 3a Época, No 53. Medellín: S. M. P., noviembre de 1943; además No 28, 6a Época, de 19591358 A. S. M. P. Acta No 496, de 26 de marzo de 1917, ap. II
446
en beneficio de la ciudad de Medellín, del departamento de Antioquia o de la República de
Colombia”. Se trataba de una medalla en oro, marcada con la frase Medalla de Civismo,
acompañada con el año correspondiente. La comisión que la otorgaba estaba conformada
por dos miembros de la Sociedad de Mejoras Públicas, una dama del Cuadro de Honor, dos
personas ajenas a la Sociedad de Mejoras y un miembro de la familia del doctor Gil J Gil,
como homenaje al iniciador de la idea. Esta comisión era autónoma en su gestión y elección
de candidatos y ganadores.1359
La Medalla al civismo ha sido otorgada a las siguientes personas:
1917. Manuel José Alvarez Carrasquilla. Por su contribución al desarrollo urbano de la ciudad.1918. Alejandro Echavarría. Por ser el fundador del Hospital San Vicente de Paúl.1919. Jorge Rodríguez Lalinde. Por sus contribuciones a los estudios estadísticos del país.1920. Señoritas Laura Toro J. y Sofía Correa U. Por dedicar sus vidas a la educación de la niñas pobres de la Escuela Modelo.1921. Leocadio María Arango. Por su contribución a la arborización del Bosque de la Independencia y de otros sectores de la ciudad.1922. Pablo Echavarría. Por haber gestionado la adquisición de la estatua del Libertador, instalada en el Parque Bolívar.1923. Manuel María Escobar O. Por la consecución de algunos créditos en el exterior para el municipio de Medellín.1924. Francisco Luis Hernández. Por haber fundado y hecho progresar la escuela de Ciegos y Sordomudos.1925. José Joaquín Arteaga. Por haberse propuesto inspirar la realización de la Carretera al Mar.1926. Ricardo Olano. Por significar el civismo nacional, por sus desvelos por el urbanismo y su idea del Plano Regulador para Medellín.1927. Apolinar Villa S. Por su labor caritativa en la Sociedad del Hospital San Vicente de Paúl.1928. Luis R. Gaviria. Por haber contribuido eficazmente a la construcción del templo Nuestra Señora del Sagrado Corazón, en Buenos Aires.1929. Jesús M. Duque. Por su benéfica campaña para fundar el Hospital de La María, buscando resolver el problema de los enfermos por la tuberculosis1930. Heliodoro Ríos. “Alias Guayabito”. Por ser un agente de policía que se propuso ser el guardián niños desamparados.1931. Gustavo Uribe Escobar. Por su labor médica, especialmente por su lucha contra el alcoholismo.1933. Ernesto Samper. Por ser uno de los primeros aviadores colombianos.1934. Ricardo Lalinde. Por su dedicación en favor del Cementerio de San Pedro.1935. Germán Olano M. Por haber fallecido en la plenitud de su vida al servicio de la patria como aviador militar.
1359 Progreso. 3a Época, No 16. Medellín: S. M. P., septiembre de 1951
447
1936. Jorge Cock Quevedo. Por ser el promotor de la fundación de grupos de Scouts en el departamento, como escuela de la juventud.1937. José María Bravo Márquez. Por haber creado el Orfeón Antioqueño, notable grupo coral.1938. Antonio J. Ospina. Por determinar la obra de ingeniería sanitaria en la Canalización del río Medellín.1939. María Teresa Ortiz de Vieco. Por ser la madre modeladora del hogar de los artistas Vieco.1940. Hipólito Londoño. Por su filantropía al sostener a más de trescientos niños como si fueran sus propios hijos en el “Orfanato San José”.1941. Carlos Vásquez Latorre. Por su espíritu cívico al propiciar varias obras sociales y culturales.1942. Antonio J. Cano. Por su amor al arte y por su apostolado como rector del Instituto de Bellas Artes.1943. Jorge Restrepo Uribe. Por su visión de progreso al determinar la orientación urbana de la ciudad y su gran interés por la canalización del río Medellín.1944. Miguel Giraldo Salazar. Por la creación y sustento de las Escuelas Populares Eucarísticas.1945. Lucía Echavarría de Villa. Por su magnifica obra social en la Cruz Roja.1946. Juan Pablo González. Por su gran espíritu de caridad y civismo.1947. Gil J. Gil. Por su labor en la medicina colombiana y sus servicios connotados a la educación desde la Universidad de Antioquia. 1948. Guillermo Greiffenstein. Por su hermosa obra de lucha permanente en bien de los leprocomios.1949. Francisco Luis Jiménez. Por su consagración al desarrollo del cooperativismo colombiano.1950. Eugenia Ángel de Vélez. Por su labor sin precedentes para despertar una sensibilidad de ornato y sana alegría de la ciudad.1958. Eduardo Diez Estrada. Por su labor levantando templos en servicio de la Iglesia.1959. Pedro Claver Gómez. Por su gestión al frente de la presidencia de la coordinadora de centros cívicos de Medellín.1960. Teresa Santamaría de González. Por las obras que lideró desde el Cuadro de Honor.1961. Santiago Mejía Herrera. Por su ayuda a seminarios, hospitales y orfanatos del departamento.1962. Juan Botero Restrepo. Por ser el fundador de las Granjas Infantiles.1963. Luz Castro de Gutiérrez. Por ser la fundadora e impulsora de la Clínica de Maternidad que lleva su nombre.1964. Hermanos de las Escuelas Cristianas. Por cumplir 75 años de haber instalado su comunidad en Medellín.1966. Policía Nacional, división Antioquia. Por su labor en el campo de prevención y represión del delito en todas sus manifestaciones.1967. Elías Uribe Uribe. Por sus labores cívico - sociales en la Universidad Pontificia Bolivariana, el cuerpo de Bomberos, la Cruz Roja, la Sociedad Protectora de Animales y la Sociedad de Mejoras Publicas.1360
