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La Primera Misa
Al despedirse Jesucristo de sus discípulos tomó el pan y lo convirtió en su
cuerpo, tomó el vino y lo convirtió en su sangre, y
se los dio a comer y a beber; así dijo la primera
Misa.
En la Misa tenemos al Cristo que muere por nosotros.
Y en la Misa
tenemos al Cristo que resucita
para nosotros.
En la Misa Cristo consagra el pan y los trasforma en Él.
En la Misa Cristo consagra el vino y lo trasforma en Él.
En la Misa el sacerdote es tan solo un ministro de
Cristo
Sin consa-grar la hostia es pan y el vino es vino.
El pan y el vino consa-grados
son Cristo.
A la hora de la comunión Cristo se entrega a todos
los que la reciben.
No olvidemos ir a Misa cada
domingo y procurar
recibir a Jesús en la
comunión.
Cristo resucitado en
ese acercamiento sacramental
vendrá para ser nuestro guía,
fortaleza y consuelo.
Cristo será la fuente de nuestra alegría.
Para hacer una buena comunión
se requieren
cuatro cosas:
1.- No tener ningún pecado
mortal. Si solo tengo pecados
veniales sí puedo
comulgar.
2.-Haber guardado el
ayuno eucarístico.
3.- Acercarse a comulgar
con devoción,
pensando a quién voy a
recibir.
4.- Caer en la cuenta de
que en el momento de
comulgar recibo a
Jesucristo, Nuestro Señor.