1360 Progreso. 6a Época, No 49. Medellín: S. M. P., mayo de 1968
448
1968. Tulia Uribe Jaramillo. Por ser la fundadora de la “Casa del Buen Dios”.1361
1969. Hermanos José María y Bernardo Acevedo Alzate. Fundadores de la empresa Haceb, por su promoción del bienestar de sus trabajadores.1970. Monseñor Félix Henao Botero. Por su consagración a la educación superior, en la Universidad Pontificia Bolivariana.1971. Diego Echavarría Misas. Fundador de distintas instituciones culturales, especialmente en Barbosa e Itagüi.1972. Jorge Rodríguez Arbeláez. Fundador del Instituto de Integración Cultural y su recinto de Quirama.1973. Fabrica de Hilados y Tejidos El Hato (Fabricato). Por el obsequio de una fuente para la Plazoleta de San Diego, con motivo de sus bodas de oro.1978. Tulio Botero Salazar. Con motivo de sus 20 años de labor pastoral en la Arquidiócesis de Medellín.1362
1980. Ana Gómez de Sierra.1363 Por sus labores cívicas al frente del Cuadro de Honor.1983. Ricardo Restrepo Arbeláez. Por su trabajo al frente del Comité Regional de Rehabilitación.1983. Clarita Duperly de Restrepo. Por la Fundación Amigos de los Limitados Físicos.1364
1991. Fundación Universitaria Luis Amigó y al Doctor Jorge Restrepo Sierra. El mismo año se entregó un pergamino y la medalla cívica a la Policía Nacional por los 100 años de su fundación.1365
De otro lado, en las últimas décadas la Sociedad de Mejoras Públicas ha otorgado diversas
medallas y pergaminos como condecoraciones a entidades que se han destacado en diversos
frentes de acción. Algunos de los galardonados han sido los periódicos El Colombiano, El
Correo, El Tiempo, y El Espectador1366; instituciones como la Cruz Roja; y personajes
como el doctor Juan Zuleta Ferrer,1367 el ex alcalde de la ciudad Bernardo Guerra Serna1368,
Helena Herrán de Montoya y los socios Fritz Oberndorfer, Antonio Restrepo Arango,
Conrado Montoya Mejía, Jorge Ospina Londoño, Teresita Santamaría de González y José
Ramírez Johns.1369
En el campo de las bellas artes han recibido la Medalla al Mérito en Bellas Artes, la
mezzosoprano Sofía Salazar y la pianista Teresita Gómez.1370
1361 Progreso. 6a Época, No 51. Medellín: S. M. P., diciembre de 19681362 A. S. M. P. Acta No 912, de 12 de enero de 1978, p. 7311363 A. S. M. P. Acta No 912, de 12 de enero de 1978; Acta 974, de 18 de junio de 19801364 A. S. M. P. Acta No 1051, de 15 de junio de 19831365 A. S. M. P. Acta No 1283, de 5 de noviembre de 19911366 A. S. M. P. Acta No 840, de 30 de enero de 19751367 A. S. M. P. Acta No 956, de 8 de mayo de 19771368 A. S. M. P. Acta No 968, de 30 de enero de 19801369 A. S. M. P. Acta No 985, de 14 de octubre de 19801370 A. S. M. P. Acta No 1289, de 21 de mayo de 1992; Acta 1303 de 1993 y 1305, de 16 de septiembre de 1993
449
El día de la madre
Desde 1927 y probablemente desde antes, el Cuadro de Honor se ocupó de la celebración
del Día de la Madre, fecha durante la cual organizaba una velada en el Teatro Bolívar, que
en ocasiones era complementada con una misa en la Catedral Metropolitana, o en otros
lugares de la ciudad.1371
La fiesta era celebrada en el mes de mayo, aunque en ocasiones se variaba el día. En la
década del cuarenta, se empezó a celebrar en el día establecido a nivel nacional, es decir el
segundo domingo del mayo “fecha tradicional para celebrar el Día de la Madre”, hasta
nuestros días.1372
En la fiesta de 1942 el Cuadro de Honor entregó por primera vez el “Premio a la Madre”, que
consistió en la adjudicación de una casa adecuada y con mobiliario decente, a un matrimonio
de obreros con prole numerosa, por una veinteava parte de su valor. Los primeros
beneficiados fueron Fidel J. Ortiz y Rosa María Ramírez, con 14 hijos menores y 5
muertos.1373 La celebración de ese año contó con la presencia de Sofía Ospina de Navarro,
quien asistió en calidad de conferencista; también se brindó un concierto coral y se organizó
un concurso de vitrina para la fecha. Para el año de 1951, se realizó un concurso literario, en
el que resultaron premiados los trabajos “Plenitud” de Francisco Tamayo, y “La madre” de
Aurelio Calle.1374
La semana cívica.
Otra celebración establecida por el Cuadro de Honor de la Sociedad de Mejoras Públicas es la
llamada “Semana Cívica”, organizada en el mes de octubre y noviembre de cada año. En
noviembre de 1941, durante la celebración de este evento se programaron diferentes
actividades cívicas y una fiesta social en el Club Unión, con exposición de trajes típicos de
1371 Progreso. 2a Época, No 11. Medellín: S. M. P., junio de 1927; Ver además el No 9 de 1950.1372 Progreso. 3a Época, No 35. Medellín: S. M. P., mayo de 1942.1373 Progreso. 3a Época, No 35. Medellín: S. M. P., mayo de 19421374 Progreso. 5a Época, No 14. Medellín: S. M. P., mayo de 1951; Ver además: No 35 de 1942
450
diferentes países; y se hicieron desfiles por las nuevas avenidas junto al río, conocidas como
de los Libertadores y de los Conquistadores.1375
La Semana Cívica de cada año tenía un propósito especial. Así por ejemplo, los fondos
recolectados en la Semana de 1943, se dedicaron a los trabajos de recuperación del Museo de
Zea.1376 Un año después la misma festividad consistió en la realización de un “Congreso de
Municipalidades del Valle de Aburrá”, con el fin de identificar y proponer soluciones a los
principales problemas de estos municipios.1377
La Semana en 1950 se organizó entre los días 1 y 8 de octubre, en los cuales se realizaron
diversas actividades, como el concurso de vitrinas, la exposición de flores a cargo de los
silleteros que recorrieron la Avenida la Playa, la Primera Exposición Anual de Artistas
Antioqueños en el Palacio de Bellas Artes, la Exposición “Artistas de Flores” en el Museo
de Zea, además de recitales y conciertos, el Día del Árbol, el Día del Obrero y una misa
solemne.1378
Durante la Semana Cívica se intensificaban las campañas de difusión de valores cívicos y
se dedicaba cada uno de los días a un personaje o ente indispensable en la vida en sociedad.
En 1951 por ejemplo, se conmemoraron: el “Día de la Religión y la Patria”, el “Día de la
Educación”, el “Día de las Flores y los Árboles”, el “Día de las Bellas Artes”, el “Día del
Aseo”, el “Día del Hogar y los Trabajadores”, y el “Día de los Centros Cívicos”.1379
Concursos
Fueron muchos los concursos que con distintos objetivos organizó la Sociedad de Mejoras
Públicas, todos con la intención de inculcar ciertos hábitos y principios para la convivencia
ciudadana, el embellecimiento de la ciudad, la protección del medio ambiente, y otras
finalidades cívicas.
1375 Progreso. 3a Época, No 29. Medellín: S. M. P., noviembre de 1941.1376 Progreso. 3a Época, No 52. Medellín: S. M. P., octubre de 1943; Ver además No 53 de 1943.1377 Progreso. 3a Época, No 66. Medellín: S. M. P., diciembre de 1944.1378 Progreso. 4a Época, No 10. Medellín: S. M. P., julio de 1950; Ver también No 11 de 19501379 Progreso. 4a Época, No 16. Medellín: S. M. P., septiembre de 1951.
451
En 1914, Manuel Tiberio Calle, Comandante de Policía, propuso establecer un concurso
para premiar al dueño del edificio más elegante, cómodo y mejor construido de la
ciudad.1380 Año y medio después, con el apoyo del Concejo de la ciudad, se acordó que el
premio a la mejor fachada se debía distribuir así: 80 % para el dueño de la fachada y el 20
% restante al arquitecto o arquitectos autores del plano y ejecutores de esta.1381
Por medio del acuerdo No 122 de 1916, el Concejo estableció el concurso de fachadas, para
contribuir al “embellecimiento y modernización de la ciudad y fomento de la arquitectura”,
mediante un concurso anual que premiaba la fachada más moderna y hermosa del
municipio de Medellín.1382
En diciembre de 1916 la Sociedad de Mejoras Públicas abrió un concurso para obtener el
mejor modelo de fuentes públicas, con un premio de $10 oro, el cual fue ganado por el
arquitecto Horacio Rodríguez Haeusler.1383 En este mismo campo se abrieron concursos de
planos para edificios públicos, parques y plazas. Algunos de ellos fueron: el Palacio
Municipal, La plaza del Poblado, el arreglo del Parque de Berrío y la reparación del
Colegio de San Ignacio.1384 En 1918 se abre un concurso para la ornamentación de la Plaza
de Cisneros, teniendo en cuenta en el proyecto la inclusión de dos fuentes y la estatua de
Cisneros.1385
Otro tipo de concursos fue el de las vitrinas, otorgado durante la Semana Cívica. Los
orígenes de este evento se remontan a 1918, cuando la Sociedad de Mejoras Públicas
aprobó abrir un concurso “para premiar la vidriera de establecimiento comercial o industrial
más hermosa y artísticamente arreglada”, el cual fue ganado por el almacén de la Fábrica de
Confites y Galleras, y las menciones honoríficas recayeron en los almacenes de Luis Olarte
A. & Hijos, y en Eusebio A. Jaramillo & Hijos.1386 El concurso se repitió un año después,
premiando la vitrina “La Fragua” del Almacén Americano y la de Eusebio A. Jaramillo &
Hijos.1387
1380 A. S. M. P. Acta No 368, de 19 de enero de 19141381 A. S. M. P. Acta No 473, de 21 de agosto de 19161382 Botero Herrera, Fernando. Medellín 1890-1950. Medellín: Universidad de Antioquia, 1996, p. 2061383 A. S. M. P. Acta No 487, de 4 de diciembre de 1916; Acta No 492, de 26 de febrero de 19171384 A. S. M. P. Acta No 490, de 14 de febrero de 1917; Acta No 521, de 17 de septiembre de 19171385 A. S. M. P. Acta No 563, de 2 de noviembre de 19181386 A. S. M. P. Acta No 539, de 11 de marzo de 1918; Acta No 544, de 22 de abril de 19181387 A. S. M. P. Acta No 554, de 3 de julio de 1918
452
Estos son sólo algunos de los concursos abiertos por la Sociedad, pues el recuento exhaustivo
de éstos bastaría para llenar muchas páginas de un libro.
El civismo en los demás municipios antioqueños
Desde comienzos del siglo, a pocos años de haber comenzado actividades la Sociedad de
Mejoras Públicas de Medellín, en otros municipios antioqueños surgieron réplicas de ésta,
que siguieron los mismo parámetros. A partir de la segunda década distintas personalidades
de las localidades más importantes del departamento empezaron a solicitar el envío de los
estatutos de la Sociedad de Mejoras de la capital, con el propósito de crear una corporación
cívica similar en Jericó, Urrao, Bolívar, Sonsón, Amalfi, Santa Rosa, Rionegro y demás
municipalidades. Con el paso de los años y ante el éxito obtenido por las sociedades
constituidas, otros municipios continuaron con el proceso de creación de instituciones
similares.
En algunos casos las nuevas sociedades se crearon con razones sociales diferentes, para
autoidentificarse, aunque la misión y forma de organización siguiera el modelo de la de
Medellín. En 1925, por ejemplo, la Sociedad recibió una comunicación del señor Eduardo
Machado, de Santa Rosa de Osos, informando la instalación en esa ciudad del “Centro
Cultural Católico”, pero aclarando que se trataba de una sociedad similar a la S. M. P. y
solicitando un ejemplar del reglamento de ésta.1388 Sin embargo, esta situación era poco
frecuente, y en mucho casos, luego de funcionar por algún tiempo bajo otra denominación,
finalmente, por influencia de la Sociedad de Medellín, se adoptaba su mismo nombre,
escudo y los estatutos. Incluso las obras emprendidas por estas sociedades de mejoras
municipales reflejaban el modelo de la de Medellín: ornato de parques y calles,
construcción de bancas, organización de festividades, concursos de fachadas...
En 1973, bajo la presidencia de Pedro Pablo Vélez, la Sociedad empezó a preocuparse de
manera sistemática por coordinar las actividades de estas asociaciones cívicas de los demás
municipios. En dicho año el presidente consideró que la junta de la Sociedad debería
enfocar sus esfuerzos hacia la creación de filiales en los municipios antioqueños que
1388 A. S. M. P. Acta No 857, de Octubre 5 de 1925, p. 438
453
carecieran de éstas, al fortalecimiento de las entidades cívicas donde ya estuvieran fundadas
y a lograr un acercamiento “de todas aquellas que por una u otra causa no hayan tenido
nexos en los últimos años con la de Medellín”.1389
En la misma reunión el presidente propuso la creación de unos comités de acción para
organizar un congreso de sociedades a nivel departamental.1390 El primer encuentro de esta
naturaleza se realizó entre los días 29 de noviembre y 1 de diciembre de 1974, con la
asistencia de trescientos delegados, correspondientes a 90 municipios en donde existían
entidades de carácter cívico, “interesados en buscar orientación, estímulo y consejo en la
brújula que, desde Medellín, dirige e interpreta las apetencias cívicas [...]”. En el acto de
instalación de este Primer Encuentro de Sociedades de Mejoras Públicas del Departamento,
verificado en el teatro de Bellas Artes, se contó con la presencia de un representante de la
Presidencia de la República, el doctor Rodrigo Uribe Echavarría; el Gobernador del
Departamento, Jaime R. Echavarría; el alcalde Federico Moreno Vásquez; además de
representantes del ejército, la policía y la Iglesia. Como resultado palpable de este primer
Congreso se puede mencionar la creación de una Federación Departamental de Sociedades
de Mejoras Públicas.1391
En 1977, Jorge Montoya Toro escribió en relación al apoyo y asesoría que brindaba la
Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín a otras asociaciones cívicas del departamento:
“Consecuentes con la política de aglutinamiento, preconizada al convocar el “Primer Encuentro Departamental de Sociedades de Mejoras Públicas” y como resultado de las deliberaciones del mismo, estamos dispuestos siempre a asesorar a aquellos municipios que deseen crear Sociedades similares, indicándoles el trámite legal, facilitándoles la elaboración de estatutos e, inclusive, tramitándoles la correspondiente personería jurídica en la Gobernación del Departamento. Ya hemos tenido oportunidad, en varias ocasiones, de prestarles esta colaboración a nuestros colegas de diversas regiones de Antioquia. Frecuentemente recibimos correspondencia con consultas sobre el particular, y hemos procurado siempre absolver las dudas sobre el particular y contribuir a la solución de los posibles problemas que se presenten.” 1392
1389 A. S. M. P. Acta No 786, de 7 de febrero de 1973, p. 595-5961390 Ibídem.1391 Sociedad de Mejoras Públicas. Balance Cívico. Dos años de labores en la S. M. P. Medellín: (s. e.), 1976.1392 Montoya Toro, Jorge. “Dos años de labores en la Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Balance Cívico. Dos años de labores en la S. M. P. Medellín: (s. e.), 1976.
454
Ahora bien, el éxito de estos encuentros de entidades cívicas del departamento, se ve
reflejada en su permanencia. En el presente año de 1998, se realizará el VI Congreso
Departamental de Sociedades de Mejoras Públicas, en el municipio de Envigado.
Centros cívicos: acción en los barrios.
Durante los años treinta del presente siglo, la Sociedad de Mejoras Públicas promovió la
creación de los llamados Centros Cívicos, réplicas de la Sociedad de Mejoras a escala
barrial, con el fin de que sirvieran de agrupaciones apoyo a su gestión, a la vez que
multiplicadoras del civismo toda la población medellinense. Los centros cívicos fueron
reconocidos por el decreto 2 del 3 de enero de 1938, durante la alcaldía de Jorge
Hernández, y son considerados como los antecesores de la Juntas de Acción Comunal.1393
Conformados por jóvenes y adultos, los centros cívicos de cada barrio lograron desde sus
comienzos adelantar proyectos de arreglo de calles, edificación de puentes, construcción de
alcantarillado, creación y mejoramiento de escuelas, arborización y siembra de jardines,
etc. Contaban, al igual que la Sociedad de Mejoras, con la colaboración de grupos de
mujeres, constituidos a la manera de Cuadros de Honor, “compuestos de las más
distinguidas señoritas de un barrio”. Estos centros cívicos, integrados por un comité de
cinco miembros o “vecinos honorables”, eran elegidos cada año y se reunían cada semana a
debatir los principales problemas de cada comunidad, con el propósito de buscarles
solución.
La historiadora Lucelly Villegas, quien realizó un interesante estudio de caso sobre la
participación de los centros cívicos en el desarrollo del nororiente de Medellín en la
primera mitad del siglo plantea que: “Los miembros de los centros cívicos tenían injerencia
en asuntos de sanidad, embellecimiento, arborización y obras necesarias en los barrios, con
el fin de embellecer, y hacer amable y grata la vida de la ciudad.” 1394
1393 Villegas Villegas, Lucelly. “Poblamiento y vida diaria en el Nororiente de Medellín 1900-1957”. (Tesis). Medellín: Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Maestría en Historia, 1993, p. 2241394 Ibid., p. 225
455
Las atribuciones de los centros cívicos abarcaban casi las mismas áreas de acción que la
Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín, y en última instancia era “el de colaborar con
las autoridades para acelerar el progreso urbano”.1395 Entre las labores que se les asignaron
estaba la de “vigilar las nuevas urbanizaciones y su correcta planeación; que toda casa sea
amplia y con flores, [...] pero es indispensable que no dejen mezclar la política en sus
deliberaciones”.1396
La revista Progreso en sus primeros números de la tercera época (1939), registra la buena
acogida que habían tenido estas asociaciones y los principales logros obtenidos por su
intermedio. Se decía, por ejemplo, que la Sociedad de Mejoras Públicas de la América,
había adelantado un proyecto de construcción de una carretera que uniría a esta fracción
con el Paraje del Corazón, la que se hizo con una pequeña ayuda municipal, con jornales
pagados por la Sociedad de Mejoras Públicas y con el trabajo gratuito de algunos de sus
vecinos. El Centro Cívico de Praga, pos su parte había hecho algunas obras de apertura y
arreglo de varias calles; mientras en el barrio Berlín su centro cívico había construido un
parque al que habían bautizado “Carlos E. Restrepo”.1397
En 1942, la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín acordó convocar a los presidentes
de los centros cívicos para que asistieran a las secciones de la Sociedad de Mejoras
Públicas como miembros honorarios, dándoles la oportunidad así de enterarse de las
labores que ésta adelantaba.1398 Ese mismo año, durante la Semana Cívica celebrada en
octubre, se crearon los llamados “centros cívicos infantiles” al interior de las escuelas
privadas, promoviendo así la educación cívica en estas instituciones. Sin embargo el único
centro cívico de colegio del cual se notificaron algunas labores fue el del Colegio San José,
el cual fue fundado en 1951.1399
Para 1951 existían en la ciudad 26 centros cívicos, de los cuales ocho estaban localizados
en el nororiente, cuyas actividades eran dirigidas por medio de una Coordinadora de la
1395 Progreso. 6a época. No 32. Medellín: S. M. P., febrero-marzo de 1960, p. 51396 Ibídem.1397 Progreso. 3a Época, No 9. Medellín: S. M. P., marzo de 1940; Ver además números 27 de 1941 y No 41 de 1942.1398 Progreso. 3a Época, No 40. Medellín: S. M. P., octubre de 1942.1399 Progreso. 3a Época, No 41. Medellín: S. M. P., noviembre de 1942; Ver también número 16 de 1951.
456
Sociedad de Mejoras Públicas, creada dos años atrás, para evitar la dispersión de esfuerzos
y para la difusión de los buenos proyectos.1400
En 1959 estaban registrados ante la alcaldía de la ciudad 70 centros cívicos en Medellín,
distribuidos en barrios, fracciones y zonas rurales. La coordinadora de centros cívicos, el
alcalde y una comitiva designada especialmente para ello, organizó una serie de visitas a
los barrios populares, con el fin de identificar algunas deficiencias en el funcionamiento de
estos centros cívicos, que eran la administración pública a nivel barrial, con el fin de
corregirlas, y recuperar el sentido de colaboración con las autoridades, que los debía
guiar.1401
Cada año la Sociedad de Mejoras organizaba una reunión con los representantes de todos
los Centros Cívicos, de quienes se esperaba su participación en la salida a los que
consideraba principales problemas de la ciudad. En la década de los sesenta, se buscó su
colaboración en asuntos de policía, como la delincuencia común y existencia de zonas de
tolerancia y prostíbulos en diferentes barrios.1402 Esto parece haberles acarreado alguna
resistencia y problemas con los delincuentes.
En 1965, durante la presidencia de Raúl H Sánchez, se creó una nueva estrategia para
fortalecer los centros cívicos, dirigida al estudiantado de la ciudad, que consistió en la
creación de las Sociedades Estudiantiles de Mejoras Públicas, que llegaron a funcionar en
algunas escuelas y colegios del departamento.1403 Las experiencias más exitosas en este
sentido fueron en el municipio de Caldas, en el colegio de la “Tablaza”; y en los liceos
Gilberto Alzate Avendaño, en el Merymount y en el Colegio Santa Inés.1404 Esta iniciativa
entró a complementar el trabajo de los Centros Cívicos, aunque su existencia y cobertura
fue mucho más efímera.
Ya para entonces, la puesta en funcionamiento de las llamadas acciones comunales
promovidas por las Naciones Unidas y avaladas por el Municipio de Medellín, generó
problemas de competencia, que llevaron a la absorción de los centros cívicos en la nueva
1400 Progreso. 5a Época, No 13. Medellín: S. M. P., marzo de 19511401 Progreso. 6a Época, No 26. Medellín: S. M. P., agosto de 1959; Ver número 27 de 1959.1402 Progreso. 6a Época, No 39. Medellín: S. M. P., noviembre de 1960.1403 Progreso. 6a Época, No 47. Medellín: S. M. P., junio de 1966.1404 Montoya Toro, Jorge. “Dos años de labores en la Sociedad de Mejoras Públicas”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Balance Cívico. Dos años de labores en la S. M. P. Medellín: (s. e.), 1976.
457
estructura político - administrativa. El nuevo movimiento recogía la mayor parte de los
principios que habían inspirado a los centros cívicos. El principio fundamental de las
acciones comunales era: “trabajar con toda la comunidad y por la comunidad”, buscando el
fortalecimiento de la democracia local. No obstante, por la fuerte incidencia que tuvieron
en ellas los partidos políticos, degeneraron en pequeños banquetes burocráticos.1405
Los congresos de mejoras públicas.
La manera en que se organizó y gestó la idea de reunir el primer Congreso de Mejoras
Públicas en Bogotá durante el año de 1917, es relatada por Ricardo Olano, de la siguiente
forma:
“Siguiendo las enseñanzas de la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín lancé a principios de 1917 desde las páginas de la Revista “Colombia” el proyecto de reunir en Bogotá un Congreso de Mejoras Nacionales. Aceptada con entusiasmo la idea por toda la prensa del país, apoyada por varias Asambleas departamentales y por algunas corporaciones científicas, con el concurso invaluable del Ministro de Obras Públicas doctor Vélez, del Gobernador de Cundinamarca doctor Rafael Escallón, y de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, se reunió en Bogotá dicho Congreso el 12 de octubre de 1917. Yo tuve el honor de ser Presidente”.1406
A este primer congreso asistieron como delegados, por parte de la Sociedad de Medellín,
los miembros José A Gaviria, Jorge Rodríguez, Enrique Olarte y Alejandro López.1407 La
organización estuvo a manos de Simón Arango, Félix Salazar, Raimundo Rivas y Eugenio
Ortega. Las ponencias versaron sobre los más diversos aspectos, que reflejaban las áreas de
trabajo de las sociedades de mejoras: City Planning y Urbanización; Vías de
Comunicación; Libertad de Exportación; Expropiaciones por Causa de Utilidad Pública;
Desinfección de Aguas Públicas, Sanificación de los Puertos del Magdalena y Filtros
Públicos; Standards y Especificaciones; Presupuestos Municipales, Vida Municipal;
Estadísticas; Legalización sobre Canalizaciones Eléctricas; Cuerpo de Bomberos;
Constitución de Sociedades de Mejoras Públicas; Ingeniería Municipal y Su Importancia y
Organización; Abonos Químicos y Naturales, Irrigaciones; Cables Aéreos; Mejora de 1405 Progreso. 6a Época, No 47. Medellín: S. M. P., junio de 1966.1406 Olano, Ricardo. Op. cit., p. 91407 A. S. M. P. Acta No 517, de 20 de agosto de 1917; Ver además Acta No. 528, de 6 de noviembre de 1917
458
Ganado Vacuno, Métodos Zootécnicos y Nuevas Razas; Locales para Escuelas Primarias;
Organización Agrícola; y Arborización.
De las ponencias presentadas se pasaron algunas recomendaciones a los concejos
municipales, asambleas departamentales y a las cámaras, las cuales se transformaron en
acuerdos, ordenanzas y leyes.1408 Este congreso aprobó felicitar a la Sociedad de Mejoras
Públicas de Medellín por su labor, a partir de las ponencias enviadas:
“El Congreso de Mejoras Nacionales, oída la exposición del Sr. Delegado Gaviria sobre constitución de sociedades de Mejoras Públicas tributa un voto de aplauso a la [S. M. P.] de Medellín, reconoce su fecundo esfuerzo como escuela de civismo, y la presenta como ejemplo a los municipios de la República”.1409
El segundo Congreso de Sociedades también se organizó en Bogotá (julio de 1920), pero
desde el tercero realizado en Medellín (agosto de 1934), se empezó a desplazar la sede a
diferentes ciudades del país, “con el fin de hacer más sólidos los vínculos de nacionalismo
entre todas las secciones del país”.1410 Estos congresos se convirtieron en un importante
espacio de debate y coordinación de actividades entre las diferentes entidades cívicas del
país. Desde ellos se orientó en las diferentes etapas de la historia de estos entes, las líneas
de trabajo que debían seguir.
El cuarto Congreso, que se llevó a cabo en el mes de septiembre de 1939 en Cúcuta, merece
destacarse, ya que en éste, que contó con la presencia de Jaime Gil Sánchez, Elías Uribe y
Ricardo Olano, como representantes por Medellín,1411 planteó la necesidad que existía en el
país de estudios de especialización y carreras referentes a la arquitectura y al urbanismo.
Esta conclusión se pasó al gobierno, y se dejó en manos de las Sociedad de Mejoras
Públicas de las principales ciudades, gestionar la apertura de estos estudios en las
principales universidades.1412
El quinto Congreso se reunió en Diciembre de 1941 en Bucaramanga.1413 Los delegados por
Medellín presentaron las siguientes ponencias: “Estudios y planos de la rectificación del río
Medellín” por Jorge Restrepo Uribe; “Apuntes sobre propaganda Cívica”, por Elías Uribe;
1408 Progreso. 6a Época, No 29. Medellín: S. M. P., noviembre de 1959.1409 A. S. M. P. Acta No 528, de 6 de noviembre de 19171410 III Congreso de Mejoras Públicas, Medellín 15-22 agosto de 1934. Bogotá: Imprenta Nacional, 1935.1411 Progreso. 3a Época, No 17. Medellín: S. M. P., noviembre de 1940.1412 Progreso. 3a Época, No 20. Medellín: S. M. P., febrero de 1941.1413 Progreso. 3a Época, No 31. Medellín: S. M. P., agosto de 1941; Ver además el No 31 de 1942
459
“Algo sobre trafico”, por Ricardo Olano; y “Rentas fijas para la SMP”, por Antonio
Restrepo Arango. Estas conferencias fueron publicadas por la revista Progreso.1414
El sexto Congreso, que se llevó a cabo en la ciudad de Santa Marta, en diciembre de 1946,
es el último al que pudo asistir don Ricardo Olano como representante de Medellín.1415
Cada uno de los congresos subsiguientes contó con una temática diferente y sus
repercusiones fueron de diversa magnitud. Quizás los más importantes, por lo que
significaron en la historia del desarrollo de las Sociedades en el país, han sido los
siguientes:
- El séptimo (Pasto, 1950), donde se reglamentaron los Congresos y se creó la Federación
Nacional de Sociedad de Mejoras Públicas.1416
- El octavo (Manizales, 1951), en el que se conformó un Comité Ejecutivo Nacional,
conformado por los presidentes de las Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín y Bogotá,
y el del anterior congreso, cuya función sería “velar para que los trabajos de las diferentes
SMP vallan por el mismo camino”.1417
- El noveno (Cali, 1952), entregó la Medalla Nacional del Civismo a José Ramírez
Johns.1418
- El duodécimo (Barranquilla, 1956), permitió acordar la primera reunión plenaria del
Consejo Superior de la Federación Nacional de sociedades de Mejoras Públicas, para junio
de ese año en Medellín, teniendo como objetivo, “unir esfuerzos, compartir iniciativas y
crear espíritu cívico en el país”.1419
- El vigésimo (Bogotá, 1975) que trató exclusivamente el tema de la defensa de los recursos
naturales y la lucha contra la contaminación ambiental,1420 contó con la participación de
especialistas en el campo ambiental, como Julio Carrizosa Umaña, Germán García Durán,
1414 Progreso. 3a Época, No 31. Medellín: S. M. P., agosto de 1942; Ver No 37 de 1942.1415 Progreso. 3a Época, No 79. Medellín: S. M. P., enero de 19461416 Progreso. 5a Época, No 17. Medellín: S. M. P., marzo de 1951; Ver: No 17 de 1952.1417 Progreso. 5a Época, No 17. Medellín: S. M. P., marzo de 1952.1418 Progreso. 5a Época, No 19. Medellín: S. M. P., diciembre de 19521419 Progreso. 6a Época, No 32. Medellín: S. M. P., febrero de 1960.1420 Montoya Toro, Jorge. “Breve historia de la S.M.P. de Medellín”. En: Sociedad de Mejoras Públicas. Medellín ciudad tricentenaria 1675-1975. Medellín: Bedout, 1975. p. 272
460
Enrique Guerrero, Fernando Velasco, Hernando Gándara, Ángel Rodríguez Nieto, Jorge
Ricardo Bernal, Camilo Eduardo Garzón y Hernán Botero Urrutia.1421
- El vigésimo noveno, que se reunió en Medellín en 1985, bajo la presidencia de Carlos H
Hincapié,1422 tuvo como tema central el autoanálisis de la institución,1423 bajo el lema: “El
papel de la sociedad de Mejoras Publicas en el desarrollo de las comunidades y como
formadores de conciencia cívica.”1424
Tabla No 7. 1 Algunos de los Congresos de Mejoras Publicas
CONGRESO FECHA CIUDAD
I Octubre 12 a 20, de 1917 Bogotá
II Julio 14 a 20, de 1920 Bogotá
III Agosto 15 a 22, de 1934 Medellín
IV Septiembre de 1939 Cúcuta
V Diciembre 20 a 26, de 1941 Bucaramanga
VI Diciembre 17 a 20, de 1946 Santa Marta
VII Diciembre 16 a 20, de 1950 Pasto
VIII 1951 Manizales
IX Octubre 11 a 14, de 1952 Cali
X Octubre 12 a 15, de 1953 Bogotá
1421 XX Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas. Bogotá, marzo 5 a 9 de 1975. Bogotá: Sociedad de Mejoras y Ornato, 1975.1422 Progreso. 7a Época, No 78. Medellín, 1989.1423 A. S. M. P. Acta No 1106, de febrero 20 de 1985, p. 090 - 0911424 XXIX Congreso Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas. Autoanálisis de funcionamiento de sociedades de mejoras públicas. Medellín: Federación Nacional de Sociedades de Mejoras Públicas, 1985, p. 28
461
XII Febrero 5 a 10, de 1956 Barranquilla
XIII Tunja
XIV 1959 Armenia
XV 1960 Cúcuta
XVI 1961 Pasto
XVII Agosto 14 a 18, de 1969 Medellín
XXII 1977 Sogamoso
XXIII 1978 Calarcá
XXIV Junio 8 a 10, de 1979 Cali
XXIX. Agosto 7 a 10, de 1985 Medellín
XXX Octubre 31 a 2 de noviembre, 1987 Cali
Agosto 13 a 16, de 1993 Cartagena
ANEXOS
Presidentes de la Sociedad de Mejoras Públicas
Dr. Carlos E. Restrepo 1899
Sr. Cipriano Rodríguez 1899
Sr. Antonio J. Duque 1901
462
Sr. Gonzalo Escobar 1903-1904
Sr. Enrique Olarte 1905
Sr. Gabriel Martínez 1906
Dr. Alejandro López 1907
Sr. Alberto Ángel E. 1908
Sr. Gabriel Latorre 1909
Sr. José A. Gaviria 1910, 1916, 1936
Sr. Luis Mariano Olarte 1911
Sr. Juan Martínez 1912
Sr. Ricardo Greiffenstein 1913, 1917, 1924
Sr. Valerio Tobón 1914, 1920
Sr. Enrique A. Gaviria 1915
Sr. Ricardo Olano 1918, 1926
Sr. Guillermo Echavarría M. 1919, 1959-1960
Dr. Gil J. Gil 1921, 1925, 1946-1947
Sr. Guillermo Johnson 1923
Sr. Jesús Restrepo Olarte 1927
Dr. Francisco Cardona Santa 1928
Dr. Martín Rodríguez 1929
Sr. Juan Jaramillo M. 1930
Dr. Ricardo Uribe Escobar 1931
Dr. Fernando Estrada 1931
Sr. Ricardo Lalinde 1932
Dr. Juan de la Cruz Posada 1933
463
Dr. Rafael Toro G. 1934
Dr. Jorge Restrepo Uribe 1935, 1940
Dr. Adolfo Molina 1937
Dr. León Londoño 1938
Sr. Joaquín G. Ramírez 1939
Dr. José Ramírez Johns 1941, 1950-1951-1952-1953-1954-1955-1956
Sr. Elías Uribe Uribe 1942
Sr. Joaquín Jaramillo Sierra 1943-1944, 1962
Sr. Antonio Restrepo Arango 1945
Sr. Marco A. Peláez 1948
Dr. Manuel Tiberio Yepes 1949
Dr. Alfonso Uribe Misas 1957-1958
Dr. Rafael Betancourt Vélez 1961
Sr. Joaquín Jaramillo Sierra 1962
Sr. Arturo Uribe Arango 1963
Dr. Raúl Héctor Sánchez Mesa 1964-1965, 1969
Sr. Mario Gil Sánchez 1966-1967
Dr. Julio Echavarría H. 1968
Sr. Luis Bernardo Gómez 1970-1971
Dr. Eugenio Quintero Prieto 1971
Sr. Pedro Pablo Vélez Restrepo 1972-1973
Dr. Pablo Edgar Gómez G. 1974, 1976
Dr. Santiago Herrera Gómez 1976
Sra. Ana Gómez de Sierra 1977, 1979
464
Sr. Antonio Castrillón H. 1979
Srta. Marilú Nicholls S. 1980, 1982
Dr. Darío Restrepo Rendón 1980
Mgr. Néstor Giraldo Ramírez 1982, 1984
Dr. Carlos Horacio Hincapié Abad 1984-1985, 1989
Sr. Fritz Oberndorfer 1986-1987
Sr. Roberto Mejía Toro 1988
Sra. Nelly Velásquez de Vásquez 1991
Dr. Ernesto Santiago Uribe Olarte 1992-1993, 1995, 1996, 1998
Sra. Libia González de Fonnegra 1994
Dr. Fernando Arango Sierra 1997
Miembros actuales de la Sociedad de Mejoras
Fernando Arango Sierra
Héctor Guillermo Echeverri A.
Luz Gaviria de Tieck
Alicia González de Cuesta
Libia González de Fonnegra
Amanda Gutiérrez de Maldonado
Carlos Horacio Hincapié Abad
Gonzalo López Gaviria
Enrique Márquez Cárdenas
Elizabeth Maya Maya
465
Roberto Mejía Toro
María Libia Pérez Ospina
María Cecilia Sanin Posada
Titania Truco de Truco
Cecilia Uribe de Monsalve
Ernesto Uribe Olarte
César Valencia Jaramillo
Elvia Varela de Álvarez
Didier Vélez de Vélez
Olga Vélez de Múnera
Tulia Villamil de Peláez
Humberto Salazar Guzmán (Revisor).
Condecoraciones recibidas por la Sociedad
Cuatro medallas de oro en la “Exposición Antioquia 1923”.
Medalla “Sociedad del civismo” a la S. M. P. de Medellín (1924).
Cuadro de Plata de la S. M. P. de Pereira (1929).
Cruz de la Orden de Boyacá, en categoría de Caballero (1949).
Estrella de Antioquia, en calidad de plata, obtenida por el Cuadro de Honor (1949).
Medalla “Gonzalo Jiménez de Quesada”, de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá
(1949).
Medalla de la S. M. P. de Barranquilla (1949).
Medalla de Oro S.M.P. Pasto (1949).
Placa de la Academia Antioqueña de Historia (1949).
Tarjeta de Oro de la Escuela de Ciegos y Sordomudos (1949).
466
Tarjeta de Oro de la S. M. P. de Manizales (1949).
Estrella de Antioquia, en calidad de oro (1977).
Cuadro de la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá.
Cuadro Honorífico de la S. M. P. de Bucaramanga.
Placa de Bronce, del Congreso de la República, en el primer aniversario de su fundación.
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES
Fuentes primarias
Archivos y prensa
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Libros
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